jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 08. Visita turística a Nueva York


 Al día siguiente, viernes, era Roy quién tenía compromiso deportivo. Beruche y un todavía algo desconcertado Tom acudieron a verle. Cooan no estaría con ellos ya que formaba parte del grupo de animadoras que se encargaría de dar su apoyo moral al equipo. Melanie la había seleccionado con bastante énfasis y eso había alegrado mucho a la muchacha. El partido comenzaría a las seis de la tarde y ya un par de horas antes, tanto las chicas del grupo de Cheer - leaders, como los jugadores, se afanaban en el calentamiento previo. Roy estaba con el resto de sus compañeros efectuando los estiramientos y las primeras carreras alrededor de la pista. Podría decirse lo mismo de Cooan y su grupo. Melanie las alineó a todas antes del comienzo y les expuso con evidente interés.

-¡Vamos a ver, chicas! Éste es el primer partido de la pretemporada, y aunque en teoría es un amistoso, nuestro equipo se juega más que la mera victoria. Estoy segura de que todas.- Y recorrió con la vista la fila de sus seleccionadas. - Daréis lo mejor para que los muchachos jueguen a tope.
- ¡Sí jefa de grupo! - Replicaron todas a coro incluida Cooan. -

            Esbozando una sonrisa de aprobación Melanie asintió satisfecha.

- Así me gusta. - Aseveró encargándose acto seguido de repartir las consignas -, vamos  a ver. Tú Serena y tú April, os encargaréis del ala izquierda.

            Las dos aludidas, asintieron sin demora, colocándose en una posición prefijada. Melanie prosiguió.

- Francine y Terry a la derecha.

            Una rubia de media melena y otra de pelo castaño más corto, un poco más altas, obedecieron de inmediato situándose a ese extremo.

- Y Cinthia con Connie al centro, justo detrás de mí. - Concluyó la jefa indicándoles con una mano su puesto. -

            A decir verdad este sitio era el menos comprometido ya que ambas eran las más novatas del grupo. Las dos se dispusieron a ubicarse enseguida. la chica que estaba junto a Cooan era de rasgos orientales, aunque había nacido en los Estados Unidos.

-Así que eres norteamericana pero tienes padres chinos.- Comentó Cooan al conocerla días atrás.-
-Sí.- Asintió Cinthia, desvelándole.- Mi nombre completo es Cinthia Mei Wong. ¿Y tú? ¿Eres europea?
-No, soy japonesa.- Sonrió Cooan.-

            Turno de su interlocutora de asombrarse. Enseguida le dijo.

-Tampoco lo pareces.
-No, en fin, realmente mis hermanas y yo llegamos a vivir a Japón desde otro país lejano, pero ya nos consideramos de Japón.- Pudo responder para salir del paso.-

            Ahora, las dos aguardaban, tan nerviosas y expectantes, tanto la una como la otra. Y agradecían al mismo tiempo la colocación que su capitana había dispuesto para ellas. De este modo Melanie capitalizaba más atención del público e impedía que un hipotético error de cualquiera de las dos chicas saltase a la vista. Aunque la animadora jefa no se preocupaba por las nuevas adquisiciónes del equipo, pensando sobre todo en Connie. De esta última en realidad debía reconocer que su condición física era excelente y que su sentido del ritmo y del baile nada tenía que envidiar a las de las animadoras más experimentadas.

- Vale, vamos a comenzar a ensayar el baile cuatro y el siete. Ya sabéis, sin despistarse. - Les matizó con insistencia.- Coreografía lista desde el paso primero.

            Y Melanie se apartó del grupo, ella lo tenía más que trillado y se ocuparía de controlar las evoluciones de las otras. Portaba un radio cd consigo que accionó no sin antes decir.

-¡Atentas! y uno, dos, tres...

            Comenzó la música que fue aumentando de ritmo hasta ser trepidante, de este modo las muchachas tenían ocasión de ir calentando a medida que bailaban. Cooan lo hacía muy bien, no daba la impresión de estar nerviosa y ejecutaba todos los movimientos de modo preciso y con la cadencia justa ante la atenta y aprobatoria mirada de Melanie. Y no sólo de ésta. En el otro lado del campo los chicos no perdían de vista las evoluciones de sus compañeras. Roy y los demás estaban “haciendo líneas”. (Correr a la mayor velocidad posible de una raya a otra de la cancha, tocarla, retroceder andando hacia atrás y volver a correr hasta la siguiente) Así se ejercitaban la velocidad de reflejos y la carrera además del fondo físico. Roy lo tenía más que superado y casi siempre era el primero en concluir el recorrido. Así, cuando hubieron parado para recobrar el aliento, los chicos se recrearon con los gráciles y provocativos movimientos de sus condiscípulas.

-¡Qué maravilla, así da gusto entrenar!- Declaró Jack Cooper, uno de los aleros altos del equipo, de complexión fibrosa pero robusta y pelo rubio, era de los mejores amigos del propio Roy. -
- Y además hay mucha carne nueva. - Comentó con regocijo Daniel Smith, uno de los pívots que destacaba por sus más de dos metros, con la piel oscura y el pelo negro tizón. -
- Tranquilo. - Le replicó Oswald “Ossy” Lane, el base titular, de algo más de metro ochenta y pelo moreno con un cuerpo bastante atlético.- Ya habrá tiempo de conocerlas bien.
- ¡A algunas! - rio Jack. - A las demás ya nos las sabemos de memoria. ¿Eh Roy?
- Sí, desde luego. - Convino éste con una pícara sonrisa de complicidad. -
- Pues a mí me gustaría probar a qué sabe esa nueva de allí. - Indicó Michael Newheart otro alero de casi dos metros y anchas espaldas, amén de pelo trigueño y rizado, señalando sin pudor ninguno hacia Cooan. - La japonesita.
- No tiene pinta de  “Jo-Sam”- Terció Roger Collins, otro pivot del equipo, negro, enormemente musculoso y rapado al cero. -
-¡Oye, no la insultes!- Intervino Roy con algo de malestar para advertirles a sus compañeros. - Además, para vuestra información, es materia reservada.
-¡Qué jodío eres!, ya te la has apandado tú ¿Eh? Y no te censuro el gusto. Está bien buena la verdad.- Observó Jack describiendo pícaramente como era su norma. - Fíjate que bien le queda esa minifaldita roja y ese top doradito. (Uniforme de las animadoras para los partidos). No me sorprende que te hayas dado prisa en plantar tu bandera.

            Hubo burlones coros de “¡Ahhh, no me digas tío!” entre todos los demás y Roy tuvo que intentar aclarar las cosas.

- No es por mí. Pero digamos que tengo un amigo que ha mostrado su interés y si alguien se mete con mi amigo, se mete conmigo. Es uno de los nuestros. - Declaró en modo tajante y al tiempo muy revelador para casi todos sus compañeros. -
- Vale tío, el sagrado pacto de la hermandad. - Convino Roger que añadió en tono de disculpa - y no he querido insultarla. Me refería a que no tiene aspecto de “japo”, ya sabes, ojos achinados y cara de limón.
- Que venga de Japón no quiere decir que haya nacido allí. Según nos contó es de origen extranjero.- Le explicó Roy amonestándole de seguido. -Y para tu información eso de “Jo-Sam” era el término que se usaba en Corea y Vietnam para las fulanas.
- Lo siento, tío. - Se excusó nuevamente su azorado compañero. - Es que desde niño oía a mi padre decir eso cada vez que veía a una “amarilla”. Creí que se las llamaba a todas así.
- Vale, no pasa nada. - Sonrió Roy que sin embargo advirtió con gesto serio, reprobando a su interlocutor y de paso al resto. - Pero que a ninguno de vosotros se le ocurra llamarla así. Y tampoco es amarilla. No hagáis comentarios racistas.
- No era mi intención. – Se disculpó su interlocutor.  -

            Todos convinieron con asentimientos. En eso estaban cuando la indignada voz del entrenador les interrumpió.

-¿Qué demonios pasa aquí? ¿Acaso voy a tener que alinear a las animadoras? Ellas se entrenan con mucha más intensidad que vosotros, zopencos ¡Vamos, os quiero ver moveros!

            Y sin más lanzó varios balones hacia todos y el grupo se ejercitó en lanzamientos contra la canasta, entradas y mates, etc. Ahora fueron las chicas quienes descansaron tras ensayar para recrearse la vista con ellos. Cooan, con el mismo interés que sus compañeras, se apoyó sobre las protecciones del medio campo para observar.

-¡Vaya panda de gigantes! - pensaba divertida.- Pero el que mejor se mueve de todos es Roy.

Y es que realmente eran muy altos, ella había conocido hombres apuestos y de buen porte, especialmente Rubeus, del que no deseaba acordarse e incluso los príncipes Zafiro y Diamante. Este último debía de haber sido hasta más alto que Roy, aunque allí no llamaría la atención. Al menos habría dos o tres chicos de más estatura que él.

-Es curioso, desde aquí Roy hasta parece bajito comparado con algunos.- Se sonrió divertida.-

En esto el objeto de su atención entraba a canasta machacando a dos manos. Cooan no pudo por menos que aplaudir aunque desde esa posición no era observaba por el chico, sí lo fue por Melanie que se aproximó hacia ella diciéndole.

- Desde luego que haces bien en aplaudir. Roy es el número uno en muchas cosas.
- Seguro que es muy bueno, tenía ganas de verle jugar porque sólo le he visto en los entrenamientos y encesta casi siempre. - Replicó Cooan con entusiasmo. -

            Melanie la miró divertida, no sabía a que atenerse con esa chica,  o realmente era así de ingenua o se lo hacía. La experiencia le había enseñado a no fiarse de las “mosquitas muertas.” Quizás por eso no le gustó la idea de que la hermana de Connie se sentase junto a Roy. No obstante, ahora estaba más tranquila a ese respecto. Y ésta otra, sencillamente no le parecía peligrosa, pero más valía cerciorarse.

-¿Te gusta Roy?- Le inquirió con total naturalidad haciendo que su interlocutora la mirase atónita y se ruborizase hasta las orejas. -
-¿Qué?- Pudo decir sin ser capaz de asimilar una pregunta tan directa. –

            A raíz de todo lo que había escuchado acercad e Melanie y su noviazgo del año pasado con ese muchacho, quizás no sería prudente responder. Al menos con la verdad.  Aunque su contertulia enseguida quiso quitarle hierro al asunto.

- Vamos, ¡no pasa nada! A todas las chicas les gusta - se rio Melanie regocijándose en su fuero interno con la expresión desconcertada y vergonzosa de esa pobre infeliz. -
-¿A ti también?- Le inquirió tímidamente Cooan añadiendo con toda su buena fe. - Como eres la jefa de las animadoras tendrás a cualquier chico que quieras.

            Eso hizo reír a Melanie hasta casi doblarse. Connie era verdaderamente un prodigio de ingenuidad elevada a la enésima potencia. Al menos eso parecía en cosas relativas al amor. Aquella ocasión era demasiado buena para dejarla pasar. Decidió continuar divirtiéndose a su costa un poquito más.

- Oye, no te preocupes. A mí me gusta porque está muy bueno y porque lo hace muy bien. Ya me comprendes ¡Tiene una habilidad que deja al baloncesto a la altura del betún! - Afirmó con una voz muy insinuante. -
- Habilidad. - ¿En qué?- Preguntó cándidamente Cooan que aun no comprendía algunos dobles sentidos y frases hechas en inglés. -

            Su contertulia abrió la boca, atónita. ¿Es que tampoco captaba eso? Bueno, no debía olvidar que era extranjera. Así que habría que explicitarlo algo más...

- Digamos que él y yo hemos tenido relaciones de esas. Ya sabes…¿o no?

            Por la cara pálida de la pobre chica, su desmesurada apertura bucal y de ojos, Melanie pudo comprobar que había sido comprendida. Y añadió, aun para mayor sonrojo de su cándida compañera.

- Aquí somos muy liberales y si quieres probar no te lo reprocharé. Roy tiene mucho ritmo para eso. De hecho prácticamente casi todas las animadoras novatas deben cumplir con esa especie de tradición.
-¿Qué?- Exclamó la ruborizada Cooan.-
-Bueno, he dicho casi todas. Algunas no han querido, pero porque son...¡ya me comprendes! - Se rio Melanie, remachando.- Los hombres no les van. Aunque tranquila, yo no soy de esas. ¿Y tú?
-¿Yo?- Se señaló Cooan a su propio pecho.- No, ¡yo no!…bueno, me gustan los hombres, claro que sí, los guapos y eso…

            Intentando no prorrumpir en carcajadas Melanie asintió simulando aprobación para retomar la palabra.

-Estupendo pues. Entonces estás invitada a unirte al selecto club de chicas fan de Roy. Aunque claro, no puedes hacerlo en tu cuarto con tu hermanita allí. Pero eso no es problema, puedo cederte el mío. Mi compañera lo comprenderá… ¡Ah! y no te olvides las gomitas, él es muy despistado…Y no querrás quedarte…ya sabes…
- No, no estarás hablando en serio, eso está prohibido y además ¡Qué vergüenza!- Pudo replicar Cooan entre balbuceos. - Yo no, no podría, quiero decir, que no.
-Pero si has dicho que te gustaban los chicos. ¿O es que Roy te parece feo?
-¿Feo? ¡qué va!- Se apresuró a negar su contertulia.- No es eso, es que yo…todavía no…-Pudo balbucir presa del azoramiento.-
-¿No me digas que eres virgen?- Le disparó Melanie.-

La jefa de animadoras estaba cada vez más entusiasmada ante ese filón que tenía delante sólo para su diversión. Esa pobre estaba roja como un tomate. ¡Lo que iban a reírse las demás en cuanto se lo comentase! Volvió a la carga con regocijo.

 -¿Nunca has estado con un chico?- Preguntó con fingida(o quizás no tanto esta vez) cara de asombro. -
- No, bueno sí, tuve una relación, al menos un muchacho que me gustaba, pero no salió bien. -Replicó con la voz queda, a decir verdad se sentía como si estuviera en medio de un interrogatorio. Y pudo remachar. - Ahora me lo pienso más a la hora de buscarme novio.
-¿Buscarte un novio? ¡No seas tonta, mujer! - Le sonrió Melanie de modo condescendiente. - No hace falta que te comprometas, ya sabes, una noche y si te gusta repetir pues lo haces. Aunque con Roy sólo te dejo una ¿eh?- Remató aparentando complicidad. -

            Cooan estaba alucinada ¿Qué clase de relaciones se establecían allí? Lo cierto es que había oído comentar a sus amigas guerreras que los occidentales tenían otra manera de hacer las cosas en ese terreno, que eran más lanzados, por decirlo así. Sobre todo las mujeres. Eso le recordaba vagamente a Némesis. Allí circulaban muchos rumores acerca del propio Rubeus y sus andanzas. Aunque ella siempre se había negado a darles crédito, después supo que eran ciertos. Pero a fin de cuentas él era un hombre y los hombres, ya se sabe. Sólo van a su propio interés. Desde luego, ella no estaba dispuesta en absoluto a meterse en esa rueda.

- Te lo agradezco mucho pero debo concentrarme en estudiar para aprovechar el año. Igual que mi hermana. - Afirmó tratando de recobrar la pausa en sus palpitaciones.-
-¿Tu hermana tampoco tiene novio?- Le sonrió Melanie inclinando la cabeza como si quisiera escuchar con mucho interés la respuesta de Cooan. -
- No, ella,… que yo sepa no está interesada en ninguno todavía. - Repuso la interpelada con una tímida sonrisa. -

            Melanie quería continuar su acoso y derribo sobre todo centrándolo en esa irritante hermanita de Connie. La ocasión de sonsacar más información era única. En estas circunstancias esa boba le diría todo lo que quisiera saber. Quizás fuera cierto que no andaba tras de Roy. ¿Y si era precisamente una de esas?

-Tendré que preguntar a algunas de las chicas de la universidad. Esas que van a bares de ambiente. - Pensó con regocijo.- Quizás a la misma pánfila de su hermana pequeña…

 Sin embargo, se cuidó de hacerlo porque era precisamente Roy quien se dirigía hacia ellas. Los chicos ya habían terminado de calentar y faltaba media hora para el comienzo del encuentro. Las puertas se habían abierto y el público afluía al interior. Era hora de ultimar los preparativos. Aunque antes tenían unos minutos para hablar y el muchacho quiso aprovecharlos.

-¡Hola chicas!- Las saludó esbozando una amplia sonrisa.-

Lo cierto es que venía sudado y  aun respiraba agitado para recobrarse del esfuerzo. Pero eso, lejos de hacerle perder atractivo contribuía a realzar todavía más sus encantos a los ojos de ambas.

-¿Qué tal Roy? ¿Dispuestos  a humillar a los de Saint Paul? - Replicó Melanie abalanzándose sobre su cuello en tanto guiñaba un ojo a su azorada compañera.-

            Éste se zafó discretamente no sin encajar antes un par de besos que más bien fueron lametones. Cooan simplemente no se acercó y sonrió envaradamente. En tanto él, ajeno a eso, agarraba amistosamente de la cintura a Melanie  y les aseguró.

- No podemos perder, tenemos a las mejores animadoras del mundo. Así que contad con ello.
-¿Te ha gustado nuestro ensayo?- Preguntó esperanzadamente Cooan ante la divertida mirada de Melanie y el  amable asentimiento de Roy. -
- Claro Connie. – Respondió muy sinceramente él. - Tú en particular lo has hecho muy bien. Tienes mucho ritmo. - ¿Verdad Mel?- Inquirió a la capitana de las cheer-leaders.-

Ella convino en eso con una pícara sonrisa para añadir no sin regocijo.

- Eso comentábamos las dos ahora mismo, el ritmo es importante para todo. ¿Verdad Connie?

            Ésta no fue capaz de responder pues el rubor la controlaba hasta tal punto que no podía mirar directamente al chico. Roy se temió alguna de las chanzas habituales de Melanie con las nuevas y decidió echarle un capote a la azorada chica.

- Os debe de tocar dentro de poco. - Le comentó a la jefa de las animadoras. -
-¡Es verdad! ¡Maldita sea, casi se me va en santo al cielo! Tengo que dejar el reproductor de cd en la taquilla, recoger los pompones y devolver la llave. Bueno, ahora vuelvo. Connie espérame aquí.

            Y se alejó para rematar los preparativos. Roy sonrió viendo como se marchaba y le comentó a Cooan con afabilidad.

- Celebro que te adaptes bien con las chicas. Por lo que tengo oído te aprecian bastante.
- Gracias. - Pudo sonreír ella mirándole de reojo. –

Y es que no se podía quitar de la cabeza lo que Melanie le había dicho. ¿Sería verdad? De todos modos a ella le gustaba mucho, para que negarlo, y Roy no era como Rubeus, aunque tampoco podía estar del todo segura. Tenía fama de ligón y eso le preocupaba. Pero quién sabe, con un poco de paciencia...

- Tengo que irme a vestuarios, nos queda la charla pre – partido. - Informó él lamentando no poder charlar un poco más con esa muchacha tan agradable. – Hasta ahora.

            Quizás hubiera podido intentar sondearla sobre su hermana. Pero ahora no era ni el momento ni el lugar adecuado. Esperaba poder dirigirse a Bertie cuando estuvieran visitando la ciudad al día siguiente.

- Que tengáis mucha suerte. - Le deseó ella con el semblante iluminado.-
- Igualmente, y tranquila Connie, lo harás muy bien.- La animó éste creyendo que el rubor de la muchacha obedecía  a los nervios  de su debut. -

            Dicho esto se marchó junto con sus compañeros. Cooan se quedó parada en un principio, pensaba en que era una lástima que su hermana y Roy no se llevasen mejor. El chico era muy amable, quizás algo gamberro sí, pero buena persona en el fondo. Lamentó que ambos comenzasen tal mal. Aunque bueno, últimamente su relación parecía haber mejorado. Se alegraba por ello. No tuvo tiempo de reflexionar más sobre eso. Enseguida vio llegar a Melanie y las demás que al parecer venían riéndose de algo. No tuvo tiempo de preguntarlas acerca de qué. Debían ocupar sus puestos detrás de las canastas para salir a bailar cuando comenzase el partido y hubiera algún “tiempo muerto”

-Vamos allá. Espero hacerlo bien. No defraudaré a mis compañeras ni a mis amigos. - Se dijo intentando darse moral.-

            Por su parte Tom y Beruche llegaron al campo ocupando sendos sitios en las gradas.

- Espero que los nuestros ganen. - Deseó ella que miraba a su compañero con preocupación, el chico parecía ausente. -
- Sí. Eso espero. - Convino él sin mucho entusiasmo mientras buscaba con la mirada a Cooan. -
- Oye Tom, ¿te encuentras bien?- Le inquirió Bertie. -¿Ya estás recuperado de lo de ayer, no?
-¡Sí, sí, no te preocupes! - Se apresuró a responder él saliendo de aquella especie de bucólico trance. - Es sólo que aun no comprendo que me pudo ocurrir. Eso de un espíritu, no sé. ¡Suena tan increíble!...

            Beruche le escuchaba con interés y verdadero deseo de poder ayudarle. ¡Ojalá pudiera contarle todo lo que ella sabía por experiencia propia!, aunque nada podía hacer salvo tranquilizarle con buenas palabras.

- Olvídate de ello. Ya ha pasado, trata de divertirte, si es que uno puede divertirse aquí. - Añadió pensando más en ella misma, puesto que este tipo de deporte no le gustaba demasiado. -
- Tienes razón. - Repuso él más animado, asegurándole a su compañera. -  ¡Y ya verás cómo es divertido! Roy es muy bueno y el resto del equipo también.
- ¡Ya puede serlo! porque creo que en vez de estudiar se pasa el día aquí metido.- Criticó ella con aire amonestador. -
- No seas tan dura con él. - Le pidió Tom, adoptando un tono más confidencial en defensa de su amigo. - Puede que Roy parezca irresponsable a veces, bueno.- Corrigió sin poder evitar una sonrisa. - Casi siempre lo parece, y se porta como tal. Pero te aseguro que esa no es su verdadera naturaleza. Cuando le conocí el año pasado al principio pensaba igual que tú, pero después me convencí de lo contrario.

            Bertie arqueó las cejas centrando su atención sobre el muchacho, era una clara invitación a que continuase con la charla y su compañero la aceptó.

- El baloncesto es muy importante para él, desde que era niño, su padre se lo inculcó...

            Sin embargo, la fanfarria de la banda musical interrumpió la conversación y su compañero esperó a que sonase el himno nacional. Los jugadores de ambos conjuntos estaban alineados en el centro de la cancha y con la mano en el pecho lo escucharon con respeto lo mismo que el resto de los alumnos. Beruche imitó a Tom más por cortesía que por otra cosa, ese no era su país, pero estaba allí y debía observar las normas. Aprovechó para fijarse en Roy, le descubrió entre los demás miembros del equipo y se dio cuenta de su actitud seria y concentrada. Desde luego con esa cara no parecía él. Incluso sintió una rara impresión, como si ya hubiera visto algo así. Ese gesto tenso y esa impresión de dignidad que transmitía en tanto sonaban los acordes de la música. Pero aquello se desvaneció enseguida pues la banda concluyó y los jugadores se dispersaron para hacer el último calentamiento. Entonces fue el turno de las chicas y Tom alertó a su compañera.

-¡Mira! , allí está tu hermana con las otras.

            Bertie la vio y se sintió orgullosa. Cooan era la mejor de todas, incluso mejor que esa presuntuosa de Melanie con la que había firmado aquella tácita tregua (Lo cual no significaba que de modo alguno la tragase). Pero ¿a qué pensar en ello? Las animadoras terminaron sus evoluciones y el partido dio comienzo al fin.

Let´s go Golden! – Gritaban los espectadores, deseosos de que su equipo obtuviera la victoria.-

            El encuentro estuvo competido y Roy efectivamente demostró su seriedad en la cancha, dirigiendo a su equipo, defendiendo y dando instrucciones a los suyos. Incluso se lució en algunas jugadas robando varios balones y anotando bastantes puntos. Aupado por su público y los ánimos de las Cheer- leaders, que ejecutaron diversas coreografías, con Cooan destacando en todas y cada una de ellas.

-¡Ojalá nuestras hermanas y nuestras amigas pudieran verla!- Exclamó llena de orgullo.-
-Lo hace realmente bien. Es una magnífica bailarina.- Afirmó Tom.-
-Creo que tú también eres muy bueno bailando.- Repuso Bertie.-
-Mi madre me enseñó siendo niño.- Repuso el chico algo tímidamente ahora.- He seguido practicando un poco, porque ahora me dedico más a las artes marciales. Pero me apunté a la actividad de baile ya desde el año pasado.- Le desveló él, deseando.- Sería estupendo poder bailar con tu hermana.
-Seguro que ella pensará lo mismo.- Le sonrió animosamente su interlocutora.-

            Ojalá que fuera así, Beruche tenía muy buen concepto de ese muchacho. ¡Ojalá su hermana se diera cuenta de cómo la miraba! En el buen sentido en el que lo hacía, claro. Bastaba observarle para saber que estaba coladito por Cooan. Aunque dejó eso de lado, fijándose en la reanudación del partido. Roy seguía esforzándose bastante y arengado por el público hasta encestó desde muy lejos provocando la algarada general cuando deshizo un incómodo empate en el tanteador. El chico sonrió elevando los brazos y apretando los puños en señal de alegría, siendo felicitado por sus compañeros.

-Muy bien, así se hace.- Le animó a su vez Tom, haciendo bocina con las manos.-

De este modo el Golden, tras unos últimos minutos realmente buenos, finalmente venció por doce de ventaja.

-¡Roy ha estado genial! ¡Y todo el equipo también! Un triunfo muy trabajado. – Exclamó Tom.- ¿No crees?- Le preguntó a su compañera.-

            Beruche tuvo que admitir que el aludido era realmente bueno. Notaba como se entregaba en el juego y formaba una piña con sus compañeros. Ese chico egoísta y frívolo en apariencia, cambiaba mucho en el parquét. Aquello era su afición, lo que más le gustaba hacer e incluso quizás su verdadera vocación. Bertie podía comprender eso. A ella le ocurría con el ajedrez. Incluso siendo aun Ayakashi, pactó con la guerrero Mercurio una partida jugándose las vidas de las otras sailors, cuando ya las tenía a su merced. Aquello no era para sentirse orgullosa desde luego porque hizo unas cuantas trampas. Aun así se daba cuenta de que, incluso entonces, el interés por jugar le fue irresistible y  en la partida anterior, que fue la final del campeonato en donde se había infiltrado, no hubo ardides. Ami ganó, pero Beruche pese a enfurecerse entonces con la derrota disfrutó enormemente. Había jugado tres partidas antes y todas las ganó limpiamente deseosa de medirse contra la que sabía era su mortal enemiga la Guerrera Mercurio, no por ser una sailor, sino porque era una gran ajedrecista. Después, cuando se hizo plenamente humana, quedaba con su contrincante y desde entonces gran amiga, para jugar y jugar. Las dos se pasaban horas ante un tablero y entre movimientos y reflexiones podían hablar sobre muchas cosas. Echaba de menos a Ami, al resto de las guerreras y a sus propias hermanas, pero aquí había hecho nuevos amigos. Y Roy podía ser uno de ellos. Mañana por fin saldrían los cuatro juntos, por supuesto era solamente una excursión educativa para ella y Cooan. Pero se alegraba que las dos pudieran compartirla con esos chicos.

-¡Voy a felicitar a Roy! - Declaró un muy contento Tom, que apenas había hablado durante todo el partido. -¿Te vienes?- Le ofreció a Beruche, agregando esperanzado.- Así también veremos a Connie.
           
Ella asintió con una sonrisa. Le hacía gracia el nombre que le habían colocado a su hermana. Para los americanos pronunciar correctamente “Cooan” era algo problemático y Roy, como siempre, se evitó complicaciones y la bautizó así desde el primer día. A la aludida le gustaba desde luego y a la propia Beruche también. Aunque el apodo de cubito, que ese tarambana le había encasquetado a ella, a veces la sacaba de quicio. Sobre todo porque solía emplearlo cuando le hacía una trastada para intentar apaciguarla consiguiendo por supuesto, todo lo contrario. Aunque, en honor a la verdad, ella siempre se fingía más enfadada de lo estaba en realidad.

-Cubito.- Se dijo Beruche divertida. - Si él supiera lo cerca que estuvo realmente de mí ese nombre. ¡Cómo explicárselo!

            Menos mal que no tendría que hacerlo, terminó por decirse en tanto descendía por las escaleras que surcaban las gradas yendo al encuentro de los otros. Tom y ella finalmente se reunieron con Cooan aunque tuvieron que aguardar a que Roy saliera del vestuario tras celebrar brevemente la victoria con sus camaradas. Cuando éste llegó, Bertie se limitó a recordarle con aire severo.

- Espero que no te vayas de juerga esta noche y te olvides de mañana.

            El aludido se encogió de hombros y la miró extrañado, intercambiando más miradas de complicidad con Cooan y Tom y respondiendo con desenfado.

- No hace falta que me felicites, cubito. No sé, nada de ¡Oye, que bien has jugado! ¡Eres genial! Y cosas por el estilo.
-¡Has estado fantástico, Roy!- Se apresuró a intervenir Cooan, en parte para disipar el posible malestar de él con su hermana y también porque lo pensaba realmente. -

            Pero Beruche era más inasequible a dar elogios y solamente aseveró.

- Juegas bien y hay que reconocer que te esfuerzas, si fueras igual para estudiar seguro que sacarías matrícula de honor en todas las asignaturas.- Aunque recordando las palabras de Tom concedió finalmente una sonrisa y reconoció. - Pero has conseguido que no me aburra con este deporte y eso tiene su mérito.

            A Roy aquello le sonó como el mejor de los elogios, sin duda Bertie había quedado gratamente sorprendida con él pero no lo reconocería ni bajo tortura. Así que decidió dejarlo estar. Se daba por más que satisfecho con eso.

- Bueno. No te preocupes, mañana no faltaré. Palabra de honor. - Prometió él solemnemente.-
- Y siempre cumple su palabra. - Le apoyó su compañero.-
- Roy, tienes un amigo que no te lo mereces. - Sonrió Beruche. -

            Aunque veía con agrado que, al parecer, era cierto eso de que Roy siempre respetaba la palabra que daba. Por su parte Tom la miró agradecido pero, para su desgracia, la persona que capitalizaba su verdadero objeto de interés sólo tenía ojos para ese amigo. El interpelado tomó la palabra una vez más.

- Supongo que pierdo el tiempo si os invito a venir a nuestra fiesta de la victoria. - Ofreció él. -
- Roy, hemos dejado de estudiar para verte. Cooan estará cansada y tenemos tarea por realizar. - Replicó tajantemente Beruche que, pese a todo, suavizó su tono para añadir conciliadora. - Pero gracias de todas formas y recuerda que nos vemos mañana a las nueve en punto.- Insistió como despedida. -

            A su pesar Cooan convino en eso con su hermana. Por una parte sí que le hubiese gustado asistir pero tampoco se atrevía a meterse en ese tipo de fiestas. Sobre todo si eran como contaban. Además, no podía dejar de recordar lo que le había dicho Melanie. Todos bebían de modo más o menos encubierto reuniéndose en la cancha o el gimnasio aprovechando el fin de semana y que muchos profesores se marchaban a sus casas. Y después de la bebida se llegaba a otras cosas. No, mejor irse a dormir temprano. Beruche tenía razón, estaba cansada pero contenta. Y encima habría que levantarse pronto al día siguiente.

-Ha sido un día realmente intenso.- Declaró la joven.-
-Y has estado realmente bien.- La alabó Beruche.- ¡ Antes pensé que ojalá nuestras hermanas y las chicas hubieran podido verte! -
-Melanie me ha dicho que si llegáramos a las finales estatales podría venir la televisión. Y nuestro equipo de animadoras saldría a nivel nacional.- Le comentó su ilusionada contertulia.-

            Su hermana suspiró. No se fiaba nada de esa jefa de animadoras. Aunque al menos parecía tratar a su hermana con bastante consideración…

-Sería estupendo. Y las eclipsarías a todas. - Convino finalmente en tanto las dos se dirigían a su habitación.-

             Por su parte los muchachos también charlaron un poco.

-Hay que admitir que Connie está muy bien como animadora.- Afirmó Roy que observando el gesto de su amigo se apresuró a añadir.- Solo es un cumplido hacia ella. Me sigue sin interesar a ese respecto.
-Ya.- Suspiró su compañero, agregando pesaroso.- Lo malo es que yo tampoco llamo mucho su atención que digamos.

            Roy le pasó un fraternal brazo por los hombros a su amigo y le apretó un poco tratando de sonar animoso.

-¡Vamos Tommy, tío! Si todavía ni lo has intentado. Mira, te diré lo que vamos a hacer. Vente a la fiestecita de esta noche. Hablamos con algunas chicas. Te conviene tirarle los tejos a alguna. Para practicar.
-No, no podría. Solo puedo pensar en ella.- Repuso el joven, suspirando de nuevo.-

Su compañero movió la cabeza con una leve sonrisa. Estaba claro que Tom tampoco deseaba festejar en exceso y tuvo que ir sólo. De modo que se despidió con tinte algo burlón.

-¡Anda paleto de Kansas!, que tengas dulces sueños. Con tu princesa Connie…

Apenas si eludió el capón que Tom le lanzó en agradecimiento a esas palabras, aunque enseguida Roy agregó para imbuirle algo de moral a su interlocutor.

-Mañana visitaremos la ciudad. Será tu ocasión de poder hablar más con ella. Hazme caso, sé tú mismo. Con que te muestres así, la tendrás en el bote.
-Y hablando de bote. ¿Tratarás de no tirar a Bertie al agua si vamos a ver a Miss Liberty?- Replicó su compañero no sin humor.-

Tras reírse un poco los dos a cuenta de aquel comentario se dieron las buenas noches y Roy se fue rumbo a la fiesta. Suponía que Melanie estaría allí para revolotear a su alrededor, pero en esta ocasión no fue así. Ella misma era objeto de asedio por parte de un jugador de rugby. Se trataba de un tal Malcolm Roberts, tipo grande y bastante bruto, de dos metros de alto por casi otros dos de ancho, pelirrojo y de ancha mandíbula. A este tipo  Roy no le caía demasiado bien, sobre todo por estar  en el punto de mira de la chica que le interesaba. La relación entre ellos no era precisamente cordial, más bien no existía. A la rivalidad entre sus dos equipos por capitalizar la atención de la Universidad con sus logros deportivos, se unía esta otra situación de faldas y Roy no quería complicarse la vida con Roberts. ¡Si quería a Melanie, pues toda suya! A fin de cuentas él la tuvo casi todo el año pasado y estaba un poco harto del afán posesivo de la chica. Así que se limitó a beber con sus amigos del equipo y a apartarse lo más posible. Melanie no era tonta y comprendió que no debía ir tras él delante de todo el mundo. Se divirtió haciendo sufrir al rugbista mientras ardía de contrariedad por dentro. ¿Qué pasaba con Roy? Apenas unos meses antes, cualquier deseo de ella habría sido como una orden para ese muchacho y ahora se diría que la ignoraba cuando no la evitaba descaradamente. Aquello era humillante y su enfado creció aún más cuando alguien le dijo que había oído a éste hablar con las japonesas y con Tom preparando una salida a la ciudad. Melanie no creía que él estuviera detrás de Connie, no. Se daba cuenta de que no la miraba de ese modo. Conocía bien a Roy, entonces era la otra. ¡Maldita zorra! Quizás no fuera tan inocente y puritana como pretendía. O precisamente esa era su arma. ¡Claro!, Roy estaba más que hecho a las chicas atrevidas y dinámicas como la propia Melanie. Sin embargo, sus defensas no le permitían enfrentarse a una “pobrecita extranjera tímida y seria que sólo venía a estudiar”. Y que a buen seguro se habría estado haciendo la difícil con él.

-No hay cosa que estimule a Roy más que un reto de ese tipo. Y esa fulana debe de haberse dado cuenta…- Masculló.-

 Pero había descubierto su juego, así que ya le “ajustaría las cuentas”. De todos modos tenía a Connie en su equipo y podría sacarla información. Convendría hacerse pasar por su amiga y tratarla bien mientras le interesara. Desde luego que ese par de bobas no sabían contra quién se la estaban jugando, pero pronto lo descubrirían.

-¡Con que esas tenemos!, ¿eh?- Se dijo la jefa de animadoras con expresión crispada y sintiéndose herida en su orgullo.- Te vas a arrepentir japonesita. Te demostraré quién manda aquí.

Por su parte, Roy también tenía cosas de que hablar con alguno de sus compañeros. Él, al igual que Melanie, Roberts, el propio Tom y unos cuantos alumnos más, pertenecía a la Hermandad de la Golden Eagle. Una típica sociedad universitaria para alumnos destacados y populares. El muchacho ostentaba la cinta roja que ahora llevaba anudada a su brazo derecho. Aquel era el símbolo que indicaba su pertenencia al órgano regidor. Al igual que Roberts y Melanie. Su amigo Tom era solamente cinta azul, lo que le daba el derecho de ser miembro pero no para votar. Por debajo de eso estaban las cintas verdes, o miembros a prueba y las amarillas, alumnos que eran meros aspirantes a ingresar y que tendrían que ser valorados por sus méritos.  Finalmente Roy vio a su amigo Jack que era el Gran Hermano, con su cinta púrpura que le acreditaba como el Jefe de la Hermandad.

-¡Hola tío! - Le saludó con tono distendido mientras su amigo se bebía una cerveza. - Tengo que hablar contigo sobre un par de admisiones.
-Tú dirás. – Repuso su compañero. -
-Me gustaría que se aceptasen las candidaturas de Connie y de Bertie. - Le reveló.-
-Por mí ningún problema, pero tendremos que reunirnos con Ozzi, Melanie y Malcom. Ya sabes, las normas dictan que todos los miembros cintas rojas voten por unanimidad. Yo, como cinta púrpura haré de notario de lo que se decida.
-Vale. Así podré decírselo a ellas. Para que se presenten. – Afirmó el chico.-
-¿Me estás contando que no te lo han pedido esas chicas?- Se sorprendió Jack. –
-Ni siquiera saben que nuestra hermandad exista, pero creo que son dos muchachas excepcionales. ¿No crees? - Arguyó su interlocutor.-
-Al menos buenas sí que están. Y también son majas. - Afirmó el interpelado asintiendo divertido para remachar. – Cuando lo sepan y estén dispuestas oficialmente a pedir su ingreso, házmelo saber. Yo las apoyaré.
  
Y el muchacho le agradeció a su amigo su gesto y se despidió. No quería acostarse muy tarde para no fallar en su cita.

-Espero que las dos serán admitidas de inmediato.- Deseó cuando se fue a dormir.-

Y llegó el día siguiente. Por una vez y para variar, a las nueve en punto  Roy esperaba junto con Tom a las chicas en el sitio convenido.

-¡Vaya!, esto sí que es una sorpresa.- Dijo Bertie no sin algo de sorna.- Roy Malden puntual…
-¿Qué te creías?- Replicó él haciéndose el ofendido aunque eso duró nada más que un instante.-  Si yo digo algo lo cumplo. Y lo que es más. ¡Paleto de Kansas! - Le pidió jocosamente a su amigo.- ¿Te has traído el discman?

            Por toda réplica Tom sacó ese aparato reproductor de sonido de uno de sus bolsillos de la chaqueta. Roy lo conectó a un pequeño altavoz.

-¿Para qué es eso?- Quiso saber Cooan.-
-Para que escuchéis a un clásico de “la Voz”.- Respondió Tom, con una divertida sonrisa.-
-Así es. Aquí nadie va a ir a visitar nuestra “Gran Manzana” sin antes haber escuchado esta canción…-Sentenció Roy dándole al “play” -

            Las atónitas chicas sonrieron al escuchar, era esa una bella canción y el hombre que la cantaba poseía una voz entre grave y algo desgarrada que, sin embargo, sonaba armoniosa y llena de energía. Pudieron comprender bastante bien la letra dado que era desgranada con mucha claridad por ese intérprete…acompañado eso sí, por ese par de gamberros, quienes con su mejor voluntad y no mal estilo hacían los coros y las delicias de las chicas.

Comiencen a esparcir la noticia, 
Hoy me voy.
 
Quiero ser parte de ello,
 
New York, New York.
 

Estos zapatos de vagabundo
 
Extrañan caminar
 
Justo por su mismo corazón,
 
New York, New York.
 

Quiero despertarme en una ciudad
 
Que no duerme,
 
Y encontrar que soy el rey de la colina,
 
El primero de la pila.
 

Las tristezas de este pueblito
 
Están derritiéndose.
 
Haré un flamante comienzo de ello
En la vieja New York.
 

Si puedo hacerlo allí,
 
Lo haré en cualquier parte.
 
Depende de ti,
 
New York, New York.
 

New York, New York.
 
Quiero despertarme en una ciudad
 
Que nunca duerme,
 
Y encontrar que soy un número uno,
 

El primero de la lista,
 
El rey de la colina,
 
Un número uno.
 

Las tristezas de este pueblito
 
Están desapareciendo.
 
Voy a hacer
 
Un flamante comienzo
 de ello
En la vieja New York.
 

Y si puedo hacerlo allí,
 
Voy a hacerlo en cualquier parte.
 
Depende de ti, 
New York, New York.
 
New York.

(Frank Sinatra New York, New York. Crédito al autor)

-Esto sí que era cantar.- Admiró Tom. – ¡Vaya un genio!
-Ya te digo amigo mío.- Afirmó su compañero con tono de humor.- Sé que soy una maravilla.

            Y entre las risas de las chicas, Tom le dio un capón para replicar.

-¡No me refería a ti, idiota!…me refería a “la Voz”…
-Vale, vale…- Convino su amigo entre risas y frotándose el coscorrón con una mano.-
-Una canción preciosa. – Admitió Bertie. Que quiso saber.- ¿Por qué le llamáis “la Voz”?
-Es evidente, ¿No crees, cubito?- Se rio nuevamente Roy.-
-No pensaba que os gustase este tipo de música.- Intervino Cooan.-
-Para que veas que somos ecléticos. - Le respondió Tom algo azorado al dirigirse a ella.-
-Sí, eso epilépticos.- Dijo Roy sin que se supiera a ciencia cierta si era una broma o no.-
-Anda, deja ya de decir tonterías. - Le pidió Bertie suspirando resignada.-
-Lo que pasa es que no te imaginabas que tuviéramos tal cantidad y variedad de gustos e intereses musicales.- Le respondió el aludido con jocosidad, remachando.- Y sobre todo, tan buenos…
-Otro día estaría bien que os pusiéramos alguna música más variada para que vayáis captando los gustos de por aquí. - Propuso tímidamente Tom, mirando más a Cooan que otra cosa según hablaba.- Si os apetece, claro.
-Recuerdo que nuestra madre escuchaba mucha música, ¿verdad Bertie?- Comentó la muchacha.- Igual que la abuela Kim…
-Es cierto.- Asintió ésta con tono de nostalgia.- Éramos muy pequeñas pero me acuerdo bien.
-Seguro que os podrían muchísimos clásicos.- Dijo Roy.-

            La verdad, ahora que lo pensaba, él no le había hablado a las chicas de su familia, pero ellas tampoco habían comentado nada de la suya. Únicamente habían citado a sus padres y a algún otro pariente, como ahora, pero sin entrar en detalles. Bueno, podía comprender eso mejor que nadie. No sería precisamente él quien quisiera hacer preguntas.

-Os pondremos algo más de nuestra discografía entonces, en otra ocasión. Para cuando vayamos a baile. ¿Te parece Connie? - Terció Tom azorándose un poco.-
-Sí, sería una buena idea, pero tenemos que darnos prisa o perderemos el autobús. - Les recordó la muchacha algo ruborizada a su vez.-

            Ella no estaba segura de si eso estaba intentando ser una especie de proposición por parte de su compañero o sencillamente interés musical. Aunque ahora no quedaba mucho tiempo para darle vueltas, como la propia chica había indicado se hacía tarde.

-Tienes razón Connie. - Dijo Roy percatándose de ello para urgir a sus amigos. - ¡Vamos!…

De modo que, sin más tardanza se dirigieron a la parada. Había un autobús regular desde la universidad a la ciudad, los chicos lo abordaron. Al cabo de hora y media llegaron a la terminal. Bajaron por fin y se detuvieron a planear el recorrido, Roy les informó con la ayuda de un mapa de metro.

- He ojeado el itinerario turístico y tenemos hasta las veintiuna horas para tomar aquí el autobús de vuelta. Llegaremos justo antes del toque de las veintidós cuarenta y cinco. Ahora tenemos algunas opciones que os comento. A ver cuales os gustan más. La línea azul nos lleva desde el aeropuerto JFK hasta Manhattan.  Podemos hacer un transbordo en la línea verde para abordar el ferry del sur y visitar “Liberty Island” y “Ellis Island”.
- Allí se detenían los inmigrantes cuando llegaban a este país. ¿No?- Inquirió Cooan algo dubitativa puesto que creyó haberlo oído mencionar en alguna de sus clases. -
- Así es. - Terció Tom asintiendo aprobatoriamente aunque completó ahora dirigiéndose más bien a Roy. – Sería mejor comprar unas “metro cards”. También valen para los autobuses.
- Tienes razón.- Convino éste, que explicó a las chicas. - Son unas tarjetas para varios viajes.

            Bertie escuchaba a ambos visiblemente impresionada. Por primera vez parecía que Roy tenía algo controlado, y no solo el baloncesto. Desde luego no era tan tonto como a veces aparentaba. Al menos esta versión del chico no se parecía a la forma en como actuaba en otras ocasiones anteriores. Estaba mostrándose ordenado, puntual y con pleno conocimiento de lo que hablaba. Más cuando él añadió  casi de forma magistral, dándoles a elegir entre varias alternativas, como si estuviera dando una clase.

-Por desgracia no tendremos tiempo de verlo todo. La ciudad es muy grande, podemos ir a la Midtown en Manhattan y acercarnos al Madison Square Garden o ir por el Chelsea Market. O quizás ver el “Empire State Building” o caminar por la cuarenta y dos Avenue y acercarnos a Times Square. También podríamos por supuesto ir a la Estatua de la Libertad. Pero tendremos que decantarnos sólo por dos o tres cosas a lo sumo.
- Lo tenéis bien planeado. - Concedió Beruche sin poderlo creer. Decidió que podían encomendarse a los muchachos añadiendo. - Bueno, vosotros diréis por dónde vamos.
-¿Qué os parece un recorrido por la Quinta Avenida y después el ferry sur hacia la Estatua de la Libertad? Con eso seguro que ocupamos el día. - Propuso Tom.-
- Eso suena muy bien,- secundó Cooan animándoles a todos. - ¡Vamos allá pues!

            Se pusieron en camino, con mucho interés y curiosidad las muchachas transitaron por las nutridas calles de Nueva York junto con sus guías. Ambos chicos les explicaban los nombres y curiosidades de las cosas más destacadas. Al pasar por la Quinta Avenida, las chicas se pararon a contemplar con detenimiento el gran escaparate de una joyería llamada “Tíffanis” o algo así. Al ver los precios casi les dio un shock. Beruche susurró al oído de su hermana.

- Esto no lo hubiese podido pagar ni el mismísimo príncipe Diamante,- a lo que Cooan sonrió y asintió con la cabeza. -

            Después y tras comerse los típicos “perritos calientes”  contemplaron el Empire State aunque no pudieron subir dado que tenían poco tiempo. Más tarde Beruche sí quiso entrar un momento a ver la biblioteca pública. La muchacha estaba encantada pensando cómo disfrutaría Ami en medio de tanto libro. También ella y su hermana se quedaron con las ganas de visitar los museos Guggenheim y Metropolitan. Sin embargo, se alegraron de tenerlo como excusa para volver otro día. Roy les llevó hasta la catedral de San Patricio y un buen rato más tarde llegaron al Ferry Sur en Battery Park y fueron en barco hasta la Estatua de la Libertad. La pena es que ya había mucha gente puesto que se les hizo muy tarde y tuvieron que aguardar casi una hora para embarcar. Finalmente lo lograron. Roy, mirando hacia la estatua, les advirtió en cuanto llegaron.

- Aquí siempre hay cola, como en el ferry, debemos darnos prisa.
- Pues parece que hoy, al menos en esto, tenemos suerte, no parece haber mucha. - Terció Tom señalando a un reducido grupo de personas que estaban junto a la famosa “Miss Liberty”- A lo mejor luego nos da tiempo a ir a Ellis Island o ver Wall Street.
- Chicos - preguntó Roy señalándola a su vez. -¿Recordáis el famoso vuelo de “Superman y Lois”? Pues aquí se rodaron los exteriores, ¡cómo me gusta esa secuencia!..- declaró con admiración. - Desde que era pequeñito...desde entonces quise ser como Superman...

            Las chicas se miraron entre ellas, ninguna sabía quién podría ser ese tal “Superman”, luego recordaron una película que habían visto en casa de Rei hacía algún tiempo y Bertie le atacó cáustica pero divertidamente.

-¿Y ya lo has conseguido?

            Risas de los otros ante ese comentario pero Roy no se achantó y replicó del mismo modo jovial (E incluso sincero sin que por supuesto sus amigos pudieran sospecharlo)

- ¡Casi lo tengo dominado!

            Y más carcajadas. Las cosas discurrían bien y la jornada estaba siendo agradable, aunque estaban agotados de tanto caminar. Para colmo a Roy le había comenzado a doler la cabeza. Seguramente debido al trasnoche de ayer y a toda la jornada que llevaban a sus espaldas, ¡menos mal que no bebió demasiado y se fue a dormir pronto para lo que él acostumbraba! Aunque de momento mejor dejarlo estar, tenía experiencia suficiente en esas lides para saber que eso pasaría.

- Algún día me gustaría volar así a mí también.- Suspiró entre tanto Beruche, haciendo que Cooan se riera otra vez, tapándose la boca con las manos y  susurrándole  a su hermana. -
- Pero si tú ya volabas antes...
- Bueno.- Replicó la aludida con otro cómplice susurro y aguantándose las ganas de reír. - Ya lo sé tonta, pero ellos dos no lo saben.

            Roy por su parte pensaba que quizá él podría complacer algún día ese deseo. ¿Quién sabe? Pero, en fin, ese maldito dolor de cabeza iba en aumento. Mientras tanto Tom, que estaba junto al grupo de gente guardando el sitio para que los demás mirasen los alrededores, les metió un poco de prisa.

- Vamos chicos que la cola avanza.- Les advirtió para que se acercasen a su posición, cosa que hicieron enseguida.-

            Pasó un buen rato y por fin accedieron al interior. Tras una interesante visita a la Estatua decidieron abordar el ferry a Ellis Island, pero cuando llegaron al atracadero pudieron presenciar un espectáculo notable. Allí congregadas había docenas de personas que llevaban unas túnicas negras  y marchaban encapuchadas en procesión rezando una letanía de cánticos. "El fin de los tiempos está cerca". "La llegada del Maestro se aproxima." Tom, atónito, le preguntó a uno de los policías que mantenían acordonado el sector.

- Perdone agente, ¿qué significa esto? ¿Es que estamos de carnaval hoy?- rio señalando a ese grupo tan extraño. -

            Roy apenas sí le escuchó, se tapaba la frente con la palma de la mano tratando de acallar el incesante martilleo que sentía. Beruche y Cooan se percataron de ello pero no dijeron nada, creyendo que era un gesto de los muchos que podía hacer él a la vista de algo tan esperpéntico.

- Pues casi, amigo,- suspiró con aburrimiento el policía que respondía a Tom entre tanto. - Es una concentración autorizada de una de esas sectas de chalados - sacó una lista que leyó cansinamente - ¡Ja! la secta del Caos Final, ¡valiente atajo de memos! – Desdeñó. -
- Perdone – Intervino Roy que, impaciente por subir al ferry, le preguntó al policía. - Oiga, ¿sabe si van a tardar mucho? , tenemos que abordar...
- Es cuestión de un par de horas más o menos - contestó indiferentemente el agente sin dejarle terminar.-
-¿Tanto?- inquirió Beruche con disgusto e incredulidad. - Entonces no nos va a dar tiempo a regresar a nuestra hora
- Creo yo que será mejor que nos volvamos, no me gusta su aspecto. - Terció Cooan a disgusto de no poder visitar la isla, pero más inquietada por aquel espectáculo. Aquellos encapuchados con sus largas túnicas negras le recordaban al Hombre Sabio y eso la daba escalofríos. -No sé como permiten cosas así, deberían encerrar a gente como esa.- Declaró con visible expresión de recelo y temor. -
- Señorita - replicó el agente con condescendencia - si tuviéramos que encerrar a todos los locos que están metidos en sectas sólo en este Estado no tendríamos sitio suficiente ni en una cárcel del tamaño de Manhattan. Una secta más ¿qué importancia tiene ya? Éste es un país libre, además estos no hacen daño a nadie, sólo dicen tonterías. No sé qué del fin del mundo, el Armagedón o yo que sé.
-¿Cómo ha dicho? ¡Repita eso último! - le pidió Roy muy agitado al escuchar aquello, sorprendiendo a Tom y a las chicas. -
- Uno de ellos ha dicho que pronto llegaría Armagedón. No sé, será un grupo de rock extranjero supongo. - Conjeturó el policía sin entender tampoco esa reacción en aquel chico.-

            Roy no lo pensó, obedeciendo un impulso saltó el cordón policial y corrió hacia uno de los que parecían los líderes de la secta. La cabeza le seguía doliendo y ahora casi era insoportable. Pese a ello cortó el paso a los acólitos y sin mediar palabra agarró por el cuello al que parecía dirigirles arrastrándole contra una pared. El cortejo se detuvo y la policía le gritó.

-¡Alto amigo! ¿Qué es lo que está haciendo? Esa gente tiene permiso, pidieron legalmente estar ahí. Tienen sus derechos, así que suelte a ese hombre y vuelva aquí si no quiere tener problemas.- Le ordenó el agente en vano. -
-¡Vosotros! - gritó el chico ignorando por completo el aviso de la policía y dirigiéndose amenazante al encapuchado. - Ahora me vais a decir quiénes demonios sois y qué queréis de mí y de mis amigos.

            El resto de los acólitos congregados se abalanzaron sobre él, pero otro individuo, también encapuchado, les detuvo con un gesto de su mano. Después se dirigió hacia el enfurecido muchacho y le habló sosegadamente.

- Suelta a nuestro camarada y contestaremos a todas tus preguntas, Roy...
-¿Eh?- Exclamó éste soltando efectivamente al otro encapuchado y mirando sorprendido a su interlocutor mientras que con las manos se tapaba la cabeza que seguía torturándole. -¿Cómo sabes mi nombre?...
- Te esperábamos. Tú no puedes huir de nosotros por mucho que lo intentes. - Repuso el sectario con regocijo. -Incluso tu propia mente se rebela.- Añadió en clara alusión a ese dolor penetrante que el chico sentía. - ¿Lo estás notando ya, verdad?

            En ese momento llegó la policía y apartó al chico con intención de arrestarle, pero el líder de la secta les dijo que no ocurría nada y que lo soltasen. Los agentes lo hicieron deseosos de no complicarse la vida y se marcharon a su zona de protección, sin permitir no obstante que Tom o las chicas se reunieran con su amigo. Pero entonces el grupo de los sectarios se disolvió a instancias de su jefe. Éste, antes de marcharse, le reveló a Roy.

- Tú tienes un gran poder, una fuerza que el Maestro te ha dado y que ahora te reclama para que le sirvas, no debes ni puedes negarte...
-¿Qué Maestro?-. Inquirió el muchacho entre sorprendido y enfadado, tratando de sobreponerse a la tormenta de aguijoneos y descargas eléctricas que parecía estar desatada en su cabeza. - No sé de que demonios me hablas, sólo de los que has enviado contra mis amigos, no vuelvas a hacerlo o te…
-¡Ay Roy!- el sectario sonrió maliciosamente y negó con la cabeza como si aquella amenaza le divirtiese. – En el fondo únicamente eres un pobre iluso. Tampoco tiene ni idea de lo que sucede en realidad. Yo sólo soy un humilde siervo de la secta. Contra ti no he mandado nada, no tengo tal poder. Eso es cuestión de los altos jerarcas. Por eso te aconsejo que no les hagas enfadar y cumplas con tu deber.

            Entonces llegaron Tom y las chicas, la policía les permitió el paso al disolverse la manifestación. El líder al verles se despidió con esa maligna sonrisa que le adornaba y un inquietante "ya nos veremos". El aludido se quedó observando cómo se alejaba y mientras su dolor de cabeza remitió. Su amigo llegó a su lado.

-¿Quién era ese tipo? ¿Qué te ha dicho? - Quiso saber éste sin disimular su preocupación. -
-¡Son ellos! , los que están detrás de las cosas que han ocurrido,- les informó Roy dejándoles atónitos en tanto el muchacho sentenciaba mientras observaba como aquella turba de encapuchados se alejaba. - Habrá que tener mucho cuidado de ahora en adelante.
           
            Pese a las preguntas que le hicieron los otros se negó a decir más. Tenía miedo de preocuparles en exceso. Nadie le insistió y los muchachos volvieron a la universidad. Desgraciadamente el jovial ambiente que habían tenido durante todo el día se disipó. Ahora todos estaban más serios. Aunque antes de retornar pasaron de nuevo por la Quinta Avenida y visitaron de camino una de las iglesias de la zona donde Roy dijo que había hecho la comunión de pequeño. Era nada menos que la catedral de San Patricio. En el Midtown de Manhattan.

-Recuerdo haber venido aquí. Fue un día muy importante para mí.- Les comentó.-
-¡Es preciosa! - Exclamó Bertie mirándola admirada.- De estilo neogótico si no me equivoco.
-Pues creo que no te equivocas, cubito. Sonrió Roy.- Bueno, al menos eso supongo. Tú sueles saber mucho de esas cosas.
-Me gusta el arte.- Afirmó ella, alegando.- Durante nuestros estudios de magisterio a distancia escogí una asignatura o dos sobre esa disciplina.

            Entraron con una mezcla de fascinación y curiosidad. Al menos por lo que a las chicas respectaba. Cooan le indicó a su hermana que mirase hacia una gran escultura. Bertie enseguida comentó.

-Es una Piedad. Parecida a la de Miguel Ángel.
-Pero esta es bastante más grande.- Observó Cooan.- Mirad, aquí indica quién fue su autor.- Les leyó, tras haberse hecho con un folleto de los que había en la entrada. Un tal William Ordway Partridge.
-No sé en qué equipo jugaba ese.- Bromeó Roy al fin, produciendo una tímida sonrisa en sus amigos.-

            Tom por su parte se alegró de que su amigo estuviera de mejor humor. Este notaba que su dolor de cabeza se había desvanecido. Fue al poco de entrar en esa gran catedral. Sería quizás casualidad. Entre tanto fueron recorriendo los brazos y los transeptos caminando despacio.

-Esto es enorme.- Comentó Tom.-
-Paleto de Kansas, apuesto a que la iglesia de tu pueblo no es tan grande ni tan bonita como esta.- Quiso picarle Roy.-

            Su interlocutor se limitó a sonreír moviendo la cabeza. A su vez se fijó en un par de órganos enormes que tenían unos tubos larguísimos y susurró con humor.

-Tampoco tengo un instrumento tan grande en casa.

            Prosiguieron y ya casi al final, se hizo necesaria la inevitable donación. Pusieron cinco dólares cada uno y en esta ocasión Roy, lejos de hacer alguna broma o de resistirse a pagar, fue el primero que alentó al resto.

-Vamos, con esto harán buena obras y mantendrán esta preciosa catedral.
-Por esta vez, debo admitir que tienes toda la razón y que has hablado con mucho sentido.- Sonrió Bertie.-

Un sacerdote les agradeció aquello y regaló a Beruche un frasquito con agua de la pila bautismal ya que ella se interesó por los ritos cristianos. Al fin salieron listos para regresar a la Universidad.

-Ha sido una excursión fantástica.- Declaró Cooan.-
-Pues ya haremos alguna más. Queda todavía muchísimo por ver.- Respondió Roy.-

Mientras, en el lugar de reunión de la secta, los Maestres conocían ya el encuentro de sus acólitos con ese chico. Decidieron mandar otro demonio, de nombre Tagayanash, que llegó al campus dirigiéndose hacia el local del club de ajedrez. Se metió en una de las piezas justo cuando Hank Williams iba a jugar una partida a solas.

-Practicaré algún movimiento, quedan pocos días para el campeonato.- Se dijo.-

 Al agarrar la pieza, la reina negra, una densa humareda brotó de la misma y se introdujo por sus fosas nasales. El joven apenas si pudo reaccionar, fue controlado de inmediato. Sonriendo de forma maligna y con tono gutural, sentenció.

-Le encontraré…

Al poco rato el grupo de excursionistas llegó. Ya en la universidad cada uno retornó a sus cuartos aunque todavía se les hacía que era bastante pronto. Curiosamente Roy dijo tener ganas de descansar, pese a que ese dolor tan molesto de cabeza le había remitido. Tom también quiso retirarse a su cuarto para ducharse y cambiarse, comentando que si les parecía bien, luego se uniría a ellas. Ambas asintieron, deseaban dar un paseo por los exteriores de la universidad para rematar la jornada. Habían vuelto bastante contentas por la experiencia a pesar de ese extraño encuentro con aquellos sectarios. Tras andar un trecho por el campus se sentaron en uno de los bancos que lo jalonaban.

-Tengo que reconocerlo. Roy ha cumplido su promesa.- Afirmó ella con una mezcla de sorpresa y aprobación.-
-En eso todos dicen que siempre mantiene su palabra.- Comentó Cooan.- Y a decir verdad, ha sido un magnífico guía. Conoce muy bien la ciudad.
-Como él mismo presume, creció aquí.- Dijo Bertie.- Pero en cualquier caso, mi respeto por Roy ha aumentado bastante hoy.

            Cooan se rio, eso dicho por su hermana era todo un cumplido. Añadiendo ya para cambiar de tema.

-Hemos hechos bastantes fotos. Estoy deseando poder enviarles algunas copias a nuestras hermanas y a las chicas.
-Sí, a mí también me hace ilusión que las vean.- Se sonrió su contertulia, que jugueteó un poco ahora con ese frasquito que le habían regalado en la catedral, añadiendo.- Mira Cooan, el párroco dijo que este agua tiene propiedades mágicas, o que está bendecida por algún dios o algo así.- Le contó ante la cara sorprendida de ésta. -
- Supongo que así será,- repuso Cooan encogiéndose de hombros. - Debe de ser algo parecido a los rezos de Rei…seguramente ella nos podría decir más. Estudia en un colegio católico.
           
            Su hermana estuvo conforme en eso. Entonces llegó Tom y las invitó a tomar algo porque quería hablarlas, le preocupaba Roy y las chicas se mostraron de acuerdo con él.

-Está bastante callado desde que regresamos.- Les explicó el chico.-
-¿Qué le habrían dicho esos tipos para que se pusiera así?- Preguntó en voz alta Cooan.-
-No tengo ni idea, y eso me preocupa.- Terció su hermana.- Si ni tan siquiera a ti, Tom, te lo ha querido contar.
-No, pese a que lo he intentado. Pero se limitó a contestar que estaba algo cansado.
-Espero que podamos averiguarlo. Para ver si somos capaces de ayudarle.- Afirmó Cooan.-

Sus interlocutores estuvieron de acuerdo en eso y los tres se fueron conjeturando sobre el particular. El objeto de su conversación por su parte paseaba solo por el campus y meditaba a cerca de ese mismo asunto.

-¿Qué podrían querer esos tipos de mí? Jamás les había visto en mi vida. -Pensaba.-Y estas cosas tan extrañas que puedo hacer.- Meditó recordando su capacidad de mantenerse en el aire durante unos segundos o ese rayo de energía que brotó de su mano.- No lo comprendo. Aunque últimamente por más que lo he intentado, no he conseguido repetir eso.
           
            Y es que cuando tuvo ocasión, en algún lugar apartado, trató de lanzar esa ráfaga de energía nuevamente, aunque sin resultado. Quizás eso fue fruto de sentirse en peligro en aquel momento.

-¿Podría ser eso lo que les atrae hacia mí?- Se interrogó sin resultado.-

Trataba de encontrar alguna conexión con él, pero era en vano. No pensaba que se debiese a las partidas de broma que había hecho con la guija para asustar a las chicas el año pasado. Aunque habían ocurrido cosas algo raras. ¡Pero no, eso eran tonterías! De pronto tuvo una extraña sensación, algo maligno venía hacia él. Reaccionó de forma rápida y prácticamente instintiva apartándose cuando el demonio le embistió.

-¡Ahora serás mío!,- aulló Tagayanash que comenzó a lanzarle ondas de choque energéticas haciendo saltar a Roy tras unos setos. -
-¡Maldito demonio! - Escupió  y aunque algo aturdido el chico se escondió esperando pacientemente a que su atacante entrase a buscarle. - Ya verás cuando te atrape, habéis conseguido hartarme y vais a saber quién soy yo. - Sentenció realmente furioso. -

            Cuando el demonio entró Roy le agarró del cuello por detrás y le sujetó dominándole, pese a la gran fuerza que éste daba al cuerpo de Hank Williams, normalmente un individuo debilucho y nada deportista. En ese mismo instante en la cafetería  a la que habían ido a tomar algo, el frasquito que Bertie le enseñaba a Tom y a su hermana comenzó a brillar. Ella presintió algo raro, salió corriendo hacia el parque seguida por los otros muchachos.

- ¡Es por allí! - Beruche señaló hacia los setos mientras el frasco brillaba aún más intensamente según se aproximaba. Como si de una brújula para detectar el mal se tratara. - ¡Oh cielos! - exclamó la chica.- Es otro de esos seres.

            Y es que al llegar ellos, el demonio ya había abandonado el cuerpo del estudiante y bajo la forma de un enorme tipo de ojos saltones y pelo largo y desagradablemente gris, se había enzarzado con Roy en una pelea, o más bien el demonio lanzaba ondas de energía y su adversario las esquivaba como podía.

-¡Cuidado chicas!, no os acerquéis a él, ese tipo es muy peligroso.- Les advirtió Tom. -
- No te preocupes - declaró Cooan resuelta a la vez que sacaba un papel de los de Rei de su bolso aprestándose a recitar el sortilegio. - Yo le destruiré con esto.

            Pero aquel ente, alerta esta vez, esquivó el ataque y lanzó a Roy contra unos arbustos. Éste se levantó pero fue agarrado por el cuello por su enemigo.

- Ya te tengo, ahora sí que vendrás con nosotros.- Sentenció el  demonio con tono triunfal. Iba a clavarle algo cuando la voz de Beruche sonó detrás. -
-¡Basta maldito!, no le harás daño si yo puedo impedirlo. - Sin pensar le arrojó el frasco al demonio.- ¡Toma esto!

Éste no lo juzgó peligroso y no se apartó. El frágil frasquito se rompió al chocar contra él, al contacto con el agua, el sorprendido ente aulló y empezó a arder, explotando a los pocos instantes  mientras los chicos se lanzaban al suelo para cubrirse.

- ¡Uff!! - suspiró aliviado Roy levantándose del suelo. - Gracias, ahora has sido tú la que me ha salvado cubito, os debo una a cada una de vosotras.
- No hay de qué,- sonrió Beruche complacida añadiendo con respeto hacia los restos del frasquito que se encontraban esparcidos en el terreno. - Parece que este agua era de verdad, sagrada.
- Estoy impresionado con vosotras, tenéis mucho valor y… ¿dónde habéis aprendido a luchar así? -  Inquirió Tom muy sorprendido -
- Ya ves, nosotras también sabemos algo de autodefensa. - Replicó Cooan con una leve sonrisa. -
- De todos modos, tú sabes lo que está ocurriendo aquí ¿Verdad? ¿Qué te dijeron esos tipos? - Le inquirió de un modo más serio Bertie a Roy que simplemente negó con la cabeza y replicó. -
- Sólo que seguirían enviando a seres como éste. Pero no me quisieron decir porqué.

            Y volvió a encerrarse en aquel extraño hermetismo nada propio de él. Estaba claro que no iba a decir más. Beruche suspiró dejándolo estar. Ya habría tiempo al día siguiente de entablar conversación. Ahora estaban muy cansados y todos volvieron a sus respectivos cuartos. Efectivamente, ya era tarde y querían acostarse para estar frescos a la mañana siguiente. No obstante Roy si le contó a su compañero algo más.

-No sé Tommy. Ese tipejo me dijo que me buscan a mí. Y no sé para qué…

            Su compañero le observó con gesto preocupado, era como si desease preguntarle algo y no se atreviese. Aunque su interlocutor se percató de ello y le comentó con tintes tranquilizadores.

-Somos amigos. ¿Qué es lo que opinas? Sabes que puedes ser sincero conmigo.
-¿Habías tenido contacto con algún grupo de esos en el pasado?- Quiso saber su compañero.-
-No, ¡jamás!- repuso rotundamente el interpelado que agregó ahora con un tono más serio y reflexivo.- Sé que hago y que he hecho muchas tonterías pero nunca nada como para mezclarme con tipejos así. ¡Eso te lo juro!

            Aunque recordó entonces esas visitas que hiciera con su padre a aquella tienda, la de Kelly. Sin embargo, optó por guardar silencio aquello podría ser complicado de explicar.

-Bueno.- Asintió Tom que daba por buenas las palabras de su interlocutor, para sentenciar.- No te preocupes, averiguaremos lo que pasa y terminaremos con esto.
- Muchas gracias, amigo. Me alegra teneros a mi lado. A ti, a Bertie y a Connie. - Sonrió su compañero ofreciéndole una mano que el otro muchacho estrechó.-

Y una vez zanjaron ese tema pasaron a otro asunto. Roy puso al corriente a su contertulio de su intención de proponer a las chicas entrar en la Hermandad.

-A mí me parece bien. – Afirmó su amigo, que no obstante alegó. – Pero solo soy cinta azul, no tengo nada que opinar.
-Oficialmente no, pero todos te respetan. – Le comentó su compañero agregando. - Y espero que dentro de poco te asciendan a cinta roja.
-Para eso tendría que faltar un miembro de la directiva. No lo veo probable. – Afirmó Tom al que, sin embargo, no parecía importarle demasiado. -
-En cualquier caso, si se lo digo yo quizás las chicas no estén muy dispuestas. Bueno, Connie sí, pero Bertie seguro que lo toma por una más de mis bromas. O una frivolidad. – Se temió su interlocutor parodiando en falsete la voz de su compañera para añadir.- ¡No Roy! No me meteré en esas cosas raras tuyas, perdería tiempo de mis estudios…
-Te comprendo. – Sonrió su amigo para responder. - No te preocupes, también hablaré con ellas. Les haré ver que no somos una secta de pirados.
-Pues desde luego que no - Replicó su amigo para remachar con un suspiro. – Bastante tenemos  con esos otros tipos. Si con las bromas de iniciación que tenemos para algunos novatos a veces nos pasamos, me pregunto qué clase de cosas habrá que hacer para ser miembros de ese grupo de tarados.
-Mejor ni lo pienses. – Le aconsejó Tom que ya daba muestras de estar cansado. -

Su amigo se percató de ello. Él también quería irse a dormir. De modo que se dieron las buenas noches y apagaron la luz. En ese momento, en el centro de la reunión de los sectarios, los Maestres veían con indignación como otro demonio había sido ejecutado. Decidieron tomar otro tipo de medidas. Aunque no tuvieron tiempo de decidir nada ya que, de entre las sombras, surgió una figura encapuchada que flotaba en el aire portando una bola de cristal en la que aparecían imágenes de los chicos. De inmediato se acallaron todas las voces y los sectarios se arrodillaron reverenciando al recién llegado. Entonces esta aparición tomó la palabra con indignación en su hablar.

- En vista de vuestros continuos fracasos será mejor que yo mismo me encargue de este asunto o el Maestro se pondrá furioso y ya sabéis lo que eso significa.
- Pero Gran Sabio. Lo intentamos con todos nuestros medios, no pensábamos que fuesen rivales tan poderosos, ¡solamente son unos simples humanos! - Trató de justificarse el aturrullado primer maestre. -
- En eso te equivocas. - Le corrigió aquel ente con aire misterioso, añadiendo. - Yo conozco la verdadera identidad de esas dos chicas, y la de ese tal Roy también. Todos han servido antes al poder de la Oscuridad, pero ellas son unas traidoras renegadas a las que hay que destruir...y él debe ser nuestro.
-¿Y qué podemos hacer pues?- preguntó el maestre segundo muy desconcertado. -
- Sólo lo que yo os ordene, y esta vez invocaréis a un demonio del Cuarto Círculo Infernal. - Replicó tajantemente el sabio. -
- Pero, esos son más poderosos y mucho más difíciles de controlar.- Objetó el tercer maestre temeroso de esa idea. -
-¡Dejadme eso a mí! .Ja, ja, ja, ja...- Replicó con regocijo su interlocutor cuya macabra risa llenó la habitación. -

            Esa misma noche Roy comenzó a sufrir horribles pesadillas de nuevo. Pero esta vez sí que se veía en medio de ruinas y muerte por todas partes. Como si fuera un mero espectador se observó a sí mismo con una extraña armadura, riendo con un rictus de perversa locura y lanzando bolas de fuego contra seres indefensos a los que masacraba sin piedad. Empero lo peor era que sentía que disfrutaba con ello. Se incorporó levantándose como un resorte y lleno de un sudor frío. Lejos de allí, el Gran Sabio reía mientras acariciaba su bola de Cristal donde podía ver  al asustado y confuso muchacho en ese momento. Y aquella siniestra figura sentenció con tono seguro y hasta triunfal.

- Ya empieza a recordar, sólo es cuestión de tiempo...


                         anterior                                                                           siguiente


3 comentarios:

  1. Nooo!!! cuando leí un hombre encapuchado, pero que flotaba, pensé automáticamente en el Gran Sabio, y parece que es él (o lo es y no lo es, quizá una extensión de si mismo?)... lo odio, el mató a mi primer amor de Sailor Moon: el Principe Diamante; sin embargo, la muerte de mi amado me brindó una escena memorable, sobre todo cuando el le dice a Sailor Moon "te amo", antes de morir(al menos así se dobló en latino-américa) T.T
    Esa Melanie si que es buena acosadora, que tanto repercutirá aquellos datos que ha obtenido?... Y que dirán los chicos si se enteran? creo que es algo tierno en ellas esa reserva (con lo cual no digo que está mal que otras sean liberales, pero en el caso de las hermanas, me parece algo dulce)...Sin embargo, Cooan deba aprender a ser menos confiada en la gente, porque siempre habrá personas buenas y malas.
    Por otro lado, adoré el elogio (a su modo) que le hizo Bertie a Roy, y como se están llevando mejor ( en cuanto a Tom, de por si es un ángel).
    Y respecto al enemigo, y lo que puede haber detrás de Roy (su historia), se está tornando mas cautivador.

    ResponderEliminar
  2. Hay una explicación, pero que no se sabrá hasta un tiempo después, para explicar que hace " Un Sabio" allí.

    Dentro de poco sabrás que le sucede a Roy, un nuevo enemigo entre carismático, de humor ácido y bastante malvado, aparecerá enseguida.

    Aquí te dejo un enlace para que veas una imagen de ellos visitando Nueva York.

    https://www.deviantart.com/gwarriorfanfic/art/Beruche-and-Cooan-visiting-New-York-by-Katewind-740394679

    Ya te queda poco para llegar al primer climax de la historia, espero que te guste.

    Muchas gracias otra vez por tus magníficos comentarios y el interés que muestras :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ohhhh, lo amé, se ven muy adorables los 4... el artista captó muy bien este momento de la historia, la distensión de los personajes durante su paseo (antes que una vez más los problemas se les vinieran encima)

      Eliminar

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)