jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 14.Roy comienza a mostrarse extraño


En la Guarida de la secta el Gran Sabio había convocado nuevamente a Valnak ante su presencia. Junto a los tres Maestres le esperaba con impaciencia. Por fin, el requerido apareció sin ninguna prisa.

-¡Ya era hora de que te dignases acudir!, hace más de media hora que te he llamado.- Le reprendió con irritación. -
- Mis disculpas Gran Sabio, me entretuve un poco antes de venir aquí. - Sonrió el demonio de forma maliciosa. –

            De hecho estuvo recorriendo un poco el mundo de los mortales y haciendo alguna que otra barrabasada. Se rio un poco de las desventuras de esos estúpidos humanos y luego, quiso acercarse a ver a si obtenía alguna pista. En sus indagaciones llegó ante un local en el que antaño había habido una librería.

-¡Vaya!, ya no están aquí. Llegué tarde.- Se dijo el demonio.-

            Pero pese a que eso daba la impresión de haber estado abandonado durante años podía aun así sentir restos de energía mágica. Esa misma capaz de haber creado un sortilegio para encapsular a su camarada.

-El  aura es todavía intensa. Tuvieron que desplegar mucho poder. Para un encantamiento así, o se es un maestro de alto nivel en magia, o quien quiera que fuese, tuvo la ayuda de algún demonio. Y no quiero creer eso último. Espero que los de la Quinta Columna no tuvieran ocasión de enviar a alguno de los suyos. - Reflexionaba Valnak.-

Sintió entonces la llamada del Gran Sabio, le invocaba con urgencia.

-¡Maldito pesado!- Se sonrió moviendo la cabeza.- No tiene paciencia. Bien, le ayudaré a cultivar esa virtud,  ¡Ja, ja, ja!

Y se negó a presentarse en esa sucia guarida durante un buen rato. Al fin, cuando le pareció que ese encapuchado idiota había esperado lo suficiente, acudió a su llamado. Ahora escuchaba descuidadamente como su invocador le reprendía.

-¡Pues ya está bien de distracciones!, Se te llamó para que cumplieses una tarea bien concreta. Ha llegado el momento de despertar a Armagedon y debes hacerlo sin más dilación, Valnak.
- Ya me he encargado de la primera fase de reactivación, pero el proceso es lento y debo completarlo. Ten en cuenta que lleva latente mucho tiempo y el despertar será costoso. Eso sin contar el sello que le pusieron. - Argumentó el interpelado a su vez con tono paciente. –

Y es que cuando ese idiota le había invocado le distrajo de localizar a alguno de esos entrometidos o de los traidores que protegieron a su presa.

-Cada vez estoy más seguro de ello. Tuvo que ser alguno de mis propios semejantes. De lo contrario unos meros humanos no hubieran podido controlar tanto poder.- Reflexionaba el demonio.- La cuestión es. ¿Esos traidores seguirán por aquí o no?

            Sus disquisiciones se vieron interrumpidas una vez más por las interpelaciones de ese fastidioso encapuchado que le ordenó con brusquedad.

- Entonces no pierdas más el tiempo aquí. ¡Ve inmediatamente!
- Lo que tú digas. - Repuso Valnak entre dientes haciendo una reverencia y desapareciendo.-

            Reapareció en una apartada dependencia de la universidad que había decidido usar como centro de operaciones. El demonio permutó su uniforme por ropas humanas y su apariencia por la de un hombre joven de pelo rubio ceniza y ojos azules en tanto se decía.

-Dentro de poco habré completado la misión y cuando Armagedón esté del todo listo ya no tendremos que soportar las estupideces de ese ridículo Sabio, ¡maldito imbécil! Por la inutilidad de su gente nuestros intentos de dominar el universo han fracasado una y otra vez, pero pronto será distinto. Armagedón tiene el mayor poder que quepa imaginar. Únicamente debo reactivarle para que tenga el control pleno de ese cuerpo y seremos los amos del planeta. Y después, abriremos las puertas a nuestro señor y seremos espléndidamente recompensados por él. ¡Ja, ja, ja!, ¡ten un poco más de paciencia camarada y amigo! , dentro de poco volveremos a estar los dos unidos.

            Y animado ante esa perspectiva puso en marcha su plan yendo a conversar con el técnico del equipo de baloncesto. Éste no esperaba una visita tan sorprendente, más cuando tras invitar a ese personaje a tomar asiento, este se identificó como el “ojeador” de un importante equipo en formación, añadiendo además que estaba interesado en uno de los jugadores del campus.

-¿Podría verle esta tarde cuando concluya su entrenamiento?- Preguntó al míster con tono afable y cortés.-
-¡Por supuesto! No se preocupe, ya se lo diré. - Añadió el entrenador todavía sorprendido y orgulloso de que uno de los suyos fuese objeto de tal interés. -
- Preferiría que no supiera donde estoy y no hablar con él aun. - Rebatió Valnak argumentando con buen criterio a los ojos de su interlocutor.  - No deseo ponerle nervioso y que fuerce su estilo. Usted lo comprenderá sin duda, a estas edades se alteran enseguida. Y quiero que sea él mismo. - Explicó con suma amabilidad esbozando una cómplice sonrisa, tan amplia como falsa. -
- No se preocupe, lo entiendo. - Afirmó el entrenador de igual modo añadiendo con curiosidad. - Por cierto ¿A qué equipo representa?
- A los “Red Devils” - Repuso Valnak con patente y sarcástico sentido del humor, que obviamente su interlocutor no podía captar. -
-No lo he oído nombrar, quizás sea de las ligas comerciales menores.- Le comentó el míster que añadió sin embargo, con manifiesta complacencia. - Muy bien.
- Sí, pero este año haremos un gran equipo, se lo aseguro. – Y ese muchacho es la pieza que nos falta para ganar el campeonato. Ya lo verá, con él en nuestras filas, nadie nos podrá parar. – Se sonrió el demonio visiblemente divertido con aquella chanza que sólo podía comprender él. -
- Esté por aquí el tiempo que quiera, amigo. - Replicó el míster que le observaba no sin sorpresa al oír aquellas palabras.-
- Entonces estaré por aquí. Y le abordaré cuando lo considere oportuno, todo claro está, con su permiso.- Declaró el presunto ojeador. -
- No hay problema. Hable con él cuando usted quiera. -Le aseguró el entrenador que no podía disimular ese orgullo que le producía el que uno de sus jugadores hubiera llamado la atención de una liga profesional. – Espero que haya buenas noticias.
-No lo dude ¿Podría darme algunos datos del muchacho?- Le preguntó Valnak.-
- Sí, como no. - Sonrió el míster sacando un archivador de una cercana estantería y abriéndolo para sacar una ficha que ofreció a su interlocutor. – Lo que usted necesite.
- Vaya, así que se llama Robert Malden. - Comentó ese ojeador tan particular. - Muy bien, esto servirá para apoyar mi informe, se lo devolveré lo más pronto posible.
-¡Oh, no se preocupe!, tengo copias. Puede quedárselo si lo desea.- Le ofreció gentilmente el entrenador. -
- No sabe cuanto se lo agradezco, en verdad me será muy útil. - Sonrió su interlocutor, que se fijó sobre todo en la foto que ilustraba el dossier repitiendo con satisfacción. – Muy, pero que muy útil…
-¿Y cuándo me comunicará su decisión final?- Quiso saber el técnico con una curiosidad apenas contenida, pretextando a renglón seguido. - Es que me gustaría darle la buena noticia al chico.
- Tendré que informar a mis superiores para que decidan el caso. - Replicó Valnak con estudiada calma  profesional. - Pero él lo sabrá pronto...mucho antes de lo que imagina.
- Muchas gracias. - Sonrió afablemente el entrenador, remachando en apoyo de su jugador. - Créame, es un buen muchacho y su mayor deseo es llegar a ese nivel que usted dice.
- No dude de que lo logrará. Me ocuparé personalmente de eso. Quede usted bien. - Se despidió su contertulio. -

Valnak volvió a estrecharle la mano al míster que sintió una especie de descarga eléctrica, aunque simplemente sonrió sin darle importancia observando como aquel hombre salía de su despacho. El demonio se alejó satisfecho, repartiendo sonrisas a cualquiera que se le cruzase en el camino...

-Si no hubiera sido un demonio podría haber triunfado como relaciones públicas. Puedo ser tan amable como el que más, pero resulta que prefiero ser más cruel y sanguinario que ninguno. ¡Ja, ja!- Pensó lleno de sarcasmo y regocijo.-...

            No obstante, a pesar del prometido silencio del míster las noticias volaron. En el pabellón, el objeto del interés de Valnak se disponía a  entrenar con el resto de sus compañeros. Por suerte después del examen y los trabajos tendría unas semanas para preparar los partidos con tranquilidad. Estaba haciendo una rueda de entradas a canasta cuando uno de sus compañeros de equipo, Ozzy, se acercó a él apremiándole entre susurros.

-¡Roy, chico ven deprisa!, aquí hay un tipo que pregunta por ti, dice que te ha visto en acción y está interesado en hacerse con tus servicios.
-¿Quién es?- Preguntó el interpelado con expresión de asombro. -
- No le conozco, debe ser un ojeador. - Repuso su compañero encogiéndose de hombros. - Está con el entrenador en su despacho, y yo he oído algo de lo que hablaban, ve sin perder un segundo.

Su interlocutor le miró con gesto de escepticismo y esbozó una divertida sonrisa.

-¡Venga Ozzy que te conozco!  - Repuso con manifiesta incredulidad. – No quieras tomarme el pelo con una broma tan mala.
-¡Te lo juro por lo más sagrado, tío!  esta vez no es ninguna broma. De veras.- Le aseguró éste una y otra vez. - Es más, no debería decírtelo pues ese tipo quería discreción, pero eres mi colega y no podía guardarte el secreto. Creo que es de un equipo profesional.

            Roy conocía bien a Ozzy de años anteriores y a juzgar por su expresión y sus palabras o se había vuelto un magnífico actor o decía la verdad. Durante unos segundos batalló con sus sospechas y finalmente las venció, llevado por el deseo de que fuera cierto.

- Ahora mismo voy.- Dijo finalmente y se fue directo hacia el despacho. -

            Ojalá todo fuera en serio, pensaba, si era alguien de un equipo importante podría tener una oportunidad. Los sueños que le había inculcado su padre desde que era un niño estarían a un paso de cumplirse, pero debía ser paciente y tener la cabeza fría.

- No te pongas nervioso - se dijo para tratar de tranquilizarse. – Que no note que estás muy interesado.

            Empero el gozo de Roy se fue a un pozo, ese tipo se había ido antes de que él llegase. Había tocado a la puerta del entrenador después de permanecer indeciso durante unos segundos. Si ese hombre hubiese estado dentro él habría discurrido cualquier excusa para entrar y verle. Pero cuando el entrenador le indicó que podía pasar ya no estaba. Sin pelos en la lengua y lleno de impaciencia, el chico  no tardó ni un segundo en preguntar ansiosamente.

-¿Quién era ese tipo? ¿Qué quería de mí?
-¿Qué tipo, Malden?- Le inquirió el míster fingiendo ignorar a quién se refería. -
-¡Venga ya entrenador!- Añadió Roy visiblemente nervioso. - Ese que ha estado hablando con usted. ¿Preguntaba por mí, no? ¿A qué ha venido?
- Pues a echarte una bronca como todos los que vienen a verte por aquí. - Repuso divertido el técnico.- ¿A qué iba a ser sino?

Y es que todavía le recordaba al chico el incidente con Bertie. Aunque al ver el gesto de decepción de Roy y como éste, cabizbajo, se daba la vuelta para irse, le detuvo con tono conciliador y admitió.

-Espera Malden, era una broma. Sí, ha venido un tipo y me ha preguntado por ti.
-¿De verdad? ¿Y usted que le ha dicho? ¿Qué le ha preguntado él? – Exclamó el joven.-

Roy estaba bastante aturrullado, disparaba preguntas sin parar. Su entrenador, comprensivo con la excitación del muchacho, aguardó durante unos segundos a que frenase aquel chaparrón y le hizo señas de que se callase con las manos.

- Tranquilo muchacho, me ha dicho que te ha visto y está impresionado, luego me ha pedido datos sobre ti. Yo le he dado tu ficha técnica y te he recomendado, él respondió que tendrá que estudiarlo y consultar con sus superiores.
-¿Y por qué no habló conmigo?- Quiso saber el chico algo desconcertado. -
- No lo sé - rezongó el entrenador quitándole importancia, - por lo que me dijo, supongo que no querrá descentrarte o darte falsas esperanzas. Aunque te diré una cosa, procura esforzarte al máximo, pues me advirtió que te estará observando sin que tú te enteres.
-¡Quiere verme jugar, claro! - exclamó Roy muy animado. - Lo haré lo mejor que pueda, señor, pero estoy algo perdido ¿Usted que me aconseja?...
- Mira, lo único que puedo decirte es que juegues como siempre. Que es como él te habrá visto. Trata de ser tú mismo. Y es curioso. - Añadió el entrenador llevándose la mano al cogote. - Conozco a casi todos los ojeadores de equipos importantes y a éste nunca le había visto.
- Pero no le dijo al equipo que representaba.- Inquirió Roy desconcertado. -
- Creo que me dijo que a los “Red Devils” o algo así, no me suena ese equipo.
- Ni a mí tampoco - acordó el chico sin siquiera llegar a pensar en el significado de ese nombre para conjeturar. - Debe ser nuevo, quizá de alguna división en expansión, por eso buscaran jugadores.
- Sí, algo de eso era. Me suena que mencionó algo parecido. - Convino el míster haciendo memoria. - Sea lo que sea, hijo, espero que des todo lo que tienes. ¡Anda!, ahora vete al entrenamiento.
- Sí señor, ¡esté seguro de que lo haré! - Asintió el muchacho que se dispuso a  entrenar con muchas ganas. -

            Así lo hizo y al terminar el entrenamiento se duchó e iba a marcharse a buscar a sus amigos para contárselo cuando Melanie se cruzó con él a la salida del campo.

- Hola Roy. ¿Llevas prisa?- Le inquirió con un tono serio pero amable. -
- Sí Melanie, lo siento. Es que tengo que ir a ver a Tommy y las chicas. - Añadió de pasada.-
- Si no te importa, ¿podríamos hablar un momento antes?- Le pidió ella con demasiada cortesía como para que se tratase de algo superfluo. -¡Por favor!

            Su interlocutor se resistió mentalmente, quería contárselo todo a Tom, a Bertie y a Connie cuanto antes. Pero la cara de Melanie no admitía aplazamiento y él le inquirió.

-¿Qué sucede? Te noto preocupada.
-¿Qué es eso que te corre tanta prisa, Roy?- Preguntó a su vez ella desviando momentáneamente la cuestión. -

            Él se sorprendió de aquel giro tan brusco en la conversación, pero no pudo resistir el contárselo. Su compañera le escuchó atentamente y sonrió al final deseándole con sinceridad...

-¡Ojalá lo logres! , siempre ha sido tu mayor deseo.
- Sí y quiero que ellos lo sepan ¡Sobre todo Bertie!, siempre está diciendo que el baloncesto no era más que un deporte para pasar el rato y que debería estudiar más y jugar menos. ¡A ver qué dice ahora! - Comentó él con visible entusiasmo. -
-¿Te importa mucho lo que opine ella, no es verdad?- Le preguntó Melanie con la tristeza y el malestar reflejado en su mirada. -

            Roy se sorprendió. Ese tono era muy raro en aquella chica, siempre risueña o provocadora, altanera e incluso demasiado presuntuosa, hasta enfadada, pero jamás tan decaída.

-¿Qué te pasa? ¿Te encuentras bien? Pareces preocupada. - Se interesó él. -

            Ella no pudo por menos que desviar la mirada aunque sabía que la situación no podía posponerse más y le preguntó con voz queda.

- Roy, por favor, sé sincero conmigo. ¿Qué sientes tú por ella?

            Era lo que menos se habría podido esperar y la pregunta cayó sobre él como un mazo. Tampoco sabía que decir cuando ni siquiera estaba seguro de la respuesta. O quizás sí que la conocía pero no se atrevía a admitirla.

- No sé qué decirte, Melanie. Es mi compañera y una chica estupenda.- Pudo replicar dubitativamente, musitando.- Realmente maravillosa. Aunque no estoy seguro de nada.
- A mí no me engañas, te conozco bien. - Sonrió la chica tiñendo su ahora fingido jovial tono, con un poso de amargura para asegurar esta vez con dolida sinceridad - ¡Jamás te vi así con ninguna otra mujer, ni aun conmigo! Es triste tener que reconocerlo, pero es así.
- La verdad, no sé qué contestarte. - Sonrió forzadamente él deseando zanjar esa incómoda cuestión, para proponer en un intento por salir del paso. - Mira, será mejor que hablemos de ese asunto después, ahora estoy muy liado. Compréndelo por favor, no me dicen todos los días que puedo llegar a ser profesional.
- Lo entiendo.- Convino ella a duras penas. - ¡Pero dame una respuesta cuanto antes, por favor! Tengo que saberlo.

            Su compañero tan sólo le replicó con un leve asentimiento y se marchó. Y Melanie supo a ciencia cierta que ya le había perdido. Suspirando se marchó al vestuario. Tenía ensayo pero había perdido las ganas de bailar o de sonreír en tanto evolucionara por la pista. Al llegar, algunas de sus compañeras estaban allí, incluyendo a April, Serena, Brooke y Susy entre otras. Connie precisamente no había acudido todavía. Con un entristecido tono que no se molestó en ocultar se dirigió a su segunda.

-April, por favor, hazte cargo tú hoy del entrenamiento. Yo…no me siento bien.
-Claro Melanie.- Repuso  ésta mirándola con preocupación, lo mismo que el resto de las chicas.-

            Quiso ir tras ella cuando la vio darse media vuelta y salir de allí casi arrastrando los pies. Aunque tenía que cumplir con su deber y no podía seguirla en aquel momento. A buen seguro estaría mal por causa de Roy.

-No comprendo como puedes ser tan insensible, Malden.- Pensaba con manifiesta contrariedad y tristeza.- Melanie es una chica maravillosa. Y te quiere de veras. Aunque tú nunca supiste ver más allá de su fachada. Desde luego no la mereces. Sin embargo, ella se tuvo que enamorar de ti.

            Ahora se encontró con que el resto de sus compañeras estaban mirándola a ella con expresión de desconcierto en sus rostros. Sin dudar se dirigió a todas y las arengó.

-Vamos. Hoy ensayaremos dándolo todo. Melanie ha confiado en mí para dirigiros y yo confío en vosotras. Que se sienta orgullosa de su grupo de animadoras.
-¡Sí, April!- Corearon las demás.-

Y se prepararon para cambiarse e ir a su entrenamiento. Por su parte, Roy pensó en esa breve pero significativa conversación con Melanie y realmente no era capaz de centrarse. No se había planteado que ella le preguntaría algo así. Normalmente hubiera podido usar el manido, ”nena sólo me importas tú, o “esa chica no significa nada, ya lo sabes”, como cuando había estado tonteando con otras y aun salían juntos. ¡Y en entonces era cierto y ella seguramente así lo sabía! Sin embargo, ahora era incapaz de dar semejante respuesta. Aunque tampoco podía asegurar del todo lo contrario. ¿Y si para Bertie únicamente era un amigo? Estaba muy confuso y a todo eso encima se sumaba su ferviente deseo de triunfar. Mejor olvidar los líos sentimentales por ahora y centrarse solamente en esa buena noticia. Convino esto consigo mismo, cuando se topó con Tom y las chicas ellos estaban saliendo de la cafetería. Se lo contó a todos llevado por un entusiasmo irrefrenable, pero no quiso aventurar nada más que especulaciones.

- Bueno,- sonrió Beruche muy contenta por él pero templando ese sentimiento con fría cautela. - Espero que tengas mucha suerte Roy, en los estudios hay que apretarte mucho, aunque al baloncesto eres muy bueno y te esfuerzas como nadie. Tengo que reconocer que de eso no hay duda. Pero no te olvides del trabajo que tenemos que entregar mañana.
- Gracias cubito, eso me hace muy feliz. ¿Lo ves?, no sólo es un juego tonto  ¡Puede ser mi vida! -Afirmó él riéndose muy animado. - Y no lo olvidaré, mañana tendrás mi trabajo.- Afirmó levantado una mano a modo de juramento figurado.- Te lo prometo.
- Estoy segura de que te ficharán - añadió Cooan que no quería ser menos y que también se alegraba mucho por él. – Voy a contárselo a las chicas ahora mismo.
-¡Claro amigo! y dentro de poco iremos a verte jugar en una gran liga. - Declaró Tom a su vez lleno de entusiasmo. - Aunque espero que nos regales las entradas, porque son muy caras. - Bromeó arrancando la sonrisa de su compañero. -
- Descuidad, seréis mis invitados si algún día llegara a jugar en el Madison. - Les prometió. -
- Bueno, pues vamos a celebrarlo luego. - Propuso jovialmente Cooan. -
- No gracias, quiero decir, realmente me gustaría pero tengo que practicar un poco más. - Rehusó él ¡Gracias chicos! - Les dijo añadiendo con gran alegría y esperanza, - os aseguro que vuestro apoyo es muy importante para mí.

            Llevado de la euforia besó a ambas chicas en las mejillas y dándole una palmada a Tom en la espalda se alejó rumbo a la cancha. Los demás se miraron y sonrieron. Beruche y Cooan sentían que sus corazones palpitaban rápidos y ambas compartían idéntico sentimiento de alegría por su amigo. Ojalá que lograse convertir su sueño en realidad como ellas habían hecho. Tom tampoco pudo evitar sentirse orgulloso.

-Bueno.- Comentó Cooan.- Tengo que irme a entrenar.
-¡Espero que no venga alguna ojeadora de un equipo de animadoras profesionales y se te quiera llevar a ti también! - Bromeó su hermana.-

            Y la aludida se marchó sonriendo divertida por el comentario. No tardó en aparecer en el vestuario cuando sus compañeras estaban ya ataviadas con sus uniformes de entrenamiento.

-¡Llegas tarde!- Espetó April que parecía estar enfadada.-
-Lo siento mucho. – Se disculpó ella, explicándoles.- Es que me entretuve dándole la enhorabuena a Roy.
-¿A Roy?- Se extrañó Susy.- ¿Qué ha pasado?- Quiso saber con evidente curiosidad.-

            Lo mismo podía aplicárseles a las demás. Incluso April miraba a la recién llegada con gesto inquisitivo. Cooan les contó lo sucedido.

-¡Ojalá que le fichen para un gran equipo!¿os imagináis? Alguien de nuestra universidad jugando en una liga importante.
-Sí, sería estupendo.- Convino Serena asintiendo.-
-Esperemos que tenga suerte.- Añadió Brooke.-
-Es realmente muy bueno, seguro que sí.- Añadió Cinthia, otra de las jóvenes recién incorporadas a las Cheer-leaders ese año.-

            April asintió aunque no dijo nada sobre eso. Lo que sí les indicó a las chicas es que debían ir a entrenar.

-Connie, cámbiate deprisa y únete a nosotras.- Remachó bruscamente antes de salir. –

            Cooan no podía comprender que le pasaba a April. Solía ser una muchacha agradable. Nunca la había visto así.

-Bueno, todos tenemos algún mal día.- Reflexionó en tanto se cambiaba. –

            Lo hizo y corrió a unirse a sus compañeras. April en efecto dirigió el ensayo demandando mucho de todas aquella tarde. Al fin, al terminar, fueron a ducharse y la segunda capitana se aproximó a ella comentándole.

-Connie, eres una buena chica, de veras que todas te apreciamos, por eso, te voy a dar un consejo. Uno de amiga.

            La interpelada se giró para mirarla y escuchó con atención, April entonces le dijo.

-No pongas a Roy Malden en un pedestal. Ese chico no es trigo limpio.
-Lo siento, pero creo que estás equivocada.- Rebatió ella, alegando.- Lo ha pasado mal, ha sufrido mucho, perdió a sus padres…
-Sí, eso lo sé.- La cortó su interlocutora declarando.- Y a raíz de ello, Melanie se volcó con él. Le animó y no se separó de su lado. Y mira como se lo está pagando.- Remachó.-
-Yo no quiero meterme en eso.- Musitó Cooan, declarando.- Los sentimientos entre dos personas es cosa que únicamente les compete a ellos aclarar. No te molestes April,  pero sé que eres muy amiga de Mel y puede que te falte objetividad.

            Aunque lo que no esperaba es que su contertulia se sonriera moviendo la cabeza para replicar son irónico malestar.

-Al menos no soy su hermana.
-¡No entiendo a qué viene eso! - Se molestó ahora Cooan, sentenciando.- Mi hermana no tiene nada que ver en esto.

            Su compañera no respondió, se limitó a darse media vuelta y a ir por su toalla. En tanto se secaba pensó que quizás había ido demasiado lejos. A fin de cuentas Connie no era responsable de lo que su hermana hiciera o no con Roy. O puede que ni se lo figurase, aunque no creía eso último probable.

-Bueno, sí está al corriente o no, eso no es asunto mío.- Se dijo April en tanto se iba.-

Un rato más tarde, cuando las animadoras ya se había ido, Roy entró en la, a esas horas, desierta cancha, poniéndose a entrenar una vez más. Concentrado en sus tiros a canasta, no vio  a ese hombre cerca de él. Estaba a pocos metros y le miraba, sonreía de forma extraña.

- Debe de ser él. - Pensó al descubrirle, presentándose con entusiasmo, pese al vano intento de simular objetividad. - Hola, me llamo Roy Malden, mido seis pies y cuatro pulgadas, aunque con zapatillas estoy en las cinco.  Juego de base o escolta y defiendo a conciencia, se me da bien robar balones. Además tengo muy buen tiro de tres.

Dicho esto se acercó al hombre que le miraba sin decir nada y le tendió la mano, éste se la estrechó sonriente y Roy se sorprendió del extraño calor que irradiaba y de la descarga eléctrica que le soltó.

- Ya te conozco, sé todo lo que hace falta sobre ti. - Declaró pausadamente ese individuo. -
- Espero que mi entrenador no haya sido demasiado duro conmigo. - Sonrió el muchacho de forma nerviosa. – Tampoco se crea todo lo que le haya dicho, ¡ja, ja!
- Nada de eso, es más, tú eres la pieza que nos falta, la que andábamos buscando desde hace mucho tiempo. Contigo de nuestro lado seremos invencibles.- Le aseguró su interlocutor.-
- Oiga, ¡que no es para tanto!,- rio modestamente Roy, incrédulo de lo que oía. - No sé en qué partido me habrá visto jugar pero tampoco soy una estrella.
- Tú aun no conoces tu verdadero potencial, por eso estoy yo aquí, para que lo descubras.- Le contestó aquel tipo. -
-¿A qué se refiere? ¿Es que debo entrenar más? ¿A que sí? - Inquirió cándidamente el chico.-
- Algo así.- Sonrió ese tipo visiblemente divertido. -
-¡Déjeme que le haga una demostración! - le pidió él dirigiéndose hacia la pista, allí lanzó varios tiros a canasta encestándolos todos, después hizo varios mates. - ¿Qué le parece? - Quiso saber esperanzado. -
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja! - la risa del hombre pronto se transformó en una histérica carcajada que retumbó por toda la cancha. Roy comenzó a sospechar algo extraño mirándole sorprendido.- ¡Eres un iluso! me parece que aún no intuyes de lo que estamos hablando en realidad, ¿Todavía no sabes quién soy yo, verdad?
-¿Debería de saberlo?- repuso éste cambiando su jovial tono por otro lleno de inquietud.- ¿Y si ese tipo pertenecía a una liga importante y se sentía ofendido de no ser reconocido? -

            Pero entonces aquel individuo, con una  refulgente mirada rojiza, sentenció.

- Debo reconocer que me va a dar pena tener que despertarte, como humano eres muy gracioso. Me perderé una buena diversión, pero al final tú me lo agradecerás.

Y sin más dilación Valnak transformó  su semblante postizo  en el suyo habitual.

-¿Quién es usted? – Pudo preguntar un impactado Roy que se puso en guardia mientras el hombre no paraba de reír. - ¿No pertenece a ningún equipo de baloncesto, verdad? ¿Es otro de esos demonios?

            Ante el asombro y horror del chico, el hombre se elevó en el aire y envolviéndose en una larga capa negra salida de ninguna parte cambió su atuendo por una armadura negra, con dos tridentes dibujados en cada hombro. Miró a su presa de arriba a abajo con pausada y teatral indiferencia para responder con ironía.

- Sí y no. Me presentaré, me llamó Valnak, pero no soy un demonio cualquiera, soy capitán de la Horda de demonios. ¡Y tú, estúpido, dentro de poco volverás a ser mi mejor camarada!
-¿Qué quieres decir con eso, maldito? ¿Acaso eres tú el que nos ha estado atacando durante todo este tiempo? ¿Eh? - Escupió Roy apretando los puños. -
-¡Pero qué listo eres! - se rio su interlocutor de forma burlesca. - No, no eres desde luego tan estúpido como pareces.
-¡No te dejaré hacerle nada a mis amigos! - Replicó decididamente el muchacho elevándose también en el aire. -
-¡Vaya, has dominado tú solo la técnica de vuelo! - Exclamó Valnak sorprendido para agregar con prepotente regocijo. - Impresionante, pero eso no te servirá de nada conmigo.
-¡Pero esto, sí! - respondió Roy a la vez que le atacaba con un puñetazo. -

            Valnak le esquivó con mucha facilidad golpeando a su adversario en el estómago, después le dio otro golpe en la espalda y lo lanzó contra el suelo. Aterrizó junto al muchacho que se dolía del ataque sin poder levantarse.

-¡Oh Roy, no me lo pongas tan difícil! Mira. - Le dijo el demonio con un sorprendente tono cordial. -En realidad no es nada personal. Simplemente estás en un cuerpo que nos interesa, que pertenece a uno de mis mejores camaradas.
- No entiendo a qué te refieres. - Jadeó él consiguiendo levantarse al fin. -
- Eso me lo imagino. Verás… - Le explicó Valnak con inusual paciencia y hasta cordialidad. - Mi compañero y amigo Armagedón, un demonio de la cuarta jerarquía, habita en tu interior. Él es el legítimo propietario de ese cuerpo. Lo fue desde que tú naciste en este mundo. Nosotros te pusimos aquí para cumplir una importante misión. No hay otro destino para ti, Roy, debes creer lo que te digo.
- No tengo idea de lo que me hablas. Pero eso del destino ¡Eras tú!- Replicó su interlocutor poniéndose en guardia una vez más al recordar aquellas palabras de sus sueños. -

            Pese a ello su antagonista no alteró su semblante confiado y siguió explicando con aplomo.

- No estoy muy al tanto de todo, por lo que sé, hubo un error al traerte y luego ciertos entrometidos y algunos traidores miserables, que estoy por descubrir, nos impidieron llegar a ti. Pero todo eso carece ya de importancia pues ha llegado la hora de que despiertes y cumplas con tu cometido.
-¿Qué cometido? ¡Debes estar mal de la cabeza! - Le espetó Roy.-

El joven se levantó tratando de golpearle una vez más sin lograrlo para sufrir un nuevo contraataque en forma de puñetazo contra su hígado que le dejó de rodillas frente al demonio.

- Tienes el deber de ayudarme a franquear el paso de nuestro amo y sus legiones a esta dimensión, ¡imagínate un mundo dominado por los demonios! - Declaró éste con patente entusiasmo. - ¡Será algo grande, mataremos y esclavizaremos a todos los humanos y nadie lo podrá impedir!
-¡Jamás te lo permitiré! -Gritó el muchacho encorajinado.-

Y haciendo acopio de sus fuerzas para levantarse quiso atacar a su oponente. Sin embargo, Valnak sacó algo de su armadura y lo estrujó en su mano haciendo que su contrincante cayese al suelo retorciéndose de dolor. Cuando el demonio abrió la mano mostró una arrebujada fotografía del chico, la que extrajo del dossier, que ahora alisó con mimo para añadir triunfante.

- De veras, no deseo que acabes tan mal, Roy. No tengo nada personal contra ti. Ya te lo dije, hasta me caes simpático. Te ofrezco la posibilidad de rendirte. Deja que Armagedón te domine y tú vivirás en el fondo de este cuerpo. Podrás servirle y servirte de sus placeres.- Sentenció agregando condescendientemente. - Sin ir más lejos. Cuando dominemos el mundo, puedes tomar como concubina a esa chica que tanto te gusta. Y ella se someterá encantada al poder de la oscuridad, ya lo hizo una vez. ¡Está acostumbrada a ser una marioneta! - Sonrió el demonio con gesto lleno de regocijo. -
-¡Ni se os ocurra ponerle la mano encima, bastardos! ¡Os destrozaré con mis manos! - Escupió el interpelado llevándose entre tanto las manos al pecho y el estómago como si tratase de sujetar un dolor insoportable en tanto apenas sí podía balbucear.- No… os lo… permitiré.

            No obstante, Valnak movió la cabeza con gesto indiferente replicando con desdén.

-¡Allá tú idiota!, serás poseído igualmente. Sólo quería hacértelo fácil. Lo cierto es que si luchas contra ello costará un poco más pero ya está en marcha. No te quepa duda, Armagedón acabará por dominarte tarde o temprano.
-¡Eso lo veremos! - Desafió su interlocutor lleno de furia conjeturando. - ¿Qué pasaría si me suicido antes de que lo consigas, maldito hijo de perra? ¿Moriría ese demonio conmigo?

            Ahora su rival palideció visiblemente, no había previsto eso. Y aquel humano era lo bastante estúpido o quizás la palabra sería audaz, como para hacerlo  ¡Eso daría al traste con todo! Y ese chico lo adivinó fijándose en su rostro y añadiendo con regocijo.

-¡Lo sabía! ¡Qué le vamos a hacer, Valnak! Creo que te veré en el Infierno de todos modos.- Sentenció arrastrándose hacia la salida dispuesto a cualquier cosa, pero el demonio se interpuso apretando la fotografía, Roy cayó entre gritos de dolor. -...
-¡Ya he perdido demasiado tiempo contigo! ¡Si no aceptas por las buenas será por las malas! ¡A mí igual me da! - Espetó Valnak, de su armadura sacó el pentáculo que había usado antes con Roy que refulgía ahora con un resplandor rojizo intenso. Su presa gritó nuevamente víctima de un agudísimo dolor mientras el demonio invocaba - ¡Signacula contriti sunt, liberare carcere!, ¡que se rompan los sellos y seas liberado de tu prisión, despierta Armagedón, yo te invoco!...

            Roy chillaba cada vez más retorciéndose en el suelo como si algo dentro de él se desgarrara. Por fin  se desmayó al no poder soportar por más tiempo el dolor. Valnak, riendo, volvió a levitar en tanto decía.

- Ya está hecho, ahora sólo debo esperar a que despierte. Entonces volveré - desapareció con otra estruendosa carcajada dejando a su inerme víctima sola en el pabellón. -

            Al cabo de un rato el chico despertó totalmente confuso, todo estaba tranquilo y no había ni rastro de aquel misterioso individuo. Apenas si recordaba nada de esa conversación. De hecho hubiese creído que sólo había sido una pesadilla si algo no le estuviera carcomiendo por dentro. Se puso en pie como pudo y volvió a su cuarto. Era bastante tarde y no había nadie. Cuando llegó a su habitación Tom dormía. Por un instante quiso decirle lo que había sucedido, aunque esa nebulosa en la que su mente se sumía apenas sí le permitía pensar.

-Tengo que recobrarme…-musitó.-Debo entrenar…quizás mañana…

Era como si su cerebro no pudiera hilvanar los acontecimientos de las últimas horas. Daba la impresión de que algo o alguien interfiriese. Y su amigo estaba ahí, quizás pudiera ayudarle.

-No…-Se dijo sintiéndose cada vez más extraño.- No le molestaré…

Al fin no le despertó, se acostó y trató de dormir también, quizás con descanso se le pasase aquello. Esa noche tuvo horribles pesadillas. Las que le martirizaban desde hacía tiempo se hacían ahora mucho más claras trayéndole recuerdos que creyó sepultados para siempre en su interior, batallas, matanzas y destrucción. Poco a poco algo se abría paso a través de su mente, de su alma, relegándole al olvido de su personalidad y el muchacho acabó tomando conciencia de su verdadero ser...casi amanecía cuando se levantó.

-Es la hora que tanto había estado esperando.- Susurró con tono triunfal.-

            Miró a ese individuo que dormía bajo la cama que había estado ocupando él y se sonrió malévolamente.

-Todavía no es el momento para que me ocupe de él.

            Y salió de su habitación, dando un paseo por el pabellón, sin que nadie le viera dado que todavía estaba desierto a esas horas. Aunque él sí que se fijó en alguien que se escabullía de la Universidad saltándose el toque de queda. Sonrió. Eso le resultaba familiar. No dudó en ir  tras esa persona.

-Puede que le interese mi oferta.- Pensó.-

            A la mañana siguiente Tom se despertó y como de costumbre se dispuso a hacer lo propio con su amigo, éste siempre se dormía. Pero, en aquella ocasión, la cama apareció perfectamente hecha y Roy no estaba. Al principio le extrañó, pero luego se sonrió, probablemente habría pasado la noche en la habitación de alguna chica o quizás en la cancha entrenando. Se fue a desayunar confiando en verle por allí.

            Las dos hermanas se dirigían también a la cafetería cuando se encontraron con su compañero, los tres se sentaron a desayunar.

- Oye Tom, ¿cómo es que no está Roy contigo?- Quiso saber Cooan algo sorprendida pues no era habitual. -
- Debe de haberse levantado antes que yo,- sonrió éste. - No le he visto todavía.
- A lo mejor está entrenando. Querrá estar listo para su prueba. - Aventuró la muchacha. -
- Ese chico no tiene arreglo, ya se le ha olvidado que tenía que ayudarme con un resumen de literatura. ¡Mira que se lo avisé ayer! Seguro que no lo ha hecho. ¡Me va a oír cuando le encuentre! - Reprobó su hermana con enfado.-...
-¡Eh Roy!,- Cooan había visto a su compañero y le saludó con la mano, él se dirigió hacia allí sorprendiendo a Bertie a mitad de su discurso. -
-¡Hola Roy! , me sorprende que estés tan madrugador.- Sonrió sarcásticamente Tom.-
- Sí - añadió Beruche - pero a mí no me sorprende que no me traigas tu parte del resumen ¡Qué cruz tengo contigo!, ¿pero que he hecho yo para merecerme a un compañero tan vago? - Remató con los brazos en jarras. -
-¿Te refieres a esto?- respondió el muchacho con un tono desacostumbradamente frío en él mientras sacaba de la mochila que llevaba a su espalda una carpeta con folios mecanografiados. - ¿Es esto lo que querías?

            Bertie tomó la carpeta y en las manos y la abrió. Atónita pudo comprobar que todo el resumen estaba ahí, cabizbaja se disculpó.

- Lo siento, esta vez te he juzgado mal...me he precipitado.
- Es natural, princesa - contestó Roy con una sonrisita irónica. - Siempre he estado haciendo el vago durante toda esta vida, ¿no es cierto?. Pero eso ya se ha terminado, ahora tengo un trabajo muy importante que hacer. Y además, te di mi palabra. Y nunca falto a ella. Al menos no contigo…

            Todos le miraron con cara de extrañeza, Sobre todo Beruche. ¿Por qué la llamaba así? Aunque entonces recordó aquella vez en el foso y sonrió, también Tom se percató de algo y dijo más despreocupado.

-¡Claro! , está relacionado con el hombre ese del equipo de baloncesto.
- ¡Exacto!, has acertado - confirmó su interlocutor. -
-¡Así me gusta, Roy! , que asumas tus responsabilidades, espero que te dure – declaró su compañera de banco con sincera aprobación. -
- Puedes apostar a que sí - repuso él de forma glacial y con una mira torva. -

            Bertie se dio cuenta de que algo no iba bien, normalmente ese comentario la habría hecho reír, pero notaba algo extraño en él. Ese no era el chico que conocía, pero pensó que se debería a que estaba nervioso por lo de la prueba por lo que no le concedió más importancia. Entraron en clase y ésta se desarrolló con un Roy en silencio, ni una broma, ni una risa, ni siquiera algún comentario intranscendente con los que solía tratar de entretenerles a ambos.

-¿Te encuentras bien?- Le inquirió Beruche extrañada de aquel cambio de actitud. -
- Estoy perfectamente,- fue la lacónica respuesta de él que no volvió a decir nada. -

            Y eso que la clase estaba siendo bastante aburrida, pero ni siquiera Bertie podía imaginar lo que pasaría. De pronto, y sin causa aparente Roy se puso en pie ante el estupor de todos incluido el señor Palmer, el profesor de aquella hora, al momento éste reaccionó.

- Señor Malden, ¿qué hace levantándose del sitio?, ¿es alguna broma de las suyas?,- risas sofocadas en el aula puesto que sus compañeros se temían algo parecido. - ¿Acaso no encuentra mi clase lo bastante interesante para usted? - Inquirió con ironía. -
- Usted lo ha dicho - Sonrió Roy con suficiencia para declarar con indiferente frialdad. - Y no voy a seguir perdiendo el tiempo aquí.

            Todo el mundo se quedó perplejo, la propia Beruche no podía creer lo que había escuchado y tiró de un brazo de su compañero mientras le musitaba.

- Pero ¿qué dices? ¿Estás mal de la cabeza?
- ¡Vaya! - repuso en tanto Palmer indignado por esa falta de respeto, excesiva incluso para aquel muchacho. - Quizá lo haría usted mejor.
- Por supuesto - aseguró  él al momento, encolerizando aún más al profesor. -
-¡Muy bien Malden, ya me tiene usted harto! - Espetó éste haciéndole un ademán con las manos para que saliera al estrado. - ¡Si es tan inteligente demuéstrelo de una vez, va a dar usted la clase! Si lo hace bien tendrá matrícula de honor, pero si no, le suspenderé sin opción a recuperación y ya sabe lo que eso significa, ¡será expulsado de la universidad!... ¿A ver qué le parece eso señor baladronadas? ¿Qué decide? Ya va siendo hora de que reciba una buena lección. - Le desafió concediendo no obstante un camino de retirada ante la gravedad de la situación. - Pero todavía puede sentarse y disculparse y olvidaré este incidente.

            No obstante, Roy se rio ante el asombro de todos, Beruche a la desesperada le volvió a susurrar

-¡Por lo que más quieras, pide disculpas y siéntate! ¿No ves que te estás jugando tu futuro?
-¿Disculparme? Pero si he dicho la verdad - contestó el chico entre malévolas risas. - ¡Ahora verás! - Le sonrió a la atónita muchacha y salió a la pizarra preguntándole jovialmente al profesor. - ¿Qué tema quiere que le explique? Por favor, - añadió con una forzada voz entre paternal y melosa - que merezca la pena y no sea una charla ridícula como la suya.
-¿Con que esas tenemos, eh? - Chilló Palmer fuera de sí, abriendo el libro del temario por el final -¡Se ha cavado su fosa aquí, Malden! - Sentenció para añadir señalando una página del libro. - La Teoría  matemática del Caos. Explique eso y lo quiero perfecto.
- Un momento, señor. - Terció Tom levantándose también con el semblante pálido como el resto de la clase en la que no se movía ni una mosca. - No hemos estudiado eso, él no puede sabérselo, ¡por favor! , pídale un tema del principio del curso al menos.
-¡Cállese señor Rodney y siéntese! , su compañero se jacta de ser mejor maestro que yo, ¡qué lo demuestre! O sino que se atenga a las consecuencias.- Replicó inflexiblemente el profesor. -

            Tom no tuvo otra opción que obedecer mirando a su compañero entre atónito y muy preocupado. El resto de la clase estaba alucinado, por no decir asustado. La misma Melanie no acertaba a comprender que demonios estaba haciendo Roy y le observaba con inquietud. Pudiera tener quizás que ver con eso del ojeador. Pero ese muchacho nunca se comportaría así. Sólo Roberts movía la cabeza con una media sonrisa pensando cuan estúpido era ese chico. ¡Se acababa de expulsar sólo! Nadie podía creer lo que estaba presenciando. Tom por su parte seguía mirándole bastante apurado, pero su amigo le sonrió y le dijo sin demostrar ninguna preocupación.

- Tranquilo, esa teoría es mi favorita. No la ha podido escoger mejor. – Y sin más dilación se hizo una tiza y comenzó diciendo para asombro de todos. -
 -“La Teoría del caos es la denominación popular de la rama de las matemáticas, la física y otras ciencias que trata ciertos tipos de sistemas dinámicos muy sensibles a las variaciones en las condiciones iniciales. Pequeñas variaciones en dichas condiciones iniciales pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, imposibilitando la predicción a largo plazo. Esto sucede aunque estos sistemas son en rigor determinísticos, es decir; su comportamiento puede ser completamente determinado conociendo sus condiciones iniciales”… (Fragmento extraído de la Wikipedia)

Beruche le escuchaba sin poder creerlo. ¡Aquél no podía ser su compañero! Durante todo este tiempo que habían estado juntos había llegado a conocerle bien y el que hablaba desde luego podía parecerse a Roy pero no lo era en absoluto. Ella además sentía algo desde que le viese esa mañana. Una especie de frío, de oscuridad cuando le miraba, y se estremeció sin poderlo evitar. Aquello le recordaba demasiado a su vida pasada en Némesis cuando todos estaban dominados por el terrible poder del Sabio.

-¡Oh Dios! Que no sea lo que estoy imaginando.- Pensó horrorizada.-

 Entre tanto el chico seguía escribiendo numerosas y complicadas fórmulas y ante el asombro del profesor Palmer y de toda la clase su explicación fue magistral. Tras exponer las aplicaciones útiles de esa teoría en el campo de la meteorología, economía y otras ciencias, sentenció.

-“Se aproxima una crisis de percepción. La complejidad del mundo ha llevado al ser humano a simplificar la realidad. A abstraer la naturaleza para hacerla cognoscible y, tristemente, a caer en la trampa de la dualidad. Bien y mal, objetivo y subjetivo, arriba y abajo. Muchos científicos ya han renunciado a la ilusión del orden para dedicarse al estudio del caos, que acepta al mundo tal y como es, una imprevisible totalidad “. (Fragmento de una página web, http://www.iac.es/gabinete/difus/ciencia/silbia/caos.htm no es mío) Amigos, concluyo diciendo que el Caos es un universo en sí mismo. En realidad es el verdadero universo y el que dominará a todos los demás. Pronto, muy pronto llegará el verdadero reino del Caos y el Fantasma de la Muerte, el Príncipe de las Tinieblas se adueñará de todo. Para volver a sumir el Cosmos en la Nada original. Chaos Dominus mundi. - Aseveró dándole la tiza al asombrado profesor mientras le decía con sarcasmo. - ¿Tiene alguna pregunta? Espero haberlo explicado en términos asequibles para usted.

            Beruche y Cooan sintieron escalofríos, eso del Fantasma de la Muerte les era demasiado familiar como para olvidarlo ¡Aquel fue el poder oculto que llevó a la destrucción a los habitantes de su mundo y los controló por medio del Sabio!

-¡Es increíble, increíble! - Musitó Palmer que no salía de su asombro al igual que el resto de la clase cuyos integrantes no dejaban de mirarse unos a otros atónitos.  -
-¡Entonces cumpla con su palabra! ¡Un pacto es un pacto! - Le exigió Roy con sequedad. -
- Tiene usted matrícula de honor, ya puede irse si lo desea.- Admitió el derrotado profesor sin poder dejar de mirar esas fórmulas, demasiado complicadas incluso para él mismo. -
- Muy bien, porque yo, un prominente miembro del Círculo del Conocimiento y la Ciencia, estoy muy ocupado para perder el tiempo con estas tonterías. - Replicó altaneramente y sin decir más, salió de la clase. -

            Palmer no se sintió bien después de aquello y dio por concluida la hora. Cuando los demás salieron comentando lo sucedido entre ellos, Beruche, Tom y Cooan fueron en busca de Roy. Le encontraron sentado en un banco, indiferente y con una media sonrisa siniestra adornando su rostro. Bertie iba a decirle algo, cuando Melanie se interpuso adelantándose.

-¡Oh Roy! , esto sí que no lo esperaba de ti, ¡eres un genio! - Comentó admirada. -
- Claro que lo soy - repuso él con una fría sonrisa - y aun no sabes ni la mitad, ¿recuerdas que prometí darte una respuesta? -
-¿Lo harás?- Inquirió ella esperanzada. -¿Cuál es?...- Quiso saber no sin cierto temor. -
- Ésta, nena – rio él que la tomó entre los brazos y la besó apasionadamente ante la sorprendida mirada de todos. -

            Melanie estaba muy feliz, parecía que Roy había vuelto a ser suyo, pero el beso se prolongaba demasiado y ya le faltaba el oxígeno, se separó y le dijo entre jadeos aunque con una sonrisa, creyendo que todo se debía a la pasión del muchacho hacia ella.

- Vaya, Roy, ya es suficiente. No puedo respirar. ¿No pretenderás ahogarme?
-¿Y qué importa?- sonrió nuevamente él. - Disfruta mientras puedas y así morirás de una forma muy agradable. No como el resto…

La muchacha se sobrecogió al escucharle, aquello no sonó a broma, su mirada y su tono eran muy fríos y terribles. De pronto y sin que ella pudiera ni hacer amago de apartarse Roy la aferró del cuello y la atrajo hacia sí besándola nuevamente y esta vez fue algo horrible. Su boca quemaba y ella trataba desesperadamente de soltarse con espasmos frenéticos. A la vez que él la manoseaba descaradamente llegando hasta sus partes más íntimas para horror del resto de los alumnos.

-¡Ya basta Roy!- intervino Tom realmente atónito y asustado.- Incluso como broma pesada es más que suficiente.

            El interpelado la soltó entonces, lanzándola al suelo con desprecio. Melanie se incorporó como pudo entre jadeos entrecortados por recobrar la respiración y con lágrimas en los ojos.

-¿Te has vuelto loco?.. - chilló ella entre furiosa y asustada - ¡Casi me matas!
-¿Y qué?,- rio Roy de una forma tan siniestra que todos se sobrecogieron, más cuando sentenció. - ¡No me sirves para nada! ¡Todo lo que quería de ti ya lo tengo!
-¡Eres un cerdo!- le chilló ella sintiéndose humillada y sobre todo muy asustada. - Nunca creí que fueras así ¡No quiero volver a verte!
- Mira tú que lástima.- Sonrió él para añadir como si de un latigazo se tratase. -  ¡Y tú eres sólo una zorra!, te pavoneas y te portas como una vulgar ramera y te he tratado como a tal. ¿Crees que para mí eres otra cosa? Tienes suerte de que tenga otros asuntos más importantes que atender. Pero no te preocupes, cuando acabe con mis obligaciones ya me ocuparé de ti más tarde.

            Melanie quiso replicar pero la mirada helada de él, llena de perversidad, la paralizaba. Sólo pudo sollozar y salir corriendo presa de un ataque de nervios, los compañeros de Roy se apartaron muy asustados. La capitana de animadoras no se detuvo hasta llegar a su habitación, abriendo la puerta se precipitó llorando sobre su cama.

-¡Mel!- Exclamó April que estaba allí, tumbada en la suya.-

            La muchacha no había tenido valor para salir de su cuarto. La madrugada anterior, volviendo tras burlar el toque de queda, tuvo aquel encuentro tan terrible. Caminaba hacia el interior de la facultad cuando tras de sí, oyó la voz de ese chico.

-¡Vaya! A quien tenemos por aquí. Si es April.

            Se giró casi dando una exclamación por el sobresalto. Aunque al verle suspiró aliviada.

-Roy, me has dado un buen susto.- Confesó.-
-¿No me digas?- Se sonrió él, añadiendo divertido.- Al parecer has sido una chica mala. Te has saltado el toque de queda.
-Bueno, no creas que hago esto a menudo, yo… Se me hizo tarde.- Pudo excusarse ella.-

            Aunque su contertulio movió la cabeza y acercándose hasta la posición de la muchacha le susurró en tanto le acariciaba el mentón como si estuviera a punto de intentar besarla.

-A mí eso no me importa, April.

            La interpelada se apartó, ese chico jamás se había aproximado tanto y menos aun la había tocado. De hecho nunca había intentado nada así. De modo que trató de decir con tintes de forzada calma y hasta jovialidad.

-Mira, es muy tarde, será mejor que nos vayamos cada uno a nuestras habitaciones…
-O podríamos pedirles a mi compañero o a la tuya que nos dejasen alguno de los dos cuartos. ¿Qué te parecería?- Se insinuó él.-
-¿Qué?- Exclamó la joven, ahora sí, con tono alarmado.- ¡No estarás hablando en serio!

            Empero no daba la impresión de que Roy estuviese bromeando. Y él mismo se encargó de insistir, acorralándola contra la pared.

-¿No quieres probar? Nunca he decepcionado a ninguna…
-No, yo, no…¡Por favor, deja que me vaya.- Le pidió con tono atemorizado.-

            El chico se rio entonces, pero no era una risa producto de una broma, ni tan siquiera de una pesada. Sino una carcajada realmente siniestra que heló la sangre de la chica. Sobre todo cuando él, moviendo la cabeza, suspiró para replicar con un tono meloso y falsamente paternal.

-¡Oh, pobrecita April!…No le gustan los hombres. ¡Qué complicado tiene que ser eso cuando es una Cheer-leader! Ya sé lo que preferirías…¿Qué tal si vamos a tu cuarto y le hago una proposición a Mel? Yo me lio con ella, si ella se lía contigo. ¿Eso te gustaría más?

            Todavía desencajada, April tuvo el coraje de protestar furiosa.

-¿Cómo te atreves a decir una cosa como esa?. ¡Eres un canalla!

            Y su interlocutor se burló una vez más, admitiendo con irónica sorna.

-Lo soy, sí. Pero al menos no lo oculto. Lo tuyo es peor. No eres más que una tortillera frustrada, ¿no es así?. Escapándote a bares de ambiente para poder liarte con chicas. Mientras ocultas tu verdadero yo a tus amigas, las otras animadoras. Comenzando por Melanie. Claro, sabes bien lo que ella pensaría de ti…lo que iban a pensar todas…
-¡Basta!- Balbuceó la horrorizada muchacha llevándose las manos a la cara.- Tú no sabes nada de mí.
-¡Oh!, ya lo creo que sé, sé muchas cosas.- Se rio él.- Me ha bastado mirarte para darme cuenta. ¿Y sabes que haré?. Les voy a contar a tus compañeras lo que haces y a dónde vas…Y quizás algo más…algo que escondes…

            April solamente era capaz de mover la cabeza con gesto angustiado y suplicar con un hilo de voz.

-¡Por favor! No sé qué creerás que has visto, pero no es lo que piensas.

            Sin embargo, su interlocutor la sorprendió una vez más cuando inopinadamente la sujetó del cuello elevándola varios centímetros. La chica estaba aterrorizada. ¿Qué clase de psicópata era ese? ¿Querría hacerle daño de algún modo particularmente terrible?, únicamente era capaz de llorar de miedo.

-Escúchame bien, zorrita boyera.- Le susurró él.- A mí me importa un bledo con quién te acuestes ni lo loca que estés. Pero no quiero te cruces en mi camino. ¡Ni tú, ni nadie! Pronto, muy pronto, las cosas por aquí van a cambiar.- Sentenció.- Y tú podrás serme útil o afrontar las consecuencias junto con los otros.

            Y dicho esto la bajó al suelo. Entre sollozos de terror, la muchacha aseguró con vehemencia.

-Haré lo que me digas! ¡Por  favor, no me hagas daño!
-Bien, eso está mucho mejor.- Se rio él.- Quiero que hagas lo siguiente…

            Y tras darle instrucciones precisas Roy le dijo que podía irse. April solamente fue capaz de llegar a su cuarto, abrir con sumo cuidado la puerta y meterse en la cama abrazada a sus rodillas y temblando de pavor. A duras penas tomó un frasco donde guardaba sus pastillas. Se tomó un par. Por fortuna Melanie dormía entonces.

-Esto no ha ocurrido, no puede ser.- Se decía con voz temblorosa y tratando de contener sus sollozos para no despertar a su compañera en tanto trataba de autoconvencerse.- No, me lo he imaginado, eso es todo…

Al fin fue capaz de acostarse y conciliar el sueño tras hacerle efecto aquella medicación. La mañana siguiente, pretextando un fuerte dolor de cabeza, se quedó en la cama.

-Espero que te mejores.- Le había deseado su compañera de habitación cuando ya levantada y recién duchada se estaba vistiendo para ir a desayunar. – Cuando las clases terminen vendré a ver cómo estás.
-Gracias, Mel. No te preocupes, ya tomé algo. - Susurró ella tapada hasta la barbilla.-

Trató a duras penas de evitar romper a llorar. No quería humillarse de ese modo, ni tampoco podría explicarle a su amiga el verdadero alcance de su congoja y su angustia. Y ahora, también Melanie estaba totalmente hundida y aterrada. April la había visto llegar desencajada y sin ser capaz de extinguir su llanto. Lo de la noche anterior entonces había sido cierto. ¡Ojalá se hubiera tratado de su imaginación! Y en tanto deseaba eso, entre balbuceos entrecortados, su compañera de cuarto le narró lo sucedido dejándola helada.

-¡Ha sido horrible! ¡Roy, no, no sé!… no era él. No lo comprendo. ¿Por qué me ha dicho eso? -Gemía devastada, tapándose la cara con ambas manos.- ¿Qué es lo que le he hecho? ¡Y esos ojos!...

            April únicamente fue capaz de abrazarla. ¡Ojalá pudiera besarla largamente en los labios y acurrucarse con ella en la cama, para compartir su calor y su afecto! Pero no podía hacer eso. Menos aun en aquella terrible situación. No sacaría un provecho tan vil de la persona a la que tanto quería. Bastante era ya el tragarse las terribles condiciones que ese monstruo le había impuesto y que estaba forzada a cumplir. Estaba claro que ese Roy no era alguien corriente. Sabía demasiadas cosas de ella y de su vida. Y la muchacha estaba aterrada, tenía un  miedo cerval a que su chantajista relatase todo eso a sus compañeros. Sobre todo a Melanie, por ello no comprendía por qué la había tratado así.

-Lo siento muchísimo.- Pudo decir entre lágrimas, pensando a su vez.- Lo lamento Mel, pero tengo que obedecer.

Y entre tanto Roberts, que acababa de llegar hasta el pasillo y presenció las últimas escenas, se acercó hacia Roy visiblemente furioso. Aquella había sido la gota que colmaba y muy de sobra, el vaso de su paciencia. La oportunidad que esperaba para ajustarle las cuentas. Aunque ni siquiera en sus peores pensamientos había llegado a imaginar que ese tipo cometiese un atropello semejante, lo que era seguro es que pagaría por ello. Malcolm estaba mucho más que furioso, pero aun así, no quería provocar una refriega que pudiera expulsar a ambos y se plantó ante ese tipo con un amenazador ultimátum, conminándole por medio de un atronador grito.

-¡Malden, te voy a matar, eres un cerdo!  Ahora mismo vas a ir a disculparte con ella o...
-¿O qué?- preguntó Roy con indiferencia y una mirada altanera. -¿Qué pasará?
-¡O te partiré la cara aquí mismo! - Bramó éste temblando de furia. -

            La verdad es que Roberts daba miedo sólo de verle, sobre todo en ese estado de ira. Cuando se enfadaba nadie se atrevía a acercársele. En alguna ocasión había mandado al hospital a alguien y únicamente por golpes fortuitos en el campo. Solía ser un tipo tranquilo aunque pareciera lo contrario pues era propenso a irritarse con facilidad y decir claramente lo que opinaba. Con Roy jamás había terminado por congeniar. No obstante, nunca le había retado a pesar de todo. Normalmente se controlaba y no pasaba de un aparente enfado y algunos gritos. Pero ahora, realmente enfurecido y fuera de sus casillas a causa del terrible maltrato que su compañero había dispensado de Melanie, ¡cualquiera sabía que sería capaz de hacer! Con un sólo puñetazo parecía poder partir una mesa en dos. Tom, muy asustado por su amigo, se interpuso tratando de calmarle.

- Tranquilo Roberts, no es necesario llegar a esto. Seguro que Roy se disculpará. Tampoco yo comprendo cómo ha podido portarse así, es inaceptable, pero tiene que haber un motivo...

            Empero el gigante, por esta vez ajeno a razones, le apartó de un manotazo como si fuera un muñeco.

- Tú no te metas en esto, Rodney. No va contigo, no tengo nada en contra tuya. ¡Pero si le defiendes atente a las consecuencias! - Amenazó colérico. -
-¡Eres un payaso! - escupió Roy echando más leña al fuego para horror de los demás. - No me llegas ni a la suela de los zapatos. Será mejor que te vayas a consolar a esa zorra de Melanie, si eres lo bastante hombre como para poder hacerlo. ¿O quieres que lo haga yo? Sé lo que le gusta y ya estoy acostumbrado.- Remarcó con una sonrisa burlona pasándose una mano por la entrepierna.-

            Esto fue demasiado para Roberts, ciego de ira arremetió sin pensar contra su rival. Incluso apartó hasta a tres chicos que trataban de sujetarle como si nada, lanzándolos a varios metros contra el suelo. Pero cuando envió su puño contra su objetivo éste se lo sujetó con una mano sin ningún esfuerzo aparente.

-¿Qué te pasa?, ¿se te ha ido la fuerza? ¿Es éste el paladín de la agraviada doncella? -¡Ja, imbécil! - Se burló su rival con sonrisas irónicas y despectivas. -¡No eres más que un estúpido!- le escupió con la voz cargada de  insultante menosprecio. -

            Su oponente estaba asombrado, pese a su rabia y su fuerza no era capaz de moverle ni un centímetro. Era como si ese otro le paralizase sólo con la mirada, pero desgraciadamente éste no se conformó con eso. Golpeó a Roberts en el estómago con una fuerza tal  que le hizo doblarse sobre sí mismo. Después le agarró de un brazo y se lo partió, el chico cayó al suelo gritando de dolor. Sin mostrar la más mínima misericordia, Roy le pateó y como si de un pelele se tratase le levantó en vilo con una mano sujetándole por el cuello sin que los aterrados chicos y chicas de los alrededores que presenciaban tan dantesca escena pudieran ni moverse por temor a un trato semejante.

-¡Vas a morir, estúpido!, eso te enseñará a plantarme cara.- Le siseó poniendo los pelos de punta a su adversario.-

            Sólo Beruche fue capaz de intervenir implorándole horrorizada.

-¡Basta por favor, le vas a matar, déjale Roy! ¿Qué te ocurre?...

            Él la miró fijamente, sus ojos parecían reflejar ahora una lucha interna, únicamente entonces pareció reaccionar. Soltó a Roberts que cayó al suelo semi inconsciente por la paliza. Después se llevó las manos a la cabeza y chilló en un tono que sonaba como el suyo habitual pero profundamente aterrado.

-¡Dios mío!, ¿Qué me está ocurriendo? No puedo con él, no puedo...

La mayoría de sus compañeros se apartaron dominados por el asombro y el terror. Roy recorría el perímetro de sus rostros con su propio semblante desencajado. No quería hacer daño a nadie pero no era capaz de dominar a aquella bestia que se agitaba en su interior. De hecho, esta agónica protesta había sido casi el último coletazo de su voluntad.

-¿Qué está pasando aquí?- Se escuchó la voz de uno de los profesores, que llegaba atraído por ese revuelo, junto con la señorita Parker.-

Roy al oírles sólo pudo huir, salió corriendo de allí, Beruche, Tom y Cooan  fueron los únicos que le siguieron, alcanzándole en una sala contigua, nadie más se atrevió a ir. Cuando le vieron su amigo estaba arrodillado en el suelo chillando de dolor. Bertie, con visible espanto y preocupación, se llegó junto a él.

-¿Qué tienes? ¿Cómo puedo ayudarte? - Le preguntó muy asustada.-
-¡Quiere apoderarse de mí!, no le dejes por favor, ¡no le dejes! , ninguno de vosotros escapará con vida si lo consigue.- Aulló Roy  con el rostro descompuesto por la desesperación. - ¡Tengo mucho miedo, ayúdame por favor!
-¿Quién? ¿Un demonio?- Inquirió la muchacha visiblemente angustiada. - ¿Qué puedo hacer yo?..
-¡Mi cabeza va a estallar, sólo veo cosas horribles! ¡Ayudadme os lo suplico! - Repetía él entre sollozos de impotencia. -
-¿Cómo? ¿Qué podemos hacer?- Le preguntaban ahora todos sus amigos tan desesperados como perdidos e impotentes. -
- Sólo el amor verdadero podrá salvarme. El amor y la amistad...- Jadeaba como si no pudiera respirar, apenas si pudo susurrar - noto que se apodera de mi alma, debéis escapar de aquí antes de que sea demasiado tarde. ¡Marchaos os lo suplico!
-¡No, no te abandonaremos! - gimió Bertie abrazándose a él. - ¡Debes luchar contra lo que sea que te está haciendo daño!
- Nunca te dejaremos sólo. - Añadió Cooan, pese a todo temblando de miedo y abrazada por Tom que también estaba muy asustado. -

            Su pobre compañero poco a poco dejó de jadear, se cubría la cara con las manos y no se le veía el rostro, por fin hubo silencio, parecía más tranquilo. Beruche, confiando en que esa crisis hubiera pasado, le susurró con cariñosa preocupación...

-¿Roy?.. ¿Estás mejor?- No hubo respuesta. - ¿Roy cómo te sientes?

Por fin escucharon algo, una risa sarcástica y un extraño tono de voz que respondió dejándoles helados. -

- Estoy muy bien, hacía muchos siglos que no me encontraba tan de maravilla como ahora...
           
            Y sin previo aviso se soltó de su compañera arrojándola al suelo de un manotazo. Entonces se levantó, pero no era el mismo, sus ojos centelleaban con un tono rojizo, su gesto estaba descompuesto con un rictus de locura y nuevamente rio, pero era una carcajada horrenda que retumbó por toda la sala. Bertie y los demás retrocedieron atónitos y aterrados.

- Roy, ¿qué te ocurre? ¡Contesta por favor! ,- le pidió Tom a  media voz, producto del miedo. -
- Nos estás asustando mucho - balbuceó Cooan que ayudó a incorporarse a su paralizada hermana.-

            Y el que creían su amigo se encaró a  ellos y tras esbozar una sardónica sonrisa teñida de perversidad sentenció con una voz gutural que les heló la sangre a todos.

-¡Roy Malden ha muerto! - ¡Yo soy Armagedón el destructor de mundos, capitán de la Horda demoniaca y vuestro final, miserables humanos ja, ja, ja, ja!

            Ninguno de los tres podía moverse, todos estaban petrificados por el terror que invadía sus mentes y almas, sólo la demoniaca risa de Armagedón se escuchaba en medio de un sepulcral silencio.




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