Tras un fin de
semana movido Tom, aconsejado por el sacerdote, le dio a Kalie un tratamiento
de protección mágico para que la chica pudiese dormir tranquila. Aquel párroco
tardaría aun en poder llegar pues tuvo que atender otro asunto de última hora.
Su sustituto animó a la pobre muchacha en lo que pudo y le dijo que ese
sacerdote podría ayudarla más.
-Me imagino
que debe de ser muy duro para ti, pero tienes a tus hermanas y me tienes a mí
para cualquier cosa que necesites.- Le dijo animosa y afectuosamente él,
mientras se acercaba son su silla de ruedas cerca de la cama de la muchacha.
-Gracias Tom.-
Pudo sonreír apagadamente ella.-
De haberse tratado de otra persona
ella habría reaccionado de una forma mucho más amarga, pero ese muchacho había
sufrido también muchísimo. Era de los pocos que podía comprenderla. Kalie
estaba muy deprimida y asustada. Su vida se había venido abajo, aunque tenía
que mantenerse entera por sus hermanas. De modo que el chico la dejó para que
descansara. En su opinión, Karaberasu se quedó más tranquila y pareció estar mejor.
Así se lo comentó él a su novia que estaba en la casa.
-No me atrevo
a dejarla sola.- Suspiró Cooan cuando habló con él.-
-Debéis tener
fe en ella.- Le contestó Tom.- Ha pasado
por mucho y ahora le queda esta complicada situación por delante.
-Estamos muy
asustadas.- Confesó su interlocutora entrelazando las manos para acercárselas a
la boca.- ¿Y si da a luz?...ya sabes…
-No creo que
eso suceda.- La animó el joven.- Por eso trabajaremos sobre ella y haremos
cuanto podamos para que su bebé nazca tal normal como otro cualquiera.
Aunque el muchacho también se sentía
desconcertado, sin saber a ciencia cierta qué podría ocurrir. Ese sacerdote era
un experto en temas relacionados con el Maligno. Según le contó Anthony,
formaba parte de su mismo grupo. Un equipo de personas que habían estado
luchando contra el mal desde hacía muchos años.
-Los guardianes.-
Recordó Tom que se hacían llamar. – Ellos protegieron a Roy cuando era niño.
Bueno, si lograron sellar a Armagedón, espero que también puedan ayudar a Kalie
y a su bebé…
Por
ello le sonrió a Connie tratando de inspirarle confianza. Al poco Bertie y Petz
llegaron de hacer unas compras. Siendo informadas por Tom de que su hermana
descansaba. Con ello se aliviaron y eso era importante puesto que Cooan y Beruche,
ya metidas de lleno en sus clases, debían volver al trabajo. Al día siguiente le
tocaba empezar a Bertie, pues su hermana quería estar un rato con su novio que
tenía una hora libre para poder hablar de sus cosas. Así que, aunque tocaba dibujo,
clase responsabilidad de Cooan, su hermana la sustituyó. En la siguiente hora
comenzó con su clase de historia.
-A ver niños.-
Dijo ella dirigiéndose a la clase. – Guardamos ya el material de dibujo y
pasamos a la historia. Así que comenzaré con unas preguntitas para ver cuanto
sabéis. - Miradas expectantes entre los niños hasta que Bertie inquirió -
¿Quién de vosotros sabe quien es el actual presidente de los EE.UU?
Los críos levantaron la mano con rapidez,
Bertie señaló a uno de ellos que respondió sin dificultad.
-Muy bien-
sonrió la muchacha- , ¿y el nombre del primer presidente?- Esta vez menos manos,
señaló a una niña morena en una esquina.-
-George Washington-
respondió resuelta. -
-Eso es-
asintió Beruche.- Veo que sabéis mucho. Ahora os contaré algunas cosas más.
Bertie les habló sobre la
independencia americana contándoles algunas historias populares que ella misma
aprendió en la universidad. La chica se recordaba ahora a sí misma cuando
estudiaba en Némesis. Siendo pequeña estuvo aprendiendo en su propia casa,
junto a sus hermanas, con droidas preceptoras. Al ir a la Corte al principio no
tuvo obligaciones debido a su corta edad. Entonces sí fue a algo parecido a la
escuela de la Tierra. Con otros críos. Aprendía y hasta se divertía. Sin
embargo, de siempre fue tímida, jugó poco con los demás niños y niñas de su
edad. Por otra parte le encantaba leer y aprendió enseguida a jugar al ajedrez.
En eso era igual a su amiga Ami. Suplía su falta de relaciones con otras
personas con su pasión por ese juego tan ligado al intelecto. Incluso sus
padres, antes de que ella fuese a la Corte con sus hermanas, habían tenido
muchas expectativas en ella y su gran inteligencia. Aunque una vez fueron
aceptadas al servicio de los reyes eso pasó a un segundo plano. Ahora suspiraba
todavía incrédula. ¡Quién le hubiera podido haber dicho que la que sería en un
principio su enemiga mortal se convertiría con el tiempo en su gran amiga!, y
que además compartía aquella pasión por el ajedrez. De hecho, eran tan parecidas
que ambas se comprendían muchas veces sin necesidad de hablar siquiera. Sí, Ami
tenía mucho en común con ella. Estudiosa, discreta, ordenada, tímida y que solamente
mostraba los destellos de su auténtica ternura y bondad cuando alguien ganaba
su confianza. Beruche se alegraba mucho de haber podido tener una amiga así. Y
solo cuando vino a los EE.UU. y conoció a Roy experimentó algo similar, que
además le hizo conocer al fin el amor de pareja. Ahora suspiró entristecida, al
evocar el recuerdo de ese chico, pero se obligó a dejar de lado aquello. Era
maestra y tenía un hermoso trabajo que realizar. Enseñar y guiar a los más
pequeños. De modo que, tras terminar de contar algunas cosas, y aprovechando la
clase anterior, encargó a los niños que pintaran algo relacionado con los
Padres Fundadores y después se despidió por ese día de ellos.
-Bueno, no
dejéis de hacer las tareas para mañana.- Les sonrió antes de marcharse del
aula, una vez llegó su hermana a la que dijo jovial. – Son todos tuyos.
-Gracias, señorita
Malinde.- Sonrió esta.-
-De nada,
señorita Malinde.- Repuso su interlocutora igualmente risueña.-
-Al menos
parece que Bertie va poco a poco volviendo a recobrar algo de alegría.- Pensó
más animada, para centrarse ya en los peques a los que saludó con afabilidad y
dulzura.- Buenos días.
-¡Buenos días
señorita Connie!- Exclamaron casi a coro
haciéndola reír.-
De
modo que se dispuso a comenzar con esa clase. Una introducción a la geografía,
y decidió comenzar a gran escala pues lo hizo con nociones de astronomía.
-¿Alguno sabe
el nombre de los planetas del Sistema Solar? - Preguntó a modo de tanteo. -
-¿De todos? -
Exclamó Jason alarmado - ¡eso es muy difícil!..
-Si alguno se
los sabe, bien. Si no, no pasa nada, - sonrió su maestra consciente de que esa
cuestión era quizás demasiado complicada para unos niños tan pequeños. –
¡Pero
a ella le parecía tan natural!, recordaba cómo, siendo muy niña, fue de las
primeras cosas que aprendió en Némesis. Cuando Cooan no se dedicaba a
corretear, disfrazarse o a jugar a maquillarse con niñas de su edad en la Corte,
o incluso a escuchar alguna que otra
cosa que Bertie le contaba, estudiaba con gran atención el Sistema Solar y
sobre todo la Tierra. Aquel lugar del que sus antepasados fueron muy
injustamente desterrados. Según las explicaciones que les dieron, fue por negarse
a aceptar las prácticas antinaturales de la Reina Serenity y del rey Endimión
que alargaron la vida de sus súbditos y de ellos mismos. Los exiliados
ancestros de la que luego sería la gran familia de la Luna Negra tuvieron que vivir en una especie de roca o
gran asteroide antes de llegar a su mundo. Al menos eso recordaba que sus maestros le contaron. Ella y sus
hermanas siempre creyeron que los males de su pueblo eran culpa de los
soberanos de Cristal Tokio, así como la muerte de los padres del príncipe
Diamante. Por ello, y sobre todo tras ser influenciadas por la energía oscura
del cristal negro, se volvieron tan crueles y estuvieron tan determinadas a
cumplir con su misión. Ahora todo eso le parecía tan lejano que le resultada
prácticamente irreal. Hacía ya bastante tiempo que Cooan se veía a sí misma y a sus hermanas como humanas y desde luego
sabía cuan equivocadas habían estado. Conociendo a la Guerrera Luna, la que
debería ser la futura reina de Cristal Tokio, y a Tuxedo Kamen, quién que
debería ser el rey. Sin olvidar por supuesto a las guerreras, a las que desde
muy pequeñas, les habían enseñado a odiar. A éstas últimas se las culpaba
también del triste destino de sus antepasados. Pero después, paradojas del
destino, su mejor amiga y la que la salvaría de su terrible antigua vida y de
un trágico final fue la que había estado destinada a ser su enemiga mortal, la guerrera
Marte. Tras eso se dio cuenta hasta qué punto fueron no solamente ellas, sino
todos los habitantes de su mundo, vilmente manipulados por ese Sabio. Ahora la
determinación de ella y de sus otras hermanas era justamente el proteger ese
bello planeta que las había acogido y a sus moradores. Pensando en esto no pudo
evitar musitar.
-¡Qué trágica
pérdida de tiempo y de vidas!
Aunque
la voz de uno de los críos la sacó de esos pensamientos, en cuanto ella le
escuchó al hilo de lo que había preguntado anteriormente…
-¿Los quiere
por orden de lejanía o de cercanía al sol? – Quiso saber Spencer dejándola
boquiabierta. -
-Bueno, pues
dímelos por orden de cercanía,- repuso
Cooan aun atónita y saliendo del todo de sus recuerdos y reflexiones. -
-Pues,
Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano. Y ahora Plutón, que
a veces está dentro de la órbita de Neptuno. Aunque algunos astrónomos aseguran
que es muy pequeño como para ser un planeta por sí mismo.
Concluyó
con las clásicos comentarios de "empollón" y "sabiondo" que
pudieron escucharse tras de él y las no menos asombradas caras de algunos
compañeros.
-Muy bien.-
Asintió aprobatoriamente Cooan
visiblemente impresionada por ese crío, admitiendo de modo halagador que
aprovechó sin embargo para matizar. - Te los sabes muy bien, pero se te olvida
uno muy importante.
Algunos niños señalaron a su
compañero e hicieron comentarios de burla. Otros fueron más descarados y le
recriminaron con sorna.
-¡Ahh, por
listo! ¡El empollón se ha equivocado!- Anunciaban con visible jolgorio. -
-¿Cual? - Quiso saber el desconcertado Spencer con el
ruido de fondo de esas risitas de algún que otro envidioso compañero, alegando
algo abochornado. – ¡No se conocen más!…
La profesora les instó a los demás a guardar silencio amén de
reprobarles con suavidad.
-No está bien
que os burléis de vuestro compañero. Porque tiene razón. Él ha dicho todos los
planetas que se conocían hasta ahora.
Todos
callaron expectantes cuando Spencer inquirió curioso.
-¿Es que se ha
descubierto alguno más?
-Existe un planeta
que han descubierto hace muy poco.- Suspiró su maestra con expresión soñadora.
- Se llama Némesis y está lejos, muy lejos de aquí.
-Vaya, tendré
que decírselo a mi papá para que lo busque con el telescopio. Porque él es
astrónomo aficionado y me ha enseñado muchas cosas. - Repuso el crío, orgulloso
de ser él quién fuese a darle ahora la noticia a su padre. –
Cooan asintió sonriente y prosiguió. Al término de las
clases estos comentarios llegaron a oídos de Beruche que le advirtió a su
hermana con reprobación.
-¿Cómo se te
ocurre hablar a los niños de nuestro planeta? Se supone que eso sólo lo saben
los expertos. Y no estoy segura siquiera si lo sabrán todavía.
-Lo siento- se
disculpó su hermana. - Se me pasó, es que a veces lo añoro mucho. Nuestros padres,
nuestra casa.
-Yo también lo
extraño a veces –convino Bertie sustituyendo su expresión seria por otra
comprensiva. - Y entiendo que no es fácil, pero procura evitar que se te escape
otra vez, ¿de acuerdo?..
-Descuida - le
aseguró Cooan con prudencia.- Tendré más cuidado y no volveré a dejar llevar.
Es que ya sabes que me encanta ponerme a hablar y contarles cosas a los críos.
-Sí.- Sonrió
su hermana, con mejor talante, para recordar.- Lo hacías incluso en la Corte,
con los más pequeños.
-Y la reina
Amatista me sorprendió una vez, que había montado una pequeña clase.- Comentó ahora
Cooan, con tono de añoranza, suspirando.- Ella me animó a ser maestra si yo quería.
Y nos contó entonces muchas cosas de las Tierra. Desde entonces quise venir a
conocerla. Pero luego.
-Ya, luego todo
cambio.- Asintió ahora Bertie con gesto de tristeza. Aunque enseguida preguntó
con un tinte más animado para cambiar de tercio. -Anda dime ¿Qué tal con Tom?
-Bien.- Repuso
su interlocutora. - La verdad es que hemos estado hablando de Kalie y me ha
dicho que cuando llegue ese sacerdote la ayudará mucho a superar estos momentos
tan duros.
-Eso espero. -
Aseveró Bertie con la voz teñida de preocupación. – Lo está pasando muy mal,
aunque trate de ocultarlo.
Su
hermana asintió despacio con gesto consternado y con un tono algo apurado, pudo
musitar ahora de un modo más reflexivo.
-He pensado
que quizás, si les contásemos a las guerreras esto. Ya sabes, entre los
hechizos anti espíritus malignos de Rei y el poder del cristal de Plata de
Usagi. Pudiera ser que ayudasen a eliminar la energía negativa del interior de
ese bebé. ¿No lo crees?
La interpelada se quedó meditando
sobre eso. Aquella podría ser una buena idea. Quizás si combinaban sus poderes
con los de las guerreras…pero tendrían que consultarlo con las otras. Sobre
todo preguntarle a Karaberasu lo que opinaba del asunto. Así se lo expresó a su
interlocutora. Su hermana asintió en tanto se disponía a ir a buscar a su novio que ya debería estar saliendo de
terminar sus clases, mientras tanto Beruche pensaba ahora nuevamente
entristecida.
-¡Oh Roy!
¡Ojalá estuvieras aquí! ¡Cuánto te echo de menos, cariño! ¡Pero tú ahora estás
libre de cualquier tipo de problemas! En eso tienes suerte, pero descuida, no
he olvidado la promesa que te hice, a pesar de todo seré feliz…
En el Cielo mientras tanto el chico
en cuestión se mantenía más ocupado de lo que Beruche pudiera haber llegado a
imaginar. Roy se pasaba todo el tiempo
entrenando con Son Goku. Llevaban ya lo que a él le parecía una
eternidad. Y tras mucho esfuerzo y afán de superación logró por fin pasar al
segundo nivel de súper guerrero. Luchaba como siempre contra su entusiasta
maestro cuando éste en medio del combate le pidió que parase con un gesto de su
mano derecha, asintiendo con aprobación. Su pupilo se acercó extrañado y Goku
le dijo.
- Bueno Roy,
creo que ya estás bien preparado. ¡Felicidades!, has tardado menos de lo que
creía en lograrlo. Lo has conseguido y la primera parte de tu entrenamiento ha
terminado. Pero no debes regresar a la Tierra tú sólo.
-¡Regresar a la Tierra !- Exclamó el atónito
chico. - Pero si estoy muerto y…
-¿Cómo
esperabas derrotar a ese demonio sino?- Se sonrió su maestro volviendo a
preguntarle divertido. - ¿Y para qué crees que hemos estado entrenando tanto?
-Pensaba que
ese maldito monstruo iría al infierno y que yo le atacaría allí.- Conjeturaba
el atónito chico. -
-No te
preocupes. Tú no vas a bajar a ese sitio. No es el lugar que te corresponde.
Además, es aburrido en su mayor parte. Lo sé puesto que algunas veces me caí
por accidente ¡ja, ja, ja! Un día tendremos que hacer el camino de la serpiente
y te lo enseñaré…
Aquellas
afirmaciones dejaron aún más pasmado a su alumno que, sin embargo, prefirió no
preguntar acerca de ese particular.
-Entonces
volveré, pero si no regreso solo ¿Quiere eso decir que te vendrás conmigo? - Le
inquirió Roy esperanzado, añadiendo con desbordante entusiasmo. ¡Sería estupendo,
acabaríamos en un momento con todos los demonios! ¡Es más! ¡Tú solo podrías
hacerlo en un instante!
-No,- sonrió
su maestro moviendo la cabeza mientras se cruzaba de brazos y replicando ahora
con bastante más seriedad de lo que solía ser habitual en él. - A mí no se me
permite ir ya a la Tierra. Hace ya muchísimo tiempo que concluyó mi etapa allí.
Y sobre todo, ésta no es mi historia, es la vuestra. Sois otros los que debéis
llevar a cabo la tarea. Es vuestra batalla, amigo mío. Sin embargo, aquellos
guerreros de los que te hablé sí que ansían volver, son personas directamente
afectadas por esta situación. Tenéis muchas cosas en común. Ya lo verás.
Piccolo les ha hablado de ti y desean conocerte y ayudarte.
-Yo también
tengo muchos deseos de conocerlos. - Admitió Roy preguntándose en voz alta visiblemente
intrigado.- ¿Quiénes serán esos tipos?
- No te
inquietes, enseguida los conocerás. Vamos a arreglarlo ahora mismo. - Respondió
la voz de Landar que había salido de la nada. -
-¡Hola viejo!-
saludó Goku con poca formalidad, tal y como era su costumbre. - ¡Me alegro de
verte!
-Como me
vuelvas a llamar viejo no podré decir lo mismo, Son Goku.- Replicó el mago
dedicándole una reprobatoria mirada aunque añadió al momento con un mejor tono
que adornó de una sonrisa.- Enhorabuena. Habéis hecho un estupendo trabajo.
-Sí, yo ya le
he enseñado casi todo lo que podía,- contestó Goku que se dirigió después a su
pupilo para alentarlo casi de modo paternal. - Ahora te toca a ti, entrénales a
ellos como te he enseñado yo, cree en ti mismo y hazles creer a ellos. Si os convertís
en buenos camaradas y tenéis confianza en vuestras posibilidades formareis un
magnífico equipo.
-Lo haré,
maestro, - pero ¿por qué has dicho que me has enseñado casi todo? - Le inquirió
Roy con una mezcla de respeto y curiosidad. -
-Antes de que
te vayas me reservo el mostrarte una técnica que te será muy útil. Pero ahora
es necesario que te reúnas con los otros, después te la enseñaré. Hasta
entonces, ¡entrena fuerte! ¿Eh? - Le pidió su contertulio con decisión. -
-Descuida,
aplicaré todo lo que me has enseñado hasta ahora y no te defraudaré.- Afirmó el
chico con la misma determinación. -
-Lo sé -
asintió Goku que le dio la mano cordialmente para desearle con su
característico buen humor. - Buena suerte, amigo…
-Gracias por todo,
para mí ha sido un honor poder conocer a un antepasado tan ilustre y legendario
de mi estirpe.- Le respondió Roy con sinceros elogios de agradecimiento y
admiración hacia su mentor. -
Y sin más ceremonias su maestro se
alejó de allí murmurando algo así como que estaba muerto de hambre.
-El bueno de
Son Goku no cambiará jamás.- Sonrió Landar observando como se perdía éste entre
la infinita blancura y moviendo la cabeza. Aunque no tardó en volver a su serenidad
habitual para agregar. - Bueno, ahora
vamos a lo que nos ocupa, voy a presentarte a tus nuevos compañeros. - Le dijo
a Roy. - Seguramente se los habrás oído nombrar en alguna ocasión a las cuatro
hermanas.
-Pues no caigo
- respondió el muchacho tratando de hacer memoria.-
-Es por aquí,-
señaló el mago que abrió una puerta invisible sin dar tiempo al chico a que
recordase nada sobre ese tema. -
Roy volvió a sorprenderse. Como en la ocasión
anterior ni siquiera había visto en que forma la abrió ni las paredes que la
sustentaban pues estas serían invisibles o tan blancas como el resto del entorno.
Pero no era el momento de hacerse esas preguntas. Siguiendo a Landar los dos
cruzaron y allí aguardaban cuatro figuras, todas uniformadas con una especie de
mono azul y un peto blanco que se fueron distinguiendo a medida que el mago y
Roy se acercaban a ellas…
-Deben de ser
esos tipos.- Pensó el muchacho.-
Y es que todos los que esperaban allí
llevaban una aureola en la cabeza como la suya. Landar se acercó primero a un
hombre de pelo blanco y largo hasta las orejas, era joven pese a todo, y de más
estatura que Roy. El mago lo señaló y procedió a presentarlo en tanto el individuo
saludaba educadamente con la cabeza.
-Éste es Diamante.
-Soy el
príncipe de Némesis. Encantado de conocerte.- Dijo aquel tipo que lucía un
rostro orgulloso y noble, así como una mirada mezcla de inquisitiva y adusta en
sus ojos color violeta. - Hemos oído hablar mucho de ti, deseamos entrenar a tu
lado y vengarnos personalmente a nosotros y al mundo entero de esos malvados
demonios.- Concluyó con un tono serio y ceremonioso. -
-El gusto es mío.-
Respondió Roy estrechándole la mano de forma más despreocupada. –
Lo
cierto es que estaba preguntándose si ese tipo sería inglés por lo estirado de
sus maneras y agregó con su tono de chanza habitual.
-Así que eras
príncipe. ¿Verdad?... ¿Y salías en muchas revistas, amigo? Eso sí que es
agotador. Firmar tantos autógrafos…te comprendo.
-No, no hacía
nada de eso - negó el sorprendido Diamante moviendo la cabeza para preguntar.- ¿Acaso
también tú eras alguna clase de monarca
en tu mundo?
- Claro, soy
Roy, el príncipe de Bel- air.- Sonrió su interlocutor con patente sorna que,
sin embargo pasó desapercibida para su contertulio cuando canturreó. – Ya
sabes…tii tirorirori…estaba en Bel Air y la cosa cambiaba, mi trono me
esperaba, el príncipe llegaba…
-¿Es una
especie de profecía?- Quiso saber aquel individuo observándole con expresión
plena de desconcierto.- ¿Acaso aspiras a reinar en alguna parte?
-Bueno, algo
así. Más que una profecía es un spoiler.- Se sonrió Roy afirmando divertido.-
De dónde vengo se hace a menudo.
Y es que ese tipo parecía el típico
pardillo al que se le podían gastar bastantes bromas. ¡Eso era campo abonado!
Miró de reojo a los demás quienes tampoco parecían entender nada.
-¡Ja, ja!
¡Cómo me lo voy a pasar con estos! - Pensaba con regocijo.-
Mientras
tanto el mago movía la cabeza con paciente resignación. ¡Ese chico no tenía
arreglo! En fin. El confundido príncipe entre tanto añadió, queriendo saber con
gesto extrañado.
- No me suena
tu reino, ¿es de la Tierra?
- Algo así. Es
un reino para gente muy selecta. – Se sonrió nuevamente el muchacho,
visiblemente divertido en tanto dedicaba su atención ahora al resto. – No, ahí
no puede ir cualquiera…Esa es otra cosa que siempre me inquietó. Si Will tenía
que ir en taxi desde Filadelfia ¿Cuánto pagaría?...
Diamante miraba a ese muchacho sin
entender nada. Supuso que esa sería una importante cuestión para él. Por su
parte Landar decidió abstenerse de aclarar aquello, señaló entonces a otro tipo,
de pelo oscuro y ojos azules, gesto sereno y reflexivo que emanaba un aire bondadoso.
¿Pero cómo no iba a ser así estando en el Cielo? Consideraciones subjetivas
aparte. Era algo más bajo que Roy y el anciano lo presentó también.
-Éste es Zafiro,
hermano menor de Diamante.
-Me suena ese
nombre,- recordó el chico haciendo memoria y exclamando al recordar con una
mano puesta sobre la frente a modo de ademán. - ¡Claro! Bertie me habló de ti alguna que otra vez.
Eras el novio de su hermana Petz, el tío que le dejó la chaqueta o algo de eso.
Los otros se observaron interrogando
luego al aludido con la mirada y éste se apresuró a matizar.
-Bueno, no
exactamente el novio, pero digamos que, de haber vivido sí me hubiera gustado
serlo. - Sonrió visiblemente azorado para admitir. - Y sí que le dejé mi
chaqueta, era una especie de promesa para obligarme a volver pero, como ves,
desgraciadamente no pude cumplirla.
-No te
preocupes por eso. - Le animó Roy con tono optimista agregando.- Cuando estemos
listos tendrás tu oportunidad.
-Eso espero. Un
placer conocerte.- Respondió éste que preguntó con visible interés.- ¿Cómo está
Petz? Porque a juzgar por tus palabras conoces a su hermana Beruche. Y supongo
que a las demás también.
Roy hizo un rápido asentimiento de
cabeza y le contó.
-Muy bien,-
repuso para contestar de modo desenfadado. - Estaban estupendas, al menos, la última vez
que las vi. Y Petz es una chica muy guapa, y con carácter. Tienes buen gusto.
Ahora si queremos reunirnos nuevamente con ellas solo tenemos que trabajar duro
para poder regresar y vencer a esos mamones.
-Si supieras
cuanto he esperado este momento.- Confesó Zafiro que parecía muy contento. -
-¿Vosotros
fuisteis asesinados por un tipo encapuchado, no? Creo que nos hemos enfrentado
contra uno así.- Conjeturó Roy. -
-¿Todavía sigue
allí? ¡Maldito!, creí haber acabado con él antes de morir. Pero la próxima vez
me aseguraré de ello y cuando les ponga las manos encima a él o a alguno de sus
esbirros, te aseguro que ese canalla va a saber quién es el príncipe Diamante.-
Masculló el muchacho visiblemente indignado.-
-Tú también
tendrás tu oportunidad, amigo.- Le prometió su interlocutor de modo solidario.
-
Landar les interrumpió señalando a
los dos restantes que aguardaban educadamente. El más cercano, un hombre alto
de pelo castaño largo, que les observaba con interés en sus ojos de color azul
celeste. El otro era de apariencia alienígena. O desde luego le recordaba a Roy
la imagen típica de los marcianos. Tenía la tez verdosa y una larga cabellera azul y dos mechones
rosados que le caían hasta por debajo de sus puntiagudas orejas. Sus ojos eran
de un extraño color entre azul y rojizo. El mago pasó a informar al saiyajin de
la identidad de esos nuevos compañeros.
-Estos son
Nephrite, ex comandante del ejército de la oscuridad y Ail, un extraterrestre que
también luchó en su momento contra las guerreras.
-Encantado de
conocerte.- Saludó el primero que le contó a modo de breve introducción. - Soy Nephrite, príncipe de los Cuatro Cielos y
fui vasallo del rey Endimión. Desgraciadamente estuve dominado por el poder de
la oscuridad pero el amor me abrió los ojos.
- ¡Joer!, hay
más príncipes y reyes aquí que en una baraja de cartas.- Sonrió el chico para
añadir con total confianza y desenfado. - Seguramente haremos un buen equipo. Porque
yo soy el as, ¡ja, ja! Podría decir que a mí me pasó lo mismo.- Aseguró Roy estrechándole
la mano, después se dirigió hacia Ail mirándole perplejo y no obstante
interrogándole con su típico sentido del humor. - ¿Y tú quién eres? ¿El rey de
los Elfos o algo así?
- No, no soy
rey. – Replicó suavemente ese muchacho presentándose a su vez. – Me llamo Ail Ginga. Nací en el
Sagrado Árbol del Makaiju…
- Un árbol,
eso me suena – Le pidió Roy, que haciendo memoria, recordó. – Si no me equivoco
no te mataron, las amigas de las guerreras me hablaron de ti. Sé que no te
conocieron pero Usagi y las otras les contaron tu historia. Dijeron que te fuiste de la Tierra con tu compañera.
-Así es, pero
lo que ellas ignoran es que después de marcharnos nos establecimos en una luna
habitable, más allá de los confines del Sistema Solar. Vivimos muy felices
durante un tiempo y concebimos un hijo como hacen los humanos. Sin embargo, un
día fuimos atacados por unos maléficos enemigos. Ann logró escapar con nuestro
bebé, mientras yo traté de detenerles, pero no pude hacer nada contra ellos. Eran
demasiado poderosos y acabaron conmigo. – Se lamentó el alien. – Ni tan
siquiera con mis cartas pude hacer nada.
-¡No me digas
que les desafiaste a una partida de póker!- Se sorprendió su contertulio a medio
camino entre la broma y la incredulidad.-
-No, no es eso.-
Le aclaró su contertulio.- Digamos que podía conjurar seres que me ayudaban a
luchar…Al menos sirvió para atraer su atención sobre mí y no sobre mi familia.
-Entonces. ¿Tú
compañera y tu hijo están bien?- Se interesó Roy ya con más seriedad. -
-Le dije a Annie
que volviese a la Tierra
y pidiera ayuda a las guerreras, de seguro estará a punto de llegar. - Calculó
Ail. -
-¡Malditos
demonios! ¿Cómo habrán llegado hasta tan lejos? - Replicó su interlocutor ahora
sí, con verdadera indignación. -
Pero aquel alien le sorprendió al
igual que al resto cuando rebatió.
-No dijeron ser
demonios, al menos a mí no me lo parecieron. Más bien eran extraterrestres.
-De todos
modos el mal se camufla en muchas formas diferentes. - Opinó Diamante. -
- Es cierto. -
Corroboró Landar que agregó. - Pudieran haber sido emisarios de los demonios. U
otros entes malignos…
-Sea como sea,
podrás vengarte, te lo aseguro. Si no de los mismos que te mataron, al menos lucharás
por proteger la Tierra y a tu familia.- Le prometió Roy haciéndolo extensivo a
los cuatro con su mirada. - Todos podremos, tendremos una segunda oportunidad
para hacer las cosas bien. Pero habrá que entrenar muy duro.
-Nada me
gustaría más.- Aprobó Ail con una entusiasta sonrisa mudando su apariencia ante
el asombro de todos en la de un chico humano de pelo y ojos castaños y
explicándoles a continuación.- Hasta ahora no lo he comentado, no creí que
fuera importante, pero puedo adoptar esta forma.
-Sí tío. - Repuso
su contertulio con humor.- ¡Porque como vayas por ahí de marciano darías mucho
el cante!
Los otros se sonrieron y el aludido
asintió algo cortado, pero Roy le obsequió con una cordial palmada en la espalda,
logrando lo mismo que Goku le hacía a él. En otras palabras Ail casi estuvo a
punto de caerse del golpe.
-Bueno.-
Añadió Roy al darse cuenta del poco aguante del chico. - Ahora nos tocará
entrenar de modo muy duro. Y al decir eso no exagero en absoluto.
-Eso llevamos
ya un tiempo haciéndolo.- Intervino Diamante quitándose su peto blanco que
lanzó hacia él, éste lo agarró y tuvo que admitir que pesaba bastante declarando
con aprobación. - ¿Qué te parece?
-Yo también me
entrenaba así y progresé mucho.- Admitió su contertulio.-
Devolvió
el peto a su interlocutor y el príncipe
se lo puso nuevamente.
-Fue consejo
de Son Goku. Piccolo nos los hizo llevar casi desde el primer día,- añadió
Zafiro. – Es un profesor realmente estricto y nos lo ha hecho pasar muy mal. Pero
nos advirtió que eso no iba a ser nada comparado a lo que nos esperaba cuando
tú llegases.
-Bueno, pues
una vez hechas las presentaciones debéis comenzar a trabajar,- les indicó
Landar.- Así que ahora debéis prepararos para conocer vuestro nuevo hogar
durante los siguientes cuatro meses. Transcurrido ese plazo, os avisaremos. Seguidme.
Todos fueron detrás del mago quien se
encaminó hacia una puerta que guardaba el camino a una zona muy espaciosa, al
fondo de ella estaba la entrada a otro cuarto.
-Aquí se
encuentra la habitación del tiempo. Es la antesala al sitio al que os
dirigiréis. - Les explicó el mago según pasaban por aquella amplia zona cuya
única decoración estaba constituida por tres grandes vasijas. -
-¿Qué quiere
eso decir?,- inquirió Nephrite con interés. - ¿Qué son esas tinajas?
-Cada una de
ellas representa un periodo,- le contestó el anciano. - El pasado, el presente
y el futuro. En ellas, quien se mira puede contemplar allí acontecimientos
relacionados con su destino o su pasado.
-¿Eso que
dices significa que podemos ver cualquiera de nuestros momentos, según la
vasija que miremos? - Le preguntó Diamante. -
-Pues me muero
de ganas por mirar - sonrió Roy. -
-Podéis hacerlo
- les indicó el mago. - Pero sólo una de ellas para cada uno. ¿Tenéis alguna
preferencia?..
-Está clarísimo,
el futuro - declaró Nephrite obteniendo la aprobación del resto. -
-Muy bien -
concedió el mago. - Pero debo advertiros una cosa, las vasijas no siempre
reaccionan, puede que no quieran o no deban mostraros acontecimientos que están
por venir. O que no logréis entender lo que veáis.
-Me arriesgaré
– afirmó Diamante decidido a ser el primero
y preguntó. -¿Cual es la del futuro?...
-Eso debes decidirlo
tú - sonrió el mago que le animó con una sonrisa. - ¡Prueba suerte!
El muchacho aceptó aquella respuesta
como un reto, a él le encantaban los retos, era orgulloso como príncipe que se
preciase y nunca se había echado para atrás. Su único error fue dejarse vencer
por la arrogancia en su vertiente más negativa. Aunque ahora estaba ante una
nueva oportunidad, y no quería desperdiciarla. Si esa vasija podía ayudarle a
tomar las decisiones más adecuadas debía atreverse a mirar. Impaciente pues, se
dirigió a la situada más a la derecha. La destapó y miró al interior, al
principio sólo pudo ver el agua limpia y cristalina, pero pasados unos
instantes, una imagen se dibujó. Se vio a sí mismo, sentado en el trono de
Némesis y con una copa de vino en la mano. Parecía estar mirando algo, en ese
instante una silueta femenina que enseguida reconoció se le acercó
preguntándole con voz suave y aterciopelada.
-¿En qué
pensáis mi príncipe?
-¡Esmeralda!-
Exclamó sin poderlo evitar. –
La muchacha, una atractiva joven de
largo pelo color verde botella claro y ojos avellana trataba de entablar una
conversación pero él simplemente la ignoraba absorto en sus pensamientos. Diamante
indignado consigo mismo, o mejor dicho con esa imagen suya, espetó.
-¡Imbécil
arrogante!, al menos dile una palabra amable.
Pero su otro yo no hizo nada de eso.
Más bien al contrario, se entretenía mirando ensimismado otra imagen, la de una
bella mujer que se proyectaba sobre una especie de chorro de energía. Al fin se
escuchó a sí mismo ordenar a aquella joven.
-Esmeralda, captura a la chica. A Sailor Moon también la
quiero viva.
Eso dejó
estupefacta a su interlocutora quien apenas fue capaz de repetir en tono de
interrogación.
-¿Sailor Moon?
- Quiero examinar sus preciosos ojos con más atención.-
Afirmó su contertulio. –
Esmeralda
parecía no salía de su asombro. Diamante
se daba cuenta ahora de lo mucho que aquello la desagradó, e incluso Zafiro
puso mala cara cuando quiso interpelarle.
-¡Diamante!- Exclamó el joven.-
-Eso es todo.- Replicó éste desapareciendo de allí.-
El
príncipe podía seguir viendo aquello a través de esa vasija, movía la cabeza
lamentando su propio comportamiento de entonces. Su actitud dejó frustrado a su
hermano, quien sentenció.
-¡Ese maldito Hombre Sabio está tratando de controlar a
Diamante con historias que nadie cree! ¡Son solo supercherías indignas de un
hombre sabio!
-Así es.- Convino Esmeralda, detrás de él, agregando.- Y
también le ha dado información falsa a Diamante sobre el Cristal de Plata. ¿Por
qué lo hará?- Inquirió acariciando un abanico rojo, idéntico al que el príncipe
recordaba de su madre.-
-¡Ellos se dieron cuenta!- Pudo musitar Diamante mirando
de reojo a su hermano, ahora, en el Cielo.-
-Algún día lo desenmascararé.- Fue la réplica del Zafiro
de aquella visión.-
-Pero antes de que ese día llegue, tenemos que matar a
Sailor Moon que es nuestro más grande obstáculo.- Aseveró su interlocutora
riéndose por lo bajo de un modo maquiavélico e inquietante.-
Diamante suspiró en tanto la visión
se desvanecía hasta desaparecer. El joven musitó admitiendo con pesar.
-Todos estábamos
totalmente manipulados. ¿Cómo es que no pude darme cuenta? Fui un idiota…
-¿Has tenido
suerte, hermano? - Le preguntó Zafiro
que pudo escuchar lo último. -
-No mucha,
esta era la del pasado y me ha recordado lo estúpido que fui.- Respondió el
interpelado con amargura. -
-O puede que
la del futuro. - Le corrigió Landar. - Recuerda que procedes del siglo treinta,
muchacho.
Diamante asintió pensativo, todo
podía ser, no debía olvidar que casi restaban mil años de tiempo lineal, desde
el momento en que murió, hasta esa escena. Aunque para él, era la conciencia de
lo sucedido lo que le martirizaba. Su amor desmedido y absurdo hacia la Reina de Neo Cristal Tokio
llevó a la ruina a todos los suyos. Todo por culpa de las intrigas de ese
maldito Sabio que corrompió sus almas. Pero él se sentía responsable de ello.
Lamentaba haberse dado cuenta justo antes de morir. ¡Ojalá que pudiese disponer
de otra oportunidad y con ella rehabilitar a los suyos! Comenzando por Esmeralda
que se había consumido en el odio más absoluto por su causa. Aunque esa visión
no le aclarase gran cosa. De todos modos su hermano, que sabía bien por lo que
sufría, le animó diciéndole.
-Ella y todos
nosotros elegimos también nuestro destino con los actos que llevamos a cabo, no
te culpes.
Diamante
movió la cabeza, apesadumbrado, replicó con tristeza.
-Esa muchacha
llegó a la corte de mi padre siendo encantadora, pura y amable y se convirtió
en un ser odioso, arisco y vanidoso, todo por mi desprecio y la maligna
influencia del Sabio. Pero si yo no la hubiera desdeñado jamás le hubiese sucedido.
-Puede que sea
cierto.- Admitió Zafiro con pesar desvelando. – Ella en el fondo no quería ser
reina, tan sólo la esposa de su amado príncipe y pagó ese error con la vida.
Landar
asintió y el mago parecía querer añadir algo más sobre ese tema, pero debió de
reconsiderarlo mejor y pasó a invitar al hermano del príncipe Diamante a mirar.
-Pues probaré
yo,- intervino el aludido aceptando la sugerencia, acercándose a la vasija de
más a la izquierda. -
Se aproximó despacio y observó el
agua del interior hasta que se formó una imagen. Descubrió que se trataba de
Petz, vestida como una humana normal. Tal y como la recordaba la última vez que
la vio. Estaba en la cocina y parecía atareada. En ese instante se acercaba
Beruche y ambas parecían conversar. Petz escuchaba a su hermana contarle algo
relativo a niños y sonriendo, incluso Bertie añadió.
-¡Si hasta les
habló de Némesis! Al principio me enfadé con ella por irse de la lengua, pero
luego la comprendí bien ¡Cuantos recuerdos y qué nostalgia me despertó escuchar
de nuevo el nombre de nuestro mundo!
-Es verdad. -
Sonrió Petz removiendo una olla en la que parecía estar guisando algo. - Némesis.
Siempre que lo pienso me vienen a la memoria papá y mamá, la abuela Kim, la
reina Amatista y Zafiro.
-¡Lo que
desearía que él, Roy y los demás estuvieran aquí! Incluso el príncipe Diamante
y Lady Esmeralda, y quién sabe si hasta Rubeus sería distinto como a
veces dice Cooan. – Suspiró Bertie con aire de nostalgia. -
-Las cosas
iban a ser muy diferentes si todos los que murieron de los nuestros pudieran
tener otra oportunidad y supiesen lo que son el amor y la amistad. Si fueran
capaces de sentirse humanos otra vez. Como antes de que comenzase aquella pesadilla.
- Declaró su contertulia con un tono entre reflexivo y melancólico para
sentenciar. – Aunque lamentablemente eso no es posible…
Beruche asintió y su hermana
continuó hablando pero Zafiro no pudo escuchar más. La imagen se borró entre
las ondas del agua.
-Vaya, debe de ser la del presente.- Sonrió el chico
reflexionando para sí. - Por lo menos he podido verte otra vez. ¡Cómo desearía
poder decirte que a tu lado me sentí humano y vivo por primera vez en mucho
tiempo!, casi desde que era un niño. Claro que descubrí lo que es el amor,
incluso la amistad. ¡Querida Petz, lucharé con todas mis fuerzas por ti y por
todas las personas de este mundo!
-¿Cuál has
visto?- Quiso saber su hermano.-
-Creo que la
del presente. - Afirmó Zafiro. -
Y se retiró de las vasijas en tanto
Roy se acercaba exclamando impaciente.
-¡Ahora me
toca a mi! - se dirigió a la vasija del centro la que quedaba por mirar y si
las otras no eran del futuro entonces lo sería aquella. -
Abrió y echó una ojeada. Al cabo de
poco tiempo, el agua fue sustituida por unas imágenes que no reconocía. Parecía
el interior de una inmensa cueva, sólo vio un grupo de muchachos avanzar por
ella, contó nueve, cuatro chicos y cinco chicas y todos parecían emanar una
gran fuerza interior y vital. Se llegaron a una inmensa puerta y uno de ellos
la estudió intrigado, era muy alto y de largo pelo castaño. Pese a no haberle
visto nunca le trasmitía una sensación de familiaridad. Al igual que otro chico,
cuyo pelo era más corto y de un color similar aunque más oscuro. También había
una muchacha, alta y muy bella que estaba junto al joven de la melena castaña, luciendo
el mismo color de pelo que su acompañante. Roy juraría que oyó suspirar a otro
chico de cabello moreno mientras decía.
- Ésta es la última barrera que nos queda, para
cruzar la última subdivisión.- Les informó con la misma sensación de ahogo y pánico
apenas contenido.-
-¿Crees que podremos abrirla? - Preguntó una
muchacha de cabellos castaños. -
- Lo conveniente para nosotros sería saber si
debemos intentar abrirla. - Repuso el chico de pelo castaño oscuro mismo con
evidente prevención. -
- Para eso vinimos. Con grandes sufrimientos y
penalidades hemos conseguido llegar hasta aquí. - Sentenció esa atractiva y
alta muchacha de cabellos castaños con voz queda, tratando en vano de dominar
su pavor. - Ya no hay vuelta atrás...
-¡Se me hiela la sangre e incluso la misma alma con
sólo pensar quién puede estar al otro lado de esta puerta!,- confesó una chica
de largo y ensortijado pelo negro con tono de pavor. -
- Amigos míos, dentro de poco sabremos quién está
detrás.- Les aseguró aquel alto muchacho de pelo castaño largo que, con
decisión, se acercó y tocó tres veces en la misma. -
Comentaron
algunas cosas más que Roy no comprendió. Pero, una cosa era segura, los rostros
de aquellos muchachos estaban dominados por el pavor y el asombro. Entonces,
cuando ese joven tocó, hubo un retumbar de ecos que multiplicaron esa llamada.
Y tras unos instantes la puerta incluso comenzó a abrirse en medio de una
música terrible y a la vez grandiosa y llena de poder. Pero Roy no pudo ni oír
ni ver nada más, las ondas en el líquido elemento reaparecieron y después
volvió a ver el agua.
-Pues no salía
yo, no he comprendido nada. Aunque era algo realmente impresionante. Por un instante
muy fugaz he sentido una fuerza increíblemente poderosa y maligna. Me ha dado
miedo. – Admitió, después se encogió de hombros y dejó su lugar a Nephrite que
se dirigió a la misma vasija en tanto Roy le comentaba antes de alejarse. – No
sé qué significará. Pero ten cuidado.
El recién llegado miró con
detenimiento hasta verse a sí mismo rodeado por un montón de artículos que no
pudo reconocer en un principio. Luego se percató de que eran relojes, espejos,
cuadros. Él parecía hablar con alguien. Se le notaba además con semblante
relajado, no aparentaba tanta despreocupación con facilidad. De ello deducía
que estaba a gusto con quien quiera que fuese y parecía estar contándole algo.
- ¿Qué le
estaré diciendo? - Se preguntó Nephrite con curiosidad. –
Escuchó
entonces algo relativo a joyas y planes, llegó a entrever un poco a su
interlocutora, una mujer de color, y oyó parte de esa conversación.
-Buenos días señor Saint
Join, ¿cómo está usted esta mañana?...
-Bien, gracias Peggy.-
Replicó él con una voz suave y bastante amable para preguntar - ¿Algún mensaje para
mí?...
-Sí, llamó el señor Edgar
para recordarle que desea que le encuentre su mesita estilo Luis quince...y la
señora Heard que quiere consejo sobre algún candelabro de tres brazos del siglo
dieciocho para adornar su piano de cola...
-Un candelabro del siglo
dieciocho sobre un piano de cola,- repitió con un ligero tono entre incrédulo y
reprobatorio.- ¡Que supina ordinariez! Pero allá ella... ¿ha llamado Amanda?,-
preguntó de forma que podía entenderse que era lo que más le interesaba saber
-...
-No- replicó esa mujer con
otra sonrisa. - Pero supongo que lo hará...
-Esto de que esté cubriendo
esa reunión en Europa es algo bastante fastidioso, pero a fin de cuentas es su
trabajo.- Declaró él resignadamente -...
-Y le gusta hacerlo bien -
subrayó su interlocutora -
-Como nuestro trabajo a
nosotros, pese a lo zafios que puedan resultar algunos clientes...pero, qué le
vamos a hacer...- suspiró él - ¡Oye!, comentó algo sorprendido entonces.- ¿No
hemos tenido antes esta misma conversación?...Me suena mucho…
Y
al poco dejó de escuchar lo que se decía en esa visión y la imagen desapareció.
-No he
entendido nada. Ni sé quiénes podrán ser esas personas. - Se dijo con decepción
al tiempo que avisaba a Ail. - Tu turno.
-Voy - repuso
el alíen acercándose a su vez a esa misma vasija. - Escrutó hacia el interior y
pudo ver la imagen de un planeta desconocido acercarse más y más. Era como si
lo viera desde una nave espacial que se aproximara. Después una especie de
cabañas y criaturas de su misma raza. Sorprendido y desconcertado supuso que
eso era el futuro. ¿O podría haberse equivocado de vasija y era el pasado? No,
Roy y Nephrite habían mirado allí también. Y seguro que vieron algo de su
futuro, aunque tampoco lo habían confirmado del todo. Otra pista era que no
había visto al árbol del cual procedía y eso significaba que no podía tratarse
de su mundo de origen. ¿Entonces qué era? Quiso averiguar más pero la visión se
borró antes de poder apreciar alguna otra cosa. - ¡Pues no me aclara mucho! ¡Pensé
que podría haber visto a Ann y a mi hijo! - exclamó visiblemente decepcionado.
-Os advertí
que en estas vasijas no siempre se ve lo que se desea. De todos modos ya no es
posible mirar pues no os mostrarán nada nuevo hasta que no seáis capaces de
avanzar en vuestro destino. - Les dijo el mago que indicó en dirección a la
otra puerta. - Ahora vamos.
Todos le siguieron una vez más.
Landar se detuvo ante esa puerta que estaba a la salida de la sala. Parecía ser
de madera y el mago la entreabrió mientras les explicaba.
-Este es el
Rincón del Alma y del Tiempo. Aquí dentro, por cada día del exterior transcurre
todo un año. Son Goku y sus compañeros lo usaron en repetidas ocasiones. Pero
antes de acceder a él, debéis entrenaros en esta antesala.
-Muy bien-
asintió Roy que pasó a dirigirse a los otros. - Pero antes de entrar me
gustaría ver la fuerza que tenéis, haremos unos combates por parejas. A ver si sois tan buenos en eso como podríais
serlo haciendo de modelos para champú.- Remachó con cierta guasa al percatarse
de los sedosos cabellos que sus compañeros lucían.-
-Me parece
bien.- Asintió Diamante sin entrar en esa observación. – Yo lucharé contra
Nephrite. Si es que deseas ser mi oponente, claro.
-Acepto el
reto - sonrió el aludido puesto que entre ambos parecía haberse creado un pique
personal a la hora de demostrar sus habilidades. -
Los dos comenzaron a aumentar sus energías
y comenzó un reñido combate. Roy les detuvo al cabo de un momento. Estaban muy
igualados pero sus fuerzas no llegaban ni a la de él mismo aun antes de
entrenar con Goku. Los siguientes fueron Ail y Zafiro que mostraban un nivel parejo
a su vez, pero sus fuerzas eran todavía menores que las del anterior combate.
Lo que sí descubrió Roy es que cada uno poseía una particularidad. Diamante era
un buen estratega y confundía a sus rivales con su inexpresividad cuando luchaba
y sus tácticas de ataque. Todo unido a sus rayos en forma de chorro energético
que eran bastante potentes y a su habilidad en desaparecer y reaparecer.
Nephrite manejaba bien la espada y no perdía la calma, atacando también con
ráfagas de energía de mucha precisión y fuerza, era de movimientos rápidos y
muy poco predecibles. Zafiro se movía con gran velocidad y aguardaba pacientemente
hasta tomar por sorpresa a su enemigo y acosarle con proyectiles dirigidos de energía, parecía dominar una de las
técnicas que Goku le había enseñado al propio Roy. Ail por su parte se
anticipaba bien a los ataques del contrario lanzando una especie de rayo en
forma de sacacorchos, de gran potencia y era ágil en el combate aéreo. Roy
pensó que su maestro tenía razón, una vez entrenados y conjuntados serían un
gran equipo y podrían prestarle una valiosísima ayuda.
-Bueno - les
dijo a sus compañeros cuando terminó con aquellas valoraciones. - Ahora todos
contra mí. - El resto asintió al unísono, deseosos de medirse con él. -
-Déjame
descansar un poco y seré el primero.- Respondió Diamante dando un paso al
frente. - Por lo que me han contado Piccolo y Goku no sé si estaré a tu altura,
aunque espero no decepcionarte.-
Y
dicho esto se dispuso a quitarse el peto de nuevo y a comerse una alubia al
igual que los demás.
-No, no me
habéis entendido.- Sonrió Roy maliciosamente dejando a todos atónitos con su siguiente
petición - .Quiero luchar contra todos a la vez.
-¿Quee?-
Exclamó Nephrite entre sorprendido y ofendido en su amor propio. - ¡Eso es
absurdo! ¿Nos pides que te ataquemos todos a la vez? – De todos modos se impuso
su flema y agregó más conciliadoramente. - Admito que serás más fuerte que cualquiera
de nosotros por separado, pero no lo bastante como para luchar contra todos a
un tiempo.
-No estés tan
seguro,- repuso su interlocutor con suficiencia. -
-¿Pero que te
propones?- Inquirió Zafiro molesto también para alegar. - No sería una lucha
justa.
-Si él quiere-
intervino alegremente Ail. - ¿Por qué no? ¡Adelante, vamos a bajarle los
humos!, así no presumirá más.
- Tienes razón
- convino Diamante con gesto severo arengando al resto. - A por él y sin cuartel.
-Estoy de
acuerdo con mi hermano. No nos confiemos, sin concesiones. - Les propuso Zafiro
con prudencia a lo que todos asintieron. -
-¡Vamos!- les
pidió Roy instándoles con impaciencia. – Venga, atacad primero.
-Tú lo has
querido.- Contestó Nephrite con pasmosa calma sentenciando - que conste que te
advertimos.
Y los cuatro cruzaron miradas de
complicidad y al unísono se lanzaron a por él. Su oponente que luchaba sin
transformarse, les contuvo durante un rato, pero al fin, perdió terreno y fue
golpeado por Diamante que lo lanzó al suelo. Jadeando, pero satisfechos, los
cuatro se miraron y sonrieron.
-Reconozco que
luchas bien- declaró Nephrite. - Pero si ya has tenido suficiente nos
enfrentaremos a ti por separado. Esto no es justo en modo alguno y me desagradan
los combates tan desequilibrados.- Remató demostrando su talante caballeroso. -
-No,-
respondió Roy levantándose del suelo sin parecer agotado y añadiendo con
frivolidad. - Hasta ahora únicamente estaba calentando. Esto sólo ha sido un
asalto de tanteo.- Les miró a todos con una sonrisa maliciosa y añadió.- Preparaos,
ahora lucharé algo más en serio y siento deciros que, o mejoráis mucho o no
duraréis lo bastante.
-¿Pero que dices?-
Le gritó Ail atónito. - Te hemos demostrado poder contigo, además no hemos
luchado con todas nuestras fuerzas.
-Ni yo tampoco,
así que usadlas ahora o lo vais a lamentar.- Les advirtió su contrincante más
seriamente concentrando su fuerza para
transformarse en un súper guerrero. -
-¿Qué es eso? -
Gritó Zafiro sorprendido al ver semejante cambio. -
-¡Cuánto poder
desprende! - Advirtió Diamante visiblemente impresionado. -
-No sé si será
capaz de vencernos aún. –Dudó Nephrite que ya estaba otra vez en guardia.-
Roy respondió atacando a los cuatro,
estos se dispersaron para eludir los golpes pero fueron cazados uno a uno. No
podían ni ver los ataques de su oponente. Pese a pelear ahora sí, con todo el
poder del que disponían. Primero cayó Nephrite que estaba más próximo, luego Zafiro
quien intentó contra golpear, más tarde Ail y el último fue Diamante. Ninguno
de ellos pudo tocar a su rival. Maltrechos se quedaron en el suelo. Una vez
concluida la exhibición, su contrincante recuperó su estado normal y les
reanimó con alubias.
-¿Veis a lo
que me refiero?- Les preguntó Roy una vez que estos estuvieron repuestos. - Un
demonio no sería tan amable como yo. No sé a que clase de tipos os habréis
enfrentado antes pero, desde luego, no serían tan poderosos como a los que
tendremos que pelear.
-Odio
admitirlo.- Respondió Diamante a regañadientes. - Pero tienes razón, no somos
rivales para ti cuando usas todas tus fuerzas.
-Lo malo es
que no he usado ni de lejos todas mis fuerzas. - Le rebatió su interlocutor
moviendo resignadamente la cabeza para añadir. - El demonio que me mató lo hizo
peleando yo con más intensidad que ahora. ¿Lo comprendéis?
Todos guardaron un incómodo silencio
que terminó por romper Zafiro admitiendo con cara de circunstancias.
-Sí, parece
que nos queda mucho por mejorar.
-¿Crees que
podremos hacerlo a tiempo?- Le preguntó Ail con preocupación. -
-¡Por que no!-
les animó Roy al igual que Goku había hecho con él. - ¡Si os lo tomáis en serio
y dais todo lo que tenéis en el entrenamiento estoy seguro de ello!
-¡Pues
adelante entonces!, no hay tiempo que perder. - Urgió Nephrite -
-¿A qué
esperamos? ¡A entrenar! - Exclamó Diamante con tono impaciente. -
-¡Adentro
pues! - Les indicó Roy que abrió la puerta del todo invitándoles a pasar con un
ademán de sus manos. -
Y el grupo aceptó aquel reto. Sin
dudar todos cruzaron hacia el interior y la puerta se cerró tras ellos. En la
Tierra, las dos maestras habían vuelto a casa. Lo primero que hicieron fue
interesarse por el estado de su hermana Karaberasu que parecía estar algo más
tranquila. Cooan le hizo algo de compañía en tanto Bertie entraba en la cocina
para charlar con Petz. Surgió el tema de aquel lapsus de Cooan al hablar de
Némesis, ambas recordaron con nostalgia y algo de tristeza sus anteriores
vidas y a los que habían dejado en el camino. Petz
concluyó entonces.
-Lo que
debemos hacer ahora es luchar día a día
y tratar de librar a la gente de esos malvados demonios.
Beruche la escuchó atentamente y
finalmente se atrevió a comentarle lo
que Cooan y ella habían hablado antes de volver.
-¿Crees que haríamos
bien en preguntar a las guerreras?
-No lo sé.-
Suspiró su hermana mayor en tanto terminaba de remover la sopa que estaba
haciendo.- Es Kalie la que tiene que tomar esa decisión. Quizás no desee que
nuestras amigas se enteren de lo que le ha pasado.
-Sí. Tenemos
que preguntárselo. De hecho Cooan iba a hacerlo.- Le desveló su interlocutora.-
Las dos tenían algo de temor a la
reacción de su hermana. No obstante, cuando Cooan la fue a saludar y le comentó
las incidencias de clase para irla preparando, la muchacha sonrió.
-¡Únicamente a
ti se te ocurriría decirles eso a unos críos! - Afirmó Karaberasu, con tinte
jovial por un instante.- Recuerdo cuando te sentabas con los más pequeños en la
Corte, contándoles todo lo que se pasaba por tu loca cabecita.
-Entonces les
hablaba de la Tierra a los niños de Némesis, bueno, lo justo es que ahora hable
de Némesis a los niños y niñas de la Tierra, ¿no crees?- Replicó Cooan de forma
natural y hasta divertida.-
La
interpelada se rio, asintiendo despacio. Al menos eso la animaba. Fue en ese momento
cuando la pequeña de las Malinde se atrevió a preguntar con un tono ya envarado
y prudente.
-Kalie, sé que
es muy difícil para ti, pero Bertie y yo hemos pensado que, quizás aparte de lo
que intentan Tom y esos sacerdotes, pudiera ser que Rei y Usagi fuesen capaces
de hacer algo por ayudarte. Por favor, no quiero que te enfades, solamente
piénsalo.
Y para alivio e incluso sorpresa de
su interlocutora, la interpelada no solo no lo tomó a mal. Al contrario, sonrió
de forma amplia. Parecía estar esperanzada con esa posibilidad. De hecho apenas
si pudo tartamudear por la emoción…
-Cla...claro.
Seguro que ellas pueden ayudarme. Son muy poderosas. Usagi tiene el Cristal de
Plata. Y eso nos purificó a nosotras. Quizás podría hacer lo mismo con mi
embarazo…Si, ¡por favor!, llamadlas.
De modo que, en cuanto Petz y Bertie
entraron en la habitación, sonrieron contentas al ver la actitud de su hermana.
No obstante, fue la mayor quién le comentó con prevención.
-¿No te importa
que ellas lo sepan?
-En absoluto.-
Repuso la aludida que le reveló.- De hecho, se lo conté a Minako antes de que
se marchasen.
-Vaya, no lo
sabía.- Dijo Petz quedándose pensativa.-
-Necesitaba a
alguien con quien desahogarme. Y no quería haceros sufrir inútilmente.- Repuso su
hermana casi excusándose por ello. –
-Tranquila.-
Le dijo Cooan con tono amable y comprensivo.- Mina-chan es una muy buena amiga
tuya. Es natural. Yo hubiera hecho lo mismo con Rei.
-Entonces las
llamaré enseguida. ¡Voy a tratar de localizar a Ami! - Exclamó Bertie con
renovada esperanza.-
Y con los alentadores asentimientos
del resto, la muchacha se apresuró a llamar. No obstante su amiga no contestaba
al teléfono. Seguramente no estaría en casa. Beruche, algo decepcionada, se lo
dijo a las demás.
-No te
preocupes. Ya llamaré yo a Rei. Lo más seguro es que estén todas en el Santuario
Hikawa, suelen reunirse mucho allí.- Comentó Cooan.-
Efectivamente, tras marcar el número
y esperar a que le pusieran con Tokio, la muchacha escuchó la voz de su amiga al
otro lado de la línea.
-Rei, ¡gracias
a Dios!- Pudo decir aliviada.-
En pocas palabras le refirió lo
sucedido, su amiga no contestaba tras el auricular. Al menos tardaba en
hacerlo, como si estuviese asimilando todo lo que Cooan le había dicho. Finalmente
la sacerdotisa fue capaz de replicar.
-Es algo
terrible. Bueno, no sé si podremos hacer algo. En cualquier caso tengo que decírselo
a Usagi. Ahora no está aquí. Y también me gustaría hablar con las demás.
Tenemos algunas cosas que resolver.
-Hazlo por
favor. Cuanto antes. Y llamadnos para ver si podéis ayudar a nuestra hermana.-
Le pidió Cooan, despidiéndose con un.- Muchas gracias, Rei…
-No hay de
qué. Cuidados mucho por favor. - Contestó suavemente su interlocutora para después colgar el teléfono.-
Tan pronto colgó se encaminó hacia
su habitación, se la había dejado a Annie que estaba terminando de cambiar al
niño. La alien sonrió al verla. Su anfitriona le devolvió el gesto y preguntó.
-¿Qué tal
estáis hoy?
-Mejor, muchas
gracias por todo.- Afirmó la joven tomando ahora al bebé en brazos y meciéndolo
un poco.-
-Voy a llamar
a Usagi y a las demás. Tenemos cosas que tratar.- Le comentó la sacerdotisa,
añadiendo.- Quizás salgamos fuera. Estás en tu casa. Si necesitas cualquier
cosa habla con Yuuichirou.
-Muchísimas gracias,
Rei.- Repitió la chica tratando de aguantar las lágrimas.- No sabes cuánto te
lo agradezco…
Dejó al bebé sobre la cama y la
sacerdotisa le dio un abrazo para musitarle con afecto.
-Todo se va a
arreglar, ya lo verás.
-He perdido a
la persona que amaba.- Suspiró Annie entre el llanto, para sentenciar.- Eso no
se podrá reparar jamás…perdona.- Pudo añadir con tono culpable ahora.- No
quiero ser desagradecida después de lo que estáis haciendo por mí.
-No te
preocupes, lo comprendo, pero piensa en lo bueno. Tienes a tu hijo y te
ayudaremos.- Le aseguró su interlocutora.- Lo criarás y se convertirá en
alguien que seguramente ayudará a los demás y de quien te sentirás muy
orgullosa.
-Eso sería muy
bonito.- Musitó Annie.- Espero que él me recuerde a su padre cuando sea mayor.
-Pues piensa
en ello y edúcale con tu mejor voluntad, seguro que entonces, ese deseo se hará
realidad.- Sentenció afectuosamente la sacerdotisa.-
-Lo haré,
siguiendo el ejemplo que me habéis dado.- Declaró la alien con total
convicción. -
La sacerdotisa le dio otro afectuoso
abrazo. Así, tras confortar un rato más a su amiga, Rei salió al exterior. Las
demás ya habían llegado, pasaron a interesarse por Annie y el bebé y después se
marcharon. Una vez en el “Crown” la sacerdotisa les comentó lo que Cooan les
había pedido dejándolas horrorizadas.
-¿Dices que
Kalie está embarazada? ¿De un demonio? ¡Santo Dios! – Exclamó Minako llevándose
las manos a la boca.- Eso ya es demasiado…
Había levantado tanto la voz que
algunos clientes les dedicaron miradas de extrañeza y contrariedad. Las chicas
sonrieron disculpándose y una vez vuelta la tranquilidad, prosiguieron con un
tono más moderado.
-A mí no me
parece mala idea. - Afirmó Makoto.- Entre los mantras de Rei y el poder del cristal
de Plata, quizás se pueda anular esa energía maligna.
-No creo que
sea tan sencillo.- Suspiró Usagi moviendo la cabeza.-
-¿Por qué no?-
Quiso saber Minako, reprochando de seguido.- Ya estamos como de costumbre,
nunca es sencillo nada que sea el ayudar a nuestras amigas.
Las demás adoptaron una expresión de
circunstancias. La propia Usagi le dedicó una mirada a medio camino entre la
tristeza y la reprobación. De todos modos comprendía el dolor y la rabia que
embargaban a Minako. Ella era la más cercana a Karaberasu, habían llegado a
hacerse muy buenas amigas y se sentía enormemente frustrada por no haber podido
ayudarla. Y si fue terrible averiguar que ese demonio la había forzado, esto
era ya el remate…
-¿De veras que
no hay nada que se pueda hacer?- Inquirió Ami tratando de calmar el tenso
ambiente.-
-Veréis, en este
caso tengo que darle la razón a Usa-chan.- Les explicó Rei con tono
consternado.- Tanto mis hechizos y amuletos como el poder del Cristal de Plata
sirven para paralizar, sellar o destruir espíritus malignos. Pero partimos de
la base de que ese espíritu se puede expulsar o destruir. Bien porque sea un invasor
en un cuerpo ajeno, o bien una presencia puramente negativa. Pero en este caso
es un bebé. Es una criatura en parte inocente, pese a que su propio ser estaría
formado también por esa esencia, y si tratamos de destruirla…
-¡Podríais
matar al niño! – Completó Ami con expresión de horror.-
-Así es. Por
ello no podemos hacer eso. Sería demasiado arriesgado.- Aseveró Usagi con
pesar.- No tenemos ni idea de lo que podría pasar.
-¿Pero no te
han dicho que Tom y un sacerdote están haciendo rituales para anular la
presencia demoniaca?- Le recordó Minako a su compañera.-
-No se trata de
anularla, sino de minimizarla y mantenerla controlada. Con mis conjuros no
puedo hacer eso. No son regulables. Quiero decir que son armas potentes contra
el mal y si tratase de ayudar a Kalie y cometiera el más mínimo error no
solamente podría matar al bebé sino a
ella también.- Replicó Rei moviendo la cabeza, para remachar llena de pesar.-
No, lo lamento pero no puedo hacerlo.
-¿Y un poco de
energía del Cristal de Plata?- Quiso saber Ami, proponiendo.- No hace falta que
emplees mucho poder, quizás unas pequeñas dosis ayuden.
-Pudiera ser,
pero tampoco estoy segura de ello.- Opuso Usagi.- Desconozco hasta que punto
eso podría desencadenar una reacción que fuera letal para el bebé y su madre.
-Conozco
algunos ritos cristianos. Recordad que he estudiado en un colegio de monjas.-
Comentó Rei explicando. - Y sé que este tipo de cosas las puede hacer un
exorcista mucho mejor de lo que nosotras seríamos capaces. Lo siento, pero no
lo veo prudente.
-Bueno…cada
cosa a su tiempo. Por el momento no podemos regresar allí. Aún faltan varias
semanas. Entre tanto tendremos que investigar el riesgo de esos posibles nuevos
enemigos. Después de lo que le ha sucedido a la pobre Annie está claro que es
una amenaza con la que debemos contar. Es duro pero tendremos que decirles a
las hermanas que no podemos ayudarlas en esto.
-¿Y qué será de
Kalie?- Inquirió Minako con el rostro marcado por la preocupación.-
-No lo sé. -
Suspiró Usagi con pesar, sentenciando.- Cada cosa en su momento…por favor, por
ahora dejadlo estar, chicas.
-Será mejor
que vayamos a ver a Annie y al niño. - Comentó Ami tratando de cambiar de
tema.-
Las demás asintieron. Estaba claro
que nada más se podía hacer, al menos todavía, para auxiliar a sus amigas en
América. Sin embargo, tenían muchas cosas de las que ocuparse en Japón. Así se
marcharon tratando de poner en orden sus ideas para pergeñar alguna estrategia
de cara a enfrentar los futuros acontecimientos.
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