jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 21. Las justicieras hacen frente al enemigo.

Por fortuna, las chicas esperaban aquel ataque a traición, Petz y Beruche,  a quienes iba dirigido en principio,  lo esquivaron  no sin problemas y la Dama del Rayo fue la primera en contraatacar.

-¡Poder del rayo! - gritó lanzando su descarga de energía que fue evitada por el demonio por escasos centímetros. -

            Beruche entre tanto materializó su espada y atacó a su enemigo.

-¡Ataque del hielo puro! - exclamó a la par que asestaba un tajo al demonio logrando herirle en el pecho, éste aulló de dolor maldiciéndola. -

            Karaberasu y Cooan luchaban por su parte contra el otro. Su oponente era sin embargo, diestro, y lograba zafarse. La dama del Trueno desplegó su látigo pero no logró alcanzarle. Su compañera, materializando su arco, se dispuso a disparar. Los demonios se alejaron de ellas reagrupándose.

- Estas perras son más poderosas de lo que creíamos. - Admitió Moliak. - Debemos ir con cuidado.
- Tienes razón camarada - asintió Suak proponiéndole. - Hagamos la fusión infernal y no tendrán nada que hacer.
-¿La qué? - Preguntó Cooan sorprendida.-
-¡Enseguida lo vais a saber! - rio Suak con una mueca perversa. -
- Sea lo que sea no os lo vamos a permitir.- Gritó Petz atacando nuevamente. - ¡Rayo de tormenta eléctrica!- lanzó una potente descarga contra los demonios dejándoles aturdidos. -
-¡Maldita seas!, eso me ha dolido.- Increpó Suak que contraatacó con un rayo de energía que la Dama del Rayo esquivó apuradamente. -
-¡Y más que te va a doler!- replicó Karaberasu con gesto burlón.-

            Por su parte Cooan alcanzó a Suak con una flecha de fuego en uno de sus brazos, el demonio aullaba de dolor y maldecía con frustración. Karaberasu aprovechó la circunstancia para cazarle enroscándole su látigo al cuello con gran maestría en su manejo que, pese a los años de inactividad, no había olvidado. Moriak se abalanzó sobre ella pero fue detenido por la jabalina de Petz, que se clavó en su costado. Beruche le agarró y poniendo el filo de su espada en el cuello de su oponente le conminó a rendirse.

- Vamos, ¡daos por vencidos!, no tenéis oportunidad, ¡os hemos derrotado! Sería mejor para vosotros si dejaseis de luchar.- Le ofreció con generosidad. -
-¡Eso nunca, zorra!- escupió Moliak. - Antes muertos que rendirnos a unas hembras miserables.
-¿Cómo te atreves a decir eso cerdo demonio machista? - Le espetó Petz muy enfadada. - Ahora verás.- Ahondó con su jabalina removiéndola en la herida del demonio que bramaba de dolor.- ¿Sigues pensando lo mismo? - Le preguntó con una malévola sonrisa que recordaba sus tiempos de Ayakashi. -
- Basta, me rindo - chilló Suak que si temía los riesgos de continuar un combate perdido. -
-¿Quiénes sois? ¿Quién os envía?- Le preguntó Karaberasu de malos modos. -
- Con tu látigo al cuello no puedo contestar,- jadeó el demonio tratando desesperadamente de soltárselo. -
- Dama del Fuego - le indicó Karaberasu a Cooan.-  ¡Apuntale con tu arco! Si intenta algo vuélale la cabeza.
- Muy bien – repuso su hermana apuntándole con una de sus flechas a  esa misma parte.-

            Karaberasu sólo precisó un tirón seco para desenroscar el látigo del cuello de su enemigo que pudo al fin respirar aliviado...

- Ahora  contestarás a nuestras preguntas.- Le pidió la Dama del Trueno con una falsa voz melosa. -¿Verdad que sí?...
-¡No lo hagas o serás un perro traidor!- Le conmino Moliak zafándose de Beruche y atacando a Petz.-

            La Dama del Hielo reaccionó a tiempo y le clavó la espada. Petz lo remató con un rayo de energía. Moliak aulló estallando. Las hermanas se apartaron para evitar todo tipo de onda expansiva y cuando se reagruparon se volvieron hacia un todavía aturdido Suak, apremiándole a contestar.

- Ya has visto que no bromeamos. - Le susurró la Dama del Trueno con gesto y tono amenazante. -Dinos lo que queremos saber o te haremos correr la misma suerte que tu compañero.

            Las demás clavaron en él unas frías y torvas miradas y eso terminó por amedrentar a su prisionero.

- De acuerdo - respondió sumisamente el demonio. - ¿Qué queréis saber?
-¿Quién eres? - Inquirió Petz. -
- Soy Suak. Demonio del tercer círculo, de la categoría de los antivirtudes.
-¿Qué significa eso? - Preguntó Beruche ingenuamente. -
-¡Qué me encanta gozar de vosotras, hembras! - siseó el demonio con una sonrisa lasciva. -

            Por toda réplica la Dama del Trueno le sacudió un latigazo en la boca visiblemente furiosa.

-¡No te hemos pedido que nos cuentes las guarradas que se te pasan por la cabeza, cerdo! Sólo responde a lo que te preguntamos.
- Eso he hecho - replicó el demonio con una mueca de dolor. - Ella lo preguntó.
-¿Qué queréis, por qué habéis venido aquí?- Inquirió Petz.-
- Debemos colocar las cinco piedras para construir el portal oscuro que traerá a nuestro gran Señor de las Tinieblas y a su ejército. - Explicó aquel ser confirmando sus sospechas. -
-¿Quién os envía? - Fue el turno de preguntar para Cooan.-
- Estoy a las órdenes del Gran Sabio y sus Maestres, de la Secta del Caos final.
-¿Quién es ese Gran Sabio que...?.- Le preguntó la Dama del Trueno que detuvo su frase y reflexionó por unos instantes para comentar con sus hermanas. - ¿No os recuerda algo ese nombre?...
- Sí, me resulta familiar,- repuso Beruche pensando unos momentos. -El Hombre Sabio - dijo lentamente. -
- Sí, podría ser - convino Petz. -
- Pero eso no puede ser posible. - Objetó Cooan recordando a las otras. - Las guerreras le destruyeron.

            Karaberasu se dirigió otra vez hacia  el demonio.

-¿Dónde está esa Secta? ¡Responde!- le conminó impaciente. -
- Eso nunca os lo diré - siseó Suak con una mirada llena de odio y desafío. -

            Con visible furia la Dama del Trueno le golpeó nuevamente con el látigo que produjo ondas subsónicas contra su enemigo, haciéndole gemir por la violencia del impacto.

- Me estás haciendo perder la paciencia demonio asqueroso. - Le espetó con un creciente tono de irritación. -
- Tú, ¡sucia perra! - La increpó Suak quejándose por el dolor. - Pagarás por esto, te lo aseguro. El Gran Sabio sabe todo lo que está ocurriendo aquí. Y mi amo también, él te dará lo que mereces.
-¡Ten mucho cuidado con lo que lo que dices! - Le espetó Beruche blandiendo su espada sobre la garganta del demonio. -
-¿Cómo es eso posible? - Preguntó Cooan con más aplomo. - ¿Cómo puede saber lo que está pasando ahora?
- Sois más estúpidas de lo que creía - rio el demonio que desveló para horror de las chicas. - Él lo ve todo en su bola. A estas alturas ya os habrá identificado, ¡estáis perdidas!, ¡sobre todo tú!- señaló a Karaberasu a quién no agradó nada ese pérfido tono. –

            Petz le apuntó con su jabalina imprecándole con su típico mal genio.

-¡No te permito que nos amenaces, monstruo asqueroso!
- Cada vez somos más y más poderosos.- Añadió Suak ignorando ese aviso - y muchos más están al llegar. Os machacaremos y os mataremos pero antes disfrutaremos poseyendo vuestros cuerpos y almas.
- Eso lo veremos. - Rebatió la Dama del Hielo con determinación. -
- Sí, lo veremos, y mucho antes de lo que pensáis.- Sentenció Suak complacido ahora por el temor que podía detectar en las mujeres. -
-¿Cuándo haréis la invocación?-  Le preguntó la Dama del Trueno sin contemplaciones. -
- Eso no lo sé. - Replicó el demonio ganándose un puntapié en el estómago por parte de Kalie, lo que le hizo doblarse sobre sí mismo, escuchando  nuevamente la voz de su agresora teñida ahora de regocijo. -
-¡Qué pena, no te creo!, tendré que sacudirte hasta que confieses la verdad o hasta que me convenzas.
- Sí, y no te preocupes, si ella se cansa yo continuaré.- Le prometió malévolamente Petz. -

            Bertie miró a sus hermanas sorprendida, lo cierto es que se estaban pasando hasta para tratarse de un demonio, ellas ya no eran así. Aunque pudiera ser que las circunstancias las hubieran cambiado. De todos modos, ni Cooan ni ella misma estaban tan dispuestas a ensañarse pese a la calaña de su adversario. Su hermana menor convino en ello con un cruce de miradas y en un gesto reflejo bajó unos segundos el arco. Pero aquello fue un error. Suak se percató de eso y aprovechando ese descuido de su enemiga golpeó a ésta haciéndola caer y escapó con una tremenda rapidez para esconderse en unos arbustos cercanos.

-¡Oh mierda!- se maldijo la Dama del Fuego - me he descuidado.
- Con estos bastardos no puedes permitirte el lujo de ser blanda. - Le indicó Karaberasu como si hubiera leído el pensamiento de sus dos hermanas menores. -
- No os preocupéis, está debilitado y no ha podido ir muy lejos. Le atraparemos - aseguró Petz.-
- Sí, ¡vamos a por él! - arengó la Dama del Trueno. -
- Pero debemos andarnos con mucho cuidado, pese a todo sigue siendo peligroso.- Les advirtió Beruche con buen juicio. -
-¡Está aquí! -Oyeron el grito de terror de aquella chica.-
-Tranquila.- Replicó Bertie.-
-Allá vamos.- Añadió Cooan.-

            Las hermanas se dirigieron de inmediato hacia su enemigo. Este justo había acertado a ocultarse a un par de metros de la que había sido su cautiva. Ahora, en los tensos instantes que mediaron antes de la llegada de las justicieras, miraba con una mezcla de odio y deseo sexual mal contenido a April. La chica estaba paralizada de terror. Tuvo la gran suerte de que al demonio no le interesara plantar batalla. Suak sabía que de atraparle nuevamente le destruirían. De modo que, en cuanto se recobró lo suficiente, ignorando a esa humana se teletransportó a su base.

-¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?- Se interesó Cooan llegándose a esa muchacha.-

            La interpelada era incapaz de responder. El resto de las Justicieras miraron alrededor aunque no vieron nada. Al fin, fueron atraídas por la pregunta de esa demudada chica.

-¿Qué era eso? ¿Qué está pasando?
-Calma.- Le pidió una mujer que además de antifaz como el resto, llevaba un gran lazo rojo prendido en el pelo.- No te preocupes por eso.
-Ese ser estaba aquí.. ¡y de pronto desapareció!- Les relató todavía en shock.- ¿Cómo hizo eso?
-Habrá salido corriendo muy deprisa.- Quiso rebatirla otra mujer algo más alta que el resto, que vestía un uniforme de tonos verdes.
-¡NO! -Exclamó una descompuesta April, alegando.- No estoy loca, sé muy bien lo que he visto.
-Tranquila.- Le susurró afablemente Cooan.- Nadie dice que lo estés. Pero tienes que sosegarte un poco.

            La pobre chica rompió a llorar tapándose la cara con las manos. Sus interlocutoras se miraron con pesar. Sobre todo Bertie y Cooan. Las pequeñas se apartaron un poco para comentar.

-¿Qué hacemos con ella?- Quiso saber Bertie.- Ahora la he reconocido sin lugar a dudas. Es una de tus amigas animadoras.
-Sí, es April Sinclair. La segunda capitana. La compañera de habitación de Melanie.- Le clarificó su hermana.-
-Tendremos que acompañarla a la facultad sin que descubra nuestras identidades. -Susurró su contertulia.-

            Cooan asintió. Lo lamentaba mucho por esa infeliz. Aunque tuvo suerte de que ellas estuviesen allí.

-Dama del Rayo, Dama del Trueno.- Se dirigió a sus hermanas mayores.- Por favor, revisad la zona. Nosotras acompañaremos a esta chica a su casa.
-Me llamo April, como tú misma sabes.- Fue capaz de decir la aludida.-
-¿Dónde vives?- Le preguntó Bertie por guardar las apariencias.-
-Soy estudiante. Vivo en la facultad de la Golden State College.- Respondió ella.-
-¿Sabes dónde queda eso, Dama del Fuego?- Inquirió Beruche a su hermana, evitando sonreír.-
- Creo que sí, está algo lejos.- Declaró ésta.-
-¿Sabes qué? Te escoltaremos hasta que puedas tomar un autobús.- Le propuso amablemente esa mujer de uniforme azulado, que portaba todavía una espada que parecía hecha de cristal.-
-Muchas gracias. Todavía no sé quienes sois. -Musitó April, preguntando algo ingenuamente.- ¿Trabajáis para el gobierno?

            Pudiera ser que esos extraños degenerados fueran criminales o algo así y ellas un grupo de élite encargado de perseguirles. Aunque esas mujeres movieron negativamente la cabeza.

-Solamente trabajamos para que prevalezca la justicia.- Sonrió entonces la que vestía de tonos más anaranjados y llevaba un látigo en su mano derecha.- Yo soy la Dama del Trueno. – Y chasqueó su látigo para demostrarlo, produciendo un pequeño estampido.-
-Yo soy la Dama del Fuego.- Añadió Cooan, mostrando su arco y una saeta flamígera que enseguida hizo desvanecer.-
-La dama del Hielo es mi nombre.- Terció Bertie, creando algunos copos de nieve al tiempo que su espada se recubría con una especie de escarcha. Aunque enseguida hizo que el arma desapareciese.-
Y yo soy la Dama del rayo.- Remachó orgullosamente Petz, emitiendo algunas chispas de electricidad por su jabalina.-
-Gracias, muchísimas gracias por salvarme.- Sonrió al fin la todavía traumatizada muchacha sin dejar de contemplarlas con admiración, fijándose en esos colgantes con aquella hermosas piedras de colores que lucían.- Sois muy valientes!

            Y esas benefactoras tras sonreír afablemente por aquel elogio, cumplieron su promesa y la acompañaron hasta una parada de bus que estaba desierta a esas horas. Aunque ahora April no tenía miedo. Se sentía segura rodeada por esas increíbles mujeres. De todos modos no pensaba contarle eso a nadie. A buen seguro que la iban a tomar por loca. Más si cabía cuando al fin llegó el autobús y ella, esbozando una sonrisa se giró para despedirse.

-Pues muchas gracias por todo otra vez, yo…

            Sin embargo, para su asombro ya no había nadie a su lado. ¿Dónde se habrían metido esas individuas? Suspiró y sin pérdida de tiempo abordó el vehículo. No tenía ninguna gana de permanecer sola en ese lugar.

-Es increíble. Si no lo hubiera vivido, jamás lo hubiese creído.- Pensaba entre aliviada y espantada.- ¡Oh Dios mío!, Paige. ¿En qué te has metido?

Por su parte, el demonio se había teletransportado a la guarida de la secta. Allí le aguardaba el Gran Sabio que se dirigió hacia él en un falso tono condescendiente.

-¡Oh Suak!, has tardado mucho en volver. ¿Colocaste la piedra en el lugar correspondiente?
-Bueno…tuvimos un ligero contratiempo.- Pudo replicar el aludido.-
- ¿Y dónde está tu compañero?
- Verás, Gran Sabio - farfulló el demonio visiblemente nervioso. – Como te he dicho. Hemos tenido un imprevisto.
-¿Y qué clase de imprevisto ha sido ese que te ha retrasado? - Preguntó con falsa curiosidad su inquisidor, haciendo refulgir dos puntos rojizos tras su capuchón. -
- Cuatro mujeres muy poderosas, pero logré escapar,- le informó su interlocutor bastante satisfecho. -
-¿Y Moliak? - preguntó el Sabio fingiendo no estar al tanto. - Aun no me has dicho dónde está.
- Ha sido destruido por ellas - repuso Suak en voz baja.-
- Ya veo, y tú has revelado nuestros planes para comprar tu miserable vida. ¿No es así?- Le abroncó con voz colérica. -  ¡Habla!...

            El demonio agachó la cabeza balbuceando asustado.

- Perdóname señor, no tuve otro remedio, pero lo que les he dicho no les ayudará en nada. Solamente son unas hembras. No tienen suficiente poder como para detenernos.
-¿Tú crees? – Le inquirió con sarcasmo para añadir a continuación con tono irritado. – Pues contigo y tu compañero no han hecho un mal trabajo. Y eso no es todo. ¿No sabes que cuentan con poderosos aliados que son capaces de destruirnos?

            Suak miró a su amo sorprendido pero enseguida contestó

- Pero si ni siquiera saben por donde empezar.
- Claro - repuso el Gran Sabio con ironía - y por eso tú consideraste apropiado ayudarlas y les has abierto el camino con tu estupidez. No sólo eres un traidor, además eres un irresponsable.- Declaró haciendo que el aludido quedase paralizado de temor. Más si cabe cuando remachó. – Ahora tienen una de las piedras. Nos será imposible proseguir con la invocación si no la recobramos. Y ha sido por tu culpa…
- Volveré y acabaré con ellas - suplicó el demonio arrodillándose - ¡te lo suplico, dame otra oportunidad! La recuperaré…
- Tú no podrías con ellas. Si no has sido capaz de hacerlo antes con tu compañero, ¿cómo podrías lograrlo ahora sólo? Eso suponiendo que pudieras localizarlas. ¡Lo único que harás será pagar por tu traición! - espetó para dirigirse  a los Maestres quienes indiferentes contemplaban la escena, para ordenarles. -Vosotros invocasteis a esta escoria, dictar la sentencia ahora.
-¡Muerte!- exclamó el primer maestre.-
-¡Muerte!- corroboró inflexiblemente el segundo. -
-¡Muerte!- añadió inexorablemente el tercero. -

            Los tres bajaron los pulgares impasibles y el silencio de plomo que se extendió en la sala hizo entender a Suak que está condenado sin remisión...

-¡No, por favor!- chilló el demonio aterrado - ¡os lo imploro! Sólo lo hice para ganar tiempo para ti  ¡Ahora ya conoces su identidad! - Trataba desesperadamente de argüir para obtener clemencia. -
- Yo ya sabía eso - repuso el Gran Sabio con desprecio. - ¡Idiota! ¿Quién te pidió que ganaras tiempo? Se te ordenó que colocaras la piedra Yalmutud y las has perdido. Te has dejado derrotar vergonzosamente y en lugar de pasar desapercibidos como se os indicó, tu compañero y tú os dedicasteis a violar humanas permitiendo que el enemigo os localizara.
- Era una tentación demasiado fuerte para nosotros. El sexo de las hembras nos atrae de un modo irresistible. ¡Somos antivirtudes!  - Pretextó Suak tratando de defenderse. -
- Por lo menos tu camarada supo morir como un demonio y ahora tú le seguirás. - Escupió su interlocutor levantando una de las mangas de su hábito, sacando de ésta un largo dedo multicolor que apuntó contra el horrorizado demonio. -
- Nooo, piedad! - chillaba éste tapándose la cara con las manos. -
-¡Desaparece de una vez! - Aulló  el Gran Sabio fulminando al demonio con un rayo que brotó de su dedo. -

            Suak estalló en tanto que los maestres contemplaron el espectáculo con total desinterés. Bajaron la cabeza disponiéndose a marcharse, pero su líder se dirigió hacia ellos también con tono amenazador.

- La próxima vez ya podéis invocar a alguien más digno de confianza o seguiréis la misma suerte, no toleraré el más mínimo error.
- No te defraudaremos, señor - respondió el primer maestre casi con un hilo de voz.-
- Redoblaremos nuestros esfuerzos. - Aseguró el segundo temblando.-
- Perdona nuestra torpeza, no volveremos a invocar a ningún demonio sin tu permiso. - Completó el tercero con sumiso tono.-
- Me da igual la cantidad de demonios que invoquéis - respondió el Sabio irritado. - Sólo quiero que dejéis de hacer chapuzas, ¡ahora quitaos de mi vista, idiotas!

            Los tres maestres se retiraron humildemente. En otra parte, las luchadoras justicieras, tras dejar a salvo a esa muchacha, retornaron al campo de batalla. Habían rastreado todos los alrededores por si ese demonio hubiera buscado refugio cerca. Al fin, hartas de indagar y viendo que las piedras de sus collares no parpadeaban, dedujeron que su enemigo habría huido.

- Aquí ya no hacemos nada – suspiró Petz resignada. - Vámonos a casa.
-Se nos escapó en las narices. ¡Maldita sea!- escupió Karaberasu dándole una patada a una lata cercana para desahogar su frustración. -
- Lo importante es que les hemos derrotado. Y sobre todo que hemos salvado a April. - Declaró Beruche tratando de levantar los ánimos de su hermana. - Y ahora conocemos sus intenciones.
-Mientras volvíamos para acá Cooan me ha dicho que conocéis a esa chica de la Universidad. ¿Es eso cierto?- Quiso saber Petz.-
-Sí.- Admitió Bertie.- Lo que no sé es qué estaría haciendo cerca de aquí.
-Por lo que Roy y Tom nos han comentado esta zona no es un vecindario muy acogedor que digamos. Eso sin contar a los demonios.- Agregó Cooan, con extrañeza.-

            Desde luego, era raro que alguien que no tuviera problemas con la ley se aventurase por ese tipo de barriada. Quizás su compañera fuera de camino a otra parte o bien secuestrada en cualquier lugar y llevada hasta allí. Lo malo es que no podrían preguntárselo.

-Debéis andaros con muchísimo cuidado. Nadie debe descubrir nuestra identidad.- Les advirtió Kalie.-
- No os preocupéis. Seremos prudentes. Y además, estaremos preparadas. - Aseguró Cooan señalando la piedra y afirmando. - Sin esto no podrán llevar a cabo esa invocación, sólo tenemos que esconderla bien, así que llevémosla a un lugar seguro.
           
            Así lo hicieron, llegaron a casa y ya con sus identidades normales buscaron un buen lugar para ocultarla.

-Deberíamos llamar a las guerreras y contarles lo sucedido.- Propuso Cooan.-
-Me parece una buena idea.- Convino Petz.-

            Fue Bertie quién se ocupó de telefonear en esta ocasión. Pese a la diferencia horaria logró contactar con Ami. La muchacha saludó a su amiga y se alegró mucho cuando supo de aquello.

-¡Enhorabuena! Lo habéis hecho muy bien. Ha sido un brillante debut como justicieras.- La felicitó.-
-Fue duro, pero seguimos vuestro ejemplo, luchamos unidas y les vencimos.- Le narró Beruche con patente satisfacción, entre las sonrientes caras de sus hermanas, sobre todo al sentenciar.- También salvamos a una muchacha inocente y lo que es incluso más importante, ahora no podrán llevar a cabo sus planes.
-No esperábamos menos de vosotras, chicas.- Afirmó una orgullosa Ami, aconsejándola de inmediato.- Pero manteneos alerta. A buen seguro no renunciarán tan fácilmente.
-Lo haremos, estate tranquila, Ami-chan.- Le aseguró su contertulia antes de despedirse.-

            La sailor también colgó. Enseguida se encargó de avisar a sus compañeras. Todos se reunieron en el santuario. Incluyendo a Mamoru y a los gatos. Una vez puso al corriente al resto, fue Makoto la que comentó.

-Entonces todo va estupendamente. Sin esa piedra al parecer esos demonios no podrán llevar a cabo sus planes.
-¡Es magnífico!- Exclamó Minako llena de entusiasmo.- Nuestras amigas han demostrado ser unas excelentes guerreras.
-Sí, podríamos decir que hemos abierto una franquicia en los Estados Unidos.- Sonrió Rei, agregando con humor.- ¡El negocio marcha!

            Aunque enseguida se dieron cuenta de que ni Usagi ni Mamoru parecían compartir ese entusiasmo. Fue la gata Luna quién les comentó con gesto de extrañeza.

-¿Sucede algo? A mí me parece que son muy buenas noticias…
-Es verdad. Sólo deben mantener a salvo esa piedra  e impedir que el enemigo se haga con ella.- Remachó  Artemis.-
-Eso es lo que nos preocupa.- Repuso Mamoru con aire reflexivo y algo inquieto.-
-Sí, ahora esos demonios las pondrán directamente en su punto de mira.- Sentenció Usagi.-
-Eso lo habían hecho ya.- Terció Rei añadiendo con optimismo. - Y cuentan con Roy para protegerlas. Estarán a salvo. Tendríais que haberle visto.
-Así es. - Añadió Ami conviniendo con su compañera.- Es enormemente poderoso. No creo que ninguno de esos monstruos tenga la menor oportunidad contra él.
-Espero que tengáis razón, chicas.- Suspiró Usagi que al poco esbozó una sonrisa más animada para añadir.- Es verdad. No tengo que ser pesimista. Las cosas van muy bien. Nuestras amigas lo han hecho de maravilla. Y el que hayan podido hacerse con esa piedra ha sido un golpe de suerte.
-¡Claro! –La animó Minako pasándola un brazo por los hombros.- Hay que celebrarlo. Nuestras pupilas han superado la prueba con muy buena nota…
-Habéis hecho un gran trabajo.- Las halagó Artemis.- Otro equipo de luchadoras por el bien. Nunca está de más tener ayuda.
-Sí, porque ni siquiera nosotras podemos estar en todas partes. Y a veces necesitamos unas vacaciones. ¿Verdad, chicas? – Rio Makoto llevándose una mano tras la nuca, y haciendo que sus amigas riesen con ella.-

            No obstante Usagi y Mamoru se miraron con seriedad. Sin embargo, no quisieron inquietar al resto. Quizás tuvieran razón después de todo. Sería mejor disfrutar del momento. Aunque también deberían mantenerse alerta. Tras despedirse de las otras guerreras la pareja retornó a solas. Luna y Artemis se habían ido por su cuenta. Paseando ya de noche por las calles de Tokio, camino a casa de la joven, su novio comentó con tono grave…

-¿Estás completamente segura?....
-Por desgracia sí. Fueron muy claros a ese respecto.- Replicó la interpelada bajando la cabeza.-
-De modo que, hasta ahora, esto solamente ha sido el primer asalto.- Concluyó Mamoru.-
-La guerra dista mucho de estar ganada. El enemigo contratacará. Y seguramente recurrirán a sus mejores bazas…- Declaró Usagi.-
-Ante eso. ¿Qué podremos hacer?- Se preguntó en voz alta su novio atrayendo a la chica hacia sí, tras pasar un brazo por su cintura.-
-Lo sabes tan bien como yo.  Nada hasta que no llegue la hora. Suceda lo que suceda, no podremos involucrarnos antes. Ni nosotros, ni las chicas tampoco.
-No ignoras lo que nos puede costar el hecho de interponernos entre ellas y sus amigas, ¿verdad?- Le dijo suavemente él.-
-Lo sé perfectamente. Como sé que todo está trazado y que así deberá ocurrir.- Musitó la muchacha agregando con pesar.- Por mucho que nos duela…Pero de momento dejemos que disfruten y que sean todo lo felices que puedan.

            Mamoru asintió y ambos llegaron a la casa de ella. Allí se despidieron, antes de que la madre de Usagi abriera la puerta.

-¡Vaya! - Comentó la mujer al ver alejarse al chico.- Que pena que Mamoru-san no se haya quedado un poco a tomar una taza de té.
-Es tarde ya, mamá.- Sonrió Usagi alegando.- Tiene que levantarse temprano para estudiar.
-Bueno. Pues entonces, vamos a tomarla tú y yo. Tu padre está de viaje de negocios y tu hermano estudiando fuera. Esta casa está muy solitaria y para un rato que tengo a solas con mi hija…
-Claro mamá.- Sonrió todavía más ampliamente la chica, añadiendo con tono entre expectante y algo meloso.- ¿Tienes de esas tortitas?..
-Vaya, pues no.- Pudo replicar la aludida.-

            Usagi torció algo el morro, pero su madre enseguida la animó prometiéndola.

-Mira. Voy a hacerlas y nos las tomamos juntas…
-¡Genial! –Exclamó llena de alegría.-

            Y es que las tortitas de su mamá Ikuko eran las mejores del mundo. Sonrió ante esa perspectiva. Al menos podía seguir siendo esa alocada y alegre muchachita durante un rato olvidando sus tribulaciones. Aunque, por otro lado, no dejaba de pensar en las cuatro hermanas y en sus amigos.

-Espero que estén bien.- Se decía.-

Por su parte, los objetos de preocupación de Usagi estaban descansando un poco, ya con sus ropas civiles, tras su exitoso combate. Aunque apenas pudieron reposar unos minutos cuando sonó el timbre, eso les produjo cierta desazón. ¿Quién podría ser? ¿Acaso algún demonio o sectario sabía dónde vivían y había venido a recuperar esa piedra? No se fiaban hasta que Cooan se decidió a observar por la mirilla. Tras unos breves instantes sonrió aliviada y les dijo a sus hermanas que eran Tom y Roy.

- Abre, pero de lo que ha sucedido ni una palabra. - Le lanzó Petz a modo de consigna. -
- Descuida - convino la muchacha que abrió la puerta, no sin antes susurrar con complicidad. – Es nuestro secreto…

            Y las otras chicas conectaron una radio para disimular. Como si hubieran estado realmente allí todo el tiempo escuchando música. De hecho podían oírse algunas canciones. A su vez, nada más ver a Cooan, ambos muchachos entraron sonrientes.

- Hola chicas - saludó Roy - ¿Cómo va vuestra estancia en la ciudad? ¿Habréis ido ya de compras, no?
- Pues no, pero no lo hemos pasado mal. - Sonrió Beruche y sus hermanas se rieron tapándose la boca, ¡si ellos supieran de donde habían venido! – Ya sabéis, una velada entre hermanas. Y por cierto. ¿No es un poco tarde?
-Nunca es tarde para pasar un buen rato.- Alegó Roy sonriendo con esa picardía tan suya.- Así alargáis la velada.
-No sé, tras tantas emociones estamos un poco cansadas.- Suspiró Cooan.-
-¡Qué lástima! - Intervino Tom simulando algo de pesar al añadir.- Nosotros veníamos a invitaros a cenar, pero si ya estáis tan cansadas...

            Las cuatro se miraron perplejas, eso sí que no lo esperaban, no comentaron nada hasta que Bertie dijo divertida.

- No lo puedo creer y os habéis venido hasta aquí a estas horas solamente para invitarnos a cenar. ¡Qué detalle tan bonito!
- Sí, no te extrañes, somos así de buenos.- Replicó Roy con algo de autobombo. -

Cooan se agarró de un brazo de Tom que no pudo evitar sonrojarse en tanto un calambre le recorría el estómago. Más aun cuando la chica le susurró con voz melosa.

- Eres un cielo, Tommy, y no te preocupes, para salir a cenar gratis estamos siempre dispuestas. Para eso no hay cansancio que valga. ¿Verdad chicas?...
-¡Siii!- corearon todas las demás a la par que rodearon a los muchachos y exclamaron. -¡Tenemos hambre, tenemos hambre!..
- Chicas escuchad. – Sonrió el aludido con cara de circunstancias. Desde luego que él no contaba con las cuatro. Pero claro, no podía decirlo. - Era una broma. Podemos salir a dar un paseo.

Justo entonces, antes de que nadie replicase, una buena canción que Roy conocía bien, estaba sonando.

Tienes que ser inteligente, tienes que ser agradable
Vas a mantener una cara seria
cuando hagas el tonto

Vas a sonreír cuando rompas las reglas
Vas a encantar a la serpiente ahora, cariño

Tienes que ser ágil, tienes que ser rápido
Pienso que podría solo ayudar
Estar un poco enfermo
Sabes que el mordisco no puede cortarte

Si la piel es gruesa
Vas a encantar a la serpiente ahora, cariño

¿Eh, no somos todos atractivos?
No hay razón para no tomar una buena lamida
El reloj en la pared
Va a seguir su tic tac

Entonces Roy cantó, con tono divertido, acompañando la canción.

Encántala la serpiente, cariño
Encántala ahora
No la dejes ir
No la dejes ir

Vas a encantar a la serpiente
Vas a encantar a la serpiente

Una raya
Dos rayas
Que significa que el veneno es letal

La carne es clara
El mejor se aprovechará de ti como una máquina
Vas a encantar a esa serpiente ahora, quizás

Y Tom secundó a su amigo cantando con una clara y agradable voz..

No dejes las uñas
Debajo del corazón
Si pillan un buen agarre
Lo van a desgarrar

Los primeros y los últimos besos
Son las partes más peligrosas
Vas a encantar a esa serpiente ahora, quizás

Hay un gancho en el anzuelo
El primero cometió un error
Si tienes lo que hace falta
Mejor encanta a la serpiente

-¡Oh sí! - Cantaron todas las hermanas a la vez, realmente divirtiéndose con aquello.-

            Y es que les encantaba tener aquellos momentos de complicidad y unión entre ellas. Desde que eran muy pequeñas en Némesis no habían vuelto a disfrutar de algo así. Cooan recordaba incluso algunas de las canciones que su madre oía. Eran de la Tierra, en antiguas grabaciones de sus antepasados que conservaba. Y había tenido la oportunidad de escuchar unas cuantas desde que estaba en la universidad y conociera a Tom y a Roy.

-Le pediré a Tom que me ponga alguna más, quizás él las conozca.- Pensaba en tanto esa tonada iba concluyendo.-

Tú le vas a mostrar
No la dejarás ir
Se lo haré saber
No la voy a dejar ir


            Cuando la canción terminó Roy movió la cabeza y declaró con fingida solemnidad.

- Tom, lo prometido es deuda y un caballero nunca falta a su palabra. Espero que lleves bastante dinero en la cartera.
-¿Cómo que yo?- Le inquiere él atónito añadiendo -¿Y tú qué?
- A mí no me metas, ha sido idea tuya. - Se sonrió pícaramente su amigo. -
-¿Mía?- Inquirió señalándose atónito y rebatiendo con firmeza. -  Pero si tú dijiste que...

            Sin embargo, su compañero le acalló con un gesto de sus manos en tanto agregaba...

- No seas tacaño, paleto de Kansas, e invita a las chicas...
- No es que no quiera, es que esto es todo lo que llevo. - Se justificó su amigo visiblemente apurado, sacando quince dólares de su bolsillo. -
- No hay ningún problema,- intervino Beruche con una falsa y pícara voz despreocupada. - Roy te ayudará con la cuenta. Para eso es tu compañero y amigo. Y los amigos son para las ocasiones. ¿Verdad?

            Al escuchar esto la sonrisa de la cara del aludido se torció mientras tartamudeaba nervioso.

- No, no, no, espera un momento. Yo no he dicho nada de cenas...
-¡Vamos Roy! - le interpeló Cooan con un tono malicioso. - No serás capaz de dejar a Tom en la estacada ¿verdad? - Todas le miraban interesadamente y sus ojos le taladraban a la espera de una confirmación cuando su hermana remachó. – Para eso eres su mejor amigo…

El muchacho también miró a su colega y tragó saliva, no llevaba más que doce dólares entre billetes y calderilla, rio de forma algo estúpida en tanto les preguntaba a las chicas con voz conciliadora.

-¿Os conformaríais con una pizza?
-¿Cómo que una pizza?- Inquirió Petz con un artificioso tono de indignación. - ¿No nos ibais a llevar a Maxim´s?
-¿Maxim´s?- Exclamó Roy con los ojos de platos y la boca desencajada. - ¡Tú flipas! ¡Si allí hasta por mirar los escaparates te cobran!
- Amigo, estamos en problemas. - Le avisó su compañero notándose incómodo por momentos. -

            Así parecía. Las cuatro hermanas les miraban con gesto amenazador acercándose hasta ellos con mangas pasteleras traídas por Karaberasu de la cocina, más que dispuestas a mancharles.

-¡Oíd chicas!... ¿Qué es lo que vais a hacer?, - les preguntó un intranquilo Tom tratando de apartarse. -
-¡Mirad que esta camisa es nueva! - Les advirtió Roy también bastante inquieto.-

Pero ellas hicieron oídos sordos  a esas palabras y Beruche entre tanto declaró maliciosa.

- Así que nos queréis comprar una simple pizza, ¿eh?
-¿En tan poca estima nos tenéis?- Agregó Cooan con una siniestra sonrisita. -
- No os pongáis así. - Les pidió Roy haciendo un espacio con las manos para tratar de pretextar. - Es que nuestras economías no están muy fuertes...
- Eso, pero por lo menos podemos invitaros a un aperitivo. - Propuso Tom con la frente perlada de sudor -.
-¿Un aperitivo, eh? - Repitió sarcásticamente Petz dirigiéndose a sus hermanas con voz de mando - ¡Mina hayai!

            Y  las demás se desplegaron al punto rodeándoles y una vez que les tenían acorralados contra la puerta...

-  Chicas, ya sabéis  – rio Beruche exclamando – ¡Tsuki ni kawatte…!
- ¡Oshokio!- Añadieron entusiásticamente a coro las demás.  -
-¡Esperad! ¿Se puede saber qué vais a hacer?- Inquirió Tom que ya se lo estaba temiendo sin embargo. -
-¡Vamos chicas, correspondamos a su amabilidad, invitémosles nosotras al postre! - Propuso Karaberasu sonriendo maliciosamente -
-¡Corre Tom! - Le indicó Roy a su amigo abriendo la puerta. -

            Éste no se lo hizo repetir siguiéndole a toda prisa siendo perseguidos entre risas por las cuatro hermanas  dispuestas a dar rienda suelta a su mortífero ataque de la manga pastelera de nata… Por su parte, April no tuvo una velada tan agradable. En esta ocasión estaba tan trastornada que el vigilante de seguridad la sorprendió tratando de entrar a escondidas. Aunque al verla en ese estado se preocupó tanto que incluso se ofreció a llamar a una ambulancia o a la policía.

-Me han atacado, pero estoy bien.- Pudo balbucir la muchacha.-

            Ese hombre, de mediana edad y poco pelo, era sin embargo un tipo bastante amable. La acompañó hasta la misma puerta de su cuarto.

-¿Está segura?¿Quiere que llame a una ambulancia?
-No, no es necesario, de verdad.- Le pidió ella con expresión angustiada, implorando.- ¡Por favor!, no le cuente esto a la señorita Parker.
-Por esta vez, no le informaré. Siempre y cuando esté usted bien.- Replicó el vigilante.-

Y como la joven asintió con energía ese hombre se limitó a asentir para despedirse.

-Que descanse, señorita.- Le deseó el guarda alejándose de allí.-

            April entró tratando de hacer el menor ruido posible. No obstante, Melanie estaba despierta aun. Al verla aparecer de esa guisa enseguida exclamó preocupada.

-¿Qué te ha ocurrido?

            Su amiga no pudo evitar romper a llorar dejándose abrazar por su sorprendida y alarmada compañera. Pese a todo, no quiso responder a las preguntas de Melanie, quien viéndola en ese lamentable estado la ayudó a quitarse esa ropa destrozada y a darse una ducha. Luego, la envolvió en una tolla. Una vez seca  April se puso un camisón…con la expectante y preocupada mirada de su amiga, ella apenas musitó.

-Intentaron agredirme, en la calle. Creo que querían robarme, o algo peor, pero pude huir.
-¡Dios mío! Tienes que denunciarlo.- Le aconsejó Melanie.-
-No quiero volver a recordarlo. Solamente deseo descansar.- Sollozó la muchacha, pidiéndole.-Por favor, dame una de las pastillas que guardo en mi cajita rosa.
-¿Las que usas para dormir?- Quiso saber su amiga.-

            April asintió. Su interlocutora la observó con manifiesta inquietud, aunque viendo el lamentable estado en el que su compañera se encontraba, pensó que sería mejor no agobiarla. De modo que le acercó también un vaso con agua y tras tomarse esa píldora, aquella pobre chica se tumbó en su litera.

-Duerme y descansa. No te preocupes de nada más. Mañana hablaremos.- Le susurró afablemente Melanie.-
-Gracias.- Suspiró ella, sintiéndose muy cansada.-

            Ayudada por su amiga a meterse en la cama, pronto concilió el sueño. La jefa de animadoras por su parte estuvo despierta un rato más, observándola con inquietud, y pensando consternada.

-¿Qué es lo que no me cuentas, April? Sé que algo malo te está pasando. Y no podré ayudarte si no me lo dices.

Y no era la primera vez que a su amiga y compañera le sucedían cosas extrañas. El año pasado, sin ir más lejos, apenas asistió al curso. Estuvo casi el año entero fuera, siendo capaz, eso sí, de ir recuperando algunas asignaturas en las convocatorias extraordinarias. Luego le contó que había ido a ver a sus padres.

-Mi madre estuvo muy delicada de salud, tuve que cuidarla. Pero ya está bien.- Recordó que le había confiado.-
-Eres una chica bonita e inteligente, no tengo ni idea de lo que te puede estar ocurriendo.- Meditó Melanie moviendo la cabeza con preocupación. -

Pero al fin, cansada como estaba, hizo lo mismo que su compañera. Se acostó y se durmió. Muchísimos kilómetros al este, en Japón. Al día siguiente, y tras una agradable velada degustando tortitas con su madre, Usagi  fue despertada por Luna.

-Tengo noticias.- Le informó la gata.-
-Tú dirás.- Repuso la chica en tanto bostezaba levantándose de la cama.-
-Ya sabes que hace poco que acabamos con el enemigo aquí. Por eso las otras estaban tan contentas cuando las hermanas nos llamaron ayer.
-Sí, eso sí que lo sé. ¿Qué ocurre? ¿Es que han aparecido más de esos demonios?- Inquirió la joven con inquietud.-
-No, no se trata de eso.- Repuso Luna.- Tenemos que reunirnos otra vez en el Santuario y os informaremos. Artemis y yo hemos descubierto algo.
-¿El qué?...-Quiso saber la chica.-
-¿Es que no te lo han dicho?- Preguntó su felina interlocutora a su vez.- Ya sabes… allí…
-No me lo cuentan todo.- Replicó la muchacha.-
-¿Has vuelto a ir?- Quiso saber Luna, añadiendo con tono algo preocupado.- Me refiero a que no te alegraste nada por lo de ayer…
-No, no he vuelto a ir.- Replicó su contertulia, matizando. – Me adelantaron algunas cosas, es cierto…pero perdona Luna, no puedo confiártelo ni siquiera a ti.- Suspiró con pesar.-
-Lo sé.- Asintió la gata añadiendo solidariamente.- Tampoco puedes contárselo a las chicas. Comprendo que eso te esté corroyendo por dentro.
-Bueno.- Trató de sonreír su interlocutora.- Al menos Artemis y tú sí que podréis ponernos a todos al corriente de lo que sea que hayáis averiguado.
-Sí, anda, avisa a los demás. Por favor.- Le pidió Luna.-

Así se hizo. Usagi tuvo que llamar a su novio y después  a todas sus compañeras. Sin embargo, hubieron de aguardar hasta la tarde para que  todos pudieran cumplir con sus respectivos compromisos de estudios y trabajo. Finalmente, se reunieron en el santuario Hikawa. Allí los gatos les comentaron.

-Nos ha llegado información.- Les expuso Luna preguntándoles.- ¿Recordáis el ataque que sufrimos al norte del país? ¿Ese del que se ocuparon las guerreras del sistema solar exterior?

            El resto asintió…Ahora los rostros de todos se mostraban nuevamente preocupados. Fue Artemis quién les informó.

-Se ha detectado una presencia no autorizada entrando en la atmósfera del planeta. Es demasiado pequeña como para tratarse de una nave. Podría ser similar al intruso que derrotaron vuestras compañeras.
-¿Se ha llegado a establecer contacto visual con él?- Quiso saber Ami.-
-Por ahora, no. Al poco de llegar desapareció de  los radares.- Replicó Luna.-
-Esto es justo lo que nos faltaba. ¡No siendo bastante un enemigo como el que tenemos, que ahora vayan a ser dos! - Protestó concernidamente Rei con las miradas del resto mostrándose de acuerdo con esas palabras.-
-Al menos el de aquí parece exterminado. Y en América nuestras amigas lo tienen todo bajo control. - Suspiró Minako tratando de animar a su compañera.-
-Y tampoco conviene precipitarse. Por ahora,  a juzgar por lo que nos habéis dicho, lo que quiera que sea no ha demostrado ser hostil. Tendremos que esperar a nuevos acontecimientos.- Intervino Mamoru tratando de llevar la calma al grupo.- Nos mantendremos alerta pero solamente eso.
-Sí, y nuestro deber es centrarnos en la amenaza que conocemos.- Añadió Usagi.- Por si el enemigo volviera a atacar a nuestras amigas.
- Hablando de eso.- Comentó Makoto.- Hemos dejado a las chicas solas allí. ¿Cuándo podremos volver a ayudarlas?
-Por el momento no es necesaria nuestra presencia. Se están apañando muy bien solas. Como vosotras mismas habéis afirmado. - Le respondió Usagi.-
- Y ya se han estrenado como justicieras. Demostrando su pericia. - Completó Luna, agregando con patente satisfacción.- Creo que van a ser unas magníficas compañeras y aliadas con las que podremos contar en el futuro.
-Seguro que lo harán muy bien. Son buenas chicas.- Añadió Minako.-
-Por un lado lamento haberlas tenido que involucrar en esto.- Suspiró Usagi sentenciando.- Ser una guerrera demanda mucha responsabilidad y sacrificio. Aunque no tengan que serlo para siempre.

            Todas asintieron. ¡Lo sabían de sobra! Pero no habían tenido elección. De hecho fue Rei la que afirmó.

-Tal y como están siempre las cosas toda la ayuda que podamos recibir es poca. Esto es el cuento de nunca acabar. No podemos saber cuál va a ser la siguiente amenaza en surgir. ¡Por cierto! Hablando del porvenir. - Quiso saber con el compartido interés de las demás.- ¿Qué tal va la operación futura reina de la Luna Nueva?
-Las cosas van bien encaminadas.- Le respondió Mamoru, ahora pareciendo mucho más locuaz al añadir.-  Chibiusa y las Asteroides se están ocupando de ello. Por eso no podrán estar aquí durante un tiempo.
-No vamos a poder contar con ellas entonces.- Sentenció Artemis.-
-Por ello, el tener a las cuatro hermanas como refuerzo es algo tan importante.- Recalcó Luna.- Virtualmente son otro equipo suplementario de guerreras.

            Todas asintieron, contentas de que así fuera. Tras un breve silencio Usagi tomó la palabra para revelarles a sus amigas.

-Recibimos una carta del futuro. Todo marcha bien. Seguro que en unos años a partir de ahora, si las cosas en este tiempo salen como deben, habremos conseguido valiosísimos aliados para mejorar notablemente la defensa de este planeta e incluso para garantizarla por mucho tiempo.

            Las demás se permitieron una sonrisa esperanzada. No obstante, Mamoru les disipó aquel optimismo cuando, con tono más serio, declaró.

-No debemos alegrarnos tan pronto. El enemigo todavía no está derrotado. Al menos allí. En los próximos meses podrían venir pruebas muy duras, chicas. Para todos nosotros y nuestros amigos.
-¿Pruebas? ¿Qué pruebas?- Quiso saber Rei mostrando inquietud una vez más.-
-No lo sabemos con seguridad.- Repuso su interlocutor.-
-¿Y quién lo sabe? Da la impresión de que alguien os estuviera contando ese tipo de cosas.- Afirmó perspicazmente Ami.-
-A veces tenemos sueños. Nada más.- Replicó Mamoru restándole importancia.- Y no siempre son precisos.
-Bueno, pero por el momento no debemos agobiarnos.- Quiso decir Usagi para levantar nuevamente la moral del grupo y cortar esas preguntas tan incisivas.- Ya nos ocuparemos de lo que sea cuando llegue.

            Su novio convino en ello asintiendo y esbozando una débil sonrisa. Las demás, dándose cuenta de que sería inútil insistir, quisieron alegrar su gesto una vez más.

-Esta mañana llamé a Bertie.- Terció Ami añadiendo con un tinte más animado.- Me quedé con ganas de hablar más con ella después de lo que me contó acerca de su victoria.
-¿De qué clase de cosas?- Se interesó Minako con su típico interés por los chismes.-
-Bueno, de ocupaciones más domésticas.- Sonrió su amiga para aclarar divertida.- Las cosas no les van mal. Ellas y los chicos están cada vez más unidos. Sobre todo Bertie y Roy…-Y ahora hasta se rio para añadir con tono cómplice.-  Al parecer ayer hicieron una guerra de nata.
-¿Guerra de nata?- Exclamaron las otras con visible estupor.-
-Eso suena muy  sensual.- Comentó una divertida Rei pidiendo con patente interés.- Cuenta, cuenta…

            Todas se miraron, el propio Mamoru se encogió de hombros. Aquello no podía significar más que una cosa. Momento cotilleo. Así pues, fue Makoto la que quiso saber.

-Pero, ¿entonces te ha confirmado si entre ella y Roy ya hay algo más que amistad? Ella y él… ya  me comprendes…- Matizó entre las pícaras sonrisas de las otras.-
-Bueno…eso no me lo dijo.- Repuso su compañera, que pudo añadir algo colorada.- Aunque por la forma de hablar que tenía, creo que no faltará mucho.
-Pues en el caso de Cooan con Tom las cosas deben de andar algo más lentas.- Opinó Rei, aseverando con tintes de complicidad.- Aunque no tengo ninguna duda de que a ese chico le gusta. Y, cuando he hablado con ella, me daba la impresión de que también había comenzado a fijarse más en él…
-Con lo guapo y lo agradable que es, si yo estuviera en el lugar de Cooan, ni me lo pensaría.- Afirmó Minako.-
-Ya sabes que la pobre tuvo un terrible desengaño con ese malvado de Rubeus.- Le recordó su morena compañera.-
-Por lo que sabemos de él, Tom no debe de tener nada que ver con Rubeus.- Sentenció Makoto.- Las chicas hablan muy bien de ese muchacho.
- Es cierto. Es un chico realmente estupendo.- Admitió Ami, añadiendo pese a todo con cara de circunstancias.- Aun así, Rei y yo creemos que a Cooan le costará un poco todavía el sentirse lo bastante segura y confiada para embarcarse en esa clase de relación. Además, estaba claro que a ella le gustaba Roy. Solamente había que ver cómo le miraba. La pobre pensaba que no nos dábamos cuenta.
- Lo sentí mucho por Cooan. Se llevó otro desengaño.- Asintió Rei, declarando con tinte optimista pese a todo. - Pero no hay mal que por bien no venga. Ahora podrá centrar su atención en ese otro magnífico chico. Y es cierto, le supondrá un reto el recuperar su autoestima y la confianza necesaria para entregar su amor otra vez. Pero yo estoy segura de que, con el tiempo, se abrirá a ello.

Y al hilo de esa reflexión de la sacerdotisa, Usagi afirmó con rotundidad.

- Pues yo también estoy convencida de que al final ella corresponderá a Tom.
-¿Y cómo puedes estar tan segura?- Quiso saber Makoto, al igual que el resto.-
-Bueno, ¡je, je! - Se rio la interpelada llevándose una mano al cogote para declarar.- Es mi sexto sentido. Soy una experta en el amor…
-Escucha monina. Ese es mi cometido. - Le indicó Venus.- Por si no te acuerdas  yo soy la guerrera del amor y la belleza.
-¡Claro, claro! - Se apresuró a conceder su interlocutora que hizo un espacio con las manos, añadiendo.- Es una corazonada mía, nada que ver con otras cosas. Ya lo veréis, chicas.

            Las otras no le dieron mayor importancia. Usagi solía decir muchas tonterías pero a veces acertaba y en este caso no lo veían tan descabellado. Desde luego si un chico como Tom estuviera tras de ellas no se lo iban a pensar mucho. Así las cosas tras seguir charlando un rato más finalmente decidieron separarse. Al día siguiente había que madrugar.

-Bueno, ya nos veremos en el instituto mañana.- Se despidió Makoto.-
-Sí, habrá que empezar a estudiar.- Suspiró Usagi.-
-¿Empezar, Usa-chan? Si tenemos un examen en dos días.- Le comentó Ami.-
-¿Qué?- Exclamaron tanto la aludida como Minako, abriendo los ojos como platos.-
-Vosotras dos, en vuestra línea de siempre.- Suspiró Rei moviendo la cabeza.-

Y con esa nueva preocupación en ciernes las chicas se dijeron adiós por esa jornada. En los siguientes días, pese al examen que Minako y Usagi suspendieron, las cosas parecieron ir bastante bien. Mientras, en América las Justicieras comenzaron a combatir a esos demonios con éxito creciente y en Japón las guerreras terminarían por descubrir cuál era esa misteriosa presencia. No tuvieron ni tan siquiera que buscarla, dado que ella misma acudió a su encuentro…y resultó ser la persona que menos se podían imaginar…

            


                             anterior                                                        siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)