El grupo de mujeres se encaminó a un lugar más
tranquilo, eran ya las doce de la noche, habían estado charlando y riendo a la
par que tomándose algunas copitas y no iban del todo serenas. Fue Esmeralda la
que las propuso entrar en un local de “strip tease” masculino.
-Vamos chicas. En Francia hay bastantes sitios como
estos. Y podemos cantar eso de « Voulez-vous
coucher avec moi, cette soir, ¡ja, ja! - Exclamó divertida.
-
Las hermanas se miraron perplejas, tratando
de descifrar aquello. Bertie se puso colorada puesto que había estudiado algo de
francés también y Amanda directamente se tronchaba de risa.
- ¿De dónde has
sacado esa frase?- Se rio la rubia reportera.- ¿De tus compañeras modelos
parisinas?
- ¡Qué va! Es
francés, pero la escuché cuando era cría. Una de mis droidas me ponía una
antigua película del siglo veinte o puede que, del veintiuno, no me acuerdo muy
bien, en la que se decía. - Le contestó Esmeralda, rememorando. - Me gustaba
mucho, se llamaba Moulin Rouge.
-No sé a qué película
te refieres. - Negó Amanda. -
-Quizás no la
hayan estrenado todavía. - Conjeturó Cooan. -
Aquello era cierto. Merced a que
ellas mismas venían del lejano futuro conocían muchas cosas que para los
habitantes de la Tierra en el siglo veinte posiblemente no existieran todavía.
Por eso se miraron con una mezcla de estupor y algo de inquietud. Estaba claro
que debía cuidar lo que comentasen, ¡incluso en asuntos tan triviales!
-Mejor creo yo que
podríamos ir a algún bar más tranquilo. - Opuso Beruche aprovechando para
volver al anterior asunto. -
- ¡Anda ya! - Se
rio paradójicamente Petz.- Vamos a pasárnoslo bien. ¡No me seas aburrida!
Desde luego que ni ella, ni Cooan, daban crédito a
lo que escuchaban. Su hermana mayor imaginándoselo, añadió con tono cordial.
-Mañana vais a estar casadas. Y mi tarea de
cuidaros, al menos en estos aspectos, ya se ha terminado. ¡Celebrémoslo!
-Sí, yo tengo bastantes ganas de ver cómo es esto. -
Coincidió Cooan, alegando con animación. - Mel me contó cosas muy picantes de
cuando hacían fiestas de esas en la Golden. Lástima que no haya podido venir
Beruche
recordó que su ex compañera de facultad estaba estudiando ese doctorado para
ser profesora de secundaria. Lo hacía con visos a ocupar una plaza en la
Golden. Ella no se había decidido por esa opción todavía. Con el máster que
estaba haciendo le parecía más que suficiente.
-Lo cierto es que no he visto a Melanie últimamente,
y con todo el ajetreo que tuvimos y las bodas no he podido sacar tiempo ni para
llamarla. - Pensó. -
Aunque
enseguida dejó de lado aquello cuando Amanda convino con sus hermanas y Esmeralda.
-Pues claro, por una noche está bien.
-Sí, y yo quiero saber de qué manera se divierten
las chicas terrestres. - Intervino Annie. - Esto parece que les gusta, está muy
concurrido.
Al final Bertie suspiró resignada, la única aliada
que parecía pudiera haber tenido en su deseo de irse a otro sitio, Ann, se
decantaba a su vez por quedarse. Así que no le quedó más remedio que ceder a las
ganas de las demás por verlo y suspirando sentenció.
-Alea jacta est!
- ¡No seas tan melodramática! - Le contestó Cooan
con jovialidad. -
-Pues yo digo. Allons mes amies ! - Exclamó Esmeralda haciendo reír al resto. -
De modo que
entraron y una vez dentro se encontraron con un abarrotado local, con una larga
pasarela, y sobre ella un apuesto individuo vestido de ejecutivo. Multitud de mujeres
enloquecidas le gritaban.
- ¡Vamos, quítatelo todo! , queremos verte. -
Demandaban todas a la vez que se reían. -
-No os parece que esto es un poco excesivo. - Les
dijo Cooan a las demás mirando anonadada a su alrededor. -
-Nada de eso. - Respondió Esmeralda animando al resto.
- Si es de lo más divertido, vosotras relajaos y disfrutar del espectáculo.
- ¿Es que se va a desnudar de verdad? - Preguntó
Bertie entre incrédula y avergonzada. -
-Pues claro, - asintió Amanda que añadió, mirando
divertida a su asombrada compañera. - ¿Qué te esperabas?, esto es un night
club.
- ¡Tranquila hermanita! - Bromeó Petz que, pese a su
acostumbrado carácter rígido no parecía desde luego incomodada sino todo lo
contrario esta vez. - Prometo taparte
los ojos cuando aparezca algo que tu casta moral no te permita ver. ¡Ja, ja, ja,
ja!
Todas las demás se rieron, excepto Beruche que cada
vez estaba más colorada, respondió casi con un tartamudeo.
-Yo…yo, no le veo la gracia.
-No esperaba que fueras precisamente tú la que se
mostrase tan liberal, Petz. - Comentó la asombrada Cooan. -
-Es que desde que vuestra hermana vive con Zafiro ha
cambiado mucho, ¡Ja, ja! - Se rio Esmeralda atronando un poco el lugar. -
-Por favor, no des más explicaciones. - Pudo pedirle
la aludida tapándose los oídos al igual que el resto. -
Las
otras chicas miraron ahora a Petz que estaba visiblemente colorada. Aunque
enseguida volvieron a dedicar su atención a aquel escenario. En él, ese individuo
comenzó a desnudarse metódicamente, primero se quitó la chaqueta, volteándola
varias y lentas veces sobre su cabeza la arrojó hacia las mujeres marcando una
provocativa pose de chulo discotequero. Lo siguiente que lanzó fue su camisa mostrando
un torso musculado, depilado y sudoroso. Los chillidos de las féminas allí
presentes se elevaron de tono, hasta convertirse en histéricos.
-No entiendo que se pongan así sólo por eso, - comentó
Esmeralda, valorando desapasionadamente - comparado con Diamante ese tipo no es
nada.
-Lo mismo digo yo- corroboró Beruche sin apreciar
tampoco el motivo de ese jaleo. - Después de ver a Roy convertido en súper
guerrero, ese pobre hombre me deja indiferente.
-Bueno chicas, ¡comprended que no todas tienen como
novios a hombres como los nuestros! - rio Amanda que casi pretendía mostrar
compasión por el resto de las mujeres del mundo, a juzgar por esa aseveración. –
Es natural que a ellas les entusiasme.
-Pues la verdad, no está nada mal, - declaró Cooan
bebiéndose otra copita. - Todas la miraron sorprendidas, aunque ella enseguida
añadió. - Pero mi Tom está muchísimo mejor. ¡Ji, ji, ji!
- ¡Venga ya!, ¡enséñanoslo todo de una vez, que nos
vamos a dormir!, gritó Esmeralda, ante el asombro y la vergüenza de las demás a
las que afloró un enorme gotón de sudor en la cabeza. -
-Esmeralda, pero ¿qué dices? - Musitó Beruche cada
vez más colorada. –
-Disculpa, es la costumbre, mis droidos se desvestían
más deprisa. - Comentó sin pararse a pensarlo.-
Aunque
tras recibir una mezcla de miradas de estupor, incredulidad e incluso
reprobación, la joven sonrió llevándose una mano al cogote para apresurarse a añadir.
-Nada, no dije nada. ¡Olvidad eso! ¿Queréis?...
A
todo ello aquel tipo se quitó los pantalones y los lanzó también tras marearlos
de la misma manera que la chaqueta. Jugueteaba ahora con su slip entre la
algarabía de muchas mujeres que querían subirse a la pasarela. Por fin se
deshizo de él tirándolo hacia el público con tal puntería que le cayó sobre la
cabeza a Annie, la extraterrestre había estado callada con expresión perpleja
viendo todo el numerito como si no pudiera creerlo y fue en ese instante cuando
se apresuró a quitarse de encima esa prenda con aprehensión.
- ¡Ah, qué asco! - Exclamó y tan pronto lo tiró
varias mujeres se abalanzaron sobre él, pugnando por llevárselo. Annie las
observaba todavía más incrédula mientras añadía. - ¡Estas mujeres humanas están
locas!
El
individuo de la pasarela se contorneaba con los brazos en jarras y moviendo la
pelvis de modo escandaloso, levantando los chillidos de todas sus
enfervorizadas fans.
-Bueno, ¡menos lobos! - Comentó Esmeralda desapasionadamente.
- Ese tipo no es nada comparado con mi Diamantito.
- ¡Hip! - Intervino Cooan, bastante borracha ya, en
tanto se trasegaba otra copita y con la voz claramente tomada por el alcohol,
comentó. - A mí me parece que está muy bien, voy a subir para verlo más de
cerca.
Y
lo intentó. Tratando de auparse al escenario que les quedaba tan solo a un
metro y medio de altura. De esa guisa daba la impresión de ser otra más de
aquellas locas que deseaban hacer compañía a ese individuo tan “viril”.
- ¿Pero qué haces? - Le recriminó su incrédula hermana
Petz en tanto ella y la perpleja Annie la sujetaban para que no subiera. ¿Es
que te has vuelto loca?
Beruche
se tapaba la cara con las manos, pero miraba a través de los dedos. Declarando
entre la risa vergonzosa que le daba.
-Bueno, decididamente este muchacho no se puede
comparar con Roy. Mi futuro esposo está mucho mejor, ¡ji, ji, ji!…
-Pues no está tan mal, ¡guau! - reconoció Amanda
mirando a ese tipo con mucha atención y aseguró. - Le diré a Nephrite que haga
algo similar cuando estemos en nuestro dormitorio.
-No me parece mal - convino Petz que añadió
solidariamente. - Convenceré a Zafiro para que haga lo mismo, él parece muy tranquilo,
pero tendríais que verle motivado...
-Pues no te digo nada de Roy - intervino Bertie. – Solamente
os desvelaré que cuando se transforma en súper guerrero, todo se le hincha en
proporción...
-La verdad - terció Ann con extrañeza. - No entiendo
esa fijación vuestra por el tamaño. ¿Qué importancia tiene eso?
- ¿Qué pasa, Annie? ¿Es que Ail no da la talla? - se
rio atronadoramente Esmeralda secundada por las demás. -
- ¡Que lo crees tú eso! - rebatió la aludida. - Para
que lo sepas nuestra raza está muy bien proporcionada.
- ¡Venga chicas! - Propuso Cooan completamente
borracha a juzgar por el inequívoco acento gangoso en su voz. - ¡Desnudémonos también! -
Hizo ademán de quitarse la blusa, pero Bertie
reaccionó con rapidez y la sujetó.
-Tranquila hermanita,
estás muy bebida. Lo mejor será que nos volvamos a casa. - Les dijo a las
demás. - Mañana es la boda y ya es muy
tarde, son más de las tres.
-Sí- convino Petz, ya con más seriedad. - Habrá que
acostar a nuestra pequeña juerguista, la pobre va a tener una resaca horrible
mañana. Creedme, me pasó hace tiempo y lo sé por experiencia.
-Sí, nos acordamos de eso. - Se sonrió Bertie. -
Aunque
ante la mirada de su hermana mayor optó por desviar la suya y el tema.
-Pues, hala, que ya es tarde, para el hotel…
-Vale, venga vámonos, llevaros a Connie. -Convino
Amanda que también observaba a ésta con cierta preocupación cuando añadió. -Creo
que no está muy acostumbrada a beber. –
- ¡Qué lástima! - Suspiró Esmeralda cuando tras el
tipo anterior salía uno vestido de bombero, merced a lo cual la muchacha comentó
con sorna. - A lo mejor éste tiene una manguera más larga.
-Eso me recuerda algo. - Apenas pudo decir Cooan,
casi farfullando en medio de su borrachera. - ¿Os habéis dado cuenta de que no
teníamos droidas masculinas?...
-Bueno, yo sí que tuve dos. - Le recordó Esmeralda.
- Kiral y Aquiral.
-Pero no eran droidas, eran nuestros primos. - Le
comentó Bertie. – Los hijos de la tía Agatha y del tío Grafito.
-No, bueno, en realidad, los que yo tenía eran unas
copias suyas. Ellos desaparecieron, aunque no lo supe hasta después. - Admitió
su interlocutora. -
- ¡Ah sí!, les recuerdo. - Comentó Petz. - Zafiro me
contó que fue un encargo personal tuyo.
-Sí, bueno. Pudiera ser. - Replicó su azorada interlocutora. -
-Claro, es que nuestros primitos se parecían mucho a
Diamante. - Se sonrió pícaramente Bertie, queriendo saber con su típico tonillo
pleno de una aparentemente inocente ironía. - ¿Esos eran los que se desnudaban
tan deprisa?
Esmeralda
no sabía ahora donde meterse. Mejor hubiese sido no airear esa conversación,
Por suerte para ella Cooan estaba ya demasiado bebida y soltaba lo primero que
le veía a la mente.
-Es verdad. Rubeus siempre se negó a que tuviéramos
droidas masculinas. ¡Machista de mierda! Pero a él no le faltaban todos los
androides chicas que quería. Aparte de tenernos a nosotras… menudo cabr…
-Anda, Cooan. - La cortó una apurada Bertie. - Deja
ese tema…
- ¡No quiero dejar el tema! - Exclamó la
interpelada, visiblemente ebria para comentarle a unas muchachas que no
conocían de nada y que la miraban entre atónitas y divertidas. - Para que luego
digan que en el futuro las mujeres lograremos la igualdad…No os lo creáis,
chicas. Nosotras venimos del siglo treinta y sigue siendo la misma historia.
Los hombres hacen lo que quieren…pero nosotras. ¿Por qué no podíamos tener unos
androides guapetones? ¡Si era un chollo!, les mandabas lo que querías y lo
hacían…
Por
suerte esas dos desconocidas se reían sin tapujos al oír aquello. Tuvo que ser
Petz quién interrumpiera esa perorata de Cooan con tono algo apurado.
-Perdonad, es que cuando mi hermana bebe se pone muy
creativa…
-Sí, eso es verdad. Tengo mucha creatividad…
cuéntales cuando quise usar mi dark fire para flambear una tarta... todo por
querer alegrar a ese desgraciado…- Se reía ahora la aludida agregando ya con un
tinte entre divertido e indignado. - Tendría que haberle quemado el culo a ese
cerdo de Rubeus…
- ¿Estás bien, Cooan? - Se interesó Annie observándola
con algo de preocupación.-
-Mejor que nunca. Mirad, ese que baila ahí tiene
pinta de droida… ¡Eh droida! Ven a bailar con tu ama. - ¡Gritó haciendo bocina
con las manos!
Las
caras del resto eran el vivo retrato del azoramiento y el apuro. Bertie logró
desviar un poco la atención de su hermana pequeña en tanto las otras celebraban
una pequeña conferencia.
-Será mucho mejor que nos vayamos rápido. Si la
dejamos aquí ésta es capaz de armarla más que cuando estábamos tratando de
destruir los cristales punto. - Les cuchicheó Petz. -
-Sí. - Convino Annie. - Necesita descansar urgentemente…
-De lo contrario, mañana no habrá quién la lleve a
su propia boda. - Se temía Bertie que trataba de tirar de Cooan para sacarla de
las cercanías de pódium donde actuaba el stripper. -
-Desde luego, cuando Connie bebe lo hace de verdad. -
Admitió Amanda agitando una mano. –
-No está muy acostumbrada y se le sube enseguida a
la cabeza. - Le explicó Petz. -
-Es una lástima, ahora que la cosa comenzaba a ponerse
interesante. - Suspiró Esmeralda. -
Pero como precisamente la noche se había subido
demasiado de tono y Cooan no estaba ya para fiestas, (o quizás es que lo estaba
demasiado), la modelo y diseñadora aceptó esa prudente retirada. Lo mismo que
Annie que observaba a Cooan preocupada por semejante castaña. Se llevaron a la
atontada muchacha entre Beruche y Petz. Pero ésta se resistía como gata panza
arriba.
- ¡No, dejadme!, yo quiero bailar con ese tipo. Soy
una gran bailarina. - Les pedía la
chica, etílica perdida para añadir, no sabiéndose si a modo de lamento,
protesta o celebración. - Todo me da vueltas, creo que es divertido.
- ¡Madre mía! - Exclamó Esmeralda agitando una mano
al viento - ¡que borrachera lleva!, espero que tengáis café. Hay que darle uno
bien cargado en cuanto lleguemos al hotel. Y que beba mucha agua…
- Es verdad. - Convino Amanda añadiendo no sin
cierta inquietud. – Debe de estar muy deshidratada por tanto alcohol.
-Nosotras nos encargaremos de Cooan - declaró Petz
colgándosela prácticamente a la espalda y dirigiéndose a Esmeralda, Ann y
Amanda. -Vosotras iros a dormir, mañana será un día muy duro.
-De acuerdo. - Asintió la extraterrestre que ahora
sonrió para agregar. -Verás cuando se lo contemos a Usagi y a las otras, como
ellas aún son menores no han podido venir aquí, ¡ja, ja! Aunque tengo que
darles las gracias por quedarse cuidando a mi hijo.
- Lo que no comprendo es que tú nos has contado que
ibas a clase con ellas. ¿No sois de la misma edad? - Le preguntó Bertie
sorprendida. –
- No, lo que pasa es que al adoptar forma humana
parezco más joven de lo que soy. – Les desveló Annie que enseguida matizó. – Un
par de años o tres nada más. No os vayáis a imaginar otra cosa. Y Artemis me
consiguió unos documentos que prueban mi mayoría de edad. Creo que las chicas
deberían habérselos pedido también. - Susurró de modo cómplice. -
-Sí. Artemis es genial. ¡Es un gato que habla! Y
viene de la Luna. ¿A qué es divertido? - Exclamaba Cooan entre risas atrayendo la
atención de algún que otro transeúnte. - Y su esposa Luna es una gata que se puede
convertir en humana… ¿por qué me miráis así? ...Pues están casados y en el siglo
treinta tienen una hija muy bonita que se llama Diana, ¡Y es una gatita!
Por
fortuna los más la observaban esbozando una sonrisa de circunstancias o
directamente ignorándola para alivio del resto.
-Hala. Vamos a llevarnos a la todavía señorita Malinde
a casa. - Se sonrió Petz moviendo la cabeza. - O no podrá ser la señora Rodney
mañana.
Las
otras asintieron, desde luego que estaban más que interesadas en llevarse de
allí a Cooan lo antes posible.
-Que durmáis bien chicas, si es que podéis. - Deseó Esmeralda,
no envidiando en absoluto la papeleta de las hermanas. -
-Y, sobre todo, que os podáis levantar mañana en
buenas condiciones. - Remachó Amanda no sin algo de sincera inquietud. -
Y tras
despedirse se alejaron en busca de un taxi. Así Amanda, Annie y Esmeralda, se
fueron a sus respectivos alojamientos. Durante el trayecto charlaban
divertidas.
-La pobre Connie lleva una borrachera de las buenas.
- Sonreía la pareja de Nephrite. - No sé yo si mañana podrá levantarse de la
cama.
-Seguro que lo logrará. El amor lo puede todo. -
Afirmó Esmeralda con una media sonrisa divertida para agregar. - Y en caso contrario,
entre Bertie y Petz se ocuparán.
- ¡Si es necesario que le den una alubia mágica! -
Se sonrió Annie. -
Las tres se rieron con ganas de eso. Mientras, Petz
y Beruche pidieron otro taxi y subieron en él junto a Cooan. Más bien tuvieron
que meter como pudieron a su hermana menor entre ambas, dado que la pobre no
podía ya ni tenerse en pie. Aunque eso sí, espíritu festivo no le faltaba y
cantaba con voz gangosa.
- ¡Némesis, planeta querido!, ¡Némesis de mis amores!
… ¡Quien estuviera por Némesis en todas las ocasiones!...
- ¡Dios mío! - Suspiró con preocupada resignación Bertie,
moviendo la cabeza. -
Por suerte el taxista parecía un tipo acostumbrado a
transportar gente en ese estado. Aun así, Petz y Bertie le dieron una buena
propina disculpándose por el comportamiento de su tan alegre hermana. Y por
esas historias tan rocambolescas que contaba sobre planetas futuristas y gatos
que hablaban y que adoptaban forma humana. Cuando llegaron a casa le dieron a la afectada
un par de cafés cargados con sal que por fin la hicieron vomitar. Decididamente
echó todo lo que tenía hasta que pareció un saco vacío. Al menos evitó seguir
añadiendo alcohol a su torrente sanguíneo. Luego le dieron agua. Poco a poco
fue recuperando la sobriedad y adquiriendo también una buena migraña.
- ¿Te encuentras mejor? ¡Has debido de echar hasta
la papilla que nos daba la abuela Kim en Némesis! - Comentó Bertie con asombro.
-
- ¡Oh cielos! - Pudo susurrar Cooan quejumbrosamente.
- Como me duele la cabeza, sólo quiero dormir un poco.
-Venga, acuéstate. - Le susurró su interlocutora,
tratando de recordarle. - Mañana nos vamos a casar con dos chicos muy guapos. No
querrás que Tom te vea llegar haciendo eses en el altar y toda llena de ojeras.
- ¡Oh, cállate! – Protestó su hermana con un gemido
histriónico, tapándose la frente con ambas manos y lamentándose con voz queda.
- Me duele mucho la cabeza.
Pero
obedientemente se metió en la cama y Bertie la arropó, su hermana pequeña,
rendida, no tardó en dormirse.
-Bueno - dijo Petz lanzando un largo bostezo - yo
también me voy a la cama.
-Quédate aquí esta noche, - le ofreció Beruche. - Ya
es muy tarde para ir sola por ahí.
-Tranquila - sonrió ella asegurando con su intrépido
tono. - Sé cuidarme sola, además, soy una justiciera. – Y para escenificarlo cerró
el puño simulando un gesto amenazador sentenciando. - ¡Que alguien se atreva a
meterse conmigo y verá lo que es bueno!
- ¡Me has convencido! - Rio Bertie despidiéndose de
ella, en tanto se disponía a acostarse. – ¡Ji, ji, ji! hasta mañana, Petz.
-Duerme bien, pequeña - le deseó ésta con ternura
acariciando la frente de su hermana. - Mañana es tu gran día. Y el de Cooan
también. - Añadió con una mezcla de diversión y afecto maternal, mirando a la
susodicha que ya estaba bien dormida y susurró. - Hasta mañana.
Su
hermana mayor se marchó, bajó a la calle, era ya muy tarde y noche cerrada.
Aunque todavía había bastante gente recorriendo las principales avenidas. La
chica tomó una más secundaria. Su hotel no quedaba lejos. Al poco pasó cerca de
un teatro, una joven pareja salía de allí. Ella era de la altura de Petz, pelo
castaño de media melena y ojos verdes albahaca, el hombre, algo más alto, de
pelo moreno y ojos azules, ocultos tras unas gafas. Petz casi chocó con ellos,
dado que caminaban distraídos. Parecía que comentaban una obra que se estaba
representando por lo que los oyó charlar. Era aquel individuo quién, en tono jovial,
le decía a su interlocutora en tanto ella iba agarrada a uno de sus brazos.
- ¿Te ha gustado la obra, cariño?
- Sí Robert, no estuvo mal, pero ese tal Mefistófeles
no me cuadra mucho con los modos que emplean las altas jerarquías. - Sonreía
ella moviendo ligeramente la cabeza. -
-Disculpen. - Pudo decir Petz casi golpeándose con
la muchacha al pasar a su lado. -
Esa
chica esbozó una leve sonrisa, aunque se la quedó mirando durante unos
segundos, parecía que sorprendida por algo. La propia Petz sintió algo extraño,
aunque no le dio más importancia y continuó andando hacia su hotel. Esa joven
pareja prosiguió a su vez por el sentido contrario perdiéndose entre el gentío.
Fue curioso, la mayor de las hermanas Malinde podría haber jurado que su piedra
de justiciera emitió unos destellos verdosos al menos durante unos instantes.
Ahora en cambio no parecía que el colgante actuase de forma anormal.
- ¡No, es imposible! …- Movió la cabeza pensando.-
Ninguno de ellos puede estar ya en la Tierra.
Debía de estar cansada y vio alguna luz de los
neones reflejándose en la piedra, ¡no podía haber ya otra explicación! Se
encogió de hombros y no paró ya hasta llegar a su hotel sin mayor novedad.
-También estoy muy cansada, dentro de poco comenzaré
a ver elefantes volando o algo así, como la pobre Cooan. - Se dijo divertida.-
Entre tanto, en su habitación, una
rendida Beruche se acostó también.
-Ahora estoy un poco asustada. - Pensó en tanto
conciliaba el sueño. - Quiero ser digna de la gran responsabilidad que me
espera. Deseo tenerte, Leval cariño, y educarte y criarte en un ambiente feliz.
Que jamás sepas lo que significa el sufrimiento y la pérdida de las personas a
las que amas. Aunque primero tendré que ser una buena esposa… ¡Quién me lo iba
a decir! Con lo egoísta e infantil que llegué a ser…
Y
cerró los ojos deslizándose ya en un sueño profundo y reparador. Creyó ver en
ese paso al mundo onírico a esa figura de un chico alto y de largos cabellos
que refulgían de un tono inmaculado. Y aquel ser le sonreía alentadoramente, en
sueños ella hizo lo propio… Por su parte Roy y los otros llegaron poco después
a sus respectivas casas, él se fue a su apartamento para no coincidir con su
novia hasta la boda. Se acostaron y tras la noche amaneció el tan esperado día.
El despertador sonó inmisericorde. Atronando la habitación. Bertie se levantó entre bostezos tapándose
las orejas y tratando de parar aquella máquina del infierno. Lo consiguió
cuando le parecía que había transcurrido una eternidad. No obstante, su hermana
pequeña seguía aun dormida. Parecía no
haberse enterado de nada. Sin otro remedio comenzó a zarandearla con suavidad.
-Vamos hermanita, despiértate, ha llegado el momento
del “sí quiero”.
-Sí… quiero… dormir. - Farfulló la interpelada sin
abrir los ojos. -
-Tienes que levantarte, - le insistió Beruche
agitándola con más energía. -
- ¡Oh, déjame dormir! - Le pidió su hermana abriendo
un ojo y cerrándolo de inmediato ante la, para ella, terriblemente cegadora luz
matinal. - ¡Me estalla la cabeza! – Protestó, tapándose la cara con la almohada.
-
-No seas tan remolona, Cooan. - Sonrió su contertulia
que añadió con una cariñosa advertencia. - Si no te levantas ya, llegarás tarde
a tu propia boda.
- ¡Oh!, ¡Dios mío! - Repuso la joven, arrastrando
las palabras sin aparente convicción, e incorporándose con esfuerzo en la cama
para sentenciar ahora con mucha más contundencia. - No volveré a beber en mi
vida. Hubiera preferido que Rei me atacase con su “Burning Mandala”.
- Eso para que aprendas. ¡Ji, ji, ji! - Se rio
Beruche tapándose la boca con una mano para de inmediato arengarla. – ¡Ahora
vamos! No nos queda demasiado tiempo para prepararnos.
Y
tras ir ordenando un poco sus ideas Cooan se pudo levantar, aunque la cabeza le
seguía doliendo. Tuvo que tomarse algún que otro analgésico tras desayunar un
poco de leche y algunas galletas. Pero su hermana se ocupó de echarle una mano
y de llamar a las demás para que las ayudasen a ambas.
-Sí. - Comentaba por teléfono. - Os aseguro que es
una emergencia. Petz, por favor, avisa a Esmeralda también… Necesito a alguien
para ayudarnos con los vestidos. ¿Cooan? Bastante hace con mantenerse en pie y derecha.
Sí gracias. Os esperamos…
Por
su parte los chicos también se habían levantado ya. Tom y Roy conversaban
animadamente en tanto se preparaban. El moreno muchacho comentaba casi con aire
de incredulidad, en medio de su alegría.
-Parece mentira que vayamos a casarnos con ellas
¿eh? Aún recuerdo cuando las conocimos.
-Es cierto, podría jurar que han pasado siglos desde
aquello. - Añadió Roy rememorando a su vez. - Éramos tan diferentes y han
sucedido tantas cosas.
-Creo que no hemos cambiado en lo esencial- declaró
su interlocutor jocosamente. - Seguimos siendo unos tíos guapísimos. - Rio y su
amigo con él. -
-Sí, eso es verdad, ¡ja, ja! - Convino Roy que, no obstante,
agregó con más seriedad y tinte reflexivo. -Pero ahora tenemos más
responsabilidades y desde mañana aún más importantes. Después de hoy no podemos
volvernos atrás. Es gracioso, pero tengo más miedo a comprometerme que a pelear.
- No puedes quejarte. Has tenido la oportunidad que
nadie tiene. - Le dijo animosamente Tom. - Has visto a tu hijo convertido en
adulto, has podido sentirte orgulloso de él. Es algo que anima mucho tus
perspectivas del futuro.
No obstante, su amigo, en lugar de sentirse aliviado
replicó con tono algo inquieto.
-No exactamente, Tommy. Lo cierto es que esa era
otra línea temporal en la que no le conocí. No pude verle nacer ni crecer. - Objetó
Roy para desear de forma esperanzada. - Ahora quiero ser yo el que le eduque y quién
le vea hacerse un hombre, junto con Bertie. Si es que ahora tenemos un hijo,
quizás eso haya cambiado. - Conjeturó para añadir como si lo temiese realmente.
- ¿Sabes?, cuando recobré mis recuerdos del pasado me di cuenta de que no pudimos
casarnos entonces como es debido, pues la invasión de las fuerzas del mal lo
frustró. Quizás por eso nos reencarnamos con esa deuda pendiente. Es curioso, Beruche
recuerda haber sido Lorein en su vida pasada. Y sus hermanas en cambio no se
acuerdan de nada.
-Puede ser precisamente por eso. Posiblemente ellas
cerraron el círculo de sus vidas anteriores. - Elucubró Tom. -
Su
contertulio asintió, añadiendo entonces.
-Ahora espero que nada se interponga entre Bertie y
yo. Pero basta de hablar de mí y mis miedos. Tú también estarás nervioso,
¿verdad?, digo yo. - Inquirió no muy seguro de ello, a la vista del optimismo
de su compañero de prueba. -
- ¡Ni te lo imaginas! - Le confesó su amigo con una
sentida exclamación y ambos rieron ahora relajados. - Verás, - añadió Tom más
en serio. - Yo también quiero formar una
familia y ser feliz junto a Connie. Leval me contó que en el futuro nosotros
teníamos un hijo y una hija. Ahora espero que todo salga bien y consigamos
tener más todavía. - Deseó con una sonrisa. -
Su
compañero asintió con gesto divertido para exclamar.
- ¿Más críos todavía? Desde luego eres un tipo inasequible
al desaliento. ¡Ja, ja! Pues eso se consigue a través de la perseverancia en…
¡ya sabes! ¡A practicar!
Los dos chicos se rieron ahora sin poder parar. Finalmente
fue Roy quién pudo detenerse antes en tanto le recordaba a su amigo mirando el reloj.
-Los demás estarán al llegar, debemos darnos prisa.
Y aquí no vale llegar tarde y disculparse con un, “se me fue el autobús”
-Pues no, teniendo en cuenta que iremos en taxi. - Sonrió
apuradamente su compañero de esponsales. -
Y se
dieron prisa puesto que, al cabo de media hora, efectivamente llegaron todos. Desde
luego que les cundió. Dado que mientras tanto, las chicas fueron junto a las
dos novias a las que ayudaron con presteza para que estuvieran listas y
radiantes. Les costó despejar del todo a Cooan.
-Vamos hermanita. - Le decía Petz entre cariñosa y divertida.
- Que no puedes dejar plantado al pobre Tommy.
-Podríamos enviar una droida con tu apariencia para que
vaya casándose con él. - Bromeó Esmeralda. -
- ¿Droida? - Musitó Cooan llevándose una mano a la frente.
- ¿Eso a qué viene ahora?...
-Si te hubieras oído ayer noche. ¡Las cosas que
dijiste! - Se rio su interlocutora. -
Aunque
eso sí que terminó de rematar a la pobre novia. Entre su dolor de cabeza y la
histriónica risa de la modelo, estaba hecha polvo.
-Perdón, Cooan. - Se disculpó una azorada Esmeralda.
-
- ¡Oh, Dios mío! No quiero ni imaginar lo que pude
decir... – Suspiraba la aludida en tanto se quitaba el pijama. - Solo sé que
ahora necesito un baño…
Deambulada desconcertada hacia el cuarto de aseo. Por
fortuna Petz la ayudó a meterse en la bañera. Entre tanto Esmeralda le estuvo
repasando el vestido.
-Bueno, el traje de novia de la pequeña Cooan está perfecto.
- Declaró la modelo y diseñadora añadiendo. - Ahora déjame ver el tuyo, Bertie.
La muchacha,
que ya había pasado antes que su hermana por la bañera y estaba poniéndoselo
con la ayuda de Amanda, se aproximó…
- ¿Cómo lo ves?
-Date la vuelta. - Le pidió su contertulia usando su
tono más profesional en tanto se llevaba una mano a la barbilla en actitud
reflexiva. – A ver, gírate un poco más…
La
muchacha obedeció, Esmeralda asintió satisfecha para valorar.
-Te ajustaré un poco la cintura y perfecta…En cuanto
termine contigo le tocará el turno a Annie.
La
aludida estaba también probándoselo. Aunque era difícil para ella ponerse ese
vestido humano tan delicado. Una vez más la solícita Amanda fue en ayuda de
otra de las novias.
-Estás preciosa. - Sonrió la reportera. -
-Gracias. - Pudo decir la joven algo ruborizada. -
Lo cierto es que ahora parezco una humana corriente.
-Una humana sí, pero no tienes nada de corriente. -
Sonrió la periodista, alabándola una vez más. - Estás guapísima.
-Y te lo dice toda una Lady. ¿Verdad…Lady Amanda Patricia
Thompson Ashby? - Se sonrió Esmeralda. -
-Ya sabes que eso no es lo mío. - La amonestó
afablemente la interpelada. -
- ¿Te llamas todo eso? - Se asombró Annie. -
-Pues sí. - Admitió la periodista quien enseguida
quiso cambiar de tema para declarar. – Pero no se trata de mí, sino de lo guapísima
y elegante que estás tú ahora. Te lo digo de veras. No habría mujer de la alta
sociedad que no te envidiase.
Su contertulia se sonrió agradeciendo el cumplido. Lo
cierto era que le hacía mucha ilusión verse así vestida.
-Desde luego que podrías pasar perfectamente por
humana. De hecho, no te has transformado con tu apariencia real desde que viniste.
- Comentó Esmeralda. -
-Tanto Ail como yo tenemos que acostumbrarnos. -
Replicó la muchacha. - En esta boda va a haber invitados humanos que no nos
conocen.
-A propósito. - Quiso saber Bertie. - ¿Dónde has
dejado a Giaal?
-Bueno, entre nuestras amigas guerreras lo están
cuidando. - Sonrió la alienígena. - Les dejé el biberón y los pañales y me
aseguraron que, entre todas, serían capaces de tenerle vigilado. Y me lo creo. ¡Ja,
ja!… Recuerdo aun como Usagi y Mamoru cuidaron a ese chiquitín…
Sus
contertulias asintieron, ya les habían contado esa historia. En ese momento
Cooan salió de la bañera envuelta en una toalla. Se encontraba un poco mejor.
Su hermana Petz la acompañaba. Con algunas cremas que trajo de su negocio,
unidas a la ayuda de Amanda para maquillarla, la dejaron sin apenas huellas del
desmadre de la noche anterior. Después, las dos echaron una mano también a
Annie y Bertie, aunque estas dos pudieron apañarse mejor.
-Muy bien. Ya estáis listas las tres. ¡Unas novias
preciosas! - Declaró Esmeralda con aprobación. -
- ¡Ojalá, mamá pudiera veros ahora! - Suspiró Petz
con emotividad. -
-Y también Kalie...-
Recordó Bertie entre sollozos. - ¡Quién sabe dónde estará!
Aquello amenazaba seriamente con
convertirse en un problema para el recién colocado maquillaje, con las tres
hermanas llorando ahora. Annie, Esmeralda y Amanda intentaron animarlas de
inmediato.
-Vamos chicas. -
Dijo la periodista. - No podéis pensar en cosas que os pongan tristes ahora. Es
vuestro día.
-Claro. - Convino Esmeralda.
- Tanto vuestra madre como Karaberasu estarían muy felices por vosotras y no
desearían que os amargaseis este momento.
-Lo sabemos, pero
es duro. - Suspiró Cooan enjugándose unas lágrimas. -
-Mamá hace mucho
tiempo que se fue. Y lo superamos. Pudo despedirse de nosotras. Pero sin
nuestra hermana no estamos completas. - La apoyó Petz. -
-Seguro que está
bien. Vuestras amigas las sailors nunca permitirían que le sucediera nada malo.
-Afirmó Amanda con una encomiable seguridad. -
-Ni siquiera ellas
deben de saber dónde está. - Comentó Bertie quien, dirigiéndose ahora a la
reportera, le pidió con interés. - Tú eres periodista, quizás pudieras
averiguar algo.
-Bueno, yo...-
Suspiró Amanda viéndose en un compromiso. -
Y eso que esas muchachas no sabían a
lo que de verdad se dedicaba. Y que, en efecto, sabía muchísimo más de lo que
podía revelar. En cualquier caso, no podía comprometerse. No obstante, para
salir del paso, enseguida dijo con tono animoso.
-Ahora no es momento
de que penséis en eso, más adelante veré si puedo contactar con algún colega y
con algunas de mis fuentes en personas desaparecidas. Tanto de Estados Unidos
como de Gran Bretaña. No es mucho, pero veré que puedo averiguar.
-Muchísimas gracias.
- Le sonrió ahora Petz, tomándola de las manos. -
La británica se sintió muy mal,
sobre todo teniendo en cuenta que estaba al corriente de muchas cosas más sobre
Karaberasu de lo que daba a entender. Y su conciencia la golpeó más si cabía
cuando, tanto Bertie como Cooan le sonrieron a su vez. Incluso Esmeralda posó
una mano en su hombro derecho y afirmó, dirigiéndose a las chicas.
-Amanda es una excelente
periodista. Seguro que algo averiguará. Pero tiene razón. Ahora tenéis algo más
urgente de lo que preocuparos.
Los chicos por su parte acudieron con Tom y Roy. Habían
acordado reunirse en la iglesia por aquello de no ver a las prometidas antes de
la boda. Alquilaron una procesión de taxis y llegaron. Aquella no era desde
luego una parroquia cualquiera sino la mismísima catedral de San Patricio. Seguramente
que aquellos federales con los que contactaron habían movido algunos hilos. Roy
recordaba que, tras la marcha de su hijo del futuro, uno de ellos le abordó al
final de un entrenamiento, cuando ya se volvía a casa.
-Señor Malden. - Le llamó aquel tipo de cabello castaño.
-
Roy
se giró para observarle y enseguida le reconoció. No le hizo demasiada gracia,
pero, por suerte, no quedaban ya compañeros suyos cerca.
- ¿Qué sucede? ¿No será otra emergencia mundial? -
Inquirió con el temor real de que así fuese. -
-No, tranquilo. - Sonrió aquel tipo, quien le
comentó de una forma bastante jovial. – Soy un gran aficionado al baloncesto.
Jugaba algo en el instituto y a veces me ayuda a relajarme, cuando tengo casos
complicados. Vine a saludarle y a darles las gracias.
- ¿Las gracias? - Repitió su contertulio, aunque
enseguida se dio cuenta de por dónde iba aquello. - No las merecen. Mis amigos
y yo somos los primeros interesados en no ser aniquilados por invasores
extraterrestres.
-Lo supongo. - Convino aquel tipo. -
-Bueno, pues en ese caso ya está todo resuelto, señor…-
Roy dudó, no caía en el apellido de ese hombre, aunque le sonaba similar al
suyo propio. -
-Mulder. - Le recordó éste. -
-Pues eso. Por suerte todo salió bien. Ahora lo
único que deseo es ser feliz con mi novia. Y casarme pronto con ella.
- ¿Y le gustaría algún lugar en particular para celebrar
la ceremonia? - Inquirió su interlocutor. -
Aquella
pregunta le tomó por sorpresa. Con todo el ajetreo de la batalla y las
emociones solamente pensó en pedirle a Bertie que se casaran ya. Pero claro, ni
había pensado seriamente en todos los preparativos que eso conllevaba. Aunque un
anhelo de la infancia sí que tenía.
-Me encantaría que pudiéramos casarnos en la
catedral de San Patricio. – Afirmó, con más humor que otra cosa, al juzgarlo
muy improbable. -
Sin
embargo, ese tipo asintió, declarando con total seriedad.
-Hablaré con mis superiores, veremos qué se puede
hacer. Para alguien que ha derrotado una invasión demoniaca y otra extraterrestre,
salvando dos veces la Tierra, no creo que la Iglesia vaya a poner ningún
impedimento.
Y
sin apenas cruzar más palabras, ese tipo se despidió. Ahora, al salir del
cuarto y recorrer parte de la catedral, Roy le vio allí, junto a su pelirroja
compañera. Estaban sentados en unos bancos algo apartados.
-Quizás tendríamos que haberles invitado. No parecen
mala gente. - Se dijo. -
Aunque se mantenían en un muy discreto segundo plano,
sin siquiera saludarle. Pronto, con el bullicio y la gente Roy les perdió de
vista, olvidándose de ellos por el momento. Tenía que reunirse con sus
compañeros y los otros novios. Así lo hizo. Los hombres iban todos muy
elegantes con sus smokings y fracs, era curioso ver al propio Roy tan bien vestido.
Verdaderamente a él no le gustaban demasiado ese tipo de ropas, pero un día es
un día, se decía. Y más uno tan importante como ese.
-Bueno, ahora a esperar a las chicas. - Comentó entonces
Tom. -
El joven se repasaba nervioso la chaqueta de su
smoking en tanto ellos dos y Ail entraban en un cuarto reservado a los novios.
- ¡No estés tan nervioso, paleto de Kansas! Cualquiera
diría que no te has casado nunca ¡Ja, ja! - Bromeó Roy dándole una ligera y
afectuosa palmada en la espalda. -
Su amigo sonrió, animado por aquello. La verdad es que
las bromas de ese tarambana venían bien para aliviar la tensión del momento.
- ¿Y tus padres y tu hermano? - Quiso saber Roy. -
-Están ya en la iglesia. - Le comentó su interlocutor.
- Querían rezar un poco y aguardar a que comience la ceremonia. Ya sabes…
- ¿Tus padres y tu hermano saben algo de quienes
somos o lo que hemos hecho? - Preguntó Ail. -
-No, ellos olvidaron como la mayoría de la gente. -
Repuso Tom añadiendo tras suspirar. - Y prefiero que sea así. Son gentes
normales, con vidas tranquilas.
-Son unas personas maravillosas y muy valientes. -
Terció Roy ahora sin tono de chanza, para sentenciar. - En los momentos más
duros demostraron un gran temple.
-Sí. Y sé que mi madre está muy contenta con la idea
de llevarme al altar. - Afirmó su amigo. -
-Me alegro por ti. ¡De verdad! ¡Ojalá la mía pudiera
estar aquí! – Suspiró su interlocutor con un deje de tristeza. -
-Lo siento, no debí decir eso. - Comentó su
contertulio, sintiéndose mal por su compañero. -
-No te preocupes. Sé que lo estarán viendo en las
mejores localidades de allá arriba. - Se apresuró a decir Roy que agregó. -
Será Ami, en su papel de madrina, la que me lleve. Creo que le ha prometido a
Bertie que si trato de escapar me lanzará un rayo congelante. ¡Ja, ja!
Tras reírse un poco fue Ail quién les comentó…
-Nosotros no tenemos padres, el Makaiyu nos dio la
vida. Aunque él no puede venir a llevarnos ante el altar.
-Hombre, si fuera un Ent. - Se sonrió Roy declarando
divertido. - ¡Seguro que podría!…
- ¿Un qué? - Inquirió su amigo alienígena sin comprender.
-
-Nada, déjalo. Cosas de éste atontado. - Sonrió a su
vez Tom moviendo la cabeza con buen humor. -
Y de este modo esperaron aun unos veinte minutos y
al fin llegaron Beruche, Cooan y Annie que estaban preciosas con sus blancos vestidos
de novias y Petz, Amanda y Esmeralda lucían unos elegantísimos trajes en azul
turquesa diseñados por ésta última que no desmerecían en absoluto. Lo mismo que
el resto de los muchachos, ataviados con idénticos trajes de gala que los
novios.
-Estamos realmente apuestos. - Comentó Nephrite
mirándose en un ventanal cercano a la parroquia. -
-Por supuesto. – Convino Diamante aseverando. - Yo
siempre visto con elegancia, amigo. Además, oficio de padrino para llevar a
Bertie al altar. Mi hermano hará lo mismo con Annie.
-Y yo me ocuparé de llevar a Cooan. - Repuso su contertulio. - Ahora ya solamente
falta aguardar a la hora y a que lleguen todos.
Y efectivamente los invitados ya estaban
reunidos. Usagi, Makoto, Minako, Ami, Rei y Mamoru, habían llegado a su vez y
estaban realmente elegantes, luciendo unos vestidos que recordaban a los suyos
de princesas. También Chibiusa, su grupo de cuatro muchachas de escolta, Luna y
Artemis, con una pequeña gatita muy graciosa que presentaron como a su hija
Diana. Los muchachos salieron a saludarles.
-Aquí tiene familia hasta el gato. - Le susurró Roy a Tom.-
Sin embargo, este movió la cabeza para sonreír
comentando.
-Esa ha sido mala,
hasta para ti.
-Es cierto. -Admitió
su amigo con expresión risueña, para animarse a añadir. –Entonces no diré que a
nuestra boda van a venir menos de cuatro gatos.
-Lo dicho, como Bertie
te oiga será ella la que te plante en el altar, ¡como si fueras un cactus!-
Repuso ahora Tom.-
Los dos se rieron incluso de esos chistes tan malos dado que
estaban de un estupendo humor. Y en cuanto a esos felinos, cierto es que
estaban invitados a la ceremonia. Lo malo era que los animales (a pesar de que
fuesen inteligentes y parlantes) estaban prohibidos en el interior. De modo que
a estos tres últimos los metieron
en unas cestas de mimbre para que pudiesen entrar en la catedral y presenciar
la ceremonia. Algo más tarde llegaron Haruka, Setsuna y Michiru, junto con
Hotaru, que vino acompañada de su padre el doctor Tomoe. No pudieron
presentarse allí antes puesto que tenían algunas cosas que hacer. Una vez se
reunieron las sailors felicitaron efusivamente a las parejas. Lo cierto es que
tenía ganas de volver a estar junto a sus compañeras que también habían sido
invitadas a las bodas. Pese a que tenían multitud de compromisos y cuestiones
que resolver hicieron lo posible por asistir. Michiru tuvo que cancelar un
concierto de violín que debía dar ese mismo día y Haruka se saltó una prueba
del gran premio de motociclismo. De todos modos, lo hicieron encantadas porque
apreciaban mucho a las parejas que iban a darse el sí quiero. A decir verdad,
también para el resto su presencia mereció la pena. Todas llevaban también
hermosos diseños de Esmeralda, a excepción de Haruka que iba también de smoking.
Aunque éste era de color crema y con los rebordes de mangas y pechera, formados
por pequeños volantes floreados. El grupo se saludó tomando asiento en los
bancos de esa gran iglesia. Menos Ami, Rei y Usagi que iban a ser las
respectivas madrinas de Beruche, Cooan y Annie. Los chicos, por su parte, se
acomodaron en sus bancos. Tal y como habían comentado los muchachos los padrinos
serían, para Roy, Diamante y para Tom, Nephrite. Ya que entre ellos no querían
serlo pues se casaban a la vez y temían liarse con los anillos. Para Ail, sería
Zafiro. Y como damas de honor, la ya no tan pequeña Chibiusa y su grupo del
cuarteto de amazonas para las tres chicas. Así que, una vez sonó la marcha
nupcial y los tres novios fueron llevados ante el altar, sus prometidas se
colocaron a las puertas de la iglesia. Los chicos aguardaban ya con creciente
emoción en espera de que sus padrinos se las entregasen. En ese instante entró
el sacerdote con el grupo de monaguillos. Una vez estuvieron todos los que
debían hacer acto de presencia, las bodas estaban a punto de comenzar.
-Estoy muy nerviosa, Cooan. - Le confesó Beruche a su
hermana con voz queda. - Hoy es el día más importante de toda mi vida.
-Y para mí también. - Admitió su interlocutora que
le susurró. - Estoy temblando, las piernas casi ni me sostienen y el corazón me
va dando botes más que latiendo. Menos mal que se me ha pasado un poco el dolor
de cabeza por la resaca.
-Pues yo creo que no debéis poneros tan nerviosas. -
Opinó Annie con menos afectación que ellas, pero con evidente buen juicio al valorar
desde su punto de vista. - Esto, por trascendente que parezca, es solamente una
ceremonia. El amor por nuestros novios lo seguiremos sintiendo igual ahora que
dentro de unos momentos, cuando sean ya nuestros esposos.
-No os preocupéis. Estáis geniales, de verdad. – Las
animó Chibiusa agregando con jovialidad. – Las tres sois preciosas y lucís como
princesas.
-Es cierto. ¡Tenéis un porte real! – Convino Cere – Cere con patente admiración.
–
-Lo que también tenéis es mucha suerte. Son unos
chicos muy guapos – terció Jun- Jun valorando a los novios con la mirada. –
-Casi dan ganas de casarse también. – Declaró Ves- Ves
con una sonrisa. – Es una de las partes buenas de convertirse en adulto.
-Sí. Además, parece muy divertido. Y luego encima
hasta hay un banquete. ¡Me voy a tener que buscar un novio! – Remató Para- Para,
dando palmas con entusiasmo infantil sentenciando para provocar las sonrisas de
las novias. – ¡Y podré comer todo lo que quiera!
-Gracias a todas. Seguro que algún día llegará
vuestro momento. - Les respondió Bertie con amabilidad. - ¿No es verdad,
amigas? – Y tanto su hermana como Annie asintieron con sendas sonrisas,
entonces su interlocutora las arengó. - Ahora vamos a serenarnos para ir al
encuentro de los hombres a los que amamos sin vacilación. O creerán que nos lo
hemos pensado mejor.
-No me tientes. - Suspiró Cooan.-
Eso las hizo reír un poco, lo que no vino mal para
aliviar la tensión del momento. Al fin estuvieron dispuestas, pero los nervios
no se podían controlar tan fácilmente. Junto a ellas llegaron los padrinos para
conducirlas al altar, donde ya les esperaban los chicos escoltados por las
madrinas. Las damas de honor, prestas, recogieron las colas de los vestidos de
novias. Solo faltaba que sonase la marcha nupcial otra vez para las prometidas.
El gran momento, por fin, había llegado.
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