jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 13. Excursión a la montaña


Por suerte, Beruche ayudó a Roy en sus estudios, así pudo pasar el test sin mayores problemas. Después de eso venía el trabajo de equipo. Él como siempre se centraba más en sus entrenamientos de baloncesto. Su compañera tenía terminada ya su parte del trabajo y esperaba pacientemente a que el chico hiciese la suya, pero éste se retrasaba y el tiempo se les echaba encima. Nerviosa y enfadada le dio una llamada de atención. Roy le prometió ir con ella a la biblioteca a terminar el trabajo pero Bertie le esperó durante más de media hora sin que él apareciese. Por fin salió de allí para buscarle y abordó a uno de sus compañeros de clase.

- Perdona Peter  - le preguntó Beruche con premura. - ¿Has visto a Roy? Quedé con él en la biblioteca  hace un buen rato y no ha llegado todavía.
- ¿Roy?- respondió el muchacho extrañado. - No le he visto, debe de estar entrenando ¿Por qué no miras en la cancha?
- Gracias. - Repuso ella  que salió disparada hacia allí. -
           
            Cuando llegó a la cancha vio que ese inconsciente, efectivamente, estaba entrenándose con el resto de sus compañeros de equipo. Hacían entradas a canastas, contraataques y algún que otro partidillo.

-No puedo creerlo. ¡Es que no puedo! - Rumiaba con disgusto. -

Bastante enfadada, se acercó al entrenador, un tipo rechoncho y de edad madura y le preguntó de la forma más amable y suavemente que pudo a pesar de su evidente ansiedad.

- Disculpe señor. ¿Podría decirle a Roy que venga un momento? Tengo que hablar con él.
- No quiero nada de distracciones para acordar citas. - Le previno el entrenador que ya conocía al muchacho de otros años. - Ahora mismo está ocupado. ¿No puedes volver luego?, - le sugirió con cierta desgana. -
- No se trata de eso, es que tenemos un importante trabajo de clase que terminar.- Insistió Bertie con cara de angustia. -
- En ese caso puedes verle ahora mismo. - Respondió ahora con una expresión mucho más atenta a las palabras de ella.-
-Muchas gracias.- Pudo decir la joven.- Lamento tener que interrumpirles.
-No te preocupes, lo primero son las actividades académicas.- Sentenció su interlocutor, añadiendo.- Y le tengo dicho a ese zascandil que, si se deja alguna por hacer, no jugará…

De modo que el míster no tardó en llamar la atención de los chicos de un silbido, elevando la voz para dirigirse a Roy.

-¡Malden ven aquí!

Mientras él se acercaba el técnico se despidió de Beruche y se fue con el resto de los miembros del equipo a proseguir el entrenamiento.

-¡Hola Bertie! - sonrió el chico cuando llegó junto a ella jadeante pero contento de verla. - ¿Qué te trae por aquí? Tú nunca te pasas por mis entrenamientos.

Aunque lo que no le alegró tanto fue la respuesta de ella...brazos en jarras y con visible indignación.

-¿Cómo que qué me trae por aquí? ¿Ya has olvidado que habíamos quedado en la biblioteca para terminar el trabajo? Bueno, ¡la parte tuya del trabajo que es la única que queda por hacer! - Le reprendió Bertie.-

          Al escuchar aquello Roy se llevó una mano a la cabeza con gesto desconcertado.

- Perdona, es cierto que quedamos. Pero se me había olvidado por completo,- se disculpó conciliador, añadiendo con despreocupación. - Cuando acabe de entrenar quedamos y ya está.
- Bueno, ¿cuánto te queda por hacer?...- le preguntó ella más tranquila, suponiendo que se trataría de poca cosa.-
- Pues, la verdad es que ni he empezado todavía,- reconoció Roy esbozando una estúpida sonrisita a modo de disculpa - con esto del entreno..., pero no te preocupes, aún queda tiempo.
-¿Qué?- Chilló Beruche que se estaba poniendo histérica - ¡El trabajo hay que entregarlo y exponerlo dentro de dos días! ¡Y tú todavía ni lo has empezado a hacer! ¿Pero en qué estás pensando?...
-¿Dos días?- Creía que faltaba una semana. Perdona,- contestó el chico que seguía sin parecer estar demasiado preocupado. - Se me había olvidado por completo, ¡qué cabeza la mía!
-¡Eres un estúpido descuidado! ¡Quizá a ti te importe un bledo aprobar o no, pero yo me juego mucho, debo obtener buenos resultados por mi beca y no voy a dejar que porque me haya tocado un idiota como compañero mi carrera se eche a perder! - Le gritó ella con lágrimas en los ojos perdiendo completamente los nervios. -
- Vale, vale - le susurró Roy tratando de calmarla como podía.- Cálmate cubito, lo arreglaré…

La verdad es que estaba realmente atónito, nervioso y avergonzado por la reacción de ella. Aún más con el espectáculo que estaban dando. Hasta sus compañeros de equipo y el entrenador habían parado sus actividades y miraban con ojos de platos la escena.

 -No te pongas así, ahora mismo lo solucionamos, pero es que estoy a medio entrenar...- Fue lo único que se le ocurrió.- En cuanto acabe…
-¡Sólo te preocupan tus estúpidos entrenamientos! ¡Qué te importa si los demás lo pasamos mal o si  yo  arruino mi carrera por tu culpa! - Sollozó ella que le dedicó otra de esas lindezas en japonés que solo decía cuando él la enfadaba de verdad. - ¡Anata wa  musekinin des!

 Se giró y salió corriendo, desde lejos se la podía oír llorar. Roy se quedó paralizado en el sitio, hasta que su entrenador le bramó.

-¡Malden, vete ahora mismo a terminar ese trabajo o te meteré tal paquete por el culo que vas a estar meses sin poder sentarte! Y te aseguro que te sentarás. ¡En el banquillo para toda la temporada!
-¿Entonces, puedo irme?- preguntó el chico de una forma algo estúpida con si pretendiera asegurarse -...
-¡Largo! - le gritó el míster, y sin perder ni un segundo él salió corriendo tras Beruche. El resto de sus compañeros se quedaron mirando embobados y su entrenador la tomó con ellos. - ¿Qué pasa, es que no tenéis nada que hacer? A vosotros no se os ha perdido nada ahí, así que ¡vamos! ¡A entrenar, haraganes!

Sus gritos atronaron por todo el pabellón y el resto del equipo volvió a su tarea, pero sin dejar de hacer comentarios jocosos sobre lo sucedido.

-Joer. ¡Cómo se ha puesto esa tía!- Se reía Ozzie en tanto entraba a canasta.-
-Sí, debe de ser la única que ha sido capaz de meter a Roy en cintura.- Bromeó a su vez Jack mientras lanzaba un tiro libre.-
-A cambio de que él le meta otra cosa luego.- Intervino un tal Chuck Taylor, un alero reserva.-

            Eso hizo que se rieran, aunque al ver aproximarse a su entrenador guardaron silencio inmediatamente dedicándose cada uno a sus ejercicios. Por su parte Roy corría rápido, logró alcanzar a su compañera en el pasillo, esquivando a cualquiera que se le cruzaba. Consiguió por fin adelantarla y la detuvo con suavidad poniendo sus manos sobre los hombros de ella que lloraba sin querer mirarle.

- Bertie, por favor, lo siento. ¡Lo siento!,...no te lo tomes así. Te doy mi palabra de que ahora mismo nos ponemos con ello y no lo dejaremos hasta que esté terminado. No importa si no duermo, si no como o si no entreno, te lo prometo.
- Sí claro, siempre dices lo mismo. - Balbuceaba ella entre el berrinche y enjugándose las lágrimas de sus otrora azules ojos, rojos ya de tanto llorar. Reprochándole todavía con visible malestar. - Parece que disfrutas poniéndome en ridículo.
- No, no,- repuso él realmente avergonzado, con la voz más suave que pudo. - ¿Cómo puedes decir eso cubito? Sabes que no puedo verte llorar, tonta. ¡Escucha, sé que soy un idiota o lo que sea que me llamas en japonés cada vez que te enfadas, pero esta vez no te fallaré! .Tú me has ayudado mucho y no te voy a dejar colgada ahora. ¡De verdad!, tienes mi palabra. Sólo deja que me duche y me cambie y en quince minutos estoy en la biblioteca. Yo nunca rompo una promesa. Ya lo sabes.

            Hubo un silencio embarazoso como si ella estuviera meditando esas palabras, aunque incluso Bertie tenía que admitir que, cuando el chico prometía algo, se afanaba por cumplirlo.  Roy estaba a su vez pasando un mal rato, pendiente exclusivamente de su reacción, hasta que la chica le miró …

- Entonces te esperaré allí, quince minutos.- Replicó ella limpiándose el corrido maquillaje con un pañuelo - ¡y no tardes como de costumbre!...- Le insistió a modo lapidario con la voz gangosa por la llorera.-

Él asintió y se fue apresuradamente. Ninguno se percató de que Melanie y algunas animadoras había presenciado toda la escena. Su jornada de entrenamiento había concluido hacía un momento y volvían de guardar el equipo de sonido. La capitana solamente pudo mirar atónita y más tarde rabiosa, desde el fondo del pasillo. Estaba claro que esa chica hacía de Roy lo que quería.

- ¡Maldita japonesa del demonio!- Se dijo con verdadera inquina marchándose después a pensar en cómo podría fastidiarla -...
-Déjala Mel.- Le pidió April, visiblemente nerviosa.- Connie estará a punto de venir, ha ido a guardar…
-¡Me importa un bledo!- Estalló su capitana girándose para mirarla con gesto furioso.- ¡Que me oiga!

Tanto su apurada interlocutora como Susy y Brooke que estaban con ella, se miraron consternadas. Al fin Melanie suspiró tratando de calmarse para disculparse enseguida, casi entre sollozos.

-Lo siento, chicas. Tienes razón, April. Me estoy comportando como una idiota. Y en este caso comprendo que la japonesa tiene razón. Roy es un desastre para hacer trabajos en grupo.
-Anda iros si queréis.- Les propuso Susy.- Yo esperaré a Connie y a Serena.

            Melanie asintió, necesitaba estar sola. Ya se había humillado bastante delante de su equipo. April y Brooke fueron con ella.

-Esto no va a acabar nada bien.- Se decía Susy apesadumbrada.- Y lo lamento mucho por Connie. Ella no tiene culpa pero va a sufrir, está atrapada entre su hermana y Mel.

En lo que a Roy respectaba, cuando llegó al vestuario se duchó a toda prisa y se cambió mientras soportaba los comentarios de sus compañeros de equipo que habían terminado de entrenar y entraban en ese instante.

-¡Esa chica es todo un carácter, muchacho!, nunca he visto a ninguna tratarte de ese modo.- Se mofó Jack, el alero compañero y amigo de Roy -...
-¿Te la has cepillado ya? - Intervino Roger, el otro amigote de su círculo más íntimo del equipo, con sorna. -
-¡Oh, cállate! , no digas más estupideces - replicó el interpelado sin poder ocultar el sentirse molesto. -
-¡Eh chicos!, creo que Roy, "conquistador" Malden, se ha enamorado...- rio Michael que fue secundado por los demás. – ¡Si se pone colorado y todo!

            Y este último recordaba aquel rocambolesco plan de su colega para quedarse a solas con esa chica, en aquella famosa excusión de la que tanto se habló en la facultad. ¡Esos dos perdidos de noche vete a saber dónde! Seguro que ahí hubo algo. Pero prudentemente Michael decidió no mencionar el asunto cuando su amigo tomó la palabra…

 - No digáis tantas tonterías ahora, reservarlas para cuando estéis borrachos. Yo no estoy enamorado de nadie. Lo que pasa es que me ayuda mucho a estudiar y le debo unos cuantos favores. Eso es todo. - Se justificó el aludido para salir del paso, tratando de mantener un tono jovial. -
- Pues págaselos como a todas, además, ¡la chica no está nada mal!  Ya sabes, materia reservada. - Le sugirió Kevin riéndose. -
- Sí, seguro que se tiene que mover. ¡Bum, bum! Bueno, aunque no sea su hermana la animadora.- Se rio Ossy haciendo ostentosos gestos con  su cintura para animar a su compañero, o al menos eso creyó. - ¡Vamos Roy! , no serías tú si no te la ventilas. Si en el fondo esa tía lo está deseando. Apuesto a que ya tienes un plan.
- Me voy que lo que tengo es prisa. - Repuso secamente éste para eludir el tema.-

Acto seguido corrió a la biblioteca ante el asombro de sus compañeros de equipo, algunos se miraron entre ellos con perplejidad. E incluso con leves sonrisas.

-¿Es este nuestro Roy o nos lo han cambiado?- Comentó el atónito Jack.-
-Ya sabes, chico. El amor hace cosas muy raras a la gente.- Se rio Michael.-
           
            Y todos se rieron con ganas. Mientras tanto, en la sede de la secta, Valnak se preparaba para partir. El Gran Sabio le preguntó de forma desconfiada.

- No podemos seguir así. ¿Acaso vas a enviar a otro demonio? Ya has visto que eso no sirve para nada.
- Esta vez no, ya ha llegado el momento de que intervenga personalmente. - Le rebatió éste sin preocuparse -
-¿Entonces tienes algún plan?...
- Sí señor, ahora mismo voy en busca del objetivo. Ya está maduro para mi intervención. - Contestó Valnak desapareciendo entre la bruma. -

           Ajenos a lo ocurrido, Cooan y Tom también habían terminado de entrenar en sus deportes respectivos. La primera justo había acabado de recoger el material con Serena, dado que les tocaba a ellas. Al salir del almacén donde lo guardaban se encontraron con Susy que las esperaba.

-¿Y las otras?- Quiso saber Serena.-
-Tuvieron que irse.- Contestó la interpelada con cara de circunstancias.-
-Bueno, pues vayámonos nosotras también.- Sonrió Cooan.-

Cuando se marchaban del pabellón coincidieron por los pasillos con Tom, que a su vez salía de entrenar de la sala de artes marciales.

-Hola Tommy.- Le sonrió pícaramente Susy.-
-Hola.- Respondió educadamente él, esbozando una leve sonrisa.- ¿Qué tal, chicas?
-Ahora que te hemos visto a ti, mucho mejor.- Comentó Serena divertida.-

            El chico hasta se puso algo colorado. Las dos animadoras le miraban juzgándole adorable. Además era muy guapo y estaba muy bien. Por desgracia para ellas a esas alturas ya se habían percatado, lo mismo que el resto, que él solamente tenía ojos para su compañera. De modo que Susy, deseando echarle un capote a su amiga Connie, le propuso a Serena.

-Vamos a buscar a Melanie para comentarle eso que ya sabes…
-¿El qué?- Inquirió cándidamente su contertulia hasta que recibió un disimulado codazo.- ¡Ah!, ¡Eso! – Añadió inmediatamente.-
-¿A qué os referís?- Quiso saber Cooan observándolas sin entender lo que estaba sucediendo.-
-Cosas nuestras. Mira, tú charla un poco con Tom, sería muy descortés si todas le dejamos aquí plantado.- Sonrió Susy.-

 Él  desde luego no tenía nada que oponer a eso. Aquellas dos chicas se despidieron y Tom aprovechó para romper un poco el hielo preguntándole a Connie.

-¿No habrás visto por aquí a Roy, verdad?...
- No, ni tampoco a mi hermana. Estoy algo preocupada, esta mañana se marchó muy enfadada de nuestro cuarto. Iba a buscarle, Roy y ella tenían que terminar un trabajo para dentro de dos días. Y él no la ha avisado aún. Espero que tenga lista su parte. - Le contó ella con expresión apurada. -
- Si hay alguien que pueda conseguir que Roy trabaje de firme esa es Bertie,- aseveró  Tom con una sonrisa y  propuso – bueno. ¿Qué te parece si les buscamos juntos?
- Sí. - Asintió su interlocutora. - Es una buena idea.

            Ambos se encaminaron en la búsqueda cruzándose con Melanie. La jefa de animadoras saludó fríamente a Cooan. Ésta, sin percatarse de ese gesto, le dijo.

-Serena y Susy te andaban buscando…

Aunque su capitana la ignoró siguiendo su camino. Parecía ir con prisa.

-¡Qué raro!- Comentó Cooan mirando a Tom sin comprender, al tiempo que le explicaba.- Si durante el entrenamiento estaba de lo más jovial.
-Mel es así.- Pudo responder su amigo encogiéndose de hombros para añadir.- No es mala chica pero a veces actúa según le da el aire.

 Y es que la jefa de las animadoras se había separado de April y de Brooke.

-Dejadme sola, por favor.- Les pidió con tono alicaído.-

Las dos asintieron, era inútil tratar de insistir cuando ella se ponía así. Melanie estaba hundida. Deseaba gritar o romper a llorar. Era evidente que Roy estaba cautivo en las redes de esa zorra. Y la muchacha comenzaba a aceptar que, para él, esa chica no era un simple ligue. Andaba casi trastornada por los pasillos, pensando en eso y se cruzó con Connie sin dirigirle la palabra cuando la chica le comentó aquello. Al poco, sin darse cuenta, una mano se posó sobre su hombro y la chica dio un respingo girándose asustada...

- Te estaba buscando. - Le dijo Roberts con gesto preocupado. -
-¡Me has dado un buen susto! - Recriminó ella con manifiesta expresión de incomodidad. -
- Lo siento, es que quería hablar contigo.
- Estoy ocupada. - Replicó Melanie con acritud. -
-¡Escúchame! - Insistió él, molesto y herido por esa actitud. - No puedo soportar como te humillas con ese cretino. ¡Mírale bien! , él ya está interesado en esa chica. ¿Por qué no lo dejas estar?
-¡Harías bien en meterte en tus asuntos! - Le espetó ella alejándose de allí. -

            Roberts se quedó allí, inmóvil en el pasillo. Se sentía muy furioso, tanto que desconchó una pared de un solo puñetazo. Escupiendo con frustración.

-¡Maldito seas, Malden! ¿Por qué demonios habrá tenido ella que fijarse en ti? Pero hazle un solo desplante más delante de mí y te romperé la cabeza. ¡No sabes cuantas ganas te tengo!

            Y se alejó mascullando sus deseos de venganza. Valnak asintió a todo ello divertido, estaba tras una esquina vestido como un humano normal y sonreía.

- Más vale que le despierte pronto o no tendré a nadie a quien despertar. ¡Y pensar que el muy cretino cree que la mayor amenaza a su vida son mis demonios! ¡Si supiera que ellos únicamente están aquí para protegerle! - Se dijo con sorna. – ¡Ay!, ¡cuántas tonterías se hacen por amor! ¡Ja, ja, ja, ja!…¡The age of love! - Canturreó divertido desapareciendo.-

Ajenos a todo esto Roy y Beruche estuvieron varias horas en la biblioteca y quedaron para el día siguiente. Con suerte acabarían a tiempo. Pero Valnak, tras volver a materializarse en un lugar discreto, se había paseado por allí acechando a su presa en los pasillos de la universidad. Disfrazado como un estudiante más esperó y vio llegar a los dos chicos que veían conversando ya más relajadamente.

-Al menos, cuando te pones a trabajar en serio, cumples.- Admitía Beruche mucho más aliviada.-
-Ya te lo había dicho, cubito.- Sonrió él.-
-Pues eso demuestra que eres capaz pero muy vago. Y no deberías serlo, ya vas teniendo edad para comportarte.
-Sí mami.- Se sonrió él.-

            Ella  se detuvo y le dedicó una mirada entre perpleja y suspicaz, el chico respondió llevándose una mano al cogote y sonriendo de forma algo tonta…

-Era broma.- Afirmó Roy sonando jovial.-
-No sé que voy a hacer contigo.- Suspiró resignadamente la chica en tanto reemprendían la marcha.-

Justo entonces Valnak se cruzó con ellos y fingió tropezar con él. Aprovechó para exponerle discretamente a un rayo de energía rojiza que emanaba de un amuleto con forma de pentáculo, después se disculpó.

- Perdone, he tropezado, es que voy distraído, busco la conserjería.
- Claro,  vaya al final del pasillo, a la derecha. - Señaló su interlocutor de forma solícita. - La acaba de pasar, amigo.
-Gracias, soy muy despistado.- Declaró su interlocutor que, una vez lejos, sonrió  maliciosamente musitando. – Eres muy amable.

            Roy sintió una sensación extraña que le recorría. Además, ese tipo le parecía raro a la par de recordarle a alguien.

-¿No te suena de algo ese tipo?- Quiso saber él preguntándole a Bertie.-
-¿Quién?- Inquirió ella a su vez, pues ahora no veía a nadie.-

            Y es que ese individuo daba la impresión de haberse esfumado. Roy supuso que posiblemente tendría mucha prisa. Por su parte Bertie ni había reparado en él, sumida como estaba en sus propias reflexiones, tras haberle echado esa pequeña reprimenda a su compañero.

-Déjalo, no tiene importancia.- Afirmó Roy. –

            Los dos siguieron su camino, el demonio por su parte se detuvo complacido al fondo de otro pasillo.

-Ya está en marcha. - Pensaba Valnak con satisfacción. - Ahora sólo hay que esperar y estarás bajo mi control. Ya no hago nada aquí. Volveré cuando todo esté a punto. – Y tras asegurarse de que estaba solo desapareció al doblar una esquina. -

         Ajemos a aquello los dos chicos llegaron cerca de la salida del edificio. Beruche vio a Tom a la lejos y le llamó, éste se acercó junto con Cooan. Los cuatro se reunieron y se sentaron en un banco.

-Veo que al fin le has encontrado.- Comentó la hermana de Bertie.-
-Mi trabajo me ha costado.- Aseguró ella, agregando, eso sí.- Pero ha merecido la pena, ya casi hemos acabado.
-Claro, ya te lo dije.- Sonrió Roy tratando de quitarle hierro al asunto.-  Todo estará a tiempo.
-No será por tu puntualidad.- Le reprochó nuevamente su compañera con tinte admonitorio.-

            El aludido miró para otro lado, y tanto Tom como Cooan sonrieron divertidos. Charlaron durante un rato más y después se encaminaron a la cafetería para tomar algo. Roy les propuso un plan para los próximos días.

-¿Qué os parece si este viernes por la tarde nos vamos a la sierra? Un amigo me dejaría su cabaña para todo el fin de semana. Es bastante grande y está en un sitio muy bonito. ¡Seguro que os encantará! Además, acordaos que lo habíamos pactado cuando volvimos de la playa.
-¡Si, sí, me parece una buena idea! - respondió Cooan entusiasmada. -A mí me encantaría, ¿y a ti? - Le preguntó a Beruche deseando que su hermana conviniera en ello. -
- Primero quiero que el trabajo esté terminado y no aceptaré como no saquemos más de un siete.- Contestó inflexiblemente ella. -
- Vale. Lo conseguiremos. - Le aseguró Roy convencido de ello para sorpresa de los demás. -
-¡Si no lo veo, no lo creo! - Se burló Tom.-  ¡Tú queriendo sacar buenas notas!
- No, yo queriendo ir a la montaña el fin de semana ¡y también lo hago por ti botarate, lo menos que podrías decirme es, ánimo! - Le rebatió su amigo dándole un capón. -
- Sí, vale. Tienes razón. Ánimo. - Convino el aludido divertido por aquella reacción.-

Lo mismo les ocurrió a Cooan e incluso la propia Beruche, que, sin embargo, le musitó a su hermana más seriamente, aprovechando que los chicos charlaban ahora de otras cosas.

- No sé si será una buena idea ¿No crees que es ir demasiado lejos? Los cuatro en la misma cabaña...
- No seas tan miedosa, mujer. – Le susurró la interpelada sin dejar de mirar a Roy. - No nos va a pasar nada, los dos son buenos chicos. Te aseguro que no nos harán nada que no queramos. Ji, ji.

            Su interlocutora la miró incrédula volviéndole a musitar en tono censurador.

- Me parece que llevas demasiado tiempo con el equipo de animadoras de Melanie.
- No seas tonta, Bertie.- Replicó su hermana ya más seriamente aprovechando que los dos chicos seguían dándose capones entre ellos y riéndose de sus mutuas chanzas. -Yo confío en Tom y en Roy y tú deberías hacer lo mismo a estas alturas.
- Ya lo sé, no es que no me fíe pero ¿qué van a decir los demás?...- le contestó su contertulia también con un susurro. -
-¡Oh, no te preocupes por eso, hermanita! - La animó Cooan que estaba deseosa de convencer a  su hermana como fuera. - Nadie se tiene por qué enterar. ¡Y somos cuatro! , sería diferente si sólo fuera una pareja.
- Vale, aceptaré encantada después de que expongamos el trabajo. Si Roy cumple lo que ha prometido.- Concedió Beruche añadiendo en alta voz para llamar su atención. - ¿Ya sabes, eh? Más de un siete.
- Claro que sí. - Terció Roy. - Tienes mi palabra, ya lo sabes, cubito. Yo siempre cumplo mis promesas. Presentaremos un buen trabajo.
- Entonces todos de acuerdo - remachó Tom muy animado. - ¡Este viernes por la tarde nos vamos!...- los demás asintieron sin ocultar su deseo de que así fuera. -

            Más tarde se despidieron, así pasaron los dos días sin que ocurriera nada extraño. Por lo menos en cuanto a episodios de índole sobrenatural se refería. Lo que sí pudo comprobar Cooan es que Melanie estaba más distante con ella, y que sus compañeras de las animadoras eran menos proclives a juntarse y hablarle.

-Espero no haber hecho nada mal.- Se decía algo preocupada.-

            Pero pensando en que se debería sin duda a los nervios y la tensión acumulada tras los exámenes lo dejó estar. Tenía mucha ilusión por ir a la montaña ese fin de semana. Aunque todo dependía del resultado de esa presentación.

-Espero que Roy no decepcione a mi hermana. Bertie puede ser muy cabezota cuando se enfada.- Se temía Cooan.-

Pero por fortuna sus temores fueron infundados. Efectivamente Roy cumplió su palabra, él y Beruche presentaron el trabajo. Lograron un 7.5, desde luego más de lo que ella se esperaba, lo que hizo que su humor mejorase mucho. Por fin llegó el día y, tal y como estaba decidido, se fueron a la sierra. Alquilaron un coche y recorrieron un camino que se les hizo algo largo pues el tiempo estaba de tormenta y tuvieron que ir despacio. Durante el viaje los muchachos se ocuparon de poner música. Algunas canciones ochenteras que ellos cantaban con muy buena voz. A veces uno, a veces otro e incluso a dúo.

-Escucha ésta paleto de Kansas. Vamos, a la vez tú y yo...- Le propuso Roy al comenzar esa canción, con la que parecía querer dar un mensaje a una de sus compañeras.-

Nena, no entiendo
Porque no podemos tomarnos 
de la mano el uno al otro

Ésta puede ser la última vez
Me temo, a menos que aclare todo
Te necesito tanto

Toma éstas alas rotas
Y aprende a volar otra vez
Y aprende a vivir libre

Y cuando escuchemos las voces cantar
El libro del amor se abrirá 
y nos dejará entrar

Las chicas escuchaban y sonreían divertidas. De hecho la combinación de voces de sus dos amigos cantando era realmente hermosa. Con esa tonada incluso el tiempo parecía detenerse por un instante, uniéndoles a los cuatro.

Toma éstas alas rotas

Nena, creo que esta noche
Podemos tomar lo que está mal
Y solucionarlo
Ummmm

Bertie y Cooan tenían una extraña impresión, era como si ya hubiesen oído ese tema antes. Quizás su madre y su abuela, muy aficionadas a las viejas canciones de la Tierra, se la hubieran puesto siendo ellas niñas.

Cariño, es todo lo que sé
Que eres la mitad de mi carne
Y de mi sangre que me hace completo
Te necesito tanto así que

Así que toma éstas alas rotas
Y aprende a volar otra vez
Y aprende a vivir libre

Y cuando escuchemos las voces cantar
El libro del amor se abrirá 
y nos dejará entrar, sí, sí
Nos dejará entraaaar…
Nos dejará entraaaaaar…

Las chicas cerraban los ojos esbozando una sonrisa, aquella música y la maravillosa forma de interpretarla de sus amigos las arrastraba hacia algunos bonitos recuerdos de su infancia.

Cariño, es todo lo que sé
Que eres la mitad de mi carne
Y de mi sangre que me hace completo
Sí, sí, síii

Así que toma éstas alas rotas
Y aprende a volar otra vez
Y aprende a vivir libre

Y cuando escuchemos las voces cantar
El libro del amor se abrirá 
y nos dejará entrar
Nos dejará entrar…

Toma estas alas rotas
Y aprende a volar otra vez
Y aprende a vivir libre

Sí, sí…
Sí, si…

Y cuando escuchemos las voces cantar
El libro del amor se abrirá 
y nos dejará entrar
Nos dejará entrar…

Sí, sí
Sí, sí
uuuhh

(Broken Wings. Mister Mister, crédito al autor)

-Me encanta esta canción.- Afirmó Tom cuando concluyeron de cantarla.-
-Es una maravilla, amigo. Sí señor. Ya no se hace música así.- Convino nostálgicamente Roy dirigiéndose a las chicas para preguntarles con jovialidad.-  ¿Verdad?
-Es cierto.- Concedió Bertie con voz queda.- Es muy hermosa.
-Parece algo mágico.- Añadió Cooan con tono entusiasta.-

Así, el viaje pasó casi sin que se diesen cuenta. Y eso que el trayecto en sí fue bastante tortuoso y les costó localizar el sitio. Sin embargo, al llegar todos convinieron en que había merecido la pena. El lugar era precioso, con pinos sobre una colina y una cabaña de apariencia rústica con el agreste paraje montañoso de fondo. Al entrar en ella aún les dio mejor impresión. Desde luego estaba mucho más bonita por dentro. Contaba con chimenea, alfombras de piel y unos sólidos muebles de buena madera. Los muchachos entraron el equipaje y después salieron fuera. El cielo se había despejado pero hacía algo de frío y tuvieron que ponerse los abrigos, la nieve cubría el lugar. Roy miraba hacia el cielo y respiraba hondo, sentía una extraña paz allí, rodeado de ese blanco paisaje. Era una sensación difícil de explicar, de libertad y armonía. Y le calmaba de esos dolores de cabeza que llevaba sufriendo en los últimos días. Sería por la tensión de hacer bien ese trabajo. Lo cierto es que no hubiera querido fallarle a Bertie. La pobre no se lo merecía.

-Debo pensar más en los demás. No solamente en ella. Aunque desde luego, no quiero perjudicarla ni hacerle daño, eso jamás.

En eso meditaba cuando de pronto notó un impacto de algo frío en el cogote. No podía ser más que una bola de nieve. Se giró mientras se la quitaba y escuchó las risas de  las dos muchachas armadas con sendas bolas. Su amigo también le apuntaba con otras dos en las manos.

-¡Chicas a por él!- arengó Tom y comenzó el bombardeo. -
-¿Con que sí, eh? ¡Ahora veréis! - replicó el atacado que esquivaba como podía hasta que, llegada su ocasión,  contraatacó arreando un buen bolazo a Tom y apresando a Cooan -
-¡Suéltame Roy! – Chilló ella entre risas mientras su amigo la levantaba y la asía por los tobillos poniéndola boca abajo. -  ¡Me voy a marear! - Protestaba jocosa. -
- Si quieres te suelto ya - rio éste con visible expresión de regocijo.  – Y plantaré una Connie… fera...- Remachó jocoso.-
-¡No, pero así no! - Contestó ella sin poder dejar de reír y chillar. - ¡No me dejes caer!

            Entonces Bertie le dio con otra bola en el cogote. El chico elevó a Cooan y la tomó en brazos pasándosela a Tom. Éste la recogió a duras penas en el aire azorándose hasta que ella pudo ponerse de pie algo ruborizada a su vez. Beruche tenía otra bola preparada y Roy la esquivó cuando la chica se la tiró. Ella y Cooan se lanzaron a por él y los tres cayeron al suelo entre la nieve. Las chicas se pusieron encima pero su amigo las sujetó a cada una con un brazo. Tenía mucha fuerza para ellas que no lograban zafarse.

-¡Suéltanos que nos vas a aplastar! - pidió Beruche riendo. -
-¿No queríais guerra? - rio Roy a su vez. - ¡Pues tomad! y tú Tom, traidor, ya me vengaré de ti en su momento. ¿Cómo has podido pasarte a su bando?
-¿Y qué querías que hiciera?- Sonrió el aludido encogiéndose de hombros, remachando con desenfado. - No me he podido resistir a los ruegos de unas chicas tan guapas.
-Vale, lo acepto como atenuante. - Rio su interlocutor declarando sin pudor.- ¡Yo hubiera hecho lo mismo!

           Las dos jovencitas en cuestión cruzaron miradas cómplices y aprovecharon la distracción de Roy para meterle un puñado de nieve en la boca cada una, mientras él la escupía aflojó su presión y pudieron escapar. Éste se levantó y corrió tras ellas. Cooan se ocultó tras Tom tratando de evitar que la volviera a colgar patas arriba y su hermana huyó colina abajo. Roy  se decantó por perseguirla.

- ¡Ahora verás lo que significa que te metan una bola de nieve en la boca! - Gritaba él mientras trataba de darla alcance. -
- Tendrás que atraparme antes, ¡ji, ji, ji! - reía Bertie francamente divertida. -

            Roy la alcanzó con un placaje a la altura de su cintura, aunque de forma cuidadosa para no hacerla daño. Los dos rodaron por una suave pendiente llena de nieve y cayeron al fin con el muchacho encima de ella. Beruche chilló, rio y forcejeó, pero su captor la tenía bien sujeta por las muñecas.

- Di que te rindes - le pidió él - soy mucho más fuerte que tú, ¡pequeñaja!
- No me subestimes, soy más escurridiza de lo que parezco.- Replicó ella con una sonrisita burlona. -
- Pues de mí no te vas a escapar tan fácilmente - afirmó él  acercándose hacia Beruche y ambos se quedaron mirándose fijamente como aquella vez en el foso. - ¿Por qué será que esto me resulta tan familiar? - Le susurró él cambiando su tono jocoso por otro muy suave y reflexivo. -

            Ella no dijo nada, sólo extinguió su sonrisa y se le quedó observando con una mirada serena y profunda. Roy sintió el impulso irrefrenable de besarla. Su corazón había dado un vuelco ahora que  la observaba con aquella expresión desprovista por una vez de su coraza defensiva. Esa era la verdadera Bertie, una chica tímida pero bondadosa y con unos hermosos y penetrantes ojos azules y ese largo pelo de color entre albino y platino esparcido sobre la nieve. Sin dejar de mantener su mirada él apenas pudo musitar con voz queda, sus ojos perdidos en los de ella y expresión de asombro y nostalgia.

- ¡Eres tan bonita! Como una princesa de las nieves. Es como sí…como si ya hubiese vivido esto mucho antes.

Ni el mismo Roy supo a ciencia cierta porqué había dicho aquello. La muchacha no pareció haberle oído bien aunque él seguía presa de esa especie de embrujo. En su mente aquella imagen parecía repetirse, pero no recordaba dónde ni cuándo. Sus labios se acercaron decididos a los de ella, pero en el último instante un dolor lacerante le recorrió la cabeza. Soltó a Beruche y cayó hacia un lado. Tapándose la cabeza con ambas manos.

-¿Qué te ocurre, Roy?- Preguntó la muchacha observándole preocupada ahora mientras se incorporaba. - ¿Estás bien?
- Me duele un poco la cabeza. - Respondió aunque apenas había durado un par de segundos, había sido una especie de flash pero ya estaba bien. – Hace un par de días que me molesta. No te preocupes. Es que habré estudiado mucho últimamente.
- Pobrecito. - Sonrió ella burlándose con fingida compasión.- Se me olvidaba que no estás acostumbrado.

            Su compañero se recuperó enseguida y atrapó de nuevo a Beruche, la levantó en brazos y declaró divertido.

-¡Te has confiado, cubito! ¡Ahora te tengo! ¿Te rindes ya o te hago un ovillo y te cubro con nieve como si fueras un muñeco?
- No te atreverás.- Le desafió ella, entre risas. -
-¿Quieres apostar?- Repuso Roy con gesto pícaro.-
-¡Si lo haces Sailor Moon te castigará! - Declaró la muchacha casi sin pensar, quedando al punto colorada tras escucharse a sí misma. -
-¿Sailor Moon?- Se dijo él atónito añadiendo con una media sonrisa. - ¿Qué es eso? ¿Un marinero en la Luna?- inquirió el joven sin comprender.-
- Es una heroína muy conocida en Japón. Lucha por el amor y la justicia. - Le contestó ella mirándole risueña. Sintiéndose como si fuera una cría.-
- ¿Por el amor?- Se burló su interlocutor. - ¿Qué es lo que hace, besa a sus enemigos para acabar con ellos? ¡Oye! Si está buena voy para allá y me convierto en villano.
- ¡Allí me gustaría verte! – Rio Bertie imaginándose como podría ser la escena de Roy conociendo a Usagi afirmando divertida. - Ella y sus compañeras guerreras no te permitirían rebozarme de nieve.
- ¡Ah!, ¿es que hay más de una?- replicó él entre divertido y atónito. –
- Sí. Y si no te portas bien te castigarán. – Le prometió dulcemente la muchacha, recordando en voz alta  aquellas palabras que, en otras circunstancias bien distintas, tantas veces había escuchado – Diciéndote ¡Tsuki ni kawatte oshioki yo!
 - ¿Qué?- Pudo decir el chico con expresión desconcertada. -
- En nombre de Luna te castigaré. Eso es lo que te diría Sailor Moon antes de darte tu merecido y de salvarme a mí. - Rio ella traduciéndoselo divertida. -
- Pues no creo que venga desde Japón para salvarte, así que contesta a la pregunta. - Insistió él con visible buen humor. - ¿Te rindes?
- Vale, me rindo - admitió Beruche que ahora tiritaba de frío.-
-¡Estas helada! - Se percató Roy que dijo ya más serio - será mejor que volvamos a la casa. Tom y Cooan se deben de estar preguntando que hacemos. Y aquí me da la impresión de que va a nevar otra vez.
- Sí, es verdad,- asintió Bertie agradecida por la sugerencia y añadiendo en un tono reflexivo. -Sabes, es gracioso,  antes yo adoraba el hielo y la nieve, me sentía muy a gusto en ellos y ahora sin embargo me dan mucho frío.
-¡Será porque tu corazoncito ahora ya no está tan helado! - rio el chico afirmando con fingida teatralidad profética. - ¡El cubito parece que se está derritiendo!

            Beruche le dio un capón pero pensaba divertida en cuánta razón tenía Roy sin saberlo. Los dos se volvieron caminando despacio charlando de cosas más intrascendentes.

-Al menos fuiste capaz de mantener tu palabra.- Le decía.-
-Sí, ya te lo he dicho muchas veces. Para un Malden una promesa es sagrada. Mi padre me lo enseñó.- Suspiró ahora con un talante más apagado.-

            Bertie le miró percibiendo su tristeza al recordar a sus difuntos padres y le sonrió animosamente. Eso hizo que el muchacho respondiera del mismo modo, con ver aquella expresión de ella enseguida sentía que le retornaba la alegría.

-Bueno. Ya hemos llegado.- Pudo decir él señalando la puerta.- Vamos antes de que nos congelemos…

Tom y Cooan mientras tanto habían entrado en la cabaña, encendido fuego y estaban secándose. Habían entrado presurosos, con la guerra de bolas la nieve se les había metido entre la ropa. Caballerosamente el muchacho le cedió a ella la estancia de la chimenea para que se cambiase y él lo hizo en otra habitación. Cuando ésta le avisó, salió y los dos charlaron sobre el lugar.

-¡Qué sitio tan bonito! - declaró la chica. - Me recuerda a la casa de una amiga allá en Japón.
- Debe ser un lugar muy hermoso.- Dijo Tom mirando caer los primeros copos por la ventana. -Me gustaría verlo alguna vez.
- Descuida - repuso ella muy alegre - ¡Cuando termine el curso Roy y tú podríais venir con nosotras, así os presentaremos a nuestras hermanas y amigas!
- Eso estaría bien. - Convino él que sin embargo se sentía apenado de que ella siempre nombrase a su amigo por delante. Pero ahora estaban los dos solos y tenía que aprovechar la conversación así que preguntó, más que nada por seguir hablando. - ¿Y cómo es ese sitio?
- Es un santuario. - Le respondió ella recordando la nieve que se acumulaba en el invierno cerca de las escalinatas de acceso y por el jardín de la casa de Rei. - Yo siempre iba allí a menudo, mi amiga es sacerdotisa y tiene el don de la videncia. Me ha enseñado algunas cosas.
-¿No me digas que sabes leer las cartas?- Inquirió él con gesto entre incrédulo y divertido.-
- Eso no, ¡tonto! - Sonrió Cooan. - Pero sin ir más lejos, aprendí esa técnica contra los malos espíritus.
- Sí, a mí siempre me han interesado esas cosas. Tengo un amigo que es experto en la materia, quizás sería buena idea ir a verle algún día.- Le comentó él sopesando más en serio esa posibilidad.- ¿No crees?

            Su contertulia asintió. Desde luego que les vendría bien una ayuda extra. Si es que esos demonios seguían atacándoles, aunque últimamente volvían a estar muy callados. Tanto mejor si pudieran contar con alguien más que supiera de esas cosas. Aunque, de todos modos, uno nunca podía fiarse. La chica iba a decir algo al hilo de eso cuando Tom vio llegar a Beruche y Roy, comentando aliviado.

- ¡Allí vuelven esos dos!

             Sus amigos entraron en la cabaña, ambos tiritaban, se quitaron los abrigos y se acercaron al fuego. Cooan les miró con gesto inquisitivo reprendiéndoles medio en broma.

-¡Ya era hora de que volvierais! , empezabais a tenernos preocupados, ¿dónde habéis estado?
- Tampoco hemos tardado tanto, Cooan. - Le respondió  Beruche con gesto conciliador. - No te enfades.
- Connie sólo estaba preocupada, aquí hay muchos barrancos y agujeros que pueden estar tapados por la nieve. - La defendió Tom.-
-Sí, eso sería lo último, ¡otro agujero más, no! - Se rio Roy.-
-Pues por eso debéis tener mucho cuidado.- Repitió Cooan con tintes algo reprobatorios.- Ya tuvimos bastante miedo la última vez.

            Bertie y Roy le dedicaron unas miradas perplejas. ¿Por qué se habría puesto así? Aunque desde luego motivos no le faltasen entonces, eso ya estaba pasado. De modo que Beruche se apresuró a admitir.

-Es verdad. Gomen nasai, Cooan-chan. Tienes toda la razón.

            La interpelada pareció darse cuenta ahora de que su reacción había sido algo desproporcionada. Sintiéndose avergonzada, sonrió débilmente y repuso con mejor talante y tratando incluso de sonar jovial.

-Si algo malo te pasara cualquiera se lo explica a Petz y a Kalie.

Y en tanto Beruche sonreía asintiendo y dando por zanjado ese asunto, Tom, que no dejaba de pensar que el recelo de Connie se debía más a Roy que a su hermana, cambió rápidamente de tema.

- Bueno, vamos a ver qué hay de comer por aquí. Tengo mucha hambre.
- Espera, voy contigo - le dijo su amigo - a mí también se me ha despertado el apetito.

El joven dejó que Beruche se cambiase junto al fuego, él hizo como Tom, usar  la habitación contigua. Luego los chicos fueron a por algunas provisiones que traían y las asaron en la chimenea. Lo cierto es que no cocinaban nada mal. A Roy se le daba sorprendentemente bien.

-No sé de qué os asombráis.- Comentó él reivindicándose.- Aprendí desde pequeño.
-Pues es una gran virtud.- Le alabó Cooan.-
-Tú tampoco lo haces nada mal, Tommy.- Sonrió Bertie.-
-En mi casa todos hacemos de todo.- Les contó el aludido.- Mis padres siempre nos han dicho a mi hermano Daniel y a mí, que debemos ganarnos las cosas.
-Me parece una magnífica costumbre.- Afirmó Cooan, añadiendo.- Nuestras hermanas y nosotras fuimos educadas de un modo parecido, ¿verdad Bertie? Trabajo duro.

Su hermana asintió, totalmente de acuerdo con eso. Y para subrayarlo, los muchachos hasta hicieron algo de café caliente para entonarse. Todos comieron con buen apetito. Y algo más tarde, olvidado rápidamente el tema de la tardanza, estaban de un estupendo humor. Roy conectó el reproductor de cd  que traía y puso música que era (según su opinión),” de los mejores grupos de los ochenta”. Obligando incluso a  Cooan a bailar con él.

-¡Vamos Connie, no seas aburrida!  - Le decía pese al gesto colorado de ella. - Con lo bien que bailas en la cancha.
- Sí, incluso sabe bailar de maravilla fuera de ella. – Terció Beruche sorprendiendo a los chicos y dejando aún más colorada  a su hermana. -
- ¡Es verdad! - Intervino Tom que parecía muy contento con esa revelación, sobre todo al añadir - Yo también he hecho algo de baile de salón con ella y no se nos da nada mal. Quizás un día podríamos practicar en serio y apuntarnos a una actividad extraacadémica como un concurso.
-¡Pues vamos a ver lo bien que baila aquí!- exclamó Roy sujetándola de forma teatral por los hombros, simulando ir a bailar una especie de tango. -  ¡A ver esa súper animadora que no para de danzar a todas horas!
- Pero eso es otra cosa. ¡Aquí me siento tonta! - Pudo chillar ésta entre divertida y avergonzada, ocultando a duras penas su rubor. -

Aunque no le sirvió de nada y tuvo que dejarse llevar por Roy que cantaba algunas de las tonadas. Y desde luego que no lo hacía mal. Incluso mejor que en el coche. Tom se unió a él y compusieron un buen dúo.

       - No tenía ni idea de que cantaseis tan bien. – Dijo Cooan visiblemente impresionada –
       - Participamos en el certamen anual de la Golden. – Le contó Roy. -
       -Sí, este año seguro que ganamos en la modalidad de conjuntos. – Afirmó Tom. –
       -Y me darás la revancha del año pasado. – Comentó su amigo –

Éste convino en ello con una sonrisa. En ese instante Bertie parecía ir a preguntar algo pero Roy se anticipó. Le cedió a Tom  el turno para bailar con Cooan y entre tanto él se dirigió hacia la otra muchacha.

-¡Ahora tú, cubito! - Le propuso tomándola de una mano y levantándola de la silla en donde estaba sentada-
-¡Yo ni loca! - Rebatió Beruche.-

Pero no le valió de nada, su compañero ya la tenía sujeta por los hombros y  tomando una de sus manos elevó el brazo de la chica haciéndola girar. Para después moverse él a ritmo de “reagie” en tanto escuchaban otra gran canción de uno de sus grupos preferidos.

Pasos gigantes son los que das
Caminando sobre la luna
Espero que mis piernas no se quiebren
Caminando sobre la luna

Podemos caminar para siempre
Caminando sobre la luna
Podemos estar juntos
Caminando sobre la luna
Caminando sobre, caminando sobre la luna

Caminando de vuelta de tu casa
Caminando sobre la luna
Caminando de vuelta de tu casa
Caminando sobre la luna

Los pies difícilmente tocan el suelo
Caminando sobre la luna
Mis pies apenas hacen ruido
Caminando sobre, caminando sobre la luna

Algunos podrían decir
Que estoy perdiendo mis días
De ninguna forma
Y si ese es el precio que pago

Algunos dicen:
Mañana será otro día
Si te quedas
Yo podré además jugar

Pasos gigantes son los que das
Caminando sobre la luna
Espero que mis piernas no se quiebren
Caminando sobre la luna

Podemos caminar para siempre
Caminando sobre la luna
Podemos estar juntos
Caminando sobre la luna
Caminando sobre, caminando sobre la luna

Algunos pueden decir
Que estoy perdiendo mis días
De ninguna forma
Y si ese es el precio que pago

Algunos dicen:
Mañana será otro día
Si te quedas
Yo podré además jugar

Sigue así, sigue así

(Police. Walking to the Moon, crédito al autor)

-¡”Walking on the Moon”! - La, lará, lará...- Cantaba él añadiendo con jocosidad. - ¡Oye, ahora que lo pienso, se parece a eso que dijiste de esa Sailor Moon!
-¿El qué?- Preguntó Tom que ahora bailaba muy fluidamente con una más animada Cooan.-
- Una heroína japonesa, que lucha por el amor ¡imagínate, mi tipo! - Le aclaró su amigo con tono de chanza. –
-¡Pues no suena nada mal! - Se rio su interlocutor.- Dan ganas de irse para allá.
¡Y que lo digas!- Afirmó su amigo, sentenciando.- Haríamos una gran pareja de acción contra el crimen.

            Al oír esto las chicas cruzaron miradas y rieron a carcajadas, tratando de imaginar juntos a Usagi y a Roy. ¡A cual más payaso! Y también recordaron a sus amigas y hermanas con algo de nostalgia. Hacía pocos días que mandaron otra carta más animada que la enviada anteriormente adjuntando unas fotos que se hicieron con los chicos en su visita a la ciudad. Terminó la canción y comenzó otra del mismo grupo que Roy acompañó con su guitarra.

-“Cada paso que das, cada vez que respiras, te estaré observando”.- Decía en el estribillo y se lo cantaba a las muchachas, en especial a Beruche que sonrió. –
-Otra gran tonada.- Terció Tom cuando concluyó.- Aunque la letra es engañosa.
-¿Por qué?- Quiso saber Cooan.-
-Porque es lo que le canta un psicópata a su víctima. ¡Ja, ja!- Exclamó Roy poniendo voz grave y elevando las manos como si fuera una especie de monstruo.-
-¡Mira que eres tonto!- Repuso Bertie sonriendo pese a todo.-
-Bueno, pero ahora ya no hay más monstruos por aquí.- Señaló Tom aliviado y contento por ello.-
-Esperemos que eso dure.- Añadió Cooan.-
-Sí, nos hemos ganado un descanso.- Remachó Bertie con el cómplice asentimiento del resto. -

            Y precisamente en ese momento, en Tokio, Rei rezaba junto a la hoguera de su santuario, tenía a su lado las fotos en cuestión. Copias de las que las chicas enviaron a sus hermanas. En una de ellas aparecían los cuatro. La noche estaba en calma pero repentinamente se desató una ráfaga de aire que no parecía provenir del exterior y un ascua de la hoguera cayó sobre la fotografía, justo entre Roy y Bertie. Rei corrió a apagarla y se preocupó, aquello era un mal presagio. Sin dudarlo sacó su baraja especial de adivinación y tiró las cartas. Su rostro palideció al ver la carta de la Muerte. Y se asustó realmente cuando la misma apareció tres veces más, acompañada por el Diablo.

-No cabe duda.- Se dijo alarmada - Uno de ellos está en gravísimo peligro, le amenazan las fuerzas malignas. ¡Un tremendo poder oscuro está a punto de surgir!…

            Pero de momento nada podía hacer. Cuando Ami y ella hablaron con Usagi y Mamoru estos las contaron algunas cosas y las dieron instrucciones precisas. Debían esperar. Aunque la joven sacerdotisa veía que el momento de intervenir estaba cada vez más próximo. De todos modos sus amigas les decían en la carta que todo estaba mejor y que los demonios por el momento no habían vuelto a aparecer. Ojalá que eso durase y que ellas pudieran ir a verlas pronto para poder protegerlas si fuese necesario. O sencillamente para conocer ese lugar.  Tampoco quiso Rei decírselo ni a Petz ni a Karaberasu. Y es que, en aquella otra misiva, Cooan le pedía explícita y categóricamente que no preocupase a sus hermanas. De todos modos sí que se lo contaría a las demás guerreras a ver qué podían hacer cuando sus propias circunstancias se lo permitiesen...Aun así pensaba llena de temor y frustración.

-Queda muy poco tiempo. Un poder terrible les acecha…y no puedo hacer nada por ayudarles. ¡Maldición!- Se lamentaba la sacerdotisa, sintiéndose impotente.-

            En la cabaña el fin de semana pasó volando y tranquilo. Todos disfrutaron mucho del viaje y los chicos se comportaron como caballeros, tal y como anticipó Cooan, lo que dejó gratamente impresionada a Beruche. (Que con Roy, pese a todo, aun no las tenía todas consigo en según qué cosas). Por fin, llegó el día de volver a la universidad. Durante el viaje de vuelta todos cantaban muy animados las canciones que los dos muchachos habían intentado componer, asegurando de nuevo que volverían a ganar en el festival que se celebraba en la universidad todos los años. Roy incluso insistió en volver a pedirle a su amigo la revancha. Por el camino de vuelta contaron a  las atónitas chicas como habían competido y lo divertido que fue aquello.

-Sí, este paleto de Kansas engaña mucho. En realidad es un magnífico cantante y bailarín. El mejor que pueda haber. Me dejó con la boca abierta y creed que eso no es tan fácil.
-Entonces eres todo un artista.- Le alabó Cooan.-
-Bueno, tampoco es para tanto. Roy se pasa un poco. - Se apresuró a replicar el azorado Tom.- Se me da bien y ya está.
-¿Ya está, paleto de Kansas? ¿Pero qué dices? ¡Eres el nuevo George Michael! - Exclamó su amigo haciéndole ruborizarse aún más, al remachar. Todavía me acuerdo de tu versión de “Somebody To Love”. Tenía los pelos como escarpias.

            Las dos chicas se rieron, era muy enternecedor ver así a Tommy, como ya cariñosamente le llamaban. Y Beruche no podía evitar fijarse en como miraba ese pobre chico a su hermana, a veces furtivamente y de reojo, poniéndose más colorado si cabía cuando su admirada chica sonreía.

-¡Ojalá que Cooan se de cuenta de lo que tiene delante! Este muchacho merece mucho la pena.

            Aunque ella misma estaba más interesada ya en su compañero de pupitre. Y es que durante esos días a su lado había sentido cosas muy difíciles de explicar.

-Ha sido como si, de algún modo, nos conociéramos desde siempre. Parecido a aquella vez en el foso. -Reflexionaba la muchacha.- Y quisiera saber  la causa. Jamás le había visto hasta que nos conocimos aquí.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando el propio Roy sentenció con el asentimiento de su amigo.

-Este año haremos el mejor festival que se haya visto y escuchado en la Golden.
-Eso espero.- Asintió él.- El del año pasado fue muy bueno y será difícil igualarlo.

Y es que ya quedaba menos para el de este año y estaban deseosos de participar. Las muchachas a su vez, sentían curiosidad y deseaban escucharles en un escenario.

-Tiene que ser realmente impresionante cuando actuéis con micrófonos ante el público.- Comentó Cooan.-
-Ya lo verás, Connie.- Repuso Roy asegurando a las muchachas.- Os va a encantar.-
-Eso si tú no llegas con retraso.- Se rio Bertie, sentenciando con sorna.- ¡Conociéndote habrán terminado el festival para cuando aparezcas!
-¡Cubito!- Exclamó él con fingida pomposidad. ¡Por favor! Soy el Ayatolah del rock, yo nunca llego tarde, son los demás quienes de adelantan.

Todos rieron de aquella chanza y el resto del camino entre eso y otras bromas más, lo pasaron en grande. Ninguno  de los cuatro imaginaba siquiera la magnitud de los peligros que deberían enfrentar a su regreso. Nada sería ya lo mismo.
           



                                anterior                                                           siguiente




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)