domingo, 27 de febrero de 2011

PTA ESPECIAL


Especial.


Un día como otro cualquiera, ambas compañeras proseguían con su viaje habitual. También como era su costumbre ,Gabrielle narraba a su amiga una de sus entretenidas historias. Xena escuchaba atentamente, siempre pasaba un rato agradable cuando su compañera se arrancaba a narrar los relatos que había oído en las aldeas que visitaban .Y en esta ocasión era uno particularmente interesante .Al término del mismo Xena miró a su amiga inquisitiva y le preguntó.


-¿Y esa historia donde la escuchaste?.
- Se la oí contar a unos hombres en la academia de Atenas, cuando fuimos aquella vez. Tú estabas encargándote de unos bandidos.
- Ya me acuerdo.- Asintió Xena -.Cuando yo era niña también escuché una historia similar .De cómo Zeus, ofendido por la arrogancia atlante ,sepultó la isla en el océano..
-¡Eso es lo que te he contado!.- Exclamó Gabrielle con tono disgustado llevándose las manos a su pelo color rubio rojizo -.¿Cómo es que me has dejado hablar y hablar si ya conocías esa historia?.
-Bueno- repuso Xena tratando de salir al paso de su desliz -.Tú siempre lo cuentas de un modo más...emocionante.- Pudo decir al fin- .
-¿Insinúas que no he contado bien la historia?.- Repuso Gabrielle con ese molesto tono que auguraba un buen rato de parloteo auto justificatorio del tipo de- .No se escuchaba demasiado bien, había mucho jaleo, la contaban en la plaza del mercado y además...
- No, no me refiero a eso- le cortó su amiga, que no disfrutaba precisamente con la idea de que aquella charla se alargase demasiado, añadiendo conciliadora - .Vamos a dejarlo estar ¿vale?.
-¡No!, ¡no vale! - insistió Gabrielle cada vez más molesta y picada en su orgullo de bardo- .No me gusta que des a entender que me excedo con las historias, quizás les de cierta impronta artística propia y se debe compensar las lagunas de información....


Xena detuvo el parloteo de su amiga con un gesto de su mano izquierda ,con la otra cogió su espada.

-¿Qué ocurre?.- Susurró Gabrielle mirando a su alrededor sin comprender- .


Efectivamente por lo que podía verse no había nada que justificase la prevención de Xena ,hacía una mañana soleada y habían llegado a las puertas de una pequeña y aparentemente tranquila aldea, las gentes discurrían pacíficamente y era día de mercado. Nada parecía indicar peligro y así lo dijo Gabrielle.

- Precisamente por eso- fue la paradójica respuesta de su amiga -. Fíjate, todo el mundo está callado y nadie compra, es como si aguardasen algo...


Y Xena ,como siempre llevaba razón .Los moradores de aquella aldea parecían nerviosos, ninguno dedicaba su atención a los artículos que se ofrecían, es más, los propios vendedores centraban su mirada en ambas mujeres y los aldeanos les abrían un temeroso pasillo conforme ellas iban avanzando. Gabrielle conjeturó entonces, dirigiéndose a su compañera con tono resignado y profunda lástima hacia esas gentes.

- Quizás sepan de ti por historias acerca de tu antigua vida como villana y nos tengan miedo. Todavía quedan personas que no conocen a la nueva Xena .


Pero esta movió la cabeza, su intuición no le decía eso. Sabía distinguir bien cuando la observaban con temor y cuando se apartaban de ella como si tuviese la lepra. No, ese miedo o respeto se centraba en ellas dos, pero no por su directa causa y entonces tuvo un destello en la mente al observar otro procedente del brillo de un metal que salía de la esquina de una de esas casas.

-¡Salgamos de aquí Gabrielle! - .Le instó a su amiga -


Aunque en un abrir y cerrar de ojos varios tipos armados las cortaron el paso. Enseguida fueron rodeadas ,Gabrielle empuñó su largo bastón en posición defensiva en tanto que su compañera sonriente como solía en semejantes situaciones, desenvainó la espada lista para la lucha. Las gentes del pueblo se dispersaron a la carrera y se escuchó una atronadora voz ordenar.

- ¡Capturarlas!..


Los tipos se lanzaron sobre ellas como resortes al oír la voz de mando para recibir los consabidos golpes de todo tipo que Xena era capaz de propinar y los no menos dolorosos de Gabrielle, que manejaba su vara con auténtica maestría. Pero ,pese a la destreza de ambas eran demasiados enemigos. Por suerte un inesperado aliado se unió a ellas.

-¡Dejadme sitio! ,no quisiera perderme la fiesta..
- ¡Autólycus! - pudo decir Gabrielle mientras golpeaba en la cabeza a uno de sus adversarios -. .¡Me alegra verte! .
- Lo mismo digo- repuso él derribando a un adversario de una fuerte patada -..


La llegada de otro enemigo pareció coger de sorpresa a aquellos hombres que se batieron en retirada .Pero cuando pensaban que todo había pasado una figura familiar apareció junto a ellos hablando con aquella misma voz que había ordenado a los soldados atacar.

- Una vez más has eludido a mis soldados. No esperaba menos de ti.
- Tenías que ser tú Ares- repuso Xena mirando con desprecio a aquel tipo alto y musculoso ,de atractivo aunque sádico semblante ,adornado por una perilla y pelo moreno ensortijado -.¿Y ahora que quieres de mi?.
- Lo de siempre- sonrió este encogiéndose de hombros y acercándose tranquilamente -.Te quiero a ti. Y ya estoy harto de no poder conseguirte.
- Pues tendrás que conformarte- sonrió Xena enarbolando su espada con el gesto contraído en señal de reto -.
- Esta vez no, porque he decidido cambiar de táctica .- Sonrió también Ares añadiendo amenazador -.Acabaré con todas las aldeas y pueblos por los que tú pases.


Antes de que Xena pudiera dar su respuesta otra voz masculina tan arrogante como la del Dios, respondió.

- Está claro, ese es el típico tono de los dioses...


Todos se giraron para descubrir a un individuo cubierto por una blanca túnica que se encaraba con el dios de la Guerra.

-¿Y tú quien eres?.- Inquirió Ares divertido- .Esto es un asunto privado, nadie te ha invitado y será mejor para ti que desaparezcas.
-¡Qué miedo me das! - le contestó aquel hombre con una sonrisa de burla en su relajado semblante, era atractivo ,de unos ojos azules profundos e inquisitivos , pelo moreno y largo, como la propia Xena pensaron al unísono Autólycus y Gabrielle mientras oían a ese recién llegado añadir con patente sarcasmo - .¿Y si no me marcho que pasará?.-
-¡ Puede pasarte esto! - espetó Ares lanzando contra él una de sus bolas de fuego -.


Para sorpresa de todos ese hombre lo esquivó sin parecer preocupado, después deshaciéndose de su túnica mostró un traje blanco adornado por una cota de malla dorada de combate que dejaba entrever un cuerpo muy atlético. Desenvainando una espada que también parecía de oro sonrió ,dejando perplejo a Ares que dijo tratando de recordar.

- Yo te he visto antes en alguna parte.
- Estoy seguro de eso, dale recuerdos a tu padre de mi parte- contestó aquel misterioso individuo atacando al dios con su espada -.


Ares desenvainó la suya parando el golpe como pudo, se inició una igualada pelea que era seguida por todo el mundo con vivo interés .Xena le cuchicheó a Gabrielle.

- Ese hombre no es lo que parece ,no sé quien podrá ser, pero parece tan poderoso como el mismo Ares o puede que más.
- Pero eso es imposible- le replicó Gabrielle también entre susurros .-


Autólycus convino en ello mesándose su oscuro bigote y recomponiéndose su jubón color oliva que había quedado descolocado en la lucha. También afirmó a la par que la guerrera.

- Es verdad, lucha de tal modo que es muy capaz de vencer a Ares.
-¡No puedo creerlo!- .Comentó Xena observando la velocidad con la que se extraño individuo peleaba arrinconando al propio Dios de la Guerra -.


Y lo imposible se hizo realidad, aquel individuo desarmó al dios apuntando la espada a su garganta. Ares sonrió pese a todo y dijo.

- Soy un dios y soy inmortal ,no te servirá de nada..
- Serás inmortal pero no para mi espada .La espada de un príncipe de Atlantis .


El gesto de Ares quedó desencajado por el miedo y el de los demás por el asombro más absoluto. Pero aquel hombre no remató a su enemigo, le golpeó con la hoja de su espada derribándole al suelo y le espetó.

-¡Ahora ve y dile a tu padre ,el poderoso Zeus ,que yo ,Alectis , príncipe de los atlantes he regresado para vengarme de los dioses.


Ares se incorporó aun atónito y desapareció a toda prisa. Alectis sin prestarle más atención se giró hacia los demás y declaró con más amabilidad.

- Si sois enemigos de los dioses sois amigos míos supongo.
- Después de verte pelear ni lo dudes- .Concedió de inmediato Autólycus con su acostumbrado humor -.
-¿Eres un príncipe de Atlantis?- exclamó Gabrielle que fue la primera en poder reaccionar- .La leyenda cuenta que Zeus os destruyó por tratar de oponeros a él.
- La leyenda, como siempre está escrita y contada por los vencedores.- Rebatió Alectis -. Nosotros éramos un pueblo prospero y muy poderoso. Pero nunca nos opusimos a Zeus .Fue el rey de los dioses el que, envidioso de nuestro poder ,tramó destruirnos. Nosotros además de ser un pueblo muy antiguo poseíamos ,entre otros secretos, la ciencia capaz de producir armas que acabasen incluso con los dioses. Mirad la cara de Ares cuando le desvelé de donde provenía.
- Estaba asustado- secundó Xena -. Nunca le había visto de esa manera ,ni siquiera luchando contra Heracles .
-¿Heracles?.- Inquirió Alectis con interés- .He oído hablar de sus hazañas, es hijo de Zeus. Me gustaría enfrentarme en combate contra él para probar que soy el más fuerte.
- Si has oído hablar de él como dices- intervino Autólycus -. .Sabrás que no se lleva demasiado bien con Ares. Eso le convierte en tu aliado.
- Además, es amigo nuestro- añadió Xena echando mano a su espada- .Cualquiera que intente dañarle tendrá que enfrentarse antes contra mi y no me preocupa que sea hombre ,dios o atlante

Alectis miró a Xena con una mezcla de sorpresa e incluso respeto y trocó su gesto serio en una sonrisa diríase que hasta teñida de orgullo.

-¡Eres valiente mujer!.- La alabó sin reservas envainando su espada -.
- Me llamo Xena- puntualizó esta -.
- También he escuchado cosas sobre ti. Viajé durante años esperando toparme con alguno de los dioses y tuve tiempo de conocer muchas historias tuyas,- afirmó agregando reflexivo -. Y estas me dicen que tu fama es contradictoria .Algunos te llaman la asesina, otros, en cambio te consideran una heroína. Supongo que según se mire.
- He tenido una parte en mi vida que me gustaría olvidar- admitió ella andando en posición de guardia con la espada aun en ristre- .


Alectis se fijó más detenidamente en esa mujer, vestía una armadura de resistente cuero con remates metálicos que protegían partes vulnerables del cuerpo ,su panoplia la completaban brazaletes de cobre y una especie de peto ,posiblemente del mismo material. Descendiendo por su cuerpo podía contemplar un faldellín que cubría la parte de sus caderas, cintura y partes íntimas, hasta la altura de sus muslos y más allá dejaba a la vista una fuertes piernas que estaban provistas de botas ,también de cuero .Pero lo que más llamó la atención del atlante fue el costado derecho de la guerrera, allí ,bien sujeto a un enganche metálico, pudo descubrir un arma auténticamente curiosa que reconoció al punto y así se lo hizo saber a su interlocutora.


- Eso que llevas ahí prendido es un Chakram..
- Lo conoces, vaya - sonrió Xena afirmando con un complacido tinte de orgullo en tanto envainaba- .Soy la única que lo usa.
- Eso es porque el Chakram es un arma Atlante- repuso Alectis dejándola atónita- .Mira- para mayor asombro de todos sacó otro Chakram que era idéntico al de ella y le inquirió ¿de donde lo sacaste?.
- Es una herencia familiar- contestó Xena aun sorprendida- .Mi padre lo tenía y al marcharse se lo dejó a mi hermano Liceus ,cuando este murió pasó a mi.
- El Chakram era distintivo de la nobleza Atlante y el que tú llevas es idéntico al mío, con los adornos reales en su filo.- Le desveló él -.
- Un momento, un momento- intervino la sorprendida Gabrielle - .Me vas a decir que Xena tiene un arma que perteneció a los reyes de la Atlántida.
- Lucha contra mi - propuso Alectis a la Guerrera sin hacer caso de este último comentario de su amiga -. Quiero ver por mi mismo de lo que eres capaz Xena.- Remató desenvainando su espada -.


Esta aceptó la invitación. También tenía curiosidad por comprobar lo que ese hombre podía hacer. Ella ya había medido sus fuerzas con Ares y Heracles y su instinto guerrero no resistía este desafío. Desenvainó a su vez y ambos cruzaron las espadas. La lucha era bastante equilibrada, ella con sus características sucesiones de piruetas y la agilidad que poseía ,se movía con gran velocidad atacando de mil maneras que, sin embargo ,el atlante no tenía problemas en anular. Xena incluso llegó a golpearle en el rostro con sus puños y a tantearle con potentes y rápidas patadas hasta que Alectis logró desarmarla arrebatándole su espada de un mandoble la atónita guerrera declaró.


- No hay duda, eres muy superior al Dios de la Guerra. Apenas te has esforzado y yo en cambio he usado toda mi destreza. – Admitió con visible respeto e incluso admiración, propia del que conoce bien las técnicas de lucha, lo que sorprendió aun más si cabe a sus amigos.-.


Pero el atlante había satisfecho a su vez la curiosidad y esbozó una amplia sonrisa cuando repuso.

- Yo también he comprobado lo que quería. Princesa Guerrera, o debería decir Princesa de Atlantis.
-¿Princesa de Atlantis?.- Terció Autólycus boquiabierto- .¡Me vas a decir que Xena desciende de vosotros los atlantes!.

Su interlocutor asintió tomando de nuevo la palabra.

- Hace muchas de vuestras estaciones que nuestro pueblo fue destruido por Zeus - explicó Alectis -.Pero no todos perecimos. Algunos pudimos escapar de la destrucción porque estabamos fuera de nuestra patria. Tuvimos que huir y ocultarnos de la cólera de los dioses. Yo emprendí una larga búsqueda y aprendí con grandes maestros, esto dio como fruto la ambrosía. Conseguí comerla y desde entonces soy inmortal con el poder de un dios.
-¿Estas hablando de muchísimo tiempo?- balbuceó Gabrielle -.
- Aproximadamente de unos ocho mil inviernos. Por aquel entonces los dioses eran unos advenedizos y en el resto de la tierra solo habitaban salvajes. Tú Xena, debes de ser descendiente remota de algunos atlantes que se mezclaron con la población nativa. Lo veo en tu apostura, en la fuerza innata que posees y en esa mirada, esos ojos azules tan profundos que eran seña de identidad del pueblo atlante. Tu Chakram y tus dotes de lucha lo confirman. –Y añadió con apremiante decisión -.¡Ayúdame a vengarme de los dioses!, ellos destruyeron la tierra de tus ancestros.
-¿Pero ,como puedes decir eso de los dioses?- exclamó Gabrielle atónita- .
-¿A qué te refieres?- quiso saber el atlante -.
- No sé, pueden ser muchas cosas, pero advenedizos ,han estado ahí desde siempre y han creado el mundo.- Argumentó la desconcertada chica que rectificó -. Bueno lo crearon los titanes ,pero los dioses...
- En eso te equivocas- le rebatió contundentemente Alectis- .Los titanes tampoco crearon el mundo, ese ya existía mucho antes de que ellos aparecieran.
-¿Entonces lo creasteis vosotros los atlantes?- .Inquirió agudamente Xena -.
- El mundo es mucho más viejo que nosotros- admitió el atlante que desveló -.Hay un poder mucho mayor tras de eso. Un poder que ha dirigido a los propios dioses como marionetas de su traición.
- No sé si creer lo que me dices- repuso la princesa Guerrera que parecía confusa -.
- Hay una cosa más- añadió Alectis con la mirada más afligida- .Mi hermano fue uno de los que trató de huir a este continente para salvarse de la destrucción. Él era príncipe de Atlantis , realmente era mi hermano mayor ,estaba antes que yo en el lugar sucesorio y ese era su chakram - declaró señalando al arma y concluyó- .Así pues, tú eres parte de mi familia.
-¡Con ocho mil inviernos de diferencia!.- Exclamó Autólycus -.¡Eso si que es ser un pariente lejano!.
- Lo pasado, pasado está- afirmó Xena- .Y no podremos hacerlo volver por mucho que lo deseemos..
- En eso te equivocas- la contradijo Alectis cuya voz parecía ahora llena de emoción- .Los dioses no sólo nos destruyeron ,además y lo que casi es más infame, robaron muchos de nuestros secretos .Entre ellos uno del que tú, Autólycus, rey de los ladrones si no me equivoco ,habrás oído hablar.
- No te equivocas. Vaya así que también me conoces- sonrió este con suficiencia y apenas disimulada satisfacción, mesándose mientras el bigote -. Eso es muy halagador. ¿Y de que secreto me hablas?.
- De la joya de Cronos. A buen seguro un preciado botín para cualquier ladrón que se precie.
- Siento decirte que ya la robé ,no fue tan complicado- repuso este con bien interpretado desdén - .Pero Heracles se empeñó en romperla .No juzgaba prudente utilizarla.
- Y no se lo censuro. Con esa joya se podía viajar en el tiempo.- Les corroboró Alectis- .Pero tan sólo era una burda imitación de la joya Atlante .Los dioses son chapuceros hasta para eso. La autentica joya permite viajar a través del espacio y del tiempo en el presente, pasado y futuro a una distancia casi ilimitada. Zeus se la llevó y creo que la guarda en el mismo monte Olimpo. Quiero recuperarla.
- Oye, oye. Escucha un momento .¡Eh!,- intervino Autólycus visiblemente alarmado- .Yo soy el rey de los ladrones, no el Dios de los ladrones. Creo que hasta para mi va a ser un poquito difícil entrar en el Olimpo sin que me vean y salir de allí con la joya.
- Eso es imposible .Sólo se puede ir al Olimpo con el permiso expreso de los dioses, es más ,ellos deberían llevarte y tal y como están las cosas no creo que ninguno lo haga- añadió preocupadamente Gabrielle .-
- Por eso debo retar al propio Zeus- replicó el atlante con tono confiado- .Y que acepte mi desafío en el mismo Olimpo .Vosotros vendríais conmigo como testigos .Xena invocando su estirpe Atlante y vosotros como nuestros padrinos de duelo. Quizás tengamos que luchar contra los mismos dioses para llevarnos la joya.
- Tú estás como una cabra - intervino Gabrielle con una nerviosa sonrisa- .Para ti, siendo inmortal y tan poderoso puede ser viable, pero nosotros somos mortales ,y por muy fuerte que sea Xena, ella no puede hacer nada contra un Dios.
- Sin embargo a mi me atrae el reto- sonrió esta dejando descolocada a su compañera -.Si como dices desciendo del pueblo de la Atlántida y los dioses lo destruyeron y robaron aquella joya ,estoy metida en esto.
- No sabemos si eres una atlante- opuso Gabrielle ahora más que preocupada, asustada .Pero cuando a su amiga le entraba algo en la cabeza era imposible hacerla volver atrás, pese a ello argumentó - .Puede que este tipo esté equivocado. ¿Y si nos está engañando?..
-¿Dudas de la palabra de un príncipe de Atlantis?- rugió indignadamente Alectis cuya fuerza era tal que hizo temblar la tierra concentrando su energía-
- No, claro que no.- Se apresuró a asegurar Autólycus - .Calma hombre, digo dios .O lo que seas - .Musitó para añadir con tono más conciliador- seguramente habrá algo que se pueda hacer, pero primero necesitamos un buen plan ,uno muy bueno ,desde luego.


Alectis pareció calmarse para responder con un tono más sosegado dirigiéndose a la intimidada Gabrielle.

- Perdóname, no puedo reprocharte que dudes de los dioses ,es que a veces pierdo el control de mis actos.
- Pues procura que eso no te ocurra- le reprochó Xena más en un tono de advertencia - .No es muy propio de un príncipe y no me gusta que asusten a mi amiga .Lo que se tenga que hacer se hará. Si es para evitar una injusticia. Sea yo o no descendiente de tu pueblo.- Puntualizó con rotundidad -.


Alectis asintió sumiso deseando aparcar cuanto antes ese enojoso incidente y replicó con más animación.

- Tienes razón Xena. Y si logramos arrebatarles la joya recobraremos lo que fue legítimamente de nuestro pueblo. Así que trazaremos un plan. Pese a tu gran habilidad todavía precisas mejorar mucho para enfrentarte a los dioses .Yo mismo te enseñaré técnicas Atlantes que aumentarán más si cabe tu fuerza en el combate .Como tu antepasado me siento responsable de tu formación.
- No nos vendría nada mal toda la ayuda que pudiéramos encontrar -. Terció Gabrielle que propuso- .¿Y si buscáramos a Heracles y a Iolaus?.
- Heracles es hijo de Zeus ,no me gustaría mezclarle en esto ,podría traerle problemas- rebatió Xena- .
-¿Y a nosotros no?- repuso la incrédula Gabrielle para recordarle a su intrépida compañera - .¡Nos vamos a poner a todo el panteón de dioses en contra!.
- Eso no deberá preocuparos - declaró Alectis -.Es más ,en cuanto termine con los dioses no le preocuparán a nadie, habrá un orden nuevo.
-¿Contigo como dios supremo?.- Inquirió Xena con un claro matiz de intencionalidad- .
- Si crees que hago esto para desbancar a Zeus y ser el principal dios te equivocas- negó el atlante - .No me interesa en absoluto. Además, por encima de ellos todavía quedan seres mucho más poderosos y terribles.
-¿Que seres son esos? .- Le preguntó Xena con visible interés -.
- Cada cosa a su tiempo- .Replicó enigmáticamente el atlante y la princesa supo que no diría nada más -.
- Pero no todos los dioses son malvados- opuso entonces Gabrielle -. .Hay algunos como Asclepio o la propia Afrodita que nunca han perjudicado a nadie ,al menos voluntariamente.
-¡Son dioses, hijos de Zeus y eso me basta! .Lo único que miran es su propio beneficio, créeme ,ninguno merece la pena- contestó Alectis con entristecido y visible rencor -.
- Las cosas no son nunca ni blancas ni negras, ya lo verás- le dijo Xena- .
- ¡Llevo sobre este mundo más de ocho mil estaciones, no necesito que me enseñes como son las cosas! - rebatió Alectis con indignada rotundidad. Aunque en vista del rostro severo de la guerrera añadió con tono más conciliador y lleno también de amargura y escepticismo -. No hay ni un corazón entre ellos que valga la pena. No hay ninguno que no merezca condena. Olvídate. He podido comprobarlo deambulando por toda esta Tierra.


Tanto Xena como Gabrielle y Autólycus le observaron con expresiones entre sorprendidas y apenadas. Estaba claro que ese hombre o mejor dicho Dios. Llevaba una gran carga de resentimiento con él, fruto de un terrible dolor que duraba ya miles de inviernos.

- Por malos que sean, tampoco todos son merecedores de esas palabras –.Opuso serenamente la guerrera ante el conforme silencio de Autólycus y Gabrielle -.
- Comprendo que te sorprenda aun mi odio por los dioses, pese a todo lo que te he dicho, en particular sobre Zeus. Pero en tiempos también yo confiaba en ellos.- Y como esa última aseveración levantó la curiosidad de todos ,Alectis pareció claudicar ante sí mismo y agregó -. Voy a contaros algo.


Xena y los demás le miraron con atención ,el atlante se dio cuenta de ello y prosiguió.

- Hubo un tiempo en que las cosas no fueron así. Yo conocí a Zeus cuando tan sólo eran un joven dios. Había sucedido a su padre, el dios Cronos que, como sabréis según la leyenda devoró a todos sus hijos temiendo que uno de ellos le destronaría.- Gabrielle asintió, Alectis continuó con su historia- .Pues bien, ¡eso no fue así! - .Rebatió dejando atónitos a sus oyentes para explicar.- En realidad Cronos y su hijo Zeus, lucharon contra los Titanes y les arrebataron el poder. Nosotros les ayudamos, mi padre Atlas y mi hermano Erectris . Yo entonces todavía era un príncipe muy joven que no había visto el mundo exterior .Conocí a Zeus y nos hicimos buenos amigos .Le mostré la mayoría de los secretos de Atlantis y nos juramos amistad. Después del tiempo gobernó el Olimpo en lugar de su padre que, como el mío acudió a la llamada de su superior, el príncipe de la Tierra. Este intrigó con Cronos y alentó su ambición, lo mismo sucedió con el propio Zeus al pensar que ,si él había podido derrocar a los titanes gracias a la fuerza de Atlantis, otros podrían hacer lo mismo con él. Así que se puso de acuerdo con su hermano Poseidón y entre ambos agitaron los elementos contra mi continente sepultándolo en el mar .De este modo se aseguraban la supremacía sobre el planeta apoyados por el príncipe de la Tierra.


- ¡Vaya! ,eso sí que no lo sabía- reconoció Gabrielle con la boca abierta -.
- Por eso tienes una cuenta más que saldar con él- comprendió Xena añadiendo intrigada -.¿Y de veras no puedes decir quién es ese misterioso príncipe?.
- No, aunque suene peyorativo y repetitivo, todavía no es el momento- .Alegó el atlante que incluso profetizó -. Algún día no muy lejano lo sabrás.
- Pero también has hablado de un desafío- .Recordó Autólycus que lanzó la siguiente pregunta- .¿Acaso crees que Zeus aceptará?.
- Lo hará – .Afirmó Alectis con seguridad -. En aquel entonces eso era costumbre y hasta él debe hacer honor a aquellos ritos .Le conozco bien y no rehusará.


El grupo se quedó pensativo, ya había anochecido y decidieron acampar ajenos a las disquisiciones que se producían en el Olimpo...

-¿Estás seguro de eso?.- Bramaba Zeus apuntando su pregunta hacia Ares que permanecía en actitud sumisa de pie ante él- .
- Si gran Zeus - contestó con tono grave y suave- .Dijo que no pararía hasta vengarse de nosotros.
- Si es un dios como nosotros deberemos tener cuidado- terció cautamente Hera -.
- Incluso te ha vencido a ti, ¿no hermanito ?- intervino Afrodita mesándose sus rubios cabellos con un peine de oro -.
- Podía haber acabado contigo Ares- declaró reflexivamente Zeus que añadió -.Pero está claro que me busca a mi.
- Y lo peor es que ha conseguido aliarse con Xena - dijo Hera con preocupación- .Seguramente ahora buscarán a Heracles para que les ayude.
-¿Y que pueden hacernos ellos?.. - Preguntó Discordia que añadió con desdén - .Sólo son míseros mortales.
- De momento nada- respondió Ares- pero si comen ambrosía serían también dioses y eso podría ser preocupante ,sobre todo si ese Alectis les enseña los antiguos secretos de Atlantis .
- En un principio no tuvo porqué ser así- terció Zeus tornando su enfado inicial en un tono alicaído - .Eramos amigos, incluso me ayudó en mi juventud.
-¿Y que paso?- quiso saber Afrodita con visible curiosidad-
- Intentó arrebatarme el poder .Los atlantes eran demasiado orgullosos y peligrosos .De no haber intervenido el propio príncipe de la Tierra, mi hermano Poseidon y yo mismo hubiéramos seguido la senda de mi padre.
- Lo cierto es que no podía creerlo ,me contaste que eran poderosos pero no pensé nunca que tuvieran una fuerza capaz de igualársenos- admitió Ares -.
- Yo ni siquiera había nacido- dijo Afrodita despreocupadamente cuando agregó - .No puede tener nada en contra mía.
- Sois de mi estirpe- le contestó Zeus -. Eso os convierte también en enemigos suyos.
-¿Qué haremos pues gran Zeus?.- Inquirió Hades que acababa de llegar -..
- Por lo pronto esperar, ellos no pueden llegar hasta aquí. Aunque no nos podemos permitir dar síntomas de debilidad. Si me reta deberé aceptar .Estoy atado por una antiquísima tradición. Además lucharíamos aquí.
- Si necesitas ayuda gran Zeus- se ofreció Apolo añadiendo confiado- .Somos muchos dioses contra él.
- No va a estar sólo- recordó Ares- .Y no conviene menospreciar a Xena, y sobre todo a Heracles.
- Él nunca se volvería contra mi- rebatió Zeus indignado por ese comentario -.Aunque nuestra relación no sea buena sigue siendo mi hijo. Y he de recordaros que la mayor parte de nuestras desavenencias han venido por vuestra culpa - .Remató haciendo blanco de su reproche tanto a su esposa que hizo caso omiso apartando su ofendida mirada, como a Ares que bajó la cabeza sin decir nada -.
- La situación es más seria de lo que parece- declaró juiciosamente Atenea que también se había unido recientemente a la conversación- .Mis espías me han informado de que Alectis planea robar la joya atlante .

Todos guardaron silencio, la mayoría de los dioses porque ni siquiera sabían de lo que se trataba y Zeus y Hera porque lo sabían demasiado bien.

- Si sólo se tratara de eso de buen grado se la daría,- dijo Zeus mesándose su blanca barba- .
-¿Y quedar en vergüenza?-. Le recriminó indignadamente Hera -.¿Que el rey de los dioses quede como un cobarde ante los ojos de los demás dioses y de los mortales? .¿Qué respeto podrías infundirles después de eso? .No ,debes destruir a ese traidor atlante. Hace mucho que debiste hacerlo .Pero eres demasiado permisivo.
- Él me ayudó una vez- repuso Zeus bastante enfadado- .Y esa deuda de gratitud me impedía hacerle ningún mal.
- Pero esa deuda hace largo tiempo que quedó saldada ,ahora es él quien te reta abiertamente- razonó su esposa agregando a modo de ultimátum - .Se trata de él o de nosotros.


Zeus guardó un incómodo silencio ante las expectantes miradas de los demás dioses para reconocer al fin.

- Sí, ahora es diferente. Aguardaré el momento adecuado para aceptar el desafío .Mientras tanto ,vosotros debéis apartaros de él. Prohibo a cualquier otro dios que se le acerque .Más que nada por vuestra propia seguridad, ninguno le duraría mucho. Nada más, se disuelve la reunión.- Declaró alejándose hasta perderse entre las blancas e inmensas columnas del palacio de los dioses -.

Para el grupo la noche pasaba tranquilamente, Autólycus y Gabrielle dormían .Xena y Alectis montaban guardia observando el cielo plagado de estrellas.

- El cielo está en calma- suspiró él- .Justo igual que entonces.
-¿Entonces?- preguntó Xena sin comprender -.
- Fue la noche anterior a la destrucción de Atlantis, hace ya ocho mil estaciones - repuso Alectis con voz queda -.Hacía una noche parecida a esta..
- Me dijiste que ibas a enseñarme técnicas. ¿A que te referías?.- Quiso saber Xena con un interés más profesional ,pretendiendo de paso cambiar de tema -.
- No me refiero a formas de lucha ,sino a sacar lo que tienes en tu interior. Tú eres hija de Atlantis y pese al tiempo transcurrido su herencia ha prevalecido en ti.- Declaró Alectis añadiendo con determinación -. Coge tu chakram.

Xena empuñó su arma y Alectis hizo lo propio con la suya.

-Debes concentrarte .Haz que tu energía interior se manifieste. .- le explicó él -.
-¿Como debo hacerlo?.- Inquirió ella -.
- Conoces técnicas de lucha del lejano oriente. Los puntos de presión de China y otras más y también algunos tipos de relajación. Sólo debes proyectar tu energía interna y canalizarla hacia tu Chakram.. Así..


Y como muestra el chacram de Alectis resplandeció en un tono dorado irradiando luz.

- ¡Ahora tú! - la animó él -

La princesa guerrera se concentró tratando de transmitir su energía, aunque nada cambiaba.

- Déjala fluir- le aconsejó el Atlante -.


Xena hizo caso del consejo y se relajó haciéndose una con su arma que, de inmediato comenzó a brillar en ese tono dorado.

-¡Sabía que eras capaz de hacerlo! - sonrió Alectis entusiasmado aseverando -.¡Este poder unido a tu chakram puede destruir a un dios.! Ahora, ¡ lánzalo!.


Alectis indicó una roca cercana y Xena arrojó su chakram contra ella sin vacilar ,este la atravesó limpiamente por la mitad volviendo a su dueña que lo recogió observando atónita como aún mantenía su brillo.

- Es un gran poder- le susurró Alectis- .Por eso los dioses quisieron destruirnos .Temen lo que no pueden controlar.
-¿Qué ocurrirá si logramos llegar hasta el Olimpo y derrotas a Zeus?.
- Recobraré la Joya Atlante y la utilizaré – .Respondió él con naturalidad -..
-¿Para volver?- inquirió perspicazmente Xena -.
- No lo sé aun. Quizás viaje al pasado si, o quizás al futuro. Tengo impaciencia por ver los cambios en el mundo una vez que la tiranía de los Dioses quede eliminada.


Xena escuchó en silencio aquellas palabras ,nunca se había parado a pensar mucho en ello ,el pasado o el futuro .Lo cierto es que siempre había vivido el día a día .Ahora se daba cuenta de que las acciones de todos y la batalla que estaban a punto de librar afectaría a la misma historia.

- Es hora de que durmáis un poco- le dijo Alectis posando una de sus manos en un hombro de Xena con una sonrisa -.
- Si .- Convino ella que despertó a Autólycus con un zarandeo- .¡Arriba!, vuestro turno de hacer guardia.
- Esto es cruel - protestó este aun entre bostezos- .Robarme la gloria del mejor robo que había hecho hasta ahora, aunque sólo fuera en sueños.
-¿Ya es la hora?,- terció la bostezante Gabrielle que también había sido despertada por Xena -.


Su amiga asintió y se tumbó para dormir. Alectis prefirió montar guardia aparte de sus compañeros. Reflexionaba sobre si recurrir a alguna baza que todavía guardaba o esperar algo más Autólycus y Gabrielle se entretenían charlando sobre cosas intrascendentes. El rey de los ladrones dijo entonces, visiblemente animado por la idea..

- Sería increíble ,si yo, Autólycus, fuera capaz de robarles a los mismos dioses en su morada. ¿No crees?.
- Sin duda se convertiría en tu mejor golpe- sonrió Gabrielle preguntando tan interesada como inquieta - .¿Crees que lo conseguirás?.
- Para serte sincero lo veo muy difícil pero junto a Xena y a Alectis todo es posible. Creo que los cuatro hacemos un gran equipo. Pero el contrario también es muy duro.
- Pase lo que pase estamos entre amigos- declaró Gabrielle- .Eso es lo que de verdad importa.
- Si, supongo que tienes razón- suspiró Autólycus llevándose la mano a la barbilla con aire pensativo ,Gabrielle lo advirtió y quiso saber -..
-¿En que piensas?..
- Bueno ,creo que tendré que revisar bien mi equipo.- Repuso este eludiendo la cuestión -. .Si me disculpas hay ciertos trucos secretos que deben seguir siendo secretos.


Dicho esto Autólycus se alejó al amparo de unos matorrales para comprobar sus utensilios .Gabrielle suspiró y dedicó su atención a aquel solitario atlante que miraba al cielo nocturno...

- Hace una noche muy hermosa- fue lo que le dijo para romper el hielo -.
- He visto millones de noches- repuso él con admiración -.Y siempre me sorprende la belleza de un cielo estrellado. ¿Sabes Gabrielle?. Por mucho tiempo que pase me alegra comprobar que las estrellas siguen ahí. Me ayudan a recordar a alguien muy importante para mí.
-¿Es Xena tu tatara , tatara... ,bueno ,sobrina?.- Se atrevió a musitar Gabrielle sin pararse a pensar en el último comentario de Alectis -.
- Si, esta noche me lo ha demostrado, es poderosa y muy fuerte.- Declaró él con orgullo- .Me complace saber que el mundo cuenta con personas como ella.


Y sentándose en una peña cercana el Atlante sacó una flauta que debía llevar bajo su armadura .Con ella interpretó una bella melodía que cautivaba al escucharse .Gabrielle guardó un admirado silencio apoyada en su vara mientras aquella música inundaba la brisa nocturna acompañada por el titilar de las lejanas estrellas. Y Alectis tocaba y pensaba, recordaba y soñaba a un tiempo y sólo unos pocos nombres se dibujaban en su mente.

-<<¡Atlantis, madre, padre, Erectris, Anlay! .Si tan solo pudiera estar a vuestro lado otra vez...>>.


La misma Xena oyó esa tonada medio en sueños, aquello le traía también recuerdos antiguos ,muy antiguos ,podía incluso ver en su mente las imágenes de un esplendor pasado .Un palacio enorme y majestuoso en el centro de una ciudad magnífica como nunca había ni imaginado y se vio a sí misma recorriendo todo aquello como si realmente fuera una princesa de Atlantis. Despertó todavía escuchando aquella melodía. Amanecía ,el sol comenzaba a bañar la colina en la que habían acampado y todos los demás dormían, excepto Alectis que seguía tocando otra música no menos bella que la anterior. La roja bola del amanecer parecía seguir al atlante que ejecutaba una extraña y hermosa danza como si guiase al sol en su despertar, haciendo que este le siguiese sumisamente desde el horizonte .Con cada nota que se desprendía de su flauta, Alectis parecía fundirse más y más con el entorno que le rodeaba, provisto un poder y un dinamismo sin igual. Parecía capaz de levantar a todas las fuerzas de la naturaleza y a la vez era un sonido amable y puro, llamaba a la vida y al calor. Aquella música en suma, era tan armoniosa que parecía tocada por el mismísimo Orfeo .

-¡Esa melodía ,es maravillosa!- .Pudo decir Xena no pudiendo evitar pensar que ya la había oído antes -.


Y cuando Alectis concluyó su interpretación declaró.

- Es una de las más antiguas melodías de nuestro pueblo.
- En mis sueños, he visto Atlantis tal y como fue- ,le confesó Xena acercándose hacia él-
- Quizás sean recuerdos de alguna vida anterior.- Conjeturó el atlante -.
-¿De donde provenían los atlantes?.- Quiso saber Xena visiblemente intrigada - Quiero decir ,no eran hombres como los demás. Ni siquiera los dioses tenían los conocimientos de los que tú me has hablado.
- Lo desconozco.- Admitió Alectis- .De hecho ,los orígenes de la Atlántida se remontan a la noche de los tiempos .Cuando fue destruida ya se habían sucedido muchísimas generaciones. Algunos decían que ,en un principio ,tanto los dioses como nosotros formábamos parte del mismo pueblo. Y que ,sin saber la razón, ellos se separaron y evolucionaron a un plano superior, aunque por lo que puede verse, no tanto.- Añadió con sarcasmo –


Xena entonces recordó. Hacía bastantes inviernos ya, cuando ella tan solo era una niña .Tendría unas seis primaveras y su padre acababa de marcharse a una de las guerras locales que tanto abundaban en la región. Aburrida, había salido a jugar alrededor de su casa pero debió de extraviarse y acabó metida en el bosque, pese a negárselo a sí misma y desde luego disimularlo muy bien ,estaba asustada .El sol ya se filtraba de forma muy escasa entre las densas copas de los árboles y eso presagiaba el atardecer. Sentada sobre un tronco cortado intentaba decidirse a caminar por algún sitio cuando el sonido de una bella melodía llegó hasta sus oídos .La siguió fascinada, adentrándose en la espesura del ramaje hasta llegar a un gran claro .Allí pudo ver a un hombre sentado en unas peñas ,lucía una armadura de oro como las que su padre había descrito en las historias de los héroes y dioses que alguna vez les contaba a ella y a sus hermanos antes de que se acostasen .¿Sería un dios quizás?. La pequeña Xena no lo sabía pero ahora ya no tenía miedo ,además llevaba su espada de madera ,la que le hizo su hermano mayor .Más confiada con el puño de esta aferrado entre sus pequeñas manos, trató de acercarse hasta ese extraño, pero cuando se metió por entre los arbustos para camuflarse le perdió de vista. Tampoco escuchaba ya la música. Al salir de estos ya no estaba allí. La niña corrió hasta la peña en donde había estado y miró a su alrededor .Entonces escuchó una voz que se dirigió a ella con simpatía e incluso cariñoso sentido del humor.

-¿Me buscabas temible guerrera?.


Al girarse Xena pudo ver a aquel hombre, era bastante alto, moreno y de ojos azules ,le recordaba a su padre aunque el desconocido llevaba el pelo más largo y suelto dejándoselo caer hasta casi los hombros.

-¿Eres un ser del bosque?.- Le inquirió la niña -.

El hombre sonrió mirándola con amabilidad.

-¿Cómo te llamas pequeña?,- le preguntó él - .
- Xena- repuso esta sin titubear- .¿Y tú?- quiso saber a su vez -.
- Alectis.- Fue su respuesta -.
- Tocas muy bien- le alabó la niña, preguntando con interés. - ¿Eres músico?.
- Soy un poco de todo y celebro que te guste, es una melodía muy antigua.- Repuso él -.
-¿Podrías tocar más?.- Le pidió ella deseosa de que así fuera- .
- Para una bella princesita como tú será un placer- volvió a sonreír Alectis -

E hizo sonar de nuevo su flauta tocando bastantes melodías y todas muy hermosas. Xena escuchó embelesada durante mucho tiempo, quizás demasiado, ya era de noche y comenzó a tener sueño. Alectis la invitó a descansar sobre un cómodo colchón de plantas. La niña se tumbó en tanto preguntaba.


-¿Vienes de muy lejos?.
- Si, de un lugar muy lejano.- Repuso quedamente él -
-¿Y no tienes miedo de la oscuridad del bosque?- le inquirió la niña reflejando su propio temor aunque por supuesto sin reconocerlo -.
- No hay nada en la oscuridad que pueda hacerte daño siempre que tú no lo temas. Ten siempre precaución y respeto por las cosas, pero jamás miedo ,¿de acuerdo?.- Le aconsejó él -.


Xena asintió con su cabeza fijándose en ese redondel metálico que llevaba aquel hombre prendido a la derecha de su cintura.

- ¿Qué es eso?- .Preguntó la cría -.
- Un chakram – .Respondió amablemente él -.
-¿ Y para que sirve?- .Quiso saber Xena observándolo con los ojos muy abiertos, nunca había visto nada como eso -.


Por toda respuesta el atlante lo arrojó y el arma silbó cortando alguna ramas para volver a su dueño tras describir un círculo perfecto. Alectis lo cogió diestramente con la misma mano con que lo lanzara y lo enfundo de nuevo en su sitio.

-¡Qué juguete tan bonito!. - Se admiró la niña -.


Sin querer sacarla de su ingenuidad infantil , Alectis sonrió asintiendo para asegurarle.

- Algún día tendrás uno igual. Es un objeto que solo poseen los príncipes.
-¿Tú eres un príncipe?.- Quiso saber ella llena de asombrada curiosidad- .
- Lo soy.- Admitió Alectis con una amplia sonrisa -. Príncipe del pueblo de Atlantis.
- No sé que pueblo es ese. ¿Queda lejos de aquí?. - Bostezó la pequeña - .
- Si, muy lejos, fue un pueblo muy grande - le contó el atlante ahora con un tinte de nostalgia- .Rico ,fuerte, bello y poderoso como jamás existió otro igual...


Alectis le contó a la pequeña una interesante historia sobre las maravillas de aquella civilización, pero sin querer entristecerla por su desaparición, omitió este hecho. Después interpretó una hermosa tonada con su flauta a modo de canción de cuna, que invitaba a la pequeña Xena a recostarse sobre él y descansar .La niña se esforzó por escucharla sin dormirse pero acabó entregándose al sueño sin poder terminar de oírla.


Entonces Xena recordó que ,a la mañana siguiente, se despertó en la cama de su propia casa. Su madre le echó una buena bronca por haberse ido tan lejos a explorar y sólo le dijo que un amable forastero vestido con una modesta túnica la había llevado de vuelta además de dejarle como regalo una extraña circunferencia de metal..

-¿Fuiste tú?.- Le inquirió a Alectis visiblemente sorprendida- .¡Aquella vez en el bosque me encontré contigo!. ¡Tú me dejaste el chakram!.


El atlante sonrió, lo recordaba muy bien, le dejó el chakram que conservaba de su hermano Erectris pues presentía que aquella niña estaba llamada a convertirse en una mujer muy especial.

- Así que la pequeña exploradora se convirtió en una valiente aventurera- declaró con orgullo- .No podía ser de otro modo para una descendiente del pueblo atlante. Este era tu destino .Y ahora puede que el círculo se complete, como el vuelo del chakram.


Xena no entendía a que podría referirse con eso, pero no tuvo ocasión de preguntar nada más .Una potente voz intervino proveniente de todas partes y de ninguna en particular.

-¡Alectis ,acepto tu desafío!.
-¿Eres tú Zeus?.- Inquirió este con ironía- .Ya creí que no me llamarías ,pensé que tu hijo no te habría dado el mensaje.
- Nos enfrentaremos aquí, en el Olimpo, y vendrás sólo. - Fue la única réplica -.
- No, de eso nada- sonrió Alectis- .Sería demasiada ventaja para ti. Me llevaré a mis amigos conmigo. ¿O tienes miedo de unos mortales?.
- Sea como tú quieras.- Concedió el dios -.


Un intenso haz de luz apareció desde el cielo cayendo sobre una superficie de terreno ,este se iluminó y algunas de las ramas y pedruscos que alcanzó se elevaron.

- Es nuestro medio de transporte- declaró Alectis urgiendo a la guerrera -. ¡Pronto Xena, avisa a los demás!.


Esta corrió a despertar a Autólycus y Gabrielle que dormían recobrándose de su guardia.

-¡Coged vuestras cosas, rápido!- les espetó sin más concesiones -.


Ambos se irguieron enseguida listos para seguir a Alectis y a Xena al interior de ese haz de luz. Tan pronto entraron se sintieron livianos y comenzaron a elevarse. Cada vez iban a mayor velocidad ,subiendo a una velocidad de vértigo, Gabrielle se sentía marearse por momentos.

- Como esto siga así - terció Autólycus que sentía lo mismo- .Voy a encontrarme el estómago en las orejas si esto continúa.
- Callaos y no penséis en eso- les recomendó Xena que parecía indiferente a todo aquello -.


El ascenso se prolongaba, llegaban ya a superar las capas de nubes, el cielo adquiría una tonalidad cada vez más inmaculada, parecía como si las nubes se espesen para formar una plataforma sólida en la que apoyarse y por fin, la subida se vio cada vez más ralentizada. El grupo se detuvo sobre un piso algodonoso que les invitaba a posarse en él.

- Salid- les indicó Alectis- .Ya hemos llegado.


Con ciertas precauciones se colocaron en aquella nube inmensa que les sostuvo sin problemas. Sus pasos eran silenciosos y tampoco se oía nada más.

-¿Esto es el Olimpo?- inquirió Autólycus con su característico sentido del humor -. ¡Vaya!, no lo imaginaba exactamente así. Quizás más grande..
- Esto solo es la antesala- le informó Alectis- .
- Me decepciona- terció Xena divertida- .La decoración es muy monótona.
- Siento que no te guste mi casa- terció una voz conocida a sus espaldas con fingido pesar -.
- Ares .No podías ser otro- sonrió Xena volviéndose hacia él- .
- Si soy yo- admitió este que apareció junto a ellos con una espada en la mano y ademanes desafiantes para retar a Alectis -.Ahora tendremos tiempo para mi revancha Atlante.
- No tengo tiempo que perder contigo.- Le respondió este desapasionadamente - .No estás a mi altura.


Ares pasó por alto esas palabras o más bien le sirvieron de acicate y atacó con un mandoble pero fue la princesa guerrera quien lo detuvo con su espada.

-¡No te metas en esto Xena! - le espetó él dios de la guerra -.Tengo una cuenta pendiente..
- Creo que tendrás que solventarla conmigo- respondió ella enfrentando su mirada con una de sus ácidas sonrisas -.


Ares aceptó el reto y ambos comenzaron una dura lucha. Autólycus y Gabrielle permanecían observando hasta que Alectis les ordenó .

-¡Vamos, seguidme!. Xena sabrá apañárselas bien sola.


La misma princesa guerrera les hizo un asentimiento con la cabeza para secundar a Alectis, entonces ambos siguieron al atlante sin dudarlo. Justo delante de ellos apareció Apolo con su macabra risa y empuñando una daga.

-¡Mortales ,aquí se acaba vuestro periplo por el Olimpo ,os voy a mandar directamente al Hades!.
-¡Aparta payaso!- le espetó Alectis- .No tenemos tiempo que perder contigo.


El dios ignoró aquel comentario atacando al Atlante con su arma pero este le rechazó con un solo movimiento de un brazo que envió a su oponente a una gran distancia .Sin pérdida de tiempo continuaron hasta alcanzar una gran puerta protegida por rejas doradas.

- La puerta del Olimpo- explicó Alectis que pasó a indicar a sus compañeros - .En cuanto entremos nos separaremos. Vosotros buscad la joya atlante ,yo me encargaré de Zeus.


Autólycus y Gabrielle asintieron y sin más pérdida de tiempo se dispusieron a abrir la puerta aunque aquello no era tarea fácil. Pese a todos los trucos del rey de los ladrones aquello no abría hasta que Alectis les indicó que se apartasen y él lo solucionó con un rayo dorado que saltó el enrejado de la puerta.

-¡Adentro! - les instó el atlante -.

Gabrielle y Autólycus no pudieron avanzar mucho más ,ante ellos aparecieron toda la pléyade de dioses encabezados por el mismísimo Zeus. Alectis se acercó sin parecer en absoluto impresionado y solo dijo con sorprendente calma.

- Ha pasado mucho tiempo.
- Sí- convino Zeus -.Y después de todos estos milenios no creí que fueras tan osado.
- Tiene mucha gracia que seas tú quien diga eso.- Le respondió el atlante que desvió su mirada hacia Hera añadiendo con sarcasmo- .Veo que las cosas te fueron bien después de todo.

La diosa incomodada, apartó la mirada de su interlocutor.

- A ella no la metas en esto- terció Zeus- .Tu enfrentamiento es contra mí.
- Acabaré con todos vosotros y liberaré a los humanos.- Le respondió el atlante -.
- El último que intentó eso fue Prometeo y a él no le fue demasiado bien ,y eso que sólo quiso robar el fuego.- Intervino Ares que ya estaba de vuelta tras haber plantado a su rival -.
-¿Quieres que te vuelva a pegar mocoso?- le espetó Alectis haciéndole retroceder . Tengo cosas más importantes de las que ocuparme que castigar a un niñato insolente.
- Luchemos pues- sentenció Zeus haciendo que un gran círculo de fuego apareciera rodeándoles a ambos.


El padre de los dioses enarboló en una mano lo que parecía un relámpago de luz, Alectis desenvainó su espada dispuesto para el combate.

- Es una buena ocasión- susurró Autólycus -. .Están ocupados en sus cosas y no nos prestan atención.
- No me perdería este combate por nada del mundo- repuso Gabrielle provocando en su compañero un gesto de contrariedad- .


Xena llegó entonces a la carrera, Ares se había desvanecido en mitad de la batalla, justo cuando ella había pensado en utilizar su chakram y decidió volver al encuentro de sus compañeros .Apareció justo a tiempo de poder presenciar el inicio del combate .Este se presentaba bastante igualado. Zeus atacó con sus rayos que Alectis repelió con sendos mandobles de su espada iluminada ahora con un destello dorado y ahora si que el atlante estaba luchando más acordemente a su verdadero poder.

-¡Pagarás lo que le hiciste al pueblo atlante!- exclamaba Alectis atacando al dios con su arma- .


Zeus esquivó por poco y materializó otro rayo que usó como espada para detener las acometidas de su rival recriminándole a su vez.

- De no haber querido tú y los de tu pueblo usurpar el poder de los dioses, nada de eso habría ocurrido.
-¿Pero que dices?- espetó Alectis furioso- .Ahora no busques excusas absurdas para tu infame proceder.


Ambos chocaron sus armas haciendo saltar chispas. En ese instante Autólycus le susurró a Gabrielle.

- Es el momento, nadie se fija en nosotros.


Gabrielle no parecía hacerle caso, estaba tan absorta en la lucha como los demás .El rey de los ladrones insistió con retintín.

- Perdona que te lo recuerde, pero estamos aquí para hacernos con la joya Atlante.


Su compañera por fin convino en ello y sigilosamente salieron del corrillo que presenciaba la pelea.

-¡Vamos ,vamos deprisa! - instaba Autólycus que parecía nervioso -.
- Ya te sigo- le susurraba Gabrielle algo molesta por la insistencia de su compañero- .


A unos metros de donde estaba ellos se ubicaba una puerta de color ébano. Parecía firmemente cerrada. Autólycus decidió tratar de abrirla con sus llaves maestras ,probando una por una, para su desgracia el cierre seguía resistiéndose.

-¡Esto es genial! - escupió él con sarcástico enfado -.
-¿No me irás a decir que el rey de los ladrones se ve detenido por una simple puerta?-. Le inquirió Gabrielle con sorna -.
- No es una simple puerta, listilla - replicó Autólycus con visible incomodo - .Es una puerta del Olimpo. No creo que unas llaves normales puedan abrirla.
- Pues estamos arreglados- suspiró la muchacha -..
- Espera, aun no está todo perdido, déjame hacer a mi- le pidió calmosamente él -.Estoy pensando.


El combate entre tanto se desarrollaba todavía por el cauce de la igualdad. Alectis y Zeus se estudiaban ahora e incluso parecían sonreír divertidos.

- No has cambiado- le dijo el Dios elogiando a su oponente -. Sigues siendo diestro en la lucha.
- Tú tampoco lo haces nada mal, las apariencias engañan ,no estás tan viejo como pareces.
- Eras un buen compañero de lucha- le alabó Zeus- .No sé porqué quisiste traicionarme.
-¿Traicionarte yo?- rió el atlante pasando a plantear su acusación- .¡Esa si que es buena! .Yo no destruí un continente entero sin avisar.
- Descubrí tu traición y no me quedó otro remedio - le respondió Zeus- .No podía sentar precedentes con nadie. Pero yo no fui el que destruyó tu ciudad.
- Un momento- declaró Alectis ahora sorprendido. ¿Lo estás diciendo en serio?. ¿De veras crees que yo ambicionaba tu puesto Zeus?. ¿Pensabas que la Atlantida deseaba expandirse? .De verdad te lo digo, nuestro pueblo tenía otras cosas mejores de que ocuparse. Y tú, no contento con destruir mi país ,te atreves a acusarnos.
- El príncipe le contó a Hera cuales eran vuestros planes- repuso Zeus señalando a su esposa -

Hera pareció palidecer e interrumpió a su marido.

- No le escuches,- le conminó nerviosa -. Es un truco para que bajes la guardia Zeus, te atacará cuando estés desprevenido.
- Comienzo a tener mis dudas sobre todo esto –intervino Alectis - .Y sólo hay una manera de averiguarlo .¡Zeus! - le gritó- .Decide tú si miento o no.

Dicho esto arrojó su espada al suelo, todos los dioses y la misma Xena le miraron atónitos.

-¿Renuncias a la lucha?- le inquirió el sorprendido rey de los dioses -.
- Quiero que hablemos ,no que peleemos ,porque me parece que ambos hemos pensado mal el uno del otro y que no había motivo para tal.
- Es un truco- terció Ares que atacó al Atlante arrojándole una lanza -.

Xena intervino con su Chakram, este tomando un tono dorado intenso partió por la mitad la jabalina del dios.

-¡Cállate Ares y deja que hablen los mayores!- le espetó la princesa Guerrera con sorna- .
-¡No puedo creerlo!.- Dijo Alectis mirando indignadamente a Hera- .¡Fuiste tú la autora de todo esto!. ¡Te dejaste engañar por el príncipe de la Tierra o aun peor, eras uno de sus agentes!.


La cara del padre de los dioses expresó una enorme sorpresa, la misma conmoción que se apoderó de los demás dioses.

-¿Es eso cierto?.- Inquirió Zeus mirando reprobatoriamente a su mujer -.
-¡Es mentira ,se lo está inventando! - replicó Hera que a duras penas añadió -.El príncipe me dijo que ellos deseaban nuestra destrucción -.
-¡Que pena me das!- le respondió Alectis sin disimular su desprecio- .Una de dos, o eres una estúpida o una traidora. Tú y los otros dioses del Olimpo os creéis con derecho a hacer lo que os place, pero yo os digo que un día eso ha de acabar. Hay poderes muy por encima de vosotros.

Poseidon , dios de los Mares interrumpió la conversación dirigiéndose al Atlante con malos modos.

- Ya basta de juegos ,has ido demasiado lejos tratando de destruir a los dioses en nuestro propio terreno.
-¡Tú eres el otro traidor!- espetó el Atlante denunciando sin tregua - .No te interesaba que tu hermano y yo fuésemos amigos ¿verdad?. Querías Atlantis solo para ti.

Todos se miraron de nuevo con sorpresa, Poseidon se apresuró a decir.

- Eso son tonterías. Claro está que mientes.
- Un príncipe de Atlantis siempre dice la verdad. ¡Lucha contra mí si tienes el valor de llamarme mentiroso a la cara!. - rebatió Alectis mirándole con furia -


Poseidon no quiso insistir, incluso él temía al atlante. El propio Zeus estaba atónito ,no sabía a quien creer ,todos guardaron unos segundos de tenso silencio hasta que el Dios supremo admitió al fin.

- No, cierto es que los príncipes de la Atlántida no mienten...


Autólycus lanzó una exclamación de júbilo..

-¡Lo conseguí,! desde luego ni las puertas del Olimpo se me resisten. ¿Que tendré yo para ser tan talentoso? - .Se inquirió a sí mismo con deleite -.
-¡Vamos Autólycus!, no es momento para que te compongas una oda a tus hazañas .Además ese es mi trabajo y tú debes concluir el tuyo- .Le recordó Gabrielle ,loca por salir cuanto antes de allí -.


Su compañero tuvo que ceder y pasaron con prisa .La verdad, aquello parecía demasiado fácil ,sobre una gran tarima y aparentemente sin protección, estaba aquella joya atlante ,era tal y como Alectis se la describió mientras prepararon el plan .De una tonalidad agua mar esplendorosa, casi iluminaba la estancia completa con los destellos que de ella irradiaban .El rey de los ladrones la miró con codicia y alargó la mano, más se detuvo antes de tocarla.

-¿Qué es lo que pasa ahora?.- Quiso saber Gabrielle más que impaciente por cumplir con su objetivo -..
- No me fío ni un pelo - declaró Autólycus cruzándose de brazos en actitud reflexiva -.Esto es demasiado fácil y no me da buena espina.
-¿Y por qué no?- le inquirió la chica que comenzaba a perder la paciencia - .Aquí no hay nada que deba preocuparnos.
- Como se nota que tan sólo eres una chiquilla inocente- sonrió él con un aire paternalista que sacaba de quicio a Gabrielle, más cuando le explicó con el tono que se usaría para persuadir a una niña de cinco años -.Mira, habrá todo tipo de trampas y de las más variadas. ¡Por el amor del propio Zeus! ,este es el cuarto que guarda los objetos más preciados de los dioses, ¿te crees que iban a dejarlo así, sin protección ninguna?.
- Para empezar- suspiró Gabrielle tratando de armarse de paciencia - .Primero hay que llegar al Olimpo y eso no se lo permiten hacer a cualquiera ,y luego abrir esa puerta, lo que tampoco es nada fácil ¿te parece poco? –. Le gruñó -.
-¡Y claro ,a ti ya te basta con eso!- repuso Autólycus meneando la cabeza y suspirando en plan victimista -. ¡Ay estos aficionados!. Anda ,tú déjame a mi ,no soy el mejor ladrón del mundo, ¡que digo del mundo y del Olimpo!, por casualidad.


Tanteando por los alrededores de la tarima Autólycus parecía buscar algún dispositivo que activase trampas terribles pero no encontraba nada. Al completar su cuidadoso examen del lugar se alejó hacia las proximidades.

- No hay nada- oyó decir a Gabrielle a sus espaldas con un tono de absoluta seguridad- .
- Que todavía no lo hayamos encontrado no es señal de que no esté aquí- se empeñó él -.
-Te digo que no hay ninguna trampa- insistió Gabrielle con un tonillo entre divertido, burlesco y cansino -.
-¿A no?- contestó Autólycus irritándose por momentos para preguntar con retintín -. ¿Y que te hace suponer eso?.
- Que he cogido la joya y no ha pasado nada - sonrió la chica mostrando aquella gran aguamarina en una de sus manos-


Autólycus se acercó a toda prisa clavando en ella una pretendida mirada de indignación y le arrebató la joya que escondió bajo su sayal como si temiera ser observado .

-¿Cómo se te ha ocurrido hacer eso?. ¿Estás chiflada?- le reprobó visiblemente alterado- .¿Y si hubieras hecho saltar algún dispositivo secreto?.
- Ya te dije que no había nada- replicó Gabrielle con visible regocijo- .
- Anda, ¡salgamos ya de aquí! - le indicó él deseoso de zanjar esa conversación en la que su orgullo había quedado tan mal parado -.


Corrieron sin ser vistos, o al menos eso creían ,para situarse en el corrillo, pero ya no había lucha, el propio Zeus les dedicó una mirada y sonrió benevolo dirigiéndose a Alectis.

- Sé lo que has venido a buscar y justo es que te lo lleves. Ellos la tienen.
-¿Que tenemos qué?.- Inquirió Autólycus esbozando una trémula sonrisa- .
- Dadle la joya atlante a su dueño- les indicó el dios- .Y no os preocupéis. No estoy enfadado con vosotros.
-¡Gran y magnífico Zeus! .Te aseguro que no sé de que.- El tono de absoluta y melosa coba de Autólycus fue interrumpido por Gabrielle que metió su mano entre las túnicas del ladrón- .¡Oye ,todavía no tenemos tanta confianza para que hagas eso! - añadió él tratando de sujetarse el blusón a la par que forzaba su expresión con muecas ,a cual más apurada - .


Gabrielle le arrebató por fin la joya y se dirigió hacia el atlante entregándosela en mano.

-¿Cómo habrá llegado ahí?- terció Autólycus con voz entrecortada y una estúpida sonrisita de circunstancias, en tanto musitaba entre dientes -. Estamos muertos.
- La joya Atlante- sonrió Alectis acariciando su pulida superficie -.
-Te la entrego en prueba de buena voluntad y te pido perdón por lo que hice. Además has de saber que yo no ataqué Atlantis.- declaró el padre de los dioses con visible sinceridad y añadió para sorpresa de todos excepto claro está del atlante -.Y tú ya lo sabías. Fue el príncipe de la Tierra quien me dijo que lo hiciera creer, pero la agresión partió de su mano, no de la mía.
- Si, lo sé, pero había que coger a los auténticos culpables – .Replicó Alectis recreándose en las atónitas miradas de todos -.
- Para esos habrá un castigo ,no lo dudes- añadió el dios, ahora con tono severo -.
-¡Gran Zeus, ten piedad!. Yo sólo creí las palabras del enviado del príncipe- le imploró Hera -.
- Nosotros siempre quisimos lo mejor para ti y nuestro reino -. Secundó Poseidon -


El padre de los dioses les miró con gesto inflexible aunque paradójicamente Alectis intercedió por ellos.

- Déjales, ya tienen bastante con su propia infamia. Además, me inclino a pensar en que no mienten respecto a lo que dicen.
-¿Y que harás tú ahora Alectis?.- Intervino Xena- .Has logrado que salga a relucir la Justicia y ya tienes la joya que tanto ansiabas.
- Supongo que ,me gustaría viajar por el tiempo ,quizás en un futuro los dioses sean más razonables. Zeus- se dirigió a este en un tono más amistoso- .Si de verdad quieres reparar el daño que hicieron los tuyos, cuida de no repetirlo con los humanos que moran en la Tierra .Hora es ya de que les dejes ser dueños de sus destinos.
- Es un favor que te debo y cumpliré con ello, de ahora en adelante ,ni yo ni los otros dioses interferiremos caprichosamente en los asuntos de los mortales.
- Quizás me de una vuelta por los siglos venideros para comprobar si esto es cierto.- Sonrió el atlante-
- Hazlo si te place .Y podrás constatar que el padre de los Dioses tampoco falta a su palabra.- Le aseguró Zeus -.


Alectis asintió despacio y se acercó hasta su interlocutor al que ofreció la mano, Zeus la estrechó sin dudar.

- Volveremos a vernos ,quizás cuando ninguno de nosotros seamos ya necesarios- le dijo el Atlante- ..
-¡Hasta pronto y cuídate!- le despidió el dios -.


Y sin que los demás pudieran intervenir se vieron transportados nuevamente a la Tierra. Xena, Gabrielle y Autólycus ,junto con Alectis, aparecieron en las blancas arenas de una playa .El atlante portaba en su mano la joya que brillaba con una indescriptible belleza al ser iluminada por los rayos del sol que amanecía en el horizonte.

- Debo marcharme.- Declaró Alectis con voz queda .-.
-¿A dónde irás?.- Quiso saber Gabrielle -.
- A donde le dije a Zeus, al futuro ,quiero ver que será de este mundo. Las gentes que vendrán, las maravillas que están aun por hacer. Sin los dioses ,los mortales serán dueños de sus destinos y quisiera verlo.
- Mucha suerte y vuelve alguna vez a contarnos algo de ese futuro - le deseó Xena estrechándole las manos - .
- Ha sido un placer - se despidió también Autólycus añadiendo con su irónico humor habitual - .Dime si encuentras alguna estatua mía que me reconozca como el mejor ladrón para las generaciones futuras.
- Miraré- sonrió Alectis que lanzó un último - .Adiós amigos.


Separándose del grupo invocó el poder de la piedra que refulgió aun más maravillosamente si cabe inundando el lugar de luz. Todos tuvieron que taparse los ojos debido al resplandor y para cuando quisieron volver a mirar el atlante había desaparecido.

- Alectis, que encuentres la paz y la felicidad en algún momento del futuro- declaró Xena -.
-¿Crees que algún día volverá?.- Inquirió Gabrielle -
- No lo sé- repuso su amiga- .Pero siento que todavía le queda un gran peso en su corazón. ¡Ojalá que pueda quitárselo!.

Gabrielle asintió guardando silencio, ella también lo había notado.

- Bueno chicas ,yo si que debo marcharme- terció Autólycus rompiendo la atmósfera de misticismo y nostalgia que parecía haberse creado entre ellos -.Todavía hay mucho señor rico que desplumar, aunque después de haber desvalijado a los propios dioses. En fin, casi me da pena tener que robar otra vez a unos simples mortales. – Suspiró con sorna -.

Ambas chicas sonrieron por el comentario y agitaron sus manos como despedida mientras el rey de los ladrones se alejaba ,Gabrielle se acercó a Xena y le susurró.

-¿Es que todavía no se ha dado cuenta de que Zeus nos permitió coger la piedra?.


Xena sonrió divertida y repuso mientras miraba como su compañero de aventuras se perdía en el horizonte.

- Autólycus no es tan tonto ni vanidoso como a veces nos quiere hacer creer Gabrielle. –Su amiga tuvo que asentir, en el fondo sabía que aquel tipo era un buen hombre -.¡Bueno!.- Añadió la guerrera con un tono más enérgico y desenfadado -,¡ vámonos ya! ,tenemos que encontrar alguna posada para comer ,me muero de hambre.


Gabrielle asintió con decisión y sonrió ,la verdad, su estómago también le estaba empezando a dar guerra, junto a su compañera y amiga apretó el paso y se encaminó a la aldea más próxima donde quien sabe si les aguardaría otra nueva aventura.


Pero Alectis no había partido demasiado lejos todavía. El atlante regresó a las cercanías del Olimpo y mantuvo ahora una charla tripartita con el propio Zeus y Ares declarando.

- Ahora que sabemos a quienes movieron los hilos del príncipe, podemos pasar al siguiente paso.
- Si, utilizaremos a Hera y a Poseidon haciéndoles creer que todo está zanjado. Ellos despistarán al Príncipe y a sus vasallos - .Repuso Zeus -.

Alectis asintió preguntándole ahora al Dios de la Guerra.

- Ares. ¿Te seguirás ocupando de Xena como hasta ahora ?.


Este asintió cruzando los brazos en tanto que su padre añadió.


- Es peligroso desafiar al príncipe de la Tierra y a sus notables rebeldes. Sabes que muchos dioses de otros rincones les apoyan. Espero que lo tengas todo bien planeado Alectis.
- Mi plan está en marcha pero habrá que tener mucho cuidado y paciencia - .Fue la réplica de este -.Y confío en vosotros para que desempeñéis vuestro papel .
- Descuida - .Aseveró Ares que agregó ahora con más humor -. ¡Y te pasaste mucho cuando hicimos la pelea!.
- Debía parecer real. Xena no es estúpida - .Le contestó Alectis esbozando una ligera sonrisa -.
- Ella y los suyos tiene un importante cometido- .Afirmó Zeus que parecía preocupado -. Tan importante como duro. Lo mismo que nosotros .Pues ,como sabes ,está próxima la llegada del canciller.
- Si.- Asintió Alectis con voz queda - .El príncipe prepara su retorno y el canciller le precederá, nubarrones muy oscuros se ciernen sobre este mundo. Pero no está todo dicho y todavía tenemos oportunidades.
-Todo saldrá bien. Teniendo a Xena de nuestro lado, aunque ella no lo sepa .- Alentó Ares -.
- No digas nada a tus hermanos dioses .No podemos permitirnos otra filtración. Y mucho cuidado con Daligastia cuando le veas para unirte a él. No es ningún idiota y podría darse cuenta. Deberás actuar con mucha veracidad a cada instante - .Le advirtió Alectis -.
- Lo tendré, confía en mi. – Le pidió el dios con tono seguro -.


Y Zeus intervino en la charla, interesándose ahora en un plano más personal y amistoso.

-¿Has vuelto a verla?.


Su interlocutor negó con la cabeza y suspiró añadiendo resignado y entristecido a la vez.

- No, y es mejor así. No podría verla ahora. Aunque seguro que a su regreso me buscará. Si sabe lo que pretendo intentará detenerme. Ella es así y yo lamento desoír sus enseñanzas y quebrantar mi promesa.
- Es por una causa mayor - .Le apoyó Ares -.Nadie puede censurártelo .Debemos destruir a ese príncipe y a su corte de traidores que acabaron con nuestros reinos. Tanto con Atlantis como con Olimpo ,al que nosotros tardamos tanto en reconstruir.
- Anlay si puede. - Suspiró Alectis con la tristeza inundando sus ojos - .Ella sí que puede reprochármelo...


Zeus y Ares le observaron comprensivos haciéndose cargo del asunto. Pero eso era solo entre Alectis y Anlay. Quién quiera que fuese esa mujer debía de ser alguien excepcional para que el atlante reaccionara así de atacado por la melancolía el temor y la culpa, sólo con pronunciar su nombre. Lo único que sabían de esa misteriosa dama, era que ostentaba el rango de maestra de los caballeros divinos. Fue mentora de su compañero en esa misma orden y la única mujer a la que este había amado. Pero Alectis cortó esos pensamientos y se despidió de sus aliados y amigos con un más animado.

-¡Suerte compañeros!..


Estos le desearon idéntica cosa cuando el atlante desapareció. Zeus entonces instó a su hijo a regresar a su base.

-¡Volvamos a nuevo Olimpo ,queda mucho por hacer!.


Y Ares asintió desapareciendo de allí junto con su padre. Todos tenían un trabajo que cumplir, incluidas muy especialmente Xena y su amiga Gabrielle que, ajenas a esto ,proseguían con su vida y sus aventuras. Una de las cuales las llevaría a un lugar muy lejano en el que podrían desvelar toda esta complicada trama.




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