Dos días después, las cosas marchaban cada vez
mejor. Beruche ya estaba incorporada en la cama y soportaba pacientemente los
solícitos esfuerzos de Cooan por hacerla comer, igual que si de una cría de
guardería se tratara.
- Venga, cómete otra.- Decía su hermana pequeña con
voz melosa, mientras le introducía una cucharada de sopa en la boca. -
- Ya puedo
hacerlo yo – respondía la aludida tratando de tragar cuanto antes para poder
hablar -¡Que no soy ninguna niña!
-Tienes que reponer fuerzas.- Replicó con tono
maternal Cooan.-
-Si ya estoy bien.- Insistía su contertulia con
resignada paciencia.- No hace falta que me mimes tanto.
-¡Aprovéchate mientras puedas!- Se rio su hermana.-
Roy,
que había entrado en el cuarto hacía ya unos momentos sin que Bertie lo
advirtiera, sonreía divertido presenciando la escena. Cruzado de brazos
intervino al poco tiempo haciéndose él mismo con una cuchara y una servilleta
que enroscó en el cuello de la paciente a modo de babero.
- Venga vamos, cubito - decía con voz aflautada que
ponía de los nervios a Beruche. - Ésta por sailor Marte...
- Pero ¿se puede saber qué?... ¡auuuf!
Cuando la paciente trataba de protestar, él
aprovechó colándole la cuchara por la boca. Cooan trataba de no reír sin
conseguirlo a la vista de tal espectáculo.
- Muy bien - aprobó el chico con un tonillo francamente
ridículo, volviendo a la carga muy a pesar de su víctima. – Ahora, otra por
Mercurio chan. ¡Vamos, tienes que ponerte fuerte y a lo mejor incluso vas y
creces, canija!
Eso
fue demasiado para Bertie. Se quitó el babero y se lo tiró al muchacho bombardeándole
acto seguido con trozos de pan.
-¡Ya está bien! - Protestó aunque de forma
divertida, pues a ella misma le hacía gracia lo cómico de la situación. -¡Eres
un payaso!
- Si quieres te hago el avioncito. - Reía él -...
La
muchacha amagó un lanzamiento del vaso de plástico que tenía contra él y Roy se
parapetó tras la puerta de la entrada. Cooan presenciaba todo esto con una
sonrisa.
- Están hechos el uno para el otro. - Se admitía
mentalmente a sí misma. - Hacía mucho tiempo que no veía a mi hermana tan
distendida con alguien, ella que ha sido siempre tan tímida.
-¿Acaso no tienes nada mejor que hacer?- Le inquirió
Beruche al chico mientras tanto. -
- Ahora mismo no se me ocurre otra cosa mejor que
darte la comidita, cubito. - Se rio él acercándose en cuanto creyó que a la
joven se le había terminado la “munición” -
- Yo te diré algo más interesante - Replicó ella con
una media sonrisa algo maliciosa. -¿Qué te parece si estudias algo? Ya que
estás aquí podrías traerte los apuntes y los libros, seguro que buena falta te
hace.
El
muchacho se llevó las manos a la cabeza
en tanto exclamaba con teatral horror...
-¡No puede ser, y eso que todavía no te han dado de
alta!
- Tengo mucho que recuperar y bastantes ganas de
ponerme con ello. Menos mal que Tom sigue en las clases y entre él y mi hermana
toman los apuntes que de lo contrario, ¡apañada iba contigo! - Afirmó ella con
talante entre optimista y divertido. -
Roy
abrió la boca mirando con fingido gesto de circunstancias y pavor a Cooan que
se rio moviendo la cabeza. Acto seguido el chico se hizo con una de las
servilletas y tras sonreír pícaramente se aproximó a Bertie que le observaba
desconfiada.
-¿Qué vas a hacer?-. Le inquirió sin comprender.-
- Estás mejor calladita, cielo. - Sentenció él
anudándosela alrededor de la boca.-
-¡Hummmm!- Exclamó la paciente que tardó poco en
quitársela para pasar al contraataque. -¡Roy, eres un tonto!
Y
echando mano de la vacía bandeja de plástico arreó a su compañero un sentido
“bandejazo en la cabeza.” Mientras él se frotaba la misma, la muchacha aprovechó
una reserva de trozos de pan que tenía
en la mesita cercana a su cama reanudando sus disparos contra el chico que corrió
a parapetarse tras una divertida Cooan, ésta pudo decir entre risas.
-¡Por favor, parecéis dos críos de primaria, ya
veréis cuando venga la enfermera y me haga limpiar todo esto!
- Luego te ayudo, si es que tu hermana me deja lo
bastante bien como para hacerlo. - Le prometió él, escondido a la sombra de
Connie que también recibió algún que otro “curruscazo”...
La
batalla se vio interrumpida por Ami que entró en el cuarto. Roy se puso
inmediatamente tras de ella. La recién llegada miraba con cara de extrañeza a
Beruche y Cooan, pero ésta última le contó lo ocurrido y la chica se rio
también. En su mano izquierda llevaba unas flores que puso en un jarrón cerca
de la cama.
- Bueno, pues que haya paz. - Pidió la sonriente sailor
a la par que salía unos momentos fuera de la habitación y retornaba con una
mesita portátil. - Bertie, será mejor que encauces tus recobradas energías en algo
más positivo. - Le aconsejó con simpatía. -
Cooan
retiró la bandeja de la comida y dejó que su amiga depositase esa mesita
plegable y una pequeña cajita sobre las rodillas de su hermana.
-Ami ¿Qué llevas ahí? - preguntó la convaleciente
con expresión curiosa y tono deliciosamente cantarín. -
- Es una sorpresa. - Respondió la aludida guiñándole
un ojo. - Mira
Abrió la cajita y de la misma extrajo unas pequeñas
y bonitas piezas de ajedrez que Bertie contempló encantada. Los ojos se le
pusieron como platos, a la vez que su amiga colocaba un tablero sobre la mesita
y le ofrecía con afectuoso tono.
- ¿Te apetece una partida? Hace tiempo que no
jugamos.
-¡Oh sí, gracias Ami! - Respondió Beruche dando
palmas de contenta mientras se iluminaba la expresión de su rostro. -
Roy
sonrió. Le gustaba mucho ver así a su compañera. Era muy difícil que expresase
tan abiertamente sus emociones. Quizás tras descargarse del peso de su pasado y
sufrir tanto a las puertas de la muerte se hubiera liberado. En cierto modo era
como si ahora sacase al exterior una alegría y un encanto hasta entonces
bastante ocultos de los que sólo había ofrecido destellos. Esa era la palabra,
¡encantadora! Tan ilusionada e inocente como una niña que descubriera las cosas
por primera vez. El muchacho no podía dejar de mirarla y sentir algo muy cálido
en su interior. Aunque ahora tocaba seguir actuando un poco. Decidió pues
volver a la chanza y ni corto, ni perezoso, se sentó a horcajadas en una silla
a una distancia equivalente de ambas y tapándose la nariz con los dedos, narró
con voz gangosa.
- Señoras, señores, la campeona Mizuno con piezas
blancas, la retadora Malinde con negras. Parece que Bertie tiene pensado atacar
con una doble combinación de alfil, torre que…
-¡Oh, cállate ya!- protestó Ami entre risas. - Así
no podemos jugar.
- Roy,- añadió Beruche simulando un tono de
divertida amenaza. - Te volveré a dar con la bandeja y esta vez pediré una de
metal y no la de plástico...
- Vale, vale - dijo él levantándose y haciendo un
espacio con las manos, para dirigirse hacia la puerta donde estaba Cooan. -
Luego nos vemos.
Ami y Beruche se rieron y le saludaron agitando las
manos. Roy y Cooan salieron de la habitación dejándolas a ambas enfrascadas en
la partida.
- Por suerte tu hermana vuelve a ser la de antes. - Dijo
él a la chica, ahora de forma más seria, aunque aliviado por ello. -
- Sí - sonreía ella débilmente, tratando de no mirarle
directamente a los ojos. – Menos mal…
-¿Qué te pasa, Connie?- Le inquirió su interlocutor,
dándose cuenta de que a su compañera le sucedía alguna cosa a la vista de su
entristecido semblante. - No te noto muy alegre.
- Supongo que será toda la preocupación y los
nervios que he soportado durante estos días, ya sabes. – Declaró la chica
suspirando largamente y tratando de evitar el tema. Sonriendo ahora con más fuerza
aunque de forma fugaz. - Cuando bajas la guardia...
- Te sientes cansada y se te viene todo encima, es
normal. - Creía comprender el muchacho pasándola un brazo por el hombro para confortarla,
animándola con tono jovial. - ¡Venga, te invito a un café!, y luego vete a
descansar a casa si quieres, entre Ami y yo la tendremos bien vigilada.
- Gracias Roy. - Cooan se estremeció al sentir su
abrazo y sonrió agradecida. - Creo que lo haré. Además tendré que relevar al
pobre Tom en las clases.
Los
dos se marchaban por el pasillo rumbo a la cafetería del hospital pero escucharon
los gritos de Rei que les hicieron volverse, sailor Marte se reunió con ellos corriendo.
-¡Menos mal!- Jadeaba ésta tratando de recobrar la
respiración.- Creía que no podría alcanzaros. Cooan, tenéis visita.
-¿Visita?- Le preguntó la aludida, visiblemente
sorprendida. -
- Están ahí detrás. - Señaló Rei hacia el otro lado
de la esquina. -
Cooan,
seguida por Roy y Rei se dirigieron hacia allí. Al doblar la esquina del
pasillo el corazón de la chica le dio un vuelco. Ella se detuvo en seco lanzando
una exclamación de alegría al reconocer junto a un par de maletas a sus dos
hermanas mayores.
-¡Petz sama! ¡Karaberasu sama! ¡Chicas, qué alegría!
- Corrió hacia ellas con los brazos abiertos.
Petz fue la
primera que se adelantó, pero su gesto no parecía inmutarse, sino clavar en su hermana
una mirada un tanto dura. Ajena a ello Cooan se acercó hasta estar a su alcance
y les preguntó con entusiasmo.
-¿Cuándo habéis llegado, Petz?...
Sin mediar palabra la interpelada sorprendió a todos
dándole a su hermana una sonora bofetada, ¡tan fuerte que casi la derriba
echándola hacia atrás! La agredida, sorprendida y asustada, dobló una rodilla y
se cubrió la dolorida mejilla con la mano, mirando a su hermana mayor con
incredulidad. Lo mismo que los demás que habían presenciado la escena sin dar
crédito a lo que habían visto. Petz al fin estalló en una atronadora y
desquiciada bronca a la anonadada chica.
-¡Anata
wa Musekinin!. Naze nai
Watashitachi Kōru ka? ¡Anata wa orokana!
Tanto Roy como Rei estaban atónitos. No obstante, ésta
última le pudo ir traduciendo alguna de las “lindezas” que Petz estaba
dedicando a su asustada y sorprendida hermana pequeña mientras la iracunda mujer
proseguía con sus reproches.
-¿Cómo se te ocurrió no llamarnos antes? ¡Cuando Ami
y Rei nos avisaron que tu hermana estaba
grave en el hospital casi nos morimos
del susto! - Señalaba a Karaberasu que permanecía atónita también tras ella. -
Kalie y yo estuvimos llorando en casa y lo pasamos muy mal, estábamos muy
asustadas. Tuvimos que dejarlo todo lo más deprisa que pudimos y reservar
billetes en el primer vuelo disponible preguntándonos si Bertie estaría viva o
muerta. ¿Se puede saber en que estabas pensando? - Las lágrimas saltaban ahora también
de los ojos de Petz consiguiendo mitigar por fin sus gritos. - ¡Eres una
irresponsable!
Karaberasu
también afectada y preocupada por Cooan, se interpuso no obstante entre su
furibunda hermana mayor y su aterrada hermana pequeña.
-¡Basta, ya es suficiente! - Le pidió a Petz con voz
conciliadora pero enérgica y firme. - Por favor contrólate, ella lo habrá
pasado muy mal también. No era necesario todo esto.
Sin
poder soportar aquello más Cooan rompió a llorar mientras trataba de
justificarse en medio del llanto.
- ¡Gomen nasai, onegay, Petz sama! Lo siento mucho,
yo no quería preocuparos pero.., ¡no sabía que hacer! ¡Dios mío!, he pasado
tanto miedo, ¡creía que Bertie se moría!
Viendo
a su hermana pequeña en aquel estado Petz sintió que se le iba a partir el corazón,
sin poder evitar que siguieran rodando sus lágrimas. Ayudó a levantarse y abrazó
a su hermana diciéndole en un tono conciliador, del que había desterrado ya el
enfado.
- ¡Gomen nasai, Cooan- chan! Pequeña, me he dejado
llevar por los nervios, ¡perdóname! Ahora
tranquila, ya estamos aquí y todo va a salir bien.
Karaberasu
se unió a su abrazo y lloró con ellas. Rei y Roy estaban ahí, clavados sin
poder pronunciar palabra. Cuando Sailor Marte acabó de traducirle discretamente
el muchacho se atrevió a acercarse por fin para tratar de desdramatizar la
situación. Y con la ayuda de la sailor, traduciendo ahora hacia las hermanas,
dijo.
- Será mejor que antes de que veáis a Bertie os
tranquilicéis un poco las tres. No está para muchos trotes todavía y no creo que
pueda encajar un golpe así, ¡ni yo mismo podría! - Aseveró con una leve sonrisa
que trató de ser lo más amable posible.-
- No te preocupes.- Sonrió Petz avergonzada entre
sus sollozos, una vez Rei se lo tradujo y asintió deduciendo. - Tú debes de ser
Roy. Te agradecemos mucho lo que has hecho por nuestras hermanas pequeñas. Perdona
mis malos modos. Te lo ruego.- Agregó haciendo una cortés reverencia.- Ni
siquiera me he presentado. Yo soy Petz Malinde, la mayor y ella. - Añadió en
dirección a la otra recién llegada - es Karaberasu la segunda en edad. - La
mencionada hizo asimismo una ligera inclinación de cabeza y sonrió sin dejar de
estrechar a Cooan entre sus brazos. - Por favor, llévanos hasta la habitación
de nuestra hermana.
-¿Qué tal está Bertie?- Se interesó Karaberasu.-
- Creo que podréis comprobarlo vosotras mismas. - Contestó
afablemente Rei.-
Roy
asintió correspondiendo a esa observación y las condujo por el pasillo. Las dos
hermanas mayores caminaban presa de la incertidumbre. Pese a todo estaban
nerviosas, no sabían cómo podría encontrarse su hermana. Las noticias que
tenían hasta ahora hablaban de una gravísima herida y eso las había tenido en
vilo durante todo el viaje, siendo incapaces de comer o dormir. No obstante, Rei
parecía estar de buen humor, eso las animaba. Por fin, cuando llegaron justo delante
de la puerta, les tranquilizó escuchar la voz de la propia Bertie que exclamaba
con júbilo.
-¡Jaque mate, por fin te he ganado Ami - chan! - ,
¡Ji, ji, ji!...
- Bien jugado - respondía complacida la sailor.-
-¿No me habrás dejado, verdad?- Le inquirió suspicazmente
Beruche presa de esa inevitable sospecha. -
- Te prometo que no. - Afirmó sinceramente su
contertulia. - En esta ocasión has sido más hábil. Se nota que has entrenado
aquí...
-Sí, tuve a una buenísima oponente, una chica de
otra universidad. Lamenté mucho no poder disputarle la final del torneo que
gané.
-¿Ganaste un torneo? Eso es estupendo.- Afirmó Ami visiblemente
contenta.-
-Sí, pero no sé si hubiera sido tan fácil jugando
contra Sophie. Es casi tan buena como tú. Me encantaría que pudieras conocerla
y jugarais una partida.
-Sería un placer. Aunque no sé si tendremos tiempo
para eso.- Repuso su amiga.-
Su
contertulia iba a decir algo pero justo entonces llamaron a la puerta. Sus
hermanas y los demás escucharon el
"adelante" de rigor. Al fin se decidieron a entrar. En el momento en
que la convaleciente las vio se trató de incorporar tirando el tablero con las
fichas sin darse cuenta. Pero eso no le preocupaba, sus ojos estaban ahora llenos
de lágrimas y sus labios temblaban de alegría. Sus dos hermanas mayores
corrieron hacia ella fundiéndose en un abrazo muy emotivo.
- ¡Petz Oni -sama! ¡Karaberasu Oni- sama! – Pudo balbucear
Bertie. -
-¡Chibi Kureijī! ¡Pequeña
loca, nos tenías muy preocupadas!- Le respondió Petz entre sollozos y besos. - ¿Qué
te ha ocurrido?..
- Rei y Ami nos avisaron. - Añadió Karaberasu de
igual manera. - ¡Estábamos tan asustadas que tomamos el primer avión!...
- Lo siento. - Respondió Beruche emocionada,
tratando de no llorar sin por supuesto lograrlo. -¡No volveré a preocuparos
así!
-¡Más te vale! - sonrió Petz para decir no sin
cierto tinte de culpabilidad. - Porque tu pobre hermana ha tenido que pagar el
miedo y la angustia que traía yo desde Japón.
La
chica no entendía nada pero al fin los ánimos se serenaron y le contaron lo
ocurrido. Cooan aún tenía enrojecida la mejilla, pero poco a poco se le iba
pasando. Más calmados comenzaron a conversar con los demás. Bertie, ajena a que
ya se habían presentado, señaló a Roy.
- Éste es mi compañero de clase, y un buen amigo,
Roy Malden. Roy. – Se dirigió a él a su vez, señalando a sus hermanas. - Ellas
son Petz y Karaberasu, mis hermanas mayores.
- Ya lo sabemos, no tuvimos problema en reconocerlo
por las fotos que mandasteis. Alto, guapo…
Comentó distendidamente Kalie para rubor de sus
hermanas pequeñas y hasta del propio muchacho, cuando se lo tradujeron entre
risas.
- Debe de ser un chico fantástico y apreciarte mucho
para haberse preocupado tanto por ti. - Añadió agradecidamente Petz, esta vez
en inglés. -
Eso que hizo que tanto Roy como la propia Bertie se
sonrojasen todavía más provocando la sonrisa de todos.
- Sólo le he devuelto la ayuda que ella me ha
prestado a mí. - Reconoció el aludido frotándose su cabeza visiblemente azorado.
-
- Perdonadme chicas. No quiero que creáis que me
olvido. Muchas gracias a vosotras también. Estamos en deuda otra vez. -Prosiguió
Petz dedicando su atención a Ami y Rei. -
- No te preocupes. Para eso están las amigas. -
Sonrió Ami.-
- Espero que os podáis quedar, al menos por una
temporada. - Comentó Beruche esperanzada, mirando a sus hermanas mayores. -
-¡No te librarás de nosotras tan fácilmente, jovencita!
- Le respondió Petz con tono desenfadadamente maternal. -
- Sí, afortunadamente las cosas nos fueron muy bien
desde que os vinisteis aquí. Tanto que incluso hemos podido cerrar por
vacaciones. - Afirmó Kalie a su peculiar modo irónico y burlón. -
- Pero no por tiempo indefinido. - Matizó su hermana
mayor, como siempre ocupándose del bienestar del negocio al tiempo que
retomando el japonés. -
-¡Oh vamos!, no seas aguafiestas como de costumbre,
Petz. - Le recriminó Karaberasu.-
- No soy aguafiestas, soy responsable y tú ya vas
teniendo edad para serlo, Kalie. - Le reprochó ésta a su vez. -
- Por favor, no empieces otra vez con tus sermones. ¡Eres
muy aburrida! - Se quejaba su interlocutora suspirando largamente. -
-¿Cómo que aburrida?- Exclamó su hermana con molesto
tono de voz, replicando a su vez. - Lo que ocurre es que sabes que tengo razón
pero no te gusta oírlo....
Roy
y las guerreras escuchaban con la boca abierta. Ellas divertidas y él sin
entender ni una palabra de lo que parecía una disputa doméstica. Hasta que
Cooan se rio y terció en la controversia con un jocoso comentario en inglés.
-¡Cuánto echaba de menos estas peleas vuestras! ,
celebro que no hayáis perdido la costumbre.
- Así es, Roy… - Corroboró Beruche mirándole
divertida. - Si pensabas que yo era severa, ahora verás cómo las gasta mi
hermana Petz.
- ¡No, si ya lo he visto! Petz suma, ¿o era sama? –
Suspiró él agitando una mano con pretendido gesto de horror. - ¡Como sacude!
- No es para tanto. - Se defendió ésta con apenas un
susurro, ligeramente colorada por la vergüenza al tiempo que desviando la
mirada.-
Todos estallaron en risas, hasta la propia Petz fue
esta vez incapaz de evitar la hilaridad con esa situación.
- Os pido perdón a todos.- Se excusó ella usando nuevamente
el inglés que parecía hablar más que aceptablemente. - Sobre todo a ti Roy, mi
comportamiento ha sido grosero, y casi no he empleado tu lengua. Discúlpame. No
lo hice con mala intención.
- No te preocupes, es normal que quisieras hablar
con tus hermanas en vuestro idioma y más teniendo en cuenta las circunstancias
por las que habéis pasado. – Sonrió consideradamente él quitándole toda
trascendencia al tema. -
- Ahora con un poco de suerte podremos relajarnos. –
Afirmó Karaberasu guiñándole un ojo al atónito chico. - ¡Por fin unas vacaciones!
- Oye, ¿qué te has creído?- Volvió a reprocharle
Petz, esta vez ya sin dejar el inglés. - ¿Es que no sabes pensar en otra cosa?
- Lo que ocurre es que yo soy una chica muy vital. -
Pudo decir la interpelada también con un buen control de ese idioma foráneo para
ella. - Y ya que estamos aquí, me gustaría pasarlo bien en esta ciudad tan
impresionante.
-¡Tú eres de las mías! - Afirmó Roy con entusiasmo. -
Ya quedaremos para ir de marcha, ¡verás lo bien que te lo puedes montar aquí si
conoces los sitios! Ya les mostré las maravillas de Nueva York a tus hermanas.
Ahora toca ver el ambiente nocturno.
-¡Me encantará! , con un chico así seguro que no me
aburriré.- Exclamó Kalie tiñendo su voz de insinuante melosidad. -
-¡Oye! ¿Qué te has creído? - Intervino en esta ocasión
Bertie con enfado fingido, o quizás no tanto como quería hacer ver,
adelantándose a su ahora sorprendida hermana Petz que acababa de decir eso
mismo. - Roy tiene que estudiar. Bastantes clases ha perdido ya por cuidarme,
así que yo misma me encargaré de que ambos nos pongamos al día. Hasta entonces,
nada de festejos.
Éste
entrelazaba sus manos en actitud suplicante pero de nada le valió pues Beruche,
cruzada de brazos, movió la cabeza con los ojos cerrados. Aunque todos
comprendieron el contexto de broma y sonrieron.
- Bertie es otra dictadora. - Comentó Karaberasu sentenciando
jocosamente. - ¡Pobre del chico que la aguante!
-¿Cómo te atreves a decir eso?- La amonestó la
aludida con ojos casi como platos en tanto los demás se tronchaban. Roy incluso
asentía concediéndole la razón a la hermana de su compañera para aumentar más
la hilaridad. – Eso no es cierto…- Se defendía la azorada joven, alegando.- Lo
que ocurre es que soy responsable…
Amainada
esta nueva catarata de risotadas, el muchacho tomó la palabra para alabar a las
recién llegadas.
-¡Es increíble! , domináis el inglés a la perfección.
Igual que vuestras hermanas.
- Sí bueno, es que hemos estudiado desde niñas. - Replicó
modestamente Petz. -
- Por eso, entre otras cosas, quisimos venir aquí. -
Añadió Beruche. -
- Son muy buenas alumnas. - Aseveró Ami.-
- Tanto que incluso nos han ayudado a nosotras a
ponernos al día con el inglés...- agregó Rei con un cómplice asentimiento.-
Y
la conversación entre los otros cinco siguió animadamente en tanto Karaberasu
hizo un “aparte” con su hermana Cooan.
-¡Es muy guapo! , así que éste es el famoso chico
del que nos hablabas en tus cartas. - Sentenció con una pícara sonrisa
recordando las fotografía y la expresión de su hermana pequeña en ellas.-
- Sí, - respondió tímidamente ésta que observó con
un tono ahora resignado. - Pero él no es para mí.
La apurada muchacha no tuvo que explicar nada más. Con
su consumada experiencia en relaciones Karaberasu ya se había fijado en Roy bromeando
con Beruche y comprendió enseguida lo que su interlocutora quería decir.
- Entiendo, lo siento. - Le respondió de forma suave
añadiendo animosa. - ¡Pero no te preocupes, hay más chicos!
- Bertie no sabe lo que él siente por ella, yo lo
escuché de casualidad. Sé por su forma de comportarse que también le gusta y no
deseo interponerme entre los dos.- Le explicó Cooan. -
- No creo que tu hermana sea tan tonta. Pero tienes razón,
no hay más que verles, sobre todo la reacción que tuvo Bertie cuando Roy me propuso
salir por ahí. Por mucho que quiera disimular diciendo que es una broma a mí no
me engaña, la conozco bien. – Afirmó Karaberasu que se sonrió de nuevo añadiendo
de forma cariñosa. - Pero no te preocupes pequeña, tú eres una chica estupenda
y estoy segura de que encontrarás a alguien que merezca tu amor, ¡ya lo veras!
En
eso que llamaron a la puerta, Ami abrió y saludó a Tom que acababa de llegar de
la universidad.
- Hola, traigo los apuntes que me pediste, Bertie -
dijo según entraba, pero al ver a tanta gente se quedó algo cortado sin
atreverse a pasar hasta el fondo del cuarto. -
- Chicas. - Declaró la ahora sonriente Cooan,
presentándole a sus hermanas. - Este es Thomas Alan Rodney, otro buen amigo
nuestro y de Roy.
El
chico parecía azorado pero saludó con una sonrisa y matizó.
- Sólo Tom para los amigos. ¿Cómo estáis?
Petz
y Karaberasu se presentaron estrechándole la mano y haciendo una ligera inclinación
de cabeza, valorándole con la mirada de
igual forma que habían hecho anteriormente con Roy. También le reconocieron de
las fotos. El muchacho desde luego demostró que las clases de japonés que Cooan
le diera alguna que otra vez en el pasado le resultaron provechosas. Pudo
saludar a ambas hermanas de ésta en aquel idioma y ellas asintieron sonrientes,
alabando la destreza con la que él se expresaba. Después, Tom se dirigió a
darle los apuntes a Beruche. Karaberasu le susurró de nuevo a su hermana pequeña.
- Oye chica, éste tampoco está pero que nada mal. Y encima habla nuestro idioma.
- Sí, le di algunas clases. - Musitó tímidamente
Cooan. -
- ¿Y sabes si tiene novia? - Se interesó ahora su
contertulia con una sonrisita. -
-¿Tom?- respondió su interlocutora sorprendida. -
¿Novia? pues no, no creo. Nunca le he visto salir con ninguna chica.
-¿No será?- Comentó Kalie con visible picardía,
deseosa de pinchar a su hermana.- Bueno, ya sabes…quizás las chicas no sean lo
que le interese…
- No lo creo. - Negó Cooan sin poder evitar que el
rubor encendiera sus mejillas. - No, estoy convencida de que Tom no es de
esos...
- Pues si es así, ¡ya tardas! A mí desde luego me
parece un buen chico. Y está muy bueno también. ¡Ve a por él antes de que lo
haga yo! - Se rio divertida haciendo que su hermana pequeña sonriera visiblemente
avergonzada.-
Cooan
no sabía que pensar, hasta ahora sólo había aguardado una oportunidad con Roy
que había ocupado todos sus sentimientos. Desde luego que Tom le caía muy bien.
Hasta tenían gustos afines, idiomas, incluso el baile que les encantaba a
ambos. Los dos charlaban a menudo de esos y otros muchos temas. Era un chico
dulce, encantador y muy sensato. A su lado disfrutaba y se sentía muy bien.
Pero nunca había pensado en él como en un posible novio, sólo como un amigo. No
obstante, tenía algún motivo para pensar que ella no le resultaba indiferente
al chico. De todos modos hasta el momento no habría podido corresponder a eso.
Quizás ahora podría empezar a mirarle de otra forma y lo cierto es que tenía que
darle la razón a su hermana. Objetivamente no estaba nada mal y sobre todo en
estos últimos días había demostrado ser muy buena persona, abnegado, sensible y
realmente preocupado por ella ¡Tan diferente de Rubeus!....
-Ya veremos.- Pensó la chica, ruborizándose con
aquella idea que no le era en absoluto desagradable. -
Las
conversaciones entre todos siguieron hasta el fin del horario de las visitas.
Petz y Karaberasu decidieron quedarse esa noche con su hermana Beruche, pero
Cooan las convenció de que debían instalarse y descansar del viaje.
-Podéis quedaros en el apartamento que hemos alquilado.-
Las ofreció.-
-Sí, gracias.- Asintió Karaberasu.-
-Pero tendríamos que quedarnos con Bertie.- Opuso Petz.-
-No os preocupéis, estaréis muy cansadas del viaje.
Nosotras nos quedaremos.- Se ofreció Ami con el asentimiento de Rei.-
-Os damos las gracias por todo, chicas.- Sonrió Kalie
añadiendo no sin algo de emotividad. - Muchas gracias por cuidar de nuestras
hermanas.
-No hay de qué, para eso somos amigas.- Replicó Rei.
-
Y las dos sailors se alejaron a su
vez, para ir a ver a la convaleciente. Ambas recién llegadas, antes de marcharse,
se quedaron unos minutos en el hall del hospital charlando con su hermana pequeña
y los chicos.
- Quizás de haber sido las de antes, esto no habría
pasado. - Se lamentaba Cooan. -
Petz
y Karaberasu se miraron incómodas y hasta le hicieron señas de que se callase.
Pero su hermana menor les sonrió para tranquilizarlas.
- Ellos saben la verdad. – Comentó distendidamente
señalando a Roy y a Tom que también sonrieron. - ¡No os preocupéis!
- Sí, sabemos lo de vuestras antiguas vidas, pero
eso es algo que no nos importa en absoluto. - Corroboró amablemente Tom,
matizando. – Me refiero a que es cosa del pasado y está claro que ya no sois
así.
Petz
y Kalie se quedaron mirando alternativamente a Tom y a su hermana menor con cara
de circunstancias. Sin saber que replicar.
- Es una larga historia. - Añadió Cooan para disipar
por entero el recelo de sus hermanas. - Os la contaré cuando tengamos tiempo.
- Digamos que Ami y Rei me pusieron en antecedentes
y yo le conté algo a Tom. - Intervino Roy añadiendo con tajante cordialidad en
la misma línea que su amigo. - No nos importa lo que fuerais en el pasado, lo
que cuenta es que ahora sois personas de corazón puro. Yo mismo estuve
controlado por las fuerzas del mal y sé lo duro que es escapar de su
influencia. Mucho peor de lo que me podía imaginar.
-¡Eso tampoco fue culpa tuya, Roy!- Se apresuró
Cooan en ir en su descargo. -
- Bueno - intervino Karaberasu reflexiva y más
seriamente. - Ahora que todos nos conocemos bien deberíamos trazar un plan de
acción. Roy, ¿crees que esos monstruos volverán?...
- Por lo que yo sé, sólo hemos destruido a unos
pocos. Seguramente deben de haber muchos más dispuestos a atacarnos en
cualquier momento. Aunque para ellos haya sido un duro golpe la pérdida de su
jefe, no dudo de que volverán.- Declaró él, ahora con sincera preocupación. –
Es más, querrán desquitarse.
-¡Qué lo intenten!- Espetó Petz con tono desafiante
y brillo en la mirada a la par que enarbolaba un amenazador puño para
sentenciar. - ¡Ahora las hermanas Malinde al completo les estarán esperando!
-¡Vaya!,- exclamó jovialmente Tom aparentando estar
amedrentado. - Tus hermanas tenían razón, no te arredras ante nada. ¡Tienes
mucho carácter!
- No lo sabes tú bien. - Añadió apuradamente Cooan
frotándose aun la mejilla, todos se echaron a reír. –
Petz, todavía avergonzada, sujetó la cara de su hermana
pequeña con ambas manos y le estampó un cariñoso beso, diciendo después con inmejorable
buen humor.
-¡Menuda fama que me he creado!
El resto
de los presentes se sonrieron y Karaberasu tomó la palabra.
- Bueno, pues ya que estáis tan informados de
nuestras vidas espero que, a cambio, nos contaréis algo de las vuestras.
-¡Dalo por hecho,
tendremos tiempo para eso y más! - Respondió animadamente Roy.-
- Sí, y ahora será mejor que nos vayamos a descansar,
mañana tendremos un día muy ocupado. - Afirmó Petz. -
- Por esta vez no lo niego. - Aprobó Karaberasu
añadiendo. - ¿Lo ves? Cuando tienes razón la tienes.
-¿Cómo que cuándo la tengo?- Replicaba ya su hermana
brazos en jarras para sentenciar, (y por su expresión, no se sabía a ciencia
cierta si de broma o con total seriedad) - ¡Siempre tengo razón!...
Cooan
se llevó las manos a la cabeza. Tom y Roy se miraron divertidos. Esas dos
parecía que siempre estuviesen discutiendo y con una nueva disputa entre ambas
se marcharon, seguidas por su hermana pequeña y los dos muchachos....
En
esos momentos, en la sede de la Secta se reflexionaba sobre la muerte de Valnak.
Todavía quedaba en el ambiente una gran conmoción. Más bien temor en los
sicarios ante un enemigo tan poderoso. Sin embargo, el Gran Sabio se dirigió a
los maestres con indiferencia.
- Valnak ha muerto porque el muy estúpido cometió el
error de menospreciar a su enemigo.
- Pero señor. - Objetó asustado uno de los maestres.
- Si nuestro adversario es tan poderoso, ¿qué podremos hacer ya contra él?
¡Vencerá a todos los demonios que le enviemos!
- Eso no ocurrirá.- Aseguró el Gran Sabio que replicó
con rotundidad. - Porque a partir de ahora enviaremos a demonios de círculos
superiores.
- Pero si Valnak era un capitán de las hordas del
cuarto círculo. Al igual que Armagedón. - Se atrevió a declarar otro maestre
con estupefacción. - ¿A quién más
podríamos enviar?
- Me refiero - explicó su interlocutor con
irritación - a demonios de círculos más avanzados.
- Eso sería muy peligroso. - Advirtió horrorizado el
tercer maestre. - Quizás no respeten ni tu autoridad.
- Dejadme eso a mí - replicó el Gran Sabio con
tintes de absoluta seguridad en sí mismo para desvelar. - Voy a invocar a
Stiliach. Es uno de los comandantes más
fuertes del quinto círculo.
-¡Pero, Señor, ese Stiliach está completamente loco!
, hasta los propios demonios de su círculo le temen. Ni siquiera Valnak quería
tener nada que ver con él.- Opuso balbuceando aterrado el tercero de los
Maestres. -
-¡Miserable atajo de cobardes!- Estalló el Gran
Sabio presa de la ira, haciendo que los maestres se arrojasen al suelo ante él,
pero su amo prosiguió furibundo. -¿Cómo vamos a obtener el éxito así?, no me
extraña que nos haya resultado tan difícil. ¡No sé como tenéis el atrevimiento
de protestar! Si ni siquiera habéis sido capaces de dominarle cuando tan sólo era
un vulgar humano ignorante de su verdadera identidad. ¡Corred a esconderos en
un agujero como ratas que sois! Stiliach no osará desobedecerme pues el poder
de altas jerarquías del averno me protege. ¡Ahora, preparad la invocación!
Los
maestres siguieron arrodillados suplicando piedad. Uno imploraba incluso con
voz temblorosa...
- Perdónanos Gran Sabio, se hará como tú dices.
¡Mándanos y te obedeceremos!
- Eso está mucho mejor ¡ja, ja, ja!,...- Aprobó al fin el Gran Sabio
en medio de una risa siniestra. –
Entre
tanto en la Golden, las noticias de la recuperación de Beruche se habían
extendido con rapidez. Incluso Malcolm Roberts, todavía con el brazo escayolado
y de baja, sonreía muy contento cuando Melanie se lo contó, visiblemente
emocionada en la cafetería, en tanto se tomaban unos refrescos.
-No sabes cuanto me alegro, y lo aliviada que estoy.
Tenía un gran cargo de conciencia. Fui muy injusta con ella…
-Afortunadamente está bien.- Repuso el chico que
quiso moverse aunque esbozó un gesto de dolor al cambiar su postura.
-¿Te duele mucho?- Se interesó Melanie mirándole con
inquietud.-
-No, tranquila.- Sonrió él.- Estoy más que acostumbrado
a esto. Me lesiono frecuentemente jugando. Dime. ¿Qué tal estás tú?
-Un poco mejor, con respecto a Bertie. Su pobre
hermana ha sufrido muchísimo. Ha sido muy duro verla tan hundida. Una muchacha
tan alegre…
-Sí, es una chica estupenda. Y su hermana también.
Ahora que puedo decírtelo sin que te enfades conmigo.- Comentó Roberts.-
Su
interlocutora bajó la mirada ahora, esa era otra cosa que le había estado
pasando factura. Así lo admitió.
-Y también he sido muy injusta y muy estúpida
contigo. Espero que me perdones.
-No tengo nada que perdonarte.- Se apresuró a
replicar el ahora azorado chico.-
La
capitana de animadoras le miró esbozando una afectuosa sonrisa y Roberts, con
sus casi dos metros de altura y su musculoso cuerpo de alrededor de doscientas
cincuenta libras de peso, tembló como un flan. Estaba a punto de decir algo,
cuando la voz de April les saludó.
-Hola pareja.- Dijo con un tono próximo al
sarcasmo.-
A
Melanie aquello no le hizo excesiva gracia. No quería que el pobre Malcolm se
avergonzase aún más. Lo cierto es que tras la paliza que sufrió a manos de Roy
ella se había acercado a él. Primero llena de pesar y de sentimiento de
culpabilidad. Agradecida también puesto que ese muchacho no dudó en salir en su
defensa cuando el resto de sus compañeros estaban aterrados de aquella especie
de monstruo en el que Roy se había convertido. Se dio cuenta de que, pese a su apariencia
de tipo duro y bruto, tenía un buen fondo y muy nobles sentimientos. Y ella le
había tratado literalmente a patadas en tanto se obcecó en su deseo de que Roy
le hiciera caso. Por eso, miró algo seria a su amiga. Ésta no pareció darse cuenta
de eso y añadió.
-Celebro veros. Me he alegrado mucho por Connie, su
hermana está mucho mejor. ¿Verdad?
-Así es. Yo estaba delante cuando le dieron la noticia.-
Sonrió Melanie ahora.-
-Lo que no te dijo es que, en ese hospital, además
de ella y de Tom, estaba ese cerdo de Malden.- Les contó con tono lleno de
desdén.-
-Eso no es ilegal.- Suspiró Roberts.-
-¿Después de lo que te hizo, eso es lo único que
tienes que decir?- Le inquirió una incrédula April.-
-Fue un enfrentamiento cara a cara. Y me dio una
buena paliza. -Admitió humildemente su interlocutor.- Yo pude atacar antes y lo
hice.
-Deberías denunciarle.- Repuso su contertulia.- ¡Tendrían
que echarle de la universidad! ¿Y tú, Mel?¿Es que vas a olvidar tan fácil y
rápidamente lo que te hizo y las cosas tan horribles que te dijo?
La interpelada
bajó la cabeza una vez más y con voz queda repuso.
-Prefiero olvidar ese tema. No quiero verle más, pero
tampoco quiero hundirle. No, basta ya de ese tipo de actitud.
April
les observó con una mezcla de asombro e incredulidad. Se encogió de hombros
para declarar.
-Vosotros mismos. Aunque yo sé de algunos estudiantes
que van a pedirle a la señorita Parker que convoque a la junta disciplinaria y
que tomen medidas. Su comportamiento no puede quedar impune.
De
hecho, además de ella, otros como Hank Willians y algunos alumnos, sobre todo
de segundo y tercer curso, se había estado moviendo. Las cosas quedaron
paralizadas temporalmente cuando esa ola de ataques y atentados conmocionó la
ciudad. Después Malden no había hecho acto de presencia y se olvidaron del
asunto. Sin embargo, ahora podían retomar aquello.
-Podríais firmar la petición para que le expulsen.-
Les propuso April.-
-Hazme caso. No quieras vértelas con él.- Le aconsejó prudentemente Roberts quien, con tintes
temerosos, añadió a modo de confidencia.- Cuando detuvo el puñetazo que le lancé
pude ver sus ojos. Nunca he visto nada semejante. Me dio pánico. Será mejor
para ti y el resto que no le provoquéis.
Melanie asintió, temblando solamente
al recordar aquello. Le pasó algo similar. Era como si aquel tipo no fuera Roy.
No desde luego el que ella había conocido. Por eso, asintió conviniendo con Malcolm.
-Déjale en paz,
April. No entiendo qué ganas tú con esto.
Suspirando impotente la chica se
marchó sin responder. Tanto Melanie como Malcolm la observaron perplejos. La
segunda capitana de las animadoras estaba furiosa y frustrada. Cuando por fin
se había librado de ese maldito Roy, era ese idiota simplón de Roberts el que ocupaba
su puesto.
-Eso es lo que
siempre ha querido ese patán. Ser el perrito faldero de Mel.
Además de eso, luego tenía el problema
de su propia hermana. No tenía ni idea de lo que hacer. Había llamado a ese
tipo varias veces pero no le respondía. Quizás se hubiera ido tras tener lo que
deseaba. Y eso la hizo meditar. Pensó de nuevo en las hermanas Malinde.
-¿Qué tendrán esas
dos que pudiera interesarle tanto a ese individuo?- Se preguntó.-
Y se fue a su propio cuarto, a ver si podía indagar
un poco. Mientras, Petz, Kalie y Cooan, junto con Roy y Tom, habían llegado al
piso que esta última y su hermana alquilaron. Tras despedir a los chicos agradeciéndoles
que las acompañasen y dejar que las mayores se pusieran cómodas, Cooan fue a preparar la cena. Al poco sonó el timbre de la
puerta.
-Ya voy.- Repuso la anfitriona.-
Al abrir se llevó una gran sorpresa. Todas sus
amigas guerreras estaban allí. Usagi, Makoto y Minako habían venido también
para reforzar a sus compañeras que esa noche permanecían en el hospital.
-¡Qué alegría!- Exclamó fundiéndose en un abrazo con
las recién llegadas.-
-Estábamos deseando veros.- Declaró Minako.-
-¿Dónde estás las demás?- Quiso saber Makoto.-
-En el comedor.- Les indicó ella.-
A Cooan le pareció una lástima el no poder presentarles
a sus amigos a las demás chicas. Luna y Artemis también estaban presentes. La
gata se dirigió hacia el salón donde en efecto se encontraban Petz y
Karaberasu. No tardó en hacer que todas las demás pasaran tras ella, después de
los efusivos saludos entre todas, Luna pidió un momento de atención y declaró
no sin pesar.
- Sabemos todo lo que ha pasado, Rei y Ami nos lo
han contado. Tomamos el vuelo de ayer sin querer decir nada para no
inquietaros. Nos gustaría poder quedarnos y ayudaros, pero debemos volver a casa,
incluidas ellas. En Japón tenemos un grave problema.
Los rostros de todas se ensombrecieron pero Usagi se
apresuró a levantarlas la moral.
-¡Vamos chicas!, esto no es el fin del mundo. Además,
hay una forma en la que vosotras también podréis luchar.
-¿Cuál?- Preguntó
Petz desconcertada rebatiendo con pesar. - Nosotras ya no tenemos ningún poder.
- Usagi tiene el Grial. - Explicó Artemis que
enseguida matizó. - Bueno, o al menos el poder que emanó de él. Unido a sus
mejoras tras sus últimas experiencias puede hacer que de vuestros corazones puros
broten armas muy poderosas. Talismanes de vuestras semillas estelares que os
darán nuevas fuerzas.
-¿Semillas estelares? No comprendo.- Terció Petz.-
-Es algo largo de explicar, pero te aseguro que os
asombrará.- La garantizó Makoto.-
-Bueno, de ese modo entiendo que podremos hacer
frente a esos monstruos de aquí, ¿no es así?- Inquirió Karaberasu.-
- Así es.- Aseveró la propia Usagi. - Sólo debemos
esperar a que den el alta a Bertie para que estéis todas.
Las
hermanas asintieron deseosas de ver como sería aquello. Por suerte sólo tuvieron
que aguardar un día más. Beruche fue dada de alta totalmente restablecida. Todos
lo celebraron comiendo juntos. Tom y Roy fueron presentados al resto de las
guerreras que se llevaron una inmejorable impresión por lo guapos y simpáticos
que eran. Ni que decir tiene que a Makoto y a Minako los dos chicos les
recordaron a unos antiguos novios que tuvieron ante el gesto resignado de las
demás. Estaban en una hamburguesería cuando dos de las guerreras destaparon
sendas cestas de mimbre. Allí dentro, Roy observó a dos gatos.
-¡Vaya!, que gatos tan bonitos.- Le dijo a Minako,
que estaba dándole un poco de hamburguesa al felino de color blanco que tenía
escondido ahí.- No sabía que les gustasen las hamburguesas…¡Ey, michino!-
Sonrió dirigiéndose a aquel felino.-
Pero
al chico se le congeló la sonrisa en los labios cuando escuchó claramente a ese
minino declarar con tintes reprobatorios.
-Disculpe caballero, mi nombre es Artemis, no
michino. Y…Mina-chan, te he dicho muchas veces que me gusta más hecha.
-¿Eh?.. Estoy loco o ese gato acaba de hablar…-Pudo
decir el chico con patente asombro en su cara.-
-Estás loco sin ninguna duda.- Replicó Tom con
expresión jocosa, temiéndose una nueva broma de su compañero pues había estado
ajeno a eso.-
Las
chicas se estaban tronchando de risa. Por ello Roy se apresuró a mover las
manos y a responder a su amigo.
-¡No es una broma, tío!, te juro que ese gato ha
hablado.
Aunque
el aludido no le hizo demasiado caso, justamente estaba acariciando al felino
de color negro que Usagi tenía metido en su cesta. Y respondió con tintes
divertidos.
-Mira, me críe en una granja y te puedo asegurar que
los gatos nunca me dieron conversación…
Aunque
ahora fue él quien se quedó de una pieza cuando la minina que acariciaba le miró
fijamente y replicó…
-Eso es porque no me conocías a mí, guapo…
-¡Luna! – Tercio Artemis al que no pareció hacerle
gracia ese piropo que su pareja había dedicado al humano aquel.- Modérate, por
favor…
Tom se levantó como un resorte entre las risas de
las chicas. Señaló a la gata y exclamó.
-¡Es verdad! ¡Un gato que habla!…
-Soy señora.- Le corrigió Luna dejándole
boquiabierto tanto a él como a Roy, en tanto las chicas se tronchaban de risa.-
-No, Tommy.- Matizó una más que risueña Cooan.- Son
dos gatos que hablan…
-Tenemos que presentaros a Luna y Artemis.-
Intervino Bertie igualmente divertida por aquello.-
-Sí, son dos emisarios del Milenario de Plata.- Les
aclaró Ami.-
-¿El qué de qué?- Se sorprendió Roy.-
-Es una historia muy larga, las chicas os la contarán.-
Les comentó Rei.-
-Sí, nosotras somos guerreras de la Luna.- Afirmó
Minako dándole ahora un trozo de carne más hecha a Artemis que el gato
agradeció.-
-Y yo que creía que ya lo había visto todo.- Suspiró
Roy que, se recobró lo bastante como para soltar una de sus ocurrencias.- ¡Aquí
lucha hasta el gato! ¡He, encantado de conoceros! ¿No seréis parientes de
Garfield por un casual?
-¿Quién es ese? - Quiso saber un desconcertado
Artemis, con las risas de fondo del resto.-
-Es una broma, tonto.- Le amonestó Luna.-
-Lo cierto es que por una vez, estoy de acuerdo con
mi compañero.- Suscribió Tom, afirmando todavía anonadado.- Yo creía que ya lo
había visto todo…hasta ahora.
Los demás volvieron a reírse a cuenta de aquello. Y
así pasaron el día en un buen ambiente. Roy y su compañero volvieron al
apartamento que el primero tenía en la ciudad.
-Esto es alucinante, tío. ¡Dos gatos parlantes!-
Exclamó Roy en tanto iban llegado a su destino.-
-Lo cierto es que ya no sé que pensar.- Admitió su
interlocutor, cambiando enseguida de tema, para añadir con un tono más
inquieto.- Mira, no quise comentar nada delante de las chicas. Pero ayer,
cuando estuve en la facultad he oído cosas que no me han gustado nada. Cosas
sobre ti.- Remachó en tanto subían al piso de Roy y entraban, cerrando la puerta.-
-¿Sobre mí?- Repitió su contertulio, suspirando
resignado.- No me sorprende. Después de lo que ese canalla de Armagedón debió
hacer, tengo suerte de no estar entre rejas.
-El caso es que algunos alumnos están moviendo una
recogida de firmas para que te expulsen.- Le desveló un apurado Tom.-
-No les puedo culpar.- Admitió Roy. – Ellos no saben
lo que ha sucedido.
-Precisamente, creo que deberíamos contarles la
verdad a todos.- Le propuso su amigo.-
-No lo sé, Tommy. Quizás sería mejor si yo me
marchase. No deseo poneros en más problemas. Ni a las chicas, ni a ti.
-¿Estás de guasa, no? Es una de esas estúpidas
bromas tuyas.- Se molestó su interlocutor, dejándole perplejo y antes de que su
compañero pudiera pronunciar palabra, agregó.- Escucha Roy, pase que me llames
paleto, pase que me hayas gastado bromas pesadas. Pero ni las chicas, ni yo, te
vamos a dejar que te largues sin terminar tus estudios.
-¡Oh venga! Nos estamos jugando muchísimo más que un
semestre o mi carrera de magisterio.- Alegó Roy entre atónito y reprobador.-
-Somos un equipo, y somos amigos. Todos tenemos un
sueño común y todos vamos a realizarlo. Ya has visto como han sido las vidas de
Bertie y de Connie. Son una chicas excelentes que se han superado en cada ocasión.
Pero para ello han tenido la suerte de contar con esas maravillosas amigas
suyas. Y al verlas he aprendido que, pase lo que pase, no podemos sacrificar
nuestras vidas, ni nuestras ilusiones. No vamos a permitir que te echen a patadas
sin que te den al menos la ocasión de explicarte. Salvo que no te atrevas. Pero
te prometo que, pase lo que pase, estaremos a
tu lado. Y yo tampoco falto a mi palabra.
Roy le escuchó al principio estupefacto y después
agradecido. Tom era más que un amigo, era un hermano. Asintió tratando de no emocionarse.
-Muchas gracias. Te prometo que iré a la facultad en
unos días y trataré de aclarar las cosas. Si es que eso es posible.
-Muy bien, me basta con tu palabra.- Sonrió más
afablemente Tom.- Ahora vamos a cenar. Si es que tienes algo decente que comer
por aquí.
-Muchacho, estás de suerte. Soy un gran cocinero.-
Le desveló desenfadadamente su interlocutor.- Y te has ganado que me esfuerce
hoy.
Su contertulio sonrió divertido, esperando ver con
qué le sorprendería. Entre tanto, tras despedirse de ambos muchachos, una vez a
solas las hermanas y las guerreras, Artemis
le indicó al equipo de las sailors que se reunieran y concentrasen sus mentes.
Todas ellas se dispusieron a ello de inmediato y combinaron sus poderes con la Guerrera
Luna.
-¡Crisis dame el poder! - Gritó ésta transformándose
en “Eternal Sailor Moon. “-
Ante
el asombro de las hermanas, Sailor Moon apareció ataviada con un conjunto
distinto a su uniforme habitual. Sus botas eran ahora blancas, llevaba una
estrella grabada en su gargantilla, y un par de alas compuestas de algo similar
a plumas le sobresalían a la espalda.
-Esta es la transformación final de Guerrera Luna.
Su fase Eterna.- Les explicó la gata Luna a las anonadadas hermanas.-
-Debe de ser mucho más poderosa ahora que cuando
luchaba contra nosotras.- Pudo decir la perpleja Petz.-
-Sí. Lo es. Y nosotras también tenemos nuestra
versión eterna. - Les desveló Minako.-
-Aunque ahora preferimos no usarla, es más costosa
de mantener. Y nos consume muchísima energía. Pero ésta es una excepción.- Les
comentó Usagi a sus interlocutoras con las sorprendidas miradas de sus propias
compañeras.-
Sin embargo, ninguna dijo nada sobre eso. Por su
parte Eterna Guerrera Luna levantó su cetro y apuntó a las hermanas con cuatro rayos de
energía hacia sus corazones. De estos brotó una brillante estrella que se
separaba de ellas y a su vez unas relucientes armas salieron de aquel
resplandor, todas distintas entre sí, una para cada una. Las estrellas
volvieron a sus respectivos corazones y las armas quedaron suspendidas en el
aire. Una espada de hielo y cristal para Beruche, un arco con cuerda y saetas
de fuego para Cooan, una jabalina retráctil con dos puntas afiladas como diamantes
para Petz y un látigo elástico y con chasquidos subsónicos de ondas capaz de
inflamarse con una corriente de energía para Karaberasu. Al menos eso les
comentó Artemis. Las armas tomaron entonces la forma de cuatro piedras de
diferentes colores engarzadas en sendos collares que quedaron colgadas en el
cuello de cada una de las chicas.
- Únicamente tenéis que decir, corazón puro dame el
poder, eso bastará para que os transforméis, hacedlo y ya veréis. – Les indicó Sailor
Moon, volviendo ya a su estado normal. -
Las
cuatro hermanas se miraron atónitas y sujetaron aquellas piedras que pendían
sobre sus cuellos. Más decididas, iban a hacerlo cuando Luna las detuvo.
-¡Cómo eres, Usagi! - Le reprobó a la sailor moviendo la cabeza. - Se
te ha olvidado lo que te dije.
-¿El qué? Creo que se lo he explicado todo.- Respondió
ésta sin comprender. -
- Cada una tiene que invocar una cosa diferente,- le
recordó la gata de forma admonitoria. –
-¡Ay, es verdad!- Admitió ésta azorada, llevándose
una mano a la frente.- ¡Qué despiste, lo siento!
E
ignorándola ahora, Luna fue señalándolas alternativamente con una de sus patas mientras
les informaba.
- Tú Petz, debes decir corazón puro del rayo, dame
el poder. Tú Karaberasu, corazón puro del trueno, tú Bertie, del hielo y tú
Cooan del fuego. Esos son vuestros elementos que corresponden al color de
vuestras piedras, verde, amarilla, azul y roja respectivamente.
- Como la naturaleza de nuestros antiguos poderes. -
Observó Beruche.-
- Así es. - Convino Luna que aclaró. – No obstante,
antes se basaban en la energía negativa del cristal negro. Pero anulada ésta y
sustituida por la de las semillas estelares en unos corazones puros como los
que ahora poseéis, estos mismos poderes se mantienen. Aunque han cambiado de
signo pues estarán alimentados por la energía positiva del bien.
- Es estupendo, ya lo hemos comprendido. - Declaró
Petz arengando a las demás. - ¡Chicas, vamos allá!...
Las
cuatro gritaron sus frases respectivas, tras una zarabanda de giros sobre sí
mismas, luces, colores y efectos, quedaron transformadas. Los uniformes eran muy
similares a los de las propias sailors. Sobre sus frentes unas diademas doradas
con una de sus piedras a juego engastada. En el cuello una pequeña cinta del
color de cada una donde se entrelazaban los elementos de sus signos con una media
luna dorada inscrita y que apuntaba con los cuernos hacia arriba. Como el
símbolo de la Luna Blanca.
-¡El emblema del Milenario de Plata de la Luna y del
reino de Neo Cristal Tokio de la Tierra! - Se sorprendió Kalie en cuanto lo
vio.-
-¡Quién nos hubiera dicho que luciríamos este símbolo!,
¿verdad, chicas?- Les comentó una atónita Cooan a su vez.-
-Desde luego, jamás lo habríamos creído.- Admitió
Petz.-
-Y nunca hubiéramos pensado entonces que sería un
gran honor para nosotras hacerlo.- Remachó Bertie con tono entre respetuoso y
agradecido.- Gracias…
Siguieron recreándose en sus nuevos uniformes de
batalla. Cada una llevaba unos pendientes exclusivos y muy bonitos. Petz, lucía
unos con forma de rayo, Kalie dos pequeños látigos, Bertie unos cristales de
copos de nieve y Cooan dos especies de llamitas.
-¡Estáis sensacionales!- Las alabó Makoto, añadiendo
incluso con humor.- Y yo que pensaba que mis pendientes en forma de rosa eran
lo más.
-Sí, son de lo más chic.- Convino Minako,
sentenciando.- Todos os admirarán…
Pero eso era únicamente el comienzo. Más abajo, corpiños
elásticos cada uno de color blanco con lazos sobre el pecho, a juego de sus
piedras respectivas, se ceñían a sus cuerpos y terminaban en unas cortas tules,
del mismo color que los lazos, a modo de falditas. Justo como las de sus
amigas. Esas prendas dejaban visibles las piernas desde los muslos hasta las
rodillas, donde unas altas botas a juego con el uniforme de cada chica y de
mediano tacón, tomaban el relevo. Petz tenía el color verde oscuro haciendo
contraste con otro más claro, Karaberasu el naranja y amarillo casi tirando al
dorado, Bertie el celeste combinado con otro tono azul más oscuro y Cooan una
mezcla de rojo y violeta. Después, la gata Luna pasó revista al aspecto de la
infraestructura, indicando a las hermanas que en sus muñecas también se habían
materializado sendos transmisores con forma de relojes. Atónitas, ellas
comprobaron que así era.
-Las armas aparecerán a voluntad vuestra cuando las
invoquéis. – Les explicó la felina.-
Y en el caso
de Petz, por ser la mayor, contaría también con un saco especial en el que
poder guardar más de una sorpresa. Por supuesto, Karaberasu protestó diciendo
que su hermana no tenía porque ser la más adecuada para llevar aquello, la aludida
se enfadó y se pelearon durante unos minutos ante la resignada mirada del
resto. Y cuando todo parecía estar solucionado....
-¿No son muy cortas estas faldas?- Comentó Petz
mirándose con una no disimulada preocupación por el recato. -
-¡A mí me parecen perfectas! Es una inmejorable ocasión para lucir mis
estupendas curvas femeninas. Sin olvidar mis largas y hermosas piernas. Ya veréis.
Seguro que los hombres estarán encantados conmigo. – Intervino fatua y
jovialmente Karaberasu, en su más puro estilo provocador y presumido. -
- Seguro que, como vayas provocando por ahí, nos confunden
con unas cualquieras. - Musitó Petz entre dientes. -
- Luna y yo no tuvimos mucho tiempo para hacer otro
diseño. - Se disculpó Artemis. – Trabajamos sobre el básico de las guerreras.
Aunque Karaberasu, esbozando una sonrisa maliciosa, replicó
entre jovial y ácidamente, a fin de tomarse cumplida revancha por la polémica
anterior.
-¡No os preocupéis! ¡Son unos uniformes geniales, de
veras! Lo que ocurre es que Petz es una carca y como ya no es tan joven no
puede ir mostrando sus imperfecciones por ahí. Los años no perdonan, querida hermana mayor.
Y
subrayó la palabra mayor con sorna. Mientras el resto de los allí presentes
miraba ya para otro lado temiéndose una buena.
-¿Qué? ¿Cómo te atreves? - Exclamó la indignada
aludida, fulminándola con la mirada.-
- Por favor chicas, ¡calmaos! , ahora no es momento
para otra de vuestras discusiones. - Les pidió Cooan, visiblemente azorada. -
-¡Es un uniforme fantástico, gracias! - Intervino
Beruche entusiasmada, tratando además de obviar la incómoda situación. – Os habéis
tomado muchas molestias.
Petz
asintió y avergonzada se disculpó sentidamente con sus amigas.
-¡Perdonadme! Soy una desagradecida, no quise ofenderos,
de veras que están muy bien. ¡Gracias por todo lo que habéis hecho por nosotras!
Nos sentimos muy honradas por este honor que nos hacéis. No merecemos tanto. -
Añadió muy reconocida. –
-Trataremos de no decepcionaros.- Convino esta vez
Kalie con su hermana mayor.-
- No lo haréis. Estamos convencidas. Y no hay de
qué.- Les sonrió Rei.-
-En cuanto a las faldas ¡no te preocupes, mujer! Lo
comprendemos, no pasa nada.- Respondió solidariamente Makoto. -
- Sí. - Convino Ami sonriendo ahora al rememorar. -
A nosotras a veces también nos ha traído problemas ese asunto. Hasta algunas
antiguas enemigas nos llegaron a llamar la atención. Pero no se os verá nada indecoroso, ¡os lo
podemos asegurar!
-¡Por lo menos nada que no queramos enseñar!- Se rio
Karaberasu que volvió así a ganarse otra reprobatoria mirada de su hermana
mayor. -
- Lo principal es que este traje y los poderes que
ahora tenéis, además de haceros más sexis, os ayuden sobre todo a combatir al
enemigo. - Las deseó Minako añadiendo. – Incluso mejorarán vuestra comprensión
de otros idiomas.
- Y alguna que otra cosa más hacían, pero no me
acuerdo ahora. – Trato de recordar Ami
apostillando. – Deberían llevar algún manual de instrucciones.
- Sí, casi son mejores que los nuestros. – Replicó
Makoto con retintín, sentenciando.- Y me atrevería a decir que sin el casi.
Y al tiempo que matizaba eso sailor Júpiter dirigió una
acusatoria mirada a los gatos que optaron por desviar las suyas haciéndose los
despistados.
-¡Podéis estar tranquilas chicas, no os
defraudaremos! -, exclamó eufóricamente Cooan.-
- Por el amor y la justicia. - Pronunció Petz con
solemnidad parafraseando a Usagi que asintió con aprobación. -
-¡Somos las cuatro hermanas Malinde y vamos a
deslumbraros! - Completó jocosamente Karaberasu adoptando una típica pose de sailor.
-
-¡Magnífico!- Las alabó Luna admirada. - No podríamos
tener mejores delegadas.
-¡Dadles duro, chicas!- Las arengó Makoto
enarbolando un puño para hacer su expresión aún más gráfica. –
-Una cosa muy importante que casi olvidaba.- Intervino
Usagi.-
-¿Otra más?- Se sonrió Rei no sin algo de regocijo,
sentenciando.- ¡Cada día estás más chocha!
Su
amiga le sacó la lengua y Marte respondió de igual modo, las demás suspiraron
armándose de paciencia y al fin Usagi retomó la palabra con tono extrañamente serio
e incluso solemne.
-Vosotras, pese a todo, no sois sailors. Y eso es
por varias razones. No podéis evolucionar a fases super o eterna. Tampoco me debéis
lealtad como vuestra reina en el futuro. Y lo más importante de todo. No es
vuestro destino ser guerreras para siempre. Algún día podríais delegar esos
colgantes y vuestros poderes a vuestras hijas, si las tuvierais, o a cualquier
mujer de corazón puro y que aceptase libremente esta responsabilidad. Una sailor
no es capaz de hacer eso, salvo en muy raras y contadas excepciones. Y precisa
un permiso especial mío, o mejor dicho, de la reina Serenity.
-Así es.- Convino Luna.- No estáis obligadas a
aceptar esto para siempre.
-Por ahora es nuestro deber y tenemos una deuda muy
grande con vosotras y con el mundo.- Contestó Bertie con una mezcla de
reconocimiento y emoción.-
-Contad con nosotras. En tanto seamos útiles y necesarias.
- Añadió Cooan.-
Sus
dos hermanas mayores asintieron al unísono, subrayando aquello.
- Nosotras tenemos que irnos, es cierto. - Intervino
Ami algo apenada pero animando su tono y su semblante para añadir. - Pero me
alegra saber que ahora vosotras defenderéis el amor y la justicia aquí.
-Bueno, no nos extendamos en despedidas. Nuestras
amigas tienen que descansar.- Intervino Usagi.-
Y dicho esto todas las guerreras se aproximaron
uniendo sus manos para la “teleportación” con los gatos en el centro, aunque
Rei quiso decirles una última cosa.
- Sólo un consejo más, chicas. Aquí en América mejor
poneos unos antifaces para que no os reconozcan y buscaros unos nombres con
gancho para cada una y para el grupo.
-¿De veras crees que eso es necesario?- Se
sorprendió Cooan.-
-No es una idea descabellada.- Valoró Karaberasu llevándose
una mano a la barbilla para considerarlo.-
-Buen viaje.- Les deseó Bertie.-
-Y para la próxima nos enseñáis también ese truco.-
Sonrió Petz. Aludiendo a aquel sistema de transporte tan eficaz como barato.-
-Tomamos nota.- Se rio Minako con el divertido
asentimiento de las demás sailors.-
Las
cuatro hermanas dieron nuevamente las gracias a sus amigas guerreras que sonrieron deseándoles mucha suerte. De
inmediato invocaron su poder de teletransporte desapareciendo de vuelta a Japón
donde debían enfrentar otra grave amenaza. Al menos eso comentaron al decir
adiós....
-Bueno. Pues aquí estamos. Ahora como el segundo
equipo de guerreras.- Declaró Karaberasu.-
-¿Quién nos lo iba a decir?- Terció Beruche
recibiendo el asentimiento del resto.-
-Espero que nuestras amigas se sientan orgullosas de
nosotras. Será difícil estar a su altura.- Añadió Cooan.-
-Tomaremos ejemplo de ellas. Y combatiremos el mal.-
Sentenció Petz con el asentimiento de todas.- Trataremos de ayudarlas en todo
cuanto nos sea posible.
Por su parte el grupo de las sailors reapareció en
una zona abrigada del santuario Hikawa, al margen de miradas ajenas. Entonces
fue Rei la que, con tono algo sorprendido, le inquirió a Usagi.
-¿Por qué les has dicho eso?
-¿Decir, el qué?- Quiso saber a su vez la aludida.-
-Sí. Ya sé a lo que Rei se refiere,- terció Ami que tampoco
parecía comprenderlo cuando aclaró.- Que nos era más difícil mantenernos en la fase
eterna. Eso no es verdad. Por eso no comprendo por qué nos dijiste que no
invocáramos ese poder durante la lucha. A no ser que…
-No es fácil de explicar.- La interrumpió Usagi ante
las atónitas miradas de sus compañeras. Aunque quiso ser algo más precisa y agregó.
– Es su lucha, debemos darles ocasión de sacarla adelante por ellos mismos.
-¿Acaso cuando os enfrentasteis contra ese tal Valnak
no recurristeis a toda vuestra fuerza?- Quiso saber Makoto a su vez
visiblemente desconcertada.-
-Utilizamos algunos ataques poderosos sí, pero no a
toda su capacidad.- Le confesó Rei.-
-Pero…eso os puso en peligro.- Objetó Minako mirando
a Usagi no sin reprobación para afirmar.- No comprendo cómo pudiste pedirles
una cosa como esa.
-Tengo importantes razones para hacerlo. - Musitó su
interlocutora ahora con tono más apagado.-
-De todos modos no creo que eso hubiese cambiado
nada. - Terció Ami saliendo en auxilio de Usagi al sentenciar.- Ese demonio era
muy poderoso, quizás ni siquiera con la fase de guerreras eternas habríamos
podido con él.
-¿En ese caso qué más daba el usarla? - Comentó
Makoto sin comprender.-
-Más valía no correr riesgos.- Apuntó Usagi que,
dirigiéndose a Rei y Ami, les pidió.- Vosotras visteis a Roy transformarse.
Algo me contasteis por el comunicador, pero ahora me gustaría que nos lo
explicaseis a todas. Aunque si no os importa aguardad un poco, Mamoru está al
llegar. Luego también os pondremos al corriente de lo que ha sucedido aquí.
Sus
amigas asintieron. Esperaron en efecto durante unos minutos y el muchacho llegó.
Una vez reunidos, tanto Rei como Ami les informaron de todo lo sucedido en ese
callejón. De modo que, cuando concluyeron de hablar, el recién llegado tomó la
palabra y sentenció.
-Estaba claro, debía hacerlo Roy.
-Comprendo. Es lo que sospechábamos. De haber acabado
nosotras con Valnak su poder oculto no se hubiese manifestado.- Afirmó Ami.-
¿Verdad?
-Así es… y un buen amigo me ha dicho que éste es el
camino. Confío plenamente en él. Sabe muy bien de lo que habla.– Les reveló
Usagi.-
-¿Un amigo? ¿A qué amigo te refieres?- Quiso saber
Makoto.-
Sin embargo, la interpelada guardó silencio sin
querer descubrir la identidad de esa persona.
-Bertie estuvo a punto de morir.- Objetó Minako con
gesto grave.- No me parece adecuado que juguemos con sus vidas de esta manera.
-Pero no lo hizo. Todo ha salido bien.- Le respondió
Mamoru ahora con tono conciliador, dándole la mano a Usagi que sonrió, más cuando
él añadió.- Podéis estar seguras de una cosa. Nada nos importa más que su
bienestar y no queremos que sufran innecesariamente.
Las
demás escucharon atónitas. Desde luego estaba muy claro que la pareja de sus
amigos y futuros soberanos sabía mucho más de lo que les contaban, aunque finalmente
dieron por bueno aquello y asintieron. Si debía de ser así, así sería…entonces
fue el turno de Usagi de contarles a sus dos compañeras.
-Finalmente acabamos con el enemigo, al menos en Japón.
Su base estaba cerca de la torre de comunicaciones de Tokio.
-¡Como de costumbre!- Suspiró Makoto.-
-En realidad.- Tercio Minako.- Fue demasiado
sencillo. Apenas eran un par de encapuchados y un par de demonios los que
quedaban. Ni siquiera tuvieron que venir las guerreras del sistema solar
exterior.
-Nos limitamos a atacar y destruir a esos demonios y
después a esos dos tipos encapuchados.
-Pero si eran humanos... ¿cómo pudisteis hacer eso?-
Se espantó Ami.-
-No, no eran humanos, eso te lo puedo asegurar. Ya
no lo eran. - Declaró Usagi ahora con más gravedad en el tono.-
Alguna
cosa más les contó a sus compañeras que hizo estremecerse a éstas. Al menos la
amenaza en Japón estaba neutralizada. No obstante, cada vez tenían una
seguridad mayor en que todo lo sucedido en Tokio y sus alrededores no habría sido
más que una maniobra de distracción. Tal y como había dicho Minako, fue
demasiado fácil. Y por experiencia sabían que las cosas nunca eran tan simples.
Otra cosa que había acaecido, y que de momento ni Mamoru, ni Usagi, habían
revelado a sus compañeras, fue una reunión que ellos dos, en calidad de
príncipe Endimión y princesa Serenity, mantuvieron con altos cargos del
gobierno japonés. Se les sumó otro individuo que dijo representar, aunque de
modo extraoficial, a las Naciones Unidas. Aquel hombre aseveró no tener pleno
conocimiento de lo que estaba sucediendo en los Estados Unidos, si bien sabía
de las actuaciones de algunos entes sobrenaturales y de ese ataque terrorista a
Nueva York. Solamente les expresó a sus interlocutores que los gobiernos del
mundo tenían plena confianza en las guerreras y sus aliados. Al término de esa
reunión, Mamoru le comentaba a Usagi, ya en el apartamento de él.
-Tengo la impresión de que ese tipo estaba enterado de mucho más de lo que nos ha
dicho.
-Bueno, nosotros también conocemos bastante más cosas
de las que le hemos comentado a él.- Afirmó la joven.-
El
chico paseaba por el salón en tanto parecía reflexionar. Al cabo de unos
momentos declaró.
-Sabes tan bien como yo que el devenir de estos
acontecimientos será crucial para el futuro. Debemos tener mucho cuidado con
nuestros pasos de ahora en adelante.
-Como lo hemos tenido hasta este momento.- Replicó
ella, que suspirando, afirmó.- Cosas más duras y terribles están por ocurrir. Y
no podremos hacer nada por variarlas. A veces me gustaría ayudar más a nuestros
amigos. Son buena gente. No se merecen esto…
-Sí, lo son… aunque no he podido conocerles en
persona os he escuchado hablar de ellos. – Le recordó Mamoru que sentenció, al
parecer también con pesar.- Pero es como debe ser.
Su
interlocutora asintió con resignación, dejaron ya ese tema y se centraron en
cosas más triviales. Los dos tenían exámenes a la vista aunque a Usagi esa
perspectiva no le agradaba demasiado. Se reuniría con las chicas para ver si
podían estudiar en el santuario…
-Esta es otra parte que me gustaría poder obviar. Pero
también debo hacerme un porvenir en la Tierra como cualquier otra persona común y corriente.- Se auto arengó
mentalmente.-
Entre tanto Petz, Karaberasu, Beruche y Cooan habían
visto marchar a sus amigas con pena pero a la vez con un nuevo sentimiento de
optimismo. Otra vez estaban juntas y se sentían más fuertes, sobre todo con
aquellas nuevas capacidades. Ahora estaban plenamente dispuestas para la acción,
deseaban no defraudar la confianza que Sailor Moon y las demás había depositado
en ellas. Empero, también les surgía una importante pregunta que les llevaría a
otro de esos debates inacabables entre ellas. Para actuar en público, si no
eran propiamente sailors. ¿Qué nombre se pondrían?...
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