jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 19. las hermanas se reunen

Dos días después, las cosas marchaban cada vez mejor. Beruche ya estaba incorporada en la cama y soportaba pacientemente los solícitos esfuerzos de Cooan por hacerla comer, igual que si de una cría de guardería se tratara.

- Venga, cómete otra.- Decía su hermana pequeña con voz melosa, mientras le introducía una cucharada de sopa en la boca. -
 - Ya puedo hacerlo yo – respondía la aludida tratando de tragar cuanto antes para poder hablar -¡Que no soy ninguna niña!
-Tienes que reponer fuerzas.- Replicó con tono maternal Cooan.-
-Si ya estoy bien.- Insistía su contertulia con resignada paciencia.- No hace falta que me mimes tanto.
-¡Aprovéchate mientras puedas!- Se rio su hermana.-

            Roy, que había entrado en el cuarto hacía ya unos momentos sin que Bertie lo advirtiera, sonreía divertido presenciando la escena. Cruzado de brazos intervino al poco tiempo haciéndose él mismo con una cuchara y una servilleta que enroscó en el cuello de la paciente a modo de babero.

- Venga vamos, cubito - decía con voz aflautada que ponía de los nervios a Beruche. - Ésta por sailor Marte...
- Pero ¿se puede saber qué?... ¡auuuf!

Cuando la paciente trataba de protestar, él aprovechó colándole la cuchara por la boca. Cooan trataba de no reír sin conseguirlo a la vista de tal espectáculo.

- Muy bien - aprobó el chico con un tonillo francamente ridículo, volviendo a la carga muy a pesar de su víctima. – Ahora, otra por Mercurio chan. ¡Vamos, tienes que ponerte fuerte y a lo mejor incluso vas y creces, canija!

            Eso fue demasiado para Bertie. Se quitó el babero y se lo tiró al muchacho bombardeándole acto seguido con trozos de pan.

-¡Ya está bien! - Protestó aunque de forma divertida, pues a ella misma le hacía gracia lo cómico de la situación. -¡Eres un payaso!
- Si quieres te hago el avioncito. - Reía él -...

            La muchacha amagó un lanzamiento del vaso de plástico que tenía contra él y Roy se parapetó tras la puerta de la entrada. Cooan presenciaba todo esto con una sonrisa.

- Están hechos el uno para el otro. - Se admitía mentalmente a sí misma. - Hacía mucho tiempo que no veía a mi hermana tan distendida con alguien, ella que ha sido siempre tan tímida.
-¿Acaso no tienes nada mejor que hacer?- Le inquirió Beruche al chico mientras tanto. -
- Ahora mismo no se me ocurre otra cosa mejor que darte la comidita, cubito. - Se rio él acercándose en cuanto creyó que a la joven se le había terminado la “munición” -
- Yo te diré algo más interesante - Replicó ella con una media sonrisa algo maliciosa. -¿Qué te parece si estudias algo? Ya que estás aquí podrías traerte los apuntes y los libros, seguro que buena falta te hace.

            El muchacho se llevó las manos  a la cabeza en tanto exclamaba con teatral horror...

-¡No puede ser, y eso que todavía no te han dado de alta!
- Tengo mucho que recuperar y bastantes ganas de ponerme con ello. Menos mal que Tom sigue en las clases y entre él y mi hermana toman los apuntes que de lo contrario, ¡apañada iba contigo! - Afirmó ella con talante entre optimista y divertido. -

            Roy abrió la boca mirando con fingido gesto de circunstancias y pavor a Cooan que se rio moviendo la cabeza. Acto seguido el chico se hizo con una de las servilletas y tras sonreír pícaramente se aproximó a Bertie que le observaba desconfiada.

-¿Qué vas a hacer?-. Le inquirió sin comprender.-
- Estás mejor calladita, cielo. - Sentenció él anudándosela alrededor de la boca.-
-¡Hummmm!- Exclamó la paciente que tardó poco en quitársela para pasar al contraataque. -¡Roy, eres un tonto!

            Y echando mano de la vacía bandeja de plástico arreó a su compañero un sentido “bandejazo en la cabeza.” Mientras él se frotaba la misma, la muchacha aprovechó una reserva de trozos de pan  que tenía en la mesita cercana a su cama reanudando sus disparos contra el chico que corrió a parapetarse tras una divertida Cooan, ésta pudo decir entre risas.

-¡Por favor, parecéis dos críos de primaria, ya veréis cuando venga la enfermera y me haga limpiar todo esto!
- Luego te ayudo, si es que tu hermana me deja lo bastante bien como para hacerlo. - Le prometió él, escondido a la sombra de Connie que también recibió algún que otro “curruscazo”...

            La batalla se vio interrumpida por Ami que entró en el cuarto. Roy se puso inmediatamente tras de ella. La recién llegada miraba con cara de extrañeza a Beruche y Cooan, pero ésta última le contó lo ocurrido y la chica se rio también. En su mano izquierda llevaba unas flores que puso en un jarrón cerca de la cama.

- Bueno, pues que haya paz. - Pidió la sonriente sailor a la par que salía unos momentos fuera de la habitación y retornaba con una mesita portátil. - Bertie, será mejor que encauces tus recobradas energías en algo más positivo. - Le aconsejó con simpatía. -

            Cooan retiró la bandeja de la comida y dejó que su amiga depositase esa mesita plegable y una pequeña cajita sobre las rodillas de su hermana.

-Ami ¿Qué llevas ahí? - preguntó la convaleciente con expresión curiosa y tono deliciosamente cantarín. -
- Es una sorpresa. - Respondió la aludida guiñándole un ojo. - Mira

Abrió la cajita y de la misma extrajo unas pequeñas y bonitas piezas de ajedrez que Bertie contempló encantada. Los ojos se le pusieron como platos, a la vez que su amiga colocaba un tablero sobre la mesita y le ofrecía con afectuoso tono.

- ¿Te apetece una partida? Hace tiempo que no jugamos.
-¡Oh sí, gracias Ami! - Respondió Beruche dando palmas de contenta mientras se iluminaba la expresión de su rostro. -

            Roy sonrió. Le gustaba mucho ver así a su compañera. Era muy difícil que expresase tan abiertamente sus emociones. Quizás tras descargarse del peso de su pasado y sufrir tanto a las puertas de la muerte se hubiera liberado. En cierto modo era como si ahora sacase al exterior una alegría y un encanto hasta entonces bastante ocultos de los que sólo había ofrecido destellos. Esa era la palabra, ¡encantadora! Tan ilusionada e inocente como una niña que descubriera las cosas por primera vez. El muchacho no podía dejar de mirarla y sentir algo muy cálido en su interior. Aunque ahora tocaba seguir actuando un poco. Decidió pues volver a la chanza y ni corto, ni perezoso, se sentó a horcajadas en una silla a una distancia equivalente de ambas y tapándose la nariz con los dedos, narró con voz gangosa.

- Señoras, señores, la campeona Mizuno con piezas blancas, la retadora Malinde con negras. Parece que Bertie tiene pensado atacar con una doble combinación de alfil, torre que…
-¡Oh, cállate ya!- protestó Ami entre risas. - Así no podemos jugar.
- Roy,- añadió Beruche simulando un tono de divertida amenaza. - Te volveré a dar con la bandeja y esta vez pediré una de metal y no la de plástico...
- Vale, vale - dijo él levantándose y haciendo un espacio con las manos, para dirigirse hacia la puerta donde estaba Cooan. - Luego nos vemos.
           
Ami y Beruche se rieron y le saludaron agitando las manos. Roy y Cooan salieron de la habitación dejándolas a ambas enfrascadas en la partida.

- Por suerte tu hermana vuelve a ser la de antes. - Dijo él a la chica, ahora de forma más seria, aunque aliviado por ello. -
- Sí - sonreía ella débilmente, tratando de no mirarle directamente a los ojos. – Menos mal…
-¿Qué te pasa, Connie?- Le inquirió su interlocutor, dándose cuenta de que a su compañera le sucedía alguna cosa a la vista de su entristecido semblante. - No te noto muy alegre.
- Supongo que será toda la preocupación y los nervios que he soportado durante estos días, ya sabes. – Declaró la chica suspirando largamente y tratando de evitar el tema. Sonriendo ahora con más fuerza aunque de forma fugaz. - Cuando bajas la guardia...
- Te sientes cansada y se te viene todo encima, es normal. - Creía comprender el muchacho pasándola un brazo por el hombro para confortarla, animándola con tono jovial. - ¡Venga, te invito a un café!, y luego vete a descansar a casa si quieres, entre Ami y yo la tendremos bien vigilada.
- Gracias Roy. - Cooan se estremeció al sentir su abrazo y sonrió agradecida. - Creo que lo haré. Además tendré que relevar al pobre Tom en las clases.

            Los dos se marchaban por el pasillo rumbo a la cafetería del hospital pero escucharon los gritos de Rei que les hicieron volverse, sailor Marte se reunió con ellos corriendo.

-¡Menos mal!- Jadeaba ésta tratando de recobrar la respiración.- Creía que no podría alcanzaros. Cooan, tenéis visita.
-¿Visita?- Le preguntó la aludida, visiblemente sorprendida. -
- Están ahí detrás. - Señaló Rei hacia el otro lado de la esquina. -

            Cooan, seguida por Roy y Rei se dirigieron hacia allí. Al doblar la esquina del pasillo el corazón de la chica le dio un vuelco. Ella se detuvo en seco lanzando una exclamación de alegría al reconocer junto a un par de maletas a sus dos hermanas mayores.

-¡Petz sama! ¡Karaberasu sama! ¡Chicas, qué alegría! - Corrió hacia ellas con los brazos abiertos.

 Petz fue la primera que se adelantó, pero su gesto no parecía inmutarse, sino clavar en su hermana una mirada un tanto dura. Ajena a ello Cooan se acercó hasta estar a su alcance y les preguntó con entusiasmo.

-¿Cuándo habéis llegado, Petz?...

Sin mediar palabra la interpelada sorprendió a todos dándole a su hermana una sonora bofetada, ¡tan fuerte que casi la derriba echándola hacia atrás! La agredida, sorprendida y asustada, dobló una rodilla y se cubrió la dolorida mejilla con la mano, mirando a su hermana mayor con incredulidad. Lo mismo que los demás que habían presenciado la escena sin dar crédito a lo que habían visto. Petz al fin estalló en una atronadora y desquiciada bronca a la anonadada chica.

-¡Anata wa Musekinin!. Naze nai  Watashitachi Kōru ka? ¡Anata wa orokana!

Tanto Roy como Rei estaban atónitos. No obstante, ésta última le pudo ir traduciendo alguna de las “lindezas” que Petz estaba dedicando a su asustada y sorprendida hermana pequeña mientras la iracunda mujer proseguía con sus reproches.

-¿Cómo se te ocurrió no llamarnos antes? ¡Cuando Ami y Rei nos avisaron que tu hermana  estaba grave en el  hospital casi nos morimos del susto! - Señalaba a Karaberasu que permanecía atónita también tras ella. - Kalie y yo estuvimos llorando en casa y lo pasamos muy mal, estábamos muy asustadas. Tuvimos que dejarlo todo lo más deprisa que pudimos y reservar billetes en el primer vuelo disponible preguntándonos si Bertie estaría viva o muerta. ¿Se puede saber en que estabas pensando? - Las lágrimas saltaban ahora también de los ojos de Petz consiguiendo mitigar por fin sus gritos. - ¡Eres una irresponsable!

            Karaberasu también afectada y preocupada por Cooan, se interpuso no obstante entre su furibunda hermana mayor y su aterrada hermana pequeña.

-¡Basta, ya es suficiente! - Le pidió a Petz con voz conciliadora pero enérgica y firme. - Por favor contrólate, ella lo habrá pasado muy mal también. No era necesario todo esto.

            Sin poder soportar aquello más Cooan rompió a llorar mientras trataba de justificarse en medio del llanto.

- ¡Gomen nasai, onegay, Petz sama! Lo siento mucho, yo no quería preocuparos pero.., ¡no sabía que hacer! ¡Dios mío!, he pasado tanto miedo, ¡creía que Bertie se moría!

            Viendo a su hermana pequeña en aquel estado Petz sintió que se le iba a partir el corazón, sin poder evitar que siguieran rodando sus lágrimas. Ayudó a levantarse y abrazó a su hermana diciéndole en un tono conciliador, del que había desterrado ya el enfado.

- ¡Gomen nasai, Cooan- chan! Pequeña, me he dejado llevar por los nervios, ¡perdóname!  Ahora tranquila, ya estamos aquí y todo va a salir bien.

            Karaberasu se unió a su abrazo y lloró con ellas. Rei y Roy estaban ahí, clavados sin poder pronunciar palabra. Cuando Sailor Marte acabó de traducirle discretamente el muchacho se atrevió a acercarse por fin para tratar de desdramatizar la situación. Y con la ayuda de la sailor, traduciendo ahora hacia las hermanas, dijo.

- Será mejor que antes de que veáis a Bertie os tranquilicéis un poco las tres. No está para muchos trotes todavía y no creo que pueda encajar un golpe así, ¡ni yo mismo podría! - Aseveró con una leve sonrisa que trató de ser lo más amable posible.-
- No te preocupes.- Sonrió Petz avergonzada entre sus sollozos, una vez Rei se lo tradujo y asintió deduciendo. - Tú debes de ser Roy. Te agradecemos mucho lo que has hecho por nuestras hermanas pequeñas. Perdona mis malos modos. Te lo ruego.- Agregó haciendo una cortés reverencia.- Ni siquiera me he presentado. Yo soy Petz Malinde, la mayor y ella. - Añadió en dirección a la otra recién llegada - es Karaberasu la segunda en edad. - La mencionada hizo asimismo una ligera inclinación de cabeza y sonrió sin dejar de estrechar a Cooan entre sus brazos. - Por favor, llévanos hasta la habitación de nuestra hermana.
-¿Qué tal está Bertie?- Se interesó Karaberasu.-
- Creo que podréis comprobarlo vosotras mismas. - Contestó afablemente Rei.-

            Roy asintió correspondiendo a esa observación y las condujo por el pasillo. Las dos hermanas mayores caminaban presa de la incertidumbre. Pese a todo estaban nerviosas, no sabían cómo podría encontrarse su hermana. Las noticias que tenían hasta ahora hablaban de una gravísima herida y eso las había tenido en vilo durante todo el viaje, siendo incapaces de comer o dormir. No obstante, Rei parecía estar de buen humor, eso las animaba. Por fin, cuando llegaron justo delante de la puerta, les tranquilizó escuchar la voz de la propia Bertie que exclamaba con júbilo.

-¡Jaque mate, por fin te he ganado Ami - chan! - , ¡Ji, ji, ji!...
- Bien jugado - respondía complacida la sailor.-
-¿No me habrás dejado, verdad?- Le inquirió suspicazmente Beruche presa de esa inevitable sospecha. -
- Te prometo que no. - Afirmó sinceramente su contertulia. - En esta ocasión has sido más hábil. Se nota que has entrenado aquí...
-Sí, tuve a una buenísima oponente, una chica de otra universidad. Lamenté mucho no poder disputarle la final del torneo que gané.
-¿Ganaste un torneo? Eso es estupendo.- Afirmó Ami visiblemente contenta.-
-Sí, pero no sé si hubiera sido tan fácil jugando contra Sophie. Es casi tan buena como tú. Me encantaría que pudieras conocerla y jugarais una partida.
-Sería un placer. Aunque no sé si tendremos tiempo para eso.- Repuso su amiga.-

            Su contertulia iba a decir algo pero justo entonces llamaron a la puerta. Sus hermanas y los demás  escucharon el "adelante" de rigor. Al fin se decidieron a entrar. En el momento en que la convaleciente las vio se trató de incorporar tirando el tablero con las fichas sin darse cuenta. Pero eso no le preocupaba, sus ojos estaban ahora llenos de lágrimas y sus labios temblaban de alegría. Sus dos hermanas mayores corrieron hacia ella fundiéndose en un abrazo muy emotivo.

- ¡Petz Oni -sama! ¡Karaberasu Oni- sama! – Pudo balbucear Bertie. -
-¡Chibi Kureijī! ¡Pequeña loca, nos tenías muy preocupadas!- Le respondió Petz entre sollozos y besos. - ¿Qué te ha ocurrido?..
- Rei y Ami nos avisaron. - Añadió Karaberasu de igual manera. - ¡Estábamos tan asustadas que tomamos el primer avión!...
- Lo siento. - Respondió Beruche emocionada, tratando de no llorar sin por supuesto lograrlo. -¡No volveré a preocuparos así!
-¡Más te vale! - sonrió Petz para decir no sin cierto tinte de culpabilidad. - Porque tu pobre hermana ha tenido que pagar el miedo y la angustia que traía yo desde Japón.

            La chica no entendía nada pero al fin los ánimos se serenaron y le contaron lo ocurrido. Cooan aún tenía enrojecida la mejilla, pero poco a poco se le iba pasando. Más calmados comenzaron a conversar con los demás. Bertie, ajena a que ya se habían presentado, señaló a Roy.

- Éste es mi compañero de clase, y un buen amigo, Roy Malden. Roy. – Se dirigió a él a su vez, señalando a sus hermanas. - Ellas son Petz y Karaberasu, mis hermanas mayores.
- Ya lo sabemos, no tuvimos problema en reconocerlo por las fotos que mandasteis. Alto, guapo…

Comentó distendidamente Kalie para rubor de sus hermanas pequeñas y hasta del propio muchacho, cuando se lo tradujeron entre risas.

- Debe de ser un chico fantástico y apreciarte mucho para haberse preocupado tanto por ti. - Añadió agradecidamente Petz, esta vez en inglés. -

Eso que hizo que tanto Roy como la propia Bertie se sonrojasen todavía más provocando la sonrisa de todos.

- Sólo le he devuelto la ayuda que ella me ha prestado a mí. - Reconoció el aludido frotándose su cabeza visiblemente azorado. -
- Perdonadme chicas. No quiero que creáis que me olvido. Muchas gracias a vosotras también. Estamos en deuda otra vez. -Prosiguió Petz dedicando su atención a Ami y Rei. -
- No te preocupes. Para eso están las amigas. - Sonrió Ami.-
- Espero que os podáis quedar, al menos por una temporada. - Comentó Beruche esperanzada, mirando a sus hermanas mayores. -
-¡No te librarás de nosotras tan fácilmente, jovencita! - Le respondió Petz con tono desenfadadamente maternal. -
- Sí, afortunadamente las cosas nos fueron muy bien desde que os vinisteis aquí. Tanto que incluso hemos podido cerrar por vacaciones. - Afirmó Kalie a su peculiar modo irónico y burlón. -
- Pero no por tiempo indefinido. - Matizó su hermana mayor, como siempre ocupándose del bienestar del negocio al tiempo que retomando el japonés. -
-¡Oh vamos!, no seas aguafiestas como de costumbre, Petz. - Le recriminó Karaberasu.-
- No soy aguafiestas, soy responsable y tú ya vas teniendo edad para serlo, Kalie. - Le reprochó ésta a su vez. -
- Por favor, no empieces otra vez con tus sermones. ¡Eres muy aburrida! - Se quejaba su interlocutora suspirando largamente. -
-¿Cómo que aburrida?- Exclamó su hermana con molesto tono de voz, replicando a su vez. - Lo que ocurre es que sabes que tengo razón pero no te gusta oírlo....

            Roy y las guerreras escuchaban con la boca abierta. Ellas divertidas y él sin entender ni una palabra de lo que parecía una disputa doméstica. Hasta que Cooan se rio y terció en la controversia con un jocoso comentario en inglés.

-¡Cuánto echaba de menos estas peleas vuestras! , celebro que no hayáis perdido la costumbre.
- Así es, Roy… - Corroboró Beruche mirándole divertida. - Si pensabas que yo era severa, ahora verás cómo las gasta mi hermana Petz.
- ¡No, si ya lo he visto! Petz suma, ¿o era sama? – Suspiró él agitando una mano con pretendido gesto de horror. - ¡Como sacude!
- No es para tanto. - Se defendió ésta con apenas un susurro, ligeramente colorada por la vergüenza al tiempo que desviando la mirada.-

            Todos  estallaron en risas, hasta la propia Petz fue esta vez incapaz de evitar la hilaridad con esa situación.

- Os pido perdón a todos.- Se excusó ella usando nuevamente el inglés que parecía hablar más que aceptablemente. - Sobre todo a ti Roy, mi comportamiento ha sido grosero, y casi no he empleado tu lengua. Discúlpame. No lo hice con mala intención.
- No te preocupes, es normal que quisieras hablar con tus hermanas en vuestro idioma y más teniendo en cuenta las circunstancias por las que habéis pasado. – Sonrió consideradamente él quitándole toda trascendencia al tema. -
- Ahora con un poco de suerte podremos relajarnos. – Afirmó Karaberasu guiñándole un ojo al atónito chico. -  ¡Por fin unas vacaciones!
- Oye, ¿qué te has creído?- Volvió a reprocharle Petz, esta vez ya sin dejar el inglés. - ¿Es que no sabes pensar en otra cosa?
- Lo que ocurre es que yo soy una chica muy vital. - Pudo decir la interpelada también con un buen control de ese idioma foráneo para ella. - Y ya que estamos aquí, me gustaría pasarlo bien en esta ciudad tan impresionante.
-¡Tú eres de las mías! - Afirmó Roy con entusiasmo. - Ya quedaremos para ir de marcha, ¡verás lo bien que te lo puedes montar aquí si conoces los sitios! Ya les mostré las maravillas de Nueva York a tus hermanas. Ahora toca ver el ambiente nocturno.
-¡Me encantará! , con un chico así seguro que no me aburriré.- Exclamó Kalie tiñendo su voz de insinuante melosidad. -
-¡Oye! ¿Qué te has creído? - Intervino en esta ocasión Bertie con enfado fingido, o quizás no tanto como quería hacer ver, adelantándose a su ahora sorprendida hermana Petz que acababa de decir eso mismo. - Roy tiene que estudiar. Bastantes clases ha perdido ya por cuidarme, así que yo misma me encargaré de que ambos nos pongamos al día. Hasta entonces, nada de festejos.

            Éste entrelazaba sus manos en actitud suplicante pero de nada le valió pues Beruche, cruzada de brazos, movió la cabeza con los ojos cerrados. Aunque todos comprendieron el contexto de broma y sonrieron.

- Bertie es otra dictadora. - Comentó Karaberasu sentenciando jocosamente. - ¡Pobre del chico que la aguante!
-¿Cómo te atreves a decir eso?- La amonestó la aludida con ojos casi como platos en tanto los demás se tronchaban. Roy incluso asentía concediéndole la razón a la hermana de su compañera para aumentar más la hilaridad. – Eso no es cierto…- Se defendía la azorada joven, alegando.- Lo que ocurre es que soy responsable…

            Amainada esta nueva catarata de risotadas, el muchacho tomó la palabra para alabar a las recién llegadas.

-¡Es increíble! , domináis el inglés a la perfección. Igual que vuestras hermanas.
- Sí bueno, es que hemos estudiado desde niñas. - Replicó modestamente Petz. -
- Por eso, entre otras cosas, quisimos venir aquí. - Añadió Beruche. -
- Son muy buenas alumnas. - Aseveró Ami.-
- Tanto que incluso nos han ayudado a nosotras a ponernos al día con el inglés...- agregó Rei con un  cómplice asentimiento.-

            Y la conversación entre los otros cinco siguió animadamente en tanto Karaberasu hizo un “aparte” con su hermana Cooan.

-¡Es muy guapo! , así que éste es el famoso chico del que nos hablabas en tus cartas. - Sentenció con una pícara sonrisa recordando las fotografía y la expresión de su hermana pequeña en ellas.-
- Sí, - respondió tímidamente ésta que observó con un tono ahora resignado. - Pero él no es para mí.

La apurada muchacha no tuvo que explicar nada más. Con su consumada experiencia en relaciones Karaberasu ya se había fijado en Roy bromeando con Beruche y comprendió enseguida lo que su interlocutora quería decir.

- Entiendo, lo siento. - Le respondió de forma suave añadiendo animosa. - ¡Pero no te preocupes, hay más chicos!
- Bertie no sabe lo que él siente por ella, yo lo escuché de casualidad. Sé por su forma de comportarse que también le gusta y no deseo interponerme entre los dos.- Le explicó Cooan. -
- No creo que tu hermana sea tan tonta. Pero tienes razón, no hay más que verles, sobre todo la reacción que tuvo Bertie cuando Roy me propuso salir por ahí. Por mucho que quiera disimular diciendo que es una broma a mí no me engaña, la conozco bien. – Afirmó Karaberasu que se sonrió de nuevo añadiendo de forma cariñosa. - Pero no te preocupes pequeña, tú eres una chica estupenda y estoy segura de que encontrarás a alguien que merezca tu amor, ¡ya lo veras!

            En eso que llamaron a la puerta, Ami abrió y saludó a Tom que acababa de llegar de la universidad.

- Hola, traigo los apuntes que me pediste, Bertie - dijo según entraba, pero al ver a tanta gente se quedó algo cortado sin atreverse a pasar hasta el fondo del cuarto. -
- Chicas. - Declaró la ahora sonriente Cooan, presentándole a sus hermanas. - Este es Thomas Alan Rodney, otro buen amigo nuestro y de Roy.

            El chico parecía azorado pero saludó con una sonrisa y matizó.

- Sólo Tom para los amigos. ¿Cómo estáis?

            Petz y Karaberasu se presentaron estrechándole la mano y haciendo una ligera inclinación de cabeza, valorándole  con la mirada de igual forma que habían hecho anteriormente con Roy. También le reconocieron de las fotos. El muchacho desde luego demostró que las clases de japonés que Cooan le diera alguna que otra vez en el pasado le resultaron provechosas. Pudo saludar a ambas hermanas de ésta en aquel idioma y ellas asintieron sonrientes, alabando la destreza con la que él se expresaba. Después, Tom se dirigió a darle los apuntes a Beruche. Karaberasu le susurró de nuevo a su hermana pequeña.

- Oye chica, éste tampoco está pero que nada mal.  Y encima habla nuestro idioma.
- Sí, le di algunas clases. - Musitó tímidamente Cooan. -
- ¿Y sabes si tiene novia? - Se interesó ahora su contertulia con una sonrisita. -
-¿Tom?- respondió su interlocutora sorprendida. - ¿Novia? pues no, no creo. Nunca le he visto salir con ninguna chica.
-¿No será?- Comentó Kalie con visible picardía, deseosa de pinchar a su hermana.- Bueno, ya sabes…quizás las chicas no sean lo que le interese…
- No lo creo. - Negó Cooan sin poder evitar que el rubor encendiera sus mejillas. - No, estoy convencida de que Tom no es de esos...
- Pues si es así, ¡ya tardas! A mí desde luego me parece un buen chico. Y está muy bueno también. ¡Ve a por él antes de que lo haga yo! - Se rio divertida haciendo que su hermana pequeña sonriera visiblemente avergonzada.-

            Cooan no sabía que pensar, hasta ahora sólo había aguardado una oportunidad con Roy que había ocupado todos sus sentimientos. Desde luego que Tom le caía muy bien. Hasta tenían gustos afines, idiomas, incluso el baile que les encantaba a ambos. Los dos charlaban a menudo de esos y otros muchos temas. Era un chico dulce, encantador y muy sensato. A su lado disfrutaba y se sentía muy bien. Pero nunca había pensado en él como en un posible novio, sólo como un amigo. No obstante, tenía algún motivo para pensar que ella no le resultaba indiferente al chico. De todos modos hasta el momento no habría podido corresponder a eso. Quizás ahora podría empezar a mirarle de otra forma y lo cierto es que tenía que darle la razón a su hermana. Objetivamente no estaba nada mal y sobre todo en estos últimos días había demostrado ser muy buena persona, abnegado, sensible y realmente preocupado por ella ¡Tan diferente de Rubeus!....

-Ya veremos.- Pensó la chica, ruborizándose con aquella idea que no le era en absoluto desagradable. -

            Las conversaciones entre todos siguieron hasta el fin del horario de las visitas. Petz y Karaberasu decidieron quedarse esa noche con su hermana Beruche, pero Cooan las convenció de que debían instalarse y descansar del viaje.

-Podéis quedaros en el apartamento que hemos alquilado.- Las ofreció.-
-Sí, gracias.- Asintió Karaberasu.-
-Pero tendríamos que quedarnos con Bertie.- Opuso Petz.-
-No os preocupéis, estaréis muy cansadas del viaje. Nosotras nos quedaremos.- Se ofreció Ami con el asentimiento de Rei.-
-Os damos las gracias por todo, chicas.- Sonrió Kalie añadiendo no sin algo de emotividad. - Muchas gracias por cuidar de nuestras hermanas.
-No hay de qué, para eso somos amigas.- Replicó Rei. -

            Y las dos sailors se alejaron a su vez, para ir a ver a la convaleciente. Ambas recién llegadas, antes de marcharse, se quedaron unos minutos en el hall del hospital charlando con su hermana pequeña y los chicos.

- Quizás de haber sido las de antes, esto no habría pasado. - Se lamentaba Cooan. -

            Petz y Karaberasu se miraron incómodas y hasta le hicieron señas de que se callase. Pero su hermana menor les sonrió para tranquilizarlas.

- Ellos saben la verdad. – Comentó distendidamente señalando a Roy y a Tom que también sonrieron. -  ¡No os preocupéis!
- Sí, sabemos lo de vuestras antiguas vidas, pero eso es algo que no nos importa en absoluto. - Corroboró amablemente Tom, matizando. – Me refiero a que es cosa del pasado y está claro que ya no sois así.
           
            Petz y Kalie se quedaron mirando alternativamente a Tom y a su hermana menor con cara de circunstancias. Sin saber que replicar.

- Es una larga historia. - Añadió Cooan para disipar por entero el recelo de sus hermanas. - Os la contaré cuando tengamos tiempo.
- Digamos que Ami y Rei me pusieron en antecedentes y yo le conté algo a Tom. - Intervino Roy añadiendo con tajante cordialidad en la misma línea que su amigo. - No nos importa lo que fuerais en el pasado, lo que cuenta es que ahora sois personas de corazón puro. Yo mismo estuve controlado por las fuerzas del mal y sé lo duro que es escapar de su influencia. Mucho peor de lo que me podía imaginar.
-¡Eso tampoco fue culpa tuya, Roy!- Se apresuró Cooan en ir en su descargo. -
- Bueno - intervino Karaberasu reflexiva y más seriamente. - Ahora que todos nos conocemos bien deberíamos trazar un plan de acción. Roy, ¿crees que esos monstruos volverán?...
- Por lo que yo sé, sólo hemos destruido a unos pocos. Seguramente deben de haber muchos más dispuestos a atacarnos en cualquier momento. Aunque para ellos haya sido un duro golpe la pérdida de su jefe, no dudo de que volverán.- Declaró él, ahora con sincera preocupación. – Es más, querrán desquitarse.
-¡Qué lo intenten!- Espetó Petz con tono desafiante y brillo en la mirada a la par que enarbolaba un amenazador puño para sentenciar. - ¡Ahora las hermanas Malinde al completo les estarán esperando!
-¡Vaya!,- exclamó jovialmente Tom aparentando estar amedrentado. - Tus hermanas tenían razón, no te arredras ante nada. ¡Tienes mucho carácter!
- No lo sabes tú bien. - Añadió apuradamente Cooan frotándose aun la mejilla, todos se echaron a reír. –

Petz, todavía avergonzada, sujetó la cara de su hermana pequeña con ambas manos y le estampó un cariñoso beso, diciendo después con inmejorable buen humor.

-¡Menuda fama que me he creado!

            El resto de los presentes se sonrieron y Karaberasu tomó la palabra.

- Bueno, pues ya que estáis tan informados de nuestras vidas espero que, a cambio, nos contaréis algo de las vuestras.
-¡Dalo por hecho,  tendremos tiempo para eso y más! - Respondió animadamente Roy.-
- Sí, y ahora será mejor que nos vayamos a descansar, mañana tendremos un día muy ocupado. - Afirmó Petz. -
- Por esta vez no lo niego. - Aprobó Karaberasu añadiendo. - ¿Lo ves? Cuando tienes razón la tienes.
-¿Cómo que cuándo la tengo?- Replicaba ya su hermana brazos en jarras para sentenciar, (y por su expresión, no se sabía a ciencia cierta si de broma o con total seriedad) - ¡Siempre tengo razón!...

            Cooan se llevó las manos a la cabeza. Tom y Roy se miraron divertidos. Esas dos parecía que siempre estuviesen discutiendo y con una nueva disputa entre ambas se marcharon, seguidas por su hermana pequeña y los dos muchachos....

            En esos momentos, en la sede de la Secta se reflexionaba sobre la muerte de Valnak. Todavía quedaba en el ambiente una gran conmoción. Más bien temor en los sicarios ante un enemigo tan poderoso. Sin embargo, el Gran Sabio se dirigió a los maestres con indiferencia.

- Valnak ha muerto porque el muy estúpido cometió el error de menospreciar a su enemigo.
- Pero señor. - Objetó asustado uno de los maestres. - Si nuestro adversario es tan poderoso, ¿qué podremos hacer ya contra él? ¡Vencerá a todos los demonios que le enviemos!
- Eso no ocurrirá.- Aseguró el Gran Sabio que replicó con rotundidad. - Porque a partir de ahora enviaremos a demonios de círculos superiores.
- Pero si Valnak era un capitán de las hordas del cuarto círculo. Al igual que Armagedón. - Se atrevió a declarar otro maestre con estupefacción.  - ¿A quién más podríamos enviar?
- Me refiero - explicó su interlocutor con irritación - a demonios de círculos más avanzados.
- Eso sería muy peligroso. - Advirtió horrorizado el tercer maestre. - Quizás no respeten ni tu autoridad.
- Dejadme eso a mí - replicó el Gran Sabio con tintes de absoluta seguridad en sí mismo para desvelar. - Voy a invocar a Stiliach. Es uno  de los comandantes más fuertes del quinto círculo.
-¡Pero, Señor, ese Stiliach está completamente loco! , hasta los propios demonios de su círculo le temen. Ni siquiera Valnak quería tener nada que ver con él.- Opuso balbuceando aterrado el tercero de los Maestres. -
-¡Miserable atajo de cobardes!- Estalló el Gran Sabio presa de la ira, haciendo que los maestres se arrojasen al suelo ante él, pero su amo prosiguió furibundo. -¿Cómo vamos a obtener el éxito así?, no me extraña que nos haya resultado tan difícil. ¡No sé como tenéis el atrevimiento de protestar! Si ni siquiera habéis sido capaces de dominarle cuando tan sólo era un vulgar humano ignorante de su verdadera identidad. ¡Corred a esconderos en un agujero como ratas que sois! Stiliach no osará desobedecerme pues el poder de altas jerarquías del averno me protege. ¡Ahora, preparad la invocación!

            Los maestres siguieron arrodillados suplicando piedad. Uno imploraba incluso con voz temblorosa...

- Perdónanos Gran Sabio, se hará como tú dices. ¡Mándanos y te obedeceremos!
- Eso está mucho mejor  ¡ja, ja, ja!,...- Aprobó al fin el Gran Sabio en medio de una risa siniestra. –
           
            Entre tanto en la Golden, las noticias de la recuperación de Beruche se habían extendido con rapidez. Incluso Malcolm Roberts, todavía con el brazo escayolado y de baja, sonreía muy contento cuando Melanie se lo contó, visiblemente emocionada en la cafetería, en tanto se tomaban unos refrescos.

-No sabes cuanto me alegro, y lo aliviada que estoy. Tenía un gran cargo de conciencia. Fui muy injusta con ella…
-Afortunadamente está bien.- Repuso el chico que quiso moverse aunque esbozó un gesto de dolor al cambiar su postura.
-¿Te duele mucho?- Se interesó Melanie mirándole con inquietud.-
-No, tranquila.- Sonrió él.- Estoy más que acostumbrado a esto. Me lesiono frecuentemente jugando. Dime. ¿Qué tal estás tú?
-Un poco mejor, con respecto a Bertie. Su pobre hermana ha sufrido muchísimo. Ha sido muy duro verla tan hundida. Una muchacha tan alegre…
-Sí, es una chica estupenda. Y su hermana también. Ahora que puedo decírtelo sin que te enfades conmigo.- Comentó Roberts.-

            Su interlocutora bajó la mirada ahora, esa era otra cosa que le había estado pasando factura. Así lo admitió.

-Y también he sido muy injusta y muy estúpida contigo. Espero que me perdones.
-No tengo nada que perdonarte.- Se apresuró a replicar el ahora azorado chico.-

            La capitana de animadoras le miró esbozando una afectuosa sonrisa y Roberts, con sus casi dos metros de altura y su musculoso cuerpo de alrededor de doscientas cincuenta libras de peso, tembló como un flan. Estaba a punto de decir algo, cuando la voz de April les saludó.

-Hola pareja.- Dijo con un tono próximo al sarcasmo.-

            A Melanie aquello no le hizo excesiva gracia. No quería que el pobre Malcolm se avergonzase aún más. Lo cierto es que tras la paliza que sufrió a manos de Roy ella se había acercado a él. Primero llena de pesar y de sentimiento de culpabilidad. Agradecida también puesto que ese muchacho no dudó en salir en su defensa cuando el resto de sus compañeros estaban aterrados de aquella especie de monstruo en el que Roy se había convertido. Se dio cuenta de que, pese a su apariencia de tipo duro y bruto, tenía un buen fondo y muy nobles sentimientos. Y ella le había tratado literalmente a patadas en tanto se obcecó en su deseo de que Roy le hiciera caso. Por eso, miró algo seria a su amiga. Ésta no pareció darse cuenta de eso y añadió.

-Celebro veros. Me he alegrado mucho por Connie, su hermana está mucho mejor. ¿Verdad?
-Así es. Yo estaba delante cuando le dieron la noticia.- Sonrió Melanie ahora.-
-Lo que no te dijo es que, en ese hospital, además de ella y de Tom, estaba ese cerdo de Malden.- Les contó con tono lleno de desdén.-
-Eso no es ilegal.- Suspiró Roberts.-
-¿Después de lo que te hizo, eso es lo único que tienes que decir?- Le inquirió una incrédula April.-
-Fue un enfrentamiento cara a cara. Y me dio una buena paliza. -Admitió humildemente su interlocutor.- Yo pude atacar antes y lo hice.
-Deberías denunciarle.- Repuso su contertulia.- ¡Tendrían que echarle de la universidad! ¿Y tú, Mel?¿Es que vas a olvidar tan fácil y rápidamente lo que te hizo y las cosas tan horribles que te dijo?

            La interpelada bajó la cabeza una vez más y con voz queda repuso.

-Prefiero olvidar ese tema. No quiero verle más, pero tampoco quiero hundirle. No, basta ya de ese tipo de actitud.

            April les observó con una mezcla de asombro e incredulidad. Se encogió de hombros para declarar.

-Vosotros mismos. Aunque yo sé de algunos estudiantes que van a pedirle a la señorita Parker que convoque a la junta disciplinaria y que tomen medidas. Su comportamiento no puede quedar impune.

            De hecho, además de ella, otros como Hank Willians y algunos alumnos, sobre todo de segundo y tercer curso, se había estado moviendo. Las cosas quedaron paralizadas temporalmente cuando esa ola de ataques y atentados conmocionó la ciudad. Después Malden no había hecho acto de presencia y se olvidaron del asunto. Sin embargo, ahora podían retomar aquello.

-Podríais firmar la petición para que le expulsen.- Les propuso April.-
-Hazme caso. No quieras vértelas con él.- Le aconsejó prudentemente Roberts quien, con tintes temerosos, añadió a modo de confidencia.- Cuando detuvo el puñetazo que le lancé pude ver sus ojos. Nunca he visto nada semejante. Me dio pánico. Será mejor para ti y el resto que no le provoquéis.

            Melanie asintió, temblando solamente al recordar aquello. Le pasó algo similar. Era como si aquel tipo no fuera Roy. No desde luego el que ella había conocido. Por eso, asintió conviniendo con Malcolm.

-Déjale en paz, April. No entiendo qué ganas tú con esto.

            Suspirando impotente la chica se marchó sin responder. Tanto Melanie como Malcolm la observaron perplejos. La segunda capitana de las animadoras estaba furiosa y frustrada. Cuando por fin se había librado de ese maldito Roy, era ese idiota simplón de Roberts el que ocupaba su puesto.

-Eso es lo que siempre ha querido ese patán. Ser el perrito faldero de Mel.

            Además de eso, luego tenía el problema de su propia hermana. No tenía ni idea de lo que hacer. Había llamado a ese tipo varias veces pero no le respondía. Quizás se hubiera ido tras tener lo que deseaba. Y eso la hizo meditar. Pensó de nuevo en las hermanas Malinde.

-¿Qué tendrán esas dos que pudiera interesarle tanto a ese individuo?- Se preguntó.-

Y se fue a su propio cuarto, a ver si podía indagar un poco. Mientras, Petz, Kalie y Cooan, junto con Roy y Tom, habían llegado al piso que esta última y su hermana alquilaron. Tras despedir a los chicos agradeciéndoles que las acompañasen y dejar que las mayores se pusieran cómodas, Cooan fue a  preparar la cena. Al poco sonó el timbre de la puerta.

-Ya voy.- Repuso la anfitriona.-

Al abrir se llevó una gran sorpresa. Todas sus amigas guerreras estaban allí. Usagi, Makoto y Minako habían venido también para reforzar a sus compañeras que esa noche permanecían en el hospital.

-¡Qué alegría!- Exclamó fundiéndose en un abrazo con las recién llegadas.-
-Estábamos deseando veros.- Declaró Minako.-
-¿Dónde estás las demás?- Quiso saber Makoto.-
-En el comedor.- Les indicó ella.-

A Cooan le pareció una lástima el no poder presentarles a sus amigos a las demás chicas. Luna y Artemis también estaban presentes. La gata se dirigió hacia el salón donde en efecto se encontraban Petz y Karaberasu. No tardó en hacer que todas las demás pasaran tras ella, después de los efusivos saludos entre todas, Luna pidió un momento de atención y declaró no sin pesar.

- Sabemos todo lo que ha pasado, Rei y Ami nos lo han contado. Tomamos el vuelo de ayer sin querer decir nada para no inquietaros. Nos gustaría poder quedarnos y ayudaros, pero debemos volver a casa, incluidas ellas. En Japón tenemos un grave problema.

Los rostros de todas se ensombrecieron pero Usagi se apresuró a levantarlas la moral.

-¡Vamos chicas!, esto no es el fin del mundo. Además, hay una forma en la que vosotras también podréis luchar.
-¿Cuál?-  Preguntó Petz desconcertada rebatiendo con pesar. - Nosotras ya no tenemos ningún poder.
- Usagi tiene el Grial. - Explicó Artemis que enseguida matizó. - Bueno, o al menos el poder que emanó de él. Unido a sus mejoras tras sus últimas experiencias puede hacer que de vuestros corazones puros broten armas muy poderosas. Talismanes de vuestras semillas estelares que os darán nuevas fuerzas.
-¿Semillas estelares? No comprendo.- Terció Petz.-
-Es algo largo de explicar, pero te aseguro que os asombrará.- La garantizó Makoto.-
-Bueno, de ese modo entiendo que podremos hacer frente a esos monstruos de aquí, ¿no es así?- Inquirió Karaberasu.-
- Así es.- Aseveró la propia Usagi. - Sólo debemos esperar a que den el alta a Bertie para que estéis todas.
           
            Las hermanas asintieron deseosas de ver como sería aquello. Por suerte sólo tuvieron que aguardar un día más. Beruche fue dada de alta totalmente restablecida. Todos lo celebraron comiendo juntos. Tom y Roy fueron presentados al resto de las guerreras que se llevaron una inmejorable impresión por lo guapos y simpáticos que eran. Ni que decir tiene que a Makoto y a Minako los dos chicos les recordaron a unos antiguos novios que tuvieron ante el gesto resignado de las demás. Estaban en una hamburguesería cuando dos de las guerreras destaparon sendas cestas de mimbre. Allí dentro, Roy observó a dos gatos.

-¡Vaya!, que gatos tan bonitos.- Le dijo a Minako, que estaba dándole un poco de hamburguesa al felino de color blanco que tenía escondido ahí.- No sabía que les gustasen las hamburguesas…¡Ey, michino!- Sonrió dirigiéndose a aquel felino.-

            Pero al chico se le congeló la sonrisa en los labios cuando escuchó claramente a ese minino declarar con tintes reprobatorios.

-Disculpe caballero, mi nombre es Artemis, no michino. Y…Mina-chan, te he dicho muchas veces que me gusta más hecha.
-¿Eh?.. Estoy loco o ese gato acaba de hablar…-Pudo decir el chico con patente asombro en su cara.-
-Estás loco sin ninguna duda.- Replicó Tom con expresión jocosa, temiéndose una nueva broma de su compañero pues había estado ajeno a eso.-
           
            Las chicas se estaban tronchando de risa. Por ello Roy se apresuró a mover las manos y a responder a su amigo.

-¡No es una broma, tío!, te juro que ese gato ha hablado.

            Aunque el aludido no le hizo demasiado caso, justamente estaba acariciando al felino de color negro que Usagi tenía metido en su cesta. Y respondió con tintes divertidos.

-Mira, me críe en una granja y te puedo asegurar que los gatos nunca me dieron conversación…

            Aunque ahora fue él quien se quedó de una pieza cuando la minina que acariciaba le miró fijamente y replicó…

-Eso es porque no me conocías a mí, guapo…
-¡Luna! – Tercio Artemis al que no pareció hacerle gracia ese piropo que su pareja había dedicado al humano aquel.- Modérate, por favor…
           
Tom se levantó como un resorte entre las risas de las chicas. Señaló a la gata y exclamó.

-¡Es verdad! ¡Un gato que habla!…
-Soy señora.- Le corrigió Luna dejándole boquiabierto tanto a él como a Roy, en tanto las chicas se tronchaban de risa.-
-No, Tommy.- Matizó una más que risueña Cooan.- Son dos gatos que hablan…
-Tenemos que presentaros a Luna y Artemis.- Intervino Bertie igualmente divertida por aquello.-
-Sí, son dos emisarios del Milenario de Plata.- Les aclaró Ami.-
-¿El qué de qué?- Se sorprendió Roy.-
-Es una historia muy larga, las chicas os la contarán.- Les comentó Rei.-
-Sí, nosotras somos guerreras de la Luna.- Afirmó Minako dándole ahora un trozo de carne más hecha a Artemis que el gato agradeció.-
-Y yo que creía que ya lo había visto todo.- Suspiró Roy que, se recobró lo bastante como para soltar una de sus ocurrencias.- ¡Aquí lucha hasta el gato! ¡He, encantado de conoceros! ¿No seréis parientes de Garfield por un casual?
-¿Quién es ese? - Quiso saber un desconcertado Artemis, con las risas de fondo del resto.-
-Es una broma, tonto.- Le amonestó Luna.-
-Lo cierto es que por una vez, estoy de acuerdo con mi compañero.- Suscribió Tom, afirmando todavía anonadado.- Yo creía que ya lo había visto todo…hasta ahora.

Los demás volvieron a reírse a cuenta de aquello. Y así pasaron el día en un buen ambiente. Roy y su compañero volvieron al apartamento que el primero tenía en la ciudad.

-Esto es alucinante, tío. ¡Dos gatos parlantes!- Exclamó Roy en tanto iban llegado a su destino.-
-Lo cierto es que ya no sé que pensar.- Admitió su interlocutor, cambiando enseguida de tema, para añadir con un tono más inquieto.- Mira, no quise comentar nada delante de las chicas. Pero ayer, cuando estuve en la facultad he oído cosas que no me han gustado nada. Cosas sobre ti.- Remachó en tanto subían al piso de Roy y entraban, cerrando la puerta.-
-¿Sobre mí?- Repitió su contertulio, suspirando resignado.- No me sorprende. Después de lo que ese canalla de Armagedón debió hacer, tengo suerte de no estar entre rejas.
-El caso es que algunos alumnos están moviendo una recogida de firmas para que te expulsen.- Le desveló un apurado Tom.-
-No les puedo culpar.- Admitió Roy. – Ellos no saben lo que ha sucedido.
-Precisamente, creo que deberíamos contarles la verdad a todos.- Le propuso su amigo.-
-No lo sé, Tommy. Quizás sería mejor si yo me marchase. No deseo poneros en más problemas. Ni a las chicas, ni a ti.
-¿Estás de guasa, no? Es una de esas estúpidas bromas tuyas.- Se molestó su interlocutor, dejándole perplejo y antes de que su compañero pudiera pronunciar palabra, agregó.- Escucha Roy, pase que me llames paleto, pase que me hayas gastado bromas pesadas. Pero ni las chicas, ni yo, te vamos a dejar que te largues sin terminar tus estudios.
-¡Oh venga! Nos estamos jugando muchísimo más que un semestre o mi carrera de magisterio.- Alegó Roy entre atónito y reprobador.-
-Somos un equipo, y somos amigos. Todos tenemos un sueño común y todos vamos a realizarlo. Ya has visto como han sido las vidas de Bertie y de Connie. Son una chicas excelentes que se han superado en cada ocasión. Pero para ello han tenido la suerte de contar con esas maravillosas amigas suyas. Y al verlas he aprendido que, pase lo que pase, no podemos sacrificar nuestras vidas, ni nuestras ilusiones. No vamos a permitir que te echen a patadas sin que te den al menos la ocasión de explicarte. Salvo que no te atrevas. Pero te prometo que, pase lo que pase, estaremos a  tu lado. Y yo tampoco falto a mi palabra.

Roy le escuchó al principio estupefacto y después agradecido. Tom era más que un amigo, era un hermano. Asintió tratando de no emocionarse.

-Muchas gracias. Te prometo que iré a la facultad en unos días y trataré de aclarar las cosas. Si es que eso es posible.
-Muy bien, me basta con tu palabra.- Sonrió más afablemente Tom.- Ahora vamos a cenar. Si es que tienes algo decente que comer por aquí.
-Muchacho, estás de suerte. Soy un gran cocinero.- Le desveló desenfadadamente su interlocutor.- Y te has ganado que me esfuerce hoy.

Su contertulio sonrió divertido, esperando ver con qué le sorprendería. Entre tanto, tras despedirse de ambos muchachos, una vez a solas las hermanas y  las guerreras, Artemis le indicó al equipo de las sailors que se reunieran y concentrasen sus mentes. Todas ellas se dispusieron a ello de inmediato y combinaron sus poderes con la Guerrera Luna.

-¡Crisis dame el poder! - Gritó ésta transformándose en “Eternal Sailor Moon. “-

            Ante el asombro de las hermanas, Sailor Moon apareció ataviada con un conjunto distinto a su uniforme habitual. Sus botas eran ahora blancas, llevaba una estrella grabada en su gargantilla, y un par de alas compuestas de algo similar a plumas le sobresalían a la espalda.

-Esta es la transformación final de Guerrera Luna. Su fase Eterna.- Les explicó la gata Luna a las anonadadas hermanas.-
-Debe de ser mucho más poderosa ahora que cuando luchaba contra nosotras.- Pudo decir la perpleja Petz.-
-Sí. Lo es. Y nosotras también tenemos nuestra versión eterna. - Les desveló Minako.-
-Aunque ahora preferimos no usarla, es más costosa de mantener. Y nos consume muchísima energía. Pero ésta es una excepción.- Les comentó Usagi a sus interlocutoras con las sorprendidas miradas de sus propias compañeras.-

Sin embargo, ninguna dijo nada sobre eso. Por su parte Eterna Guerrera Luna levantó su cetro y  apuntó a las hermanas con cuatro rayos de energía hacia sus corazones. De estos brotó una brillante estrella que se separaba de ellas y a su vez unas relucientes armas salieron de aquel resplandor, todas distintas entre sí, una para cada una. Las estrellas volvieron a sus respectivos corazones y las armas quedaron suspendidas en el aire. Una espada de hielo y cristal para Beruche, un arco con cuerda y saetas de fuego para Cooan, una jabalina retráctil con dos puntas afiladas como diamantes para Petz y un látigo elástico y con chasquidos subsónicos de ondas capaz de inflamarse con una corriente de energía para Karaberasu. Al menos eso les comentó Artemis. Las armas tomaron entonces la forma de cuatro piedras de diferentes colores engarzadas en sendos collares que quedaron colgadas en el cuello de cada una de las chicas.

- Únicamente tenéis que decir, corazón puro dame el poder, eso bastará para que os transforméis, hacedlo y ya veréis. – Les indicó Sailor Moon, volviendo ya a su estado normal. -

            Las cuatro hermanas se miraron atónitas y sujetaron aquellas piedras que pendían sobre sus cuellos. Más decididas, iban a hacerlo cuando Luna las detuvo.

-¡Cómo eres, Usagi! -  Le reprobó a la sailor moviendo la cabeza. - Se te ha olvidado lo que te dije.
-¿El qué? Creo que se lo he explicado todo.- Respondió ésta sin comprender. -
- Cada una tiene que invocar una cosa diferente,- le recordó la gata de forma admonitoria.  –
-¡Ay, es verdad!- Admitió ésta azorada, llevándose una mano a la frente.- ¡Qué despiste, lo siento!

            E ignorándola ahora, Luna fue señalándolas alternativamente con una de sus patas mientras les informaba.

- Tú Petz, debes decir corazón puro del rayo, dame el poder. Tú Karaberasu, corazón puro del trueno, tú Bertie, del hielo y tú Cooan del fuego. Esos son vuestros elementos que corresponden al color de vuestras piedras, verde, amarilla, azul y roja respectivamente.
- Como la naturaleza de nuestros antiguos poderes. - Observó Beruche.-
- Así es. - Convino Luna que aclaró. – No obstante, antes se basaban en la energía negativa del cristal negro. Pero anulada ésta y sustituida por la de las semillas estelares en unos corazones puros como los que ahora poseéis, estos mismos poderes se mantienen. Aunque han cambiado de signo pues estarán alimentados por la energía positiva del bien.
- Es estupendo, ya lo hemos comprendido. - Declaró Petz arengando a las demás. - ¡Chicas, vamos allá!...

            Las cuatro gritaron sus frases respectivas, tras una zarabanda de giros sobre sí mismas, luces, colores y efectos, quedaron transformadas. Los uniformes eran muy similares a los de las propias sailors. Sobre sus frentes unas diademas doradas con una de sus piedras a juego engastada. En el cuello una pequeña cinta del color de cada una donde se entrelazaban los elementos de sus signos con una media luna dorada inscrita y que apuntaba con los cuernos hacia arriba. Como el símbolo de la Luna Blanca.

-¡El emblema del Milenario de Plata de la Luna y del reino de Neo Cristal Tokio de la Tierra! - Se sorprendió Kalie en cuanto lo vio.-
-¡Quién nos hubiera dicho que luciríamos este símbolo!, ¿verdad, chicas?- Les comentó una atónita Cooan a su vez.-
-Desde luego, jamás lo habríamos creído.- Admitió Petz.-
-Y nunca hubiéramos pensado entonces que sería un gran honor para nosotras hacerlo.- Remachó Bertie con tono entre respetuoso y agradecido.- Gracias…

Siguieron recreándose en sus nuevos uniformes de batalla. Cada una llevaba unos pendientes exclusivos y muy bonitos. Petz, lucía unos con forma de rayo, Kalie dos pequeños látigos, Bertie unos cristales de copos de nieve y Cooan dos especies de llamitas.

-¡Estáis sensacionales!- Las alabó Makoto, añadiendo incluso con humor.- Y yo que pensaba que mis pendientes en forma de rosa eran lo más.
-Sí, son de lo más chic.- Convino Minako, sentenciando.- Todos os admirarán…

Pero eso era únicamente el comienzo. Más abajo, corpiños elásticos cada uno de color blanco con lazos sobre el pecho, a juego de sus piedras respectivas, se ceñían a sus cuerpos y terminaban en unas cortas tules, del mismo color que los lazos, a modo de falditas. Justo como las de sus amigas. Esas prendas dejaban visibles las piernas desde los muslos hasta las rodillas, donde unas altas botas a juego con el uniforme de cada chica y de mediano tacón, tomaban el relevo. Petz tenía el color verde oscuro haciendo contraste con otro más claro, Karaberasu el naranja y amarillo casi tirando al dorado, Bertie el celeste combinado con otro tono azul más oscuro y Cooan una mezcla de rojo y violeta. Después, la gata Luna pasó revista al aspecto de la infraestructura, indicando a las hermanas que en sus muñecas también se habían materializado sendos transmisores con forma de relojes. Atónitas, ellas comprobaron que así era.

-Las armas aparecerán a voluntad vuestra cuando las invoquéis. – Les explicó la felina.-

 Y en el caso de Petz, por ser la mayor, contaría también con un saco especial en el que poder guardar más de una sorpresa. Por supuesto, Karaberasu protestó diciendo que su hermana no tenía porque ser la más adecuada para llevar aquello, la aludida se enfadó y se pelearon durante unos minutos ante la resignada mirada del resto. Y cuando todo parecía estar solucionado....

-¿No son muy cortas estas faldas?- Comentó Petz mirándose con una no disimulada preocupación por el recato. -
-¡A mí me parecen perfectas!  Es una inmejorable ocasión para lucir mis estupendas curvas femeninas. Sin olvidar mis largas y hermosas piernas. Ya veréis. Seguro que los hombres estarán encantados conmigo. – Intervino fatua y jovialmente Karaberasu, en su más puro estilo provocador y presumido. -
- Seguro que, como vayas provocando por ahí, nos confunden con unas cualquieras. - Musitó Petz entre dientes. -
- Luna y yo no tuvimos mucho tiempo para hacer otro diseño. - Se disculpó Artemis. – Trabajamos sobre el básico de las guerreras.

Aunque Karaberasu, esbozando una sonrisa maliciosa, replicó entre jovial y ácidamente, a fin de tomarse cumplida revancha por la polémica anterior.

-¡No os preocupéis! ¡Son unos uniformes geniales, de veras! Lo que ocurre es que Petz es una carca y como ya no es tan joven no puede ir mostrando sus imperfecciones por ahí.  Los años no perdonan, querida hermana mayor.

            Y subrayó la palabra mayor con sorna. Mientras el resto de los allí presentes miraba ya para otro lado temiéndose una buena.

-¿Qué? ¿Cómo te atreves? - Exclamó la indignada aludida, fulminándola con la mirada.-
- Por favor chicas, ¡calmaos! , ahora no es momento para otra de vuestras discusiones. - Les pidió Cooan, visiblemente azorada. -
-¡Es un uniforme fantástico, gracias! - Intervino Beruche entusiasmada, tratando además de obviar la incómoda situación. – Os habéis tomado muchas molestias.

            Petz asintió y avergonzada se disculpó sentidamente con sus amigas.

-¡Perdonadme! Soy una desagradecida, no quise ofenderos, de veras que están muy bien. ¡Gracias por todo lo que habéis hecho por nosotras! Nos sentimos muy honradas por este honor que nos hacéis. No merecemos tanto. - Añadió  muy reconocida. –
-Trataremos de no decepcionaros.- Convino esta vez Kalie con su hermana mayor.-
- No lo haréis. Estamos convencidas. Y no hay de qué.- Les sonrió Rei.-
-En cuanto a las faldas ¡no te preocupes, mujer! Lo comprendemos, no pasa nada.- Respondió solidariamente Makoto. -
- Sí. - Convino Ami sonriendo ahora al rememorar. - A nosotras a veces también nos ha traído problemas ese asunto. Hasta algunas antiguas enemigas nos llegaron a llamar la atención.  Pero no se os verá nada indecoroso, ¡os lo podemos asegurar!
-¡Por lo menos nada que no queramos enseñar!- Se rio Karaberasu que volvió así a ganarse otra reprobatoria mirada de su hermana mayor. -
- Lo principal es que este traje y los poderes que ahora tenéis, además de haceros más sexis, os ayuden sobre todo a combatir al enemigo. - Las deseó Minako añadiendo. – Incluso mejorarán vuestra comprensión de otros idiomas.
- Y alguna que otra cosa más hacían, pero no me acuerdo ahora.  – Trato de recordar Ami apostillando. – Deberían llevar algún manual de instrucciones.
- Sí, casi son mejores que los nuestros. – Replicó Makoto con retintín, sentenciando.- Y me atrevería a decir que sin el casi.

Y al tiempo que matizaba eso sailor Júpiter dirigió una acusatoria mirada a los gatos que optaron por desviar las suyas haciéndose los despistados.

-¡Podéis estar tranquilas chicas, no os defraudaremos! -, exclamó eufóricamente Cooan.-
- Por el amor y la justicia. - Pronunció Petz con solemnidad parafraseando a Usagi que asintió con aprobación. -
-¡Somos las cuatro hermanas Malinde y vamos a deslumbraros! - Completó jocosamente Karaberasu adoptando una típica pose de sailor. -
-¡Magnífico!- Las alabó Luna admirada. - No podríamos tener mejores delegadas.
-¡Dadles duro, chicas!- Las arengó Makoto enarbolando un puño para hacer su expresión aún más gráfica. –
-Una cosa muy importante que casi olvidaba.- Intervino Usagi.-
-¿Otra más?- Se sonrió Rei no sin algo de regocijo, sentenciando.- ¡Cada día estás más chocha!

            Su amiga le sacó la lengua y Marte respondió de igual modo, las demás suspiraron armándose de paciencia y al fin Usagi retomó la palabra con tono extrañamente serio e incluso solemne.

-Vosotras, pese a todo, no sois sailors. Y eso es por varias razones. No podéis evolucionar a fases super o eterna. Tampoco me debéis lealtad como vuestra reina en el futuro. Y lo más importante de todo. No es vuestro destino ser guerreras para siempre. Algún día podríais delegar esos colgantes y vuestros poderes a vuestras hijas, si las tuvierais, o a cualquier mujer de corazón puro y que aceptase libremente esta responsabilidad. Una sailor no es capaz de hacer eso, salvo en muy raras y contadas excepciones. Y precisa un permiso especial mío, o mejor dicho, de la reina Serenity.
-Así es.- Convino Luna.- No estáis obligadas a aceptar esto para siempre.
-Por ahora es nuestro deber y tenemos una deuda muy grande con vosotras y con el mundo.- Contestó Bertie con una mezcla de reconocimiento y emoción.-
-Contad con nosotras. En tanto seamos útiles y necesarias. - Añadió Cooan.-

            Sus dos hermanas mayores asintieron al unísono, subrayando aquello.

- Nosotras tenemos que irnos, es cierto. - Intervino Ami algo apenada pero animando su tono y su semblante para añadir. - Pero me alegra saber que ahora vosotras defenderéis el amor y la justicia aquí.
-Bueno, no nos extendamos en despedidas. Nuestras amigas tienen que descansar.- Intervino Usagi.-

             Y dicho esto todas las guerreras se aproximaron uniendo sus manos para la “teleportación” con los gatos en el centro, aunque Rei quiso decirles una última cosa.

- Sólo un consejo más, chicas. Aquí en América mejor poneos unos antifaces para que no os reconozcan y buscaros unos nombres con gancho para cada una y para el grupo.
-¿De veras crees que eso es necesario?- Se sorprendió Cooan.-
-No es una idea descabellada.- Valoró Karaberasu llevándose una mano a la barbilla para considerarlo.-
-Buen viaje.- Les deseó Bertie.-
-Y para la próxima nos enseñáis también ese truco.- Sonrió Petz. Aludiendo a aquel sistema de transporte tan eficaz como barato.-
-Tomamos nota.- Se rio Minako con el divertido asentimiento de las demás sailors.-
           
            Las cuatro hermanas dieron nuevamente las gracias a sus amigas guerreras que  sonrieron deseándoles mucha suerte. De inmediato invocaron su poder de teletransporte desapareciendo de vuelta a Japón donde debían enfrentar otra grave amenaza. Al menos eso comentaron al decir adiós....

-Bueno. Pues aquí estamos. Ahora como el segundo equipo de guerreras.- Declaró Karaberasu.-
-¿Quién nos lo iba a decir?- Terció Beruche recibiendo el asentimiento del resto.-
-Espero que nuestras amigas se sientan orgullosas de nosotras. Será difícil estar a su altura.- Añadió Cooan.-
-Tomaremos ejemplo de ellas. Y combatiremos el mal.- Sentenció Petz con el asentimiento de todas.- Trataremos de ayudarlas en todo cuanto nos sea posible.
           
Por su parte el grupo de las sailors reapareció en una zona abrigada del santuario Hikawa, al margen de miradas ajenas. Entonces fue Rei la que, con tono algo sorprendido, le inquirió a Usagi.

-¿Por qué les has dicho eso?
-¿Decir, el qué?- Quiso saber a su vez la aludida.-
-Sí. Ya sé a lo que Rei se refiere,- terció Ami que tampoco parecía comprenderlo cuando aclaró.- Que nos era más difícil mantenernos en la fase eterna. Eso no es verdad. Por eso no comprendo por qué nos dijiste que no invocáramos ese poder durante la lucha. A no ser que…
-No es fácil de explicar.- La interrumpió Usagi ante las atónitas miradas de sus compañeras. Aunque quiso ser algo más precisa y agregó. – Es su lucha, debemos darles ocasión de sacarla adelante por ellos mismos.
-¿Acaso cuando os enfrentasteis contra ese tal Valnak no recurristeis a toda vuestra fuerza?- Quiso saber Makoto a su vez visiblemente desconcertada.-
-Utilizamos algunos ataques poderosos sí, pero no a toda su capacidad.- Le confesó Rei.-
-Pero…eso os puso en peligro.- Objetó Minako mirando a Usagi no sin reprobación para afirmar.- No comprendo cómo pudiste pedirles una cosa como esa.
-Tengo importantes razones para hacerlo. - Musitó su interlocutora ahora con tono más apagado.-
-De todos modos no creo que eso hubiese cambiado nada. - Terció Ami saliendo en auxilio de Usagi al sentenciar.- Ese demonio era muy poderoso, quizás ni siquiera con la fase de guerreras eternas habríamos podido con él.
-¿En ese caso qué más daba el usarla? - Comentó Makoto sin comprender.-
-Más valía no correr riesgos.- Apuntó Usagi que, dirigiéndose a Rei y Ami, les pidió.- Vosotras visteis a Roy transformarse. Algo me contasteis por el comunicador, pero ahora me gustaría que nos lo explicaseis a todas. Aunque si no os importa aguardad un poco, Mamoru está al llegar. Luego también os pondremos al corriente de lo que ha sucedido aquí.

            Sus amigas asintieron. Esperaron en efecto durante unos minutos y el muchacho llegó. Una vez reunidos, tanto Rei como Ami les informaron de todo lo sucedido en ese callejón. De modo que, cuando concluyeron de hablar, el recién llegado tomó la palabra y sentenció.

-Estaba claro, debía hacerlo Roy.
-Comprendo. Es lo que sospechábamos. De haber acabado nosotras con Valnak su poder oculto no se hubiese manifestado.- Afirmó Ami.- ¿Verdad?
-Así es… y un buen amigo me ha dicho que éste es el camino. Confío plenamente en él. Sabe muy bien de lo que habla.– Les reveló Usagi.-
-¿Un amigo? ¿A qué amigo te refieres?- Quiso saber Makoto.-

Sin embargo, la interpelada guardó silencio sin querer descubrir la identidad de esa persona.

-Bertie estuvo a punto de morir.- Objetó Minako con gesto grave.- No me parece adecuado que juguemos con sus vidas de esta manera.
-Pero no lo hizo. Todo ha salido bien.- Le respondió Mamoru ahora con tono conciliador, dándole la mano a Usagi que sonrió, más cuando él añadió.- Podéis estar seguras de una cosa. Nada nos importa más que su bienestar y no queremos que sufran innecesariamente.

            Las demás escucharon atónitas. Desde luego estaba muy claro que la pareja de sus amigos y futuros soberanos sabía mucho más de lo que les contaban, aunque finalmente dieron por bueno aquello y asintieron. Si debía de ser así, así sería…entonces fue el turno de Usagi de contarles a sus dos compañeras.

-Finalmente acabamos con el enemigo, al menos en Japón. Su base estaba cerca de la torre de comunicaciones de Tokio.
-¡Como de costumbre!- Suspiró Makoto.-
-En realidad.- Tercio Minako.- Fue demasiado sencillo. Apenas eran un par de encapuchados y un par de demonios los que quedaban. Ni siquiera tuvieron que venir las guerreras del sistema solar exterior.
-Nos limitamos a atacar y destruir a esos demonios y después a esos dos tipos encapuchados.
-Pero si eran humanos... ¿cómo pudisteis hacer eso?- Se espantó Ami.-
-No, no eran humanos, eso te lo puedo asegurar. Ya no lo eran. - Declaró Usagi ahora con más gravedad en el tono.-

            Alguna cosa más les contó a sus compañeras que hizo estremecerse a éstas. Al menos la amenaza en Japón estaba neutralizada. No obstante, cada vez tenían una seguridad mayor en que todo lo sucedido en Tokio y sus alrededores no habría sido más que una maniobra de distracción. Tal y como había dicho Minako, fue demasiado fácil. Y por experiencia sabían que las cosas nunca eran tan simples. Otra cosa que había acaecido, y que de momento ni Mamoru, ni Usagi, habían revelado a sus compañeras, fue una reunión que ellos dos, en calidad de príncipe Endimión y princesa Serenity, mantuvieron con altos cargos del gobierno japonés. Se les sumó otro individuo que dijo representar, aunque de modo extraoficial, a las Naciones Unidas. Aquel hombre aseveró no tener pleno conocimiento de lo que estaba sucediendo en los Estados Unidos, si bien sabía de las actuaciones de algunos entes sobrenaturales y de ese ataque terrorista a Nueva York. Solamente les expresó a sus interlocutores que los gobiernos del mundo tenían plena confianza en las guerreras y sus aliados. Al término de esa reunión, Mamoru le comentaba a Usagi, ya en el apartamento de él.

-Tengo la impresión de que ese tipo  estaba enterado de mucho más de lo que nos ha dicho.
-Bueno, nosotros también conocemos bastante más cosas de las que le hemos comentado a él.- Afirmó la joven.-

            El chico paseaba por el salón en tanto parecía reflexionar. Al cabo de unos momentos declaró.

-Sabes tan bien como yo que el devenir de estos acontecimientos será crucial para el futuro. Debemos tener mucho cuidado con nuestros pasos de ahora en adelante.
-Como lo hemos tenido hasta este momento.- Replicó ella, que suspirando, afirmó.- Cosas más duras y terribles están por ocurrir. Y no podremos hacer nada por variarlas. A veces me gustaría ayudar más a nuestros amigos. Son buena gente. No se merecen esto…
-Sí, lo son… aunque no he podido conocerles en persona os he escuchado hablar de ellos. – Le recordó Mamoru que sentenció, al parecer también con pesar.- Pero es como debe ser.

            Su interlocutora asintió con resignación, dejaron ya ese tema y se centraron en cosas más triviales. Los dos tenían exámenes a la vista aunque a Usagi esa perspectiva no le agradaba demasiado. Se reuniría con las chicas para ver si podían estudiar en el santuario…

-Esta es otra parte que me gustaría poder obviar. Pero también debo hacerme un porvenir en la Tierra como cualquier otra  persona común y corriente.- Se auto arengó mentalmente.-

Entre tanto Petz, Karaberasu, Beruche y Cooan habían visto marchar a sus amigas con pena pero a la vez con un nuevo sentimiento de optimismo. Otra vez estaban juntas y se sentían más fuertes, sobre todo con aquellas nuevas capacidades. Ahora estaban plenamente dispuestas para la acción, deseaban no defraudar la confianza que Sailor Moon y las demás había depositado en ellas. Empero, también les surgía una importante pregunta que les llevaría a otro de esos debates inacabables entre ellas. Para actuar en público, si no eran propiamente sailors. ¿Qué nombre se pondrían?...





                 
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