sábado, 5 de marzo de 2011

GWB 34.79. Destruir a la secta


En la guarida de la nueva secta del caos, Tuak le comentó a su aliado misterioso que planeaba un golpe contra sus enemigos.

-Lo hemos preparado todo, hemos estado espiándoles durante bastantes días. Pero puede que nos hayamos demorado demasiado. Ahora son mucho más fuertes y lo que es peor, para colmo están prevenidos. Eso de tener que dejar pasar unas semanas adicionales para que se confiasen quizás logre darnos de nuevo la sorpresa, pero debemos atacar ya. O se harán demasiado poderosos, incluso para ti.
-No temas por eso. - Repuso su misterioso interlocutor con palpable sensación de seguridad. - Yo sabré como destruirlos.
-Pero hemos fracasado en nuestros objetivos primordiales. - Objetó Tuak exponiendo con creciente inquietud. - Tanto con Mazoui como con Kerria, y ahora se han convertido en dos poderosos enemigos, además están el solar y los demás.
-Del solar y los otros me encargaré yo, tú ve a por las Justicieras. - Le ordenó su contertulio sin parecer demasiado preocupado por ese particular, agregando. - Y no temas, tenemos otras bazas que jugar. Tarde o temprano aparecerán.

            Tuak asintió pensaba en aquella individua que estuvo haciendo indagaciones sobre ellos. Una periodista, o al menos así se presentaba. Claro está, nadie quiso darle datos a esa curiosa. E incluso barajaron la posibilidad de suprimirla. Sin embargo, su misterioso aliado le comentó sin parecer inquietado en lo más mínimo.

-Dejadla que pregunte. No averiguará nada hasta que nosotros no queramos. Y con el tiempo nos será útil.
-Como tú digas. - Convino Tuak.-

Y sin dedicarle más atención a esa individua, marchó junto con un grupo de sectarios dispuesto a preparar una trampa para las Justicieras.

-Acabaré con ellas. - Se dijo con determinación. -

            Por su parte las chicas llevaban ya un par de semanas juntas y se empezaba a notar. Tras recibir ese entrenamiento de la mano de Chibiusa habían comenzado a formar un equipo.  Y con tiempo de seguir mejorando. Aunque no estuvieron exentas de ciertos roces. Teniendo en cuenta la importancia de su adiestramiento, tanto Idina como Katherine se habían quedado en Nueva York para pasar un mes de vacaciones. Allí, las dos se alojaron en morada de los Lassart, pues en la casa de Roy estaba Mazoui que tenía un permiso de varios días y lo aprovechaba, junto a Leval y a su padre, para seguir mejorando a su vez en sus capacidades de lucha. Y una vez se marchó su mentora, las chicas también se entrenaban por su cuenta. Amatista se llevó toda una sorpresa con la candorosa y encantadora Idina, no es que no lo fuera o hubiera dejado de serlo. Era la chica más dulce y buena que había conocido nunca, pero también la única que fue capaz de zurrarla en un combate de karate. La razón era en el fondo muy sencilla. Idina había entrenado con su padre desde muy pequeña y éste le había enseñado toda clase de llaves y trucos. Además, nunca había presumido de ello, ni tan siquiera comentó que era cinturón negro en karate y yudo, amén de contar con gran agilidad tras haber hecho también ballet. Se movía de forma totalmente natural. Mientras que lo de Amatista era mucho más trabajado, ella si se vanagloriaba alguna que otra vez, aunque fuera en broma, de su capacidad para la lucha. Sin embargo, no pensó que esa en apariencia inofensiva muchachita, pudiera crearle problemas. Lo pagó dando con el trasero en el suelo muchas más veces de las que pudo contar. Y eso que comenzó el combate decidida, ante la apocada jovencita.

-Vamos Idina. Ponte en posición. - Le indicó. -

            Su adversaria exhibió una guardia aparentemente descuidada. La francesa enseguida se lo censuró.

-Así eres un blanco fácil.

            Y para demostrarlo lanzó un puñetazo, pero su rival la esquivó con un desplazamiento muy rápido de piernas. Amatista probó con una patada que fue bloqueada sin problemas. Y no solamente eso, Idina le barrió la otra pierna derribándola sin contemplaciones.

- ¿Estás bien? - Se interesó la Dama del Fuego. -
-Fallo mío, de principiante. - Replicó la Dama del Viento que no tardó en ponerse en pie. -

            Y ahora, tratando de tantear con más cuidado a su rival, se aprestó para otro ataque. Sin embargo, Idina no parecía estar preocupada. Su contraria volvió a la carga con patadas más bajas y rápidas, aunque no dio apenas en su objetivo. Su adversaria se ladeaba con celeridad o se ponía fuera de su alcance al instante. Amatista comenzó a impacientarse tratando de aproximar su ofensiva y usar los puños, con los que era más diestra. Y pese a que logró dar a su rival al fin, ese acercamiento y su posterior despiste las salieron caros. Relajando su guardia permitió que fuese Idina quien la obsequiase con una rapidísima patada giratoria a su espalda. Así desequilibrada, la francesa recibió otro puñetazo a la altura del estómago que la hizo llevarse las manos al mismo y tratar de recobrar su respiración.

- ¿Puedes seguir? - Inquirió su compañera. -
-Claro. - Se sonrió la interpelada, jadeando ya en busca de oxígeno, para rematar. - Esto no ha sido nada.

            Lo curioso es que Idina no respiraba agitadamente como ella. Incluso parecía estar fresca. Pese a ello, no podía rendirse.

-No sé cómo demonios entrar en su guardia. Es muy ágil. Nunca me había enfrentado con nadie así, exceptuando a Leval o a Chibiusa. - Se decía la atónita francesa. -

 Y es que sus nuevos intentos por obtener ventaja volvieron a fallar. Era Idina la que lograba encadenar algunos ataques desarbolando a su oponente. Así que, después de varios asaltos, Amatista, y por qué no decirlo, Katherine y Kerria también, estaban perplejas. Realmente la hija de los Lassart, recién descubierta su estirpe regia, hacía honor al orgullo de su linaje. Luchando contra hombres, tan sólo temía ser vencida por Leval y los demás miembros de su familia. En cuanto a enfrentarse con otra mujer se suponía de largo la más dotada para el combate. Y por añadidura no estaba dispuesta a renunciar o rendirse fácilmente. Aunque tras su experiencia con Chibiusa quizás habría tenido que ser más cauta. Pero volvió a confiarse de nuevo. De todas maneras, Idina no solía pasar de defenderse, su carácter era muy pacífico y le desagradaba todo tipo de violencia. Por suerte, Amatista no se sintió tan humillada como podría haberle sucedido en otras circunstancias. Es más, ella era deportiva en su talante y aceptó su derrota prometiéndose mejorar.

-Lo admito, eres increíble. - Reconoció Amatista dándole la mano a su amiga cuando decidieron concluir. -
-Es muy difícil enfrentarse a ti, me exige dar el cien por cien. - Replicó una humilde Idina.-
-No seas tan modesta, dudo mucho que hayas tenido que emplearte a fondo contra mí. - Opuso Amatista. -

            Pero no sonó molesta, al contrario, hablaba con admiración e incluso un ligero toque de temor. Y enseguida agregó.

-Te mueves con una agilidad sorprendente, y no te cansas.
-Trato de aprovechar mis energías y no hacer movimientos inútiles, además de acompasarlos con mi respiración. Mi padre me enseñó. - Les desveló la muchacha, admitiendo con una sonrisa. - Contra él, sí que tengo que ir a fondo y ni aun así soy capaz de ganarle. Cuando era más pequeña, me dejaba ganarle a veces, pero cuando crecí ya no, y eso me enfada mucho.
- ¡Por suerte para nosotras, no tenemos el nivel de tu padre y no te hemos hecho enfadar! - Comentó Katherine con humor. -

            Las demás se rieron, incluso la aludida, quien además se puso colorada. Sin embargo, Amatista añadió con un tono más serio del que estaban manteniendo hasta ese instante.

-El día que Idina se enfade de verdad, avisadme para que pueda quitarme de su camino.
-No será para tanto, la conozco desde que éramos niñas y es un amor. - Señaló Kerria pasándole un afectuoso brazo tras los hombros a su prima. -
-En mi Liceo teníamos un dicho. Se puede ser como una botella de champán, aguantar la tensión, hacer burbujas y explotar. Yo soy más de las que explotan y bajan enseguida. Pero Idina es como un dique que contuviera una presa.
-Pero tiene paredes muy fuertes ¿eh? ¡Mirad como aguantan, chicas! - Rio Kathy echándole mano a los pechos de su avergonzada prima y dándoles sendas palmadas a los lados para que rebotasen un poco. -
- ¡Oye! -Exclamó la pobre Idina roja de vergüenza. - ¡Qué haces!

            Ahí sí que, de esta embarazosa manera asaltada, fue en persecución de Katherine quien sin dejar de reírse se escondía por turnos tras Amatista y Kerria. Tras darle finalmente caza, su prima, entre risueña y azorada, procedió a estrangularla de forma fingida.

- ¡Llego yo a hacer eso y lo que hubieseis dicho! - Suspiró Kerria todavía entre risas. -
-Mi hermano Lance me chinchaba a veces. Pero desde luego he de decir que ni él se atrevió a tanto. - Comentó Idina, aunque lo hizo más divertida que enfadada. -
-Alguna ventaja debíamos tener las chicas. - Comentó Katherine, alegando al hilo de aquello. - Desde luego, a veces echo en falta ver a mi hermano y al primo Leval por aquí. Esos sí que se pasan el día entrenándose.
-La Academia Militar es muy exigente. Eso dice mi hermano al menos. - Comentó Kerria.-
-Pues yo creo que, en realidad, esos dos se llevan demasiado bien. - Se sonrió aviesamente Kathy mirando a Amatista de reojo para comentar. - ¿Quién sabe? Entre primos no es algo tan raro.
- ¿Qué insinúas? - Exclamó la francesa entrando al trapo justo como su compañera esperaba. -
- ¡Pues que podrían ser novios! - Se rio Kerria.- Añadiendo con ánimo de participar en la broma. - Como yo y Kathy si a ella le gustasen las chicas. -
- ¡Nunca digas nunca! Lo mismo pruebo algún día. - Se rio ésta estampándole un beso a su interlocutora en la mejilla. -
-Bueno, eso es cosa de cada cual. - Musitó una envarada Idina.- Tenéis derecho a ser felices.

            Kathy y Kerria la miraron perplejas. Lo mismo que Amatista, fue la francesa quien le comentó.

-No hagas caso a estas dos, están tomándonos el pelo.
-Y respecto de lo otro, tened calma. Os puedo asegurar que a mi hermano los tíos no le van. - Se sonrió Kerria.-
-No, ni al mío. - Se rio Kathy quien agregó con tono meloso ahora. - Pero bueno Ky, no es por nada, pero si tu hermano está disponible a mí, como prima suya, no me importaría salir con él. Ya sabes, para que no se aburra cuando no esté entrenando. Creo que le preguntaré a Mazoui a ver si se entera de qué cosas le gustan en una chica. De ese modo también podría entretenerme yo. Quizás podría enseñarme la ciudad. Como hizo contigo, Tist. ¿No crees? Desde luego, si lo sé, le digo que he suspendido la física como tú ¡Ja, ja!

            La que ahora adoptó una tonalidad rojiza en el semblante acompañada de una mueca de contrariedad que en vano se esforzaba por eliminar fue la susodicha. No tardó en replicar

-Oye guapa, ¿Y por qué no te entretienes haciendo crucigramas?

            Idina las miraba con estupor y Kerria, conociendo el temperamento de su vecina, realmente temía que aquella broma fuera demasiado lejos. De modo que intervino.

-Vale ya, chicas. Esos dos nos ignoran olímpicamente. Están muy liados con sus entrenamientos.
-Tal y como decía Chibiusa, eres muy proclive a la provocación, Amatista. No te preocupes, no te voy a robar a tu profesor. - Argumentó Kathy ahora con tono entre jocoso y algo recriminatorio. -
- ¡Y tú eres proclive a decir demasiadas tonterías! - Espetó la francesa dándose media vuelta y alejándose de allí. -

            Las otras tres se miraron y Katherine bajó la cabeza, musitando ahora en tanto trataba de justificarse.

-Solamente era una broma. No era para ponerse así.

            Kerria no contestó a eso, salió tras de su amiga y en cuanto pudo la detuvo a varios metros.

-No hagas caso. Tú misma lo has dicho, Kathy estaba bromeando.
- ¡Es una estúpida! - Replicó desabridamente la francesa. - Dice que me dejo provocar. Tiene suerte de que no le sea tan fácil sacarme de mis casillas o le rompería la cara.
-Vamos Tist, ¡cálmate! - Le pidió su interlocutora. – Apenas nos conocemos, necesitamos tiempo para acostumbrarnos.
- No tengo ninguna gana de conocerla más. ¡Por suerte se largará en cuanto termine el verano! - Repuso inflexiblemente Amatista cruzándose de brazos. - Así no tendré que soportarla en mi casa.

            Kerria suspiró largamente, eso no pintaba nada bien. Enseguida habló sonando con tono conciliador.

-Mira. Todas lo hemos pasado mal últimamente. Hemos sufrido mucha tensión. Quizás ella no tenía que haberse pasado de la raya. Pero no creo que lo haya hecho con ningún tipo de maldad. Ni que sepa lo que de verdad sientes por mi hermano. Bueno, ella creerá que es un flirteo sin más.

            Amatista no contestó ahora, aún respiraba algo agitada y es que todas las tardes acababa un poco antes el entrenamiento para ir a estudiar con Leval. Y no estaba demasiado tranquila ahora. Hasta le daban ganas de no ir, sintiéndose realmente avergonzada. Y eso que siempre se la notaba impaciente por que llegase el momento. De hecho, las otras lo comentaban entre ellas de forma jocosa, cuando su compañera se iba, claro. Aunque ahora, lejos de estar el ambiente para más bromas, fue Kathy quien trató de justificarse con Idina que se había quedado con ella.

-Lo siento. De veras. En el pueblo de mis abuelos, en Irlanda, a veces nos gastamos este tipo de bromas entre amigos. Puede que aquí no sea la costumbre. Es más, siempre nos reíamos de mis primas Suzanne y Bridget por ser tan sosas.
-Lo mejor es que dejes pasar un rato y te disculpes con ella. - Le aconsejó Idina.-
-Sí, tienes razón. - Convino la muchacha, asintiendo despacio. - No quiero que por nada del mundo haya problemas entre nosotras.
-No te preocupes. Haremos que se le pase pronto. - Sonrió afablemente su interlocutora. -
-Oye, perdona por lo de antes, ¿eh? - Le dijo una apurada Katherine. –

            Idina no tuvo inconveniente en disculpar aquello. Tras las explicaciones de su prima podía hacerse cargo. Incluso le dijo con animación.

- ¡Mira, cuando termine ese mes, pídele permiso a tu madre y te vienes unos días a Portland conmigo! Así nos vamos conociendo mejor. ¿Qué te parece?
-Gracias. Me encantaría. - Sonrió la muchacha, ofreciendo a su vez. - Y después quisiera corresponder y que vinieses algunos días a Irlanda, ya verás qué bonito y verde es todo. Te iba a presentar a mi amiga Erin, y a muchos chicos guapos. - Sonrió retomando ese tonillo pícaro que gustaba en usar, sobre todo al sentenciar. - Ibas a triunfar porque, además de ser un encanto, eres preciosa.
-Sería genial. ¡Ojalá pudiésemos ir todas juntas! - Le agradeció Idina no sin ruborizarse un poco ante tanto halago. -

            Las dos sonrieron más animadas yendo en busca de Amatista para que Kathy pudiera disculparse. No obstante, únicamente vieron a Kerria.

- ¿Dónde está Tist?- Quiso saber Idina.-
-Se marchó a su casa a cambiarse. Tiene clase con mi hermano. - Les recordó. -
- Pues vaya una chica. Al menos tiene una buena actitud. - Sonreía Idina, aun sin llegar a asimilar del todo ese extraño proceder (en honor a la verdad, no le habían puesto demasiado al corriente de las cosas hasta ese momento y lo demostraba afirmando para regocijo de sus primas). - Cualquiera estaría fastidiado por tener que estudiar durante el verano, sin embargo, ella siempre está contando los segundos que le faltan.
-Yo quería pedirle perdón. No le dije eso con mala intención, al contrario. - Opuso Katherine declarando con una media sonrisa ahora. - ¡No me extraña!, con un profesor como el primo Leval a cualquier chica le encantaría suspender la física. Consté que lo dije como un elogio a él y al buen gusto de Tist.
- La verdad- sonrió Kerria con complicidad. - Es que mi pobre hermano no se ha enterado de nada. Seguramente piensa que Amatista está apasionada por la forma tan brillante que tiene de explicarle las clases.

             Idina finalmente comprendió y se desencadenó un coro de risas entre las tres. Después de hacer algún que otro jocoso comentario más a costa de su amiga y compañera adoptaron sus identidades normales y se despidieron hasta el día siguiente. Idina y Kathy volvieron a casa de Amatista. Con un poco de suerte la podría alcanzar antes de que se marchase. Kerria volvía a su casa cuando escuchó una voz familiar llamándola, al volverse vio acercarse corriendo a Brian.

- Hola Kerria, me alegro de encontrarte por aquí, - la saludó aun entre jadeos de cansancio. - ¿Qué tal estás?
- Bien, gracias. - Repuso ella que se interesó a su vez -. ¿Ya has vuelto de vacaciones? ¿Cómo lo has pasado?
- No estuvo mal, pero me acordé bastante de ti. Hasta fui al teatro a la representación de Romeo y Julieta. - Respondió él con una leve sonrisa que no podía tapar su expresión de inquietud y alegría al tiempo por volverla a ver. - ¡Me encantó! Ojalá hubieras podido asistir.

            La muchacha suspiró hondamente. Desde luego, Brian no había tardado mucho en volver a la carga.

- Este chico no se rinde nunca - pensó no sin simpatía y algo de apuro. -Yo he estado ocupada. - Añadió con otra sonrisa. - Tratando de ponerme al corriente con la familia. Mis primas están aquí, han venido a pasar unos días de vacaciones. Hacía mucho que no nos veíamos. Tenemos muchas cosas de que hablar y que poder hacer juntas este tiempo, luego cada una se irá a un extremo del país.
- Ya, me imagino que estarás muy ocupada. ¿Y no tienes ningún día libre? - Inquirió cautelosamente el joven por si acaso. -

            La chica guardó un incómodo silencio. Realmente ella no quería hacerle daño, si hubiera sido cualquier otro no hubiera tenido el más mínimo inconveniente en dejar las cosas claras, o incluso mandarle a paseo, pero con Brian no podía hacerlo. La verdad, su propio corazón se lo impedía. Sentía lástima pensando en que pudiera hacerle sufrir, era un chico bastante sensible. ¿O no era solamente eso? Kerria no lo podía asegurar, pero lo que sí sabía era que sus gustos no habían cambiado. De hecho, se sorprendía a sí misma cuando salía con él al cine o a tomar algo, dedicando su atención a algunas chicas que se cruzaban con ellos. Juraría incluso que alguna le devolvió una mirada muy reveladora, como si hubiese reconocido el mismo deseo compartido. Pero en cuanto la veían con él se retiraban discretamente. Ella a veces se molestaba por eso. Pero ¿Qué iba a poder decirle a ese muchacho que siempre era tan encantador? Dándose cuenta además de la clase de miradas que Brian le dirigía. Pese a que él trataba de disimularlo la joven podía percibirlo claramente. Estaba muy enamorado de ella. No obstante, para Kerria, aquel chico era su mejor amigo, pero no se veía capaz de pasar de ahí. Aunque naturalmente, tampoco quería perderlo. Eso le exigía medir muy bien sus pasos, no podía ser brusca con él. El pobre no lo merecía, pero tampoco podía permitirse el lujo de ser demasiado cercana y accesible, o pudiera ser que éste lo interpretase mal. Era un dilema de lo más agobiante.

- Pues ahora no, - respondió finalmente Kerria que parecía tratar de hilar lo más fino posible en sus palabras, hasta que añadió para zanjar el asunto. - Ya te llamaré si algún día no estoy pillada, ¿vale?

Su contertulio por su parte, convino en ello resignadamente, al menos era algo. Para él, la sola idea de que la muchacha de la que estaba tan enamorado le sonriera y pasease con él ya era algo mágico. Así, perdidos cada uno en sus disquisiciones seguían caminando, estaban ya cerca de la casa de Kerria, Brian lo advirtió y dijo disculpándose.

- ¡Uy!, ya estamos al lado de tu casa, he de irme, llegaré tarde a la mía.
- Pasa si quieres y saludas a mis padres, se alegrarán de verte. - Le invitó cordialmente ella. -

            Brian que, en el fondo deseaba estar junto a Kerria el mayor tiempo posible, tras dudar un mínimo momento, aceptó. Aunque tanto él como la chica que llenaba sus pensamientos, eran ajenos a que, desde una prudencial distancia para no ser descubiertos, Tuak y sus secuaces observaban la escena con ayuda de binoculares.

- ¡Qué bonito! - Rio uno de ellos señalando con sorna - una parejita de enamorados.
- Ya lo sabéis - recordó Tuak obviando la broma. - Cuando todos estén en la casa. Será la mejor oportunidad. - Los demás asintieron ya serios. - ¡Preparad los explosivos! - Ordenó con un siseo. -

            Ajenos por completo a esto en la casa de Kerria, el visitante fue, como siempre, recibido de forma muy cordial.

- ¡Brian, muchacho!,- le saludó Roy con una de sus “palmaditas” que desencajaban al pobre chico casi derribándole. - ¿Qué tal estás? Hacía tiempo que no te veía.
- ¡Papá! Ten cuidado, por favor… – Exclamó Kerria tratando de ayudar a su amigo a recuperar el equilibrio. -
- ¡Oh! Lo siento. A veces se me olvida que soy muy bruto. ¿Estás bien, muchacho? - Se disculpó jocosamente éste llevándose una mano al cogote. -
-No se preocupe, estoy muy bien, gracias señor Malden. - Respondió tímidamente, aun tratando de recuperarse del saludo. - Pero no quisiera molestarles, yo…
- ¡No seas tonto, chico! – Sonrió su interlocutor de forma jovial - Tú aquí nunca molestas. ¿Qué quieres tomar? –Le ofreció en tanto avisaba a su hijo con una voz. - Leval, mira, ha venido Brian. 

El aludido enseguida se acercó acompañado de Mazoui.

- Hola ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿cómo estás? - Saludó al hermano de su adorada chica que le dio la mano con amabilidad. -
-Bien, no me puedo quejar. - Repuso el interpelado. -

No obstante, el otro chico que estaba al lado de Leval mantenía un semblante imperturbable. Y por si fuera poco Kerria le saludó con un beso en la mejilla, aferrándose a uno de sus brazos con demasiada familiaridad. A la par que decía con suavidad y visible afecto.

- ¿Qué tal vuestros entrenamientos, chicos? Seguro que ya podréis batir cualquier récord.

            Un nubarrón pasó por la mente de Brian, sintió un hormigueo en el estómago, y su corazón latía ahora como si la adrenalina se le hubiera disparado. ¿Y si ese chico fuera el novio de Kerria? ¿Y si lo hubiese conocido hace poco y no se lo hubiera dicho? No, ¡no podía ser!, no parecía que él la mirase de esa manera. Además, a Kerria no le gustaban los hombres, al menos eso decía. Brian aun lo dudaba, por eso mismo conservaba alguna esperanza. Quizás ella hubiera cambiado de opinión con ese individuo. Ese tipo era atractivo y parecía muy fuerte, más incluso que Leval, que de por sí impresionaba. Brian no era nada pequeño y su constitución era normal, pero junto a esas dos bestias se sentía insignificante. ¿Cómo iba a poder competir con un tipo como aquel? Por fortuna la chica le alivió enseguida presentándole a ese misterioso muchacho.

- Brian, no sé si te acuerdas de mi primo Mazoui. Está en la academia militar y ya ha terminado el primer curso, es el mejor de su promoción. Está pasando unos días con nosotros.
- Encantado de verte otra vez. - Sonrió el chico profundamente aliviado, mientras se acercaba ofreciéndole la mano. Lo cierto es que ni se acordaba de aquello -
- Lo mismo digo. - Repuso el aludido con amabilidad estrechándosela. -

            Brian notó que ese tipo tenía muchísima fuerza. Era muy alto, ligeramente más incluso que el padre y el hermano de Kerria. Esbozaba una sonrisa de cortesía, pero parecía muy serio. Como si estuviera estudiándole, creyó.

- Si me disculpáis un momento. - Les dijo Mazoui para dirigirse a su maestro. - Roy, tengo que decirte algo.

            Éste asintió y los dos salieron de la habitación. Su primo se extrañó, pero lo dejó correr ejerciendo de anfitrión. Mientras tanto, su hermana subía a ducharse, así que él y Brian estuvieron hablando un poco.

-Cuéntame. ¿Qué tal te fueron las vacaciones? - Se interesó Leval en tanto ofrecía un refresco al chico. –
-Bien, muchas gracias, mis padres y yo hemos estado viajando un poco por el país. -Vosotros ¿qué tal por aquí? - Quiso saber su contertulio, más por cortesía que otra cosa. -
-Pues básicamente entrenando mucho y preparándonos para la academia. – Le explicó su interlocutor. – Por cierto. – Comentó Leval afirmando ahora con desenfado. – Ya conoces a mi primo Mazoui, pero no sé si conocerás a mis primas.

El muchacho negó con la cabeza para responder.

-No, bueno, tu hermana me contó que han venido a pasar un tiempo aquí y que hacía mucho que no se veían.
-Pues si quieres te las presento, te aseguro que son muy guapas. Y creo que ninguna tiene novio.  - Le dijo Leval con tono entre cómplice y jovial para acabar de informarle. – Van a estar aquí durante todo el mes.
-Seguro que serán unas chicas estupendas, como Kerria. – Pudo decir el pobre muchacho lanzando un leve suspiro. -

Aquello sin embargo no pasó desapercibido para su interlocutor que puso una amistosa mano sobre uno de sus hombros. A Leval le apenaba la situación por la que atravesaba ese muchacho. Había tratado sin éxito de distender el ambiente hablándole de sus primas. Desde luego era verdad que tanto Katherine como Idina eran muy bonitas y buenas chicas. Pero de inmediato se percató de que para Brian únicamente había una persona en su corazón y esa era Kerria. Si al menos ella se diera cuenta de lo magnifico que era ese muchacho, pero si a su hermana le gustaban las chicas ¡qué se le iba a hacer! Decidió aparcar ese enojoso tema y llevó la charla con su invitado a temas deportivos…Y en el otro cuarto, entre tanto, Roy aguardó hasta que estuvieron a una prudencial distancia y le inquirió a Mazoui.

- Bueno. ¿Qué ocurre? Te noto preocupado.
- En cuanto ha entrado ese chico por la puerta he sentido vibraciones malignas, pero no proceden de él, le he estado tanteando y él a mí.
- ¿Crees que tiene algún tipo de poder oculto? - Preguntó su atónito interlocutor. -

No podía creer que Brian poseyera ese tipo de facultad, aunque a estas alturas la vida le había enseñado a saber que todo era posible.

- No, - respondió Mazoui con semblante más relajado e incluso hasta hubiera estado divertido de no ser porque le preocupaba algo más, cuando dijo. - Pensaba en mí como un posible novio de Kerria y estaba preocupado por esa idea, nada más. Es muy buen muchacho. La quiere mucho. Ese no es el problema.

            Roy sonrió, pero enseguida volvió a ponerse serio para querer saber.

- Entonces, ¿de dónde provienen esas vibraciones?
- Diría que es del exterior de la casa. - Conjeturó el joven. -
- Saldremos con sigilo a comprobarlo, - le indicó su interlocutor. -

            Durante todo ese rato los sectarios habían puesto explosivos alrededor de la parte trasera de la casa. A una señal de Tuak se disponían a volarla en pedazos para acabar con los que estuvieran allí dentro. Al salir a comprobar sus impresiones Mazoui les descubrió, tomándoles por sorpresa. Su ataque fue rápido y certero, en pocos segundos todos estaban fuera de combate. Roy hizo lo propio con otros individuos a los que descubrió tratando de huir. Dentro de la casa, Leval notó cambios de energía en su padre y en su primo. Eran demasiado bruscos y supuso que algo no iba bien. Presto arguyó una excusa para salir.

-Si me disculpas, tengo que ir un momento a por una cosa. - Comentó a Brian. -
-Claro, no hay problema. Yo tengo que marcharme ya. - Alegó a su vez. -

Leval no creyó oportuno que ese chico saliera ahora, quizás estaba sucediendo algo. Por suerte, su hermana bajaba ya duchada y con ropa más cómoda y él le comentó ante la extrañeza de la joven.

-Oye Ky, ¿por qué no le cuentas a Brian algo sobre las primas Idina y Kathy?

La muchacha asintió sorprendida por semejante petición, pero accedió quedándose con el invitado. Ella y su amigo permanecieron sentados en el salón, hablando un poco, y Leval aprovechó para irse. Pero cuando cruzó el umbral del porche, se encontró cara a cara con los discípulos de Tuak que le dispararon, él creó una barrera energética que repelía las balas.

- ¡Vámonos de aquí! - Ordenó el líder sectario, viéndose frustrado - ¡dispersaros!
- ¡No os dejaré huir! - Gritó el joven lanzándose contra ellos. -

            Dentro de la casa se escucharon los disparos. Kerria, tratando de aparentar calma, le dijo a su amigo que se trataría de su primo Mazoui haciendo prácticas de tiro.

- Brian, voy al lavabo, ahora vuelvo. - Pretextó la muchacha. -

            Corrió al piso de arriba y avisó a sus primas y a Amatista utilizando el WhatsApp. El mensaje fue rápido y lacónico.

- Nos atacan, creo que se trata de secuaces de la Secta, por favor, venid. Yo estoy con Brian y no puedo intervenir. - Una vez concluyó volvió lo más deprisa que pudo con su amigo. -

            Por supuesto que no fue más explícita. Todas entendían de sobra lo que quería decir. Deberían acudir como Justicieras. Aunque, como precaución, no iban a dejar eso por escrito. De camino las chicas fueron charlando. En efecto, Kathy e Idina llegaron a tiempo de interceptar a Amatista. La francesa estaba a punto de salir de casa, se limitó a saludar educadamente a la hija de Tom y Cooan. Aunque Kathy no dudó de abordarla.

- ¡Perdóname.! He dicho muchas tonterías. Tienes razón. Lo siento, no pensé que fuera a ofenderte.
-Tengo prisa. - Se limitó a contestar su interlocutora con frialdad. -
-Ahora lo que importa es ir a ayudar a Kerria.- Añadió Idina.-

            Y el teléfono de Amatista volvió a sonar. La muchacha contestó de inmediato. Era su compañera que daba la impresión de estar poniéndose nerviosa por momentos.

- ¿Diga? ¿Qué? ...sí, recibimos el mensaje, enseguida vamos. - Respondió la francesa con tono inquieto. -
- ¿Qué pasa? - Intervino Idina.-
- ¡Que nos demos prisa! - Les indicó abruptamente la interpelada. -

Sus interlocutoras convinieron en ello y tras adoptar sus identidades de justicieras acudieron con rapidez. De camino se encararon con unos pocos sectarios a los que pusieron fuera de combate sin mucha dificultad. Kerria por su parte, volvió a reunirse con Brian. El muchacho la esperaba sentado en el sofá, algo nervioso.

-Disculpa, ya estoy aquí. - Afirmó ella, forzando una sonrisa. -
-Sí, bueno, quizás será mejor que me vaya. - Musitó el envarado joven. -
-No, espera un poco. - Le pidió la muchacha posando una mano sobre las de él. -
           
            Brian le dedicó una mirada de extrañeza. Aunque enseguida fue capaz de responder con tono entristecido.

-No quiero ser una molestia para ti.

            La muchacha, tomando aquello en otro sentido, sonrió más afablemente para contestar.

-Tranquilo. Mi padre y mi hermano volverán pronto. Ya sabes que les caes de maravilla. No eres ninguna molestia. Son ellos los que quieren charlar contigo para preguntarte qué tal te ha ido este verano. Y seguro que mi madre te invitaría a cenar si estuviera ahora en casa.
-Ya. - Musitó él bajando la mirada. - ¡Ojalá tú pensaras igual!

La chica le observó atónita ahora, empezando a comprender a lo que él se refería. Mientras tanto Tuak pudo eludir la persecución de Leval y las chicas y entró en la casa armado. Sorprendió a los dos jóvenes hablando antes de que Kerria pudiera contestar a ese último comentario.

- ¡Perra traidora! ¡Vas a morir! - Gritó apuntando a la espalda de la desprevenida muchacha con su pistola. -
- ¡Cuidado, Kerria! - Chilló Brian que estaba de cara al sectario, siendo el primero en verlo entrar. -

     Incluso antes de que ese intruso terminase de proferir su amenaza el muchacho actuó con rapidez. Empujó a la chica poniéndola fuera de la trayectoria del disparo que hizo el sectario, pero él fue alcanzado. Cayó al suelo tras recibir un balazo en el brazo derecho. Tuak quiso volver a disparar, pero notó como si algo le levantase, sacándole por la ventana de la casa. Cuando quiso reaccionar le sujetaban por el pescuezo. Aterrado, el sectario se dio cuenta de que se trataba de Leval, y éste estaba muy furioso.

- ¡Maldito bastardo asesino! - Le espetó fulminándole con la mirada. - ¡Has intentado matar a mi hermana, y has herido a un buen amigo, eso no te lo perdonaré! 

Su energía subía cada vez más haciendo temblar la casa. La ira del chico le hizo por fin transformarse en súper guerrero. - Roy y Mazoui detectaron esta energía y acudieron hasta allí.

- ¡Te suplico, piedad! - Le pidió Tuak que parecía estar aterrorizado ante ese guerrero dorado. - Te diré dónde está la secta, pero no me mates.

            Leval se contuvo a duras penas y lo bajó al suelo. Roy y Mazoui se aproximaron hasta ellos con cautela. Las chicas entraron en casa por una de las ventanas sin cruzarse con ellos. Tras comprobar que no había oculto ningún enemigo más, ayudaron a su compañera a levantar a Brian.

- ¡Oh Dios! ¿Estás herido, dónde te ha dado? - Le inquirió Kerria quedándose espantada cuando vio tanta sangre en el brazo de su amigo y en el suelo.
- Estoy bien. - Pudo responder éste apretando los dientes por el dolor y añadiendo. - ¿Y tú?
- No me ha pasado nada. Gracias a ti ¡Muchas gracias, Brian! - Le dijo esta agradecida y emocionada. - ¡Me has salvado la vida! No debiste arriesgarte así por mí. Podían haberte matado. – Sollozó la muchacha arrodillada junto a él en tanto le abrazaba sujetándole la cabeza contra el pecho. – Te has puesto en peligro para protegerme…nunca lo olvidaré.
- Lo volvería hacer…, por ti…no me importaría morir. – Fue capaz de responder el interpelado, en tanto apretaba los dientes tratando de aguantar el dolor. - Yo…

            Querría haberle confesado lo que sentía por ella, pero la vista se le nublaba. El joven se mareaba por la pérdida de sangre. Kerria trató de decir algo, pero no podía articular palabra. Lloraba abrazando al muchacho. Las demás chicas solamente podían mirar la emotiva escena con lágrimas. Ese chico era un héroe, y ahora estaba claro para todas hasta qué punto quería a su compañera y amiga.

- Sí, eres un chico muy valiente. - Afirmó Amatista que estaba convertida en Dama del Viento, tratando de dominar esa emoción en tanto sentenciaba. - Te llevaremos enseguida a un hospital.
- Llamaremos a una ambulancia. - Intervino la Dama del Trueno, que no era otra sino Kathy. -
- Dama del Fuego. - Le pidió Amatista a Idina. - ¿Puedes ayudar a esa chica a vendarle la herida?
- Ha perdido bastante sangre. - Declaró la interpelada examinando aquello con sus conocimientos de primeros auxilios. Aunque pudo sentenciar casi más por animarle que otra cosa. - Pero no te preocupes, no parece que sea grave, enseguida estarás bien.
- Vosotras sois las Luchadoras Justicieras ¿Verdad? - inquirió el aturdido Brian que apenas podía musitar atónito. - ¿Cómo habéis llegado hasta aquí?
- Nosotras siempre estamos alerta para combatir la maldad, donde quiera que se encuentre. - Respondió la Dama del Trueno. -
- La ambulancia llegará enseguida. - Añadió la Dama del Viento que le susurró afectuosamente al chico.  – No hables y trata de descansar.

            Brian creyó percibir algo familiar en esa voz. Sin embargo, estaba demasiado aturdido y mareado como para estar seguro. Las justicieras entre tanto le ayudaron entre todas a levantarse y le tumbaron en el sofá con el brazo en alto. Mientras las Damas del Fuego y del Trueno se interesaban por su estado y le vendaban, Kerria se fue aparte con la Dama del Viento y le susurró.

- Amatista, gracias por no descubrirme.
- No faltaba más, chica. ¿Cómo íbamos a hacer eso?
- ¡Pobre Brian! - Musitó emotivamente Kerria tratando otra vez de no llorar sin conseguirlo. - Han estado a punto de matarle por mi culpa.
- Pero no lo han hecho. Y no ha sido culpa tuya. - La calmó su amiga tomándola por los hombros y agregando con admiración. - ¡Este chico es muy valiente! Él no tiene poderes y aun así acaba de arriesgar su vida por ti. Debe de quererte mucho. ¿No crees que al menos se merece una oportunidad?
- Estoy muy confusa. - Reconoció su interlocutora. - Yo le aprecio mucho y ahora aún más, pero no es amor lo que siento. Y no quiero hacerle daño.
- Quizás es que te lo niegas a ti misma, creo que deberías salir alguna vez con él un poquito más en serio solamente para estar segura del todo. - Le aconsejó Amatista, inasequible al desaliento. - Por lo menos para descartar o no la posibilidad.
- Pero ¿De qué posibilidad hablas? Yo soy lesbiana - rebatió Kerria. - ¿Cómo quieres que salga de esa forma con él? No podría ofrecerle lo que él desearía.
- Puede que no busque solamente eso, no te digo que te acuestes con él. - Respondió su amiga afirmando. - Creo que Brian no es de esa clase de chicos, ya te lo ha demostrado. Te quiere de verdad. Pero, salir juntos es otra cosa, deja que te confiese lo que siente, podría aclararte tus verdaderos sentimientos hacia él.
- Yo sé cuáles son mis sentimientos, - repuso Kerria con bastante seguridad no exenta de pesar. – Y no son los mismos…que los suyos.
- He visto como le mirabas cuando estaba herido en el suelo. - Declaró Amatista. - Y se nota que le quieres.
- Sólo estaba preocupada por su herida, - aclaró su interlocutora a la defensiva - y muy agradecida, nada más.
- Tus ojos no decían eso - rebatió su amiga con una sonrisa y remató la frase con un reflexivo consejo. - Piénsatelo y, sobre todo, sé sincera contigo misma y con Brian. Cuando estés totalmente segura, sea lo que sea, no dudo de que él lo aceptará. Sobre todo, si le das y te das al menos una oportunidad de comprobarlo.

            Amatista dejó a su amiga pensativa y se volvió junto a las otras que estaban acomodando al bravo muchacho. Ajenos por el momento a eso, fuera de la casa, Leval soltó a Tuak.

- ¿Dónde está vuestra guarida? - Le interrogó visiblemente furioso. -

            El sectario sacó un mapa ante la atenta mirada de Mazoui y Leval, Roy se situaba detrás para bloquear su posible huida.

- Está aquí. - Señaló indicando un punto, añadiendo con un fallido intento de resultar conciliador. - Te llevaré ahora mismo si quieres.
- Miente, - aseveró Mazoui, escrutando a Tuak con un semblante impasible. - Lo leo en sus ojos, es una trampa.

            Al verse descubierto el sectario trocó su apariencia humilde por un semblante crispado por el odio.

- ¡Morid malditos! - Gritó sacando otra pistola de su túnica. -

Apenas tuvo tiempo de disparar a Mazoui que detuvo la bala y le fulminó con un rayo de energía. Leval, todavía sin poder reaccionar del todo, volvió a su estado normal dejando de ser un súper guerrero.

- No valía la pena - intervino Roy acercándose a éste y declarando con tinte de suave amonestación. - Ahora no sabremos donde está su verdadera sede. No debiste precipitarte, un disparo no habría afectado a ninguno de nosotros. Quitarle la pistola hubiese bastado.
- Lo siento. - Se disculpó el muchacho -, reaccioné instintivamente...yo...

De hecho, se sentía muy mal, no quería ni pensar que había matado a un hombre. Por muy sectario que fuera era un ser humano. Aunque Roy enseguida le puso una mano sobre el hombro.

-Él se lo buscó. No fue una ejecución a sangre fría, fue en legítima defensa.
-No se lo contéis a mi madre, ni a mi hermana, por favor. - Les pidió el todavía impactado Mazoui.-
- No te preocupes. Jamás diremos nada de esto. - Le tranquilizó Leval, agregando muy reconocido. - Por mi parte agradezco mucho tu intervención. Y ese bastardo no merecía otra cosa. De no haberlo hecho tú lo habría hecho yo. Si no es por tu intuición habrían volado nuestra casa con nosotros dentro. Daremos con ellos, es cuestión de tiempo.
-Sí, en eso tienes razón, hijo. Un cerdo menos en este mundo. No lo pienses más Mazoui, sé que es duro, pero es una guerra, o ellos o nosotros. Seguro que, de vivir, habría vuelto a intentar matarnos. Bueno, entremos. - Les indicó Roy que hizo desaparecer el cuerpo de Tuak con un rayo concentrado de energía, pues en ese momento veía llegar una ambulancia, lo que también le hizo comentar con inquietud. - ¿Qué habrá ocurrido? Espero que Kerria y Brian estén bien.

            Los sectarios que habían sido puestos fuera de combate ya se habían recuperado, pero decidieron huir, conscientes del poder de sus enemigos. Por su parte, Roy, Leval y Mazoui, corrieron al interior y vieron que Brian era sacado en camilla, las justicieras se habían marchado. Solamente quedaba Kerria que acompañaba al herido.

- ¡Me ha salvado la vida, papá! - Les explicó emocionadamente a Roy y los demás, aun tratando de dominar sus lágrimas. - Un sectario entró y me disparó, pero él se interpuso y recibió el tiro. Por fortuna solamente le han herido en un brazo. Pero tengo que acompañarle.
- Es cierto. - Convino Leval susurrándole a su padre con pesar, en tanto se disculpaba sentidamente. - Yo vi cómo le herían por interponerse entre Kerria y ese tipo. Lo lamento, no me dio tiempo a impedirle disparar.

            Roy asintió conmovido por el valor de ese chico que no era ni un guerrero, ni tenía nada que ver en eso. Asió firmemente una mano del brazo no afectado por el disparo del joven entre las suyas y le dijo con tono animoso y visiblemente agradecido.

- ¡Nunca lo olvidaré, muchacho! ¡Para mí ya eres como otro hijo! Estoy en deuda contigo y estaré siempre para lo que necesites. Te lo prometo.  – Y añadió dirigiéndose ahora a Kerria. - ¡Claro que sí!, ve con él y no te preocupes, yo llamaré a sus padres para tranquilizarles y después me reuniré con vosotros.

            Así pues, la ambulancia se llevó a Brian y Kerria subió con él. Unos instantes después Beruche, que había estado fuera recorriendo tiendas, fue informada por Roy de lo ocurrido.

- ¿Entonces Kerria y los demás estáis bien? - Inquirió todavía alarmada recibiendo la respuesta afirmativa de Roy para lamentarse después. - ¡Cielos, pobre Brian!, espero que se recupere pronto, nunca se lo podremos agradecer lo suficiente.
- Desde luego, ese muchacho es un héroe – convino Mazoui que estaba junto a ellos. Sentenciando con admiración. – Él no tiene poderes como los nuestros y pese a ello no dudó ni un instante en proteger a mi prima.

En eso que Amatista, Katherine e Idina entraron ya con sus atuendos civiles. Con gesto de sorpresa preguntaron qué había sucedido. Las pusieron al corriente, o al menos eso pensaron los muchachos.

- ¡Qué horror! – Exclamó Idina afirmando aliviada. – Menos mal que ese chico está bien.
- Sí. Ha sido una suerte que esos tipos no le mataran. – Convino Kathy mirando de forma cómplice a sus compañeras. -

Las chicas asintieron, tras marcharse de la casa de los Malden habían recobrado sus identidades civiles y retornaron. Disimulando ante Leval, Mazoui e incluso su tío Roy, pretendieron así enterarse entonces de lo sucedido.

-Pues menos mal que Brian estaba aquí. – Suspiró Leval afirmando con patente gratitud. – Ese chico es un valiente. Siempre estaré en deuda con él por salvar a mi hermana.
- ¡Pobre Brian! – Pudo decir Amatista con sincera preocupación esta vez. –
-Afortunadamente se pondrá bien. – La animó Leval, o al menos eso pensaba él. -

Roy sonrió divertido. Las chicas le habían pedido a él y a Diamante que no revelasen sus identidades como justicieras a sus respectivos hermanos y primos. Aquello podría resultar interesante. Ambos las despreocuparon asegurando que no les dirían nada. Si pensaron que aquello era absurdo se lo guardaron para ellos, respetando ese deseo. En el caso de Roy tras hablar con Bertie comprendió. ¿Acaso no había estado entrenando a los dos chicos en secreto? Al menos al principio. De modo que las chicas tenían también derecho a mantener esa pequeña privacidad. De todos modos y gracias a Dios las cosas habían terminado bien. Ya tendría una conversación con Kerria sobre ese tema de ser justiciera. Pero no para prohibírselo. Sabía que ese era un asunto únicamente entre madre e hija. Desde luego deseaba decirle una vez más que estaba muy orgulloso de ella y que tuviese cuidado.

-Nos enfrentamos contra enemigos muy peligrosos, como acabamos de comprobar. Aunque es su decisión y es su madre quien debe aconsejarla sobre cómo usar sus poderes. - Pensaba Roy. -

Lo mismo que el entrenamiento de Leval concernía exclusivamente a su hijo y a él. No sabía que opinaban Diamante, que compartía la promesa con él de no decir nada, y el marido de Kalie del asunto, pero eso no era tampoco cosa de ellos. Evidentemente estaba al corriente de que Tom, pese al temor por su hija, lo aprobaba o al menos compartía su parecer de no ser el indicado para meterse en ese tema. De modo que, cruzándose de brazos, les sugirió a las muchachas como si en verdad fuese ajeno a todo.

-Fue una suerte que no estuvierais aquí ninguna. Aunque será mejor que llaméis a vuestros padres para tranquilizarles.

            Las chicas convinieron en ello. Amatista tendría que llamarles dado que estaban de viaje y las demás hacer lo propio con los suyos. Una vez que hablaron con ellos vía telefónica se brindaron para ayudar a Beruche y Roy con la limpieza del desorden que se había producido. Mazoui y Leval entre tanto fueron al hospital a interesarse por el estado de Brian.

- ¡Vamos a limpiarlo entre todas! - Propuso entusiásticamente Kathy. - Enseguida acabaremos.
- ¡Con tantos ataques de esos idiotas no vamos a ganar para la decoración! - Exclamó Roy en tono distendido e incluso jocoso, que provocó la hilaridad general, más al añadir. - La próxima vez, antes de echarles a patadas, les pasaré la factura.

            Y animados por una buena disposición en efecto no tardaron demasiado. Durante las labores de limpieza, Katherine se aproximó a Amatista y le susurró, con tono reflexivo y de disculpa.

-La verdad, ese chico es un héroe. Si algún muchacho hiciera algo así por mí, ganaría mi corazón. Aunque suene cursi y un poco machista, sería como mi caballero andante. Lo que es indiscutible es que ha salvado a Kerria de una muerte segura.
-Es verdad. - Admitió su interlocutora ahora que pudo decir a su vez tras reflexionar por todo lo sucedido. - Lamento haberme puesto así. No era para tanto, Kathy.
-No, fui yo quien llevó esa estúpida broma demasiado lejos. Jamás pretendí molestarte. Pero después de esto, no tiene sentido que haya problemas entre nosotras. Estamos en el mismo bando y me gustaría ser tu amiga, además de ser tu compañera de lucha.

            La francesa asintió, y relajando su semblante con una leve sonrisa le ofreció la mano. Katherine la estrechó. Idina por su parte se había mantenido en un discreto segundo plano y sonrió con aprobación.

-Así debe ser, todas unidas y en buena armonía. - Se dijo la hija de los Rodney en tanto concluía de barrer una parte del salón. -

            En cuanto terminaron fueron a visitar a Brian, aunque por turnos. La versión a sus padres fue que se había tratado de un atracador. Tras el miedo y la preocupación evidentes, pudieron tranquilizarse y agradecieron a Roy y los demás que le acompañasen en el hospital. Aseguraron que en poco tiempo se personarían allí. Quedaron muy reconocidos cuando el padre de Kerria les comentó que su hija y los demás aguardarían con el chico hasta su llegada en tanto añadía.

- No faltaría más. Era lo mínimo que podíamos hacer por su hijo. ¡Puede estar muy orgullosos de él! Es todo un hombre, valiente y leal. Si necesitan cualquier cosa cuenten con nosotros.

            Los padres reiteraron sus agradecimientos en tanto se ponían en marcha. Mientras tanto Brian, aun dolorido, estaba sin embargo muy feliz. Kerria no se había apartado ni un instante de su lado. Y de hecho tuvieron que insistirle a la muchacha para que le dejase descansar. Lo cierto es que ella sentía algo muy extraño. ¿Era agradecimiento, preocupación o simplemente cariño por aquel chico? No estaba segura, su hermano se acercó a ella en uno de los momentos en los que dejo al convaleciente en la habitación mientras iba fuera a tomar algo.

-Que, ¿cómo está? - Quiso saber Leval. -
-Por suerte los médicos han dicho que el tiro entró y salió limpiamente. Tendrá que estar un par de meses con el brazo escayolado, pero después creen que con rehabilitación se recuperará del todo. - Comentó la muchacha con visible alivio. –
- ¡Es un chaval magnífico! Se nota que te quiere mucho. - Replicó su interlocutor con una sonrisa.
- No estoy ciega. ¿Crees que no lo sé? - Contestó su hermana con un tono demasiado cortante. -

Ella misma se percató de eso cuando su hermano le dedicó una mirada de sorpresa y, tras un instante de embarazoso silencio, Kerria se apresuró a rectificar.

– Perdona. No he debido ser tan brusca. Todavía estoy nerviosa por lo ocurrido. Lo siento.
-No te preocupes, Ky. Lo comprendo. – La abrazó afectuosamente él. –

La chica sintió como su hermano trataba de confortarla y se vino abajo. Ella sabía lo que él estaba pensando, lo que todos creían. Hacía ya tiempo que salía con ese chico y podría dar la sensación de que tuvieran algo más que una amistad. ¿Cómo explicarle al resto que no era así? Y ella le quería, pero no de esa manera. Aunque era una batalla perdida. Todos le decían lo mismo. Que era un muchacho estupendo, que le diera una oportunidad. ¡Cómo si fuese así de sencillo! Le dolía que, hasta su hermano, Amatista e incluso sus primas, pudiesen creer que simplemente salía con ese chico para pasar el rato, como si le estuviera utilizando. Por ello pudo decir casi entre sollozos.

-Es que cualquiera pensaría que no me importa Brian. Pero me importa, ¡me importa mucho! – Le dijo a su hermano con los ojos llorosos. – Yo le quiero…pero no así… yo…no puedo… no puedo ser como él desea…como desearíais todos que fuese…
-Lo comprendo. - Respondió Leval con tono suave en tanto la animaba. – No te preocupes hermanita. Nadie te juzga ya por eso. Y estoy convencido de que ese chico, como el resto de nosotros, te quiere por como tú eres. Y la prueba es que cuando averiguó tus preferencias te ha seguido queriendo.
-Amatista me ha dicho que le dé una oportunidad. – Sonrió Kerria comentado de seguido con un suspiro. – Pero creo que es, más bien al contrario. Es él quien me la ha dado a mí. Estoy muy confusa ¿Qué debo hacer? No quiero romperle el corazón.

Su hermano suspiró también y levantando cariñosamente la barbilla de la chica con una de sus manos le respondió con suavidad.

-Me temo que ni yo, ni nadie, puede ayudarte en eso, Ky. Es cosa entre tus sentimientos y tú.

Kerria asintió, aunque entonces tuvo una idea y le preguntó a su interlocutor.

- ¿Qué harías tú si supieras que alguien estuviese enamorado de ti y fuera una persona maravillosa? Aunque tú no estuvieras interesado en esa clase de relación, pero quisieras conservar su cariño y su amistad a pesar de todo. ¿Cómo se lo harías ver sin hacerle daño?

Y Leval, sintiéndose desbordado por aquello, negó con la cabeza para sentenciar con franqueza.

-No lo sé. Eso es algo muy difícil. ¡Ojalá no tenga que enfrentarme a esa situación! Probablemente hablaría con esa persona y sería sincero. Seguro que le haría daño en ese momento, pero a la larga sería lo mejor. Aunque creo que para eso las chicas sois mucho más sutiles que nosotros…

Su interlocutora se quedó en silencio meditando esas palabras. Nunca se lo había dicho claramente a Brian, pero el chico sabía perfectamente las inclinaciones que ella tenía. Aun así, estaba claro que él mantenía una esperanza, por pequeña que fuera. Y la misma muchacha se sentía bien a su lado, se alegraba y disfrutaba de su compañía cuando pasaban tiempo los dos juntos. Sin embargo, dudaba que eso pudiera llamarse amor. Al menos no en el sentido que debería ser el normal entre una chica y un chico que fuesen heterosexuales. Ella no sentía esa clase de deseos cuando salía con ese muchacho. Más bien era como estar junto a un hermano. También llegó a pensar en esas palabras de Leval. ¿Y si él sentía lo mismo por Amatista que ella por Brian? Sería muy duro para su amiga. Iba a decir algo para responder. No obstante, la conversación se interrumpió. Roy se aproximó a sus hijos y les preguntó qué tal estaban y cómo seguía Brian, se alegró mucho cuando Kerria le informó del diagnóstico.

-Bueno, lo mejor será regresar a casa, los padres del chico ya vienen para acá. Ellos se ocuparán de acompañarle. Y vosotros tenéis que descansar un poco.

Finalmente, hasta Kerria convino en eso. Tras la llegada de los padres de Brian el resto volvió a sus casas alegrándose de que las cosas hubieran salido bien. Pero, en la Sede de la secta, el sectario misterioso, cada vez más enfurecido por los repetidos fallos de los suyos, estaba decidido a destrozar la felicidad de todos ellos.  Ya se sentía recobrado y al enterarse de la muerte de Tuak y del último fracaso de sus planes, decidió por fin actuar. Quien también deseaba ser capaz de entrar en escena era Marla. La joven había tratado de investigar esas cosas aparentemente sin sentido que su madre le contase.

- ¡Quizás no fueran tan absurdas después de todo! - Se decía ahora tras haber accedido a alguna información, con hechos a cuál más asombroso e inquietante. - Al parecer sí que existió una secta. Se llamaba la Secta del Caos Final. Y la loca de mi madre pasó allí una temporada. No creo que sepa ni quien fue mi padre. Por suerte a mí tampoco me interesa saberlo. De los machos no quiero nada, salvo que desaparezcan de mi camino. Bueno, o que me proporcionen cualquier cosa que pueda convenirme.

            Y una de las cosas que ahora le convenían era obtener más información. Por ello, tuvo que pasar por el amargo trance de trabar muchas conversaciones con hombres. E incluso soportar las insinuaciones de algunos.

- ¡Qué le voy a hacer! Soy hermosa, y les resulto atractiva. Está en su biología el tratar de copular con mujeres. Pero jamás les brindaré esa satisfacción. Lo que sí haré es explotar esa ventaja en mi provecho - Se decía con una mezcla de asco, frío cálculo y resignación. -

            Aunque sus “sacrificios” podían limitarse a cenar con algún colega especializado en ocultismo y crónicas sobre sectas. No esperaba que le revelasen demasiada información sobre esos locos. De hecho, ella ya estuvo en las ruinas de ese cuartel general que aquellos individuos utilizaron. Lo que le sorprendió fue que, uno de sus informantes, en una de esas cenas que ella tanto aborrecía, sí que le contase.

-El caso es que se han estado oyendo cosas en el mundillo. Por los bajos fondos y demás. - Le explicó un tipo de mediana edad quien, para repulsión de Marla, se deleitaba observándola con la impresión de querer llevarla a la cama. - Al parecer esa secta está intentando reconstruirse. Y han pasado cosas.
- ¿Qué cosas? - Se interesó ella, clavando sus acerados y azules ojos en los de color marrón de aquel individuo. -
-Estimada señorita Sorel. Esa información vale dinero. - Se sonrió aviesamente aquel tipo. -
-El dinero no es un problema. - Sonrió ella a su vez con la misma malicia, incluso respirando aliviada. -

            Mientras ese macho quisiera únicamente eso, no veía por qué no podrían alcanzar un acuerdo. Y ella tenía bastante ahorrado. A sus múltiples interludios con ricas mujeres a las que pudo chantajear, se sumaba una cantidad que la propia Laura le había entregado. De modo que sacó de su bolso unos cuantos cientos de dólares que depositó discretamente bajo la servilleta del tipo aquel. Al ver aquella cantidad, su acompañante sonrió, comentando.

-En cierta urbanización a las afueras de la ciudad han pasado cosas muy extrañas últimamente. Sin ir más lejos, hace unas semanas hubo una explosión que oficialmente se achacó a un conducto de gas en mal estado.
- ¿Y? - Inquirió Marla mirándole sin dar la impresión de seguirle. -
-Algunos sicarios de esa secta en reconstrucción anduvieron por allá. Tengo algún que otro informante. Persiguen a una familia en particular. Los Malden, que viven desde hace años allí. Es el apellido de un ex jugador de baloncesto y entrenador muy conocido. -Puntualizó ese tipo. -
-Los Malden. Me suena, sí. - Repitió ella para recordar bien ese apellido. - Bueno. ¿Y qué tienen ellos que ver con esa secta?
-No estoy muy seguro, pero, debieron de enfrentarse con ella en el pasado. Uno de los soplones a los que pago me contó que los dirigentes tenían especial empeño en vengarse de esa familia.
- ¿Puedes obtener pruebas de eso? - Quiso saber ella, alegando entre molesta y remisa. - No voy a perder mi tiempo con esa gente, salvo que haya una conexión.
-Veré lo que puedo averiguar. - Afirmó su interlocutor. - Te llamaré si me entero de algo. Pero esa información es mucho más valiosa.
-Pagaré. - Sentenció ella. -

            Y así quedo acordado, ya no hubo más conversación acerca de aquello. Ese individuo trató eso sí, de sonsacarle algo a su vez.

-Una mujer tan hermosa debe de estar comprometida. - Comentó intentando halagarla. -

            Ella suspiró, ¡si aquel cretino supiera hasta qué punto odiaba que un macho se le insinuase! Y encima nunca eran originales. Siempre empezaban por ahí, o con frases parecidas. Sin embargo, en esta ocasión, lejos de cortar aquello estimó que podría convenirle.

-No, no lo estoy. No he encontrado al hombre adecuado. - Remarcó casi con retintín, pensando con regocijo. - Y claro, nunca lo haré.
- ¡Quién fuera el afortunado! - Suspiró aquel patán. -

            Al acabar la cena, entre esa y otras conversaciones más intrascendentes, el individuo no dudó en proponerle, tras pasar a tutearla sin recato

-Podría llevarte a tu casa. O, si quieres, podríamos tomar una copa en mi apartamento. No queda lejos.
- ¿Por qué no? - Sonrió afablemente Marla, sugiriendo con aparente buena disposición. - A tu apartamento mejor.

            Aquel idiota sonrió con amplitud, visiblemente satisfecho de sí mismo. Otro iluso que pensaba que se la había ligado. Por suerte, ella siempre estaba preparada. Por supuesto fueron en el coche de él y Marla se resistió sutilmente a los intentos de ese macho cuando él posaba su mano en alguna pierna de ella. Subieron al piso de ese individuo y una vez entraron, él, con tono invitador, le ofreció.

-Lo prometido es deuda. ¿Quieres esa copa?
-Por supuesto. - Asintió la joven. -

            Pero ella se acercó para evitar que ese cerdo le pusiera algo en la bebida. Se alivió cuando comprobó que por el momento no era así. Entonces, sacando un pequeño sobre de papel que llevaba en su bolso, la chica le pidió.

-No consigo leer esta letra tan pequeña. Ya sabes, soy coqueta como toda mujer que se precie y no me gusta llevar gafas.
- ¿No usas lentillas? - Le preguntó él. -
-Olvidé ponérmelas hoy. Si fueras tan amable. – Le susurró con tono meloso. -

            Solícitamente, ese bobo se acercó el sobre a la cara, realmente tenía algo escrito, pero apenas era visible. Marla sopló entonces con disimulo y un polvillo muy fino se levantó de aquel papel aturdiendo a su interlocutor. Al cabo de unos instantes, el tipo estaba allí, de pie, mirando a Marla como si estuviera congelado.

-La escopolamina, nunca falla. - Se sonrió ella, susurrándole a ese tonto. - Ahora, esclavo, tráeme toda la información que tengas sobre esa secta. Seguro que tienes más por ahí. Y dame el nombre de tus contactos. Por favor…

            Y aquel ridículo individuo, convertido por unos minutos en su marioneta, se dirigió lentamente a donde guardaba algunos expedientes. Marla no tardó en sacar algunas fotos con su móvil. Ahí pudo hacerse con nombres y direcciones que le iban a ser muy útiles.

-No voy a llevármelos, Vuelve a dejarlos donde estaban. - Le indicó. -

            Su hipnotizado cooperante obedeció de inmediato. Ella se sonrió. De este modo no sospecharía nada al no encontrar a faltar ninguno de sus dosieres. Al terminar, retornó presto a su lado. Marla asintió con gesto satisfecho y declaró.

-Bueno, creo que esto ha sido todo. Muchas gracias por tu ayuda. Cuando el efecto de la droga pase, no recordarás nada. Así que…separa un poco las piernas, mi amor. Voy a premiarte como te mereces. -Le ordenó con un tono sarcásticamente cariñoso. -

            Aquel tipo obedeció al punto, a buen seguro que esperaba una gratificante recompensa. La joven entonces sonrió aviesamente, elevó uno de sus pies enfundado en unos negros y elegantes zapatos de tacón alto y lo lanzó con fuerza hacia la entrepierna de ese estúpido. Al recibir el impacto aquel patético tipejo gimió de dolor, cayendo hacia atrás y retorciéndose en agonía en el suelo.

-Bien, lo prometido es deuda. Que no se diga que no te he proporcionado algo de placer. - Se rio Marla. - ¡Disfruta de tu premio! Es lo mejor que un macho jamás obtendrá de mí.

            Y tras esto se marchó, eso sí, cerrando la puerta tras ella al salir porque Linda siempre le había dicho que, pasase lo que pasase, había que tener educación.


- ¡Y actuar como toda una dama! - Recordó divertida alejándose de allí. -



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