Roy y Beruche se encontraban en el apartamento que
él tenía en las afueras. El chico, ayudado por ella, se había presentado a los
exámenes que le restaban para terminar la carrera y los aprobó graduándose por
fin como él quería. Lo celebraron largamente con la asistencia de bastantes de
sus ya excompañeros y amigos de la Golden. Incluso la señorita Parker asistió a
su graduación. Esta vez con el muchacho presente.
-Enhorabuena, señor Malden.- Sonrió levemente la jefa
de estudios.- Al fin lo ha logrado. Tal y como debe hacerse. Sus padres
estarían muy orgullosos de usted.- Le dijo con un tinte de afecto inusitado en
ella.-
-Muchas gracias, señorita.- Repuso él con tono
emocionado.-
-Al fin tenemos a otro maestro más en la brecha.-
Saludó Tom, acercándose sonriente a su amigo.-
-Sí, me alegro por ti, Malden.- Añadió Roberts
quien, junto con Melanie, también estaba allí.- ¿Vas a buscar trabajo en alguna
escuela?
-No por ahora.- Respondió el chico, desvelando.-
Estoy entrenando para entrar en algún equipo de baloncesto profesional.
-Seguro que lo lograrás.- Le animó Cooan, agarrada
del brazo de Tom. -
-Con lo bien que usted juega, eso será sencillo.-
Auguró la señorita Parker.-
-No crea.- Sonrió el muchacho, agregando modestamente.-
Hay muchos jugadores muy buenos. Tengo que trabajar muy duro y estar centrado si
quiero resultados.
Eso provocó
otra sonrisa de su ya ex jefa de estudios que afirmó con pretendida sorpresa e incluso
algo de jovialidad.
-¡Si no lo hubiera escuchado no lo creería, el señor
Malden hablando de trabajar duro y estar centrado! – Y dicho esto, para
provocar las carcajadas de los demás, se dirigió afablemente a Bertie y
añadió.- Debo felicitarla, señorita Malinde. En un solo año ha logrado usted lo
que yo no pude hacer en varios. Encauzar a este elemento.
-¡Muchas gracias!, aunque mi trabajo me ha costado.
¡Ji, ji, ji! - Rio Bertie.-
-¡Eh! ¡Qué tampoco es para tanto!- Quiso defenderse
Roy, reavivando la hilaridad general.-
Y
mientras sus amigos Jake y Ozzie, también presentes. Junto con Tom, y Malcolm,
seguían haciendo bromas con el recién graduado, la señorita Parker hizo un
pequeño aparte con Bertie, Melanie y Cooan.
-Celebro verlas a las tres tan contentas. Y quiero
desearles la mejor de las suertes para el futuro.
-Muchísimas gracias, señorita.- Sonrió Cooan. –
-¿Qué planes tienen? Si se lo puedo preguntar.-
Inquirió la Jefa de estudios. –
-Mi hermana y yo estamos trabajando en una escuela
infantil de las afueras, una en la que el señor Harding es socio.- Le recordó Bertie.-
Estamos bien aunque, por mi parte, desearía dar clase a chicos mayores en un
futuro a corto plazo.
-Bueno, yo coincido con eso, aunque en mi caso
prefiero a los chiquitines. Y he tenido algunas ofertas para trasladarme de Estado.-
Añadió Cooan.-
-Sería una lástima que te fueras lejos, Connie.- Comentó
Melanie.- ¿Por qué no te unes a nosotras?.
Bueno, si Bertie quiere. Yo pienso hacer un master y un curso puente para poder
dar clase en la universidad algún día. Si es posible en esta misma.
-Es una propuesta muy atractiva, pero de verdad, me
gustan más los críos pequeños.- Respondió Cooan.-
-Por mi parte, no me parece mala idea.- Afirmó Bertie
a su vez.- Aunque ahora con las clases me queda poco tiempo.
-Comprendo, tienes que trabajar.- Repuso Melanie.-
-Así es, la beca de estudios concluyó cuando nos graduamos.-
Comentó Cooan.-
-Así es, y por ahora estoy contenta en la escuela, trabajando
junto a Tom y a mi hermanita.- Sonrió Bertie pasando un brazo tras los hombros
de la mencionada.-
-Por cierto.- Inquirió Cooan ahora, como si de
pronto se acordase.- ¿Has sabido algo de April?. Es de las pocas compañeras del
grupo de animadoras a quien no he visto.
Melanie
suspiró moviendo la cabeza, su expresión reflejaba tristeza ahora. No dijo nada
aunque fue la señorita Parker la que declaró.
-Presentó su renuncia y su baja de esta universidad.
La señorita Sanders me pidió que le diera unos días para reconsiderarlo. Lo
hice pero finalmente no se presentó. Lamentándolo mucho tuve que cursar esa petición.
Espero que la señorita Sinclair tenga suerte en el futuro. Y, si quisiera
retornar a la Golden, nuestras puertas estarán abiertas para ella.
Lo que Jane Parker no comentó con esas dos muchachas fue la reunión que
mantuvo haría unos días con los padres de su ex compañera. Le contaron que su
hija no estaba bien de salud y que, si fuera posible, cuando se recuperase le
dieran la ocasión de volver. Por supuesto que, temiendo que la cosa era grave a
la vista de los rostros de esas personas, Jane les aseguró que así sería. Por
un pudor y cortesía elemental no quiso preguntar detalles, pero les deseó lo
mejor a esos angustiados padres.
-En cualquier caso, hace bastante que no sé de
ella.- Afirmó Melanie.-
Las demás ya no insistieron, dejando aquel enojoso tema. Al poco se
despidieron. Poco después y a consecuencia de sus buenos partidos en la liga
comercial, Roy fue invitado a unas pruebas preeliminares del equipo de baloncesto
más importante de la ciudad. En su opinión las hizo bien, pero la decisión era
de los evaluadores, que, de pensar igual, le llamarían remitiéndole para que
hiciera otras ante los ojeadores y representantes del cuerpo técnico. Aquello
le ponía bastante nervioso. Bertie, comprendiendo esto muy bien, trataba de
calmarle y darle ánimos lo más jovialmente posible una vez que estaban en el
apartamento del chico.
-¡Vamos hombre!, tú eres muy buen jugador, no te
preocupes, sólo será una prueba de trámite. Y también pasarás la otra.
-Sí claro. Es fácil,- resopló él levantando
teatralmente los brazos para dejarlos caer de golpe y añadir de forma irónica. –
Eso si me llaman. Y entonces solamente tendré que ir allí y decir. Hola, me
llamo Robert Malden, pero pueden llamarme Roy. Soy un tipo normal y corriente,
al menos antes de ser poseído por un demonio y resultar ser un guerrero del
espacio extraterrestre reencarnado de un príncipe de otra vida. Hasta ahora no
he jugado ningún partido importante excepto los campeonatos interuniversitarios,
pero me he cargado a un montón de demonios que querían destruir la Tierra y me
he entrenado en el Cielo para hacerlo. Porque, verán ustedes, me mataron, pero
resucité...
-Roy, eso no tiene nada que ver. -Le interrumpió
afectuosamente Bertie acariciándole suavemente la barbilla. - No creo que
tengas que hablar sobre tu vida a los ojeadores de los Knicks. Además, eso no
te ha preocupado hasta ahora en tu otro equipo.
-Tienes razón. - Admitió él confesando con énfasis e
inquietud. - ¡Pero esta es la oportunidad que llevo esperando durante toda mi
vida!, ¡desde que era muy pequeño! y temo que, con los nervios de la ocasión,
cuando me ponga a jugar en serio para superar la prueba, se me ocurra levitar
por los aires o algo así. Con el simple deseo inconsciente de impresionarles.
¿Qué cara crees que pondrían si me vieran hacer eso?
-¡No lo sé!- Rio Beruche tratando de desdramatizar.
- Pero estoy segura de que entonces te ficharían seguro. Aunque sólo fuera para
mascota. ¡O como una de esas atracciones de los descansos! -
-Muy graciosa.- Repuso Roy abalanzándose sobre ella
y comenzando a hacerle cosquillas con mejor humor. - Ahora verás que divertido
soy.
-Además. - Añadió ella siguiendo la broma en tanto
se zafaba- , el reglamento no dice nada sobre si los jugadores pueden o no volar ¿no?
El
muchacho la sujetó por detrás tratando de hacerle las cosquillas más terribles
de la historia, pero Beruche era poco propensa a ellas. De todos modos, ambos
rieron y rodaron por el sofá, hasta que, nuevamente de pie, recobraron
mínimamente la compostura y con ella el tema de la conversación.
-En serio, Bertie,- dijo él en tono reflexivo y muy
sincero. - Yo sólo quiero tener una vida normal a tu lado. Ya he tenido suficientes
peleas y guerras contra monstruos y demonios. No deseo llamar la atención. Y si
lo hago, que sea por méritos propios como jugador de baloncesto, no como un
tipo volador que brilla y lanza rayos.
-No temas por esa vida. La tendremos. - Le aseguró
Beruche mesándole cariñosamente el pelo- seremos muy felices. Tonto, a mí no me
importa que seas un gran encestador, sólo deseo que estés a mi lado. Fíjate en
Cooan y Tom, ellos son muy felices juntos y no se preocupan tanto de esas
cosas. Acuérdate que te lo comenté. Tras tu graduación volví a hablar con
Cooan. Mi hermana me contó que finalmente van a irse a vivir a Portland. Ha conseguido
trabajo allí, como maestra de guardería y Tom quiere montar un gimnasio con sus
ahorros y la ayuda de sus padres.
-Sí, eso lo sé, yo también hablé con Tommy hace una semana.
Justo después de que terminaseis en esa escuela.
Su
contertulia asintió sonriendo con una mezcla de alegría y nostalgia. Las clases
con los críos habían terminado haría apenas unos días. Cuando, tanto Tom, Cooan
como Bertie comunicaron al señor Harding que no iban a seguir, este quiso
despedirles con una fiesta. Fue muy emotivo, muchos de los críos que ellos
salvaron de las garras de esos horrendos demonios estuvieron allí, en la clase
engalanada con globos y dibujos que ellos mismos hicieron, para desearles buena
suerte.
-No te vayas, señorita Connie.- Le pedían un par de críos
dándole un abrazo.-
La
pobre Cooan no sabía qué responder. Apenas sí era capaz de enjugarse algunas lágrimas.
A Bertie le pidieron lo mismo. Fue Sharon, una de las que le comentó, con
expresión triste en su carita.
-Te voy a echar mucho de menos. Señorita Bertie.
-No cielo, ya sabes que siempre estaré cerca.-
Sonrió entre emotiva y cómplicemente ella, acariciando la barbilla de la cría.-
Sharon
asintió sonriendo un poquito. Ella compartía un vínculo especial con sus dos
señoritas. Conocía sus identidades secretas pero eso no se lo contaría a nadie.
-Mis papás ya no se acuerdan de nada.- Le susurró a
su maestra.-
-Pues no te preocupes, deja que vivan como unos
papás normales.- Le aconsejó Bertie.-
Cooan
se aproximó entonces tras pedirle a un niño pelirrojo y pecoso, llamado Kevin,
que fuera bueno con sus nuevas maestras. El niño asintió aunque estaba algo
compungido, como los demás quería mucho a sus señoritas. También se despidió de
Sharon y le dijo al oído a modo de promesa.
-Siempre protegeremos a las niñas buenas como tú.
Para que, cuando crezcas, seas una mujer valiente y muy estudiosa. Y puedas
dedicarte a lo que quieras.
-Seré Justiciera como vosotras.- Se animó la niña,
aunque enseguida se tapó su boquita con ambas manos.-
Las
dos adultas rieron, y la pequeña lo hizo con ellas. Enseguida agregó con
entusiasmo.
-Bueno, también voy a ser maestra, y doctora…y
científica…
-Eso está muy bien.- Musitó dulcemente Bertie.-
Y
es que tanto a ella como a su hermana les encantaba ver a esa cría así. Al
conocerla al principio del curso pasado, antes de la batalla contra los
demonios, era tímida y huidiza. En realidad estaba traumatizada por lo que vio
en su casa. Esos malvados sectarios entraron a la fuerza matando a sus padres.
Por fortuna, tras el deseo que Roy pidió estos, junto con miles de personas
inocentes, volvieron a la vida y aquellos terribles momentos debieron de borrarse
de la memoria de esa niña. Así lo comentaban ambas con Tom cuando se
despidieron al fin de todos los críos y volvían a la ciudad.
-Al parecer, Landar le dijo a Roy que la mayor parte
de las personas olvidarían todo esto. Y que únicamente unos pocos podrían
retener algo en sus memorias. Es una especie de salvaguarda para que las cosas
regresen a la normalidad.- Declaró Bertie.-
-Por ejemplo, Mel y Malcolm sí que se acuerdan.- Apuntó
Cooan.-
-Quizás es porque ellos han tenido un papel importante
que jugar, lo mismo que nosotros.- Intervino algo enigmáticamente Tom.-
Las
dos le miraron con expresión curiosa, aunque enseguida creyeron comprender.
Ellos fueron parte de ese grupo que luchó contra los demonios y contribuyeron a
su derrota. No obstante, Tom no quiso comentar más cosas que sabía. Desde que
la batalla terminase el chico, lejos de haber abandonado sus estudios esotéricos
en post de sus nuevas ilusiones, los había compaginado. En algunos ratos libres
seguía leyendo y aprendiendo cosas. Trataba de seguir la ruta que su maestro
Anthony le había marcado. Aunque, pese a tratar de contactar de nuevo con él,
le fue imposible localizarle.
-Espero que esté bien, es tan misterioso que nunca
he sabido qué está haciendo.- Meditó.-
Y
fue la propia Cooan quien sacó a su novio de esos pensamientos cuando le
anunció a su hermana.
-De todas formas. Creo que nos hemos ganado un buen
descanso. Ya sabes, entre la batalla y el final del curso apenas si hemos
tenido tiempo para relajarnos. Por eso, en cuanto podamos, Tom y yo nos iremos
de vacaciones.
-¡Vaya!- sonrió Beruche queriendo saber.- Y ¿ a
dónde tenéis pensado ir?
-Bueno, le sugerí a tu hermana que nos vayamos de
camping. Mi padre solía llevarnos de acampada a mi hermano Dani y a mí.- Respondió
Tom.- Me encanta la naturaleza.
-Y yo tengo ganas de ver sitios hermosos, llenos de
árboles, ya sabes. Todas esas cosas que la abuela Kim nos contaba.- Le recordó
Cooan a su hermana. –
-Espero que lo disfrutéis. -Sonrió su interlocutora,
informándoles a su vez.- Roy y yo nos quedaremos en la ciudad durante un
tiempo. Él tiene que probar suerte en una de esas ligas de baloncesto.
-A buen seguro que logrará que le fichen.- Aseveró
Tom.-
Y
tras charlar un poco más de otras cosas, se separaron para ir cada uno a sus
casas. Bertie fue al apartamento de su novio. Ahora vivía allí. Tras la marcha
de Karaberasu, Petz había retornado a Japón junto con Zafiro. Por su parte, Cooan
y Tom se alojaban en otro lugar, cerca de las afueras. Beruche recordaba esas
conversaciones que mantuviera con su hermana pequeña y su amigo cuando escuchó
a Roy comentar.
-Por cierto, hace varios días que no les veo...
¿dónde se habrán metido? - Inquirió el muchacho con curiosidad. –
-Se fueron de vacaciones a un camping de las afueras,
para poder estar los dos solos durante un tiempo. Querían tomarse un momento de
respiro antes de cambiar de vida. Ya sabes, después de terminar la Universidad,
la lucha contra los demonios y todo eso, aún no han tenido mucho tiempo de
conocerse a fondo. ¡Ji, ji!
Beruche
no podía evitar reírse con cierta malicia para regocijo de su novio que exclamó
divertido.
-¡Vaya con los nenes, nos han resultado muy
pillines!
-Pues más o menos igual que hemos sido nosotros. -
Le susurró Bertie con voz melosa, recostándose junto a él. -
-Así que estás pidiendo guerra ¿eh? –Sonrió Roy
dispuesto a besuquearla en cualquier sitio que tuviera al alcance. -
A
ella le encantaban aquellos juegos de amor previos, ambos comenzaban poco a
poco y pasaban a cosas mayores, empleando un buen rato, aunque esta vez no pudo
ser así. El timbre de la puerta sonó como si se tratase de la campana que pone
fin a un asalto de boxeo, disipando de paso, aquella atmósfera de intimidad
necesaria para los dos. A desgana, Beruche se acercó a mirar por la rejilla, vio
a un hombre y una mujer que mostraron sus acreditaciones como agentes
federales. Sorprendida, se recompuso la ropa, le hizo una señal a Roy para que
hiciera lo mismo y lentamente abrió.
-¿Qué ocurre? ¿Qué es lo que desean?- les preguntó
llena de extrañeza. -
-Por favor, deben acompañarnos, se trata de un
asunto oficial. - Le respondió el hombre con tono cortés pero firme. -
Roy
se acercó hasta ellos y terció inquieto.
-Oiga, nosotros no hemos hecho nada malo, le aseguro
que pagamos los impuestos, por lo menos léannos nuestros derechos.
-No se preocupe - le sonrió una mujer pelirroja no
muy alta.- Eso no será necesario, no se les acusa de nada, sólo queremos comunicarles
algo que les interesará. Por favor, confíen en nosotros.
-No sé por qué,- dijo Beruche con aire pensativo
para añadir más decidida. – Pero creo que podemos confiar en ellos, Roy.
-Les acompañaremos.- Asintió éste, lo que alegró
bastante a los dos agentes, pues ambos se miraban como si hubieran logrado
salvar un importante problema.- Ustedes dirán…
De
este modo, la pareja del FBI guió a sus “acompañantes”, estos los siguieron
hasta un coche oficial que les aguardaba. Durante el trayecto Roy preguntó el
motivo de todo aquello pero únicamente obtuvo un inquietante. “Se les comunicará
cuando lleguemos”. Bertie le calmó pidiéndole un poco de paciencia y su novio
convino en ello. Al fin llegaron a un edificio de oficinas donde pasaron por numerosos controles de seguridad.
Fueron recibidos por un individuo calvo y con gafas, de constitución robusta,
que les invitó a sentarse. Se presentó como el director adjunto del FBI en la
zona.
-Dejaré que los agentes que les han traído les
expliquen el porqué de su presencia aquí. - Señaló al hombre de pelo castaño y
ojos del mismo tono con el que habían venido. -
-De nuevo, les damos las gracias por venir- dijo el
interpelado agregando para pasmo de sus oyentes. - Nos consta que, de haberse
negado a hacerlo, no nos hubiera sido posible obligarles dados los enormes
poderes de los que están dotados.
Tanto
Beruche como Roy pusieron una cara de sorpresa que no pudieron disimular. El
agente, evidentemente dándose cuenta de aquello, añadió con un tono
tranquilizador.
-No se alarmen por favor, les hemos investigado y
sabemos que ustedes y sus amigos han salvado a este planeta de una terrible
amenaza.
-Sí. Tenemos un amplio dossier sobre todos y cada
uno. - Añadió el director adjunto. -
-Entonces- intervino Roy a la defensiva. - ¿Que
pueden querer ya de nosotros? Si nos conocen tan bien como aseguran sabrán que
solamente deseamos llevar una vida normal. ¿Es mucho pedir acaso?
-No, en absoluto - respondió la mujer pelirroja contemplándoles
con sus inquisitivos ojos azules. - Es más, pretendemos ayudarles a que lo
consigan. - Ante el estupor de ambos muchachos sonrió distendida y añadió. –Se
lo explicaremos. Esto forma parte de un acuerdo secreto a nivel mundial. Hemos
hablado con representantes de otros países. Lo único que les pedimos es contar
con su ayuda para casos de emergencia que amenacen la Tierra.
-Nosotros defenderemos siempre este planeta.- Respondió más
reposadamente Beruche intentando calmar los ánimos de su novio a quién no
sentaba demasiado bien aquello. - Eso no era necesario.
-Pero así estaremos seguros de ello.- Añadió el hombre
de pelo castaño.- Además, merecen una recompensa, queremos agradecerles todo lo
que han hecho y a ser posible, aprender de ustedes.
-¡Oiga amigo! - respondió Roy visiblemente molesto. -
Si se creen que me voy a dejar estudiar como un conejo de indias están muy
equivocados.
-No es eso- se apresuró a decir la mujer que le
explicó más sosegadamente. - Créanos, nosotros hemos investigado casos de
sucesos paranormales y extraordinarios durante años, pero nada de lo que hemos
visto puede compararse con ustedes. El gobierno al fin reconoció nuestro trabajo
y nos puso tras su pista. Sólo queríamos saber si eran una amenaza pero vimos
que no, ahora tenemos autorización para ofrecerles una vida normal.
-Sí, sabemos que se ha presentado a una prueba para
los Knicks. - Le dijo el hombre calvo con amabilidad. – Descuide, seguramente
será escogido. Pero no debe demostrar sus poderes.
-¡Eh, un minuto! - le interrumpió el aludido con
patente desagrado en su cara. - Yo no quiero entrar con enchufe, amigo. Me
basto yo solo.
-Vamos, de eso no nos cabe ninguna duda. Usted puede
ser el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos si quiere. Entrar,
entrará seguro sin que nosotros tengamos que hacer nada. - Le respondió
despreocupadamente el agente más joven que añadió. - Además, no solamente es
una tapadera. Además de hacer lo que siempre quiso piense en que sirve no sólo
a su país, sino a todo el planeta Tierra. Ni sus compañeros, ni su entrenador
sabrán quién es ni cuáles son sus capacidades reales. El puesto tendrá que
ganárselo usted.
-Está bien,- repuso Roy cediendo en su enfado para
tornarse más pensativo. - Si lo pone así. De todos modos. - Añadió con tinte
inquisitivo. - ¿Cómo saben ustedes eso?
-Digamos que tenemos buenas fuentes, pero no podemos
revelarlas. Comprendan que es algo de seguridad nacional.- Replicó el calvo -
-¡Vaya gracia!- Replicó Roy con sorna. - Así que
ustedes pueden saberlo todo sobre nosotros y no nos permiten ni tan siquiera
enterarnos de cómo ha sido eso posible.
-Sólo podemos decirle que tenemos ojos y oídos en
todo el mundo y que ustedes y sus amigos no pasan precisamente desapercibidos.-
Respondió lacónicamente el agente más joven. -
El
muchacho se quedó mirándole sin comprender como era posible. ¿Acaso el dragón
no les hizo a todos olvidar lo sucedido? ¡Un momento! No a todos, según dijo
Landar, habría personas que no lo olvidarían pues la Tierra debería ser
defendida de otras amenazas en el futuro. Posiblemente estos tres fueran
algunas de esas gentes. De ser así tendrían el corazón puro, o al menos, buenas
intenciones. Suspiró con resignación, mejor dejarlo estar. A todo eso la mujer
le dedicó una mirada de refilón al chico como si quisiera terminar por tranquilizarle.
-Como ya les hemos dicho, existe un acuerdo. Ustedes
no tendrán ninguna obligación de inmiscuirse, ni en la política, ni en las
relaciones internacionales. No les pediremos que luchen en guerras locales ni
nada por el estilo.
-Tampoco lo haríamos – repuso secamente Roy. -
-Podría usted ser reclutado para defender a su país.
Recuerde que es ciudadano norteamericano después de todo.- Le replicó el
director adjunto valorando a su interlocutor con la mirada. -
-Y mis amigos son ciudadanos de otros países también.
– Contestó él añadiendo con visible malestar. - Y yo no iba a luchar contra
ellos por meras disputas de poder y dinero.
-Eso ha sucedido muchas veces en la historia de la
humanidad, no solo amigos sino familias se vieron divididas en bandos. – Le argumentó
aquella agente federal con lo que ambos jóvenes juzgaron como frío desapasionamiento.
-
-¡Un momento! – Terció Beruche que era ahora la indignada.
-Si creen que nosotros somos una especie de arma secreta se equivocan. No vamos
a hacerle daño a nadie de este mundo. Sabemos por experiencia lo que es tratar
de dominar y conquistar a otros y pudimos librarnos de eso con muchísimo
sufrimiento. Ustedes no tienen ningún derecho a pedirnos algo así otra vez.
-Desde luego - convino Roy dándole una confortadora mano
a su novia para añadir. – Sé bien lo que significa luchar por otros. Mi propio
abuelo, si mal no recuerdo, lucho en la segunda guerra mundial y dio su vida
por esta nación y por la libertad.
Al
menos eso le contó su padre adoptivo, John, cuando era un niño. El abuelo
Harold, como así se llamaba aquel hombre, luchó y murió en Iwo Jima. Por ello,
Roy de siempre había admirado aquella historia de sacrificio y se sentía tan
patriota como el que más. No obstante, la lucha contra los demonios, su muerte
y vuelta a la vida y el descubrimiento de su anterior vida, le habían hecho
cambiar mucho su perspectiva. Ya no era cuestión de pensar únicamente en su
país, sino en toda la Tierra. Por ello, agregó con tono rotundo.
-No estamos para servir ambiciones de ningún país,
aunque sea del mío.- Suspiró mirando al techo y trató de calmarse para agregar
ya con tono más pausado. - Es cierto que yo nací aquí, pero igualmente podría
haber sido en otra parte de este planeta. No sería justo que ninguna nación
tomara ventaja por ese hecho.
-Lo sabemos - sonrió ahora el agente más joven para
desvelar. – Y no les pedimos eso.
-Queríamos saber cuál sería su reacción. - Añadió el
director adjunto que parecía visiblemente satisfecho al añadir. - Y vemos que
son personas íntegras. Comprendan que, debíamos asegurarnos de que ustedes
mismos no son una amenaza para el mundo.
-¿Acaso creen que nosotros querríamos conquistar este
planeta?- Pudo replicar Roy que ahora se sentía bastante enfadado por aquellas
veladas acusaciones. - ¡Eso es una estupidez! ¿Qué íbamos a poder hacer con él,
deducirlo de los impuestos?- remachó con agria ironía. -
-Cariño - intervino entonces Bertie asintiendo
comprensiva para decir. - Yo sí les entiendo. Y tú también debes hacerlo. Es su
trabajo. Ellos pueden tener muchos datos sobre nosotros pero no saben lo que
pensamos o sentimos. Y su obligación es asegurarse.
-Así es. – Afirmó aquella mujer pelirroja con una
débil sonrisa. - Por eso queríamos hablar en persona con ustedes. Entiéndanlo,
por favor. Nuestra misión es proteger el mundo de cosas como a las que se han
enfrentado. Y de otras que pueda haber al acecho en un futuro. Y tenemos que
comprobar todas las posibilidades potenciales de amenaza. No es nada personal.
-Lo siento. Ustedes no hacen más que cumplir con su
obligación. – Pudo disculparse Roy ahora.-
Aunque en el
fondo sí que había sabido desde un principio el significado de aquella especie
de sospecha. Él mismo fue dominado por el mal, y las cosas hubieran podido ir
peor de no mediar la ayuda de sus amigos y las guerreras. No obstante, le dolía
todo aquello. ¿Acaso no habían arriesgado sus vidas para salvar a la humanidad?
Pero, pensándolo fríamente si se ponía en el lugar de esos tipos del gobierno,
sin duda habría actuado de forma similar. Meditando sobre eso, escuchó ahora con
menor hostilidad.
-Por ello, solamente les pedimos, les rogamos
incluso, que dejen de nuestra cuenta los asuntos internos de la Tierra. Salvo
quizás catástrofes naturales, si pudieran ayudarnos en eso. - Tomó la palabra
el agente al cargo. - Únicamente si alguna amenaza extraterrestre o maligna muy
peligrosa se cerniera sobre este mundo les pediríamos ayuda, o si bien ustedes
la descubren antes y actúan.
-A nosotras las justicieras sí que nos gustaría
combatir contra alguna injusticia a nivel local. De hecho lo hemos estado
haciendo. – Pudo decir Beruche –
-Lo sabemos. Y a ese nivel no nos preocupa, incluso
lo agradecemos, siempre y cuando no tomen demasiado protagonismo ni interfieran
con las autoridades policiales locales. – Le replicó el director adjunto. - Lo
que les pedimos es que no usen sus grandes poderes a nivel mundial para alterar
el equilibrio de fuerzas geopolítico.
-Por eso no se preocupe. – Pudo afirmar Roy con
solemnidad, añadiendo. - Todos mis amigos y yo hemos hecho un juramento de
proteger siempre a la Tierra y a sus habitantes de cualquier tipo de amenaza
global. Pero mientras no exista ninguna, lo único que queremos es tener unas
vidas lo más normales posibles.
-Les comprendemos y por ello haremos todo lo posible
por proteger sus intimidades y sus poderes del resto del mundo. Por experiencia
hemos descubierto que es mejor así. - Aseveró el joven agente. -
-Tenemos ubicados a sus amigos, al igual que al
resto de ustedes, y cada país en el que vivan se ha comprometido a lo mismo que
decimos aquí. Empezando por Japón con las Guerreras de la Justicia. - Comentó
el tipo calvo desvelándoles. – Aquí, sin ir más lejos, sabemos del paradero de
sus hermanas.
-Un momento. – Quiso saber Bertie con el corazón
latiéndole ahora más deprisa. - ¿Saben dónde está mi hermana Karaberasu?
-Lo sabemos – le confesó el subdirector, que sin
embargo, añadió. - Pero según sus propios deseos de momento prefiere no ser localizada.
Bertie y Roy se miraron, en los ojos de la chica
aparecía una clara lucha interna. Por un lado quería respetar los deseos de su
hermana, por otro ardía en deseos de abrazarla y ofrecerle su ayuda. Aunque fue
sin embargo su novio quién le dijo.
-Cariño, tú misma me contaste que en su nota de
despedida ella os pidió que no la buscaseis. Yo podría tratar de localizarla
con mis técnicas pero alguien me dijo alguna vez que las cosas sucedían por
algún motivo. Y que no debían de intentar cambiarse.
-Lo sé - Pudo musitar ésta con los ojos brillando a
causa de algunas lágrimas que se apresuró en secar y añadiendo con voz algo
temblorosa.- Pero entiéndelo, Roy, es mi hermana.
-Lo comprendo, cubito. Claro que lo entiendo. - Le
susurró cariñosamente él pasándole un consolador brazo por los hombros y
atrayéndola hacia sí. -
-Si ella alguna vez expresa el interés de volver a
verles, créannos que haremos lo que esté en nuestras manos para ayudarla. Y, si
les sirve de algo, podemos decirles que se encuentra bien. Y que hay personas
velando por su bienestar, tiene buenas amigas. No puedo extenderme más. –
Afirmó el agente joven con gesto amable y conciliador.-
Beruche sonrió agradecida, aquello significaba mucho
para ella. Roy asintió también a modo de reconocimiento y cambiando de tema les
pidió a esos agentes.
-Miren, si no les importa me gustaría ser yo el que
comentase todo esto a mi amigo Tom y a la hermana de mi novia.
-Como usted prefiera. – Asintió el subdirector. -
-Por nuestra parte poseemos información sobre
ustedes y muchas de sus capacidades pero lo que más queremos saber son los
deseos que tienen. – Intervino la agente pelirroja que se dirigió entonces a
Beruche. - Usted ya tiene empleo, ¿verdad? - La inquirió muy amablemente para
añadir. - En un colegio de primaria que está en un vecindario con fama de polémico,
pero si quiere, podemos trasladarla a otro mejor.
Esa
agente federal se refería a un centro en el que Bertie había comenzado con sus
prácticas para secundaria. De hecho, la joven aceptó la propuesta de Melanie
para estudiar juntas un postgrado que las habilitase para dar clase en
institutos e incluso en universidades algún día. De modo que replicó.
-No gracias. Debo sacarme aun un curso especial para
secundaria. Y no es tan grave como lo pone usted. Además, me gustan los retos y
como ya saben me las he visto contra cosas peores que unos cuantos alumnos
díscolos.
-Muy bien, como quiera - concedió la mujer- entonces
no tenemos más que decirles. Únicamente que traten de ser discretos y no hagan
alarde de sus dones.
-¿Se refiere usted a salvar a la gente
empleándolos.- Contestó sarcásticamente Roy.-
-A ser posible, sería conveniente que pasasen cuanto
más desapercibidos, mejor.- Intervino aquel tipo calvo.- Eso es lo que ustedes
mismos quieren. ¿No es así?. Vivir como gente normal, al abrigo de curiosos o
del asedio de medios de comunicación.
-En efecto, y ya tratamos de conseguirlo.- Comentó Bertie
sin ocultar su desagrado por aquel tono tan paternalista que utilizó su
interlocutor.- De hecho nos hemos apañado muy bien hasta ahora sin su ayuda.
-No crean que tanto. Nosotros, sin ir más lejos,
hemos ideado algunas tapaderas e incluso explicaciones para todo ese asunto del
guerrero dorado, puesto que hay gente que todavía recuerda sus apariciones.- Terció
el hombre joven de cabello castaño para declarar.- Y en cuanto a las justicieras, es más sencillo
arreglarlo. Pasan perfectamente por cualquier grupo de heroínas que pueda haber
en la ciudad. Personas que se disfrazan así para combatir el crimen. No es tan
infrecuente como pueda parecer. Algunos hasta los tildan de chalados, pero mejor
eso a que se sepa la verdad. Al menos, para ustedes y su tranquilidad.
Ni
a Bertie ni a Roy les gustó esa forma de describir lo que hacían pero optaron
por guardar silencio. Al fin, fue esa mujer pelirroja la que tomó la palabra.
-Pueden irse ya, muchas gracias por venir, ¿quieren
que les llevemos de vuelta a su apartamento? - Les ofreció con tono bastante
cordial. -
-No, preferimos dar un paseo, gracias.- Contestó Roy
-
Esos
individuos les despidieron con amabilidad y ambos se marcharon del edificio. Su
novio comentó a Beruche que tal y como les había dicho a esos agentes, tendrían
que contárselo todo a Tom y Cooan.
-A pesar de todo no me gusta nada, Bertie.- Decía él
con tono molesto e incluso preocupado.- Nos han dado a entender que, en tanto
les seamos útiles y no hagamos nada que pueda parecerles inadecuado, nos
dejarán en paz y protegerán nuestro anonimato. Pero a buen seguro que nos
vigilarán de todas las formas imaginables.
-Así es.- Convino ella, tratando sin embargo de
desdramatizar, para dirigirse a su contertulio con tono conciliador.- Aunque
ponte en su lugar. Para ellos somos personas muy difíciles de controlar. Tienen
que estar seguros de cómo somos y lo que deseamos. Por ejemplo, tú tienes enormes
poderes, y los míos, aunque no son tan grandes como los tuyos, los ven también
como algo extraño y potencialmente peligroso. Sencillamente tienen miedo.
-¿Qué tienen miedo? ¿De los que les salvamos de un
apocalipsis demoniaco? Pues, ¡si tan preocupados están ahora, podrían haberse
aplicado igual contra esa maldita secta y los demonios! - Espetó un molesto Roy,
reivindicándose.- Tuvimos que hacerles todo el trabajo y da la impresión de que
tuviésemos que disculparnos por ello.
Su
pareja suspiró, iban de la mano y ella se acercó al chico abrazándose a él, eso
pareció calmarle.
-Lo siento cubito.- Pudo decir él ya más tranquilo.-
Es que me parece muy injusto. Nosotros solamente queremos vivir unas vidas normales.
-Así es. Pero nos guste o no, estamos en este
planeta, que tiene unos gobernantes y unas normas. Debemos atenernos a ellas. Y
esforzarnos por encajar de la mejor forma. Créeme, lo sé muy bien.
Su novio asintió. Eso era cierto. Bertie llegó junto
con sus hermanas desde el siglo treinta y supo renunciar a esa vida a sus
poderes y adaptarse a ser una humana corriente. Él nació pensando que era un
tipo normal. Lo complicado fue descubrir la realidad. Y quizás se le hacía incluso
más difícil retornar a la vida cotidiana tras todo lo vivido y aprendido. Sin
embargo, sabía que tendría que esforzarse y hacerlo si deseaba que él y su
novia pudieran ser felices. Y por supuesto, tenían que advertir a sus amigos, aunque
para eso tendrían que localizarles. No obstante, a Roy le faltaba sentir la
energía de sus amigos. Sin eso no sería capaz de trasladarse a su lado. Y
aunque era capaz de hacerlo con apenas concentrarse, no creía buena idea aparecer
ante ellos sin más, pudiera encontrarles en alguna situación comprometida. O
con otras personas que serían testigos incómodos de aquello.
-¿No sabes donde han ido?- Le preguntó a Bertie que
se encogió de hombros negando con la cabeza. -
-No, y realmente me gustaría saber que estarán
haciendo ahora.- Dijo la chica, lanzando la pregunta al viento. -
Roy
la miró resignado, pero ella dio entonces una pequeña exclamación como si
recordase.
-¡Ah! Creo que mi hermana estuvo ayudándole a elegir
sitio y que tenían el teléfono del camping. Tom llamó para preguntar si quedaban plazas. Y
Cooan me lo apuntó por si sucedía algo.
-¡Solamente tenemos que buscarlo y llamar! Así podremos
contactarles de un modo normal. - Exclamó Roy más aliviado. -
Y
así era. En un camping cercano de las afueras de la ciudad, Tom, ajeno a todas
esas disquisiciones de sus amigos, ya había montado una tienda de campaña. Su
novia puso dentro los sacos de dormir.
-Esto es más romántico que estar en un hotel y aquí
seguro que no nos encontrarán, ji, ji, ji - Reía la muchacha. -
-Me gustaría ver la cara de Roy en estos momentos -
dijo el chico sonriendo con picardía. - Seguro que no se imagina que estamos
aquí.
-¡Oh Tom!, soy tan feliz de estar a tu lado, ¿te lo
he dicho ya?
-Sí cariño, ¡una docena de veces por lo menos! - rio
él- ¿Te he respondido que yo también soy muy feliz?
-Al menos otra docena de veces. - Asintió ella
riendo también en tanto le comentaba. -¿Te acuerdas de la semana pasada, cuando
volvimos de Japón?
-Claro…- Convino el chico.- Me gustó mucho el
santuario Hikawa. Es un lugar precioso. Y Rei fue de lo más hospitalaria.
- La pobre lo ha pasado mal últimamente, con la
muerte de su abuelo. Era un hombre encantador, aunque algo raro.- Recordaba la
chica que le desveló.- Si casi me lo ligué cuando trabajaba para la Luna Negra.
-¿Qué?- Se sorprendió el muchacho observándola
atónito.-
-¡No seas tonto! - Rio ella ahora mirándole
divertida, para decir ya más seria. – Me infiltré con el pretexto de ser
entrenadora de dojo, me llevé una de mis droidas más fuertes y le convencí de
que me nombrase instructora a mí. Era muy mujeriego y solamente tuve que
ponerle voz melosa y las manos sobre los hombros…
-Me gustaría que probases eso conmigo.- Se sonrió su
interlocutor ahora.- A ver si te resulta…
La joven no se lo hizo repetir, dejando las manos
sobre los hombros del chico le hizo sentarse en el suelo y le susurró al oído
con tono artificialmente empalagoso a la vez que le daba un masaje en la espalda.
-¡Humm!, elígeme a mí…
-¡Vaya! –Suspiró él notando como una parte de sí se
animaba bastante.- No me sorprende que lograses el puesto…
Y se giró para rodear a la chica con sus brazos y
darle un largo beso. Después cuando los dos estaban más que en situación, el
joven, tomándola por la cintura, señaló al suelo en donde reposaba una especie
de gran bolsa impermeable de lona.
-¡Venga, ven para acá, es hora de probar los sacos!
- Le pidió a su pareja con un tono bastante insinuador. -
Hubo
unas cómplices sonrisitas entre ambos mientras se despojaban de la ropa y se
abrazaban. Pero alguien los llamó desde fuera, era la voz de cuidador del
camping. El muchacho, visiblemente fastidiado por la ruptura de aquel momento
tan erógeno, se levantó poniéndose apresuradamente los pantalones y rezongando.
-¿Es que ni aquí vamos a poder estar en paz?
Cooan
por el contrario se reía, su novio estaba cómico tratando de disimular cierto
abultamiento más que comprometedor en tanto se vestía lo imprescindible y salía
de la tienda. El chico, sin compartir esa visión tan humorística del tema, se
dirigió hacia el guarda, un hombre algo regordete que le esperaba a pocos
metros fumándose descuidadamente un cigarrillo.
-¡Oiga amigo! - le reprendió Tom. - ¿Se puede saber
que quiere? Trato de pasar un rato con mi novia. ¿Entiende? Hemos venido aquí a
descansar y a otras cosas que no son descansar, pero necesitamos un poco de
intimidad.
-Sí, ya me imagino la forma que tienen ustedes de
descansar y me parece muy bien.- Le respondió el guarda con una pícara sonrisa.
-
-Me importa un bledo si le parece bien a no, lo
único que quiero es que no nos molesten más. Lo advertí muy claramente cuando
llegamos.- Replicó el muchacho visiblemente molesto. -
-Tranquilo amigo. - Le pidió el guarda haciendo un espacio
con las manos. - Oiga, le aseguro que no le habría molestado si no me hubieran
preguntado por usted.
-¿Quién le ha preguntado? - Inquirió Tom extrañado.
-
-Un chico alto,- señaló con la mano una altura un
palmo por encima de su interlocutor a modo de descripción gráfica a la que
añadió. -De pelo castaño. Parecía fuerte,
no me dijo su nombre. Sólo quería hablar con usted. Le dije que estaba ocupado
y me contestó que ya volvería a buscarle.
-Bien, gracias- respondió su interlocutor más calmado
y pudiendo decir algo arrepentido de su arrebato. - Disculpe amigo.
- No se preocupe – repuso el tipo sin darle
importancia. -
- Debe ser el bobo de Roy - pensó, entre incrédulo y
enfadado - ¿Será posible que me quiera gastar una de sus bromas incluso aquí?
Escuche, - añadió dirigiéndose a ese individuo utilizando un tono más
contundente. - Le diré lo que vamos a hacer. Si el tipo ese vuelve y pregunta
otra vez por mí le dice que no quiero que me moleste ni aunque se caiga el
cielo encima. ¿Me he expresado con suficiente claridad? ¡Que se vaya a freír
espárragos!
-Muy bien, amigo. Como usted quiera - contestó el
perplejo guarda ansioso por dejar a ese tipo tan irritable. - Descuide, se lo
diré.
-Bien, muchas gracias- suspiró Tom tratando de
relajarse - ahora, si me disculpa.
Se
volvió al interior de la tienda, allí esperaba Cooan metida en el saco de dormir.
-¿De qué se trataba, cariño? – Le preguntó a su
novio con curiosidad.-
-El guarda me ha dicho que un individuo.- Lo describió
como hizo aquel hombre declarando con aire entre resignado y molesto. - Preguntaba
por mí, no puede ser otro más que el imbécil de Roy. Seguro que nos quiere
gastar una de sus bromas, pero no lo conseguirá. - Se sonrió ahora el chico
convencido de ello. -
-Pero Tom, ni Roy ni mi hermana saben en que camping estamos.- Objetó la
muchacha. -
-Roy con la translación instantánea puede detectar
nuestra energía- le recordó su novio - y plantarse aquí en un segundo, eso no es
problema para él.
-No lo creo - rebatió ella. - Le dije a mi hermana
que no queríamos que nadie nos molestara. Solamente le dejé el teléfono y no la
dirección, por si les surgía algo imprevisto. Habrían llamado antes de venir.
-Pues una de dos, o no se lo dijo a Roy o él no le
ha hecho ni caso como sería típico de él y se ha tele transportado cerca y le ha
preguntado al guarda este sitio. - Dedujo el muchacho que se encogió de hombros
deseando olvidarse de aquello para volver a su anterior tono pícaro. - En fin,
luego le llamo, no sea que quiera decirme algo, pero ahora. - Se quitó los pantalones
una vez más para pedir con gesto divertido. - ¡Hazme sitio dentro nena, je, je!
El
chico se metió en el saco de dormir con su ropa interior y allí comenzó a
juguetear con Cooan, ella le quitó el slip y lo lanzó fuera entre carcajadas. Estaban
ya de nuevo en situación y justo entonces oyeron la voz del guarda. Éste asomó
la cabeza por la tienda y exhibió un teléfono portátil con una mano. La
muchacha chilló por el susto y la vergüenza, tapándose entera con el saco. Tom
reaccionó alargando un brazo y haciéndose
con una toalla, que por suerte le quedaba próxima. Con ésta enrollada y con muy
mal humor, salió.
-¿Qué demonios hace aquí? ¿No le dije bien claro que
no nos molestase más?
-Lo siento, de verdad pero me ha insistido mucho,-
balbuceó aquel hombre que le dio el teléfono.- Ya me voy. - Añadió el
intimidado guarda que salió a toda prisa de la tienda. -
-¡Digaaa! - respondió Tom en tanto Cooan sacaba la
cabeza del saco. - ¡Roy, estúpido! ¿Qué demonios quieres ahora?
-Yo también me alegro de escucharte, hombre. - Respondió
él con cara de sorpresa y apartando el teléfono a medio metro a causa de los
gritos de su amigo. -¿Te ha picado algún bicho en el camping o es que tienes
mal despertar de la siesta, ¿eh? paleto de Kansas? - Le inquirió con sorna. -
Su interlocutor meneó la cabeza como si su compañero
pudiera verle y retomó la palabra con indignación.
-No estabamos exactamente de siesta, Roy. Te voy a
explicar lo que pasa, nos has espiado con tu maldita translación y le has dado
al teléfono para fastidiar, ¿a que sí?...
-¿Que yo he hecho qué?- Replicó su contertulio
atónito.- ¿Pero qué dices? ¿Estás mal del cabeza, paleto? – Exclamó a su vez
para, algo más calmado desvelar. - Te llamaba para contarte algo serio. A Bertie
y a mí nos han venido a buscar los del FBI. Tuvimos que ir a su oficina.
-¿Cómo dices? - Inquirió Tom cambiando su semblante
airado por otro sorprendido, para estupor de Cooan que le miraba perpleja sobre
todo cuando su novio preguntó a su interlocutor todavía con tono desconfiado. -
¿No será una broma de las tuyas?
-No, ¡te lo juro! No bromearía con esta clase de cosas, Tommy. -
Aseguró su amigo que, a grandes rasgos, le explicó lo ocurrido. - Bertie te lo
dirá.
La
citada chica que estaba junto a su novio asintió, pese a no poder ser vista por
Tom. Este, temiendo que la cosa era realmente seria, rebajó el tono.
-Entonces, podría ser que fueran ellos los que se
hubieran presentado aquí.- Aventuró su interlocutor cada vez más inquieto. -
-Podría ser, pero no te preocupes, amigo. Yo les
pedí que me dejaran contártelo en persona. Aunque si alguno fue enviado allí
antes de que hablasen con nosotros sólo querrá decirte lo mismo, supongo.
-¿Y de qué se trata?- Pudo preguntar el muchacho con
cierta inquietud.-
-No es nada malo. Pero es largo de contar. Y por lo que
veo ahora no es el momento adecuado.- Contestó su contertulio ya con más
suavidad.- Lamento haberos molestado. Ya hablaremos cuando regreséis.
-¡Eh Roy!, lo siento,- se disculpó su avergonzado
amigo, bajando el tono de voz lo bastante como para musitar de forma confidencial.
- Pero estar con Connie aquí, significa mucho para mí.
-¡Tranquilo chaval, lo comprendo muy bien, qué
disfrutéis y ya nos veremos! - Replicó éste de forma desenfadada y conciliadora
para añadir a indicación de su novia. - Bertie os manda recuerdos. Saluda a
Connie. ¡Que lo paséis bien!
-Lo mismo digo amigo y ya me contarás como te va con
los Knicks.- Repuso Tom de forma amable también -
-¡Dalo por hecho, muchacho! No te llamaré hasta que
vuelvas pero ¿cuándo será eso? - Quiso saber Roy. -
-Dentro de dos días- respondió Tom.- Llámame a mi apartamento,
¿vale? adiós Roy. – Se despidió colgando aliviado. -
Éste
también colgó y se rio, Beruche le miró extrañada.
-¿Qué pasa?- Le inquirió a su pareja que le contó lo
que había supuesto entre carcajadas, a ella también le dio por reír, aseverando.
- Así que les ha ocurrido como a
nosotros con esos agentes, les hemos pillado casi, casi, ¡ji, ji, ji, ji!
- Sí, pero ahora…- le susurró él a la oreja en tanto
comenzaba a besarla el cuello bajando peligrosamente, entre los suspiros de la
chica. – No será ni el mismísimo FBI quién me detenga, ¡ja, ja!…
Bertie
estaba encantada, devolviendo algún que otro beso. Y cuando parecía que ambos
podrían retomar lo que tenían pendiente, sonó el teléfono otra vez. Entre
fastidiado y sorprendido de esa casualidad Roy lo descolgó. No obstante, no tardó
en ponerse muy contento mientras escuchaba y sólo se apresuraba a decir.
-¡Claro, claro, sí señor, por supuesto! ¿Parecerme
bien? ¡Es magnifico! claro que sí. Allí estaré, gracias por confiar en mí, adiós.
-¿Que te han dicho, Roy? ¿Quién era?- Quiso saber
Beruche con una expresión de impaciencia y curiosidad.-
-¡Ya está! - Declaró él entusiasmado. - Eran los Knicks,
¡me han aceptado! , esos tipos han sido rápidos. Y eso que les dije que no se
metiesen.
-No creo que haya sido cosa suya.- Replicó Bertie.-
Tú mismo dijiste que los ojeadores te habían visto jugar.
Su
novio suspiró asintiendo, quería dejar eso a un lado. De todos modos ¿Qué importaba?
Por mucho que el FBI hubiera o no intervenido ahora le tocaría a él demostrar
que podía hacerlo. De modo que, más optimista, afirmó.
-Lo principal es que podré hacer la prueba para
jugar en la pretemporada de cara la selección definitiva. Me han hecho un
contrato de unos meses por el salario base. Debo presentarme desde mañana para entrenar,
ya como jugador de plantilla.
-¡Lo ves! ¡Hay que decírselo a todos!- Exclamó su
novia con júbilo aunque pudo templarlo lo suficiente como para precisar. - Bueno,
excepto a Tom y Cooan, hasta dentro de dos días.
-El primer partido de la pretemporada empieza justo
en tres días. Espero que todos puedan venir a verme.- Deseó él realmente feliz
ahora. -
-Descuida- le animó Beruche encantada también. - Seguro
que ninguno querrá perdérselo.
-¡Ahora mismo empiezo a llamar! - Afirmó
eufóricamente Roy que ya se levantaba con ademán de concentrarse y tratar de
captar el aura de alguno de sus amigos. – Mejor voy en persona y se lo cuento a
todos.
- Acuérdate de lo que hemos prometido. Nada de
translación instantánea,- le prohibió su pareja para añadir con el peso que le
daba la razón. - ¿Y si les sorprendes en un momento embarazoso como a Tom y a Cooan?
-Pero Bertie. ¿Tú te haces idea del dineral que nos costará
llamar por conferencia? La mayor parte de ellos viven en el extranjero. - Protestó
él. -
-Roooy - repuso Beruche arrastrándole el nombre con
ademán inflexible pero jovial a la vez en su tono. - ¡Usa el teléfono! Lo
podemos pagar...
-Vale- concedió él con un suspiro de resignación. - ¡Pues hala, a darle al dedo!
- Escucha cariño – le sonrió ella ahora con tono
afectuoso. – Si de verdad queremos vivir unas vidas normales debemos
esforzarnos por actuar como personas corrientes. Tal y como nos han dado a
entender esos agentes del FBI, si no queremos vernos perjudicados por nuestros
poderes tampoco tenemos que intentar sacar provecho de ellos. Salvo para cosas
realmente urgentes.
- Bueno, es que esto es urgente, cubito. – Pudo
decir él con cierto tonillo quejumbroso aunque mirando a los ojos de su novia
enseguida rectificó de manera más seria. – Sí, tienes razón. No sería justo.
Así
que descolgó y ante la atenta y divertida mirada de Bertie, comenzó a llamar
uno a uno a sus amigos y hermanas, excepto a Karaberasu a la que no podían ( o
al menos no debían) localizar. Una vez lo supieron, a todos les encantó la
noticia y acordaron ir para allá. Sólo faltaba por avisar a Tom y a Cooan, pero
para eso habrían de esperar dos días aun…
-Estoy deseando poder decírselo.- Suspiró Roy tras
concluir las llamadas.-
-Paciencia, no pasará nada por aguardar un poco.- Le
animó su novia.-
Entre
tanto en Japón las chicas se reunían en el Crown. Tomaban unos batidos y
charlaban distendidas.
-¿Qué tal les va a Zafiro y Petz? – Quiso saber
Usagi, dirigiéndose a Makoto.-
-Muy bien. Él
logró el traslado aquí, a la sede de su empresa en Tokio y está ayudando a Petz
con la tienda en sus ratos libres.
-¡Pobre chico! Eso es aún más duro que su
entrenamiento.- Sonrió Ami.-
-Estuve hace poco con ellos. Me pasé por el
apartamento de las hermanas, de momento viven allí. Creo que Petz necesitaba
alguna dependienta.- Les contó Makoto.- Y más ahora que ya están pensando en casarse
y en su futuro viaje de novios.
-Sería una buena posibilidad de ganarse algo de
dinero mientras estudiamos.- Opinó Ami.-
-Está claro. Nos daría el trabajo seguro. ¡Tenemos
enchufe! - Rio Minako, y con ella el resto.-
-Conmigo no contéis, tengo mucho que hacer en el santuario.-
Les dijo Rei con tono algo abatido.-
Era
la única que no participaba del buen ambiente y de las bromas, limitándose a
sonreír débilmente. Usagi enseguida le dio la mano a su amiga y le dijo con
afecto en su tono.
-Lamentamos mucho lo de tu abuelo. Pero vivió una
buena vida y estaba muy orgulloso de ti. Y eso sin saber quién eres…ya me
entiendes.
-A veces hubiera querido decírselo.- Suspiró la
muchacha, que sin embargo, no quiso deprimir al resto de sus amigas y añadió,
ahora con mejor talante.- Bueno Usagi, podrías aprovechar y pedirle a Petz el
empleo.
-Ya me gustaría, pero tengo muchas cosas que hacer.-
Se excusó la aludida.-
-Sí, por este orden, ¡dormir y comer! - Se rio
Minako.-
-Mira quién habla…- replicó la aludida sacándole la
lengua.- Miss trabajadora de sol a sol…
-¡Podría decirse que cualquiera de las dos sería
capaz de presentarse al premio Estajanov! - Se rio Ami haciendo que las
atónitas miradas de sus amigas convergiesen en ella.-
-¿Estaja qué?- Preguntó la perpleja Makoto que no
sabía ni como pronunciar aquel extraño nombre.-
-Bueno, era un obrero ruso, de la época soviética. Más
concretamente un minero. Aleksi Estajanov, célebre por proponer que el aumento
de la productividad debía de ser iniciativa de los trabajadores.- Replicó Ami
como si tal cosa.-
Las
otras asintieron aunque no podía evitar mirarse con ese gesto típico que
ponían, a medio camino entre el asombro y resignada sensación de ser unas
ignorantes, cada vez que su culta compañera soltaba alguna de esas
disertaciones. La propia Ami, tratando de hacerles olvidar eso mismo, agregó
con jovialidad.
-Bueno, también hay que descansar, me parece bien
que Usa-chan y Mina-chan lo hagan.
-Usagi chan ha elevado el descanso a la categoría de
arte.- Intervino Minako ahora obteniendo las cómplices sonrisas del resto.-
-¡Pues anda que tú!- Replicó la aludida.- No sé en
qué empleas más tiempo, en dormir o en jugar a videojuegos.
-Perdona.- Contestó Venus moviendo la cabeza y uno
de sus dedos de forma negativa para afirmar.- Yo estoy muy ocupada, al margen
de estudiar tengo que prepárame para ser un ídolo juvenil.
-¿Todavía sigues con eso?- Se interesó Ami.-
-Por supuesto. Y ahora estoy más decidida que nunca.-
Aseveró su amiga.-
- Pues entonces no creo que por aquí haya nadie que
pueda trabajar en Otafukuya.- Suspiró Makoto, retornando al tema de partida de
aquella discusión tan peculiar y alegando.- Por mi parte estoy estudiando artes
florales y espero tener la ocasión de montar mi propio negocio. Una floristería
con cafetería.
-Vaya, eso suena muy bien.- Afirmó Ami, declarando.-
¿Has hecho ya un estudio de mercado? Tienes que comprobar los posibles pros y
contras…
-¿Eeeh?- Exclamaron a coro las otras mirándola una
vez más con ojos de platos.-
Aunque la aludida sonrió, y se limitó a asentir,
agregando a modo de explicación casi magistral.
- Lo primero es la idea de negocio. Ubicación del
local, tipo de clientela potencial. Luego hacer un cálculo de presupuestos, ya
sabéis, costes fijos, variables… permisos, impuestos…
-¡Madre mía!… me estás quitando las ganas.- Se
horrorizó la interesada.-
-No te preocupes, puedo ayudarte con los cálculos.-
Sonrió su compañera ante las caras atónitas del resto.-
-A lo mejor podrías pedirle el trabajo a Petz.-
Declaró Makoto.- Como asesora fiscal. ¡Ja, ja!
-No tengo tiempo. Ya sabéis que debo ir a la
preparatoria, y además, me estoy sacando el título de inglés C-1. Es el mínimo
para poder ir a estudiar a un país anglosajón.- Replicó su amiga.-
-¿Sigues con la idea del viaje de estudios?-
Inquirió Usagi.-
-Aja...me gustaría, si es posible, ir a hacer
prácticas a Nueva York. El próximo año terminaremos el instituto y tendremos que
examinarnos para el acceso a la universidad. Con suerte podré entrar en
medicina e ir a estudiar allí en el programa de intercambio.
-Podrías visitar a Beruche y a Roy.- Afirmó Rei con
una sonrisa de alegría por su amiga.- Seguro que podrían echarte una mano.
-He hablado con Bertie-chan del tema. Estaba muy
contenta cuando se lo dije. Me ha asegurado que tanto ella como Roy me ayudarán
en lo que puedan.- Afirmó la muchacha con visible satisfacción.-
¿Y qué pasa con Tommy y Cooan?- Inquirió Usagi
añadiendo algo pensativa.- Recuerdo que vinieron hace unos días a verte, Rei.
-Sí, le enseñamos a Tom el santuario. Le gustó
mucho. Incluso tuvo tiempo de hacer una actuación para las jornadas benéficas
que montamos todos los años. Al menos él y Cooan me ayudaron en algo. Me vino
de perlas, con Yuuichirou ocupado en la universidad… ¡Ya sabéis, esas cosas que
hacemos!… Los adornos, la venta de amuletos… - Declaró ahora con cierto tonillo
de reproche encubierto, provocando que todas las demás mirasen hacia otro lado azoradas.-
-Es que yo…tenía mucho que hacer en casa.- Se
disculpó Makoto.-
-Sí...y a mí, pues me llamaron de Osaka para hacer
una prueba.- Pudo decir Minako.-
-No podía faltar a la academia. Lo siento Rei.- Musitó
Ami bajando la cabeza.-
-¿Y cuál es tu excusa?- Quiso saber ésta mirando a
Usagi que bajaba la cabeza asimismo bastante apurada.-
-Bueno- se rio la muchacha llevándose una mano al
cogote.- ¡Es que me olvidé!… Quedé con Naru-chan. Lo siento. La próxima vez te
ayudaré, ¿vale?
La
sacerdotisa suspiró moviendo con desaprobación la cabeza y dejando a su amiga
por imposible. Las muchachas corrieron un tupido velo sobre aquello y
continuaron con otras conversaciones cuando una voz conocida las saludó. Mirando
hacia el lugar de donde provenía reconocieron a una de sus compañeras del grupo
de las exteriores…
-¡Setsuna! ¡Qué alegría verte! - Afirmó Minako.-
-Sí, siéntate y tómate algo con nosotras.- Le
ofreció amablemente Rei.-
Aunque
el rostro de la joven estaba serio. Al parecer no había ido a visitarlas
simplemente para charlar. Por respuesta aseveró con tono grave.
-El Espacio tiempo ha sido atravesado de forma
anómala. He sentido fuertes corrientes. Algo ha desestabilizado el fluir
continuo- temporal.
- ¿Quieres decir que alguien ha viajado en el
tiempo?- Le preguntó Ami.-
Su
interlocutora asintió. Usagi le inquirió, en esta ocasión con suma seriedad.
-¿Cuándo ha ocurrido?...
-Hará cosa de unas horas. Lo he detectado en América.
-¿Podría tener que ver con nuestros amigos?- Quiso
saber Minako.-
-Pudiera ser. En cualquier caso, de momento, no es
asunto nuestro.- Le respondió Usagi.-
-Ya empezamos otra vez…- Suspiró Rei, dirigiéndose a
su amiga.- Usa-chan, dime que no tendremos que pasar por lo mismo de nuevo
contigo, sin poder decirnos nada.
-No es lo mismo. Te lo aseguro. En esta ocasión no
sé lo que está sucediendo. Estoy tan sorprendida como el resto de vosotras. -
Le reveló la interpelada aseverando.- De momento tendremos que aguardar. Y si
algo malo sucediera o hubiese otra amenaza, esta vez sí que intervendremos sin
dudar. Salvo que se me haga saber lo contrario.
El
grupo suspiró, dejando aquello estar. De momento las cosas estaban en efecto más
allá de su influencia. Tendrían que aguardar a ver qué cariz tomaban las cosas.
Aunque poco tardarían en desencadenarse acontecimientos que cambiarían el rumbo
de las vidas de todos.
El enlace al siguiente capítulo no funciona. Apunta a una página que no existe.
ResponderEliminarParece que cambiaste de criterio de numeración de los capítulos de la segunda parte (ver índice).
Mauricio.
Ya está solucionado. Gracias :)
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