La respuesta de las guerreras a la petición de las
chicas cayó como un jarro de agua fría. A pesar de las razones que les dieron
ninguna pudo evitar que el pesimismo y la decepción las invadiera. Comprendían a
sus amigas pero aquel fue un duro revés. De todos modos, tanto Petz, como
Bertie y Cooan, trataron de no evidenciarlo afirmando que, con la ayuda de Tom
y ese sacerdote, las cosas se solucionarían. No obstante, su hermana comenzó a
sumirse en una espiral de mutismo y negatividad. Pasaron los días y tras una
dura jornada de trabajo las hermanas estaban sentadas a la mesa cenando a
excepción de Karaberasu que, tendida en el sofá, decía no tener hambre. Su
embarazo ya había avanzado visiblemente, se le notaba bastante y conforme lo
hacía su humor empeoraba cada vez más. Solía pasarse los días malhumorada y
taciturna, sin hablar con nadie. Además apenas comía con sus otras hermanas.
Estaba mucho más agresiva y susceptible ante la más mínima cosa que antes ni siquiera
habría tomado en cuenta. Pero luego, también tenía fases de gran culpabilidad
que degeneraban en un llanto inconsolable al tomar conciencia de sus malos
modos. Sus hermanas nunca se lo censuraban porque en el fondo estaban
compadecidas de ella. Solamente lograban que compartiese la mesa tras
insistirle pacientemente y en esta ocasión le tocó a Beruche que fue a tratar
de convencerla.
- Te vendría bien tomar algo, deberías cenar aunque
sólo fuera un poco de caldo.
- Te he dicho que no quiero tomar nada - repuso
Karaberasu de forma arisca y sin mirarla añadió - ¿Cuántas veces tendré que
repetíroslo?
- Tranquilízate - le pidió Beruche con suavidad. - Sólo
lo digo por tu bien.
-¡Estoy harta de que me digáis lo que tengo que
hacer! – Estalló la muchacha.-
Y dio un grito tal que hizo a su
interlocutora apartarse por el sobresalto, visiblemente preocupada. A Bertie y
a las demás ya no les parecía que su hermana fuera ella misma.
- Tranquila - intervino Cooan tratando de serenar
los ánimos. - No te enfades por favor, no te insistiremos más.
-¡Me voy a la cama, ya no os aguanto más! - Espetó
Karaberasu que, levantándose trabajosamente, se incorporó.-
-Por favor.- No te enfades, solo queremos ayudarte.-
Le dijo Bertie con toda la suavidad que pudo.-
Incluso trató de ayudarla a incorporarse del todo
pero su hermana la rechazó con un manotazo…
- ¡Aparta! , puedo levantarme sola, no soy una inútil.
¿Eso creéis todas, verdad? Sólo soy una carga para vosotras.
-¡Eso no es verdad! - Se defendió la interpelada incluyendo
a las demás en su alegato. - Kalie, eres nuestra hermana, te queremos y nos
preocupamos por ti. ¡Por favor!, no te empeñes en separarte de nuestro lado.
Aquellas
palabras parecieron conmover a la muchacha, era como si luchase consigo misma.
Aunque esa impresión pasó pronto y sin responder se metió en su cuarto cerrando
de un portazo. Petz, que no había querido intervenir en esta ocasión, sostenía
su cabeza entre las manos con los codos apoyados en la mesa y únicamente musitó
de forma muy apagada.
- Está cada vez peor. No sé que podremos hacer si
continúa de esta manera.
- Sí, pero Tom nos ha dicho que con esos rituales
especiales que le hizo el sacerdote y si estamos continuamente pendientes de
bendecir al niño desde que nazca, éste puede ser normal.- Comentó Cooan tratando de animarla. - No hay que
desesperar. Él me ha prometido que buscará a los mejores expertos en el tema y
sé que lo hará.
La
muchacha se refería a la visita que les hizo aquel párroco días atrás. Aunque
en un principio les pareció decepcionante puesto que se limitó a reconocer
visualmente a Karaberasu y a lanzarle bendiciones a diestro y siniestro. Después
vino a decir algo así como que todavía no había desarrollado ningún mal. O que
de haberlo hecho éste era, en todo caso, aún muy incipiente, puesto que no
mostraba reacción ante objetos sagrados. Eso las desconcertó y sobre todo a la
propia afectada, que, aparte de mirar al sacerdote con temor y vergüenza, no se
fiaba demasiado. En realidad apenas pronunció una palabra, casi más sorprendida
que otra cosa de ver las extrañas invocaciones llevadas a cabo por ese hombre, con gestos desmesuradamente
teatrales. Pero días más tarde se notó más calmada y algo mejor. Ya no tenía
pesadillas, aunque antes de partir el párroco les advirtió a ellas y a Tom.
- Si comienza a cambiar para peor no duden en
avisarme a mí o a otro cura.
Y
desde hacía unos días parecía haber vuelto a empeorar y de modo más rápido que
antes. En eso pensaban todas hasta que Petz rompió el denso silencio que flotaba
entre ellas.
- A veces creo que lo que le hace estar así ya no es
porque el niño pueda ser o no un monstruo. - Confesó con abatimiento –
- ¿Qué puede ser sino?- Le preguntó Cooan con gesto
desolado añadiendo. – Ya no sé qué hacer, ni que decir. Cualquier cosa la hace
enfadarse o ponerse fuera de sí.
- Es cierto, Petz – convino Bertie igual de
preocupada y atemorizada que su hermana menor. - Queremos ayudarla pero no nos deja llegar
hasta ella. ¿Qué podemos hacer? - Remachó casi con tono de súplica. -
Su hermana asintió. Miraba con pesar a las dos más
jóvenes y sufría también por ambas. Ella era la mayor y se daba cuenta de que
no ayudaría derrumbándose en esos momentos. Aunque tuviera el corazón roto y se
sintiese impotente para ayudar a su hermana. Pero su deber era permanecer
fuerte e inamovible. Su responsabilidad era ser el ancla para las demás, de
modo que agregó, pese a no sonar demasiado optimista.
- Ella está traumatizada por lo que la hicieron y
eso no cambiará. Ni aunque su hijo fuera normal. Pero no estará sola, nos tiene
a nosotras. Juntas podremos criarlo entre todas si hace falta y apoyar a Kalie
hasta el final.
Cooan
la escuchó en silencio y no respondió. Su hermana bien podía tener razón.
- Y debemos prepararnos para la batalla - suspiró
Beruche contagiada del pesimismo agobiante que respiraban a su pesar. - Todo se
nos viene encima al mismo tiempo.
-¡Hay que tener valor! Las cosas una a una. – Las animó
Petz cambiando de actitud con un énfasis mayor para sacudir ese fatalismo que había
propagado en aquel momento de debilidad. - Las guerreras nos llamaron ayer y
han confirmado que vendrán en la fecha convenida. Han entrenado y acudirán con
nuevas compañeras. ¡No nos desanimemos tan pronto, todavía no hemos comenzado a
luchar!
-¡Tienes razón! - Convino Cooan deseosa también de
elevar la moral - no hay que abandonar sin antes empezar. Eso es lo que tenemos
que hacer. Abordemos los problemas de uno en uno. Primero los más urgentes,
luego ya pensaremos que hacer.
- Será mejor que nos vayamos a la cama, chicas.
Mañana hay que madrugar, la vida sigue y debemos seguir preparándonos. Y entre
Tom y las guerreras seguro que nos será más fácil. Pero necesitamos estar
descansadas para ser más eficaces. - Recordó Beruche que no quiso ser menos. -
Convinieron
en eso y se fueron a dormir. Habrían pasado unas tres horas, al menos eso
indicaba el reloj de la habitación de Cooan, cuando ésta se levantó para ir al
baño. Escuchó ruidos que provenían de la cocina. Se fue hacia allí y entró
sigilosa descubriendo la nevera abierta con alguien agachado junto a ella. Era Karaberasu,
estaba de rodillas dándole la espalda y mordía algo con frenesí.
- Kalie. ¿Qué estás haciendo? - Le preguntó atónita
- ¿Estás bien? - Su hermana no respondió pero en cuanto se giró hacia ella la
dejó petrificada de espanto. - ¡Oh Dios mío! ¿Qué te ocurre? - Exclamó Cooan
retrocediendo espantada. -
La
interpelada la miraba fijamente con unos ojos rojos brillantes mientras
masticaba un filete crudo y sanguinolento. De las comisuras de sus labios
resbalaba la sangre. Habló después de tragar con un desagradable siseo.
-¡Déjame, quiero comer tranquila! No quiero que me
veas, no soy un animal de feria, ¡márchate!
Pero
su hermana pequeña estaba paralizada de horror y Karaberasu lo tomó a mal, se
acercó fuera de sí a Cooan y la agitó de los brazos con violencia hasta casi
tirarla mientras aullaba.
-¿Es que estás sorda, estúpida? ¡Déjame en paz! ¡O
te arrepentirás!
La
interpelada no podía ni balbucear nada, estaba demasiado espantada, sólo gritó.
Beruche y Petz se levantaron de inmediato al oírla, corriendo hacia la cocina. También
quedaron horrorizadas por el espectáculo. Pese a que su hermana soltó su presa
y se refugió en un rincón al ver a las otras. Unos terribles instantes se sucedieron,
ninguna se atrevía a acercarse a Karaberasu que parecía una leona acorralada. Las
amenazaba abriendo su boca de la que sobresalían dos largos colmillos.
-¡Santo Dios! - Exclamó Beruche espantada - ¡está completamente poseída por esa cosa que
lleva dentro!
- Esperad - intervino Petz que era la única que
mantenía aun la calma. - Se me ocurre algo que hacer – y recordando las
palabras del sacerdote, sacó un frasco de agua bendita de un cajón. Lo guardaba
de un día que fue a la iglesia tras la visita del cura y exclamó en tanto lo
abría y rociaba con él a Karaberasu - ¡A
ver cómo le sienta esto!
La
muchacha emitió un chillido desgarrador de puro dolor, se tocaba las partes de
su cuerpo donde le había alcanzado el agua, y las atónitas chicas vieron como
salía una especie de humo vaporoso de
ellas. Petz y las demás estaban aterradas, sobre todo la hermana mayor. Ahora
se maldecía por haber sido tan impulsiva, las lágrimas corrían por sus mejillas
apiadándose de su pobre hermana. ¿Y si aquello era peligroso para Kalie? Pero
actuó casi sin pensar en las consecuencias. Sólo deseaba que ella volviese a ser
ella misma y entonces Karaberasu se desmayó. Las otras fueron a reanimarla.
Arremolinadas en torno a ella, vieron que había vuelto a la normalidad.
-¿Cómo estás? - Le preguntó Beruche tímidamente. -
-¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?- musitó la
desorientada chica al recobrar el conocimiento, con la expresión completamente
perdida. – No recuerdo nada…
-Ya ha pasado todo.- Pudo susurrar Cooan de la
manera más dulce que pudo.- Tranquila…
Pero la aludida la miraba con
expresión ausente y comenzó a sentirse mal, notaba una desagradable pesadez de
algo que se le revolvía en el estómago y empezó a sacudirse con las primeras
arcadas, llevándose las manos a la boca.
- Tengo que vomitar - pudo decir, saliendo a todo correr
hacia el cuarto de baño. -
Las
demás la siguieron deprisa. Cooan la sujetó sobre el retrete para que no se
golpease la cabeza con los espasmos de las arcadas, Karaberasu terminó
exhausta. Tras limpiarla y cambiarla, Petz, tomándola en brazos con todo su
cariño, la llevó hasta la cama y la arropó. Su deshecha hermana lloraba casi
sin fuerzas y musitó con la voz entrecortada.
- Dios… mío, no quiero… vivir así. Todas las noches… rezo de rodillas. Haz que
me muera… por favor, por mucho que lo intento yo… no puedo...
-¡No digas eso! - lloraba Petz con el corazón
partido por las desesperadas súplicas de su hermana y el tremendo sufrimiento
que ésta padecía. - ¡Te pondrás bien! Te ayudaremos, nunca te dejaremos sola.
Ya verás cómo todo se arreglará. - La abrazó, meciéndola como si fuera una
niña, hasta que Karaberasu pudo dormirse. – Siempre nos tendrás a tu lado. Te
lo prometo.
Las
dos hermanas menores tampoco podían dejar de llorar a la vista de ese terrible
espectáculo y ahora, además de la pena se les sumaba el miedo. ¿Y si Kalie se convertía en una especie de demonio y
las atacaba como había hecho con Cooan? Pero ninguna se atrevió a exteriorizar
ese temor. En cambio, todas se turnaron en vigilarla al pie de su cama aquella
noche. Cuando fue el turno de Petz, esta se pasó la noche tomando de una mano a
su exhausta hermana que ahora al fin dormía y acariciándole el cabello con la
otra, musitando entre sollozos.
-¡Perdóname, Kalie! No pude ayudarte cuando lo
necesitaste. Te he fallado como hermana mayor. ¡Le prometí a mamá que os protegería
y he fracasado! Pero no te abandonaré. Pase lo que pase, estaré a tu lado.
Y por su parte y sin pérdida de tiempo, Cooan avisó
a Tom, tras contarle lo ocurrido este a su vez llamó al cura. Esta vez hubo más
suerte, el sacerdote estaba disponible y a la mañana siguiente llegaron los dos.
Una vez puesto al corriente de lo ocurrido la noche pasada, el clérigo se mesó
la barbilla con aire preocupado y sólo sentenció.
- Ya ha comenzado el proceso, a partir de este
momento tendremos que actuar de modo muy enérgico.
Nadie
se atrevió ni tan siquiera a pedirle que fuese más explícito, existía en todos
demasiado temor a la respuesta y optaron por dejarle hacer. De este modo le
guiaron a la habitación de la afectada que se encontraba despierta pero
visiblemente cansada. A pesar de eso su expresión pasó a tornarse ansiosa y
agresiva cuando el sacerdote rodeó su cama con objetos sagrados. Después trató
de darle un preparado purificador de agua bendita, pero Karaberasu se resistía,
aullaba frenética, con la frente perlada de sudor. Tuvieron que atarla a la
cama, el cura la bendijo varias veces. La muchacha volvía a tener los ojos
rojos y sus colmillos otra vez y les maldecía en un gutural y siseante idioma
desconocido. Tom podía entender sólo algunas palabras que había estudiado.
-¡Es el idioma del averno! - dijo asombrado. - ¿Cómo
es posible que lo domine ella?
- Esta chica está poseída por el poder maligno de la
oscuridad y su hijo también,- determinó el cura que soportaba estoicamente todos los insultos que
Karaberasu le dedicaba. – Debe de tener una especie de vínculo telepático…
- Entonces su hijo es medio demonio,- concluyó Tom
con gran inquietud afirmando con su mejor tono de convicción. - Debemos hacer
lo posible por librarles a ambos de esa maligna influencia.
- Por ahora, es imposible - le rebatió el sacerdote.
- Eso los mataría a los dos. Sólo podremos minimizarla y con mucho cuidado.
Las
chicas se miraron con una mezcla de horror y consternación. Eso mismo les había
explicado Rei cuando, muy apenada, les comentó que no podían hacer nada por su
pobre hermana.
-¡Por favor, haga usted lo que pueda! ¡Pero ayúdela!
- le imploró Petz visiblemente asustada mientras luchaba por mantener quieta a
Karaberasu que se retorcía como una anguila. -
- Pero no le haga daño. – Suplicó también Beruche
con lágrimas en los ojos lo mismo que Cooan.- Ella no tiene la culpa de su
situación.
Y
así estuvieron algunos minutos hasta que la desgraciada muchacha recobró la
normalidad. Miraba al resto con una expresión atónita, como si acabara de
despertar de una pesadilla. Estaba agotada y su cuerpo bañado en sudor frío, solamente
pudo musitar al sacerdote con un semblante lleno de dolor y arrepentimiento
según iba haciéndose cargo de lo sucedido.
- Padre, se lo ruego, perdóneme si he hecho o dicho
algo que le haya ofendido.
- No te preocupes hija mía, sé que no es tu voluntad
la que te guía en esos momentos.- Le tranquilizó amablemente el cura. -
-¿No puede usted librarme de esta maldición? - Le
pidió Karaberasu con un tono de voz tan angustiado como su mirada. -
- No puedo, pondría en peligro tu vida.- Le replicó
el sacerdote con pesar. -
- No me importa, ¡prefiero morir a seguir viviendo así!,-
balbuceó ella llorosa ante la desolada expresión de todos. -
- No digas eso, es pecado querer quitarnos la vida,-
le contestó el párroco con suave determinación. - Sólo Dios puede disponer de
ella.
-¿Dios?,- sonrió Karaberasu con un tinte de amarga burla.
- ¿Dónde estaba Él cuando me violaron? ¡Le recé, le supliqué, pero no acudió a
salvarme! - Añadió resentida
sentenciando. – Seguro que tendría cosas mejores que hacer.
- Muchas veces nos pone a prueba, hija. - Le
respondió pacientemente el sacerdote. - Incluso utilizando a los seres más
abominables. No podemos comprender sus designios.
Kalie
no dijo nada, ¿para qué iba a enzarzarse en una estéril polémica?. Al menos ese
hombre trataba de ayudarla. Además estaba rendida, demasiado cansada incluso para
lamentarse de su aciaga situación, al poco se quedó dormida. Beruche y Cooan
tenían que irse a clase. No se sentían con deseos de dejar a su hermana, pero
fueron tranquilizadas por el cura que les prometió vigilarla y aliviarla en lo
que pudiera. También por Petz.
-Yo me quedaré con ella. No la perderé de vista.- Les
aseguró su hermana mayor.-
De modo que, tras un rato, accedieron a marcharse. Él
sacerdote, no obstante, les aconsejó nuevamente bendecir al bebé en cuanto
naciese, sentenciando.
-Por cada instante que pasen en suelo sagrado más
podrá debilitarse la esencia del mal que les posea a los dos. Esa es su única
esperanza.
Ajenos a las tribulaciones terrenales, en el cielo, cuando
Roy y los demás hubieron practicado lo bastante, Goku les condujo a las
inmediaciones de la nueva sala.
- Bueno, ahora comenzará el entrenamiento más duro
de todos, chicos. - Les anunció con un entusiasmo casi infantil. -
-¿Pero es que aun hay más?- Pudo preguntar Ail que
todavía jadeaba por el último combate librado. -
-¡Claro! Acordaos del Rincón del Alma y del Tiempo.
- Le recordó Goku informándoles para desaliento general. - Hasta ahora, todo lo
que habéis hecho ha estado destinado a fortaleceros lo suficiente como para
aguantar la estancia en ese cuarto. Esto era solamente la antesala. - Les
reveló añadiendo con el poso de satisfacción que dejan los buenos recuerdos de
algo difícil de conseguir cuando se ha logrado. - Yo mismo entrené ahí. ¡Qué
tiempos aquellos!
Y
abrió una puerta de doble hoja dorada animando a todos a que entrasen. Roy
asomó la cabeza, miró curioso y comentó.
- Así que éste es el sitio al que se refería Landar.
- Eso es.- Repuso Son Goku que pasó a enumerar
diríase que con regocijo. - Aquí la temperatura tiene diferencias de casi cincuenta
grados, la gravedad es más de diez veces superior a la normal y el oxígeno está
reducido a un tercio del terrestre. En otras palabras, os va a encantar. Je, je,
je.
- Un lugar maravilloso, vamos. Hace que el Reino de
la Oscuridad parezca la Costa Azul. - Convino Nephrite con su refinado
sarcasmo. -
- Nos lo vamos a pasar muy bien, de maravilla. –
Observó Diamante en el mismo tono y gesto desapasionado. -
- Pero si estamos muertos. ¿Qué más nos dan esas
cosas?- Observó agudamente Ail dirigiéndose a Goku, para agregar. - Hasta ahora
podíamos cansarnos y herirnos, cosa que me sorprende, pero ahora. No creo que
el oxígeno o la gravedad nos inquieten, a fin de cuentas no tenemos que
respirar para sobrevivir, ni pesamos.
Éste
se acarició el mentón con suavidad y asintió replicando.
- Es verdad. Pero eso es fácil de explicar, veras.
En el Cielo se puede entrenar y progresar con el espíritu, al luchar a golpes
con otros seres espirituales sufrís como en un combate físico, eso sí, sin
miedo a moriros otra vez. Tal particularidad se les otorga a muy pocos. En ese
sentido sois unos privilegiados.
-¡Qué suerte!- Suspiró Zafiro con patente ironía en
la voz. -
Aunque
su interlocutor no prestó atención al comentario y continuó.
- Resulta que a partir de ahora vais a dejar de
estar muertos, así que mucho cuidadito ¿eh?- Les sonrió guiñándoles un ojo.-
El asombro hizo entonces presa en todos. Y se incrementó
cuando siete esferas anaranjadas cayeron desde aparentemente ningún sitio,
posándose suavemente a los pies de Goku. Todas brillaban titilantes con
resplandores color oro, cada una llevaba inscrita en su interior un número de
estrellas de cinco puntas en color rojo que variaba entre una y siete.
- Bueno, vamos allá. - Dijo éste colocándose un poco
aparte de esas bolas.
-¿Qué son, canicas gigantes?- Se burló Diamante. -
- No, son bolas mágicas. - Le desveló su
interlocutor. - Pueden conceder dos deseos, antes eran tres pero se nos ha
terminado el presupuesto - bromeó (o quizás no) añadiendo - y uno de ellos será
haceros revivir. Aunque primero hay que invocar al Dragón.
-¿Qué dragón?- Quiso saber Zafiro con cara de
asombro. - ¿De qué estás hablando?
- Espera un momento. - Terció Roy que tampoco
comprendía nada de aquello. No obstante, ahora tenía otra preocupación en su mente,
y así lo expresó. - Antes de eso, ¿no podríamos saber algo de cómo está la
situación en la Tierra? Yo personalmente deseo enterarme de cómo les van las
cosas a mis amigos.
Los
demás asintieron con aprobación, tenían la misma curiosidad y Goku sencillamente
señaló hacia un lado y respondió.
- Preguntádselo a Landar que está allí.
Y
como siempre el mago había surgido de ninguna parte y se encontraba a pocos
metros de ellos sin que ninguno le hubiera percibido llegar. Incluso estaba ya satisfaciendo
esa petición pues invocó una gran bola transparente que flotó sobre el aire y
en ella se formaron las imágenes de los amigos de Roy.
- Aquí les tienes, mira lo que gustes y date cuenta
de cómo han tenido valor para afrontar la adversidad. - Le ofreció el mago
invitándole a observar con un gesto de sus manos. -
El
chico se acercó y al verles solo pudo decir emocionado.
¡Tom, Connie, Bertie! ¡Cuántas ganas tenía de volver
a veros! ¡Esperadme un poco más y pronto volveré a estar a con vosotros!
Los
demás se aproximaron también para mirar.
-¡Las conozco, mira hermano, son las hermanas
pequeñas de Petz! - Intervino Zafiro visiblemente contento de verlas. -
- Es tal y como la Guerrera Luna me dijo. - Convino
Diamante con satisfacción. - Me alegro de que sean felices en la Tierra.
Podían
observarlas a través de aquella bola con toda claridad. Bertie estaba pasando
lista y una vez concluyó, les comentó a los niños.
-Ahora vamos a hablar de los derechos civiles, como
sabéis, antes a las personas no se les trataba igual, eso dependía del color de
la piel.
-¿Por qué?- Quiso saber una niña de cabello moreno y
cortito.-
-Bueno.- Suspiró Bertie tratando de responder de modo
suave.- Por que mucha gente solamente miraba las apariencias, no el corazón de
las otras personas.
-¿Y cómo se les puede ver el corazón?- Inquirió aquel
niño algo travieso de nombre Kevin, añadiendo incluso con algo de picardía.- ¿Hay
que operarles?
La clase
se rio, aunque tras unos instantes su maestra contestó, con gesto algo serio.
-No, tienes que ver como se porta esa persona, antes
de decidir si es buena o mala.
-Y los que se porten mal, son malos.- Dedujo otra
pequeña de tez oscura y pelo rizado y negro.-
-Normalmente sí, Tina. Aunque no siempre es tan
sencillo. A veces, gente muy buena hace
cosas malas por no darse cuenta, o porque han sido engañadas.- Suspiró bajando
un poco la mirada.-
Aunque
enseguida añadió sonriendo. Y con un tono mucho más jovial y esperanzado.
-Por eso, siempre tenéis que dar una oportunidad a
los demás. Quizás puede que estén equivocados y que aprendan de sus errores. Todos
podemos ser mejores personas.
La mayoría
de los críos asintieron, Roy y el resto no perdían detalle de aquello.
-Así es.- Convino Nephrite.- Esa muchacha tiene toda
la razón.
-Ella lo sabe por experiencia.- Le contó Zafiro.- Era
una de nuestras subordinadas, aparentemente nos traicionó desertando en la
Tierra del siglo veinte, pero en realidad, tanto ella como sus hermanas se
dieron cuenta de eso mismo.
-Es cierto. Ella me lo contó.- Intervino Roy.-
-Entonces, todos tenemos algo en común.- Comentó Ail.-
Deseamos enmendar nuestros errores del pasado.
-En nuestro caso los del futuro.- Matizó Diamante.-
-¡Es maravilloso! Al menos, tanto Bertie, como su
hermana y mi amigo Tom, han podido hacer realidad su sueño. – Declaró Roy
sintiéndose muy bien por ellos, al tiempo que añadía con tono reflexivo. – No tengo
ninguna duda. Educarán muy bien a los niños y niñas que pasen por sus clases. Les
darán esperanza y una buena guía para el futuro. Eso es lo que importa. Por eso
es por lo que lucharemos amigos, no únicamente por reconciliarnos con nosotros
mismos. También por darles la oportunidad de vivir y sentir, de amar y de
soñar, a esos pequeños y a nuestros seres queridos. Ahora lo comprendo. Por eso
mismo se sacrificaron mis padres.
-Y los nuestros.- Asintió Zafiro con el asentimiento
de su hermano mayor. –
-Pues también se lo debemos a ellos.- Afirmó Roy.-
¿No creéis, compañeros?
Los
demás escucharon con interés, mostrándose de acuerdo con esas inspiradas
palabras. Lo mismo que el mago quién, a su lado, asintió con aprobación para
tomar la palabra.
- Y eso no es todo. – Intervino Landar llamando la
atención del muchacho para añadir. - Tengo una sorpresa para ti. Alguien a
quién tú admirabas mucho en la Tierra y que estaba deseoso de conocerte, puesto
que le hablamos de tus gustos musicales, ha venido a verte.
-¿De quién se
trata?- Inquirió el sorprendido Roy. -
- De mí, hola y ante todo gracias por tu elección.
Te agradezco el detalle. - Le respondió una voz que desde luego le era muy
familiar aunque no recordase de dónde. -
-¿Quién es?- Quiso saber el chico.-
Pero
se quedó perplejo al mirar en la dirección de la que le llegaba esa voz y
descubrir a un hombre de mediana edad, estatura media, con un frondoso bigote y
pelo castaño corto. Tan sólo acertó a decir.
-¡No, no
puede ser! ¿Eres tú, tío? ¿O alguien que se le parece?
-Soy yo - aseguró el personaje sin dejar de sonreír,
guiñando un ojo a su típico estilo. – Eso te lo aseguro.
-¿Podrías darme tu autógrafo? - Le pidió
entusiásticamente Roy.-
Eso causó el asombro de sus compañeros y hasta del
propio mago, sobre todo cuando el joven comenzó a maldecir ante la
imposibilidad de encontrar bolígrafo o papel.
- Roy, en el cielo no se dicen palabrotas. - Le
amonestó Landar. -
-¡Sí, pero jod…!
¡Para una vez que puedo ver a mi ídolo musical en persona! ¡Me ca... en
la p...!.
Algunos
truenos resonaron sobre sus cabezas, haciendo patente el desagrado de las altas
esferas por aquel lenguaje. Roy sonrió estúpidamente y musitó una disculpa. El
Mago movió la cabeza suspirando con desaprobación, aunque el admirado individuo
al que el chico se refería, tan sólo se reía con su también característico. ¡Ja,... ja, ja!
- Pero ¿se puede saber quién es ese tipo?- Quiso
saber Diamante con expresión desconcertada. -
- No sé, pero a juzgar por la reacción de Roy debe
ser alguien importante. - Conjeturó Zafiro. -
-¡Aunque mira que pedirle un autógrafo aquí! –
Comentó Ail atónito. -
-¡Lo que pasa es que sois una pandilla de incultos
musicales, eso es! - Les reprochó Roy añadiendo con retintín.- Y así os ha ido.
- Pues a ti no te fue mucho mejor que a nosotros. - Le
recordó Nephrite con una media sonrisa de sorna. -
El
aludido tuvo que admitir eso último aunque enseguida opuso.
- Pero yo me motivo mucho más cuando escucho alguna
de sus canciones. ¡De veras, eres el tío más coj...!. ¡Si hasta una sailor se
llama como él!- Añadió el chico cayendo ahora en la cuenta del nombre de guerrera
de Ami, aunque seguramente sería casualidad.
¡Este tipo es de put…madr…!
-¡Roy!- Terció el mago con sufrida paciencia...en
tanto se escucharon más truenos que obligaron a
todos a taparse los oídos.- Haz el favor de comportarte…
Pero
éste no le hacía ningún caso centrado sólo en alabar a aquel ídolo que tenía
delante.
- Te aseguro que he cantado tus canciones más que
las de nadie y me hubiera encantado asistir a uno de vuestros conciertos. Pero
yo era un crío entonces. Mi padre me ponía los vinilos. ¡Qué lástima! que no
vinierais casi nunca a EE. UU. Y…
Aunque
el famoso cantante en cuestión se limitó a detener la larga perorata de su
admirador con una mano y a responder amablemente.
- Ya lo sé. Y me enteré que la última canción que
quisiste escuchar fue una de las de mi grupo. Es un detalle que te agradezco y
me gustaría que cantases una conmigo, verás como es muy apropiada para este
sitio y, si triunfáis en vuestra misión, también para la Tierra. Además de corroborar
tus palabras de antes.
Los
ojos del chico se abrieron como dos platos soperos y tuvo que hacer un esfuerzo para asimilar aquello, pero una
vez lo hizo exclamó.
-¡De verdad!..
- De verdad.- Aseguró ese tipo guiñándole un ojo. - ¿Qué
me dices?
- Encantado. Aunque no estaré a tu nivel. - Objetó
Roy azorado. –
- No te preocupes, lo harás muy bien. - Repuso despreocupadamente
su interlocutor. - Aunque primero vamos a hacer un pequeño calentamiento.
Y
sin que el muchacho acertase a replicar, el tipo lanzó su también exclusivo grito,
indicándole a su “pupilo” que debía imitarle.
-¡Telelerélerero!...
Roy
hizo cuanto pudo, pero igualar ese tono,
esa cadencia y resistencia era imposible, sobre todo cuando el cantante
prosiguió con sus.
-¡Telero, telero,
teleeeeeeeeeeeeeeeeeero....!telererererererero!
Y
menos mal que paró, todos escuchaban extasiados y el propio Roy jadeaba
frotándose la garganta y pensando alucinado.
- ¡Y yo que creí que tenía fuelle para esto!
Pero
aquel tipo sonrió aplaudiéndole con aprobación y añadió.
-¿Te sabes ésta canción?
El famoso intérprete se acercó a Roy y le susurró
algo al oído. El chico asintió entusiasmado.
-¡Claro que me la sé! Me sé casi todas las tuyas y
las de tu grupo.
Su interlocutor sonrió para entonces exclamar.
- Pues, ¡adelante! ¡a cantar de verdad!...
-¿Y la música?- Quiso saber el muchacho, aunque
nadie tuvo que decirle nada porque ya estaba sonando y su adorado intérprete le
hizo una seña para que se preparase, aunque antes Roy pudo exclamar.- ¡Esto es
genial! ¡Me encanta el estéreo que tenéis aquí!...
-¡Vamos allá! - Le animó su ídolo.- Canta conmigo…
Y el chico,
claro está, se animó a hacerlo. Su mentor musical cantaba como siempre había
recordado, ¡de maravilla! y él no quiso ser menos. Era el momento más
importante de su vida, (al menos de su otra vida) en cuanto a cantar se
refería. Iba a darlo todo por no desentonar. Por su parte el cantante adoptaba
sus características poses, piernas entreabiertas y dedo en alto señalando al
cielo. (O más arriba del en que ya estaban, claro).Y enseñaba a Roy a ponerse en
la posición correcta y a entonar. Los demás asistían divertidos y atónitos a
esa improvisada interpretación y coreografía. En cuanto al nuevo aprendiz se lo
pasaba mejor que un niño dentro de una pastelería.
Éste podría ser el cielo
Éste podría ser el cielo
Éste podría ser el cielo para todos
En estos días de calma reflexión
Tú vienes a mí y todo parece ir bien
En estos días de fríos afectos
Te sientas a mi lado y todo está bien
Éste podría ser el cielo para todos
Éste mundo podría ser alimentado, este mundo podría ser divertido
Éste podría ser el cielo para todos
Éste mundo podría ser libre, este mundo podría ser uno
En este mundo de impávido engaño
Sólo tu sonrisa puede allanar mi camino
Estos agitados días de cruel rechazo, hum
Tú vienes a mí, calmas mi mente intranquila
Sí, éste podría ser el cielo para todos
Éste mundo podría ser alimentado, este mundo podría ser divertido
Esto debería ser amor para todo el mundo, sí
Este mundo debería ser libre, este mundo podría ser uno
Deberíamos traer amor para nuestras hijas e hijos
Amor, amor, amor, éste podría ser el cielo para todos
Tú sabes que
Éste podría ser el cielo para todos. Si, ja, ja, ja
Éste podría ser el cielo para todos
Escucha - lo que la gente hace con otras almas
Toman sus vidas - destruyen sus metas
Su orgullo y dignidad esenciales
Son arrebatados y rotos sin demostrar piedad
Cuando éste debería ser el cielo para todos
Éste podría ser el
cielo para todos
Éste podría ser el
cielo para todos
Éste podría ser el
cielo para todos
Para todos.
(Heaven for
everyone, QUEEN, crédito al autor)
Terminada
la canción el tipo le dio la mano y su entregado fan se la estrechó encantado.
- ¡Ha sido para mí un gran honor! – Pudo decir el
chico con tono de patente admiración. -¡Muchas gracias!
-No hay de qué ¡Os deseo mucha suerte! Y cuando
necesitéis alguna canción mía más para los entrenamientos, hacédmelo saber. - Se
despidió el fallecido cantante añadiendo con una sonrisa a la par que hacía una
versallesca reverencia en tanto su último grito resonaba con un potente y
armonioso eco. - Y recordad amigos. “El Cielo es para todos”. Ahora preparaos
bien para convertir la Tierra en un lugar mejor. ¡Vivid y sobre todo…Amad!
Y
Roy agitó una mano al horizonte despidiendo a su ídolo en tanto le decía al
mago con gran reconocimiento.
-¡Qué gran tipo! Todavía no me lo puedo creer. ¡He
estado cantando a dúo con él!...
-Lo cierto es que ese cantante es muy bueno.-
Admitió Diamante.- ¿Cómo dijiste que se llamaba?
-Tendré que ponerte su discografía, amigo.- Repuso
Roy con visible buen humor.- Y la de muchos grupos más. Ya lo veréis…además de
entrenar os voy a convertir en asiduos a la buena música.
- Reconozco que, pese a no ser clásica, no está nada
mal.- Añadió Nephrite.-
-Es increíble, aquí todo es posible.- Comentó un
atónito Ail.-
- Realmente me ha dejado impresionado.- Convino
Zafiro.-
- Y no habéis visto nada todavía.- Afirmó el mago.-
- Perdona. No te he dicho nada. ¡Muchas gracias
Landar!, ha sido toda una sorpresa.- Comentó Roy con visible reconocimiento.-
- No las merecen. - Respondió el mago esbozando una
leve sonrisa que parecía ser la última concesión que le daba a la frivolidad,
pues de inmediato les indicó a todos con su tono más grave para que prestasen
atención a algo que, con todo lo anterior, habían olvidado. -Ahora dejad que
Son Goku invoque al dragón.
Y
todos obedecieron apartándose intrigados. Tenían mucha curiosidad por ver como
sería aquel ser. No tardaron mucho en descubrirlo. Goku le llamó utilizando una
fórmula pronunciada en una lengua desconocida para ellos y al pronto de
concluirla todo el cielo se volvió negro, como si alguien hubiera apagado una
estrella. De aquellas bolas surgieron siete rayos dorados que se elevaron a
gran altura, entrelazándose entre sí hasta formar la silueta luminosa de un dragón
dorado gigantesco, en tanto Landar les explicó.
- Este es el Dragón Celestial, de la categoría de
los Gigantes Divinos. El último de su tipo que queda y cuyos momentos hace
mucho tiempo ya que pasaron. No obstante, aún puede conceder dos deseos, así
que deberéis elegir con sabiduría uno de ellos. El otro será vuestra vuelta a
la vida.
- Aquí estoy convocado por vuestro mandato. ¡Pedíd
vuestros deseos! - Retumbó la grave y potente voz del dragón que parecía el tañido
de una campana de bronce. -
Todos
estaban anonadados y se miraron indecisos, lo cierto es que, todavía impresionados
por el colosal tamaño de aquel monstruo no les venía nada a la mente. Aunque
Roy fue el primero en reaccionar exclamando con un destello de perspicacia.
-¡Ya está! ¡Le pedimos que se cargue él a todos los
demonios y listo!
- Es una idea muy buena.- Apoyó Ail –
- No me parece muy ético. - Rebatió Diamante cruzándose
de brazos y preguntando con cierta contrariedad. - ¿Para qué nos hemos estado
entrenado entonces?
- Mira tío, aquí lo que importa es librar a la
Tierra de la amenaza que se le viene encima. Como sea y de la mejor manera. - Opuso
coherentemente Roy. -
- En eso tienes razón. –Tuvo que admitir el príncipe
de Némesis. -
- A mí también me parece buena idea. Y es muy
práctica. - Añadió Nephrite. -
- Transmítele esa petición, por favor. - Le encargó
Zafiro a Goku que asintió haciéndolo en aquel idioma desconocido para los
chicos. -
Pero
el reptil sagrado se limitó a negar con su enorme cabeza declarando.
- No puedo conceder ese deseo, está más allá de mi
poder. ¡Pedid otra cosa!
-¡Pues vaya birria de dragón! ¡Tanto rollo de presentación para esto! - Le
cuchicheó Roy a Diamante que asintió solidariamente. –
-¡No protestéis tanto!- Les recriminó el mago.-
Y todo esto ante la mirada molesta del propio dragón
que daba la impresión de haber captado ese comentario. Aunque tanto Roy como
Diamante miraron para otro lado enseguida y silbaron como si la cosa no fuera
con ellos. Lo mismo que el resto que aparentaba no haber escuchado. Así,
durante unos tensos instantes, se mantuvieron en un reflexivo silencio. A
ninguno del grupo se le ocurría más cosas que pedir, Ail era el único que tenía
interés en decir algo, aunque primero tomó la palabra el Mago que propuso a
Goku.
- Será mejor que primero les devuelva la vida. Luego
que piensen otro deseo.
A
su interlocutor le pareció bien y así lo hizo constar ante ese gigante de los
cielos.
- Dragón Celeste. Devuelve a la vida a estos cinco jóvenes
que nos acompañan a Landar y a mí, por favor.
El coloso asintió observando al grupo
en cuestión e iluminando las cuencas de sus enormes ojos con dos destellos
escarlata para anunciar con su retumbante tono.
- Vuestro deseo os ha sido concedido.
Y
de inmediato todas las aureolas que pendían sobre las cabezas de los chicos se
borraron, desapareciendo como si nunca hubieran estado ahí.
- ¡Esto sí que ha funcionado! - Sonrió Nephrite aun
sin poderlo creer. -
- ¡Es increíble! – Pudo decir Zafiro, asombrado
también. -
- Y ahora. ¿Habéis meditado ya lo qué queréis?-
Inquirió el mago. -
- Sí, bueno. - Terció el extraterrestre declarando.
- A mí me gustaría saber como están mi mujer y mi hijo. Si eso es posible.
Goku
asintió, pero Roy le frenó pidiéndole un segundo, se acabada de acordar de sus
amigos y una idea le vino a la cabeza, ojalá que fuera realizable y que Ail se
lo permitiera.
- Perdona compañero. Pero es que recordé algo. ¿Te
importaría cederme tu deseo?
El
aludido le miró con reprobación. Nadie había dicho nada en todo ese tiempo y de
repente a Roy se le ocurría alguna gracia de las suyas. Pero el chico enseguida
le replicó como si supiera lo que cruzaba por la mente del alien.
- Te aseguro que es una cosa muy importante. ¡Por favor,
amigo! No te lo pediría de no ser así. - Le suplicó su interlocutor con una
implorante mirada. – Te lo aseguro.
-¿De qué se trata? – Quiso saber Ail con un suspiro
de paciente resignación. -
- Me gustaría que mi amigo Tom volviera a caminar.
Acordaos que os conté lo que le sucedió.
-¿El chico que sale con Cooan? La pequeña de las
hermanas. - Recordó Zafiro. -
- Sí, el mismo. – Asintió Roy declarando no sin
emoción.- Es mi mejor amigo, y una gran persona, siempre me apoyó y compartió
conmigo los buenos y los malos momentos. Ahora quisiera ser capaz de hacer algo
por él.
El
extraterrestre se mesó la barbilla y un sentimiento de dura indecisión cruzó
por su mente. Quería más que nada volver a ver a su familia pero realmente esto
era muy importante. De todos modos podría reunirse con Ann y el bebé cuando
volviera, pero. ¿Hasta cuando debería esperar? ¿Estarían a salvo? Por suerte
para él y para Roy, Landar posó una mano sobre el hombro del alíen y declaró
con tranquilizadora voz.
- Si es únicamente eso, puedo hacer que los veas en
mi bola.
El
gesto de todos pasó de la tensión por aquella difícil papeleta, al alivio y la
alegría. Sobre todo Roy que exclamó sin pensar.
-¡Qué buena idea ha tenido el viejo!, ¿eh?
Aunque
se tapó la boca con ambas manos por su indiscreción, no pudo evitar que el mago
le fulminase con la mirada y que el resto se sonriera aguantando a duras penas
la risa. Goku fue el único que no se contuvo y se tronchaba ante la indignación
de Landar.
-¡A mí no me hace gracia!- Le espetó el ofendido mago.-
-¡No te pongas así, hombre!- Replicó Goku sin poder
parar de reír. - Le ha salido sin pensar. Es un cumplido. ¿Verdad Roy?
- Verdad, verdad. Lo siento, discúlpame. No lo dije
con mala intención. – Le pidió el azorado muchacho asintiendo frenéticamente
con la cabeza, tratando de congraciarse con el anciano. – Ni mucho menos
pretendía ofenderte.
Landar
carraspeó varias veces volviéndose de espaldas con aire digno y materializó su
bola dando por zanjado el asunto, a la par que le indicaba a Ail que se
acercase a mirar. Éste lo hizo de inmediato, a los pocos instantes algo comenzó
a materializarse de entre la bruma del interior de esa esfera.
-Creo que veo algo.- Comentó el alien.- La imagen
empieza a aclararse.
Y en
efecto, allí estaba ella. Annie lucía preciosa con un vestido estampado en rojo
y negro y acunaba cariñosamente a su bebé. A su lado estaban Rei y Usagi que
miraban embobadas al niño. La Guerrera Luna le acercó un sonajero y el
chiquitín rio cuando la muchacha lo agitó. Ail no pudo evitar sonreír con
visible alegría.
-Ese es mi hijo – Declaró con gran sentimiento de
orgullo ante el asentimiento de aprobación de sus compañeros que se aproximaron
también a ver. – ¡Es maravilloso!
Pero eso no era todo. Entonces las pudo escuchar
hablar. Su pareja se dirigía a sus amigas guerreras…
-¡Cuánto os agradezco que estéis cuidando de
nosotros!- Les comentaba Ann a las dos agregando ahora hacia la Guerrera Marte.- Has
sido muy amable al permitirnos vivir en tu templo a Giaal y a mí.
-No es nada.- Sonrió la sacerdotisa.-
-¡Para eso estamos las amigas, mujer! y Rei está
encantada de que estéis aquí. ¿No es verdad? – La animó Usagi restándole toda importancia a aquello ante el
asentimiento de su compañera.-
- De veras, tengo algo de oro y joyas que Ail y yo encontramos
en nuestros viajes por la galaxia. Cuando pueda las venderé y os pagaré…
Sin embargo, Ann no pudo continuar puesto que Rei la
cortó de inmediato con fingida severidad.
-¡Pero bueno! ¿Se puede saber de qué estás hablando?
No tienes que pagarme nada, mujer. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Si hasta le fío
a Usagi los palitos de la suerte del templo.
-¿Cómo que hasta a mí?- Inquirió ésta otra,
mostrando su contrariedad y sentenciando con la cara roja por el enfado. - Yo
siempre te los pago puntualmente, Rei.
- De eso nada. Por lo menos me debes tres en lo que
va de mes. - Rebatió la Guerrera Marte negando con un dedo y exhibiendo una
cáustica sonrisita. – Así que a ver si te retratas…
-¡Eso es mentira! Lo que pasa es que llevas mal tus
cuentas. Es Makoto la que te debe uno y Minako la que te debe dos.- Le interpeló
su contertulia con mordaz exactitud. -
- Si eres tan buena echando cuentas, no comprendo
porque nunca llevas suficiente dinero. - Le recriminó Rei a su vez con desdén.-
-¡Eres odiosa!- Exclamó Usagi taladrándola con la
mirada.- ¡Avariciosa!
-¡Y tú una roñosa! - Replicó su compañera. -
¡Tacaña!
Y
todo esto ante las miradas alternas que la atónita Annie las dedicaba tratando
de mediar en tono conciliador.
- Vamos chicas no empecéis a discutir...
-¡Ha sido ella!- Se señalaron acusatoriamente sus
dos contertulias entre sí. -
Ann sonrió y el pequeño bebé también hizo una mueca
graciosa con su boquita, después ya no dio tiempo a ver nada más. La visión se
desvaneció, pero Ail estaba satisfecho y se sentía bien.
-¡Son estupendas! - Declaró muy agradecido a las
guerreras. – No se lo podremos pagar nunca.
- Muy bien.- Terció Landar dirigiéndose ahora a Roy.
- ¿Vas a formular tu deseo?
- Por supuesto. – Convino él guiñándole un ojo a Goku
e indicándole. -¿Le puedes pedir al dragón que haga que Tom se recupere
completamente de su parálisis para que pueda volver a andar como antes de
sufrirla, e incluso tener más y mejores agilidad, fuerza y facultades que un
humano corriente? Necesitará de ellas para la batalla que está por llegar.
- Hasta los límites del poder del dragón, sí. -
Asintió Goku que se giró hacia el gran animal pidiéndoselo tal y como su pupilo
le dijo. -
Y
el gigante volvió a emitir ese brillo escarlata en sus ojos declarando con
segura gravedad.
- Ya he cumplido vuestros dos deseos, adiós.
- ¡Un momento! Quiero comprobar si Tom puede andar. -
Trató de saber Roy. -¡Espera!
Pero
el gran dragón había desaparecido arrastrando tras de sí todas aquellas bolas
que se dispersaron por el espacio. El cielo sobre sus cabezas recobró ese color
inmaculado. No obstante, el intranquilo chico distaba mucho de estar satisfecho
y sentía miedo de que aquello hubiera fallado. Sin embargo, Goku le animó con
jovialidad.
-¡No te preocupes! Si Shenron dice que ya está. No
debes dudarlo. Él nunca miente. Ten confianza.
- Pero daría lo que fuera por ver a mi amigo caminar
otra vez.- Insistió el muchacho visiblemente decepcionado -
- Por eso no te preocupes. Lo verás. - Le aseguró el
mago iluminando su bola para añadir. - Y yo le daré una motivación especial
para hacerlo.
En
la bola aparecieron las imágenes de Tom y de Cooan. Parecían estar charlando en
un largo pasillo por el que salían. El muchacho, haciendo girar las ruedas de
su silla con las manos y ella tras de él aferrando los agarres de la misma y
ayudándole con un ligero empujón.
-Espero que Kalie pueda soportar todo esto. Estoy
asustada.- Decía Cooan.- Por ella y por todos nosotros. Y mañana termina ese
plazo…Ojalá que con la ayuda de las guerreras seamos capaces de derrotar a ese
monstruo.
-No temas. Haremos todo cuanto esté en nuestras
manos por ayudarla.- La animaba Tom.- Lucharemos hasta el final…Connie.- Agregó
él variando su tono hacia otro algo más envarado.- Quería decirte algo, yo…
-¿Sí? ¿De qué se trata?- Quiso saber la joven
dedicándole una mirada entre curiosa y algo sorprendida.-
El chico quería armarse de valor y pedírselo. Tal y
como ella había mencionado, ya solamente quedaba algo más de un día para que el
plazo que ese maldito demonio le diera a su difunto amigo expirase. Quizás
Connie aceptase ante esa perspectiva. Él mismo pensó que, con un más que
posible final tan cerca, nada de lo demás importase. Iba a declararse cuando algo extraño sucedió. La silla se volcó sin causa
aparente. Como si una ráfaga de inexistente viento la hubiese golpeado de
repente. Tanto Tom, como la muchacha se quedaron sorprendidos.
-¿Pero qué demonios ha ocurrido?- Se preguntó el
muchacho en voz alta. –
Cooan no
respondió, tampoco lo sabía pero por si acaso se puso en guardia. Quizás
hubiera sido algún ataque de precisamente eso, un demonio. Pero tras unos
momentos de tensa espera, mirando en ambas direcciones, todo estaba en absoluta
calma. No había nadie en los pasillos. Desconcertada miró al chico que seguía
en el suelo. Aquello era muy extraño. Estaban en un terreno liso y si no fue por causa de un ataque no había
motivos para...de cualquier forma, pasada la alarma de ambos, él debería
subirse a su silla otra vez.
- Déjame ayudarte. - Le pidió al chico pero él
orgullosamente negó con la cabeza. La chica no insistió, sabía que a Tom le
avergonzaba tener que precisar ayuda y sobre todo de ella. -
Aunque
en esta ocasión fue distinto. El muchacho sentía un extraño cosquilleo que le
nacía desde la cintura bajando hacia sus piernas y llegando hasta los dedos de
los pies. Desde su accidente nunca había vuelto a experimentar algo semejante y
su primera reacción fue quedarse perplejo y quieto en el suelo, trataba de
analizar aquello ante la preocupada mirada de Cooan que le inquirió algo
asustada.
-¿Te encuentras bien? ¿Qué te pasa?
- No, no lo sé, es algo que...
No sabía cómo explicarlo pero tuvo una intuición, él
mismo se negaba a aceptarla por juzgarla descabellada. Aquello podría significar
mil cosas, aun así hizo el movimiento reflejo de mover su pierna izquierda.
Estaba resignado de antemano a no obtener respuesta pero para su asombro ésta
se movió al instante.
-¡Connie!- Pudo exclamar con un confuso tinte de
temor y emoción.-
-¿Estás bien? ¿Quieres que te ayude?- Quiso saber
ella aproximándose solícita. -
Pero
el chico la detuvo con un gesto de sus manos alargando un brazo y negó con la
cabeza a la par que sonreía nervioso.
-¡No!, por favor quédate ahí, cerca de mí. Y dime si
es cierto lo que ves.- Balbuceó con un nudo en la garganta, batallando contra
su propia incredulidad. -
La
atónita chica pudo observar como su novio movía sus piernas y plantaba los pies
en el suelo irguiéndose poco a poco sobre sus extremidades hasta ponerse en
pie.
-¡Oh Tom!- Exclamó ella tapándose la boca con las
manos y dejando correr lágrimas de alegría. -
-¡Estoy de pie, estoy de pie!- Tartamudeaba él presa
de la emoción. -¡No puedo creerlo!
Y
cuando se decidió a dar un paso pudo hacerlo, ¡y luego otro y otro! El joven no
pudo evitar el llanto, éste se le desató
como si fuera una mansa corriente de agua clara. La asombrada Cooan le abrazó
con fuerza y no paraba de susurrar entre lágrimas de alegría.
-¡Es un milagro! ¡Oh Dios mío! ¡Gracias Señor!
- ¡Ha sido Roy! – Afirmó su interlocutor tan
firmemente que no existía réplica posible, sobre todo cuando añadió mirando
hacia lo alto del techo como si quiera ver allí el Cielo y dentro de él a su
difunto compañero. - ¡Gracias, gracias amigo! Porque sé que has sido tú, a mí
no me engañas. Aunque estés ahí arriba escondido, sé que cuidas de nosotros. -
Sonreía lleno de dicha, sin poder dejar de sollozar. – No sé qué gamberrada
habrás hecho allá, pero ha funcionado…
Tampoco
el aludido pudo evitar que le cayeran las lágrimas de felicidad respondiendo
con emoción ante las conmovidas miradas de los demás.
- No las merecen, Tommy. Que seas muy feliz, hermano…tú y Connie os lo merecéis. Cuidaos.
- Ha sido hermoso amigo mío. Muy hermoso.- Reconoció
Nephrite con una voz queda, llena de respeto. -
– Por los amigos merece la pena luchar.- Convino Ail
ante los asentimientos de los hermanos de Némesis. -
- La amistad es algo muy bello. - Admitió Diamante
que añadió contento. – Doy gracias a Dios por haberlo comprendido.
- Sí, así es, nos hace a todos ser mejores personas.
Es lo que dijo Bertie cuando la vimos antes. Las guerreras tenían razón. - Convino
Zafiro. -
Tanto
Tom como Cooan todavía no podían creerlo. Él incluso se lanzó a correr de un
modo desenfrenado, dominado por un impulso de extrema felicidad. Desde que era
un niño no había tenido esas ganas de dejarse llevar tan rápido como sus
piernas le permitieran. La muchacha, entre atónita, eufórica y algo preocupada
por ese arranque del chico, trató de correr tras él pero no podía alcanzarle.
Él incluso tropezó y cayó, pero se levantó como un resorte dando una gran
voltereta en el aire. Las gentes que pasaban a su lado le miraban sorprendidas
y eso que ya no estaban en un lugar en el que alguien le conociera. Hacía rato
que dejaron la escuela. Ahora sólo deseaban ir a contárselo a los otros,
empezando por Beruche que había terminado antes su jornada y ya debería estar
en casa. Tom pensaba en esto y se detuvo para serenarse un poco, respiraba
entre jadeos entrecortados. Sus pulmones se habían visto sorprendidos por
aquella reacción y ahora debían trabajar para oxigenarle deprisa. Volvían a
desempeñar esa brusca actividad que desde hacía tiempo se les olvidara. Pero
funcionaron a la perfección y el chico se sentía más fuerte y ágil que nunca.
Era una percepción nueva y extraña de su propio cuerpo y su potencial que
parecía haber aumentado increíblemente. ¡Ahora sí que desearía atrapar a uno de
esos demonios! ¡Lo iba a destrozar con sus manos! Entre tanto, Cooan pudo darle
alcance y le abrazó por la espalda, pletórica como él. Tom se giró y sujetándola en vilo la levantó en brazos. Le
dijo presa de la más intensa alegría.
-¡Me siento como nuevo!, mucho mejor de lo que jamás
he estado en mi vida y quiero aprovechar este momento para pedirte algo que
nunca creí posible…algo que temía no poder ni tan siquiera mencionarte.
Ella
le observó con gesto de asombro y curiosidad, que pasó a una intensa felicidad
cuando él le desveló su intención.
-¿Connie, amor mío, quieres casarte conmigo?
Aquello
la tomó totalmente por sorpresa y la chica tan sólo podía abrir los ojos y la
boca sin acertar a articular palabra. Pero asintió enseguida y Tom casi ajeno a
la respuesta, se apresuró a matizar.
-¡Cuando todo esté solucionado!, ¡cuando hayamos vencido
al enemigo!, Porque ahora estoy convencido de que triunfaremos. Entonces
podremos empezar una nueva vida y quiero que seas mi esposa. ¿Qué me dices? -
Le inquirió expectante aunque supo retroceder para matizar con más serenidad,
tratando de mostrarse optimista. - Si necesitas tiempo, no me contestes ahora,
puedo esperar a que todo termine.
-¡Me casaré contigo! - Sollozó ella sintiendo que su
corazón le retumbaba con unos latidos tan fuertes como campanadas. - ¡Sí,
quiero!...
Y
se abrazó a él apoyando su cara llorosa contra el pecho del chico. Tom apenas
podía contener su euforia y saltó con ella. Incluso con el peso de ambos se
elevó casi metro y medio sobre el suelo. Cayó sin el menor problema para poder
añadir, con calma recobrada.
- Volvamos a casa y contémoselo a tus hermanas.
¡Tenemos que celebrarlo!…
Cooan
asintió enjugándose las lágrimas que parecían gotas de lluvia sobre el arco
iris de su sonrisa y los dos se marcharon llamando un taxi. En esta ocasión,
merecía la pena derrochar un poco…
-Solamente espera a ver sus caras.- Sonreía una
emocionada Cooan antes de que subieran.-
En
las alturas celestes, Roy y los demás penetraron ya sin vacilar en el cuarto.
La puerta se cerró a sus espaldas y nada más hacerlo el grupo comenzó a sentir
una brusca opresión en sus pulmones, seguida de una sensación de pesadez
tremenda. ¡Sus cuerpos les parecían pesar toneladas! Apenas podían respirar más
que con profundas y trabajosas inspiraciones.
-¡Por el Sagrado Árbol! - Exclamó un jadeante Ail
con la respiración entrecortada. - ¡Y tendremos que acostumbrarnos a esto!
- Y a vivir, pelear, volar y dormir en este mismo ambiente,
sí. - Le ratificó Goku.-
Su maestro había entrado con ellos y al que las
severísimas condiciones de esa estancia no parecían afectar en lo más mínimo. Incluso se permitió el lujo de dar unas
volteretas y hacer el pino sobre un dedo para demostrarlo.
-Viéndole parece fácil.- Suspiró un ya exhausto
Zafiro.-
-Es que para él, lo es.- Comentó Diamante tratando
de mantenerse dignamente en pie a duras penas.-
-Pues yo casi ni me puedo sostener. Me siento como
si pesara una tonelada.- Comentó Nephrite.-
Todos
compartían esa misma impresión y se deshicieron de sus petos de inmediato,
apenas podían mantenerse en pie con ellos. Cuando los soltaron, estos cayeron
al suelo con un tremendo estrépito, como si rocas de enorme peso se hubieran
precipitado por un acantilado. Ahora fue Diamante el que apenas pudo decir,
asombrado, haciendo acopio de varias inspiraciones antes de hablar.
-¿Y tú te has entrenado aquí?
-Claro,- confirmó Goku sin darle pese a todo
demasiada importancia. – Con otros muchos de mis amigos y familiares. Ya
veréis, no es tan malo cuando uno se acostumbra. Ahora os lo mostraré.
Su
cicerone les hizo caminar a través de un largo pasillo flanqueado por dos
enormes relojes de arena. Los granos caían lenta pero inexorablemente y les
explicó.
- Mientras en el exterior sólo transcurre un día,
aquí dentro pasa todo un año. Vosotros sólo estaréis aquí el equivalente a medio
día del exterior. Unos seis meses si no
calculo mal. - Se sonrió llevándose la mano al cogote y añadió divertido. -
¡Para que luego digan que no soy hábil con las matemáticas! - Y con las
indiferentes expresiones de los demás ante la broma, retomó su tono serio rematando.
- No hay tiempo para más. Pero estoy seguro de que os servirá. De todos modos
tampoco conviene abusar. Y nunca se sabe si habrá que volver…
Esas
últimas palabras tuvieron un tinte algo enigmático. Sin embargo nadie dijo nada
ya que, ante ellos, apareció la alta figura de un ser verdoso que lucía una
especie de turbante y capa con anchas hombreras, todo de color blanco. Un
ajustado pantalón azul oscuro le completaba la indumentaria. Clavó una mirada
seria y escrutadora cruzando sus verdes brazos tachonados de una especie de
incrustaciones color carmesí que semejaban parches de chaqueta y aguardó a que
todos llegasen hasta su posición sin inmutarse.
-¡Es Piccolo! - Reconoció Zafiro a quién ya les
había preparado cuando llegaron. –
-¿Nos vas a seguir entrenando?- Quiso saber Ail,
dirigiéndose con afabilidad a ese adusto individuo, al menos esa impresión daba
al dedicarles una severa mirada. -¿Verdad maestro?
El
aludido esbozó una ligera sonrisa mostrando de paso dos colmillos afilados. Roy
se inquietó tomándole por un demonio y así lo hizo saber.
-¡Te pareces demasiado a uno de esos diablos! - Le acusó señalándole con un dedo que
remataba su estirado brazo izquierdo. -
- Posiblemente sí. - Repuso secamente ese individuo
con una voz ligeramente ronca.- ¿Y qué si me parezco?
- Piccolo es el rey de los demonios. - Le explicó como
si tal cosa Goku al muchacho que se quedó paralizado por el asombro. -
- ¿Quéee?- Es todo lo que el chico pudo decir. –
¿Aquí?
Aunque
antes de poder reaccionar de otro modo su maestro le tranquilizó.
- No pasa nada. Está de nuestro lado. Si no, sería
difícil que estuviera en el Cielo ¿verdad?
El
joven convino en ello con un asentimiento tan imperceptible como prolongado,
captaba mucha energía en aquel tipo, no tanta como en Goku, pero sí mucha más
que la que él mismo poseía. ¡Así que menos mal que era de los suyos!
- Aquí estaréis para completar vuestro
adiestramiento. Os espera un durísimo entrenamiento si queréis llegar a
convertiros en auténticos guerreros. - Afirmó secamente Piccolo sin concesiones
a la cordialidad, realmente a Roy le recordaba más a un estricto profesor de la
universidad que a otra cosa. – No estáis aquí para entreteneros…
- Nosotros vendremos de vez en cuando para enseñaros
y también perfeccionar algunas técnicas que os harán falta y cada cierto tiempo supervisaremos vuestros
progresos. - Declaró Goku con más amabilidad. -
- Pensaba que os quedaríais aquí para entrenarnos
personalmente.- Comentó Diamante que estaba empezando a adaptarse al rigor de ese
entorno, lo mismo que sus compañeros, costándole menos esfuerzo hablar. -¿Cómo
vamos a progresar sino?
- No nos está permitido, nosotros ya consumimos
nuestro tiempo aquí. Y, sobre todo, esta tarea debéis llevarla a cabo por
vuestros propios medios. Solamente os podremos ayudar en contadas ocasiones. – Le
explicó Goku haciendo extensivas sus palabras al resto. - A Piccolo le queda
algo más, así que él se ocupará de mostraros todo el sitio. Yo debo dejaros ya.
Espero que mejoréis mucho. Ya vendré a visitaros de vez en cuando para
informarme de cómo os las apañáis. Eso sí puedo hacerlo. Hasta la vista y
¡buena suerte!
Y
se desvaneció dejando flotar aquellas últimas palabras. Así que la atención del
grupo se centró en aquel enigmático individuo de tan amenazador aspecto y
Piccolo no decepcionó la imagen que daba
cuando dijo con una maliciosa sonrisa.
- Si pensabais que lo habíais pasado mal hasta ahora
es que no sabéis lo que os aguarda.
- Afrontaremos cualquier cosa. - Declaró Roy con
firmeza secundado por un asentimiento general. -
- Eso espero. Ahora seguidme y no os alejéis. Sabed
que esta región del espacio es una dimensión paralela en la que las leyes de la
física no son como las que vosotros conocéis. - Les explicó Piccolo que añadió
con tono de advertencia. - Si os vais demasiado lejos de aquí podríais perderos
sin remedio y ahora que estáis vivos moriríais otra vez. Que yo sepa, no podemos
volveros a resucitar. Así que más os vale tener cuidado.
Todo
el mundo se dio por avisado y su estricto guía les señaló ahora hacia una
especie de casa que se encontraba a una treintena de metros. De hecho no
parecía muy grande aunque ellos no se
fiaban de las apariencias e hicieron bien cuando escucharon a Piccolo
revelarles.
- Ese será vuestro cuartel, vuestra vivienda o como
lo queráis llamar. Allí hay comida, alubias mágicas y todo tipo de pertrechos.
Se divide en dormitorios, baños y demás elementos, para que os podáis apañar
durante este tiempo. Antes era más pequeña pero una vez fue destruida y se reformó.
Ahora es más grande, pero de todos modos sois demasiados, así que distribuir y
racionad bien los víveres. Y tened cuidado. Una convivencia en un lugar como éste
y durante tantos meses puede ser muy dura. Pero si lo soportáis conseguiréis,
además de aumentar vuestras fuerzas, crear un sólido vínculo de amistad y coordinación.
Eso os será de tanta o más utilidad que elevar vuestro poder individual. Y otra
cosa. - Añadió dirigiéndose ahora a Diamante quizás porque mantenía una mirada
altiva aun sin darse cuenta de ello. - Aquí no hay rangos, ni príncipes, ni
reyes. No se tienen privilegios. ¿Entendido?
- Entendido. - Afirmó el interpelado a quién no cayó
demasiado bien esa advertencia con tinte de reprimenda. Pero decidió que era
mejor no molestarse por ello ni replicar.-
Y es que a su pesar el príncipe todavía recordaba su
llegada a ese lugar, cuando ese adusto individuo había aparecido ante él y Zafiro.
-¿Quién eres?- Le preguntó poniéndose en guardia al
igual que su hermano. –
- No es de tu incumbencia, cretino. – Replicó el
aludido con desdén. –
- ¡Soy el príncipe Diamante!, ¡heredero del reino de
Némesis! Más te vale hablarme con respeto. – Exclamó éste emitiendo una especie
de aura plateada a su alrededor. –
Aunque es extraño ser verdoso sonrió con
suficiencia. Por toda réplica lanzó una pequeña bola de energía que alcanzó a
Zafiro derribándole a varios metros de distancia.
-Za, ¡Zafiro! – Exclamó su hermano con estupor,
aunque enseguida dejó que la ira tomase el relevo para espetar. - ¿Cómo te
atreves, maldito?- Remachó lanzando un chorro de energía de color entre albino
y plateado contra ese verdoso tipo. –
Para
su asombro su enemigo desapareció dejando que aquel rayo pasara de forma inocua
y se perdiera en aquella blanca y vacía extensión. Diamante estaba atónito,
aunque apenas se dio cuenta cuando ese extraño tipo reapareció justo a su lado tan
rápidamente que ni pudo reaccionar y le golpeó con un puñetazo en el estómago.
El príncipe cayó doblado sin apenas ser capaz de respirar.
-¡Vamos principito! – Se sonrió ese individuo con
sorna, añadiendo divertido. – Estás muerto, no te esfuerces por respirar, no te
hace falta. Aun…
- ¿Quién eres tú?- Pudo preguntar un recobrado
Zafiro, aproximándose con un tono más cuidadoso. –
- Vuestro nuevo entrenador. – Replicó el interpelado,
presentándose. – Me llamo Piccolo.
- Eres muy fuerte e increíblemente rápido. –
Reconoció el príncipe de Némesis cuando finalmente pudo ponerse en pie. – ¡Jamás
vi una cosa igual!
Incluso era mucho más alto que él, lo que no era
demasiado frecuente. Diamante estaba cerca de los dos metros y ese tipo le
sobrepasaba en más de una cabeza. Pero eso era lo de menos, sobre todo cuando aquel
individuo le replicó.
-Te dejas impresionar por muy poca cosa.- Se sonrió
su adusto interlocutor.-
-¿Poca cosa?- Se sorprendió el joven sentenciando
con admiración.- No creo que nadie pueda igualarte…
Les
sorprendió ver como ese tipo rompía a reír moviendo su verdosa cabeza rematada
por una especie de turbante blanco. Al fin, volviendo a una expresión adusta se
cruzó de brazos y les respondió con semblante indiferente.
-Os queda mucho que aprender. Vosotros deberéis
moveros y luchar igual. Al menos cuando hayáis entrenado. Dentro de poco os
uniréis a más guerreros.
Y desde luego que eso fue así. Ambos hermanos conocieron
a Nephrite y Ail y entrenaron. A estas alturas el príncipe había aprendido a
ser algo más modesto. Sobre todo, tras recibir muchos incentivos para ello por
parte de aquel individuo. Una de esas veces, tras haber encajado una paliza
contra su severo instructor, estaba sentado en el suelo. Con ambos puños golpeó
aquella blanca superficie con frustración y furia. Su hermano, que también había
recibido su buena ración de golpes, quiso animarle.
-Es inmensamente fuerte, no podemos con él. Pero vamos
mejorando.
-¡Maldita sea! Nos trata como basura.- Espetó
Diamante.-
Aunque
eso llegó a oídos de su entrenador quien, con tinte entre divertido y
reprobador, repuso.
-Si no te gusta como te trato, haz algo al respecto.
¿O te vas a conformar con lloriquear en una esquina?¿Es así como gobernabas tu
planeta? Menudo inepto.
-¡No te atrevas a insultarme! - Bramó Diamante
levantándose como un resorte.-
-¿O qué?...- le desafió Piccolo.- ¿No me invitarás a
alguno de esos bailes horteras que organizabais en tu palacete? Seguro que tendrías
que pedirle permiso a tu papá y a tu mamá.
-¡Eh! - Intervino Zafiro con tono molesto.- No se te
ocurra meter a nuestros padres en esto.
-Claro que no, apuesto a que viendo que dos hijos
tan inútiles han engendrado, no querrían estar aquí ahora.- Replicó
despectivamente Piccolo.- Aunque supongo que, de tales palos, tales astillas.
Eso
enfureció a Zafiro, pero mucho más a Diamante quien comenzó a emitir una aura
de color plateado estallando con un gran grito.
-¡Jamás te atrevas a insultar a mis padres!
Se
lanzó contra Piccolo como un poseso. Incluso llegó a golpearle con un puñetazo
en el rostro lanzándole a varios metros. Después arreció en su acometida, sin dejarle reaccionar, disparándole bolas de
energía. Atronando el lugar con múltiples explosiones que provocaron un enrome
hongo con gran cantidad de humareda alrededor. Cuando al fin detuvo su ataque,
jadeando agotado, esa apreciable masa de humo impedía la visión.
-Eso te enseñará.- Pudo decir de forma entrecortada
el príncipe de Némesis, reivindicando. – ¡Nadie insulta a mis padres!
Aunque,
apenas terminó de decir aquello y sin que pudiera ni verlo venir, un rayo tenue
de energía le atravesó un costado. Diamante cayó malherido. Su hermano Zafiro
enseguida observó la silueta del atacante. Era su entrenador quien estaba allí,
de pie e incólume, en tanto afirmaba.
-Bien, muy bien, empezaba a creer que no tenías
sangre en tus venas. Y que sola valías para lucir ese traje de fiesta blanco
con esa capa tan chic.
Fue
el hermano pequeño del príncipe quien, concentrando su energía, atacó ahora a
Piccolo. Este se limitó a esquivar
cualquier intento del muchacho por golpearle, eso sí, sin dejar de comentar con
sorna.
-Vamos, te estás acercando. ¡Ánimo!...
Y
el propio Diamante, pese a estar bastante cansado y maltrecho, quiso sumarse a
la ofensiva. Al unísono con su hermano intentó alcanzar a Piccolo con algún ataque,
pero esta vez fue en vano. Finalmente, ese inflexible individuo les propinó
sendos puñetazos y patadas que dieron con los dos en el suelo. Sin apenas
fuerzas ni para respirar, su contrincante se sonrió.
-Supongo que esto es muy divertido para ti, ¿no es
así? ¡Humillarnos de esta manera! - Espetó Zafiro con visible indignación.-
No obstante,
el aludido movió levemente la cabeza y declaró, ya con tono más serio.
-Seguís sin entender nada. Cuando luchéis contra un
enemigo real, tendréis que preocuparos de no resultar heridos gravemente, pero
no en vuestro orgullo. Aunque al menos, he de admitir que tenéis dignidad. Ahora,
utilizad esa rabia y esa indignación para progresar. Pensad en vuestros padres
y en todos los que dieron sus vidas por vosotros, y mejorad para poder hacerles
justicia un día. Pero una verdadera justicia, no respondiendo a un simple
insulto como niños de guardería. Ni tampoco con una soberbia que os impida ver
a vuestros enemigos y su verdadera fuerza y estrategia.
-Tiene razón, Zafiro.- Pudo musitar Diamante, que
seguía tumbado en el suelo sin fuerzas casi ni para moverse.- Fue la ceguera
ocasionada por mi soberbia la que nos ha conducido a esta situación. No quise
escucharos, ni ver la realidad hasta que fue demasiado tarde. Costé la pérdida de muchas vidas por culpa de
mi estupidez. Al principio quise anteponer la felicidad de mis súbditos, pero
perdí el norte. - Se lamentó con rabia.-
Y
eso le ganó la mirada aprobatoria de Piccolo quien al parecer, usó un tono
mucho más respetuoso para sentenciar.
-Mi enhorabuena. Ahora estás empezando a hablar como
todo un príncipe. Todavía hay esperanza para ti, amigo.
Y sin perder ni un segundo les dio a cada uno de los
hermanos una alubia. Al comerla los dos se sintieron recobrados, poniéndose en
pie escucharon con atención e interés las siguientes palabras de su entrenador.
-Y ahora que sabéis en lo que os equivocasteis, es
hora de que trabajéis con mucho tesón para ponerle remedio. Porque os aseguro
que ese momento llegará.
Ahora, en ese duro entorno del Rincón del Alma y del
Tiempo, el príncipe de Némesis recordaba todo aquello como si hubieran pasado
siglos. Piccolo entonces sonrió asintiendo con aprobación y agregó más
distendido.
- Bien Diamante. Así me gusta. Has aprendido mucho,
tanto tú como los otros, pero todavía os quedan muchas cosas más por saber hasta
estar preparados. Confío en que las descubráis aquí. – Y dicho esto mostró las
diversas dependencias al grupo y cuando se aseguró de que todos estaban al
tanto de cómo eran y que contenían lo necesario, les inquirió. – Esto es todo, ¿tenéis
alguna pregunta? ¡Vamos, aprovechad ahora o tendréis que aguardar bastante
tiempo! - Remachó dispuesto para esfumarse tras esperar unos segundos
preceptivos de cortesía. -
- Una sola cosa más. ¿Nos podríais dejar un radio cd
con música? Se entrena mejor y ayuda a distender el ambiente. - Le inquirió Roy
dejando pasmados a todos, incluido el propio Piccolo que le miró con ojos de platos
rompiendo por unos instantes su hieratismo. Cuando el chico advirtió esto
sonrió añadiendo a título justificativo. - Si vamos a estar tanto tiempo aquí,
nos ayudará mucho. Podéis estar seguros.
Nadie
replicó. Ni Nephrite, Zafiro o Ail, ni
el propio Diamante, se atrevieron a dudar de que eso fuera posible. Ya habían
aprendido a esperar cualquier cosa y Piccolo, para sorpresa del grupo, asintió
sin darle ya más importancia. De inmediato, el aparato de música requerido por
Roy apareció a unos pocos metros de ellos. El chico, visiblemente contento y
ante las caras sorprendidas de los otros, les explicó que así pondrían alguna
que otra canción para amenizar el entrenamiento. Esperando claro que en el
Cielo tuvieran una buena colección de cds. Y alegando él mismo divertido.
-¡Qué cosas más tontas digo! Si hasta tienen al
propio Freddie aquí. No dudo que la música será excelente. Ya veréis como nos
ayudará a entrenar.
Y cuando sus compañeros se limitaron
a asentir todavía sin estar muy seguros de aquello, Piccolo se dio la vuelta y
soltó un lacónico.
- Hasta la vista - dicho lo cual se esfumó. –
Un
silencio profundo cayó entre todos, durante el mismo cada uno se dedicó a
observar y valorar su nuevo entorno y tratar de familiarizarse con él, si es
que eso era posible.
- Este sitio tiene peor pinta que el mismo Infierno.
– Intervino Diamante rompiendo ese mutismo para dar un nuevo recorrido visual a
esa desolada extensión de blancura y añadir con sarcástico regocijo. - ¡El
lugar perfecto para ponernos a punto!
-¡Sí, a mí me gusta! - Terció Nephrite con idéntico
tono. -
- Más vale que nos guste porque tendremos que estar
aquí medio año. - Les recordó Zafiro con un tinte combinado de resignación y ganas por
comenzar. -
- Entre varios será más soportable. Os lo digo yo
que estoy acostumbrado a permanecer durante mucho tiempo viajando solo por el
espacio. Bueno, en compañía de mi mujer y mi hijo. - Matizó Ail con nostalgia. -
- La clave aquí va a ser la mentalización y el orden.
- Expuso firmemente Roy obteniendo la general aprobación, para agregar animado
por el éxito de sus palabras. - De cómo nos estructuremos y de la motivación
que consigamos dependerá todo. Como en mi equipo de baloncesto. Y la diferencia
es que aquí no se puede perder y ganar al día siguiente, nosotros no podemos
permitirnos el lujo de fracasar. Nos jugamos mucho en ello.- Sentenció el
muchacho que, si había sido disciplinado
y serio en algo durante toda su vida fue precisamente en eso, alegando después.
– Debemos ser todos para uno y uno para todos. Que es una frase genial pero ni
recuerdo dónde la escuché…
- No hace falta que lo digas. - Secundó Diamante
compartiendo ese criterio. –Así tendrá que ser.
Los
otros aseguraron lo mismo y el grupo se quedó allí dispuesto a comenzar su
labor. Aparte de planificar los entrenamientos y los descansos, comidas y otras
cosas imprescindibles, estaban decididos a que la estancia en ese lugar no fuera
(como había aseverado justificadamente el príncipe de Némesis), peor que el propio
Infierno. Y además del radio cd pedido por Roy, Ail, que tocaba la flauta muy
bien, les entretenía también con alguna tonada en sus escasos momentos de
pausas. Incluso Roy se sorprendió, sabía tocar ese mismo instrumento y nunca en
su vida, que él supiera, lo había hecho.
Llegaba a interpretar maravillosas melodías que deleitaban a todos. Llegando
incluso a declamar una bella aunque enigmática letra…
De profundis clamavit ad te Domine
Domine exaudi vocem meam
Et ipse redimet Israel
In secula
De profundis clamavit ad te Domine
In secula…
(Monasterio de la
Rábida, Vangelis, crédito al autor)
-¿Dónde aprendiste a tocar así, en la Tierra?- Le
preguntó el alien, realmente tan admirado como el resto.- ¿Y qué significan
esas extrañas palabras?...
-No, no sé. Jamás toqué la flauta, -le confesó el
interpelado que agregó con el mismo tinte de incredulidad y asombro.- La
guitarra sí, pero esto…tampoco sé lo que significa eso que he dicho…es como si
fuera un recuerdo que guardo dentro de mí…yo…no sé cómo explicarlo.
-También tienes talento para ello, no hay duda.-
Declaró Nephrite añadiendo.- Creo que eso era latín…Desde lo profundo clamo a ti. Señor. Señor escucha mi voz. Él redimirá
Israel, para siempre…Desde lo profundo clamo a ti, Señor…Para siempre.- Tradujo
el joven que les explicó.- Yo sí que lo aprendí, cuando serví a mi rey Endimión
en la Tierra.
-Pero yo nunca aprendí latín.- Repuso el atónito
Roy.- ¡Ya tenía bastante con aprobar francés por los pelos!
-Bien pudiera ser una habilidad que olvidaste que
poseías.- Añadió Diamante.- Seguro que algún día lo recordarás.
-Desde luego, amigo. Sea como fuere. Al menos podrás hacer nuestra
estancia aquí más llevadera.- Sonrió Zafiro.-
-Eso amigos míos, será un placer.- Aseguró el
muchacho.- Aunque aquí no hemos venido a pasarlo bien, sino a prepararnos. Y
tendremos que trabajar muy duro.
-Pero como dicen los maestros Son Goku y Piccolo.
Tampoco se debe forzar en exceso.- Terció Ail.- Y la meditación es fundamental.
Y tú puedes ayudarnos a eso, con esa música tan sublime.
-Tampoco tú lo haces nada mal.- Le alabó el príncipe
de Némesis.-
-Nos adaptaremos, y lo conseguiremos. - Les animó
Nephrite obteniendo el asentimiento general.-
Y así fue. Una vez adaptados el tiempo pasó volando,
entre luchas, entrenamientos y conversaciones entre ellos. La dureza de las
condiciones y su deseo común les ayudó a forjar una buena amistad. Todos
aportaron algo. Diamante el orgullo y la perseverancia en sus vertientes más
positivas. Nephrite, el dominio de las emociones y el orden. Zafiro la
prudencia y la reflexión y Ail el entusiasmo y las ganas de mejorar. La
presencia de Roy les hizo más distendidos y menos formales. Sobre todo caló poco
a poco en el príncipe de Némesis que había comenzado a experimentar lo que era
una verdadera amistad. Podría decirse lo mismo de todos ellos que hasta el
momento se habían tratado entre sí con una fría cortesía. Sólo entre Diamante y
Zafiro había existido una mayor dosis de afecto al ser hermanos. Pero ahora las
cosas habían cambiado mucho. Diamante y Nephrite se llevaban bastante bien,
piques de combates aparte. Lo mismo sucedía
con Zafiro y Ail que habían llegado a trabar una amistad más desenfadada. Y Roy
fue erigiéndose en una especie de líder para todos, no desde el punto de vista
de la autoridad, sino de la iniciativa y merced a su carácter. Les contaba
chistes, algunas de sus “hazañas con las chicas de la Universidad”, sus
particulares consejos para ligar. Incluso hizo una apuesta con Diamante, que el
príncipe perdió. Eso sí, quedando encantado de hacerlo. Roy les comentaba también
su interés por los deportes y les animaba. Al ser el más poderoso y adiestrado,
hizo suyo y se tomó muy en serio el papel de instructor, dirigiendo los
entrenamientos con brío y motivándoles de forma asombrosa.
-Vamos. ¡Martillo que caee!- Gritó en tanto la
inconfundible y magnifica voz de Freddie atronaba el ambiente
Aquí nos paramos, o aquí nos caemos,
La historia no se preocupará en absoluto.
Haz la cama, enciende la luz,
La Señora Piedad no estará en casa esta noche, sí.
Y el grupo se
lanzó a entrenar bajo esas terribles condiciones de gravedad y falta de oxígeno
sin desfallecer. Alentados por aquellos acordes y la canción que proseguía…
No desperdicias tiempo en absoluto
No escuchas la campanilla pero atiendes la llamada.
Te llega a ti como a todos nosotros.
Sólo estamos esperando
A que el martillo caiga.
Y ninguno
dejaba de entonar esa misma canción en tanto realizaban flexiones, abdominales
y repeticiones de puñetazos y patadas, cargados con grandes pesos.
Oh, cada noche, y cada día,
Un pequeño trozo de ti se desmorona.
Pero levanta tu cara, a la manera del Oeste
Construye tus músculos mientras tu cuerpo decae, sí.
Remolca la línea y juega su juego, sí.
Deja al anestésico cubrirlo todo.
Hasta que un día ellos llaman tu nombre,
Sabes que es tiempo de que el martillo caiga.
Bañados en sudor y agotados se forzaban a seguir un poco más, un paso más
en pro de su objetivo…y pensando en sus enemigos cantaban al unísono…
Rico o pobre o famoso,
Para tu verdad es todo lo mismo (oh no, oh no).
Cierra tu puerta con llave, pero la lluvia se escurre
Por el cristal de tu ventana (oh no).
Cariño, ahora tu lucha es en vano.
Para nosotros que crecimos altivos y orgullosos,
A la sombra de la Nube de Hongo.
Convencimos a nuestras voces que no pueden ser oídas,
Nosotros sólo gritamos más fuerte y más fuerte.
¿Por qué demonios estamos peleando?
Sólo ríndete y no te dolerá en absoluto.
Tienes el tiempo justo para decir tus oraciones,
Mientras esperas a que el martillo caiga.
(QUEEN. Hammer to fall, crédito al artista)
Y una vez exhaustos, Roy pese a todo les arrojaba unas
alubias para que se recobrasen arengándoles con el puño en alto. A fin de
comenzar de nuevo…
-Dádmelo una vez más…
Y los demás muchachos correspondían sin dudar,
volviendo a esforzarse otra vez. Más tarde, con otra canción, el grupo pensaba
en las chicas que habían dejado atrás.
Debimos de estar drogados o locos
Cuando pensamos que éramos solo amigos,
Porque te extraño nena, nena,
Y tengo esos sentimientos otra vez.
Creo que estoy confundido contigo…
Roy
pensaba en Bertie, en cómo deseaba volver a tenerla entre sus brazos…mientras
se ejercitaba a enorme velocidad, lanzando puñetazos y patadas que eran
imposibles de seguir con la vista…
Me siento tan enamorado
¡Oh nena! ¿Qué puedo hacer?
Me siento tan enamorado
¡Oh nena! ¿Qué puedo hacer?
He estado pensando en ti.
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti.
Shi pow, pow. - Repetían todos a modo de estribillo-
Diamante
recordaba a Esmeralda, aquella jovencita que creció a su lado en Némesis, y a
la que tan injustamente trató cuando ambos fueron controlados por esa energía
oscura…entre tanto se ejercitaba con una pesada cadena que hacía girar de un
sitio a otro, aumentando así el poder de sus músculos y su determinación de
retornar…
De repente somos extraños
Te veo alejarte.
Ella era mi única tentación,
¡Oh, no quería que se quedará!
Porque dentro de mí, estoy confundido acerca de ti
Zafiro
ponía su mente en Petz, la chica que le había amado incondicionalmente aun en
sus peores momentos. ¡Cuánto deseaba reunirse con ella y ser capaz de
corresponder a aquellos sentimientos! Y eso en tanto ejecutaba unas rapidísimas
volteretas acompañadas de ejercicios de
artes marciales.
Me siento tan enamorado
Oh nena ¿Qué puedo hacer?
He estado pensando en ti.
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti.
Shi pow, pow. - Repetían todos a modo de estribillo.-
Shi pow, pow
Shi pow, pow
-¡Vamos!- gritaba Roy.- ¡Más intensidad, más fuerza!
A su vez, Nephrite recordaba a Naru, la
muchacha que le mostró que amar a otros
era posible. El joven tampoco la olvidaba mientras manejaba una pesada espada
haciendo molinetes a una tremenda velocidad.
¿Qué
beneficio es estar con ella sin ti?
Me siento tan enamorado
¡Oh nena! ¿Qué puedo hacer?
Y Ali pensaba sin cesar en su mujer y su
hijo. Ansiando poder abrazarles a los dos y protegerles de cualquier cosa, mientras
ejercitaba unas velocísimas esquivas y arrojaba rayos de energía…
He estado pensando en ti.
He estado pensando en ti. Oh sí…
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti.
(London
Beat. I´ve been thinking about you. Crédito al artista)
Y por supuesto terminaban agotados pero satisfechos,
dispuestos a volver a la carga. Aunque también había momentos para el descanso
y la reflexión, hablando acerca de ellos en sus antiguas vidas y de lo que en
realidad les hubiese gustado hacer, de lo que querían poder llevar a cabo y emprenderían
cuando todo saliera bien, respondiendo con entusiasmo al reto que allí tenían.
Era un ejercicio de sinceridad y de férrea voluntad que reforzó la camaradería
y les ayudó a eliminar muchos fantasmas de los que todavía les acosaban. Roy
como de costumbre, les estimulaba hasta con la misma música que consiguió
poner. Nadie sabía cómo, pero siempre tenía algún cd de grupos que le gustaban.
Y el fruto de todo fue la progresiva mejora y conjunción de todos. Cantando él
mismo o coreado por el grupo con más canciones como, por ejemplo, ésta que tuvo
un significado muy especial para todos ellos, durante aquellos durísimos
entrenamientos, simbolizando su paulatina mejoría. Resonando entre el interminable
espacio inmaculado de aquel lugar, que ya les era tan familiar…
Mantén la fe
Madre, madre dile a tus hijos
que su momento acaba de empezar
he sufrido por mi furia
hay guerras que no se pueden ganar
Y de eso se daban cuenta ahora aquellos componentes del
grupo que una vez fueran orgullosos y egoístas. Algunos lamentaban no poder decirles
aquellas estrofas a sus seres queridos.
Padre, padre por favor créeme
Abandono mis armas
estoy roto como una flecha
perdóname
perdona a tu caprichoso hijo
Y por armas no se referían a su deseo de mejorar sus
destrezas en la lucha, sino a su soberbia y ambición desmedida para conquistar
las voluntades de otros por la fuerza. Ahora su anhelo era el contrario,
proteger a los inocentes y enfrentarse al mal para derrotarlo. Y por ello daban
el máximo. Aunque al principio les fuera realmente difícil. Y es que aquello
fue digno de verse. Cuando Goku y Piccolo entraban a veces para comprobar sus
progresos al principio se miraban moviendo la cabeza con desaprobación ante las
sonrisitas de disculpa y circunstancias de Roy puesto que sus “pupilos “no
parecían progresar mucho. Estaban descoordinados, lentos y poco fortalecidos,
soportaban a duras penas las extremas condiciones de la sala.
Todo el mundo necesita alguien a quién querer
(madre, madre)
Todo el mundo necesita alguien a quién odiar
(por favor créeme)
Todo el mundo se queja
porque no pueden conseguir bastante
y es duro continuar
cuando no hay nadie en quién apoyarse
Y en eso
meditaban cuando, agotados por completo, y llenos de sudor, se sostenían unos a
otros con la mirada, negándose a ser el primero en abandonar…era duro, sí. No
obstante, se tenían los unos a los otros para hacerlo soportable…y nunca
perdían la fe.
Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia
Señor has de mantener la fe
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio
Ahora mismo debemos
Mantener la fe
Mantén la fe
Mantén la fe
Señor debemos mantener la fe
Y con ayuda de las arengas de Roy y las canciones
que ponía, ¡como si aquello fuera un gimnasio!, las cosas empezaron a cambiar.
De los pasos vacilantes para sustentarse a los saltos, de estos a las
abdominales y los fondos con la ayuda de las manos, con palmadas, a los más
difíciles de los puños y finalmente a los simples dedos, con los que
sustentaban todo su cuerpo en el aire desafiando esa aplastante gravedad.
Dime nena, cuando te hago daño
¿te lo guardas todo dentro?
Tú me dices que todo está olvidado
y te escondes tras tu orgullo
Y repitiendo como un mantra entre aquellos durísimos
ejercicios, esas estrofas que les llenaban de propósito y determinación…
Todo el mundo necesita alguien a quién querer
(madre, padre)
Todo el mundo necesita alguien a quién odiar
(por favor no me dejes)
Todo el mundo está sangrando
porque los tiempos son difíciles
es difícil ser fuerte
cuando no hay nadie en quien soñar
Luego llegaron las volteretas acrobáticas y los
vuelos cada vez más rápidos. Y no sólo se avanzaba en el plan físico. Los
chicos fueron uniéndose cada vez más entorno a esa camaradería, concentrados en
sus respectivos pensamientos de superación, para vengarse de sus enemigos y volver
a ver a sus seres queridos.
Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia
Señor has de mantener la fe
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio
Ahora mismo debemos
Mantener la fe
Mantén la fe
Mantén la fe
Debemos mantener la fe
Todos al servicio de un fin común motivado por
distintos anhelos, pero compañeros al fin y al cabo persiguiendo un único ideal.
Llegaron a moverse al unísono e incluso a aprenderse la mayoría de las
canciones con las que Roy les martilleaba…
Caminando sobre las huellas
de las mentiras de la sociedad
No me gusta lo que veo
A veces me gustaría estar ciego
A veces espero eternamente
bajo la lluvia
donde nadie me ve llorar
intentando borrar el dolor
Madre, Padre
Poco a poco, las caras de Piccolo y Goku pasaron de
la resignación a la incredulidad, de ésta a la sorpresa y más tarde a la
aprobación e incluso satisfacción manifiestas, mirándose en entre sí y
asintiendo despacio.
Hay cosas que he hecho y no puedo borrar
cada noche caemos en desgracia
Es difícil, con el mundo frente a ti
tratar de continuar, tratar de continuar
Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia
Señor has de mantener la fe
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio
Ahora mismo debemos mantener la fe
Goku entonces guiñaba un ojo. Piccolo se permitía
incluso el lujo de una fugaz sonrisa y Roy elevaba un pulgar dirigiéndose a
ellos en señal de triunfo, exclamando tal y como le gustaba hacer,
parafraseando a un gran grupo de “rock” a modo de eufórica arenga con aquella canción
emblemática para todos.
-¡Adelante chicos! ¡Mantened la fe!
Tratar de aguantar
Tratar de aguantar, síi
Mantener la fe
Todo el mundo mantened la fe
Y la mantenían, luchando minuto a minuto por mejorar
y aumentar sus fuerzas, con sus miradas cada vez más aceradas por la
determinación y más convencidos de su éxito. Roy llegó a hacerse un dibujo de
su enemigo y cuando el entrenamiento de todos llegaba a su fin lo estrujó con
sus manos haciéndolo arder a la vez que les arengaba con un poderoso grito
transformándose en súper guerrero. Los demás respondieron a coro, desplegando
al máximo sus energías que habían crecido considerablemente
Fe: ahora no es demasiado tarde
intenta seguir adelante, inténtalo
Mantén la fe
Siiiii
Siiiii
(Bon Jovi Keep the Faith, crédito al autor)
Y al terminar ese periodo de tiempo, ninguno de ellos
tenía nada que ver ya con la apariencia que presentaba antes de comenzar
aquella durísima preparación. Sus cuerpos estaban ahora mucho más musculosos y
endurecidos, merced a las adversas condiciones del cuarto y los continuos
golpes encajados y devueltos e incluso las pesas y objetos de gran kilaje que
usaban para forzarse aun más. Y sus voluntades se habían vuelto infinitamente
más determinadas y fuertes que cuando
empezaron a entrenar con Piccolo y no digamos de cuando llegaron al Cielo. ¡Habían
renacido como unos nuevos y poderosos guerreros!
-Ahora sí.- Declaró Piccolo con manifiesta
aprobación al mirarles a esos acerados ojos.- Estáis preparados…
Mientras
tanto en la Tierra tan sólo habían transcurrido unas horas y todos celebraron
la curación milagrosa de Tom. Incluso Karaberasu, que estaba mejor en ese
momento, presentía que aquello era en efecto un milagro y ello le llevó a cuestionarse
su propia situación. Ella se había negado a aceptar la ayuda de Dios al pensar
que la había abandonado. Ahora sólo quería suplicar perdón y tener fe en que
algo así de maravilloso pudiera sucederle también. De todos modos, tomó la determinación
de sobreponerse a la adversidad y ayudar a los demás sin caer en su auto
compasión.
-No tengo derecho a anteponer mis problemas. Hay
muchas personas que van a necesitarnos tras lo que vendrá mañana. Las primeras
mis hermanas. Y debo estar ahí para ellas.- Pensaba con renovado brío.-
Y por ello debía olvidar sus propias circunstancias
y así se lo prometió. En cuanto a su rabia y su resentimiento, cedieron
disueltos en lágrimas de alegría por su hermana y por Tom y éste último le susurró
con una gran sonrisa.
-¡Animo Kalie! Sé que esto ha sido cosa de Roy, él
está con el Creador y no nos dejará nunca. Estoy convencido, lograremos vencer
al mal. Así que no pierdas la esperanza para ti.
Y ella asintió firmemente decidida a
perseverar pese a todo y no ser nunca más una carga para sus hermanas ni para
nadie. Después, le dio un cariñoso beso en la mejilla al chico y le deseó
felicidad junto a su hermana, puesto que ambos anunciaron su idea de casarse
cuando todo terminara. Esa era la última celebración que tendrían hasta la hora
tan esperada y temida. El comienzo de la batalla. Sólo faltaban unas horas
hasta el amanecer de ese día. La secta había logrado pese a todo mantenerse y
preparar las piedras. Ya no existía marcha atrás. Todos lo sabían y estaban
dispuestos a asumirlo con todas sus consecuencias.
-Y lucharemos hasta el final.- Pensaba Petz.-
-Nunca retrocederemos.- Se decía Bertie.-
-Todas unidas, enfrentaremos el mal y lo
derrotaremos o caeremos en el intento.- Meditaba Cooan a su vez.-
Y en el Cielo, Roy pensaba en Beruche cuando ya
estaba a punto de concluir su largo y duro adiestramiento en el Rincón del Alma
y el Tiempo.
- Mi amor, ahora que estoy vivo de nuevo me he
entrenado como jamás creí que pudiera hacerlo. Estoy convencido de que
regresaremos y podremos derrotar a los demonios. ¡Acabaré con mi asesino y me reuniré
contigo, te lo prometo!
- ¡Ya verás cuando vuelva a verte, Petz! ¡La sorpresa
que te vas a llevar! - Pensaba Zafiro cuyo pelo había crecido hasta casi los
hombros, el chico lo llevaba ahora recogido en una coleta y lucía también una
apreciable barba. -
- ¡Qué ganas tengo de volver a ver a los míos! - Se
decía Ail que había entrenado con su aspecto humano pues de este modo le
costaba aun más trabajo pero, por el contrario, le ofrecía mayor rendimiento al
aumentar su caja torácica y tener que adaptarse de un modo más acusado que con
su organismo extraterrestre. – Mi mujer y mi hijo me aguardan y nada ni nadie
se interpondrá en mi camino hacia ellos.
- Será interesante poder empezar una nueva vida,
ojalá ella esté allí esperándome para que pueda cumplir mi promesa. - Pensaba
Nephrite. – Poder verla otra vez sería maravilloso.
- Supongo que tendré que comenzar de nuevo, aunque
esa misma idea no deja de rondarme por la cabeza. - Meditaba más gravemente
Diamante. – Roy tenía razón, esa canción me hizo llorar. Él sabía que iba a
ganar la apuesta. - Sonrió ahora.- Y como dice esa letra. Todavía tengo
esperanza. Al menos Landar dijo que existía alguna. Y cuando hayamos vencido haré
cuanto esté en mi mano por aferrarme a ella. No debo perder la fe.
Y es que todavía tenía una espina clavada en el
alma, aunque ésta le dolía menos merced a unas alentadoras palabras que le
dirigió el mago, al poco de llegar al Cielo, que todavía recordaba.
-“Cuando logréis vencer vuelve a verme y quizás
pueda hacer algo por ayudarte en eso que tanto te aflige joven príncipe. Pero
has de lograr triunfar antes, así que ¡aplícate!”.
- Lo he hecho y lo haré hasta el límite de mis
fuerzas y aun más allá si es necesario. - Se repetía mentalmente un Diamante de
poblada perilla y pelo algo más largo que su habitual media melena hasta la base
del cuello.- Nada me detendrá. Tengo mucho por lo que luchar. Muchos errores
que enmendar y mucha gente a la que pedir perdón y ayudar.
De esta manera el tiempo para la divagación personal
se agotó cuando Goku apareció en una de sus rutinarias visitas arengándoles.
-¡Bueno, basta ya de pensar en las musarañas!- ¡A
trabajar!
Y
todos obedecían sin el menor gesto de réplica o de queja, firmemente decididos
a completar su adiestramiento.
En
la Tierra, terminada la celebración, todos se concentraron en la batalla. Tom,
dejó a las chicas tras quedar para el amanecer en el parque de siempre. Estaba
más que dispuesto y se ocupó de limpiar y preparar una bella y magnífica katana
japonesa que se había comprado con casi todos sus ahorros. ¿Para qué pensar en
el dinero? De todos modos, si vencían la inversión habría valido la pena y si
no, ¿qué podría importar? Lo principal para él era que, pasase lo que pasase, estaría
luchando junto con Connie y las chicas hasta el final y no apartado del grupo postrado en su silla.
Ahora en cambio, entre sus renovadas fuerzas y sus conocimientos de esoterismo,
que había incrementado notablemente desde su accidente, se sentía más seguro de
sí mismo y optimista que nunca.
-Connie, mi amor. - Se decía en tanto se preparaba.-
Tanto si vencemos como si sucumbimos, al menos compartiremos nuestras vidas.
Estar a tu lado, aunque solo sea por unas horas más, me colmará de felicidad. Y
ahora más que nunca tengo fe en la victoria. Por ti, por mí, por Roy, por mi
familia y por todos nuestros amigos y las personas de este mundo. No podemos
perder. ¡Les venceremos!
Las chicas
entre tanto habían recibido la llamada de las guerreras, les anunciaron que ya
iban y con refuerzos. A pesar de todos los problemas sufridos en esos últimos
meses, Beruche, Petz y Cooan se habían encargado de combatir en lo posible a
los sectarios en su identidad de justicieras, frustrando no pocas de sus tropelías.
Tom les echó una mano con sus conocimientos de magia y gracias a ello se evitó
que el pánico fuera total en la ciudad. De todos modos, ninguno podía saber que
la secta y sus diversos acólitos, repartidos por toda la zona, planeaban su golpe
más osado e importante, coincidente con la vuelta del demonio Nagashel que ya
había cumplido su plazo de espera. Por desgracia o suerte ajenas a ello, las
chicas aguardaban impacientes la llegada de las guerreras que estaba prevista para
el día siguiente, el mismo elegido por sus adversarios. Aun así, las sailors
les hubieran sido de gran ayuda antes. Pero sus amigas no habían podido ir
hasta solucionar sus propios problemas, y según les contaron ya lo habían
logrado, así que mañana se reunirían todas listas para pelear. Pero eso sería
al día siguiente y esa noche, tras
discutir las tácticas a seguir durante mucho rato, las hermanas trataron
finalmente de dormir. Casi no podían conciliar el sueño refugiadas en sus
pensamientos. Pero, lejos de sentirse deprimidas, la alegría había vuelto a sus
corazones. Otra vez formaban una piña, como en los viejos y buenos tiempos y
darían mucha guerra a esos bastardos del infierno.
-Hasta mañana.- Se despidió Karaberasu del resto,
aunque en ésta ocasión con una sonrisa.- Descansad.
-Dormid bien.- Las aconsejó Petz.- Aunque sea
difícil.
-Lo haremos.- Convino Bertie.- Tenemos la conciencia
tranquila. Y sabemos cuál es nuestra responsabilidad.
-Si, por fin lo hemos conseguido. Ahora somos la
última línea de defensa. Junto a nuestras amigas y a Tommy.- Declaró Cooan
remachando un tinte rotundo y compartido por el resto.- Y no fallaremos.
Y así todas se fueron a sus respectivas habitaciones
a tratar de descansar. En la suya, Petz sentía que ahora estaban todas unidas
otra vez. Su hermana Kalie volvía a ser ella misma y Beruche parecía haber
superado su nostalgia. Cooan ahora era muy feliz y si bien parecía ser la que
más tenía que perder, de seguro que lo afrontaría gustosa si peleaba junto a su
prometido. La propia Petz quería tener la ocasión de ayudar a su planeta de
adopción combatiendo codo con codo con sus hermanas y las guerreras, igual que
en aquella ocasión, cuando abrió los ojos y despertó de su error. Pudo
liberarse del mal y todas colaboraron para salvar a la Tierra de la trampa de
Rubeus. Ahora ella estaba en el bando bueno desde el principio e iban a ganar,
¡tenían que ganar! La mujer consiguió conciliar finalmente el sueño con esa
convicción.
-Te brindaré mi lucha y mi sacrificio si fuera preciso,
a ti, Zafiro.- Pensaba.- Y si caigo espero poder reunirme contigo allá donde
estés.
Karaberasu, con su renovado vigor, trataba de ser
positiva. Si moría en la lucha, ¡qué se le iba a hacer! ¿Acaso no lo había
suplicado tantas veces en los últimos meses? Pudiera ser que todo terminase
así, con una honrosa muerte en combate defendiendo a inocentes. ¿Qué mejor
forma de dejar el mundo habría? Desde luego no la estéril del suicidio. Ahora
se arrepentía y paradójicamente comenzaba a estimar su vida en mucho, tanto
como solía hacer antes de que todo esto sucediera. Más incluso que por ella
misma por la esperanza que le daba el poder criar a su bebé. Y si lograba
sobrevivir saldría adelante, ¡era una luchadora y lo iba a demostrar!
Reconfortada por esos pensamientos aquella noche durmió sin sufrir pesadillas
por primera vez en mucho tiempo.
-Mi hijo tiene derecho a nacer y a vivir en paz y
rodeado de amor. Yo lucharé por garantizarle eso, a él y a los demás niños.-
Meditaba en tanto se dormía.-
Los mismos argumentos de motivación podrían
aplicársele a Cooan aunque por otras razones bien distintas. La chica, que pasó
un verdadero calvario con el sufrimiento de sus hermanas, el de Tom y el suyo
propio, tenía ahora renovadas esperanzas. Y aunque el destino le fuera adverso
en la batalla, al menos tendría a su prometido a su lado. Para bien o mal sólo
la muerte podría separarlos y si vivían tendrían un magnífico futuro por
delante. Tal y como le profetizase su amiga Rei cuando la redimió. Y ella apostaba
decididamente por su porvenir. ¡Que algún maldito demonio se atreviese a decir
lo contrario! De este modo se durmió.
-Al fin he encontrado el verdadero amor. Es cierto
lo que dijiste entonces, querida Rei. El amor es confiar y es sacrificio por la
persona amada. Y pienso honrar eso.- Pensaba ya deslizándose hacia la cálida y
oscura vertiente del sueño.- Por él, por ti y por todos vosotros.
Y Bertie en su cuarto se quedó medio dormida y
sintió un resplandor, un sueño pleno de esperanza. Creyó ver a Roy vestido de
forma extraña y brillando como un solar, le sonreía lleno de ánimo y con aquella
pícara mirada suya. Susurrando.
-Nunca pierdas la fe, cubito. Eres la luz que me
guía…
Eso la llenó de felicidad. La imagen se desvaneció y
ella pensó en todo lo que el chico había amado y en su enorme sacrificio para
darle una oportunidad al mundo. La joven se juró honrar su memoria y hacer que
su muerte no fuera vana. Ya no estaba hundida ni derrotada, tenía a sus hermanas,
tenía a sus amigas y mil motivos para vivir. Eso la impulsaría y según pensaba
en ello una gran paz y alegría se adueñaba de su corazón. Beruche, ahora en estado de duermevela, aun pudo ver
otra imagen. Una silueta aun mayor, de largo pelo blanco y ojos dorados con una
túnica de luz, esa aparición que ya había visto antes a las puertas de la
muerte y cuando llegó a Nueva York. ¡Ahora lo recordaba!, ¡fue aquello lo que
percibió envuelto en el destello del sol y ahora volvía a hablarla igual que
cuando la sacó del coma! Parecía decirle algo directamente a su mente y a su
alma, a su mismo corazón, algo como...
-No te preocupes, todo saldrá bien y tendrás una
larga y maravillosa vida por delante con la persona a quién tú amas.
-Sí…eso es lo que más desearía en este mundo. Viviré
para ayudar y hacer algo bueno por los demás. Y si pese a todo hubiera de morir
al menos me reuniré contigo, mi amor.- Musitó ella.-
La
visión desapareció del mismo modo que vino y Bertie logró dormir totalmente
confortada. Al día siguiente todos se reunieron, esperaban la llegada de las
guerreras cuando les llegaron noticias del principio de un formidable ataque
contra la ciudad…
-La policía y las fuerzas militares están en alerta.
Se aconseja a la población que no salga de sus casas.- Fueron las consignas que
comenzaron a circular.-
Entre
tanto, en Boston, April parecía estar mejorando. Tras su reconocimiento médico
sus padres quedaron perplejos y también muy alarmados.
-¿Qué podemos hacer?- Le preguntaba Sabrina a su
marido, llena de congoja, aprovechando que la chica estaba dando un paseo.-
-No lo sé. Tendremos que buscarla, supongo. Pero no podemos
decirle nada a nuestra hija. Ahora que la medicación le ha hecho efecto, esa
personalidad que tenía como Paige parece que ha desaparecido. Y comentarle esto
de seguro que la haría resurgir.
-Pero, es nuestra familia.- Sollozó su mujer con
desconsuelo.-
-Lo sé, la buscaremos, pero discretamente. Sin que
April se entere. Es mejor así.
Su
esposa convino en ello. April entonces llegó a casa. Venía con gesto atónito,
sus padres no tardaron en preguntarle con visible temor.
-¿Te encuentras bien, cariño?
-Sí, pero. Es que están diciendo algo muy raro en
las noticias. Acabo de poner la televisión.- Les contestó.-
Y
desde luego que así era. La familia Sinclair se quedó estupefacta e incluso aterrada
cuando vieron esas increíbles imágenes. April entonces comenzó a tener extraños
pensamientos. Aquello le resultaba terriblemente familiar.
-No lo entiendo, pero creo que sé lo que está
pasando, aunque no puedo recordarlo.- Se decía con temor y extrañeza.-
En el Rincón del Alma y el tiempo llegó el momento
culminante. Tras el último entrenamiento. Habían pasado los meses y ya no había
tiempo para más. Finalmente las puertas del cuarto se abrieron permitiéndoles
salir. Allí fuera les aguardaban Goku, Piccolo y el mago Landar y éste último
fue quién sentenció con solemnidad.
- Ha llegado el momento. La hora de la batalla final.
- Antes de nada, tomad. Esto os ayudará en el
combate. - Intervino Goku ofreciéndoles unos nuevos trajes de cota de malla
azul oscura con unos petos blancos. Cada uno estaba adornado con los símbolos
que ellos tenían en sus otras vidas. Además entregó una bolsita con alubias
mágicas a cada luchador. Todos se pusieron esos atuendos y comieron una de esas
judías para recobrar plenamente sus fuerzas.
- Muchas gracias,- le dijo Zafiro con una sonrisa y
los otros asintieron también reconocidos. -
El
mago llamó su atención y la del resto que escucharon atentos sus últimas
indicaciones.
- Los sectarios han creado todo el caos que les ha
sido posible. Afortunadamente, gracias a las intervenciones de las justicieras
y su valerosa oposición no han conseguido hacerlo como querían. Las guerreras
han partido ya para reforzarlas. La temida hora de la invocación de todos los
demonios ha llegado. Las piedras Yalmutud están listas para abrir un pasillo entre
la dimensión del Infierno y la terrestre. Vuestra misión, ya lo sabéis, es derrotar
a la avanzada del averno y lograr cerrar ese pasillo definitivamente para
evitar la llegada de su maestro. ¿Alguna pregunta?
Silencio
sepulcral, todo estaba dicho y comprendido. Solamente quedaba vencer o morir se
decían los cinco como una sola mente.
-¡Buena suerte, amigos!,- les deseó Goku levantando
el puño. - ¡Sé que podréis conseguirlo! Estoy seguro.
Los
muchachos gritaron al unísono.
-¡Por el futuro del mundo venceremos! ¡Mantened la
fe!
Roy
miró afectuosamente a Goku y le estrechó la mano muy reconocido. Sobre todo en
alusión a una técnica secreta que éste, tal y como le había prometido, le desveló
en las pocas veces que le visitase en el Rincón. En tan poco tiempo era difícil
de aprender y sólo él demostró tener la suficiente preparación para ello.
- Muchas gracias por todo lo que me has enseñado,
amigo. Nunca te lo podré pagar.- Afirmó el chico con una profunda mirada de
respeto. – Has sido un gran profesor.
- Ha sido un placer, ahora. ¡Dales una buena zurra
de mi parte!,- sonrió Goku guiñando un ojo y agitando su brazo con el puño
cerrado para lamentarse con teatralidad. - ¡Cómo te envidio por poder ir allí
abajo! ¡Seguro que será divertido! ¡No perdáis, eh!
-¡Dadles una buena lección! - Arengó Piccolo al
resto que asintió con vivo deseo de cumplir esa consigna.- Pelead como sabéis…
- Es la hora - avisó Landar -, debéis partir ya. Yo
os enviaré a la Tierra, apareceréis entre las nubes, así que cuando os sintáis
libres, sencillamente volad.
- Bien - asintió Nephrite -.
-¿Preparados? - Inquirió Roy al grupo. -
Por
toda respuesta los chicos fueron emitiendo sus poderosas auras de energía uno a
uno y por fin, Roy rubricó aquello convirtiéndose en súper guerrero. Entonces
todos se desvanecieron por el conjuro de transporte del mago. Reaparecieron
sobre el cielo de la región cercana a la ciudad volando en formación. Con una
última canción de fondo…
Mmmmmmm... [etc] In noreni per ipe,
In noreni cora;
Tira mine per ito,
Ne domina.
In noreni per ipe,
In noreni cora;
Tira mine per ito,
Ne domina.
In noreni per ipe,
In noreni cora;
Tira mine per ito,
Ne domina.
In romine tirmeno,
Ne romine to fa,
Imaginas per meno per imentira
Mmmmmmm... [etc. ]
(1492 Oppening . Crédito al artista)
En ese momento comenzaba el masivo ataque de los
sectarios. El plazo para el retorno de Nagashel había transcurrido hacía
escasos segundos y éste, junto a sus demoniacos comandantes, ya había vuelto a
la Tierra a través de un gran portal dimensional creado por la magia negra,
trayendo consigo legiones de demonios que estaban devastando la ciudad. No
obstante, eso no era sino el anticipo de otra puerta mucho más poderosa y
profunda que conectaba los peores círculos infernales con la Tierra y quedaba
poco para que se abriera, dejando pasar definitivamente a demonios todavía más
poderosos. Pero las aterradas gentes de la zona bastante tenían con el caos de
destrucción que se desató transcurridas algunas horas. Los noticiarios se
hacían eco en emisiones especiales, llamando a la población a encerrarse en sus
casas y refugios y el ejército y otras fuerzas de orden, tomados por sorpresa,
era incapaces de resistir ese terrible ataque.
-Ya ha comenzado y avanzan deprisa.- Les indicó
Ail.-
-Sí. Eso parece.- Afirmó Zafiro señalando hacia
delante.- Mirad ahí…
Y siguiendo la indicación de su compañero Roy y los
demás divisaron por fin los primeros edificios de la “Gran Manzana.” De
inmediato hicieron un picado volando hacia las llamas y la destrucción que
estaban provocando sus enemigos, dispuestos a neutralizarlos. Por su parte, las
guerreras y Tuxedo aparecieron justo en medio del fragor de la lucha y comenzaron
a combatir sin descanso para rechazar al enemigo y abrirse camino hacia las
afueras en donde sabían que debía aparecer Nagashel, con la débil esperanza de
pararle. Pero el avance les llevaba mucho tiempo y ganaban cada metro de forma
casi agónica.
-¡Maldita sea!- Exclamaba Rei, usando su “Burning
Mandala” para aniquilar a varios demonios.- Hay demasiados.
-Así es. - Asintió la guerrera Júpiter, destruyendo
a varios más con su “spark plug preassure” - Pero tenemos que avanzar…como sea.
- Cueste lo que cueste.- Sentenció la guerrera
Venus, utilizando su “Venus love me chain” para deshacerse de otra oleada de
enemigos.- ¡Vamos chicas!
Las otras guerreras y Tuxedo convinieron en eso,
redoblando sus esfuerzos. Por su parte las
justicieras no pudieron aguardar ya a sus amigas por más tiempo y se lanzaron a
la batalla. Beruche y Cooan habían recordado al levantarse que su escuela
estaba a las afueras a pocos kilómetros del alcance de la primera oleada
demoniaca. Seguramente los críos estarían allí, pues sus padres serían aun ajenos
a todo cuando les llevaron de mañana. Posiblemente serían pillados por sorpresa
sin remedio y masacrados. No obstante, aún había tiempo para impedirlo y el
enemigo todavía no habría llegado a ese lugar, pero debían darse prisa y las
dos se dirigieron hacia la zona con la promesa de sus hermanas de seguirlas al
poco si las guerreras no aparecían. Tom se quedaría con Petz y Karaberasu, para
ayudarlas a salir rumbo a la escuela si el camino era cortado por el invasor
durante ese periodo de espera.
-En cuanto ellas lleguen iremos a ayudaros.- Las prometió
Petz.-
-Y si tardasen demasiado acudiremos de igual modo.-
Remachó Kalie.-
-No perdáis ni un segundo más. Id a proteged a los
niños. - Las instó Tom, tras besar en los labios a Connie.- ¡Suerte!
Las dos chicas asintieron y se marcharon. Mientras,
los demonios más fuertes, bajo el mando directo de Nagashel, aguardaban en el
páramo donde él acabase con Roy seis meses atrás. Por el momento no juzgaban
necesario intervenir en algo fácil hasta para sus subordinados más débiles,
limitándose a disfrutar del espectáculo. Pero lejos estaban de suponer que
hacia allí precisamente y después de exterminar a decenas de demonios menores,
se dirigían el renacido Guerrero Dorado y sus nuevos compañeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)