sábado, 5 de marzo de 2011

GWB 7. 52 Las revelaciones de Leval


Beruche dio las luces del hall que iluminaron ligeramente el jardín. Ahora, al amparo de las mismas todos podían ver bien al chico. Estaba plantado a unos escasos tres metros de Roy y era de su misma estatura y un color de pelo similar, quizás algo más claro, pero en lo que más se diferenciaba era en sus ojos intensamente azules. Sus ropas eran parecidas al uniforme de combate que los muchachos habían llevado en la batalla contra los demonios. A su espalda llevaba una mochila y en su muñeca una especie de reloj computerizado.

- ¡Está bien! - Afirmó Roy indicándole con brusquedad. - ¿Esto es lo que querías?, pues observa ¡Iaaaa! - lanzó un grito y se transformó en súper guerrero, el resplandor inundó el lugar. Todos se cubrieron la cara retrocediendo ante las ondas energéticas y esas llamaradas doradas que lamían el cuerpo del saiyajin. - ¿Ya estás contento, chico?...-Le inquirió no sin contrariedad.-

Todos observaban atónitos aquella demostración excepto el muchacho que no parecía sorprendido y se mantenía a pie firme sin mover ni un músculo, aunque esbozando una sonrisa de satisfacción cuando replicó.

-No está nada mal. Es tal y como me había imaginado. Bueno, ahora me toca a mí.

            En ese instante, tanto Roy como el grupo de sus amigos se quedaron perplejos. Apenas sí podían mirar atónitos a ese muchacho que concentraba energía haciendo que una brisa cada vez más fuerte se levantase a su alrededor.

- ¿Habéis sentido eso? - Inquirió Zafiro al resto que asintió. -
- ¡Su energía está elevándose de modo increíble! - Pudo añadir Nephrite. -
-Es cierto. Es aquella fuerza que percibimos. - Les recordó Diamante. -
- ¡Iaaaa! - Gritó también ese desconocido. -
- ¡Es un súper saiyajin! - Exclamó Ail atónito como el resto. -
- ¡Increíble! - Comentó asimismo Nephrite, valorando. – Puede que sea tan fuerte como Roy.

Y es que todos miraban asombrados al muchacho a excepción de Tom. Entonces Leval aseveró con rotundidad.

- Yo también puedo hacer lo mismo que tú. ¿Cómo podría hacerlo de no ser un súper guerrero de tu raza?...

            Ahora ambos parecían idénticos de no ser por el color de sus ojos. Beruche los miraba alternativamente con la boca abierta. El muchacho, dándose cuenta de ello, le devolvió la mirada y sonrió declarando con voz amable.

- ¿Por qué te sorprendes tanto? Tú ya sabías lo que es un súper saiyajin. – Y antes de que ella pudiese replicar él añadió, en esta ocasión dirigiéndose hacia Roy. – Ahora, con tu permiso, quisiera comprobar otra cosa.

            Desapareció de la vista a gran velocidad y reapareció atacando a éste, pero su oponente frenó el golpe sin esfuerzo. De nuevo el muchacho atacó, esta vez con más intensidad y a Roy le costaba trabajo mantenerlo a raya. Diamante, Nephrite, Zafiro y Ail observaban aquellas evoluciones visiblemente impresionados, ¡ese chico era más rápido y seguramente mucho más fuerte que cualquiera de ellos cuatro! ¡De donde había salido! ¿Acaso era uno de los ancestros de su compañero que hubiera bajado del cielo para probarle? Creían que eso no era posible pero tampoco estaban seguros. Solamente podían aguardar a ver que hacía su amigo. Y éste finalmente decidió aumentar su energía hasta el segundo nivel y golpeó a su contrincante en el estómago dejándole doblado en el suelo. Roy volvió entonces a su estado normal y aun jadeando por la lucha sentenció con el rostro todavía expresando su sorpresa.

-Ya es suficiente chico, te creo. Tu fuerza es real, ninguna agencia del gobierno podría simular a un súper saiyajin. ¿Qué pretendes probar con esto? ¿Acaso vienes para entrenarte conmigo?

            Leval se levantó recuperándose y retornó también a su estado normal. Asintiendo para matizar instantes después con admiración.

-No, no sólo para eso. Pero reconozco que no me vendrá mal, es impresionante. ¡Eres mucho más fuerte de lo que yo creía!
-Pero bueno. - Terció Diamante haciéndose portavoz del desconcierto del resto. - ¿Alguien nos va a decir qué está pasando aquí?
-Sí, no comprendemos nada de lo que está ocurriendo. ¿Quién eres tú? - le inquirió Ail a ese extraño chico.  -

            Leval les dedicó una mirada llena de simpatía y suspiró, parecía resignarse por algo y dijo.

-No tenía previsto que vosotros os enteraseis. Pero como es algo que os afecta también quizás sea mejor que estéis presentes. El destino ya ha elegido por mí.
- ¡Ya basta de rodeos! - Le espetó Roy que perdía la paciencia por momentos y le exigió. - ¡Explícate de una vez! Ya he visto que eres uno de los míos. Aceptaré que dices la verdad, habla y te creeremos.
-Bien - asintió Leval tomando aire para armarse con la determinación que necesitaba y replicar. - Efectivamente yo soy un súper guerrero.
- ¿Acaso eres algún antepasado de Roy que ha bajado a la Tierra para adiestrase con él? - Le preguntó Zafiro expresando esa duda general. -
-No soy su antepasado, pero es cierto que vengo desde bastante lejos para aprender. - Contestó el chico. -
- ¿De dónde vienes entonces? - Quiso saber Petz -
- ¿Vienes quizás del perdido mundo de mis antepasados? - Comentó Roy explicándoles a todos. - Landar me contó que, ese planeta se perdió para siempre en otra dimensión. ¿Acaso has logrado hallar un camino hasta aquí? ¿Es eso?

            Leval les observó a todos con un leve barrido de su cabeza y respondió con firmeza.

 - No exactamente. Pero se aproxima. Aunque os parezca difícil de creer, vengo de un lugar muy lejano y del futuro, dentro de unos veinte años.
- ¡Del futuro! Pero...- Exclamó Ail - ¿de qué lugar? ¿Eres extraterrestre?
-Déjale seguir. - Le pidió Ann tan interesada como el resto por escuchar a aquel extraño. – Ya nos lo dirá si dejas de interrumpirle.

            El alien asintió disculpándose. Ahora todos guardaban silencio, esperando las palabras de aquel joven.

-Dentro de veinte años - continuó Leval ahora con voz más queda y grave. – Estaré aquí y sólo quedaré yo y otro guerrero junto con Tom, para enfrentarnos a una terrible amenaza.
- ¿Quieres decir que los demás moriremos dentro de veinte años? - Inquirió Roy tan perplejo como el resto de sus amigos. -
-No - negó aquel joven con gesto ensombrecido señalando a los chicos y agregando. - Vosotros moriréis dentro de pocos meses, eso si no lo evitamos claro, y para eso estoy aquí. Eso no debe suceder. Al menos eso es lo que me explicaron.
- ¿Quién te lo explicó? - Quiso saber Diamante. -
-No conozco los detalles, pero mi maestro me contó que el tiempo y el espacio habían sido manipulados demasiadas veces y que eso creó anomalías. Y que, por culpa de una de ellas, mi futuro no siguió su curso natural…-Replicó el joven tratando de explicarse no sin dificultad. -

            Los demás cruzaron miradas de incredulidad y después también de preocupación. Ninguno estaba muy dispuesto a aceptar esa historia.

-Pero ¿quién se supone que nos matará? Nosotros hemos luchado y vencido a los demonios más poderosos, no es fácil derrotarnos. - Se jactó Diamante. -
-Yo hablo de enemigos, muy, muy poderosos. Vienen de otro mundo. - Repuso Leval que comenzó a explicar. - Veréis, dentro de muy poco llegarán…

            Ante el estupor y el horror en las caras de todos, aquel chico les contó la misma historia que a Tom, pero omitiendo detalles sobre su propia identidad o la del hijo de Karaberasu, al que únicamente denominó como un buen amigo. A medida que avanzaba en su exposición su gesto se iba haciendo más tenso y su voz más grave y embargada por la emoción, la impotencia y la rabia.

- ¡Esos monstruos son terribles!, ¡teníamos que huir!, escondernos y presenciar impotentes sus atrocidades y sus matanzas. Alguna vez furioso, les ataqué, pero no sirvió de nada.

            A ninguno de sus oyentes se le ocurría nada que decir hasta que Roy pudo comentar, objetando las últimas palabras del chico con asombro.

-Pero tú eres un súper guerrero. No tan fuerte como yo, pero por la fuerza que has demostrado lo eres más que el propio Nagashel. De eso estoy seguro. Y supongo que no habrás peleado con toda tu energía.
-No. - Admitió el chico bajando la cabeza. - No lo he hecho. Aunque he estado cerca. No esperaba que tú fueras tan fuerte.
-Entonces me cuesta mucho creer que haya alguien tan poderoso como para vencerte de ese modo. Al menos pudiste plantarles cara y siempre que luches mejorarás para la siguiente ocasión. - Comentó su interlocutor, con el asentimiento de sus compañeros. - Y tienes las alubias.

            Aunque Leval movió la cabeza con gesto apesadumbrado, para responder.

-Si luchas contra ellos al principio les derrotas, eso es fácil. Pero de algún modo captan tu energía y desde su base la reproducen, - explicó el muchacho ante el horror de todos. - Aparecen más al instante y debes seguir luchando cada vez con más fuerza hasta que estás agotado, pero ellos mantienen tu máximo nivel de energía mientras la tuya se acaba. ¡Por más que intentes resistir y pelear es una batalla perdida! Al menos de haber sabido donde se encontraba su base. - Apretaba los puños y le rechinaban los dientes escupiendo con impotencia. - Supongo que fue así como acabaron con todos, incluso contigo...

            Aquellas palabras dejaron tras de sí un silencio sepulcral que ninguno de los presentes osaba romper. Habían pasado de estar eufóricos y disfrutando de una nueva y feliz vida a sentirse otra vez bajo el punto de mira de terribles enemigos. Y lo peor de todo era que, según ese chico, no tendrían posibilidad. Aquello era demasiado, aunque un rayo de esperanza surgió cuando nuevamente Roy intervino.

-Recuerdo que un antepasado mío me contó algo similar - dijo haciendo extensiva su mirada a todo el grupo. -Volvió al pasado, igual que tú. 

            Pensaba en cuando entrenaba en el Rincón del Alma y del Tiempo. En un descanso estaba algo aparte del resto de sus compañeros cuando uno de aquellos míticos guerreros se aproximó a él. Tenía el pelo de color azul casi tirando a violeta, ojos azules y era de una estatura sensiblemente inferior a la suya. Pese a eso, Roy le saludó con gran respeto y deferencia.

-Maestro Trunks. Me alegra verte. ¿Vienes a entrenarnos?
-No, hoy no es ese mi cometido. Además, ya veo que progresáis muy bien por vosotros mismos. - Sonrió este tras devolver el saludo. - Tenéis mucho mérito. Sé muy bien lo difícil que es adiestrarse aquí. Estuve más de un año entero.
-Supongo que sería para derrotar a algún enemigo poderoso. - Comentó Roy. -
-Uno muy fuerte y terrible, sí. Al principio se trataban de dos androides. Pero luego apareció otro de esos ciborgs que era incluso peor. El caso es que todos ellos eran una amenaza para la humanidad. De hecho, tuve que venir desde el futuro para tratar de cambiar la historia.
- ¿Es eso posible? - Inquirió el atónito muchacho.-
-Por supuesto, tú mismo dices que tu novia venía del siglo treinta, ¿no es así?

            Roy tuvo que convenir en eso. Era verdad. Bertie se lo contó cuando Valnak puso al descubierto sus antiguas vidas. Sin embargo, su maestro le dijo.

-Mi madre construyó una máquina del tiempo. Porque el destino que teníamos era demasiado terrible. Y, además, no debió suceder.
-No lo comprendo. - Objetó su interlocutor declarando. - ¿Cómo se sabe si algo debe o no pasar?
-Digamos que es una percepción. Algo se remueve en el tejido inter dimensional. Quizás alguna criatura muy poderosa ha hecho algo que no debía o bien puede tratarse de una gran amenaza cuyos efectos secundarios lleguen al extremo de alterar el curso de los acontecimientos. No lo sé muy bien. Lo que sí sé es que debes estar alerta siempre. Tus compañeros y tú tendréis un papel muy importante que jugar en el futuro de la Tierra.
-Trataré de no olvidarlo. - Afirmó Roy. -
-Y otra cosa. No es bueno intentar manipular el tiempo en demasía. Nosotros lo aprendimos a costa de muchos sacrificios y penalidades. Eso también lo saben Serenity y los suyos.
- ¿Serenity?- Repitió Roy.-
-Tú la conoces como Usagi, o la Guerrera Luna. Una de sus guerreras, Plutón, era la encargada de custodiar la puerta del espacio y del tiempo de esta dimensión. Si alguna vez la conoces pregúntale por el tabú.

            Tras esas palabras Trunks sonrió alejándose de allí. Su atónito descendiente meditó sobre esas palabras. Aunque después al seguir con su entrenamiento y estar focalizado en su misión de derrotar a Nagashel y acabar con el mal en la Tierra las olvidó. Ahora haciendo memoria comenzaba a entender su significado.

-Sí, es algo parecido a lo que me contó. - Añadió Roy, tras volver de sus pensamientos, centrándose ahora en el chico para mover la cabeza y afirmar. - Esto debe ser una broma del destino. O es que quizás debe repetirse. Pero me dijo que sus enemigos eran de la Tierra. Quiénes son esos de los que hablas. ¿De qué lugar vienen?
- ¿Y las Guerreras de la Justicia? - Inquirió entonces Cooan con la voz entrecortada. - ¿No pudieron hacer nada? Bueno. ¿No podrán?,- rectificó confusa. -
-Murieron todas o eso creo - musitó Leval con pesar - ¡Fueron barridas a la vez que vosotros! Yo no había nacido entonces, pero me contaron que no tuvieron la menor oportunidad. No sé si pudieron escapar con vida o no. El caso es que sus ataques, aún en la fase Eterna, no afectaban a esas cosas. Y desgraciadamente los vuestros al parecer tampoco. Y ahora qué sé cuanta energía tienes - añadió mirando a Roy con preocupación - aun me horroriza más pensar que acabaron contigo. Yo creía que tenía tu misma fuerza y que superándola podría vencerlos, que habría un límite a su poder, pero me equivoqué. Si vosotros unidos no pudisteis con ellos, yo no soy rival para esas máquinas y los monstruos que las acompañan.

            Todos trataban de buscar algo que poder decir, alguna cosa que oponer a ese destino tan terrible. Esta vez fue Nephrite el que hizo uso de su adquirida flema británica, tratando también de aliviar la tensa situación.

-Entonces, eso quiere decir que destruyendo su guarida serían fáciles de eliminar. - Concluyó dando pie a la esperanza. -
-Exactamente- concedió Leval dando más detalles. – Tras años de sufrimiento y derrotas al menos averiguamos esto. Para regenerarse necesitan calibrar el poder que se use contra ellos, mandar la información a su base y que ésta les devuelva el impulso energético materializando otro androide con vuestra máxima fuerza, pero para entonces ya estamos cansados. Siempre llevaremos las de perder, no importa lo fuerte que se sea.
-Pero ¿y las alubias mágicas? - Objetó Tom - con eso nos recuperaríamos.
-Sólo serviría para retrasar la derrota, - repuso el chico. - Al final se terminan, además, vosotros no lo sabíais. Cuando fuisteis a ver qué pasaba no llevabais alubias. Considerabais que el ataque de esos seres no era excesivamente grave y os confiasteis demasiado. Tom, tú fuiste por ellas, pero cuando pudiste regresar era ya tarde, ninguno sobrevivió.
-Pero ahora será distinto. - Terció Esmeralda esperanzada. – Les estaremos esperando y seguro que les podremos vencer si encontramos su base.
-Y ya no nos confiaremos. – Aseguró Diamante tomando de la mano a su novia. -
-Por eso hay que estar muy atento a cuanto caiga del cielo - le respondió Leval. - Justo lleguen los meteoros hay que acudir a destruirlos. No hay que darles ocasión ni de estrellarse en este planeta.
-Bastará con seguirlos en algún observatorio astronómico. - Dijo Zafiro. -
-Llamaremos al gobierno- terció Tom - le informaremos, ellos se encargarán de orientar sus telescopios, entonces nos será fácil.
-Deberíamos decírselo también a las guerreras. - Propuso Beruche. -
-Sí, - dijo el muchacho con un tono mucho más animoso. - Entre todos nos será mucho más fácil y no debemos correr riesgos. Esos bastardos de Gralas y sus comandantes no lograrán pillarnos a traición esta vez.
- ¿Cómo has dicho? - Le preguntó Ail con gesto de sorpresa. -
-Que no podrán tomarnos por sorpresa. Ahora que ya lo sabéis. - Repitió Leval –
-No, me refiero al nombre de ese tipo que mencionaste. - Le matizó el extraterrestre con visible interés, haciendo que todos pusieran también mucha atención. Al parecer, a su amigo le decía algo o le era familiar. - ¿Cómo se llamaba?

            Su interlocutor frunció el ceño y escupió con desprecio.

- Gralas, el tirano de la Galaxia. Es un maldito extraterrestre sediento de poder y que disfruta destruyendo y esclavizando las civilizaciones de cuantos mundos encuentra a su paso. En mi tiempo mandó a algunos de sus comandantes a la Tierra y estos eran tan crueles y despreciables como él. Además de poderosos. Aniquilaron a la mayor parte de la población de este mundo y al resto les usaban como esclavos, dándoles igual si eran hombres, mujeres, niños o ancianos.

            Leval podía recordar a su pesar muchas dantescas y terribles escenas de las que presenció en su época. A pesar de intentar liberar a cuantos pudo, la mayoría no tuvo tanta suerte y eran explotados hasta la muerte por esas máquinas sin piedad y los malvados seres que las controlaban. Algunos, y para desgracia del género humano, eran individuos traidores a su propia raza que prefirieron medrar como capataces de esclavos. Ail le sacó de aquellos amargos recuerdos al dar una exclamación llevándose una mano a la cabeza para aseverar.

- ¡Claro! Ese era el jefe de los tipos que me mataron. ¡Ahora lo recuerdo! Dijeron servir a un tal Gralas. No eran demonios como contra los que nos enfrentamos aquí.
-Debían de ser su avanzada, seguramente de camino hacia la Tierra. – Completó Nephrite. -
-Ahora todo tiene sentido. – Afirmó Roy. – Entonces tú y Annie os topasteis con ellos. Seguramente te eliminaron por si podías advertir de su presencia.
-Creo que lo hicieron sencillamente porque disfrutaban con eso. - Suspiró Ail.-

            Todos se lanzaron miradas de preocupación. Entonces se enfrentaban a un complejo engranaje de destrucción muy bien concertado. Ellos solos podrían no bastarse para derrotar a semejantes adversarios. Así pues, deberían recabar más aliados. Cada cual pensó en alguien y entonces Zafiro les propuso, primero dirigiéndose a su hermano y después, haciéndolo extensivo al resto.

-El hombre que me contrató posee muchas empresas de alta tecnología. Si este muchacho pudiera darle algunas indicaciones.
-No me parece mal. - Convino Diamante a quién pese a todo, no le caía nada bien ese tipo, pero esto era una causa de fuerza mayor. – Al menos para eso sí que servirá.
- ¡Decidido! - Sentenció Zafiro. - Yo me ocuparé de ayudar a sus expertos en lo que haga falta además de entrenar.
-Debemos recurrir a cualquier cosa que nos pueda ayudar. – Añadió Tom. -

            Las caras del grupo esbozaban un acuerdo general ante eso. Entre tanto Beruche no dejaba de mirar furtivamente al chico y a su novio. No podía evitar sentir curiosidad y le preguntó a Leval.

-Te pareces mucho a Roy ¿Sois familia?...
-Ya os lo he dicho. Pertenezco a su misma raza. - Respondió él chico, al parecer, incomodado por la pregunta. -
-Ya, pero, aparte de eso ¿sois parientes? - Quiso saber Bertie, acercándose peligrosamente a la verdad. -
-Digamos que me envían para salvarle personas de su familia, a las que conozco, pero no puedo deciros más. Lo lamento. - Añadió bruscamente Leval deseoso de zanjar el tema. -

            Al igual que los otros. Beruche captó la incomodidad del chico ante esas preguntas y no insistió.

- ¿Cómo te llamas? - Le preguntó Petz pensando que en eso no habría problemas. -
-Tampoco puedo decirlo. Lo siento. - Se excusó envaradamente el interpelado. - Eso me crearía complicaciones.
-Yo no lo creo así. -  Rebatió Tom agregando en cambio con tono respetuoso y conciliador. - Pero si ese es tu deseo.
-Si el chico no quiere o no puede decírnoslo, dejadle en paz- pidió comprensivamente Ann. - Bastante ha hecho con venir para advertirnos de esto.
- ¿Dónde vives? - Le inquirió Cooan con amable prevención, sobre todo cuando añadió. - ¿Tampoco puedes decirnos eso?
-En una isla - respondió Leval aliviado de poder contar algo. - Propiedad de un hombre muy rico.
-Eso me resulta familiar. - Dijo Diamante mirando a su novia que asintió enseguida. - ¿No será un tal Masters?, el mismo pesado que me ha estado mandando ofertas para que trabaje en su empresa. Creo que posee una gran isla en medio del océano Pacífico. - Le preguntó al chico entornando los ojos con agudeza. -
-Tampoco puedo contestarte, lo siento. - Musitó Leval bajando la cabeza. –

            Se produjo un tenso silencio. Leval entonces suspiró añadiendo.

-Lo lamento, debo tener mucho cuidado con cualquier cosa que modifique mi propia existencia. Aunque quizás, si lo pienso fríamente, teniendo en cuenta lo que nos aguarda, sería mejor sencillamente no existir.

            Eso dejó perplejos a sus oyentes, fue Esmeralda quien tomó la palabra con voz sorprendida para asegurar convencida.

-Pero muchacho ¿tan horrible es ese futuro tuyo? No puede ser peor que un mundo dominado por demonios.

            Todos se quedaron atónitos cuando del rostro del chico comenzaron a caer lágrimas que se esforzaba inútilmente por evitar.

- ¡Es algo peor, muchísimo peor! Los demonios eran malvados, pero, por lo menos tenían una especie de alma, destruían o no guiados por sus deseos, temían los símbolos sagrados. Incluso tenían debilidades parecidas a los humanos. En mi tiempo hubo hasta seres híbridos, hijos de demonios y humanos, que pelearon a nuestro lado. Movidos al menos por el deseo de supervivencia. Incluso una diablesa nos ayudaba.

            El muchacho recordaba a aquella mujer y a su hija. Eran realmente poderosas, pero tan impotentes o más que él a la hora de poder plantar cara a esos engendros. Al menos, junto con algunos valerosos luchadores, entre los que se incluía esa otra chica de la que él estaba enamorado, podían resistir a duras penas tratando de salvar a cuantos hombres mujeres y niños podían. Sin embargo, también recordaba ahora los miles de muertos y el horror de las víctimas y no podía evitar llorar, en tanto añadía con la voz quebrada.

 -Esos malditos invasores no tienen alma, ¡ni deseos, ni le temen a nada! Nada les importaba, no respetaban ni a nada ni a nadie. No se les podía asustar o enternecer ¡He visto cosas tan horribles que casi me vuelvo loco! Por mucho que luché y que traté de salvar a esas pobres gentes no pude hacer nada, ni siquiera por los niños. Todavía escucho a veces los gritos de los niños. - Concluyó con la voz rota, llevándose ambas manos a la cara como si así pudiera eliminar sus terribles recuerdos. -

            Todos le dedicaron miradas de asombro e incluso horror. Beruche se acercó conmovida y le dio un pañuelo al muchacho, algo dentro de ella le hacía sentir una gran lástima por él y despertaba su instinto protector.

-Tranquilízate, ahora estás a salvo. - Le susurró con voz suave, dulce y animosa. - Seguro que todo eso tan terrible ya nunca ocurrirá.

            Leval se sintió reconfortado, como siempre que acudía a su madre en momentos de desesperación, cuando deseaba profundamente dejarlo todo y escapar a cualquier parte remota que pudiera existir. Pero ella le alentaba y siempre conseguía sacarle de ese mar de dolor y sufrimiento. Lo mismo que ahora. ¡Años antes de que él naciera! No pudo responder a esa encantadora joven que no era consciente de su verdadera identidad, solo asintió más tranquilo.

-Al menos dinos si conoces a algunos de los que estamos aquí. - Intervino entonces Ail. -
-Conozco a Tom y a las chicas. - Contestó sorprendiendo a todos - ellos me lo contaron.
- ¿Nos conoces? ¿De qué? - Le preguntó Petz atónita. -
-Tampoco puedo decirlo. - Negó Leval con la cabeza y sintiéndolo realmente en el alma, ¡ojalá pudiera hacerlo! -
-Muchacho, eres un cajón lleno de secretos, - declaró Nephrite sin molestarse en disimular su tono nervioso - y a mí no me gusta que me oculten tantos secretos.
-Ni a mí tampoco. - Añadió Amanda, aunque con más desenfado, tratando a la vez de calmar a Nephrite. - Soy periodista, conque ¡figúrate!
-Lo lamento, siento en el alma no poder deciros más - se disculpó Leval con un poso de amargura agregando con creciente ansiedad. - Creedme que me gustaría, pero es por vuestro propio bien. Y por el mío. ¡Por favor confiad en mí!
-Tú también deberías confiar en nosotros. - Le respondió Diamante cruzando los brazos con tono admonitorio, añadiendo con una argumentación que realmente era irreprochable. - Debes comprender nuestro punto de vista. No ocurre todos los días que alguien que dice venir del futuro nos diga que vamos a morir y no dé más explicaciones. Y desde luego créeme cuando te digo que sé lo que es tratar de cambiar la historia. Aunque fuera por motivos menos honorables. En cualquier caso, no es tarea fácil.
-Ya basta compañeros. - Terció Tom para calmar los ánimos. - No le atosiguéis más, el chico tiene buenas razones para actuar así, estoy seguro, yo confío en él.
- ¡Claro tío! - Afirmó Ail con indignada sorna. - Para ti es fácil hablar de esa manera, ¡tú sabes que sobrevivirás!

Tom se volvió hacia él visiblemente irritado y respondió con dureza.

-Oye ¿acaso crees que esto es divertido para mí? He estado cargando con ello desde hace días.

            Los otros se quedaron nuevamente atónitos, podían entender ahora la causa del aparente estado depresivo de su amigo durante ese tiempo. Aun así, todos coincidían con Ail en que al menos, él lo contaría. De nuevo hubo voces pidiendo algún tipo de información más, por banal que fuera, frente a otras que abogaban por dejar ya el tema y centrarse en lo que realmente importaba, destruir a esas máquinas y abortar esa futura invasión. Las palabras subían peligrosamente de tono y entonces el muchacho intervino con apuro, y en tono suplicante les pidió.

- ¡Por favor! ¡No debéis discutir entre vosotros, os lo ruego! Ahora es cuando debéis estar más unidos que nunca. Sino habré fracasado en mi misión antes de empezar.
-El chico tiene razón - Intervino entonces Roy, quien había estado al margen de aquello, acallando cualquier otra posible réplica sobre todo cuando afirmó. - Yo le creo y eso me basta. Descuida, entre todos cambiaremos ese futuro tan horrible. Mientras ese meteoro llega nos entrenaremos. Seguro que cuanto más fuerte lo hagamos más en forma estaremos, más podremos aguantar y puede que mientras se nos ocurra algo.
-Destruir su base - indicó Zafiro volviendo a centrarse en el tema. -  Se supone que esos bastardos nos matarán porque nos pillarán por sorpresa ¿no? Pero como ya hemos dicho, ahora va a ser diferente.
-Oye muchacho - le inquirió Petz que no podía evitar la pregunta aun a riesgo de volver a desencadenar una nueva polémica. - ¿Sabes acaso que será de nuestra hermana Karaberasu? ¡Por favor, si no puedes contárnoslo, al menos dinos si estará bien!
-Claro. Eso sí os lo puedo contar. - Por fin Leval esbozó una sonrisa de satisfacción cuando pudo responder. - Estará bien, ella pudo refugiarse y luchar en la clandestinidad. Luego se reunió con vosotras, junto con su hijo. Os aseguro que la volveréis a ver. Confío plenamente en ello
- ¿Con su hijo?- Exclamó Cooan, mirando a su esposo.-

            Ahora cayó en la cuenta de porqué Tom había estado tan seguro de que Kalie iba a tener un niño. Ese chico tuvo que decírselo cuando le vio. Aunque tendría que estar molesta pensó que, dadas las circunstancias, su pobre novio habría pasado unos días muy difíciles, le sonrió dándole la mano. Aquello desde luego confortó a Tom que le devolvió una agradecida sonrisa.

-Muchas gracias. Significa mucho para nosotras - sonrió Petz sintiéndose embargada por la emoción como el resto de las hermanas. -
-Ahora que sabemos eso, tenemos más esperanzas en el futuro. - Declaró Beruche con renovado optimismo. -
-Pues habrá que entrenarse, últimamente nos hemos descuidado. - Intervino Ail pasando a recordar ese tema tan crucial al admitir sin paliativos. – El tiempo de paz nos ha oxidado y ejercicio ha sido muy escaso.
-Sí, es verdad. Yo tampoco he vuelto a entrenar en serio. Pero ahora será muy diferente. - Añadió resueltamente Roy. -
-Pero ¿Qué pasará con tu equipo? - Le preguntó Cooan. - No puedes dejar de jugar ahora.
-Es cierto, con lo que te ha costado conseguirlo. - Le dijo Bertie mirándole con preocupación. -
-No es problema. - Contestó él sin darle trascendencia. - Esto es mucho más importante y, además, me adiestraré de noche o en el rincón del Alma y del Tiempo. Allí, en un día del exterior equivale a todo un año dentro y los entrenamientos de mi equipo no son nada en comparación, puedo hacerlos solamente para calentar.

            Leval se quedó atónito al escuchar esto, ese nombre le sonaba. Quizás de alguna antigua historia que le contaron siendo un niño. Ajeno a eso, Roy le comentó sonriente.

-Primero nos entrenaremos aquí. Después vendrás con nosotros a ese lugar y ya verás.
-Vayamos por partes, llamemos a las guerreras y coordinemos esfuerzos. - Declaró Nephrite. -
-De eso nos encargaremos nosotras. - Terció Cooan que les arengó. - ¡Vosotros, desde ahora mismo, a entrenar!
-Entonces llamaré inmediatamente a Masters y le pondré al corriente como os he comentado. Con sus recursos y su tecnología nos será muy útil y está deseando ganar puntos contigo, hermano. -Intervino Zafiro que miró a Diamante. –

            Aunque éste no parecía muy contento con la idea asintió con renovada aprobación a lo dicho antes. No obstante, se permitió un comentario medio en broma medio en serio al decir.

-Quizás le estemos sobrevalorando mucho. No veo como ese millonario podría ayudarnos si tanto nos necesita, no creo que su tecnología sea rival para esas máquinas. Al parecer, solamente le preocupa comprar los diseños de Esmeralda y seguramente que tener una cita con ella.
-Vamos cariño- le susurró la aludida siguiéndole la chanza. - ¿No estarás celoso?
- ¿Yo? ¡Qué tontería!,- se apresuró a contestar él con cierto apuro, entre las sonrisas de los demás. - ¡Llámale si quieres, pero que conste que no me fío de la capacidad de ese tipo!
-Gracias a todos - Dijo Leval- ahora he recobrado la esperanza ¡El sacrificio de los que quedaron en mi futuro no será en vano!
- ¿De los que quedaron? - preguntó Nephrite que, enseguida se corrigió con el típico sarcasmo flemático que atesoraba. - No, ¡déjame adivinarlo a mí! no puedes decírnoslo.
-Bueno, en marcha pues. - Les instó Roy dirigiéndose seguidamente al chico. - Muchacho, tú quédate con nosotros mientras entrenamos y Tom, tú y Connie también, por favor.
-De acuerdo – concedió su amigo. - Podemos posponer la ida al oeste por unas semanas. Llamaré al agente de ventas para explicarle que nos han surgido algunas cosas aquí. ¿Verdad cariño? -. Ella asintió con una sonrisa mientras él le pasaba un brazo por los hombros. – Seguro que lo entenderá.

            Los demás no quisieron preguntarles a qué se referían, eso sonaba a algo privado de la pareja. De todos modos, ahora eso no tenía relevancia. Debían centrarse en esa nueva misión. Y de esta forma, todos se separaron para ponerse manos a la obra en sus respectivos cometidos. Con su esfuerzo y determinación, en una carrera contra reloj, para salvar de nuevo al Mundo.

-Al menos ahora tengo algo de esperanza. - Pensó Leval. -

            Rememoraba como salió de allí, cuando el enemigo le pisaba los talones. Aquellas máquinas habían localizado al fin la isla en la que se escondían. Entre los gritos de alerta y llamada a la defensa de los allí presentes, resonaron las palabras de su tío Tom.

- ¡Vamos! Estarán aquí en cuestión de minutos. Ya no queda tiempo, Leval. Tienes que irte.

            Estaban en una gran sala, con una extraña cámara blindada en la que iban a entrar él, su tío y Mazoui. Solamente Tom conocía aquel extraño conjuro, y únicamente le poder de su primo sería suficiente como para proveer la energía que hacía falta. El muchacho asintió, abrazándose a su llorosa madre, quien, pese a todo, le dedicó la mejor de sus sonrisas, en su rostro ajado por la edad y la preocupación.

-Ten fe, cariño. Podrás hacerlo.
-Sí, por favor, aguardad, si todo sale bien, esto jamás habrá sucedido. - Le pidió el chico. - O en todo caso, puede que retorne con refuerzos.
-Seguro que sí, mi amor. - Suspiró Beruche. -

            Otra jovencita que aguardaba para despedirse era esa atractiva chica de largo cabello moreno y ojos verdes que le abrazó a su vez.

-Cuidaré de tu madre. - Le prometió. - La mía y yo la protegeremos a ella y al resto. Por lo menos, te daremos todo el tiempo que podamos.
-Lo sé, muchas gracias. – Respondió reconocidamente él. -

            Aunque otra hermosa joven, también de larga melena morena, recogida en una trenza más funcional y acerados ojos azules, esperaba. Cuando le llegó el turno los dos se abrazaron besándose no sin pasión. Leval la miró entre atónito y emocionado.

-Bueno, ahora sí que puedo expresar lo que siento. Quizás no tenga más oportunidades. - Sonrió ella acariciándole una mejilla. -
-Te quiero, Jane. - Susurró él. -
-Y yo a ti, Leval. Pero esto es mucho más importante que nosotros dos. ¿Quién sabe? - Añadió al chica con tono esperanzado.- Puede que, en otro futuro mejor, también seamos capaces de estar juntos.

            Al fin, ella se apartó, tratando de no llorar, Jane era una mujer fuerte y curtida. Lo demostró cuando él la conoció siendo una de las líderes de la resistencia. Leval la convenció de que viniera con él a esa isla, para usarla como base de operaciones. Ahora la joven le miraba con una mezcla de orgullo, amor y esperanza, como el resto. Los demás también estaban apartados. Fue su primo Mazoui quien, con tono sereno, le indicó.

-Vamos, no tenemos mucho tiempo.
-Es irónico. - Pudo sonreír él de forma sardónica apara agregar con voz queda. - Precisamente eso es la clave. Si esto sale bien, tendremos todo el que queremos.
-Intentaré llevarte al momento y lugar precisos, pero eso requiere concentración. - Intervino Tom. -

            Los tres se metieron en aquella cámara blindada. Estaba pensada para resistir al menos algunos ataques enemigos. Pero no era esa su función. Posiblemente, al iniciar el conjuro para viajar a través del tiempo se liberaría una enorme cantidad de energía. Tanto el primo como el tío de Leval estarían en un recinto continúo construido de cristal especial blindado.

-El profesor Tomoe fue un genio cuando diseñó esto. - Comentó Tom, dirigiéndose a Mazoui. - Permite que uses tu poder para impulsar el conjuro al tiempo que te protege de él.
-Sí, entre el profesor Tomoe, su esposa Kaori, su hija Keiko, Satory, y el doctor Wallance, han hecho mucho por nosotros. Al menos nos han permitido vivir aquí con suministros de agua y comida que esos canallas no han podido rastrear. -Convino su interlocutor. -
-A veces me he sentido como un privilegiado, y la conciencia me golpea. He vivido aquí, con unos lujos que el resto de las personas de la Tierra no han podido disfrutar. - Suspiró Leval. -
-Trajimos a cuantos pudimos, y colaboramos con los grupos de resistencia siempre que nos fue posible. – Quiso animarle su primo. -
-Por suerte, esos disruptores que diseñó el profesor Tomoe, en colaboración con otros científicos, nos permitieron burlar sus detectores. Por lo menos hasta ahora. - Afirmó Leval. -

            Fuera las alarmas habían empezado a sonar, el enemigo se aproximaba. Tom les indicó que debían estar listos, declarando…

-Vamos Mazoui, entra aquí, tú Leval quédate totalmente quieto y cierra los ojos si quieres. Voy a recitar el conjuro…

            Y el muchacho asintió, ahora, una voz femenina conocida, pero al tiempo extraña, le preguntó con un susurro.

- ¿Te encuentras bien?

            El joven abrió los ojos, saliendo de aquellos recuerdos. Ante él estaba su futura madre, esa jovencita amable y tan atractiva, que le sonreía, aunque dedicándole una mirada de inquietud.

-Sí gracias. Supongo que estoy algo cansado del viaje. Es como una especie de jet lag.
-Sí, conozco esa sensación. - Convino ella con tono afable.- Anda, ven dentro, podrás instalarte en una de las habitaciones y descansar.
-No quisiera ser una molestia. - Se apresuró a decir apuradamente él. -
-En absoluto, acabamos de mudarnos y tenemos sitio de sobra. - Repuso su interlocutora. -

            Roy los vio subir las escaleras, aunque no comentó nada al respecto. Empero, hizo un aparte con Tom y le preguntó, en tanto Cooan telefoneaba a Japón para contactar con sus amigas sailors.

-Dime una cosa, amigo. ¿Te ha contado algo más?
-Apenas me dijo un par de cosas cuando le vi por primera vez. - Repuso éste, quien sin querer mentir por completo, añadió. – Ahora me he enterado del resto, como vosotros.

Su interlocutor asintió, dándose por satisfecho con eso. Beruche por su parte le dejó una amplia habitación vacía al chico, disculpándose apurada comentó.

-Lamento que no haya ni cama, ni muebles todavía. Tenemos que decorarla y amueblarla. Habíamos comenzado con el salón, los baños, nuestro dormitorio y una habitación para invitados que van a ocupar Tom y mi hermana Cooan. No esperábamos tener tantos huéspedes tan pronto. Le diré a Roy que te traiga un colchón. Yo iré a por unas sábanas.

            Aunque para su sorpresa el chico le brindó una afectuosa y reconocida sonrisa, declarando con amabilidad.

-Esto es muchísimo mejor que la mayor parte de los sitios en los que he tenido que dormir. Y soy un saiyajin. Para nuestra raza esto es de por sí un lujo.

            Su contertulia le dedicó a su vez una afable sonrisa y le dejó por unos instantes. Bertie bajó las escaleras viendo a Cooan.

-Iba a llamar a las chicas. - Le comentó su hermana menor. -
-Hagámoslo juntas. - Le propuso Bertie, a lo que Cooan asintió. -

En Japón no tardaron en recibir la llamada de Cooan. Ami atendió la misma y simuló desconocer aquello. Luego fue Bertie la que tomó otro aparato portátil para unirse a la conversación. Su amiga la guerrera de Mercurio dejó que la informasen.

- ¿Estáis seguras? - Quiso saber Ami. -
-Podemos confiar en ese chico. - Le aseguró Bertie. -
-En tal caso, avisaré a las demás y las pondré al tanto. ¿Os ha dicho de cuánto tiempo disponemos? - Quiso saber la sailor. -
-No con exactitud, - repuso Cooan. - Pero habló de meses.
-Gracias. Llamaré a las otras y veremos qué podemos comenzar a hacer. - Se despidió Ami. -

Al poco de colgó, en efecto avisó a las demás y celebraron una reunión de urgencia en el santuario.

-Bien. - Les comentaba Mercurio a sus compañeras. - Ellos ya lo saben, ese  misterioso muchacho del futuro les ha informado. Les ha dado pruebas de que es un súper saiyajin, casi tan poderoso como Roy.
-Sí, es cierto. He consultado el asunto y me han dicho que ese chico dice la verdad. Pero que no debería estar aquí. – Le confirmó Mamoru. -
-Las guerreras del espacio exterior también nos han mantenido informadas. - Terció la gata Luna que había acudido junto a Artemis. - Desde los confines de nuestro sistema han detectado una serie de objetos que se dirigen hacia la Tierra, en rumbo de colisión. Todo concuerda.
-Pero ¿están seguras de que lo que se aproxima se trata de objetos enemigos? - Inquirió Makoto. -
-Podrían ser algunos de los millones de asteroides o fragmentos de rocas y de hielo que orbitan en la nube de Oort. Todavía están demasiado lejos como para que podamos confirmarlo. - Terció Artemis. -
-Recuerdo lo que sucedió cuando todavía luchábamos contra esos demonios. Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, tuvieron que enfrentarse a un explorador. O eso nos contaron ellas que dijo ser. – Mencionó Minako con gesto reflexivo. -
-Posiblemente tenga relación. Bien pudo ser una avanzadilla para probar nuestras defensas. - Comentó ahora Rei afirmando sin paliativos. - Pero lo que sí es cierto es que la amenaza es muy peligrosa. Yo misma lo vi cuando me pediste que consultase el fuego sagrado. – Remachó con visible inquietud dirigiéndose a Usagi que asintió. - No podemos tomarlo a la ligera.
-No, en efecto, las exteriores me han notificado algo de eso. - Les contó entonces Usagi, explicando a las demás.- Entre los restos de la nave en la que llegó ese explorador al que se enfrentaron, han localizado una especie de caja negra. Posiblemente haya estado enviando una señal al espacio para informar de su posición desde que acabaron con su tripulante.           

            De hecho, cuando llegaron a Hokkaido y rastrearon la zona, las chicas se quedaron sorprendidas. Apenas dejaron restos allí cuando el equipo de investigación del gobierno japonés y las empresas de la Masters Corporation peinaron la zona. Aunque inexplicablemente, no encontraron esa especie de caja.

-Nosotras pudimos localizarla gracias a que detectamos una perturbación debida a las señales que estaba enviando al espacio. - Le contó Setsuna quien especuló. - Puede que se haya activado recientemente. Como una señal de emergencia con temporizador, por si transcurría un periodo de plazo determinado sin noticias de ese explorador.
-Eso es lo más coherente que hemos pensado que ha debido de ocurrir. - Añadió Haruka. - Como los viajes de esos tipos deben de durar mucho, quizás tengan plazos de semanas o incluso meses y años, para que esas señales se activen de modo automático si su dueño no informa de su paradero.
-En cualquier caso, ¿Qué quieres que hagamos? - Le preguntó Michiru a su vez. - ¿Destruimos esa caja o la permitimos emitir a fin de localizar la señal?
-Por ahora, dejad que emita y seguir el curso de esa señal a ver si, en efecto, atrae a alguien. - Les indicó ella tras sopesar por unos momentos qué responder. -
- ¿No sería mejor eliminarla? - Le propuso Haruka. - No podemos arriesgarnos a revelar la posición de la Tierra a fuerzas potencialmente hostiles. -
-Mucho me temo que a estas alturas esas fuerzas ya saben dónde estamos. Pero somos nosotros quienes desconocemos su procedencia. - Replicó Setsuna. - Quizás no sería tan mala idea dejar que siga emitiendo a fin de averiguar quién recibe la transmisión.

            Eso recordó la Guerrera Luna, y cuando salió de sus pensamientos le comentó al resto.

-Como ya os dije, en esta ocasión nos sumaremos a la lucha desde el comienzo. Y lo haremos con todo lo que tengamos. Desgraciadamente las gestiones que tanto Mamoru como yo misma hemos estado haciendo, así como las que Chibiusa trata de llevar a cabo en el futuro, no estarán listas a tiempo para afrontar esta amenaza.
-Aun así, hay una esperanza. - Razonó Ami sonriendo aliviada pese a todo. – Pensad en esto. Si Chibiusa está en el futuro llevando a cabo eso que dices, significa que tenemos un futuro. Que venceremos también a estos nuevos enemigos.

            No obstante, los rostros de su amiga y de Mamoru se ensombrecieron, más cuando él declaró con tono grave.

-Ahí está el problema. Hace tiempo que no podemos comunicar con nuestra hija. Se suponía que esto no debía de haber sucedido. Por alguna extraña alteración del tejido espacio temporal, es como si acontecimientos de otra dimensión paralela estuvieran invadiendo ésta en la que nos encontramos y al parecer, impiden la comunicación inter temporal.

            Aquello era tan complicado que ni la misma Ami supo que decir. Fue Makoto la que, más directa y fiel a su estilo, afirmó elevando un puño.

-Sea como sea la amenaza está ahí, y se aproxima. Nuestro deber es proteger al planeta y neutralizarla. Y contamos con muchos y poderosos amigos y aliados ahora.  De modo que, tranquilos. Como de costumbre, daremos una buena zurra a quién se atreva a poner en peligro la Tierra.
- ¡Así se habla! - Convino Rei recuperando la sonrisa. -
-Adelante pues, no tenemos ni un minuto que perder. -Las arengó Usagi. -

            Por su parte, tres de las guerreras exteriores recién retornadas de Hokkaido, recibieron una llamada de Mamoru. Plutón atendió el teléfono y Endimión le hizo un breve resumen de lo que habían hablado él y las otras sailors.

-Las cosas pintan mal. - Suspiró Setsuna al colgar, aseverando con visible inquietud. - Una nueva amenaza se cierne sobre la Tierra. Y parece ser muy grave.

            Les explicó a sus compañeras lo que su soberano le había referido, y agregó con aire de preocupación.

-Es el tabú, una vez más se ha roto.
- ¿Otra vez? - Inquirió la atónita Michiru declarando. - Pero ¿cómo?...
-Habíamos eliminado todo riesgo cuando estuvimos en el pasado. Al menos eso pensábamos. - Afirmó Haruka. -
-Por pequeñas que sean las grietas dimensionales, a veces son suficientes como para desencadenar un efecto dominó. - Les comentó su compañera la guardiana del espacio- tiempo. - Y no estamos seguras de dónde pudieron quedar algunas de ellas. Muchos de esos pasillos se abrieron sin ninguna explicación. Al menos ahora mismo no la tenemos. Por ello pudieron ser hechas desde el futuro y recorrer el camino inverso hacia nosotros y el pasado.
-En ese caso tendremos que retornar una vez más. - Suspiró Michiru. - Pero ¿cuándo y a dónde?
-Seremos metódicas. Y tendremos paciencia, primero afrontemos esta crisis. Después ya veremos. - Sentenció Haruka. -
-En cuanto a esa maldita caja negra, ¿creéis que hemos hecho bien? - Inquirió una dubitativa Neptuno. -
-Fueron las órdenes que se nos dieron. - Respondió su pareja con cierto toque de agudeza al agregar. - Supongo que la reina tendrá sus motivos. Además de los que expuso Setsuna.
-Sobre eso, no sé si Serenity tendrá más datos que nosotras o no. Pero en cuanto a lo que hemos hablado antes, informaré a los reyes una vez me cerciore. - Terció Setsuna indicándoles a las otras. - Pero, por ahora, debe ser guardado en absoluto secreto para los demás, incluyendo a Hotaru.
-Por cierto. Tenemos que reunirnos con ella. La necesitaremos. - Comentó Michiru. -
-Muy bien. Ahora estaba pasando unos días con su padre. - Dijo Haruka. - Pero Tomoe va a tener bastante trabajo cuando todo esto empiece.
-Y, sobre todo, la fuerza de Saturno nos es imprescindible si queremos enfrentarnos a quienes quieran que sean esos tipos. - Remachó Setsuna. - A juzgar por lo que ese muchacho les ha contado, son seres de un poder que va más allá del de los súper saiyajin.
- ¿Cómo? - Exclamó Haruka abriendo los ojos con una mezcla de estupor y alarma. - ¿Más fuertes todavía que Roy?
-Así parece. - Comentó sailor Plutón. - Por eso no tenemos ni un instante que perder. Primero nos ocuparemos de esto, y si salimos con bien, ya me encargaré de investigar ese asunto de las brechas temporales.
-Entonces, a trabajar. - Las arengó Michiru. -


            Sus compañeras asintieron y se separaron prestas a cumplir con sus cometidos al igual que sus compañeras del sistema solar interior. La primera fase para la defensa del planeta estaba en marcha.


                             anterior                                                                     siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)