Tras algunos días y algunas intervenciones de las
Justicieras parecía que la normalidad había vuelto a la ciudad. La verdad es
que, a base de aniquilar demonios, pero también de detener y capturar
delincuentes, salvando a bastantes personas, el grupo de las luchadoras se
había hecho muy popular. Roy entre tanto seguía entrenándose duramente y
progresando. Al fin, las clases en la universidad se habían reanudado para
todos. Beruche había vuelto siendo estupendamente recibida por sus compañeros. Todos
la felicitaron por salir de ese
“terrible derrumbamiento causado por los atentados”. También Roy se decidió a
regresar al aula. Él, aparte de su natural tendencia a encontrar aburridas las
clases sentía un gran complejo de culpa. No era ajeno a que cuando estuvo
poseído hizo cosas de las que mejor era no saber nada. Hasta ahora había podido
evitar a los compañeros directos de clase ya que sólo se iba al College
prácticamente a dormir y a veces ni tan siquiera a eso. No obstante, cuando
llegó la hora de acudir al aula notó que el resto de los alumnos le rehuían. Algunos
observándole con temor, otros sin disimular su rechazo. Excepto Tom, Beruche y
Cooan, junto con sus amigos Jack o Michael, así como la mayor parte de los miembros
de su equipo de baloncesto, que eran los únicos que permanecían a su lado
apoyándole. Su amigo trataba de animarle.
- Tranquilízate hombre, lo explicaremos todo, verás
como las cosas se arreglarán.
- Sí Roy, los chicos sabrán la verdad.- Añadió
suavemente Cooan. -
-¿Vosotros creéis que se van a tragar eso de que
estaba poseído por un demonio? - Les inquirió él con tono escéptico. – Si no me
hubiera pasado a mí, ni yo mismo lo creería…
Los
tres se miraron con caras de circunstancias y fue Bertie la que le tomó de un
brazo y le respondió con mucha amabilidad y firmeza.
- Lo creerán, a algunos les ocurrieron cosas
parecidas. No te desanimes, nosotros recorreremos la universidad entera para
convencerles si hace falta.
Roy
agradeció aquel apoyo, sobre todo las últimas palabras de Beruche. Era una
chica espléndida, no se rendía nunca y bajo ese aparentemente frágil aspecto
escondía una gran determinación y fuerza. Lo mismo podría aplicársele a Cooan.
Ahora estaba seguro de que con ellas a su lado sería capaz de lograr cualquier
cosa...
-Muchas gracias, amigos. No sé qué hubiera hecho sin
vosotros. Sobre todo sin ti, cubito.- Sonrió el muchacho.-
Y
dicho y hecho, durante los descansos por las clases se repartieron entre los
compañeros de Roy para tratar de explicarles lo ocurrido. La mayoría fueron muy
reticentes a creérselo, pero otros sí que lo hicieron al verse directa o
indirectamente afectados por aquellos acontecimientos. A pesar de las
sugestiones que lanzase Valnak o precisamente por estas, ya que con la muerte
de ese demonio algunos chicos y chicas recobraron confusos recuerdos que les
fueron encajando al escuchar la historia de los sectarios y la manipulación mental
que ejercían.(Esto fue lo que mayormente dijeron puesto que ninguno ignoraba
que hablar de demonios era algo bastante peliagudo, amén de poco aceptable para
la sociedad).Cooan, por ejemplo, explicaba así lo ocurrido durante un receso de
las clases.
-¿Es que no os acordáis de los sucesos tan extraños
que han ocurrido aquí y en toda la ciudad y de como algunos alumnos y profesores
actuaron de forma tan rara? Pues a Roy le ocurrió lo mismo. Pero él ya está
bien. Todo lo que pudiera hacer o decir no fue culpa suya. Le manipularon como
a muchos otros compañeros más.
- Por favor.- Intervino Beruche que había ganado
mucho respeto y simpatía con sus compañeros merced a su percance. - Me dirijo
en especial a todos los que él haya
podido ofender, no fue su intención y...
Roy que hasta entonces no se había atrevido a entrar
para enfrentarse a sus condiscípulos se armó de valor y la interrumpió
dirigiéndose al grupo que escuchaba muy interesado.
- Debo ser yo el que pida perdón, gracias Bertie y
Connie, pero es algo que me corresponde
a mí. Os pido disculpas a todos a los que haya podido ofender o herir con mi
comportamiento. Os aseguro que no era yo.
- ¡Claro tío! - repuso Michael, compañero además del
equipo de baloncesto, con tono desdramatizador e incluso jocoso. - Pero te
preferíamos así que en tu estado normal. Al menos te sabías las preguntas de
los exámenes.
- Es cierto. – Convino Jack con simpatía, al
remachar.- Ya decía yo. Ese tío tan inteligente y aplicado no podías ser tú.
- En cambio yo celebro que estés de vuelta.- Añadió
Rollins el compañero “chuletero.”- El otro Roy me iba a arruinar el negocio...
- Muy gracioso. Pero me temo que ese viejo Roy sí
que no regresará. - Sonrió éste aseverando con tono más jovial. - Está visto
que voy a tener que estudiar de veras para seguir siendo popular con la mayoría,
porque desde ahora, no creo que me dejen recurrir a tus artículos, amigo.
Se rio por fin y toda la clase hizo lo propio
deshaciendo así la tensión. La mayoría entendía perfectamente que todo formaba
parte de una oleada de extraños sucesos que se había extendido por la ciudad y
Roy simplemente fue uno más de los afectados. Aunque no todos estaban tan
dispuestos a comprenderlo. Melanie había permanecido sentada al fondo de la
clase y no quería mirar hacia el lugar en donde estaba su antiguo novio. Él se percató
y cuando quiso dirigirse a ella la muchacha salió corriendo de la clase.
-¡Espera Melanie! - le pidió él pero la chica no
hizo caso.- ¡Por favor!
Las risas cesaron de inmediato y con cara de circunstancias y envaramiento
todos se quedaron observando como Roy salía tras de ella.
-Pobre
Melanie - comentó Tom con Beruche y Cooan. - Fue muy duro para ella. Y aun no
lo ha superado, lleva todo el día eludiendo a Roy desde que supo que iba a
volver a clase.
-Fue muy buena conmigo cuando se enteró de que
Bertie estaba en el hospital. Y aunque no preguntó por Roy seguro que todavía
se preocupa. Él lo aclarará todo con ella y volverán a ser amigos. Ya lo veréis.
- Afirmó Cooan llena de optimismo. -
- Eso espero yo también,- añadió su hermana algo más
escéptica y apenada también por esa chica. – No es una mala chica después de
todo.
Malcolm
Roberts llegó a la clase en ese instante, se había retrasado y todavía llevaba
su nariz cubierta por una cédula y el brazo en cabestrillo. De todos modos
sonrió al ver a Bertie y la saludó muy amablemente.
-¡Cuánto me alegra que hayas regresado! Qué. ¿Ya te
encuentras bien? - Le preguntó con visible interés. -
- Hola Roberts - replicó ella con una amplia sonrisa.
- Si estoy bien, muchas gracias. ¿Qué tal tú? - Le comentó algo envarada puesto
que esa cuestión iba a servirle para abordar el otro asunto...-
- No me puedo quejar, con la rehabilitación dentro
de dos semanas estaré como nuevo. - Afirmó él.-
- De eso queríamos hablarte. - Intervino Tom con
prevención, deseaba evitar en lo posible enfadar a ese chico.- Verás…
- Se que Malden está otra vez aquí. - Le cortó su
compañero con tono grave, agregando incluso algo intimidado. - No te preocupes,
ya tuve suficiente...
- No es eso. - Intervino Cooan. - Lo cierto es que
hemos estado explicando las razones por las que él…
- Algo he oído. - La interrumpió Malcolm con cierta
brusquedad disculpándose acto seguido. - Lo siento Connie, es que todavía me
pongo nervioso al recordarlo.
- Él me salvó la vida. - Le informó Beruche para
sorpresa de su compañero. - Se enfrentó a los que me atacaron y me sacó de
aquel derrumbe.
- Pues compadezco a esos tipos. – Resopló Roberts no
sin cierto sarcasmo. -
El
resto de los muchachos se habían sentado ya pero Bertie le pidió a Roberts que
saliera fuera de clase, por su expresión quería decirle algo importante y éste
lo entendió. Tras pedir permiso al profesor, que se lo concedió, se quedaron en
el pasillo. Una vez acompañados por Tom y Cooan, le explicó...
- No fueron terroristas Malcolm, eran esos tipos de
la Secta. Ellos controlaban a Roy y a él le costó mucho liberarse de su influencia.
Después casi me matan a mí, pero él los venció. ¡Créeme por favor! No era él
quién te hizo eso. ¡Jamás le haría daño a nadie!
Y
se lo dijo con una expresión de muda súplica, observándole con esos ojos azules
tan profundos y ese tono trémulo y lleno de dolor, que su interlocutor asintió
casi sin querer.
- Tú le conoces de otros años. - Intervino Tom apoyando
el alegado de la muchacha.- ¿Cuándo se ha peleado con ningún otro compañero?
- Te puedo asegurar que él lamenta más que nadie lo sucedido.-
Prosiguió Beruche afligidamente. - Ahora, sin ir más lejos, ha ido a
disculparse con Melanie, pero no lo tendrá nada fácil.
Aquello
inquietó bastante al muchacho, no se fiaba de lo que pudiera suceder, pero
Bertie que esperaba algo similar, añadió con tono conciliador.
- Ven conmigo y les buscaremos. Te prometo que Roy
no es ese monstruo que te hirió. Ni mucho menos el que le dijo a Melanie esas cosas tan terribles.
- Confío en tu palabra. - Resopló Roberts pese a
todo haciendo un gran esfuerzo por calmarse añadiendo. - Eres una buena chica y
gracias a ti, en parte, estoy ahora mucho más contento...
Su
interlocutora le miró con sorpresa pero su compañero esbozó una débil sonrisa
en sus cuadradas facciones y se mesó su pelo rubio- rojizo para añadir...
- Os lo contaré por el camino....
Y
todos se dirigieron en busca de sus dos compañeros. Melanie entre tanto corría
por el pasillo, llorosa. Se sentía humillada y dolida pero sobre todo seguía recordando
esa terrible mirada en los ojos de él y le aterraba volver a tenerle frente a
frente. Trató de salir de allí pero Roy la dio alcance antes de que pudiera
refugiarse en su habitación...
-¡Por favor, déjame! - Le pidió ella gimoteando al tiempo que le
daba la espalda. -
-¡Espera Melanie!, ¡escúchame! , ¡Por favor! Sólo te
pido cinco minutos. - Le rogó él.-
La
interpelada no quiso oír nada, trató de abrir la puerta desesperadamente. Cuando
consiguió hacerlo intentó entrar en su cuarto pero su compañero lo evitó
cerrando la puerta con el la fuerza de su brazo, tirando del picaporte hasta
casi desencajarlo. La aterrada capitana de las animadoras oyó desde el interior
la voz de su compañera de cuarto, que la llamaba con temor e inquietud.
-Mel...¡Mel! ¿Qué ocurre?
April
trataba de abrir la puerta pero algo se lo impedía, parecía que estuvieran
sujetándola por fuera. Por su parte, Melanie trataba de apartar a ese chico,
pero él era demasiado fuerte para ella, finalmente la angustiada joven rompió a
llorar.
-¡Déjame, déjame, por favor, no me hagas más
daño!....- suplicaba histérica. -
A
Roy se le partía el corazón viendo así a esa pobre chica. Jamás desde que la
conocía pudo pensar en ella pasando por un trance tan amargo y el hecho de que
fuera por culpa suya se le hacía insoportable. Solamente pudo añadir con tono
presuroso, afligido y sobre todo implorante...
- ¡Te lo suplico!, ese que te ofendió no era yo.
Déjame que pueda explicártelo. No podré estar en paz conmigo mismo hasta que no
te cuente toda la verdad...dame solamente cinco minutos y después, si lo deseas,
te prometo que te dejaré en paz para siempre.
Melanie
se giró hacia él con los ojos enrojecidos por el llanto. Roy se quedó
nuevamente impresionado, era peor incluso de lo que se imaginaba al escucharla.
Nunca la había visto con esa expresión de dolor, incluso de humillación. Ahora
no sabía que decir, únicamente sacó un pañuelo con el que trató de secarle las
lágrimas de ella. Aunque la muchacha apartó la cara.
- ¡Escúchame!, te lo suplico, Melly. - Le pidió él
con la voz más suave y conciliadora que pudo, utilizando ese diminutivo que
solamente había empleado cuando los dos salieron juntos. - No sé que pude
haberte dicho o hecho. No quiero ni imaginármelo, ¡pero te pido perdón! No era
yo el que te hablaba. He sufrido mucho y seguramente causé mucho sufrimiento a
otras personas, pero eso jamás volverá a ocurrir. ¡Dame una oportunidad de
demostrarlo!, es lo único que te pido. Y quizás, con el tiempo, podamos volver
a ser amigos.
Ella
le observaba indecisa y poco proclive a aceptar sus palabras hasta que el
propio Roy le recordó...
-¿No te sucedió nada extraño a ti? ¿Acaso no
experimentaste una sensación de agobio, de que algo trataba de dominarte y que
no podías impedir?...
Melanie
apenas podía acordarse pero algo en su mente le decía que en cierto momento
tuvo una experiencia así de desagradable. Miró a Roy que aguardaba con gesto
suplicante, su mirada desde luego no era esa tan horrenda que la hizo
estremecer. Realmente parecía que volvía a ser el chico de siempre, el que
tanto le había gustado a ella desde que le conociera. Incluso podía ver
tristeza en sus ojos. Igual que cuando llegaba el aniversario de la muerte de
sus padres. Y aquello pareció ser algo telepático puesto que el chico le
desveló entristecido.
- Esos mismos que me utilizaron fueron los que
mataron a mis padres. Y los que trataron de matar a Bertie. ¡Por favor! , sabes
que no te miento ¡nunca lo haría con esto!...Sobre todo porque fuiste tú la que
estuvo ahí, a mi lado, para ayudarme a superarlo. Y eso jamás lo olvidaré… Sé
lo que te debo y lamento con toda mi alma todo el daño que te hice. Fuera yo o
no…
Y
ella supo que le decía la verdad. No podía ser de otro modo. La muchacha abrió aún
más los ojos sorprendida e incluso compadecida por su amigo y finalmente se
relajó dejando de apoyarse en la puerta de su dormitorio....
-¿Sabes qué fue lo que más me dolió? - Pudo musitar
Melanie aun entre sollozos a lo que Roy, desconcertado, negó con la cabeza. - Que
tenías razón, tú o quien quiera que fuese. En mucho de lo que me dijo, mucha
gente pensaba eso de mí, pero nadie me lo había dicho. Eso es lo que me volví…
- Lo siento mucho, de verdad.- Insistió el chico
colocando sus manos sobre los hombros de ella. - Yo nunca te haría daño, te
aprecio mucho, siempre has sido una buena amiga e incluso una vez fuimos algo
más.
- No me quise dar cuenta de que eso había terminado.
- Sonrió levemente su interlocutora. - Y tengo que admitir que me comporté como
una estúpida malcriada. He pensado mucho en ello y me he sentido muy mal por
Bertie. La pobre chica ha tenido que pagar por mis celos y cuando supe que
estaba a punto de morir. Yo…
No pudo continuar, estaba a punto de llorar y no
quería volver a derrumbarse.
- Bertie no te guarda ningún rencor, es más, ella
quiera ser tu amiga, estoy convencido. - Le aseguró su interlocutor.-
- Es una chica magnífica. - Alabó Melanie. - Y te
deseo que seas muy feliz con ella. Como ahora lo soy yo.
Roy
la interrogó con la mirada y la muchacha le explicó...
- Gracias a lo sucedido he visto que me comportaba
como una estúpida, todos pensaban que era una cualquiera. Yendo detrás tuyo o
coqueteando con el primer chico atractivo que veía para tratar de darte celos. No
sabía que nadie se preocupase por mí de verdad. Únicamente Malcolm lo hizo. Y
cuando me enteré de lo que le sucedió me sentí culpable. Bueno, él se arriesgó
a tanto por defenderme, no supe que
decir ni que pensar. Estuve a su lado y nunca se quejó por su propio dolor. Solamente
se interesó por saber cómo estaba y por animarme, a pesar de todo...
-¿Cómo está Roberts? - Le preguntó Roy cabizbajo y
muy avergonzado, recordando lo que Tom le contó. - Tengo que disculparme con él,
si es que me lo permite después de lo que le hice....
- Estuvo mal pero ahora sólo tiene la nariz rota y
un hombro dislocado, ya está bien.- Le contó Melanie. -
- Él te quiere de verdad. Se nota cuando te mira.
Tom me contó cómo salió en tu defensa cuando nadie más se atrevió a hacerlo y a pesar de todo no quiso atacarme hasta que
ese maldito que me controlaba no le provocó. ¡Lo siento tanto por él! Hemos
tenido nuestras diferencias pero en el fondo es un buen tipo. Ojalá que acepte
mis disculpas....
El
mismo Roberts fue hacia su encuentro junto con Bertie y los otros. De camino
habían podido escuchar las últimas palabras de su compañero. Éste, al verlo
llegar se esperaba lo peor, pero el gigante parecía venir con un talante
pacífico. Roy no pudo dejar de fijarse en que lucía aun un aparatoso vendaje en
la nariz y el brazo derecho en cabestrillo...
- Acepto tus disculpas, Malden,- dijo serenamente al
llegar junto a su compañero. -
- Lo siento, de verdad.- Repitió éste sintiéndose
fatal y sin saber que añadir le propuso bajando la mirada. - Puedes devolverme
todos los golpes que quieras.
Los
demás guardaron un tenso silencio. No podían saber la reacción de ese gigante
con seguridad. Pudiera ser que guardase mucha ira en su interior, más que por
la paliza, por la humillación a la que tanto él, como Melanie se vieron
sometidos. No obstante, tomó la palabra en lugar de aceptar esa oferta y
preguntó.
-¿Bromeas? - Sonrió Roberts moviendo la cabeza y
adoptando aquel tono fanfarrón que solía poner, aunque ahora de buen talante. -
¿Te crees que un simple golpe en la nariz y una lesión nimia me iban a enfadar
tanto? Yo me dedico al football, no a ese juego de mariquitas tuyo. A mí me
rompen el brazo casi en cada partido y la nariz no digamos. Además, si tuviera
que darte un puñetazo por cada vez que me has sacado de quicio desde que te
conozco no terminaría en todo lo que resta de año....
Aliviados,
todos se rieron con aquello, incluso Melanie. Hasta el propio aludido sonrió
sintiéndose mejor y asintiendo. Es cierto, Roberts le debía unas cuantas. Así
que sólo pudo replicar...
- Gracias amigo. - Roy le ofreció su mano y su
compañero se la estrechó. - No sé cómo agradecértelo. Me quitas un gran peso de
encima.
-¡Gracias a ti! - rio Roberts abrazando a su pareja
que se agarró a su cintura mientras el gigante le explicaba a su interlocutor
con talante jovial. – Después de aquello Melanie supo lo que yo sentía y ahora
me corresponde. Sólo por eso te habría dejado romperme todos lo huesos del
cuerpo y te perdono todas nuestras viejas deudas, Malden. ¡Y no te preocupes!,
si esos cabrones vuelven a molestarte, avísame. ¡Se las verán conmigo!...
- Sí, gracias Roy - añadió ella - y a vosotras
chicas y a ti, Tom. - Y unos instantes después le susurró a Bertie con un tono
lleno de humildad. - Por favor. ¿Podríamos hablar en privado?
- Claro.- Convino ella asintiendo con una sonrisa. -
Los
demás se alejaron unos metros y mantuvieron una charla distendida en la que,
entre otras cosas, informaron un poco mejor a Roberts del alcance de lo que sucedía.
Pese a no querer contarle pormenores relativos a demonios el chico expresó la
sorpresa y el temor en su rostro a pesar de la cédula que llevaba.
-¿Me estáis diciendo que esos canallas tienen la
culpa de todo lo que ha estado sucediendo hasta ahora?
-Son tipos de la peor calaña.- Le aseguró Tom.- Hay
que tener mucho cuidado con ellos.
-¿Y qué
diantres buscaban aquí?- Inquirió su fornido compañero.-
-No lo sabemos con seguridad.- Intervino
prudentemente Cooan.-
Parapetada
tras la puerta del cuarto April podía no obstante oírles hablar. Su gesto era
de preocupación y temor. Le daba la impresión de que Connie y Tom sabían más de
lo que le contaban a Roberts.
-¿Podrían tener ellos que ver algo en esto?- Se
preguntó.- Aquel hombre tenía muchísimo interés en Connie y en Bertie.-
Y entre tanto, Melanie le decía precisamente a esta
última.
- Tú y yo no empezamos bien. Y debes saber que no
era nada personal. Sin ir más lejos, aprecio mucho a tu hermana. Y ahora te lo
digo de verdad.
- Ya lo sé. – La tranquilizó Bertie con una cálida
sonrisa añadiendo con amabilidad. – Me ha contado que la apoyaste mientras
estuve en el hospital. Casi has sido como una hermana para ella y eso no lo
olvidaré. –Suspiró agregando.- Desde luego comenzamos mal tú y yo. Pero ahora
que no existe ese problema que nos enfrentaba nada nos impide ser amigas. Es
más, - añadió con tono jovial.- Estoy acostumbrada a eso. Confía en mí si te
digo que mis mejores amigas de Japón fueron una vez mis más mortales enemigas.
Te aseguro que con mi gran amiga Ami me llevaba literalmente a matar…
-¡Pues sí que eres una chica popular con los
hombres! - Se rio Melanie no pensando que pudiera deberse a otra cosa. - De
todos modos, desde ahora todo está olvidado y espero que me perdones. Desde luego, no me sorprende que hayas
conseguido cambiar tanto a Roy...
- No tengo nada que perdonarte. - Declaró Beruche
ofreciéndole una mano que la otra chica aceptó con una amplia sonrisa. – Al
contrario, me alegra tenerte como amiga. Podremos hablar de muchas cosas. Entre
ellas de ese gamberro y de cómo meterle en cintura. Seguro que necesitaré algún
consejo…
Su
contertulia se sonrió al escuchar eso. Aunque enseguida replicó con tinte
amistoso y jovial
- Te los daré encantada. Pero no seas muy dura con
él. Aunque a veces es muy infantil, en el fondo es un chico estupendo. Y procura hacerle feliz
¿eh? Si no te las verás conmigo.
- Descuida, lo haré. - Afirmó Bertie asintiendo con
firmeza. Pues estaba completamente decidida a cumplir con esa promesa. -¡Gracias!
- Por cierto.- Afirmó Melanie sacando una pequeña
bolsita de tergal negro para indicarle a su interlocutora. – Esto es para
Connie y para ti.
Bertie
la miró con semblante inquisitivo, aunque su compañera se limitó a esbozar una
cálida sonrisa animándola.
-¡Ábrela tonta!
La muchacha obedeció y descubrió dentro un par de
cintas de tela de color azul. Aquello le hizo sonreír y fue entonces cuando
Melanie le dijo.
-Por unanimidad ya sois miembros de pleno derecho de
la Hermandad Golden Eagle. Íbamos a citaros cuando todo estuviera más tranquilo
pero quise tener la ocasión de dároslas yo personalmente.
-Muchas gracias, Melanie, mi hermana se va a alegrar
mucho. - Afirmó Bertie. –
-Gracias a ti. – Replicó su compañera en tanto le
ataba una de las cintas en el brazo derecho para indicar. – Y ahora, como socia
de pleno derecho que ya eres, estaría bien que tú atases la cinta a tu hermana.
–
-Aunque, no sé.- Pudo objetar Beruche que ahora
recordaba. – Yo era cinta amarilla. ¿Puedo pasar directamente a azul?
-¡Oh, que despistada soy! – Rio Melanie sacando otra
bolsita de tergal que ella misma abrió extrayendo una cinta verde de la misma.
Sin más ceremonias se la ató a su compañera encima de la azul, excusándose. -
Se me había olvidado, tenía que haberte dado ésta primero. Bueno, supongo que,
en este caso, el orden no importa.
Bertie sonrió abrazando a su compañera. Las dos
volvieron con el resto y la jefa de animadoras tomó a Roberts de la mano
despidiéndose del grupo.
- Nos veremos en clase. - Les dijo alejándose con su
ahora novio por el pasillo.-
Roy se quedó mirándoles y sonrió
liberado al fin de su culpa.
- Ya todo está arreglado. - Afirmó Beruche
esperanzada. -
- Sí, los dos son buenas personas. - Declaró su
compañero afirmando con un agradecido suspiro. - Espero que sean muy felices
juntos.
Y
todos asintieron deseosos de que así fuera y regresaron a la clase. Bertie
entonces llamó aparte a su hermana y tras contarle lo sucedido tuvo el honor de
atarle su cinta azul en el brazo izquierdo. Cooan efectivamente estaba muy
contenta.
-¡Qué maravilla!- Exclamó atrayendo algunas miradas
de compañeros que pasaban por allí.-
La
joven se puso colorada, aunque eso hizo reír a su hermana mayor que le contó su
conversación con Melanie.
-Tenías razón, en el fondo es una buena persona.
Pero dejó que sus sentimientos se interpusieran.
-Como nos sucede a todos.- Suspiró Cooan ahora algo
más seria.- ¿Sabes? Estoy muy contenta al ver que estamos actuando como
nuestras amigas.
-Desde luego, esos dos demonios del otro día se
llevaron lo suyo.- Convino Bertie.-
-No, no me refería a eso, que también.- Sonrió
levemente su interlocutora para aclarar.- Quiero decir que estamos dando
oportunidad a la gente de que demuestre que, en el fondo, puede hacer el bien.
-Al final somos muy parecidos unos a otros.- Declaró
su contertulia.- Nuestros sentimientos no dejan de ser los mismos. En cualquier
parte y en cualquier época.
Las
dos pensaron en su planeta natal y en el futuro. Recordando a tantas personas
que conocieron allí, empezando por sus propios padres. Así, Cooan le preguntó
con voz queda a su hermana.
-¿Crees que papá y mamá estarían orgullosos de
nosotras?
-Sí, lo estarían, y mucho.- Asintió su
interlocutora.- Como la abuela Kim y el abuelo Richard. Y la reina Amatista. Creo
que, en el fondo, todos sus sacrificios estuvieron orientados a que llegásemos a
convertirnos en buenas personas.
-¡Ojalá que ellos sean muy felices, estén donde
estén.- Suspiró Cooan.-
-Todavía les quedan muchos siglos para nacer.-
Sonrió entonces Bertie que, pasando a temas más prosaicos, le dijo a su
hermana.- ¡Anda!, vamos con Roy y con Tom a la cafetería.
La aludida asintió. Por su parte Melanie y Roberts
caminaban del brazo charlando sobre lo sucedido.
-En el fondo Malden no es tan mal tipo.- Comentaba él.-
-Aquella vez, no era Roy. No sé por qué, pero de
algún modo lo supe.- Le confesó ella.-
Estaban
retornando a la habitación de Melanie cuando April salía de la misma. La chica
saludó educadamente a ese muchacho y le preguntó a su compañera de cuarto.
-¿Tienes un momento, Mel? Quisiera comentarte algo.
La
interpelada miró por unos instantes a su amiga y después a su novio. Él
asintió.
-Claro, luego te veo.- Convino Malcolm,
despidiéndose y alejándose por el pasillo.-
Al
fin, una vez que su novio se perdió por ese corredor, Melanie le preguntó a su
compañera.
-Dime. ¿De qué querías hablarme?
-Bueno.- Suspiró ésta bajando la mirada.- Verás.
Estaba aquí dentro cuando quisiste entrar. Intenté abrir la puerta para
ayudarte pero no pude.- Comenzó con tono dubitativo.-
-No te preocupes por eso. Ya lo he aclarado todo con
Roy.- Repuso Melanie.-
-¿De veras crees lo que te ha contado, Mel?- Quiso
saber su compañera de cuarto con una mezcla de extrañeza y desencanto.
Su
amiga se tomó unos segundos para responder. Al fin lo hizo con calma e incluso
tono introspectivo.
-Han pasado cosas muy raras. Y a más de una persona.
Y lo que es más importante, él me dio su palabra.
-¿Y acaso eso es una prueba?- Inquirió April con voz
dolida.-
Melanie
la observó con estupor. No entendía porqué su compañera estaba así. ¡A ella Roy
nunca le había hecho nada!
-No lo comprendo. ¿Por qué le odias?- Pudo preguntarle
a su amiga con tono y gesto plenos de desconcierto.-
Ahora
fue April quien miró a su amiga, y tras unos momentos replicó con malestar.
-¿Es que no te das cuenta? Es el arquetipo del
machito que siempre se sale con la suya. Hace lo que le da la gana a cualquier
chica y estas luego besan por donde pisa. Al menos Roberts tiene sensibilidad y
te trata bien.
Melanie
estaba con la boca abierta. No sabía a qué venía eso.
-¿Qué tiene que ver Malcolm en esto?. Él también fue
atacado por Roy, o por quien quiera que fuera ese individuo.
-Olvídalo.- Repuso abruptamente su interlocutora,
remachando.- No lo entenderías.
Y
quiso darse media vuelta y marcharse a su cuarto, pero su amiga la detuvo
sujetándola un brazo con suavidad.
-April, por favor. No sé que es lo que te está
pasando. ¡Por favor, cuéntame qué ocurre! Quiero ayudarte.
La muchacha
bajó la cabeza y cerró los ojos intentando contener las lágrimas. Al fin, tras
hacer un enorme esfuerzo, suspiró, sentenciando.
-No puedes ayudarme, Mel, no del modo que yo
necesitaría. Te ruego que me dejes sola.
-Está bien.- Musitó la interpelada soltando a su interlocutora.-
April
se metió rápidamente en la habitación, su amiga movió la cabeza mirando hacia
la puerta del cuarto que su compañera había cerrado con rapidez.
-Algo grave le pasa. Nunca la había visto actuar de
este modo.- Pensó Melanie con inquietud.-
Aunque
como por el momento no podía hacer nada por ella, se marchó en busca de su
novio. Por otra parte, en la cafetería. El grupo de los recién retornados a la
facultad celebró las reconciliaciones y fue Tom quien, al levantarse a por unos
refrescos, se enteró de algo que corrió a comunicar a los demás.
-¿Sabéis que Sting va a actuar en la ciudad? – Les
comentó visiblemente sorprendido. -
-¿De verdad?- exclamó Roy entusiasmado. - ¡Eso no me
lo pierdo, es uno de los grandes! ¿En qué sitio actuará? ¿Dónde se pueden
comprar entradas?
- He oído que en el parque central. Y que están a la
venta desde mañana. Habrá que darse prisa si queremos asistir. - Replicó su compañero
con el mismo interés. -
-¿Quién es ese Sting? - Quiso saber Bertie con gesto
sorprendido.-
-¡Pero tía!, ¿es que vienes de otro planeta o qué?,-
terció Roy que terminó la frase sintiéndose como un imbécil, confirmación que
tuvo al escuchar. -
- Pues realmente, sí - repuso lapidaria y secamente
la muchacha cruzándose de brazos como siempre que algo le molestaba. -
- Es verdad - sonrió estúpidamente su compañero. - Lo
siento cubito, no me acordaba...
-¿No es un cantante muy popular?- Apuntó Cooan que si
parecía estar algo enterada. -
- Exacto - afirmó Tom, que al ver el gesto atónito
de sus amigos, les desveló. – Es que le presté a Connie algunos cd estos días y
entre ellos...
Lo cierto era que en esos últimos días, aparte de
dejarle algunos cd de diversos artistas a Connie, los dos habían estado
escuchándolos juntos y Tom hasta le cantaba a veces algunas de esas canciones
para embeleso de la chica. En algunos casos, incluso hubo ciertas tonadas que a
ella le resultaban familiares. Tanto que hubiera jurado haberlas oído de niña.
Lo recordaba ahora. Estando ambos en la sala de baile, a solas. El chico puso
una que le trajo recuerdos de su propia infancia. Y aun la impactó más cuando
su amigo la acompañó con su propia, cálida y hermosa voz.
Un intento más
Estoy harto del peligro
Y la gente en las calles
Estoy pendiente de los ángeles
Simplemente tratando de encontrar algo de paz
Ahora creo que es tiempo
Estoy harto del peligro
Y la gente en las calles
Estoy pendiente de los ángeles
Simplemente tratando de encontrar algo de paz
Ahora creo que es tiempo
Que me dejes saber
Si me amas
Di que me amas
Pero si no
Déjame ir
Maestra
Hay cosas
Que yo no quiero aprender
Y la última que tuve
Me hizo llorar
Pues no quiero aprender a
Abrazarte, tocarte
A creer que eres mía
Porque no hay alegría
Para un chico bien (de la clase alta)
A quién su maestra le ha dicho adiós
Adiós, adiós
Cuando eras solo una extraña
Y yo estaba a tus pies
No sentía el peligro
Ahora siento el ardor
Que veo en tus ojos
Diciéndome no
Pues crees que me amas
Sé que me necesitas
Yo escribí la canción, sé que está mal
Sólo déjame ir...
Maestra
Hay cosas
Que yo no quiero aprender
Oh, la última que tuve
Me hizo llorar
Hay cosas
Que yo no quiero aprender
Oh, la última que tuve
Me hizo llorar
Pues no quiero aprender a
Abrazarte, tocarte
A creer que eres mía
Porque no hay alegría
Para un chico bien (de la clase alta)
A quién su maestra le ha dicho adiós
Adiós, adiós
Por eso cuando dices que me necesitas
Que nunca me dejarás
Sé que estabas equivocada, no eres tan fuerte
Déjame ir
Y maestra
Hay cosas
Que aún quiero aprender
Pero lo único que tengo es mi orgullo
Oh, no quiero
Abrazarte, tocarte
A creer que eres mía
Porque no hay alegría
Para un chico bien (de la clase alta)
Que ya no quiere intentar
Estoy tan frío
Por dentro
Quizás sólo un intento más…
(George Michael. One more try. Crédito al
artista)
Y cuando
terminó, la muchacha miró fijamente a Tom y apenas fue capaz de musitar entre
atónita, emocionada y desconcertada…
-Esa canción…
-¿Te ha gustado?-
Preguntó esperanzadamente él.-
-Mi madre…-
Susurró la chica a punto de verter lágrimas.- Ella la escuchaba…era una antigua
canción de la Tierra…la tenía en un viejo aparato de los tiempos de su abuela.
-Bueno, pues este
tema solamente tiene unos pocos años ahora.- Afirmó él observándola con perplejidad.-
Ese cantante es mi favorito y tiene
muchas más. Me alegra comprobar que dentro de mil años seguirá siendo popular.
-Quisiera
escucharlas. Por favor.- Le pidió la joven.-
Tom complació ese deseo y le puso bastantes más.
Algunas otras también le resultaron familiares a Cooan, y no pocas veces habían
bailado los dos al son de temas de ese artista u otro. Pero claro, eso era en
la actividad de danza y ellos pretextaban que debían ensayar para el próximo
concurso de baile…
-¡Vaya, qué calladito te lo tenías! , los habrás puesto
cuando yo no estaba.- Rio Beruche ajena a esos pensamientos de su hermana y
mirándola de soslayo divertida al advertir que se estaba poniendo colorada. -
-¿No te lo dije?- Sonrió la azorada Cooan con un
gotón de sudor en la cabeza - ¡Qué distraída soy a veces!- , ¡ji, ji, ji!…
Por
su parte Roy le guiñó un ojo a su amigo. ¡Eso era exactamente lo que tenía que
hacer para ganarse a Connie! Aunque intervino con ánimo de ir al grano.
- El caso es que habrá que ir a comprar las entradas.
- Se lo diremos a nuestras hermanas. - Propuso Cooan.
- Seguro que querrán venir.
- Yo creo que sería mejor que nos dedicásemos a estudiar,
ya hemos perdido mucho tiempo.- Rebatió Bertie para sorpresa y decepción de los
demás. -
-¡Vamos mujer, no seas aguafiestas! Ya estudiaremos
a partir del lunes.- Le pidió Roy con gesto suplicante -
- El mismo de siempre. Cualquier cosa antes de cumplir
con tus tareas. – Le recriminó Beruche entornando los ojos y moviendo la cabeza.-
No obstante al ver la decepcionada expresión del
chico y de los otros, sonrió jovialmente relajando su severa faz y reemplazando
ese gesto por otro más travieso al confesar.
- ¡Está bien, era una broma! ¡Yo también quiero ir!
, nos vendrá estupendamente divertirnos un poco.
-¡Estupendo, cubito! - exclamó su compañero
abrazándola mientras daba vueltas con ella. - ¡Vamos al concierto!..
-¡Basta Roy! - rio Bertie- , tampoco es cuestión de
que me marees...
-Ésta es mi hermanita.- Se rio Cooan.-
-¿Tu hermana la responsable?- Se sorprendió Tom.-
-¡Uy!…vosotros todavía no la conocéis, pero cuando
se pone a jugar…-Sonrió Cooan con una expresión entre divertida y misteriosa.-
-¡Así me gusta, Cubito!- Reía Roy levantándola en
brazos ahora entre las risas de la joven.- Esta es mi chica…con espíritu
burlón. Admito que me la habías dado completamente…
-Vale, pero ahora ya me puedes bajar.- Replicó apuradamente
Bertie que sin embargo estaba disfrutando aquello.-
Aunque
con las miradas de otros chicos y chicas
no podía evitar sonrojarse. El propio Roy percatándose del espectáculo
que estaban dando la dejó suavemente de
pie. Así las chicas fueron a decírselo a sus hermanas. Petz no estaba muy por
la labor, arguyendo que se trataba de una pérdida de tiempo. Entonces intervino
Karaberasu, ácida como siempre, e incluso alegre de tener un motivo para decir...
- Ya salió… ¡mi hermanita la aguafiestas, como de
costumbre! Si no nos chafas un buen plan no te quedas tranquila. ¡Es que
disfrutas haciéndolo!…
- Nada de eso. Lo que pasa es que es una tontería desperdiciar
una tarde entera con todo lo que tenemos que hacer. - Replicó ésta a la que no
habían sentado nada bien aquellas palabras.-
- Eso de que es una tontería lo dirás tú, yo no me
lo pierdo. - Replicó Kalie.-
- Pero, para empezar. ¿Tú sabes quién es ese?- Le
preguntó Petz sorprendida.-
-¡Claro que lo sé!- repuso su hermana dándose bombo.
- Yo me muevo por discotecas, en ambientes jóvenes, no como otras que yo
conozco.
-¿Qué quieres decir?- le espetó la aludida. -
- Pues está claro, ¿no te das cuenta de que pareces
una vieja?- Le contestó Karaberasu de forma poco reverente. -...
-¿Cómo has dicho?- Inquirió Petz acalorándose por
momentos.-
- Lo que has oído,-
se reafirmó su hermana de forma pasota. -
-¡Repítelo si te atreves!,- amenazó la aludida
levantando un puño. -
- Chicas, no os peleéis.- Les pidió Cooan preocupada.
-
-¡Cállate! - repuso su hermana mayor con brusquedad.
-
- Por supuesto que me atrevo. Porque es la verdad. ¡Eres
una vieja, una vieja! - Le repitió Karaberasu con visible regocijo. -
-¡Y tú una pendona!- Contestó Petz, roja de enfado. -
-¡Vieja!....
-¡Pendona!...
- Bueno chicas, basta ya. - Se interpuso Beruche
aburrida de aquello. -
- No empecéis, por favor - les pidió nuevamente Cooan
uniéndose a su hermana y alegando con desesperado tono de súplica. - Petz, nos
ha costado mucho convencer a Bertie.
- Tampoco ha sido para tan. ¡Hummm! - trató de
responder la aludida pero su hermana pequeña le tapó oportunamente la boca.-
Petz
miró a Karaberasu que le sacaba la lengua, hizo lo propio, se cruzó de brazos y
le dio la espalda. Aunque después pareció pensárselo mejor para responder.
- Está bien, me apunto, para que Kalie se entere de
una vez de que no soy ninguna vieja.
-¡Así me gusta hermanita!- sonrió ésta- ¡que estés
en la onda!
Guiñó
un ojo y las demás se rieron. El ambiente pese a todo era de optimismo y la
propia Petz se daba cuenta de que necesitaban momentos como esos para estar
unidas y compartir cosas. Sobre todo tras el trance que habían pasado con la
crítica situación de Bertie. De modo que abrazó a ésta y dijo.
-Espero que ese concierto valga la pena y que esos
dos chicos se porten como caballeros y nos consigan buenas localidades.
-Claro que lo harán.- Le aseguró la interpelada.-
-Ya veréis que bien lo vamos a pasar.- Apuntó una
ilusionada Cooan.-
Salvado
el escollo las chicas quedaron con Tom y Roy. En referencia a lo que Petz
comentase ellos les aseguraron que se ocuparían de las entradas y así fue..... Mientras
tanto en la sede de la secta, el concierto tampoco pasó inadvertido. Sus jefes
ya estaban planeando sabotearlo para dominar a las personas que acudirían a
presenciarlo. Aunque un escéptico maestre le preguntó al Gran Sabio.
- Señor. ¿Tú crees que merece nuestro esfuerzo esa
nimiedad...?
-Desde luego,- repuso éste acariciando su bola. - Allí
se reunirán una gran masa de estúpidos humanos, podremos mostrar nuestro poder
a esa chusma.
- Y si obligásemos a ese cantante a lanzar mensajes
subliminales en sus canciones. - Propuso el segundo maestre. - Serían nuestros,
tendríamos un gran ejército de esclavos.
- Es una buena idea. ¡Preparadlo de inmediato! Y
esta vez con cautela. - Ordenó el Sabio.-
- Podremos invocar a un demonio que se haga pasar
por él y que cante nuestras canciones… - Sugirió otro de los maestres con
regocijo. - ¡Ja, ja, ja!
- Hacedlo pues. Pero que sea un demonio de la
categoría alucinaciones. Ya estoy harto de tanto anti virtudes, solamente nos
traen complicaciones por su lujuria. - Les indicó su jefe -...
Los
maestres asintieron con energía, invocaron a un demonio del cuarto círculo de
nombre Grelag. Apareció con aspecto humano de repeinado lord inglés, casaca
verde chillona y pelo a juego, llevando un monóculo para completar la estética.
Saludó al Gran Sabio y a los maestres con una sentida inclinación de cabeza.
- Ordenad y os obedeceré.- Aseveró con una voz grave
y gutural. -
- Ve y somete a todo el público bajo nuestro control,
pero hazlo de forma discreta. De momento no queremos que aparezca el Guerrero
Dorado, ni tampoco esas molestas Justicieras.- Le previno el Sabio.- Mantente
oculto hasta el día de ese concierto. Entonces serás tú quién actuarás…
- Sí, mi amo - asintió el demonio desapareciendo. -
Al
día siguiente Roy fue a sacar las entradas. Le costaron un dineral y por poco
no las consigue pues tuvo que esperar una larga cola. ¡Menos mal que tenía algo
de dinero ahorrado! De todos modos quiso invitar al resto para compensarles por
los malos tragos vividos hasta entonces,
incluidos Melanie y Malcolm. Pero estos se disculparon cortésmente alegando que
ya tenían planes hechos. Aunque, en un momento que tuvo a solas con él,
aprovechando que Roberts saludaba a un compañero de su equipo de football,
Melanie le susurró a su amigo.
-Oye Roy. ¿Alguna vez le hiciste algo malo a April?
-¿A April?- Exclamó él, atrayendo la atención de Malcolm
y del otro tipo.-
El
chico movió la cabeza, para susurrar.
-No que yo recuerde. Aunque si fue durante ese periodo
de tiempo en el que estuve controlado por esos tipejos, no lo sé…- Tuvo que admitir.-
Melanie asintió, quizás fuera así y eso lo explicase.
Los dos guardaron silencio hasta que ese tal Nathan, el quarterback del equipo,
se despidió de Roberts. Éste se acercó sorprendido y preguntó.
-¿Qué pasa con April?. Está un poco rara últimamente.
-¿Podría estar controlada por?... ya sabes.-
Inquirió Melanie con inquietud.-
-No lo creo. No aprecio ningún síntoma de eso en
ella. Quizás Connie, que sabe de esas cosas, podría ayudarnos. Una amiga suya
que es sacerdotisa en un templo de Japón le enseñó a expulsar malos espíritus.-
Les contó Roy.-
-Hablaré con Connie entonces. Le preguntaré a ella. Espero
que April esté bien. Es que me tiene muy preocupada.- Le confesó Melanie,
desvelándole.- Parece que te odiase, por eso te lo he comentado.
-¿Odiarme? Que yo sepa, antes de esto, nunca le hice
nada.- Comentó Roy con evidente estupor.-
-Puede que le gustases y como no le has hecho caso,
ahora estés en su lista.- Conjeturó Roberts.-
-No me parece que se trate de eso.- Intervino
Melanie.-
-Quizás en el pasado fui un estúpido que iba detrás
de casi cualquier falda que veía. Pero os juro que nunca intenté o le hice nada
a esa chica.- Aseguró Roy.-
Melanie
asintió, observando a su amigo y oyendo el tono entre apurado y atónito de voz
que tenía supo de inmediato que era sincero.
-Otro que te tiene en su lista negra es Hank Williams.-
Le reveló Malcolm.-
-Bueno, a ese sí que le gasté alguna que otra
broma.- Admitió el muchacho.- Aunque no creo que fuera para que me odie. ¡Le he
gastado bromas a casi todo el mundo! Pero eso ya se terminó.- Sentenció.-
-Espero que puedas explicárselo a ellos también. Y
que disfrutéis del concierto.- Le deseó Melanie queriendo aparcar ese otro
enojoso tema.-
-¡Consigue un autógrafo!- le dijo Roberts dándole
una palmada en la espalda que su compañero encajó sufridamente.-
Y
de este modo los dos se marcharon.
-Lo intentaré.- Se dijo el chico, meditando además
sobre el otro asunto.- Y trataré de averiguar que pueda tener April en mi
contra.
Ahora se apresuró a buscar a sus amigos. Tenía mucho
que hacer, entre estudios y vuelta a las clases y debía centrarse. No obstante,
ese concierto era una distracción muy bien recibida. Más ahora que las cosas
parecían arreglarse. Pues a la vuelta a la normalidad de Roy y a la recuperación
de Bertie se sumaba que la universidad había indemnizado a los becarios que
tuvieron que irse fuera cuando cerró. Incluso las hermanas de Cooan y Beruche
habían conseguido un trabajillo por horas en una tienda de belleza. No
desperdiciaron el tiempo y por mediación del señor Fumata, que conocía a
algunas personas en la embajada, les tramitaron permisos de trabajo. Además,
les ampliaron los visados de estancia en el país, al ir recomendadas por la
propia embajada japonesa. Desde luego fue una suerte el contar nuevamente con
la ayuda de ese hombre. Aunque sospecharon que la propia Ami habría movido algunos
hilos hablando con él. De hecho, la telefonearon para darle las gracias. La
interesada estaba en su casa estudiando cuando oyó el sonido de la llamada.
-¿Moshi Moshi?- Preguntó al característico estilo
nipón.-
-¡Ami- chan!- Sonó la voz de Bertie.- ¿Qué tal
estás?
-¡Bertie-chan! Me alegra oírte. Aquí todo va bien.
¿Cómo estás tú?- Quiso saber a su vez.-
-Perfectamente, te llamaba para darte las
gracias…por lo de mis hermanas y por haberme ayudado tanto.
-No las merecen, somos amigas.- Replicó modestamente
su interlocutora.-
-¿Sabes que vamos a ir de concierto?...- le contó
con palpable alegría.-
Ami
se sonrió. Le gustaba notar a su amiga tan feliz. Ésta le explicó de que se
trataba y la japonesa le pidió…
-Espero que lo disfrutéis… Ya me contarás…
-Claro. Dales un abrazo a todos.- Le pidió su
contertulia.-
Ami
aseguró que así lo haría y se despidieron. Más tarde quedó con sus amigas en el
Crown. Allí les refirió esa charla.
-¡Qué suerte!- Comentó Minako.-
-Me alegro mucho por ellas. Pasar buenos ratos todas
unidas es lo que necesitaban después del trago que supuso lo de Bertie.- Añadió
Makoto.-
-Es cierto.- Convino Rei.- Y seguro que se van a
divertir. Es un cantante muy bueno.
Usagi
las escuchaba aunque parecía perdida en sus pensamientos. Eso les extrañó al
resto. Fue Minako la que le comentó.
-¿Y tú no dices nada?
-¿Qué quieres que diga?
-No sé.- Se sonrió su interlocutora.- Algo como,
¡qué suerte tienen! Yo quiero ir, o que te consigan un autógrafo…
-Mina-chan, la que quiere ser un ídolo y a quien le
encanta el mundo de la fama, eres tú.- Sonrió débilmente la interpelada. – Esas
serían tus frases, no las mías.
Su
amiga asintió, debía admitir que eso era verdad. Sin embargo, Usagi solía ser
tan alocada y fanática de los cantantes atractivos como ella misma. Quizás
hubiera madurado mucho y dada su relación con Mamoru eso se le hubiese pasado
ya…por tanto, no le dio más vueltas. De modo que Minako, junto con las demás, prosiguió
charlando de ese y otros temas como si tal cosa. Por su parte, Rei observaba a
su amiga con extrañeza. Normalmente hubiese usado esa conversación para
lanzarle alguna puya a Usagi pero algo en ella la inquietaba. Su compañera no
parecía estar bien. Al menos su aura era algo difusa. Como si alguna preocupación
o temor realmente importante la agobiara. Prudentemente optó por no decir nada
delante de sus amigas. Ya hablaría con ella a solas…
-Cuando nos despidamos de las demás, le pediré que
me acompañe al santuario.- Pensó.-
Por otra parte en América, los días anteriores al concierto,
Roy les prestó a Petz y Kalie su apartamento para residir. No obstante, ellas sólo
aceptaron hasta cobrar el primer sueldo y después insistieron en irse a otro de
alquiler, no deseaban ser una molestia.
-Pero chicas. Sois mis amigas. No tenéis que pagarme
nada.- Insistía Roy.-
-No, eso no puede ser.- Rebatía Petz.- Te estamos privando
de tu piso.
-Vivo otra vez en la universidad. Aquí nada más vengo
de vacaciones o de fin de semana. No es ninguna molestia para mí. - Replicó
él.-
-Sigue siendo tuyo y no me parece correcto
aprovecharnos así de tu amabilidad.- Declaró la mayor de las hermanas.-
-Anda cubito, díselo tú.- Le pedía el muchacho a
Bertie.-
-En esta ocasión, Petz, creo que Roy tiene razón.-
Dijo ella.-
-Él no tiene porqué. Pero tú, hermana, deberías
entendernos.- Le contestó la aludida aseverando con algo de malestar.- Para
nosotras es una vergüenza tener que aprovecharnos de esa manera de su
generosidad.
- No te lo tomes así, One-sama.- Le pidió respetuosamente
Beruche con gesto consternado.-
-Es verdad.- Intervino Cooan algo más
desenfadadamente.- Vamos Petz. No seas tan inflexible. Anda Kalie,
ayúdanos a convencerla.- Le pidió a su
otra hermana dando por hecho que se pondría de su parte.-
Ésta
había estado escuchando atentamente sin intervenir en aquella discusión.
Aquello era paradójico dado que siempre gustaba de meterse en todas ellas y de
polemizar con su hermana mayor. No obstante, para sorpresa de las más jóvenes,
repuso con tono serio.
-En esta ocasión, coincido con Petz. Comprendedlo
chicas. Ya abusamos de la hospitalidad de Usagi y las otras. Queremos salir
adelante por nuestros propios medios. Ahora podremos trabajar y con eso
pagarnos unas habitaciones en algún hotel. O alquilar un apartamento modesto.
-Eso os honra, pero entre tanto.- Intervino atinadamente
Roy.- Tendréis que vivir en algún sitio…
Ninguna
de las hermanas respondió. Aquello era cierto y enojoso. Fue Tom, quién se
había mantenido prudentemente al margen, el que terció a su vez.
-No sé cuáles serán las normas en vuestra patria.
Pero en mi tierra tenemos por costumbre ayudar a los amigos y parientes. Y vosotras
sois unas buenas amigas. Y hermanas de Bertie y de Connie. Pensad que es algo
muy temporal. Y que, estando de visita en nuestro país, sois nuestras
huéspedes…Sería descortés por vuestra parte no aceptar nuestra hospitalidad. Si
algún día nosotros vamos al vuestro podréis corresponder.
-Sí eso, y enseñar al paleto de Kansas a comer con
palillos.- Intervino Roy con un tinte de humor que hizo sonreír a todos, más al
añadir.- ¡Que siempre lo tira todo!
Aunque
movieron la cabeza con gesto risueño, Karaberasu repuso al fin…
-Nos gustaría aceptar pero sólo si nos dejas pagarte
aunque sea un poco en cuestión de alquiler, todavía tenemos dinero ahorrado.
Roy
suspiró. Desde luego esas dos japonesas eran cabezotas. ¡Más incluso que
Bertie! En fin...por suerte se le ocurrió una idea, y no le vendría mal, a juzgar
por lo menguado de sus finanzas tras comprar las entradas.
-Haremos una cosa si os parece bien. Os propongo
que, a cambio de quedaros en mi piso os ocupéis de pagarme las localidades del
concierto. Según mis cuentas eso supondría casi medio mes de alquiler en esta
parte de la ciudad.
Las
dos hermanas mayores se miraron y tras unos segundos asintieron. Fue Petz quién
sonrió para responder.
-Aceptamos…
-Pues solucionado. -Sonrió el muchacho.- ¿Veis qué
fácil ha sido?
El resto sonrió aliviado por haber alcanzado un
acuerdo. Y así quedó decidido. El resto de los días se los pasaron tratando de
ponerse al día en clase y de planear cómo irían al concierto. Pese a todo, Roy
le comentó a Cooan el asunto de April.
-Mel me dijo que estaba muy preocupada y que iba a
hablar contigo del tema. Sé que tú te llevas muy bien con ella y con April.
Bueno, en realidad, te llevas bien con todo el mundo.- Afirmó haciendo que la chica
sonriera.-
-Haré lo que pueda.- Le aseguró su contertulia.-
Trataré de hablar con ella durante los ensayos. Tenemos uno mañana.
-Gracias Connie, sé que lo harás.- Asintió el
chico.-
Y su amiga se esforzó por mantener su palabra.
Aprovechando que al día siguiente tenían ese entrenamiento de las animadoras,
no tardó en saludar a April.
-¿Qué tal todo?- La abordó con tono jovial.-
-Bien, gracias.- Repuso ésta sin ningún entusiasmo.-
-Es genial que volvamos a estar todas juntas. ¿No
crees?- Quiso animarla su compañera.-
-Sí, lo es.- Convino desapasionadamente April.-
Viendo
que no lograba que su compañera se abriese demasiado a ella, Cooan decidió ser
algo más directa.
-Espero que todo te haya ido bien. Yo, tras lo de mi
hermana, lo pasé bastante mal. Por suerte ella se reestableció. Gracias a Roy
que le salvó la vida.
-¿De veras hizo eso?- Inquirió una escéptica April.-
-Es un buen muchacho. De verdad. Si antes hizo cosas
extrañas eso se debió…- Su contertulia se detuvo y prosiguió con un tinte
dubitativo.- Bueno, me tomarás por una chiflada pero en mi país de origen esto
es muy frecuente. El caso es que un mal espíritu le poseyó. Y sufrió mucho
hasta que logró expulsarlo. -Le refirió a su perpleja compañera.-
April
la miró anonadada. Aunque tras aquella espantosa experiencia que tuvo no se
atrevió a dudar de la palabra de su amiga. Recordó asimismo lo rara que Melanie
se mostró aquella vez en las duchas cuando tampoco parecía ella. Después no se
acordaba de nada. Y otra cosa más llamó su atención. Connie lucía un hermoso
colgante, una cadena que parecía de oro con una piedra roja, similar a un rubí,
prendida de ella. El caso es que juraría haberla visto antes, en algún sitio.
Aunque su memoria no cooperaba.
-¡Qué hermoso collar, Connie!- halagó, eludiendo el
anterior tema.-
-Gracias, es regalo de unas buenas amigas.- Repuso
modestamente su interlocutora quien sí quiso retomar su anterior conversación,
añadiendo.- Te aseguro que Roy es una buena persona, y que jamás haría daño a
nadie a sabiendas.
-Veo que todos estáis de su parte.- Suspiró ella con
resignación, afirmando como si se diese por vencida.- Quizás me haya equivocado con él.
-Seguro que si hablas con Roy podrás arreglar
cualquier cosa.- Le sonrió animosamente Cooan.-
-Claro.- Convino su contertulia con escaso
entusiasmo.-
Aunque
decidió que quizás Connie, que aseguraba que todo lo sucedido era muy normal en
su país de origen, pudiera comprenderla mejor.
-Verás, yo también tuve una experiencia horrible.
Pero no me he atrevido a contársela a nadie. Seguramente que me tomarían por
una loca.- Musitó.-
-Puedes confiar en mí. Sea lo que sea, te creeré.-
Le aseguró ella.-
Sin
embargo, la proximidad de otras compañeras hizo que April diera marcha atrás y
agregase con un tinte de voz más dicharachero.
-Bueno, quizás otro día. Ya hablaremos si te parece
bien. ¿vale?
-Cuando quieras.- Convino Cooan.-
Y dijo adiós a su amiga y compañera animadora. También
tenía muchas cosas que preparar. Ya no hubo nada importante que reseñar por esa
jornada. Al fin, al día siguiente llegó el gran momento. Ahora el principal problema
era encontrar sitios en primera fila. La suerte les acompañó hasta en eso, estaban
en lugares bastante cercanos al escenario. La actuación aún no había empezado
pero Cooan advirtió que su piedra parpadeaba. Se lo indicó a Beruche y ésta a
su vez a sus otras dos hermanas y todas pusieron la excusa de que iban al
servicio. Los muchachos, ajenos por supuesto al verdadero motivo, las observaron
alejarse dedicándolas un semblante algo molesto.
-¿Será posible? ¡Con la de tortas que nos ha costado
meternos aquí! Pues yo no pienso salir a buscarlas,- declaró categóricamente Roy
cruzándose de brazos con evidente contrariedad, más al añadir. – Mira que las
advertí que fueran al baño antes de venir.
-Nunca entenderé esa manía que tienen las mujeres de
ir todas juntas al servicio.- Afirmó solidariamente Tom, añadiendo resignado. –
Ahora les será muy complicado poder volver hasta aquí.
-No temas. Éstas son capaces de empezar a prestarse
maquillajes y potingues diversos las unas a las otras y acabar montando una
tienda en el baño.- Se sonrió su amigo.-
-¡Ja, ja!- Sí,
no me sorprendería nada, a juzgar por el espíritu empresarial que tienen según
me ha contado Connie.- Convino un divertido Tom, para añadir.- Y por una vez
debo darte la razón. Han sido de lo más inoportunas. Mira que les advertimos
que una vez dentro...
-¡Oye! ¿Cómo que por una vez, paleto de Kansas?-
Replicó su amigo, aseverando con fingido enfado.- Yo siempre tengo razón.
-Vale, vale. No he dicho nada.- Se sonrió su
interlocutor.-
Por
su parte las chicas se fueron a una calle apartada y allí se trasformaron. Gritando
al alimón.
-¡Corazón puro del fuego, del hielo, del trueno, del
rayo, dame el poder!...
Volvieron
al concierto colándose por el escenario sin ser vistas merced a su velocidad.
Su vigilancia enseguida dio fruto descubriendo al demonio que estaba agazapado
tras unas cajas. La hermana mayor susurró a las demás.
-¡Vamos a por él, chicas!...- las otras asintieron y
Petz le gritó a su enemigo saliendo a interceptarle. - Ahí estás ¿eh? No
permitiremos que arruines este evento musical.
- Los fans de la buena música tienen derecho a
divertirse.- Añadió Beruche, bloqueándole en paso a su vez. -
- Además, con lo caras que son las entradas la gente
no puede quedarse sin concierto,- completó Karaberasu, surgiendo por otro lugar.-
- Así que, en nombre de la Justicia, y del arte
musical, te castigaremos. - Remató Cooan, apareciendo por el flanco restante. -
El
demonio las observó incrédulamente al principio pero no tardó en
reaccionar espetando.
-¡No os metáis en mi camino o lo lamentaréis!
Y
para subrayar su amenaza lanzó un rayo de energía que las muchachas por poco esquivaron.
Grelag aprovechó la confusión de sus enemigas huyendo por el escenario. La
gente al verlo creyó que formaba parte del espectáculo y aplaudió. Al salir las
Justicieras el público las reconoció de inmediato ovacionándolas. Las chicas se
quedaron sorprendidas por los vítores de la multitud. Su oponente intentó
aprovechar la ocasión para atacarlas pero el Sabio se lo prohibió
telepáticamente.
- Pero ¿por qué? No son rivales para mí. - Respondió
el demonio argumentando. - Las eliminaré a todas y causaré el pánico.
-¡Imbécil!,- le abroncó su superior. - Eso es
precisamente lo que no nos conviene. La gente huiría y queremos controlarlos,
¡usa tu cabeza para algo más que llevar ese estúpido monóculo! Retírate por
ahora…
- Como ordenes, señor, - acató el demonio a
regañadientes elevándose en el cielo y alejándose de allí. -
Siendo
testigo de ese despliegue tan increíble, la gente susurraba frases como. “No
sabía que Sting montase espectáculos así, que efectos especiales tan alucinantes,
es una pasada".
-¡No huyas, en nombre de la Justicia!- Le exigieron
las chicas al unísono levantando más aplausos del público. -
-¡Maldita sea!,- escupió Karaberasu con impotencia. –
Lo único que no podemos hacer con estos poderes es volar...
Y
bien que lo extrañaban ahora. Con sus antiguas facultades les hubiera sido fácil
elevarse en el aire para perseguir a su enemigo. Empero ahora, limitadas a
tierra firme, se miraron desconcertadas sin saber qué decisión tomar a
continuación. Estaba claro que tendrían que tratar de seguir a ese demonio por
algún otro medio. Pero antes de poder retirarse de allí el presentador salió
acercándose a ellas. Estaba atónito, nadie le había advertido de aquel show de
antes de la actuación, pero como buen profesional que era puso su mejor cara e
improvisó. Aplaudiéndolas al igual que el resto de los allí congregados se
dirigió al público con una gran sonrisa.
-¿No son maravillosas? Esta ha sido una magnífica
sorpresa. Damas y caballeros ¡Un aplauso para las Justicieras! El grupo de
chicas que ha revolucionado últimamente la ciudad ayudando a tantas personas. Ahora,
en tanto llega el famoso Sting, contadnos algo de vuestra vida.
Y
mientras eso sucedía ambos muchachos habían presenciado todo entre el público y
la huida del demonio no les había pasado desapercibida precisamente...
- Si vuelven las chicas diles que también yo he ido
al servicio.- Le pidió sarcásticamente Roy a Tom.- Puede que tarde un rato.
Éste asintió, interesado también en lo que aquellas
extrañas individuas iban a decir. Su amigo salió de allí hacia un lugar apartado.
Convirtiéndose en el Guerrero Solar se alejó volando y pasó por encima del
escenario.
-¡Esto es increíble! - Remarcó el presentador cuando
le vio cruzar los cielos. – Observen, damas y caballeros. Por ahí va ese guerrero
de cabello dorado que últimamente también se ha hecho muy conocido y admirado por
su lucha a favor del bien. Aunque desde aquí sólo podemos ver su estela, ¡qué
velocidad! - Más aplausos del respetable al percatarse de aquello. –
En efecto, Roy, aparte de entrenar,
había estado usando anónimamente sus habilidades para ayudar a personas en
apuros y combatir a todos los maleantes que había visto. Eso también constituía
uno de los sueños de su niñez que fue capaz de cumplir y de paso podía sacarse la
espina de haber estado controlado por el mal. No obstante, y ajeno a estos motivos,
el presentador retomó su atención por las chicas y les inquirió con toda la expectación
del público puesta en ellas.
-¿Y qué nos podéis decir de vosotras? ¿Quiénes sois?
Le acercó el micrófono a Cooan que, visiblemente
avergonzada al ser el foco de atención de tal muchedumbre, se quedó aturdida y
enrojeció farfullando.
- Bueno, esto...yo,...somos unas guerreras que
luchan por el amor y la justicia.
- ¡Como te oigan Usagi y las otras! - Le susurró
Karaberasu sonriendo de forma sarcástica. -
- Es que no se me ocurría nada más.- Se disculpó la
aludida también susurrándole a su hermana. -
- Luchamos por la paz del mundo,- intervino Beruche
algo más serenamente. -
- Y estamos aquí para proteger a los débiles y los
inocentes. – Sentenció Petz que no quiso quedarse sin intervenir. -
- ¿Sois amigas del Guerrero Dorado?- Les preguntó su
entrevistador, afirmando. – Mucha gente se pregunta si trabajáis juntos.
- No, bueno… no le conocemos – Musitó Cooan. –
- Él actúa por su lado y nosotras por el nuestro. No
hemos tenido relación alguna con él. – Remachó Petz. -
- Pero nos gustaría… es un pedazo de… ¡super hombre!
– se sonrió Kalie de forma algo pícara para sonrojo del resto de sus hermanas.
– ¡Ya me entiende!
- Lo principal es que todos luchemos por el bien y
por defender al débil. – Terció Bertie para correr un tupido velo sobre aquello,
más al declarar. – Es evidente que estamos en el mismo bando.
- Eso está muy bien - convino el presentador mirando
entre bastidores y señalando jubiloso. -¡Y ahí está!, el gran Sting. ¡Ya viene!
- El público ovacionó la entrada de su ídolo mientras las chicas se notaban más
avergonzadas a cada segundo. -
Entre
tanto, Roy seguía al demonio que se percató de ello y pensó despistarlo
escondido tras una nube. Grelag, creyéndose seguro, sonreía diciendo en voz
alta.
- Miserables criaturas. Cuando el Solar se haya
marchado me acercaré y controlaré la mente de ese humano para que cante mis
canciones favoritas, sobre el terror y la destrucción. ¡Ja, ja, ja!...
- ¡Ja, ja, ja! - Repitió Roy con un deje de burla
apareciendo de improviso al lado de su sorprendido adversario para preguntar
con todo el sarcasmo que pudo reunir. - ¿Es qué no sabéis reíros de otro modo?
¿O de otro tipo de cosas? Sois monotemáticos. Siempre pensando en dominar a la
gente y engañarla. ¿Habéis probado a fundar un partido político? – Le sugirió
con sorna sentenciando. – Hazme caso. Os sería mucho más sencillo engañar al
pueblo y controlarlo con algún slogan absurdo que con tanta parafernalia
ocultista.
El
demonio se quedó helado al verse descubierto y sólo pudo reaccionar atacando...
-¡Muereee!...- gritó Grelag arrojando a su enemigo
una sucesión de rayos que el chico esquivó con facilidad...
- Ya me has hecho perder mucho tiempo. Por tu culpa
encima me he perdido también la primera fila del concierto y todo por un demonio
tan ridículo. - Le recriminó contrariado -, esos cretinos de la secta ya no
saben que mandar, ¡toma!- Exclamó Roy quien sin dificultad ninguna fulminó a su
oponente con un rayo de energía. Después, frotándose las manos, declaró con impaciencia.
– Regresaré corriendo, el concierto no espera.
Se volvió a un lugar apartado y recuperó su estado
normal luchando otra vez por recobrar su puesto entre el público y consiguiendo
abrirse paso con cada vez más problemas en avanzar. Tom le estaba aguardando a
medio camino entre el gentío cuando se encontraron. Roy le contó lo ocurrido y
ambos volvieron a meterse entre las masas recuperando su lugar no sin ciertas
dificultades. Durante ese tiempo, en el escenario, Sting había saludado a las
chicas y Karaberasu, como de costumbre más
lanzada que ninguna, le pidió con el consiguiente peloteo y tonillo meloso.
- Es usted el más grande. Soy una fan incondicional
suya. Por favor, ¿me daría un autógrafo?
Sting
asintió sonriendo, en tanto los flashes de los fotógrafos arreciaban y las chicas
bastante envaradas y coloradas, sobre
todo en el caso de Bertie y Cooan, trataban de esbozar sonrisitas de
circunstancias. Petz no sabía dónde meterse pero se obligó a sonreír también,
casi con una mueca. No obstante, Kalie parecía estar en su elemento posando una
y otra vez, haciendo la uve con los dedos e incluso tomando el brazo del
sorprendido cantante. Sin pararse en barras, ella añadió con otra gran sonrisa.
- Ponga para las fabulosas Justicieras y mi querida
amiga, la bella y elegante Dama del Trueno. Por favor. - Sting accedió, al
parecer divertido con aquello, escribiendo. - Espero que nos dedique alguna
canción.- Añadió Karaberasu muy contenta con su autógrafo a lo que el cantante
asintió. -
- Vamos chicas, tenemos que irnos ya. - Les indicó
Petz a sus hermanas que miraban al artista embobadas. -
Aunque ella estaba deseosa de dejar de estar en el
punto de mira de tanta gente y además se sentía visiblemente avergonzada del
descaro de Karaberasu, ¡ya hablaría con ella en casa!
-Un aplauso para nuestras heroínas.- Las despidió el
presentador.- ¡Gracias por venir!...
Las
demás chicas asintieron algo a desgana a la orden de su hermana mayor. Lo
cierto es que, pasada la primera ola de rubor, se habían adaptado muy bien a
los aplausos y ante la mirada perpleja de todo el público desaparecieron raudas
entre bastidores seguidas de otra gran ovación. En un lugar apartado, al abrigo
de miradas indiscretas, recobraron sus identidades normales.
-¡Oye, así da gusto! – Rio Cooan declarando
encantada. - ¡Hay que ver cómo nos admiran!
-Sí, ahora entiendo a Usagi y a las chicas. No
pueden dar un paso por Japón si van con sus identidades de guerreras. - Convino
Bertie.-
-Minako y yo siempre lo hemos dicho. Estamos hechas
para ser amadas. - Añadió Karaberasu entre bromas también. - Entre lo bellas
que somos y lo bien que se nos da luchar, dentro de poco seguro que harán una
película nuestra. Me gustaría saber que actriz me interpretará. ¡Se llevará el
óscar!…
-Desde luego. – Le reprochó Petz. - No se te puede
dejar suelta. ¡Qué vergüenza! , te ha faltado llevarte a ese tipo a casa.
-No habría sido mala idea. - Replicó su hermana,
añadiendo con su tono mordaz habitual. – Anda Petz, ¡si te ovacionaban hasta a
ti!, con lo seca que eres. ¿Acaso me vas
a decir que no te ha gustado?
Tanto Beruche y Cooan ya se temían lo peor mirando a
su hermana mayor, pero en esta ocasión y para sorpresa de todas, incluida
Karaberasu, Petz admitió con una media sonrisa divertida.
-La verdad, no ha estado mal. Lo admito. Me temo que
si me dejara llevar por la fama hasta podría acostumbrarme a esto y ser tan
alocada como tú.
Las chicas celebraron aquel comentario con una
catarata de risas. Al fin se percataron de que la música había comenzado ya a
sonar y volvieron al concierto. Siendo mujeres pudieron abrirse paso mejor que
sus compañeros gracias a la mayor cortesía que había para ellas. Sus amigos por
su parte las esperaban impacientes.
- Ya era hora de que volvieseis, chicas. - Afirmó
Tom. -
-¿Os habéis arreglado ya?- Les inquirió su otro
amigo con retintín -...
-¿Es que nos hemos perdido alguna canción? - Le
inquirió Cooan haciéndose la despistada. -
- No, pero sí habéis llegado tarde para presenciar
una actuación especial. Las Justicieras han estado sobre el escenario.- Repuso
Roy con expresión divertida.-
-¿De verdad? - Quiso saber Beruche poniendo cara de
sorpresa y añadiendo con exagerada admiración. - ¡Vaya, esas heroicas mujeres
que luchan infatigablemente contra el mal!, ¡qué pena no haber podido verlas en
persona!
- Pues aquí han luchado contra el ridículo. ¡Y han
perdido! Ja, ja, ja. Han protagonizado un numerito muy cómico tratando de
perseguir a un demonio que ha escapado volando dejándolas con un palmo de narices.
¡Vaya cuatro bobas! - rio Roy remachando con regocijo.- Pero admito que las
minifaldas que llevaban no estaban nada mal. Deben de ser unas imitadoras de pacotilla
de Sailor Moon y sus amigas. ¡Aficionadas!
Por suerte para él, no se percató de las miradas
asesinas que las chicas le estaban dedicando tras terminar esa frase…
-¿Qué es lo que insinúas con eso de aficionadas? - Le
inquirió Petz visiblemente molesta. -
- Que el quien realmente habrá hecho algo será el
Guerrero Dorado. ¡Ese sí que es un héroe de verdad!- Respondió éste con una
media sonrisa de autocomplacencia. – Ha
pasado volando por aquí hará un rato. Seguro que habrá acabado con ese demonio
en un momento.
- Sí, dejándole cegato perdido. Ese tipo sólo sirve
para alumbrar cuando se va la luz.- Intervino Kalie con sorna.-
Ahora fue el gesto del chico el que se torció. Lo
cierto es que la muchacha estuvo muy oportuna devolviendo la puya para
satisfacción de sus hermanas que la celebraron con risotadas (en esta ocasión
incluida Petz) lo que también hizo reír a Tom que comentó divertido.
- Parecían muy simpáticas. Incluso una justiciera le
ha pedido un autógrafo a Sting. ¡Eso ha estado bien! Me pregunto. ¿Quiénes
podrán ser esas mujeres?
- Vete tú a saber… - repuso Karaberasu con falso
desinterés volviéndose de espaldas para mirar la dedicatoria del afamado
cantante. –
Lo
curioso era que ni Tom ni Roy sospechasen
de ellas. Siendo cuatro, y tan parecidas. Quizás habían tomado a las nuevas
guerreras por otro grupo llegado de Japón. Mucho mejor así. Al menos en eso las
chicas podían estar tranquilas. Y eso murmuraron entre ellas en japonés, para asegurarse
de no ser comprendidas por sus amigos.
-¡Eh, dejáos de charlas que va a empezar!- Les advirtió
Roy señalando hacia el escenario. -
Y
así fue, el concierto comenzó y todos se lo pasaron en grande. Cooan y Beruche,
en ocasiones subidas incluso sobre los hombros de los dos chicos, aplaudían y
coreaban. Una de las canciones, Fields of Gold, era precisamente parte de las
que Tom y Cooan habían escuchado.
“Me recordarás cuando el viento del oeste se mueva
Sobre los campos de cebada
Olvidarás al sol en su celoso cielo
Mientras paseamos en los campos de oro…
Tomó su amor
Por una mirada
Sobre los campos de oro
En sus brazos ella cayó, y su pelo derramó
Sobre los campos de oro
Estarás conmigo y serás mi amor
Entre los campos de cebada
Olvidaremos al sol en su celoso cielo
Cuando estemos tumbados en los campos de oro”
Permanecerás conmigo y serás mi amor
Entre los campos de cebada…
(Sting.
Fields of Gold. Crédito al autor)
Y tras cantarle a la muchacha un fragmento de esa
canción, rodeándola por detrás con sus brazos. Él le dijo entonces, cuando soltándola
de aquel suave agarre se miraron.
-Me recuerda mucho a mi casa, un inmenso campo de
oro con la cebada y el trigo, antes de la cosecha. ¡Ojalá pudiera enseñártelo
algún día!, es precioso.
-Sí, me gustaría mucho. – Le sonrió ella, haciendo
que sus miradas se cruzasen otra vez para sonrojo de ambos. -
Por su parte Roy captó algo de esas palabras y
sonrió aprobatoriamente, contento por su amigo y por Connie. Los dos se
merecían estar juntos y cualquiera que pudiera verles se percataba enseguida de
que hacían una magnífica pareja. Al igual que él con Bertie, al menos eso
esperaba. Siguió levantando en hombros a su chica que ahora aplaudía las
canciones realmente animada. Lo mismo que Petz y Kalie quienes, por una vez,
estaban pasando un rato estupendo sin discutir. Así Sting repasó sus grandes
éxitos para jolgorio de todos sus fans y como no podía ser de otra forma, el
cantante terminó con su canción "English Man in New York" Lo que
arrancó una gran ovación.
-¡Ésta es mi favorita de Sting! – Les comentó un
entusiasmado Roy, arengando al grupo. - ¡Vamos a cantarla todos!
No tomo café, tomo té, querido,
me gusta la tostada hecha sólo por un lado,
y puedes oírlo en mi acento cuando hablo,
soy un inglés en Nueva York.
me gusta la tostada hecha sólo por un lado,
y puedes oírlo en mi acento cuando hablo,
soy un inglés en Nueva York.
Mírame caminando por la Quinta Avenida,
con un bastón aquí a mi lado,
lo llevo a todos sitios por donde ando,
soy un inglés en Nueva York.
con un bastón aquí a mi lado,
lo llevo a todos sitios por donde ando,
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, (o un extraterrestre: alien),
soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
Si como alguien dijo, los modales hacen
al hombre,
entonces él es el héroe del día.
Hace falta ser (todo un) hombre para tolerar
la ignorancia y sonreír,
sé tú mismo no importa lo que digan.
entonces él es el héroe del día.
Hace falta ser (todo un) hombre para tolerar
la ignorancia y sonreír,
sé tú mismo no importa lo que digan.
Soy un extranjero, soy un extranjero
legal,
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
La modestia, el decoro, pueden llevar a
la notoriedad,
podrías acabar siendo el único.
La caballerosidad y la sobriedad
son escasas en esta sociedad,
por la noche, una vela es más brillante que el sol.
podrías acabar siendo el único.
La caballerosidad y la sobriedad
son escasas en esta sociedad,
por la noche, una vela es más brillante que el sol.
Hacen falta más que armas para hacer a un
hombre,
hace falta más que la licencia de una pistola.
Enfréntate a tus enemigos, evítalos cuando puedas,
un caballero caminará pero nunca correrá.
hace falta más que la licencia de una pistola.
Enfréntate a tus enemigos, evítalos cuando puedas,
un caballero caminará pero nunca correrá.
Si como alguien dijo, los modales hacen
al hombre,
entonces él es el héroe del día.
entonces él es el héroe del día.
Hace falta ser (todo un) hombre para tolerar
la ignorancia y sonreír,
sé tú mismo no importa lo que digan.
Soy un extranjero, soy un extranjero
legal,
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
soy un inglés en Nueva York.
Soy un extranjero, soy un extranjero legal,
soy un inglés en Nueva York.
(The Police/ Sting - Englishman in New York - crédito al autor)
Petz y Karaberasu sonreían encantadas e incluso se
unieron a sus hermanas coreando el estribillo que era bastante fácil de
aprender, y en su primera frase hasta parecía escrito para ellas.
-“¡I
am an alien, I´m a legal alien….I am an Englishman in New York!”
Que por supuesto, Kalie, con su típico sentido satírico del
humor y sus ocurrencias, varió por el de…
-¡We
are aliens, we´re real aliens, we are Nemesian girls in New York! ¡ja, ja! Somos extraterrestres, reales extraterrestres, chicas de
Némesis en Nueva York…
Aquello tuvo tanto éxito que todas lo corearon para
troncharse de risa junto con Roy y Tom acto seguido. Así, la jornada
transcurrió muy alegre y divertida para todo el grupo. Pero en la sede de la secta no estaban para
canciones. Un enojado Gran Sabio perjuraba, en tanto les observaba salir de
aquel concierto, en su bola.
- Malditos
seáis ¡Guerrero Dorado! ¡Justicieras!. Dentro de poco no volveréis a
inmiscuiros más en nuestros planes. Pronto, muy pronto, acabaremos con
vosotros…
Y
su siniestra mente ya urdía una nueva trama destinada a llenar de sufrimiento
los corazones sus enemigos. Ajenos a esto, los
muchachos volvieron tras pasear un poco por la ciudad y comer algunos perritos
calientes. Las chicas al piso de Roy y los muchachos a la universidad. Quedando
para verse al día siguiente.
-¡Ha estado genial!
¡Lo he pasado muy bien!- Afirmó Cooan llena de entusiasmo en tanto iban hacia
su alojamiento.-
-Sí, ya nos hemos
dado cuenta. – Se sonrió pícaramente Karaberasu.-
-No había más que
verte con Tom para comprobar lo bien que cantabais los dos juntos.- Se unió
Petz, risueña en esta ocasión.-
Su hermana pequeña se puso colorada
y apenas si fue capaz de esbozar una tímida sonrisita. Aunque fue Kalie la que
varió de tema permitiéndola un respiro.
-Cuando Mina-chan
vea este autógrafo la envidia que le entrará…
-¡Hay que
reconocer que cara sí que tienes!- Se reía Beruche.- ¡Tanta como ella!
-Tú tampoco te
puedes quejar. Estabas con Míster Hércules en persona.- Repuso jocosamente Kalie.-
Y no parecías nada incómoda subida sobre sus hombros…
Turno de Bertie para enrojecer hasta las orejas entre las
risas de sus hermanas. Tenía que admitirlo. Estar junto a Roy le producía
aquella sensación de tener algo en su estómago. Mariposas creyó recordar que se
decía. Su pulso se aceleraba y sentía aquella tibia calidez que la embargaba
por completo. Aunque trató de no evidenciarlo demasiado para evitar las chanzas
de las otras y declaró con un dominio apenas recobrado…
-Ya llamaré a
Ami-chan para contárselo. Qué lástima que ella y las demás no pudieran estar
aquí…
-Sí, me habría
gustado compartirlo con todas.- Afirmó Petz.-
Y de este modo las cuatro llegaron al apartamento que Roy
les dejase. No era muy grande pero tenía al menos un par de habitaciones. Se
acostaron las dos por parejas en cada una de ellas. Días antes habían traído
varios colchones improvisando unas cuatro camas sencillas pero confortables. En
un cuarto se acomodaron Petz y Cooan y en el otro Kalie y Bertie. Lo decidieron
así dado que al haber estado separadas tantos meses querían pasar el tiempo con
sus otras hermanas. Al día siguiente cambiarían y Petz estaría con Bertie y
Kalie con Cooan. Antes de dormirse cada pareja charló un poco. Cooan le
comentaba a su hermana mayor.
-La verdad es que
me siento muy feliz en este país.
-Me alegra mucho
oírte hablar así. Te veo muy cambiada, Cooan-chan.- Repuso su interlocutora.- Y
para bien.
-No pensaba que
podría volver a sentirme tan ilusionada…- Le confesó su hermana.-
-Pues es estupendo
que lo estés.- Sonrió aprobatoriamente Petz. -
-Es que…desde que
conocí a Roy y a Tom…y al resto de la gente de por aquí… en fin, hemos hecho
muchos amigos.- Pudo decir una algo avergonzada Cooan.-
-Dime una cosa.-
Le preguntó su contertulia con cariño maternal.- ¿Te sientes atraída por Tom,
verdad?
-Bueno.- Se
sonrojó su hermana pequeña para finalmente admitir.- Sí. Es un muchacho
encantador…atento, amable, y muy guapo…
-¿Te has enamorado
de él?- Quiso saber Petz.-
-No sabría decirlo.-
Repuso Cooan, esta vez sin ese tono entusiasta que había estado
utilizando.- Creo que sí…aunque necesito
un poco más de tiempo.
Su hermana no dijo nada. Se daba
perfecta cuenta de lo que sucedía. Kalie se lo contó. Y ella misma lo vio muy
claramente ya cuando leía las cartas que la pequeña les mandaba. Al principio
no dejaba de hablar de Roy. Algo tuvo que pasar para que ahora tratara de no
hacer referencias a ese muchacho. Parecía haberse volcado en el otro chico que
estaba visiblemente interesado en ella. Y era tal y como Cooan le había
descrito. Por parte de Petz esa relación contaba con todas sus bendiciones. Lo
único que deseaba es que no fuera una forma que tuviera su hermana menor de
superar otro desengaño amoroso más. Sin embargo, la veía feliz y por ello no se
atrevió a decir nada a ese respecto. Lo único que respondió fue.
-Estoy molida. No
sé cómo me dejé convencer, mañana tenemos que madrugar.
-Dime una cosa,
Petz.- Le preguntó Cooan a su vez.- ¿A ti no te gusta nadie?.. Ya me comprendes…
-No pequeña. No
estoy para eso ahora.- Sentenció la aludida.- Mi prioridad sois vosotras.
-Pero no debe de
ser así. Ya has visto que somos dichosas. Es hora de que pienses en tu propia
felicidad…- Quiso animarla su contertulia.-
Una sonrisa amarga se dibujó en los
labios de Petz. ¡Ojalá pudiera hacerlo! No obstante, el recuerdo del que fuera
su gran amor seguía ahí. No tenía ganas de volver sobre aquello y simplemente
contestó, deseosa de zanjar el asunto y dormir…
-Lo pensaré. Ahora
estoy tan cansada que se me cierran los ojos…Buenas noches.
-Buenas noches,
One-sama.- Le respondió Cooan disponiéndose a dormir también.-
Y en el otro cuarto, la siempre
pícara Karaberasu estaba poniendo a prueba con sus insinuaciones a su hermana menor…
-Vamos Bertie, ¿me
estás diciendo que tú y Roy todavía no habéis llegado a nada serio?.. Ya sabes
a lo que me refiero.
-¡Claro que no! –
Se apresuró a responder ésta con patente rubor.-
Por suerte en esa habitación tan
solo iluminada por las difusas luces del alumbrado nocturno que se colaban a
través de la ventana eso no era observable. Pese a todo, Karaberasu podía
percatarse por el tono de voz de su hermana, entre dubitativo y entrecortado del
azoramiento que debería estar invadiéndola en ese instante, y espoleada por
ello, y con regocijo, sentenció…
-Si yo estuviera
en tu lugar, ya le habría echado el lazo…literal y metafóricamente, a ese
hombretón.
Aludía a ese lazo para el pelo que solía ponerse, ya fuera rojo
o amarillo. A veces verde o azul. Ahora en la cama estaba liberada de él
esparciendo una cabellera bastante larga, con un tono castaño realmente bonito
que combinaba con sus ojos color café. Bertie pensaba que su hermana era
realmente hermosa y voluptuosa. De la clase de chicas que cuando se lo proponía
era capaz de rendir a cualquier hombre a sus pies. Y hablaba mucho de Roy…de modo
que, por esta vez, decidió que tenía que decir algo. Pero ni ella misma se
atrevía a reclamar a ese chico como suyo… ¡Estaba hecha un lío! A ella le
gustaba, ya no podía negarlo. Sin embargo, era demasiado tímida como para
expresarlo abiertamente. Por fortuna, su propia hermana zanjó aquello.
-No te preocupes.-
Aseguró casi con un poso de resignación.- Él está colado por ti. Solamente hay
que mirarle cuando estás a su lado para darse cuenta. De todos modos, yo no
sería su tipo. Creo que ha salido con muchas chicas iguales a mí…
-¿Cómo tú?- Inquirió
su hermana ahora desconcertada.- ¿A qué te refieres?
-Sí, como yo. -
Suspiró Karaberasu con más seriedad e incluso pesar.- Soy muy lanzada. Nunca me
privé de ir a por un hombre que me gustara. Y he tenido mucho éxito. Aunque
jamás he conocido a alguno que realmente mereciera la pena para ir más allá…quizás
es que no supiera elegirlos. Y que únicamente me atrajeran los bala perdida o los
que iban de malos.
Ahora fue Bertie la que pensó con apuro
en su hermana mayor. Sabía de los rumores que la relacionaron con su antiguo
jefe. Y por esta vez se atrevió a preguntar. Eso sí, con prevención.
-No deseo ofenderte
Oni-sama, pero… Dime, si no lo juzgas una intromisión en tu vida privada…
-Tranquila,
pregúntame lo que quieras.- Le ofreció afablemente su interlocutora.-
-¿Saliste con
Rubeus, no es así?...
Karaberasu se tomó unos instantes
para responder. Eso no le traía buenos recuerdos. En fin, para ser honesta
consigo misma, alguno sí. Al principio fue una relación maravillosa. Su ex jefe
era un apuesto galán, fornido y con experiencia. Ella lo disfrutó pero luego se
dio cuenta de la triste realidad.
-Eso no fue nada
serio. Al menos desde el punto de vista afectivo. Me gustaba. Y yo a él. Aunque
no duró…Yo era muy inmadura y Rubeus únicamente me miró como a otra conquista
más. Admito que tuve relaciones con él y que sabía cómo hacerme disfrutar. Sin
embargo, todo se limitó a una atracción física.
No Bertie, si algo he aprendido es que eso a la larga no es lo importante. Y
por suerte para ti, Roy es muy diferente de nuestro antiguo superior.
-Sí, lo sé.-
Afirmó ésta con tono reflexivo.- Verás. Todavía no estoy demasiado segura de
mis sentimientos. Todo ha sucedido muy rápido…
-Pues ve despacio.
Ese es el sabio consejo de tu hermana mayor.- Sonrió Kalie.-
-¿Y qué opinas de
Cooan y de Tom?- Quiso saber su contertulia.-
-Siendo sincera,
creo que es el mejor hombre al que ella podría amar.- Suspiró su hermana.-
-Es verdad.-
Afirmó Bertie realmente aliviada.- Yo pienso lo mismo. ¡Hacen una pareja
estupenda! Sólo hay que verles juntos. Me alegro mucho por ella. Con lo mal que
lo pasó por culpa de Rubeus.
Kalie no respondió, pero pensaba no
sin algo de pesar e inquietud lo lejos que estaba Beruche de saber la verdad.
Su hermana menor había estado enamorada de Roy. Eso era evidente. Y una de dos,
o Bertie era demasiado ingenua o había elegido ignorar eso. Pero tal y como se
planteaban ahora las cosas lo mejor sería dejar que el tiempo las encauzase.
¡Ojalá que Cooan acabase por querer sin reservas y de un modo totalmente
sincero a ese chico tan agradable y sencillo! Un auténtico caballero.
Prácticamente un galán de cuento.
-Me muero de
sueño.- Pudo replicar al fin para terminar la conversación.-
-Y yo. Hasta
mañana, hermana.- Sonrió Bertie.-
-Hasta mañana, que
duermas bien…
Y de este modo ambas trataron de
conciliar el sueño, lo que lograron en pocos minutos. Entre tanto, en Japón.
Fiel a sus intenciones, Rei esperó a que todas sus amigas se despidieran para
abordar a Usagi cuando ésta se marchaba hacia su casa.
-¿Tendrías unos
minutos?- Le pidió.-
-No sé, es que luego
llegaré tarde y mi madre me reñirá.- Respondió la interpelada.-
-Es importante.-
Pudo decir su amiga con tono de inquietud.- ¿Podrías venir un momento a Hikawa?
-Está demasiado
lejos, volvería muy tarde a casa.- Opuso una vez más Usagi que agregó.- ¿No
puedes decirme lo que sea aquí?
Rei suspiró, asintió despacio y una
vez se aseguró de que ninguna de sus amigas estaba ya cerca se dirigió a su
interlocutora de forma directa y le preguntó.
-Has estado muy
pensativa toda la tarde, dime. ¿Hay algo que te preocupa?...Puedo sentir que tu
aura no está en total armonía…
Usagi suspiró también. Estaba claro
que su amiga tenía grandes dones espirituales. No en vano era sacerdotisa. No
serviría de nada intentar negarlo de modo que asintió…
-¿Qué es lo que
pasa? - Quiso saber Rei.-
-Van a pasar
cosas. Y afectarán a nuestros amigos allá en América.- Le desveló su
interlocutora.-
-¿Hay algo que
nosotras podamos hacer?- Le preguntó de inmediato su amiga.-
-Por ahora no. No
sé de lo que se trata…- Repuso honestamente Usagi.- Ni cuando va a pasar. Sólo
sé que es una prueba que ellos tendrán que superar…sin nuestra ayuda.
-Comprendo.- Asintió
su contertulia que ahora la miraba con una mezcla de pesar y ruego cuando
añadió.- No creo que sea necesario que pases tú sola por esto. Déjanos
ayudarte. Quiero aliviarte en lo que pueda de esa carga.
-Ojalá pudieras
Rei, pero esto me corresponde solamente a mí.- Suspiró la aludida.- No te
preocupes, ten fe en ellos. Son fuertes, están unidos. Y ahora las chicas
pueden luchar. Sabemos de sobra hasta donde llegan su valor y su coraje.
La sacerdotisa asintió aunque estaba
convencida de que su amiga se guardaba muchas cosas para sí. Pero comprendía
que era inútil tratar de forzarla. Únicamente pudo sonreír para despedirse y
declarar.
-Eso creo yo
también. Sin embargo, estoy lista para ir en su ayuda en cuanto haga falta. Al
igual que las demás…
-Gracias Rei. Lo
sé.- Afirmó su contertulia alejándose de ella con lentos pasos en tanto
añadía.- Nos vemos mañana…
Y su interlocutora la dejó ir en
tanto la seguía con la mirada. Al fin se volvió para retornar al santuario…
-Usagi-chan… Me
pregunto que pueda ser tan doloroso para que tengas que ocultárnoslo así…- Meditaba
con pesar en tanto se alejaba.- Sé que intentas protegernos a todas, pero somos
tus amigas y queremos apoyarte…
Por su parte la otra muchacha pensaba
en eso mismo. Había tenido algunos sueños realmente confusos y nada agradables.
Sabía que algo malo iba a pasar pero. ¿Qué sería?... Desgraciadamente, la única
cosa que podía hacer de momento era aguardar y rogar por el bienestar de sus
amigos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)