sábado, 5 de marzo de 2011

GWB 40.85. Y pasó el plazo

 

El año que siguió, Leval y Mazoui ascendieron respectivamente a alférez y segundo teniente. Leval, había logrado superar también su desengaño y conocido a otra chica fuera de la Academia. Como suele suceder en estos casos, en una salida de permiso. La muchacha, una tal Carla, con la que sólo salió unas pocas semanas. La chica era muy guapa aunque no se tomó demasiado en serio a Leval. Impresionada y contenta en un principio por aquel apuesto joven que le pidió salir, enseguida se cansó de la conversación de él, demasiado confusa y llena de proyectos elevados, que parecían dejar a un lado el aspecto más material. De todos modos, esa aventura enfadó bastante a Amatista que decidió tontear con algunos chicos e incluso salir con ellos para desquitarse. Eran mayores que ella, pues la muchacha había comenzado sus estudios en la Universidad, matriculándose en Biología, aunque, y pese a que de veras lo intentó, ninguno de ellos acababa de gustarle. En realidad, no resistían si los comparaba con Leval. De ese modo acabó por ocuparse únicamente de sus propios proyectos, aunque no perdió la ocasión de mantenerse al día sobre el chico. Las demás también proseguían sus estudios y entraron posteriormente en la Universidad. Kerria en derecho, haciendo honor a sus aspiraciones, quiso hacer el primer año en una universidad más modesta y lograr recomendaciones y méritos para entrar nada menos que en Harvard. Sus padres le ofrecieron ir a la Golden, aunque ella no pareció tener interés.

 

-Cariño. - Le decía Beruche. - Es una universidad excelente y seguro que podrás estudiar derecho a un nivel lo bastante exigente como para postularte a Harvard.

-No lo dudo, mamá, - Repuso ella, suspirando para replicar. - Pero desearía irme algo más lejos, cambiar de Estado. Saber apañármelas por mí misma. Y sobre todo, y por favor, no lo toméis a mal, no quiero que me conozcan como la hija de Roy Malden, ni la de Bertie Malinde, antiguos alumnos y leyendas de la Golden. Sería una sombra muy alargada para mí.

-Bueno, lo de leyendas es verdad.- Comentó Roy quien estaba presente.- Aunque no sé qué tiene de malo ir allí, tu prima Idina está entusiasmada con la idea.

-Quiero mucho a la prima, pero ella es ella y yo soy yo.- Contestó lacónicamente la muchacha.-

-Muy bien, cariño.- Convino Bertie.- Eres lo bastante adulta y responsable como para decidir dónde quieres ir a estudiar. Elijas lo que elijas, te apoyaremos.

-Así es.- Secundó Roy, afirmando jocosamente ahora.- ¡Lástima, serías una animadora genial!

 

            Eso hizo que Beruche le diera un capón, pero su hija se rio.

 

-Eso no es lo mío, papá. Pero ¿Quién sabe? Puede que algún día lo pruebe. Aunque iría a animar a los equipos femeninos.

 

            Y tras sonreír todos, fue su padre quien añadió, ya con tinte pensativo.

 

-Quizás tenga que ver con Brian. ¿Acaso quieres ir a su misma facultad?

-No papá. - Negó su interlocutora.- Él quiere estudiar económicas, irá a otra universidad aunque a unos pocos kilómetros de la mía.

-Pero lo vuestro va bien, ¿verdad? - Inquirió Roy que parecía preocupado. -

-Sí. - Suspiró la muchacha, sentenciando con no demasiado entusiasmo. - Nos queremos mucho.

 

            Empero, su progenitor pareció darse por satisfecho con eso, aunque Beruche miró a su hija con preocupación, sin embargo, no quiso decir nada. Así dejaron aquella conversación para algún momento más propicio en el ámbito madre-hija. Por su parte, Kathy, tras debatirse entre algunas opciones, se decantó por ciencias de la información y periodismo. Incluso llegó a comentarlo con su hermano y sus padres.

 

-Veréis, yo quisiera triunfar en el mundo del espectáculo. Ser actriz. - Les comentó finalmente. -

 

            Aunque Karaberasu y Mathew se miraron con complicidad, ellos conocían de sobra a su hija y no esperaban menos. Al fin, su padre le comentó.

 

-Kathy, cariño. No nos parece mal, pero ser actriz es duro. Tienes que trabajar mucho y aprender interpretación.

-Sí, claro papá. Ya lo sé.- Convino ella.- Por eso me gustaría ir a la escuela de arte dramático.

-Bueno. Si realmente es lo que tú quieres.- Comentó él.-

-Hija.- Intervino sosegadamente Karaberasu.- Entiendo que te eso te haya gustado desde niña. Pero ya eres una adulta. Deberías asegurarte de que, en verdad, esa es tu profesión.

-Estoy muy segura, mamá.- Afirmó la muchacha, aunque al instante añadió de un modo más dubitativo.- Aunque también me gustaría ser periodista, y cantante. Bueno…

-Tienes que centrarte.- La cortó su madre con un tono más severo, para agregar.- Nos parece perfecto que decidas lo que vayas a estudiar. Pero el problema es que no veo que estés segura de lo que quieres en realidad.

-¡Os lo acabo de decir! - Replicó ella con tono irritado.-

-No, nos has comentado varias cosas.- Rebatió Mathew.-

 

            La chica parecía estar sofocada. Como si sus padres no pudieran entenderla. Curiosamente su hermano Mazoui había estado escuchando sin intervenir. Ella entonces comentó no sin algo de malestar.

 

-Cuando Mazzi os dijo que quería ser piloto le disteis vuestras bendiciones.

-Porque tu hermano siempre quiso ser eso y fue directo a por ello.- Le contestó pacientemente Mathew.- Nunca estuvo cambiando de opinión cada día, hija. Mira, tú por ejemplo cantas muy bien.

-Sí, pero no quiero ser únicamente cantante.- Replicó ella.- Me gustaría ser también actriz, y periodista. No veo que hay de malo en ello.

-Pues que los días en este planeta tienen solamente veinticuatro horas y los años trescientos sesenta y cinco días, Katherine.- Le expuso su madre que parecía estar enfadándose ahora.-

 

            De hecho, cuando la llamaba por su nombre completo no era señal de que estuviera precisamente contenta. Kathy tampoco estaba de buen humor y no iba a contestar de muy buenas maneras cuando su hermano al fin intervino.

 

-Papá, mamá. Me gustaría poder charlar con Kat a solas. Por favor.

 

            Tanto Mathew como Kalie se miraron esta vez sorprendidos. Aunque aceptaron. Sin decir más salieron de la habitación. Tras unos instantes de silencio entre ambos, al fin fue Katherine quien dijo con pesar y sintiéndose molesta.

 

-Mazzi, también tú vas a decirme que son demasiadas cosas a la vez. ¿A que sí?...

 

            Su hermano no contestó a eso, aunque sí sonrió débilmente y le dijo en tono tan bajo que ella casi tuvo que esforzarse por escuchar.

 

-Te voy a contar una historia.

-¿Una historia?- Repitió la joven sin comprender.-

 

Realmente no tenía idea de a qué vendría eso. ¡Estaban hablando de cosas imortantes! ¡El futuro de ella! Aunque su hermano, enseguida añadió, especificando.

 

-De cuando yo era muy pequeño. Tú todavía no habías nacido, Kat.

-Comprendo. ¿Tiene que ver con tu origen o algo así?- Inquirió la chica.-

-No directamente, no se trata de mí.- Respondió su hermano, añadiendo con impostada inquietud.- Quizás te dé un poco de miedo, porque es una historia de fantasmas.

-Hace mucho que no me asusto con tus historias, Mazzi.- Sonrió ella.-

-Quizás de esta sí.- Declaró él con un tono más serio ahora, y sin dejar que su interlocutora respondiera le contó.- Verás, yo tendría unos cuatro o cinco años. Mamá te estaba esperando y creo que vivíamos aún en casa de la abuela Dotty. Yo a veces veía una sombra muy rara cerca de mamá. Como una especie de nube negra que la rondaba. Al principio me daba miedo, creía que iba a hacerle daño, y quería alejarla. Entonces comencé a soñar con ella, pero no era una sombra, sino una chica joven. Tendría unos veinte años.

-¿Una chica joven? Vaya.- Se sonrió Katherine agregando divertida.- Pues sí que empezaste pronto a  fantasear con chicas.-

 

            Aunque su comentario no hizo ni tan siquiera sonreír a su contertulio quien prosiguió.

 

-Esa muchacha aparecía en mis sueños y siempre era lo mismo, estaba enfadada y discutía con la abuela Dotty. Al principio yo no era capaz de entender lo que se decían. Aunque, poco a poco, pude hacerlo. Esa chica era la hija de Dorothy y deseaba ser famosa, una buena actriz. Pero la abuela Dotty no quería. La discusión terminaba y esa muchacha se quedaba sola, llorando. Yo siempre lo presenciaba sin que ninguna pudiera verme hasta que, una vez, ella reparó en mí. Se quedó muy sorprendida.

 

            Ahora Kathy escuchaba a su hermano con asombro e incluso temor. Sentía que esa historia era completamente real y no una de esas que él le contaba siendo niños para meterle un poco de miedo antes de ir a dormir.

 

-¿Qué pasó?- Quiso saber Katherine, como si presintiera que eso estaba profundamente ligado a ella misma.-

-Yo le pregunté que porqué seguía a mi madre. Aunque esa chica no me comprendía. Pensaba que yo me había colado en su casa. Porque ella vivía allí. Aunque al final comenzó a darse cuenta. Estábamos en mi sueño y ella, bueno… realmente era ella la que se había colado…

-No te entiendo. ¿Qué significa eso?- Musitó la atónita e impresionada Kathy.-

 

            Mazoui se tomó unos instantes para respirar hondo y soltar el aire, mirando a su hermana como si deseara suavizar lo que iba a responder. Y entonces le desveló.

 

-Esa muchacha era un fantasma, Kat. El espíritu de la hija de Dotty. Tras discutir con su madre, un día, salió con el coche conduciendo muy deprisa y tuvo un accidente. Murió y su espíritu se resistió a marcharse al Más Allá. Por eso rondaba la casa, creyendo que aún vivía allí.

 

            Su hermana sintió como un gran escalofrío recorría su espina dorsal haciendo que su piel se pusiera de gallina. Movió entonces la cabeza adivinando las siguientes palabras de Mazoui.

 

-¿Estás queriendo decir que ella trataba de entrar en mamá y de poseerla como hacían esos sectarios?- Pudo musitar con un hilo de voz.-

-Así es, pero no tenía intención de poseer a nuestra madre. Créeme. Ahora que sé que soy medio demonio y que sufrí un intento de ser controlado, entiendo perfectamente lo que es eso. Y te puedo asegurar que ella no ansiaba controlar a mamá, ni vivir su vida. Quería comenzar de nuevo, tener la oportunidad de la que no pudo disfrutar cuando murió. Eso me dijo, y entonces me pidió permiso. Deseaba reencarnarse y quiso hacerlo en el bebé que nuestra madre esperaba…, en ti. Yo acepté, deseaba ayudarla y tener una hermanita a la que cuidar. Incluso le dije a papá y mamá que, cuando mi hermana naciera la llamasen como ella, que le pusieran Katherine.

 

            Las lágrimas brotaron de los ojos de la aludida, incapaz de asimilar aquello.

 

-¡No, no puede ser! - Exclamó.- ¿Me estás diciendo que yo en realidad soy ella?

-En absoluto. – Rebatió su hermano.- Tú eres tú, y puede que esa parte de ti que desea ser una actriz famosa sea lo que quede de esa pobre chica. ¡Pero tú eres mucho más, Kat! ¡Eres otra persona, tienes muchas metas y sueños que cumplir! Por eso entiendo que quieras hacer tantas cosas y es más, sé que serás capaz de hacerlas. Tienes su fuerza y la tuya para ayudarte a lograrlo. Y me tienes a mí. Haré cuanto esté en mi mano por ayudarte mientras esté aquí. Porque se lo prometí a ella, pero sobre todo, porque te quiero, hermanita.

 

            Kathy rompió a llorar abrazada a su hermano. Una parte de su ser sabía que todo aquello era cierto. Ahora entendía muchas cosas de sí misma y prometió emocionada.

 

-Me esforzaré, Mazzi, por ella y por mí. Haré que los sueños de las dos se cumplan.

-Sé que lo harás.- Sonrió él acariciando el cobrizo pelo de la chica.-  

 

            Y tras darle un gran abrazo a su hermano se decidió. Aquella historia, amén de ser increíble, la espoleó a  escoger el periodismo. Puesto que deseaba indagar más en ese y otros misterios. Entre tanto podría tomar clases de actuación y ya cantaba en el grupo que tenía con sus primas, su primo Granate y Amatista.

 

-Todo a su tiempo, en algo tienen razón mis padres. Los días solamente tienen veinticuatro horas y los años trescientos sesenta y cinco días. Primero haré la carrera de periodismo. Puedo darles esa alegría. Quiero que estén orgullosos de mí. Luego ya me formaré en lo demás. - Pensaba con el deseo de que así fuese. -

 

En cuanto a Idina, tal y como ésta deseaba desde que era niña, quería convertirse en maestra, y estudiar en la misma universidad que sus padres, la Golden State College.  No obstante, tuvo que hacer la prueba de admisión de la Universidad como era preceptivo y así tuvieron que aguardar unos días a los resultados. Al fin llegó la carta con la notificación que tanto ansiaban. Con la presencia de sus padres la muchacha la abrió no sin nerviosismo y leyó atentamente. Al instante estaba dando saltos de alegría. Tom y Cooan sonrieron en tanto esta última se hacía con la carta y leía a su vez con orgullo.

 

-¡Es magnífico hija! Cuanto me alegro... ¡Te han admitido!, con lo difícil que está ahora.

-Sí, incluso más que cuando entramos nosotros - secundó Tom que abrazaba a su hija. - Estoy muy orgulloso de ti, tesoro.

-No son buenos tiempos en cuanto a ingresos de nuevos alumnos, pero aun así, me alegra ver que la Golden no ha bajado el listón. Incluso lo han incrementado.- Convino Cooan.-

-Pero nuestra hija es maravillosa, con lo que estaba clarísimo que la iban a admitir.- Sonrió Tom.-

-¡Muchas gracias papá, mamá! - repuso ella muy sonriente.-  Estoy muy contenta, sobre todo por vosotros, sé que casi os hacía más ilusión que a mí.

-¡No, mi niña!- respondió Cooan exultante de alegría pero tratando de comedirse al declarar. -Éste es tu éxito y debes estar muy orgullosa de ti misma. Y si no hubieras podido entrar tampoco habría pasado nada. Eso no cambia el cómo eres tú. Habrías ido a otra estupenda universidad.

-Espero llegar a ser maestra como vosotros y hacerlo igual de bien.- Sonrió la chica. -

-¡Claro que sí!- la animó Tom añadiendo con patente satisfacción. -Ya verás cuando se lo contemos a tus hermanos. Ellos ya están en la universidad y seguro que se alegrarán mucho de que tú sigas sus pasos.

-¡Lo malo es que está tan lejos de aquí!- suspiró Cooan animándose de seguido al agregar. -Pero bueno, con tus tíos cerca estarás muy bien y podrás venir a vernos en vacaciones.

 

            Eso le recordó a Idina que en la carta figuraban también las condiciones de estancia y el consejo de ir a revisar la habitación que le había sido concedida.

 

- Mamá, debo irme dentro de cuatro días para poder inscribirme y alojarme antes de que comience el curso. ¡Qué bien! , no sabéis las ganas que tengo de conocer vuestra universidad.- Exclamó la muchacha con visible entusiasmo -

-Sí, hija, allí nos conocimos tu padre y yo. ¡Cuántos recuerdos me trae! - Suspiró la aludida con una mirada soñadora. -

-¿No quedará nadie allí que estuviera con vosotros, verdad?...

-No lo sé, hija- respondió Tom. -Han pasado muchos años. Pero quién sabe. Puede que algún profesor.

-Lo que debemos hacer ahora es preparar tus cosas, en cuanto llegue el momento te llevaremos al aeropuerto.- Intervino su madre. -

 

Y así lo hicieron llegado el momento. Idina además  pudo compartir la experiencia  con su amiga de la infancia Nehie como compañera de estudios. A su vez Granate cursó su primer año en la academia y aunque no de forma tan brillante como sus primos consiguió aprobar con calificaciones más que aceptables mejorando día a día, para orgullo de sus padres y del resto de la familia. Pero llegó finalmente el momento de decidirse y tanto Mazoui, que ya estaba seguro desde un principio, como Leval que se había estado sintiendo cada vez más convencido, aceptaron la oferta que les hicieran. En casa de los O ‘Brian lo tenían asumido, pero en cambio, en la de Leval se escapó alguna que otra lagrimita. El chico trataba de calmar a su desconsolada madre.

 

- Pero mamá, si no me voy a la guerra. Además, es el año que viene y domino perfectamente la translación instantánea. En este último año Mazoui y yo la hemos practicado mucho, precisamente para una situación como ésta. Te prometo que te visitaré todos los fines de semana que tenga permiso. - Se rio tratando de desdramatizar. -

- Hijo mío, ¡te irás tan lejos de aquí! Mira, tu tío Lornd también domina esa técnica y nos hemos pasado años sin verle.- Rebatió Beruche, desconsolada. -

- El tío Lornd y la tía Setsuna tienen un mundo que gobernar y están muy ocupados. Eso no ocurrirá conmigo, mamá. - Se apresuró a insistir Leval. -

- Claro cubito - quiso intervenir Roy para convencer a su mujer.- Nuestro hijo no nos olvidará. Vamos a cenar y alegra esa cara.

 

Pasó un brazo por los hombros de Bertie y los tres se fueron hacia el comedor. Kerria llegó en ese momento.

 

- Hola, papá, hola mamá, hola hermanito. – Saludó jovialmente ella.- ¿Qué tal el día?

 

  Leval le contó a su hermana que había tomado la decisión de embarcarse, ella asintió pensativa. Aunque de momento no dijo nada…solamente pensó con pesar.

 

-Tengo que contárselo…

 

            En casa de Amatista sonó el vídeo teléfono, en cuanto ella  contestó su semblante se entristeció al ver el de Kerria. Estaba claro que Leval se embarcaría. Durante ese último año se había intentado ganar el corazón del chico, pero no había sido capaz de expresar claramente sus sentimientos. Esperaba que él se diera cuenta, pero sólo pensaba en su futuro. Además de tontear  con otras chicas, sobre todo con esa tal Carla que, en opinión de Amatista, era idiota perdida. Eso la había enfadado y en los últimos meses se había distanciado de él. Intentó pasar de la indiferencia incluso al desprecio, pero le era imposible hacerlo. Leval era siempre muy amable con ella. La relación amor - odio que Amatista pretendía mantener con él, no existía por parte del chico, que la ignoraba completamente en ese aspecto. Además, cuando ella necesitaba ayuda siempre estaba dispuesto a prestársela. ¡Ojalá hubiera sido un estúpido engreído!  Pensaba  apenada, habría sido mucho más sencillo. Se había prometido a sí misma que si llegaba la fatídica noticia de su marcha eso no la afectaría. Pero, en el momento en que vio a Kerria y lo supo, algo en ella se resquebrajó, presentía que iba a crearse un vacío en su corazón que no podría llenar. Estas ideas le desfilaron por la mente en tan sólo décimas de segundo, así que nada más vislumbrar a su amiga, le inquirió.

 

- Es su decisión final, ¿verdad?

 

La muchacha lucía una expresión cariacontecida, más afirmándolo que otra cosa.

 

- Sí, eso me temo,- repuso su interlocutora  con rostro serio para casi amonestar a su interlocutora. - Pero Amatista. ¿Por qué no le dijiste lo que sentías? He intentado ayudarte todo este año, pero tú, parecía que a cada ocasión que tenías decidías que no era el momento adecuado.

- Lo intenté, de veras que lo hice - se defendió ésta entristeciendo el semblante y enunciando con creciente irritación. - Pero nunca parecía escucharme. Siempre hablaba de su carrera, de cuando la terminase, de si se embarcaba, que si Mazoui lo hará. ¡Mazoui, por aquí, Mazoui por allá! ¡Su padre por acá! La aventura, las hazañas de la familia. ¡Bla, bla, bla! Sólo hablaba de eso. Incluso traté de picarle un día que le propuse ir al cine a las seis y él me dijo que le venía mal la hora. Respondí que yo más tarde no podría y que me iría con otro chico y le pareció muy bien. Dijo que entonces él aprovecharía para ir  a entrenarse. ¡Casi me pareció que se le quitaba un peso de encima por no tener que acompañarme! - Declaró finalmente Amatista que, según recordaba se iba encontrando cada vez más contrariada, para acabar sentenciando en su idioma natal. - ¡J´ai plein les bottes!

- Pues yo he tratado de sonsacarle cuanto he podido.- Respondió Kerria, que pese a ignorar el sentido de lo que habría querido decir su amiga, supuso que daba a entender que estaba harta, (y desde luego no se equivocaba), así que añadió en tono conciliador. - Pero siempre que le hablaba de ti, o te incluía en alguna conversación, sonreía preguntándome que tal te iba en la universidad y si... en fin.- Suspiró al sincerarse a su pesar con su amiga.- Y si ya tenías novio.

 

            Aquello afectó a Amatista. ¡Ojalá esa pregunta hubiese sido hecha en el sentido contrario! Esperando que ella estuviera libre y sin compromiso. Aunque le daba la sensación de que Leval más bien deseaba que le dejase tranquilo y se fijase en algún que otro chico.

 

-¿Lo ves, Ky? ¡Yo no significo nada para él! - Espetó ella que ahora estaba irritada y sobre todo dolida. -¡He sido una tonta, debí darme cuenta mucho antes y haber dejado de perder el tiempo!

- Bueno - terció su amiga tratando de suavizar las cosas. - Mi hermano es algo reservado para estos temas. Él no gusta de mostrar sus sentimientos demasiado. Además, ahora está muy absorto en su preparación, quizás cuando acabe sus estudios este año.

- Yo ya no puedo esperar tanto tiempo, Kerria. Y además, después se irá…- Sentenció su contertulia visiblemente desanimada - , ya nos veremos luego, ¿vale?

- Como quieras - tuvo que ceder su interlocutora y despedirse. – Hasta más tarde.

 

            Amatista colgó el vídeo teléfono y Kerria hizo lo propio suspirando. Su amiga parecía haber tirado la toalla definitivamente y ella lo lamentaba, por su hermano y por ésta. ¿Acaso estaría equivocado su sueño? Después de todo quizás fue simplemente eso. Una ensoñación de algo que a ella le hubiera gustado que ocurriese. ¿O podría ser la intuición de otro futuro alternativo al que de verdad tendrían como le sucedió con esas visiones de su hermano de otro tiempo? Ahora que le venía a la memoria cuando vio a ese otro Leval, el mago le dijo que aquello podría ser un posible futuro. Pero no lo dio por seguro, fue ella la que lo hizo deseando que así fuese.

 

-¿Y si después de todo me equivoqué? Pasó eso mismo con esa tal Jane. El otro Leval estaba con ella en ese futuro tan terrible. Quizás él y Amatista lo estén en otro, pero que tampoco fuera el nuestro, no sé. - Se preguntaba la muchacha que reflexionaba al momento.- Pero de veras creo que mi hermano y Tist están hechos el uno para el otro, son tan opuestos en algunas cosas que hasta se complementan. En fin, veremos que sucede…

 

            Aunque ella también tenía sus propios asuntos amorosos de los que ocuparse. Hasta ahora el salir con Brian le había dado momentos bastante felices. Ese chico era todo un encanto y se desvivía por ella para cualquier cosa. A veces pensaba que demasiado. No obstante, Kerria no se veía capaz de pasar a algo más profundo. Y es que, pese a todo su encanto y sensibilidad, Brian era humano y era desde luego un chico. Se acordaba no sin una sonrisa de lo sucedido ese verano pasado. Sus primas habían venido a pasar unos días y estaban todas en la piscina de sus padres. También Granate se había apuntado. Tras un ensayo quedaron en darse un chapuzón. Ella misma le dijo a Brian que fuese. El muchacho no tardó en acudir. Las chicas estaban tomando un poco el sol en unas tumbonas mientras que Granate, como de costumbre aprovechaba para hacer alguna de sus gracias.

 

-¡Eh! – las llamaba con jocosidad. – Voy a practicar mi salto bomba H…

 

            Por supuesto que ninguna le prestó ni la más mínima atención. Lo que si las hizo reaccionar fue la cantidad de agua que su primo levantó al tirarse.

 

-¡Serás idiota! – Exclamó Amatista que se llevó la peor parte al ser la más cercana al punto de impacto.-

-¡Ja, ja, ja!… Ola kamehameha… – Se rio el chico.-

-Podrías aprender de Brian.- Le amonestó Idina como si con uno de los niños de los que aspiraba a ser maestra se tratase. – Él no hace esas tonterías. A decir verdad, incluso tú ya eres mayorcito para que las hagas…

 

            El otro muchacho estaba sentado junto a Kerria que observaba a sus primas y primo moviendo la cabeza…

 

-¿Quieres que te ponga algo de crema?- Le preguntó tímidamente.- El sol empieza a pegar fuerte…

-Sí, gracias, Brian.- Sonrió a la muchacha que sabía que el chico lo decía con genuina preocupación.- Dame por la espalda, por favor.

-Vaya, vaya...- Terció Kathy con una ladina sonrisita.- Cuando acabes con mi prima, ¿te importaría ponerme un poco a mí?

 

            Y entre la voz incitadora que ponía y que se tumbó boca abajo desabrochándose la parte superior del bikini dejó perplejo al muchacho que apenas sí pudo balbucir.

 

-Cla, claro… en que le dé a Kerria…

-¡Ya me ocupo yo! - Se rio Granate saliendo del agua.- Se me da muy bien poner crema… Y si quieres Kat, te doy un poco por delante…

-¡Qué más quisieras!- Se rio ésta.-

-A ti se te da mejor caerte al agua.- Comentó Amatista que con celeridad se levantó de su tumbona y empujó al chico a la piscina.-

 

            Esta vez Granate hizo impacto en una zona que tocó de lleno a Kerria y a Katherine… Las dos se levantaron como resortes…

 

-¡Amatista, nos has puesto perdidas!- Denunció Kathy recolocándose rápidamente la parte superior de su bikini.-

-Fue sin querer.- Se disculpó ésta que no había calculado las consecuencias de su impulsivo ataque.- Lo siento, chicas.

 

            Aunque la hija de Karaberasu miró con complicidad a su prima. Kerria asintió sonriendo y entre las dos agarraron a su compañera de grupo.

 

-¡Al agua, patos! - Exclamaron al unísono tratando de tirar a la francesa.-

 

            Sin embargo, ésta era bastante hábil además de fuerte y se las arregló para ser capaz de forcejear con ambas a la vez en tanto reclamaba.

 

-¡Idina, ven a echarme una mano!...

-¡Vale! – Se sonrió la interpelada quién no tardó en unirse a las otras, eso sí…empujándolas convenientemente y lanzándose con ellas…

 

            Entre risas levantaron una gran cantidad de agua. El propio Brian quedó empapado. Y fue Katherine quien le dijo divertida, tras colocarse de nuevo la pieza superior de su traje de baño que se le movía peligrosa e insinuantemente .

 

-¡Vamos! Al agua…

 

            El chico las miraba dubitativo…la escena era bastante cómica. Granate era asaltado por Amatista e Idina que trataban de hacerle aguadillas constantes. El chaval se resistía un poco y luego se dejaba sumergir. Entre tanto Kerria y Katherine iban en su ayuda.

 

-¡Ahora verás, traidora!- Exclamaba la novia de Brian hundiendo a su prima Idina.-

 

            Ésta logró tomar aire justo antes de que su cabeza se sumergiese. Salió al segundo pugnando por devolverle a Kerria la gentileza. Katherine por su parte se entretenía ahora metiendo a Granate una vez más bajo el agua. Sin embargo, su primo lograba zafarse y sumergirla a ella. Brian se sonreía ante ese espectáculo sin percatarse que Amatista había salido por el otro lado. Cuando quiso darse cuenta la joven le empujó a él entre risas exclamando.

 

-¡Vamos! Aquí todos entran en la guerra…

 

            Ahora el joven estaba manteniéndose a flote en la parte que cubría…soltando un chorro de agua por la boca. Las demás se rieron al verle. Fue Granate quién le ofreció una alianza.

 

-¡A por ellas!...

 

            Ni corto ni perezoso el primo de las chicas puso sus manos sobre las cabezas de Kerria y de Idina que se hundieron… Katherine atacó a su vez al pobre Brian, ayudada por Amatista que se había zambullido a su vez… Aquello era un caos de risas y chapoteos…Lo cierto es que de modo involuntario los cuerpos chocaban o se apretaban entre sí. Incluso el novio de la hija de los Malden tuvo la ocasión de encontrarse a escasos centímetros de su chica… Ella le sonrió divertida y tras guiñarle un ojo le propuso…

 

-¡A por Amatista!

 

            Y la joven se lanzó hacia su amiga, comenzando una lucha por ver quién sumergía a la otra.

 

-No tienes nada que hacer.- Reía la francesa que parecía dominar la situación sentenciando.- En el agua gano yo, chérie...-

-El agua es mi elemento.- Replicó Kerria sin querer ser más precisa aunque ni falta que hacía mientras lograba zafarse de un agarre de su adversaria.- No te olvides…

 

            Brian estaba indeciso, tampoco se atrevía a sujetar a Amatista…le daba bastante apuro agarrar a una de las chicas por si, en el fragor de la batalla y sin pretenderlo, posaba sus manos en lugares comprometidos. Y de todos modos únicamente tenía ojos para esos trajes de baños mojados de las muchachas que marcaban tan claramente sus encantos femeninos. A todo eso, Granate había subido a hombros a Idina retando al muchacho…

 

-¡Venga, una lucha al estilo medieval!

 

            Katherine se quiso apuntar de inmediato, solicitando a Brian que le sirviera de montura. El chico no pudo negarse. De hecho, tanto Kerria como Amatista pararon enseguida su propia batalla para contemplar aquello. Ambos jóvenes portando a las dos chicas avanzaron y comenzó el primer asalto. Idina y Kathy forcejeaban entre risas y pataleaban tratando de evitar que la otra la derribase. Kerria entonces miró a su novio con una sonrisa. ¡Ese pobre chico era todo un caballero! Tratando de evitar que Kathy cayera. Lo que Brian sintió en un par de ocasiones fue el roce de un pie de su jinete en cierta parte. Aquello estimuló en demasía al pobre chico. Por fortuna Idina terminó derribando a su enemiga no tardando demasiado. Aunque fue Kerria quien dijo entonces…

 

-¡Ahora me toca a mí!

-Sí, -convino Amatista. - ¡Relevo!

 

            Y la francesa se cambió por Idina que gustosamente dejó a su “montura” una vez más la hija de los Lassart se rio declarando con seguridad.

 

-Aquí también soy mejor que tú. Tengo mucha experiencia como amazona.

-¡Eso será montado a caballo, no en burro!- Rio Kerria y con ella las demás.-

-¡Oye! ¿Cómo que en burro?- Protestó Granate.- ¡Ahora verás!...

 

            Y acometió como si fuera al galope para que su jinete comenzase el ataque. Las dos chicas se reían a su vez tratando de desequilibrarse. Y Brian notó una vez más aquello. En esta ocasión eran las manos de Kerria que a veces bajaban demasiado intentando sujetarse a él para no caer. Además, la proximidad de los senos de aquella francesa tan bien desarrollada le dejaban sin aliento. En un momento dado, juraría que Katherine le observaba entre atónita y divertida, cuchicheándole algo a Idina que simplemente se ponía colorada tapándose la boca para no reír. Por fortuna para él, en efecto, Amatista descabalgó a Kerria y él pudo acercarse al borde de la piscina. Fue cuando se percató de que su traje de baño estaba demasiado abultado…Suspiró aliviado porque su novia y las demás chicas salieron del agua, dando por terminado el combate.

 

-¡Vamos a secarnos!- Dijo Amatista...

-¡Brian tío, vamos fuera que tengo hambre,  a ver que encontramos por ahí!- Le propuso Granate al azorado joven.-

-Enseguida voy.- Musitó él, realmente colorado.-

 

            Menos mal que daba la espalda a las muchachas. Aunque Granate se aproximó a él por el otro lado y enseguida se apercibió de la circunstancia. No quiso ser cruel sin embargo y le cuchicheó…

 

-¡Joer tío!, espero que eso no sea por mí, ¡ja, ja, ja! Aunque te comprendo perfectamente. Con estos pibones hay que ser un asceta para no ponerse tan palote…¡Y eso que son mis primas!

-No tiene gracia.- Cuchicheó el joven con patente envaramiento.-

-¡Eso lo dirás tú!...- Se rio Granate.- A mí me parece genial…

 

            Entonces les llegó la voz de Kerria que parecía estar extrañada y divertida cuando preguntó.

 

-¿De qué estáis hablando ahí los dos?..

-¡Nada, cosas de hombres! - Repuso su primo entre carcajadas.-

 

            La muchacha se rio… ¡Granate era un gamberro! ¡A saber qué le estaría contando al pobre Brian! Sin embargo, se quedó atónita cuando fue Kathy quien le susurró…

 

-Me extraña que no hayáis ganado el torneo medieval, Ky. ¡Tu novio tiene una lanza realmente larga!… ¿Verdad Idina?

 

            La hija de los Rodney enrojeció esbozando una sonrisita nerviosa y luego se rio tapándose la cara con la manos una vez más con evidente vergüenza. Fue Amatista quién quiso saber…

 

-¿Qué pasa?...

 

            Y Katherine no tardó en ponerla al corriente, la francesa se reía a más no poder, mientras que una envarada Kerria les cuchicheaba al enterarse…

 

- ¡Pobre Brian! No está bien que os burléis de él… por eso… es un accidente... fisiológico.

-Sí, sí ¡Menudo accidente!- Reía Kathy que mordazmente le propuso a su perpleja prima con tono meloso.- Oye, no te preocupes, Ky, yo estoy dispuesta a darle un masaje en esa misma parte para que se le pase.

 

            Su azorada contertulia iba a replicar. O mejor dicho a darle un capón  a esa descarada cuando oyeron la voz de Roy que venía con su esposa.

 

-¿Qué tal lo estáis pasando?- Quiso saber con jovialidad.-

-¡Hola tío Roy!, ¡hola tía Bertie! – Exclamaron casi al unísono Idina, y Kathy.

-Hola, señores Malden.- Pudo decir Amatista tratando a duras penas de no reírse más.-

-Así me gusta.- Sonrió Beruche.- Parece que disfrutáis del verano…

-¡Algunos más que otros!- Terció un jocoso Granate saludando a sus tíos también tras dirigirse hacia ellos y mirar de soslayo al pobre Brian.-

-Ho, hola Señores Malden.- Fue capaz de decir el azorado joven que aún no era capaz de regresar aquello a su tamaño normal.-

-Hombre, me alegro de verte. – Sonrió Roy, preguntando jocoso. - Pero, ¿qué haces en la piscina tú solo? Te han castigado o algo así. - Se rio. -

 

            Lo que no esperaba es que el resto se tronchase de risa, excepción hecha de su hija que esbozaba una amplia sonrisa de circunstancias al tiempo que se ponía colorada mirando hacia otro lado.

 

-Estos chicos.- Afirmó una divertida Bertie moviendo la cabeza con fingida reprobación.- Anda Roy, deja a los muchachos que se diviertan como quieran…

-Vale. Iremos preparando algo de cenar. Quédate Brian…es una orden. ¡Ja, ja!… bueno, pero no te quedes mucho en remojo o sino ciertas cosas se arrugarán.

 

            Eso provocó ya el caos…las muchachas se caían literalmente de las tumbonas. Amatista lloraba de risa. Katherine se tapaba los abdominales rodando por el suelo y la pobre Idina era incapaz ni de sentarse entre las carcajadas.  Granate incluso se cayó de culo y hasta Kerria se rio sin poder parar.

 

-Desde luego, ¡hoy estoy en forma! - Rio también Roy que se encogió de hombros mirando a su atónita esposa.- No he perdido mi inspiración…

-Mejor les dejamos a su aire. ¡A saber de lo que va la cosa! - Sonrió Beruche tomando de un brazo a su marido para decir.- Seguid pasándolo tan bien, chicos…y dentro de un rato a cenar…

 

            Por su parte Brian no sabía dónde meterse. Afortunadamente para él, eso iba cediendo y sus proporciones retornaban a cánones dentro de la moralidad. Por fin pudo salir despacio del agua. Eso sí, sin poder evitar reírse un poco también. Aunque enseguida se ruborizó cuando Kerria fue a su encuentro con una toalla y se la dio susurrándole con afecto.

 

-Toma sécate…y no les hagas caso…son muy tontos cuando quieren…

-Anda, Brian…ven con nosotras - Le pidió Amatista.-

-Que no te vamos a comer… todavía.- Se rio Kathy con voz melosa.-

-Una pena que los primos Leval y Mazoui no pudieran venir.- Comentó inocentemente Idina.-

-Hubiera estado genial. Me sé de una que si hubiese visto a Leval en semejante trance…- terció pícaramente Granate.-

 

            Amatista saltó como un resorte. Ahora era ella la colorada. Sin saberlo su primo había dado en la diana. ¿Cómo iba a olvidar lo que hizo en el vestuario hacía ya unos años?... La primera vez que vio a ese chico. La misma Kerria se sonrió divertida ante el gesto desconcertado de Brian.  Más cuando vio cómo su amiga francesa perseguía alrededor de la piscina a su primo con deseos de arrojarle dentro… ¡Con una piedra al cuello! Pero en esta ocasión Granate no se dejó atrapar en tanto se reía. Al fin reinó la calma y fueron a cenar. Los señores Malden prepararon unas cuantas cosas y compartieron una velada muy agradable. Tras la misma, Amatista se marchó a casa, Granate regresó hacia la academia dado que su permiso terminaba y Brian a su casa. Acompañado hasta la salida por su novia…

 

-Me lo he pasado muy bien, tu familia es estupenda.- Sonrió el muchacho.-

-Sí, aunque a veces son muy gamberros, sobre todo el primo Granate.- Afirmó la divertida chica.-

-Bueno…pero es muy simpático.- Afirmó él.-

-Sí, eso es verdad.- Concedió ella sonriendo para agregar con humor.- ¡Sino le mataríamos!

-Te veo mañana.- Se despidió el joven que seguía visiblemente azorado.-

 

            Fue la propia chica quién le obsequió con un ligero beso en los labios que el encajó encantado. Se alejó después tras saludar con la mano. Cuando al fin se fue, la muchacha retornó a casa. Sus primas se quedaban a dormir. Idina y Kathy compartían habitación de invitadas, aunque antes de acostarse pudieron charlar un poco en la de Kerria y tras reírse una vez más a costa de aquella anécdota fue ella, más seria, la que declaró.

 

-Eso prueba que es humano…y supongo que para un chico eso es muy embarazoso, ¡pobre!

-Lo que tienes que hacer es darle un poco de ayuda.- Se sonrió pícaramente Katherine.-

-¡Pero Kathy!- Exclamó Idina llevándose las manos a las mejillas.-

-No seas tan tontorrona. - Replicó la hija de Karaberasu, sentenciando con naturalidad. - Eso es lo normal entre novios. ¿Verdad que sí, Ky?

-No en nuestro caso.- Suspiró Kerria atrayendo la atención de sus primas.-

-¿Algo va mal?- Quiso saber Idina con un tono más serio.-

-No, no es que vaya mal. Brian es encantador y me quiere, lo sé. Y yo también a  él. Pero ya sabéis que yo… tengo otras inclinaciones…- Fue capaz de admitir con voz queda.-

 

            Ahora fue Katherine quién con tono más sereno y esta vez sin bromear, posó una mano sobre otra de las de su prima y la alentó.

 

-Date tiempo, Ky…es un chico fabuloso, de verdad…te lo digo en serio. Si no estuviera coladito por ti, que lo está, haría mucho tiempo que le hubiera lanzado la red. -Admitió honestamente para sentenciar.- Comprendo tu posición. Si no quieres forzar las cosas no lo hagas pero seguro que llegará el día en el que puedas estar con él… ya sabes. De un modo más adulto.

-Eso es lo que me da miedo.- Confesó su interlocutora.- Él hasta ahora me respeta, diría que demasiado. Sabe de sobra cómo soy y no le importa. Sin embargo, estoy convencida de que  tiene la esperanza… en fin. Debe de pensar igual que tú, Kat. Y no estoy nada convencida de poder darle eso si llegara a presentarse la situación.

-Por ahora no te amargues pensando en esas cosas. Sencillamente disfrutar de pasar buenos ratos los dos juntos. - La quiso animar Idina para sentenciar.- El tiempo pondrá todo en su lugar.

 

            Su prima asintió sin saber si eso sería algo bueno o malo. Charlaron un poco más y al fin se fueron a dormir. Ahora, tras haber salido con Brian los siguientes meses Kerria suspiraba. El pobre muchacho llegó a confesarle su incidente en la piscina, ¡como si ella no se hubiese dado cuenta! y Kerria se rio restándole importancia. Eso alivió al chico. Aunque el tema tabú para los dos de mantener relaciones más íntimas seguía sin abordarse. Y ella desde luego, había comenzado ya hace tiempo a dedicar miradas muy inquisitivas a otras chicas con las que se había cruzado. Incluso mientras ambos tenían alguna cita.

 

-No sé a dónde nos llevará esto, pero lo último que desearía es herirle.- Pensaba la preocupada joven.-

 

            Por otro lado, alguien que seguía con sus pesquisas se le iba acercando sin que Kerria pudiera sospechar nada. Se trataba de Marla quien tiempo atrás fue incluso a la Golden State para averiguar más cosas acerca de lo que allí sucediera. Incluso pudo mantener una entrevista con Melanie Roberts, la Jefa de estudios. Esta mujer, al enterarse de quién era ella, se quedó impactada.

 

-¡La hija de April! ¡Eres tú!- Exclamó visiblemente emocionada.- ¿Cómo está tu madre? Hace tantos años que no sé de ella.

-Ni yo tampoco.- Suspiró su interlocutora fingiendo tristeza para musitar.- Me separaron de ella, la acusaron de asesinato y la mandaron a la cárcel. ¿Sabe?

 

            Melanie se quedó con la boca abierta, horrorizada. Ella perdió la pista de su amiga y ex compañera hacía años. Después su propia vida y los problemas que tuvo que afrontar en su propia familia le hicieron olvidarla.

 

-¿Qué pasó?- Quiso saber realmente apenada.- April era mi mejor amiga, durante dos años compartimos habitación, y muchos sueños. – Añadió con nostalgia.-

-Señora, espero no ser indiscreta si le hago una pregunta.- Dijo su contertulia entonces.- Pero verá, es importante para mí saberlo.

-Bueno, tú dirás.- Repuso la jefa de estudios.-

-Averigüé que mi madre, en fin, tenía algunas preferencias hacia las mujeres. Supongo que entre usted y ella únicamente existía una bonita amistad.- Comentó con pretendido azoramiento.-

-Puedes creer que únicamente eso.- Declaró tajantemente Melanie, suavizando enseguida su tono para matizar.- De haber sido así, no sería para avergonzarse, pero éramos sencillamente amigas. Yo quería mucho a tu madre, pero no de esa forma.

-Gracias, saberlo era importante para mí.- Contestó Marla.-

-Y dime. ¿Qué le ocurrió para tener que matar?- Preguntó su contertulia con evidente pesar y curiosidad a su vez.-

-Creo que trató de defenderme a mí de un abusador.- Repuso la joven, afirmando.- Pero yo era muy niña y no recuerdo apenas nada. Luego fui de un hogar de acogida a otro. Al fin, pude independizarme y dedicarme al periodismo.

-Me alegra mucho comprobar que te has convertido en una mujer adulta e independiente.- Asintió su interlocutora.-

 

            Marla asintió esbozando una cínica sonrisa, aunque debía mantener su impostura pasando como la pobre niña abandonada, deseosa de saber sobre su pasado y por ello comentó.

 

-Me hice reportera sobre todo para investigar en mi propia vida. Y mis indagaciones me han llevado hasta aquí. Sé que mi madre estudió en esta universidad y que aquí sucedió algo muy raro. Una especie de ataques, de terroristas o de fanáticos.

 

            La expresión de aquella atractiva mujer de mediana edad (Marla le calculó algo pasados los cuarenta) palideció. Enseguida esbozó una leve sonrisa y suspirando, repuso.

 

-Fueron agitadores, hubo algunos incidentes, sí. Esos ataques terroristas provocaron que algunos locos salieran a la calle, alguno incluso entró en la universidad. Pero nada más.

-Sé que algunos antiguos alumnos como usted, se enfrentaron a ellos. ¿Un tal Roy Malden? ¿Le suena?

-Por supuesto, éramos compañeros y amigos.- Afirmó la jefe de estudios.- Pero él no tendrá ni idea tampoco de lo que le pasó a tu madre.

-¿No sabe usted qué fue de ellos? De ese Malden y de otros. - Inquirió Marla contándole a su vez.- Creo que él fue afectado por una serie de explosiones cerca de su casa. Al menos eso averigüé.

-Vaya, no lo sabía.- Musitó Melanie visiblemente atónita.- En cuanto pueda trataré de llamarles para ver si están bien.

-Pierda cuidado, lo están, lo comprobé. De todos modos ese señor Malden es un famoso jugador de baloncesto o algo así. A mí es que no me va mucho el deporte. Hubiesen dicho algo por la televisión o en internet.

-Es verdad. De todos modos, tengo estudiando aquí a su sobrina, y ella no me contó nada sobre ese particular. Ya le preguntaré a esa muchacha cuando comience el curso.- Afirmó la mujer.-

 

            Marla vio que ese individua no tenía mucha idea que pudiera aclararle gran cosa. O si la tenía prefería no ser más explícita. Tampoco sintió que fuera de esas a las que podría sonsacar llevándosela a la cama, en eso no le había engañado. Y además, no le convenía destruir su tapadera de hija curiosa por su pasado y preocupada por su madre. Por ello, se ocupó de darle el apellido Sinclair, en lugar del que ella tenía. Al rato se despidió de esa mujer y abandonó la universidad.

 

-Así que fue aquí en donde empezó todo, mamá.- Pensó para decirse.- Bueno, me parece que cambiaré mi línea de investigación. La familia Malden parece interesante, aunque no creo que sea buena idea abordarles directamente. Podrían saber mucho más de lo que aparentan y no querer hablar. Lo mismo que la señora Roberts. Los vigilaré estrechamente, a ellos y a sus hijas.

 

            Se procuró información sobre algunos de los vástagos de esos compañeros de su madre. No obstante, sus múltiples escarceos y los escándalos que provocó con esas actividades amatorias suyas que acababan en chantaje, no le permitieron quedarse por mucho tiempo en el Estado de Nueva York. Es más, tuvo que ausentarse durante un par de años a fin de que las aguas se calmasen. Aunque , eso sí, cuando volvió a retomar aquello tuvo un golpe de gran suerte, conoció a una muchacha que, sin ella pretenderlo, le iba a prestar una gran ayuda. Estaba en el sitio y lugar adecuados y conocía a alguien que entraba de ellno en el interés de Marla. Ésta, tras un tiempo de paciente espera, trazó un plan para sacarle provecho a la situación.

 

-Si logro convencerla de que haga lo que voy a sugerirle, tendré acceso a esa otra muchacha.- Meditaba, para decirse con una sonrisa triunfal. - Y lo conseguiré, sé como seducirla.

 

Pero eso sería adelantarse meses, un tiempo antes de eso, la gigantesca nave se hallaba ya en un avanzado estado de construcción. Los últimos retoques estaban dados y respondía afirmativamente a todas las pruebas. Los dos jóvenes pilotos fueron requeridos por sus mandos y ambos entrenaron con los cazas más avanzados demostrando una gran pericia. Mazoui estaba prácticamente listo para graduarse y Leval iba muy adelantado a su promoción. Los meses pasaron volando, las chicas, tampoco perdían el tiempo. Además de proseguir con sus estudios, continuaron con su grupo y lograron reafirmar los éxitos ya conseguidos, alcanzado mucha popularidad en un tiempo muy reducido. Incluso fueron invitadas a actuar en París. Eso le traía a Amatista antiguos y agridulces recuerdos, en ellos luchaban el deseo de volver a su país y su ciudad natal y también los sinsabores que tuvo antes de irse y que seguro reviviría una vez allí. Pero no quiso ni mucho menos pensar en dejar a sus compañeras y las cuatro viajaron hasta allí. Incluso pudieron conseguir que a Granate le concedieran un permiso especial para poder acompañar a sus primas y compañeras de grupo. Tras el vuelo y el descanso en el hotel, les llevaron a la zona en la que se iba a celebrar, nada menos que el estadio del Parque de los Príncipes, donde casi había lleno.

 

-Bueno, ya estamos aquí ¡Uh la, la! – Exclamó Granate cuando estaban listos para subir al escenario.-

-¡Qué nerviosa estoy! – Suspiró Idina, afirmando. – París es una gran ciudad. Ha venido muchísima gente.

- Casi llenan el campo.- Afirmó Amatista que también sentía mariposas revoloteando en el estómago cuando comentó visiblemente entusiasmada.- Además, aquí juega mi equipo.

-¿Tu equipo?- Inquirió Katherine.-

-Sí, el Paris Saint - Germain… Soy hincha desde que era pequeña.- Les desveló.- ¡Allons PSG!- Exclamó provocando la sonrisa de sus compañeros de grupo.-

 

            Incluso llevaba una camiseta del club en cuestión. De color azul oscuro con una raya roja en medio. Y un escudo en el que se dibujaba la torre Eiffel con color rojo sobre fondo azul.

 

-Pues yo creo que este equipo es mucho mejor.- Intervino Granate mostrando jocoso una camiseta del  ¡Olympique de Marsella!- ¡Allons Olympique! - Gritó el chico entre risas.-

 

            Su prima no tardó en bombardear la cabeza al chico a capones ante la estupefacción del resto. Al terminar, el todavía dolorido bromista explicó al resto.

 

-Es el equipo rival…

-Vamos, como los Brooklyn de los Knicks.- Sonrió Kerria.-

-Tú el caso es llevarle la contraria a Tist, para hacerla rabiar, ¿eh Granate? – Se rio Katherine.-

-Algo así.- Asintió la francesa que enseguida añadió divertida en tanto enarbolaba un puño con comicidad.- ¡Anda ya!, gamberro. Dejemos esto o no podrás salir a tocar…

 

            Él por supuesto estuvo de acuerdo en eso. Al fin salieron del backstage subiendo al escenario. Hubo una gran ovación. Se presentaron y fue la propia Amatista la encargada de ello dando una introducción en un, como no, perfecto francés.

 

-Madame et monsieur, attention s’il vous plait. Je vais présenter à notre group, les justiciers…Nous sommes ravis d’être ici. Chez mua à Paris. Ma cité bien aimée de la lumière. Nous allons chanter quelques chansons de notre dernier album.  Cette performance est un hommage aux guerrières de la justice…Sailors et Justicières

 

            Así dejó patente la muchacha el deseo de todo su grupo en rendir tributo a sus madrinas y a sus madres. Al fin se arrancaron a cantar con gran entusiasmo, casi dos horas y media duró la actuación, con un par de descansos de diez minutos. Las chicas cantaban por turnos o bien a coro, según fuera la canción. Incluso el propio Granate se atrevió con alguna desatando la euforia de las fans.

 

-¡Eh, chicas! - Les decía a sus primas en uno de los recesos.- Parece que levanto pasiones.

-¡Si te conocieran como nosotras! - Se rio Kerria para sentenciar.- No sé cuántas fans te quedarían.

-La verdad es que cantas muy bien-. Repuso sinceramente Idina, consciente de la chanza de su prima.- Cuando haces las cosas en serio eres muy bueno.

-Gracias primita, ¡recuérdame que te ponga la primera en mi lista de favoritas! - Rio el aludido.-

-Bueno, adelante.- Les indicó Katherine.- Nos queda todavía el último tramo.

-¡Allons mes petites!- Rio Amatista.-

-Y yo que sigo sin entender apenas nada de francés.- Se sonrió Kerria.-

 

Y volvieron a la carga alternando sus temas con una estupenda y movida coreografía, en tanto su primo tocaba a tope la batería. Con una de sus más aclamadas interpretaciones…

 

Por favor, estrella fugaz, en esta ocasión

Si esta chica hundida y drenada de amor

Se encuentra llorando, haz que la Luna, sea Luna llena

 

Aunque no entienda nada, está bien

Debemos sentirnos bien

Debemos salir a pelear

 

Para enviar el trueno

Para encender la flama

Y con el susurro del agua

Dar un golpe de amor

 

Tomas transfórmense, ¡transformación!

Porque todas somos chicas

Transformación

Hagámoslo

 

Vamos todas, una hermosa transformación

Una pura y verdadera

Transformación

 

Guerrera Luna

Guerrera Luna

 

            Amatista terció entonces hablando en francés

 

-¡Cette chanson est très populaire au Japon.  Elle va sûrement devenir un énorme succès international. Et pourquoi pas un succès dans tout l'univers !

 

Escúchame estrella fugaz

Tal como pensaba

Aunque esta chica, con este amor que la atrae

Y del que no se puede separar

Resulte lastimada, haz que sea provechoso para los dos

 

Aunque deba llegar a las estrellas por siempre, está bien

Será algo rápido

Algo que ya hemos hecho

 

Para enviar el trueno

Para encender la flama

Y con el susurro del agua

Dar un golpe de amor

 

Tomas transfórmense, ¡transformación!

Porque todas somos chicas

Transformación

Hagámoslo

 

Vamos todas, una hermosa transformación

Una pura y verdadera

Transformación

 

Guerrera Luna

Guerrera Luna

 

Y Amatista intervino una vez más en su idioma natal para avisar a público en tanto las demás bailaban y su primo seguía dándole a la batería.

 

-Et voici le seul. Voulez- vous prêt? Ceux à la maison, se levé, tape et dance…on va tous dance !

 

Todas transfórmense, ¡transformación!

Porque todas somos chicas

Transformación

Hagámoslo

 

Vamos todas, una hermosa transformación

Una pura y verdadera

Transformación

 

Guerrera Luna

Guerrera Luna

 

(Sailor team no theme, Sailor Moon Super S in Paris, crédito al autor)

 

- Vous venez d'entendre cette belle chanson, Sailor Moon. Je espère que vous le aimez, et qui a ravi et excité. Je suis sure. En mémé temps nous avons un message à lasser, l'amitié – Declaró Amatista, para remachar con visible animación, mientras bailaba junto a sus compañeras.- Nous les envoyons un gros bisou.

 

De este modo y tras unas ovaciones larguísimas y algunos bises las chicas dieron al fin por terminado el concierto. El muchacho al poco de terminar debía irse, su avión salía enseguida y se despidió de sus primas en el backstage para reincorporarse a la Academia cuanto antes.

 

-Bueno chicas. Hemos triunfado. ¡Vaya una cantidad de aplausos!- Afirmó el entusiasmado Granate.-

-Sí, en particular para Amatista.- Sonrió Kerria.-

-Es que jugaba en casa. - Comentó modestamente la aludida, no sin buen humor.-

-Es verdad, como cuando cantamos en Japón y tanto Granate como Idina tradujeron al japonés.- Observó Katherine que remató divertida.- ¡Desde luego que somos realmente internacionales!

-Y te olvidas de cuando estuvimos actuando en Madrid y me tocó traducir a mí.- Terció Kerria que no dejó pasar la ocasión de reivindicarse con los idiomas, al matizar.- Yo sé hablar bastante bien el español.

-La próxima vez me tocará a mí decir algo en gaélico si vamos a Irlanda.- Se rio Katherine.-

-Es cierto.- Admitió Amatista.- De modo que tenemos un enorme abanico de países cubierto si combinamos nuestros conocimientos de idiomas…

 

            Todos convinieron en eso, pero se hacía tarde ya. Así lo hizo constar el único miembro masculino del grupo.

 

-Tengo que irme, ya nos veremos, primas.- Se despidió Granate corriendo casi sin poderse cambiar para llegar a tiempo al aeropuerto Charles de Gaulle. - Pasadlo bien, pero no demasiado, sin mí…

 

Las chicas le saludaron con las manos y se fueron a su vez. Ya en los camerinos, se cambiaban de ropa y duchaban tras atender un poco a la prensa. Sobre todo, Amatista que, como nativa de la ciudad, fue bastante requerida por los periodistas locales. Cuando al fin cumplieron con esos compromisos la ilustre parisina recibió la visita de un par de antiguos amigos. Kerria se acercó hasta ella para avisarla.

 

- Amatista, aquí hay un chico y una chica que preguntan por ti, dicen que eran amigos tuyos. O eso he creído entender, su inglés no era demasiado claro.

- Diles que entren, por favor - le pidió ella llena de curiosidad. -

 

            Su compañera les hizo pasar y Amatista sonrió muy contenta al reconocer a Ivette y Jean Luck, sus antiguos amigos y compañeros de su primer grupo. Estos se abrazaron con ella felicitándola sin parar. Una vez los presentó al resto, las otras chicas se retiraron a un cuarto contiguo para que pudieran hablar en privado y disfrutar de ese rencuentro en su propio idioma.

 

- Amatista. ¿Cuánto tiempo ha pasado? - Preguntó Ivette muy contenta. - Has conseguido llegar a ser una estrella. Siempre supe que tenías talento para triunfar. ¿Qué tal la vida en América?

- Muy bien. Desde luego no me puedo quejar. ¿Y vosotros? - Interrogó a su vez con evidente cordialidad y alegría. - Ya sabéis. ¿Qué tal el grupo?

-Bueno- repuso despreocupadamente Jean Luck. - Eso lo dejamos hace un par de años. François se fue a vivir a Marsella y el grupo se deshizo. Solamente compusimos un par de maquetas pero no tuvimos suerte.

-¿Y qué ocurrió con aquella chica con la que salía?,- preguntó Amatista con una indiferencia que combinaba ahora con un aire desenfadado. - ¿Siguen juntos los dos?

 

Y a decir verdad aquello hacía mucho tiempo que ya no le importaba en absoluto, le quedaba lejos, muy lejos en su memoria. Casi como si hubiera sido un mero sueño roto por el despertar, o una película que no se ha terminado de ver,  de los que únicamente pervive la curiosidad por conocer el final.

 

-¡Ah, esa! - se sonrió Ivette contestando con regocijo. - Resulta que al cabo de tres semanas fue ella quien le plantó a él. ¡Menudo enfado le entró!, después de eso ya no tuvo muchas ganas de cantar ni nada parecido. Además, su padre se empeñó en que estudiara arquitectura.

- Le estuvo bien empleado,- añadió Jean Luck con gesto divertido también, para preguntar acto seguido. - ¿Y qué tal tú? ¿Has encontrado ya a algún otro chico? Por qué ahora debes estar muy solicitada. ¡Eres toda una estrella!...

- Bueno, sí, conozco a un chico que...- Amatista guardó entonces silencio y se lo pensó para rectificar - sí, he salido con varios pero aún no he encontrado a ninguno especial. Bueno, ¿y vosotros qué? - Sonrió tratando de desviar la pregunta de ella.-

 - Salimos juntos desde hace más de un año - sonrió Ivette pasando un brazo por la cintura de Jean Luck. -

- Y nos va muy bien, estamos muy contentos.- Añadió  él que explicó complacido. - Al poco de irse François nos quedamos un poco solos, así que nos volcamos el uno con el otro y ya ves.

- Me alegro por vosotros, chicos - sonrió  su contertulia que de veras les apreciaba mucho. Siempre fueron buenos amigos y se preocuparon por ella. De modo que sentenció. - ¡Os merecéis ser felices!

 

          Sus amigos se lo agradecieron con sendas sonrisas y continuaron charlando los tres reviviendo viejos tiempos. Como hablaban en francés las otras chicas que habían retornado del otro cuarto y andaban de acá para allá recogiendo sus cosas, no podían entenderles demasiado bien. Tampoco es que prestasen demasiada atención aunque había alguna más curiosa, como Kathy, que pese a no entender mucho francés, pegó el oído a la puerta cuando volvían a la otra estancia, a pesar de la amonestación de Idina y la sonrisa divertida de Kerria. Cuando por fin terminaron, Ivette se despidió en un dubitativo inglés.

 

- Me alegra haberte visto otra vez.

- Lo mismo digo. – Respondió su ex compañera, tomándoles de las manos para luego besarles en la mejilla a ambos. -

- Ahora debemos irnos - sonrió Jean Luck. - Se nos ha hecho tarde. ¡Buena suerte, Amethyste!

- Igualmente. Tomad mi dirección - les entregó un pedazo de papel con sus señas y su correo electrónico, incluso su Facebook. - Escribidme alguna vez, por favor. Y que seáis muy felices,- les deseó ella.-

 

Se despidió emocionada de ambos, dándoles un fuerte un abrazo. Las otras chicas les acompañaron a la salida y entre el mejor francés de Idina y el inglés de Jean Luck, pudieron conversar unos instantes e incluso firmarles unos autógrafos a esos dos antiguos amigos de su compañera que les cayeron bastante bien a todas. Una vez se hubieron ido y volvieron a estar las cuatro solas. Kathy le preguntó a Amatista.

 

-¿Esos eran tus amigos de París de antes de irte a vivir a EE.UU? – Su compañera asintió con una sonrisa. - Son muy simpáticos- declaró la muchacha. -

- Así es. - Convino Idina - lo cierto es que me han caído muy bien, te debió de dar mucha pena separarte de ellos.

- Bueno, sí, pero entonces estaba más enfadada que triste.- Reconoció la interpelada que ahora sonreía con divertida nostalgia, al acordarse de aquello. – No lo pasé nada bien.

- Sí, ¡seguro que separarte de ese tal François te daría una pena! - Intervino sarcásticamente Kerria riendo y provocando a su vez la carcajada general. -

 

            Amatista reía con sus amigas pero en el fondo pensaba en la mala suerte que había tenido con los chicos que de verdad le habían importado. Aunque decidió animarse en medio de ese ambiente tan alegre y animó a sus compañeras.

 

-En cuanto estemos listas habrá que irse de fiesta por París. Yo os haré de guía. ¡Ya veréis la cantidad de cosas interesantes que hay aquí!

-Seguro que te conoces todos los locales de moda.- Convino una entusiasmada Katherine.-

           

Aunque su compañera no terminó de comprender bien esa alusión y replicó, divertida eso sí.

 

-Los de moda precisamente no, eso es cosa de mi madre. De los de marcha sí que estoy más enterada.

-Bueno, Amatista nació aquí. Y aunque hayan pasado algunos años seguro que se acuerda bien de casi todo.- Añadió Kerria.-

-Chicas, no debemos pasarnos. Recordad que estamos aquí sobre todo por la gira.- Intervino Idina para remachar.- Dentro de un par de días hay que volver a casa y el curso comenzará pronto.

 

            Fue Kathy la que, suspirando largamente, declaró con fingida resignación, teñida de cómica complicidad.

 

-Ya habló la madre superiora. Todas a vuestras celdas, novicias.

 

Todas se rieron excepto la aludida que solamente movió la cabeza, eso sí, con una leve sonrisa. En ese momento tocaron a la puerta. Era otra visita. Parecía la noche de los viejos reencuentros, aunque éste no iba a ser tan agradable para la parisina. La misma Idina fue a abrir mientras sus compañeras se reían y recibió a una muchacha unos diez centímetros más baja que ella, vestida informalmente con una camiseta ajustada y unos cortos vaqueros recortados a la altura de la rodilla. Era de pelo rubio corto y mirada inquisitiva. Sus verdes ojos se clavaron en ella y le dijo con un inglés de marcado acento francófono.

 

-¿Me podgrías dag tu autógafó? Pog favog.

- Claro,- sonrió la interpelada que le firmó en un cuaderno que traía la chica. -

-¿Y gas demágs? - Preguntó con una sonrisa esperanzada. -

- No faltaba más, pasa.- La invitó cordialmente Idina que le preguntó curiosa -, por cierto, ¿cómo te llamas?

- Michelle - respondió la chica que afirmó con una sonrisa - y tú eges Idiná.

- ¡Sí! - Rio ella a la que le hacía gracia aquella particular pronunciación de su nombre. – Anda pasa, están todas dentro.

 

            Michelle entró y pudo saludar también a Kerria y a Kathy que ya estaban duchadas y arregladas para volver al hotel. Sólo faltaba Amatista que al haberse entretenido al hablar con sus amigos se estaba secando en la ducha. Kerria fue la encargada de tocar a la puerta en tanto sus dos compañeras las aguardaban en el vestíbulo listas para marcharse todas.

 

- Tist, aquí hay una chica que quiere tu autógrafo, nosotras ya hemos firmado.- Le informó a su amiga. -

- Enseguida voy.- Respondió en voz alta la muchacha.-

 

Y a los pocos instantes salió con una toalla anudada a su cintura mostrando sus pechos, total, entre las chicas no había problemas. Todavía no había abierto la puerta del baño, ni visto a esa fan que aguardaba al otro lado y ya sonreía preguntándole.

 

-¿Cómo te llamas para que te lo pueda firmar?

-¿Te dice algo elg nombgre de Michelle Arneau? - Respondió ésta clavando sus verdes ojos en ella tan pronto se encontraron sus miradas al entrar la cantante en el camerino. -

 

            Amatista se quedó pálida. Kerria la miraba extrañada. Esa chica le dijo, ahora en francés...

 

-¿Te sorprende encontrarme otra vez, verdad? Creíste que después de que me humillaras en el Liceo ya no volverías a verme nunca. Claro, muy propio de ti...ma Chère,-  espetó con sarcasmo y desprecio. -

 

            La acusada apenas pudo abrir la boca para replicar, las palabras parecía que se le hubiesen apagado en la garganta hasta que pudo defenderse.

 

- Yo era sólo una niña, no sabía que lo que estaba haciendo pudiera dañarte tanto. Fue algo que no me esperaba y no pude comprender su alcance hasta que sucedió. Por favor.- Le suplicó también en francés, visiblemente afectada. - ¡Pardonne-moi!, je t´en prie. ¡J´ai honte!

-¿Qué está pasando aquí? - Intervino Kerria que sólo podía comprender algunas palabras sueltas. Ahora maldecía el no haber prestado atención e incluso faltado tanto en las clases de francés.- ¿Vosotras ya os conocíais? - Inquirió pensando que, de todos modos, eso le resultaba vagamente familiar. -

-¡Adelante!,- le ordenó Michelle a Amatista en su idioma materno - ¡Cuéntaselo!....quizás se ría igual que tú y las otras.

- No, no se reirá, te lo aseguro. - Repuso la envarada muchacha. – Verás, Kerria - le explicó a ésta en un tembloroso inglés. - Esta chica se llama Michelle Arneau, era compañera mía en el Liceo y ella era…

- Era y soy lesbiana, cariño. Todo el mundo lo sabe - le interrumpió la susodicha con sorna y buen inglés. - Amatista se encargó de publicitarlo a los cuatro vientos. Sí, vuestra querida amiga y compañera de grupo…

 

Ante la atónita mirada de Kerria que empezaba a recordar lo que su amiga le contara hacía ya bastante tiempo, Michelle, desde luego que en bastante mejor inglés del que había pretendido fingir anteriormente, narró lo ocurrido…

 

Estaban en los vestuarios del Liceo, se sentía nerviosa. Sabía que no era como las demás, a ella no le interesaban los chicos. Nunca se había preocupado de intercambiar miradas con ellos ni de tratar de verles desnudos como hacían muchas de sus compañeras. Ella tenía más suerte, podía ver a la persona de la que estaba enamorada sin tener que hacer ningún agujero, pero declararse sería otra cosa. ¿Cómo poder hacerlo? ¿Cómo podría decirle a ella lo que sentía? Casi le dio un vuelco al corazón cuando la vio entrar.

 

-¡Hola Michelle!,- saludó jovialmente Amatista entrando rauda al vestuario. -

- Ho, hola Amatista, ¿qué tal? - Saludó tímidamente ésta a su vez. -

- Como siempre,- le respondió su compañera desnudándose rápidamente. - Las clases un rollo, pero ahora toca natación, así que a relajarse.

- Sí, entiendo lo que quieres decir - repuso ella sin poder dejar de escrutar a su compañera que estaba poniéndose el bañador. -

 

            Michelle la recorría de arriba abajo con la mirada y se deleitaba al hacerlo. Amatista era preciosa, sus senos eran perfectos, muy bien formados y grandes, sobre todo para su edad, y parecían tan suaves. ¡Cómo le gustaría comprobarlo! Sus caderas redondeadas y muy insinuantes. Cuanto daría por poder abrazarse a ella, desnudas las dos y cubrirla de besos. Además, su compañera era tan enérgica y tan fuerte. Eso la atraía irresistiblemente pero había un gran problema. Michelle sabía que ella no compartiría sus gustos, nunca lo haría. Para darle la razón en estos pensamientos su compañera, que ya se había puesto el traje de baño, le dijo en tono de confidencial complicidad.

 

- Tenemos un nuevo agujero y los chicos del tercer grado tienen fútbol hoy, si estamos atentas podemos cazar  a Paul mientras se cambia.

- No sé, no creo que esté bien.- Musitó Michelle que casi se había puesto pálida. -

-¡Pero si Paul está buenísimo!,- rebatió su interlocutora que al verla tomó su lividez por otra cosa ajena a los sentimientos de su compañera. - No seas tan vergonzosa, ¡ja, ja!

- No, me refiero a lo que hacemos. Los chicos sí que se sentirían avergonzados si lo supieran.- Pudo pretextar con visible azoramiento. -

-¡Qué va!, a  muchos incluso se les empinaría.- Rio Amatista tratando de imaginárselo. - ¡Anda tonta!  Echa un vistazo.

 

            Casi obligada, Michelle miró por el agujero que tenían hecho las chicas en una de las duchas. Sí, allí estaban algunos muchachos. Dos de ellos desnudos, pero eso a ella no le interesaba en absoluto, tuvo que fingir exclamando como Amatista.

 

-¡Vaya!, hay uno que no está nada mal.

- Deja, déjame ver.  - Le pidió ésta casi arrollándola - ¡Uy! , que grande la tiene ese.- Sonrió la chica poniendo voz melosa - ¡Me voy a masturbar! - rio tocándose un pecho a modo de chanza y añadiendo jocosa. - Como se la agarrase yo, iba a saber lo que es bueno.

-¿Harías eso?- le inquirió Michelle con voz trémula. -

 

            Su amiga la miró divertida y movió la cabeza, declarando con tono desenfadado e incluso condescendiente.

 

- Ya lo he hecho alguna que otra vez. ¿Qué te creías, que he nacido ayer? ¡Vamos Michelle, no seas tan puritana! - Y cortó su perorata para añadir de inmediato con otra exclamación. -¡Oye, ahí está Paul! ,¡huum tío bueno, lo que tienes colgando ahí.!- Susurró con voz melosa - la de cosas que te haría en este momento si pudiera...

 

            Al escuchar eso Michelle sentía como si un escalofrío recorriera su cuerpo. La chica que ella deseaba estaba tan excitada y sexy como tantas veces se la había imaginado. Lo malo es que lo hacía por un chico, uno de esos estúpidos de la clase de al lado. Y además le había confirmado lo que ella ya suponía, aunque se negaba realmente a aceptar que Amatista ya hubiese tenido experiencias con el otro sexo y que eso le encantaba. Su compañera seguía acariciándose los senos y profiriendo algún que otro jadeo mitad en broma, mitad en serio. Menos mal que tenía prisa y dejó de hacer eso, de lo contrario Michelle no creía que hubiera sido capaz de dominarse para no besarla. Cuando su amiga se detuvo, dedicó a la atónita chica una jovial sonrisa, le guiñó un ojo de forma cómplice y se despidió.

 

- Creo que tendré que hablar un poco con Paul, quien sabe si después de las clases podamos conocernos un poco mejor, ji, ji. – Y  se alejó hacia la salida, aunque antes de cruzar la puerta se despidió con un. - Hasta luego, y no te aproveches ahora que te dejo sola ¿eh? Paul es sólo para mí, aunque seas mi mejor amiga ¡eso no se comparte! ¡Ja, ja!

 

La joven salió del vestuario y Michelle se quedó sola apoyada en su taquilla y con ganas de llorar. ¡Cómo hubiera deseado estar en el lugar de ese Paul! Pasaron varias semanas después de aquello, ella siempre estaba pendiente de Amatista. Se ofrecía a dejarle los apuntes e incluso la invitaba a tomar algún refresco. En eso que su ex compañera interrumpió los recuerdos tratando de justificarse.

 

- Creía que eras mi mejor amiga. Que sólo me apreciabas, ¡nada más, igual que yo a ti! Nos contábamos confidencias, incluso te conté el rollo que me ayudaste a tener después con el propio Paul y tú me confiaste también una aventura con un chico de otro curso o de otro país. No recuerdo bien. El caso es que yo no sospechaba nada hasta que las otras me lo advirtieron. Y no quise creerlo al principio. Más bien pensé en una broma. Pero te vieron en un bar gay de esos, fuera del Liceo. Fue en un fin de semana que teníamos libre, estabas dándote un beso con otra chica. Tú le habías hablado de mí  y mis compañeras lo averiguaron cuando os escucharon. Después me lo contaron y yo tracé un plan. Seguía pensando que tú y ellas intentabais gastarme una broma y decidí anticiparme. – Hizo una leve pausa e insistió aun con más énfasis. – ¡Te juro que pensé que no era cierto y que sólo te molestarías conmigo un poco si yo fingía que me gustabas! Iba a ser una broma tonta.

- Pero era verdad - repuso Michelle mordiendo las palabras con rabia. -

-¿Cómo iba a poder creerlo?- trató de justificarse su apurada contertulia. - Me decías que te gustaban los chicos.

-¿Y qué querías que hiciera?,- le reprochó su interlocutora con amargura y un tinte de desesperación. - Decirte, Amatista cariño ¿Nos enrollamos? ¿Los tíos me dan asco pero tú me excitas? ¿Estoy enamorada de ti y no soporto que salgas con ningún chico y menos aún que me  cuentes las cosas que haces con él?

-Ya recuerdo, ésta es la muchacha, por la que se sentía tan culpable.- Pensaba Kerria que terció para preguntar, por una parte tratando de mediar, y por otra, con patente curiosidad por saberlo, ya que su amiga nunca le contó esa historia con detalle. - ¿Qué ocurrió exactamente para que hayáis acabado así?

 

       Michelle no dijo nada, únicamente fulminaba a Amatista con la mirada. Ésta, encajando el reproche con visible aprehensión, contestó tímidamente y con la voz quebrada a medida que iba reviviendo en su mente aquello.

 

- Verás. Mis amigas y yo quedamos en los vestuarios una hora antes de que llegase Michelle y lo preparamos todo...

           

            Amatista reunía en corrillo a sus amigas y les decía con entusiasmo.

 

- Tú Darlette tráete la cámara de vídeo, lo grabaremos en directo para el canal porno del Liceo.- Se reía con sólo pensarlo y añadió. – Tú, Máxime, asegúrate de que estemos solas y de que las chicas se esconden bien tras la puerta. Las demás, en cuanto la veáis, decidle que necesito verla, que estoy en el vestuario.

-¡Va a ser una superproducción! - reía Máxime. -

- Oye Amatista - dijo otra de nombre Anne con sorna. - ¿Por qué no lo pruebas? A lo mejor te gusta como lo hace Michelle ¡ja, ja!

- No digas tonterías. - Sonrió ella moviendo la cabeza con incredulidad.- Además, estoy segura de que os equivocáis y todo esto queda en una broma graciosa. Se pondrá colorada todo lo más y se enfadará un poco. Si no es que ella misma pretendía liarme a mí con una broma, de todas formas, si no es así, con disculparnos luego ya está.

- Ya verás como no nos equivocamos - repuso Darlette  ahora con voz más seria y teñida por el desprecio. - Yo misma la vi, ¡menuda tortillera está hecha!

 

            A Amatista no le gustó ese comentario, pero decidió dejarlo pasar, dentro de poco les demostraría a todas que debió de tratarse de un error y tendrían que pedirle perdón a su amiga. Es más, por un instante estuvo tentada de hablar con Michelle a solas y de explicarle la situación para que ambas se rieran de las otras, pero ya no había tiempo. Además, estaba segura de que esas sospechas eran infundadas o que todo se trataba de una mala pasada.

 

-¡Lo pasaremos muy bien! - Exclamó Anne entre tanto, asegurando con regocijo - y le daremos una lección.

 

            Todas convinieron en ello con risitas maliciosas. Así comenzó la comedia. Una de las chicas localizó a esa muchacha y le informó de que Amatista quería verla. Ésta no tardó en presentarse en el vestuario y su amiga dio comienzo a la representación.

 

-¿Querías verme? - Preguntó sorprendida Michelle. -

- Tengo que hablar contigo muy seriamente,- le comentó su amiga simulando un nervioso tono de voz. -

-¿De qué?,- pudo decir su contertulia que temblaba de miedo e intriga. -

- Tengo una cosa que confesarte.- Le dijo su contertulia que estaba a medio desvestir.- Anda, ayúdame con esta falda que se me ha enganchado, - le pidió a lo que Michelle accedió gustosa - quizás no me comprendas - continuó su interlocutora. - Pero, cada vez que me encuentro aquí, mirando por el vestuario, me entran unas ganas locas de masturbarme.

- Comprendo que los chicos del otro lado te pongan a cien. Algunos están muy buenos.- Dijo su amiga esbozando una sonrisa forzada. –

 

            Amatista sonrió complacida, ¡ya lo sabía! Estaba claro que pensaba igual que ella. ¡Lo acababa de decir! Le gustaban los chicos, aunque no quiso rendirse tan pronto y decidió continuar su representación, de modo que, clavó sus ojos en los de la muchacha y le susurró.

 

- Te diré un secreto. No son los chicos, eso lo digo para disimular. Son las chicas. Y particularmente tú.

 

            Michelle se puso roja, no podía dar crédito a lo que oía, si era un sueño no quería despertarse. Amatista ya se recorría los pechos con una mano.

 

- No puedo más Michelle, ¡me gustas! - Afirmó con la voz entrecortada esperando de un momento a otro escuchar el grito o la bronca de su amiga. -

- Amatista,- le dijo ésta que vio su oportunidad de declararse - tú también me gustas mucho, de veras.

-¿Yo? ¿Gustarte a ti?-  Sonrió ella fingiendo incredulidad.-

 

            Esa declaración le cayó como un jarro de agua fría, ¿entonces era cierto? Aunque pudiera ser que Michelle le estuviera siguiendo la broma. ¡Claro!, desde luego su amiga no era tonta y seguro que alguna se habría chivado. ¿Quién sabía si en el fondo todo esto no era una broma de sus compañeras contra ella? Así que iba a ser una especie de guerra, a ver cuál de las dos era más convincente y aceptó el reto al añadir fingiéndose apurada.

 

-Seguro que lo dices para que me sienta mejor. Eres una buena amiga.

-No, no es por eso. Es cierto, desde hace tiempo que estoy enamorada de ti - le confesó Michelle con una media sonrisa. - Pero no creí que tú, bueno. Compartieras esos sentimientos. No podía imaginar que tú fueras como yo. Con lo que hablas de los chicos.

- Ya te digo que sólo es una farsa. Tengo que guardar las apariencias. Además, lo mío va más allá,- le susurró Amatista entre un jadeo, decidida a probar de una vez por todas que ella era más persistente en la actuación que Michelle.- Soy muy pasional y me gustaría que tú y yo hiciéramos  el amor. Eso es lo que más me excita. Pero tú eres tan puritana. Sé que no es algo  tan fácil pero quiero verte excitada, te lo pido como un favor. Si hicieras eso me acostaría contigo aquí mismo.

 

            Sintiéndose muy confusa su compañera dudó pero, viendo el semblante suplicante de su amiga accedió a todo con tal de complacer a la chica a la que amaba. Se tocó, incluso se masturbó jadeando mientras pronunciaba el nombre de Amatista. Ésta se quedó helada aunque sólo por unos momentos, no podía evitar el asco que le daba todo aquello, pero trató de mantenerse firme. ¡Esa jodía Michelle era mejor actriz de lo que ella pudo imaginar! A decir verdad pensó en terminar con eso, era demasiado para ella.

 

- Bueno. - Sonrió Amatista tratando de eliminar ese ambiente tan cargado para declarar. - Debo admitir que no esperaba que llegásemos tan lejos. Me rindo.

 

            Michelle la miró extrañada y sonrió, para preguntar esperanzada.

 

-¿De veras?

 

Su compañera sonrió ahora de modo más amplio y asintió. Había que reconocer la derrota. Aunque no le gustase admitirlo Michelle había llegado a asustarla. Ahora estaba dispuesta a soportar las risas de todas y sobre todo las de su amiga. Pensando escucharla decir algo como. “¡A mí me la ibas a dar”, ya sabía yo que querías tomarme el pelo, pero soy mejor actriz que tú!”. O, ¡has picado, tonta! ¡menuda broma te hemos gastado!, ¿eh?

 

Pero la otra chica no hizo nada de eso, por el contrario, cuando su compañera bajó la cabeza relajada para soportar la presunta burla, rodeó su cuello con ambos brazos y unió sus labios a los de ella en un largo beso con lengua incluida. Amatista quedó atónita y paralizada por la sorpresa. Únicamente tras unos segundos pudo reaccionar quitándose de encima a su compañera  y jadeando presa de la agitación, exclamó.

 

-¿Pero qué haces?, ¿estás loca? ¡He dicho que me has ganado! Se acabó esta absurda representación.

       

            La que estaba ahora visiblemente confundida era Michelle, que no comprendía aquel cambio y solamente pudo responder.

 

- Creía que tú querías que nosotras. Bueno, lo hiciéramos aquí. - Afirmó bajándose los tirantes de su uniforme a la par que añadía de modo más conciliador. - Pero, si lo prefieres, podemos quedar en mi casa. Cuando mis padres no estén.

 

Amatista estaba pálida como la cera. En aquel momento ya no sabía si su compañera quería hacerle pasar un verdadero mal rato o si todo eso era cierto. Y fiel a su carácter decidió ser directa. Se puso seria, irguiéndose a una prudente distancia y reconoció con creciente irritación e inquietud.

 

-¡Oye Michelle!, como broma es suficiente. Admito que fui yo la que quiso ponerte en un aprieto, te pido perdón ¿vale? Pero no sigas con esto.

 

            Su interlocutora sólo pudo mirarla con una mezcla de sorpresa, miedo y desconcierto. Su amiga reparó en ello y una de dos. O esa muchacha que estaba a medio desvestir y respirando tan entrecortadamente como ella, aunque por un motivo bien diferente al suyo, era la mejor actriz del mundo, o todo esto era una maldita pesadilla. Amatista se negaba a admitir que fuera real. ¡Aquello no podía ser verdad! Pero le llegó el último mazazo cuando Michelle quebró su voz añadiendo con un incipiente sollozo. Quizás porque comenzaba a darse cuenta de que su amiga sí que había estado actuando.

 

- No es mentira, y te quiero, no puedo evitarlo. Me gustas mucho y deseaba tanto oírte decir que tú sentías lo mismo que yo. ¡Porque es así!, ¿verdad?- Inquirió con una voz trémula y no demasiado esperanzada aproximándose a su compañera. -

 

Pero Amatista no respondía, clavando en ella una mirada llena de conmoción, incredulidad y reproche. ¡Su mejor amiga, la que había estado tantas veces con ella en la intimidad del vestuario! ¡Incluso a veces en casa! ¡Con quién se había sincerado en todos aquellos temas! ¡A saber qué clase de cosas se le habrían pasado a Michelle por la cabeza cuando la veía desnuda! Sobre todo con aquella familiaridad que tenían la una con la otra. Ahora se sentía defraudada, engañada e incluso utilizada, sus ojos despedían chispas y de un empujón hizo retroceder a su compañera.

 

-¿Por quién demonios me has tomado, pervertida? ¡Apártate!

 

            Michelle apenas pudo abrir la boca entre atónita y asustada. Deseaba poder explicarse de algún modo, quizás tratar de aclarar lo imposible pero fue nuevamente tomada por sorpresa. En ese instante, las puertas del vestuario se abrieron y entró un tropel de chicas que reían y se burlaban.

 

-¡Muy bien, Michelle! Es una interpretación para el óscar. - Le dijo Máxime -

- ¡Si es que a las lesbianas les dan de esas cosas! Espera sí, alguna que otra lo tiene. Se hacen pasar por chicas normales. - Rio la otra de nombre Anne Mary. -

-¡Un poco más y se te cepilla, Amatista! - se burló Darlette - Menos mal que hemos entrado a tiempo. ¡Mírala! - apuntó a la paralizada chica con un dedo acusador agregando con una falsa voz, entre melosa y burlona. - Si se le cae la baba con sólo mirarte, ja, ja, ja.

 

            La pobre Michelle no sabía dónde esconderse. Quiso ir hacia Amatista pero ella se apartó. Espetándola entre falsas sonrisas, con un tono de manifiesto desprecio.

 

-¡Quita Guarra! ¿Qué te proponías, violarme?

-¡Nooo!,- chilló la aludida sintiéndose acorralada, humillada y lo peor de todo traicionada por la persona en quien había puesto su confianza para contarle su más íntimo secreto que ahora todo el mundo conocía y del que se burlaba de forma cruel. - Por favor, ¡dejadme salir! - pedía desesperada y llorando, pero sus compañeras se lo impedían empujándola hacia una ducha. -

- Esto te enfriará tus malos instintos,- reía otra muchacha que abrió el agua fría una vez la metieron a empellones dentro de una.  -

 

            Michelle gritaba y lloraba presa de la desesperación. Intentaba con todas sus fuerzas salir, pero no se lo permitían, lo último que vio fue la mirada dura e indiferente de la que había sido su mejor amiga, ésta no se reía. ¡Ojalá lo hubiera hecho! La atormentada muchacha podía sentir claramente el odio y el desprecio que brillaban en los ojos de Amatista. Entonces al contacto con un repentino chorro de agua fría la visión se le nubló y al instante todo se le volvió negro. Sufrió un ataque de nervios con convulsiones. Incluso le brotó espuma por la boca. Máxime fue la primera en verlo quedándose espantada.

 

-¡Dios mío! ¿Qué le pasa?

-¡Tenemos que sacarla de ahí enseguida! - Añadió Darlette que temblaba de miedo. -

 

            Las risas se convirtieron en un pesado silencio apenas mitigado por gritos de pánico y gestos de sorpresa y horror. Habían sacado a su compañera de la ducha pero ésta yacía en el suelo agitándose entre espasmos, por fin se quedó rígida y sin moverse. Amatista la miraba ahora con horror, y en décimas de segundo se dio cuenta del alcance de aquello.

 

-¡Dejadme!, - intervino  apartando a las demás y levantando a su compañera en brazos para pedirle entre gritos llenos de desesperación. - ¡Vamos Michelle, sólo era una broma! ¡Despierta, por favor! - Trató de zarandearla, la tumbó sobre un banco e incluso le dio dos bofetadas para reanimarla. - ¡Despierta te lo suplico!

 

            Pero la muchacha no respondía, tenía los ojos en blanco. Las chicas, horrorizadas, corrieron a envolverla con una toalla y Amatista la sacó de allí aterrada y visiblemente arrepentida ¿Por qué había sido tan dura con ella? ¿Y si Michelle se moría o entraba en coma? Pensaba entre culpables sollozos. A todo correr con ella en brazos se dirigió al gabinete médico. Ahora lloraba amargamente recordando aquello. Como pudo, entre lágrimas, terminó de explicar.

 

- Dijimos que te caíste en la ducha y que sufriste un ataque. ¡Sólo fue una broma!, nunca imaginamos que fuera a afectarte tanto. Ya te digo que en un principio yo no creí a las demás. Y después me sentí muy violenta, no podía asimilarlo. Luego me di cuenta de que no debí actuar así. Me precipité, tengo mucho carácter. Pero era tarde. Aunque destruimos la cinta y nadie la vio, ¡te lo juro!

 

            Pero su indignada interlocutora, lejos de admitir sus excusas, estalló gritando fuera de sí.

 

-¡Maldita seas, perra! ¡Tú y las putas de tus amiguitas destrozasteis mi vida! Después de eso, tuve que dejar el Liceo y andar en tratamiento con varios psicólogos y psiquiatras. ¡Todavía tengo pesadillas!

 

          Entre tanto,  Idina y Kathy, que aguardaban ya impacientes, oyeron los gritos y corrieron al otro cuarto a reunirse con ellas.

 

-¿Qué ocurre? - Preguntó la atónita Idina intentando interponerse entre ambas al ver ese terrible panorama. -

-¡Calla! - Le ordenó enérgicamente Kerria sujetándola de un brazo y apartándola de allí. - Es algo que deben resolver entre ellas.

- Yo también lo he recordado,- se defendió Amatista con expresión desolada y arrepentida. -Muchas veces me asaltan los remordimientos. Entonces era una cría, pero ahora sé lo equivocada que estaba, y lo estúpida que fui al no comprender lo que sentías. Michelle, te suplico que me perdones. Sé que pese a lo que sufriste no nos delataste y eso demuestra mucha nobleza. Comprendo que me odies. Si quieres pegarme para sentirte mejor puedes hacerlo. Me lo merezco.

 

            Su antigua compañera la observó con desprecio y se giró, dándole la espalda. Amatista miró hacia el suelo abatida, pero cuando menos lo esperaba ninguna de las chicas Michelle musitó con verdadera animadversión.

 

-En eso es lo único en lo que tienes razón, te lo mereces…

 

Y volvió a girarse cruzando la cara de su antigua amiga de un enorme bofetón que casi la derriba. Rematándola con otro en sentido contrario que esta vez sí que dio con ella en el suelo. Idina y Kerria, muy asustadas, sujetaron entonces a la furibunda chica en tanto su compañera se levantaba trabajosamente temblando, mirándola sin poder pronunciar palabra y tapándose la nariz que le sangraba. Las otras se interpusieron entre ella y la agresora que apretaba los puños, al parecer aun deseosa de continuar.

 

-¡Esa chica está loca!,- exclamó la estupefacta y asustada Katherine observando la diferencia de estatura que había entre ambas. Amatista la sacaba al menos quince centímetros o más. A parte de ser, por supuesto, una consumada luchadora y ¡una justiciera!. Kathy creía que su amiga la iba a destrozar de un puñetazo. Pero ésta, lejos de hacer algo así, cayó de rodillas llorando. - ¿Qué ocurre aquí? - Pudo balbucear atónita por lo que veía. -

- Es una historia muy larga. - Le explicó Kerria que intervino con tono conciliador pero firme. -Michelle, por favor, ya basta. Yo sé muy bien cómo te sientes. Lo que Amatista dice es cierto. Ha cambiado. Lo sé por experiencia.

-¿Qué puedes saber tú de algo así? - Le espetó la muchacha con expresión iracunda y una mirada cargada de odio. -

- Más de lo que tú crees,- replicó rotundamente Kerria.-

 

La joven enseguida se interpuso entre la iracunda visitante y Amatista que seguía llorosa, con la cabeza gacha en actitud sumisa, como si estuviese dispuesta a dejarse golpear mucho más.

 

-¡Aun no he terminado con ella!- Escupió Michelle cargando con rabia cada una de sus palabras. - Al menos un buen golpe por cada año que he pasado sufriendo por tu culpa. ¡Eso es lo que te mereces, zorra!

 

            Entonces Kerria, creyendo que ya era suficiente, la sujetó del brazo cuando la chica iba a descargar otro puñetazo contra su inerme presa y se encaró con Michelle.

 

-¡He dicho que ya basta! - Espetó con fría dureza para añadir con autoridad. - Vas a escucharme por las buenas o te obligaré a ello, yo no me voy a dejar pegar.

 

Kathy e Idina ahora sí, se interpusieron entre Amatista y su agresora. Ésta no tuvo más remedio que ceder y aunque de mala gana, tomó asiento en una de las butacas del camerino a indicación de Kerria. Entonces ella le contó su propia historia (omitiendo claro está, todo tipo de sucesos paranormales o sus propias identidades secretas). Su forzada interlocutora la oyó, al principio sin interés, después, su furia dio paso a una escéptica curiosidad. Desde luego que casi no podía creerla pero el tono sincero de Kerria y la forma de llorar de Amatista, amén de la intercesión de Katherine y la propia Idina, la convencieron. Tras una pausa que siguió al final, Michelle enfrentó su mirada con la de Kerria para desviarla acto seguido hacia la derrumbada Amatista y confesó al fin más calmada pero con la voz llena de resentimiento y escepticismo, en la que mezclaba también la amargura y la tristeza.

 

-¡Qué bien! ¿Y eso que demuestra? ¿Que ella ha cambiado? ¡Cuánto me alegro por vosotras! Pero te olvidas de un pequeño detalle. ¿Quién me devuelve a  mí, mi vida? Los años tan horribles llenos de traumas que he soportado. Ahora tengo miedo, no sólo de los hombres, que no me atraen y que se aprovecharon de mí cuanto pudieron, sino también de conocer a ninguna mujer. Me aterroriza la mera idea de que otra chica pudiera tratarme de la misma forma cruel que Amatista y las otras putas del Liceo. Por mucho que llore vuestra amiguita, a mí jamás se me podrá borrar eso.

- Si yo pudiera hacer algo. - Se atrevió a balbucear la consternada Amatista auténticamente dolida y arrepentida. - Lo que sea...lo siento tanto...Je meurs de honte! - Remachó en su idioma natal. -

 

            Michelle sonrió cínicamente y movió la cabeza con una condescendencia fingida para lapidar con creciente rabia y amargura en su tono de voz, cada vez más elevado a medida que recordaba.

 

- No te preocupes, ya hiciste bastante. ¿Sabes lo que es arrastrarse ante las miradas de desprecio de todos? ¿Te crees que me callé para protegeros? Yo no dije nada de lo que me hicisteis porque la vergüenza era mayor de lo que podía soportar. Pero aun así alguna de tus amiguitas o puede que tú misma, propagasteis el rumor. Mis padres me mandaron interna a un colegio en Inglaterra para evitar el escándalo y protegerme de las habladurías. Yo pensaba entonces que tenía una especie de enfermedad. ¡Que era una degenerada! ¡Un bicho raro! Solamente quería ser como las demás. Por eso me forcé incluso a salir con algunos chicos. No te puedes ni imaginar lo que pasé fingiendo con ellos. Especialmente con alguno que no tenía escrúpulos, incluso llegando hasta el final y haciendo sufrir a personas de buen corazón que de verdad me querían, ¡lo perdí todo! Para hacer de tripas corazón incluso me metí en las drogas y estas casi acabaron conmigo. Tú no sabes lo difícil que resulta salir de ese pozo. ¿Y pretendes arreglarlo todo con un, lo siento? ¿Piensas que tu actitud de víctima me impresiona en lo más mínimo? ¡Santa Amatista que perdona mis pecados con su martirio! - Escupió con sorna y desprecio. –A éstas podrás engañarlas pero yo te conozco muy bien. Sí… ¡Eres patética! Lo único que deseo es que tengas la misma tortura que tuve yo, ¡maldita zorra!

 

            El blanco de los insultos ni se atrevió a levantar la vista. Estaba abrumada, por tanto odio y rabia, por toda la frustración que Michelle había debido acumular contra ella durante todos esos años. Y lo que más le dolía llegando a romperle el corazón era que esa chica no fue así. La conoció siendo una muchacha buena, dulce y amable, que seguramente la quería de verdad. Pero ella fue lo bastante estúpida e intolerante como para apartarla de su lado de esa manera tan cruel. Ahora pensaba que Michelle tenía gran parte de razón. Ella merecía sufrir, y ya estaba pagándolo muy caro. Le sucedió al poco tiempo con François y después con el propio fracaso de su amor hacia Leval. Pero estos no habían sido sino los primeros plazos y ahora llegaba el remate final. En cierto modo, había convertido a Michelle en otra Devilish Lady. Al igual que ayudó a hacerlo con Kerria, con la que demostró no haber aprendido nada. Y ahora, ¿qué podría hacer? ¿Qué podría decir? Nada, sólo caía de rodillas gimiendo y enterrando la cabeza entre sus manos. Por fortuna, fue precisamente Kerria quién tomó la palabra saliendo en su defensa.

 

- Esa no es la solución. - Le rebatió tan afectada como el resto de las otras chicas, a la furiosa  Michelle. Tratando ahora con voz conciliadora y suave de calmarla, explicó con el poso de sabiduría que da la propia experiencia.  - Una vez también fui manipulada por el odio, pero eso sólo engendra más odio y dolor, para los demás y para ti misma. Al principio no lo notas, piensas que tienes la razón de tu parte, y te dejas llevar. Pero al hacerlo pierdes el control y la espiral sube y sube, no se puede detener tan fácilmente una vez la has puesto en marcha. Después, tanto si logras vengarte cómo si no, llega un momento en el que descubres que tú misma te has convertido en un monstruo matando tus mejores cualidades. Incluso puedes perder tu humanidad. Créeme, nada te compensa de eso. Ya no tienes descanso, ni paz, ni un lugar al que ir. Sé que ahora no puedes verlo con claridad, y que no estarás dispuesta admitir lo que te digo, pero es la verdad. Michelle, si de veras deseas ser feliz libérate de este ansia de venganza, perdónala. Si quieres descansar, olvida.

- Perdiste varios años de tu vida, es verdad.- Añadió Idina de forma dulce y sensible - , pero Kerria tiene razón. No desperdicies los que te quedan odiando y sufriendo por cosas que son ya irreparables. Hemos visto varios casos de eso y al final es verdad que pierdes tu propia alma. Tu humanidad…

 

Y a su vez, pensaba en Rubeus mientras hablaba y en lo poco que faltó para que ella  se dejase atrapar por el odio en el que aquel ser atormentado quiso envolverlas y del que él mismo únicamente encontró salida con su propia destrucción. Y también se acordó de Nehie, como cariñosamente llamaba a Neherenia, la reina de la Luna Nueva, a la que la Guerrera Luna y las demás sailors habían liberado de ese mismo deseo de  venganza, haciéndola renacer como una estupenda amiga para ella. Idina desde luego había podido comprobar por su propia experiencia la abismal diferencia entre el lado oscuro y el luminoso de la soberana de la Luna Nueva.

 

- Vamos, ten valor, dale a Amatista una oportunidad y sobre todo dátela a ti misma. -Le pidió también Kathy. -

 

Y hacía memoria de los problemas de su propio hermano y como había sido utilizado y casi forzado a convertirse en un monstruo. Pero él siempre se sirvió de su nobleza y su bondad para luchar contra ello, ella misma le ayudó con su propio cariño. Y también, al igual que las demás, pensaba en la dura lucha de sus madres para escapar al mal. Éste era una especie de telaraña que envolvía aún más a cualquiera que intentara huir agitándola con violencia. Ahora era esa chica la que debía exorcizar a su propio demonio. Y entre esas reflexiones, ayudó a su postrada compañera a levantarse afirmando.

 

-De verdad, no sé cómo pudo ser antes. Pero ahora no es la misma de entonces.

 

            Efectivamente, para Amatista, todos y cada uno de esos reproches fueron como cuchillas de hielo que se le clavasen en el alma. Sabía que Michelle tenía toda la razón, no se atrevía ni a mirarla a los ojos cuando ambas quedaron cara a cara. Su antigua compañera dudaba tratando de contener su rabia. Había sufrido y pasado un terrible calvario, pero siempre, en el fondo de su alma, lo que realmente le dolía era ese amor no correspondido, ese desprecio injusto y la terrible tristeza y desesperación que le produjo perder la amistad y la confianza de su compañera. Amatista entonces intentó abrazarla. Pero Michelle la golpeó en los costados y en los hombros con los puños. Propinándole alguna que otra torta más en la cara al blanco de su ira que resistía los golpes sin quejarse. Pero finalmente no pudo más y por fin la abrazó, quería librarse de ese odio que la había dirigido, deseaba enterrar el pasado y ser libre, pero para eso sabía que tenía que perdonar y eso costaba mucho. Olvidar cada uno de los momentos en los que sólo había vivido para vengarse no era nada fácil. Pero ahora, abrazada a su compañera, a su primer amor, algo parecía romperse dentro de ella. Sintiendo el calor de Amatista y su desolación, el hielo que quedaba en su corazón se quebró. Y esa agua escapó por los ojos de ella, al igual que  le sucedía a su amiga.

 

- Yo te quería de veras,- lloraba y gemía Michelle desahogando su tristeza y su frustración. - ¿Por qué? ¿Cómo pudiste hacerme eso? ¡Me rompiste el corazón y la vida!

- Lo siento - musitaba la abatida Amatista que no era capaz de repetir otra cosa. - Lo siento, perdóname. Je suis navrée...

 

            Durante mucho tiempo estuvieron así, hasta que el resto de las conmovidas chicas las dejaron a solas. Hablaron un buen rato, en respuesta a los sufrimientos de Michelle, Amatista le contó que había aprendido y sufrido también durante este tiempo, que jamás olvidó lo que le hizo y que realmente no sabía cómo enmendarlo. Y según la escuchaba, su antigua compañera supo que todo ello era cierto. Su interlocutora lo decía de corazón y así sintió como los últimos restos de rencor se disolvían, entonces decidió irse. No sin antes dar las gracias al resto del grupo por quitarle un enorme peso de encima que la anclaba.

 

- Por favor, vive tu vida sin más rencor. - Le pidió encarecidamente Idina. -

- Podrás ser feliz, te lo digo yo que comprendo perfectamente tu situación. ¡He vivido lo mismo! - Intervino Kerria con un talante conciliador e incluso afectuoso.  -

- Lo intentaré - le prometió emocionadamente Michelle aun enjugándose las lágrimas. - ¡Gracias, sois todas muy buenas chicas! Has tenido mucha suerte, Amatista. - Añadió ahora mucho más serena y sinceramente. - Ojalá encontrase yo a unas amigas así.

- Sí - convino ésta a su vez con mucho más sosiego. - Lo sé, gracias a ellas he podido ver las cosas de otra forma.

- Ahora sólo me resta una cosa por hacer, algo que quise tener ocasión de llevar a cabo durante mucho tiempo.- Declaró Michelle mirando fijamente a su interlocutora. -

 

            La aludida se quedó petrificada, si era otro golpe más estaría preparada, se lo merecía. Pero para su asombro y el de las demás, Michelle la sujetó de la nuca y le hizo agachar la cabeza hasta ponerla a su altura, sus labios se unieron a los de ella en un beso, suave en un primer momento y más pasional y cálido tras unos dubitativos instantes. Amatista al principio tuvo el impulso de apartarse pero finalmente se dejó llevar notando la lengua de Michelle dentro de su boca, jugando con la suya de forma pausada. Comprendió entonces que aquello no era motivado por la lujuria ni por ningún ansia sexual, era la manifestación del amor, puro y simple. Y aceptó aquel beso incluso participando activamente de él en tanto abrazaba a esa joven. Al fin su antigua compañera concluyó aquello separándose lentamente y mordisqueándole un labio.

 

- Ahora, he podido expresarte cuanto te quería, Améthyste. Lo que no pude hacer aquella vez. También  te he demostrado antes cuanto llegué a odiarte. Ya me siento realmente en paz.

 

            Todas las chicas estaban tan sorprendidas e impresionadas que ninguna podía articular palabra. La aludida sólo se tocaba los labios atónita todavía, pero sin expresar disgusto ninguno. Incluso parecía sentirse emocionada cuando esbozó una afectuosa sonrisa con sus ojos haciendo aguas. Entonces Michelle al mirarla intervino de nuevo, y lo hizo con aprobación y un tono más amable y animoso.

 

- Veo que realmente has cambiado mucho. Ojalá que nunca tengas que pasar por lo mismo que pasé yo.

- Nunca te olvidaré, Michelle.- Sollozó Amatista abrazándose otra vez a ella con ternura. - Deseo de corazón que logres recuperar la felicidad que yo te destruí.

- Lo haré. Como decís en una de vuestras canciones. Un corazón roto es una lección aprendida - Asintió ella sentenciando convencida. - Puedes apostar por ello.

 

            Se separó del abrazo de su amiga y se dirigió hacia la puerta. Lanzó una última mirada plena de esperanza en su propio destino, llena también de alivio y sentida libertad y se despidió.

 

- Adieu. Ma Chère amie.

 

             Y cruzó la puerta saliendo de la vida de su antigua amiga que, por lo menos, pudo resarcir en gran parte su sentimiento de culpa. Kerria salió un instante después para acompañarla y volvió en un minuto para cerrar la puerta. Por suerte tanto ella como las otras apoyaron a su compañera para que ésta eliminase el último vestigio de culpabilidad. Realmente Amatista había cambiado bastante desde que aquello sucedió. Ahora era mayor, prácticamente adulta y posiblemente menos egoísta y más considerada con los demás. ¡Ojalá que eso le sirviera en sus propios anhelos!, aunque era ahora cuando admitía que quizás no fuese así, y debería aceptarlo. Las demás también habían madurado mucho apoyándose unas a otras y  combatiendo a sus propios fantasmas. De este modo y tras recorrer la ciudad siendo guiadas por su anfitriona, volvieron de París más unidas que nunca. No obstante, a su vuelta enseguida tuvieron que concentrarse en los exámenes. Las chicas los aprobaron no sin dificultad, pues era difícil compatibilizar los estudios con las giras. Pero todas  estuvieron muy centradas en ello…Y el curso terminó para todos. Los chicos estaban ya listos para embarcar. Ya eran primer y segundo teniente respectivamente. Granate era cadete de primera y ya había hecho algunas pruebas con simuladores y posteriormente, dada su habilidad con aviones reales, sin ser todavía alférez. Todo estaba dispuesto, pero restaba una última formalidad. Los muchachos que se graduaban debían recibir sus diplomas. Como no quedaba tiempo para más, Leval lo haría como segundo teniente para completar su formación en la nave. Mazoui sí que iba a poder recoger su despacho de primer teniente. La ceremonia tendría lugar en pocos días. Las familias de ambos y los amigos asistirían al acontecimiento. Mazoui cepillaba su traje de gala en su habitación ante la mirada orgullosa de su madre.

 

- Hijo, yo te lo limpiaré si quieres - se ofreció Karaberasu que aseveró. - Tienes que estar muy elegante.

- Mamá. - Sonrió pacientemente él -  ya tengo experiencia en limpiar a fondo mi uniforme, no te preocupes.

- Lo sé. Pero me hace tantísima ilusión. - Confesó ella  que añadió con visible orgullo. - Ya eres oficial y piloto, lo que siempre habías querido. Todavía recuerdo cuando eras pequeño y jugabas con los aviones que te comprábamos Dorothy y yo.- Remachó con nostalgia. -

- Sí,- suspiró Mazoui con una sonrisa de añoranza. – La abuela Dotty siempre creyó en mí. Como tú, papá y Kat. Os estoy muy agradecido a todos.

 

 Pese a que era poco proclive a mostrar sus emociones el recuerdo de la que fue como una abuela para él le hacía perder su aparente dominio. ¡Cuando su propia madre trabajaba con denuedo para sacarle adelante cuántas veces le había cuidado esa solícita mujer, siempre con amor y cariño maternal! Parecía que todo hubiera sucedido ayer mismo. Recordaba las ocasiones en las que siendo un niño se metía en la cocina para comerse las galletas que ella le hacía. Y la de veces que él le comentaba a la que llamaba abuela Dotty, con todo su entusiasmo infantil, que iba a ser un gran piloto. Rememoraba aquello y admitía casi con incredulidad. 

 

-Mamá, me parece mentira que haya llegado el momento. Y además de eso he conseguido controlar mis impulsos y domino mis poderes que he podido aumentar con el entrenamiento del tío Roy.

-¡Sí hijo, ojalá Dorothy pudiera verte ahora! -Sonrió Karaberasu con una mirada también de nostalgia.-

 

La emocionada mujer recordaba mucho mejor que su propio hijo los desvelos de Dotty para con ella desde que se conocieran. Cuando  siendo una agotada, hundida y embarazada muchacha, llamó a la puerta de aquella buena mujer y así lo reconoció con una enorme dosis de cariño y gratitud.

 

- Para ella siempre fuiste igual que un nieto ¡y te quiso tanto! Cuando yo estaba desmoralizada siempre me decía que llegarías a ser alguien muy importante. Y ya ves, tenía razón, siempre luchó por ayudarte a lograrlo y ahora lo has conseguido. Seguro que te estará viendo desde el Cielo y que se sentirá tan feliz y orgullosa de ti como lo estoy yo.

 

El joven asintió con emoción, solamente ahora podía hacerse cargo por completo de la gran ayuda que representó esa mujer que se volcó con ellos como si fueran la familia que ella misma tenía, pero que apenas sí veía. Cuando Dorothy murió, sus hijos solamente aparecieron por la casa de su madre para reclamar la herencia. Mazoui recordaba como supo que aquella buena mujer había muerto, con ese sentido tan especial que él poseía. Y creía también que el espíritu de Dorothy no pudo irse completamente feliz debido al desamor que sus hijos sentían hacia ella por una trágica equivocación de su pasado. Pero, no obstante, estaba seguro de que pudo elevarse del todo merced al amor que sí le profesaron tanto él como sus padres y su hermana Katherine y que, desde algún lugar, Dorothy le estaría viendo ahora y sonreiría. Con esa certeza, abrazó a su madre, su uniforme estaba listo y lo colgó cuidadosamente en un ropero. Karaberasu sentenció entonces con voz queda, una vez rompieron aquel achuchón.

 

- Ya no creo que me necesites.

 

            Eso sonaba casi a frase de despedida definitiva, aunque quizás únicamente se refería a los preparativos de la ceremonia. De todos modos, el chico se apresuró a añadir con amabilidad.

 

- Tú siempre me harás falta, mamá.

 

            Kalie sonrió al escucharle y le respondió con voz queda.

 

- Ahora ya eres todo un hombre.- Guardó unos instantes de silencio y le preguntó de forma más despreocupada. - Anda, dime una cosa, Mazoui. ¿Has conocido a alguna chica que te guste?

- No últimamente – repuso reflexivamente él. - Si soy sincero durante todos estos años sólo me he preocupado de graduarme y entrenar y no he tenido tiempo. Solamente he salido con alguna en plan de amigos, nada serio.

 

No quiso mencionar algunas que sí le llegaron a gustar realmente pero que entrevieron su otra faceta. Por suerta nadie las creyó, pero una si que huyó de él horrorizada.

 

-mejor no pensar en ello.- Reflexionó con un poso de consternación. -

 

 El vídeo teléfono interrumpió la charla y esos tristes pensamientos con su pitido, Karaberasu lo descolgó, era Beruche. Ésta saludó y acto seguido, le preguntó si había avisado a Cooan.

 

- No, no he tenido tiempo. - Pretextó ésta que efectivamente había estado muy ocupada, de modo que le pidió a su hermana. - ¿Podrías encargarte tú?

- Descuida. - Convino Bertie sin ningún tipo de problemas. -

 

            Cruzaron unas palabras más y Mazoui saludó a su tía, ésta le deseó suerte y se despidieron. Entonces llegó Katherine que traía una estupenda noticia, venía en efecto muy contenta. No tardó en comunicar el motivo.

 

- Mamá, Mazzi, ¡es estupendo! ¿Sabéis? Hemos sido invitadas a actuar en la fiesta que se dará después de la ceremonia de graduación.

 

            En efecto, Katherine había sido la primera en enterarse puesto que la comunicación le llegó vía e- mail a la página Web que creó el grupo cuando comenzó a ganar reputación, siendo ella la que más tiempo dedicaba a consultarla y ponerla al día. Pero eso no fue todo. Ella había mantenido una conversación hacía poco con su madrina Minako. Recordaba haberla llamado y charlaron precisamente sobre esa graduación.

 

-¿Qué tal te va todo, cariño?- Se interesaba su madrina con tono jovial.-

-Estupendamente. La universidad es algo dura, cuando tengo que combinarla con el grupo y mis actuaciones de justiciera, pero lo voy llevando. ¿Tú qué tal? Hace bastante que no actúas.-Quiso saber a su vez.-

-Pues he estado muy ocupada con otras cosas, pero sigo preparando canciones. Puede que en poco tiempo saque disco. Ya veré.

-Me alegro, bueno. Esto…- Y ahora el tono de la joven sonó un poco más apurado, al añadir.- Es que no te llamé sólo para saludarte. Era por si tú podías ayudarme.

-Pues no lo sé. Me encantaría poder hacerlo. Dime que necesitas que haga y ya lo veremos. - Replicó cautamente su interlocutora.-

-Me gustaría muchísimo que nuestro grupo pudiera actuar en la ceremonia de graduación de mi hermano y los primos. –Le desveló la muchacha.-

-Ya, comprendo.- Se sonrió Minako, para meditar durante unos instantes y replicar.- Trataré de mover algunos hilos. Conozco gente en el mundo del espectáculo que tiene amigos poderosos. Y vuestro grupo ha ido subiendo mucho. Sois realmente buenas. Por cierto, nos encantó el homenaje que nos hicisteis en París. Muchas gracias en nombre de todas.

 

            Minako y sus compañeras pudieron ver la retransmisión de ese concierto y sonrieron orgullosas de sus ahijadas y ahijado, claro está. Además, les hizo mucha ilusión que el grupo cantase algunas canciones dedicadas a las Guerreras de la Justicia extraídas de álbumes de la propia ídolo japonesa. En tanto pensaba en ello, Kathy le recordó.

 

-No hay de qué. Es lo menos que os debemos. Además, nuestro primo Granate es un componente del grupo y va a participar en la ceremonia también, desfilando como cadete.

- Sí, mi amiga Makoto está realmente muy orgullosa de él. No para de decírnoslo. ¡Incluso quiere ir a verle! No sé si podrá.

-¡Sería maravilloso si tú pudieras venir también! - Exclamó la joven, para agregar esperanzada.- Si vinierais todas.

-Nada nos gustaría más, pero en mi caso dependo por entero de mis compromisos y otras cosas. Por las otras no puedo hablar.- Afirmó algo enigmáticamente la aludida, para recobrar un tono más dicharachero y sentenciar.- Pero de cualquier manera, veré qué puedo hacer por ayudaros.

-¡Muchas gracias, madrina! - Dijo la chica, con patente entusiasmo.- Te quiero mucho.

-No hay de qué, cielo. - Sonrió Minako, despidiéndose de la muchacha.- Yo también a ti.

 

Y tras colgar, Katherine se sintió esperanzada. Seguro que su madrina las ayudaría. Ahora se acordaba de ella muy agradecida. Y sin perder tiempo había enviado el mensaje a las demás y acto seguido corrió a comunicárselo a su familia.

 

-¡Es fantástico, hija!,- exclamó Karaberasu batiendo palmas de contenta a la par que afirmaba con orgullo. - ¡Tendré a mis dos hijos como protagonistas y todo el mundo podrá ver lo maravillosos que sois!

- Seguro que las miradas irán más dirigidas a ti, hermanita. - Sonrió el chico bromeando con esa aparente seriedad que solía adoptar en los casos en los que invariablemente lo hacía.  - Yo no puedo llevar minifalda.

-¡Oh Mazzi, qué tonto eres!-  Exclamó ella que aparentó regañarle dándole capones con jocosidad. -

 

            Rieron y lo celebraron con júbilo, cuando llegó Mathew  le hicieron partícipe de la noticia y él, muy contento a su vez, decidió invitarles a todos a cenar para festejarlo. Al tiempo que agregaba.

 

-¡Qué lástima que mi madre ya no pueda verlo! Aunque ojalá que mi hermana, vuestra tía Alannah, y las primas, fueran capaces de venir. Bueno, de donde quiera que estén ahora.

 

            El padre adoptivo de Mazoui recordaba que su madre, la abuela de los chicos, había fallecido el año anterior. En lo que respectaba a su hermana y sus sobrinas viajaban cada una por su lado. La arqueóloga se había divorciado y sus hijas ya eran adultas. Una estudiaba en Alemania, la otra en Francia. Aunque al parecer no se sentían demasiado unidas a su prima americana. Ni siquiera fueron a verla al concierto que ésta dio en Paris con las Justices. Y Alannah… en fin. Estaría excavando en algún yacimiento perdido en medio del desierto arábigo o quizás oculto entre la jungla amazónica o supervisando una exposición en vete a saber qué museo…

 

-Sería estupendo, papá.- Afirmó Mazoui.-

 

            En casa de Amatista la noticia de la graduación también ilusionaba a Diamante y Esmeralda. Ambos apreciaban mucho a los chicos, sobre todo a Leval que casi era considerado como un hijo. Y a Granate quien era su sobrino. Diamante mismo ponía en él y en Mazoui muchas esperanzas. En esos últimos años, durante algunas de sus ausencias (que siempre definía como viajes de trabajo) y junto con su hermano Zafiro y otros responsables del proyecto, había ido efectivamente a la misma nave y ultimado los detalles. No dejaba de admirarse de aquel ingenio y de imaginar lo que esos chicos y otros como ellos serían capaces de hacer una vez allí. Aunque por otro lado, tanto a él, como a su esposa, les apenaba que se fueran tan lejos. Por su parte, Amatista lo lamentaba bastante más. Era consciente de que con esa ceremonia Leval daba su adiós a la Tierra y eso la incluía a ella. No tenía muchas ganas de ir. Afortunadamente las otras consiguieron convencerla  cuando fueron invitadas para actuar. Aquello la animó, era una gran oportunidad y no deseaba dejar en la estacada a sus compañeras que tanto la habían apoyado, ni hacerle ese feo a sus familiares y amigos. Sabía que la vida tendría que seguir, y como ella misma cantó en una ocasión, estando todavía en el liceo, el Mundo debía seguir girando, aunque Leval se marchase a la Luna o quién sabe  a qué otro lugar todavía más lejano. ¡Ojalá pudiera llevarla a ella! O por lo menos volviese pronto. Pero no se hacía demasiadas ilusiones respecto de eso. Había escuchado a su padre y a su tío Zafiro alguna vez, en ese último año, conversar de modo informal en casa sobre la larga duración de esos viajes. Hablando de ello como si de una mera teoría se tratase, parecía que no implicaba a nadie eso de vagar durante décadas por el espacio. De hecho, nunca matizaban demasiado ni daban nombres. No obstante, ella tenía bien grabado en su memoria el nombre del chico al que amaba, el de su primo Granate, y el del primo de éste, Mazoui. Pero debía portarse con dignidad y apoyarse en su familia y amigas. Kerria y Kathy, Idina y el propio Granate, (que desfilaría con ellos y por mor de sus obligaciones militares les había dicho que no se uniría a las Justices para cantar), ¡cómo no!, también les echarían de menos. Por eso mismo todas deseaban brindar la mejor actuación de sus vidas.

 

-Daré todo lo mejor que tenga para que al menos te quede un buen recuerdo de mí.- Se decía la entristecida joven.- Uno que no puedas olvidar.

 

            Leval también estaba nervioso por la ceremonia. Él junto con Mazoui y el resto de sus respectivas promociones deberían desfilar al frente de una tropa de soldados y dirigirlos. Pese  a que en los ensayos previos todo marchó bien, hacerlo de verdad sería otra cosa. Sus padres, familiares y amigos estarían mirándoles atentamente. Y después, a los pocos días, llegaría el momento de embarcarse. Se habían estado preparando a conciencia durante los últimos dos años pero por fin había llegado la hora. Hasta ese mismo instante Leval no había pensado en la despedida, era algo que ya afrontaría cuando llegase. Pero el momento ya estaba aquí, a la vuelta de la esquina y entre los preparativos deseaba encontrar momentos que pasar con su familia y amigos, para guardar la máxima cantidad de recuerdos posibles. Eso le llevaba a pensar en Amatista. Desde hacía casi un año su comportamiento con él había cambiado, estaba más distante. Lo cierto es que casi ni la veía. Esa muchacha también tenía sus propias ocupaciones y ya estaba muy lejos de ser aquella cría que llegó de Francia y que se aturullaba con el inglés. Lo recordó con una sonrisa de camino hacia la casa de ella. Tras hablar por teléfono con los padres de la joven iba a  avisar en persona a Diamante y Esmeralda (le dijeron que Amatista no estaba en casa) para que no se perdieran la graduación, entregándoles una invitación oficial. Ambos se lo agradecieron, aunque él creyó notar un poso de tristeza en los Lassart, en especial en Esmeralda que le miraba con ojos llenos de algo que parecía pesar mezclado con cierta dosis de nerviosismo. Pero lo dejó correr, achacándolo a que sentían que él se marchara. Aun así, ninguno de ellos, con su habitual elegancia, comentó nada de eso. Tanto Diamante como su esposa le desearon lo mejor prometiéndole que estarían allí y que Amatista tampoco faltaría. De vuelta en su propia casa se alegró cuando Kerria le contó que todas ellas iban a actuar en la ceremonia. ¡Cuánto deseaba presenciar su concierto!, sólo le quedaba una semana para embarcar y entre los preparativos pudiera ser que no hubiese otra ocasión de estar con ellas. A su hermana la vería en casa, tendrían más tiempo para despedirse, pero quizás no pudiera ocurrir lo mismo con sus primas y menos con Amatista. Volvía a pensar que ahora casi siempre parecía estar demasiado ocupada, entre los estudios y el grupo. Las pocas veces que coincidieron, esa muchacha parecía haber perdido su simpatía y se mostraba mucho más reservada. Sobre todo tras su vuelta de París. Leval  no hizo comentario alguno, pero deseaba que el éxito no se le hubiera subido a la cabeza.

 

-Es ley de vida, se va haciendo mayor y tendrá sus propias metas y sueños que realizar. Deseo que siga triunfando como cantante. Pero que no deje de ser ella misma. - Pensaba él.-

 

            Amatista también meditaba, estaba en su cuarto acostada, pero no podía dormir.  Estaba escuchando una de las canciones que ella misma había cantado.

 

Tumbada en la cama sola

Pensando acerca de cuanto te necesito

¡Oh!, dame otra oportunidad para verte de nuevo

Si solamente hubiese sabido

 

Que iba a ser la última vez que estaría contigo

Te hubiera abrazado y nunca te hubiese dejado ir

 

Y es que a pesar de su determinación a no resultar afectada no podía evitar darle vueltas a la cabeza. ¿Qué haría cuando viera a Leval? Tendría que felicitarle y desearle buena suerte. ¿Sería capaz de despedirse de él sin más? ¿Podría mantener su frialdad? Le había costado mucho aparentarla, al principio no, porque estaba enfadada. Pero luego él se iría y quizás no volviera a verlo nunca…

 

Cariño, sólo ten corazón

Te lo suplico

Déjame mostrarte cuanto te necesito

Cariño, sólo ten corazón

Esto es verdad

 

Echo de menos tu toque

Todavía estoy enamorada de ti

 

Aunque tras su experiencia en París decidió que no podía seguir así. Si el chico debía irse no quería hacer nada que le produjera desazón. De modo que mejor aparentar indiferencia para que él pudiera marcharse sin problemas.

 

Aquí llega un nuevo día

No sé si podré hacerlo

¡Oh!, acabo de darme cuenta que es muy solitario ser libre

Huyendo del dolor

Nunca voy a sacudírmelo

Oh, necesito que me lo quites

 

Cariño, sólo ten corazón

Te lo suplico

Déjame mostrarte cuanto te necesito

 

Cariño, sólo ten corazón

Esto es verdad

Echo de menos tu toque

Todavía estoy enamorada de ti

 

Sólo podía pensar en eso, daba vueltas en la cama sin poder dormir, se sentía como la protagonista de la letra de aquella canción. Había intentado incluso tener una buena excusa, quiso probar a salir con un muchacho de la universidad, un buen tipo, amable y atractivo. Pero nada más saber que la ceremonia de graduación iba a celebrarse todo se le vino abajo

 

Siempre pensé que tendría la sartén por el mango

Pero ahora sé que, en realidad, no soy tan fuerte

Si solamente pudiera hacerte comprender

Te daría el mundo entero sólo por un comienzo

 

Cariño, sólo ten corazón

Te lo suplico

Déjame mostrarte cuanto te necesito

Cariño, sólo ten corazón

Esto es verdad

 

Oyendo estas estrofas recordó cómo no pudo pensar en otra cosa que no fuera.  ¡Es mi última oportunidad!, pero aunque se lo diga, ¿qué cambiaría con ello? ¿Acaso iba a dejar de irse? Pero no puedo permitir que se marche sin saberlo, o ¿debo hacerlo y evitar ponerle en un compromiso?

 

Cariño, sólo ten corazón

Esto es verdad

Echo de menos tu toque

Todavía estoy enamorada de ti

 

Te quiero mucho

Todavía estoy enamorada

 

Así que, realmente apenada le confesó a Roger, así se llamaba aquel moreno muchacho, que no podía salir con él. Con pesar le dijo que no quería hacerle daño, ni crearle falsas ilusiones, porque tenía a otra persona en su corazón, al menos por el momento

 

Te echo mucho de menos

Todavía estoy enamorada de ti

Todavía estoy enamorada de ti

 

(Have a heart. Celine Dion. Crédito a la artista)

 

Estaba muy confusa y debía quitarse las dudas. Y tras terminar de oír esa hermosa canción pensó en lo que acababa de suceder haría unas horas. Cuando el propio Leval acudió a su casa aquella tarde para invitarles a todos, ella lo supo, del mismo modo que la protagonista de esa canción, aunque fuera de un modo tan cobarde.

 

-Dios mío.- Recordaba la joven ahora.- No puedo apartarlo de mi cabeza. Y lo que es peor, tampoco deseo hacerlo…

 

Y es que cuando él llamó por teléfono para avisar de que iría a llevarles una invitación oficial, Amatista les pidió a sus padres que dijeran que ella no estaba, ¡no quería verle ahora!, ¡no podría enfrentar su mirada a la de él!, no se sentía preparada aun. Su madre enseguida comprendió y asintió, su padre seguramente no entendió el motivo, pero no dijo nada e hizo lo que ella le pidió. Cuando el muchacho llegó y le hicieron pasar Amatista pudo observarle escondida. Regresaba de uniforme, directamente de su base, donde ultimaba los preparativos para traer la invitación. Siempre tan amable y tan considerado hasta el último momento. Con ese porte tan espléndido y esa mirada llena de ilusión y directamente enfocada a un objetivo. La chica no pudo evitar que su corazón tronase. Y sentía que, cuando estuviera frente a él, daría rienda suelta a sus sentimientos, ya no importaban las consecuencias. Leval lo disculparía y seguro que no se molestaría, y aunque lo hiciera, ella iba a reventar si no hablaba. Ahora entendía perfectamente a Michelle. En realidad, dentro de su corazón lo había sabido desde siempre. Cuando se ama a una persona es mucho más doloroso aun silenciar los propios sentimientos que recibir el rechazo. Por lo menos, si el otro no te correspondía, lo habrías intentado. Y si lo hiciera, no habría distancia que pudiera separarles. Seguro que él la llevaría consigo aunque Amatista no pudiera volver a su hogar. Si él se lo pedía, ella viajaría a donde hiciera falta para perseguir su sueño. Luchando por su amor, aunque fuera contra la propia Luna y las mismísimas estrellas.

 

-¡Oh sí!- Pensaba ella, trayendo a su memoria una de esas canciones que a él tanto le gustaban, pero adaptándola ligeramente desde su punto de vista.- Iría hasta la Luna y volvería si tú eres mi chico.

 

            Y recordaba aquella vez, en una de esas clases de verano que él le dio, cuando habían terminado, que Leval puso la radio y aquella melodía sonaba. Él joven sonrió y no pudo evitar confesar.

 

-Es una de mis canciones favoritas. Mi padre la ponía bastante cuando éramos pequeños Ky y yo. Recuerdo que la escuché por vez primera en casa de la tía Connie. Ella y el tío Tom la ponían mucho también. No sé por qué, creo que me contaron que mi tatarabuela Kurozuki de Némesis la escuchaba en el futuro. Decían que le recordaba a un amor prohibido que ella tuvo o algo así. El caso es que era muy importante para ellos.

 

-Sí, algo me suena. Creo que en casa la he escuchado alguna vez.- Afirmó la muchacha haciendo memoria.-

 

Y Leval incluso declamó parte de la letra al compás de la propia canción, dejando a Amatista embobada. Desde luego que no lo hacía mal.

 

“Ella se toma su tiempo ideando las razones 
para justificar todo el dolor interno 
Ella cree adivinar por las sonrisas y las miradas en sus ojos 
Que todos tienen una teoría acerca de su resentimiento 


Ellos dicen “Mamá nunca la amo demasiado” 
y, “Papá nunca se mantuvo en contacto” 
Por eso ella se aleja del afecto humano 


Pero en algún reservado lugar 
Ella empaca para irse al espacio exterior 
Y ahora ella espera que venga el adecuado piloto 
Y ella le dirá a él: 

 

Aquel muchacho había heredado algunos tonos de la voz de su padre. Incluso podría haber sido un magnífico cantante de habérselo propuesto. Desde luego, ella se sentía embargada por ese momento, escuchándole, como si de veras pudiera ser conducida a la luna por él, en tanto Leval cantaba..


”Volaría a la Luna y de regreso si tú fueras... 
Si tú fueras mi chico 
Conseguiré un boleto para un mundo 
en el cual nosotros perteneceremos 
Entonces ¿serías mi chico? “ 

 

No puede recordar algún tiempo 
en el que se haya sentido necesitada 
Si el amor era rojo entonces ella era daltónica 


Todos sus amigos habían estado traicionándola 
Y culpándola de crímenes que nunca fueron definidos 
Ella dice, “El amor es como un lugar desértico” 
Alcanzado por la fe humana 


Es como un viaje, es sólo que no tengo un mapa para él 
Entonces chico, sumérgete dentro del agua y 
Cambia tu decisión, guíate 


Manda una señal que ella está desesperada 
Todas sus esperanzas están sobre las estrellas 
Que placentero sueño 

Volaría a la Luna y de regreso si tú fueras... 
Si tú fueras mi chico 
Conseguiré un boleto para un mundo 
en el cual nosotros perteneceremos 
Entonces ¿serías mi chico?”

 

Aguarda

Aguarda…

 

Ellos dicen “Mamá nunca la amo demasiado” 
y, “Papá nunca se mantuvo en contacto” 
Por eso ella se aleja del afecto humano 


Pero en algún reservado lugar 
Ella empaca para irse al espacio exterior 
Y ahora ella espera que venga el adecuado piloto 
Y ella le dirá a él: 

Y ella le dirá a él: 

”Volaría a la Luna y de regreso si tú fueras... 
Si tú fueras mi chico 
Conseguiré un boleto para un mundo 
en el cual nosotros perteneceremos 
Entonces ¿serías mi chico? “ 


(To the Moon & back, Savage Garden. Crédito al autor)

 

Y al terminar él suspiró, con aire soñador y solo sentenció.

 

- ¡Ojalá algún día pudiera volar hasta la Luna yo también, e incluso más allá!

 

Y Amatista no dijo nada. Fue incapaz hasta de articular palabra. ¿Qué podría haber dicho ante algo así? Aquel chico acababa de abrirle su corazón con ese aparente desenfado, mostrando esa sensibilidad que poseía más allá de su apariencia de joven fornido y gran atleta. Aunque Leval enseguida volvió en sí y sonrió disculpándose al verla colorada. El joven malinterpretó aquello y llevándose una mano al cogote alegó que no deseaba entretenerla con sus ensoñaciones.

 

-Lo siento, como cantante soy pésimo. Y encima hago el ridículo ante toda una artista como tú, haciéndote pasar un mal rato. Menos mal que no estaba Ky para reírse de mí.

 

Su asombrada oyente apenas sí pudo negar con la cabeza. ¡Pésimo y hacer el ridículo decía! Aquello le había sonado a ella a música celestial. ¡Hacerla pasar un mal rato! Cuando para la muchacha esos momentos eran poco menos que mágicos. ¡Entretenerla!  Habría estado junto a él todo el día escuchándole sin cansarse de ello. Desde luego, tal y como rezaba la letra de la canción, la joven sabía muy bien quién era el piloto adecuado para ella. Al final, se despidió volviendo a casa y pensando en cuan maravilloso sería si hubiera podido compartir el sueño de ese chico e incluso su vida. 

 

Volaría a la Luna y de regreso si tú fueras... 
Si tú fueras mi chico 
Conseguiré un boleto para un mundo 
en el cual nosotros perteneceremos 
Entonces ¿serías mi chico?”

 

Así cantaba con apenas un susurro. Estaba sumida en estas tribulaciones cuando le sobresaltó el sonido del vídeo teléfono. ¿A esas horas quién podría llamar? ¿Habría sucedido algo grave? Pronto lo sabría. Su madre, que había contestado antes la llamada, la avisó.

 

-Hija, es para ti…

 

Amatista descolgó el teléfono que tenía en su habitación en tanto notaba los latidos acelerados que repicaban en su pecho y fruto de esto, al principio no averiguó de quién se trataba hasta que, ya más calmada, reconoció la voz de Satory


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