Pasada
una semana desde los últimos incidentes las cosas se olvidaron y todo había
vuelto a la normalidad. Entre tanto las eliminatorias de kárate habían llegado
y Tom ultimaba su entrenamiento en el tatami. Roy que había terminado de
entrenar en la cancha contigua, pasó a verle.
- Hola chico - saludó a su amigo para repetir en
japonés inclinándose jocosamente con una fingida reverencia- ¡Konichi Bah!
-Konnichi Wa...tonto,- corrigió éste con una sonrisa
mientras repasaba su kimono que había quedado algo descolocado tras el
calentamiento. - Le voy a decir a Bertie que te enseñe a decirlo bien. Como a
mí.
-¡Ja, ja!- se rio Roy observándole visiblemente
divertido. - Bueno da igual, seguro que ella sería capaz de darme clases particulares
sobre esas chorradas de cortesía. Y hacer inclinaciones. Yo sólo venía a
preguntarte como lo llevas...
- Estoy en forma - aseguró el interpelado haciendo
una sucesión de patadas cambiando la pierna y unos cuantos “sukis” (puñetazos
en el argot de las artes marciales) a modo de demostración. -
- ¡Vaya!, estoy impresionado, ya sabes, ¡a
machacarlos! - Le animó su amigo
agitando una mano. -
-¡Claro!- sonrió
Tom con entusiasmo asegurando. - Este año me voy a llevar el título.
- Suerte, luego te veo en la eliminatoria. - Le deseó
Roy que se despidió haciendo el payaso con fingidos golpes de kárate. Su amigo
meneó la cabeza con otra espontánea sonrisa. -...
Beruche
y Cooan entre tanto paseaban por el campus, hacía un buen día y ambas chicas charlaban distendidas. No
obstante, la conversación recayó inevitablemente en los sucesos acaecidos hacía
unos días, pues Bertie sacó a colación el tema a propósito de escribir a sus
amigas en Japón.
- Sé que acordamos no decir nada. Pero no estoy
segura de si hacemos bien. Quizás deberíamos decirles algo a las guerreras.
Aquel ataque que sufrió Roy se parecía mucho a los descritos por ellas al
hablarnos de sus otros enemigos, esos que poseían a seres humanos. Y nuestras
propias droidas hacían algo similar. Aunque no siempre controlasen a la gente.
- Quizás no sea más que lo que nos ha contado él. -
Repuso Cooan poco deseosa de preocupar a sus amigas y hermanas. - Algún
delincuente. Además, han pasado ya siete días y no ha sucedido nada extraño.
Quizás sería precipitado alarmarlas. ¿Y si no hubiera motivo para preocuparse
aquí y ellas sí que los tuvieran en
casa? Las estaríamos distrayendo sin necesidad. No podemos ser una carga para
ellas.
Beruche sopesó la cuestión. Su hermana tenía mucha
razón. En América además, las agresiones y robos estaban a la orden del día.
Posiblemente Roy vio algo que le pareció raro. Y...bueno, si era sincera
consigo misma, hasta podía pensar en una broma más de ese cretino. ¿Pero qué
sentido tendría? No habían sido víctimas directas de la misma y el propio Tom
fue quién les habló del tema. Roy no les dijo nada al respecto de que ese
misterioso atacante fuese sobrenatural. Pero, por otro lado ¿Y si ambos
estuvieran de acuerdo? Su compañero de banco no era tonto y seguramente sabría
que si él iba con ese cuento ninguna le tomaría en serio. Pero con su amigo era
diferente, aunque se resistía a creer que Tom participase en algo así.
- No lo pienses más.- Le aconsejó su hermana. -
Vamos a dejarlo estar y ya verás cómo sólo ha sido un incidente.
Bertie
iba a decirle algo pero no tuvo oportunidad, hacia ellas se acercaban unas
cuantas chicas del grupo de animadoras vestidas como tales y portando los
pompones. Estaban encabezadas por
Melanie que se dirigió hacia ambas hermanas. Saludando con una amable sonrisa a
Cooan aunque pareció no ser tan simpática con Beruche, a ésta la obsequió con
una mirada altanera a la par que decía con burla solapada.
-¿Dando un paseíto?
-Sí. - Replicó Cooan devolviéndole la sonrisa. -
Hacía muy buen tiempo y no teníamos nada que hacer.
- No te preocupes, yo puedo darte la ocasión de
pasar un rato más entretenido. - Le ofreció Melanie quién explicó. - Dentro de
poco van a comenzar las competiciones de kárate. Y tenemos a Tom que nos va a
representar. Seguro que le encantaría que una bella animadora amiga suya
estuviera allí para ayudarle a vencer.
- Bueno sí. ¿Cuándo será?- Quiso saber la
interpelada con interés. Si podía apoyar a su compañero estaría muy contenta de
hacerlo. -
- Si vas con las chicas ellas te lo dirán. Son las
encargadas.- Repuso Melanie, agregando con una burlona mirada dirigida a
Bertie. - Si es que a tu hermana no le importa.
- Cooan ya es mayor para decidir por su cuenta, no
le hace falta mi permiso. - Replicó la aludida con un tono neutro que hacía
difícil precisar si estaba molesta o no. -
- Es un detalle por tu parte. - Concedió Melanie
cuya voz sonó con regusto de sorna.-
- Pues entonces me voy con ellas. - Le sonrió Cooan
a su hermana deseando que ésta no se lo tomase a mal. - ¡Ey!, Serena, April,
Susy, esperadme, por favor.- Les pidió.-
-Claro Connie.- Asintió Susy.-
En
tanto Cooan les decía eso a sus compañeras, Bertie disipó su recelo con una
sonrisa a la par que la instaba a ello.
-¡Anda ve! , Tom te lo agradecerá. Seguro que
consigue ganar a cualquiera si te ve a su lado.
Cooan
asintió con alegría y se alejó en compañía de las otras aunque Melanie se quedó
unos momentos allí estudiando con la mirada a Beruche y enseguida lanzó otra
andanada…
- Espero que no te importe que yo me encargue de
darle ánimos a Roy cuando le toque jugar su partido mañana. ¿O no sabías que
tienen un compromiso contra los de Saint Paul que es nuestra universidad rival?
Claro, ¡qué tonta soy! , tú no tienes por qué estar al corriente pues apenas te
importa nada de lo que hace tu compañero, aparte claro está, de lo relativo a
vuestras tareas de clase.
- Tienes toda la razón. - Le sonrió irónicamente
Beruche para sentenciar. -Lo que haga Roy en su tiempo libre es solamente
asunto de él.
- Así me gusta. - Replicó la altanera jefa de
animadoras con aire de perdonavidas. - Que seas una buena y razonable
japonesita. Mira – agregó ahora de forma más conciliadora-, lo he estado
meditando y no hay motivo para que tú y yo no nos llevemos bien. Fíjate en lo
amable que soy con tu hermana. De verdad
que la aprecio, es una chica muy maja. Y si tú respetas mi terreno, te aseguro
que puedes pasar un año muy agradable aquí. Y Connie también.
- Esta humilde japonesita no comprende bien todavía
el dialecto americano. - Contestó Beruche haciendo acopio de todo su sarcasmo.-
Aunque en
esas semanas el progreso en el idioma tanto suyo como el de su hermana había
sido muy remarcable. Y lo que no toleraba en modo alguno es que esa estúpida
osara ni tan siquiera amenazarla con perjudicar a su hermana. De modo que
agregó con un tono que mezclaba ironía con realidad.
- Disculpa mi torpeza si he llegado a ofenderte,
pero por lo que a mí respecta puedes quedarte con Roy todo el tiempo que
quieras. ¡Es más!, me harás un gran favor si me lo quitas de encima. No deseo
que me moleste con sus tonterías cuando estoy estudiando.
Melanie
sonrió ampliamente atusándose el pelo. Esa chica por fin se daba cuenta de
quién mandaba allí y eso le complacía. Era obvio que tampoco iba tras de Roy
con lo que no había razón ni motivo para
llevarse mal. Tomó la palabra con un tono bastante más agradable.
- Seguro que te gustará ver a Tom. Y teniendo en
cuenta que el kárate lo inventasteis vosotros...
- No me lo perderé… - Le aseguró Beruche que sí
tenía ganas de perder de vista cuanto antes de aquella presuntuosa. –
-Así me gusta, que sigas mi consejo.
-No recuerdo haberte pedido consejo, Melanie.-
Repuso su contertulia con gesto y tono imperturbable.-
A
su interlocutora no le gustó demasiado esa manera de responder, pero creyendo que
era un magro consuelo para que esa chica admitiese quien mandaba allí y
preservar en lo posible su dignidad, lo dejó pasar.
- Ya nos veremos.- Se despidió la animadora
alejándose hacia el gimnasio. -
La japonesa se quedó allí mirando como su
interlocutora iba camino a la cancha.
Antes de irse, la jefa de animadoras se sonrió por lo que debía de juzgar como
una victoria. Bertie movió la cabeza con resignación. En verdad esa chica era
la pareja perfecta para Roy, una estúpida superficial que estaba deseosa de reírle
todas sus gracias. Aunque por otro lado él no parecía tan mal chico después de
todo. Tras la desafortunada broma de la piscina su actitud había cambiado y se
portaba bien con ella. Pero era muy alocado y anárquico y para Beruche esas eran
características demasiado opuestas a su modo de ser. Al menos a la forma en la
que quería conducirse desde que inició ésta nueva vida. Aunque sinceramente
compadecía a su compañero al tener que soportar a esa estúpida. Melanie, a
decir verdad, le recordaba un poco a la duquesa Esmeralda, una de sus jefas en
Némesis, en sus últimos años. Siempre tan arrogante y vanidosa con ellas y sus
propios subalternos pero lamiendo el suelo que pisaba el príncipe y rebajándose
sin medida ante él. Al menos ésta otra no tenía esa risa tan desquiciante, en
fin.
-No sé, no creo que ni lady Esmeralda fuese tan
fatua como esta.- Pensaba con regocijo.- Al menos era una duquesa de verdad, y
esta tonta se cree la reina de aquí.
Mientras
tanto, en el antro siniestro, los encapuchados volvieron a reunirse. Había
llegado el momento de invocar a otro diablo. Celebrado el ritual, de una espesa
bruma negra surgieron dos ojos rojizos. El demonio se presentó como Ayinnon y le
fue ordenado atacar otro objetivo. Se dirigió hacia la universidad, entró en el
gimnasio y se metió en los guantes de Tom. Éste que había dejado de entrenar,
los recogió del suelo, en ese momento una densa niebla penetró por sus orejas y
le hizo convulsionarse. El chico luchó con todas sus fuerzas contra la
desagradable sensación de sentirse controlado pero poco a poco fue cediendo
ante ella. Cuando por fin fue poseído sus ojos resplandecieron con un fulgor
rojizo y una sonrisa macabra se dibujó en su semblante. Al rato de esto, las
chicas y Roy llegaron cada uno por su lado
a presenciar los combates. Cooan se situó ya cambiada con el uniforme de
animadora y junto a sus compañeras bailó y amenizó los prolegómenos. Roy la
observó desde la grada y bajó hasta situarse casi a su lado. Casualmente
Beruche hizo lo propio dirigiéndose hacia la posición de su hermana y allí se
encontraron.
- Vaya. Me alegra verte por aquí. - La saludó
distendidamente el muchacho. -
- He venido a ver a Tom. Creo que combate ahora. -
Replicó Beruche con menos familiaridad. -
- Así es, cubito. Hace poco hablé con él. Está
seguro de que ganará. - Afirmó su interlocutor con gesto de satisfacción
añadiendo divertido. - Y lo estará más cuando vea que tu hermana ha venido a
animarle.
- Todos estamos con él. - Declaró Bertie sin parecer
afectada por el comentario. –
Melanie,
como no podía ser de otro modo, llegó atraída por la visión de su deseado
compañero. Roy la vio llegar suspirando con resignación. ¡Otra vez vendría a
darle la lata! Estaba pagando caro todo lo que sucedió el año pasado cuando se
enrolló con ella. Para él en un principio no fue nada serio, después sí que se
sintió atraído de veras por Melanie. No obstante, comprobó que no era lo que
andaba buscando. Aquella clase de chica con la que pudiera mostrarse como en
realidad él era. Lo dejaron de muto acuerdo, o al menos eso creyó. Sin embargo,
se equivocó, esa muchacha no renunciaba a lo que pensaba que le pertenecía.
Solía ser ella la que se cansaba de sus ligues, pero no al revés. Y siendo
honesto consigo mismo Roy la veía como la chica ideal para pasar un buen rato, incluso
hasta para mantener un noviazgo de algunos meses, pero no para cosas más
profundas. Además, mientras estuviera rondándole ninguna otra muchacha del
campus se atrevería a insinuársele. ¡Qué complicación!
- Hola Mel. - La saludó con una sonrisa que fracasó
en su intento de no ser forzada. -
- Hola guapo. - Replicó ella mientras constataba con poco agrado la
presencia de esa japonesita. -
- Nos hemos visto aquí por casualidad. - Le comentó
ella por todo saludo.-
- Ya - Musitó la animadora jefe con evidente recelo.
-
- Bertie ha sido muy amable por venir a ver a
nuestro Tommy.- Terció Roy sin sospechar hasta donde llegaba la atmósfera de
mutuo “mosqueo” que rodeaba a sus dos acompañantes. - Ojalá venga mañana a
darme ánimos a mí también.
- Bertie no se ocupa de esas cosas. ¿Verdad que no?-
Le dijo Melanie con marcado retintín.-
La
aludida ya estaba bastante harta de esa actitud, ella haría lo que le diera la
gana. Una cosa era no estar pendiente de Roy y sus actividades y otra dejarse
avasallar por esa estúpida.
- Pues mira por donde a lo mejor mañana tengo
tiempo. Y con franqueza me gustaría comprobar si este patán es bueno en algo,
aparte claro está, de en hacer gamberradas. - Declaró a la vez que entornaba
los ojos dirigiendo una cáustica mirada hacia el muchacho. -
-¡Otra vez! -Se sorprendió él pretendiendo
indignación. -Ya te he pedido perdón cientos de veces. Cubito. ¿Qué pasa ahora?
¿Acaso he dicho algo malo?
- Es que Bertie es muy quisquillosa la pobre. -
Sonrió Melanie posando ambas manos sobre los hombros del muchacho en actitud
melosa y sibilinamente posesiva. - No se lo tomes a mal. Sólo habrá querido
gastarte una broma, a su estilo...
- Debe ser eso. - Se sonrió él observando a su
compañera de banco con alivio. -
- Iré gustosa mañana si Melanie me da permiso. -
Observó ella cargando contra su rival. - No me gustaría meterme en asuntos
ajenos.
-¿A qué te refieres?- Quiso saber Roy visiblemente
desconcertado.-
- ¡Oh!, nada, a no competir con las animadoras
profesionales.- Contestó Bertie con encubierto regocijo. -
- No hay problema por eso. Contra las animadoras, en
según qué cosas, nadie puede competir y menos con su capitana. -Le lanzó
Melanie a bocajarro. -
- De eso estoy segura, me imagino que hay
habilidades que no puede llevar a cabo cualquiera. - Replicó Beruche disparando
a su vez en la línea de flotación sin la menor condescendencia al preguntarse
de forma retórica. -¿Por qué preocuparse de una simple espectadora que lo verá
desde la grada cuando ellas están a pie de pista? ¿Acaso no llamarían más la
atención contorneándose junto a los jugadores que otras que sólo observan, o
eso no es algo tan seguro para algunas? Será que hay mucha inseguridad por ahí.
El
chico miraba a ambas alternativamente y no era tan idiota como para seguir
ignorando que eso era un polvorín. Sus dos compañeras se habían llevado mal
desde el primer día. Su experiencia le aconsejaba hacer como si desconociese el
sentido de aquellas pullas que volaban de una a otra. Con suerte no irían más allá.
Y no se equivocó. Melanie tras sonreír con suficiencia y evitando translucir su
malestar, se alejó para ocuparse de sus chicas. Cuando llegó a reunirse con ellas
habían terminado de bailar y los competidores salían por el túnel de acceso que
partía desde los vestuarios. Entre ellos iba Tom quien no pareció fijarse en
que Cooan estaba allí. Ésta no lo achacó más que a la concentración que tendría
su amigo en aquel momento y le pidió permiso a Melanie para unirse a su
hermana y a Roy.
- Sí, hasta la pausa no tenemos nada más que hacer,
vete a ver el combate con ellos. - Le contestó ésta sin mucho interés,
satisfecha al menos de interponer a alguien entre ambos, por si acaso. -
Cooan
se lo agradeció y fue corriendo hacia su hermana y Roy. ¡Qué suerte que él
estuviera allí!, la habría visto bailar y efectivamente, el chico como no podía
ser de otro modo, elogió sus evoluciones en la pista.
-Eres magnífica. No he visto a ninguna de tus
compañeras moverse así.- La elogió.-
-Mi hermana lleva bailando desde niña.- Le comentó
Bertie, agradada esta vez de aquellos halagos hacia Cooan que juzgaba
desprovistos de ninguna otra intención.-
-Muchas gracias. Me gusta mucho bailar.- Admitió
tímidamente la aludida. -
Y es que la muchacha se sonrojó a su pesar y trató
de disimular inquiriendo en relación al combate en ciernes que iba a disputar
Tom.
-¿Estáis seguros de que logrará vencer?- sonó
esperanzada pero muy insegura. -
- Claro Connie. - Respondió Roy asintiendo con gesto
convencido para sentenciar. - Seguro, es el más fuerte.
- Yo apuesto por él.- Anunció Beruche con tono
optimista y agregó señalando a una esquina del tatami central. - ¡Ah! Ahí está
y parece listo para empezar.
Tom
estaba en la banda con el kimono de competición puesto, su cinturón negro hacía
juego con su cabello. Su rival, también cinturón negro, parecía muy bueno a su
vez, a juzgar por su calentamiento. El árbitro les llamó, ambos se saludaron y
el combate dio comienzo.
-¡Duro con él, chico!- animó Roy.-
Pero entonces lo que hizo su compañero les dejó
perplejos, bajó los brazos y se dejó golpear, con el asombro pintado en el
semblante su amigo le gritó...
- Sube la guardia, pero, ¿qué haces?...
Tom
bailaba alrededor de su rival desprotegido y riéndose señalaba su cara para que
el otro le golpease y cada vez que su adversario lo intentaba le esquivaba sin
dificultad, el árbitro le llamó la atención.
- Quizá sea una táctica de él - dijo ingenuamente
Cooan.-
- No, Tom no pelea así, se toma el kárate muy en
serio, y es un tipo muy modesto, no lo entiendo. - Le contestó Roy totalmente
desconcertado. -
El
otro lanzó una patada que dio a Tom y se anotó un “ipon” (dos puntos), pero a
éste parecía darle igual, entonces el demonio que le poseía sonrió y dijo.
- Ahora me toca divertirme a mí...- con gran
celeridad encadenó varios certeros golpes al otro contrincante que cayó al
suelo noqueado. Pese a lo cual seguía encima de él levantando los brazos y
gritando con una voz ronca. - ¡Soy el mejor, ja, ja, ja, ja!..
La
gente estaba descontenta por ese penoso espectáculo y le abuchearon. Las chicas
se miraban atónitas, ¡ese no podía ser su compañero! Roy tampoco podía creer lo
que veía pero reaccionó, no lo dudó y bajó al tatami. Agarrando a su amigo por
un brazo se lo llevó fuera de la sala. Entre tanto Cooan le susurró a su
hermana.
- Noto algo diferente en Tom, al principio no le di
importancia, pero me ignoró por completo cuando le saludé. Ahora siento como si
no fuese él, como si se tratara de otra persona. Es algo que Rei me enseñó a
percibir.
Bertie
simplemente se limitó a convenir con un leve asentimiento mientras observaba
como Roy intervenía para evitarle la reprobación del público a su amigo y se
metía con él por el túnel sin que éste se opusiera. Al menos ahí, su compañero
de banco demostró preocuparse por Tom y se comportó con madurez. ¿Quién sabe?
Puede que no fuera un caso tan perdido después de todo.
-¿Se puede saber que te ocurre? ¿Qué diablos estás
haciendo?- le gritó Roy muy inquietado a su compañero, una vez dentro de los
vestuarios. -....
-¡Esta vez te tengo!- Exclamó Ayinnon que le miró
con los ojos refulgiendo en un tono rojo sangre y sentenció. - Ya eres mío, y
ahora no escaparás...
Abandonando
el cuerpo de Tom, que cayó inconsciente al suelo, tomó su auténtica forma. Semejaba
a un hombre normal de altura pareja a la
de Roy y complexión fibrosa pero fuerte
a un tiempo, era calvo y con dos prominentes orejas aunque su vestuario era
extraño. Una especie de traje a una pieza de color negro con un tridente rojo
bordado en cada hombro. Al principio su presunta víctima se quedó parado por el
asombro pero enseguida reaccionó. Se había estado entrenando últimamente por si
se repetía algo similar a lo del monstruo anterior y le propinó un puñetazo que
hizo mella al demonio. Éste, que no se esperaba el ataque, retrocedió aturdido
y se puso en guardia. Las chicas entraron en ese momento por el túnel y
escucharon ruidos de golpes.
-¡Está sucediendo algo!- Declaró preocupada Cooan. -
Lo noto, percibo una energía maligna.
Beruche
no se lo pensó y se dirigió hacia los vestuarios. Afortunadamente estaban
vacíos entonces. No quedaban más deportistas en su interior. Su hermana la
siguió y ambas llegaron a ver a ambos
rivales estudiándose mutuamente.
- Te arrepentirás de atacar a mi amigo, monstruo
asqueroso, ¡no te lo voy a perdonar! - Espetaba Roy furioso. -
- Ya lo veremos,- le replicó Ayinnon que se sonrió
de forma muy confiada. - Solo has tenido un golpe de suerte. Pero no puedes
hacer nada contra mí.
De
pronto y tras el demonio se escuchó una cuenta numérica,(uno, dos, tres,
cuatro....).Era Cooan que usaba el ritual que le había enseñado Rei contra los
malos espíritus, contaba mientras colocaba los dedos de sus manos
entrelazados en diversas posturas
invocatorias.
-¡Espíritu maligno, aléjate de aquí! - le gritó
mientras lanzaba un papel al demonio que se adhirió a él haciéndole empezar a
arder para asombro de Roy, Beruche e incluso la propia Cooan. -
El
muchacho se apartó corriendo hacia ellas a la par que aquel ser estallaba entre
agudos chillidos desintegrándose.
-¿Pero, qué ha sido eso? - Quiso saber él todavía anonadado y con la
vista fija en un mínimo rastro de cenizas que era cuanto quedaba de su
atacante.-
- Un Kami, lo que vosotros llamáis demonio.- Le
informó Cooan que explicó con total naturalidad para asombro del chico. - Tengo
una amiga en Japón que es sacerdotisa y me ha enseñado a combatirlos. Pero no
creí que la reacción fuese a ser tan violenta, debía de ser un ente muy malvado.
Roy no pudo pronunciar palabra alguna, su amigo Tom
había recuperado el conocimiento y miraba aturdido en todas las direcciones sin
saber qué había ocurrido. Los demás, juzgando innecesario decirle nada por
ahora, corrieron a prestarle auxilio. Por suerte no tenía nada serio salvo su
sorpresa.
-¿Qué es lo que ha pasado? No recuerdo nada, debo ir
al tatami a pelear.- Dijo el atónito muchacho aun desconcertado. -
- Venga Tommy. No te preocupes, amigo. - Le calmó
Roy acercándose a él, ayudándole a levantarse mientras le decía. – Ya has
ganado, te lo aseguro, aunque no de una forma muy ortodoxa...
-¿Ganado? ¿Cuándo? Yo no recuerdo nada. - Negó
Tom que aun vacilaba para mantenerse en
pie, con la cara marcada por el asombro y la incredulidad. -
- Es que te ha dado bastante fuerte, pero no te
preocupes, ya lo harás mejor. - Le sonrió
condescendientemente Beruche -
-¡Ánimo Tom! - le dijo Cooan esbozando una amable sonrisa a su vez que si
obró en el muchacho maravillas. Sólo con verla así dejó de lado su extraña
amnesia y hasta se plantó firme sobre el suelo en tanto ella remachaba. - La
próxima vez seguro que te acuerdas del combate...
Los
tres le acompañaron manteniendo un cómplice silencio hasta que le dejaron en su
habitación para que descansase y Roy felicitó nuevamente a Connie por su
intervención, ella respondió ahora con más seriedad.
- Bueno, no creí que este truco fuera a resultarme
tan útil.
-¿Es que vosotras sabéis lo que era eso? - Las
sondeó él.-
- Estamos igual que tú. - Replicó Bertie
cautelosamente. - Mi hermana le lanzó ese conjuro confiando en paralizarle,
pero no podía imaginarse que explotaría.
-¡Es de locos! - Opuso Roy con gesto grave y los
brazos en jarras. - Una especie de fantasma se mete en mi amigo, le controla,
me ataca a mí. Connie le hace estallar con una especie de conjuro, ¿y os
quedáis tan tranquilas?- Las presionó sin dar crédito a lo que veía en la
aparentemente relajada expresión de Bertie. -
- Has de saber que en nuestro país estas cosas no
son tan raras, quizás este sitio tenga alguna maldición. - Le respondió
tímidamente Cooan. -
- Pues ojalá no nos me toque sufrirla de nuevo. No,
si al final me va a tocar llamar a los caza fantasmas. Espero que ésta sea la
última vez. - Deseó él queriendo zanjar el tema. – Ahora, si me disculpáis, voy
a ver cómo está Tom. Y Connie… – le sonrió asintiendo con aprobación.-
¡Estuviste fantástica! Gracias.
Dicho esto Roy se alejó de Cooan que le miraba aún
colorada por esos cumplidos, Beruche aprovechó para decirle a su hermana.
- Ya no hay duda, nos enfrentamos a un enemigo muy
peligroso.- Declaró mostrando su verdadera inquietud. - Esto deben saberlo las
guerreras.
- Tienes razón, las escribiremos sin falta, es mejor
que contarlo por teléfono. Pero no sé si podrán venir. - Objetó su interlocutora. -
- Lo harán - repuso Bertie convencida, sentenciando.
- Siempre han acudido en nuestra ayuda cuando lo hemos necesitado.
Y
sin perder tiempo ambas mandaron una detallada carta a Ami, pidiéndole que no
dijera nada a sus hermanas. A estas las escribieron después. Cooan les hablaba
de Roy y de sus otros compañeros. Beruche
sobre lo bien que estaban allí y todo lo que iban aprendiendo. Las cartas
llegaron a casa de sus respectivas destinatarias en Japón. Karaberasu recogió la misiva del buzón subiéndola
arriba. La abrió y leyó comentándola con Petz.
-¿Qué te parece? - Le preguntó a su hermana con
regocijo. - A Cooan ya le gusta un chico, va deprisa, pero Bertie se lo toma
con más calma, claro que ella es más tranquila.
- A mí me parece raro,- dijo Petz en tono reflexivo.
-Todo les va, no sé cómo decirte, tan bien que me parece mentira...
-¿Y es que no te alegras por ellas? - Repuso
Karaberasu algo sorprendida. -
-¡Oh sí, claro que me alegro!, - le aseguró su
hermana objetando de seguido.- No me llames aguafiestas. -Se anticipó por si
acaso conociendo el ácido sentido del humor de Kalie.- No es por eso. Es que
tengo un presentimiento. Me parece como si algo fuera de lugar les ocurriese.
Tengo una sensación rara, parece que no nos contaran alguna cosa. No estoy
segura, pero escríbelas y diles que, en cuanto podamos, iremos a verlas. Pero
más adelante, no quiero que se alarmen.
-¿Crees que hacemos bien?...- Le inquirió Kalie sin
demasiado convencimiento. -
-¡Claro que sí! - le respondió enérgicamente Petz
sentenciando. - Somos sus hermanas mayores, debemos preocuparnos por ellas. Si
estoy en lo cierto seguramente nos necesitarán. Y si no, pues al menos las
visitaremos y veremos cómo están.
Tras escucharla atentamente su hermana asintió, por
una vez dándole toda la razón. Ambas sentían aquella responsabilidad.
Paralelamente a eso también en casa de Ami se recibió la correspondencia. Las
chicas se reunieron (todas excepto Usagi que no había llegado a la hora
convenida) para leer la carta de Beruche, en la que sí se daban cuenta de
aquellos extraños ataques. Al terminar, Rei fue la primera en hablar y lo hizo
con preocupación y tono reflexivo.
- No sé quiénes pueden ser, pero lo sentí el otro
día, cuando destruimos a ese demonio. Quizá el ente del que nos hablan en su
carta sea uno de ellos o pudiera ser que se tratase de un nuevo enemigo
diferente...como el del otro día…
- No lo sé.
Pero debe ser un problema importante si ellas piden nuestra ayuda.- Añadió
Makoto con gesto pensativo, remachando. – No son de las que se dejan
impresionar con facilidad.
-Es verdad.- Convino Minako.- Aunque ahora sean
humanas corrientes, saben lo que es el poder de la oscuridad y pueden
reconocerlo. Eso es lo que me inquieta. Han tenido que haberlo comprobado antes
de atreverse a contárnoslo. Y con lo liadas que estamos aquí. Un nuevo ataque podría producirse en cualquier
momento.- Concluyó visiblemente preocupada. -
- No hay por qué inquietarse tanto, ahora hay más
guerreras disponibles. Podemos hablar con ellas y que nos ayuden. - Intervino
Ami aportando una visión más optimista. -
- Sí, pero ya sabes como son. No sé si podremos
contar con que estén libres. Más tras lo de la otra vez. - Objetó Rei.-
- Bueno pero aun así son un refuerzo. De
necesitarlas estoy convencida de que vendrían. Pese a todo son nuestras
compañeras. De todos modos, Bertie y Cooan son buenas amigas y nos piden ayuda.
Alguna de nosotras podría ir allí a tratar de solucionar ese problema.- Propuso
Makoto. -
- Yo iré, desde luego que las dos son unas queridas
amigas mías. Además - presumió Rei con algo de bombo. - Cooan ha derrotado a
uno de esos bichos con un conjuro que le enseñé yo.
-¡Claro, cómo no!..- Repusieron las demás con gotas
de sudor en la cabeza-...
La aludida sonrió con orgullo, todavía recordaba
alguna que otra tarde en la que Cooan se pasó por el santuario. Entre sus
muchas conversaciones habían hablado a menudo de los seres sobrenaturales. Más
cuando le contó algunas de sus luchas anteriores, incluso previas a sus mutuos
enfrentamientos. La sacerdotisa, en una de esas charlas, le explicó.
-Hay muchos espíritus malignos sueltos. La mayoría
no son capaces de hacer daño, pero a veces, al igual que tus droidas y otros
seres, pueden materializarse y poseer a los vivos. Te enseñaré a escribir un
conjuro de protección y a usarlo como arma. Puede que jamás lo necesites, pero
nunca se sabe.
-Te lo agradezco mucho, Rei. - Sonrió su contertulia
visiblemente interesada. -
Y Cooan demostró ser una buena alumna, aprendió en
poco tiempo a invocar el poder de ese conjuro. Su maestra lo recordaba no sin
satisfacción, aunque sus pensamientos volvieron junto a sus compañeras y a la
conversación que estaban teniendo.
- Pero ahora no podemos ir, es imposible. Estamos
muy ocupadas y eso sin contar con estos misteriosos enemigos. Por si fuera poco
tenemos los exámenes...quizá sea más fácil acudir por vacaciones. Aunque si nos
necesitan nuestra obligación es acudir en su socorro cuando sea. - Intervino
Minako. -
- Es cierto. - Convino Ami que añadió con voluntad
de sosegar los ánimos de todas. – Sin embargo dicen que han sido dos ataques
aislados. Y de seres sobrenaturales solo han confirmado uno. De momento no creo que corran peligro. Tal y
cómo estamos aquí, teniendo en cuenta el calendario escolar, no podremos ir hasta dentro de un par de
meses. Tengamos calma, si la situación se agravase seguro que nos lo
comunicarían.
Las
demás la miraban con cierto sentimiento de culpa, no les parecía del todo bien
obviar esa petición. Así lo expresó Makoto.
-¿Y si estuvieran en peligro? No podemos dejarlas a
su suerte, ellas no tienen ya ningún poder para defenderse.
Aunque fue la propia Rei quien suspirando replicó.
-Ya sabes lo que han dicho Usagi y Mamoru. No
podemos intervenir así como así. Solamente cuando sea el momento adecuado.
- ¿Y cómo sabremos cuando es ese momento adecuado de
hacerlo? - Quiso saber Minako sentenciando con inquietud.- Tampoco yo quiero dejarlas a merced de una
amenaza como ésta y no me parece que el calendario escolar sea excusa
suficiente para quedarnos aquí cruzadas de brazos sin hacer nada.
Ami que sentía lo mismo se justificó
con tono y expresión apurada.
- Yo también quiero ir como la que más, Bertie y
Cooan son muy buenas amigas. Pero pienso que las cosas aquí ahora mismo tienen
más importancia. Y además, Rei tiene razón. Ya sabéis que no debemos intervenir
demasiado. Seguramente que lo mantendrán todo bajo control, ellas tienen
experiencia. No me cabe duda de que esos presuntos enemigos se harán más
cautelosos a la hora de volverlo a intentar al haber sido derrotados. Así,
cuando vayamos seguro que todo está resuelto y sólo me dedicaré a jugar con
Bertie algunas partiditas de ajedrez. Y aprovechando la visita daré un buen
vistazo a su universidad. - Remató más distendidamente consiguiendo producir la
sonrisa en sus amigas al añadir como deseo final. - Tengo muchas ganas de ver
donde estudian... ¿tendrán un buen plan académico?
- Ami - dijeron las demás señalando a su compañera
con dedos acusadores y jocoso tono -
¡siempre estás con lo mismo!
La
chica se sonrojó, en ese momento llegó Usagi, saludó a todas y se sentó. Rei se
apresuró a recriminarla.
-¡Llegas tarde, como siempre!- la regañó con
chillidos estridentes. -¡Ahora habrá que decírtelo todo otra vez!...
- Perdón - se disculpó la interpelada bajando la
cabeza con una gota de sudor perlando su cogote. -Lo siento chicas y mira Rei,
vengo con Luna, ella ha llegado más tarde que yo…
La gata en esos momentos entraba por la puerta y les
dijo a las demás, cortando en esta ocasión a Usagi con un tono bastante serio.
- Chicas, sea lo que sea tendrá que esperar. - Y
girando la cabeza hacia la salida les informó. - Artemis me acaba de llamar. Se
ha detectado otro nuevo enemigo, ¡vamos! - Todas asintieron y fueron para allá.
-
Se
marcharon dejando la carta de Beruche y Cooan sobre la mesa. Mientras tanto, en
la universidad, Roy estaba a solas en la cancha. Se entrenaba pero no al
baloncesto. Desde sus enfrentamientos con los demonios habían surgido en él
habilidades extraordinarias. Aparte de su mayor fuerza y rapidez, ahora además
tenía la capacidad de mantenerse en el aire. Esto lo había descubierto al hacer
un mate y agarrarse al aro, se había soltado y caía mal, deseó no chocar contra
el suelo para evitar lesionarse y he aquí que se quedó suspendido en el aire a
un metro de altura.
- Está claro - pensaba el chico tomándoselo muy en
serio. - Esos monstruos me buscan a mí, no sé lo que quieren o de donde vienen,
pero no les dejaré hacer más daño a mis amigos...
Al
terminar de entrenar volvió, se dio una ducha en los vestuarios y retornó a su
cuarto. Casualmente se encontró con Bertie por los pasillos. Ella iba con un
montón de libros y no veía por donde andaba, la muchacha tropezó y antes de que
cayera él la sujetó.
- Gracias - dijo ella sonrojada y sujetando los
libros de forma trabajosa. -
- Esta vez he sido yo el que ha impedido que te
caigas en lugar de tirarte... ¿ahora estaremos en paz, no?...- Le preguntó Roy.-
Desde luego que el joven tenía el ánimo de distender
la situación entre ellos que todavía no era todo lo buena que debiera, al menos
para su gusto. Y se esforzaría en ello. Había empezado a conocer a su compañera
y se daba cuenta de que era una buena chica. Y si habían empezado tan mal se
debía única y exclusivamente a su propia culpa.
- Supongo que sí, - repuso Beruche mirándole seria.
-
-¿Es que nunca sonríes?- Le inquirió el muchacho
tratando de animarla. - Eres una chica muy fría, de verdad que pareces un
iceberg....
- No es para tanto,- contestó ella sin inmutarse. -
- Es verdad - insistió él divertido. - Y cómo eres pequeñita sólo
eres un cubito, desde luego que acerté con el mote ¡Cubito!, ¡cubito! - Repitió
riendo. -...
Bertie
pese a intentar evitarlo moviendo la cabeza cedió riéndose de la ocurrencia y
Roy, sosteniéndole los libros, sonrió a su vez bastante satisfecho...
- No sabes cuánto me alegro de ver una sonrisita en
tu cara. Creía que nunca iba a lograrlo contigo.
- Dime una cosa. - Se sonrió la muchacha que pareció
pensárselo mejor para cambiar de tema guardando nuevamente la compostura. -
¿Cómo está Tom? ¿Sigue desconcertado?..
- Un poco sí,- admitió su interlocutor también serio
ahora. - Pero ya está bien. Tan tonto y preocupándose por los demás como de
costumbre, pero, ¡que se le va a hacer! Ese paleto de Kansas es mi mejor amigo
y tengo que aguantarle así, ¡ja, ja, ja! - rio poniéndose una mano en el cogote
con una carcajada que, no obstante, era incapaz de pasar por auténtica, puesto
que tras ella se percibía la preocupación pese a remachar en un pretendido modo
jocoso. – Ya sabes, estos pueblerinos…
Aunque
a Beruche le chocó bastante esta respuesta no se molestó. Pudo además notar esa
sensación en Roy. Él había pasado bastante inquietud cuando vio a su amigo.
Ella empezaba a darse cuenta de que quizás no era mal chico. A su manera era
amable como Tom y se preocupaba por la gente, sólo que le daba vergüenza
reconocerlo. Aquel muchacho ocultaba sus verdaderos sentimientos tras esa
aparente frivolidad. Le sucedía como a ella misma aunque en otro estilo. Bertie
ocultaba sus emociones bajo la máscara de la indiferencia, así había sido desde
sus días de la Luna Negra. El mismo Tuxedo Kamen se lo dijo y la joven se dio
cuenta. Por eso podía entender a ese chico, seguramente habría algo en él que
ella desconocía. Una parte de sí mismo que se molestaba en ocultarle al resto
del mundo. Igual que ella. Pero había algo más, sentía en su compañero algo
familiar, aunque no sabía el que, quizás estaba empezando a sentirse atraída
hacia él ¡pero no! No podía ser eso, se lo negó de inmediato a sí misma.
-¡Menuda tontería! Quizás he sido muy dura con él…pero
nada más.- Se dijo de inmediato.-
A
Roy le pasaba algo similar, al principio de conocerla para él sólo era una
chica más. Peor aún, tuvieron un comienzo muy malo. Y ella no le seguía las
bromas como las otras, que sólo eran unas bobas que besaban el suelo por donde
él pisaba sin importarles lo que las hiciera. Al contrario que Bertie. Esa
muchacha era sensible y buena bajo esa apariencia de frialdad. Demasiado como
para castigarla con sus bromas fuera de tono. Roy comenzó a interesarse de
verdad por conocerla bien, por desentrañar esa pretendida seriedad. Esa
muchacha era capaz de sonreír y seguramente que de amar. Lo demostraba con el
gran cariño que tenía por su hermana. Las dos eran dulces y muy inocentes
aunque a Connie se le notaba enseguida, por contra Bertie trataba de
esconderlo. Aunque en ambas se leía una prevención de pasar a algo más que la
amistad. Y de hecho apenas se relacionaban con otros chicos que no fuesen Tom o
él mismo. Y con ellos era pura amistad o
compañerismo. Roy no era tonto y se había percatado, aparte de que éste se lo
confesara, de los intentos de su amigo por acercarse a Connie, no obstante ella
lo eludía. La misma Bertie no parecía interesada por nada que no fuesen sus
libros. ¿Por qué? ¿Habrían sufrido algún desengaño? Siempre y día a día,
sentándose con su compañera sentía una sensación nueva con ella respecto de las
demás chicas y quería saber lo que era en realidad, de todas formas se negaba a
pensar que fuese algo más que una simple amistad.
- Oye - propuso él intentando aprovechar el momento
de tregua en esa guerra fría. - Este fin de semana podríamos visitar la ciudad.
¿Qué te parece la idea? Yo he crecido
aquí y puedo hacer de guía, sé dónde se hacen los mejores perritos calientes al
estilo neoyorquino. Díselo a tu hermana y yo se lo diré a Tom. Os vendrá bien
para vuestras actividades académicas.
-Espero que no será una bromita de las tuyas.- Le
inquirió recobrando por un momento ese tono suspicaz y algo cortante.-
-Te doy mi palabra de que no lo es.- Le aseguró él, añadiendo también de un modo
sorprendentemente serio.- Un Malden jamás promete algo en vano. Puedes
preguntarle a cualquiera que me conozca. Si te doy mi palabra de hacer algo la
cumpliré. – Y ahora sí, agregó de un modo algo más desenfadado.- Y prometo solemnemente
guiaros a ti, el cubito desconfiado, a tu encantadora hermana Connie y a Tommy
el paleto de Kansas, por la ciudad, para que podáis disfrutar de ella de la
mejor manera posible.
Ella
le observó sorprendida en principio y Roy temió una negativa pero, para su
alivio y contento, Bertie replicó esta vez con poco disimulado interés.
- Lo hablaré con mi hermana, por mí está bien, tengo
ganas de conocer Nueva York, Manhattan, y los sitios más importantes. Es algo
que deseábamos hacer desde que llegamos pero nos preocupaba el no saber
movernos.
- Pues aquí tenéis al mejor. Me conozco la ciudad al
dedillo ¡Ya verás cuando se lo diga a Tom, seguro que se anima!...- replicó Roy
entusiasta de que Beruche estuviera de acuerdo. -
- Muy bien, pues el sábado a las nueve de la mañana
quedamos en el vestíbulo.- Le dijo su compañera que se alejó impertérrita
dejándole con sus libros. -
-¡Eh! - Le gritó Roy al darse cuenta de eso. -¡Eh
oye!, ¿y qué hago yo con esto?...
- No sabes el favor que me haces con ir a
devolvérmelos tú, ahora está la señorita Rose, ¡ji, ji, ji! Eso es por lo de la
piscina, yo también se jugarlas. “Now we are even, lad” - Sentenció ella con un
buen dominio del argot, cosa que dejó al chico perplejo. - Aun así Bertie
repitió. - Ahora sí que estamos en paz. - Recalcó esto último iluminando su
cara con una amplia sonrisa a la que siguió una deliciosa y cantarina risita
que el chico nunca le había escuchado. - ¡Ji, ji, ji! Bueno, hasta mañana Roy. Espero que no tengas
que entretenerte mucho. - Se despidió con pretendida voz aterciopelada,
alejándose corriendo y riendo por el pasillo. -
- Vaya - musitó él quedándose pensativo pero
prendado de aquella musicalidad, inédita hasta entonces en ella, para
reconocerse a sí mismo. - Esta chica aprende deprisa, incluso me la ha pegado a
mí...
Un
par de chicos que pasaban por allí vieron a Roy cargado de libros. Ambos habían
presenciado la escena de lejos y se iban riéndose de su compañero el cual, como
estaba de buen humor, se dirigió a ellos con jocosidad.
-¿Eh, qué pasa, es que no puedo estudiar de vez en
cuando?- sonrió él. -
Los
chicos, que le conocían de sobra, se echaron a reír y el aludido con ellos, de
esta forma tan divertida los tres se alejaron por el pasillo. Mientras, Beruche
había llegado a su habitación y le contó a su hermana los planes que tenían
para el sábado. Cooan se puso muy contenta, tenía ganas de ver a Roy y más de
salir con él. Su hermana mayor sonrió y no pensó más en eso. Aunque algo en su
interior parecía abrirse, era realmente como si una parte del hielo que le
cubría aun el corazón comenzara a fundirse y se alegraba por ello. Recordaba un
tiempo en el que estuvo a punto de helarse para siempre. Cuando realmente
volvió a nacer. Aquella vez, en Tokio, en esa torre de ajedrez…
-¿Quién me lo hubiera dicho entonces? ¡Jamás lo
hubiese creído!...-reflexionó en tanto recordaba.-
Estaba
junto a Petz y Karaberasu en la nave de su jefe Rubeus. Todos asistían con
incredulidad y creciente contrariedad a las imágenes de Kermesite, convertida
en una vulgar humana, trabajando en una tienda de cosméticos. La muchacha
atendía solícitamente a una clienta declarando con excesiva y edulcorada
amabilidad.
-Está usted preciosa, señora.
-¡Qué vergüenza!- Exclamó Calaverite con patente
desprecio.-
-¿Sí?- Añadía Kermesite entre tanto, dirigiéndose a
una nueva clienta con tono muy solícito.- ¿En qué puedo ayudarla, señora?
-No puedo creerlo. ¡Es la desgracia de las cuatro
hermanas Ayakashi!- Espetó Petz con indignación.-
Bertierite
las escuchaba observando a su hermana menor con la misma sensación de
perplejidad apenas musitando.
-Pero, ¿por qué? ¿Por qué habrá querido convertirse
en un ser humano común y corriente?
-No comprendo cómo ha podido traicionarnos de esta
manera. - Terció Calaverite.-
-Ya no la considero hermana mía. – Apostilló Petz
con manifiesta despreocupación y desdén.-
Realmente
Bertierite tampoco podía comprenderlo. Apenas un par de días antes Kermesite estaba realmente obsesionada con
acabar con esa mocosa y agradar al amo Rubeus. Ahora la veía ahí,
desperdiciando su vida, en esa estúpida actitud servil. Habiendo renunciado
para siempre a su hogar, a su familia y a su futuro…
-No necesitamos traidores en nuestra familia…- Declaró
Rubeus sacándola de esos pensamientos.-
-Has sido muy estúpida, Kermesite.- Dijo Bertierite
con voz baja y suave.-
Sin
embargo, la muchacha se sobresaltó cuando el espejo en el que observaba a su
hermana se agrietó. Al girarse observó el gesto de Rubeus. Daba realmente
miedo. Su expresión era de fría crueldad, más cuando sentenció, cruzándose de
brazos.
-Buscaremos la manera de matar a la traidora en
cualquier momento. Ahora sigamos adelante con nuestra misión. Éste es el nuevo
cristal punto…– Y en tanto decía eso, la imagen de un extraño edificio con
forma de torre de ajedrez apareció sobre los proyectores holográficos de la
nave.-
Bertie
no se lo pensó, enseguida interrumpió a su jefe para ofrecerse voluntaria.
-Rubeus, déjame a mí la misión… - Le pidió saliendo
de inmediato para la ciudad, sin esperar siquiera la respuesta de su superior.-
En
ese instante solo podía pensar en una cosa. ¡En su hermana! Cumpliría con su
misión, por supuesto, pero iría antes a tratar de hablar con ella. ¡A avisarla
de la suerte que la esperaba! Si Rubeus la atrapaba podía considerarse muerta.
Con Petz y Calaverite al menos tendría la oportunidad de tratar de razonar. Sin
embargo, su jefe era otra historia. Y Bertierite podía jurarlo al ver la mirada
de sus ojos. Rubeus cumpliría su amenaza. A diferencia de sus otras hermanas,
ella nunca se dejó fascinar por él. Era la única que le veía por lo que
realmente era, un tipo despiadado, frio y calculador, que no dudaría en pasar
por encima de quién fuera para lograr sus objetivos. Solamente le era leal al
príncipe Diamante y solo parecía confiar en las palabras del amo Hombre Sabio.
Ese otro enigmático personaje que, por si fuera poco, jamás había dejado ver su
rostro. Bertierite les tenía autentico
pavor a ambos. Pero siempre se había esforzado por ocultarlo bajo una máscara
de despreocupada frialdad. Sin embargo ahora era diferente. Tenía que advertir
a su hermana y sobre todo, ansiaba oír una explicación de labios de ésta que le
aclarase el porqué de su deserción. Quizás si Kermesite le desvelaba los
motivos de su traición podría llegar a comprenderlo. O pudiera ser que si
lograba llevar a cabo con éxito esa tarea pudiera pedir clemencia para ella. En
el fondo, y pese a que lo ocultase, quería mucho a sus hermanas, pero sobre
todo a la menor. Kermesite fue de siempre con la que más había congeniado,
hablado e intercambiado sueños y aspiraciones. Que la hubiese abandonado había
sido un golpe muy duro para ella. Lo que tenía que hacer era acabar con las
guerreras y demostrarle a Kermie que estaba equivocada. Y se dispuso a ello. En
primer lugar se acercó a verla, pero no estaba en esa tienda. Suspiró
decepcionada. Tendría que ir pues a cumplir con su misión. Acudió a ese extraño
edificio para bombardearlo con poder oscuro. Al llegar se encontró con tres
patéticas chiquillas hablando sobre lo bonito que era competir. Una de ellas,
de pelo que le dio la impresión de ser azulado y aspecto frágil, decía que lo
importante era poder participar, que el resultado no contaba. Aquello le pareció
tan estúpido que se permitió el lujo de meterse en esa conversación para
rebatir, a su parecer, de un modo obvio.
-Pues claro que el resultado es importante. Si tú no
juegas para ganar, el juego es una
pérdida de tiempo… ¡Hay que jugar para ganar!
Las
otras tres chicas la observaron atónitas. Una de ellas, rubia y de larga
cabellera, dividida en sendas coletas y con dos grandes moños a cada lado, le
preguntó.
-Oye, ¿Quién eres tú?...Lo que hay que hacer en el
juego es poner lo mejor, el resultado ya no importa.
Pero
Bertierite la ignoró centrándose en la otra chica a la que contestó con patente
condescendencia y desdén…
-Los perdedores siempre dicen cosas como esas.
Aunque supongo que con tu edad irás a participar en el campeonato de infantiles.
¿Verdad muchachita?...
-Pero, ¿de qué estás hablando?- Replicó aquella
chiquilla rubia con tono molesto.-
-Perdonad, pero no puedo seguir perdiendo el tiempo
con vosotras. ¡Adiós, muchachitas! - Se despidió Bertierite ignorándolas en
tanto entraba a la torre con sugerentes andares.-
Tardó
un poco en localizar el punto exacto. Pudo entonces permutar esas ropas humanas
por su uniforme de faena y comenzó a bombardear aquello con energía oscura. De
pronto una puerta se abrió. Era esa chica, la que había estado antes hablando
sobre su deseo de participar en el torneo, quien le ordenó con resolución.
-¡Alto ahí!...
-Vaya, así que eres tú, estúpida.- Pensó Bertie, que
no estaba de humor para interrupciones. Y así le respondió. – Debes creerte muy
valiente. Yo odio a las chicas buenecitas como tú, y mira por dónde vas a pagar
todas mis antipatías… ¡Vete al infierno!
Y
sin previo aviso descargó sobre esa muchacha un ataque de “Dark Water” que la
derribó en el suelo haciéndola chillar de dolor.
-Será mejor que no intentes levantarte.- La aconsejó
Bertierite con un tono dulzón pleno de sarcasmo.-
Pese
a todo, esa chica lo intentó, Bertie volvió a derribarla con otro ataque a la
par que añadía, burlándose con regocijo y falsa voz melosa…
-¿Lo ves? Boba… ¿Te he hecho daño? ¡Oh, lo siento!,
pero no te preocupes. Yo haré que no sientas dolor, nunca más.
Y
estaba lista para darle el golpe final cuando aquella cría invocó su transformación al grito de…
-¡Planeta Mercurio dame el poder!...
Bertie
quedó perpleja. Tras una serie de luces y giros sobre sí misma, esa muchacha
apareció convertida en una guerrera. Pero lejos de preocuparse por ello se rio
encantada para declarar.
-¡Vaya sorpresa! Nunca puede imaginar que tú fueras
Guerrera Mercurio. Éste será un bonito regalo para Rubeus.
Y
así pudiera ser. En efecto. Si acudía de vuelta ante su jefe, con la noticia de
que había eliminado a una de las guerreras, eso a buen seguro que le haría
mejorar de humor. De modo que acto seguido la atacó, pero la sailor bloqueó
aquello con su propio poder. Bertie se sonrió incrédula para declarar
desdeñosamente en tanto se cruzaba de brazos…
-¿Tú?, ¿te atreves a interrumpirme a mí?...
Aunque cuando iba a volver a la carga para eliminar
a esa molesta guerrera recibió un impacto de un sorpresivo ataque que le hirió
en la mano tras escuchar el grito que lo invocaba.
-¡Spark plug pressure!
Sin
poderlo evitar chilló sujetándose la palma de la mano que sangraba por un corte
bastante profundo. Al mirar hacia su enemigo vio a dos más de esas guerreras.
-¡Esto no es justo!, sois tres contra una y esto es
lo que yo llamo emplear la violencia.- Pudo protestar con indignación.-
-¡Cierra el pico! - Replicó la más alta de aquellas
sailors añadiendo con tono amenazador.- O prefieres que te mande otra…
Ante
esa desventaja numérica tan clara Bertie decidió que la mejor estrategia sería retirarse,
aunque no lo hizo sin antes amenazar, dirigiéndose a Mercurio…
-No me importa, ahora que conozco tu secreto…
Desapareció
volviendo a su nave. Se curaba la mano cuando sus hermanas mayores aparecieron.
Fingieron preocuparse por su estado, y una de ellas, Calaverite, le preguntó
con retintín.
-Vaya. ¿Te han herido?
-Estás sangrando. – Constató Petz.-
-Os contaré lo ocurrido. - Quiso aclararles con un
simulado tono risueño aunque fue Calaverite quién la interrumpió para inquirir
con sarcasmo en su voz.-
-¿No me digas que has fracasado?
-Para mí sería un baldón y me moriría de vergüenza.-
Completó Petz.-
-Ni pensarlo.- Replico Bertie agregando confiada.-
Estáis intentando humillarme, pero no perdáis el tiempo, no pediré vuestra
ayuda.
-Eso espero, ya sabes que la que se ofrece
voluntaria para una misión debe triunfar o no podrá volver.- Le advirtió Petz.-
-Kermesite nos ha defraudado y ninguna queremos
tener más idiotas en la familia. - Sentenció Calaverite echándose a reír junto
con su hermana mayor.-
Bertie
tuvo que reír con ellas, pero en el fondo estaba muy asustada. ¿Y si le sucedía
lo mismo que a su hermana pequeña? ¡Sería una apestada para los suyos! La
repudiarían o algo peor. Debía cumplir con su misión, costase lo que
costase…Volvió decidida a desafiar a Ami en una partida de ajedrez. Tenía un
plan preparado. Se infiltró sin ningún problema sugestionando a la chica que
estaba en recepción para que la inscribiera como participante. Así comenzó a
jugar, e incluso sin recurrir a sus poderes, derrotó sin problemas a todos sus
contrincantes. Finalmente se vio con Ami en la final. ¡Qué poco se imaginaba
esa boba lo que la tenía reservado!, no pudo evitar reír cuando esa ilusa le
tendió la mano afirmando esperanzada.
-Creo que disfrutaré con esta partida.
Bertie
se sonrió y le ofreció su propia mano en respuesta, fría tras haber concentrado
su energía. Al tiempo que pensaba.
-Cuando gane voy a llenar este lugar con el poder de
la oscuridad, estoy deseando que llegue el momento.
Se
deleitó al ver la expresión de su adversaria, seguro que habría sentido el frío
en ese apretón de manos, y sin esperar a que esa tonta dijese nada, fue ella la
que le pidió.
-En las finales me gustaría usar estas piezas.
-¡Son preciosas!- Exclamó Ami que pareció
impresionada por esa rica decoración en esmeraldas y rubíes que lucían.-
-No son solo preciosas. - Musitó una divertida
Bertie, que las había preparado especialmente para amplificar su poder
congelante.-
-¿Eh?- Replicó su interlocutora que no captó
aquellas palabras, recibiendo una burlona risita por toda contestación.-
Bertierite
se regocijaba de antemano ante la perspectiva de una victoria clara y del éxito
en su misión. Ajena a todo eso, su ingenua rival no puso objeción y comenzaron
una partida muy equilibrada. Bertie incluso creyó tenerla vencida. Pero, en una
mala decisión, llevada por el exceso de confianza, perdió su reina y sufrió un jaque
mate tras dos movimientos. Aquello la enfureció terriblemente, ella era muy
competitiva. Tanto que por unos momentos se había olvidado de la verdadera
intención de su presencia allí. Lo cierto es que también quería haber ganado
ese campeonato, demostrar que era mejor en todo que su rival. Ahora se sentía
humillada. Declaró entonces bruscamente, enmascarando a duras penas su enfado
con un tono aterciopelado de voz.
-Aun no… el juego no ha terminado, Guerrera
Mercurio. ¡Esto solo ha sido una partida de niños!
Al escucharla su contrincante se levantó de la silla
como un resorte. Bertie hizo lo propio. Entonces lanzó un rayo helado que
congeló la cámara que retransmitía el torneo. Ami tuvo tiempo de transformarse
a su vez, pero ella lo esperaba, sonrió. Su objetivo era mucho más ambicioso.
Las demás guerreras no tardaron en aparecer, como había imaginado que harían.
Las encerró en una burbuja especial con sus amplificados poderes y retó a la
Guerrera Mercurio.
-¿Te apetece que nos juguemos sus vidas y la tuya en
una partida de ajedrez?
-¿Tengo otra opción?- Le inquirió su interlocutora
con visible indignación.-
-No, no creo que la tengas. Por cada pieza que
pierdas te iré congelando. – Le advirtió divertida a su rival. -
Ignorando
los ruegos de sus compañeras de que no jugase por salvarlas, la guerrera
Mercurio continuó moviendo. Aunque Bertie había hecho trampas adelantando sus
fichas. Cuando su oponente se lo recriminó, ella rio declarando.
-¡Claro!, es una de las delicias de este juego.
Poco
a poco Ami se iba congelando, pero a pesar de ello insistía en jugar. La propia
Bertierite estaba sorprendida e incluso admirada de ese coraje. Al hacer otra
jugada le dijo a su enemiga no sin cierto tono de asombro.
-Veo que has hecho otro movimiento, y sabes muy bien
que vas a perder otra pieza. ¿No es así?...
De
hecho Mercurio lo tenía fácil. Podía renunciar y dejar que matasen a las otras.
Pero ella podría salvarse. Bertie la tomaría prisionera pero le perdonaría la
vida. Al principio pensó en no cumplir con su palabra. No obstante, la resolución
de su adversaria la había impresionado. Quizás con semejante trofeo y el éxito
Rubeus perdonase a Kermesite. Aunque lo que oyó entonces a la ya débil sailor
la impactó.
-Por favor…-pudo musitar Ami, tratando de resistir
los rigores de la avanzada congelación que ya sufría.- Salva a mis amigas
aunque muera yo…
-¿Qué?- Exclamó su atónita interlocutora
levantándose de la silla para preguntar.- ¿Por qué?..
-Porque son las mejores amigas que he tenido nunca.
No me importa morir si ellas se salvan…
Bertie
dudó entonces, estaba a punto de considerar aquella proposición. A fin de
cuentas, si terminaba con una de las guerreras podría atribuirse también un sonado
triunfo. De todos modos, sería mejor acabar con todas ellas, pero algo la hacía
vacilar. Entonces Petz y Calaverite aparecieron a su lado. Las dos con la
desfachatez de cantar victoria, como si hubieran hecho algo para merecerlo.
-Buen trabajo hermana. – La alabó Petz.-
-Sí, ahora entre todas acabaremos con ellas. -
Añadió Calaverite.-
-Realmente tenéis mucha cara. – Les recriminó la
aludida, molesta por esa intrusión.-
Finalmente
iba a tomar la pieza para acabar con Mercurio cuando una rosa roja se anticipó
destruyendo aquella figurita y desintegrando la burbuja en la que mantenía
presas a las demás guerreras al romper su condensador de energía.
-¿Quién eres tú?- Inquirió atónita a un tipo vestido
con smoking, sombrero de copa y antifaz,
que por toda réplica le dijo. -
-Si no sabes cómo se siente un peón, nunca podrás
manejar una reina. Adiós.
Viendo
libres a sus enemigas Bertie se volvió a sus hermanas en la esperanza de
recibir su ayuda. Sin embargo y para su horror, Petz le dijo desentendiéndose
del asunto.
-Es un error táctico tuyo. Bertierite.
-Sí. Soluciónalo. Acaba con ellas o muere, cumple
con tu deber y podrás volver al sitio que te corresponde.- Sentenció Calaverite
con idéntica despreocupación y rigor.- O te quedarás aquí para siempre.
Y
ambas desaparecieron dejándola allí, completamente sola y sobrepasada en
número. Sus enemigas la observaban ahora con gesto sorprendido. Parecían tan
desconcertadas como ella. Pero seguramente que se repondrían del estupor y
acabarían con su vida de inmediato. ¿Por qué iban a tener misericordia? Pero
eso no era lo peor. ¡Sus propias hermanas la habían traicionado!, abandonado a
su suerte… Se sintió destrozada y vacía. Apenas pudo esbozar una sardónica
sonrisa y reír, sin ya nada más que perder, declarando para asombro de sus
rivales.
-Es de lo más cómico. Si hasta a mí me hace gracia.
¿Lo veis? Esto es lo que he obtenido de mis propias hermanas. Es absurdo querer
sacrificarse por unos extraños. Si hasta mi propia sangre me ha traicionado…y
lo más gracioso es que tuve esperanzas hasta el final. ¡Vamos, reíros! ... ¡Reíd,
maldita sea!...- y tras unos agónicos instantes en los que sus adversarias no
respondían y la miraban diríase que hasta con piedad, ella estalló
gritando.- ¡Moriré, pero os llevaré a
todas conmigo!… ¡Dark Water full power!... Al final se nace y se muere solo… el
amor es…inútil.
Y concentró
toda su energía para liberarla de forma masiva. La habitación empezó a
congelarse y Bertierite con ella. Si al menos tenía que morir lo haría de forma
heroica. Ya nada le importaba, estaba sola. Nadie la quería, ¡nadie!
Seguramente siempre habría sido así. Desde que sus padres las enviaron a todas
a servir a la Corte del padre del príncipe Diamante. Habían crecido en ese
ambiente de intrigas y de búsqueda del poder. Sin apenas relacionarse con los
demás, siempre ocultando sus auténticos sentimientos para no ser tachadas de
débiles o estúpidas. Al menos así fue desde que la reina Amatista murió. Y la
única con la que había tenido alguna conexión más afectiva, Kermesite, fue la
primera en abandonarla. Ya solo deseaba terminar con todo para no sufrir
más…entonces escuchó la voz de su hermana menor, que, muy agitada, corría hacia
ella suplicándole.
-Bertierite, por favor. ¡No lo hagas!..
-¿Es que también has venido a reírte de mí?- Espetó
lanzando contra su hermana y el resto gruesos fragmentos de hielo.-
-No...- Repuso ésta recibiendo el impacto de un gran
bloque que la derribó.-
Las guerreras se aproximaron preocupadas por su
estado y gritando su nombre, pero Kermesite extendió un brazo para que no se
acercasen. Todavía con una rodilla en el suelo se rehízo para añadir.
- Bertie…por favor, vive…Yo te quiero, eres mi
hermana…
-¡Cállate! – Aullaba ella que no deseaba escuchar
más mentiras.- Una traidora como tú no puede comprender como me siento.
- Ane- sama…Ane-chan. Te lo suplico. ¡Créeme! Sé
cómo debes sentirte de desamparada en el fondo de tu corazón. Pero no estás
sola. ¡Confía en mí! Los humanos tienen una increíble capacidad para amar…
Bertierite
miró a su hermana a los ojos. Kermesite desde luego estaba muy cambiada. Su
mirada era pura y limpia, no parecía esconder nada. Se aproximaba aun a riesgo
de su propia vida para convencerla. No tenía nada que ganar con eso y sin
embargo allí estaba. Dispuesta a sacrificarse por ella. ¿Acaso sería verdad?
... ¿El amor en los humanos era tan fuerte como para tal demostración?... En
ese momento sintió algo… recordó los buenos momentos pasados con su hermana
pequeña. Su propia infancia… y una extraña sensación se abrió paso en su
interior. Más cuando su interlocutora le gritó, suplicándole con desesperación.
-Debes vivir. ¡Hermana, por favor!…
La
interpelada entonces detuvo su ataque… sentía cada vez más como una extraña
calidez que no podía describir se extendía desde su pecho. Apenas pudo musitar,
mirando entre lágrimas a su interlocutora.
-¿Podré sentir yo esa clase de amor?...
Su
contertulia corrió hacia ella con lágrimas en los ojos, sin parar de repetir…
-¡Te quiero Bertie! Tú eres mi hermana…, tan
querida…yo te quiero tanto…
-¡Oh Kermesite!, ¡Estás llorando! ¿Acaso el amor
duele tanto?...-Quiso saber con tono entre atónito y emocionado.-
Pero la interpelada no respondió a eso, sin embargo
la alcanzó, se precipitó en sus brazos y ella la sostuvo. Ahora tenía una
sensación de felicidad y de afecto que no recordaba haber experimentado en
muchísimo tiempo. Entonces lo supo. Si podía percibir el amor. Es más, ¡quería
recibirlo, quería ser capaz también de darlo! Miró con ternura a su hermana
menor y asintió…musitando entre emocionada y arrepentida.
-Lo siento. Gomen nasai… Kermesite.
Acto seguido
solamente escuchó a Guerrero Luna invocar el poder del Cristal de Plata. Y entonces
lo percibió. Una aureola de calidez que la
libró de aquella maligna energía de la que había estado llena. En ese
mismo instante se sintió ligera y alegre como jamás lo había estado…había
renacido por completo…solo era capaz de reír, pero era una risa cantarina y
plena de felicidad. Pudo oír entonces como Ami, posando una mano sobre el
hombro derecho de Kermesite, le preguntaba afectuosamente a su hermana.
-¿No es estupendo?...
-Es maravilloso. Muchas gracias. - Respondió ésta,
visiblemente emocionada.-
Bertie se percató de que su uniforme de combate se
había convertido en un atuendo humano corriente. Ahora se sentía algo cansada.
Su hermana la abrazó, pasándole un protector brazo sobre los hombros y las
guerreras la saludaron dándole la bienvenida. Ahora recordaba aquello sin dejar
de sonreír, en su habitación de la universidad. Y tras tanto luchar y trabajar,
adaptarse a su nueva vida y superar todas las trabas, aquí estaba. Tenía a su
querida Cooan al lado, al resto de sus hermanas y a las guerreras en Japón y a esos dos nuevos amigos. Pensaba que
ahora era su turno de ayudar a los demás
y de disfrutar de la amistad. Quizás debía dejarse llevar un poco. Bajar sus
defensas y relajar su desconfianza. Sobre todo con su compañero de pupitre.
Ella se sentía mejor ahora que había comprobado que no era tan mal chico en
realidad. Simplemente era como un niño
travieso y deseaba que ambos pudieran llevarse bien.
-¿En qué piensas? Te noto muy callada. - Le
preguntó su hermana.-
- En una tonta que no confiaba en que existieran el
verdadero amor y la amistad.- Le contestó esbozando una cálida sonrisa.-
Y sin que su interlocutora pudiera responder a eso,
Beruche le dio un cariñoso beso en la frente para sentenciar.
-Si mañana queremos estar listas y frescas tenemos
que irnos pronto a descansar. Todavía quedan dos días para esa excursión y
antes hay otras cosas por hacer.
-Tengo muchísimas ganas de ver la ciudad.- Afirmó
Cooan con evidente entusiasmo.-
-Pues entonces, ¡vamos a dormir Cooan-chan!- le
sugirió.-
Su hermana convino en ello devolviéndole la sonrisa.
Ya se había hecho tarde y tendrían que madrugar. De modo que se acostaron a los
pocos minutos. Roy por su parte le contó a su amigo el plan y éste, como no
podía ser de otro modo, aceptó de muy buena gana...
-¡Es una idea fantástica!- Afirmó Tom.-
-Pues claro que lo es. Es una idea mía.- Se sonrió
Roy. –
Su
interlocutor movió la cabeza divertido, añadiendo no sin perplejidad.
-¿Y de veras le diste tu palabra a Bertie de eso?
-Por supuesto, y tú me conoces.- Repuso su contertulio.-
-Sí, entonces no dudo de que esa excursión va a ser
todo un éxito.
-Bueno, pues a dormir. Que nos toca descansar.-
Aseveró Roy.-
-Si no lo oyese de ti, no lo creería. Acostarte
pronto y sin ninguna chica al lado.- Bromeó su amigo.-
Roy
se rio a su vez pero en el fondo pensaba en cuan acertado estaba Tommy sin
pretenderlo.
-Sí, es raro, pero me gusta.- Se dijo con un extraño
sentimiento de felicidad.-
Y tal y como hicieran las chicas los dos se fueron a
dormir temprano para ir recobrando fuerzas. Pero en ese mismo momento, en el
antro subterráneo, las siniestras figuras planeaban ya el ataque de un nuevo
demonio.
Las escenas de Melanie yBertie son geniales, sobre todo el ping pong que tuvieron delante de Roy xD jajaja, me mató cuando la chica de cabellera blanca le aclara algo así como "nos encontramos aquí por casualidad", con ese deje de fastidio e indiferencia xD, pero también me gusta como tiene las cosas en claro, como cuando espeta a la jefa de animadoras que su hermana es mayor y no tiene que pedirle permiso, sin dejarse de este modo embaucar en una reacción explosiva, ella es ante todo una mujer con clase ^^
ResponderEliminarCooan es una buena discípula de Rei, se lució, es de entender que su maestra se muestre orgullosa al respecto :)... y Ami no cambia más cuando menciono que quería conocer la universidad y su plan de estudios( así la queremos, con su amor por los estudios ^^)
Ahora, para terminar mi comentario, decir que amé la escena de Roy y Bertie con los libros (ya deseé que estuvieran mas cerca <3), en la cual no pudo faltar esa dosis de humor que caracteriza sus encuentros, pero ya mas amistosa :); y más adelante espero poder leer los fics cortos que has escrito sobre él
Gracias, sí, con Melanie Bertie tiene sus más y sus menos que llegarán pronto a su culminación. Aquí te pongo algunas imágenes de la versión de comic que tengo sobre los primeros capítulos.
ResponderEliminarEsta imagen es tras la piscina https://www.deviantart.com/gwarriorfanfic/art/Roy-playing-bad-jokes-on-Beruche-by-Liriumproject-723205259
Esta es Melanie, como ves la hicieron con un aire a Esmeralda https://www.deviantart.com/gwarriorfanfic/art/Melanie-Sanders-By-LiriumProject-722490462
Y Cooan utilizando las enseñanzas de Rei
https://www.deviantart.com/gwarriorfanfic/art/Cooan-ejecting-evil-spirits-By-Liriumproject-730208390
En cuanto a ellos dos, se irán acercando. Roy no puede evitar quedarse prendado de ella, Bertie tiene esa mezcla de dulzura y cierta picardía, sazonada con su inteligencia, que le atrae irremisiblemente.
No tengo cuenta allí para poder comentar, pero dejeme decirle que son muy buenos fan-art... en cuanto al primero, si bien Roy se hizo el "gracioso", saco de ventaja de ver una sexy Bertie ...en cuanto al 2, Melanie es muy bonita y sensual.... y del 3, la imagen de Cooan, me encantó, sobre todo algo en su expresión , en su mirada
Eliminar