sábado, 5 de marzo de 2011

GWB 8. 53. El secreto de Leval es descubierto

Pasaban los días y Roy entrenaba concienzudamente al muchacho, en un lugar aislado de curiosos ambos luchaban hasta la extenuación y se recobraban con una alubia. Así día tras día. Beruche se preocupaba mucho por los dos, sobre todo por el chico y eso no había pasado inadvertido para Roy. Su novio se daba cuenta de que ella observaba siempre al muchacho de forma muy inquisitiva y diríase que hasta extraña. De hecho, Bertie había estado muy interesada en él desde el primer día que apareció.  Quizás cautivada por su historia, su drama personal, o algo que no podía llegar a comprender. Lo cierto es que no le importó al principio. Él mismo estaba intrigado con ese misterioso muchacho, pero ahora cada vez le molestaba más. No era nada que pudiera calificarse como sospechoso en la conducta de su chica pero él tenía una extraña sensación que aumentaba día tras día. Observaba las miradas entre ambos, el creciente sentimiento de empatía que los dos parecían tenerse mutuamente y en ocasiones se sentía fuera de lugar cuando estaba junto a ellos. Se decía mentalmente que nada de eso sucedía, que eran imaginaciones suyas, pero poco a poco su pensamiento iba siendo dominado por unos celos cada vez más acusados. Hasta que una tarde aconteció algo que podía ser perfectamente definido como “la gota que colmaba el vaso de su paciencia”.

-Soy un imbécil paranoico, está claro que Bertie le tiene lástima. Eso es todo. Y no me sorprende.- Se repetía una y otra vez con poco éxito. -

            Después de un duro día de entrenamiento Roy estaba más nervioso de lo habitual. Los crecientes malos pensamientos que le asaltaban se veían aumentados por su próxima partida, tendría que irse de gira con su equipo durante varios días y dejarles solos. Pese a proponerle a su novia que podría usar la translación instantánea, ella se negó, alegando que habían pactado no hacerlo.

-Pero eso es relativo a nuestra vidas normales, esto es diferente.- Argumentó él.-
-No lo es. Si vas a jugar partidos, eso entra dentro de la vida normal.- Alegó su interlocutora.- Y piensa que sería terrible si alguno de tus compañeros de equipo, o la gente que pueda haber cerca, te descubriese. ¿Cómo lo ibas a explicar?

Ante ese argumento pleno de lógica y sentido común no pudo oponer nada. Sin embargo, no podía dejar de darle vueltas a la cabeza. Entre tanto, el chico a su lado sudaba a chorros tras el combate. Se había quitado una camiseta con pesos que su compañero de entrenamiento le había prestado y respiraba todavía con agitación. Bertie se llegó hasta ellos como solía hacer cada vez que ambos se permitían una pausa. Con sendas toallas en la mano le ofreció una a cada uno y Roy volvió a tener esa desagradable sensación. Su novia le dio la suya con una sonrisa pero le ofreció la otra al muchacho con una mirada demasiado inquisitiva, con la que se permitía recorrerle el pecho y el torso descendiendo hasta los abdominales, bien marcados, que bajaban y subían de modo salvaje al ritmo de la respiración.

-Toma. ¿Quieres una toalla?- Le dijo con mucha amabilidad ella tendiéndosela hacia las manos. -Sí, muchas gracias. - Repuso el chico asiéndola a la par que sus manos entraban en contacto con las de Beruche bajo la complicidad de la tela. -

            La muchacha sonrió ampliamente entrelazando su mano a la del chico y acariciándole instintivamente el cabello con la otra. Él sintió un escalofrío recorrerle desde el cuello hasta la espalda. Eso mismo hacía su madre, (ella). Cuando le veía deprimido o cansado. Claro, Beruche era su madre, o lo sería. ¡Ojalá esa chica que tenía enfrente, ajena a ese futuro, no pensara en él de otra forma! Roy, que se encontraba a pocos metros, se dio perfecta cuenta de todo eso y una ráfaga de furia se apoderó de él.

-¿Qué demonios se ha creido ese mocoso?.¡No se detiene ni ante mis propias narices!.Y ella ¿por qué le toca así?.


            No pudiendo contenerse se acercó a ellos a grandes zancadas. Leval por su parte, estaba ajeno del todo a esas sospechas de su futuro padre, sólo se fijaba en Bertie y ella le devolvía la mirada con una expresión indeterminada de ternura y cariño.¿O era más que eso?.

-¡Ya basta de descanso!.- Le espetó Roy apartándole de un manotazo tan fuerte que lo lanzó contra el suelo. -

            El chico salió de esa especie de ensueño cuando su cuerpo dio contra la hierba. No entendía esa brusquedad, a no ser claro que su padre estuviera probándole para ver si progresaba en cuanto a capacidad para advertir los movimientos del contrario. No le dio más importancia pero Beruche obsequió a su novio con una mirada de reprobación. Más cuando él le dijo con bastante poca amabilidad.

-¡Apartaté!. Vamos a seguir y no lucharemos en broma.

            Ella no supo que responder, notaba a Roy enfadado y no sabía porqué, últimamente estaba muy raro. No era él mismo, muchas veces respondía con monosílabos o con malos modos sin justificación. Seguramente la presión de saberse responsable del futuro una vez más cuando creyó todo aquello superado le estaba jugando una mala pasada. Decidió dejarlo correr. La pelea comenzó, Leval atacó con buena disposición para demostrar que sus progresos eran notables pero su oponente no devolvió los ataques como esperaba. Con una rápida translación instantánea reapareció a la espalda de su rival y le golpeó sin miramientos estrellándole contra una pared de cemento que el desprevenido chico destrozó con el impacto.

-¿Pero que está haciendo Roy?- Se preguntó Bertie entre sorprendida y preocupada, alegando con indignación.- No puedes usar ese truco, no es justo.
-No debe dar nada por supuesto. Si su rival posee alguna ventaja de seguro la usará. Más le vale estar listo para lo inesperado.- Replicó abruptamente su novio.-
-Tiene razon.- Admitió Leval.-

            Él sabía mejor que nadie que sus enemigos en el futuro no se paraban ante nada y que carecían de escrúpulos, bajos ese punto de vista, era bueno para él ser adiestrado de esa manera. Sin embargo, comenzaba a notar un sentimiento de hostilidad de Roy hacia él, y no terminaba de comprender el motivo. Por ello, quiso animarse y añadió.

-Lucha como creas oportuno, tengo que adaptarme a cualquier cosa.

            El interplado no dijo nada y se litió a ponerse en guardia. Leval le imitó. En ese momento llegaron Tom y Cooan. Habían quedado en reunirse allí para continuar charlando de los próximos pasos a seguir. Mientras aparcaban el todo terreno que traían la pelea continuaba y fue él quién pudo percatarse de que aquello estaba comenzando a ser más que un mero entrenamiento.

-Luchan con ganas. - Declaró  ingenuamente Cooan, ajena a lo que estaba sucediendo. -
-Al menos Roy. - Matizó Tom, realmente sorprendido por aquella actitud de su amigo. –Yo diría que con demasiadas.

            En efecto. Aunque Leval solamente retrocedía, blocando ahora los golpes como podía. Su padre estaba encolerizado, nunca había peleado así, seguramente había decidido pasar a un estadío más avanzado de entreno.

-Hola Bertie. - Saludó Cooan a su hermana que también presenciaba aquella pelea con creciente preocupación. -
-No sé que le ocurre a Roy. - Repuso ella por todo saludo observando aquella pelea con visible preocupación para sentenciar. - Creo que está yendo demasiado lejos.
-Sí, eso opino yo también. - Convino Tom sin disimular su inquietud. -Está forzando demasiado a ese chico.

            Leval por su parte reclamaba un descanso. Pero su entrenador no se lo concedía. El muchacho tuvo que pedir tregua en medio de la batalla sin importarle reconocer.

-Basta, todavía no estoy a tu altura...
-¿No verdad?- Replicó Roy con furia para sentenciar. - Te conviene no olvidarlo.

            El chico no acababa de comprender el porqué de ese desafiante tono y se separó dirigiéndose junto a los demás. Su aspecto era deplorable puesto que había encajado varios golpes en la cara que lucía ahora una ristra de moratones y magulladuras. Podía notarse el sabor de la sangre en la boca y tuvo que escupir para liberarse de parte de ella.

-¡Qué barbaridad, como te ha dejado!- ¡Le sonrió Beruche apresurándose para enjugarle la herida con un paño limpio. -

            Tom y Cooan observaban la natural escena sin preocuparse de nada hasta que pudieron ver acercarse a Roy. Justo cuando Bertie se acercaba a los labios del chico, que había bajado sumisamente la cabeza para que ella no tuviera que estirarse demasiado, dada la gran diferencia de estatura. Pero desde la perspectiva de Roy esa posición parecía una cosa bien distinta y las más absurdas ideas pasaron por su cabeza. Situaciones que cualquiera habría desechado de inmediato por ridículas tomaron el control de su mente, dada la agresividad que recorría su cuerpo a causa de la lucha.

-Oye Roy. ¿Estáis entrenando demasiado en serio, no?- Le comentó Tom cuando le vió acercarse andando a ese ritmo tan rápido.-

            Para su sorpresa su amigo le ignoró por completo y atacó al chico. Leval se había distanciado unos pocos metros de Bertie y estaba girándose para mirar hacia la zona de la lucha cuando el puñetazo de su agresor le dio de lleno lanzándole decenas de metros en el aire hasta caer en el suelo en donde rebotó varias veces hasta quedar tendido sin poder levantarse. Las caras de los demás pasaron de la sorpresa al miedo en el caso de Cooan y Tom y aun más al desconcierto y la indignación en Beruche, que se dirigió a su novio. Éste, jadeante y crispado de furia, permanecía en pie taladrando con la mirada el lugar en el que había caido su rival...

-¿Te has vuelto loco, Roy?¿Que le has hecho?- ¡Estaba desprevenido!.

            Leval escupía sangre con más abundancia y Cooan no tardó en correr hasta él para auxiliarle. El propio Tom se acercó hasta el chico y quedó horrorizado. La paliza que había encajado era excesiva.  Eso no se trataba de ningún combate de entrenamiento. Más bien parecía una lucha a muerte contra un enemigo. ¿Qué demonios se proponía Roy? Iba a matarle si continuaba así.

-Rápido, dame una alubia.- Le pidió a su amigo que ni siquiera pareció escucharle. -¡Roy, por el amor de Dios!. ¡Este chico está malherido!.

            Bertie dirigió a su pareja una furibunda e incrédula mirada y quiso hacerse con la bolsa en donde se guardaban las alubias pero él la detuvo sujetándola de un brazo.

-¿Se puede saber que estás haciendo?- Le increpó ella atónita. -
-¿Qué estás haciendo tú?- Replicó él con tono acusador. -¡Déjale!, que aprenda a sufrir como un auténtico guerrero del espacio. No es ningún crio. ¿O acaso es que no te has dado cuenta?.-Remató con marcado sarcasmo. -
-¿Qué insinúas?- Contestó Beruche enfrentando su mirada con auténtica indignación. -


            Leval se había puesto trabajosamente en pie ayudado por Tom y ambos dirigían una mirada asombrada y llena de temor hacia Roy que se encaró con el chico.

-Eres muy lento muchacho y demasiado débil.¿Y tú te llamas súper guerrero?.- No me durarías ni dos minutos en un combate real. Hasta ahora he sido muy blando contigo, pero ¡prepárate! porque voy a luchar en serio.
-Yo...no comprendo,¿qué…qué… he hecho… mal?- Pudo balbucear el chico visiblemente desolado, además de muy dañado físicamente. -
-¡De sobra lo sabes! - Le acusó su atacante fulminándole con la mirada, a la par que dedicaba otra a Bertie.-

Ella comenzó a darse plena cuenta de lo que estaba pasando allí. También Tom se apercibió, quedando con la boca abierta. La única que no se enteró fue Cooan que había ido corriendo a por unas vendas para taponar la sangre de ese pobre muchacho.

-¿Pero qué estás diciendo, Roy?-. Le espetó la muchacha tomándole de un brazo. -¿Se puede saber que estupideces te están pasando por la cabeza? ¿No pensarás que yo?.

            Él no respondió pero su ira lejos de remitir por ese reproche aumentaba. Más cuando Bertie fue en ayuda del chico a quién pudo por fin ofrecer una alubia. Leval apenas sí podía masticarla puesto que su mandíbula estaba seriamente dañada, así que ella la introdujo suavemente en su boca sin importarle mancharse. Eso puso a Roy fuera de sí y ya estaba preparando un nuevo golpe. Por fortuna la cercanía de su novia le disuadió el tiempo suficiente para que Tom interviniese.

-Tenemos que hablar. - Le instó a su amigo.-
-¡Meteté en tus asuntos! -Le escupió éste. -
-No sabes lo que haces. -Le reprochó Tom. - Y te aseguro que te vas a arrepentir.
-¿Te atreves a amenazarme cuando estoy viéndolo con mis propios ojos?- Le gritó Roy señalándo hacia Bertie y Leval.-

            El chico se quedó de piedra, no había entendido nada hasta entonces, pero ahora estaba claro.¡Qué horror!. No podía permitir que esa situación continuara o quizás él mismo estaría en peligro. Tanto ahora como en su futuro nacimiento.¿Pero, que podía hacer?. Sólo optó por la única salida que vió en ese instante, se elevó en el aire desapareciendo de allí...

-¡Espera!- le pidió Bertie en vano.--

            Entonces la joven rompió a llorar y corrió lejos, su hermana tuvo el tiempo justo de verla y salir tras de ella. Tom había leido la angustia en los ojos de Leval. Y le dijo a Roy con una mezcla de desaprobación y desespero...

-¡No sabes lo que has hecho!.
-¡Que no lo sé!- Le replicó éste con rabia. - Eres tú el que no se ha enterado de nada, idiota. ¿No has visto como se miran?

            Y estaba dándose la vuelta para marcharse de allí cuando Tom en un arranque de furia le sujetó del brazo y le espetó.

-Esto ha llegado demasiado lejos. ¡Vas a escuchar lo que tengo que decir, estúpido! ....

            Y Roy se soltó fácilmente lanzando a su amigo al suelo. Pero enseguida pudo dominarse lo bastante como para darse cuenta de que podría haberle hecho daño. Tom no era un saiyajin como ese chico y él no había medido su fuerza. Por suerte éste se levantó ileso.

-Lo siento.- Pudo decir  bajando la mirada y tratando de templar su furia. -

            Pero su amigo hizo algo que él no esperaba, se dirigió a él y le sacudió una bofetada con todas sus fuerza alcanzándole entre la cara y la frente. A Roy no le dolió pero le hizo levantar una mirada de rabia y sorpresa. No obstante se contuvo, a fin de cuentas se lo tenía merecido. Pero jamás habría esperado esa reacción de Tom que solía ser muy tranquilo. Aunque aquello no quedó ahí.

-¡Y más que lo vas a sentir! - Le aseguró su amigo visiblemente enfadado. – No ni tienes idea de nada.¡Eres un necio!, nunca lo habría esperado de ti. ¿Sabes a quién has estado a punto de matar? ¡Eh!.¡Lo sabes!.

            Roy le dirigió una mirada de sorpresa y desconcierto, la ira había quedado desplazada e incluso comenzó a sentir temor. No había visto a Tom con ese tono de voz tan desesperado desde que quedase inválido.

-Sólo he visto a un muchacho y a mi novia coqueteando ante mis narices. Me da igual que venga del futuro. Por mucho que quiera salvar la Tierra, Bertie no va incluida en el lote. - Le explicó más centrado a su amigo pero todavía con un claro matiz de amenaza cuando añadió. - Y no voy a permitir que esto siga más allá o soy capaz de matarlo.¡ Que se vuelva a esa época de la que dice provenir que ya nos encargaremos nosotros de todo aquí y ahora!

            Su interlocutor movió la cabeza, estaba realmente enojado y no podía entender esa ceguera en Roy. ¡Todo se iría al traste, fracasarían y serían exterminados! y ¿por que?. Por unos estúpidos celos infundados.

-¡Jamás pensé que fueras tan rastrero! -  Le insultó Tom con desprecio. – Ni siquiera cuando Armagedón te poseyó actuaste así.

            El aludido le sujetó de la pechera en un acto reflejo, casi tenía la mano levantada para pegarle y le espetó.

-¡Ten cuidado con lo que dices!, no le consiento a nadie que me hable así, ¡retiraló o … !.
-¿O qué? ¿Vas a matarme a mí también?- Le desafió su interlocutor con la valentía del que se sabía de parte de la verdad. - ¿De qué más eres capaz? ¡Adelante! - Le provocó sentenciando a continuación fuera de sus casillas con una mezcla de amargura, tristeza y decepción. -No me sorprendería nada que lo hicieras, si has amenazado la vida de tu propio hijo.

            Roy se estremeció por dentro.¿Qué demonios había querido decir Tom?. ¿Acaso Bertie estaba?...No, ella no había dicho nada. Y últimamente habían mantenido pocas relaciones debido a todo aquello. Entonces, ¿Acaso ese chico era?...Movió la cabeza como si quisiera sacudirse esa idea que se había encendido en su mente. ¡No, eso no podía ser! Miraba ahora a su interlocutor con total desconcierto. Éste enseguida adivinó la sorpresa en el semblante de su enfurecido amigo y lejos de detenerse, remató sin miramientos, confirmándole aquello.

-¿De dónde te crees que viene ese chico? Él nunca te lo dirá ni aunque le mates. Pero a mí sí me lo dijo. Proviene del futuro y es tu hijo.

            El aludido se quedó paralizado. No podía creerlo. Negó con la cabeza y soltando a su amigo amagó una sonrisa irónica, replicó.

-¿Es que te has vuelto loco? ¿Pero qué estás diciendo?...Mi hijo ¡Eso es absurdo!.
-¿Lo es?- Replicó Tom rebatiéndole a renglón seguido. - ¿Cuantos guerreros del espacio vivos conoces, eh? -¿Cuantos que tengan ese parecido tan grande contigo?. Bueno no tanto, los ojos son de un azul profundo,¡que casualidad! - Exclamó con sarcasmo para rectificar con rotundidad y sutil ironía.- ¡Mejor dicho que causalidad!, son como los de Bertie, los mismos ojos de ella, porque  será su madre.

            Roy no podía dejar de mover la cabeza pero la verdad se adueñaba de él por momentos y una ráfaga de desperación y culpa barrió las demás emociones. Cayó de rodillas y con las manos en la cabeza en cuanto oyó lo último. A su cabeza veían más recuerdos de aquella charla con su maestro Trunks. Los dos, sentados en un aparte del Rincón. Roy le comentaba.

-Debió de ser duro viajar en el tiempo a tratar de impedir aquello.
-Sí, pero yo tenía mucha ilusión en conocer a mi padre. En mi linea temporal no pude hacerlo. Murió siendo yo un bebé. Y bueno…. Cuando al fin logré cumplir mi sueño, al principio me desilusioné. Yo no parecía importarle nada. Es más. Me trató de la peor manera posible….
-¡Vaya un idiota!- Comentó Roy, eso sí, en voz baja.- Bueno, no quiero que me escuche. Vegeta no es de los que tienen demasiado sentido del humor.
-¡No, desde luego que mi padre es así!- Rio su contertulio.- Sé que en un principio estaba más celoso de mi fuerza que otra cosa. Pero al final si demostró que yo le importaba. Cell casi me mató en ese torneo el que te hablé y él quiso vengarme entonces. Pude darme cuenta estando medio inconsciente.
-No sé.- Comentó Roy con tinte reflexivo.- Si yo tuviera un hijo, para mí sería la cosa más importante del mundo junto con Bertie. Trataría de ser para él como mis propios padres fueron conmigo…¡Ojalá que tu padre hubiera aprovechado esa ocasión!

            Trunks asintió con aprobación. Ahora todo eso cruzaba por la mente de Roy que solo podía gemir puesto de rodillas en el suelo.

-¿Dios mio! – decía una y otra vez.- ¿Qué he hecho?

Su amigo se compadeció de verle así y dulcificó su tono añadiendo de modo más conciliador pero quizás por ello, todavía más lacerante.

-¡Por Dios, Roy! Ese pobre muchacho escapó de un futuro de pesadilla con dos ilusiones, una evitar ese mundo atroz en el que se crió y la otra conocer a su padre. Él es el hijo que tendréis Bertie y tú. Incluso me mostró algunas fotos que trajo.- Añadió con los ojos empañados y la voz tomada por la piedad hacia aquel pobre chico. -Algunas tuyas de cuando se suponía que jugabas en el equipo.Y hablaba de ti con tanta admiración…

            De su contertulio sólo salió un sollozo ronco.

-¡No!- Pudo decir hundido en la miseria que ahora se apoderaba de su alma, repitiendo sin parar, entre sollozos. - ¿Qué he hecho, Dios mio?-¡Por favor!, trata de entenderme. Yo no sabía nada. - Añadió con tanta amargura que conmovió a su interlocutor. - Esto es de locos. ¿Como iba a saberlo? ¿Por qué no me lo dijo?¿Por qué no me lo dijiste tú? ¡Maldita sea, eres mi amigo!

            Tom respiró hondo elevando la vista hacia el cielo y al fin pudo replicar con tono paciente y hasta compasivo.

-No podia decírtelo. Me lo hizo prometer. ¿Es que no comprendes que no sería igual para él? Quería conocerte y aprender de ti, como dos buenos amigos ¿Cómo va a deciros que seréis sus padres? Os hubiera marcado, su propia existencia estaría en peligro. Roy, le has puesto entre la espada y la pared. Ahora en vez de padre, cree tener por enemigo a un loco celoso que intenta matarle. ¿Qué pensará de ti?

            Su interlocutor se sentía terriblemente mal. Posiblemente hubiera hecho trizas todas las esperanzas de ese muchacho. Había destrozado su confianza...

-No podré mirarle a la cara. - Se lamentó entre lágrimas. - ¡Soy un maldito hijo de perra, lo sé! Pero tenía miedo Tom. ¿Y si Bertie se enamora de él?.
-¿Acaso crees que Leval lo iba a permitir?. Él sabe que ella está destinada a ser su madre. -Le respondió su amigo más calmado ya. -
-¿Así se llama?- Pudo decir Roy tratando de erguirse de nuevo en pie y de enfrentar su abochornada mirada a la de su contertulio. -
-No quería decirte nada, su seguridad estaba en juego. Solo Dios sabe lo mal que lo he pasado durante estos días. Así que te ruego, ¡te suplico!, que arregles las cosas sin decirle que lo sabes.
-¡Te lo juro!- Se apresuró a replicar Roy deseoso como nadie de enmendar su vergonzoso  proceder. – Quizás pueda lograr que él lo olvide, pero Bertie no me lo perdonará jamás.
-No se lo digas a ella tampoco. - Negó su contertulio con la cabeza, imaginando la tentación que sería para su amigo hacerlo para así descargar su conciencia. - Connie no sabe nada de quién es ese chico en realidad. Ahora eres el único aparte de mí.
-No lo haré. Bastante daño le he causado ya. - Le prometió su interlocutor con un susurro y se alejó cabizbajo pero Tom le detuvo posando su mano sobre uno de los hombros de éste y le animó.- Aunque Bertie me odie…trataré de disculparme como sea.
-Todo se arreglará. Dejamé a mí a Leval.- Trató de animarle Tom.-

            Su compañero le sonrió agradecido, por fortuna podía contar con su amigo. Pero las cosas no volverían a ser las mismas.

-No, gracias Tommy. - Repuso Roy con recobrada calma. - Debo ser yo quién lo solucione puesto que mia es toda la culpa. - Iré a buscarle. Tengo su energía y me transportaré junto a él. No temas nada ya y muchas gracias por ser mucho mejor amigo de lo que me merezco.

Y Tom asintió complacido, deseoso de que todo se arreglase. Entre tanto, Beruche se desahogaba con su hermana y Cooan trataba de animarla lo mejor que podía.

-¡Nunca le había visto así!,¡ parece estar poseido por una bestia!. Es incluso peor a cuando le dominaba ese demonio. -Sollozaba ella. –Es que no lo puedo comprender ¡Qué es lo que se imagina de mí !-
-Eso es porque te quiere. - Le dijo Cooan con dulzura. - Es necesario que hableis los dos y aclaréis esta situación. No podéis seguir así.
-Quizás no sea buena idea que sigamos.- Repuso su hermana dejándola atónita al confesar con la voz teñida de temor. -No sé, es distinto, desde que este chico llegó no es el Roy de antes. A veces pienso que me considera como una posesión, que esa maldita herencia de guerrero le domina hasta tal punto de no ser capaz de controlar sus actos y me da miedo.

            Cooan acunó a su hermana con todo el cariño del que fue capaz y le susurró.

-Tú le quieres y habéis pasado por cosas mucho más difíciles juntos. Tienes que darle una oportunidad de que se explique. Sé que en el fondo eres lo más importante para él y quizás sea Roy quien tenga miedo de perderte. No debes rendirte ante la primera dificultad seria en vuestra relación. Recuerda por lo que pasaron Usagi y Mamoru. Y nuestra hermana Petz y Zafiro.

            Bertie suspiró separandose de su hermana, se paseaba con las manos entrelazadas  como si quisiera ser capaz de tomar una decisión. Recordó en efecto todas las peripécias y las pruebas que tanto sus amigos como ellas mismas habían superado para volver a estar juntos. No iba a permitir que algo como esto les alejase. Asintió despacio y musitó.

-Tienes razón, pero por favor, te necesito a mi lado. - Le rogó a su interlocutora. -
-Sabes que siempre me tendrás para lo que sea. - Le aseguró su hermana llevándola nuevamente hacia el lugar en donde estaban los demás. -


            Leval había volado durante un rato tratando de alejarse lo más posible. No sentía miedo por su integridad física, pero estaba hundido anímicamente. Había fracasado. No podría volver otra vez. Permanecía sumido en esos pensamientos cuando aterrizó junto a una peña cercana. Se sentó con ambas manos en la cabeza tratando de decidir que hacer. Lucharía, por lo menos podría morir con dignidad y no ver el horror que les aguardaba en el futuro. Sería el único modo de unirse a su padre y a los demás en la batalla. ¡Su padre! Jamás pensó que sería así. Aunque quizás había cometido un error muy grave. Roy no sabía nada y seguro que pensaba que él estaba interesado por Bertie. ¡Que gran ironía del destino! Él mismo había contribuido a que sus padres quizás no llegaran a engendrarle nunca.

-Muchacho. - Escuchó entonces la voz de Roy a pocos metros tras de él. -

            Leval reaccionó incorporándose con rapidez, pero no para defenderse, se sentía derrotado. En su depresión no sería capaz de devolver ni un solo golpe, si eso era lo que su padre pretendía. Apenas si podía mirarle y se preparó mentalmente para ser castigado de nuevo, ya nada le importaba...

-Perdóname, lo siento. Me he pasado. - Se disculpó entonces el recién llegado confesándole con preocupación - ¡Estoy muy asustado! La presión de todo esto me agobia. Quizás he pretendido acelerar tu entrenamiento más allá de tus posibilidades actuales y me he enfurecido de mi propio error, haciéndote responsable de mi frustración. ¡No tengo excusa!, sé que te he decepcionado, pero te suplico que me des otra oportunidad.

            El chico apenas podía creerlo. ¡Ojalá que aquello fuera cierto! Su padre parecía muy preocupado, dolido y avergonzado de su anterior proceder, así que le miró y trató de animarle.

-No pasa nada, también ha sido culpa mía, no estoy lo suficientemente preparado. Y tú tienes razón. El enemigo no es amable, no da descanso y lucha para matar. El destino del mundo está en nuestras manos y no debemos fallar.

            Roy sonrió al fin y pudo mirarle a los ojos con agradecimiento y contemplar esas pupilas realmente tan azules y limpias como las de Bertie.

-¡Eres muy valiente, muchacho! Estoy convencido de que tus padres se sentirían muy orgullosos de ti si te vieran. Yo lo estaría de tratarse de un hijo mío.- Declaró con toda sinceridad aunque aparentando despreocupación en su tono. -

            El pobre chico no supo que decir. Tenía deseos de llorar, de abrazarse a él y de  confesarle tantas cosas...pero no podía ser. Más, cuando Roy insistió.

-Tienes que contarme muchas cosas y yo a ti. Porque como tú, yo también perdí a mis padres hace años. Sé lo que se siente.

            Leval asintió embargado por la emoción. Su interlocutor se dio cuenta y evitando ponerle más a prueba, añadió con serenidad.

-Anda volvamos, ya es tarde para seguir entrenando y tenemos que regresar a casa.
-Yo, lo siento mucho, espero no haberos creado problemas a Bertie y a ti.- Balbuceó el emocionado chico, recordando de nuevo ese enojoso asunto. -
-El único imbécil que se ha creado problemas aquí he sido yo. Me las pinto solo para meter la pata. - Confesó Roy sonriendo para agregar en tono que tenía de veraz más de lo que parecía. - Ahora me da mucho miedo plantarme delante de ella. Más que contra cualquier demonio o androide. Cuando se enfada no sabes cómo se las gasta. ¡Ni un súper guerrero está a salvo! Y yo la he enfadado y mucho y tiene razón al estarlo. - Se sonrió para agregar en tono de complicidad. – me hará sufrir pero al final me perdonará. Siempre lo hace, en el fondo es muy buena chica. ¡Si te contase las barrabasadas que le hacía en la Universidad!


            Leval puso un gesto de gran interés. Su madre alguna vez había dejado caer como era Roy cuando se conocieron, pero ahora tenía la oportunidad de escucharle directamente a él.

-Me encantaría que lo hicieras.- Pudo decir lleno de genuina curiosidad. -

            Su interlocutor le sonrió más ampliamente, palmeó su espalda y ambos se elevaron rumbo al campamento de entreno. Allí aguardaban ya Tom y Cooan con Beruche, ésta última inquieta y muy preocupada. Por ello se sorprendió mucho de que su pareja y el chico llegasen en tan buena compañía, incluso riéndose por algo que Roy estaba contando.  Ahora parecían un par de viejos amigos. ¿Que habría sucedido entre ellos para que el cáfre de su novio hubiera dado ese cambio?

-Sí...- Le comentaba él al muchacho que se reía al escuchar.- ¡Y me arreó un carpetazo en la cabeza! Total, ¡por unos chistes de nada!…pero no veas como se puso cuando la tiré vestida a la piscina, ¡ja, ja, ja!  La marca de la bofetada que me dio se  me quedó en la mejilla durante un buen rato…

            No obstante, cuando se posaron a su lado, Roy volvió a ponerse serio y se acercó hasta Beruche. No hubo palabras, sólo un fuerte abrazo entre ambos y el afectado susurro de un “perdonamé” por parte de él. Ella no se hizo de rogar, en esta ocasión no cabían las rabietas o los enfados que adoptaba cuando los contenciosos eran menos importantes. La muchacha no pudo evitar llorar y él la apretó aún más si cabe contra su pecho. Los demás se mantuvieron prudentemente al margen.

-Te prometo, te juro por la memoria de mis padres que jamás volveré a actuar así contigo. Lo siento, siento mucho haber dudado de ti.- Musitó él. –

Bertie no supo que decir, estaba de más reprocharle nada. Aquello había sido una gran prueba para su relación y ambos lo sabían. Además, la sensación de dolor y remordimientos que tenía Roy en sus ojos ayudaron a que le perdonara con sinceridad. Pero seguía muy intrigada por aquel cambio tan repentino. Quizás más adelante pudiera preguntárselo, pero habría que darle tiempo al tiempo. Así, tras un rato a solas los dos, sin decirse nada más, regresaron a donde estaban sus amigos. Nadie quiso comentar de nuevo aquel incidente. Las cosas estaban bien así y regresaron a la casa. Cooan se ofreció a ayudar a Beruche con la cena. Tom y ella habían sido invitados a quedarse. Era necesaria la presencia de ambos, como apoyo y mediación para terminar de cerrar aquella herida. Pero Bertie se admiró y sobre todo se asombró, del repentino clima de complicidad y camaradería que había surgido entre Roy y el chico. Junto a Tom ahora hablaban animadamente como si lo de aquella tarde jamás hubiera sucedido. Se alegró de que fuera así, de que ese malentendido entre todos se hubiera aclarado, pero aun así no  entendía un cambio tan radical. Pudiera ser que los guerreros del espacio fuesen de esa manera. De estar a punto de matarse a sonreír compartiendo bromas en cuestión de minutos. De todos modos, ella intuía que debía de haber algo más. Cooan la observó sorprendiéndola en esas reflexiones y le preguntó.

-¿Te sucede algo?
-Mírales. - Dijo pensando en voz alta. - Tan parecidos y tan distintos a la vez. Y cuando miro a ese chico siento algo hermoso y y muy extraño dentro de mí. No logro explicar que es...
-¿No te habrás enamorado de él?- Le inquirió Cooan temerosa de que, en el fondo, las sospechas de Roy fueran ciertas. -

Pero su hermana no tardó en rebatirlo en su réplica y había seguridad en aquella negativa cuando añadió.

-No, no es eso. No puedo expresarlo. Es más parecido a...- Parecía desorientada e incapaz de encontrar las palabras, miró entonces a Cooan y le llegó la inspiración. - Es como lo que siento por ti o por nuestras otras hermanas...
-¿Parecido al amor  fraternal o de madre?- Sugirió su contertulia de modo perspicaz. -
-Algo así, además, veo tanta tristeza y añoranza en sus ojos.- Le confesó ella tratado de explicarle a su hermana. - Es como un niño necesitado de amor. Como un hermano pequeño.
-Ten cuidado. - Le advirtió Cooan echando mano de lo aprendido en sus asignaturas de psicología de la carrera. - Podrías sentirte atraída por él pero, al saber que eso no está bien, tu propio subconsciente lo estaría sublimando.
-No, yo quiero a Roy, eso lo sé. - Aseveró ella objetando más distendida. - Aunque a veces se comporte como un cretino. Y cambie tan rápido de actitud.- Remachó sin disimular su sorpresa. – No comprendo qué le ha pasado.

            Cooan la observó inquisitiva, ella también había notado eso y le sorprendía igual que a su hermana. No obstante, conjeturó.

-Puede que se diera cuenta de que estaba tratando injustamente a ese pobre chico. Ya sabes como es. Actúa por impulsos pero cuando se equivoca lo admite y trata de arreglar las cosas.

            Aunque su hermana asintió despacio, no parecía demasiado convencida con esa simple explicación, tenía que haber algo más. Eso era muy extraño hasta para el proceder de Roy.

-Tom ha debido decirle algo. - Elucubró Beruche. - Él le conoce como a un hermano. Pero ¿el qué? - Añadió lanzando aquella pregunta retórica. -
-A mí no me preguntes.- La eludió su hermana menor encogiéndose de hombros. - No me ha dicho nada. Si es que han hablado. Lo cierto es que últimamente están muy raros esos dos.

Su interlocutora convino en ello con un leve asentimiento de cabeza y sin más comentarios terminaron de preparar la cena y la sirvieron. Todos se sentaron alrededor de la mesa. Hubiera sido cómico de no ser para quedarse boquiabierto, el modo que tenían Roy y Leval de dar cuenta de los platos. La conversación no se prodigaba en un principio por el hambre, luego por la incapacidad de nadie para romper el hielo, hasta que fue Beruche la que se animó.

-¿Progresáis?-  Preguntó sin dar a entender hacia que asunto iba dirigida la cuestión. -
-El chico tiene mucho talento. - Repuso su novio llevándola al terreno del entrenamiento. - Progresa bien. Y lo hará aún mejor.
-Roy me ha enseñado a concentrar más eficazmente mi energía. - Añadió orgullosamente el aludido.-
-¡Y ahora te estaba contando alguna táctica graciosa! - Le interrogó nuevamente Bertie con su divertido cinismo habitual en esos casos, que en esta ocasión desveló con una sonrisa de complacencia. - He visto como os reíais.
-Bueno. - Contestó el azorado Leval. – Para ser sincero me contaba algunas cosas que te hacía en clase.
-Algunas gamberradas de las suyas. ¡Tenía un repertorio inagotable!- Terció Tom para animar la conversación, obteniendo el premio de la risa de Cooan que asintió corroborando aquello. -
-Necesitarás días para oírlas todas. - Aseguró la hermana de Beruche moviendo una mano.-
-No fue para tanto. - Se justificó el aludido llevándose una mano al cogote y poniéndose colorado agregando con tono de cómica complicidad. – ¡Deja ya de calumniarme, paleto de Kansas! Si no recuerdo mal alguna que otra me hiciste tú a mí
- Sí, es verdad. Pero siempre en respuesta a alguna de las tuyas. – se rio Tom. -

Y sus carcajadas fueron ahora secundadas por las de las chicas, en tanto aquel muchacho les observaba entre atónito y divertido.

- ¿Qué puedo decir? – Claudicó el aludido admitiendo aquello. – Tocado… y tú muchacho has venido al lugar adecuado, además de entrenarte voy a enseñarte muchas de mis bromas favoritas.


            Beruche movió la cabeza con fingida reprobación. Y más aún cuando su pareja añadió posando una mano sobre el hombro derecho del chico.

-Y tengo que contarte trucos para ligarte a las chicas. ¿O ya tienes novia en tu futuro?

Todos se percataron de que el rostro del chico se ensombreció. Roy se maldijo por su desliz.

-Otra vez he metido la pata ¡soy idiota! - Se lamentó.-
-No,- repuso Leval volviendo a animar su semblante. - Es que no tuve mucho tiempo de preocuparme por esas cosas. - Matizó ahora con visible vergüenza.-
-¿Entonces, no tienes a ninguna chica especial?- Le interrogó Cooan con evidente interés. –
- No bueno, alguna que otra me gustaba pero no me decidí. – Admitió el azorado chico pensando en esa chica morena que conoció en lo que quedaba de Nueva York en su futuro. – En fin, había una…
-¿De veras?- Inquirió Bertie con visible interés, aunque casi más en el terreno de los chismes.- ¿Cómo se llamaba?
-Esto…Jane.- Suspiró Leval visiblemente colorado ahora.-
-¿Rubia, morena, pelirroja?- Quiso saber Cooan también con evidente intriga.-
-Morena, y con unos ojos azules muy bonitos.- Declaró el azorado chico.-

            Total, eso no alteraba para nada el futuro, incluso pudo confesar algo envarado.

-Justo antes de partir, me dio un beso. Yo jamás me hubiera atrevido.
- ¿Qué no? Pues tienes que ser más decidido. - Le indicó un histriónico Roy tratando de animarle con humor. – Eres un chico guapo, ¡no tanto como yo, claro!, pero no estás mal. A las muchachas les tienes que gustar. Te diré lo que haremos, cuando solucionemos esto te llevaré por ahí…
- ¡Déjate de bobadas! - Le amonestó Bertie y ahora no podía decirse de sí era en broma o en serio, más al agregar con una mirada de desaprobación. – Ni se te ocurra llenarle la cabeza al pobre con las tonterías que tienes en la tuya…
- Vale. No te enfades, cubito. – Pudo replicar su novio en tanto miraba al muchacho y se encogía de hombros para susurrarle, eso sí, con buen talante, como si Bertie no estuviera delante. – Ya nos iremos por ahí sin que se entere.

             Su novia no pudo evitar esbozar una sonrisa y mover la cabeza con divertida resignación. Aunque antes de que pudiera añadir nada, Cooan ya tenía preparada otra cuestión no menos interesante.

-¿Qué se siente al viajar a través del tiempo? ¿Cómo es?
-¡Cómo si no lo supieras!- Sonrió Tom.-
-No, no creo que sea lo mismo en mi caso que en el de ella.- Comentó Leval.-
-¿No viniste en una nave espacial?- Inquirió Beruche confesando sin reparos.- Mis hermanas y yo lo hicimos así.
-No.- Sonrió el muchacho negando con la cabeza, para explicar.- A mí me enviaron con la suma de los poderes de varias personas. Me envolvieron en una especie de encantamiento. Si es que puedo llamarlo así. No tenía nada que me protegiera. Salvo esa especie de energía mística.
-¿Y notaste algo entonces?- Quiso saber Roy.-

            El chico les dedicó una mirada a todos los comensales y suspiró tratando de encontrar la manera de explicar algo tan extraño.

-Al principio, apenas notas nada raro. Después comienzas a dar vueltas y más vueltas sobre ti mismo, cada vez más rápido. Las cosas se van desdibujado y te ves flotando entre un mar de colores indescriptibles, como una especie de caleidoscopio irisado. Pero lo mejor es el suave tintineo que puedes escuchar. Es algo parecido a una bella música que va más allá del propio tiempo, como si los siglos suspirasen y te arrullaran en el camino. Y puedes sentirlo con cada fibra de tu ser. Al final todo vuelve a ser normal, las cosas se mueven a un ritmo vertiginoso pero van frenando. Dejas de dar vueltas hasta detenerte y es igual a girar sobre ti mismo. Todo se sigue moviendo despacio a tu alrededor hasta que se detiene y te sitúas otra vez en la normalidad. Pero ya estás en otro tiempo y lugar distinto del que partiste. Y esa canción. Todavía la recuerdo…

-¿Canción?...-Inquirió Roy tan sorprendido como el resto.-
-Sí, una que mi maestro ponía a veces. Siempre decía que era muy triste y hermosa. El fin de las estaciones se llamaba. De un grupo…no recuerdo el nombre, pero comenzaba algo así como…

            Y entonces el muchacho canturreó unas estrofas, y tenía una bonita voz. Las chicas le escuchaban embelesadas. Hasta Roy y su amigo lo hicieron con asombro.

Estando cerca del fin de las estaciones 
Oí a alguien decir 
Que puede que nunca nevase de nuevo 
En Inglaterra… 

Entonces, fue Tom el que añadió…

-Conozco esa canción. ¡Me encanta! Denuncia el cambio climático. La ruina a la que llevamos a la Tierra por nuestras malas acciones.
-Sí.- Convino Roy.- Me es familiar…
-Mi maestro siempre decía que, pese a que estaba dedicada a eso que decís, la situación de nuestro mundo se la recordaba. Era como si esa música y esa letra reflejasen nuestro sentimiento de dolor y de tristeza por la pérdida del mundo a manos de esos monstruos. Por todo el mal y la destrucción que habían traído.

Ahora era Bertie la que lloraba sin poderlo evitar…Su hermana no tardó en hacer lo propio. Ambas sentían verdadera lástima por ese chico y por los que habrían vivido con él, en ese futuro terrible. Entonces fue Roy quién se levantó de la mesa, y buscando entre sus cd encontró el que buscaba.

-Éste es.- Anunció, poniéndolo en la cadena de música en tanto les pedía.- Oídla bien, porque es muy hermosa…

            Así todos pudieron escuchar aquella canción y durante esos minutos que duró, nadie habló…y en efecto, tras un interludio instrumental, comenzaba.

Estando cerca del fin de las estaciones 
Oí a alguien decir 
Que puede que nunca nevase de nuevo 
En Inglaterra… 

Copos de nieve en un puño recién nacido 
Trineo en una colina 
¿Son estas las cosas que nunca veremos 
En Inglaterra?

Le diremos a los hijos de nuestros hijos  porqué
Hemos crecido y llegado a tan alto, tan alto 
Dejamos nuestras huellas en la Tierra 
Y perforamos un agujero a través del cielo 

Les diremos la forma en que cambió el mundo 
Y la manera en que domamos el mar 
Y las estaciones que nunca  conocerán 
En Inglaterra 

Así que mirad el viejo mundo derritiéndose
Lamentando la pérdida que nunca se podrá reparar 
Nunca se echa de menos hasta que se ha ido 
Así que decir adiós 
Decid adiós 

Le diremos a los hijos de nuestros hijos porqué
Hemos crecido y llegado  tan alto, tan alto 
Nunca se echa de menos hasta que se ha ido 
Así que decir adiós 
Decir adiós 
Al final de las estaciones

Entonces, la parte final de la canción, solo con la música instrumental, hizo llorar al muchacho que apenas si musitó cerrando los ojos.

-Ese tintineo. Es algo así, viajar a través del tiempo… ¡oyes algo así!…parece que el mismísimo tiempo te arrullara. Al menos eso escuchaba yo cuando vine hacia aquí…¡Es maravilloso!

            Aunque el tema todavía no había terminado, y como si de ecos cada vez más distantes se tratase, la voz del artista declamaba para ir concluyendo…

A fin de ver como el viejo mundo se derrite 
A lamentar la pérdida nunca se podrá reparar 
Nunca se echa de menos hasta que se ha ido
Decid adiós
Decid adiós.

(Seasons End. Marillion crédito al autor)

            Todos guardaron un admirado silencio. Las chicas por su parte estaban maravilladas por aquella descripción. Ellas nunca experimentaron algo así, claro que, tal y como habían comentado, viajaban en una nave espacial y este chico había sido transportado por una especie de encantamiento. Seguramente sintió todo aquello al estar privado de un vehículo que le aislase. Roy y Tom estaban igual de asombrados. Sobre todo el primero que se daba cuenta de la mezcla de dolor, tristeza, belleza y serenidad que esas experiencias de vida y ese viaje parecían haberle transmitido al chico, ¡al muchacho que sería su hijo!.

- ¡Es increíblemente hermoso! Tu viaje, tu valentía y tus razones. Pero aunque todo eso está muy bien, creo que ya es hora de que nos cuentes algo más de ti. - Intervino la todavía emocionada Beruche con suavidad para no acorralarle. - Si no es verdaderamente problemático. Algo que puedas decir.
-Sí. No te haría daño decir tu nombre. - Convino Tom, deseoso también de expiar así una de sus indiscreciones. -

            El muchacho suspiró largamente. Veía en los ojos de todos sus interlocutores aquella súplica de que les diese algo de luz sobre su propia persona. Asintiendo por fin replicó con una media sonrisa.

-Me llamo Leval.
-¡Qué bonito!- Exclamó Bertie. – Recuerdo esa palabra. ¡Esperanza, en el idioma del mundo antiguo!, es el nombre perfecto. Si algún día tengo un hijo, me gustaría como nombre para él.


            Sólo Tom y Roy se percataron del temblor que sacudió al muchacho.

-¿De veras?- Inquirió el chico siendo respondido por un asentimiento y una sonrisa luminosa por parte de Beruche. -
-¿Podrías decirnos algo de tus padres?- Se interesó Cooan.-

Y esta vez el muchacho se controlo admirablemente bien para responder sin reparos.

-A mi padre no le conocí. A mi madre la recuerdo como una luchadora, una mujer muy valiente que me crió en un oasis de paz en medio del caos y el horror del mundo que nos rodeaba. ¡Era tan hermosa y tal dulce! Lo único que le afeaba el rostro eran el dolor, el cansancio y todo el sufrimiento que tuvo que padecer. Pero siempre estaba allí para mí, cuando yo me sentía deprimido o sin fuerzas me consolaba. Siempre me acariciaba y mesaba mi pelo confortándome con sus palabras y su amor.- Sus ojos se habían nublado con lágrimas cuando concluyó. - Se sacrificó por mí, al igual que el resto de mis familiares y amigos, para que tuviera la oportunidad de venir a este tiempo. Por eso… no puedo decepcionarles.

            No había nadie que no se sintiera afectado en la mesa. Las chicas podían evitar llorar a duras penas y tanto Tom como Roy sentían un nudo en el estómago. Sobre todo este último que no dejaba de maldecirse por su estupidez. Comprendía ahora en su totalidad el dolor de ese chico privado de padres y de esperanza. ¡Por todo lo más sagrado que él le ayudaría!

-Tu madre es o será una persona maravillosa. - Afirmó Roy sin atreverse a mirar hacia Bertie a fin de  no denunciarse. – Eso seguro.
-¡Es algo tan triste y a la vez tan hermoso! - Sollozó Beruche enjugándose alguna lágrima incontenida. - Debiste de sufrir mucho, al tener que abandonar a tu familia para venir aquí.
-No tenía otro remedio. - Repuso Leval con tono más calmado y lleno de resignación. - Sólo así podré salvarles y sobre todo conocer a mi padre. Quizás pueda conseguirlo. Eso es lo que más deseo. Rezo por ello, desde muy pequeño, cada noche.

            Roy sintió como si un enorme puñal de culpa se clavase en  su corazón. No miró al chico ni a nadie para evitar derrumbarse. Por suerte para él, como si de una campana de ring se tratara, sonó el teléfono. De inmediato se levantó para atender esa llamada salvadora. Aunque ésta distó mucho de ser tranquilizadora.

-¿Diga?

            Tras unos segundos de escuchar añadió...

-Estamos listos, no se preocupen....

            Colgó para explicar al expectante auditorio....

-Eran los agentes federales. ¡Los han detectado, ya llegan!  Me han informado que unos meteoritos como los que tú indicabas Leval, se dirigen hacia la Tierra. Llevan rumbo inequívoco de colisión y tardarán aproximadamente dos meses en llegar.
-Ya vienen. - Sentenció el chico con la faz pálida. - ¡Que Dios nos ayude!, les destruiré o moriré en el intento. Para que la historia no vuelva a repetirse.
-Ya no hay tiempo que perder. - Convino Roy. - Nos iremos al Rincón del Alma y del Tiempo a entrenar y te enseñaré la técnica de Translación instantánea que aprendí del maestro Son Goku.
-Yo avisaré a los demás. - Añadió Tom. -

            Así lo acordaron. Terminaron la cena y aprovechando un momento en el que pudo estar con el muchacho a solas, Tom le comentó.

-Si no recuerdo mal, me dijiste que yo era tu maestro en ese futuro. Y que ayudé a enviarte aquí. ¿Sabes cómo lo hice?
-Era una especie de conjuro. No estoy muy seguro, eran cosas demasiado complicadas para mí.- Contestó algo evasivamente el muchacho. -

            Tom asintió despacio, quiso comprender el motivo de que Leval le contestara de esa forma y él mismo concluyó.

-Es lógico. Aunque supieras exactamente cómo lo hice no podrías revelármelo. Afectaría al futuro. Aunque, pensándolo bien, si te mandé aquí es que lo sabía. De modo que eso no cambiaría nada.
-No lo sé.- Respondió su interlocutor. – Lo único que sé es que mi primo Mazoui te ayudó, investigasteis en un libro o unos libros, no recuerdo bien. Lo cierto es que nunca me interesé demasiado por esas cosas. Eran temas vuestros y de la diablesa. Una tal ILaya, que os ayudaba.
-¿ILaya? No conozco a nadie con ese nombre. Y menos a una diablesa.- Repuso Tom moviendo la cabeza.-
-Quizás los acontecimientos tras el ataque cambiaron y pudiste conocerla gracias a eso.- Elucubró Leval.-
-No, sería imposible.- Le corrigió Tom, alegando.- Los demonios tuvieron que retornar al Infierno tras su derrota. ¡Todos ellos! No es posible que una diablesa quedase aquí. A no ser que…

            Estaba tratando de imaginar una posible excepción a la regla, en sus libros de esoterismo desde luego había algo, creyó acordarse de ciertos pasajes que hablaban de esa posibilidad. No obstante, no podía recordar exactamente cuales y no tenía esos volúmenes aquí. En cualquier caso no tenía sentido perder el tiempo con eso ahora. Cosas mucho más graves y urgentes les reclamaban. Y se iba haciendo algo tarde.

-Muchas gracias, Leval. Buenas noches.- Se despidió.-

El joven asintió, deseándole a su vez que descansara. Subió al cuarto que le habían preparado. Sonrió levemente, tras varios días de entrenamiento, sus futuros padres habían comprado un colchón y además una cama junto con otros muebles. Aquello era como si de veras esa fuese su habitación. La que habría tenido en esa casa de haber nacido y crecido allí, siendo parte de la familia.

-Os quiero, mamá, papá.- Suspiró antes de meterse en la cama y apagar la luz.-

Los demás tampoco tardaron. Tom y Cooan ocuparon la habitación de invitados dispuesta junto a la de sus amigos.

-Es un chico admirable.- Comentó Cooan cuando se estaban acostando.-
-Sí que lo es.- Convino su esposo.- Muy valiente y muy generoso.
-Desde luego.- Declaró su novia, añadiendo divertida.- Y muy guapo.
-¡Oye!- le recriminó jocosamente él.-Te recuerdo que técnicamente no ha nacido todavía.
-Entonces no te enfades, ¡Ji, ji!- se rio ella, añadiendo eso sí, con voz melosa. – No hace falta que te pongas celoso. Tú eres mi chico. El piloto que ha venido a llevarme. Como en esa canción que escuchaban mi madre y mi abuela.
-¿Qué canción?- Quiso saber él.-
-No recuerdo el título, pero ya que hoy Leval nos ha hablado de esa canción tan hermosa que él escuchaba en su futuro, yo he recordado otra que mi abuela Kim oía en el mío. Decía algo así como que una chica estaba esperando que alguien viniese a buscarla para llevarla a la Luna y volver.

            Tom pensó que eso le sonaba bastante, aunque ya estaba algo cansado para pensar en ello. De modo que se limitó a contestar.

-Mañana veré si investigo y averiguo que canción es esa.
            A su novia le pareció bien. También estaba agotada, no tardaron en dormirse. Por su parte, Bertie y Roy hicieron las paces de la mejor manera posible, tras liberar un poco de tensión, ella reposaba sobre el pecho de su novio, y suspirando, comentó.

-Tenemos que ayudar a Leval. Es imprescindible que logremos vencer. Por él y por todos nosotros.
-Desde luego, te doy mi palabra de que haré todo cuanto esté en mi mano para conseguirlo, cubito. Y tú sabes que siempre cumplo mis promesas.
-Lo sé.- Sonrió ella, acariciándole el pecho.- Pero no me refiero únicamente a derrotar a esos invasores, o lo que sean. Quiero decir que tenemos que hacer que su estancia en esta época sea lo más grata posible para él. Ha sufrido mucho, ¿no crees? Y yo le comprendo, separarte de tu familia y viajar a otra época diferente a la que naciste es duro.

            Roy tuvo que aguardar unos instantes para ser capaz de replicar sin emocionarse, al fin susurró al oído de su novia.

-Yo también puedo ponerme en su lugar, perder a tus padres es terrible. Y haré lo posible por ser lo más parecido a uno que pueda tener.

            De este modo fue como si le confesara a Beruche aquel secreto que tenía clavado en su alma sin hacerlo realmente. Ella le recompensó con un beso y al fin los dos se durmieron. A eso de las cuatro de la madrugada Bertie se despertó. Tenía sed y bajó a beber agua. Oyó una voz al subir, la puerta de la habitación del chico estaba entreabierta y se aproximó despacio. Abrió y pudo oír con más claridad, efectivamente era Leval que se agitaba en sueños. O lo que más bien debía ser una pesadilla.

-¡No, malditos! No permitiré que hagáis daño a esta gente. - Afirmaba moviendo los brazos.-

El chico recordaba, estaba sumido en ese terrible mal sueño. A su alrededor los restos de incontables víctimas. Lleno de horror y de rabia trataba de proteger a los escasos supervivientes atacando a esas terribles criaturas. Lanzaba bolas de energía que destruían a varias de ellas pero al momento reaparecían otras que proyectaban un escudo que evitaba cualquier daño que él, en sus desesperados intentos, hacía por eliminarlas. Sus rayos se estrellaban ahora de forma inocua contra esa protección. Se giraba entonces al oír unas risas de fondo a sus espaldas.

-¿Quién eres? - preguntaba Leval mirando a un extraño individuo de tez azulada, ataviado con una especie de peto y que portaba un extraño monóculo de color. –
-Soy el comandante de las tropas del gran Gralas. Miserable humano. – Se sonrió divertido. –

Para horror del chico los androides a sus órdenes dispararon multitud de rayos contra los pocos supervivientes que quedaban incinerándoles en segundos.

-¡Nooo! ¡Bastardos, asesinos!- gritaba el muchacho que atacó a ese despreciable tipejo lanzándose para golpearle.

Aunque no pudo llegar hasta él, al momento dos de esas máquinas, emitiendo ese desagradable zumbido, le bloquearon el paso lanzándole sendos golpes que le arrojaron contra el suelo.

-¡Patético! – escupió ese alien – ¿Y tú te llamas guerrero? Eres ridículo, ¡ja, ja, ja!

 Lleno de rabia, Leval se convirtió en súper guerrero pero eso no hizo más que provocar una sonrisa de desprecio en su interlocutor que simplemente ordenó a sus robots.

-Acabad con esa basura…


Fuera de aquel mundo de pesadilla, el chico se agitaba moviendo sus brazos y piernas como si estuviera defendiéndose de un invisible ataque, Beruche preocupada fue en busca de Roy al que despertó enseguida pese a la resistencia de éste.

-¿Qué pasa? - Murmuró medio dormido.-
-Es Leval, debe de estar teniendo una pesadilla y habla en sueños. - Le contó ella provocando su curiosidad e inquietud. -

            Su novio se ciñó una bata y acompañó a su novia. Tom y Cooan debían seguir durmiendo y no se enteraron. Ambos se aproximaron con cuidado, entraron despacio y escucharon a ese pobre chico balbucear con creciente desesperación.

-¡Malditos!  ¿Cómo es posible? Por más que os destruyo aparecéis de nuevo. ¿Qué vais a hacer? ¡Por Dios! Todo está lleno de esqueletos. Ni siquiera os apiadasteis de los niños. ¡No puedo soportarlo!..

            Bertie horrorizada se tapaba la boca con las manos sin poder impedir sus lágrimas. Roy la abrazaba con fuerza, tampoco era capaz de soportar aquello sin conmoverse. Ella quiso despertarle entonces, pero su compañero se negó sujetándole un brazo y moviendo la cabeza con pesar. Posiblemente no sería bueno para el chico y por doloroso que resultase debían saber más. Pero éste seguía sollozando sin parar, mientras añadía ahora enloquecido en medio de su pesadilla…

-¡No os lo permitiré!…- Musitaba casi enfebrecido.- ¡Antes moriré!…

            A duras penas se defendía de los golpes y rayos de energía de sus rivales, por suerte una gran explosión iluminó el sitio y cegó a  todos, en ese instante el chico notó que alguien le agarraba y le arrastraba hacia unas ruinas.

-¡Maldita sea!- escuchó entonces la voz de su primo cuya mirada refulgía de un color rojizo. – Te dije que no te expusieras. Menos mal que detecté tu aura.
-No podía dejar que siguieran masacrando a inocentes. – Pudo contestar él –
-¡Sabes que no podemos hacer nada! - Le replicó su interlocutor con manifiesta rabia y pesar. – Ni tú. Ni mucho menos yo, ni ILaya, ni su hija, o Jane y los demás…Exponerte así, nos pone en peligro a todos. Sé que es muy duro pero debes comprenderlo. ¡Eres nuestra última y única esperanza! Debes sobrevivir…

Y  sin darle tiempo a contestar le obligó a correr y esconderse en el interior de las redes de alcantarillado. Allí se apiñaban los pocos supervivientes que quedaban. Leval suspiró aliviado pero en cuanto pudo verles de cerca se estremeció de horror, aquella visión se le quedó grabada. Ahora tanto Bertie como Roy podía oírle gritar en medio de esa pesadilla.

-¿Que te han hecho, pequeña?- ¡Mazoui mírala, no tiene ojos! ¡Le han sacado los ojos! Dios mío Esos bastardos. Oigo sus zumbidos, ¡están aquí! ¡Nos han descubierto! ¡Ayúdame, van a acabar conmigo!

            Beruche estaba helada de horror, Roy tampoco pronunció palabra hasta que el chico saltó de golpe chillando y despertando bruscamente. Leval, bañado en sudor frío jadeaba violentamente y sólo pudo taparse la cara y desahogar su llanto mientras ella le abrazaba.

-Ya pasó. Tranquilo. Aquí estás a salvo. - Le consolaba la muchacha lo más dulcemente que pudo, sin dejar a su vez de llorar. -Sólo ha sido un sueño.

            El chico se pudo controlar lo bastante para mirarles aun con los ojos empañados y musitar.

-Lo siento, supongo que habré dicho cosas horribles, pero esta pesadilla se repite una y otra vez. No puedo quitarme de la cabeza lo que vi. – Rechinó entre dientes agregando de idéntico modo. - ¡Y ese zumbido de aquellas malditas máquinas! No sé si podré librarme de ello algún día.
-No pasa nada. -  Le animó Roy con firmeza.-  Aquí estás seguro. ¡Y te juro que entre todos no permitiremos que esos malos sueños se cumplan!
-Había otra canción.- Pudo decir el joven con tono aun tembloroso.- Otra que sí recuerdo… Del grupo favorito de mi padre…Mi madre la escuchaba porque le recordaba a él, pero yo, cada vez que la oía  me acordaba de todo aquel horror, al final dejé de hacerlo…no podía soportarlo.
-¿Cómo se llamaba?- Quiso saber Roy.-

            El chico se lo susurró a un oído. Roy fue a su zona de cd. Por supuesto que tenía ese disco.

-Tranquilo. Todo saldrá bien. Jamás permitiremos que eso suceda.- Le dijo dulcemente Beruche.-

            Leval asintió esperanzado en tanto la joven le acunaba la cabeza dulcemente en su regazo y eso le hizo estremecer. Era la misma sensación que tenía cuando se despertaba en su tiempo y su madre le confortaba. Era ella desde luego, pero ahora él no era más que un extraño para Beruche quién todavía ni tan siquiera se habría planteado la idea de tener un hijo. Poco a poco se calmó y susurró avergonzado.

-Lo siento...siento haberos despertado, por eso no quería estar cerca. Yo...
-No tiene importancia. - Le sonrió ella aconsejándole con verdadero cariño maternal. - Ahora tienes que procurar dormir...
-Sí, así es. - Convino Roy con idéntica amabilidad. - Mañana será un día duro. Debes descansar muchacho. Lo necesitarás.
- Quiero progresar. ¡Por favor! – Pidió casi entre sollozos a su conmovido instructor. – Ayúdame. Tengo que ser digno de mi padre, debo luchar contra ellos y vencerles.
- No pienses más en eso ahora, duerme y recupera las fuerzas. – Replicó Bertie con dulzura en la voz y visible compasión en el semblante. -

            Éste asintió mansamente y volvió a acostarse arropado por su interlocutora. Roy la dejó hacer, incluso vio como ella le besaba en la frente y se apercibió de la mirada agradecida y de las lágrimas que asaltaban al pobre chico. Ahora todo le encajaba, aquella escena era más propia del amor de una madre por su hijo, e hizo que sus propios remordimientos y vergüenza aflorasen de nuevo.

-Tú no tienes que ser digno de llamarte hijo mío. Soy yo más bien quién debe hacerse digno de ser tu padre. Eres mucho mejor de lo que seré yo jamás. - Se dijo a sí mismo con firme propósito de lograrlo y desterrar de una vez por todas de aquel terrible complejo de culpabilidad. -

            Se dirigió a su habitación y Bertie le siguió una vez dejó descansando al muchacho.  Ya en la cama Roy era incapaz de conciliar el sueño. Sólo podía pensar en el chico y en lo que se les avecinaba. Ella le preguntó...

-¿Que te sucede?...
-No puedo Bertie.- Confesó él con voz queda. - Pienso en su cara cuando despertó. ¡Estaba aterrorizado! ¿Qué habrá podido ver para quedar así? ¿Cómo serán esos malditos androides? No es ningún cobarde, de eso estoy seguro. Pero está,...tan traumatizado.
-Lo ha debido de pasar muy mal. - Le dijo su compañera llena de compasión. - ¡Pobre muchacho!, Ya lo hablamos antes, tan lejos de su familia.
-Estoy muy asustado, sabiendo el horror que le espera al mundo si fallamos.- Confesó su pareja. -
-Ni lo pienses. - Le rebatió Beruche sentenciando con determinación. - No fallaréis, estoy segura de que venceréis y esa pesadilla nunca tendrá lugar.
-Sí, eso deseo creer yo también.- Comentó el chico que tenía aquel cd en la mano.-
-¿Es esa la canción a la que se refería?- Inquirió Bertie.-
-Sí, está aquí.- Admitió su novio.-
-Por favor, tengo curiosidad. Ponla sin subir mucho el volumen…

            El chico asintió, en una minicadena que tenían en su dormitorio. Al poco de buscar la pista la música comenzó a sonar, y también la letra, que, como no podía ser de otra forma, era muy hermosa y conmovedora. Y pese a no tener quizás mucho que ver en gran parte, sí que era muy reveladora en algunas estrofas que hicieron llorar a ambos. Sobre todo a Roy, que la conocía bien…

No quiero dormir contigo 
Tampoco necesito la pasión 
No quiero un romance tormentoso 

que me haga sentir que mi vida se dirige a alguna parte 
Todo lo que deseo es comodidad y descanso 
Tan solo saber que mi chica me da dulce amor de madre 

Caminé mucho tiempo en esta línea solitaria 
He tenido bastante de este viejo juego siempre igual 
Soy un hombre del mundo y dicen que soy fuerte 
Pero me pesa el corazón y mi esperanza se ha ido 

Fuera en la ciudad, en el frío mundo exterior 
No deseo compasión, solo un lugar seguro para ocultarme 
¡Madre por favor!, déjame volver dentro de ti 

No deseo agitarte 
Pero puedes darme todo el amor que anhelo 
No puedo tomarlo si me ves gritar 

Espero estar en paz antes de morir 
Todo lo que quiero saber es que estas allí 
Y que me vas a dar todo tu dulce amor, amor de madre 

Mi cuerpo está enfermo, pero no puedo dormir 
Mis sueños son toda la compañía que conservo 
Tengo la sensación de que el sol se pone 
Vuelvo a casa con el dulce amor de madre.

(Mother love. Queen. Crédito al autor)


-Madre, por favor, ¡déjame volver dentro de ti!- Repitió el chico ahogando un sollozo y gimiendo apenas musitó para sí.- ¡Dios mío!…Así se siente él…
-¿Estás bien?- Quiso saber Bertie mirándole preocupada.- Ven.- Le pidió ofreciéndole sus brazos para darle su apoyo.-

            Roy la abrazó reconfortado, podía intuir la clase de madre que ella habría sido para el chico y eso le hizo quererla aun con más fuerza. No pudo evitar romper a llorar lleno de compasión por aquel muchacho y de auténtico desprecio hacia sí mismo. ¡Su futuro hijo! había atravesado el tiempo para avisarles de todo aquel horror, renunciando a su vida y a su única familia conocida para vivir entre extraños ¡Sí, extraños que tardarían años en ser sus padres! .Y él casi le mata acusándole de algo que solamente había existido en su celosa imaginación. Sentía que le había fallado, aunque lograsen la victoria, la imagen que ese muchacho tendría ahora de él habría roto la de sus sueños y anhelos, los que se habría forjado desde que fuese un niño, ¡los que Bertie habría recordado al hablarle de estos mismos años en los que estaba ayudando a crear esas ideas en su mente! La misma mujer que ahora la abrazaba desconcertada y tratando de animarle. Ahora lo comprendía. ¡Ella era mucho más fuerte de lo que él podría llegar a ser jamás! Él, en todo caso, luchó y murió contra esos bastardos. Eso iba a ser lo que ocurriera a menos que pudieran impedirlo. Pero de ser así su sufrimiento terminaría. Ya no podría volver a resucitar y se iría a la eternidad. En cambio, Bertie criaría y cuidaría a ese magnífico chico entre aquellos horrores de pesadilla y no solo lo haría sin derrumbarse, además daría fortaleza y presencia de ánimo a Leval. La misma que el pobre muchacho había demostrado frente a la situación en la que su irresponsable y estúpido padre del mañana le había puesto hoy.

-¿Qué te pasa, cariño?- Le inquirió ella con suavidad y preocupación sosteniendo la cabeza de él contra su pecho con ambas manos. – Tranquilízate, por favor…

            Roy apenas pudo responder con un gemido. Se derrumbaba por momentos y el tono dulce y afectuoso de Beruche era la puntilla final. ¡Ojalá pudiera compartir todos esos pensamientos con ella!, pero se lo había prometido a Tom y no estaba dispuesto a hacer más daño a ese chico. Totalmente embargado por la culpa sólo pudo contestar.

-¡Estoy tan avergonzado! ¡Soy un miserable! ¡Perdóname! ¡Os he fallado a todos!, a ti, al chico, a Tom…

            Bertie le observaba entre atónita y emocionada. Aunque se sobrepuso a ello y acarició las mejillas de su novio con suavidad y ternura para responder conciliadora y animosamente.

-No te preocupes. Has tenido que soportar mucho, sé que es muy duro para ti  tener que pelear de nuevo. Pero estoy convencida de que entre todos lo conseguiremos. Mientras estemos juntos nada podrá con nosotros.
-Te quiero. – Musitó él visiblemente agradecido cuando pudo levantar la vista y restañarse las lágrimas añadiendo. – ¡Tú eres mi autentica fuerza! Todo lo que soy capaz de hacer, lo hago gracias a  ti.

            Beruche no dijo nada, no hacía falta, aunque a ella también le dieron ganas de llorar se dominó, tenía que ser fuerte por los dos, de modo que únicamente sonrió acunándole con amor, con medio cuerpo de él recogido en su regazo. Le dedicó esa expresión de ternura y serenidad que sabía adoptar como si captase sus pensamientos y los compartiera. Sea cual fuere el problema no le dejaría solo.  Y Roy lo sabía, ahora estaba completamente seguro de que podría enfrentarse a cualquier cosa. Ella siempre estaría allí, quedaría allí y si el destino volvía a repetirse a pesar de sus esfuerzos, tendría el consuelo de  que su novia podría llegar a ser la mejor de las madres, como la misma que él tuvo en la Tierra. Solamente de ese modo se atrevió a pedirle a su pareja.

-Si no lo consiguiera. Recuérdame tal como fui. Incluso en mi estupidez. –Afirmó con total seriedad pese a un intento de humor en esas últimas palabras.-

            Pero la chica movió la cabeza quitándole importancia a esa afirmación. Roy estaba anímicamente hundido, quizás la presión tan inmensa caída sobre él le hubiera aplastado. Esto era peor que la batalla contra los demonios. En esa ocasión él murió dejándoles a ellos la lucha hasta que pudo resucitar. Aunque no supiera que podría hacerlo. Al menos entonces tenía la fe en la victoria final,  en impedir esa invocación y darles tiempo a los demás con su sacrificio. Cuando además regresó, lo hizo con sus amigos del Cielo y preparado para enfrentarse a su enemigo. ¡Ahora era diferente! Sabía de las consecuencias de su derrota y la incapacidad de volver a la vida. Debían vencer o morir, sin segunda oportunidad. ¡Morir solo serviría para que todo se destruyera! Ella sabía que su novio se torturaba solamente con pensar en un destino peor que la misma muerte para los supervivientes de esa batalla. Bertie no podía permitirse el lujo de derrumbarse con él. ¡Tenía que ser fuerte y tirar! Y sobre todo hacerle fuerte como el chico le estaba pidiendo.

-Ni se te ocurra pensar que podrás irte al Cielo de vacaciones perpetuas. – Le replicó Beruche haciendo gala de una jovialidad y entereza tales que asombraron al muchacho, incluso le hicieron sonreír al fin, cuando ella agregó con fingido tono de amenaza. – Yo misma iría a por ti y te traería de las orejas, Robert Malden. No te escaquearás tan fácilmente como cuando nos tocaba estudiar o hacer algún trabajo.
-Cubito, sé que serías capaz. - Consiguió responder él con renovado ánimo. -
-Así que no lo olvides. Acabarás con esas latas y volverás a casa pronto. – Le ordenó ella con toda su maravillosa determinación y su cantarina risa rematando la frase. – Y no hay más que hablar. Ji, ji, ji… Ahora a dormir, que mañana tienes mucho trabajo con Leval.

            Se dieron un largo beso, finalmente Roy se serenó lo bastante y abrazados pudieron dormir. La noche pasó sin más incidentes y al día siguiente Tom se encargó de llamar a los demás. Enseguida se presentaron allí con sus respectivas novias y parejas. Cuando llegaron y fueron puestos al corriente de la  aparición de los meteoros, Zafiro fue el primero en decir.

-El Millonario Ian Masters nos ha confirmado que los meteoritos se dirigen preferentemente al norte.-
-¿Están seguros de eso?- Le inquirió Roy. -
-Tienen los mejores sistemas operativos y tecnológicos del mundo. - Le aseguró su amigo que, una vez visitó las instalaciones, tuvo que rendirse a la evidencia. -Y esos cálculos los avalan también los mayores expertos en esos campos, entre los que estamos  el profesor Tomoe y yo mismo.
-¿Y no podéis especificar más?- Les pidió Tom deseoso de detalles. -
-Aun no. - Negó Zafiro aclarándoles. - Tenemos que aguardar hasta que estén más cerca para confirmar y precisar los cálculos.
-¿Y si freímos a esos bastardos antes de que lleguen? - Propuso Nephrite. - Roy, tú podrías hacerlo. - Añadió con un tono que lo hizo convincente para todos.-
-No es tan sencillo. - Rebatió no obstante Ail, más conocedor de los asuntos de índole cósmica pasando a argumentar su negativa. - La onda expansiva afectaría la Tierra y de hacerlo muy lejos no tendría quizás la potencia o puntería necesarias. Además, si son ingenios inteligentes como dijo el chico, estarán protegidos y su velocidad les hará difíciles de acertar. Incluso podrían hacer maniobras evasivas al percatarse de que les hemos descubierto. Sería muy arriesgado, estropearíamos el elemento sorpresa. No olvidéis que ellos no esperan que estemos al corriente de su ataque.

            Leval asintió con aprobación, eso era complicado. Lo mismo pensaron sus amigos Diamante y Zafiro y hasta el propio Roy veía en eso un imposible.

- Nos separaremos por parejas. - Propuso ahora Diamante. - Y recorreremos la Tierra para estar listos cuando llegue el momento de que aterricen. Quizás podamos reducir el campo de posibilidades y familiarizarnos con el terreno. Eso sería una ventaja.
- Pero antes debemos entrenar. - Les recordó Roy a él y a los otros. - Leval y yo iremos al Rincón.
- Eso puedes hacerlo más tarde. - Le enmendó Diamante.- Acuérdate que, en un día del exterior, pasa un año entero allí dentro. Con que entréis el día antes...
- No apuraremos tanto - Rebatió Roy. - Será suficiente pasar un mes allí. Después descansaremos aquí.
- Deberíamos comentárselo a las guerreras para coordinar la acción. - Recomendó Zafiro. - Masters nos ha dicho que su ayuda será muy valiosa para calcular la trayectoria del meteorito.
- De eso que se encargue Ami, es un fenómeno para las matemáticas y para lo que le echen.- Terció Annie. –
- Hay que observarles sin pausa. Para evitar sorpresas. – Terció Esmeralda. -
- No hay tiempo que perder. - Añadió decididamente Petz que ya estaba marcando el teléfono de  Guerrero Mercurio. -
- Aún quedan dos meses. - Suspiró Amanda mirando al Cielo como si no pudiera creer que tal horror llegase de su límpida y celeste bóveda. – Estaremos preparados.
- No debemos confiarnos. - Advirtió Nephrite sin perder su aplomo habitual, coronado de su británico sarcasmo. - Hay mucho en juego y desde luego no me haría gracia volver a morir. Ni tampoco sería ya original y no me gustan los melodramas. Ya tuve bastante con uno.
- En eso estoy de acuerdo. - Corroboró Zafiro con el aprobatorio asentimiento de los demás. - Y además. – Añadió haciendo público el temor que todos tenían en la mente. - Ahora recuerdo que Landar nos dijo que no podríamos volver a resucitar.
- Bien, cuando llegue el momento de ir al Cielo se lo preguntaré. - Intervino Roy que trataba de pensar en una posible “trampa” en aquello, caso de que lo necesitaran. Aunque en el fondo de su pensamiento sabía que no sería posible. Por ello, cambió de tercio arengando al resto con su recobrado coraje. - ¡Ahora sólo debemos preocuparnos de trabajar!

            Todos aplaudieron esa frase como un solo hombre. Leval, callado desde hacía un buen rato, miraba a su alrededor y se sentía lleno de satisfacción y esperanza. ¡Aquel era un grupo de hombres y mujeres formidable! Había merecido la pena soportar todas las penalidades y sufrimientos desde que hiciera el viaje al pasado únicamente para sentirse parte de ellos. Aunque en su futuro, conocía bien a  sus tías y  a su madre, su valor y su entereza, ahora se daba cuenta de que ellas se completaban y compenetraban a la perfección con sus novios y prometidos. Él tan solo pudo ver el pálido reflejo de aquella unidad que ahora compartía. Un grupo de personas fuertes, decididas y dispuestas a todo para salvar su mundo. No le extrañaba que fueran capaces de vencer a esos demonios. Contra los Gbards de Gralas, seguro que perdieron a causa de la sorpresa del ataque pero ahora, con la ayuda de Dios, sería diferente. Y él lucharía de su lado y desde el principio. ¡Ojalá Mazoui hubiera podido estar allí también para ser testigo de ello!

-Te hubiera gustado conocerles.- Pensaba con una sonrisa.- A ti, a los primos Alan e Idina y a la familia de Robert y la de Ian. Todos juntos seguro que venceríamos…Y ahora comienzo a creer que es posible conseguirlo. Gracias por tu sacrificio, primo. A ti y al resto…

             Y mientras él pensaba en todo esto, se dio por concluida la reunión. Todos se pusieron en marcha y tras un mes de entrenamiento y cálculos Roy y los otros decidieron ir al Cielo. Sin embargo, al poco de su partida, las guerreras que habían sido avisadas por las chicas y se dedicaron desde entonces a investigar en todos los terrenos aquella amenaza, iban a descubrir algo muy preocupante. En el observatorio que la organización especial con la que colaboraban tenía en el norte de Japón, Setsuna escrutaba los cielos. Palideció cuando comprobó varias veces sus observaciones.

-¡No puede ser!- Se dijo en voz alta, realmente lívida.- Esto no puede estar sucediendo…

            Corrió a llamar a las demás, Enseguida comunicó con Usagi. La muchacha se personó lo antes que pudo acompañada de Mamoru. Junto a ellos vino un tipo de mediana estatura, treinta y pocos años y que llevaba gafas. Tenía el pelo castaño y sus ojos azules expresaban preocupación. Fue el primero en preguntar a la Guerrera Plutón.

-De modo que se ha confirmado. Es peor incluso de lo que suponíamos.
-Sí- admitió ésta bajando la cabeza.- No es lo mismo que ese chico les contó a nuestros amigos.
-Entonces debemos pasar a protocolo de alerta uno.- Afirmó su interlocutor.-
-Señor Masters. – Terció Mamoru dirigiéndose a aquel individuo.- Está claro a estas alturas que los avistamientos anteriores no fueron una coincidencia.
-No.- Convino éste declarando.- Han ido preparando el terreno, los anteriores fueron una mera fuerza de reconocimiento. Ahora nos llega la primera oleada expedicionaria seria.
-Sí, ésta es la fuerza de invasión.- Añadió Usagi declarando frustrada.- Solamente espero que podamos con ellos. Lo malo es que aún no hemos conseguido cerrar todo el dispositivo de defensa en torno a la Tierra. Y eso me preocupa…no podremos contar con algunos aliados muy poderosos que teníamos en mente… Si únicamente hubiésemos dispuesto de algo más de tiempo.
-Con o sin ellos tendremos que hacer lo que siempre hicimos. Luchar por aquello en lo que creemos y defender a los inocentes.- La animó su novio.-

            La muchacha asintió despacio y dirigiéndose a Setsuna le indicó.

-Tenemos que convocar a todas las demás. El resto de mi equipo está a la espera en Tokio. ¿Te ocupas tú de llamar a las demás exteriores?
-Descuida.- Asintió con rapidez la interpelada que salió rauda de la habitación.-
-La señorita Meioh es una valiosa adquisición.- Comentó Masters al verla salir.-
-Es una luchadora valiente y leal, y una mujer inteligente y muy hermosa.- Convino Mamoru.-
-¡Oye!- Le llamó la atención su novia, frunciendo el ceño pese a aquella situación.- Vale ya de dedicarle piropos a otra chica que no sea yo.
-Bueno. No te pongas celosa. No lo haré más Usako. - Concedió su pareja sonriendo divertido, aquello era bueno pese a todo para rebajar la tensión. Aunque añadió ahora con tono más serio.- Y será una pieza clave para la culminación de todos nuestros proyectos…
-Sí. Si salimos con bien de esto. - Afirmó Usagi esta vez con seriedad. Sentenciando. – Tendremos que exigirle mucho. Será un gran sacrificio, pero es la más indicada y confío plenamente en ella.

            Mamoru asintió y Masters simplemente se encogió de hombros, luego se marcharon de aquella sala observatorio para reunirse con el resto… Por su parte, Leval pudo al fin dormir sin más pesadillas. El efecto que su madre tenía en él, ya fuera en este presente o en su futuro, era el mismo. Y soñó con aquellos últimos instantes, justo antes de ser enviado a esta época, cuando le comentó a su tío Tom.

-Por favor, cuidad mucho de todos. Sé que yo jamás podré volver. Suceda lo que suceda.

            Tenían la duda de si ese viaje crearía una realidad alternativa en la que se viese atrapado o bien eliminaría esa en la que había nacido por completo. Al menos eso le explicó su tío antes de que aceptase hacer ese viaje. No obstante, su decisión no se vio alterada. Era él o el destino de todo el planeta.

-No os defraudaré.- Se dijo en sueños.- De un modo u otro no tendréis que pasar por ese terrible destino. Aunque suponga que nunca más pueda volver a abrazaros, mamá, Jane…


Y así se sumió finalmente en un sueño profundo, listo para recobrar fuerzas. Debía estar listo al día siguiente porque había llegado la hora de la verdad.

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