En la
guarida de la nueva secta del caos, Tuak le comentó a su aliado misterioso que
planeaba un golpe contra sus enemigos.
-Lo
hemos preparado todo, hemos estado espiándoles durante bastantes días. Pero
puede que nos hayamos demorado demasiado. Ahora son mucho más fuertes y lo que
es peor, para colmo están prevenidos. Eso de tener que dejar pasar unas semanas
adicionales para que se confiasen quizás logre darnos de nuevo la sorpresa,
pero debemos atacar ya. O se harán demasiado poderosos, incluso para ti.
-No
temas por eso. - Repuso su misterioso interlocutor con palpable sensación de
seguridad. - Yo sabré como destruirlos.
-Pero
hemos fracasado en nuestros objetivos primordiales. - Objetó Tuak exponiendo
con creciente inquietud. - Tanto con Mazoui como con Kerria, y ahora se han
convertido en dos poderosos enemigos, además están el solar y los demás.
-Del
solar y los otros me encargaré yo, tú ve a por las Justicieras. - Le ordenó su
contertulio sin parecer demasiado preocupado por ese particular, agregando. - Y
no temas, tenemos otras bazas que jugar. Tarde o temprano aparecerán.
Tuak asintió pensaba en aquella
individua que estuvo haciendo indagaciones sobre ellos. Una periodista, o al
menos así se presentaba. Claro está, nadie quiso darle datos a esa curiosa. E
incluso barajaron la posibilidad de suprimirla. Sin embargo, su misterioso
aliado le comentó sin parecer inquietado en lo más mínimo.
-Dejadla
que pregunte. No averiguará nada hasta que nosotros no queramos. Y con el
tiempo nos será útil.
-Como tú
digas. - Convino Tuak.-
Y sin dedicarle más atención a esa individua, marchó junto
con un grupo de sectarios dispuesto a preparar una trampa para las Justicieras.
-Acabaré
con ellas. - Se dijo con determinación. -
Por su parte las chicas llevaban ya
un par de semanas juntas y se empezaba a notar. Tras recibir ese entrenamiento
de la mano de Chibiusa habían comenzado a formar un equipo. Y con tiempo de seguir mejorando. Aunque no
estuvieron exentas de ciertos roces. Teniendo en cuenta la importancia de su
adiestramiento, tanto Idina como Katherine se habían quedado en Nueva York para
pasar un mes de vacaciones. Allí, las dos se alojaron en morada de los Lassart,
pues en la casa de Roy estaba Mazoui que tenía un permiso de varios días y lo
aprovechaba, junto a Leval y a su padre, para seguir mejorando a su vez en sus
capacidades de lucha. Y una vez se marchó su mentora, las chicas también se
entrenaban por su cuenta. Amatista se llevó toda una sorpresa con la candorosa
y encantadora Idina, no es que no lo fuera o hubiera dejado de serlo. Era la
chica más dulce y buena que había conocido nunca, pero también la única que fue
capaz de zurrarla en un combate de karate. La razón era en el fondo muy
sencilla. Idina había entrenado con su padre desde muy pequeña y éste le había
enseñado toda clase de llaves y trucos. Además, nunca había presumido de ello,
ni tan siquiera comentó que era cinturón negro en karate y yudo, amén de contar
con gran agilidad tras haber hecho también ballet. Se movía de forma totalmente
natural. Mientras que lo de Amatista era mucho más trabajado, ella si se
vanagloriaba alguna que otra vez, aunque fuera en broma, de su capacidad para
la lucha. Sin embargo, no pensó que esa en apariencia inofensiva muchachita,
pudiera crearle problemas. Lo pagó dando con el trasero en el suelo muchas más
veces de las que pudo contar. Y eso que comenzó el combate decidida, ante la
apocada jovencita.
-Vamos
Idina. Ponte en posición. - Le indicó. -
Su adversaria exhibió una guardia
aparentemente descuidada. La francesa enseguida se lo censuró.
-Así
eres un blanco fácil.
Y para demostrarlo lanzó un
puñetazo, pero su rival la esquivó con un desplazamiento muy rápido de piernas.
Amatista probó con una patada que fue bloqueada sin problemas. Y no solamente
eso, Idina le barrió la otra pierna derribándola sin contemplaciones.
- ¿Estás
bien? - Se interesó la Dama del Fuego. -
-Fallo
mío, de principiante. - Replicó la Dama del Viento que no tardó en ponerse en
pie. -
Y ahora, tratando de tantear con más
cuidado a su rival, se aprestó para otro ataque. Sin embargo, Idina no parecía
estar preocupada. Su contraria volvió a la carga con patadas más bajas y
rápidas, aunque no dio apenas en su objetivo. Su adversaria se ladeaba con
celeridad o se ponía fuera de su alcance al instante. Amatista comenzó a
impacientarse tratando de aproximar su ofensiva y usar los puños, con los que
era más diestra. Y pese a que logró dar a su rival al fin, ese acercamiento y
su posterior despiste las salieron caros. Relajando su guardia permitió que
fuese Idina quien la obsequiase con una rapidísima patada giratoria a su
espalda. Así desequilibrada, la francesa recibió otro puñetazo a la altura del
estómago que la hizo llevarse las manos al mismo y tratar de recobrar su
respiración.
-
¿Puedes seguir? - Inquirió su compañera. -
-Claro.
- Se sonrió la interpelada, jadeando ya en busca de oxígeno, para rematar. -
Esto no ha sido nada.
Lo curioso es que Idina no respiraba
agitadamente como ella. Incluso parecía estar fresca. Pese a ello, no podía
rendirse.
-No sé
cómo demonios entrar en su guardia. Es muy ágil. Nunca me había enfrentado con
nadie así, exceptuando a Leval o a Chibiusa. - Se decía la atónita francesa. -
Y es que sus nuevos
intentos por obtener ventaja volvieron a fallar. Era Idina la que lograba
encadenar algunos ataques desarbolando a su oponente. Así que, después de
varios asaltos, Amatista, y por qué no decirlo, Katherine y Kerria también,
estaban perplejas. Realmente la hija de los Lassart, recién descubierta su
estirpe regia, hacía honor al orgullo de su linaje. Luchando contra hombres,
tan sólo temía ser vencida por Leval y los demás miembros de su familia. En
cuanto a enfrentarse con otra mujer se suponía de largo la más dotada para el
combate. Y por añadidura no estaba dispuesta a renunciar o rendirse fácilmente.
Aunque tras su experiencia con Chibiusa quizás habría tenido que ser más cauta.
Pero volvió a confiarse de nuevo. De todas maneras, Idina no solía pasar de
defenderse, su carácter era muy pacífico y le desagradaba todo tipo de
violencia. Por suerte, Amatista no se sintió tan humillada como podría haberle
sucedido en otras circunstancias. Es más, ella era deportiva en su talante y
aceptó su derrota prometiéndose mejorar.
-Lo
admito, eres increíble. - Reconoció Amatista dándole la mano a su amiga cuando
decidieron concluir. -
-Es muy
difícil enfrentarse a ti, me exige dar el cien por cien. - Replicó una humilde
Idina.-
-No seas
tan modesta, dudo mucho que hayas tenido que emplearte a fondo contra mí. -
Opuso Amatista. -
Pero no sonó molesta, al contrario,
hablaba con admiración e incluso un ligero toque de temor. Y enseguida agregó.
-Te
mueves con una agilidad sorprendente, y no te cansas.
-Trato
de aprovechar mis energías y no hacer movimientos inútiles, además de
acompasarlos con mi respiración. Mi padre me enseñó. - Les desveló la muchacha,
admitiendo con una sonrisa. - Contra él, sí que tengo que ir a fondo y ni aun
así soy capaz de ganarle. Cuando era más pequeña, me dejaba ganarle a veces,
pero cuando crecí ya no, y eso me enfada mucho.
- ¡Por
suerte para nosotras, no tenemos el nivel de tu padre y no te hemos hecho
enfadar! - Comentó Katherine con humor. -
Las demás se rieron, incluso la
aludida, quien además se puso colorada. Sin embargo, Amatista añadió con un
tono más serio del que estaban manteniendo hasta ese instante.
-El día
que Idina se enfade de verdad, avisadme para que pueda quitarme de su camino.
-No será
para tanto, la conozco desde que éramos niñas y es un amor. - Señaló Kerria
pasándole un afectuoso brazo tras los hombros a su prima. -
-En mi
Liceo teníamos un dicho. Se puede ser como una botella de champán, aguantar la
tensión, hacer burbujas y explotar. Yo soy más de las que explotan y bajan
enseguida. Pero Idina es como un dique que contuviera una presa.
-Pero
tiene paredes muy fuertes ¿eh? ¡Mirad como aguantan, chicas! - Rio Kathy
echándole mano a los pechos de su avergonzada prima y dándoles sendas palmadas
a los lados para que rebotasen un poco. -
- ¡Oye!
-Exclamó la pobre Idina roja de vergüenza. - ¡Qué haces!
Ahí sí que, de esta embarazosa
manera asaltada, fue en persecución de Katherine quien sin dejar de reírse se
escondía por turnos tras Amatista y Kerria. Tras darle finalmente caza, su
prima, entre risueña y azorada, procedió a estrangularla de forma fingida.
- ¡Llego
yo a hacer eso y lo que hubieseis dicho! - Suspiró Kerria todavía entre risas.
-
-Mi
hermano Lance me chinchaba a veces. Pero desde luego he de decir que ni él se
atrevió a tanto. - Comentó Idina, aunque lo hizo más divertida que enfadada. -
-Alguna
ventaja debíamos tener las chicas. - Comentó Katherine, alegando al hilo de
aquello. - Desde luego, a veces echo en falta ver a mi hermano y al primo Leval
por aquí. Esos sí que se pasan el día entrenándose.
-La
Academia Militar es muy exigente. Eso dice mi hermano al menos. - Comentó
Kerria.-
-Pues yo
creo que, en realidad, esos dos se llevan demasiado bien. - Se sonrió
aviesamente Kathy mirando a Amatista de reojo para comentar. - ¿Quién sabe?
Entre primos no es algo tan raro.
- ¿Qué
insinúas? - Exclamó la francesa entrando al trapo justo como su compañera
esperaba. -
- ¡Pues
que podrían ser novios! - Se rio Kerria.- Añadiendo con ánimo de participar en
la broma. - Como yo y Kathy si a ella le gustasen las chicas. -
- ¡Nunca
digas nunca! Lo mismo pruebo algún día. - Se rio ésta estampándole un beso a su
interlocutora en la mejilla. -
-Bueno,
eso es cosa de cada cual. - Musitó una envarada Idina.- Tenéis derecho a ser
felices.
Kathy y Kerria la miraron perplejas.
Lo mismo que Amatista, fue la francesa quien le comentó.
-No
hagas caso a estas dos, están tomándonos el pelo.
-Y
respecto de lo otro, tened calma. Os puedo asegurar que a mi hermano los tíos
no le van. - Se sonrió Kerria.-
-No, ni
al mío. - Se rio Kathy quien agregó con tono meloso ahora. - Pero bueno Ky, no
es por nada, pero si tu hermano está disponible a mí, como prima suya, no me
importaría salir con él. Ya sabes, para que no se aburra cuando no esté
entrenando. Creo que le preguntaré a Mazoui a ver si se entera de qué cosas le
gustan en una chica. De ese modo también podría entretenerme yo. Quizás podría
enseñarme la ciudad. Como hizo contigo, Tist. ¿No crees? Desde luego, si lo sé,
le digo que he suspendido la física como tú ¡Ja, ja!
La que ahora adoptó una tonalidad
rojiza en el semblante acompañada de una mueca de contrariedad que en vano se
esforzaba por eliminar fue la susodicha. No tardó en replicar
-Oye
guapa, ¿Y por qué no te entretienes haciendo crucigramas?
Idina las miraba con estupor y
Kerria, conociendo el temperamento de su vecina, realmente temía que aquella
broma fuera demasiado lejos. De modo que intervino.
-Vale ya,
chicas. Esos dos nos ignoran olímpicamente. Están muy liados con sus
entrenamientos.
-Tal y
como decía Chibiusa, eres muy proclive a la provocación, Amatista. No te
preocupes, no te voy a robar a tu profesor. - Argumentó Kathy ahora con tono
entre jocoso y algo recriminatorio. -
- ¡Y tú
eres proclive a decir demasiadas tonterías! - Espetó la francesa dándose media
vuelta y alejándose de allí. -
Las otras tres se miraron y
Katherine bajó la cabeza, musitando ahora en tanto trataba de justificarse.
-Solamente
era una broma. No era para ponerse así.
Kerria no contestó a eso, salió tras
de su amiga y en cuanto pudo la detuvo a varios metros.
-No
hagas caso. Tú misma lo has dicho, Kathy estaba bromeando.
- ¡Es
una estúpida! - Replicó desabridamente la francesa. - Dice que me dejo provocar.
Tiene suerte de que no le sea tan fácil sacarme de mis casillas o le rompería
la cara.
-Vamos
Tist, ¡cálmate! - Le pidió su interlocutora. – Apenas nos conocemos,
necesitamos tiempo para acostumbrarnos.
- No
tengo ninguna gana de conocerla más. ¡Por suerte se largará en cuanto termine
el verano! - Repuso inflexiblemente Amatista cruzándose de brazos. - Así no
tendré que soportarla en mi casa.
Kerria suspiró largamente, eso no
pintaba nada bien. Enseguida habló sonando con tono conciliador.
-Mira.
Todas lo hemos pasado mal últimamente. Hemos sufrido mucha tensión. Quizás ella
no tenía que haberse pasado de la raya. Pero no creo que lo haya hecho con
ningún tipo de maldad. Ni que sepa lo que de verdad sientes por mi hermano.
Bueno, ella creerá que es un flirteo sin más.
Amatista no contestó ahora, aún
respiraba algo agitada y es que todas las tardes acababa un poco antes el
entrenamiento para ir a estudiar con Leval. Y no estaba demasiado tranquila
ahora. Hasta le daban ganas de no ir, sintiéndose realmente avergonzada. Y eso
que siempre se la notaba impaciente por que llegase el momento. De hecho, las
otras lo comentaban entre ellas de forma jocosa, cuando su compañera se iba,
claro. Aunque ahora, lejos de estar el ambiente para más bromas, fue Kathy
quien trató de justificarse con Idina que se había quedado con ella.
-Lo
siento. De veras. En el pueblo de mis abuelos, en Irlanda, a veces nos gastamos
este tipo de bromas entre amigos. Puede que aquí no sea la costumbre. Es más, siempre
nos reíamos de mis primas Suzanne y Bridget por ser tan sosas.
-Lo
mejor es que dejes pasar un rato y te disculpes con ella. - Le aconsejó Idina.-
-Sí,
tienes razón. - Convino la muchacha, asintiendo despacio. - No quiero que por
nada del mundo haya problemas entre nosotras.
-No te
preocupes. Haremos que se le pase pronto. - Sonrió afablemente su
interlocutora. -
-Oye,
perdona por lo de antes, ¿eh? - Le dijo una apurada Katherine. –
Idina no tuvo inconveniente en
disculpar aquello. Tras las explicaciones de su prima podía hacerse cargo.
Incluso le dijo con animación.
- ¡Mira,
cuando termine ese mes, pídele permiso a tu madre y te vienes unos días a
Portland conmigo! Así nos vamos conociendo mejor. ¿Qué te parece?
-Gracias.
Me encantaría. - Sonrió la muchacha, ofreciendo a su vez. - Y después quisiera
corresponder y que vinieses algunos días a Irlanda, ya verás qué bonito y verde
es todo. Te iba a presentar a mi amiga Erin, y a muchos chicos guapos. - Sonrió
retomando ese tonillo pícaro que gustaba en usar, sobre todo al sentenciar. -
Ibas a triunfar porque, además de ser un encanto, eres preciosa.
-Sería
genial. ¡Ojalá pudiésemos ir todas juntas! - Le agradeció Idina no sin
ruborizarse un poco ante tanto halago. -
Las dos sonrieron más animadas yendo
en busca de Amatista para que Kathy pudiera disculparse. No obstante,
únicamente vieron a Kerria.
- ¿Dónde
está Tist?- Quiso saber Idina.-
-Se
marchó a su casa a cambiarse. Tiene clase con mi hermano. - Les recordó. -
- Pues
vaya una chica. Al menos tiene una buena actitud. - Sonreía Idina, aun sin
llegar a asimilar del todo ese extraño proceder (en honor a la verdad, no le
habían puesto demasiado al corriente de las cosas hasta ese momento y lo
demostraba afirmando para regocijo de sus primas). - Cualquiera estaría
fastidiado por tener que estudiar durante el verano, sin embargo, ella siempre
está contando los segundos que le faltan.
-Yo
quería pedirle perdón. No le dije eso con mala intención, al contrario. - Opuso
Katherine declarando con una media sonrisa ahora. - ¡No me extraña!, con un
profesor como el primo Leval a cualquier chica le encantaría suspender la
física. Consté que lo dije como un elogio a él y al buen gusto de Tist.
- La
verdad- sonrió Kerria con complicidad. - Es que mi pobre hermano no se ha
enterado de nada. Seguramente piensa que Amatista está apasionada por la forma
tan brillante que tiene de explicarle las clases.
Idina finalmente comprendió y se desencadenó
un coro de risas entre las tres. Después de hacer algún que otro jocoso
comentario más a costa de su amiga y compañera adoptaron sus identidades
normales y se despidieron hasta el día siguiente. Idina y Kathy volvieron a
casa de Amatista. Con un poco de suerte la podría alcanzar antes de que se
marchase. Kerria volvía a su casa cuando escuchó una voz familiar llamándola,
al volverse vio acercarse corriendo a Brian.
- Hola
Kerria, me alegro de encontrarte por aquí, - la saludó aun entre jadeos de
cansancio. - ¿Qué tal estás?
- Bien,
gracias. - Repuso ella que se interesó a su vez -. ¿Ya has vuelto de
vacaciones? ¿Cómo lo has pasado?
- No
estuvo mal, pero me acordé bastante de ti. Hasta fui al teatro a la
representación de Romeo y Julieta. - Respondió él con una leve sonrisa que no
podía tapar su expresión de inquietud y alegría al tiempo por volverla a ver. -
¡Me encantó! Ojalá hubieras podido asistir.
La muchacha suspiró hondamente. Desde
luego, Brian no había tardado mucho en volver a la carga.
- Este
chico no se rinde nunca - pensó no sin simpatía y algo de apuro. -Yo he estado
ocupada. - Añadió con otra sonrisa. - Tratando de ponerme al corriente con la
familia. Mis primas están aquí, han venido a pasar unos días de vacaciones.
Hacía mucho que no nos veíamos. Tenemos muchas cosas de que hablar y que poder
hacer juntas este tiempo, luego cada una se irá a un extremo del país.
- Ya, me
imagino que estarás muy ocupada. ¿Y no tienes ningún día libre? - Inquirió cautelosamente
el joven por si acaso. -
La chica guardó un incómodo silencio.
Realmente ella no quería hacerle daño, si hubiera sido cualquier otro no
hubiera tenido el más mínimo inconveniente en dejar las cosas claras, o incluso
mandarle a paseo, pero con Brian no podía hacerlo. La verdad, su propio corazón
se lo impedía. Sentía lástima pensando en que pudiera hacerle sufrir, era un
chico bastante sensible. ¿O no era solamente eso? Kerria no lo podía asegurar,
pero lo que sí sabía era que sus gustos no habían cambiado. De hecho, se
sorprendía a sí misma cuando salía con él al cine o a tomar algo, dedicando su
atención a algunas chicas que se cruzaban con ellos. Juraría incluso que alguna
le devolvió una mirada muy reveladora, como si hubiese reconocido el mismo
deseo compartido. Pero en cuanto la veían con él se retiraban discretamente. Ella
a veces se molestaba por eso. Pero ¿Qué iba a poder decirle a ese muchacho que
siempre era tan encantador? Dándose cuenta además de la clase de miradas que
Brian le dirigía. Pese a que él trataba de disimularlo la joven podía
percibirlo claramente. Estaba muy enamorado de ella. No obstante, para Kerria,
aquel chico era su mejor amigo, pero no se veía capaz de pasar de ahí. Aunque
naturalmente, tampoco quería perderlo. Eso le exigía medir muy bien sus pasos,
no podía ser brusca con él. El pobre no lo merecía, pero tampoco podía
permitirse el lujo de ser demasiado cercana y accesible, o pudiera ser que éste
lo interpretase mal. Era un dilema de lo más agobiante.
- Pues
ahora no, - respondió finalmente Kerria que parecía tratar de hilar lo más fino
posible en sus palabras, hasta que añadió para zanjar el asunto. - Ya te
llamaré si algún día no estoy pillada, ¿vale?
Su contertulio por su parte, convino en ello resignadamente,
al menos era algo. Para él, la sola idea de que la muchacha de la que estaba
tan enamorado le sonriera y pasease con él ya era algo mágico. Así, perdidos
cada uno en sus disquisiciones seguían caminando, estaban ya cerca de la casa
de Kerria, Brian lo advirtió y dijo disculpándose.
- ¡Uy!,
ya estamos al lado de tu casa, he de irme, llegaré tarde a la mía.
- Pasa
si quieres y saludas a mis padres, se alegrarán de verte. - Le invitó
cordialmente ella. -
Brian que, en el fondo deseaba estar
junto a Kerria el mayor tiempo posible, tras dudar un mínimo momento, aceptó.
Aunque tanto él como la chica que llenaba sus pensamientos, eran ajenos a que,
desde una prudencial distancia para no ser descubiertos, Tuak y sus secuaces
observaban la escena con ayuda de binoculares.
- ¡Qué
bonito! - Rio uno de ellos señalando con sorna - una parejita de enamorados.
- Ya lo
sabéis - recordó Tuak obviando la broma. - Cuando todos estén en la casa. Será
la mejor oportunidad. - Los demás asintieron ya serios. - ¡Preparad los explosivos!
- Ordenó con un siseo. -
Ajenos por completo a esto en la
casa de Kerria, el visitante fue, como siempre, recibido de forma muy cordial.
-
¡Brian, muchacho!,- le saludó Roy con una de sus “palmaditas” que desencajaban
al pobre chico casi derribándole. - ¿Qué tal estás? Hacía tiempo que no te
veía.
- ¡Papá!
Ten cuidado, por favor… – Exclamó Kerria tratando de ayudar a su amigo a
recuperar el equilibrio. -
- ¡Oh!
Lo siento. A veces se me olvida que soy muy bruto. ¿Estás bien, muchacho? - Se
disculpó jocosamente éste llevándose una mano al cogote. -
-No se
preocupe, estoy muy bien, gracias señor Malden. - Respondió tímidamente, aun
tratando de recuperarse del saludo. - Pero no quisiera molestarles, yo…
- ¡No
seas tonto, chico! – Sonrió su interlocutor de forma jovial - Tú aquí nunca
molestas. ¿Qué quieres tomar? –Le ofreció en tanto avisaba a su hijo con una
voz. - Leval, mira, ha venido Brian.
El aludido enseguida se acercó acompañado de Mazoui.
- Hola
¡Cuánto tiempo sin verte! ¿cómo estás? - Saludó al hermano de su adorada chica
que le dio la mano con amabilidad. -
-Bien,
no me puedo quejar. - Repuso el interpelado. -
No obstante, el otro chico que estaba al lado de Leval mantenía
un semblante imperturbable. Y por si fuera poco Kerria le saludó con un beso en
la mejilla, aferrándose a uno de sus brazos con demasiada familiaridad. A la
par que decía con suavidad y visible afecto.
- ¿Qué
tal vuestros entrenamientos, chicos? Seguro que ya podréis batir cualquier
récord.
Un nubarrón pasó por la mente de
Brian, sintió un hormigueo en el estómago, y su corazón latía ahora como si la
adrenalina se le hubiera disparado. ¿Y si ese chico fuera el novio de Kerria?
¿Y si lo hubiese conocido hace poco y no se lo hubiera dicho? No, ¡no podía
ser!, no parecía que él la mirase de esa manera. Además, a Kerria no le
gustaban los hombres, al menos eso decía. Brian aun lo dudaba, por eso mismo
conservaba alguna esperanza. Quizás ella hubiera cambiado de opinión con ese
individuo. Ese tipo era atractivo y parecía muy fuerte, más incluso que Leval,
que de por sí impresionaba. Brian no era nada pequeño y su constitución era
normal, pero junto a esas dos bestias se sentía insignificante. ¿Cómo iba a
poder competir con un tipo como aquel? Por fortuna la chica le alivió enseguida
presentándole a ese misterioso muchacho.
- Brian,
no sé si te acuerdas de mi primo Mazoui. Está en la academia militar y ya ha
terminado el primer curso, es el mejor de su promoción. Está pasando unos días
con nosotros.
-
Encantado de verte otra vez. - Sonrió el chico profundamente aliviado, mientras
se acercaba ofreciéndole la mano. Lo cierto es que ni se acordaba de aquello -
- Lo
mismo digo. - Repuso el aludido con amabilidad estrechándosela. -
Brian notó que ese tipo tenía muchísima
fuerza. Era muy alto, ligeramente más incluso que el padre y el hermano de
Kerria. Esbozaba una sonrisa de cortesía, pero parecía muy serio. Como si estuviera
estudiándole, creyó.
- Si me
disculpáis un momento. - Les dijo Mazoui para dirigirse a su maestro. - Roy,
tengo que decirte algo.
Éste asintió y los dos salieron de
la habitación. Su primo se extrañó, pero lo dejó correr ejerciendo de
anfitrión. Mientras tanto, su hermana subía a ducharse, así que él y Brian
estuvieron hablando un poco.
-Cuéntame.
¿Qué tal te fueron las vacaciones? - Se interesó Leval en tanto ofrecía un refresco
al chico. –
-Bien,
muchas gracias, mis padres y yo hemos estado viajando un poco por el país.
-Vosotros ¿qué tal por aquí? - Quiso saber su contertulio, más por cortesía que
otra cosa. -
-Pues
básicamente entrenando mucho y preparándonos para la academia. – Le explicó su
interlocutor. – Por cierto. – Comentó Leval afirmando ahora con desenfado. – Ya
conoces a mi primo Mazoui, pero no sé si conocerás a mis primas.
El muchacho negó con la cabeza para responder.
-No, bueno,
tu hermana me contó que han venido a pasar un tiempo aquí y que hacía mucho que
no se veían.
-Pues si
quieres te las presento, te aseguro que son muy guapas. Y creo que ninguna
tiene novio. - Le dijo Leval con tono
entre cómplice y jovial para acabar de informarle. – Van a estar aquí durante
todo el mes.
-Seguro
que serán unas chicas estupendas, como Kerria. – Pudo decir el pobre muchacho
lanzando un leve suspiro. -
Aquello sin embargo no pasó desapercibido para su
interlocutor que puso una amistosa mano sobre uno de sus hombros. A Leval le
apenaba la situación por la que atravesaba ese muchacho. Había tratado sin
éxito de distender el ambiente hablándole de sus primas. Desde luego era verdad
que tanto Katherine como Idina eran muy bonitas y buenas chicas. Pero de
inmediato se percató de que para Brian únicamente había una persona en su
corazón y esa era Kerria. Si al menos ella se diera cuenta de lo magnifico que
era ese muchacho, pero si a su hermana le gustaban las chicas ¡qué se le iba a
hacer! Decidió aparcar ese enojoso tema y llevó la charla con su invitado a
temas deportivos…Y en el otro cuarto, entre tanto, Roy aguardó hasta que
estuvieron a una prudencial distancia y le inquirió a Mazoui.
- Bueno.
¿Qué ocurre? Te noto preocupado.
- En
cuanto ha entrado ese chico por la puerta he sentido vibraciones malignas, pero
no proceden de él, le he estado tanteando y él a mí.
- ¿Crees
que tiene algún tipo de poder oculto? - Preguntó su atónito interlocutor. -
No podía creer que Brian poseyera ese tipo de facultad,
aunque a estas alturas la vida le había enseñado a saber que todo era posible.
- No, -
respondió Mazoui con semblante más relajado e incluso hasta hubiera estado
divertido de no ser porque le preocupaba algo más, cuando dijo. - Pensaba en mí
como un posible novio de Kerria y estaba preocupado por esa idea, nada más. Es
muy buen muchacho. La quiere mucho. Ese no es el problema.
Roy sonrió, pero enseguida volvió a
ponerse serio para querer saber.
-
Entonces, ¿de dónde provienen esas vibraciones?
- Diría
que es del exterior de la casa. - Conjeturó el joven. -
-
Saldremos con sigilo a comprobarlo, - le indicó su interlocutor. -
Durante todo ese rato los sectarios
habían puesto explosivos alrededor de la parte trasera de la casa. A una señal
de Tuak se disponían a volarla en pedazos para acabar con los que estuvieran
allí dentro. Al salir a comprobar sus impresiones Mazoui les descubrió, tomándoles
por sorpresa. Su ataque fue rápido y certero, en pocos segundos todos estaban
fuera de combate. Roy hizo lo propio con otros individuos a los que descubrió
tratando de huir. Dentro de la casa, Leval notó cambios de energía en su padre
y en su primo. Eran demasiado bruscos y supuso que algo no iba bien. Presto
arguyó una excusa para salir.
-Si me
disculpas, tengo que ir un momento a por una cosa. - Comentó a Brian. -
-Claro,
no hay problema. Yo tengo que marcharme ya. - Alegó a su vez. -
Leval no creyó oportuno que ese chico saliera ahora, quizás
estaba sucediendo algo. Por suerte, su hermana bajaba ya duchada y con ropa más
cómoda y él le comentó ante la extrañeza de la joven.
-Oye Ky,
¿por qué no le cuentas a Brian algo sobre las primas Idina y Kathy?
La muchacha asintió sorprendida por semejante petición, pero
accedió quedándose con el invitado. Ella y su amigo permanecieron sentados en
el salón, hablando un poco, y Leval aprovechó para irse. Pero cuando cruzó el
umbral del porche, se encontró cara a cara con los discípulos de Tuak que le
dispararon, él creó una barrera energética que repelía las balas.
-
¡Vámonos de aquí! - Ordenó el líder sectario, viéndose frustrado -
¡dispersaros!
- ¡No os
dejaré huir! - Gritó el joven lanzándose contra ellos. -
Dentro de la casa se escucharon los
disparos. Kerria, tratando de aparentar calma, le dijo a su amigo que se
trataría de su primo Mazoui haciendo prácticas de tiro.
- Brian,
voy al lavabo, ahora vuelvo. - Pretextó la muchacha. -
Corrió al piso de arriba y avisó a
sus primas y a Amatista utilizando el WhatsApp. El mensaje fue rápido y lacónico.
- Nos
atacan, creo que se trata de secuaces de la Secta, por favor, venid. Yo estoy
con Brian y no puedo intervenir. - Una vez concluyó volvió lo más deprisa que
pudo con su amigo. -
Por supuesto que no fue más
explícita. Todas entendían de sobra lo que quería decir. Deberían acudir como
Justicieras. Aunque, como precaución, no iban a dejar eso por escrito. De
camino las chicas fueron charlando. En efecto, Kathy e Idina llegaron a tiempo
de interceptar a Amatista. La francesa estaba a punto de salir de casa, se
limitó a saludar educadamente a la hija de Tom y Cooan. Aunque Kathy no dudó de
abordarla.
-
¡Perdóname.! He dicho muchas tonterías. Tienes razón. Lo siento, no pensé que
fuera a ofenderte.
-Tengo
prisa. - Se limitó a contestar su interlocutora con frialdad. -
-Ahora
lo que importa es ir a ayudar a Kerria.- Añadió Idina.-
Y el teléfono de Amatista volvió a
sonar. La muchacha contestó de inmediato. Era su compañera que daba la
impresión de estar poniéndose nerviosa por momentos.
- ¿Diga?
¿Qué? ...sí, recibimos el mensaje, enseguida vamos. - Respondió la francesa con
tono inquieto. -
- ¿Qué
pasa? - Intervino Idina.-
- ¡Que
nos demos prisa! - Les indicó abruptamente la interpelada. -
Sus interlocutoras convinieron en ello y tras adoptar sus
identidades de justicieras acudieron con rapidez. De camino se encararon con
unos pocos sectarios a los que pusieron fuera de combate sin mucha dificultad. Kerria
por su parte, volvió a reunirse con Brian. El muchacho la esperaba sentado en
el sofá, algo nervioso.
-Disculpa,
ya estoy aquí. - Afirmó ella, forzando una sonrisa. -
-Sí,
bueno, quizás será mejor que me vaya. - Musitó el envarado joven. -
-No,
espera un poco. - Le pidió la muchacha posando una mano sobre las de él. -
Brian le dedicó una mirada de
extrañeza. Aunque enseguida fue capaz de responder con tono entristecido.
-No
quiero ser una molestia para ti.
La muchacha, tomando aquello en otro
sentido, sonrió más afablemente para contestar.
-Tranquilo.
Mi padre y mi hermano volverán pronto. Ya sabes que les caes de maravilla. No
eres ninguna molestia. Son ellos los que quieren charlar contigo para
preguntarte qué tal te ha ido este verano. Y seguro que mi madre te invitaría a
cenar si estuviera ahora en casa.
-Ya. -
Musitó él bajando la mirada. - ¡Ojalá tú pensaras igual!
La chica le observó atónita ahora, empezando a comprender a
lo que él se refería. Mientras tanto Tuak pudo eludir la persecución de Leval y
las chicas y entró en la casa armado. Sorprendió a los dos jóvenes hablando
antes de que Kerria pudiera contestar a ese último comentario.
- ¡Perra
traidora! ¡Vas a morir! - Gritó apuntando a la espalda de la desprevenida
muchacha con su pistola. -
-
¡Cuidado, Kerria! - Chilló Brian que estaba de cara al sectario, siendo el
primero en verlo entrar. -
Incluso antes de que ese intruso terminase
de proferir su amenaza el muchacho actuó con rapidez. Empujó a la chica
poniéndola fuera de la trayectoria del disparo que hizo el sectario, pero él
fue alcanzado. Cayó al suelo tras recibir un balazo en el brazo derecho. Tuak
quiso volver a disparar, pero notó como si algo le levantase, sacándole por la
ventana de la casa. Cuando quiso reaccionar le sujetaban por el pescuezo.
Aterrado, el sectario se dio cuenta de que se trataba de Leval, y éste estaba
muy furioso.
-
¡Maldito bastardo asesino! - Le espetó fulminándole con la mirada. - ¡Has
intentado matar a mi hermana, y has herido a un buen amigo, eso no te lo
perdonaré!
Su energía subía cada vez más haciendo temblar la casa. La
ira del chico le hizo por fin transformarse en súper guerrero. - Roy y Mazoui
detectaron esta energía y acudieron hasta allí.
- ¡Te
suplico, piedad! - Le pidió Tuak que parecía estar aterrorizado ante ese
guerrero dorado. - Te diré dónde está la secta, pero no me mates.
Leval se contuvo a duras penas y lo
bajó al suelo. Roy y Mazoui se aproximaron hasta ellos con cautela. Las chicas
entraron en casa por una de las ventanas sin cruzarse con ellos. Tras comprobar
que no había oculto ningún enemigo más, ayudaron a su compañera a levantar a
Brian.
- ¡Oh
Dios! ¿Estás herido, dónde te ha dado? - Le inquirió Kerria quedándose
espantada cuando vio tanta sangre en el brazo de su amigo y en el suelo.
- Estoy
bien. - Pudo responder éste apretando los dientes por el dolor y añadiendo. -
¿Y tú?
- No me
ha pasado nada. Gracias a ti ¡Muchas gracias, Brian! - Le dijo esta agradecida
y emocionada. - ¡Me has salvado la vida! No debiste arriesgarte así por mí.
Podían haberte matado. – Sollozó la muchacha arrodillada junto a él en tanto le
abrazaba sujetándole la cabeza contra el pecho. – Te has puesto en peligro para
protegerme…nunca lo olvidaré.
- Lo
volvería hacer…, por ti…no me importaría morir. – Fue capaz de responder el
interpelado, en tanto apretaba los dientes tratando de aguantar el dolor. - Yo…
Querría haberle confesado lo que
sentía por ella, pero la vista se le nublaba. El joven se mareaba por la
pérdida de sangre. Kerria trató de decir algo, pero no podía articular palabra.
Lloraba abrazando al muchacho. Las demás chicas solamente podían mirar la
emotiva escena con lágrimas. Ese chico era un héroe, y ahora estaba claro para
todas hasta qué punto quería a su compañera y amiga.
- Sí,
eres un chico muy valiente. - Afirmó Amatista que estaba convertida en Dama del
Viento, tratando de dominar esa emoción en tanto sentenciaba. - Te llevaremos
enseguida a un hospital.
-
Llamaremos a una ambulancia. - Intervino la Dama del Trueno, que no era otra
sino Kathy. -
- Dama
del Fuego. - Le pidió Amatista a Idina. - ¿Puedes ayudar a esa chica a vendarle
la herida?
- Ha
perdido bastante sangre. - Declaró la interpelada examinando aquello con sus
conocimientos de primeros auxilios. Aunque pudo sentenciar casi más por
animarle que otra cosa. - Pero no te preocupes, no parece que sea grave,
enseguida estarás bien.
-
Vosotras sois las Luchadoras Justicieras ¿Verdad? - inquirió el aturdido Brian
que apenas podía musitar atónito. - ¿Cómo habéis llegado hasta aquí?
-
Nosotras siempre estamos alerta para combatir la maldad, donde quiera que se
encuentre. - Respondió la Dama del Trueno. -
- La
ambulancia llegará enseguida. - Añadió la Dama del Viento que le susurró
afectuosamente al chico. – No hables y trata
de descansar.
Brian creyó percibir algo familiar
en esa voz. Sin embargo, estaba demasiado aturdido y mareado como para estar
seguro. Las justicieras entre tanto le ayudaron entre todas a levantarse y le
tumbaron en el sofá con el brazo en alto. Mientras las Damas del Fuego y del
Trueno se interesaban por su estado y le vendaban, Kerria se fue aparte con la
Dama del Viento y le susurró.
-
Amatista, gracias por no descubrirme.
- No
faltaba más, chica. ¿Cómo íbamos a hacer eso?
- ¡Pobre
Brian! - Musitó emotivamente Kerria tratando otra vez de no llorar sin conseguirlo.
- Han estado a punto de matarle por mi culpa.
- Pero
no lo han hecho. Y no ha sido culpa tuya. - La calmó su amiga tomándola por los
hombros y agregando con admiración. - ¡Este chico es muy valiente! Él no tiene
poderes y aun así acaba de arriesgar su vida por ti. Debe de quererte mucho.
¿No crees que al menos se merece una oportunidad?
- Estoy
muy confusa. - Reconoció su interlocutora. - Yo le aprecio mucho y ahora aún
más, pero no es amor lo que siento. Y no quiero hacerle daño.
- Quizás
es que te lo niegas a ti misma, creo que deberías salir alguna vez con él un
poquito más en serio solamente para estar segura del todo. - Le aconsejó Amatista,
inasequible al desaliento. - Por lo menos para descartar o no la posibilidad.
- Pero
¿De qué posibilidad hablas? Yo soy lesbiana - rebatió Kerria. - ¿Cómo quieres
que salga de esa forma con él? No podría ofrecerle lo que él desearía.
- Puede
que no busque solamente eso, no te digo que te acuestes con él. - Respondió su
amiga afirmando. - Creo que Brian no es de esa clase de chicos, ya te lo ha
demostrado. Te quiere de verdad. Pero, salir juntos es otra cosa, deja que te
confiese lo que siente, podría aclararte tus verdaderos sentimientos hacia él.
- Yo sé
cuáles son mis sentimientos, - repuso Kerria con bastante seguridad no exenta
de pesar. – Y no son los mismos…que los suyos.
- He
visto como le mirabas cuando estaba herido en el suelo. - Declaró Amatista. - Y
se nota que le quieres.
- Sólo
estaba preocupada por su herida, - aclaró su interlocutora a la defensiva - y
muy agradecida, nada más.
- Tus
ojos no decían eso - rebatió su amiga con una sonrisa y remató la frase con un
reflexivo consejo. - Piénsatelo y, sobre todo, sé sincera contigo misma y con
Brian. Cuando estés totalmente segura, sea lo que sea, no dudo de que él lo
aceptará. Sobre todo, si le das y te das al menos una oportunidad de
comprobarlo.
Amatista dejó a su amiga pensativa y
se volvió junto a las otras que estaban acomodando al bravo muchacho. Ajenos
por el momento a eso, fuera de la casa, Leval soltó a Tuak.
- ¿Dónde
está vuestra guarida? - Le interrogó visiblemente furioso. -
El sectario sacó un mapa ante la
atenta mirada de Mazoui y Leval, Roy se situaba detrás para bloquear su posible
huida.
- Está
aquí. - Señaló indicando un punto, añadiendo con un fallido intento de resultar
conciliador. - Te llevaré ahora mismo si quieres.
-
Miente, - aseveró Mazoui, escrutando a Tuak con un semblante impasible. - Lo
leo en sus ojos, es una trampa.
Al verse descubierto el sectario
trocó su apariencia humilde por un semblante crispado por el odio.
- ¡Morid
malditos! - Gritó sacando otra pistola de su túnica. -
Apenas tuvo tiempo de disparar a Mazoui que detuvo la bala y
le fulminó con un rayo de energía. Leval, todavía sin poder reaccionar del
todo, volvió a su estado normal dejando de ser un súper guerrero.
- No
valía la pena - intervino Roy acercándose a éste y declarando con tinte de
suave amonestación. - Ahora no sabremos donde está su verdadera sede. No debiste
precipitarte, un disparo no habría afectado a ninguno de nosotros. Quitarle la
pistola hubiese bastado.
- Lo
siento. - Se disculpó el muchacho -, reaccioné instintivamente...yo...
De hecho, se sentía muy mal, no quería ni pensar que había
matado a un hombre. Por muy sectario que fuera era un ser humano. Aunque Roy
enseguida le puso una mano sobre el hombro.
-Él se
lo buscó. No fue una ejecución a sangre fría, fue en legítima defensa.
-No se
lo contéis a mi madre, ni a mi hermana, por favor. - Les pidió el todavía
impactado Mazoui.-
- No te
preocupes. Jamás diremos nada de esto. - Le tranquilizó Leval, agregando muy
reconocido. - Por mi parte agradezco mucho tu intervención. Y ese bastardo no
merecía otra cosa. De no haberlo hecho tú lo habría hecho yo. Si no es por tu
intuición habrían volado nuestra casa con nosotros dentro. Daremos con ellos,
es cuestión de tiempo.
-Sí, en
eso tienes razón, hijo. Un cerdo menos en este mundo. No lo pienses más Mazoui,
sé que es duro, pero es una guerra, o ellos o nosotros. Seguro que, de vivir,
habría vuelto a intentar matarnos. Bueno, entremos. - Les indicó Roy que hizo
desaparecer el cuerpo de Tuak con un rayo concentrado de energía, pues en ese
momento veía llegar una ambulancia, lo que también le hizo comentar con
inquietud. - ¿Qué habrá ocurrido? Espero que Kerria y Brian estén bien.
Los sectarios que habían sido
puestos fuera de combate ya se habían recuperado, pero decidieron huir,
conscientes del poder de sus enemigos. Por su parte, Roy, Leval y Mazoui, corrieron
al interior y vieron que Brian era sacado en camilla, las justicieras se habían
marchado. Solamente quedaba Kerria que acompañaba al herido.
- ¡Me ha
salvado la vida, papá! - Les explicó emocionadamente a Roy y los demás, aun
tratando de dominar sus lágrimas. - Un sectario entró y me disparó, pero él se
interpuso y recibió el tiro. Por fortuna solamente le han herido en un brazo.
Pero tengo que acompañarle.
- Es
cierto. - Convino Leval susurrándole a su padre con pesar, en tanto se
disculpaba sentidamente. - Yo vi cómo le herían por interponerse entre Kerria y
ese tipo. Lo lamento, no me dio tiempo a impedirle disparar.
Roy asintió conmovido por el valor de ese chico que no era
ni un guerrero, ni tenía nada que ver en eso. Asió firmemente una mano del
brazo no afectado por el disparo del joven entre las suyas y le dijo con tono
animoso y visiblemente agradecido.
- ¡Nunca
lo olvidaré, muchacho! ¡Para mí ya eres como otro hijo! Estoy en deuda contigo
y estaré siempre para lo que necesites. Te lo prometo. – Y añadió dirigiéndose ahora a Kerria. -
¡Claro que sí!, ve con él y no te preocupes, yo llamaré a sus padres para
tranquilizarles y después me reuniré con vosotros.
Así pues, la ambulancia se llevó a
Brian y Kerria subió con él. Unos instantes después Beruche, que había estado
fuera recorriendo tiendas, fue informada por Roy de lo ocurrido.
-
¿Entonces Kerria y los demás estáis bien? - Inquirió todavía alarmada
recibiendo la respuesta afirmativa de Roy para lamentarse después. - ¡Cielos,
pobre Brian!, espero que se recupere pronto, nunca se lo podremos agradecer lo
suficiente.
- Desde
luego, ese muchacho es un héroe – convino Mazoui que estaba junto a ellos.
Sentenciando con admiración. – Él no tiene poderes como los nuestros y pese a
ello no dudó ni un instante en proteger a mi prima.
En eso que Amatista, Katherine e Idina entraron ya con sus
atuendos civiles. Con gesto de sorpresa preguntaron qué había sucedido. Las
pusieron al corriente, o al menos eso pensaron los muchachos.
- ¡Qué
horror! – Exclamó Idina afirmando aliviada. – Menos mal que ese chico está
bien.
- Sí. Ha
sido una suerte que esos tipos no le mataran. – Convino Kathy mirando de forma
cómplice a sus compañeras. -
Las chicas asintieron, tras marcharse de la casa de los
Malden habían recobrado sus identidades civiles y retornaron. Disimulando ante
Leval, Mazoui e incluso su tío Roy, pretendieron así enterarse entonces de lo
sucedido.
-Pues
menos mal que Brian estaba aquí. – Suspiró Leval afirmando con patente gratitud.
– Ese chico es un valiente. Siempre estaré en deuda con él por salvar a mi
hermana.
- ¡Pobre
Brian! – Pudo decir Amatista con sincera preocupación esta vez. –
-Afortunadamente
se pondrá bien. – La animó Leval, o al menos eso pensaba él. -
Roy sonrió divertido. Las chicas le habían pedido a él y a
Diamante que no revelasen sus identidades como justicieras a sus respectivos
hermanos y primos. Aquello podría resultar interesante. Ambos las
despreocuparon asegurando que no les dirían nada. Si pensaron que aquello era
absurdo se lo guardaron para ellos, respetando ese deseo. En el caso de Roy
tras hablar con Bertie comprendió. ¿Acaso no había estado entrenando a los dos
chicos en secreto? Al menos al principio. De modo que las chicas tenían también
derecho a mantener esa pequeña privacidad. De todos modos y gracias a Dios las
cosas habían terminado bien. Ya tendría una conversación con Kerria sobre ese
tema de ser justiciera. Pero no para prohibírselo. Sabía que ese era un asunto
únicamente entre madre e hija. Desde luego deseaba decirle una vez más que
estaba muy orgulloso de ella y que tuviese cuidado.
-Nos
enfrentamos contra enemigos muy peligrosos, como acabamos de comprobar. Aunque
es su decisión y es su madre quien debe aconsejarla sobre cómo usar sus poderes.
- Pensaba Roy. -
Lo mismo que el entrenamiento de Leval concernía
exclusivamente a su hijo y a él. No sabía que opinaban Diamante, que compartía
la promesa con él de no decir nada, y el marido de Kalie del asunto, pero eso
no era tampoco cosa de ellos. Evidentemente estaba al corriente de que Tom,
pese al temor por su hija, lo aprobaba o al menos compartía su parecer de no
ser el indicado para meterse en ese tema. De modo que, cruzándose de brazos,
les sugirió a las muchachas como si en verdad fuese ajeno a todo.
-Fue una
suerte que no estuvierais aquí ninguna. Aunque será mejor que llaméis a
vuestros padres para tranquilizarles.
Las chicas convinieron en ello. Amatista
tendría que llamarles dado que estaban de viaje y las demás hacer lo propio con
los suyos. Una vez que hablaron con ellos vía telefónica se brindaron para ayudar
a Beruche y Roy con la limpieza del desorden que se había producido. Mazoui y
Leval entre tanto fueron al hospital a interesarse por el estado de Brian.
- ¡Vamos
a limpiarlo entre todas! - Propuso entusiásticamente Kathy. - Enseguida
acabaremos.
- ¡Con
tantos ataques de esos idiotas no vamos a ganar para la decoración! - Exclamó
Roy en tono distendido e incluso jocoso, que provocó la hilaridad general, más
al añadir. - La próxima vez, antes de echarles a patadas, les pasaré la
factura.
Y animados por una buena disposición
en efecto no tardaron demasiado. Durante las labores de limpieza, Katherine se
aproximó a Amatista y le susurró, con tono reflexivo y de disculpa.
-La
verdad, ese chico es un héroe. Si algún muchacho hiciera algo así por mí,
ganaría mi corazón. Aunque suene cursi y un poco machista, sería como mi
caballero andante. Lo que es indiscutible es que ha salvado a Kerria de una
muerte segura.
-Es
verdad. - Admitió su interlocutora ahora que pudo decir a su vez tras
reflexionar por todo lo sucedido. - Lamento haberme puesto así. No era para
tanto, Kathy.
-No, fui
yo quien llevó esa estúpida broma demasiado lejos. Jamás pretendí molestarte. Pero
después de esto, no tiene sentido que haya problemas entre nosotras. Estamos en
el mismo bando y me gustaría ser tu amiga, además de ser tu compañera de lucha.
La francesa asintió, y relajando su
semblante con una leve sonrisa le ofreció la mano. Katherine la estrechó. Idina
por su parte se había mantenido en un discreto segundo plano y sonrió con
aprobación.
-Así
debe ser, todas unidas y en buena armonía. - Se dijo la hija de los Rodney en
tanto concluía de barrer una parte del salón. -
En cuanto terminaron fueron a visitar a Brian, aunque por
turnos. La versión a sus padres fue que se había tratado de un atracador. Tras
el miedo y la preocupación evidentes, pudieron tranquilizarse y agradecieron a
Roy y los demás que le acompañasen en el hospital. Aseguraron que en poco
tiempo se personarían allí. Quedaron muy reconocidos cuando el padre de Kerria
les comentó que su hija y los demás aguardarían con el chico hasta su llegada
en tanto añadía.
- No
faltaría más. Era lo mínimo que podíamos hacer por su hijo. ¡Puede estar muy
orgullosos de él! Es todo un hombre, valiente y leal. Si necesitan cualquier
cosa cuenten con nosotros.
Los padres reiteraron sus
agradecimientos en tanto se ponían en marcha. Mientras tanto Brian, aun dolorido,
estaba sin embargo muy feliz. Kerria no se había apartado ni un instante de su
lado. Y de hecho tuvieron que insistirle a la muchacha para que le dejase
descansar. Lo cierto es que ella sentía algo muy extraño. ¿Era agradecimiento,
preocupación o simplemente cariño por aquel chico? No estaba segura, su hermano
se acercó a ella en uno de los momentos en los que dejo al convaleciente en la
habitación mientras iba fuera a tomar algo.
-Que,
¿cómo está? - Quiso saber Leval. -
-Por
suerte los médicos han dicho que el tiro entró y salió limpiamente. Tendrá que
estar un par de meses con el brazo escayolado, pero después creen que con
rehabilitación se recuperará del todo. - Comentó la muchacha con visible alivio.
–
- ¡Es un
chaval magnífico! Se nota que te quiere mucho. - Replicó su interlocutor con
una sonrisa.
- No
estoy ciega. ¿Crees que no lo sé? - Contestó su hermana con un tono demasiado
cortante. -
Ella misma se percató de eso cuando su hermano le dedicó una
mirada de sorpresa y, tras un instante de embarazoso silencio, Kerria se
apresuró a rectificar.
–
Perdona. No he debido ser tan brusca. Todavía estoy nerviosa por lo ocurrido.
Lo siento.
-No te
preocupes, Ky. Lo comprendo. – La abrazó afectuosamente él. –
La chica sintió como su hermano trataba de confortarla y se
vino abajo. Ella sabía lo que él estaba pensando, lo que todos creían. Hacía ya
tiempo que salía con ese chico y podría dar la sensación de que tuvieran algo
más que una amistad. ¿Cómo explicarle al resto que no era así? Y ella le
quería, pero no de esa manera. Aunque era una batalla perdida. Todos le decían
lo mismo. Que era un muchacho estupendo, que le diera una oportunidad. ¡Cómo si
fuese así de sencillo! Le dolía que, hasta su hermano, Amatista e incluso sus
primas, pudiesen creer que simplemente salía con ese chico para pasar el rato,
como si le estuviera utilizando. Por ello pudo decir casi entre sollozos.
-Es que
cualquiera pensaría que no me importa Brian. Pero me importa, ¡me importa mucho!
– Le dijo a su hermano con los ojos llorosos. – Yo le quiero…pero no así… yo…no
puedo… no puedo ser como él desea…como desearíais todos que fuese…
-Lo
comprendo. - Respondió Leval con tono suave en tanto la animaba. – No te
preocupes hermanita. Nadie te juzga ya por eso. Y estoy convencido de que ese
chico, como el resto de nosotros, te quiere por como tú eres. Y la prueba es
que cuando averiguó tus preferencias te ha seguido queriendo.
-Amatista
me ha dicho que le dé una oportunidad. – Sonrió Kerria comentado de seguido con
un suspiro. – Pero creo que es, más bien al contrario. Es él quien me la ha
dado a mí. Estoy muy confusa ¿Qué debo hacer? No quiero romperle el corazón.
Su hermano suspiró también y levantando cariñosamente la
barbilla de la chica con una de sus manos le respondió con suavidad.
-Me temo
que ni yo, ni nadie, puede ayudarte en eso, Ky. Es cosa entre tus sentimientos
y tú.
Kerria asintió, aunque entonces tuvo una idea y le preguntó
a su interlocutor.
- ¿Qué
harías tú si supieras que alguien estuviese enamorado de ti y fuera una persona
maravillosa? Aunque tú no estuvieras interesado en esa clase de relación, pero
quisieras conservar su cariño y su amistad a pesar de todo. ¿Cómo se lo harías
ver sin hacerle daño?
Y Leval, sintiéndose desbordado por aquello, negó con la
cabeza para sentenciar con franqueza.
-No lo
sé. Eso es algo muy difícil. ¡Ojalá no tenga que enfrentarme a esa situación!
Probablemente hablaría con esa persona y sería sincero. Seguro que le haría
daño en ese momento, pero a la larga sería lo mejor. Aunque creo que para eso
las chicas sois mucho más sutiles que nosotros…
Su interlocutora se quedó en silencio meditando esas
palabras. Nunca se lo había dicho claramente a Brian, pero el chico sabía
perfectamente las inclinaciones que ella tenía. Aun así, estaba claro que él
mantenía una esperanza, por pequeña que fuera. Y la misma muchacha se sentía
bien a su lado, se alegraba y disfrutaba de su compañía cuando pasaban tiempo
los dos juntos. Sin embargo, dudaba que eso pudiera llamarse amor. Al menos no
en el sentido que debería ser el normal entre una chica y un chico que fuesen
heterosexuales. Ella no sentía esa clase de deseos cuando salía con ese
muchacho. Más bien era como estar junto a un hermano. También llegó a pensar en
esas palabras de Leval. ¿Y si él sentía lo mismo por Amatista que ella por
Brian? Sería muy duro para su amiga. Iba a decir algo para responder. No obstante,
la conversación se interrumpió. Roy se aproximó a sus hijos y les preguntó qué
tal estaban y cómo seguía Brian, se alegró mucho cuando Kerria le informó del
diagnóstico.
-Bueno,
lo mejor será regresar a casa, los padres del chico ya vienen para acá. Ellos
se ocuparán de acompañarle. Y vosotros tenéis que descansar un poco.
Finalmente, hasta Kerria convino en eso. Tras la llegada de
los padres de Brian el resto volvió a sus casas alegrándose de que las cosas
hubieran salido bien. Pero, en la Sede de la secta, el sectario misterioso,
cada vez más enfurecido por los repetidos fallos de los suyos, estaba decidido
a destrozar la felicidad de todos ellos.
Ya se sentía recobrado y al enterarse de la muerte de Tuak y del último
fracaso de sus planes, decidió por fin actuar. Quien también deseaba ser capaz
de entrar en escena era Marla. La joven había tratado de investigar esas cosas
aparentemente sin sentido que su madre le contase.
-
¡Quizás no fueran tan absurdas después de todo! - Se decía ahora tras haber
accedido a alguna información, con hechos a cuál más asombroso e inquietante. -
Al parecer sí que existió una secta. Se llamaba la Secta del Caos Final. Y la
loca de mi madre pasó allí una temporada. No creo que sepa ni quien fue mi
padre. Por suerte a mí tampoco me interesa saberlo. De los machos no quiero
nada, salvo que desaparezcan de mi camino. Bueno, o que me proporcionen
cualquier cosa que pueda convenirme.
Y una de las cosas que ahora le
convenían era obtener más información. Por ello, tuvo que pasar por el amargo
trance de trabar muchas conversaciones con hombres. E incluso soportar las
insinuaciones de algunos.
- ¡Qué
le voy a hacer! Soy hermosa, y les resulto atractiva. Está en su biología el
tratar de copular con mujeres. Pero jamás les brindaré esa satisfacción. Lo que
sí haré es explotar esa ventaja en mi provecho - Se decía con una mezcla de
asco, frío cálculo y resignación. -
Aunque sus “sacrificios” podían
limitarse a cenar con algún colega especializado en ocultismo y crónicas sobre
sectas. No esperaba que le revelasen demasiada información sobre esos locos. De
hecho, ella ya estuvo en las ruinas de ese cuartel general que aquellos
individuos utilizaron. Lo que le sorprendió fue que, uno de sus informantes, en
una de esas cenas que ella tanto aborrecía, sí que le contase.
-El caso
es que se han estado oyendo cosas en el mundillo. Por los bajos fondos y demás.
- Le explicó un tipo de mediana edad quien, para repulsión de Marla, se
deleitaba observándola con la impresión de querer llevarla a la cama. - Al
parecer esa secta está intentando reconstruirse. Y han pasado cosas.
- ¿Qué
cosas? - Se interesó ella, clavando sus acerados y azules ojos en los de color
marrón de aquel individuo. -
-Estimada
señorita Sorel. Esa información vale dinero. - Se sonrió aviesamente aquel
tipo. -
-El
dinero no es un problema. - Sonrió ella a su vez con la misma malicia, incluso
respirando aliviada. -
Mientras ese macho quisiera
únicamente eso, no veía por qué no podrían alcanzar un acuerdo. Y ella tenía
bastante ahorrado. A sus múltiples interludios con ricas mujeres a las que pudo
chantajear, se sumaba una cantidad que la propia Laura le había entregado. De
modo que sacó de su bolso unos cuantos cientos de dólares que depositó
discretamente bajo la servilleta del tipo aquel. Al ver aquella cantidad, su
acompañante sonrió, comentando.
-En
cierta urbanización a las afueras de la ciudad han pasado cosas muy extrañas
últimamente. Sin ir más lejos, hace unas semanas hubo una explosión que
oficialmente se achacó a un conducto de gas en mal estado.
- ¿Y? -
Inquirió Marla mirándole sin dar la impresión de seguirle. -
-Algunos
sicarios de esa secta en reconstrucción anduvieron por allá. Tengo algún que
otro informante. Persiguen a una familia en particular. Los Malden, que viven
desde hace años allí. Es el apellido de un ex jugador de baloncesto y
entrenador muy conocido. -Puntualizó ese tipo. -
-Los
Malden. Me suena, sí. - Repitió ella para recordar bien ese apellido. - Bueno.
¿Y qué tienen ellos que ver con esa secta?
-No
estoy muy seguro, pero, debieron de enfrentarse con ella en el pasado. Uno de
los soplones a los que pago me contó que los dirigentes tenían especial empeño
en vengarse de esa familia.
-
¿Puedes obtener pruebas de eso? - Quiso saber ella, alegando entre molesta y
remisa. - No voy a perder mi tiempo con esa gente, salvo que haya una conexión.
-Veré lo
que puedo averiguar. - Afirmó su interlocutor. - Te llamaré si me entero de
algo. Pero esa información es mucho más valiosa.
-Pagaré.
- Sentenció ella. -
Y así quedo acordado, ya no hubo más
conversación acerca de aquello. Ese individuo trató eso sí, de sonsacarle algo
a su vez.
-Una
mujer tan hermosa debe de estar comprometida. - Comentó intentando halagarla. -
Ella suspiró, ¡si aquel cretino
supiera hasta qué punto odiaba que un macho se le insinuase! Y encima nunca
eran originales. Siempre empezaban por ahí, o con frases parecidas. Sin
embargo, en esta ocasión, lejos de cortar aquello estimó que podría convenirle.
-No, no
lo estoy. No he encontrado al hombre adecuado. - Remarcó casi con retintín,
pensando con regocijo. - Y claro, nunca lo haré.
- ¡Quién
fuera el afortunado! - Suspiró aquel patán. -
Al acabar la cena, entre esa y otras
conversaciones más intrascendentes, el individuo no dudó en proponerle, tras
pasar a tutearla sin recato
-Podría
llevarte a tu casa. O, si quieres, podríamos tomar una copa en mi apartamento.
No queda lejos.
- ¿Por
qué no? - Sonrió afablemente Marla, sugiriendo con aparente buena disposición.
- A tu apartamento mejor.
Aquel idiota sonrió con amplitud,
visiblemente satisfecho de sí mismo. Otro iluso que pensaba que se la había
ligado. Por suerte, ella siempre estaba preparada. Por supuesto fueron en el
coche de él y Marla se resistió sutilmente a los intentos de ese macho cuando
él posaba su mano en alguna pierna de ella. Subieron al piso de ese individuo y
una vez entraron, él, con tono invitador, le ofreció.
-Lo
prometido es deuda. ¿Quieres esa copa?
-Por
supuesto. - Asintió la joven. -
Pero ella se acercó para evitar que
ese cerdo le pusiera algo en la bebida. Se alivió cuando comprobó que por el
momento no era así. Entonces, sacando un pequeño sobre de papel que llevaba en
su bolso, la chica le pidió.
-No
consigo leer esta letra tan pequeña. Ya sabes, soy coqueta como toda mujer que
se precie y no me gusta llevar gafas.
- ¿No
usas lentillas? - Le preguntó él. -
-Olvidé
ponérmelas hoy. Si fueras tan amable. – Le susurró con tono meloso. -
Solícitamente, ese bobo se acercó el
sobre a la cara, realmente tenía algo escrito, pero apenas era visible. Marla
sopló entonces con disimulo y un polvillo muy fino se levantó de aquel papel
aturdiendo a su interlocutor. Al cabo de unos instantes, el tipo estaba allí,
de pie, mirando a Marla como si estuviera congelado.
-La
escopolamina, nunca falla. - Se sonrió ella, susurrándole a ese tonto. - Ahora,
esclavo, tráeme toda la información que tengas sobre esa secta. Seguro que
tienes más por ahí. Y dame el nombre de tus contactos. Por favor…
Y aquel ridículo individuo,
convertido por unos minutos en su marioneta, se dirigió lentamente a donde
guardaba algunos expedientes. Marla no tardó en sacar algunas fotos con su
móvil. Ahí pudo hacerse con nombres y direcciones que le iban a ser muy útiles.
-No voy
a llevármelos, Vuelve a dejarlos donde estaban. - Le indicó. -
Su hipnotizado cooperante obedeció
de inmediato. Ella se sonrió. De este modo no sospecharía nada al no encontrar
a faltar ninguno de sus dosieres. Al terminar, retornó presto a su lado. Marla
asintió con gesto satisfecho y declaró.
-Bueno,
creo que esto ha sido todo. Muchas gracias por tu ayuda. Cuando el efecto de la
droga pase, no recordarás nada. Así que…separa un poco las piernas, mi amor.
Voy a premiarte como te mereces. -Le ordenó con un tono sarcásticamente
cariñoso. -
Aquel tipo obedeció al punto, a buen
seguro que esperaba una gratificante recompensa. La joven entonces sonrió
aviesamente, elevó uno de sus pies enfundado en unos negros y elegantes zapatos
de tacón alto y lo lanzó con fuerza hacia la entrepierna de ese estúpido. Al recibir
el impacto aquel patético tipejo gimió de dolor, cayendo hacia atrás y
retorciéndose en agonía en el suelo.
-Bien,
lo prometido es deuda. Que no se diga que no te he proporcionado algo de
placer. - Se rio Marla. - ¡Disfruta de tu premio! Es lo mejor que un macho
jamás obtendrá de mí.
Y tras esto se marchó, eso sí,
cerrando la puerta tras ella al salir porque Linda siempre le había dicho que,
pasase lo que pasase, había que tener educación.
- ¡Y
actuar como toda una dama! - Recordó divertida alejándose de allí. -
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