jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 38. El Rincón del Alma y del Tiempo.


La respuesta de las guerreras a la petición de las chicas cayó como un jarro de agua fría. A pesar de las razones que les dieron ninguna pudo evitar que el pesimismo y la decepción las invadiera. Comprendían a sus amigas pero aquel fue un duro revés. De todos modos, tanto Petz, como Bertie y Cooan, trataron de no evidenciarlo afirmando que, con la ayuda de Tom y ese sacerdote, las cosas se solucionarían. No obstante, su hermana comenzó a sumirse en una espiral de mutismo y negatividad. Pasaron los días y tras una dura jornada de trabajo las hermanas estaban sentadas a la mesa cenando a excepción de Karaberasu que, tendida en el sofá, decía no tener hambre. Su embarazo ya había avanzado visiblemente, se le notaba bastante y conforme lo hacía su humor empeoraba cada vez más. Solía pasarse los días malhumorada y taciturna, sin hablar con nadie. Además apenas comía con sus otras hermanas. Estaba mucho más agresiva y susceptible ante la más mínima cosa que antes ni siquiera habría tomado en cuenta. Pero luego, también tenía fases de gran culpabilidad que degeneraban en un llanto inconsolable al tomar conciencia de sus malos modos. Sus hermanas nunca se lo censuraban porque en el fondo estaban compadecidas de ella. Solamente lograban que compartiese la mesa tras insistirle pacientemente y en esta ocasión le tocó a Beruche que fue a tratar de convencerla.



- Te vendría bien tomar algo, deberías cenar aunque sólo fuera un poco de caldo.

- Te he dicho que no quiero tomar nada - repuso Karaberasu de forma arisca y sin mirarla añadió - ¿Cuántas veces tendré que repetíroslo?

- Tranquilízate - le pidió Beruche con suavidad. - Sólo lo digo por tu bien.

-¡Estoy harta de que me digáis lo que tengo que hacer! – Estalló la muchacha.-



            Y dio un grito tal que hizo a su interlocutora apartarse por el sobresalto, visiblemente preocupada. A Bertie y a las demás ya no les parecía que su hermana fuera ella misma.



- Tranquila - intervino Cooan tratando de serenar los ánimos. - No te enfades por favor, no te insistiremos más.

-¡Me voy a la cama, ya no os aguanto más! - Espetó Karaberasu que, levantándose trabajosamente, se incorporó.-

-Por favor.- No te enfades, solo queremos ayudarte.- Le dijo Bertie con toda la suavidad que pudo.-



Incluso trató de ayudarla a incorporarse del todo pero su hermana la rechazó con un manotazo…



- ¡Aparta! , puedo levantarme sola, no soy una inútil. ¿Eso creéis todas, verdad? Sólo soy una carga para vosotras.

-¡Eso no es verdad! - Se defendió la interpelada incluyendo a las demás en su alegato. - Kalie, eres nuestra hermana, te queremos y nos preocupamos por ti. ¡Por favor!, no te empeñes en separarte de nuestro lado.



            Aquellas palabras parecieron conmover a la muchacha, era como si luchase consigo misma. Aunque esa impresión pasó pronto y sin responder se metió en su cuarto cerrando de un portazo. Petz, que no había querido intervenir en esta ocasión, sostenía su cabeza entre las manos con los codos apoyados en la mesa y únicamente musitó de forma muy apagada.



- Está cada vez peor. No sé que podremos hacer si continúa de esta manera.

- Sí, pero Tom nos ha dicho que con esos rituales especiales que le hizo el sacerdote y si estamos continuamente pendientes de bendecir al niño desde que nazca, éste puede ser normal.- Comentó  Cooan tratando de animarla. - No hay que desesperar. Él me ha prometido que buscará a los mejores expertos en el tema y sé que lo hará.



            La muchacha se refería a la visita que les hizo aquel párroco días atrás. Aunque en un principio les pareció decepcionante puesto que se limitó a reconocer visualmente a Karaberasu y a lanzarle bendiciones a diestro y siniestro. Después vino a decir algo así como que todavía no había desarrollado ningún mal. O que de haberlo hecho éste era, en todo caso, aún muy incipiente, puesto que no mostraba reacción ante objetos sagrados. Eso las desconcertó y sobre todo a la propia afectada, que, aparte de mirar al sacerdote con temor y vergüenza, no se fiaba demasiado. En realidad apenas pronunció una palabra, casi más sorprendida que otra cosa de ver las extrañas invocaciones llevadas a cabo  por ese hombre, con gestos desmesuradamente teatrales. Pero días más tarde se notó más calmada y algo mejor. Ya no tenía pesadillas, aunque antes de partir el párroco les advirtió a ellas y  a Tom.



- Si comienza a cambiar para peor no duden en avisarme a mí o a otro cura.



            Y desde hacía unos días parecía haber vuelto a empeorar y de modo más rápido que antes. En eso pensaban todas hasta que Petz rompió el denso silencio que flotaba entre ellas.



- A veces creo que lo que le hace estar así ya no es porque el niño pueda ser o no un monstruo. - Confesó con abatimiento –

- ¿Qué puede ser sino?- Le preguntó Cooan con gesto desolado añadiendo. – Ya no sé qué hacer, ni que decir. Cualquier cosa la hace enfadarse o ponerse fuera de sí.

- Es cierto, Petz – convino Bertie igual de preocupada y atemorizada que su hermana menor. -  Queremos ayudarla pero no nos deja llegar hasta ella. ¿Qué podemos hacer? - Remachó casi con tono de súplica. -



Su hermana asintió. Miraba con pesar a las dos más jóvenes y sufría también por ambas. Ella era la mayor y se daba cuenta de que no ayudaría derrumbándose en esos momentos. Aunque tuviera el corazón roto y se sintiese impotente para ayudar a su hermana. Pero su deber era permanecer fuerte e inamovible. Su responsabilidad era ser el ancla para las demás, de modo que agregó, pese a no sonar demasiado optimista.



- Ella está traumatizada por lo que la hicieron y eso no cambiará. Ni aunque su hijo fuera normal. Pero no estará sola, nos tiene a nosotras. Juntas podremos criarlo entre todas si hace falta y apoyar a Kalie hasta el final.



            Cooan la escuchó en silencio y no respondió. Su hermana bien podía tener razón.



- Y debemos prepararnos para la batalla - suspiró Beruche contagiada del pesimismo agobiante que respiraban a su pesar. - Todo se nos viene encima al mismo tiempo.

-¡Hay que tener valor! Las cosas una a una. – Las animó Petz cambiando de actitud con un énfasis mayor para sacudir ese fatalismo que había propagado en aquel momento de debilidad. - Las guerreras nos llamaron ayer y han confirmado que vendrán en la fecha convenida. Han entrenado y acudirán con nuevas compañeras. ¡No nos desanimemos tan pronto, todavía no hemos comenzado a luchar!

-¡Tienes razón! - Convino Cooan deseosa también de elevar la moral - no hay que abandonar sin antes empezar. Eso es lo que tenemos que hacer. Abordemos los problemas de uno en uno. Primero los más urgentes, luego ya pensaremos que hacer.

- Será mejor que nos vayamos a la cama, chicas. Mañana hay que madrugar, la vida sigue y debemos seguir preparándonos. Y entre Tom y las guerreras seguro que nos será más fácil. Pero necesitamos estar descansadas para ser más eficaces. - Recordó Beruche que no quiso ser menos. -



            Convinieron en eso y se fueron a dormir. Habrían pasado unas tres horas, al menos eso indicaba el reloj de la habitación de Cooan, cuando ésta se levantó para ir al baño. Escuchó ruidos que provenían de la cocina. Se fue hacia allí y entró sigilosa descubriendo la nevera abierta con alguien agachado junto a ella. Era Karaberasu, estaba de rodillas dándole la espalda y mordía algo con frenesí.



- Kalie. ¿Qué estás haciendo? - Le preguntó atónita - ¿Estás bien? - Su hermana no respondió pero en cuanto se giró hacia ella la dejó petrificada de espanto. - ¡Oh Dios mío! ¿Qué te ocurre? - Exclamó Cooan retrocediendo espantada. -



            La interpelada la miraba fijamente con unos ojos rojos brillantes mientras masticaba un filete crudo y sanguinolento. De las comisuras de sus labios resbalaba la sangre. Habló después de tragar con un desagradable siseo.



-¡Déjame, quiero comer tranquila! No quiero que me veas, no soy un animal de feria, ¡márchate!



            Pero su hermana pequeña estaba paralizada de horror y Karaberasu lo tomó a mal, se acercó fuera de sí a Cooan y la agitó de los brazos con violencia hasta casi tirarla mientras aullaba.



-¿Es que estás sorda, estúpida? ¡Déjame en paz! ¡O te arrepentirás!



            La interpelada no podía ni balbucear nada, estaba demasiado espantada, sólo gritó. Beruche y Petz se levantaron de inmediato al oírla, corriendo hacia la cocina. También quedaron horrorizadas por el espectáculo. Pese a que su hermana soltó su presa y se refugió en un rincón al ver a las otras. Unos terribles instantes se sucedieron, ninguna se atrevía a acercarse a Karaberasu que parecía una leona acorralada. Las amenazaba abriendo su boca de la que sobresalían dos largos colmillos.



-¡Santo Dios! - Exclamó Beruche espantada -  ¡está completamente poseída por esa cosa que lleva dentro!

- Esperad - intervino Petz que era la única que mantenía aun la calma. - Se me ocurre algo que hacer – y recordando las palabras del sacerdote, sacó un frasco de agua bendita de un cajón. Lo guardaba de un día que fue a la iglesia tras la visita del cura y exclamó en tanto lo abría y rociaba con él a Karaberasu -  ¡A ver cómo le sienta esto!



            La muchacha emitió un chillido desgarrador de puro dolor, se tocaba las partes de su cuerpo donde le había alcanzado el agua, y las atónitas chicas vieron como salía una especie de  humo vaporoso de ellas. Petz y las demás estaban aterradas, sobre todo la hermana mayor. Ahora se maldecía por haber sido tan impulsiva, las lágrimas corrían por sus mejillas apiadándose de su pobre hermana. ¿Y si aquello era peligroso para Kalie? Pero actuó casi sin pensar en las consecuencias. Sólo deseaba que ella volviese a ser ella misma y entonces Karaberasu se desmayó. Las otras fueron a reanimarla. Arremolinadas en torno a ella, vieron que había vuelto a la normalidad.



-¿Cómo estás? - Le preguntó Beruche tímidamente. -

-¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?- musitó la desorientada chica al recobrar el conocimiento, con la expresión completamente perdida. – No recuerdo nada…

-Ya ha pasado todo.- Pudo susurrar Cooan de la manera más dulce que pudo.- Tranquila…



            Pero la aludida la miraba con expresión ausente y comenzó a sentirse mal, notaba una desagradable pesadez de algo que se le revolvía en el estómago y empezó a sacudirse con las primeras arcadas, llevándose las manos a la boca.



- Tengo que vomitar - pudo decir, saliendo a todo correr hacia el cuarto de baño. -



            Las demás la siguieron deprisa. Cooan la sujetó sobre el retrete para que no se golpease la cabeza con los espasmos de las arcadas, Karaberasu terminó exhausta. Tras limpiarla y cambiarla, Petz, tomándola en brazos con todo su cariño, la llevó hasta la cama y la arropó. Su deshecha hermana lloraba casi sin fuerzas y musitó con la voz entrecortada.



- Dios… mío, no quiero… vivir así.  Todas las noches… rezo de rodillas. Haz que me muera… por favor, por mucho que lo intento yo… no puedo...

-¡No digas eso! - lloraba Petz con el corazón partido por las desesperadas súplicas de su hermana y el tremendo sufrimiento que ésta padecía. - ¡Te pondrás bien! Te ayudaremos, nunca te dejaremos sola. Ya verás cómo todo se arreglará. - La abrazó, meciéndola como si fuera una niña, hasta que Karaberasu pudo dormirse. – Siempre nos tendrás a tu lado. Te lo prometo.



            Las dos hermanas menores tampoco podían dejar de llorar a la vista de ese terrible espectáculo y ahora, además de la pena se les sumaba el miedo. ¿Y si  Kalie se convertía en una especie de demonio y las atacaba como había hecho con Cooan? Pero ninguna se atrevió a exteriorizar ese temor. En cambio, todas se turnaron en vigilarla al pie de su cama aquella noche. Cuando fue el turno de Petz, esta se pasó la noche tomando de una mano a su exhausta hermana que ahora al fin dormía y acariciándole el cabello con la otra, musitando entre sollozos.



-¡Perdóname, Kalie! No pude ayudarte cuando lo necesitaste. Te he fallado como hermana mayor. ¡Le prometí a mamá que os protegería y he fracasado! Pero no te abandonaré. Pase lo que pase, estaré a tu lado.



Y por su parte y sin pérdida de tiempo, Cooan avisó a Tom, tras contarle lo ocurrido este a su vez llamó al cura. Esta vez hubo más suerte, el sacerdote estaba disponible y a la mañana siguiente llegaron los dos. Una vez puesto al corriente de lo ocurrido la noche pasada, el clérigo se mesó la barbilla con aire preocupado y sólo sentenció.



- Ya ha comenzado el proceso, a partir de este momento tendremos que actuar de modo muy enérgico.



            Nadie se atrevió ni tan siquiera a pedirle que fuese más explícito, existía en todos demasiado temor a la respuesta y optaron por dejarle hacer. De este modo le guiaron a la habitación de la afectada que se encontraba despierta pero visiblemente cansada. A pesar de eso su expresión pasó a tornarse ansiosa y agresiva cuando el sacerdote rodeó su cama con objetos sagrados. Después trató de darle un preparado purificador de agua bendita, pero Karaberasu se resistía, aullaba frenética, con la frente perlada de sudor. Tuvieron que atarla a la cama, el cura la bendijo varias veces. La muchacha volvía a tener los ojos rojos y sus colmillos otra vez y les maldecía en un gutural y siseante idioma desconocido. Tom podía entender sólo algunas palabras que había estudiado.



-¡Es el idioma del averno! - dijo asombrado. - ¿Cómo es posible que lo domine ella?

- Esta chica está poseída por el poder maligno de la oscuridad y su hijo también,- determinó el cura que soportaba  estoicamente todos los insultos que Karaberasu le dedicaba. – Debe de tener una especie de vínculo telepático…

- Entonces su hijo es medio demonio,- concluyó Tom con gran inquietud afirmando con su mejor tono de convicción. - Debemos hacer lo posible por librarles a ambos de esa maligna influencia.

- Por ahora, es imposible - le rebatió el sacerdote. - Eso los mataría a los dos. Sólo podremos minimizarla y con mucho cuidado.



            Las chicas se miraron con una mezcla de horror y consternación. Eso mismo les había explicado Rei cuando, muy apenada, les comentó que no podían hacer nada por su pobre hermana.



-¡Por favor, haga usted lo que pueda! ¡Pero ayúdela! - le imploró Petz visiblemente asustada mientras luchaba por mantener quieta a Karaberasu que se retorcía como una anguila. -

- Pero no le haga daño. – Suplicó también Beruche con lágrimas en los ojos lo mismo que Cooan.- Ella no tiene la culpa de su situación.



            Y así estuvieron algunos minutos hasta que la desgraciada muchacha recobró la normalidad. Miraba al resto con una expresión atónita, como si acabara de despertar de una pesadilla. Estaba agotada y su cuerpo bañado en sudor frío, solamente pudo musitar al sacerdote con un semblante lleno de dolor y arrepentimiento según iba haciéndose cargo de lo sucedido.



- Padre, se lo ruego, perdóneme si he hecho o dicho algo que le haya ofendido.

- No te preocupes hija mía, sé que no es tu voluntad la que te guía en esos momentos.- Le tranquilizó amablemente  el cura. -

-¿No puede usted librarme de esta maldición? - Le pidió Karaberasu con un tono de voz tan angustiado como su mirada. -

- No puedo, pondría en peligro tu vida.- Le replicó el sacerdote con pesar. -

- No me importa, ¡prefiero morir a seguir viviendo así!,- balbuceó ella llorosa ante la desolada expresión de todos. -

- No digas eso, es pecado querer quitarnos la vida,- le contestó el párroco con suave determinación. - Sólo Dios puede disponer de ella.

-¿Dios?,- sonrió Karaberasu con un tinte de amarga burla. - ¿Dónde estaba Él cuando me violaron? ¡Le recé, le supliqué, pero no acudió a salvarme! - Añadió  resentida sentenciando. – Seguro que tendría cosas mejores que hacer.

- Muchas veces nos pone a prueba, hija. - Le respondió pacientemente el sacerdote. - Incluso utilizando a los seres más abominables. No podemos comprender sus designios.



            Kalie no dijo nada, ¿para qué iba a enzarzarse en una estéril polémica?. Al menos ese hombre trataba de ayudarla. Además estaba rendida, demasiado cansada incluso para lamentarse de su aciaga situación, al poco se quedó dormida. Beruche y Cooan tenían que irse a clase. No se sentían con deseos de dejar a su hermana, pero fueron tranquilizadas por el cura que les prometió vigilarla y aliviarla en lo que pudiera. También por Petz.



-Yo me quedaré con ella. No la perderé de vista.- Les aseguró su hermana mayor.-



De modo que, tras un rato, accedieron a marcharse. Él sacerdote, no obstante, les aconsejó nuevamente bendecir al bebé en cuanto naciese, sentenciando.



-Por cada instante que pasen en suelo sagrado más podrá debilitarse la esencia del mal que les posea a los dos. Esa es su única esperanza.



Ajenos a las tribulaciones terrenales, en el cielo, cuando Roy y los demás hubieron practicado lo bastante, Goku les condujo a las inmediaciones de la nueva sala.



- Bueno, ahora comenzará el entrenamiento más duro de todos, chicos. - Les anunció con un entusiasmo casi infantil. -

-¿Pero es que aun hay más?- Pudo preguntar Ail que todavía jadeaba por el último combate librado. -

-¡Claro! Acordaos del Rincón del Alma y del Tiempo. - Le recordó Goku informándoles para desaliento general. - Hasta ahora, todo lo que habéis hecho ha estado destinado a fortaleceros lo suficiente como para aguantar la estancia en ese cuarto. Esto era solamente la antesala. - Les reveló añadiendo con el poso de satisfacción que dejan los buenos recuerdos de algo difícil de conseguir cuando se ha logrado. - Yo mismo entrené ahí. ¡Qué tiempos aquellos!



            Y abrió una puerta de doble hoja dorada animando a todos a que entrasen. Roy asomó la cabeza, miró curioso y comentó.



- Así que éste es el sitio al que se refería Landar.

- Eso es.- Repuso Son Goku que pasó a enumerar diríase que con regocijo. - Aquí la temperatura tiene diferencias de casi cincuenta grados, la gravedad es más de diez veces superior a la normal y el oxígeno está reducido a un tercio del terrestre. En otras palabras, os va a encantar. Je, je, je.

- Un lugar maravilloso, vamos. Hace que el Reino de la Oscuridad parezca la Costa Azul. - Convino Nephrite con su refinado sarcasmo. -

- Nos lo vamos a pasar muy bien, de maravilla. – Observó Diamante en el mismo tono y gesto desapasionado. -

- Pero si estamos muertos. ¿Qué más nos dan esas cosas?- Observó agudamente Ail dirigiéndose a Goku, para agregar. - Hasta ahora podíamos cansarnos y herirnos, cosa que me sorprende, pero ahora. No creo que el oxígeno o la gravedad nos inquieten, a fin de cuentas no tenemos que respirar para sobrevivir, ni pesamos.



            Éste se acarició el mentón con suavidad y asintió replicando.



- Es verdad. Pero eso es fácil de explicar, veras. En el Cielo se puede entrenar y progresar con el espíritu, al luchar a golpes con otros seres espirituales sufrís como en un combate físico, eso sí, sin miedo a moriros otra vez. Tal particularidad se les otorga a muy pocos. En ese sentido sois unos privilegiados.



-¡Qué suerte!- Suspiró Zafiro con patente ironía en la voz. -



            Aunque su interlocutor no prestó atención al comentario y continuó.



- Resulta que a partir de ahora vais a dejar de estar muertos, así que mucho cuidadito ¿eh?- Les sonrió guiñándoles un ojo.-



El asombro hizo entonces presa en todos. Y se incrementó cuando siete esferas anaranjadas cayeron desde aparentemente ningún sitio, posándose suavemente a los pies de Goku. Todas brillaban titilantes con resplandores color oro, cada una llevaba inscrita en su interior un número de estrellas de cinco puntas en color rojo que variaba entre una y siete.



- Bueno, vamos allá. - Dijo éste colocándose un poco aparte de esas bolas.

-¿Qué son, canicas gigantes?- Se burló Diamante. -

- No, son bolas mágicas. - Le desveló su interlocutor. - Pueden conceder dos deseos, antes eran tres pero se nos ha terminado el presupuesto - bromeó (o quizás no) añadiendo - y uno de ellos será haceros revivir. Aunque primero hay que invocar al Dragón.

-¿Qué dragón?- Quiso saber Zafiro con cara de asombro. - ¿De qué estás hablando?

- Espera un momento. - Terció Roy que tampoco comprendía nada de aquello. No obstante, ahora tenía otra preocupación en su mente, y así lo expresó. - Antes de eso, ¿no podríamos saber algo de cómo está la situación en la Tierra? Yo personalmente deseo enterarme de cómo les van las cosas a mis amigos.



            Los demás asintieron con aprobación, tenían la misma curiosidad y Goku sencillamente señaló hacia un lado y respondió.



- Preguntádselo a Landar que está allí.



            Y como siempre el mago había surgido de ninguna parte y se encontraba a pocos metros de ellos sin que ninguno le hubiera percibido llegar. Incluso estaba ya satisfaciendo esa petición pues invocó una gran bola transparente que flotó sobre el aire y en ella se formaron las imágenes de los amigos de Roy.



- Aquí les tienes, mira lo que gustes y date cuenta de cómo han tenido valor para afrontar la adversidad. - Le ofreció el mago invitándole a observar con un gesto de sus manos. -



            El chico se acercó y al verles solo pudo decir emocionado.



¡Tom, Connie, Bertie! ¡Cuántas ganas tenía de volver a veros! ¡Esperadme un poco más y pronto volveré a estar a con vosotros!



            Los demás se aproximaron también para mirar.



-¡Las conozco, mira hermano, son las hermanas pequeñas de Petz! - Intervino Zafiro visiblemente contento de verlas. -

- Es tal y como la Guerrera Luna me dijo. - Convino Diamante con satisfacción. - Me alegro de que sean felices en la Tierra.



            Podían observarlas a través de aquella bola con toda claridad. Bertie estaba pasando lista y una vez concluyó, les comentó a los niños.



-Ahora vamos a hablar de los derechos civiles, como sabéis, antes a las personas no se les trataba igual, eso dependía del color de la piel.

-¿Por qué?- Quiso saber una niña de cabello moreno y cortito.-

-Bueno.- Suspiró Bertie tratando de responder de modo suave.- Por que mucha gente solamente miraba las apariencias, no el corazón de las otras personas.

-¿Y cómo se les puede ver el corazón?- Inquirió aquel niño algo travieso de nombre Kevin, añadiendo incluso con algo de picardía.- ¿Hay que operarles?



            La clase se rio, aunque tras unos instantes su maestra contestó, con gesto algo serio.



-No, tienes que ver como se porta esa persona, antes de decidir si es buena o mala.

-Y los que se porten mal, son malos.- Dedujo otra pequeña de tez oscura y pelo rizado y negro.-

-Normalmente sí, Tina. Aunque no siempre es tan sencillo.  A veces, gente muy buena hace cosas malas por no darse cuenta, o porque han sido engañadas.- Suspiró bajando un poco la mirada.-



            Aunque enseguida añadió sonriendo. Y con un tono mucho más jovial y esperanzado.



-Por eso, siempre tenéis que dar una oportunidad a los demás. Quizás puede que estén equivocados y que aprendan de sus errores. Todos podemos ser mejores personas.



            La mayoría de los críos asintieron, Roy y el resto no perdían detalle de aquello.



-Así es.- Convino Nephrite.- Esa muchacha tiene toda la razón.

-Ella lo sabe por experiencia.- Le contó Zafiro.- Era una de nuestras subordinadas, aparentemente nos traicionó desertando en la Tierra del siglo veinte, pero en realidad, tanto ella como sus hermanas se dieron cuenta de eso mismo.

-Es cierto. Ella me lo contó.- Intervino Roy.-

-Entonces, todos tenemos algo en común.- Comentó Ail.- Deseamos enmendar nuestros errores del pasado.

-En nuestro caso los del futuro.- Matizó Diamante.-

-¡Es maravilloso! Al menos, tanto Bertie, como su hermana y mi amigo Tom, han podido hacer realidad su sueño. – Declaró Roy sintiéndose muy bien por ellos, al tiempo que añadía con tono reflexivo. – No tengo ninguna duda. Educarán muy bien a los niños y niñas que pasen por sus clases. Les darán esperanza y una buena guía para el futuro. Eso es lo que importa. Por eso es por lo que lucharemos amigos, no únicamente por reconciliarnos con nosotros mismos. También por darles la oportunidad de vivir y sentir, de amar y de soñar, a esos pequeños y a nuestros seres queridos. Ahora lo comprendo. Por eso mismo se sacrificaron mis padres.

-Y los nuestros.- Asintió Zafiro con el asentimiento de su hermano mayor. –

-Pues también se lo debemos a ellos.- Afirmó Roy.- ¿No creéis, compañeros?



            Los demás escucharon con interés, mostrándose de acuerdo con esas inspiradas palabras. Lo mismo que el mago quién, a su lado, asintió con aprobación para tomar la palabra.



- Y eso no es todo. – Intervino Landar llamando la atención del muchacho para añadir. - Tengo una sorpresa para ti. Alguien a quién tú admirabas mucho en la Tierra y que estaba deseoso de conocerte, puesto que le hablamos de tus gustos musicales, ha venido a verte.

-¿De quién  se trata?- Inquirió el sorprendido Roy. -

- De mí, hola y ante todo gracias por tu elección. Te agradezco el detalle. - Le respondió una voz que desde luego le era muy familiar aunque no recordase de dónde. -

-¿Quién es?- Quiso saber el chico.-



            Pero se quedó perplejo al mirar en la dirección de la que le llegaba esa voz y descubrir a un hombre de mediana edad, estatura media, con un frondoso bigote y pelo castaño corto. Tan sólo acertó a decir.



-¡No,  no puede ser! ¿Eres tú, tío? ¿O alguien que se le parece?

-Soy yo - aseguró el personaje sin dejar de sonreír, guiñando un ojo a su típico estilo. – Eso te lo aseguro.

-¿Podrías darme tu autógrafo? - Le pidió entusiásticamente Roy.-



Eso causó el asombro de sus compañeros y hasta del propio mago, sobre todo cuando el joven comenzó a maldecir ante la imposibilidad de encontrar bolígrafo o papel.



- Roy, en el cielo no se dicen palabrotas. - Le amonestó Landar. -

-¡Sí, pero jod…!  ¡Para una vez que puedo ver a mi ídolo musical en persona! ¡Me ca... en la p...!.



            Algunos truenos resonaron sobre sus cabezas, haciendo patente el desagrado de las altas esferas por aquel lenguaje. Roy sonrió estúpidamente y musitó una disculpa. El Mago movió la cabeza suspirando con desaprobación, aunque el admirado individuo al que el chico se refería, tan sólo se reía con su también característico. ¡Ja,...   ja, ja!



- Pero ¿se puede saber quién es ese tipo?- Quiso saber Diamante con expresión desconcertada. -

- No sé, pero a juzgar por la reacción de Roy debe ser alguien importante. - Conjeturó Zafiro. -

-¡Aunque mira que pedirle un autógrafo aquí! – Comentó Ail atónito. -

-¡Lo que pasa es que sois una pandilla de incultos musicales, eso es! - Les reprochó Roy añadiendo con retintín.- Y así os ha ido.

- Pues a ti no te fue mucho mejor que a nosotros. - Le recordó Nephrite con una media sonrisa de sorna. -



            El aludido tuvo que admitir eso último aunque enseguida opuso.



- Pero yo me motivo mucho más cuando escucho alguna de sus canciones. ¡De veras, eres el tío más coj...!. ¡Si hasta una sailor se llama como él!- Añadió el chico cayendo ahora en la cuenta del nombre de guerrera de Ami, aunque seguramente sería casualidad.  ¡Este tipo es de put…madr…!

-¡Roy!- Terció el mago con sufrida paciencia...en tanto se escucharon más truenos que obligaron a  todos a taparse los oídos.- Haz el favor de comportarte…



            Pero éste no le hacía ningún caso centrado sólo en alabar a aquel ídolo que tenía delante.



- Te aseguro que he cantado tus canciones más que las de nadie y me hubiera encantado asistir a uno de vuestros conciertos. Pero yo era un crío entonces. Mi padre me ponía los vinilos. ¡Qué lástima! que no vinierais casi nunca  a EE. UU. Y…



            Aunque el famoso cantante en cuestión se limitó a detener la larga perorata de su admirador con una mano y a responder amablemente.



- Ya lo sé. Y me enteré que la última canción que quisiste escuchar fue una de las de mi grupo. Es un detalle que te agradezco y me gustaría que cantases una conmigo, verás como es muy apropiada para este sitio y, si triunfáis en vuestra misión, también para la Tierra. Además de corroborar tus palabras de antes.



            Los ojos del chico se abrieron como dos platos soperos y tuvo que hacer  un esfuerzo para asimilar aquello, pero una vez lo hizo exclamó.



-¡De verdad!..

- De verdad.- Aseguró ese tipo guiñándole un ojo. - ¿Qué me dices?

- Encantado. Aunque no estaré a tu nivel. - Objetó Roy azorado. –

- No te preocupes, lo harás muy bien. - Repuso despreocupadamente su interlocutor. - Aunque primero vamos a hacer un pequeño calentamiento. 



            Y sin que el muchacho acertase a replicar, el tipo lanzó su también exclusivo grito, indicándole a su “pupilo” que debía imitarle.



-¡Telelerélerero!...



            Roy  hizo cuanto pudo, pero igualar ese tono, esa cadencia y resistencia era imposible, sobre todo cuando el cantante prosiguió con sus.



-¡Telero, telero, teleeeeeeeeeeeeeeeeeero....!telererererererero!



            Y menos mal que paró, todos escuchaban extasiados y el propio Roy jadeaba frotándose la garganta y pensando alucinado.



- ¡Y yo que creí que tenía fuelle para esto!

           

            Pero aquel tipo sonrió aplaudiéndole con aprobación y añadió.



-¿Te sabes ésta canción?



El famoso intérprete se acercó a Roy y le susurró algo al oído. El chico asintió entusiasmado.



-¡Claro que me la sé! Me sé casi todas las tuyas y las de tu grupo.



Su interlocutor sonrió para entonces exclamar.



- Pues, ¡adelante! ¡a cantar de verdad!...

-¿Y la música?- Quiso saber el muchacho, aunque nadie tuvo que decirle nada porque ya estaba sonando y su adorado intérprete le hizo una seña para que se preparase, aunque antes Roy pudo exclamar.- ¡Esto es genial! ¡Me encanta el estéreo que tenéis aquí!...

-¡Vamos allá! - Le animó su ídolo.- Canta conmigo…



Y  el chico, claro está, se animó a hacerlo. Su mentor musical cantaba como siempre había recordado, ¡de maravilla! y él no quiso ser menos. Era el momento más importante de su vida, (al menos de su otra vida) en cuanto a cantar se refería. Iba a darlo todo por no desentonar. Por su parte el cantante adoptaba sus características poses, piernas entreabiertas y dedo en alto señalando al cielo. (O más arriba del en que ya estaban, claro).Y enseñaba a Roy a ponerse en la posición correcta y a entonar. Los demás asistían divertidos y atónitos a esa improvisada interpretación y coreografía. En cuanto al nuevo aprendiz se lo pasaba mejor que un niño dentro de una pastelería.



Éste podría ser el cielo 
Éste podría ser el cielo 
Éste podría ser el cielo para todos 

En estos días de calma reflexión 
Tú vienes a mí y todo parece ir bien 
En estos días de fríos afectos 
Te sientas a mi lado y todo está bien 

Éste podría ser el cielo para todos 
Éste mundo podría ser alimentado, este mundo podría ser divertido 
Éste podría ser el cielo para todos 
Éste mundo podría ser libre, este mundo podría ser uno 

En este mundo de impávido engaño 
Sólo tu sonrisa puede allanar mi camino 
Estos agitados días de cruel rechazo, hum 
Tú vienes a mí, calmas mi mente intranquila 

Sí, éste podría ser el cielo para todos 
Éste mundo podría ser alimentado, este mundo podría ser divertido 

Esto debería ser amor para todo el mundo, sí 
Este mundo debería ser libre, este mundo podría ser uno 
Deberíamos traer amor para nuestras hijas e hijos 
Amor, amor, amor, éste podría ser el cielo para todos 

Tú sabes que 
Éste podría ser el cielo para todos. Si, ja, ja, ja
Éste podría ser el cielo para todos 

Escucha - lo que la gente hace con otras almas 
Toman sus vidas - destruyen sus metas 
Su orgullo y dignidad esenciales 
Son arrebatados y rotos sin demostrar piedad 
Cuando éste debería ser el cielo para todos




Éste podría ser el cielo para todos 

Éste podría ser el cielo para todos 

Éste podría ser el cielo para todos 

Para todos.



(Heaven for everyone, QUEEN, crédito al autor)





            Terminada la canción el tipo le dio la mano y su entregado fan se la estrechó encantado.



- ¡Ha sido para mí un gran honor! – Pudo decir el chico con tono de patente admiración. -¡Muchas gracias!

-No hay de qué ¡Os deseo mucha suerte! Y cuando necesitéis alguna canción mía más para los entrenamientos, hacédmelo saber. - Se despidió el fallecido cantante añadiendo con una sonrisa a la par que hacía una versallesca reverencia en tanto su último grito resonaba con un potente y armonioso eco. - Y recordad amigos. “El Cielo es para todos”. Ahora preparaos bien para convertir la Tierra en un lugar mejor. ¡Vivid y sobre todo…Amad!



            Y Roy agitó una mano al horizonte despidiendo a su ídolo en tanto le decía al mago con gran reconocimiento.



-¡Qué gran tipo! Todavía no me lo puedo creer. ¡He estado cantando a dúo con él!...

-Lo cierto es que ese cantante es muy bueno.- Admitió Diamante.- ¿Cómo dijiste que se llamaba?

-Tendré que ponerte su discografía, amigo.- Repuso Roy con visible buen humor.- Y la de muchos grupos más. Ya lo veréis…además de entrenar os voy a convertir en asiduos a la buena música.

- Reconozco que, pese a no ser clásica, no está nada mal.- Añadió Nephrite.-

-Es increíble, aquí todo es posible.- Comentó un atónito Ail.-

- Realmente me ha dejado impresionado.- Convino Zafiro.-

- Y no habéis visto nada todavía.- Afirmó el mago.-

- Perdona. No te he dicho nada. ¡Muchas gracias Landar!, ha sido toda una sorpresa.- Comentó Roy con visible reconocimiento.-

- No las merecen. - Respondió el mago esbozando una leve sonrisa que parecía ser la última concesión que le daba a la frivolidad, pues de inmediato les indicó a todos con su tono más grave para que prestasen atención a algo que, con todo lo anterior, habían olvidado. -Ahora dejad que Son Goku invoque al dragón.



            Y todos obedecieron apartándose intrigados. Tenían mucha curiosidad por ver como sería aquel ser. No tardaron mucho en descubrirlo. Goku le llamó utilizando una fórmula pronunciada en una lengua desconocida para ellos y al pronto de concluirla todo el cielo se volvió negro, como si alguien hubiera apagado una estrella. De aquellas bolas surgieron siete rayos dorados que se elevaron a gran altura, entrelazándose entre sí hasta formar la silueta luminosa de un dragón dorado gigantesco, en tanto Landar les explicó.



- Este es el Dragón Celestial, de la categoría de los Gigantes Divinos. El último de su tipo que queda y cuyos momentos hace mucho tiempo ya que pasaron. No obstante, aún puede conceder dos deseos, así que deberéis elegir con sabiduría uno de ellos. El otro será vuestra vuelta a la vida.

- Aquí estoy convocado por vuestro mandato. ¡Pedíd vuestros deseos! - Retumbó la grave y potente voz del dragón que parecía el tañido de una campana de bronce. -



            Todos estaban anonadados y se miraron indecisos, lo cierto es que, todavía impresionados por el colosal tamaño de aquel monstruo no les venía nada a la mente. Aunque Roy fue el primero en reaccionar exclamando con un destello de perspicacia.



-¡Ya está! ¡Le pedimos que se cargue él a todos los demonios y listo!

- Es una idea muy buena.- Apoyó Ail –

- No me parece muy ético. - Rebatió Diamante cruzándose de brazos y preguntando con cierta contrariedad. - ¿Para qué nos hemos estado entrenado entonces?

- Mira tío, aquí lo que importa es librar a la Tierra de la amenaza que se le viene encima. Como sea y de la mejor manera. - Opuso coherentemente Roy. -

- En eso tienes razón. –Tuvo que admitir el príncipe de Némesis. -

- A mí también me parece buena idea. Y es muy práctica. - Añadió Nephrite. -

- Transmítele esa petición, por favor. - Le encargó Zafiro a Goku que asintió haciéndolo en aquel idioma desconocido para los chicos. -



            Pero el reptil sagrado se limitó a negar con su enorme cabeza declarando.



- No puedo conceder ese deseo, está más allá de mi poder. ¡Pedid otra cosa!

-¡Pues vaya birria de dragón!  ¡Tanto rollo de presentación para esto! - Le cuchicheó Roy a Diamante que asintió solidariamente. –

-¡No protestéis tanto!- Les recriminó el mago.-



Y todo esto ante la mirada molesta del propio dragón que daba la impresión de haber captado ese comentario. Aunque tanto Roy como Diamante miraron para otro lado enseguida y silbaron como si la cosa no fuera con ellos. Lo mismo que el resto que aparentaba no haber escuchado. Así, durante unos tensos instantes, se mantuvieron en un reflexivo silencio. A ninguno del grupo se le ocurría más cosas que pedir, Ail era el único que tenía interés en decir algo, aunque primero tomó la palabra el Mago que propuso a Goku.



- Será mejor que primero les devuelva la vida. Luego que piensen otro deseo.



            A su interlocutor le pareció bien y así lo hizo constar ante ese gigante de los cielos.



- Dragón Celeste. Devuelve a la vida a estos cinco jóvenes que nos acompañan a Landar y a mí, por favor.



            El coloso asintió observando al grupo en cuestión e iluminando las cuencas de sus enormes ojos con dos destellos escarlata para anunciar con su retumbante tono.



- Vuestro deseo os ha sido concedido.



            Y de inmediato todas las aureolas que pendían sobre las cabezas de los chicos se borraron, desapareciendo como si nunca hubieran estado ahí.



- ¡Esto sí que ha funcionado! - Sonrió Nephrite aun sin poderlo creer. -

- ¡Es increíble! – Pudo decir Zafiro, asombrado también. -

- Y ahora. ¿Habéis meditado ya lo qué queréis?- Inquirió el mago. -

- Sí, bueno. - Terció el extraterrestre declarando. - A mí me gustaría saber como están mi mujer y mi hijo. Si eso es posible.



            Goku asintió, pero Roy le frenó pidiéndole un segundo, se acabada de acordar de sus amigos y una idea le vino a la cabeza, ojalá que fuera realizable y que Ail se lo permitiera.



- Perdona compañero. Pero es que recordé algo. ¿Te importaría cederme tu deseo?



            El aludido le miró con reprobación. Nadie había dicho nada en todo ese tiempo y de repente a Roy se le ocurría alguna gracia de las suyas. Pero el chico enseguida le replicó como si supiera lo que cruzaba por la mente del alien.



- Te aseguro que es una cosa muy importante. ¡Por favor, amigo! No te lo pediría de no ser así. - Le suplicó su interlocutor con una implorante mirada. – Te lo aseguro.

-¿De qué se trata? – Quiso saber Ail con un suspiro de paciente resignación. -

- Me gustaría que mi amigo Tom volviera a caminar. Acordaos que os conté lo que le sucedió.

-¿El chico que sale con Cooan? La pequeña de las hermanas. - Recordó Zafiro. -

- Sí, el mismo. – Asintió Roy declarando no sin emoción.- Es mi mejor amigo, y una gran persona, siempre me apoyó y compartió conmigo los buenos y los malos momentos. Ahora quisiera ser capaz de hacer algo por él.



            El extraterrestre se mesó la barbilla y un sentimiento de dura indecisión cruzó por su mente. Quería más que nada volver a ver a su familia pero realmente esto era muy importante. De todos modos podría reunirse con Ann y el bebé cuando volviera, pero. ¿Hasta cuando debería esperar? ¿Estarían a salvo? Por suerte para él y para Roy, Landar posó una mano sobre el hombro del alíen y declaró con tranquilizadora voz.



- Si es únicamente eso, puedo hacer que los veas en mi bola.

           

            El gesto de todos pasó de la tensión por aquella difícil papeleta, al alivio y la alegría. Sobre todo Roy que exclamó sin pensar.



-¡Qué buena idea ha tenido el viejo!, ¿eh?



            Aunque se tapó la boca con ambas manos por su indiscreción, no pudo evitar que el mago le fulminase con la mirada y que el resto se sonriera aguantando a duras penas la risa. Goku fue el único que no se contuvo y se tronchaba ante la indignación de Landar.



-¡A mí no me hace gracia!- Le espetó el  ofendido mago.-

-¡No te pongas así, hombre!- Replicó Goku sin poder parar de reír. - Le ha salido sin pensar. Es un cumplido. ¿Verdad Roy?

- Verdad, verdad. Lo siento, discúlpame. No lo dije con mala intención. – Le pidió el azorado muchacho asintiendo frenéticamente con la cabeza, tratando de congraciarse con el anciano. – Ni mucho menos pretendía ofenderte.



            Landar carraspeó varias veces volviéndose de espaldas con aire digno y materializó su bola dando por zanjado el asunto, a la par que le indicaba a Ail que se acercase a mirar. Éste lo hizo de inmediato, a los pocos instantes algo comenzó a materializarse de entre la bruma del interior de esa esfera.



-Creo que veo algo.- Comentó el alien.- La imagen empieza a aclararse.



            Y en efecto, allí estaba ella. Annie lucía preciosa con un vestido estampado en rojo y negro y acunaba cariñosamente a su bebé. A su lado estaban Rei y Usagi que miraban embobadas al niño. La Guerrera Luna le acercó un sonajero y el chiquitín rio cuando la muchacha lo agitó. Ail no pudo evitar sonreír con visible alegría.



-Ese es mi hijo – Declaró con gran sentimiento de orgullo ante el asentimiento de aprobación de sus compañeros que se aproximaron también a ver. – ¡Es maravilloso!



Pero eso no era todo. Entonces las pudo escuchar hablar. Su pareja se dirigía a sus amigas guerreras…



-¡Cuánto os agradezco que estéis cuidando de nosotros!- Les comentaba Ann a las dos  agregando ahora hacia la Guerrera Marte.- Has sido muy amable al permitirnos vivir en tu templo a Giaal y a mí.

-No es nada.- Sonrió la sacerdotisa.-

-¡Para eso estamos las amigas, mujer! y Rei está encantada de que estéis aquí. ¿No es verdad? – La animó Usagi  restándole toda importancia a aquello ante el asentimiento de su compañera.-

- De veras, tengo algo de oro y joyas que Ail y yo encontramos en nuestros viajes por la galaxia. Cuando pueda las venderé y os pagaré…



Sin embargo, Ann no pudo continuar puesto que Rei la cortó de inmediato con fingida severidad.



-¡Pero bueno! ¿Se puede saber de qué estás hablando? No tienes que pagarme nada, mujer. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Si hasta le fío a Usagi los palitos de la suerte del templo.

-¿Cómo que hasta a mí?- Inquirió ésta otra, mostrando su contrariedad y sentenciando con la cara roja por el enfado. - Yo siempre te los pago puntualmente, Rei.

- De eso nada. Por lo menos me debes tres en lo que va de mes. - Rebatió la Guerrera Marte negando con un dedo y exhibiendo una cáustica sonrisita. – Así que a ver si te retratas…

-¡Eso es mentira! Lo que pasa es que llevas mal tus cuentas. Es Makoto la que te debe uno y Minako la que te debe dos.- Le interpeló su contertulia con mordaz exactitud. -

- Si eres tan buena echando cuentas, no comprendo porque nunca llevas suficiente dinero. - Le recriminó Rei a su vez con desdén.-

-¡Eres odiosa!- Exclamó Usagi taladrándola con la mirada.- ¡Avariciosa!

-¡Y tú una roñosa! - Replicó su compañera. - ¡Tacaña!



            Y todo esto ante las miradas alternas que la atónita Annie las dedicaba tratando de mediar en tono conciliador.



- Vamos chicas no empecéis a discutir...

-¡Ha sido ella!- Se señalaron acusatoriamente sus dos contertulias entre sí. -



Ann sonrió y el pequeño bebé también hizo una mueca graciosa con su boquita, después ya no dio tiempo a ver nada más. La visión se desvaneció, pero Ail estaba satisfecho y se sentía bien.



-¡Son estupendas! - Declaró muy agradecido a las guerreras. – No se lo podremos pagar nunca.

- Muy bien.- Terció Landar dirigiéndose ahora a Roy. - ¿Vas a formular tu deseo?

- Por supuesto. – Convino él guiñándole un ojo a Goku e indicándole. -¿Le puedes pedir al dragón que haga que Tom se recupere completamente de su parálisis para que pueda volver a andar como antes de sufrirla, e incluso tener más y mejores agilidad, fuerza y facultades que un humano corriente? Necesitará de ellas para la batalla que está por llegar.

- Hasta los límites del poder del dragón, sí. - Asintió Goku que se giró hacia el gran animal pidiéndoselo tal y como su pupilo le dijo. -



            Y el gigante volvió a emitir ese brillo escarlata en sus ojos declarando con segura gravedad.



- Ya he cumplido vuestros dos deseos, adiós.

- ¡Un momento! Quiero comprobar si Tom puede andar. - Trató de saber Roy. -¡Espera!



            Pero el gran dragón había desaparecido arrastrando tras de sí todas aquellas bolas que se dispersaron por el espacio. El cielo sobre sus cabezas recobró ese color inmaculado. No obstante, el intranquilo chico distaba mucho de estar satisfecho y sentía miedo de que aquello hubiera fallado. Sin embargo, Goku le animó con jovialidad.



-¡No te preocupes! Si Shenron dice que ya está. No debes dudarlo. Él nunca miente. Ten confianza.

- Pero daría lo que fuera por ver a mi amigo caminar otra vez.- Insistió el muchacho visiblemente decepcionado -

- Por eso no te preocupes. Lo verás. - Le aseguró el mago iluminando su bola para añadir. - Y yo le daré una motivación especial para hacerlo.



            En la bola aparecieron las imágenes de Tom y de Cooan. Parecían estar charlando en un largo pasillo por el que salían. El muchacho, haciendo girar las ruedas de su silla con las manos y ella tras de él aferrando los agarres de la misma y ayudándole con un ligero empujón.



-Espero que Kalie pueda soportar todo esto. Estoy asustada.- Decía Cooan.- Por ella y por todos nosotros. Y mañana termina ese plazo…Ojalá que con la ayuda de las guerreras seamos capaces de derrotar a ese monstruo.

-No temas. Haremos todo cuanto esté en nuestras manos por ayudarla.- La animaba Tom.- Lucharemos hasta el final…Connie.- Agregó él variando su tono hacia otro algo más envarado.- Quería decirte algo, yo…

-¿Sí? ¿De qué se trata?- Quiso saber la joven dedicándole una mirada entre curiosa y algo sorprendida.-



El chico quería armarse de valor y pedírselo. Tal y como ella había mencionado, ya solamente quedaba algo más de un día para que el plazo que ese maldito demonio le diera a su difunto amigo expirase. Quizás Connie aceptase ante esa perspectiva. Él mismo pensó que, con un más que posible final tan cerca, nada de lo demás importase. Iba a declararse cuando  algo extraño sucedió. La silla se volcó sin causa aparente. Como si una ráfaga de inexistente viento la hubiese golpeado de repente. Tanto Tom, como la muchacha se quedaron sorprendidos.



-¿Pero qué demonios ha ocurrido?- Se preguntó el muchacho en voz alta. –



      Cooan no respondió, tampoco lo sabía pero por si acaso se puso en guardia. Quizás hubiera sido algún ataque de precisamente eso, un demonio. Pero tras unos momentos de tensa espera, mirando en ambas direcciones, todo estaba en absoluta calma. No había nadie en los pasillos. Desconcertada miró al chico que seguía en el suelo. Aquello era muy extraño. Estaban en un terreno liso y  si no fue por causa de un ataque no había motivos para...de cualquier forma, pasada la alarma de ambos, él debería subirse a su silla otra vez.



- Déjame ayudarte. - Le pidió al chico pero él orgullosamente negó con la cabeza. La chica no insistió, sabía que a Tom le avergonzaba tener que precisar ayuda y sobre todo de ella. -



            Aunque en esta ocasión fue distinto. El muchacho sentía un extraño cosquilleo que le nacía desde la cintura bajando hacia sus piernas y llegando hasta los dedos de los pies. Desde su accidente nunca había vuelto a experimentar algo semejante y su primera reacción fue quedarse perplejo y quieto en el suelo, trataba de analizar aquello ante la preocupada mirada de Cooan que le inquirió algo asustada.



-¿Te encuentras bien? ¿Qué te pasa?

- No, no lo sé, es algo que...



No sabía cómo explicarlo pero tuvo una intuición, él mismo se negaba a aceptarla por juzgarla descabellada. Aquello podría significar mil cosas, aun así hizo el movimiento reflejo de mover su pierna izquierda. Estaba resignado de antemano a no obtener respuesta pero para su asombro ésta se movió al instante.



-¡Connie!- Pudo exclamar con un confuso tinte de temor y emoción.-

-¿Estás bien? ¿Quieres que te ayude?- Quiso saber ella aproximándose solícita. -



            Pero el chico la detuvo con un gesto de sus manos alargando un brazo y negó con la cabeza a la par que sonreía nervioso.



-¡No!, por favor quédate ahí, cerca de mí. Y dime si es cierto lo que ves.- Balbuceó con un nudo en la garganta, batallando contra su propia incredulidad. -



            La atónita chica pudo observar como su novio movía sus piernas y plantaba los pies en el suelo irguiéndose poco a poco sobre sus extremidades hasta ponerse en pie.



-¡Oh Tom!- Exclamó ella tapándose la boca con las manos y dejando correr lágrimas de alegría. -

-¡Estoy de pie, estoy de pie!- Tartamudeaba él presa de la emoción. -¡No puedo creerlo!



            Y cuando se decidió a dar un paso pudo hacerlo, ¡y luego otro y otro! El joven no pudo evitar el llanto,  éste se le desató como si fuera una mansa corriente de agua clara. La asombrada Cooan le abrazó con fuerza y no paraba de susurrar entre lágrimas de alegría.



-¡Es un milagro! ¡Oh Dios mío! ¡Gracias Señor!

- ¡Ha sido Roy! – Afirmó su interlocutor tan firmemente que no existía réplica posible, sobre todo cuando añadió mirando hacia lo alto del techo como si quiera ver allí el Cielo y dentro de él a su difunto compañero. - ¡Gracias, gracias amigo! Porque sé que has sido tú, a mí no me engañas. Aunque estés ahí arriba escondido, sé que cuidas de nosotros. - Sonreía lleno de dicha, sin poder dejar de sollozar. – No sé qué gamberrada habrás hecho allá, pero ha funcionado…



            Tampoco el aludido pudo evitar que le cayeran las lágrimas de felicidad respondiendo con emoción ante las conmovidas miradas de los demás.



- No las merecen, Tommy. Que seas muy feliz, hermano…tú y Connie os lo merecéis. Cuidaos.

- Ha sido hermoso amigo mío. Muy hermoso.- Reconoció Nephrite con una voz queda, llena de respeto. -

– Por los amigos merece la pena luchar.- Convino Ail ante los asentimientos de los hermanos de Némesis. -

- La amistad es algo muy bello. - Admitió Diamante que añadió contento. – Doy gracias a Dios por haberlo comprendido.

- Sí, así es, nos hace a todos ser mejores personas. Es lo que dijo Bertie cuando la vimos antes. Las guerreras tenían razón. - Convino Zafiro. -



            Tanto Tom como Cooan todavía no podían creerlo. Él incluso se lanzó a correr de un modo desenfrenado, dominado por un impulso de extrema felicidad. Desde que era un niño no había tenido esas ganas de dejarse llevar tan rápido como sus piernas le permitieran. La muchacha, entre atónita, eufórica y algo preocupada por ese arranque del chico, trató de correr tras él pero no podía alcanzarle. Él incluso tropezó y cayó, pero se levantó como un resorte dando una gran voltereta en el aire. Las gentes que pasaban a su lado le miraban sorprendidas y eso que ya no estaban en un lugar en el que alguien le conociera. Hacía rato que dejaron la escuela. Ahora sólo deseaban ir a contárselo a los otros, empezando por Beruche que había terminado antes su jornada y ya debería estar en casa. Tom pensaba en esto y se detuvo para serenarse un poco, respiraba entre jadeos entrecortados. Sus pulmones se habían visto sorprendidos por aquella reacción y ahora debían trabajar para oxigenarle deprisa. Volvían a desempeñar esa brusca actividad que desde hacía tiempo se les olvidara. Pero funcionaron a la perfección y el chico se sentía más fuerte y ágil que nunca. Era una percepción nueva y extraña de su propio cuerpo y su potencial que parecía haber aumentado increíblemente. ¡Ahora sí que desearía atrapar a uno de esos demonios! ¡Lo iba a destrozar con sus manos! Entre tanto, Cooan pudo darle alcance y le abrazó por la espalda, pletórica como él. Tom se giró y  sujetándola en vilo la levantó en brazos. Le dijo presa de la más intensa alegría.



-¡Me siento como nuevo!, mucho mejor de lo que jamás he estado en mi vida y quiero aprovechar este momento para pedirte algo que nunca creí posible…algo que temía no poder ni tan siquiera mencionarte.



            Ella le observó con gesto de asombro y curiosidad, que pasó a una intensa felicidad cuando él le desveló su intención.



-¿Connie, amor mío, quieres casarte conmigo?



            Aquello la tomó totalmente por sorpresa y la chica tan sólo podía abrir los ojos y la boca sin acertar a articular palabra. Pero asintió enseguida y Tom casi ajeno a la respuesta, se apresuró a matizar.



-¡Cuando todo esté solucionado!, ¡cuando hayamos vencido al enemigo!, Porque ahora estoy convencido de que triunfaremos. Entonces podremos empezar una nueva vida y quiero que seas mi esposa. ¿Qué me dices? - Le inquirió expectante aunque supo retroceder para matizar con más serenidad, tratando de mostrarse optimista. - Si necesitas tiempo, no me contestes ahora, puedo esperar a que todo termine.

-¡Me casaré contigo! - Sollozó ella sintiendo que su corazón le retumbaba con unos latidos tan fuertes como campanadas. - ¡Sí, quiero!...



            Y se abrazó a él apoyando su cara llorosa contra el pecho del chico. Tom apenas podía contener su euforia y saltó con ella. Incluso con el peso de ambos se elevó casi metro y medio sobre el suelo. Cayó sin el menor problema para poder añadir, con calma recobrada.



- Volvamos a casa y contémoselo a tus hermanas. ¡Tenemos que celebrarlo!…



            Cooan asintió enjugándose las lágrimas que parecían gotas de lluvia sobre el arco iris de su sonrisa y los dos se marcharon llamando un taxi. En esta ocasión, merecía la pena derrochar un poco…



-Solamente espera a ver sus caras.- Sonreía una emocionada Cooan antes de que subieran.-



            En las alturas celestes, Roy y los demás penetraron ya sin vacilar en el cuarto. La puerta se cerró a sus espaldas y nada más hacerlo el grupo comenzó a sentir una brusca opresión en sus pulmones, seguida de una sensación de pesadez tremenda. ¡Sus cuerpos les parecían pesar toneladas! Apenas podían respirar más que con profundas y trabajosas inspiraciones.



-¡Por el Sagrado Árbol! - Exclamó un jadeante Ail con la respiración entrecortada. - ¡Y tendremos que acostumbrarnos a esto!

- Y a vivir, pelear, volar y dormir en este mismo ambiente, sí. - Le ratificó Goku.-



Su maestro había entrado con ellos y al que las severísimas condiciones de esa estancia no parecían afectar en lo más mínimo.  Incluso se permitió el lujo de dar unas volteretas y hacer el pino sobre un dedo para demostrarlo.



-Viéndole parece fácil.- Suspiró un ya exhausto Zafiro.-

-Es que para él, lo es.- Comentó Diamante tratando de mantenerse dignamente en pie a duras penas.-

-Pues yo casi ni me puedo sostener. Me siento como si pesara una tonelada.- Comentó Nephrite.-



            Todos compartían esa misma impresión y se deshicieron de sus petos de inmediato, apenas podían mantenerse en pie con ellos. Cuando los soltaron, estos cayeron al suelo con un tremendo estrépito, como si rocas de enorme peso se hubieran precipitado por un acantilado. Ahora fue Diamante el que apenas pudo decir, asombrado, haciendo acopio de varias inspiraciones antes de hablar.



-¿Y tú te has entrenado aquí?

-Claro,- confirmó Goku sin darle pese a todo demasiada importancia. – Con otros muchos de mis amigos y familiares. Ya veréis, no es tan malo cuando uno se acostumbra. Ahora os lo mostraré.



            Su cicerone les hizo caminar a través de un largo pasillo flanqueado por dos enormes relojes de arena. Los granos caían lenta pero inexorablemente y les explicó.



- Mientras en el exterior sólo transcurre un día, aquí dentro pasa todo un año. Vosotros sólo estaréis aquí el equivalente a medio día del  exterior. Unos seis meses si no calculo mal. - Se sonrió llevándose la mano al cogote y añadió divertido. - ¡Para que luego digan que no soy hábil con las matemáticas! - Y con las indiferentes expresiones de los demás ante la broma, retomó su tono serio rematando. - No hay tiempo para más. Pero estoy seguro de que os servirá. De todos modos tampoco conviene abusar. Y nunca se sabe si habrá que volver…



            Esas últimas palabras tuvieron un tinte algo enigmático. Sin embargo nadie dijo nada ya que, ante ellos, apareció la alta figura de un ser verdoso que lucía una especie de turbante y capa con anchas hombreras, todo de color blanco. Un ajustado pantalón azul oscuro le completaba la indumentaria. Clavó una mirada seria y escrutadora cruzando sus verdes brazos tachonados de una especie de incrustaciones color carmesí que semejaban parches de chaqueta y aguardó a que todos llegasen hasta su posición sin inmutarse.



-¡Es Piccolo! - Reconoció Zafiro a quién ya les había preparado cuando llegaron. –

-¿Nos vas a seguir entrenando?- Quiso saber Ail, dirigiéndose con afabilidad a ese adusto individuo, al menos esa impresión daba al dedicarles una severa mirada. -¿Verdad maestro?



            El aludido esbozó una ligera sonrisa mostrando de paso dos colmillos afilados. Roy se inquietó tomándole por un demonio y así lo hizo saber.



-¡Te pareces demasiado a uno de esos diablos!  - Le acusó señalándole con un dedo que remataba su estirado brazo izquierdo. -

- Posiblemente sí. - Repuso secamente ese individuo con una voz ligeramente ronca.- ¿Y qué si me parezco?

- Piccolo es el rey de los demonios. - Le explicó como si tal cosa Goku al muchacho que se quedó paralizado por el asombro. -

- ¿Quéee?- Es todo lo que el chico pudo decir. – ¿Aquí?



            Aunque antes de poder reaccionar de otro modo su maestro le tranquilizó.



- No pasa nada. Está de nuestro lado. Si no, sería difícil que estuviera en el Cielo ¿verdad?



            El joven convino en ello con un asentimiento tan imperceptible como prolongado, captaba mucha energía en aquel tipo, no tanta como en Goku, pero sí mucha más que la que él mismo poseía. ¡Así que menos mal que era de los suyos!



- Aquí estaréis para completar vuestro adiestramiento. Os espera un durísimo entrenamiento si queréis llegar a convertiros en auténticos guerreros. - Afirmó secamente Piccolo sin concesiones a la cordialidad, realmente a Roy le recordaba más a un estricto profesor de la universidad que a otra cosa. – No estáis aquí para entreteneros…

- Nosotros vendremos de vez en cuando para enseñaros y también perfeccionar algunas técnicas que os harán falta y  cada cierto tiempo supervisaremos vuestros progresos. - Declaró Goku con más amabilidad. -

- Pensaba que os quedaríais aquí para entrenarnos personalmente.- Comentó Diamante que estaba empezando a adaptarse al rigor de ese entorno, lo mismo que sus compañeros, costándole menos esfuerzo hablar. -¿Cómo vamos a progresar sino?

- No nos está permitido, nosotros ya consumimos nuestro tiempo aquí. Y, sobre todo, esta tarea debéis llevarla a cabo por vuestros propios medios. Solamente os podremos ayudar en contadas ocasiones. – Le explicó Goku haciendo extensivas sus palabras al resto. - A Piccolo le queda algo más, así que él se ocupará de mostraros todo el sitio. Yo debo dejaros ya. Espero que mejoréis mucho. Ya vendré a visitaros de vez en cuando para informarme de cómo os las apañáis. Eso sí puedo hacerlo. Hasta la vista y ¡buena suerte!



            Y se desvaneció dejando flotar aquellas últimas palabras. Así que la atención del grupo se centró en aquel enigmático individuo de tan amenazador aspecto y Piccolo no decepcionó la  imagen que daba cuando dijo con una maliciosa sonrisa.



- Si pensabais que lo habíais pasado mal hasta ahora es que no sabéis lo que os aguarda.

- Afrontaremos cualquier cosa. - Declaró Roy con firmeza secundado por un asentimiento general. -

- Eso espero. Ahora seguidme y no os alejéis. Sabed que esta región del espacio es una dimensión paralela en la que las leyes de la física no son como las que vosotros conocéis. - Les explicó Piccolo que añadió con tono de advertencia. - Si os vais demasiado lejos de aquí podríais perderos sin remedio y ahora que estáis vivos moriríais otra vez. Que yo sepa, no podemos volveros a resucitar. Así que más os vale tener cuidado.



            Todo el mundo se dio por avisado y su estricto guía les señaló ahora hacia una especie de casa que se encontraba a una treintena de metros. De hecho no parecía  muy grande aunque ellos no se fiaban de las apariencias e hicieron bien cuando escucharon a Piccolo revelarles.



- Ese será vuestro cuartel, vuestra vivienda o como lo queráis llamar. Allí hay comida, alubias mágicas y todo tipo de pertrechos. Se divide en dormitorios, baños y demás elementos, para que os podáis apañar durante este tiempo. Antes era más pequeña pero una vez fue destruida y se reformó. Ahora es más grande, pero de todos modos sois demasiados, así que distribuir y racionad bien los víveres. Y tened cuidado. Una convivencia en un lugar como éste y durante tantos meses puede ser muy dura. Pero si lo soportáis conseguiréis, además de aumentar vuestras fuerzas, crear un sólido vínculo de amistad y coordinación. Eso os será de tanta o más utilidad que elevar vuestro poder individual. Y otra cosa. - Añadió dirigiéndose ahora a Diamante quizás porque mantenía una mirada altiva aun sin darse cuenta de ello. - Aquí no hay rangos, ni príncipes, ni reyes. No se tienen privilegios. ¿Entendido?

- Entendido. - Afirmó el interpelado a quién no cayó demasiado bien esa advertencia con tinte de reprimenda. Pero decidió que era mejor no molestarse por ello ni replicar.-



Y es que a su pesar el príncipe todavía recordaba su llegada a ese lugar, cuando ese adusto individuo había aparecido ante él y Zafiro.



-¿Quién eres?- Le preguntó poniéndose en guardia al igual que su hermano. –

- No es de tu incumbencia, cretino. – Replicó el aludido con desdén. –

- ¡Soy el príncipe Diamante!, ¡heredero del reino de Némesis! Más te vale hablarme con respeto. – Exclamó éste emitiendo una especie de aura plateada a su alrededor. –



Aunque es extraño ser verdoso sonrió con suficiencia. Por toda réplica lanzó una pequeña bola de energía que alcanzó a Zafiro derribándole a varios metros de distancia.



-Za, ¡Zafiro! – Exclamó su hermano con estupor, aunque enseguida dejó que la ira tomase el relevo para espetar. - ¿Cómo te atreves, maldito?- Remachó lanzando un chorro de energía de color entre albino y plateado contra ese verdoso tipo. –



            Para su asombro su enemigo desapareció dejando que aquel rayo pasara de forma inocua y se perdiera en aquella blanca y vacía extensión. Diamante estaba atónito, aunque apenas se dio cuenta cuando ese extraño tipo reapareció justo a su lado tan rápidamente que ni pudo reaccionar y le golpeó con un puñetazo en el estómago. El príncipe cayó doblado sin apenas ser capaz de respirar.



-¡Vamos principito! – Se sonrió ese individuo con sorna, añadiendo divertido. – Estás muerto, no te esfuerces por respirar, no te hace falta. Aun…

- ¿Quién eres tú?- Pudo preguntar un recobrado Zafiro, aproximándose con un tono más cuidadoso. –

- Vuestro nuevo entrenador. – Replicó el interpelado, presentándose. – Me llamo Piccolo.

- Eres muy fuerte e increíblemente rápido. – Reconoció el príncipe de Némesis cuando finalmente pudo ponerse en pie. – ¡Jamás vi una cosa igual!



Incluso era mucho más alto que él, lo que no era demasiado frecuente. Diamante estaba cerca de los dos metros y ese tipo le sobrepasaba en más de una cabeza. Pero eso era lo de menos, sobre todo cuando aquel individuo le replicó.



-Te dejas impresionar por muy poca cosa.- Se sonrió su adusto interlocutor.-

-¿Poca cosa?- Se sorprendió el joven sentenciando con admiración.- No creo que nadie pueda igualarte…

           

            Les sorprendió ver como ese tipo rompía a reír moviendo su verdosa cabeza rematada por una especie de turbante blanco. Al fin, volviendo a una expresión adusta se cruzó de brazos y les respondió con semblante indiferente.



-Os queda mucho que aprender. Vosotros deberéis moveros y luchar igual. Al menos cuando hayáis entrenado. Dentro de poco os uniréis a más guerreros.



Y desde luego que eso fue así. Ambos hermanos conocieron a Nephrite y Ail y entrenaron. A estas alturas el príncipe había aprendido a ser algo más modesto. Sobre todo, tras recibir muchos incentivos para ello por parte de aquel individuo. Una de esas veces, tras haber encajado una paliza contra su severo instructor, estaba sentado en el suelo. Con ambos puños golpeó aquella blanca superficie con frustración y furia. Su hermano, que también había recibido su buena ración de golpes, quiso animarle.



-Es inmensamente fuerte, no podemos con él. Pero vamos mejorando.

-¡Maldita sea! Nos trata como basura.- Espetó Diamante.-



            Aunque eso llegó a oídos de su entrenador quien, con tinte entre divertido y reprobador, repuso.



-Si no te gusta como te trato, haz algo al respecto. ¿O te vas a conformar con lloriquear en una esquina?¿Es así como gobernabas tu planeta? Menudo inepto.

-¡No te atrevas a insultarme! - Bramó Diamante levantándose como un resorte.-

-¿O qué?...- le desafió Piccolo.- ¿No me invitarás a alguno de esos bailes horteras que organizabais en tu palacete? Seguro que tendrías que pedirle permiso a tu papá y a tu mamá.

-¡Eh! - Intervino Zafiro con tono molesto.- No se te ocurra meter a nuestros padres en esto.

-Claro que no, apuesto a que viendo que dos hijos tan inútiles han engendrado, no querrían estar aquí ahora.- Replicó despectivamente Piccolo.- Aunque supongo que, de tales palos, tales astillas.



            Eso enfureció a Zafiro, pero mucho más a Diamante quien comenzó a emitir una aura de color plateado estallando con un gran grito.



-¡Jamás te atrevas a insultar a mis padres!



            Se lanzó contra Piccolo como un poseso. Incluso llegó a golpearle con un puñetazo en el rostro lanzándole a varios metros. Después arreció en su acometida,  sin dejarle reaccionar, disparándole bolas de energía. Atronando el lugar con múltiples explosiones que provocaron un enrome hongo con gran cantidad de humareda alrededor. Cuando al fin detuvo su ataque, jadeando agotado, esa apreciable masa de humo impedía la visión.



-Eso te enseñará.- Pudo decir de forma entrecortada el príncipe de Némesis, reivindicando. – ¡Nadie insulta a mis padres!



            Aunque, apenas terminó de decir aquello y sin que pudiera ni verlo venir, un rayo tenue de energía le atravesó un costado. Diamante cayó malherido. Su hermano Zafiro enseguida observó la silueta del atacante. Era su entrenador quien estaba allí, de pie e incólume, en tanto afirmaba.



-Bien, muy bien, empezaba a creer que no tenías sangre en tus venas. Y que sola valías para lucir ese traje de fiesta blanco con esa capa tan chic.



            Fue el hermano pequeño del príncipe quien, concentrando su energía, atacó ahora a Piccolo. Este se limitó a  esquivar cualquier intento del muchacho por golpearle, eso sí, sin dejar de comentar con sorna.



-Vamos, te estás acercando. ¡Ánimo!...



            Y el propio Diamante, pese a estar bastante cansado y maltrecho, quiso sumarse a la ofensiva. Al unísono con su hermano intentó alcanzar a Piccolo con algún ataque, pero esta vez fue en vano. Finalmente, ese inflexible individuo les propinó sendos puñetazos y patadas que dieron con los dos en el suelo. Sin apenas fuerzas ni para respirar, su contrincante se sonrió.



-Supongo que esto es muy divertido para ti, ¿no es así? ¡Humillarnos de esta manera! - Espetó Zafiro con visible indignación.-



            No obstante, el aludido movió levemente la cabeza y declaró, ya con tono más serio.



-Seguís sin entender nada. Cuando luchéis contra un enemigo real, tendréis que preocuparos de no resultar heridos gravemente, pero no en vuestro orgullo. Aunque al menos, he de admitir que tenéis dignidad. Ahora, utilizad esa rabia y esa indignación para progresar. Pensad en vuestros padres y en todos los que dieron sus vidas por vosotros, y mejorad para poder hacerles justicia un día. Pero una verdadera justicia, no respondiendo a un simple insulto como niños de guardería. Ni tampoco con una soberbia que os impida ver a vuestros enemigos y su verdadera fuerza y estrategia.

-Tiene razón, Zafiro.- Pudo musitar Diamante, que seguía tumbado en el suelo sin fuerzas casi ni para moverse.- Fue la ceguera ocasionada por mi soberbia la que nos ha conducido a esta situación. No quise escucharos, ni ver la realidad hasta que fue demasiado tarde.  Costé la pérdida de muchas vidas por culpa de mi estupidez. Al principio quise anteponer la felicidad de mis súbditos, pero perdí el norte. - Se lamentó con rabia.-



            Y eso le ganó la mirada aprobatoria de Piccolo quien al parecer, usó un tono mucho más respetuoso para sentenciar.



-Mi enhorabuena. Ahora estás empezando a hablar como todo un príncipe. Todavía hay esperanza para ti, amigo.



Y sin perder ni un segundo les dio a cada uno de los hermanos una alubia. Al comerla los dos se sintieron recobrados, poniéndose en pie escucharon con atención e interés las siguientes palabras de su entrenador.



-Y ahora que sabéis en lo que os equivocasteis, es hora de que trabajéis con mucho tesón para ponerle remedio. Porque os aseguro que ese momento llegará.



Ahora, en ese duro entorno del Rincón del Alma y del Tiempo, el príncipe de Némesis recordaba todo aquello como si hubieran pasado siglos. Piccolo entonces sonrió asintiendo con aprobación y agregó más distendido.



- Bien Diamante. Así me gusta. Has aprendido mucho, tanto tú como los otros, pero todavía os quedan muchas cosas más por saber hasta estar preparados. Confío en que las descubráis aquí. – Y dicho esto mostró las diversas dependencias al grupo y cuando se aseguró de que todos estaban al tanto de cómo eran y que contenían lo necesario, les inquirió. – Esto es todo, ¿tenéis alguna pregunta? ¡Vamos, aprovechad ahora o tendréis que aguardar bastante tiempo! - Remachó dispuesto para esfumarse tras esperar unos segundos preceptivos de cortesía. -

- Una sola cosa más. ¿Nos podríais dejar un radio cd con música? Se entrena mejor y ayuda a distender el ambiente. - Le inquirió Roy dejando pasmados a todos, incluido el propio Piccolo que le miró con ojos de platos rompiendo por unos instantes su hieratismo. Cuando el chico advirtió esto sonrió añadiendo a título justificativo. - Si vamos a estar tanto tiempo aquí, nos ayudará mucho. Podéis estar seguros.



            Nadie replicó. Ni Nephrite, Zafiro o Ail,  ni el propio Diamante, se atrevieron a dudar de que eso fuera posible. Ya habían aprendido a esperar cualquier cosa y Piccolo, para sorpresa del grupo, asintió sin darle ya más importancia. De inmediato, el aparato de música requerido por Roy apareció a unos pocos metros de ellos. El chico, visiblemente contento y ante las caras sorprendidas de los otros, les explicó que así pondrían alguna que otra canción para amenizar el entrenamiento. Esperando claro que en el Cielo tuvieran una buena colección de cds. Y alegando él mismo divertido.



-¡Qué cosas más tontas digo! Si hasta tienen al propio Freddie aquí. No dudo que la música será excelente. Ya veréis como nos ayudará a entrenar.



            Y cuando sus compañeros se limitaron a asentir todavía sin estar muy seguros de aquello, Piccolo se dio la vuelta y soltó un lacónico.



- Hasta la vista - dicho lo cual se esfumó. –



            Un silencio profundo cayó entre todos, durante el mismo cada uno se dedicó a observar y valorar su nuevo entorno y tratar de familiarizarse con él, si es que eso era posible.



- Este sitio tiene peor pinta que el mismo Infierno. – Intervino Diamante rompiendo ese mutismo para dar un nuevo recorrido visual a esa desolada extensión de blancura y añadir con sarcástico regocijo. - ¡El lugar perfecto para ponernos a punto!

-¡Sí, a mí me gusta! - Terció Nephrite con idéntico tono. -

- Más vale que nos guste porque tendremos que estar aquí medio año. - Les recordó Zafiro con un tinte  combinado de resignación y ganas por comenzar. -

- Entre varios será más soportable. Os lo digo yo que estoy acostumbrado a permanecer durante mucho tiempo viajando solo por el espacio. Bueno, en compañía de mi mujer y mi hijo. - Matizó Ail con nostalgia. -

- La clave aquí va a ser la mentalización y el orden. - Expuso firmemente Roy obteniendo la general aprobación, para agregar animado por el éxito de sus palabras. - De cómo nos estructuremos y de la motivación que consigamos dependerá todo. Como en mi equipo de baloncesto. Y la diferencia es que aquí no se puede perder y ganar al día siguiente, nosotros no podemos permitirnos el lujo de fracasar. Nos jugamos mucho en ello.- Sentenció el muchacho que, si  había sido disciplinado y serio en algo durante toda su vida fue precisamente en eso, alegando después. – Debemos ser todos para uno y uno para todos. Que es una frase genial pero ni recuerdo dónde la escuché…

- No hace falta que lo digas. - Secundó Diamante compartiendo ese criterio. –Así tendrá que ser.



            Los otros aseguraron lo mismo y el grupo se quedó allí dispuesto a comenzar su labor. Aparte de planificar los entrenamientos y los descansos, comidas y otras cosas imprescindibles, estaban decididos a que la estancia en ese lugar no fuera (como había aseverado justificadamente el príncipe de Némesis), peor que el propio Infierno. Y además del radio cd pedido por Roy, Ail, que tocaba la flauta muy bien, les entretenía también con alguna tonada en sus escasos momentos de pausas. Incluso Roy se sorprendió, sabía tocar ese mismo instrumento y nunca en su vida, que él supiera, lo había hecho.  Llegaba a interpretar maravillosas melodías que deleitaban a todos. Llegando incluso a declamar una bella aunque enigmática letra…



De profundis clamavit ad te Domine

Domine exaudi vocem meam

Et ipse redimet Israel

In secula

De profundis clamavit ad te Domine

In secula…



(Monasterio de la Rábida, Vangelis, crédito al autor)



-¿Dónde aprendiste a tocar así, en la Tierra?- Le preguntó el alien, realmente tan admirado como el resto.- ¿Y qué significan esas extrañas palabras?...

-No, no sé. Jamás toqué la flauta, -le confesó el interpelado que agregó con el mismo tinte de incredulidad y asombro.- La guitarra sí, pero esto…tampoco sé lo que significa eso que he dicho…es como si fuera un recuerdo que guardo dentro de mí…yo…no sé cómo explicarlo.

-También tienes talento para ello, no hay duda.- Declaró Nephrite añadiendo.- Creo que eso era latín…Desde lo profundo clamo a ti. Señor. Señor escucha mi voz. Él redimirá Israel, para siempre…Desde lo profundo clamo a ti, Señor…Para siempre.- Tradujo el joven que les explicó.- Yo sí que lo aprendí, cuando serví a mi rey Endimión en la Tierra.

-Pero yo nunca aprendí latín.- Repuso el atónito Roy.- ¡Ya tenía bastante con aprobar francés por los pelos!

-Bien pudiera ser una habilidad que olvidaste que poseías.- Añadió Diamante.- Seguro que algún día lo recordarás.

-Desde luego, amigo.  Sea como fuere. Al menos podrás hacer nuestra estancia aquí más llevadera.- Sonrió Zafiro.-

-Eso amigos míos, será un placer.- Aseguró el muchacho.- Aunque aquí no hemos venido a pasarlo bien, sino a prepararnos. Y tendremos que trabajar muy duro.

-Pero como dicen los maestros Son Goku y Piccolo. Tampoco se debe forzar en exceso.- Terció Ail.- Y la meditación es fundamental. Y tú puedes ayudarnos a eso, con esa música tan sublime.

-Tampoco tú lo haces nada mal.- Le alabó el príncipe de Némesis.-

-Nos adaptaremos, y lo conseguiremos. - Les animó Nephrite obteniendo el asentimiento general.-



Y así fue. Una vez adaptados el tiempo pasó volando, entre luchas, entrenamientos y conversaciones entre ellos. La dureza de las condiciones y su deseo común les ayudó a forjar una buena amistad. Todos aportaron algo. Diamante el orgullo y la perseverancia en sus vertientes más positivas. Nephrite, el dominio de las emociones y el orden. Zafiro la prudencia y la reflexión y Ail el entusiasmo y las ganas de mejorar. La presencia de Roy les hizo más distendidos y menos formales. Sobre todo caló poco a poco en el príncipe de Némesis que había comenzado a experimentar lo que era una verdadera amistad. Podría decirse lo mismo de todos ellos que hasta el momento se habían tratado entre sí con una fría cortesía. Sólo entre Diamante y Zafiro había existido una mayor dosis de afecto al ser hermanos. Pero ahora las cosas habían cambiado mucho. Diamante y Nephrite se llevaban bastante bien, piques  de combates aparte. Lo mismo sucedía con Zafiro y Ail que habían llegado a trabar una amistad más desenfadada. Y Roy fue erigiéndose en una especie de líder para todos, no desde el punto de vista de la autoridad, sino de la iniciativa y merced a su carácter. Les contaba chistes, algunas de sus “hazañas con las chicas de la Universidad”, sus particulares consejos para ligar. Incluso hizo una apuesta con Diamante, que el príncipe perdió. Eso sí, quedando encantado de hacerlo. Roy les comentaba también su interés por los deportes y les animaba. Al ser el más poderoso y adiestrado, hizo suyo y se tomó muy en serio el papel de instructor, dirigiendo los entrenamientos con brío y motivándoles de forma asombrosa.



-Vamos. ¡Martillo que caee!- Gritó en tanto la inconfundible y magnifica voz de Freddie atronaba el ambiente



Aquí nos paramos, o aquí nos caemos, 
La historia no se preocupará en absoluto. 
Haz la cama, enciende la luz, 
La Señora Piedad no estará en casa esta noche, sí. 




Y el grupo se lanzó a entrenar bajo esas terribles condiciones de gravedad y falta de oxígeno sin desfallecer. Alentados por aquellos acordes y la canción que proseguía…


No desperdicias tiempo en absoluto 
No escuchas la campanilla pero atiendes la llamada. 



Te llega a ti como a todos nosotros. 
Sólo estamos esperando 
A que el martillo caiga. 




Y ninguno dejaba de entonar esa misma canción en tanto realizaban flexiones, abdominales y repeticiones de puñetazos y patadas, cargados con grandes pesos.


Oh, cada noche, y cada día, 
Un pequeño trozo de ti se desmorona. 
Pero levanta tu cara, a la manera del Oeste 



Construye tus músculos mientras tu cuerpo decae, sí. 
Remolca la línea y juega su juego, sí. 



Deja al anestésico cubrirlo todo. 


Hasta que un día ellos llaman tu nombre, 
Sabes que es tiempo de que el martillo caiga. 




Bañados en sudor y agotados se forzaban a seguir un poco más, un paso más en pro de su objetivo…y pensando en sus enemigos cantaban al unísono…


Rico o pobre o famoso, 
Para tu verdad es todo lo mismo (oh no, oh no). 
Cierra tu puerta con llave, pero la lluvia se escurre 
Por el cristal de tu ventana (oh no). 
Cariño, ahora tu lucha es en vano. 



Para nosotros que crecimos altivos y orgullosos, 
A la sombra de la Nube de Hongo. 
Convencimos a nuestras voces que no pueden ser oídas, 
Nosotros sólo gritamos más fuerte y más fuerte. 



¿Por qué demonios estamos peleando? 
Sólo ríndete y no te dolerá en absoluto. 
Tienes el tiempo justo para decir tus oraciones, 
Mientras esperas a que el martillo caiga.




(QUEEN. Hammer to fall, crédito al artista)





Y una vez exhaustos, Roy pese a todo les arrojaba unas alubias para que se recobrasen arengándoles con el puño en alto. A fin de comenzar de nuevo…



-Dádmelo una vez más…



Y los demás muchachos correspondían sin dudar, volviendo a esforzarse otra vez. Más tarde, con otra canción, el grupo pensaba en las chicas que habían dejado atrás.



Debimos de estar drogados o locos
Cuando pensamos que éramos solo amigos,
Porque te extraño nena, nena,
Y tengo esos sentimientos otra vez.
Creo que estoy confundido contigo… 




Roy pensaba en Bertie, en cómo deseaba volver a tenerla entre sus brazos…mientras se ejercitaba a enorme velocidad, lanzando puñetazos y patadas que eran imposibles de seguir con la vista…

Me siento tan enamorado
¡Oh nena! ¿Qué puedo hacer?


He estado pensando en ti.
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti.

Shi pow, pow. - Repetían todos a modo de estribillo-



Diamante recordaba a Esmeralda, aquella jovencita que creció a su lado en Némesis, y a la que tan injustamente trató cuando ambos fueron controlados por esa energía oscura…entre tanto se ejercitaba con una pesada cadena que hacía girar de un sitio a otro, aumentando así el poder de sus músculos y su determinación de retornar…



De repente somos extraños
Te veo alejarte.
Ella era mi única tentación,
¡Oh, no quería que se quedará!
Porque dentro de mí, estoy confundido acerca de ti




Zafiro ponía su mente en Petz, la chica que le había amado incondicionalmente aun en sus peores momentos. ¡Cuánto deseaba reunirse con ella y ser capaz de corresponder a aquellos sentimientos! Y eso en tanto ejecutaba unas rapidísimas volteretas  acompañadas de ejercicios de artes marciales.



Me siento tan enamorado
Oh nena ¿Qué puedo hacer?
He estado pensando en ti.
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti.




Shi pow, pow. - Repetían todos a modo de estribillo.-
Shi pow, pow


Shi pow, pow



-¡Vamos!- gritaba Roy.- ¡Más intensidad, más fuerza!



A su vez, Nephrite recordaba a Naru, la muchacha que le  mostró que amar a otros era posible. El joven tampoco la olvidaba mientras manejaba una pesada espada haciendo molinetes a una tremenda velocidad.


¿Qué beneficio es estar con ella sin ti?

Me siento tan enamorado
¡Oh nena! ¿Qué puedo hacer?




Y Ali pensaba sin cesar en su mujer y su hijo. Ansiando poder abrazarles a los dos y protegerles de cualquier cosa, mientras ejercitaba unas velocísimas esquivas y arrojaba rayos de energía…


He estado pensando en ti.
He estado pensando en ti. Oh sí…
He estado pensando en ti
He estado pensando en ti.




(London Beat. I´ve been thinking about you. Crédito al artista)



Y por supuesto terminaban agotados pero satisfechos, dispuestos a volver a la carga. Aunque también había momentos para el descanso y la reflexión, hablando acerca de ellos en sus antiguas vidas y de lo que en realidad les hubiese gustado hacer, de lo que querían poder llevar a cabo y emprenderían cuando todo saliera bien, respondiendo con entusiasmo al reto que allí tenían. Era un ejercicio de sinceridad y de férrea voluntad que reforzó la camaradería y les ayudó a eliminar muchos fantasmas de los que todavía les acosaban. Roy como de costumbre, les estimulaba hasta con la misma música que consiguió poner. Nadie sabía cómo, pero siempre tenía algún cd de grupos que le gustaban. Y el fruto de todo fue la progresiva mejora y conjunción de todos. Cantando él mismo o coreado por el grupo con más canciones como, por ejemplo, ésta que tuvo un significado muy especial para todos ellos, durante aquellos durísimos entrenamientos, simbolizando su paulatina mejoría. Resonando entre el interminable espacio inmaculado de aquel lugar, que ya les era tan familiar…



Mantén la fe 

Madre, madre dile a tus hijos 
que su momento acaba de empezar 
he sufrido por mi furia 
hay guerras que no se pueden ganar 




Y de eso se daban cuenta ahora aquellos componentes del grupo que una vez fueran orgullosos y egoístas. Algunos lamentaban no poder decirles aquellas estrofas a sus seres queridos.


Padre, padre por favor créeme 
Abandono mis armas 
estoy roto como una flecha 
perdóname 
perdona a tu caprichoso hijo 




Y por armas no se referían a su deseo de mejorar sus destrezas en la lucha, sino a su soberbia y ambición desmedida para conquistar las voluntades de otros por la fuerza. Ahora su anhelo era el contrario, proteger a los inocentes y enfrentarse al mal para derrotarlo. Y por ello daban el máximo. Aunque al principio les fuera realmente difícil. Y es que aquello fue digno de verse. Cuando Goku y Piccolo entraban a veces para comprobar sus progresos al principio se miraban moviendo la cabeza con desaprobación ante las sonrisitas de disculpa y circunstancias de Roy puesto que sus “pupilos “no parecían progresar mucho. Estaban descoordinados, lentos y poco fortalecidos, soportaban a duras penas las extremas condiciones de la sala.


Todo el mundo necesita alguien a quién querer 
(madre, madre) 
Todo el mundo necesita alguien a quién odiar 
(por favor créeme) 



Todo el mundo se queja 
porque no pueden conseguir bastante 
y es duro continuar 
cuando no hay nadie en quién apoyarse 




Y en eso meditaban cuando, agotados por completo, y llenos de sudor, se sostenían unos a otros con la mirada, negándose a ser el primero en abandonar…era duro, sí. No obstante, se tenían los unos a los otros para hacerlo soportable…y nunca perdían la fe.



Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia 
Señor has de mantener la fe 
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio 
Ahora mismo debemos 



Mantener la fe 
Mantén la fe 
Mantén la fe 
Señor debemos mantener la fe 



Y con ayuda de las arengas de Roy y las canciones que ponía, ¡como si aquello fuera un gimnasio!, las cosas empezaron a cambiar. De los pasos vacilantes para sustentarse a los saltos, de estos a las abdominales y los fondos con la ayuda de las manos, con palmadas, a los más difíciles de los puños y finalmente a los simples dedos, con los que sustentaban todo su cuerpo en el aire desafiando esa aplastante gravedad.


Dime nena, cuando te hago daño 
¿te lo guardas todo dentro? 
Tú me dices que todo está olvidado 
y te escondes tras tu orgullo 



Y repitiendo como un mantra entre aquellos durísimos ejercicios, esas estrofas que les llenaban de propósito y determinación…


Todo el mundo necesita alguien a quién querer 
(madre, padre) 
Todo el mundo necesita alguien a quién odiar 
(por favor no me dejes) 



Todo el mundo está sangrando 
porque los tiempos son difíciles 
es difícil ser fuerte 
cuando no hay nadie en quien soñar 



Luego llegaron las volteretas acrobáticas y los vuelos cada vez más rápidos. Y no sólo se avanzaba en el plan físico. Los chicos fueron uniéndose cada vez más entorno a esa camaradería, concentrados en sus respectivos pensamientos de superación, para vengarse de sus enemigos y volver a ver a sus seres queridos.


Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia 
Señor has de mantener la fe 
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio 
Ahora mismo debemos 



Mantener la fe 
Mantén la fe 
Mantén la fe 
Debemos mantener la fe 



Todos al servicio de un fin común motivado por distintos anhelos, pero compañeros al fin y al cabo persiguiendo un único ideal. Llegaron a moverse al unísono e incluso a aprenderse la mayoría de las canciones con las que Roy les martilleaba…


Caminando sobre las huellas 
de las mentiras de la sociedad 
No me gusta lo que veo 



A veces me gustaría estar ciego 
A veces espero eternamente 
bajo la lluvia 
donde nadie me ve llorar 
intentando borrar el dolor 
Madre, Padre 



Poco a poco, las caras de Piccolo y Goku pasaron de la resignación a la incredulidad, de ésta a la sorpresa y más tarde a la aprobación e incluso satisfacción manifiestas, mirándose en entre sí y asintiendo despacio.


Hay cosas que he hecho y no puedo borrar 
cada noche caemos en desgracia 
Es difícil, con el mundo frente a ti 
tratar de continuar, tratar de continuar 



Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia 
Señor has de mantener la fe 
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio 
Ahora mismo debemos mantener la fe




Goku entonces guiñaba un ojo. Piccolo se permitía incluso el lujo de una fugaz sonrisa y Roy elevaba un pulgar dirigiéndose a ellos en señal de triunfo, exclamando tal y como le gustaba hacer, parafraseando a un gran grupo de “rock” a modo de eufórica arenga con aquella canción emblemática para todos.



-¡Adelante chicos! ¡Mantened  la fe!



Tratar de aguantar

Tratar de aguantar, síi
Mantener la fe 


Todo el mundo mantened la fe



Y la mantenían, luchando minuto a minuto por mejorar y aumentar sus fuerzas, con sus miradas cada vez más aceradas por la determinación y más convencidos de su éxito. Roy llegó a hacerse un dibujo de su enemigo y cuando el entrenamiento de todos llegaba a su fin lo estrujó con sus manos haciéndolo arder a la vez que les arengaba con un poderoso grito transformándose en súper guerrero. Los demás respondieron a coro, desplegando al máximo sus energías que habían crecido considerablemente


Fe: ahora no es demasiado tarde 
intenta seguir adelante, inténtalo 
Mantén la fe


Siiiii

Siiiii



(Bon Jovi Keep the Faith, crédito al autor)



Y al terminar ese periodo de tiempo, ninguno de ellos tenía nada que ver ya con la apariencia que presentaba antes de comenzar aquella durísima preparación. Sus cuerpos estaban ahora mucho más musculosos y endurecidos, merced a las adversas condiciones del cuarto y los continuos golpes encajados y devueltos e incluso las pesas y objetos de gran kilaje que usaban para forzarse aun más. Y sus voluntades se habían vuelto infinitamente más determinadas y fuertes  que cuando empezaron a entrenar con Piccolo y no digamos de cuando llegaron al Cielo. ¡Habían renacido como unos nuevos y poderosos guerreros!



-Ahora sí.- Declaró Piccolo con manifiesta aprobación al mirarles a esos acerados ojos.- Estáis preparados…



            Mientras tanto en la Tierra tan sólo habían transcurrido unas horas y todos celebraron la curación milagrosa de Tom. Incluso Karaberasu, que estaba mejor en ese momento, presentía que aquello era en efecto un milagro y ello le llevó a cuestionarse su propia situación. Ella se había negado a aceptar la ayuda de Dios al pensar que la había abandonado. Ahora sólo quería suplicar perdón y tener fe en que algo así de maravilloso pudiera sucederle también. De todos modos, tomó la determinación de sobreponerse a la adversidad y ayudar a los demás sin caer en su auto compasión.



-No tengo derecho a anteponer mis problemas. Hay muchas personas que van a necesitarnos tras lo que vendrá mañana. Las primeras mis hermanas. Y debo estar ahí para ellas.- Pensaba con renovado brío.-



Y por ello debía olvidar sus propias circunstancias y así se lo prometió. En cuanto a su rabia y su resentimiento, cedieron disueltos en lágrimas de alegría por su hermana y por Tom y éste último le susurró con una gran sonrisa.



-¡Animo Kalie! Sé que esto ha sido cosa de Roy, él está con el Creador y no nos dejará nunca. Estoy convencido, lograremos vencer al mal. Así que no pierdas la esperanza para ti.



            Y ella asintió firmemente decidida a perseverar pese a todo y no ser nunca más una carga para sus hermanas ni para nadie. Después, le dio un cariñoso beso en la mejilla al chico y le deseó felicidad junto a su hermana, puesto que ambos anunciaron su idea de casarse cuando todo terminara. Esa era la última celebración que tendrían hasta la hora tan esperada y temida. El comienzo de la batalla. Sólo faltaban unas horas hasta el amanecer de ese día. La secta había logrado pese a todo mantenerse y preparar las piedras. Ya no existía marcha atrás. Todos lo sabían y estaban dispuestos a asumirlo con todas sus consecuencias.



-Y lucharemos hasta el final.- Pensaba Petz.-   

-Nunca retrocederemos.- Se decía Bertie.-

-Todas unidas, enfrentaremos el mal y lo derrotaremos o caeremos en el intento.- Meditaba Cooan a  su vez.-



Y en el Cielo, Roy pensaba en Beruche cuando ya estaba a punto de concluir su largo y duro adiestramiento en el Rincón del Alma y el Tiempo.



- Mi amor, ahora que estoy vivo de nuevo me he entrenado como jamás creí que pudiera hacerlo. Estoy convencido de que regresaremos y podremos derrotar a los demonios. ¡Acabaré con mi asesino y me reuniré contigo, te lo prometo!

- ¡Ya verás cuando vuelva a verte, Petz! ¡La sorpresa que te vas a llevar! - Pensaba Zafiro cuyo pelo había crecido hasta casi los hombros, el chico lo llevaba ahora recogido en una coleta y lucía también una apreciable barba. -

- ¡Qué ganas tengo de volver a ver a los míos! - Se decía Ail que había entrenado con su aspecto humano pues de este modo le costaba aun más trabajo pero, por el contrario, le ofrecía mayor rendimiento al aumentar su caja torácica y tener que adaptarse de un modo más acusado que con su organismo extraterrestre. – Mi mujer y mi hijo me aguardan y nada ni nadie se interpondrá en mi camino hacia ellos.

- Será interesante poder empezar una nueva vida, ojalá ella esté allí esperándome para que pueda cumplir mi promesa. - Pensaba Nephrite. – Poder verla otra vez sería maravilloso.

- Supongo que tendré que comenzar de nuevo, aunque esa misma idea no deja de rondarme por la cabeza. - Meditaba más gravemente Diamante. – Roy tenía razón, esa canción me hizo llorar. Él sabía que iba a ganar la apuesta. - Sonrió ahora.- Y como dice esa letra. Todavía tengo esperanza. Al menos Landar dijo que existía alguna. Y cuando hayamos vencido haré cuanto esté en mi mano por aferrarme a ella. No debo perder la fe.



Y es que todavía tenía una espina clavada en el alma, aunque ésta le dolía menos merced a unas alentadoras palabras que le dirigió el mago, al poco de llegar al Cielo, que todavía recordaba.



-“Cuando logréis vencer vuelve a verme y quizás pueda hacer algo por ayudarte en eso que tanto te aflige joven príncipe. Pero has de lograr triunfar antes, así que ¡aplícate!”.

- Lo he hecho y lo haré hasta el límite de mis fuerzas y aun más allá si es necesario. - Se repetía mentalmente un Diamante de poblada perilla y pelo algo más largo que su habitual media melena hasta la base del cuello.- Nada me detendrá. Tengo mucho por lo que luchar. Muchos errores que enmendar y mucha gente a la que pedir perdón y ayudar.

           

De esta manera el tiempo para la divagación personal se agotó cuando Goku apareció en una de sus rutinarias visitas arengándoles.



-¡Bueno, basta ya de pensar en las musarañas!- ¡A trabajar!  



            Y todos obedecían sin el menor gesto de réplica o de queja, firmemente decididos a completar su adiestramiento.



            En la Tierra, terminada la celebración, todos se concentraron en la batalla. Tom, dejó a las chicas tras quedar para el amanecer en el parque de siempre. Estaba más que dispuesto y se ocupó de limpiar y preparar una bella y magnífica katana japonesa que se había comprado con casi todos sus ahorros. ¿Para qué pensar en el dinero? De todos modos, si vencían la inversión habría valido la pena y si no, ¿qué podría importar? Lo principal para él era que, pasase lo que pasase, estaría luchando junto con Connie y las chicas hasta el final  y no apartado del grupo postrado en su silla. Ahora en cambio, entre sus renovadas fuerzas y sus conocimientos de esoterismo, que había incrementado notablemente desde su accidente, se sentía más seguro de sí mismo y optimista que nunca.



-Connie, mi amor. - Se decía en tanto se preparaba.- Tanto si vencemos como si sucumbimos, al menos compartiremos nuestras vidas. Estar a tu lado, aunque solo sea por unas horas más, me colmará de felicidad. Y ahora más que nunca tengo fe en la victoria. Por ti, por mí, por Roy, por mi familia y por todos nuestros amigos y las personas de este mundo. No podemos perder. ¡Les venceremos!



 Las chicas entre tanto habían recibido la llamada de las guerreras, les anunciaron que ya iban y con refuerzos. A pesar de todos los problemas sufridos en esos últimos meses, Beruche, Petz y Cooan se habían encargado de combatir en lo posible a los sectarios en su identidad de justicieras, frustrando no pocas de sus tropelías. Tom les echó una mano con sus conocimientos de magia y gracias a ello se evitó que el pánico fuera total en la ciudad. De todos modos, ninguno podía saber que la secta y sus diversos acólitos, repartidos por toda la zona, planeaban su golpe más osado e importante, coincidente con la vuelta del demonio Nagashel que ya había cumplido su plazo de espera. Por desgracia o suerte ajenas a ello, las chicas aguardaban impacientes la llegada de las guerreras que estaba prevista para el día siguiente, el mismo elegido por sus adversarios. Aun así, las sailors les hubieran sido de gran ayuda antes. Pero sus amigas no habían podido ir hasta solucionar sus propios problemas, y según les contaron ya lo habían logrado, así que mañana se reunirían todas listas para pelear. Pero eso sería al día siguiente y  esa noche, tras discutir las tácticas a seguir durante mucho rato, las hermanas trataron finalmente de dormir. Casi no podían conciliar el sueño refugiadas en sus pensamientos. Pero, lejos de sentirse deprimidas, la alegría había vuelto a sus corazones. Otra vez formaban una piña, como en los viejos y buenos tiempos y darían mucha guerra a esos bastardos del infierno.



-Hasta mañana.- Se despidió Karaberasu del resto, aunque en ésta ocasión con una sonrisa.- Descansad.

-Dormid bien.- Las aconsejó Petz.- Aunque sea difícil.

-Lo haremos.- Convino Bertie.- Tenemos la conciencia tranquila. Y sabemos cuál es nuestra responsabilidad.

-Si, por fin lo hemos conseguido. Ahora somos la última línea de defensa. Junto a nuestras amigas y a Tommy.- Declaró Cooan remachando un tinte rotundo y compartido por el resto.- Y no fallaremos.



Y así todas se fueron a sus respectivas habitaciones a tratar de descansar. En la suya, Petz sentía que ahora estaban todas unidas otra vez. Su hermana Kalie volvía a ser ella misma y Beruche parecía haber superado su nostalgia. Cooan ahora era muy feliz y si bien parecía ser la que más tenía que perder, de seguro que lo afrontaría gustosa si peleaba junto a su prometido. La propia Petz quería tener la ocasión de ayudar a su planeta de adopción combatiendo codo con codo con sus hermanas y las guerreras, igual que en aquella ocasión, cuando abrió los ojos y despertó de su error. Pudo liberarse del mal y todas colaboraron para salvar a la Tierra de la trampa de Rubeus. Ahora ella estaba en el bando bueno desde el principio e iban a ganar, ¡tenían que ganar! La mujer consiguió conciliar finalmente el sueño con esa convicción.



-Te brindaré mi lucha y mi sacrificio si fuera preciso, a ti, Zafiro.- Pensaba.- Y si caigo espero poder reunirme contigo allá donde estés.



Karaberasu, con su renovado vigor, trataba de ser positiva. Si moría en la lucha, ¡qué se le iba a hacer! ¿Acaso no lo había suplicado tantas veces en los últimos meses? Pudiera ser que todo terminase así, con una honrosa muerte en combate defendiendo a inocentes. ¿Qué mejor forma de dejar el mundo habría? Desde luego no la estéril del suicidio. Ahora se arrepentía y paradójicamente comenzaba a estimar su vida en mucho, tanto como solía hacer antes de que todo esto sucediera. Más incluso que por ella misma por la esperanza que le daba el poder criar a su bebé. Y si lograba sobrevivir saldría adelante, ¡era una luchadora y lo iba a demostrar! Reconfortada por esos pensamientos aquella noche durmió sin sufrir pesadillas por primera vez en mucho tiempo.



-Mi hijo tiene derecho a nacer y a vivir en paz y rodeado de amor. Yo lucharé por garantizarle eso, a él y a los demás niños.- Meditaba en tanto se dormía.-



Los mismos argumentos de motivación podrían aplicársele a Cooan aunque por otras razones bien distintas. La chica, que pasó un verdadero calvario con el sufrimiento de sus hermanas, el de Tom y el suyo propio, tenía ahora renovadas esperanzas. Y aunque el destino le fuera adverso en la batalla, al menos tendría a su prometido a su lado. Para bien o mal sólo la muerte podría separarlos y si vivían tendrían un magnífico futuro por delante. Tal y como le profetizase su amiga Rei cuando la redimió. Y ella apostaba decididamente por su porvenir. ¡Que algún maldito demonio se atreviese a decir lo contrario! De este modo se durmió.



-Al fin he encontrado el verdadero amor. Es cierto lo que dijiste entonces, querida Rei. El amor es confiar y es sacrificio por la persona amada. Y pienso honrar eso.- Pensaba ya deslizándose hacia la cálida y oscura vertiente del sueño.- Por él, por ti y por todos vosotros.



Y Bertie en su cuarto se quedó medio dormida y sintió un resplandor, un sueño pleno de esperanza. Creyó ver a Roy vestido de forma extraña y brillando como un solar, le sonreía lleno de ánimo y con aquella pícara mirada suya. Susurrando.



-Nunca pierdas la fe, cubito. Eres la luz que me guía…



Eso la llenó de felicidad. La imagen se desvaneció y ella pensó en todo lo que el chico había amado y en su enorme sacrificio para darle una oportunidad al mundo. La joven se juró honrar su memoria y hacer que su muerte no fuera vana. Ya no estaba hundida ni derrotada, tenía a sus hermanas, tenía a sus amigas y mil motivos para vivir. Eso la impulsaría y según pensaba en ello una gran paz y alegría se adueñaba de su corazón. Beruche,  ahora en estado de duermevela, aun pudo ver otra imagen. Una silueta aun mayor, de largo pelo blanco y ojos dorados con una túnica de luz, esa aparición que ya había visto antes a las puertas de la muerte y cuando llegó a Nueva York. ¡Ahora lo recordaba!, ¡fue aquello lo que percibió envuelto en el destello del sol y ahora volvía a hablarla igual que cuando la sacó del coma! Parecía decirle algo directamente a su mente y a su alma, a su mismo corazón, algo como...



-No te preocupes, todo saldrá bien y tendrás una larga y maravillosa vida por delante con la persona a quién tú amas.

-Sí…eso es lo que más desearía en este mundo. Viviré para ayudar y hacer algo bueno por los demás. Y si pese a todo hubiera de morir al menos me reuniré contigo, mi amor.- Musitó ella.-



            La visión desapareció del mismo modo que vino y Bertie logró dormir totalmente confortada. Al día siguiente todos se reunieron, esperaban la llegada de las guerreras cuando les llegaron noticias del principio de un formidable ataque contra la ciudad…



-La policía y las fuerzas militares están en alerta. Se aconseja a la población que no salga de sus casas.- Fueron las consignas que comenzaron a circular.-



            Entre tanto, en Boston, April parecía estar mejorando. Tras su reconocimiento médico sus padres quedaron perplejos y también muy alarmados.



-¿Qué podemos hacer?- Le preguntaba Sabrina a su marido, llena de congoja, aprovechando que la chica estaba dando un paseo.-

-No lo sé. Tendremos que buscarla, supongo. Pero no podemos decirle nada a nuestra hija. Ahora que la medicación le ha hecho efecto, esa personalidad que tenía como Paige parece que ha desaparecido. Y comentarle esto de seguro que la haría resurgir.

-Pero, es nuestra familia.- Sollozó su mujer con desconsuelo.-

-Lo sé, la buscaremos, pero discretamente. Sin que April se entere. Es mejor así.



            Su esposa convino en ello. April entonces llegó a casa. Venía con gesto atónito, sus padres no tardaron en preguntarle con visible temor.



-¿Te encuentras bien, cariño?

-Sí, pero. Es que están diciendo algo muy raro en las noticias. Acabo de poner la televisión.- Les contestó.-



            Y desde luego que así era. La familia Sinclair se quedó estupefacta e incluso aterrada cuando vieron esas increíbles imágenes. April entonces comenzó a tener extraños pensamientos. Aquello le resultaba terriblemente familiar.



-No lo entiendo, pero creo que sé lo que está pasando, aunque no puedo recordarlo.- Se decía con temor y extrañeza.-



En el Rincón del Alma y el tiempo llegó el momento culminante. Tras el último entrenamiento. Habían pasado los meses y ya no había tiempo para más. Finalmente las puertas del cuarto se abrieron permitiéndoles salir. Allí fuera les aguardaban Goku, Piccolo y el mago Landar y éste último fue quién sentenció con solemnidad.



- Ha llegado el momento. La hora de la batalla final.

- Antes de nada, tomad. Esto os ayudará en el combate. - Intervino Goku ofreciéndoles unos nuevos trajes de cota de malla azul oscura con unos petos blancos. Cada uno estaba adornado con los símbolos que ellos tenían en sus otras vidas. Además entregó una bolsita con alubias mágicas a cada luchador. Todos se pusieron esos atuendos y comieron una de esas judías para recobrar plenamente sus fuerzas.



- Muchas gracias,- le dijo Zafiro con una sonrisa y los otros asintieron también reconocidos. -



            El mago llamó su atención y la del resto que escucharon atentos sus últimas indicaciones.



- Los sectarios han creado todo el caos que les ha sido posible. Afortunadamente, gracias a las intervenciones de las justicieras y su valerosa oposición no han conseguido hacerlo como querían. Las guerreras han partido ya para reforzarlas. La temida hora de la invocación de todos los demonios ha llegado. Las piedras Yalmutud están listas para abrir un pasillo entre la dimensión del Infierno y la terrestre. Vuestra misión, ya lo sabéis, es derrotar a la avanzada del averno y lograr cerrar ese pasillo definitivamente para evitar la llegada de su maestro. ¿Alguna pregunta?



            Silencio sepulcral, todo estaba dicho y comprendido. Solamente quedaba vencer o morir se decían los cinco como una sola mente.



-¡Buena suerte, amigos!,- les deseó Goku levantando el puño. - ¡Sé que podréis conseguirlo! Estoy seguro.



            Los muchachos gritaron  al unísono.



-¡Por el futuro del mundo venceremos! ¡Mantened la fe!



            Roy miró afectuosamente a Goku y le estrechó la mano muy reconocido. Sobre todo en alusión a una técnica secreta que éste, tal y como le había prometido,  le  desveló en las pocas veces que le visitase en el Rincón. En tan poco tiempo era difícil de aprender y sólo él demostró tener la suficiente preparación para ello.



- Muchas gracias por todo lo que me has enseñado, amigo. Nunca te lo podré pagar.- Afirmó el chico con una profunda mirada de respeto. – Has sido un gran profesor.

- Ha sido un placer, ahora. ¡Dales una buena zurra de mi parte!,- sonrió Goku guiñando un ojo y agitando su brazo con el puño cerrado para lamentarse con teatralidad. - ¡Cómo te envidio por poder ir allí abajo! ¡Seguro que será divertido! ¡No perdáis, eh!

-¡Dadles una buena lección! - Arengó Piccolo al resto que asintió con vivo deseo de cumplir esa consigna.- Pelead como sabéis…

- Es la hora - avisó Landar -, debéis partir ya. Yo os enviaré a la Tierra, apareceréis entre las nubes, así que cuando os sintáis libres, sencillamente volad.

- Bien - asintió Nephrite -.

-¿Preparados? - Inquirió Roy al grupo. -



            Por toda respuesta los chicos fueron emitiendo sus poderosas auras de energía uno a uno y por fin, Roy rubricó aquello convirtiéndose en súper guerrero. Entonces todos se desvanecieron por el conjuro de transporte del mago. Reaparecieron sobre el cielo de la región cercana a la ciudad volando en formación. Con una última canción de fondo…



Mmmmmmm... [etc] In noreni per ipe,

 In noreni cora;

Tira mine per ito,

Ne domina.



In noreni per ipe,

In noreni cora;

Tira mine per ito,

Ne domina.



 In noreni per ipe,

In noreni cora;

Tira mine per ito,

 Ne domina.



In romine tirmeno,

Ne romine to fa,

Imaginas per meno per imentira

Mmmmmmm... [etc. ]



(1492 Oppening . Crédito al artista)



En ese momento comenzaba el masivo ataque de los sectarios. El plazo para el retorno de Nagashel había transcurrido hacía escasos segundos y éste, junto a sus demoniacos comandantes, ya había vuelto a la Tierra a través de un gran portal dimensional creado por la magia negra, trayendo consigo legiones de demonios que estaban devastando la ciudad. No obstante, eso no era sino el anticipo de otra puerta mucho más poderosa y profunda que conectaba los peores círculos infernales con la Tierra y quedaba poco para que se abriera, dejando pasar definitivamente a demonios todavía más poderosos. Pero las aterradas gentes de la zona bastante tenían con el caos de destrucción que se desató transcurridas algunas horas. Los noticiarios se hacían eco en emisiones especiales, llamando a la población a encerrarse en sus casas y refugios y el ejército y otras fuerzas de orden, tomados por sorpresa, era incapaces de resistir ese terrible ataque.



-Ya ha comenzado y avanzan deprisa.- Les indicó Ail.-

-Sí. Eso parece.- Afirmó Zafiro señalando hacia delante.- Mirad ahí…



Y siguiendo la indicación de su compañero Roy y los demás divisaron por fin los primeros edificios de la “Gran Manzana.” De inmediato hicieron un picado volando hacia las llamas y la destrucción que estaban provocando sus enemigos, dispuestos a neutralizarlos. Por su parte, las guerreras y Tuxedo aparecieron justo en medio del fragor de la lucha y comenzaron a combatir sin descanso para rechazar al enemigo y abrirse camino hacia las afueras en donde sabían que debía aparecer Nagashel, con la débil esperanza de pararle. Pero el avance les llevaba mucho tiempo y ganaban cada metro de forma casi agónica.



-¡Maldita sea!- Exclamaba Rei, usando su “Burning Mandala” para aniquilar a varios demonios.- Hay demasiados.

-Así es. - Asintió la guerrera Júpiter, destruyendo a varios más con su “spark plug preassure” - Pero tenemos que avanzar…como sea.

- Cueste lo que cueste.- Sentenció la guerrera Venus, utilizando su “Venus love me chain” para deshacerse de otra oleada de enemigos.- ¡Vamos chicas!



Las otras guerreras y Tuxedo convinieron en eso, redoblando sus esfuerzos.  Por su parte las justicieras no pudieron aguardar ya a sus amigas por más tiempo y se lanzaron a la batalla. Beruche y Cooan habían recordado al levantarse que su escuela estaba a las afueras a pocos kilómetros del alcance de la primera oleada demoniaca. Seguramente los críos estarían allí, pues sus padres serían aun ajenos a todo cuando les llevaron de mañana. Posiblemente serían pillados por sorpresa sin remedio y masacrados. No obstante, aún había tiempo para impedirlo y el enemigo todavía no habría llegado a ese lugar, pero debían darse prisa y las dos se dirigieron hacia la zona con la promesa de sus hermanas de seguirlas al poco si las guerreras no aparecían. Tom se quedaría con Petz y Karaberasu, para ayudarlas a salir rumbo a la escuela si el camino era cortado por el invasor durante ese periodo de espera.



-En cuanto ellas lleguen iremos a ayudaros.- Las prometió Petz.-

-Y si tardasen demasiado acudiremos de igual modo.- Remachó Kalie.-

-No perdáis ni un segundo más. Id a proteged a los niños. - Las instó Tom, tras besar en los labios a Connie.- ¡Suerte!



Las dos chicas asintieron y se marcharon. Mientras, los demonios más fuertes, bajo el mando directo de Nagashel, aguardaban en el páramo donde él acabase con Roy seis meses atrás. Por el momento no juzgaban necesario intervenir en algo fácil hasta para sus subordinados más débiles, limitándose a disfrutar del espectáculo. Pero lejos estaban de suponer que hacia allí precisamente y después de exterminar a decenas de demonios menores, se dirigían el renacido Guerrero Dorado y sus nuevos compañeros.



          anterior                                                                    siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)