jueves, 3 de marzo de 2011

GWA 45. El secreto se desvela.


Pasaron algunas semanas, cada uno de ellos se readaptó  a sus nuevas vidas. Roy quiso regresar a la Golden, al menos para desmentir la noticia de su muerte. Pero, para sorpresa de él, Tom y las chicas, los compañeros que estaban por allí, ultimando la recogida de sus cosas, no parecían recordar que hubiera muerto. Sólo tenían en mente la idea de que sufrió un accidente. En realidad le bastó con inventarse una trama bastante simple para apoyar esa historia, ayudado por Beruche, Tom y Cooan.  Según dijeron estos, él había sufrido un accidente de coche. Ahora Roy contó que su identidad fue confundida por los servicios médicos y él había estado en un hospital hasta entonces. Por fortuna se recuperó de sus heridas y ya estaba perfectamente. Nadie quiso profundizar en el tema, incluso cuando fueron al despacho de la señorita Parker, ella se alegró de volver a verlo. Junto con sus amigos tocó a la puerta y recibió el delante de rigor. Sonrió con nostalgia, recordaba la de veces que había acudido a ese mismo lugar casi siempre para recibir alguna bronca. Entonces entró. Parker estaba leyendo unos informes y levantó la cabeza para mirar al tiempo que preguntaba.



-¿Sí? ¿Qué…?



            Enmudeció al instante en cuanto vio a ese chico. Apenas si podía creerlo. Se levantó como un resorte sin poder articular palabra…



-¿Es...es usted?.. Pero. Creí que había…

-No señorita.- Pudo decir el joven con suavidad.- Verá, me confundieron, ¿sabe?



            Explicó todo aquello a la atónita jefa de estudios que no salía de su asombro…Parker apenas si pudo decir, realmente tomada por la emoción.



-Usted es incorregible. Siempre tiene que estar preocupándome.

-Lo siento de veras.- Musitó el muchacho bajando la cabeza.-



            Pero ante la sorpresa del mismo Roy y de sus amigos la severa profesora le abrazó y repuso tratando de controlar sus emociones, casi sin conseguirlo.



-No sabe cuánto lo lamenté cuando creí que usted... Ni lo mucho que han sufrido sus amigos. ¡Esto es un milagro sin duda!



            Y en cuanto pudo separarse de ese abrazo el muchacho sonrió agradecido. Incluso sintiéndose culpable de ver como las lágrimas resbalaban por el normalmente impasible rostro de su jefa de estudios.



-Le doy las gracias de corazón, señorita. Sé lo paciente que ha sido conmigo y la de oportunidades que me ha dado. Y tengo que decirle algo, una cosa que solamente usted debe oír. Es del escogido número de personas que no han olvidado. Por eso se merece saber la verdad. Chicos, por favor.- Les pidió a sus amigos.- ¿Nos dejaríais a solas unos momentos?



            Bertie y los demás asintieron. No sin antes darle un sentido abrazo a Parker.



-Gracias por todo, señorita.- Replicó Beruche añadiendo con tono incluso afectuoso, lleno de emotividad.- Y perdone si le dije cosas desagradables.

-Está bien, olvídese de eso. Lo entiendo mejor de lo que se imagina…-Musitó la jefa de estudios.-

-Muchas gracias por todo.- Añadió Cooan dándole otro abrazo para remachar.- Siempre la recordaremos con afecto, de veras.

-Sí. Muchísimas gracias.- Añadió Tom, que no olvidaba tampoco que Parker, pese a su severidad y desapego aparentes, se brindó a ayudarle en lo posible cuando quedó paralítico.- Es usted una buena mujer. No lo disimule.





            Y salieron los tres. Entonces Roy sonrió e incluso posó sus manos sobre los hombros de la atónita Parker para desvelarle todo cuanto había sucedido y al concluir la narración supo que ella le creyó. Era una de esas personas que guardaban los recuerdos de lo acontecido. Y se cercioró de eso cuando remató su relato.



-Estuve en un lugar realmente maravilloso…y allí, poco antes de volver, una persona me encargó que le dijera esto. Me dijo que significaría algo importante para usted.- Y tras respirar hondo unos instantes, declaró.- Sigue siempre adelante con tus sueños, Jinny.



            Al oír aquello Parker palideció, abrió la boca de forma notoria y acto seguido se echó a llorar. El mismo Roy se preocupó por ella….



-¿Está usted bien?- Inquirió.-



            Y su otrora severa profesora sonrió de una manera que él jamás había visto, daba la impresión de haber rejuvenecido veinte años con ese gesto. Entonces Parker asintió sentenciando con emotividad.



-Hacía muchos años que no estaba mejor. Así me llamaba mi prometido. Nunca se lo dije a nadie. Él siempre me animaba así cuando algo iba mal. ¡Gracias, muchas gracias! Que Dios le bendiga…Ahora, por favor, si es tan amable de dejarme a solas.

-Claro que sí.- Asintió el muchacho que pasó a remachar.- Pero antes quisiera pedirle algo, señorita.

-Usted dirá.- Pudo replicar la profesora.- Lo que sea…

-Sé que me concedieron el graduado de modo honorífico, pero quiero hacer los exámenes. Deseo aprobar por mis propios méritos. Por favor. No quiero volver a hacer trampas, ni tomar atajos nunca más.



            Oyendo esto, Parker sonrió de nuevo,  asintió y pudo decir con tono suave.



-Veo que hoy es un día lleno de milagros. Desde luego ha cambiado mucho. Sus padres estarían muy orgullosos. Me lo dijeron cuando estuvieron aquí, hace años, para inscribirle. Y me pidieron que cuidase de usted. Y era cierto. Muchas veces se portó como un gamberro y  un informal, pero en el fondo siempre ha tenido un gran corazón.

-Gracias.- Sonrió el muchacho, a quién le había llegado ahora el turno de emocionarse.- Muchas gracias señorita Parker.

-Llámame Jane.- Repuso ella de modo más jovial, agregando.- Y voy a tutearte, dado que eres alguien muy especial. Aunque pese a eso, tendrás que examinarte en septiembre. Pero estoy segura de que lo lograrás. La señorita Malinde se ocupará de eso, no me cabe la menor duda.

-Eso desde luego.- Exclamó él, afirmando divertido.- ¡Es más estricta todavía que usted…Jane!



            Aquello hizo que hasta la profesora se riera y asintiese. Después ambos se despidieron. Roy se sentía feliz, tendría que aguardar sí, pero ese tiempo le vendría bien para estudiar, y ayudado por sus amigos, estaba seguro de lograrlo. De todos modos, no sólo él había vuelto. Con su deseo, la mayor parte de los que murieron estaban allí y para sus familiares y amigos, aquello era como si jamás hubiera sucedido. Realmente sus condiscípulos se sorprendieron más al ver caminar a Tom, que también tuvo que discurrir otra justificación del tipo de operación milagrosa que todo el mundo dio por buena. Sus compañeros tampoco se rompieron mucho la cabeza pensando en eso,  alegrándose sin más.



-Bueno. Ya he visto a casi todo el mundo.- Suspiró el “resucitado”.-

-Es verdad. Aunque te queda por ver a alguien.- Sonrió Bertie tomándole del brazo.-

-Sí, ya sé a quién te refieres.- Asintió el joven.-



 Y ese reencuentro fue el que tuvo con Melanie. La chica no estaba ya en la Universidad, se había marchado de vacaciones con Malcolm, tal y como les dijera a Beruche y los otros. Pero ya estaba de vuelta en su casa y antes de que Roy retornase a la facultad Tom la telefoneó, pidiéndole que ella y Roberts fueran. Había algo que tenían que saber y era muy importante. Como su compañero era un chico serio al que ambos apreciaban mucho, no dudaron en acudir. Primero saludaron a Bertie y a Connie. Después, no salieron de su asombro al ver al propio Tom de pie y caminando. Creyeron sin duda que la razón de haberles llamado se debía a la recuperación de su ya ex condiscípulo y se emocionaron mucho. Pero lo que auténticamente les dejó de piedra, (al principio Melanie incluso se desmayó de la impresión), fue volver a ver a Roy. Malcolm estaba pálido, creía que se trataba de un fantasma. Aunque a él y a su novia, una vez reanimada, les contaron la verdad, tal y como había sido. Estos dos eran de las pocas personas que recordaban los auténticos hechos. El resto de las gentes, entre la propaganda gubernamental y el deseo que Roy pidió al dragón, habían olvidado por completo a los demonios y creían simplemente que todo obedecía a una cadena de atentados que destruyeron conductos de gas y otros puntos vitales. Se culpó a terroristas internacionales antiamericanos y fanáticos milenaristas, de procedencia indeterminada. Aunque cuando Melanie abrazaba a su resucitado amigo sobrepasada por el llanto, él la acariciaba el pelo sin dejar de bromear.



-¡No es tan fácil librarse de mí, Mel! Ya deberías saberlo.

-¿Entonces, se acabó?- Acertó a preguntar ella todavía entre lágrimas de alegría. -



Su compañero asintió despacio y sonrió. Roberts también embargado por la emoción, intervino tomando a la muchacha por la cintura en un cariñoso gesto y dijo.



- Y lo irónico del caso es que casi nadie lo recuerda tal y como ha sido. Si se nos ocurriera decir algo nos tomarían por dementes.

-¡Déjalo así, amigo!- Le contestó Roy con amabilidad y tono cómplice sentenciando. - Te aseguro que es lo mejor.



            Y Melanie le miró inquisitivamente preguntándole entre maravillada y curiosa, mientras se enjugaba las lágrimas con un pañuelo.



- Realmente. ¿Quién eres tú?



            Y el aludido le devolvió una cariñosa mirada y sonrió para responder.



- Tú compañero y tu amigo. Un chico que desea vivir una vida como la de los demás. Con la muchacha a la que quiere. - Para subrayar aquello pasó un brazo sobre los hombros de Beruche atrayéndola hacia sí, a la par que añadía. - Y siendo sincero, aun no sé quién soy en su totalidad. Hay partes de mí que permanecen ocultas, ni yo mismo puedo adentrarme en ellas. Pero algún día, espero poder descubrirlas.

-¿De veras estuviste muerto? ¿Fuiste allí? ¿Cómo es? –Le preguntó la asombrada muchacha.-



Y lo hizo con un temor casi reverencial, elevando su mirada hacia el techo. Pues, aunque no lo pareciese, en el fondo había sido bien educada en la Iglesia Metodista.



- Estuve allí, y es algo indescriptible. Te hace ser diferente a como habías sido. Ahora comprendo bien lo que es realmente importante en esta vida. - Le aseguró Roy con solemnidad nada fingida esta vez. -



            Ante la inquisitiva mirada de ella y de Roberts, respondió con una sola y afectuosa palabra.



- Vivirla.



            Hubo un  respetuoso silencio de todos, sólo roto por Malcolm al cabo de unos instantes...



- Sea como sea, cuenta con nosotros para lo que necesites y no te olvides de visitarnos alguna vez. Lo mismo vale para vosotros, Tommy y Connie.- Remachó igual de sorprendido que su novia pero menos interesado en temas tan místicos.-

-¿Habéis pensado qué haréis?- Quiso saber Cooan. -

- Yo, como os dije cuando nos graduamos, probaré en los profesionales de la NFL. – Replicó Malcolm añadiendo con tinte de orgullo. - Es más, ya hice unas pruebas y tengo muchas posibilidades de entrar en un equipo profesional.

-¡Oye!, ¡eso es estupendo! ¿En cuál?- Le preguntó Tom. -

- Prefiero tenerlo seguro antes de decirlo, no sea que me traiga mala suerte. - Sonrió adustamente el chico. -

-¡Yo también quiero probar suerte en la NBA! - Afirmó Roy con el mismo entusiasmo que su colega deportista. - Pero antes me graduaré como es debido, entrenaré mucho y ¿quién sabe?

-¡Un día estaremos triunfando en las ligas profesionales, seguro! - Le animó Roberts tendiéndole  la mano con amistoso gesto de complicidad. – Suerte amigo…



            Roy aceptó encantado. En el fondo de su corazón también le deseaba mucha suerte a ese tipo.  Hasta se dieron un abrazo tras estrecharse las manos, cosa que alegró a todos. Y Bertie sonriendo al ver esa escena, se dirigió a Melanie con la misma cuestión.



-¿Tú tienes algún proyecto?-



            La muchacha asintió en tanto declaraba con visible contento.



- Me han dicho que aquí, en la Golden, algunos profesores se jubilan dentro de pocos años. Ya me he encargado de solicitar plaza. Por ahora haré un curso de adaptación para enseñanza superior y espero poder entrar aquí, como profesora, en el futuro ¡Si quieres apúntate conmigo y lo hacemos juntas! Es un primer paso al doctorado. ¡Y tú también, Connie! No sería lo mismo sin ti. - Sentenció con una sonrisa. -

- No creo que me interese. Estoy muy feliz con los pequeños. Tom y yo nos instalaremos cerca de la escuela donde trabajamos. - Aseveró Cooan negando con la cabeza. - Pero muchas gracias.

- Yo sí que quisiera hacerlo. –  Afirmó por el contrario Beruche. - Así que te tomo la palabra y ya nos pondremos en contacto.

- Llámame siempre que quieras. - Le respondió afectuosamente Melanie agregando con interés. - Espero que tú también sigas en los EE. UU.

- Me gusta este país, seguramente me asentaré aquí igual que mi hermana. Además. ¡Cómo voy a  dejar solo a este elemento!- Bromeó pellizcándole el trasero a Roy que lanzó una exclamación de sorpresa protestando jocoso. -

-¡Oye cubito! Me parece que tú has aprendido demasiado en este tiempo.



            Todos se rieron con ganas y continuaron charlando. De momento, tanto Tom, como Cooan y Beruche estaban bien considerados y muy contentos en sus trabajos. Y seguirían allí a menos que les surgiese algo mejor. El grupo se puso de acuerdo en volver a verse alguna vez. Melanie y Malcolm les desearon la mejor de las suertes y se despidieron cordialmente de ellos. Al marcharse, Roberts le comentó a su novia.



-¿Estas segura? Todavía estamos a tiempo de contárselo.

-Ellos no han preguntado. No creo que ni se acuerden de ella. Y sobre todo. Han tenido muchísimas cosas de las que ocuparse y mucho sufrimiento. No sería justo cargarles también con eso.- Replicó la muchacha.-



            Y es que, antes de reunirse con sus amigos, habían quedado en no hablar sobre April a no ser que sus ya ex compañeros sacasen el tema. Como ninguno lo hizo, Melanie juzgó mejor esperar. Tampoco quería estar desvelando las intimidades de esa pobre chica. Aquella cruel enfermedad mental que padecía no tenía que ser aireada sin necesidad.



-Bueno, creo que nosotros podremos ayudar a sus padres a encontrarla.- Afirmó Malcolm, añadiendo con más optimismo.- A buen seguro que lo conseguiremos. Si no fuera así, dentro de un tiempo, podríamos contárselo a ellos.

-Es una buena idea.- Convino Melanie.- Lo más apropiado es darle a la propia April la oportunidad de que regrese con su familia por sí misma.





Y ambos se alejaron, saliendo de la universidad con sus manos entrelazadas. Por su parte Roy dejó su trabajo de repartidor, (muy a pesar de sus jefes), todavía tenía dinero de sus ahorros y eso le bastaba para estudiar unos meses más, hasta graduarse. De todos modos se empeñó en probar en algún equipo profesional, tal y como había dicho. Controlando sus poderes (tampoco podía dejarse notar). Al menos se ganó un contrato temporal en un equipo de la liga comercial, la CBA.  (La segunda en categoría tras la NBA).Con eso y sus reservas económicas, podía mantenerse bien, pero su mente ya apuntaba a lo más alto.



-Si entreno bien y con tesón, podré conseguirlo. A fin de cuentas, comparado con el Rincón, los entrenamientos de aquí no son nada.- Se decía Roy lleno de optimismo.-



            Los demás tampoco habían permanecido ociosos. Tras la marcha de Karaberasu, Petz, Beruche y Cooan se habían deprimido durante unos días, pero se esforzaron en mantener la fortaleza en su determinación y entereza. Pronto, ayudadas por los chicos, superaron el trago con la esperanza de que su hermana lograría en efecto, rehacer su vida y ser feliz. En cuanto a la vida cotidiana, Petz mantuvo su puesto como empleada durante unas semanas más, aunque, en realidad, quería regresar a Japón y reabrir Otafukuya. ¿Quién sabría? ¡A lo mejor Kalie había ido o terminaría por volver allí! Zafiro convino en eso con ella. Brindándose a echarle una mano en todo cuanto pudiera. Y es que el chico, gracias a la mediación de las guerreras, y las amistades de Ami. (O más bien del señor Fumata con algunos empresarios). Pudo dejar también las pizzas y ocuparse de una vacante de ingeniero en una multinacional japonesa, para luego ser contratado por la ESA (la Agencia Espacial Europea), que le permitió sin embargo seguir trabajando desde Japón. Con sus conocimientos del siglo treinta en esa disciplina, enseguida fue muy valorado. Y tuvo que darle la razón a su amigo Roy. A la vista de esos portentosos avances que él podía ofrecer en las investigaciones y en cómo mejorar los materiales, nadie le preguntó en qué universidad se había sacado su título. Aunque él no quisiera desarrollar todos sus conocimientos por completo, para no desbordar la capacidad de sus colegas. Lo hablaba con Petz estando ambos en el apartamento de la chica.



-Iré paso a paso y muy despacio. Para adaptarme a esta vida en este siglo y ayudar a su desarrollo.- Declaró él.-

-Eres el mejor ingeniero que conozco. ¡Bueno, la verdad es que no conozco a ningún otro! - Se sonrió ella abrazándole por detrás y asegurando.- Aunque con todo lo que sabes del futuro serás de gran valía.

-Debemos ser cautos. Si algo he aprendido es que la impaciencia y la ambición desmedida llevan al desastre. – Aseveró el joven, quien con un tinte más cordial, cambió de tema, sujetando de los brazos a su novia y levantándola  a ella entre los de él.- Y además, primero debo ayudar a cierta señorita a reabrir su tienda.

-¡Zafiro!- Exclamó ella entre risas.-



            No estaba acostumbrada a que ese muchacho se comportase de esa forma. Al menos le recordaba mucho más serio, calmado y hecho a la etiqueta de la Corte de Némesis. Aunque fue el propio chico quién le contó al observar la reacción de ella.



-He cambiado bastante, no solamente a nivel físico. Me di cuenta de que no aprovechar el momento es un gran error.

-En tal caso.- Le sonrió su pareja agarrándole tras la nuca en tanto aproximaba sus labios a los de él y se soltaba el pelo, en todos los sentidos, para sentenciar.- Vamos a aprovecharlo…



            Su interlocutor no tuvo tiempo de asentir, ella ya le estaba besando y ambos se dejaron caer sobre el sofá, dispuestos a sacar partido de cada minuto que estuvieran juntos…



A su vez Nephrite tampoco pudo quejarse. En un primer momento regresó a Japón con las guerreras y tras volver a ver a Naru efectivamente decidió que lo mejor era dejarla como estaba. Sucedió que, estando ya en Tokio e instalado fue a visitar a Usagi Tsukino, mejor dicho la que era Guerrera Luna. Y le pidió un favor. Cuando ella le escuchó se quedó sorprendida, e incluso se emocionó. Alguna lágrima caía por el rostro de la muchacha cuando asintió.



-Lo haré encantada.- Le aseguró ella.- Ambos os lo merecéis.



            Así que Usagi llamó a su amiga Naru con el pretexto de charlar y tomar algo. Le dijo que quedaran en el parque, cerca del kiosco de los postres de chocolate. Por suerte, ese día Umino estaba de actividades extraescolares en una clase de informática. Por supuesto, como parte del plan que habían trazado, Usagi no se presentó. Su amiga lo achacó a que siempre llegaba tarde. Resignada esperó sentada en un banco próximo. Allí la vio Nephrite. Al acercarse a ella se sorprendió. La muchacha estaba bastante más mayor, incluso más bella de lo que la recordaba. Aguardando con un vestido color verde claro y un bonito lazo a juego en el pelo. Pero seguía teniendo ese rostro angelical y esa mirada soñadora que daba la impresión de estar perdida en sus pensamientos, a buen seguro agradables, pues de vez en cuando se sonreía de forma candorosa. Eso hizo que aún le doliese más el tener que renunciar. Pero tratando de dominar aquella sensación y reuniendo valor se acercó hasta la chica. Ella no reparó en su presencia hasta tenerle justo al lado y se sobresaltó.



-Perdóneme si la he asustado. - Se excusó él. - Verá, quisiera pedirle un favor, señorita.

-¿A mí?- se señaló ella con gesto sorprendido mirando a ese apuesto tipo de largo pelo castaño hasta los hombros no sin cierta desconfianza, dado que estaba escarmentada de situaciones similares. – ¿De qué se trata?



Nephrite decidió ir rápidamente al grano, no quería asustarla sin necesidad. De modo que, tal y como lo fue aquella última vez que se vieron, habló con sinceridad, apelando al corazón.



-Perdón, ni me he presentado. Me llamo Nephrite Sanjouin. Bueno, Saint Join.- Corrigió él que había occidentalizado su apellido.-

-Naru Osaka, encantada. – Replicó ella de forma algo dubitativa pero educada. -

-Pensará que es una tontería pero verá. Hace algunos años le hice una promesa a una señorita tan joven y bella como usted. Que comeríamos aquí un postre de chocolate. Desgraciadamente no pude cumplirla y la perdí. Usted me la recuerda mucho y he creído, bueno. Que si aceptase que la invitara a uno de esos postres sería muy bonito.

-Es que, yo…bueno, había quedado con una amiga. – Pudo replicar la desconcertada chica, sintiéndose algo violenta. –

-Se lo ruego. Sería muy importante para mí- le pidió él con tono de súplica. – Poder cumplir esa promesa. Llevo tanto tiempo deseando hacerlo…



Naru le miró atónita, aunque siendo de tan buen corazón no pudo evitar emocionarse. Quizás ese fuese un truco para intentar ligársela, no sería la primera vez que algún apuesto chico intentaba una cosa así con fines poco decorosos. Pero mirando a aquel desconocido a esos ojos tan azules, algo dentro de ella, quizás un sexto sentido, o una extraña sensación que provenía desde lo más profundo de su corazón, le dijo que era sincero. Posiblemente ese pobre hombre perdió a su amada de forma trágica. Y si eso que le pedía podía ayudarle, lo cierto es que no era ningún sacrificio en absoluto.



-Estaré encantada de aceptar. – Sonrió ella ahora de forma más amplia. -



Él le devolvió la sonrisa, algo en su interior parecía haberse iluminado y le proporcionaba una sensación de gran felicidad. La muchacha se levantó y juntos se sentaron a una mesa. Pidieron aquel postre y cuando lo probó, la chica le observó algo preocupada.



-¿Se encuentra usted bien?



En un principio Nephrite no supo a qué se refería, aunque no tardó en darse cuenta de que él mismo estaba llorando y las lágrimas le caían empapando la mesa.



-Sí, gracias, lo siento.- Pudo decir en tanto saboreaba aquello para añadir con emoción. - Es cierto, está delicioso.  Ella tenía razón.

-Debo confesarle que es mi postre favorito, precisamente había quedado con una amiga para tomarlo aquí. Pero siempre se retrasa. ¡No tiene remedio!– Sonrió ella aparentando cierto enfado jovial hacia aquella alocada chica, más que nada tratando de animarle. -

-Pues siendo sincero debo decirle que me alegro de que su amiga llegue tarde. Gracias a eso he podido conocerla. La vida está llena de casualidades. Ya le dije que me la recordaba usted mucho. ¡Se parecen tanto! Ella era encantadora y estaba llena de bondad. Me salvó en todos los sentidos en los que uno puede serlo - Declaró él que ya se había rehecho lo bastante. –

-Por lo que usted me cuenta de ella, debió de ser una gran chica. – Comentó Naru llevada también por la emoción, replicando ahora con modestia. - No creo que yo sea digna de compararme.

-¡Oh, sí que lo es, no tenga ninguna duda! Usted es igual de maravillosa y le deseo toda la felicidad. Para mí ha sido un privilegio poder sustituir hoy a su amiga. Y créame cuando le digo que me ha hecho muy feliz. Le aseguro que nunca lo olvidaré. – Sonreía ampliamente él que sentenció añadiendo en tanto se enjugaba aún alguna lágrima. – Ahora comprendo lo que ella sintió en aquella ocasión. ¡Es curioso, rio y lloro al mismo tiempo!



Naru le miró conmovida, sus propios ojos estaban húmedos ahora. Aquel pobre muchacho tuvo que querer mucho a aquella chica para afectarle así. Ella quiso saber algo más de su vida y le preguntó a qué se dedicaba, él respondió que era anticuario. Hablaron un poco más y al rato Nephrite se despidió. Tomando con delicadeza  una de las manos de ella entre las suyas se la besó de forma aristocrática y tras sacar una tarjeta de visita se la entregó a la muchacha, afirmando.



-Si alguna vez necesita algo. Algún objeto de arte o cualquier otro particular, no dude en llamarme. Cuando quiera y esté donde esté. Ha sido un placer y un honor haberla conocido señorita Osaka.

-Llámeme Naru, por favor y muchas gracias por el postre. -Le contestó amablemente ella. -

-Gracias a usted, por todo y adiós Naru. – Sonrió él pleno de felicidad enjugándose al fin las lágrimas para sentenciar. - Nunca la olvidaré.



Y Nephrite se alejó de allí tras inclinar la cabeza con deferencia hacia la muchacha. Después se giró y ya no quiso volver la vista atrás. Ella permaneció sentada siguiéndole con la mirada en tanto se perdía entre el gentío que paseaba por allí. Cuando el joven estuvo lo bastante lejos acudió a un punto que había convenido con Usagi. Ella le esperaba junto con sus amigas guerreras aunque todas vestían sus ropas civiles.  Lo primero que hizo el chico fue acercarse y de forma sentida y muy reconocida decir.



-Guerrera Luna, gracias. Muchas gracias por todo.

-¿Qué tal fue?- Se interesó Rei. -

-He podido cumplir mi promesa…al fin. – Sonrió luminosamente él. -

-¡Cuánto me alegro por los dos!- terció Ami ante el gesto extrañado de Minako y Makoto que no habían conocido entonces a Nephrite. -

-Ahora creo que debes ir con ella. – Añadió el muchacho tratando de recuperar la jovialidad entre tanta emoción. - Debe de estar muy enfadada por esperarte tanto.

-¡No te preocupes! – Rio Usagi afirmando sin pudor. – Siempre le hago lo mismo a la pobre, aunque esta vez haya sido por una buena causa. Me echará la bronca durante un ratito y se le pasará.



            Las otras asintieron solidariamente, a buen seguro sería eso lo que ocurriría. Naru era muy buena y conocía bien a su alocada e impuntual amiga. Nephrite tomó entonces la palabra.



-¿Sabéis?- Declaró él suspirando y esbozando una cálida sonrisa. – Ahora creo que sí estoy listo de verdad para comenzar mi nueva vida.



            Y las muchachas convinieron eso, sonriendo con aprobación, contentas por él. Nephrite recordaba aquello con nostalgia. En efecto era una vida nueva. No obstante  además de comenzarla también debía ganársela. Tal y como le comentó a Naru, se interesó por el mundillo de las antigüedades. Contando con su gran estilo y educación, y el apoyo que le dieron, no le costó entrar en aquel espacio tan exclusivo. Siempre le había gustado aquello. Así, merced a más amigos de Míster Fumata, (este hombre estaba increíblemente bien relacionado en Japón). Obtuvo un crédito para montar una tienda de antigüedades. Con su inteligencia y su saber hacer, no tuvo problemas en asegurarse un mercado enseguida. A él le entusiasmaban los objetos clásicos y tenía un proverbial buen gusto. Pronto comenzó a obtener beneficios, en pocas semanas estos alcanzaron un grado de enorme rentabilidad. Él mismo no se lo explicaba, pero siempre había algún misterioso comprador que le pagaba generosísimamente por los más variados artículos. De este modo, su vida estaba más que encauzada y en su mente comenzó a dibujarse otro objetivo que les comentó a las guerreras. ¿Por qué no ampliar el negocio a Europa cuando tuviera capital suficiente? Sobre todo montar una sucursal en Londres, a él le gustaba mucho el estilo de vida y el ambiente de la capital británica, aunque (y eso no se lo confesó a sus amigas sailors)  también deseaba partir realmente de cero y dejar algunos recuerdos atrás como el de Naru. De modo que se decidió a trasladarse allí, tarde o temprano meditando…



-Sí, eso es lo que haré. Tengo la impresión de que el Londres podré comenzar realmente otra vez.



            Para Ail y Ann. El reencuentro fue algo asimismo muy emotivo y maravilloso. Al poco de retornar a Japón tras la victoria. Todavía lo recordaban con una gran sonrisa…



Las guerreras se unieron en corro y en el centro estaban Mamoru, Ail y Nephrite, que las ayudaron con sus energías. Entre todos invocaron el poder de translación y se  desvanecieron de regreso a su hogar. Cuando Ail reapareció junto a sus compañeros de batalla estaban en el santuario Hikawa. Se escondió un poco y sacó su flauta.



-Dadme unos minutos, entretened a Annie. Y enseguida estaré listo. -Les pidió él.-



Así quedó acordado. Las sailors fueron hacia su amiga y hablaron un poco con ella. Ann lucía un lindo vestido de color naranja y blanco y llevaba en brazos a su hijo. Entonces Ail comenzó a tocar. Fue escuchar una tonada que interpretaba su compañero y la extraterrestre supo sin ningún género de dudas que era él. Usagi le dijo que le confiase el niño a Makoto. Ésta le tomó en sus brazos con una sonrisa animando a su amiga.



-Corre Annie, ¡ve con él!



Con una radiante sonrisa y lágrimas de dicha Ann corrió junto a su pareja, Ail también se acercó sonriente dejando que le abrazara. Al poco la elevó en volandas y dio vueltas con ella para abrazarse una vez más con patente emoción.



-¡Creía que te habían matado!  – Sollozaba ella sin poderlo creer aún. –

-Y lo hicieron, pero pude regresar a este mundo con unos amigos que hice en el Más Allá. Hemos luchado juntos y vencimos al mal. Es una historia muy larga de contar, cariño.- Repuso el eufórico joven.-



 La chica le miró sorprendida, Ail estaba mucho más fuerte y su mirada era muy determinada, Había cambiado mucho. Él, con ese vínculo telepático que ambos poseían, y que había retornado ahora, le comentó con palabras suaves.



-Cómo te he dicho, es largo de contar… Pero ahora tendremos tiempo.



Ella asintió, entonces los dos se acercaron a la Guerrera Luna que acunaba al bebé. Ail lo tomó en sus brazos y le susurró con tono afectuoso.



-Hijo mío, ya estoy de vuelta. Ahora podré verte crecer y contarte muchas de mis aventuras…



Y las cosas fueron bien para ellos aunque sin la espectacularidad de sus otros amigos. La chica, que siempre tuvo vocación de actriz, hizo algunas pruebas de teatro y, ¡sorpresa! Logró  algún que otro papel. No lo hacía mal, aunque estos fuesen sólo pequeñas intervenciones. Ganaba poco dinero, pero estaba entusiasmada. Entre ella y Ail, que entró a trabajar como encargado en uno de los edificios de un entusiasta ajedrecista amigo del abuelo de Ami. (¡Otra vez él!).Se ocuparon de su bebé lo mejor que pudieron. Aunque eso sería temporal, pues ya estaban deseando regresar al espacio, en busca de un nuevo mundo. Ninguno quiso regresar al anterior que descubrieron, eso les traía malos recuerdos. De todos modos, aun no se irían. Querían que el pequeño Giaal creciera un poco más. Y también, ansiaban reunirse con sus amigos para una última despedida…



-Ya verás en cuanto les conozcas.- Comentaba un animado Ail a su pareja.-

-Estoy deseando hacerlo, si han dejado esa huella en ti.- Asintió la chica.-



            Su compañero sonrió. ¡Desde luego que Annie iba a quedar impresionada! Por otro lado, de Diamante aún no se sabía nada. Roy tampoco pudo contactar con Landar, no captaba su energía ni tampoco la de sus mentores del Más Allá. Pero el mago le había prometido una respuesta que aclarase sus dudas. La cuestión era. ¿Cuándo decidiría dársela?



-No sé. No quiero ser impaciente, pero está tardando mucho.- Pensaba Roy. -



Así transcurrió otro mes, todos los amigos, repartidos ya por los distintos confines del mundo, quedaron para reunirse en Nueva York. En el parque aquel en el que planearon la lucha contra los demonios. Y ninguno faltó a la cita. Tom, Roy, Beruche, Cooan. Los demás, venidos de Japón, junto con las guerreras, Mamoru, Luna y Artemis.  Aunque esta vez los planes de lucha, los uniformes de justicieras o sailors y las armas habían sido sustituidas por vestimentas normales y cestas de meriendas. Lo que a más de una de las guerreras y a la propia Annie, les traían viejos recuerdos. Reunidos en un gran prado verde, próximo a un bello lago, intercambiaron unas breves charlas para informarse mutuamente de sus progresos y cuando se disponían a prepararse  para comer llegaron dos invitados más que les sorprendieron. Enseguida reconocieron al primero de ellos. Alto, y de largo cabello blanco hasta los hombros, que lucía una extraña vestimenta de piel color caqui, al estilo de los indios americanos. Y junto a él, una bella mujer de estilizada figura, buena estatura también, ojos color avellana y larga cabellera verde color claro, ataviada de idéntica manera.



-¡Hola! – Saludó afablemente el hombre, en tanto se acercaba al grupo descendiendo del cielo  portando en brazos a aquella mujer. -

-¡Hermano!- Exclamó Zafiro (que ya estaba bien afeitado y con su pelo corto de antaño). Levantándose de inmediato para acudir a su encuentro.- ¡Lo conseguiste!



             Diamante. (Obviamente era él). Sonrió con alegría y una vez aterrizó dejó gentilmente de pie a esa joven tan hermosa. Ella le flanqueaba a su derecha, agarrada de su brazo y esbozando una tímida y emocionada sonrisa a su vez, no exenta de algo de prevención e incluso envaramiento. El resto de los presentes también se levantaron muy contentos de verles. Para Roy, Tom, Ail, Ann, Nephrite y algunas de las sailors, esa mujer era una desconocida, pero los demás la reconocieron sin dudar. A pesar de que la mirada en sus ojos era muy distinta a la que recordaban, al igual que la expresión de paz y alegría, combinada con una ligera timidez que ahora lucía en su cara. Diamante, cumpliendo con las reglas de cortesía para los que no tenían el gusto de conocerla, la presentó.



- Amigos míos. Ésta es Esmeralda.



            La muchacha hizo una leve reverencia y saludó con amabilidad y humildad en su tono.



- Estoy encantada de conoceros a todos.

-¡Así que tú eres la famosa Esmeralda! ¡No me extraña que Diamante fuera a buscarte, estás muy buena! ¡Joer con el principito, y parecía tonto el chaval!– Exclamó Roy con jovialidad.-



Así pudo provocar la risa de la mayoría, el rubor profundo de esa chica, la colleja subsiguiente de Diamante a su cabeza y de remate, ganarse un codazo en sus costillas gentileza de Bertie, aunque ésta rio también mientras se lo daba.



-¡Es un placer!- Le respondieron todos los demás. –

-¡Tú debes de ser Roy!- Se sonrió la joven mirándole divertida.-

-Así es, el líder carismático del grupo, el gran mentor de tu acompañante el principito.- Se jactó humorísticamente él, afirmando con evidente deseo de bromear.- ¡Seguro que te ha hablado de mí por los sabios consejos que le he dado!

-No precisamente, ¡zoquete!  - Se apresuró a replicar un divertido Diamante, remachando casi entre risas.- ¡Le he contado lo pesado que eres y las bromas tan malas que gastas!



            Eso hizo reírse a todos una vez más, aunque la recién llegada no lo hizo. Al contrario, bajó enseguida la cabeza avergonzada ante Guerrera Luna y las otras sailors que la conocían y pudo musitar.



- Me siento terriblemente mal por el comportamiento que tuve en el pasado con vosotras. Sobre todo lamento mucho mis celos y mi odio hacia ti.- Remató dirigiéndose particularmente a Usagi, tratando incluso de doblar una rodilla ante ella. - Te pido humildemente perdón, mi reina.



            Y ésta se adelantó para evitar con modos suaves que su interlocutora se arrodillase  y posando ambas manos en los hombros de aquella chica, sonrió cordialmente para responder.



- Y yo me alegro mucho de que estés con nosotros. Ahora eres una más del grupo, Esmeralda.- Y como siempre, de un tono formal pasó sin transición a otro desenfadado e incluso cómico para exclamar. - ¡Vamos, te hacemos un hueco y nos cuentas de donde sales, tenemos mucha comida!



            La atónita recién llegada sonrió sintiéndose muy feliz, igualmente recibió muestras de apoyo por parte del resto de las guerreras y de sus nuevos amigos. Como no podía ser de otro modo, tanto ella como Diamante fueron interrogados sin tregua. ¿De dónde venís? ¿Qué habéis estado haciendo en todo este tiempo? Y preguntas similares, a las que el desbordado príncipe solamente contestó haciendo un espacio con ambas manos para solicitar algo de calma.



- Digamos que Landar tenía razón y el amor pudo redimirnos por completo. Hemos tenido que luchar contra nosotros mismos y salir de otra dimensión.

-¡Sí, lo logramos gracias a Diamante, a la fe y ese amor que puso en mí! - Remachó Esmeralda agregando con un largo suspiro. - ¡Es una historia muy larga de contar!...



            Así fue, y ambos tardaron una hora en simplemente resumirla. Por fin el grupo les liberó del protagonismo y se decidieron a comer y beber, puesto que hasta entonces solamente habían escuchado la narración de sus recobrados amigos. Al final, entre bromas y risas fue transcurriendo la tarde. Los chicos exmiembros de la Golden, habían llevado un karaoke y cantaron muchas canciones para deleite del resto. Y hubo algunas muy especiales, que significaron mucho para las diferentes parejas. Así, por ejemplo, Roy y Tom hicieron un aparte con Haruka, Setsuna, Michiru y Hotaru y les comentaron al hilo de unos contactos telefónicos que habían mantenido días antes.



-¿Habéis traído el material?

-Por supuesto.- Sonrió la sailor del viento, señalando el maletero de su deportivo amarillo.- Nos costó pero pudimos venir con todo.

-¿Os habéis transportado con eso?- Se sorprendió Roy, afirmando.- ¡Si que tiene fuerza vuestro sailor teleport.-

-¡No!- Terció Michiru, explicándole.- Nosotras vinimos en avión, para hacer algo de turismo. Haruka alquiló ese coche, es igualito al que tiene en Japón. ¿Sabéis una cosa? -Les susurró en una fingida confidencia, que no obstante su compañera podía escuchar a la perfección. -Creo que quiere a ese coche amarillo más que a mí.

-¿Lo estás diciendo en serio?- Se sonrió la aludida, preguntándole con un fingido y divertido retintín.- ¿Es que estás celosa?

-Podría ser.- Susurró su contertulia, con una sugerente melosidad.-



            Los demás se sonrieron con esos comentarios. Roy, cambiando un poco de tema, le dijo a Haruka.



-Gracias por la molestia, chicas. Cuando quieras venir a correr a algún circuito de por aquí, no tienes más que llamarme y te ayudaré a tomar tiempos y cualquier cosa que necesites.

-Estaré encantada. Gracias.- Sonrió ésta.-



            Michiru volvió a intervenir, aunque sin perder su sentido del humor y dirigirse a su pareja, no sabiendo si lo decía totalmente en broma o no.



-¡Oye Ruka!. Ahora sí que me estás poniendo celosa.

-Eso Roy, ¿qué has querido decir con eso de para cualquier cosa que necesite?- Se rio Tom.-

-Pues lo que he dicho, paleto de Kansas. – Repuso su amigo, incluso algo azorado, para matizar.- Referido a correr en el circuito “Indi” de aquí. Ozzie tiene algunos contactos en el mundillo…

-Claro.- Intervino una ruborizada Setsuna, saliendo en defensa de su compañera.- ¿Qué iba a ser sino?

-Claro, claro.- Convino enseguida Haruka que casi llegó a ponerse colorada.- Evidentemente es eso.



Y corriendo un tupido velo sobre ese tema, al fin Tom les preguntó, yendo al asunto que les ocupaba.



-¿Podéis tocar ésta canción?- Inquirió a la guardiana del tiempo en tanto le dejaba una partitura en la que ponía el título.-

-Claro que sí.- Aseguró Setsuna.-

-La música se nos da casi mejor que luchar.- Remachó la joven Hotaru que había asistido bastante divertida a todo el lío anterior.-

- En ese caso, será todo un éxito.- Afirmó un animado Roy quien entonces se dirigió a Zafiro y algo aparte del resto le comentó. -¿Recuerdas ese momento que me contaste cuando entrenábamos?..

-¿Cuál?. – Quiso saber el muchacho, dado que habían hablado de muchas cosas y no tenía ni la menor idea de a cuál de ellos podría referirse su amigo en esta ocasión.-

-Sí, ese instante que recordaste cuando estábamos en mi piso. Con Petz. Me contaste que a veces os veíais en el jardín de tu palacio en vuestro mundo. Mencionaste una canción que a ella le habría gustado bailar contigo. Hasta la tarareaste, era una vieja canción de la Tierra, dijiste.

-¡Ah claro!- Exclamó él, tratando de no llamar la atención.-



            Por fortuna el resto estaba todavía departiendo y Petzite no le miraba en ese momento, dado que charlaba distendidamente con Makoto.



-Sí…- Agregó en voz más baja.- Me acuerdo.

-Pues sé cual es. Y le he pedido a nuestras amigas que la toquen.- Afirmó un sonriente Roy.-



            Y entonces le cuchicheó al oído a su interlocutor, quien enseguida compartió aquella expresión de pícara alegría.



-Lo haré inmediatamente.- Afirmó Zafiro.-

           

            Y para sorpresa de todos los demás, excepto de Tom y Roy, claro, las sailors de los planetas exteriores habían improvisado una pequeña banda musical. Haruka y Setsuna con sendas guitarras, Michiru con un teclado y Hotaru al frente de una batería con tambores. Cuando estuvieron listas comenzaron a tocar en un improvisado escenario y fue Tom quién ordenó al grupo, en tanto tomaba un micrófono del karaoke.



-Elijan  a sus parejas…



            Fue en ese momento cuando Zafiro se acercó a la perpleja Petz y le pidió.



-¿Me concedes este baile? Creo que lo tenemos pendiente desde hace mucho tiempo…



            Y nada más oír los acordes de esa melodía, la chica asintió emocionada. Ambos se abrazaron comenzando a danzar. Diamante siguió el ejemplo de su hermano, tomando a Esmeralda que evolucionó grácilmente con él. Luego fue Nephrite quien, con elegancia y amabilidad, le solicitó a la ruborizada Makoto.



-¿Me concede el honor, señorita?...



            Ésta aceptó como no pudo ser de otro modo. Les siguieron Ail y Ann quienes dejaron al pequeño Giaal en los brazos de Ami, que bailó con el crío visiblemente divertida, deleitándose al observar a éste reír. Rei y Minako hicieron su propia pareja tomándose de las manos y bailando a su vez entre risas. Después fue el turno de Mamoru, sacando gentilmente a Usagi a esa improvisada pista de baile. Y por supuesto, los intérpretes, Roy y Tom, quienes danzaron a  su vez con Bertie y Cooan, Roy le comentó jocosamente a una risueña  Bertie…



-Ya verás cubito, ésta es muy buena… ¡el gran Brian Ferry!.. -Y sin esperar réplica aquel tarambana se ocupó por fin de  cantar a coro con su amigo…



Podía sentir en el momento
No había forma de saber
Hojas caídas en la noche
¿Quién puede decir dónde está soplando?


Tan libre como el viento
Y es de esperar que aprenden
¿Por qué el mar con la marea?
¿No tiene forma de volver?



Y los bailarines evolucionaban entre sonrisas, pasando un rato realmente entretenido. Danzaban a los acordes de ese tema en aquel parque, con la suave brisa que acompañaba la tarde. En aquel momento cualquiera hubiese deseado que el tiempo se detuviese ahí, en ese mismo instante. Aunque desde luego que Setsuna no hubiera podido pararlo, dado que estaba muy ocupada dando los acordes de la melodía con su guitarra eléctrica, junto a sus amigas y compañeras las sailors del espacio exterior, que también estaban bordando la interpretación.



Más que esto - no hay nada
Más que esto - dime una cosa
Más que esto - no hay nada


Cada uno saboreaba ese momento, recordando lo bueno y lo malo que les había acontecido. Sobre todo los chicos, que se habían hermanado en el Rincón. Ahora, tanto ellos como sus respectivas parejas, estaban muy ilusionados ante el futuro que se les abría, lleno de oportunidades para ser felices.


Fue divertido por un tiempo
No había forma de saber
Como un sueño en la noche


¿Quién puede decir hacia dónde vamos?
No hay atención en el mundo
Tal vez estoy aprendiendo



¿Por qué el mar con la marea?
¿No tiene forma de volver?

Más que esto - no hay nada
Más que esto - dime una cosa
Más que esto - no hay nada…



(More than This, Roxy Music, crédito al artista)



Y siguieron evolucionando sobre la pista, al ritmo de aquella música a medio camino entre lo onírico y lo festivo, que les infundía un gran sentimiento de paz, alegría y esperanza. Al fin, acabada aquella canción, la siguieron otras muchas. Por supuesto, Diamante no se libró de cumplir con su palabra y tuvo que cantar alguna, para regocijo del resto y algo de vergüenza propia y ajena, pues lo suyo no era precisamente el canto. Para ayudarle a salir del paso los demás hasta repetían los coros de muchas de las canciones que habían usado para su adiestramiento. Como por ejemplo.



-He estado pensando en ti…

-Shi, pow, pow…- Repetían los demás.-



Y podría decirse que el resto de los muchachos, a excepción de Roy claro, casi hubieran preferido luchar contra algún demonio que tener que actuar en público como cantantes. Aunque todos se divirtieron mucho y las risotadas arreciaron, sobre todo las de Esmeralda que hizo que aquellos que la conocían de antaño recordasen esa faceta suya, al parecer la única que no había variado desde los tiempos de la Luna Negra. La avergonzada muchacha se tapó, eso sí, la boca con una mano para no reír. Pero mejor fue cuando Diamante, para cortarle uno de esos arranques de risa, le dio un cálido y profundo beso en los labios ante los ¡Uuuh! del resto que pusieron a la pareja visiblemente colorada. Después más música, más conversaciones entre los diversos corrillos que se formaron e incluso bailes. A los postres, y con el grupo más calmado, Petz, Beruche y Cooan, miraban melancólicamente al sol que ya comenzaba a describir su curva de caída hacia el atardecer y recordaban a su hermana ausente.



- Seguro que, esté donde esté, se encontrará bien y no se perderá este espectáculo.- Le susurró cariñosamente Roy a Bertie adivinando su sentir y ella, más confortada asintió y sonrió. -



            Y durante unos instantes hubo un total silencio hasta que...

           

-¡Chicos y chicas, escuchad!- Reclamó la atención Roy, poniéndose en pie y levantando su copa, -  ¡brindo por todos nosotros y por Kalie! , que no está aquí presente en persona. ¡Pero sí en nuestros corazones! Estoy convencido de que muy pronto la volveremos a ver. ¡Por que seamos felices y podamos reunirnos siempre! O acudir en ayuda de cualquiera de nosotros o de las personas que nos necesiten. Y por supuesto, por que hagamos estas fiestas a menudo, o al menos quedar de vez en cuando.

-¡Sí, salud! - Corearon todos al unísono, levantando y entrechocando sus copas. –



            Las sailors al unísono brindaron también por ella, aunque en un aparte, fue Artemis quién le comentó a Minako.



-¿Realmente estás segura de lo que vas a hacer?

-Sí…lo estoy.- Declaró la sailor con rotundidad.-

-Sabes que nos han prohibido cualquier contacto directo con ella. Al menos de momento.- Le recordó el gato.-



            Su contertulia suspiró como si tratase de armarse de valor para replicar.



-Lo sé perfectamente. Sé lo que Usagi y Mamoru nos dijeron. Que esa chica tiene que vivir su vida apartada del resto. Que eso será muy importante para el futuro. No ignoro que son órdenes directas de los soberanos del Milenario de Plata, que nos hablaron como Serenity y Endimión. Conozco las consecuencias de desobedecer…pero, aun así…entiéndelo Artemis. ¡No puedo! - Susurró con evidente consternación.- Fui incapaz de protegerla cuando esos malvados la violaron. No la abandonaré ahora. Al menos trataré de prestarle algún apoyo, aunque sea desde la distancia. ¿Me ayudarás?- Inquirió con tono y gesto suplicante.- ¡Por favor!



            El gato la miró con pesar y compadecido asintió para declarar.



-Sabes muy bien que eres mi amiga y que nunca te dejaré sola. Haremos lo posible por ayudar a esa pobre chica. Me ocuparé de localizarla tan pronto como pueda.



            Minako sonrió entonces acariciando en la cabeza al felino, enseguida los dos se reintegraron a la corriente de risas y animación general…



-¡Es magnífico ver a tantos amigos reunidos! - Intervino jovialmente el príncipe de Némesis tomando la palabra. - Debo confesar, que desconocía lo que era la verdadera amistad hasta hace bien poco y no sabía lo que me perdía…

-¡Ni otras cosas tampoco! ¡Vaya cómo besa el principito! – Rio Nephrite.- ¡Eh, dejad algo para luego!…



Y les dijo esto último con su clásico estilo irónico, haciendo que Diamante y Esmeralda que estaban achuchándose con disimulo, se pusieran colorados otra vez entre las risas de todos.



- Es verdad.- Admitió el aludido llevándose una mano a la cabeza, visiblemente azorado para convenir. - Tampoco sabía lo que era el auténtico amor. ¿Cómo he podido vivir de una forma tan aburrida? - Rio él y todos los demás continuaron haciéndolo con renovado vigor. -



            Esmeralda se levantó y declaró, en cuanto las risas se hubieron extinguido, de una forma más seria y emotiva.



- Para mí, el estar hoy aquí es un milagro.- Miró a las guerreras con un semblante algo más triste a pesar de que todas la habían expresado su perdón, pero ella añadió. - ¡No sabéis cuanto siento mi comportamiento anterior! y aunque sé que sois de corazón generoso y me habéis perdonado quisiera ser capaz de hacer algo para merecerlo. Poder enmendar de alguna forma todo el daño que pudiera haber causado, a  vosotras o al mundo. Como han hecho las cuatro hermanas.

-¡Bah, que eso ya está olvidado, mujer! - Repitió Usagi con una sonrisa asegurando. - Ahora serás una más de nuestras amigas. Igual que Annie y las hermanas.



            Ail y Ann estaban con su apariencia humana, junto a su hijo que parecía un bebé como otro cualquiera y la muchacha intervino corrigiendo con una sonrisa divertida.



-¡Ahora llamadme Natsumi Ginga, chicas! Es mi nombre artístico.

- Sí, y a mí, Seiyonou - añadió Ail con la misma expresión confirmando para alegría de todos.- De momento nos vamos a quedar un poco más en la Tierra.

-¡Qué bien!,- exclamó Rei con entusiasmo. - ¡Eso también hay que celebrarlo!

-Pero te seguiremos llamando Ail. ¡Ese otro nombre es muy complicado! ¡O eso, u orejitas, tú verás! - Rio Roy y el resto con él.-

-¡Pues nada, otro brindis! - propuso Tom. - Por Natsumi o Annie, Seiyonou o Ail y su hijo el pequeño Giaal. ¡Otro miembro más de nuestra cuadrilla para defender el bien y la paz del Mundo!

-¡Espérate a que crezca, impaciente!- Exclamó Roy, una vez más presto al chascarrillo. -



            Después de nuevas risotadas correspondió a la propia Usagi, tras un rápido conciliábulo con sus compañeras guerreras, tomar la palabra de un modo más serio. Dirigiéndose a Esmeralda le dijo.



- Hemos escuchado el deseo que tienes de enmendarte y somos muy felices por ello. Ahora además, que tienes el corazón purificado y renovado, hay una cosa que sí podrías hacer. Si tú quieres podrías convertirte en otra justiciera como las hermanas. Y ayudarlas en lo sucesivo a defender el bien.

-¡Sí! - Terció Petz con evidente agrado. - Hasta que vuelva Kalie sólo somos tres y cuantas más seamos, mejor.

-¡Y cuando ella regrese seremos cinco! ¡Como el primer grupo de las guerreras! – Afirmó Cooan con el mismo entusiasmo que su hermana. -



            Esmeralda sonrió agradecida por esa proposición y replicó con timidez.



- Si ello fuera posible, si soy merecedora de ese honor, sería un placer para mí.

-¡No se hable más!- Declaró tajantemente Usagi quien, después de mirar de reojo y convencerse de que no quedaba gente extraña a su alrededor añadió. - Invocaré tu semilla estelar.



            Todos, excepto las justicieras y las otras sailors se sorprendieron, aunque nadie tuvo ocasión de preguntar. Usagi se transformó en Eterna Guerrero Luna y, tal y como hiciera con las hermanas, hizo brotar una joya del corazón de la candidata. Era del color verde que lleva el nombre de la propia chica quien, emocionada, no podía dejar de admirar la belleza de aquello. Lucía de un tono más claro que el color de la piedra que pertenecía a Petz y la de Esmeralda se transmutó en un boomerang. Entonces Usagi le explicó.



- Es el símbolo de tu regreso. Como el boomerang vuelve a su lanzador, pues creo que es el arma más propicia para definir tu vuelta al camino del bien y a la vida.



La joven lo tomó en las manos y sollozó emocionada, moviendo lentamente la cabeza, a la par que sonreía en cuanto aquella arma volvió a convertirse en esa bella joya, incrédula ante el cálido brillo de esa piedra que ahora estaba engarzada en un colgante.



- No puedo creer que algo tan hermoso estuviera dentro de mí. Muchas gracias, reina Serenity.

- Usagi, llámame Usagi- Chan. - Le corrigió ésta entre cansina, amable y  divertidamente. -

- Deberás gritar ¡Corazón puro del Viento dame el poder! , para transformarte. - Pues tu elemento ha sido consagrado al aire.- Le informó la gata Luna. -



            Todos la animaron a probar, ella accedió gustosa y, en efecto, pudo invocar su nuevo poder transformando sus ropas de piel en un uniforme similar al de las hermanas, con su particular tonalidad. Y prendido en él, entre el lazo verde que llevaba sobre el pecho, las tres joyas que había lucido en su antiguo traje de la Luna Negra. Grandes esmeraldas que eran el símbolo de su familia. Aunque la chica, una vez retornó  a su apariencia anterior, declaró a pregunta de Makoto sobre a que tenía pensado dedicarse.



- Quisiera dejar mi pasado atrás y establecerme definitivamente en París. Los antepasados de la madre de Diamante eran de allí. Y además he descubierto que tengo pasión por la moda. De hecho siendo niña me encantaba diseñar ropa.

- Eso es muy interesante. - Afirmó Guerrero Plutón que desveló a todos. - A mí también me gusta mucho, si necesitas alguna ayuda ponte en contacto conmigo o con las demás.- Le ofreció con amabilidad, con los asentimientos de Urano y Neptuno. – Conocemos a una persona muy influyente en ese campo y haremos lo posible por ayudarte a empezar.



            Esmeralda sonrió agradecida y, como no podía ser de otro modo, todas tratarían de echarla una mano. Esta vez no se lo encargarían al señor Fumata, (en esta ocasión sus contactos no llegaban a tanto). Pero sí los de Setsuna, Michiru y Haruka, que se sabían desenvolver bien por el mundo del arte y la música. En virtud de ello conocían a personas relacionadas con jet set y la moda y tratarían de hablar con ellas. Sobre todo con la gurú del diseño y las pasarelas a nivel mundial. A ello se ofrecieron con mucha gentileza.



-Sois muy amables, de veras, muchísimas gracias. – Repitió la joven.-



            Por su parte, Rei siempre aprovechaba cualquier situación para polemizar con Usagi y le dijo, no sin cierto retintín, cuando ésta volvía a su identidad normal.



-¡Mira!, por una vez te has lucido con lo del boomerang. Ha sido muy ingenioso. ¡Para que luego digan que eres tan cortita!

-¿A quién estás llamando cortita, Rei?- Le replicó ésta frunciendo el ceño. -

-¿Yo?, a nadie.- Contestó la aludida encogiéndose de hombros con falsa expresión inocente, para sentenciar con divertido sarcasmo. – Únicamente hago público el sentir general.

-¡Eso es mentira y gorda! - Opuso Usagi que ya comenzaba a ponerse roja a la par que acusaba a su compañera. - ¡Lo que te pasa es que me tienes envidia!

-¿Envidia de ti? ¡Venga ya!- Espetó la aludida sacándole la lengua. -



            Su interlocutora hizo lo propio y así se pasaron largo rato. Al cabo de unos momentos, Rei pareció querer congraciarse con su amiga y, tras sonreír y hacer un espacio con las manos para que parase en sus burlas, le dijo, en tanto sacaba un sándwich de su tartera.



-Vale, vale. - Reconozco que esta vez me he pasado. Toma, tras lo que has hecho te mereces al menos un premio, Usagi.

-¿De verdad?- Inquirió ésta que parecía mirar a su compañera con los ojos entornados, como si no se fiase del todo de lo que la escuchaba decir.-

-Sí, claro- sonrió ampliamente la guerrera Marte entre los gestos de asombro de sus amigas. Más al añadir con un tinte de empalagosa amabilidad.- He sido muy descortés contigo y me disculpo. Toma, como muestra de mi arrepentimiento puedes comerte uno de mis sándwiches favoritos.

- ¡Vaya Rei!, esto sí que no lo esperaba de ti. Por una vez has tenido un gesto. – Afirmó su amiga mirando aquel apetitoso emparedado con visible interés.-

- Hala, pues para ti y que haya paz.- Declaró jovialmente su interlocutora.-



La interpelada no se hizo de rogar, tomando aquel sándwich de las manos de su compañera lo devoró en apenas tres mordiscos. Masticaba con entusiasmo en tanto Rei esbozaba una maliciosa sonrisa. De pronto Usagi se llevó las manos a la boca y sacó la lengua, pero emitiendo un alarido y buscando con premura algo de agua en tanto los ojos le lloraban con profusión.



-¡Me quemooo!- Era lo único que pudo decir en tanto agarraba una botella de agua y se la bebía casi completa ante las caras alucinadas de los demás. -

-Espero que te guste mi extra de guindilla y mostaza picante.- Dijo Rei entre risas, para sentenciar.- ¡Ésta te la debía…ja, ja, ja, ja!…



            Aunque ahora fue Usagi la que, tras recobrarse mínimamente, la miró con expresión furibunda y exclamó tratando de agarrarla.



-¡Eres una rencorosa y una rastrera, Rei! Me las pagarás por esto…



Entre tanto, Marte se escabullía convenientemente parapetándose tras las atónitas Minako, Ami y Makoto. De esta forma se pasaron un buen rato en persecución la una de la otra. El resto ya estaba acostumbrado y las dejó a su aire hasta que se cansaron tras tirarse un rato de los pelos y de las orejas.



-Espero que lo dejen ya.- Suspiró Makoto viendo a sus amigas totalmente despeinadas y llenas de arañazos en la cara. – Supongo que algún día madurarán.

-Ya sabes que no.- Repuso resignadamente Ami moviendo ligeramente la cabeza.-

-Esto es cada día más embarazoso.- Añadió la ruborizada Minako, mirando hacia otro lado.- Ya van teniendo edad de saber comportarse.

-Bueno.- Jadeaba Rei, diciendo al fin.- Supongo que ya estamos en paz…

-Sí, podría decirse así.- Convino su antagonista, también entre agitadas respiraciones.-



            Cooan se aproximó entre divertida y perpleja tras presenciar la enésima disputa de sus amigas. No tardó en sacar un peine de su bolso y su polvera dotada de espejo.



-¡Vaya Rei, cómo os habéis dejado!- Se rio.-

- Nada fuera de lo normal.- Sonrió la aludida.-



            La guerrera Marte se dejó peinar por su amiga agradeciéndoselo.



-Eres muy amable.- Le dijo en tanto se miraba con la polvera que Cooan le cedió.-

-No es nada comparado a lo que tú has sido para mí.- Afirmó ésta, contándole llena de felicidad.- ¿Recuerdas lo que me dijiste?



            Y como su contertulia parecía desconcertada, la muchacha haciéndose cargo, le aclaró.



-Aquella vez, cuando te hablé sobre mi madre.

-Sí, lo recuerdo.- Asintió ahora la sacerdotisa.- Me comentaste que no te acordabas de su rostro.

-Así es.- Sollozó la emocionada Cooan, cuando le desveló.- ¿Sabes? Mis hermanas y yo la vimos. Cuando acabamos con el Sabio. De algún modo ella logró introducir un mensaje parta nosotras en el interior de su bola. Al destruirla se activó.



            Le refirió aquello haciendo que su amiga se emocionase a su vez, muy contenta por ella. Y Cooan concluyó contándole entre lágrimas.



-Ahora puedo verla, cada vez que cierro los ojos está ahí, conmigo. Soy capaz de recordarla a ella y a mi padre. Al fin todas sabemos hasta que punto nos quisieron y que lo dieron todo por protegernos.

-¡Cuánto me alegro por ti, amiga mía! Y por tus hermanas.- Sonrió Rei, llorando un poco también.-

-Ahora solamente falta que Kalie regrese.- Suspiró su interlocutora.- Sería para nosotras la completa felicidad.

-Y lo hará, ten fe. Seguro que algún día volveréis a estar todas reunidas.- La animó su amiga.-



            Y tras esas palabras cada una fue a saludar a más amigos. Mientras, Diamante recibió el apoyo de Zafiro. Estaban charlando acerca de sus planes de futuro, su hermano menor le presentaría a gente de su empresa. Tal y como le contase a Roy, Diamante, además de ser príncipe de Némesis, sabía manejar bien y comprendía los programas de los ordenadores futuros. Lo estudió como parte de su aprendizaje desde niño. Aquello era lo que mejor podía aplicar en este tiempo, sacando ventaja de sus conocimientos y, unido a su hermano pequeño, formarían un equipo de lujo para cualquier centro de investigación y desarrollo tecnológico. Así pues, la cosa estaba ya encauzada. Y cuando las dos guerreras concluyeron su enésima disputa, y se celebraron esas y otras conversaciones, fue Nephrite el que tomó la palabra.



- También tengo algo que decir. Igual que este pesado de Diamante, que siempre tiene que estar hablando.- Le dio un capón a su compañero que le respondió tirándole una servilleta que no impidió a su blanco añadir. - Soy feliz de poder rehacer mi vida y haber cumplido una de mis grandes ilusiones.- Todos le miraron con caras de curiosidad hasta que añadió con pompa fingida. - ¡Comer postre de chocolate!



            Las guerreras, recordando lo sucedido, fueron las únicas que sonrieron, los demás no sabían de qué iba la broma. Diamante le tiró otra servilleta diciendo con sorna.



-¡Mira con lo que nos sale el bobo éste!, ¡Ya te daré yo a ti postre!

-¡Bueno, eso es! - corearon Zafiro y Ail aprovechándose de aquello. - ¿Va a venir el postre ya? ¡Tenemos hambre, tenemos hambre!..

-¡Zafiro! – comentó su atónita novia. - Con lo que comiste ayer en casa y lo que te has zampado ahora, tienes más hambre. ¿Dónde lo echas?

- Pero Petz - se justificó él. - Esta mañana ha sido agotadora, además tiraste las alubias mágicas detrás del sofá  cuando bueno… ya sabes…y aun no me he recuperado.

-¡Calla, que se van a enterar todos!- le cortó la avergonzada muchacha enrojeciendo por momentos.



            Y a decir verdad todos se enteraron, volviendo a reírse con ganas y señalando ahora a la pareja que no sabía dónde meterse. Cooan comentó entre el regocijo general.



-¡Vaya con mi hermanita y eso que antes odiabas a los hombres! ¿Eh Petz ?..

- Bueno…no es para tanto. - Contestó la interpelada aun azorada, aunque contraatacando con retintín. - Supongo que Tom y tú tampoco habréis perdido el tiempo.



            Ahora fueron estos dos los que también enrojecieron a ojos vista. Roy se reía a mandíbula batiente exclamando.



-¡Hay que ver cómo está el patio! , ¡ja, ja, ja, ja! Chicos, en esto como en la lucha. ¿Qué decía la canción?- Les inquirió a sus compañeros de entrenamiento.-



Estos replicaron al unísono con gritos desenfadados  y elevando un puño al aire.



-¡Dormiré cuando esté muerto!

-Bueno, nosotros ni eso.- Se rio Ail, logrando que el resto de sus compañeros del Rincón le imitasen, al remachar.- El maestro Piccolo no nos dejaba descansar ni estándolo.

-Pues ahora que hemos vuelto, hay que aprovechar el tiempo.- Aseveró pícaramente Diamante rodeando con un brazo los hombros de una ruborizada Esmeralda.-

-¡Vaya, vaya! - comentó Makoto divertida mientras agitaba su mano derecha. - ¡No perdéis el tiempo, no!...

-Incluso yo, la Mikado del amor estoy sorprendida - añadió Minako con otra exclamación. - ¡Vaya con los que no sabían lo que era el amor! ¡Lo habéis aprendido deprisa!



            De esta manera continuaron las bromas jocosas entre todos. En un momento dado le tocó el turno de sufrirlas incluso a Mamoru. Tras hacer unos brindis, se dispuso a hablar. El joven se levantó y con la atención del auditorio puesta en él, declaró de modo solemne.



-Hoy es un gran día, momento de que los amigos celebremos todos juntos. Oportunidad para saludarnos en este reencuentro y estrechar, aún más si cabe, estos lazos que nos unen…porque los lazos de afecto son como sutiles imanes que siempre nos mantendrán cerca…y pase lo que pase podremos contar…



            Y estaba tan absorto en su discurso, sin percatarse de las expresiones atónitas del resto que ni se dio cuenta de la presencia de Roy. Éste le asaltó por detrás pasándole un brazo por los hombros y tapándole la boca con un emparedado a la par que exclamaba jocoso.



-¡Pero mira que eres chapas, tío!...toma y entretén la lengua un rato.



            El grupo pasó de la sorpresa e incredulidad a las carcajadas. Destacando Esmeralda que casi dejó sordos a Diamante y a Nephrite que estaban a su lado…Aunque incluso el ruido de las de ella quedaba eclipsado por el general. Hasta la normalmente seria y reflexiva Setsuna estaba tumbada sobre el césped, sujetándose el abdomen que amenazaba con dolerle ya…Haruka y Michiru no eran capaces de levantarse entre risotadas y Hotaru se agarraba a un tronco de árbol para no ir al suelo.



-¡Sí, Roy tiene toda la razón… cuando Mamoru iba de Tuxedo Kamen a mí casi me dejó fuera de combate con unas frases de ese estilo! - Pudo decir Cooan que tampoco podía dejar de reírse.-

-¡En eso… no había quién le ganara! - Convino Annie que sujetaba a su pequeño bebé tratando de no doblarse de la risa.- ¡Alucinaban hasta nuestras cartas!



            El blanco de toda aquella chanza se quitó aquel sándwich de la boca y pudo responder tratando de defenderse con tono entre divertido y algo reivindicativo…



-No creo que sea para tanto…solamente me limitaba a dar buenos consejos.



            Aunque su novia y el resto de las sailors, víctimas también de la risa, asentían solidariamente con sus amigos…



-Tío...- Intervino nuevamente Roy entre carcajadas.- ¡Compadezco a todos estos si han tenido que vérselas con tus discursos!…



            Mamoru encajó deportivamente aquellas chanzas y sonrió. Roy le palmeó la espalda haciendo que casi se cayera…exclamando.



-¡Así se hace amigo! ¡El chapas del Antifaz!



Así continuaron con más bromas, música y bailes. Finalmente al caer la noche se levantaron y decidieron dar un paseo por el parque, ahora ya desierto de gente, antes de despedirse. Entonces, sin que nadie supiera cuando y como, apareció Landar el mago, que se dirigió primero a Diamante y Esmeralda.



- Celebro ver que lograsteis vuestro propósito de volver juntos a este mundo para comenzar una nueva vida. ¡Felicidades a los dos!

- Gracias Landar,- sonrió el interpelado -, Nube Alta y tú nos ayudasteis mucho.

- De no ser por vosotros, Diamante nunca habría podido rescatarme.- Añadió Esmeralda con visible reconocimiento brillando en sus ojos castaños para aseverar solemnemente. - Siempre os estaremos agradecidos de corazón.

-Nube Alta me contó que fuisteis valientes y que vuestro vínculo era tan fuerte que lograsteis volver incluso por separado.- Repuso el mago. -

-Hay cosas que no recuerdo, pero sé que alguien me ayudó a salir cuando estaba perdida allí. - Le confesó Esmeralda.- Únicamente espero poder acordarme de quién fue para corresponder a su bondad.



            El anciano mago les dedicó una sonrisa como si no juzgase oportuno que la joven dijera más y luego se dirigió hacia Roy con mayor solemnidad.



- Llegó la hora que tanto aguardabas. Ahora sabrás quién eres.- Y el mago enarboló su bastón  moviendo el brazo en semicírculo y creó una imagen borrosa al principio pero más tarde clara y luminosa que mostraba un gran palacio de plata y a un joven alto, vestido con una armadura de color blanco y oro. ¡Era Roy!, al menos, sus rasgos eran los mismos aunque su pelo era más largo, llegándole hasta los hombros, el mago le reveló. ¡Tú eras Asthel, príncipe de una humanidad anterior!



Roy adoptó aquella apariencia de refulgente caballero envuelto en luz, con la espada que utilizó en la batalla contra el demonio, excepto por su pelo que seguía siendo corto, aunque coronado por una cinta dorada alrededor de la frente. Todos se quedaron perplejos y Landar les explicó.



 - Sí, hubo un mundo anterior, el de Alliance. Tú y Bertie, vivisteis en él. Príncipes de sus lejanas  y bellas tierras.

-¿Yo también? - Se señaló la muchacha a sí misma con asombro. -

- Tú eras la princesa Lorein. La Dama del Invierno, pues tanto tú como tus hermanas, erais princesas luchadoras que protegíais el planeta Tierra, en la anterior encarnación de vuestras vidas. Bajo el mandato de Serenity, la reina madre de la Luna. - Le desveló el mago que según señalaba iba explicando.- Petz era Ludiel la Dama de la Primavera, Cooan  fue Aelia, la Dama del Verano. – Se interrumpió y dijo mirando a ningún sitio en particular. – Karaberasu fue Elisan la Dama del Otoño. Como veis, siempre fuisteis hermanas. Eso es algo que ni la reencarnación ha podido cambiar. - Sonrió el mago. -



            Y Bertie levitó, sus ropas pasaron a ser de gasa y luz. Lo mismo que las de Petz y Cooan, pero con una tonalidad distinta, si ella brillaba con un tenue azul celeste, su hermana Petz lo hacía de un verde claro y Cooan de un leve tono entre burdeos y violeta.



- Pero yo no recuerdo nada de aquello - Dijo Cooan, que convino en esto con Petz que tampoco guardaba nada de eso en su memoria. -

- Eso fue porque vosotras cerrasteis bien ese círculo de vuestras reencarnaciones. - Replicó el mago que añadió. - Vuestro mundo fue destruido por las Fuerzas del mal en épocas muy remotas. En un ataque a escala casi cósmica, lo mismo que el Milenio de Plata.

- Claro – afirmó Mamoru. – Coincidió con la destrucción del reino de la Luna. Pero en otro sistema solar. ¿Verdad?

- Así es – afirmó el Mago que no obstante agregó. – Pero además eso sucedió en otra dimensión. El Mal quiso acabar de un plumazo con los representantes del Bien que fueran más poderosos. A vosotros Asthel y Lorein os enviaron a la Tierra reencarnados y separados por el espacio y el tiempo, en lugares y épocas muy diferentes. Con la pretensión de que jamás os reencontrarais. Pero el destino os unió...

- Sí, ahora lo recuerdo todo.- Confirmó Roy que declaró con un tono de gran solemnidad que no le correspondía. - ¡Yo soy Asthel! , hijo de Dronaos y Alisan. ¡Príncipe de la Alianza Inmortal de Alliance! –



Se dio la mano con Beruche que añadió con un idéntico tono cuando su mente finalmente se aclaró recobrando la memoria. 



-¡Soy Lorein!, princesa guerrera de la Región Boreal Terrestre y del Mundo eterno de Alliance. Señora del Invierno y Dama del Bosque de Rarel. De un linaje de gran antigüedad en los tiempos remotos, ¡al que renuncié por mi amor!

- Y te convertiste en un ser mortal. Perdiendo en gran medida tus dones y tus poderes. El enemigo supo aprovecharse de ello y destruyó vuestro mundo, aunque tú fuiste llevaba a la muerte por el agotamiento y la tristeza de la pérdida de todo cuanto te era querido. - Le respondió Landar con pesar y aún más entristecido cuando confesó.  - Y yo, por entonces joven aprendiz de mago, no pude hacer nada por salvaros. Sólo velar para que el demonio Armagedón no se apropiara de los poderes y fuerzas ocultas en ti, Asthel, como heredero del pueblo de los saiyajin, de la estirpe de tu noble padre Dronaos, descendiente remoto del gran rey Vegeta. Y a ti Lorein, procurando que el destino te llevara nuevamente junto a él. Pero para ello debíais luchar contra el mal que una vez os derrotó y vencerlo vosotros mismos. Así, las guerreras me ayudaron a ello pues yo influí a la reina Serenity con unos sueños.

- Es cierto.- Convino Usagi mostrándose ahora con las galas del Milenario de Plata a los ojos de todos, al igual que el resto de sailors que refulgían ahora como las princesas que eran de sus propios planetas.  - Landar me habló en sueños cuando terminamos de luchar contra Galaxia y purificamos toda la Vía Láctea. Después fuimos a verle el rey Endimión y yo. Al principio no supe de qué se trataba. Pero luego lo comprendí. Nuestra misión estaba cumplida pero él me contó que el Mal volvería. No de la misma manera, pues Caos, el amo de todos nuestros anteriores enemigos, estaba ahora neutralizado. Pero éste, aun con todo su poder, era a su vez un hijo de otro ente que existía en el Universo. Y desgraciadamente ese maligno ser tiene muchos hijos. Uno de sus hermanos fue el causante de la destrucción de vuestro mundo y quiso aliarse con Caos para dominar también la Tierra en esta era. Caos le ayudó quedándose con la princesa Lorein que no tenía recuerdos de quién era y su aliado confió a los demonios el encargo de controlar el alma y el renacido cuerpo de Asthel para que devastase este planeta si Caos fracasaba. Así sucedió y nosotras fuimos autorizadas a ayudaros, pero la victoria final debía ser cosa vuestra. Tenías que librar todas estas batallas, sufrir y sobreponeros ante la adversidad y desarrollar vuestros poderes. – Declaró la soberana, añadiendo ahora no sin pesar.- Roy, tenías que morir luchando contra Nagashel para reunirte con tus ancestros en el Cielo y que ellos te preparasen. Yo misma conocí a Son Goku y le pedí ese favor. Sus descendientes, los saiyajin, fueron arrojados a otra dimensión por los aliados del Mal, saliendo de su propio universo y penetrando en el nuestro. Mis padres ya fueron amigos y aliados de los tuyos en tiempos muy remotos. Por ello Son Goku, sabedor de todo esto, me aseguró que, junto con sus amigos, te entrenaría para que retornases preparado. Lo que no supe entonces es que todos los demás también volverían. Y ahora lo comprendo. Pues en mis sueños, también me dijo Landar que, cuando triunfarais, vuestro linaje permanecería y sería custodio y relevo de vuestra misión, y que la vuestra, amigos míos, será una larga historia hasta que se logre la definitiva armonía en todo el Cosmos.



            Y la reina Serenity concluyó su discurso, volviendo a la apariencia de Usagi. Lo mismo que hicieron sus compañeras. Todos  escucharon aquello absortos y tras de ellos la visión del soberbio palacio con larguísimos picachos como el cristal que se confundían con el cielo fue menguando. Roy junto con Beruche, descendieron al suelo, recuperando su aspecto normal. Tratando de asimilar aquello con las caras asombradas del resto de sus compañeros por testigos.



-¡Así fuisteis una vez, miraos como sois ahora! - les dijo el mago - y honrar vuestros recuerdos de las vidas anteriores que vivisteis en ésta que ahora tenéis. Ahora debo dejaros, quizás nos volvamos a ver cuándo os llegue la hora.- Hizo ademán de volverse pero antes les guiñó un ojo rompiendo su hasta entonces rígida seriedad. - ¡También podéis venir algún día a visitarme!, ya sabéis donde estoy. Roy, ¡te aseguro que ahora podrás encontrarme!

- Muchas gracias fiel amigo, por todo cuanto hemos aprendido.- Respondió reconocidamente el muchacho y Landar sonrió nuevamente y se desvaneció. -

-¡Vaya, es algo impresionante! - Declaró Ail. -

 - Sí, es muy similar a nuestra propia historia. -  Aseveró Artemis, el blanco gato compañero de las guerreras, con patente asombro. –

-Claro, nosotras fuimos guerreras en el pasado. - Comentó Petz. - Por eso pudimos convertirnos en justicieras, ¿no es así?

-No del todo- la corrigió su amiga Makoto, para explicar.- Toda mujer de corazón puro y dispuesta a luchar por el bien puede ser una Justiciera. Por eso Esmeralda ha sido capaz de convertirse en una a su vez.-

-¿Y Annie? - Inquirió Cooan observando a la extraterrestre. - ¿Ella también es una justiciera?

-No, las guerreras me lo ofrecieron pero lo rechacé.- Repuso la muchacha, alegando.- Con mi hijo y teniendo en cuanta que un día no muy lejano nos iremos, no lo creía prudente.

-Bueno, nunca es tarde. Quizás sino tú, alguien de tu linaje, algún día pueda serlo.- Intervino enigmáticamente Usagi.-

-Sería un honor.- Comentó la extraterrestre en tanto acunaba a su bebé.- Nunca se puede decir nunca.

-Entonces ahora lo entiendo todo.- Terció Rei dirigiéndose a Usagi, en serio en esta ocasión para musitar a modo de excusa.- Siento haber dudado de ti y del rey Endimión.

-No Rei.- Sonrió ésta posando sus manos sobre los hombros de la muchacha.- Siempre me has demostrado tu amistad y me has respaldado.

-Cosa que yo no hice.- Se lamentó Minako para pedir perdón acto seguido.- Siento mucho todas las cosas tan horribles que te dije…

-Era lo natural.- La disculpó su interlocutora, agregando de un modo bastante revelador, al menos para su contertulia.- Eres buena persona y querías ayudar a nuestros amigos.

-¿Qué hubieras hecho tú en mi situación?- Le preguntó la apurada chica.-



            Su compañera asintió suspirando para admitir sin paliativos.



-Sin duda lo mismo. Siempre he creído que tenemos que seguir los dictados de nuestro corazón y de nuestra conciencia, frente a todo lo demás. Sin embargo, a veces no podemos o causaríamos un perjuicio todavía mayor del que queremos arreglar. No lo olvides.



            Minako interpretó en aquello una sutil advertencia. ¿Acaso su compañera y soberana estaba al tanto de lo que planeaba? Aunque no tuvo ocasión de responder nada, fueron las guerreras Mercurio y Júpiter quienes se aproximaron para excusarse también.



-Lo siento, no debí dudar de ti.- Se disculpó Ami.-

-También yo me comporté como una tonta. Me siento fatal ahora que sé lo por lo que estuviste obligada a pasar.- Añadió Makoto.-

-Siempre os he tenido a mi lado. Sois mis amigas.- Le sonrió a su vez Usagi.- Y al final me demostrasteis que confiabais en mí.

-Y es muy hermoso eso que has dicho, que a veces debemos seguir los dictados de nuestra conciencia y nuestro corazón.- Pudo añadir Júpiter observando de reojo a Nephrite que ahora bromeaba una vez más con Diamante, Zafiro, Ail y Roy.-

-Lo es.- Admitió su contertulia con voz queda, para en cambio remachar también de modo significativo.- Pero solamente a veces...Makoto. Hay cosas que, sin embargo, están escritas. Y no se deben tratar de variar.



            La muchacha bajó ahora la cabeza, entristecida quizás, tratando de rememorar aquellas antiguas vidas. Escuchó entre tanto a Mamoru dirigirse a Bertie y Roy al hilo de eso mismo.



- Es verdad. - ¡Me alegro por vosotros, chicos! , sé por experiencia lo que es recobrar esa clase de recuerdos perdidos.

-¡Gracias!,- le sonrió Beruche con agradecimiento para agregar decidida. - Pero nosotros debemos vivir esta vida y no aquella, que ya pasó.

-¡Lo haremos y seremos muy felices! - Aseguró Roy abrazando a su novia. -



            En otro lado, las guerreras del sistema solar exterior comentaban entre ellas. Hotaru era preguntada por sus compañeras.



-¿Te alegras de poder estar junto a tu padre?

-Muchísimo. - Afirmó la muchacha.- Es un buen hombre, me quiere mucho. Lo cierto es que cuando fuimos a verle hace poco se quedó sorprendido de verme tan mayor.

-Su memoria todavía está fragmentada tras su posesión por el dimone Germatoid, pero al menos va a mejor.- Afirmó Michiru.-

-Sí, y sus conocimientos están intactos. Pero lo más hermoso e importante es que te recuerda a ti, como a su querida hija.- Añadió Haruka.-



            Y es que hasta la aparentemente dura Sailor Urano se emocionó derramando alguna lágrima cuando fueron testigos del reencuentro de Tomoe con Hotaru. El doctor estaba casi completamente recuperado ya. Le comentaron que tuvieron que hacerse cargo de la niña hasta que él estuviera repuesto. El pobre hombre decía que, en su mente, creyó que la niña había sido un bebé. Las sailors guardaron desde luego un denso y culpable silencio. Fue la propia guerrera Saturno quién abrazó a su padre diciéndole que no se preocupara. Que aquello eran secuelas del accidente que sufrió. Cuando la madre de la chica, esposa de aquel científico, murió. No iban a decirle nada sobre la verdadera identidad de Hotaru. Y pese a que desde ahora ella viviría con su padre visitaría muy de continuo a sus compañeras. Tomoe estuvo conforme con esa idea. Él tendría ahora mucho trabajo en su nuevo cargo y  se alegraba de que su hija tuviese tan buenas y capaces amigas.



-Ahora las cosas serán más sencillas.- Afirmó Michiru.-

-Bueno, no debemos descuidarnos. Como ya averiguamos hace tiempo, hay indicios de que algo, en los confines del sistema solar, se está aproximando a la Tierra.- Las recordó Setsuna.-

-Cuando llegue el momento ya nos ocuparemos de eso. La soberana está tranquila a ese respecto. Más con  estos  nuevos amigos.- Declaró Haruka, mirando al nutrido grupo de los luchadores y las justicieras.-

-Sí, y de otros que espero pronto serán también nuestros aliados. Chibiusa hace poco me comentó algo sobre ese particular. - Completó Hotaru.-  Esa operación que lleva realizando…



            Sus compañeras escucharon entonces visiblemente interesadas en aquello. Pero la niña tampoco pudo decirles mucho más. El resto del grupo proseguía asimismo con su intercambio de impresiones. Y así todos charlaron unos con otros durante unas horas más. Caída hace ya largo rato, la noche cerrada les sirvió como marco de despedida. Todos se separaron, prometiendo volver a verse en poco tiempo. Cada uno de ellos debía seguir su propia vida, tratando de cumplir sus anhelos y sus tareas, ya fuera emparejados o por su cuenta.





            Al cabo de unos meses, Tom y Cooan decidieron trasladarse al oeste. De allí, concretamente de Portland, estado de Oregón, le llegó a ella una excelente oferta como maestra en una guardería y a Tom una proposición relacionada con las artes marciales para ser entrenador de niños y adultos. El muchacho incluso se planteó abrir su propio gimnasio en el futuro. Y ello a causa de aquel hombre a quién rescataron durante la batalla. Ese cargo público, en realidad era un senador con gran influencia en aquel estado. Además de ser una persona agradecida que se informó sobre ambos muchachos. A Cooan no pudo reconocerla en un principio, aunque sí a Tom y ayudado por el propio gobierno federal, (por cierto, muy interesado en el tema). Se ocupó de que fueran muy bien recomendados. A Beruche, también le llegó una oferta similar. Ella, sin embargo, en vista de sus deseos de convertirse en profesora de secundaria  y su unión con Roy que tenía la vida en Nueva York, decidió quedarse en esta ciudad. De todos modos, Cooan y Tom tardarían aun algún tiempo en irse y todos estaban deseosos de tomarse un periodo de descanso. De Karaberasu hay que decir que tuvo a su hijo, vivió su propia historia y tras algunas peripecias encontró la ansiada felicidad que buscaba. Minako y Artemis cumplieron su palabra e hicieron lo posible por auxiliarla, aun cuando la joven no fuera consciente de eso. Al menos, eso les pareció. Pasado el tiempo los demás volverían a saber de ella. Entre tanto, las chicas siguieron luchando como justicieras, combatiendo el mal en cualquier forma. Cada una en su terreno. Roy y los demás muchachos también intervenían en casos más graves o desastres naturales que precisaran su ayuda. Pero siempre de modo rápido y totalmente anónimo. Tanto, que llegaron incluso a disfrazar sus rostros con máscaras o a cegar a cualquier cámara y teleobjetivo con sus auras de energía para evitar ser reconocidos. Aunque, en las altas esferas de poder se sabía bien quienes eran. De cualquier modo, los gobernantes del mundo se ocuparon de ayudarles a mantener el anonimato y  en cualquier problema sobre sus vidas laborales a cambio de ciertas condiciones. Fue algo que los chicos pronto descubrieron, aunque esto se trate de otra historia...Así que pasado algún tiempo de la revelación de sus antiguas vidas, Roy y Beruche miraban el cielo estrellado desde una ventana del apartamento del chico. El muchacho la abrazaba por detrás y le susurraba recordando aquello.



- Ahora sí que podremos ser felices, en este mundo, en esta vida.

- Sí, ¡lo he deseado tanto! - Suspiró Bertie desvelando con voz queda. - Desde la primera vez que llegué a la Tierra, en mi corazón tuve la sensación de estar en el hogar. Al principio no hice caso, pero después, sentía que yo pertenecía a este lugar. Tuve sueños en los que volaba a un mundo fantástico, ahora sé que eran nuestros recuerdos. Ya sólo deseo ser feliz a tu lado y que nos hagamos viejos los dos juntos.

-¡Lo conseguiremos! Pero yo también quiero satisfacer aun dos deseos, cubito.- Sonrió él para enumerar. - El primero, poder acabar la carrera como debe ser. Cuando lo hablé con la señorita Parker se brindó a ayudarme en cuanto necesitara. Ella ha cumplido su palabra. Y también gracias a tu ayuda he ido aprobando los controles que tenía pendientes. Y ahora, dentro de dos semanas, tengo el último examen.

-¡Así será, seguro!- Le animó ella.- ¡Vas a lograrlo!

- Tú tenías razón cuando me decías que con copiar no se consigue nada. Son el engaño y la falta de confianza los causantes de la ruina. He podido aprender esto con todas nuestras batallas y con los recuerdos de nuestras vidas pasadas. Ahora estoy estudiando junto a ti y aprobaré este último examen como los otros, con mis propios medios, sin trampas, ni atajos, ni trucos, como te prometí que haría. Y después, ¡te haré mi mujer, por fin!



            Beruche sonrió muy satisfecha y feliz.



- Sí, ¡cuenta conmigo siempre, cariño! - Le dijo ella visiblemente orgullosa. -

- Y ahora - sonrió Roy con picardía. - Otra cosa que siempre quise hacer contigo. Cubito…

-¡Ya te entiendo! - rio ella desabotonándose la blusa. - Pero eso ya lo hemos probado. Como todos los demás que no han perdido el tiempo. Nosotros hemos tenido que esperar un renacimiento para consumar nuestra unión, ¡es para echarse a reír! - Añadió divertida, moviendo la cabeza con una gran sonrisa. -

- ¡No, no, no, no! - Negó Roy abrochándole la blusa otra vez ante el estupor de Bertie. - No me refería a eso, cariño. Al menos hoy no.- Y agregó con humor. - Veo que recuerdas muy bien eso de que en nuestra vida anterior las fuerzas del mal nos impidieron casarnos, y no pudimos consumar nuestro amor. También a mí me fastidió mucho, cubito. Sin embargo, eso ya lo hemos resuelto últimamente con creces. Además, ahora no se trata de esa vida, sino de un sueño de ésta.

- ¿De veras?, ¿Y cuál es?- Le inquirió ella visiblemente curiosa. -

- Es algo mucho más importante ahora para mí que el sexo. ¡Y parece mentira que Roy Malden esté diciendo esto!- Se rio de sí mismo agregando. - Desde luego sería mucho más propio que lo hiciera el príncipe Asthel. Pero, como ya te he dicho, es un viejo anhelo de mi niñez. - Sonrió enigmáticamente.-



            Y como su novia seguía con ese gesto de extrañeza él decidió aclarar el misterio susurrándole al oído aquella secreta intención y el semblante de ella se iluminó dándole un largo beso en los labios para añadir.



-¡Eres maravilloso!- Incluso te acuerdas de esa tontería que dije.

- Que para mí, es algo que siempre quise llevar a cabo con mi chica. - Afirmó Roy guiñándole un ojo para preguntar de forma jovial. - ¿Entonces, estás dispuesta ya, Lois?



            Ella asintió con entusiasmo casi infantil y Roy la tomó en brazos saliendo a toda velocidad por la ventana y elevándose con rapidez. Una vez a gran altura se convirtió en el Guerrero Dorado, al que toda la ciudad contemplaba admirada y él exclamó, volando hacia el puerto, directos hacia “Miss Liberty” en tanto Beruche sonreía abrazada a su cuello.



-¡Siempre quise hacer este vuelo contigo, como "Superman"! ¿Recuerdas? ¡Tenía tantas ganas de llevarte así conmigo! - Le repitió él, pletórico de alegría. -

-¡Eres un crío maravilloso Roy! ¡No cambies nunca, por favor! - Rio la muchacha dejando que él la besase en los labios con calidez. – Al menos no en esto…



            Ambos disfrutaron de las luces nocturnas del puerto y después de una larga ronda volvieron al apartamento dispuestos para comenzar al día siguiente con otro capítulo de sus nuevas vidas. Y es que para ellos y sus amigos se iban a abrir nuevas experiencias y aventuras. Puesto que estas ni mucho menos se han terminado, ¡todavía les quedan muchas cosas por vivir y contar! Pero eso ya se verá en otras historias. Volveremos a saber de ellos entonces, por ahora les deseamos toda la felicidad…







FIN DE LA PRIMERA PARTE




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