jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 07.Carta a las Guerreras


Pasada una semana desde los últimos incidentes las cosas se olvidaron y todo había vuelto a la normalidad. Entre tanto las eliminatorias de kárate habían llegado y Tom ultimaba su entrenamiento en el tatami. Roy que había terminado de entrenar en la cancha contigua, pasó a verle.

- Hola chico - saludó a su amigo para repetir en japonés inclinándose jocosamente con una fingida reverencia- ¡Konichi Bah!
-Konnichi Wa...tonto,- corrigió éste con una sonrisa mientras repasaba su kimono que había quedado algo descolocado tras el calentamiento. - Le voy a decir a Bertie que te enseñe a decirlo bien. Como a mí.
-¡Ja, ja!- se rio Roy observándole visiblemente divertido. - Bueno da igual, seguro que ella sería capaz de darme clases particulares sobre esas chorradas de cortesía. Y hacer inclinaciones. Yo sólo venía a preguntarte como lo llevas...
- Estoy en forma - aseguró el interpelado haciendo una sucesión de patadas cambiando la pierna y unos cuantos “sukis” (puñetazos en el argot de las artes marciales) a modo de demostración. -
- ¡Vaya!, estoy impresionado, ya sabes, ¡a machacarlos! - Le  animó su amigo agitando una mano. -
-¡Claro!- sonrió  Tom con entusiasmo asegurando. - Este año me voy a llevar el título.
- Suerte, luego te veo en la eliminatoria. - Le deseó Roy que se despidió haciendo el payaso con fingidos golpes de kárate. Su amigo meneó la cabeza con otra espontánea sonrisa. -...

            Beruche y Cooan entre tanto paseaban por el campus, hacía un buen día  y ambas chicas charlaban distendidas. No obstante, la conversación recayó inevitablemente en los sucesos acaecidos hacía unos días, pues Bertie sacó a colación el tema a propósito de escribir a sus amigas en Japón.

- Sé que acordamos no decir nada. Pero no estoy segura de si hacemos bien. Quizás deberíamos decirles algo a las guerreras. Aquel ataque que sufrió Roy se parecía mucho a los descritos por ellas al hablarnos de sus otros enemigos, esos que poseían a seres humanos. Y nuestras propias droidas hacían algo similar. Aunque no siempre controlasen a la gente.
- Quizás no sea más que lo que nos ha contado él. - Repuso Cooan poco deseosa de preocupar a sus amigas y hermanas. - Algún delincuente. Además, han pasado ya siete días y no ha sucedido nada extraño. Quizás sería precipitado alarmarlas. ¿Y si no hubiera motivo para preocuparse aquí  y ellas sí que los tuvieran en casa? Las estaríamos distrayendo sin necesidad. No podemos ser una carga para ellas.

Beruche sopesó la cuestión. Su hermana tenía mucha razón. En América además, las agresiones y robos estaban a la orden del día. Posiblemente Roy vio algo que le pareció raro. Y...bueno, si era sincera consigo misma, hasta podía pensar en una broma más de ese cretino. ¿Pero qué sentido tendría? No habían sido víctimas directas de la misma y el propio Tom fue quién les habló del tema. Roy no les dijo nada al respecto de que ese misterioso atacante fuese sobrenatural. Pero, por otro lado ¿Y si ambos estuvieran de acuerdo? Su compañero de banco no era tonto y seguramente sabría que si él iba con ese cuento ninguna le tomaría en serio. Pero con su amigo era diferente, aunque se resistía a creer que Tom participase en algo así.

- No lo pienses más.- Le aconsejó su hermana. - Vamos a dejarlo estar y ya verás cómo sólo ha sido un incidente.

            Bertie iba a decirle algo pero no tuvo oportunidad, hacia ellas se acercaban unas cuantas chicas del grupo de animadoras vestidas como tales y portando los pompones. Estaban  encabezadas por Melanie que se dirigió hacia ambas hermanas. Saludando con una amable sonrisa a Cooan aunque pareció no ser tan simpática con Beruche, a ésta la obsequió con una mirada altanera a la par que decía con burla solapada.

-¿Dando un paseíto?
-Sí. - Replicó Cooan devolviéndole la sonrisa. - Hacía muy buen tiempo y no teníamos nada que hacer.
- No te preocupes, yo puedo darte la ocasión de pasar un rato más entretenido. - Le ofreció Melanie quién explicó. - Dentro de poco van a comenzar las competiciones de kárate. Y tenemos a Tom que nos va a representar. Seguro que le encantaría que una bella animadora amiga suya estuviera allí para ayudarle a vencer.
- Bueno sí. ¿Cuándo será?- Quiso saber la interpelada con interés. Si podía apoyar a su compañero estaría muy contenta de hacerlo. -
- Si vas con las chicas ellas te lo dirán. Son las encargadas.- Repuso Melanie, agregando con una burlona mirada dirigida a Bertie. - Si es que a tu hermana no le importa.
- Cooan ya es mayor para decidir por su cuenta, no le hace falta mi permiso. - Replicó la aludida con un tono neutro que hacía difícil precisar si estaba molesta o no. -
- Es un detalle por tu parte. - Concedió Melanie cuya voz sonó con regusto de sorna.-
- Pues entonces me voy con ellas. - Le sonrió Cooan a su hermana deseando que ésta no se lo tomase a mal. - ¡Ey!, Serena, April, Susy, esperadme, por favor.- Les pidió.-
-Claro Connie.- Asintió Susy.-

            En tanto Cooan les decía eso a sus compañeras, Bertie disipó su recelo con una sonrisa a la par que la instaba a ello.

-¡Anda ve! , Tom te lo agradecerá. Seguro que consigue ganar a cualquiera si te ve a su lado.

            Cooan asintió con alegría y se alejó en compañía de las otras aunque Melanie se quedó unos momentos allí estudiando con la mirada a Beruche y enseguida lanzó otra andanada…

- Espero que no te importe que yo me encargue de darle ánimos a Roy cuando le toque jugar su partido mañana. ¿O no sabías que tienen un compromiso contra los de Saint Paul que es nuestra universidad rival? Claro, ¡qué tonta soy! , tú no tienes por qué estar al corriente pues apenas te importa nada de lo que hace tu compañero, aparte claro está, de lo relativo a vuestras tareas de clase.
- Tienes toda la razón. - Le sonrió irónicamente Beruche para sentenciar. -Lo que haga Roy en su tiempo libre es solamente asunto de él.
- Así me gusta. - Replicó la altanera jefa de animadoras con aire de perdonavidas. - Que seas una buena y razonable japonesita. Mira – agregó ahora de forma más conciliadora-, lo he estado meditando y no hay motivo para que tú y yo no nos llevemos bien. Fíjate en lo amable que soy con tu hermana.  De verdad que la aprecio, es una chica muy maja. Y si tú respetas mi terreno, te aseguro que puedes pasar un año muy agradable aquí. Y Connie también.
- Esta humilde japonesita no comprende bien todavía el dialecto americano. - Contestó Beruche haciendo acopio de todo su sarcasmo.-

 Aunque en esas semanas el progreso en el idioma tanto suyo como el de su hermana había sido muy remarcable. Y lo que no toleraba en modo alguno es que esa estúpida osara ni tan siquiera amenazarla con perjudicar a su hermana. De modo que agregó con un tono que mezclaba ironía con realidad.

- Disculpa mi torpeza si he llegado a ofenderte, pero por lo que a mí respecta puedes quedarte con Roy todo el tiempo que quieras. ¡Es más!, me harás un gran favor si me lo quitas de encima. No deseo que me moleste con sus tonterías cuando estoy estudiando.

            Melanie sonrió ampliamente atusándose el pelo. Esa chica por fin se daba cuenta de quién mandaba allí y eso le complacía. Era obvio que tampoco iba tras de Roy con lo que no había razón  ni motivo para llevarse mal. Tomó la palabra con un tono bastante más agradable.

- Seguro que te gustará ver a Tom. Y teniendo en cuenta que el kárate lo inventasteis vosotros...
- No me lo perderé… - Le aseguró Beruche que sí tenía ganas de perder de vista cuanto antes de aquella presuntuosa. –
-Así me gusta, que sigas mi consejo.
-No recuerdo haberte pedido consejo, Melanie.- Repuso su contertulia con gesto y tono imperturbable.-

            A su interlocutora no le gustó demasiado esa manera de responder, pero creyendo que era un magro consuelo para que esa chica admitiese quien mandaba allí y preservar en lo posible su dignidad, lo dejó pasar.

- Ya nos veremos.- Se despidió la animadora alejándose hacia el gimnasio. -

La japonesa se quedó allí mirando como su interlocutora  iba camino a la cancha. Antes de irse, la jefa de animadoras se sonrió por lo que debía de juzgar como una victoria. Bertie movió la cabeza con resignación. En verdad esa chica era la pareja perfecta para Roy, una estúpida superficial que estaba deseosa de reírle todas sus gracias. Aunque por otro lado él no parecía tan mal chico después de todo. Tras la desafortunada broma de la piscina su actitud había cambiado y se portaba bien con ella. Pero era muy alocado y anárquico y para Beruche esas eran características demasiado opuestas a su modo de ser. Al menos a la forma en la que quería conducirse desde que inició ésta nueva vida. Aunque sinceramente compadecía a su compañero al tener que soportar a esa estúpida. Melanie, a decir verdad, le recordaba un poco a la duquesa Esmeralda, una de sus jefas en Némesis, en sus últimos años. Siempre tan arrogante y vanidosa con ellas y sus propios subalternos pero lamiendo el suelo que pisaba el príncipe y rebajándose sin medida ante él. Al menos ésta otra no tenía esa risa tan desquiciante, en fin.

-No sé, no creo que ni lady Esmeralda fuese tan fatua como esta.- Pensaba con regocijo.- Al menos era una duquesa de verdad, y esta tonta se cree la reina de aquí.

            Mientras tanto, en el antro siniestro, los encapuchados volvieron a reunirse. Había llegado el momento de invocar a otro diablo. Celebrado el ritual, de una espesa bruma negra surgieron dos ojos rojizos. El demonio se presentó como Ayinnon y le fue ordenado atacar otro objetivo. Se dirigió hacia la universidad, entró en el gimnasio y se metió en los guantes de Tom. Éste que había dejado de entrenar, los recogió del suelo, en ese momento una densa niebla penetró por sus orejas y le hizo convulsionarse. El chico luchó con todas sus fuerzas contra la desagradable sensación de sentirse controlado pero poco a poco fue cediendo ante ella. Cuando por fin fue poseído sus ojos resplandecieron con un fulgor rojizo y una sonrisa macabra se dibujó en su semblante. Al rato de esto, las chicas  y Roy llegaron cada uno por su lado a presenciar los combates. Cooan se situó ya cambiada con el uniforme de animadora y junto a sus compañeras bailó y amenizó los prolegómenos. Roy la observó desde la grada y bajó hasta situarse casi a su lado. Casualmente Beruche hizo lo propio dirigiéndose hacia la posición de su hermana y allí se encontraron.

- Vaya. Me alegra verte por aquí. - La saludó distendidamente el muchacho. -
- He venido a ver a Tom. Creo que combate ahora. - Replicó Beruche con menos familiaridad. -
- Así es, cubito. Hace poco hablé con él. Está seguro de que ganará. - Afirmó su interlocutor con gesto de satisfacción añadiendo divertido. - Y lo estará más cuando vea que tu hermana ha venido a animarle.
- Todos estamos con él. - Declaró Bertie sin parecer afectada por el comentario. –

            Melanie, como no podía ser de otro modo, llegó atraída por la visión de su deseado compañero. Roy la vio llegar suspirando con resignación. ¡Otra vez vendría a darle la lata! Estaba pagando caro todo lo que sucedió el año pasado cuando se enrolló con ella. Para él en un principio no fue nada serio, después sí que se sintió atraído de veras por Melanie. No obstante, comprobó que no era lo que andaba buscando. Aquella clase de chica con la que pudiera mostrarse como en realidad él era. Lo dejaron de muto acuerdo, o al menos eso creyó. Sin embargo, se equivocó, esa muchacha no renunciaba a lo que pensaba que le pertenecía. Solía ser ella la que se cansaba de sus ligues, pero no al revés. Y siendo honesto consigo mismo Roy la veía como la chica ideal para pasar un buen rato, incluso hasta para mantener un noviazgo de algunos meses, pero no para cosas más profundas. Además, mientras estuviera rondándole ninguna otra muchacha del campus se atrevería a insinuársele. ¡Qué complicación!

- Hola Mel. - La saludó con una sonrisa que fracasó en su intento de no ser forzada. -
- Hola guapo. - Replicó ella  mientras constataba con poco agrado la presencia de esa japonesita. -
- Nos hemos visto aquí por casualidad. - Le comentó ella por todo saludo.-
- Ya - Musitó la animadora jefe con evidente recelo. -
- Bertie ha sido muy amable por venir a ver a nuestro Tommy.- Terció Roy sin sospechar hasta donde llegaba la atmósfera de mutuo “mosqueo” que rodeaba a sus dos acompañantes. - Ojalá venga mañana a darme ánimos a mí también.
- Bertie no se ocupa de esas cosas. ¿Verdad que no?- Le dijo Melanie con marcado retintín.-

            La aludida ya estaba bastante harta de esa actitud, ella haría lo que le diera la gana. Una cosa era no estar pendiente de Roy y sus actividades y otra dejarse avasallar por esa estúpida.

- Pues mira por donde a lo mejor mañana tengo tiempo. Y con franqueza me gustaría comprobar si este patán es bueno en algo, aparte claro está, de en hacer gamberradas. - Declaró a la vez que entornaba los ojos dirigiendo una cáustica mirada hacia el muchacho. -
-¡Otra vez! -Se sorprendió él pretendiendo indignación. -Ya te he pedido perdón cientos de veces. Cubito. ¿Qué pasa ahora? ¿Acaso he dicho algo malo?
- Es que Bertie es muy quisquillosa la pobre. - Sonrió Melanie posando ambas manos sobre los hombros del muchacho en actitud melosa y sibilinamente posesiva. - No se lo tomes a mal. Sólo habrá querido gastarte una broma, a su estilo...
- Debe ser eso. - Se sonrió él observando a su compañera de banco con alivio. -
- Iré gustosa mañana si Melanie me da permiso. - Observó ella cargando contra su rival. - No me gustaría meterme en asuntos ajenos.
-¿A qué te refieres?- Quiso saber Roy visiblemente desconcertado.-
- ¡Oh!, nada, a no competir con las animadoras profesionales.- Contestó Bertie con encubierto regocijo. -
- No hay problema por eso. Contra las animadoras, en según qué cosas, nadie puede competir y menos con su capitana. -Le lanzó Melanie a bocajarro. -
- De eso estoy segura, me imagino que hay habilidades que no puede llevar a cabo cualquiera. - Replicó Beruche disparando a su vez en la línea de flotación sin la menor condescendencia al preguntarse de forma retórica. -¿Por qué preocuparse de una simple espectadora que lo verá desde la grada cuando ellas están a pie de pista? ¿Acaso no llamarían más la atención contorneándose junto a los jugadores que otras que sólo observan, o eso no es algo tan seguro para algunas? Será que hay mucha inseguridad por ahí.

            El chico miraba a ambas alternativamente y no era tan idiota como para seguir ignorando que eso era un polvorín. Sus dos compañeras se habían llevado mal desde el primer día. Su experiencia le aconsejaba hacer como si desconociese el sentido de aquellas pullas que volaban de una a otra. Con suerte no irían más allá. Y no se equivocó. Melanie tras sonreír con suficiencia y evitando translucir su malestar, se alejó para ocuparse de sus chicas. Cuando llegó a reunirse con ellas habían terminado de bailar y los competidores salían por el túnel de acceso que partía desde los vestuarios. Entre ellos iba Tom quien no pareció fijarse en que Cooan estaba allí. Ésta no lo achacó más que a la concentración que tendría su amigo en aquel momento y le pidió permiso a Melanie para unirse a su hermana  y a Roy.

- Sí, hasta la pausa no tenemos nada más que hacer, vete a ver el combate con ellos. - Le contestó ésta sin mucho interés, satisfecha al menos de interponer a alguien entre ambos, por si acaso. -

            Cooan se lo agradeció y fue corriendo hacia su hermana y Roy. ¡Qué suerte que él estuviera allí!, la habría visto bailar y efectivamente, el chico como no podía ser de otro modo, elogió sus evoluciones en la pista.

-Eres magnífica. No he visto a ninguna de tus compañeras moverse así.- La elogió.-
-Mi hermana lleva bailando desde niña.- Le comentó Bertie, agradada esta vez de aquellos halagos hacia Cooan que juzgaba desprovistos de ninguna otra intención.-
-Muchas gracias. Me gusta mucho bailar.- Admitió tímidamente la aludida. -

Y es que la muchacha se sonrojó a su pesar y trató de disimular inquiriendo en relación al combate en ciernes que iba a disputar Tom.

-¿Estáis seguros de que logrará vencer?- sonó esperanzada pero muy insegura. -
- Claro Connie. - Respondió Roy asintiendo con gesto convencido para sentenciar. - Seguro, es el más fuerte.
- Yo apuesto por él.- Anunció Beruche con tono optimista y agregó señalando a una esquina del tatami central. - ¡Ah! Ahí está y parece listo para empezar.

            Tom estaba en la banda con el kimono de competición puesto, su cinturón negro hacía juego con su cabello. Su rival, también cinturón negro, parecía muy bueno a su vez, a juzgar por su calentamiento. El árbitro les llamó, ambos se saludaron y el combate dio comienzo.

-¡Duro con él, chico!- animó Roy.-

Pero entonces lo que hizo su compañero les dejó perplejos, bajó los brazos y se dejó golpear, con el asombro pintado en el semblante su amigo le gritó...

- Sube la guardia, pero, ¿qué haces?...

            Tom bailaba alrededor de su rival desprotegido y riéndose señalaba su cara para que el otro le golpease y cada vez que su adversario lo intentaba le esquivaba sin dificultad, el árbitro le llamó la atención.

- Quizá sea una táctica de él - dijo ingenuamente Cooan.-
- No, Tom no pelea así, se toma el kárate muy en serio, y es un tipo muy modesto, no lo entiendo. - Le contestó Roy totalmente desconcertado. -

            El otro lanzó una patada que dio a Tom y se anotó un “ipon” (dos puntos), pero a éste parecía darle igual, entonces el demonio que le poseía sonrió y dijo.

- Ahora me toca divertirme a mí...- con gran celeridad encadenó varios certeros golpes al otro contrincante que cayó al suelo noqueado. Pese a lo cual seguía encima de él levantando los brazos y gritando con una voz ronca. - ¡Soy el mejor, ja, ja, ja, ja!..

            La gente estaba descontenta por ese penoso espectáculo y le abuchearon. Las chicas se miraban atónitas, ¡ese no podía ser su compañero! Roy tampoco podía creer lo que veía pero reaccionó, no lo dudó y bajó al tatami. Agarrando a su amigo por un brazo se lo llevó fuera de la sala. Entre tanto Cooan le susurró a su hermana.

- Noto algo diferente en Tom, al principio no le di importancia, pero me ignoró por completo cuando le saludé. Ahora siento como si no fuese él, como si se tratara de otra persona. Es algo que Rei me enseñó a percibir.

            Bertie simplemente se limitó a convenir con un leve asentimiento mientras observaba como Roy intervenía para evitarle la reprobación del público a su amigo y se metía con él por el túnel sin que éste se opusiera. Al menos ahí, su compañero de banco demostró preocuparse por Tom y se comportó con madurez. ¿Quién sabe? Puede que no fuera un caso tan perdido después de todo.

-¿Se puede saber que te ocurre? ¿Qué diablos estás haciendo?- le gritó Roy muy inquietado a su compañero, una vez dentro de los vestuarios. -....
-¡Esta vez te tengo!- Exclamó Ayinnon que le miró con los ojos refulgiendo en un tono rojo sangre y sentenció. - Ya eres mío, y ahora no escaparás...

            Abandonando el cuerpo de Tom, que cayó inconsciente al suelo, tomó su auténtica forma. Semejaba a un hombre normal de altura  pareja a la de Roy y  complexión fibrosa pero fuerte a un tiempo, era calvo y con dos prominentes orejas aunque su vestuario era extraño. Una especie de traje a una pieza de color negro con un tridente rojo bordado en cada hombro. Al principio su presunta víctima se quedó parado por el asombro pero enseguida reaccionó. Se había estado entrenando últimamente por si se repetía algo similar a lo del monstruo anterior y le propinó un puñetazo que hizo mella al demonio. Éste, que no se esperaba el ataque, retrocedió aturdido y se puso en guardia. Las chicas entraron en ese momento por el túnel y escucharon ruidos de golpes.

-¡Está sucediendo algo!- Declaró preocupada Cooan. - Lo noto, percibo una energía maligna.

            Beruche no se lo pensó y se dirigió hacia los vestuarios. Afortunadamente estaban vacíos entonces. No quedaban más deportistas en su interior. Su hermana la siguió y ambas llegaron a  ver a ambos rivales estudiándose mutuamente.

- Te arrepentirás de atacar a mi amigo, monstruo asqueroso, ¡no te lo voy a perdonar! - Espetaba Roy furioso. -
- Ya lo veremos,- le replicó Ayinnon que se sonrió de forma muy confiada. - Solo has tenido un golpe de suerte. Pero no puedes hacer nada contra mí.

            De pronto y tras el demonio se escuchó una cuenta numérica,(uno, dos, tres, cuatro....).Era Cooan que usaba el ritual que le había enseñado Rei contra los malos espíritus, contaba mientras colocaba los dedos de sus manos entrelazados  en diversas posturas invocatorias.

-¡Espíritu maligno, aléjate de aquí! - le gritó mientras lanzaba un papel al demonio que se adhirió a él haciéndole empezar a arder para asombro de Roy, Beruche e incluso la propia Cooan. -

            El muchacho se apartó corriendo hacia ellas a la par que aquel ser estallaba entre agudos chillidos desintegrándose.

-¿Pero, qué ha sido eso?  - Quiso saber él todavía anonadado y con la vista fija en un mínimo rastro de cenizas que era cuanto quedaba de su atacante.-
- Un Kami, lo que vosotros llamáis demonio.- Le informó Cooan que explicó con total naturalidad para asombro del chico. - Tengo una amiga en Japón que es sacerdotisa y me ha enseñado a combatirlos. Pero no creí que la reacción fuese a ser tan violenta, debía de ser un ente muy malvado.

Roy no pudo pronunciar palabra alguna, su amigo Tom había recuperado el conocimiento y miraba aturdido en todas las direcciones sin saber qué había ocurrido. Los demás, juzgando innecesario decirle nada por ahora, corrieron a prestarle auxilio. Por suerte no tenía nada serio salvo su sorpresa.

-¿Qué es lo que ha pasado? No recuerdo nada, debo ir al tatami a pelear.- Dijo el atónito muchacho aun desconcertado. -
- Venga Tommy. No te preocupes, amigo. - Le calmó Roy acercándose a él, ayudándole a levantarse mientras le decía. – Ya has ganado, te lo aseguro, aunque no de una forma muy ortodoxa...
-¿Ganado? ¿Cuándo? Yo no recuerdo nada. - Negó Tom  que aun vacilaba para mantenerse en pie, con la cara marcada por el asombro y la incredulidad. -
- Es que te ha dado bastante fuerte, pero no te preocupes, ya lo harás mejor. - Le sonrió  condescendientemente Beruche -
-¡Ánimo Tom! - le dijo Cooan  esbozando una amable sonrisa a su vez que si obró en el muchacho maravillas. Sólo con verla así dejó de lado su extraña amnesia y hasta se plantó firme sobre el suelo en tanto ella remachaba. - La próxima vez seguro que te acuerdas del combate...

            Los tres le acompañaron manteniendo un cómplice silencio hasta que le dejaron en su habitación para que descansase y Roy felicitó nuevamente a Connie por su intervención, ella respondió ahora con más seriedad.

- Bueno, no creí que este truco fuera a resultarme tan útil.
-¿Es que vosotras sabéis lo que era eso? - Las sondeó él.-
- Estamos igual que tú. - Replicó Bertie cautelosamente. - Mi hermana le lanzó ese conjuro confiando en paralizarle, pero no podía imaginarse que explotaría.
-¡Es de locos! - Opuso Roy con gesto grave y los brazos en jarras. - Una especie de fantasma se mete en mi amigo, le controla, me ataca a mí. Connie le hace estallar con una especie de conjuro, ¿y os quedáis tan tranquilas?- Las presionó sin dar crédito a lo que veía en la aparentemente relajada expresión de Bertie. -
- Has de saber que en nuestro país estas cosas no son tan raras, quizás este sitio tenga alguna maldición. - Le respondió tímidamente Cooan. -
- Pues ojalá no nos me toque sufrirla de nuevo. No, si al final me va a tocar llamar a los caza fantasmas. Espero que ésta sea la última vez. - Deseó él queriendo zanjar el tema. – Ahora, si me disculpáis, voy a ver cómo está Tom. Y Connie… – le sonrió asintiendo con aprobación.- ¡Estuviste fantástica! Gracias.

Dicho esto Roy se alejó de Cooan que le miraba aún colorada por esos cumplidos, Beruche aprovechó para decirle a su hermana.

- Ya no hay duda, nos enfrentamos a un enemigo muy peligroso.- Declaró mostrando su verdadera inquietud. - Esto deben saberlo las guerreras.
- Tienes razón, las escribiremos sin falta, es mejor que contarlo por teléfono. Pero no sé si podrán venir. - Objetó  su interlocutora. -
- Lo harán - repuso Bertie convencida, sentenciando. - Siempre han acudido en nuestra ayuda cuando lo hemos necesitado.

            Y sin perder tiempo ambas mandaron una detallada carta a Ami, pidiéndole que no dijera nada a sus hermanas. A estas las escribieron después. Cooan les hablaba de Roy y de sus otros compañeros.  Beruche sobre lo bien que estaban allí y todo lo que iban aprendiendo. Las cartas llegaron a casa de sus respectivas destinatarias en Japón. Karaberasu  recogió la misiva del buzón subiéndola arriba. La abrió y leyó comentándola con Petz.

-¿Qué te parece? - Le preguntó a su hermana con regocijo. - A Cooan ya le gusta un chico, va deprisa, pero Bertie se lo toma con más calma, claro que ella es más tranquila.
- A mí me parece raro,- dijo Petz en tono reflexivo. -Todo les va, no sé cómo decirte, tan bien que me parece mentira...
-¿Y es que no te alegras por ellas? - Repuso Karaberasu algo sorprendida. -
-¡Oh sí, claro que me alegro!, - le aseguró su hermana objetando de seguido.- No me llames aguafiestas. -Se anticipó por si acaso conociendo el ácido sentido del humor de Kalie.- No es por eso. Es que tengo un presentimiento. Me parece como si algo fuera de lugar les ocurriese. Tengo una sensación rara, parece que no nos contaran alguna cosa. No estoy segura, pero escríbelas y diles que, en cuanto podamos, iremos a verlas. Pero más adelante, no quiero que se alarmen.
-¿Crees que hacemos bien?...- Le inquirió Kalie sin demasiado convencimiento. -
-¡Claro que sí! - le respondió enérgicamente Petz sentenciando. - Somos sus hermanas mayores, debemos preocuparnos por ellas. Si estoy en lo cierto seguramente nos necesitarán. Y si no, pues al menos las visitaremos y veremos cómo están.

Tras escucharla atentamente su hermana asintió, por una vez dándole toda la razón. Ambas sentían aquella responsabilidad. Paralelamente a eso también en casa de Ami se recibió la correspondencia. Las chicas se reunieron (todas excepto Usagi que no había llegado a la hora convenida) para leer la carta de Beruche, en la que sí se daban cuenta de aquellos extraños ataques. Al terminar, Rei fue la primera en hablar y lo hizo con preocupación y tono reflexivo.

- No sé quiénes pueden ser, pero lo sentí el otro día, cuando destruimos a ese demonio. Quizá el ente del que nos hablan en su carta sea uno de ellos o pudiera ser que se tratase de un nuevo enemigo diferente...como el del otro día…
-  No lo sé. Pero debe ser un problema importante si ellas piden nuestra ayuda.- Añadió Makoto con gesto pensativo, remachando. – No son de las que se dejan impresionar con facilidad.
-Es verdad.- Convino Minako.- Aunque ahora sean humanas corrientes, saben lo que es el poder de la oscuridad y pueden reconocerlo. Eso es lo que me inquieta. Han tenido que haberlo comprobado antes de atreverse a contárnoslo. Y con lo liadas que estamos aquí. Un nuevo  ataque podría producirse en cualquier momento.- Concluyó visiblemente preocupada. -
- No hay por qué inquietarse tanto, ahora hay más guerreras disponibles. Podemos hablar con ellas y que nos ayuden. - Intervino Ami aportando una visión más optimista. -
- Sí, pero ya sabes como son. No sé si podremos contar con que estén libres. Más tras lo de la otra vez. - Objetó Rei.-
- Bueno pero aun así son un refuerzo. De necesitarlas estoy convencida de que vendrían. Pese a todo son nuestras compañeras. De todos modos, Bertie y Cooan son buenas amigas y nos piden ayuda. Alguna de nosotras podría ir allí a tratar de solucionar ese problema.- Propuso Makoto. -
- Yo iré, desde luego que las dos son unas queridas amigas mías. Además - presumió Rei con algo de bombo. - Cooan ha derrotado a uno de esos bichos con un conjuro que le enseñé yo.
-¡Claro, cómo no!..- Repusieron las demás con gotas de sudor en la cabeza-...

La aludida sonrió con orgullo, todavía recordaba alguna que otra tarde en la que Cooan se pasó por el santuario. Entre sus muchas conversaciones habían hablado a menudo de los seres sobrenaturales. Más cuando le contó algunas de sus luchas anteriores, incluso previas a sus mutuos enfrentamientos. La sacerdotisa, en una de esas charlas, le explicó.

-Hay muchos espíritus malignos sueltos. La mayoría no son capaces de hacer daño, pero a veces, al igual que tus droidas y otros seres, pueden materializarse y poseer a los vivos. Te enseñaré a escribir un conjuro de protección y a usarlo como arma. Puede que jamás lo necesites, pero nunca se sabe.
-Te lo agradezco mucho, Rei. - Sonrió su contertulia visiblemente interesada. -

Y Cooan demostró ser una buena alumna, aprendió en poco tiempo a invocar el poder de ese conjuro. Su maestra lo recordaba no sin satisfacción, aunque sus pensamientos volvieron junto a sus compañeras y a la conversación que estaban teniendo.

- Pero ahora no podemos ir, es imposible. Estamos muy ocupadas y eso sin contar con estos misteriosos enemigos. Por si fuera poco tenemos los exámenes...quizá sea más fácil acudir por vacaciones. Aunque si nos necesitan nuestra obligación es acudir en su socorro cuando sea. - Intervino Minako. -
- Es cierto. - Convino Ami que añadió con voluntad de sosegar los ánimos de todas. – Sin embargo dicen que han sido dos ataques aislados. Y de seres sobrenaturales solo han confirmado uno.  De momento no creo que corran peligro. Tal y cómo estamos aquí, teniendo en cuenta el calendario escolar,  no podremos ir hasta dentro de un par de meses. Tengamos calma, si la situación se agravase seguro que nos lo comunicarían.

            Las demás la miraban con cierto sentimiento de culpa, no les parecía del todo bien obviar esa petición. Así lo expresó Makoto.

-¿Y si estuvieran en peligro? No podemos dejarlas a su suerte, ellas no tienen ya ningún poder para defenderse.

Aunque fue la propia Rei quien suspirando replicó.

-Ya sabes lo que han dicho Usagi y Mamoru. No podemos intervenir así como así. Solamente cuando sea el momento adecuado.
- ¿Y cómo sabremos cuando es ese momento adecuado de hacerlo? - Quiso saber Minako sentenciando con inquietud.-  Tampoco yo quiero dejarlas a merced de una amenaza como ésta y no me parece que el calendario escolar sea excusa suficiente para quedarnos aquí cruzadas de brazos sin hacer nada.

            Ami que sentía lo mismo se justificó con tono y expresión apurada.

- Yo también quiero ir como la que más, Bertie y Cooan son muy buenas amigas. Pero pienso que las cosas aquí ahora mismo tienen más importancia. Y además, Rei tiene razón. Ya sabéis que no debemos intervenir demasiado. Seguramente que lo mantendrán todo bajo control, ellas tienen experiencia. No me cabe duda de que esos presuntos enemigos se harán más cautelosos a la hora de volverlo a intentar al haber sido derrotados. Así, cuando vayamos seguro que todo está resuelto y sólo me dedicaré a jugar con Bertie algunas partiditas de ajedrez. Y aprovechando la visita daré un buen vistazo a su universidad. - Remató más distendidamente consiguiendo producir la sonrisa en sus amigas al añadir como deseo final. - Tengo muchas ganas de ver donde estudian... ¿tendrán un buen plan académico?
- Ami - dijeron las demás señalando a su compañera con dedos acusadores y jocoso tono -  ¡siempre estás con lo mismo!

            La chica se sonrojó, en ese momento llegó Usagi, saludó a todas y se sentó. Rei se apresuró a recriminarla.

-¡Llegas tarde, como siempre!- la regañó con chillidos estridentes. -¡Ahora habrá que decírtelo todo otra vez!...
- Perdón - se disculpó la interpelada bajando la cabeza con una gota de sudor perlando su cogote. -Lo siento chicas y mira Rei, vengo con Luna, ella ha llegado más tarde que yo…

La gata en esos momentos entraba por la puerta y les dijo a las demás, cortando en esta ocasión a Usagi con un tono bastante serio.

- Chicas, sea lo que sea tendrá que esperar. - Y girando la cabeza hacia la salida les informó. - Artemis me acaba de llamar. Se ha detectado otro nuevo enemigo, ¡vamos! - Todas asintieron y fueron para allá. -

            Se marcharon dejando la carta de Beruche y Cooan sobre la mesa. Mientras tanto, en la universidad, Roy estaba a solas en la cancha. Se entrenaba pero no al baloncesto. Desde sus enfrentamientos con los demonios habían surgido en él habilidades extraordinarias. Aparte de su mayor fuerza y rapidez, ahora además tenía la capacidad de mantenerse en el aire. Esto lo había descubierto al hacer un mate y agarrarse al aro, se había soltado y caía mal, deseó no chocar contra el suelo para evitar lesionarse y he aquí que se quedó suspendido en el aire a un metro de altura.

- Está claro - pensaba el chico tomándoselo muy en serio. - Esos monstruos me buscan a mí, no sé lo que quieren o de donde vienen, pero no les dejaré hacer más daño a mis amigos...

            Al terminar de entrenar volvió, se dio una ducha en los vestuarios y retornó a su cuarto. Casualmente se encontró con Bertie por los pasillos. Ella iba con un montón de libros y no veía por donde andaba, la muchacha tropezó y antes de que cayera él la sujetó.

- Gracias - dijo ella sonrojada y sujetando los libros de forma trabajosa. -
- Esta vez he sido yo el que ha impedido que te caigas en lugar de tirarte... ¿ahora estaremos en paz, no?...- Le preguntó Roy.-

Desde luego que el joven tenía el ánimo de distender la situación entre ellos que todavía no era todo lo buena que debiera, al menos para su gusto. Y se esforzaría en ello. Había empezado a conocer a su compañera y se daba cuenta de que era una buena chica. Y si habían empezado tan mal se debía única y exclusivamente a su propia culpa.

- Supongo que sí, - repuso Beruche mirándole seria. -
-¿Es que nunca sonríes?- Le inquirió el muchacho tratando de animarla. - Eres una chica muy fría, de verdad que pareces un iceberg....
- No es para tanto,- contestó ella sin inmutarse. -
- Es verdad - insistió  él divertido. - Y cómo eres pequeñita sólo eres un cubito, desde luego que acerté con el mote ¡Cubito!, ¡cubito! - Repitió riendo. -...


            Bertie pese a intentar evitarlo moviendo la cabeza cedió riéndose de la ocurrencia y Roy, sosteniéndole los libros, sonrió a su vez bastante satisfecho...

- No sabes cuánto me alegro de ver una sonrisita en tu cara. Creía que nunca iba a lograrlo contigo.
- Dime una cosa. - Se sonrió la muchacha que pareció pensárselo mejor para cambiar de tema guardando nuevamente la compostura. - ¿Cómo está Tom? ¿Sigue desconcertado?..
- Un poco sí,- admitió su interlocutor también serio ahora. - Pero ya está bien. Tan tonto y preocupándose por los demás como de costumbre, pero, ¡que se le va a hacer! Ese paleto de Kansas es mi mejor amigo y tengo que aguantarle así, ¡ja, ja, ja! - rio poniéndose una mano en el cogote con una carcajada que, no obstante, era incapaz de pasar por auténtica, puesto que tras ella se percibía la preocupación pese a remachar en un pretendido modo jocoso. – Ya sabes, estos pueblerinos…

            Aunque a Beruche le chocó bastante esta respuesta no se molestó. Pudo además notar esa sensación en Roy. Él había pasado bastante inquietud cuando vio a su amigo. Ella empezaba a darse cuenta de que quizás no era mal chico. A su manera era amable como Tom y se preocupaba por la gente, sólo que le daba vergüenza reconocerlo. Aquel muchacho ocultaba sus verdaderos sentimientos tras esa aparente frivolidad. Le sucedía como a ella misma aunque en otro estilo. Bertie ocultaba sus emociones bajo la máscara de la indiferencia, así había sido desde sus días de la Luna Negra. El mismo Tuxedo Kamen se lo dijo y la joven se dio cuenta. Por eso podía entender a ese chico, seguramente habría algo en él que ella desconocía. Una parte de sí mismo que se molestaba en ocultarle al resto del mundo. Igual que ella. Pero había algo más, sentía en su compañero algo familiar, aunque no sabía el que, quizás estaba empezando a sentirse atraída hacia él ¡pero no! No podía ser eso, se lo negó de inmediato a sí misma.

-¡Menuda tontería! Quizás he sido muy dura con él…pero nada más.- Se dijo de inmediato.-

            A Roy le pasaba algo similar, al principio de conocerla para él sólo era una chica más. Peor aún, tuvieron un comienzo muy malo. Y ella no le seguía las bromas como las otras, que sólo eran unas bobas que besaban el suelo por donde él pisaba sin importarles lo que las hiciera. Al contrario que Bertie. Esa muchacha era sensible y buena bajo esa apariencia de frialdad. Demasiado como para castigarla con sus bromas fuera de tono. Roy comenzó a interesarse de verdad por conocerla bien, por desentrañar esa pretendida seriedad. Esa muchacha era capaz de sonreír y seguramente que de amar. Lo demostraba con el gran cariño que tenía por su hermana. Las dos eran dulces y muy inocentes aunque a Connie se le notaba enseguida, por contra Bertie trataba de esconderlo. Aunque en ambas se leía una prevención de pasar a algo más que la amistad. Y de hecho apenas se relacionaban con otros chicos que no fuesen Tom o él mismo. Y con ellos era  pura amistad o compañerismo. Roy no era tonto y se había percatado, aparte de que éste se lo confesara, de los intentos de su amigo por acercarse a Connie, no obstante ella lo eludía. La misma Bertie no parecía interesada por nada que no fuesen sus libros. ¿Por qué? ¿Habrían sufrido algún desengaño? Siempre y día a día, sentándose con su compañera sentía una sensación nueva con ella respecto de las demás chicas y quería saber lo que era en realidad, de todas formas se negaba a pensar que fuese algo más que una simple amistad.

- Oye - propuso él intentando aprovechar el momento de tregua en esa guerra fría. - Este fin de semana podríamos visitar la ciudad. ¿Qué te parece la idea?  Yo he crecido aquí y puedo hacer de guía, sé dónde se hacen los mejores perritos calientes al estilo neoyorquino. Díselo a tu hermana y yo se lo diré a Tom. Os vendrá bien para vuestras actividades académicas.
-Espero que no será una bromita de las tuyas.- Le inquirió recobrando por un momento ese tono suspicaz y algo cortante.-
-Te doy mi palabra de que no lo es.-  Le aseguró él, añadiendo también de un modo sorprendentemente serio.- Un Malden jamás promete algo en vano. Puedes preguntarle a cualquiera que me conozca. Si te doy mi palabra de hacer algo la cumpliré. – Y ahora sí, agregó de un modo algo más desenfadado.- Y prometo solemnemente guiaros a ti, el cubito desconfiado, a tu encantadora hermana Connie y a Tommy el paleto de Kansas, por la ciudad, para que podáis disfrutar de ella de la mejor manera posible.

            Ella le observó sorprendida en principio y Roy temió una negativa pero, para su alivio y contento, Bertie replicó esta vez con poco disimulado interés.

- Lo hablaré con mi hermana, por mí está bien, tengo ganas de conocer Nueva York, Manhattan, y los sitios más importantes. Es algo que deseábamos hacer desde que llegamos pero nos preocupaba el no saber movernos.
- Pues aquí tenéis al mejor. Me conozco la ciudad al dedillo ¡Ya verás cuando se lo diga a Tom, seguro que se anima!...- replicó Roy entusiasta de que Beruche estuviera de acuerdo. -
- Muy bien, pues el sábado a las nueve de la mañana quedamos en el vestíbulo.- Le dijo su compañera que se alejó impertérrita dejándole con sus libros. -
-¡Eh! - Le gritó Roy al darse cuenta de eso. -¡Eh oye!, ¿y qué hago yo con esto?...
- No sabes el favor que me haces con ir a devolvérmelos tú, ahora está la señorita Rose, ¡ji, ji, ji! Eso es por lo de la piscina, yo también se jugarlas. “Now we are even, lad” - Sentenció ella con un buen dominio del argot, cosa que dejó al chico perplejo. - Aun así Bertie repitió. - Ahora sí que estamos en paz. - Recalcó esto último iluminando su cara con una amplia sonrisa a la que siguió una deliciosa y cantarina risita que el chico nunca le había escuchado. - ¡Ji, ji, ji!  Bueno, hasta mañana Roy. Espero que no tengas que entretenerte mucho. - Se despidió con pretendida voz aterciopelada, alejándose corriendo y riendo por el pasillo. -
- Vaya - musitó él quedándose pensativo pero prendado de aquella musicalidad, inédita hasta entonces en ella, para reconocerse a sí mismo. - Esta chica aprende deprisa, incluso me la ha pegado a mí...

            Un par de chicos que pasaban por allí vieron a Roy cargado de libros. Ambos habían presenciado la escena de lejos y se iban riéndose de su compañero el cual, como estaba de buen humor, se dirigió a ellos con jocosidad.

-¿Eh, qué pasa, es que no puedo estudiar de vez en cuando?- sonrió él. -

            Los chicos, que le conocían de sobra, se echaron a reír y el aludido con ellos, de esta forma tan divertida los tres se alejaron por el pasillo. Mientras, Beruche había llegado a su habitación y le contó a su hermana los planes que tenían para el sábado. Cooan se puso muy contenta, tenía ganas de ver a Roy y más de salir con él. Su hermana mayor sonrió y no pensó más en eso. Aunque algo en su interior parecía abrirse, era realmente como si una parte del hielo que le cubría aun el corazón comenzara a fundirse y se alegraba por ello. Recordaba un tiempo en el que estuvo a punto de helarse para siempre. Cuando realmente volvió a nacer. Aquella vez, en Tokio, en esa torre de ajedrez…

-¿Quién me lo hubiera dicho entonces? ¡Jamás lo hubiese creído!...-reflexionó en tanto recordaba.-

            Estaba junto a Petz y Karaberasu en la nave de su jefe Rubeus. Todos asistían con incredulidad y creciente contrariedad a las imágenes de Kermesite, convertida en una vulgar humana, trabajando en una tienda de cosméticos. La muchacha atendía solícitamente a una clienta declarando con excesiva y edulcorada amabilidad.

-Está usted preciosa, señora.
-¡Qué vergüenza!- Exclamó Calaverite con patente desprecio.-
-¿Sí?- Añadía Kermesite entre tanto, dirigiéndose a una nueva clienta con tono muy solícito.- ¿En qué puedo ayudarla, señora?
-No puedo creerlo. ¡Es la desgracia de las cuatro hermanas Ayakashi!- Espetó Petz con indignación.-

            Bertierite las escuchaba observando a su hermana menor con la misma sensación de perplejidad apenas musitando.

-Pero, ¿por qué? ¿Por qué habrá querido convertirse en un ser humano común y corriente?
-No comprendo cómo ha podido traicionarnos de esta manera. - Terció Calaverite.-
-Ya no la considero hermana mía. – Apostilló Petz con manifiesta despreocupación y desdén.-

            Realmente Bertierite tampoco podía comprenderlo. Apenas un par de días antes  Kermesite estaba realmente obsesionada con acabar con esa mocosa y agradar al amo Rubeus. Ahora la veía ahí, desperdiciando su vida, en esa estúpida actitud servil. Habiendo renunciado para siempre a su hogar, a su familia y a su futuro…

-No necesitamos traidores en nuestra familia…- Declaró Rubeus sacándola de esos pensamientos.-
-Has sido muy estúpida, Kermesite.- Dijo Bertierite con voz baja y suave.-

            Sin embargo, la muchacha se sobresaltó cuando el espejo en el que observaba a su hermana se agrietó. Al girarse observó el gesto de Rubeus. Daba realmente miedo. Su expresión era de fría crueldad, más cuando sentenció, cruzándose de brazos.

-Buscaremos la manera de matar a la traidora en cualquier momento. Ahora sigamos adelante con nuestra misión. Éste es el nuevo cristal punto…– Y en tanto decía eso, la imagen de un extraño edificio con forma de torre de ajedrez apareció sobre los proyectores holográficos de la nave.-

            Bertie no se lo pensó, enseguida interrumpió a su jefe para ofrecerse voluntaria.

-Rubeus, déjame a mí la misión… - Le pidió saliendo de inmediato para la ciudad, sin esperar siquiera la respuesta de su superior.-

            En ese instante solo podía pensar en una cosa. ¡En su hermana! Cumpliría con su misión, por supuesto, pero iría antes a tratar de hablar con ella. ¡A avisarla de la suerte que la esperaba! Si Rubeus la atrapaba podía considerarse muerta. Con Petz y Calaverite al menos tendría la oportunidad de tratar de razonar. Sin embargo, su jefe era otra historia. Y Bertierite podía jurarlo al ver la mirada de sus ojos. Rubeus cumpliría su amenaza. A diferencia de sus otras hermanas, ella nunca se dejó fascinar por él. Era la única que le veía por lo que realmente era, un tipo despiadado, frio y calculador, que no dudaría en pasar por encima de quién fuera para lograr sus objetivos. Solamente le era leal al príncipe Diamante y solo parecía confiar en las palabras del amo Hombre Sabio. Ese otro enigmático personaje que, por si fuera poco, jamás había dejado ver su rostro.  Bertierite les tenía autentico pavor a ambos. Pero siempre se había esforzado por ocultarlo bajo una máscara de despreocupada frialdad. Sin embargo ahora era diferente. Tenía que advertir a su hermana y sobre todo, ansiaba oír una explicación de labios de ésta que le aclarase el porqué de su deserción. Quizás si Kermesite le desvelaba los motivos de su traición podría llegar a comprenderlo. O pudiera ser que si lograba llevar a cabo con éxito esa tarea pudiera pedir clemencia para ella. En el fondo, y pese a que lo ocultase, quería mucho a sus hermanas, pero sobre todo a la menor. Kermesite fue de siempre con la que más había congeniado, hablado e intercambiado sueños y aspiraciones. Que la hubiese abandonado había sido un golpe muy duro para ella. Lo que tenía que hacer era acabar con las guerreras y demostrarle a Kermie que estaba equivocada. Y se dispuso a ello. En primer lugar se acercó a verla, pero no estaba en esa tienda. Suspiró decepcionada. Tendría que ir pues a cumplir con su misión. Acudió a ese extraño edificio para bombardearlo con poder oscuro. Al llegar se encontró con tres patéticas chiquillas hablando sobre lo bonito que era competir. Una de ellas, de pelo que le dio la impresión de ser azulado y aspecto frágil, decía que lo importante era poder participar, que el resultado no contaba. Aquello le pareció tan estúpido que se permitió el lujo de meterse en esa conversación para rebatir, a su parecer, de un modo obvio.

-Pues claro que el resultado es importante. Si tú no juegas para ganar, el juego es una  pérdida de tiempo… ¡Hay que jugar para ganar!

            Las otras tres chicas la observaron atónitas. Una de ellas, rubia y de larga cabellera, dividida en sendas coletas y con dos grandes moños a cada lado, le preguntó.

-Oye, ¿Quién eres tú?...Lo que hay que hacer en el juego es poner lo mejor, el resultado ya no importa.

            Pero Bertierite la ignoró centrándose en la otra chica a la que contestó con patente condescendencia y desdén…

-Los perdedores siempre dicen cosas como esas. Aunque supongo que con tu edad irás a participar en el campeonato de infantiles. ¿Verdad muchachita?...
-Pero, ¿de qué estás hablando?- Replicó aquella chiquilla rubia con tono molesto.-
-Perdonad, pero no puedo seguir perdiendo el tiempo con vosotras. ¡Adiós, muchachitas! - Se despidió Bertierite ignorándolas en tanto entraba a la torre con sugerentes andares.-

            Tardó un poco en localizar el punto exacto. Pudo entonces permutar esas ropas humanas por su uniforme de faena y comenzó a bombardear aquello con energía oscura. De pronto una puerta se abrió. Era esa chica, la que había estado antes hablando sobre su deseo de participar en el torneo, quien le ordenó con resolución.

-¡Alto ahí!...
-Vaya, así que eres tú, estúpida.- Pensó Bertie, que no estaba de humor para interrupciones. Y así le respondió. – Debes creerte muy valiente. Yo odio a las chicas buenecitas como tú, y mira por dónde vas a pagar todas mis antipatías… ¡Vete al infierno!

            Y sin previo aviso descargó sobre esa muchacha un ataque de “Dark Water” que la derribó en el suelo haciéndola chillar de dolor.

-Será mejor que no intentes levantarte.- La aconsejó Bertierite con un tono dulzón pleno de sarcasmo.-

            Pese a todo, esa chica lo intentó, Bertie volvió a derribarla con otro ataque a la par que añadía, burlándose con regocijo y falsa voz melosa…

-¿Lo ves? Boba… ¿Te he hecho daño? ¡Oh, lo siento!, pero no te preocupes. Yo haré que no sientas dolor, nunca más.

            Y estaba lista para darle el golpe final cuando aquella  cría invocó su transformación al grito de…

-¡Planeta Mercurio dame el poder!...

            Bertie quedó perpleja. Tras una serie de luces y giros sobre sí misma, esa muchacha apareció convertida en una guerrera. Pero lejos de preocuparse por ello se rio encantada para declarar.

-¡Vaya sorpresa! Nunca puede imaginar que tú fueras Guerrera Mercurio. Éste será un bonito regalo para Rubeus.

            Y así pudiera ser. En efecto. Si acudía de vuelta ante su jefe, con la noticia de que había eliminado a una de las guerreras, eso a buen seguro que le haría mejorar de humor. De modo que acto seguido la atacó, pero la sailor bloqueó aquello con su propio poder. Bertie se sonrió incrédula para declarar desdeñosamente en tanto se cruzaba de brazos…

-¿Tú?, ¿te atreves a interrumpirme a mí?...

Aunque cuando iba a volver a la carga para eliminar a esa molesta guerrera recibió un impacto de un sorpresivo ataque que le hirió en la mano tras escuchar el grito que lo invocaba.

-¡Spark plug pressure!

            Sin poderlo evitar chilló sujetándose la palma de la mano que sangraba por un corte bastante profundo. Al mirar hacia su enemigo vio a dos más de esas guerreras.

-¡Esto no es justo!, sois tres contra una y esto es lo que yo llamo emplear la violencia.- Pudo protestar con indignación.-
-¡Cierra el pico! - Replicó la más alta de aquellas sailors añadiendo con tono amenazador.- O prefieres que te mande otra…

            Ante esa desventaja numérica tan clara Bertie decidió que la mejor estrategia sería retirarse, aunque no lo hizo sin antes amenazar, dirigiéndose a Mercurio…

-No me importa, ahora que conozco tu secreto…

            Desapareció volviendo a su nave. Se curaba la mano cuando sus hermanas mayores aparecieron. Fingieron preocuparse por su estado, y una de ellas, Calaverite, le preguntó con retintín.

-Vaya. ¿Te han herido?
-Estás sangrando. – Constató Petz.-
-Os contaré lo ocurrido. - Quiso aclararles con un simulado tono risueño aunque fue Calaverite quién la interrumpió para inquirir con sarcasmo en su voz.-
-¿No me digas que has fracasado?
-Para mí sería un baldón y me moriría de vergüenza.- Completó Petz.-
-Ni pensarlo.- Replico Bertie agregando confiada.- Estáis intentando humillarme, pero no perdáis el tiempo, no pediré vuestra ayuda.
-Eso espero, ya sabes que la que se ofrece voluntaria para una misión debe triunfar o no podrá volver.- Le advirtió Petz.-
-Kermesite nos ha defraudado y ninguna queremos tener más idiotas en la familia. - Sentenció Calaverite echándose a reír junto con su hermana mayor.-

            Bertie tuvo que reír con ellas, pero en el fondo estaba muy asustada. ¿Y si le sucedía lo mismo que a su hermana pequeña? ¡Sería una apestada para los suyos! La repudiarían o algo peor. Debía cumplir con su misión, costase lo que costase…Volvió decidida a desafiar a Ami en una partida de ajedrez. Tenía un plan preparado. Se infiltró sin ningún problema sugestionando a la chica que estaba en recepción para que la inscribiera como participante. Así comenzó a jugar, e incluso sin recurrir a sus poderes, derrotó sin problemas a todos sus contrincantes. Finalmente se vio con Ami en la final. ¡Qué poco se imaginaba esa boba lo que la tenía reservado!, no pudo evitar reír cuando esa ilusa le tendió la mano afirmando esperanzada.

-Creo que disfrutaré con esta partida.

            Bertie se sonrió y le ofreció su propia mano en respuesta, fría tras haber concentrado su energía. Al tiempo que pensaba.

-Cuando gane voy a llenar este lugar con el poder de la oscuridad, estoy deseando que llegue el momento.

            Se deleitó al ver la expresión de su adversaria, seguro que habría sentido el frío en ese apretón de manos, y sin esperar a que esa tonta dijese nada, fue ella la que le pidió.

-En las finales me gustaría usar estas piezas.
-¡Son preciosas!- Exclamó Ami que pareció impresionada por esa rica decoración en esmeraldas y rubíes que lucían.-
-No son solo preciosas. - Musitó una divertida Bertie, que las había preparado especialmente para amplificar su poder congelante.-
-¿Eh?- Replicó su interlocutora que no captó aquellas palabras, recibiendo una burlona risita por toda contestación.-

            Bertierite se regocijaba de antemano ante la perspectiva de una victoria clara y del éxito en su misión. Ajena a todo eso, su ingenua rival no puso objeción y comenzaron una partida muy equilibrada. Bertie incluso creyó tenerla vencida. Pero, en una mala decisión, llevada por el exceso de confianza, perdió su reina y sufrió un jaque mate tras dos movimientos. Aquello la enfureció terriblemente, ella era muy competitiva. Tanto que por unos momentos se había olvidado de la verdadera intención de su presencia allí. Lo cierto es que también quería haber ganado ese campeonato, demostrar que era mejor en todo que su rival. Ahora se sentía humillada. Declaró entonces bruscamente, enmascarando a duras penas su enfado con un tono aterciopelado de voz.

-Aun no… el juego no ha terminado, Guerrera Mercurio. ¡Esto solo ha sido una partida de niños!

Al escucharla su contrincante se levantó de la silla como un resorte. Bertie hizo lo propio. Entonces lanzó un rayo helado que congeló la cámara que retransmitía el torneo. Ami tuvo tiempo de transformarse a su vez, pero ella lo esperaba, sonrió. Su objetivo era mucho más ambicioso. Las demás guerreras no tardaron en aparecer, como había imaginado que harían. Las encerró en una burbuja especial con sus amplificados poderes y retó a la Guerrera Mercurio.

-¿Te apetece que nos juguemos sus vidas y la tuya en una partida de ajedrez?
-¿Tengo otra opción?- Le inquirió su interlocutora con visible indignación.-
-No, no creo que la tengas. Por cada pieza que pierdas te iré congelando. – Le advirtió divertida a su rival. -

            Ignorando los ruegos de sus compañeras de que no jugase por salvarlas, la guerrera Mercurio continuó moviendo. Aunque Bertie había hecho trampas adelantando sus fichas. Cuando su oponente se lo recriminó, ella rio declarando.

-¡Claro!, es una de las delicias de este juego.

            Poco a poco Ami se iba congelando, pero a pesar de ello insistía en jugar. La propia Bertierite estaba sorprendida e incluso admirada de ese coraje. Al hacer otra jugada le dijo a su enemiga no sin cierto tono de asombro.

-Veo que has hecho otro movimiento, y sabes muy bien que vas a perder otra pieza. ¿No es así?...

            De hecho Mercurio lo tenía fácil. Podía renunciar y dejar que matasen a las otras. Pero ella podría salvarse. Bertie la tomaría prisionera pero le perdonaría la vida. Al principio pensó en no cumplir con su palabra. No obstante, la resolución de su adversaria la había impresionado. Quizás con semejante trofeo y el éxito Rubeus perdonase a Kermesite. Aunque lo que oyó entonces a la ya débil sailor la impactó.

-Por favor…-pudo musitar Ami, tratando de resistir los rigores de la avanzada congelación que ya sufría.- Salva a mis amigas aunque muera yo…
-¿Qué?- Exclamó su atónita interlocutora levantándose de la silla para preguntar.- ¿Por qué?..
-Porque son las mejores amigas que he tenido nunca. No me importa morir si ellas se salvan…

            Bertie dudó entonces, estaba a punto de considerar aquella proposición. A fin de cuentas, si terminaba con una de las guerreras podría atribuirse también un sonado triunfo. De todos modos, sería mejor acabar con todas ellas, pero algo la hacía vacilar. Entonces Petz y Calaverite aparecieron a su lado. Las dos con la desfachatez de cantar victoria, como si hubieran hecho algo para merecerlo.

-Buen trabajo hermana. – La alabó Petz.-
-Sí, ahora entre todas acabaremos con ellas. - Añadió Calaverite.-
-Realmente tenéis mucha cara. – Les recriminó la aludida, molesta por esa intrusión.-
           

            Finalmente iba a tomar la pieza para acabar con Mercurio cuando una rosa roja se anticipó destruyendo aquella figurita y desintegrando la burbuja en la que mantenía presas a las demás guerreras al romper su condensador de energía.

-¿Quién eres tú?- Inquirió atónita a un tipo vestido con smoking, sombrero de copa y antifaz,  que por toda réplica le dijo. -

-Si no sabes cómo se siente un peón, nunca podrás manejar una reina. Adiós.

            Viendo libres a sus enemigas Bertie se volvió a sus hermanas en la esperanza de recibir su ayuda. Sin embargo y para su horror, Petz le dijo desentendiéndose del asunto.

-Es un error táctico tuyo. Bertierite.
-Sí. Soluciónalo. Acaba con ellas o muere, cumple con tu deber y podrás volver al sitio que te corresponde.- Sentenció Calaverite con idéntica despreocupación y rigor.- O te quedarás aquí para siempre.

            Y ambas desaparecieron dejándola allí, completamente sola y sobrepasada en número. Sus enemigas la observaban ahora con gesto sorprendido. Parecían tan desconcertadas como ella. Pero seguramente que se repondrían del estupor y acabarían con su vida de inmediato. ¿Por qué iban a tener misericordia? Pero eso no era lo peor. ¡Sus propias hermanas la habían traicionado!, abandonado a su suerte… Se sintió destrozada y vacía. Apenas pudo esbozar una sardónica sonrisa y reír, sin ya nada más que perder, declarando para asombro de sus rivales.

-Es de lo más cómico. Si hasta a mí me hace gracia. ¿Lo veis? Esto es lo que he obtenido de mis propias hermanas. Es absurdo querer sacrificarse por unos extraños. Si hasta mi propia sangre me ha traicionado…y lo más gracioso es que tuve esperanzas hasta el final. ¡Vamos, reíros! ... ¡Reíd, maldita sea!...- y tras unos agónicos instantes en los que sus adversarias no respondían y la miraban diríase que hasta con piedad, ella estalló gritando.-  ¡Moriré, pero os llevaré a todas conmigo!… ¡Dark Water full power!... Al final se nace y se muere solo… el amor es…inútil.

            Y concentró toda su energía para liberarla de forma masiva. La habitación empezó a congelarse y Bertierite con ella. Si al menos tenía que morir lo haría de forma heroica. Ya nada le importaba, estaba sola. Nadie la quería, ¡nadie! Seguramente siempre habría sido así. Desde que sus padres las enviaron a todas a servir a la Corte del padre del príncipe Diamante. Habían crecido en ese ambiente de intrigas y de búsqueda del poder. Sin apenas relacionarse con los demás, siempre ocultando sus auténticos sentimientos para no ser tachadas de débiles o estúpidas. Al menos así fue desde que la reina Amatista murió. Y la única con la que había tenido alguna conexión más afectiva, Kermesite, fue la primera en abandonarla. Ya solo deseaba terminar con todo para no sufrir más…entonces escuchó la voz de su hermana menor, que, muy agitada, corría hacia ella suplicándole.

-Bertierite, por favor. ¡No lo hagas!..
-¿Es que también has venido a reírte de mí?- Espetó lanzando contra su hermana y el resto gruesos fragmentos de hielo.-
-No...- Repuso ésta recibiendo el impacto de un gran bloque que la derribó.-

Las guerreras se aproximaron preocupadas por su estado y gritando su nombre, pero Kermesite extendió un brazo para que no se acercasen. Todavía con una rodilla en el suelo se rehízo para añadir.

- Bertie…por favor, vive…Yo te quiero, eres mi hermana…
-¡Cállate! – Aullaba ella que no deseaba escuchar más mentiras.- Una traidora como tú no puede comprender como me siento.
- Ane- sama…Ane-chan. Te lo suplico. ¡Créeme! Sé cómo debes sentirte de desamparada en el fondo de tu corazón. Pero no estás sola. ¡Confía en mí! Los humanos tienen una increíble capacidad para amar…

            Bertierite miró a su hermana a los ojos. Kermesite desde luego estaba muy cambiada. Su mirada era pura y limpia, no parecía esconder nada. Se aproximaba aun a riesgo de su propia vida para convencerla. No tenía nada que ganar con eso y sin embargo allí estaba. Dispuesta a sacrificarse por ella. ¿Acaso sería verdad? ... ¿El amor en los humanos era tan fuerte como para tal demostración?... En ese momento sintió algo… recordó los buenos momentos pasados con su hermana pequeña. Su propia infancia… y una extraña sensación se abrió paso en su interior. Más cuando su interlocutora le gritó, suplicándole con desesperación.

-Debes vivir. ¡Hermana, por favor!…

            La interpelada entonces detuvo su ataque… sentía cada vez más como una extraña calidez que no podía describir se extendía desde su pecho. Apenas pudo musitar, mirando entre lágrimas a su interlocutora.

-¿Podré sentir yo esa clase de amor?...

            Su contertulia corrió hacia ella con lágrimas en los ojos, sin parar de repetir…

-¡Te quiero Bertie! Tú eres mi hermana…, tan querida…yo te quiero tanto…
-¡Oh Kermesite!, ¡Estás llorando! ¿Acaso el amor duele tanto?...-Quiso saber con tono entre atónito y emocionado.-

Pero la interpelada no respondió a eso, sin embargo la alcanzó, se precipitó en sus brazos y ella la sostuvo. Ahora tenía una sensación de felicidad y de afecto que no recordaba haber experimentado en muchísimo tiempo. Entonces lo supo. Si podía percibir el amor. Es más, ¡quería recibirlo, quería ser capaz también de darlo! Miró con ternura a su hermana menor y asintió…musitando entre emocionada y arrepentida.

-Lo siento. Gomen nasai… Kermesite.

 Acto seguido solamente escuchó a Guerrero Luna invocar el poder del Cristal de Plata. Y entonces lo percibió. Una aureola de calidez que la  libró de aquella maligna energía de la que había estado llena. En ese mismo instante se sintió ligera y alegre como jamás lo había estado…había renacido por completo…solo era capaz de reír, pero era una risa cantarina y plena de felicidad. Pudo oír entonces como Ami, posando una mano sobre el hombro derecho de Kermesite, le preguntaba afectuosamente a su hermana.

-¿No es estupendo?...
-Es maravilloso. Muchas gracias. - Respondió ésta, visiblemente emocionada.-

Bertie se percató de que su uniforme de combate se había convertido en un atuendo humano corriente. Ahora se sentía algo cansada. Su hermana la abrazó, pasándole un protector brazo sobre los hombros y las guerreras la saludaron dándole la bienvenida. Ahora recordaba aquello sin dejar de sonreír, en su habitación de la universidad. Y tras tanto luchar y trabajar, adaptarse a su nueva vida y superar todas las trabas, aquí estaba. Tenía a su querida Cooan al lado, al resto de sus hermanas y a las guerreras en Japón  y a esos dos nuevos amigos. Pensaba que ahora  era su turno de ayudar a los demás y de disfrutar de la amistad. Quizás debía dejarse llevar un poco. Bajar sus defensas y relajar su desconfianza. Sobre todo con su compañero de pupitre. Ella se sentía mejor ahora que había comprobado que no era tan mal chico en realidad. Simplemente era como un  niño travieso y deseaba que ambos pudieran llevarse bien.

-¿En qué piensas? Te noto muy callada. - Le preguntó  su hermana.-
- En una tonta que no confiaba en que existieran el verdadero amor y la amistad.- Le contestó esbozando una cálida sonrisa.-

Y sin que su interlocutora pudiera responder a eso, Beruche le dio un cariñoso beso en la frente para sentenciar.

-Si mañana queremos estar listas y frescas tenemos que irnos pronto a descansar. Todavía quedan dos días para esa excursión y antes hay otras cosas por hacer.
-Tengo muchísimas ganas de ver la ciudad.- Afirmó Cooan con evidente entusiasmo.-
-Pues entonces, ¡vamos a dormir Cooan-chan!- le sugirió.-

Su hermana convino en ello devolviéndole la sonrisa. Ya se había hecho tarde y tendrían que madrugar. De modo que se acostaron a los pocos minutos. Roy por su parte le contó a su amigo el plan y éste, como no podía ser de otro modo, aceptó de muy buena gana...

-¡Es una idea fantástica!- Afirmó Tom.-
-Pues claro que lo es. Es una idea mía.- Se sonrió Roy. –

            Su interlocutor movió la cabeza divertido, añadiendo no sin perplejidad.

-¿Y de veras le diste tu palabra a Bertie de eso?
-Por supuesto, y tú me conoces.- Repuso su contertulio.-
-Sí, entonces no dudo de que esa excursión va a ser todo un éxito.
-Bueno, pues a dormir. Que nos toca descansar.- Aseveró Roy.-
-Si no lo oyese de ti, no lo creería. Acostarte pronto y sin ninguna chica al lado.- Bromeó su amigo.-

            Roy se rio a su vez pero en el fondo pensaba en cuan acertado estaba Tommy sin pretenderlo.

-Sí, es raro, pero me gusta.- Se dijo con un extraño sentimiento de felicidad.-

Y tal y como hicieran las chicas los dos se fueron a dormir temprano para ir recobrando fuerzas. Pero en ese mismo momento, en el antro subterráneo, las siniestras figuras planeaban ya el ataque de un nuevo demonio.




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3 comentarios:

  1. Las escenas de Melanie yBertie son geniales, sobre todo el ping pong que tuvieron delante de Roy xD jajaja, me mató cuando la chica de cabellera blanca le aclara algo así como "nos encontramos aquí por casualidad", con ese deje de fastidio e indiferencia xD, pero también me gusta como tiene las cosas en claro, como cuando espeta a la jefa de animadoras que su hermana es mayor y no tiene que pedirle permiso, sin dejarse de este modo embaucar en una reacción explosiva, ella es ante todo una mujer con clase ^^
    Cooan es una buena discípula de Rei, se lució, es de entender que su maestra se muestre orgullosa al respecto :)... y Ami no cambia más cuando menciono que quería conocer la universidad y su plan de estudios( así la queremos, con su amor por los estudios ^^)
    Ahora, para terminar mi comentario, decir que amé la escena de Roy y Bertie con los libros (ya deseé que estuvieran mas cerca <3), en la cual no pudo faltar esa dosis de humor que caracteriza sus encuentros, pero ya mas amistosa :); y más adelante espero poder leer los fics cortos que has escrito sobre él

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  2. Gracias, sí, con Melanie Bertie tiene sus más y sus menos que llegarán pronto a su culminación. Aquí te pongo algunas imágenes de la versión de comic que tengo sobre los primeros capítulos.

    Esta imagen es tras la piscina https://www.deviantart.com/gwarriorfanfic/art/Roy-playing-bad-jokes-on-Beruche-by-Liriumproject-723205259

    Esta es Melanie, como ves la hicieron con un aire a Esmeralda https://www.deviantart.com/gwarriorfanfic/art/Melanie-Sanders-By-LiriumProject-722490462

    Y Cooan utilizando las enseñanzas de Rei

    https://www.deviantart.com/gwarriorfanfic/art/Cooan-ejecting-evil-spirits-By-Liriumproject-730208390

    En cuanto a ellos dos, se irán acercando. Roy no puede evitar quedarse prendado de ella, Bertie tiene esa mezcla de dulzura y cierta picardía, sazonada con su inteligencia, que le atrae irremisiblemente.

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    1. No tengo cuenta allí para poder comentar, pero dejeme decirle que son muy buenos fan-art... en cuanto al primero, si bien Roy se hizo el "gracioso", saco de ventaja de ver una sexy Bertie ...en cuanto al 2, Melanie es muy bonita y sensual.... y del 3, la imagen de Cooan, me encantó, sobre todo algo en su expresión , en su mirada

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Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)