sábado, 5 de marzo de 2011

GWB 6. 51 Una fiesta sorpresa

Roy recibió las felicitaciones de sus compañeros, algunos eran veteranos, jugadores a los que el chico admiraba realmente. Había podido conocerlos durante los entrenamientos. En esos pocos días él se había esforzado mucho (o al menos dio esa impresión) siendo muy voluntarioso y humilde, por ello causó buena impresión en general en aquel vestuario que tenía no pocos egos.

-Bien hecho, novato. - Le dijo uno de color, bastante grande y fornido. -

            De hecho, le sacaba a Roy más de dos cabezas. Y era el capitán y jugador más importante. El chico enseguida contestó con tono de humildad.

-Muchas gracias, señor…

            Aunque su interlocutor le cortó con una amplia sonrisa para replicar.

-Llámame Pat, como hacen todos por aquí.
-Sigue encestando así y me quitarás el puesto. - Le animó otro jugador de raza negra, un poco más alto que Roy, de nombre John, que añadió divertido. - Para luego digan que los blancos no saben jugar a esto.
-Bueno, soy más “Play Maker” que otra cosa. - Sonrió el aludido algo apurado. -

            Otro imponente jugador de color, también bastante más alto que él le saludó a su vez, dándole una palmada en la espalda.

-Muy bien, Roy. - Le felicitó. - Has impresionado al Míster y créeme, eso no es fácil. Sigue trabajando así.
-Muchas gracias, Sir Charles. - Sonrió el muchacho sintiéndose realmente bien con aquella catarata de elogios. -

            E incluso el entrenador se aproximó asintiendo a las palabras de los otros jugadores y añadiendo.

-No nos vendrá mal alguien como tú, si mantienes esta constancia y tu esfuerzo, a buen seguro tendrás minutos. Ahora que he tomado las riendas del equipo como entrenador principal, necesito jugadores que sirvan de revulsivo. Tenemos que mejorar.
-Muchas gracias, señor, le prometo que me esforzaré. - Aseveró Roy. - Siempre he sido de los Knicks, haré cuanto esté en mi mano para ayudar.

            Su interlocutor esbozó una leve sonrisa y se alejó, dejando que el chico terminase de vestirse. Al fin Roy salió arreglado del vestuario, se había dado mucha prisa, en menos de diez minutos estaba fuera de la ducha y se vistió lo bastante rápido como para evitar a los primeros reporteros que entraban ya. Al menos eso creyó. Iba a buscar a Bertie y los otros, deseoso de celebrar su magnífico encuentro, cuando varios periodistas que todavía quedaban por allí fuera le abordaron micrófonos en mano y comenzaron a preguntarle entre parabienes.

-Muchas felicidades por su debut, es usted el jugador de la noche.
-Muchas gracias - respondió Roy sorprendido añadiendo con humildad. - Pero no creo que sea para tanto.
-Es usted muy modesto, - le asedió otro reportero inquiriendo a bocajarro. - ¿De qué universidad procede?

            El chico sonreía estúpidamente ante los micrófonos. Esa era una experiencia nueva, aunque quizás debería acostumbrarse a tratar con la prensa.

-De la Golden State College, está a unos cincuenta kilómetros de la ciudad de Nueva York. - Respondió algo cortado. -
-No nos consta que esa universidad tenga equipo en la primera división del Estado. - Le dijo otra periodista que insistió con otra cuestión. - ¿Cómo se dio a conocer? ¿Fue a verle algún ojeador de los Knicks?
-Bueno- explicó el entrevistado. - Jugaba en la liga comercial, hice una prueba y les gusté.
- ¿Qué le parece ser el héroe de la noche? - le preguntó una atractiva periodista rubia y de largas piernas que captaron por unos instantes la admiración del chico. -
- Me parece un sueño hecho realidad, pero hay que seguir trabajando para tener más oportunidades. - Repuso él con una sonrisa de circunstancias. -
- ¿Es verdad que su entrenador le sacó por la insistencia de un grupo de personas que eran amigos suyos? - Quiso saber otro reportero con tono mordaz. -
- ¡Espero que no fuera sólo por eso! - rio Roy añadiendo divertido. - Pero creo que algo hay de cierto ¡ja, ja! Mis amigos pueden ser muy persuasivos cuando quieren.
- ¿Cree que contará con muchos más minutos ahora que ha demostrado sus cualidades? - Insistió aquella hermosa reportera rubia. -
-Eso dependerá del míster. Y como ya dije tengo que recorrer mucho camino todavía y mantenerme a tope. - Afirmó el muchacho con prudente moderación. –
- ¿En quién ha pensado en su debut? - Inquirió otro reportero. -
-Bueno. - Suspiró él, más serio durante unos momentos, para enumerar con creciente emoción. - En mis amigos, en mi novia y sobre todo en mis padres. Ellos no están ya aquí, pero sé que esto les hubiese encantado. Y sé que, de algún modo, me habrán visto jugar.

            Tras unos minutos aquellos periodistas al fin le dejaron salir, ¡ya era hora! No obstante, allí estaban Beruche y las guerreras esperándole. Su sonriente novia se acercó y le dio un largo beso

- ¡Felicidades, eres el mejor!...
-Sí, es cierto. - Convino animosamente Rei ¡Has hecho un gran partido!
- ¡Eres muy bueno! - declaró Makoto con admiración. -
- ¡Y también lo estás! -  Afirmó Minako con humor, mirando a Bertie y añadiendo divertida. - No lo tomes a mal, je, je.
-Estoy de acuerdo con eso. - Respondió ella con una pícara sonrisa sin dejar de matizar -, pero Mina –chan, ¡es todo mío!

            Su interlocutora asintió riéndose, al tiempo que cruzaba miradas con sus otras compañeras, visiblemente divertidas también.

- Has estado muy bien. – Alabó Ami a su vez. Determinando. – Jugaste de forma muy inteligente. No debió de ser fácil controlar tus poderes.
- No, no lo fue. De hecho, fue lo que me resultó más complicado. Por eso perdí el primer balón. Estaba ahí, temiendo hacer algo que no debiera. – Admitió el chico que sonrió sin embargo para añadir. – Pero creo que ahora que he visto cómo hacerlo le tomaré la medida pronto.

            Aunque ahora agradecía a sus maestros en el Más Allá, que le hubieran adiestrado también en eso. El propio Son Goku solía entrenar con él sin recurrir ni a una ínfima parte del poder que realmente tenía.

- ¡Menos mal que así lo hizo, o jamás habría podido ni verle moverse! - Se decía el chico entre agradecido, nostálgico y aliviado. -
- ¡Has estado genial! ¡Ra, Ra, Ra, Roy, Roy y nadie más! – Exclamó entonces Usagi levantando ambos brazos al aire para producir la risa del interpelado y el sonrojo en el resto que miraban hacia el suelo. - ¡Eres el mejor!
- Gracias. – Repuso él con patente buen humor. – Te lo agradezco de veras a ti y al resto.
-Felicidades - terció Mamoru de forma más sobria, sobre todo cuando agregó. - Nosotros queríamos saludarte y darte la enhorabuena, pero debemos irnos ya.
-Vaya, ¿no podéis quedaros? ¡Qué lástima!, quería celebrarlo con todos. - Se lamentó su interlocutor que miró a su alrededor preguntando extrañado. - Pero ¿dónde están los demás?
-Verás, es que también se han ido - le dijo Beruche con aparente indiferencia. - Tenían prisa, pero les hubiera gustado quedarse, ¡ah! me han dicho que les has encantado.
-La verdad, no creí que tuvieran tanta prisa - pudo replicar el muchacho con gesto decepcionado. - Yo quería celebrarlo todos juntos.
-Bueno, aun te quedo yo - sonrió su novia acariciándole el mentón y añadiendo con tono insinuante. - ¿No se te ocurre como podríamos festejarlo los dos solos?
- ¡Uy, uy, uy! - se sonrió Usagi afirmando con malicia. - Creo que ya es hora de marcharnos, chicas. Dejemos que corra el aire por aquí…
-Mira, por esta vez, no puedo estar más de acuerdo contigo. - Terció una divertida Rei. -

Todas asintieron entre risas y se transformaron en sailors aprovechando que la salida estaba desierta. Agarrándose de las manos rodearon a Mamoru mientras se sonreían.

- ¡Adiós! ¡Ya nos veremos! - Corearon todas las chicas teletransportándose. -

            Reaparecieron en una zona apartada del bosquecito que rodeaba el santuario Hikawa. Las chicas se soltaron de las manos y hablaban entre ellas con animación.

-Pues me ha gustado mucho el partido. - Comentaba Rei. -
-Sí. ¡Roy ha estado genial!, por fin ha podido cumplir su sueño. - Afirmó Makoto. -
-Siempre había deseado llegar a ser profesional. Bertie me lo ha contado muchas veces. – Afirmó Ami. - Ahora estaba muy feliz. Se puede ver en sus ojos. Seguro que triunfará. Y ella estaba muy contenta también.
- Pues no me vendría mal que Roy se hiciera famoso. Así me ayudaría a dar el salto a América cuando me convierta en ídolo por aquí. - Declaró Minako con ambas manos unidas a la altura de su barbilla. - ¡Unas fotos con él y menuda publicidad!
-Tú siempre en plan altruista. - Intervino Makoto para sonroja a su compañera. -

            Todas estallaron en carcajadas. No obstante, pese a las risas de las otras sailors, Usagi no se unió a ellas. Su jovialidad y alocada alegría de hacía tan solo unos momentos habían desaparecido. Parecía ser una persona totalmente diferente cuando, junto a Mamoru, se dirigió a sus compañeras.

- ¡Guerreras! – Exclamó con un tono tan serio y rotundo que el resto se calló y le dedicó de inmediato la atención, con rostros sorprendidos más cuando las ordenó. - ¡Escuchad!
- ¿Qué sucede? - Quiso saber Ami percatándose del semblante tan serio que lucían su amiga y Mamoru. -
-Hemos querido respetar la celebración del partido de Roy. Sin embargo, ahora debemos poneros al corriente de algo, algo muy grave…- Replicó el muchacho que adoptó entonces su apariencia de Rey Endimión. -
-Otra batalla se aproxima. Y corremos un peligro aún mayor que en la anterior contra los demonios. - Completó Usagi transformándose a su vez en la reina Serenity. -
- ¡No, otra vez no! - Suspiró Minako bajando la cabeza. -
- ¿De qué se trata? ¿Es que habéis tenido sueños premonitorios otra vez? - Quiso saber Rei. -

La interpelada asintió para ordenarle a la sacerdotisa.

- Usa tus dones y escruta las llamas sagradas. Espero que podrás verlo por ti misma. Pero te lo advierto, no es nada agradable. - Remató con patente consternación. - Te cuidado de no mirar demasiado…

            Las demás guardaron un espeso silencio. ¡No podían creerlo! Si hacía nada que terminaron con esa terrible amenaza para el mundo. Y lo más importante. ¿Qué podría ser todavía peor que aquello? Aguardaron hasta que Rei permutó su uniforme de sailor por sus ropas de sacerdotisa y consultó en fuego sagrado. Prudentemente se mantuvieron a distancia. Al cabo de unos instantes su amiga salió del templo. Estaba pálida y con el rostro desencajado…hasta le caían lágrimas. Solamente pudo musitar con la mirada vidriosa, dirigiéndose a sus soberanos.

- ¿Qué podremos hacer?... ¡es terrible! …es aún peor que la amenaza del silencio. Esta vez estamos perdidos. Nosotros y la Tierra entera.
-Pero ¿Se puede saber qué has visto, Rei? - Pudo preguntar una atónita Makoto. -
-Sí, por favor ¡cuéntanoslo! - Añadió la también perpleja Minako. -
-El mismísimo infierno en la Tierra. - Musitó la aludida. - El fin de la humanidad…y de la esperanza.
-Todavía no. - Intervino Endimión, que les refirió. - Existe una posibilidad.
- ¿Cuál? - Quiso saber Ami que miraba a su compañera Marte y a sus reyes con idéntica preocupación que el resto. -
-Está en América ahora. Esperemos que todo marche bien. - Contestó Serenity dando un largo suspiro, para añadir. - Nosotras debemos prepararnos de inmediato. Hay que convocar a las demás. La defensa del planeta comienza desde ahora…

Sus guardianas asintieron con determinación y se aprestaron a seguir las instrucciones de sus soberanos…

-Veréis, esto es lo que haremos. - Les indicó Endimión.-

            Ajeno a todo aquello entre tanto, en los Estados Unidos, en la salida de los vestuarios del Madison, tras dedicar unos instantes a mirar el lugar vacío que sus amigas habían ocupado hacía tan solo unos momentos, Roy suspiró y le dijo a su novia.

-Pues nada, volvamos a casa y pasemos una velada agradable tú y yo.

            Lo cierto es que ese tampoco era un mal plan. Ella asintió con una amplia sonrisa tomándole de un brazo y fueron a la calle a llamar un taxi.

-Ahora, mi afamado jugador se lo puede permitir. - Sonrió Bertie. -
-Estoy muy contento cubito. ¡Imagínate! Los pesos pesados del equipo me han felicitado. Yo he visto jugar a esos tipos desde que era un chaval. Y ahora estoy compartiendo vestuario con ellos, como uno más.

            Su novia asentía mirándole con una mezcla de orgullo y felicidad. Desde luego que el rostro de su chico lo decía todo. Parecía un crio que hubiera abierto los regalos el día de Navidad.

-Te lo mereces. – Afirmó ella con cariño. -

            Aunque Roy entonces tornó su tono más serio, lo mismo que su expresión, replicando con tinte reflexivo y voz queda.

-No sé. Por una parte, estoy muy contento. Y siento como si hubiera cumplido esa promesa que le hice a mi padre siendo un niño. Únicamente lamento que él y mamá no estuviesen viéndome jugar, igual que habéis estado vosotros, en unas localidades a pie de pista.
-Seguro que te han visto jugar. Tú mismo me lo contaste. Ellos te observan desde ahí arriba. Y no creo que existan unas localidades mejores. - Le sonrió Beruche posando una mano sobre otra de él.-

            Su contertulio asintió, aunque no tardó en añadir, con tinte incluso de auto reproche.

-Gracias, pero no es solamente eso. A veces pienso que soy un fraude. Que puedo estar aquí debido a mis poderes. Si fuese una persona normal no creo que hubiese sido capaz de jugar a este nivel nunca.
- ¡No digas tonterías! - Le rebatió Bertie con tono entre desenfadado y rotundo, para argumentar. - Esos tipos que están contigo tampoco son normales. ¡Son enormes! Jamás creí poder ver a alguien que empequeñeciera al príncipe Diamante, o a alguna de nuestras droidas. Y si ellos no fueran tan grandes tampoco estarían aquí. ¿No es cierto?
-No, bueno…, seguramente no, pero no es lo mismo. - Opuso un atónito Roy. -
-Pues claro que lo es. - Contestó su contertulia alegando. - Piensa que, igual que ellos nacieron con esa herencia genética, tú has nacido con la tuya. Y para ti es incluso más difícil. Ellos pueden esforzarse al máximo de sus posibilidades mientras tú tienes que controlarte y coartar el uso de tus habilidades reales. Podrías ser mejor que cualquiera de tus compañeros y únicamente por tus propios medios.
-Lo sé, - admitió el joven, declarando con el vivo deseo de que así fuera. - Pero únicamente quiero vivir como los demás, contigo, que seamos felices como cualquier pareja normal. Sin llamar la atención por algo que sería tomado como un fenómeno de feria.

            Suspiró recordando muchos cómics de super héroes y mutantes que leyó en su infancia. Muchas veces las cosas no les salían como podría imaginarse. Lejos de ser admirados o simplemente agradecerles sus desvelos por ayudar a la humanidad, eran considerados como freaks y hasta perseguidos. Y él no deseaba eso en absoluto, y menos para la mujer a la que amaba, quien precisamente le sacó de esos inquietantes pensamientos con una sonrisa y la siguiente declaración.

-Lo vamos a ser, nos hemos ganado la felicidad. Estoy segura de que así será.

Él asintió deseando creer eso con todas sus fuerzas. Al fin llegó un taxi, subieron al vehículo y volvieron al chalet. Esta vez el conductor les era desconocido y se mantuvo ajeno a ellos y por el camino pudieron seguir hablando del partido.

-Has estado realmente bien - le alabó Beruche, que preguntó más o menos lo mismo que Mercurio, también para derivar la charla a donde le interesaba. – A propósito de lo de antes. ¿Te ha costado mucho controlarte? Seguro que no.
-La verdad, como le dije a Ami, es que al principio estaba algo nervioso, - confesó él. - Quería reprimirme tanto que no daba una, pero después me fue fácil.
-Bueno, ahora relájate, cuando lleguemos a casa verás como lo pasaremos muy bien. - Le prometió ella. – Y no te tendrás que reprimir en absoluto, ¡ji, ji, ji!…
- ¡Uhh! - Sonrió pícaramente el muchacho, exclamando con jolgorio en tanto la acariciaba - Es verdad. ¡Esta vez no tengo que jugar ningún partido y pienso resarcirme por lo de ayer, nena!

            Su novia se rio divertida y más que animada. Roy le agradecía aquel apoyo incondicional y sobre todo que creyese en él. La amaba muchísimo y se lo iba a demostrar. Por fin llegaron a casa, bajaron del taxi y pagaron dando una propina muy generosa. Anduvieron despacio hasta la entrada entre besos y caricias cada vez más encendidas. Beruche abrió la puerta e indicó a Roy que entrase, la casa estaba a oscuras. Él la abrazó y comenzó a besuquearla otra vez, ahora además tratando de quitarle la ropa. En ese instante las luces se encendieron y de pronto el asombrado chico se vio rodeado de todos sus amigos que comenzaron a felicitarle. Al unánime grito de…

- ¡Sorpresa!

Eso sí, dejándoles avergonzados tanto a él como a su novia al ser sorprendidos en los preliminares.

- ¡Felicidades Roy! ¡Tío, ha sido un partido magnífico! – Le dijo Diamante con gesto risueño. -
-Sí, oye, lamentamos interrumpiros, por nosotros no os preocupéis, ¡podéis seguir! - rio Zafiro moviendo los brazos con humor, como si estuviera incitándoles a continuar. -
-Creo que la mejor fiesta sería dejarles solos, ¡seguro que no se iban a aburrir! - Añadió Esmeralda entre las risas de todos. -
-No tengáis tan mala idea, - les regañó Bertie todavía algo colorada y con una risita de complicidad. -  Después de todo me ha tocado a mí engañarle.
- ¡Oye, como que engañarme! - Exclamó Roy sorprendido a la par que aseguraba. - ¡Pues no te lo estabas pasando poco bien, cubito!, ya te tenía derretida.
-Las mujeres sabemos actuar muy bien, - replicó ella entre risas. – Así que no te creas tan irresistible, ¡ji, ji, ji!
- ¡Vaya con mi hermanita! - Se rio Petz. - No sabía que fueses tan lanzada.
- ¡Oh, basta ya!, ¡dejad de meteros conmigo! - Le repuso Beruche de nuevo visiblemente colorada. -

            El resto de los presentes se tronchaba de risa y fue Ail el que pudo intervenir arengando a los demás.

- ¡Vamos a celebrarlo como se merece! ¡Sacad las botellas de champán que hemos traído!
-Creía que os habríais marchado, ¡debo reconocer que me habéis engañado bien!,- se sonrió Roy muy contento de que así hubiera resultado y exclamando jocoso. - ¡Vaya una panda de sinvergüenzas!
- ¿Cómo te íbamos a dejar sólo después de este gran acontecimiento? - Le respondió Nephrite con pretendida seriedad, aunque guiñándole un ojo para remachar jocosamente. - Sobre todo pudiendo montar una fiesta.
-Eso desde luego. - Agregó Ail. - ¡Vamos a pasarlo realmente bien! En otra fiesta de la victoria.
-Bueno, no ha sido contra los demonios, ¡pero vencer, se ha vencido igualmente! - Añadió un divertido Zafiro. -

            El resto se rio y no se hicieron de rogar, comenzando de inmediato con la fiesta, se divertían descorchando botellas de champán, bebiendo y comentando las incidencias del partido. Sobre todo, lo relativo a sus aclamaciones hacia el banquillo y sus desaforadas peticiones al pobre entrenador de Roy. Él les dijo entre carcajadas.

- ¡Un poco más y hubierais conseguido que me echara antes de debutar!
-De eso nada. Todo estaba muy bien calculado. - Le rebatió Amanda con una sonrisa. -
-Sabíamos de sobra que no podría resistirse a una petición hecha por unas mujeres como nosotras. - Agregó Esmeralda con regocijo, levantándose el pelo en un pose sexy - ¿A qué no?
-Es que nadie podría resistirse a eso. - Opinó Diamante sujetándola por detrás con sus manos en la cintura de la chica que se rio en su clásica forma atronadora, para dolor auditivo del resto. -
- ¡Perdón!, se me ha escapado. - Enrojeció ella al darse cuenta de su desliz. -

Pero en ese ambiente tan jovial nadie se lo tomó en cuenta y siguieron con toda clase de bromas entre ellos.

 -Bueno, si antes no había quien aguantase al tipo éste, veréis ahora. - Se reía Diamante dándole una colleja al homenajeado. -
-Sí, en eso mi hermano tiene razón. ¡Anda que no vas a presumir! - Terció un divertido Zafiro. -
- ¡Bah!, no te creas, yo ya era increíble antes de esta noche. - Se reía el aludido a su vez. -

Sus interlocutores se tronchaban de risa con él.  Tom en cambio estaba algo serio, miraba con insistencia por las ventanas esperando que llegase Leval. Cooan se dio cuenta de que estaba muy reservado y se acercó a él haciendo un pequeño aparte del bullicio general.

- ¿Qué te pasa, cariño? Te noto ausente desde ayer.
-Nada, han sido unos días largos supongo, tengo mucho en que pensar, nuestro futuro y todo eso.
-A mí no puedes engañarme, te conozco. -  Replicó su novia con un tono de dulce reprobación. - Hay algo concreto que te preocupa.
-Espero visita. - Le desveló enigmáticamente él. - Alguien que tiene algo importante que decirnos.
-Pero ¿de quién se trata? - Quiso saber la joven, ahora con gesto de sorpresa. -
-Eso no puedo decirlo yo, deberá ser él quien nos lo revele cuando lo considere oportuno. Pero, tranquila, está de nuestro lado. - Afirmó tratando de parecer despreocupado. -
- ¿Entonces, tú ya le conoces?,- le inquirió Cooan. -
-Sí. - Admitió el muchacho - ¿Recuerdas cuando estábamos en el camping y notamos que alguien nos observaba? Era él, habló conmigo antes de marcharnos.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes?,- le preguntó ella algo molesta y sobre todo extrañada de esa actitud tan misteriosa. - ¿Qué te contó para que estés así?
-No podía, confía en mí, por favor. Es algo muy importante. - Le pidió Tom con una mirada incluso suplicante. – Pero aun no puedo revelarlo.

            La interpelada solamente pudo asentir en silencio. Algo muy serio debía de estar pasando para que su novio se comportase así. No obstante, por extraño que le pareciese, se abstuvo de hacer alguna otra pregunta puesto que entre tanto Roy se había acercado hasta ellos. Venía arrollador, con un óptimo humor y deseoso de que sus apartados amigos participasen en la fiesta.

- ¡Eh, Tommy muchacho! ¿Qué te pasa, compañero? Ven a divertirte con nosotros. ¡Vamos Connie, tú también!
-Sí, ahora voy. - Le dijo su amigo que observó una silueta moverse en las afueras, no pudo distinguirla bien, pero supuso que se trataría de Leval y repitió. - Vale, enseguida voy, pero antes me pasaré por el servicio.
-Ya sé porque estás tan serio. - Rio Roy palmeando su espalda y dirigiéndole una mirada cómplice a Cooan. – ¡Ja, ja!, tantos perritos calientes se te han indigestado ¿eh tragón? ¡Ja, ja! ¿O que estáis planeando ausentaros a otro sitio más privado? ¿A que sí, Connie? ¡Anda que no me has espabilado a este paleto de Kansas!
           
            Ella esbozó una tímida sonrisa de circunstancias y su amigo lo tomó por azoramiento. También Tom sonrió tímidamente y se dirigió al baño, Cooan le miró con preocupación. Roy, decidió que era mejor dejar a esa parejita a su aire y volvió con los otros para seguir divirtiéndose. Sin embargo, su amigo, llegando al baño pasó de largo y salió del chalet, su novia le siguió. Una vez fuera, el chico miró en todas direcciones buscando a Leval. La voz de éste se escuchó tras él, convertida en un susurro.

-Tom, estoy aquí, lamento el retraso.
-Hablarás con ellos ahora. - Le respondió el aludido girándose hacia él. -
-Prefiero esperar a que terminen con la fiesta, ahora no creo que me hicieran mucho caso. - Le rebatió prudentemente el chico. – Y tampoco se la quiero amargar. Ya tendrán bastante de eso después.

            Cooan escuchaba atentamente escondida entre unos setos, con los reflejos de las luces de la ventana podía ver algo al muchacho y lo encontraba muy parecido a Roy, hasta su voz era similar. Incluso hubiera jurado que era él de no ser por que le veía dentro de la casa bromeando con Diamante y Nephrite. Pero ese chico seguía hablando, tenía un tono tirante, envarado y se le notaba nervioso, y ella no quiso perder ninguna de las palabras de aquel extraño.

-El problema es que ninguno deberá saber quién soy yo en realidad. Tú eres el único al que puedo revelárselo, porque eres el único que sobrevivirá. - Al oír eso la chica ahogó una exclamación. - Entre tú y yo, debemos evitar el horrible destino que le aguarda a este mundo.
-Está bien. - Asintió su interlocutor. - Volveré dentro y le pediré a Roy que salga un momento. Así podrás hablar con él tranquilamente, ¿te parece bien?
-Sí- asintió Leval con tono agradecido y más reconfortado. - Es una buena idea.

            Tom le hizo una seña de que esperase y volvió a entrar. Cooan decidió permanecer escondida.  Su novio entre tanto se dirigió hacia Roy y le dijo con un cuchicheo.

-Oye, necesito que vengas fuera un momento, hay alguien que quiere hablar contigo.
- ¿De quién se trata? ¿Es algún admirador? - se rio éste con regocijo fruto quizás de una dosis poco moderada de champán. - ¡Vaya! ¡Con que rapidez vienen!
-Es algo muy importante Roy, el destino del mundo depende de ello. - Le insistió su interlocutor ahora ya con su auténtica cara de preocupación. -

Ya no podía dominar la tensión que le recorría e incluso agarró a su compañero de un brazo tratando de reclamar por entero su atención que ya se dispersaba otra vez hacia la celebración. Roy se dio cuenta de que su amigo no bromeaba. Algo grave le pasaba porque no solía actuar de esa manera, él mismo decidió dejar las chanzas para después y adoptó una expresión más seria para preguntar.

- ¿Qué es lo que ocurre, amigo?
-Ven conmigo y lo verás - repuso tajantemente Tom dirigiéndose hacia fuera. -

            Roy fue tras de él, dominado por la curiosidad y una creciente inquietud. Beruche que conversaba con Ann y Esmeralda se extrañó de verlos salir.

- ¿A dónde irán esos dos? - se preguntó en voz alta. -
-Vete tú a saber - sonrió Annie sin darle importancia, conjeturando divertida. - Será otra de sus gracias.
-Seguro que esos dos traman algo. - Se sonrió Esmeralda compartiendo esa suposición. -

            Tom guió a su amigo al jardín, una vez allí, Roy miró, pero no descubrió a nadie. Se giró hacia su compañero y le dijo con sorna.

- Conque algo importante para el destino del mundo, ¿eh? Más bien creo que se trata de otra broma de todos vosotros, capullos, ...
-No es ninguna broma Roy - le replicó entonces una voz desconocida a su espalda, haciéndole girarse. -
- ¿Quién eres? No te conozco, ¿verdad? - Inquirió éste visiblemente sorprendido. - ¿Qué es lo que quieres?
-No, no me conoces, - sonrió Leval negando con la cabeza y declarando con tono amable- , pero yo a ti sí. Tengo algo importante que contarte, algo muy importante para el futuro.
-Ya, seguro que eres de los Knicks - conjeturó Roy sonriendo aliviado. - ¿Queréis hacerme un contrato más largo? ¿O acaso eres un vendedor de seguros?
-Hablo en serio. - Respondió el muchacho ahora tornando su afabilidad inicial por otro tinte más seco para desvelarle. - Yo soy como tú, pues pertenezco a tu misma raza de guerreros del espacio.

            Aquellas palabras no le sonaron nada bien a Roy, estaba claro que ese tipo sabía demasiadas cosas y eso solamente podría ser si alguien le hubiera informado, y ya tenía la sospecha de quienes habían sido.

-Así que eres uno de esos tipos del gobierno ¿eh? - replicó visiblemente molesto. - Seguro que quieres sonsacarme información, ¡olvídalo, amigo! - Sentenció con brusquedad y miró a Tom con gesto de reprobación para reprocharle. - ¡Y tú, me parece mentira que estés también detrás de esto!
- ¡Debes creerle, Roy! - le pidió su amigo con el semblante bastante preocupado. - Lo que te dice es cierto…
- ¡Ya está bien de tonterías por hoy! Me vuelvo a casa. - Le cortó su interlocutor  enfadado por esa estúpida argucia para tratar de sonsacarle.-

 Aquel era un día de fiesta, el más importante para él desde hacía mucho tiempo y tenían que estropeárselo de este modo. Y encima su mejor amigo había sido cómplice de ello. ¿Cómo se habría dejado convencer?

-Quizás le hayan amenazado de algún modo, sí. Eso debe de ser. - Mascullaba el indignado muchacho. -
-Por favor, Roy. ¡Espera! - Le pidió Tom con tono desesperado. - Escucha lo que este chico tiene que decirte…Hazlo por mí.

            Su amigo se detuvo ahora, observando con incredulidad a su interlocutor y a ese extraño joven. Movió la cabeza y al final, tras suspirar, finalmente condescendió.

-Más vale que sea algo rápido y que no me ponga de peor humor, amigo…suelta lo que sea…
-Muy bien, pero créeme. No te gustará…pero es la verdad. - Replicó ese muchacho.-

            Mientras tanto Diamante y los otros miraban por la ventana y descubrieron a los tres charlando, aquello les pareció extraño, ¿y si estaban preparando alguna gamberrada?

- ¡Eh, vamos para afuera! - sugirió Zafiro al hilo de esa sospecha. - Seguro que están tramando algo.
- ¡Sí, venga! - convino Ail - conociendo a Tom y a Roy querrán gastarnos alguna broma.
- Lo que no sé es quién será ese tipo. – Comentó Nephrite señalando a Leval. – No me suena de nada.
- Alguno de sus amigos del equipo, quizás. – Conjeturó Diamante indicando a los demás. – Vamos a averiguarlo antes de que se nos adelanten y nos preparen alguna de las suyas.
-Sí- Afirmó el extraterrestre. - Les ganaremos por la mano.

            Los cuatro salieron y las chicas, como no podía ser de otra manera al percatarse de aquel éxodo masivo, les siguieron con curiosidad. Llegaron todos en tanto Leval decía con expresión grave.

-No me dejas otra salida que demostrarte lo que digo. Sé que tú, puedes convertirte en súper guerrero, ¡hazlo! - Le espetó dejando de lado la delicadeza. -
- ¿A caso me vas a obligar?- Le respondió Roy con cara de pocos amigos añadiendo con determinada indignación.- Si queréis experimentar conmigo lo vais a tener claro, amigo.

            El muchacho no replicó a eso, parecía no saber que decir. Los demás se miraban interrogativamente unos a otros sin entender que estaba sucediendo allí. Por las caras y los tonos de voz de sus amigos y de ese chico no parecía tratarse de una broma, pero como no se fiaban plenamente optaron por mantenerse al margen. De todos modos, Roy se cruzó de brazos añadiendo con ninguna amabilidad.

-Te sugiero que te vayas. No necesito transformarme en súper guerrero para darte una paliza.

            Entonces aquel chico esbozó una sorprendente sonrisa, quizás fuera un desafío, aunque fue más extraño cuando simplemente dijo.

-Ojalá fuera así. Diría mucho a favor tuyo. Sin embargo, no creo que pudieras conmigo a no ser que emplearas toda tu fuerza.

            Todos le miraron como si estuviera loco, el propio Roy le observaba desconcertado. ¿Qué clase de demente era aquel? Y, sobre todo, ¡como había logrado que Tom le ayudase! Volvió a pensar que quizás habían obligado a su amigo bajo amenaza. ¡Claro! Ahora le encajaban las piezas. Roy dirigió la vista hacia éste como si pretendiera recibir alguna silenciosa confirmación, pero lejos de ello, su compañero le insistió, rogándole casi en tono desesperado.

-Por favor, haz lo que te pide. Te aseguro que no es para nada de eso. Se trata de un asunto muy importante.
-Dime. ¿Acaso este tipo os amenazado a Connie o a ti? Le romperé la cara en un segundo si se ha atrevido a hacer eso. - Sentenció con tono de pocos amigos.-

 Pero antes de que el interpelado pudiera replicar Cooan salió entre los setos y para asombro de los demás, se sumó a la petición de su novio.

-Sí Roy, hazlo, por favor...es muy importante.
- ¿Qué está ocurriendo aquí? - Intervino Bertie interrogando a su hermana con la mirada, aunque ésta se limitó a mantener la suya sobre Roy. –
-Esto es de lo más raro. - Comentó Esmeralda en voz baja a Petz. -

Ésta asintió igualmente sorprendida para preguntarse en voz alta

-No entiendo nada. ¿Quién es ese?

            En ese momento Annie se quedó pálida. Miraba a ese chico y recordaba aquella tirada de cartas que hiciera. Ahora era incapaz de hablar. Ante ella lo veía con toda claridad. Como si, en efecto, se hubieran abierto dos posibles caminos a distintos futuros.

- ¿Estás bien, cariño? - Quiso saber Ail que posó ambas manos sobre los hombros de la joven. -
-Roy, escúchale. -Fue capaz de decir entonces la chica. - Te lo ruego…es de vital importancia para todos.

            Diamante miró alternativamente al grupo de ese extraño muchacho, Tom y Roy y a la inquieta Annie. También preguntó con gesto de estupor.

- Pero ¿qué está pasando aquí?
-Bueno. - Terció Nephrite con ánimo conciliador y más reposado que sus amigos. - Creo que lo averiguaremos pronto.

             Lo cierto es que todos deseaban enterarse de lo que allí sucedía. Fuera lo que fuese debía de tener bastante importancia.

-Está bien. Si con eso me dejas tranquilo. - Cedió finalmente Roy, tan intrigado ya como los demás por el propósito de ese desconocido. - ¡Apartaos!

Y tras dar esa orden concentró energía elevándola cada vez más ante las expectantes caras del resto de sus amigos y de ese misterioso muchacho que le observaba con un tremendo interés.

-Ahora podré calibrar tu auténtico poder. - Pensaba el chico. -

Por su parte, Usagi y Mamoru no tardaron en pedir consejo a las altas instancias. Primero llamaron a las sailors del espacio exterior. A través del comunicador fue Haruka quien atendió la llamada.

-Hola. ¿Qué tal, cara bonita? - Sonrió al verla. -

            Sin embargo, esa sonrisa enseguida se extinguió en su rostro al ver el semblante de su interlocutora.

- ¿Qué ocurre? - Quiso saber la guerrera Urano ya con seriedad -
-Tenéis que poneros en estado de máxima alerta. - Les ordenó Usagi. - Supongo que Setsuna os informaría de lo sucedido en el portal espacio- temporal…
-Algo nos ha comentado sobre alteraciones del tejido espacio- tiempo. - Admitió su sorprendida contertulia. - Pero…
-Aquellos exploradores, si quedó algo de ellos o de sus naves, necesitamos que se analice. Cualquier cosa que halléis enviádsela a la división de la Masters Corporation. - Intervino Mamoru. -
-Así se hará. - Asintió la sailor con tono más serio. -
-Y Haruka. - Le pidió Usagi antes de cortar, sonriendo ahora, aunque de modo tenue. - Dales muchos recuerdos a las demás…
-De tu parte. - Pudo sonreír la interpelada ahora, cortando la comunicación. -
- ¿Y ahora? - Inquirió Mamoru. -
-Tenemos que hablar con alguien. - Repuso su interlocutora mirando hacia arriba. -

El joven asintió. Al poco ambos se trasladaron al Cielo a visitar a Landar. Éste escuchó lo que le refirieron y su gesto se tornó grave al declarar.

-Una alteración espacio- temporal se ha producido. Esto no debería ser así.
-Fuimos informados por nuestras guerreras exteriores. - Le explicó Mamoru para querer saber a su vez. - ¿Hay algo que puedas decirnos tú?...
-Sería interesante que hablaseis con Son Goku y los suyos. Ellos podrían contaros más. - Le respondió el mago. -
-Hablaré con ellos. - Convino Usagi. -
-Como tú desees. - Concedió Landar haciendo aparecer ante la pareja una puerta de marco dorado. – Y, Serenity...- Agregó el mago con tono concernido. - Hay algo más.
- ¿Qué sucede? - Inquirió la interpelada, queriendo saber con una mezcla de extrañeza e inquietud. - ¿Qué podría ser peor que esto?
-Algunas cosas no están sucediendo como debieran. El tejido espaciotemporal se ha visto muy alterado, y esto que está ocurriendo ahora no es sino una anomalía más.  No sé si la más grave, pero desde luego que es la más urgente.
-En tal caso, ya nos hablarás del resto cuando nos ocupemos de esta. - Declaró Mamoru. -

            Su interlocutor asintió. De hecho, Landar no sabía si estar más preocupado por esta nueva crisis o por otra cosa que había percibido. Como si la esencia de un mal que había pensado derrotado y erradicado hacía tiempo volviera a manifestarse. No obstante, de un modo atenuado.

-No debería estar aquí. Ni tampoco tendría que estar sucediendo esto. - Pensó. -

            No obstante, ya no quiso distraer a Serenity y a Endimión de lo que más prisa requería. Estos inclinaron levemente sus cabezas a modo de despedida y se introdujeron en por esa puerta.

- ¿Crees que Son-kun podrá ayudarnos? - Preguntó Serenity a su futuro esposo. -
-Esperemos que sí. No tengo ni idea de a lo que debemos enfrentarnos. -Admitió su interlocutor. -

            Entre tanto, las sailors del espacio exterior se habían reunido. Haruka pudo contactar fácilmente con Michiru, su compañera estaba cerca, de hecho, haciendo algunas compras. Al volver al apartamento en donde se alojaban, incluso dejó unas bolsas sobre el sofá, comentando distendida.

-Mira lo que he comprado.  Es una colección de primavera de Modas Deveraux. Nuestra amiga Alex se ha superado. Y hasta he traído algo para ti y las otras. ¡Para que no digáis que me olvido de vosotras!

            Aunque el gesto de su pareja enseguida le hizo ver que sucedía algo. No tardó en preguntarle con un tono más serio.

- ¿Va todo bien?
-Tenemos que avisar a las otras. Órdenes de los soberanos. - Replicó lacónicamente Haruka. -
- ¿Qué ocurre? -Inquirió Michiru con preocupación. -
-No lo sé exactamente, pero el tono de la reina Serenity no admitía dudas. - Le contestó su interlocutora. -

            Y el hecho de que dijese reina Serenity y no Usagi era de por sí bastante revelador. Michiru asintió contactando de inmediato con Setsuna. Aunque para su sorpresa su compañera estaba a pocos metros ya de la casa.

-He venido en cuanto he podido. - Afirmó Plutón, declarando con visible inquietud. - Algo muy grave ha sucedido. El tejido espaciotemporal ha sido atravesado y podría haberse producido una gravísima paradoja temporal.
-Eso ya nos lo dijiste. - Comentó Michiru. -
-Pero es que he percibido que va en aumento. Como si una gran falla en la estructura se estuviese abriendo. - Añadió Setsuna cada vez más preocupada. -

            Haruka les contó entonces las instrucciones que había recibido de sus soberanos.

-Tenemos que avisar a Hotaru. - Dijo Michiru. -
-No hay tiempo. - Replicó Setsuna. - Hemos de partir de inmediato hacia Hokkaido.

            A sus compañeras les sonó paradójico que fuese precisamente ella quien dijera eso. La guardiana del tiempo comentando la falta de este para dar premura a su actuación.

-Iremos en helicóptero. Nos han dejado uno para este tipo de emergencias. Ya sabéis, ese tipo. - terció la guerrera de Urano. -

Las tres se apresuraron a salir, Haruka se ocupó de conducir su deportivo amarillo a gran velocidad hacia el helipuerto que tenían asignado. Al llegar subieron sin perder ni un segundo y la diestra piloto Urano despegó de inmediato.

- ¿Y qué se supone que tenemos que buscar? - Quiso saber Setsuna. -
-No tengo ni idea. - Confesó Haruka. -Pero supongo que al verlo lo sabremos.

Por su parte, Serenity y Endimión caminaron por una extensa planicie inmaculada. Allí pudieron ver a sus amigos entrenando como de costumbre. Se quedaron durante unos instantes observando sus evoluciones, aunque no pudieran distinguir más que un par de manchas que se movían a una increíble velocidad. Al fin y de repente dos familiares individuos aparecieron a su lado. Uno de ellos, con el pelo moreno y encrespado, apenas algo más alto que la propia Usagi, les saludó con sequedad.

- ¡Vaya! ¿Cómo vosotros por aquí? Os hacía en vuestra dimensión.
-Me alegra verte, Vegeta-san. - Sonrió ligeramente Usagi que agregó imperturbable. - Dale saludos a tu esposa.
-Hola. - Les dijo por el contrario el otro, con tintes mucho más joviales. -
- ¿Qué tal Son Goku-san? - Sonrió Mamoru. -
-Bien, estábamos matando un rato el tiempo. ¿No es verdad, Vegeta? Como tampoco podemos matar ya otra cosa.

            El interpelado no respondió a esa ocurrencia, se limitó a cruzarse de brazos mirando con severidad a los recién llegados.

-Decid de una vez qué se os ofrece. Desde luego no vendríais por aquí de no mediar algún asunto serio. - Inquirió el príncipe de los saiyajin, preguntando de seguido. - ¿Es por algo relacionado con nuestro linaje? ¿Eso que el mago nos comentó?
-No es eso que tú crees. Al menos, no todavía. Pero tienes razón, es por algo serio. - Respondió Serenity ya sin dar pábulo a la jovialidad al añadir. - Veréis, he tenido algunos sueños premonitorios, y no han sido precisamente agradables.
- ¿Cómo la vez anterior? - Inquirió Son Goku, mostrándose más concernido ahora. -
-Peor. Muchísimo peor.  - Suspiró su contertulia. -

            No tardó en referirles a sus oyentes aquello. Tras unos momentos de incómodo y esposo silencio, fue Vegeta quien tomó la palabra para sentenciar.
           
-Solamente puedo deciros una cosa. Hablad con mi hijo Trunks.
-Sí. - Convino Son Goku. - Él tuvo que enfrentarse a algo parecido. De hecho, vino a advertirnos.
-Así lo haremos. - Contestó Usagi que sonriendo nuevamente añadió. - Saludad a vuestras familias.
-Sí, de vuestra parte. - Masculló Vegeta que ya comenzaba a impacientarse, deseoso de proseguir con su adiestramiento. -
-Y tú, Son-kun… a ver si me invitas a una de esas tartas, todavía me las debes…-Dijo Usagi tratando de sonar más desenfadada, aunque con escaso éxito. -

            El aludido se llevó una de sus manos al cogote y se rio afirmando algo azorado…

-Sí, es cierto, lo olvidé…pero lo prometido es deuda, pásate cuando todo esté resuelto.
-Esperemos que seamos capaces de resolverlo. - Suspiró Mamoru ahora. -
-Confío en vosotros y en vuestros amigos. - Aseveró Son Goku, exclamando con más jovialidad. - ¡Vamos Usa-chan! Tú no te rindes nunca. Ni tú tampoco, Mamoru. Estoy seguro de que demostraréis lo mucho que valéis una vez más.

            Aquellas amables y sinceras palabras les levantaron el ánimo. Ese tipo era admirable, siempre mantenía el optimismo y se crecía ante los retos, sin importar lo difíciles y trascendentes que fuesen. Y era también un libro abierto, siendo tan franco en sus comentarios como valeroso a la hora de plantarle cara a la adversidad. De hecho, él había salvado su mundo en su época en varias ocasiones. Incluso se rumoreaba que contribuyó a preservar su universo entero, viéndoselas hasta contra algunos seres considerados dioses. Usagi y Mamoru no estaban muy al tanto de eso. Quizás se lo preguntasen en otra ocasión.

-Muchas gracias, amigo. - Asintió la interpelada. -
- ¿Esta vez intervendréis u os limitaréis a mirar hasta que se ponga interesante? - Terció el príncipe de los saiyajin. -

            Aquel tono sonó algo insolente, pero conociendo a ese arrogante individuo no quisieron darle importancia. Por el contrario, eran conscientes de que, para la escala de comunicación social del príncipe saiyajin, eso había sido hasta una pregunta amistosa.

-Ahora sí que participaremos desde el primer momento. - Le aseguró Usagi que agregó ya más seria. - Si nos disculpáis, gracias por todo, tenemos que buscar a tu hijo. Gracias por vuestra ayuda, Vegeta-san, Son-Kun.

            Sus interlocutores asintieron desapareciendo de allí para retornar a sus entrenamientos. La pareja se encaminó más adelante y al fin encontraron a un chico de pelo morado, vestido con una cazadora vaquera que les aguardaba… Fue Mamoru quien, con tono dubitativo, le inquirió…

- ¿Trunks-san? ¿Eres tú?

            El joven sonrió asintiendo, para matizar.

-Sí, al menos el Trunks que buscabais. Landar me ha comunicado telepáticamente vuestro problema. Os diré todo lo que queráis saber. Confío en que eso os ayude…
-Muchas gracias. - Afirmó Usagi ahora con una sonrisa más amplia, para declarar. - Te escuchamos…

            Y así fue, aquel muchacho les contó su propia experiencia y les dio todos los detalles posibles. Desde luego fue un relato aterrador en muchos momentos, pero sumamente útil. Cuando concluyó, el chico les dio un postrer consejo.

-No os confiéis, las cosas podrían variar. Si alguien llega desde el futuro a tratar de evitarlo desencadenará paradojas y alteraciones por su mera presencia. A mí me sucedió.
-Lo tendremos en cuenta. Te lo agradecemos. - Repuso Mamoru. -

            Por su parte, Landar estaba agarrado a un largo bastón de madera. Parecía meditar y estar comunicándose con alguien que no estaba presente allí, pues musitaba con los ojos cerrados.

- ¿Acaso has decidido variar las cosas una vez más? bien. Eso le dará más estabilidad al devenir de los acontecimientos. Si es que todo discurre como debe…Ellos harán lo que deban. Lo sabes tan bien como yo. Pero tenemos que ser cuidadosos. El equilibrio podría alterarse…Supongo que sabes lo que haces…Muy bien…

            Dejó aquella extraña conversación con quien quiera que fuese para despedir a Serenity y Endimión. La joven, antes de marcharse, quiso preguntarle una vez más.

- ¿Qué era eso otro que tanto te inquietaba?
-Creo que será mejor que lo sepáis cuando hayáis superado esta nueva amenaza. - Declaró el mago. - No sería prudente dispersar vuestra atención. Por ahora no es problema.
-Muy bien. - Convino Endimión. - Confiamos en ti, Landar.

Y dicho esto tanto los soberanos del futuro desaparecieron. El Mago Blanco se quedó ahí, quieto y aferrándose a su bastón, en tanto suspiraba.

-Serán unas pruebas muy duras. Y tendré que intervenir una vez más para nivelar el curso de los acontecimientos, él ya lo está haciendo en demasía.

  Al mismo tiempo, en la Tierra, el otro chico del futuro se disponía a tratar de convencer a los atónitos miembros del grupo de Roy que seguía acumulando energía…




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