jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 02. Papeleo en la delegación


El sol entraba a raudales por la ventana en el cuarto de Beruche. Los primeros rayos mañaneros se abrían lentamente camino hacia sus ojos, atravesando inmisericordes el delgado escudo que le proporciona la sábana de satén blanco que cubría su cara. Al principio la muchacha remoloneó como solía. Abría lentamente los ojos para volver a tapárselos con una mano. Pero ya le era imposible escapar del regreso de la vigilia. Esas escenas de ella jugando al ajedrez con su padre, rodeada del interés y la curiosidad de sus otras hermanas se desvanecieron lentamente. Hubiera deseado seguir inmersa en aquel mundo onírico, aunque una vez que fue ganando la consciencia recordó. Movida como si tuviera un resorte, se incorporó al sentir el calor del sol.

-¡Cielos!- exclamó mirando alarmada el reloj de su mesilla- ¡son más de las ocho!, ¡hoy debo ir con Cooan al Ministerio de Educación!

La bruma de sus sueños desapareció y ya no pudo acordarse de ellos. De todos modos, no tenía demasiado tiempo para eso. Sin más tardanza se levantó de la cama, se puso una bata y entró en la habitación de su hermana para despertarla, pero ella no estaba acostada. La cama aparecía perfectamente hecha. A sus espaldas escuchó la voz de Cooan que parecía bastante risueña cuando Bertie se volvió hacia ella.

- Buenos días dormilona,- sonrió ésta ya vestida. -
-¿Ya estás lista? , ¿Y las otras?- Inquirió la azorada Beruche mirando en todas direcciones. -
- En la tienda- respondió su hermana -, no te preocupes, hoy nos dejan día libre, ¿no lo recuerdas? Tenemos que ir a solucionar el papeleo, pero hay que hacerlo pronto, ya sabes que suele haber mucha gente.
- Sí – asintió su interlocutora. - En seguida estoy.

            Igual que si se moviera a cámara rápida, Bertie se apresuró a desayunar, lavarse y vestirse. Al terminar, agarró a su hermana del brazo, abrió la puerta arrastrando a la sorprendida Cooan y exclamó...

-¡Vámonos!- cerrando la puerta, bajaron como una exhalación. -

            Recorrieron las calles de la ciudad poco transitadas en esas horas de oficina y trabajo y se encaminaron a la parada del autobús. Las dos aprovecharon para poner en orden sus ideas y recordar algunas peripecias de esos años.

- Parece mentira. – Suspiraba Beruche. - Todavía no lo puedo creer.

            Su hermana asintió complacida y motivos no les faltaban a las chicas para sentirse entusiasmadas. Desde que cambiaron sus vidas habían trabajado mucho ya fuera en la tienda que habían ayudado a llevar a sus hermanas mayores o en otras actividades a tiempo parcial, como empleadas de cualquier otro establecimiento comercial, vendedoras de cosméticos puerta a puerta  e incluso de canguros. Aquello les proporcionó unos sueldos extras para pagarse los estudios y contribuir a la renta común y sobre todo las puso más en contacto con los niños. Ambas habían visto, (sobre todo Cooan) que disfrutaban cuidando a los pequeños y enseñándoles en la medida de lo posible. Además, existía una especie de deuda que habían contraído en el fondo de su corazón con todos aquellos que por su edad les recordaban a Chibiusa, la pequeña hija de la reina de Cristal Tokio. Y finalmente quizás pudieran hacer su ilusión realidad aunando ambas cosas. El trabajo que deseaban y el pago de esa culpa...

-Todavía recuerdo cuando me propusiste estudiar contigo. – Se sonrió Bertie.-
-Sí, y yo me acuerdo de tus primera respuesta.- Contestó una Cooan con tintes algo burlones, parafraseando a su hermana.- No tengo tiempo para eso, tenemos que trabajar… Y yo no soy buena con los críos.
-Vale, pero como buena hermana cuando insististe no quise dejarte sola.- Afirmó su contertulia, con tono cordial.-
-Menos mal que lo hice.- Se rio ahora Cooan, añadiendo con retintín.- Sobre todo cuando añadí la parte en la que podrías estudiar con Ami.
-¿Otra vez con eso?- Exclamó su azorada hermana mirándola algo envarada.-
-Anda, Bertie, te encanta pasar tiempo con ella. Igual que a mí me gusta visitar a Rei para charlar.

            Su contertulia asintió más relajada ahora y admitió.

-Con Ami es estupendo, se puede hablar de todo, y cuando jugamos al ajedrez es como si perdiéramos la noción del tiempo.

            Aquello le trajo un borroso recuerdo del sueño que había tenido y así se lo mencionó a su interlocutora.

-¿Sabes?. Estaba soñando con papá antes de despertarme.
-¿Con nuestro padre?- Se sorprendió Cooan.-
-Sí, creo que estábamos jugando al ajedrez. ¿Te acuerdas cuando estuvo en la capital y nos trajo regalos a todas?- Inquirió Bertie.-
-Lo recuerdo, aunque yo era muy pequeña convino Cooan, sonriendo débilmente para declarar con nostalgia.- A mí me trajo un tutú de bailarina. Y algunas cosas más.
-Y a mí un ajedrez muy bonito. Siempre le pedía uno. Me prometió que me lo traería y lo cumplió. Y cuando le preguntaba a mamá ella siempre respondía que papá cumpliría su palabra, que era un noble muy importante y respetado y que por eso pasaba tanto tiempo fuera. - Sonrió su contertulia evocando eso con sentimientos encontrados de añoranza y tristeza, para reflexionar.- ¿Qué crees que fue de nuestro padres?
-No lo sé.- Suspiró Cooan.- Solamente los recuerdo muy vagamente. De papá, que tenía un bigote que me hacía mucha gracia, y mamá tenía el pelo castaño muy bonito, con algunos cabellos del mismo color que los míos. A veces me acuerdo del tono de su voz. Siempre era cariñosa. Al menos hasta que comenzó a educarnos para preparar nuestra marcha a la Corte…
-Es verdad. Luego se volvió muy severa.- Convino Bertie.- Ya no fue la misma. A veces recuerdo oírla discutir con la abuela Kim. Y no la volvimos a ver más que por holo vídeo.
-Sí…-Musitó Cooan, con pesar.-
-Bueno.- Quiso animarse Bertie cambiando de tema.- Dejemos esos recuerdos. Eso pertenece al pasado.
-O más bien al futuro.- La corrigió su hermana.-
-Es cierto.- Admitió su interlocutora.- En cualquier caso, será mejor que nos centremos en nuestro presente. Espero que los trámites no sean demasiado complicados.
-Después de todo lo que hemos trabajado, no creo que eso nos vaya a detener.- Sonrió Cooan de mejor humor también ahora.-
-Tienes razón. Montar una tienda, adaptarnos al siglo veinte, hacer amigos y estudiar en los ratos libres. Eso sí que han sido desafíos.- Sentenció Bertie sonriendo al fin.-

Su hermana asintió conviniendo en ello. De este modo ambas hablaron de estas y otras muchas cosas sucedidas en aquellos más de dos largos años. De este modo el trayecto se les hizo más corto y varios minutos, metros y autobuses después, casi sin darse cuenta, ya estaban a las puertas de las oficinas del ministerio. Entraron con rapidez situándose en la cola de espera (que ya estaba bastante nutrida) en frente de la ventanilla principal. Aguardaron pacientemente hasta que al llegar su turno Cooan fue la primera en hablar.

- Buenos días, veníamos a tramitar un permiso de estudios y una beca.

            El encargado, un hombre calvo con gafas y regordete, con gesto inexpresivo y voz aflautada se limitó a decir a desgana.

- Planta segunda, ventanilla dieciséis - y añadió con voz premiosa- el siguiente.


            Ambas hermanas se miraron desconcertadas y Beruche suspiró encogiéndose de hombros mientras le aconsejaba a su hermana.

- Hagamos lo que dice ¿no?..

            Cooan convino en ello y pacientemente buscaron el lugar en cuestión. Tras otra larga cola que pareció durar siglos, al llegar por fin su turno, fue Bertie quien tomó la iniciativa esta vez.

- Disculpe, buenos días, veníamos a tramitar el certificado…- pero una mujer con gesto iracundo le interrumpió desde el otro lado de ventanilla -.
-¿Traen el sello y el impreso g-97? Seguro que no - se respondió la encargada a sí misma con voz prepotente  y el desagrado pintado en el semblante. -
-¿Qué impreso? - Preguntó Cooan con evidente preocupación, en tanto trataba de explicarse. - Verá, es que nosotras no sabíamos nada de eso.- Miraba azorada a su alrededor a las caras que las observaban entre inquisitivas e impacientes. – Es que solamente nos citaron aquí…

            La gente de la cola seguía impacientándose y se oyeron algunas que otras voces del estilo."  Venga, ¿qué pasa? , muévanse que hay prisa".

-¿Dónde podemos ir a hacer eso?- preguntó Beruche a su vez. - A nosotras no nos notificaron nada. Verá, traemos una solicitud de beca y...
-¿Y por qué no empieza por ahí?- volvió a interrumpir de malos modos la irascible encargada. -Pueden tramitarlo en la tercera planta, ventanilla ocho, ¡y despejen!, ¿o no ven que hay cola?...
- Bien, gracias, vámonos - musitó Cooan que tomó a su hermana del brazo sin que ésta pudiera decir nada, pese a que la indignación la recorría de arriba abajo. -
-Habrase visto que mujer tan grosera. - ¡Espetó Bertie en tanto su hermana la arrastraba trabajosamente lejos de allí!, - ¡Un buen remolino de dark water le daría!
-Déjala, que tenemos prisa. - Le recordó Cooan.-

Y es que estaba más preocupada por arreglar aquellos infernales trámites que otra cosa. Aunque conviniera con su hermana  en que, además del antiguo ataque de ésta, un dark fire suyo tampoco hubiera estado de más contra esa borde.

-De las pocas cosas que lamento haber perdido de nuestras antiguas vidas. No tener ya nuestros poderes. – Le confesó su interlocutora, declarando entre suspiros. – Mi ataque congelante y mi capacidad de hipnotizar. A estas alturas ya habríamos terminado el papeleo.
-Sí. Pero ¿qué le vamos a hacer?- Suspiró asimismo Cooan que sentenció con resignación. – Bertie, todo tiene sus pros y sus contras.

Su hermana asintió, algo más tranquila ya. Nadie dijo que todo fuera a ser sencillo. Ya habían transcurrido esos dos largos años y todavía se sorprendía a sí misma actuando en ocasiones como si dispusiera de esas facultades sobrenaturales de antaño. Ahora debía recurrir a la nevera si quería un zumo fresquito. En cuanto a eso de poder colarse o pasar gratis a los cines sugestionando al taquillero mejor olvidarse. Iba embebida en esos pensamientos cuando por fin llegaron a la susodicha ventanilla. Por suerte esta vez no debieron aguardar cola. Solamente tenían dos personas por delante. Cuando fue su turno y una vez que apareció la encargada, una chica joven y más sonriente, Beruche calmada de su anterior enfado y sobre todo amedrentada por las experiencias anteriores, preguntó con prevención.

-¿Aquí tramitan becas al extranjero, verdad?,- llegó incluso a cerrar los ojos temerosa, esperando alguna mala contestación, del estilo “pues claro que es aquí, ¿dónde iba a ser sin no?” -...

No obstante para su sorpresa, la chica que atendía ese mostrador le brindó una amable sonrisa y le respondió de inmediato.

- Sí señorita, aquí tienen. - Les entregó a ambas unos formularios en tanto les pedía a su vez.- Denme sus nombres, por favor.
- Ayakashi Cooan - replicó ésta recibiendo de inmediato el codazo de su hermana, al punto la muchacha rectificó. – Malinde.
- ¿Perdón?- Contestó la funcionaria observándola extrañada. –
- Somos las hermanas Malinde. - Terció rápidamente Bertie. – Yo soy Beruche, ella es Cooan.

Aquel era el apellido supuesto que habían adoptado todas las hermanas. Fue precisamente idea de Beruche. Cuando las chicas quisieron comenzar de nuevo les pareció buena idea cambiar incluso la forma de pronunciar o de escribir sus nombres. Ese apellido venía a significar algo así como dulce. Esa era la palabra que a Bertie le vino a la mente cuando recordaba su purificación y el cariño de sus nuevas amigas y su hermana pequeña para con ella. Cuando la muchacha se lo propuso a las demás, éstas asintieron sin dudar. Desde luego todas se habían dulcificado en carácter. Bueno, quizás no siempre, bastaba con ver discutir a Petz y Karaberasu en ocasiones para darse cuenta de que tan dulces no eran. Pero les pareció algo bonito y se quedaron con ello. Ahora, tras su azoramiento, Cooan pasó a deletrearle el apellido a esa mujer. La empleada entonces asintió redactándolo en su ordenador. Sonriendo de nuevo imprimió los formularios con los nombres en sendos documentos y se los entregó a las dos chicas.

 - Rellénenlos y pasen a ese despacho, por favor - señaló una puerta contigua a la pared de enfrente. Ambas muchachas sonrieron y le dieron las gracias, visiblemente aliviadas. Beruche en tanto le recordaba a su hermana no sin cierto tono de admonición. -
-Mira que te lo dije. Acuérdate de que ahora nos apellidamos Malinde. Si tenemos que comenzar una nueva vida no es muy aconsejable llevar nuestros antiguos apellidos.
- Sí, es verdad. Y menos si significa recordar nuestra época de malignas. – Convino Cooan que se disculpó azorada. – Perdona Bertie, han sido tantos años que a veces se me va de la cabeza.
- Es normal- le sonrió animosamente su hermana sin rastro ya de malestar. - Vamos a dentro a rellenar esto.

            Su interlocutora asintió. Pasaron y tomaron asiento para enfrentarse a esos documentos. Tras un rato de papeleo, preguntas de todo tipo, alguna que otra absurda como... ¿qué hacen ustedes aquí? ¿Hacen rezos budistas?...o… ¿qué opinan de la caza de ballenas?, ¿cómo vislumbran su futuro? .Etc. Terminaron de rellenar esos papeles y llamaron en la puerta del despacho que estaba en frente. Una voz de hombre mayor respondió " adelante".- Sobre la puerta había un letrero que rezaba...”Míster Toshiro Fumata, director"- Ambas chicas entraron y cerrando la puerta muy despacio como si quisieran evitar producir la más mínima molestia. Aprovecharon para mirar a su alrededor estudiando el despacho que tenía una decoración en caoba muy clásica. En el centro destacaba una gran mesa y sobre ella un magnífico tablero de ajedrez, con todas sus piezas talladas en cristal, marfil y ébano, dispuestas para empezar una partida. Nada más verlo a Beruche se le iluminó el semblante en tanto abría bien los ojos.

-¡Oh, qué tablero tan bonito y qué piezas, son preciosas!...- Exclamó encantada. -
-¿De veras le gusta?- respondió el hombre al que hasta ese mismo momento ni habían visto, que estaba de espaldas a ellas con voz algo ronca y afónica pero entusiasta. -
           
            Lentamente aquel tipo se volvió  hacia ellas y sonrió. Era un señor bajito, de pelo canoso y pobladas cejas que resultaba familiar a las chicas. Curiosamente él también dio muestras de reconocerlas. Ofreciéndoles un asiento a cada una y acomodándose él mismo en el de que se encontraba tras su mesa, así lo expresó.

-¡Vaya, vaya, yo os he visto antes, esperad que piense un poco! - Rememoró con aire reflexivo y con una mano en la barbilla. -¡Ya está!- levantó la cabeza y abrió los ojos que tenía entornados afirmando con seguridad. - Vosotras sois amigas de Ami, claro, ¡sus maravillosas amigas! como ella dice. A ti te recuerdo a su lado animándola - miró a Cooan que sonrió asintiendo - y tú - señaló a Beruche a la par que añadía - jugaste contra ella en el campeonato mundial. ¿No es así jovencita? Eras muy buena.
- ¡Ji, ji, ji!- rio ésta reconociendo aquello - es cierto, quedé segunda, aunque no fue una partida muy ortodoxa.- Lo recordaba azorada porque todavía estaba sirviendo a la Luna Negra, en realidad fue su ultima misión pues se convirtió en una mujer normal allí mismo. -
- Recuerdo que una cámara se averió y no pudimos ver bien el final, tú te levantaste. Sí, algo pasó pero no me acuerdo ya, ha pasado mucho tiempo.- Comentó el anciano sin que, por suerte para Bertie, fuese conocedor de nada más. -
- Así fue – intervino Cooan cambiando sutilmente de tema. - Ella es mi hermana. Y usted, señor... ¿no era el dueño del edificio?
- Sí, y además soy el director de fondos a becarios y no creo que vengáis aquí a charlar de ajedrez. - Se rio para agregar con buen humor - aunque de eso siempre se puede hablar. ¿Deseabais algo en particular, queridas niñas?
- Sí señor - respondió Bertie sacando la carta y mostrándosela junto a los impresos que ambas habían rellenado anteriormente. - Venimos a por la beca y los permisos.
-¡Magnífico!- exclamó Fumata aseverando con aprobación.-  Bien, así me gusta. Veo que además de buenas jugadoras sois aplicadas. Será un placer ayudaros. Vamos a mirar esto – y escrutando los papeles durante unos momentos que a ambas chicas se les hicieron eternos aquel simpático hombre hizo un gesto de aprobación con la cabeza. - Todo en orden - declaró con pausa para añadir en tanto consultaba un armario con cajones llenos de dosieres. - Ahora os enseño una guía de universidades acogidas a nuestro convenio a donde podéis ir… ¿qué preferís Australia, GB o EE.UU?

            Las chicas al principio se miraron algo desconcertadas. Tampoco habían pensado mucho en eso. Pero al cabo de unos instantes parecieron coincidir y dijeron al unísono EE.UU - ambas pensando en películas de televisión, única referencia que tenían de ese país.

- Perfecto, - convino el director sacando una guía ilustrada de EEUU de un cajón de su mesilla-  ¿Y qué tipo de universidad desearíais?
- Una de buen nivel académico y cerca de alguna ciudad grande e interesante para visitar.- Matizó Cooan. -
- Por ejemplo, ¿qué os parecería Nueva York? , es la ciudad más cosmopolita.- Les propuso el director. -
- Sería perfecto. - Afirmó Beruche que preguntó con interés. -¿Hay alguna universidad buena allí?
- Recientemente hemos firmado un convenio con una de ellas. - Dijo Fumata que buscaba con su dedo en la lista de las universidades y al fin dio con ella y leyó. -  La “Golden State College Center”, a unos cincuenta kilómetros de New York City. Aquí tenéis su programa.
- ¡Aja! - Cooan ojeó el folleto asintiendo. - Sí, ésta universidad me gusta, ¿qué opinas tú?,- quiso saber en tanto  le entregaba el documento a su hermana. -
- Sí estoy de acuerdo - convino ella que, tras leerlo con suma atención, devolvió el papel al señor Fumata. -
- Buena elección,- asintió éste con cara de satisfacción para añadir en tono más confidencial - conozco gente que ha estudiado allí, han venido contentos, os gustará. ¿Puedo hacer algo más por vosotras? Siendo amigas de Ami es como si también lo fueseis mías. - Les ofreció muy amablemente. -
- No muchas gracias,-  agradeció Cooan quien sin embargo dudó un momento y rectificó. - Pensándolo mejor, sólo una cosa. ¿Puede decirnos cuándo nos iremos?
- Pues - El director consultó una guía de su mesa respondiendo - dentro de una semana. Yo de vosotras empezaría a prepararme ya. Es un viaje largo y para un año entero.
- Sí, muchísimas gracias - sonrió Beruche muy contenta, por fin iban a cumplir su sueño, se irán de intercambio para terminar su carrera. -
- Dadle recuerdos a Ami de mi parte, hace mucho que no la veo.- Les pidió Fumata mientras cortésmente se levantaba y les abría la puerta de su despacho. -
- Descuide, lo haremos - prometió Cooan. -
- Cuando volváis podríamos jugar una partidita de ajedrez...- sugirió el  director muy complacido. -

            Ambas asintieron y con dos educadas reverencias  se despidieron del anciano que se sintió muy contento cuando incluso aquellas simpáticas chicas le besaron cada una en una mejilla. Al fin cerraron la puerta de nuevo con cuidado y abandonaron el edificio. Al llegar a casa refirieron todo a sus hermanas. Así, entre preparativos la semana pasó rápidamente. Disfrutaron de la fiesta “sorpresa” de Ami y pusieron al corriente a todas sus amigas de aquellos trámites y del lugar al que irían. Cuando al fin llegó el gran día todo estuvo listo. Ya en el aeropuerto, Beruche, Cooan y sus hermanas estaban acompañadas, esta vez sí, por Makoto Kino, Rei Hino, Ami Mizuno, Usagi Tsukino, Minako Aino, Luna, Artemis y Mamoru Chiba, que habían ido a despedirlas. Usagi, una muchacha de corta estatura, pelo rubio color oro viejo, peinado en forma de dos largas coletas que casi le llegaban a las rodillas, rematado por sendos moños a cada lado de su cabeza y unos vivos ojos azul claro, al menos era como ellas la percibían, al ser conocedoras de su secreto, comentaba entre risas.

-¡Vaya! , así que una beca para los  EE.UU, yo sabía que erais listas, ¡pero no creí que lo fuerais tanto!

A todo eso la gata Luna de un elegante y uniforme color negro, excepto por un antojo dorado en forma de cuerno con ambas puntas mirando hacia arriba sobre su cabeza (que le daba el nombre al semejar a la luna creciente), miró a Usagi amparada en la comodidad del hombro de la chica y replicó con irónica sorna.

- Las hay que son listas y aplicadas y que se centran en sus estudios y deberes, no como otras que yo conozco.

Sin dar tregua ni para las sonrisas del resto  la mano de la aludida de forma veloz le dio un capón a la gata que quedó con un gran chichón colorado y la lengua fuera.

-¡Luna! – Vociferó la aludida visiblemente enfadada mientras retiraba la mano. - ¡Te machacaré!

            Ignorando aparentemente la escena, Makoto, la más alta de las sailors, de largo pelo castaño recogido en una gran coleta y ojos color verde, le decía a Cooan, mientras Luna y Usagi se peleaban medio en serio medio en broma con Artemis tratando de mediar...

- Sentimos no haber podido venir antes, pero anduvimos ocupadas con la fiesta de Ami.
- Sí,- añadió Minako, rubia de larga melena adornada con un lazo rojo y ojos azules - no podíamos posponerlo, nos costó mucho organizarla. Nos alegramos mucho de que vinierais pese a estar tan atareadas. Os vamos a echar de menos, pero sabed que estamos muy contentas por vosotras. A todas nos hizo mucha ilusión cuando Rei y Ami nos lo contaron. Y más cuando nos explicasteis dónde vais a ir.

            Las hermanas recordaron aquella tarde tan bonita y entretenida. Acudieron un poco antes merced al aviso de Rei. La sacerdotisa estaba sola allí y las recibió en Hikawa.

-Hola chicas. Me alegra que hayáis podido venir.
-No nos lo íbamos a perder por nada.- Afirmó Cooan.-
-Sí, por desgracia quizás no podamos estar en la siguiente fiesta de cualquiera de vosotras.- Suspiró ahora Bertie.- Es de las cosas que más vamos a echar de menos.
-Por esa entre otras razones os he llamado antes.- Declaró Rei añadiendo aun con malestar.- Y porque la gran bocaza de Usagi estropeó la sorpresa. Sin embargo, me las arreglé para cambiar la fiesta…
-¿Cómo?- Se sorprendieron a coro las hermanas.-
-Veréis. - Les explicó su amiga.- Hablé con Unazuki y le conté lo sucedido. Dijo que nos ayudaría gustosa a darle una sorpresa a Ami en el Parlor Fruit Crown.
-¡Eso suena genial! - Comentó Kalie.-
-Por eso mismo, no os extrañéis si cuando Ami y las demás vengan aquí no hay nada preparado.- Remató la sacerdotisa añadiendo.- Primero le haremos creer eso. Luego la sorprenderemos en el Crown  y más tarde ya vendremos aquí… Yuuichirou se ocupará de todo. Y ahora, para no repetir el mismo error, le dije que quería discreción absoluta o le molería a escobazos.- Terminó sonriendo algo pérfidamente.-


            Las hermanas se miraron algo azoradas. Esta Rei era de temer cuando se enfadaba. Compadecían a su pobre ayudante.

-¿Entonces qué quieres que hagamos nosotras?- Inquirió Petz.-
-Fácil. Os vais y volvéis a la hora fijada haciéndoos las sorprendidas de que no haya fiesta.- Les indicó su amiga.-

            Las chicas convinieron en eso. Se dieron un paseo para hacer tiempo. Aprovecharon para acercarse al Crown y dejar allí algunos de sus regalos. Cuando regresaron vieron que ya estaban allí todas las demás chicas. Tuvieron que aguantar las ganas de reír al ver la expresión decepcionada de Ami…Justo mientras Rei le contaba con tono admonitorio…

-Fue todo culpa de Usagi. Lo tuvo que arruinar como de costumbre.
-¡Oye! ¿Cómo iba yo a saber que Ami y Bertie estaban estudiando en el Santuario?- Se defendió ésta con visible malestar.- No soy una bruja como tú.
-¿A quién le llamas bruja? ¡pedazo de boba! - Se indignó a su vez la sacerdotisa.-
-Vale ya chicas. Que es el cumpleaños de Ami.- Se atrevió a terciar Makoto.-
-Sí, bastante planchada se ha quedado la pobre.- Añadió Minako observando de reojo a su envarada amiga.-
-No importa. De verdad. Por mí hubiera dado igual.- Intervino la aludida.-

            En ese instante las hermanas saludaron con animación. La primera en dar un abrazo a su amiga fue Bertie.

-¡Ami-chan, muchas felicidades!…
-Gracias Bertie-chan.- Replicó ésta sonriendo con reconocimiento.-
-¡Anda! Creíamos que ibais a tener una fiesta sorpresa para Ami.- Dijo entonces Cooan.-
-Pues no, al final tuvimos que aplazarla. Se filtró la información.- Suspiró Minako.-
-Sí, y la fuente nos ha hecho la pascua a todas.- Masculló Rei mirando con inquina a Usagi.-

            La aludida no se quedó atrás devolviéndola aquella expresión. Ambas se encararon y comenzaron su típica pugna lingüística. Que consistía en sacarse la lengua y hacerse un montón de burlas la una a la otra…Cosa que Karaberasu aprovechó para proponer al grupo.

-Bueno, ya que aquí no hay nada, vámonos al Crown. Allí al menos podremos tomar algo.
-Me parece una buena idea. ¿Qué opináis vosotras?- Quiso saber Petz.-
-Por mí está bien.- Convino Makoto.-
-Sí, estoy conforme.- Asintió la homenajeada.-

            Tanto Rei como Usagi parecieron concluir esa guerra de muecas dando su respectiva aprobación al plan. Las chicas se dirigieron a esa cafetería y allí ocuparon sendas mesas. La camarera, una linda joven de pelo castaño oscuro recogido en una cola de caballo y ojos calor café, no tardó en aparecer.

-Hola, me alegra veros. Hacía mucho que no os pasabais…
-Estuvimos muy liadas Una-chan.- Repuso Usagi.-
-Ahora te pediremos algo. Somos muchas.- Comentó Rei.-
-Sí. Vamos a tener que ayudarte a traer las bebidas. Sola no vas a poder. - Terció Minako.-
-Me ofrezco voluntaria.- Dijo Makoto levantándose de su asiento.-
-Te acompaño.- Se brindó Petz.-

            Las dos chicas fueron con la camarera a por las bandejas. Entre tanto Bertie charlaba con la cumpleañera…

-Es una pena. Pero cuando las chicas supieron que tú te habías enterado…
-No pasa nada. Me hubiera hecho la misma ilusión.- Se apresuró a replicar la aludida.-
-De eso estamos seguras, pero siempre es mejor algo que de verdad no se espere.- Comentó Rei esbozando una divertida sonrisa.-

            Y a esa señal, las luces del Crown se apagaron. Al poco un carrito de ruedas empujado por Makoto y Petz, que portaba una gran tarta de nata y fresas alumbrada por unas cuantas velas encendidas hizo su aparición. Todas se levantaron comenzando a cantar.

-¡Cumpleaños feliz… te deseamos Ami-chan, cumpleaños feliz!…

            La homenajeada se quedó perpleja y sonrió visiblemente sorprendida y emocionada. Las luces volvieron y una risueña Usagi le explicó.

-Verás Ami-chan. Me di cuenta enseguida de que había metido la pata. Cuando se lo comenté a Yuuichirou, Rei estaba por allí cerca. Ella sabía que Bertie y tú habíais ido a estudiar. Supuso que con las voces que di lo habríais oído. De modo que pensamos en una solución.
-Claro.- Completó la sacerdotisa.- Hicimos control de daños. Era mejor admitir que estábamos preparándote una fiesta sorpresa en Hikawa. Por eso, llamé a Bertie al día siguiente y le pregunté si nuestras sospechas eran ciertas. Me dijo que sí pero que cuando fuese a jugar al ajedrez contigo te sonsacaría. Luego me contó que charlasteis de eso. Quedamos en que sus hermanas no supieran nada para dar más verosimilitud a la historia.
-Claro. Por eso tardaste tanto aquel día en volver.- Comentó Karaberasu esbozando una pícara sonrisa.- Y nosotras pensando cosas raras…
-¿Qué cosas?...- Quiso saber Usagi.-
-No, nada, ¡tonterías nuestras! ¡Ji, ji!…- Se apresuró a decir Cooan en tanto ella y sus hermanas se ruborizaban visiblemente.-

            Menos mal que la cumpleañera tomó la palabra con patente agradecimiento para desviar el tema…

-Muchas gracias amigas mías. Ahora sí que no lo esperaba.
-¡Esta vez te hemos sorprendido bien! - Rio Usagi llevándose una mano al cogote.- Rei y yo hasta estuvimos ensayando la discusión que tuvimos en Hikawa…
-¡Como si les hiciera falta! - Le cuchicheó Minako a Makoto que asintió.-

            Ahora fue turno de Rei y de Usagi para mirarlas con suspicacia, a lo que sus dos amigas únicamente reaccionaron mirando cada una hacia un lado para hacerse las despistadas.

-Pues lo conseguisteis del todo.- Afirmó una muy contenta Ami.- Pensaba que era otra de vuestras disputas.
-Es que somos muy buenas actrices.- Se rio Usagi.-
-Y debía parecer real.- Sonrió Rei quien animó a su amiga.- Anda, Ami-chan, sopla las velas y pide un deseo.

            La emocionada protagonista así lo hizo, y tras repartir la tarta entre todas, incluida Unazuki que tomó asiento a su lado, charlaron un poco.

-¿No está tu hermano?- Quiso saber Makoto dirigiéndose a la camarera.-
-No, ahora está muy liado estudiando. Tiene examen de contabilidad. Ya sabéis que su sueño es abrir su propio negocio.- Les contó.-
-¿Sigue con Reika?- Se interesó Minako.-
-Pese a todo su noviazgo continúa.- Afirmó su interlocutora sonriendo con alegría.- Ella le escribe a menudo. Ahora está haciendo un curso de postgrado en América y participando en excavaciones en Europa. Allí al parecer se ha hecho muy amiga de una chica irlandesa que también es arqueóloga. Y Reika me contó que su compañera tiene un hermano muy guapo. Precisamente estudia medicina en los Estados Unidos como quieres hacer tú, Ami-chan.
-Vaya, ese sí que es un buen partido.- Tercio Kalie sonriendo con una pícara expresión.-
-Mi Mamo-chan quiere hacer eso mismo.- Tercio Usagi con patente orgullo en su voz.-
-Por cierto. ¿No viene Mamoru?- Intervino Cooan al hilo de aquello.- Me extraña que no esté aquí.
-Mamo-chan también está muy ocupado. Me dijo que precisamente hoy debía asistir a un foro de medicina o algo así.- Replicó Usagi añadiendo con algo de pesar.- Le habría gustado estar aquí para felicitar a Ami-chan en persona.
-Se lo agradezco igual. Y comprendo que no haya podido ser.- Intervino la cumpleañera.- No debe perderse algo tan importante para su carrera.
-Bueno, es hora de darte los regalos.- Comentó Rei.-
-Sí. - Convino Minako.-

            A una señal de la sacerdotisa, las demás sacaron las bolsas y paquetes que Unazuki les había estado guardando en el Crown y se los fueron entregando a su querida amiga.

-Ésta es una colección de perfumes, cremas y leche hidratante de la mejor calidad.- Le anunció Petz.- De nuestra parte.
-Muchas gracias chicas…- Dijo la homenajeada.-
-Nosotras te hemos comprado esto.- Sonrió Rei sacando una bonita falda de tono azul marino.- Para cuando salgas por ahí.
-Sí, y  esta blusa.- Añadió Minako, ofreciendo a su amiga una prenda bastante bonita de color amarillo.-
-Y no nos olvidemos de esto otro.- Agregó Usagi.-

            La muchacha le entregó un grueso libro que Ami hojeó visiblemente contenta…

-Tratado de medicina general… ¡Muchísimas gracias!

            Y tras algunos regalos más se despidieron de la simpática Unazuki y retornaron al Santuario.

-Muchas gracias, de verdad.- Les decía Ami a sus amigas.- Ha sido una bonita fiesta. Al final sí que me sorprendisteis…

            Las otras asintieron con visible contento. Sin embargo, se cruzaron miradas divertidas y de complicidad. Nada más entrar en Hikawa, Yuuichirou se unió al grupo y congratuló a la protagonista del día.

-Muchísimas felicidades por tu cumpleaños, Ami.
-Muchas gracias, eres muy amable.- Sonrió la interpelada.-
-He preparado un té en el gran salón.- Comentó el joven.-
-Ha sido un detalle por tu parte.- Sonrió Rei haciendo que el chico se pusiera colorado.-

 Las demás sonrieron, era algo enternecedor ver a ese pobre muchacho tan azorado en presencia de Rei. Aunque ella hizo como si no se percatase de eso y le preguntó.

-¿Está aquí mi abuelo?...
-Se fue a hacer unas compras.- Le informó su interlocutor que solícitamente ofreció.- Pero pasad, por favor, el té se va a enfriar…
-Yo no sé si podré tomar nada más. Estoy llena.- Declaró Usagi palpándose la barriga.-
-Bueno chicas, no podemos hacer ese feo a Yuuichirou.- Afirmó Ami, preocupándose realmente por ese pobre muchacho. -
-Pues en ese caso, la cumpleañera primero. Después de la fiesta ahora nos toca descansar un poco.- Afirmó Rei.-

            La protagonista del día en efecto entró en primer lugar. El salón del Santuario solía estar iluminado por los rayos del sol que se filtraban a través de las ventanas o por las lámparas. Sin embargo, en esa ocasión estaba todo en penumbra con las cortinas corridas… Yuuichirou enseguida se disculpó llevándose una mano al cogote.

-Perdonad, ¡qué despistado soy! Olvidé encender la luz. Por favor, Ami…tú estás más cerca.
-Sí, no te preocupes. Ya la doy yo. - Dijo amablemente ella.-

            Y tanteando encontró el interruptor. Al encender se llevó otra sorpresa mayúscula. La gran sala estaba adornada con globos y allí, junto a un gran cuadro estaban Mamoru, Luna y Artemis.

-¡Feliz cumpleaños, Ami!…-Exclamó el novio de Usagi, un apuesto muchacho de buena estatura y pelo moreno corto, secundado por el resto.-

Los gatos optaron por no hablar en presencia de Yuuichirou que no conocía su secreto. Aunque estos enseguida se acercaron a la cumpleañera guiñándola los ojos para que el asistente del santuario no se percatara. La muchacha en cuestión se quedó clavada en tanto sus amigas aplaudían. Ami descubrió que en esa pintura además de ella estaban sus amigas las guerreras, incluida Chibiusa y las cuatro hermanas. Era como una foto que se sacaron hacía un par de años. Solo que aquí, el fondo era el de un bello paisaje. No pudo contener la emoción.

-¡Es precioso!- Exclamó llena de alegría a la par que conmovida.-
-Tu padre lo envió ayer.- Le contó Mamoru.- Tuve que ir a recogerlo. Por eso no pude estar con vosotras en el Crown. Yuuichirou fue muy amable y me ayudó a traerlo hasta aquí.

            Las lágrimas caían por las mejillas de la joven. Ella siempre recibía un cuadro de su padre por su cumpleaños. Y este año comenzaba a pensar que el envío se retrasaba. Usagi se acercó hasta ella y posando una mano sobre el hombro derecho de su amiga le desveló con tono lleno de afecto.

-Fue idea de Bertie. Pensó que te gustaría tenernos a todas juntas.
-Así es.- Explicó la aludida.- Cuando me contaste lo de tus padres y que él siempre te pintaba cuadros, le pregunté a tus amigas. Ellas hablaron con tu madre y a la doctora Mizuno le pareció una buena idea.

            Ami se abrazó a su amiga con visible emoción, y con tono emotivo y muy reconocido, le dijo.

-Muchísimas gracias. Bertie-chan. Significa mucho para mí.

Ahora ambas estaban derramando lágrimas, en tanto Bertie casi con voz temblorosa añadía.

-No es nada para lo que tú mereces. Siempre quise corresponder a lo buena que has sido conmigo y agradecer tu amistad. Sobre todo ahora que me voy a ir tan lejos…- Sollozó tratando pese a eso de sonreír.-
-Es un regalo precioso. Muchas gracias a todas.- Pudo decir la reconocida cumpleañera.-

            Aquello provocó algunas lagrimitas más. Aunque al rato todas estaban de nuevo riendo y celebrando. Charlaron de más cosas y entre ellas Bertie y Cooan les comentaron a sus queridas amigas.

-¿A que no sabéis quien nos atendió en el despacho del director?- Preguntó Cooan.-

El resto negó con la cabeza y ella les narró entonces lo ocurrido. 

-¡Qué sorpresa!- exclamó Ami muy contenta interesándose de inmediato por el anciano. - ¿Cómo está el señor Fumata? Hace mucho que no le veo.
- Muy bien...tan simpático y bonachón como siempre,- contestó Bertie pidiendo a su amiga. – Nos dio afectuosos recuerdos para ti. Dáselos tú de nuestra parte si le ves en el futuro.
- Lo haré. - Le aseguró su amiga que guiñó un ojo sonriendo.-


            Y después de más rato de entretenidas conversaciones y bastantes risas se despidieron. Mamoru y Yuuichirou le llevaron a Ami el cuadro a su casa…Ahora en la terminal de Narita recordaban aquello con mucha simpatía y alegría. Al menos fue una tarde preciosa para tener en la memoria. Sobre todo con vistas a ese viaje que iban a emprender.

-Seguro que disfrutaréis de la experiencia.- Afirmaba precisamente Ami.-
- Gracias chicas, significa mucho para nosotras.- Declaró Cooan estrechando sus manos mientras sonreía. -
- Sí que vais a ir a un buen sitio, no os quepa ninguna duda. - Intervino Mamoru, obsequiando a sus interlocutoras con una amable mirada de sus ojos color azul oscuro. - La novia de mi amigo Motoki, Reika, estudió su último año de arqueología allí, yo mismo he pensado en ir a América para ampliar mis estudios.-
-Es verdad.- Secundó Usagi.- Lo hablamos precisamente en el Crown.-
- Chicas,- intervino Artemis - no me gustaría ser aguafiestas, pero el avión no espera.
- Así es.- Confirmó Petz mirando su reloj- debéis daros prisa. El equipaje ya ha sido facturado.

            Besos y abrazos entre Beruche, Cooan y los demás. Ambas se dirigieron hacia el pasillo de la terminal para embarcar. Estaban anunciando ya su vuelo.

- Escribid a menudo y no os olvidéis de llamarnos tan pronto como lleguéis al campus.- Les pidió Petz. -
- Descuidad, lo haremos. ¡Vamos Bertie, que anuncian nuestro vuelo! - Advirtió Cooan apremiando a su hermana a subir a las escalerillas mecánicas de embarque al oírlo. -
           
            Y efectivamente en la megafonía del aeropuerto se escuchaba. "Atención, atención, los señores pasajeros que vayan a subir a bordo del vuelo 502 de Japan Airlines con destino a Nueva York, embarquen por la puerta 7, por favor. El vuelo despegará dentro de cinco minutos, gracias.

- Ya lo han dicho otra vez - asintió Beruche. - Vamos pues. - Sentenció saludando con la mano y tirando besos a discreción. -  Adiós a todos y gracias por venir a despedirnos.
-¡Adiós, buen viaje!,- vociferó Usagi.-

La joven agitaba las manos de una forma muy exagerada,  llamando la atención de todo aquel que pasara por allí y produciendo el consecuente sonrojo de sus amigos que miraban hacia alguna otra parte como si no la conociesen de nada.

- Cuidaos mucho y haced mucho deporte, ¡no os oxidéis! - les sugirió Makoto. -
- Espero que conozcáis a muchos chicos guapos, yo, la Mikado del amor, os deseo mucha suerte también en esa empresa. –

Añadió Minako balanceando graciosamente su melena rubia, sonriendo a sus amigas y despidiéndose con una afectuosa mirada de sus ojos celestes.

- Pero no os olvidéis de visitar muchos sitios y contádnoslo ¿eh?..- les pidió Rei. -
- Y sobre todo, estudiad mucho, aprovechad esta oportunidad y no os descentréis.- Les aconsejó Ami con mucho énfasis. -
- Pasadlo bien y buena suerte. - Les deseó Mamoru  arrojando con suavidad una rosa a cada una que ambas recogieron al vuelo agradecidas. -
- Sed prudentes y no gastéis mucho, la beca no es ilimitada.- Recordó Petz a sus hermanas. - Pero, si tenéis problemas no dudéis en llamarnos y si hace falta iremos para allá.
- Adiós chicas, sed buenas… -  aconsejó Karaberasu guiñando un ojo y con una pícara sonrisa. – O al menos, parecedlo.
- Buen viaje, cuidaros mucho...- Les desearon a coro Luna y Artemis. –


            Todos saludaron con la mano a las muchachas que se fueron perdiendo a lo lejos subidas en la cinta transportadora de pasajeros.

-Bueno, allá van nuestras hermanitas. – Suspiró Karaberasu. –
-Espero que todo les vaya bien. – Terció Petz no sin un tono de inquietud. –
-¡Les irá de maravilla! – Intervino Usagi como siempre de forma optimista. – Ya lo veréis. Tienen que hacer este viaje, chicas. Les va a encantar. Yo siempre digo que viajar al extranjero es muy bueno para aprender.
-¿Ah sí? Mira que buen consejo. Dado por toda una trotamundos. - Se sonrió Rei inquiriendo no sin retintín. - ¿Y se puede saber a cuantos países has viajado tú?...

Su interlocutora se llevó la mano al cogote y tras sonrojarse evidentemente pudo replicar.

-Bueno, todavía a ninguno, pero es que he estado muy ocupada. Y seguramente que dentro de poco Mamo- chan y yo lo haremos cuando celebremos nuestra luna de Miel.

Aquello hizo que el aludido quedase azorado a su vez. Lo mismo que el resto de las chicas. Hasta Kalie y Petz se miraron y esbozaron sendas sonrisas. Lo cierto es que Usagi sabía cómo sacar los colores a cualquiera.

-Tenemos que irnos ya. – Dijo  Petz a la que apenaba tener que marcharse. – Mañana tenemos que madrugar.
-Gracias por venir a despedir a nuestras hermanas. – Añadió Karaberasu. – ya os contaremos cómo han llegado cuando nos llamen.
-No hay de qué chicas. - Repuso Makoto. – Es un placer. Espero que nos volvamos a ver pronto.
-Sí, ya sabes Kalie, tenemos que quedar para ir de tiendas. – Le comentó Minako. –
-Pásate tú también, Petz. – le pidió Makoto para proponer. – Así iremos las cuatro, bueno, todas – matizó la sailor cuando el resto de sus compañeras la miró con gesto acusador.- ¡Me refería a todas!…

La interpelada asintió y tras hacer una leve inclinación de saludo a sus amigas ambas hermanas se alejaron. Kalie le comentó a Petz.

-Son unas chicas estupendas. Siempre apoyándonos. Tuvimos mucha suerte al conocerlas.
-Es verdad.- Convino ésta, añadiendo.- Les debemos todo y ojalá que pudiéramos ayudarlas a combatir el mal.
-Bueno, ahora todo eso ha terminado. – Afirmó despreocupadamente su hermana.- Mina-chan me ha dicho que hace mucho tiempo que no tienen que enfrentarse a ninguna amenaza.
-Mako- chan me ha comentado algo parecido, las escases veces que ha salido ese tema.- Asintió Petz que sin embargo parecía estar pensativa.-

            Su hermana lo notó y con tinte jovial, quiso despreocuparla.

-Si ellas así lo dicen yo me lo creo.
-Por supuesto.- Se apresuró a acordar su interlocutora quien además, sentenció.- Y por mucho que quisiéramos tampoco podríamos meternos ya en esas cosas. Ahora somos personas normales.
-Y no veas cuanto me alegro de ello.- Sonrió Kalie.-

De este modo retornaron a su casa. Al día siguiente tenía que levantarse temprano para abrir la tienda. Por su parte, sus amigas se quedaron todavía en la terminal viéndolas marchar con expresión risueña. No obstante, cuando Petz y Kalie se perdieron de vista el gesto de Usagi y las otras cambió. De parecer desenfadadas pasaron a ponerse serias y concentradas. Fue Ami la que les comentó con inquietud.

-Entonces esto ha sido el comienzo.
-Sí. – Convino Mamoru agregando en tanto miraba a Minako y Makoto. – Tal y como vosotras nos contasteis.
-Pero, ¿estáis seguras de lo que visteis?, chicas.- Les preguntó Luna. –
-Fue tal y como os lo comentamos. – Repuso Makoto que recordó. –

Días atrás, precisamente cuando buscaban un obsequio para Ami, Minako y ella estaban paseando por una calle no muy concurrida. Pasaron junto a una joyería y estaban deleitándose con la vista de aquellos escaparates.

-Esto me gusta, pero debe de ser muy caro.- Opinó Makoto observando un bonito collar compuesto de piedras azuladas.-
-Claro, es una de las mejores joyerías del barrio. A veces vengo a curiosear un poco, pero no puedo permitirme comprar nada.- Se sonrió su compañera.-

Fue entonces cuando desde el interior escucharon gritos. Tras mirarse entre sí sorprendidas se aproximaron entreabriendo la puerta. Vieron un grupo de personas en el suelo y a un tipo con una media en la cabeza apuntando al dependiente con una pistola. Por fortuna no se percató de la presencia de las chicas. Sin dudar ni un momento, salieron con sigilo y se alejaron un poco. Las dos se metieron en un cercano callejón que estaba desierto transformándose de inmediato en guerreras.

-Déjame a mí. – Le pidió Venus a su compañera alegando con rotunda seguridad. – Hacía esto a menudo en Inglaterra cuando era Sailor V.
-Vale, te cubro. – Replicó Júpiter poniéndose en guardia. –
-Es mejor que esperemos a que salga y le tomemos por sorpresa. Sé por experiencia que no debemos entrar en un sitio tan reducido y con inocentes. Alguien podría resultar herido. – Le explicó Minako.-
-Muy bien.- Convino su compañera.- Aguardaremos hasta que obtenga lo que quiere, se crea a salvo y salga. Podremos interceptarle cerca sin ningún civil que pueda resultar dañado.

Eso hicieron y tomaron la decisión correcta. Al poco  el ladrón salió corriendo con su botín. Las dos sailors le cerraron el paso dirigiéndole hacia ese mismo callejón sin salida en donde se habían transformado.

-¡Alto ahí! En nombre del amor y la justicia. – Le gritó Venus. –
-¡O te castigaremos! – Completó Júpiter. –

Pero ese tipo se limitó a soltar una horrible carcajada y disparar, por fortuna las dos eran muy rápidas y esquivaron las balas. Minako lanzó su “Venus Love me Chain” y logró desarmar a ese atracador. Seguidamente fue Makoto la que, con su ataque, le transmitió una descarga capaz de hacer perder la consciencia a un hombre pero sin matarlo. Pero para sorpresa de las dos ese tipo no se desmayó. Por contra comenzó a agitarse y cayó de rodillas.

-¡Te has pasado con la descarga!- Le recriminó Venus con inquietud a su compañera. –

Júpiter se encogió de hombros, no obstante no pudo replicar nada, ese tipo abrió la boca y de ella brotó una espesa humareda que se condensó al instante en una forma bípeda con dos cuernos en la cabeza y un tono parduzco.

-Pero, ¿qué es eso?- Se preguntó la horrorizada Minako en voz alta. –
-Sea lo que sea, no me gusta. – Le respondió su también asombrada amiga apartándola de allí, tras gritar. – ¡Cuidado!

Y es que esa especie de ente les lanzó un rayo de energía oscura que impactó contra una pared cercana abriendo un buen boquete. Como réplica ambas combinaron sus ataques que impactaron de lleno en su adversario. Al recibirlos éste aulló quemándose al instante y estallando. Las dos chicas se levantaron del suelo tras haberse tirado para eludir esa onda expansiva.

-¿Estás bien?- le preguntó Makoto a su compañera. –

Minako asintió y enseguida fueron a interesarse por el estado del atracador. Éste recobró el sentido y las miró atónito pudiendo preguntar entre agotado y confuso.

-¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Quiénes sois?

Las dos intercambiaron miradas de perplejidad. La policía llegó al poco tiempo, arrestando a ese pobre tipo que juraba no recordar haber atracado ninguna joyería. A su pesar las dos sailors tuvieron que testificar, reconociendo a ese individuo, junto a ellas declararon el resto de las personas que habían sido tomadas como rehenes durante el robo. Llenas de curiosidad ambas indagaron y resultaba que ese hombre no tenía antecedentes. Es más, era maestro de escuela primaria y muy querido por sus alumnos. Dijo no recordar nada desde que saliera de clase hasta el momento en el que las guerreras se interesaron por su estado en ese callejón.

-No lo logro entender. – Suspiraba Makoto tras terminar de recordar aquello con sus compañeras. –
-Pues imagina. Ya tenemos la suficiente experiencia como para saber que son nuevos enemigos. – Intervino Ami. –
-Eso está claro. – Convino Artemis que había investigado a su vez y les dijo. – Pero, ¿qué buscan? ¿Quiénes son?
-Lo averiguaremos, como hacemos siempre. – Las animó Luna. –

Aunque fue Usagi la que terció moviendo la cabeza para declarar en actitud reflexiva.

-Seguramente será así. Aunque algo me dice que esta vez no seremos nosotros quienes llevaremos el peso de la batalla.
-¿Te refieres a que otros también deberán afrontar esto?- Le preguntó Makoto con gesto de sorpresa. -¿Quiénes? Espero que podamos ayudarles.
-Sí, eso es cierto. Ojalá que podamos hacerlo.  – Afirmó Usagi, bastante más en serio y de una manera más críptica de la que solía hablar. – Hasta donde sea posible…
-¿Qué sabes tú de esto?- Le preguntó Rei con patente sorpresa y curiosidad. –
-No puedo daros muchos detalles, pero os diré que lo que les comenté a Petz y Karaberasu es verdad. Sus hermanas debían hacer este viaje. Ellas van a tener un papel muy importante en esta historia. Mayor incluso que el nuestro.- Sentenció la interpelada. -
-Así es. - Añadió Mamoru que también parecía estar al corriente de algo cuando agregó. – Habrá tiempo para que os lo expliquemos. Pero por ahora no debemos decirles nada a las hermanas.



Las chicas asintieron. Aquello sonaba lo bastante misterioso e importante como para celebrar una reunión de urgencia y eso hicieron en el santuario de Rei. Por su parte, Bertie y Cooan al perder al grupo de vista salieron a la pista y allí, subiendo a un bus, fueron transportadas hasta el aparato. A través de una escalerilla abordaron el avión entregando sus pasajes a una azafata que las acomodó en la zona de no fumadores indicándoles que se abrochasen los cinturones. Y por fin, a los pocos instantes, el avión, calentando sus rugientes motores, corrió por la pista  aprestándose a despegar.  A ambas les dieron cosquilleos en el estómago y no sabían si era por aquel despegue tan raudo o por sus mismas emociones encontradas, ilusión por empezar aquella aventura, algo de tristeza por dejar a sus hermanas y amigos e incertidumbre por los que les iba a deparar el futuro. Aunque eso era algo que pronto descubrirían.



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2 comentarios:

  1. Ayer terminé de leer este cap, y fué lindo, justo para el cumple de nuestra querida Ami-chan ^^. Me encantó como finalmente pudieron sorprenderla, no había nada por sentado en la historia :)
    Y la relación de Ami con Bertie, es muy dulce; a veces hay lazos tan grandes y profundos, que otros lo pueden confundir con un tipo diferente de relación.
    Ahora, que les deparará a las hermanas? Lo que Usagi sabe, tendrá relación con el futuro? Ya me iré enterando :)
    Por cierto, fue algo cómico todo el vaivén de los tramites, tal vez porque uno puede sentirse identificado... el mundo de los simples mortales xD

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    1. Gracias por tomarte el interés y la molestia de escribir. Aprecio mucho tus opiniones. Espero que te sigan gustando los siguientes. Las hermanas irán viviendo nuevas experiencias al tiempo que rememoran algo más de su pasado. Es casualidad que justamente fuese el mismo día del cumpleaños de Ami. Quise plasmar el agradecimiento que hacia ella y las otras sailors tienen las hermanas. Y es verdad, he leído algunas historias emparejando a Ami y Bertie y quise hacer una especie de alusión al tema. Siendo tan buenas amigas y con esas personalidades tan reservadas y tímidas y su amor al estudio congenian muy bien. Los trámites sí que fueron un buen momento para poner algo de humor. tal y como dices, las pobres chicas tienen ahora que sufrir como simples mortales los rigores de la burocracia. A veces, como es natural, echan de menos sus poderes :) Y en cuanto a Usagi sí, irá actuando de formas que a veces resultarán algo extrañas incluso a sus propias amigas y compañeras.

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