Tras un tiempo
que a Roy se le hizo larguísimo, divisó en la lejanía una figura que se dirigía
hacia él caminando despacio. Al principio sólo era un puntito negro. Más tarde,
conforme se acercaba pudo distinguirlo mejor. Al cabo de un rato, llegó sólo a
pocos metros de distancia. Entonces fue capaz de verlo bien. Era un tipo de un
metro setenta y cinco más o menos, pelo moreno, largo y puntiagudo, con unos
largos mechones hacia arriba que le hacían parecer más alto. Lucía un gesto
risueño, que clavaba en el chico unos agudos y grandes ojos negros. Vestía una
especie de kimono rojo con un símbolo negro inscrito sobre fondo blanco en su
espalda. Pudo vérselo pues el individuo se había girado para recoger una
especie de bastón que se le había caído. Una vez se lo colocó sujeto a la
espalda de su kimono se acercó más hasta el muchacho y le saludó en un tono muy
distendido.
-¡Hola! - dijo
agitando una mano. - Tú eres Roy si no me equivoco, encantado de conocerte.
- Gracias, lo
mismo digo - repuso éste sorprendido - pero. ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres
tú? - Le inquirió a su vez.
-¡Perdona que
no me haya presentado! - Exclamó el individuo rascándose el cogote. - La verdad
es que las relaciones sociales no son mi fuerte. Mi mujer siempre me lo dice. Nunca me perdonará haberla dejado plantada en aquella entrevista
para ese colegio de Gohan. ¡Ja, ja, ja, ja!
No obstante, viendo que ese chico le
observaba con gesto pleno de desconcierto aquel tipo decidió ir al grano para
presentarse.
-Bueno, eso a
ti obviamente te da igual. Me llamo Son Goku y soy un amigo de un remoto
antepasado tuyo. Quizás incluso sea tu antepasado también. No sé, no lo recuerdo
muy bien, y mira que me lo explicaron…
-¿Queee?-
Exclamó Roy atónito. - ¿Cómo has dicho?... ¿Amigo de mi… quién?...
- Bueno, amigo,
lo que se dice amigo, quizás no. - Corrigió pensativo su interlocutor. -Vegeta
tiene un muy particular concepto de la amistad, pero después de tantos siglos
ya no es tan arisco como antes, je, je.
-¿Qué
significa eso de que es mi remoto antepasado, o de que tú también? ¿Por qué el
mago dijo que ibas a encargarte de mí? ¿Por que eres tú el que se va a
encargar?, ¿verdad? ¿A qué se refería con eso? - Quiso saber su contertulio sin poner freno a
los interrogantes que se agolpaban en su cabeza. -
- Calma hombre
- le pidió su contertulio haciendo
espacio con ambas manos. - Ahora te responderé a todas tus preguntas, pero de
una en una.
Roy se fijó en un detalle que no
había advertido antes, sobre la cabeza del tal Goku había una tenue aureola
amarilla, una especie de coronita que flotaba a unos escasos centímetros de ese
individuo…
-¿Qué es eso
que llevas encima de la cabeza? - Preguntó nuevamente el muchacho. -
- Espera
hombre, son demasiadas preguntas a la vez.- Repitió aquel tipo tan peculiar con
tono paciente. - ¿Te gusta? - Añadió señalando su aureola - , ¿es bonita,
verdad? Significa que estoy muerto, tú también llevas una, mira.- Le indicó apuntando
con un dedo a la cabeza del muchacho. -
Éste trató de vérsela pero al
levantar la cabeza la aureola le seguía hacia atrás. Trató de adoptar las más
inverosímiles posturas pero aquel irritante arito siempre le seguía al instante
por más rápido que se moviera. Finalmente miró elevando las pupilas y logró observarla
de refilón.
-¿Es molesto,
verdad?- Le sonrió Goku explicando con desenfado. - A mí me ocurría lo mismo.
Siempre quería verla pero se me escapaba. Me pasé varios siglos intentándolo. Y
al final me aburrí. Pero mi esposa dio con la solución. Con un simple espejo
puedes observarte. Es que ella es muy ingeniosa.
Roy le miraba como si estuviera
embobado. Su contertulio que debió pensar que éste se sentía inquieto por
semejante adorno, añadió con deje jovial para desdramatizar la situación.
-¡Tranquilo,
ahora estás muerto pero eso se solucionará pronto!
- Sí claro. Es
una de esas cosas fáciles de hacer. Como encargar una pizza o comerse un pastel.-
Convino su atónito interlocutor forzando una sonrisa de circunstancias en tanto
pensaba. - ¡Este tío está como una cabra!, ¿dónde me he metido?
Pero su nuevo anfitrión no le
permitió continuar ese hilo de reflexiones puesto que estaba cruzado de brazos
y se paseaba a su alrededor escrutándole desde todos los ángulos. Aquello no contribuía
a que Roy se sintiera muy cómodo que digamos pero tampoco sabía que podría
hacer. Esperaría a que ese lunático hiciera el primer movimiento. Y así fue
cuando el tal Goku le comentó.
- Vi tu
combate contra ese demonio. No estuvo mal, pero te derrotó muy fácilmente.
Deberías entrenar más, pero en eso puedo ayudarte.
- Escucha
amigo - replicó Roy molesto en su amor propio. - No sé quién eres tú, ni de que
vas. Pero te puedo asegurar que ese demonio era de todo menos fácil de vencer. ¡Me
habría gustado verte a ti en mi lugar! ¡Menuda bestia que era! Apuesto a que tu
pelea no habría durado ni diez segundos.
Su acompañante se limitó a encogerse
de hombros en tanto hacía el pino con una mano y volvía a ponerse en pie de un
brinco.
- No está mal.
- Dijo casi para sí mismo y segundos después volvió a dedicar su atención a
aquel chico que le miraba como si estuviera loco y repuso sin darle mucha
importancia. – Eso es verdad, yo le hubiese derrotado en unos dos segundos.
Se
produjo una incómoda pausa de silencio. Roy cuyo rostro parecía el retrato de
la contrariedad y la sorpresa al oír semejante cosa, replicó.
-¡Anda ya!. ¡Tú
alucinas, colega!…No sé a qué combate te referirás. Pero ahora te aseguro que no
estoy de broma, ¿vale? Mira, era un demonio enorme.- Escenificó elevando su
mano muy por encima de su cabeza para agregar.- Con unos cuernos gigantescos,
pezuñas y muy mala leche…
Goku
le escuchó atentamente en tanto aquel joven desahogaba su frustración y
finalmente contestó en tono conciliador.
- Sí, a ese
mismo me refería. No te enfades, hombre. No es que quiera herir tus sentimientos,
pero vas a tener que trabajar mucho.
- Claro -
contestó su contertulio con los brazos en jarras y un tonillo sarcástico - y tú
me vas a enseñar, ¿verdad? Mira tío, no sé lo que significa pero soy un saiyajin,
el Guerrero Dorado.- A modo de demostración Roy se transformó en solar, aun podía
hacerlo, pero claro si podía hacer otras cosas no veía porqué esto no. -¿Lo
ves? - Sentenció convencido e incluso vanagloriándose al añadir. - ¡Mira la fuerza
que tengo! ¿Cuándo has visto algo parecido?¿eh?
Aquel tipo le observó sin inmutarse,
y declaró con expresión pensativa y la mano a la barbilla. De la misma manera que
si le estuviera evaluando en una especie de examen.
- Nivel uno de
súper saiyajin, no está mal para un principiante y lo has logrado tú sólo con
ese entrenamiento tan sencillo, reconozco que tienes mucho mérito.
-¿Pero qué
dices? ¿Nivel uno? - Exclamó Roy sin poder creer lo que escuchaba. - ¿A qué
narices te refieres?, ¿es que tú eres capaz de conseguir más fuerza?
-¡Claro que sí
hombre! Fíjate bien.- Le pidió Son Goku con aire divertido, transformándose en
un guerrero dorado exactamente igual a Roy para sorpresa de éste y añadiendo
con tinte de clase magistral. - Te explico. Ahora estoy como tú, en el primer
nivel.- Dicho esto aumentó su energía a una intensidad tremenda.
Su
interlocutor se quedó boquiabierto, sintió una fuerza que era mucho mayor que
la de Nagashel. Goku lanzaba unas tremendas llamaradas doradas y su volumen
corporal había aumentado considerablemente. Incluso el zumbido que emitía se
había intensificado.
- Este es el
nivel segundo, aquí tendrás que llegar tú por lo menos.- Le indicó como si
aquello fuese lo más normal del mundo.-
-¿Qué? ¡Pero
eso es imposible!..- balbuceó Roy perplejo. - ¡Es una fuerza bestial!
- Pues todavía
no he terminado - repuso Goku elevando aún más su poder.-
Emitía
una fuerza tal si el chico no se agacha hubiera salido despedido por la energía
que emanaba de aquel individuo. Ahora varios metros alrededor de su contertulio
brillaban en ese mismo tono oro que
desprendía y creaban alrededor de él una especie de esfera de energía de
proporciones descomunales para los sentidos de Roy. Aunque Goku seguía sin
darle importancia en el tono de sus palabras cuando le dijo.
-Este es el umbral de nivel tres, hay varios
más pero basta de momento, ¿no crees? - E instantáneamente volvió a su estado
normal. – Tampoco es necesario llegar al nivel Dios.
-¡To, todavía puedes
aumentar más tu energía! - Exclamó Roy perplejo. -
- Bueno sí, la
verdad, muchísimo más. Esto no es nada. Pero no hace falta llegar más lejos por ahora. - Repuso
Goku sin darle mayor trascendencia al asunto. - Nosotros sólo trabajaremos para
que al menos llegues a este nivel de energía que te he mostrado para vencer al
demonio ese. ¡Anímate chico! , no es tan complicado - meditó unos instantes para
rectificar algo azorado. – Bueno, en realidad sí que lo es, pero creo que
tienes madera y podrás hacerlo, de hecho tienes que conseguirlo. Aunque sin
prisas, antes quiero ver como luchas conmigo, para corregir algunos fallos.
-¿Quieres que
luchemos? ¡Pero no tengo ninguna oportunidad! – Sentenció el chico espantado. –
No puedo llegar a esos niveles.
- Tampoco la
tenías contra ese bicho y peleaste. - Le rebatió su interlocutor sonando más
tranquilizador ahora cuando le aseguró. - No te preocupes, no te voy a matar ni
nada por el estilo. Además, ahora que lo pienso ya estás muerto ¿qué más te da?
No temas, será un combatillo de calentamiento, únicamente para practicar. Y me
quedaré en el primer nivel.
Roy tuvo que darle la razón,
evidentemente no le iban a matar otra vez. Al menos eso esperaba. De todos
modos ese tipo parecía simpático pese a estar como una regadera. Sólo pudo
atreverse a preguntarle.
- Espero que tampoco
duela. ¿No duele verdad?
Goku
le miró sin hacer demasiado caso y sin contestar se puso a realizar ejercicios
de estiramiento.
- Bueno, allá
voy.- Añadió Roy decidido - ¿Pero qué estás haciendo? - Le preguntó atónito al
percatarse de los extraños gestos que su contertulio realizaba. -
- Estiraba un
poco - repuso despreocupadamente Goku. - Hay que calentar antes del combate, es
algo importante. Podrías tener alguna lesión.
-¡Pero si
dices que también estás muerto como yo! ¿Qué más te da eso a ti? - Objetó su
pasmado interlocutor, devolviéndole el argumento anterior. -
-¡Tienes razón!
, siempre se me olvida. Supongo que será la costumbre - rio Goku llevándose una
mano al cogote. - ¡Da igual! Además, me quedan por contarte algunas cosas. Pero
primero vamos a pelear un poco. ¡Venga atácame!
Roy
estaba desde luego remiso de hacer eso. Pero su compañero le insistió con
impaciencia.
-¡Venga
hombre! ¡Aunque tengamos todo el tiempo del universo me voy a aburrir si no
empezamos ya!
- Pues allá
voy. - Anunció éste.-
Y
tragando saliva se lanzó contra su oponente tratando de darle con varios
puñetazos que su adversario esquivó incluso sin moverse del sitio, también
transformado en solar. Era inútil, por más que se afanaba en alcanzarle su rival
sencillamente lo evitaba sin parecer hacer ni el más mínimo esfuerzo.
-¡Eso no es
posible! – Exclamó Roy que ya jadeaba agotado.-
-¡Pero empieza
a luchar en serio! ¡Espabílate muchacho,
eres un súper guerrero!- le instó Goku.-
Y
aquel individuo le propinó a Roy un par de golpes que le mandaron al suelo tan
rápidamente que éste no pudo darse ni cuenta hasta caer.
-Ni…ni lo he
visto venir.- Pudo decir atónito tras levantarse trabajosamente.- Pero no me
rendiré.- Se arengó atacando de nuevo.-
A todo eso su mentor se limitaba a
acariciarse la barbilla pensativo entre tanto el chico trataba de acertarle con
algún golpe sin poder conseguirlo en absoluto. Y lo peor es que su compañero de
entreno no paraba de criticarle mientras tanto…
- Vamos a ver.
Eres demasiado lento y algo patoso, esto no va a ser fácil y encima estás muy
flojo.
-¡Todavía no
me has vencido!- exclamó Roy que lanzó una sucesión de sus más potentes rayos.
Estos
atronaron el lugar, pero cuando se disipó todo Goku seguía allí mesándose su barbilla
y sin un sólo rasguño. Entre tanto el atónito muchacho jadeaba y sudaba
copiosamente por el esfuerzo realizado.
-¿Pero si
estoy muerto? - Se preguntaba con la voz entrecortada por el agotamiento. - ¿Cómo
puedo estar sudando? ¡Esto es absurdo!
- Vamos, no te
distraigas - sonrió Son Goku lanzando contra él un rayo con la palma de su mano
que envió a su rival a miles de metros
de allí por lo menos.- Venga… tienes que estar más atento.
Roy apenas si pudo apartase, la ráfaga
aquella recorrió una enorme distancia antes de explotar creando un enorme hongo
de energía. El chico observó aquello con los ojos bien abiertos y apenas si balbució.
-¡Pero qué!...¡eso
era una bomba atómica!
-Vamos, usa tu
mejor ataque.- Le animó su adversario.-
Y el interpelado no se lo pensó,
emitió algunos disparos de energía seguidos contra su oponente. Este se limitó a
apartarles con indolencia. Sin embargo, Roy se sonrió. Era el momento que había
estado aguardando. Moviéndose con toda la rapidez que pudo se puso a la espalda
de su contrincante y acumuló toda la fuerza que tenía en una gran emisión de energía.
Eso dio la impresión de haber tomado a Goku de improviso.
-¡Eh?- Exclamó
el atacado al ver llegar aquello.-
Aunque para asombro de Roy, se
limitó a unir ambas manos y colocarlas contra su cadera, en tanto gritaba.
-Kamehamehaaaa…
Y entonces de entre las manos en
forma de cuenco de Goku surgió una gran llamarada de energía azul que se
precipitó contra el horrorizado Roy, barriendo su ataque y enviándole a él mismo
a cientos de metros de allí. Aquello le pareció como ser tragado por una
inmensa ola que le sacudió por todas partes al mismo tiempo que le quemaba y le
hacía bastante daño.
-¡Oh! Lo siento,
me he pasado.- Se disculpó Goku de inmediato apareciendo a su lado en cuestión
de milisegundos.-
Tras
unos segundos en los que ese poderoso individuo suspiró con cierta resignación
ayudó a Roy a ponerse en pie. Y mientras éste trataba de mantener la
verticalidad como podía tras aquella paliza, su acompañante le observaba sin
inmutarse siquiera. Y le dijo para animarle, posando una mano sobre los hombros
del derrotado, maltrecho y desmoralizado muchacho.
- Mira. Como
te dije antes, lo bueno de estar muerto es que no te pueden matar otra vez...
-¡Qué
desastre!- Gimió el chico que estaba como si le hubieran sacado de una
centrifugadora.-
-No estuviste
tan mal. A pesar de lo inexperto que eres ideaste una estratagema muy buena.
Incluso llegaste a sorprenderme. Si no hubiera emitido un Kamehameha potente me
habrías dado…
-¿Un qué? ¿Te
refieres a esa onda de energía? Me suena a nombre hawaiano…-Comentó su
contertulio.-
-Sí, bueno, es
una técnica de un maestro mío llamado Mutenroshi. – Le contó Goku,
explicándole.- En realidad, se trata de una concentración de tu energía vital. Bien
utilizada no hay arma más poderosa.
-Debe de ser
por eso que estoy hecho polvo. Y eso me lleva a otra cuestión. Dime. ¿Por qué
me duele todo?- le preguntó Roy molido, añadiendo con sorna. – Empezaba a
pensar que morir no era tan mala idea. Al menos creí que te ahorrarías el daño
que hace esto.
-¡No seas tan
quejica!- Exclamó jocosamente su interlocutor dándole una palmada en la espalda
que dio con el chico de bruces contra el suelo. – ¡Oh, perdona!...
Y
mientras su pupilo se levantaba mascullando juramentos de toda índole su
anfitrión le explicaba sin hacerle demasiado caso.
- Aquí nos permiten cansarnos y herirnos para
poder progresar, pero lo bueno es que también puedes comer.- Y sin más
ceremonias sacó una bolsita y de ella extrajo una judía ofreciéndosela a su
dolorido compañero, asegurando sin paliativos. - ¡Toma, esto te repondrá!..
-¿Una judía?-
chilló Roy examinando esa ridícula muestra de verdura. - ¿Es que quieres
tomarme el pelo? ¡Después de la paliza que me has dado quieres que me recupere
con una simple judía!
-¡Mira que
eres protestón! - Repuso Goku divertido para aclararle al instante. – No es una
simple judía. Es una alubia mágica.
El
chico volvió a mirarle como si observase a un tarado pero se avino a comérsela
a regañadientes. No se fiaba para nada de esas afirmaciones pero para su
sorpresa enseguida notó como estaba completamente recuperado.
-¡Esto es
fantástico! – Reconoció asombrado exclamando. - ¡Ojalá las hubiese tenido
antes!
-No te emociones,
estas alubias ayudan a recuperarse, pero, por ejemplo, no curan enfermedades.
Créeme, yo lo sé muy bien. Ni tampoco te habrían servido de mucho si no sabes
luchar. Aunque eso sí, aumentan tu fuerza si eres especial, como los de nuestra
raza.- Matizó sujetando la bolsita a su cinturón con una pequeña cuerda. – No
quiero ni contarte la de veces que me habrán salvado a mí en situaciones muy
apuradas.
Su interlocutor seguía sorprendido,
no tenía ni rastro de los golpes que había recibido y efectivamente se sentía aún
más fuerte que antes.
- ¿Qué quieres
decir con eso de nuestra raza? ¿Por qué nos hace ser más fuertes? - Quiso saber
el chico -
- Te voy a
explicar lo que pasa. - Añadió Son Goku recreándose en la cara de asombro de
aquel chaval. -No es que esas judías te den más fuerza. Pero tú eres un saiyajin,
o saiyan como a veces se dice más coloquialmente. Bueno, el caso es que llevas
la sangre de nuestro pueblo. Nos apodan los Guerreros del Espacio. Puedes
convertirte llamémoslo en un “súper guerrero” por esa razón. Y posees, como el
resto de nosotros, el" Zenkai Power".
-¿Qué
significa eso? - Le preguntó Roy con la boca abierta. -
- Quiere decir
que, cuanto más gravemente herido estés y logres recuperarte, más aumentará tu
poder. Ese es uno de los principales secretos de los guerreros del espacio.
Debes entrenar, sufrir y luchar. Algunos sentimientos como la ira también ayudan
a multiplicar nuestras fuerzas.
Su perplejo interlocutor asintió. ¡Ahora
le cuadraban muchas cosas! Entendía que fue eso lo que Valnak se negó a contarle.
Por esa razón era una pieza tan codiciada y ese demonio, Armagedón, quiso poseerle.
Aunque al parecer, ni ellos mismos eran conscientes del grado de poder que su
cuerpo era capaz de alcanzar.
- Sí,- convino
Roy al recordar.- Yo me transforme en solar, digo súper guerrero cuando...
- Ya lo sé,
cuando creíste que habían matado a tu novia ¿verdad?- Se le anticipó Goku
luciendo una divertida y cómplice sonrisa, amén de darle otra palmada en el
hombro que casi desencaja a su
interlocutor. - Lo vi en la bola de cristal de una bruja amiga mía. Y la verdad
es que tu novia es una chica muy mona. ¡Y con carácter! No me extraña que te
enfadases tanto. A mí me ocurrió algo similar la primera vez que me transformé,
cuando mataron por segunda vez a mi mejor amigo. ¿O fue por tercera? Ya ni me
acuerdo, ¡al pobre le mataron tantas veces! El caso es que alcanzaste la
barrera de un súper guerrero y la cruzaste. Ahora, con unos pocos meses de
entrenamiento, superarás de sobra ese nivel. Te lo aseguro
-¿Tú crees? -
Le preguntó Roy esperanzado. -
-¡Claro! ,
además, el tiempo no corre aquí igual que en la Tierra y tú te entrenarás en
las últimas horas terrestres en un lugar especial, junto a otros guerreros.
-¿Junto a más…?-
Le inquirió el muchacho sorprendido de oír eso. -¿Quiénes?
- Ya los
conocerás. Mi amigo Piccolo se ha estado encargando de ellos desde que
llegaron. Estaban todavía mucho más flojos que tú. Pero han mejorado bastante
en este tiempo. Aunque todavía les queda mucho por aprender. Pero paciencia.
-¿Y dónde
están? - Insistió su contertulio preocupado, pues se temía lo peor cuando
indagó con creciente preocupación. - ¿No serán las guerreras y las chicas? ¿No
habrán venido aquí?...¿Están bien, verdad?
- Que no son ellas,
no seas pesado.- Repuso Goku con un tono cansino, agregando con un tinte más
conciliador. – Tus amigas están bien, en la Tierra. Y a esos guerreros ya les conocerás.
Pero ahora olvídate de eso, tenemos mucho que trabajar. - Añadió más
animadamente poniéndose en guardia y sin previo aviso lanzó un rayo contra su
nuevo discípulo que éste pudo esquivar esta vez para recibir las felicitaciones
de su, a partir de ese momento, entrenador. - ¿Lo ves? ya estás mejorando.
El muchacho asintió con una sonrisa
de triunfo. La verdad es que ese tipo era amable y hasta divertido. Además, con
la fuerza que poseía y las cuantiosas técnicas de combate que dominaba era un
guerrero excepcional. Podría enseñarle muchas cosas. De modo que estuvo
dispuesto a esforzarse, Goku asintió con aprobación y los dos se pusieron de
nuevo a luchar...
-¡Vamos!
¡Estoy listo!- Afirmó un más animado Roy.-
En la Tierra era de noche y las
chicas dormían excepto Karaberasu. La pobre chica se despertó agitada por
horribles pesadillas sobre el demonio y su violación. Creyó engendrar una
horrible criatura de rasgos demoniacos. Desesperada y bañada en sudor frío se
levantó y se encerró en el baño. ¡No podía soportar aquello más! ¡No iba a
permitir que su cuerpo diera vida a un monstruo! Así que resuelta en su
desesperación decidió acabar con todo. Abrió los grifos de la bañera y se metió
en ella. Sollozando se hizo con una cuchilla, dispuesta a cortarse las venas de
las muñecas. Estaba a punto de hacerlo pero una extraña fuerza, surgida de su interior, le impedía ni tan siquiera
acercársela al brazo. Rompió a llorar allí, presa de la impotencia y se quedó
acurrucada en la bañera. Petz, que tenía el sueño ligero y la puerta de su
cuarto abierta, oyó el ruido del goteo y se levantó. El agua escapaba por las
rendijas del cerrado cuarto de baño. Trató de abrir pero estaba cerrado por
dentro.
-¿Quién está
ahí?- Inquirió tocando pero no le respondían. Preocupada fue por una tarjeta que
usó para saltar el pestillo, entró descubriendo a su hermana. - Karaberasu, ¿qué
te ocurre?- Le preguntó asustada.-
Beruche
y Cooan que habían sentido el forcejeo con la puerta también se habían
despertado, levantándose de la cama salieron
de sus habitaciones y entraron tras ella.
-¿Qué ocurre?-
Preguntó Bertie entre bostezos. -
- Es Kalie -
le dijo Cooan percatándose antes que su hermana. - Está metida en la bañera,
pero, ¿qué le pasa?
Karaberasu sollozaba y gemía
abrazada a sus rodillas. Beruche cerró el grifo y Cooan junto a Petz la
ayudaron a levantarse.
- Pero, ¿qué
te ocurre?- La interrogó Petz, asustada en cuanto vio la cuchilla, exclamando
entre atónita y enfurecida. - ¿Qué demonios intentabas hacer?
Al oír esa palabra la chica sufrió
un ataque de histeria. Gritando y pataleando para horror y temor de sus
hermanas. Tuvieron que sujetarla entre todas para poder calmarla y llevarla a
su cama. A duras penas le quitaron su camisón empapado y la envolvieron con una
toalla. Cooan entonces se fijó en su mirada, estaba perdida y al tiempo llena
de miedo y angustia.
-¿Qué tienes,
Kalie? - Le preguntó muy asustada. - Por favor, somos tus hermanas, te queremos
¡confía en nosotras, cuéntanoslo!
- Sí, por
favor - añadió Beruche visiblemente
preocupada. - Si es algo que te está destrozando tanto será mejor que lo saques
fuera.
-¡Eso quisiera
pero no puedo! - Balbuceaba Karaberasu totalmente desquiciada, repitiendo sin
parar - ¡No puedo!, ¡quisiera arrancarlo
de mí, y no puedo!
-¿El qué? - Le
inquirió Petz mirándola con una expresión de miedo y asombro mientras
acariciaba el rostro de su hermana tratando de calmarla. - ¿Qué te pasa?
-¡Ese monstruo
me violó!, ¡me violó! Cuando me capturaron.- Chilló la pobre chica descompuesta
por el llanto. -
Todas quedaron sobrecogidas,
incapaces de articular palabra. Fue Beruche la primera que pudo musitar
horrorizada.
-¿Quién lo
hizo?
- Aquella vez
en la sede de esa secta, ¡un demonio! – Como pudo les contó lo ocurrido
recobrando algo de tranquilidad para rematar - ese que maté.
Beruche y Cooan lloraban
profundamente abatidas y horrorizadas, ahora entendían la desproporcionada
reacción de ella entonces. Su pobre hermana había pasado realmente por un
infierno y jamás habría estado tan adecuadamente empleada esa expresión. A
costa de un enorme esfuerzo, Petz se mantuvo más entera y la abrazó con
lágrimas en los ojos.
- Tranquila
hermanita, todo va a salir bien. ¡Dios mío! ¿Pero por qué no nos lo dijiste?-
Le susurró en modo amable y compasivo. -
- Creí que no
era necesario que pasarais por esto. - Musitó más despacio con la vista fija en
sus manos entrelazadas sobre su vientre. - Pensaba que lo superaría, pero no
podía ni imaginar que esta pesadilla seguiría.
-¿Qué quieres
decir? - Quiso saber Cooan muy angustiada. -
- Estoy embarazada,-
les anunció con voz temblorosa dejándolas heladas. - De un mes y medio, el otro
día no fui a comprar Petz, fui a la consulta de una doctora.
-¡Oh, Dios
mío! - susurró Beruche tapándose la boca con las manos. -
-¿Qué…qué
puedo hacer? No deseo dar a luz a un monstruo.- Balbuceó Karaberasu con los
ojos bañados en lágrimas y temblando presa de la desesperación. -
- Llamaremos a
Tom, quizás él pueda hacer un conjuro para exorcizarlo y asegurarnos de que sea
un niño normal.- Propuso una también horrorizada Cooan. -
-¡No, por
favor!, no quiero que nadie más lo sepa. No podría soportar la vergüenza y la humillación.- Chilló.-
Estaba
fuera de sí, moviendo la cabeza muy nerviosa, tanto que todas a una tuvieron
que volver a calmarla.
- Tranquilízate,
mujer- le pidió Beruche dominando su
propia desolación y tomando las manos de su hermana entre las suyas. - No
llamaremos a nadie por ahora si no quieres, pero sosiégate y piénsalo.
- Tom ha
estudiado mucho y te podría ayudar, no debes tener miedo, es de confianza. Ya
le conoces. Y él ha sufrido como el que más a manos de esos monstruos. - Le
aseguró Cooan acariciando las temblorosas manos de su hermana. – Te
comprenderá…está con nosotras en esto.
- Está bien -
balbuceó Karaberasu deshecha y agotada por la tensión, cediendo al fin – en Tom
si confío. Llámale… por favor.
Cooan se apresuró a telefonear a su
compañero. Suspiró cuando a su mente vino el triste recuerdo de aquella vez en
la que avisó a las guerreras de igual modo para que tratasen de proteger a
Zafiro, fue cuando ellas acababan de volverse unas mujeres normales. En esa aciaga
ocasión sus amigas nada pudieron hacer pese a intentarlo con todo su esfuerzo.
¡Ojalá ahora fuera distinto! y ella ya estaba harta de tanto sufrimiento.
¿Acaso nunca podrían ser felices? ¿Era éste el precio a pagar por todos sus
errores pasados? ¿Tan malvadas fueron que merecían ser torturadas así? Lo pensó
mejor y decidió que no. Esto era una enorme desgracia pero debían salir
adelante, como siempre habían hecho. Y contaba con su novio, él podría hacer
algo, ¡seguro!
-Él nos
ayudará. Es un gran chico y ha aprendido mucho.- Se decía animosamente.- Entre
todos sacaremos de este pozo a Kalie.
En
el piso que el muchacho ocupaba sonó el teléfono. Tom estaba sólo. Su madre
había vivido con él hasta que aprendió a desenvolverse. Ella no quiso dejarle y
al igual que su padre y su hermano Daniel le ofrecieron que cuando lo desease
regresara a casa, pero él siempre se negó. Quería demostrar que era capaz de
vivir sin ser una carga y de momento,
pese a suponerle un gran esfuerzo, lo estaba consiguiendo. Así pues,
tardó en descolgar hasta que pudo arrastrarse desde la cama a la mesilla de
noche donde tenía puesto el aparato y contestar. Por un momento creyó que
podrían tratarse de sus padres para decirle cualquier cosa. Estaban chapados a
la antigua en muchos aspectos y quizás, pese
a asegurarle que confiaban en él no estuvieran tranquilos dejándole solo.
Pero cuando escuchó la voz angustiada de Connie se preocupó mucho, más cuando
ella le expuso la crítica situación obviando todo tipo de saludos. Él se quedó
atónito y reconoció muy asustado, aunque tratando de mantener el aplomo.
- Eso
sobrepasa en mucho mi capacidad. Haré lo posible por ayudar a tu hermana pero
yo también necesitaré la ayuda de un amigo.
- Está bien,
pero venid pronto por favor, mi hermana está desquiciada. - Le susurró por
teléfono Cooan a fin de que Karaberasu
no pudiera escucharla. -
- Enseguida iremos,
te lo prometo, en cuanto pueda localizarle.- Le aseguró Tom, la chica se lo
agradeció y colgó. -
Y el muchacho se dio prisa en
llamar. Telefoneó a un sacerdote que también era amigo de Anthony, aquel tipo
que enseñó al propio Tom. Ese cura siempre estaba dispuesto a luchar contra las
fuerzas del mal a cualquier hora y en cualquier sitio o momento, le había
explicado su mentor.
-Reverendo Harper.-
Inquirió el chico cuando contestaron a la llamada.-
-¿Quién es?-
Quiso saber una voz de hombre con tono profundo y algo suspicaz.-
-Soy Thomas
Rodney, amigo de Anthony.- Le expuso éste, alegando.- Él me dijo que podría
recurrir a usted si tenía algún problema…
-Sí. Anthony
me habló de ti, y de tus amigos. Dime hijo. ¿Qué puedo hacer para ayudarte?-
Preguntó el clérigo. -
El
chico le puso al corriente de todo y el sacerdote aceptó acudir para ayudarle
lo antes posible. Aunque antes debería ocuparse de otros asuntos que él y un grupo de colegas tenían pendientes. No
obstante, aconsejó a Tom para que éste pudiera aliviar el sufrimiento de esa
chica hasta que él llegase...
-Pierda
cuidado.- Le aseguró el muchacho.- Haré todo lo que esté en mi mano. Gracias…
Y entre tanto, en el piso de las chicas,
todas trataban de serenar en lo posible a su hermana.
- Ahora trata
de descansar. - Le decía Petz acariciándole las mejillas con ternura y
ofreciéndole un vaso de agua en el que Beruche había disuelto una pastilla tranquilizante.-
Tómate esto, te ayudará a dormir. -
Karaberasu asintió despacio y se lo
tomó sumisa. Apenas si pudo decir con la voz rota y totalmente agotada.
-Gracias
chicas, muchas gracias por ocuparos de mí.
-¡Qué cosas
tienes! – Le sonrió Petz animosamente en tanto tomaba una mano de su hermana
entre las suyas. – Somos familia. Te queremos y siempre nos tendrás a tu lado.
-Claro que sí.
– Convino Beruche arropando a su hermana con todo el cariño que pudo. –
Cooan volvió del otro cuarto tras haber
hablado con Tom y le susurró afectuosamente a su hermana mayor.
-Tranquila,
Tommy vendrá pronto y seguro que te ayudará. Ya lo verás, Kalie. Todo saldrá
bien.
La
aludida pudo apenas componer una débil sonrisa, aunque por sus mejillas rodasen
sendas lágrimas. Las tres restantes no pudieron evitar mirar a su pobre
hermana, compungidas y llenas de piedad. Estuvieron a su alrededor apoyándola
hasta que al cabo de un rato se durmió. Petz se encargó de darle un cariñoso
beso en la frente y salió la última del cuarto, apagando la luz de la mesita de
noche. Por suerte, al día siguiente era sábado y las chicas no tenían clase. Podrían
estar todas con ella. De eso hablaban en tanto tomaban asiento en el salón.
-¿Qué vamos a
hacer? - Preguntó Cooan visiblemente desesperada ahora. -
- Ayudarla en
todo lo que podamos, somos lo único que tiene. - Repuso Beruche con el
semblante aun pálido por todo lo ocurrido pero firme en sus palabras. -
- Sí, pero
para eso debemos tratar de descansar. - Les dijo Petz con más aplomo -
intentemos dormir.-
Las chicas convinieron en ello
aunque les costó mucho conciliar el sueño. Cada una pasó casi todo el resto de
la noche en vela, atenta a cualquier cambio o despertar de Karaberasu, pero ésta
afortunadamente pudo dormir sin más incidencias. Entre tanto, los sectarios, al
mando de Fantoy seguían haciendo de las suyas por toda la ciudad. Actos
vandálicos y macabros, desórdenes y asesinatos rituales se sucedían ante la
impotencia de las autoridades, y todo para preparar la venida de su maligno maestro.
El panorama se presentaba muy oscuro y las cuatro hermanas necesitaban ahora
más que nunca, estar unidas. Por fortuna eso no llegaba hasta Filadelfia. Al
cabo de un día entero, April abrió lentamente los ojos. Estaba en su cama, en
casa. Al principio la muchacha no sabía qué le había sucedido. Su mente se
negaba a recordar.
-¿Cómo he llegado
hasta aquí?- Se preguntó en voz alta.-
A los pocos instantes la puerta de
la habitación se abrió. Su sonriente madre pasó y se sentó a un lado de la
cama, besó a su hija en la frente y le preguntó con tono jovial.
-¿Cómo estás,
cariño?. Llegaste tan cansada del viaje que te acostaste enseguida.
-Apenas me
acuerdo de nada, mamá. ¿Cuándo llegué?- Inquirió la desorientada joven.-
-Ayer a la
tarde.- Afirmó su interlocutora. Añadiendo animosa.- Ahora date un buen baño
que mientras te prepararé el desayuno…
Y es que Sabrina Sinclair pudo
suspirar aliviada. Su hija daba la impresión de no acordarse de nada malo. La
medicación prescrita por ese psiquiatra debía de estar funcionando. Recordaba muy bien las instrucciones que ese
médico les dio a su esposo Ethan y a ella cuando les comentó con tono
categórico.
-Ante todo, no
hagan nada por alimentar esas fantasías obsesivas y paranoides. Su hija tiene
que verles con una actitud totalmente normal. A su debido tiempo arréglese para
convencerla de que se haga un chequeo médico intensivo. Es importante a fin de
comprobar mi hipótesis.
Y desde luego que ella haría cuanto
estuviera en su mano para seguir esas instrucciones. Pero ahora únicamente deseaba
tener a su pequeña a su lado.
-Cariño. Esta
vez tu padre y yo no nos descuidaremos. Tomando tu medicación estarás curada y
podrás llevar una vida normal…
Por otro lado y aunque sus
compañeros no se olvidaban de su amiga, estaban algo lejos. Melanie y Malcolm iban
ahora de camino hacia la casa de los padres de ella. La joven deseaba presentarles
a su novio. Pero desde luego que, durante el viaje, charlaron acerca de April.
-No sé. –
Suspiraba Melanie.- Espero que esa pobre chica tenga paz al fin. Y pueda vivir
tranquila. Pero me preocupa mucho eso que dijo aquel psiquiatra.
-¿Crees de veras
que ella haya podido?.. Inquirió su pareja sin atreverse a concluir esa frase.-
-No tengo ni
idea, y la verdad, no deseo ni pensarlo.- Suspiró la joven.- Si la mitad de las
cosas que nos contaron son ciertas, temo mucho que April ha llevado una doble vida
y que ni siquiera ella está al tanto de muchas cosas que su otra personalidad
haya podido hacer. Y además, están esos extraños sucesos. De algún modo podría haberse
visto afectada por ellos.
-Quien sabía
mucho de esas cosas era Rodney.- Comentó Roberts ahora.- Podríamos hablar con
él.
-No pienso que
sea buen momento. Tras lo sucedido con Roy y su propia desgracia.- Suspiró Melanie,
alegando con voz queda.- Mejor dejémosles tranquilos.
Y su novio asintió, mientras ambos
miraban por la ventanilla del tren en el que iban. Entre tanto, a muchos miles
de kilómetros de allí, en Japón, eran las tres de la tarde. A esas horas no
había apenas gente en el santuario Hikawa. Aunque se podía escuchar el tono de
voz entre molesto y admonitorio de la inquilina.
-Yuuichirou,
te he dicho más de mil veces que limpies el barrillo de la entrada. Luego lo
meten dentro del templo y se pone todo perdido.
-Sí, Rei.-Se
apresuró a responder éste con un temeroso tono.-
La
sacerdotisa suspiró moviendo la cabeza. ¡Este chico no se enteraba! Aunque
enseguida le oyó exclamar con voz entre sorprendida y preocupada.
-¡Rei!, ven
enseguida…
-¿Qué ocurre?
- Inquirió ella con voz indignada. – ¿Es que no te ha quedado claro?....
Pero
su interlocutor insistió con tono lleno de temor. La sacerdotisa entonces
corrió a su encuentro. Deseando que no se
tratara de otro demonio. Por suerte no era eso. Sucedió que el muchacho estaba
acabando de amontonar unas hojas cuando a su espalda oyó como alguien, con voz
entrecortada, le suplicaba.
-Ayúdame. ¡Por…favor!
Era una voz de mujer, parecía que
joven. Rei llegó inmediatamente para ver
a una chica que parecía arrastrar los pies, se trastabillaba sin apenas
fuerzas. Llevaba algo abrazado, una forma casi cilíndrica envuelta en una
mantita. La sacerdotisa enseguida se dio cuenta de lo que era.
-¡Oh, Dios mío!-
Exclamó corriendo hacia aquella muchacha en tanto le preguntaba.- ¿Qué te
ocurre?
La interpelada apenas si pudo
levantar la vista, esos ojos almendrados y ese pelo castaño le resultaron muy familiares
a Rei que enseguida pudo apenas balbucear.
-¡Annie! ¿Eres
tú? ¿De dónde vienes? ¿Qué te ha pasado?
La otra chica apenas fue capaz de mantener
su mirada y entonces se desplomó agotada. Por fortuna entre la sacerdotisa y Yuuichirou
a una la sujetaron antes de que se cayera, asegurando también el paquete que
portaba. Aquello era nada menos que un bebé envuelto en una pequeña manta,
parecía profundamente dormido. El muchacho tomó en brazos a la chica en tanto
Rei hacía lo propio con esa pequeña criatura y los metieron al interior de la
casa. Yuuichirou dejó a Annie en la cama de su jefa. La sacerdotisa, tomando con
mucho cuidado al bebé, lo depositó sobre un almohadón.
-¿Puedes
hablar?.. ¿Qué ha pasado?- Insistía tratando de evitar que su interlocutora
perdiese el sentido.-
-E…energía…-Pudo
susurrar la otra chica de modo desesperado.- No puedo…más…
-Yuuichirou,
rápido. Ve a llamar a Usagi y las
demás.- Le pidió, a lo que el muchacho asintió, yendo a todo correr.-
Como pudo Rei le tomó la mano y su interlocutora
le absorbió un poco de su aura, pero al instante quedó inconsciente. La
sacerdotisa se asustó al principio, no obstante respiró aliviada al ver que esa
chica solamente estaba dormida. Debía de estar exhausta para haber caído así.
Optó por dejarla descansar y aguardar la llegada del resto de sus compañeras…
Afortunadamente estas no tardaron en aparecer.
-¡Rei, Yuuichirou
estaba muy alarmado. Dinos ¿Qué ha pasado?- Quiso saber Ami que fue la primera
en llegar.-
Su amiga no precisó decir nada. Al
ver a Annie dormida en la cama y al bebé, la Guerrera Mercurio exclamó atónita.
-¿Cómo ha
llegado hasta aquí? ¿Dónde está Ail?...
-No lo sé.
Apenas si pudo decir dos palabras antes de desmayarse.- Respondió su interlocutora.-
Al poco, tanto Makoto como Minako
hicieron acto de presencia…
-¿Qué pasa?-
Quiso saber Makoto, comentando a su vez.- Yuuichirou parecía muy asustado.
Y lo mismo que antes, la sacerdotisa
no necesitó explicarlo. Sus compañeras enseguida cayeron en la cuenta al ver esa
escena.
-¿Y Usagi?-
Inquirió Rei.-
-No lo sé.
Quizás Yuuichirou no la haya avisado.- Conjeturó Ami que les estaba tomando el
pulso a Annie y comentó con alivio.- Parece que está algo débil, pero se
recuperará…
Entonces oyeron a alguien más
entrar, junto con el ayudante del santuario venía Usagi. Éste la invitó a pasar
en tanto se retiraba dejándolas a solas.
-Gracias.- Le
dijo la recién llegada.- Lamento llegar tarde.- Afirmó con tono bastante serio dirigiéndose
ya a sus amigas.-
-No te
preocupes.- Repuso en esta ocasión Rei puesto que las chanzas estaban ahora de
más, sobre todo cuando le preguntó con voz severa y concernida.- Dinos una
cosa. ¿Sabías algo de esto?
-¿Saber de
qué?- repuso su interlocutora
observándola con extrañeza.-
No obstante, enseguida vio a Annie
allí dormida y al bebé. La cara de Usagi era un poema, estaba tan asombrada y
desconcertada como el resto.
-No…-Aseveró
con rotundidad.- De esto no sabía absolutamente nada…
La muchacha ya venía bastante
asustada por las últimas revelaciones que había tenido. Despertó casi entre
gritos y sudando copiosamente al percibir el terrible trauma que arrastraba
Karaberasu. Y lo peor es que no podía decirles nada a las demás. Sin embargo,
esto no lo esperaba. Decidió no hablar mucho y permanecer atenta a la evolución
de su antigua amiga, junto con el resto de las chicas. Así que cuando Annie recobró
el sentido se encontró rodeada por las preocupadas caras de las guerreras.
-¡Mi hijo!
¿Dónde está mi hijo?- Fue lo primero que pudo musitar con patente temor. -
-Tranquilízate
- Le susurró Minako con un dulce tono de voz. - Está aquí mismo, aun duerme.
-¿Qué ha
ocurrido?- le preguntó Usagi con la misma suavidad. - ¿Dónde está Ail?
Ann no pudo evitar el llanto que se
desató en ella al escuchar el nombre de su compañero. Todas las chicas la
contemplaron con pena y mucha preocupación.
-Bebe un poco
de agua.- Le ofreció Rei dándole un vaso que la pobre joven apenas si podía
sostener entre sus manos temblorosas.- Tranquila. Aquí estáis a salvo…-Le
aseguró con dulzura la sacerdotisa.-
Tras
beber algunos sorbos y tranquilizarse un poco, como pudo Annie les contó lo
sucedido.
-Llegamos a un
mundo nuevo…íbamos a instalarnos allí y a plantar al Makaiju. Entonces alguien
vino…Más bien se trataba de un grupo. Eran una especie de soldados. ¡Muy
fuertes! Ail quiso razonar con ellos, pero eran malvados y crueles. Ni tan
siquiera nuestras cartas pudieron hacer nada. Yo quedé atrás… Hubiera ido a
ayudarle pero tenía que cuidar de nuestro hijo.- Sollozó totalmente hundida.- Y
él…
-Calma…- Le
pidió Minako observándola con el mismo pesar que las demás, para agregar con
suavidad.- Tómate tu tiempo…
Annie
apenas pudo asentir mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Sus amigas
no podían evitar llorar también, más cuando la narradora culminó su dramático
relato, sentenciando llena de pesar.
-Ail se sacrificó
para protegernos.
Las
demás se quedaron impactadas y muy consternadas. Pugnando por no llorar
también, Ami le dijo tratando de animarla.
-No temas,
nosotras te ayudaremos. Ahora tu hijo y tú estáis a salvo.
-Quedaros aquí
todo el tiempo que queráis. - Le ofreció amablemente Rei. -
-Pero debes
comer algo,- intervino Makoto. -Estás muy débil, y el bebé también.
Casi como si la hubiera escuchado el
niño comenzó a llorar. Minako le tomó en brazos
para intentar calmarle, pero el bebé no callaba.
-Pobrecito-
susurró Annie. - No ha comido nada en meses, ha estado en hibernación conmigo.
-Debes comer
algo para poder amamantarle.- Le aconsejó Rei. – Si es que le alimentas de ese
modo.
-Normalmente
sí. Pero comer me será más difícil ahora. Para nutrirme de alimento tendría que
esperar a digerirlo. Mi sistema humano no es tan eficiente como el que poseo en
mi forma natural y menos tras este largo viaje. Tuve que mantener mi cuerpo
original para minimizar el consumo de energía. - Pudo decir la chica entre
sollozos.- No me queda mucha pero puedo darle algo de ella a mi hijo, pásamelo,
por favor. - Le pidió a Minako que entregó al niño a su madre. –
Annie le puso una mano sobre la
frente y le pasó una tenue aura azulada. El bebé pareció calmarse pero a su madre
se le nubló la vista.
-Necesito
energía…- Pudo balbucear pronta a perder el conocimiento. -
-Toma de mí la
que necesites.- Le ofreció de inmediato Ami.
-
-¡Y de mí!-
secundó Makoto con igual celeridad. –
Ambas le dieron las manos y Annie
absorbió una pequeña cantidad de cada una, suficiente como para despejarse y
poder decir.
-Muchas gracias,
chicas.
-¿No puedes
comer algo?- Le inquirió Usagi muy preocupada. -
-Para eso
tendría que variar mi metabolismo.- Objetó Ann. -
-Pero nosotras
te hemos visto comer alguna vez.- Le recordó Rei. -
-Puedo hacerlo
para guardar las apariencias. Aunque para que me alimente de veras tendría que
cambiar mi constitución genética. Me costará pero a Giaal le vendrá mejor. Lo
conseguiré. ¡Por mi niño!…Nuestro hijo…- sollozó nuevamente al pensar en Ail. -
-¡Vamos Annie!
- la animó Minako. - Estamos contigo. Somos tus amigas y te ayudaremos.
- Todo irá
bien. ¡Ya lo verás! – La secundó Usagi con su característico optimismo. – Nada
malo os volverá a suceder. Cuidaremos de los dos.
Su interlocutora asintió sintiéndose
más aliviada y agradecida. Enseguida le ofrecieron tomar más energía del resto
de las guerreras. Tras hacerlo pudo darle el pecho al niño que al fin se
encontró mucho mejor y pudo dormir tranquilo. Les explicó a las atónitas chicas
que, al haberlo concebido al modo humano, era para él más eficaz ser alimentado
de esa manera. Después de aquello Yuuichirou entró al poco rato en el salón.
Rei le dio instrucciones para que fuese a comprar todo lo necesario para el cuidado
de un recién nacido. El chico se apresuró a cumplir aquel mandato. Por su
parte, agotada pese a la recarga de fuerzas y con los nervios rotos tras
revivir su drama, Annie se durmió al lado de su hijo. Las chicas se miraban
ahora con una mezcla de incredulidad y preocupación. Fue Rei la que, con bastante
prevención y tacto para lo que era costumbre en ella, le inquirió a Usagi.
-¿Entonces, tú
no sabías nada de esto?...
-No… os puedo
asegurar que esto sí que no lo esperaba. Estoy tan perdida como vosotras.-
Insistió con total sinceridad.-
-Quizás puede
tener que ver con ese extraño avistamiento, esa entrada en la atmósfera que
nuestras compañeras detectaron hace unos días. Y con ese explorador que
destruyeron anteriormente. - Apuntó Ami.- Esos otros posibles enemigos.
-Lo que está
claro es que esos seres que han atacado a Ail y Ann no pueden ser demonios.-Subrayó
Makoto sentenciando con visible inquietud.- Por desgracia esto nos lo confirma.
Es un problema diferente. Otros seres hostiles.
-La pregunta
es.- Intervino Minako.- ¿Tendremos tiempo de acabar con los que nos amenazan
ahora?
-Cuando Annie
despierte espero que nos pueda contestar a algunas preguntas.- Dijo Usagi que,
sin embargo, sonrió al observar a la aludida y al bebé dormir plácidamente
ahora.- Ahora deben descansar y reponerse. Ella y su hijito.
-Es tarde.
Mejor será que os vayáis a casa, yo me quedaré con Annie y el niño sin ningún
problema.- Declaró la sacerdotisa.-
Sus amigas asintieron, quedando en
retornar al día siguiente para ayudar. Usagi se marchó pensativa. Aquello sí
que no estaba previsto. Al menos en lo que a ella le habían revelado. Quizás no
tuviera que saberlo todo, pero no le gustaba la idea de encontrarse a la deriva.
Lo hablaría con Mamoru. Esto obligaba más si cabe a los dos a llevar a cabo su
plan. También contaba con su buen amigo que en las alturas estaría ocupándose
de la otra fase de la operación. Ahora por desgracia, tampoco podía informarse
de eso.
-Me gustaría ir
a verle, pero no es posible. Sé que puedo contar con él y con su grupo. Harán
un gran trabajo.- Pensó, tratando de aliviarse al menos de esa preocupación. -
De
modo que, por el momento, esperaría acontecimientos pues no era ajena a que en
América las cosas estarían próximas a acelerarse y tendrían que estar preparados
para cuando llegase la hora.
-Todo se nos
viene encima. Lo de esta pobre chica. Lo que les sucede a nuestras amigas en
Estados Unidos. ¡No sé por dónde empezar! Al menos espero que, hasta enfrentar
a nuestros nuevos enemigos, tengamos tiempo de acabar con estos otros… Confío
en vosotros amigos míos, preparad a
nuestro muchacho bien. Tras todo el sufrimiento que las chicas y nosotras hemos
soportado y que aun habremos de arrostrar, tiene que valer la pena…
Y así pensaba en tanto retornaba a
casa. También a ella le vendría bien un buen descanso para aclarar las ideas
después de todo.
anterior siguiente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)