Roy recibió las felicitaciones de sus compañeros,
algunos eran veteranos, jugadores a los que el chico admiraba realmente. Había
podido conocerlos durante los entrenamientos. En esos pocos días él se había
esforzado mucho (o al menos dio esa impresión) siendo muy voluntarioso y
humilde, por ello causó buena impresión en general en aquel vestuario que tenía
no pocos egos.
-Bien hecho, novato. - Le dijo uno de color,
bastante grande y fornido. -
De hecho,
le sacaba a Roy más de dos cabezas. Y era el capitán y jugador más importante.
El chico enseguida contestó con tono de humildad.
-Muchas gracias, señor…
Aunque
su interlocutor le cortó con una amplia sonrisa para replicar.
-Llámame Pat, como hacen todos por aquí.
-Sigue encestando así y me quitarás el puesto. - Le
animó otro jugador de raza negra, un poco más alto que Roy, de nombre John, que
añadió divertido. - Para luego digan que los blancos no saben jugar a esto.
-Bueno, soy más “Play Maker” que otra cosa. - Sonrió
el aludido algo apurado. -
Otro
imponente jugador de color, también bastante más alto que él le saludó a su
vez, dándole una palmada en la espalda.
-Muy bien, Roy. - Le felicitó. - Has impresionado al
Míster y créeme, eso no es fácil. Sigue trabajando así.
-Muchas gracias, Sir Charles. - Sonrió el muchacho
sintiéndose realmente bien con aquella catarata de elogios. -
E
incluso el entrenador se aproximó asintiendo a las palabras de los otros
jugadores y añadiendo.
-No nos vendrá mal alguien como tú, si mantienes
esta constancia y tu esfuerzo, a buen seguro tendrás minutos. Ahora que he
tomado las riendas del equipo como entrenador principal, necesito jugadores que
sirvan de revulsivo. Tenemos que mejorar.
-Muchas gracias, señor, le prometo que me esforzaré.
- Aseveró Roy. - Siempre he sido de los Knicks, haré cuanto esté en mi mano
para ayudar.
Su
interlocutor esbozó una leve sonrisa y se alejó, dejando que el chico terminase
de vestirse. Al fin Roy salió arreglado del vestuario, se había dado mucha
prisa, en menos de diez minutos estaba fuera de la ducha y se vistió lo
bastante rápido como para evitar a los primeros reporteros que entraban ya. Al
menos eso creyó. Iba a buscar a Bertie y los otros, deseoso de celebrar su
magnífico encuentro, cuando varios periodistas que todavía quedaban por allí
fuera le abordaron micrófonos en mano y comenzaron a preguntarle entre
parabienes.
-Muchas felicidades por su debut, es usted el jugador
de la noche.
-Muchas gracias - respondió Roy sorprendido
añadiendo con humildad. - Pero no creo que sea para tanto.
-Es usted muy modesto, - le asedió otro reportero
inquiriendo a bocajarro. - ¿De qué universidad procede?
El
chico sonreía estúpidamente ante los micrófonos. Esa era una experiencia nueva,
aunque quizás debería acostumbrarse a tratar con la prensa.
-De la Golden State College, está a unos cincuenta
kilómetros de la ciudad de Nueva York. - Respondió algo cortado. -
-No nos consta que esa universidad tenga equipo en
la primera división del Estado. - Le dijo otra periodista que insistió con otra
cuestión. - ¿Cómo se dio a conocer? ¿Fue a verle algún ojeador de los Knicks?
-Bueno- explicó el entrevistado. - Jugaba en la liga
comercial, hice una prueba y les gusté.
- ¿Qué le parece ser el héroe de la noche? - le
preguntó una atractiva periodista rubia y de largas piernas que captaron por
unos instantes la admiración del chico. -
- Me parece un sueño hecho realidad, pero hay que
seguir trabajando para tener más oportunidades. - Repuso él con una sonrisa de
circunstancias. -
- ¿Es verdad que su entrenador le sacó por la
insistencia de un grupo de personas que eran amigos suyos? - Quiso saber otro
reportero con tono mordaz. -
- ¡Espero que no fuera sólo por eso! - rio Roy
añadiendo divertido. - Pero creo que algo hay de cierto ¡ja, ja! Mis amigos
pueden ser muy persuasivos cuando quieren.
- ¿Cree que contará con muchos más minutos ahora que
ha demostrado sus cualidades? - Insistió aquella hermosa reportera rubia. -
-Eso dependerá del míster. Y como ya dije tengo que
recorrer mucho camino todavía y mantenerme a tope. - Afirmó el muchacho con
prudente moderación. –
- ¿En quién ha pensado en su debut? - Inquirió otro reportero.
-
-Bueno. - Suspiró él, más serio durante unos
momentos, para enumerar con creciente emoción. - En mis amigos, en mi novia y
sobre todo en mis padres. Ellos no están ya aquí, pero sé que esto les hubiese
encantado. Y sé que, de algún modo, me habrán visto jugar.
Tras
unos minutos aquellos periodistas al fin le dejaron salir, ¡ya era hora! No
obstante, allí estaban Beruche y las guerreras esperándole. Su sonriente novia se
acercó y le dio un largo beso
- ¡Felicidades, eres el mejor!...
-Sí, es cierto. - Convino animosamente Rei ¡Has
hecho un gran partido!
- ¡Eres muy bueno! - declaró Makoto con admiración. -
- ¡Y también lo estás! - Afirmó Minako con humor, mirando a Bertie y
añadiendo divertida. - No lo tomes a mal, je, je.
-Estoy de acuerdo con eso. - Respondió ella con una
pícara sonrisa sin dejar de matizar -, pero Mina –chan, ¡es todo mío!
Su
interlocutora asintió riéndose, al tiempo que cruzaba miradas con sus otras
compañeras, visiblemente divertidas también.
- Has estado muy bien. – Alabó Ami a su vez.
Determinando. – Jugaste de forma muy inteligente. No debió de ser fácil
controlar tus poderes.
- No, no lo fue. De hecho, fue lo que me resultó más
complicado. Por eso perdí el primer balón. Estaba ahí, temiendo hacer algo que
no debiera. – Admitió el chico que sonrió sin embargo para añadir. – Pero creo
que ahora que he visto cómo hacerlo le tomaré la medida pronto.
Aunque
ahora agradecía a sus maestros en el Más Allá, que le hubieran adiestrado
también en eso. El propio Son Goku solía entrenar con él sin recurrir ni a una
ínfima parte del poder que realmente tenía.
- ¡Menos mal que así lo hizo, o jamás habría podido
ni verle moverse! - Se decía el chico entre agradecido, nostálgico y aliviado.
-
- ¡Has estado genial! ¡Ra, Ra, Ra, Roy, Roy y nadie
más! – Exclamó entonces Usagi levantando ambos brazos al aire para producir la
risa del interpelado y el sonrojo en el resto que miraban hacia el suelo. - ¡Eres
el mejor!
- Gracias. – Repuso él con patente buen humor. – Te
lo agradezco de veras a ti y al resto.
-Felicidades - terció Mamoru de forma más sobria,
sobre todo cuando agregó. - Nosotros queríamos saludarte y darte la enhorabuena,
pero debemos irnos ya.
-Vaya, ¿no podéis quedaros? ¡Qué lástima!, quería
celebrarlo con todos. - Se lamentó su interlocutor que miró a su alrededor
preguntando extrañado. - Pero ¿dónde están los demás?
-Verás, es que también se han ido - le dijo Beruche con
aparente indiferencia. - Tenían prisa, pero les hubiera gustado quedarse, ¡ah!
me han dicho que les has encantado.
-La verdad, no creí que tuvieran tanta prisa - pudo
replicar el muchacho con gesto decepcionado. - Yo quería celebrarlo todos
juntos.
-Bueno, aun te quedo yo - sonrió su novia acariciándole
el mentón y añadiendo con tono insinuante. - ¿No se te ocurre como podríamos
festejarlo los dos solos?
- ¡Uy, uy, uy! - se sonrió Usagi afirmando con
malicia. - Creo que ya es hora de marcharnos, chicas. Dejemos que corra el aire
por aquí…
-Mira, por esta vez, no puedo estar más de acuerdo contigo.
- Terció una divertida Rei. -
Todas asintieron entre risas y se transformaron en
sailors aprovechando que la salida estaba desierta. Agarrándose de las manos
rodearon a Mamoru mientras se sonreían.
- ¡Adiós! ¡Ya nos veremos! - Corearon todas las
chicas teletransportándose. -
Reaparecieron
en una zona apartada del bosquecito que rodeaba el santuario Hikawa. Las chicas
se soltaron de las manos y hablaban entre ellas con animación.
-Pues me ha gustado mucho el partido. - Comentaba Rei.
-
-Sí. ¡Roy ha estado genial!, por fin ha podido
cumplir su sueño. - Afirmó Makoto. -
-Siempre había deseado llegar a ser profesional.
Bertie me lo ha contado muchas veces. – Afirmó Ami. - Ahora estaba muy feliz.
Se puede ver en sus ojos. Seguro que triunfará. Y ella estaba muy contenta
también.
- Pues no me vendría mal que Roy se hiciera famoso.
Así me ayudaría a dar el salto a América cuando me convierta en ídolo por aquí.
- Declaró Minako con ambas manos unidas a la altura de su barbilla. - ¡Unas
fotos con él y menuda publicidad!
-Tú siempre en plan altruista. - Intervino Makoto
para sonroja a su compañera. -
Todas
estallaron en carcajadas. No obstante, pese a las risas de las otras sailors,
Usagi no se unió a ellas. Su jovialidad y alocada alegría de hacía tan solo
unos momentos habían desaparecido. Parecía ser una persona totalmente diferente
cuando, junto a Mamoru, se dirigió a sus compañeras.
- ¡Guerreras! – Exclamó con un tono tan serio y rotundo
que el resto se calló y le dedicó de inmediato la atención, con rostros
sorprendidos más cuando las ordenó. - ¡Escuchad!
- ¿Qué sucede? - Quiso saber Ami percatándose del
semblante tan serio que lucían su amiga y Mamoru. -
-Hemos querido respetar la celebración del partido
de Roy. Sin embargo, ahora debemos poneros al corriente de algo, algo muy
grave…- Replicó el muchacho que adoptó entonces su apariencia de Rey Endimión.
-
-Otra batalla se aproxima. Y corremos un peligro aún
mayor que en la anterior contra los demonios. - Completó Usagi transformándose a
su vez en la reina Serenity. -
- ¡No, otra vez no! - Suspiró Minako bajando la cabeza.
-
- ¿De qué se trata? ¿Es que habéis tenido sueños
premonitorios otra vez? - Quiso saber Rei. -
La interpelada asintió para ordenarle a la
sacerdotisa.
- Usa tus dones y escruta las llamas sagradas. Espero
que podrás verlo por ti misma. Pero te lo advierto, no es nada agradable. -
Remató con patente consternación. - Te cuidado de no mirar demasiado…
Las
demás guardaron un espeso silencio. ¡No podían creerlo! Si hacía nada que
terminaron con esa terrible amenaza para el mundo. Y lo más importante. ¿Qué
podría ser todavía peor que aquello? Aguardaron hasta que Rei permutó su
uniforme de sailor por sus ropas de sacerdotisa y consultó en fuego sagrado.
Prudentemente se mantuvieron a distancia. Al cabo de unos instantes su amiga
salió del templo. Estaba pálida y con el rostro desencajado…hasta le caían
lágrimas. Solamente pudo musitar con la mirada vidriosa, dirigiéndose a sus
soberanos.
- ¿Qué podremos hacer?... ¡es terrible! …es aún peor
que la amenaza del silencio. Esta vez estamos perdidos. Nosotros y la Tierra
entera.
-Pero ¿Se puede saber qué has visto, Rei? - Pudo
preguntar una atónita Makoto. -
-Sí, por favor ¡cuéntanoslo! - Añadió la también
perpleja Minako. -
-El mismísimo infierno en la Tierra. - Musitó la aludida.
- El fin de la humanidad…y de la esperanza.
-Todavía no. - Intervino Endimión, que les refirió.
- Existe una posibilidad.
- ¿Cuál? - Quiso saber Ami que miraba a su compañera
Marte y a sus reyes con idéntica preocupación que el resto. -
-Está en América ahora. Esperemos que todo marche bien.
- Contestó Serenity dando un largo suspiro, para añadir. - Nosotras debemos
prepararnos de inmediato. Hay que convocar a las demás. La defensa del planeta
comienza desde ahora…
Sus guardianas asintieron con determinación y se
aprestaron a seguir las instrucciones de sus soberanos…
-Veréis, esto es lo que haremos. - Les indicó
Endimión.-
Ajeno
a todo aquello entre tanto, en los Estados Unidos, en la salida de los
vestuarios del Madison, tras dedicar unos instantes a mirar el lugar vacío que
sus amigas habían ocupado hacía tan solo unos momentos, Roy suspiró y le dijo a
su novia.
-Pues nada, volvamos a casa y pasemos una velada
agradable tú y yo.
Lo
cierto es que ese tampoco era un mal plan. Ella asintió con una amplia sonrisa
tomándole de un brazo y fueron a la calle a llamar un taxi.
-Ahora, mi afamado jugador se lo puede permitir. -
Sonrió Bertie. -
-Estoy muy contento cubito. ¡Imagínate! Los pesos
pesados del equipo me han felicitado. Yo he visto jugar a esos tipos desde que
era un chaval. Y ahora estoy compartiendo vestuario con ellos, como uno más.
Su
novia asentía mirándole con una mezcla de orgullo y felicidad. Desde luego que
el rostro de su chico lo decía todo. Parecía un crio que hubiera abierto los
regalos el día de Navidad.
-Te lo mereces. – Afirmó ella con cariño. -
Aunque
Roy entonces tornó su tono más serio, lo mismo que su expresión, replicando con
tinte reflexivo y voz queda.
-No sé. Por una parte, estoy muy contento. Y siento
como si hubiera cumplido esa promesa que le hice a mi padre siendo un niño. Únicamente
lamento que él y mamá no estuviesen viéndome jugar, igual que habéis estado vosotros,
en unas localidades a pie de pista.
-Seguro que te han visto jugar. Tú mismo me lo contaste.
Ellos te observan desde ahí arriba. Y no creo que existan unas localidades mejores.
- Le sonrió Beruche posando una mano sobre otra de él.-
Su
contertulio asintió, aunque no tardó en añadir, con tinte incluso de auto reproche.
-Gracias, pero no es solamente eso. A veces pienso
que soy un fraude. Que puedo estar aquí debido a mis poderes. Si fuese una
persona normal no creo que hubiese sido capaz de jugar a este nivel nunca.
- ¡No digas tonterías! - Le rebatió Bertie con tono
entre desenfadado y rotundo, para argumentar. - Esos tipos que están contigo
tampoco son normales. ¡Son enormes! Jamás creí poder ver a alguien que
empequeñeciera al príncipe Diamante, o a alguna de nuestras droidas. Y si ellos
no fueran tan grandes tampoco estarían aquí. ¿No es cierto?
-No, bueno…, seguramente no, pero no es lo mismo. -
Opuso un atónito Roy. -
-Pues claro que lo es. - Contestó su contertulia alegando.
- Piensa que, igual que ellos nacieron con esa herencia genética, tú has nacido
con la tuya. Y para ti es incluso más difícil. Ellos pueden esforzarse al
máximo de sus posibilidades mientras tú tienes que controlarte y coartar el uso
de tus habilidades reales. Podrías ser mejor que cualquiera de tus compañeros y
únicamente por tus propios medios.
-Lo sé, - admitió el joven, declarando con el vivo
deseo de que así fuera. - Pero únicamente quiero vivir como los demás, contigo,
que seamos felices como cualquier pareja normal. Sin llamar la atención por
algo que sería tomado como un fenómeno de feria.
Suspiró
recordando muchos cómics de super héroes y mutantes que leyó en su infancia.
Muchas veces las cosas no les salían como podría imaginarse. Lejos de ser
admirados o simplemente agradecerles sus desvelos por ayudar a la humanidad,
eran considerados como freaks y hasta perseguidos. Y él no deseaba eso en
absoluto, y menos para la mujer a la que amaba, quien precisamente le sacó de
esos inquietantes pensamientos con una sonrisa y la siguiente declaración.
-Lo vamos a ser, nos hemos ganado la felicidad. Estoy
segura de que así será.
Él asintió deseando creer eso con todas sus fuerzas.
Al fin llegó un taxi, subieron al vehículo y volvieron al chalet. Esta vez el
conductor les era desconocido y se mantuvo ajeno a ellos y por el camino
pudieron seguir hablando del partido.
-Has estado realmente bien - le alabó Beruche, que
preguntó más o menos lo mismo que Mercurio, también para derivar la charla a
donde le interesaba. – A propósito de lo de antes. ¿Te ha costado mucho
controlarte? Seguro que no.
-La verdad, como le dije a Ami, es que al principio
estaba algo nervioso, - confesó él. - Quería reprimirme tanto que no daba una,
pero después me fue fácil.
-Bueno, ahora relájate, cuando lleguemos a casa
verás como lo pasaremos muy bien. - Le prometió ella. – Y no te tendrás que
reprimir en absoluto, ¡ji, ji, ji!…
- ¡Uhh! - Sonrió pícaramente el muchacho, exclamando
con jolgorio en tanto la acariciaba - Es verdad. ¡Esta vez no tengo que jugar
ningún partido y pienso resarcirme por lo de ayer, nena!
Su
novia se rio divertida y más que animada. Roy le agradecía aquel apoyo
incondicional y sobre todo que creyese en él. La amaba muchísimo y se lo iba a
demostrar. Por fin llegaron a casa, bajaron del taxi y pagaron dando una
propina muy generosa. Anduvieron despacio hasta la entrada entre besos y
caricias cada vez más encendidas. Beruche abrió la puerta e indicó a Roy que
entrase, la casa estaba a oscuras. Él la abrazó y comenzó a besuquearla otra vez,
ahora además tratando de quitarle la ropa. En ese instante las luces se
encendieron y de pronto el asombrado chico se vio rodeado de todos sus amigos
que comenzaron a felicitarle. Al unánime grito de…
- ¡Sorpresa!
Eso sí, dejándoles avergonzados tanto a él como a su
novia al ser sorprendidos en los preliminares.
- ¡Felicidades Roy! ¡Tío, ha sido un partido magnífico!
– Le dijo Diamante con gesto risueño. -
-Sí, oye, lamentamos interrumpiros, por nosotros no
os preocupéis, ¡podéis seguir! - rio Zafiro moviendo los brazos con humor, como
si estuviera incitándoles a continuar. -
-Creo que la mejor fiesta sería dejarles solos, ¡seguro
que no se iban a aburrir! - Añadió Esmeralda entre las risas de todos. -
-No tengáis tan mala idea, - les regañó Bertie todavía
algo colorada y con una risita de complicidad. - Después de todo me ha tocado a mí engañarle.
- ¡Oye, como que engañarme! - Exclamó Roy sorprendido
a la par que aseguraba. - ¡Pues no te lo estabas pasando poco bien, cubito!, ya
te tenía derretida.
-Las mujeres sabemos actuar muy bien, - replicó ella
entre risas. – Así que no te creas tan irresistible, ¡ji, ji, ji!
- ¡Vaya con mi hermanita! - Se rio Petz. - No sabía
que fueses tan lanzada.
- ¡Oh, basta ya!, ¡dejad de meteros conmigo! - Le
repuso Beruche de nuevo visiblemente colorada. -
El
resto de los presentes se tronchaba de risa y fue Ail el que pudo intervenir
arengando a los demás.
- ¡Vamos a celebrarlo como se merece! ¡Sacad las
botellas de champán que hemos traído!
-Creía que os habríais marchado, ¡debo reconocer que
me habéis engañado bien!,- se sonrió Roy muy contento de que así hubiera
resultado y exclamando jocoso. - ¡Vaya una panda de sinvergüenzas!
- ¿Cómo te íbamos a dejar sólo después de este gran
acontecimiento? - Le respondió Nephrite con pretendida seriedad, aunque
guiñándole un ojo para remachar jocosamente. - Sobre todo pudiendo montar una
fiesta.
-Eso desde luego. - Agregó Ail. - ¡Vamos a pasarlo
realmente bien! En otra fiesta de la victoria.
-Bueno, no ha sido contra los demonios, ¡pero
vencer, se ha vencido igualmente! - Añadió un divertido Zafiro. -
El
resto se rio y no se hicieron de rogar, comenzando de inmediato con la fiesta,
se divertían descorchando botellas de champán, bebiendo y comentando las
incidencias del partido. Sobre todo, lo relativo a sus aclamaciones hacia el
banquillo y sus desaforadas peticiones al pobre entrenador de Roy. Él les dijo
entre carcajadas.
- ¡Un poco más y hubierais conseguido que me echara
antes de debutar!
-De eso nada. Todo estaba muy bien calculado. - Le
rebatió Amanda con una sonrisa. -
-Sabíamos de sobra que no podría resistirse a una
petición hecha por unas mujeres como nosotras. - Agregó Esmeralda con regocijo,
levantándose el pelo en un pose sexy - ¿A qué no?
-Es que nadie podría resistirse a eso. - Opinó
Diamante sujetándola por detrás con sus manos en la cintura de la chica que se
rio en su clásica forma atronadora, para dolor auditivo del resto. -
- ¡Perdón!, se me ha escapado. - Enrojeció ella al
darse cuenta de su desliz. -
Pero en ese ambiente tan jovial nadie se lo tomó en
cuenta y siguieron con toda clase de bromas entre ellos.
-Bueno, si
antes no había quien aguantase al tipo éste, veréis ahora. - Se reía Diamante dándole
una colleja al homenajeado. -
-Sí, en eso mi hermano tiene razón. ¡Anda que no vas
a presumir! - Terció un divertido Zafiro. -
- ¡Bah!, no te creas, yo ya era increíble antes de
esta noche. - Se reía el aludido a su vez. -
Sus interlocutores se tronchaban de risa con él. Tom en cambio estaba algo serio, miraba con
insistencia por las ventanas esperando que llegase Leval. Cooan se dio cuenta
de que estaba muy reservado y se acercó a él haciendo un pequeño aparte del
bullicio general.
- ¿Qué te pasa, cariño? Te noto ausente desde ayer.
-Nada, han sido unos días largos supongo, tengo
mucho en que pensar, nuestro futuro y todo eso.
-A mí no puedes engañarme, te conozco. - Replicó su novia con un tono de dulce
reprobación. - Hay algo concreto que te preocupa.
-Espero visita. - Le desveló enigmáticamente él. - Alguien
que tiene algo importante que decirnos.
-Pero ¿de quién se trata? - Quiso saber la joven,
ahora con gesto de sorpresa. -
-Eso no puedo decirlo yo, deberá ser él quien nos lo
revele cuando lo considere oportuno. Pero, tranquila, está de nuestro lado. -
Afirmó tratando de parecer despreocupado. -
- ¿Entonces, tú ya le conoces?,- le inquirió Cooan.
-
-Sí. - Admitió el muchacho - ¿Recuerdas cuando
estábamos en el camping y notamos que alguien nos observaba? Era él, habló
conmigo antes de marcharnos.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes?,- le preguntó
ella algo molesta y sobre todo extrañada de esa actitud tan misteriosa. - ¿Qué
te contó para que estés así?
-No podía, confía en mí, por favor. Es algo muy importante.
- Le pidió Tom con una mirada incluso suplicante. – Pero aun no puedo
revelarlo.
La
interpelada solamente pudo asentir en silencio. Algo muy serio debía de estar
pasando para que su novio se comportase así. No obstante, por extraño que le pareciese,
se abstuvo de hacer alguna otra pregunta puesto que entre tanto Roy se había
acercado hasta ellos. Venía arrollador, con un óptimo humor y deseoso de que
sus apartados amigos participasen en la fiesta.
- ¡Eh, Tommy muchacho! ¿Qué te pasa, compañero? Ven
a divertirte con nosotros. ¡Vamos Connie, tú también!
-Sí, ahora voy. - Le dijo su amigo que observó una
silueta moverse en las afueras, no pudo distinguirla bien, pero supuso que se
trataría de Leval y repitió. - Vale, enseguida voy, pero antes me pasaré por el
servicio.
-Ya sé porque estás tan serio. - Rio Roy palmeando
su espalda y dirigiéndole una mirada cómplice a Cooan. – ¡Ja, ja!, tantos
perritos calientes se te han indigestado ¿eh tragón? ¡Ja, ja! ¿O que estáis
planeando ausentaros a otro sitio más privado? ¿A que sí, Connie? ¡Anda que no
me has espabilado a este paleto de Kansas!
Ella
esbozó una tímida sonrisa de circunstancias y su amigo lo tomó por azoramiento.
También Tom sonrió tímidamente y se dirigió al baño, Cooan le miró con preocupación.
Roy, decidió que era mejor dejar a esa parejita a su aire y volvió con los
otros para seguir divirtiéndose. Sin embargo, su amigo, llegando al baño pasó
de largo y salió del chalet, su novia le siguió. Una vez fuera, el chico miró
en todas direcciones buscando a Leval. La voz de éste se escuchó tras él,
convertida en un susurro.
-Tom, estoy aquí, lamento el retraso.
-Hablarás con ellos ahora. - Le respondió el aludido
girándose hacia él. -
-Prefiero esperar a que terminen con la fiesta,
ahora no creo que me hicieran mucho caso. - Le rebatió prudentemente el chico. –
Y tampoco se la quiero amargar. Ya tendrán bastante de eso después.
Cooan
escuchaba atentamente escondida entre unos setos, con los reflejos de las luces
de la ventana podía ver algo al muchacho y lo encontraba muy parecido a Roy,
hasta su voz era similar. Incluso hubiera jurado que era él de no ser por que
le veía dentro de la casa bromeando con Diamante y Nephrite. Pero ese chico
seguía hablando, tenía un tono tirante, envarado y se le notaba nervioso, y
ella no quiso perder ninguna de las palabras de aquel extraño.
-El problema es que ninguno deberá saber quién soy
yo en realidad. Tú eres el único al que puedo revelárselo, porque eres el único
que sobrevivirá. - Al oír eso la chica ahogó una exclamación. - Entre tú y yo,
debemos evitar el horrible destino que le aguarda a este mundo.
-Está bien. - Asintió su interlocutor. - Volveré dentro
y le pediré a Roy que salga un momento. Así podrás hablar con él
tranquilamente, ¿te parece bien?
-Sí- asintió Leval con tono agradecido y más
reconfortado. - Es una buena idea.
Tom
le hizo una seña de que esperase y volvió a entrar. Cooan decidió permanecer
escondida. Su novio entre tanto se
dirigió hacia Roy y le dijo con un cuchicheo.
-Oye, necesito que vengas fuera un momento, hay
alguien que quiere hablar contigo.
- ¿De quién se trata? ¿Es algún admirador? - se rio
éste con regocijo fruto quizás de una dosis poco moderada de champán. - ¡Vaya! ¡Con
que rapidez vienen!
-Es algo muy importante Roy, el destino del mundo
depende de ello. - Le insistió su interlocutor ahora ya con su auténtica cara
de preocupación. -
Ya no podía dominar la tensión que le recorría e
incluso agarró a su compañero de un brazo tratando de reclamar por entero su
atención que ya se dispersaba otra vez hacia la celebración. Roy se dio cuenta
de que su amigo no bromeaba. Algo grave le pasaba porque no solía actuar de esa
manera, él mismo decidió dejar las chanzas para después y adoptó una expresión
más seria para preguntar.
- ¿Qué es lo que ocurre, amigo?
-Ven conmigo y lo verás - repuso tajantemente Tom
dirigiéndose hacia fuera. -
Roy
fue tras de él, dominado por la curiosidad y una creciente inquietud. Beruche
que conversaba con Ann y Esmeralda se extrañó de verlos salir.
- ¿A dónde irán esos dos? - se preguntó en voz alta.
-
-Vete tú a saber - sonrió Annie sin darle
importancia, conjeturando divertida. - Será otra de sus gracias.
-Seguro que esos dos traman algo. - Se sonrió
Esmeralda compartiendo esa suposición. -
Tom
guió a su amigo al jardín, una vez allí, Roy miró, pero no descubrió a nadie. Se
giró hacia su compañero y le dijo con sorna.
- Conque algo importante para el destino del mundo, ¿eh?
Más bien creo que se trata de otra broma de todos vosotros, capullos, ...
-No es ninguna broma Roy - le replicó entonces una
voz desconocida a su espalda, haciéndole girarse. -
- ¿Quién eres? No te conozco, ¿verdad? - Inquirió éste
visiblemente sorprendido. - ¿Qué es lo que quieres?
-No, no me conoces, - sonrió Leval negando con la
cabeza y declarando con tono amable- , pero yo a ti sí. Tengo algo importante
que contarte, algo muy importante para el futuro.
-Ya, seguro que eres de los Knicks - conjeturó Roy
sonriendo aliviado. - ¿Queréis hacerme un contrato más largo? ¿O acaso eres un
vendedor de seguros?
-Hablo en serio. - Respondió el muchacho ahora
tornando su afabilidad inicial por otro tinte más seco para desvelarle. - Yo
soy como tú, pues pertenezco a tu misma raza de guerreros del espacio.
Aquellas
palabras no le sonaron nada bien a Roy, estaba claro que ese tipo sabía
demasiadas cosas y eso solamente podría ser si alguien le hubiera informado, y
ya tenía la sospecha de quienes habían sido.
-Así que eres uno de esos tipos del gobierno ¿eh? -
replicó visiblemente molesto. - Seguro que quieres sonsacarme información, ¡olvídalo,
amigo! - Sentenció con brusquedad y miró a Tom con gesto de reprobación para
reprocharle. - ¡Y tú, me parece mentira que estés también detrás de esto!
- ¡Debes creerle, Roy! - le pidió su amigo con el
semblante bastante preocupado. - Lo que te dice es cierto…
- ¡Ya está bien de tonterías por hoy! Me vuelvo a casa.
- Le cortó su interlocutor enfadado por
esa estúpida argucia para tratar de sonsacarle.-
Aquel era un
día de fiesta, el más importante para él desde hacía mucho tiempo y tenían que
estropeárselo de este modo. Y encima su mejor amigo había sido cómplice de
ello. ¿Cómo se habría dejado convencer?
-Quizás le hayan amenazado de algún modo, sí. Eso
debe de ser. - Mascullaba el indignado muchacho. -
-Por favor, Roy. ¡Espera! - Le pidió Tom con tono desesperado.
- Escucha lo que este chico tiene que decirte…Hazlo por mí.
Su
amigo se detuvo ahora, observando con incredulidad a su interlocutor y a ese
extraño joven. Movió la cabeza y al final, tras suspirar, finalmente condescendió.
-Más vale que sea algo rápido y que no me ponga de
peor humor, amigo…suelta lo que sea…
-Muy bien, pero créeme. No te gustará…pero es la verdad.
- Replicó ese muchacho.-
Mientras
tanto Diamante y los otros miraban por la ventana y descubrieron a los tres
charlando, aquello les pareció extraño, ¿y si estaban preparando alguna
gamberrada?
- ¡Eh, vamos para afuera! - sugirió Zafiro al hilo
de esa sospecha. - Seguro que están tramando algo.
- ¡Sí, venga! - convino Ail - conociendo a Tom y a
Roy querrán gastarnos alguna broma.
- Lo que no sé es quién será ese tipo. – Comentó
Nephrite señalando a Leval. – No me suena de nada.
- Alguno de sus amigos del equipo, quizás. –
Conjeturó Diamante indicando a los demás. – Vamos a averiguarlo antes de que se
nos adelanten y nos preparen alguna de las suyas.
-Sí- Afirmó el extraterrestre. - Les ganaremos por
la mano.
Los
cuatro salieron y las chicas, como no podía ser de otra manera al percatarse de
aquel éxodo masivo, les siguieron con curiosidad. Llegaron todos en tanto Leval
decía con expresión grave.
-No me dejas otra salida que demostrarte lo que
digo. Sé que tú, puedes convertirte en súper guerrero, ¡hazlo! - Le espetó dejando
de lado la delicadeza. -
- ¿A caso me vas a obligar?- Le respondió Roy con
cara de pocos amigos añadiendo con determinada indignación.- Si queréis
experimentar conmigo lo vais a tener claro, amigo.
El
muchacho no replicó a eso, parecía no saber que decir. Los demás se miraban
interrogativamente unos a otros sin entender que estaba sucediendo allí. Por
las caras y los tonos de voz de sus amigos y de ese chico no parecía tratarse
de una broma, pero como no se fiaban plenamente optaron por mantenerse al
margen. De todos modos, Roy se cruzó de brazos añadiendo con ninguna
amabilidad.
-Te sugiero que te vayas. No necesito transformarme
en súper guerrero para darte una paliza.
Entonces
aquel chico esbozó una sorprendente sonrisa, quizás fuera un desafío, aunque
fue más extraño cuando simplemente dijo.
-Ojalá fuera así. Diría mucho a favor tuyo. Sin
embargo, no creo que pudieras conmigo a no ser que emplearas toda tu fuerza.
Todos
le miraron como si estuviera loco, el propio Roy le observaba desconcertado.
¿Qué clase de demente era aquel? Y, sobre todo, ¡como había logrado que Tom le
ayudase! Volvió a pensar que quizás habían obligado a su amigo bajo amenaza. ¡Claro!
Ahora le encajaban las piezas. Roy dirigió la vista hacia éste como si
pretendiera recibir alguna silenciosa confirmación, pero lejos de ello, su
compañero le insistió, rogándole casi en tono desesperado.
-Por favor, haz lo que te pide. Te aseguro que no es
para nada de eso. Se trata de un asunto muy importante.
-Dime. ¿Acaso este tipo os amenazado a Connie o a ti?
Le romperé la cara en un segundo si se ha atrevido a hacer eso. - Sentenció con
tono de pocos amigos.-
Pero antes de
que el interpelado pudiera replicar Cooan salió entre los setos y para asombro
de los demás, se sumó a la petición de su novio.
-Sí Roy, hazlo, por favor...es muy importante.
- ¿Qué está ocurriendo aquí? - Intervino Bertie
interrogando a su hermana con la mirada, aunque ésta se limitó a mantener la
suya sobre Roy. –
-Esto es de lo más raro. - Comentó Esmeralda en voz
baja a Petz. -
Ésta asintió igualmente sorprendida para preguntarse
en voz alta
-No entiendo nada. ¿Quién es ese?
En
ese momento Annie se quedó pálida. Miraba a ese chico y recordaba aquella
tirada de cartas que hiciera. Ahora era incapaz de hablar. Ante ella lo veía
con toda claridad. Como si, en efecto, se hubieran abierto dos posibles caminos
a distintos futuros.
- ¿Estás bien, cariño? - Quiso saber Ail que posó
ambas manos sobre los hombros de la joven. -
-Roy, escúchale. -Fue capaz de decir entonces la chica.
- Te lo ruego…es de vital importancia para todos.
Diamante
miró alternativamente al grupo de ese extraño muchacho, Tom y Roy y a la
inquieta Annie. También preguntó con gesto de estupor.
- Pero ¿qué está pasando aquí?
-Bueno. - Terció Nephrite con ánimo conciliador y
más reposado que sus amigos. - Creo que lo averiguaremos pronto.
Lo cierto es que todos deseaban enterarse de
lo que allí sucedía. Fuera lo que fuese debía de tener bastante importancia.
-Está bien. Si con eso me dejas tranquilo. - Cedió
finalmente Roy, tan intrigado ya como los demás por el propósito de ese
desconocido. - ¡Apartaos!
Y tras dar esa orden concentró energía elevándola
cada vez más ante las expectantes caras del resto de sus amigos y de ese misterioso
muchacho que le observaba con un tremendo interés.
-Ahora podré calibrar tu auténtico poder. - Pensaba
el chico. -
Por su parte, Usagi y Mamoru no tardaron en pedir consejo
a las altas instancias. Primero llamaron a las sailors del espacio exterior. A
través del comunicador fue Haruka quien atendió la llamada.
-Hola. ¿Qué tal, cara bonita? - Sonrió al verla. -
Sin
embargo, esa sonrisa enseguida se extinguió en su rostro al ver el semblante de
su interlocutora.
- ¿Qué ocurre? - Quiso saber la guerrera Urano ya con
seriedad -
-Tenéis que poneros en estado de máxima alerta. -
Les ordenó Usagi. - Supongo que Setsuna os informaría de lo sucedido en el
portal espacio- temporal…
-Algo nos ha comentado sobre alteraciones del tejido
espacio- tiempo. - Admitió su sorprendida contertulia. - Pero…
-Aquellos exploradores, si quedó algo de ellos o de
sus naves, necesitamos que se analice. Cualquier cosa que halléis enviádsela a
la división de la Masters Corporation. - Intervino Mamoru. -
-Así se hará. - Asintió la sailor con tono más serio.
-
-Y Haruka. - Le pidió Usagi antes de cortar,
sonriendo ahora, aunque de modo tenue. - Dales muchos recuerdos a las demás…
-De tu parte. - Pudo sonreír la interpelada ahora,
cortando la comunicación. -
- ¿Y ahora? - Inquirió Mamoru. -
-Tenemos que hablar con alguien. - Repuso su
interlocutora mirando hacia arriba. -
El joven asintió. Al poco ambos se trasladaron al
Cielo a visitar a Landar. Éste escuchó lo que le refirieron y su gesto se tornó
grave al declarar.
-Una alteración espacio- temporal se ha producido.
Esto no debería ser así.
-Fuimos informados por nuestras guerreras exteriores.
- Le explicó Mamoru para querer saber a su vez. - ¿Hay algo que puedas decirnos
tú?...
-Sería interesante que hablaseis con Son Goku y los
suyos. Ellos podrían contaros más. - Le respondió el mago. -
-Hablaré con ellos. - Convino Usagi. -
-Como tú desees. - Concedió Landar haciendo aparecer
ante la pareja una puerta de marco dorado. – Y, Serenity...- Agregó el mago con
tono concernido. - Hay algo más.
- ¿Qué sucede? - Inquirió la interpelada, queriendo
saber con una mezcla de extrañeza e inquietud. - ¿Qué podría ser peor que esto?
-Algunas cosas no están sucediendo como debieran. El
tejido espaciotemporal se ha visto muy alterado, y esto que está ocurriendo
ahora no es sino una anomalía más. No sé
si la más grave, pero desde luego que es la más urgente.
-En tal caso, ya nos hablarás del resto cuando nos
ocupemos de esta. - Declaró Mamoru. -
Su
interlocutor asintió. De hecho, Landar no sabía si estar más preocupado por
esta nueva crisis o por otra cosa que había percibido. Como si la esencia de un
mal que había pensado derrotado y erradicado hacía tiempo volviera a
manifestarse. No obstante, de un modo atenuado.
-No debería estar aquí. Ni tampoco tendría que estar
sucediendo esto. - Pensó. -
No
obstante, ya no quiso distraer a Serenity y a Endimión de lo que más prisa
requería. Estos inclinaron levemente sus cabezas a modo de despedida y se
introdujeron en por esa puerta.
- ¿Crees que Son-kun podrá ayudarnos? - Preguntó
Serenity a su futuro esposo. -
-Esperemos que sí. No tengo ni idea de a lo que
debemos enfrentarnos. -Admitió su interlocutor. -
Entre
tanto, las sailors del espacio exterior se habían reunido. Haruka pudo contactar
fácilmente con Michiru, su compañera estaba cerca, de hecho, haciendo algunas
compras. Al volver al apartamento en donde se alojaban, incluso dejó unas
bolsas sobre el sofá, comentando distendida.
-Mira lo que he comprado. Es una colección de primavera de Modas Deveraux.
Nuestra amiga Alex se ha superado. Y hasta he traído algo para ti y las otras.
¡Para que no digáis que me olvido de vosotras!
Aunque
el gesto de su pareja enseguida le hizo ver que sucedía algo. No tardó en preguntarle
con un tono más serio.
- ¿Va todo bien?
-Tenemos que avisar a las otras. Órdenes de los soberanos.
- Replicó lacónicamente Haruka. -
- ¿Qué ocurre? -Inquirió Michiru con preocupación. -
-No lo sé exactamente, pero el tono de la reina Serenity
no admitía dudas. - Le contestó su interlocutora. -
Y
el hecho de que dijese reina Serenity y no Usagi era de por sí bastante
revelador. Michiru asintió contactando de inmediato con Setsuna. Aunque para su
sorpresa su compañera estaba a pocos metros ya de la casa.
-He venido en cuanto he podido. - Afirmó Plutón,
declarando con visible inquietud. - Algo muy grave ha sucedido. El tejido espaciotemporal
ha sido atravesado y podría haberse producido una gravísima paradoja temporal.
-Eso ya nos lo dijiste. - Comentó Michiru. -
-Pero es que he percibido que va en aumento. Como si
una gran falla en la estructura se estuviese abriendo. - Añadió Setsuna cada
vez más preocupada. -
Haruka
les contó entonces las instrucciones que había recibido de sus soberanos.
-Tenemos que avisar a Hotaru. - Dijo Michiru. -
-No hay tiempo. - Replicó Setsuna. - Hemos de partir
de inmediato hacia Hokkaido.
A
sus compañeras les sonó paradójico que fuese precisamente ella quien dijera
eso. La guardiana del tiempo comentando la falta de este para dar premura a su
actuación.
-Iremos en helicóptero. Nos han dejado uno para este
tipo de emergencias. Ya sabéis, ese tipo. - terció la guerrera de Urano. -
Las tres se apresuraron a salir, Haruka se ocupó de
conducir su deportivo amarillo a gran velocidad hacia el helipuerto que tenían
asignado. Al llegar subieron sin perder ni un segundo y la diestra piloto Urano
despegó de inmediato.
- ¿Y qué se supone que tenemos que buscar? - Quiso
saber Setsuna. -
-No tengo ni idea. - Confesó Haruka. -Pero supongo
que al verlo lo sabremos.
Por su parte, Serenity y Endimión caminaron por una
extensa planicie inmaculada. Allí pudieron ver a sus amigos entrenando como de
costumbre. Se quedaron durante unos instantes observando sus evoluciones,
aunque no pudieran distinguir más que un par de manchas que se movían a una
increíble velocidad. Al fin y de repente dos familiares individuos aparecieron
a su lado. Uno de ellos, con el pelo moreno y encrespado, apenas algo más alto
que la propia Usagi, les saludó con sequedad.
- ¡Vaya! ¿Cómo vosotros por aquí? Os hacía en
vuestra dimensión.
-Me alegra verte, Vegeta-san. - Sonrió ligeramente
Usagi que agregó imperturbable. - Dale saludos a tu esposa.
-Hola. - Les dijo por el contrario el otro, con tintes
mucho más joviales. -
- ¿Qué tal Son Goku-san? - Sonrió Mamoru. -
-Bien, estábamos matando un rato el tiempo. ¿No es
verdad, Vegeta? Como tampoco podemos matar ya otra cosa.
El
interpelado no respondió a esa ocurrencia, se limitó a cruzarse de brazos
mirando con severidad a los recién llegados.
-Decid de una vez qué se os ofrece. Desde luego no
vendríais por aquí de no mediar algún asunto serio. - Inquirió el príncipe de
los saiyajin, preguntando de seguido. - ¿Es por algo relacionado con nuestro
linaje? ¿Eso que el mago nos comentó?
-No es eso que tú crees. Al menos, no todavía. Pero
tienes razón, es por algo serio. - Respondió Serenity ya sin dar pábulo a la
jovialidad al añadir. - Veréis, he tenido algunos sueños premonitorios, y no
han sido precisamente agradables.
- ¿Cómo la vez anterior? - Inquirió Son Goku, mostrándose
más concernido ahora. -
-Peor. Muchísimo peor. - Suspiró su contertulia. -
No
tardó en referirles a sus oyentes aquello. Tras unos momentos de incómodo y
esposo silencio, fue Vegeta quien tomó la palabra para sentenciar.
-Solamente puedo deciros una cosa. Hablad con mi
hijo Trunks.
-Sí. - Convino Son Goku. - Él tuvo que enfrentarse a
algo parecido. De hecho, vino a advertirnos.
-Así lo haremos. - Contestó Usagi que sonriendo
nuevamente añadió. - Saludad a vuestras familias.
-Sí, de vuestra parte. - Masculló Vegeta que ya
comenzaba a impacientarse, deseoso de proseguir con su adiestramiento. -
-Y tú, Son-kun… a ver si me invitas a una de esas
tartas, todavía me las debes…-Dijo Usagi tratando de sonar más desenfadada,
aunque con escaso éxito. -
El
aludido se llevó una de sus manos al cogote y se rio afirmando algo azorado…
-Sí, es cierto, lo olvidé…pero lo prometido es
deuda, pásate cuando todo esté resuelto.
-Esperemos que seamos capaces de resolverlo. -
Suspiró Mamoru ahora. -
-Confío en vosotros y en vuestros amigos. - Aseveró
Son Goku, exclamando con más jovialidad. - ¡Vamos Usa-chan! Tú no te rindes
nunca. Ni tú tampoco, Mamoru. Estoy seguro de que demostraréis lo mucho que valéis
una vez más.
Aquellas
amables y sinceras palabras les levantaron el ánimo. Ese tipo era admirable,
siempre mantenía el optimismo y se crecía ante los retos, sin importar lo difíciles
y trascendentes que fuesen. Y era también un libro abierto, siendo tan franco
en sus comentarios como valeroso a la hora de plantarle cara a la adversidad. De
hecho, él había salvado su mundo en su época en varias ocasiones. Incluso se
rumoreaba que contribuyó a preservar su universo entero, viéndoselas hasta contra
algunos seres considerados dioses. Usagi y Mamoru no estaban muy al tanto de
eso. Quizás se lo preguntasen en otra ocasión.
-Muchas gracias, amigo. - Asintió la interpelada. -
- ¿Esta vez intervendréis u os limitaréis a mirar
hasta que se ponga interesante? - Terció el príncipe de los saiyajin. -
Aquel
tono sonó algo insolente, pero conociendo a ese arrogante individuo no
quisieron darle importancia. Por el contrario, eran conscientes de que, para la
escala de comunicación social del príncipe saiyajin, eso había sido hasta una
pregunta amistosa.
-Ahora sí que participaremos desde el primer momento.
- Le aseguró Usagi que agregó ya más seria. - Si nos disculpáis, gracias por
todo, tenemos que buscar a tu hijo. Gracias por vuestra ayuda, Vegeta-san, Son-Kun.
Sus
interlocutores asintieron desapareciendo de allí para retornar a sus entrenamientos.
La pareja se encaminó más adelante y al fin encontraron a un chico de pelo
morado, vestido con una cazadora vaquera que les aguardaba… Fue Mamoru quien,
con tono dubitativo, le inquirió…
- ¿Trunks-san? ¿Eres tú?
El
joven sonrió asintiendo, para matizar.
-Sí, al menos el Trunks que buscabais. Landar me ha
comunicado telepáticamente vuestro problema. Os diré todo lo que queráis saber.
Confío en que eso os ayude…
-Muchas gracias. - Afirmó Usagi ahora con una
sonrisa más amplia, para declarar. - Te escuchamos…
Y
así fue, aquel muchacho les contó su propia experiencia y les dio todos los
detalles posibles. Desde luego fue un relato aterrador en muchos momentos, pero
sumamente útil. Cuando concluyó, el chico les dio un postrer consejo.
-No os confiéis, las cosas podrían variar. Si
alguien llega desde el futuro a tratar de evitarlo desencadenará paradojas y
alteraciones por su mera presencia. A mí me sucedió.
-Lo tendremos en cuenta. Te lo agradecemos. - Repuso
Mamoru. -
Por
su parte, Landar estaba agarrado a un largo bastón de madera. Parecía meditar y
estar comunicándose con alguien que no estaba presente allí, pues musitaba con
los ojos cerrados.
- ¿Acaso has decidido variar las cosas una vez más?
bien. Eso le dará más estabilidad al devenir de los acontecimientos. Si es que
todo discurre como debe…Ellos harán lo que deban. Lo sabes tan bien como yo.
Pero tenemos que ser cuidadosos. El equilibrio podría alterarse…Supongo que
sabes lo que haces…Muy bien…
Dejó
aquella extraña conversación con quien quiera que fuese para despedir a Serenity
y Endimión. La joven, antes de marcharse, quiso preguntarle una vez más.
- ¿Qué era eso otro que tanto te inquietaba?
-Creo que será mejor que lo sepáis cuando hayáis
superado esta nueva amenaza. - Declaró el mago. - No sería prudente dispersar
vuestra atención. Por ahora no es problema.
-Muy bien. - Convino Endimión. - Confiamos en ti, Landar.
Y dicho esto tanto los soberanos del futuro
desaparecieron. El Mago Blanco se quedó ahí, quieto y aferrándose a su bastón,
en tanto suspiraba.
-Serán unas pruebas muy duras. Y tendré que intervenir una vez más para nivelar el curso
de los acontecimientos, él ya lo está haciendo en demasía.
Al mismo tiempo, en la Tierra, el otro chico del futuro se disponía a
tratar de convencer a los atónitos miembros del grupo de Roy que seguía
acumulando energía…
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