sábado, 5 de marzo de 2011

GWB 12. 57. Preparando las bodas y las despedidas de solteros


Transcurridos unos días de la partida de Leval de vuelta a su futuro las cosas se normalizaron nuevamente. La vida cotidiana se recobró. Cada grupo de amigos se dedicó a labrarse su propio porvenir anhelando que los tiempos de paz se alargasen y les permitieran vivir sin más sobresaltos. Y al parecer, el destino quiso concederles una tregua de algún tiempo, que no fue alterada, salvo por problemas bastante puntuales. Amenazas importantes, eso sí, pero que supieron resolver amparándose como de costumbre en su camaradería y su valor. De esta manera Roy comenzó a jugar con continuidad y alcanzó mucho éxito, poco a poco se fue haciendo con un puesto de titular. Tom se fue por fin con Cooan a Portland y montó allí su gimnasio. Ella por su parte, inició su trabajo como maestra de la guardería, aceptando así la oferta que le hicieran hacía varios meses. Los dos inauguraron su casa en una zona urbanizada de las afueras. Los demás regresaron también a sus ocupaciones y lugares de residencia habituales. Roy y Beruche se habían quedado solos en New York y él, al cabo de un día más de trabajo y arreglos en la casa, la invitó a cenar. En un buen restaurante de la ciudad, el muchacho le pidió que se casara con él de una manera más formal. Había estado aguardando mucho para llegar a ese momento y lo tenía bien preparado. Se decidió a llevarlo a la práctica cuando terminaban los postres, entonces él le entregó una pequeña caja negra.



-¿Qué es esto, Roy? - Le inquirió ella sorprendida -.

-Ábrelo y descúbrelo tú misma. - Sonrió incitadoramente él. -



            Desde luego que Beruche la abrió y lanzó un ¡Oh!, de sorpresa y admiración. Alborozada, e incrédula  descubrió un anillo de oro con un bello diamante engarzado en su centro. Roy, acto seguido se lo propuso mientras le indicaba con gestos que se lo probase, cosa que ella hizo de inmediato admirando la belleza de la joya en tanto él decía.



-Señorita. - Se arrodilló teatralmente el muchacho ante la mirada atónita del resto de los comensales y el sonrojo de Bertie.- ¿Quiere usted casarse conmigo o me va  a tener de rodillas hasta el postre?

-Sí, Roy, ¡claro que quiero! , pero por favor.- Le musitó roja ante la mirada divertida del resto de los clientes del local-  ¡Levántate, todo el mundo nos está mirando!

-Bueno, ¡pues que nos miren! - contestó despreocupadamente, tanto era así que se levantó voceando acto seguido.- ¡Eh amigos! ¡Me ha dicho que sí, se va a casar conmigo! ¡yuhu! - Todo el mundo aplaudió con divertido jolgorio. Bertie se reía sintiéndose muy feliz, aunque tapándose la cara con las manos de la vergüenza que sentía. Y pudo comentar divertida. – He tenido que esperar pero ahora ya me lo has pedido al menos dos o tres veces en apenas tiempo.

-¡Claro! – le sonrió el chico recobrando ya algo de su compostura. – Pero faltaba lo principal que era regalarte el anillo. Mi padre siempre decía que a una mujer hay que pedirla en matrimonio de rodillas y con una buena joya.

- Tu padre era un hombre muy inteligente. – Se rio Bertie añadiendo con tono jocoso. – Celebro que algo se te haya pegado.



            Por toda réplica Roy le dio un largo beso en los labios para decir después.



-Y te explicaré más cosas en casa…

- ¿De las que decía tu padre?- inquirió la chica –

- No precisamente, - se sonrió maliciosamente él. -



            Y tras unos minutos más los dos retornaron a su chalet donde el muchacho le iba a contar ciertas cosas bastante privadas. De esas que no se pueden demostrar en presencia de otros. Por su parte Cooan también reaccionó con emoción y enorme felicidad cuando Tom le regaló su propio anillo de pedida, de oro con un rubí engastado en el centro. Por supuesto que él no fue tan estrambótico como su amigo. Lo hizo en su nueva casa y pese a ser algo mucho más íntimo y sin testigos, también se alegró mucho cuando ella le dio el sí. La joven se miró el anillo una vez se lo hubo puesto su pretendiente y comentó entre sorprendida y melancólica.



-Hasta este mismo instante, el rubí era una piedra que me traía muy malos recuerdos. Pero una vez más, tú has logrado convertir algo triste en alegre, algo feo en hermoso. Y por eso te quiero tanto, Tom.

-Muchas gracias, - Sonrió él permitiéndose no obstante bromear.- Yo pensaba que me querías por ser tan apuesto.



            Eso hizo reír a Cooan. Aquel comentario hubiera sido digno del mismísimo Roy. Aunque no tardó en susurrarle al oído a su chico.



-Bueno, algo de eso también ahí.



Y se dieron un largo beso para pasar después a cosas incluso mejores. Pasados unos días ambas parejas se avisaron de sus respectivos compromisos y llamaron a los demás. Tom y Roy charlaron por teléfono.



-De modo que también tú se lo has pedido oficialmente, paleto de Kansas.- Exclamó Roy.- ¡Enhorabuena!

-Lo mismo te digo.- Contestó su amigo, divertido al escucharle para recordarle a su vez.- Y como quedamos en que podríamos celebrarlo todos juntos.

-Me parece una idea genial. Incluso podríamos proponérselo al resto.- Le sugirió su interlocutor.-

-Por mí, estupendo. Y a Connie también le parece una buena idea.- Confirmó Tom, quien estaba junto a la aludida viéndola asentir con una gran sonrisa y otro teléfono en la mano.-

-Avisad a Ail y Ann.- Les recordó la muchacha.-

-Es verdad.- Convino Roy, recordando.- Ail se lo pidió, y Annie aceptó. Por suerte decidieron quedarse por aquí durante un tiempo. Para criar a Giaal y que el niño aprendiera a relacionarse con personas de la Tierra.

-Es verdad.-Intervino Tom.- Debían enseñar al crío a adoptar una apariencia humana corriente. Pese a parecer un bebé normal puede transformarse en alien.

-Su padre me contó que jugando lo hacía. Y debían tener cuidado para que nadie lo viera.- Les contó Roy. – Creo que Ami y Bertie han podido verle en plan marcianito, un día que se vieron con Annie y el crío. Me dijeron que estaba muy mono.



            Eso le recordó algo a Cooan quien enseguida le consultó a su amigo.



-¿Está por ahí mi hermana?

- No, está dando clase.- Le contestó su contertulio.-

-Claro, con la diferencia horaria, es normal.- Repuso la muchacha.-

-Pero no te preocupes.- Afirmó un animado Roy.- Seguro que estará totalmente de acuerdo con la idea. Le diré que te llame en cuanto pueda.

-Díselo por favor. ¡Me gustaría poder planearlo con ella, y con Annie! - Exclamó una entusiasmada Cooan.-



Y desde luego que Roy no se olvidó, por la cuenta que le tenía. Así Bertie y Cooan pudieron comenzar a planearlo todo y avisar a su vez a Annie, quien en una breve visita a Nueva York, se acercó a visitar a sus amigos. Allí Beruche le puso al corriente de todo con más detalles. De esta manera acordaron que las bodas iban a celebrarse a la vez y pusieron el plazo de un mes.



-Os lo agradecemos mucho.- Les comentó Annie a su amiga.- Es algo muy bonito. Desde que Ail me lo propuso me he estado documentando sobre ese tipo de ceremonias, los vestidos, el banquete…-Enumeró llena de entusiasmo.-

-A nosotras también nos hace muchísima ilusión.- Le confesó Bertie.- Por cierto. ¿No han venido Ail y tu hijo?

-No, se han quedado en Japón. Giaal está en casa de Rei. Ella le ha tomado mucho cariño y junto con Ami y las demás le cuidan cuando nosotros trabajamos. – Le contestó la extraterrestre queriendo saber a su vez.- ¿Y Roy?

-Jugando con su equipo, ha tenido que ir al sur.- Le informó su anfitriona.- Esos calendarios de competición tan raros que tiene.



            Su amiga asintió, aunque enseguida pasaron a centrarse en el tema que les ocupaba.



-¿Habéis hablado con Petz, con Amanda y con Esmeralda? Quizás ellas quieran unírsenos también.

-Lo hicimos, pero ninguna tiene prisa por casarse todavía. Eso sí, estarán aquí como nuestras Damas de Honor y además Esmeralda ha prometido encontrarnos algunos vestidos de novia de su casa de modas.

-¿De veras?- Exclamó una eufórica Ann ante la sonrisa de su amiga.- ¡Eso es genial!

-La Casa Deveraux es una de las mejores, por no decir la mejor.- Convino Bertie con idéntica alegría.-

-Pues Esmeralda también ayudó a Ail a buscarme un hermoso anillo. Mi prometido trabaja junto con Zafiro y Diamante, y habló de estos planes con ellos. Diamante se lo dijo a ella y le consiguió uno muy hermoso.



            Y enseguida le mostró la mano izquierda a su interlocutora, dejando ver un hermoso anillo con una esmeralda engastada.



-Esta costumbre terrestre me encanta.- Admitió Annie.- Me hizo muy feliz cuando Ail me la regaló.

-Sí, eso nos gusta a casi todas.- Asintió Bertie mirándola con complicidad.-



Siguieron charlando un poco más. Cuando Annie se marchó quedaron en verse en Nueva York para celebrar los esponsales de todos. Beruche se ocupó de confirmar esto con su hermana pequeña quien, por supuesto, estuvo de acuerdo. De este modo y pasadas un par de semanas, las chicas se reunieron con Beruche, Cooan y Ann, ayudándolas a preparar los vestidos de novia.



-¡Estoy tan feliz por vosotras, chicas!- Las felicitó Petz con visible orgullo. - No puedo creer que vayáis a casaros.

-Pues ya va siendo hora. -  Terció Ann - de que tú y Esmeralda os animéis. Es una lástima que no hayamos podido organizar una séxtuple boda.

-Sí, y ahora que os veo tan felices está comenzando a darme envidia. Así que yo también espero que Diamante se decida. Parece que no se atreve a pedírmelo todavía. Pero es normal. Yo misma le he dicho que estoy muy ocupada. Y él tampoco está precisamente ocioso. Por eso no nos corre demasiada prisa. De hecho somos muy felices así. - Contestó Esmeralda mientras repasaba algunos detalles en los trajes. -

-Zafiro y yo probablemente no tardaremos mucho. - Repuso Petz afirmando con ilusión. - Él me prometió que nos casaríamos en cuanto nos hubiésemos asentado y tuviéramos la estabilidad conseguida. Pero me temo que aún nos falta un poco. Entre las batallas y el trabajo apenas hemos podido disfrutar de una vida en común. Y para mí ese es el mayor premio. De todos modos, también somos muy felices. Aunque siempre queda eso de hacer una ceremonia bonita, los amigos, familia. Y que tengamos un hermoso recuerdo para siempre…

-Sí, te comprendo muy bien - asintió Esmeralda suspirando resignada.- A Diamante y a mí nos ocurre lo mismo. Entre los combates y nuestras ocupaciones aun no hemos tenido tiempo ni de planteárnoslo, pero seguro que los dos pensamos en ello para más adelante.

-¡Eso, daos prisa o a este paso el mundo se va a convertir en un queso Gruyere! ¡Ojalá que los invasores del espacio nos den alguna tregua larga, o mejor dicho, definitiva. – Terció Annie con el asentimiento de las demás. -

- No podría estar más de acuerdo contigo. Esperemos que la calma dure el tiempo suficiente como para poder estabilizarnos de una vez. - Rogó Cooan, cuyo deseo era compartido enteramente por sus hermanas y amigas. -

-Pues Nephrite y yo acabamos de conocernos.- Intervino Amanda que había estado callada hasta entonces, pasando ahora a desvelar a las demás. - También deseo que, en un futuro, podamos compartir una vida y formar una familia.- Y añadió dirigiéndose a Ann. - Tú y Ail lleváis viviendo mucho tiempo juntos ¿Verdad? Además tenéis un hijo, es como si ya estuvieseis casados.

-Es cierto- admitió la aludida. - No nos haría ninguna falta pero la verdad es que a Ail y a mí nos hace ilusión esta ceremonia, el poder celebrarla con nuestros amigos. Y en mi caso, viendo lo hermosos que son los trajes, ya estoy deseando vestirme de novia.



            Y es que Esmeralda había cumplido su palabra. Cuando le comentó a su jefa que deseaba algunos vestidos de la colección de novias y le explicó para quienes eran, Madame Deveraux asintió, diciéndole con tono afable.



-Très Bien, Ma chère. Choisissez ceux que vous voulez.



            Así se lo contó la modelo. Sus amigas se quedaron perplejas y muy agradecidas a esa mujer.



-Debimos haberla invitado. Es lo menos.- Suspiró Cooan.-

-Algo le comenté yo a sugerencia de Bertie, pero Madame Deveraux me dijo que su agenda no se lo permitía. – Le respondió Esmeralda.-

-Iba decíroslo, chicas. Pero fue todo tan repentino, cuando Esmeralda me llamó para contarme que su jefa le autorizó a escoger cualquier vestido para nosotras me puse tan contenta que, espontáneamente le pedí que se lo dijese a esa señora. Lamento no habéroslo consultado.- Se excusó apresuradamente la propia Bertierite. -

-No te preocupes. Hiciste lo correcto.- Afirmó Annie.-

-Así es.- Dijo asimismo Cooan, añadiendo con ilusión.- Bueno, ahora estamos a punto de cumplir uno de nuestros deseos más anhelados.

-Junto con mi hijo Giaal, esto es lo mejor que jamás me ha pasado.- Sonrió Annie.-

-Yo también deseo mucho tener un hijo - suspiró Beruche recordando a Leval.  -

-A mí también me gustaría, es que me encantan los críos - convino Cooan. - Tengo suerte de trabajar como maestra, es muy bonito. Además, adquieres mucha experiencia en el día a día con ellos.

-Sí, es verdad - acordó Bertie. - Aunque los míos están más creciditos y la mayoría eran poco sociables. Aunque la cosa ha ido mejorando.



            Aludía a la plaza que había obtenido recientemente ya en un instituto de secundaria, ubicado en una zona poco recomendable en la que casi debía ocuparse más de que sus alumnos entrasen desarmados en clase que de impartir las materias. Al hilo de ello, Petz le inquirió, no sin extrañeza.



-¡Pero Bertie!, tenías una oportunidad estupenda cuando te ofrecieron un colegio de alto nivel a tan solo una hora de coche de la ciudad. ¿Cómo es que te has decidido por ese otro tan complicado y peligroso?

-Digamos que es una especie de reto, quiero conseguir algo de esos chicos, sé que puedo. Y no te preocupes, lo más seguro es que cuando Roy y yo nos casemos y me quede embarazada me cambie. Los dueños de un instituto privado de mucho prestigio me han ofrecido un puesto para el próximo año. No estaría demasiado lejos de casa. Pero no deseé aceptar antes porque quiero demostrar que valgo como profesora en cualquier condición.

-Yo estoy convencida de eso. - Afirmó rotundamente su hermana mayor. -

-Petz tiene razón.- Acordó Cooan, que seguidamente matizó. - Aunque es algo que cada uno debe decidir por sí mismo. Por mi parte seré feliz con una vida apacible con mis niños de la guardería y con los míos propios, si Dios quiere, Tom y yo nos pondremos a ello no tardando mucho.



            Se sonrojó evidentemente y las demás esbozaron unas divertidas y cómplices sonrisas.



-La verdad es que a mí no me tiran tanto los críos. - Reconoció entonces Esmeralda. - No tengo tanta prisa por tenerlos.

-Eso es porque aun no has sido madre - sonrió Petz añadiendo animosa y rotundamente. - ¡Ya verás algún día cuando los tengas! No habrá para ti otra cosa más importante.

-Pero Petz- le objetó Amanda. - Tú tampoco eres madre aun, ¿cómo lo dices tan convencida?

-Porque soy la mayor de cuatro hermanas. - Repuso con tinte de autoridad sobre la materia que le otorgaba el necesario conocimiento de causa. - He tenido que cuidar de estas dos desde que eran pequeñas y eso es en la práctica como ser su madre – aseveró entre las risas de las aludidas que asintieron. -

-Vamos, Petz, ¡que no hay para tanto! - pudo decir Bertie con regocijo. –



            Ninguna nombró a Karaberasu en aquel momento, incluso la propia Petz habló de dos y no tres hermanas al contestarle a Amanda. Y nadie la rectificó. Pero todas pensaban en ella, parecía haber una regla no escrita, recordarla por separado pero no hacerlo en grupo para no entristecerse. Estaban seguras de que no tardando mucho ella volvería. Así, entre risas y más charla transcurrió el rato. Pasaron los días y el momento se acercaba. La mañana anterior a las bodas, habían quedado con el resto de sus amigos para celebrar la noticia del triple enlace y después irse de fiesta. Las chicas irían todas vestidas  de gala y estaban muy hermosas, las novias, por supuesto, con sus trajes blancos. Los muchachos, por su parte, estarían elegantemente trajeados con smoking, y su aspecto sería impecable. Alguno bromeó diciendo que parecían una sucursal de Tuxedo Kamen sama.  Pero este día antes de la ceremonia, se permitirían ir de modo informal. Comerían por ahí y más tarde se dividirían en dos grupos, las chicas por su lado y los muchachos por el otro. Ya estaban deseando comenzar las celebraciones y por fin llegaron Mamoru y las guerreras. Éste llegaba vestido con una chaqueta de pana verde y pantalones azul marino. Aunque cuando tuviera que ponerse elegante le bastaría con invocar su transformación de tuxedo pero sin el antifaz.  Como ya hicieran antes, recordaron la chanza y Roy, nada más verle y conocer la circunstancia, bromeó con él sobre ese particular.



-¡Mamoru chico! tu uniforme es un chollo. Siempre vas elegante a todas partes, y además. ¿Sabes lo que nos ha costado alquilar estos trajes a nosotros? - Todos rieron. -

- Alguna ventaja tenía que tener – Sonrió el aludido añadiendo con jocoso sentido del humor. - ¡Entre eso y las rosas lo cierto es que voy bastante apañado! -



            Usagi se acercó para felicitar a sus amigos por el inminente enlace. Ella les confesó que, no tardando mucho, su novio y ella harían lo mismo. Roy se extrañó.



-¿Cómo es que  habéis esperado tanto?- Quiso saber. -

-Verás – sonrió la chica que ahora hablaba bastante mejor inglés. – Cuando la lucha contra Galaxia terminó yo ya había cumplido hacía poco los dieciséis. En mi país es la edad mínima legal para casarse. Y aun así teníamos que afianzarnos un poco más con pareja, estuvimos mucho tiempo sin vernos. Y decidimos que era mejor tratar de seguir con los estudios y tener algo más de edad. Dentro de poco cumpliré los veinte y esa en mi país es la edad de ser oficialmente adulto. Posiblemente entonces demos el paso hacia el matrimonio. Por cierto, espero que vendréis a mi fiesta de mayoría de edad.

-Dalo por hecho.- Comentó Tom.-

-Pues yo te creía mayor. - Admitió Roy afirmando. - Cuando vas de Sailor Moon y sobre todo de princesa Serenity o reina, o lo que sea, estás hecha toda una mujer. Desde luego actúas con mucha madurez.



La aludida enrojeció ante aquel cumplido. En tanto Bertie se acercaba hasta ellos y recibía las felicitaciones de la pareja de amigos y de Ami y Rei que se unieron al grupo. Marte pudo declarar con tono aliviado y feliz.



-Parece que por fin todas nuestras batallas han terminado. La última fue muy dura. Todavía la recuerdo. Y eso que han pasado ya más de tres años.

-Sí– convino Ami añadiendo -. Menos mal que tuvimos ayuda.

-¿Contra quién tuvisteis que enfrentaros? Con todo el lio de nuestra vida cotidiana ni os lo preguntamos. - Quiso saber Bertie sorprendida, de hecho ellos no se habían enterado, inmersos en sus propias preocupaciones. -

-Es normal. Todos estuvimos muy ocupados - Terció Ami -

-Contra el mismo Caos en persona, que se apoderó de una poderosa guerrero, la más fuerte de la galaxia. De hecho ella misma se llamaba así.- Replicó Rei. -

-¿Guerrera Galaxia?- Se sorprendió Roy, afirmando por supuesto con su típico sentido del humor. - ¿Y estaba buena? ¡Habérmela dejado a mí!



Como no podía ser de otro modo se ganó el codazo de Bertie que, moviendo la cabeza con desaprobación aunque esbozando una divertida sonrisa, sentenció.



-Está claro que nunca cambiarás. ¡Qué cruz!- Afirmó parafraseando a la gata Luna que también rondaba por allí cerca con Artemis. -

-Además de poderosa, tenía un pelo precioso. – Admitió Ami que enrojeció visiblemente cuando sus compañeras la interrogaron con la mirada. - Bueno - pudo agregar ésta. - Al menos eso dijiste, Usagi.

-Sí, es cierto- admitió la aludida llevándose una mano al cogote y sonriendo para añadir. – Y el combate fue difícil. Pero finalmente logramos expulsar el Caos de su interior y Galaxia volvió a patrullar los confines del universo devolviendo las semillas estelares a las sailors a quienes se las arrebató. Ahora tenemos muchas guerreras amigas en otros sistemas solares. Quizás algún día vengan a visitarnos, al menos eso esperamos.

-A propósito de eso, hay algo que me ha intrigado desde que nos concedisteis el poder de transformarnos en justicieras.- Intervino Cooan.-



            Sus amigas la observaron, aguardando esa cuestión, y la muchacha no tardó en exponer.



-Esas semillas estelares. Las teníamos todas en nuestro interior. ¿No es así?

-Así es.- Asintió Usagi. -De ellas surgieron vuestras piedras de la Justicia. Después las semillas volvieron a vuestro interior.

-¿Todo el mundo tiene semillas estelares entonces?- Quiso saber Bertie.-

-Sí, aunque únicamente unas pocas mujeres poseen las adecuadas para ser sailors.- Respondió entonces Rei.-

-Por ello, con vosotras quise hacer algo diferente. Ser justicieras es posible para cualquier mujer de corazón puro que lo acepte libremente, y puede transmitir ese poder a otra mujer.



            Bertie y Cooan lo recordaron. Eso mismo les dijo Usagi aquella vez, cuando les concedió esa facultad. Aunque Usagi agregó.



-Pero en vuestro caso además, vosotras tenéis una diferencia. Vuestras antiguas vidas como guardianas de la Tierra. Eso era algo muy parecido a la categoría de Sailor. Por eso pude hacer surgir vuestras semillas con suma facilidad. No podría haber creado las piedras con las de otras mujeres.

-Eso quiere decir que podemos transferir las piedras a otras para darles ese poder. Pero que tú no podrías hacer brotar sus semillas estelares para crear nuevas piedras.- Dedujo Bertie.-



            Su interlocutora asintió, comentando entonces.



-Como vosotras , hay multitud de defensoras de otros mundos. Muchas son sailors y protegen esos planetas de las fuerzas del mal. Algunas en tiempos incluso pelearon contra nosotras.



            Aunque ninguna tuvo ocasión de ahondar más en el tema dado que Roy, haciendo como siempre gala de su sentido del humor, intervino proponiendo jocoso.



-Ya les puedes enviar un mensajito y que se pasen por aquí. ¡Yo me ocupo de montar una fiesta solamente para tías buenas, ex-enemigas!



Aunque la consiguiente colleja de Beruche no tardó en llegar y en tanto el chico se frotaba el cogote los demás se echaron a reír.



-Pues si habéis transformado a muchas de vuestras antiguas enemigas igual que hicisteis con nosotras, podréis contar con un gran ejército.- Afirmó Annie.-



Usagi se sonrió, aunque no respondió a eso. Aunque, sin saberlo su amiga no iba muy desencaminada.



-Sería una magnífica idea.- Convino Tom, alegando con humor también.- No estaría mal que todas las antiguas enemigas y ahora amigas y aliadas vuestras se pasaran de visita. ¡Entre todas tendrían mucho de qué hablar!

-Desde luego que podríamos llenar casi un estadio con todos los que nos hemos enfrentado a  Sailor Moon y al resto de las sailors.- Comentó una divertida Cooan.-

-Todas fuiste unas difíciles adversarias.- Fue Rei la que replicó.- Por eso nos alegramos mucho de que os pasaseis a nuestro bando. Por cierto.- Quiso saber ahora.- ¿Qué tal todo en vuestra nueva casa?

-¡De maravilla! - Sonrió la interpelada.- Esperamos que vengas a visitarnos muy pronto.

-Seguro que habrá ocasión.- Convino la guerrera Marte.-

-Lo que tenemos que montar es una gran celebración.- Afirmó Ail.- Cuando hagamos las bodas.



Así, el resto asintió deseando que así fuera. Tom entre tanto se había alejado un poco y ahora hablaba con Zafiro. Se contaban lo mismo que las chicas y daban las mismas respuestas que ellas en cuanto a lo de casarse.



-Yo tengo pensado pedírselo en pocos meses. - Declaró Zafiro.-



Entonces intervino su hermano que estaba escuchando a poca distancia.



-Eso me parece una buena idea, yo quiero hacer lo mismo con Esmeralda. Creo que comienza a impacientarse. ¿Podríamos casarnos a la vez como van a hacer Tom y los otros, no crees hermano? - Propuso muy animado. -

-Sí, eso estaría muy bien - .Aseveró su interlocutor. – Si es que fuera posible…



            Fue Nephrite quién se aproximó entonces con unas botellas de champán y unas copas y declaró con divertida solemnidad fingida.



-Como yo decía cuando era Masato Saint Join, las estrellas lo saben todo. Y tras echarles un vistazo auguro que vais a ser muy felices. De modo que, ¡hay que celebrarlo con clase! - Descorchó una de ellas y todos brindaron por la felicidad de las parejas. –

-¡Vaya! Éste es un buen champán.- Alabó Diamante.-

-No nos merecemos menos.- Sonrió amigo en tanto brindaban.-

-Mira, en eso te doy la razón.- Convino su interlocutor entre risas.-



            Las chicas por su parte se habían dispuesto en un animado corrillo, reían y se contaban sus planes para el futuro.



-Como yo ya sé que me casaré y tendré una hija en el siglo treinta no estoy tan preocupada, pero espero que no tenga que aguardar tanto tiempo.- Rio Usagi. -

-Pues creo que no te va a quedar otro remedio. - Repuso Rei con su acostumbrado tonillo de burla.- Puede que de aquí a mil años Mamoru decida casarse contigo, porque lo cierto es que tratándose de ti eso es algo que hay que pensarse mucho.

-¡Rei, eres muy cruel! - Berreó Usagi abriendo una boca del tamaño de un buzón de correos. - ¡Buua, buua!

- Sí- pudo susurrar Makoto hacia su ahora abochornada compañera. – La verdad, Rei, esta vez te has pasado.

- ¿Cómo le dices eso a Usagi? Ya sabes lo sensible que es en ese tema - Intervino Minako con un admonitorio tono en su voz. –



            Rei la observó con algo de preocupación. Las otras también le dedicaron unas reprobatorias miradas. Ella únicamente quiso hacer una chanza, no deprimirla. Desde luego que no había sido esa su intención. Y es que su amiga  a veces era incomprensible.



- Lo siento. - Pudo replicar la interpelada con un tono más suave y conciliador. – No te lo tomes así, mujer. Sólo era una broma.

-¡Ay, ay, ay! - Exclamó la gata Luna lanzando su resignadamente acostumbrado. -¡Que cruz, que cruz!

-Que solamente era una broma de Rei, mujer - trató de animarla Ami insistiendo con voz suave.- ¡No te pongas así!..



            Todas trataron de consolarla, pero de pronto Usagi rio, se rascó la cabeza y  exclamó con jovial humor.



-¡Da igual lo que diga la bruja de Rei! Mamoru me quiere mucho y me querrá toda la vida, ¡qué bien! - Todas cayeron despatarradas al suelo. Excepto Marte que le espetó ahora  con irritación.-

-¿A quién estás llamando bruja?, ¡pedazo de boba!

-Es evidente, ¿no? - Repuso su amiga entrecerrando los ojos, cruzándose de brazos y mirándola con indiferencia simulada, en tanto esbozaba una maliciosa sonrisita, para justificar. - La que se las da de adivinar las cosas es una bruja. Y debo añadir que metomentodo y cascarrabias a más no poder.

-Pues también voy a adivinar quién te va a poner el ojo morado. ¡Ven aquí que te lo digo! - Replicó ésta de modo intimidatorio, enarbolando un puño. –

-Será la misma que va a recibir un puntapié en una parte innombrable. – Sentenció Usagi con el mismo tono. – Acércate que enseguida vas a saber quién…

-¡Vale ya chicas, no empecéis como de costumbre!- Medió una apurada Makoto interponiéndose entre ambas que ya comenzaban a sacarse mutuamente la lengua. -

-Es cierto.- Musitó Minako. - Con vosotras dos no necesitamos más ataques extraterrestres. Tenemos que andar separándoos a todas horas del día.

-Por una vez, y teniendo en cuenta la ocasión, portaos bien. - Les pidió Ami con su dulce tono apaciguador que tan efectivos resultados solía dar. -



            Y como ninguna de las dos polemistas deseaba estropear la fiesta se limitaron a desviarse mutuamente las miradas dándose la espalda. Fin de la crisis, al menos durante un rato,  hasta que una de ellas volviera a increpar a la otra con una pulla traicionera o bien hicieran las paces. Y para resignada paciencia del resto, la primera opción era siempre la más probable...



-Desde luego, a veces parecen de guardería.- Resopló Makoto.-

-Y que lo digas.- Convino Ami con el asentimiento cómplice de Minako.-



            Aunque de momento las aguas volvían a su cauce y repuestas del susto, Chibiusa, que esta vez sí había acudido y había crecido considerablemente (volvió del futuro con unos doce años). Le preguntó entusiásticamente a Cooan.



-¡Vais a ser unas novias guapísimas! Dime, ¿te harás un peinado especial para la boda?...

-Puede que sí. - Sonrió ésta mesándole cariñosamente el pelo de la niña para decirle - …y tú me ayudarás, ¿vale cariño?



            Chibiusa asintió encantada con esa idea. Le contó a Connie que ahora ella estaba muy ocupada aprendiendo bien sus obligaciones como Primera Dama y heredera del trono del Milenario de Plata.



-Tengo que estar en el futuro durante bastante tiempo. Mi madre dice que mi principal obligación es aprender a gobernar.

-Y tu madre es muy sabia. Tiene mucha razón.- Convino Cooan, quien con visible interés y haciendo un aparte con ella, le preguntó.- Dime una cosa, Chibiusa. ¿En qué momento del futuro estás?

-Bueno, he pasado unos años allí.- Repuso evasivamente la niña.-

-Ya.- Suspiró Cooan, mirándola con expresión suplicante para preguntar.- ¿Sabes algo de Némesis?



            Y tanto Bertie como Petz que estaban cerca se aproximaron llenas de curiosidad. Aunque la cría apenas pudo musitar desviando la mirada.



-Es que no he tenido ocasión apenas de salir del palacio de Cristal Tokio.

-Claro.- Intervino afablemente Petz.- Es lógico. Nuestro mundo natal te queda muy lejos.

-Lo siento.- Fue capaz de disculparse la apurada cría.-

-No te preocupes. Estamos muy contentas de que estés aquí. De veras. Y somos nosotras quienes deben pedirte perdón por lo mal que te tratamos.- Pudo decir Bertie con voz queda.-

-Eso ya está olvidado. Ahora somos amigas. Y os quiero presentar a otras personas muy especiales. - Afirmó Chibiusa animando su tono para cambiar de tema al tiempo que haciendo una seña a un grupo de niñas y llamándolas.- Venid un momento…



Y es que junto a la muchacha habían venido cuatro chicas de curiosos peinados, cada una vestía un hermoso traje de falda larga al estilo oriental, de un color concreto.



-Mis amigas y compañeras de equipo.- Declaró Chibiusa.-



Esas cuatro jovencitas se acercaron. La más alta, lo lucía de color rojo, se presentó como Ves-Ves. Llevaba una especie de moño imposiblemente grande y alto. Otra con un vestido verde dijo llamarse Jun-Jun. Su peinado tampoco era cosa fácil de encontrar, con una especie de bola verde al extremo de una larga cola de caballo o lo que fuera. La tercera, de nombre Cere-Cere, que lucía un vestido color azafrán, tenía dos grandes aros de pelo a ambos lados de su cabeza y parecía la más adulta. Finalmente, la más jovencita, o al menos con rasgos más infantiles, de nombre Para- Para, que parecía optar por un diseño de peluquería algo menos exagerado, con un moño y dos coletitas que caían hacia abajo, terminadas en dos bolitas azules, de igual tono que el traje que lucía.



-Ellas son mi grupo de sailors, las Asteroides.- Declaró Chibiusa al presentarlas.- Guardianas y guerreras del siglo Treinta.



Las cuatro saludaron muy educadamente.



-Es un placer.- Comentó Cere-Cere.-

-Chibiusa os tiene en mucha estima. -Añadió educadamente Ves-Ves.-



            Las hermanas se miraron con cara de circunstancias. Visiblemente avergonzada fue Bertie quien se atrevió a confesar.



-Eso la honra. Teniendo en cuenta que fuimos enemigas suyas y que quisimos matarla.

-Ya, pero no te preocupes.- Intervino una desenfadada Para-Para, afirmando sin parecer preocupada en lo más mínimo.- Nosotras también.



            Eso hizo reír a sus amigas, a la propia Chibiusa e incluso provocó la sonrisa de las hermanas. Petz dijo entonces con más alivio e incluso humor.



-Entonces debe de ser un requisito previo para ser amiga suya.



 Hubo más risas. Atraído por ello Roy se acercó, saludando divertido.



-Hola chicas.

-¡Hola!- Replicaron las Asteroides a coro.-

-Vaya, vosotras sois amigas de Chibiusa. ¿Verdad?- Inquirió él.-

-Sí- Volvieron a responder al alimón.-

-¡Pues creía que ibais a jugar una partida de billar con tantas bolas que lleváis en la cabeza! - Rio él.-



            Las chicas se miraron perplejas. Cooan suspiró bajando la cabeza con algo de rubor, Bertie reconvino al chico con la mirada y Petz hizo como si no hubiera escuchado nada. Aunque Chibiusa se rio. Eso hizo que sus acompañantes la imitasen.



-Sed todas bienvenidas. Cualquier amiga de Chibiusa o del resto de las sailors es amiga nuestra.- Afirmó él queriendo pese a todo subsanar ese desliz.-

-Muchas gracias.- Repuso Jun-Jun.-

-¿Tú eres el novio de Bertie, verdad?- Inquirió Cere- Cere.-

-Sí, así es.- Asintió el aludido.-

-Eres muy gracioso.- Declaró Para- Para, queriendo saber con manifiesto descaro.- ¿Eres ese tipo al que le cambia el pelo de color?



            Ahora fue el turno de sus amigas de mirar envaradas para otro lado. Pero Roy sonrió, contestando con espíritu deportivo.



-Así es. Y sin tinte ni nada…



 Eso produjo más hilaridad entre el grupo. Por suerte, Para- Para no tuvo ocasión de pedirle que lo demostrase, la proximidad de Usagi la disuadió de ello.



-Bueno.- Intervino Tom quien a su vez se había aproximado hasta allí.- Tenemos que ir a comer. Después no nos volveremos a  ver hasta las bodas.

-Así es- Convino su amigo.- Vamos al restaurante, tenemos muchas mesas reservadas.



            Y los dos se dirigieron allá, junto con las chicas y el resto. Chibiusa por su parte se quedó un poco rezagada viendo llegar a Usagi y Mamoru. Fue esta primera quien, tras saludarla se fijó en su cara de circunstancias.



-¿Va todo bien?- Le preguntó a la que estaría destinada a ser su hija.-

-Bueno.- Suspiró la interpelada, respondiendo en voz baja.- Las hermanas me han preguntado por Némesis. Ya sabéis, en el futuro.

-Comprendo.- Comentó Mamoru con gesto serio para añadir.- Y tú no les habrás contado nada, ¿verdad?

-¡Claro que no! - Se apresuró a replicar la cría.- Les dije que apenas he salido del palacio de Cristal Tokio. Lo que es cierto. Aunque…

-No hablaste de la misión que tienes encomendada, ni en este tiempo, ni el siglo treinta. ¿Verdad?

-En absoluto.- Aseveró Chibiusa.-

-No podemos condicionarlas de ninguna manera.- Afirmó Mamoru, sentenciando.- Desde su punto de vista actual. El futuro de Némesis está por llegar. Y no les afectará directamente. Al menos a las hermanas que ya están aquí, en este tiempo.

-Por un lado me gustaría contarles lo que sucederá. – Suspiró una apenada cría.- Sobre todo a…



            Aunque Usagi le hizo un gesto con la mano para que guardase silencio, su interlocutora así lo hizo y su futura progenitora declaró con tono serio, bastante alejado de su alocado comportamiento durante toda la reunión.



-Y a nosotros también nos encantaría saberlo con detalle, pero la Neo reina Serenity, o mejor dicho, yo misma dentro de mil años, no lo cree conveniente. Y eso ha de ser por una buena razón.

-Así es.- Convino Mamoru.- Si ni tan siquiera nosotros estamos al corriente de los hechos que acontecerán, nadie puede ser informado. Espero que les dejases eso muy claro a las Asteroides.

-Sí, descuidad.- Asintió gravemente Chibiusa.- No les dirán nada.



Dicho esto se separaron para ir a intercambiar amigables conversaciones con los demás. Después de comer y como mandaba la tradición, los contrayentes de los respectivos matrimonios se separaron. Ya no se verían hasta el momento señalado. Los muchachos por su parte, habían decidido irse de despedida de solteros a un bar de copas en la periferia de la ciudad, con mucho el peor antro de la zona. No obstante, a ellos eso no les preocupaba en demasía. Las chicas, por contra, se decidieron por un lugar mucho más elegante. Al menos eso dijeron a sus parejas. Lo cierto es que fueron a un espectáculo de strip tease masculino. Aunque claro, tan solo podían ir las mayores de edad. Para fastidio de algunas de ellas, acorde con la legislación del Estado de Nueva York, las sailors tuvieron que perderse la diversión. El problema es que se servían bebidas alcohólicas y ellas no tenían aun los veintiún años. De todos modos prefirieron visitar la ciudad a su aire, aunque en el caso de alguna se quedaron con las ganas de ir de fiesta, sin ir más lejos a Minako y a Makoto les hubiese encantado ir. No digamos a Usagi y a Rei que montaron su penúltima trifulca cuando sailor Marte le lanzó de sopetón con un tonillo entre condescendiente y picajoso.



-Podríamos llevar a Usagi. Lo mismo encuentra a un hombre que le guste más que Mamoru.

-Ningún hombre me gustaría más que Mamoru, – sentenció su interlocutora, afirmando con el mismo tinte en su voz. - ¡Ya quisieras tú!

-Entonces Seiya no cuenta - se sonrió Marte sentenciando con retintín. – Claro, que a veces era hombre y  a veces no…

-¡Mira quién fue a hablar! – denunció Usagi elevando el tono. – Como saquemos a colación alguna de las revistitas que te lees…teniendo a Yuuichirou de vuelta en el Santuario por vacaciones en su facultad. ¡A ver si te decides de una vez, mona!

-¿Qué revistitas son esas si puede saberse?- replicó Rei a su vez. – Y deja en paz a Yuuichirou, es un amigo y ya está…

-Sí, sí… amigo – le lanzó su polemista con patente regocijo al ver como su interlocutora se sonrojaba por momentos. – Seguro…ya me gustaría veros por un agujerito…

-Bueno, pues yo de ti me preocuparía si Mamoru se va con los otros muchachos. Seguro que le presentan a media docena de chicas mucho más guapas que tú.- Contraatacó Rei. -

-¡Eso no te lo crees ni tú! – se burló Usagi sacándole la lengua. –



Rei hizo lo propio y ahí estuvieron, compitiendo para saber quién de las dos mantenía ese gesto de burla por más tiempo, a la par que haciendo los característicos ruidos que acompañaban aquello, para bochorno del resto de sus compañeras.



-Bueno, basta ya, parecéis dos crías de guardería. – Les dijo Ami que no sabía dónde mirar. -

-No se os puede sacar a ningún sitio. – Suspiró Minako. –

-¿Qué tal si damos una vuelta por Nueva York? Siempre he querido conocerlo. – Propuso Makoto tratando de que olvidasen esa nueva discusión. -



Al menos Mamoru, que estuvo estudiando en esa misma ciudad, sería su guía. El muchacho se ofreció a ello. (Esto último fue más bien a petición insistente de Usagi que, pese a todo, afectada por las pullas de Rei, no se fiaba que no fuera a salir con los otros en busca de posibles ligues). De nada sirvieron las peticiones del grupo de muchachos para que les acompañase…De hecho, todas las guerreras, junto con Chibiusa y las sailor Asteroides, salieron de excursión, lo pasaron bastante bien y una vez a solas hablaron con más seriedad. Ahora parecía que Rei y Usagi no hubiesen discutido nunca cuando Marte le preguntó a su amiga.



-Entonces afortunadamente esas anomalías espacio-temporales han cesado y Chibiusa pudo regresar. Al menos eso me ha contado.

-Sí y no.- Replicó la aludida, aclarando.- Tras lo sucedido en Némesis después de nuestro combate contra el Fantasma de la Muerte, tuvo que ocuparse de algunas cosas. Tampoco me pudo precisar exactamente cuáles.

-Ya. No puede condicionarte con lo que sabe que sucederá. - Asintió Rei.-

 -Así es.- Repuso su amiga, explicando.- Chibiusa tiene al menos dos misiones que llevar a cabo. Una de ellas está prevista para un punto más cercano del futuro. Ahora ha podido viajar hasta este momento para asistir a las bodas. Después no podrá volver a hacerlo hasta dentro de unos años y ella misma haya crecido y se ocupe de esa otra tarea.

-Este momento marcará una especie de frontera en el tejido espacio- temporal.- Terció Mamoru, comentándoles.- Según me explicó Setsuna, para ocuparse simultáneamente de estas cosas, Chibiusa ha estado abusando en demasía de estos viajes y en periodos de su vida distintos. Por eso, para no coincidir consigo misma, tiene que aguardar a ser ya casi una adulta para retroceder en el tiempo. Y no podrá hacerlo al siglo veinte hasta entonces, aparte de que tendrá que cuidar mucho la fecha en la que reaparezca.

-Tiene sentido.- Declaró Ami mesándose la barbilla.- No podría aparecer ante testigos de esta época como adulta y después como niña. O verse a sí misma. Podría provocar paradojas temporales que reabrieran esas distorsiones.

-Sí, suena interesante.- Afirmó Minako que, mudando su expresión pensativa por otra más desenfadada exclamó.- Bueno, seguramente que Setsuna le habrá explicado todo muy bien. Y Chibiusa es muy inteligente. Sabrá apañárselas.

-¡Menos mal que es ella y no su futura mamaíta quien debe hacer esos viajes.-Se sonrió maliciosamente Rei, alegando divertida.- ¡O podríamos toparnos con decenas de Usa-chan por aquí!

-¡Ja, ja, ja!- Exclamó la aludida con patente ironía, aunque encajando la pulla.-

-Anda, que es una broma.- Afirmó la sacerdotisa en tono conciliador.-

-Y además, estamos en Nueva York, ¿no? vamos a la Quinta Avenida. ¡Estoy loca por mirar escaparates!- Añadió Minako. -

-Esa sí que es una buena idea.-Convino Makoto con idéntico entusiasmo.-



            Las demás no se hicieron de rogar y arrastraron a Mamoru que se vio atrapado en una vorágine de recorrido turístico por casi todas las tiendas del lugar, aunque Ami por su parte no tenía tanta devoción por ver esos trapos y pensaba…



-Esto está demasiado enredado. Espero que no se produzcan efectos secundarios imprevistos. Setsuna nos lo ha advertido muchas veces. El equilibrio del tejido espacio- temporal es muy delicado.



             Pero a reclamo de sus amigas dejó eso de lado y se unió al resto que ya estaba deleitándose con las joyas y los caros vestidos que por allí se exponían. Por su parte, Chibiusa y las Asteroides iban algo rezagadas. La princesa les comentó.



-Sé que lo hablamos antes de venir, pero debéis tener muchísimo cuidado. Nada de hablar más de la cuenta. Y esquivad cualquier pregunta. Incluso si vinieran de mis futuros padres. ¿Entendido?



            Sus oyentes asintieron con gesto serio ahora. Y así, Chibiusa pudo sonreír algo más relajada y aconsejar a su grupo.



-Bueno, pues entonces a pasarlo bien. Que no podremos retornar apenas hasta dentro de algunos años de esta época. Cuando nosotras mismas seamos mayores.



Y eso hicieron, prestar a curiosear también en cuantos escaparates fuera menester. Por su parte, ya en un bar, los chicos ocuparon unas mesas. Roy, Tom y Ail se acercaron a pedir unas copas, pues como novios, ellos convidaban. Tom les susurró.



-No me gusta nada este ambiente. ¿Sabéis donde nos hemos metido?

-¡Bah!- respondió Ail despreocupadamente.- Después de luchar contra demonios, androides invasores del espacio y demás. ¿Qué puede haber aquí que sea tan terrible?

-Yo que tú no diría eso tan tranquilo.- Le aconsejó Roy bromeando también al añadir divertido. – Por lo que yo sé, muchos de esos demonios no se atreverían a venir por aquí.



            Desde luego que en la barra del bar les rodeaban tipos de no muy buena catadura, uno de ellos, gordo, barbudo, lleno de tatuajes y con una chaqueta de cuero de motorista, le espetó a Ail.



-¡Eh tú, muñeco! , esa es mi parte de la barra. - Señaló justamente donde el alíen había puesto las copas y eso que el resto estaba prácticamente libre. -

-Pero, si usted está ahí- objetó el interpelado señalándole a su vez, ya que el tipo estaba efectivamente a un par de metros de distancia. -

-Ten cuidado - le susurró Tom que prefería pasar una velada tranquila. - Ese individuo es de los que buscan un pretexto para tener bronca.

-Tranquilo Tom, no pasará nada. - Le respondió su amigo afirmando convencido. - Somos varios.- Aunque su interlocutor meneó la cabeza temiéndose lo peor. -



            Y efectivamente aquel tipo se acercó a Ail con aires de matón tabernario, le empujó de malos modos y le espetó.



-¡Esa también es mi parte!



De fondo se escucharon risas. Un grupo de individuos, vestidos de forma similar al provocador, miraban divertidos sentados en varias mesas y al parecer con vivos deseos de intervenir.



-¡Vaya por Dios! - Suspiró Roy resignado en tanto les contaba de forma disimulada, - deben ser diez o doce.

-Chicos.- Intervino Diamante que observó lo ocurrido desde la mesa y se dirigió hasta sus amigos con no demasiada preocupación. - Parece que va a haber problemas

-¡Qué bien!- Añadió su hermano menor visiblemente animado. - ¡Hacía tiempo que no me divertía con una pelea amistosa!



            Eso dejó atónitos a los otros quienes le dedicaron unas curiosas miradas. Zafiro se sonrió encogiéndose de hombros para justificarse.



-Es que Piccolo Sama nos acostumbró a eso. Ya sabéis.

-La verdad. Tienes razón.- Admitió su hermano sonriendo a  su vez con picardía.-

-Habrá que pegarles flojito - advirtió reflexivamente Nephrite. - Estos no son demonios ni androides y no durarán tanto, pero será divertido. Siempre y cuando no liquidemos a ninguno.

-¡Vamos allá, y con cuidado para que nos duren!- jaleó Zafiro a sus amigos quienes esta vez, asintieron con ganas de pasar un rato divertido.-

-Vale. Pero prohibida cualquier exhibición.- Les indicó Roy.- Con estos tipejos no tiene ningún mérito.



            Los otros tras sonreírse asintiendo se levantaron siguiendo a sus compañeros hasta la barra. Mientras tanto, dos tipos más se habían unido al de la barba. Diamante le dijo a Roy en voz alta.



-¿Qué es lo que pasa?

-Nada - respondió éste divertido, fingiendo ignorar que era escuchado. - Unos capullos que quieren quedarse sin dientes.

-¿A sí?- Respondió el gordo con aire irritado. - ¡Veremos quién se queda sin ellos, tío listo!



            Por el contrario, Ail, a consejo de Tom, trataba de evitar la pelea. Se levantó de su taburete con una cerveza en la mano y dijo con aire conciliador.



-De acuerdo amigo, me voy. No queremos problemas, ¿a qué no?



            Se giró para alejarse pero uno de esos hombres le empujó tirándole la cerveza y haciendo que se manchase.



-¿Tienes miedo?- Le inquirió burlón aquel individuo ante la sonrisa de sus compañeros. -  ¡Eh chicos! - Se dirigió al resto de sus amigos motoristas poniendo voz de falsete para exclamar. - ¿Habéis oído al nene?, no quiere problemas. Pero ya los ha encontrado.



            Fue entonces Zafiro quién acercó con un gesto de circunstancias  a ese tipo.



-Yo que tú no nos provocaría - le susurró calmosamente. - Podrías quedar muy mal parado, amigo.

-Por favor- le pidió Tom. - No os metáis en líos que nos casamos mañana. No me gustaría pasarme la noche entre rejas.

-Tranquilo Tommy - le calmó Roy que cada vez se iba animando más. - Esto promete ser divertido.



            Entre tanto el grupo en pleno de motoristas se levantó hacia Zafiro. Uno de ellos blandiendo amenazadoramente una cadena.



-¡Te vas a tragar los dientes, mamón! - Le chilló-  ¡Mirad muchachos! - Señaló a Diamante que se acercó junto a su hermano y agregó jocoso. – ¡Si hasta ha venido su novio a defenderle!

-¡Joder, que manía tienen todos con lo mismo! - Refunfuñó el príncipe más que irritado y harto de esa confusión. Fruto de ciertos rumorees ignominiosos propagados desde Némesis por algunos descontentos. Exclamando - ¿Por qué no se creerán nunca que somos hermanos?



            Pero eso parecía ser lo de menos para sus interlocutores. Y es que esos tipos ya tenían en sus manos palos, cadenas y navajas salidas de ningún sitio aparentemente. El resto de la clientela del local ya se estaba largando apresuradamente. Nephrite por su parte se quitó la chaqueta. De forma pausada y cuidadosamente, como si la creciente tensión que se mascaba en el lugar no fuese para nada con él, la dejó bien puesta en su silla.



-Pues chico - le dijo Roy mirándole atónito. - Estamos a punto de liarnos a guantazos y tú te entretienes en doblar la chaqueta.

-Hay que comportarse siempre como un caballero. Es algo esencial para demostrar personalidad en los tiempos que corren. Además es una buena chaqueta de tweed. - Respondió Nephrite de forma condescendiente. – Me costó una buena suma y está hecha a medida.

-¡Vale! - Exclamó su interlocutor con una sonrisa añadiendo invitador. - Pues cuando hayas terminado, ¡a por ellos!

-¡Qué bien, que bien! Les vamos a dar para el pelo.- Repetía Diamante haciendo crujir sus nudillos en tanto aconsejaba con entusiasmo contenido. – Pero recordad, despacito, que nos duren un rato.

-¡Venga ya!, tíos calmaos - Insistió Tom abriendo los brazos de par en par y tratando infructuosamente de razonar. - No quiero meterme en peleas.

-¡Ahh!- repusieron  despectivamente todos a la vez, agitando la mano. -

-¡Vamos Paleto de Kansas!, no seas aguafiestas. - Le pidió Roy añadiendo incluso de modo reprobador. - Sino te apetece quédate en una esquina.



            Entre tanto Ail acercándose al tipo que le había empujado, le recriminó con aparente condescendencia.



-Mira lo que has hecho, este era un traje nuevo. Mi novia me lo había elegido y se va a enfadar mucho. Te vas a tener que gastar mucho dinero en pagarme  el tinte para evitarlo.

-¡No me hagas reír! - le espetó el otro aconsejándole con sorna. - ¡Mejor preocúpate de tu entierro, te saldrá más barato!



Y dicho esto, levantó un plato para golpear a Ail. El alíen le esquivó sin esfuerzo. Así una y otra vez. Mientras el gordo se afanaba en intentar darle. Su contrincante evitaba sus ataques de forma indolente y declaraba desapasionadamente.



-Esa actitud es poco inteligente, me vas a obligar a hacerte comer la jarra.- Y señaló una gruesa y esmerilada jarra de cerveza en la barra a modo de advertencia. -

-¡Atrévete a intentarlo, mamón!  Le gritó su rival sudando a chorros y casi agotado por sus repetidos intentos infructuosos de golpeo. -



            Otros dos tipos atacaron a Zafiro que también los esquivó sin problemas, lanzándoles contra la pared.



-No estáis siendo nada educados.- Comentó Nephrite con tono monótono y casi paternalista.- Vamos a tener que daros unas lecciones de buenos modales.



Por toda réplica uno de aquellos tipos le atacó con una cadena en el brazo pero él la agarró sin apenas esfuerzo y tirando de ella arrastró a su agresor, lanzándole contra las mesas del bar que se rompieron con el impacto. La riña degeneró en pelea abierta. Ail había golpeado al tipo que le atacaba en el estómago, bastante flojito, pero eso bastó para dejarle doblado en el suelo. Tom, cada vez más contrariado, gritaba sin que nadie le hiciera el menor caso.



-¡Vale ya, dejado de una vez! -  Entonces uno de esos tipos se abalanzó sobre él a pegarle con un palo. El chico le  esquivó espetando furioso. - ¡Imbécil! Yo no me había metido, ¡pero ahora os vais a enterar! - y de una ágil patada le mandó contra otros dos. Los tres se dirigieron contra él y el muchacho exclamó.- Vale. ¡Ya estoy harto!, ¡dejadme a estos idiotas a mí!



Y los demás así lo hicieron. Entonces se dedicó a repartirles golpes de kárate de lo más variado para liberar el estrés, sin que ninguno de sus rivales pudiera alcanzarle. Roy a su vez golpeaba, (más bien empujaba flojito a tres al mismo tiempo). Diamante y Nephrite esquivaban descuidadamente a su vez a varios adversarios mientras charlaban entre ellos distendidos.



-Oye, tu chaqueta tiene muy buen corte.- Comentaba Diamante apartando su cabeza de los intentos de uno de esos tipejos por estrellarle una botella en la misma.-

-Ya he dicho que está hecha a medida, en una de las mejores sastrerías de Londres. Cuando Esmeralda y tú vengáis de visita, si es que para entonces el dueño no se ha jubilado, te llevaré.- Se sonrió con su típica socarronería británica, mientras esquivaba descuidadamente también los intentos de otro pandillero por golpearle con un palo de billar.-

-Touché, mon ami. - Admitió su interlocutor.-



 Y a una señal entre ambos hicieron volar a esos individuos por encima de la barra. Zafiro agarró a dos por el cuello y les chocó las cabezas.



-¿Qué os parece?- Al estilo del maestro Piccolo. Ahora entiendo por qué le gustaba tanto hacernos esto. ¡Aunque en el caso de estos tipos suena a hueco! - Declaró divertido ante las sonrisas cómplices de sus amigos. -



            Ail se deshizo de otros dos, y levantando del suelo al gordo que le atacase anteriormente le hizo abrir la boca hasta meterle parte de una jarra en ella. Entre tanto le decía con sorna palmeándole los abultados carrillos.



-No es nada personal, pero lo prometido es deuda, amigo.



            Finalmente el bar estaba destrozado y todos los pandilleros fuera de combate. Los chicos seguían en pie como si nada. Roy se sacudió el polvo del traje diciendo.



-Vale, como principio de calentamiento no ha estado nada mal. Pero la noche es joven, vamos a otro sitio. Hay muchos grupos de imbéciles como estos o todavía más zopencos, esperando a que les sacudamos.

-¡Si, que sean como estos tipos! ¡Ha sido muy divertido! - Le aplaudió Ail. -

-¡Ojalá sean más duros! - Intervino Diamante con sorna. - Estos pardillos no nos han durado mucho, así no tiene gracia.

- Venga, contra los próximos con una mano a la espalda. – Les sugirió animadamente Tom.-



Y es que ya le había encontrado a aquello la parte divertida, obteniendo los entusiastas asentimientos del resto de sus amigos.



-A este paso, mañana no van a quedar tugurios de este tipo. - Se rio Zafiro apartando un par de sillas medio rotas. -

-Hacía mucho que no me divertía tanto. Cierto y además les hemos dado un cursillo acelerado de urbanidad y civismo. - Añadió Nephrite con moderación, recuperando su chaqueta que continuaba impecablemente doblada en una esquina del devastado local.-  Seguro que las chicas se estarán aburriendo mucho, ¡pobrecitas! , no saben pasarlo bien ellas solas.



            El dueño del bar estaba asombrado y sobre todo horrorizado por los cuantiosos daños sufridos. Pero entre los muchachos reunieron algo de dinero para pagarle los destrozos. Ail, con un tono distendido e incluso conciliador, le dijo al tipo gordo que estaba mirándole desde el suelo bastante acongojado y con parte de una jarra dentro de la boca.



-Ya te lo advertí, modera tus nervios o tendrás problemas.

-¡Esto hay que repetirlo!- .Afirmó Zafiro con visible entusiasmo. -



            Todos asintieron por unanimidad. Así, con grandes carcajadas y pasándose los brazos por los hombros unos a otros, abandonaron el local en busca de nuevas diversiones. Como decía Roy todavía quedaban muchas pandillas de gamberros a los que sacudir. Y tanto él, como sus amigos, deseaban proseguir con la fiesta. De este modo fueron de bar en bar y también bebieron unas cervezas de más. Como resultado agarraron una “buena trompa” y ya de madrugada muy avanzada volvieron a sus hoteles. Se acostaron entre cánticos de sus tiempos del Rincón del Alma y del Tiempo, rematando la velada con un clásicos de uno de los cantantes favoritos de sus días de entreno.



Me veo contigo, y todas las cosas que haces siguen girando.
Vueltas y vueltas en mi mente.


Olvida el clima, siempre deberíamos estar juntos.
Cualquier otro pensamiento es cruel.
Para tenerte conmigo, nadaría los siete mares.


Te necesito como mi guía y mi luz.
Mi amor es una llama que arde en tu nombre.


Estaremos juntos, estaremos juntos esta noche
Estaremos juntos, estaremos juntos
Estaremos juntos


Ah te veo conmigo, y todo lo que quiero ser.
Esta bailando aqui contigo en mis brazos
Olvida el clima, siempre deberíamos estar juntos.
Siempre seré esclavo de tus encantos.


Para tenerte conmigo, nadaría los siete mares.
Te necesito como mi guía y mi luz.
Mi amor es una llama que arde en tu nombre.


Estaremos juntos, estaremos juntos esta noche
Estaremos juntos, estaremos juntos
Estaremos juntos
Llámame, cariño


Tú puedes llamarme cualquier cosa que quieras
Llámame cariño, Llámame, llámame Ow!
Te veo conmigo y el bebe hace tres


Me veo contigo y todas las cosas que hacemos.
Olvida el clima, siempre deberíamos estar juntos.
Te necesito como mi guía y mi luz.


Mi amor es una llama que arde en tu nombre.
Estaremos juntos, estaremos juntos esta noche
Estaremos juntos,
Juntos estaremos juntos
Estaremos juntos
Estaremos juntos esta noche


Juntos, estaremos juntos esta noche.
Juntos, estaremos juntos esta noche.
Juntos, estaremos juntos esta noche.
Juntos, estaremos juntos esta noche.
Juntos, estaremos juntos esta noche.
Juntos, estaremos juntos esta noche.
Juntos, estaremos juntos esta noche.



(Sting. We´ll be together. Crédito al artista)



Y al fin pudieron sosegarse un poco y disponerse para dormir y levantarse frescos, (si eso era posible), en el gran día. Ninguno de ellos suponía siquiera la diversión que estaban disfrutando las chicas. Por su lado, las guerreras llegaron finalmente a su hotel. Cuando Minako entró en su habitación Artemis le aguardaba. El gato le preguntó.



-¿Qué tal lo habéis pasado?

-¡De maravilla!, tengo muchas ganas de hacer carrera como ídolo y venir aquí más a menudo. -Repuso la entusiasmada aunque ya agotada jovencita.-

-Bueno, seguro que lo lograrás.- Convino su interlocutor que, ya más seriamente, le comentó.- He hecho averiguaciones. Sé dónde está.

-Espero que ella y su bebé sigan bien.- Suspiró la muchacha.-

-Por lo que sé, sí.- Afirmó el gato que declaró para despedirse.- Bueno, he de volver con Luna. Sospechará si me retraso.



            Su amiga asintió, Artemis se marchó con sigilo. Por su parte ella se quedó pensando en su amiga. Eso le bastaba, no podría viajar a California a verla de nuevo pero al menos, si ésta había encontrado la felicidad y disfrutaba de una vida tranquila era más que suficiente. Entre tanto, en la habitación de Usagi y Mamoru, la joven recibió una llamada a su intercomunicador.



-¿Sí?... ¡Ah!, son ustedes… muy bien. Si… ¿Dicen que ha vuelto a indagar? Conforme. ¿Nos enviarán un informe? Muchas gracias.



            Usagi cortó la comunicación y su pareja la obsequió con una inquisitiva mirada, entonces ella le narró la conversación. Mamoru se sentó sobre la cama pensativo y dijo.



-Esto no me gusta. No creo que debamos permitir que siga.

-Dale tiempo. En el fondo la comprendo. Es natural, yo haría lo mismo en su lugar.- Se apresuró a replicar su interlocutora.-

-Tú, como Usagi Tsukino, al igual que yo como Mamoru Chiba, puede ser. Pero como la Neo Queen Serenity y el Neo King Endimión de Cristal Tokio, sabemos perfectamente cuál es nuestro deber. Y les dimos una orden directa. Si permitimos la desobediencia, por mucho que entendamos los hechos, todo por lo que estamos trabajando podría derrumbarse. Y más después de lo sucedido con la llegada de ese Leval del futuro.

-Lo sé…- Musitó la joven, sentándose junto a él y añadiendo con pesar.- Es por eso que deseo que no continúen más allá. Vamos a darles un poco más de tiempo. A esperar. Y si ese informe me confirma lo que temo, entonces actuaremos. Pero no antes de tener rematada nuestra tarea.

-Tienes razón, es cierto.- Convino Mamoru.- Esto puede esperar, después de estas bodas supongo que tendremos que disponernos para otras más. Aunque nos lleve algo de tiempo.

- Y todo eso antes de que nosotros mismos podamos casarnos.- Suspiró Usagi abrazándose a su contertulio.- ¡Es algo tan fastidioso!

-Ten paciencia Usako, todo llegará. Las cosas aquí quizás no son como deberían ser, pero en bien del desenlace de la historia, tenemos que ser cuidadosos. Yo también lo deseo, pero nos quedan unos años de duro trabajo y de hilar muy fino todavía…



            La muchacha asintió y los dos dejaron la conversación para dedicarse unos cuantos besos y caricias en tanto ella le susurraba a su novio con voz melosa.



-Al menos esto sí que podemos hacerlo…



            El resto de las guerreras también descansaba. Tanto Rei como Ami muy felices de sus respectivos papeles en la ceremonia del día siguiente. La sacerdotisa pensaba a su vez en las palabras de Usagi. A pesar de la chanza tenían mucho fondo de verdad. ¿Qué pasaba con Yuuichirou? Ni ella misma estaba segura de sus sentimientos hacia aquel muchacho. ¿O quizás sí y era eso lo que la asustaba?... Sabía de sobra las implicaciones y esas pullas de su amiga podrían significar muchas cosas. ¿La estaba animando?...



-No lo creo.- Suspiró.- A fin de cuenta ella es la reina Serenity. ¡O lo será! Y nosotras sus guardianas, con unos votos y unas obligaciones que debemos cumplir…



No pudo evitar sentirse algo triste al hacer esas reflexiones. De modo que decidió dejar de lado aquellos pensamientos y concentrarse en el acontecimiento del día siguiente diciéndose…



-Lo importante es que Cooan y sus hermanas sean muy felices. Todavía les quedan muchísimas cosas por hacer.



            Ami por su parte estaba con su ordenador. Repasaba todo los detalles de la ceremonia para asegurarse de que se llevasen a cabo correctamente. También afinaba para estudiar su examen de inglés. Quería obtener la máxima puntuación posible. Pudiera ser que de ese modo fuese capaz de ir de intercambio a una prestigiosa universidad Norteamericana.



-¡Qué ganas tengo de poder conseguirlo! Además, podría ver a Bertie-chan más a menudo… Por lo menos durante los próximos años. Ahora será feliz. ¡Ojalá que la dicha les dure a ella y a Roy durante mucho tiempo, se lo merecen! Igual que el resto de las hermanas y de nuestros amigos. Por lo poco que sé, pronto aumentará su número…



Al fin, cansada, apagó el aparato y decidió dormir. Tendría que madrugar…Makoto todavía recordaba algunas tiendas, escaparates de lujosas y sofisticadas cafeterías de Madison Avenue que captaron su atención. Quiso tomar todas las ideas que pudo para plasmarlas en su propio negocio. Y también, pese a no querer pensar en ello, estaba algo inquieta por Minako. No ignoraba que su compañera había cruzado la línea un par de veces con sus pesquisas. ¡Venus incluso le confesó que había ido a ver a esa muchacha y a su hijo! Suspiró. Lo único que esperaba era que su amiga se olvidase de todo aquello. Y luego estaba él. Tan guapo, con esa melena castaña. Lástima que ya estuviera acompañado. Además, aun en el caso de haber estado disponible, ella sencillamente no podía. No debía suceder de ese modo.



-Por lo menos tengo la posibilidad de centrarme en mi negocio. Ese será mi sueño hecho realidad. Y con el tiempo, mi amiga Petz y Zafiro también se casarán. Entonces espero que tengan hijos y que todos juntos vengan a probar mis tartas. Y él...bueno,  deseo que también sea muy feliz…sin embargo siento que, en otro mundo, en otra vida. Posiblemente en otra historia, estuvimos los dos juntos. Pero aquí y ahora no es nuestro momento… ¡Qué le vamos a hacer!



Sonrió con un aire de tristeza y pensó que sería mejor dormir. Al día siguiente tenía que estar fresca. En cuanto a las novias y sus amigas, ya en aquel local de strip tease,  se adentraban en aguas peligrosamente calientes…



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