domingo, 6 de marzo de 2011

GWD 1.128 Aparecen extraños visitantes.


- Esas criaturas son muy pintorescas, ¿no creéis?- Dijo una voz femenina muy aterciopelada. -
- Sí, me cuesta creer que sean ellos los que han dado vida a este mundo,- respondió una voz masculina suave. -
- Yo creo que quizá sean como nosotros - intervino otra voz femenina más frívola. – Si han sido capaces de hacer eso.
- No pueden ser como nosotros, no son en absoluto evolucionados...- objetó otra voz masculina más ruda. – Más bien son criaturas primitivas.
- Nos divertiremos un poco con ellas, así pasaremos algo de tiempo.- Convino una segunda voz masculina más pausadamente. -
-De todos modos, les abrimos el pasillo dimensional para que llegasen hasta aquí, ¿no? - Agregó esa voz femenina frívola con tintes algo curiosos. – Lo que no sé es porqué.
- Hicimos lo que se nos ordenó por parte de las altas instancias. Con eso es suficiente.– Replicó esa ruda voz de hombre con tono desapasionado. –
- Esperemos que haya merecido la pena y podamos pasar el rato con esas extrañas criaturas. Hasta hemos influido en que ese planeta florezca. - Declaró esa femenina y aterciopelada voz aseverando.- Con sus primitivos medios habrían tardado muchos de sus... ¿eran siglos, no?...en conseguirlo.
-Podríamos haberlo cambiado totalmente.- Declaró la otra voz de mujer que parecía más infantil.- Así ya estaría terminado…
-No nos dejan hacer eso.- Objetó la voz más grave.- Tienen que concluirlo ellos.
-Sí, así es. Las órdenes fueron claras a ese respecto. Pero no dijeron nada de no divertirnos con esas criaturas. De modo que ahora tendremos tiempo de entretenernos con esos seres tan insignificantes. – Comentó la otra voz de hombre que sonaba más reflexiva que la anterior. -

Y las voces callaron, al menos por el momento. Entre tanto, en el planeta Bios la vida se había afianzado de una forma tan rápida como sorprendente. Habían pasado tan sólo tres semanas desde el éxito de la terraformación. Tras quedarse para ser testigos de sus primeros momentos y solucionar algún que otro papeleo relativo a sus vacaciones, Leval y Amatista habían salido de Luna de Miel. Fueron a la Tierra a través del agujero de gusano en el espacio, volvieron al cabo de veinte días. En realidad, ambos se incorporaban a sus respectivas obligaciones tras unos días maravillosos en viaje de novios en los que también visitaron a sus padres y al resto de sus familiares y amigos de su planeta de origen. También supieron que a las Fairy Five de la SSP-1 se les había concedido el prestigioso premio Hedy Lamarr, que otorgaba la Organización de la Tierra Unida de la que dependía el UNISON. Este galardón honraba a las mujeres que habían llevado acabo descubrimientos o avances importantes en el campo de la ciencia.

-¡Por terraformar Bios!- Les anunció por video conferencia Penélope, quien fue la primera en recibir la noticia como directora del proyecto.-

            Y lo hizo desde luego con un entusiasmo muy alejado de su frialdad o moderación habituales. No era para menos. Charlando por vídeo conferencia, todas se alegraron mucho.

-No me suena mucho ese nombre.- Comentó Amatista.- ¿Quién era esa tal Hedy Lamarr.- Preguntó.-
-Una actriz de cine de origen austriaco.- Le desveló Satory quien, como de costumbre, había perdido muy poco tiempo buscándola en internet.-
-¿Una actriz?- Se sorprendió Sandy, afirmando divertida.- No es que no hayamos tenido que actuar a veces pero no me parece muy propio.-
-Fue mucho más que eso.- Les  explicó Penélope, comentando.- Fue una científica que patentó muchos inventos. Incluyendo un sistema de codificación de mensajes secretos que donó al gobierno de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra mundial.
-A ver si lo adivino.- Suspiró Sandy entonces para elucubrar.- Como era guapa y actriz, y sobre todo una mujer, no la tomaron en serio en esa época ¿no es así?
-Por desgracia así fue. Aunque décadas más tarde si se la hizo justicia. Gracias a sus inventos se pusieron las bases de la tecnología wifi.- Les explicó Satory, tras haberse informado más.-
-Pobre, la comprendemos de sobra.- Dijo solidariamente Amatista.-
-Vaya. Pues es un gran honor para nosotras que nos hayan dado un premio con su nombre.- Declaró Satory.-

Así pensaban todas. Únicamente la sombra de la muerte de Jen y las circunstancias en las que se produjo enturbiaba aquello. Sin embargo, a los familiares de aquella desgraciada joven nada se les contó de lo que realmente ocurrió.

-Así al menos podrán tener la ilusión de que su hija murió como una heroína, además de ser una brillante científica.- Pensaba Amatista ahora con tristeza.-
-A su modo, supo redimirse al final.- Afirmó Satory.-
-Es cierto, y es con lo que nos tenemos que quedar. A buen seguro la manipularon de algún modo.- Sentenció Sandy.-
-Lo importante es que de ella se recordará únicamente lo bueno que hizo por todos los habitantes del mundo.- Sentenció Amatista.-

            Así convinieron todas antes de despedirse. Ella estaba con su esposo visitando en ese  momento a la familia de ella en la Tierra y tanto Diamante como Esmeralda se pusieron muy contentos, sintiéndose orgullosísimos de su hija al conocer la noticia.

-Eso estuvo muy bien, aunque lo siguiente que les dijimos Leval y no no les gustó tanto, ni a mis padres ni a los suyos.- Recordó la joven recién casada.-

 Allí les transmitieron que deseaban instalarse en Bios. Eso fue lo único que empañó un poco aquellas dos semanas. Pero finalmente los padres de Amatista, sobre todo, dejaron de poner objeciones y respetaron esa decisión. Así pues, tras recordar muchas de sus peripecias y rememorar también los años pasados, volvían con muchas ganas de empezar su vida en común y de acometer los nuevos proyectos y misiones que tuvieran. A decir verdad echaban de menos a sus amigos y compañeros del nuevo mundo y al llegar a la terminal de la nave les esperaban dos de ellos, Mazoui y Satory, quienes les dieron la bienvenida.

-Hola chicos, ¿qué tal la Luna de Miel? - Preguntó Mazoui con tono cordial. -
-¡Mazoui!, ¡qué pasa tío! - Saludó jubilosamente Leval y ambos primos se abrazaron con efusividad en tanto el recién llegado respondía. - La Luna de Miel ha sido fantástica, hemos estado recuperando el tiempo. ¿Y vosotros qué?
- Satory y yo hemos salido algo últimamente.- Respondió éste aunque sin tanta animación, señalando a la muchacha que estaba a su lado, que solo sonrió tímidamente. –
- ¿Y qué tal todo por aquí?- Quiso saber Leval.-
- Muy tranquilo. Hasta incluso aburrido. – Replicó despreocupadamente su primo.- Desde luego, no te diré que eche de menos la acción pero tampoco me gusta esto, Zorton tan hueso como de costumbre, aunque un poco más amable y Freejar sigue como una regadera, ¡ja, ja!….

            Su interlocutor se rio y ambos se alejaron un poco. Mientras los dos chicos se contaban sus peripecias y charlaban sobre temas relativos a sus compromisos militares y a las posibilidades estratégicas del planeta, Satory se llevó aparte a la recién llegada y le susurró con aparente preocupación.

- La verdad es que Mazoui es un chico muy agradable, pero parece estar a la defensiva conmigo, no lo entiendo.
- Dale tiempo, mujer - le pidió Amatista sin concederle demasiada importancia. - Tiene que asimilarlo todavía, hemos tenido muchas emociones últimamente.
- Sí,- acordó Satory - me he dado cuenta de que es muy sensible, no creía que lo fuera tanto. Y realmente no puedo quejarme. Es galante, considerado, siempre que quedamos llega más que puntualmente. Incluso me trae flores.
- ¿Y no será entonces que eres tú la que se lo imagina?- Le sonrió su amiga para añadir desenfadadamente. - ¡Me estás describiendo al chico perfecto, como sigas así, te lo voy a cambiar por Leval!
- ¿Acaso no ha ido todo bien entre vosotros?- Le preguntó su interlocutora, ahora con gesto extrañado. – Se supone que la Luna de Miel es un momento muy feliz.

            Amatista movió la cabeza divertida, con lo inteligente que era Satory y a veces no entendía estas bromas. Enseguida le aclaró.

-Al contrario. ¡Ha sido maravilloso! Lo que siempre soñé que sería si estuviera con él. ¡Es un encanto! y me hizo mucha ilusión cuando visitamos a sus padres y a su hermana Kerria. Ellos siempre me consideraron una más de la familia y yo también estoy muy feliz cuando nos reunimos. Y con mis padres igual. Hicimos alguna que otra reunión, comimos juntos y fue genial. Mi padre adora a Leval y mi madre lo mismo. Jamás la he visto derramar tantos cumplidos sobre alguien.- Rio para tratar de imitar la voz de su madre  cuando le comentó a su amiga. – Constantemente me decía. “Hija, este chico está loco por ti, solamente hay que observar cómo te mira. No le dejes escapar”. “O llamaré a la Guerrera Luna para que te castigue”…como me decía cuando era mala de pequeña, ¡ja, ja, ja!…

Eso hizo sonreír a su interlocutora. Se alegraba mucho por su amiga. Le había costado pero al final Amatista había logrado ser feliz con el amor de su vida. Más cuando ésta añadió con un suspiro entre alegre y soñador.

-Y ahora estamos avanzando en la terraformación total de Bios que cada vez está más bonito y lleno de vida. Con suerte dentro de poco se podrá vivir ya en él de forma permanente. Los enemigos han desaparecido y podremos tener paz y yo terminar mi carrera al fin.
-Sí, tienes toda la razón. – Asintió Satory compartiendo aquel entusiasmo sobre el planeta. - Todo va incluso mejor de lo que podríamos haber previsto en nuestras mejores estimaciones. ¡Es que es hasta casi milagroso! Hay muchas cosas que no me puedo explicar. Los patrones de crecimiento de la biomasa e incluso la evolución atmosférica son demasiado rápidos para lo que deberían. Incluso en la mejor de las estimaciones.
-Pues mucho mejor.- Sonrió su interlocutora.- Es algo tan maravilloso que ni en nuestros mejores sueños pudimos haber imaginado algo así.
-Tienes razón.- Admitió Satory, añadiendo con más desenfado.- Lo he hablado con Mazoui y él me ha dicho lo mismo. Incluso me tilda de aguafiestas. Cree que tengo que relajarme y disfrutar del momento…
-¿Lo ves, tonta?- Le constató su amiga retornando ahora al tema inicial de su conversación y pasando por alto aquella última frase. - Lo que sucede es que todo está saliendo tan bien que te preocupas por nada. ¡Mazoui es un chico estupendo! Quizás aún no te ha pedido que deis un paso más en vuestra relación, porque te ha visto muy inquieta por la Terraformación, pero lo hará, seguro.

Y para rematar esto Amatista rodeó con un brazo a su amiga por los hombros, de forma cariñosa, estrujándola un poquito.

-En fin - suspiró Satory encogiéndose de hombros. - Supongo que tienes razón, me he vuelto demasiado exigente, quizás como todo lo demás va tan rápido, desearía que mi vida personal fuese a igual ritmo. Sí, tienes razón. – Sonrió ahora con más alivio. - Tendré que tener paciencia y no agobiarme tanto.
-Claro mujer, ¡anímate!,- le pidió su amiga con tono jovial - venga, ahora que hemos vuelto nos divertiremos todos juntos, Mazoui, tú, Leval y yo ¿Vale?
-Sí. Será magnifico. ¡Cuánto me alegro de que hayáis regresado Leval y tú! ,- exclamó Satory de mucho mejor humor aunque agregando de seguido con un tinte de nostalgia - desde que  Tracer y Penélope volvieron a la Tierra y Sandy está en Bios, nos sentíamos bastante solos.

            Aquello era cierto. La doctora Winters recibió una oferta de la Masters Corporation para que dirigiera un centro de investigación asociado a otro ambicioso proyecto. Ella aceptó sin dudar, pese a que le habría gustado seguir las evoluciones en Bios. No obstante, las cosas iban tan bien que, según le dijo a la propia Satory, su presencia no era necesaria allí. Eso recordaba la muchacha cuando se despidieron.

-Dime una cosa.- Le preguntó Satory a su jefa y amiga.- ¿De veras no quieres quedarte un poco más? Aún quedan muchas cosas por hacer.
-Sí, pero ya no pertenecen a mi campo. Además, todo va tan bien en Bios que siento que necesito otros retos.- Respondió la aludida para confesar.- La oferta que me hizo tu padre es muy tentadora. El propio doctor Tomoe me llamó para pedirme que aceptase. Se lo debo todo, no podía rehusar.
-Vaya, ¿entonces te irás pronto?- Inquirió su contertulia.-
-En cuestión de unos días. Cuando a Rick le concedan el traslado.
-¿Tracer va a ir contigo?- Se sorprendió Satory.-
-En cuanto le comenté lo que pasaba él me pidió que permaneciéramos juntos. Ya sabes, es la historia de mi vida.- Suspiró la científica para declarar.- Me sucedió igual cuando me separaré de mi antiguo novio al embarcarme en la SSP-1. También me pidió que me quedara en la Tierra.  A mi vez le insistí en que viniera conmigo, pero se negó. Lo siento. Para mí, mi carrera entonces igual que ahora mismo era lo principal.
-¿Entonces, Tracer sí que ha aceptado?- Aventuró su contertulia.-

            Ahora Penélope sonrió complacida para contarle a su amiga.

-Fue decirle que ese proyecto era para mí lo principal y se apresuró a decirme que esperase, que pediría el traslado inmediatamente. Y con su hoja de servicios no tuvo el menor problema. Además, con el cambio de destino van a ascenderle a mayor. Su nueva base estará solamente a unos pocos cientos de kilómetros de mi lugar de trabajo. Dijo que no habría problema, que si hacía falta, tomaría prestado su caza para ir a visitarme, ¡Ja, ja!

-Me alegro mucho por vosotros.- Sonrió Satory tomando de las manos a su ya ex jefa.-
-Lo único que lamento es separarme de vosotros, de ti, de Sandy, de Amatista. Éramos un equipo magnífico de Fairy Five. Ahora serás tú la que tome el mando.
-Bueno, o Sandy, que también es una magnífica científica.- Comentó la aludida no sin rubor.-
-Eso queda ya a vuestro criterio.- Sonrió Penélope que añadió con más jovialidad.- Os deseo todo lo mejor. Y tú, a ver cuándo das el paso con ese gallardo oficial.
-Ya estamos saliendo juntos.- Pudo decir la joven que se ruborizó de inmediato.-
-Me refiero a algo más permanente.- Matizó su amiga.-

            Satory no respondió a eso, siguieron charlando de otras cosas y finalmente se dijeron adiós. Ya no vio a Penélope hasta que se marchó. Ahora volvía de esos recuerdos. Fue Amatista la que la sacó de ellos al preguntar sorprendida.

-¿Cuándo ha bajado Sandy al planeta? Se suponía que la gente aun tendría que esperar para poder descender a Bios dado el carácter provisional de la atmósfera.
-Bueno verás - le explicó  su interlocutora. Recordando su anterior observación. - Durante el tiempo que habéis pasado fuera no se ha dejado de plantar todo tipo de vegetación. La masa arbórea ha crecido considerablemente así como el plancton marino que sembramos en los océanos. Además, se hicieron unas pruebas hace una semana y Sandy demostró adaptarse muy bien a las condiciones del planeta. De momento se ha conseguido que la atmósfera sea respirable para algunas personas, aunque aún necesita un porcentaje más alto de oxígeno. La mayoría de la gente se marea por hipoxia cuando lleva abajo un tiempo, pero ella, por ejemplo, no. ¡Esa chica es increíble! Tiene una resistencia fuera de lo común. Además, con unos filtros anti radiación se puede pasar bastante tiempo en la superficie.
-Vaya,- dijo Amatista haciéndose la sorprendida aunque pensó - debe ser por su genética especial.- Las palabras de su amiga le confirmaron sus deducciones a la par que añadió. - Comprendo. La atmósfera aún no se ha dotado de ozono estratosférico, ¿verdad?
-No.- Contestó su amiga para explicar. - Se está tratando de insuflarlo en grandes cantidades pero todavía pasará algún tiempo para que los rayos ultravioletas y otras radiaciones sean tolerables. Por eso, solamente personas con alto nivel de resistencia pueden estar ahí durante un periodo prolongado. A Mazoui probablemente le hagan bajar también, él demuestra adaptarse muy bien, igual que Sandy. Espero que dentro de poco los árboles y la vegetación que se están plantando hagan la atmósfera más rica en oxígeno y todos podamos vivir allí.
-Seguro que sí. Ten en cuenta que este mundo no será tan grande como la Tierra. Pero con un diámetro ecuatorial de casi siete mil kilómetros que mide, tenemos mucha labor por delante. Aunque estoy convencida de que todo va a ir bien y más rápido de lo que suponíamos - afirmó Amatista con patente optimismo. –
-Al menos tiempo tendremos.- Le comentó su interlocutora informando de seguido. – Según los últimos estudios geológicos es un planeta joven. No tendrá más de mil millones de años. Su núcleo todavía está activo y tiene fenómenos de vulcanismo y tectónica continental. Por eso no debemos preocuparnos. No se parará la maquinaria al menos durante unos cientos de millones de años más. Y eso permitirá que los ciclos geológicos y la circulación atmosférica se mantengan.
-Pues entonces podremos ir con calma – sonrió su amiga, dirigiéndose acto seguido a su esposo. -Bueno, vamos a instalarnos en nuestra nueva casa. Cariño, debemos irnos.

Entre tanto Leval había estado charlando con su amigo de algunas cosas. Primero éste quiso saber cómo estaban todos en la Tierra. Su primo le dio recuerdos de la madre del muchacho, de su padrastro y de su hermana a las que pudo ver fugazmente. Le comentó que, junto con Roy y Diamante, entrenó un poco y que ambos estaban deseando ir a verles, sobre todo cuando se pudiera bajar a Bios.

-La madre de Amatista y la mía no estaban demasiado contentas con la perspectiva de que nos quedemos aquí. Quiero decir, esa idea de asentarnos en Bios. Lo ven prematuro.
-Y sobre todo, distante.- Añadió Mazoui.-
-Sí.- Suspiró Leval.- Ya sabes como son, no quisieron enrarecer el ambiente. Al menos delante de Amatista. Pero mi madre, en cuanto tuvo un rato a solas conmigo. Me habló de ello.

            El chico recordó, hacía apenas un par de semanas. Tras haber llegado a la Tierra y llevar unos días allí. Su esposa y él les habían comentado a sus respectivos padres la idea de vivir en ese nuevo planeta. Enseguida vieron como Diamante y Roy les dieron sus parabienes y tanto la madre de él y la de Amatista sonrieron, pero de forma forzada. Leval enseguida supo que a ninguna le hacía gracia ese proyecto. Y estando a solas con su progenitora, en la habitación del chico, ella le comentó.

-Hijo, comprendo que habéis pasado por mucho, y que os hace ilusión colonizar ese planeta. Pero, ¿no creéis que aquí, en la Tierra, podrías estar mejor?
-Tenemos muchos deseos de vivir allí, mamá.- Le comentó Leval.- Si todo sale bien, Bios será un auténtico paraíso.
-Ya. - Suspiró Beruche, mirándole con inquietud y declarando con voz queda.- Pero ¿Y si no? Cariño, no te digo esto solamente por querer teneros aquí…verás. Tanto Esmeralda como yo hemos hablado de ello. Y las dos sabemos como es crecer en un planeta desolado. Con apenas unas pocas extensiones de hierba y un puñado de árboles.

            Leval enseguida supo que su madre se estaba refiriendo a Némesis, su mundo natal. Por ello, la tomó afectuosamente de los brazos y le aseguró.

-Mamá, Bios no será como Némesis. Se está terraformando. Habrá grandes bosques, y lagos, y mares…
-Quizás.- Musitó su interlocutora, bajando la mirada para decir.- Pero puede que tardéis décadas o incluso siglos. Ojalá me equivoque pero a buen seguro que Amatista y tú no lo veréis. Puede que lo hagan vuestros hijos, o los hijos de ellos. Y no deseo para vosotros la vida tan dura y sacrificada que mis padres y, sobre todo mis abuelos, tuvieron que arrostrar.
-No te preocupes,- le sonrió animosamente él, para sentenciar.- En algo llevamos ventaja a tus antepasados. Si de veras viésemos que Bios no prospera tenemos la SSP-1, y también la posibilidad de regresar aquí. Ellos no pudieron contar con esas alternativas.

            Su madre asintió despacio, y con voz casi soñadora evocó.

-¡Recuerdo todavía la primera vez que vine a este mundo y a esta época y vi el mar. ¡Tan inmenso y tan azul! Me fascinó de inmediato. Y luego los bosques, las montañas. ¡Todos los paisajes de este hermoso planeta! No me gustaría que tus hijos quedasen privados de algo así.
-Podremos traerles a visitar la Tierra a menudo. Con atravesar el agujero de gusano estaremos aquí en apenas un par de días. - Afirmó Leval.-
-Pero, ¿Y si ese agujero se cerrase? Piénsalo, cariño. Némesis estaba tan lejos de la Tierra que, incluso en su momento de mayor cercanía, se tardaban muchos meses en ir. Y cuando se alejaba era algo imposible, incluso para la tecnología de entonces suponía años.

            Era curioso escuchar a su madre hablar de algo que, técnicamente no ocurriría hasta al menos casi dentro de mil años, como si fuera cosa del pasado. Aunque paradójicamente lo fuese para ella. No obstante, dejando esa consideración de lado, el chico replicó con tinte tranquilizador.

-Los científicos están investigando el agujero, y han calculado que las posibilidades de que desaparezca en las próximas décadas son muy remotas. De veras, mamá. No tienes por qué preocuparte por eso.
-Ojalá tengas razón, cariño.- Repuso ella sin sonar para nada convencida.-

            La conversación se interrumpió abruptamente al oír pasos que se aproximaban acompañados por la voz de Kerria. La muchacha llegó jovial, saludando a su hermano y a su madre con sendos besos en las mejillas.

-¿Qué tal?
-Bien, cara de patata.- Replicó él con una sonrisa.- ¿Tú cómo vas?
-La universidad, ya sabes, algo nerviosa por los exámenes. Pero bien.
-Creí que ibas a pasarte a ver a Amatista.- Le comentó su madre entonces.-
-Se fue de compras con Esmeralda. Tenían muchas cosas que contarse.- Respondió Kerria.- Ya nos veremos después.
-Claro, bueno. Os dejo para que charléis vosotros también.- Replicó su interlocutora con una leve sonrisa.-

Cuando la progenitora de ambos bajó las escaleras, la cara de Kerria pasó de mostrarse jovial a algo preocupada y enseguida le susurró a su hermano.

-Te lo ha dicho. ¿Verdad?
-Sí, supongo que te refieres a nuestra decisión de instalarnos en Bios.- Admitió Leval.-
-Desde que nos lo contasteis lleva dándole vueltas. Papá y yo le hemos insistido en que no hay nada que temer. Que estáis aquí y que podremos vernos a menudo, haciendo ese viaje…
-Pero ella recuerda lo difícil que era la vida en su mundo de origen.- Agregó él.-
-Dale tiempo.- Respondió Kerria con más despreocupación.- En cuanto compruebe que sus temores son infundados se alegrará lo mismo que nosotros.

Así lo recordó en tanto su primo le escuchaba con atención, y cuando Leval concluyó de narrarle aquello, Mazoui por su parte le informó.

-Bueno, tu madre se preocupa por vosotros. Es natural. La mía en cambio cree que no es para tanto. Y se fía de lo que le he dicho. El agujero es estable. Y esa no es la única buena noticia. Aquí las cosas van bastante bien, como ya os hemos contado. Tanto, que creo que el alto mando tiene pensado crear destacamentos militares para dotar a las bases que se construirán en el planeta. Aunque sólo se rumorea por ahora.
-Será estupendo cuando podamos vivir allí. Mucho mejor que en la nave – Valoró Leval en tanto Amatista y Satory se acercaban a ellos. - Aunque de momento no podemos quejarnos del alojamiento aquí. ¡Ah sí!, ya casi me olvidada- recordó éste comentándoles a Mazoui y Satory. - El mayor Freejar me dijo que, como recién casados, nos habían concedido permiso para construir una casa en la ciudad y que la parcela destinada a ello era bastante grande, por lo menos viviremos fuera de la base.
-Es un comienzo. Tenemos suerte de poder beneficiarnos de la política que hay para fomentar las uniones a bordo y la creación de nuevas familias. - Declaró Amatista agregando esperanzada en tanto se acercaba a los dos. - Aunque a mí lo que me hace ilusión es tener nuestra casa en Bios.
-Pediré la autorización para empezar las obras tan pronto sea posible, cariño.- Contestó su marido quien sin embargo, objetó. - Pero sabes mejor que yo que debido a las circunstancias del planeta eso tardará.
-A mí ya me han propuesto bajar,- le informó Mazoui confirmando las sospechas de Satory - se están construyendo casas en las zonas ya preparadas con las infraestructuras necesarias.
-¿Tan pronto? - Se sorprendió Leval - ¡sólo han pasado algo más de tres semanas!
-Han bajado muchos armazones prefabricados y han plantado césped en bloque - le contó su amigo. -También trasplantaron árboles del parque de aquí. Tendrías que haber visto la cantidad de trabajadores que han enviado. Incluso desde la Tierra han llegado muchas naves de transporte con vegetación y otros elementos.
-Sí, eso es lo que te he comentado, Amatista.- Intervino Satory afirmando con optimismo. - Trabajan sin parar, a cada segundo hay un nuevo arbolito o planta que añadirá más oxígeno a la atmósfera.
-¡Dentro de poco podremos vivir allí abajo como si fuese la Tierra!,- exclamó su interlocutora visiblemente entusiasmada. - Y, ¿quién sabe? Criar a nuestros hijos en ese mundo, como los primeros nativos del planeta.

Todos se miraron divertidos. No habían pensado en ello aunque aquella idea desde luego no les resultaba desagradable.

- La verdad es que es increíble lo bien que ha salido todo. - Suspiró Satory admitiendo con una media sonrisa. -Como te dije antes, chica. Ni en mis mejores sueños pude imaginarlo.

             Y tras intercambiar algunos comentarios más, tanto Leval como su esposa se despidieron y se dirigieron hacia la zona donde Freejar le dijo al muchacho que estaba su nueva casa. De modo que la joven pareja partió hacia allá sin percatarse de que esas misteriosas voces sonaban a sus espaldas. Una de ellas, la femenina más jovial, se preguntaba en voz alta.

-¿Cómo es posible que estas cosas tan poco evolucionadas hayan creado vida? ¿Acaso serán dioses encubiertos?
-¡Bah! - respondió la masculina más ruda. - Soa, vámonos de aquí, esto no tiene ningún interés...
- Pero Buruk,- objetó ella - aún no hemos visto lo suficiente...yo quiero ver a esas graciosas criaturas más de cerca.
- ¡Qué pérdida de tiempo! - Espetó él.-
-¡Andaaa! - Le pidió la voz femenina con un tinte entre meloso e infantil.- Si el tiempo nos sobra…

Soa se hizo visible en una esquina apartada entre dos edificios, tenía el aspecto de una mujer mulata con rasgos orientales, de pelo ondulado, largo y oscuro con brillos algo azulados, una atractiva combinación. Vestía un ajustado mono negro con unos mocasines a juego.

 - Está bien - concedió Buruk que se materializó a su lado con la apariencia de un gran hombre de color, muy musculoso y de una estatura enorme, vestido con una especie de pantalón de cuero y llevando el torso casi al descubierto salvo por una pintoresca camiseta de tiras, comentando a desgana. - Siempre te sales con la tuya. Pero te advierto que como esto siga así de anodino me iré...
- ¡No seas tan aburrido! Seguro que Zoen y Dialen tampoco tienen mejores cosas que hacer que estar aquí.- Le dijo ella con un tono molesto. – A ti todo te parece tedioso.

            Al conjuro de sus nombres aparecieron dos personas más, un hombre y una mujer muy atractivos ambos. La mujer con el pelo corto oscuro, dejando caer por su rostro dos matas de cabello a modo de patillas en forma de media luna y el hombre con el pelo rubio y levantado. Ella vestía un ceñido traje rojo que parecía un bañador, con unas botas altas de color negro, él llevaba  una especie de chaleco y un pantalón bombacho, ambos de color beige.

- Vaya.- La mujer que respondía al nombre de Zoen, se unió a la conversación. - ¿Todavía estáis aquí? ¿Nos habéis hecho tomar la forma de estos ridículos seres sólo para poder verles más de cerca?
- Tú misma dijiste que habría que verles de cerca, ¿no? - Sonrió Soa. -
- ¡Ah!- Repuso su interlocutora con voz indiferente y semblante desdeñoso  -, eso lo dije antes, pero ahora he cambiado de opinión...- hizo un gesto con una mano y en medio del aire apareció una imagen de Leval con Amatista. - Aunque esta criatura parece algo diferente de las otras. - Afirmó señalando al muchacho - , noto que tiene más energía.
-¿Y qué importa?- respondió descuidadamente el otro hombre, de nombre Dialen - son seres inferiores, no merecen nuestro interés. Sigamos recorriendo el espacio, hay cosas más interesantes de que ocuparse.
- No estoy de acuerdo,- rebatió su interlocutora - yo tengo interés en este asunto.

En las imágenes que todos veían, Leval y Amatista ya estaban en su nueva casa besándose mientras se tumbaban en el sofá desvistiéndose poco a poco.

-¿Qué están haciendo esas criaturas? - Preguntó Soa mirando sorprendida aquella, en su opinión, extraña  escena. -
- Debe ser alguna rara y absurda costumbre suya,- supuso despreocupadamente Buruk - nada que merezca la pena.
- Tampoco estoy de acuerdo.- Sonrió Zoen para revelar visiblemente intrigada - ahora que tengo este cuerpo, quiero saber como lo utilizan ellos.

            Y dicho esto desapareció. Buruk miró a Dialen que se encogió de hombros, el gigante frunció el ceño y también se desvaneció. Soa y su compañero se miraron indiferentes y le imitaron. Mientras tanto. Tras haber hecho el amor, Amatista y Leval estaban acostados en el sofá, charlando.

-Cada día estás más vigorosa.- Se sonrió Leval.- Está claro que te has recuperado al cien por cien.

            Su contertulia asintió con una sonrisa. Aunque de eso ya hacía bastante tiempo, pero sí, se sentía muy en forma. Amatista recordaba todavía ese terrible accidente en el laboratorio  donde ella trabajaba. Y como milagrosamente salió con vida de aquella explosión. Sin embargo, ahora mirando atrás lo agradecía, eso hizo que Leval se diera cuenta de que la amaba.

-Tuve un buen enfermero. Y tú también estás como nuevo.- Afirmó la muchacha.-

            Así era, esa terrible enfermedad vírica que a punto estuvo de matar a su esposo fue otra durísima prueba. Ahora podían decir que tras esos dos acontecimientos su amor creció y se hizo mucho más fuerte. Aunque al hilo de aquello, Leval le comentó.

-No, ahora en serio, te noto mucho más fuerte que antes. Hasta físicamente.
-Bueno, me preparé mucho durante la rehabilitación y en nuestra Luna de Miel entrené con tu hermana.- Comentó Amatista.-
-¡Oye! Espero que no sean los mismos entrenamientos que hacemos tú y yo.- Se rio Leval.-

            Su esposa se puso colorada ¿Cómo se le podría ocurrir decir eso a su marido? Aunque enseguida se rio, dado que estaba de muy buen humor, para afirmar con guasa a su vez.

-Para entrenar en ese aspecto puede que ella fuera la más adecuada, a fin de cuentas es tu hermana. ¡Ja, ja!... aunque no creo que a Samantha le hubiera hecho gracia la idea. Y por otra parte, quiero mucho a Kerria, pero mis gustos no van por ahí.
- Menos mal que ninguna nos puede oír en este momento.- Se rio su esposo a su vez.-

            No obstante, Leval sí que había notado que su mujer tenía una mayor energía. La propia Amatista, con gesto pensativo, sí que admitió.

-Es cierto que Kerria, cuando estábamos practicando como Justicieras, me comentó que yo me lo estaba tomando muy en serio. Pero no hice nada que yo sepa por esforzarme en exceso.

            Se acordaba de eso y de otras cosas que no quiso comentarle a Leval. Kerria y ella en efecto estuvieron practicando. Tras intercambiar algunos ataques y esquivas, Amatista se sorprendió cuando su amiga, pareciendo agotada, le pidió en tanto jadeaba en busca de aire.

-Espera un poco, chica. Estás muy en forma para mí.
-¿Te encuentras bien?- Quiso saber ella con gesto preocupado.-

            Su cuñada asintió, aunque tomó asiento en una piedra de esas que abundaban en aquel páramo aislado al que acudían a entrenar. Al cabo de unos instantes, Kerria le dijo.

-Luchas a un nivel mucho mayor que antes. Ahora casi no puedo ni defenderme.
-¡Qué va!- Exclamó Amatista visiblemente perpleja.- Si no estoy peleando en serio. Es un simple entrenamiento.
-Pues cómo será cuando luches de veras.- Suspiró su amiga.-
-Bueno, en la nave tuve que pelear contra esos invasores. Y fue realmente terrible.- Le confesó ahora con gesto serio y entristecido al recordarlo.- Por suerte tuve la ayuda de una buena amiga.
-¿Esa chica que dices que es como el primo Mazoui?- Inquirió Kerria.-
-Sí.- Admitió ella.-

            Aunque no le dio el nombre de Sandy a su cuñada, juzgando que la identidad de su amiga debía permanecer oculta. A fin de cuentas, eso pertenecía a su intimidad. Pese a todo seguro que Ky guardaría el secreto, pero no se trataba de eso, sino de respetar el anonimato de su compañera de las Fairy Five. De todos modos, otra cosa le preocupaba, y fue lo que comentó.

-Estuve hablando con mis padres. De todo eso, y luego, cuando fui de compras con mi madre charlamos también, de la vida que Leval y yo deseamos comenzar en Bios.

            Las dos contemplaban un escaparate al hilo de los vestidos que estaban expuestos la madre de Amatista comentó.

-Hemos sacado una estupenda colección para este verano. ¡Ojalá pudieras estar para verla!
-Mamá, podrás enviarme algún vídeo a la SSP-1, y seguro que tus vestidos se venderán allí también.- Repuso despreocupadamente ella.-
            Su madre ensombreció el gesto y ella enseguida se percató de que algo no iba bien.-

-Mamá. ¿Qué pasa?- Le preguntó con inquietud.-
-Estuve hablando con Bertie, ella coincide conmigo. Tuvimos mucha suerte, más aún. Fue un milagro que pudierais volver de allí, a través de ese agujero. Ya antes sufrimos mucho cuando tu primo murió. Desde entonces temimos por vosotros. Y cuando la nave desapareció.- Sollozó la diseñadora.-

            Amatista la miró preocupada y enseguida le dio un abrazo. Esmeralda no pudo evitar llorar.

-Lo siento, cariño. No quiero amargarte la Luna de Miel.
-No, ¡por favor!, dime qué es lo que pasa. -Le pidió la chica.-

            Y su madre tras separarse un poco de ella y enjugarse las lágrimas la miró a los ojos para musitar.

-¿No podríais Leval y tú veniros a vivir a la Tierra? Estaríais mucho más seguros aquí. Y tendríais todo lo que pudieseis desear.

            La joven suspiró, se había figurado algo así cuando su flamante esposo y ella les contaron a sus padres los planes que tenían. Se tomó unos momentos para, con calma y dulzura, responder a su progenitora.

-Leval y yo estamos muy ilusionados con nuestra vida juntos. Y queremos crear una familia, algo nuevo, en un mundo nuevo. Tenemos fe en que Bios se convertirá en un planeta muy hermoso.
-Hija, yo sé lo que es crecer y vivir en un mundo frío y desolado. Apartada de todo. No quisiera ese mismo destino para vosotros y vuestros hijos.
-Eso no pasará.- Le aseguró Amatista.- Ya lo verás. Tenemos un equipo increíble de científicos e ingenieros. Bios se convertirá en una maravilla y papá y tú vendréis a vernos a nosotros y a vuestros nietos.

            Su madre suspiró con resignación, asintiendo despacio. No obstante trató de animar su rostro con una sonrisa y respondió.

-Así lo espero, hija. ¡Ojalá que Leval y tú podáis ser muy felices, donde quiera que sea que estéis!

            Cuando concluyó de relatarle aquello, Kerria, mirándola con una mezcla de solidaridad y pesar, le contó.

-Mi madre le dijo a Leval lo mismo. Y él respondió de idéntica manera a como has hecho tú. Hazte cargo, para nuestros padres es duro…
-Lo sé.- Musitó ella tomando de las manos a su cuñada para sentenciar.- Pero no es únicamente un deseo de ser felices. Es nuestra meta, el fruto de tanto trabajo y esfuerzo. Y el recuerdo de aquellos que perdimos. Vivir en Bios no es únicamente la realización de nuestros sino también de los suyos.
-Lo comprendo, Tist.- Asintió la muchacha.-

Amatista la abrazó, recordaba aquello ahora, tumbada junto a su esposo, casi como si soñara. No obstante, el pitido de la alarma de su teléfono la sacó de aquel estado de ensoñación y antes de que su marido pudiera decir nada, se incorporó y exclamó sobresaltada.

-¡Vaya!,- recordó - se me había olvidado que debía pasar por el laboratorio a presentarme.- Se levantó del sofá y comenzó a vestirse a toda prisa. -
- Yo tengo permiso hasta la tarde,- le dijo su marido. - Te esperaré mientras arreglo un poco la casa, aún faltan algunos muebles así que intentaré traer alguna cosa para que estemos más cómodos.
- Muy bien - le susurró ella dándole un largo beso. - Confío en tu buen gusto. Hasta la tarde, mi amor,- y sin entretenerse más, salió de la casa con premura. -

            Zoen observaba tras la puerta de la habitación contigua, adoptó la apariencia de Amatista y esperó divertida a que esa criatura tras levantase se vistiese y se dirigiera a otra habitación. Después salió a su encuentro, el muchacho se quedó sorprendido al verla.

-¿Has olvidado algo? - Le preguntó mirándola extrañado. -
- Hagámoslo - le propuso ella con una sonrisa. -
-¿El qué? - Leval la miró con cara de no entenderla. -
- Lo de antes, quítate tus ropas y echémonos ahí -  le matizó ésta señalando al sofá. -
- Pero Amatista, ¿no llegabas tarde? - Objetó Leval entre divertido y atónito. -
- No importa, hagámoslo....- insistió  impacientemente Zoen.-

Entonces empujó al muchacho con una fuerza sobrehumana. El chico cayó al sofá mirándola cada vez más sorprendido. El empellón había sido tan rápido que no le había dado oportunidad ni de moverse.

– Venga, vamos...tengo curiosidad,- afirmó ella  echándose sobre Leval con una rapidez increíble. -
-¿Qué te pasa? te noto muy extraña. - Pudo preguntar él. -
- Ya...- musitó Zoen imitando a la perfección los modos que había oído de esa humana cuando se ponía melosa. - Lo que pasa es que ya no te gusto...
- No seas tonta.- Se apresuró a responder él que le dio un beso en los labios, agregando con despreocupación. - Si tú no tienes prisa, yo tampoco. Aunque tendré que esforzarme, ¡acabamos de hacerlo! Desde luego no creía que fueses tan insaciable, has aumentado también en eso, - rio en tanto se despojaba de su ropa.-

 Su “esposa” hizo lo mismo. Leval se puso sobre ella y le hizo el amor. No obstante, su mujer no se inmutaba ni devolvía las caricias, ni sonreía, él estaba muy extrañado de todo aquello. Tampoco pensaba que lo estuviera haciendo tan mal.

- Creí que esto sería más entretenido.- Declaró Zoen decepcionada. -

Y sin dar tiempo a la réplica, con enorme celeridad se colocó sobre su pareja a horcajadas y adoptó su forma original. El muchacho la miró petrificado.

-¿Quién eres?- preguntó atónito - ¡Tú no eres Amatista!
-¡Vamos primitiva criatura, dame todo tu vigor!,- exclamó ella que obligó a Leval a penetrarla con más fuerza. -
-¡Déjame!,- gritó él que trató de quitársela de encima pero no podía moverla ni un milímetro, pese a usar mucha fuerza, incluso se transformó en súper guerrero en tanto amenazaba. - Tú lo has querido, lo siento, no quiero hacerte daño pero me obligas.
-¿Daño? ¿Qué es daño? - Inquirió Zoen que seguía imperturbable pese a que el chico la penetró con muchísima más violencia de lo que hiciera con su esposa en la noche de bodas.

Eso habría destrozado las entrañas de una mujer normal pero aquella extraña miraba a Leval con una helada indiferencia. El muchacho no podía estar más sorprendido. ¿Quién era esa mujer? De pronto ella se levantó dejándole en plena excitación para decir con serena despreocupación.

 -No me interesa este extraño juego. ¿Para qué sirve?
-¿Qué?- pudo decir él jadeando por el esfuerzo. -¿Qué eres tú?....- su atónito interlocutor se levantó trabajosamente tapándose sus partes, pero la extraña mujer le miraba con esa indiferencia que le desconcertaba. - ¿Qué quieres de mí?...¿Qué has hecho con Amatista?- inquirió empezando a enfadarse de verdad. -
- Muchas preguntas – repuso aquel extraño ser sentenciando con desdén -...no me interesa comunicarme contigo, no eres un ser superior.
-¡Ahora verás si soy un ser superior o no!- Exclamó Leval desapareciendo para reaparecer al lado de ella, sujetándola por los brazos en tanto añadía con tinte triunfal. - ¿Qué dices ahora?

            No había terminado la frase cuando la mujer estaba a su espalda y liberada de su agarre, él no podía  creerlo, ¿cómo lo había hecho? ¡Jamás había visto nada igual!

- Eres muy primitivo, sólo eres materia, apenas energía. No sé cómo Soa puede estar interesada por criaturas como tú. - Declaró con desprecio e hizo un cansino  gesto con una de sus manos que lanzó al chico contra la pared. - ¡Bah!

            Leval trató de moverse pero no pudo, algún tipo de fuerza inmensa le mantenía paralizado. Mientras tanto ella se acercó y le sujetó el miembro, acariciándolo con suavidad, para empuñarlo después con más firmeza. Perplejo, él se excitaba en contra de su voluntad mientras su captora le preguntaba.

-¿Esto te resulta agradable?, he visto a ese otro ser hacértelo. ¿Por qué?
-¿Cómo?,- inquirió Leval sin dar crédito a lo que oía, respondió como pudo en medio de aquello. - Era mi mujer, hacíamos el amor.
-¿Qué es eso?, ¿lo que he hecho contigo? ¿Para qué lo hacéis?
- Para disfrutar, expresarnos nuestro amor y quizás algún día tener hijos...- Pudo responder él.

Aunque Zoen le miró extrañada, preguntando de nuevo con el desconcierto reflejado en su semblante.

 -¿Hijos? ¿Qué es hijos?... ¿Qué es amor?

            Leval la miró asombrado, no pudo aguantar más las caricias y bañó la mano de esa mujer, ésta le soltó y se la miró con incredulidad, llena de aquel fluido viscoso.

-¿Qué es esta extraña cosa? ¿Un ataque quizá? No, no lo creo, no lo has hecho a propósito,- sonrió para insistir con voz juguetona. - Contéstame,- insistió sujetando desapasionadamente a su víctima por el cuello y levantándole sin ningún esfuerzo, como si fuera un muñeco en tanto comentaba interrogándole de nuevo. - Tengo curiosidad, ¿para qué sirve eso?
- Es nuestra manera de reproducirnos,- dijo  él con un hilo de voz pues se sentía cada vez más débil. -
- No lo entiendo, pero no importa. - Sonrió ella que desapareció súbitamente dejando a un aturdido Leval desnudo y  tirado en el suelo. -
           
            El chico reaccionó al cabo de unos minutos, se levantó y se vistió, aún no se creía lo que había ocurrido. Estaba como si hubiera despertado de un largo sueño. Decidió no decir nada a Amatista de esto, aunque estaba inquieto. ¿Y si ese extraño ser la hubiera estado suplantando durante más tiempo? ¿Acaso era esa la mujer con la que se había casado?

-No debo volverme paranoico.- Se dijo intentando mantener la calma.- Seguro que Mazoui podrá ayudarme.

Y en cuanto pudo salió en busca de su primo. Por su parte los extraños seres escucharon a Zoen que les contó lo que había pasado una vez volvió junto a ellos. Lo cierto es que ninguno lo entendió bien pero tampoco les importó en absoluto. La única que mostró algo de curiosidad fue Soa, así que decidió ser ella la que realizase la próxima incursión entre esas graciosas criaturas. Por su parte Amatista estaba en el laboratorio. Ahora, con su recién adquirida condición de investigadora en prácticas había ascendido, tendría mayores responsabilidades pero fiel a su estilo lo tomaba como un reto y le encantaba. De todos modos saludó a sus compañeros y en cuanto pudo comenzó a ponerse al día. Eso sí, tenía un mensaje personal que consultó en su ordenador. Al abrirlo vio el sonriente rostro de Ginger. La muchacha le decía.

-Hola Amatista, espero que hayáis disfrutado muchísimo vuestra Luna de Miel. Me habría gustado quedarme en la SSP-1, cerca de Bios, para saludaros a la vuelta, pero regresé a la Tierra con mis padres y mi hermano. Por ahora ayudaré en el restaurante familiar y llevaré el bar. Te preguntarás si ellos saben ya lo que me sucedió. La respuesta es que no. Pero tranquila. De momento todo va estupendamente.

            Y para demostrarlo, ante los ojos admirados de su amiga aumentó el plano para sacarse de cuerpo entero, mostrando sus piernas. ¡Y no eran prótesis! Amatista estaba abriendo la boca atónita mientras escuchaba de fondo la jovial y alegre voz de su amiga…

-¡Tachan! ¡Sorpresa!. El tratamiento que Giaal me puso ha sido todo un éxito. ¡Hasta he crecido dos centímetros y todo! Ahora mido uno sesenta y cinco. Bueno, sigo siendo una tapona comparada contigo y con Sandy, pero tampoco me voy a quejar. Por lo que me explicó, nuestro maravilloso doctor desarrolló un compuesto que vio usar a los habitantes de ese mundo de vegetales de donde vino. Sirve para regenerar completamente partes del cuerpo. Como hacen los árboles cuando les cortan las ramas. Es algo muy complicado para mí. Seguro que si él te lo explicase lo entenderías. Pero, el caso es que ha funcionado. Y dile a Sandy que la tarta que nos inventamos está teniendo mucho éxito. En fin, no puedo ser más feliz. Os lo debo todo a vosotros. Por eso me da mucha pena alejarme de vuestro lado. Aunque no descarto volver a por más aventuras. ¿Quién sabe? Además, adopté a uno de los huérfanos de la SSP-1. Un niño de apenas tres años que perdió a sus padres durante el ataque. De modo que voy a lanzarme a la experiencia de ser madre, eso sí, soltera por el momento. Es un niño maravilloso, rubito y de pelo rizado, aunque también un poco trasto a veces, sobre todo cuando se enfada. ¡Me recuerda un poco a ti! Ja, ja. - Se rio divertida, añadiendo.- Se llama Dean. Espero que Leval y tú os decidáis pronto a tener los vuestros, ya verás lo felices que seréis. - Acortó de nuevo el plano para mostrar su cara, guiñó un ojo y sonrió, para despedirse.- Os quiero mucho, hasta pronto amigos. Cuidaos y haced de Bios un maravilloso hogar para todos…

            Y la transmisión terminó. Estaba grabada desde hacía ya varios días. Dado que Ginger no había sabido cuando iban a volver. Amatista casi lloró emocionada. Todo aquello eran maravillosas noticias que no hacían sino aumentar su dicha. Apenas sí pudo musitar, como si su amiga pudiera escucharla.

-¡Cuanto me alegro por ti, Gin! Serás una madre estupenda. Espero que yo te siga muy pronto en eso. Ojalá que volvamos a vernos. Bueno, tengo que contárselo a Sandy… ¡A ver cuando vuelve! Tengo muchas ganas de saludarla y que nos pongamos al día.

Y precisamente su amiga estaba en la superficie de Bios en tanto los trabajadores avanzaban con celeridad construyendo infraestructuras, plantando vegetación y diseñando nuevos entornos. En un improvisado laboratorio al aire libre Sandy tomaba datos y ultimaba algún que otro experimento. Tal y como le explicase Satory a Amatista, la joven científica, gracias a su resistencia fuera de lo común, fue seleccionada para descender. En verdad tenía muchas ganas de pisar ese mundo. A pesar de eso tomó precauciones, por mucho que su genética le diera ventaja no debía exponerse demasiado y estaba obligada, al igual que el resto obviamente, a llevar un traje protector. Era tan complejo que parecía casi uno de astronauta. Iba completamente tapada por un revestimiento anti radiación y llevaba un suplemento de oxígeno. Lo más fastidioso era apañarse con esos gruesos guantes que la protegían, eran de lo más incómodos para sostener el instrumental. Aunque poco a poco iba adaptándose a emplear el material. No obstante, todo lo daba por bien empleado. Las pruebas que hacía daban resultados cada vez más prometedores.

-Los caldos de cultivo bacterianos prosperan con rapidez y la vegetación crece de forma sostenida y rápida.- Comentaba por su transmisor a sus colegas que estaban en la nave para afirmar – de seguir así, conforme a los cálculos efectuados por ordenador y mis propias estimaciones, el oxígeno en la atmósfera alcanzará niveles aptos para sostener vida humana en seis meses. El de ozono estratosférico en unos quince.
-Recibido – le respondieron desde la nave para indicarle no sin cierta prevención. – Ahora debe retornar doctora Wallance. Lleva demasiado tiempo ahí abajo.
-Muy bien, enterada. – Repuso ella que cortó la comunicación. –

Lo de ser llamada doctora le gustaba, pudo redactar su tesis al poco de comenzar la terraformación de Bios, precisamente versaba sobre eso y sus implicaciones en los avances de la rama de micro botánica. Con sus conocimientos adquiridos y su experiencia acumulada durante el viaje no tuvo ningún problema en defenderla y aprobar con matrícula de honor. Y entre los miembros del tribunal estaban Penélope y el mismísimo profesor Tomoe, quienes quisieron juzgar esa tesis antes de volver a la Tierra. Sandy recordaba con una sonrisa la mirada de orgullo de su padre cuando terminó sus alegaciones en defensa de su presentación doctoral. Tras los grandes aplausos recibidos los dos se abrazaron. Él solo podía repetirle lleno de afecto.

-¡Si tu madre pudiera verte ahora, cariño!… Aunque estoy seguro de que te estará observando desde algún hermoso lugar y se sentirá tan feliz y orgullosa como lo estoy yo.
-Muchas gracias, papá. Esto os lo debo a vosotros.- Pudo replicar ella con patente emoción.-
-Has sido tú la que ha superado todos los obstáculos. El mérito es enteramente tuyo, hija.- Afirmó su interlocutor.-

Aquel fue un gran día. Sus amigos también estuvieron allí y la felicitaron con efusividad.

-¡Enhorabuena, doctora Wallance!- Exclamó Amatista corriendo a abrazarla.-
-Muchas gracias.- Agradeció ella, dejándose abrazar.-
-Bueno, ¡ahora cualquiera te aguanta! - Se rio su amiga.-
-Mira quien habla, la reciente señora Malden. ¡Anda que te podrás quejar, con ese hombretón que te has agenciado!- Repuso ella con jovialidad.-

            Su interlocutora negó con la cabeza, mirando a su esposo con una sonrisa, Leval estaba intercambiando saludos con el profesor Tomoe y con Penélope. Pronto se acercaron los tres.

-Una vez más, muchas felicidades, Sandy. Tu tesis es realmente brillante.- Declaró el doctor.-
-Muchas gracias, es un honor para mí que diga usted eso.- Repuso modestamente ella.-
-Es la verdad.- Convino Penélope.- Se nota que has aprendido muchísimo durante el viaje. Y estoy segura de que, con tu gran talento para la investigación, harás que las cosas marchen muy bien en Bios.
-¿Harás?- Se sorprendió ella, mirando con gesto inquisitivo a su hasta entonces jefa.-
-Bueno, yo regresaré a la Tierra. Tengo que volver, el profesor me ha ofrecido un nuevo puesto.
-Sí, necesitamos a Penélope allí.- Comentó éste sin dar la impresión de querer entrar en detalles.-

            Incluso sin tener que emplear sus dones podía ver Sandy que había cosas que ninguno de sus interlocutores estaban dispuestos a contarles a los allí presentes. De modo que, sencillamente comentó, no sin genuino pesar.

-Te echaremos mucho de menos.
-Es verdad.- Agregó Amatista.- Hemos sido un gran equipo.
-Bueno, entre Satory, Sandy y tú, el progreso en este planeta está garantizado.- Aseveró su contertulia.-

            Así se despidieron de Penélope y del doctor. Tras darles recuerdos para la familia y amigos que tenían en la Tierra. Luego les tocó el turno a Amatista y Leval.

-Seguro que cuando regresemos de nuestro viaje de novios Bios estará de maravilla.- Afirmó el joven oficial.-
-No tengas tanta prisa. La terraformación requiere mucho tiempo.- Le recordó Sandy.-
-Es que Leval es muy impaciente.- Se rio Amatista abrazándose a su esposo.-
-¡Mira quién fue a hablar!- Exclamó cómicamente él, haciendo que también Sandy se riera.-
-Os deseo una maravillosa Luna de Miel.- Les dijo ella.-

Así se despidieron. Al poco Amatista y Leval se iban de viaje de novios a la Tierra. La muchacha esperaba que volvieran dentro de poco. Tenía muchas ganas de verles.

-¡Espero que lo hayan pasado muy bien! Ya tengo ganas de volver a pasar algunos ratos con esa alocada.- Se sonrió, pensando en Amatista.- Esto no ha sido lo mismo sin ella. De todos modos, ya ha tenido que regresar. Bueno, en cuanto me sea posible intentaré llamarla para que me cuente algún chisme.

Aunque algo la sacó de esos pensamientos. En ese instante percibió algo extraño. Miró a través de su escafandra, se veía ese paisaje desértico todavía salpicado de algunos árboles y bloques de vegetación recientemente trasplantados y un par de refugios construidos en hormigón y otros materiales resistentes a las radiaciones. Pero lo que la sobresaltó fue escuchar una voz de mujer a su espalda que sonaba como si su dueña estuviera allí sin ningún tipo de protección.

-¡Hola criatura divertida! ¿Qué estás haciendo? ¿Puedo jugar?

Sandy se giró observando anonadada a una mujer mulata de rasgos orientales, de largo y ondulado pelo, y bastante más baja que ella, sonreírla con sus manos tras la espalda y mirarla a su vez.

-¿Quién es usted?- Quiso saber visiblemente preocupada para rápidamente advertirla. – No debe salir sin protección. Vuelva enseguida al refugio. – Le indicó tomándola por algún despistado miembro de la expedición que hubiera salido de algún barracón. – Es peligroso permanecer aquí.
-Yo también quiero jugar – repitió esa mujer que parecía no prestar ningún tipo de atención a sus palabras. – ¡Vamos!...
-¡Tiene que guarecerse, rápido! – Le pidió su interlocutora ahora con visible inquietud, si esa mujer continuaba ahí unos minutos más la radiación podría llegar a  matarla. – Mire, ahí mismo tiene un refugio. – Le indicó girándose por unos instantes para señalar el bloque prefabricado más cercano a su posición. – Corra a protegerse…

Pero cuando volvió a mirar hacia esa muchacha ésta había desaparecido. Sandy estaba perpleja, no había sentido nada. ¿Dónde podría haberse metido? 

-Control - llamó a sus compañeros en la base preguntando con patente tono de alarma. - ¿Ha salido alguien fuera en los últimos diez minutos?
-No, aquí no ha salido nadie. Está usted sola en todo el cuadrante. – Fue la respuesta de sus colegas que quisieron saber a su vez.- ¿Por qué lo pregunta, doctora?
-Por nada en particular. No se preocupen, enseguida regreso, corto.

La muchacha suspiró. Quizás aquello no hubiese sucedido. ¿Y si fue una alucinación?, ella misma debía de salir de ahí. Pese al traje y a su resistencia era verdad que llevaba mucho tiempo expuesta. Aquello, a pesar de sus capacidades tan extraordinarias, podía haber empezado a afectarla. Podría ser mucho más resistente a condiciones extremas que una humana corriente pero no era ni muchísimo menos invulnerable. De modo que, sin tardanza, se metió en uno de los refugios tratando de aclarar sus ideas.

-Ha debido de ser eso. Que la radiación comenzaba a afectarme. Tendré que hacerme algunas pruebas. Cuando vuelva iré a ver a Giaal.- Se dijo tratando de restar importancia a aquello.-

Entre tanto en la Tierra, la futura Soberana de Cristal Tokio despertó. Miraba el reloj como de costumbre, con esa aprehensión de llegar tarde. Sin embargo, en esta ocasión, la alarma no había sonado.

-Creo que he debido de soñar algo, pero no recuerdo bien el qué.- Se dijo algo aturdida aún.-
-¿Qué sucede, cariño?- Quiso saber Mamoru que se había despertado a su vez, y la estaba abrazando por detrás.- ¿Alguna de esas pesadillas?
-No, esta vez no. A decir verdad, no recuerdo nada.- Repuso su esposa.- Ha debido de ser un sueño normal.
-Todavía es pronto. Tus padres no llegarán hasta el mediodía. – Comentó él, creyendo que los desvelos de su mujer obedecían  a eso.-
-¿Mis padres?- Exclamó ella con sorpresa y alarma.-
-Claro. - Se extrañó Mamoru quién le recordó.- ¿No te acuerdas, Usako? Papa Kenji y mamá Ikuko, junto con Shingo van a venir a visitarnos. Estaban muy contentos de que terminases tus estudios tan bien y que hayas encontrado trabajo.
-¡Oh, Dios mío! – Exclamó la joven llevándose las manos a la cara para pasmo de su interlocutor.- Ya ni me acordaba…

            Y es que durante todos esos años trabajando en pro de la paz del mundo y forjando alianzas con seres de otros planetas, amén de luchar contra las fuerzas del mal, Usagi había ido labrándose también un porvenir más mundano. Como Serenity sabía que estaría destinada a ser la reina de Neo Cristal Tokio y de la Luna Blanca algún día. Sin embargo, eso podría tardar mucho tiempo todavía. Por ello, tras licenciarse en políticas y sociología, hizo algunos de esos masters de posgrado tal y como su esposo le recomendó. Había terminado uno de relaciones internacionales recientemente y buscó empleo. Con un buen currículum y el apoyo incondicional de muchos organismos y gobiernos terrestres no le fue difícil encontrar trabajo. De hecho, fue su amigo y aliado Ian Masters quién la contrató para trabajar en una de sus filiales en Japón. La cosa no podía estar mejor, la sede estaba en Tokio. Cerca del hospital en donde trabajaba su marido, el doctor Chiba Mamoru. Eso les dejaba mucho tiempo para verse y dedicar sus esfuerzos mayoritariamente a su verdadera misión. En su mismo despacho podía contactar con sus amigos y aliados y seguir pergeñando estrategias para la defensa de la Tierra. Sin embargo,  a ella le gustaba esa otra vida como Usagi Tsukino. Bueno, ahora más bien Usagi señora de Chiba. Vestida con un blazer y llevando un maletín daba la apariencia de una sofisticada mujer de negocios más. Y hoy precisamente tenían una reunión para estudiar una campaña de inversiones en becas y ayudas a comunidades del Tercer Mundo. ¡De lo que no se había acordado para nada fue de la conversación que mantuviera con sus padres y su hermano hacía una semana! Shingo había vuelto de estudiar en los Estados Unidos y  ya pensaba en casarse con su novia, una jovencita de Yokohama a la que había conocido haría más de tres años.

-Habíamos quedado en vernos y en que les iba a contar como me iba en el trabajo.- Suspiró ahora ella.- Y ni me paré a pensar en que tendría reunión…
-No te apures. Lo comprenderán. Podemos quedar más tarde. Mira, haremos lo siguiente. -Le propuso él.- Yo les recibiré y daremos un paseo hasta tu trabajo. Te esperaremos allí. Cuando termines te reúnes con nosotros.

            La muchacha sonrió agradecida. ¡Menos mal que Mamo-chan siempre tenía soluciones para todo! Le dio un beso en los labios, y afirmó.

-¡Eres un genio! Bueno, será mejor que nos levantemos. Me gustaría desayunar en condiciones y llegar pronto para variar…


            Él convino en eso. Fue entonces cuando su comunicador especial sonó. Usagi atendió la llamada sin llegarse a imaginar que, a resultas de la misma, sus planes iban a verse sensiblemente alterados…



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