April corrió sin rumbo fijo. Si Tom y los demás no
eran capaces de protegerla estaría perdida. También le impactó la noticia de la
muerte de Roy. ¡Pobre chico! Pero ya nada podía hacer por él. Ahora únicamente
debía ocuparse de sí misma y de su hermana y sobrina.
-¡Tengo que encontrarlas!- Se decía con verdadero
pavor.-
Y
es que, aquella voz de hombre que la asaltó desde el otro lado de la puerta de
su cuarto, estaba todavía muy fresca en su memoria. La muchacha había
permanecido tumbada en la cama, pensando durante horas. Tras confesarle a
Melanie lo que de veras sentía. Luego recibió la llamada de su hermana. Algo
terrible estaba a punto de suceder, le contó.
-Informa a tus amigos.- Fueron las últimas palabras
que le oyó pronunciar antes de colgar.-
E
iba a hacerlo cuando, tras la puerta de su cuarto escuchó esa voz. Era
masculina y le decía con tintes juguetones y tamizados
de sádico sarcasmo..
-Aaapril… Sabemos lo que eres… y también lo que estás
haciendo.
-¿Quién es?- Inquirió ella con una mezcla de
sorpresa y temor.-
Pero
ese misterioso interlocutor prosiguió su discurso sin prestar atención a la
pregunta.
-Traidora, eres una traidora. Igual que tu hermana.
Pero no te preocupes, cuando el maestro acabe con tus molestos amiguitos
nosotros nos ocuparemos de ti y de tu familia. Ya verás lo que les pasa a aquellos que osan delatarnos…
-¡Basta!- Gritó ella, rebuscando algo que pudiera
utilizar como arma.- ¡Malditos!, no tocaréis a Paige ni a mi sobrina.
Al fin,
encontró un objeto contundente, un jarrón que tenía en la mesa. Llena de
desesperación estaba lista para estampárselo en la cabeza a quien quiera que estuviera allí. Abrió decidida la puerta.
Sin embargo, ya no había nadie. Tras cerciorarse mirando a un extremo y otro
del pasillo, dejó ese jarrón en su sitio y corrió a avisar a Tom. Ahora seguía
corriendo, pero ya adentrándose en la noche, a la busca de Paige y de la
pequeña Marla.
-No permitiré que os suceda nada malo.- Pensaba como
única obsesión. –
Quizás
pudiera hablar con sus padres, contarles lo que sucedía y ellos perdonarían y
aceptarían a su hermana de nuevo. Sabía que Paige no quería que lo hiciera.
Acorde a lo que le había dicho, su propio padre abusó de ella. Pero April se resistía
a creerlo y además consideró que, incluso eso, siendo cierto, sería mejor al terrible destino que podía
aguardarlas.
-Paige lo comprenderá, por el bien de Marla.- Se
decía a sí misma para auto convencerse.- Tengo que encontrarla, no sé a dónde
haya podido ir.
Entre tanto y tras el duro golpe que sufrieron con
la pérdida de Roy, el desánimo y la tristeza invadieron a todo el grupo. Una
vez más y tras retornar de Japón concluida su particular discusión, las guerras y Mamoru se unieron a
ellos. Junto con Petz, tiraron del resto con la fuerza de su carácter y su determinación.
Los que estaban más hundidos, además de Karaberasu por sus propias
circunstancias, eran Cooan, Tom y sobre todo Beruche. Y por si fuera poco
tenían por delante unos días terribles pues el trágico desenlace había tenido
lugar el viernes. Al menos durante el fin de semana podrían intentar serenarse
un poco y además coincidía con un pequeño parón en las clases a fin de preparar
los exámenes. Cooan y Tom, apoyándose mutuamente, comenzaron a superarlo pero
Bertie se encerró en sí misma y no hablaba con nadie. Parecía insensible al
mundo. A pesar de los esfuerzos de Ami por levantarle el ánimo y los del resto
del grupo. Karaberasu tampoco evidenciaba una notable mejoría aunque, a pesar
de todo, supo estar al lado de su hermana y consolarla en silencio. Muchas
horas se quedaban las dos sentadas compartiendo la soledad de una habitación
cerrada sin pronunciar palabra. Esto entristecía mucho a Petz y a Cooan pero
ninguna podía hacer nada salvo tener paciencia y confiar en que sus hermanas
salieran de aquel estado depresivo por sí mismas. Pero aunque Karaberasu estaba lo bastante bien
como para seguir trabajando y quiso retornar a ello como terapia, Beruche no
sentía ya el menor deseo de volver a la vida rutinaria. Sin Roy aquello
sencillamente se le haría insoportable. A cada instante miraría junto a su
banco y recordaría que él no estaba allí y que, esta vez, jamás regresaría. De
todos modos, más que nada por la insistencia de Cooan y las guerreras, hizo un
último acopio de valor y aceptó acompañar a su hermana y a Tom. Los tres
comparecieron en clase sin apenas hablar. Bertie no dijo una palabra y ocupó su
sitio. En aquel momento el subconsciente le traicionó y si alguien abría la
puerta del aula y entraba con retraso ella creía verle siempre. No podía evitar
pensar que todo aquello no era cierto. ¡No era posible! Incluso esperaba que,
en cualquier momento, Roy entraría a la carrera pidiendo disculpas por llegar
tarde arrancando las risas de todos. Pero luego, tras esos breves instantes de
ensoñación, la cruda realidad se imponía y
comprendía que jamás volvería a ser así. No se atrevía a mirar aquel
sitio vacío a su izquierda. Las últimas palabras de su compañero resonaban en
su cabeza y ella ni siquiera escuchaba las explicaciones del profesor. Así llegó
por fin el descanso de la clase y salió al pasillo. Sentada en un banco de
fuera no pronunciaba palabra y sólo miraba al suelo. Esperando a que Cooan y
Tom salieran.
- ¡Bertie!,- escuchó la voz familiar de Melanie que
se acercaba.-
La chica lucía un aspecto cordial y se interesó
despreocupadamente por ella, ajena todavía, al drama de su compañera. Después
de todo para la jefa de animadoras no era nuevo que Roy pasase de ir a clase
alguna mañana y ya tenía bastante preocupación por la desaparición de April. Recordaba
la confesión que su amiga y compañera le hizo y se le partía el corazón. Aunque
ahora, dejando eso a un lado, quiso saludar a Beruche.
- ¿Qué tal las mini vacaciones?
Ésta
no respondió. Melanie estaba convencida de que la había escuchado y se llegó
junto a ella e insistió.
-¿Qué tal con Roy? ¿Habéis estudiado mucho?,- se
sonrió con malicia. -
En
ese mismo instante Roberts había visto a Cooan junto a Tom. Fue a saludarles
contento de volver a verles pero la escena que vio no pudo ser más patética. A
ambos les embargaba idéntico sentimiento que a Beruche. Fue volver al aula y
pensar que su amigo nunca volvería a estar con ellos y no pudieron evitar el
llanto. Se refugiaron en una esquina de la clase hasta que pasara, pero Malcolm
se aproximó visiblemente sorprendido.
-¿Os sucede algo, chicos?- Les inquirió con gesto
preocupado, dándose cuenta de que aquello no era ni mucho menos normal. -
Recordó
el lastimoso aspecto de su compañero el otro día y se aproximó con gesto de
extrañeza. La muchacha no pudo mirarle y sólo Tom fue capaz de darle la trágica
noticia. Malcolm quedó paralizado por el horror y les observaba sin poder
creerlo. Trató incluso de animar a Cooan pero ésta sobreponiéndose al dolor le
dijo entre sollozos.
- Yo estoy
mejor. Pero mi hermana no ha sido la misma desde que ocurrió.
-Co… ¿cómo? - Tartamudeó Roberts con inquietud -
¡Melanie ha ido a charlar con Bertie! ¡Dios! Espero que no le diga nada que...
Sin
acabar la frase salió corriendo de clase seguido por Cooan y Tom y llegó a
escuchar esa última frase de la jefa de animadoras.
-¿Dónde se mete ese chico?- Sonreía ésta sin darse
cuenta todavía que su compañera ni tan siquiera la observaba. -
Malcolm
corrió junto a su novia y en ese mismo instante
la joven se percató de que algo
le sucedía a Bertie y le inquirió más seria.
-¿Te encuentras bien?
-¡No, Melanie, déjala! - Le pidió él casi con
desesperación corriendo hacia ella y apartándola de Beruche. -
-¿Pero qué pasa Malcolm, por qué te pones así? -
Inquirió su novia, atónita. - Sólo le estaba preguntando.
Roberts
no le hizo caso y se dirigió a Bertie con mucha suavidad. Posando
afectuosamente sus manos sobre los hombros de la chica, que ahora temblaba,
tratando de contener su inminente llanto.
-¿Estás bien? ¿Podemos hacer algo? Lo que sea...
Melanie
miró a ambos con estupor y desde luego
la cara que traía su novio, con los ojos llorosos, la asustó. Allí ocurría algo
grave. Beruche seguía con la cabeza hundida entre los hombros y sin responder,
ahora temblaba visiblemente y sus compañeros sólo escucharon sollozos ahogados.
-¿Qué te ocurre?
- Le preguntó Melanie tornando su gesto jovial por otro preocupado. -
Tom
y Cooan llegaron en ese instante. La chica tenía los ojos enrojecidos por las
lágrimas y Melanie se dio cuenta de ello.
- Vamos Bertie.- Le pidió su hermana tratando de
dominar sus propios sollozos. - Volvamos a la habitación...
-¿Qué está pasando aquí? - Preguntó su compañera
ahora con verdadera impaciencia y angustia al ver las caras de todos. - ¡Tú lo
sabes Malcolm, dímelo!
Pero
el chico bajaba la cabeza sin mirarla. No se atrevía a decírselo. Melanie
empezó a observar a su alrededor y entonces preguntó.
-¿Dónde está Roy, no ha venido? Supongo que tendrá
entrenamiento.
- No va a volver. Nunca volverá...- musitó Beruche
sorprendiendo a la muchacha.-
-¿Qué?- Le preguntó Melanie que no acertaba a
comprender que pretendía decir su compañera y por ello quiso saber. - ¿Ha
tenido algún problema con los profesores?
Nadie le replicó. Si únicamente hubiera sido eso
quizás se podría solucionar hablando con la señorita Parker. Pero cuando miraba
al resto de los muchachos... esas caras y ese dolor en los ojos, aquello no
podía ser un mero problema de disciplina o una expulsión...
-¿Le ha pasado algo?- Inquirió la muchacha cargando
su voz de angustia. -
- Verás Melanie. - Pudo balbucear Tom.-
Eso hizo que la chica le mirase atónita aunque éste
no pudo terminar porque fue Beruche la que entonces le interrumpió musitando
lapidariamente.
- Está muerto, está muerto. Lo han matado...ellos.
El
corazón de Melanie dio un vuelco y sus ojos se abrieron desmesuradamente, no
era capaz de asimilar eso. ¿Qué decía Bertie? ¿Se habría vuelto loca?
-¿Qué dices?, no puedes hablar en serio. ¿Verdad que
no, Malcolm?- Inquirió tímidamente la muchacha a quién Roberts ya había pasado
un brazo alrededor de los hombros. -
Y
entonces su compañera la miró y sus ojos llenos de tristeza y dolor dejaron a
Melanie paralizada. Por unos instantes nadie dijo nada hasta que Bertie estalló
en gritos histéricos atrayendo la atención de todos los que pasaban por allí.
-¡Lo han matado ellos! ¡Esos malditos monstruos lo
han asesinado! ¡Y no pudimos hacer nada, no pude salvarle!
Cooan
abrazó a su hermana tratando de calmarla. La jefa de animadoras movió la cabeza
y dos líneas de lágrimas cruzaron sus mejillas. Pero se negaba a aceptar
aquello.
-¿Qué estás diciendo? ¿Qué…? – Sollozó realmente
impactada sin acertar a añadir nada más. – No, eso no puede ser…
Roberts tuvo que abrazarla cuando rompió a llorar, y
Tom se aproximó para ayudarle. Melanie estaba pálida, ahora no podía abrir la
boca. Dirigió su atención al chico en su silla de ruedas que se lo confirmó con
una apesadumbrada mirada luchando por no llorar también. Lo mismo que Cooan que
ahora sólo se ocupaba de sentar a su hermana y mecerla en sus brazos para
calmarla, ante las atónitas miradas del resto de sus compañeros que habían
formado un corro a su alrededor. Entonces Tom añadió corroborando los gritos de
Beruche.
- Fueron ellos. Los mismos que me hicieron esto. -
Sentenció secamente, en tanto la jefa de animadoras comenzó a llorar de forma
incontenible siendo sujetada por Malcolm. -
Bertie más calmada se separó de su hermana y se
levantó dirigiéndose hacia la muchacha, ambas se miraron y Melanie le preguntó
entre sollozos.
- Es una broma, claro.- Sonrió forzadamente sin dejar de mover la cabeza a
un lado y otro. - Esta vez Roy se ha pasado. Seguro que saldrá de un momento a
otro para reírse de mí.- Balbuceó, esto último pero sabía en su interior que
los chicos no serían capaces de hacer algo así.- No, no puede ser. - Musitó
entregándose a la desesperación y volviendo a llorar de tal modo que tuvo que
sentarse acompañada por su novio. -
- Sólo podemos estar unidos.- Le susurró Tom sumido
asimismo en la desolación. - Juntos debemos tratar de soportarlo.
Aunque
entonces, de entre el corro de los otros alumnos surgió la voz de la directora
de estudios. Todos los muchachos se apartaron deseosos de quitarse de en medio.
Apenas habían oído a Beruche se quedaron rígidos. Tampoco se creían aquello al
principio pero enseguida supieron que no era una broma. Ahora la señorita
Parker se abrió camino entre ellos y llegó hasta el desolado quinteto inquiriendo
con su acostumbrada severidad, esta vez teñida de extrañeza.
-¿Qué está pasando aquí?
No
obstante nadie dijo nada durante unos instantes, sólo Malcolm pudo comenzar a
susurrar.
- Vera señorita. Se trata de nuestro compañero
Roy...
-¿Qué sucede con Malden, ha vuelto a hacerle otra de
las suyas a alguien? - Declaró con tono acusador y añadió reprobatoriamente. -
Ya veo, ese muchacho ha vuelto a faltar a clase y sabe Dios qué gamberrada
habrá llevado a cabo. Tendré que hablar con él para que me lo aclare.
- ¡Roy ha muerto, señorita! - Pudo replicar Tom
ahogando su llanto adelantándose a Beruche que parecía estar soportando una
tremenda tensión. -
Parker
se quedó pálida. Y apenas había podido digerir la noticia cuando preguntó.
-¿Cómo ha sido?
- Un accidente de coche.- Replicó escuetamente Tom
que pese al dolor sabía que era inútil tratar de explicar otra cosa. -
-¡Dios santo!- Exclamó la jefa de estudios moviendo
la cabeza y agregando como su típica cantinela admonitoria, ahora llena de pesar.
- ¡Si ya se lo decía yo! Ese chico siempre fue un irresponsable. Seguro que
corrió demasiado. Que...
Y
no pudo continuar añadiendo ninguna otra palabra. Beruche se había puesto en
pie como un resorte harta de escuchar aquello. No podía soportarlo más y se
encaró con la señorita Parker rechinando los dientes y lanzando fuego por los
ojos. Incluso la severa profesora retrocedió asustada al verla y eso que la
enfurecida muchacha todavía no había empezado a gritar.
-¡Cállese de una vez maldita vieja bruja estúpida!
¿Qué sabrá usted de cómo murió? Siempre le ha estado haciendo la vida imposible
y él se sacrificó por todos nosotros, hasta por usted ¡Maldita sea! ¡No quiero
volverla a oír hablar mal de Roy nunca!
La aludida se quedó sin habla y desde luego que esa
chica no bromeaba. La profesora temió incluso que Beruche la agrediese porque
estaba fuera de sí. Sólo Melanie, más cercana a ella, la sujetó tratando de
calmarla mientras miraba a la señorita Parker implorándola con la vista y
suplicándole con palabras atropelladas.
- ¡Por favor, no se lo tenga en cuenta, no sabe lo
que dice! Está muy afectada.- Miró
a su compañera y la apretó entre sus
brazos cariñosamente para añadir con voz conciliadora y suave. - Tranquilízate.
Bertie por favor, esto no nos lo devolverá.
La
directora de estudios suspiró agradeciendo ese tiempo muerto y recobró la
compostura para replicar nuevamente con poco acierto, dirigiéndose a Beruche
con voz queda.
- Teniendo en cuenta las circunstancias pasaré por
alto esta terrible falta de respeto, es una grave violación de las normas. Pero
sé que usted es una alumna modelo y que de no ser...
Pero la aludida la cortó una vez más, replicando
ahora con un tono de fría y controlada rabia.
- Me importan una mierda sus normas. ¿Se entera?
Ahora nada me importa ya, sólo sé que nos queríamos y él murió a mi lado. Pero
usted que va a saber de eso. Sólo se preocupa de sus malditas estupideces
reglamentarias. Haga lo que quiera conmigo, castígueme o expúlseme, pero
¡déjeme en paz!
- Ya es suficiente, Bertie. - Terció suavemente
Cooan con el rostro desolado, abrazando también a su deshecha hermana.- Por
favor…
Melanie
dejó a su compañera el relevo de apaciguar a Beruche y se interpuso entre la
agitada muchacha y la profesora a la que suplicó una vez más, con los ojos
cargados de pesar y lágrimas, y tono muy abatido pero conciliador.
- Déjenosla a nosotros. Yo me hago responsable de
ella. Pero comprenda que está destrozada. No piensa lo que dice. Por favor,
señorita. ¡Se lo suplico! Olvídelo por esta vez.
Parker
asintió compadeciéndose de esa chica. Además, aquellas palabras le habían
llegado hondo. Ella siempre fue una amargada por las circunstancias de su vida.
Y sufrió en su juventud por un amor que también acabó roto. Su prometido, que
también fue un compañero de Universidad, murió en Vietnam al poco de partir a
la guerra. La boda estaba fijada para una semana después, cuando volviese de un
permiso. Ella jamás superó aquello y ahora esa pobre chica atravesaba por algo
similar. Sólo podía entender su dolor y dejarla tranquila. Asintió nuevamente y
se dio media vuelta alejándose de allí. Y por si eso fuese poco, otro
pensamiento la atormentaba.
-He fracasado.- Se decía consternada.- Ellos
confiaron en mí para mantenerle a salvo aquí. Pero no he podido hacerlo. Perdónenme,
señores Malden…
Por su parte los demás compañeros de clase entraron
en el aula y el profesor siguiente fue informado de lo sucedido por Malcolm.
Amablemente permitió a los chicos quedarse fuera y cerró la puerta tras de sí
dando comienzo a su clase. Tom y los demás se sentaron en unos bancos cercanos
del pasillo y trataron de hablar con el ánimo más sereno. Melanie se dirigió a
su compañera y le susurró.
-¿Cómo ocurrió? ¿Cómo es posible?
- Murió por salvarnos a todos.- Le contestó Bertie
esta vez demasiado entera para aquella trágica situación. -
- Lo sé - musitó Melanie. - Era un chico
maravilloso. Y lo siento mucho.- Se mordió el labio tratando de dominarse y
prosiguió entre balbuceos - Sé que tú y yo no nos hemos llevado muy bien hasta
hace poco, pero... deseo compensar los malos ratos que te hice pasar... si
necesitas...- No pudo soportarlo más y lloró abrazándose a Beruche.- ¡No
ganarán, no pueden ganar, no les dejéis que lo hagan!- sollozaba la jefa de
animadoras al oído de su compañera que le respondió con determinación aun entre
sollozos.-
-¡No lo harán, te lo prometo! ¡Nunca se lo
permitiremos!
Y
es que Bertie tenía bien en mente la promesa que le hizo a Roy. ¡Jamás dejaría
que esos canallas se salieran con la suya, aunque le costase la vida!
-Será mejor que vayamos a descansar.- Propuso Tom. -
Los
otros asintieron y decidieron no ir al resto de las clases por lo menos en ese
día. Por su parte Melanie no había terminado de hablar con ese chico y
aprovechando que Malcolm ayudaba caballerosamente a la deshecha Bertie a
levantarse, se dirigió al muchacho en silla de ruedas y le preguntó, todavía con
lágrimas en los ojos.
-¿Sabes dónde ha ido April?
-No lo sé.- Admitió el chico, quien le contó.- Vino a
verme muy asustada. Temía por ella y su hermana.
Melanie
asintió, esa pobre chica estaba en un momento de tremenda fragilidad emocional,
comparable incluso al de Bertie y su hermana. Suspiró rememorando esa confesión
que le hizo.
-Siempre seremos amigas, lo lamento, pero solo puedo
darte eso.- Pensó.-
Estaban
en su cuarto, donde habían compartido tantas cosas, alegrías y tristezas,
nervios por los exámenes, las actuaciones como animadoras. Todo, menos una, sus
respectivos ligues con los chicos. Eso siempre extrañó a Melanie, quizás su
amiga fuera tímida y reservada en ese tema. Aunque tras irla conociendo en esos
pasados años no le parecía aquel el caso. Y cuando llegó a sus oídos ese chisme
sobre su amiga, no pudo por menos que indignarse.
-Sabíamos que no te sentaría nada bien.- Comentó Serena
cuando se lo comentaron después del ensayo.-
-Es verdad, Mel.- Añadió Brooke.- Y podemos
comprenderte. ¡Por el amor de Dios! Has tenido que compartir habitación con esa
chica durante dos cursos!. A saber que se le habrá pasado por la cabeza.-
Ella
no obstante le dedicó una severa mirada a su compañera para replicar, furiosa.
-¿Sabéis que es lo que más me repugna de esto? No es
April y su supuesta homosexualidad. Sois vosotras, hablando así de ella a sus
espaldas. No puedo creer que, siendo sus compañeras durante tanto tiempo, seáis
capaces de hacer algo así.
-Nosotras la escuchamos confesarlo en el vestuario,
y estaba tratando de liarse con Connie.- Opuso Brooke, molesta a su vez.- Y vale,
puedo entender que la defiendas, era tu amiga…
-¡Es mi amiga!- la cortó tajantemente la capitana.- Y
eso que decís, sea cierto o no, no cambia nada.
Las
otras dos le dedicaron una mirada entre incrédula y despectiva, Serena incluso
movió la cabeza declarando.
-¿Qué te ha pasado, Mel? Antes eras un referente
para todas nosotras.
Y
se marcharon dejándola allí. Ella no tardó en ir a su habitación y encontrar a
April llorando. Tras charlar, Melanie le dijo con tono afectuoso.
-Si tú realmente eres así, y te has enamorado de
alguien que no te corresponde, como Connie…
-Mel, no estoy enamorada de Connie, eso no es verdad.-
Le aseguró April.-
Eso
hizo suspirar aliviada a la capitana de las animadoras. Siempre supuso que aquel
era un chisme tendencioso. Esas dos zorras de Serena y de Brooke le habían
tenido envidia a April desde el primer día. Aunque las siguientes palabras de
su amiga sí que la impactaron, cuando esa muchacha, atreviéndose a mirarla a
los ojos y tomándola de las manos, susurró entre sollozos.
-Yo estoy enamorada de ti, siempre lo he estado. ¡Perdóname!
...
-Pero, yo…- Pudo apenas susurrar Melanie apartándose
poco a poco de esa chica.-
-¡Lo siento! - Gimió April llevándose las manas a la
cara y escondiendo la cabeza entre ellas.- No lo pude evitar.
-No, tranquila.- Se apresuró a contestar su
compañera, dándole un cariñoso abrazo.-
Y
tras dejar que llorase en sus brazos, Mel pudo decir con más templanza.
-April, eres mi amiga y mi compañera. Hemos pasado
mucho juntas. Pero, debes entenderlo, yo jamás podré corresponder a eso que tú
sientes por mí. No de esa manera.
-Lo sé, Mel. Por eso me siento así.- Sollozó la
interpelada.- No tengo derecho a esperar nada ni creo que deba seguir aquí,
contigo.
-Nada de eso.- Rebatió su compañera.- Yo siempre te
consideraré mi amiga.
Y
tras un rato en el que intentó animar como pudo a esa pobre chica, Melanie salió
a tomar el aire. Ya no volvió a verla. Ahora, sola en la habitación, lloraba
sin poder detenerse, entre eso, y la trágica muerte de Roy se sentía devastada.
Hizo entonces algo que no había hecho desde hacía años, se puso de rodilla
entrelazando las manos y rezó entre lágrimas.
-Señor, ayúdanos, el mundo se está derrumbando y
tengo mucho miedo, por todos nosotros…
Sus amigos y compañeros no estaban mejor. De hecho
al día siguiente tenían que acudir al lugar donde Roy ganó el concurso de
Karaoke. Ninguno se sentía con ánimos pero fue Tom quién insistió. Quería
cumplir la promesa que le hizo a su amigo. Y casi todos sus compañeros estaban
allí. Contuvieron el aliento y el chico cantó en el lugar de Roy, eligiendo una
canción de su grupo favorito “Too Much Love Will Kill You”…
Soy solo los restos del hombre que solía ser,
infinitas lágrimas van cayendo sobre mí
estoy lejos de casa
y he estado enfrentando esto solo
ya por demasiado tiempo.
Siento como que nadie me ha dicho nunca la verdad
sobre el madurar y como salir adelante
en mi confuso estado de ánimo,
he estado haciendo un recuento tratando de ver
en donde estuve mal.
Tanto amor te va a matar
si no puedes cambiar tu forma de pensar
entre el amante
y el amor que dejaste atrás,
te estás encaminado al desastre,
porque nunca escuchaste las advertencias.
Tanto amor te va a matar.
Todo el tiempo
Soy solo la sombra del hombre que solía ser
y pareciera como que no hay salida para mí
yo solía iluminarte,
y ahora todo lo he hecho es tirarte abajo
como sería si estuvieses en mi lugar...
que no puedes ver que es imposible de decidir
esto no tiene sentido
cada vez que vuelvo estoy destinado a perder.
Tanto amor te va a matar
estoy tan seguro como nadie.
Esto terminará agotando la fuerza que hay en ti
Te hará suplicar, gritar y arrastrar
y el dolor te volverá loco
eres la víctima de tu crimen
Tanto amor te va a matar
todo el tiempo
tanto amor te va a matar
hará de tu vida una mentira
sí, tanto amor te va a matar
y no entenderás por qué
Has dado tu vida, has vendido tu alma
pero, aquí viene otra vez
tanto amor te va a matar
al final….
al final…
(Too
much love will kill you, QUEEN, crédito al autor)
Hasta que no pudo más. Se derrumbó llorando y tuvo
que ser ayudado a bajar por las dos chicas que también estaban muy afectadas.
-¡No puedo, no puedo, perdóname amigo!- gemía
incapaz de terminar.-
Hubo un momento de silencio y después una gran
ovación, nadie era capaz de pronunciar palabra. Tanto Roberts como Melanie, visiblemente
emocionados, les ayudaron a bajar y se fundieron con ellos en un abrazo lleno
de afecto y tristeza, al igual que los compañeros y amigos de Roy. A Tom
incluso le otorgaron una cinta roja. Fue Jack Cooper, quién, lleno de pesar, le
susurró sin embargo con amabilidad mientras se la ataba en el brazo derecho.
-Es la misma que Roy llevaba en nuestras reuniones.
Él hubiera querido que tú la tuvieras, Tommy.
Y el resto de las cintas rojas asintieron
visiblemente emocionados. Aquello era al menos un bonito homenaje a la memoria
de Roy. Tom se dejó hacer aunque en su rostro inexpresivo solo podían verse las
lágrimas. Las chicas estaban junto a él tratando de darse mutuo consuelo en ese
momento tan triste.
-Seguro que, dónde quiera que esté, le habrá
encantado tu versión de esa canción.- Sollozaba Cooan abrazándole con gran
ternura.-
Bertie
solamente pudo asentir. Aunque sin fuerzas ni tan siquiera para decir alguna
palabra. Melanie las observaba ahora ya desde cierta distancia. Le pidió a
Malcolm que la llevase a la universidad. Su novio asintió.
-Todavía no han terminado el homenaje de Roy.- Pudo
decir él.-
-Lo sé. Pero tengo algo importante que hacer.-
Aseveró la chica.-
Y
tras llegar a la facultad ella le pidió al muchacho que la aguardase. Era algo
tarde pero todavía contaba con llegar a tiempo. Caminó decidida hacia el
despacho de la jefa de estudios. Tocó a la puerta y escuchó un adelante. Al
pasar, la señorita Parker la miró con extrañeza y pudo preguntar.
-¿Desea alguna cosa señorita Sanders?
-Sí, señorita Parker. Dos cosas. Pero ninguna es
para mí.- Replicó ella.-
La primera era más académica. Melanie se había
enterado de que, pese a todo, a su compañera Bertie le habían abierto un
expediente disciplinario. Quizás llevada por el dolor y la tristeza, pero había
insultado gravemente a la jefa de estudios en presencia de alumnos y algún que
otro profesor que se aproximó al oír aquella refriega. De modo que la muchacha
no se anduvo con rodeos y declaró.
-Por favor, se lo suplico. Déjelo pasar. Ya vio como
estaba.
Y
por esta vez Parker se limitó a suspirar y con un tono bastante más considerado
del suyo habitual, repuso.
-No fui yo quien ha puesto eso en marcha. Sino
algunos profesores del claustro. Lo consideran una falta muy grave…
-Pero tienen que entender las circunstancias. ¡Por
favor! - Le pidió la muchacha.- No puede hacerse una idea de lo que está
sufriendo esa pobre chica. ¡De lo que todos sentimos! - Sollozó ya sin poderlo
evitar.- ¡No es justo!
-No, no lo es. La vida no es justa, señorita
Sanders.- Convino su interlocutora bajando la mirada para volver a dirigirla a
su contertulia y sentenciar.- Usted ya ha podido descubrirlo. Yo lo hice
también a su misma edad. Cuando era una chica alegre y llena de ilusiones…que
se hicieron añicos…
Melanie
la escuchaba atónita. Jamás había pensado en ello pero lo cierto es que la jefa
de estudios siempre fue muy arisca y nada amigable. Severa, estricta. Buena
profesora, eso sí, en cuanto a impartir sus materias, pero muy desapegada del
contacto humano. Aun así, la capitana de las animadoras pudo componer una leve
sonrisa y suplicar.
-Por eso mismo le pido que, si todavía queda algo de
esa muchacha en usted. Comprenda a Bertie.
-Es curioso. – Pudo decir ahora su interlocutora,
casi con tintes de reflexión.- Ustedes dos no se llevaban nada bien según tengo
entendido. Y ahora parecen como hermanas.
-Tiene toda la razón.- Admitió la joven, para
confesar.- Pero lo mismo que nos enfrentó ha terminado por unirnos. Yo la puedo
entender demasiado bien. Y teniendo en cuenta que no fui justa con ella,
desearía ahora, al menos, poder ayudarla…
Parker
la escuchó con atención y asintió. Parecía más emocionada de lo que era
habitual cuando al fin replicó.
-Sé que a usted le gusta la enseñanza y que incluso
desearía ser profesora aquí. Si algún
día lo logra y se sienta en este despacho, en la posición que ocupo yo hoy, se
dará cuenta de que las cosas son complicadas. Mucho más de lo que parecen.
Tendrá que ser inflexible casi siempre, estricta y dura en muchas ocasiones.
Aunque también hasta ciertos límites. Y sobre todo, no encariñarse demasiado
con sus alumnos. ¿Cree que yo no sufro al ver a sus compañeros así? También me
pesó mucho la muerte de los padres del señor Malden. Eran muy buenas personas.
Parker
se guardó para sí que había prometido a esa maravillosa pareja el cuidar y
ayudar en lo posible a su hijo. Ahora se sentía consternada. Volvía a pensar
que era como si les hubiese fallado. Pero ya no había remedio…de esta forma añadió
con voz queda.
-Usted se acordará de cómo quedó ese pobre muchacho. Perdió el rumbo. Al principio
de entrar en la Universidad era un buen estudiante. Luego ese terrible accidente
de sus padres le cambió. Y no me sorprende. Lo pasé muy mal por él. Pero tenía
que ser estricta para que no se desviase de un modo irreparable.
-Sí, lo recuerdo. – Asintió su interlocutora.- Y la
comprendo a usted también, señorita.
- Por eso le aconsejo que si un día estuviera en mi
lugar no se implique en demasía o sufrirá mucho.- Le aconsejó Parker con una
sombra de amargura.-
Su
interlocutora la escuchó con pesar. De hecho ella trató de animar entonces a su
amigo, que quedó destrozado por la pérdida de sus padres. Y ahora, ironías del
destino, después de que él eligiera a Bertie, era la propia Melanie la que
intentaba ayudar a su antes rival a sobreponerse a la tragedia de la
desaparición del propio Roy. Pensando en eso contestó resuelta y al mismo
tiempo con muchas dosis de sinceridad.
-Si algún día fuera ya la jefa de estudios quisiera
no tener que llegar a eso. Desearía poder ser más abierta…y permitirme el lujo
de apreciar a todos los estudiantes. No me gustaría tener que aislarme tras una
coraza…por temor a resultar herida.
Aunque
ahora le sorprendió ver sonreír levemente a su contertulia que afirmó.
-¡Ojalá que no tenga que hacerlo nunca! Que no se
convierta en alguien cuya vida quede
presa de la amargura.- Entonces inspiró largamente y después soltó el aire,
tratando de no ser afectada por las lágrimas. Una vez se recompuso, la jefa de
estudios afirmó.- Pierda cuidado. Esa reunión para abrir el expediente se
celebrará. Está en el orden del día de mañana y eso no se puede cambiar. Sin
embargo, abogaré porque se cierre sin causa. Haré lo posible para que eso no
afecte al currículo de su compañera.
-Gracias, muchas gracias, señorita.- Pudo sonreír
Melanie ahora.- De verdad. No sabe cuánto se lo agradezco. En mi nombre y en el
suyo…
Parker
sonrió una vez más comentando con agudeza.
-La señorita Malinde no sabe que está usted aquí…
¿No es cierto?
Melanie
se vio sorprendida por esas palabras, tan certeras como inesperadas. Al fin lo
admitió con voz queda.
-No… ni siquiera sabe lo de su expediente. Ahora
mismo la pobre no es consciente de nada que no sea su pena.
- Ya veo. Es usted una buena compañera. Y tendrá
también un buen futuro en la enseñanza si se lo propone. No lo olvide.- Afirmó
la señorita Parker, queriendo saber.- Me comentó que eran dos cosas, esta es
una. ¿Cuál es la otra?
-Verá, mi compañera April ha desaparecido. No sé
dónde pueda estar.- Le comentó Melanie.-
Parker
bajó la mirada entonces y suspirando, afirmó.
-No debería decirle a usted nada de esto, pero
viendo las circunstancias, quizás eso ayude a su amiga. Me ha enviado esta carta.-
Comentó.-
Le
acercó a Melanie un sobre que contenía una misiva, en ella, April le pedía a la
señorita Parker que la diese de baja de la Universidad.
-Pero, ella no puede hacer eso. ¡Todavía le queda
otro año para acabar su carrera!- Exclamó la perpleja y consternada jefa de
animadoras.-
-Mucho me temo que eso no es decisión ni de usted,
ni mía, señorita Sanders.- Comentó Parker con tono entristecido.-
-Le suplico que le haga un favor a esa chica. No de
curso a su petición. Esa carta no le ha llegado nunca.- Le pidió Melanie.-
-No puedo hacer eso, sería una grave violación de
las normas.- Opuso Parker.-
-Con todo respeto y tal y como dijo Bertie, ¡a la
mierda esas normas! - Replicó Melanie con tono indignado.- Se lo pido por
favor, no permita que las vidas y las carreras de dos buenas chicas se
arruinen.
Jane
escuchó aquella demanda y cerró los ojos, estaba librando una dura batalla en
su interior. Ella realmente deseaba dejarse llevar por el impulso de hacer
añicos esa carta. Pero se la habían entregado con acuse de recibo y siempre
habría pruebas de su existencia. Otra cosa era el contenido. Al fin, suspirando
largamente, pudo decir.
-Lo que puedo hacer es dejarla sobre mi escritorio y
darle un plazo a esa muchacha para que lo reconsidere. Si ella viene aquí en el
plazo de, digamos una semana, podré devolvérsela. De otro modo, no tendré otra
alternativa que cursarla.
-Muchas gracias, señorita.- Sonrió Melanie ahora.-
-No me las dé todavía.- Le pidió su interlocutora.-
Pese
a ello, la muchacha, tras dar nuevamente las gracias se marchó. Roberts la
aguardaba y ella le contó lo sucedido.
-Tenemos que decírselo enseguida.- Afirmó el joven
respecto a lo de Bertie.-
-No, déjalo. –Le pidió ella.- Ahora tiene mucho por
lo que sufrir. Cuando pueda le diré a Connie lo que ha pasado, para que sea
ella quién se lo cuente a su hermana.
Su novio convino en eso. Sería lo mejor. Melanie
tenía mucha razón. Tom, Connie y Bertie estaban realmente destrozados por la
pérdida de su compañero. Aunque lo que la pareja no sabía era que sus amigos tenían
una misión vital que cumplir. Localizar, destruir y terminar con el terror de
la Secta, para evitar que ningún demonio más pudiera ser invocado. De modo que
no podían seguir llorando para siempre a su amigo. En cuanto al otro tema,
Malcolm se quedó perplejo cuando Melanie le contó que April había presentado su
renuncia a seguir estudiando allí.
-Si al menos supiera donde ha ido para hablar con
ella.- Musitó la muchacha.-
-La buscaremos.- Le ofreció Roberts.-
Melanie
asintió, recobrando alguno de sus ánimos. No le contó a su novio esa declaración
de amor que April le hizo a ella, eso pertenecía a la intimidad de ambas.
Aunque le alegró ver que estaba dispuesto a todo por ayudarla a encontrar a su
amiga.
-Fui una tonta al no ver que tú me quieres de esta
manera.- Pensó mirando a ese coloso, aparentemente tan bruto, pero con tan buen
fondo.- No puedo corresponder a April, pero sí puedo hacerlo contigo.
Y decidieron comenzar a buscar a su amiga. Por otra
parte, Tom, Cooan, Bertie y las hermanas de estas, se reunieron al día
siguiente con sus amigos. Todo el grupo de las chicas junto a las guerreras,
Mamoru, Luna y Artemis, debatieron reflexivamente sobre ello y decidieron no
posponer más el ataque, el tiempo era precioso. Petz fue la que tomó la palabra
en primer lugar.
- No podemos dejarles más tiempo para que se sigan
fortaleciendo. Sabemos dónde están, seguiremos el plan. Guerrera Luna y las
demás guerreras entretendrán a los sectarios y demás guardianes que nos salgan
al paso. Nosotras entraremos. Tom conjurará algún aura protectora para
ayudarnos.
- Hemos de ser muy cuidadosos. Si lo hacemos mal, lo
estropearemos todo.- Les advirtió Karaberasu que parecía volver a integrarse
con los demás. -
- Aseguraos de destruir al Gran Sabio completamente,
no dejéis nada de él. - Les previno Usagi. -
- Descuida, no dejaremos ni un sólo pedazo de ese
bastardo. - Aseguró Cooan. -
- Bien. Artemis, Luna y yo nos ocuparemos de cubrir
vuestra retaguardia - intervino Mamoru – por si algún sectario quiere
sorprendernos por la espalda.
-¡Pues adelante! , no tenemos un segundo que
perder.- Arengó Artemis. -
Continuaron
discutiendo los detalles y en un momento dado se dividieron en dos grupos. Tom y las hermanas planificaban su parte y Usagi
y las demás guerreras junto con Tuxedo y los gatos celebraron un rápido
intercambio de miradas cómplices. Tras aquella amarga discusión que tuvieran en
el santuario Hikawa, la Guerrero Luna accedió a contarles algo más. Entonces
Minako les comentó en voz baja y con marcado pesar al resto de sus compañeros.
- Esto es realmente terrible. ¿Seguro que todo debe
seguir de este modo?
- No hay más remedio. - Le respondió Mamoru con tono
firme aunque apenado. -
- Deben hacerlo ellos y nosotros sólo podemos ayudarles
en pocas ocasiones, ésta es una de ellas. - Afirmó Usagi demasiado seria para
lo que ella solía ser -¿Verdad Rei?- Añadió pidiendo la confirmación de su
compañera.-
La interpelada asintió despacio para sentenciar con
visible consternación.
- Lo sabes tan bien o mejor que yo. Tú misma nos lo
dijiste. Es su propia historia. Deben tomar la responsabilidad. Por mucho que
nos duela no poder hacer más por ellos. Pero, entiendo el sentir de las otras, a veces es insoportable.
- Están sufriendo mucho.- Objetó una emocionada
Makoto observando al otro grupo con pesar. – Se me parte el corazón.
-No puedo soportar mirarlas a la cara y ver la
expresión de sus ojos.- Convino Minako con lágrimas en los suyos.-
- A mí me sucede lo mismo. Ya os lo dije. Pero
creedme, esto obedece a una causa mayor. - Suspiró Usagi con resignada lástima,
coincidiendo con Guerrera Marte. -Ellos deben labrarse su propio destino y
descubrir cosas muy importantes del mismo.
- Sí. Sé que tenéis razón. Pero si al menos fuera
posible aliviarles en algo. Como dice Mako-chan. Se me parte el corazón al
verles así, sobre todo a Bertie. – Convino apagadamente Ami que no podía dejar
de observar a su pobre amiga con una gran tristeza en tanto sollozaba al
sentenciar. – Está con el alma rota. Es mi amiga y la veo sufrir tanto que no
lo puedo soportar…
-Es por eso que hemos venido.- Declaró Usagi
sonriendo tímidamente en esta ocasión, para afirmar.- No es mucho pero sí hay
algo que podemos hacer. Les ayudaremos a vencer. Y luego les animaremos todo lo
que nos sea humanamente posible. Pero por ahora no tenemos más remedio que
seguir representando nuestro papel.
-¿Entonces confiáis en esos amigos
vuestros?...-Inquirió Makoto.-
-Sí, confiamos totalmente en ellos. - Repuso
tajantemente Mamoru, aseverando.- Debemos tener paciencia y aguardar.
-Ahora, vayamos con nuestros amigos.- Remachó Usagi
del mismo modo aunque con tintes más animosos.- No podemos derrumbarnos,
debemos darles fuerzas.
Sus
compañeras y el señor del Antifaz estuvieron conformes y volvieron a reunirse
con sus camaradas de armas quienes ya habían terminado de trazar sus planes.
Esta vez fue Beruche la que, reuniendo el coraje y el valor que necesitaba, les
arengó.
-¡Vamos allá! ¡Hagámoslo por todas las personas
inocentes de este mundo y por Roy! ¡Qué desde donde quiera que nos observe
pueda estar orgulloso de nosotros! Se lo debemos.
Todos asintieron a la vez queriendo rendir ese
postrer tributo a su amigo. Las chicas invocaron sus poderes dando lugar a un
espectáculo increíblemente bello de colores al aparecer sus respectivas
energías. Aquello parecía una interminable coreografía de luz y danza cuando
todas cambiaron en una zarabanda interminable de transformaciones. Al fin, tras
unos segundos, tanto las guerreras como las justicieras estaban listas. Junto
con Mamoru y los gatos salieron corriendo con decisión hacia su objetivo. Tom,
rogando por el éxito de sus amigos y compañeros, regresó a su habitación de la
universidad dispuesto a conjurar cuantos mantras pudiera para protegerles.
-Esto va por ti, amigo.- Se dijo afectado por la
emoción en tanto se preparaba.-
Ajeno
a esto, en la sede de la secta, el Gran Sabio llamó a Nagashel deseoso de
festejar su triunfo. Pero, tras un rato de esperar infructuosamente, en su
lugar apareció un demonio llamado Oleads, de color rojizo, armadura negra y
largos brazos desgarbados, que saludó con una reverencia. Su invocador le
preguntó entre contrariado y sorprendido.
- Tú sólo eres un demonio del cuarto círculo. ¿Dónde
está Nagashel? ¡Habla!, ¿por qué no ha venido él?, le he conjurado especialmente.
- Mi señor Nagashel hizo un pacto con un humano al
que luego aniquiló. Pero éste conocía las leyes del Averno y ni mi señor ni
otros, de círculos iguales o superiores a él,
podrán volver a la Tierra en un plazo de seis meses terrestres.- Replicó
lacónicamente. -
-¿Quee?- Aulló el sabio enfurecido - ¡maldita sea!
Yo sabía que mató a ese solar, pero esto lo desconocía.
- Por mor de ese mismo pacto yo sólo puedo estar en
este recinto y para protegerte, nada más. El resto es cosa tuya.- Añadió el
demonio con gesto indiferente en su rojiza cara. -
Para
entonces las guerreras habían llegado al exterior de la secta y llamaron la
atención de los guardianes deliberadamente. Estos salieron en gran número pero
sólo eran humanos. Ellas les dejaron fuera de combate con facilidad. Entre
tanto, las justicieras accedieron al interior por otro lugar que había quedado
desprotegido. Usaban las piedras a modo de brújula y éstas parpadearon cada vez
más intensa y continuamente a medida que avanzaban.
- Aquí hay demonios, chicas.- Anunció Cooan con un
susurro. -
- Sí y de un
importante rango. - Apuntó Karaberasu instando a las demás. ¡Preparaos para la lucha!
- Estoy preparada, - respondió Beruche muy
concentrada enarbolando su reconstituida espada de hielo. -
- Y yo. - Convino Cooan con el mismo gesto de
firmeza. -
- Adelante entonces,- indicó Petz con un ademán de
avance hecho con su brazo izquierdo.- Terminemos con esto.
Cruzaron
un pasillo angosto y mal iluminado, al fondo apareció una puerta de sólida
apariencia metálica pero eso no las detuvo. Concentrando sus rayos de energía
la derribaron accediendo a una sala en
la que la sorprendieron al Gran Sabio junto con el demonio.
-¡Ya teníamos ganas de veros! – Le espetó
sarcásticamente Petz blandiendo su jabalina. -
-¡Preparos a perder la vida! - Gritó Cooan. -
El
Sabio les dedicó una descuidada mirada con aquellos dos carbunclos encendidos
que tenía por ojos y fue el demonio el que les replicó del mismo modo
amenazador.
-¡Seréis vosotras las que perezcáis, humanas!
Oleads
comenzó un ataque a base de rayos de energía que las chicas esquivaron o
repelieron en virtud de un escudo energético que Tom les había proporcionado
unido mágicamente a sus piedras. El contraataque fue rápido y letal, usando
todas sus fuerzas y las armas de que disponían. Karaberasu con su látigo,
enroscándoselo al demonio en el cuello. Cooan, le atravesó con una flecha de
fuego. Petz le traspasó el vientre con su jabalina y al fin, Beruche, le cortó
el cuello con la espada sin demostrar el más mínimo asomo de vacilación ni
piedad. ¡Ojalá hubiera podido hacerle lo mismo al asesino de Roy!, pero no
había tiempo para lamentarse. Ahora no, pues Oleads estalló sin apenas poder
defenderse, aunque la Dama del Hielo escupió con su fría furia apuntando a su
otro enemigo con el filo de su espada ensangrentada de un tono parduzco.
-¡Esto es por Roy! ¡Y ahora vamos a por ti!- Amenazó
al Gran Sabio quién incluso pareció amedrentarse.- ¡Maldita escoria!
Las demás
asintieron decididas, dispuestas a todo, con una mezcla de rabia y pesar, querían
ajustarle las cuentas a su enemigo. Desde luego este era muy peligroso, pero no
era a él a quien más temían, sino a volver a caer bajo las cadenas del odio. No
debían cambiar para mal otra vez. Cooan recordó su propia ira cuando Tom quedó
paralítico. Ahora sólo deseaba que el corazón de su hermana no se congelase.
Estuvo a punto de hacerlo una vez, pero ella misma la salvó. No obstante,
quizás en esta ocasión fuese distinto. ¿Y si su corazón, su amor y sus mejores
sentimientos, hubieran muerto con Roy? ¿Y si hubiesen seguido a éste en su
desaparición? No, ese no era el camino y ella no estaba dispuesta a permitirlo.
Ya hablaría con Bertie y la apoyaría para que continuase adelante, pero ahora
tenían otra misión que cumplir.
Entre tanto Karaberasu, se unió a Bertie encarándose
con su enemigo y añadiendo con la misma ira.
-¡Ahora ya no tienes a más diablejos que te
protejan! , maldito, ¡pagarás muy caro todo el mal que has hecho!
Pero
el oscuro nigromante se rehízo de su sorpresa inicial y se enfrentó con ellas
replicando con divertido sarcasmo en tanto reía con burla.
- ¡Ja, ja, ja! - ¿De verdad creéis que vais a poder
castigarme, atajo de traidoras? ¡Yo seré el que se cobre vuestras vidas!,-
agregó con un aullido a la par que atacaba con un haz de rayos que las dispersó.-
¡Moriréis!
Las
justicieras se cubrieron invocando la protección mágica y respondieron. Cooan
lanzó una andanada de flechas que el Sabio anuló con un escudo protector, éstas
se estrellaron contra su pantalla explotando inocuamente.
-¿Quién eres tú en realidad? - Le preguntó Petz
mientras luchaban. - ¿Cómo nos conoces?
- Yo sirvo al supremo señor de las Tinieblas, al
Fantasma de la Muerte. Amo y señor de los seres del Olvido y de la Nada.- Le contestó
ese enigmático ser. -
Ahora
los contendientes parecían estudiarse en una mínima tregua. Aunque ambos bandos
mantenían sus defensas a la espera del menor despiste del enemigo en tanto
continuaban esa conversación.
- Ya habíamos visto antes a uno igual que tú.- Jadeó
Cooan por el esfuerzo. - ¿Eres el mismo?
- Aquel que conocisteis en el futuro era uno de mis
hermanos, un acólito del Gran Maestro. A través de él nos llegaron informes
sobre vosotras y vuestra familia.
- Pero, ¿por qué hacéis esto? - Le inquirió Karaberasu
sin bajar su guardia. - Tanto odio y tanta destrucción. ¿Para qué? ¡Es absurdo!
¿Qué pensáis conquistar si lo destruís todo?
-Venimos de más allá de las profundidades del
Infierno, somos criaturas de la oscuridad y del olvido. Odiamos todas las
repugnantes formas de vida como las vuestras que contaminan la paz y la quietud
del silencio eterno. ¡Sólo servís para gemir en agonía bajo nuestro tormento! -
Les escupió con desprecio. -
Sus enemigas se quedaron heladas al escuchar esas
terribles palabras. Aunque fue Bertie la que antes se rehízo exclamando con
rabia y determinación.
-¡Pues no lo vais a conseguir, miserables! ¡Aunque
tengamos que perder la vida para ello, os destruiremos para siempre!
-¡Eso lo veremos!,- espetó el Sabio lanzando una
serie de rayos que alcanzaron a Beruche y Petz en un descuido de ambas,
hiriendo a cada una en un hombro. -
- Chicas ¿estáis bien? - Se interesó Cooan asustada.
-
- Tranquila. Por suerte el escudo de Tom me ha protegido.
- Le contestó Bertie que se irguió nuevamente tras acusar el dolor y les
ordenó. -¡Ocupaos de vosotras mismas!
-Eso es.- La apoyó Petz.- Vamos a por esa sabandija…
-¡Yo os cubriré!,- se ofreció Karaberasu que
chasqueó su látigo emitiendo energía que hizo retroceder al Gran Sabio. -
- La única manera de derrotarle es atacarle todas
juntas.- Intervino Bertie lanzando a su vez un rayo de energía helada que el
escudo del Sabio volvió a detener.-
-¡Pobres ilusas! - Rio éste levantando su bola para
acumular poder y repelerlas con una onda energética que las derribó. -¡Estáis
perdidas! ¡Acabaréis todavía peor que la loca de vuestra madre!
Aquello
dejó petrificadas a las chicas. Petz apenas si fue capaz de decir.
-¿Qué sabes tú de ella?, ¡maldito!
-Sé que averiguó cosas que no debía, como todos los
humanos era propensa a meter sus narices donde no la llamaban. Uno de mis
hermanos se ocupó de que nadie la creyera, ni siquiera vosotras ¡ja, ja,
ja!…Pero vuestro fin aun será peor que el suyo. ¡Víctima de su demencia! La muy
estúpida creyó poder plantarnos cara y lo pagó…
-¡Maldito bastardo! ¡Eso ya lo veremos!,- respondió
una enfurecida Beruche levantándose del suelo a duras penas, lo mismo que sus
hermanas. - ¡Esto es por Roy! – Gritó lanzando un rayo de energía. –
- ¡Y esto por Zafiro!- se le unió Petz con otro de
similar intensidad. –
- ¡Por Tom! – Exclamó Cooan a su vez. –
- ¡Y por nuestra madre y los demás inocentes que
hayan sufrido por tu causa! – Remachó Karaberasu haciendo lo propio. -
Y
los rayos de las cuatro convergieron contra el Gran Sabio. Entre todas se
concentraron uniéndose mentalmente con Tom que, desde su cuarto, les envió
cuanta energía pudo potenciando sus fuerzas al límite con ayuda de sus mantras.
Finalmente y tras un agónico equilibrio de poder, y pese a la resistencia de su
enemigo lograron traspasar su barrera y alcanzarle. El nigromante lo soportó al
principio, pero tras unos momentos de recibir la arrolladora intensidad de los
rayos combinados, estalló en pedazos con un último y terrible chillido. Sólo su
bola salió despedida cayendo en un apartado rincón. Las chicas no se
apercibieron de eso y celebraron su victoria con júbilo. Incluso su compañero,
desde la lejanía, sonrió agotado pero feliz.
- ¡Se terminó! - Suspiró Cooan luchando por recobrar
el aliento. –
-¿Qué querría decir con que nuestra madre averiguó
cosas?, ¿qué clase de cosas?- Se preguntó una desconcertada Cooan.-
-Eso ya no importa.- Suspiró su agotada hermana Petz
posando una mano sobre el hombro de su interlocutora.- Ella no sufre ya. O
mejor dicho, todavía no ha nacido para poder sufrir…
-Tienes razón, lo que cuenta es que al fin lo hemos
conseguido. - Declaró con voz entrecortada Beruche mirando hacia arriba. La
muchacha pudo sonreír trémulamente dedicándoselo a Roy desde el fondo de su
corazón.- ¡Por ti y por los demás, mi amor!
- Asegurémonos chicas. - Les recordó Karaberasu
citando las palabras de Usagi. - Ese tipo es muy peligroso, así que sepultemos
este lugar para evitar cualquier riesgo.
Hubo unanimidad y salieron de la cámara tras bombardearla
con el resto de sus escasas energías. Finalmente lograron derrumbar el edificio
que quedó reducido a una gran masa de escombros y polvo. Agotadas pero
satisfechas, se apoyaron en unos árboles cercanos a recuperar las fuerzas.
Mamoru y las chicas junto a los gatos no tardaron en reunirse con ellas. Cooan
y Karaberasu ayudaban a sus hermanas a restañar sus heridas cuando Usagi se
llegó a su lado.
-¿Qué tal? - Les inquirió con esperanzada cautela. -
¿Habéis logrado destruirle, verdad?
- Sí, hemos destruido al Gran Sabio, completamente.
Se acabó,- suspiró Cooan todavía exhausta por el esfuerzo.-
- Pero, ¿seguro que le habéis destruido totalmente?
- Insistió Makoto con expresión dubitativa. -
- No hemos dejado nada de él.- Aseguró Bertie. -
Luego, para mayor seguridad, hemos destrozado la sala.
-¡Ese bastardo está muerto y enterrado!- Afirmó
lapidariamente Petz (y nunca mejor dicho) -
-¡Magnifico chicas!,- las felicitó Ami de modo
cordial, visiblemente aliviada de que así fuera. -
-¿Vosotras estáis todas bien? - Les preguntó
Karaberasu. -
- Sí, descuida,- le respondió Rei con una sonrisa. -
Nuestra parte fue la más fácil. No hemos tenido ningún problema.
Y
la guerrera de Marte pensó en lanzarle una puya a su amiga la guerrera de la
Luna, algo así como, pese a que Usagi estaba aquí. Pero lo reconsideró. No era
el momento de andarse con bromas. Las expresiones de las chicas eran de
agotamiento y, aunque estaban satisfechas por ese triunfo, Rei sabía que, en el
fondo, era una victoria muy amarga. Por el contrario fue a darle un abrazo a su
amiga Cooan. Ami hizo lo propio con Bertie y el resto de las sailors con sus
antiguas contrapartidas. Usagi las observó asintiendo con aprobación y algo de
tristeza. Sabía perfectamente lo duro que era para todas sus compañeras el no
poder hacer más.
- Vámonos - les pidió Luna deseosa de marcharse
cuanto antes. - Me dan escalofríos sólo de estar cerca de este lugar.
Todos
estuvieron de acuerdo en eso y se fueron, volviendo a sus respectivas casas.
Las guerreras se despidieron con la promesa de retornar si fuera necesaria su
presencia. Pero sus amigos creían haber cumplido con su misión. No obstante,
entre los restos de la sede de la Secta, dentro de la derruida sala y bajo unos
tablones mal caídos que soportaban los escombros, apareció un fulgor de luz entre
rojiza y escarlata, acompañado de una siniestra carcajada...
-¡Ja, ja, ja, ja! Pronto nos veremos nuevamente…y
entonces será vuestro fin. - Declaró la siniestra voz autora de esas risas. -
Empero,
en los días siguientes no sucedió nada fuera de lo normal. Las chicas se
repusieron de sus heridas físicas, pero, en su cuarto, Beruche era incapaz de
recobrarse de las morales. No tenía sueño, sólo pensaba en Roy y no salía de su
depresión. Pasada la furia de la venganza y el ánimo que le impulsó para la
lucha se sentía vacía. Pese a que la señorita Parker cumplió su palabra y aquel
expediente no llegó a materializarse.
Aunque eso le habría dado igual. Ahora solo miraba por la ventana en una
lluviosa tarde sin decir nada, hasta que su hermana Cooan se llegó a ella y
trató de confortarla.
- Sé cómo te sientes, One-chan.- Le susurró ésta con
voz dulce. - Pero, no puedes seguir así toda la vida. ¿Recuerdas Bertie? Tú
misma me lo dijiste una vez. No comes ni casi duermes, acabarás cayendo
enferma.- Añadió visiblemente preocupada. -
Beruche
apoyó la cabeza sobre el hombro de su hermana llorando en silencio hasta que
pudo articular palabra y cedió al desahogo, ya que era lo que más necesitaba.
-¡Estoy destrozada, Cooan! Nada de eso me importa
ya. El hombre al que amaba ha muerto y encima sufrió mucho, lo que más daño le
hizo fue el que yo estuviera allí para verle morir. Murió impotente, humillado
y muy triste. Con una terrible desesperanza.
- No, eso no es verdad - le rebatió su interlocutora
con suavidad. - Roy dio su vida por ti, por todos nosotros. Te tuvo a su lado
hasta el final, en su último momento tú le confortaste. Él murió viendo tu
sonrisa y con la esperanza de que destruyéramos a esos malvados de la Secta y
lo hemos conseguido. Seguro que, donde quiera que esté, se sentirá muy
orgulloso y feliz.
- Pero, ¿qué me queda a mí ahora?- Sollozó Beruche.
- ¿Qué tengo ahora yo para poder seguir adelante? ¡Lo he perdido todo, Cooan!
-¿Qué te queda?- repuso su hermana.- ¡Vivir!- le
contestó con énfasis y repitiendo a su hermana las palabras que una vez Rei le
dijera a ella. – ¡No lo has perdido todo aún! ¡Te tienes a ti misma! Te queda
tu vida, no la desperdicies sufriendo, ¡vívela! ¡Tienes que graduarte conmigo y
con Tom!, ¡ser maestra! ¿Recuerdas nuestro sueño? Eso es lo que queríamos. Por
eso vinimos aquí. No podemos decepcionar ni a nuestras hermanas, ni a nuestras
amigas, ni menos aún a nosotras mismas. Además. Me he enterado de que Parker no
te culpó de nada. Y sé que Melanie tuvo mucho que ver. Al final ha llegado a
ser una buena amiga.
- Sí, supongo que tienes razón.- Admitió Bertie con
la voz entrecortada alegando. - Pero es muy duro. No me quedan ganas de hacer
nada. Hay noches en las que no puedo dormir recordando…
- También es muy difícil para mí - convino su
contertulia que se apresuró a agregar con un tono más lleno de esperanza. -
Pero juntas lo lograremos, ¡hazlo también por él!, sobre todo por él. Roy
siempre decía que serías una magnífica profesora, y estoy segura de que tenía
razón. Cumple el sueño que él no pudo realizar. ¡Sé maestra!
Hubo
un breve silencio en el que Beruche trató de meditar. Era cierto que le gustaba
esa vida. Quizá dando clases a críos algo mayores, pero, sobre todo, teniendo
la oportunidad de ayudar a los demás, a aprender y a ser buenas personas.
Pagando esa deuda moral que contrajeran cuando llegaron desde el futuro en pos
de aquella descabellada misión. Pensó en sus pobres hermanas. Todas habían
sufrido y se habían sacrificado. No podía permitir que nada de eso fuera en vano.
Y menos el sacrificio de quién había sido su primer y quizás único amor.
Además, ella se lo prometió.
- Sí, a Roy
le gustaría. ¿Sabes? -Pudo sonreír entre sollozos parafraseando a su difunto
novio.- Es como si pudiera verle y me dijera. ¡Vamos cubito, no me pongas a mí
como excusa para rendirte, yo no tengo la culpa!.
Cooan
la miró con mucho pesar y afecto. ¡Ojalá pudiera hacer reaccionar a su hermana
y que ésta recobrase su alegría. Y al parecer, al menos Bertie se había dado
cuenta de que estar así no le iba a conducir a nada bueno. Por ello, añadió
igualmente emocionada.
-Seguro que también diría algo así como. ¡Con lo buena
maestra y lo empollona que eres!¡ No lo eches a perder!
Su
interlocutora asintió despacio. No dudaba de que él habría comentado algo así.
Al fin asintió con determinación recobrada.
-Lo haré,- asintió la muchacha recobrando su
determinación. - Por Roy, y no únicamente por él, si no por todos los que se
han sacrificado y también por mí misma. Gracias, Cooan-chan. - Declaró abrazándose a su hermana y ambas se
emocionaron. -
Pero
aquello no era todo. Alguien llamó a su puerta y aunque ninguna tenía en su
ánimo recibir visitas cambiaron de idea cuando desde fuera oyeron la voz de
Tom.
-¿Puedo entrar, chicas? – Inquirió con cautela
agregando con un tinte de misterio. - Hay algo que debéis ver.
Cooan
le abrió y Tom pasó avanzando con las manos las ruedas de su silla. Traía una gran
caja de cartón en sus rodillas y las dos chicas le miraron curiosas. Él sonrió
levemente e invitó a Beruche a que la tomara, ella lo hizo depositándola sobre
la cama y ojeando el contenido. No pudo evitar emocionarse, allí apiladas
estaban muchas de las cosas que habían pertenecido a Roy. Sobre todas, le llamó
la atención una foto de él. Al menos eso creía, pues se trataba de un gracioso
niño de unos ocho años y pelo cortado a tazón que posaba con dos personas, un
hombre y una mujer de aspecto maduro y jovial, que parecían estar en un parque
de atracciones. Tom entonces les desveló con un susurro a ambas.
- Sus padres y él en Disneyland. - Y añadió
explicando aquello. - Me ha llegado este paquete desde correos. Malcolm fue muy
amable al traérmelo. Estaba fechado el día antes de que Roy muriera. Debió de
enviarlo con orden de que llegase hace unos días pero franqueó mal las señas. -
Se permitió una fugaz sonrisa para suspirar. - ¡Este chico siempre igual de
despistado! - Y prosiguió nuevamente en serio. - Había una nota para cada uno
de nosotros tres. Bueno, a mí me decía que te lo hiciera llegar a ti Bertie, a parte de nosotros, él no tenía a
nadie más en este mundo.
En
sus compañeras asomaron nuevas lágrimas según escuchaban pero ahora se forzaron
a no llorar más. Tom continuó ofreciéndoles a cada una sendos trozos de papel.
Ambas chicas los desplegaron y con voz temblorosa por la emoción leyeron dos
mensajes en una hoja tamaño folio. El de Cooan rezaba lo siguiente.
-“Connie, muchas
gracias por todo. Eres una chica maravillosa, alegre, encantadora y llena de
ilusión. No pierdas eso nunca. También has sido una gran amiga para mí. Te dejo
mis cosas del equipo. Mi balón favorito y parte de lo que me legaron mis padres.
No es mucho capital pero ojalá que os ayude a ti y a Tom. A mi vez sólo te pido dos últimos
favores. Haz muy feliz a Tommy. Los dos lo merecéis, y cuida bien a tu hermana.
Y, por favor, perdonadme y también perdona a Tommy. Ninguno de los dos tuvimos elección.
Si os enteráis ahora, sabed que luché lo mejor que pude. Sólo deseo que merezca
la pena y que vosotras y las guerreras concluyáis la tarea que yo no podré
terminar. Estoy convencido de que no me decepcionaréis. Un abrazo de tu amigo”...
Y
firmaba con su nombre completo. Robert Malden (Roy).
Cooan se estremeció emocionada plegando
cuidadosamente el papel y observó a su hermana. Ella también leía el mensaje y
la nota de Beruche decía.
-“Sé lo que vas a
decir cubito. Me llamarás idiota o loco, irreflexivo o tarambana, puede que algo peor, y en tu idioma, que
sabes que no entiendo, pero tienes razón. Soy todo eso y más. Pero no hago esto
por una simple temeridad. No es deseo de aventura ni una gamberrada de las
mías. Ni siquiera por cabezonería. Tú lo sabes bien, en esta ocasión, es lo que
debo hacer. Por todos nosotros, la Tierra entera depende de este combate y yo
no soy quién para anteponer mi vida a la del resto del mundo. Sobre todo cuando
tú y mis amigos estáis en ese lado de la balanza. Porque desde que te conocí
supe que mi vida tenía un sentido. Llegué a este mundo a servir los intereses
del mal, pero gracias a tu ayuda y a la de todos los demás pude liberarme de
esas ataduras y luchar por la justicia y la bondad contra esa legión de monstruos
que quieren dominarnos. ¡No se lo permitas! Tus hermanas y tú tenéis el coraje
y el valor suficientes como para enfrentaros a ellos y vencer. ¡Aprovechad la
ocasión! Las guerreras y Tom no os
fallarán y entre todos ganaréis. ¡Sois un equipo magnífico!
“Y
en cuanto a ti y a mí. Lo siento en el alma, más que cualquiera de las heridas
que pueda recibir. Nadie más que yo hubiera deseado que nuestras vidas
transcurrieran juntas como debió suceder desde siempre, pues esa es la
sensación que tengo desde que te conocí. Aquí, en esta pequeña caja, están las
cosas que más quiero. Mi cruz, las fotos que conservo de mis padres y todo ello
te lo lego a ti. Incluido mi apartamento y los bienes a mi nombre, excepto
algunas cosas que serán para Tom y Connie. Guárdalo como un recuerdo, sé que eres
muy ordenada así que perdona el lío en
el que está todo, pero es que me resulta muy duro separarme de algo tan querido
y no he podido evitar la tentación de verlo detenidamente por última vez.
Aunque mucho más difícil es despedirme de ti. Por eso, la noche que pasamos los
dos juntos ha significado algo maravilloso y la tendré en mi corazón hasta que
volvamos a vernos, quizás en el Cielo, quizás en otra vida. Únicamente Dios lo
sabe. Pero confío en Él, como me enseñaron a hacer mis padres y sé que volverá
a reunirnos. Sólo te pido una cosa más. Sigue adelante y no te rindas nunca. Sé
feliz y no cedas ante el dolor ni el odio. Eso es lo que ellos querrían y eso
es precisamente lo que no van a lograr.” Ahora debo dejarte, mi compañera de
clase, mi amiga, mi amor, la luz que me ha guiado para ser mejor de lo que
jamás creí que podría ser. Reza por mí y pon unas flores donde tú sabes. Pues
mi recuerdo siempre estará contigo, donde quiera que me encuentre y sonreiré
con el perfume de las flores”.
Con
Amor (firmado) Roy.
La chica cerró los ojos tratando de contener sus
lágrimas pero fracasó y algunas de ellas mojaron la hoja. Ella la alisó con
manos temblorosas secándola cuidadosamente con la manga de su camisa y dobló el
papel. Los otros la miraban visiblemente emocionados. Bertie tomó el colgante
con aquella cruz que Roy siempre llevaba consigo, excepto en aquel terrible día
y se lo puso al cuello con devoción. Jamás se lo quitaría. Eso sólo habría sido
posible para devolvérselo a su único dueño. Por su parte Tom sacó la nota que
su amigo le había dejado a él y leyó conteniendo sus sollozos.
“- Tommy amigo
mío y camarada. Gracias por todo, por soportar mis bromas, por cubrirme las
gamberradas y por enseñarme a ayudar a los demás. Todo lo mío es tuyo, ya lo
sabes. Te dejo a ti parte del dinero que me queda y mi guitarra, seguro que la
tocarás mejor que yo. Pero hazme un favor, socio. Cuida de las chicas y
lucha a su lado. Y sobre todo amigo mío,
¡jamás te hundas, no renuncies a la esperanza! Te contesto además a una
pregunta aguda de esas que sólo tú hacías al llegar. ¿Por qué me llaman Roy si
me llamo Robert? ¡Sólo a ti se te podría ocurrir semejante cuestión! “¡Paleto
de Kansas!”. Y no te lo dije entonces pero ahora lo haré. Verás, cuando era
pequeño, muy pequeño, mis padres me llamaban Rob, pero yo era incapaz de
pronunciarlo y sólo decía Roiii. Bueno, al menos eso me contaron ellos a mí.
Les hizo gracia y con ese apodo me quedé. Quizás sea tonto recordar una cosa
así en este momento, pero para mí, cualquier recuerdo de mi infancia es
precioso. Mucho más desde que supe cómo se sacrificaron mis padres por mí, del mismo
modo que me habéis ayudado todos para vencer al destino. Y no creo que éste me
haya derrotado si muero luchando. Al contrario, nosotros le hemos vencido
porque nuestros enemigos jamás conseguirán sus malignos fines. Ahora, te ruego
que hagas llegar este paquete a Bertie. Ella ha sido el auténtico amor de mi
vida y sé con certeza que en algún otro momento y lugar también lo fue. No me
preguntes ni cuándo ni donde...no lo sé y no, no estaba borracho entonces.- (Unos
ja, ja anotados en el papel y la carta seguía.)
-Simplemente lo sé. Bueno, debo dejarte ya, pero sólo en modo físico pues mi
corazón y mi alma estarán contigo, amigo mío. Despídeme también de Melanie y
los otros y dile a ella que me alegra mucho que sea feliz. Connie y tú sedlo
también y cuidaos todos. Hasta siempre o mejor, hasta que volvamos a vernos.
Firmado. Con
afecto de tu amigo. Robert (Roy) Malden.
Ninguno
pudo hablar durante un buen rato pues los sollozos ahogaban las voces y tenían
cada uno un nudo enorme en la garganta que tardaría mucho en disolverse. Tom
sólo pudo dejarlas descansar y retirarse también, agotado, a dormir. Antes de ello, quedaron en verse al día siguiente
en clase pues todos deseaban cumplir la última voluntad de su amigo. ¡Jamás se
darían por vencidos! Vivirían sus vidas con esperanza y más ahora que la Secta
y el Sabio habían sido destruidos para siempre.
- Ahora vamos a dormir.- Le dijo Cooan a su hermana
recuperando precariamente el control de sus sentimientos. - Mañana continúan
las clases y ya quedan muy pocos días para los finales.
- Hasta mañana, y gracias Cooan. Muchas gracias por
hacerme recuperar la esperanza.- Le susurró Beruche y sonrió levemente mientras
pensaba. -Y sobre todo gracias a ti, mi amor, que seas muy dichoso en donde
quiera que estés y no te preocupes, un día ambos estaremos por fin juntos. Pero
ahora voy a vivir con alegría y bondad en el corazón, ayudando a los demás, tal
y como me has pedido. - Y cerrando los ojos apagó la luz dispuesta a volver a
comenzar a reunir los pedazos de su vida otra vez. -
En
el apartamento de Petz y Karaberasu, ésta última pasó una mala noche, con dolores de estómago y vómitos. Pensó que
sería culpa de la lucha o que le había sentado mal la cena y no comentó nada
con su hermana mayor. Pero, al lograr conciliar el sueño, tuvo una terrible
pesadilla con el demonio que la forzó y junto a él estaba ese maldito Sabio,
aunque lejos de parecer vencido se reía. Karaberasu se agitó envuelta en un
sudor frío y tuvo un terrible presentimiento…
-¡Oh. Dios mío! Que no sea cierto.- Musitaba en su agitado
sueño.-
Tampoco
Usagi fue ajena a esas pesadillas, en las
que además surgía la figura recurrente de ese ser extraño de larga
túnica negra y con una capucha que le cubría las facciones. Y para horror de la
joven no dejaba de anotar cosas en ese gran libro que portaba.
-¿Quién eres tú? ¿Qué quieres de nosotros?-
Preguntaba la muchacha sin obtener respuesta.-
Despertó
en la habitación de su hotel, abrazada a Mamoru. Él parecía dormir
tranquilamente. Lo único que la chica pudo hacer fue suspirar y musitar con
honda preocupación y pesar.
-Esto no se ha terminado…no, aún quedan muchos
horrores que superar. Solo espero que vosotros podáis ayudarnos, amigos míos…
Y
tras estas palabras que pronunció mirando hacia el techo de su habitación pudo
al fin conciliar el sueño y dormir. Desde luego que iba a necesitar estar
descansada para afrontar lo que habría de venir.
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