Al día siguiente, viernes, era Roy quién tenía
compromiso deportivo. Beruche y un todavía algo desconcertado Tom acudieron a
verle. Cooan no estaría con ellos ya que formaba parte del grupo de animadoras
que se encargaría de dar su apoyo moral al equipo. Melanie la había
seleccionado con bastante énfasis y eso había alegrado mucho a la muchacha. El
partido comenzaría a las seis de la tarde y ya un par de horas antes, tanto las
chicas del grupo de Cheer - leaders, como los jugadores, se afanaban en el
calentamiento previo. Roy estaba con el resto de sus compañeros efectuando los
estiramientos y las primeras carreras alrededor de la pista. Podría decirse lo
mismo de Cooan y su grupo. Melanie las alineó a todas antes del comienzo y les
expuso con evidente interés.
-¡Vamos a ver, chicas! Éste es el primer partido de
la pretemporada, y aunque en teoría es un amistoso, nuestro equipo se juega más
que la mera victoria. Estoy segura de que todas.- Y recorrió con la vista la
fila de sus seleccionadas. - Daréis lo mejor para que los muchachos jueguen a
tope.
- ¡Sí jefa de grupo! - Replicaron todas a coro
incluida Cooan. -
Esbozando
una sonrisa de aprobación Melanie asintió satisfecha.
- Así me gusta. - Aseveró encargándose acto seguido
de repartir las consignas -, vamos a
ver. Tú Serena y tú April, os encargaréis del ala izquierda.
Las
dos aludidas, asintieron sin demora, colocándose en una posición prefijada.
Melanie prosiguió.
- Francine y Terry a la derecha.
Una
rubia de media melena y otra de pelo castaño más corto, un poco más altas,
obedecieron de inmediato situándose a ese extremo.
- Y Cinthia con Connie al centro, justo detrás de
mí. - Concluyó la jefa indicándoles con una mano su puesto. -
A
decir verdad este sitio era el menos comprometido ya que ambas eran las más
novatas del grupo. Las dos se dispusieron a ubicarse enseguida. la chica que
estaba junto a Cooan era de rasgos orientales, aunque había nacido en los
Estados Unidos.
-Así que eres norteamericana pero tienes padres chinos.-
Comentó Cooan al conocerla días atrás.-
-Sí.- Asintió Cinthia, desvelándole.- Mi nombre
completo es Cinthia Mei Wong. ¿Y tú? ¿Eres europea?
-No, soy japonesa.- Sonrió Cooan.-
Turno
de su interlocutora de asombrarse. Enseguida le dijo.
-Tampoco lo pareces.
-No, en fin, realmente mis hermanas y yo llegamos a
vivir a Japón desde otro país lejano, pero ya nos consideramos de Japón.- Pudo
responder para salir del paso.-
Ahora,
las dos aguardaban, tan nerviosas y expectantes, tanto la una como la otra. Y
agradecían al mismo tiempo la colocación que su capitana había dispuesto para ellas.
De este modo Melanie capitalizaba más atención del público e impedía que un
hipotético error de cualquiera de las dos chicas saltase a la vista. Aunque la
animadora jefa no se preocupaba por las nuevas adquisiciónes del equipo, pensando
sobre todo en Connie. De esta última en realidad debía reconocer que su
condición física era excelente y que su sentido del ritmo y del baile nada tenía
que envidiar a las de las animadoras más experimentadas.
- Vale, vamos a comenzar a ensayar el baile cuatro y
el siete. Ya sabéis, sin despistarse. - Les matizó con insistencia.- Coreografía
lista desde el paso primero.
Y
Melanie se apartó del grupo, ella lo tenía más que trillado y se ocuparía de
controlar las evoluciones de las otras. Portaba un radio cd consigo que accionó
no sin antes decir.
-¡Atentas! y uno, dos, tres...
Comenzó
la música que fue aumentando de ritmo hasta ser trepidante, de este modo las
muchachas tenían ocasión de ir calentando a medida que bailaban. Cooan lo hacía
muy bien, no daba la impresión de estar nerviosa y ejecutaba todos los
movimientos de modo preciso y con la cadencia justa ante la atenta y aprobatoria
mirada de Melanie. Y no sólo de ésta. En el otro lado del campo los chicos no
perdían de vista las evoluciones de sus compañeras. Roy y los demás estaban
“haciendo líneas”. (Correr a la mayor velocidad posible de una raya a otra de
la cancha, tocarla, retroceder andando hacia atrás y volver a correr hasta la siguiente)
Así se ejercitaban la velocidad de reflejos y la carrera además del fondo
físico. Roy lo tenía más que superado y casi siempre era el primero en concluir
el recorrido. Así, cuando hubieron parado para recobrar el aliento, los chicos
se recrearon con los gráciles y provocativos movimientos de sus condiscípulas.
-¡Qué maravilla, así da gusto entrenar!- Declaró
Jack Cooper, uno de los aleros altos del equipo, de complexión fibrosa pero
robusta y pelo rubio, era de los mejores amigos del propio Roy. -
- Y además hay mucha carne nueva. - Comentó con
regocijo Daniel Smith, uno de los pívots que destacaba por sus más de dos
metros, con la piel oscura y el pelo negro tizón. -
- Tranquilo. - Le replicó Oswald “Ossy” Lane, el
base titular, de algo más de metro ochenta y pelo moreno con un cuerpo bastante
atlético.- Ya habrá tiempo de conocerlas bien.
- ¡A algunas! - rio Jack. - A las demás ya nos las
sabemos de memoria. ¿Eh Roy?
- Sí, desde luego. - Convino éste con una pícara
sonrisa de complicidad. -
- Pues a mí me gustaría probar a qué sabe esa nueva
de allí. - Indicó Michael Newheart otro alero de casi dos metros y anchas espaldas,
amén de pelo trigueño y rizado, señalando sin pudor ninguno hacia Cooan. - La
japonesita.
- No tiene pinta de
“Jo-Sam”- Terció Roger Collins, otro pivot del equipo, negro,
enormemente musculoso y rapado al cero. -
-¡Oye, no la insultes!- Intervino Roy con algo de
malestar para advertirles a sus compañeros. - Además, para vuestra información,
es materia reservada.
-¡Qué jodío eres!, ya te la has apandado tú ¿Eh? Y
no te censuro el gusto. Está bien buena la verdad.- Observó Jack describiendo
pícaramente como era su norma. - Fíjate que bien le queda esa minifaldita roja
y ese top doradito. (Uniforme de las animadoras para los partidos). No me
sorprende que te hayas dado prisa en plantar tu bandera.
Hubo
burlones coros de “¡Ahhh, no me digas tío!” entre todos los demás y Roy tuvo
que intentar aclarar las cosas.
- No es por mí. Pero digamos que tengo un amigo que
ha mostrado su interés y si alguien se mete con mi amigo, se mete conmigo. Es
uno de los nuestros. - Declaró en modo tajante y al tiempo muy revelador para
casi todos sus compañeros. -
- Vale tío, el sagrado pacto de la hermandad. -
Convino Roger que añadió en tono de disculpa - y no he querido insultarla. Me
refería a que no tiene aspecto de “japo”, ya sabes, ojos achinados y cara de
limón.
- Que venga de Japón no quiere decir que haya nacido
allí. Según nos contó es de origen extranjero.- Le explicó Roy amonestándole de
seguido. -Y para tu información eso de “Jo-Sam” era el término que se usaba en
Corea y Vietnam para las fulanas.
- Lo siento, tío. - Se excusó nuevamente su azorado
compañero. - Es que desde niño oía a mi padre decir eso cada vez que veía a una
“amarilla”. Creí que se las llamaba a todas así.
- Vale, no pasa nada. - Sonrió Roy que sin embargo
advirtió con gesto serio, reprobando a su interlocutor y de paso al resto. - Pero
que a ninguno de vosotros se le ocurra llamarla así. Y tampoco es amarilla. No hagáis
comentarios racistas.
- No era mi intención. – Se disculpó su interlocutor. -
Todos
convinieron con asentimientos. En eso estaban cuando la indignada voz del
entrenador les interrumpió.
-¿Qué demonios pasa aquí? ¿Acaso voy a tener que alinear
a las animadoras? Ellas se entrenan con mucha más intensidad que vosotros,
zopencos ¡Vamos, os quiero ver moveros!
Y
sin más lanzó varios balones hacia todos y el grupo se ejercitó en lanzamientos
contra la canasta, entradas y mates, etc. Ahora fueron las chicas quienes
descansaron tras ensayar para recrearse la vista con ellos. Cooan, con el mismo
interés que sus compañeras, se apoyó sobre las protecciones del medio campo
para observar.
-¡Vaya panda de gigantes! - pensaba divertida.- Pero
el que mejor se mueve de todos es Roy.
Y es que realmente eran muy altos, ella había
conocido hombres apuestos y de buen porte, especialmente Rubeus, del que no
deseaba acordarse e incluso los príncipes Zafiro y Diamante. Este último debía
de haber sido hasta más alto que Roy, aunque allí no llamaría la atención. Al
menos habría dos o tres chicos de más estatura que él.
-Es curioso, desde aquí Roy hasta parece bajito
comparado con algunos.- Se sonrió divertida.-
En esto el objeto de su atención entraba a canasta
machacando a dos manos. Cooan no pudo por menos que aplaudir aunque desde esa
posición no era observaba por el chico, sí lo fue por Melanie que se aproximó
hacia ella diciéndole.
- Desde luego que haces bien en aplaudir. Roy es el número
uno en muchas cosas.
- Seguro que es muy bueno, tenía ganas de verle
jugar porque sólo le he visto en los entrenamientos y encesta casi siempre. -
Replicó Cooan con entusiasmo. -
Melanie
la miró divertida, no sabía a que atenerse con esa chica, o realmente era así de ingenua o se lo hacía.
La experiencia le había enseñado a no fiarse de las “mosquitas muertas.” Quizás
por eso no le gustó la idea de que la hermana de Connie se sentase junto a Roy.
No obstante, ahora estaba más tranquila a ese respecto. Y ésta otra,
sencillamente no le parecía peligrosa, pero más valía cerciorarse.
-¿Te gusta Roy?- Le inquirió con total naturalidad
haciendo que su interlocutora la mirase atónita y se ruborizase hasta las
orejas. -
-¿Qué?- Pudo decir sin ser capaz de asimilar una pregunta
tan directa. –
A
raíz de todo lo que había escuchado acercad e Melanie y su noviazgo del año
pasado con ese muchacho, quizás no sería prudente responder. Al menos con la
verdad. Aunque su contertulia enseguida
quiso quitarle hierro al asunto.
- Vamos, ¡no pasa nada! A todas las chicas les gusta
- se rio Melanie regocijándose en su fuero interno con la expresión
desconcertada y vergonzosa de esa pobre infeliz. -
-¿A ti también?- Le inquirió tímidamente Cooan
añadiendo con toda su buena fe. - Como eres la jefa de las animadoras tendrás a
cualquier chico que quieras.
Eso
hizo reír a Melanie hasta casi doblarse. Connie era verdaderamente un prodigio
de ingenuidad elevada a la enésima potencia. Al menos eso parecía en cosas
relativas al amor. Aquella ocasión era demasiado buena para dejarla pasar. Decidió
continuar divirtiéndose a su costa un poquito más.
- Oye, no te preocupes. A mí me gusta porque está
muy bueno y porque lo hace muy bien. Ya me comprendes ¡Tiene una habilidad que
deja al baloncesto a la altura del betún! - Afirmó con una voz muy insinuante.
-
- Habilidad. - ¿En qué?- Preguntó cándidamente Cooan
que aun no comprendía algunos dobles sentidos y frases hechas en inglés. -
Su
contertulia abrió la boca, atónita. ¿Es que tampoco captaba eso? Bueno, no
debía olvidar que era extranjera. Así que habría que explicitarlo algo más...
- Digamos que él y yo hemos tenido relaciones de
esas. Ya sabes…¿o no?
Por
la cara pálida de la pobre chica, su desmesurada apertura bucal y de ojos, Melanie
pudo comprobar que había sido comprendida. Y añadió, aun para mayor sonrojo de
su cándida compañera.
- Aquí somos muy liberales y si quieres probar no te
lo reprocharé. Roy tiene mucho ritmo para eso. De hecho prácticamente casi
todas las animadoras novatas deben cumplir con esa especie de tradición.
-¿Qué?- Exclamó la ruborizada Cooan.-
-Bueno, he dicho casi todas. Algunas no han querido,
pero porque son...¡ya me comprendes! - Se rio Melanie, remachando.- Los hombres
no les van. Aunque tranquila, yo no soy de esas. ¿Y tú?
-¿Yo?- Se señaló Cooan a su propio pecho.- No, ¡yo
no!…bueno, me gustan los hombres, claro que sí, los guapos y eso…
Intentando
no prorrumpir en carcajadas Melanie asintió simulando aprobación para retomar
la palabra.
-Estupendo pues. Entonces estás invitada a unirte al
selecto club de chicas fan de Roy. Aunque claro, no puedes hacerlo en tu cuarto
con tu hermanita allí. Pero eso no es problema, puedo cederte el mío. Mi
compañera lo comprenderá… ¡Ah! y no te olvides las gomitas, él es muy
despistado…Y no querrás quedarte…ya sabes…
- No, no estarás hablando en serio, eso está prohibido
y además ¡Qué vergüenza!- Pudo replicar Cooan entre balbuceos. - Yo no, no
podría, quiero decir, que no.
-Pero si has dicho que te gustaban los chicos. ¿O es
que Roy te parece feo?
-¿Feo? ¡qué va!- Se apresuró a negar su
contertulia.- No es eso, es que yo…todavía no…-Pudo balbucir presa del
azoramiento.-
-¿No me digas que eres virgen?- Le disparó Melanie.-
La jefa de animadoras estaba cada vez más entusiasmada
ante ese filón que tenía delante sólo para su diversión. Esa pobre estaba roja
como un tomate. ¡Lo que iban a reírse las demás en cuanto se lo comentase!
Volvió a la carga con regocijo.
-¿Nunca has
estado con un chico?- Preguntó con fingida(o quizás no tanto esta vez) cara de
asombro. -
- No, bueno sí, tuve una relación, al menos un muchacho
que me gustaba, pero no salió bien. -Replicó con la voz queda, a decir verdad
se sentía como si estuviera en medio de un interrogatorio. Y pudo remachar. - Ahora
me lo pienso más a la hora de buscarme novio.
-¿Buscarte un novio? ¡No seas tonta, mujer! - Le
sonrió Melanie de modo condescendiente. - No hace falta que te comprometas, ya
sabes, una noche y si te gusta repetir pues lo haces. Aunque con Roy sólo te
dejo una ¿eh?- Remató aparentando complicidad. -
Cooan
estaba alucinada ¿Qué clase de relaciones se establecían allí? Lo cierto es que
había oído comentar a sus amigas guerreras que los occidentales tenían otra
manera de hacer las cosas en ese terreno, que eran más lanzados, por decirlo
así. Sobre todo las mujeres. Eso le recordaba vagamente a Némesis. Allí
circulaban muchos rumores acerca del propio Rubeus y sus andanzas. Aunque ella
siempre se había negado a darles crédito, después supo que eran ciertos. Pero a
fin de cuentas él era un hombre y los hombres, ya se sabe. Sólo van a su propio
interés. Desde luego, ella no estaba dispuesta en absoluto a meterse en esa
rueda.
- Te lo agradezco mucho pero debo concentrarme en
estudiar para aprovechar el año. Igual que mi hermana. - Afirmó tratando de
recobrar la pausa en sus palpitaciones.-
-¿Tu hermana tampoco tiene novio?- Le sonrió Melanie
inclinando la cabeza como si quisiera escuchar con mucho interés la respuesta
de Cooan. -
- No, ella,… que yo sepa no está interesada en
ninguno todavía. - Repuso la interpelada con una tímida sonrisa. -
Melanie
quería continuar su acoso y derribo sobre todo centrándolo en esa irritante
hermanita de Connie. La ocasión de sonsacar más información era única. En estas
circunstancias esa boba le diría todo lo que quisiera saber. Quizás fuera
cierto que no andaba tras de Roy. ¿Y si era precisamente una de esas?
-Tendré que preguntar a algunas de las chicas de la
universidad. Esas que van a bares de ambiente. - Pensó con regocijo.- Quizás a
la misma pánfila de su hermana pequeña…
Sin embargo,
se cuidó de hacerlo porque era precisamente Roy quien se dirigía hacia ellas.
Los chicos ya habían terminado de calentar y faltaba media hora para el
comienzo del encuentro. Las puertas se habían abierto y el público afluía al
interior. Era hora de ultimar los preparativos. Aunque antes tenían unos minutos
para hablar y el muchacho quiso aprovecharlos.
-¡Hola chicas!- Las saludó esbozando una amplia sonrisa.-
Lo cierto es que venía sudado y aun respiraba agitado para recobrarse del
esfuerzo. Pero eso, lejos de hacerle perder atractivo contribuía a realzar todavía
más sus encantos a los ojos de ambas.
-¿Qué tal Roy? ¿Dispuestos a humillar a los de Saint Paul? - Replicó
Melanie abalanzándose sobre su cuello en tanto guiñaba un ojo a su azorada
compañera.-
Éste
se zafó discretamente no sin encajar antes un par de besos que más bien fueron
lametones. Cooan simplemente no se acercó y sonrió envaradamente. En tanto él,
ajeno a eso, agarraba amistosamente de la cintura a Melanie y les aseguró.
- No podemos perder, tenemos a las mejores
animadoras del mundo. Así que contad con ello.
-¿Te ha gustado nuestro ensayo?- Preguntó esperanzadamente
Cooan ante la divertida mirada de Melanie y el
amable asentimiento de Roy. -
- Claro Connie. – Respondió muy sinceramente él. - Tú
en particular lo has hecho muy bien. Tienes mucho ritmo. - ¿Verdad Mel?- Inquirió
a la capitana de las cheer-leaders.-
Ella convino en eso con una pícara sonrisa para añadir
no sin regocijo.
- Eso comentábamos las dos ahora mismo, el ritmo es
importante para todo. ¿Verdad Connie?
Ésta
no fue capaz de responder pues el rubor la controlaba hasta tal punto que no
podía mirar directamente al chico. Roy se temió alguna de las chanzas
habituales de Melanie con las nuevas y decidió echarle un capote a la azorada
chica.
- Os debe de tocar dentro de poco. - Le comentó a la
jefa de las animadoras. -
-¡Es verdad! ¡Maldita sea, casi se me va en santo al
cielo! Tengo que dejar el reproductor de cd en la taquilla, recoger los
pompones y devolver la llave. Bueno, ahora vuelvo. Connie espérame aquí.
Y
se alejó para rematar los preparativos. Roy sonrió viendo como se marchaba y le
comentó a Cooan con afabilidad.
- Celebro que te adaptes bien con las chicas. Por lo
que tengo oído te aprecian bastante.
- Gracias. - Pudo sonreír ella mirándole de reojo. –
Y es que no se podía quitar de la cabeza lo que
Melanie le había dicho. ¿Sería verdad? De todos modos a ella le gustaba mucho,
para que negarlo, y Roy no era como Rubeus, aunque tampoco podía estar del todo
segura. Tenía fama de ligón y eso le preocupaba. Pero quién sabe, con un poco
de paciencia...
- Tengo que irme a vestuarios, nos queda la charla pre
– partido. - Informó él lamentando no poder charlar un poco más con esa
muchacha tan agradable. – Hasta ahora.
Quizás
hubiera podido intentar sondearla sobre su hermana. Pero ahora no era ni el
momento ni el lugar adecuado. Esperaba poder dirigirse a Bertie cuando
estuvieran visitando la ciudad al día siguiente.
- Que tengáis mucha suerte. - Le deseó ella con el
semblante iluminado.-
- Igualmente, y tranquila Connie, lo harás muy
bien.- La animó éste creyendo que el rubor de la muchacha obedecía a los nervios
de su debut. -
Dicho
esto se marchó junto con sus compañeros. Cooan se quedó parada en un principio,
pensaba en que era una lástima que su hermana y Roy no se llevasen mejor. El
chico era muy amable, quizás algo gamberro sí, pero buena persona en el fondo.
Lamentó que ambos comenzasen tal mal. Aunque bueno, últimamente su relación
parecía haber mejorado. Se alegraba por ello. No tuvo tiempo de reflexionar más
sobre eso. Enseguida vio llegar a Melanie y las demás que al parecer venían
riéndose de algo. No tuvo tiempo de preguntarlas acerca de qué. Debían ocupar
sus puestos detrás de las canastas para salir a bailar cuando comenzase el
partido y hubiera algún “tiempo muerto”
-Vamos allá. Espero hacerlo bien. No defraudaré a
mis compañeras ni a mis amigos. - Se dijo intentando darse moral.-
Por
su parte Tom y Beruche llegaron al campo ocupando sendos sitios en las gradas.
- Espero que los nuestros ganen. - Deseó ella que
miraba a su compañero con preocupación, el chico parecía ausente. -
- Sí. Eso espero. - Convino él sin mucho entusiasmo
mientras buscaba con la mirada a Cooan. -
- Oye Tom, ¿te encuentras bien?- Le inquirió Bertie.
-¿Ya estás recuperado de lo de ayer, no?
-¡Sí, sí, no te preocupes! - Se apresuró a responder
él saliendo de aquella especie de bucólico trance. - Es sólo que aun no
comprendo que me pudo ocurrir. Eso de un espíritu, no sé. ¡Suena tan increíble!...
Beruche
le escuchaba con interés y verdadero deseo de poder ayudarle. ¡Ojalá pudiera
contarle todo lo que ella sabía por experiencia propia!, aunque nada podía
hacer salvo tranquilizarle con buenas palabras.
- Olvídate de ello. Ya ha pasado, trata de
divertirte, si es que uno puede divertirse aquí. - Añadió pensando más en ella
misma, puesto que este tipo de deporte no le gustaba demasiado. -
- Tienes razón. - Repuso él más animado,
asegurándole a su compañera. - ¡Y ya
verás cómo es divertido! Roy es muy bueno y el resto del equipo también.
- ¡Ya puede serlo! porque creo que en vez de
estudiar se pasa el día aquí metido.- Criticó ella con aire amonestador. -
- No seas tan dura con él. - Le pidió Tom, adoptando
un tono más confidencial en defensa de su amigo. - Puede que Roy parezca
irresponsable a veces, bueno.- Corrigió sin poder evitar una sonrisa. - Casi
siempre lo parece, y se porta como tal. Pero te aseguro que esa no es su
verdadera naturaleza. Cuando le conocí el año pasado al principio pensaba igual
que tú, pero después me convencí de lo contrario.
Bertie
arqueó las cejas centrando su atención sobre el muchacho, era una clara
invitación a que continuase con la charla y su compañero la aceptó.
- El baloncesto es muy importante para él, desde que
era niño, su padre se lo inculcó...
Sin
embargo, la fanfarria de la banda musical interrumpió la conversación y su
compañero esperó a que sonase el himno nacional. Los jugadores de ambos
conjuntos estaban alineados en el centro de la cancha y con la mano en el pecho
lo escucharon con respeto lo mismo que el resto de los alumnos. Beruche imitó a
Tom más por cortesía que por otra cosa, ese no era su país, pero estaba allí y
debía observar las normas. Aprovechó para fijarse en Roy, le descubrió entre
los demás miembros del equipo y se dio cuenta de su actitud seria y
concentrada. Desde luego con esa cara no parecía él. Incluso sintió una rara
impresión, como si ya hubiera visto algo así. Ese gesto tenso y esa impresión
de dignidad que transmitía en tanto sonaban los acordes de la música. Pero
aquello se desvaneció enseguida pues la banda concluyó y los jugadores se
dispersaron para hacer el último calentamiento. Entonces fue el turno de las
chicas y Tom alertó a su compañera.
-¡Mira! , allí está tu hermana con las otras.
Bertie
la vio y se sintió orgullosa. Cooan era la mejor de todas, incluso mejor que
esa presuntuosa de Melanie con la que había firmado aquella tácita tregua (Lo
cual no significaba que de modo alguno la tragase). Pero ¿a qué pensar en ello?
Las animadoras terminaron sus evoluciones y el partido dio comienzo al fin.
-¡Let´s go Golden! – Gritaban los espectadores, deseosos de
que su equipo obtuviera la victoria.-
El
encuentro estuvo competido y Roy efectivamente demostró su seriedad en la
cancha, dirigiendo a su equipo, defendiendo y dando instrucciones a los suyos.
Incluso se lució en algunas jugadas robando varios balones y anotando bastantes
puntos. Aupado por su público y los ánimos de las Cheer- leaders, que ejecutaron diversas coreografías, con Cooan destacando en todas
y cada una de ellas.
-¡Ojalá nuestras hermanas y nuestras amigas pudieran
verla!- Exclamó llena de orgullo.-
-Lo hace realmente bien. Es una magnífica bailarina.-
Afirmó Tom.-
-Creo que tú también eres muy bueno bailando.- Repuso
Bertie.-
-Mi madre me enseñó siendo niño.- Repuso el chico
algo tímidamente ahora.- He seguido practicando un poco, porque ahora me dedico
más a las artes marciales. Pero me apunté a la actividad de baile ya desde el
año pasado.- Le desveló él, deseando.- Sería estupendo poder bailar con tu
hermana.
-Seguro que ella pensará lo mismo.- Le sonrió
animosamente su interlocutora.-
Ojalá
que fuera así, Beruche tenía muy buen concepto de ese muchacho. ¡Ojalá su
hermana se diera cuenta de cómo la miraba! En el buen sentido en el que lo
hacía, claro. Bastaba observarle para saber que estaba coladito por Cooan.
Aunque dejó eso de lado, fijándose en la reanudación del partido. Roy seguía esforzándose
bastante y arengado por el público hasta encestó desde muy lejos provocando la
algarada general cuando deshizo un incómodo empate en el tanteador. El chico
sonrió elevando los brazos y apretando los puños en señal de alegría, siendo
felicitado por sus compañeros.
-Muy bien, así se hace.- Le animó a su vez Tom,
haciendo bocina con las manos.-
De este modo el Golden, tras unos últimos minutos
realmente buenos, finalmente venció por doce de ventaja.
-¡Roy ha estado genial! ¡Y todo el equipo también! Un
triunfo muy trabajado. – Exclamó Tom.- ¿No crees?- Le preguntó a su compañera.-
Beruche tuvo que admitir que el
aludido era realmente bueno. Notaba como se entregaba en el juego y formaba una
piña con sus compañeros. Ese chico egoísta y frívolo en apariencia, cambiaba
mucho en el parquét. Aquello era su afición, lo que más le gustaba hacer e
incluso quizás su verdadera vocación. Bertie podía comprender eso. A ella le
ocurría con el ajedrez. Incluso siendo aun Ayakashi, pactó con la guerrero
Mercurio una partida jugándose las vidas de las otras sailors, cuando ya las
tenía a su merced. Aquello no era para sentirse orgullosa desde luego porque
hizo unas cuantas trampas. Aun así se daba cuenta de que, incluso entonces, el
interés por jugar le fue irresistible y
en la partida anterior, que fue la final del campeonato en donde se
había infiltrado, no hubo ardides. Ami ganó, pero Beruche pese a enfurecerse
entonces con la derrota disfrutó enormemente. Había jugado tres partidas antes
y todas las ganó limpiamente deseosa de medirse contra la que sabía era su
mortal enemiga la Guerrera Mercurio, no por ser una sailor, sino porque era una
gran ajedrecista. Después, cuando se hizo plenamente humana, quedaba con su
contrincante y desde entonces gran amiga, para jugar y jugar. Las dos se
pasaban horas ante un tablero y entre movimientos y reflexiones podían hablar
sobre muchas cosas. Echaba de menos a Ami, al resto de las guerreras y a sus
propias hermanas, pero aquí había hecho nuevos amigos. Y Roy podía ser uno de
ellos. Mañana por fin saldrían los cuatro juntos, por supuesto era solamente
una excursión educativa para ella y Cooan. Pero se alegraba que las dos
pudieran compartirla con esos chicos.
-¡Voy a felicitar a Roy! - Declaró un muy contento
Tom, que apenas había hablado durante todo el partido. -¿Te vienes?- Le ofreció
a Beruche, agregando esperanzado.- Así también veremos a Connie.
Ella asintió con una sonrisa. Le hacía gracia el
nombre que le habían colocado a su hermana. Para los americanos pronunciar
correctamente “Cooan” era algo problemático y Roy, como siempre, se evitó
complicaciones y la bautizó así desde el primer día. A la aludida le gustaba
desde luego y a la propia Beruche también. Aunque el apodo de cubito, que ese
tarambana le había encasquetado a ella, a veces la sacaba de quicio. Sobre todo
porque solía emplearlo cuando le hacía una trastada para intentar apaciguarla
consiguiendo por supuesto, todo lo contrario. Aunque, en honor a la verdad,
ella siempre se fingía más enfadada de lo estaba en realidad.
-Cubito.- Se dijo Beruche divertida. - Si él supiera
lo cerca que estuvo realmente de mí ese nombre. ¡Cómo explicárselo!
Menos
mal que no tendría que hacerlo, terminó por decirse en tanto descendía por las
escaleras que surcaban las gradas yendo al encuentro de los otros. Tom y ella
finalmente se reunieron con Cooan aunque tuvieron que aguardar a que Roy
saliera del vestuario tras celebrar brevemente la victoria con sus camaradas.
Cuando éste llegó, Bertie se limitó a recordarle con aire severo.
- Espero que no te vayas de juerga esta noche y te
olvides de mañana.
El
aludido se encogió de hombros y la miró extrañado, intercambiando más miradas de
complicidad con Cooan y Tom y respondiendo con desenfado.
- No hace falta que me felicites, cubito. No sé,
nada de ¡Oye, que bien has jugado! ¡Eres genial! Y cosas por el estilo.
-¡Has estado fantástico, Roy!- Se apresuró a
intervenir Cooan, en parte para disipar el posible malestar de él con su hermana
y también porque lo pensaba realmente. -
Pero
Beruche era más inasequible a dar elogios y solamente aseveró.
- Juegas bien y hay que reconocer que te esfuerzas,
si fueras igual para estudiar seguro que sacarías matrícula de honor en todas
las asignaturas.- Aunque recordando las palabras de Tom concedió finalmente una
sonrisa y reconoció. - Pero has conseguido que no me aburra con este deporte y
eso tiene su mérito.
A
Roy aquello le sonó como el mejor de los elogios, sin duda Bertie había quedado
gratamente sorprendida con él pero no lo reconocería ni bajo tortura. Así que
decidió dejarlo estar. Se daba por más que satisfecho con eso.
- Bueno. No te preocupes, mañana no faltaré. Palabra
de honor. - Prometió él solemnemente.-
- Y siempre cumple su palabra. - Le apoyó su
compañero.-
- Roy, tienes un amigo que no te lo mereces. - Sonrió
Beruche. -
Aunque
veía con agrado que, al parecer, era cierto eso de que Roy siempre respetaba la
palabra que daba. Por su parte Tom la miró agradecido pero, para su desgracia,
la persona que capitalizaba su verdadero objeto de interés sólo tenía ojos para
ese amigo. El interpelado tomó la palabra una vez más.
- Supongo que pierdo el tiempo si os invito a venir
a nuestra fiesta de la victoria. - Ofreció él. -
- Roy, hemos dejado de estudiar para verte. Cooan
estará cansada y tenemos tarea por realizar. - Replicó tajantemente Beruche
que, pese a todo, suavizó su tono para añadir conciliadora. - Pero gracias de
todas formas y recuerda que nos vemos mañana a las nueve en punto.- Insistió
como despedida. -
A
su pesar Cooan convino en eso con su hermana. Por una parte sí que le hubiese
gustado asistir pero tampoco se atrevía a meterse en ese tipo de fiestas. Sobre
todo si eran como contaban. Además, no podía dejar de recordar lo que le había
dicho Melanie. Todos bebían de modo más o menos encubierto reuniéndose en la
cancha o el gimnasio aprovechando el fin de semana y que muchos profesores se
marchaban a sus casas. Y después de la bebida se llegaba a otras cosas. No,
mejor irse a dormir temprano. Beruche tenía razón, estaba cansada pero
contenta. Y encima habría que levantarse pronto al día siguiente.
-Ha sido un día realmente intenso.- Declaró la
joven.-
-Y has estado realmente bien.- La alabó Beruche.- ¡
Antes pensé que ojalá nuestras hermanas y las chicas hubieran podido verte! -
-Melanie me ha dicho que si llegáramos a las finales
estatales podría venir la televisión. Y nuestro equipo de animadoras saldría a
nivel nacional.- Le comentó su ilusionada contertulia.-
Su hermana
suspiró. No se fiaba nada de esa jefa de animadoras. Aunque al menos parecía
tratar a su hermana con bastante consideración…
-Sería estupendo. Y las eclipsarías a todas. -
Convino finalmente en tanto las dos se dirigían a su habitación.-
Por su parte los muchachos también charlaron
un poco.
-Hay que admitir que Connie está muy bien como
animadora.- Afirmó Roy que observando el gesto de su amigo se apresuró a
añadir.- Solo es un cumplido hacia ella. Me sigue sin interesar a ese respecto.
-Ya.- Suspiró su compañero, agregando pesaroso.- Lo
malo es que yo tampoco llamo mucho su atención que digamos.
Roy
le pasó un fraternal brazo por los hombros a su amigo y le apretó un poco
tratando de sonar animoso.
-¡Vamos Tommy, tío! Si todavía ni lo has intentado.
Mira, te diré lo que vamos a hacer. Vente a la fiestecita de esta noche.
Hablamos con algunas chicas. Te conviene tirarle los tejos a alguna. Para
practicar.
-No, no podría. Solo puedo pensar en ella.- Repuso
el joven, suspirando de nuevo.-
Su compañero movió la cabeza con una leve sonrisa.
Estaba claro que Tom tampoco deseaba festejar en exceso y tuvo que ir sólo. De
modo que se despidió con tinte algo burlón.
-¡Anda paleto de Kansas!, que tengas dulces sueños.
Con tu princesa Connie…
Apenas si eludió el capón que Tom le lanzó en
agradecimiento a esas palabras, aunque enseguida Roy agregó para imbuirle algo
de moral a su interlocutor.
-Mañana visitaremos la ciudad. Será tu ocasión de
poder hablar más con ella. Hazme caso, sé tú mismo. Con que te muestres así, la
tendrás en el bote.
-Y hablando de bote. ¿Tratarás de no tirar a Bertie
al agua si vamos a ver a Miss Liberty?- Replicó su compañero no sin humor.-
Tras reírse un poco los dos a cuenta de aquel
comentario se dieron las buenas noches y Roy se fue rumbo a la fiesta. Suponía
que Melanie estaría allí para revolotear a su alrededor, pero en esta ocasión
no fue así. Ella misma era objeto de asedio por parte de un jugador de rugby.
Se trataba de un tal Malcolm Roberts, tipo grande y bastante bruto, de dos
metros de alto por casi otros dos de ancho, pelirrojo y de ancha mandíbula. A
este tipo Roy no le caía demasiado bien,
sobre todo por estar en el punto de mira
de la chica que le interesaba. La relación entre ellos no era precisamente cordial,
más bien no existía. A la rivalidad entre sus dos equipos por capitalizar la
atención de la Universidad con sus logros deportivos, se unía esta otra
situación de faldas y Roy no quería complicarse la vida con Roberts. ¡Si quería
a Melanie, pues toda suya! A fin de cuentas él la tuvo casi todo el año pasado
y estaba un poco harto del afán posesivo de la chica. Así que se limitó a beber
con sus amigos del equipo y a apartarse lo más posible. Melanie no era tonta y
comprendió que no debía ir tras él delante de todo el mundo. Se divirtió
haciendo sufrir al rugbista mientras ardía de contrariedad por dentro. ¿Qué
pasaba con Roy? Apenas unos meses antes, cualquier deseo de ella habría sido
como una orden para ese muchacho y ahora se diría que la ignoraba cuando no la
evitaba descaradamente. Aquello era humillante y su enfado creció aún más cuando
alguien le dijo que había oído a éste hablar con las japonesas y con Tom
preparando una salida a la ciudad. Melanie no creía que él estuviera detrás de Connie,
no. Se daba cuenta de que no la miraba de ese modo. Conocía bien a Roy,
entonces era la otra. ¡Maldita zorra! Quizás no fuera tan inocente y puritana
como pretendía. O precisamente esa era su arma. ¡Claro!, Roy estaba más que
hecho a las chicas atrevidas y dinámicas como la propia Melanie. Sin embargo, sus
defensas no le permitían enfrentarse a una “pobrecita extranjera tímida y seria
que sólo venía a estudiar”. Y que a buen seguro se habría estado haciendo la difícil
con él.
-No hay cosa que estimule a Roy más que un reto de
ese tipo. Y esa fulana debe de haberse dado cuenta…- Masculló.-
Pero había
descubierto su juego, así que ya le “ajustaría las cuentas”. De todos modos tenía
a Connie en su equipo y podría sacarla información. Convendría hacerse pasar
por su amiga y tratarla bien mientras le interesara. Desde luego que ese par de
bobas no sabían contra quién se la estaban jugando, pero pronto lo
descubrirían.
-¡Con que esas tenemos!, ¿eh?- Se dijo la jefa de
animadoras con expresión crispada y sintiéndose herida en su orgullo.- Te vas a
arrepentir japonesita. Te demostraré quién manda aquí.
Por su parte, Roy también tenía cosas de que hablar
con alguno de sus compañeros. Él, al igual que Melanie, Roberts, el propio Tom
y unos cuantos alumnos más, pertenecía a la Hermandad de la Golden Eagle. Una
típica sociedad universitaria para alumnos destacados y populares. El muchacho
ostentaba la cinta roja que ahora llevaba anudada a su brazo derecho. Aquel era
el símbolo que indicaba su pertenencia al órgano regidor. Al igual que Roberts
y Melanie. Su amigo Tom era solamente cinta azul, lo que le daba el derecho de
ser miembro pero no para votar. Por debajo de eso estaban las cintas verdes, o
miembros a prueba y las amarillas, alumnos que eran meros aspirantes a ingresar
y que tendrían que ser valorados por sus méritos. Finalmente Roy vio a su amigo Jack que era el
Gran Hermano, con su cinta púrpura que le acreditaba como el Jefe de la
Hermandad.
-¡Hola tío! - Le saludó con tono distendido mientras
su amigo se bebía una cerveza. - Tengo que hablar contigo sobre un par de
admisiones.
-Tú dirás. – Repuso su compañero. -
-Me gustaría que se aceptasen las candidaturas de
Connie y de Bertie. - Le reveló.-
-Por mí ningún problema, pero tendremos que
reunirnos con Ozzi, Melanie y Malcom. Ya sabes, las normas dictan que todos los
miembros cintas rojas voten por unanimidad. Yo, como cinta púrpura haré de
notario de lo que se decida.
-Vale. Así podré decírselo a ellas. Para que se
presenten. – Afirmó el chico.-
-¿Me estás contando que no te lo han pedido esas
chicas?- Se sorprendió Jack. –
-Ni siquiera saben que nuestra hermandad exista,
pero creo que son dos muchachas excepcionales. ¿No crees? - Arguyó su
interlocutor.-
-Al menos buenas sí que están. Y también son majas. -
Afirmó el interpelado asintiendo divertido para remachar. – Cuando lo sepan y
estén dispuestas oficialmente a pedir su ingreso, házmelo saber. Yo las
apoyaré.
Y el muchacho le agradeció a su amigo su gesto y se
despidió. No quería acostarse muy tarde para no fallar en su cita.
-Espero que las dos serán admitidas de inmediato.-
Deseó cuando se fue a dormir.-
Y llegó el día siguiente. Por una vez y para variar,
a las nueve en punto Roy esperaba junto
con Tom a las chicas en el sitio convenido.
-¡Vaya!, esto sí que es una sorpresa.- Dijo Bertie
no sin algo de sorna.- Roy Malden puntual…
-¿Qué te creías?- Replicó él haciéndose el ofendido
aunque eso duró nada más que un instante.-
Si yo digo algo lo cumplo. Y lo que es más. ¡Paleto de Kansas! - Le
pidió jocosamente a su amigo.- ¿Te has traído el discman?
Por
toda réplica Tom sacó ese aparato reproductor de sonido de uno de sus bolsillos
de la chaqueta. Roy lo conectó a un pequeño altavoz.
-¿Para qué es eso?- Quiso saber Cooan.-
-Para que escuchéis a un clásico de “la Voz”.- Respondió
Tom, con una divertida sonrisa.-
-Así es. Aquí nadie va a ir a visitar nuestra “Gran
Manzana” sin antes haber escuchado esta canción…-Sentenció Roy dándole al “play”
-
Las
atónitas chicas sonrieron al escuchar, era esa una bella canción y el hombre
que la cantaba poseía una voz entre grave y algo desgarrada que, sin embargo,
sonaba armoniosa y llena de energía. Pudieron comprender bastante bien la letra
dado que era desgranada con mucha claridad por ese intérprete…acompañado eso sí,
por ese par de gamberros, quienes con su mejor voluntad y no mal estilo hacían
los coros y las delicias de las chicas.
Comiencen a esparcir la
noticia,
Hoy me voy.
Quiero ser parte de ello,
New York, New York.
Hoy me voy.
Quiero ser parte de ello,
New York, New York.
Estos zapatos de vagabundo
Extrañan caminar
Justo por su mismo corazón,
New York, New York.
Quiero despertarme en una ciudad
Que no duerme,
Y encontrar que soy el rey de la colina,
El primero de la pila.
Las tristezas de este pueblito
Están derritiéndose.
Haré un flamante comienzo de ello
En la vieja New York.
Si puedo hacerlo allí,
Lo haré en cualquier parte.
Depende de ti,
New York, New York.
New York, New York.
Quiero despertarme en una ciudad
Que nunca duerme,
Y encontrar que soy un número uno,
El primero de la lista,
El rey de la colina,
Un número uno.
Las tristezas de este pueblito
Están desapareciendo.
Voy a hacer
Un flamante comienzo de ello
En la vieja New York.
Y si puedo hacerlo allí,
Voy a hacerlo en cualquier parte.
Depende de ti,
New York, New York.
New York.
(Frank
Sinatra New York, New York. Crédito al autor)
-Esto sí que era
cantar.- Admiró Tom. – ¡Vaya un genio!
-Ya te digo amigo
mío.- Afirmó su compañero con tono de humor.- Sé que soy una maravilla.
Y entre las risas de las chicas, Tom
le dio un capón para replicar.
-¡No me refería a
ti, idiota!…me refería a “la Voz”…
-Vale, vale…-
Convino su amigo entre risas y frotándose el coscorrón con una mano.-
-Una canción
preciosa. – Admitió Bertie. Que quiso saber.- ¿Por qué le llamáis “la Voz”?
-Es evidente, ¿No
crees, cubito?- Se rio nuevamente Roy.-
-No pensaba que os
gustase este tipo de música.- Intervino Cooan.-
-Para que veas que
somos ecléticos. - Le respondió Tom algo azorado al dirigirse a ella.-
-Sí, eso
epilépticos.- Dijo Roy sin que se supiera a ciencia cierta si era una broma o
no.-
-Anda, deja ya de
decir tonterías. - Le pidió Bertie suspirando resignada.-
-Lo que pasa es
que no te imaginabas que tuviéramos tal cantidad y variedad de gustos e
intereses musicales.- Le respondió el aludido con jocosidad, remachando.- Y
sobre todo, tan buenos…
-Otro día estaría
bien que os pusiéramos alguna música más variada para que vayáis captando los
gustos de por aquí. - Propuso tímidamente Tom, mirando más a Cooan que otra
cosa según hablaba.- Si os apetece, claro.
-Recuerdo que
nuestra madre escuchaba mucha música, ¿verdad Bertie?- Comentó la muchacha.-
Igual que la abuela Kim…
-Es cierto.- Asintió
ésta con tono de nostalgia.- Éramos muy pequeñas pero me acuerdo bien.
-Seguro que os
podrían muchísimos clásicos.- Dijo Roy.-
La verdad, ahora que lo pensaba, él
no le había hablado a las chicas de su familia, pero ellas tampoco habían
comentado nada de la suya. Únicamente habían citado a sus padres y a algún otro
pariente, como ahora, pero sin entrar en detalles. Bueno, podía comprender eso
mejor que nadie. No sería precisamente él quien quisiera hacer preguntas.
-Os pondremos algo
más de nuestra discografía entonces, en otra ocasión. Para cuando vayamos a
baile. ¿Te parece Connie? - Terció Tom azorándose un poco.-
-Sí, sería una
buena idea, pero tenemos que darnos prisa o perderemos el autobús. - Les
recordó la muchacha algo ruborizada a su vez.-
Ella no estaba segura de si eso
estaba intentando ser una especie de proposición por parte de su compañero o
sencillamente interés musical. Aunque ahora no quedaba mucho tiempo para darle
vueltas, como la propia chica había indicado se hacía tarde.
-Tienes razón
Connie. - Dijo Roy percatándose de ello para urgir a sus amigos. - ¡Vamos!…
De modo que, sin más tardanza se dirigieron a la
parada. Había un autobús regular desde la universidad a la ciudad, los chicos
lo abordaron. Al cabo de hora y media llegaron a la terminal. Bajaron por fin y
se detuvieron a planear el recorrido, Roy les informó con la ayuda de un mapa
de metro.
- He ojeado el itinerario turístico y tenemos hasta
las veintiuna horas para tomar aquí el autobús de vuelta. Llegaremos justo
antes del toque de las veintidós cuarenta y cinco. Ahora tenemos algunas
opciones que os comento. A ver cuales os gustan más. La línea azul nos lleva
desde el aeropuerto JFK hasta Manhattan. Podemos hacer un transbordo en la línea verde
para abordar el ferry del sur y visitar “Liberty Island” y “Ellis Island”.
- Allí se detenían los inmigrantes cuando llegaban a
este país. ¿No?- Inquirió Cooan algo dubitativa puesto que creyó haberlo oído
mencionar en alguna de sus clases. -
- Así es. - Terció Tom asintiendo aprobatoriamente
aunque completó ahora dirigiéndose más bien a Roy. – Sería mejor comprar unas
“metro cards”. También valen para los autobuses.
- Tienes razón.- Convino éste, que explicó a las
chicas. - Son unas tarjetas para varios viajes.
Bertie
escuchaba a ambos visiblemente impresionada. Por primera vez parecía que Roy
tenía algo controlado, y no solo el baloncesto. Desde luego no era tan tonto
como a veces aparentaba. Al menos esta versión del chico no se parecía a la
forma en como actuaba en otras ocasiones anteriores. Estaba mostrándose
ordenado, puntual y con pleno conocimiento de lo que hablaba. Más cuando él
añadió casi de forma magistral, dándoles
a elegir entre varias alternativas, como si estuviera dando una clase.
-Por desgracia no tendremos tiempo de verlo todo. La
ciudad es muy grande, podemos ir a la Midtown en Manhattan y acercarnos al
Madison Square Garden o ir por el Chelsea Market. O quizás ver el “Empire State
Building” o caminar por la cuarenta y dos Avenue y acercarnos a Times Square.
También podríamos por supuesto ir a la Estatua de la Libertad. Pero tendremos
que decantarnos sólo por dos o tres cosas a lo sumo.
- Lo tenéis bien planeado. - Concedió Beruche sin
poderlo creer. Decidió que podían encomendarse a los muchachos añadiendo. - Bueno,
vosotros diréis por dónde vamos.
-¿Qué os parece un recorrido por la Quinta Avenida y
después el ferry sur hacia la Estatua de la Libertad? Con eso seguro que ocupamos
el día. - Propuso Tom.-
- Eso suena muy bien,- secundó Cooan animándoles a
todos. - ¡Vamos allá pues!
Se
pusieron en camino, con mucho interés y curiosidad las muchachas transitaron por
las nutridas calles de Nueva York junto con sus guías. Ambos chicos les
explicaban los nombres y curiosidades de las cosas más destacadas. Al pasar por
la Quinta Avenida, las chicas se pararon a contemplar con detenimiento el gran
escaparate de una joyería llamada “Tíffanis” o algo así. Al ver los precios
casi les dio un shock. Beruche susurró al oído de su hermana.
- Esto no lo hubiese podido pagar ni el mismísimo
príncipe Diamante,- a lo que Cooan sonrió y asintió con la cabeza. -
Después
y tras comerse los típicos “perritos calientes” contemplaron el Empire State aunque no
pudieron subir dado que tenían poco tiempo. Más tarde Beruche sí quiso entrar
un momento a ver la biblioteca pública. La muchacha estaba encantada pensando
cómo disfrutaría Ami en medio de tanto libro. También ella y su hermana se
quedaron con las ganas de visitar los museos Guggenheim y Metropolitan. Sin
embargo, se alegraron de tenerlo como excusa para volver otro día. Roy les
llevó hasta la catedral de San Patricio y un buen rato más tarde llegaron al
Ferry Sur en Battery Park y fueron en barco hasta la Estatua de la Libertad. La
pena es que ya había mucha gente puesto que se les hizo muy tarde y tuvieron
que aguardar casi una hora para embarcar. Finalmente lo lograron. Roy, mirando
hacia la estatua, les advirtió en cuanto llegaron.
- Aquí siempre hay cola, como en el ferry, debemos
darnos prisa.
- Pues parece que hoy, al menos en esto, tenemos suerte,
no parece haber mucha. - Terció Tom señalando a un reducido grupo de personas
que estaban junto a la famosa “Miss Liberty”- A lo mejor luego nos da tiempo a
ir a Ellis Island o ver Wall Street.
- Chicos - preguntó Roy señalándola a su vez. -¿Recordáis
el famoso vuelo de “Superman y Lois”? Pues aquí se rodaron los exteriores, ¡cómo
me gusta esa secuencia!..- declaró con admiración. - Desde que era
pequeñito...desde entonces quise ser como Superman...
Las
chicas se miraron entre ellas, ninguna sabía quién podría ser ese tal “Superman”,
luego recordaron una película que habían visto en casa de Rei hacía algún
tiempo y Bertie le atacó cáustica pero divertidamente.
-¿Y ya lo has conseguido?
Risas
de los otros ante ese comentario pero Roy no se achantó y replicó del mismo
modo jovial (E incluso sincero sin que por supuesto sus amigos pudieran sospecharlo)
- ¡Casi lo tengo dominado!
Y
más carcajadas. Las cosas discurrían bien y la jornada estaba siendo agradable,
aunque estaban agotados de tanto caminar. Para colmo a Roy le había comenzado a
doler la cabeza. Seguramente debido al trasnoche de ayer y a toda la jornada
que llevaban a sus espaldas, ¡menos mal que no bebió demasiado y se fue a
dormir pronto para lo que él acostumbraba! Aunque de momento mejor dejarlo
estar, tenía experiencia suficiente en esas lides para saber que eso pasaría.
- Algún día me gustaría volar así a mí también.-
Suspiró entre tanto Beruche, haciendo que Cooan se riera otra vez, tapándose la
boca con las manos y susurrándole a su hermana. -
- Pero si tú ya volabas antes...
- Bueno.- Replicó la aludida con otro cómplice
susurro y aguantándose las ganas de reír. - Ya lo sé tonta, pero ellos dos no
lo saben.
Roy
por su parte pensaba que quizá él podría complacer algún día ese deseo. ¿Quién
sabe? Pero, en fin, ese maldito dolor de cabeza iba en aumento. Mientras tanto
Tom, que estaba junto al grupo de gente guardando el sitio para que los demás
mirasen los alrededores, les metió un poco de prisa.
- Vamos chicos que la cola avanza.- Les advirtió
para que se acercasen a su posición, cosa que hicieron enseguida.-
Pasó
un buen rato y por fin accedieron al interior. Tras una interesante visita a la
Estatua decidieron abordar el ferry a Ellis Island, pero cuando llegaron al
atracadero pudieron presenciar un espectáculo notable. Allí congregadas había
docenas de personas que llevaban unas túnicas negras y marchaban encapuchadas en procesión rezando
una letanía de cánticos. "El fin de los tiempos está cerca". "La
llegada del Maestro se aproxima." Tom, atónito, le preguntó a uno de los
policías que mantenían acordonado el sector.
- Perdone agente, ¿qué significa esto? ¿Es que
estamos de carnaval hoy?- rio señalando a ese grupo tan extraño. -
Roy
apenas sí le escuchó, se tapaba la frente con la palma de la mano tratando de
acallar el incesante martilleo que sentía. Beruche y Cooan se percataron de
ello pero no dijeron nada, creyendo que era un gesto de los muchos que podía
hacer él a la vista de algo tan esperpéntico.
- Pues casi, amigo,- suspiró con aburrimiento el
policía que respondía a Tom entre tanto. - Es una concentración autorizada de
una de esas sectas de chalados - sacó una lista que leyó cansinamente - ¡Ja! la
secta del Caos Final, ¡valiente atajo de memos! – Desdeñó. -
- Perdone – Intervino Roy que, impaciente por subir
al ferry, le preguntó al policía. - Oiga, ¿sabe si van a tardar mucho? ,
tenemos que abordar...
- Es cuestión de un par de horas más o menos -
contestó indiferentemente el agente sin dejarle terminar.-
-¿Tanto?- inquirió Beruche con disgusto e
incredulidad. - Entonces no nos va a dar tiempo a regresar a nuestra hora
- Creo yo que será mejor que nos volvamos, no me
gusta su aspecto. - Terció Cooan a disgusto de no poder visitar la isla, pero
más inquietada por aquel espectáculo. Aquellos encapuchados con sus largas
túnicas negras le recordaban al Hombre Sabio y eso la daba escalofríos. -No sé
como permiten cosas así, deberían encerrar a gente como esa.- Declaró con
visible expresión de recelo y temor. -
- Señorita - replicó el agente con condescendencia -
si tuviéramos que encerrar a todos los locos que están metidos en sectas sólo
en este Estado no tendríamos sitio suficiente ni en una cárcel del tamaño de
Manhattan. Una secta más ¿qué importancia tiene ya? Éste es un país libre,
además estos no hacen daño a nadie, sólo dicen tonterías. No sé qué del fin del
mundo, el Armagedón o yo que sé.
-¿Cómo ha dicho? ¡Repita eso último! - le pidió Roy
muy agitado al escuchar aquello, sorprendiendo a Tom y a las chicas. -
- Uno de ellos ha dicho que pronto llegaría
Armagedón. No sé, será un grupo de rock extranjero supongo. - Conjeturó el
policía sin entender tampoco esa reacción en aquel chico.-
Roy
no lo pensó, obedeciendo un impulso saltó el cordón policial y corrió hacia uno
de los que parecían los líderes de la secta. La cabeza le seguía doliendo y
ahora casi era insoportable. Pese a ello cortó el paso a los acólitos y sin
mediar palabra agarró por el cuello al que parecía dirigirles arrastrándole
contra una pared. El cortejo se detuvo y la policía le gritó.
-¡Alto amigo! ¿Qué es lo que está haciendo? Esa
gente tiene permiso, pidieron legalmente estar ahí. Tienen sus derechos, así
que suelte a ese hombre y vuelva aquí si no quiere tener problemas.- Le ordenó
el agente en vano. -
-¡Vosotros! - gritó el chico ignorando por completo
el aviso de la policía y dirigiéndose amenazante al encapuchado. - Ahora me
vais a decir quiénes demonios sois y qué queréis de mí y de mis amigos.
El
resto de los acólitos congregados se abalanzaron sobre él, pero otro individuo,
también encapuchado, les detuvo con un gesto de su mano. Después se dirigió
hacia el enfurecido muchacho y le habló sosegadamente.
- Suelta a nuestro camarada y contestaremos a todas
tus preguntas, Roy...
-¿Eh?- Exclamó éste soltando efectivamente al otro
encapuchado y mirando sorprendido a su interlocutor mientras que con las manos
se tapaba la cabeza que seguía torturándole. -¿Cómo sabes mi nombre?...
- Te esperábamos. Tú no puedes huir de nosotros por
mucho que lo intentes. - Repuso el sectario con regocijo. -Incluso tu propia
mente se rebela.- Añadió en clara alusión a ese dolor penetrante que el chico
sentía. - ¿Lo estás notando ya, verdad?
En
ese momento llegó la policía y apartó al chico con intención de arrestarle,
pero el líder de la secta les dijo que no ocurría nada y que lo soltasen. Los
agentes lo hicieron deseosos de no complicarse la vida y se marcharon a su zona
de protección, sin permitir no obstante que Tom o las chicas se reunieran con
su amigo. Pero entonces el grupo de los sectarios se disolvió a instancias de
su jefe. Éste, antes de marcharse, le reveló a Roy.
- Tú tienes un gran poder, una fuerza que el Maestro
te ha dado y que ahora te reclama para que le sirvas, no debes ni puedes
negarte...
-¿Qué Maestro?-. Inquirió el muchacho entre
sorprendido y enfadado, tratando de sobreponerse a la tormenta de aguijoneos y
descargas eléctricas que parecía estar desatada en su cabeza. - No sé de que demonios
me hablas, sólo de los que has enviado contra mis amigos, no vuelvas a hacerlo
o te…
-¡Ay Roy!- el sectario sonrió maliciosamente y negó
con la cabeza como si aquella amenaza le divirtiese. – En el fondo únicamente eres
un pobre iluso. Tampoco tiene ni idea de lo que sucede en realidad. Yo sólo soy
un humilde siervo de la secta. Contra ti no he mandado nada, no tengo tal
poder. Eso es cuestión de los altos jerarcas. Por eso te aconsejo que no les
hagas enfadar y cumplas con tu deber.
Entonces
llegaron Tom y las chicas, la policía les permitió el paso al disolverse la manifestación.
El líder al verles se despidió con esa maligna sonrisa que le adornaba y un inquietante
"ya nos veremos". El aludido se quedó observando cómo se alejaba y
mientras su dolor de cabeza remitió. Su amigo llegó a su lado.
-¿Quién era ese tipo? ¿Qué te ha dicho? - Quiso
saber éste sin disimular su preocupación. -
-¡Son ellos! , los que están detrás de las cosas que
han ocurrido,- les informó Roy dejándoles atónitos en tanto el muchacho sentenciaba
mientras observaba como aquella turba de encapuchados se alejaba. - Habrá que
tener mucho cuidado de ahora en adelante.
Pese
a las preguntas que le hicieron los otros se negó a decir más. Tenía miedo de
preocuparles en exceso. Nadie le insistió y los muchachos volvieron a la
universidad. Desgraciadamente el jovial ambiente que habían tenido durante todo
el día se disipó. Ahora todos estaban más serios. Aunque antes de retornar pasaron
de nuevo por la Quinta Avenida y visitaron de camino una de las iglesias de la
zona donde Roy dijo que había hecho la comunión de pequeño. Era nada menos que
la catedral de San Patricio. En el Midtown de Manhattan.
-Recuerdo haber venido aquí. Fue un día muy
importante para mí.- Les comentó.-
-¡Es preciosa! - Exclamó Bertie mirándola admirada.-
De estilo neogótico si no me equivoco.
-Pues creo que no te equivocas, cubito. Sonrió Roy.-
Bueno, al menos eso supongo. Tú sueles saber mucho de esas cosas.
-Me gusta el arte.- Afirmó ella, alegando.- Durante
nuestros estudios de magisterio a distancia escogí una asignatura o dos sobre
esa disciplina.
Entraron
con una mezcla de fascinación y curiosidad. Al menos por lo que a las chicas
respectaba. Cooan le indicó a su hermana que mirase hacia una gran escultura.
Bertie enseguida comentó.
-Es una Piedad. Parecida a la de Miguel Ángel.
-Pero esta es bastante más grande.- Observó Cooan.-
Mirad, aquí indica quién fue su autor.- Les leyó, tras haberse hecho con un
folleto de los que había en la entrada. Un tal William
Ordway Partridge.
-No sé en qué equipo jugaba ese.- Bromeó Roy al fin,
produciendo una tímida sonrisa en sus amigos.-
Tom
por su parte se alegró de que su amigo estuviera de mejor humor. Este notaba que
su dolor de cabeza se había desvanecido. Fue al poco de entrar en esa gran
catedral. Sería quizás casualidad. Entre tanto fueron recorriendo los brazos y los
transeptos caminando despacio.
-Esto es enorme.- Comentó Tom.-
-Paleto de Kansas, apuesto a que la iglesia de tu
pueblo no es tan grande ni tan bonita como esta.- Quiso picarle Roy.-
Su
interlocutor se limitó a sonreír moviendo la cabeza. A su vez se fijó en un par
de órganos enormes que tenían unos tubos larguísimos y susurró con humor.
-Tampoco tengo un instrumento tan grande en casa.
Prosiguieron
y ya casi al final, se hizo necesaria la inevitable donación. Pusieron cinco
dólares cada uno y en esta ocasión Roy, lejos de hacer alguna broma o de
resistirse a pagar, fue el primero que alentó al resto.
-Vamos, con esto harán buena obras y mantendrán esta
preciosa catedral.
-Por esta vez, debo admitir que tienes toda la razón
y que has hablado con mucho sentido.- Sonrió Bertie.-
Un sacerdote les agradeció aquello y regaló a
Beruche un frasquito con agua de la pila bautismal ya que ella se interesó por
los ritos cristianos. Al fin salieron listos para regresar a la Universidad.
-Ha sido una excursión fantástica.- Declaró Cooan.-
-Pues ya haremos alguna más. Queda todavía muchísimo
por ver.- Respondió Roy.-
Mientras, en el lugar de reunión de la secta, los
Maestres conocían ya el encuentro de sus acólitos con ese chico. Decidieron
mandar otro demonio, de nombre Tagayanash, que llegó al campus dirigiéndose
hacia el local del club de ajedrez. Se metió en una de las piezas justo cuando Hank
Williams iba a jugar una partida a solas.
-Practicaré algún movimiento, quedan pocos días para
el campeonato.- Se dijo.-
Al agarrar la
pieza, la reina negra, una densa humareda brotó de la misma y se introdujo por
sus fosas nasales. El joven apenas si pudo reaccionar, fue controlado de
inmediato. Sonriendo de forma maligna y con tono gutural, sentenció.
-Le encontraré…
Al poco rato el grupo de excursionistas llegó. Ya en
la universidad cada uno retornó a sus cuartos aunque todavía se les hacía que
era bastante pronto. Curiosamente Roy dijo tener ganas de descansar, pese a que
ese dolor tan molesto de cabeza le había remitido. Tom también quiso retirarse
a su cuarto para ducharse y cambiarse, comentando que si les parecía bien, luego
se uniría a ellas. Ambas asintieron, deseaban dar un paseo por los exteriores
de la universidad para rematar la jornada. Habían vuelto bastante contentas por
la experiencia a pesar de ese extraño encuentro con aquellos sectarios. Tras
andar un trecho por el campus se sentaron en uno de los bancos que lo
jalonaban.
-Tengo que reconocerlo. Roy ha cumplido su promesa.-
Afirmó ella con una mezcla de sorpresa y aprobación.-
-En eso todos dicen que siempre mantiene su
palabra.- Comentó Cooan.- Y a decir verdad, ha sido un magnífico guía. Conoce muy
bien la ciudad.
-Como él mismo presume, creció aquí.- Dijo Bertie.- Pero
en cualquier caso, mi respeto por Roy ha aumentado bastante hoy.
Cooan
se rio, eso dicho por su hermana era todo un cumplido. Añadiendo ya para
cambiar de tema.
-Hemos hechos bastantes fotos. Estoy deseando poder
enviarles algunas copias a nuestras hermanas y a las chicas.
-Sí, a mí también me hace ilusión que las vean.- Se
sonrió su contertulia, que jugueteó un poco ahora con ese frasquito que le
habían regalado en la catedral, añadiendo.- Mira Cooan, el párroco dijo que
este agua tiene propiedades mágicas, o que está bendecida por algún dios o algo
así.- Le contó ante la cara sorprendida de ésta. -
- Supongo que así será,- repuso Cooan encogiéndose
de hombros. - Debe de ser algo parecido a los rezos de Rei…seguramente ella nos
podría decir más. Estudia en un colegio católico.
Su
hermana estuvo conforme en eso. Entonces llegó Tom y las invitó a tomar algo
porque quería hablarlas, le preocupaba Roy y las chicas se mostraron de acuerdo
con él.
-Está bastante callado desde que regresamos.- Les
explicó el chico.-
-¿Qué le habrían dicho esos tipos para que se
pusiera así?- Preguntó en voz alta Cooan.-
-No tengo ni idea, y eso me preocupa.- Terció su
hermana.- Si ni tan siquiera a ti, Tom, te lo ha querido contar.
-No, pese a que lo he intentado. Pero se limitó a
contestar que estaba algo cansado.
-Espero que podamos averiguarlo. Para ver si somos
capaces de ayudarle.- Afirmó Cooan.-
Sus interlocutores estuvieron de acuerdo en eso y los
tres se fueron conjeturando sobre el particular. El objeto de su conversación
por su parte paseaba solo por el campus y meditaba a cerca de ese mismo asunto.
-¿Qué podrían querer esos tipos de mí? Jamás les
había visto en mi vida. -Pensaba.-Y estas cosas tan extrañas que puedo hacer.-
Meditó recordando su capacidad de mantenerse en el aire durante unos segundos o
ese rayo de energía que brotó de su mano.- No lo comprendo. Aunque últimamente
por más que lo he intentado, no he conseguido repetir eso.
Y
es que cuando tuvo ocasión, en algún lugar apartado, trató de lanzar esa ráfaga
de energía nuevamente, aunque sin resultado. Quizás eso fue fruto de sentirse
en peligro en aquel momento.
-¿Podría ser eso lo que les atrae hacia mí?- Se
interrogó sin resultado.-
Trataba de encontrar alguna conexión con él, pero
era en vano. No pensaba que se debiese a las partidas de broma que había hecho
con la guija para asustar a las chicas el año pasado. Aunque habían ocurrido
cosas algo raras. ¡Pero no, eso eran tonterías! De pronto tuvo una extraña
sensación, algo maligno venía hacia él. Reaccionó de forma rápida y
prácticamente instintiva apartándose cuando el demonio le embistió.
-¡Ahora serás mío!,- aulló Tagayanash que comenzó a
lanzarle ondas de choque energéticas haciendo saltar a Roy tras unos setos. -
-¡Maldito demonio! - Escupió y aunque algo aturdido el chico se escondió
esperando pacientemente a que su atacante entrase a buscarle. - Ya verás cuando
te atrape, habéis conseguido hartarme y vais a saber quién soy yo. - Sentenció
realmente furioso. -
Cuando
el demonio entró Roy le agarró del cuello por detrás y le sujetó dominándole, pese
a la gran fuerza que éste daba al cuerpo de Hank Williams, normalmente un
individuo debilucho y nada deportista. En ese mismo instante en la cafetería a la que habían ido a tomar algo, el
frasquito que Bertie le enseñaba a Tom y a su hermana comenzó a brillar. Ella
presintió algo raro, salió corriendo hacia el parque seguida por los otros
muchachos.
- ¡Es por allí! - Beruche señaló hacia los setos
mientras el frasco brillaba aún más intensamente según se aproximaba. Como si
de una brújula para detectar el mal se tratara. - ¡Oh cielos! - exclamó la
chica.- Es otro de esos seres.
Y
es que al llegar ellos, el demonio ya había abandonado el cuerpo del estudiante
y bajo la forma de un enorme tipo de ojos saltones y pelo largo y
desagradablemente gris, se había enzarzado con Roy en una pelea, o más bien el
demonio lanzaba ondas de energía y su adversario las esquivaba como podía.
-¡Cuidado chicas!, no os acerquéis a él, ese tipo es
muy peligroso.- Les advirtió Tom. -
- No te preocupes - declaró Cooan resuelta a la vez
que sacaba un papel de los de Rei de su bolso aprestándose a recitar el
sortilegio. - Yo le destruiré con esto.
Pero
aquel ente, alerta esta vez, esquivó el ataque y lanzó a Roy contra unos
arbustos. Éste se levantó pero fue agarrado por el cuello por su enemigo.
- Ya te tengo, ahora sí que vendrás con nosotros.-
Sentenció el demonio con tono triunfal.
Iba a clavarle algo cuando la voz de Beruche sonó detrás. -
-¡Basta maldito!, no le harás daño si yo puedo
impedirlo. - Sin pensar le arrojó el frasco al demonio.- ¡Toma esto!
Éste no lo juzgó peligroso y no se apartó. El frágil
frasquito se rompió al chocar contra él, al contacto con el agua, el
sorprendido ente aulló y empezó a arder, explotando a los pocos instantes mientras los chicos se lanzaban al suelo para
cubrirse.
- ¡Uff!! - suspiró aliviado Roy levantándose del
suelo. - Gracias, ahora has sido tú la que me ha salvado cubito, os debo una a
cada una de vosotras.
- No hay de qué,- sonrió Beruche complacida
añadiendo con respeto hacia los restos del frasquito que se encontraban
esparcidos en el terreno. - Parece que este agua era de verdad, sagrada.
- Estoy impresionado con vosotras, tenéis mucho
valor y… ¿dónde habéis aprendido a luchar así? - Inquirió Tom muy sorprendido -
- Ya ves, nosotras también sabemos algo de
autodefensa. - Replicó Cooan con una leve sonrisa. -
- De todos modos, tú sabes lo que está ocurriendo
aquí ¿Verdad? ¿Qué te dijeron esos tipos? - Le inquirió de un modo más serio Bertie
a Roy que simplemente negó con la cabeza y replicó. -
- Sólo que seguirían enviando a seres como éste.
Pero no me quisieron decir porqué.
Y
volvió a encerrarse en aquel extraño hermetismo nada propio de él. Estaba claro
que no iba a decir más. Beruche suspiró dejándolo estar. Ya habría tiempo al
día siguiente de entablar conversación. Ahora estaban muy cansados y todos
volvieron a sus respectivos cuartos. Efectivamente, ya era tarde y querían
acostarse para estar frescos a la mañana siguiente. No obstante Roy si le contó
a su compañero algo más.
-No sé Tommy. Ese tipejo me dijo que me buscan a mí.
Y no sé para qué…
Su
compañero le observó con gesto preocupado, era como si desease preguntarle algo
y no se atreviese. Aunque su interlocutor se percató de ello y le comentó con
tintes tranquilizadores.
-Somos amigos. ¿Qué es lo que opinas? Sabes que
puedes ser sincero conmigo.
-¿Habías tenido contacto con algún grupo de esos en
el pasado?- Quiso saber su compañero.-
-No, ¡jamás!- repuso rotundamente el interpelado que
agregó ahora con un tono más serio y reflexivo.- Sé que hago y que he hecho
muchas tonterías pero nunca nada como para mezclarme con tipejos así. ¡Eso te
lo juro!
Aunque
recordó entonces esas visitas que hiciera con su padre a aquella tienda, la de
Kelly. Sin embargo, optó por guardar silencio aquello podría ser complicado de
explicar.
-Bueno.- Asintió Tom que daba por buenas las
palabras de su interlocutor, para sentenciar.- No te preocupes, averiguaremos
lo que pasa y terminaremos con esto.
- Muchas gracias, amigo. Me alegra teneros a mi
lado. A ti, a Bertie y a Connie. - Sonrió su compañero ofreciéndole una mano
que el otro muchacho estrechó.-
Y una vez zanjaron ese tema pasaron a otro asunto.
Roy puso al corriente a su contertulio de su intención de proponer a las chicas
entrar en la Hermandad.
-A mí me parece bien. – Afirmó su amigo, que no
obstante alegó. – Pero solo soy cinta azul, no tengo nada que opinar.
-Oficialmente no, pero todos te respetan. – Le
comentó su compañero agregando. - Y espero que dentro de poco te asciendan a
cinta roja.
-Para eso tendría que faltar un miembro de la
directiva. No lo veo probable. – Afirmó Tom al que, sin embargo, no parecía
importarle demasiado. -
-En cualquier caso, si se lo digo yo quizás las
chicas no estén muy dispuestas. Bueno, Connie sí, pero Bertie seguro que lo
toma por una más de mis bromas. O una frivolidad. – Se temió su interlocutor
parodiando en falsete la voz de su compañera para añadir.- ¡No Roy! No me
meteré en esas cosas raras tuyas, perdería tiempo de mis estudios…
-Te comprendo. – Sonrió su amigo para responder. -
No te preocupes, también hablaré con ellas. Les haré ver que no somos una secta
de pirados.
-Pues desde luego que no - Replicó su amigo para
remachar con un suspiro. – Bastante tenemos
con esos otros tipos. Si con las bromas de iniciación que tenemos para
algunos novatos a veces nos pasamos, me pregunto qué clase de cosas habrá que
hacer para ser miembros de ese grupo de tarados.
-Mejor ni lo pienses. – Le aconsejó Tom que ya daba
muestras de estar cansado. -
Su amigo se percató de ello. Él también quería irse
a dormir. De modo que se dieron las buenas noches y apagaron la luz. En ese momento,
en el centro de la reunión de los sectarios, los Maestres veían con indignación
como otro demonio había sido ejecutado. Decidieron tomar otro tipo de medidas.
Aunque no tuvieron tiempo de decidir nada ya que, de entre las sombras, surgió
una figura encapuchada que flotaba en el aire portando una bola de cristal en
la que aparecían imágenes de los chicos. De inmediato se acallaron todas las
voces y los sectarios se arrodillaron reverenciando al recién llegado. Entonces
esta aparición tomó la palabra con indignación en su hablar.
- En vista de vuestros continuos fracasos será mejor
que yo mismo me encargue de este asunto o el Maestro se pondrá furioso y ya
sabéis lo que eso significa.
- Pero Gran Sabio. Lo intentamos con todos nuestros medios,
no pensábamos que fuesen rivales tan poderosos, ¡solamente son unos simples
humanos! - Trató de justificarse el aturrullado primer maestre. -
- En eso te equivocas. - Le corrigió aquel ente con
aire misterioso, añadiendo. - Yo conozco la verdadera identidad de esas dos chicas,
y la de ese tal Roy también. Todos han servido antes al poder de la Oscuridad,
pero ellas son unas traidoras renegadas a las que hay que destruir...y él debe
ser nuestro.
-¿Y qué podemos hacer pues?- preguntó el maestre
segundo muy desconcertado. -
- Sólo lo que yo os ordene, y esta vez invocaréis a
un demonio del Cuarto Círculo Infernal. - Replicó tajantemente el sabio. -
- Pero, esos son más poderosos y mucho más difíciles
de controlar.- Objetó el tercer maestre temeroso de esa idea. -
-¡Dejadme eso a mí! .Ja, ja, ja, ja...- Replicó con
regocijo su interlocutor cuya macabra risa llenó la habitación. -
Esa
misma noche Roy comenzó a sufrir horribles pesadillas de nuevo. Pero esta vez
sí que se veía en medio de ruinas y muerte por todas partes. Como si fuera un
mero espectador se observó a sí mismo con una extraña armadura, riendo con un
rictus de perversa locura y lanzando bolas de fuego contra seres indefensos a
los que masacraba sin piedad. Empero lo peor era que sentía que disfrutaba con
ello. Se incorporó levantándose como un resorte y lleno de un sudor frío. Lejos
de allí, el Gran Sabio reía mientras acariciaba su bola de Cristal donde podía
ver al asustado y confuso muchacho en
ese momento. Y aquella siniestra figura sentenció con tono seguro y hasta
triunfal.
- Ya empieza a recordar, sólo es cuestión de
tiempo...
Nooo!!! cuando leí un hombre encapuchado, pero que flotaba, pensé automáticamente en el Gran Sabio, y parece que es él (o lo es y no lo es, quizá una extensión de si mismo?)... lo odio, el mató a mi primer amor de Sailor Moon: el Principe Diamante; sin embargo, la muerte de mi amado me brindó una escena memorable, sobre todo cuando el le dice a Sailor Moon "te amo", antes de morir(al menos así se dobló en latino-américa) T.T
ResponderEliminarEsa Melanie si que es buena acosadora, que tanto repercutirá aquellos datos que ha obtenido?... Y que dirán los chicos si se enteran? creo que es algo tierno en ellas esa reserva (con lo cual no digo que está mal que otras sean liberales, pero en el caso de las hermanas, me parece algo dulce)...Sin embargo, Cooan deba aprender a ser menos confiada en la gente, porque siempre habrá personas buenas y malas.
Por otro lado, adoré el elogio (a su modo) que le hizo Bertie a Roy, y como se están llevando mejor ( en cuanto a Tom, de por si es un ángel).
Y respecto al enemigo, y lo que puede haber detrás de Roy (su historia), se está tornando mas cautivador.
Hay una explicación, pero que no se sabrá hasta un tiempo después, para explicar que hace " Un Sabio" allí.
ResponderEliminarDentro de poco sabrás que le sucede a Roy, un nuevo enemigo entre carismático, de humor ácido y bastante malvado, aparecerá enseguida.
Aquí te dejo un enlace para que veas una imagen de ellos visitando Nueva York.
https://www.deviantart.com/gwarriorfanfic/art/Beruche-and-Cooan-visiting-New-York-by-Katewind-740394679
Ya te queda poco para llegar al primer climax de la historia, espero que te guste.
Muchas gracias otra vez por tus magníficos comentarios y el interés que muestras :)
ohhhh, lo amé, se ven muy adorables los 4... el artista captó muy bien este momento de la historia, la distensión de los personajes durante su paseo (antes que una vez más los problemas se les vinieran encima)
Eliminar