En la Guarida de la secta el Gran Sabio había
convocado nuevamente a Valnak ante su presencia. Junto a los tres Maestres le
esperaba con impaciencia. Por fin, el requerido apareció sin ninguna prisa.
-¡Ya era hora de que te dignases acudir!, hace más
de media hora que te he llamado.- Le reprendió con irritación. -
- Mis disculpas Gran Sabio, me entretuve un poco
antes de venir aquí. - Sonrió el demonio de forma maliciosa. –
De
hecho estuvo recorriendo un poco el mundo de los mortales y haciendo alguna que
otra barrabasada. Se rio un poco de las desventuras de esos estúpidos humanos y
luego, quiso acercarse a ver a si obtenía alguna pista. En sus indagaciones
llegó ante un local en el que antaño había habido una librería.
-¡Vaya!, ya no están aquí. Llegué tarde.- Se dijo el
demonio.-
Pero
pese a que eso daba la impresión de haber estado abandonado durante años podía aun
así sentir restos de energía mágica. Esa misma capaz de haber creado un
sortilegio para encapsular a su camarada.
-El aura es
todavía intensa. Tuvieron que desplegar mucho poder. Para un encantamiento así,
o se es un maestro de alto nivel en magia, o quien quiera que fuese, tuvo la
ayuda de algún demonio. Y no quiero creer eso último. Espero que los de la
Quinta Columna no tuvieran ocasión de enviar a alguno de los suyos. -
Reflexionaba Valnak.-
Sintió entonces la llamada del Gran Sabio, le
invocaba con urgencia.
-¡Maldito pesado!- Se sonrió moviendo la cabeza.- No
tiene paciencia. Bien, le ayudaré a cultivar esa virtud, ¡Ja, ja, ja!
Y se negó a presentarse en esa sucia guarida durante
un buen rato. Al fin, cuando le pareció que ese encapuchado idiota había
esperado lo suficiente, acudió a su llamado. Ahora escuchaba descuidadamente como
su invocador le reprendía.
-¡Pues ya está bien de distracciones!, Se te llamó
para que cumplieses una tarea bien concreta. Ha llegado el momento de despertar
a Armagedon y debes hacerlo sin más dilación, Valnak.
- Ya me he encargado de la primera fase de reactivación,
pero el proceso es lento y debo completarlo. Ten en cuenta que lleva latente
mucho tiempo y el despertar será costoso. Eso sin contar el sello que le
pusieron. - Argumentó el interpelado a su vez con tono paciente. –
Y es que cuando ese idiota le había invocado le
distrajo de localizar a alguno de esos entrometidos o de los traidores que
protegieron a su presa.
-Cada vez estoy más seguro de ello. Tuvo que ser
alguno de mis propios semejantes. De lo contrario unos meros humanos no hubieran
podido controlar tanto poder.- Reflexionaba el demonio.- La cuestión es. ¿Esos
traidores seguirán por aquí o no?
Sus
disquisiciones se vieron interrumpidas una vez más por las interpelaciones de
ese fastidioso encapuchado que le ordenó con brusquedad.
- Entonces no pierdas más el tiempo aquí. ¡Ve inmediatamente!
- Lo que tú digas. - Repuso Valnak entre dientes
haciendo una reverencia y desapareciendo.-
Reapareció
en una apartada dependencia de la universidad que había decidido usar como
centro de operaciones. El demonio permutó su uniforme por ropas humanas y su
apariencia por la de un hombre joven de pelo rubio ceniza y ojos azules en
tanto se decía.
-Dentro de poco habré completado la misión y cuando
Armagedón esté del todo listo ya no tendremos que soportar las estupideces de
ese ridículo Sabio, ¡maldito imbécil! Por la inutilidad de su gente nuestros
intentos de dominar el universo han fracasado una y otra vez, pero pronto será distinto.
Armagedón tiene el mayor poder que quepa imaginar. Únicamente debo reactivarle
para que tenga el control pleno de ese cuerpo y seremos los amos del planeta. Y
después, abriremos las puertas a nuestro señor y seremos espléndidamente recompensados
por él. ¡Ja, ja, ja!, ¡ten un poco más de paciencia camarada y amigo! , dentro
de poco volveremos a estar los dos unidos.
Y
animado ante esa perspectiva puso en marcha su plan yendo a conversar con el
técnico del equipo de baloncesto. Éste no esperaba una visita tan sorprendente,
más cuando tras invitar a ese personaje a tomar asiento, este se identificó
como el “ojeador” de un importante equipo en formación, añadiendo además que
estaba interesado en uno de los jugadores del campus.
-¿Podría verle esta tarde cuando concluya su entrenamiento?-
Preguntó al míster con tono afable y cortés.-
-¡Por supuesto! No se preocupe, ya se lo diré. - Añadió
el entrenador todavía sorprendido y orgulloso de que uno de los suyos fuese
objeto de tal interés. -
- Preferiría que no supiera donde estoy y no hablar
con él aun. - Rebatió Valnak argumentando con buen criterio a los ojos de su
interlocutor. - No deseo ponerle
nervioso y que fuerce su estilo. Usted lo comprenderá sin duda, a estas edades
se alteran enseguida. Y quiero que sea él mismo. - Explicó con suma amabilidad
esbozando una cómplice sonrisa, tan amplia como falsa. -
- No se preocupe, lo entiendo. - Afirmó el
entrenador de igual modo añadiendo con curiosidad. - Por cierto ¿A qué equipo
representa?
- A los “Red Devils” - Repuso Valnak con patente y
sarcástico sentido del humor, que obviamente su interlocutor no podía captar. -
-No lo he oído nombrar, quizás sea de las ligas
comerciales menores.- Le comentó el míster que añadió sin embargo, con
manifiesta complacencia. - Muy bien.
- Sí, pero este año haremos un gran equipo, se lo aseguro.
– Y ese muchacho es la pieza que nos falta para ganar el campeonato. Ya lo verá,
con él en nuestras filas, nadie nos podrá parar. – Se sonrió el demonio
visiblemente divertido con aquella chanza que sólo podía comprender él. -
- Esté por aquí el tiempo que quiera, amigo. - Replicó
el míster que le observaba no sin sorpresa al oír aquellas palabras.-
- Entonces estaré por aquí. Y le abordaré cuando lo
considere oportuno, todo claro está, con su permiso.- Declaró el presunto
ojeador. -
- No hay problema. Hable con él cuando usted quiera.
-Le aseguró el entrenador que no podía disimular ese orgullo que le producía el
que uno de sus jugadores hubiera llamado la atención de una liga profesional. –
Espero que haya buenas noticias.
-No lo dude ¿Podría darme algunos datos del muchacho?-
Le preguntó Valnak.-
- Sí, como no. - Sonrió el míster sacando un
archivador de una cercana estantería y abriéndolo para sacar una ficha que
ofreció a su interlocutor. – Lo que usted necesite.
- Vaya, así que se llama Robert Malden. - Comentó
ese ojeador tan particular. - Muy bien, esto servirá para apoyar mi informe, se
lo devolveré lo más pronto posible.
-¡Oh, no se preocupe!, tengo copias. Puede
quedárselo si lo desea.- Le ofreció gentilmente el entrenador. -
- No sabe cuanto se lo agradezco, en verdad me será
muy útil. - Sonrió su interlocutor, que se fijó sobre todo en la foto que
ilustraba el dossier repitiendo con satisfacción. – Muy, pero que muy útil…
-¿Y cuándo me comunicará su decisión final?- Quiso
saber el técnico con una curiosidad apenas contenida, pretextando a renglón
seguido. - Es que me gustaría darle la buena noticia al chico.
- Tendré que informar a mis superiores para que
decidan el caso. - Replicó Valnak con estudiada calma profesional. - Pero él lo sabrá pronto...mucho
antes de lo que imagina.
- Muchas gracias. - Sonrió afablemente el
entrenador, remachando en apoyo de su jugador. - Créame, es un buen muchacho y
su mayor deseo es llegar a ese nivel que usted dice.
- No dude de que lo logrará. Me ocuparé personalmente
de eso. Quede usted bien. - Se despidió su contertulio. -
Valnak volvió a estrecharle la mano al míster que
sintió una especie de descarga eléctrica, aunque simplemente sonrió sin darle
importancia observando como aquel hombre salía de su despacho. El demonio se
alejó satisfecho, repartiendo sonrisas a cualquiera que se le cruzase en el
camino...
-Si no hubiera sido un demonio podría haber triunfado
como relaciones públicas. Puedo ser tan amable como el que más, pero resulta
que prefiero ser más cruel y sanguinario que ninguno. ¡Ja, ja!- Pensó lleno de
sarcasmo y regocijo.-...
No
obstante, a pesar del prometido silencio del míster las noticias volaron. En el
pabellón, el objeto del interés de Valnak se disponía a entrenar con el resto de sus compañeros. Por
suerte después del examen y los trabajos tendría unas semanas para preparar los
partidos con tranquilidad. Estaba haciendo una rueda de entradas a canasta
cuando uno de sus compañeros de equipo, Ozzy, se acercó a él apremiándole entre
susurros.
-¡Roy, chico ven deprisa!, aquí hay un tipo que
pregunta por ti, dice que te ha visto en acción y está interesado en hacerse
con tus servicios.
-¿Quién es?- Preguntó el interpelado con expresión
de asombro. -
- No le conozco, debe ser un ojeador. - Repuso su
compañero encogiéndose de hombros. - Está con el entrenador en su despacho, y
yo he oído algo de lo que hablaban, ve sin perder un segundo.
Su interlocutor le miró con gesto de escepticismo y
esbozó una divertida sonrisa.
-¡Venga Ozzy que te conozco! - Repuso con manifiesta incredulidad. – No quieras
tomarme el pelo con una broma tan mala.
-¡Te lo juro por lo más sagrado, tío! esta vez no es ninguna broma. De veras.- Le
aseguró éste una y otra vez. - Es más, no debería decírtelo pues ese tipo
quería discreción, pero eres mi colega y no podía guardarte el secreto. Creo
que es de un equipo profesional.
Roy
conocía bien a Ozzy de años anteriores y a juzgar por su expresión y sus
palabras o se había vuelto un magnífico actor o decía la verdad. Durante unos
segundos batalló con sus sospechas y finalmente las venció, llevado por el
deseo de que fuera cierto.
- Ahora mismo voy.- Dijo finalmente y se fue directo
hacia el despacho. -
Ojalá
todo fuera en serio, pensaba, si era alguien de un equipo importante podría
tener una oportunidad. Los sueños que le había inculcado su padre desde que era
un niño estarían a un paso de cumplirse, pero debía ser paciente y tener la
cabeza fría.
- No te pongas nervioso - se dijo para tratar de
tranquilizarse. – Que no note que estás muy interesado.
Empero
el gozo de Roy se fue a un pozo, ese tipo se había ido antes de que él llegase.
Había tocado a la puerta del entrenador después de permanecer indeciso durante
unos segundos. Si ese hombre hubiese estado dentro él habría discurrido
cualquier excusa para entrar y verle. Pero cuando el entrenador le indicó que
podía pasar ya no estaba. Sin pelos en la lengua y lleno de impaciencia, el
chico no tardó ni un segundo en preguntar
ansiosamente.
-¿Quién era ese tipo? ¿Qué quería de mí?
-¿Qué tipo, Malden?- Le inquirió el míster fingiendo
ignorar a quién se refería. -
-¡Venga ya entrenador!- Añadió Roy visiblemente
nervioso. - Ese que ha estado hablando con usted. ¿Preguntaba por mí, no? ¿A
qué ha venido?
- Pues a echarte una bronca como todos los que
vienen a verte por aquí. - Repuso divertido el técnico.- ¿A qué iba a ser sino?
Y es que todavía le recordaba al chico el incidente
con Bertie. Aunque al ver el gesto de decepción de Roy y como éste, cabizbajo,
se daba la vuelta para irse, le detuvo con tono conciliador y admitió.
-Espera Malden, era una broma. Sí, ha venido un tipo
y me ha preguntado por ti.
-¿De verdad? ¿Y usted que le ha dicho? ¿Qué le ha
preguntado él? – Exclamó el joven.-
Roy estaba bastante aturrullado, disparaba preguntas
sin parar. Su entrenador, comprensivo con la excitación del muchacho, aguardó
durante unos segundos a que frenase aquel chaparrón y le hizo señas de que se
callase con las manos.
- Tranquilo muchacho, me ha dicho que te ha visto y
está impresionado, luego me ha pedido datos sobre ti. Yo le he dado tu ficha
técnica y te he recomendado, él respondió que tendrá que estudiarlo y consultar
con sus superiores.
-¿Y por qué no habló conmigo?- Quiso saber el chico
algo desconcertado. -
- No lo sé - rezongó el entrenador quitándole
importancia, - por lo que me dijo, supongo que no querrá descentrarte o darte
falsas esperanzas. Aunque te diré una cosa, procura esforzarte al máximo, pues
me advirtió que te estará observando sin que tú te enteres.
-¡Quiere verme jugar, claro! - exclamó Roy muy
animado. - Lo haré lo mejor que pueda, señor, pero estoy algo perdido ¿Usted
que me aconseja?...
- Mira, lo único que puedo decirte es que juegues
como siempre. Que es como él te habrá visto. Trata de ser tú mismo. Y es
curioso. - Añadió el entrenador llevándose la mano al cogote. - Conozco a casi
todos los ojeadores de equipos importantes y a éste nunca le había visto.
- Pero no le dijo al equipo que representaba.-
Inquirió Roy desconcertado. -
- Creo que me dijo que a los “Red Devils” o algo
así, no me suena ese equipo.
- Ni a mí tampoco - acordó el chico sin siquiera
llegar a pensar en el significado de ese nombre para conjeturar. - Debe ser nuevo,
quizá de alguna división en expansión, por eso buscaran jugadores.
- Sí, algo de eso era. Me suena que mencionó algo
parecido. - Convino el míster haciendo memoria. - Sea lo que sea, hijo, espero
que des todo lo que tienes. ¡Anda!, ahora vete al entrenamiento.
- Sí señor, ¡esté seguro de que lo haré! - Asintió el
muchacho que se dispuso a entrenar con
muchas ganas. -
Así
lo hizo y al terminar el entrenamiento se duchó e iba a marcharse a buscar a
sus amigos para contárselo cuando Melanie se cruzó con él a la salida del
campo.
- Hola Roy. ¿Llevas prisa?- Le inquirió con un tono
serio pero amable. -
- Sí Melanie, lo siento. Es que tengo que ir a ver a
Tommy y las chicas. - Añadió de pasada.-
- Si no te importa, ¿podríamos hablar un momento
antes?- Le pidió ella con demasiada cortesía como para que se tratase de algo
superfluo. -¡Por favor!
Su
interlocutor se resistió mentalmente, quería contárselo todo a Tom, a Bertie y
a Connie cuanto antes. Pero la cara de Melanie no admitía aplazamiento y él le
inquirió.
-¿Qué sucede? Te noto preocupada.
-¿Qué es eso que te corre tanta prisa, Roy?- Preguntó
a su vez ella desviando momentáneamente la cuestión. -
Él
se sorprendió de aquel giro tan brusco en la conversación, pero no pudo
resistir el contárselo. Su compañera le escuchó atentamente y sonrió al final
deseándole con sinceridad...
-¡Ojalá lo logres! , siempre ha sido tu mayor deseo.
- Sí y quiero que ellos lo sepan ¡Sobre todo
Bertie!, siempre está diciendo que el baloncesto no era más que un deporte para
pasar el rato y que debería estudiar más y jugar menos. ¡A ver qué dice ahora! -
Comentó él con visible entusiasmo. -
-¿Te importa mucho lo que opine ella, no es verdad?-
Le preguntó Melanie con la tristeza y el malestar reflejado en su mirada. -
Roy
se sorprendió. Ese tono era muy raro en aquella chica, siempre risueña o
provocadora, altanera e incluso demasiado presuntuosa, hasta enfadada, pero
jamás tan decaída.
-¿Qué te pasa? ¿Te encuentras bien? Pareces
preocupada. - Se interesó él. -
Ella
no pudo por menos que desviar la mirada aunque sabía que la situación no podía
posponerse más y le preguntó con voz queda.
- Roy, por favor, sé sincero conmigo. ¿Qué sientes
tú por ella?
Era
lo que menos se habría podido esperar y la pregunta cayó sobre él como un mazo.
Tampoco sabía que decir cuando ni siquiera estaba seguro de la respuesta. O quizás
sí que la conocía pero no se atrevía a admitirla.
- No sé qué decirte, Melanie. Es mi compañera y una
chica estupenda.- Pudo replicar dubitativamente, musitando.- Realmente
maravillosa. Aunque no estoy seguro de nada.
- A mí no me engañas, te conozco bien. - Sonrió la
chica tiñendo su ahora fingido jovial tono, con un poso de amargura para
asegurar esta vez con dolida sinceridad - ¡Jamás te vi así con ninguna otra mujer,
ni aun conmigo! Es triste tener que reconocerlo, pero es así.
- La verdad, no sé qué contestarte. - Sonrió
forzadamente él deseando zanjar esa incómoda cuestión, para proponer en un
intento por salir del paso. - Mira, será mejor que hablemos de ese asunto después,
ahora estoy muy liado. Compréndelo por favor, no me dicen todos los días que
puedo llegar a ser profesional.
- Lo entiendo.- Convino ella a duras penas. - ¡Pero
dame una respuesta cuanto antes, por favor! Tengo que saberlo.
Su
compañero tan sólo le replicó con un leve asentimiento y se marchó. Y Melanie
supo a ciencia cierta que ya le había perdido. Suspirando se marchó al
vestuario. Tenía ensayo pero había perdido las ganas de bailar o de sonreír en
tanto evolucionara por la pista. Al llegar, algunas de sus compañeras estaban
allí, incluyendo a April, Serena, Brooke y Susy entre otras. Connie
precisamente no había acudido todavía. Con un entristecido tono que no se
molestó en ocultar se dirigió a su segunda.
-April, por favor, hazte cargo tú hoy
del entrenamiento. Yo…no me siento bien.
-Claro Melanie.- Repuso ésta mirándola con preocupación, lo mismo que el
resto de las chicas.-
Quiso
ir tras ella cuando la vio darse media vuelta y salir de allí casi arrastrando
los pies. Aunque tenía que cumplir con su deber y no podía seguirla en aquel
momento. A buen seguro estaría mal por causa de Roy.
-No comprendo como puedes ser tan insensible,
Malden.- Pensaba con manifiesta contrariedad y tristeza.- Melanie es una chica
maravillosa. Y te quiere de veras. Aunque tú nunca supiste ver más allá de su fachada.
Desde luego no la mereces. Sin embargo, ella se tuvo que enamorar de ti.
Ahora
se encontró con que el resto de sus compañeras estaban mirándola a ella con
expresión de desconcierto en sus rostros. Sin dudar se dirigió a todas y las
arengó.
-Vamos. Hoy ensayaremos dándolo todo.
Melanie ha confiado en mí para dirigiros y yo confío en vosotras. Que se sienta
orgullosa de su grupo de animadoras.
-¡Sí, April!- Corearon las demás.-
Y se
prepararon para cambiarse e ir a su entrenamiento. Por su parte, Roy pensó en esa
breve pero significativa conversación con Melanie y realmente no era capaz de
centrarse. No se había planteado que ella le preguntaría algo así. Normalmente
hubiera podido usar el manido, ”nena sólo me importas tú, o “esa chica no
significa nada, ya lo sabes”, como cuando había estado tonteando con otras y
aun salían juntos. ¡Y en entonces era cierto y ella seguramente así lo sabía!
Sin embargo, ahora era incapaz de dar semejante respuesta. Aunque tampoco podía
asegurar del todo lo contrario. ¿Y si para Bertie únicamente era un amigo? Estaba
muy confuso y a todo eso encima se sumaba su ferviente deseo de triunfar. Mejor
olvidar los líos sentimentales por ahora y centrarse solamente en esa buena noticia.
Convino esto consigo mismo, cuando se topó con Tom y las chicas ellos estaban
saliendo de la cafetería. Se lo contó a todos llevado por un entusiasmo irrefrenable,
pero no quiso aventurar nada más que especulaciones.
- Bueno,- sonrió Beruche muy contenta por él pero
templando ese sentimiento con fría cautela. - Espero que tengas mucha suerte Roy,
en los estudios hay que apretarte mucho, aunque al baloncesto eres muy bueno y
te esfuerzas como nadie. Tengo que reconocer que de eso no hay duda. Pero no te
olvides del trabajo que tenemos que entregar mañana.
- Gracias cubito, eso me hace muy feliz. ¿Lo ves?,
no sólo es un juego tonto ¡Puede ser mi
vida! -Afirmó él riéndose muy animado. - Y no lo olvidaré, mañana tendrás mi
trabajo.- Afirmó levantado una mano a modo de juramento figurado.- Te lo prometo.
- Estoy segura de que te ficharán - añadió Cooan que
no quería ser menos y que también se alegraba mucho por él. – Voy a contárselo
a las chicas ahora mismo.
-¡Claro amigo! y dentro de poco iremos a verte jugar
en una gran liga. - Declaró Tom a su vez lleno de entusiasmo. - Aunque espero
que nos regales las entradas, porque son muy caras. - Bromeó arrancando la
sonrisa de su compañero. -
- Descuidad, seréis mis invitados si algún día
llegara a jugar en el Madison. - Les prometió. -
- Bueno, pues vamos a celebrarlo luego. - Propuso
jovialmente Cooan. -
- No gracias, quiero decir, realmente me gustaría
pero tengo que practicar un poco más. - Rehusó él ¡Gracias chicos! - Les dijo
añadiendo con gran alegría y esperanza, - os aseguro que vuestro apoyo es muy
importante para mí.
Llevado
de la euforia besó a ambas chicas en las mejillas y dándole una palmada a Tom
en la espalda se alejó rumbo a la cancha. Los demás se miraron y sonrieron. Beruche
y Cooan sentían que sus corazones palpitaban rápidos y ambas compartían
idéntico sentimiento de alegría por su amigo. Ojalá que lograse convertir su
sueño en realidad como ellas habían hecho. Tom tampoco pudo evitar sentirse
orgulloso.
-Bueno.- Comentó Cooan.- Tengo que irme a entrenar.
-¡Espero que no venga alguna ojeadora de un equipo
de animadoras profesionales y se te quiera llevar a ti también! - Bromeó su
hermana.-
Y
la aludida se marchó sonriendo divertida por el comentario. No tardó en
aparecer en el vestuario cuando sus compañeras estaban ya ataviadas con sus
uniformes de entrenamiento.
-¡Llegas tarde!- Espetó April que parecía estar
enfadada.-
-Lo siento mucho. – Se disculpó ella, explicándoles.-
Es que me entretuve dándole la enhorabuena a Roy.
-¿A Roy?- Se extrañó Susy.- ¿Qué ha pasado?- Quiso
saber con evidente curiosidad.-
Lo
mismo podía aplicárseles a las demás. Incluso April miraba a la recién llegada
con gesto inquisitivo. Cooan les contó lo sucedido.
-¡Ojalá que le
fichen para un gran equipo!¿os imagináis? Alguien de nuestra universidad
jugando en una liga importante.
-Sí, sería
estupendo.- Convino Serena asintiendo.-
-Esperemos que
tenga suerte.- Añadió Brooke.-
-Es realmente muy
bueno, seguro que sí.- Añadió Cinthia, otra de las jóvenes recién incorporadas
a las Cheer-leaders ese año.-
April asintió aunque no dijo nada
sobre eso. Lo que sí les indicó a las chicas es que debían ir a entrenar.
-Connie, cámbiate
deprisa y únete a nosotras.- Remachó bruscamente antes de salir. –
Cooan no podía comprender que le
pasaba a April. Solía ser una muchacha agradable. Nunca la había visto así.
-Bueno, todos
tenemos algún mal día.- Reflexionó en tanto se cambiaba. –
Lo hizo y corrió a unirse a sus compañeras.
April en efecto dirigió el ensayo demandando mucho de todas aquella tarde. Al
fin, al terminar, fueron a ducharse y la segunda capitana se aproximó a ella comentándole.
-Connie, eres una
buena chica, de veras que todas te apreciamos, por eso, te voy a dar un
consejo. Uno de amiga.
La interpelada se giró para mirarla
y escuchó con atención, April entonces le dijo.
-No pongas a Roy
Malden en un pedestal. Ese chico no es trigo limpio.
-Lo siento, pero
creo que estás equivocada.- Rebatió ella, alegando.- Lo ha pasado mal, ha
sufrido mucho, perdió a sus padres…
-Sí, eso lo sé.- La
cortó su interlocutora declarando.- Y a raíz de ello, Melanie se volcó con él.
Le animó y no se separó de su lado. Y mira como se lo está pagando.- Remachó.-
-Yo no quiero
meterme en eso.- Musitó Cooan, declarando.- Los sentimientos entre dos personas
es cosa que únicamente les compete a ellos aclarar. No te molestes April, pero sé que eres muy amiga de Mel y puede que
te falte objetividad.
Aunque lo que no esperaba es que su
contertulia se sonriera moviendo la cabeza para replicar son irónico malestar.
-Al menos no soy
su hermana.
-¡No entiendo a
qué viene eso! - Se molestó ahora Cooan, sentenciando.- Mi hermana no tiene nada
que ver en esto.
Su compañera no respondió, se limitó
a darse media vuelta y a ir por su toalla. En tanto se secaba pensó que quizás
había ido demasiado lejos. A fin de cuentas Connie no era responsable de lo que
su hermana hiciera o no con Roy. O puede que ni se lo figurase, aunque no creía
eso último probable.
-Bueno, sí está al
corriente o no, eso no es asunto mío.- Se dijo April en tanto se iba.-
Un rato más tarde, cuando las animadoras ya se había
ido, Roy entró en la, a esas horas, desierta cancha, poniéndose a entrenar una
vez más. Concentrado en sus tiros a canasta, no vio a ese hombre cerca de él. Estaba a pocos
metros y le miraba, sonreía de forma extraña.
- Debe de ser él. - Pensó al descubrirle,
presentándose con entusiasmo, pese al vano intento de simular objetividad. -
Hola, me llamo Roy Malden, mido seis pies y cuatro pulgadas, aunque con
zapatillas estoy en las cinco. Juego de
base o escolta y defiendo a conciencia, se me da bien robar balones. Además
tengo muy buen tiro de tres.
Dicho esto se acercó al hombre que le miraba sin decir
nada y le tendió la mano, éste se la estrechó sonriente y Roy se sorprendió del
extraño calor que irradiaba y de la descarga eléctrica que le soltó.
- Ya te conozco, sé todo lo que hace falta sobre ti.
- Declaró pausadamente ese individuo. -
- Espero que mi entrenador no haya sido demasiado
duro conmigo. - Sonrió el muchacho de forma nerviosa. – Tampoco se crea todo lo
que le haya dicho, ¡ja, ja!
- Nada de eso, es más, tú eres la pieza que nos falta,
la que andábamos buscando desde hace mucho tiempo. Contigo de nuestro lado
seremos invencibles.- Le aseguró su interlocutor.-
- Oiga, ¡que no es para tanto!,- rio modestamente Roy,
incrédulo de lo que oía. - No sé en qué partido me habrá visto jugar pero
tampoco soy una estrella.
- Tú aun no conoces tu verdadero potencial, por eso
estoy yo aquí, para que lo descubras.- Le contestó aquel tipo. -
-¿A qué se refiere? ¿Es que debo entrenar más? ¿A
que sí? - Inquirió cándidamente el chico.-
- Algo así.- Sonrió ese tipo visiblemente divertido.
-
-¡Déjeme que le haga una demostración! - le pidió él
dirigiéndose hacia la pista, allí lanzó varios tiros a canasta encestándolos
todos, después hizo varios mates. - ¿Qué le parece? - Quiso saber esperanzado.
-
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja! - la risa del hombre pronto
se transformó en una histérica carcajada que retumbó por toda la cancha. Roy
comenzó a sospechar algo extraño mirándole sorprendido.- ¡Eres un iluso! me
parece que aún no intuyes de lo que estamos hablando en realidad, ¿Todavía no
sabes quién soy yo, verdad?
-¿Debería de saberlo?- repuso éste cambiando su
jovial tono por otro lleno de inquietud.- ¿Y si ese tipo pertenecía a una liga
importante y se sentía ofendido de no ser reconocido? -
Pero
entonces aquel individuo, con una
refulgente mirada rojiza, sentenció.
- Debo reconocer que me va a dar pena tener que
despertarte, como humano eres muy gracioso. Me perderé una buena diversión,
pero al final tú me lo agradecerás.
Y sin más dilación Valnak transformó su semblante postizo en el suyo habitual.
-¿Quién es usted? – Pudo preguntar un impactado Roy que
se puso en guardia mientras el hombre no paraba de reír. - ¿No pertenece a
ningún equipo de baloncesto, verdad? ¿Es otro de esos demonios?
Ante
el asombro y horror del chico, el hombre se elevó en el aire y envolviéndose en
una larga capa negra salida de ninguna parte cambió su atuendo por una armadura
negra, con dos tridentes dibujados en cada hombro. Miró a su presa de arriba a
abajo con pausada y teatral indiferencia para responder con ironía.
- Sí y no. Me presentaré, me llamó Valnak, pero no
soy un demonio cualquiera, soy capitán de la Horda de demonios. ¡Y tú, estúpido,
dentro de poco volverás a ser mi mejor camarada!
-¿Qué quieres decir con eso, maldito? ¿Acaso eres tú
el que nos ha estado atacando durante todo este tiempo? ¿Eh? - Escupió Roy
apretando los puños. -
-¡Pero qué listo eres! - se rio su interlocutor de
forma burlesca. - No, no eres desde luego tan estúpido como pareces.
-¡No te dejaré hacerle nada a mis amigos! - Replicó decididamente
el muchacho elevándose también en el aire. -
-¡Vaya, has dominado tú solo la técnica de vuelo! - Exclamó
Valnak sorprendido para agregar con prepotente regocijo. - Impresionante, pero
eso no te servirá de nada conmigo.
-¡Pero esto, sí! - respondió Roy a la vez que le atacaba
con un puñetazo. -
Valnak
le esquivó con mucha facilidad golpeando a su adversario en el estómago,
después le dio otro golpe en la espalda y lo lanzó contra el suelo. Aterrizó
junto al muchacho que se dolía del ataque sin poder levantarse.
-¡Oh Roy, no me lo pongas tan difícil! Mira. - Le
dijo el demonio con un sorprendente tono cordial. -En realidad no es nada
personal. Simplemente estás en un cuerpo que nos interesa, que pertenece a uno
de mis mejores camaradas.
- No entiendo a qué te refieres. - Jadeó él consiguiendo
levantarse al fin. -
- Eso me lo imagino. Verás… - Le explicó Valnak con
inusual paciencia y hasta cordialidad. - Mi compañero y amigo Armagedón, un
demonio de la cuarta jerarquía, habita en tu interior. Él es el legítimo propietario
de ese cuerpo. Lo fue desde que tú naciste en este mundo. Nosotros te pusimos
aquí para cumplir una importante misión. No hay otro destino para ti, Roy,
debes creer lo que te digo.
- No tengo idea de lo que me hablas. Pero eso del
destino ¡Eras tú!- Replicó su interlocutor poniéndose en guardia una vez más al
recordar aquellas palabras de sus sueños. -
Pese
a ello su antagonista no alteró su semblante confiado y siguió explicando con
aplomo.
- No estoy muy al tanto de todo, por lo que sé, hubo
un error al traerte y luego ciertos entrometidos y algunos traidores miserables,
que estoy por descubrir, nos impidieron llegar a ti. Pero todo eso carece ya de
importancia pues ha llegado la hora de que despiertes y cumplas con tu
cometido.
-¿Qué cometido? ¡Debes estar mal de la cabeza! - Le
espetó Roy.-
El joven se levantó tratando de golpearle una vez más
sin lograrlo para sufrir un nuevo contraataque en forma de puñetazo contra su
hígado que le dejó de rodillas frente al demonio.
- Tienes el deber de ayudarme a franquear el paso de
nuestro amo y sus legiones a esta dimensión, ¡imagínate un mundo dominado por
los demonios! - Declaró éste con patente entusiasmo. - ¡Será algo grande,
mataremos y esclavizaremos a todos los humanos y nadie lo podrá impedir!
-¡Jamás te lo permitiré! -Gritó el muchacho encorajinado.-
Y haciendo acopio de sus fuerzas para levantarse quiso
atacar a su oponente. Sin embargo, Valnak sacó algo de su armadura y lo estrujó
en su mano haciendo que su contrincante cayese al suelo retorciéndose de dolor.
Cuando el demonio abrió la mano mostró una arrebujada fotografía del chico, la
que extrajo del dossier, que ahora alisó con mimo para añadir triunfante.
- De veras, no deseo que acabes tan mal, Roy. No
tengo nada personal contra ti. Ya te lo dije, hasta me caes simpático. Te
ofrezco la posibilidad de rendirte. Deja que Armagedón te domine y tú vivirás
en el fondo de este cuerpo. Podrás servirle y servirte de sus placeres.-
Sentenció agregando condescendientemente. - Sin ir más lejos. Cuando dominemos
el mundo, puedes tomar como concubina a esa chica que tanto te gusta. Y ella se
someterá encantada al poder de la oscuridad, ya lo hizo una vez. ¡Está acostumbrada
a ser una marioneta! - Sonrió el demonio con gesto lleno de regocijo. -
-¡Ni se os ocurra ponerle la mano encima, bastardos!
¡Os destrozaré con mis manos! - Escupió el interpelado llevándose entre tanto
las manos al pecho y el estómago como si tratase de sujetar un dolor
insoportable en tanto apenas sí podía balbucear.- No… os lo… permitiré.
No
obstante, Valnak movió la cabeza con gesto indiferente replicando con desdén.
-¡Allá tú idiota!, serás poseído igualmente. Sólo
quería hacértelo fácil. Lo cierto es que si luchas contra ello costará un poco
más pero ya está en marcha. No te quepa duda, Armagedón acabará por dominarte tarde
o temprano.
-¡Eso lo veremos! - Desafió su interlocutor lleno de
furia conjeturando. - ¿Qué pasaría si me suicido antes de que lo consigas,
maldito hijo de perra? ¿Moriría ese demonio conmigo?
Ahora
su rival palideció visiblemente, no había previsto eso. Y aquel humano era lo
bastante estúpido o quizás la palabra sería audaz, como para hacerlo ¡Eso daría al traste con todo! Y ese chico lo
adivinó fijándose en su rostro y añadiendo con regocijo.
-¡Lo sabía! ¡Qué le vamos a hacer, Valnak! Creo que
te veré en el Infierno de todos modos.- Sentenció arrastrándose hacia la salida
dispuesto a cualquier cosa, pero el demonio se interpuso apretando la
fotografía, Roy cayó entre gritos de dolor. -...
-¡Ya he perdido demasiado tiempo contigo! ¡Si no
aceptas por las buenas será por las malas! ¡A mí igual me da! - Espetó Valnak,
de su armadura sacó el pentáculo que había usado antes con Roy que refulgía ahora
con un resplandor rojizo intenso. Su presa gritó nuevamente víctima de un
agudísimo dolor mientras el demonio invocaba - ¡Signacula contriti sunt,
liberare carcere!, ¡que se rompan los sellos y seas liberado de tu prisión,
despierta Armagedón, yo te invoco!...
Roy
chillaba cada vez más retorciéndose en el suelo como si algo dentro de él se desgarrara.
Por fin se desmayó al no poder soportar
por más tiempo el dolor. Valnak, riendo, volvió a levitar en tanto decía.
- Ya está hecho, ahora sólo debo esperar a que
despierte. Entonces volveré - desapareció con otra estruendosa carcajada
dejando a su inerme víctima sola en el pabellón. -
Al
cabo de un rato el chico despertó totalmente confuso, todo estaba tranquilo y
no había ni rastro de aquel misterioso individuo. Apenas si recordaba nada de
esa conversación. De hecho hubiese creído que sólo había sido una pesadilla si
algo no le estuviera carcomiendo por dentro. Se puso en pie como pudo y volvió
a su cuarto. Era bastante tarde y no había nadie. Cuando llegó a su habitación Tom
dormía. Por un instante quiso decirle lo que había sucedido, aunque esa
nebulosa en la que su mente se sumía apenas sí le permitía pensar.
-Tengo que recobrarme…-musitó.-Debo entrenar…quizás
mañana…
Era como si su cerebro no pudiera hilvanar los acontecimientos
de las últimas horas. Daba la impresión de que algo o alguien interfiriese. Y su
amigo estaba ahí, quizás pudiera ayudarle.
-No…-Se dijo sintiéndose cada vez más extraño.- No
le molestaré…
Al fin no le despertó, se acostó y trató de dormir
también, quizás con descanso se le pasase aquello. Esa noche tuvo horribles
pesadillas. Las que le martirizaban desde hacía tiempo se hacían ahora mucho
más claras trayéndole recuerdos que creyó sepultados para siempre en su
interior, batallas, matanzas y destrucción. Poco a poco algo se abría paso a
través de su mente, de su alma, relegándole al olvido de su personalidad y el
muchacho acabó tomando conciencia de su verdadero ser...casi amanecía cuando se
levantó.
-Es la hora que tanto había estado esperando.-
Susurró con tono triunfal.-
Miró
a ese individuo que dormía bajo la cama que había estado ocupando él y se
sonrió malévolamente.
-Todavía no es el momento para que me ocupe de él.
Y
salió de su habitación, dando un paseo por el pabellón, sin que nadie le viera dado
que todavía estaba desierto a esas horas. Aunque él sí que se fijó en alguien
que se escabullía de la Universidad saltándose el toque de queda. Sonrió. Eso
le resultaba familiar. No dudó en ir tras esa persona.
-Puede que le interese mi oferta.- Pensó.-
A
la mañana siguiente Tom se despertó y como de costumbre se dispuso a hacer lo
propio con su amigo, éste siempre se dormía. Pero, en aquella ocasión, la cama
apareció perfectamente hecha y Roy no estaba. Al principio le extrañó, pero
luego se sonrió, probablemente habría pasado la noche en la habitación de
alguna chica o quizás en la cancha entrenando. Se fue a desayunar confiando en
verle por allí.
Las
dos hermanas se dirigían también a la cafetería cuando se encontraron con su
compañero, los tres se sentaron a desayunar.
- Oye Tom, ¿cómo es que no está Roy contigo?- Quiso
saber Cooan algo sorprendida pues no era habitual. -
- Debe de haberse levantado antes que yo,- sonrió éste.
- No le he visto todavía.
- A lo mejor está entrenando. Querrá estar listo
para su prueba. - Aventuró la muchacha. -
- Ese chico no tiene arreglo, ya se le ha olvidado
que tenía que ayudarme con un resumen de literatura. ¡Mira que se lo avisé ayer!
Seguro que no lo ha hecho. ¡Me va a oír cuando le encuentre! - Reprobó su
hermana con enfado.-...
-¡Eh Roy!,- Cooan había visto a su compañero y le
saludó con la mano, él se dirigió hacia allí sorprendiendo a Bertie a mitad de
su discurso. -
-¡Hola Roy! , me sorprende que estés tan
madrugador.- Sonrió sarcásticamente Tom.-
- Sí - añadió Beruche - pero a mí no me sorprende
que no me traigas tu parte del resumen ¡Qué cruz tengo contigo!, ¿pero que he
hecho yo para merecerme a un compañero tan vago? - Remató con los brazos en
jarras. -
-¿Te refieres a esto?- respondió el muchacho con un
tono desacostumbradamente frío en él mientras sacaba de la mochila que llevaba
a su espalda una carpeta con folios mecanografiados. - ¿Es esto lo que querías?
Bertie
tomó la carpeta y en las manos y la abrió. Atónita pudo comprobar que todo el
resumen estaba ahí, cabizbaja se disculpó.
- Lo siento, esta vez te he juzgado mal...me he precipitado.
- Es natural, princesa - contestó Roy con una sonrisita
irónica. - Siempre he estado haciendo el vago durante toda esta vida, ¿no es
cierto?. Pero eso ya se ha terminado, ahora tengo un trabajo muy importante que
hacer. Y además, te di mi palabra. Y nunca falto a ella. Al menos no contigo…
Todos
le miraron con cara de extrañeza, Sobre todo Beruche. ¿Por qué la llamaba así? Aunque
entonces recordó aquella vez en el foso y sonrió, también Tom se percató de
algo y dijo más despreocupado.
-¡Claro! , está relacionado con el hombre ese del
equipo de baloncesto.
- ¡Exacto!, has acertado - confirmó su interlocutor.
-
-¡Así me gusta, Roy! , que asumas tus responsabilidades,
espero que te dure – declaró su compañera de banco con sincera aprobación. -
- Puedes apostar a que sí - repuso él de forma
glacial y con una mira torva. -
Bertie
se dio cuenta de que algo no iba bien, normalmente ese comentario la habría
hecho reír, pero notaba algo extraño en él. Ese no era el chico que conocía,
pero pensó que se debería a que estaba nervioso por lo de la prueba por lo que no
le concedió más importancia. Entraron en clase y ésta se desarrolló con un Roy
en silencio, ni una broma, ni una risa, ni siquiera algún comentario
intranscendente con los que solía tratar de entretenerles a ambos.
-¿Te encuentras bien?- Le inquirió Beruche extrañada
de aquel cambio de actitud. -
- Estoy perfectamente,- fue la lacónica respuesta de
él que no volvió a decir nada. -
Y
eso que la clase estaba siendo bastante aburrida, pero ni siquiera Bertie podía
imaginar lo que pasaría. De pronto, y sin causa aparente Roy se puso en pie
ante el estupor de todos incluido el señor Palmer, el profesor de aquella hora,
al momento éste reaccionó.
- Señor Malden, ¿qué hace levantándose del sitio?,
¿es alguna broma de las suyas?,- risas sofocadas en el aula puesto que sus
compañeros se temían algo parecido. - ¿Acaso no encuentra mi clase lo bastante interesante
para usted? - Inquirió con ironía. -
- Usted lo ha dicho - Sonrió Roy con suficiencia
para declarar con indiferente frialdad. - Y no voy a seguir perdiendo el tiempo
aquí.
Todo
el mundo se quedó perplejo, la propia Beruche no podía creer lo que había escuchado
y tiró de un brazo de su compañero mientras le musitaba.
- Pero ¿qué dices? ¿Estás mal de la cabeza?
- ¡Vaya! - repuso en tanto Palmer indignado por esa
falta de respeto, excesiva incluso para aquel muchacho. - Quizá lo haría usted
mejor.
- Por supuesto - aseguró él al momento, encolerizando aún más al
profesor. -
-¡Muy bien Malden, ya me tiene usted harto! - Espetó
éste haciéndole un ademán con las manos para que saliera al estrado. - ¡Si es
tan inteligente demuéstrelo de una vez, va a dar usted la clase! Si lo hace
bien tendrá matrícula de honor, pero si no, le suspenderé sin opción a
recuperación y ya sabe lo que eso significa, ¡será expulsado de la universidad!...
¿A ver qué le parece eso señor baladronadas? ¿Qué decide? Ya va siendo hora de
que reciba una buena lección. - Le desafió concediendo no obstante un camino de
retirada ante la gravedad de la situación. - Pero todavía puede sentarse y disculparse
y olvidaré este incidente.
No
obstante, Roy se rio ante el asombro de todos, Beruche a la desesperada le
volvió a susurrar
-¡Por lo que más quieras, pide disculpas y siéntate!
¿No ves que te estás jugando tu futuro?
-¿Disculparme? Pero si he dicho la verdad - contestó
el chico entre malévolas risas. - ¡Ahora verás! - Le sonrió a la atónita muchacha
y salió a la pizarra preguntándole jovialmente al profesor. - ¿Qué tema quiere
que le explique? Por favor, - añadió con una forzada voz entre paternal y
melosa - que merezca la pena y no sea una charla ridícula como la suya.
-¿Con que esas tenemos, eh? - Chilló Palmer fuera de
sí, abriendo el libro del temario por el final -¡Se ha cavado su fosa aquí,
Malden! - Sentenció para añadir señalando una página del libro. - La Teoría matemática del Caos. Explique eso y lo quiero
perfecto.
- Un momento, señor. - Terció Tom levantándose
también con el semblante pálido como el resto de la clase en la que no se movía
ni una mosca. - No hemos estudiado eso, él no puede sabérselo, ¡por favor! ,
pídale un tema del principio del curso al menos.
-¡Cállese señor Rodney y siéntese! , su compañero se
jacta de ser mejor maestro que yo, ¡qué lo demuestre! O sino que se atenga a
las consecuencias.- Replicó inflexiblemente el profesor. -
Tom
no tuvo otra opción que obedecer mirando a su compañero entre atónito y muy preocupado.
El resto de la clase estaba alucinado, por no decir asustado. La misma Melanie
no acertaba a comprender que demonios estaba haciendo Roy y le observaba con
inquietud. Pudiera tener quizás que ver con eso del ojeador. Pero ese muchacho
nunca se comportaría así. Sólo Roberts movía la cabeza con una media sonrisa
pensando cuan estúpido era ese chico. ¡Se acababa de expulsar sólo! Nadie podía
creer lo que estaba presenciando. Tom por su parte seguía mirándole bastante
apurado, pero su amigo le sonrió y le dijo sin demostrar ninguna preocupación.
- Tranquilo, esa teoría es mi favorita. No la ha
podido escoger mejor. – Y sin más dilación se hizo una tiza y comenzó diciendo
para asombro de todos. -
-“La Teoría del caos es la denominación popular de la rama de las matemáticas, la física y otras ciencias que trata
ciertos tipos de sistemas
dinámicos muy sensibles a las variaciones en las condiciones
iniciales. Pequeñas variaciones en dichas condiciones iniciales pueden implicar
grandes diferencias en el comportamiento futuro, imposibilitando la predicción
a largo plazo. Esto sucede aunque estos sistemas son en rigor determinísticos, es decir; su comportamiento puede ser
completamente determinado conociendo sus condiciones iniciales”… (Fragmento extraído de la
Wikipedia)
Beruche le escuchaba sin poder creerlo. ¡Aquél no
podía ser su compañero! Durante todo este tiempo que habían estado juntos había
llegado a conocerle bien y el que hablaba desde luego podía parecerse a Roy
pero no lo era en absoluto. Ella además sentía algo desde que le viese esa
mañana. Una especie de frío, de oscuridad cuando le miraba, y se estremeció sin
poderlo evitar. Aquello le recordaba demasiado a su vida pasada en Némesis
cuando todos estaban dominados por el terrible poder del Sabio.
-¡Oh
Dios! Que no sea lo que estoy imaginando.- Pensó horrorizada.-
Entre
tanto el chico seguía escribiendo numerosas y complicadas fórmulas y ante el asombro
del profesor Palmer y de toda la clase su explicación fue magistral. Tras
exponer las aplicaciones útiles de esa teoría en el campo de la meteorología,
economía y otras ciencias, sentenció.
-“Se aproxima una crisis de percepción. La
complejidad del mundo ha llevado al ser humano a simplificar la realidad. A
abstraer la naturaleza para hacerla cognoscible y, tristemente, a caer en la
trampa de la dualidad. Bien y mal, objetivo y subjetivo, arriba y abajo. Muchos
científicos ya han renunciado a la ilusión del orden para dedicarse al estudio
del caos, que acepta al mundo tal y como es, una imprevisible totalidad “. (Fragmento de una página web, http://www.iac.es/gabinete/difus/ciencia/silbia/caos.htm no es mío) Amigos, concluyo diciendo que el Caos es un
universo en sí mismo. En realidad es el verdadero universo y el que dominará a
todos los demás. Pronto, muy pronto llegará el verdadero reino del Caos y el
Fantasma de la Muerte, el Príncipe de las Tinieblas se adueñará de todo. Para
volver a sumir el Cosmos en la Nada original. Chaos Dominus mundi. - Aseveró
dándole la tiza al asombrado profesor mientras le decía con sarcasmo. - ¿Tiene
alguna pregunta? Espero haberlo explicado en términos asequibles para usted.
Beruche
y Cooan sintieron escalofríos, eso del Fantasma de la Muerte les era demasiado
familiar como para olvidarlo ¡Aquel fue el poder oculto que llevó a la
destrucción a los habitantes de su mundo y los controló por medio del Sabio!
-¡Es increíble, increíble! - Musitó Palmer que no
salía de su asombro al igual que el resto de la clase cuyos integrantes no
dejaban de mirarse unos a otros atónitos. -
-¡Entonces cumpla con su palabra! ¡Un pacto es un
pacto! - Le exigió Roy con sequedad. -
- Tiene usted matrícula de honor, ya puede irse si
lo desea.- Admitió el derrotado profesor sin poder dejar de mirar esas
fórmulas, demasiado complicadas incluso para él mismo. -
- Muy bien, porque yo, un prominente miembro del Círculo
del Conocimiento y la Ciencia, estoy muy ocupado para perder el tiempo con
estas tonterías. - Replicó altaneramente y sin decir más, salió de la clase. -
Palmer
no se sintió bien después de aquello y dio por concluida la hora. Cuando los
demás salieron comentando lo sucedido entre ellos, Beruche, Tom y Cooan fueron
en busca de Roy. Le encontraron
sentado en un banco, indiferente y con una media sonrisa siniestra adornando su
rostro. Bertie iba a decirle algo, cuando Melanie se interpuso adelantándose.
-¡Oh Roy! , esto sí que no lo esperaba de ti, ¡eres
un genio! - Comentó admirada. -
- Claro que lo soy - repuso él con una fría sonrisa
- y aun no sabes ni la mitad, ¿recuerdas que prometí darte una respuesta? -
-¿Lo harás?- Inquirió ella esperanzada. -¿Cuál
es?...- Quiso saber no sin cierto temor. -
- Ésta, nena – rio él que la tomó entre los brazos y
la besó apasionadamente ante la sorprendida mirada de todos. -
Melanie
estaba muy feliz, parecía que Roy había vuelto a ser suyo, pero el beso se prolongaba
demasiado y ya le faltaba el oxígeno, se separó y le dijo entre jadeos aunque
con una sonrisa, creyendo que todo se debía a la pasión del muchacho hacia
ella.
- Vaya, Roy, ya es suficiente. No puedo respirar.
¿No pretenderás ahogarme?
-¿Y qué importa?- sonrió nuevamente él. - Disfruta
mientras puedas y así morirás de una forma muy agradable. No como el resto…
La muchacha se sobrecogió al escucharle, aquello no
sonó a broma, su mirada y su tono eran muy fríos y terribles. De pronto y sin
que ella pudiera ni hacer amago de apartarse Roy la aferró del cuello y la
atrajo hacia sí besándola nuevamente y esta vez fue algo horrible. Su boca
quemaba y ella trataba desesperadamente de soltarse con espasmos frenéticos. A
la vez que él la manoseaba descaradamente llegando hasta sus partes más íntimas
para horror del resto de los alumnos.
-¡Ya basta Roy!- intervino Tom realmente atónito y asustado.-
Incluso como broma pesada es más que suficiente.
El
interpelado la soltó entonces, lanzándola al suelo con desprecio. Melanie se
incorporó como pudo entre jadeos entrecortados por recobrar la respiración y
con lágrimas en los ojos.
-¿Te has vuelto loco?.. - chilló ella entre furiosa
y asustada - ¡Casi me matas!
-¿Y qué?,- rio Roy de una forma tan siniestra que todos
se sobrecogieron, más cuando sentenció. - ¡No me sirves para nada! ¡Todo lo que
quería de ti ya lo tengo!
-¡Eres un cerdo!- le chilló ella sintiéndose
humillada y sobre todo muy asustada. - Nunca creí que fueras así ¡No quiero volver
a verte!
- Mira tú que lástima.- Sonrió él para añadir como
si de un latigazo se tratase. - ¡Y tú
eres sólo una zorra!, te pavoneas y te portas como una vulgar ramera y te he
tratado como a tal. ¿Crees que para mí eres otra cosa? Tienes suerte de que
tenga otros asuntos más importantes que atender. Pero no te preocupes, cuando acabe
con mis obligaciones ya me ocuparé de ti más tarde.
Melanie
quiso replicar pero la mirada helada de él, llena de perversidad, la
paralizaba. Sólo pudo sollozar y salir corriendo presa de un ataque de nervios,
los compañeros de Roy se apartaron muy asustados. La capitana de animadoras no se
detuvo hasta llegar a su habitación, abriendo la puerta se precipitó llorando
sobre su cama.
-¡Mel!- Exclamó April que estaba allí, tumbada en la
suya.-
La muchacha
no había tenido valor para salir de su cuarto. La madrugada anterior, volviendo
tras burlar el toque de queda, tuvo aquel encuentro tan terrible. Caminaba hacia
el interior de la facultad cuando tras de sí, oyó la voz de ese chico.
-¡Vaya! A quien tenemos por aquí. Si es April.
Se
giró casi dando una exclamación por el sobresalto. Aunque al verle suspiró aliviada.
-Roy, me has dado un buen susto.- Confesó.-
-¿No me digas?- Se sonrió él, añadiendo divertido.-
Al parecer has sido una chica mala. Te has saltado el toque de queda.
-Bueno, no creas que hago esto a menudo, yo… Se me
hizo tarde.- Pudo excusarse ella.-
Aunque
su contertulio movió la cabeza y acercándose hasta la posición de la muchacha
le susurró en tanto le acariciaba el mentón como si estuviera a punto de
intentar besarla.
-A mí eso no me importa, April.
La
interpelada se apartó, ese chico jamás se había aproximado tanto y menos aun la
había tocado. De hecho nunca había intentado nada así. De modo que trató de
decir con tintes de forzada calma y hasta jovialidad.
-Mira, es muy tarde, será mejor que nos vayamos cada
uno a nuestras habitaciones…
-O podríamos pedirles a mi compañero o a la tuya que
nos dejasen alguno de los dos cuartos. ¿Qué te parecería?- Se insinuó él.-
-¿Qué?- Exclamó la joven, ahora sí, con tono
alarmado.- ¡No estarás hablando en serio!
Empero
no daba la impresión de que Roy estuviese bromeando. Y él mismo se encargó de
insistir, acorralándola contra la pared.
-¿No quieres probar? Nunca he decepcionado a ninguna…
-No, yo, no…¡Por favor, deja que me vaya.- Le pidió
con tono atemorizado.-
El
chico se rio entonces, pero no era una risa producto de una broma, ni tan
siquiera de una pesada. Sino una carcajada realmente siniestra que heló la sangre
de la chica. Sobre todo cuando él, moviendo la cabeza, suspiró para replicar
con un tono meloso y falsamente paternal.
-¡Oh, pobrecita April!…No le gustan los hombres. ¡Qué
complicado tiene que ser eso cuando es una Cheer-leader! Ya sé lo que
preferirías…¿Qué tal si vamos a tu cuarto y le hago una proposición a Mel? Yo
me lio con ella, si ella se lía contigo. ¿Eso te gustaría más?
Todavía
desencajada, April tuvo el coraje de protestar furiosa.
-¿Cómo te atreves a decir una cosa como esa?. ¡Eres
un canalla!
Y su
interlocutor se burló una vez más, admitiendo con irónica sorna.
-Lo soy, sí. Pero al menos no lo oculto. Lo tuyo es
peor. No eres más que una tortillera frustrada, ¿no es así?. Escapándote a
bares de ambiente para poder liarte con chicas. Mientras ocultas tu verdadero
yo a tus amigas, las otras animadoras. Comenzando por Melanie. Claro, sabes
bien lo que ella pensaría de ti…lo que iban a pensar todas…
-¡Basta!- Balbuceó la horrorizada muchacha llevándose
las manos a la cara.- Tú no sabes nada de mí.
-¡Oh!, ya lo creo que sé, sé muchas cosas.- Se rio
él.- Me ha bastado mirarte para darme cuenta. ¿Y sabes que haré?. Les voy a
contar a tus compañeras lo que haces y a dónde vas…Y quizás algo más…algo que
escondes…
April
solamente era capaz de mover la cabeza con gesto angustiado y suplicar con un
hilo de voz.
-¡Por favor! No sé qué creerás que has visto, pero
no es lo que piensas.
Sin
embargo, su interlocutor la sorprendió una vez más cuando inopinadamente la sujetó
del cuello elevándola varios centímetros. La chica estaba aterrorizada. ¿Qué clase
de psicópata era ese? ¿Querría hacerle daño de algún modo particularmente
terrible?, únicamente era capaz de llorar de miedo.
-Escúchame bien, zorrita boyera.- Le susurró él.- A
mí me importa un bledo con quién te acuestes ni lo loca que estés. Pero no
quiero te cruces en mi camino. ¡Ni tú, ni nadie! Pronto, muy pronto, las cosas
por aquí van a cambiar.- Sentenció.- Y tú podrás serme útil o afrontar las
consecuencias junto con los otros.
Y
dicho esto la bajó al suelo. Entre sollozos de terror, la muchacha aseguró con
vehemencia.
-Haré lo que me digas! ¡Por favor, no me hagas daño!
-Bien, eso está mucho mejor.- Se rio él.- Quiero que
hagas lo siguiente…
Y
tras darle instrucciones precisas Roy le dijo que podía irse. April solamente fue
capaz de llegar a su cuarto, abrir con sumo cuidado la puerta y meterse en la
cama abrazada a sus rodillas y temblando de pavor. A duras penas tomó un frasco
donde guardaba sus pastillas. Se tomó un par. Por fortuna Melanie dormía entonces.
-Esto no ha ocurrido, no puede ser.- Se decía con
voz temblorosa y tratando de contener sus sollozos para no despertar a su compañera
en tanto trataba de autoconvencerse.- No, me lo he imaginado, eso es todo…
Al fin fue capaz de acostarse y conciliar el sueño
tras hacerle efecto aquella medicación. La mañana siguiente, pretextando un
fuerte dolor de cabeza, se quedó en la cama.
-Espero que te mejores.- Le había deseado su
compañera de habitación cuando ya levantada y recién duchada se estaba
vistiendo para ir a desayunar. – Cuando las clases terminen vendré a ver cómo
estás.
-Gracias, Mel. No te preocupes, ya tomé algo. -
Susurró ella tapada hasta la barbilla.-
Trató a duras penas de evitar romper a llorar. No
quería humillarse de ese modo, ni tampoco podría explicarle a su amiga el
verdadero alcance de su congoja y su angustia. Y ahora, también Melanie estaba
totalmente hundida y aterrada. April la había visto llegar desencajada y sin ser
capaz de extinguir su llanto. Lo de la noche anterior entonces había sido
cierto. ¡Ojalá se hubiera tratado de su imaginación! Y en tanto deseaba eso, entre
balbuceos entrecortados, su compañera de cuarto le narró lo sucedido dejándola
helada.
-¡Ha sido horrible! ¡Roy, no, no sé!… no era él. No
lo comprendo. ¿Por qué me ha dicho eso? -Gemía devastada, tapándose la cara con
ambas manos.- ¿Qué es lo que le he hecho? ¡Y esos ojos!...
April
únicamente fue capaz de abrazarla. ¡Ojalá pudiera besarla largamente en los
labios y acurrucarse con ella en la cama, para compartir su calor y su afecto!
Pero no podía hacer eso. Menos aun en aquella terrible situación. No sacaría un
provecho tan vil de la persona a la que tanto quería. Bastante era ya el tragarse
las terribles condiciones que ese monstruo le había impuesto y que estaba
forzada a cumplir. Estaba claro que ese Roy no era alguien corriente. Sabía demasiadas
cosas de ella y de su vida. Y la muchacha estaba aterrada, tenía un miedo cerval a que su chantajista relatase
todo eso a sus compañeros. Sobre todo a Melanie, por ello no comprendía por qué
la había tratado así.
-Lo siento muchísimo.- Pudo decir entre lágrimas,
pensando a su vez.- Lo lamento Mel, pero tengo que obedecer.
Y entre tanto Roberts, que acababa de llegar hasta el
pasillo y presenció las últimas escenas, se acercó hacia Roy visiblemente
furioso. Aquella había sido la gota que colmaba y muy de sobra, el vaso de su
paciencia. La oportunidad que esperaba para ajustarle las cuentas. Aunque ni
siquiera en sus peores pensamientos había llegado a imaginar que ese tipo cometiese
un atropello semejante, lo que era seguro es que pagaría por ello. Malcolm
estaba mucho más que furioso, pero aun así, no quería provocar una refriega que
pudiera expulsar a ambos y se plantó ante ese tipo con un amenazador ultimátum,
conminándole por medio de un atronador grito.
-¡Malden, te voy a matar, eres un cerdo! Ahora mismo vas a ir a disculparte con ella
o...
-¿O qué?- preguntó Roy con indiferencia y una mirada
altanera. -¿Qué pasará?
-¡O te partiré la cara aquí mismo! - Bramó éste
temblando de furia. -
La
verdad es que Roberts daba miedo sólo de verle, sobre todo en ese estado de
ira. Cuando se enfadaba nadie se atrevía a acercársele. En alguna ocasión había
mandado al hospital a alguien y únicamente por golpes fortuitos en el campo.
Solía ser un tipo tranquilo aunque pareciera lo contrario pues era propenso a
irritarse con facilidad y decir claramente lo que opinaba. Con Roy jamás había
terminado por congeniar. No obstante, nunca le había retado a pesar de todo. Normalmente
se controlaba y no pasaba de un aparente enfado y algunos gritos. Pero ahora, realmente
enfurecido y fuera de sus casillas a causa del terrible maltrato que su compañero
había dispensado de Melanie, ¡cualquiera sabía que sería capaz de hacer! Con un
sólo puñetazo parecía poder partir una mesa en dos. Tom, muy asustado por su
amigo, se interpuso tratando de calmarle.
- Tranquilo Roberts, no es necesario llegar a esto.
Seguro que Roy se disculpará. Tampoco yo comprendo cómo ha podido portarse así,
es inaceptable, pero tiene que haber un motivo...
Empero
el gigante, por esta vez ajeno a razones, le apartó de un manotazo como si
fuera un muñeco.
- Tú no te metas en esto, Rodney. No va contigo, no
tengo nada en contra tuya. ¡Pero si le defiendes atente a las consecuencias! -
Amenazó colérico. -
-¡Eres un payaso! - escupió Roy echando más leña al
fuego para horror de los demás. - No me llegas ni a la suela de los zapatos. Será
mejor que te vayas a consolar a esa zorra de Melanie, si eres lo bastante
hombre como para poder hacerlo. ¿O quieres que lo haga yo? Sé lo que le gusta y
ya estoy acostumbrado.- Remarcó con una sonrisa burlona pasándose una mano por
la entrepierna.-
Esto
fue demasiado para Roberts, ciego de ira arremetió sin pensar contra su rival.
Incluso apartó hasta a tres chicos que trataban de sujetarle como si nada, lanzándolos
a varios metros contra el suelo. Pero cuando envió su puño contra su objetivo éste
se lo sujetó con una mano sin ningún esfuerzo aparente.
-¿Qué te pasa?, ¿se te ha ido la fuerza? ¿Es éste el
paladín de la agraviada doncella? -¡Ja, imbécil! - Se burló su rival con
sonrisas irónicas y despectivas. -¡No eres más que un estúpido!- le escupió con
la voz cargada de insultante menosprecio.
-
Su
oponente estaba asombrado, pese a su rabia y su fuerza no era capaz de moverle
ni un centímetro. Era como si ese otro le paralizase sólo con la mirada, pero
desgraciadamente éste no se conformó con eso. Golpeó a Roberts en el estómago
con una fuerza tal que le hizo doblarse
sobre sí mismo. Después le agarró de un brazo y se lo partió, el chico cayó al
suelo gritando de dolor. Sin mostrar la más mínima misericordia, Roy le pateó y
como si de un pelele se tratase le levantó en vilo con una mano sujetándole por
el cuello sin que los aterrados chicos y chicas de los alrededores que
presenciaban tan dantesca escena pudieran ni moverse por temor a un trato
semejante.
-¡Vas a morir, estúpido!, eso te enseñará a
plantarme cara.- Le siseó poniendo los pelos de punta a su adversario.-
Sólo
Beruche fue capaz de intervenir implorándole horrorizada.
-¡Basta por favor, le vas a matar, déjale Roy! ¿Qué
te ocurre?...
Él
la miró fijamente, sus ojos parecían reflejar ahora una lucha interna,
únicamente entonces pareció reaccionar. Soltó a Roberts que cayó al suelo semi
inconsciente por la paliza. Después se llevó las manos a la cabeza y chilló en
un tono que sonaba como el suyo habitual pero profundamente aterrado.
-¡Dios mío!, ¿Qué me está ocurriendo? No puedo con él,
no puedo...
La mayoría de sus compañeros se apartaron dominados
por el asombro y el terror. Roy recorría el perímetro de sus rostros con su propio
semblante desencajado. No quería hacer daño a nadie pero no era capaz de
dominar a aquella bestia que se agitaba en su interior. De hecho, esta agónica protesta
había sido casi el último coletazo de su voluntad.
-¿Qué está pasando aquí?- Se escuchó la voz de uno
de los profesores, que llegaba atraído por ese revuelo, junto con la señorita Parker.-
Roy al oírles sólo pudo huir, salió corriendo de
allí, Beruche, Tom y Cooan fueron los
únicos que le siguieron, alcanzándole en una sala contigua, nadie más se
atrevió a ir. Cuando le vieron su amigo estaba arrodillado en el suelo chillando
de dolor. Bertie, con visible espanto y preocupación, se llegó junto a él.
-¿Qué tienes? ¿Cómo puedo ayudarte? - Le preguntó
muy asustada.-
-¡Quiere apoderarse de mí!, no le dejes por favor,
¡no le dejes! , ninguno de vosotros escapará con vida si lo consigue.- Aulló Roy con el rostro descompuesto por la desesperación.
- ¡Tengo mucho miedo, ayúdame por favor!
-¿Quién? ¿Un demonio?- Inquirió la muchacha
visiblemente angustiada. - ¿Qué puedo hacer yo?..
-¡Mi cabeza va a estallar, sólo veo cosas horribles!
¡Ayudadme os lo suplico! - Repetía él entre sollozos de impotencia. -
-¿Cómo? ¿Qué podemos hacer?- Le preguntaban ahora todos
sus amigos tan desesperados como perdidos e impotentes. -
- Sólo el amor verdadero podrá salvarme. El amor y
la amistad...- Jadeaba como si no pudiera respirar, apenas si pudo susurrar -
noto que se apodera de mi alma, debéis escapar de aquí antes de que sea
demasiado tarde. ¡Marchaos os lo suplico!
-¡No, no te abandonaremos! - gimió Bertie
abrazándose a él. - ¡Debes luchar contra lo que sea que te está haciendo daño!
- Nunca te dejaremos sólo. - Añadió Cooan, pese a
todo temblando de miedo y abrazada por Tom que también estaba muy asustado. -
Su
pobre compañero poco a poco dejó de jadear, se cubría la cara con las manos y
no se le veía el rostro, por fin hubo silencio, parecía más tranquilo. Beruche,
confiando en que esa crisis hubiera pasado, le susurró con cariñosa
preocupación...
-¿Roy?.. ¿Estás mejor?- No hubo respuesta. - ¿Roy
cómo te sientes?
Por fin escucharon algo, una risa sarcástica y un
extraño tono de voz que respondió dejándoles helados. -
- Estoy muy bien, hacía muchos siglos que no me encontraba
tan de maravilla como ahora...
Y
sin previo aviso se soltó de su compañera arrojándola al suelo de un manotazo.
Entonces se levantó, pero no era el mismo, sus ojos centelleaban con un tono
rojizo, su gesto estaba descompuesto con un rictus de locura y nuevamente rio,
pero era una carcajada horrenda que retumbó por toda la sala. Bertie y los
demás retrocedieron atónitos y aterrados.
- Roy, ¿qué te ocurre? ¡Contesta por favor! ,- le
pidió Tom a media voz, producto del
miedo. -
- Nos estás asustando mucho - balbuceó Cooan que
ayudó a incorporarse a su paralizada hermana.-
Y
el que creían su amigo se encaró a ellos
y tras esbozar una sardónica sonrisa teñida de perversidad sentenció con una
voz gutural que les heló la sangre a todos.
-¡Roy Malden ha muerto! - ¡Yo soy Armagedón el
destructor de mundos, capitán de la Horda demoniaca y vuestro final, miserables
humanos ja, ja, ja, ja!
Ninguno
de los tres podía moverse, todos estaban petrificados por el terror que invadía
sus mentes y almas, sólo la demoniaca risa de Armagedón se escuchaba en medio
de un sepulcral silencio.
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