El sol entraba a raudales por la ventana en el
cuarto de Beruche. Los primeros rayos mañaneros se abrían lentamente camino
hacia sus ojos, atravesando inmisericordes el delgado escudo que le proporciona
la sábana de satén blanco que cubría su cara. Al principio la muchacha
remoloneó como solía. Abría lentamente los ojos para volver a tapárselos con
una mano. Pero ya le era imposible escapar del regreso de la vigilia. Esas
escenas de ella jugando al ajedrez con su padre, rodeada del interés y la
curiosidad de sus otras hermanas se desvanecieron lentamente. Hubiera deseado seguir
inmersa en aquel mundo onírico, aunque una vez que fue ganando la consciencia
recordó. Movida como si tuviera un resorte, se incorporó al sentir el calor del
sol.
-¡Cielos!- exclamó mirando alarmada el reloj de su
mesilla- ¡son más de las ocho!, ¡hoy debo ir con Cooan al Ministerio de
Educación!
La bruma de sus sueños desapareció y ya no pudo
acordarse de ellos. De todos modos, no tenía demasiado tiempo para eso. Sin más
tardanza se levantó de la cama, se puso una bata y entró en la habitación de su
hermana para despertarla, pero ella no estaba acostada. La cama aparecía
perfectamente hecha. A sus espaldas escuchó la voz de Cooan que parecía
bastante risueña cuando Bertie se volvió hacia ella.
- Buenos días dormilona,- sonrió ésta ya vestida. -
-¿Ya estás lista? , ¿Y las otras?- Inquirió la
azorada Beruche mirando en todas direcciones. -
- En la tienda- respondió su hermana -, no te preocupes,
hoy nos dejan día libre, ¿no lo recuerdas? Tenemos que ir a solucionar el
papeleo, pero hay que hacerlo pronto, ya sabes que suele haber mucha gente.
- Sí – asintió su interlocutora. - En seguida estoy.
Igual
que si se moviera a cámara rápida, Bertie se apresuró a desayunar, lavarse y
vestirse. Al terminar, agarró a su hermana del brazo, abrió la puerta
arrastrando a la sorprendida Cooan y exclamó...
-¡Vámonos!- cerrando la puerta, bajaron como una
exhalación. -
Recorrieron
las calles de la ciudad poco transitadas en esas horas de oficina y trabajo y
se encaminaron a la parada del autobús. Las dos aprovecharon para poner en orden
sus ideas y recordar algunas peripecias de esos años.
- Parece mentira. – Suspiraba Beruche. - Todavía no
lo puedo creer.
Su
hermana asintió complacida y motivos no les faltaban a las chicas para sentirse
entusiasmadas. Desde que cambiaron sus vidas habían trabajado mucho ya fuera en
la tienda que habían ayudado a llevar a sus hermanas mayores o en otras
actividades a tiempo parcial, como empleadas de cualquier otro establecimiento
comercial, vendedoras de cosméticos puerta a puerta e incluso de canguros. Aquello les
proporcionó unos sueldos extras para pagarse los estudios y contribuir a la
renta común y sobre todo las puso más en contacto con los niños. Ambas habían
visto, (sobre todo Cooan) que disfrutaban cuidando a los pequeños y
enseñándoles en la medida de lo posible. Además, existía una especie de deuda
que habían contraído en el fondo de su corazón con todos aquellos que por su
edad les recordaban a Chibiusa, la pequeña hija de la reina de Cristal Tokio. Y
finalmente quizás pudieran hacer su ilusión realidad aunando ambas cosas. El
trabajo que deseaban y el pago de esa culpa...
-Todavía recuerdo cuando me propusiste estudiar
contigo. – Se sonrió Bertie.-
-Sí, y yo me acuerdo de tus primera respuesta.-
Contestó una Cooan con tintes algo burlones, parafraseando a su hermana.- No
tengo tiempo para eso, tenemos que trabajar… Y yo no soy buena con los críos.
-Vale, pero como buena hermana cuando insististe no
quise dejarte sola.- Afirmó su contertulia, con tono cordial.-
-Menos mal que lo hice.- Se rio ahora Cooan,
añadiendo con retintín.- Sobre todo cuando añadí la parte en la que podrías
estudiar con Ami.
-¿Otra vez con eso?- Exclamó su azorada hermana mirándola
algo envarada.-
-Anda, Bertie, te encanta pasar tiempo con ella.
Igual que a mí me gusta visitar a Rei para charlar.
Su
contertulia asintió más relajada ahora y admitió.
-Con Ami es estupendo, se puede hablar de todo, y
cuando jugamos al ajedrez es como si perdiéramos la noción del tiempo.
Aquello
le trajo un borroso recuerdo del sueño que había tenido y así se lo mencionó a
su interlocutora.
-¿Sabes?. Estaba soñando con papá antes de
despertarme.
-¿Con nuestro padre?- Se sorprendió Cooan.-
-Sí, creo que estábamos jugando al ajedrez. ¿Te
acuerdas cuando estuvo en la capital y nos trajo regalos a todas?- Inquirió
Bertie.-
-Lo recuerdo, aunque yo era muy pequeña convino
Cooan, sonriendo débilmente para declarar con nostalgia.- A mí me trajo un tutú
de bailarina. Y algunas cosas más.
-Y a mí un ajedrez muy bonito. Siempre le pedía uno.
Me prometió que me lo traería y lo cumplió. Y cuando le preguntaba a mamá ella
siempre respondía que papá cumpliría su palabra, que era un noble muy
importante y respetado y que por eso pasaba tanto tiempo fuera. - Sonrió su
contertulia evocando eso con sentimientos encontrados de añoranza y tristeza,
para reflexionar.- ¿Qué crees que fue de nuestro padres?
-No lo sé.- Suspiró Cooan.- Solamente los recuerdo muy
vagamente. De papá, que tenía un bigote que me hacía mucha gracia, y mamá tenía
el pelo castaño muy bonito, con algunos cabellos del mismo color que los míos. A
veces me acuerdo del tono de su voz. Siempre era cariñosa. Al menos hasta que
comenzó a educarnos para preparar nuestra marcha a la Corte…
-Es verdad. Luego se volvió muy severa.- Convino
Bertie.- Ya no fue la misma. A veces recuerdo oírla discutir con la abuela Kim.
Y no la volvimos a ver más que por holo vídeo.
-Sí…-Musitó Cooan, con pesar.-
-Bueno.- Quiso animarse Bertie cambiando de tema.-
Dejemos esos recuerdos. Eso pertenece al pasado.
-O más bien al futuro.- La corrigió su hermana.-
-Es cierto.- Admitió su interlocutora.- En cualquier
caso, será mejor que nos centremos en nuestro presente. Espero que los trámites
no sean demasiado complicados.
-Después de todo lo que hemos trabajado, no creo que
eso nos vaya a detener.- Sonrió Cooan de mejor humor también ahora.-
-Tienes razón. Montar una tienda, adaptarnos al
siglo veinte, hacer amigos y estudiar en los ratos libres. Eso sí que han sido
desafíos.- Sentenció Bertie sonriendo al fin.-
Su hermana asintió conviniendo en ello. De este modo
ambas hablaron de estas y otras muchas cosas sucedidas en aquellos más de dos
largos años. De este modo el trayecto se les hizo más corto y varios minutos,
metros y autobuses después, casi sin darse cuenta, ya estaban a las puertas de
las oficinas del ministerio. Entraron con rapidez situándose en la cola de
espera (que ya estaba bastante nutrida) en frente de la ventanilla principal. Aguardaron
pacientemente hasta que al llegar su turno Cooan fue la primera en hablar.
- Buenos días, veníamos a tramitar un permiso de
estudios y una beca.
El
encargado, un hombre calvo con gafas y regordete, con gesto inexpresivo y voz
aflautada se limitó a decir a desgana.
- Planta segunda, ventanilla dieciséis - y añadió
con voz premiosa- el siguiente.
Ambas
hermanas se miraron desconcertadas y Beruche suspiró encogiéndose de hombros
mientras le aconsejaba a su hermana.
- Hagamos lo que dice ¿no?..
Cooan
convino en ello y pacientemente buscaron el lugar en cuestión. Tras otra larga
cola que pareció durar siglos, al llegar por fin su turno, fue Bertie quien tomó
la iniciativa esta vez.
- Disculpe, buenos días, veníamos a tramitar el
certificado…- pero una mujer con gesto iracundo le interrumpió desde el otro
lado de ventanilla -.
-¿Traen el sello y el impreso g-97? Seguro que no -
se respondió la encargada a sí misma con voz prepotente y el desagrado pintado en el semblante. -
-¿Qué impreso? - Preguntó Cooan con evidente preocupación,
en tanto trataba de explicarse. - Verá, es que nosotras no sabíamos nada de
eso.- Miraba azorada a su alrededor a las caras que las observaban entre inquisitivas
e impacientes. – Es que solamente nos citaron aquí…
La
gente de la cola seguía impacientándose y se oyeron algunas que otras voces del
estilo." Venga, ¿qué pasa? , muévanse
que hay prisa".
-¿Dónde podemos ir a hacer eso?- preguntó Beruche a
su vez. - A nosotras no nos notificaron nada. Verá, traemos una solicitud de
beca y...
-¿Y por qué no empieza por ahí?- volvió a
interrumpir de malos modos la irascible encargada. -Pueden tramitarlo en la
tercera planta, ventanilla ocho, ¡y despejen!, ¿o no ven que hay cola?...
- Bien, gracias, vámonos - musitó Cooan que tomó a
su hermana del brazo sin que ésta pudiera decir nada, pese a que la indignación
la recorría de arriba abajo. -
-Habrase visto que mujer tan grosera. - ¡Espetó
Bertie en tanto su hermana la arrastraba trabajosamente lejos de allí!, - ¡Un
buen remolino de dark water le daría!
-Déjala, que tenemos prisa. - Le recordó Cooan.-
Y es que estaba más preocupada por arreglar aquellos
infernales trámites que otra cosa. Aunque conviniera con su hermana en que, además del antiguo ataque de ésta, un
dark fire suyo tampoco hubiera estado de más contra esa borde.
-De las pocas cosas que lamento haber perdido de
nuestras antiguas vidas. No tener ya nuestros poderes. – Le confesó su
interlocutora, declarando entre suspiros. – Mi ataque congelante y mi capacidad
de hipnotizar. A estas alturas ya habríamos terminado el papeleo.
-Sí. Pero ¿qué le vamos a hacer?- Suspiró asimismo
Cooan que sentenció con resignación. – Bertie, todo tiene sus pros y sus
contras.
Su hermana asintió, algo más tranquila ya. Nadie
dijo que todo fuera a ser sencillo. Ya habían transcurrido esos dos largos años
y todavía se sorprendía a sí misma actuando en ocasiones como si dispusiera de
esas facultades sobrenaturales de antaño. Ahora debía recurrir a la nevera si
quería un zumo fresquito. En cuanto a eso de poder colarse o pasar gratis a los
cines sugestionando al taquillero mejor olvidarse. Iba embebida en esos
pensamientos cuando por fin llegaron a la susodicha ventanilla. Por suerte esta
vez no debieron aguardar cola. Solamente tenían dos personas por delante.
Cuando fue su turno y una vez que apareció la encargada, una chica joven y más
sonriente, Beruche calmada de su anterior enfado y sobre todo amedrentada por
las experiencias anteriores, preguntó con prevención.
-¿Aquí tramitan becas al extranjero, verdad?,- llegó
incluso a cerrar los ojos temerosa, esperando alguna mala contestación, del
estilo “pues claro que es aquí, ¿dónde iba a ser sin no?” -...
No obstante para su sorpresa, la chica que atendía
ese mostrador le brindó una amable sonrisa y le respondió de inmediato.
- Sí señorita, aquí tienen. - Les entregó a ambas
unos formularios en tanto les pedía a su vez.- Denme sus nombres, por favor.
- Ayakashi Cooan - replicó ésta recibiendo de
inmediato el codazo de su hermana, al punto la muchacha rectificó. – Malinde.
- ¿Perdón?- Contestó la funcionaria observándola
extrañada. –
- Somos las hermanas Malinde. - Terció rápidamente
Bertie. – Yo soy Beruche, ella es Cooan.
Aquel era el apellido supuesto que habían adoptado
todas las hermanas. Fue precisamente idea de Beruche. Cuando las chicas
quisieron comenzar de nuevo les pareció buena idea cambiar incluso la forma de
pronunciar o de escribir sus nombres. Ese apellido venía a significar algo así
como dulce. Esa era la palabra que a Bertie le vino a la mente cuando recordaba
su purificación y el cariño de sus nuevas amigas y su hermana pequeña para con
ella. Cuando la muchacha se lo propuso a las demás, éstas asintieron sin dudar.
Desde luego todas se habían dulcificado en carácter. Bueno, quizás no siempre,
bastaba con ver discutir a Petz y Karaberasu en ocasiones para darse cuenta de
que tan dulces no eran. Pero les pareció algo bonito y se quedaron con ello.
Ahora, tras su azoramiento, Cooan pasó a deletrearle el apellido a esa mujer. La
empleada entonces asintió redactándolo en su ordenador. Sonriendo de nuevo
imprimió los formularios con los nombres en sendos documentos y se los entregó
a las dos chicas.
- Rellénenlos
y pasen a ese despacho, por favor - señaló una puerta contigua a la pared de
enfrente. Ambas muchachas sonrieron y le dieron las gracias, visiblemente
aliviadas. Beruche en tanto le recordaba a su hermana no sin cierto tono de
admonición. -
-Mira que te lo dije. Acuérdate de que ahora nos
apellidamos Malinde. Si tenemos que comenzar una nueva vida no es muy
aconsejable llevar nuestros antiguos apellidos.
- Sí, es verdad. Y menos si significa recordar
nuestra época de malignas. – Convino Cooan que se disculpó azorada. – Perdona
Bertie, han sido tantos años que a veces se me va de la cabeza.
- Es normal- le sonrió animosamente su hermana sin
rastro ya de malestar. - Vamos a dentro a rellenar esto.
Su
interlocutora asintió. Pasaron y tomaron asiento para enfrentarse a esos
documentos. Tras un rato de papeleo, preguntas de todo tipo, alguna que otra
absurda como... ¿qué hacen ustedes aquí? ¿Hacen rezos budistas?...o… ¿qué
opinan de la caza de ballenas?, ¿cómo vislumbran su futuro? .Etc. Terminaron de
rellenar esos papeles y llamaron en la puerta del despacho que estaba en
frente. Una voz de hombre mayor respondió " adelante".- Sobre la
puerta había un letrero que rezaba...”Míster Toshiro Fumata, director"- Ambas
chicas entraron y cerrando la puerta muy despacio como si quisieran evitar
producir la más mínima molestia. Aprovecharon para mirar a su alrededor
estudiando el despacho que tenía una decoración en caoba muy clásica. En el
centro destacaba una gran mesa y sobre ella un magnífico tablero de ajedrez,
con todas sus piezas talladas en cristal, marfil y ébano, dispuestas para
empezar una partida. Nada más verlo a Beruche se le iluminó el semblante en
tanto abría bien los ojos.
-¡Oh, qué tablero tan bonito y qué piezas, son preciosas!...-
Exclamó encantada. -
-¿De veras le gusta?- respondió el hombre al que
hasta ese mismo momento ni habían visto, que estaba de espaldas a ellas con voz
algo ronca y afónica pero entusiasta. -
Lentamente
aquel tipo se volvió hacia ellas y sonrió.
Era un señor bajito, de pelo canoso y pobladas cejas que resultaba familiar a
las chicas. Curiosamente él también dio muestras de reconocerlas. Ofreciéndoles
un asiento a cada una y acomodándose él mismo en el de que se encontraba tras
su mesa, así lo expresó.
-¡Vaya, vaya, yo os he visto antes, esperad que
piense un poco! - Rememoró con aire reflexivo y con una mano en la barbilla. -¡Ya
está!- levantó la cabeza y abrió los ojos que tenía entornados afirmando con
seguridad. - Vosotras sois amigas de Ami, claro, ¡sus maravillosas amigas! como
ella dice. A ti te recuerdo a su lado animándola - miró a Cooan que sonrió
asintiendo - y tú - señaló a Beruche a la par que añadía - jugaste contra ella
en el campeonato mundial. ¿No es así jovencita? Eras muy buena.
- ¡Ji, ji, ji!- rio ésta reconociendo aquello - es
cierto, quedé segunda, aunque no fue una partida muy ortodoxa.- Lo recordaba
azorada porque todavía estaba sirviendo a la Luna Negra, en realidad fue su
ultima misión pues se convirtió en una mujer normal allí mismo. -
- Recuerdo que una cámara se averió y no pudimos ver
bien el final, tú te levantaste. Sí, algo pasó pero no me acuerdo ya, ha pasado
mucho tiempo.- Comentó el anciano sin que, por suerte para Bertie, fuese
conocedor de nada más. -
- Así fue – intervino Cooan cambiando sutilmente de
tema. - Ella es mi hermana. Y usted, señor... ¿no era el dueño del edificio?
- Sí, y además soy el director de fondos a becarios
y no creo que vengáis aquí a charlar de ajedrez. - Se rio para agregar con buen
humor - aunque de eso siempre se puede hablar. ¿Deseabais algo en particular,
queridas niñas?
- Sí señor - respondió Bertie sacando la carta y mostrándosela
junto a los impresos que ambas habían rellenado anteriormente. - Venimos a por
la beca y los permisos.
-¡Magnífico!- exclamó Fumata aseverando con
aprobación.- Bien, así me gusta. Veo que
además de buenas jugadoras sois aplicadas. Será un placer ayudaros. Vamos a
mirar esto – y escrutando los papeles durante unos momentos que a ambas chicas
se les hicieron eternos aquel simpático hombre hizo un gesto de aprobación con
la cabeza. - Todo en orden - declaró con pausa para añadir en tanto consultaba
un armario con cajones llenos de dosieres. - Ahora os enseño una guía de
universidades acogidas a nuestro convenio a donde podéis ir… ¿qué preferís
Australia, GB o EE.UU?
Las
chicas al principio se miraron algo desconcertadas. Tampoco habían pensado
mucho en eso. Pero al cabo de unos instantes parecieron coincidir y dijeron al
unísono EE.UU - ambas pensando en películas de televisión, única referencia que
tenían de ese país.
- Perfecto, - convino el director sacando una guía
ilustrada de EEUU de un cajón de su mesilla- ¿Y qué tipo de universidad desearíais?
- Una de buen nivel académico y cerca de alguna
ciudad grande e interesante para visitar.- Matizó Cooan. -
- Por ejemplo, ¿qué os parecería Nueva York? , es la
ciudad más cosmopolita.- Les propuso el director. -
- Sería perfecto. - Afirmó Beruche que preguntó con
interés. -¿Hay alguna universidad buena allí?
- Recientemente hemos firmado un convenio con una de
ellas. - Dijo Fumata que buscaba con su dedo en la lista de las universidades y
al fin dio con ella y leyó. - La “Golden
State College Center”, a unos cincuenta kilómetros de New York City. Aquí
tenéis su programa.
- ¡Aja! - Cooan ojeó el folleto asintiendo. - Sí, ésta
universidad me gusta, ¿qué opinas tú?,- quiso saber en tanto le entregaba el documento a su hermana. -
- Sí estoy de acuerdo - convino ella que, tras
leerlo con suma atención, devolvió el papel al señor Fumata. -
- Buena elección,- asintió éste con cara de
satisfacción para añadir en tono más confidencial - conozco gente que ha
estudiado allí, han venido contentos, os gustará. ¿Puedo hacer algo más por
vosotras? Siendo amigas de Ami es como si también lo fueseis mías. - Les ofreció
muy amablemente. -
- No muchas gracias,- agradeció Cooan quien sin embargo dudó un
momento y rectificó. - Pensándolo mejor, sólo una cosa. ¿Puede decirnos cuándo
nos iremos?
- Pues - El director consultó una guía de su mesa respondiendo
- dentro de una semana. Yo de vosotras empezaría a prepararme ya. Es un viaje
largo y para un año entero.
- Sí, muchísimas gracias - sonrió Beruche muy
contenta, por fin iban a cumplir su sueño, se irán de intercambio para terminar
su carrera. -
- Dadle recuerdos a Ami de mi parte, hace mucho que
no la veo.- Les pidió Fumata mientras cortésmente se levantaba y les abría la
puerta de su despacho. -
- Descuide, lo haremos - prometió Cooan. -
- Cuando volváis podríamos jugar una partidita de
ajedrez...- sugirió el director muy
complacido. -
Ambas
asintieron y con dos educadas reverencias
se despidieron del anciano que se sintió muy contento cuando incluso
aquellas simpáticas chicas le besaron cada una en una mejilla. Al fin cerraron
la puerta de nuevo con cuidado y abandonaron el edificio. Al llegar a casa
refirieron todo a sus hermanas. Así, entre preparativos la semana pasó
rápidamente. Disfrutaron de la fiesta “sorpresa” de Ami y pusieron al corriente
a todas sus amigas de aquellos trámites y del lugar al que irían. Cuando al fin
llegó el gran día todo estuvo listo. Ya en el aeropuerto, Beruche, Cooan y sus hermanas
estaban acompañadas, esta vez sí, por Makoto Kino, Rei Hino, Ami Mizuno, Usagi
Tsukino, Minako Aino, Luna, Artemis y Mamoru Chiba, que habían ido a
despedirlas. Usagi, una muchacha de corta estatura, pelo rubio color oro viejo,
peinado en forma de dos largas coletas que casi le llegaban a las rodillas,
rematado por sendos moños a cada lado de su cabeza y unos vivos ojos azul
claro, al menos era como ellas la percibían, al ser conocedoras de su secreto, comentaba
entre risas.
-¡Vaya! , así que una beca para los EE.UU, yo sabía que erais listas, ¡pero no
creí que lo fuerais tanto!
A todo eso la gata Luna de un elegante y uniforme
color negro, excepto por un antojo dorado en forma de cuerno con ambas puntas
mirando hacia arriba sobre su cabeza (que le daba el nombre al semejar a la
luna creciente), miró a Usagi amparada en la comodidad del hombro de la chica y
replicó con irónica sorna.
- Las hay que son listas y aplicadas y que se
centran en sus estudios y deberes, no como otras que yo conozco.
Sin dar tregua ni para las sonrisas del resto la mano de la aludida de forma veloz le dio
un capón a la gata que quedó con un gran chichón colorado y la lengua fuera.
-¡Luna! – Vociferó la aludida visiblemente enfadada
mientras retiraba la mano. - ¡Te machacaré!
Ignorando
aparentemente la escena, Makoto, la más alta de las sailors, de largo pelo
castaño recogido en una gran coleta y ojos color verde, le decía a Cooan,
mientras Luna y Usagi se peleaban medio en serio medio en broma con Artemis
tratando de mediar...
- Sentimos no haber podido venir antes, pero
anduvimos ocupadas con la fiesta de Ami.
- Sí,- añadió Minako, rubia de larga melena adornada
con un lazo rojo y ojos azules - no podíamos posponerlo, nos costó mucho
organizarla. Nos alegramos mucho de que vinierais pese a estar tan atareadas.
Os vamos a echar de menos, pero sabed que estamos muy contentas por vosotras. A
todas nos hizo mucha ilusión cuando Rei y Ami nos lo contaron. Y más cuando nos
explicasteis dónde vais a ir.
Las
hermanas recordaron aquella tarde tan bonita y entretenida. Acudieron un poco
antes merced al aviso de Rei. La sacerdotisa estaba sola allí y las recibió en
Hikawa.
-Hola chicas. Me alegra que hayáis podido venir.
-No nos lo íbamos a perder por nada.- Afirmó Cooan.-
-Sí, por desgracia quizás no podamos estar en la
siguiente fiesta de cualquiera de vosotras.- Suspiró ahora Bertie.- Es de las
cosas que más vamos a echar de menos.
-Por esa entre otras razones os he llamado antes.-
Declaró Rei añadiendo aun con malestar.- Y porque la gran bocaza de Usagi
estropeó la sorpresa. Sin embargo, me las arreglé para cambiar la fiesta…
-¿Cómo?- Se sorprendieron a coro las hermanas.-
-Veréis. - Les explicó su amiga.- Hablé con Unazuki
y le conté lo sucedido. Dijo que nos ayudaría gustosa a darle una sorpresa a Ami
en el Parlor Fruit Crown.
-¡Eso suena genial! - Comentó Kalie.-
-Por eso mismo, no os extrañéis si cuando Ami y las
demás vengan aquí no hay nada preparado.- Remató la sacerdotisa añadiendo.-
Primero le haremos creer eso. Luego la sorprenderemos en el Crown y más tarde ya vendremos aquí… Yuuichirou se
ocupará de todo. Y ahora, para no repetir el mismo error, le dije que quería
discreción absoluta o le molería a escobazos.- Terminó sonriendo algo
pérfidamente.-
Las
hermanas se miraron algo azoradas. Esta Rei era de temer cuando se enfadaba.
Compadecían a su pobre ayudante.
-¿Entonces qué quieres que hagamos nosotras?-
Inquirió Petz.-
-Fácil. Os vais y volvéis a la hora fijada
haciéndoos las sorprendidas de que no haya fiesta.- Les indicó su amiga.-
Las
chicas convinieron en eso. Se dieron un paseo para hacer tiempo. Aprovecharon
para acercarse al Crown y dejar allí algunos de sus regalos. Cuando regresaron
vieron que ya estaban allí todas las demás chicas. Tuvieron que aguantar las
ganas de reír al ver la expresión decepcionada de Ami…Justo mientras Rei le
contaba con tono admonitorio…
-Fue todo culpa de Usagi. Lo tuvo que arruinar como
de costumbre.
-¡Oye! ¿Cómo iba yo a saber que Ami y Bertie estaban
estudiando en el Santuario?- Se defendió ésta con visible malestar.- No soy una
bruja como tú.
-¿A quién le llamas bruja? ¡pedazo de boba! - Se
indignó a su vez la sacerdotisa.-
-Vale ya chicas. Que es el cumpleaños de Ami.- Se
atrevió a terciar Makoto.-
-Sí, bastante planchada se ha quedado la pobre.-
Añadió Minako observando de reojo a su envarada amiga.-
-No importa. De verdad. Por mí hubiera dado igual.-
Intervino la aludida.-
En
ese instante las hermanas saludaron con animación. La primera en dar un abrazo
a su amiga fue Bertie.
-¡Ami-chan, muchas felicidades!…
-Gracias Bertie-chan.- Replicó ésta sonriendo con
reconocimiento.-
-¡Anda! Creíamos que ibais a tener una fiesta
sorpresa para Ami.- Dijo entonces Cooan.-
-Pues no, al final tuvimos que aplazarla. Se filtró
la información.- Suspiró Minako.-
-Sí, y la fuente nos ha hecho la pascua a todas.-
Masculló Rei mirando con inquina a Usagi.-
La
aludida no se quedó atrás devolviéndola aquella expresión. Ambas se encararon y
comenzaron su típica pugna lingüística. Que consistía en sacarse la lengua y
hacerse un montón de burlas la una a la otra…Cosa que Karaberasu aprovechó para
proponer al grupo.
-Bueno, ya que aquí no hay nada, vámonos al Crown.
Allí al menos podremos tomar algo.
-Me parece una buena idea. ¿Qué opináis vosotras?-
Quiso saber Petz.-
-Por mí está bien.- Convino Makoto.-
-Sí, estoy conforme.- Asintió la homenajeada.-
Tanto
Rei como Usagi parecieron concluir esa guerra de muecas dando su respectiva
aprobación al plan. Las chicas se dirigieron a esa cafetería y allí ocuparon
sendas mesas. La camarera, una linda joven de pelo castaño oscuro recogido en
una cola de caballo y ojos calor café, no tardó en aparecer.
-Hola, me alegra veros. Hacía mucho que no os
pasabais…
-Estuvimos muy liadas Una-chan.- Repuso Usagi.-
-Ahora te pediremos algo. Somos muchas.- Comentó
Rei.-
-Sí. Vamos a tener que ayudarte a traer las bebidas.
Sola no vas a poder. - Terció Minako.-
-Me ofrezco voluntaria.- Dijo Makoto levantándose de
su asiento.-
-Te acompaño.- Se brindó Petz.-
Las
dos chicas fueron con la camarera a por las bandejas. Entre tanto Bertie
charlaba con la cumpleañera…
-Es una pena. Pero cuando las chicas supieron que tú
te habías enterado…
-No pasa nada. Me hubiera hecho la misma ilusión.-
Se apresuró a replicar la aludida.-
-De eso estamos seguras, pero siempre es mejor algo
que de verdad no se espere.- Comentó Rei esbozando una divertida sonrisa.-
Y a
esa señal, las luces del Crown se apagaron. Al poco un carrito de ruedas empujado
por Makoto y Petz, que portaba una gran tarta de nata y fresas alumbrada por
unas cuantas velas encendidas hizo su aparición. Todas se levantaron comenzando
a cantar.
-¡Cumpleaños feliz… te deseamos Ami-chan, cumpleaños
feliz!…
La
homenajeada se quedó perpleja y sonrió visiblemente sorprendida y emocionada.
Las luces volvieron y una risueña Usagi le explicó.
-Verás Ami-chan. Me di cuenta enseguida de que había
metido la pata. Cuando se lo comenté a Yuuichirou, Rei estaba por allí cerca.
Ella sabía que Bertie y tú habíais ido a estudiar. Supuso que con las voces que
di lo habríais oído. De modo que pensamos en una solución.
-Claro.- Completó la sacerdotisa.- Hicimos control
de daños. Era mejor admitir que estábamos preparándote una fiesta sorpresa en
Hikawa. Por eso, llamé a Bertie al día siguiente y le pregunté si nuestras
sospechas eran ciertas. Me dijo que sí pero que cuando fuese a jugar al ajedrez
contigo te sonsacaría. Luego me contó que charlasteis de eso. Quedamos en que
sus hermanas no supieran nada para dar más verosimilitud a la historia.
-Claro. Por eso tardaste tanto aquel día en volver.-
Comentó Karaberasu esbozando una pícara sonrisa.- Y nosotras pensando cosas
raras…
-¿Qué cosas?...- Quiso saber Usagi.-
-No, nada, ¡tonterías nuestras! ¡Ji, ji!…- Se
apresuró a decir Cooan en tanto ella y sus hermanas se ruborizaban visiblemente.-
Menos
mal que la cumpleañera tomó la palabra con patente agradecimiento para desviar
el tema…
-Muchas gracias amigas mías. Ahora sí que no lo
esperaba.
-¡Esta vez te hemos sorprendido bien! - Rio Usagi
llevándose una mano al cogote.- Rei y yo hasta estuvimos ensayando la discusión
que tuvimos en Hikawa…
-¡Como si les hiciera falta! - Le cuchicheó Minako a Makoto que asintió.-
Ahora fue turno de Rei y de Usagi
para mirarlas con suspicacia, a lo que sus dos amigas únicamente reaccionaron
mirando cada una hacia un lado para hacerse las despistadas.
-Pues lo conseguisteis
del todo.- Afirmó una muy contenta Ami.- Pensaba que era otra de vuestras disputas.
-Es que somos muy
buenas actrices.- Se rio Usagi.-
-Y debía parecer real.- Sonrió Rei quien animó a su
amiga.- Anda, Ami-chan, sopla las velas y pide un deseo.
La
emocionada protagonista así lo hizo, y tras repartir la tarta entre todas,
incluida Unazuki que tomó asiento a su lado, charlaron un poco.
-¿No está tu hermano?- Quiso saber Makoto
dirigiéndose a la camarera.-
-No, ahora está muy liado estudiando. Tiene examen
de contabilidad. Ya sabéis que su sueño es abrir su propio negocio.- Les
contó.-
-¿Sigue con Reika?- Se interesó Minako.-
-Pese a todo su noviazgo continúa.- Afirmó su
interlocutora sonriendo con alegría.- Ella le escribe a menudo. Ahora está
haciendo un curso de postgrado en América y participando en excavaciones en
Europa. Allí al parecer se ha hecho muy amiga de una chica irlandesa que
también es arqueóloga. Y Reika me contó que su compañera tiene un hermano muy
guapo. Precisamente estudia medicina en los Estados Unidos como quieres hacer
tú, Ami-chan.
-Vaya, ese sí que es un buen partido.- Tercio Kalie
sonriendo con una pícara expresión.-
-Mi Mamo-chan quiere hacer eso mismo.- Tercio Usagi
con patente orgullo en su voz.-
-Por cierto. ¿No viene Mamoru?- Intervino Cooan al
hilo de aquello.- Me extraña que no esté aquí.
-Mamo-chan también está muy ocupado. Me dijo que
precisamente hoy debía asistir a un foro de medicina o algo así.- Replicó Usagi
añadiendo con algo de pesar.- Le habría gustado estar aquí para felicitar a
Ami-chan en persona.
-Se lo agradezco igual. Y comprendo que no haya
podido ser.- Intervino la cumpleañera.- No debe perderse algo tan importante
para su carrera.
-Bueno, es hora de darte los regalos.- Comentó Rei.-
-Sí. - Convino Minako.-
A
una señal de la sacerdotisa, las demás sacaron las bolsas y paquetes que
Unazuki les había estado guardando en el Crown y se los fueron entregando a su
querida amiga.
-Ésta es una colección de perfumes, cremas y leche
hidratante de la mejor calidad.- Le anunció Petz.- De nuestra parte.
-Muchas gracias chicas…- Dijo la homenajeada.-
-Nosotras te hemos comprado esto.- Sonrió Rei
sacando una bonita falda de tono azul marino.- Para cuando salgas por ahí.
-Sí, y esta
blusa.- Añadió Minako, ofreciendo a su amiga una prenda bastante bonita de
color amarillo.-
-Y no nos olvidemos de esto otro.- Agregó Usagi.-
La
muchacha le entregó un grueso libro que Ami hojeó visiblemente contenta…
-Tratado de medicina general… ¡Muchísimas gracias!
Y
tras algunos regalos más se despidieron de la simpática Unazuki y retornaron al
Santuario.
-Muchas gracias, de verdad.- Les decía Ami a sus
amigas.- Ha sido una bonita fiesta. Al final sí que me sorprendisteis…
Las
otras asintieron con visible contento. Sin embargo, se cruzaron miradas
divertidas y de complicidad. Nada más entrar en Hikawa, Yuuichirou se unió al
grupo y congratuló a la protagonista del día.
-Muchísimas felicidades por tu cumpleaños, Ami.
-Muchas gracias, eres muy amable.- Sonrió la interpelada.-
-He preparado un té en el gran salón.- Comentó el
joven.-
-Ha sido un detalle por tu parte.- Sonrió Rei
haciendo que el chico se pusiera colorado.-
Las demás
sonrieron, era algo enternecedor ver a ese pobre muchacho tan azorado en
presencia de Rei. Aunque ella hizo como si no se percatase de eso y le
preguntó.
-¿Está aquí mi abuelo?...
-Se fue a hacer unas compras.- Le informó su
interlocutor que solícitamente ofreció.- Pero pasad, por favor, el té se va a
enfriar…
-Yo no sé si podré tomar nada más. Estoy llena.-
Declaró Usagi palpándose la barriga.-
-Bueno chicas, no podemos hacer ese feo a
Yuuichirou.- Afirmó Ami, preocupándose realmente por ese pobre muchacho. -
-Pues en ese caso, la cumpleañera primero. Después
de la fiesta ahora nos toca descansar un poco.- Afirmó Rei.-
La
protagonista del día en efecto entró en primer lugar. El salón del Santuario
solía estar iluminado por los rayos del sol que se filtraban a través de las
ventanas o por las lámparas. Sin embargo, en esa ocasión estaba todo en
penumbra con las cortinas corridas… Yuuichirou enseguida se disculpó llevándose
una mano al cogote.
-Perdonad, ¡qué despistado soy! Olvidé encender la
luz. Por favor, Ami…tú estás más cerca.
-Sí, no te preocupes. Ya la doy yo. - Dijo
amablemente ella.-
Y
tanteando encontró el interruptor. Al encender se llevó otra sorpresa
mayúscula. La gran sala estaba adornada con globos y allí, junto a un gran
cuadro estaban Mamoru, Luna y Artemis.
-¡Feliz cumpleaños, Ami!…-Exclamó el novio de Usagi,
un apuesto muchacho de buena estatura y pelo moreno corto, secundado por el
resto.-
Los gatos optaron por no hablar en presencia de
Yuuichirou que no conocía su secreto. Aunque estos enseguida se acercaron a la
cumpleañera guiñándola los ojos para que el asistente del santuario no se percatara.
La muchacha en cuestión se quedó clavada en tanto sus amigas aplaudían. Ami descubrió
que en esa pintura además de ella estaban sus amigas las guerreras, incluida
Chibiusa y las cuatro hermanas. Era como una foto que se sacaron hacía un par
de años. Solo que aquí, el fondo era el de un bello paisaje. No pudo contener
la emoción.
-¡Es precioso!- Exclamó llena de alegría a la par
que conmovida.-
-Tu padre lo envió ayer.- Le contó Mamoru.- Tuve que ir a recogerlo. Por eso no
pude estar con vosotras en el Crown. Yuuichirou fue muy amable y me ayudó a
traerlo hasta aquí.
Las lágrimas caían por las mejillas
de la joven. Ella siempre recibía un cuadro de su padre por su cumpleaños. Y
este año comenzaba a pensar que el envío se retrasaba. Usagi se acercó hasta
ella y posando una mano sobre el hombro derecho de su amiga le desveló con tono
lleno de afecto.
-Fue idea de
Bertie. Pensó que te gustaría tenernos a todas juntas.
-Así es.- Explicó
la aludida.- Cuando me contaste lo de tus padres y que él siempre te pintaba
cuadros, le pregunté a tus amigas. Ellas hablaron con tu madre y a la doctora
Mizuno le pareció una buena idea.
Ami se abrazó a su amiga con visible
emoción, y con tono emotivo y muy reconocido, le dijo.
-Muchísimas
gracias. Bertie-chan. Significa mucho para mí.
Ahora ambas estaban derramando lágrimas, en tanto Bertie
casi con voz temblorosa añadía.
-No es nada para
lo que tú mereces. Siempre quise corresponder a lo buena que has sido conmigo y
agradecer tu amistad. Sobre todo ahora que me voy a ir tan lejos…- Sollozó
tratando pese a eso de sonreír.-
-Es un regalo
precioso. Muchas gracias a todas.- Pudo decir la reconocida cumpleañera.-
Aquello provocó algunas lagrimitas
más. Aunque al rato todas estaban de nuevo riendo y celebrando. Charlaron de
más cosas y entre ellas Bertie y Cooan les comentaron a sus queridas amigas.
-¿A que no sabéis quien nos atendió en el despacho
del director?- Preguntó Cooan.-
El resto negó con la cabeza y ella les narró
entonces lo ocurrido.
-¡Qué sorpresa!- exclamó Ami muy
contenta interesándose de inmediato por el anciano. - ¿Cómo está el señor
Fumata? Hace mucho que no le veo.
- Muy bien...tan simpático y bonachón como siempre,-
contestó Bertie pidiendo a su amiga. – Nos dio afectuosos recuerdos para ti. Dáselos
tú de nuestra parte si le ves en el futuro.
- Lo haré. - Le aseguró su amiga que guiñó un ojo
sonriendo.-
Y después de más rato de
entretenidas conversaciones y bastantes risas se despidieron. Mamoru y
Yuuichirou le llevaron a Ami el cuadro a su casa…Ahora en la terminal de Narita
recordaban aquello con mucha simpatía y alegría. Al menos fue una tarde
preciosa para tener en la memoria. Sobre todo con vistas a ese viaje que iban a
emprender.
-Seguro que
disfrutaréis de la experiencia.- Afirmaba precisamente Ami.-
- Gracias chicas, significa mucho para nosotras.-
Declaró Cooan estrechando sus manos mientras sonreía. -
- Sí que vais a ir a un buen sitio, no os quepa
ninguna duda. - Intervino Mamoru, obsequiando a sus interlocutoras con una
amable mirada de sus ojos color azul oscuro. - La novia de mi amigo Motoki,
Reika, estudió su último año de arqueología allí, yo mismo he pensado en ir a
América para ampliar mis estudios.-
-Es verdad.- Secundó Usagi.- Lo hablamos
precisamente en el Crown.-
- Chicas,- intervino Artemis - no me gustaría ser
aguafiestas, pero el avión no espera.
- Así es.- Confirmó Petz mirando su reloj- debéis
daros prisa. El equipaje ya ha sido facturado.
Besos
y abrazos entre Beruche, Cooan y los demás. Ambas se dirigieron hacia el
pasillo de la terminal para embarcar. Estaban anunciando ya su vuelo.
- Escribid a menudo y no os olvidéis de llamarnos
tan pronto como lleguéis al campus.- Les pidió Petz. -
- Descuidad, lo haremos. ¡Vamos Bertie, que anuncian
nuestro vuelo! - Advirtió Cooan apremiando a su hermana a subir a las
escalerillas mecánicas de embarque al oírlo. -
Y
efectivamente en la megafonía del aeropuerto se escuchaba. "Atención,
atención, los señores pasajeros que vayan a subir a bordo del vuelo 502 de
Japan Airlines con destino a Nueva York, embarquen por la puerta 7, por favor.
El vuelo despegará dentro de cinco minutos, gracias.
- Ya lo han dicho otra vez - asintió Beruche. - Vamos
pues. - Sentenció saludando con la mano y tirando besos a discreción. - Adiós a todos y gracias por venir a
despedirnos.
-¡Adiós, buen viaje!,- vociferó Usagi.-
La joven agitaba las manos de una forma muy
exagerada, llamando la atención de todo
aquel que pasara por allí y produciendo el consecuente sonrojo de sus amigos
que miraban hacia alguna otra parte como si no la conociesen de nada.
- Cuidaos mucho y haced mucho deporte, ¡no os
oxidéis! - les sugirió Makoto. -
- Espero que conozcáis a muchos chicos guapos, yo,
la Mikado del amor, os deseo mucha suerte también en esa empresa. –
Añadió Minako balanceando graciosamente su melena
rubia, sonriendo a sus amigas y despidiéndose con una afectuosa mirada de sus
ojos celestes.
- Pero no os olvidéis de visitar muchos sitios y
contádnoslo ¿eh?..- les pidió Rei. -
- Y sobre todo, estudiad mucho, aprovechad esta
oportunidad y no os descentréis.- Les aconsejó Ami con mucho énfasis. -
- Pasadlo bien y buena suerte. - Les deseó
Mamoru arrojando con suavidad una rosa a
cada una que ambas recogieron al vuelo agradecidas. -
- Sed prudentes y no gastéis mucho, la beca no es
ilimitada.- Recordó Petz a sus hermanas. - Pero, si tenéis problemas no dudéis
en llamarnos y si hace falta iremos para allá.
- Adiós chicas, sed buenas… - aconsejó Karaberasu guiñando un ojo y con una
pícara sonrisa. – O al menos, parecedlo.
- Buen viaje, cuidaros mucho...- Les desearon a coro
Luna y Artemis. –
Todos
saludaron con la mano a las muchachas que se fueron perdiendo a lo lejos
subidas en la cinta transportadora de pasajeros.
-Bueno, allá van nuestras hermanitas. – Suspiró
Karaberasu. –
-Espero que todo les vaya bien. – Terció Petz no sin
un tono de inquietud. –
-¡Les irá de maravilla! – Intervino Usagi como
siempre de forma optimista. – Ya lo veréis. Tienen que hacer este viaje,
chicas. Les va a encantar. Yo siempre digo que viajar al extranjero es muy
bueno para aprender.
-¿Ah sí? Mira que buen consejo. Dado por toda una
trotamundos. - Se sonrió Rei inquiriendo no sin retintín. - ¿Y se puede saber a
cuantos países has viajado tú?...
Su interlocutora se llevó la mano al cogote y tras
sonrojarse evidentemente pudo replicar.
-Bueno, todavía a ninguno, pero es que he estado muy
ocupada. Y seguramente que dentro de poco Mamo- chan y yo lo haremos cuando
celebremos nuestra luna de Miel.
Aquello hizo que el aludido quedase azorado a su
vez. Lo mismo que el resto de las chicas. Hasta Kalie y Petz se miraron y
esbozaron sendas sonrisas. Lo cierto es que Usagi sabía cómo sacar los colores
a cualquiera.
-Tenemos que irnos ya. – Dijo Petz a la que apenaba tener que marcharse. –
Mañana tenemos que madrugar.
-Gracias por venir a despedir a nuestras hermanas. –
Añadió Karaberasu. – ya os contaremos cómo han llegado cuando nos llamen.
-No hay de qué chicas. - Repuso Makoto. – Es un
placer. Espero que nos volvamos a ver pronto.
-Sí, ya sabes Kalie, tenemos que quedar para ir de
tiendas. – Le comentó Minako. –
-Pásate tú también, Petz. – le pidió Makoto para proponer.
– Así iremos las cuatro, bueno, todas – matizó la sailor cuando el resto de sus
compañeras la miró con gesto acusador.- ¡Me refería a todas!…
La interpelada asintió y tras hacer una leve
inclinación de saludo a sus amigas ambas hermanas se alejaron. Kalie le comentó
a Petz.
-Son unas chicas estupendas. Siempre apoyándonos.
Tuvimos mucha suerte al conocerlas.
-Es verdad.- Convino ésta, añadiendo.- Les debemos
todo y ojalá que pudiéramos ayudarlas a combatir el mal.
-Bueno, ahora todo eso ha terminado. – Afirmó despreocupadamente
su hermana.- Mina-chan me ha dicho que hace mucho tiempo que no tienen que
enfrentarse a ninguna amenaza.
-Mako- chan me ha comentado algo parecido, las
escases veces que ha salido ese tema.- Asintió Petz que sin embargo parecía
estar pensativa.-
Su
hermana lo notó y con tinte jovial, quiso despreocuparla.
-Si ellas así lo dicen yo me lo creo.
-Por supuesto.- Se apresuró a acordar su interlocutora
quien además, sentenció.- Y por mucho que quisiéramos tampoco podríamos
meternos ya en esas cosas. Ahora somos personas normales.
-Y no veas cuanto me alegro de ello.- Sonrió Kalie.-
De este modo retornaron a su casa. Al día siguiente
tenía que levantarse temprano para abrir la tienda. Por su parte, sus amigas se
quedaron todavía en la terminal viéndolas marchar con expresión risueña. No
obstante, cuando Petz y Kalie se perdieron de vista el gesto de Usagi y las
otras cambió. De parecer desenfadadas pasaron a ponerse serias y concentradas.
Fue Ami la que les comentó con inquietud.
-Entonces esto ha sido el comienzo.
-Sí. – Convino Mamoru agregando en tanto miraba a
Minako y Makoto. – Tal y como vosotras nos contasteis.
-Pero, ¿estáis seguras de lo que visteis?, chicas.-
Les preguntó Luna. –
-Fue tal y como os lo comentamos. – Repuso Makoto
que recordó. –
Días atrás, precisamente cuando buscaban un obsequio
para Ami, Minako y ella estaban paseando por una calle no muy concurrida.
Pasaron junto a una joyería y estaban deleitándose con la vista de aquellos
escaparates.
-Esto me gusta, pero debe de ser muy caro.- Opinó Makoto
observando un bonito collar compuesto de piedras azuladas.-
-Claro, es una de las mejores joyerías del barrio. A
veces vengo a curiosear un poco, pero no puedo permitirme comprar nada.- Se
sonrió su compañera.-
Fue entonces cuando desde el interior escucharon
gritos. Tras mirarse entre sí sorprendidas se aproximaron entreabriendo la puerta.
Vieron un grupo de personas en el suelo y a un tipo con una media en la cabeza
apuntando al dependiente con una pistola. Por fortuna no se percató de la
presencia de las chicas. Sin dudar ni un momento, salieron con sigilo y se
alejaron un poco. Las dos se metieron en un cercano callejón que estaba
desierto transformándose de inmediato en guerreras.
-Déjame a mí. – Le pidió Venus a su compañera
alegando con rotunda seguridad. – Hacía esto a menudo en Inglaterra cuando era
Sailor V.
-Vale, te cubro. – Replicó Júpiter poniéndose en
guardia. –
-Es mejor que esperemos a que salga y le tomemos por
sorpresa. Sé por experiencia que no debemos entrar en un sitio tan reducido y
con inocentes. Alguien podría resultar herido. – Le explicó Minako.-
-Muy bien.- Convino su compañera.- Aguardaremos
hasta que obtenga lo que quiere, se crea a salvo y salga. Podremos
interceptarle cerca sin ningún civil que pueda resultar dañado.
Eso hicieron y tomaron la decisión correcta. Al
poco el ladrón salió corriendo con su
botín. Las dos sailors le cerraron el paso dirigiéndole hacia ese mismo
callejón sin salida en donde se habían transformado.
-¡Alto ahí! En nombre del amor y la justicia. – Le
gritó Venus. –
-¡O te castigaremos! – Completó Júpiter. –
Pero ese tipo se limitó a soltar una horrible
carcajada y disparar, por fortuna las dos eran muy rápidas y esquivaron las
balas. Minako lanzó su “Venus Love me Chain” y logró desarmar a ese atracador.
Seguidamente fue Makoto la que, con su ataque, le transmitió una descarga capaz
de hacer perder la consciencia a un hombre pero sin matarlo. Pero para sorpresa
de las dos ese tipo no se desmayó. Por contra comenzó a agitarse y cayó de
rodillas.
-¡Te has pasado con la descarga!- Le recriminó Venus
con inquietud a su compañera. –
Júpiter se encogió de hombros, no obstante no pudo
replicar nada, ese tipo abrió la boca y de ella brotó una espesa humareda que
se condensó al instante en una forma bípeda con dos cuernos en la cabeza y un
tono parduzco.
-Pero, ¿qué es eso?- Se preguntó la horrorizada Minako
en voz alta. –
-Sea lo que sea, no me gusta. – Le respondió su
también asombrada amiga apartándola de allí, tras gritar. – ¡Cuidado!
Y es que esa especie de ente les lanzó un rayo de
energía oscura que impactó contra una pared cercana abriendo un buen boquete.
Como réplica ambas combinaron sus ataques que impactaron de lleno en su
adversario. Al recibirlos éste aulló quemándose al instante y estallando. Las
dos chicas se levantaron del suelo tras haberse tirado para eludir esa onda expansiva.
-¿Estás bien?- le preguntó Makoto a su compañera. –
Minako asintió y enseguida fueron a interesarse por
el estado del atracador. Éste recobró el sentido y las miró atónito pudiendo
preguntar entre agotado y confuso.
-¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Quiénes sois?
Las dos intercambiaron miradas de perplejidad. La
policía llegó al poco tiempo, arrestando a ese pobre tipo que juraba no
recordar haber atracado ninguna joyería. A su pesar las dos sailors tuvieron
que testificar, reconociendo a ese individuo, junto a ellas declararon el resto
de las personas que habían sido tomadas como rehenes durante el robo. Llenas de
curiosidad ambas indagaron y resultaba que ese hombre no tenía antecedentes. Es
más, era maestro de escuela primaria y muy querido por sus alumnos. Dijo no
recordar nada desde que saliera de clase hasta el momento en el que las
guerreras se interesaron por su estado en ese callejón.
-No lo logro entender. – Suspiraba Makoto tras
terminar de recordar aquello con sus compañeras. –
-Pues imagina. Ya tenemos la suficiente experiencia
como para saber que son nuevos enemigos. – Intervino Ami. –
-Eso está claro. – Convino Artemis que había
investigado a su vez y les dijo. – Pero, ¿qué buscan? ¿Quiénes son?
-Lo averiguaremos, como hacemos siempre. – Las animó
Luna. –
Aunque fue Usagi la que terció moviendo la cabeza
para declarar en actitud reflexiva.
-Seguramente será así. Aunque algo me dice que esta
vez no seremos nosotros quienes llevaremos el peso de la batalla.
-¿Te refieres a que otros también deberán afrontar
esto?- Le preguntó Makoto con gesto de sorpresa. -¿Quiénes? Espero que podamos
ayudarles.
-Sí, eso es cierto. Ojalá que podamos hacerlo. – Afirmó Usagi, bastante más en serio y de una
manera más críptica de la que solía hablar. – Hasta donde sea posible…
-¿Qué sabes tú de esto?- Le preguntó Rei con patente
sorpresa y curiosidad. –
-No puedo daros muchos detalles, pero os diré que lo
que les comenté a Petz y Karaberasu es verdad. Sus hermanas debían hacer este
viaje. Ellas van a tener un papel muy importante en esta historia. Mayor
incluso que el nuestro.- Sentenció la interpelada. -
-Así es. - Añadió Mamoru que también parecía estar
al corriente de algo cuando agregó. – Habrá tiempo para que os lo expliquemos.
Pero por ahora no debemos decirles nada a las hermanas.
Las chicas asintieron. Aquello sonaba lo bastante
misterioso e importante como para celebrar una reunión de urgencia y eso
hicieron en el santuario de Rei. Por su parte, Bertie y Cooan al perder al
grupo de vista salieron a la pista y allí, subiendo a un bus, fueron
transportadas hasta el aparato. A través de una escalerilla abordaron el avión
entregando sus pasajes a una azafata que las acomodó en la zona de no fumadores
indicándoles que se abrochasen los cinturones. Y por fin, a los pocos instantes,
el avión, calentando sus rugientes motores, corrió por la pista aprestándose a despegar. A ambas les dieron cosquilleos en el estómago
y no sabían si era por aquel despegue tan raudo o por sus mismas emociones
encontradas, ilusión por empezar aquella aventura, algo de tristeza por dejar a
sus hermanas y amigos e incertidumbre por los que les iba a deparar el futuro.
Aunque eso era algo que pronto descubrirían.
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Ayer terminé de leer este cap, y fué lindo, justo para el cumple de nuestra querida Ami-chan ^^. Me encantó como finalmente pudieron sorprenderla, no había nada por sentado en la historia :)
ResponderEliminarY la relación de Ami con Bertie, es muy dulce; a veces hay lazos tan grandes y profundos, que otros lo pueden confundir con un tipo diferente de relación.
Ahora, que les deparará a las hermanas? Lo que Usagi sabe, tendrá relación con el futuro? Ya me iré enterando :)
Por cierto, fue algo cómico todo el vaivén de los tramites, tal vez porque uno puede sentirse identificado... el mundo de los simples mortales xD
Gracias por tomarte el interés y la molestia de escribir. Aprecio mucho tus opiniones. Espero que te sigan gustando los siguientes. Las hermanas irán viviendo nuevas experiencias al tiempo que rememoran algo más de su pasado. Es casualidad que justamente fuese el mismo día del cumpleaños de Ami. Quise plasmar el agradecimiento que hacia ella y las otras sailors tienen las hermanas. Y es verdad, he leído algunas historias emparejando a Ami y Bertie y quise hacer una especie de alusión al tema. Siendo tan buenas amigas y con esas personalidades tan reservadas y tímidas y su amor al estudio congenian muy bien. Los trámites sí que fueron un buen momento para poner algo de humor. tal y como dices, las pobres chicas tienen ahora que sufrir como simples mortales los rigores de la burocracia. A veces, como es natural, echan de menos sus poderes :) Y en cuanto a Usagi sí, irá actuando de formas que a veces resultarán algo extrañas incluso a sus propias amigas y compañeras.
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