jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 22. Concierto en la ciudad

Tras algunos días y algunas intervenciones de las Justicieras parecía que la normalidad había vuelto a la ciudad. La verdad es que, a base de aniquilar demonios, pero también de detener y capturar delincuentes, salvando a bastantes personas, el grupo de las luchadoras se había hecho muy popular. Roy entre tanto seguía entrenándose duramente y progresando. Al fin, las clases en la universidad se habían reanudado para todos. Beruche había vuelto siendo estupendamente recibida por sus compañeros. Todos la felicitaron por salir de  ese “terrible derrumbamiento causado por los atentados”. También Roy se decidió a regresar al aula. Él, aparte de su natural tendencia a encontrar aburridas las clases sentía un gran complejo de culpa. No era ajeno a que cuando estuvo poseído hizo cosas de las que mejor era no saber nada. Hasta ahora había podido evitar a los compañeros directos de clase ya que sólo se iba al College prácticamente a dormir y a veces ni tan siquiera a eso. No obstante, cuando llegó la hora de acudir al aula notó que el resto de los alumnos le rehuían. Algunos observándole con temor, otros sin disimular su rechazo. Excepto Tom, Beruche y Cooan, junto con sus amigos Jack o Michael, así como la mayor parte de los miembros de su equipo de baloncesto, que eran los únicos que permanecían a su lado apoyándole. Su amigo trataba de animarle.

- Tranquilízate hombre, lo explicaremos todo, verás como las cosas se arreglarán.
- Sí Roy, los chicos sabrán la verdad.- Añadió suavemente Cooan. -
-¿Vosotros creéis que se van a tragar eso de que estaba poseído por un demonio? - Les inquirió él con tono escéptico. – Si no me hubiera pasado a mí, ni yo mismo lo creería…

            Los tres se miraron con caras de circunstancias y fue Bertie la que le tomó de un brazo y le respondió con mucha amabilidad y firmeza.

- Lo creerán, a algunos les ocurrieron cosas parecidas. No te desanimes, nosotros recorreremos la universidad entera para convencerles si hace falta.

            Roy agradeció aquel apoyo, sobre todo las últimas palabras de Beruche. Era una chica espléndida, no se rendía nunca y bajo ese aparentemente frágil aspecto escondía una gran determinación y fuerza. Lo mismo podría aplicársele a Cooan. Ahora estaba seguro de que con ellas a su lado sería capaz de lograr cualquier cosa...

-Muchas gracias, amigos. No sé qué hubiera hecho sin vosotros. Sobre todo sin ti, cubito.- Sonrió el muchacho.-

            Y dicho y hecho, durante los descansos por las clases se repartieron entre los compañeros de Roy para tratar de explicarles lo ocurrido. La mayoría fueron muy reticentes a creérselo, pero otros sí que lo hicieron al verse directa o indirectamente afectados por aquellos acontecimientos. A pesar de las sugestiones que lanzase Valnak o precisamente por estas, ya que con la muerte de ese demonio algunos chicos y chicas recobraron confusos recuerdos que les fueron encajando al escuchar la historia de los sectarios y la manipulación mental que ejercían.(Esto fue lo que mayormente dijeron puesto que ninguno ignoraba que hablar de demonios era algo bastante peliagudo, amén de poco aceptable para la sociedad).Cooan, por ejemplo, explicaba así lo ocurrido durante un receso de las clases.

-¿Es que no os acordáis de los sucesos tan extraños que han ocurrido aquí y en toda la ciudad y de como algunos alumnos y profesores actuaron de forma tan rara? Pues a Roy le ocurrió lo mismo. Pero él ya está bien. Todo lo que pudiera hacer o decir no fue culpa suya. Le manipularon como a muchos otros compañeros más.
- Por favor.- Intervino Beruche que había ganado mucho respeto y simpatía con sus compañeros merced a su percance. - Me dirijo en especial  a todos los que él haya podido ofender, no fue su intención y...


Roy que hasta entonces no se había atrevido a entrar para enfrentarse a sus condiscípulos se armó de valor y la interrumpió dirigiéndose al grupo que escuchaba muy interesado.

- Debo ser yo el que pida perdón, gracias Bertie y Connie, pero  es algo que me corresponde a mí. Os pido disculpas a todos a los que haya podido ofender o herir con mi comportamiento. Os aseguro que no era yo.
- ¡Claro tío! - repuso Michael, compañero además del equipo de baloncesto, con tono desdramatizador e incluso jocoso. - Pero te preferíamos así que en tu estado normal. Al menos te sabías las preguntas de los exámenes.
- Es cierto. – Convino Jack con simpatía, al remachar.- Ya decía yo. Ese tío tan inteligente y aplicado no podías ser tú.
- En cambio yo celebro que estés de vuelta.- Añadió Rollins el compañero “chuletero.”- El otro Roy me iba a arruinar el negocio...
- Muy gracioso. Pero me temo que ese viejo Roy sí que no regresará. - Sonrió éste aseverando con tono más jovial. - Está visto que voy a tener que estudiar de veras para seguir siendo popular con la mayoría, porque desde ahora, no creo que me dejen recurrir a tus artículos, amigo.

Se rio por fin y toda la clase hizo lo propio deshaciendo así la tensión. La mayoría entendía perfectamente que todo formaba parte de una oleada de extraños sucesos que se había extendido por la ciudad y Roy simplemente fue uno más de los afectados. Aunque no todos estaban tan dispuestos a comprenderlo. Melanie había permanecido sentada al fondo de la clase y no quería mirar hacia el lugar en donde estaba su antiguo novio. Él se percató y cuando quiso dirigirse a ella la muchacha salió corriendo de la clase.

-¡Espera Melanie! - le pidió él pero la chica no hizo caso.- ¡Por favor!

Las risas cesaron de inmediato  y con cara de circunstancias y envaramiento todos se quedaron observando como Roy salía tras de ella.

 -Pobre Melanie - comentó Tom con Beruche y Cooan. - Fue muy duro para ella. Y aun no lo ha superado, lleva todo el día eludiendo a Roy desde que supo que iba a volver a clase.
-Fue muy buena conmigo cuando se enteró de que Bertie estaba en el hospital. Y aunque no preguntó por Roy seguro que todavía se preocupa. Él lo aclarará todo con ella y volverán a ser amigos. Ya lo veréis. - Afirmó Cooan llena de optimismo. -
- Eso espero yo también,- añadió su hermana algo más escéptica y apenada también por esa chica. – No es una mala chica después de todo.

            Malcolm Roberts llegó a la clase en ese instante, se había retrasado y todavía llevaba su nariz cubierta por una cédula y el brazo en cabestrillo. De todos modos sonrió al ver a Bertie y la saludó muy amablemente.

-¡Cuánto me alegra que hayas regresado! Qué. ¿Ya te encuentras bien? - Le preguntó con visible interés. -
- Hola Roberts - replicó ella con una amplia sonrisa. - Si estoy bien, muchas gracias. ¿Qué tal tú? - Le comentó algo envarada puesto que esa cuestión iba a servirle para abordar el otro asunto...-
- No me puedo quejar, con la rehabilitación dentro de dos semanas estaré como nuevo. - Afirmó él.-
- De eso queríamos hablarte. - Intervino Tom con prevención, deseaba evitar en lo posible enfadar a ese chico.- Verás…
- Se que Malden está otra vez aquí. - Le cortó su compañero con tono grave, agregando incluso algo intimidado. - No te preocupes, ya tuve suficiente...
- No es eso. - Intervino Cooan. - Lo cierto es que hemos estado explicando las razones por las que él…
- Algo he oído. - La interrumpió Malcolm con cierta brusquedad disculpándose acto seguido. - Lo siento Connie, es que todavía me pongo nervioso al recordarlo.
- Él me salvó la vida. - Le informó Beruche para sorpresa de su compañero. - Se enfrentó a los que me atacaron y me sacó de aquel derrumbe.
- Pues compadezco a esos tipos. – Resopló Roberts no sin cierto sarcasmo. -

            El resto de los muchachos se habían sentado ya pero Bertie le pidió a Roberts que saliera fuera de clase, por su expresión quería decirle algo importante y éste lo entendió. Tras pedir permiso al profesor, que se lo concedió, se quedaron en el pasillo. Una vez acompañados por Tom y Cooan, le explicó...

- No fueron terroristas Malcolm, eran esos tipos de la Secta. Ellos controlaban a Roy y a él le costó mucho liberarse de su influencia. Después casi me matan a mí, pero él los venció. ¡Créeme por favor! No era él quién te hizo eso. ¡Jamás le haría daño a nadie!

            Y se lo dijo con una expresión de muda súplica, observándole con esos ojos azules tan profundos y ese tono trémulo y lleno de dolor, que su interlocutor asintió casi sin querer.

- Tú le conoces de otros años. - Intervino Tom apoyando el alegado de la muchacha.- ¿Cuándo se ha peleado con ningún otro compañero?
- Te puedo asegurar que él lamenta más que nadie lo sucedido.- Prosiguió Beruche afligidamente. - Ahora, sin ir más lejos, ha ido a disculparse con Melanie, pero no lo tendrá nada fácil.

            Aquello inquietó bastante al muchacho, no se fiaba de lo que pudiera suceder, pero Bertie que esperaba algo similar, añadió con tono conciliador.

- Ven conmigo y les buscaremos. Te prometo que Roy no es ese monstruo que te hirió. Ni mucho menos el que le dijo a  Melanie esas cosas tan terribles.
- Confío en tu palabra. - Resopló Roberts pese a todo haciendo un gran esfuerzo por calmarse añadiendo. - Eres una buena chica y gracias a ti, en parte, estoy ahora mucho más contento...

            Su interlocutora le miró con sorpresa pero su compañero esbozó una débil sonrisa en sus cuadradas facciones y se mesó su pelo rubio- rojizo para añadir...

- Os lo contaré por el camino....

            Y todos se dirigieron en busca de sus dos compañeros. Melanie entre tanto corría por el pasillo, llorosa. Se sentía humillada y dolida pero sobre todo seguía recordando esa terrible mirada en los ojos de él y le aterraba volver a tenerle frente a frente. Trató de salir de allí pero Roy la dio alcance antes de que pudiera refugiarse en su habitación...

-¡Por favor, déjame!  - Le pidió ella gimoteando al tiempo que le daba la espalda. -
-¡Espera Melanie!, ¡escúchame! , ¡Por favor! Sólo te pido cinco minutos. - Le rogó él.-

            La interpelada no quiso oír nada, trató de abrir la puerta desesperadamente. Cuando consiguió hacerlo intentó entrar en su cuarto pero su compañero lo evitó cerrando la puerta con el la fuerza de su brazo, tirando del picaporte hasta casi desencajarlo. La aterrada capitana de las animadoras oyó desde el interior la voz de su compañera de cuarto, que la llamaba con temor e inquietud.

-Mel...¡Mel! ¿Qué ocurre?

            April trataba de abrir la puerta pero algo se lo impedía, parecía que estuvieran sujetándola por fuera. Por su parte, Melanie trataba de apartar a ese chico, pero él era demasiado fuerte para ella, finalmente la angustiada joven rompió a llorar.

-¡Déjame, déjame, por favor, no me hagas más daño!....- suplicaba histérica. -

            A Roy se le partía el corazón viendo así a esa pobre chica. Jamás desde que la conocía pudo pensar en ella pasando por un trance tan amargo y el hecho de que fuera por culpa suya se le hacía insoportable. Solamente pudo añadir con tono presuroso, afligido y sobre todo implorante...

- ¡Te lo suplico!, ese que te ofendió no era yo. Déjame que pueda explicártelo. No podré estar en paz conmigo mismo hasta que no te cuente toda la verdad...dame solamente cinco minutos y después, si lo deseas, te prometo que te dejaré en paz para siempre.

            Melanie se giró hacia él con los ojos enrojecidos por el llanto. Roy se quedó nuevamente impresionado, era peor incluso de lo que se imaginaba al escucharla. Nunca la había visto con esa expresión de dolor, incluso de humillación. Ahora no sabía que decir, únicamente sacó un pañuelo con el que trató de secarle las lágrimas de ella. Aunque la muchacha apartó la cara.

- ¡Escúchame!, te lo suplico, Melly. - Le pidió él con la voz más suave y conciliadora que pudo, utilizando ese diminutivo que solamente había empleado cuando los dos salieron juntos. - No sé que pude haberte dicho o hecho. No quiero ni imaginármelo, ¡pero te pido perdón! No era yo el que te hablaba. He sufrido mucho y seguramente causé mucho sufrimiento a otras personas, pero eso jamás volverá a ocurrir. ¡Dame una oportunidad de demostrarlo!, es lo único que te pido. Y quizás, con el tiempo, podamos volver a ser amigos.

            Ella le observaba indecisa y poco proclive a aceptar sus palabras hasta que el propio Roy le recordó...

-¿No te sucedió nada extraño a ti? ¿Acaso no experimentaste una sensación de agobio, de que algo trataba de dominarte y que no podías impedir?...

            Melanie apenas podía acordarse pero algo en su mente le decía que en cierto momento tuvo una experiencia así de desagradable. Miró a Roy que aguardaba con gesto suplicante, su mirada desde luego no era esa tan horrenda que la hizo estremecer. Realmente parecía que volvía a ser el chico de siempre, el que tanto le había gustado a ella desde que le conociera. Incluso podía ver tristeza en sus ojos. Igual que cuando llegaba el aniversario de la muerte de sus padres. Y aquello pareció ser algo telepático puesto que el chico le desveló entristecido.

- Esos mismos que me utilizaron fueron los que mataron a mis padres. Y los que trataron de matar a Bertie. ¡Por favor! , sabes que no te miento ¡nunca lo haría con esto!...Sobre todo porque fuiste tú la que estuvo ahí, a mi lado, para ayudarme a superarlo. Y eso jamás lo olvidaré… Sé lo que te debo y lamento con toda mi alma todo el daño que te hice. Fuera yo o no…

            Y ella supo que le decía la verdad. No podía ser de otro modo. La muchacha abrió aún más los ojos sorprendida e incluso compadecida por su amigo y finalmente se relajó dejando de apoyarse en la puerta de su dormitorio....

-¿Sabes qué fue lo que más me dolió? - Pudo musitar Melanie aun entre sollozos a lo que Roy, desconcertado, negó con la cabeza. - Que tenías razón, tú o quien quiera que fuese. En mucho de lo que me dijo, mucha gente pensaba eso de mí, pero nadie me lo había dicho. Eso es lo que me volví…
- Lo siento mucho, de verdad.- Insistió el chico colocando sus manos sobre los hombros de ella. - Yo nunca te haría daño, te aprecio mucho, siempre has sido una buena amiga e incluso una vez fuimos algo más.
- No me quise dar cuenta de que eso había terminado. - Sonrió levemente su interlocutora. - Y tengo que admitir que me comporté como una estúpida malcriada. He pensado mucho en ello y me he sentido muy mal por Bertie. La pobre chica ha tenido que pagar por mis celos y cuando supe que estaba a punto de morir. Yo…

No pudo continuar, estaba a punto de llorar y no quería volver a derrumbarse.

- Bertie no te guarda ningún rencor, es más, ella quiera ser tu amiga, estoy convencido. - Le aseguró su interlocutor.-
- Es una chica magnífica. - Alabó Melanie. - Y te deseo que seas muy feliz con ella. Como ahora lo soy yo.

            Roy la interrogó con la mirada y la muchacha le explicó...

- Gracias a lo sucedido he visto que me comportaba como una estúpida, todos pensaban que era una cualquiera. Yendo detrás tuyo o coqueteando con el primer chico atractivo que veía para tratar de darte celos. No sabía que nadie se preocupase por mí de verdad. Únicamente Malcolm lo hizo. Y cuando me enteré de lo que le sucedió me sentí culpable. Bueno, él se arriesgó a  tanto por defenderme, no supe que decir ni que pensar. Estuve a su lado y nunca se quejó por su propio dolor. Solamente se interesó por saber cómo estaba y por animarme, a pesar de todo...
-¿Cómo está Roberts? - Le preguntó Roy cabizbajo y muy avergonzado, recordando lo que Tom le contó. - Tengo que disculparme con él, si es que me lo permite después de lo que le hice....
- Estuvo mal pero ahora sólo tiene la nariz rota y un hombro dislocado, ya está bien.- Le contó Melanie. -
- Él te quiere de verdad. Se nota cuando te mira. Tom me contó cómo salió en tu defensa cuando nadie más se atrevió a hacerlo  y a pesar de todo no quiso atacarme hasta que ese maldito que me controlaba no le provocó. ¡Lo siento tanto por él! Hemos tenido nuestras diferencias pero en el fondo es un buen tipo. Ojalá que acepte mis disculpas....

            El mismo Roberts fue hacia su encuentro junto con Bertie y los otros. De camino habían podido escuchar las últimas palabras de su compañero. Éste, al verlo llegar se esperaba lo peor, pero el gigante parecía venir con un talante pacífico. Roy no pudo dejar de fijarse en que lucía aun un aparatoso vendaje en la nariz y el brazo derecho en cabestrillo...

- Acepto tus disculpas, Malden,- dijo serenamente al llegar junto a su compañero. -
- Lo siento, de verdad.- Repitió éste sintiéndose fatal y sin saber que añadir le propuso bajando la mirada. - Puedes devolverme todos los golpes que quieras.

            Los demás guardaron un tenso silencio. No podían saber la reacción de ese gigante con seguridad. Pudiera ser que guardase mucha ira en su interior, más que por la paliza, por la humillación a la que tanto él, como Melanie se vieron sometidos. No obstante, tomó la palabra en lugar de aceptar esa oferta y preguntó.

-¿Bromeas? - Sonrió Roberts moviendo la cabeza y adoptando aquel tono fanfarrón que solía poner, aunque ahora de buen talante. - ¿Te crees que un simple golpe en la nariz y una lesión nimia me iban a enfadar tanto? Yo me dedico al football, no a ese juego de mariquitas tuyo. A mí me rompen el brazo casi en cada partido y la nariz no digamos. Además, si tuviera que darte un puñetazo por cada vez que me has sacado de quicio desde que te conozco no terminaría en todo lo que resta de año....

            Aliviados, todos se rieron con aquello, incluso Melanie. Hasta el propio aludido sonrió sintiéndose mejor y asintiendo. Es cierto, Roberts le debía unas cuantas. Así que sólo pudo replicar...

- Gracias amigo. - Roy le ofreció su mano y su compañero se la estrechó. - No sé cómo agradecértelo. Me quitas un gran peso de encima.
-¡Gracias a ti! - rio Roberts abrazando a su pareja que se agarró a su cintura mientras el gigante le explicaba a su interlocutor con talante jovial. – Después de aquello Melanie supo lo que yo sentía y ahora me corresponde. Sólo por eso te habría dejado romperme todos lo huesos del cuerpo y te perdono todas nuestras viejas deudas, Malden. ¡Y no te preocupes!, si esos cabrones vuelven a molestarte, avísame. ¡Se las verán conmigo!...
- Sí, gracias Roy - añadió ella - y a vosotras chicas y a ti, Tom. - Y unos instantes después le susurró a Bertie con un tono lleno de humildad. - Por favor. ¿Podríamos hablar en privado?
- Claro.- Convino ella asintiendo con una sonrisa. -

            Los demás se alejaron unos metros y mantuvieron una charla distendida en la que, entre otras cosas, informaron un poco mejor a Roberts del alcance de lo que sucedía. Pese a no querer contarle pormenores relativos a demonios el chico expresó la sorpresa y el temor en su rostro a pesar de la cédula que llevaba.

-¿Me estáis diciendo que esos canallas tienen la culpa de todo lo que ha estado sucediendo hasta ahora?
-Son tipos de la peor calaña.- Le aseguró Tom.- Hay que tener mucho cuidado con ellos.
 -¿Y qué diantres buscaban aquí?- Inquirió su fornido compañero.-
-No lo sabemos con seguridad.- Intervino prudentemente Cooan.-

            Parapetada tras la puerta del cuarto April podía no obstante oírles hablar. Su gesto era de preocupación y temor. Le daba la impresión de que Connie y Tom sabían más de lo que le contaban a Roberts.

-¿Podrían tener ellos que ver algo en esto?- Se preguntó.- Aquel hombre tenía muchísimo interés en Connie y en Bertie.-

Y entre tanto, Melanie le decía precisamente a esta última.

- Tú y yo no empezamos bien. Y debes saber que no era nada personal. Sin ir más lejos, aprecio mucho a tu hermana. Y ahora te lo digo de verdad.
- Ya lo sé. – La tranquilizó Bertie con una cálida sonrisa añadiendo con amabilidad. – Me ha contado que la apoyaste mientras estuve en el hospital. Casi has sido como una hermana para ella y eso no lo olvidaré. –Suspiró agregando.- Desde luego comenzamos mal tú y yo. Pero ahora que no existe ese problema que nos enfrentaba nada nos impide ser amigas. Es más, - añadió con tono jovial.- Estoy acostumbrada a eso. Confía en mí si te digo que mis mejores amigas de Japón fueron una vez mis más mortales enemigas. Te aseguro que con mi gran amiga Ami me llevaba literalmente a matar…
-¡Pues sí que eres una chica popular con los hombres! - Se rio Melanie no pensando que pudiera deberse a otra cosa. - De todos modos, desde ahora todo está olvidado y espero que me perdones.  Desde luego, no me sorprende que hayas conseguido cambiar tanto a Roy...
- No tengo nada que perdonarte. - Declaró Beruche ofreciéndole una mano que la otra chica aceptó con una amplia sonrisa. – Al contrario, me alegra tenerte como amiga. Podremos hablar de muchas cosas. Entre ellas de ese gamberro y de cómo meterle en cintura. Seguro que necesitaré algún consejo…

            Su contertulia se sonrió al escuchar eso. Aunque enseguida replicó con tinte amistoso y jovial

- Te los daré encantada. Pero no seas muy dura con él. Aunque a veces es muy infantil, en el fondo es  un chico estupendo. Y procura hacerle feliz ¿eh? Si no te las verás conmigo.
- Descuida, lo haré. - Afirmó Bertie asintiendo con firmeza. Pues estaba completamente decidida a cumplir con esa promesa. -¡Gracias!
- Por cierto.- Afirmó Melanie sacando una pequeña bolsita de tergal negro para indicarle a su interlocutora. – Esto es para Connie y para ti.

            Bertie la miró con semblante inquisitivo, aunque su compañera se limitó a esbozar una cálida sonrisa animándola.

-¡Ábrela tonta!

La muchacha obedeció y descubrió dentro un par de cintas de tela de color azul. Aquello le hizo sonreír y fue entonces cuando Melanie  le dijo.

-Por unanimidad ya sois miembros de pleno derecho de la Hermandad Golden Eagle. Íbamos a citaros cuando todo estuviera más tranquilo pero quise tener la ocasión de dároslas yo personalmente.
-Muchas gracias, Melanie, mi hermana se va a alegrar mucho. - Afirmó Bertie. –
-Gracias a ti. – Replicó su compañera en tanto le ataba una de las cintas en el brazo derecho para indicar. – Y ahora, como socia de pleno derecho que ya eres, estaría bien que tú atases la cinta a tu hermana. –
-Aunque, no sé.- Pudo objetar Beruche que ahora recordaba. – Yo era cinta amarilla. ¿Puedo pasar directamente a azul?
-¡Oh, que despistada soy! – Rio Melanie sacando otra bolsita de tergal que ella misma abrió extrayendo una cinta verde de la misma. Sin más ceremonias se la ató a su compañera encima de la azul, excusándose. - Se me había olvidado, tenía que haberte dado ésta primero. Bueno, supongo que, en este caso, el orden no importa.

Bertie sonrió abrazando a su compañera. Las dos volvieron con el resto y la jefa de animadoras tomó a Roberts de la mano despidiéndose del grupo.

- Nos veremos en clase. - Les dijo alejándose con su ahora novio por el pasillo.-

            Roy se quedó mirándoles y sonrió liberado al fin de su culpa.

- Ya todo está arreglado. - Afirmó Beruche esperanzada. -
- Sí, los dos son buenas personas. - Declaró su compañero afirmando con un agradecido suspiro. - Espero que sean muy felices juntos.

            Y todos asintieron deseosos de que así fuera y regresaron a la clase. Bertie entonces llamó aparte a su hermana y tras contarle lo sucedido tuvo el honor de atarle su cinta azul en el brazo izquierdo. Cooan efectivamente estaba muy contenta.

-¡Qué maravilla!- Exclamó atrayendo algunas miradas de compañeros que pasaban por allí.-

            La joven se puso colorada, aunque eso hizo reír a su hermana mayor que le contó su conversación con Melanie.

-Tenías razón, en el fondo es una buena persona. Pero dejó que sus sentimientos se interpusieran.
-Como nos sucede a todos.- Suspiró Cooan ahora algo más seria.- ¿Sabes? Estoy muy contenta al ver que estamos actuando como nuestras amigas.
-Desde luego, esos dos demonios del otro día se llevaron lo suyo.- Convino Bertie.-
-No, no me refería a eso, que también.- Sonrió levemente su interlocutora para aclarar.- Quiero decir que estamos dando oportunidad a la gente de que demuestre que, en el fondo, puede hacer el bien.
-Al final somos muy parecidos unos a otros.- Declaró su contertulia.- Nuestros sentimientos no dejan de ser los mismos. En cualquier parte y en cualquier época.

            Las dos pensaron en su planeta natal y en el futuro. Recordando a tantas personas que conocieron allí, empezando por sus propios padres. Así, Cooan le preguntó con voz queda a su hermana.

-¿Crees que papá y mamá estarían orgullosos de nosotras?
-Sí, lo estarían, y mucho.- Asintió su interlocutora.- Como la abuela Kim y el abuelo Richard. Y la reina Amatista. Creo que, en el fondo, todos sus sacrificios estuvieron orientados a que llegásemos a convertirnos en buenas personas.
-¡Ojalá que ellos sean muy felices, estén donde estén.- Suspiró Cooan.-
-Todavía les quedan muchos siglos para nacer.- Sonrió entonces Bertie que, pasando a temas más prosaicos, le dijo a su hermana.- ¡Anda!, vamos con Roy y con Tom a la cafetería.

La aludida asintió. Por su parte Melanie y Roberts caminaban del brazo charlando sobre lo sucedido.

-En el fondo Malden no es tan mal tipo.- Comentaba él.-
-Aquella vez, no era Roy. No sé por qué, pero de algún modo lo supe.- Le confesó ella.-

            Estaban retornando a la habitación de Melanie cuando April salía de la misma. La chica saludó educadamente a ese muchacho y le preguntó a su compañera de cuarto.

-¿Tienes un momento, Mel? Quisiera comentarte algo.

            La interpelada miró por unos instantes a su amiga y después a su novio. Él asintió.

-Claro, luego te veo.- Convino Malcolm, despidiéndose y alejándose por el pasillo.-

            Al fin, una vez que su novio se perdió por ese corredor, Melanie le preguntó a su compañera.

-Dime. ¿De qué querías hablarme?
-Bueno.- Suspiró ésta bajando la mirada.- Verás. Estaba aquí dentro cuando quisiste entrar. Intenté abrir la puerta para ayudarte pero no pude.- Comenzó con tono dubitativo.-
-No te preocupes por eso. Ya lo he aclarado todo con Roy.- Repuso Melanie.-
-¿De veras crees lo que te ha contado, Mel?- Quiso saber su compañera de cuarto con una mezcla de extrañeza y desencanto.

            Su amiga se tomó unos segundos para responder. Al fin lo hizo con calma e incluso tono introspectivo.

-Han pasado cosas muy raras. Y a más de una persona. Y lo que es más importante, él me dio su palabra.
-¿Y acaso eso es una prueba?- Inquirió April con voz dolida.-

            Melanie la observó con estupor. No entendía porqué su compañera estaba así. ¡A ella Roy nunca le había hecho nada!

-No lo comprendo. ¿Por qué le odias?- Pudo preguntarle a su amiga con tono y gesto plenos de desconcierto.-

            Ahora fue April quien miró a su amiga, y tras unos momentos replicó con malestar.

-¿Es que no te das cuenta? Es el arquetipo del machito que siempre se sale con la suya. Hace lo que le da la gana a cualquier chica y estas luego besan por donde pisa. Al menos Roberts tiene sensibilidad y te trata bien.

            Melanie estaba con la boca abierta. No sabía a qué venía eso.

-¿Qué tiene que ver Malcolm en esto?. Él también fue atacado por Roy, o por quien quiera que fuera ese individuo.
-Olvídalo.- Repuso abruptamente su interlocutora, remachando.- No lo entenderías.

            Y quiso darse media vuelta y marcharse a su cuarto, pero su amiga la detuvo sujetándola un brazo con suavidad.

-April, por favor. No sé que es lo que te está pasando. ¡Por favor, cuéntame qué ocurre! Quiero ayudarte.
           
            La muchacha bajó la cabeza y cerró los ojos intentando contener las lágrimas. Al fin, tras hacer un enorme esfuerzo, suspiró, sentenciando.

-No puedes ayudarme, Mel, no del modo que yo necesitaría. Te ruego que me dejes sola.
-Está bien.- Musitó la interpelada soltando a su interlocutora.-

            April se metió rápidamente en la habitación, su amiga movió la cabeza mirando hacia la puerta del cuarto que su compañera había cerrado con rapidez.

-Algo grave le pasa. Nunca la había visto actuar de este modo.- Pensó Melanie con inquietud.-

            Aunque como por el momento no podía hacer nada por ella, se marchó en busca de su novio. Por otra parte, en la cafetería. El grupo de los recién retornados a la facultad celebró las reconciliaciones y fue Tom quien, al levantarse a por unos refrescos, se enteró de algo que corrió a comunicar a los demás.

-¿Sabéis que Sting va a actuar en la ciudad? – Les comentó visiblemente sorprendido. -
-¿De verdad?- exclamó Roy entusiasmado. - ¡Eso no me lo pierdo, es uno de los grandes! ¿En qué sitio actuará? ¿Dónde se pueden comprar entradas?
- He oído que en el parque central. Y que están a la venta desde mañana. Habrá que darse prisa si queremos asistir. - Replicó su compañero con el mismo interés. -
-¿Quién es ese Sting? - Quiso saber Bertie con gesto sorprendido.-
-¡Pero tía!, ¿es que vienes de otro planeta o qué?,- terció Roy que terminó la frase sintiéndose como un imbécil, confirmación que tuvo al escuchar. -
- Pues realmente, sí - repuso lapidaria y secamente la muchacha cruzándose de brazos como siempre que algo le molestaba. -
- Es verdad - sonrió estúpidamente su compañero. - Lo siento cubito, no me acordaba...
-¿No es un cantante muy popular?- Apuntó Cooan que si parecía estar algo enterada. -
- Exacto - afirmó Tom, que al ver el gesto atónito de sus amigos, les desveló. – Es que le presté a Connie algunos cd estos días y entre ellos...

Lo cierto era que en esos últimos días, aparte de dejarle algunos cd de diversos artistas a Connie, los dos habían estado escuchándolos juntos y Tom hasta le cantaba a veces algunas de esas canciones para embeleso de la chica. En algunos casos, incluso hubo ciertas tonadas que a ella le resultaban familiares. Tanto que hubiera jurado haberlas oído de niña. Lo recordaba ahora. Estando ambos en la sala de baile, a solas. El chico puso una que le trajo recuerdos de su propia infancia. Y aun la impactó más cuando su amigo la acompañó con su propia, cálida y hermosa voz.

Un intento más 
Estoy harto del peligro 
Y la gente en las calles 
Estoy pendiente de los ángeles 
Simplemente tratando de encontrar algo de paz 
Ahora creo que es tiempo 

Que me dejes saber 
Si me amas 
Di que me amas 
Pero si no 
Déjame ir 

Maestra 
Hay cosas 
Que yo no quiero aprender 
Y la última que tuve 
Me hizo llorar 

Pues no quiero aprender a 
Abrazarte, tocarte 
A creer que eres mía 
Porque no hay alegría 
Para un chico bien (de la clase alta) 
A quién su maestra le ha dicho adiós 
Adiós, adiós 

Cuando eras solo una extraña 
Y yo estaba a tus pies 
No sentía el peligro 
Ahora siento el ardor 

Que veo en tus ojos 
Diciéndome no 
Pues crees que me amas 
Sé que me necesitas 
Yo escribí la canción, sé que está mal 
Sólo déjame ir...

Maestra 
Hay cosas 
Que yo no quiero aprender 
Oh, la última que tuve 
Me hizo llorar 

Pues no quiero aprender a 
Abrazarte, tocarte 
A creer que eres mía 
Porque no hay alegría 
Para un chico bien (de la clase alta) 
A quién su maestra le ha dicho adiós 
Adiós, adiós 

Por eso cuando dices que me necesitas 
Que nunca me dejarás 
Sé que estabas equivocada, no eres tan fuerte 
Déjame ir 

Y maestra 
Hay cosas 
Que aún quiero aprender 
Pero lo único que tengo es mi orgullo 

Oh, no quiero 
Abrazarte, tocarte 
A creer que eres mía 

Porque no hay alegría 
Para un chico bien (de la clase alta) 
Que ya no quiere intentar 
Estoy tan frío 
Por dentro 
Quizás sólo un intento más…

(George Michael. One more try. Crédito al artista)

            Y cuando terminó, la muchacha miró fijamente a Tom y apenas fue capaz de musitar entre atónita, emocionada y desconcertada…

-Esa canción…
-¿Te ha gustado?- Preguntó esperanzadamente él.-
-Mi madre…- Susurró la chica a punto de verter lágrimas.- Ella la escuchaba…era una antigua canción de la Tierra…la tenía en un viejo aparato de los tiempos de su abuela.
-Bueno, pues este tema solamente tiene unos pocos años ahora.- Afirmó él observándola con perplejidad.-  Ese cantante es mi favorito y tiene muchas más. Me alegra comprobar que dentro de mil años seguirá siendo popular.
-Quisiera escucharlas. Por favor.- Le pidió la joven.-

Tom complació ese deseo y le puso bastantes más. Algunas otras también le resultaron familiares a Cooan, y no pocas veces habían bailado los dos al son de temas de ese artista u otro. Pero claro, eso era en la actividad de danza y ellos pretextaban que debían ensayar para el próximo concurso de baile…

-¡Vaya, qué calladito te lo tenías! , los habrás puesto cuando yo no estaba.- Rio Beruche ajena a esos pensamientos de su hermana y mirándola de soslayo divertida al advertir que se estaba poniendo colorada. -
-¿No te lo dije?- Sonrió la azorada Cooan con un gotón de sudor en la cabeza - ¡Qué distraída soy a veces!- , ¡ji, ji,  ji!…

            Por su parte Roy le guiñó un ojo a su amigo. ¡Eso era exactamente lo que tenía que hacer para ganarse a Connie! Aunque intervino con ánimo de ir al grano.

- El caso es que habrá que ir a comprar las entradas.
- Se lo diremos a nuestras hermanas. - Propuso Cooan. - Seguro que querrán venir.
- Yo creo que sería mejor que nos dedicásemos a estudiar, ya hemos perdido mucho tiempo.- Rebatió Bertie para sorpresa y decepción de los demás. -
-¡Vamos mujer, no seas aguafiestas! Ya estudiaremos a partir del lunes.- Le pidió Roy con gesto suplicante -
- El mismo de siempre. Cualquier cosa antes de cumplir con tus tareas. – Le recriminó Beruche entornando los ojos y moviendo la cabeza.-

No obstante al ver la decepcionada expresión del chico y de los otros, sonrió jovialmente relajando su severa faz y reemplazando ese gesto por otro más travieso al confesar.

- ¡Está bien, era una broma! ¡Yo también quiero ir! , nos vendrá estupendamente divertirnos un poco.
-¡Estupendo, cubito! - exclamó su compañero abrazándola mientras daba vueltas con ella. - ¡Vamos al concierto!..
-¡Basta Roy! - rio Bertie- , tampoco es cuestión de que me marees...
-Ésta es mi hermanita.- Se rio Cooan.-
-¿Tu hermana la responsable?- Se sorprendió Tom.-
-¡Uy!…vosotros todavía no la conocéis, pero cuando se pone a jugar…-Sonrió Cooan con una expresión entre divertida y misteriosa.-
-¡Así me gusta, Cubito!- Reía Roy levantándola en brazos ahora entre las risas de la joven.- Esta es mi chica…con espíritu burlón. Admito que me la habías dado completamente…
-Vale, pero ahora ya me puedes bajar.- Replicó apuradamente Bertie que sin embargo estaba disfrutando aquello.-

            Aunque con las miradas de otros chicos y chicas  no podía evitar sonrojarse. El propio Roy percatándose del espectáculo que estaban dando la dejó suavemente  de pie. Así las chicas fueron a decírselo a sus hermanas. Petz no estaba muy por la labor, arguyendo que se trataba de una pérdida de tiempo. Entonces intervino Karaberasu, ácida como siempre, e incluso alegre de tener un motivo para decir...

- Ya salió… ¡mi hermanita la aguafiestas, como de costumbre! Si no nos chafas un buen plan no te quedas tranquila. ¡Es que disfrutas haciéndolo!…
- Nada de eso. Lo que pasa es que es una tontería desperdiciar una tarde entera con todo lo que tenemos que hacer. - Replicó ésta a la que no habían sentado nada bien aquellas palabras.-
- Eso de que es una tontería lo dirás tú, yo no me lo pierdo. - Replicó Kalie.-
- Pero, para empezar. ¿Tú sabes quién es ese?- Le preguntó Petz sorprendida.-
-¡Claro que lo sé!- repuso su hermana dándose bombo. - Yo me muevo por discotecas, en ambientes jóvenes, no como otras que yo conozco.
-¿Qué quieres decir?- le espetó la aludida. -
- Pues está claro, ¿no te das cuenta de que pareces una vieja?- Le contestó Karaberasu de forma poco reverente. -...
-¿Cómo has dicho?- Inquirió Petz acalorándose por momentos.-
- Lo que has oído,-  se reafirmó su hermana de forma pasota. -
-¡Repítelo si te atreves!,- amenazó la aludida levantando un puño. -
- Chicas, no os peleéis.- Les pidió Cooan preocupada. -
-¡Cállate! - repuso su hermana mayor con brusquedad. -
- Por supuesto que me atrevo. Porque es la verdad. ¡Eres una vieja, una vieja! - Le repitió Karaberasu con visible regocijo. -
-¡Y tú una pendona!- Contestó Petz, roja de enfado. -
-¡Vieja!....
-¡Pendona!...
- Bueno chicas, basta ya. - Se interpuso Beruche aburrida de aquello. -
- No empecéis, por favor - les pidió nuevamente Cooan uniéndose a su hermana y alegando con desesperado tono de súplica. - Petz, nos ha costado mucho convencer a Bertie.
- Tampoco ha sido para tan. ¡Hummm! - trató de responder la aludida pero su hermana pequeña  le tapó oportunamente la boca.-

            Petz miró a Karaberasu que le sacaba la lengua, hizo lo propio, se cruzó de brazos y le dio la espalda. Aunque después pareció pensárselo mejor para responder.

- Está bien, me apunto, para que Kalie se entere de una vez de que no soy ninguna vieja.
-¡Así me gusta hermanita!- sonrió ésta- ¡que estés en la onda!

            Guiñó un ojo y las demás se rieron. El ambiente pese a todo era de optimismo y la propia Petz se daba cuenta de que necesitaban momentos como esos para estar unidas y compartir cosas. Sobre todo tras el trance que habían pasado con la crítica situación de Bertie. De modo que abrazó a ésta y dijo.

-Espero que ese concierto valga la pena y que esos dos chicos se porten como caballeros y nos consigan buenas localidades.
-Claro que lo harán.- Le aseguró la interpelada.-
-Ya veréis que bien lo vamos a pasar.- Apuntó una ilusionada Cooan.-

            Salvado el escollo las chicas quedaron con Tom y Roy. En referencia a lo que Petz comentase ellos les aseguraron que se ocuparían de las entradas y así fue..... Mientras tanto en la sede de la secta, el concierto tampoco pasó inadvertido. Sus jefes ya estaban planeando sabotearlo para dominar a las personas que acudirían a presenciarlo. Aunque un escéptico maestre le preguntó al Gran Sabio.

- Señor. ¿Tú crees que merece nuestro esfuerzo esa nimiedad...?
-Desde luego,- repuso éste acariciando su bola. - Allí se reunirán una gran masa de estúpidos humanos, podremos mostrar nuestro poder a esa chusma.
- Y si obligásemos a ese cantante a lanzar mensajes subliminales en sus canciones. - Propuso el segundo maestre. - Serían nuestros, tendríamos un gran ejército de esclavos.
- Es una buena idea. ¡Preparadlo de inmediato! Y esta vez con cautela. - Ordenó el Sabio.-
- Podremos invocar a un demonio que se haga pasar por él y que cante nuestras canciones… - Sugirió otro de los maestres con regocijo. - ¡Ja,  ja, ja!
- Hacedlo pues. Pero que sea un demonio de la categoría alucinaciones. Ya estoy harto de tanto anti virtudes, solamente nos traen complicaciones por su lujuria. - Les indicó su jefe -...

            Los maestres asintieron con energía, invocaron a un demonio del cuarto círculo de nombre Grelag. Apareció con aspecto humano de repeinado lord inglés, casaca verde chillona y pelo a juego, llevando un monóculo para completar la estética. Saludó al Gran Sabio y a los maestres con una sentida inclinación de cabeza.

- Ordenad y os obedeceré.- Aseveró con una voz grave y gutural. -
- Ve y somete a todo el público bajo nuestro control, pero hazlo de forma discreta. De momento no queremos que aparezca el Guerrero Dorado, ni tampoco esas molestas Justicieras.- Le previno el Sabio.- Mantente oculto hasta el día de ese concierto. Entonces serás tú quién actuarás…
- Sí, mi amo - asintió el demonio desapareciendo. -

            Al día siguiente Roy fue a sacar las entradas. Le costaron un dineral y por poco no las consigue pues tuvo que esperar una larga cola. ¡Menos mal que tenía algo de dinero ahorrado! De todos modos quiso invitar al resto para compensarles por los malos tragos vividos  hasta entonces, incluidos Melanie y Malcolm. Pero estos se disculparon cortésmente alegando que ya tenían planes hechos. Aunque, en un momento que tuvo a solas con él, aprovechando que Roberts saludaba a un compañero de su equipo de football, Melanie le susurró a su amigo.

-Oye Roy. ¿Alguna vez le hiciste algo malo a April?
-¿A April?- Exclamó él, atrayendo la atención de Malcolm y del otro tipo.-

            El chico movió la cabeza, para susurrar.

-No que yo recuerde. Aunque si fue durante ese periodo de tiempo en el que estuve controlado por esos tipejos, no lo sé…- Tuvo que admitir.-

Melanie asintió, quizás fuera así y eso lo explicase. Los dos guardaron silencio hasta que ese tal Nathan, el quarterback del equipo, se despidió de Roberts. Éste se acercó sorprendido y preguntó.

-¿Qué pasa con April?. Está un poco rara últimamente.
-¿Podría estar controlada por?... ya sabes.- Inquirió Melanie con inquietud.-
-No lo creo. No aprecio ningún síntoma de eso en ella. Quizás Connie, que sabe de esas cosas, podría ayudarnos. Una amiga suya que es sacerdotisa en un templo de Japón le enseñó a expulsar malos espíritus.- Les contó Roy.-
-Hablaré con Connie entonces. Le preguntaré a ella. Espero que April esté bien. Es que me tiene muy preocupada.- Le confesó Melanie, desvelándole.- Parece que te odiase, por eso te lo he comentado.
-¿Odiarme? Que yo sepa, antes de esto, nunca le hice nada.- Comentó Roy con evidente estupor.-
-Puede que le gustases y como no le has hecho caso, ahora estés en su lista.- Conjeturó Roberts.-
-No me parece que se trate de eso.- Intervino Melanie.-
-Quizás en el pasado fui un estúpido que iba detrás de casi cualquier falda que veía. Pero os juro que nunca intenté o le hice nada a esa chica.- Aseguró Roy.-

            Melanie asintió, observando a su amigo y oyendo el tono entre apurado y atónito de voz que tenía supo de inmediato que era sincero.

-Otro que te tiene en su lista negra es Hank Williams.- Le reveló Malcolm.-
-Bueno, a ese sí que le gasté alguna que otra broma.- Admitió el muchacho.- Aunque no creo que fuera para que me odie. ¡Le he gastado bromas a casi todo el mundo! Pero eso ya se terminó.- Sentenció.-
-Espero que puedas explicárselo a ellos también. Y que disfrutéis del concierto.- Le deseó Melanie queriendo aparcar ese otro enojoso tema.-
-¡Consigue un autógrafo!- le dijo Roberts dándole una palmada en la espalda que su compañero encajó sufridamente.-

            Y de este modo los dos se marcharon.

-Lo intentaré.- Se dijo el chico, meditando además sobre el otro asunto.- Y trataré de averiguar que pueda tener April en mi contra.

Ahora se apresuró a buscar a sus amigos. Tenía mucho que hacer, entre estudios y vuelta a las clases y debía centrarse. No obstante, ese concierto era una distracción muy bien recibida. Más ahora que las cosas parecían arreglarse. Pues a la vuelta a la normalidad de Roy y a la recuperación de Bertie se sumaba que la universidad había indemnizado a los becarios que tuvieron que irse fuera cuando cerró. Incluso las hermanas de Cooan y Beruche habían conseguido un trabajillo por horas en una tienda de belleza. No desperdiciaron el tiempo y por mediación del señor Fumata, que conocía a algunas personas en la embajada, les tramitaron permisos de trabajo. Además, les ampliaron los visados de estancia en el país, al ir recomendadas por la propia embajada japonesa. Desde luego fue una suerte el contar nuevamente con la ayuda de ese hombre. Aunque sospecharon que la propia Ami habría movido algunos hilos hablando con él. De hecho, la telefonearon para darle las gracias. La interesada estaba en su casa estudiando cuando oyó el sonido de la llamada.

-¿Moshi Moshi?- Preguntó al característico estilo nipón.-
-¡Ami- chan!- Sonó la voz de Bertie.- ¿Qué tal estás?
-¡Bertie-chan! Me alegra oírte. Aquí todo va bien. ¿Cómo estás tú?- Quiso saber a su vez.-
-Perfectamente, te llamaba para darte las gracias…por lo de mis hermanas y por haberme ayudado tanto.
-No las merecen, somos amigas.- Replicó modestamente su interlocutora.-
-¿Sabes que vamos a ir de concierto?...- le contó con palpable alegría.-

            Ami se sonrió. Le gustaba notar a su amiga tan feliz. Ésta le explicó de que se trataba y la  japonesa le pidió…

-Espero que lo disfrutéis… Ya me contarás…
-Claro. Dales un abrazo a todos.- Le pidió su contertulia.-

            Ami aseguró que así lo haría y se despidieron. Más tarde quedó con sus amigas en el Crown. Allí les refirió esa charla.

-¡Qué suerte!- Comentó Minako.-
-Me alegro mucho por ellas. Pasar buenos ratos todas unidas es lo que necesitaban después del trago que supuso lo de Bertie.- Añadió Makoto.-
-Es cierto.- Convino Rei.- Y seguro que se van a divertir. Es un cantante muy bueno.

            Usagi las escuchaba aunque parecía perdida en sus pensamientos. Eso les extrañó al resto. Fue Minako la que le comentó.

-¿Y tú no dices nada?
-¿Qué quieres que diga?
-No sé.- Se sonrió su interlocutora.- Algo como, ¡qué suerte tienen! Yo quiero ir, o que te consigan un autógrafo…
-Mina-chan, la que quiere ser un ídolo y a quien le encanta el mundo de la fama, eres tú.- Sonrió débilmente la interpelada. – Esas serían tus frases, no las mías.

            Su amiga asintió, debía admitir que eso era verdad. Sin embargo, Usagi solía ser tan alocada y fanática de los cantantes atractivos como ella misma. Quizás hubiera madurado mucho y dada su relación con Mamoru eso se le hubiese pasado ya…por tanto, no le dio más vueltas. De modo que Minako, junto con las demás, prosiguió charlando de ese y otros temas como si tal cosa. Por su parte, Rei observaba a su amiga con extrañeza. Normalmente hubiese usado esa conversación para lanzarle alguna puya a Usagi pero algo en ella la inquietaba. Su compañera no parecía estar bien. Al menos su aura era algo difusa. Como si alguna preocupación o temor realmente importante la agobiara. Prudentemente optó por no decir nada delante de sus amigas. Ya hablaría con ella a solas…

-Cuando nos despidamos de las demás, le pediré que me acompañe al santuario.- Pensó.-

Por otra parte en América, los días anteriores al concierto, Roy les prestó a Petz y Kalie su apartamento para residir. No obstante, ellas sólo aceptaron hasta cobrar el primer sueldo y después insistieron en irse a otro de alquiler, no deseaban ser una molestia.

-Pero chicas. Sois mis amigas. No tenéis que pagarme nada.- Insistía Roy.-
-No, eso no puede ser.- Rebatía Petz.- Te estamos privando de tu piso.
-Vivo otra vez en la universidad. Aquí nada más vengo de vacaciones o de fin de semana. No es ninguna molestia para mí. - Replicó él.-
-Sigue siendo tuyo y no me parece correcto aprovecharnos así de tu amabilidad.- Declaró la mayor de las hermanas.-
-Anda cubito, díselo tú.- Le pedía el muchacho a Bertie.-
-En esta ocasión, Petz, creo que Roy tiene razón.- Dijo ella.-
-Él no tiene porqué. Pero tú, hermana, deberías entendernos.- Le contestó la aludida aseverando con algo de malestar.- Para nosotras es una vergüenza tener que aprovecharnos de esa manera de su generosidad.
- No te lo tomes así, One-sama.- Le pidió respetuosamente Beruche con gesto consternado.-
-Es verdad.- Intervino Cooan algo más desenfadadamente.- Vamos Petz. No seas tan inflexible. Anda Kalie, ayúdanos  a convencerla.- Le pidió a su otra hermana dando por hecho que se pondría de su parte.-

            Ésta había estado escuchando atentamente sin intervenir en aquella discusión. Aquello era paradójico dado que siempre gustaba de meterse en todas ellas y de polemizar con su hermana mayor. No obstante, para sorpresa de las más jóvenes, repuso con tono serio.

-En esta ocasión, coincido con Petz. Comprendedlo chicas. Ya abusamos de la hospitalidad de Usagi y las otras. Queremos salir adelante por nuestros propios medios. Ahora podremos trabajar y con eso pagarnos unas habitaciones en algún hotel. O alquilar un apartamento modesto.
-Eso os honra, pero entre tanto.- Intervino atinadamente Roy.- Tendréis que vivir en algún sitio…

            Ninguna de las hermanas respondió. Aquello era cierto y enojoso. Fue Tom, quién se había mantenido prudentemente al margen, el que terció a su vez.

-No sé cuáles serán las normas en vuestra patria. Pero en mi tierra tenemos por costumbre ayudar a los amigos y parientes. Y vosotras sois unas buenas amigas. Y hermanas de Bertie y de Connie. Pensad que es algo muy temporal. Y que, estando de visita en nuestro país, sois nuestras huéspedes…Sería descortés por vuestra parte no aceptar nuestra hospitalidad. Si algún día nosotros vamos al vuestro podréis corresponder.
-Sí eso, y enseñar al paleto de Kansas a comer con palillos.- Intervino Roy con un tinte de humor que hizo sonreír a todos, más al añadir.- ¡Que siempre lo tira todo!

            Aunque movieron la cabeza con gesto risueño, Karaberasu repuso al fin…

-Nos gustaría aceptar pero sólo si nos dejas pagarte aunque sea un poco en cuestión de alquiler, todavía tenemos dinero ahorrado.

            Roy suspiró. Desde luego esas dos japonesas eran cabezotas. ¡Más incluso que Bertie! En fin...por suerte se le ocurrió una idea, y no le vendría mal, a juzgar por lo menguado de sus finanzas tras comprar las entradas.

-Haremos una cosa si os parece bien. Os propongo que, a cambio de quedaros en mi piso os ocupéis de pagarme las localidades del concierto. Según mis cuentas eso supondría casi medio mes de alquiler en esta parte de la ciudad.

            Las dos hermanas mayores se miraron y tras unos segundos asintieron. Fue Petz quién sonrió para responder.

-Aceptamos…
-Pues solucionado. -Sonrió el muchacho.- ¿Veis qué fácil ha sido?

El resto sonrió aliviado por haber alcanzado un acuerdo. Y así quedó decidido. El resto de los días se los pasaron tratando de ponerse al día en clase y de planear cómo irían al concierto. Pese a todo, Roy le comentó a Cooan el asunto de April.

-Mel me dijo que estaba muy preocupada y que iba a hablar contigo del tema. Sé que tú te llevas muy bien con ella y con April. Bueno, en realidad, te llevas bien con todo el mundo.- Afirmó haciendo que la chica sonriera.-
-Haré lo que pueda.- Le aseguró su contertulia.- Trataré de hablar con ella durante los ensayos. Tenemos uno mañana.
-Gracias Connie, sé que lo harás.- Asintió el chico.-

Y su amiga se esforzó por mantener su palabra. Aprovechando que al día siguiente tenían ese entrenamiento de las animadoras, no tardó en saludar a April.

-¿Qué tal todo?- La abordó con tono jovial.-
-Bien, gracias.- Repuso ésta sin ningún entusiasmo.-
-Es genial que volvamos a estar todas juntas. ¿No crees?- Quiso animarla su compañera.-
-Sí, lo es.- Convino desapasionadamente April.-

            Viendo que no lograba que su compañera se abriese demasiado a ella, Cooan decidió ser algo más directa.

-Espero que todo te haya ido bien. Yo, tras lo de mi hermana, lo pasé bastante mal. Por suerte ella se reestableció. Gracias a Roy que le salvó la vida.
-¿De veras hizo eso?- Inquirió una escéptica April.-
-Es un buen muchacho. De verdad. Si antes hizo cosas extrañas eso se debió…- Su contertulia se detuvo y prosiguió con un tinte dubitativo.- Bueno, me tomarás por una chiflada pero en mi país de origen esto es muy frecuente. El caso es que un mal espíritu le poseyó. Y sufrió mucho hasta que logró expulsarlo. -Le refirió a su perpleja compañera.-

            April la miró anonadada. Aunque tras aquella espantosa experiencia que tuvo no se atrevió a dudar de la palabra de su amiga. Recordó asimismo lo rara que Melanie se mostró aquella vez en las duchas cuando tampoco parecía ella. Después no se acordaba de nada. Y otra cosa más llamó su atención. Connie lucía un hermoso colgante, una cadena que parecía de oro con una piedra roja, similar a un rubí, prendida de ella. El caso es que juraría haberla visto antes, en algún sitio. Aunque su memoria no cooperaba.

-¡Qué hermoso collar, Connie!- halagó, eludiendo el anterior tema.-
-Gracias, es regalo de unas buenas amigas.- Repuso modestamente su interlocutora quien sí quiso retomar su anterior conversación, añadiendo.- Te aseguro que Roy es una buena persona, y que jamás haría daño a nadie a sabiendas.
-Veo que todos estáis de su parte.- Suspiró ella con resignación, afirmando como si se diese por vencida.-  Quizás me haya equivocado con él.
-Seguro que si hablas con Roy podrás arreglar cualquier cosa.- Le sonrió animosamente Cooan.-
-Claro.- Convino su contertulia con escaso entusiasmo.-

            Aunque decidió que quizás Connie, que aseguraba que todo lo sucedido era muy normal en su país de origen, pudiera comprenderla mejor.

-Verás, yo también tuve una experiencia horrible. Pero no me he atrevido a contársela a nadie. Seguramente que me tomarían por una loca.- Musitó.-
-Puedes confiar en mí. Sea lo que sea, te creeré.- Le aseguró ella.-

            Sin embargo, la proximidad de otras compañeras hizo que April diera marcha atrás y agregase con un tinte de voz más dicharachero.

-Bueno, quizás otro día. Ya hablaremos si te parece bien. ¿vale?
-Cuando quieras.- Convino Cooan.-

Y dijo adiós a su amiga y compañera animadora. También tenía muchas cosas que preparar. Ya no hubo nada importante que reseñar por esa jornada. Al fin, al día siguiente llegó el gran momento. Ahora el principal problema era encontrar sitios en primera fila. La suerte les acompañó hasta en eso, estaban en lugares bastante cercanos al escenario. La actuación aún no había empezado pero Cooan advirtió que su piedra parpadeaba. Se lo indicó a Beruche y ésta a su vez a sus otras dos hermanas y todas pusieron la excusa de que iban al servicio. Los muchachos, ajenos por supuesto al verdadero motivo, las observaron alejarse dedicándolas un semblante algo molesto.

-¿Será posible? ¡Con la de tortas que nos ha costado meternos aquí! Pues yo no pienso salir a buscarlas,- declaró categóricamente Roy cruzándose de brazos con evidente contrariedad, más al añadir. – Mira que las advertí que fueran al baño antes de venir.
-Nunca entenderé esa manía que tienen las mujeres de ir todas juntas al servicio.- Afirmó solidariamente Tom, añadiendo resignado. – Ahora les será muy complicado poder volver hasta aquí.
-No temas. Éstas son capaces de empezar a prestarse maquillajes y potingues diversos las unas a las otras y acabar montando una tienda en el baño.- Se sonrió su amigo.-
 -¡Ja, ja!- Sí, no me sorprendería nada, a juzgar por el espíritu empresarial que tienen según me ha contado Connie.- Convino un divertido Tom, para añadir.- Y por una vez debo darte la razón. Han sido de lo más inoportunas. Mira que les advertimos que una vez dentro...
-¡Oye! ¿Cómo que por una vez, paleto de Kansas?- Replicó su amigo, aseverando con fingido enfado.- Yo siempre tengo razón.
-Vale, vale. No he dicho nada.- Se sonrió su interlocutor.-

            Por su parte las chicas se fueron a una calle apartada y allí se trasformaron. Gritando al alimón.

-¡Corazón puro del fuego, del hielo, del trueno, del rayo, dame el poder!...

            Volvieron al concierto colándose por el escenario sin ser vistas merced a su velocidad. Su vigilancia enseguida dio fruto descubriendo al demonio que estaba agazapado tras unas cajas. La hermana mayor susurró a las demás.

-¡Vamos a por él, chicas!...- las otras asintieron y Petz le gritó a su enemigo saliendo a interceptarle. - Ahí estás ¿eh? No permitiremos que arruines este evento musical.
- Los fans de la buena música tienen derecho a divertirse.- Añadió Beruche, bloqueándole en paso a su vez. -
- Además, con lo caras que son las entradas la gente no puede quedarse sin concierto,- completó Karaberasu, surgiendo por otro lugar.-
- Así que, en nombre de la Justicia, y del arte musical, te castigaremos. - Remató Cooan, apareciendo por el flanco restante. -

            El demonio las observó incrédulamente al principio pero no tardó en reaccionar  espetando.

-¡No os metáis en mi camino o lo lamentaréis!

            Y para subrayar su amenaza lanzó un rayo de energía que las muchachas por poco esquivaron. Grelag aprovechó la confusión de sus enemigas huyendo por el escenario. La gente al verlo creyó que formaba parte del espectáculo y aplaudió. Al salir las Justicieras el público las reconoció de inmediato ovacionándolas. Las chicas se quedaron sorprendidas por los vítores de la multitud. Su oponente intentó aprovechar la ocasión para atacarlas pero el Sabio se lo prohibió telepáticamente.

- Pero ¿por qué? No son rivales para mí. - Respondió el demonio argumentando. - Las eliminaré a todas y causaré el pánico.
-¡Imbécil!,- le abroncó su superior. - Eso es precisamente lo que no nos conviene. La gente huiría y queremos controlarlos, ¡usa tu cabeza para algo más que llevar ese estúpido monóculo! Retírate por ahora…
- Como ordenes, señor, - acató el demonio a regañadientes elevándose en el cielo y alejándose de allí. -
            Siendo testigo de ese despliegue tan increíble, la gente susurraba frases como. “No sabía que Sting montase espectáculos así, que efectos especiales tan alucinantes, es una pasada".

-¡No huyas, en nombre de la Justicia!- Le exigieron las chicas al unísono levantando más aplausos del público. -
-¡Maldita sea!,- escupió Karaberasu con impotencia. – Lo único que no podemos hacer con estos poderes es volar...

            Y bien que lo extrañaban ahora. Con sus antiguas facultades les hubiera sido fácil elevarse en el aire para perseguir a su enemigo. Empero ahora, limitadas a tierra firme, se miraron desconcertadas sin saber qué decisión tomar a continuación. Estaba claro que tendrían que tratar de seguir a ese demonio por algún otro medio. Pero antes de poder retirarse de allí el presentador salió acercándose a ellas. Estaba atónito, nadie le había advertido de aquel show de antes de la actuación, pero como buen profesional que era puso su mejor cara e improvisó. Aplaudiéndolas al igual que el resto de los allí congregados se dirigió al público con una gran sonrisa.

-¿No son maravillosas? Esta ha sido una magnífica sorpresa. Damas y caballeros ¡Un aplauso para las Justicieras! El grupo de chicas que ha revolucionado últimamente la ciudad ayudando a tantas personas. Ahora, en tanto llega el famoso Sting, contadnos algo de vuestra vida.

            Y mientras eso sucedía ambos muchachos habían presenciado todo entre el público y la huida del demonio no les había pasado desapercibida precisamente...

- Si vuelven las chicas diles que también yo he ido al servicio.- Le pidió sarcásticamente Roy a Tom.- Puede que tarde un rato.

Éste asintió, interesado también en lo que aquellas extrañas individuas iban a decir. Su amigo salió de allí hacia un lugar apartado. Convirtiéndose en el Guerrero Solar se alejó volando y pasó por encima del escenario.

-¡Esto es increíble! - Remarcó el presentador cuando le vio cruzar los cielos. – Observen, damas y caballeros. Por ahí va ese guerrero de cabello dorado que últimamente también se ha hecho muy conocido y admirado por su lucha a favor del bien. Aunque desde aquí sólo podemos ver su estela, ¡qué velocidad! - Más aplausos del respetable al percatarse de aquello. –

            En efecto, Roy, aparte de entrenar, había estado usando anónimamente sus habilidades para ayudar a personas en apuros y combatir a todos los maleantes que había visto. Eso también constituía uno de los sueños de su niñez que fue capaz de cumplir y de paso podía sacarse la espina de haber estado controlado por el mal. No obstante, y ajeno a estos motivos, el presentador retomó su atención por las chicas y les inquirió con toda la expectación del público puesta en ellas.

-¿Y qué nos podéis decir de vosotras? ¿Quiénes sois?

Le acercó el micrófono a Cooan que, visiblemente avergonzada al ser el foco de atención de tal muchedumbre, se quedó aturdida y enrojeció farfullando.

- Bueno, esto...yo,...somos unas guerreras que luchan por el amor y la justicia.
- ¡Como te oigan Usagi y las otras! - Le susurró Karaberasu sonriendo de forma sarcástica. -
- Es que no se me ocurría nada más.- Se disculpó la aludida también susurrándole a su hermana. -
- Luchamos por la paz del mundo,- intervino Beruche algo más serenamente. -
- Y estamos aquí para proteger a los débiles y los inocentes. – Sentenció Petz que no quiso quedarse sin intervenir. -
- ¿Sois amigas del Guerrero Dorado?- Les preguntó su entrevistador, afirmando. – Mucha gente se pregunta si trabajáis juntos.
- No, bueno… no le conocemos – Musitó Cooan. –
- Él actúa por su lado y nosotras por el nuestro. No hemos tenido relación alguna con él. – Remachó Petz. -
- Pero nos gustaría… es un pedazo de… ¡super hombre! – se sonrió Kalie de forma algo pícara para sonrojo del resto de sus hermanas. – ¡Ya me entiende!
- Lo principal es que todos luchemos por el bien y por defender al débil. – Terció Bertie para correr un tupido velo sobre aquello, más al declarar. – Es evidente que estamos en el mismo bando.
- Eso está muy bien - convino el presentador mirando entre bastidores y señalando jubiloso. -¡Y ahí está!, el gran Sting. ¡Ya viene! - El público ovacionó la entrada de su ídolo mientras las chicas se notaban más avergonzadas a cada segundo. -

            Entre tanto, Roy seguía al demonio que se percató de ello y pensó despistarlo escondido tras una nube. Grelag, creyéndose seguro, sonreía diciendo en voz alta.

- Miserables criaturas. Cuando el Solar se haya marchado me acercaré y controlaré la mente de ese humano para que cante mis canciones favoritas, sobre el terror y la destrucción. ¡Ja, ja, ja!...
- ¡Ja, ja, ja! - Repitió Roy con un deje de burla apareciendo de improviso al lado de su sorprendido adversario para preguntar con todo el sarcasmo que pudo reunir. - ¿Es qué no sabéis reíros de otro modo? ¿O de otro tipo de cosas? Sois monotemáticos. Siempre pensando en dominar a la gente y engañarla. ¿Habéis probado a fundar un partido político? – Le sugirió con sorna sentenciando. – Hazme caso. Os sería mucho más sencillo engañar al pueblo y controlarlo con algún slogan absurdo que con tanta parafernalia ocultista.

            El demonio se quedó helado al verse descubierto y sólo pudo reaccionar atacando...

-¡Muereee!...- gritó Grelag arrojando a su enemigo una sucesión de rayos que el chico esquivó con facilidad...
- Ya me has hecho perder mucho tiempo. Por tu culpa encima me he perdido también la primera fila del concierto y todo por un demonio tan ridículo. - Le recriminó contrariado -, esos cretinos de la secta ya no saben que mandar, ¡toma!- Exclamó Roy quien sin dificultad ninguna fulminó a su oponente con un rayo de energía. Después, frotándose las manos, declaró con impaciencia. – Regresaré corriendo, el concierto no espera.  

Se volvió a un lugar apartado y recuperó su estado normal luchando otra vez por recobrar su puesto entre el público y consiguiendo abrirse paso con cada vez más problemas en avanzar. Tom le estaba aguardando a medio camino entre el gentío cuando se encontraron. Roy le contó lo ocurrido y ambos volvieron a meterse entre las masas recuperando su lugar no sin ciertas dificultades. Durante ese tiempo, en el escenario, Sting había saludado a las chicas y Karaberasu,  como de costumbre más lanzada que ninguna, le pidió con el consiguiente peloteo y tonillo meloso.

- Es usted el más grande. Soy una fan incondicional suya. Por favor, ¿me daría un autógrafo?

            Sting asintió sonriendo, en tanto los flashes de los fotógrafos arreciaban y las chicas  bastante envaradas y coloradas, sobre todo en el caso de Bertie y Cooan, trataban de esbozar sonrisitas de circunstancias. Petz no sabía dónde meterse pero se obligó a sonreír también, casi con una mueca. No obstante, Kalie parecía estar en su elemento posando una y otra vez, haciendo la uve con los dedos e incluso tomando el brazo del sorprendido cantante. Sin pararse en barras, ella añadió con otra gran sonrisa.

- Ponga para las fabulosas Justicieras y mi querida amiga, la bella y elegante Dama del Trueno. Por favor. - Sting accedió, al parecer divertido con aquello, escribiendo. - Espero que nos dedique alguna canción.- Añadió Karaberasu muy contenta con su autógrafo a lo que el cantante asintió. -
- Vamos chicas, tenemos que irnos ya. - Les indicó Petz a sus hermanas que miraban al artista embobadas. -

Aunque ella estaba deseosa de dejar de estar en el punto de mira de tanta gente y además se sentía visiblemente avergonzada del descaro de Karaberasu, ¡ya hablaría con ella en casa!

-Un aplauso para nuestras heroínas.- Las despidió el presentador.- ¡Gracias por venir!...

            Las demás chicas asintieron algo a desgana a la orden de su hermana mayor. Lo cierto es que, pasada la primera ola de rubor, se habían adaptado muy bien a los aplausos y ante la mirada perpleja de todo el público desaparecieron raudas entre bastidores seguidas de otra gran ovación. En un lugar apartado, al abrigo de miradas indiscretas, recobraron sus identidades normales.

-¡Oye, así da gusto! – Rio Cooan declarando encantada. - ¡Hay que ver cómo nos admiran!
-Sí, ahora entiendo a Usagi y a las chicas. No pueden dar un paso por Japón si van con sus identidades de guerreras. - Convino Bertie.-
-Minako y yo siempre lo hemos dicho. Estamos hechas para ser amadas. - Añadió Karaberasu entre bromas también. - Entre lo bellas que somos y lo bien que se nos da luchar, dentro de poco seguro que harán una película nuestra. Me gustaría saber que actriz me interpretará. ¡Se llevará el óscar!…
-Desde luego. – Le reprochó Petz. - No se te puede dejar suelta. ¡Qué vergüenza! , te ha faltado llevarte a ese tipo a casa.
-No habría sido mala idea. - Replicó su hermana, añadiendo con su tono mordaz habitual. – Anda Petz, ¡si te ovacionaban hasta a ti!, con lo seca que eres.  ¿Acaso me vas a decir que no te ha gustado?

Tanto Beruche y Cooan ya se temían lo peor mirando a su hermana mayor, pero en esta ocasión y para sorpresa de todas, incluida Karaberasu, Petz admitió con una media sonrisa divertida.

-La verdad, no ha estado mal. Lo admito. Me temo que si me dejara llevar por la fama hasta podría acostumbrarme a esto y ser tan alocada como tú.

Las chicas celebraron aquel comentario con una catarata de risas. Al fin se percataron de que la música había comenzado ya a sonar y volvieron al concierto. Siendo mujeres pudieron abrirse paso mejor que sus compañeros gracias a la mayor cortesía que había para ellas. Sus amigos por su parte las esperaban impacientes.

- Ya era hora de que volvieseis, chicas. - Afirmó Tom. -
-¿Os habéis arreglado ya?- Les inquirió su otro amigo con retintín -...
-¿Es que nos hemos perdido alguna canción? - Le inquirió Cooan haciéndose la despistada. -
- No, pero sí habéis llegado tarde para presenciar una actuación especial. Las Justicieras han estado sobre el escenario.- Repuso Roy con expresión divertida.-
-¿De verdad? - Quiso saber Beruche poniendo cara de sorpresa y añadiendo con exagerada admiración. - ¡Vaya, esas heroicas mujeres que luchan infatigablemente contra el mal!, ¡qué pena no haber podido verlas en persona!
- Pues aquí han luchado contra el ridículo. ¡Y han perdido! Ja, ja, ja. Han protagonizado un numerito muy cómico tratando de perseguir a un demonio que ha escapado volando dejándolas con un palmo de narices. ¡Vaya cuatro bobas! - rio Roy remachando con regocijo.- Pero admito que las minifaldas que llevaban no estaban nada mal. Deben de ser unas imitadoras de pacotilla de Sailor Moon y sus amigas. ¡Aficionadas!

Por suerte para él, no se percató de las miradas asesinas que las chicas le estaban dedicando tras terminar esa frase…

-¿Qué es lo que insinúas con eso de aficionadas? - Le inquirió Petz  visiblemente molesta. -
- Que el quien realmente habrá hecho algo será el Guerrero Dorado. ¡Ese sí que es un héroe de verdad!- Respondió éste con una media sonrisa  de autocomplacencia. – Ha pasado volando por aquí hará un rato. Seguro que habrá acabado con ese demonio en un momento.
- Sí, dejándole cegato perdido. Ese tipo sólo sirve para alumbrar cuando se va la luz.- Intervino Kalie con sorna.-

Ahora fue el gesto del chico el que se torció. Lo cierto es que la muchacha estuvo muy oportuna devolviendo la puya para satisfacción de sus hermanas que la celebraron con risotadas (en esta ocasión incluida Petz) lo que también hizo reír a Tom que comentó divertido.

- Parecían muy simpáticas. Incluso una justiciera le ha pedido un autógrafo a Sting. ¡Eso ha estado bien! Me pregunto. ¿Quiénes podrán ser esas mujeres?
- Vete tú a saber… - repuso Karaberasu con falso desinterés volviéndose de espaldas para mirar la dedicatoria del afamado cantante. –

            Lo curioso era que ni Tom ni  Roy sospechasen de ellas. Siendo cuatro, y tan parecidas. Quizás habían tomado a las nuevas guerreras por otro grupo llegado de Japón. Mucho mejor así. Al menos en eso las chicas podían estar tranquilas. Y eso murmuraron entre ellas en japonés, para asegurarse de no ser comprendidas por sus amigos.

-¡Eh, dejáos de charlas que va a empezar!- Les advirtió Roy señalando hacia el escenario. -

            Y así fue, el concierto comenzó y todos se lo pasaron en grande. Cooan y Beruche, en ocasiones subidas incluso sobre los hombros de los dos chicos, aplaudían y coreaban. Una de las canciones, Fields of Gold, era precisamente parte de las que Tom y Cooan habían escuchado.

“Me recordarás cuando el viento del oeste se mueva
Sobre los campos de cebada
Olvidarás al sol en su celoso cielo
Mientras paseamos en los campos de oro…

Tomó su amor
Por una mirada
Sobre los campos de oro
En sus brazos ella cayó, y su pelo derramó
Sobre los campos de oro

Estarás conmigo y serás mi amor
Entre los campos de cebada
Olvidaremos al sol en su celoso cielo
Cuando estemos tumbados en los campos de oro”

Permanecerás conmigo y serás mi amor
Entre los campos de cebada…

(Sting. Fields of Gold. Crédito al autor)

            Y tras cantarle a la muchacha un fragmento de esa canción, rodeándola por detrás con sus brazos. Él le dijo entonces, cuando soltándola de aquel suave agarre se miraron.

-Me recuerda mucho a mi casa, un inmenso campo de oro con la cebada y el trigo, antes de la cosecha. ¡Ojalá pudiera enseñártelo algún día!, es precioso.
-Sí, me gustaría mucho. – Le sonrió ella, haciendo que sus miradas se cruzasen otra vez para sonrojo de ambos. -

Por su parte Roy captó algo de esas palabras y sonrió aprobatoriamente, contento por su amigo y por Connie. Los dos se merecían estar juntos y cualquiera que pudiera verles se percataba enseguida de que hacían una magnífica pareja. Al igual que él con Bertie, al menos eso esperaba. Siguió levantando en hombros a su chica que ahora aplaudía las canciones realmente animada. Lo mismo que Petz y Kalie quienes, por una vez, estaban pasando un rato estupendo sin discutir. Así Sting repasó sus grandes éxitos para jolgorio de todos sus fans y como no podía ser de otra forma, el cantante terminó con su canción "English Man in New York" Lo que arrancó una gran ovación.

-¡Ésta es mi favorita de Sting! – Les comentó un entusiasmado Roy, arengando al grupo. - ¡Vamos a cantarla todos!

No tomo café, tomo té, querido,
me gusta la tostada hecha sólo por un lado,
y puedes oírlo en mi acento cuando hablo,
soy un inglés en Nueva York.

Mírame caminando por la Quinta Avenida,
con un bastón aquí a mi lado,
lo llevo a todos sitios por donde ando,
soy un inglés en Nueva York.

Soy un extranjero, (o un extraterrestre: alien),
soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.

Si como alguien dijo, los modales hacen al hombre,
entonces él es el héroe del día.
Hace falta ser (todo un) hombre para tolerar 
la ignorancia y sonreír,
sé tú mismo no importa lo que digan.

Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.

La modestia, el decoro, pueden llevar a la notoriedad,
podrías acabar siendo el único.
La caballerosidad y la sobriedad 
son escasas en esta sociedad,
por la noche, una vela es más brillante que el sol.

Hacen falta más que armas para hacer a un hombre, 
hace falta más que la licencia de una pistola.
Enfréntate a tus enemigos, evítalos cuando puedas,
un caballero caminará pero nunca correrá.
Si como alguien dijo, los modales hacen al hombre,
entonces él es el héroe del día.

Hace falta ser (todo un) hombre para tolerar 
la ignorancia y sonreír,
sé tú mismo no importa lo que digan.

Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
(The Police/ Sting - Englishman in New York - crédito al autor)
Petz y Karaberasu sonreían encantadas e incluso se unieron a sus hermanas coreando el estribillo que era bastante fácil de aprender, y en su primera frase hasta parecía escrito para ellas.

-“¡I am an alien, I´m a legal alien….I am an Englishman in New York!”

Que por supuesto, Kalie, con su típico sentido satírico del humor y sus ocurrencias, varió por el de…

-¡We are aliens, we´re real aliens, we are Nemesian girls in New York! ¡ja, ja! Somos extraterrestres, reales extraterrestres, chicas de Némesis en Nueva York…

Aquello tuvo tanto éxito que todas lo corearon para troncharse de risa junto con Roy y Tom acto seguido. Así, la jornada transcurrió muy alegre y divertida para todo el grupo. Pero en la sede de la secta no estaban para canciones. Un enojado Gran Sabio perjuraba, en tanto les observaba salir de aquel concierto, en su bola.

-  Malditos seáis ¡Guerrero Dorado! ¡Justicieras!. Dentro de poco no volveréis a inmiscuiros más en nuestros planes. Pronto, muy pronto, acabaremos con vosotros…

            Y su siniestra mente ya urdía una nueva trama destinada a llenar de sufrimiento los corazones sus enemigos. Ajenos a esto, los muchachos volvieron tras pasear un poco por la ciudad y comer algunos perritos calientes. Las chicas al piso de Roy y los muchachos a la universidad. Quedando para verse al día siguiente.

-¡Ha estado genial! ¡Lo he pasado muy bien!- Afirmó Cooan llena de entusiasmo en tanto iban hacia su alojamiento.-
-Sí, ya nos hemos dado cuenta. – Se sonrió pícaramente Karaberasu.-
-No había más que verte con Tom para comprobar lo bien que cantabais los dos juntos.- Se unió Petz, risueña en esta ocasión.-

            Su hermana pequeña se puso colorada y apenas si fue capaz de esbozar una tímida sonrisita. Aunque fue Kalie la que varió de tema permitiéndola un respiro.

-Cuando Mina-chan vea este autógrafo la envidia que le entrará…
-¡Hay que reconocer que cara sí que tienes!- Se reía Beruche.- ¡Tanta como ella!
-Tú tampoco te puedes quejar. Estabas con Míster Hércules en persona.- Repuso jocosamente Kalie.- Y no parecías nada incómoda subida sobre sus hombros…
           
Turno de Bertie para enrojecer hasta las orejas entre las risas de sus hermanas. Tenía que admitirlo. Estar junto a Roy le producía aquella sensación de tener algo en su estómago. Mariposas creyó recordar que se decía. Su pulso se aceleraba y sentía aquella tibia calidez que la embargaba por completo. Aunque trató de no evidenciarlo demasiado para evitar las chanzas de las otras y declaró con un dominio apenas recobrado…

-Ya llamaré a Ami-chan para contárselo. Qué lástima que ella y las demás no pudieran estar aquí…
-Sí, me habría gustado compartirlo con todas.- Afirmó Petz.-

Y de este modo las cuatro llegaron al apartamento que Roy les dejase. No era muy grande pero tenía al menos un par de habitaciones. Se acostaron las dos por parejas en cada una de ellas. Días antes habían traído varios colchones improvisando unas cuatro camas sencillas pero confortables. En un cuarto se acomodaron Petz y Cooan y en el otro Kalie y Bertie. Lo decidieron así dado que al haber estado separadas tantos meses querían pasar el tiempo con sus otras hermanas. Al día siguiente cambiarían y Petz estaría con Bertie y Kalie con Cooan. Antes de dormirse cada pareja charló un poco. Cooan le comentaba a su hermana mayor.

-La verdad es que me siento muy feliz en este país.
-Me alegra mucho oírte hablar así. Te veo muy cambiada, Cooan-chan.- Repuso su interlocutora.- Y para bien.
-No pensaba que podría volver a sentirme tan ilusionada…- Le confesó su hermana.-
-Pues es estupendo que lo estés.- Sonrió aprobatoriamente Petz. -
-Es que…desde que conocí a Roy y a Tom…y al resto de la gente de por aquí… en fin, hemos hecho muchos amigos.- Pudo decir una algo avergonzada Cooan.-
-Dime una cosa.- Le preguntó su contertulia con cariño maternal.- ¿Te sientes atraída por Tom, verdad?
-Bueno.- Se sonrojó su hermana pequeña para finalmente admitir.- Sí. Es un muchacho encantador…atento, amable, y muy guapo…
-¿Te has enamorado de él?- Quiso saber Petz.-
-No sabría decirlo.- Repuso Cooan, esta vez sin ese tono entusiasta que había estado utilizando.-  Creo que sí…aunque necesito un poco más de tiempo.

            Su hermana no dijo nada. Se daba perfecta cuenta de lo que sucedía. Kalie se lo contó. Y ella misma lo vio muy claramente ya cuando leía las cartas que la pequeña les mandaba. Al principio no dejaba de hablar de Roy. Algo tuvo que pasar para que ahora tratara de no hacer referencias a ese muchacho. Parecía haberse volcado en el otro chico que estaba visiblemente interesado en ella. Y era tal y como Cooan le había descrito. Por parte de Petz esa relación contaba con todas sus bendiciones. Lo único que deseaba es que no fuera una forma que tuviera su hermana menor de superar otro desengaño amoroso más. Sin embargo, la veía feliz y por ello no se atrevió a decir nada a ese respecto. Lo único que respondió fue.

-Estoy molida. No sé cómo me dejé convencer, mañana tenemos que madrugar.
-Dime una cosa, Petz.- Le preguntó Cooan a su vez.- ¿A ti no te gusta nadie?.. Ya me comprendes…
-No pequeña. No estoy para eso ahora.- Sentenció la aludida.- Mi prioridad sois vosotras.
-Pero no debe de ser así. Ya has visto que somos dichosas. Es hora de que pienses en tu propia felicidad…- Quiso animarla su contertulia.-

            Una sonrisa amarga se dibujó en los labios de Petz. ¡Ojalá pudiera hacerlo! No obstante, el recuerdo del que fuera su gran amor seguía ahí. No tenía ganas de volver sobre aquello y simplemente contestó, deseosa de zanjar el asunto y dormir…

-Lo pensaré. Ahora estoy tan cansada que se me cierran los ojos…Buenas noches.
-Buenas noches, One-sama.- Le respondió Cooan disponiéndose a dormir también.-

            Y en el otro cuarto, la siempre pícara Karaberasu estaba poniendo a prueba con sus insinuaciones a su hermana menor…

-Vamos Bertie, ¿me estás diciendo que tú y Roy todavía no habéis llegado a nada serio?.. Ya sabes a lo que me refiero.
-¡Claro que no! – Se apresuró a responder ésta con patente rubor.-

            Por suerte en esa habitación tan solo iluminada por las difusas luces del alumbrado nocturno que se colaban a través de la ventana eso no era observable. Pese a todo, Karaberasu podía percatarse por el tono de voz de su hermana, entre dubitativo y entrecortado del azoramiento que debería estar invadiéndola en ese instante, y espoleada por ello, y con regocijo, sentenció…

-Si yo estuviera en tu lugar, ya le habría echado el lazo…literal y metafóricamente, a ese hombretón.

            Aludía a ese lazo  para el pelo que solía ponerse, ya fuera rojo o amarillo. A veces verde o azul. Ahora en la cama estaba liberada de él esparciendo una cabellera bastante larga, con un tono castaño realmente bonito que combinaba con sus ojos color café. Bertie pensaba que su hermana era realmente hermosa y voluptuosa. De la clase de chicas que cuando se lo proponía era capaz de rendir a cualquier hombre a sus pies. Y hablaba mucho de Roy…de modo que, por esta vez, decidió que tenía que decir algo. Pero ni ella misma se atrevía a reclamar a ese chico como suyo… ¡Estaba hecha un lío! A ella le gustaba, ya no podía negarlo. Sin embargo, era demasiado tímida como para expresarlo abiertamente. Por fortuna, su propia hermana zanjó aquello.

-No te preocupes.- Aseguró casi con un poso de resignación.- Él está colado por ti. Solamente hay que mirarle cuando estás a su lado para darse cuenta. De todos modos, yo no sería su tipo. Creo que ha salido con muchas chicas iguales a mí…
-¿Cómo tú?- Inquirió su hermana ahora desconcertada.- ¿A qué te refieres?
-Sí, como yo. - Suspiró Karaberasu con más seriedad e incluso pesar.- Soy muy lanzada. Nunca me privé de ir a por un hombre que me gustara. Y he tenido mucho éxito. Aunque jamás he conocido a alguno que realmente mereciera la pena para ir más allá…quizás es que no supiera elegirlos. Y que únicamente me atrajeran los bala perdida o los que iban de malos.

            Ahora fue Bertie la que pensó con apuro en su hermana mayor. Sabía de los rumores que la relacionaron con su antiguo jefe. Y por esta vez se atrevió a preguntar. Eso sí, con prevención.

-No deseo ofenderte Oni-sama, pero… Dime, si no lo juzgas una intromisión en tu vida privada…
-Tranquila, pregúntame lo que quieras.- Le ofreció afablemente su interlocutora.-
-¿Saliste con Rubeus, no es así?...

            Karaberasu se tomó unos instantes para responder. Eso no le traía buenos recuerdos. En fin, para ser honesta consigo misma, alguno sí. Al principio fue una relación maravillosa. Su ex jefe era un apuesto galán, fornido y con experiencia. Ella lo disfrutó pero luego se dio cuenta de la triste realidad.

-Eso no fue nada serio. Al menos desde el punto de vista afectivo. Me gustaba. Y yo a él. Aunque no duró…Yo era muy inmadura y Rubeus únicamente me miró como a otra conquista más. Admito que tuve relaciones con él y que sabía cómo hacerme disfrutar. Sin embargo, todo se limitó a  una atracción física. No Bertie, si algo he aprendido es que eso a la larga no es lo importante. Y por suerte para ti, Roy es muy diferente de nuestro antiguo superior.
-Sí, lo sé.- Afirmó ésta con tono reflexivo.- Verás. Todavía no estoy demasiado segura de mis sentimientos. Todo ha sucedido muy rápido…
-Pues ve despacio. Ese es el sabio consejo de tu hermana mayor.- Sonrió Kalie.-
-¿Y qué opinas de Cooan y de Tom?- Quiso saber su contertulia.-
-Siendo sincera, creo que es el mejor hombre al que ella podría amar.- Suspiró su hermana.-
-Es verdad.- Afirmó Bertie realmente aliviada.- Yo pienso lo mismo. ¡Hacen una pareja estupenda! Sólo hay que verles juntos. Me alegro mucho por ella. Con lo mal que lo pasó por culpa de Rubeus.

            Kalie no respondió, pero pensaba no sin algo de pesar e inquietud lo lejos que estaba Beruche de saber la verdad. Su hermana menor había estado enamorada de Roy. Eso era evidente. Y una de dos, o Bertie era demasiado ingenua o había elegido ignorar eso. Pero tal y como se planteaban ahora las cosas lo mejor sería dejar que el tiempo las encauzase. ¡Ojalá que Cooan acabase por querer sin reservas y de un modo totalmente sincero a ese chico tan agradable y sencillo! Un auténtico caballero. Prácticamente un galán de cuento.

-Me muero de sueño.- Pudo replicar al fin para terminar la conversación.-
-Y yo. Hasta mañana, hermana.- Sonrió Bertie.-
-Hasta mañana, que duermas bien…

            Y de este modo ambas trataron de conciliar el sueño, lo que lograron en pocos minutos. Entre tanto, en Japón. Fiel a sus intenciones, Rei esperó a que todas sus amigas se despidieran para abordar a Usagi cuando ésta se marchaba hacia su casa.

-¿Tendrías unos minutos?- Le pidió.-
-No sé, es que luego llegaré tarde y mi madre me reñirá.- Respondió la interpelada.-
-Es importante.- Pudo decir su amiga con tono de inquietud.- ¿Podrías venir un momento a Hikawa?
-Está demasiado lejos, volvería muy tarde a casa.- Opuso una vez más Usagi que agregó.- ¿No puedes decirme lo que sea aquí?

            Rei suspiró, asintió despacio y una vez se aseguró de que ninguna de sus amigas estaba ya cerca se dirigió a su interlocutora de forma directa y le preguntó.

-Has estado muy pensativa toda la tarde, dime. ¿Hay algo que te preocupa?...Puedo sentir que tu aura no está en total armonía…

            Usagi suspiró también. Estaba claro que su amiga tenía grandes dones espirituales. No en vano era sacerdotisa. No serviría de nada intentar negarlo de modo que asintió…

-¿Qué es lo que pasa? - Quiso saber Rei.-
-Van a pasar cosas. Y afectarán a nuestros amigos allá en América.- Le desveló su interlocutora.-
-¿Hay algo que nosotras podamos hacer?- Le preguntó de inmediato su amiga.-
-Por ahora no. No sé de lo que se trata…- Repuso honestamente Usagi.- Ni cuando va a pasar. Sólo sé que es una prueba que ellos tendrán que superar…sin nuestra ayuda.
-Comprendo.- Asintió su contertulia que ahora la miraba con una mezcla de pesar y ruego cuando añadió.- No creo que sea necesario que pases tú sola por esto. Déjanos ayudarte. Quiero aliviarte en lo que pueda de esa carga.
-Ojalá pudieras Rei, pero esto me corresponde solamente a mí.- Suspiró la aludida.- No te preocupes, ten fe en ellos. Son fuertes, están unidos. Y ahora las chicas pueden luchar. Sabemos de sobra hasta donde llegan su valor y su coraje.

            La sacerdotisa asintió aunque estaba convencida de que su amiga se guardaba muchas cosas para sí. Pero comprendía que era inútil tratar de forzarla. Únicamente pudo sonreír para despedirse y declarar.

-Eso creo yo también. Sin embargo, estoy lista para ir en su ayuda en cuanto haga falta. Al igual que las demás…
-Gracias Rei. Lo sé.- Afirmó su contertulia alejándose de ella con lentos pasos en tanto añadía.- Nos vemos mañana…

            Y su interlocutora la dejó ir en tanto la seguía con la mirada. Al fin se volvió para retornar al santuario…

-Usagi-chan… Me pregunto que pueda ser tan doloroso para que tengas que ocultárnoslo así…- Meditaba con pesar en tanto se alejaba.- Sé que intentas protegernos a todas, pero somos tus amigas y queremos apoyarte…

            Por su parte la otra muchacha pensaba en eso mismo. Había tenido algunos sueños realmente confusos y nada agradables. Sabía que algo malo iba a pasar pero. ¿Qué sería?... Desgraciadamente, la única cosa que podía hacer de momento era aguardar y rogar por el bienestar de sus amigos…



                       anterior                                                                siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)