domingo, 1 de marzo de 2020

GWHC01 parte II. Tom y Roy conocen a las Ayakashi






- ¿Qué ha pasado? - Quiso saber Tom encogiéndose de hombros. -

-No entiendo nada. – Replicó su amigo, aunque no pudo hablar más, justo a su lado apareció Landar que traía una expresión muy preocupada en su semblante cuando les dijo. -

-Me temo que las cosas se han escapado por completo a nuestro control. Con vuestra llegada aquí y vuestras continuas intervenciones habéis manipulado demasiado el entretejido dimensional.

- ¿Qué ha ocurrido? – Inquirió Tom con gesto atónito. -

-Algo con lo que no contábamos se ha abierto paso hasta esta dimensión. Y lo mismo que vosotros no debería estar aquí. No me refiero a esos guerreros que os atacaron. Se trata de algo mucho peor. Ese ser es sumamente peligroso. Os quisimos devolver a vuestro espacio para cerrar todas las brechas y alejarlo, pero ya había entrado. Y no ha tardado en comenzar a hacer daño. Los únicos que podéis detenedlo sois vosotros. Por eso habéis vuelto aquí…

- ¿Y las chicas? ¿Cuánto tiempo nos hemos desvanecido? - Quiso saber Tom con visible inquietud-

-Unos días de esta dimensión. – Respondió el mago. - Pero ahora eso no debe preocuparos. Lo importante es que esto debe terminar. Debéis devolver a ese engendro a su lugar y luego salir de este plano de realidad lo antes posible antes de que cosas peores se vean atraídas hacia aquí.



Ambos muchachos asintieron. Entre tanto, a poca distancia de allí apareció Esmeralda levitando a pocos metros del suelo junto a un centro comercial, presta para cumplir la misión que le había sido asignada.



- ¡Droida!, -invocó ésta llamando a uno de sus androides que apareció al instante flotando junto a ella, tenía la forma de una joven con brazos llenos de espinas y largos cabellos llenos de púas. - Necesito que te pongas a trabajar y llenes esto del poder de la oscuridad.-

- Como mi ama diga. – Replicó ésta que descendió bombardeando con su energía un punto del cual comenzó a surgir y crecer un cristal negro con forma de estatua de la propia Esmeralda.  -



Aunque las guerreras detectaron enseguida las alteraciones de la energía oscura y se aprestaron a interceptar a la enviada de la Luna Negra y a su servidora. Como de costumbre, Sailor Moon intervino anunciando que las iba a castigar. Esmeralda por toda respuesta esbozó una sonrisa de desdén en tanto añadía.



- ¡Droida, acaba con ellas!



      Y aquel androide comenzó a lanzar púas afiladas que salían de sus cabellos en tanto trataba de alcanzar con sus espinosos brazos a las sailors que rodaban y esquivaban esos ataques como buenamente podían.  De pronto, una rosa voló rauda hacia aquel ingenio clavándose en el pecho. Al momento surgió la figura de Tuxedo Kamen subido en lo alto de una pared contigua declarando.



-No permitiré que un ser malvado como tú contamine con el poder oscuro un lugar de ocio y reunión para las parejas de enamorados…



Aunque realmente a esas horas debería haber bastante gente y no se veía a nadie, quizás fuera cosa de Esmeralda. De todos modos, nadie se preocupó de eso, era incluso mejor para evitar dañar a personas inocentes. Así pues, Guerrero Luna utilizó su cetro relampagueante para destruir a esa droida. Que, al grito de “desaparezcooo” fue barrida.



- ¡Malditas seáis! - Siseó Esmeralda que ya estaba harta de las continuas intromisiones de esas guerreras. - Ahora ¡preparaos a perder la vida! - Sentenció acumulando sendas bolas de energía oscura en cada mano.



Pero de pronto, tanto ella como las guerreras se quedaron clavadas en el sitio. Se escuchaban terribles gritos de pánico en el centro comercial y vieron como varias personas salían corriendo aterradas al grito de:



- ¡Socorro, es un monstruo! ¡Nos va a matar a todos!

-De modo que tienes a otra de tus droidas por ahí, ¿no es así, Esmeralda? - Le gritó Rei a su enemiga. -



La aludida, mirando a la sailor con indiferencia replicó en tanto se posaba sobre la azotea del centro comercial para observar desde allí a sus adversarias desde la altura.



-No sé de qué me hablas. Solamente me traje una droida. Debo admitir que no creí que fuera a necesitar más. Pero sois tan irritantes que la próxima vez seré más precavida…



Aunque lo curioso es que una repentina ráfaga de viento hizo volar hasta donde estaba la enviada de la Luna Negra un montón de prendas de vestir interrumpiendo aquella especie de discurso. Esmeralda se las quitó de encima criticando la mala calidad de alguna que otra falda, aunque no dejaba de ser extraño, ¿qué hacía toda esa ropa suelta por ahí? Pero lo que la hizo contener la respiración sobresaltada fue el grito de horror y agonía que surgió de dentro del local. Las Guerreras también lo escucharon, a la par que Júpiter preguntaba a las demás en voz alta.



- ¿Pero qué diablos está pasando ahí dentro?

- ¡Esmeralda! – La acusó Guerrero Venus con visible indignación. - ¡Esta vez has ido demasiado lejos!

-Te repito que no sé de qué me estás hablando. - Volvió a negar ésta, ahora con un desconcierto genuino en su semblante.  – Sea lo que sea yo no tengo nada que ver.



Justo entonces la puerta que tenía a escasos metros de la azotea en la que estaba se abrió y un aterrado hombre de mediana edad salió con expresión de terror ciego en tanto la gritaba.



- ¡Huya señorita, por lo que más quiera, o ese horrible monstruo la atrapará!

- ¿Qué dice? - Le inquirió Esmeralda mirándole sin comprender. - Yo no veo a nadie…



No obstante, la réplica a su pregunta llegó al instante. Sin que ni tan siquiera pudiera parpadear, una larga cola verdosa de apariencia reptiliana salió agarrando a ese desgraciado de un tobillo y haciéndole caer. El marco de la puerta estalló y una horrenda forma de más de dos metros y medio de altura, unida a esa cola y con una especie de élitros a la espalda, surgió mirándola directamente y haciendo que incluso la enviada de la Luna Negra se estremeciera de pavor.



-Pero, pero. ¿Qué es eso? - Chilló Rei con el mismo gesto de horror de Esmeralda y del resto de las guerreras. - ¿Otro monstruo de la Luna Negra?

- Yo, yo no había visto a esa horrible cosa en mi vida. – Pudo balbucear su adversaria. -



Petrificada de terror vio como aquella criatura verdosa, con escamas, cabeza acabada en una especie de cuernos separados en forma de “v” y un par de ojos con pupilas reptilianas, la obsequiaban con una perversa mirada a la par que, con una de sus patas, terminada en una especie de garra de tres dedos, pisaba a aquel individuo que únicamente podía gemir de miedo y dolor. 



- ¿Qué es lo que eres? - Se atrevió a musitar Esmeralda que se había quedado lívida. -



Por increíble que pareciera las Guerreras y Tuxedo saltaron a la azotea para unirse a su enemiga, pero no para atacarla. De hecho, la propia Esmeralda ni se movía, como si estuviera ajena a la presencia de sus adversarios. Era incapaz de apartar la vista de esa alucinante visión. Las sailors querían ayudar a ese desgraciado y también miraban con horror aquella escena, sin saber qué hacer.



-Pero ¿qué es eso? - Inquirió Ami dirigiendo la pregunta hacia la enviada de la Luna Negra. –

-Os repito que no lo sé. - Pudo balbucear Esmeralda moviendo la cabeza. -



Por la expresión de horror en sus ojos y el tono trémulo de su voz a las guerreras y a Tuxedo ahora les parecía claro que su adversaria no tenía el control sobre aquella cosa. Es más, les decía la verdad. Ni siquiera sabía lo que era. Pero entonces, ¿Quién enviaba a ese monstruo tan horrible? Si hasta las droidas parecían criaturas amables en comparación.



- ¿Qué eres? ¿Qué quieres de esas pobres gentes? - Pudo preguntarle Tuxedo a aquel engendro que simplemente le dirigió una torva mirada con aquellos terribles ojos. –

-No sé quién eres tú, ni qué pretendes, pero deja libre a ese inocente o en nombre de Luna te castigaré. – Anunció Sailor Moon haciendo su característica pose de combate. -



Empero, aquel ser les ignoró completamente y lo siguiente que hizo sí que provocó que a todos se les helase la sangre en las venas…



Entre tanto ambos chicos seguían escuchando a Landar cuando de repente Roy se agitó.



- ¡Vuelvo a sentir esa energía tan extraña, y también siento la de las guerreras, están juntas!

-Esa es la criatura que se ha colado en esta dimensión. ¡Rápido!, ve a defender a tus amigas o acabará con ellas. - Le urgió el mago. -



Y alarmado, él se concentró en la energía de las chicas y se transportó.



-¡Allá voy!



            A una velocidad endiablada aquella criatura desplegó su cola, ahora podía verse que tenía una especie de aguijón en su punta que se clavó en la espalda de ese desgraciado haciéndole emitir un terrible aullido de dolor. Y por si el shock no fuera suficiente, para asombro y horror de todos los presentes, el cuerpo de ese hombre comenzó a menguar hasta que solo quedó su piel, parecía que aquella criatura estuviera absorbiendo todo emitiendo un extraño ruido de succión. En pocos instantes el cuerpo de su víctima desapareció dejando solamente la ropa como muda evidencia de aquella atrocidad.



-Aggg!- bramó ese extraño ser con lo que semejaba un tono de satisfacción.-



            Involuntariamente Esmeralda había retrocedido temblando y con la boca abierta por el horror sin poder creer lo que acababa de presenciar. Las mismas Guerreras y Tuxedo no podía dejar de mirar también con la expresión desencajada, enmudecidos de espanto.



-Pero ¡qué! – pudo exclamar Makoto paralizada por el horror. –



También Minako, Rey y Ami miraban paralizadas por el pavor más absoluto esa dantesca visión, ahora podían ver volar gran cantidad de ropas que debían de haber pertenecido a decenas de personas cuyo fin habría sido el mismo que el de ese pobre hombre. Y lo que era peor, aquel terrible monstruo elevaba su cola como si estuviese eligiendo ya a otra víctima. ¡Y ahora les tocaba el turno a ellos!



- ¡Cetro relampagueante, aureola! - Exclamó Usagi atacando a aquella bestia sin pensarlo más. -



Esmeralda instintivamente se unió a ella para ayudarla con dos disparos de energía oscura. El poder combinado de ambas alcanzó a esa bestia que reculó un par de metros, pero por lo demás no se vio afectada en absoluto. Al ver aquello, el resto de las sailors se sumó a la ofensiva con sus respectivos poderes. No obstante, aquel monstruo encajó todos aquellos ataques sin inmutarse y aun para mayor asombro de todos avanzó dos pasos hacia adelante y abriendo una especie de boca picuda habló con una voz entre gorjeante y gutural.



- ¡Ah, tenéis mucha energía! Me haréis mucho más fuerte una vez que os absorba.

- ¡Pero qué horror! - Chillo Esmeralda llevándose las manos a la cabeza y tapándose la boca. - Es un ser abominable. ¡No pienso quedarme aquí! - Y desapareció al instante dejando a las Guerreras que se miraban aterradas las unas a las otras. -



Aquel monstruo ya levantaba su cola para atacar a otra víctima. Para horror de Minako ella parecía ser la elegida. Pero cuando el aguijón aquel silbaba rumbo a la sailor apareció Roy que agarró aquella cola para sorpresa de esa criatura.



- ¿Qué demonios eres?- Pudo preguntar el chico atónito y asqueado ante semejante engendro. -



Y para sorpresa de todos, aquel ente respondió a la pregunta con total tranquilidad.



-Mi nombre es Cell, soy un androide, he venido hasta aquí para completarme.



Antes de que Roy pudiera hacer nada, aquel ser soltó su cola de su agarre. Pero no atacó, parecía estar analizando a su nuevo oponente para después añadir.



-Tú tienes muchísima energía. Siento las células de un guerrero del espacio.  ¿Quién eres? ¿Acaso eres pariente de Trunks o de Vegeta? Percibo sus energías en ti.



            Eso dejó perplejo a su interlocutor, quien no obstante se repuso enseguida.



- ¡Maldito! ¿Tú eres ese monstruo del que me hablaron, verdad? - Pudo replicar Roy que de inmediato se transformó en súper guerrero. -

-Aun no estoy preparado para enfrentarme con un súper saiyajin. - Replicó Cell que, colocando ambas manos extendidas y abiertas sobre su cara exclamó. - ¡Viento solaaar! -



Un terrible resplandor cegó a todo el grupo. Todos cerraron los ojos cubriéndose instintivamente con los brazos. Cuando se recobraron pudieron mirar a duras penas, aun cegados y aturdidos, pero Cell ya no estaba allí.



- ¿Qué, qué demonios era eso? - Quiso saber Tuxedo con un balbuceo, con las miradas de todas las guerreras y la suya propia, puestas ahora en Roy. -

-No lo sé con seguridad. - Repuso él tratando de localizar a su enemigo, aunque era tarea imposible, no percibía su energía por más que lo intentaba. - Pero si es lo que yo me temo, preparaos, es muchísimo más peligroso que la familia de la Luna Negra al completo. Y lo que es peor, no debería estar aquí. Este lugar no le corresponde. ¡Y es culpa mía! - Remachó apretando los puños con rabia. - Tengo que destruirle o devolverle a su dimensión. De lo contrario acabará con toda forma de vida que se cruce en su camino.

-Te ayudaremos. - Se ofreció Tuxedo con el asentimiento enérgico de las sailors. -

-No, - rechazó Roy. – Es demasiado poderoso para vosotros. Lo mejor será que os refugiéis en un lugar seguro con Chibiusa y las hermanas antes de que ese ser os atrape.



Los demás a su pesar convinieron en eso, junto con Tom se fueron para avisar a las chicas que, ajenas a todo, estarían trabajando en su tienda de cosméticos. Roy por su parte peinó la zona, pero era incapaz de sentir la energía de ese monstruo. Cuando se dio momentáneamente por vencido fue raudo hacia la casa de las hermanas. Una vez allí, todos, ya en sus ropas civiles, celebraron una pequeña conferencia sobre el tema. Lo primero fue explicar el porqué de su repentina aparición al igual que de su desaparición y la del propio Tom días antes. Él les contó que era debido a esa alteración dimensional.  Después pasaron a ocuparse de aquella amenaza.



-Ese monstruo es demasiado peligroso. - Les insistió Roy. - No podréis con él.

-A lo mejor con el Cristal de Plata podríamos hacerle algo. - Comentó Usagi, aunque no sonaba muy convencida. -

-Para empezar, ¡no me extraña que una tonta como tú no pueda manejar el cristal de Plata! - Intervino Chibiusa con visible enfado. -

- ¡Cállate Chibiusa!, esto es demasiado serio como para que una niña se entrometa. - Replicó Usagi, bastante enojada también. –

- ¡Tú eres la más niña de las dos! - Denunció la molesta cría. -

-¡Cállate ya de una vez y deja de hablar de cosas de las que no sabes nada! - Contestó una exasperada Usagi. –



            Las perplejas hermanas se miraban unas a otras y fue Cooan la que susurró dirigiéndose a Rei, con la que había trabado amistad.



- ¿Están siempre así?

-No te haces una idea. - Suspiró la resignada Marte. -



Y entre tanto las polemistas pasaron a sacarse la lengua mutuamente hasta que entre Ami y la propia Rei mediaron para cortar esa situación. Por su parte los demás seguían hablando sobre el particular.



- ¿Qué es lo que propones entonces, Roy? - Quiso saber Mamoru. -

-Por ahora, debéis buscar refugio en un lugar seguro. Yo vigilaré, aunque ese bicho no se deje detectar tarde o temprano saldrá a la luz para alimentarse y cometerá un error. Entonces iré a por él. – Le explicó el interpelado. -

- ¿Crees que podrás vencerle? - Quiso saber una preocupada Beruche. -

-En su nivel actual, sí. - Le aseguró Roy dejándola más tranquila, tanto a ella, como al resto que pareció suspirar de alivio, más al agregar. – Sé cómo hacerlo.

-Por si acaso, dejad que nosotros os ayudemos. - Intervino envaradamente una voz que sonó a espaldas del grupo. –



Cuando se giraron al unísono quedaron sorprendidos de ver allí a Esmeralda. Pero antes de que ninguna sailor invocara su poder la muchacha se apresuró a remachar, asegurando mientras hacía un gesto apaciguador con ambas manos.



-No será necesario. Vengo en son de paz. Con una propuesta para vosotros.

- ¿Cómo nos has encontrado? - Quiso saber Makoto que no se fiaba en absoluto. -

-Las traidoras son fáciles de rastrear. – Replicó la enviada de Némesis con esa dosis de altivez tan suya, aunque a la vista de las caras de sus interlocutores se apresuró a rebajar su tono e incluso a disculparse para matizar. - Perdón, quise decir las hermanas.

-Duquesa Esmeralda. - Intervino Petz que también la miraba con reprobación, aunque no podía traicionar su interés al preguntar.  - ¿Cómo están las cosas por Némesis?

-¿Qué sabéis de nuestros padres?- Inquirió Calaverite.-



            Esmeralda bajó la cabeza, a su pesar les contó.



-Hubo una explosión en vuestro condado. Al parecer, los rebeldes destruyeron la casa de vuestros padres. Y vuestra madre…

-No fueron los rebeldes.- La cortó Tom, sentenciando.- Eso fue cosa de ese Sabio.

-¿El Hombre Sabio?.- Inquirió Esmeralda con gesto incrédulo.-

-El mismo que mató a los padres de Diamante y Zafiro.- Intervino Roy.-



            Se acordaba de algunas conversaciones que había mantenido en el rincón con el príncipe, cuando se hicieron amigos. Este le contó aquello. Todos estaban ahora estupefactos. Las hermanas llorando al confirmar lo que ya les habían dicho y la propia Esmeralda con gesto de horror.



-Entonces la reina tenías razón. Ese maldito encapuchado la estaba matando. ¡Y yo le ayudé a hacerlo!- Gimió levándose las manos a la cara sin poder dejar de llorar-

-Nos engañó a todos.- Pudo decir Petz tratando de animarla.- No debéis culparos.

-Ahora tienes que olvidar eso, por duro que sea. Y contarnos todo cuanto puedas.- Le pidió Tom.-

-Sí. Os contaré hasta donde yo sé. - Contestó la chica asintiendo despacio, una vez enjugó sus lágrimas. -



Había vuelto atropelladamente al futuro sin todavía haber asimilado lo sucedido. Seguía aterrorizada por la impresión. ¿Qué demonios era aquello? No dejaba de preguntárselo según entraba en el salón del príncipe.  En cuanto se presentó ante el trono de su soberano éste apenas la miró, pero preguntó de inmediato, con una voz teñida de indiferencia.



-Esmeralda, ¿ya has completado tu misión?

-Príncipe Diamante… - pudo balbucear la muchacha visiblemente afectada, preguntando a su vez. - Yo, no… hay algo allí… ¿Has dado orden de enviar alguna droida especial...? Para absorber energía humana.



Ahora sí que Diamante le dedicó una mirada de extrañeza, percatándose del estado en el que se encontraba. A su vez le preguntó.



- ¿Qué ha pasado? ¿De qué estás hablando? Yo no he enviado a nadie salvo a ti.  ¿Acaso has sido derrotada por las guerreras?

-No mi señor, no han sido las guerreras. – Negó ella con un hilo de voz. -

-Puede que sea cosa del Hombre Sabio. - Intervino Zafiro, el joven hermano del príncipe, que había entrado en el salón del trono a tiempo de escuchar aquella conversación. -

- ¡Sabio!- Invocó Diamante.-



Al punto de una especie de agujero dimensional surgió la figura de un encapuchado, parecía estar sentado y miraba una especie de bola de cristal. La imagen de aquel monstruo terrible aparecía en ella y la mostró al resto.



-Eso es, ¡esa horrible… cosa! - Pudo decir Esmeralda con la voz entrecortada por el terror. -

- Qué es ese ser? - Quiso saber el príncipe realmente atónito al observarla. -

-No lo sé Alteza, pero ni siquiera entre las guerreras y yo pudimos hacer nada por detenerla – Replicó la muchacha. -

- ¿Qué estás diciendo? ¿Luchaste del lado de nuestras enemigas? - Le espetó Diamante con visible irritación. - Espero que se trate de un error. Vuelve de inmediato y acaba con ellas. - Le ordenó de forma tajante. -

-No mi príncipe. No luché de su lado. Sólo traté de defenderme. ¡Esa cosa iba a por mí!  -Pudo sollozar ella con visible angustia. - ¡Te lo suplico, no me hagas volver allí! No hay necesidad. Creo que el reino de Cristal Tokio estará condenado después de todo, si eso sigue allí, no quedará nadie con vida.



El príncipe le dedicó una mirada de disgusto que la hizo estremecerse. Aunque el soberano de Némesis tampoco podía dejar de mirar a ese extraño ser, preguntándose realmente qué sería y quién le habría enviado. No obstante, Zafiro terció en favor de su compañera.



-Hermano, quizás Esmeralda tenga razón. Yo jamás había visto algo semejante. Y parece tener mucho poder. ¿Por qué no dejamos que nos haga el trabajo?



Diamante lo meditó, aunque estaba indeciso, pero fue el Sabio quien tomó la palabra entonces:



-Puede que hayáis equivocado las cosas. No creo que haya nada que temer de él, Esmeralda. Al contrario. Esa criatura podría ser un valioso aliado para nuestros planes. Sería interesante tratar de ganarla para nuestra causa. Sí, Zafiro ha hablado con mucha inteligencia, tal y como ha dicho, dejemos que se ocupe de las guerreras y de esos intrusos tan poderosos en nuestro lugar.

-No creo que se pueda razonar con ese engendro. Nos destruirá a todos si nos alcanza. ¡No estuviste allí, no viste su mirada!, ni las cosas tan horribles que hace. - Opuso Esmeralda visiblemente aterrada ante la sola idea de ver a aquel ser de pesadilla otra vez. -



Zafiro la observó sorprendido, ella jamás se había comportado así, estaba temblando de miedo, aterrorizada por aquel monstruo. Quizás sería buena idea mantenerse alejados de aquello. Pero Diamante parecía estar interesado en saber más sobre aquella posibilidad a lo que replicó.



-Podríamos viajar hasta el pasado y ver qué es lo que pretende. Si nuestras metas son las mismas sería un poderoso aliado. Para acabar con la oposición del pasado y con los rebeldes aquí. Sí. Podrías tener razón, Hombre Sabio.

           

Tanto Zafiro que no estaba de acuerdo, como Esmeralda, llena de horror, iban a oponer algo pero el príncipe no les dio opción, consideró terminada aquella reunión y desapareció. Entonces Zafiro se dirigió al Sabio y le dijo con cierto malestar.



- No sé siquiera como has podido pensar que esa especie de monstruo pueda estar de nuestro lado, Hombre Sabio.

- Nunca se sabe joven Zafiro, - replicó el interpelado. - Pero siguiendo los deseos del príncipe haré averiguaciones.

Dicho lo cual también desapareció. El joven hermano del príncipe se quedó mirando a la todavía impactada Esmeralda para añadir reflexivo.



-Hace mucho tiempo que no me fío del Hombre Sabio. ¿Y si esa especie de monstruo fuera obra suya?

- ¿Y cómo haremos para averiguar eso? - Preguntó la desconcertada muchacha. -

-Déjame eso a mí. – Le pidió Zafiro, indicándole. – Tú vuelve y habla con las guerreras. Debemos pactar una tregua. Al menos por el momento. Hasta que sepamos a qué atenernos.

Esmeralda pareció estar remisa a ello y opuso con patente temor.

-Pero el príncipe ha ordenado que debo acabar con ellas. Desobedecerle sería traición. Y yo no deseo traicionarle.

- De momento no tiene porqué enterarse, déjame a mi hermano a mí. – Le pidió Zafiro. –

La muchacha parecía dudar, pero finalmente asintió desapareciendo…



- ¿Y tienes la cara de deciros que queréis una tregua hasta que sepáis como salir de ésta? ¿Para qué? ¿Para luego volver a vuestros estúpidos planes de conquista? - Le espetó Rei ante la aprobación del resto. -

-Yo he sido totalmente sincera con vosotros. - Se defendió Esmeralda, que, irguiendo su cabeza con dignidad, añadió. - Y a vosotros también os afecta esta situación. Tanto o más que a nosotros.

-  Es verdad - convino Roy. - Ella tiene razón, y, lo que, es más, yo me fio de su palabra. La conozco de mi dimensión. Es algo irritante a veces, pero es una mujer que lucha por lo que ama. Eso es algo que no se le puede negar. Y si está yendo en contra de los deseos de Diamante es que ha visto por sí misma lo peligrosa que esa criatura puede llegar a ser.

Eso descolocó por completo a Esmeralda que se atrevió a preguntar a aquel desconocido.

- ¿Qué puedes saber tú de mí?

-Pues…- Replicó el interpelado mesándose la barbilla en actitud pretendidamente descuidada cuando agregó. - Que te gusta la moda, la buena cocina, el arte algo caro y que estás colada por ese principito tan estirado que tienes. Aunque confía en mí cuando te digo que no es tan frío como pretende. De hecho, es un tipo divertido cuando se le conoce bien. Sin energía oscura y socializando más, es bastante simpático. Bueno, es muy malo contando chistes, pese a lo alto que es juega de pena al baloncesto y sigue siendo un poco estirado tenga energía oscura o no. Pero en resumidas cuentas es un buen tío.

- ¿Qué? - Pudo exclamar la aludida, con el atónito interés del resto por recibir una aclaración de aquellas palabras. –



 Sin embargo, su interlocutor no matizó nada al grupo, solamente se dirigió hacia la recién llegada. Se acercó hasta ella y rodeó sus hombros con un brazo en ademán protector en tanto hacía con la chica un aparte del grupo. 



-Mira preciosa.  Te voy a contar un par de cosillas privadas, de las que hablábamos tu príncipe y yo sobre mujeres. Que, a lo mejor, te vendría bien saber. – Le susurró Roy atrayendo la total atención de Esmeralda que boquiabierta escuchaba mientras éste la instruía. - Mira a Diamante le gustan las chicas que…



  La sorprendida muchacha asintió sin decir nada y diríase que cuando él comenzó a explicarle ciertos asuntos ella empezó a enrojecer visiblemente hasta liberar aquel rubor en una de sus carcajadas incontrolables que, de inmediato, Roy se arrepintió de haber provocado. El muchacho entonces decidió contar a todos algo más convencional sobre el príncipe.  Algo que al menos se pudiera decir en voz alta. Tanto Esmeralda como el resto escucharon muy interesados a ese muchacho contando algunas anécdotas que tenía con el príncipe de su dimensión. Cuando ambos entrenaron en el Rincón del Alma y del Tiempo.



-Puede que eso valga para el Diamante de tu mundo. Pero no sé si servirá para el de éste. - Sentenció Mamoru.  –

-Sirvió para las chicas. - Replicó Tom ahora refiriéndose a las hermanas y tomando a una sonriente Cooan de la mano. - No creo que el resto sea tan diferente. En mi opinión todos eran buenas personas, pero manipuladas.

- He hecho muchas cosas de las que no estoy orgullosa. - Concedió Esmeralda que, aun así, remató. - Pero las volvería a hacer si con ello tuviera a Diamante junto a mí.

-Pues ahora podrás hacer el bien para variar, y de paso atraerlo a tu lado. - La animó Roy. – Tiene que percatarse del peligro que corremos todos. Incluidos él y los suyos. Así que tienes que ayudarnos, Esmeralda.

-Podríamos tratar de purificarla con el poder del Cristal de Plata -. Sugirió Usagi, aunque el mismo Roy le hizo un gesto en sentido contrario. –

-Necesitamos los poderes que ella tiene. Cualquier ayuda será poca.

-Creo que mis poderes no fueron muy efectivos contra esa bestia. - Tuvo que admitir ésta. –

-Es preferible tener algo de poder que ninguno. - Terció Tom. -

- ¡Vaya!, ahora siento no conservar mis poderes. - Maldijo Petz. -

-Sí, podríamos ayudaros. Entre todas algo más conseguiríamos. - Se mezcló Cooan. -

- Mejor que no.- Intervino Tom. Acariciando el mentón de la chica que se ruborizó en tanto le miraba. - Estaréis más seguras si os mantenéis al margen.

-Por desgracia con esa bestia suelta en cualquier parte nadie está a salvo. - Dijo Ami con tono preocupado. –

- ¿Y si hacéis como en mi dimensión? - Intervino Roy, cayendo en la cuenta ahora, para explicar.- Guerrero Luna os concedió una serie de armas y poderes para transformaros en Justicieras.



Las hermanas se miraron atónitas, incluso animadas. Podría resultar bonito pasar a ser guerreras de la Justicia, como Guerrero Luna y las demás. Volver a tener poderes, pero esta vez usarlos para el bien. Aunque fue la misma Usagi quien se encargó de enfriar ese repentino entusiasmo cuando movió la cabeza y repuso cariacontecida.



-  No sé qué poder tendrá mi Cristal de Plata en tu dimensión, aquí únicamente es capaz de limpiar la energía maligna, y eso con esfuerzo, pero dudo muchísimo que pueda hacer más.  Aún está muy débil.

-  Una lástima. - Suspiró Beruche a la que también había empezado a gustarle aquella posibilidad. - Me habría encantado poder ayudaros.

- Lo mejor sería que fuéramos a un refugio, ahora que las cosas se han puesto tan serias. - Terció Karaberasu, que parecía la más realista de las hermanas. –

- Sí, - tuvo que convenir Roy. - Un lugar bien escondido y seguro. Al menos hasta que pueda localizar a ese monstruo y liquidarlo. O devolverle a su dimensión. Eso haremos, todos nos dedicaremos a buscarle. Si alguien lo ve, que eleve su energía o use sus poderes de forma que yo pueda captar su posición y transportarme de inmediato.



Pareció que Usagi iba a decirle algo a Mamoru, pero éste la ignoró visiblemente dejando a la pobre muchacha muy entristecida. Tom se percató de ello y antes de marcharse le pidió al otro muchacho hablar con él un instante a solas. Mamoru fue, creyendo que iba a darle algún tipo de instrucción, en su lugar le sorprendió escuchar a ese otro individuo preguntarle con cierto tono de reproche y extrañeza.



-Usagi es una buena chica. ¿Por qué la tratas así?

-No es asunto tuyo. - Pudo replicar Mamoru ahora a la defensiva. –

-Escucha – Insistió Tom con bastante dosis de paciencia pues no le había gustado nada aquel tono. - Sé que no lo es. Pero si me permites decirte algo, juego con ventaja, sé lo que pasó en mi dimensión.

-Pero ahora no estamos en tu dimensión. - Rebatió su interlocutor que parecía muy incómodo con ese tema. –

-No quiero que te enfades amigo, sólo dime una cosa. – Le pidió conciliatoriamente Tom. - ¿Acaso tuviste una pesadilla, o algo así que te advertía de no estar con ella?



Mamoru le miró con gesto de sorpresa, apenas sí pudo replicar.



- ¿Cómo lo sabes?

-Connie, digo Cooan. - Bueno, allí la llamamos así, - sonrió Tom que prosiguió. - Me lo contó. Según le explicasteis vosotros cuando todo pasó. Alguien te envió ese sueño para avisarte de que algo horrible le podría ocurrir a ella si estabais juntos.

-Entonces ya sabes el motivo, te suplico que no le digas nada, por favor. Es por su propio bien. - Le pidió Mamoru.

No obstante, Tom negó con la cabeza para afirmar con una patente lógica.

- ¿Quieres protegerla de algo horrible? Lo comprendo, yo haría igual, pero dime una cosa. Algo horrible, ¿Cómo qué? ¿Como por ejemplo lo que ya está ocurriendo aquí y ahora? ¿Acaso se te ocurre algo peor? No amigo. No creo que debas preocuparte de eso. Es más, es un grave error. Piensa por un momento en lo que te digo. ¿Si ella está hundida por tu rechazo cómo crees que podría afectarle eso durante un combate?

-Sí, podrías tener razón. Pero entonces ese sueño, ¿por qué? ¿Qué sentido tiene entonces? - Preguntó el desconcertado joven. –

-Las cosas han cambiado. –Le aseguró Tom a su desorientado interlocutor. - Confía en mí. Dale a esa pobre chica una oportunidad. Sabes muy bien que es más fuerte de lo que parece. Sin embargo, lo único que podría hacerla vulnerable es tu desamor.



Poco a poco Mamoru fue conviniendo en ello y asintió despacio. Quería creer a ese muchacho y parecía que tanto él como su amigo el guerrero dorado estaban al corriente de lo que iba a suceder. Sí, aclarar las cosas con Usagi podría ser lo mejor. Si ella sufriera algún daño por estar pendiente de su relación nunca podría perdonárselo.

-Hablaré con ella y le pediré perdón. Le explicaré mis motivos. - Prometió él –

Tom esbozó una gran sonrisa y le dio una amistosa palmada en un hombro. Después éste se fue a coordinar su actuación con el resto. Mamoru a su vez llamó un momento a Usagi, por su tono y su expresión, tanto ella como las otras chicas comprendieron que iba a ser algo importante. Las demás guerreras les dejaron solos deseando que todo pudiera arreglarse.  Para su alegría vieron a  su amiga sonreír, llorar y abrazarse a su novio que ahora sí la estrechó entre sus brazos. Pero no había ya más tiempo para concederlo a sus sentimientos, finalmente cada grupo se dirigió hacia los lugares que se asignaron.  Mientras todo eso ocurría en el pasado. En el futuro, Zafiro se aprestó a buscar al Hombre Sabio.  Sabía que aquel tipo tenía un lugar al que solía acudir donde nadie solía molestarlo.



-Después de lo que le ha pasado a Turmalina aquí, y de las cosas que Esmeralda nos ha contado, creo que este tipo tiene algo que ver.



Sin embargo, fue hablar con esa sailor de su propio planeta, quien le contó gran cantidad de cosas, lo que le decidió. Zafiro se había puesto en contacto con algunos rebeldes y enseguida comprendió que estos no le mentían. Gracias a esa tal Sailor Némesis, que resultó ser la camarera de su abuela la princesa Ámbar, Zafiro supo de la existencia de un pasadizo secreto hasta para el Hombre Sabio. Lo siguió llegándose hasta los aposentos de aquel tipo. Cuando llegó miró tímidamente pero no estaba allí, decidió esconderse y tras unos instantes su paciencia dio fruto. Pudo ver al Sabio hablando con alguien, al parecer era alguien importante pues escuchaba en el tono de aquel tipo un respeto reverencial como nunca le había oído.



-Señor de la Nada, ya es hora de cumplir mi misión. He encontrado a un aliado perfecto y ya no necesito a los patéticos humanos de Némesis. Por fin podremos sumir al mundo en la oscuridad y acabar con todas las formas de vida.



Zafiro se estremeció de horror en cuanto escuchó aquello, musitó entre dientes con una mezcla de temor e indignación.



-Yo estaba seguro de esto. ¡Maldito bastardo traidor!, sabía que nos ocultaba algo, pero ni en mis

peores pesadillas pensé que fuera tan grave.



No quiso perder más tiempo y salió de allí. Pero sus pasos resonaban a través de las altas arcadas del cuarto y el Sabio giró su encapuchada cabeza en dirección a aquel sonido.



-¿Quién está ahí? - Pudo decir, pero solo el silencio le dio réplica, aunque él sospechaba ya de quién podría tratarse.



El chico corrió desesperadamente a la sala del reactor donde se ubicaba la caldera, fuente del poder del Planeta. Sin pensarlo sacó el chip que lo activaba y detuvo aquel ingenio.



-Bueno, - suspiró aliviado. - No podemos dejar que esto escape por completo a nuestro control -.



Aunque la voz del Sabio a sus espaldas le produjo un intenso escalofrío cuando le oyó sisear en tono de exigencia.



- ¡Zafiro!, deja el chip en su lugar.

- ¿Y por qué debería de hacer eso? Yo no recibo órdenes tuyas. - Replicó el muchacho tratando de mantener una mirada desafiante para remachar. - Hablaré con mi hermano Diamante y decidiremos lo que debe hacerse.

- ¡Es del Fantasma de la Muerte, de quién tú recibes las órdenes! - Espetó el Sabio con un tono teñido de amenaza al sentenciar. - Obedece o perderás tu vida.

- ¿Quién es ese Fantasma de la Muerte? – Quiso saber Zafiro cada vez más alarmado. -

-Es el Dios Supremo de la Nada, el que aniquilará todas las repugnantes formas de vida como la tuya. Y ahora que me ha enviado a uno de sus ángeles, ya no os necesito para nada. ¡Muere! - Exclamó al tiempo que sacando sus brazos emitía un potente chorro de energía.-



Zafiro recibió buena parte del impacto de aquel ataque, gritando de dolor, trato de protegerse con una barrera de energía y se tele transportó al mundo del pasado, en un desesperado intento de escapar.



-¡Hombre Sabio, maldito!- Gritó antes de desaparecer.-



Entre tanto las hermanas se dirigían al refugio más próximo. Roy y los otros se habían dispersado a la búsqueda de Cell. La ciudad estaba cada vez más desierta. Cooan suspiró mirando en derredor para afirmar.



- ¿Habéis visto? Al parecer las cosas se han puesto muy serias. Ya no hay nadie por las calles.

-Sí, lo mejor será darnos prisa por entrar al refugio. - Convino Karaberasu. –



Petz asintió descuidadamente cuando algo captó su atención, una figura conocida iba arrastrando los pies y apoyándose contra la esquina de la calle de enfrente. Creyó reconocer a…



- ¡Zafiro! - Pudo decir entre asombrada e incrédula. -



Las demás no parecieron haberle visto, pero su hermana corrió repentinamente cruzando la calle. Tomadas por sorpresa la llamaron en vano, finalmente todas fueron tras de Petz.  Cuando la alcanzaron ella estaba arrodillada sosteniendo la cabeza de un hombre que parecía estar herido. Para conmoción de todas reconocieron a Zafiro, el hermano menor del príncipe Diamante. Estaba sin sentido.



-Chicas ayudadme, tenemos que llevarle a casa. - Les pidió Petz. -

-Pero, debemos ir al refugio, - opuso Beruche. - Roy nos dijo.

- ¡Por favor! - Les suplicó su hermana dejándolas atónitas, eso era algo que jamás le habían visto hacer. Sobre todo, cuando añadió con visible tono de sufrimiento. - Morirá si le dejamos aquí. Os lo ruego, ¡ayudadme!

Sin pensarlo ya dos veces Beruche asintió, tanto ella como Karaberasu y Cooan se aprestaron para tratar de transportar a Zafiro junto con Petz. Pesaba bastante, pero entre las cuatro lograron levantarlo y por suerte, meterlo en un coche cercano que estaba abierto y sin ocupante. Afortunadamente tenía las llaves puestas. Eso sí, tuvieron que reprimir un sentimiento de horror al retirar de allí una serie de prendas masculinas, desde pantalón a chaqueta camisa, zapatos y ropa interior. Imaginando el por qué estaban allí. Afortunadamente con la ayuda de ese vehículo, aunque a trompicones, porque ninguna dominaba mucho la forma de conducir esos primitivos ingenios, pudieron llegar a su casa y subirle al ascensor, para trasladarle al dormitorio de Petz. Entre todas le curaron las heridas de la mejor forma que pudieron dejando luego sola a su hermana mayor con el convaleciente.



-Ahora solamente nos resta esperar a que se repongas. - Suspiró Petz, posando un trapo húmedo sobre la febril frente del muchacho. -



Por su parte, escondido entre unas ruinas, Cell aguardaba. No quería correr riesgos, ese súper guerrero era demasiado poderoso, al menos todavía. Necesitaba absorber más energía para enfrentarse a él. Si pudiera hacerse con alguno de esos humanos con extraños poderes de seguro sus reservas subirían bastante. Pero no podía descuidarse y ser detectado. Lo mejor sería dejar pasar un par de días para que perdieran por completo su pista. Reflexionaba sobre ello cuando a unos pocos metros apareció de la nada una especie de agujero negro y de él surgió una figura encapuchada que manejaba una bola de cristal. Cell trató de acertarle con su cola, pero solo encontró aire.



- ¡Es una proyección! - Siseó el monstruo preguntado acto seguido a aquella imagen. - ¿Quién eres y que quieres de mí?

-Solo soy un humilde enviado. - Replicó el Sabio añadiendo con un tono enigmático. - Estás aquí debido a los deseos de mi Amo y Señor, el Fantasma de la Muerte.

-Yo no sé quién es tu amo, ni me interesa. Lo único que sé es que ese maldito Trunks estaba a punto de destruirme y se abrió una especie de agujero, me metí en él y aparecí aquí. - Replicó Cell sin tomar a ese holograma en serio. -

-Digamos entonces que nuestros caminos se han cruzado por alguna razón. - Contestó su interlocutor, añadiendo. - Y eso ha sido una suerte, dado que tenemos enemigos comunes.

- ¿Te refieres al súper guerrero y a esos extraños humanos? - Quiso saber Cell, recibiendo un profundo asentimiento de aquel ser, bajo esa capucha. - ¿Y qué me propones? ¿Una alianza?

-Así es. Tú deseas absorber formas de vida para ganar poder. Yo deseo destruirlas. Tenemos mucho en común. Y ya sabes el dicho, el enemigo de mi enemigo es amigo mío.

-Mi objetivo es completarme, para ello necesito a dos androides que no creo se hallen aquí. El absorber energía solamente es un procedimiento para aumentar mi fuerza y posibilitar esa misión.- Explicó Cell desapasionadamente. -

-Pero sería interesante para ti saber cómo escapar de esta dimensión para regresar a la tuya. ¿No es así? - Le inquirió el Sabio, siendo ahora el androide el que asintiera. - Bien, pues te propongo un trato. Tú destruye a las guerreras y a todos los humanos que puedas para mí y yo te guiaré hacia una abertura dimensional.

-Suena bien. – Aprobó Cell -. Lo malo es que ese súper guerrero puede detectar mi presencia si uso mi poder.  Y es capaz de aparecer repentinamente, tengo que esperar unos días hasta que baje la guardia.

-Eso no será problema. – Replicó el Sabio que se despidió añadiendo. - Entre tanto tengo algunas cosas que hacer. Tú estate preparado, te avisaré cuando haya una ocasión propicia para que intervengas.



Desapareció igual que vino, dejando allí a un inmóvil y pensativo Cell…



Zafiro recobró el conocimiento tras sufrir una pesadilla, se recordaba a sí mismo de niño, junto con Diamante, alegres ante la visión de unas pocas flores que crecían en su planeta. Su hermano se lamentaba de que crecían muy pocas en la aridez de su mundo natal, pero aseguraba que un día, él conquistaría la Tierra de la que expulsaron a sus ancestros y que todas las innumerables flores de ese mundo serían para ellos. Zafiro sonreía con entusiasmo infantil afirmando convencido que su hermano podría hacerlo. Pero de pronto escuchaba la voz del Sabio llamando a Diamante y le veía, ya como adulto alejarse de él. Un Zafiro también adulto trataba de gritarle con todas sus fuerzas.



-Te digo, que no debes confiar en el Hombre Sabio, apártate de él. ¡Diamante, hermano,...Diamaaaantee!



Se irguió de pronto aun agitado por esa pesadilla. Todo su empeño estaba ahora en avisar a su hermano. ¡Tenía que salvarlo! De pronto cayó en la cuenta de que estaba en la Tierra, pero no tumbado en el suelo del parque en el que había caído, víctima de sus heridas y el agotamiento. Ahora estaba acostado en una cama, dentro de un cuarto desconocido. Estaba limpio y vendado con sumo cuidado. No sabía quién habría podido ayudarle así, pero lo agradecía. Su sorpresa fue manifiesta cuando una mujer joven abrió la puerta de la habitación y entró llevando una bandeja con un plato de sopa y algo más de comer.



- ¿Ya te has despertado? - Quiso saber ella con voz suave, mostrando la preocupación en su rostro. - ¿Cómo estás?

- ¡Petzite! - Pudo exclamar él con voz aun débil en cuanto la reconoció.



Ella asintió, tomo asiento a su lado dejando la bandeja en una mesita próxima. Zafiro entonces pudo añadir, como si tratase de recordarlo con claridad.



-Has estado viviendo en la Tierra desde que nos traicionaste.

-Sí- convino ella. - Y estoy lista para ser castigada, pero te pido que perdones a mis hermanas, por favor. - Le suplicó la chica dejando translucir algo de su velada angustia. En tanto se llevaba una de sus manos al pecho. - Castígame solo a mí. Yo soy la mayor y la responsable.

-No te preocupes. - Sonrió él. - No he venido a actuar de ejecutor. - Pero dime. - Quiso saber ahora con patente curiosidad - ¿Cómo has podido sobrevivir aquí?

-Tengo a mis hermanas, y ellas me tienen a mí. Nos cuidamos mutuamente. Lo cierto es que hemos descubierto que este mundo es maravilloso. Quizás la vida aquí comparada con Némesis y sus facilidades es mucho más difícil. Pero nos hemos dado cuenta de cuánto valen el amor y la confianza.  Es tal y como todo era en nuestro mundo cuando este todavía era libre de la influencia del mal.



Su interlocutor escuchó atentamente la historia que le contó aquella mujer que parecía totalmente cambiada, le recordaba a esa muchacha a la que conoció en la Corte, antes de que toda esta locura comenzara y así se lo reconoció él con patente admiración.



-Estás tan diferente. Pareces otra mujer. Y debo decirte que me gusta mucho este cambio tuyo. - Halagó él en tanto Petz le acercaba la bandeja con la sopa, cosa que Zafiro agradeció. -

-Gracias, - sonrió ampliamente la muchacha, ruborizándose incluso para añadir-.  Fue gracias a las guerreras de la Luna y a unos amigos que hemos aprendido que se puede vivir plenamente y amar. Entregarse a los demás y confiar, sin temores y sin odios.

-Entonces hemos estado equivocados desde el principio. - Dijo Zafiro con amargura. - Ese maldito Hombre Sabio nos llenó la mente de mentiras y quizás ya sea tarde. ¡Debo hacer algo y rápido! -



Viendo la cara de preocupación de Petz, Zafiro le contó lo sucedido, remachando a continuación.



-Tengo que ver a mi hermano y contarle lo que está sucediendo. ¡Está en peligro!

-Tú eres el de siempre. - Se lamentó ella. - Sólo piensas en el príncipe Diamante.

-Debo levantarme y salir. - Repuso él tratando de hacerlo, pero cayendo presa de la debilidad. Volvió a tratar de levantarse esta vez con éxito, pero Petz le sujetó abrazándose a él. -

- ¡No!, ¡debes seguir en la cama, estás muy débil! - Pudo oponer ella con creciente alarma. -

-Tengo que advertir a Diamante… - Repetía obsesivamente él. -

- ¡No! – Chillo Petz entre lágrimas, cosa que dejó atónito a Zafiro, más cuando ella añadió llorosa. - Si vas a verle puedes morir, y yo no soportaría que algo te ocurriera. Si perdieses la vida, ahora que te he vuelto a ver.

-Escúchame. – Le pidió cariñosamente él, realmente conmovido por los sentimientos de aquella muchacha, tomándola cariñosamente de los hombros. - Tengo que hacerlo. Si tú supieras que tus hermanas estuvieran en grave peligro, también tratarías de ayudarlas. ¿No es así?



La compungida chica no tuvo más remedio que asentir en tanto las lágrimas le caían profusamente, rodando por sus mejillas. Zafiro se enderezó añadiendo con sentimiento y dulzura.



-Diamante es mi único y querido hermano. No me lo perdonaría si le sucediera algo. Lo comprendes, ¿verdad?



Petz trató de replicar, pero fue incapaz, él posó un dedo sobre sus labios para añadir con tono de promesa.



-Y cuando haya hablado con él. Volveré aquí otra vez. Contigo. Te dejaré mi chaqueta hasta que vuelva. – Señaló hacia una pared donde su chaqueta de color azul marino reposaba colgada en una percha. -



Entre tanto las otras hermanas habían estado tratando de saber lo que sucedía. Bertie y Cooan trataron de espiar cuando su hermana mayor entró. Aunque enseguida cerraron la puerta juzgando esa conducta poco respetuosa.



-Creo que lo mejor será que huyamos, antes de que acabe con nosotras. - Comentó Beruche, visiblemente preocupada. -

-No creo que nos suceda nada malo. - Negó sin embargo Karaberasu indicándoles. - Lo mejor es dejar las cosas como están.

- ¿Eso nos aconsejas? - Intervino Cooan. – Pero Petz está ahí con él…

-Petz siempre estuvo enamorada de Zafiro. - Les desveló una emocionada Karaberasu para sorpresa de sus hermanas más jóvenes incidiendo ahora en lo que Roy había adelantado. - Vosotras erais muy niñas y no lo recordáis. Pero él era inalcanzable. Petz sufría en muchas ocasiones por ello, le tenía tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. Yo muchas veces me metía con ella, lo sabéis, por cuestión de los hombres. Sin embargo, en el fondo trataba de hacerla reaccionar. A ver si olvidaba al hermano de Diamante y rehacía su vida. Pero Zafiro fue y será el único hombre en su corazón.

-La misma historia que yo con Rubeus. - Se entristeció Cooan. -

-Te aseguro que en tu caso ha sido mejor así. Rubeus era muy mujeriego. – Le confesó su hermana añadiendo incluso con manifiesto pesar. - Antes que sucediera contigo jugó sus cartas conmigo.  Aunque  mí no me interesaba. Bueno, no te mentiré.- Suspiró, confesando.- mantuvimos una relación, pero se cansó de mí, como del resto de las mujeres con las que ha estado. El caso de Zafiro siempre fue distinto. Incluso en el clan de la Luna Negra nunca se preocupó del poder ni de la dominación. Más bien de cuidar a su hermano. Siempre fue sincero y bondadoso.

-Pues… - Beruche no llegó a decir nada más cuando un súbito ruido llamó su atención. -



      De pronto la puerta del dormitorio se abrió y Zafiro salió andando a duras penas. Iba con una camisa, pero sin su chaqueta. El chico se detuvo un instante dirigiendo la mirada hacia las hermanas que no supieron que decir, y dedicándolas una amable sonrisa y un leve y agradecido asentimiento de cabeza, volvió a caminar abriendo la puerta y saliendo del piso. Al poco una llorosa Petz, abrazada a la chaqueta del muchacho, salió del cuarto y se encaminó a la terraza.



-Pero Petzite. - Pudo decir ahora Cooan con tono preocupado. - ¿Cómo le has dejado ir estando herido? ¡No podrá luchar!

-Podríamos ir tras de él, y entre todas… - Propuso dubitativamente Beruche, pero Karaberasu la cortó. -

- ¿De qué forma podríamos ayudarle? -Inquirió de modo casi retórico para sentenciar. - Ya no somos las que éramos, sin nuestros antiguos poderes seríamos una carga para él. Lo mejor que podemos hacer es esperar. -



Todas se miraron apesadumbradas, sabían que Kalie tenía razón, sin embargo, Cooan recordó a Sailor Moon y a sus amigas y descolgó decididamente el teléfono. Se puso en contacto con ella pidiendo ayuda y resumiéndole brevemente la situación.



-Por favor. ¡Ayúdanos! - Le suplicó tras contarle todo, colgando poco después. -



Guerrero Luna y las otras habían estado descansando en casa de Usagi. Estaban agotadas tras buscar a ese monstruo sin resultados. Pero no lo dudaron ni un segundo y partieron prestas a socorrer a Zafiro. Éste vagaba casi sin rumbo por las calles cuando ante él apareció una figura enorme y realmente repulsiva. Era aquel ser, Cell, quien saliendo de las ruinas de un edificio cercano, le espetó con tono de burla.



-Bienvenido. El Sabio me dijo que vendrías por aquí. Pero creo que no vas a tener tiempo de hablar con tu queridísimo hermano.

- ¿Qué clase de monstruo eres? - Replicó Zafiro apoyándose en una pared cercana y tratando de ponerse en guardia. -

-El que va a absorberte sin pérdida de tiempo. - Siseó Cell lanzándose contra el agotado muchacho que no pudo hacer más que cubrirse con los brazos de forma instintiva. -

- ¡Alto ahí, monstruo! – Se escuchó entonces la voz familiar de Usagi, que, transformada en Sailor Moon, había llegado a la carrera junto con sus compañeras y Tuxedo. Deteniendo a Cell en seco.

-No te permitiremos llevar a cabo tus diabólicos planes. - Le espetó Minako. -

-En nombre de la Justicia y de la Vida, te detendremos. - Sentenció Ami. -

- ¡No me molestéis, estúpidas! - Escupió Cell que agitando uno de sus brazos emitió una potente onda de energía que dio con todas en el suelo tras hacerlas volar algunos metros. - Aquello hizo sonreír levemente a esa criatura, si es que la siniestra mueca de su boca picuda podía interpretarse de esa forma, al punto ese engendro, añadió. - Me ocuparé de vosotras más tarde, pero primero debo cumplir mi parte del trato. -



Y con sádica expresión volvió a lanzarse contra Zafiro que ahora estaba sentando contra la pared, inerme ante su suerte y cubriéndose lo mejor que podía. Pero en ese momento un rayo de energía impactó sobre Cell. No fue lo bastante fuerte como para dañarle, pero si como para desviarle de su trayectoria y hacerle impactar contra un muro cercano que derruyó quedando momentáneamente enterrado bajo los cascotes. Zafiro entonces elevó la mirada al cielo, siguiendo la trayectoria de aquel flash de luz que le había cegado incluso a pesar de tener los brazos en actitud protectora y para su sorpresa y alegría pudo exclamar.



-Di, Diamante. ¿Eres tú, hermano?

- ¿Qué demonios significa esto? - Quiso saber el atónito príncipe que, de seguido se dirigió a su hermano menor. ¿Es esta la causa de que nos hayas traicionado, Zafiro? ¿Acaso no crees que esta criatura pueda sernos de utilidad?

-No es eso, hermano. Verás… he escuchado al Sabio decir…



Pero no pudo añadir más. Desde detrás del sorprendido Diamante un rayo de energía oscura partió estrellándose contra su hermano que aulló de dolor cayendo al suelo en el que se había formado incluso un pequeño cráter debido a la potencia de esa energía. Ahora fue el príncipe quién espantado miró tras de sí, descubriendo la silueta flotante del Hombre Sabio que con un gesto de una de sus manos hizo levitar el chip que Zafiro guardaba en uno de sus bolsillos hasta él.



-Pero, pero… – Pudo balbucear sin llegar a asimilar lo sucedido. - ¡Hombre Sabio!





Usagi y las demás se habían recuperado y ya de pie observaron impotentes aquel ataque. Por desgracia Cell se había rehecho de igual modo, aunque ahora permanecía quieto, diríase que divertido, observando aquella escena con sus brazos cruzados en torno al pecho.



-Zafiro es un traidor. - Declaró el Sabio señalando ahora a Cell para agregar. - Este ser es un valioso aliado para nuestra causa. Hemos hecho un pacto y nos ayudará a vencer a las guerreras. Tu hermano se ha delatado al decir esas tonterías por sugerencia de nuestras enemigas.



Diamante estaba totalmente confundido. Miraba ahora alternativamente a esa especie de criatura, a su hermano caído en el suelo y a las guerreras sin saber que hacer o que decir.



-A ti te han engañado, Diamante. - Terció Guerrero Luna con expresión suplicante. - No creas al Hombre Sabio.



Éste pareció hacer un gesto con su capucha y Cell también asintió. Desplegando su cola se lanzó contra las guerreras que apenas sí tuvieron tiempo de concentrar sus poderes y atacarle todas a un tiempo. Afortunadamente toda esa energía combinada frenó el primer ataque de su adversario, pero este se recuperó enseguida y volvió a la carga. Ahora las chicas estaban débiles. Iban a caer a merced de su enemigo pero, cuando éste saboreaba ya su victoria de la nada apareció Roy que, sin mediar palabra, golpeó al monstruo con un puñetazo tal que lo arrojó centenares de metros haciéndole atravesar un edificio cercano.



- ¿Estáis todas bien? - Quiso saber el chico. -

- ¿Tú quién eres? - Le inquirió Diamante, que estaba cada vez más perdido en medio de aquello. - ¿Un aliado de las guerreras?

-Y un aliado tuyo si eres lo bastante listo como para no hacer caso a ese encapuchado. - Replicó Roy añadiendo con sorna. - ¿A quién vas a creer? ¿A un tipo que no deja nunca ver su cara y a una lagartija súper desarrollada o a un grupo de chicas tan encantadoras como estas?



En ese instante Zafiro pareció reanimarse y con las escasas fuerzas que le restaban musitó con gran dificultad.



-Es cierto, Diamante, el Hombre Sabio quiere acabar también con el mundo del futuro…

-¡Mueeereee! – Gritó el Sabio elevando los brazos y descargando de nuevo una oleada de energía contra el indefenso muchacho. -



 Por fortuna Roy pudo anticiparse agarrando a aquel chico y apartándole de allí al tiempo que exclamaba.



-Esta vez no. Petz me mataría si dejo que acaben contigo. - Sonrió a Zafiro en tanto le dejaba a salvo en una calle cercana. -

- ¿Qué haces, Sabio? - Demandó el príncipe de Némesis con visible enfado. - Seré yo quien decida el castigo que mi hermano merece. Si es que no eres tú el que deba ser castigado.

- ¡Eres un estúpido mortal! – Replicó ahora el Sabio descubriendo su juego. - Tú también morirás. Ya no te necesito para nada. Los deseos del Fantasma de la Muerte se verán cumplidos.

-Entonces, ¡eres tú el verdadero traidor! - Declaró Diamante visiblemente enfurecido para sentenciar -. ¿Te olvidas de que yo soy el jefe? Soy el príncipe de Némesis. ¡El príncipe Diamante! Bien, ¡ponme a prueba!



Y ambos comenzaron una reñida batalla, lanzándose mutuos ataques energéticos que se anulaban entre sí. Roy por su parte vio como Usagi y Mamoru se dirigían a auxiliar al débil Zafiro. Entonces, sacando una pequeña bolsa, extrajo de su interior una alubia que arrojó hacia ellos. Mamoru se percató agarrándola en el aire en tanto Roy les indicaba.



-Dádsela a Zafiro. Yo tengo algo que hacer. - Agregó sintiendo una ráfaga de energía que surgía a unos centenares de metros a su derecha. -

Cell se había recobrado y atacó con un poderoso rayo que Roy pudo presentir a tiempo y esquivar. El muchacho se convirtió en súper guerrero y se lanzó contra su oponente comenzando un reñido duelo a golpes. Ambos eran más rápidos de lo que Usagi y los demás podían seguir con la vista. Al menos pudieron hacerle comer aquella alubia a Zafiro que, tras masticarla trabajosamente, se recobró de forma milagrosa para asombro de todos.



-Mi hermano, ¿dónde está? - Pudo decir el muchacho mientras se levantaba tan incrédulo como lo estaban Usagi y Mamoru a su lado. - 

-Luchando contra el Sabio. – Le indicó Tuxedo señalando hacia el cielo. -



Efectivamente, ahí seguían ambos arrojándose una interminable sucesión de ondas y bolas de energía. Aunque aquel Sabio no parecía cansarse, en tanto que Diamante comenzaba a mostrar signos de agotamiento. Pero cuando parecía que el príncipe de Némesis no podría frenar el siguiente ataque otra energía oscura se unió a la de él.



- ¡Os ayudaré mi príncipe! - Gritó una voz perteneciente a una mujer que había aparecido justo al lado de Diamante. -

- ¿Esmeralda, eres tú? - Se sorprendió él alegrándose de que la muchacha uniera sus fuerzas a las suyas. -



El Sabio pareció pensarlo mejor. Estaba claro que, entre la fuerza de ambos miembros de la Luna Negra y un posible ataque de las guerreras estaba en desventaja. Decidió desaparecer de allí para pensar en una nueva estrategia.  Diamante y su ahora sonriente súbdita descendieron a tierra para reunirse con Zafiro y las guerreras. Entonces todos dedicaron atención al otro combate, tratando de seguirlo sin apenas hacer ruido ni para respirar. Sencillamente las fuerzas que desplegaban ese guerrero dorado y esa bestia les tenían anonadados.



           -    ¡Es algo increíble! - Pudo musitar el príncipe, tan absorto como el resto. -



Entre tanto Roy había comenzado a tomar ventaja, los ataques de Cell empezaba a errar cada vez más en su blanco. Estaba claro que el muchacho era superior. Aquello empezó a degenerar en una sucesión de rápidos contrataques del chico que fueron haciendo mella en ese engendro que, tras recibir un certero puñetazo en el abdomen, cayó al suelo doblándose por el dolor. Su oponente entonces esbozando una media sonrisa de triunfo espetó.



- ¡Bah!, el maestro Son Gohan tenía razón. ¡Eres un ser patético! Si hasta Nagashel era  más fuerte         que tú. ¡Escoria!



Aquello enfureció visiblemente a Cell que recobrándose a duras penas acumuló energía hasta provocar una onda de choque que abrió un profundo cráter bajo sus patas al tiempo que derribaba algún edificio cercano. Las sailors, pese a la distancia, estaban impresionadas por tal demostración de fuerza. Cell aullaba encolerizado de forma que todos podían oírle y estremecerse.



            -¡Vas a morir, maldito!



Aunque Roy era el único que no se inmutaba, brillando como un súper guerrero se reía abiertamente de su rival, declarando con sorna.



-Tendré que tener cuidado sí, o me matarás de un ataque… ¡de risa! …-Y agregó con rictus ahora más serio, para espetar. - Cómo te gustaría completarte, ¿verdad?  Pues has tenido mala suerte, en esta dimensión nunca podrás hacerlo. Y yo me ocuparé que no salgas vivo de aquí.

-No, -siseó su enemigo, que parecía estar pensando algo cuando agregó. - Pero al menos podré robar la suficiente energía. -



Y sin que nadie lo esperase desapareció a gran velocidad reapareciendo junto a unas atónitas y espantadas guerreras. Cell lanzó su cola para ensartar con ella a la guerrera de Marte que era la más cercana, pero para su sorpresa Roy ya estaba allí sujetándola de nuevo y con otro puñetazo lanzó al monstruo otra vez contra una pared que volvió a ser pulverizada con el impacto. Ahora Cell trataba de levantarse en tanto se tocaba su extraña y picuda boca de la que parecía manar una especie de sangre de color violácea.



-Ni lo sueñes. - ¡Sentenció el chico brillando aun con una mayor intensidad dorada en tanto caminaba lentamente hacia él! No te lo permitiré…



Cell trató de levantarse visiblemente asustado. Estaba claro que, de seguir por la vía del enfrentamiento, ese supersaiyajin acabaría con él. Aun no podía enfrentarse cara a cara con tal formidable enemigo. Necesitaba más tiempo. Trató nuevamente de lanzar la técnica del viento solar, aunque ahora Roy se lo esperaba y cerró los ojos. Pese al resplandor que cegó al resto el chico pudo sentir la energía de su oponente cuando trataba de escapar y asestarle un tremendo golpe que volvió a enviarle a cientos de metros de distancia, pulverizando otro bloque de casas con su impacto. Roy no se lo pensó dos veces, se elevó al cielo y apuntó con sus manos hacia el lugar donde su enemigo había quedado sepultado. En unos instantes el super guerrero comenzó a lanzar bolas de energía que provocaron una enorme explosión, con un hongo similar al de una bomba atómica. La potencia de la onda expansiva arrojó al suelo a las guerreras y a los miembros de la Luna Negra que, anonadados, presenciaron aquella exhibición de poder. De hecho, aquel ataque provocó la apertura de un enorme cráter en el centro de la desierta ciudad.



- ¿Habéis visto eso? - Señaló Diamante levantándose del suelo y sacudiéndose el polvo de su ahora desgarrado traje. -

-Y no debe de haber empleado todo su poder según mis lecturas. – Le contestó Mercurio que había desplegado su visor especial con el que trataba de escanear la zona en busca de rastros de Cell. –



Roy volvió a posarse junto con sus amigos y para sorpresa del resto confirmó las palabras de Ami a la que había escuchado según se acercaba.



-Puede quedar gente todavía en la ciudad. Si empleo mayor poder estarían en peligro muchas vidas. Aunque no sé si con este ataque habré podido acabar con Cell.

- ¿Cómo qué no? - Terció Esmeralda también con patente asombro. -  Con ese ataque habrías acabado con cualquiera.

-Ojalá fuera tan fácil. - Replicó un Roy nada convencido, para añadir. - De todos modos, necesitaría poder luchar con ese monstruo en un lugar donde no tuviera problemas en usar toda mi energía.



            El grupo quedó pensativo, aunque de pronto fue Zafiro quien intervino con una posible solución.



         -¿Qué te parecería en el camino al futuro del Cristal Tokio del Siglo XXX?  Existe una dimensión de  tiempo - espacio donde estos ataques serían inofensivos. Al menos según mis cálculos.



Aquella idea parecía buena y el grupo se puso a tratar de llevarla a cabo. Tanto Roy como Mercurio mientras intentaban detectar la energía de Cell, pero allí no se movía nada. Ojalá que aquel monstruo estuviera muerto pero el chico lo dudaba seriamente. Le dijo al resto que iba a buscar a Tom para preguntarle su opinión, pero antes consultó algo con Usagi y Mamoru que asintieron. Luego de dar una serie de indicaciones a Diamante, su hermano, Esmeralda y las guerreras por si ese monstruo reaparecía, Roy se transportó hacia la energía de su amigo y apareció en el piso de las hermanas. Tom estaba charlando con ellas y entre todos confortaban a Petz. Aunque cuando Roy apareció con una gran sonrisa ésta también resplandeció en el rostro de la chica. Más cuando el recién llegado les informó para alegría de todos.



-No te preocupes por Zafiro. Le podrás devolver la chaqueta sin romper los platos esta vez.

- ¿Qué? - Inquirió la aludida sin comprender. -

-Nada, olvídalo. Él está bien. Las guerreras, su hermano y Esmy, cuidan de él. Pero ahora debo contaros lo ocurrido. - Repuso el chico con preocupación. -



            Una vez las informó añadió dirigiéndose a las hermanas.



-Necesitaremos a alguien que cuide de Chibiusa, no me gustaría nada que el tipo de la capucha la apresara y le diera malas ideas respecto de su papá y su mamá. Todavía no tiene edad de volverse una adolescente problemática.



Como quiera que las hermanas le miraron con la extrañeza pintada en sus expresiones y Tom asintió de forma cómplice, Roy sonrió restándole importancia.



-Es una larga historia. Ahora no me da tiempo a contarla. Las guerreras y yo tenemos cosas que hacer en el futuro, hay que eliminar a ese monstruo y al Sabio. Por si acaso he hablado con Usagi y con Mamoru y están de acuerdo conmigo. Chibiusa estará más segura con vosotras que sola en el santuario. El enemigo ya conoce esa posición.

-Cuenta con nosotras.  - Afirmó Cooan con el asentimiento de todas sus hermanas. – La protegeremos.



Acordado aquello las hermanas se prepararon para ir a buscar a Chibiusa, aunque Tom pudo recordarle a su amigo con visible preocupación.



-Eso es alterar todavía más los acontecimientos.

-Por desgracia no nos queda más remedio. ¿O es que prefieres que tengamos que enfrentarnos también a la Dama Negra?



Desde luego que a Tom esa era la última cosa que se le pasaba por la cabeza. Roy le encargó que acompañase a las hermanas para protegerlas a lo que el chico estuvo más que dispuesto. Después volvió a transportarse con los demás. Al parecer entre las ruinas no había novedades. Ese maldito Cell se escondía muy bien. Si no utilizaba su energía Roy sería incapaz de percibirle. El súper guerrero comenzaba a sentirse frustrado de tener que jugar al gato y al ratón. Aunque sin que él lo supiera el monstruo había excavado un túnel que le conectó al alcantarillado de la ciudad y se alejó caminando a buen ritmo, con sumo cuidado de emitir la menor partícula de energía. Volvió   a su refugio en donde le aguardaba el Sabio que le dijo.



-Necesitamos la energía de la chica del futuro. Si eres capaz de absorberla tu poder crecerá lo bastante como para vencer a tu oponente.

- ¿Y dónde está? - Quiso saber Cell. -

-Aquí. Observa. - Repuso el Sabio mostrándole imágenes de Chibiusa en su bola, la niña estaba acompañada de las cuatro hermanas y de Tom que usando otro coche que habían encontrado se dirigían de vuelta al piso de las chicas. Y entonces el encapuchado le indicó. – Ve por ella sin dilación



Entre las ruinas pudo escucharse un siseo gutural, aquello era la carcajada de Cell. Solamente tenía que dirigirse hacia las coordenadas que le diera el Sabio, absorber a esos indefensos humanos y después a esa niña.



-Será muy fácil. - Se dijo con regocijo. -



Ajenos por completo a ello, los ocupantes del vehículo parecían más aliviados. Tom conducía por unas carreteras desiertas, esquivando algún coche o camión ocasional que estaba abandonado. Petz se sentaba junto a él en el asiento del copiloto, detrás iban Karaberasu a la derecha, Beruche a la izquierda y Cooan en el centro, y sobre el regazo de ésta iba sentada la pequeña que con tono alegre decía.



-Cuanto me alegro de ir con vosotras a casa, Cooan.



Ésta le sonrió animosamente a la niña, con la que había llegado a trabar una buena relación, casi era como la hermana pequeña que no tuvo. Así que le respondió.



-Todo va a estar bien. Nuestros amigos y las guerreras acabarán con ese monstruo y con el Sabio y la paz retornará aquí y al futuro. Ya lo verás, Chibiusa.

- ¿Crees que podrán salvar también a mi mamá? - Quiso saber la cría con rostro expectante.

-Seguro que Roy y el resto pueden. – La animó ahora Beruche con otra sonrisa. – Unidos serán invencibles.



De pronto Tom frenó horrorizado, ante ellos había aparecido ese ser de pesadilla. Con una expresión sádica se acercó al coche. Las chicas lo observaron espantadas. Cooan incluso tapó los ojos a Chibiusa para que no viera acercarse a ese engendro. El conductor trató de dar marcha atrás a toda potencia, pero fue inútil, de un salto prodigioso Cell se subió al techo aplastándolo con su peso, tanto que las chicas tuvieron que agacharse. Cooan protegió a la pequeña con su propio cuerpo. El monstruo entonces bajó al suelo y arrancó una de las puertas sin esfuerzo aparente. Las chicas rápidamente abrieron la otra y saltaron del vehículo. Desesperado Tom arrancó de nuevo y trató de embestir a Cell que, divertido ni hizo intención de apartarse.  Cuando el coche se estrelló contra él la criatura lo sujetó firmemente con ambas manos impidiendo que avanzase ni un milímetro por más que su conductor pisara a fondo. Entonces el androide lanzó su cola contra el cristal delantero atravesándolo. Por fortuna Tom fue capaz de tirarse hacia un lado y eludió ese ataque. Lo que no pudo evitar es que Cell levantase el coche y lo arrojase varios metros haciéndole dar vueltas de campana hasta que éste se detuvo al chocar contra un guarda rail. El chico en el interior quedó inconsciente, pero afortunadamente para él Cell lo ignoró, tenía cosas más importantes en las que centrarse. Una mueca de alborozo apareció en las reptilianas facciones del monstruo cuando fijo nuevamente su atención en las cuatro chicas que corrían llevando a esa pequeña que era su objetivo. No le costó mucho dar un buen salto y cortarlas el paso.



- ¡Oh Dios mío! – Exclamó Beruche horrorizada en tanto su hermana Cooan abrazaba protectoramente a la niña contra su pecho y tanto Petz como Karaberasu agarraban un par de piedras del camino exhibiéndolas amenazadoramente contra su oponente. - ¿Qué vamos a hacer?



Cell se regocijaba contemplando las caras de terror de sus inminentes víctimas. Eran tan débiles que no necesitaba emitir ninguna clase de energía para vencerlas. Solamente tendría que absorberlas, era tan fácil que casi no tenía interés. Decidió jugar un poco. Avanzó a pasos lentos y confiados en tanto Karaberasu le gritaba, reuniendo todo su valor.



- ¡Quédate donde estás, monstruo!

-No te acerques. - Se unió Petz que volviéndose a sus hermanas las ordenó. - Corred, nosotras le detendremos.

- ¿Estás loca, os matará a las dos? - Replicó Cooan con horror. -

-Haz caso a Petz, ¡vamos! - Le espetó Karaberasu que ya casi tenía a aquel enorme ser encima. -



La chica le arrojó una piedra golpeándole la cabeza, pero fue como si le hubieran rozado con una pluma. Igual suerte tuvo Petz cuando le arrojó otra. Las otras dos chicas miraban impotentes como ese engendro iba a asesinar a sus hermanas. Cooan soltó a Chibiusa dejándola en el suelo y pidiéndole con premura.



-Corre cariño y escóndete. No podrá encontrarte, nosotras le distraeremos.



Al principio la niña no quería dejar a las mujeres, pero fue Bertie la que la instó también con vehemencia.



-Por lo que más quieras, ¡corre!, no podremos entretenerle por mucho tiempo.



Aunque aquello llegó a oídos de Cell, que moviendo la cabeza siseó con su voz gutural.



-De eso nada, no permitiré que la mocosa esa se me escape. Me ocuparé de vosotras después…



E ignorando a las mujeres, saltó por encima de ellas hasta interponerse en la ruta de huida de la pequeña que cayó al suelo aterrada ante semejante aparición. Las cuatro hermanas se miraban impotentes, ahora estaban a una decena de metros de Chibiusa y de aquel ser. Petz gritó con desesperación.



- ¡Maldito cobarde!, al menos enfréntate a nosotras.



Pero Cell se limitó a ignorar esas palabras, esbozar una mueca de triunfo y a alargar su brazo para agarrar del cuello a la pequeña, iba a deleitarse absorbiéndola, con lo que no contaba fue con la reacción de ésta que viéndose perdida lanzó un desgarrador grito.



-¡Nooo, déjame en paaaaz!, ¡Aaaaaaaahhhh!



De pronto, una media luna dorada emergió de su frente y Cell, totalmente tomado por sorpresa fue arrojado a varios metros de distancia por un estallido de energía luminosa que brotó de la niña….



Tanto Roy, como las guerreras y los miembros de la Luna Negra, sintieron aquella fuerza y miraron en su dirección. Esmeralda fue la primera en reaccionar diciendo.



- ¡Es la energía de la chica!

-Está en peligro. - Secundó Zafiro-

- ¡Vamos! – Les ordenó Diamante. -



Los tres se desvanecieron de inmediato, Roy quiso concentrarse en ese poder, pero ya se había extinguido, afortunadamente para él, Ami usó su visor para rastrear las partículas que quedaban. Entre tanto Cell se levantaba del suelo aún atónito ante semejante demostración de fuerza. Pero parecía que esa mocosa se había desmayado. Ahora ya no tendría problemas. O al menos creía él, cuando sin mediar aviso recibió un ataque combinado de Diamante, Zafiro y Esmeralda que le arrojó de nuevo al suelo. El príncipe tomó el mando y ordenó a su clan.



-Acordaros de lo que Roy nos dijo. Trataremos de contenerle. A mi señal, cuando se levante.



Zafiro y Esmeralda asintieron focalizando sus fuerzas junto a las de su príncipe en el objetivo común. Cell ya se recobraba y estaba visiblemente furioso ahora, trató de saltar hacia la niña que seguía tendida en el suelo. Pero nada más tensarse para hacerlo recibió otra descarga combinada de sus tres oponentes que volvió a tirarle al suelo, esta vez incluso abriendo un pequeño cráter.



- ¡Malditos seáis, dejadme en paz! - Siseó aquella criatura de pesadilla irguiéndose nuevamente. -



Otra vez recibió idéntico tratamiento, el cráter que hizo con el nuevo impacto se agrandó. Diamante, Zafiro y Esmeralda comenzaban a agotarse y fue ésta última la que indicó a las hermanas.



- ¡Rápido!, llevaos a la niña y escapad. No sé cuánto tiempo más podremos frenarle.



Ahora fue Karaberasu la que tomó en brazos a la pequeña, junto con su hermana Petz se apresuraron a esconder a la niña entre el laberinto de calles y edificios derruidos en los que se había convertido buena parte de la ciudad. Cooan y Beruche corrieron mientras al coche en el que habían venido que estaba ahora boca abajo, rezando porque Tom estuviera vivo. Por fortuna el chico seguía sin sentido, sangraba por algunas heridas, pero respiraba de forma regular. Las hermanas trataban de sacarle de allí, pero era imposible, el cuerpo el muchacho estaba atrapado entre algunos hierros. Sus hermanas mayores corrían ya con la pequeña en tanto Cell, hirviendo de ira, volvió a levantarse. El monstruo no se atrevía, pese a todo, a emplear más a fondo su poder por miedo a ser detectado. Nuevamente pues fue abatido por una descarga conjunta desde el aire. Sus enemigos le estaban complicando mucho las cosas. El cráter seguía creciendo alimentado con los repetidos impactos del monstruo y esas descargas energéticas.



- ¿Cómo estáis? - Jadeó un agotado Diamante a sus compañeros. -

- Tranquilo hermano- le replicó Zafiro en idéntica condición. - Aun puedo aguantar.

- Yo también, mi príncipe. – Sonrió una agitada Esmeralda que sin embargo tenía que respirar inhalando profundamente para compensar ese cansancio agobiante que la invadía. -

- A mi señal. - Indicó nuevamente el príncipe en cuanto observó que aquella criatura volvía a levantarse. – Preparados para atacar…



             Nuevamente se repitió la historia. Cell fue repelido cuando trataba de saltar, pero ahora tanto Diamante, como Zafiro y Esmeralda estaba muy debilitados. Jadeaban ostentosamente y sudaban de forma copiosa por el esfuerzo denodado que estaban realizando. Pero aquel ser de pesadilla no parecía más afectado que en su orgullo, se levantaba una y otra vez. Finalmente las fuerzas del trio de la Luna Negra no fueron suficientes y Cell logró incorporarse, de un salto atravesó la barrera de energía y subió hasta golpear a Diamante con un manotazo que arrojó al príncipe al suelo. Lleno de ira Cell descendió hasta donde se encontraba su enemigo caído.



-Empezaré absorbiéndote a ti. - Gorgoteó apuntando con su cola al indefenso príncipe. –

-Maldito. - Pudo susurrar Diamante que sangraba por la nariz producto del golpe recibido y que merced a su suma debilidad, era además incapaz de moverse. -



Entre tanto Tom había recobrado el conocimiento. Viéndose atrapado entre los hierros deseó poder liberarse. Casi respondiendo a sus pensamientos notó que las barras de metal cedieron y pudo salir de allí. Por suerte para él guardaba aun algunas alubias en su bolsillo, realmente no sabía cómo habían llegado ahí. Se comió una de ellas y se recobró de inmediato, para asombro de Cooan y de Beruche que le urgieron a salir de allí. De todos modos, el muchacho miró hacia la posición de Cell, percatándose de la difícil situación de Diamante y ordenando a las chicas.



-Vosotras corred y escondeos. No os preocupéis, ese monstruo no me hará nada. Voy a aprovechar que está distraído.

-Pero. - Pudo oponer Cooan, aunque la mirada del chico, mezcla a partes iguales de furia y determinación la hizo enmudecer. Ahora Tom dedicaba la atención a ese monstruo y añadió con más firmeza. - Idos, no puedo preocuparme de vosotras y de ese bicho a la vez. Por favor, confiad en mí.



Bertie tiró del brazo de su hermana pequeña y ésta finalmente aceptó obedecer, ambas corrieron a buscar refugio entre las ruinas tratando de reunirse con sus otras hermanas y Chibiusa.



-Rápido, debemos poner a salvo a la niña. - Le insistió a su hermana que convino en eso. -



Por su parte Diamante lo estaba pasando mal, aquel ser ya estaba encima suya, Cell lanzó hacia él su cola terminada en aquel terrible aguijón, pero cuando el príncipe se resignaba a su suerte, cerrando incluso los ojos para no ver su propio final, escuchó un grito de dolor justo delante suyo. Abrió los ojos y quedó enmudecido de asombro y horror cuando vio a Esmeralda atravesada por aquel aguijón, la muchacha había corrido a interponerse y ni siquiera Cell había esperado aquello.



-Salvaos, mi príncipe. - Pudo jadear ella, con sangre cayendo desde la comisura de sus labios. –

- ¡Es, Esmeralda!… pudo decir él tratando de recobrar algo de fuerzas para ir en su ayuda. -

-Me da igual empezar por uno que por otro. No hace falta que os peleéis por ese honor. - Terció Cell con una horrible mueca de satisfacción y sorna. -



Pero no le dio tiempo a añadir mucho más. Un torrente de energía oscura cayó sobre él distrayéndole por unos instantes de sus víctimas.  Levitando en el aire Zafiro había atacado con sus últimas reservas de energía. Ahora cayó posándose junto a su hermano y Esmeralda. Aunque al momento ese monstruo estaba recuperado, fijándose ahora en sus inermes presas. No obstante, cuando iba a comenzar a absorber el cuerpo de la chica, sintió un terrible y agudo daño en su cola. De hecho, Cell aulló de dolor cuando movió la misma y pudo ver que se la habían cercenado, un poco antes del nacimiento de aquel aguijón. Ahora a unos pocos metros de él y junto a los tres miembros de Némesis, se erguía Tom esbozando una gran sonrisa, esgrimiendo una katana samurái y apuntando con ella a Cell para sentenciar.



-Parece que en esta dimensión mis deseos son órdenes. Mira lo que ha aparecido cuando pensé en ello. La katana que me compré. Y que bien sirve para cortar filetes de lagartija.

-¡Malditooo! – Gritó Cell que parecía congestionar su rostro por momentos. -

-Es una pena, ahora no podrás absorber a nadie más. - Afirmó Tom. -



Aunque su expresión de triunfo se desvaneció al mirar hacia la posición de los miembros de la Luna Negra. Diamante sostenía a una exánime Esmeralda que trataba de susurrar unas palabras, en medio de una débil sonrisa y las lágrimas que caían por sus mejillas.



-Yo, solo quería estar a tu lado… te amo mi gentil príncipe…siempre te amaré. Mi Diamante.

- ¡Esmeralda! - Pudo decir éste entre lágrimas también en tanto acariciaba con suavidad las mejillas de la muchacha. - Perdóname.

-No…yo...al menos he cumplido...la promesa… que le hice a vuestra...madre. La reina...Amatista...me pidió que cuida...ra, de vos..



La infortunada muchacha no pudo decir más, desolado, Tom se agachó junto a ella y la tomó el pulso, este había desaparecido. No tuvo ni tiempo de ofrecerle una alubia. El chico movió la cabeza en tanto Diamante haciendo un visible esfuerzo se levantó con ella en brazos. Mirando con odio a Cell puso musitar.



- ¡Monstruo maldito, te mataré con mis propias manos!

-Eso te será más fácil decirlo que hacerlo. - Replicó su antagonista que mantenía aquella congestión en su cara. -



      Parecía estar haciendo un ímprobo esfuerzo porque aulló de dolor y para sorpresa y horror de los presentes del interior de su cola brotó otro aguijón idéntico al que se mantenía clavado en el vientre de la fallecida Esmeralda. Y esta vez era Cell quien se regocijaba de nuevo al sentenciar.



- ¿Lo veis? Vuestros patéticos esfuerzos no han servido para nada… Ahora os mataré también a vosotros...



Por su parte las cuatro hermanas habían podido reunirse y corrían a través de las calles, poniendo toda la distancia que podían entre aquel monstruo y la pequeña. Aunque no habían deseado abandonar a sus compañeros entendieron que debían proteger a Chibiusa. Desgraciadamente Cell no era el único enemigo del que debían preocuparse, a pocos metros delante de ellas apareció la imagen de pesadilla del Sabio que les exigió.



-Entregadme a la chica o morid.

- ¡Ven tú a por ella si te atreves! – Le gritó una desafiante Petz que agarró la primera barra de metal que vio en el suelo. -

-Acabaréis como la loca de vuestra madre. Ella también pensó que podría vencerme.- Se jactó su enemigo.-

-¡Bastardo! De modo que tú la mataste.- Espetó Karaberasu temblando de furia.-

-¡Ja, ja, ja!- Rio su adversario, exclamando con regocijo.- No tuve ni que molestarme en ello. La muy estúpida se sacrificó inútilmente.

-No, nuestra madre no murió por nada. Seremos nosotras las que terminemos lo que ella empezó.- Replicó Bertie con decisión.-



Por toda replica el Sabio elevó sus sarmentosos brazos de colores junto con su bola de cristal que refulgió en tonos entre negros y carmesíes. Estaba presto a lanzar su ataque, pero fue detenido por unas andanadas de poder que venían de su izquierda.



-¡Venus Love me chain!

-¡Silver sparks attack!

-¡Burning Mandala, fire!



En tanto el Sabio maniobraba para defenderse de esos ataques, una densa niebla acuosa cubrió la zona, Ami, que era la responsable de ésta última, se llegó hasta las hermanas.



-Tenéis que salir de aquí, rápido. Nosotras nos encargaremos de él.



 Las muchachas obedecieron al momento, corrieron a refugiarse en una de las pocas casas que permanecía en pie. Justo ante la puerta estaba Guerrero Luna, lista para usar el cetro. El Sabio mientras, con patente ira, contratacó lanzando energía mortal que dispersó a las otras guerreras, éstas a duras penas pudieron cubrirse y rodar lejos de aquel ataque. Aunque ahora fue Usagi la que avanzó hacia él enarbolando el cetro relampagueante. Lanzó su ofensiva más potente y el cuerpo del Sabio se quebró en pedazos de colores en tanto lanzaba un terrible chillido.



-Se acabó. – Sentenció Usagi que escuchó tras de sí la voz de Roy que le refutaba. -

-No, debes destruir su bola, es la fuente de su poder. Yo debo ir a ayudar a nuestros amigos, presiento que están en grave peligro. ¡Destruye la bola, Guerrero Luna!



El chico se transportó, había detectado al fin la energía de su amigo Tom.  Para cuando apareció justo junto a él, Cell estaba presto a atacar de nuevo.  Roy pudo dar un vistazo al cuerpo de Esmeralda en los brazos de Diamante y a Zafiro tendido en el suelo, agotado. Su furia no tuvo límites y acumuló gran cantidad de energía, listo para destruir a ese monstruo….



-¡Ahora verás, maldito!- Exclamó.-



            Entre tanto las chicas no lo tenían nada bien. La bola refulgía de color carmesí, para horror de las guerreras el Sabio se había reconstruido y ahora levitaba desafiante en el cielo, elevó su bola en alto y aulló.



-El Fantasma de la Muerte me ha concedido todo su poder. Ahora morid repugnantes formas de vida. ¡Es la hora del ataque final!



Arrojó una tromba enorme de energía oscura que Usagi trató de contrarrestar elevando el cristal de Plata en una mano. Al instante la chica sufrió una transformación, apareciendo envuelta en las sedosas ropas de la Reina Selene del Milenario de Plata y emitiendo a su vez una plateada y poderosa energía. Ambas fuentes de poder chocaron en el aire conteniéndose mutuamente. Las otras guerreras trataron de unir sus poderes a los de su reina, aunque parecía que el Sabio iba ganando terreno. De una andanada de poder derribó a todas las sailors que quedaron inconscientes en el suelo, a todas salvo a Usagi, que se defendía denodadamente, aunque ahora sí parecía perder terreno a ojos vistas…



- ¡Ja, ja, ja! - Aullaba triunfantemente el encapuchado. - Esta vez estáis perdidas. Tú y tu reino del futuro jamás existiréis.

-Todavía no me has derrotado. - Pudo replicar una cada vez más agitada Usagi recurriendo a todas sus reservas. –



Roy y los demás percibieron la batalla que había comenzado entre el Sabio y la Guerrera Luna. Sin embargo, el súper guerrero debía ocuparse a su vez de Cell. No lo pensó y en un instante se llegó hasta esa criatura a la que golpeó con un gancho a la mandíbula que levantó al monstruo a decenas de metros en el aire. Sin dar ni un instante a la tregua reapareció ante él golpeándole de nuevo en el estómago. Cell se dobló debido al castigo, solo entonces el súpersaiyajin vio que en el cielo habían comenzado a abrirse brechas de color oscuro. Aquella dimensión se estaba agrietando…



- ¡Oh no! - Pudo exclamar. -



Entre tanto Chibiusa miraba con pánico aquella batalla y las oscuras rajas que se abrían en el cielo. Sin que ninguna de las hermanas pudiera evitarlo la niña escapó corriendo hacia la pelea.



- ¡Vuelve Chibiusa! -. Gritó Cooan tratando de alcanzarla. -

-Debo ayudar a la Guerrera Luna. - Replicó ésta que enseguida alcanzó la posición donde la ahora futura soberana de Cristal Tokio y sus guardianas se enfrentaban al Sabio. - ¡No dejaré que nos hagas más daño! - Sollozó la niña mirando enfurecida hacia arriba. -



Pese a que lo intentaron las hermanas no pudieron ir tras de ella, ahora las ráfagas de viento desatado con el choque de esas energías las repelieron hacia atrás. Solamente pudieron rezar por el bienestar de la pequeña. Pero ésta parecía estar bien, como si no se viese afectada por aquello y para asombro de todos su frente refulgió con una media luna dorada y de las lágrimas que caían de sus mejillas se formó otro bello cristal. Al instante se obró en la niña la misma transformación que en Usagi. Vestía un traje de tules y de aquel nuevo cristal que refulgía en su mano partió un poderoso flujo que energía que se unió al de su compañera.



- ¿Qué? ¡No puede ser! ¡Un segundo cristal de Plata! - Aulló el Sabio. -



Y aquello fue determinante, ambas energías de los cristales barrieron el flujo del Sabio y alcanzaron de pleno a éste que chilló horrorizado.



           -¡ El poder del fantasma de la Muerte, ¡el Señor de la Nada, se ha desvanecidoooo!



Al punto tanto él como su bola de cristal estallaron en mil pedazos y estos fueron desintegrados por el poder combinado de la energía de los Cristales. Tanto Chibiusa como Usagi cayeron al suelo agotadas. Tuxedo Kamen, los gatos y las hermanas corrieron a auxiliar a todas las guerreras y a la niña, aunque afortunadamente estaban vivas y a salvo…



-Se acabó. - Suspiró una aliviada Minako, que estaba ayudando a Usagi a incorporarse. -

-No, todavía no.- Le indicó Makoto señalando hacia la otra pelea. -

-Es verdad. Deben terminar con ese monstruo. - Remachó Rei. -

- Y aún hay algo peor. - Les advirtió Ami, consultando su visor. – El tejido interdimensional se está volviendo cada vez más inestable…



Con visible temor, todos repararon en que esa brecha seguía creciendo. Entre tanto Roy continuaba castigando a ese bicho sin piedad. Deseaba destrozarlo con sus manos. Aunque su enemigo aún tenía algún truco en la manga. Sabiendo que estaba perdido lanzó un rayo de potente energía contra los que permanecían en el suelo, su rival al darse cuenta tuvo que descender para bloquear ese ataque. En ese instante Cell se elevó raudo hacia una de esas negras brechas por las que entró en tanto se despedía gritando con un tono exultante de triunfo.



- ¡Algún día volveremos a vernos! Y estaré preparado entonces. Hasta la vista, súper saiyajin.



Y pese a sus esfuerzos su rival no pudo hacer nada por seguirle, de hecho, las brechas comenzaron a cerrarse una vez que el monstruo penetró en el interior de ellas. Ahora finalmente todo había terminado. En cuanto pudieron recobrarse un poco con sendas alubias Roy les agarró a todos y se transportó dónde estaban las guerreras y las hermanas.



- Se acabó. ¡Hemos ganado!... – Pudo decir Guerrero Luna con gesto aliviado aunque enmudeció como todos al ver aparecer a Diamante portando en brazos el cuerpo inerte de Esmeralda. - 



            A los pocos instantes el cuerpo de la chica fue envuelto por unos bellos destellos de luz y simplemente desapareció. El desolado príncipe no dejaba de mirar sus manos, en donde hacía unos instantes había descansado aquella muchacha. Fue Roy quien se acercó hasta él y puso una de sus manos sobre los hombros del chico que se lamentaba ahora.



-Siempre la tuve ahí y no supe verlo. Todo esto ha sido culpa mía.

-Ella te quería de verdad, y tú no debes perder la fe. - Replicó Roy tratando de insuflarle moral al agregar. - En mi dimensión pudiste recuperarla. Seguro que aquí también podrás.

-Pero ahora está muerta. - Pudo replicar amargamente Diamante. -



Roy posó afectuosamente una mano sobre el hombro derecho del príncipe y le comentó con amabilidad.



-También lo estaba en mi mundo. Y fuiste literalmente hasta el Infierno para hacerla volver. Si eres la mitad de valiente y buen tipo que el Diamante de mi dimensión, lo conseguirás.



El príncipe entonces asintió. Ahora en sus ojos brilló la determinación. Entre tanto Zafiro se abrazó a Petz, Cooan hizo lo propio con Tom y Bertie también fue al encuentro de Roy.  De pronto entre ellos brilló una luz blanca y ante la sorpresa del grupo apareció el mago blanco que se dirigió a Tom y Roy



-Es hora de que regreséis a vuestro plano existencial. Las brechas no podrán cerrarse del todo hasta que no volváis.



Roy asintió, aunque fue Bertie la que, empezando a comprender lo que sucedía, dijo con gesto demudado.



-No tendréis que marcharos. ¿Verdad? ¡Dime que no!…

-Me temo que sí, cubito. – Sonrió débilmente él que acarició nuevamente la barbilla de la ahora temblorosa chica. - No pertenecemos a esta dimensión.

-Pero, pero - ¿Qué haré yo? Si tú te vas. – Pudo sollozar ella, lo mismo que su hermana que se abrazaba también a Tom. -

-No desesperéis. - Intervino éste último que acariciaba suavemente el rizado pelo de Cooan a la par que decía. - Aquí, en este mismo mundo, seguro que hay un Tom y un Roy que os estarán esperando. Aunque tardaréis algún tiempo en conocerles aún.

-Al menos todo ha terminado y los que quedamos aquí no os olvidaremos. - Trató de animarles Petz. -

-En eso te equivocas, – terció el mago para sorpresa de todos, más cuando añadió. - Para que todo vuelve a ser lo que debe ser, ellos deben irse de aquí. Pero cuando lo hagan esta dimensión se cerrará para siempre y las cosas retornarán al punto en el que Roy y Tom aparecieron por primera vez.  Todo deberá volver a ocurrir en su forma natural.

- ¿Tendremos que vivir esta misma pesadilla otra vez? - Intervino un indignado Zafiro que se abrazaba ahora a Petz quien totalmente abrumada negaba con la cabeza. -

-Para vosotros será la primera vez. - Replicó el mago. - Puesto que esto jamás habrá sucedido. Creedme, si no fuera así el equilibrio de todos los universos estaría en riesgo y cosas mucho peores que Cell podrían surgir de esas brechas.

- ¡Pero no es justo! – Protestó Beruche entre lágrimas. -

- ¡Por favor! - Agregó Cooan. - No podrían ellos quedarse aquí. Y volver a ayudarnos de nuevo. Esta vez sabrán lo que ocurrirá.

-Eso no es posible. - Replicó serenamente el mago que comentó a Roy. - Tú ya has comprobado lo que pasa cuando se altera el curso de las cosas. Era una lección que debías aprender. Algo que en tu espacio podría volver a repetirse. Y recordarás también lo que sucedió cuando derrotasteis a los demonios en tu dimensión, y el poder que sentiste cuando se cerró aquella brecha que comunicaba con el Averno. Ya sabes quién estaba al otro lado deseando salir…no debes permitírselo…



Aquellas palabras hicieron que el chico palideciera a ojos vistas. Al igual que Tom. Tanto fue así que hasta Ami se interesó por ambos.



- ¿Estáis bien?

- ¿A qué se refiere? – Quiso saber Rei con patente intuición. - A algún demonio poderoso. -

-No a algún demonio, sino al Demonio en mayúsculas. - Pudo replicar Roy dejándoles petrificados. - Una vez percibí parte de su terrible poder y no habría nada que pudiéramos hacer si llegase a este o cualquier otro mundo. No, debemos marcharnos.

-Y cuanto antes. - Les apremió Landar señalando una grieta que todavía permanecía abierta cerca de los restos de un muro cercano. - Por ahí se llega a vuestra dimensión. Pero cuanto más permanezcáis aquí más riesgo de que esa abertura se deforme y aparezcan otros caminos a lo desconocido que pudieran usar criaturas mucho más horrendas que Cell…



Ambos muchachos asintieron besando largamente a cada una de sus chicas. Tom fue el que declaró.



-Te quiero y siempre te querré. En ésta y en todas las dimensiones posibles, Connie.



Ella se enjugó las lágrimas y asintió componiendo una sonrisa.  Los chicos se despidieron de todos sus amigos y finalmente Roy le dijo a una emocionada Bertie.



-Te prometo que siempre estaré a tu lado. Y un día nuestros caminos se cruzarán y estaremos juntos también en esta dimensión. Hasta entonces cubito vive la vida con tus hermanas y tus amigas guerreras y sé feliz.



Y sin esperar a más réplicas ambos se introdujeron por aquella apertura, de la negrura inicial pasaron a ser deslumbrados por un cegador rayo de sol…



El sol cegaba y Roy abrió los ojos lentamente, tapándose con una de sus manos. Le tomó unos instantes volver a la realidad. Debía de estar de regreso, pero ¿a dónde? ¿Sería su dimensión? ¿Estaría todo como el mago le prometió? De la misma forma en que la dejaron cuando se le ocurrió aquella estúpida idea de revolver los tejidos espacio- temporales.



-Ya he aprendido la lección. Se acabaron las ocurrencias.- Musitó. -



            En cuanto pudo moverse se dio cuenta de que estaba acostado en su propia cama. Alrededor estaban las familiares paredes de su dormitorio. ¡Estaba en su piso!, eran las nueve de la mañana. Saltó rápidamente de la cama y se lavó, vistió y enseguida llamó a Tom. Éste se había despertado también en el apartamento que ahora ocupaba. Poco a poco la consciencia iba invadiendo la mente de Roy y él comenzó a preguntarse si aquello no habría sido alguno de sus sueños. Pero su amigo le dijo haber sentido algo similar. No obstante, tampoco se acordaba con claridad lo sucedido. Pese a todo sí recordaba que habían quedado con Bertie y Connie a las once, en el piso que compartían las chicas. Pero esta vez Roy supo de algún modo que debía ser puntual y corrió como si le fuera la vida en ello. Aunque antes paró a hacer algunas compras por el camino. Lo mismo podría decirse de Tom. Ambos jóvenes quedaron para acudir juntos a la cita, como era costumbre, y los dos tuvieron idéntica idea.



-Bueno, ya son casi las once. - Decía Cooan mirando su reloj. -

-Seguro que Tommy estará al llegar, no creo que pueda decir lo mismo de Roy. - Suspiró su hermana con resignada paciencia. –



En ese instante sonó el timbre de la puerta, fue Beruche la encargada de abrir, solía ser ella quién se impacientaba dado que Roy tenía por costumbre hacerla esperar. Aunque esta vez, eran las diez y cincuenta y ocho minutos y allí estaba. Casi no podía creerlo.



- ¡Vaya! - Sonrió ella al abrir la puerta. - Esto sí que es una sorpresa. Roy Malden llegando puntual.



Tom saludó sonriente y entró como un rayo en busca de Cooan que justo entonces aparecía por el pasillo, ya lista. Tanto su novio como Roy las sorprendieron una vez más dándoles un cálido y prolongado beso en los labios que ellas encajaron estupefactas pero encantadas. Más cuando los muchachos exhibieron sendos ramos de rosas rojas atadas con un lazo cada uno, violeta para Cooan y azul celeste para Bertie.



- ¿Se puede saber que celebramos, chicos? - Sonrió Cooan, que desde luego estaba alucinada con aquello. -

- ¡Si me dicen que os han suplantado dos droidas me lo creería! - Rio Beruche cuando miró a su novio. La chica incluso puso una fingida voz entre melosa y cantarina para preguntarle a Roy. - ¿Quién eres tú?, ¿dónde está mi chico? Aunque la sonrisa se le desvaneció contemplando la cara de él, tenía una expresión distinta, la miraba con una mezcla indeterminada de cariño y felicidad, y a la vez algo de tristeza. - ¿Ocurre algo malo, Roy?



Eso quiso saber ella esta vez con voz seria, dado que empezaba a preocuparse. Ahora recordó dónde había visto esa expresión, fue antes del combate en el que su novio fue muerto por aquel terrible demonio, antes de que resucitase. Cuando él debió de creer que sería la última vez para los dos. Pero éste negó con la cabeza y sonrió ahora con amplitud, tomó a la muchacha cuidadosamente por los hombros y le dijo.



-¡Al contrario!. No temas. Todo va de maravilla. Es que hace mucho tiempo que no doy gracias por tenerte. Eres lo mejor que me ha ocurrido jamás, cubito. Y no quiero olvidarlo, ni que tú lo olvides.



La muchacha fue tomada del todo por sorpresa, estaba emocionada, no sabía que decir a eso. Estaba claro que no era ninguna broma. Las palabras se le habían quedado atascadas, al igual que a Cooan a la que Tom estaba susurrándole al oído.



-Cuando pienso lo feliz que soy contigo, y que quizás no hubiera podido ser así. De haber doblado una esquina distinta no nos habríamos conocido. Con que solo un pequeño suceso hubiera sido diferente. Creo que soy el hombre más afortunado del mundo al estar en el mejor de los universos posibles. Junto a ti y nuestros amigos.

-Así es. - Añadió Roy abrazando fuertemente a Bertie que seguía sin poder reaccionar. Quedó más estupefacta si cabe cuando su alocado novio volvió a ser él mismo para proponer. - ¿Y por qué no les llamamos a todos y hacemos una gran fiesta? ¡Ya sabes, Tommy!, con karaoke y todo eso. ¡Como las de la facultad! Me sé de un gran local que podríamos alquilar. Vamos a avisar a Diamante, Esmeralda, Zafiro, Petz, las guerreras, ¡a todos!

-Me apunto a eso. - Convino su amigo con una gran sonrisa. -



Tanto Beruche como Cooan ahora tuvieron que reír. No sabían que les habría ocurrido a esos dos, pero no serían ellas las que lo estropeasen. Aun así, Bertie tuvo que actuar de forma más racional como ella solía para recordar a su impulsivo chico, eso sí, en medio de una de sus cantarinas risitas.



-Pero Roy, ten en cuenta que estarán trabajando, tendrán sus obligaciones. Así… de pronto.

-Iré a por ellos con la traslación instantánea. No te preocupes, cubito.

- Y eso de transportarte. - Objetó Bertie, recordándole. - Solo debemos hacerlo en casos de emergencia.

-Y te aseguro que éste lo es. - Le respondió el entusiasmado chico dándole un nuevo beso y dejándola sin palabras. -

-Al menos avísales antes. - Intervino Cooan poniéndose algo colorada al remarcar. - No sea que les encuentres en alguna situación… ya sabes.



En eso los muchachos estuvieron conformes. Cuando empezaron a llamar la mayoría estuvo bien dispuesta, más cuando Roy les aseguró que él les transportaría, al menos a la ida. Como sería capaz de llevarles de vuelta si no conocía ninguna energía más que las de sus amigos era otra cuestión. Aunque cuando llamó a las guerreras Usagi le sacó del aprieto, las sailors podían usar el “teleport” sin conocer energías de nadie. Por supuesto todas estaban encantadas con la idea y asimismo los gatos y Mamoru. Aunque las sailors del exterior como siempre andaban a la suya haciendo Dios sabría qué y no pudieron asistir. La única que objetó algún problema serio, dudando de poder ir fue Esmeralda que estaba liada con los diseños de una de sus colecciones. Aun así, Roy se transportó a su casa de París y tras dar un fuerte abrazo a Diamante, que lo miró con la misma expresión de asombro de Bertie y Cooan, le insistió a la también atónita diseñadora.



-A ti más que a nadie quiero ver yo en la fiesta. Y bailando con el soso éste. - Sentenció señalando a Diamante con un dedo acusador. -

- ¡Oye! - terció el aludido, eso sí, con aire jocoso. - ¿Cómo que soso?

- ¡Perdón, mi príncipe! - Pudo replicar Roy haciendo una burlona reverencia y agregando. - Por cierto. Espero que te traigas algunas de esas botellitas que tienes en la bodega. ¡No seas tacaño!



Diamante y Esmeralda cruzaron unas desconcertadas miradas, aunque al punto ella estalló con sus características carcajadas y esta vez su pareja la secundó con su propia risa. Por supuesto que aceptaron y el citado príncipe efectivamente tuvo a bien llevar unas botellitas de su bodega privada para animar el evento. Finalmente estaban casi todos, a Karaberasu era imposible rastrearla, cierta vez Roy creía que alguien le había dicho que no deben de tratar de cambiarse las cosas de modo que desistió incluso de tratar de encontrar la energía de la chica. Cuando ella quisiera ya volvería. En cuanto a Ail y Ann desafortunadamente estaban en el espacio, ilocalizables. Aunque Nephrite sí pudo venir con Amanda.



-Así es como debe ser. - Se dijo el chico con gran satisfacción y alegría. - Todos los amigos o al menos casi todos, reunidos…



Desde luego la fiesta no defraudó y fue de las memorables, tanto Roy como Tom ejercieron de anfitriones cantando y haciendo bailar y hasta secundarles en los coros a muchos de sus amigos.  Los chicos sonreían viendo como estos se sentaban luego con sus respectivas parejas. Diamante y Esmeralda con las cabezas juntas y comentándose continuamente cosas sobre los avatares de aquella celebración. Nephrite y Amanda muy sociales y participativos, ella incluso demostrando cantar con bastante buena voz. Petz y Zafiro de risas continuas, sobre todo cuando Roy obligó a Diamante y al propio hermano menor de aquel a bailar un poco al ritmo de alguna de aquellas alocadas canciones suyas. Y por supuesto, a que se uniesen a él y a Tom, tocando el saxofón y la batería respectivamente para interpretar algún tema, en tanto su amigo de Kansas se ocupaba del piano y el propio Roy de la guitarra.



-¡Señoras y señores, aquí van los Handsome Boys! - Exclamó Roy.-



            Y es que ese era el nombre que los cuatro se habían puesto cuando actuaban en las fiestas con sus amigos, para deleite de todos.



Te amé una vez

Pero mírate ahora

Estás en la cama de alguien más

Te amé una vez
Y no sé como

Estás con un hombre como ese
Estarías mejor muerta
Él no se preocupa

No te trata bien

No es justo
Todavía te quiero de noche

No puedes ver que cometiste un error, chica
Te trata como polvo y lo odio

Na, na, na, na, na señora, mira tus manos

Tuviste dos niños gordos y un hombre borracho

Apuesto, que no, apuesto que no, te gusta tu vida
Apuesto que no te gusta

Ma, ma, ma cariño mira tus manos
Debiste ser mi mujer cuando tuviste la oportunidad

Apuesto, que no, apuesto que no, te gusta tu vida
Apuesto que no te gusta

Te pega una vez

Te pega dos

No se preocupa por la sangre en sus manos
Pero está bien
Porque es su mujer

Es la única cosa que ella comprende, dice
Di que vas a dejarle

Di que vas a intentarlo

Pero estás solo hablando (solo estás hablando)

Oh, Sé que piensas que solo soy un chico joven
Pero soy bueno y creo que podemos conseguirlo
Na, na, na, na, na señora, mira tus manos

Tuviste dos niños gordos y un hombre borracho

Apuesto, que no, apuesto que no, te gusta tu vida
Apuesto que no te gusta

Ma, ma, ma cariño mira tus manos
Debiste ser mi mujer cuando tuviste la ocasión


Apuesto, que no, apuesto que no, te gusta tu vida
Apuesto que no te gusta tu vida ahora
(No te gusta tu tipo ahora)

Bien, disculpa, cariño, pero me está volviendo loco

La única cosa que quieres es la única que nunca tendrás
Es muy triste
La única cosa que nunca tendrás
Es muy malo

Solo la única que nunca tendrás

Na, na, na, na, na señora, mira tus manos

Tuviste dos niños gordos y un hombre borracho

Apuesto, que no, apuesto que no, te gusta tu vida



(Look at your hands, George Michael. Crédito al autor)



Y entre tanto Mamoru y Usagi por supuesto pasándoselo en grande junto a las otras chicas que saltaban y bailaban las primeras. Tras esa canción muchos aplausos y por supuesto más diversión en algunos descansos entre canciones, Tom y Cooan entrelazando sus manos y dándose algún que otro beso y Beruche y Roy, sentados juntos mientras él dejaba que la muchacha apoyase la cabeza contra su pecho. En tanto él le susurraba.



-Dime cubito. ¿No es esto lo mejor del mundo? Estar en paz y celebrando con nuestros amigos.

-Pues sí - concedió ella, aunque nuevamente se giró para observarle con aquellos ojos suyos, azul marino profundos y volver a preguntar, llena de curiosidad. - Pero aún no me has contado de que va esta celebración.

-Es muy sencillo, cariño – repuso él con el semblante iluminado para desvelar. - Como dirían Usagi y las chicas. Va de todos nosotros, va sobre la vida, el amor y la amistad. ¿Te parece poco motivo?



Beruche por supuesto tuvo que sonreír con calidez y darle la razón. Aunque todo lo bueno había de terminar alguna vez. Siendo ya bien tarde las sailors cumplieron su palabra y fueron transportándolos a todos de regreso a sus hogares. Después ellas mismas, Mamoru y los gatos se despidieron, tal y como hicieran los demás, agradeciendo esa fiesta y deseando repetirla. Al final solamente quedaron las dos parejas. No fue problema para Roy, que increíblemente se ofreció a ello, el de recoger los vasos, platos y demás. Cosa que provocó que Beruche pensaba que definitivamente algo raro le sucedía. No obstante, todos decidieron regresar. Ellos acompañaron a las muchachas a sus apartamentos y tras despedirse con sendos besos quedaron en verse al día siguiente. De vuelta hacia sus propios pisos los chicos comentaban.



- Has tenido una idea genial Roy, debo admitirlo. Lo malo es que ya habrás cubierto el cupo de este mes en cuanto a buenas ideas se refiere. ¡Ja, ja!

-Muy gracioso. - Bromeó éste a su vez, para contraatacar. - Al menos yo tengo un cupo. Tú llegaste tarde al reparto de los cupones.

-Tocado. - Admitió su amigo que ahora, ya más seriamente le comentó. - ¿No crees que es algo extraño? - Juraría que todo esto me pareció algo que teníamos que hacer. No sé, en cuanto que lo propusiste también tuve la misma necesidad de reunirnos. Pero no le ha sucedido a ninguno de los otros. Ni siquiera a Bertie y Cooan.

-No lo sé, amigo. - Reconoció Roy también con tono reflexivo. -  Solamente sé que tenía una sensación rara. Como de añorar algo. Debe ser por ese sueño que tuve, bueno, que tuvimos anoche. Aunque ahora trato de recordarlo y no puedo.

-Y es muy extraño que tuviésemos el mismo sueño. - Le dijo Tom. -

-Te confesaré algo. - Le respondió éste con gesto pensativo e incluso preocupado. - No creo que fuese un sueño, pero no me atrevo a indagar más.  Es como si al pensar en ello pudiera abrir una puerta o algo así. Un acceso hacia lugares que mejor deben permanecer cerrados, ¿me comprendes?



Su amigo asintió, por alguna extraña circunstancia podía entenderlo muy bien. Aunque, por ello mismo decidió zanjar el tema y le comentó a Roy.



- ¿Sabes?, creo que después de lo de esta noche me he decidido. Le pediré a Cooan que vivamos juntos. ¿Por qué no? Ella y yo lo hemos hablado en ocasiones y estábamos esperando a que volviera la paz, se asentasen las cosas. En fin. Puede que haya llegado el momento.



Roy asintió, él había pensado algo similar, aunque no lo había discutido aun con Bertie quizás fuera hora de hacerlo. Porque el tiempo no espera a nadie y nunca se sabe lo que el destino puede tener reservado. Con este pensamiento se despidió de Tom y cada uno fue hacia su casa. Y sin que ninguno lo percibiera una silueta negra encapuchada que había estado observando a los muchachos desde las alturas, cerró un gran libro de color granate y se desvaneció…



En el Cielo entre tanto, un Landar con gesto preocupado observaba a los muchachos y se decía.



-Por esta vez habéis superado la prueba, pero me temo que la Nada ha comenzado a hacer acto de presencia. Ya se comenzaron a deformar las líneas entre las distintas dimensiones. Seguramente vosotros no tengáis que enfrentaros a ella nunca más. Pero los que vendrán después, sí.

-Entonces, todo esto ha sido inevitable. – Le preguntó la voz de una presencia desconocida. -

-Si. Cuando les dije que las altas jerarquías les habían concedido su deseo no fui realmente sincero- admitió el mago agregando con voz queda. - Esas aperturas dimensionales estaban ahí y era el único modo de cerrarlas. Al menos la que conducía a esa dimensión en concreto.

- ¿Y las otras? - Quiso saber aquella voz, que ahora parecía ser la de un hombre joven.-

-Esas os va a corresponder a vosotros cerrarlas, mi joven amigo. A ti y a tu grupo de elegidos. - Repuso Landar que le indicó. – Ahora debes regresar a tu momento y lugar. Las cosas aquí también deben seguir su camino…



No obtuvo contestación, esa presencia se había desvanecido y allí quedó el Mago sumido en aquellas reflexiones. Afortunadamente para él Roy era ajeno a las mismas, aunque si simplemente hubiera conocido lo que el destino a corto plazo les reservaba, posiblemente se habría decidido aún más deprisa en hacerle su proposición a Beruche. Porque, en ese mismo momento, alguien muy poderoso desde un lugar cada vez más cercano en el espacio, le estaba buscando. Y ese alguien no tardaría en llegar a la Tierra. Pero esa será otra historia.





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