sábado, 17 de agosto de 2030


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miércoles, 21 de octubre de 2020

GWHC41. El choque definitivo

En una dimensión atemporal y compuesta por partículas elementales un grupo de extrañas criaturas dotadas de grandes poderes se había reunido. Aburridas de no tener rival, decidieron entretenerse un poco.

 

- ¿Qué podríamos hacer? - Preguntó una de ellas con tono masculino. -

-Algo que nos divierta. - Afirmó otra, varonil también pero más grave. -

- ¿Qué tal si jugamos con esas criaturas tan simples? - Quiso saber una con voz femenina y algo chillona. -

-Estaría bien. - Convino otra voz de mujer que sonaba más sensual. -

 

            Se fijaron en algunas otras dimensiones y pusieron los ojos en varios de esos seres que, siendo inferiores a sus ojos, podrían pese a todo proporcionarles un rato de esparcimiento.

 

-Ese mismo, tiene buena pinta. - Indicó la primera de esas voces masculinas. -

-Deberíamos consultarlo al responsable de este universo. - Indicó la voz chillona. -

-Ya me ocupé de eso. - Aseveró la otra voz de mujer con tono más aterciopelado. -

- ¿Puso algún inconveniente? - Quiso saber la voz de hombre más grave. -

-En cuanto conjuré ante él una interminable sucesión de lo que llamó manjares dijo que hiciéramos con esa criatura lo que nos apeteciese. - Respondió su sensual interlocutora. -

-Vamos allá, pues. - Les indicó la voz varonil menos profunda, fijándose en ese extraño ser de largos cabellos morenos elevados hacia arriba, que iba montado en un curioso artefacto. -

 

            Era una mañana de agosto bastante calurosa, tenía muchas ganas de irse a entrenar, puede que nadar un poco luego, pero antes debía terminar de arar todo el campo.

 

-No sé por qué mi esposa se empeña en que use este tractor. Podría hacerlo yo mismo mil veces más rápido. - Pensaba no sin algo de fastidio. - Y además voy teniendo hambre.

 

            Estaba en esas disquisiciones cuando una voz de hombre sonó a su alrededor, aunque no podía ver a nadie.

 

-Hola, extraña criatura. - Escuchó como saludo. -

 

            En un principio creyó que podría ser la radio del tractor, pero la tenía apagada. O puede que el ruido del vehículo le hubiese hecho una mala pasada. Decidió detenerlo y apagar el motor.

 

- ¿Quién es? - Preguntó por si acaso. -

- ¿Deseas divertirte un poco con nosotros? - Fue la propuesta que oyó, esta vez proveniente de una voz femenina y bastante aterciopelada. -

- ¿Divertirme? ¡Qué más quisiera! Pero tengo que acabar de arar este campo. - Respondió. -

- ¿Arar? ¿Qué es eso de arar? - Quiso saber la vocecilla más infantil. -

-Pues consiste en hacer surcos en la tierra para poder plantar las semillas. - Le explicó el perplejo individuo. -

-Eso no es problema. - Escuchó contestarle a otra voz varonil mucho más grave. -

 

            Atónito vio que, en un abrir y cerra de ojos, todos los surcos de la parcela que le faltaban por trazar ya estaban hechos.

 

-Vaya, muchas gracias. - Dijo. -

- ¿Puedes divertirte ahora con nosotros, extraña criatura? - Oyó a una voz femenina que le daba la impresión de haber sonado algo aniñada. -

-Pues creo que sí, no veo porqué...

 

            Ni le dio tiempo a terminar la frase. De pronto estaba en medio de la nada y en plena oscuridad. Al menos constató que era de noche, las luces de una gran ciudad iluminaban todo lo que era capaz de abarcar con la vista.

 

- ¿Dónde estoy?

-Esperando a tu rival. - Le contestó esa voz de hombre más serena y menos grave, que oyese en primer lugar. - Una peligrosa guerrera intergaláctica.

- ¿De veras? ¿Es muy fuerte? – Quiso saber ese hombre, con mucha curiosidad. -

-Tanto o más poderosa que tú. - Le aseguró la voz de hombre más ruda, sugiriéndole. - Deberías detenerla antes de que sea una amenaza.

-Vaya, lo intentaré. - Afirmó ese joven. -

 

            Se dispuso a hacer algunos ejercicios de calentamiento estirando un poco las piernas y con algunas flexiones. Aunque enseguida preguntó.

 

- ¿Dónde está? No siento su Ki. ¿O es que es alguna especie de diosa?

-Algo parecido. - Respondió burlonamente esa voz de mujer más infantilizada. -

-Enseguida acudirá a tu encuentro. Puedes emitir algo de tu poder si deseas atraerla. - Le sugirió la voz de mujer sensual. -

-Eso es fácil. - Convino aquel chico. –

 

            Quiso emitir en efecto algo de su energía, pero por alguna causa que desconocía era incapaz de lograrlo.

 

-No lo entiendo. No puedo usar mi fuerza. – Dijo desconcertado. -

-No temas, nosotros lo arreglaremos. - Afirmó la voz de hombre más comedida. -

 

            Y al instante siguiente el joven pudo emitir una gran oleada de energía.

 

-Esto ya está mejor. - Sonrió satisfecho. -

 

            A pocos kilómetros de allí, en una bonita casa unifamiliar, una muchacha se despertó de pronto.

 

- Algo está sucediendo. - Se dijo Usagi. - He sentido una fuerza muy grande...

 

            Había tenido un sueño de lo más extraño. Vio una figura que brillaba en un tono dorado. La estaba llamando. Se despertó a media noche. Salió de casa para poder transformarse sin ser vista. Ya como Sailor Moon corrió hacia la Torre de Tokio. Elevando la vista hacia la parte más alta de dicha torre creyó ver esa misma figura suspendida en el aire.

 

- ¿Quién eres? - Preguntó sin obtener respuesta. -

 

            Percibió un enorme poder. Ella misma preparó su cetro por si debía enfrentarse con quien quiera que fuese. Aquella silueta entonces descendió hasta el suelo. Al posarse y a la luz que emitía Usagi pudo discernir a un hombre de mediana estatura, con los cabellos elevados en desafío a la gravedad, brillando en aquel color dorado. Estaba realmente musculado y parecía ser muy fuerte. Entonces aquel tipo extendió una mano y la atacó con un rayo de energía. Ella apenas pudo apartarse. La explosión arrasó parte de la calle, aunque no se extendió mucho.

 

- ¡Por el poder del cristal de la Luna plateada! - Exclamó la guerrera de la Luna lanzando su ataque. -

 

            Ese tipo lo esquivó con una celeridad inaudita. Jamás había visto nada igual.

 

- ¡Qué rápido se mueve! - Pudo exclamar Usagi. -

 

            Y de pronto, tanto ella como su adversario estaban en otra parte. Una especie de desierto. Él le dedicó una mirada entre curiosa y expectante. No tardó en concentrar una gran bola de energía entre sus manos, llevándose estas a la cintura y ladeándose un poco, exclamó.

 

-¡Kame…ha…me…ha!...

- ¿Qué? - Inquirió Usagi, para protestar. - ¡Oye, que no sé idiomas raros! - Le gritó. -

 

            Y una ráfaga enorme de energía azulada brotó de entre las manos de aquel individuo. Ella se apartó rápidamente dejando que pasara de largo. Al cabo de unos segundos una tremenda explosión atronó el lugar. Entre perpleja y horrorizada, Usagi observó elevarse una especie de hongo hacia el cielo. Daba la impresión de ser una explosión nuclear. Visiblemente enfadada se encaró con aquel tipo y replicó con su ataque mágico que esta vez alcanzó a su contrincante. Aunque este, lejos de desaparecer o sufrir ningún daño, comentó entre atónito y admirado.

 

- ¡Qué colores tan bonitos! Ese juguete tuyo ¿dónde se vende?

- ¡Oye tú! Pelo tieso. ¿Qué te has creído? No te metas con mi ataque Moon Theraphy Kiss. Además, te has atrevido a lanzar una bomba en un paraje natural. Aunque sea un desierto. Que, por cierto, no sé cómo he llegado aquí. Bueno…eso no importa. Iba diciendo que también hay seres vivos, plantas y animales que viven en él. Y yo, la Guerrera de la Luna, no permitiré que arruines un variado ecosistema. Así que, en nombre de Luna, te castigaré.

 

            Eso le sonó muy raro a ese muchacho. Se encogió de hombros y replicó.

 

- ¿Bomba atómica? ¿Qué dices? Solamente ha sido una onda de energía. Y no sabía que estuviera prohibido pelear aquí.

- ¡Tú estás mal de la cabeza! - Le reprobó Usagi, alegando. - Y ¿a dónde me has traído si puede saberse?

- ¿Yo? - Se señaló aquel robusto tipo, colocando un dedo sobre su pecho. - A ningún sitio, has sido tú la que ha elegido este campo de batalla.

- ¿Qué estás diciendo? - Se sorprendió la muchacha, rebatiendo aquello de plano. - Yo no he elegido nada, me has trasportado tú. ¿Y de qué batalla hablas? ¿Se puede saber quién eres y qué quieres?

 

            Ahora pudo observar mejor a ese individuo. Lucía una especie de kimono de color rojo, también llevaba un bastón atado tras la espalda.

 

-Esto es muy raro. - Afirmó ese chico, añadiendo. - Disculpa, no me he presentado. Me llamo Son Goku. Estaba arando con mi tractor cuando unas voces me dijeron que eras una diosa super poderosa y que podía luchar contra ti para evitar que fueras una amenaza.

- ¿Una amenaza yo? ¿Amenaza para quién? ¿Qué voces? - Replicó la chica en una sucesión de preguntas que evidenciaban su estupor. -

-Ya te lo he dicho. Unas voces que comencé a escuchar cuando estaba trabajando en el campo. Me dijeron que podía medir mis fuerzas contra ti y me llevaron a esa ciudad tan grande. Como parecía estar muy poblada, y me advirtieron que podrías ser una amenaza, les pedí que nos llevasen a un sitio en el que pudiéramos pelear sin destruir nada, ni hacer daño a personas inocentes. - Respondió el ahora perplejo muchacho. - Me contestaron que tú te ocuparías de eso...

 

            Y para asombro de Usagi dejó de brillar y sus cabellos pasaron a ser de color negro. Caminando despacio se aproximó hasta ella, aunque la guerrera de la Luna mantuvo su guardia, apuntando a ese tipo con su cetro.

 

-Aunque cuando le ataqué no le produjo el menor efecto. Y si se ha preocupado de no herir a ningún inocente. Eso quiere decir...- pensó ella. -

-Oye, disculpa si te he molestado. Solamente quería enfrentarme a alguien ultra poderoso. - Se explicó él, cuando llegó a apenas un metro de la chica, para agregar. - La verdad, no me pareces mala persona.

-Pues claro que no soy mala persona. Soy una chica de lo más sociable y divertida, y muy amiga de mis amigos. Cualquiera que me conozca te lo podrá decir. - Se reivindicó ella con algo de indignación en su tono. -

 

            Sin embargo, ese enfado fue cediendo y al observar el gesto desconcertado de aquel joven, tuvo que admitir.

 

-Tampoco tú eres malo, o mi ataque te hubiera eliminado. No tiene sentido que luchemos.

-Pues ahora que lo dices, no. ¿Cómo te llamas? - Quiso saber Son Goku. –

 Parte 2

 

-Soy la guerrera que lucha por el amor y la justicia, Sailor Moon. - Replicó la interpelada. -

-Bonito nombre. - Repuso él fijándose en el vestuario de esa chica. -

 

            La verdad era original, un corpiño rematado con un lazo en el pecho, una minifalda, botas blancas hasta las rodillas con algo de tacón y un par de alas o algo similar, a la espalda. Llevándose una mano a la barbilla, Goku no pudo evitar preguntar.

 

-Tu uniforme es muy chulo, pero ¿puedes pelear cómoda vestida así?

           

            Eso extrañó y azoró a Usagi a partes iguales, pero no tardó en responder.

 

-Hasta ahora, sí. Bueno, mis adversarios suelen llevar cosas parecidas. Lo cierto es que una vez Sirena de Aluminio nos preguntó si no nos daba vergüenza ir con faldas tan cortas, y por supuesto, le dijimos que no. - Confesó. -

-En fin, si no quieres que peleemos más. Deberíamos volver cada uno a nuestra casa. - Opinó el chico. -

-Eso está muy bien, pero. ¿Cómo volvemos? Para empezar, no tengo ni idea de donde estamos. - Le contestó ella. -

-Pues ahora que lo dices, yo tampoco. No creo que esto sea parte de la sala de entrenamiento del palacio celestial. - Consideró Son Goku. -

-Pues en una ocasión, recuerdo que tuve que entrar con mis compañeras en casa de un científico que tuvo una situación similar, el espacio dimensional o lo que sea, se puso patas arriba. -Le contó Usagi para extenderse. - ¡Luego una semilla dimone nos retó a un montón de juegos para poder salir, pero hizo trampas...

-No tengo ni idea de lo que me hablas. - Confesó Goku, aunque enseguida dijo con tintes más animados. - ¡Espera, hablando de ideas, se me ocurre una!

 

            Volvió a concentrar energía brillando una vez más, sus cabellos volvieron a ese tono dorado y después para pasmo de Usagi, pasaron a un color azul celeste.

 

- ¡Oye! ¿Es que llevas un juego de luces de colores dentro del pelo? - Le preguntó la muchacha, afirmando hasta diríase que divertida ahora. – Podrías trabajar como adorno de Navidad en los grandes almacenes de la calle diez.

- ¡Qué va! Es mi energía. - Le respondió despreocupadamente él, explicando. - Depende de la fuerza de tu Ki, puedes pasar de un estado de super saiyajin a otro...

- ¿Super qué? - Inquirió su desconcertada interlocutora. -

- ¡Ah, perdona! - Sonrió algo tontamente él, llevándose una mano al cogote, para aclarar. - Es que no te lo he dicho. Creí que lo sabrías, yo soy un saiyajin. A veces nos llaman guerreros del espacio. Mi raza de origen se dedicaba a conquistar planetas. Aunque yo no hago eso. Bueno, en realidad me enviaron a la Tierra para conquistarla cuando apenas era un bebé. Pero entonces mi abuelo me encontró...

 

            Usagi abrió los ojos como platos. ese tipo no le daba mucha impresión de estar en sus cabales. Enseguida le hizo notar.

 

- ¿Saiyajin? ¿Tu raza se llama verdurita? Al menos, eso significa en japonés. - Le aclaró la muchacha esbozando una divertida sonrisita. -

- ¿De veras? No me había dado cuenta. - Sonrió a su vez él para centrarse en lo que les ocupaba y explicar. - Voy a lanzar un rayo potente de energía, para ver si abro una brecha en esta dimensión y podemos salir.

-Supongo que por probar nada se pierde. Te ayudaré. - Se ofreció ella. -

-Vale, pues si te parece, combinamos nuestras fuerzas a la de tres. - Le indicó Goku.-

 

            Y tras desgranar la cuenta, él invocó su poder.

 

-Kame...hame…

 

            Y en tanto ella hizo lo propio.

 

-Moon...therapy....

 

-¡Haaa!.- Exclamó Goku emitiendo una enorme ráfaga de energía.-

- ¡Kiss! - Remachó a su vez Usagi haciendo lo propio con su ataque.-

 

            Ambos se unieron formando un remolino espiral multicolor que impactó en las alturas, entonces una gran explosión les lanzó a ambos al suelo. Aunque el cielo siguió luciendo en un azul imperturbable.

 

- ¡Vaya! No ha dado resultado. - Suspiró Goku. -

-No lo parece, desde luego. - Convino Usagi. -

-Pues algo habrá que hacer, a estas horas me muero de hambre. - Afirmó él palpándose su vacío estómago. -

 

            Las tripas de ella también sonaban. No podía estar más de acuerdo con su nuevo aliado. Y pensando en eso, le preguntó, al hilo de lo que él mismo le comentase.

 

- ¿Qué voces eran esas?

-Pues cuatro en total. - Le contestó su interlocutor, admitiendo. - Hace un buen rato que no las escucho.

-Pues podrías llamarlas, a ver si nos sacan de aquí. - Le sugirió su contertulia. -

-Tienes razón. Si nos han traído lo justo sería que nos devolvieran a casa. – Sentenció Son Goku exclamando. - Eh, vosotros, quien quiera que seáis. Ya no vamos a pelear más. Queremos volver a nuestra casa.

-Sí, eso… que tengo cosas que hacer. - Añadió su acompañante. -

 

            Pero pasados unos instantes no recibieron respuesta alguna y continuaban allí. Con los brazos en jarras, Sailor Moon suspiró contrariada.

 

- ¡Pues qué bien! - Sentenció con sarcasmo. - Tendremos que recorrer este sitio, a ver si encontramos una salida.

-Sí, lo veo bastante complicado. - Afirmó Goku, alegando. - Si quieres puedo llevarte volando.

 

            Esa propuesta le sonó bastante rara a Usagi, aunque mirándolo bien, sería mejor que andar.

 

- ¿No te cansará tener que llevarme? - Quiso saber con prevención. -

-Descuida. No debes de pesar mucho. - Afirmó él sin dar la impresión de preocuparse por ello, a la par que alegaba. – Te advierto que no será muy cómodo, eso sí. Si tuviera mi nube mágica podríamos ir sentados en ella.

- ¿Nube mágica? - Exclamó la joven. -

-Sí, es una nube genial. Los puros de corazón pueden subirse a ella y los lleva a donde quieran. - Le contó su interlocutor. -

-Pues sería estupendo tener una nube así. - Convino Usagi. -

-Probaré a llamarla a ver...- Se ofreció Goku, quien, haciendo bocina con ambas manos, elevó su vista hacia el cielo y gritó. - ¡Nube mágica!

 

            Empero, tras algunos segundos de espera, nada sucedió. El chico se encogió de hombros para alegar algo envarado.

 

-Es que hace mucho que no la uso. Además, ahora que recuerdo, se la di a mi hijo Son Gohan…

- ¿Tienes un hijo? - Se sorprendió Usagi. -

-Realmente tengo dos, Son Gohan el mayor y Son Goten, el pequeño. - Matizó su interlocutor, añadiendo con orgullo. - También tengo una nieta, se llama Pan.

- ¿Una nieta? Quién lo diría, se te ve muy joven. - Declaró sinceramente Usagi pensando que, con esos nombres, su interlocutor más que una familia tenía un menú completo. -

-Muchas gracias, es que los saiyajin nos mantenemos jóvenes durante mucho tiempo. - Se sonrió Goku llevándose una mano al cogote. -

-Yo tengo una hija…bueno, en realidad, la tendré. Es que vino a verme desde el futuro, se llama Usagi como yo. Pero la llamamos Chibiusa para distinguirnos. - Le contó a su vez su contertulia. -

- ¿No te llamabas Sailor Moon? - Se extrañó Goku. -

-No, verás… es que ese es el nombre que uso como heroína, para combatir el mal. Pero mi nombre de verdad es Usagi y mi apellido es Tsukino. Y también me llamo Serenity, pero eso es en otra encarnación.

-Es complicado. - Opinó su interlocutor quien pese a todo manifestó con tinte solidario. - Pero te entiendo, mi nombre saiyajin es Kakaroto. Fue mi abuelo Son Gohan el que me llamó Son Goku cuando me encontró.

- ¿No decías que Son Gohan era tu hijo? - Inquirió la desconcertada Usagi. -

-Sí, también. Es que le pusimos el nombre de mi abuelo. - Le contó Goku. - Lo cierto es que mi esposa Chi-Chi, a la que también llaman Milk, y yo, estuvimos pensándolo mucho, y su padre quiso ayudarnos con una larga lista de posibilidades…a cuál más embarazosa…

 

            Desde luego, Usagi pensó lo que ese tipo era realmente pelicular. ¡Él y su familia! Volvió a percatarse de que casi todos tenían nombres de comida. Y eso le recordó que su estómago ya resonaba y pudo suspirar.

 

-Tengo mucha hambre…

-Y yo. - Convino Goku añadiendo. - Voy a buscar algo de comer.

-Pues no veo nada por aquí. - Aseveró la joven. -

 

            Pero su compañero ya estaba rebuscando entre la arena y para horror de Usagi dio con un escorpión que sujetó de la punta de la cola, levantándolo en vilo…

 

-Mira. Ya tenemos el aperitivo. - Sonrió él. -

-¿Queee?- Exclamó la asqueada muchacha.- ¡No lo dirás en serio!

-Claro, de pequeño me comía lobos, ciempiés, y cualquier cosa. ¡Hasta filetes de dinosaurio! Quizás ese de los filetes era más mi hijo Son Gohan que yo. - Matizó. -

- ¡Tú alucinas! No me comería eso ni en sueños. - Sentenció la espantada chica. -

- ¡Pues como no te saques un restaurante del bolsillo! - Se rio Goku. -

 

            Entonces el joven quedó pensativo, se llevó la mano con escorpión incluido a la frente y dijo.

 

- ¡Ay! Me ha picado. - Se quejó frotándose la frente, no sin antes lanzar a ese bicho a kilómetros de distancia. -

- ¿Qué? - Gritó la horrorizada Usagi, preguntando con total desasosiego y desconcierto. - No sé, ¿Qué hago? ... ¿Estás bien?

-No pasa nada, duele un poco eso sí. - Repuso él, apretándose un poco la frente para añadir restándole importancia. - Pero no ha podido atravesarme, ¡Ja, ja! Tengo la cabeza muy dura…

 

            Tras suspirar largamente de alivio, su contertulia se sentó sobre la arena, abrazándose las rodillas.

 

-Anda, no vuelvas a darme un susto como ese. - Le pidió la todavía taquicárdica muchacha. -

-Tranquila. Es que justo te dije eso del restaurante, me acordé. -Le comentó él, llevándose una mano a su pantalón. -

 

            De un bolsillo de este extrajo una especie de tubito alargado, con un número tres que estaba pintado en él. Y declaró animado.

 

-Siempre lo olvido. Mi amiga Bulma me regaló esto. Es una inventora realmente increíble. Para cuando tenga hambre o quiera descansar, me dijo.

- ¿Qué llevas ahí, algunas pastillas alimenticias de esas de los astronautas? - Le preguntó la atónita Usagi. -

-No, mucho mejor. - Sonrió su interlocutor. -

 

 

Parte 3

           

Apretó un botoncito de aquella especie de ampolla y la tiró al suelo a cierta distancia. Entonces se oyó un “pum” y ante los estupefactos ojos de su acompañante una casita unifamiliar bastante mona apareció de la nada.

 

-Pero ¿cómo has hecho eso? - Quiso saber la perpleja chica. -

-Es fácil. Un invento del profesor Brief, el padre de Bulma. Se llama cápsula Hoi-poi. Se hicieron multimillonarios con la patente. Mi amiga los ha perfeccionado muchísimo. – Le contó Goku. -

- ¡Alucinante! - Musitó Usagi. -

-Pues vamos dentro. - La invitó su contertulio. - Se estará mejor que aquí fuera, ya va haciendo calor, ¿no crees?...

 

            Tras asentir ella, Goku abrió la puerta y entraron. Aquello era fenomenal. Una casita completa con un salón, cocina, baño y hasta una habitación. Aunque lo primero era lo primero. Usagi fue a usar el cuarto de baño porque ya llevaba un rato teniendo ganas de ir y Goku se dirigió a la cocina, descubriendo con alegría que su amiga había tenido la previsión de llenar el refrigerador y la despensa hasta los topes.

 

- ¡Qué bien me conoce Bulma! - Se sonrió. -

 

            Su nueva amiga se le unió en la cocina, había revertido su transformación y lucía como una muchacha corriente, suspirando agradecida para musitar.

 

-Hasta las guerreras del amor y la justicia tenemos que ir al baño de vez en cuando. ¡Menos mal!

-Oye. - Le preguntó el atónito joven. - ¿Tú quién eres?

-Soy Usagi. - Le contestó ella, sin comprender. -

-No te pareces en nada. - Observó su interlocutor. -

 

            Y es que, próximos a un cercano espejo, el reflejo de la muchacha era el de una chica de rasgos orientales, con pelo tono caoba y ojos color café. Goku entonces le preguntó realmente intrigado.

 

- ¿También tú puedes modificar el color de tu pelo y ojos cuando emites energía?

-No, es al transformarme, verás. - Le explicó ella. - En mi pasada encarnación, como princesa Selene, yo era rubia y de ojos azules. Pero me reencarné en Japón.

- ¿Es otro planeta? - Quiso saber él. -

-No, un país de la Tierra, al menos de la Tierra en la que vivo yo. - Le aclaró su contertulia. - Y allí la mayoría de la población tiene esos rasgos. Es bastante útil la verdad. Así nadie me relaciona con Sailor Moon cuando no estoy de servicio. – Sonrió. -

-Eres mona en ambos estilos. - La elogió Goku. -

 

            Curiosamente él pudo volver a verla de ese modo, con el pelo color rubio y los ojos azules, y así se lo manifestó.

 

-Eso les suele suceder a las personas de corazón puro que descubren mi secreto. - Afirmó ella. Y a esas personas me gusta considerarles como amigas.

-Pues chócala, amiga. - Le propuso su contertulio. -

 

            Se dieron la mano con agrado y Usagi se alegró de que fuera así. No obstante, el poder distinguirla con su apariencia del Milenario de Plata no era una regla matemática. Existían buenas personas que no eran capaces de verla de ese modo, aunque supieran de su identidad. Y algunos enemigos en cambio que sí eran capaces de discernirla. Aunque a estas alturas estaba segura de que Son Goku no era ningún malvado del que tuviera que preocuparse. Eso la alegró y su ánimo fue todavía a mejor cuando su nuevo amigo le mostró toda aquella comida. Los ojos de ambos hacían chiribitas…

 

- ¡Fantástico! Aunque lo mío no es cocinar. - Objetó sin embargo ella. -

-Yo tampoco tengo mucha idea. - Confesó él, alegando eso sí, de modo animoso. - Pero algo conseguiremos.

 

            A eso que se pusieron, con Usagi tratando de mezclar ingredientes a tontas y a locas y comentando a su interlocutor.

 

-Si mi amiga Makoto estuviera aquí, ibas a ver lo bien que cocina.

- ¿Es otra guerrera como tú? - Se interesó él. -

-Es Sailor Júpiter, tiene el poder del rayo y del trueno. Y en su vida corriente se llama Makoto Kino. Le encantan las plantas, las flores y cocina de maravilla. -

 

            Goku la escuchaba con interés. Asintió afirmando con aprobación.

 

-Parece que la aprecias mucho.

-Sí, lo mismo que a Ami, Rei y Minako. Mis otras amigas y compañeras. - Le contó. -

-Háblame de ellas. Tengo curiosidad. - Le pidió su contertulio. -

-Pues, por orden, primero conocí a Ami, es una chica muy inteligente. Aunque estaba bastante sola dado que el resto no se aproximaba a ella. ¡Es tan buena en los estudios que impone! Tenía reputación de ser fría y distante, pero no es así en absoluto. Ella es una apasionada por aprender, y cree que se debe estudiar poniendo el alma en ello.

-Yo nunca he sido buen estudiante. - Admitió Goku. - Tu amiga es de admirar.

-Sí, me sucede lo mismo que a ti. - Se rio Usagi, que prosiguió. - El caso es que despertó como guerrera y es una magnífica amiga y compañera.

-Eso es bueno, mis mejores amigos son también mis compañeros de batalla. Recuerdo que me hice amigo de Krilin desde que éramos niños. Cuando empezamos a entrenar con nuestro maestro Mutenroshi. Pero, sigue, por favor...

-Otra amiga muy querida es Rei, aunque nos pasamos la vida discutiendo. Parece hosca, malhumorada y es muy irritante e irritable. -La describió Usagi, aunque eso sí, enseguida agregó. - Sin embargo, en el fondo tiene un corazón de oro. Haría cualquier cosa por sus amigos. Y es muy sabia e intuitiva.

-Me recuerda un poco a Piccolo. Es otro de mis compañeros. Al principio era el hijo del demonio. Pero tras luchar a muerte en el torneo de las artes marciales nos hicimos amigos. -Aunque llevándose una mano a la barbilla se corrigió, para afirmar. - No, eso fue después de que mi hermano Raditz llegase a la Tierra.

 

            Ahora era Usagi quien escuchaba con mucho interés, pero a modo de quid pro quo, Goku guardó silencio invitándola a continuar.

 

- De Mako-chan ya te he hablado. Debo añadir que es muy fuerte físicamente, la que más del grupo de las interiores. Aunque es también muy femenina y soñadora, realmente bonachona. Eso sí, ni se te ocurra sacarla de sus casillas.

- ¿Las interiores? - Inquirió su oyente sin entender. -

-Me refiero a las sailors del interior del sistema solar. - Le aclaró. -

 

            Eso desconcertó un poco a Goku quien declaró algo inseguro en tanto terminaban de hacer unas ensaladas y freír unas empanadillas.

 

-Ya te he dicho que no soy buen estudiante, y corrígeme si me equivoco, pero... ¿No es Júpiter un planeta del sistema solar exterior? Lo recuerdo por una vez que Bulma estaba probando la nave espacial del Todopoderoso, antes de viajar a Namek, me contó que se dirigió precisamente a Júpiter para hacerle el rodaje. Y que llegó en un periquete. Al menos, eso me aseguró.

- ¿Namek? ¿Qué es eso? - Quiso saber Usagi. -

-El planeta natal de mi amigo Piccolo. Algún día te lo presentaré. No hagas caso, parece un cascarrabias, pero en el fondo es un buen tipo. -Le aseguró su contertulio. -

 

            Y cuando al fin terminaron la preparación de la comida se dieron una pausa en la narrativa para reponer fuerzas. Desde luego no tardaron mucho, pese a haber hecho una gran cantidad se lo tragaron más que degustarlo.

 

- ¡Qué rico está! - Afirmó él. -

-Sí, delicioso. - Convino ella. -

 

            Comieron un poco más, y como se quedaron con algo de hambre, Usagi exploró la despensa para descubrir que había ingredientes necesarios como para hacer unas galletas.

 

- ¿Por qué no? - Se dijo. -

 

            Y en tanto se ponía a ello con su compañero echándole una mano, éste le recordó lo que habían estado comentando sobre el planeta Júpiter.

 

-Sí, esto...bueno. Es que nos organizamos de una manera diferente. - Justificó su contertulia. - La Tierra no cuenta como planeta porque no tienen una sailor, técnicamente su defensor es mi novio, Mamo-chan. Aunque le echamos una mano entre todas, a él le suelen secuestrar mucho.

-Así que tienes novio. - Se interesó Goku para querer saber. - ¿Y vais muy en serio?

-Pues sí, desde nuestras pasadas encarnaciones. - Sonrió la ahora ruborizada chica. - Nos conocimos en la Luna, y nos enamoramos. ¿Y tú? ¿Cómo conociste a tu esposa?

-Pues fue divertido.  Cuando éramos niños me la encontré, la invité a subir a una nube y como no sabía si era chico o chica, le toqué en la entrepierna. Ella me dijo que debíamos casarnos. Como entonces no tenía ni idea de lo que eso era, acepté. Más tarde nos enfrentamos en un torneo de artes marciales, y le gané. Pero me recordó mi promesa y la cumplí.

 

            La expresión de la cara de Usagi había ido transitando de la sorpresa al rubor, luego a la estupefacción y más tarde a la incredulidad. Al fin pudo exclamar, más que preguntar, con total azoramiento.

 

- ¿Le tocaste la entrepierna? Pero...eso no se le hace a una chica...

-Ya, eso me dijo Bulma después, pero yo por entonces no sabía distinguir a una chica de un chico. - Le confesó Son Goku dejándola perpleja, más cuando le contó. - Desde que mi abuelo me encontró, viví con él en lo más profundo del bosque y no había chicas por allí. Aunque él me dijo que no debía hacerle daño a ninguna, que eso no era muy galante.

-Pues a mí me atacaste. - Le objetó ella. -

-Eso fue porque me aseguraron que eras una diosa super poderosa, y yo quería medir mis fuerzas contigo. Siempre deseo luchar contra los seres más fuertes del universo para mejorar. - Le respondió él. -

-Entiendo. - Sonrió la chica. -

 

            Estaba claro que ese muchacho no tenía maldad. Eso explicaba quizás que su potente ataque en Tokio se hubiera concentrado en un punto muy pequeño, cuidando de no destruir la ciudad. Como Minako solía decir, las apariencias confunden. ¿O era que engañan? su amiga nunca acertaba a la hora de decir los refranes. Y eso le recordó en tanto metía las galletas en el horno de la cocina.

 

-Mi amiga Minako Aino es la guardiana de Venus, el planeta del amor, le haría mucha gracia lo que has contado. Ella es muy vivaracha y extrovertida. Desea convertirse en una artista famosa. Aunque cocina tan mal o peor que yo, y si te pones malo, ¡ni se te ocurra tenerla como enfermera! -Se rio para agregar. - Fue la primera en despertar como guerrera. Como se parecía bastante a mí, llegó a hacer de princesa en mi lugar, para confundir al enemigo.

- Yo tengo un amigo, bueno...más bien un conocido, porque si le llamo amigo me amenazaría con matarme. Aunque si lo pienso bien, es lo que vino a hacer cuando nos conocimos. - Sonrió Goku, para proseguir. - Se llama Vegeta y es el príncipe de los saiyajin.

-Vaya, así que tú sueles hacer amigos de esa forma. - Suspiró Usagi, alegando entre divertida y alucinada. - Pues es bastante arriesgado. Claro que yo misma me he visto en situaciones parecidas.

 

Parte 4

 

            Siguieron conversando para informarse de sus mutuas peripecias. Al fin las galletas estuvieron hechas y Usagi, tras proveerse de un par de manoplas, las sacó del horno.

 

-Espero que te gusten...bueno, lo mío no es la repostería...- Advirtió con algo de inquietud. -

 

            Goku no se hizo de rogar y probó una, luego otra y otra...

 

-Están muy ricas. - Declaró masticando a dos carrillos. -

- ¿De veras? - Le preguntó la esperanzada muchacha. -

-Sí, geniales. - Confirmó él. -

 

            Usagi se dedicó a probar una, aunque estaban bastante amargas. Recordó aquella vez, el gesto del pobre Mamo-chan, que se comió todo un paquete de sus quemadas galletas. Aunque a Goku daba la impresión de que le estaban gustando de veras.

 

-Si tenemos en cuenta que quería comerse un escorpión. - Pensó la muchacha con un rictus de repugnancia. - Lo mío debe de parecerle alta cocina.

 

            Empero, no le iba a decir eso a aquel pobre muchacho. Seguramente tuvo que criarse de una forma muy dura. Lo importante es que era buena gente. El pobre incluso hizo algo de café, en una máquina de expresos que había en la cocina.

 

-Esta máquina es una maravilla. Después de entrenar siempre me tomo uno de estos. - Afirmó Goku con entusiasmo. -

-Sí, está muy bueno. Y huele estupendamente. Me tendrás que decir de qué marca es. - Le pidió ella. -

 

Y tras degustar una taza cada uno, prosiguieron con su charla.

 

-Así que si lo he entendido bien. - Comentó él. - Esa tal Galaxia era la malvada suprema, como una especie de diosa de la destrucción.

-No, en el fondo ella era una guerrera de la justicia que defendía la Vía Láctea, fue Caos quien la controló cuando ella quiso encerrarle en su cuerpo.

- Y era muy fuerte, ¿no? - Se interesó él, aunque añadiendo con admiración. - Pero tú lo eres más, dado que la derrotaste.

 

            Usagi se sonrió, algo ruborizada. Y enseguida le aclaró.

 

-Bueno, técnicamente no es que la derrotara. De hecho, me negué a luchar. Lo que hice fue sacar a Caos de su interior. Le ofrecí la mano y ella la tomó.

- ¿Y ya está? ¡Eres realmente formidable! – La halagó el impresionado chico, sentenciando. - Derrotar a un enemigo tan poderoso solamente con ofrecerle tu mano.

-Muchas veces, no es necesario emplear la fuerza, sino la comprensión y la consideración hacia los demás. Y entender el motivo de su comportamiento. -Declaró la muchacha. -

 

            Goku asintió meditando sobre eso. Al fin afirmó convencido y lleno de admiración.

 

-Esas voces no me han engañado, eres poderosa y sabia como un auténtico dios.

- ¡Me vas a poner colorada! - Se sonrió la ruborizada jovencita, alegando con modestia. - Yo solamente deseo evitar dolor y tristeza a los demás. Para que sean capaces de enmendar sus errores del pasado.

-Eso está muy bien. Me recuerda a cuando acabamos con el monstruo Magín Bu con la bola Genkidama. Pedí que se reencarnase en una buena persona, siendo incluso más fuerte para poder pelear con él. Ese deseo me fue concedido puesto que se reencarnó en un chico estupendo llamado Ubu y pudimos entrenar juntos. Antes le descubrí en un torneo de artes marciales. Era un crío fortísimo, pero ¡imagínate, el pobre no había aprendido a volar todavía! Así que el enseñé. - Le contó su interlocutor a su vez. –

- ¿Le enseñaste? Pero de ese modo tenías ventaja y la perdiste. - Le hizo ver Usagi. -

-Sí, pero aquello no hubiese sido deportivo. - Afirmó él. -

 

            La muchacha asintió con aprobación. Y otra cosa vino a su mente, de esas que aquel chico le estaba relatando. De modo que le preguntó con interés.

 

- ¿Y eso de las bolas que me has contado?

-Las bolas de dragón. - Le especificó Goku. - Son siete, mi abuelo tenía una, la de cuatro estrellas, cada bola lleva un número de estrellas inscrito. - Le explicó él. - Si las juntas todas se te concede un deseo.

- ¿Y tú lo lograste? - Quiso saber la chica. -

-Varias veces. - Afirmó él. - Tienes que invocar al dragón celestial. Se llama Sheu Ron. Aparece y te concede un deseo. La verdad es que luego Dende, cuando se hizo con el cargo de Dios de la Tierra, lo amplió a tres, igual que hacía Polunga el dragón namekiano.

-Espera un poco que me pierdo. - Le pidió Usagi para preguntar. - ¿Cuántos dragones de esos hay?

-No lo sé con seguridad. Luego está el dragón de las super bolas, que son tan enormes como planetas enteros. - Le contó él para pasmo de la muchacha. -

 

            Goku le fue pormenorizando algunas de esas cosas, Usagi hizo lo propio con sus aventuras. Tras intercambiar más relatos de sus respectivas peripecias durante un buen rato se dieron cuenta de que estaba empezando a anochecer.

 

- Vaya, ¡qué rápido pasa el tiempo aquí! - Se sorprendió Usagi, sonriendo en tanto trataba de hacer memoria. - Era como en ese sitio en el que entrenabas, ¿no?

-Bueno, allí dentro un año es el equivalente a un día de fuera. - Le recordó Goku. -

-Eso debe de ser increíble. - Bostezó la muchacha. - Pero tengo mucho sueño…

-Será mejor que durmamos, como decía el maestro Mutenroshi cuando nos explicaba su método de entrenamiento a Krilin y a mí. - Rememoró con nostalgia para citar. - Hay que entrenar mucho, comer mucho, descansar mucho y estudiar mucho. Al menos yo sí que cumplo a rajatabla con las tres primeras.

- ¡Ja, ja! Pues me temo que yo solamente hago las dos del medio. - Rio su interlocutora. -

 

            Aunque según estaba comentando aquello, para pasmo de la chica ese muchacho se estaba quitando la ropa.

 

- ¡Oye! ¿Qué haces? - Quiso saber alarmada. -

-Pues disponerme a dormir, como hace calor dormiré desnudo. - Contestó tranquilamente. -

- ¿Desnudo? Espera un momento, que soy una señorita. - Le recordó, ella con visible rubor. -

- ¡Ah! sí, es cierto. Es que a mí eso de ir por ahí con ropa me da igual. En fin, al menos era así de niño. Cuando pensaba que las chicas tenían cola.

- ¿Qué las chicas tenemos qué? - Exclamó ella con los ojos como platos. -

-Sí, ¡ja, ja! Por eso tocaba las entrepiernas, para estar seguro. - Se rio Goku ahora comentando algo a juicio de ella, obvio. - Los chicos tenemos cola. Y luego supe que en mi raza las chicas también….

 

            Usagi estaba alucinando por momentos. Al hilo de aquello él le detalló.

 

-Podemos convertirnos en Ozaru cuando hay luna llena. O cuando se emite una determinada frecuencia y cantidad de energía.

- ¿Y qué es un Ozaru? - Quiso saber la perpleja muchacha. -

-Una especie de mono gigante, que lanza bolas de energía por la boca y pulveriza a puñetazos todo lo que encuentra. De esta manera era como mis antepasados conquistaban otros mundos. - Le resumió él. - Pero en la Tierra era muy peligroso cuando me sucedía. De hecho, me quitaron la cola varias veces para evitarlo. Pero luego me volvía a crecer. Hasta que, al fin, en el palacio de Dios, me la eliminaron por completo.

 

            Usagi asentía mirándole como si estuviera loco, eso así, musitando.

 

-Claro, claro…

 Pero no te preocupes, no ronco...mucho. De todos modos, puedes quedarte con la habitación, yo dormiré aquí mismo, en el salón. - Le ofreció. -

-Vaya, gracias, eres muy amable. - Suspiró una aliviada joven. - La verdad es que me caigo de sueño.

-Pues a dormir, que mañana debemos seguir buscando la manera de salir de aquí. - Le recordó él. -

 

            Así era, casi lo había olvidado. Lo cierto es que, a pesar de sus estrambóticas historias y costumbres, ese tipo era muy agradable y divertido. De modo que, tras desearle buenas noches, ella se metió en la habitación. Mirando en los cajones de algunos armarios descubrió incluso ropa, y algún que otro pijama. Pese a que le estaba algo grande, se cambió poniéndose uno y se metió en la cama.

 

-Tengo mucho sueño…- Fue lo último que acertó a musitar antes de quedarse rendida. -

 

            Goku entre tanto pensaba divertido que esa chica era realmente maja. Bastante simpática y graciosa.

 

-Es muy buena persona. Su mundo debe de estar muy seguro si ella vela por su bienestar. - Se dijo. -

 

            También bostezó, se estaba cayendo de sueño. No tardó en tumbarse en el sofá, sin nada de ropa debido al calor, y quedarse dormido.

 

-Bueno, ¿Qué hacemos ahora? - Quiso saber esa voz femenina más infantil. -

-Pues no sé. - Respondió la otra voz de mujer. -

-Habrá que devolverles a sus dimensiones. - Comentó la de hombre que era más reflexiva. -

-Una pena, podría ser divertido luchar contra ellos. - Opinó la voz varonil más ruda. -

 

            Y en medio del salón cuatro figuras humanoides se materializaron. Una era la de un hombre negro y ojos oscuros enormemente alto, tanto que casi daba con su calva cabeza en el techo. Otro hombre de cabellos rubios y ojos castaños, y alto también, aunque muchísimo menos, estaba a su lado. Al otro extremo de la habitación una mujer de cabellos violetas y ojos a tono y una segunda chica, de color también, largos cabellos oscuros y rizados y ojos azules, que sonreía divertida y exclamó.

 

- ¡Estas criaturas son muy divertidas!

-Sí, Soa, pero no debemos seguir jugando con ellas. - Le indicó el tipo rubio. -

- ¿Por qué no, Dialen? - Quiso saber esa mujer de cabellos violetas. -

-Porque he recibido una orden directa de nuestro señor Georcael. - Le contestó él, añadiendo. -Y ya sabes, Zoen, que le gusta que sus órdenes sean obedecidas de inmediato.

-Pues no vas a poder luchar contra ellos, Buruk. - Le comentó Soa a ese gigantón. -

 

            Este se limitó a encogerse de hombros, para sentenciar.

 

-Siendo orden del señor Georcael, no hay nada que decir.

-Devolvámosles a sus lugares de origen entonces. - Terció Dialen. -

 

            Zoen y Soa chasquearon los dedos, tanto Goku como Usagi desaparecieron y luego ellos mismos se desvanecieron como si nunca hubieran estado allí. Otra voz diferente pudo escucharse entonces.

 

-Ahora veremos que recuerdan de todo esto…

 

Parte 5

 

Al despertar Usagi tardó un poco en tomar conciencia de dónde se hallaba. Al principio pensó que seguía en esa estancia de aquella casa tan extraña pero enseguida se percató de que era su propia habitación, en la casa de sus padres.

 

- ¿Son Goku? - Inquirió, tras levantarse despacio. -

 

            Pero estaba sola. Ni siquiera Luna se encontraba por allí. Al mirar el reloj supo la razón. Eran más de las diez de la mañana.

 

- ¡Ah! Me he dormido, ¡el instituto! - Exclamó llevándose ambas manos a la cabeza. -

 

            Aunque enseguida suspiró aliviada al ver un calendario que tenía en la pared. Era domingo.

 

- ¡Menos mal! - Se dijo tratando de calmarse. -

 

            Empero, recordó que había quedado con las chicas en el Crown. No tardó en vestirse deprisa, y bajar. Dando los buenos días a su madre que andaba por ahí, leyendo una revista. Su padre estaba en la cocina, tomando un café y Shingo…bueno. Al parecer no estaba en casa.

 

-Buenos días, dormilona. - Sonrió su madre. -

- ¿No vas a desayunar nada?- Inquirió su padre contemplándola extrañado. -

- ¡Es que llego tarde, quedé con mis amigas! ¡Me voy, adiós, mamá, papá! - Exclamó agitando la mano. -

 

            Estos la despidieron de igual modo. Su padre, de nombre Kenji suspiró declarando.

 

-Esta niña está cada día más rara.

-Es la edad. - Dictaminó su mujer, de nombre Ikuko. -

 

Ajena a eso Usagi se daba prisa por llegar a su cita. De camino iba repasando aquel sueño tan extraño. Fue una pena, había empezado a tomarle aprecio a ese chico. Era realmente agradable y buena gente.

 

- ¡Ojalá hubiera sido real! - Suspiró. -

 

            En eso que, llevándose una mano a un bolsillo de su chaquetilla, se detuvo en seco, sacando un pequeño cilindro de él.

 

- ¡Esto es! ...-Fue capaz de decir perpleja. -

 

            Dejó eso para más tarde, debía darse prisa. Llegó al Crown y por supuesto, ahí estaban todas señalándose sus respectivos relojes de pulsera.

 

-Lo siento, me quedé dormida. - Se justificó de inmediato. -

 

            Rei la observó sin pestañear, lo mismo que el resto de sus amigas. Y entonces la sacerdotisa suspiró para dirigirse a ella y declarar.

 

-Ya iba siendo año de que llegaras.

-Lo siento, se me pegaron las sábanas. Es que tuve un sueño muy raro. - Les comentó. -

- ¿Un sueño? - Repitió Minako. -

- ¿Te acuerdas de lo que soñaste? - Se interesó Ami, afirmando. - A veces los sueños son mensajes del inconsciente o tienen una simbología que se puede analizar. Ya sabéis, Freud...el inconsciente colectivo de Jung...

 

            El resto le dedicó esa clase de mirada de estupor que reflejaba su nulo conocimiento sobre el tema. Al darse cuenta Ami se limitó a sonreír, encogerse de hombros y guardar silencio. Fue Makoto quien tomó la palabra para pedir a su amiga.

 

- ¿Nos lo puedes contar, o es muy personal?

-No hay problema, es para todos los públicos y me acuerdo de casi todo. - Concedió una ufana Usagi. -

 

            Por una vez la dejaron hablar sin interrumpir, (ni tan siquiera Rei) y ella les relató todo lo que recordaba. Al fin fue precisamente la sacerdotisa quien declaró.

 

-Mira que te conozco desde hace años y hemos pasado por cosas raras. Pero debo admitir que esta vez te has superado…

- ¿De verdad? - Sonrió Usagi, asintiendo para añadir. - Gracias Rei.

 

            Empero, su amiga movió la cabeza para replicar entre ácida y divertida.

 

-Me refiero a superarte con tus ocurrencias. Ha sido la cosa más estrafalaria y absurda que jamás nos has contado. ¡Y mira que nos has contado cantidad de ese tipo de cosas que te inventas!

- ¡Oye! - Se molestó Usagi, recalcando. - Yo no me he inventado nada. Ha sido un sueño y eso no se puede controlar.

-Bueno, hay algunos que sí, se llaman sueños lúcidos. - Intervino Ami. -

-Pues yo estoy muy lúcida pero no podía controlar nada. - Opuso su amiga. -

-Así que a ese tal San Poku...le gustaron tus galletas. - Comentó Minako. -

-Son Goku. - La corrigió Usagi. -

-Pues ahí está la prueba de que más que un sueño es un delirio. - Se sonrió maliciosamente Rei. -

- ¡Al menos mis galletas le gustaron a alguien mi sueño, lo que tú cocinas no gustaría a bicho viviente alguno ni siquiera en los tuyos! - Replicó la molesta Usagi. -

 

            Por supuesto que Rei se levantó mirándola irritada y mostrándole la lengua, cosa que su interlocutora imitó.

 

- ¡Ya empiezan! - Suspiró resignadamente Makoto. -

-Déjalas. - Musitó Ami. -

-Sí, vamos a pedir otra ronda de batidos, que estas dos tienen para largo. - Propuso Minako sin prestarles demasiada atención. -

 

            Y sus compañeras asintieron temiéndose desde luego un buen rato de mutuas muecas y burlas entre sus dos amigas. Entre tanto y en otra dimensión bien diferente, Son Goku abrió los ojos encontrándose sentado sobre su tractor. En cuanto se despabiló miró a su alrededor.

 

- ¿Dónde está la casa? ¿Y Usagi? - Se dijo con patente desconcierto. -

 

            Al poco divisó una figura que llegaba volando, recortándose contra el resplandeciente sol de la mañana. No pudo distinguir quien era hasta que se posó a su lado. Era un tipo bajito, de cabello oscuro y con un tatuaje de seis puntos rojizos en la frente.

 

- ¡Vaya! Así que todavía estás aquí. - Le preguntó aquel recién llegado. -

-Hola Krilin. - Saludó Goku alegrándose de ver a su amigo. -

-He pasado por tu casa y tu esposa dijo no tener idea de dónde te habías metido. Y desde luego que no parecía estar de muy buen humor.

 

            Goku se limitó a llevarse una mano a la frente. ¡Lo que le faltaba! Al menos el campo ya estaba arado.

 

-Esas voces me dejaron el trabajo hecho. - Suspiró con alivio. -

- ¿Qué voces? - Quiso saber su interlocutor. -

-Pues unas que escuché...lo cierto es que me ha sucedido algo muy extraño...- Le respondió Son Goku. -

-Me lo puedes contar de camino a tu casa. - Le propuso su amigo. -

 

            Éste asintió y tras elevarse ambos en el cielo volaron en dirección al domicilio del muchacho. No era un camino demasiado largo, pero sí le dio tiempo a Goku para hacer un breve resumen de lo que había pasado.

 

- ¿Usagi Tsukino? ¿Conejo de la Luna?... Vaya un nombre más raro. - Opinó Krilin. -

-Pues era una chica realmente simpática y agradable. Muy alegre y bastante divertida. - Le comentó su contertulio. -

-Mejor no le cuentes nada de esto a Chi-Chi. - Se sonrió su amigo. -

 

            Goku asintió, ya sabía cómo se las gastaba su esposa cuando se enfadaba. Era una buena mujer, muy abnegada y trabajadora, pero era mucho mejor no hacerla enojar. Y menos con semejantes historias.

 

-Quizás pueda hablar con Bulma y contárselo a ella. A fin de cuentas, usé esa cápsula casa que me regaló y no sé dónde la he metido. - Le comentó a su amigo. -

-Bueno, tú mismo. Aunque no estoy muy convencido de que te crea. - Alegó su interlocutor. -

- ¿Y por qué no? Yo no miento. - Afirmó despreocupadamente él. -

-De modo que esa tal Sailor Moon, o cómo se llame, tenía bastante poder, pero no quería luchar. Aunque tú la atacaste. - Comentó Krilin. -

-No, ya te he dicho que es buena gente. Fue culpa de esas voces. Me dijeron que era una diosa poderosa que podía convertirse en una amenaza. - Le repitió Goku. -

-La verdad. Lo cuentas con tantos detalles que yo mismo empiezo a creérmelo. - Suspiró su contertulio. -

-Si te soy sincero. Yo mismo empiezo a dudar de que no fuera un sueño. - Tuvo que admitir el protagonista de esa historia. -

 

            Desde el cielo divisaron la casa de Goku, fueron descendiendo y este, algo amedrentado, el comentó a su amigo.

 

-Pásate y tomas algo conmigo.

-Bueno, no sé. Dieciocho me está esperando. - Titubeó Krilin que le contó. - Tenemos que ir a casa de Bulma, creo que nos quería contar algo. Por eso había ido a buscarte. Para que vinierais tu mujer y tú. Eso le comenté a ella antes de ir a buscarte. Pero estaba enfadada. Me dijo que hacía mucho que no sabía de ti. Goten ya fue para allá, a entretenerse jugando con Trunks.

-Por mí vale. - Suspiró Goku. - Si me esperas un momento le diré a Chi- Chi que ya estoy listo. Aunque tengo un poco de hambre. – Y añadió con algo de prevención. - Dijiste que estaba enfadada, ¿verdad?

 

            Su interlocutor asintió.

 

- ¿Mucho? - Inquirió un temeroso Goku. -

 

Krilín asintió una vez más con gesto apurado, a buen seguro lidiar con su furibunda esposa no iba a ser tarea fácil para su amigo. Y pese a que tenía ya algo de prisa no iba a dejarle solo en aquel trance.

 

-Una cosa era dejarle a solas con Freezer para que luchasen a muerte en medio de un planeta a punto de saltar por los aires y otra esto. Mi deber de amigo es apoyarle. -Pensó-

 

Por su parte, Goku se temía que iba a recibir una bronca y le recordó a Krilin.

 

-De momento, creo que tienes razón, lo más sensato será no decirle ni una palabra a mi mujer de lo que te he contado.

 

El interpelado asintió, ¡ni ganas que tenía de enfadar más todavía a la esposa de su amigo! Y ninguno se equivocaba, al posarse al fin ante la puerta de casa, tal y como habían pensado, Chi-chi ya estaba lo bastante enfadada sin contarle nada de aquello. Esa individua de cabellos negros y lisos, con ojos igualmente oscuros, fulminó a su esposo con la mirada exclamando según entraba en la casa.

 

- ¿Se puede saber dónde te habías metido? Llevas casi un día entero fuera. No, no me lo digas. Te habrás ido a entrenar por ahí, con Piccolo, Vegeta o alguno de esos amigotes tuyos. Tan vagos y despreocupados como tú.

-No, mujer. - Pudo decir él con tono suave. - Me quedé dormido en el tractor. Krilin te lo podrá decir.

-Es cierto. - Se atrevió a convenir éste que había entrado. -

- ¡Tú a callar, que ya nos conocemos! - Le espetó la indignada individua. - Seguro que habréis estado planeando una sarta de mentiras para justificar vuestra penúltima aventura.

 

            El interpelado cerró enseguida la boca. Eso sí, siendo testigo de la enésima bronca que Chi-chi le dirigía a su sufrido esposo.

 

-A ti todo te da igual. Tenemos la casa y el terreno por pagar, tus hijos necesitan que te ocupes de ellos. Bueno, Goten, lo necesita. Tiene unos estudios que realizar. Por suerte Son Gohan ya es un hombre de provecho que se cuida de su propia familia. Y ha llegado a serlo porque me he desvivido desde que nació, para criarle bien y darle una educación. Eso, mientras tú te ibas a pelear, te morías, resucitabas y seguías entrenando… ¡Y ahora sigues en lo mismo y ni siquiera vas a ver a tu nieta!

 

            Krilín miró de reojo a su amigo con gesto apurado y compadeciéndole. ¡Como si el hecho de que hubiese salvado el mundo y la galaxia en varias ocasiones no fuera suficiente para su mujer!

 

-Ya sabes qué voy siempre que puedo. Y, además, Son Gohan y Videl están muy ocupados. No quiero ser una molestia para ellos. - Se justificó Goku pese a todo. -

 

            Su mujer ya estaba furiosa, manejando el cuchillo de cocina para ir troceando verduras, a un ritmo que daba la impresión de desahogar su enfado con él. Goku entonces agregó con tinte conciliador.

 

-Mira, hagamos una cosa, dentro de un rato te preparas y nos vamos a verlos. A ellos y al resto. Así descansas un poco. Tienes razón, no es justo que te pases el día trabajando…te mereces que haga algo por ti.

 

            Aquello obró el milagro de aplacar a su fiera esposa.

 

-Al menos, lo admites. - Suspiró con mejor talante. - Bien, terminaré este guiso y me arreglo.

-Pues yo me voy a ver a mi mujer. Os esperamos en casa de Bulma. - Se despidió Krilin, aliviado por su compañero de aventuras. -

 

Parte 6

 

            A mucha distancia en el espacio tiempo dimensional de allí, las chicas terminaron sus bebidas y se marcharon del Crown tras despedirse de Unazuki.

 

-Vamos al santuario. Allí podemos pasar lo que queda de la tarde. - Les propuso Rei. -

-Por suerte ya no tenemos que estudiar. - Apuntó una animada Minako. -

-De momento no. Ya veremos cuando comience el siguiente curso. - Intervino Makoto. -

-Pero chicas, nunca está de más repasar lo de este año. Se corre el riesgo de olvidar mucha materia. - Les aconsejó su amiga la estudiosa. -

-Eso es precisamente lo que queremos, querida Ami. - Replicó una divertida Minako. - Olvidar todo ese rollo y centrarnos en proyectos mucho más interesantes.

-Como ser un ídolo de fama mundial. ¿Verdad, Mina-chan? - Añadió Rei, con el asentimiento de su amiga. -

 

            Usagi por su parte iba muy callada. Casi parecía que taciturna. Al llegar al santuario, fue Makoto quien le preguntó.

 

-No has dicho ni una palabra desde que salimos del Crown.

-Es verdad. ¿Estás bien? - Se interesó Ami. -

-Lo que pasa es que se ha enfadado con Rei por lo que le dijo antes. - Especuló Minako. -

 

            Su amiga no respondió a eso, aunque fue la sacerdotisa quien enseguida quiso arreglar las cosas.

 

-Tampoco es para tanto. Tuviste un sueño muy extraño y ya está. No pretendía herir tus sentimientos.

-Ya, supongo que no...- Contestó Usagi con tinte algo molesto. -

-Anda, te invitaré a un té. - Sonrió Rei, tratando de congraciarse. -

- ¿Con pastas? - Preguntó su esperanzada amiga. -

-Claro, glotona. Os convidaré a todas. - Concedió conciliadoramente su interlocutora haciéndolo extensivo al resto. -

 

            Al entrar en el recinto de la vivienda de Rei, se acomodaron todas y en tanto la anfitriona iba preparando ese té, Minako preguntó.

 

- ¿Sabéis algo de Haruka, Michiru, Setsuna y Hotaru?

-Ni idea, están las cuatro viviendo juntas, es lo último de lo que me enteré. - Le contestó Makoto. -

-Bueno, forman una estupenda familia. - Afirmó Ami. -

 

            Usagi asintió, era estupendo que, tras la victoria contra Caos, sus amigas pudieran haberse establecido juntas y en paz. Aunque también llevaban a Hotaru a visitar a su padre. El profesor Tomoe estaba mejorando poco a poco de su amnesia y si bien no se acordaba de nada de lo sucedido desde que fue poseído por Germatoid, sí que mantenía sus grandes conocimientos de biología intactos. En eso pensaba cuando una voz femenina algo infantil pareció sonar en su cabeza.

 

-Criatura divertida. Ven con nosotros.

- ¿Qué? - Inquirió en voz alta. -

- ¿Qué de qué? - Le preguntó Minako, que estaba sentada a su lado, observándola sin entender. -

 

            Usagi le devolvió una mirada de desconcierto y preguntó a su vez.

 

- ¿Habéis dicho algo?

-No, nada. - Respondió una a su vez sorprendida Makoto. -

 

            Tras encogerse de hombros, la muchacha volvió a escuchar una voz, ahora era de hombre...

 

-Aquí fuera. - Resonó en su mente. -

 

            Sin mediar palabra se levantó saliendo de la estancia. Las demás la observaron sin comprender.

 

- ¿A dónde va? - Quiso saber Rei, que volvía con el té. -

-Ni idea. - Respondió la desconcertada Minako. -

-Esta algo rara. - Convino Ami. -

-Déjala. - Terció Makoto. - Querrá tomar el aire.

 

            Las otras asintieron, Usagi entre tanto se dirigió al jardín del exterior, no veía nada extraño, ni notaba nada anormal. Empero, percibía que algo no iba bien y preguntó en voz alta.

 

- ¿Quiénes sois vosotros? ¿Acaso las mismas voces que hablaron con mi amigo Son Goku?...

-Seguro que te gustaría volver a verle. ¿No es así? - Quiso saber esa voz femenina que resonó de nuevo en la mente de la muchacha. -

-Claro que sí. - Musitó ella, sin saber si debía replicar de palabra o sencillamente pensarlo. -

-Eso puede arreglarse. - Afirmó su interlocutora. -

 

            Su amigo estaba precisamente viajando con su esposa en una nave. Suspiraba sentado en el puesto del copiloto tanto Chi-chi conducía.

 

-No sé por qué te empeñas en que usemos este trasto. Yo podría llevarte más rápido volando. - Le decía él. -

-De eso nada, prefiero ir cómodamente sentada y llegar como una persona normal. - Desestimó su interlocutora. -

 

            Lo cierto es que tampoco tardaron demasiado. Al cabo de apenas una hora divisaron la ciudad y enseguida la cúpula de la Capsule Corporation, en donde vivían Bulma y su familia. Al aterrizar se unieron a sus amigos. Al primero que vieron fue a Vegeta, con su expresión de tipo malhumorado de siempre.


- ¿Qué tal? - Le saludó Goku. -

- ¿Qué haces aquí, Kakaroto? - Contestó hoscamente este por toda réplica. -

- ¿No habíamos quedado todos? - Preguntó el recién llegado a su vez. -

-Es verdad. Lo había olvidado. Bulma quería comentaros algo. – Contestó secamente su interlocutor sin dar la impresión de que eso le importase en lo más mínimo. -

 

            Señaló hacia la entrada de la casa, Goku y su esposa se limitaron a ir hacia allí. En efecto, la propia Bulma, una mujer de cabello azul verdoso oscuro y corto con ojos azules, estaba aparentemente atareada sentada ante un teclado. En cuanto reparó en los recién llegados les sonrió saludando.

 

- ¡Ah, hola!, llegáis justo a tiempo, los demás están aguardando en la sala de juntas. Ahora mismo me reuniré con todos.

 

            Chi- chi la observó sin entender nada, pero fue hacia allí. Su marido iba a acompañarla cuando una de esas voces, la de mujer aterciopelada, resonó en su mente.

 

-Criatura, ven aquí. - Le ordenó. -

- ¿Dijiste algo, Bulma? - Preguntó él. -

-No. - Negó la interpelada. -

-Chi-chi, ahora voy, tengo que hablar con Vegeta. - Le comentó Goku a su mujer. -

 

            Esta se limitó a asentir, y marcharse hacia la sala de reuniones. Por su parte Son Goku salió, mientras oía otra voz, una masculina y más ruda.

 

- ¿Quieres que te llevemos junto a tu amiga, de vuelta a aquella dimensión?

- ¿Está bien? - Quiso saber él. -

-Compruébalo. - Replicó la voz femenina. -

 

            Al cabo de un rato las chicas comenzaron a extrañarse. Fue Makoto quien comentó.

 

-Hace mucho que Usagi salió. No sabemos qué estará haciendo. ¿Estará bien?

-Puede que esté reflexionando sobre algo. - Dijo Ami. -

- ¿Usagi, reflexionar? Lo dudo. - Se sonrió Minako, buscando con la mirada la cómplice sonrisa de Rei. -

 

            Aunque para su sorpresa esta no parecía tomárselo a broma. Al contrario, su semblante lucía preocupado.

 

-Hay algo que no va bien. - Musitó finalmente la sacerdotisa. -

 

            Sin decir más salió de la estancia dirigiéndose al jardín. Las otras la observaron perplejas en tanto su amiga llamada a Usagi.

 

- ¿Dónde estás? ¡Vamos, déjate de bromas! - Pedía pacientemente la sacerdotisa. -

 

            Al fin, Ami, Minako y Makoto salieron tras de ella. Al principio miraron sin comprender. Luego, vieron en gesto preocupado de Rei que les comentó.

 

-No está aquí.

-Puede que haya recordado que tenía algo que hacer y se haya ido. - Argumentó Minako, que también empezaba a inquietarse. -

-Nos lo hubiera dicho. - Rebatió Makoto. -

-Bueno, a veces no lo hace. - Le recordó Ami, quien preocupada a su vez aventuró. - ¿Podría haberse presentado algún nuevo enemigo y haberla atacado?

-Transformémonos y vayamos a averiguarlo. - Les indicó Rei. -

 

            Todas entraron a una sala del santuario al abrigo de cualquier mirada e invocaron sus respectivos poderes. La guerrera de Mercurio enseguida utilizó su escáner para buscar el rastro de su amiga.

 

-No detecto a Usagi, ni sus constantes vitales cerca de aquí. -Dijo con seria inquietud. -

 

Todas se miraron con creciente temor. ¡Eso no era nada bueno! ¿Qué podría haberle pasado a su amiga?

 

-Vamos, debemos ir a buscarla, ¡rápido! - Urgió la asimismo asustada Guerrera de Júpiter. -

 

            Las cuatro salieron en tromba solamente para tener que frenar en seco. Un tipo cuyo cabello moreno apuntaba hacia el cielo en forma de algo parecido a unas lajas de piedra, las observaba con evidente desconcierto.

 

- ¿Quién es usted? - Inquirió Minako. -

 

            Y ese individuo se limitó a responder, con gesto sorprendido haciendo otra pregunta.

 

- ¿Sois las amigas de Usagi?

 

Parte 7

 

            Las chicas se miraron entre ellas y fue una más aguerrida Makoto quién le contestó con tono hostil.

 

- ¿Qué has hecho con ella?

-Sí, habla. - La secundó Sailor Venus. -

- ¿Yo? - Se señaló a sí mismo ese tipo. - Nada. La estaba buscando. Me dijeron que podría reunirme con Usagi aquí.

- ¿Quién eres? ¿Un espíritu maligno? - Le interrogó Sailor Marte al tiempo que preparaba uno de sus conjuros contra los demonios. -

 

            Sin dar tiempo a que ese hombre respondiera le lanzó uno de sus papeles sagrados. Aunque para sorpresa de la sailor y sus compañeras este fue a danzar alrededor de aquel individuo posándose mansamente en su mano.

 

- ¿Qué? - Exclamó la sacerdotisa. -

- ¿Qué pasa? - La interrogó Minako. -

- El conjuro anti-espíritus no ha funcionado. - Declaró Rei, añadiendo. - Eso quiere decir que no ha percibido mal alguno en él.

- ¡Oye!, no soy mala persona. - Se reivindicó aquel extraño. -

-Un momento. - Terció Sailor Mercurio, quien con un tono más calmado y conciliador le preguntó. - ¿No te llamarás Son Goku? ¿verdad?

-Sí, así me llamo. - Admitió este. - ¿Cómo lo sabes?

 

            Las muchachas volvieron a mirarse con estupor. ¡Así que era todo cierto! Rei incluso bajó la cabeza apesadumbrada musitando con tintes de culpabilidad.

 

-Perdóname Usagi, debí haberte creído.

- ¿De dónde vienes? - Se interesó Sailor Júpiter. -

-Pues, la verdad, no lo sé. Estaba en casa de mi amiga Bulma, acababa de llegar con mi mujer y de pronto escuché esas voces. -Respondió él. -

-Será mejor que pasemos dentro y nos lo cuentes todo con más detalle. - Propuso Rei con bastante más amabilidad. -

 

            Goku asintió, de modo que volvieron a entrar en la casa de la sacerdotisa. Y tras relatarles lo que había sucedido, fue Ami quien tomó la palabra para comentar en tono reflexivo.

 

-Por lo que nos has contado, debisteis de ser transportados a otra dimensión paralela. Y quien quiera que lo hiciese tiene que ser muy poderoso.

-Pudieran ser nuevos enemigos después de todo. - Intervino Minako. -

-Pero nadie nos ha atacado directamente. - Opuso Makoto. -

-Solamente sé que me dijeron que Usagi era una especie de diosa muy poderosa capaz de convertirse en una amenaza. - Les comentó Goku. -

- ¡Vaya una estupidez! - Desestimó Rei defendiendo a su amiga. – Ella es incapaz de hacerle daño a nadie.

-Puede que ella no. - Intervino sorprendentemente Ami, para alegar. – Sin embargo, el poder de Usagi es enorme.  Mal empleado podría destruir el planeta entero.

-Coincido contigo. ¿Eras Rei, no es así? – Preguntó algo dubitativamente Goku recibiendo el asentimiento de la interpelada. - A mí no me pareció de la clase de persona que desea destruir nada. Al contrario, ella quiere ayudar a todo el mundo. – Opinó el joven. -

 

            Las chicas sonrieron, ese tipo les estaba cayendo cada vez mejor. Minako asintió conviniendo en ello y afirmando a su vez.

 

-Y tú también pareces de esa clase de personas.

-Se hace lo que se puede. - Repuso modestamente él. -

-Pues hablando de hacer. No sé qué podríamos hacer nosotros para encontrar a Usagi. - Comentó Rei. -

-Quizás, si Son Goku ha aparecido en nuestra dimensión, ella haya podido ir a la de él. - Especuló Ami. -

-Ya, el problema es cómo la traemos de vuelta. - Intervino Makoto. -

-Quizás si concentrásemos nuestros poderes, con el sailor teleport. - Propuso Minako. -

-No lo sé, no tenemos ni idea de a donde deberíamos pensar en ir. - Objetó Ami. -

-O si el poder que tenemos resultaría suficiente. - Añadió Rei. -

-Si es poder lo que necesitáis. - Intervino Goku. - Quizás pueda ayudaros.

 

            Se levantó apretando los puños. Las chicas le observaron sorprendidas. Y el mismo Son Goku se miró perplejo las manos para decir.

 

- ¡Qué raro! No ha pasado nada.

- ¿Y qué querías que pasara? - Le preguntó Minako. -

-Transformarme en super saiyajin. - Respondió él. -

- ¿Super qué? - Inquirió Makoto. -

-Es una forma de poder más avanzado al mío normal. Tengo varios niveles, pero aquí es como si hubiera perdido esa capacidad. ¡Qué extraño! Jamás me había sucedido eso en ningún sitio.

-Pudiera ser que, al estar en otra dimensión u otro universo paralelo, tus habilidades no funcionen - Conjeturó Ami. -

-Pero cuando conocí a Usagi sí que pude utilizarlas, y estábamos en esta ciudad. O eso creo. - Dijo dubitativamente el chico. – Aunque ahora que me acuerdo, al principio me costó.

 

            Todos se miraron con visible desconcierto. Fue Rei la que entonces tomó la palabra para proponer.

 

-Esto es muy complicado, quizás deberíamos llamar a las exteriores, puede que Haruka, Michiru, Setsuna y Hotaru, hayan visto algo parecido más allá de los límites de nuestro sistema solar.

 

            Todas convinieron en eso. Y entonces fue Ami la que las dejó petrificadas al proponer.

 

- ¿Y si contactamos con Sailor Galaxia? Es la más poderosa de entre nosotras y la que más ha recorrido el universo. Quizás ella sepa cómo acceder a la dimensión de Son Goku.

- ¿Cómo íbamos a contactar con ella? - Quiso saber Makoto, añadiendo con prevención. - En el supuesto de que no le moleste que lo hagamos.

-Tranquila, Mako-chan. - Intervino Rei, para explicar. - Cuando luchó contra nosotras estaba poseída por Caos. Ahora ya no.

- ¿Y esa Galaxia es muy fuerte? Habéis dicho que es la más poderosa de todas vosotras. ¿Más que Usagi? - Quiso saber Goku que añadió tratando de recordar. - Ella me contó que tuvo que enfrentarse con esa individua y que pudo liberarla del mal que la dominaba, o algo así.

-Pues posiblemente sí. Aunque no estamos seguras. El caso es que Usagi logró vencerla en su forma de Eternal Sailor Moon, o más bien sacó el Caos del interior de Galaxia para liberarla. -  Le confirmó Minako. -

-De modo que esa mujer quizás tendría un nivel de poder parejo a un super saiyajin Dios. - Se dijo Goku. -

- ¿Y qué es eso? - Inquirió Makoto. -

-El nivel más poderoso que he logrado alcanzar, si no menciono el ultra instinto. - Le contestó su interlocutor. -

 

            Las chicas le obsequiaron con una expresión entre desconcertada y atónita. No tenían idea de lo que estaba hablando. En fin, lo mejor sería ceñirse al plan.

 

-Vayamos por partes. - Dijo Rei. - Espero que las exteriores respondan pronto. Cuando les expliquemos lo que sucede, tendremos más posibilidades de contactar con Galaxia.

-También podríamos avisar a la princesa Kakyuu y a las Star Light. - Les recordó Minako. -

-Es una buena idea. Ellas han tenido más contacto con Galaxia que nosotras. – Convino Ami. -

 

            Y en tanto todas se afanaban en contactar con sus amigas y compañeras, el objeto de su búsqueda apareció a su vez en un sitio que no reconocía. Usagi caminaba por un parque. O eso le pareció, aunque al mirar hacia lo alto descubrió una cúpula que lo albergaba.

 

- ¿Chicas? - Preguntó en voz alta. - ¿Estáis aquí? ... ¿Qué es este sitio?

 

            De pronto un rugido la hizo estremecerse. Se escondió tras un árbol y el corazón le dio un vuelco al ver una especie de enorme reptil que se acercaba.

 

- ¡No me lo puedo creer!  ¡Eso es un dinosaurio! - Exclamó aterrada. - ¡Me comerá!

 

            Intentó salir corriendo, pero ese bicho se aproximaba realmente muy rápido. Era bípedo y fácilmente podía alcanzar los cuatro o cinco metros de altura. Con una cabeza enorme decorada con unas terribles fauces que ya se abrían como si estuvieran listas para triturar a la pobre Usagi. Esta decidió que solamente podía transformarse.

 

- ¡Luna eterna, dame el poder! - Gritó. -

 

            Pero no pasó absolutamente nada, salvo que ese dinosaurio se acercaba sin apartar sus ojos de ella. La muchacha cerró los suyos, resignada a ser devorada por ese animal, cuando la voz de un niño sonó a su lado.

 

-Bicho travieso, vete…

 

            Abriendo primero un ojo, y luego el otro, Usagi descubrió a un crío de quizás diez años, cabellos azules oscuros y ojos a juego, vestido con pantalones de chándal, zapatillas y una cazadora, dirigirse a esa bestia prehistórica como si de una mascota se tratara. Y para mayor asombro de la joven, ese bicho obedeció, dándose media vuelta y alejándose. Tras suspirar largamente y tratar de controlar su taquicardia, la todavía agitada chica pudo musitar.

 

-Gracias…

-No te preocupes, no hace nada. Es que a mi abuelo le encanta recoger dinosaurios abandonados. - Le explicó ese crío con total desparpajo. -

-Ya, claro, recoger dinosaurios abandonados. - Repitió ella sin poder creer aquello a pesar de haberlo visto. -

- ¿Eres amiga de mi madre? - Se interesó el chico, explicándole con amabilidad. - Ha organizado una reunión, pero no es en esta cúpula. Yo te llevaré al sitio. Es que la Capsule Corp es muy grande. No me extraña que te hayas perdido.

-Pues, muchas gracias, otra vez. - Sonrió Usagi sin saber qué otra cosa poder decir. -

 

            Siguió a ese niño y este en efecto le condujo a un lugar lleno de gente. Al parecer iban a celebrar una especie de fiesta porque había largas mesas con viandas y algunas sillas. Sin embargo, la apariencia de algunos de los allí presentes le chocó por no decir asombró. Sin ir más lejos un tipo gordo, de color rosa que tenía una especie de pitorro y agujeros en la cabeza y que devoraba la comida de una manera que a ella misma dejaba anonadada.

 

-Comparada con eso, soy un pajarito comiendo. - Pensó asombrada. - ¿Pero qué clase de ser es ese?

 

            Aunque enseguida el ruido de una discusión centró su atención, lo mismo que la del resto. Una mujer de cabellos morenos parecía estar muy enfadada cuando exclamaba.

 

-Siempre me hace lo mismo. ¿Se puede saber dónde se ha metido ahora? Venía conmigo. Vegeta, dijo que tenía que hablar contigo. - Le preguntó a un tipo bajito, de cabellos morenos que apuntaban hacia el cielo y que lucía una especie de traje azul de una pieza con un peto y botas blancas. - ¿Sabes dónde haya podido ir?

-A mí no me mires. - Replicó hoscamente el aludido. - No he visto a Kakaroto en todo el día.

 

            Usagi vio como un tipo bajito, incluso más que ella, de cabellos oscuros y que llevaba pintados seis puntos en la frente, se aproximaba tratando de calmar a esa mujer.

 

-No te preocupes, ya conoces a Goku. Se habrá entretenido con alguna cosa. O puede que haya usado su traslación instantánea para ir a ver a alguien. - Especuló. -

- ¡En cuanto aparezca me va a oír! - Exclamó una furiosa Chi- Chi. –

 

Parte 8

 

            Aunque enseguida guardó silencio y tanto ella como el resto dedicaron su atención a esa chica de cabellos castaños y ojos color café, con rasgos orientales, que los miraba perpleja y que, reuniendo valor, se dirigió al grupo para preguntar.

 

-Disculpen. ¿Conocen ustedes a Son Goku?

- ¿Tú quién eres? - Quiso saber una mujer de cabellos verdeazulados, cortados a la altura del cuello, y que la observó con dos grandes ojos azules. -

- ¿No es amiga tuya, mamá? - Intervino el crío que había guiado a Usagi hasta allí. - La encontré en la cúpula de los dinosaurios.

-No la había visto en mi vida, Trunks. - Respondió su sorprendida madre. -

 

            La extraña miraba a todos, a su vez con una mezcla de desconcierto y quizás algo de temor. Aunque sonrió al fijarse en un niño que era idéntico a su amigo Goku, solo que bastante más joven, claro.

 

- ¿Se puede saber quién eres, jovencita? - Inquirió un anciano de barba blanca que llevaba gafas de sol. -

-Lamento haberles molestado. No sé cómo he llegado a parar aquí. Me llamo Tsukino Usagi. - Se presentó ella. -

 

            Entonces aquel tipo bajito intervino, comentando con estupor.

 

- ¿Eres tú esa tal Sailor Moon? Mi amigo Goku me habló de ti. Pero creía que lo había soñado.

 

            Usagi iba a contestar cuando esa individua de cabello moreno se plantó ante ella espetándole a pocos centímetros.

 

- ¿De qué conoces tú a mi marido? ¿No estarás teniendo una aventura con él?...

- ¿Yo? - Exclamó la atónita chica, moviendo la cabeza y apresurándose a negar. - ¡Qué va! Oiga señora…yo no hago esas cosas. Ya tengo a mi prometido.

-Cálmate mamá, por favor. - Terció un joven de cabellos morenos y ojos oscuros. -

 

            A Usagi este muchacho también le recordó vagamente a Goku, y en efecto, aquel chico se presentó de forma más afable y conciliadora para confirmar aquella impresión.

 

-Disculpa a mi madre. Tiene mucho carácter. Me llamo Son Gohan, soy el hijo mayor de Goku. Y este de aquí es mi hermano menor, Son Goten. - Añadió, señalando a ese crio que realmente parecía un Goku en miniatura. -

-Encantada de conoceros a todos. - Saludó ella haciendo una leve inclinación. -

-Pues no parece mala chica. - Observó una muchacha de cabellos morenos que sostenía en brazos a un bebé. -

-Es mi mujer, Videl, y el bebé mi hija Pan. - Las presentó Son Gohan. -

 

            Usagi sonrió, recordaba que Goku le habló de ellos. Tras sucederse las presentaciones, esa individua tan enardecida se calmó cuando la recién llegada les contó su historia. Por suerte para ella, ese tipo bajito, llamado Krilin, lo confirmó declarando.

 

-Es lo mismo que Goku me contó a mí.

-Vaya, esto es muy interesante. - Declaró esa mujer de cabello azul verdoso que dijo llamarse Bulma, en tanto recapitulaba. - De modo que los dos fuiste transportados a otra dimensión. Y que habéis oído voces. Seguramente esas voces pertenezcan a quienes os hayan transportado.

-Posiblemente sí. - Convino Usagi. - El problema está en cómo podré regresar a mi dimensión, y como hará Goku para volver aquí. Si no me equivoco él debe de haber aparecido en el santuario Hikawa, con mis amigas. Quizás, si trato de llamarlas utilizando el poder del Cristal de Plata.

- ¿Cristal de Plata? - Repitió Bulma con extrañeza. -

-Sí, lo tengo en este broche. - Sonrió Usagi señalando un adorno que llevaba prendido en el lazo que tenía sobre su pecho. - Con él me transformo en Sailor Moon.

 

            Y quiso hacer una demostración, invocando aquel poder, pero una vez más, para su asombro, nada sucedió. Enseguida comentó.

 

-Antes me ocurrió igual. No sé lo que ocurre, pero es como si mis poderes no existieran aquí.

-Eso tiene sentido si provienes de otra dimensión. - Afirmó Bulma quien más amablemente quiso tranquilizar a esa chica y añadió. - Deja que estudie el problema. A ver si puedo construir alguna máquina que nos ayude.

-Mi madre es muy inteligente. - Comentó Trunks afirmando con orgullo. - Incluso fue capaz de construir una máquina del tiempo.

- ¿Sabe hacer relojes? - Inquirió Usagi. -

-No, me refiero a una máquina para viajar al pasado o al futuro. - Le aclaró el niño. -

 

            Bulma entre tanto le pidió ese cristal a aquella chica. Ésta se lo prestó. La científica, o eso pensó Usagi que sería, lo examinó con asombro.

 

-Parece una especie de diamante de una enorme pureza. - Dictaminó, conjeturando. - Quizás sea capaz de actuar como una especie de catalizador de energía en tu dimensión.

-Oye, eres realmente muy inteligente. Me recuerdas a mi amiga Ami. - La alabó Usagi. -

 

            Bulma sonrió, contenta de oír aquello y dijo con tinte afable.

 

-Vaya, alguien que se da cuenta.

-No te hagas la incomprendida. Todos sabemos lo inteligente que eres, Bulma. - Intervino un enorme individuo de color verde. -

 

Usagi le dedicó una mirada entre atónita y amedrentada. Daba toda la impresión de ser una especie de extraterrestre, lucía un turbante en la cabeza y portaba una capa, adornada con dos largas y puntiagudas hombreras y sentenció con gesto serio.

 

- Pero me temo que esto va a ser mucho más complicado todavía que fabricar una máquina del tiempo.

 

            Aquel tipo de reducida estatura y que tenía el pelo enhiesto como el de Goku, habló con tintes entre secos y reflexivos entonces para afirmar.

 

-Pues tengo la impresión de que la mano de algún dios podría estar detrás de todo esto. Puede que Beerus tenga alguna idea de quién haya podido ser.

- ¿De veras crees eso, Vegeta? ¿Y pretendes llamar al dios de la destrucción, para preguntarle directamente? Ya sabes cómo es. ¿Y si le molesta? - Le inquirió ese tipo verde que ahora daba la impresión de estar incluso asustado. -

-Yo no he dicho que fuera a hacer tal cosa. - Se apresuró a replicar su interlocutor con la misma cara de temor. -

-Bueno, pero podemos invitarle a comer y de paso preguntarle. No creo que ante unos buenos manjares se vaya a molestar. ¿No creéis? - Intervino una mujer de cabellos cortos y rubios, que poseía unos analíticos ojos azules. -

 

Llevaba a una pequeña cría rubita con el pelo peinado con dos coletas de la mano y observa a los demás con gesto serio e inquisitivo, aunque enseguida lo mudó por una cariñosa sonrisa al mirar a la niña que la acompañaba.

 

-Esa es una buena idea, Dieciocho. - Aprobó Bulma afirmando con satisfacción. - Lord Beerus nunca puede resistirse a mi comida. Por cierto, ¿tienes hambre? - Le preguntó amablemente a Usagi. -

 

            Ésta asintió, lo cierto es que sí. Y fue Videl quien le preguntó.

 

- ¿Y podrías contarnos también quién eres y de dónde vienes con algo más de detalle?

 

            Usagi sonrió.

 

-Lo haré encantada. - Contestó. -

-Pero antes, come un poco. - Le sugirió su anfitriona. -

 

               Usagi aceptó de buena gana. Tras un rato en el que comió con bastante apetito, aunque no con la voracidad de algunos de aquellos individuos, les narró a sus nuevos amigos un resumen de sus aventuras en tanto su anfitriona iba y venía, haciendo cálculos y llamadas.

 

-Entonces, esta muchacha también es una guerrera. - Comentó un tipo de pelo moreno encrespado que lucía una cicatriz en una mejilla. -

-Por lo que Son Goku me contó a mí, así es, Yamcha. - Le respondió Krilin. -

 

            En ese momento una ráfaga súbita de aire se movió y una gran bola de energía apareció en medio de la sala. Usagi miró atónita y cuando esa bola se desvaneció quedó más perpleja todavía. Un tipo alto, de color azul y que portaba un extraño bastón, venía acompañado de una especie de chacal antropomorfo de color negro. Los demás permanecieron en silencio hasta que aquel extraño ser que parecía salido de la mitología egipcia, tomó la palabra.

 

-Así que ésta es la muchacha de la que me hablaste, Bulma.

-Así es Beerus -sama. - Convino ésta. -

 

            Ese individuo se acercó mirando a la asombrada chica con interés, aunque inopinadamente dijo.

 

-Huele bien, tengo hambre.

 

            Y ese extraño ser se aproximó justo a la mesa donde Usagi estaba todavía sentada, y en la que habían ido colocando fuentes de variopintos tipos de comida.

 

- ¡Oiga, no sea tan grosero! - Le replicó Usagi al verle arrimar su hocico tanto al plato que ella tenía. -

 

            El resto de los presentes la observaron entre estupefactos y horrorizados. Aquella extraña criatura con rostro de chacal arqueó las cejas con un gesto que parecía de enfado, aunque por suerte Bulma enseguida intervino.

 

-Enseguida te ponemos una buena comida. Expresamente hecha para ti. Te va a encantar. Beerus- sama. - Le aseguró la dueña de la casa. -

 

            Aquel ser asintió, alejándose de Usagi quien no pudo evitar preguntar con un susurro a la mujer de cortos cabellos rubios.

 

- ¿Quién es ese?

-El dios de la destrucción. Será mejor que tengas mucho cuidado con lo que le dices. -Le aconsejó esa individua. -

- ¿Y destruye mucho? - Le cuchicheó Usagi. -

-Bastante, por lo que tenemos entendido. - Afirmó su interlocutora. -

-Si mis poderes funcionasen podría tratar de purificarle para que no lo hiciera. - Dijo ella. -

-Mejor no tientes la suerte. Es un tipo muy susceptible. - Le aconsejó una visiblemente preocupada Dieciocho. -

 

            Usagi asintió, estando en aquel lugar desconocido sería mejor hacer caso a esa gente. Ellos sabrían lo que sería mejor hacer. Y, además, se daba cuenta de que todos aquellos individuos parecían respetar mucho, cuando no temer abiertamente, a ese recién llegado.

 

-Espero que al menos Son Goku haya podido encontrar a las chicas y esté bien. - Deseó. –

 

Parte 9

 

            Y su amigo entre tanto, trataba de ayudar a las sailor sin demasiado éxito, comentando.

 

-Si pudiera usar mi traslación instantánea, sería capaz de reunirme con esas princesas de las que habéis hablado. Pero por desgracia, ni conozco sus energías, ni estoy seguro de que esas otras habilidades mías funcionen aquí.

-No te preocupes. Hemos enviado un mensaje a nuestra amiga la princesa Kakyuu explicándole lo que ha pasado. - Le tranquilizó Ami. - Tardarán un poco, pero estoy segura de que responderán.

- ¡Guau!, tenéis una princesa como amiga. -Comentó Goku, alegando. - Yo tengo a un…bueno, no sé si llamarle amigo, que es el príncipe de los de mi pueblo.

-Supongo que será gentil, como suelen serlo los príncipes. - Suspiró Minako, llevándose sus manos entrelazadas a su mejilla derecha. - ¡Ojalá fuera mi príncipe azul! -

-Bueno, azul no es, salvo su pelo cuando se transforma en super saiyajin blue. - Matizó Goku, añadiendo a su vez con tono algo apurado. - Y eso de gentil…

 

            Las chicas le miraron sin entender nada, pero lo dejaron estar. ¡Serían cosas de él! Empero, pronto comprobaron que se hacía de noche, el sol comenzaba a ponerse tras un ajetreado día y decidieron volver a casa. Aunque enseguida se dieron cuenta de un pequeño detalle.

 

- ¿Dónde pasará Goku la noche? - Preguntó Makoto. -

-Por mí no os preocupéis, puedo dormir perfectamente en el campo. - Respondió despreocupadamente él. -

-No sería cortés por nuestra parte permitir que pasaras la noche al raso. - Objetó Minako. -

-Podría venirse a mi casa. - Le ofreció Makoto, que hasta se puso algo colorada. -

 

            Las otras le dedicaron ciertas miraditas que la apurada muchacha enseguida quiso replicar.

 

-No seáis mal pensadas. Solamente es por darle cobijo al pobre hombre…

-Ya, ya. - Musitó Rei, alegando. - Para eso le puedo hacer sitio en el santuario. Tengo mucho más espacio que tú. Y una habitación de huéspedes. Así nadie pensará mal.

-Bueno, eso de que nadie pensará mal...- Susurró Minako. -

- ¿Decías algo? - Le preguntó la sacerdotisa con gesto inquisitivo y tinte de voz algo irritado. -

- ¡No, no …nada!… yo que voy a decir, mujer. - Se apresuró a contestar Minako, esbozando una tonta sonrisita de circunstancias y agitando una mano como si quisiera disipar aquello, para sentenciar. - Que me parece una buena idea.

-Pues decidido. - Declaró Rei, que, dirigiéndose al atónito joven, le informó. - Te vienes conmigo.

-Muchas gracias, de verdad, no quisiera molestar. - Alegó él. -

-No es ninguna molestia. - Afirmó afablemente la joven de largos cabellos morenos. -

-Quedemos mañana para ver si las Star Light o la princesa Kakyuu han contestado. - Propuso Ami. -

-Muy bien, venid al santuario cuando terminen las clases. - Les indicó Rei. -

 

            Eso convivieron y Goku siguió dócilmente a esa muchacha. Tras caminar un rato llegaron al santuario.

 

-Me recuerda al palacio del Todopoderoso en el aura de calma y de armonía que se percibe aquí. - Declaró él. -

-Vaya, no solamente eres un rudo guerrero. - Sonrió la sacerdotisa. -

-Me entrenaron también para usar todos mis sentidos y capacidades extrasensoriales. - Le contó él elucubrando. - Puede que en este mundo no tenga mi fuerza de saiyajin, pero creo que mantendré lo que aprendí en cuanto a meditación y concentración espiritual.

 

            En ese momento, un tipo de cabellos y barbita desaliñados se les aproximó. Iba vestido también de sacerdote.

 

-Hola Rei. - Saludó enseguida a esa joven y no pudo evitar preguntar en tanto dedicaba una desconfiada mirada a ese tipo. - ¿Quién es este?

-Mi primo. - Respondió rápidamente la muchacha. - Viene de muy lejos, del campo. Se llama Son Goku.

-Vaya un nombre tan extraño. - Musitó aquel individuo para enseguida añadir. - Pues mucho gusto, soy Yuuichirou.

 

Desde luego, tampoco ese era un nombre precisamente normal, pensó Goku quien, pese a todo, saludó amablemente.

 

- Encantado de conocerte. ¿Eres el marido de Rei? - Inquirió suponiendo que así sería -

 

            Le sorprendió ver cómo tanto la sacerdotisa como ese tipo enrojecían a ojos vistas. Fue Rei quien se apresuró a responder, moviendo la cabeza.

 

- ¡Qué va!, ¡qué va!... Es el ayudante de mi abuelo en el templo.

-Claro, por eso va vestido como tú. - Concluyó Son Goku. -

-Sí, por eso…- Sonrió tontamente ese chico. –

 

            Y tratando de soslayar ese incómodo asunto, Rei enseguida le explicó a Yuuichirou.

 

-Mi primo se alojará en la habitación de invitados. Cuídate de que esté preparada. Ahora iremos a cenar.

-Descuida. - Asintió ese muchacho, sentenciando. - Para la familia de Rei, cualquier cosa que yo pueda hacer.

-Gracias, eres muy amable. – Contestó ese forastero. -

 

            Yuuichirou asintió, esbozando una sonrisa y se alejó. Aunque no las tenía todas consigo. No recordaba a ningún primo de Rei con ese nombre. Bueno, pudiera ser un primo más lejano. Y eso no le hacía gracia. ¿Y si el amor hubiese florecido entre ellos? Mejor no quitarle la vista de encima a ese tipo.

 

-Bueno, le dejaré bien la habitación, no quiero que Rei se enfade. - Pensó apurado. -

 

            Así lo hizo y al poco estuvo preparando la cena. Quedó tan atónito como la sacerdotisa cuando vieron a ese tipo zampar sin freno. Aunque curiosamente, el señor Kondo, sumo sacerdote del templo de Hikawa, no dio la impresión de sorprenderse tanto. Y sí comentó a la vista de aquel extraño, cuando al terminar, este iba a ayudar a Yuuichirou a llevar los platos a la cocina.

 

-Vaya, vaya…tiene un aura de energía espiritual fuera de lo común. ¿Lo has notado? -Le preguntó a su nieta. -

-Sí, abuelo. Es en efecto un hombre fuera de lo común. - Suscribió ella. -

-Y su aura además es noble. - Afirmó el señor Kondo. – Me alegra que lo hayas traído.

 

            Aunque claro, tuvo que decir algo que descolocó a su nieta y dejó K.O a Yuuichirou y atónito a Goku, quienes precisamente volvían de la cocina.

 

- ¿Te ha pedido en matrimonio? Porque gustosamente le concedería tu mano.

- ¿Quee? - Exclamó Rei negando vehementemente con la cabeza al tiempo que se ponía colorada. - ¡No! Ya sabes, abuelo, es…un primo mío…por parte de mi padre. - Se apresuró a agregar mirando de reojo al atribulado ayudante del santuario. -

-Comprendo. - Convino su interlocutor. – Espero poder conversar con él un rato antes de irnos a dormir.

 

            Dicho esto, se levantó para dar un corto paseo. Yuuichirou enseguida fue con él. Entre tanto Rei le susurró a Goku.

 

-Por favor. No le cuentes la verdad a mi abuelo. No lo entendería. Y nada de revelarle mi identidad, ni a él, ni mucho menos a Yuuichirou.

-Bueno, tu abuelo parece un maestro muy sabio. - Opinó Goku. - Creo que sí podría entenderlo.

-Pero eso significaría descubrirme. - Le recordó una apuradísima Rei. – No quiero que sepa que soy la guerrera de Marte, ¿comprendes?

-Vale, no te preocupes. No hace falta que sepa eso. Tu secreto está a salvo conmigo. - Afirmó su interlocutor. –

           

            Eso dejó más tranquila a Rei, al poco ella se retiró a su cuarto y allí recibió una llamada de Ami.

 

-Hola. - La saludó su compañera y amiga. -  He recibido un mensaje de Taiki, las Star Light y la princesa Kakyuu vienen hacia aquí. Llegarán mañana por la mañana.

-Estupendo. Cuanto antes mejor. - Suspiró la sacerdotisa. –

- ¿Qué tal con Son Goku? - Quiso saber Ami. -

-Bueno chica, aparte de que come por un regimiento, he tenido que advertirle que no vaya contando nada por ahí…ya me comprendes…-Le relató apurada lo que había estado comentando con ese chico tan peculiar. -

-Desde luego, parece muy sincero y extrovertido. Pero creo que no debemos preocuparnos. -Opinó la guerrera de Mercurio. –

-Así lo espero. – Respondió Rei. –

 

            Tras charlar un par de minutos más, se despidieron, la sacerdotisa colgó el teléfono preguntándose qué pasaría al día siguiente.

 

-Bueno, estoy muy cansada. Mejor me acostaré y ya veremos mañana. - Se dijo. -

 

            Entre tanto Son Goku estaba aspirando el aroma de la brisa nocturna. Ya había anochecido y el joven se sentó en la postura del loto y cerró los ojos.

 

-Meditar no puede hacerme daño, y quizás me ayude a encontrar una solución. – Pensó. -

 

            Era observado por Yuuichirou que estaba a unos veinte metros, parapetado tras un árbol.

 

-Este tipo me da mala espina. - Se decía. - Y mira mucho a Rei. Bueno, no durante la cena. He de admitir que solamente se centró en devorar la comida. Pero ella sí que no le quitaba ojo de encima. Y ahora se pone a dormir ahí. Bueno, en cualquier caso, no le vendrá mal que le dé un aviso. Así que voy a divertirme un rato…

 

            Y tomó un par de pequeños guijarros del suelo. Apuntando con precisión los arrojó contra el cogote de ese tipo. Ya se estaba riendo de antemano cuando para su sorpresa vio como este apartaba levemente la cabeza dejando pasar aquella piedra.

 

-Habré fallado por la poca luz. -Pensó el ayudante del templo. - O en todo caso, ha sido una casualidad. Justo se ha movido en el instante adecuado.

 

            Tenía algunos farolillos encendidos que le daban una buena visión de aquel tipo. Sin embargo, puede que esa luz le hubiera hecho calcular mal las distancias. Así pues, como si de un ninja se tratase, recortó algunos metros para acercarse sigilosamente. Ahora estaba a unos diez. ¡No podía errar desde tan cerca! Y dudaba mucho de que se repitiera aquella inoportuna coincidencia. Sin titubear, lanzó otra piedra hacia ese individuo con idéntico resultado.

 

-Pero ¡cómo lo ha hecho! - Exclamó tapándose la boca al instante. -

 

            En ese mismo momento, alguien le tiró de la oreja haciéndole ver las estrellas. Al tratar de mirar observó a su maestro que le contemplaba con desaprobación musitando.

 

-Discípulo tonto y travieso. No molestes a nuestro invitado.

-Lo, lo siento, maestro. - Pudo balbucir Yuuichirou. –

 

            Aunque el señor Kondo soltó la oreja de su díscolo alumno y pasó a susurrarle con una mezcla de interés y aprobación.

 

-Fíjate bien en él. No ha sido ninguna coincidencia. Ha podido percibir las piedras que le has lanzado. Y lo ha hecho porque ahora mismo es uno con lo que le rodea, siendo capaz de sentir cuando algo rompe la armonía, por insignificante que parezca. Eso no es nada fácil. Ahí donde le ves, tiene que ser un gran maestro en las artes marciales o en la meditación para poder lograr algo así.

 

            Su atolondrado discípulo apenas sí pudo asentir, una vez liberado de aquel agarre en su pabellón auditivo.

 

-Sí, maestro. - Tuvo que admitir. -

 

            Él mismo desde luego había quedado impresionado. Ese primo de Rei, o quien quiera que fuese debía ser alguien con quién no convendría estar a malas. Eso decidió cuando vio como el señor kondo se marchaba a dormir.

 

-En fin, quizás le haya juzgado mal. En cualquier caso, le debo una disculpa. - Se dijo Yuuichirou. –

 

Parte 10

 

            Y se dirigió hacia él. Comentando en voz baja y con tinte de genuino arrepentimiento.

 

-Oye, disculpa, lo de las piedras era una broma. 

 

            Llegó al lado de ese tipo, pero el tal Son Goku no se movió.

 

-Entiendo que puedas haberte molestado. Por favor, no se lo digas a Rei, o se enfadará mucho conmigo…- Le pidió apurado. –

 

            Pero aquel individuo seguía sin responder. Yuuichirou comenzaba a temerse que estuviese realmente molesto. Se aproximó más para susurrarle al oído.

 

-De verdad…no sé cómo pedirte perdón. Estoy avergonzado.

 

            Entonces lo oyó. Una respiración acompasada seguida de alguna que otra pompita que le salía a ese tipo por la nariz. Del estupor casi se cae al suelo.

 

- ¡Eh! - Exclamó. - ¡Se ha quedado dormido!

 

            Y moviendo la cabeza entre perplejo y contrariado por haber hecho el ridículo de ese modo, decidió que ya era tarde.

 

-Pues yo también me iré a dormir, pero a mi cama. - Sentenció, alejándose de allí. -

 

            Y mientras, en otra lejana dimensión, Usagi seguía disfrutando de aquella fiesta. Después de todo, esas personas parecían ser buena gente, amigables y hospitalarias. Incluso ese bicho con cabeza de perro, o lo que fuera, y el espigado tipo de color azul que iba siempre a su lado, armado con ese extraño bastón.

 

-Tienen más hambre que yo. – Pensó admirada. –

 

            Y es que ahora compartían mesa, y el tal Beerus no se recataba de comerse todo lo suyo y lo del resto. Eso sí, nadie se atrevía a decirle nada, en medio de una atmósfera de conversaciones cruzadas y bromas. Pero Usagi no se arredró cuando ambos fueron a por la última empanadilla que quedaba en una fuente.

 

-Podrías ser un caballero y cederme la empanadilla. - Declaró ella. –

-De eso nada. Son de mi sabor favorito. – Reusó ese tipo. -

- ¡Eres un glotón y un egoísta! - Le acusó Usagi. -

 

            De repente se hizo el más absoluto de los silencios. Aquel tipo le dedicó una mirada asesina y espetó.

 

- ¡Me da igual de qué lugar vengas! Nadie le habla así al Dios de la Destrucción…

-No pasa nada, - Se apresuró a intervenir Vegeta, con un tinte conciliatorio y humilde, inédito en él, cuando propuso. - Yo mismo te freiré más empanadillas, Beerus Sama…

 

            Sin embargo, este no replicó, levantándose de la mesa para decirle al tipo azul que le acompañaba, y que permanecía sentado y devorando un plato de espaguetis como si nada de eso le preocupase.

 

- ¡Vámonos Whis! Voy a destruir este mísero planeta.

 

            Las caras de horror de todos lo decían todo. La propia Usagi se levantó escandalizada para exclamar.

 

- ¿Cómo? ¿Vas a destruir un planeta entero por culpa de una empanadilla?

-No, lo voy a destruir por culpa de tu insolencia. - Replicó el interpelado. -

 

            Usagi no podía creer lo que escuchaba. ¡Ese tipo estaba todavía más loco que Galaxia cuando fue dominada por el Caos!

 

-En ese caso, destrúyeme únicamente a mí. Soy yo quien te ha faltado al respeto, no los demás. Y mucho menos el resto de las personas que viven en este planeta - Le propuso con valerosa decisión. -

-Eso sería demasiado sencillo. - Se sonrió aquel tipo. -

-Si pudiera usar mis poderes no dirías eso. - Le retó Usagi. –

-Con tus poderes o sin ellos, puedo borrarte de la existencia en un instante. - Sentenció su belicoso interlocutor. -

-Quizás eso fuera discutible, Lornd Beerus. - Terció ese tipo azul que estaba junto a él. -

 

            Eso hizo que el aludido y el resto mirasen a quien había hablado con estupor.

 

- ¿Eso crees, Whis? - Inquirió el dios con tono y mirada incrédula. -

-Bueno…pronto tendremos aquí a…

 

            Pero no pudo terminar la frase, el propio Beerus le cortó sentenciando molesto.

 

- ¡Deja de tomarme el pelo! Podría eliminarla en menos de un parpadeo si yo quisiera.

-Es solamente una niña. No sería una lucha interesante para ti. - Intervino Piccolo tratando más de proteger a esa chica que otra cosa al preguntar de forma retórica. - ¿Qué podría hacer ella contra el dios de la destrucción?

 

            El citado individuo asintió con aprobación, afirmando satisfecho.

 

-Al fin alguien con sentido común. Bueno, por esta vez creo que os habéis librado.

 

            Los gestos de contento de todos los presentes se hicieron notorios. Igual que sus suspiros de alivio.

 

- ¿Otra ronda de copas de helado, Lornd Beerus? - Le propuso una amabilísima Bulma. -

-No veo por qué no. - Convino este. -

 

            Aunque una vez más Usagi tuvo que intervenir, comentando casi de pasada como si pretendiera no dirigirse a ese tipo.

 

-Si dice que es un dios y tan poderoso, quizás pudiera devolverme a mi dimensión. O quizás no pueda, claro.

 

            Al oír aquello, las largas orejas de Beerus se agitaron, él mismo se levantó enérgicamente de la silla y todos volvieron a experimentar sudores fríos de terror.

 

- ¿Me estás retando, mocosa? - Espetó el dios. -

- Eso es lo que acaba de hacer. – Sentenció Whis que, no obstante, agregó. - Pero no a un combate. De todas maneras. En cuanto…

- ¿No a un combate? ¿A qué me reta entonces? ¿A que la envíe a vete a saber dónde? ¡La enviaré al infierno! - Exclamó Beerus, interrumpiendo a su consejero una vez más. –

 

            Aunque este ni se inmutó, limitándose a saborear una taza de té y disfrutar de algunas pastas. Al fin, añadió…

 

-Tenemos visita. Yo de vosotros me mostraría respetuoso…y eso te incluye a ti, Lord Beerus.

- ¿Respetuoso? - Inquirió el interpelado, mirando de reojo a esa chiquilla para espetar. - ¿Respetuoso yo con esta insolente?

 

            Entonces se produjo un gran destello que casi cegó a todos, y cuando esto pasó y pudieron volver a mirar, ante la vista del grupo apareció una pequeña criatura humanoide de cabeza ovalada, decorada con rayas entre azul celeste y moradas a los lados. Su rostro no tenía nariz, y vestía una túnica rosa con bordes de color amarillos decorada con un par de kanjis que Usagi a duras penas pudo tratar de descifrar. Empero, la joven no se entretuvo mucho con eso, dado que le sorprendió ver que todos, absolutamente todos, se inclinaban hasta ponerse de cuclillas, incluyendo a ese tal Beerus, que, de ser un insufrible matón pagado de sí mismo, había pasado a ser una especie de corderito servil.

 

- ¿Quién será este? - Se preguntó Usagi con estupor. -

 

            Y fue Whis quien, como si le hubiese leído el pensamiento, proclamó tras hacer una gran reverencia.

 

-Saludad a su Majestad el rey de TODO.

 

Parte 11

 

            Había comenzado a amanecer en Tokio. Rei abrió un ojo de mala gana.

 

-Es muy temprano…pero qué remedio, toca levantarse. ¡Vamos perezosa! Cada día te pareces más a Usagi. - Se auto arengó. –

 

            Sin embargo, el mero hecho de pronunciar el nombre de su amiga le recordó de inmediato la desaparición de ésta. Eso le hizo levantarse como un resorte.

 

-Tenemos que encontrarla. – Se propuso con firmeza. -

 

            Tras lavarse se vistió saliendo para respirar la brisa de la mañana. Con sorpresa pudo ver a Son Goku sentado y meditando junto con su abuelo. O más bien departiendo amistosamente.

 

-De modo que te recuerdo mucho a ese maestro tuyo, …el tal Mutenroshi. – Comentaba el señor Kondo. -

-Sí, así es. También es muy diestro en las artes marciales y muy sabio, pero le pierden las jovencitas. – Declaró Son Goku. –

-Puedo comprenderle bien. - Admitió su interlocutor. - Uno quiere seguir sintiéndose joven. Me sucede lo mismo, nunca puedo resistirme a contemplar la belleza de una hermosa señorita. - Se sonrió con gesto de complicidad. -

 

Goku le devolvió esa sonrisa. Percibía que aquel individuo no era tan casquivano ni tan lujurioso como aparentaba. Y el propio sacerdote le confesó.

 

-Mi nieta es lo más importante para mí, y no permitiría que nadie le hiciera daño. Tú eres un buen hombre. Puedo sentirlo en tu aura. Y no es únicamente eso, también encierras un gran poder en tu interior.

-Pues ese poder ahora no me sirve de nada. Debo volver a mi casa. Pero no sé cómo hacerlo. - Le desveló Goku a su vez. - Rei quiere ayudarme y se lo agradezco.

-Si ella te ayuda, estoy convencido de que lograrás retornar a tu hogar. Por lejos que esté. Te deseo buena suerte. - Replicó el señor Kondo. -

 

Y al advertir la presencia de su nieta, el anciano sacerdote se levantó para alejarse de allí con paso lento y calmoso, dejando a ese chico y a Rei a solas. 

 

-Un buen hombre y un auténtico maestro. -Pensó Goku con admiración. -

 

La muchacha se aproximó a su vez hasta su invitado. Él se levantó también para saludarla.

 

-Buenos días. - Dijo él. -

-Buenos días. Así que estabas aquí, charlando con mi abuelo. - Respondió ella, agregando con una mezcla de aviso y jovialidad. - No dejes que te lie para ninguna de sus aventuras. En la última casi nos pone un gimnasio en el santuario.

-Es un gran tipo. Y muy sabio. Te quiere mucho y se preocupa por ti. - Le comentó su contertulio, dejándola realmente sorprendida. -

-Lo sé. - Admitió Rei, con un tinte más afectuoso de voz, añadiendo con voz queda. - Yo también le quiero mucho. Es toda mi familia. Bueno, junto con las chicas.

 

Y en este punto, la sacerdotisa, retomó su tono dinámico habitual para recordarle a su invitado.

 

-Tenemos que reunirnos con ellas. Iremos al Fruit Parlor Crown. - Indicó en alusión a la cafetería que solían frecuentar. -

 

Goku asintió y los dos se pusieron en marcha. Al llegar se encontraron con que todas las demás estaban ya allí, aunque esperando a la puerta. Justo iban a abrir la cafetería. Aunque el chico se dio cuenta de la presencia de tres individuos ataviados de traje y corbata, junto a una mujer de elaborado peinado que lucía una especie de hermoso vestido de color rojo a juego con sus cabellos.

 

-Nuestros amigos, Seiya, Taiki y Yaten. - Le presentó Rei. -

 

La muchacha fue señalando sucesivamente a un chico de mediana estatura con un largo cabello recogido en una coleta, a otro más alto que lo lucía del mismo modo y a un tercero, más bajo, que también sujetaba sus largos cabellos de forma similar. Sus trajes eran rojo, amarillo y azul respectivamente. Aunque le llamó la atención el intrincado peinado de la joven dama que los acompañaba.

 

-Y ella es Kakyuu- sama. - Intervino Ami. -

 

La aludida sonrió, moviendo levemente la cabeza en actitud de negación para declarar.

 

-No es necesario semejante tratamiento.

-Él es nuestro amigo, Son Goku. Al parecer viene de otro universo y se encuentra perdido en nuestra dimensión. - Explicó Makoto. -

 

El joven siguió observando a esa elegante dama y comentó con naturalidad.

 

-Debes ser alguien muy importante. Tu ki es también muy elevado.

-Es la princesa de nuestro mundo. - Le informó el tal Taiki. -

 

Aunque fue ese tal Seiya quien tomó la palabra de inmediato para comentar.

 

-De modo que este tipo apareció, cuando Odango, digo Usagi, desapareció. Dime. - Interpeló a Son Goku con cara de pocos amigos. - ¿Qué le has hecho a mi bombón? Responde.

 

Pero antes de que este fuera capaz de replicar, fue Kakyuu quien llamó la atención de ese impetuoso individuo.

 

-Fighter, esas no son formas. Este hombre no es culpable de haberle hecho nada malo a Usagi, puedo percibirlo sin lugar a la duda.

-Lo siento. - Se disculpó el interpelado, sin saber si lo hacía con aquella mujer o con Son Goku, aunque tras una mirada de esa dama, no tardó en dirigirse a aquel hombre y reiterar. - Te presento mis excusas. Estoy muy preocupado por ella.

-Llamamos a Mamoru. Pero no respondió, ha debido de salir de la ciudad. - Indicó Minako. -

-Ese tipo siempre desaparece cuando bombón está en problemas. - Musitó un irritado Seiya. -

 

Fue el propio Son Goku quien quiso calmar a ese muchacho, y de paso al resto, cuando elucubró.

 

-Supongo que, si yo estoy aquí, en vuestra dimensión, ella bien puede haber ido a parar a la mía. En tal caso, mis amigos la ayudarán. No temáis, son buena gente, como vosotros.

-También pareces buena persona. - Le concedió el más bajito de aquellos chicos. -

-Y que Yaten diga eso de ti, es para tenerlo en cuenta. No se prodiga en cumplidos fácilmente, te lo puedo asegurar. - Sonrió Seiya en esta ocasión. -

-Lo importante es que recapitulemos para trazar un plan de acción. - Intervino Taiki. -

 

En eso estaban todos de acuerdo. Entraron en la cafetería para tomar algo y considerar las opciones que tuvieran.

 

-Realmente deseo que Usa-chan haya podido reunirse con mis amigos. Seguro que la ayudarán. - Pensaba Son Goku. –

 

Parte 12

 

Precisamente en ese instante, aunque en otro universo dimensional, Usagi observaba divertida a aquel extraño humanoide. Creyó recordar que su amigo le había llamado de algún modo y con tinte dubitativo le preguntó.

 

- ¿Eres Todo-Chan? Son-kun me habló de ti.

 

Empero, Beerus no tardó en exclamar con gesto horrorizado.

 

-Pero ¿cómo te atreves a semejante familiaridad en el trato con su Majestad? ¿Es que no sabes que podría borrarte de la existencia con solamente desearlo?

 

Aunque, ese extraño ser no tardó en declarar con una vocecilla que casi parecía infantil.

 

-Me gustas. Puedes llamarme así.

 

Y girando su cabeza dedicó una mirada condescendiente al tal Beerus quien al instante estaba a cuatro patas y postrado ante él como si suplicase perdón por alguna terrible ofensa.

 

-Verás. - Dijo entonces Usagi, obviando esto, y las caras entre perplejas y espantadas del resto, para explicarle a ese curioso personaje. - Son-kun ha desaparecido. Supongo que habrá ido a mi dimensión, igual que yo he aparecido aquí. Él me contó que eres el ser más poderoso que existe. Por eso, quisiera pedirte ayuda para que Son Goku regrese con los suyos y yo pueda volver a mi dimensión.

 

Todo se aproximó, bajando al suelo tras haber estado levitando durante todo aquel tiempo. La chica le ofreció una silla e iba a sentarse junto a él, pero tenía a su lado a Yamcha. De todos modos, eso no fue problema por mucho tiempo, Beerus, agarró de la camisa a ese tipo y lo lanzó lejos en tanto le ofrecía a la atónita chica, de una forma sumamente cordial, la silla que acababa de dejar vacante y le preguntaba con toda amabilidad.

 

-Toma asiento, por favor. ¿Te apetece algo?

-No, muchas gracias. - Pudo responder la perpleja Usagi. -

 

Durante esos instantes, Todo se había acercado a Whis y aparentemente le había susurrado algo, dado que aquel individuo de color azul, se aclaró la garganta y declaró para ser escuchado por el resto.

 

-Su Majestad ha tenido una idea.

 

            El resto prestó atención y miró a ese individuo de color azul deseoso de ser puesto al corriente de aquella idea. Aunque sus caras mostraron el desconcierto y la decepción a partes iguales cuando Whis anunció.

 

-Jugará al pilla- pilla con nuestra invitada.

 

            Por suerte, Usagi reaccionó de forma jovial y le comentó al rey de Todo.

 

-Pues te advierto que soy muy buena jugando a ese juego. – Sonrió y preguntó. - ¿Quién empieza escapando?

 

            La respuesta la tuvo enseguida, aquel extraño ser se desvaneció. La chica no tardó en exclamar.

 

- ¡Todo-chan! No puedo seguirte, necesito un poco de ayuda.

 

            El interpelado reapareció mirándola intrigado. Ella entonces le explicó.

 

-No sé desaparecer como lo haces tú. Así no podremos jugar.

 

            El extraño ser se quedó observándola fijamente. Algunos, como Beerus ya se temían lo peor, sin embargo, Todo asintió. Entonces chasqueó los dedos y tanto él, como Usagi reaparecieron en una blanca superficie.

 

- ¿Dónde estamos? - Quiso saber la chica…

 

            Aunque no fue su acompañante quien le contestó sino otra voz, en este caso femenina y juguetona.

-Hola criatura divertida…

 

Parte 13

 

            Y en Tokio, tras haber estado intercambiando impresiones, Goku recapituló.

 

-Así pues, los causantes de esto deben de ser muy poderosos. Si vosotras que sois las guerreras más fuertes de este universo no tenéis idea de quienes puedan haber sido.

-Bueno, -Intervino la princesa Kakyuu para declarar con total honestidad. - A decir verdad, no somos las más poderosas de este universo. Ni tan siquiera de nuestra galaxia. Falta otra…

- ¿Estáis hablando de? – Terció Minako con gesto y tono inquietos. –

-De esa misma. – Le contestó Yaten. –

-Después de todo lo que nos habéis contado, y a la vista de la gravedad del asunto, quizás sería buena idea avisarla. – Propuso Seiya. –

- ¿Avisar a Galaxia? ¿Tú has perdido la cabeza? – Le replicó Rei, entre perpleja y aterrada. –

-Ya no es la misma. Sailor Moon expulsó a Caos de su interior. - Le recordó su interlocutor, reivindicándose acto seguido. – Además, toda ayuda que podamos obtener es poca para tratar de salvar a Odango. ¡Incluso si proviniese del mismísimo Caos en persona!

 

            El resto permaneció en silencio, aquellas palabras daban que pensar. Fue Son Goku quien quiso saber.

 

-De modo que ese tal Caos, es el villano jefe de por aquí. ¿Es muy fuerte?

-Es realmente temible. - Le comentó Makoto, para explicarle. – Sailor Galaxia es la más poderosa de entre nosotras, y hace eones lo encerró en su interior para derrotarlo. Pues bien, Caos terminó por poseerla…

 

            Y entre todos los allí presentes le fueron contando la historia. Al concluir, Son Goku declaró.

 

-Sí, ya me hablasteis de ella. Y Usagi también. Galaxia tiene que ser muy fuerte. Y esa tal Sailor Cosmos de quien me habéis hablado al final. ¿Dónde está?  Ella debe de ser incluso más poderosa que Galaxia.

 

            En ese instante, una voz de mujer suave y pese a ello cargada de fuerza, le contestó.

 

-Sí, pero no puedes alcanzar a Sailor Cosmos. Al menos no ahora. Así que deberás conformarte conmigo.

 

            Todos los presentes se giraron en esa dirección, las guerreras de la Tierra se quedaron lívidas. No podían olvidarse fácilmente de esa mujer. Su larga cabellera dorada que se tornaba rojiza en las puntas. Sus ojos con tonalidad entre el ámbar y el oro añejo y…su uniforme...Empero, en esta ocasión no estaba ataviada como guerrera, sino que lucía una blusa de color blanco y unos pantalones vaqueros con zapatillas deportivas bastante funcionales. Fue Minako la primera en exclamar.

 

- ¡Galaxia -Sama!…

 

            Y tras eso un espeso silencio, las sailors ni se atrevían a mirarla. Aunque esta mujer sonrió afablemente y respondió.

 

-Me alegra volver a veros.

-No os preocupéis. - Intervino Kakyuu. – Nada tiene que ver a la persona a la que os enfrentasteis en el pasado.

-Pues eso espero. - Suspiró Makoto. -

-Sí, tranquilas. - Terció Taiki, asegurando con tono despreocupado. – Hemos visto a Galaxia – sama en algunas ocasiones y estamos colaborando con ella en la vigilancia y seguridad de nuestro cuadrante estelar.

-Hay algunas civilizaciones por allí que no son muy amistosas. Pero la mera mención del nombre de lady Galaxia las mantiene a raya. - Añadió Seiya que parecía complacido al subrayar esto último. -

-No me extraña nada. - Susurró Rei sin atreverse a levantar la voz. –

 

 Son Goku atendía con mucha curiosidad a esa conversación, hasta que esa mujer se fijó en él y le preguntó.

 

-A ti no te conozco, no eres el rey de la Tierra.

-Me llamo Son Goku, encantado. Me han contado cosas sobre ti y debes de ser muy fuerte, si todas estas chicas te tienen tanto respeto. - Comentó él con tono distendido. –

-Bueno, no me puedo quejar. - Respondió la interpelada con tono humilde y una leve sonrisa para querer saber a su vez. - ¿Eres tú ese del que me han hablado entonces? ¿El que ha venido de otro universo?

-Así es. - Admitió el chico. - Y quisiera regresar a él, y que Usa-chan vuelva aquí.

-Sí. Verás, esa es la otra parte que no te contamos, Galaxia- Sama. - Intervino respetuosamente Yaten. –

 

            La tal Galaxia suspiró, tomando asiento en el sofá que ocupaban Kakyuu y sus acompañantes, para decir con tintes preocupados y algo irónicos.

 

-De modo que se os olvidó mencionarme ese pequeño detalle.

-Lo siento. - Se disculpó Kakyuu. - No había demasiado tiempo. Y no queríamos que las noticias fueran interceptadas.

-Entiendo. - Asintió Galaxia, quien dirigiéndose a ese individuo le preguntó. - Bien, ¿Qué deseas que hagamos?

 

Y tras mesarse la barbilla, Goku respondió con desenfado.

 

-Por el momento, pedir el desayuno. ¡Me muero de hambre!

 

Las chicas le dedicaron una sucesión de miradas perplejas. La propia Galaxia parecía desconcertada, aunque de forma inopinada se echó a reír. Las demás la secundaron entre aliviadas y divertidas. ¡Desde luego nada tenía que ver esa mujer con aquella poseída por Caos, y que cerca estuvo de acabar con todo!

 

-Claro. - Convino jovialmente ésta. -

 

Así lo hicieron, desbordando a una pobre camarera que se las veía y deseaba para traer tanta comida.

 

-Nosotras te ayudaremos, Unazuki-san. - Se ofreció Makoto. -

-Muchas gracias. - Repuso la apurada muchacha que iba y venía con bandejas repletas. -

 

Incluso las Sailor Star Light, Kakyuu y Galaxia se asombraban al ver comer a ese tipo. Seiya se rio, comentando divertido.

 

-Todavía tenemos las cuentas bancarias de cuando éramos los Three Lights.

-Muchas gracias. Si venís de visita a mi dimensión seguro que mi amiga Bulma os invitará a algo rico. - Les respondió Son Goku, en tanto masticaba a dos carrillos. -

 

Sus interlocutoras se miraron, pero no dijeron nada. Kakyuu incluso daba la impresión de estar pensando en algo. Por su parte, Minako estaba estupefacta y no pudo evitar mencionar.

 

-Comes incluso más que Usa-chan.

 

Aunque en esta ocasión, lejos de reírse o tan siquiera sonreír, sus amigas esbozaron unos semblantes tristes.

 

-Bueno, seguro que lograremos hacerla volver. - Sentenció Ami, que ya estaba utilizando su ordenador portátil para realizar algunos cálculos. -

-Por supuesto. - Se unió una determinada Rei. -

 

En eso que Yaten le preguntó a Minako.

 

-Oye, ¿Y vuestras otras compañeras del sistema solar exterior?

-No están por aquí. - Contestó la interpelada. -

-Otras que nunca aparecen cuando se las necesita. - Sentenció Seiya. -

 

No obstante, la voz de una mujer le desmintió.

 

- ¿Decías?...

 

Son Goku miró hacía quien había dicho aquello. Vio a un chico rubio, de ojos verdes, que llevaba un traje con corbata similar al de las Star Light. A su lado, una muchacha muy guapa de media melena verdemar, que lucía un vaporoso vestido rosa. Cerca de ambas, otra mujer alta, de cabellera verde oscura y ojos color vino tinto, que vestía por su parte con falda hasta las rodillas y una especie de blazer rematado por un lazo en el pecho, a su lado, una niña de cabello moreno, cortado hasta la base del cuello, ojos violetas, que llevaba un vestido de color amarillo. Y también vio a otro joven, este bastante alto, de cabello moreno y ojos azules, que llevaba un traje de pantalón y chaqueta verde con un jersey oscuro. Fue Minako quien saludó.

 

- ¡Haruka, Michiru!...

 

Y Makoto quién añadió.

 

-¡Setsuna, Hotaru!...

 

Para que Rei, agregase...

 

-¡Mamoru!...

-Nos alegra mucho que hayáis venido. - Completó Ami. -

-Sí, sobre todo para que nuestro amigo se trague sus palabras.

 

 Se sonrió aquel chico de pelo rubio, (o eso creyó Son Goku)

 

-Me gustaría ver como intentas que lo haga. - Replicó Seiya con tinte desafiante. -

 

Su interlocutor le dedicó una irritada mirada. Aunque enseguida palideció igual que el resto al ver a Galaxia.

 

-Fighter, no es momento para esto. - Le reprochó Kakyuu, sentenciando. - Ahora más que nunca, debemos unir esfuerzos.

-Por lo que veo, incluso Lady Galaxia ha venido. - Intervino ese joven del pelo moreno, adelantándose para besar la mano de aquella individua. -

-La situación lo requiere. Me alegra verte, rey Endimión. - Respondió la aludida. -

-Pues os pondremos en antecedentes. Pedid alguna cosa si queréis, y vamos a discutir qué se puede hacer. - Les propuso Ami. -

 

Parte 14

 

Por su parte, Usagi estaba junto con el rey de Todo, en aquella extraña dimensión que era totalmente inmaculada. Tras escuchar esa voz, una jovencita un poco más alta que ella, de raza negra, cabellos rizados y ojos azabache, ataviada con un extraño atuendo consistente en unos mocasines, un curioso vestido de cuero que marcaba unos evidentes encantos y dos aretes rojos como pendientes, apareció ante ella.

 

¿Tú quién eres? - La interrogó Usagi con visible estupor. -

-Me llamo Soa.  ¿Sabes una cosa? Eres una criatura muy graciosa. - Afirmó. -

 

El rey de Todo le cuchicheó algo a esa muchacha tan rara, y ella añadió.

 

-Todito-chan dice que eres su amiga. Nosotros estábamos jugando contigo y ese otro amigo suyo, el del pelo negro de punta hacia arriba. - Y tras recibir alguna anotación más al oído por parte de Todo, Soa añadió. - Sí, eso, el que se llama Son-kun.

- ¿Jugando? - Exclamó Usagi, para preguntar entre atónita y molesta. - ¿A todo este embrollo que habéis causado le llamáis jugar?

-En algo hay que pasar los eones. - Repuso despreocupadamente su interlocutora. -

-Y no solamente en eso. - Terció otra voz masculina. -

 

Ahora, un tipo rubio, con ojos azules, bastante atractivo que llevaba una especie de peto color canela, apareció justo delante de la estupefacta Usagi.

 

- ¡Qué guapo! -Exclamó ella sin poderlo evitar con los ojos a modo de corazoncitos. -

-Celebro verte, rey de Todo-san. - Le saludó el recién llegado ignorándola a ella. -

 

El aludido asintió y tras aproximarse a ese individuo dio la impresión de cuchichearle algo. Aquel tipo asintió para añadir.

 

-Puedes irte tranquilo, Sé que estás muy ocupado en tu plano existencial. Desde ahora nosotros nos haremos cargo. Gracias por tu colaboración.

 

Y Todo miró a Usagi para decir, o al menos eso fue lo que resonó en la mente de la chica.

 

-Adiós. Suerte...

 

Luego, sin dar tiempo a su interlocutora a replicar despareció. Ahora la chica miraba a esos dos extraños individuos, y precisamente el rubio centró por fin su atención en ella para presentarse.

 

- Mi nombre es Dialen. Soy un dios.

-Aquí todo el mundo es un dios o algo parecido. Y yo creyéndome importante por ser una simple reina. - Comentó ella con algo de sarcasmo. -

-Eres importante. Mucho más de lo que crees. - Sentenció Dialen, quien ahora se dirigió a la chica de raza negra y le indicó. - Soa, es hora de dejar los juegos. Son órdenes del señor Georcael.

-Vaya, si el Señor así lo ordena. - Suspiró resignada esa muchacha. -

 

Usagi por supuesto que no comprendía nada y brazos en jarras demandó una explicación.

 

-Un momento, si sois tan amables quisiera saber qué está pasando aquí y cómo volver a mi dimensión.

-Pues, en resumidas cuentas, os necesitamos a ti y a otros como tú para llevar a cabo un plan. - Le contestó el tipo rubio. -

- ¿A mí y a Son-kun? - Inquirió Usagi. - ¿Dónde está él? ¿En mi mundo?

-Precisamente. - Declaró para informar a su interlocutora. -  Y unos compañeros míos han ido para traerle aquí.

 

            Así era, y no se recataron en aparecer justo delante del grupo que se había formado. Las sailors del sistema solar interior, exterior y Mamoru, al igual que las Star Light y Kakyuu miraron con perplejidad a ese hombre negro de enorme estatura que empequeñecía a cualquiera que se pusiera a su lado, y a esa otra mujer, de cortos cabellos violetas y ojos a tono, que lucía un bodi rojo, con unas altas botas negras por encima de la rodilla, que estaban fragmentadas en varias partes.

 

- ¿Y vosotros, quienes sois? - Quiso saber Son Goku quien les observó con gesto serio, para sentenciar. – No percibo vuestro ki.

-Venimos a llevarte con nosotros. – Replicó secamente ese enorme tipo de color. –

 

            Aunque en este caso, tanto Seiya como Haruka hicieron causa común, junto al resto de sus amigos. Fue el miembro de las Star Light quien replicó.

 

-Eso será si nosotros os lo permitimos.

-No tenéis pinta de ser de por aquí, y desde luego nadie entra en nuestros dominios sin haber sido debidamente autorizado. – Agregó Haruka. –

 

            Esos dos extraños visitantes se miraron sin parecer para nada concernidos por esos avisos.

 

-Hemos venido a buscarte. ¿Vendrás por tu propia voluntad? - Insistió esa extraña mujer dirigiéndose a Son Goku. -

 

Aunque las exteriores se levantaron interponiéndose entre esos recién aparecidos y el muchacho.

 

-No le tocaréis hasta que nos digáis quienes sois y qué queréis de él. - Sentenció Setsuna. -

 

Sin embargo, ese gigante que acompañaba a aquella individua esbozó una amplia sonrisa haciendo contrastar sus blancos dientes con su semblante de ébano para decir.

 

-No podéis hacer nada para impedirlo.

-No están solas. - Intervinieron las sailors del sistema solar interior, levantándose a su vez para apoyar a sus compañeras y proteger a su amigo.

 

Las Star Light restantes también se levantaron con gesto amenazador, aunque fue Kakyuu quien interpuso uno de sus brazos con la mano extendida.

 

- ¿Qué ocurre, princesa? - Quiso saber Taiki. -

- ¿Por qué nos detienes? - Inquirió a su vez Yaten. -

-No son seres a los que os convenga desafiar. - Declaró esta. –

 

            Sus sailors le dedicaron una perpleja mirada. La tensión desde luego podía palparse en el ambiente, ante el inminente enfrentamiento. Y a pesar de ese consejo de su princesa, no estaban dispuestas a dejar solas a sus amigas y colegas. Así lo exteriorizó Seiya al declarar con decisión.

 

-Sea como sea debemos ayudarlas. Son nuestras amigas y no las abandonaremos.

 

Parte 15

 

En otra dimensión entre tanto, los amigos de Son Goku se miraban desconcertados. El dios Todo reapareció ante ellos sin Usagi. Fue Bulma la que le cuchicheó a su marido.

 

-Oye Vegeta. ¿Dónde crees que estará Usagi-chan?

- ¿Y cómo quieres que lo sepa? - Le contestó este con tono irritado, pero en voz baja. -

-Deberíamos preguntarle a él. - Propuso su esposa mirando a Todo. -

- ¿Es que te has vuelto loca? - Exclamó Vegeta, tapándose la boca con ambas manos de inmediato. –

 

            Aunque fue Whis quien, al ver aparecer a los escoltas del dios supremo de los doce universos, declaró.

 

-Su Majestad se retira.

 

            No dio tiempo a que ninguno de los presentes dijese nada al respecto. Todo agitó una de sus manitas y desapareció junto a sus dos guardianes…

 

- ¡Buff! - Suspiró Krilin, sentenciando aliviado. - ¡Menos mal!

-Puede que nos hayamos librado del dios Todo, pero Beerus sigue aquí. - Le cuchicheó Yamcha, ya recuperado de su vuelo a través de la estancia, gentileza del dios de la destrucción. –

-Pero ahora, Usagi ha desaparecido. - Declaró Bulma esta vez en voz alta. –

 

            Aunque fue paradójicamente Beerus quien le contestó con tono tranquilizador.

 

-No te preocupes por ella. Está en buenas manos.

- ¿De veras? - Inquirió su interlocutora. -

-Así es. - Terció Whis, explicando al resto. – Antes de venir aquí, su Majestad el dios de Todo, me transmitió unas órdenes. Yo informé a Lord Beerus.

-Así es. - Confirmó el dios, relatando. – Unos extraños seres aparecieron en mi palacio. Dijeron necesitar a Son Goku y me pidieron permiso para llevárselo. Les permití que hicieran lo que quisieran con él, ya tenía la autorización de su Majestad el dios de Todo, claro.

- ¿Qué? - Exclamó Chichi, visiblemente enfadada. - ¿Cómo se te ocurre hacer una cosa así?

 

            Entre Son Gohan y Bulma ya le estaban tapando la boca a esa mujer, pese a ello, Beerus mostró un gesto de disgusto y dijo con tono engañosamente calmado.

 

-Si no te desintegro ahora mismo es porque eres la esposa de Son Goku, y el rey de Todo no quiere que tu marido se disguste…aunque no sé, no sé...bien pensando, lo mismo hasta me lo agradecería.

 

            Chichi estaba ahora realmente asustada. Sabía perfectamente que ese individuo no decía las cosas porque sí. De modo que ni ella ni nadie se atrevió a abrir la boca. Aunque no tuvieron ni la ocasión para ello, una vez más, alguien o, mejor dicho, un grupo de mujeres aparecieron allí. Todas observando perplejas al grupo de amigos de Son Goku, quienes, por su parte, miraron a estas con idéntico estupor…

 

- ¿Quiénes demonios son esas? - Exclamó un tipo algo entrado en años ya, de cabello moreno, algo encrespado y con un frondoso mostacho. –

-Ni idea, papá. - Respondió esa chica llamada Videl. -

-Han aparecido de repente, debe ser un truco. - Declaró ese hombre. -

-Llevan unas ropas muy raras. - Dijo la pequeña Marrón, una cría rubita de quizás unos cuatro años, que se abrazaba a número Dieciocho. -

 

Y es que esas chicas lucían todas extraños atuendos, con corpiños, minifaldas y lazos sobre el pecho. Una de ellas, de cabello rubio ceniza, corto, con ojos verdes, preguntó.

 

- ¿Dónde estamos?

-Hemos debido de ser enviadas aquí por esos dos. - Le contestó otra jovencita, de cabellos y ojos color verdemar que le llegaban hasta los hombros. -

-No veo ni a Mamoru, ni a Son-kun. - Comentó una tercera, de larga melena oscura y ojos azabache. -

-Un momento. - Terció Vegeta dirigiéndose a esas individuas. - ¿Habéis mencionado a Kakaroto?

- ¿A quién? - Quiso saber una muchacha de cabellos rubios y ojos azules. -

-Se refiere a Son-kun. - Intervino Bulma a su vez. Preguntando a esas chicas. - ¿Sois las amigas de Usa-chan?

-Sí, somos amigas suyas. ¿De qué la conoces? Intervino otra chica, de largo pelo moreno recogido en una cola de caballo y que lucía un atuendo diferente, una especie de body negro rematado con botas por encima de las rodillas. -

-Un momento, intervino, otra joven algo más baja que vestía de igual modo y tenía un largo cabello azulado. - ¿Dónde está nuestra princesa?

 

            Al mirar entre las demás vieron que, efectivamente, Kakyuu no estaba con ellas.

 

-Tampoco veo a Mamoru. - Declaró Rei. –

-Cuando íbamos a enfrentarnos con esos dos, ese tipo negro enorme chasqueó los dedos. - Recordó Ami. -

-Y de pronto aparecimos aquí. - Completó Michiru. -

 

Fue Bulma quien, esbozando una sonrisa, se aproximó a esas desconcertadas chicas y les comentó.

 

-Parece ser que tenemos intereses comunes. Todos queremos encontrar a Son-Kun y a Usa-chan.

-Así es. - Convino Rei. -

 

Y tras sucederse las presentaciones y ponerse al día de sus respectivas peripecias, todos se volvieron hacia Whis que parecía tener más información. El ángel consejero dio un buen sorbo a un cóctel de piña que tenía en la mano y les contó.

 

-Tanto Son Goku, como esa tal Usagi, son elementos muy importantes. Su presencia ha sido requerida por seres que van mucho más allá de vuestra comprensión.

-Son criaturas interdimensionales que viajan por muchos planos existenciales. Ni siquiera pertenecen a los dieciocho universos. - Añadió Beerus. -

- ¿Estás intentando decir que ni tan siquiera tú podrías destruirles? - Quiso saber el atónito Vegeta. -

-No son cosa mía y no tengo interés en mezclarme con ellos. - Sentenció el dios sin querer entrar en más detalles. -

 

Y tras un momento de silencio en el que todos reflexionaron sobre esas palabras, fue Seiya quien comentó.

 

-La cuestión es, ¿para qué podrán querer a Odango y a Son Goku?...

- ¿Odango? - Cuchicheó una desconcertada Bulma a esa tal Haruka, que se había presentado también como Sailor Urano. -

-A veces la llamamos así, o bombón, por los moños que lleva en su peinado. - Le aclaró la sailor a su interlocutora. -

-Y otra cuestión que debería preocuparnos, es cuánto tiempo querrán tenerlos en su poder. - Añadió Krilín, mesándose la barbilla. -

-Siendo seres Inter dimensionales, el tiempo para ellos no representará problema alguno. - Afirmó Piccolo. -

-Pero para nosotros sí. No tenemos idea de si pudiera ser peligroso o no el traspasar tejidos dimensionales. - Comentó Ami, tratando de usar su pequeño computador. -

 

Sin embargo, vio con pesar que no funcionaba. Bulma se aproximó curiosa para preguntar.

 

-Interesante aparato. ¿Puedo verlo?

-Claro. - Concedió la guerrera del planeta Mercurio. -

- ¿Tú eres Ami, no es así? - Le inquirió Bulma, comentando. - Usagi-chan aseguró que eras muy inteligente. -

-Lo mismo nos dijo Son-Kun de ti. - Respondió amablemente la sailor, añadiendo. - Y mi colega Taiki tampoco se queda atrás.

-Quizás si trabajásemos juntas podríamos modificar tu ordenador para que captase las energías de nuestros amigos.

-Excelente idea. - Intervino la aludida Sailor Star Maker. -

-Poneos a ello. Nosotros trataremos de buscar alternativas. - Les pidió Son Gohan. -

 

Son Goku y Mamoru, se habían quedado solos ante esos dos individuos. La mujer, que se presentó como Zoen, les dijo.

 

-Vuestras amigas han ido a un lugar en donde no puedan molestarnos. Ahora podremos charlar.

- ¿Qué habéis hecho con ellas? - Preguntó un preocupado y enfurecido Mamoru. -

 

Aunque por contraste Goku lucía un semblante tranquilo. Seguía sentado a la mesa sin dar la impresión de preocuparse por eso, y efectivamente, declaró.

 

-No creo que les hayan hecho nada malo. Porque fuisteis vosotros quienes me hablasteis, ¿no es así? Los que me dijeron que Usa-chan era una poderosa diosa a la que me podía enfrentar.

-En efecto, nosotros fuimos. - Admitió ese tipo enorme. - Era preciso.

-Ahora te vamos a llevar a un lugar en el que podrás enfrentarte a oponentes de valía. - Añadió esa diosa. - ¿Te Interesa?

-Eso siempre me interesa. - Aseveró Son Goku. -

-Adelante pues. - Afirmó Zoen chasqueando los dedos. –

 

Parte 16

Y entre tanto, Usagi contempló como ante ella aparecían Kakyuu y Galaxia. Las dos se alegraron de verla.

 

-De modo que aquí estás. - Declaró la poderosa guerrera guardiana de la Vía Láctea. -

- ¿Te encuentras bien? - Quiso saber Kakyuu. -

-Sí, gracias. ¿Y vosotras? - Preguntó Usagi a su vez. -

-Hemos estado peor. - Sonrió levemente Galaxia. -

 

Aunque Soa enseguida intervino en la conversación, para dirigirse a las recién llegadas.

 

-Muy bien, graciosas criaturas. Ahora nos tendréis que entretener.

- ¿Y tú quién eres? - Quiso saber Galaxia observándola con una mezcla de incredulidad y condescendencia. –

-Pues una diosa. - Le respondió tranquilamente esta. – Y Dialen es un dios. - Añadió señalando al individuo de pelo rubio que la acompañaba. –

-Así que una diosa. ¿Eh? - Se sonrió Galaxia, sentenciando. - Lo vamos a comprobar ahora mismo.

 

            Comenzó a emitir un aura dorada que la envolvió, casi cegando al resto, Usagi se tapó los ojos con una mano y Kakyuu apartó la vista. Cuando ese brillo descendió, apareció ante ellos la guerrera Galaxia, ataviada con su armadura dorada, casco, peto, faldellín y botas hasta las rodillas. También portaba una larga espada.

 

- ¡No está nada mal!  - Celebró Soa dando palmas. –

-Me alegro mucho de qué te guste. A ver qué opinas de esto. - Replicó la Sailor concentrando energía. –

 

            Cruzando sus antebrazos lanzó dos pulsos de luz contra esa individua, aunque Soa se limitó a mirar con gesto travieso dejando que ese presunto ataque la atravesara como si ella no fuese más que una imagen.

 

- ¿Qué? - Exclamó Galaxia visiblemente sorprendida. –

-Es como si fuera un holograma. - Terció la princesa Kakyuu igualmente atónita. -

 

            Fue ese tipo, de nombre Dialen, quien le comentó a su compañera con tono condescendiente.

 

-Soa, si te haces intangible esto no tiene sentido. No pueden atacarte si no son capaces de tocarte.

- ¿De verdad? - Inquirió esa individua, preguntando con lo que parecía un tono de perplejidad. - ¿Tan primitivos son?

- ¿Primitivos? - Repitió Usagi realmente estupefacta por lo que había visto. –

-Esto no tiene ningún interés. - Comentó desapasionadamente ese tipo rubio. –

 

            Aunque al poco rato, oyeron una gran explosión que casi lanzó a Usagi y Kakyuu contra el suelo. Eran esas dos bolas de luz que Galaxia había emitido y que, lejos de allí, habían estallado al chocar una contra la otra.

 

- ¿Tenías ese poder cuando estabas dominada por Caos? - Quiso saber Usagi mirando a su compañera con una mezcla de asombro y temor. –

-Bueno, sí…pero liberé gran parte de él cuando creé a Chibi-Chibi para que huyera con la luz de la esperanza. - Respondió Galaxia. –

-Así que ahora, eres incluso más fuerte. - Intervino Kakyuu. –

-Así es, pero me temo que eso no vaya a servirnos de nada contra estos seres.  – Declaró la sailor protectora de la Vía Láctea. –

-No te preocupes, estamos contigo y te protegeremos. - Afirmó Kakyuu dirigiéndose a Usagi. –

 

            Aunque esta se encogió de hombros para confesar.

 

-La verdad, hasta ahora no me han hecho nada.

 

            Y por su parte, tanto Ami como Bulma, auxiliadas por Taiki, trabajaban con afán en el laboratorio de esta última para conseguir hallar el modo de encontrar a sus amigos.

 

-Vamos a ver. - Decía la hija del doctor Brief. – Creo que deberíamos enfocar esto como si quisiéramos desarrollar un detector de cambios en la discontinuidad del tejido espacio – temporal. Posiblemente nuestros amigos hayan sido transportados usando pliegues en dicho tejido, por tanto, recurriendo a otras dimensiones alternativas.

- ¿Quizás pudiera tener que ver con la teoría de cuerdas? – Aventuró Ami. -

-Sí. - Convino de inmediato Taiki, para agregar. – Si pudiésemos ser capaces de detectar la vibración cuántica que había a su alrededor…

-Entonces, quizás fuera posible desarrollar algún modo de analizarla y replicarla, afín de que nos condujese hacia ellos que podrían estar en cualquiera de las al menos once dimensiones existentes, para que la teoría sea matemáticamente viable. - Completó Ami. –

-No hacen falta once dimensiones. Eso dependería delo tipo de teoría de cuerdas que apliquemos. - Objetó Bulma. -

-Es verdad. Podrían bastar diez, si la teoría de cuerdas fuese la de tipo uno, la de tipo dos A, dos B…- Afirmó Taiki. -

-Heterótica O- Añadió Bulma. -

 - Y la heterótica E.- Remachó Ami. – Por no hablar de la bosónicas de veintiséis dimensiones o las supercuerdas.

 

            Bulma les dedicó una mirada de aprobación, incluso de admiración.

 

-Oye, sí que sois inteligentes. Si os quedais un tiempo podríamos investigar bastantes cosas.

-Bueno, no sé cuánto podría quedarme. Y a mí más que investigar me gusta estudiar. - Le contestó Ami. -

-Y yo ya tengo trabajo a jornada completa como Sailor en Kinmokuu.- Añadió Taiki. -

- ¿No os gustaría ser científicas? - Les inquirió su contertulia. -

-Siempre he querido ser médico, como mi madre y mi abuelo. - Le contó Ami. –

-Y yo soy guardiana estelar. -  Declaró Taiki. -

-Eso está muy bien. Me pasa algo parecido. Mi padre es el ingeniero más renombrado del mundo. ¡Inventó las cápsulas Hoi-poi! - Le contó orgullosamente Bulma. -

- ¿Las cápsulas Hoi-poi? - Repitió Ami sin comprender.

-Sí, le explicó su interlocutora. - Es un sistema que permite comprimir la materia en otra dimensión. De modo que algo muy grande, por ejemplo, una casa, quepa en un pequeño cilindro que puedes guardar en el bolsillo. Por eso, podríamos tratar de utilizar ese sistema para intentar crear una especie de sistema de transporte Inter dimensional.

 

            Ami creyó recordar algo del extraño relato que Usagi les hizo en el Crown. Mencionó algo así. ¡Y ella y las demás que no la tomaron en serio!

 

-Pobre Usa-chan. - Pensó lamentando aquello, para responder a su contertulia. - ¡Ese es un invento increíble! Con muchísimas aplicaciones prácticas.

-Desde luego. - Afirmó Bulma, para agregar.  Pues yo he heredado esa habilidad de mi padre, siempre me ha tirado construir aparatos. Soy más ingeniera que científica en realidad. – Admitió matizando, eso sí. - Pero no me importa investigar cuanto sea necesario para ser capaz de construir mis inventos.

-Eso es realmente impresionante. - Afirmó Taiki con admiración. -

-Nada que no se pueda lograr con perseverancia y trabajo. - Sonrió Bulma restándole importancia. -

 

            Sus interlocutoras asintieron según la escuchaban y Ami quiso saber a su vez.

 

-Tu hijo me dijo antes de entrar aquí que construiste una máquina del tiempo. ¿Es cierto?

-Sí, es una larga historia. - Suspiró Bulma que, volviendo a centrarse en el asunto que tenían entre manos, agregó. – Luego te la contaré encantada pero ahora…

-Es verdad. Tenemos mucho trabajo que hacer. - Convino Ami. –

-Pues sigamos con ello. - Sentenció Taiki. -

 

            Y curioseando desde la puerta del laboratorio, las sailors del sistema solar interior, las restantes Star lights, Son Goten y Trunks, se miraban perplejos.

 

-La verdad, es que son tal para cual. - Declaró Minako. –

-Y tanto, no he entendido ni una sola palabra de lo que han dicho. - Confesó Makoto. –

-Vuestra amiga debe de ser muy lista. Hacía mucho tiempo que no veía a mi madre tan entusiasmada por trabajar con alguien. - Afirmó Trunks. –

-Sí, son guais. - Añadió un animado Son Goten. –

-A Ami también le está encantando la experiencia. – Convino Rei. –

-Y A Taiki no digamos, hacía mucho que no la veía tan entusiasmada con algo. - Declaró Yaten. -

 

            Y tras intercambiar unos comentarios más decidieron dejarlas a su aire para ver si podían progresar en su difícil tarea. A su vez, tanto Son Goku, como Mamoru aparecieron en medio de una blanca extensión. Y junto con ellos, esos dos extraños seres.

 

-Bueno. - Comentó Goku, dirigiéndose a ellos. - Me habíais dicho que aquí tendría rivales de valía.

-Así es. - Se sonrió Zoen, señalando a su compañero. - Prueba a ver si eres capaz de vencer a Buruk. -

 

            Son Goku asintió, aunque Mamoru posó una mano sobre el hombro derecho del saiyajin para aconsejarle.

 

-No me parece una buena idea. Deberíamos buscar a Usako y a las demás.

-Sí, es verdad. Pero antes quisiera comprobar algo. - Afirmó Goku. –

 

            Mamoru le dejó entonces que se adelantase para encararse a ese enorme individuo. Aquel coloso de ébano sonrió ampliamente entrechocando sus enormes puños y sentenció.

 

-Hora de divertirse.

 

Parte 17

 

            Galaxia había aumentado su intensidad lanzándose contra esa curiosa chica de color. Sin embargo, esta esquivaba cualquier ataque con pasmosa facilidad. Y lo más raro de todo era que ni siquiera respondía a ellos.

 

- ¿Te crees que esto es un juego? - Espetó la sailor, que comenzaba a irritarse –

-Claro. Y muy divertido. ¡Es como el escondite cósmico! - Se rio Soa. – ¿A qué no me pillas, cara de rosquilla? -Canturreó divertida. –

 

            Galaxia volvió a disparar algunas bolas de energía que Soa evitaba sin aparente dificultad. Incluso cuando se revolvían contra ella. La diosa parecía danzar esquivándolas hasta hacer que chocasen entre sí, atronando el lugar con la explosión resultante.

 

- ¡Más, más! – Pedía incesantemente aquella extraña individua para asombro de Usagi y Kakyuu y desesperación, seguida de enfado, de Galaxia. -

- ¿Es que no contratacas, Soa? - Quiso saber Dialen que observaba aquello con desapasionamiento. –

-No me gusta. - Respondió su compañera afirmando con entusiasmo infantil. - Prefiero que esa divertida criatura de pelo dorado y largo trate de atraparme o me tire sus bolitas de luz.

 

            Aunque al oír eso, Galaxia se detuvo en seco, estaba bastante molesta e incluso jadeante, dado que comenzaba a cansarse.

 

-No voy a servirte de juguete. Tengo cosas más importantes que hacer. – Sentenció con visible disgusto. -

- ¿Y a mí? ¿Servirías de juguete para mí? - Intervino aquel individuo rubio. -

 

Fue chasquear sus dedos y enviar a Galaxia a varias decenas de metros de distancia, haciéndola caer. Aunque la sailor se levantó con una celeridad sobrehumana. Empero, ese ataque no había terminado y aquel ser la bombardeó con rayos de energía de un color azulado. Galaxia los evitó, y estaba lista para contratacar cuando su adversario materializó una espada.

 

- ¿Qué te parecería un duelo?

-Si eso es lo que quieres. - Replicó ella, haciendo aparecer otra larga espada a su vez en su mano derecha. -

- ¡Basta, por favor! - Intervino Usagi. - Podríais haceros daño.

-Esa es la idea. O de lo contrario esto carecerá de interés. - Contestó Dialen. -

-Entonces. Vamos a comprobar lo interesante que puede llegar a ser. - Replicó Galaxia lanzándose contra él a una enorme velocidad. -

 

Atacó con su estoque, pero ese tipo detuvo la acometida. Comenzó una igualada pelea de esgrima en la que ambos contendientes demostraban un domino portentoso de sus aceros. Galaxia lanzó varios mandobles que su rival bloqueó, para responder con unos rápidos molinetes que la guerrera detuvo, contrarrestándolos a su vez con dos fintas y una acometida. Aunque no pudo herir a su adversario. Este a su vez falló en ese mismo intento. Parecían estar a la par. Sin embargo, la sailor comenzaba a perder precisión debido al agotamiento, en tanto que aquel tipo no daba muestras del menor signo de agotamiento. Lo que sí dijo fue.

 

- ¿Y tú eres la protectora de esa Vía Láctea? ¿La que plantó cara a ese tal Caos?

-Tú lo has dicho. - Sentenció ella entre jadeos de cansancio. -

-No lo haces nada mal. - La alabó Dialen, quien irónicamente agregó de manera despectiva. - Para un ser inferior.

- ¿Cómo? ¿Ser Inferior? ¿Cómo te atreves? - Espetó la ofendida guerrera. -

- ¿Tienes algún problema con eso? - Se sonrió su interlocutor. -

 

Galaxia no contestó, aunque se apartó de su rival. Estaba tratando de recobrar energías. Kakyuu le susurró a Usagi, no sin preocupación.

 

-Esa criatura está jugando con ella. Jamás pensé que diría esto, pero me temo que Galaxia no tenga ninguna posibilidad.

 

No obstante, Usagi miró a su interlocutora con una mezcla de afecto y calma para decir con suavidad.

 

-Galaxia es mucho más fuerte de lo que imaginas.

 

Sin embargo, una gran explosión se hizo sentir, pese a haber ocurrido a mucha distancia de allí. Todos vieron un gran hongo, similar al de una explosión atómica, elevarse en el horizonte.

 

-Siento una fuerza enorme. - Declaró Galaxia, deteniéndose en su batallar y centrando su atención en aquello. -

 

Y su hasta entonces enemigo hizo desaparecer su espada y añadió, con tono divertido.

 

-Otro de mis compañeros está pasando un buen rato.

- ¡Sí! -Aplaudió Soa con entusiasmo. - Seguro que es Buruk. Él y Zoen fueron a entretenerse con más de estas criaturas tan monas.

 

A los pocos instantes, en efecto vieron dos figuras surcando el inmaculado cielo que había sobre sus cabezas. Una de ellas refulgía en tonos dorados, la otra pertenecía a un enorme hombre de raza negra. Los dos aterrizaron a pocos metros de su posición.

 

- ¡Son-kun! - Exclamó Usagi. -

 

Su amigo no pareció escucharla. Se lanzó contra ese gigantesco individuo y ambos intercambiaron golpes más allá de lo que eren capaces de seguirles con la vista.

 

-Ese parece un buen combate. - Comentó Galaxia. -

-Y a ese chico no parece irle muy bien. - Declaró Kakyuu cuando vio como el amigo de Usagi recibía un tremendo puñetazo que le lanzaba a centenares de metros de allí. -

 

Ahora vieron con asombro como el color del pelo y el aura de Son Goku cambiada de dorada a azul celeste...

 

- ¡Vaya!, ¡un super saiyajin nivel dios! - Exclamó Soa asegurando casi parecía que con expectante emoción. - Nos lo vamos a pasar muy bien.

-No te creas. No es para tanto. Mucha luz y poco más. - Le contestó otra voz femenina perteneciente a una mujer que apareció a su lado. -

 

Era un poco más alta que ella y vestía de un modo similar. Con ese pelo corto color violeta que le caía lacio hacia un lado de la cara. Fue Dialen quien la saludó.

 

-Zoen. ¿Qué tal con esas criaturas?

-Hasta ahora bastante aburrido. Al menos para mí. Aunque Buruk se está divirtiendo. Ya le conoces. Todo lo que tenga que ver con violencia en el plano material le fascina - Respondió desapasionadamente esta que, chasqueó los dedos en tanto le decía a la perpleja Usagi. - ¡Ah!, casi lo olvidaba, esto es para ti...

 

Y justo al lado de Usagi y de Kakyuu apareció un desconcertado Mamoru.

 

- ¡Mamo-kun! - Exclamó ella corriendo a abrazarla. -

-Usa-ko.- Pudo responder él, acogiéndola entre sus brazos. - ¿Qué está pasando aquí?

 

Y en tanto su pareja iba a responder Goku se las veía y deseaba para mantenerse en igualdad de condiciones en su combate contra aquel coloso. Era tan o más fuerte y rápido que él.

 

-Y encima mis ataques no le hacen mella. Bueno, voy a probar con este. - Suspiró el saiyajin que juntó ambas manos para recitar su más famosa técnica. – Kaaa…mee…haa…mee…haa....

 

Una gran bola azul se formó entre las curvadas cuencas de sus palmas y él no dudó en lanzarla contra su oponente. Aquello salió disparado en forma de una grandísima catarata de energía, levándose por delante a Buruk. No contento con eso, Son Goku pasó a desplazarse con su translación instantánea y reaparecer justo al lado de ese tipo, dándole un aluvión de golpes que terminaron por enviarle a muchísima altura, más lejos de lo que se podía vislumbrar...

 

-No está mal. - Aprobó Galaxia. –

-Un ataque realmente poderoso. - Afirmó Kakyuu a su vez. -

- ¡Ja, ja, ja! ¿Eso os impresiona? ...Si es lo más que puede hacer ¡menudo aburrimiento! No le dudará a Buruk ni un instante. - Se burló Dialen. -

 

Justo dijo eso, Son Goku apareció justo al lado de Usagi, Mamoru, Kakyuu y Galaxia en apenas un parpadeo.

 

-Me alegro de volver a verte. Tus amigas estaban muy preocupadas por ti. - Le comentó el saiyajin a Usagi a modo de saludo. -

-También tus amigos estaban tratando de encontrarte, sobre todo tu esposa. - Le respondió ella con cara de circunstancias. -

- ¿Has conocido a Chichi? - Inquirió él. -

-Sí, y al resto de tu familia. Son muy agradables. - Sonrió Usagi quien mutó su expresión risueña por otra algo más preocupada al desvelarle. - Pero tu mujer llegó a pensar que teníamos una aventura.

- ¿Quée? - Exclamaron Son Goku y Mamoru a la vez. -

 

Galaxia y Kakyuu los miraban sin comprender, aunque enseguida esta última advirtió.

 

- ¡Cuidado!

 

Y es que aquel enorme tipo negro estaba de nuevo allí, mirando a Son Goku con un rictus de sadismo en la cara. Daba la impresión de no haberse visto afectado en lo más mínimo por los ataques anteriores.

 

-Vaya, esto va a ser difícil. - Suspiró Son Goku. -

- ¿Necesitas ayuda? - Se ofreció Usagi. -

-No, gracias. Bueno, ahora mismo no, pero cuando volvamos a casa, quizás la precise para apaciguar a mi esposa. - Aseveró él. -

-En eso no sé si podré ayudarte. - Susurró su amiga. -

-Oye, ¿Qué es eso de una aventura entre vosotros dos? - La interrogó Mamoru frunciendo el ceño. -

- ¡Nada, nada! - Se rio Usagi llevándose una mano al cogote para responder azorada. - Una señora que sacó unas falsas conclusiones, eso es todo.

 

La que desde luego no comprendía nada era Galaxia, que se acercó hasta la pareja y le preguntó a su antaño enemiga.

 

-Oye, Sailor Moon. ¿No te estás tomando esto demasiado a la ligera?

-En absoluto. Pero no se trata de lo que parece. - Replicó la interpelada, con tono serio por una vez. -

-No te comprendo. - Pudo decir su interlocutora. -

-Lo harás. - Le respondió Usagi, con suave afabilidad en tanto quería saber a su vez. - ¿Es que no te has dado cuenta de donde estamos?

 

Parte 18

 

Y mientras tanto. Goku y ese tipo volvieron al combate. Buruk le castigaba ahora con dos golpes, el saiyajin tornó entonces sus cabellos de color negro y sus ojos refulgieron con un destello grisáceo. Al instante comenzó a esquivar cuantos ataques veían hacia él por parte de ese dios.

 

-Esto sí que es realmente interesante. - Declaró Buruk. -

-Lo es. - Convino en la distancia Zoen. -

-El señor Georcael tenía razón. - Afirmó Soa. -

-El señor Georcael siempre tiene razón. - Le respondió otra voz, perteneciente a un individuo recién aparecido ante ellos. -

 

Aparentaba ser un hombre en la treintena, de cabellos castaños y ojos azules, un poco más de metro y ochenta centímetros de altura, con ropas bastante más discretas que el resto. Fue Dialen quien se dirigió a él.

 

-Redan. ¿Cómo tú por aquí?

-He venido para preparar la llegada de nuestro señor y de alguien más. - Fue la respuesta. -

 

Les contó a sus compañeros cómo había aparecido ante aquellas otras criaturas, que estaban afanadas en construir algo. En efecto, Taiki había salido a tomarse un descanso y charlar con sus compañeras y tanto Bulma como Ami, le estaban dando los últimos retoques a una curiosa máquina, que daba la impresión de ser similar a una cabina de teléfonos, la tenían suspendida en un andamiaje en tanto completaban su trabajo en ella.

 

-Tampoco se te da mal la mecánica. - Sonreía la propietaria del laboratorio, al ver a su compañera de faena apretar algunas tuercas con una llave inglesa, debajo de ese aparato. -

-Hace tiempo que aprendí, ayudando a una amiga a reparar un automóvil. - Le contó Ami. -

-Desde luego, hacemos muy buen equipo. - Sentenció Bulma con satisfacción. -

 

Fue en ese instante cuando Redan apareció ante las atónitas mujeres y asintió.

 

-Lo sois. Un excelente equipo en verdad. Sin embargo, a pesar de vuestros esfuerzos, no lograréis llegar a donde están vuestros amigos.

 

- ¿Tú quién eres? - Quiso saber Bulma al verlo, mirando de seguido a Ami para preguntar. - ¿Amigo tuyo, quizás?

 

            Esta movió la cabeza, tan sorprendida como su anfitriona.

 

-No me conocéis, me llamo Redan, soy un dios inter dimensional.

- ¿Un qué? - Inquirió Bulma. -

-Un momento. - Dijo Ami con tono más calmado para querer saber. - ¿Eres uno de los que se han llevado a Usagi y a Son Goku?

-Digamos que soy como ellos, pero no he participado en eso. - Replicó aquel dios, explicando de seguido. - Mis compañeros son muy curiosos y siempre andan buscando algo que les divierta. Aunque en este caso no puedo echarles del todo la culpa.

 

No pudo añadir más, Trunks y Son Goten, seguidos por el resto de las sailors, entraron en el laboratorio. Fue el hijo de Bulma quien, convertido en super saiyajin, se dirigió a ese individuo.

 

- ¡Oye tú! Deja en paz a mi madre o verás lo que es bueno.

-Eso, eso. - Convino Goten, igualmente transformado en un guerrero de cabellos dorados. -

-Niños, esto puede ser peligroso. Dejadnos a nosotras. - Intervino Sailor Júpiter. -

-Nos apañamos solos, ¿Verdad Goten? - Le preguntó Trunks a su amigo. -

-Pues claro. - Secundó este. -

 

Ambos críos se lanzaron contra aquel tipo, en tanto intentaban atizarle varios puñetazos y patadas, aunque no lograron darle ni un solo golpe. Sencillamente le atravesaban como si fuera una proyección.

 

- ¡Oye, eso no vale!  - Protestó Son Goten. -

-Así no podemos pelear. - Añadió asimismo Trunks. -

 

Las sailors se miraron perplejas. Fue Minako quien quiso probar con su cadena de amor, pero tampoco fue capaz de asir nada físico cuando la proyectó contra ese hombre. Así Setsuna comentó.

 

-No tiene sentido atacarle, puede que sea sencillamente una imagen proyectada.

-No lo soy. - Se sonrió su interlocutor, afirmando. -  Pero no gusto de emplear la violencia.

-Vale ya, Goten, Trunks. - Intervino la ruda voz de Vegeta que había hecho acto de presencia, convertido en super saiyajin blue. - No tiene caso que ataquéis a quien no podéis alcanzar.

-El príncipe de los saiyajin, es un honor. - Le saludó Redan. -

 

El interpelado asintió levemente sin decir nada. Fue Bulma quien más conciliatoriamente tomó la palabra para relatarles a todos.

 

-No nos ha hecho ningún daño, es más, nos estaba explicando lo que había sucedido con Son-Kun y con Usa-chan...

- ¿Qué os ha dicho? - Quiso saber Rei. -

-Eso, ¡habla de una vez, villano!  - Le conminó Trunks, ganándose un capón por parte de su padre. - ¡Ay, papá! ...- Se quejó el dolorido crío, frotándose la coronilla. -

- ¡Cállate y escucha!, ¿Cómo va a contarte nada si no le dejas hablar? - Le regañó Vegeta. -

-Tengamos paciencia. - Suspiró Michiru. -

-Sí, como decía Daisaku Ikeda, con amor y paciencia nada es imposible. - Sentenció Ami. -

- ¿Quién es ese? - Quiso saber Son Goten, mirando en derredor. -

-Es un filósofo budista. - Le respondió afablemente la guerrera de Mercurio, dejando al pequeño con la boca abierta. -

- ¿Y eso qué es? - Inquirió nuevamente el niño, mirando con estupor a esa muchacha de cortos cabellos azulados. -

- ¡Mira que eres borrico!  - Se rio Trunks. -

- ¿Tú lo sabes? - Le preguntó su amiguito, insistiendo en su cuestión previa. - ¿Qué es un filósofo?

-Pues claro que lo sé. - Afirmó el interrogado dándose importancia, empero, enseguida comenzó a hablar con tinte dubitativo en tanto intentaba pensar una respuesta. - Pues es un señor que es...pues eso, filósofo...

-Bueno, si no os importa, niños, podríais dejar que ese dios se explicase. Por mucha paciencia que tenga vosotros vais a colmarla.  - Intervino Piccolo quien, con el resto, se había personado en el laboratorio. -

 

Trunks agradeció esa interrupción y prefirió callarse a seguir complicándose la vida. A todo eso, el grupo fue aproximándose a ese misterioso recién llegado. Por suerte estaban en una estancia grande que podía alojar sin apreturas a las varias decenas de personas que se habían dado cita allí. Por su parte, Redan aguardó, desde luego que con franciscana paciencia, a que todos estuvieran en silencio y pendientes de sus palabras para comentar.

 

-No debéis preocuparos...

 

Parte 19

 

Entre tanto, Buruk parecía disfrutar de su combate contra Son Goku.

 

-Para ser una criatura sin apenas evolucionar, lo haces bastante bien. - Le alabó en tanto esquivaba un ataque de su oponente. –

-Me alegro de que te guste, también tú eres muy fuerte. - Le elogió Goku a su vez. –

-Pues no viste nada aún. - Sonrió ese enorme individuo que desapareció delante de él para reaparecer justo al lado de Galaxia y exclamar. - ¡Esto servirá!

 

            Y sin que la atónita sailor pudiera reaccionar ese tipo le arrebató la espada y la arrojó contra Goku a una enorme velocidad. Pese a ello el saiyajin pudo reaccionar apartando en nanosegundos y agarrarla por la empuñadura.

 

-No está nada mal. - Concedió el dios. -

- ¡Eh, Galaxia! - La llamó Goku. -

 

            Y en cuanto la sailor miró hacia él, el saiyajin se transportó a su lado, devolviéndole su arma, para agregar.

 

-Creo que esto es tuyo.

-Gracias, le voy a enseñar a ese individuo a quitarme lo que es mío. - Declaró ella con gesto desafiante. –

-Pues no sé yo, si será de los que aprenden esas lecciones. - Comentó Son Goku. –

-Soy buena maestra. - Le aseguró su interlocutora, casi con expresión sádica. -

 

            Por su parte, Kakyuu y Usagi charlaban tranquilamente junto a esas dos diosas.

 

-Pues Galaxia, sin estar poseída por Caos era muy maja. - Comentó Usagi. -

-Pero la han hecho enfadar. - Observó Kakyuu. –

-Es una criatura muy divertida. Ese bicho Caos debió de dejarle algo de picante. - Intervino jovialmente Soa.  -

-Y creo que nos divertirá todavía más. - Se sonrió maliciosamente Zoen. –

-La verdad, el pobre Son-kun no ha debido de pasar un buen rato. Al menos, agradecerá su ayuda. - Comentó Kakyuu. -

 

            Y es que el saiyajin lucía un aspecto bastante mejorable, con heridas por todo el cuerpo, contusiones y su ropa totalmente desgarrada y rota. Empero, Usagi sonrió al dedicarle una afectuosa mirada a su amigo y declaró.

 

-Esa es precisamente su idea de pasarlo bien.

 

            En ese instante, escuchó una voz, parecía tenerla en su cabeza.  Confirmaba sus presentimientos anteriores.

 

-Sí, lo entiendo. - Musitó Usagi sin que sus contertulias se apercibiesen. -

 

A su vez, en otra dimensión, Redan les había estado explicando algunas cosas a Bulma y a Ami, con la ayuda del dios, ambas tuvieron lista esa máquina.

 

- ¡Es increíble! - Declaró Ami asombrada. - Posees un conocimiento impresionante. Casi eres omnisciente.

-En absoluto. - Rebatió modestamente su interlocutor, alegando. - Apenas soy un poco más evolucionado que vosotros a los ojos del Creador.

- ¡Jolín con el apenas! – Exclamó Bulma. –

- ¿A qué esperas? - La urgió su esposo. - ¡Conecta ese maldito cacharro de una vez y vayamos por Kakaroto y su amiguita!

- ¡Oye! No me ha gustado como has dicho la palabra amiguita. - Intervino Chichi. -

- ¿Y a mí que me importa si te gusta o no como lo dije? - Replicó desabridamente Vegeta. -

- Por favor, tranquilizaos. - Medió Son Gohan. –

 

            Ignorando esa disputa, las Star light también se mostraban preocupadas.

 

-Solamente espero que nuestra princesa esté sana y salva con Usagi. - Comentó Star Maker. -

-Tengamos confianza. Seguramente que la encontraremos. - Dijo Star Fighter. -

-Sí, pero que no nos tome tanto tiempo como la otra vez. - Añadió la inquieta Star Healer. –

 

            Aunque enseguida dedicaron su atención al dios cuando explicó.

 

-Al poner en marcha esa máquina crearéis una discontinuidad espaciotemporal que abrirá la puerta a otras dimensiones. Pero debéis tener ¡mucho cuidado. No se debe abusar del tiempo que esta permanezca abierta. Únicamente los dioses tenemos poder y control para evitar alteraciones graves.

 

            Todos asintieron sin atreverse a oponer nada, ni siquiera Vegeta. Finalmente, Bulma le cedió los honores a su “colega” y Ami pulsó el botón que activaba la máquina. Al instante una especie de tenue rayo sonrosado hendió el aire y creó una abertura de un metro de diámetro aproximadamente. Al otro lado únicamente se veía una interminable y blanca extensión.

 

- ¡Pues vamos allá!  - Arengó Vegeta. –

 

            Las sailors del sistema solar interior, exterior y las Star light dieron un paso al frente al unísono. Lo mismo hicieron Piccolo, Krilin y Son Gohan. Aunque este último fue frenado por el namekiano, quien también se dirigió a Krilin para decirles.

 

-Mejor será que vosotros no vengáis.

-Es mi padre quien se ha perdido ahí. - Dijo Son Gohan. -

-Y mi amigo. - Añadió Krilin. –

-Lo sé, pero los dos tenéis familia. - Les recordó Piccolo. – Y desconocemos si se podrá retornar del lugar al que vamos a ir.

-Lo mismo que Vegeta. - Apuntó Krilin. -

-Él es demasiado cabezota para atender a razones. – Afirmó el namekiano. –

 

            E increíblemente Bulma asintió, dándole la razón. Fue Rei la que intervino afirmando.

 

-No te preocupes, nosotras vamos con ellos y les protegeremos.

- Es una broma, ¿verdad? – Replicó entre burlona e incrédulamente Vegeta, para remachar. - ¿Desde cuándo tienen que protegerme unas niñas con minifaldas?

 

            Las sailors le miraron con caras de pocos amigos, aunque fue Bulma quien le regañó.

 

-No seas tan machista, y agradece que vas en tan buena compañía. Así que no te dediques a mirarles tanto las faldas u otras cosas.

- ¡Yo no me mirado nada! - Se defendió él. –

-Mejor dejadlo para después. - Terció Star Fighter. - 

 

            Y por fortuna, fue escuchada. De este modo, Piccolo, Vegeta y las chicas fueron cruzando aquella abertura que se mantenía abierta de manera estable.

 

-Espero que la energía de la máquina baste. Está consumiendo muchísima. - Estimó Bulma cuando pasaron todos. -

-Sí, a este paso drenará las reservas de Satán City en aproximadamente media hora. - Estimó su padre quien, junto a la madre de la científica, acababan de llegar. -

 

            Eso preocupó a su hija, el doctor Brief no solía equivocarse en sus cálculos. A todo eso, Redan se despidió amablemente.

 

-Debo irme. Celebro haberos conocido.

- ¡Espera! ¿Qué hago si esto se queda sin energía? - Quiso saber la inquieta Bulma. –

-Sabrás hallar una solución. - Afirmó el dios, desapareciendo. –

-Pues vaya. - Suspiró la joven, que ya ocupaba su mente en algo que pudiera resolver esa contingencia. -

 

Mientras tanto, en esa extraña dimensión, Buruk retaba a esas dos criaturas mortales.

 

- ¡Vamos! Podéis atacarme los dos a la vez.

 

            A lo que Son Goku y Galaxia se miraron y él le propuso.

 

- ¿Qué te parece? Es un duro oponente.

-Preferiría darle un escarmiento yo sola. - Declaró la sailor. -

-No seas tan orgullosa. Me recuerdas a Vegeta. Trabajar en equipo no es nada malo. Al contrario, Yo incluso llegué a pelear junto con Freezer para vencer en el torneo de los universos.

- ¿Torneo de los universos? Y… ¿Quién es ese tal Freezer? – Quiso saber Galaxia atónita. –

 

            Son Goku se limitó a responder con tono afable.

 

-Es una larga historia…

-Quizás puedas contármela en otro momento. - Se sonrió su contertulia, volviendo a dedicar su atención a ese enorme tipo, para conceder. - Muy bien, luchemos juntos.

 

Parte 20

 

            Se aprestaron a ello, Usagi al verlos sonrió, sentenciando.

 

-Esto va a ser divertido, chicas.

-Eso seguro. - Convino Soa animando a su compañero. - ¡Vamos Buruk! No vayas a perder, ¿eh?

 

            Y tras oír aquello, el aludido se rio a carcajadas sentenciando.

 

- ¿Perder? ¿Contra esos dos seres sin evolucionar?

- ¡Oye! No hace falta que nos insultes. – Le respondió Son Goku. –

- ¡Esto ya ha durado demasiado! - Exclamó Galaxia lanzando contra él en tanto enarbolaba su espada. -

 

            La Sailor atacó como un relámpago. Tal era su rapidez que apenas sí podían verse destellos de luz rodeando a su adversario y moviéndose a una velocidad altísima. No obstante, el dios esquivaba cualquier acometida y paraba los golpes que su contrincante le lanzaba. Son Goku decidió pasar también a la ofensiva. Utilizando su ultra instinto era tan o más rápido que su compañera. Sin embargo, su enemigo reía divertido frustrando cualquier intento por herirle o golpearle. Al fin, extendiendo sus dos brazos a una tremenda velocidad, asió a sus oponentes por el cuello con ambas manos.

 

- ¡Demasiado fácil! – Declaró. –

 

            La inquieta Kakyuu le pidió entonces a Usagi.

 

-Están en problemas, Sailor Moon. Debemos ayudarles.

-No te preocupes. Están bien. - Se sonrió ella, casi contestando como si su atención estuviese puesta en otra parte. –

 

            El otro dios, de cabellos rubios, observaba aquello de forma indolente cruzado de brazos y dijo.

 

-Esto no es demasiado interesante, quizás habrá que añadir algo de decoración.

 

            Y tras chasquear los dedos, todos se vieron en medio de un paisaje pedregoso. Con altas cumbres en el fondo, y un lago cercano.

 

-La verdad, más bonito sí que es, dan ganas de comerse una merienda. - Afirmó Usagi. -

- Pero. ¿Cómo puedes pensar en comer en un momento como este? - Le preguntó la atónita Kakyuu. -

-Pues porque tengo hambre. - Respondió tranquilamente la interpelada. –

-No te preocupes. - Terció Mamoru, que parecía estar muy tranquilo a su vez. - Confía en Usako

 

            Kakyuu asintió, aunque no entendía nada. Y fue Soa, la que con tonillo entre curioso y divertido, les preguntó.

 

- ¿Eso del hambre significa que las criaturas divertidas y poco evolucionadas como vosotras necesitáis eso que se llama comida?

-Pues sí. - Le contestó Usagi, añadiendo entre suspiros. - Eso que llamamos comida, o más concretamente, buñuelos, pasteles, batidos…Echo mucho de menos estar en el Crown y ponerme morada.

- ¡Ah! – Intervino Zoen. – Era eso que tus compañeras estaban haciendo cuando Buruk y yo llegamos…

 

            Y según decía eso, el mencionado dios lanzaba a Goku y Galaxia contra sendas rocas a las que ambos pulverizaban tras impactar en ellas. Más concretamente Galaxia pudo emitir dos de sus pulsos energéticas reduciendo a arena a una, en tanto Goku sencillamente usaba sus puños para destruirla. Tras respirar agitadamente para recobrar energía, él le comentó a su aliada.

 

-Esto no tiene pinta de que vaya a ser fácil.

-Mejor, las cosas demasiado fáciles me aburren. - Sentenció Galaxia poniéndose en pie. –

-Y mientras mira a Usagi. - Se sonrió Son Goku. - No se podrá quejar.

 

            Galaxia dedicó su atención a aquella muchacha y para su asombro la vio sentada a una mesa repleta de manjares.

 

- ¿¡Será caradura!? - Exclamó entre incrédula y algo irritada. - ¡Nosotros aquí, partiéndonos la cara y ella devorando comida!

-Bueno Gala, no te preocupes, seguro que algo nos dejará. - Afirmó despreocupadamente Son Goku quien ahora añadió más concentrado. – Dime una cosa. ¿Podrías entretenerle un poco?

- ¿Entretener a ese bestia? - Inquirió Galaxia contestando no sin sorna. - ¿Qué quieres, que le cuente chistes?

-Querría probar una técnica, pero necesito algo de tiempo para reunir energía. - Le explicó su aliado. –

 

            Aunque no daba la impresión de que Buruk estuviera preocupado por ellos. Ahora miraba en la misma dirección que sus contrincantes, hablando con sus colegas dioses quienes también se habían sentado junto con Usagi y la imitaban, devorando todo lo que había dispuesto en esa larga mesa.

 

- ¿Se puede saber qué estáis haciendo?

-Imitamos a estas graciosas criaturas. - Le explicó Soa, con la boca manchada de nata. -

-Sí, a ver qué se siente haciendo eso que llaman comer. - Añadió Zoen, que se embadurnaba a su vez las mejillas con chocolate. –

-No parece ser del todo aburrido. - Remachó Dialen tras beberse una gran jarra que debía de contener cerveza. –

- ¡Solamente os falta la música!  - Suspiró irónicamente Kakyuu que tampoco se podía creer aquello. -

-Sí, ahora que lo dices, es verdad. - Convino descuidadamente Usagi, tras comerse su enésimo buñuelo de crema. –

-Puede arreglarse. -Afirmó Dialen, chasqueando los dedos a su vez. - 

 

            Y dicho y hecho, comenzó a sonar una música bastante trepidante, seguida de una canción…

 

Quiero correr, quiero esconderme

Quiero derribar las paredes que me sostienen por dentro

Quiero extender la mano y tocar la llama

Donde las calles no tienen nombre

Aaaa

 

- ¡Ahora! - Le indicó Goku a Galaxia quien, rauda, salió volando en dirección a Buruk, para atacarle nuevamente con su espada. -

 

Quiero sentir la luz del sol en mi cara

Veo esa nube de polvo desaparecer sin dejar rastro

Quiero resguardarme de la lluvia venenosa

Donde las calles no tienen nombre, oh, oh

 

            La sailor tras cruzar sus brazos sobre el pecho, lanzó también innumerables bolas de energía que partieron de dos muñequeras doradas que lucía. Buruk se limitó a anularlas con pequeñas estrellas de energía, de cinco puntas, y color azul oscuro, inscritas en círculos de tonos violetas.

 

Donde las calles no tienen nombre

Donde las calles no tienen nombre

Todavía estamos construyendo y luego quemando nuestro amor

Quemando nuestro amor

 

- ¡Vamos, ven aquí! - Sonrió el Dios, con gesto divertido. -

 

            Galaxia llegó a la velocidad del rayo, haciendo un sinfín de molinetes y tratando de golpear, cortar y dar estocadas a su enemigo. Aunque Buruk se limitaba a detener aquel acero con sus manos desnudas, bloqueándolo con el canto de estas o sencillamente sujetándola. Mientras Goku acumulaba energía…

 

Y cuando voy allá, voy contigo

Donde las calles no tienen nombre

No puedo apartar la vista de ti

 

Te quiero, cariño y se siente bien

Y te necesito cariño, para una noche solitaria

Así que déjame amarte, cariño, déjame amarte.

 

Es todo lo que puedo hacer

 

La ciudad es una inundación

Y nuestro amor se oxida

Estamos golpeados y arrastrados por el viento

Pisoteado en polvo

 

- ¡Allá voy! - Exclamó finalmente Goku, gritando. - ¡Kaio ken, ultra instinto por diez!

 

Parte 21

 

Te mostraré un lugar

Alto en la llanura del desierto

Donde las calles no tienen nombre, oh oh

 

- ¡Esta canción es genial!  - Comentó Usagi, que tras dar un bocado a un trozo de tarta y beber algo de su batido de fresa, se movía al ritmo de la música. –

-Sí que lo es. - Sonrió Mamoru, que era ahora el que daba la impresión de estar pendiente de otra cosa. -

 

Donde las calles no tienen nombre

Donde las calles no tienen nombre

Todavía estamos construyendo y luego quemando el amor

 

Quemando el amor

Y cuando voy allá, voy contigo

Es todo lo que puedo hacer

 

            Y entre tanto, acumulando energía entre sus manos, Goku formó una inmensa cantidad de energía…

 

- ¡Gala, fuera! - Le indicó. -

 

            La sailor se apartó rauda en tanto Goku declamaba…

 

-Ka…me…ha…me…ha….

 

Nuestro amor se oxida

Estamos golpeados y arrastrados por el viento

Soplado por el viento

 

Te quiero cariño, déjame amarte…

Te quiero cariño, déjame amarte…

 

Una enorme onda de energía barrió el lugar. Galaxia se unió al ataque emitiendo multitud de pulsos de energía que convergieron sobre ella justo cuando alcanzaba a Buruk. Se produjo una explosión tal que los otros dioses crearon varias estrellas de colores inscritas en círculos que a su vez produjeron una especie de pantalla de energía que contuvo esa tremenda onda expansiva…

 

Oh y veo el amor

Mira nuestro amor convertirse en óxido

Estamos golpeados y arrastrados por el viento

 

Goku y Galaxia hasta chocaron las manos en señal de triunfo.

 

-Oye Gala, hacemos un buen equipo. - Afirmó él. -

-Sí, ha sido divertido. - Convino ella. – Aunque hemos causado bastantes desperfectos.

-No estuvo nada mal. - Aprobó Dialen en cuanto se disipó el humo y la ceniza resultantes. -

 

            Y es que el paisaje en el que habían aparecido quedó devastado. Montañas enteras había quedado reducidas a cenizas. Usagi dejó de comer por un momento quedándose con la boca abierta.

 

- ¡Vaya! – Exclamó. – Es tal y como me dijo ese anciano…

- ¿Anciano? - Inquirió Mamoru. -

 

Soplado por el viento

Oh, cuando voy allí

Voy allí contigo

Es todo lo que puedo hacer

 

            Y ante la vista de todos, emergió un Incólume Buruk, eso sí, sonriendo ampliamente para sentenciar.

 

-Eso me ha gustado.

 

            Galaxia y Son Goku se miraron perplejos, este último declaró a su vez con visible contento.

 

-Este tipo sí que es fuerte…

- ¿Y dónde está la buena noticia en eso? - Le preguntó su aliada con una mezcla de incredulidad y preocupación al constatar la alegría de su compañero de batalla. -

 

            Poco más pudieron decir, ahora fueron Galaxia y él quienes trataban de esquivar esas estrellas que su adversario les lanzaba, cada una que erraba el impacto en ellos se perdía en el horizonte, estallando al poco y destruyendo una considerable porción de terreno…

 

Donde las calles no tienen nombre…

Donde las calles no tienen nombre…

 

Donde las calles no tienen nombre…

 

Donde las calles no tienen nombre…

 

Donde las calles no tienen nombre…

 

(Where the Streets have no name. U-2. Versión de Pet Shop Boys, crédito a los artistas)

 

- ¡Oye Buruk! - Le llamó Soa, haciendo bocina con sus manos, para pedirle. – No destruyas todo, es un sitio muy bonito.

 

            El gigante se limitó a encogerse de hombros.  Aunque otra voz respondió por él.

 

-El combate ha terminado…

 

Unos minutos antes de que partiera el grupo de rescate, Bulma, había estado cuadrando sus cálculos para obtener toda la energía posible sin provocar una sobrecarga.

 

-Es crucial que no cometa ningún error. – Musitaba. –

 

            Aunque su esposo, impaciente como de costumbre, la apremiaba.

 

- ¡Vamos, no tenemos todo el día!

-No sabía yo que le profesaras tanto aprecio a Goku, para tener tanta prisa en rescatarle. - Intervino agudamente Piccolo, con irónico tono. –

 

            Vegeta se limitó a mirarle de soslayo torciendo el gesto y espetar cruzándose de brazos.

 

- ¡No digas majaderías! Lo que quiero es enfrentarme a quienes quieran que sean los que se han llevado a Kakaroto, deben de ser guerreros de un enorme potencial.

-Creo que está listo. - Declaró Bulma. -

-Sí, los cálculos que has hecho concuerdan con los míos. - Terció Ami, que no dejaba de analizar todo aquello en su ordenador. –

-Entonces, ya podéis pasar. - Les indicó Bulma. -

 

            Empero, antes de hacerlo, fue Vegeta quien le preguntó a su esposa.

 

-Por cierto. Antes de que vayamos. Si no recuerdo mal, convocaste a todo el mundo para decirles algo. ¿Tenía alguna relación con esto?

 

            Y su mujer se sonrió divertida moviendo la cabeza para replicar.

 

-Pues la verdad es que no. Iba a decirles que este año la celebración de mi cumpleaños iba a ser aquí. Y que esperaba que no se echase a perder.

 

            Los demás se miraron entre atónitos y desconcertados. Los amigos de Bulma porque ya la conocían y la creían perfectamente capaz de haberles hecho llamar por tal nimiedad. El grupo de las sailors porque no comprendían nada de aquello. Y fue el propio Vegeta quien moviendo la cabeza indicó.

 

-Vamos…

 

Parte 22

 

            Y al fin, tanto él, como Piccolo y las chicas se metieron por ese agujero. Ahora, tras recordar eso, fue Haruka quien comentó al presenciar aquella interminable e inmaculada extensión de terreno.

 

-Esto es bastante monótono.

-Debimos haber traído cestas de picnic. - Bromeó Minako. –

-Pues no sé bajo qué árbol nos habríamos instalado. - Se sonrió Makoto. -

 

            Aunque pronto dejaron esos comentarios a un lado cuando vislumbraron explosiones en lontananza.

 

-Podrían ser ellos. - Aventuró Seiya. –

 

            Rápidamente la guerrera de Mercurio usó su escáner y lo confirmó.

 

-La firma de energía se corresponde con la de Son Goku.

- ¡Pues vamos! - Arengó Vegeta. - No dejaré que ese tonto de Kakaroto se lleve toda la diversión

 

            Y voló hacia allí a toda prisa. Suspirando Taiki le preguntó a Piccolo.

 

- ¿Ese tipo es siempre así?

-No, ¡qué va! -Replicó sarcásticamente el interpelado, para sentenciar. - A veces puede llegar a ser inaguantable…

 

            Y dicho esto, todos siguieron al príncipe de los Saiyajin. Para cuando le alcanzaron se quedaron tan sorprendidos como el propio Vegeta. Usagi, Mamoru, Son Goku, Kakyuu y Galaxia estaban escuchando las palabras de un individuo anciano de larga barba blanca, que estaba junto con otro tipo de cabello moreno y perilla, este último, sentado en una especie de sillón. Tanto Redan como los otros dioses, permanecían tras de ellos.

 

- ¿Qué está pasando aquí? - Quiso saber Rei. –

-Escucha. - Le pidió Usagi en cuanto su amiga se aproximó y preguntó eso. –

 

            Aquel hombre anciano, saludó con un gesto deferente de su cabeza a los recién llegados y declaró.

 

-Me alegra veros a todos aquí reunidos.

 

            Y es que apenas unos instantes antes, esos dos extraños recién llegados se habían dirigido al grupo de Usagi y los demás.

 

-Bueno, ha llegado el momento de que sepáis lo que sucede. - Intervino ese tipo de cabello moreno y perilla. -

 

Y con la atención de todos los presentes puesta en él, cedió la palabra a ese anciano que se presentó.

 

-Mi nombre es Landar, aunque se me conoce por otros muchos. Soy el guardián de esta región.

- ¿Qué región es esta? - Quiso saber Son Goku. –

-Bueno. - Respondió afablemente su interlocutor. - Una en la cual pueden converger seres de muchas realidades diferentes. Y que no serían capaces de encontrarse nunca en otras circunstancias. Pero en este caso, era necesario que os conocierais.

-De modo que nos has traído aquí por una razón. – Dedujo Usagi. –

-Así es. - Admitió aquel anciano. –

-Ya lo entiendo. Querías organizar un torneo de fuerza. Y has buscado guerreros poderosos. -Dijo Son Goku. –

-No es eso exactamente. - Le corrigió Landar. –

-Pero si has reunido a tantos guerreros de lugares tan dispares, es que precisas enfrentar alguna poderosa amenaza. - Intervino Galaxia. –

 

            Ahora ese anciano de blancas vestiduras a juego con sus cabellos y barba suspiró, asintiendo despacio para sentenciar.

 

-Es una amenaza muchísimo mayor de lo que pudierais imaginar. Por ello les pedía su ayuda a Georcael y los dioses que tiene bajo su mando.

-Un momento. - Terció Vegeta observando a aquellos peculiares individuos. - ¿Qué clase de dioses sois vosotros?

 

            Recordó las palabras de Lord Beerus, que comentó que no tenía el menor deseo de mezclarse ni de enfrentarse a ellos. Así pues, debían de ser tremendamente poderosos. Y el tal Georcael le contestó con una sonrisa.

 

-En efecto. Conocemos a vuestros dioses superiores. Y ni ellos pueden dañarnos a nosotros, ni nosotros a ellos.

-Eso es bueno saberlo. - Afirmó Piccolo cruzado de brazos en postura hierática. -

-Y si sois tan poderosos. ¿Para qué nos necesitáis exactamente? - Quiso saber Haruka. -

-Es cierto. No sé qué podríamos hacer nosotros, que no seáis capaces de hacer unos dioses tan poderosos. -Convino Michiru. –

 

            Ante eso, fue Landar quien tomó la palabra para afirmar con tinte paternal.

 

-Vosotros tenéis unas interesantes historias que contar. Y nosotros estamos muy interesados en ellas. Y os necesitamos para protagonizar una que sea realmente inolvidable.

-Comprendo. - Sonrió entonces Usagi. -

 

            O quizás fuera la reina Serenity quien hablase, dado que su tono sonó asimismo maternal y lleno de sagacidad en tanto añadía.

 

-Deseáis construir una historia que trascienda las diversas dimensiones. Dado que hay algo que las amenaza a todas ellas. ¿Es así?...

 

            Y Landar sonrió asintiendo despacio para reconocer.

 

-Señora, sois realmente sabia.

-Entonces, todas estas peripecias por las que nos habéis hecho pasar…- Añadió Mamoru. –

-Han sido una forma de comenzar esa historia. - Terminó Son Goku. –

-Digamos que una prueba de lo entretenida que puede llegar a ser – Les confirmó Zoen. –

-Y no ha estado nada mal. - Afirmó Buruk, alegando en tanto entrechocaba sus enormes puños. - Al menos yo me he divertido.

-Sí, ha sido muy movida. - Convino una entusiasmada Soa, dando palmadas. –

-Tenéis mucho potencial. - Dictaminó Dialen. -

 

            Galaxia se volvió entonces hacia Usagi, o mejor dicho Serenity, cuando le preguntó visiblemente sorprendida.

 

-Eso que me dijiste antes. Tú sabes dónde estamos, ¿verdad?...

-Desde hace bastante tiempo. Cuando Landar contactó conmigo telepáticamente. – Admitió su contertulia. -

-Así es, y ha llegado el momento de que os lo expliquemos con más detalle. Al menos a vosotros dos. - Intervino Redan señalando a Son Goku y a Usagi. –

-El resto volveréis a vuestras respectivas dimensiones y no recordaréis nada de lo sucedido. - Añadió Georcael. -

-Espera un momento. -  Terció Sailor Star Fighter. – Eso no es justo. Tenemos derecho a saber qué ha pasado y lo que sucederá.

-En tal caso, la historia perdería interés. Pero no os preocupéis, nada malo os sucederá y a su debido tiempo seréis partícipes de los acontecimientos. - Declaró Georcael. –

 

            Alguno más quiso replicar, pero sencillamente no dispusieron de tiempo. Todos desaparecieron. Fue entonces cuando Georcael, subiendo nuevamente a su sillón, se despidió.

 

-Te lo dejamos todo a ti, Landar. Por ahora nuestra tarea ha concluido.

-Muchas gracias. – Replicó este. -

 

            Y el dios y sus subordinados hicieron una leve reverencia y desaparecieron. Al fin solamente Son Goku y Usagi quedaron allí, en medio nuevamente de una inmaculada e interminable extensión.

 

- ¡Vaya! Esto parece realmente complicado. - Declaró el saiyajin, mesándose la barbilla. -

-No lo es. - Rebatió el mago. –

-Pues yo estoy deseando que nos cuentes lo que tendremos que hacer. – Afirmó Usagi. –

-Así será, pero no ahora. - Sonrió enigmáticamente Landar. –

- ¿Y cuándo entonces? - Quiso saber Son Goku. –

-A su tiempo…siempre a su debido tiempo…- Replicó su interlocutor. -

 

            Usagi le miró con expresión curiosa y solicitó sin poderse contener.

 

- ¿No podrías adelantarnos algo?

-Sí, - Concedió su contertulio. – Tú tendrás una gran responsabilidad en el devenir de dicha historia, aunque no serás la protagonista. De hecho, habrá muchos que se turnarán en ese papel.

- ¿Y yo? - Inquirió Son Goku, igualmente interesado. –

-Ayudarás y serás el guía de muchos. Aunque tu papel tampoco será tan activo respecto de a lo que estás acostumbrado. - Le reveló Landar, que agregó sentenciando. – Ahora volveréis a vuestras respectivas realidades y un día comenzaréis a recibir información. Quizás en vuestros sueños, o puede que siendo llamados aquí. Olvidaréis que os habéis conocido y cuando sea la hora, volveréis a encontraros.

-Pues es una lástima. En mi opinión, si esto ha sido una historia sobre nosotros, considero que termina de manera muy abrupta. Tantos personajes y un final tan repentino. ¡Podías haberla alargado un poco más! – Suspiró Usagi. -

-Eso no depende de mí. Yo únicamente soy un intermediario. - Se limitó a responder Landar, esbozando una tenue sonrisa. -

-Pues Usa-chan tiene razón. - Terció Son Goku, comentando. – Me he quedado con ganas de más combates y más acción.

-Las tendrás, te lo aseguro. - Le contestó el mago con afabilidad. -

 - Y yo, he echado en falta romance, amor y algo de drama. - Agregó Usagi, afirmando en tanto miraba a su amigo. – Son-Kun es un tipo estupendo y habría estado bien correr más aventuras juntos. ¡No me interpretes mal! Que cada uno tenemos nuestras respectivas parejas. - Se apresuró a matizar la ahora azorada muchacha. -

-Y tú también eres realmente maja. Pero tienes razón - Convino este. – Cada uno en su sitio y como buenos amigos.

 

            Y le ofreció a Usagi su mano derecha que ella estrechó, se dieron así un caluroso apretón de manos sellando de este modo su amistad.

 

-Así es, no hay un choque definitivo entre vosotros, sino una relación de camaradería, pues los dos representáis lo mismo, la esperanza en los corazones de la gente. - Declaró el mago. –

 

            Y en tanto pronunciaba aquellas palabras, tanto Usagi como Son Goku desaparecieron de vuelta a sus propios universos, donde tendrían muchas más aventuras. Aunque también, tal y como Landar les auguró, protagonizarían una larga historia junto con muchos de sus amigos. ¿Cuál será esta?...

 

-Todo se sabrá, a su debido tiempo. – Sentenció Landar antes de desaparecer. –

 

FIN.

 

Pues si os ha gustado este relato, que es más bien un prólogo, os invito a descubrir esa historia a la que Landar hace alusión aquí. https://golden-warrior.fandom.com/es/wiki/Historias_de_la_Saga

 

¡Gracias por leer y hasta la próxima!