- Esas criaturas son muy pintorescas, ¿no creéis?-
Dijo una voz femenina muy aterciopelada. -
- Sí, me cuesta creer que sean ellos los que han
dado vida a este mundo,- respondió una voz masculina suave. -
- Yo creo que quizá sean como nosotros - intervino otra
voz femenina más frívola. – Si han sido capaces de hacer eso.
- No pueden ser como nosotros, no son en absoluto evolucionados...-
objetó otra voz masculina más ruda. – Más bien son criaturas primitivas.
- Nos divertiremos un poco con ellas, así pasaremos
algo de tiempo.- Convino una segunda voz masculina más pausadamente. -
-De todos modos, les abrimos el pasillo dimensional
para que llegasen hasta aquí, ¿no? - Agregó esa voz femenina frívola con tintes
algo curiosos. – Lo que no sé es porqué.
- Hicimos lo que se nos ordenó por parte de las
altas instancias. Con eso es suficiente.– Replicó esa ruda voz de hombre con
tono desapasionado. –
- Esperemos que haya merecido la pena y podamos
pasar el rato con esas extrañas criaturas. Hasta hemos influido en que ese
planeta florezca. - Declaró esa femenina y aterciopelada voz aseverando.- Con
sus primitivos medios habrían tardado muchos de sus... ¿eran siglos, no?...en
conseguirlo.
-Podríamos haberlo cambiado totalmente.- Declaró la
otra voz de mujer que parecía más infantil.- Así ya estaría terminado…
-No nos dejan hacer eso.- Objetó la voz más grave.-
Tienen que concluirlo ellos.
-Sí, así es. Las órdenes fueron claras a ese
respecto. Pero no dijeron nada de no divertirnos con esas criaturas. De modo
que ahora tendremos tiempo de entretenernos con esos seres tan insignificantes.
– Comentó la otra voz de hombre que sonaba más reflexiva que la anterior. -
Y las voces callaron, al menos por el momento. Entre
tanto, en el planeta Bios la vida se había afianzado de una forma tan rápida
como sorprendente. Habían pasado tan sólo tres semanas desde el éxito de la
terraformación. Tras quedarse para ser testigos de sus primeros momentos y
solucionar algún que otro papeleo relativo a sus vacaciones, Leval y Amatista
habían salido de Luna de Miel. Fueron a la Tierra a través del agujero de
gusano en el espacio, volvieron al cabo de veinte días. En realidad, ambos se
incorporaban a sus respectivas obligaciones tras unos días maravillosos en
viaje de novios en los que también visitaron a sus padres y al resto de sus
familiares y amigos de su planeta de origen. También supieron que a las Fairy
Five de la SSP-1 se les había concedido el prestigioso premio Hedy Lamarr, que
otorgaba la Organización de la Tierra Unida de la que dependía el UNISON. Este galardón
honraba a las mujeres que habían llevado acabo descubrimientos o avances
importantes en el campo de la ciencia.
-¡Por terraformar Bios!- Les anunció por video
conferencia Penélope, quien fue la primera en recibir la noticia como directora
del proyecto.-
Y
lo hizo desde luego con un entusiasmo muy alejado de su frialdad o moderación
habituales. No era para menos. Charlando por vídeo conferencia, todas se
alegraron mucho.
-No me suena mucho ese nombre.- Comentó Amatista.-
¿Quién era esa tal Hedy Lamarr.- Preguntó.-
-Una actriz de cine de origen austriaco.- Le desveló
Satory quien, como de costumbre, había perdido muy poco tiempo buscándola en
internet.-
-¿Una actriz?- Se sorprendió Sandy, afirmando divertida.-
No es que no hayamos tenido que actuar a veces pero no me parece muy propio.-
-Fue mucho más que eso.- Les explicó Penélope, comentando.- Fue una
científica que patentó muchos inventos. Incluyendo un sistema de codificación de
mensajes secretos que donó al gobierno de los Estados Unidos durante la Segunda
Guerra mundial.
-A ver si lo adivino.- Suspiró Sandy entonces para elucubrar.-
Como era guapa y actriz, y sobre todo una mujer, no la tomaron en serio en esa
época ¿no es así?
-Por desgracia así fue. Aunque décadas más tarde si
se la hizo justicia. Gracias a sus inventos se pusieron las bases de la
tecnología wifi.- Les explicó Satory, tras haberse informado más.-
-Pobre, la comprendemos de sobra.- Dijo
solidariamente Amatista.-
-Vaya. Pues es un gran honor para nosotras que nos
hayan dado un premio con su nombre.- Declaró Satory.-
Así pensaban todas. Únicamente la sombra de la
muerte de Jen y las circunstancias en las que se produjo enturbiaba aquello.
Sin embargo, a los familiares de aquella desgraciada joven nada se les contó de
lo que realmente ocurrió.
-Así al menos podrán tener la ilusión de que su hija
murió como una heroína, además de ser una brillante científica.- Pensaba
Amatista ahora con tristeza.-
-A su modo, supo redimirse al final.- Afirmó Satory.-
-Es cierto, y es con lo que nos tenemos que quedar.
A buen seguro la manipularon de algún modo.- Sentenció Sandy.-
-Lo importante es que de ella se recordará únicamente
lo bueno que hizo por todos los habitantes del mundo.- Sentenció Amatista.-
Así
convinieron todas antes de despedirse. Ella estaba con su esposo visitando en
ese momento a la familia de ella en la
Tierra y tanto Diamante como Esmeralda se pusieron muy contentos, sintiéndose orgullosísimos
de su hija al conocer la noticia.
-Eso estuvo muy bien, aunque lo siguiente que les
dijimos Leval y no no les gustó tanto, ni a mis padres ni a los suyos.- Recordó
la joven recién casada.-
Allí les
transmitieron que deseaban instalarse en Bios. Eso fue lo único que empañó un
poco aquellas dos semanas. Pero finalmente los padres de Amatista, sobre todo, dejaron
de poner objeciones y respetaron esa decisión. Así pues, tras recordar muchas
de sus peripecias y rememorar también los años pasados, volvían con muchas
ganas de empezar su vida en común y de acometer los nuevos proyectos y misiones
que tuvieran. A decir verdad echaban de menos a sus amigos y compañeros del
nuevo mundo y al llegar a la terminal de la nave les esperaban dos de ellos,
Mazoui y Satory, quienes les dieron la bienvenida.
-Hola chicos, ¿qué tal la Luna de Miel? - Preguntó
Mazoui con tono cordial. -
-¡Mazoui!, ¡qué pasa tío! - Saludó jubilosamente
Leval y ambos primos se abrazaron con efusividad en tanto el recién llegado
respondía. - La Luna de Miel ha sido fantástica, hemos estado recuperando el
tiempo. ¿Y vosotros qué?
- Satory y yo hemos salido algo últimamente.-
Respondió éste aunque sin tanta animación, señalando a la muchacha que estaba a
su lado, que solo sonrió tímidamente. –
- ¿Y qué tal todo por aquí?- Quiso saber Leval.-
- Muy tranquilo. Hasta incluso aburrido. – Replicó despreocupadamente
su primo.- Desde luego, no te diré que eche de menos la acción pero tampoco me
gusta esto, Zorton tan hueso como de costumbre, aunque un poco más amable y
Freejar sigue como una regadera, ¡ja, ja!….
Su
interlocutor se rio y ambos se alejaron un poco. Mientras los dos chicos se
contaban sus peripecias y charlaban sobre temas relativos a sus compromisos
militares y a las posibilidades estratégicas del planeta, Satory se llevó
aparte a la recién llegada y le susurró con aparente preocupación.
- La verdad es que Mazoui es un chico muy agradable,
pero parece estar a la defensiva conmigo, no lo entiendo.
- Dale tiempo, mujer - le pidió Amatista sin
concederle demasiada importancia. - Tiene que asimilarlo todavía, hemos tenido
muchas emociones últimamente.
- Sí,- acordó Satory - me he dado cuenta de que es
muy sensible, no creía que lo fuera tanto. Y realmente no puedo quejarme. Es
galante, considerado, siempre que quedamos llega más que puntualmente. Incluso
me trae flores.
- ¿Y no será entonces que eres tú la que se lo
imagina?- Le sonrió su amiga para añadir desenfadadamente. - ¡Me estás
describiendo al chico perfecto, como sigas así, te lo voy a cambiar por Leval!
- ¿Acaso no ha ido todo bien entre vosotros?- Le
preguntó su interlocutora, ahora con gesto extrañado. – Se supone que la Luna
de Miel es un momento muy feliz.
Amatista
movió la cabeza divertida, con lo inteligente que era Satory y a veces no
entendía estas bromas. Enseguida le aclaró.
-Al contrario. ¡Ha sido maravilloso! Lo que siempre
soñé que sería si estuviera con él. ¡Es un encanto! y me hizo mucha ilusión
cuando visitamos a sus padres y a su hermana Kerria. Ellos siempre me
consideraron una más de la familia y yo también estoy muy feliz cuando nos
reunimos. Y con mis padres igual. Hicimos alguna que otra reunión, comimos
juntos y fue genial. Mi padre adora a Leval y mi madre lo mismo. Jamás la he
visto derramar tantos cumplidos sobre alguien.- Rio para tratar de imitar la
voz de su madre cuando le comentó a su
amiga. – Constantemente me decía. “Hija, este chico está loco por ti, solamente
hay que observar cómo te mira. No le dejes escapar”. “O llamaré a la Guerrera
Luna para que te castigue”…como me decía cuando era mala de pequeña, ¡ja, ja, ja!…
Eso hizo sonreír a su interlocutora. Se alegraba
mucho por su amiga. Le había costado pero al final Amatista había logrado ser
feliz con el amor de su vida. Más cuando ésta añadió con un suspiro entre
alegre y soñador.
-Y ahora estamos avanzando en la terraformación
total de Bios que cada vez está más bonito y lleno de vida. Con suerte dentro
de poco se podrá vivir ya en él de forma permanente. Los enemigos han
desaparecido y podremos tener paz y yo terminar mi carrera al fin.
-Sí, tienes toda la razón. – Asintió Satory
compartiendo aquel entusiasmo sobre el planeta. - Todo va incluso mejor de lo
que podríamos haber previsto en nuestras mejores estimaciones. ¡Es que es hasta
casi milagroso! Hay muchas cosas que no me puedo explicar. Los patrones de
crecimiento de la biomasa e incluso la evolución atmosférica son demasiado
rápidos para lo que deberían. Incluso en la mejor de las estimaciones.
-Pues mucho mejor.- Sonrió su interlocutora.- Es algo
tan maravilloso que ni en nuestros mejores sueños pudimos haber imaginado algo
así.
-Tienes razón.- Admitió Satory, añadiendo con más
desenfado.- Lo he hablado con Mazoui y él me ha dicho lo mismo. Incluso me
tilda de aguafiestas. Cree que tengo que relajarme y disfrutar del momento…
-¿Lo ves, tonta?- Le constató su amiga retornando
ahora al tema inicial de su conversación y pasando por alto aquella última
frase. - Lo que sucede es que todo está saliendo tan bien que te preocupas por
nada. ¡Mazoui es un chico estupendo! Quizás aún no te ha pedido que deis un
paso más en vuestra relación, porque te ha visto muy inquieta por la
Terraformación, pero lo hará, seguro.
Y para rematar esto Amatista rodeó con un brazo a su
amiga por los hombros, de forma cariñosa, estrujándola un poquito.
-En fin - suspiró Satory encogiéndose de hombros. - Supongo
que tienes razón, me he vuelto demasiado exigente, quizás como todo lo demás va
tan rápido, desearía que mi vida personal fuese a igual ritmo. Sí, tienes
razón. – Sonrió ahora con más alivio. - Tendré que tener paciencia y no
agobiarme tanto.
-Claro mujer, ¡anímate!,- le pidió su amiga con tono
jovial - venga, ahora que hemos vuelto nos divertiremos todos juntos, Mazoui, tú,
Leval y yo ¿Vale?
-Sí. Será magnifico. ¡Cuánto me alegro de que hayáis
regresado Leval y tú! ,- exclamó Satory de mucho mejor humor aunque agregando
de seguido con un tinte de nostalgia - desde que Tracer y Penélope volvieron a la Tierra y
Sandy está en Bios, nos sentíamos bastante solos.
Aquello
era cierto. La doctora Winters recibió una oferta de la Masters Corporation
para que dirigiera un centro de investigación asociado a otro ambicioso
proyecto. Ella aceptó sin dudar, pese a que le habría gustado seguir las
evoluciones en Bios. No obstante, las cosas iban tan bien que, según le dijo a
la propia Satory, su presencia no era necesaria allí. Eso recordaba la muchacha
cuando se despidieron.
-Dime una cosa.- Le preguntó Satory a su jefa y
amiga.- ¿De veras no quieres quedarte un poco más? Aún quedan muchas cosas por
hacer.
-Sí, pero ya no pertenecen a mi campo. Además, todo
va tan bien en Bios que siento que necesito otros retos.- Respondió la aludida
para confesar.- La oferta que me hizo tu padre es muy tentadora. El propio
doctor Tomoe me llamó para pedirme que aceptase. Se lo debo todo, no podía
rehusar.
-Vaya, ¿entonces te irás pronto?- Inquirió su
contertulia.-
-En cuestión de unos días. Cuando a Rick le concedan
el traslado.
-¿Tracer va a ir contigo?- Se sorprendió Satory.-
-En cuanto le comenté lo que pasaba él me pidió que
permaneciéramos juntos. Ya sabes, es la historia de mi vida.- Suspiró la
científica para declarar.- Me sucedió igual cuando me separaré de mi antiguo
novio al embarcarme en la SSP-1. También me pidió que me quedara en la
Tierra. A mi vez le insistí en que
viniera conmigo, pero se negó. Lo siento. Para mí, mi carrera entonces igual
que ahora mismo era lo principal.
-¿Entonces, Tracer sí que ha aceptado?- Aventuró su
contertulia.-
Ahora
Penélope sonrió complacida para contarle a su amiga.
-Fue decirle que ese proyecto era para mí lo
principal y se apresuró a decirme que esperase, que pediría el traslado inmediatamente.
Y con su hoja de servicios no tuvo el menor problema. Además, con el cambio de
destino van a ascenderle a mayor. Su nueva base estará solamente a unos pocos
cientos de kilómetros de mi lugar de trabajo. Dijo que no habría problema, que
si hacía falta, tomaría prestado su caza para ir a visitarme, ¡Ja, ja!
-Me alegro mucho por vosotros.- Sonrió Satory
tomando de las manos a su ya ex jefa.-
-Lo único que lamento es separarme de vosotros, de ti,
de Sandy, de Amatista. Éramos un equipo magnífico de Fairy Five. Ahora serás tú
la que tome el mando.
-Bueno, o Sandy, que también es una magnífica científica.-
Comentó la aludida no sin rubor.-
-Eso queda ya a vuestro criterio.- Sonrió Penélope
que añadió con más jovialidad.- Os deseo todo lo mejor. Y tú, a ver cuándo das
el paso con ese gallardo oficial.
-Ya estamos saliendo juntos.- Pudo decir la joven
que se ruborizó de inmediato.-
-Me refiero a algo más permanente.- Matizó su
amiga.-
Satory
no respondió a eso, siguieron charlando de otras cosas y finalmente se dijeron
adiós. Ya no vio a Penélope hasta que se marchó. Ahora volvía de esos
recuerdos. Fue Amatista la que la sacó de ellos al preguntar sorprendida.
-¿Cuándo ha bajado Sandy al planeta? Se suponía que
la gente aun tendría que esperar para poder descender a Bios dado el carácter
provisional de la atmósfera.
-Bueno verás - le explicó su interlocutora. Recordando su anterior
observación. - Durante el tiempo que habéis pasado fuera no se ha dejado de
plantar todo tipo de vegetación. La masa arbórea ha crecido considerablemente
así como el plancton marino que sembramos en los océanos. Además, se hicieron
unas pruebas hace una semana y Sandy demostró adaptarse muy bien a las
condiciones del planeta. De momento se ha conseguido que la atmósfera sea
respirable para algunas personas, aunque aún necesita un porcentaje más alto de
oxígeno. La mayoría de la gente se marea por hipoxia cuando lleva abajo un
tiempo, pero ella, por ejemplo, no. ¡Esa chica es increíble! Tiene una
resistencia fuera de lo común. Además, con unos filtros anti radiación se puede
pasar bastante tiempo en la superficie.
-Vaya,- dijo Amatista haciéndose la sorprendida
aunque pensó - debe ser por su genética especial.- Las palabras de su amiga le
confirmaron sus deducciones a la par que añadió. - Comprendo. La atmósfera aún
no se ha dotado de ozono estratosférico, ¿verdad?
-No.- Contestó su amiga para explicar. - Se está
tratando de insuflarlo en grandes cantidades pero todavía pasará algún tiempo
para que los rayos ultravioletas y otras radiaciones sean tolerables. Por eso,
solamente personas con alto nivel de resistencia pueden estar ahí durante un
periodo prolongado. A Mazoui probablemente le hagan bajar también, él demuestra
adaptarse muy bien, igual que Sandy. Espero que dentro de poco los árboles y la
vegetación que se están plantando hagan la atmósfera más rica en oxígeno y todos
podamos vivir allí.
-Seguro que sí. Ten en cuenta que este mundo no será
tan grande como la Tierra. Pero con un diámetro ecuatorial de casi siete mil
kilómetros que mide, tenemos mucha labor por delante. Aunque estoy convencida
de que todo va a ir bien y más rápido de lo que suponíamos - afirmó Amatista
con patente optimismo. –
-Al menos tiempo tendremos.- Le comentó su interlocutora
informando de seguido. – Según los últimos estudios geológicos es un planeta
joven. No tendrá más de mil millones de años. Su núcleo todavía está activo y
tiene fenómenos de vulcanismo y tectónica continental. Por eso no debemos preocuparnos.
No se parará la maquinaria al menos durante unos cientos de millones de años
más. Y eso permitirá que los ciclos geológicos y la circulación atmosférica se
mantengan.
-Pues entonces podremos ir con calma – sonrió su
amiga, dirigiéndose acto seguido a su esposo. -Bueno, vamos a instalarnos en
nuestra nueva casa. Cariño, debemos irnos.
Entre tanto Leval había estado charlando con su
amigo de algunas cosas. Primero éste quiso saber cómo estaban todos en la
Tierra. Su primo le dio recuerdos de la madre del muchacho, de su padrastro y
de su hermana a las que pudo ver fugazmente. Le comentó que, junto con Roy y
Diamante, entrenó un poco y que ambos estaban deseando ir a verles, sobre todo
cuando se pudiera bajar a Bios.
-La madre de
Amatista y la mía no estaban demasiado contentas con la perspectiva de que nos
quedemos aquí. Quiero decir, esa idea de asentarnos en Bios. Lo ven prematuro.
-Y sobre todo,
distante.- Añadió Mazoui.-
-Sí.- Suspiró
Leval.- Ya sabes como son, no quisieron enrarecer el ambiente. Al menos delante
de Amatista. Pero mi madre, en cuanto tuvo un rato a solas conmigo. Me habló de
ello.
El chico recordó, hacía apenas un
par de semanas. Tras haber llegado a la Tierra y llevar unos días allí. Su
esposa y él les habían comentado a sus respectivos padres la idea de vivir en
ese nuevo planeta. Enseguida vieron como Diamante y Roy les dieron sus
parabienes y tanto la madre de él y la de Amatista sonrieron, pero de forma
forzada. Leval enseguida supo que a ninguna le hacía gracia ese proyecto. Y
estando a solas con su progenitora, en la habitación del chico, ella le
comentó.
-Hijo, comprendo
que habéis pasado por mucho, y que os hace ilusión colonizar ese planeta. Pero,
¿no creéis que aquí, en la Tierra, podrías estar mejor?
-Tenemos muchos
deseos de vivir allí, mamá.- Le comentó Leval.- Si todo sale bien, Bios será un
auténtico paraíso.
-Ya. - Suspiró Beruche,
mirándole con inquietud y declarando con voz queda.- Pero ¿Y si no? Cariño, no
te digo esto solamente por querer teneros aquí…verás. Tanto Esmeralda como yo
hemos hablado de ello. Y las dos sabemos como es crecer en un planeta desolado.
Con apenas unas pocas extensiones de hierba y un puñado de árboles.
Leval enseguida supo que su madre se
estaba refiriendo a Némesis, su mundo natal. Por ello, la tomó afectuosamente de
los brazos y le aseguró.
-Mamá, Bios no
será como Némesis. Se está terraformando. Habrá grandes bosques, y lagos, y
mares…
-Quizás.- Musitó
su interlocutora, bajando la mirada para decir.- Pero puede que tardéis décadas
o incluso siglos. Ojalá me equivoque pero a buen seguro que Amatista y tú no lo
veréis. Puede que lo hagan vuestros hijos, o los hijos de ellos. Y no deseo
para vosotros la vida tan dura y sacrificada que mis padres y, sobre todo mis
abuelos, tuvieron que arrostrar.
-No te preocupes,-
le sonrió animosamente él, para sentenciar.- En algo llevamos ventaja a tus
antepasados. Si de veras viésemos que Bios no prospera tenemos la SSP-1, y también
la posibilidad de regresar aquí. Ellos no pudieron contar con esas
alternativas.
Su madre asintió despacio, y con voz
casi soñadora evocó.
-¡Recuerdo todavía
la primera vez que vine a este mundo y a esta época y vi el mar. ¡Tan inmenso y
tan azul! Me fascinó de inmediato. Y luego los bosques, las montañas. ¡Todos los
paisajes de este hermoso planeta! No me gustaría que tus hijos quedasen privados
de algo así.
-Podremos traerles
a visitar la Tierra a menudo. Con atravesar el agujero de gusano estaremos aquí
en apenas un par de días. - Afirmó Leval.-
-Pero, ¿Y si ese agujero
se cerrase? Piénsalo, cariño. Némesis estaba tan lejos de la Tierra que,
incluso en su momento de mayor cercanía, se tardaban muchos meses en ir. Y
cuando se alejaba era algo imposible, incluso para la tecnología de entonces
suponía años.
Era curioso escuchar a su madre
hablar de algo que, técnicamente no ocurriría hasta al menos casi dentro de mil
años, como si fuera cosa del pasado. Aunque paradójicamente lo fuese para ella.
No obstante, dejando esa consideración de lado, el chico replicó con tinte
tranquilizador.
-Los científicos
están investigando el agujero, y han calculado que las posibilidades de que
desaparezca en las próximas décadas son muy remotas. De veras, mamá. No tienes por
qué preocuparte por eso.
-Ojalá tengas
razón, cariño.- Repuso ella sin sonar para nada convencida.-
La conversación se interrumpió
abruptamente al oír pasos que se aproximaban acompañados por la voz de Kerria. La
muchacha llegó jovial, saludando a su hermano y a su madre con sendos besos en
las mejillas.
-¿Qué tal?
-Bien, cara de
patata.- Replicó él con una sonrisa.- ¿Tú cómo vas?
-La universidad,
ya sabes, algo nerviosa por los exámenes. Pero bien.
-Creí que ibas a
pasarte a ver a Amatista.- Le comentó su madre entonces.-
-Se fue de compras
con Esmeralda. Tenían muchas cosas que contarse.- Respondió Kerria.- Ya nos
veremos después.
-Claro, bueno. Os dejo
para que charléis vosotros también.- Replicó su interlocutora con una leve
sonrisa.-
Cuando la progenitora de ambos bajó las escaleras, la
cara de Kerria pasó de mostrarse jovial a algo preocupada y enseguida le
susurró a su hermano.
-Te lo ha dicho.
¿Verdad?
-Sí, supongo que
te refieres a nuestra decisión de instalarnos en Bios.- Admitió Leval.-
-Desde que nos lo
contasteis lleva dándole vueltas. Papá y yo le hemos insistido en que no hay
nada que temer. Que estáis aquí y que podremos vernos a menudo, haciendo ese
viaje…
-Pero ella
recuerda lo difícil que era la vida en su mundo de origen.- Agregó él.-
-Dale tiempo.-
Respondió Kerria con más despreocupación.- En cuanto compruebe que sus temores
son infundados se alegrará lo mismo que nosotros.
Así lo recordó en tanto su primo le escuchaba con atención,
y cuando Leval concluyó de narrarle aquello, Mazoui por su parte le informó.
-Bueno, tu madre se preocupa por vosotros. Es
natural. La mía en cambio cree que no es para tanto. Y se fía de lo que le he
dicho. El agujero es estable. Y esa no es la única buena noticia. Aquí las
cosas van bastante bien, como ya os hemos contado. Tanto, que creo que el alto
mando tiene pensado crear destacamentos militares para dotar a las bases que se
construirán en el planeta. Aunque sólo se rumorea por ahora.
-Será estupendo cuando podamos vivir allí. Mucho
mejor que en la nave – Valoró Leval en tanto Amatista y Satory se acercaban a
ellos. - Aunque de momento no podemos quejarnos del alojamiento aquí. ¡Ah sí!,
ya casi me olvidada- recordó éste comentándoles a Mazoui y Satory. - El mayor
Freejar me dijo que, como recién casados, nos habían concedido permiso para
construir una casa en la ciudad y que la parcela destinada a ello era bastante
grande, por lo menos viviremos fuera de la base.
-Es un comienzo. Tenemos suerte de poder beneficiarnos
de la política que hay para fomentar las uniones a bordo y la creación de
nuevas familias. - Declaró Amatista agregando esperanzada en tanto se acercaba
a los dos. - Aunque a mí lo que me hace ilusión es tener nuestra casa en Bios.
-Pediré la autorización para empezar las obras tan pronto
sea posible, cariño.- Contestó su marido quien sin embargo, objetó. - Pero sabes
mejor que yo que debido a las circunstancias del planeta eso tardará.
-A mí ya me han propuesto bajar,- le informó Mazoui confirmando
las sospechas de Satory - se están construyendo casas en las zonas ya
preparadas con las infraestructuras necesarias.
-¿Tan pronto? - Se sorprendió Leval - ¡sólo han
pasado algo más de tres semanas!
-Han bajado muchos armazones prefabricados y han
plantado césped en bloque - le contó su amigo. -También trasplantaron árboles
del parque de aquí. Tendrías que haber visto la cantidad de trabajadores que
han enviado. Incluso desde la Tierra han llegado muchas naves de transporte con
vegetación y otros elementos.
-Sí, eso es lo que te he comentado, Amatista.- Intervino
Satory afirmando con optimismo. - Trabajan sin parar, a cada segundo hay un
nuevo arbolito o planta que añadirá más oxígeno a la atmósfera.
-¡Dentro de poco podremos vivir allí abajo como si
fuese la Tierra!,- exclamó su interlocutora visiblemente entusiasmada. - Y, ¿quién
sabe? Criar a nuestros hijos en ese mundo, como los primeros nativos del
planeta.
Todos se miraron divertidos. No habían pensado en
ello aunque aquella idea desde luego no les resultaba desagradable.
- La verdad es que es increíble lo bien que ha
salido todo. - Suspiró Satory admitiendo con una media sonrisa. -Como te dije
antes, chica. Ni en mis mejores sueños pude imaginarlo.
Y tras intercambiar algunos comentarios más,
tanto Leval como su esposa se despidieron y se dirigieron hacia la zona donde
Freejar le dijo al muchacho que estaba su nueva casa. De modo que la joven
pareja partió hacia allá sin percatarse de que esas misteriosas voces sonaban a
sus espaldas. Una de ellas, la femenina más jovial, se preguntaba en voz alta.
-¿Cómo es posible que estas cosas tan poco evolucionadas
hayan creado vida? ¿Acaso serán dioses encubiertos?
-¡Bah! - respondió la masculina más ruda. - Soa,
vámonos de aquí, esto no tiene ningún interés...
- Pero Buruk,- objetó ella - aún no hemos visto lo
suficiente...yo quiero ver a esas graciosas criaturas más de cerca.
- ¡Qué pérdida de tiempo! - Espetó él.-
-¡Andaaa! - Le pidió la voz femenina con un tinte
entre meloso e infantil.- Si el tiempo nos sobra…
Soa se hizo visible en una esquina apartada entre
dos edificios, tenía el aspecto de una mujer mulata con rasgos orientales, de
pelo ondulado, largo y oscuro con brillos algo azulados, una atractiva
combinación. Vestía un ajustado mono negro con unos mocasines a juego.
- Está bien -
concedió Buruk que se materializó a su lado con la apariencia de un gran hombre
de color, muy musculoso y de una estatura enorme, vestido con una especie de
pantalón de cuero y llevando el torso casi al descubierto salvo por una
pintoresca camiseta de tiras, comentando a desgana. - Siempre te sales con la
tuya. Pero te advierto que como esto siga así de anodino me iré...
- ¡No seas tan aburrido! Seguro que Zoen y Dialen
tampoco tienen mejores cosas que hacer que estar aquí.- Le dijo ella con un tono
molesto. – A ti todo te parece tedioso.
Al
conjuro de sus nombres aparecieron dos personas más, un hombre y una mujer muy
atractivos ambos. La mujer con el pelo corto oscuro, dejando caer por su rostro
dos matas de cabello a modo de patillas en forma de media luna y el hombre con
el pelo rubio y levantado. Ella vestía un ceñido traje rojo que parecía un
bañador, con unas botas altas de color negro, él llevaba una especie de chaleco y un pantalón bombacho,
ambos de color beige.
- Vaya.- La mujer que respondía al nombre de Zoen,
se unió a la conversación. - ¿Todavía estáis aquí? ¿Nos habéis hecho tomar la
forma de estos ridículos seres sólo para poder verles más de cerca?
- Tú misma dijiste que habría que verles de cerca,
¿no? - Sonrió Soa. -
- ¡Ah!- Repuso su interlocutora con voz indiferente y
semblante desdeñoso -, eso lo dije
antes, pero ahora he cambiado de opinión...- hizo un gesto con una mano y en
medio del aire apareció una imagen de Leval con Amatista. - Aunque esta
criatura parece algo diferente de las otras. - Afirmó señalando al muchacho - ,
noto que tiene más energía.
-¿Y qué importa?- respondió descuidadamente el otro
hombre, de nombre Dialen - son seres inferiores, no merecen nuestro interés. Sigamos
recorriendo el espacio, hay cosas más interesantes de que ocuparse.
- No estoy de acuerdo,- rebatió su interlocutora -
yo tengo interés en este asunto.
En las imágenes que todos veían, Leval y Amatista ya
estaban en su nueva casa besándose mientras se tumbaban en el sofá
desvistiéndose poco a poco.
-¿Qué están haciendo esas criaturas? - Preguntó Soa
mirando sorprendida aquella, en su opinión, extraña escena. -
- Debe ser alguna rara y absurda costumbre suya,-
supuso despreocupadamente Buruk - nada que merezca la pena.
- Tampoco estoy de acuerdo.- Sonrió Zoen para
revelar visiblemente intrigada - ahora que tengo este cuerpo, quiero saber como
lo utilizan ellos.
Y
dicho esto desapareció. Buruk miró a Dialen que se encogió de hombros, el
gigante frunció el ceño y también se desvaneció. Soa y su compañero se miraron
indiferentes y le imitaron. Mientras tanto. Tras haber hecho el amor, Amatista
y Leval estaban acostados en el sofá, charlando.
-Cada día estás más vigorosa.- Se sonrió Leval.-
Está claro que te has recuperado al cien por cien.
Su
contertulia asintió con una sonrisa. Aunque de eso ya hacía bastante tiempo,
pero sí, se sentía muy en forma. Amatista recordaba todavía ese terrible
accidente en el laboratorio donde ella trabajaba.
Y como milagrosamente salió con vida de aquella explosión. Sin embargo, ahora
mirando atrás lo agradecía, eso hizo que Leval se diera cuenta de que la amaba.
-Tuve un buen enfermero. Y tú también estás como
nuevo.- Afirmó la muchacha.-
Así
era, esa terrible enfermedad vírica que a punto estuvo de matar a su esposo fue
otra durísima prueba. Ahora podían decir que tras esos dos acontecimientos su
amor creció y se hizo mucho más fuerte. Aunque al hilo de aquello, Leval le
comentó.
-No, ahora en serio, te noto mucho más fuerte que
antes. Hasta físicamente.
-Bueno, me preparé mucho durante la rehabilitación y
en nuestra Luna de Miel entrené con tu hermana.- Comentó Amatista.-
-¡Oye! Espero que no sean los mismos entrenamientos
que hacemos tú y yo.- Se rio Leval.-
Su
esposa se puso colorada ¿Cómo se le podría ocurrir decir eso a su marido? Aunque
enseguida se rio, dado que estaba de muy buen humor, para afirmar con guasa a
su vez.
-Para entrenar en ese aspecto puede que ella fuera
la más adecuada, a fin de cuentas es tu hermana. ¡Ja, ja!... aunque no creo que
a Samantha le hubiera hecho gracia la idea. Y por otra parte, quiero mucho a Kerria,
pero mis gustos no van por ahí.
- Menos mal que ninguna nos puede oír en este
momento.- Se rio su esposo a su vez.-
No
obstante, Leval sí que había notado que su mujer tenía una mayor energía. La propia
Amatista, con gesto pensativo, sí que admitió.
-Es cierto que Kerria, cuando estábamos practicando
como Justicieras, me comentó que yo me lo estaba tomando muy en serio. Pero no
hice nada que yo sepa por esforzarme en exceso.
Se
acordaba de eso y de otras cosas que no quiso comentarle a Leval. Kerria y ella
en efecto estuvieron practicando. Tras intercambiar algunos ataques y esquivas,
Amatista se sorprendió cuando su amiga, pareciendo agotada, le pidió en tanto
jadeaba en busca de aire.
-Espera un poco, chica. Estás muy en forma para mí.
-¿Te encuentras bien?- Quiso saber ella con gesto
preocupado.-
Su
cuñada asintió, aunque tomó asiento en una piedra de esas que abundaban en
aquel páramo aislado al que acudían a entrenar. Al cabo de unos instantes,
Kerria le dijo.
-Luchas a un nivel mucho mayor que antes. Ahora casi
no puedo ni defenderme.
-¡Qué va!- Exclamó Amatista visiblemente perpleja.-
Si no estoy peleando en serio. Es un simple entrenamiento.
-Pues cómo será cuando luches de veras.- Suspiró su
amiga.-
-Bueno, en la nave tuve que pelear contra esos
invasores. Y fue realmente terrible.- Le confesó ahora con gesto serio y
entristecido al recordarlo.- Por suerte tuve la ayuda de una buena amiga.
-¿Esa chica que dices que es como el primo Mazoui?-
Inquirió Kerria.-
-Sí.- Admitió ella.-
Aunque
no le dio el nombre de Sandy a su cuñada, juzgando que la identidad de su amiga
debía permanecer oculta. A fin de cuentas, eso pertenecía a su intimidad. Pese a
todo seguro que Ky guardaría el secreto, pero no se trataba de eso, sino de
respetar el anonimato de su compañera de las Fairy Five. De todos modos, otra
cosa le preocupaba, y fue lo que comentó.
-Estuve hablando con mis padres. De todo eso, y
luego, cuando fui de compras con mi madre charlamos también, de la vida que
Leval y yo deseamos comenzar en Bios.
Las
dos contemplaban un escaparate al hilo de los vestidos que estaban expuestos la
madre de Amatista comentó.
-Hemos sacado una estupenda colección para este
verano. ¡Ojalá pudieras estar para verla!
-Mamá, podrás enviarme algún vídeo a la SSP-1, y
seguro que tus vestidos se venderán allí también.- Repuso despreocupadamente ella.-
Su madre
ensombreció el gesto y ella enseguida se percató de que algo no iba bien.-
-Mamá. ¿Qué pasa?- Le preguntó con inquietud.-
-Estuve hablando con Bertie, ella coincide conmigo.
Tuvimos mucha suerte, más aún. Fue un milagro que pudierais volver de allí, a
través de ese agujero. Ya antes sufrimos mucho cuando tu primo murió. Desde
entonces temimos por vosotros. Y cuando la nave desapareció.- Sollozó la diseñadora.-
Amatista
la miró preocupada y enseguida le dio un abrazo. Esmeralda no pudo evitar
llorar.
-Lo siento, cariño. No quiero amargarte la Luna de
Miel.
-No, ¡por favor!, dime qué es lo que pasa. -Le pidió
la chica.-
Y
su madre tras separarse un poco de ella y enjugarse las lágrimas la miró a los
ojos para musitar.
-¿No podríais Leval y tú veniros a vivir a la Tierra?
Estaríais mucho más seguros aquí. Y tendríais todo lo que pudieseis desear.
La joven
suspiró, se había figurado algo así cuando su flamante esposo y ella les
contaron a sus padres los planes que tenían. Se tomó unos momentos para, con
calma y dulzura, responder a su progenitora.
-Leval y yo estamos muy ilusionados con nuestra vida
juntos. Y queremos crear una familia, algo nuevo, en un mundo nuevo. Tenemos fe
en que Bios se convertirá en un planeta muy hermoso.
-Hija, yo sé lo que es crecer y vivir en un mundo
frío y desolado. Apartada de todo. No quisiera ese mismo destino para vosotros
y vuestros hijos.
-Eso no pasará.- Le aseguró Amatista.- Ya lo verás. Tenemos
un equipo increíble de científicos e ingenieros. Bios se convertirá en una
maravilla y papá y tú vendréis a vernos a nosotros y a vuestros nietos.
Su
madre suspiró con resignación, asintiendo despacio. No obstante trató de animar
su rostro con una sonrisa y respondió.
-Así lo espero, hija. ¡Ojalá que Leval y tú podáis
ser muy felices, donde quiera que sea que estéis!
Cuando
concluyó de relatarle aquello, Kerria, mirándola con una mezcla de solidaridad
y pesar, le contó.
-Mi madre le dijo a Leval lo mismo. Y él respondió
de idéntica manera a como has hecho tú. Hazte cargo, para nuestros padres es
duro…
-Lo sé.- Musitó ella tomando de las manos a su
cuñada para sentenciar.- Pero no es únicamente un deseo de ser felices. Es
nuestra meta, el fruto de tanto trabajo y esfuerzo. Y el recuerdo de aquellos
que perdimos. Vivir en Bios no es únicamente la realización de nuestros sino
también de los suyos.
-Lo comprendo, Tist.- Asintió la muchacha.-
Amatista la abrazó, recordaba aquello ahora, tumbada
junto a su esposo, casi como si soñara. No obstante, el pitido de la alarma de
su teléfono la sacó de aquel estado de ensoñación y antes de que su marido
pudiera decir nada, se incorporó y exclamó sobresaltada.
-¡Vaya!,- recordó - se me había olvidado que debía
pasar por el laboratorio a presentarme.- Se levantó del sofá y comenzó a vestirse
a toda prisa. -
- Yo tengo permiso hasta la tarde,- le dijo su
marido. - Te esperaré mientras arreglo un poco la casa, aún faltan algunos
muebles así que intentaré traer alguna cosa para que estemos más cómodos.
- Muy bien - le susurró ella dándole un largo beso.
- Confío en tu buen gusto. Hasta la tarde, mi amor,- y sin entretenerse más,
salió de la casa con premura. -
Zoen
observaba tras la puerta de la habitación contigua, adoptó la apariencia de Amatista
y esperó divertida a que esa criatura tras levantase se vistiese y se dirigiera
a otra habitación. Después salió a su encuentro, el muchacho se quedó
sorprendido al verla.
-¿Has olvidado algo? - Le preguntó mirándola
extrañado. -
- Hagámoslo - le propuso ella con una sonrisa. -
-¿El qué? - Leval la miró con cara de no entenderla.
-
- Lo de antes, quítate tus ropas y echémonos ahí - le matizó ésta señalando al sofá. -
- Pero Amatista, ¿no llegabas tarde? - Objetó Leval
entre divertido y atónito. -
- No importa, hagámoslo....- insistió impacientemente Zoen.-
Entonces empujó al muchacho con una fuerza
sobrehumana. El chico cayó al sofá mirándola cada vez más sorprendido. El
empellón había sido tan rápido que no le había dado oportunidad ni de moverse.
– Venga, vamos...tengo curiosidad,- afirmó ella echándose sobre Leval con una rapidez
increíble. -
-¿Qué te pasa? te noto muy extraña. - Pudo preguntar
él. -
- Ya...- musitó Zoen imitando a la perfección los
modos que había oído de esa humana cuando se ponía melosa. - Lo que pasa es que
ya no te gusto...
- No seas tonta.- Se apresuró a responder él que le
dio un beso en los labios, agregando con despreocupación. - Si tú no tienes prisa,
yo tampoco. Aunque tendré que esforzarme, ¡acabamos de hacerlo! Desde luego no
creía que fueses tan insaciable, has aumentado también en eso, - rio en tanto
se despojaba de su ropa.-
Su “esposa”
hizo lo mismo. Leval se puso sobre ella y le hizo el amor. No obstante, su
mujer no se inmutaba ni devolvía las caricias, ni sonreía, él estaba muy
extrañado de todo aquello. Tampoco pensaba que lo estuviera haciendo tan mal.
- Creí que esto sería más entretenido.- Declaró Zoen
decepcionada. -
Y sin dar tiempo a la réplica, con enorme celeridad
se colocó sobre su pareja a horcajadas y adoptó su forma original. El muchacho
la miró petrificado.
-¿Quién eres?- preguntó atónito - ¡Tú no eres
Amatista!
-¡Vamos primitiva criatura, dame todo tu vigor!,-
exclamó ella que obligó a Leval a penetrarla con más fuerza. -
-¡Déjame!,- gritó él que trató de quitársela de
encima pero no podía moverla ni un milímetro, pese a usar mucha fuerza, incluso
se transformó en súper guerrero en tanto amenazaba. - Tú lo has querido, lo
siento, no quiero hacerte daño pero me obligas.
-¿Daño? ¿Qué es daño? - Inquirió Zoen que seguía
imperturbable pese a que el chico la penetró con muchísima más violencia de lo
que hiciera con su esposa en la noche de bodas.
Eso habría destrozado las entrañas de una mujer
normal pero aquella extraña miraba a Leval con una helada indiferencia. El
muchacho no podía estar más sorprendido. ¿Quién era esa mujer? De pronto ella se
levantó dejándole en plena excitación para decir con serena despreocupación.
-No me
interesa este extraño juego. ¿Para qué sirve?
-¿Qué?- pudo decir él jadeando por el esfuerzo. -¿Qué
eres tú?....- su atónito interlocutor se levantó trabajosamente tapándose sus
partes, pero la extraña mujer le miraba con esa indiferencia que le
desconcertaba. - ¿Qué quieres de mí?...¿Qué has hecho con Amatista?- inquirió
empezando a enfadarse de verdad. -
- Muchas preguntas – repuso aquel extraño ser sentenciando
con desdén -...no me interesa comunicarme contigo, no eres un ser superior.
-¡Ahora verás si soy un ser superior o no!- Exclamó
Leval desapareciendo para reaparecer al lado de ella, sujetándola por los
brazos en tanto añadía con tinte triunfal. - ¿Qué dices ahora?
No
había terminado la frase cuando la mujer estaba a su espalda y liberada de su
agarre, él no podía creerlo, ¿cómo lo
había hecho? ¡Jamás había visto nada igual!
- Eres muy primitivo, sólo eres materia, apenas
energía. No sé cómo Soa puede estar interesada por criaturas como tú. - Declaró
con desprecio e hizo un cansino gesto
con una de sus manos que lanzó al chico contra la pared. - ¡Bah!
Leval
trató de moverse pero no pudo, algún tipo de fuerza inmensa le mantenía
paralizado. Mientras tanto ella se acercó y le sujetó el miembro, acariciándolo
con suavidad, para empuñarlo después con más firmeza. Perplejo, él se excitaba
en contra de su voluntad mientras su captora le preguntaba.
-¿Esto te resulta agradable?, he visto a ese otro
ser hacértelo. ¿Por qué?
-¿Cómo?,- inquirió Leval sin dar crédito a lo que
oía, respondió como pudo en medio de aquello. - Era mi mujer, hacíamos el amor.
-¿Qué es eso?, ¿lo que he hecho contigo? ¿Para qué
lo hacéis?
- Para disfrutar, expresarnos nuestro amor y quizás
algún día tener hijos...- Pudo responder él.
Aunque Zoen le miró extrañada, preguntando de nuevo con
el desconcierto reflejado en su semblante.
-¿Hijos? ¿Qué
es hijos?... ¿Qué es amor?
Leval
la miró asombrado, no pudo aguantar más las caricias y bañó la mano de esa
mujer, ésta le soltó y se la miró con incredulidad, llena de aquel fluido
viscoso.
-¿Qué es esta extraña cosa? ¿Un ataque quizá? No, no
lo creo, no lo has hecho a propósito,- sonrió para insistir con voz juguetona.
- Contéstame,- insistió sujetando desapasionadamente a su víctima por el cuello
y levantándole sin ningún esfuerzo, como si fuera un muñeco en tanto comentaba
interrogándole de nuevo. - Tengo curiosidad, ¿para qué sirve eso?
- Es nuestra manera de reproducirnos,- dijo él con un hilo de voz pues se sentía cada vez
más débil. -
- No lo entiendo, pero no importa. - Sonrió ella que
desapareció súbitamente dejando a un aturdido Leval desnudo y tirado en el suelo. -
El
chico reaccionó al cabo de unos minutos, se levantó y se vistió, aún no se
creía lo que había ocurrido. Estaba como si hubiera despertado de un largo
sueño. Decidió no decir nada a Amatista de esto, aunque estaba inquieto. ¿Y si
ese extraño ser la hubiera estado suplantando durante más tiempo? ¿Acaso era
esa la mujer con la que se había casado?
-No debo volverme paranoico.- Se dijo intentando
mantener la calma.- Seguro que Mazoui podrá ayudarme.
Y en cuanto pudo salió en busca de su primo. Por su
parte los extraños seres escucharon a Zoen que les contó lo que había pasado
una vez volvió junto a ellos. Lo cierto es que ninguno lo entendió bien pero
tampoco les importó en absoluto. La única que mostró algo de curiosidad fue Soa,
así que decidió ser ella la que realizase la próxima incursión entre esas graciosas
criaturas. Por su parte Amatista estaba en el laboratorio. Ahora, con su recién
adquirida condición de investigadora en prácticas había ascendido, tendría
mayores responsabilidades pero fiel a su estilo lo tomaba como un reto y le
encantaba. De todos modos saludó a sus compañeros y en cuanto pudo comenzó a
ponerse al día. Eso sí, tenía un mensaje personal que consultó en su ordenador.
Al abrirlo vio el sonriente rostro de Ginger. La muchacha le decía.
-Hola Amatista, espero que hayáis disfrutado muchísimo
vuestra Luna de Miel. Me habría gustado quedarme en la SSP-1, cerca de Bios,
para saludaros a la vuelta, pero regresé a la Tierra con mis padres y mi
hermano. Por ahora ayudaré en el restaurante familiar y llevaré el bar. Te
preguntarás si ellos saben ya lo que me sucedió. La respuesta es que no. Pero
tranquila. De momento todo va estupendamente.
Y
para demostrarlo, ante los ojos admirados de su amiga aumentó el plano para
sacarse de cuerpo entero, mostrando sus piernas. ¡Y no eran prótesis! Amatista
estaba abriendo la boca atónita mientras escuchaba de fondo la jovial y alegre
voz de su amiga…
-¡Tachan! ¡Sorpresa!. El tratamiento que Giaal me
puso ha sido todo un éxito. ¡Hasta he crecido dos centímetros y todo! Ahora
mido uno sesenta y cinco. Bueno, sigo siendo una tapona comparada contigo y con
Sandy, pero tampoco me voy a quejar. Por lo que me explicó, nuestro maravilloso
doctor desarrolló un compuesto que vio usar a los habitantes de ese mundo de
vegetales de donde vino. Sirve para regenerar completamente partes del cuerpo.
Como hacen los árboles cuando les cortan las ramas. Es algo muy complicado para
mí. Seguro que si él te lo explicase lo entenderías. Pero, el caso es que ha
funcionado. Y dile a Sandy que la tarta que nos inventamos está teniendo mucho
éxito. En fin, no puedo ser más feliz. Os lo debo todo a vosotros. Por eso me
da mucha pena alejarme de vuestro lado. Aunque no descarto volver a por más
aventuras. ¿Quién sabe? Además, adopté a uno de los huérfanos de la SSP-1. Un niño
de apenas tres años que perdió a sus padres durante el ataque. De modo que voy
a lanzarme a la experiencia de ser madre, eso sí, soltera por el momento. Es un
niño maravilloso, rubito y de pelo rizado, aunque también un poco trasto a
veces, sobre todo cuando se enfada. ¡Me recuerda un poco a ti! Ja, ja. - Se rio
divertida, añadiendo.- Se llama Dean. Espero que Leval y tú os decidáis pronto
a tener los vuestros, ya verás lo felices que seréis. - Acortó de nuevo el
plano para mostrar su cara, guiñó un ojo y sonrió, para despedirse.- Os quiero
mucho, hasta pronto amigos. Cuidaos y haced de Bios un maravilloso hogar para
todos…
Y
la transmisión terminó. Estaba grabada desde hacía ya varios días. Dado que
Ginger no había sabido cuando iban a volver. Amatista casi lloró emocionada.
Todo aquello eran maravillosas noticias que no hacían sino aumentar su dicha.
Apenas sí pudo musitar, como si su amiga pudiera escucharla.
-¡Cuanto me alegro por ti, Gin! Serás una madre
estupenda. Espero que yo te siga muy pronto en eso. Ojalá que volvamos a
vernos. Bueno, tengo que contárselo a Sandy… ¡A ver cuando vuelve! Tengo muchas
ganas de saludarla y que nos pongamos al día.
Y precisamente su amiga estaba en la superficie de
Bios en tanto los trabajadores avanzaban con celeridad construyendo
infraestructuras, plantando vegetación y diseñando nuevos entornos. En un
improvisado laboratorio al aire libre Sandy tomaba datos y ultimaba algún que
otro experimento. Tal y como le explicase Satory a Amatista, la joven
científica, gracias a su resistencia fuera de lo común, fue seleccionada para
descender. En verdad tenía muchas ganas de pisar ese mundo. A pesar de eso tomó
precauciones, por mucho que su genética le diera ventaja no debía exponerse
demasiado y estaba obligada, al igual que el resto obviamente, a llevar un
traje protector. Era tan complejo que parecía casi uno de astronauta. Iba
completamente tapada por un revestimiento anti radiación y llevaba un
suplemento de oxígeno. Lo más fastidioso era apañarse con esos gruesos guantes que
la protegían, eran de lo más incómodos para sostener el instrumental. Aunque
poco a poco iba adaptándose a emplear el material. No obstante, todo lo daba
por bien empleado. Las pruebas que hacía daban resultados cada vez más
prometedores.
-Los caldos de cultivo bacterianos prosperan con
rapidez y la vegetación crece de forma sostenida y rápida.- Comentaba por su
transmisor a sus colegas que estaban en la nave para afirmar – de seguir así, conforme
a los cálculos efectuados por ordenador y mis propias estimaciones, el oxígeno
en la atmósfera alcanzará niveles aptos para sostener vida humana en seis
meses. El de ozono estratosférico en unos quince.
-Recibido – le respondieron desde la nave para
indicarle no sin cierta prevención. – Ahora debe retornar doctora Wallance.
Lleva demasiado tiempo ahí abajo.
-Muy bien, enterada. – Repuso ella que cortó la
comunicación. –
Lo de ser llamada doctora le gustaba, pudo redactar
su tesis al poco de comenzar la terraformación de Bios, precisamente versaba sobre
eso y sus implicaciones en los avances de la rama de micro botánica. Con sus
conocimientos adquiridos y su experiencia acumulada durante el viaje no tuvo
ningún problema en defenderla y aprobar con matrícula de honor. Y entre los
miembros del tribunal estaban Penélope y el mismísimo profesor Tomoe, quienes
quisieron juzgar esa tesis antes de volver a la Tierra. Sandy recordaba con una
sonrisa la mirada de orgullo de su padre cuando terminó sus alegaciones en
defensa de su presentación doctoral. Tras los grandes aplausos recibidos los dos
se abrazaron. Él solo podía repetirle lleno de afecto.
-¡Si tu madre pudiera verte ahora, cariño!… Aunque
estoy seguro de que te estará observando desde algún hermoso lugar y se sentirá
tan feliz y orgullosa como lo estoy yo.
-Muchas gracias, papá. Esto os lo debo a vosotros.-
Pudo replicar ella con patente emoción.-
-Has sido tú la que ha superado todos los obstáculos.
El mérito es enteramente tuyo, hija.- Afirmó su interlocutor.-
Aquel fue un gran día. Sus amigos también estuvieron
allí y la felicitaron con efusividad.
-¡Enhorabuena, doctora Wallance!- Exclamó Amatista
corriendo a abrazarla.-
-Muchas gracias.- Agradeció ella, dejándose
abrazar.-
-Bueno, ¡ahora cualquiera te aguanta! - Se rio su
amiga.-
-Mira quien habla, la reciente señora Malden. ¡Anda
que te podrás quejar, con ese hombretón que te has agenciado!- Repuso ella con
jovialidad.-
Su interlocutora
negó con la cabeza, mirando a su esposo con una sonrisa, Leval estaba
intercambiando saludos con el profesor Tomoe y con Penélope. Pronto se acercaron
los tres.
-Una vez más, muchas felicidades, Sandy. Tu tesis es
realmente brillante.- Declaró el doctor.-
-Muchas gracias, es un honor para mí que diga usted
eso.- Repuso modestamente ella.-
-Es la verdad.- Convino Penélope.- Se nota que has
aprendido muchísimo durante el viaje. Y estoy segura de que, con tu gran
talento para la investigación, harás que las cosas marchen muy bien en Bios.
-¿Harás?- Se sorprendió ella, mirando con gesto inquisitivo
a su hasta entonces jefa.-
-Bueno, yo regresaré a la Tierra. Tengo que volver,
el profesor me ha ofrecido un nuevo puesto.
-Sí, necesitamos a Penélope allí.- Comentó éste sin
dar la impresión de querer entrar en detalles.-
Incluso
sin tener que emplear sus dones podía ver Sandy que había cosas que ninguno de
sus interlocutores estaban dispuestos a contarles a los allí presentes. De modo
que, sencillamente comentó, no sin genuino pesar.
-Te echaremos mucho de menos.
-Es verdad.- Agregó Amatista.- Hemos sido un gran
equipo.
-Bueno, entre Satory, Sandy y tú, el progreso en
este planeta está garantizado.- Aseveró su contertulia.-
Así
se despidieron de Penélope y del doctor. Tras darles recuerdos para la familia
y amigos que tenían en la Tierra. Luego les tocó el turno a Amatista y Leval.
-Seguro que cuando regresemos de nuestro viaje de
novios Bios estará de maravilla.- Afirmó el joven oficial.-
-No tengas tanta prisa. La terraformación requiere
mucho tiempo.- Le recordó Sandy.-
-Es que Leval es muy impaciente.- Se rio Amatista abrazándose
a su esposo.-
-¡Mira quién fue a hablar!- Exclamó cómicamente él,
haciendo que también Sandy se riera.-
-Os deseo una maravillosa Luna de Miel.- Les dijo
ella.-
Así se despidieron. Al poco Amatista y Leval se iban
de viaje de novios a la Tierra. La muchacha esperaba que volvieran dentro de
poco. Tenía muchas ganas de verles.
-¡Espero que lo hayan pasado muy bien! Ya tengo
ganas de volver a pasar algunos ratos con esa alocada.- Se sonrió, pensando en
Amatista.- Esto no ha sido lo mismo sin ella. De todos modos, ya ha tenido que regresar.
Bueno, en cuanto me sea posible intentaré llamarla para que me cuente algún chisme.
Aunque algo la sacó de esos pensamientos. En ese
instante percibió algo extraño. Miró a través de su escafandra, se veía ese
paisaje desértico todavía salpicado de algunos árboles y bloques de vegetación
recientemente trasplantados y un par de refugios construidos en hormigón y
otros materiales resistentes a las radiaciones. Pero lo que la sobresaltó fue
escuchar una voz de mujer a su espalda que sonaba como si su dueña estuviera allí
sin ningún tipo de protección.
-¡Hola criatura divertida! ¿Qué estás haciendo?
¿Puedo jugar?
Sandy se giró observando anonadada a una mujer
mulata de rasgos orientales, de largo y ondulado pelo, y bastante más baja que
ella, sonreírla con sus manos tras la espalda y mirarla a su vez.
-¿Quién es usted?- Quiso saber visiblemente
preocupada para rápidamente advertirla. – No debe salir sin protección. Vuelva
enseguida al refugio. – Le indicó tomándola por algún despistado miembro de la
expedición que hubiera salido de algún barracón. – Es peligroso permanecer
aquí.
-Yo también quiero jugar – repitió esa mujer que
parecía no prestar ningún tipo de atención a sus palabras. – ¡Vamos!...
-¡Tiene que guarecerse, rápido! – Le pidió su
interlocutora ahora con visible inquietud, si esa mujer continuaba ahí unos minutos
más la radiación podría llegar a matarla.
– Mire, ahí mismo tiene un refugio. – Le indicó girándose por unos instantes
para señalar el bloque prefabricado más cercano a su posición. – Corra a
protegerse…
Pero cuando volvió a mirar hacia esa muchacha ésta
había desaparecido. Sandy estaba perpleja, no había sentido nada. ¿Dónde podría
haberse metido?
-Control - llamó a sus compañeros en la base
preguntando con patente tono de alarma. - ¿Ha salido alguien fuera en los
últimos diez minutos?
-No, aquí no ha salido nadie. Está usted sola en
todo el cuadrante. – Fue la respuesta de sus colegas que quisieron saber a su
vez.- ¿Por qué lo pregunta, doctora?
-Por nada en particular. No se preocupen, enseguida
regreso, corto.
La muchacha suspiró. Quizás aquello no hubiese sucedido.
¿Y si fue una alucinación?, ella misma debía de salir de ahí. Pese al traje y a
su resistencia era verdad que llevaba mucho tiempo expuesta. Aquello, a pesar
de sus capacidades tan extraordinarias, podía haber empezado a afectarla.
Podría ser mucho más resistente a condiciones extremas que una humana corriente
pero no era ni muchísimo menos invulnerable. De modo que, sin tardanza, se
metió en uno de los refugios tratando de aclarar sus ideas.
-Ha debido de ser eso. Que la radiación comenzaba a
afectarme. Tendré que hacerme algunas pruebas. Cuando vuelva iré a ver a
Giaal.- Se dijo tratando de restar importancia a aquello.-
Entre tanto en la Tierra, la futura Soberana de
Cristal Tokio despertó. Miraba el reloj como de costumbre, con esa aprehensión de
llegar tarde. Sin embargo, en esta ocasión, la alarma no había sonado.
-Creo que he debido de soñar algo, pero no recuerdo
bien el qué.- Se dijo algo aturdida aún.-
-¿Qué sucede, cariño?- Quiso saber Mamoru que se
había despertado a su vez, y la estaba abrazando por detrás.- ¿Alguna de esas
pesadillas?
-No, esta vez no. A decir verdad, no recuerdo nada.-
Repuso su esposa.- Ha debido de ser un sueño normal.
-Todavía es pronto. Tus padres no llegarán hasta el
mediodía. – Comentó él, creyendo que los desvelos de su mujer obedecían a eso.-
-¿Mis padres?- Exclamó ella con sorpresa y alarma.-
-Claro. - Se extrañó Mamoru quién le recordó.- ¿No
te acuerdas, Usako? Papa Kenji y mamá Ikuko, junto con Shingo van a venir a
visitarnos. Estaban muy contentos de que terminases tus estudios tan bien y que
hayas encontrado trabajo.
-¡Oh, Dios mío! – Exclamó la joven llevándose las
manos a la cara para pasmo de su interlocutor.- Ya ni me acordaba…
Y
es que durante todos esos años trabajando en pro de la paz del mundo y forjando
alianzas con seres de otros planetas, amén de luchar contra las fuerzas del
mal, Usagi había ido labrándose también un porvenir más mundano. Como Serenity
sabía que estaría destinada a ser la reina de Neo Cristal Tokio y de la Luna
Blanca algún día. Sin embargo, eso podría tardar mucho tiempo todavía. Por
ello, tras licenciarse en políticas y sociología, hizo algunos de esos masters
de posgrado tal y como su esposo le recomendó. Había terminado uno de
relaciones internacionales recientemente y buscó empleo. Con un buen currículum
y el apoyo incondicional de muchos organismos y gobiernos terrestres no le fue
difícil encontrar trabajo. De hecho, fue su amigo y aliado Ian Masters quién la
contrató para trabajar en una de sus filiales en Japón. La cosa no podía estar
mejor, la sede estaba en Tokio. Cerca del hospital en donde trabajaba su
marido, el doctor Chiba Mamoru. Eso les dejaba mucho tiempo para verse y
dedicar sus esfuerzos mayoritariamente a su verdadera misión. En su mismo
despacho podía contactar con sus amigos y aliados y seguir pergeñando
estrategias para la defensa de la Tierra. Sin embargo, a ella le gustaba esa otra vida como Usagi
Tsukino. Bueno, ahora más bien Usagi señora de Chiba. Vestida con un blazer y
llevando un maletín daba la apariencia de una sofisticada mujer de negocios
más. Y hoy precisamente tenían una reunión para estudiar una campaña de
inversiones en becas y ayudas a comunidades del Tercer Mundo. ¡De lo que no se
había acordado para nada fue de la conversación que mantuviera con sus padres y
su hermano hacía una semana! Shingo había vuelto de estudiar en los Estados
Unidos y ya pensaba en casarse con su
novia, una jovencita de Yokohama a la que había conocido haría más de tres
años.
-Habíamos quedado en vernos y en que les iba a
contar como me iba en el trabajo.- Suspiró ahora ella.- Y ni me paré a pensar
en que tendría reunión…
-No te apures. Lo comprenderán. Podemos quedar más
tarde. Mira, haremos lo siguiente. -Le propuso él.- Yo les recibiré y daremos
un paseo hasta tu trabajo. Te esperaremos allí. Cuando termines te reúnes con
nosotros.
La
muchacha sonrió agradecida. ¡Menos mal que Mamo-chan siempre tenía soluciones
para todo! Le dio un beso en los labios, y afirmó.
-¡Eres un genio! Bueno, será mejor que nos levantemos.
Me gustaría desayunar en condiciones y llegar pronto para variar…
Él
convino en eso. Fue entonces cuando su comunicador especial sonó. Usagi atendió
la llamada sin llegarse a imaginar que, a resultas de la misma, sus planes iban
a verse sensiblemente alterados…
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