Al despertar, Amatista, por consejo de su amiga
Kerria, se dio un largo y relajante baño
caliente para quitarse los nervios, pensaba en aquel día y lo que le aguardaba.
Se sentía a la vez nerviosa, asustada,
esperanzada y feliz.
-Ky tenía razón. Se queda una mucho más calmada tras
un buen rato en la bañera. Ojalá que todo salga bien. No únicamente nuestra
boda, sino el proyecto. Es extraño.- Reflexionaba.- Estoy deseando que llegue
el momento y temiéndolo al mismo tiempo.
Y luego de disfrutar de unos largos minutos
sumergida en la bañera salió, se secó, se vistió y llamó a su madre y a Kerria.
Éstas, junto con el resto de las chicas, se personaron de inmediato en su
apartamento. Entre todas la prepararon.
-¡Vas a estar guapísima! - La alabó Kathy.-
-Es un vestido de ensueño, para una chica realmente
preciosa.- Añadió Kerria.-
-Gracias.- Sonrió la novia, realmente sonrojada.-
-El primo Leval es un chico con suerte.- Añadió
jovialmente Idina.-
-A ver, pruébatelo, tengo que retocarlo contigo de
maniquí.- Le pidió su madre.-
La muchacha estuvo más que dispuesta y más dócil que
nunca para dejarse arreglar su vestido de novia. Esmeralda le dio unos últimos
retoques. Kerria y las demás hablaron entre ellas mientras. Tenían una bonita sorpresa
para Amatista. Cantarían en su boda algunas de las canciones que ésta había
versionado. Sobre todo una muy especial. Idina y Katherine tuvieron el tiempo
justo para ensayarlas.
-Todo irá bien, daremos todo lo que tengamos para hacer
la mejor interpretación de nuestras carreras.- Afirmó Idina con el asentimiento
de sus primas.-
-Desde luego que sí.- Convino Katherine.- Se lo
merecen, los dos.
-Es un gran día. Celebramos que dos personas que se
aman van a unir sus vidas. Y también, que nos hemos reencontrado con ellas, y
eso es igual de importante.- Pudo decir una emocionada Kerria.-
Idina
la abrazó con afecto y Kathy hizo lo propio. Al fin, las tres volvieron a
rodear a la novia, alabando lo bella que lucía con su vestido.
-Me siento culpable. Mis amigas y compañeras del
laboratorio estarán trabajando a destajo.- Dijo la novia a medio camino entre
la broma y la sinceridad.-
Y es que Penélope, Sandy y Satory no estaban allí
con ellas. Se habían excusado por razón del proceso de terraformación, quedaron
en verla en la ceremonia y se fueron al departamento de control. La boda estaba
fijada al mediodía, sólo faltaban un par de horas.
-No te preocupes.- Le comentó Katherine con humor.-
Ya harás horas extra cuando vuelvas de la Luna de Miel.
-Sí, olvídate de eso, ahora y preocúpate de estar
radiante - Añadió Kerria.-
-Lo estará.- Afirmó Esmeralda. -
-¡Lo que estoy es nerviosa, mamá! – Sonreía la
joven.-
-Es lo natural, cariño, ya te lo dije.- Repuso su
progenitora en tanto terminaba de coser un dobladillo.-
-No te preocupes, nos pondremos tras de ti para
asegurarnos de que mi hermano no se escape.- Bromeó Kerria.-
Las
muchachas se rieron, Amatista amagó darle un capón a su amiga. Luego fue Idina
quien añadió.
-El primo Leval también estará nervioso. Espero que
no tembléis como flanes los dos.
-¡Anda ya, no es para tanto! No puede ser peor que
enfrentar a alguno de los enemigos que hemos tenido.- Añadió jovialmente Kathy.-
-Pues no sé qué decirte. Es un tipo de miedo
diferente.- Respondió Amatista.-
Justo
entonces llamaron a la puerta del piso de la novia. Kerria fue a abrir y se
alegró mucho al ver a…
-¡Madrina Ami!
-Hola cielo, ¿podemos pasar?- Repuso ésta que no
venía sola.-
En
efecto, con ella estaban, Usagi, Rei, Minako y Makoto, quienes junto a las
sailors exteriores, hicieron acto de presencia. Al entrar fueron saludadas
efusivamente por las chicas. Cada una abrazó a sus respectivas madrinas y
agradeció muy amablemente a las demás su visita.
-Queremos felicitar a la novia. Princesa de Némesis.
Esto es un regalo de nuestra parte.- Declaró Usagi entregándole una cajita
afelpada de color rojo.-
-Muchísimas gracias. No sé qué decir, madrina.- Pudo
responder ella.-
Tomó
aquella pequeña caja y la abrió. Al hacerlo se quedó sorprendida por la belleza
de la joya que contenía. Era una especie de flor de cristal que refulgía con
tonos plateados. Fue Esmeralda la que apenas si pudo decir con sorpresa y
admiración.
-¡Es como el Cristal de Plata!
-Es una réplica de nuestra joya emblema.- Explicó
Usagi.- Deseamos que os traiga buena suerte.
-Muchas gracias. Para mí es un gran honor. Y seguro
que a Leval le va a encantar.
-Es un regalo muy importante, hija mía.- Aseveró
Esmeralda con visible emoción.- Gracias al poder de esa joya puede decirse que
todos estamos aquí.
-Para empezar sanó a nuestras madres.- Convino
Idina.-
-Así es. Y cuando lo hizo, una pequeña parte del
poder de ese cristal se les transmitió a ellas. Y de ellas pasó a vosotras,
querida ahijada.- Intervino Rei.-
-Por ello vosotras no necesitáis una réplica como
ésta. Ese poder ya lo lleváis en vuestro interior.- Comentó Minako.-
-Y siempre brillará en vosotras, cariño.- Remachó
Ami tomando de las manos a su ahijada.- Nunca dejará de iluminaros.
-Por desgracia, yo nunca recibí sus efectos.- Se
lamentó Esmeralda.-
-Tú te purificaste de una forma mucho más dura y
difícil.- Dijo Usagi añadiendo con afecto.- Pero créeme. Tu hija brilla con luz
propia. Y pronto lo demostrará…
-¡Muchas gracias, Majestad! - Sollozó la diseñadora
con patente emoción.-
-Aquí solamente soy Usagi Tsukino, y he venido a
desearles toda la felicidad a los hijos de unos queridos amigos.- Sonrió la
aludida.-
Amatista
también agradeció aquello muy sentidamente. No desconocía quienes eran esas
mujeres. Sus amigas mismas eran ahijadas suyas. Sus padres primero lucharon contra
ellas y luego se hicieron grandes amigos y aliados. De hechos los poderes de
las justicieras fueron otorgados por la legendaria Sailor Moon, esa mujer de
apariencia tan frágil que tenía delante. Aunque afortunadamente la joven había
aprendido a no fiarse de las apariencias y pese a la jovialidad del trato la
que decía ser solamente Usagi Tsukino era en realidad la poderosa reina
Serenity, que le había hecho el gran honor de aceptar ser su madrina.
-Sea lo que sea lo que el destino nos reserve,
procuraré no decepcionaros.- Les prometió la novia con patente respeto en su
tono.-
Y tras aquellas palabras las cosas pasaron a temas
más mundanos, como a quién le iría Amatista a tirar el ramo. En esta ocasión fue
Usagi la que bromeó.
-¡Tíraselo a Rei! Que falta le hace una ayudita…
-¿Qué has querido decir con eso?- Saltó la aludida
como no podía ser de otro modo.-
-¡Yo!...¡nada!...- Se sonrió algo pérfidamente su
interlocutora.-
-Mejor lánzamelo a mí.- Le pidió Makoto.- A ver si
de una vez encuentro a un chico que se parezca a mi antiguo novio…
-¡Tutankamón! – Suspiró Minako esbozando una
maliciosa sonrisita.- Creo que a estas alturas debe ser lo más parecido.
-¡Eh! ¡No te pases! – La regañó jovialmente su compañera.-
Cuando te vea a ti en el altar entonces hablas, guapa.
-Vale ya…chicas… -Les pidió Ami algo azorada.-
-¡Hay que ver!, es que nunca cambiaréis.- Se oyó
decir a otra voz femenina con tono divertido.-
-¡Hola mamá! – Saludó Idina.-
Cooan,
pues en efecto ella era, había entrado sin llamar dado que al pasar Usagi y las
otras olvidaron cerrar la puerta. Tras ella venían sus hermanas. Y fue
precisamente Bertie la que sonriendo, añadió.
-Y nunca cambiéis. ¡Sois maravillosas, queridas
amigas!
-Sí, es verdad.- Convino Petz pasando un brazo sobre
los hombros de su hermana Beruche.- Sobre todo en ocasiones como éstas.
-Bueno, y precisamente en estas ocasiones, toca
celebrarlo por todo lo alto.- Afirmó Kalie con entusiasmo.-
-Por cierto, Amatista, estás preciosa.- La alabó
Bertie, aseverando con afecto.- Mi hijo es un hombre muy afortunado por
llevarse a una mujer como tú.
-Gracias, señora Malden.- Sonrió la joven, con
visible rubor.-
-Ahora tendremos muchas ocasiones para charlar,
consuegra.- Terció Esmeralda.-
-Bueno. Creo que iré a ver a mi hijo.- Sonrió la
aludida.- Me parece que estaba con sus compañeros y amigos preparándose.
-Sí, será mejor que dejemos tranquila a la novia. Ya
le queda poco para el gran momento.- Afirmó Ami.-
Y
las hermanas y sus amigas guerreras se marcharon tras despedirse de Amatista y
el resto. Entre tanto, Leval daba los últimos retoques a su uniforme de gran gala,
todos sus amigos y sus compañeros más cercanos estaban preparados. El chico
lucía una inmejorable planta y aspecto. Entonces uno de sus compañeros le
avisó. Tenía visita. Al punto salió. Sonrió con amplitud al ver a su madrina, a
su madre y al resto de sus tías, junto con las guerreras.
-Estás guapísimo, Leval.- Exclamó Ami llena de
orgullo.-
-Sí, me recuerdas a un novio que yo tuve. ¡De hecho
estás mejor! - Afirmó Makoto.-
-No te preocupes que si Amatista se arrepiente estoy
disponible para que la boda no se suspenda.- Se ofreció pícaramente Minako.-
-Desde luego, ¡hay que ver que buen mozo es! -
Afirmó Rei.- Dan ganas de casarse…
-Porque yo ya estoy casada, ¡qué si no! – Se rio
Usagi.-
-Lo cierto primo, es que eres muy guapo. Y fuerte. Un
auténtico saiyajin.- Le halagó Seren.-
-¡Vale ya, chicas!- Exclamó Ami brazos en jarras.-
¡Que es mi ahijado!...le estáis haciendo avergonzar.
El
pobre chico estaba realmente colorado, pero se reía. Su madre enseguida se
abrazó a él llena de emoción y cariño.
-Mi hijo… ¡Estoy tan orgullosa de ti!
-Gracias, mamá.- Dijo él, quien añadió con
reconocimiento dirigiéndose a Ami.- Me alegra mucho que pudierais venir. Creía
que no tendríais tiempo de aceptar nuestra invitación, madrina.
-No nos lo hubiéramos perdido por nada.- Aseguró
ésta, eso sí, matizando.- Pero estaremos muy poco tiempo. Solamente asistiremos
a la ceremonia.
-Bueno, tampoco hay porque correr tanto.- La corrigió
jovialmente Usagi para decir.- Al banquete sí que nos podremos quedar.
-Ya me imaginaba que eso no lo perdonarías.- Suspiró
Makoto.-
-¿Cuándo se ha visto que Usagi deje escapar una
oportunidad de comer? sobre todo si es gratis. - Terció Rei, lanzando una pulla
a modo de venganza por lo anterior.-
-Ya tuvo que hablar la lista de turno.- Replicó la
aludida entrecerrando los ojos.-
-Pues sí, ¿qué pasa? Es la verdad.- Se reafirmó su
interlocutora.-
Y
como no podía ser de otro modo ambas apoyaron la frente de una contra la otra
comenzando con su característica guerra de sacarse la lengua.
-Ya no sois unas niñas.- Les recordó Minako con un
susurro algo envarado.- ¡Dejadlo ya!…
-Es verdad. Nunca cambiarán.- Se sonrió Haruka
moviendo la cabeza.-
-Bueno, nosotras debemos irnos. Hay una cosa que
tenemos que hacer.- Le susurró Michiru.-
-Muy bien. - Añadió Hotaru.- Yo voy a buscar a Chibiusa o a mi familia. A quien primero
encuentre. Por ahí deben de estar.
-Si ves a mi hija dile que nos reuniremos en la
ceremonia.- Le pidió Usagi, en tanto añadía dirigiéndose a Rei.- En cuanto termine de intercambiar
pareceres con esta bruja.
-¡Bruja yo! Mira quién habla, ¡el adefesio!…-
Replicó la aludida con acidez.-
Las demás estaban entre avergonzadas y atónitas, sin
embargo, las dejaron a su aire. Las tías del novio le felicitaron y se
despidieron para reunirse con sus respectivas familias. Al fin, las guerreras
también se marcharon dejando escuchar de fondo el cruce de acusaciones entre
Usagi y Rei.
-¡Tragona!
-¡Metomentodo!
Leval
se sonrió. Al fin se quedó a solas con su madre. Bertie acariciaba las mejillas
del chico que le dijo.
-Te he echado muchísimo de menos, mamá. A ti, a papá,
y a Ky.
-Lo sé, cariño. Nosotros también a ti. Pero gracias
a Dios estamos juntos otra vez. Ahora únicamente quiero que me prometas una
cosa.
-Dime.- Repuso el chico.-
-Se feliz con Amatista. Cuídala mucho. Vive una vida
tranquila.
-Como hicisteis papá y tú, tras todas vuestras
batallas contra el mal. Sí, eso quisiéramos hacer. Ya hemos tenido demasiadas
aventuras para toda una vida. - Sonrió él, que no obstante, matizó.- Pero sabes
mejor que yo que, por desgracia, la amenaza del mal puede surgir en cualquier
momento. Tenemos una responsabilidad. Eso lo aprendí de vosotros.
Bertie
suspiró. Tuvo que asentir a su pesar. Ella desearía que su hijo no estuviera
obligado nunca más a arriesgarse en esa lucha. No obstante, Leval tenía razón.
Eso no podía elegirse. De modo que dijo con voz queda.
-Cariño, es cierto. Solamente te pido que, al menos,
tratéis de aprovechar los momentos bonitos y de paz. Ojalá que éstos se prolongaran
para siempre. Aunque por experiencia sé que eso no es así…
-Lo haremos, mamá.- Le prometió él tras darla un
beso en la frente.-Hemos aprendido a disfrutar de todos los momentos de calma
de que disponemos, por pequeños que sean.
Ahora
ella veía en su hijo la misma mirada de esperanza de aquel Leval del futuro,
que viniera hacía ya tanto a darles una nueva oportunidad. Solo fue capaz de
sonreír, llena de emoción y orgullo, para despedirse del chico.
-Te dejo para que te prepares. Nos veremos para
llevarte al altar, hijo.
-Hasta luego, mamá.- Repuso afectuosamente él.-
Bertie
se marchó en busca de sus hermanas y su marido. Éste último se había reunido
con Mamoru, Diamante y el resto de sus antiguos compañeros allí presentes. Charlaron en un principio distendidos,
rememorando aventuras del pasado. Luego la cosa giró a temas más serios. Era
Mamoru quién les comentaba.
-A la vista de nuestros informes, ese enemigo parece
haber sido derrotado. Al menos, no hay evidencias de más tropas de Gralas.
-Entonces, ¿podemos estar tranquilos al fin?-
Inquirió Zafiro.-
-Por lo que a esa amenaza respecta, sí.- Les aseguró
su interlocutor.- Al menos por ahora.
-¿Mi hermano te ha dicho algo?- Quiso saber Roy.-
-No hemos tenido contacto con él, ni con Setsuna en
meses.- Le desveló Mamoru, agregando.- Su embajador en la Luna y la Tierra, Doran
Derail, ha viajado a Nuevo Vegeta para hacer de enlace. Y tu sobrina Seren está
aquí, como parte de nuestras guerreras guardianas.
-Eso siempre es una garantía.- Terció Tom
afirmando.- Las cosas estarán tranquilas, tanto allí como aquí. Espero que al
menos por algún tiempo.
-Veremos cuál es el problema siguiente. La
experiencia me ha enseñado que siempre hay alguno.- Suspiró resignadamente
Diamante.-
-Por ahora relajémonos y a disfrutar del momento.-
Le comentó Masters.- Ya nos ocuparemos del resto.
-Tienes razón, Ian.- Convino Roy, quien más fiel a
su estilo bromista remachó.- ¡Lo que voy a disfrutar tomándole el pelo a mi
consuegro!
El
grupo se rio, divertido ante ese comentario. Tras un rato más todos se
separaron para ocupar sus respectivos lugares ante el inminente comienzo de la
ceremonia. Y el gran momento, llegó. A las órdenes de Mazoui, que sería el padrino.
Tracer, Freejar, Mullins, el mismo comandante Braem, el mayor Enset y Susan, amén
de algunos compañeros más, con sus trajes de gran gala y los sables de
protocolo se alineaban a cada lado de la entrada. Por fin aparecieron los
novios. Junto a sus padres, por un larguísimo pasillo que conducía ante un
altar situado en un gran hangar redecorado y convertido en una magnífica sala
donde todos los parientes y amigos de Leval y Amatista esperaban. Diamante, con
un imponente smoking para la ocasión terminado en una capa y con sus antiguos
distintivos de príncipe, tomaba del brazo a su hija que llevaba el traje de
bodas diseñado por su madre con tanto esfuerzo. Esmeralda sonrió con
satisfacción y orgullo pues tanto su hija, como el vestido que le había hecho,
levantaron la admiración general y eso
que el rostro de la novia no era visible al estar cubierto por el velo nupcial
y rematado arriba por una tiara dorada, símbolo de su rango de princesa de
Némesis. Aunque de este significado solamente se percataron sus familiares y
amigos más allegados. Además, prendido en el pecho llevaba a modo de broche
aquel magnífico regalo de la reina Serenity.
-Mi querida hija. Hoy es el día más importante de tu
vida.- Pensaba la diseñadora.- Y yo no puedo ser más feliz. Todo por lo que
hemos luchado y sufrido ha merecido la pena viéndote aquí llena de ilusión por
comenzar tu nueva vida junto a la persona a la que amas.
En tanto Esmeralda tenía esos pensamientos una banda
de música militar esperaba dispuesta a dar los tradicionales acordes de la
marcha nupcial. Al fin comenzaron y a su son, Diamante avanzó con su hija por
el corredor anexo al largo pasillo. Por otro corredor, Leval, llevado por su resplandeciente madre, henchida de orgullo y
amor a su vez, hacía el mismo recorrido. Bertie con un vestido azul celeste y
un collar de plata. Asimismo luciendo una tiara del mismo material como símbolo
de su antigua encarnación. Ambos se juntaron a la entrada del pasillo. Allí,
todos los oficiales amigos de ambos les esperaban con los sables levantados
formando un arco. Mazoui fue quién ordenó esta maniobra. Leval tomó a Amatista
del brazo y ambos pasaron por entre el largo pasillo de aquellas armas, de
forma lenta y solemne. Diamante entrelazó su brazo con el de Beruche y tras
guiarla protocolariamente ambos se sentaron con sus respectivas familias. Las
madres de los novios no podían evitar llorar de emoción. Roy se dirigió afectuosamente
a su mujer tratando de que no lo hiciera demasiado.
- Cubito, cálmate ya. No lo entiendo, en nuestra
boda no lloraste. Es más, siempre has dicho que era una tontería llorar en las
bodas, ¡si hasta recuerdo que en la nuestra se lo dijiste a tus hermanas!
-¡Pero la que se casaba era yo! - repuso ella entre
sollozos. - Ahora se casa nuestro hijo,- añadió mientras se enjugaba las lágrimas
con un pañuelo. Roy sonriendo comprensivamente, le dio un beso en la frente. – Esto
es algo tan hermoso…estoy tan orgullosa y tan feliz que…no sé. ¡Ojalá que sean
muy felices! Hasta Ami y las demás guerreras estaban muy emocionadas. Les han
hecho a nuestros hijos un regalo muy hermoso.- Remachó contándole a su esposo
lo de esa reproducción del Cristal de Plata.-
-Nuestros hijos serán muy felices. - Repuso Roy
añadiendo.- Lo merecen. Y nuestras amigas son estupendas. Sé que, pese a todo,
tienen muchas cosas de las que ocuparse, pero en cuanto les di la noticia y
Leval y Amatista les enviaron las invitaciones, se apresuraron a responder que
vendrían.
-Ami me ha dicho muchas veces que Leval y Kerria son
los hijos que le habría gustado tener.- Afirmó su esposa, para añadir con
talente entre reflexivo y algo apenado.- Sé que ella nunca se casará, y nunca
será madre. Pese a que bromeen entre las guerreras. Salvo Usagi, el resto jamás
se ha casado. Tienen obligaciones incompatibles con el matrimonio. Y puedo
imaginar que algunas han sufrido por ello.
-Velan por todos nosotros. Su labor es muy
importante, es un gran sacrificio.- Convino Roy.- Debemos estarles muy
agradecidos por ello.
Su
esposa asintió. Esmeralda también lloraba, lágrimas que corrían por sus
mejillas haciendo peligrar su maquillaje aunque en esa ocasión aquello no le
importaba. Diamante dio la mano a su mujer y la sujetó con cariño.
-El momento en el que nuestros anhelos de felicidad
para nuestra hija se han cumplido al fin.- Sonrió el príncipe mirando
afectuosamente a su esposa.-
-Sí,- asintió ella expresando con palabras sus
pensamientos anteriores.- Todo ha merecido la pena con tal ver a nuestra niña
ahora…
Y no podía dejar de mirarla en tanto la propia Amatista y Leval avanzaron, entonces
sonó la música, pero no la nupcial. Para sorpresa de todos, escucharon la voz
de Kerria. La muchacha, como dama de honor, con una hermosa flor blanca en el
pelo y envuelta en un elegante vestido azul celeste como el de su madre, cantaba
una hermosa canción que su amiga había interpretado cuando actuaban todas en la
Tierra, muy apta para aquella ocasión tan especial.
Los suspiros en la
mañana
De los amantes
durmiendo juntos
Ruedan como el trueno ahora
Cuando miro en tus ojos
Yo sostengo tu cuerpo
Y siento cada movimiento que haces
Tu voz es cálida y tierna
Un amor al que no puedo renunciar.
Porque yo soy tu dama
Y tú eres mi hombre
Cada vez que quieras alcanzarme
Ruedan como el trueno ahora
Cuando miro en tus ojos
Yo sostengo tu cuerpo
Y siento cada movimiento que haces
Tu voz es cálida y tierna
Un amor al que no puedo renunciar.
Porque yo soy tu dama
Y tú eres mi hombre
Cada vez que quieras alcanzarme
Haré todo lo que
pueda
Amatista lloró emocionada sin poderlo evitar. Sus lágrimas caían tras
el velo de novia empapándolo y se abrazaba a Leval que sonriendo dejaba que la
cabeza de su prometida descansase en su hombro. Kerria también con visible
emoción sonreía radiante y utilizaba lo mejor de su voz. Con toda su fuerza y
todo su amor, para su mejor amiga y su hermano. Abriendo una gran carpa la orquesta
quedó al descubierto dejando a la intérprete delante de ella. Era una estampa
preciosa, los músicos lucían uniforme de gala de las tropas estelares. Michiru
y Haruka se sentaban con ellos tocando el violín y el piano respectivamente…
Perdida es como me siento descansando entre tus brazos
Cuando el mundo exterior lo está también
Mucho que tomar
Eso termina cuando estoy contigo
Incluso cuando pueda haber momentos
Que parezca que estoy muy lejos
Nunca te preguntes dónde estoy
Porque estoy siempre a tu lado
Las demás componentes de las antiguas Justices resplandecían a su vez.
Idina con un hermoso vestido púrpura, y Katherine con otro de color dorado.
Ambas con emoción unieron sus voces, potentes y hermosas también, a coro con la
de Kerria para rematar esa preciosa canción…
Porque yo soy tu dama
Y tú eres mi hombre
Cada vez que quieras alcanzarme
Haré todo lo que
pueda
Estamos dirigiéndonos hacia algo
Algún lugar donde nunca estuve
Algunas veces estoy asustada
Pero estoy lista para aprender
Del poder del amor.
Estamos dirigiéndonos hacia algo
Algún lugar donde nunca estuve
Algunas veces estoy asustada
Pero estoy lista para aprender
Del poder del amor.
El sonido de tu corazón latiendo
Lo hizo claro
De repente el sentimiento de que no puedo continuar
está a años luz de distancia
Porque yo soy tu dama
Y tú eres mi hombre
Cada vez que quieras alcanzarme
Haré todo lo que
pueda
Estamos dirigiéndonos hacia algo
Algún lugar donde nunca estuve
Algunas veces estoy asustada
Pero estoy lista para aprender
Del poder del amor.
Estamos dirigiéndonos hacia algo
Algún lugar donde nunca estuve
Algunas veces estoy asustada
Pero estoy lista para aprender
Del poder del amor.
Del poder del amor
♥
♥
(The Power of Love,
Versión Celine Dion, crédito al autor)
No quedaba
prácticamente nadie que no hubiera llorado ya de emoción en tanto aquel
magnífico trio vocal acompañó el pausado caminar de los novios, concluyendo cuando
estos llegaron al altar. El contraalmirante Spar esperaba en el centro,
flanqueado por los comodoros Pearman y Hazzar. En su calidad de comandante en
jefe de la nave tenía la potestad de celebrar matrimonios. Ese fue el favor tan
especial que Leval le pidió, el chico aun recordaba aquella conversación.
Antes
de salir del despacho del contraalmirante el muchacho se dirigió
respetuosamente a él y le preguntó.
-¿Señor, podría pedirle un favor personal?
- Usted dirá, teniente. - Repuso el veterano
oficial. -
- Verá, para mí sería un honor y una gran alegría,
si usted aceptase casarnos a mi prometida y a mí.- Le expuso Leval. -
Spar
esbozó una gran sonrisa de satisfacción y asintió despacio para declarar.
- El honor será sin duda mío, muchas gracias por
pedírmelo, teniente. Allí estaré... ¿Desea alguna cosa más?
El
muchacho devolvió aquella gran sonrisa recibida y negó con la cabeza.
- Nada más, muchas gracias señor.
Y tras pedir permiso se marchó, uniéndose a su
primo que le aguardaba fuera. Ahora, al fin, tras tantos avatares,
sufrimientos, combates y también alegrías y vivencias compartidas, estaba allí
con su prometida. Leval se plantó con Amatista al pie del altar, junto a sus
superiores y esperó a que el contraalmirante Spar comenzase la ceremonia y éste
no se hizo de rogar, iniciándola con voz grave y solemne, logrando que todos
los presentes escuchasen en absoluto silencio.
- Damas y caballeros. Muchas cosas han sucedido
desde que partiéramos hace más de un año ya,
a recorrer el Cosmos. Algunas malas, otras buenas. Hemos sufrido la
pérdida de amigos, familiares y compañeros. Tuvimos que enfrentarnos a seres
hostiles pero también hemos descubierto nuevos mundos, entablado contactos con
otras culturas pacíficas y aprendido muchas cosas, sobre el espacio y sobre
nosotros mismos. Grandes han sido los riesgos y dolorosas muchas de esas
lecciones. Aunque han existido asimismo gratas recompensas, como los estrechos
lazos de amistad y el hermanamiento que nos han unido a todos durante este
viaje. Me complace que hayamos podido superar tantas y tan difíciles pruebas para
estar hoy aquí, nuevamente reunidos con nuestras familias. Para mí, esta es una
gran ocasión. Un acontecimiento muy especial, ya que renueva la fe que todos
tenemos en el futuro de nuestra especie humana....- Ligera pausa tras su breve
introducción y el contraalmirante dio comienzo a la ceremonia propiamente
dicha. - Estamos aquí para unir a este hombre y a esta mujer en el sagrado
vínculo del matrimonio.
Prosiguió con
la típica retórica hasta llegar a las frases más importantes que todo el mundo
esperaba con impaciencia…
- Teniente primero del UNISON Leval Malden Malinde, ¿acepta
usted por su legítima esposa a Amatista Lassart Deveraux, para honrarla, respetarla,
amarla y protegerla, en lo bueno y malo, riqueza y pobreza, salud y enfermedad,
hasta que la muerte les separe?
- Sí, acepto - respondió Leval con seguridad y
rapidez. -
Spar
miró ahora hacia Amatista y volvió a inquirir con la seriedad del momento, no
exenta de simpatía.
- Amatista Lassart Deveraux. ¿Acepta usted por su
legítimo esposo a Leval Malden Malinde para honrarle, respetarle, amarle y
protegerle, en lo bueno y en lo malo, riqueza y pobreza, salud y enfermedad, hasta
que la muerte les separe?
Ella respondió con el mismo tono de seguridad y rapidez
que Leval.
- Sí, claro que quiero.- Sonrió mirando ensimismada
a su prometido a través de su velo. -
Spar asintió conforme con las
respuestas y llamó a los padrinos. Kerria y Mazoui se acercaron preparados con
los anillos. Leval tomó el que le ofrecía su primo y se lo puso a Amatista
repitiendo la frase de rigor, "con este anillo yo te desposo".
Amatista hizo lo mismo con el anillo que portaba Kerria y repitió la misma
frase. Entonces Spar dijo concluyendo la ceremonia.
- Por los privilegios que se me han concedido en mi
calidad de comandante en jefe de esta nave y ante todos los testigos, pido que
si alguien tiene algo que oponer a esta ceremonia que hable ahora o calle para
siempre.
Como siempre en estos casos se produjo un tenso e
incluso expectante silencio, Tracer le susurró a Susan que formaba junto a él
en el pasillo si decía algo de mosqueo, ésta le miro con fingida cara de pocos amigos y moviendo la
cabeza con pretendida desaprobación. El muchacho sonrió y le susurró divertido.
- Era una broma. ¡Allá ellos! Eso de casarse es cosa de cada cual.
Susan se permitió una breve sonrisa, otro ligero
meneo de cabeza y recuperó su semblante imperturbable, aunque eso sí, algo
emocionado también pues no perdía ojo de dónde estaba sentado Giaal que
asistía, al parecer con mucha curiosidad e interés, a la ceremonia.
- Muy bien.- Dijo Spar reanudando su oratoria. - Entonces
y ante el beneplácito de todos los presentes, yo os declaro marido y mujer,-
tras el montón de aplausos emocionados de todos, el contraalmirante se dirigió
otra vez a la pareja, sonriente y dándoles sus parabienes añadió en tono
confidencial. - Felicidades chicos.- Volvió a decir en tono más alto pero ahora
jovial, desprovisto de la etiqueta. - Teniente
Malden, no nos haga esperar más, ya puede usted besar a la novia.- Leval sonrió, hacía rato que aguardaba esa
instrucción. -
- A la orden, señor.- Repuso él en voz alta,
agregando con más discreción. - Será un placer...
Leval
levantó el velo de su ya esposa, ella estaba preciosa y radiante para la ocasión.
Suavemente tomó el rostro de la chica entre sus manos y le dio un largo beso
que ella acompañó y prolongó. Los presentes prorrumpieron esta vez en vítores y
aclamaciones. Después ambos esposos bajaron del altar y recorrieron el pasillo
recibiendo las felicitaciones de todos. Llegó el momento tradicional del
lanzamiento del ramo. Amatista había estado portando uno muy bonito compuesto
de rosas blancas, rojas y amarillas. Las otras chicas aguardaban entre
expectantes y divertidas para ver a
quién le tocaría y la novia, dándoles la espalda, procedió a lanzarlo a
bastante altura. Cuando se giró nuevamente Amatista descubrió, no sin
satisfacción, que le había caído prácticamente encima a Sandy. La muchacha
observó incrédula aquella amalgama de flores y suspiró. Fue Satory la que le
dijo con tono de ánimo.
- Bueno, ya sabes lo que se dice. La chica que
atrapa el ramo es la siguiente en casarse.
Sandy
negó con la cabeza esbozando una débil sonrisa mientras miraba ensimismada las
flores y respondió.
- No lo creo, al menos en mi caso, yo ya tuve mi
oportunidad para casarme y no pienso que vaya a tener más...
-¡Eso nunca se sabe, mujer! - Rebatió Penélope con
jovialidad, añadiendo no sin humor. - ¡Menos mal que no me cayó a mí!, de lo contrario
Tracer ya estaría dándome la lata.
Aquel
comentario desató las risas de todas y Sandy se olvidó de sus malas
experiencias para dejarse llevar por el jolgorio general. Aquel era un día de
alegría y no deseaba amargárselo a nadie y menos a ella misma con malos y
antiguos recuerdos. Ya había penado suficiente y si Mazoui había conseguido
encontrar a una muchacha como Satory, ¿por qué no podría ella lograr el amor de
un buen chico algún día? En especial de alguno guapo y, por lo que había visto,
los parientes de los recién casados tenían algún que otro miembro masculino que
no estaba nada mal. Quizás pudieran presentarle a alguno durante el banquete y
la fiesta.
-¡Vamos, a celebrarlo! - les conminó Leval con una
amable sonrisa, llevando del brazo a la que ya era su esposa. -
Y la comitiva
encabezada por ellos, sus familias y amigos, se dirigió hacia la zona del
banquete. Mientras Leval y Amatista se abrazaban sentidamente a sus primos y
otros amigos, Roy, como siempre solía hacer en esos casos, declaró en tono
ingenioso.
- Ésta es la parte de las bodas que más me gusta.
- Roy - le amonestó jocosamente Tom que estaba junto
a él. - ¿Tú nunca cambiaras, eh? Recuerdo que en el banquete de nuestras bodas
hubo que sujetarte para que no te comieses toda la tarta.
- Sí.- Respondió su interlocutor cargado de
nostalgia aseverando. - ¿Qué tiempos aquellos, verdad amigo?
Tom asintió
con esa misma expresión, abrazando a su propia esposa. Desde luego que sí,
fueron buenos tiempos. Cuando ellos eran tan jóvenes y llenos de ilusiones por
el futuro de la vida que les restaba por hacer, tras haber arrostrado toda
clase de peligros y superado tantas pruebas y dificultades, como los muchachos
que ahora acababan de casarse.
-Tu hija está preciosa.- Alabó Cooan dirigiéndose a
una encantada Esmeralda.- ¿Ese vestido de novia es de alguna de tus
colecciones, verdad?
-No. - Negó la interpelada para sorpresa de todos,
aunque enseguida les aclaró con satisfacción.- Es mi propio vestido de novia.
Nunca lo saqué a la venta para el público, para mí siempre fue muy especial.
El símbolo de mis sueños hechos
realidad.
- Es realmente precioso.- Suspiró Bertie.-
-Igual que tu hijo, está tan guapo de uniforme. -
Repuso su flamante consuegra.-
-Hacen una pareja magnífica.- Terció Karaberasu.-
-Y parece que fue ayer cuando nacieron.- Completó nostálgicamente
Petz.-
Dejaron
de intercambiar impresiones dado que les indicaron que debían acomodarse listos
a comenzar el banquete. Todos tomaron sus sitios en las largas hileras de mesas
que estaban dispuestas para la ocasión. Amatista y Leval, como no podía ser de
otra forma, en el centro. Una vez concluido el ágape, desde la cocina y
flanqueada por Sandy y Ginger, apareció una gran tarta.
-Nuestro regalo de bodas, tal y como prometimos.-
Sonrió la joven camarera.-
Y
con ese vestido largo que llevaba no se apreciaba en ella nada fuera de lugar.
Amatista sonrió ampliamente agradecida y muy contenta por su amiga Gin.
Igualmente le estaba muy reconocida a Sandy. Fue la morena científica quien
dijo ahora entre risas…
-Después de casi golpearme con el ramo, es lo menos
que te mereces que haga por ti. Monina.
La
novia se rio también, ambas se abrazaron. Amatista también le dio un sentido
abrazo a Ginger. Entre tanto las guerreras comentaban aquello.
-Esa tarta tiene muy buena pinta.- Afirmó Minako.-
-Sí, es verdad.- Sonrió Usagi que ya estaba
relamiéndose.-
-Tendré que hablar con esas dos. A lo mejor quieren
franquiciarse en una de mis tiendas, aquí, en la nave.- Comentó Makoto.-
-Creo que harías unos buenos fichajes.- Declaró
Chibiusa, que estaba sentada junto a su amiga Hotaru.- Yo que tú se lo
propondría.- Remachó con el asentimiento de las asteroides que estaban a su
lado.-
-Sí, ¿Quién sabe? Si tienen éxito en ese planeta,
Mako-chan podría poner allí una tienda de Flowers & Flawours.- Comentó
Rei.-
Y mientras charlaban sobre eso los novios cortaron
la tarta, no sin antes posar para las fotos sujetando ambos el sable de gala de
Leval como improvisado cuchillo.
-Bueno, principito – comentaba Roy de forma jocosa en
tanto los esposos dividían la tarta entre el aplauso general. - Supongo que ésta
es la parte de la boda que pagabas tú, ¿no?
-¿Cómo que la parte que pagaba yo? – Repuso su
interlocutor con tono entre incrédulo y amonestador.- El ceremonial es gratis
puesto que tu hijo es militar. El banquete lo pagamos a medias tú y yo, ¡cara
dura!
-No te preocupes, Diamante – le sonrió Bertie a su ahora
consuegro. – Es una de esas bromas que mi marido gasta.
-Pues no pensaba gastar otra cosa más que bromas,
porque todo el mundo sabe que en la Tierra el convite siempre paga el padre de
la novia.- Se sonrió Roy. –
-Pues, para tu información, no estamos en la Tierra
ahora. – Replicó Diamante entrando divertido a aquella chanza. – Así que no
trates de colármela como cuando estábamos en el Rincón del Alma y del Tiempo.
Príncipe de Bel Air- remachó con humor provocando las risas de sus compañeros
de entrenamiento.- Todavía lo recuerdo. ¿O qué te pensabas?
-Parece mentira que hayan pasado tantos años ya de
eso. ¿Eh?- Intervino Zafiro. –
-Sí, y es una pena que ni Nephrite, ni Ail con sus
familias, puedan estar aquí hoy. – Comentó Roy, ahora con tono más melancólico.
–
-Bueno, al
menos el hijo de Ail y Annie sí que está. – Les recordó Cooan mirando hacia
Giaal que parecía estar pasando una animada velada con una joven morena que
vestía uniforme militar.-
-Seguro que podremos volvernos a ver todos y a
celebrar alguna fiesta como en los viejos tiempos. – Afirmó Esmeralda que no
perdía ni un detalle de su hija y
sonreía visiblemente dichosa. –
Desde luego el rostro de Amatista estaba iluminado
por la felicidad más absoluta, lo mismo que el de Leval. Ahora, como era de
rigor, los recién casados se iban pasando por las mesas a agradecer a todos su
presencia y sus obsequios. Se acercaron incluso a la mesa que Ginger compartía
con sus padres y su hermano, recién llegados haría un par de horas.
-¿Qué tal, lo están pasando bien?- Inquirió
jovialmente la novia.-
-Desde luego, no sabemos cómo agradecérselo. No
merecíamos que nos invitasen a nosotros a su boda. No nos conocemos.- Pudo
decir el padre de Ginger.-
-Son ustedes la familia de una buena amiga.- Sonrió
Leval aseverando.- Nos complace mucho que aceptasen venir. Y debemos darle las
gracias por la exquisita tarta nupcial que nos ha regalado.
-Ginger, tienes unos estupendos amigos.- Declaró su
hermano con tinte entre sorprendido y algo dubitativo.- Y a usted… yo la
conozco, ¿no era cantante, junto a las otras chicas?, las Justices, creo.
-Sí, teníamos un grupo, con mi difunto primo de
batería - repuso ella ensombreciendo por un instante su semblante aunque
enseguida se animó de nuevo para rematar.- Ahora, al menos en mi caso, solo
cantaremos para ocasiones muy especiales.
-Os merecéis ser muy felices.- Les sonrió su amiga
guiñándole un ojo a Amatista.- Llevaba un vestido beis largo y solo los zapatos
a juego eran visibles, sus padres y su hermano ni se percataron del detalle de
las prótesis, entonces la chica añadió.- Creo que, cuando el experimento salga
bien, todos podremos serlo en este nuevo mundo.
Los flamantes esposos asintieron, tras despedirse de
Gin y su familia quedaron un poco más departiendo con los invitados. Se
detuvieron un buen rato a conversar con Kerria, Katherine e Idina, las alabaron
por sus interpretaciones y Amatista se abrazó largamente a todas y cada una de
sus compañeras y amigas, en especial con su nueva “hermana”. Ellas le
prometieron un colofón y de hecho, tras los postres, cantaron algunas más de
las canciones que estaban preparando para deleite de los invitados.
-¡Sois maravillosas, chicas! Os quiero muchísimo, a
todas.- Afirmó Amatista desbordada por la felicidad.-
-No te mereces menos, ¡belle- sœur! - Se rio Kerria añadiendo con humor.- ¿Lo ves? Al fin pude aprender
algo de francés.
El
resto rio a coro con aquella ocurrencia, una vez recuperada, Amatista le
preguntó a Idina.
-¿Qué ha pasado con Nehie? ¿No pudo venir?
-Bueno, tenía una agenda previa muy cargada. Ya
sabes, protocolo, visitas a su reino, tratados.- Enumeró la muchacha con algo
de apuro.-
-Lamento mucho que no haya podido estar.- Terció Leval
algo apenado, sin embargo, asintió diciéndole a su prima no sin cierto tono de
incredulidad.- Pero lo comprendo… Al menos me alegro de que mi madrina y el
resto de las guerreras pudieran. Aunque supongo que también deben atender a
muchas cosas.
-¡Qué se le va a hacer! Le enviaremos toda la
ceremonia para que la vea en palacio. Es estupendo que la hayamos grabado. -
Declaró Amatista con un talante más optimista.- Dale un abrazo de nuestra parte
cuando la vuelvas a ver en la Golden.
Su marido asintió ya de idéntico modo. Los dos
sabían perfectamente que Neherenia no quiso venir por otro motivo bien distinto
y se apenaban por ella. Pero ahora tocaba ser felices y disfrutar. Así lo
hicieron y, cuando por fin terminó aquella larga celebración, los flamantes
nuevos esposos se despidieron de todos. También las guerreras se marcharon,
aduciendo que tenían muchísimas cosas que hacer. Tras despedirse abordaron
sendos cohetes hacia la Tierra, aunque, una vez atravesado aquel agujero de
gusano emplearon el teleport. Para el resto todavía transcurrió un rato antes de terminar la fiesta. Eran ya casi las
ocho de la tarde, hora estándar de la Tierra y, tras una pequeña velada más de
barra libre y conversaciones en corrillo, cada uno volvió a sus alojamientos en
la nave. Los miembros del personal militar y los científicos se tomaron un
descanso de una hora. A las nueve debían regresar a sus ocupaciones, ya que
llegó el momento tan esperado, el proceso de terraformación estaba próximo a concluir,
pero, ¿daría resultado?
-Ahora pasaremos a la última fase del proyecto “Terraformación
Sagan” del grupo Fairy Five.- Declaró la jefa de investigación conteniendo la
expectación que la asaltaba al igual que al resto. Más cuando sentenció.- El
trabajo de años está a punto de dar su
fruto…
Y
en efecto Penélope estaba presta a comenzar junto a Satory y Sandy, acompañados
por Giaal, Mazoui, Tracer y Susan, entre otros. Todos estaban en la sala
principal del puente de la nave. Allí, con grandes monitores, trataban de
seguir las evoluciones del planeta. Multitud de pantallas auxiliares daban los datos,
gráficos y medidas de todo tipo de cosas. El medidor principal constaba de
varias luces que ahora estaban en rojo, deberían lucir todas de color verde
para que la terraformación fuera correcta. La tensión y expectación en el
ambiente se podían cortar con un cuchillo. Incluso Penélope miraba inquieta a
la pantalla.
- Espero que las teorías del señor Sagan, así como
sus predicciones, se cumplan.- Decía la jefa de investigación ya bastante
nerviosa para lo que en ella era habitual. - Este plan de terraformación lleva
su nombre y sus esperanzas, así como las
de todos nosotros.
- No es por parecer más tonto de lo que ya soy, Pennie,
pero. ¿Qué teorías eran esas?- Quiso saber Tracer.-
Las
chicas sonrieron divertidas. Como de costumbre no sabían si el oficial estaba
de broma en un intento por rebajar la tensión, o realmente lo preguntaba en
serio. En esta ocasión fue Sandy la que le contestó.
- Para algunos mundos similares a Marte el profesor
Sagan propuso cubrir los polos con material oscuro, fragmentos de cometa pulverizado.
Al menos un milímetro de espesor para captar más calor. Incluso plantar
vegetación en una fase posterior. Pero la que estamos aplicando ahora es la que
propuso para mundos como Venus. Lanzar microorganismos genéticamente
modificados a las nubes altas del planeta, que convirtieran el dióxido de
carbono, el agua y el nitrógeno en moléculas orgánicas.
-Lo malo es que en Venus las nubes son ácido
sulfúrico. Y su presión noventa veces la terrestre. El proceso allí no sería
tan fácil. - Terció Penélope.-
-Y aquí no tenéis atmósfera previa.- Añadió Giaal
que sentenció al parecer comprendiendo aquello.- Por eso primero queréis
crearla.-
- Eso es.- Dijo Sandy sonando esperanzada.- Ya hemos
soltado cultivos bacterianos y ahora, en cuanto logremos recrear las condiciones
apropiadas, esperamos que el proceso pueda comenzar. Debería ser tal y como lo
calculamos en nuestras simulaciones y experimentos. Por eso era tan importante
encontrar el planeta adecuado. Y tras tanto peregrinaje hemos conseguido
hallarlo. ¡Éste lo es! Tenemos la posibilidad de poder terraformarlo gracias,
entre otros, a las bases del doctor Sagan. ¡Ahora tendremos que ver si hemos
sido unos buenos alumnos suyos!
- Era un gran científico, seguro que no se equivocaba
- aseguró Satory que añadió. - Cuando era pequeña vi sus programas y desde
entonces quise ser astrónoma y un día lograr crear vida en un mundo nuevo, y
ahora, medio siglo después de que él lo propusiera, estamos a punto de
lograrlo. ¡Ojalá que, donde quiera que esté, pueda disfrutarlo con nosotros!
- Así que crucemos los dedos. Dentro de nada se
activarán los rayos tractores.- Añadió Tracer con idéntica expectación y
nerviosismo. -
-¡Ojalá que extraigan la suficiente agua de esos
meteoritos! - Terció Sandy visiblemente emocionada. -
Aunque
entonces Satory se fue hacia ella, tras recibir una llamada por el
intercomunicador y le susurró.
- Alguien te espera en la sala de al lado.
-¿A mí?- Inquirió la muchacha señalándose a sí misma
con incrédula contrariedad. -¿Qué quieren ahora? Estamos a punto de comenzar la
última fase.
- No lo sé, pero es muy urgente, han preguntado
específicamente por la señorita Wallance. Creo que un técnico de laboratorio.-
Comentó su compañera con tono de circunstancias. –
- Siempre tiene que venir alguien a dar la lata en
los momentos más inoportunos. – Sentenció Tracer esbozando eso sí, una leve
sonrisa y ganándose un codazo por parte de Penélope. -
La requerida asintió, con resignación y ligero
fastidio salió del puente de mando. No tenía ni idea de qué podrían querer de
ella. Quizás se hubiera dejado algún compuesto en el laboratorio o un
formalismo burocrático por rellenar. En todo caso, ¡menudo momento había
elegido quien quiera que fuese para llamarla!. Se dio prisa, seguida por
Satory, cuando abrió la puerta de la sala contigua sólo pudo decir un
inquisitivo y extrañado.
-¿Sí? ¿Qué desea? Soy Sandy Wa...
Apenas
pudo pasar de ahí ya que observándola a unos pocos metros de distancia, sonriendo
con gran alegría, se encontraba un hombre algo más alto que ella, de mediana
edad y pelo moreno ya bastante encanecido. Llevaba unas gafas redondas y una
bata blanca de laboratorio. Y solamente le contestó con voz trémula, apenas
controlando su emoción.
- Hola Sandy. ¿Cómo estás, hija?...
La muchacha al principio se quedó clavada como una
estatua, parecía incapaz de moverse, como si no diera crédito a lo que estaba
viendo. Pero finalmente corrió hacia él, salvando aquellos escasos metros en un
instante y precipitándose a sus brazos.
-¡Papá! - Exclamó entre sollozos. - ¡Papá!
No
era capaz de decir más, sólo podía llorar pero esta vez de alegría al abrazarse
a su padre, al que llevaba tanto tiempo
sin ver, ¡al que tanto había echado de menos! No pudieron reunirse
cuando la gran nave hizo escala técnica en la Luna por falta de plazas en los
transbordadores y después aquel maldito a ataque a la altura de Marte les privó
de su última oportunidad. Sandy llegó a resignarse ante la posibilidad de no
volver a abrazarle nunca más. Y en los últimos días, sobre todo cuando los
familiares de sus compañeras llegaron a la nave, se había deprimido
recordándole y echándole todavía más en falta. Temiendo incluso por su
bienestar. Aguardando alguna noticia suya y sorprendida y preocupada por no tenerla.
Llegó a pensar que, o bien se enfadó con ella por irse de su lado, o que algo
malo le hubiera sucedido. Y pese a haber hecho nuevos amigos y sentirse
aceptada, y lo contenta que se sentía por Amatista, incluso en los mejores
momentos de la boda de su amiga, no podía dejar de pensar en su padre. La pobre
muchacha tenía el pesar de ver como este le faltaba. Aunque, tras un buen rato
en el que permanecieron abrazados sin hablar, el doctor Robert Wallance
enseguida le explicó, tratando de serenarse un poco.
- Cuando se supo que habíamos logrado establecer
contacto con esta nave, el señor Masters me llamó y me dijo que quería contar
conmigo para trabajar en sus empresas. Era una oferta tan buena que no la pude
rechazar, y más cuando me invitó a viajar hasta aquí y verte. Me contó que su
propia hija era compañera y amiga tuya, en realidad fue ella la que...
Sandy pudo separarse un poco de su padre y volvió la
vista atrás. Allí estaba Satory, que había tenido que enjugarse las lágrimas de
emoción a la vista de aquel reencuentro. Ella mejor que nadie la comprendía. Ahora
la morena muchacha corrió hacia su compañera y amiga y la abrazó con fuerza sin
parar de repetir.
-¡Gracias, muchas gracias, Satory! Me has hecho muy feliz.
- Era lo menos que podía hacer por ti, después de lo
que me has ayudado, se lo dije a mi padre al hablar con él antes de que llegara
y se encargó de contactar con el tuyo. - Balbuceó ésta, también muy emocionada,
ante la sonrisa del doctor Wallance que comentó. -
-¡Cuánto celebro que hayas encontrado tan buenos
amigos aquí, hija! Gracias – le dijo ahora Robert a Satory que apenas pudo
dominar su emoción para asentir levemente.-
Durante
unos instantes más, padre e hija se abrazaron nuevamente llenos de felicidad,
con la hija de Masters como testigo. Hasta que ésta les recordó.
-¡La siguiente fase va a empezar, vamos!
Sandy y su padre reaccionaron y siguieron
rápidamente a Satory. Después podrían tener tiempo para hablar de muchísimas cosas
y recuperar el tiempo perdido. Pero ahora no podía faltar a ese momento histórico.
Así pues, los tres entraron en la sala para alegría de Penélope y Tracer que
sabían de antemano en que iba a consistir esa sorpresa. Y tras las debidas presentaciones,
todos se centraron en aquella última y crucial fase del experimento, que, según
le explicaron las chicas al doctor Wallance, consistía en lo siguiente.
-Verá.- Declaró Penélope tomando la palabra.-
Gracias a la potencia de esta nave y sus baterías de cañones hemos diseñado el
siguiente plan…
En
suma, y según entendió Robert, la SSP-1 había seleccionado un gran número de
meteoros que contenían elevados porcentajes de agua en forma de hielo. El plan
era desviarlos contra la superficie del planeta con un rayo de energía tractora,
y destruirlos con rayos de energía para que, al impactar sobre la misma, el
agua se licuara y formase océanos. Mientras, las bacterias arrojadas hacía veinticuatro
horas deberían crear una atmósfera adecuada. Más tarde, se lanzarían plánctones
de gran velocidad de reproducción al agua. Estos eran el fruto de los
experimentos que las chicas hicieron hacía ya meses.
-Crucemos los dedos.- Suspiró Sandy, sin soltarse
del brazo de su padre.-
Mazoui llegó entonces, fue presentado al doctor
Wallance y él le estrechó la mano. Al poco se acercó a Satory abrazándola para
animarla, ella sonrió. Todo el mundo en la nave estaba en sus alojamientos
viendo el acontecimiento en cámaras de televisión.
-¡Vamos allá! – Exclamó Tracer que abrazaba a una ya
visiblemente nerviosa doctora Winters.- tenemos que animar esto un poco.
Y el
joven no dudó en conectar el hilo musical de la nave, dejando que sonasen
algunas canciones aleatoriamente. La primera comenzaba con una especie de
declaración dirigida a todos.
“En el principio, la Tierra era pura. Incluso en la
temprana luz de la mañana, podías ver la belleza en las formas de la
naturaleza. Así que los hombres y mujeres de todos los colores y formas podían
ver que no era siempre fácil ver los colores, e ignorar la belleza de cada uno.
Peor nunca dejaron el sueño de que un mundo mejor vendría con la luz y
construirlo juntos, en triunfo”...
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?
Si miras alrededor
El mundo entero está
uniéndose ahora, cariño
Puedes sentirlo? Puedes
sentirlo? Puedes sentirlo?
Se siente en el aire
El viento está llevándolo
a todas partes, sí
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?
Todos los colores del
mundo deberían ser
Amarse unos a otros con
todo el corazón
A los pocos minutos, la primera luz verde se encendió,
el rayo tractor entró en acción y comenzó a lanzar grandes masas heladas contra
el planeta. El espectáculo era impresionante, colosales colisiones contra la
superficie y chorros de agua lanzados en altura a más de diez kilómetros
volvían a caer en forma de furiosas lluvias.
Sí, está bien
Lleva mi mensaje a tu
hermano
Y díselo dos veces
Propaga la palabra y trata de enseñar al hombre
Propaga la palabra y trata de enseñar al hombre
Quien odia a su hermano
Cuando el odio no lo
servirá, Ooh
Porque nosotros somos
todos lo mismo, sí
La sangre dentro de mí
está dentro de ti
Ahora dime
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?, Sí, sí, oh
En eso, Mazoui se dirigió a Sandy, que permanecía cerca de él,
abrazada a su padre.
-¿Puedes sentirlo? - Inquirió él con un tono que
resultaba misterioso para el resto, al hilo de esa canción. –
Aunque su amiga pareció comprender perfectamente de
lo que se trataba y asintió para sentenciar de forma igualmente enigmática y
también llena de esperanza.
-Sí, Mazoui. La Creación está en marcha. Nos dejan
sentirlo. ¡Es maravilloso!
Cada respiración que
tomas
Es la muerte de alguien
en otro lugar
(Otro lugar, otro
lugar, otro lugar)
Cada sonrisa saludable
Es hambre y lucha de
otro niño
(otro niño, otro niño)
Pero las estrellas brillan
En una promesa de
salvación, es cerca de este tiempo
(cerca
de este tiempo)
Y aunque los demás, sorprendidos por ese comentario,
les interrogasen con la mirada, ninguno añadió nada más. Solamente Giaal sonrió
con amplitud y la miraba fija en aquellas imágenes que les llegaban, él podía
percibir aquello también…y pensaba.
-Es increíble. El milagro de la vida, está surgiendo
en este mundo y...no solamente en él…
Así que hermanos y
hermanas, enseñarme a saber cómo
Ahora dime
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?, Sí, si oh
Sí, sí, oh
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?, Sí, si oh
Todos los niños en el
mundo deberían estar
Amándose unos a otros
con todo el corazón
Sí así es
Lleva mi mensaje a tu
hermano
Y díselo dos veces
Lleva las noticias a
los hombres que marchan
Que están matando a sus
hermanos
Cuando la muerte no servirá
Oh, Somos todos lo
mismo
Sí, la sangre dentro de
mí está dentro de ti
Ahora dime
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?
¿Puedes sentirlo? ¿Puedes
sentirlo? ¿Puedes sentirlo?, Sí, si oh
(Can
you feel it. Jackson
Five. Crédito a los artistas)
Podría decirse que en aquella enorme nave los únicos
que de momento no prestaban atención a todo eso, eran Amatista y Leval. Tras
las efusivas dosis de afecto habituales en estos casos cuando él la entró en
brazos al dormitorio, proclamando.
-¡Bienvenida señora Malden! A su nueva vida.
-¡Suena de maravilla!- Sonrió ella para repetir. -
Amatista Malden. Aun no me acostumbro.
-No te preocupes, vas a tener mucho tiempo para
hacerlo, mi amor. – Le susurró él en tanto la besaba. –
Y entre beso y beso decidieron
finalmente pasar a cosas más serias. Leval se despojó de su uniforme y sólo
tenía ya puesta su ropa interior. Amatista se deleitaba mirándole y también se
quitó con sumo cuidado su traje de novia. Su esposo iba a desnudarse
completamente cuando ella le detuvo con tono misterioso.
- Antes debo contarte algo, verás, después de tantos
años creo que es justo que lo sepas, te llevo una ligera ventaja...
- No te comprendo.- Replicó Leval la miró con
expresión sorprendida. - ¿A qué te refieres? ¿Ventaja en qué?
Amatista se rio tumbada sobre gran cama de
matrimonio que tenían instalada en la habitación ante la atónita mirada de su
esposo.
- Es algo que ocurrió antes de conocerte,- le confesó
ella esbozando una gran sonrisa. - En realidad fue la primera vez que te vi, y
creo que desde aquel mismo instante me enamoré de ti.
- No sé.- Sonrió también el chico sin comprender aún
para afirmar. - Cada vez te entiendo menos ¿Fue cuando nos presentaron en casa
de mis padres?,- preguntó tratando de averiguarlo. -
- Te daré una pequeña pista,- repuso Amatista con un
pícaro tono de voz. - Estábamos en el vestuario de las chicas y alguien hizo un
agujero en la pared.
- ¡Era eso! - recordó Leval -¡vaya! ¿Así que me
viste por el agujero? Nos enteramos de que había uno, pero siempre creímos que
lo había hecho alguno de los chicos.
-¡El agujero lo hice yo! - confesó su esposa riendo
- y ese día te estuve viendo más desnudo de lo que te veo ahora. Dime una cosa
- le inquirió con tono de curiosidad algo morbosa. - ¿Aquel día no pensabas en
ninguna chica, verdad? - Leval negó con la cabeza, no que él recordase y ella
entonces aventuró con creciente interés y excitación. - Eso quiere decir que no
tenías eso todo lo grande que…
- ¿Puedo? - sonrió él con malicia al completar la
frase. - No…pero ahora verás hasta donde soy capaz de llegar…
En ese instante, en los monitores de la habitación se
podía observar como impactaban los grandes meteoros contra la superficie del
planeta y como se originaba una furiosa lluvia. Aunque ninguno le prestaba
atención a aquello.
- Pues si es así - repuso Amatista que entonces, se
desnudó completamente delante de él. - Entonces lo justo es que me veas ahora
tú a mí.
Leval
se aproximó a ella y acarició suavemente el cuerpo de su esposa, recreándose en
aquella sucesión de voluptuosas curvas, y esos generosos pechos, bajando hasta
las caderas de la joven mientras él también se desnudó por completo. Se
abrazaron y se entregaron a juegos previos. Su esposa puso en práctica las
artes amatorias que conocía comenzando por un intenso calentamiento oral de esa
parte de su marido sobre la que habían conversado y, en efecto, aquello
adquirió unas proporciones realmente importantes. Él, entre jadeos complacidos,
correspondió del mismo modo bajando hacia el vientre y el pubis de la chica
para arrancarle gemidos llenos de placer. Después hicieron el amor de forma muy
suave. Amatista sintió plenamente la pérdida de su virginidad mientras Leval la
besaba tras penetrarla. Para ellos no existía ahora nada más que sus dos
cuerpos entrelazados y no se percataron de que, en la pantalla del monitor que
transmitía imágenes del planeta, se veía como se estaba formando un gran mar.
En tanto otra canción comenzaba.
¿Qué hay del amanecer?
¿Qué hay de la lluvia?
¿Qué hay de todas las cosas que dijiste que íbamos a
ganar?
¿Qué hay de los campos de extermino?
¿Hay algún plazo?
¿Qué hay de todas las cosas que eran tuyas y eran mías?
Los meteoros seguían
cayendo sin cesar. La segunda luz verde se encendió y casi de forma inmediata
la tercera, sólo quedaban dos. En el laboratorio, un exaltado Tracer abrazaba a
Penélope y decía entre eufórico y lleno de un inquebrantable optimismo.
-¡Lo vamos a conseguir, tenemos que conseguirlo!
- Ojalá tengas razón. – Suspiró la jefa de
investigación afirmando. – Daría lo que fuera por que sea así.
- ¿Una cena conmigo por ejemplo?- Quiso saber él
abrazándola por detrás. –
¿Alguna vez te has parado a pensar?
¿Toda la sangre que derramamos antes?
¿Alguna vez te has parado a percatarte?
¿De que esta Tierra llora, estas riveras lloran?
Ahhh
Uuuhh
Y
para perplejidad del resto la doctora Winters, lejos de parecer sentirse
violenta o avergonzada ante esa pública exhibición de afecto, asintió con una
sonrisa. Pero de inmediato tensó su expresión. Observando las imágenes que
llegaban del planeta, donde el furioso bombardeo de los cometas cargados de
agua, proseguía. Al tiempo que se comenzaban a formar gruesas nubes en las
capas bajas de esa incipiente atmósfera.
¿Qué le hemos hecho al mundo?
Mira lo que le hemos hecho
¿Qué pasó con la paz que le prometiste a tu único
hijo?
¿Y los campos de flores? ¿Hay algún tiempo?
-Esperemos que la gravedad del planeta sea lo bastante
fuerte y logre retener el vapor de agua y los demás gases. – Suspiró Satory. –
-Ten fe. – Le dijo Mazoui visiblemente esperanzado.
– Esa atmósfera se va a quedar ahí.
-Vais por el buen camino. Lo sé. – Convino Giaal que ahora estaba
pegado a una expectante Susan. –
La muchacha le daba la mano al alien casi de forma inconsciente, se sentía nerviosa
y al tiempo esperanzada, no solo por estar junto a él, sino por estar
presenciando aquella especie de milagro. ¡Aquello era sencillamente grandioso!,
algo que iba más allá de cualquier cosa que hubiera imaginado. Ahora sentía que
todos los esfuerzos, las tribulaciones y las batallas que les habían llevado
hasta ese instante habían tenido sentido. Solamente deseaba que sus padres y su
hermana hubieran estado allí para verlo. Pero su nave se retrasó y aún
tardarían unos días. Bueno, eso ahora no importaba.
-Tendremos tiempo de sobra para que les muestre este
nuevo mundo.- Pensó la joven con el visible anhelo de que aquello funcionase en
tanto exclamaba.- ¡Vamos!
Y al igual que ella todos estaban atentos al monitor
de las luces y rezaban por que se encendiesen las dos que faltaban…
¿Qué pasó con todos los sueños que dijiste eran
tuyos y míos?
¿Alguna vez te has parado a pensar?
¿En todos los niños muertos en la guerra?
¿Alguna vez te has parado a darte cuenta?
¿De que esta Tierra llora, estas riveras lloran?
Aaahh
Uuuhh
Aaaah
Uuuhh
En la habitación nupcial, al cabo de una hora, Amatista
apoyaba su cabeza sobre el pecho de su marido. Éste la miró indeciso, su instinto
le decía que debía poseerla otra vez pero ahora en la forma en que todos los guerreros
del espacio lo harían. Pero se resistía a esa idea. Temía por ella. Y la chica,
como si le adivinase el pensamiento, le miró a los ojos y musitó.
- Hazlo Leval, no te preocupes por mí.- De la
mesilla cercana a la cama aferró una bolsita alargando el brazo y le desveló. -Tengo
una alubia mágica ahí, de las que Giaal me dio, no me pasará nada.
El chico la miró conmovido por aquel gesto. Ella
sabía que eso le haría mucho daño. Pero estaba dispuesta a soportarlo por él, y
a la vez que pensaba esto, intentaba refrenar sin éxito el creciente deseo que
sentía. Cuando le advirtió con inquietud.
-¿Crees que lo resistirás? Puede ser muy duro.
Amatista
se limitó a mirarle fijamente, sin demostrar ningún temor, aunque temblase
ligeramente. Sonrió y asintió con una expresión que Leval no le había visto
nunca, estaba totalmente entregada a él. Entonces el joven no pudo resistir
más, la besó con pasión y se transformó en súper guerrero, todo su cuerpo se
hinchó desatando una enorme energía. Cuando penetró a su esposa, ella gritó de
placer y de dolor a la vez…
Solía soñar
Solía mirar más allá de las estrellas
Ahora no sé dónde estamos
Aunque sé que hemos ido muy lejos
En los monitores comenzó a observarse como el cielo
del planeta iba clareando, cada vez con una tonalidad más azul, del oscuro, al
marino, cada vez adquiriendo un tono más parecido al celeste. Otra luz pasó a
ser verde, todos contenían la respiración. Mazoui detectó en ese momento al
igual que Giaal la energía de Leval como súper guerrero. Ambos sabían lo que
eso significaba y en su corazón desearon suerte a la pareja. Y de inmediato
prestaron toda su atención a aquellas prodigiosas fuerzas de la naturaleza que
estaban transformando aquel planeta…
¿Qué hay de lo de ayer?
¿Qué hay de los mares?
Leval siguió
empujando con fuerza pese a los gritos de dolor de su mujer, él mismo sufría
por ella, derramando lágrimas por aquel trago que debía hacerle pasar a su esposa,
pero sentía que de algún modo tenía que ser así. Y entonces el chico notó un
líquido caliente en su cuerpo. Enseguida se dio cuenta de que era sangre, la
sangre de Amatista que estaba próxima a desmayarse, pero él no podía detenerse.
La chica aguantó haciendo acopio de todas sus fuerzas hasta que todo terminó.
Al fin su marido concluyó y ella sintió algo caliente deslizarse por sus
entrañas y cuando estaba a punto de perder el conocimiento Leval le dio la
alubia. Ella la masticó trabajosamente mientras él se retiraba quitándose de
encima con cuidado. Al cabo de pocos segundos la joven estaba completamente
recuperada y los dos se acariciaron sonriendo.
-¿Estás bien?- se interesó el muchacho. -
-Nunca he estado mejor.- Fue la respuesta de la
aludida que le propuso.- Ahora vamos a ver el resultado de tanta lucha y tanto
trabajo, mi amor.
Su marido asintió y levantándose del lecho ella y
Leval se asomaron a una de las grandes cristaleras para ver la última etapa de
la trasformación de ese planeta. El muchacho brillaba como súper guerrero en
unos tonos dorados que iluminaban la habitación. Abrazó a su esposa por detrás
y ambos, desnudos, como lo había estado aquel planeta, contemplaron
maravillados la belleza de un mundo que nacía. La pareja no pudo evitar entonces
escuchar la canción que se colaba por el hilo musical de la nave. Amatista
entonces comentó, perpleja.
-Es como si alguien tratase de enviarnos un mensaje.
Para todos los que estamos aquí….
-Quizás sea una manera de darnos otra oportunidad.-
Conjeturó Leval, remachando en tanto la abrazaba.- La de un nuevo comienzo en
un mundo nuevo, con una nueva vida. Y vamos a aprovecharla.
¿Qué hay de nosotros?
Los cielos están cayendo. Apenas puedo respirar
Y
entre el poder de esa música y su tan significativa letra. Los dos observaban
asombrados el poder que estaba transformando el planeta.
-¡Es algo sencillamente increíble! Tan grandioso que
no sé cómo describirlo.- Declaró el atónito chico.-
-Es el poder de la Creación. - Le contestó su esposa
sentenciando con voz queda.- Nada menos…
¿Qué hay de nosotros?
En
ese instante Mazoui sonrió por sus amigos, pudo percibir que todo había salido
bien. Una mirada a Giaal que estaba
cercano a él, junto con Susan, le confirmó esa impresión. Es más, los dos sintieron que de repente la
energía de Amatista, lejos de haberse apagado cada vez más como estaba
ocurriendo hasta hacía unos instantes, había aumentado de una forma
maravillosa. Pero ahora sólo podían fijarse en la pantalla y en esa luz, esa
última luz roja que restaba resistiéndose a cambiar al verde.
-¡Vamos, vamos! - Animaba Satory entre dientes -
sólo una más, estamos a punto de conseguirlo.
- Sólo un poco más.- Rezaba Sandy musitando en tanto
se abrazaba con fuerza a su padre. - ¡Por favor!, estamos tan cerca de lograr
nuestro sueño.
¿Qué hay de todo?
Lo que no hice…
¿Qué hay del valor de la naturaleza?
¿De útero de nuestro planeta?
La
estrella amarilla cercana al planeta empezó a iluminar la cara que éste
presentaba hacia la nave, dando a la atmósfera un color azulado como el
terrestre. El plancton que habían lanzado a las aguas enbravecidas del recién
creado océano comenzaba a teñirlas de tonos verde azulados. Al fin, la última
luz roja se tornó verde y en ese instante todos saltaron y gritaron de júbilo.
Mazoui elevó a Satory entre sus brazos dando vueltas con ella mientras se
besaban. Tracer le dio un beso a Penélope en los labios tan largo que casi la
asfixia. Sandy y su padre bailaban abrazados por todo el puente. Lo mismo que
Giaal con Susan. El extraterrestre, hasta entonces casi inexpresivo había
iluminado su rostro y desatado un sentimiento de total felicidad a la vista de
aquel milagro y la joven oficial se dejaba abrazar encantada compartiendo esa
maravillosa sensación.
-¡Lo hemos conseguido! –Lloraba Penélope ahora llena
de alegría.-
-Sí, nuestros esfuerzos han dado resultado.- Convino
Satory con idénticos sentimientos de orgullo y euforia.-
-Ahora la vida llenará este nuevo mundo.- Sonrió
Sandy, abrazada a su padre.-
¿Qué hay de los animales?
Los reinos se convirtieron en polvo…
Y el grupo entero estaba lleno de dicha y emoción. Pero
no eran ni mucho menos los únicos. Ian, Roy, Bertie, Kerria, Tom, Cooan, Alan,
Lance, Idina, Diamante, Esmeralda, Zafiro, Karaberasu, Mathew, Katherine, Petz
y Coraíon, entre otros, observaban aquello con rostros absortos y realmente
extasiados. Se abrazaron, lloraron, rieron y lanzaron exclamaciones de júbilo
cuando se comunicó que el experimento había resultado un éxito rotundo. Sus
hijos, primos, hermanos o lo que fueran para cada caso, los tripulantes de aquella
gloriosa expedición al espacio, lo habían logrado. ¡El milagro estaba
conseguido!
¿Qué hay de los elefantes?
Hemos perdido su confianza
¿Qué hay de nosotros?...
Y en una gran sala en el Cielo las sailors,
ataviadas como princesas planetarias, se reunían. Serenity y Endimión presidían
en sus tronos, juntos a ellos se sentaba, en una silla algo más baja, su hija.
Fue ésta la que con voz solemne y llena de alegría, comentó en voz alta para
todos los allí presentes.
-Podéis sentirlo, ¿verdad?
-Sí, hija. - Afirmó la soberana sentenciando.- Es el
final de una etapa.
- Cómo lamento el no haber podido quedarme a verlo allí.-
Suspiró Mercurio.-
-No debemos intervenir en demasía. Al menos no hasta
que llegue el momento.- Le recordó Marte.-
-Y ya no queda mucho para eso. ¿Verdad? – Terció
Júpiter.-
-No, en efecto, las cosas se acelerarán a partir de
ahora.- Añadió Venus.-
-Todas las piezas se hallan dispuestas sobre el
tablero. La partida final va a comenzar. Aunque a nosotros por ahora, nos
tocará el mero papel de espectadores. -Sentenció Endimión.-
-En las duras pruebas que les aguardan hasta que
llegue nuestro momento, serán otras poderosas presencias las que intervengan. -
Suspiró Serenity completando aquella aseveración de su marido.- Les deseo mucha
suerte, de todo corazón.
Y resto de las princesas, amazonas y los gatos no dijeron más…
¿Qué hay de las ballenas llorando?
Destrozando los mares…
¿Qué hay de nosotros?
¿Qué hay de los senderos del bosque?
Quemados a pesar de nuestras súplicas
Mientras
tanto en todos los confines de la nave y en todos los camarotes, las gentes miraban
asombradas y maravilladas el espectáculo de la creación de la vida, con el eco
de aquella canción. Igual que los jóvenes recién casados se deleitaban también
con los bellos juegos de luces y estrellas fugaces que aún caían sobre el
planeta.
¿Qué hay de la Tierra Santa?
Destrozada por el credo
¿Qué hay del hombre común?
¿No podemos liberarlo?
El nuevo mundo ya tenía el nombre adjudicado si el proyecto
tenía éxito. Bios, el planeta donde surgió la vida. Y esta surgía a borbotones
ante los asombrados ojos de todos.
-¡Es maravilloso! – Pudo decir Sandy entre lágrimas
de emoción.-
-Es un acto sublime de creación. Un enorme poder que
sobrepasa nuestro entendimiento. - Afirmó un igualmente conmovido Mazoui.-
¿Qué hay de nosotros?
¿Qué hay de los niños muriendo?
¿No puedes oírlos llorar?
-Jamás había sentido algo como esto.- Admitió un
asimismo emocionado Giaal, abrazándose a una llorosa Susan.-
-Ni yo. ¡Ojalá mis padres y mi hermana Debbie
estuviesen aquí para verlo. - Fue capaz de responder su pareja entre asombrada
y totalmente dominada por una sensación de maravilla al ver aquello.-
¿En qué nos equivocamos?
Que alguien me diga por qué…
¿Qué hay de nosotros?
¿Qué hay del niño?
¿Qué hay de los días?
Entre tanto Leval acurrucaba entre sus brazos a
Amatista que admiraba la belleza del momento sintiéndose hermanada con ese
mundo recién nacido,…
¿Qué hay de nosotros?
¿Qué pasó con toda su alegría?
¿Qué hay del hombre?
¿Qué hay del hombre llorando?
¿Qué hay de Abraham?
¿Qué hay de nosotros?
¿Qué hay de la muerte otra vez?
¿Nos importa un bledo?
Ahhhh
Uu
Uuu
AHHH
Uuu
(Earth
Song. Michael Jackson. Crédito al artista)
-Tú le darás sentido a todo.- Suspiró la chica.- Tú
vendrás pronto y nos iluminarás…
Y Amatista pronunció esas palabras con voz queda, sin
saber por qué las decía, pero llena de esperanza, sintiendo que aquello era el
comienzo de algo totalmente nuevo y hermoso, pues también ella podía sentir
dentro de sí el milagro de una nueva existencia...
FIN DE LA TERCERA PARTE.
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