jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 20. Nacen las luchadoras justicieras

Roy entrenaba cerca de las montañas rocosas, se había trasladado a un paraje solitario para intentar dominar sus nuevos poderes sin causar daños. Pero no era tarea fácil. Sin condiciones especiales como ira o instinto de supervivencia le era casi imposible transformarse. Y lo intentaba llevando su discman y escuchando una canción que les había puesto a sus amigas…

Seguimos hablando 
y yo no sé qué debo decir.
 
Lo digo de todas formas.
 

Hoy es otro día en el que
 
te encontraré huyendo.
 
Iré en busca de tu amor,
 
¿está bien?
 

Tómame.
 
(Tómame)
 
Acéptame.
 
(Tómame)
 

Me iré en uno o dos días.
 
No hace falta decir que
 
estoy hecho pedazos.
 

Pero ese que está
 
caminando soy yo.
 
Aprendiendo lentamente
 
que la vida está bien.
 

Dilo conmigo: no es mejor estar
 
seguro que lamentarlo.
 

Tómame.
 
(Tómame)
 
Acéptame.
 
(Tómame)
 

Me iré en uno o dos días.
 
Las cosas que dices...
 
¿Son en serio o sólo para
 
que no me preocupe?
 

Tú eres todo lo que
 
tengo que recordar.
 
Estás huyendo....
 
Iré en busca de tu amor, ¿bien?
 

Tómame.
 
(Tómame)
 
Acéptame.
 
(Tómame)
 

Me iré en un día.
 

Tómame.
 
(Tómame)
 
Acéptame.
 
(Tómame)

(Take on me. A- Ha. Crédito al autor)

-Debo centrarme. Tengo que reunir mi energía.- Se decía moviéndose al ritmo de esa música.- O al menos eso creo. Es lo que Ami y Rei me comentaron cuando pude entrenar a su lado. Son dos buenas chicas, desde luego…y tenían razón.

            El muchacho recordaba ahora algunas de esas sesiones. Las dos guerreras le atacaban utilizando potentes mantras.

-¡Burning Mandala! – Exclamaba Rei lanzando contra él una especie de  triángulos de fuego.-

            Sin embargo, Roy era lo bastante rápido como para esquivarlos.

-¡Shine Aqua illusion! – Intervino la guerrera Mercurio.-

            Y su contrincante volvió a apartarse a tiempo de esa especie de cortina de agua congelada que le arrojó la sailor…Aunque en ese instante les comentó a ambas…

-Así no sirve de nada. Voy a quedarme quieto y a recibir el impacto…
-¡Pero Roy! - Objetó la guerrera Marte con inquietud.- Eso podría ser muy peligroso.
-Sí.- Convino Mercurio.- No queremos que te suceda nada malo. Solamente estamos entrenando.

            Su interlocutor asintió aunque fue a sentarse sobre una roca para comentar con tintes reflexivos.

-Por más que lo intento no logro volver a transformarme. Ya no soy capaz de brillar de esa manera. Es como si mi cuerpo no tuviera el estímulo necesario si no siente peligro. Dado que tengo la velocidad necesaria para esquivar todos vuestros ataques no creo estar en riesgo real. Y pienso que necesito estar sometido a algún tipo de situación que me ponga a prueba. Al menos lo suficiente como para liberar ese poder.
-¿Estás seguro de eso?- Le preguntó una concernida Rei.-
-Sí, al menos eso creo. Veréis chicas. – Suspiró al añadir.- Ese bastardo de Valnak no quiso contarme todo lo que sabía sobre el solar, como él me llamó.  Debo averiguarlo por mí mismo y solo vosotras podéis ayudarme. No quiero que Bertie, ni Connie, ni Tommy estén en peligro nunca más. Tengo que hacerme más fuerte para vencer a cualquier enemigo que esos canallas pudiesen enviar para dañarles. Para eso, os necesito.

            Las dos muchachas lo comprendieron. Asintieron al unísono y nuevamente los tres se pusieron en guardia.

-¿Estás preparado?- Quiso saber Ami.-
-Sí. Cuando queráis.- Replicó él.-
-Esta vez lanzaremos nuestros ataques más potentes. - Le advirtió Rei.-

            Su amigo asintió. Ambas chicas se miraron decididas. Esta vez no se contendrían. Aun  sin recurrir a su fase eterna las dos invocaron sus respectivos ataques con un grado de bastante intensidad. Roy los vio llegar hacia él y su primer impulso fue el de apartarse. Sin embargo, logró dominarse lo bastante. Quería proteger a sus amigos, pensó en Bertie una vez más. Como si ella estuviera tras de él. Nunca iba a permitir que ningún monstruo la hiciese daño otra vez. Antes estaría dispuesto a morir. Solamente recordarla tendida en el suelo, con aquella estaca atravesándola y manando sangre de sus labios, le hizo enfurecer. Justo en ese instante cuando aquellos pensamientos le cruzaban la mente y las llamas de Rei y el ataque acuático de Ami se aproximaban el joven reunió energía…

-¡Yaaaa! – Atronó con su desafiante grito logrando convertirse en ese guerrero dorado.-
-¡Lo ha conseguido! –Exclamó Ami sonriendo.-

            Las dos guerreras pudieron ver como sus ataques se estrellaban inofensivamente contra el aura de su amigo. Roy entonces se mantuvo así brillando con ese destello y emitiendo un extraño zumbido, mientras las chicas se aproximaban. Fue Rei la que, con patente satisfacción, afirmó.

-Estás aumentando tus fuerzas de día en día…
-La cantidad de energía que produces es tremenda.- Comentó Ami que hizo aparecer su visor especial.- Espera, lo comprobaré…

            Y tras hacer aparecer una especie de visor sobre sus ojos la sailor se quedó con la boca abierta cuando realizó la lectura…Apenas si pudo decir.

-Tu poder supera ya al de la mayor parte de nuestros enemigos. Rivalizaría incluso con el de sailor Galaxia.
-¿Quién es esa?- Quiso saber el joven que retornó al fin a su estado normal.-
-Es una larga historia.- Suspiró Rei.-
-Mejor te la contamos otro día.- Sonrió Ami a su vez.-
-Bueno, pero únicamente decidme una cosa.- Inquirió con gesto serio él.-
-¿Cuál?- Quiso saber Rei.-
-¿Estaba buena esa tía? Con ese nombre tendría que ser imponente.- Se rio el chico retomando su jovialidad habitual.- Joer, anda que la habéis llamado estrella… ¡Galaxia nada menos!

            Las dos guerreras se rieron a su pesar. Ami se permitió el lujo incluso de darle un amistoso capón.

-¡Au! - Protestó cómicamente el agredido.-
-En nombre de Bertie. ¡Te he castigado! - Se rio Mercurio.-
-Me ha salido barato. Seguro que ella se lo habría tomado aún peor, ¡ja, ja! - Comentó Roy jocosamente a su vez.-

Por su parte, las sailors también recordaban aquellos días estando ya en Japón.

-¿Crees que habrá seguido haciendo progresos?- Le preguntaba Rei a su amiga Ami, al término de una reunión del grupo en el Santuario.-
-Seguro que sí. Estaba muy enfocado en ello.- Convino su interlocutora.-
-Aunque algo le preocupaba mucho, además de la seguridad de Bertie, Cooan y de Tom.- Recordó Marte.-
-Es cierto. El pobre lo pasaba muy mal pensando en su vuelta a la universidad.- Se acordó Ami.-

Y es que hizo memoria de esas sesiones de entrenamiento tan exigentes que el muchacho se imponía. Con ambas como sparrings. Aunque a su favor debían decir que él jamás devolvía los ataques. Al menos contra ellas.

-No sería caballeroso atacar a unas lindas señoritas como vosotras.- Les comentaba divertido al hilo de aquello.-

Algo ruborizada, Marte miró a su compañera moviendo la cabeza con fingida reprobación y sincero desenfado. ¡Ese chico era tremendo! Les caía muy bien a las dos. Estaba claro que él jamás le haría daño a nadie a sabiendas. Todo fue culpa de ese demonio que le poseía. Cuando le comentaron aquello él se limitó a suspirar con un tinte más entristecido.

-Decidle eso a Melanie. O a Roberts. No creo que pueda volver a mirarles a la cara.
-Debes hacerlo. Y decirles cómo te sientes. O será algo que tengas siempre clavado en tu alma.- Le respondió Rei, posando una mano sobre el brazo derecho del chico.-

            Roy asintió despacio, aunque contestó con tono reflexivo.

-De todo lo que tengo que hacer es una de las cosas que me da más miedo. Enfrentarme a mis compañeros. Seguramente debí de cometer muchas barbaridades. Y sé que Tom no ha querido contarme las peores.
-No fuiste tú.- Insistió Ami, llevada por la pena que le daba ver a ese pobre muchacho infligiéndose ese castigo.- Nunca tuviste que ver con eso. Nosotras estamos muy acostumbradas a ver como los seres malignos son capaces de controlar a buenas personas y usarlas abyectamente para sus fines.
-La gente normal no sabe de demonios, ni posesiones.- Repuso sombríamente su interlocutor.- Únicamente ven al que ha cometido físicamente todas aquellas tropelías. Y sé que algunos incluso han hablado de querer echarme de la facultad o denunciarme a la policía. Y no les culpo. En su lugar actuaría del mismo modo.

            Las consternadas chicas le miraron con simpatía e incluso un poco de compasión. Ese muchacho no se merecía aquello. Y más cuando él agregó con voz queda.

-Ahora que lo pienso. ¿Cuántas personas habrán podido ser detenidas, juzgadas e incluso condenadas y ejecutadas por crímenes que ellos realmente no cometieron? A muchos les habremos considerado chiflados o psicópatas. Y sencillamente estaban dominados por esos seres. ¿No es así?
-Así es.- Repuso una consternada Rei.- Yo tengo mucha experiencia en ese tipo de situaciones. Los kami o espíritus malignos , como los llamaríais aquí, a veces pueden dominar a los vivos. Por eso hay que protegerse.
-Yo jamás he compartido eso de ejecutar a nadie. Y no únicamente en este caso.- Terció Ami con tono apenado.-
-Hay personas que lo merecen.- Repuso Roy.- En  este país de todas formas, no existe en todos los Estados. Por ejemplo, no se aplica en Nueva York.
-Me alegro de ello.- Repuso su contertulia, argumentando.- Porque tú mismo acabas de reflexionar sobre eso. ¿Cómo podemos estar realmente seguros de que no estaban siendo manipulados?- Inquirió Ami, para agregar.- También en mi país existe la pena capital. Y no me gusta.
-En el futuro, ese castigo no existirá. – Le contó Rei, desvelándole para asombro del chico.- En el siglo treinta, por ejemplo. A pesar de lo que la Luna Negra nos hizo no se les castigó de ese modo.
-No acabo de hacerme a la idea.- Comentó él chico.- Habláis de algo para lo que faltan casi mil años como si ya hubiese ocurrido.
-Sí, es una paradoja temporal. Las hermanas por ejemplo. Su pasado está en el futuro.- Le comentó Ami.-

            Tras unos momentos de silencio, Roy se rascó un poco la cabeza para admitir.

-No logro comprenderlo. Ya sé que soy un burro comparado contigo y con Bertie, pero es que es algo muy complicado.
-Lo es.- Concedió Rei. -No creas que es fácil para nosotras. Saber lo que les sucederá a nuestros yoes en el futuro y no poder cambiarlo.
-Bueno, quizás sí.- Replicó el muchacho, alegando.- A fin de cuentas todo salió bien. La prueba es que Bertie, Connie y sus hermanas están aquí ahora.
-Sí, pero mil años antes de que eso sucediera.- Le recordó Ami.-
-Y ahora que pienso en ello. ¿Cómo es posible que vosotras estéis vivas en el siglo Treinta? ¿Qué me he perdido? ¿acaso tomáis mucho Ginseng para desayunar?

            Eso hizo reír a sus amigas. Aquella fue una buena ocurrencia. Aunque tras esas carcajadas volvieron a un gesto serio y Rei le contestó.

-No lo sabemos con certeza. Nos contaron que algo muy malo le pasó a la Tierra en el futuro y que todo quedó como congelado. Supongo que luego nos debimos despertar.
-La verdad, ¡es más fácil entrenar para aumentar mi fuerza que ponerme a meditar sobre todo esto! ¡Me duele más la cabeza que el resto del cuerpo! - Admitió el perplejo chico con humor.-

Las chicas, tomadas por sorpresa, se rieron una vez más. Ese muchacho era estupendo. Después de todo lo que había pasado y de la situación en la que se encontraba, no perdía el buen humor. Tenían además instrucciones de Usagi y de Mamoru de ayudarle en todo lo que fuera necesario y lo hacían realmente encantadas. Por si fuera poco cada vez parecía ser más poderoso. Eso era bueno. Aunque su compañero ahora se tuvo que sentar. Sudaba copiosamente y parecía estar exhausto pese al rato que llevaban parados. Enseguida comentó.

-Esto me exige usar mucha energía. Siento como si estuviera con las baterías totalmente descargadas…
Tendrás que acostumbrarte a utilizar ese poder.- Conjeturó Ami.- No quieras precipitarte.
-Creo que meditar y practicar técnicas de relajación podría ayudarte.- Añadió Rei.- Puedo mostrarte algunas y, a juzgar por lo que he hablado con él, Tom también sabe algo a ese respecto. Deja que tu amigo te ayude cuando nosotras nos marchemos.
-Así lo haré. Muchas gracias, chicas.- Sonrió él que agregó con mayor desenfado una vez estuvo más recobrado. - Bueno, será mejor que volvamos o Bertie y Connie se harán preguntas…

            Y sus compañeras de entrenamientos convinieron en eso. De modo que así lo hicieron. El chico había alquilado un coche que usaron para alejarse de la ciudad rumbo a ese lugar deshabitado. Ahora retornaron a la universidad…

-Decidme chicas… ¿Qué os gustaría hacer cuando no tengáis que pelear contra bichos del averno y cosas así?- Quiso saber con genuino interés él.-
-Bueno, creo que Bertie te lo habrá contado, pero a mí me gustaría ser médico como mi madre, mi tío y mi abuelo.- Repuso Ami.-
-¿Y a ti, Rei?- Quiso saber el chico en tanto conducía.-

            La joven, sentada en la parte de atrás junto a su compañera, contestó.

-Soy sacerdotisa en el templo de mi abuelo, el santuario Hikawa. Pero aparte de eso me gustaría estudiar alguna carrera, no sé…quizás ciencias políticas o algo relacionado con el culto religioso. Bueno, la política es apasionante pero no tengo buenas experiencias relacionadas con ella.- Suspiró.-

            Ami la observó con cierto pesar, Roy sintiendo curiosidad, quiso que esa joven le contase algo más con ese típico tinte bromista y ocurrente suyo.

-¿Por qué? ¿Es que te presentaste a presidenta de Japón y no te votaron?

            A su pesar Rei tuvo que sonreír, moviendo la cabeza para confesar.

-Es por causa de mi padre. Es un político importante, pero por culpa de eso apenas sí me ve… sobre todo desde que mi madre murió.
-Lo siento.- Repuso Roy ahora con seriedad.- No lo sabía, discúlpame. Sé lo que supone perder a los padres.
-Gracias. No podías saberlo. Y no te preocupes, es algo que tengo asumido hace ya mucho…
-En mi caso, están divorciados. Mi padre me escribe y me manda cuadros de vez en cuando. Es pintor.- Terció Ami.-
-Tampoco lo habéis tenido nada fácil por lo que veo.- Suspiró el chico añadiendo ahora con un tono de cierta culpabilidad.- Pero en lugar de hacer tonterías como yo fuisteis valientes y afrontasteis las cosas.
-No digas eso. Tú también eres muy valiente. Es muy duro darse cuenta de que se tiene un poder y una responsabilidad.- Declaró Rei con tono más afectuoso.-
-Como dijo el tío Ben.- Repuso Roy.-
-¿El tío Ben? - Se sorprendió Ami creyendo que se trataría de algún familiar del muchacho.- ¿Es algún tío tuyo?
-¡No!, ¡ja ,ja! - Se rio su contertulio.- Era el tío de Spiderman.- Les explicó el chico.- El superhéroe neoyorkino por excelencia.
-Quizás podría ayudarnos contra esos demonios.- Comentó una esperanzada Ami.-
-¡Creo que como no salga del cómic va a ser difícil! - Sonrió ahora su interlocutor.- Pero quién sabe, si hacemos como en el video de A-Ha...Ja, ja ¡Take on me… take me on!...- Cantó con buena voz para solaz de sus interlocutoras y luego prometerles.- Ese video clip os lo tengo que poner.
-Desde luego, ¡cómo eres! – Se rio Rei añadiendo divertida.- No me extraña que Bertie y Cooan te riñan.
-Sí, pero también te quieren mucho.- Le confesó Ami, sin querer matizar la naturaleza de ese cariño, puesto que enseguida añadió.- Tanto tú, como Tom, sois dos chicos estupendos.
-Tened mucho cuidado.- Le pidió Rei.- Y no hagas locuras.
-No más de las habituales. Sería difícil hasta para mí. - Afirmó él con tono jovial.-

            Y las dos muchachas sonrieron tras recordar eso.

-Espero que se cuide mucho.- Comentó Ami.- Sé que Bertie está coladita por él. Pese a que no lo admita. Y también creo que Roy la quiere.
-Es verdad.- Asintió su amiga.-

            Tras esas palabras se despidieron. Por su parte Roy había estado rememorando esos mismos momentos. Después de canturrear un poco en el coche llegaron al apartamento que tenían alquilado las chicas. Ami y Rei se despidieron tras saludar a Bertie y a Connie. Por supuesto que, antes de marcharse les puso esa canción, haciendo que una vez más se rieran entre divertidas y apuradas. Sobre todo cuando él quiso ponerse a bailar con las dos. Ahora Roy recordaba con agradecimiento a esas dos muchachas. Las grandes amigas de sus compañeras de clase. Gracias a ellas había mejorado bastante y cuando se fueron desde luego que puso en práctica sus consejos en la medida que pudo. Tuvo que invertir varios días de duros esfuerzos hasta que por fin le fue posible conseguirlo. Cuando finalmente lo logró dominó la transformación a voluntad y pudo aumentar su energía y su velocidad sin agotarse en exceso.

-Sí, ahora la cosa va mucho mejor.- Se decía satisfecho de sus progresos.- Que se preparen esos diablejos…

            En la sede de la secta, entre tanto, el Gran Sabio invocó a Stiliach. De entre una niebla sulfurosa, apareció grande y robusta una silueta que fue dejando ver un color verde oliváceo y unos rasgos reptilianos. Vestía una armadura igual a la de Valnak de no ser porque ésta llevaba una estrella satánica de cinco puntas en las hombreras. Iba armado también con un largo tridente. Se acercó a su invocador con pasos pesados que reverberaban en el suelo de piedra de aquella sala.

- Se te saluda, Gran Sabio.- Declaró inclinando la cabeza en un cortés ademán y preguntando con afectada amabilidad. - ¿Qué puedo hacer por ti?
- Bienvenido Stiliach, - respondió éste al saludo con un tono de complacencia para informarle al instante. - Tu misión es la de acabar con éste individuo.

Y en su bola materializó imágenes tridimensionales de Roy luchando contra Valnak, aun sin transformarse en guerrero dorado.

-¿Y para esa pequeñez me has hecho llamar?- Respondió el demonio estudiando la bola con desinterés al tiempo que esbozando una mueca de decepción en su ofídico rostro. -¡Vaya una pérdida de tiempo!
- No menosprecies el poder de este enemigo,- le advirtió el Gran Sabio. - O tu destino será el de Valnak.
- No me compares con ese idiota de Valnak - replicó Stiliach obviamente molesto. -  ¡Qué vergüenza el dejarse vencer por un humano! Tiene bien merecida su muerte por estúpido. Es más, le habría matado yo mismo si por un casual hubiera escapado con vida.
- Nuestro enemigo no es un humano corriente. - Le previno de nuevo su interlocutor - , así que ten cuidado.
- ¡Bah!, no me preocupa ese mortal miserable,- siseó con desprecio. - Ahora mismo me encargaré de él.
- ¡Espera! - le ordenó el Gran Sabio, pero el interpelado ya había desaparecido. - ¡Maldito demonio impaciente y engreído! - Siseó con gran irritación añadiendo después con resignado sarcasmo. -Bien, allá él…

            Entre tanto, en el apartamento de las chicas, éstas se afanaban por encontrarse un buen nombre. Tras la marcha de las guerreras habían pasado unos días y dejaron ese asunto pendiente. Tenían muchas cosas de las que ocuparse. Al fin, esa tarde tuvieron tiempo de centrarse en este tema en cuestión. Tras transformarse una vez más estaban tratando de familiarizarse con sus nuevas identidades.

- Estoy deseando poder luchar. - Decía Beruche contemplándose en un espejo de cuerpo entero para ver como le quedaba su uniforme nuevo. -
- Sí, pero antes deberíamos entrenarnos un poco, al menos yo me siento fuera de forma - confesó Cooan –
- Y eso que tú no has parado con la protección estética. - Le recordó Bertie que agregó contemplando con desagrado algún que otro pequeño michelín en su cintura. -Yo he estado apolillada en el hospital y sí que tengo que practicar a fondo.
- Estoy de acuerdo con vosotras, - afirmó Karaberasu que, sin embargo, hizo hincapié en la cuestión a debatir.  - Pero, tal y como nos recomendó Rei, antes de darnos a conocer necesitamos un nombre que impacte. El marketing es una cosa muy importante en nuestros días.
- Pero recordad que no debemos llamar demasiado la atención - les advirtió Petz. - Y que no lo sepan ni Roy, ni Tom…
- Conforme,- asintió Cooan comentando divertida - no creo que su orgullo masculino les hiciera sentirse muy cómodos si unas chicas tuvieran que defenderles.
- Por mí, allá ellos si son machistas - opinó Beruche con indiferencia en ese punto aunque con inquietud en sus siguientes palabras. - Lo que me preocupa es no mezclarles en esto. Ya han tenido bastante los pobres. Sobre todo a Roy, ahora que se ha liberado y es una persona corriente es mejor dejarle vivir tranquilo. Si sospechase siquiera que vamos a enfrentarnos a ellos, estaría dispuesto a arriesgarse por ayudarnos.
-Es cierto. Lo mismo que Tom.- Convino Cooan, con la misma preocupación que su hermana. -
- Pero, ¿en serio creéis que habrán más demonios?- Preguntó Karaberasu - ¿No acabasteis con el jefe?
- Por desgracia habrá más. Aunque entre las guerreras, Tom y Roy destruyeran a ese, vendrán otros a ocupar su lugar, estoy segura. - Respondió Cooan en un  tono nada optimista. -

            Petz que para no variar estaba comenzando a impacientarse, decidió redirigir la conversación hacia su motivo original. Apremiando a sus hermanas.

- Pero, bueno. ¿Vamos a decidir de una vez cómo nos vamos a llamar?.
- Es cierto - concedió Karaberasu. - En cuanto comencemos a actuar vamos a necesitar un nombre, y uno bueno.
- Si las noticias hablan de nosotras tenemos que quedar bien. - Apuntó Beruche con un entusiasmo casi infantil. -
- Podríamos llamarnos en función de nuestros poderes. - Sugirió Petz tras estudiar en silencio la cuestión. - Yo por ejemplo, me llamaría la Dama del Rayo.
- Suena muy rimbombante, me gusta. - Opinó Karaberasu que agregó a su vez - yo la Dama del Trueno. Aunque quizás ese te quedaría mejor a ti, hermana.- Le comentó a Petz.-
-No, sé que en el pasado yo rivalizaba con Makoto y era la antítesis de su Supremo Trueno, pero prefiero tener mis propias chispas de plata. Además, el rayo es más rápido que el trueno.- Se sonrió en clara pulla hacia su hermana menor.-
-Bueno, pero todo el mundo escucha mejor el sonido de mi ataque, y con mi látigo especial resonará aún más. A velocidad subsónica voy a ser la más marchosa de por aquí. - Repuso la divertida aludida.-
- Entonces, si esto consiste en relacionarnos con nuestros poderes yo seré la Dama del Hielo. - Añadió Beruche.-
- Y cuando los chicos lo oigan pensarán que eres una frígida, ¡ji, ji!- Rio Cooan. – No vas a ligar en la vida.
- Muy graciosa - respondió su hermana inquiriendo con visible doble sentido - ¿y tú qué?..
- Pues yo seré la Dama del Fuego - contestó la interpelada simulando una voz pretenciosa. -
- Pues si te digo como va a sonar eso para los hombres...Llámate mejor Hot lady y pon un número de teléfono a ser posible que empiece por nueve. - Sonrió Bertie con regocijo y algo de malicia devolviéndole la pulla. -
- Envidia - repuso Cooan sacándole la lengua para contraatacar - , seguro que voy a estar mucho más solicitada que tú.

            Su hermana le sacó la lengua a su vez. Petz las miraba con los brazos en jarras e intervino con voz cansina.

- Una vez que hayáis terminado de comportaros como cuando erais crías y discutíais sobre quien iba a jugar con la droida, decidiremos el nombre del grupo que es de lo que principalmente se trata.

Y tras unos momentos para que las dos se sentaran al fin en plan formal, las chicas siguieron con las deliberaciones. Beruche fue la primera en proponer.

- Podríamos llamarnos las Guerreras luchadoras.
-¿Y que Usagi y las demás nos demanden por plagio?- objetó Petz.- No vamos a copiarlas ya hasta en eso, ¡por favor! Un poco de originalidad.
-¿Y qué os parece las “Malinde Sisters”?- Se lanzó a sugerir Cooan.-
-¿Y qué te parece si publicamos nuestra dirección? - Replicó su hermana Karaberasu con su típico sarcasmo. - Total, con llamar a cualquier guía nos localizarían, sería bastante práctico para nuestros enemigos. ¿Pero cómo quieres que nos vayamos a llamar por nuestro apellido? - Le reprobó ahora a su hermana con seriedad. -
- Bueno, sólo era una idea - se excusó la aludida que volvió a proponer - , ¿y usar el sobrenombre Kurozuki, como el apellido de nuestra madre? ¿Ayakashi? - Las demás negaron con la cabeza. - Pues no se me ocurre nada más - musitó ésta con patente falta de ideas. -
- Desde luego Cooan, que cortita eres a veces. - Le reprochó Bertie.-

            Su hermana volvió a replicar a ese calificativo con la lengua. La aludida hizo lo propio. Antes de que comenzaran de nuevo con la guerra de muecas, Petz propuso en voz más alta para captar la atención del resto.

-¿Y las Justicieras?...
- Ese me gusta - intervino Beruche, - las Luchadoras Justicieras. ¡Ji, ji, ji!...
- Sí, queda muy bien y las guerreras no lo usan tanto. - Refrendó Karaberasu. -
- Lo mismo digo - añadió al fin Cooan. – Además, tal y como Usagi nos explicó, nosotras no somos sailors. Pero lucharemos igualmente por la justicia.

            Alcanzado el acuerdo las cuatro juntaron sus manos como si de un equipo de baloncesto se tratara.

-¡Siii!- chillaron a coro - somos el equipo de las Luchadoras Justicieras...

            En la universidad, Melanie se había tomado el día libre. Le encargó a April que dirigiera el entrenamiento. Aunque ésta no tenía demasiadas ganas. De modo que, una vez en el vestuario, le comentó a Serena.

-Mira, si no te importa ocúpate tú. Yo tengo jaqueca.
-¡Vaya!- Repuso esta con expresión algo concernida.- Espero que te mejores.
-Sí, gracias.
-Ni Melanie, ni tú, ni tampoco Connie. -Apuntó Susy.- Esta tarde vamos a estar apenas la mitad. Hay otras que tampoco…
-¿Qué quieres que haga?- Le espetó su interlocutora, interrumpiéndola de malos modos.- No estoy bien, ¿me oyes?

            Las demás se quedaron mudas, observándola con preocupación. Fue Brooke quien se atrevió finalmente a musitar.

-¿Quieres que te acompañemos a la enfermería?
-No hace falta.- Suspiró April tratando de calmarse de aquel arrebato. -
-Oye, yo…lo siento. No quise molestarte.- Se disculpó Susy.-

            Aunque la segunda capitana movió la cabeza y susurró.

-No, perdóname tú. Lo lamento mucho, no quise gritarte. Espero que tengáis un buen entrenamiento. Ya nos veremos.- Remachó saliendo del vestuario.-

            El resto de chicas se quedaron mirándose con inquietud. Fue Rhonda, una muchacha de cabellos oscuros y ojos negros, la que comentó.

-April está muy rara últimamente.
-Sí.- Convino Serena.- Me empieza a preocupar bastante. Tendremos que hablar con Melanie.
-Ella tampoco está muy centrada en el equipo desde hace tiempo.- Apuntó Susy.- Lo mismo que Connie. Pero ambas han tenido sus razones. En cambio, no sé que le pueda pasar a April.

            Las demás asintieron. Esperaban que, fuera lo que fuese, su compañera lo superase pronto. Por su parte, ya por la tarde, Tom y Roy volvían hacia casa paseando por la ciudad. No sospechaban que Stiliach les había seguido todo el tiempo desde el aire. Roy, sin embargo, notaba una extraña sensación, algo como una presencia, se lo dijo a su amigo y ambos se separaron. Roy se metió por un  apartado callejón y el demonio fue tras de él. Aterrizó tras su objetivo cerrándole la salida. Pero éste se giró hacia Stiliach sin dar muestras de sorpresa.

- Vaya - dijo el demonio divertido. - Ha sido mucho más fácil de lo que pensaba, te has dejado atrapar como a una rata.
- Ya sabía que me estabas siguiendo, demonio - contestó el chico de forma indiferente, para preguntar con tono de hastío. - ¿Qué es lo que quieres de mí?
- Así que me has detectado - sonrió éste disimulando su sorpresa. - Muy loable, no lo esperaba, quizás no seas tan estúpido como pareces.
- Di de una vez quién eres y lo que quieres, no tengo todo el día para perderlo contigo. - Repuso Roy con otra sonrisita de suficiencia. -
- Soy el comandante Stiliach, del quinto círculo… y ¿qué es lo que quiero? Pues matarte, naturalmente...¡ja, ja, ja! - Replicó con sorna. - No es nada personal, pero es mi obligación.
- Tampoco tengo nada en contra tuya, pero no me voy a dejar matar fácilmente. No sería bueno para mi salud. - Comentó sarcásticamente su interlocutor.-
-¡Ja, ja! Cuestión de opiniones. No creo que me dures mucho.- Se rio Stiliach.-
- Entonces, vayamos a averiguarlo. Luchemos donde no haya nadie. - Propuso el muchacho sin parecer inquietado.-
-¿Y por qué?- rió el demonio - así puedo desintegrar a alguien sin querer...
- Me da igual a quien puedas desintegrar. Pero esa no es la cuestión. - Repuso Roy despectivamente. - Lo que ocurre es que eres un cobarde, no te atreves a desafiarme si uso toda mi fuerza. Y no te lo reprocho, lagartijo. -Remachó con tono burlón.- ¡Iba a dejarte más feo de lo que ya eres!
-¡Eso no te lo crees ni tú, estúpido!- Espetó el demonio. -
- ¡Pues venga, mamonazo! - le retó su rival - demuéstralo, a ver si te atreves. Porque voy a hacer contigo un bolso para mi novia.
- Como quieras - contestó Stiliach visiblemente picado en su orgullo. - Vamos a donde tú digas. Te voy a destrozar igual.

            Su adversario no respondió, salió volando y el demonio le siguió. Roy se ocupó de observarle por si quería atacarle a traición, pero Stiliach parecía esperar a llegar al lugar que su oponente  eligiera. Tom por su parte los vio elevarse y deseó que la fuerza de su amigo bastase para que pudiera derrotar a ese terrible enemigo.

-Ten muchísimo cuidado, Roy. Ese parece ser muy poderoso.- Pensaba con preocupación.-

            Por su parte April había salido a ver de nuevo a su hermana. No quería dejarla abandonada a su suerte, y menos con ese bebé.

-Al menos, que me deje ayudarla para criar a su hija. ¡Es mi sobrina!- Pensaba llena de preocupación.-

            Ya iba atardeciendo, tendría que darse prisa. Compró algunas cosas para la pequeña y tomó rumbo hacia aquel degradado lugar. Le costó orientarse a medida que oscurecía, aunque finalmente llegó a ese edificio tan falto de mantenimiento y  pintura. Subió las escaleras cruzándose con algunos que otros tipos que le dedicaron libidinosas miradas. Haciendo como que no se percataba de ello, se plantó ante la puerta de su hermana.

-¿Paige? Soy yo.- Avisó.-

            Aunque no obtuvo respuesta, lo que sí escuchó fue el sonido de unos gemidos y jadeos, acompañados del rechinar de unos muelles. Eso duró por unos minutos. Al fin, silencio y sonido de pasos pesados que se aproximaban a la puerta. La muchacha se apartó a tiempo de ver como ésta se abría y un individuo entrado en kilos y de edad madura salía de allí. No se fijó apenas en ella. April entonces quiso pasar justo cuando su hermana iba a cerrar. Paige la vio enseguida, dibujando un gesto de disgusto en su semblante.

-¿Qué haces aquí?- Le espetó.- Te dije bien claro que no volvieras.
-No puedo dejarte así. ¡Eres mi hermana! Tú viniste a apoyarme y me ayudaste cuando lo necesité.- Repuso la apenada recién llegada.-
-¿Hermanas?- Se sonrió sardónicamente su interlocutora, para negar dejando impactada a April.- Tú y yo no somos hermanas. ¡Jamás lo hemos sido!

            Pese a que se llevaban varios años de diferencia, aquello no tenía ningún sentido. Quizás Paige quisiera darle a entender que, más que como una hermana, se había preocupado por ella como una madre. Aunque esa mujer que ahora la mirada llena de hostilidad y de rabia, enseguida disipó esa hipótesis al añadir con tono agrio.

-Yo no soy hija de tus padres.
-¿Qué?- Exclamó la atónita muchacha.-
-Lo que oyes. Siendo apenas una cría de trece años les escuché hablar cuando creyeron que no estaba. Lo dijeron bien claramente. Me adoptaron siendo muy niña, cuando pensaron que no podían tener hijos. Luego naciste tú. Y ya no les hice falta.
-¡No digas eso! - Le pidió la horrorizada April.-

            Sin embargo, la persona a la que había considerado su hermana hasta aquel instante, movió la cabeza replicando.

-Y eso no es todo. Tu maravilloso papaíto se sirvió bien de mí cuando tu mamaíta se iba a llevarte a clases de ballet.

            Su espantada interlocutora no podía dar crédito a aquello, movió la cabeza negando al fin con tono indignado a su vez.

-¡Mientes! Papá jamás hubiera hecho algo así.
-Puede que a su preciosa hijita, no. Pero conmigo nada le contenía.- Rebatió Paige, afirmando entre consternada y llena de amargura.- ¿Por qué te crees que me fui de casa, eh?

            April se quedó congelada allí, ante la puerta y sin ser capaz de dar un paso más. En ese instante el llanto de la pequeña hija de su contertulia rompió aquel momento tan embarazoso.

-Ya voy, Marla, cariño. Mamá está aquí…

            Sin saber qué hacer ni qué decir, April únicamente pudo ofrecer a Paige lo que había comprado, con lágrimas en los ojos, se esforzó por sonreír trémulamente y musitar.

-Acepta al menos esto. Es lo mínimo que puedo hacer.

            Su interlocutora le dedicó una fría mirada, aunque tomó las bolsas. Después, sin mediar palabra, cerró de golpe la puerta. Allí quedó ella sin ser capaz de reaccionar durante unos segundos. Luego rompió a llorar y se dio media vuelta, sacudida entre sollozos. Caminó despacio, sin importarle quién o qué pasara por allí, recorriendo el trayecto de vuelta en la oscuridad…sin darse cuenta de que dos pares de siniestros ojos, inyectados en deseo y lujuria, la observaban sin perder detalle. Y es que en la secta, los maestres habían convocado entre tanto a dos demonios menores, que se manifestaron presentándose como Suak y Moliak. Les ordenaron llevar una de las piedras Yalmutud a un páramo cercano. Pero estos demonios no se limitaron a eso. Como pertenecientes a la categoría de antivirtudes, en pocas horas atacaron y violaron a varias mujeres por toda la ciudad. Y ahora acechaban a su siguiente víctima. Por fortuna, esto no pasó inadvertido y las hermanas, alarmadas por esa ola de violaciones de las que informaba la televisión, decidieron actuar.

-¡Adelante chicas!- Arengó Cooan. - Éste es un trabajo para nosotras.

            Las demás se levantaron con firmeza y a la vez se transformaron. Entonces Beruche les recordó a sus hermanas cuando estas iban ya a salir.

- Esperad, ¿no nos olvidamos de algo?..
- Es verdad - admitió Cooan, - necesitamos algo para que no nos reconozcan.
- Pues las guerreras no llevan nada y nadie las conoce. - Argumentó Petz. –
-Es que ellas. Ya sabéis. Cuando se transforman varían mucho su apariencia.- Les comentó Cooan.-
-Es cierto.- Convino Bertie.- Al principio, cuando estaban en sus identidades civiles, parecían las típicas japonesas. Todas con un tono de pelo y ojos parecidos, entre moreno, y castaño, pero luego… Por ejemplo, cuando descubrí la identidad de Ami como Guerrera Mercurio, me percaté de que su tono de cabello y sus ojos eran azules.
-¡Claro! Eso es debido a que ellas realmente son habitantes del reino de la Luna.- Explicó Petz.- Lo mismo le pasó a Mako-chan, nunca me fijé antes, pero tiene unos ojos verdes muy intensos.
-Igual que Rei los tiene violetas. Antes de descubrirse conmigo juraría que eran negros. - Añadió  perspicazmente Cooan.- Después de que sabemos su secreto ya las vemos siempre así, pero quizás el resto del mundo lo ignore. Y ahora que pienso en ello, una vez, estando en su casa, me fijé en que ni siquiera la madre o el hermano de Usagi, parecía que se percatasen…
-Sí, precisamente las que más cambian son Usagi y Minako.  Que pasan a ser rubias y con ojos azules. Cuando son guerreras. - Añadió Karaberasu.-
-Con razón nosotras tampoco nos dimos cuenta de quienes eran.- Afirmó Bertie declarando divertida.- Y pensar que por nuestra parte nos disfrazábamos de una manera menos sencilla y no nos conocían.
-¡Ja, ja! Siempre han sido muy despistadas.- Se rio Cooan.-
- Pero esto es América,- intervino Karaberasu con sagaz ironía. - Aquí no basta con que no te miren con atención. Sacarían primeros planos en la televisión y luego te agobiarían por la calle pidiéndote autógrafos. ¿Os imagináis ir tranquilamente a la compra y que nos asaltase una multitud ávida de que les firmemos folletos del híper?
- ¡Eso no suena tan mal!- rio Beruche. -
- No, al principio no. - Terció Petz objetando de seguido. - Pero ya verías cuando nuestros enemigos nos reconocieran. Esos seguro que no iban a pedirnos autógrafos precisamente. Y aparecerían en cualquier momento, para atacarnos a nosotras o a las personas que nos importen. ¿Estaríamos preparadas para vivir así? Yo no.- Sentenció.-          

            Ahora las demás guardaron unos segundos de reflexivo silencio, rotos al fin por Cooan que les recordó.

- Por eso mismo creo que Rei, antes de marcharse, nos sugirió que nos pusiéramos algo. Ella debió de darse cuenta de que nos pasaría esto.

            Entonces Beruche pensó en Tuxedo Kamen y añadió con entusiasmo.

- ¡Ya está!, un antifaz, como Mamoru-san.
-¡Es genial!- reconoció Petz.- Ahora conseguiré unos - y dicho y hecho, de la bolsa especial que tenía en su traje extrajo cuatro antifaces. -
-¿De dónde los has sacado?- Le preguntó Karaberasu sorprendida. -
- Es cosa de magia - sonrió su hermana, que enseguida añadió ya en serio. - La verdad es que a mí se me ocurrió la misma idea que a ti, Bertie, pero se me olvidó. Los tenía aquí guardados y ahora me lo has recordado.
- Chicas, vamos a ver que dicen nuestras amigas. - Les propuso Karaberasu y las demás asintieron con entusiasmo. -

            La Dama del Trueno se puso el suyo y llamó a Luna por el comunicador que la felina le había proporcionado. La imagen de ésta apareció llenando el transmisor.

- ¡Cu, cu! ¿Adivinas quiénes somos? - Preguntó Karaberasu asomándose ante la sorprendida cara de la gata. -
- ¡Vaya! - reaccionó Luna al darse cuenta. - Así me gusta, me alegro de que el equipo funcione.
- Sí, nos hemos convertido en Justicieras para enfrentarnos a unos demonios que rondan por aquí. Son unos pervertidos y seguro que los abusos contra mujeres que se han producido en las últimas horas en la ciudad no son casualidad.- Le informó Beruche ya con mayor tinte de seriedad. –
- De cualquier forma, hayan sido demonios o no, nuestro deber es proteger a esas inocentes. – Aseveró Petz muy metida en su papel. -
- Queríamos saber que te parecía nuestro “look” definitivo. - Intervino Cooan. -
- Me parece perfecto. - Convino su interlocutora que las instó ahora con tono enérgico. - Ahora vamos, ¿a qué esperáis para estrenarlo?
- A eso íbamos ahora mismo, Luna, - le respondió Karaberasu. -
- Mucha suerte, y tened cuidado. - Les deseó cordialmente ésta cortando la comunicación. -

            Las chicas asintieron a la vez y salieron a la carrera hacia su destino. Entre tanto Roy y Stiliach aterrizaron en un paraje solitario lejos de la ciudad, el demonio rio y le dijo a su rival con sorna.

- Ahora veremos de lo que eres capaz.
- Te lo voy a demostrar. - Le replicó el muchacho transformándose en el guerrero dorado. -
-¡Anda, qué bonito! – se burló Stiliach- si te iluminas como una bombilla. Podré utilizarte para leer el periódico del Infierno. Pero, para que no abultes mucho, sólo me llevaré tu cabeza conmigo. Espero que siga brillando cuando te la arranque.- Declaró con regocijo y sin esperar una respuesta atacó a su rival lanzándose contra él. -
           
            Su oponente logró parar el ataque y comenzó un furioso intercambio de golpes. El demonio parecía llevar las de ganar, golpeó a Roy lanzándole contra unas rocas cercanas que se pulverizaron con el impacto.

-  ¡Ja, ja, ja! - se reía mientras restañaba una especie de sangre verde que rezumaba por la comisura de sus gruesos labios de reptil, producto de algún que otro puñetazo, y sentenció. - Esto ya se ha terminado, no eres rival para mí.

            Pero, para sorpresa del demonio, su enemigo se levantó indemne y sonrió, acercándose hacia Stiliach de forma pausada.

-¡En eso de que se ha terminado estoy de acuerdo contigo, miserable! – Espetó el muchacho, aseverando.- Si es que esa es toda la fuerza que tienes.

Y dicho esto se despojó de sus botas y de  las muñequeras que llevaba, así como del traje de entrenamiento, quedándose sólo con un pantalón de deporte.

- ¡Vaya! - rio el demonio - ahora te ha dado por espectáculo de “Strip tease.” Serías muy popular con las succubus y demás diablesas. Lástima, pero no eres mi tipo.- Y otra vez lanzó una rápida sucesión de rayos de energía sin previo aviso. -

            Roy, merced a su gran velocidad, los esquivaba ahora sin ningún problema, golpeando al demonio tan rápidamente que éste no tuvo tiempo ni de intentar parar el ataque. Stiliach se estrelló contra una pared rocosa, creando diaclasas por su fuerte impacto.

-¡Ahora estamos empatados! - Exclamó el chico con una sonrisa de franca superioridad. - Pero eso durará poco.
-¡No lo sabes bien, idiota! - bramó el demonio furioso a la vez que materializaba un largo tridente, con este trató de ensartar a su enemigo. Pero Roy seguía esquivándole con celeridad para mayor irritación de su adversario que bramaba. - Vete preparando, ¡te voy a destripar!
- ¡Vas listo si te crees que voy a dejarte convertirme en un pincho moruno! - Se reía el chico mientras se apartaba de los ataques de Stiliach. - Además - añadió con sorna - eres demasiado lento. ¿Qué pasa lagartija, todavía no te has calentado?... ¿Necesitas estar un rato más al sol quizás?

            Stiliach se ponía cada vez más furioso pero sus esfuerzos por herir a su rival eran inútiles, al fin quedó jadeante y se detuvo para recobrar algo de fuelle. Roy aprovechó para hacerle burla y arrebatarle el tridente. El demonio lanzó contra él un fuerte rayo de energía que el chico desvió de un manotazo dejando a su oponente asombrado. Aquella energía explotó inofensivamente en el cielo, creando eso sí, un enorme destello de luz y un gran estruendo por su onda expansiva.

- No puede ser. ¿De dónde sacas tanta fuerza?  - Aulló Stiliach con tono entre incrédulo y  desesperado. -
- Tomo cereales para desayunar. - Respondió su oponente con tono burlón. -

            El demonio no se quedó a escuchar, trató de alejarse de allí para recuperar sus fuerzas e intentar tele transportarse a un lugar seguro, pero su adversario no estaba conforme con la idea. Miró el tridente y llamó al demonio con un grito.

- Creo que esto es tuyo, lagarto - comentó  arrojando el arma contra Stiliach y ensartándole por el pecho. Éste bramó de dolor estallando a los pocos segundos tras ser rematado por un rayo de energía de su rival. - Bueno, una jornada más y un demonio menos. - Se dijo en voz alta Roy que, sin mirar atrás, se limitó a recoger sus desperdigadas ropas y se marchó. -
           
            Y mientras eso sucedía, en otro punto distante de la ciudad, las Justicieras con las gemas especiales que colgaban de sus cuellos a modo de rastreador (dado que parpadeaban cuando uno de esos seres andaba cerca), habían detectado el rastro de los demonios y les habían seguido cuando estos iban a colocar la piedra en el lugar convenido. Llevaban también a una mujer atada y amordazada que se debatía frenética e impotentemente por escapar, provocando la hilaridad de estos.

-¡Asquerosos! - escupió Petz - ahora verán.- Hizo señas a sus hermanas que sigilosamente rodearon a los demonios, en tanto las susurraba.- Id con cuidado, que no nos descubran…

            Cuando estuvieron listas y a una señal convenida por su hermana mayor, comenzaron las hostilidades...

-¡Alto ahí! - gritó Cooan dándose a ver y señalándoles con un dedo acusador, apoyando el otro brazo en la cadera. -
- Me recuerda a la Guerrera Luna, ¿verdad Petz? - Le susurró Beruche a su hermana mayor. -
- Sí que es verdad - sonrió ésta valorando con aprobación. - Ha quedado igualita.
- No os riais de mí - protestó Cooan que pese a todo las había escuchado. - Esto es un asunto muy serio. La gente espera que digamos ese tipo de cosas.
- Perdona chica,- se excusó Beruche conteniendo una risita. -

            Sus dos enemigos también parecían tomárselo a broma ya que no adoptaron una posición defensiva, únicamente las miraron con desprecio y sólo cierto interés particular...

- Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?- dijo uno de los demonios, divertido. - Más hembras humanas para satisfacer nuestro apetito sexual. No seáis impacientes. Esperad a que terminemos con la que nos hemos traído.
- Sí, - añadió el otro sacando una larga y rojiza lengua que pasó por el abultado y ceniciento rostro que poseía. - Habrá para todas, no os preocupéis.
-¡Vosotros malditos, soltad a esa mujer! - Amenazó Karaberasu dejando a un lado las bromas y empuñando su látigo, las otras luchadoras la secundaron cada una con sus respectivas armas. -

            Los demonios soltaron a su presa apartándose de ella y se dispusieron a luchar ya en serio. Petz desató a la chica que balbuceaba aun entre aterrada y sorprendida.

-¿Quiénes sois vosotras? Me habéis salvado, muchas gracias
- Somos las Luchadoras Justicieras. - Le contestó ésta con suavidad. - No temas nada ya y vuelve a tu casa. Nosotras nos ocuparemos de esto.

            Entonces Bertie se aproximó a su hermana pequeña y le susurró con incredulidad.

-Yo conozco a esa chica. Al menos creo haberla visto antes.

            Cooan se acercó a su vez hacia esa desgraciada y apenas si pudo contenerse, aun así, musitó con asombro.

-¡April!
-¿Cómo sabe mi nombre?- Pudo preguntar esa pobre chica, temblando todavía.-

            Se abrazaba a sí misma, sujetando los girones de su ropa desgarrada. Tenía magulladuras y sangraba por algunas heridas, aunque daba la impresión de que, por fortuna, no eran demasiado graves.

-Ven conmigo.- Le pidió amablemente esa extraña mujer, vestida de ese modo tan raro.-

            Con aquel uniforme ajustado, ese corpiño y minifalda, rematado por unos grandes lazos sobre el pecho y ese colgante con una hermosa piedra roja. April se fijó en ella, aunque, trastornada como estaba, no le dio mucha importancia.

-¡Son unos monstruos!- Pudo gemir llena de pavor.-

            Ni se dio cuenta de donde salieron. Tras salir de la casa de Paige, caminaba sola y hundida por aquellas calles desiertas y fue cuando notó algo. Una especie de jadeos sibilantes.

-¿Quién es?- Inquirió mirando en dirección a esos sonidos.-

            Desde la penumbra, únicamente cuatro destellos rojizos le contestaron. Aunque a los pocos segundos dos formas antropomorfas se lanzaron contra ella derribándola. April no tuvo tiempo de esquivarlas. Debió de quedar inconsciente, al despertar, era llevada sobre el hombro de alguien.

-¿Quiénes son? ¡Suéltenme!- Chilló llena de angustia.-
-Vas a darnos placer, hembra humana.- Replicó una voz gutural con evidente regocijo.-
-¡No! Déjenme ir!- Gritó ella, pataleando.-

            Aunque la ignoraron y la única réplica que obtuvo fue la de unas sádicas risas. Una mano pesada y peluda incluso le comenzó a rasgar su vestido. Ella, chillando de pánico, intentó sujetarse la ropa para evitar que la desnudasen. Otra mano le colocó entonces una tela en la boca y la maniató, impidiéndola hablar o gritar…lo único que era capaz de hacer era llorar llena de impotencia y miedo, agitando inofensivamente sus piernas. Pensó que estaba perdida cuando escuchó esas voces femeninas.

-Cálmate. Ya ha pasado todo.- Le sonrió esa mujer cuyos cabellos refulgían ahora a tono con ese arco de fuego que llevaba. Lo mismo que los pendientes que lucía. - Nosotras nos encargaremos de ellos. Vete a casa.

            La voz de esa individua sin embargo le resultaba familiar. Pese a seguir temblando de miedo, April tenía curiosidad y quiso saber al recordar como esa chica la había llamado.

-¿Cómo sabe mi nombre?
-Somos guardianas de la Justicia y sabemos muchas cosas.- Sonrió su interlocutora.-

            Aunque no tuvieron tiempo para seguir charlando. Esos seres de pesadilla se revolvieron amenazándolas.

- No pasa nada porque nos hayáis quitado a una hembra. - Declaró uno de ellos, que daba la impresión de ser un fornido individuo de cabeza más grande de lo normal. - Seguimos teniendo a cuatro.
-¡Es cierto, tocamos a dos para cada uno! - rio el otro de porte escuálido y desagradable faz aplastada. – Y nos lo vamos a pasar muy bien.
-¡Malvados demonios! - les espetó Beruche con indignación. - Vuestros horribles delitos no van a quedar impunes. Las mujeres tenemos el derecho y la libertad para decidir nuestras relaciones basándonos en el amor. Vosotros los habéis infringido con vuestros lujuriosos apetitos carnales. Merecéis un escarmiento en nombre del amor y la justicia, somos las cuatro bellas luchadoras Justicieras....

            Las demás se quedaron mirando a su hermana atónitas por semejante parrafada. Bertie se dio cuenta y se llevó una mano al cogote esbozando una tonta sonrisita...

-¿Y ahora quién está copiando a Guerrero Luna, eh? - Recriminó Cooan con retintín. -
- Aunque hay que reconocer que lo de bellas es verdad. - Añadió Karaberasu con satisfacción. – No tengo nada en contra, hermanita.
- ¡Pero vaya discursito! Ni que Usagi te hubiera escrito un guión. - Remató Petz con sorna -
- Bueno, la verdad es que no me he podido resistir a la tentación. Tenía ganas de decirlo, a las sailors siempre les quedaba muy bien.-  Confesó Beruche que ahora miraba a sus hermanas con  una gran gota de sudor en el cogote buscando su aprobación. Ante las caras sorprendidas de estas inquirió.- ¿A que me ha quedado bien?...

            Las demás no contestaron aunque los demonios prorrumpieron en sonoras carcajadas.

-¡Vaya pandilla de estúpidas!- rio Suak. - No sé si voy a reírme más ahora o cuando os goce a todas.
- Está claro que no sabéis lo que os aguarda, ¡perras! - Terció Moliak relamiéndose otra vez de forma lujuriosa -
-¡Si tanto os gusta dar nombres de animales os diré que ya basta, cerdos! - Exclamó Karaberasu en esta ocasión utilizando un tono serio y lleno de indignación.- Vais a pagar por todo lo que habéis hecho, os arrancaremos eso de lo que tanto os vanagloriáis y os juro que yo no bromeo.

E hizo chasquear su látigo para subrayar su amenaza, cargándolo de energía y haciendo que brillase en la oscuridad con una tonalidad ambarina. Hasta sus propias hermanas la observaron amedrentadas.

- Ven aquí si te atreves, hembra. - La retó Moliak acariciándose cierta parte poco decorosa. -
- No nos impresionáis. Más vale que os preparéis porque os vamos a eliminar. - Replicó Petz con determinación haciendo girar su jabalina. -

            Todas las demás, esta vez en serio, la secundaron. Cooan, al ver a la aterrada April todavía allí, le indicó con voz suave pero firme.

-¡Escóndete, rápido!

            La chica se apresuró a obedecer, parapetándose tras unos arbustos que distaban unos pocos metros. Por fortuna para ella los demonios la habían olvidado centrándose en sus nuevos objetivos. Pese a todo reían menospreciando a las cuatro mujeres. Sin mediar más palabras Moliak, el más fornido, se lanzó contra Karaberasu y Cooan. Suak contra Petz y Beruche, las chicas se dispusieron a defenderse, el combate se preveía muy duro…

-¡Dios mío! Esto no puede estar sucediendo.- Musitaba April temblando de miedo e incredulidad.-

            Mientras, en el apartamento de Roy, los dos muchachos se entretenían viendo la tele. Disfrutaban con un partido de baloncesto de los “Knicks”. Como el equipo ganaba cómodamente Roy no estaba tan absorto en el juego y le comentó a su amigo la batalla contra ese demonio. Tom alabó su habilidad y su fuerza y le dijo.

-¡Qué raro! , no hemos visto a las chicas en todo el día. ¿Dónde se habrán metido?
- Estarán con sus hermanas. - Conjeturó Roy. - Ya sabes, tendrán muchas cosas que contarse después de tanto tiempo sin verse. 
- Se lo merecen las pobres, ojalá que no tengamos más problemas con esos monstruos. - Deseó su interlocutor. -
- Y si vuelven a asomar sus apestosas narices por aquí, ya estoy yo para darles una paliza a todos. - Afirmó el chico bastante seguro de sus posibilidades, más al agregar. – Sólo es cuestión de tiempo que descubramos su guarida y que acabemos con esto para siempre.
- Sí. Sería magnífico poder saber donde se esconden y evitar sobre todo que hagan esa invocación - Añadió su amigo. -
- No te preocupes, lo conseguiremos. - Le animó Roy que tras su fácil victoria contra Stiliach se sentía de un estupendo humor. - Además, tenemos unos días libres aun, yo por lo menos aguardaré hasta pisar de nuevo el aula. Con la excusa de que todavía estoy convaleciente he podido conseguir permiso. Lo aprovecharé para entrenar más y mejor mis poderes y destruir definitivamente a esos bastardos.

             Así fue. Tras los supuestos atentados  Roy llamó al despacho de Parker, comentándole lo ocurrido con Bertie y añadiendo que él estaba también herido. Su normalmente estricta señorita le deseó que se recobrase pronto y le dijo que podía aguardar antes de volver.

-La noté bastante más comprensiva de lo que podía esperarme.- Pensaba Roy que ahora meditaba con menos entusiasmo.- No sé si eso será una buena señal o una mala…

Por su parte, Tom sonrió plenamente conforme con ese propósito, iba a responder algo cuando su amigo se le adelantó.

- Y después de eso seguramente que le pediré a Bertie que salga conmigo.
-¿En serio?- Inquirió su atónito interlocutor.-
-No he hablado más en serio en toda mi vida, amigo.- Repuso el interpelado.-
-Me alegro mucho. Seguro que seréis felices juntos.- Sentenció Tom asintiendo con aprobación.-

Aunque fue ahora su colega  quién le animó  queriendo saber.

-¿Y cuando te decidirás a pedírselo tú a Connie?
- No creo que yo le interese a ella. - Negó éste azorado y entristecido a la vez. -
-¿Cómo qué no? ¡Le caes genial! Estoy seguro de eso...- Aseguró Roy. -
- Pero eso no es suficiente como para salir juntos, salvo como simples amigos. - Argumentó el muchacho. - Quizás lo que sí le proponga es que sea mi pareja de baile para el concurso, ese que celebran todos los años en un salón de espectáculos cerca de esta calle. La he visto moverse y es muy buena.
- Ganaréis seguro. - Apostó Roy.- Y si bailas con ella la tendrás en el bote...- Afirmó de modo que no admitía duda. -
- No estoy demasiado convencido de eso. Ella está tan metida en sus estudios y ahora con todo este lío que hemos tenido, lo de su hermana y la llegada de las otras, será más difícil. - Objetó por el contrario su compañero. -
- ¡No seas tonto! ¿Y por qué habría de ser más difícil? Al contrario, ¡es mucho mejor!- Le rebatió confiadamente su amigo animándole a renglón seguido. - Ya verás, mañana les proponemos ir a algún sitio, no sé...- trató de pensar en algo pero no tenía ninguna idea hasta que una de sus típicas ocurrencias le asaltó como un flash. - Mejor dicho. ¿Por qué no vamos a buscarlas ahora? - Propuso con entusiasmo. -
-¡Tú estás de coña, tío! - rebatió Tom indicándole que ya eran más de las ocho. – Es tardísimo y se van a molestar.
-¡Venga ya! - desdeñó su compañero inquiriéndole con estudiada sorpresa. - ¿Me vas a decir que Connie no vale el riesgo? - Y añadió de modo determinante. - ¡Si no pasa nada! .Yo estoy harto de hacer enfadar a Bertie, ya lo sabes...en el fondo le gusta.

            Aquello llegó al corazón de Tom, desde luego que él deseaba salir con esa chica. Quizás ella no se fijase en él porque era demasiado formal. Seguro que tanto a Connie como a Bertie les gustaría que ambos fueran a buscarlas. Ellas no tenían por qué regresar al “College” aun, puesto que Beruche había acabado de ser dada de alta y tenía unos días más para readaptarse en compañía de sus otras hermanas. De modo que no pretextarían eso de no salir tarde por “ el toque de queda” Así que....

- Vale, ¿Cuándo nos vamos?- Quiso saber con tono decidido.-

            Roy esbozó una sonrisa completa de oreja a oreja y palmeó la espalda de su amigo.

-¡Así me gusta Tommy!, ya empiezas a comportarte del modo adecuado para ligar...


            Y  como resortes se asearon, cambiaron y  marcharon a la búsqueda de las chicas. Todo en menos de treinta minutos, ya se las ingeniarían después para convencerlas para salir. O incluso pasar la noche en otra parte. Aunque ambos fueran por completo ajenos a la batalla que las chicas estaban a punto de librar en esos momentos. 

                     anterior                                                                 siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)