ANTERIOR
Allí descubrió que tenía varias
llamadas. Una de su esposo, preguntándola que cuando volvería. La mayor iban a
celebrar la función de fin de curso y Suzanne no paraba de decir, mamá. La
muchacha suspiró. ¡Ojalá pudiera retornar a tiempo pero lo veía complicado!
Pero el mensaje que más la sorprendió fue el de su hermano. Le pedía que le
llamase tan pronto pudiera. Su tono de voz parecía agitado. Algo serio debía de
estar pasando. Así que le devolvió la llamada al número de móvil privado que le
dio. Pese a estar a medio mundo de distancia pudieron establecer contacto. El
chico saludó y sin más rodeos le narró aquella increíble historia que
Karaberasu le contase. Alannah le dejó terminar sin interrumpirle, quedándose
pálida.
-¿Y bien? - Quiso saber Mathew al
terminar.- Dime Ally, ¿no crees que estemos locos?
-Quizás de haberme llamado ayer
te hubiera dicho que si.- Suspiró la arqueóloga para añadir con enigmática
inquietud.- Pero ahora podría creerte sin ninguna duda. Además, si el tío Hugh
lo corrobora será verdad al cien por cien.
-¿Y qué se supone que debo
hacer?- Inquirió el agobiado chico.-
-Cuidar muchísimo a tu mujer y a
tu hijo.- Repuso ella con solemnidad.- Y quiéreles por encima de todo…
Mathew asintió
incluso aunque no pudiera ser visto. Aquello le dejó realmente más sorprendido
si cabía. Su propia hermana no solo creía aquello, sino que parecía saber más
de lo que le contaba. Pero conociéndola, no le iba a contar más si no o
deseaba. Así pues no quiso tratar de sonsacarla. Tras desear verse de nuevo y
enviarse sus mejores deseos para ellos y sus respectivas familias, terminó la
comunicación.
-Voy a seguir tu consejo, Ally- Se dijo él con
determinación.-
En los días
siguientes por fin, con mucha paciencia y amor pudieron tener relaciones. Pasó
el tiempo. Entonces, a los pocos meses, Karaberasu descubrió que estaba
embarazada de nuevo. Aunque en esta ocasión eso, lejos de horrorizarla, la hizo
muy feliz, tanto a ella como a Mathew que estaban exultantes. Mazoui también se
alegró mucho de pensar que iba a tener un hermanito. Pasados unos meses se
mudaron a una casa más grande que habían comprado en la ciudad de San Diego.
Esta vez se irán más lejos. Al menos antes visitaban a la ancina casi todos los
días. Por ello tanto Kalie y Mazoui como Dorothy se entristecieron. La
despedida fue muy emotiva, no pudieron evitar las lágrimas, prometiéndose una y
otra vez que se visitarían a menudo. La buena mujer se despidió de Mazoui con
un largo abrazo.
- Cuídate mucho cariño y ven a
verme. - Le pidió la anciana. – No te olvides de mí.
El niño asintió
emocionado también y rodeando el cuello de Dorothy con sus bracitos para
asegurar.
-Sí, abuela Dotty, vendremos mi
hermanita y yo…
-¿Hermanita? ¿Cómo sabes eso?-
Sonrió la mujer mirando de reojo a Kalie.-
Sin
embargo, ella se encogió de hombros, era aún demasiado pronto como para conocer
el sexo de bebé. Lo tomaron por una de las ocurrencias del crío…Mazoui entonces
volvió a fijarse en esa especie de sombra que se pegaba tanto a Dorothy. Sin
embargo, aquello estaba cambiando. Esa oscura silueta que parecía de mujer se
aproximaba más a la madre del niño que a su abuela. Mazoui se quedó perplejo al
principio y asustado después. Más aun cuando aquella negra forma se deshizo en
una especie de vapores oscuros…el crío entonces cerró los ojos y apretó los
puños como si quisiera evitar que aquello se acercase a su madre…
-¿Te encuentras bien, cariño?-
Inquirió Kalie mirándole inquieta.-
Mazoui
abrió los ojos despacio, aliviado vio que esa especie de sombra era rechazada
por su esfuerzo…
-Sí, mamá.- Pudo decir.- Ahora
estoy bien…
Sus
padres lo tomaron por alguna cosa de críos y no le dieron mayor importancia. Al
poco se despidieron de Dorothy rumbo a su nueva casa. Por su parte, Alannah
reflexionaba ahora lo visto cuando estuvo de vuelta en las excavaciones de
Mejido.
-Sí, es lo que esa mujer me
comentó. Amanda me dijo que debía estar alerta…-Pensaba al recordar.-
Estaba excavando una
especie de sepulcro ricamente decorado. Para su entusiasmo y el de sus colegas,
aquello tenía inscripciones que recordaban a algunos pasajes bíblicos. No
obstante, no fue aquello lo que llamó su atención. Al terminar de limpiar un
mosaico de una pared cercana. Uno que había visto brevemente cuando fue hallado
antes de volver a Irlanda para ver a su hermano. En él, aparecía un rostro
infantil. La arqueóloga casi se cayó del andamio en el que estaba subida.
-¡Cielo Santo!- Exclamó.- ¡No
puede ser posible!
Pero
lo era, esa cara era la del hijo de su cuñada. Y junto a ella una inscripción
en arameo galalaíco y latín que rezaba.
-“El enviado que antecederá al
mensajero. Antes de la venida del caos y del olvido”.
Tuvo
que bajar con cuidado tratando de dominar su agitación. No sabía lo que hacer.
Respiró hondo unas cuantas veces y llamó
a Reika. Mientras ésta llegaba quería pensar.
-Esto es una coincidencia. Se
parece y ya está… ¡Vaya una tontería! – Sonrió finalmente tratando de olvidarse
de aquello.-
Después
su amiga vino y entre las dos dataron y estudiaron eso más a fondo. Alannah deseaba pensar que eso no era más que
una siniestra casualidad. Más aún cuando salió de esa gruta a la luz del sol.
Esas ideas le parecieron tan absurdas e irreales que dejó aquel tema. Si dijese
algo de eso la tomarían por loca sin lugar a dudas. Prefirió acabar con su
trabajo y regresar a París con sus hijas y su esposo.
-Esto se me está haciendo tan
largo que imagino muchas bobadas.- Pensó en tanto proseguía su labor.-
Sin embargo luego,
cuando vio la llamada de su hermano y él le contó lo ocurrido, supo que no era
ninguna casualidad. Pensó en una conversación que mantuvo con un extraño
individuo que había conocido por mediación de Amanda, y él le comentó.
-Ese niño es alguien muy
importante y especial. Y llegará a ser un instrumento muy valioso. Tanto para
el bien, como para el mal. De sus padres y familiares dependerá el lado del que
se incline…-Eso dijo. ¡Por Dios! Espero que todo les vaya bien a mi hermano y a
mi cuñada.- Meditó ahora deseando que Mathew y Karla (O Karaberasu como confesó
a su hermano que realmente se llamaba) supieran orientar al niño por la senda
correcta.- Pero yo no puedo hacer más que darles mi cariño y apoyo…
Por
su parte Mazoui pasó algunas noches sufriendo pesadillas, sobre todo una, se
repetía sin cesar. Estaba en la casa de la abuela Dotty, aunque ella era mucho
más joven y discutía con una chica de pelo largo castaño. Muchas de las cosas
que se decían no podía comprenderlas, pero se daba cuenta de que las dos
estaban enfadadas.
-Escúchame, mamá.- Le rogaba
aquella joven.-
-¡No, escúchame tú a mí!-
Replicaba Dorothy con visible indignación.- Una hija mía no será una
mujerzuela…
-¡Quiero ser actriz, no una
mujerzuela! - Contestaba la muchacha con enfado a su vez.-
-Tienes que estudiar, que
dedicarte a algo decente…
-¿Desde cuándo actuar no es algo
decente? A ti te encantan esas películas antiguas.- Pudo decir la chica.-
-Eres muy joven, aún no lo
entiendes. Para llegar a algo en ese mundo, y sobre todo aquí, en California,
las chicas tienen que hacer muchas cosas…
-Trabajaré lo que haga falta.- Aseguraba
la muchacha.-
-¡Me refiero a cosas indecentes,
Kathy!- Estalló Dorothy.- ¿Acaso te crees que para que te den un papel en
alguna serie del tres al cuarto no hay cientos y cientos de chicas?... ¿Cómo te
piensas que las eligen los productores?
-Tengo ya dieciocho años. No soy
ninguna niña.- Replicaba la interpelada con visible malestar.- Y no me dejaría
manipular así. Lo que pasa es que no tienes fe en mí…En cambio, papá…
-No metas en esto a tu padre. ¿Me
oyes?- Chillo Dotty presa de la ira.- Sabes que está enfermo del corazón y lo
último que necesita es que le des este disgusto.
Ahora
la muchacha lloraba con frustración e impotencia. Tardó en replicar…
-Él sí que me comprende…tú solo
quieres que haga lo que mis hermanos, dedicarme a una vida que no me gusta. Y
en el mejor de los casos acabar trabajando como secretaria.
-Eso es mucho mejor que terminar
como una corista o una mujerzuela.- Sentenció su madre para rematar con tono
inflexible.- Y esto se acabó, mientras vivas en esta casa harás lo que yo te
diga…
Mazoui
oía todo esto asustado, era como si lo viera todo desde un sitio donde nadie
reparase en él. Así fue durante varias noches, hasta que una de ellas algo
cambió…Como de costumbre presenció aquella misma discusión solo que esta vez,
él estaba delante de las dos. Aunque no le veían. Cuando la muchacha se alejaba
rumbo a su cuarto el pequeño, lleno de
tristeza, le preguntó.
-¿Por qué la abuela Dotty está
enfadada contigo?...Nunca se enfada así.
La
atónita joven pareció verle entonces…observando a ese crio sin saber de dónde
podría haber salido…
-¿Qui...quién eres tú?..- Le
preguntó visiblemente sorprendida.-
-Me llamo Mazoui. Vivo aquí con
mi mamá y con la abuela Dotty… ¿por qué ella está enfadada contigo? Nunca se
enfada…bueno, solo si me como demasiados dulces.-Declaró el niño.-
Esa
joven se agachó hasta ponerse a su altura, y todavía con lágrimas en los ojos
pudo sonreír y susurrar…
-Quiero hacer realidad un sueño,
pero no me deja…
-¿Y por eso vas detrás de ella?-
Inquirió con agudeza el crío.-
-¿Detrás de ella?- Se sorprendió
la muchacha.-
-Sí.- Le comentó Mazoui.- Eres
esa sombra negra que la sigue siempre….
-Espera.- Le pidió la chica.-
¿Qué sombra?...
El
niño recordaba alguna vez haber visto la cara de esa joven… Sin que Dotty se
percatase, él la había sorprendido a veces contemplando viejos álbumes de fotos
y allí salía. Entonces, dejando atónita a esa muchacha una vez más, él
inquirió.
-¿Tú te llamas Kathy?...
-Sí- Admitió esa mujer.-
-Dotty no dice nada, pero a veces
la he visto mirando tus fotos y está triste. Creo que te fuiste al Cielo. Una
vez me dijo eso cuando le pregunté.
-¿Al Cielo?.. No lo entiendo… Yo
estoy aquí, en casa…- Declaró esa confusa muchacha.- ¿Y quién eres tú? Insistió
cada vez más desconcertada.-
-Ya te lo he dicho… Me llamo
Mazoui, y te he visto detrás de Dotty, y el otro día ibas detrás de mi mami.
¿Sabes que ella va a tener una hermanita para mí?
Esa
chica miraba ahora a su alrededor sintiéndose confusa. Era como si las palabras
de aquel crío la estuvieran haciendo ver algo que hasta ese momento le había
pasado inadvertido… pero veía algo que no podía comprender.
-Ahora recuerdo…- Empezó a
musitar tomada por el pesar y el temor.- Tiempo después, le dije...tuve esa relación,
con ese guionista. Me quedé embarazada...mamá y yo discutimos. Ya te lo
advertí, me respondió.- Sollozó la joven haciendo memoria.- Entonces yo... me
fui corriendo de casa. Me subí al coche, arranqué...-Musitó con voz queda.- Iba
muy deprisa… conduciendo…luego ya no me acuerdo de más…
-Entonces te fuiste al Cielo…
pero luego volviste.- Comentó el crío.-
-¡Oh! - Pudo exclamar la joven
con gesto de horror.- Entonces es que estoy… ¿Dónde estoy ahora?...
-Creo que en mi sueño.- Le
desveló Mazoui.-
Esas
palabras fueron para Katherine como una revelación, entonces apenas siendo
capaz de hablar por la emoción, todo cobró sentido para ella.
-Debí de morir en ese accidente…Y
pensé que seguía viva…y es que ahora recuerdo un largo y negro túnel, y una voz
diciendo que no era el momento… pero que, por un trágico error, ya no podía
retornar. Y que solo había una solución. Me dijeron que cuando una nueva vida
fuese concebida, antes de que desarrollase una alma propia yo podría volver en
ella. Al principio me negué y quise recuperar mi existencia anterior de todos
modos…Sin embargo mi madre no me hacía caso. Mis hermanos tampoco. ¡Ahora lo
comprendo, Oh Dios! Ellos no podían verme ni oírme. ¿Es eso? Solo era un
fantasma.
-No lo sé.- Contestó Mazoui.-
Pero creo que estabas enfadada…eras de color oscuro…me daba miedo.
-Si. Lo estaba. Siento haberte
asustado. - Admitió la muchacha.- Pensaba que ninguno de ellos me quería… Ahora
lo entiendo. Quisiera tener una nueva
oportunidad de vivir, de lograr lo que no pude hacer…
Algo
se iluminó en la mente del niño que sonrió para exclamar…
-¡Quieres nacer otra vez!… Y
quieres ser mi hermanita. ¿A que sí?...Por eso ibas detrás de mi mamá…
-Sí…sí, eso creo.- Musitó la
joven mirando ahora al niño con ternura para suplicar.- ¿Me dejarías?.. ¡Por
favor!, sentí tu fuerza protegiendo a tu madre cuando quise entrar en ella.
-Sí…claro que te dejaré. Así
serás mi hermana pequeña.- Sonrió el niño.-
-Gracias tesoro.-Le susurró la
chica acariciándole cariñosamente aquel pelo castaño para decir.- También me
acuerdo ahora de algo más. Me dijeron que si volvía de esa manera todos los
recuerdos de mi pasada vida desaparecerían… así podría comenzar de nuevo. Sin
ninguna carga… Por favor, ¿me ayudarás?...
Mazoui
asintió rápido con su cabecita y sentenció.
-Prometido, te querré mucho…
Esa joven sonrió
emocionada aunque el niño ya no pudo ver nada más, todo se hizo oscuro y
después una ráfaga de luz le cegó. Cerró sus ojos y tras abrirlos vio a su
madre que le sonreía acariciándole el pelo con mucho afecto para susurrarle.
-Vamos mi amor. Tienes que ir a
la guardería…
El
niño se desperezó como pudo, y guiado por su solicita madre fue a lavarse la
cara. Aunque tras terminar comentó para sorpresa de ésta, una vez que puso una
de sus manitas sobre el vientre de
Kalie.
-Tengo muchas ganas de que Kathy
esté aquí… es una chica muy simpática.
-¿Qué?- Se sorprendió Karaberasu
mirándole atónita.-
Is thosaigh mo chroi a dhamhsa
Rachad go Rann Na Móna
Boladh féir is dralocht san aer, is ach an gcroi a dhamhsa
`Sma fhaghann sibh cuirt ar an alt seo go luath insan oiche
Geallaim, buladh féir is dralocht san aer
Is dhéanigh bhur gcroi dhamhsa
Kalie no salía de su asombro. Estaba de cinco meses
y comenzaba a notársele algo de tripa. Hacía poco que se hizo una ecografía y
en efecto, esperaba una niña. Sin embargo, solamente lo sabían mathew y ella y
su hijo no solamente había acertado el sexo del bebé sino que hasta le había
puesto un nombre…y no uno cualquiera sino el de la difunta hija de Dorothy… En
fin. A buen seguro que habría escuchado a la buena mujer hablar de ella.
-Pues es un nombre realmente
bonito, y creo que se lo debo a Dotty.- Meditó ella.-
No le quiso
dar más importancia y tras llevar al niño a la cocina y prepararle el
desayuno le acercó a la guardería y ella
misma se marchó a trabajar. Así, pasados unos meses, Karaberasu salió de
cuentas y dio a luz una niña a la que en efecto llamaron Katherine. La madre
estaba acostada con la niña entre sus brazos. Mazoui pidió ver a su hermana y
Mathew entró con él.
-¿Puedo tenerla yo?,- preguntó el
niño en un momento en el que la pequeña se había puesto a llorar.- Por
favor- insistió el crío. -
Su
madre estaba remisa a dejarle hacerlo ahora que la niña lloraba. Por fin cedió
a ello, Mazoui la sujetó tímidamente y le sonrió. La niña, de forma extraña y
sorprendente, dejó enseguida de llorar y comenzó a hacer graciosas muecas.
Karaberasu y Mathew se miraron y sonrieron entre asombrados y encantados por
aquella situación.
-Vaya, parece que tu hermanita,
nada más nacer, ya te quiere mucho.- Sonrió el médico.-
-Sí…yo también la quiero a ella.-
Afirmó el niño.- Se lo prometí…
Los adultos le
miraron realmente orgullosos y complacidos. Cuando el crío dejó a su hermana de
nuevo junto a su madre y salió a beber un refresco, Mathew le comentó a su
esposa con visible satisfacción.
-No lo voy a negar, estaba
preocupado de ver qué reacción podría tener Mazoui. Siendo un niño tan bueno,
estaba seguro de que acogería bien a su hermanita. Pero esto supera la mejor de
mis expectativas.
-Sí, yo también estoy realmente
asombrada y muy contenta.- Declaró Kalie acunando a su retoño-
Finalmente fue el
padre quien se hizo cargo de la recién nacida dejándola en la cuna para que la
madre pudiera descansar. Al día siguiente, antes de que su esposo viniera a
buscarla y ser dada de alta, la muchacha recibió una inesperada visita. Apenas
sí pudo creerlo. En un principio no se dio cuenta, la tomó por una de las
enfermeras que entraban a comprobar si todo estaba bien y a revisar el estado
de la recién nacida. Pero esa joven se aproximó y Kalie pudo reconocerla. Abrió
los ojos y apenas pudo exclamar con emoción.
-¡Minako-chan!
La
aludida puso un dedo extendido sobre su propia boca y le susurró.
-Nadie debe saber que estoy aquí.
Y no lo digo solamente por los fans.
-¡Hacía tanto que no te veía! -
Pudo decir Kalie con patente emoción.-
Su
amiga le sonrió y se sentó junto a ella, en la cama. Ambas se abrazaron y
la recién llegada comentó.
-Es una niña preciosa. Hace años
te vi con tu otro hijo.
-Su nombre es Mazoui. Es un niño
estupendo.- Afirmó la aludida.-
-Lamento mucho no haber podido
estar junto a ti. No podía hacerlo. De hecho, ahora mismo estoy desobedeciendo
órdenes de la reina Serenity.- Le desveló.-
-¿Por qué?- Quiso saber su
contertulia.-
-No es algo fácil de explicar.
Pero ya no me importa. Verás. Durante un tiempo me suspendieron de mis
funciones por tratar de encontrarte. Las cosas deben ir por ciertos caminos y
quise cambiarlas.
-No lo comprendo. ¿Qué cosas?-
Quiso saber su contertulia.-
-NO podría explicártelo ahora, no
tenemos mucho tiempo para eso.- Replicó su visitante.-
-¿Qué tal están mis hermanas?
-Inquirió Karaberasu.- Eso sí me lo podrás decir, ¿verdad? Ya hace mucho tiempo
que estoy deseando verlas.
-Están bien, no temas, les va de
maravilla.- Sonrió Minako, aunque tornó su gesto en una expresión más seria y
apenada al agregar.- Sin embargo, tú no debes reencontrarte con tus hermanas
todavía. No me preguntes el porqué. Solo sé que debe ser así. Sin embargo, y
eso se lo dije a Serenity en persona, eres mi amiga. Haré lo posible por
ayudarte a ti y a tus hijos. Sin importarme ningún tipo de orden o
instrucciones.
Kalie
le tomó de las manos y sonrió agradecida, no obstante negó con la cabeza y
declaró.
-No deseo causarte ningún
problema. No temas, mi vida fue dura al principio. Sin embargo, los últimos
años gracias al Cielo que todo me fue bien. Conocí a un hombre maravilloso, me
casé, tengo dos hijos preciosos. Ahora soy muy feliz.
-Me alegro. No puedes imaginarte
cuánto. De todas formas. Quisiera hacer algo por ti.- Sollozó Minako afirmando
ahora realmente compungida.- Cuando ese monstruo te hizo aquello, yo… no pude
hacer nada por salvarte.
-No fue tu culpa.- La animó
Karaberasu que sí le comentó.- Lo único que te pido es que veles por mis hijos.
Si alguna cosa llegara a sucederme. O si alguna vez lo necesitasen.
-Te doy mi palabra.- Se apresuró
a responder su contertulia.- Les ayudaré si alguna vez me necesitan.
-¿Sabes? Aunque no haya podido
hacerlo hasta ahora me habría gustado pedirte que fueses la madrina de Mazoui y
que lo seas de Katherine.- Le propuso la convaleciente.-
La joven artista sí
sonrió ahora de forma mucho más amplia. Mirando a la cuna donde dormía el bebé.
Su contertulia adivinó sus deseos y asintió. Minako tomó a la niña en brazos
con suma delicadeza y cariño, declarando
incluso con cierto aire de emotiva gravedad.
-Pequeña. Siempre estaré ahí para
tu hermano y para ti. Y si alguna vez me necesitaseis podréis contar conmigo.
Esa es una promesa solemne que os hace vuestra madrina Minako, en nombre de mi
planeta guardián Venus.
Y
tras esas palabras cedió a la recién nacida a su madre que la acunó con
dulzura. La joven nipona sonrió de nuevo y tras darle un ligero beso en la
coronilla a la cría suspiró diciéndole a su amiga.
-Tengo que marcharme. No deseo
que el pobre Artemis vuelva a tener problemas por mi causa. Se quedó vigilando
por el pasillo, escondido, para llamarme por si alguien venía. –Suspiró
moviendo ligeramente la cabeza para comentar casi a modo de reflexión.- Es
curioso, tanto tiempo deseando ser un ídolo mundial y cuando lo consigo eso es
un impedimento. ¡Hasta he tenido que disfrazarme de enfermera para entrar!
-Me alegro por ti. Al final
lograste cumplir tu sueño.- Afirmó Karaberasu.-
-Y yo soy muy dichosa de verte
contenta y con esta maravillosa familia. ¡Ojalá que algún día pueda volver a
ver a tus hijos sin trabas! - Deseó la muchacha.-
Y tras darle un beso
en la mejilla a su amiga se despidió. Kalie la vio marchar con una sonrisa
emocionada. Su fiel amiga no la había abandonado después de todo. Así aguardó
hasta que Mathew volvió para hacerla compañía y ayudarla para marcharse, pero
no le contó nada de aquello. Al día
siguiente todos juntos volvieron a casa. Así, tanto Mazoui como Katherine
fueron creciendo. El niño ya estaba en primaria, su hermana, se iba
convirtiendo en una preciosa niñita de pelo cobrizo y grandes ojos azules, iba
a primer año de preescolar. Alguna que otra vez viajó sobre todo con su padre a
Irlanda, conoció a sus abuelos y a su tía Alannah que la contagió a su vez la
afición por los caballos y las canciones tradicionales de su patria. También
jugaba con sus primas Suzanne y Bridget. Una de las veces, su tía las llevó a
pasear en pony.
-Me gusta mucho montar.-
Comentaba la niña con deleite en tanto avanzaban por unos prados muy verdes.-
-Sí, es muy divertido, prima. -
Comentó Bridget, que ya era una niña casi de doce años.-
-En Francia también tenemos
ponys.- Añadió Suzanne que tenía casi los diez para preguntar.- ¿Tienes tú en
América?
-No, pero papá me lleva a veces.-
Comentó la cría.-
-¿El primo Mazoui va contigo?- Se
interesó Suzanne.-
-No, no le gustan mucho los
caballos.- Dijo Kathy que enseguida cambió de tema.- Oye tía Alannah. ¿Luego me
cantarás alguna canción irlandesa?
-Claro tesoro.- Sonrió la mujer.-
-Y la abuela Megan ha hecho
pastel de queso.- Añadió una más que encantada Bridget que estaba adquiriendo
peso quizás en demasía, dada su afición a la comida.- Tengo ganas de probarlo.
Y
eso hizo al retornar. Las niñas llevaron a
los animales a la cuadra y tras ser instruidas por Alannah les
cepillaron y dieron agua y unas zanahorias como premio. Después tocaba
merendar. Las crías charlaron animadamente con sus abuelas. Megan sobre todo
estaba muy contenta de tener a todas sus nietas allí. Por fortuna su relación
con su hija se había suavizado mucho
tras esos años. Aunque una sombra planeaba todavía. Ella apreciaba a Mazoui sí,
pero, entre las pocas ocasiones que ese niño veía a verles a ella y a Jack, y
que no era hijo de Mathew, no le quería tanto como a Katherine, Bridget o
Suzanne. Sus propias primas tampoco le tenían demasiada simpatía. El chico
siempre sobreprotegía a su hermana pequeña o bien se apartaba de las niñas.
Quizás eso era natural dado que como niño, le gustaría jugar a otras cosas.
Aunque enseguida olvidó eso cuando su hija y Jack comenzaron con las canciones
tradicionales. Él con su violín y ella con su bonita voz, haciendo que las
niñas, y sobre todo Kathy, escucharan embelesadas…
Rann Na MónaLá brea aoibhinn samhraidh`
gus mé go tuirseach tlath-lag
Ni raibh a fhios dá laghadh ag duine ar bith an scéal deas
A tharla dom
`Smé dul sios an cosán beag gan smaoineamh ar mo bhealach
Le boladh féir, tháinig dralocht san aer
Ni raibh a fhios dá laghadh ag duine ar bith an scéal deas
A tharla dom
`Smé dul sios an cosán beag gan smaoineamh ar mo bhealach
Le boladh féir, tháinig dralocht san aer
Is thosaigh mo chroi a dhamhsa
Rachad go Rann Na Móna
Rachad go Rann Na Móna
An alt atá galánta, thios chois na fairrge
Rachad go Rann Na Móna
An alt atá galánta, thios chois na fairrge
Rachad go Rann Na Móna
I dtosach tá crann
beithe, ar chúl tá crann rua
I lár tá fraoch corcra, is fuiseóg beag faol cheilt
`Stá amhrán ag an éan seo, go luath sa trathnóna
Maoidheamh!
I lár tá fraoch corcra, is fuiseóg beag faol cheilt
`Stá amhrán ag an éan seo, go luath sa trathnóna
Maoidheamh!
Boladh féir is dralocht san aer, is ach an gcroi a dhamhsa
Taim cinnte beidh mo
shaidh le f__háil
Sa tobar bhfhuighidh mé ulsce
Goidfidh mé bradán ó`n Fhairrge Mhór in aice liom
Sa tobar bhfhuighidh mé ulsce
Goidfidh mé bradán ó`n Fhairrge Mhór in aice liom
`Sma fhaghann sibh cuirt ar an alt seo go luath insan oiche
Geallaim, buladh féir is dralocht san aer
Is dhéanigh bhur gcroi dhamhsa
(Capercaille Rann Na Móna. Crédito al autor)
Al concluir las
pequeñas aplaudieron y rápidamente la pequeña Kat quiso saber.
-¿Qué significa esa canción? No
he comprendido nada.
-Está en gaélico, cielo.- Sonrió
su tía para resumirla.- Una lengua tradicional de por aquí. Habla del amor, de
la naturaleza y de la alegría y las cosas hermosas que hay en esta tierra.
Y la niña no olvidó
eso. Cada vez estaba más convencida de querer dedicarse a cantar de mayor.
Cuando retornó a casa tras esas vacaciones le contó a Mazoui todo lo vivido. Él
siempre la escuchaba muy atentamente. Tanto ella como su hermano mayor eran muy
inteligentes, bastante despiertos para su edad. Pero, sobre todo, el niño
sorprendía a sus profesores. Todo lo aprendía a la primera. No obstante poco
tiempo después, la felicidad que disfrutaban se vio cortada por el comienzo de
unas extrañas crisis que afectaban al muchacho. Los compañeros que estaban
presentes cuando estas sucedían se asustaban mucho, decían que gruñía de forma
rara y que sus ojos parecían brillar de color rojo. Los profesores no daban
crédito a esto al pensar que sólo se trataba de fantasías infantiles. Por
contra tanto Mathew como sobre todo Karaberasu se asustaron. Su hijo nunca
recordaba nada pero comenzó a sufrir la marginación de sus compañeros. Se puso
bastante triste y su madre trataba de animarlo. No obstante, cuando ella se
quedaba a solas con su marido se mostraba muy deprimida.
- No sé qué voy a decirle,
Mathew. Ya no sé qué me puedo inventar, está tan triste que me rompe el
corazón.
- Debes decirle lo que ocurre,-
le respondió éste. -
-¿Y qué le voy a decir?- Contestó
Karaberasu visiblemente desasosegada por ese consejo -¿Que es hijo de un
demonio?
- No, no hace falta que le digas
eso. - La tranquilizó Mathew con voz
suave para matizar. - Sólo cuéntale que es un niño especial en algunas cosas
pero que eso no es malo. No temas, a partir de sus análisis de sangre estoy
preparando un suero para él que le ayudará.
-¡Ojalá que eso de resultado! ,
si empeorase no sé qué podríamos hacer.- Dijo ella muy preocupada por aquella
terrible situación. – ¡Dios mío!, no podría soportar si esa parte de su ser se
apoderase de él cuando creía que había desaparecido para siempre.
A
su mente acudían aquellas funestas palabras del Sabio, antes de que lo
destruyesen. Con regocijo aquel malvado le aseguró que un día, su hijo, sería
otro demonio más. Kalie se estremecía de horror con solo pensar en ello. Ella
que había deseado durante esos años reencontrarse al fin con sus hermanas y los
demás volvía a tener miedo. ¿Y si su hijo se convertía ahora en una especie de
monstruo? Solamente podía desear que su marido pudiera hacer algo. Por su parte
Mathew puso a punto un suero y comenzó a probarlo con el niño. El chico
experimentó una clara mejoría, durante unos años los ataques dejaron de
producirse. Por espacio de ese tiempo Mazoui fue creciendo y terminó la
primaria. Katherine también entró en el colegio, se había convertido en una
niña muy bonita y extrovertida. Su sueño era convertirse en una actriz famosa.
Con sus nueve años ya participaba en alguna que otra obra del colegio. Admiraba
mucho a las cantantes y estrellas de cine y eran una gran fan de Minako Aino.
Aunque esta artista no se prodigase tanto como antes. Aunque Minako sí que
visitó a Kalie regalándola unos pases para que la vieran actuar en Navidad, en
un concierto que dio en Estados Unidos. Todos quedaron muy contentos. Los niños
hasta recibieron sendos autógrafos. Eso hizo que aumentase su admiración por
esa simpática y talentosa cantante. Sobre todo por parte de Katherine. Desde
entonces cada vez que la veían en la televisión, la cría siempre decía con
entusiasmo en su vocecilla infantil.
-Mira mamá. ¡Cuando sea mayor
quiero ser tan famosa y tan guapa como ella!
-Claro que lo serás, tesoro. Si
trabajas duro y te esfuerzas como Minako, lo conseguirás.- Le sonreía su madre
con afecto.-
Kalie
veía a su antigua amiga, ahí, cantando o interpretando papeles en películas y
se alegraba mucho por ella. ¡Ojalá que hubieran podido mantener más el
contacto! Tras su visita al hospital, estando Katherine recién nacida, habían
vuelto a verse solo en esa ocasión. Todavía se acordaba. Las dos tomaron algo
en un restaurante de los Ángeles. Al abrigo de prensa u otros medios de
comunicación.
-¿Qué
tal estáis?- Se interesó la sailor.-
-Muy
bien, Mathew trabaja como jefe de planta en el hospital. Mi hijo está cada día
más grande y guapo y Kathy se está haciendo una señorita…
Dicho esto enseñó a Minako unas
fotos de su familia y miró a su amiga esperando una réplica. La aludida sabía
perfectamente lo que su interlocutora deseaba que dijese, pero tuvo que mover
la cabeza despacio y musitar llena de consternación.
-Lo
siento. Solo puedo decirte que están todas bien y que son felices…
-Bueno,
eso me basta.- Fue capaz de sonreír Karaberasu no sin algo de amargura.-
-Ojalá
pudiera decirte más.- Suspiró su interlocutora con una mirada que imploraba
perdón.-
Sin
embargo su contertulia cambió enseguida de tema para evitar ensombrecer aquella
velada y le contó a su amiga con renovada animación.
-
Mazoui ha sacado unas notas buenísimas y Kathy también. ¡Los dos son
estupendos! Estamos muy orgullosos de ellos. Como premio les vamos a llevar a
Disney World estas fiestas…
-Me
alegro mucho.- Pudo sonreír a su vez su interlocutora que ahora extrajo varios
tickets de su bolso para añadir.- Para todos vosotros, daré un concierto aquí
en unos días. Si es que podéis asistir antes de marcharos…
-No
sé. Aunque puedo hablar con Mathew y que retrase el viaje. Si es que sus
obligaciones se lo permiten.- Contestó Kalie tratando de pensar.- A mis hijos
les encantan tus canciones. Sobre todo a Kathy. No me lo perdonará si no vamos
a verte actuar. Le gustas más que el pato Donald. ¡Ja, ja!
-¡Lo
tomaré como un cumplido!- rio al fin Minako.- Querida amiga. Ojalá pudiera
hacer más por ti.- Agregó extinguiendo su sonrisa casi musitando con patente
consternación.- Te aseguro que no depende de mí.
Kalie puso una mano sobre las de la
princesa Venus y sonrió animosamente para aseverar.
-Tú
nunca me olvidaste. Sé que si no puedes hacer más tendrás una muy poderosa
razón. No temas, no haré nada que pueda perjudicaros ni a ti, ni a las demás.
Quizás algún día mis hermanas y yo podamos volver a reunirnos y las presente a
mis hijos. Y supongo que ellas me presentarán a mí a los suyos.
-Estoy
convencida de que así será.- Manifestó Minako tratando de sonar cordial y
optimista.- Ese día llegará.
Al rato se despidieron puesto que
Kalie iba a buscar a sus hijos. Ahora rememoraba
también aquellos días en los que esa alocada jovencita la arrastraba a las
pruebas de aspirantes a ídolos. Luego salían e iban de tiendas o se tomaban
algún refresco y hablaban de chicos. Por lo menos Minako había conseguido
realizar su sueño. Y cuando meditaba sobre eso, se daba cuenta de que,
paradójicamente, ella misma también. Tenía dos hijos maravillosos y un marido
estupendo que la quería. Estaba Dotty, a la que los niños consideraban como a
su abuela. E incluso la familia de Irlanda con la que se mantenían en contacto.
Quizás no visitándoles en demasía pero sabiendo que podían contar los unos con
los otros. Viéndolo así, la vida al final no había sido tan cruel para Kalie
después de todo. Pero siempre le lastraba aquel sentimiento. ¿Cómo estarían sus
hermanas? De hecho, sabía de Roy por las veces que el chico aparecía en la
televisión cuando jugaba su equipo. Pensó muchas veces en contactar con él y
con Bertie, esperando que ambos continuasen juntos. Pero algo se lo impedía.
Esas palabras dichas por su amiga, todavía no era el momento de que se
encontrase con ellas. Entonces, ¿Cuándo lo sería? Salió de sus pensamientos
cuando, desde la distancia observó a Kathy viendo a su admirada cantante en la
televisión.
-La...la… c’est la vie...- canturreaba la cría tratando de imitar a su artista favorita en
uno de sus más famosos temas.-
Mazoui
la observaba divertido y cuando su hermana terminaba de cantar siempre
aplaudía. La niña sonreía con visible ilusión.
-¿Crees que canto bien, Mazzi?-
Quería saber muy esperanzada. Usando el apodo que le puso desde muy pequeña -
-Sí… cantas muy bien, Kat.-
Respondía el niño.-
-¿Tan bien como Minako?- Preguntó
la niña.-
-Bueno, tan bien como ella no...-
Declaró el chico con tono sincero.-
Kathy
frunció un poco el ceño, pero su hermano enseguida se aproximó a la niña para
animarla.
-Pero es que eres muy pequeña
todavía. Cuando seas mayor, si practicas mucho, seguro que cantarás incluso
mejor que ella.
Su interlocutora sonrió
feliz otra vez. Eso era cierto. Todavía tenía que hacerse mucho más mayor. Para
ella esas palabras eran muy importantes. Admiraba mucho a Minako y su sueño era
llegar a ser alguien así de popular y buen artista. Además de querer parecerse
a Mazoui. Para ella era su modelo, le adoraba, él siempre se preocupaba de
ayudarla. Eran una pareja de hermanos muy unida. Lo fueron al menos hasta que
el chico comenzó a llegar a la pubertad. Poco a poco iba descuidando más a
Katherine y cambiaba de carácter haciéndose más reservado. En un principio
Mathew y Karaberasu lo achacaron a que se encontraba en la edad típica del
inicio del cambio. El chico había ido olvidando paulatinamente todos esos dones
que poseía siendo más pequeño. Su inquietud comenzaba a centrarse en las chicas
de su edad o incluso algo mayores. De hecho se estaba convirtiendo en un
jovencito muy guapo que, a su vez, empezaba a atraer miradas del sexo opuesto.
Eso no sería nada malo ni extraño. Hasta que una noche se sintió mal, no podía
dormir, era como su cuerpo le quemase.
Se levantó afectado por un fuerte dolor de cabeza. Trató de no quejarse, al día
siguiente había clase y sus padres trabajaban, no quería molestarlos. Salió al
baño para refrescarse con un poco con agua fría. Cuando entró y se miró al
espejo se quedó mudo de espanto. Sus ojos brillaban en un intenso color rojo y
sintió un dolor agudo en las encías. Mirándose la boca vio como le habían
brotado unos grandes colmillos. Un sentimiento entre el desasosiego, el miedo y
la ira se hacía dueño de su mente. Trastabillándose tiró al suelo el contenido
de un armarito produciendo un estrépito ahogado tras la puerta del baño.
-¿Que me pasa?, ¿qué me está
ocurriendo? - Se preguntaba en voz alta con una voz cada vez más grave y
gutural. -
Su
hermana que era la más próxima se despertó por el estrépito, salió soñolienta
de la habitación agarrada a su osito de trapo y se dirigió hacia el baño
atraída por el ruido pegando la cabeza a la puerta para tratar de escuchar algo
y tocando con los nudillos.
-¿Eres tú Mazzi? ¿Qué te pasa?-
preguntó tímidamente -.Ábreme…
- ¡Déjame sólo Kathy y vete a
dormir!- Le pidió éste con un tono gutural que asustó mucho a su hermana. -
La
aterrada niña entró en la habitación de sus padres y los zarandeó presa de la preocupación
y del miedo, al poco su madre despertó.
-¿Que te ocurre cielo?- le
preguntó a su hija, aun medio dormida -
¿Has tenido una pesadilla?, anda, ven con mamá.
- Mami,- respondió la cría con un
tono lleno de temor. - Mazzi está metido en el baño y no me quiere abrir, tiene
una voz muy rara.
Al
oír esto, Karaberasu se incorporó rápidamente de la cama, Mathew también se
despertó.
-¿Qué ocurre? ¿Sabes qué hora
es?- dijo él con algo de irritada
desgana. -
- Algo le ocurre a Mazoui- Le
comentó Karaberasu preocupada. - Kathy me ha dicho que está metido en el baño y
que su voz suena extraña.
-¿Está enfermo Mazzi?- preguntó
la cría a su padre. -
- No, cariño- repuso Mathew
levantándose y conjeturando para tratar de tranquilizar a la niña. - Será que
algo le habrá sentado mal. Anda quédate aquí con mamá mientras yo voy a ver qué
le pasa.
En
ese momento se escuchó un grito terrible en el cuarto de baño. Mathew corrió
hacia allí en tanto Karaberasu, también muy asustada, abrazaba a su hija
impidiendo que fuera tras su padre. Éste tocó en la puerta y llamó al chico.
- Vamos Mazoui, ábreme, sólo
quiero ayudarte.
-¡Vete!, ¡Déjame sólo!- Le espetó
él con una especie de siseo que dejó anonadado a Mathew. -
Kathy
preguntaba a su madre por Mazoui de forma continua, ésta deseaba y rogaba por
que no se tratase de aquella maldición que le perseguía desde que nació.
- Mamá, ¿qué es lo que le pasa a
Mazzi?- seguía inquiriendo la niña con insistentes sollozos de temor. -
- Está malo cariño, sólo eso,
mañana estará mejor. Ven, vamos a tu habitación, tienes que dormir que mañana
hay colegio. - Respondió Karaberasu de la forma más calmada que pudo en tanto acariciaba el largo pelo
color cobrizo de su hija. Vamos cielo.- Tomó a la niña de la mano y la llevó a
su habitación. -
Mathew
por su parte seguía tratando de abrir la puerta, escuchaba jadeos y una especie
de rugidos guturales al otro extremo y se asustó. Al fin logró forzar la
cerradura y abrió, pero no imaginaba lo que se iba a encontrar. Mazoui se giró
hacia él, estaba más alto, casi tanto
como el propio Mathew, ¡debía de haber crecido al menos diez centímetros en un
momento! Pero eso era lo que menos le importaba, el rostro del chico estaba
desencajado, sus ojos brillaban rojos y de su boca sobresalían dos colmillos
que le daban un aspecto terrible. Sin mediar palabra, apartó a su padre de un
manotazo lanzándole fuera del cuarto de baño con una fuerza sobrehumana. Éste
cayó al suelo levantándose lo más deprisa que pudo. Pese a estar horrorizado
aún mantenía su calma y su curiosidad de científico. Mazoui en tanto, cayó de
rodillas tapándose la cabeza con las manos, aullaba de dolor. Karaberasu salió
atraída por los gritos, cerrando antes la puerta de la habitación de Katherine
para que la niña no saliera. Al ver a su
hijo en ese estado trató de ir hacia él, pero su marido la sujetó tratando de
disuadirla.
- ¡No, es demasiado peligroso,
está fuera de sí, no te reconocería!, voy a por el suero. No te le acerques
hasta que yo venga.
Mathew
corrió a por la medicina. Karaberasu observaba entre impotente, aterrada y
desesperada, como su hijo se debatía en el suelo entre chillidos de dolor.
Ignoró los consejos de Mathew y llorando
le preguntó a su hijo mientras se aproximaba a él.
-¿Que te ocurre, cariño?, ¿qué
puedo hacer por ti?
-¡Ayúdame mamá! - Le pidió éste
con la voz entrecortada. - Me duele todo, el cuerpo me arde.
Ella
le abrazó tratando de confortarle, aunque repentinamente, el chico se libró de
ella de un empujón levantándose como un resorte. Aullaba fuera de sí.
Karaberasu estaba paralizada por el terror y la incredulidad, ¡su hijo parecía
un monstruo! Había crecido enormemente y tenía esa mirada horrible, de color
rojo brillante en los ojos que aun recordaba en sus pesadillas. Horrorizaba no
podía dejar de pensar que aquellas terribles palabras de ese malévolo sabio
parecían cumplirse a modo de siniestra profecía. Entonces llegó Mathew con el
suero y se lo entregó a su esposa.
- Házselo beber mientras yo lo sujeto.-
Le pidió él. -
Pero
ella no se movía, no podía hacerlo, su marido percatándose de ello, le
insistió.
- ¡Vamos! ¡Esto es lo único que
puede ayudarle! ¡Tienes que hacerlo por él! - Le recalcó su esposo con un
grito. -
La
traumatizada madre reaccionó al fin, destapando el frasco del antídoto esperó a
que Mathew sujetase a Mazoui por detrás. El chico se removía con una fuerza
terrible que levantaba a su atónito
padrastro del suelo. Karaberasu se acercó a él y le introdujo el suero
aprovechando que el chico abría la boca para gritar. Durante unos instantes
pareció no hacerle efecto pero al cabo de unos momentos su estado fue
remitiendo. Por fin el chico cayó al suelo y Mathew le soltó. Mazoui quedó
tendido inconsciente. Karaberasu exhausta y con los nervios rotos, corrió sin
embargo a reanimar a su hijo.
-¿Qué ha pasado, mama?,- le
preguntó éste cuando volvió en sí.- No recuerdo nada, pero me duele mucho la
cabeza.
- Ya estás bien hijo. - Le dijo
ella abrazándole entre sollozos ahogados, - eso es todo lo que importa.
- Casi no me puedo levantar-
musitó Mazoui que estaba agotado. -
- Apóyate en mí, hijo - le
ofreció solícitamente Mathew que le ayudó a levantarse. -
- Soy casi tan alto como tú,
papá. - Descubrió el atónito muchacho al incorporarse, para preguntar -¿Cuando
he crecido tanto?
- Luego te lo explico - le
replicó su interlocutor con un tono más calmado que el mantenido por su
deshecha mujer. – No te preocupes, ahora debes descansar.
Mathew
se llevó a Mazoui a su habitación para que se acostase. Karaberasu se encargó
de abrir la puerta del cuarto de su hija que golpeaba desesperadamente para
salir, presa del llanto. Katherine se precipitó a los brazos de su madre cuando
ésta la abrió.
- Ya está todo arreglado cariño-
le susurró Kalie - no te preocupes, Mazoui está bien.
- ¡Quiero verle! - pidió la
pequeña con balbuceos de angustia. -
Ella
asintió llevando a su hija a la habitación de su hermano. Mazoui se había
quedado dormido casi al momento debido al agotamiento. Su llorosa hermana le acarició
la frente y le dio un beso en la mejilla. Su madre se la llevó a su habitación
y la niña por fin se quedó dormida. Karaberasu se reunió con su esposo y su tono de voz estaba muy decaído
cuando le inquirió.
-¿Qué vamos a hacer, Mathew? Yo
que creía que ya estaba curado cuando tu tío le bautizó o cuando le dabas el
suero.
- Esto es también algo genético,
va más allá de lo meramente religioso. Incluso podría ser normal en su proceso
de desarrollo. -Le explicó su
contertulio tratando de calmarla. - Por fortuna, la dosis aumentada del suero
le ha hecho efecto. No te preocupes, yo trabajaré día y noche para mejorarlo,
estoy seguro de que le curaré. Debemos confiar y estar junto a él más que
nunca.
Ella asintió abrazándose a su esposo, se dejó
llevar por las lágrimas hasta que la venció el cansancio. Pasaron dos largas
semanas en las que Mathew sometió al muchacho a tomas controladas de un suero
más potente que le mantuvieron en la normalidad. Gracias al apoyo de su familia
se fue sobreponiendo. Lo único que le quedaba de sus ataques eran rescoldos que
se avivaban cuando Mazoui se enfadaba mucho. Eso le costó perder a dos chicas
que le gustaban y a las que quería de verdad en los siguientes años. Una de
ellas, en una ocasión de las pocas veces que viajó a Irlanda. Estaba con un
grupo de chicos en una granja abandonada sobre una colina. Allí, una tal Fiona,
una muchachita de corto pelo castaño y ojos verdes, se había fijado en él. Era
del grupo de amigas de sus primas. Mazoui ya tenía dieciséis años y era realmente
un muchacho imponente. Muy alto y guapo. Para esa chica que contaría apenas
catorce años era realmente un galán.
-¿Sabes si tiene novia?- Le
cuchicheó a Suzanne que también había crecido hasta convertirse en una linda
jovencita a punto de cumplir asimismo los catorce.-
-No lo sé. El primo Mazoui apenas
si viene por aquí. Hacía unos cuantos años que no nos veíamos.- Le confesó a su
interesada amiguita.-
Sin embargo, él no parecía
reparar mucho en esa chica ni en ninguna de por allí. Estaba más preocupado de
su hermana. Kathy tenía solamente once años y aún era pequeña como para estar
con esa pandilla. Por desgracia, Suzanne que era con quién mejor se llevaba,
estaba en pleno cambio a la adolescencia y no jugaban ni compartían cosas como
antes. Por supuesto que Bridget era aún más reacia. Siendo mayor y más
desapegada. En lo único en lo que coincidía con Mazoui era en sus pocas ganas
de estar en Irlanda. Prefería vivir en su Francia natal con su grupo de amigos
de allá. Y con su apariencia algo rechoncha unida a su frialdad, no era
demasiado popular con el grupo de amigas de su hermana, quien sí se mostraba
más abierta. De hecho, ahora su prima cuchicheaba con aquella admiradora de él.
-Oye Mazoui.- Le llamó Suzanne
entonces.- ¿Te acuerdas de Fiona?
El
chico se aproximó luciendo desconcertado sin embargo saludó amablemente. De
todos modos empezaba a no encontrarse bien. Eran esos dichosos ataques que a
veces le daban. Menos mal que tenía sus pastillas. Aunque ahora no pudo echar
mano de ellas dado que esa niña estaba junto a él esbozando una boba sonrisita
y pidiéndole con tono entre nervioso y lleno de interés…
-¿Damos un paseo?...
El
chico se limitó a encogerse de hombros. No tenía demasiadas ganas pero asintió.
Deseaba volver a casa de su abuela, de hecho había venido porque el abuelo Jack
desgraciadamente había fallecido de un infarto la semana anterior. Llegaron a
tiempo para el sepelio y él estaba deseando volver a casa. No se sentía cómodo
allí. Y además, esos brotes que le daban…
-Siento mucho lo de tu abuelo.-
Le decía precisamente Fiona.- En tanto salían de la granja abandonada donde el
resto del grupo se reunía…
-Sí, le queríamos mucho, mi
hermana y yo.- Repuso el aludido aprovechando para tratar de excusarse.- Por
cierto. No sé dónde estará Kathy.
-Seguro que con su amiguita Erin
y otras niñas de su edad.- Afirmó despreocupadamente Fiona pasando a sujetarse
del brazo del chico.- Anda Mazoui, vamos a dar una vuelta. El paisaje es muy
bonito por aquí…
El
joven empezaba a notarse raro. Aquello le era desagradablemente familiar.
Tendría que tomar sus pastillas de suero sintetizado pero para su horror
comenzó a palparse los bolsillos y no las encontraba.
-¿Has perdido algo?- Quiso saber
la muchacha observándole con extrañeza.-
-Sí…sí…tengo que encontrarlo…y
rápido.- Pudo decir con visible inquietud.-
A
desgana Fiona aceptó retornar a esa destartalada granja. Sin embargo, el resto
se había marchado ya. Quizás decidieron dejarla a solas con Mazoui. Entraron y
el joven miró enseguida por todas direcciones…
-¿Qué es?- Inquirió la chica que
no comprendía semejante premura.- ¿Es algo importante?
-Sí, mucho.- Fue capaz de decir
él con una voz más ronca.- Tiene que estar por aquí…
-¿Te encuentras bien? – Preguntó tímidamente
Fiona.-
Aunque
Mazoui le daba la espalda ahora sin querer mirarla. Apenas pudo decir con un
tono gutural.
-Vete…
-¿Qué me vaya?... ¿Por qué? -
Quiso saber la desconcertada muchacha insistiendo.- En serio, ¿te encuentras
mal?
Y
trató de mirarle pero el chico se apartaba una y otra vez…Aunque ella era
insistente, entonces sucedió algo que la petrificó de espanto. Mazoui la miró
al fin, pero sus ojos brillaban rojizos, casi como el fuego, y de su boca
sobresalían dos colmillos cuando el aulló.
-¡Déjame solo!
La
horrorizada muchacha apenas si pudo abrir la boca paralizada de espanto. Solo
tardó un segundo en salir corriendo y chillar presa del pánico…Así la vieron
llegar Suzanne y el resto que estaba
colina abajo.
-¿Qué pasa?- Preguntó uno de los
muchachos.-
-¡Es un monstruo! – Pudo decir
Fiona sin poder controlar sus temblores y su llanto.-
-¿Qué ha ocurrido? ¿Qué te ha
hecho?- Inquirió Suzanne con expresión atónita.-
Su
interlocutora estaba realmente asustada. Tuvo que respirar hondo y tomarse unos
instantes para serenarse. A punto estaba de contar lo sucedido cuando en ese
preciso instante llegaron Kathy y su amiga Erin, otra cría del pueblo que se
hizo inseparable de la pequeña de los O’ Brian.
-¡Tu hermano es un monstruo!-
Chilló Fiona señalando a la sorprendida Katherine.- ¡Llévatelo de aquí!
-¿Qué le pasa a Flannagan?-
Preguntó al sorprendida Erin.-
Esa cría pelirroja
que tenía unas cuantas pequitas en ambos mofletes. Miraba con sus ojos verdes a
aquella muchacha y la señalaba a su vez con estupor…
-¿Ha intentado propasarse
contigo?- Le preguntó Andrew, otro chico del grupo.-
-Mi hermano nunca haría eso.- Le
defendió Kathy.-
La que era el centro
de todas las miradas tardó unos instantes en recobrarse y negó con la cabeza.
-No, pero sus ojos eran rojos y
parecía un animal. - Pudo musitar llena de pavor.-
-Eso no tiene sentido, vamos a
buscarle.- Indicó otro chico de nombre John.-
Fiona
se negaba a subir pero el resto terminó por convencerla.
-Te habrás imaginado eso. Y
además, ahora somos un grupo de muchos. No tengas miedo.- La animó otra amiga
llamada Sheila.-
Al
fin, pese a mostrarse muy remisa la persuadieron. Kathy fue también junto con
¡Erin, al llegar llamaron a Mazoui, le buscaron, pero el chico no estaba allí.
Pese a lo extraño de aquello John comentó divertido, levantando alguna sonrisa
del resto.
-Está claro que Mazoui deseaba
irse a su casa y te habrá dado un susto para que le dejases tranquilo.¡Eres una
pesada!
Sin
embargo Fiona lloraba abrazada a Sheila y otra muchacha de nombre Mary le
recriminó enfadada.
-No tiene ninguna gracia. Fiona
no estaría así de no haber sucedido algo. No sé qué habrá pasado pero desde
luego que ese tipo es muy raro. Siempre anda al margen de nosotros.
-Mi hermano no es raro.- Intervino
una molesta Kathy.-
-Tú vete con Erin y dedicaros a
jugar.- La amonestó Sheila a su vez.-
-Bueno, mejor será que nos
calmemos.- Intercedió Suzanne quien más afablemente le dijo a Katherine.- Anda
prima, volvamos a casa de la abuela. Puede que Mazoui esté ya allí.
-Será mejor que ese chico no
vuelva mucho por aquí.- Terció Andrew que se ocupaba ahora de animar a Fiona.-
Haciendo
oídos sordos Kathy, Erin y Suzanne se fueron a casa de los O’ Brian. En efecto
Mazoui estaba allí y era como si nada hubiera pasado. El chico al verse solo
bajó corriendo por la otra ladera de la colina y no tardó en llegar. Por suerte
Mathew le vio antes que nadie más pudiera hacerlo y pudo darle unas pastillas. Mazoui las había
olvidado en casa. Tras unos minutos el chico había retornado a la normalidad.
Ahora, ante las caras de pasmo de su hermana y el resto, relató algo
avergonzado una vez que ellas le contaron lo sucedido.
-Me dio un ataque de alergia y se
me pusieron los ojos rojos. Lo otro, no sé a qué se refiere Fiona. Lamento
haberla asustado.
-No la hagas caso, siempre ha
sido una exagerada y una quejica.- Replicó Suzanne restando importancia al
tema.-
-Sería lo que dijo John. Tendrías
ganas de quitarte de encima a esa pesada, ¿verdad Mazzi?...- Añadió Kathy.-
Su
apurado hermano asintió, aunque otra llevaba por dentro. No le gustaba mentir
pero no tenía otra opción. Así al menos los días pasaron y ya no se juntó con ese grupo de muchachos,
así pudo estar tranquilo. Regresaron a los Estados Unidos y las cosas fueron
relativamente normales. Al menos hasta que Mazoui comenzó a salir con otra
chica, de nombre Aston. Era guapa y le gustaba. Sin embargo, por tratar de
protegerla de unos asaltantes adoptó esa apariencia demoniaca que aterrorizó
tanto a los ladrones como a su novia. Ella huyó despavorida negándose a verle
más. Por suerte para el muchacho nadie la creyó pues pensaron que sólo era
producto de su imaginación. Sin embargo, él cayó en una profunda depresión a
causa de esto pero entre todos lograron animarle para que la superase. Pasaron
otro par de años sin novedades importantes,
para cuando Mazoui había cumplido ya los dieciocho, tras superar el
instituto con unas brillantes calificaciones, sólo pensaba en una cosa. Aquel
sueño de su temprana infancia de ser piloto e ingresar en la academia militar
que seguía siendo el ídolo de su hermana que ya contaba catorce años recién
cumplidos y era ya una atractiva
jovencita muy parecida a su madre. Pero con esos dos preciosos ojos azules y un
pelo cobrizo tirando ya más a castaño, herencia de su padre.
-Bueno Kat.- Le decía el chico
divertido, una vez que su hermana llegó de su debut en el instituto.- ¿Qué tal
el primer día de clase con los mayores?
-No me puedo quejar… Hay hasta un taller de teatro. Me apuntaré.
-¿Y de chicos que tal? - Le
comentó él con tono algo provocador.-
-Bueno, ¡de esos también hay! -
Se rio la muchacha que añadió divertida.- Pero el más guapo no está allí.
-¿Y dónde está?- Quiso saber su
interlocutor con genuino tono de extrañeza.-
-¡Aquí, tonto! - rio la muchacha
que le dio una palmada en el trasero y salió corriendo.-
Mazoui
no dudó en perseguirla y cuando la agarró no se privó de hacerle cosquillas por
todas partes. En tanto su hermana se tronchaba de risa. Lo malo es que,
enfrascados en esa dinámica al chico se le fue la mano y contactó con uno de
los pechos de la chica que ya estaban bastante desarrollados. Enseguida la
soltó poniéndose bastante colorado. Lo mismo le sucedió a ella.
-Mejor será que vaya a decirle a
mamá que hemos venido.- Comentó él todavía azorado, más por quitarse de en
medio que otra cosa.-
A Katherine se le
habían subido también los colores, pero estaba claro que aquello fue un
accidente. Lo cierto es que ya no era como antes, pese a que se adoraban como
hermanos había ciertas cosas que ya no podían hacer…sus pensamientos se vieron
interrumpidos por su madre que también regresaba de trabajar.
-Hola cielo.- Sonrió Kalie
dándole un beso en la mejilla a su hija.-
-Hola, ¿qué tal te fue el día,
mamá? - Quiso saber la muchacha para dejar de lado el espinoso asunto
anterior.-
-¡Oh, como siempre!, mi jefe lo
quiere todo para ayer. Desde que hace un par de años me hicieron jefa de
intercambios con Asia todo es ajetreo.- Comentó su madre.- ¿Qué tal en el instituto?-
Quiso saber ésta a su vez suspirando.- ¡Es increíble!, parece que fue ayer
cuando te acunaba y te paseaba en el cochecito y ya eres una señorita.
-Bien… le estaba contando a Mazzi
que hay un grupo de teatro.- Comentó la chica.- Me gustaría apuntarme. Así
podré llegar a ser una actriz famosa como Minako Aino.
Su
madre la escuchaba sonriente. ¡Si Katherine supiera que esa célebre artista
además de ser una guerrera de la Justicia y una princesa era su madrina! En
tales pensamientos estaba cuando Mazoui hizo acto de presencia, el chico saludó
comentando.
-Creía que estabas en la cocina,
mamá-
-No, acabo de llegar.- Repuso la
aludida.-
Iba
a preguntar qué sucedía cuando sonó su móvil. Era el número de Dorothy. Hacía
poco estuvieron visitando a la anciana, Kalie contestó y su gesto relajado se
tornó en grave.
-Dígame... ¿Es grave?...no,
claro, enseguida voy para allá.
-¿Qué pasa mamá?- Quiso saber
Katherine.-
-Es la abuela Dotty, la han
ingresado en el hospital. Me han llamado desde allí con su móvil. Avisaré a
nuestro padre.- Pudo decir la interpelada con visible angustia.-
Kathy
también se asustó, Mazoui enseguida abrazó a su hermana. En cuanto pudieron se
lo dijeron a Mathew y todos acudieron a verla. Dorothy, que ya era muy mayor,
cayó enferma. La en otros tiempos tan
dinámica mujer, ya no podía valerse por sí misma. Eran muchos años de duro
trabajo a sus castigadas espaldas y ahora, vencida por el agotamiento, y los
achaques de la edad, amén de esa afección, sólo tenía fuerzas para estar en la
cama. El Padre O´ Brian ya se había jubilado y había regresado a Irlanda los
últimos años de su vida para pasarlos junto con sus parientes, pero Dorothy
estaba sola. Su familia parecía haberse desentendido de ella. De modo que, tras
ser dada de alta, Karaberasu se encargó de cuidarla. La anciana se sentía mucho
mejor cuando ella venía a casa. Sus cuidados le proporcionaban mucho alivio y
sobre todo cariño. También Mazoui y Katherine iban a visitar a la que para ellos era su abuela
Dotty. Muchas veces pasaban tardes enteras allí, o los dos al mismo tiempo o
turnándose. Después dejaban a su madre o a Mathew el relevo de vigilar la salud
de la pobre mujer. Todos juntos fueron a verla antes de comenzar sus
vacaciones. Mazoui, después del instituto había obtenido plaza en la Academia
Militar tras superar los exámenes de ingreso. Kalie se lo contaba a Dorothy
haciéndola sonreír.
- Estoy muy orgullosa de él.-
Afirmaba Karaberasu con una amplia sonrisa. - Es muy difícil entrar en esa
academia.
- Así que el pequeño Mazoui por
fin va a poder ser piloto ¿eh? - Susurró la anciana, sin fuerzas ya para hablar
de otra manera. – Lo que siempre has querido… ¿no es verdad, cariño?
- Sí, abuela Dotty- respondió él
dándole la mano con cariño para preguntarle con suavidad. - ¿Te acuerdas que lo
decía?
- Estoy muy orgullosa de
vosotros- dijo Dorothy. - Sois una familia estupenda.
- Gracias, abuela Dotty. - Le
susurró Katherine dándole un beso en la frente y asegurando de corazón. - Te
queremos mucho.
- Lo sé... pequeña y yo... también
a vosotros...- repuso la anciana emocionada por aquellas palabras. -
- Vamos chicos, dejad a la abuela
descansar. - Les pidió Karaberasu. - Papá y yo iremos enseguida.
Mazoui
y su hermana esperaron fuera, en el salón por el que los dos corretearon tanto
de chiquillos. Kalie en tanto, secó la frente de la anciana del sudor que
comenzaba a empaparla.
- Ya me queda poco tiempo-
suspiró débilmente Dorothy. - Pero me alegro tanto de haberos visto llegar a
ser tan felices. Superando todas las dificultades.
- Y aun te queda mucho por ver, -
quiso animarla Mathew tratando de sonar desenfadado al sentenciar. - ¡Vamos
Dorothy, has salido de cosas peores!
- Aunque no haya estado con mis
hijos os he tenido a vosotros a cambio y eso me ha hecho muy feliz.- Susurró la
anciana. -
- Claro, siempre estaremos
contigo. - Afirmó Karaberasu tomándola de la mano mientras luchaba por no
llorar. – Eres parte de la familia…eres mi familia.
La
anciana sonrió para volver a musitar. Sintiéndose cada vez más debilitada y
perdiendo poco a poco el sentido de la realidad.
-
Kathy. ¿Eres tú hija?
Su interlocutora asintió, esbozando
una sonrisa a pesar de las lágrimas que ya le caían por las mejillas. Más aún
cuando esa pobre mujer le pidió de forma suplicante.
-¡Cuánto
me alegro mi vida! Creía que te había pasado algo.
-
Estoy bien, mamá - susurró Kalie con la voz tomada por los sollozos. -
-
Lo siento, no debimos discutir....mi niña te quiero mucho, menos mal que ese
accidente no fue nada. En tu estado no tenías que haberte llevado el coche
después de lo que nos dijimos...
-
No mamá, tienes razón, es verdad. - Repuso su consternada interlocutora
aferrando la mano de la anciana -
-
Pero, ¿Me perdonas verdad? Di que perdonas a tu madre. Yo no quería decirte
esas cosas, si quieres ser actriz me parece bien. Cariño, por favor, perdona a
mamá y ten a ese bebé. Yo le cuidaré.
-
Claro que sí, claro que te perdono. - Lloraba ahora Kalie sin poder soportar
aquello. -
Aunque la anciana pareció no reparar
en sus lágrimas y sí en sus palabras, esbozando una agradecida sonrisa y
suspirando.
-
Gracias mi amor, te quiero mucho...
-
Y yo a ti. Te quiero… mamá - acertó a responder su fingida hija, cuyas palabras
sin embargo proveían del fondo del corazón, pues así lo sentía. -
-¿Y
David y Jeff?- Quiso saber aludiendo a sus hijos. - ¿Y mi esposo?
-
Ahora vienen - le dijo la muchacha con visible pesar en el rostro. -
- Estoy tan cansada...sólo quiero
dormir…
- Duerme mamá, y sueña con algo
bonito. Cuando despiertes estaremos todos aquí.- Le aseguró Karaberasu sin ya
poder controlar su llanto ni su
tristeza. -
Mathew dándose cuenta de que su esposa no podía
soportar más la emoción, la sacó de allí llevándola a una habitación apartada.
En cuanto estuvieron lo bastante lejos, ella liberó sus sentimientos entre
lloros y palabras entrecortadas por la tristeza.
- ¡Le debo tanto, Mathew! Todavía
recuerdo cuando me recibió en su casa, yo estaba recién llegada a la ciudad y
embarazada de Mazoui. No sé qué hubiera sido de mí de no ser por su ayuda.
Gracias a ella también te conocí a ti cuando te llamó para curar al niño ¡Para
mí ha sido como la madre que dejé de tener siendo niña! ¡Ha sido toda mi
familia!
- Han pasado ya tantos años de
eso, - reconoció su marido consternado también, aunque tratando de alentar a su
esposa. - Pero no llores por Dorothy, ella ha vivido mucho y ha sido feliz.
- Lo único que lamento es que su
propia familia no se haya preocupado de ella - repuso Karaberasu con tono y
expresión dolida. - Sé que eso la entristece tanto...
- Traté de contactar con ellos
pero nunca estaban. - Le contestó Mathew que suspiró proponiéndola con mejor
talante. -Anda, vamos con los chicos.
Los
dos salieron de la habitación, en el comedor, Mazoui y Katherine hablaban sobre
los recuerdos que tenían de la casa cuando eran niños. Él por vivir allí sus
primeros años, ella por ir de visita. Las interminables tardes jugando al
escondite o con sus muñecos, de cómo la abuela Dotty siempre les preparaba
alguna tarta que ellos devoraban encantados, o cómo les contaba cuentos y les
cantaba nanas antes de que se durmiesen la siesta. Mazoui sonrió al recordar
aquello. Parecía que hubieran pasado siglos. Entonces sintió una rara
sensación, como si alguien invisible le hubiera besado en la mejilla. Guardó un
repentino silencio y elevó la vista hacia el techo dejando caer unas lágrimas.
-¿Qué pasa Mazzi?,- le inquirió
Katherine sorprendida por ese brusco
enmudecimiento. -
- La abuela Dotty se ha ido. -
Afirmó él con la voz queda. -
Su
hermana le miro sorprendida, sin acertar a entender a lo que se refería.
Karaberasu y Mathew entraron entonces en el comedor. Mazoui les dijo lo mismo y
su madre sí que lo comprendió. Sin perder ni un segundo, corrió a la habitación
de la anciana seguida por el resto de la familia. Cuando entró no parecía haber
cambiado nada allí. Dorothy seguía dormida. Karaberasu se acercó a ella y se
percató de que no se movía, no había indicio de respiración. Mathew se ocupó de
buscarla el pulso pero no pudo encontrárselo.
- Ha muerto.- Concluyó
consternadamente él. -Mientras dormía.
Katherine
y su madre rompieron a llorar mientras eran consoladas respectivamente por
Mazoui y Mathew. Éste último telefoneó al hospital del que mandaron una
ambulancia que confirmó la defunción. Se llevaron a la anciana y el entierro se
produjo al día siguiente. Mathew trató de localizar a algún familiar y esta vez
sí que respondieron a la llamada. Dos días después se presentaban los dos hijos
de la difunta dispuestos a ocuparse de su herencia. Una indignada Karaberasu
insistió en hablar con ellos y no se privó de recriminarles su comportamiento.
Fue junto con su marido y les encontró en la casa de Dorothy, con un equipo de
peritos inventariando todo lo que pudiera ser de algún valor.
-¿Cómo se atreven a venir aquí
con esa gente?- Les chilló Kalie inquiriéndoles realmente furiosa. - ¿Dónde
estaban cuando su madre se moría? ¿Dónde han estado durante todos estos años?
- Por favor, cariño.- Le pidió
Mathew tratando de calmar las cosas - tranquilízate.
- Si eso, señora- le dijo uno de
los dos. - Ésta era la casa de nuestra madre y tenemos más derecho que usted a
estar aquí.
- Si no vinimos antes fue porque
nuestras obligaciones nos lo han impedido.- Añadió el otro a modo de excusa que no sonó en absoluto
convincente. -
-¿Qué puede haber más importante
que una madre?,- les recriminó Karaberasu visiblemente indignada. -
- No quiero ser descortés - le
replicó el mayor de los dos sentenciando con prepotencia. - Pero usted no tiene
por qué estar aquí. Mi madre no dejó testamento y eso quiere decir que esta
casa es ahora de mi hermano y mía. Así que tengan la bondad de marcharse.
-¡Canallas, buitres!- gritó
Karaberasu fuera de sí. - Habéis dejado morir sola a vuestra madre y ahora
venís a reclamar los pocos bienes que tenía.
- ¡Si no se van de aquí ahora
mismo tendremos que avisar a la policía! - Amenazó el otro hermano con un gesto
ofendido. -
- Sí, ya nos vamos- respondió
Mathew que también se había enfadado,
fracasando en su intento por permanecer tranquilo y no se contuvo en replicar -
¡Menos mal que Dorothy no vio de cerca que clase de hijos tenía!
- ¡Oiga, no le consiento que nos
insulte!- Le espetó uno de ellos. - Ustedes no saben nada de nuestra familia.
Si no hemos venido antes es porque tuvimos nuestros motivos.
- Déjalo- le pidió el otro
hermano moviendo la cabeza. –
-¡No, ya estoy harto! – Explotó
el menor, de nombre Jeff, dirigiéndose a los atónitos Mathew y Kalie, para
espetarles. – ¡Estoy cansado de que seamos los malos de la película para todo
el mundo! Nuestra madre puede que para ustedes fuera un dechado de virtudes,
pero tenía también sus defectos. Su cerrazón y sus principios… por eso discutió
con Kathy, casi la echó de casa por querer ser actriz. Y prácticamente la repudió
cuando supo que estaba embarazada. Nuestra hermana salió de aquí hundida,
apenas nos llamó por teléfono se subió a su coche y tuvo un accidente mortal,
y, por si fuera poco, nuestro padre murió de un infarto que le dio al
enterarse. Todo por la actitud de nuestra madre. ¿Qué dicen a eso?, ¡eh! ¿A que
nunca se lo contó?
Aquello
dejó petrificados a Kalie y a Mathew. Siempre supieron que el tema de su
familia era algo tabú para Dorothy. Sin embargo, esa anciana nunca les quiso
decir porqué.
- Ella estaba muy arrepentida,
eso es lo único que les puedo decir. – Explicó Karaberasu aún emocionada para
agregar llena de dolor. – Si hubieran estado a su lado cuando murió lo sabrían.
Me tomó por su hija, y me pidió perdón. Se acordó de todos ustedes y les quería
mucho…
Los dos hermanos se
miraron, aunque David que era el mayor, entonces declaró con tono entre dolido
e indignado.
- Es fácil decir eso ahora,
cuando le llegó su momento seguramente que se arrepintió, a fin de hacer las
paces consigo misma, temiendo ir al Infierno o algo así. Pero tuvo toda la vida
para pedirnos perdón y no lo hizo. Así que no vengan ahora a darnos lecciones
de moralidad, ni de compasión.
- No merece la pena ni intentar
hacerlo. - Replicó Mathew con sequedad y tomando a una hundida Karaberasu de
los hombros añadió con tono suave y confortador. - Vámonos, cariño. Ya no
hacemos nada aquí.
Ella tuvo que convenir en eso, a pesar de la
enorme tristeza que la embargaba al decir adiós a ese lugar. Y así los dos
salieron para siempre de la casa que fuera la de Dorothy y la suya y Mazoui por
espacio de unos estupendos años. Ya en el coche puso una canción, una que había
escuchado al poco de llegar allí y que casi resumía sus propias peripecias y
que había escuchado junto con Mathew cuando se conocieron y se casaron…desde
luego que para ambos tenía un significado muy especial y más en esa situación
tan triste.
Me acuerdo de Los
Ángeles
Parece hace un vida
Estábamos en el boulevard Sunset
Que película que hicimos
Había días en el sol
Que nos quedamos por siempre jóvenes
Noches en que la pasión se involucraba
Pensamos que el amor nunca moriría
Había momentos en esa vida
Que mi corazón todavía recuerda
Había minutos, había horas, había días
Hay momentos que todavía te amo igual
Cuando me acuerdo de Los Ángeles
Me acuerdo la despedida
Miraba tu avión de vista
El amor se terminó, tiempo de cerrar el libro
Todavía vuelvo para una mirada más
Había momentos en esa vida
Que mi corazón todavía recuerda
Había minutos, había horas, había días
Hay momentos que todavía te amo igual
Cuando me acuerdo de Los Ángeles
Parece hace un vida
Estábamos en el boulevard Sunset
Que película que hicimos
Había días en el sol
Que nos quedamos por siempre jóvenes
Noches en que la pasión se involucraba
Pensamos que el amor nunca moriría
Había momentos en esa vida
Que mi corazón todavía recuerda
Había minutos, había horas, había días
Hay momentos que todavía te amo igual
Cuando me acuerdo de Los Ángeles
Me acuerdo la despedida
Miraba tu avión de vista
El amor se terminó, tiempo de cerrar el libro
Todavía vuelvo para una mirada más
Había momentos en esa vida
Que mi corazón todavía recuerda
Había minutos, había horas, había días
Hay momentos que todavía te amo igual
Cuando me acuerdo de Los Ángeles
(Celine Dion I remember LA .Crédito al autor)
Más tarde se
enteraron de que los dos hijos de aquella pobre mujer habían vendido la casa a
una empresa constructora que se encargaría de demolerla para construir
apartamentos. No queriendo ahondar más en la tristeza que eso les producía
decidieron tomar unas vacaciones. Mathew se marchó a Irlanda con Katherine.
Allí estaba la madre de él que hacía
mucho que no veía a su nieta. Sin embargo, Mazoui no pudo acompañarlos, él
debía presentarse en Nueva York para una entrevista de acceso a la Academia
Militar, único formalismo que le restaba para ser admitido. Como era un viaje
largo Karaberasu insistió en acompañarle. Además de la preocupación por su hijo
a ella le atenazaba el recuerdo de sus hermanas ¿Seguirían aun allí? Habían
pasado casi veinte largos años desde que ella se marchara, hundida y
embarazada, sin saber a dónde ir. Volvía ahora con su hijo adulto y teniendo
una familia de la que sentirse muy orgullosa. Cuando se habían despedido de
Katherine y de Mathew en el aeropuerto, había tomado plena conciencia de lo
mucho que había cambiado la vida para ella. Kathy se despedía de Mazoui en ese
instante.
- ¡Buena suerte, Mazzi!, estoy
segura de que te admitirán en cuanto te vean. Y felicidades anticipadas por tu
ingreso.-
-Eso espero, gracias Kathy.
Pásalo muy bien en Irlanda. Y no te metas en líos,- le susurró él dándola un
beso en la mejilla. -
-¿Yo?¿Líos?¡Nunca!- se sonrió su
contertulia con gesto travieso en tanto sus padres no prestaban atención.-
Y
es que Katherine, a medida que su adolescencia se iba haciendo más evidente, no
podía refrenar su curiosidad y deseo de averiguar cosas. Además de sentirse
cada vez más atraída por chicos guapos, tenía la intención de continuar
preparándose para ser una actriz y cantante famosa, o quizás una intrépida
reportera. Hubo unos años incluso en los que habría querido ser arqueóloga como
la tía Alannah, pero sinceramente no encontraba en eso demasiado glamour.
-Lo mío es el mundo del
espectáculo.- Se decía.-
Y
como ya cantaba muy bien, le tarareó a su hermano la canción favorita de ambos,
una nana que les cantaran su madre y la abuela Dotty cuando eran pequeños.
- Suerte hijo. - Le deseó también
Mathew - y no te preocupes, pase lo que pase, nosotros estamos muy orgullosos
de ti. Te llamaremos para felicitarte y a la vuelta lo celebraremos todos
juntos.
- No os defraudaré, os lo prometo
– aseguró Mazoui abrazando a Mathew y a su hermana. Karaberasu hizo lo propio
con su hija y su marido y se despidieron de ellos dejándoles abordar el avión.
-
Madre
e hijo tuvieron que tomar otro vuelo hacia Nueva York. El muchacho llegó a
tiempo de instalarse en un hotel y acudió a la entrevista donde fue admitido
definitivamente. Karaberasu y él estaban pletóricos de alegría.
-¡Te propongo que lo celebremos,
mamá! - Sugirió Mazoui mientras la levantaba en vilo dando vueltas con ella -.
-¡Claro que sí!- Reía la aludida
que no obstante, le pidió. - ¡Pero bájame que me voy a marear! Te diré lo que
vamos a hacer. Te preparé una buena comida para celebrar tu ingreso en la
Academia. ¡Qué orgullosa estoy de ti, cariño!
- Pero mamá. - Objetó Mazoui
explorando el vacío frigorífico del hotel - No tenemos nada en la nevera,
acabamos de llegar. Podríamos ir a comer a algún sitio.
- ¡De eso nada, estoy deseando
prepararte algo yo misma! - Rebatió la entusiasta Karaberasu agregando. -
Dentro de poco, cuando estés en tu academia, no podré hacerlo. Y no te
inquietes por la comida. Eso no es ningún problema hijo. Aquí hay muchos
supermercados, iremos a comprar algo a alguno.
El
chico asintió y los dos se fueron a comprar a un establecimiento cercano a su
hotel, poco sabían ninguno de ellos, en especial Mazoui, que allí sucedería
algo que daría un importante giro a sus vidas y a sus peripecias futuras…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)