Pasaban los días y Roy entrenaba concienzudamente al
muchacho, en un lugar aislado de curiosos ambos luchaban hasta la extenuación y
se recobraban con una alubia. Así día tras día. Beruche se preocupaba mucho por
los dos, sobre todo por el chico y eso no había pasado inadvertido para Roy. Su
novio se daba cuenta de que ella observaba siempre al muchacho de forma muy
inquisitiva y diríase que hasta extraña. De hecho, Bertie había estado muy
interesada en él desde el primer día que apareció. Quizás cautivada por su historia, su drama
personal, o algo que no podía llegar a comprender. Lo cierto es que no le
importó al principio. Él mismo estaba intrigado con ese misterioso muchacho, pero
ahora cada vez le molestaba más. No era nada que pudiera calificarse como
sospechoso en la conducta de su chica pero él tenía una extraña sensación que
aumentaba día tras día. Observaba las miradas entre ambos, el creciente
sentimiento de empatía que los dos parecían tenerse mutuamente y en ocasiones
se sentía fuera de lugar cuando estaba junto a ellos. Se decía mentalmente que
nada de eso sucedía, que eran imaginaciones suyas, pero poco a poco su
pensamiento iba siendo dominado por unos celos cada vez más acusados. Hasta que
una tarde aconteció algo que podía ser perfectamente definido como “la gota que
colmaba el vaso de su paciencia”.
-Soy un imbécil paranoico, está claro que Bertie le
tiene lástima. Eso es todo. Y no me sorprende.- Se repetía una y otra vez con poco
éxito. -
Después
de un duro día de entrenamiento Roy estaba más nervioso de lo habitual. Los
crecientes malos pensamientos que le asaltaban se veían aumentados por su
próxima partida, tendría que irse de gira con su equipo durante varios días y
dejarles solos. Pese a proponerle a su novia que podría usar la translación
instantánea, ella se negó, alegando que habían pactado no hacerlo.
-Pero eso es relativo a nuestra vidas normales, esto
es diferente.- Argumentó él.-
-No lo es. Si vas a jugar partidos, eso entra dentro de
la vida normal.- Alegó su interlocutora.- Y piensa que sería terrible si alguno
de tus compañeros de equipo, o la gente que pueda haber cerca, te descubriese.
¿Cómo lo ibas a explicar?
Ante ese argumento pleno de lógica y sentido común no
pudo oponer nada. Sin embargo, no podía dejar de darle vueltas a la cabeza.
Entre tanto, el chico a su lado sudaba a chorros tras el combate. Se había
quitado una camiseta con pesos que su compañero de entrenamiento le había
prestado y respiraba todavía con agitación. Bertie se llegó hasta ellos como
solía hacer cada vez que ambos se permitían una pausa. Con sendas toallas en la
mano le ofreció una a cada uno y Roy volvió a tener esa desagradable sensación.
Su novia le dio la suya con una sonrisa pero le ofreció la otra al muchacho con
una mirada demasiado inquisitiva, con la que se permitía recorrerle el pecho y
el torso descendiendo hasta los abdominales, bien marcados, que bajaban y
subían de modo salvaje al ritmo de la respiración.
-Toma. ¿Quieres una toalla?- Le dijo con mucha
amabilidad ella tendiéndosela hacia las manos. -Sí, muchas gracias. - Repuso el
chico asiéndola a la par que sus manos entraban en contacto con las de Beruche
bajo la complicidad de la tela. -
La
muchacha sonrió ampliamente entrelazando su mano a la del chico y acariciándole
instintivamente el cabello con la otra. Él sintió un escalofrío recorrerle
desde el cuello hasta la espalda. Eso mismo hacía su madre, (ella). Cuando le
veía deprimido o cansado. Claro, Beruche era su madre, o lo sería. ¡Ojalá esa chica
que tenía enfrente, ajena a ese futuro, no pensara en él de otra forma! Roy, que
se encontraba a pocos metros, se dio perfecta cuenta de todo eso y una ráfaga
de furia se apoderó de él.
-¿Qué
demonios se ha creido ese mocoso?.¡No se detiene ni ante mis propias narices!.Y
ella ¿por qué le toca así?.
No pudiendo contenerse se acercó a
ellos a grandes zancadas. Leval por su parte, estaba ajeno del todo a esas
sospechas de su futuro padre, sólo se fijaba en Bertie y ella le devolvía la
mirada con una expresión indeterminada de ternura y cariño.¿O era más que eso?.
-¡Ya basta de
descanso!.- Le espetó Roy apartándole de un manotazo tan fuerte que lo lanzó
contra el suelo. -
El chico salió de esa especie de
ensueño cuando su cuerpo dio contra la hierba. No entendía esa brusquedad, a no
ser claro que su padre estuviera probándole para ver si progresaba en cuanto a
capacidad para advertir los movimientos del contrario. No le dio más
importancia pero Beruche obsequió a su novio con una mirada de reprobación. Más
cuando él le dijo con bastante poca amabilidad.
-¡Apartaté!. Vamos a seguir
y no lucharemos en broma.
Ella no supo que responder, notaba a
Roy enfadado y no sabía porqué, últimamente estaba muy raro. No era él mismo, muchas
veces respondía con monosílabos o con malos modos sin justificación.
Seguramente la presión de saberse responsable del futuro una vez más cuando
creyó todo aquello superado le estaba jugando una mala pasada. Decidió dejarlo
correr. La pelea comenzó, Leval atacó con buena disposición para demostrar que
sus progresos eran notables pero su oponente no devolvió los ataques como
esperaba. Con una rápida translación instantánea reapareció a la espalda de su
rival y le golpeó sin miramientos estrellándole contra una pared de cemento que
el desprevenido chico destrozó con el impacto.
-¿Pero que está
haciendo Roy?- Se preguntó Bertie entre sorprendida y preocupada, alegando con
indignación.- No puedes usar ese truco, no es justo.
-No debe dar nada por
supuesto. Si su rival posee alguna ventaja de seguro la usará. Más le vale
estar listo para lo inesperado.- Replicó abruptamente su novio.-
-Tiene razon.- Admitió
Leval.-
Él sabía mejor que nadie que sus
enemigos en el futuro no se paraban ante nada y que carecían de escrúpulos,
bajos ese punto de vista, era bueno para él ser adiestrado de esa manera. Sin
embargo, comenzaba a notar un sentimiento de hostilidad de Roy hacia él, y no
terminaba de comprender el motivo. Por ello, quiso animarse y añadió.
-Lucha como creas oportuno,
tengo que adaptarme a cualquier cosa.
El interplado no dijo nada y se litió
a ponerse en guardia. Leval le imitó. En ese momento llegaron Tom y Cooan. Habían
quedado en reunirse allí para continuar charlando de los próximos pasos a seguir.
Mientras aparcaban el todo terreno que traían la pelea continuaba y fue él quién
pudo percatarse de que aquello estaba comenzando a ser más que un mero
entrenamiento.
-Luchan con ganas. -
Declaró ingenuamente Cooan, ajena a lo
que estaba sucediendo. -
-Al menos Roy. - Matizó
Tom, realmente sorprendido por aquella actitud de su amigo. –Yo diría que con
demasiadas.
En efecto. Aunque Leval solamente
retrocedía, blocando ahora los golpes como podía. Su padre estaba encolerizado,
nunca había peleado así, seguramente había decidido pasar a un estadío más
avanzado de entreno.
-Hola Bertie. - Saludó
Cooan a su hermana que también presenciaba aquella pelea con creciente
preocupación. -
-No sé que le ocurre a
Roy. - Repuso ella por todo saludo observando aquella pelea con visible
preocupación para sentenciar. - Creo que está yendo demasiado lejos.
-Sí, eso opino yo
también. - Convino Tom sin disimular su inquietud. -Está forzando demasiado a
ese chico.
Leval por su parte reclamaba un
descanso. Pero su entrenador no se lo concedía. El muchacho tuvo que pedir
tregua en medio de la batalla sin importarle reconocer.
-Basta, todavía no
estoy a tu altura...
-¿No verdad?- Replicó
Roy con furia para sentenciar. - Te conviene no olvidarlo.
El chico no acababa de comprender el
porqué de ese desafiante tono y se separó dirigiéndose junto a los demás. Su
aspecto era deplorable puesto que había encajado varios golpes en la cara que
lucía ahora una ristra de moratones y magulladuras. Podía notarse el sabor de
la sangre en la boca y tuvo que escupir para liberarse de parte de ella.
-¡Qué barbaridad, como
te ha dejado!- ¡Le sonrió Beruche apresurándose para enjugarle la herida con un
paño limpio. -
Tom y Cooan observaban la natural
escena sin preocuparse de nada hasta que pudieron ver acercarse a Roy. Justo
cuando Bertie se acercaba a los labios del chico, que había bajado sumisamente
la cabeza para que ella no tuviera que estirarse demasiado, dada la gran
diferencia de estatura. Pero desde la perspectiva de Roy esa posición parecía
una cosa bien distinta y las más absurdas ideas pasaron por su cabeza. Situaciones
que cualquiera habría desechado de inmediato por ridículas tomaron el control
de su mente, dada la agresividad que recorría su cuerpo a causa de la lucha.
-Oye Roy. ¿Estáis
entrenando demasiado en serio, no?- Le comentó Tom cuando le vió acercarse
andando a ese ritmo tan rápido.-
Para su sorpresa su amigo le ignoró
por completo y atacó al chico. Leval se había distanciado unos pocos metros de
Bertie y estaba girándose para mirar hacia la zona de la lucha cuando el
puñetazo de su agresor le dio de lleno lanzándole decenas de metros en el aire
hasta caer en el suelo en donde rebotó varias veces hasta quedar tendido sin
poder levantarse. Las caras de los demás pasaron de la sorpresa al miedo en el
caso de Cooan y Tom y aun más al desconcierto y la indignación en Beruche, que
se dirigió a su novio. Éste, jadeante y crispado de furia, permanecía en pie
taladrando con la mirada el lugar en el que había caido su rival...
-¿Te has vuelto loco,
Roy?¿Que le has hecho?- ¡Estaba desprevenido!.
Leval escupía sangre con más
abundancia y Cooan no tardó en correr hasta él para auxiliarle. El propio Tom
se acercó hasta el chico y quedó horrorizado. La paliza que había encajado era
excesiva. Eso no se trataba de ningún
combate de entrenamiento. Más bien parecía una lucha a muerte contra un
enemigo. ¿Qué demonios se proponía Roy? Iba a matarle si continuaba así.
-Rápido, dame una
alubia.- Le pidió a su amigo que ni siquiera pareció escucharle. -¡Roy, por el
amor de Dios!. ¡Este chico está malherido!.
Bertie dirigió a su pareja una
furibunda e incrédula mirada y quiso hacerse con la bolsa en donde se guardaban
las alubias pero él la detuvo sujetándola de un brazo.
-¿Se puede saber que estás
haciendo?- Le increpó ella atónita. -
-¿Qué estás haciendo
tú?- Replicó él con tono acusador. -¡Déjale!, que aprenda a sufrir como un auténtico
guerrero del espacio. No es ningún crio. ¿O acaso es que no te has dado
cuenta?.-Remató con marcado sarcasmo. -
-¿Qué insinúas?-
Contestó Beruche enfrentando su mirada con auténtica indignación. -
Leval se había puesto trabajosamente
en pie ayudado por Tom y ambos dirigían una mirada asombrada y llena de temor
hacia Roy que se encaró con el chico.
-Eres muy lento
muchacho y demasiado débil.¿Y tú te llamas súper guerrero?.- No me durarías ni
dos minutos en un combate real. Hasta ahora he sido muy blando contigo, pero
¡prepárate! porque voy a luchar en serio.
-Yo...no
comprendo,¿qué…qué… he hecho… mal?- Pudo balbucear el chico visiblemente
desolado, además de muy dañado físicamente. -
-¡De sobra lo sabes! -
Le acusó su atacante fulminándole con la mirada, a la par que dedicaba otra a
Bertie.-
Ella comenzó a darse plena cuenta de lo que estaba pasando
allí. También Tom se apercibió, quedando con la boca abierta. La única que no
se enteró fue Cooan que había ido corriendo a por unas vendas para taponar la
sangre de ese pobre muchacho.
-¿Pero qué estás
diciendo, Roy?-. Le espetó la muchacha tomándole de un brazo. -¿Se puede saber
que estupideces te están pasando por la cabeza? ¿No pensarás que yo?.
Él no respondió pero su ira lejos de
remitir por ese reproche aumentaba. Más cuando Bertie fue en ayuda del chico a
quién pudo por fin ofrecer una alubia. Leval apenas sí podía masticarla puesto
que su mandíbula estaba seriamente dañada, así que ella la introdujo suavemente
en su boca sin importarle mancharse. Eso puso a Roy fuera de sí y ya estaba
preparando un nuevo golpe. Por fortuna la cercanía de su novia le disuadió el
tiempo suficiente para que Tom interviniese.
-Tenemos que hablar. -
Le instó a su amigo.-
-¡Meteté en tus
asuntos! -Le escupió éste. -
-No sabes lo que
haces. -Le reprochó Tom. - Y te aseguro que te vas a arrepentir.
-¿Te atreves a amenazarme
cuando estoy viéndolo con mis propios ojos?- Le gritó Roy señalándo hacia
Bertie y Leval.-
El chico se quedó de piedra, no
había entendido nada hasta entonces, pero ahora estaba claro.¡Qué horror!. No
podía permitir que esa situación continuara o quizás él mismo estaría en
peligro. Tanto ahora como en su futuro nacimiento.¿Pero, que podía hacer?. Sólo
optó por la única salida que vió en ese instante, se elevó en el aire
desapareciendo de allí...
-¡Espera!- le pidió
Bertie en vano.--
Entonces la joven rompió a llorar y
corrió lejos, su hermana tuvo el tiempo justo de verla y salir tras de ella. Tom
había leido la angustia en los ojos de Leval. Y le dijo a Roy con una mezcla de
desaprobación y desespero...
-¡No sabes lo que has
hecho!.
-¡Que no lo sé!- Le replicó
éste con rabia. - Eres tú el que no se ha enterado de nada, idiota. ¿No has
visto como se miran?
Y estaba dándose la vuelta para
marcharse de allí cuando Tom en un arranque de furia le sujetó del brazo y le
espetó.
-Esto ha llegado
demasiado lejos. ¡Vas a escuchar lo que tengo que decir, estúpido! ....
Y Roy se soltó fácilmente lanzando a
su amigo al suelo. Pero enseguida pudo dominarse lo bastante como para darse
cuenta de que podría haberle hecho daño. Tom no era un saiyajin como ese chico
y él no había medido su fuerza. Por suerte éste se levantó ileso.
-Lo siento.- Pudo
decir bajando la mirada y tratando de
templar su furia. -
Pero su amigo hizo algo que él no
esperaba, se dirigió a él y le sacudió una bofetada con todas sus fuerza alcanzándole
entre la cara y la frente. A Roy no le dolió pero le hizo levantar una mirada
de rabia y sorpresa. No obstante se contuvo, a fin de cuentas se lo tenía
merecido. Pero jamás habría esperado esa reacción de Tom que solía ser muy
tranquilo. Aunque aquello no quedó ahí.
-¡Y más que lo vas a
sentir! - Le aseguró su amigo visiblemente enfadado. – No ni tienes idea de
nada.¡Eres un necio!, nunca lo habría esperado de ti. ¿Sabes a quién has estado
a punto de matar? ¡Eh!.¡Lo sabes!.
Roy le dirigió una mirada de
sorpresa y desconcierto, la ira había quedado desplazada e incluso comenzó a
sentir temor. No había visto a Tom con ese tono de voz tan desesperado desde
que quedase inválido.
-Sólo he visto a un
muchacho y a mi novia coqueteando ante mis narices. Me da igual que venga del
futuro. Por mucho que quiera salvar la Tierra, Bertie no va incluida en el
lote. - Le explicó más centrado a su amigo pero todavía con un claro matiz de
amenaza cuando añadió. - Y no voy a permitir que esto siga más allá o soy capaz
de matarlo.¡ Que se vuelva a esa época de la que dice provenir que ya nos
encargaremos nosotros de todo aquí y ahora!
Su interlocutor movió la cabeza,
estaba realmente enojado y no podía entender esa ceguera en Roy. ¡Todo se iría
al traste, fracasarían y serían exterminados! y ¿por que?. Por unos estúpidos
celos infundados.
-¡Jamás pensé que
fueras tan rastrero! - Le insultó Tom
con desprecio. – Ni siquiera cuando Armagedón te poseyó actuaste así.
El aludido le sujetó de la pechera
en un acto reflejo, casi tenía la mano levantada para pegarle y le espetó.
-¡Ten cuidado con lo
que dices!, no le consiento a nadie que me hable así, ¡retiraló o … !.
-¿O qué? ¿Vas a
matarme a mí también?- Le desafió su interlocutor con la valentía del que se
sabía de parte de la verdad. - ¿De qué más eres capaz? ¡Adelante! - Le provocó
sentenciando a continuación fuera de sus casillas con una mezcla de amargura,
tristeza y decepción. -No me sorprendería nada que lo hicieras, si has
amenazado la vida de tu propio hijo.
Roy se estremeció por dentro.¿Qué
demonios había querido decir Tom?. ¿Acaso Bertie estaba?...No, ella no había
dicho nada. Y últimamente habían mantenido pocas relaciones debido a todo
aquello. Entonces, ¿Acaso ese chico era?...Movió la cabeza como si quisiera
sacudirse esa idea que se había encendido en su mente. ¡No, eso no podía ser!
Miraba ahora a su interlocutor con total desconcierto. Éste enseguida adivinó
la sorpresa en el semblante de su enfurecido amigo y lejos de detenerse, remató
sin miramientos, confirmándole aquello.
-¿De dónde te crees
que viene ese chico? Él nunca te lo dirá ni aunque le mates. Pero a mí sí me lo
dijo. Proviene del futuro y es tu hijo.
El aludido se quedó paralizado. No
podía creerlo. Negó con la cabeza y soltando a su amigo amagó una sonrisa
irónica, replicó.
-¿Es que te has vuelto
loco? ¿Pero qué estás diciendo?...Mi hijo ¡Eso es absurdo!.
-¿Lo es?- Replicó Tom
rebatiéndole a renglón seguido. - ¿Cuantos guerreros del espacio vivos conoces,
eh? -¿Cuantos que tengan ese parecido tan grande contigo?. Bueno no tanto, los
ojos son de un azul profundo,¡que casualidad! - Exclamó con sarcasmo para
rectificar con rotundidad y sutil ironía.- ¡Mejor dicho que causalidad!, son
como los de Bertie, los mismos ojos de ella, porque será su madre.
Roy no podía dejar de mover la
cabeza pero la verdad se adueñaba de él por momentos y una ráfaga de
desperación y culpa barrió las demás emociones. Cayó de rodillas y con las
manos en la cabeza en cuanto oyó lo último. A su cabeza veían más recuerdos de
aquella charla con su maestro Trunks. Los dos, sentados en un aparte del
Rincón. Roy le comentaba.
-Debió de ser duro
viajar en el tiempo a tratar de impedir aquello.
-Sí, pero yo tenía
mucha ilusión en conocer a mi padre. En mi linea temporal no pude hacerlo.
Murió siendo yo un bebé. Y bueno…. Cuando al fin logré cumplir mi sueño, al
principio me desilusioné. Yo no parecía importarle nada. Es más. Me trató de la
peor manera posible….
-¡Vaya un idiota!-
Comentó Roy, eso sí, en voz baja.- Bueno, no quiero que me escuche. Vegeta no
es de los que tienen demasiado sentido del humor.
-¡No, desde luego que
mi padre es así!- Rio su contertulio.- Sé que en un principio estaba más celoso
de mi fuerza que otra cosa. Pero al final si demostró que yo le importaba. Cell
casi me mató en ese torneo el que te hablé y él quiso vengarme entonces. Pude
darme cuenta estando medio inconsciente.
-No sé.- Comentó Roy
con tinte reflexivo.- Si yo tuviera un hijo, para mí sería la cosa más
importante del mundo junto con Bertie. Trataría de ser para él como mis propios
padres fueron conmigo…¡Ojalá que tu padre hubiera aprovechado esa ocasión!
Trunks asintió con aprobación. Ahora
todo eso cruzaba por la mente de Roy que solo podía gemir puesto de rodillas en
el suelo.
-¿Dios mio! – decía
una y otra vez.- ¿Qué he hecho?
Su amigo se compadeció de verle así y dulcificó su tono
añadiendo de modo más conciliador pero quizás por ello, todavía más lacerante.
-¡Por Dios, Roy! Ese
pobre muchacho escapó de un futuro de pesadilla con dos ilusiones, una evitar
ese mundo atroz en el que se crió y la otra conocer a su padre. Él es el hijo
que tendréis Bertie y tú. Incluso me mostró algunas fotos que trajo.- Añadió
con los ojos empañados y la voz tomada por la piedad hacia aquel pobre chico. -Algunas
tuyas de cuando se suponía que jugabas en el equipo.Y hablaba de ti con tanta
admiración…
De su contertulio sólo salió un
sollozo ronco.
-¡No!- Pudo decir hundido
en la miseria que ahora se apoderaba de su alma, repitiendo sin parar, entre sollozos.
- ¿Qué he hecho, Dios mio?-¡Por favor!, trata de entenderme. Yo no sabía nada.
- Añadió con tanta amargura que conmovió a su interlocutor. - Esto es de locos.
¿Como iba a saberlo? ¿Por qué no me lo dijo?¿Por qué no me lo dijiste tú? ¡Maldita
sea, eres mi amigo!
Tom respiró hondo elevando la vista
hacia el cielo y al fin pudo replicar con tono paciente y hasta compasivo.
-No podia decírtelo.
Me lo hizo prometer. ¿Es que no comprendes que no sería igual para él? Quería
conocerte y aprender de ti, como dos buenos amigos ¿Cómo va a deciros que
seréis sus padres? Os hubiera marcado, su propia existencia estaría en peligro.
Roy, le has puesto entre la espada y la pared. Ahora en vez de padre, cree
tener por enemigo a un loco celoso que intenta matarle. ¿Qué pensará de ti?
Su interlocutor se sentía
terriblemente mal. Posiblemente hubiera hecho trizas todas las esperanzas de
ese muchacho. Había destrozado su confianza...
-No podré mirarle a la
cara. - Se lamentó entre lágrimas. - ¡Soy un maldito hijo de perra, lo sé! Pero
tenía miedo Tom. ¿Y si Bertie se enamora de él?.
-¿Acaso crees que
Leval lo iba a permitir?. Él sabe que ella está destinada a ser su madre. -Le
respondió su amigo más calmado ya. -
-¿Así se llama?- Pudo
decir Roy tratando de erguirse de nuevo en pie y de enfrentar su abochornada
mirada a la de su contertulio. -
-No quería decirte
nada, su seguridad estaba en juego. Solo Dios sabe lo mal que lo he pasado
durante estos días. Así que te ruego, ¡te suplico!, que arregles las cosas sin
decirle que lo sabes.
-¡Te lo juro!- Se
apresuró a replicar Roy deseoso como nadie de enmendar su vergonzoso proceder. – Quizás pueda lograr que él lo
olvide, pero Bertie no me lo perdonará jamás.
-No se lo digas a ella
tampoco. - Negó su contertulio con la cabeza, imaginando la tentación que sería
para su amigo hacerlo para así descargar su conciencia. - Connie no sabe nada
de quién es ese chico en realidad. Ahora eres el único aparte de mí.
-No lo haré. Bastante
daño le he causado ya. - Le prometió su interlocutor con un susurro y se alejó
cabizbajo pero Tom le detuvo posando su mano sobre uno de los hombros de éste y
le animó.- Aunque Bertie me odie…trataré de disculparme como sea.
-Todo se arreglará.
Dejamé a mí a Leval.- Trató de animarle Tom.-
Su compañero le sonrió agradecido,
por fortuna podía contar con su amigo. Pero las cosas no volverían a ser las
mismas.
-No, gracias Tommy. - Repuso
Roy con recobrada calma. - Debo ser yo quién lo solucione puesto que mia es
toda la culpa. - Iré a buscarle. Tengo su energía y me transportaré junto a él.
No temas nada ya y muchas gracias por ser mucho mejor amigo de lo que me
merezco.
Y Tom asintió complacido, deseoso de que todo se arreglase.
Entre tanto, Beruche se desahogaba con su hermana y Cooan trataba de animarla
lo mejor que podía.
-¡Nunca le había visto
así!,¡ parece estar poseido por una bestia!. Es incluso peor a cuando le
dominaba ese demonio. -Sollozaba ella. –Es que no lo puedo comprender ¡Qué es
lo que se imagina de mí !-
-Eso es porque te
quiere. - Le dijo Cooan con dulzura. - Es necesario que hableis los dos y
aclaréis esta situación. No podéis seguir así.
-Quizás no sea buena
idea que sigamos.- Repuso su hermana dejándola atónita al confesar con la voz
teñida de temor. -No sé, es distinto, desde que este chico llegó no es el Roy
de antes. A veces pienso que me considera como una posesión, que esa maldita
herencia de guerrero le domina hasta tal punto de no ser capaz de controlar sus
actos y me da miedo.
Cooan acunó a su hermana con todo el
cariño del que fue capaz y le susurró.
-Tú le quieres y
habéis pasado por cosas mucho más difíciles juntos. Tienes que darle una
oportunidad de que se explique. Sé que en el fondo eres lo más importante para
él y quizás sea Roy quien tenga miedo de perderte. No debes rendirte ante la
primera dificultad seria en vuestra relación. Recuerda por lo que pasaron Usagi
y Mamoru. Y nuestra hermana Petz y Zafiro.
Bertie suspiró separandose de su
hermana, se paseaba con las manos entrelazadas
como si quisiera ser capaz de tomar una decisión. Recordó en efecto
todas las peripécias y las pruebas que tanto sus amigos como ellas mismas habían
superado para volver a estar juntos. No iba a permitir que algo como esto les
alejase. Asintió despacio y musitó.
-Tienes razón, pero por favor, te necesito a mi lado. -
Le rogó a su interlocutora. -
-Sabes que siempre me tendrás para lo que sea. - Le
aseguró su hermana llevándola nuevamente hacia el lugar en donde estaban los
demás. -
Leval
había volado durante un rato tratando de alejarse lo más posible. No sentía
miedo por su integridad física, pero estaba hundido anímicamente. Había fracasado.
No podría volver otra vez. Permanecía sumido en esos pensamientos cuando
aterrizó junto a una peña cercana. Se sentó con ambas manos en la cabeza tratando
de decidir que hacer. Lucharía, por lo menos podría morir con dignidad y no ver
el horror que les aguardaba en el futuro. Sería el único modo de unirse a su
padre y a los demás en la batalla. ¡Su padre! Jamás pensó que sería así. Aunque
quizás había cometido un error muy grave. Roy no sabía nada y seguro que
pensaba que él estaba interesado por Bertie. ¡Que gran ironía del destino! Él
mismo había contribuido a que sus padres quizás no llegaran a engendrarle
nunca.
-Muchacho. - Escuchó entonces la voz de Roy a pocos
metros tras de él. -
Leval
reaccionó incorporándose con rapidez, pero no para defenderse, se sentía
derrotado. En su depresión no sería capaz de devolver ni un solo golpe, si eso
era lo que su padre pretendía. Apenas si podía mirarle y se preparó mentalmente
para ser castigado de nuevo, ya nada le importaba...
-Perdóname, lo siento. Me he pasado. - Se disculpó
entonces el recién llegado confesándole con preocupación - ¡Estoy muy asustado!
La presión de todo esto me agobia. Quizás he pretendido acelerar tu
entrenamiento más allá de tus posibilidades actuales y me he enfurecido de mi
propio error, haciéndote responsable de mi frustración. ¡No tengo excusa!, sé
que te he decepcionado, pero te suplico que me des otra oportunidad.
El
chico apenas podía creerlo. ¡Ojalá que aquello fuera cierto! Su padre parecía
muy preocupado, dolido y avergonzado de su anterior proceder, así que le miró y
trató de animarle.
-No pasa nada, también ha sido culpa mía, no estoy lo
suficientemente preparado. Y tú tienes razón. El enemigo no es amable, no da
descanso y lucha para matar. El destino del mundo está en nuestras manos y no
debemos fallar.
Roy
sonrió al fin y pudo mirarle a los ojos con agradecimiento y contemplar esas
pupilas realmente tan azules y limpias como las de Bertie.
-¡Eres muy valiente, muchacho! Estoy convencido de que
tus padres se sentirían muy orgullosos de ti si te vieran. Yo lo estaría de
tratarse de un hijo mío.- Declaró con toda sinceridad aunque aparentando
despreocupación en su tono. -
El
pobre chico no supo que decir. Tenía deseos de llorar, de abrazarse a él y
de confesarle tantas cosas...pero no
podía ser. Más, cuando Roy insistió.
-Tienes que contarme muchas cosas y yo a ti. Porque
como tú, yo también perdí a mis padres hace años. Sé lo que se siente.
Leval
asintió embargado por la emoción. Su interlocutor se dio cuenta y evitando
ponerle más a prueba, añadió con serenidad.
-Anda volvamos, ya es tarde para seguir entrenando y
tenemos que regresar a casa.
-Yo, lo siento mucho, espero no haberos creado
problemas a Bertie y a ti.- Balbuceó el emocionado chico, recordando de nuevo
ese enojoso asunto. -
-El único imbécil que se ha creado problemas aquí he
sido yo. Me las pinto solo para meter la pata. - Confesó Roy sonriendo para
agregar en tono que tenía de veraz más de lo que parecía. - Ahora me da mucho miedo
plantarme delante de ella. Más que contra cualquier demonio o androide. Cuando
se enfada no sabes cómo se las gasta. ¡Ni un súper guerrero está a salvo! Y yo
la he enfadado y mucho y tiene razón al estarlo. - Se sonrió para agregar en
tono de complicidad. – me hará sufrir pero al final me perdonará. Siempre lo
hace, en el fondo es muy buena chica. ¡Si te contase las barrabasadas que le
hacía en la Universidad!
Leval
puso un gesto de gran interés. Su madre alguna vez había dejado caer como era
Roy cuando se conocieron, pero ahora tenía la oportunidad de escucharle
directamente a él.
-Me encantaría que lo hicieras.- Pudo decir lleno de
genuina curiosidad. -
Su
interlocutor le sonrió más ampliamente, palmeó su espalda y ambos se elevaron
rumbo al campamento de entreno. Allí aguardaban ya Tom y Cooan con Beruche, ésta
última inquieta y muy preocupada. Por ello se sorprendió mucho de que su pareja
y el chico llegasen en tan buena compañía, incluso riéndose por algo que Roy
estaba contando. Ahora parecían un par
de viejos amigos. ¿Que habría sucedido entre ellos para que el cáfre de su
novio hubiera dado ese cambio?
-Sí...- Le comentaba él al muchacho que se reía al
escuchar.- ¡Y me arreó un carpetazo en la cabeza! Total, ¡por unos chistes de
nada!…pero no veas como se puso cuando la tiré vestida a la piscina, ¡ja, ja,
ja! La marca de la bofetada que me dio
se me quedó en la mejilla durante un
buen rato…
No obstante,
cuando se posaron a su lado, Roy volvió a ponerse serio y se acercó hasta Beruche.
No hubo palabras, sólo un fuerte abrazo entre ambos y el afectado susurro de un
“perdonamé” por parte de él. Ella no se hizo de rogar, en esta ocasión no
cabían las rabietas o los enfados que adoptaba cuando los contenciosos eran
menos importantes. La muchacha no pudo evitar llorar y él la apretó aún más si
cabe contra su pecho. Los demás se mantuvieron prudentemente al margen.
-Te prometo, te juro por la memoria de mis padres que
jamás volveré a actuar así contigo. Lo siento, siento mucho haber dudado de
ti.- Musitó él. –
Bertie no supo que decir, estaba de más reprocharle
nada. Aquello había sido una gran prueba para su relación y ambos lo sabían.
Además, la sensación de dolor y remordimientos que tenía Roy en sus ojos
ayudaron a que le perdonara con sinceridad. Pero seguía muy intrigada por aquel
cambio tan repentino. Quizás más adelante pudiera preguntárselo, pero habría
que darle tiempo al tiempo. Así, tras un rato a solas los dos, sin decirse nada
más, regresaron a donde estaban sus amigos. Nadie quiso comentar de nuevo aquel
incidente. Las cosas estaban bien así y regresaron a la casa. Cooan se ofreció
a ayudar a Beruche con la cena. Tom y ella habían sido invitados a quedarse.
Era necesaria la presencia de ambos, como apoyo y mediación para terminar de
cerrar aquella herida. Pero Bertie se admiró y sobre todo se asombró, del repentino
clima de complicidad y camaradería que había surgido entre Roy y el chico. Junto
a Tom ahora hablaban animadamente como si lo de aquella tarde jamás hubiera
sucedido. Se alegró de que fuera así, de que ese malentendido entre todos se
hubiera aclarado, pero aun así no
entendía un cambio tan radical. Pudiera ser que los guerreros del
espacio fuesen de esa manera. De estar a punto de matarse a sonreír compartiendo
bromas en cuestión de minutos. De todos modos, ella intuía que debía de haber
algo más. Cooan la observó sorprendiéndola en esas reflexiones y le preguntó.
-¿Te sucede algo?
-Mírales. - Dijo pensando en voz alta. - Tan parecidos
y tan distintos a la vez. Y cuando miro a ese chico siento algo hermoso y y muy
extraño dentro de mí. No logro explicar que es...
-¿No te habrás enamorado de él?- Le inquirió Cooan
temerosa de que, en el fondo, las sospechas de Roy fueran ciertas. -
Pero su hermana no tardó en rebatirlo en su réplica y
había seguridad en aquella negativa cuando añadió.
-No, no es eso. No puedo expresarlo. Es más parecido
a...- Parecía desorientada e incapaz de encontrar las palabras, miró entonces a
Cooan y le llegó la inspiración. - Es como lo que siento por ti o por nuestras
otras hermanas...
-¿Parecido al amor fraternal o de madre?- Sugirió su contertulia de
modo perspicaz. -
-Algo así, además, veo tanta tristeza y añoranza en
sus ojos.- Le confesó ella tratado de explicarle a su hermana. - Es como un
niño necesitado de amor. Como un hermano pequeño.
-Ten cuidado. - Le advirtió Cooan echando mano de lo
aprendido en sus asignaturas de psicología de la carrera. - Podrías sentirte
atraída por él pero, al saber que eso no está bien, tu propio subconsciente lo
estaría sublimando.
-No, yo quiero a Roy, eso lo sé. - Aseveró ella
objetando más distendida. - Aunque a veces se comporte como un cretino. Y
cambie tan rápido de actitud.- Remachó sin disimular su sorpresa. – No comprendo
qué le ha pasado.
Cooan
la observó inquisitiva, ella también había notado eso y le sorprendía igual que
a su hermana. No obstante, conjeturó.
-Puede que se diera cuenta de que estaba tratando
injustamente a ese pobre chico. Ya sabes como es. Actúa por impulsos pero
cuando se equivoca lo admite y trata de arreglar las cosas.
Aunque
su hermana asintió despacio, no parecía demasiado convencida con esa simple
explicación, tenía que haber algo más. Eso era muy extraño hasta para el
proceder de Roy.
-Tom ha debido decirle algo. - Elucubró Beruche. - Él le
conoce como a un hermano. Pero ¿el qué? - Añadió lanzando aquella pregunta
retórica. -
-A mí no me preguntes.- La eludió su hermana menor
encogiéndose de hombros. - No me ha dicho nada. Si es que han hablado. Lo
cierto es que últimamente están muy raros esos dos.
Su interlocutora convino en ello con un leve
asentimiento de cabeza y sin más comentarios terminaron de preparar la cena y
la sirvieron. Todos se sentaron alrededor de la mesa. Hubiera sido cómico de no
ser para quedarse boquiabierto, el modo que tenían Roy y Leval de dar cuenta de
los platos. La conversación no se prodigaba en un principio por el hambre,
luego por la incapacidad de nadie para romper el hielo, hasta que fue Beruche
la que se animó.
-¿Progresáis?- Preguntó
sin dar a entender hacia que asunto iba dirigida la cuestión. -
-El chico tiene mucho talento. - Repuso su novio
llevándola al terreno del entrenamiento. - Progresa bien. Y lo hará aún mejor.
-Roy me ha enseñado a concentrar más eficazmente mi
energía. - Añadió orgullosamente el aludido.-
-¡Y ahora te estaba contando alguna táctica graciosa!
- Le interrogó nuevamente Bertie con su divertido cinismo habitual en esos
casos, que en esta ocasión desveló con una sonrisa de complacencia. - He visto
como os reíais.
-Bueno. - Contestó el azorado Leval. – Para ser
sincero me contaba algunas cosas que te hacía en clase.
-Algunas gamberradas de las suyas. ¡Tenía un
repertorio inagotable!- Terció Tom para animar la conversación, obteniendo el
premio de la risa de Cooan que asintió corroborando aquello. -
-Necesitarás días para oírlas todas. - Aseguró la
hermana de Beruche moviendo una mano.-
-No fue para tanto. - Se justificó el aludido
llevándose una mano al cogote y poniéndose colorado agregando con tono de
cómica complicidad. – ¡Deja ya de calumniarme, paleto de Kansas! Si no recuerdo
mal alguna que otra me hiciste tú a mí
- Sí, es verdad. Pero siempre en respuesta a alguna de
las tuyas. – se rio Tom. -
Y sus carcajadas fueron ahora secundadas por las de
las chicas, en tanto aquel muchacho les observaba entre atónito y divertido.
- ¿Qué puedo decir? – Claudicó el aludido admitiendo
aquello. – Tocado… y tú muchacho has venido al lugar adecuado, además de
entrenarte voy a enseñarte muchas de mis bromas favoritas.
Beruche
movió la cabeza con fingida reprobación. Y más aún cuando su pareja añadió
posando una mano sobre el hombro derecho del chico.
-Y tengo que contarte trucos para ligarte a las
chicas. ¿O ya tienes novia en tu futuro?
Todos se percataron de que el rostro del chico se
ensombreció. Roy se maldijo por su desliz.
-Otra vez he metido la pata ¡soy idiota! - Se lamentó.-
-No,- repuso Leval volviendo a animar su semblante. - Es
que no tuve mucho tiempo de preocuparme por esas cosas. - Matizó ahora con
visible vergüenza.-
-¿Entonces, no tienes a ninguna chica especial?- Le
interrogó Cooan con evidente interés. –
- No bueno, alguna que otra me gustaba pero no me
decidí. – Admitió el azorado chico pensando en esa chica morena que conoció en
lo que quedaba de Nueva York en su futuro. – En fin, había una…
-¿De veras?- Inquirió Bertie con visible interés,
aunque casi más en el terreno de los chismes.- ¿Cómo se llamaba?
-Esto…Jane.- Suspiró Leval visiblemente colorado
ahora.-
-¿Rubia, morena, pelirroja?- Quiso saber Cooan también
con evidente intriga.-
-Morena, y con unos ojos azules muy bonitos.- Declaró
el azorado chico.-
Total,
eso no alteraba para nada el futuro, incluso pudo confesar algo envarado.
-Justo antes de partir, me dio un beso. Yo jamás me hubiera
atrevido.
- ¿Qué no? Pues tienes que ser más decidido. - Le
indicó un histriónico Roy tratando de animarle con humor. – Eres un chico
guapo, ¡no tanto como yo, claro!, pero no estás mal. A las muchachas les tienes
que gustar. Te diré lo que haremos, cuando solucionemos esto te llevaré por
ahí…
- ¡Déjate de bobadas! - Le amonestó Bertie y ahora no
podía decirse de sí era en broma o en serio, más al agregar con una mirada de
desaprobación. – Ni se te ocurra llenarle la cabeza al pobre con las tonterías
que tienes en la tuya…
- Vale. No te enfades, cubito. – Pudo replicar su novio
en tanto miraba al muchacho y se encogía de hombros para susurrarle, eso sí,
con buen talante, como si Bertie no estuviera delante. – Ya nos iremos por ahí
sin que se entere.
Su novia no pudo evitar esbozar una sonrisa y
mover la cabeza con divertida resignación. Aunque antes de que pudiera añadir
nada, Cooan ya tenía preparada otra cuestión no menos interesante.
-¿Qué se siente al viajar a través del tiempo? ¿Cómo
es?
-¡Cómo si no lo supieras!- Sonrió Tom.-
-No, no creo que sea lo mismo en mi caso que en el de
ella.- Comentó Leval.-
-¿No viniste en una nave espacial?- Inquirió Beruche
confesando sin reparos.- Mis hermanas y yo lo hicimos así.
-No.- Sonrió el muchacho negando con la cabeza, para
explicar.- A mí me enviaron con la suma de los poderes de varias personas. Me
envolvieron en una especie de encantamiento. Si es que puedo llamarlo así. No
tenía nada que me protegiera. Salvo esa especie de energía mística.
-¿Y notaste algo entonces?- Quiso saber Roy.-
El
chico les dedicó una mirada a todos los comensales y suspiró tratando de
encontrar la manera de explicar algo tan extraño.
-Al principio, apenas notas nada raro. Después
comienzas a dar vueltas y más vueltas sobre ti mismo, cada vez más rápido. Las
cosas se van desdibujado y te ves flotando entre un mar de colores
indescriptibles, como una especie de caleidoscopio irisado. Pero lo mejor es el
suave tintineo que puedes escuchar. Es algo parecido a una bella música que va
más allá del propio tiempo, como si los siglos suspirasen y te arrullaran en el
camino. Y puedes sentirlo con cada fibra de tu ser. Al final todo vuelve a ser
normal, las cosas se mueven a un ritmo vertiginoso pero van frenando. Dejas de
dar vueltas hasta detenerte y es igual a girar sobre ti mismo. Todo se sigue
moviendo despacio a tu alrededor hasta que se detiene y te sitúas otra vez en
la normalidad. Pero ya estás en otro tiempo y lugar distinto del que partiste.
Y esa canción. Todavía la recuerdo…
-¿Canción?...-Inquirió Roy tan sorprendido como el
resto.-
-Sí, una que mi maestro ponía a veces. Siempre decía
que era muy triste y hermosa. El fin de las estaciones se llamaba. De un
grupo…no recuerdo el nombre, pero comenzaba algo así como…
Y
entonces el muchacho canturreó unas estrofas, y tenía una bonita voz. Las
chicas le escuchaban embelesadas. Hasta Roy y su amigo lo hicieron con asombro.
Estando
cerca del fin de las estaciones
Oí a alguien decir
Que puede que nunca nevase de nuevo
En Inglaterra…
Oí a alguien decir
Que puede que nunca nevase de nuevo
En Inglaterra…
Entonces, fue Tom el que añadió…
-Conozco esa canción. ¡Me encanta! Denuncia el cambio
climático. La ruina a la que llevamos a la Tierra por nuestras malas acciones.
-Sí.- Convino Roy.- Me es familiar…
-Mi maestro siempre decía que, pese a que estaba
dedicada a eso que decís, la situación de nuestro mundo se la recordaba. Era
como si esa música y esa letra reflejasen nuestro sentimiento de dolor y de tristeza
por la pérdida del mundo a manos de esos monstruos. Por todo el mal y la
destrucción que habían traído.
Ahora
era Bertie la que lloraba sin poderlo evitar…Su hermana no tardó en hacer lo
propio. Ambas sentían verdadera lástima por ese chico y por los que habrían
vivido con él, en ese futuro terrible. Entonces fue Roy quién se levantó de la
mesa, y buscando entre sus cd encontró el que buscaba.
-Éste es.- Anunció,
poniéndolo en la cadena de música en tanto les pedía.- Oídla bien, porque es
muy hermosa…
Así todos pudieron escuchar aquella canción y durante esos
minutos que duró, nadie habló…y en efecto, tras un interludio instrumental,
comenzaba.
Estando
cerca del fin de las estaciones
Oí a alguien decir
Que puede que nunca nevase de nuevo
En Inglaterra…
Copos de nieve en un puño recién nacido
Trineo en una colina
¿Son estas las cosas que nunca veremos
En Inglaterra?
Le diremos a los hijos de nuestros hijos porqué
Hemos crecido y llegado a tan alto, tan alto
Dejamos nuestras huellas en la Tierra
Y perforamos un agujero a través del cielo
Les diremos la forma en que cambió el mundo
Y la manera en que domamos el mar
Y las estaciones que nunca conocerán
En Inglaterra
Oí a alguien decir
Que puede que nunca nevase de nuevo
En Inglaterra…
Copos de nieve en un puño recién nacido
Trineo en una colina
¿Son estas las cosas que nunca veremos
En Inglaterra?
Le diremos a los hijos de nuestros hijos porqué
Hemos crecido y llegado a tan alto, tan alto
Dejamos nuestras huellas en la Tierra
Y perforamos un agujero a través del cielo
Les diremos la forma en que cambió el mundo
Y la manera en que domamos el mar
Y las estaciones que nunca conocerán
En Inglaterra
Así que mirad el viejo mundo derritiéndose
Lamentando la pérdida que nunca se podrá reparar
Nunca se echa de menos hasta que se ha ido
Así que decir adiós
Decid adiós
Le diremos a los hijos de nuestros hijos porqué
Hemos crecido y llegado tan alto, tan alto
Nunca se echa de menos hasta que se ha ido
Así que decir adiós
Decir adiós
Al final de las estaciones
Lamentando la pérdida que nunca se podrá reparar
Nunca se echa de menos hasta que se ha ido
Así que decir adiós
Decid adiós
Le diremos a los hijos de nuestros hijos porqué
Hemos crecido y llegado tan alto, tan alto
Nunca se echa de menos hasta que se ha ido
Así que decir adiós
Decir adiós
Al final de las estaciones
Entonces, la
parte final de la canción, solo con la música instrumental, hizo llorar al
muchacho que apenas si musitó cerrando los ojos.
-Ese
tintineo. Es algo así, viajar a través del tiempo… ¡oyes algo así!…parece que
el mismísimo tiempo te arrullara. Al menos eso escuchaba yo cuando vine hacia
aquí…¡Es maravilloso!
Aunque el tema todavía no había
terminado, y como si de ecos cada vez más distantes se tratase, la voz del
artista declamaba para ir concluyendo…
A fin de ver como el viejo mundo se derrite
A lamentar la pérdida nunca se podrá reparar
Nunca se echa de menos hasta que se ha ido
Decid adiós
Decid adiós.
(Seasons End. Marillion crédito al autor)
Todos
guardaron un admirado silencio. Las chicas por su parte estaban maravilladas
por aquella descripción. Ellas nunca experimentaron algo así, claro que, tal y
como habían comentado, viajaban en una nave espacial y este chico había sido
transportado por una especie de encantamiento. Seguramente sintió todo aquello
al estar privado de un vehículo que le aislase. Roy y Tom estaban igual de
asombrados. Sobre todo el primero que se daba cuenta de la mezcla de dolor,
tristeza, belleza y serenidad que esas experiencias de vida y ese viaje
parecían haberle transmitido al chico, ¡al muchacho que sería su hijo!.
- ¡Es increíblemente hermoso! Tu viaje, tu valentía y
tus razones. Pero aunque todo eso está muy bien, creo que ya es hora de que nos
cuentes algo más de ti. - Intervino la todavía emocionada Beruche con suavidad
para no acorralarle. - Si no es verdaderamente problemático. Algo que puedas
decir.
-Sí. No te haría daño decir tu nombre. - Convino Tom,
deseoso también de expiar así una de sus indiscreciones. -
El
muchacho suspiró largamente. Veía en los ojos de todos sus interlocutores
aquella súplica de que les diese algo de luz sobre su propia persona. Asintiendo
por fin replicó con una media sonrisa.
-Me llamo Leval.
-¡Qué bonito!- Exclamó Bertie. – Recuerdo esa palabra.
¡Esperanza, en el idioma del mundo antiguo!, es el nombre perfecto. Si algún
día tengo un hijo, me gustaría como nombre para él.
Sólo
Tom y Roy se percataron del temblor que sacudió al muchacho.
-¿De veras?- Inquirió el chico siendo respondido por
un asentimiento y una sonrisa luminosa por parte de Beruche. -
-¿Podrías decirnos algo de tus padres?- Se interesó
Cooan.-
Y esta vez el muchacho se controlo admirablemente bien
para responder sin reparos.
-A mi padre no le conocí. A mi madre la recuerdo como
una luchadora, una mujer muy valiente que me crió en un oasis de paz en medio
del caos y el horror del mundo que nos rodeaba. ¡Era tan hermosa y tal dulce!
Lo único que le afeaba el rostro eran el dolor, el cansancio y todo el
sufrimiento que tuvo que padecer. Pero siempre estaba allí para mí, cuando yo
me sentía deprimido o sin fuerzas me consolaba. Siempre me acariciaba y mesaba
mi pelo confortándome con sus palabras y su amor.- Sus ojos se habían nublado
con lágrimas cuando concluyó. - Se sacrificó por mí, al igual que el resto de
mis familiares y amigos, para que tuviera la oportunidad de venir a este
tiempo. Por eso… no puedo decepcionarles.
No
había nadie que no se sintiera afectado en la mesa. Las chicas podían evitar
llorar a duras penas y tanto Tom como Roy sentían un nudo en el estómago. Sobre
todo este último que no dejaba de maldecirse por su estupidez. Comprendía ahora
en su totalidad el dolor de ese chico privado de padres y de esperanza. ¡Por
todo lo más sagrado que él le ayudaría!
-Tu madre es o será una persona maravillosa. - Afirmó
Roy sin atreverse a mirar hacia Bertie a fin de
no denunciarse. – Eso seguro.
-¡Es algo tan triste y a la vez tan hermoso! - Sollozó
Beruche enjugándose alguna lágrima incontenida. - Debiste de sufrir mucho, al
tener que abandonar a tu familia para venir aquí.
-No tenía otro remedio. - Repuso Leval con tono más
calmado y lleno de resignación. - Sólo así podré salvarles y sobre todo conocer
a mi padre. Quizás pueda conseguirlo. Eso es lo que más deseo. Rezo por ello,
desde muy pequeño, cada noche.
Roy
sintió como si un enorme puñal de culpa se clavase en su corazón. No miró al chico ni a nadie para
evitar derrumbarse. Por suerte para él, como si de una campana de ring se
tratara, sonó el teléfono. De inmediato se levantó para atender esa llamada
salvadora. Aunque ésta distó mucho de ser tranquilizadora.
-¿Diga?
Tras
unos segundos de escuchar añadió...
-Estamos listos, no se preocupen....
Colgó
para explicar al expectante auditorio....
-Eran los agentes federales. ¡Los han detectado, ya
llegan! Me han informado que unos
meteoritos como los que tú indicabas Leval, se dirigen hacia la Tierra. Llevan
rumbo inequívoco de colisión y tardarán aproximadamente dos meses en llegar.
-Ya vienen. - Sentenció el chico con la faz pálida. -
¡Que Dios nos ayude!, les destruiré o moriré en el intento. Para que la historia
no vuelva a repetirse.
-Ya no hay tiempo que perder. - Convino Roy. - Nos
iremos al Rincón del Alma y del Tiempo a entrenar y te enseñaré la técnica de
Translación instantánea que aprendí del maestro Son Goku.
-Yo avisaré a los demás. - Añadió Tom. -
Así
lo acordaron. Terminaron la cena y aprovechando un momento en el que pudo estar
con el muchacho a solas, Tom le comentó.
-Si no recuerdo mal, me dijiste que yo era tu maestro en
ese futuro. Y que ayudé a enviarte aquí. ¿Sabes cómo lo hice?
-Era una especie de conjuro. No estoy muy seguro, eran
cosas demasiado complicadas para mí.- Contestó algo evasivamente el muchacho. -
Tom
asintió despacio, quiso comprender el motivo de que Leval le contestara de esa
forma y él mismo concluyó.
-Es lógico. Aunque supieras exactamente cómo lo hice
no podrías revelármelo. Afectaría al futuro. Aunque, pensándolo bien, si te
mandé aquí es que lo sabía. De modo que eso no cambiaría nada.
-No lo sé.- Respondió su interlocutor. – Lo único que
sé es que mi primo Mazoui te ayudó, investigasteis en un libro o unos libros,
no recuerdo bien. Lo cierto es que nunca me interesé demasiado por esas cosas. Eran
temas vuestros y de la diablesa. Una tal ILaya, que os ayudaba.
-¿ILaya? No conozco a nadie con ese nombre. Y menos a
una diablesa.- Repuso Tom moviendo la cabeza.-
-Quizás los acontecimientos tras el ataque cambiaron y
pudiste conocerla gracias a eso.- Elucubró Leval.-
-No, sería imposible.- Le corrigió Tom, alegando.- Los
demonios tuvieron que retornar al Infierno tras su derrota. ¡Todos ellos! No es
posible que una diablesa quedase aquí. A no ser que…
Estaba
tratando de imaginar una posible excepción a la regla, en sus libros de
esoterismo desde luego había algo, creyó acordarse de ciertos pasajes que
hablaban de esa posibilidad. No obstante, no podía recordar exactamente cuales
y no tenía esos volúmenes aquí. En cualquier caso no tenía sentido perder el
tiempo con eso ahora. Cosas mucho más graves y urgentes les reclamaban. Y se
iba haciendo algo tarde.
-Muchas gracias, Leval. Buenas noches.- Se despidió.-
El joven asintió, deseándole a su vez que descansara.
Subió al cuarto que le habían preparado. Sonrió levemente, tras varios días de
entrenamiento, sus futuros padres habían comprado un colchón y además una cama
junto con otros muebles. Aquello era como si de veras esa fuese su habitación.
La que habría tenido en esa casa de haber nacido y crecido allí, siendo parte
de la familia.
-Os quiero, mamá, papá.- Suspiró antes de meterse en
la cama y apagar la luz.-
Los demás tampoco tardaron. Tom y Cooan ocuparon la
habitación de invitados dispuesta junto a la de sus amigos.
-Es un chico admirable.- Comentó Cooan cuando se
estaban acostando.-
-Sí que lo es.- Convino su esposo.- Muy valiente y muy
generoso.
-Desde luego.- Declaró su novia, añadiendo divertida.-
Y muy guapo.
-¡Oye!- le recriminó jocosamente él.-Te recuerdo que
técnicamente no ha nacido todavía.
-Entonces no te enfades, ¡Ji, ji!- se rio ella,
añadiendo eso sí, con voz melosa. – No hace falta que te pongas celoso. Tú eres
mi chico. El piloto que ha venido a llevarme. Como en esa canción que
escuchaban mi madre y mi abuela.
-¿Qué canción?- Quiso saber él.-
-No recuerdo el título, pero ya que hoy Leval nos ha
hablado de esa canción tan hermosa que él escuchaba en su futuro, yo he
recordado otra que mi abuela Kim oía en el mío. Decía algo así como que una
chica estaba esperando que alguien viniese a buscarla para llevarla a la Luna y
volver.
Tom
pensó que eso le sonaba bastante, aunque ya estaba algo cansado para pensar en
ello. De modo que se limitó a contestar.
-Mañana veré si investigo y averiguo que canción es
esa.
A su
novia le pareció bien. También estaba agotada, no tardaron en dormirse. Por su
parte, Bertie y Roy hicieron las paces de la mejor manera posible, tras liberar
un poco de tensión, ella reposaba sobre el pecho de su novio, y suspirando,
comentó.
-Tenemos que ayudar a Leval. Es imprescindible que
logremos vencer. Por él y por todos nosotros.
-Desde luego, te doy mi palabra de que haré todo
cuanto esté en mi mano para conseguirlo, cubito. Y tú sabes que siempre cumplo
mis promesas.
-Lo sé.- Sonrió ella, acariciándole el pecho.- Pero no
me refiero únicamente a derrotar a esos invasores, o lo que sean. Quiero decir
que tenemos que hacer que su estancia en esta época sea lo más grata posible
para él. Ha sufrido mucho, ¿no crees? Y yo le comprendo, separarte de tu
familia y viajar a otra época diferente a la que naciste es duro.
Roy
tuvo que aguardar unos instantes para ser capaz de replicar sin emocionarse, al
fin susurró al oído de su novia.
-Yo también puedo ponerme en su lugar, perder a tus padres
es terrible. Y haré lo posible por ser lo más parecido a uno que pueda tener.
De
este modo fue como si le confesara a Beruche aquel secreto que tenía clavado en
su alma sin hacerlo realmente. Ella le recompensó con un beso y al fin los dos
se durmieron. A eso de las cuatro de la madrugada Bertie se despertó. Tenía sed
y bajó a beber agua. Oyó una voz al subir, la puerta de la habitación del chico
estaba entreabierta y se aproximó despacio. Abrió y pudo oír con más claridad,
efectivamente era Leval que se agitaba en sueños. O lo que más bien debía ser
una pesadilla.
-¡No, malditos! No permitiré que hagáis daño a esta
gente. - Afirmaba moviendo los brazos.-
El chico recordaba, estaba sumido en ese terrible mal
sueño. A su alrededor los restos de incontables víctimas. Lleno de horror y de
rabia trataba de proteger a los escasos supervivientes atacando a esas
terribles criaturas. Lanzaba bolas de energía que destruían a varias de ellas
pero al momento reaparecían otras que proyectaban un escudo que evitaba
cualquier daño que él, en sus desesperados intentos, hacía por eliminarlas. Sus
rayos se estrellaban ahora de forma inocua contra esa protección. Se giraba
entonces al oír unas risas de fondo a sus espaldas.
-¿Quién eres? - preguntaba Leval mirando a un extraño
individuo de tez azulada, ataviado con una especie de peto y que portaba un
extraño monóculo de color. –
-Soy el comandante de las tropas del gran Gralas.
Miserable humano. – Se sonrió divertido. –
Para horror del chico los androides a sus órdenes
dispararon multitud de rayos contra los pocos supervivientes que quedaban
incinerándoles en segundos.
-¡Nooo! ¡Bastardos, asesinos!- gritaba el muchacho que
atacó a ese despreciable tipejo lanzándose para golpearle.
Aunque no pudo llegar hasta él, al momento dos de esas
máquinas, emitiendo ese desagradable zumbido, le bloquearon el paso lanzándole
sendos golpes que le arrojaron contra el suelo.
-¡Patético! – escupió ese alien – ¿Y tú te llamas
guerrero? Eres ridículo, ¡ja, ja, ja!
Lleno de rabia,
Leval se convirtió en súper guerrero pero eso no hizo más que provocar una
sonrisa de desprecio en su interlocutor que simplemente ordenó a sus robots.
-Acabad con esa basura…
Fuera de aquel mundo de pesadilla, el chico se agitaba
moviendo sus brazos y piernas como si estuviera defendiéndose de un invisible
ataque, Beruche preocupada fue en busca de Roy al que despertó enseguida pese a
la resistencia de éste.
-¿Qué pasa? - Murmuró medio dormido.-
-Es Leval, debe de estar teniendo una pesadilla y
habla en sueños. - Le contó ella provocando su curiosidad e inquietud. -
Su
novio se ciñó una bata y acompañó a su novia. Tom y Cooan debían seguir
durmiendo y no se enteraron. Ambos se aproximaron con cuidado, entraron
despacio y escucharon a ese pobre chico balbucear con creciente desesperación.
-¡Malditos! ¿Cómo
es posible? Por más que os destruyo aparecéis de nuevo. ¿Qué vais a hacer? ¡Por
Dios! Todo está lleno de esqueletos. Ni siquiera os apiadasteis de los niños.
¡No puedo soportarlo!..
Bertie
horrorizada se tapaba la boca con las manos sin poder impedir sus lágrimas. Roy
la abrazaba con fuerza, tampoco era capaz de soportar aquello sin conmoverse.
Ella quiso despertarle entonces, pero su compañero se negó sujetándole un brazo
y moviendo la cabeza con pesar. Posiblemente no sería bueno para el chico y por
doloroso que resultase debían saber más. Pero éste seguía sollozando sin parar,
mientras añadía ahora enloquecido en medio de su pesadilla…
-¡No os lo permitiré!…- Musitaba casi enfebrecido.- ¡Antes
moriré!…
A
duras penas se defendía de los golpes y rayos de energía de sus rivales, por
suerte una gran explosión iluminó el sitio y cegó a todos, en ese instante el chico notó que
alguien le agarraba y le arrastraba hacia unas ruinas.
-¡Maldita sea!- escuchó entonces la voz de su primo
cuya mirada refulgía de un color rojizo. – Te dije que no te expusieras. Menos
mal que detecté tu aura.
-No podía dejar que siguieran masacrando a inocentes.
– Pudo contestar él –
-¡Sabes que no podemos hacer nada! - Le replicó su
interlocutor con manifiesta rabia y pesar. – Ni tú. Ni mucho menos yo, ni
ILaya, ni su hija, o Jane y los demás…Exponerte así, nos pone en peligro a
todos. Sé que es muy duro pero debes comprenderlo. ¡Eres nuestra última y única
esperanza! Debes sobrevivir…
Y sin darle
tiempo a contestar le obligó a correr y esconderse en el interior de las redes
de alcantarillado. Allí se apiñaban los pocos supervivientes que quedaban.
Leval suspiró aliviado pero en cuanto pudo verles de cerca se estremeció de
horror, aquella visión se le quedó grabada. Ahora tanto Bertie como Roy podía
oírle gritar en medio de esa pesadilla.
-¿Que te han hecho, pequeña?- ¡Mazoui mírala, no tiene
ojos! ¡Le han sacado los ojos! Dios mío Esos bastardos. Oigo sus zumbidos,
¡están aquí! ¡Nos han descubierto! ¡Ayúdame, van a acabar conmigo!
Beruche
estaba helada de horror, Roy tampoco pronunció palabra hasta que el chico saltó
de golpe chillando y despertando bruscamente. Leval, bañado en sudor frío
jadeaba violentamente y sólo pudo taparse la cara y desahogar su llanto
mientras ella le abrazaba.
-Ya pasó. Tranquilo. Aquí estás a salvo. - Le
consolaba la muchacha lo más dulcemente que pudo, sin dejar a su vez de llorar.
-Sólo ha sido un sueño.
El
chico se pudo controlar lo bastante para mirarles aun con los ojos empañados y
musitar.
-Lo siento, supongo que habré dicho cosas horribles,
pero esta pesadilla se repite una y otra vez. No puedo quitarme de la cabeza lo
que vi. – Rechinó entre dientes agregando de idéntico modo. - ¡Y ese zumbido de
aquellas malditas máquinas! No sé si podré librarme de ello algún día.
-No pasa nada. -
Le animó Roy con firmeza.- Aquí
estás seguro. ¡Y te juro que entre todos no permitiremos que esos malos sueños
se cumplan!
-Había otra canción.- Pudo decir el joven con tono aun
tembloroso.- Otra que sí recuerdo… Del grupo favorito de mi padre…Mi madre la
escuchaba porque le recordaba a él, pero yo, cada vez que la oía me acordaba de todo aquel horror, al final
dejé de hacerlo…no podía soportarlo.
-¿Cómo se llamaba?- Quiso saber Roy.-
El
chico se lo susurró a un oído. Roy fue a su zona de cd. Por supuesto que tenía
ese disco.
-Tranquilo. Todo saldrá bien. Jamás permitiremos que
eso suceda.- Le dijo dulcemente Beruche.-
Leval
asintió esperanzado en tanto la joven le acunaba la cabeza dulcemente en su
regazo y eso le hizo estremecer. Era la misma sensación que tenía cuando se
despertaba en su tiempo y su madre le confortaba. Era ella desde luego, pero
ahora él no era más que un extraño para Beruche quién todavía ni tan siquiera
se habría planteado la idea de tener un hijo. Poco a poco se calmó y susurró
avergonzado.
-Lo siento...siento haberos despertado, por eso no
quería estar cerca. Yo...
-No tiene importancia. - Le sonrió ella aconsejándole
con verdadero cariño maternal. - Ahora tienes que procurar dormir...
-Sí, así es. - Convino Roy con idéntica amabilidad. -
Mañana será un día duro. Debes descansar muchacho. Lo necesitarás.
- Quiero progresar. ¡Por favor! – Pidió casi entre
sollozos a su conmovido instructor. – Ayúdame. Tengo que ser digno de mi padre,
debo luchar contra ellos y vencerles.
- No pienses más en eso ahora, duerme y recupera las
fuerzas. – Replicó Bertie con dulzura en la voz y visible compasión en el
semblante. -
Éste
asintió mansamente y volvió a acostarse arropado por su interlocutora. Roy la
dejó hacer, incluso vio como ella le besaba en la frente y se apercibió de la
mirada agradecida y de las lágrimas que asaltaban al pobre chico. Ahora todo le
encajaba, aquella escena era más propia del amor de una madre por su hijo, e
hizo que sus propios remordimientos y vergüenza aflorasen de nuevo.
-Tú no tienes que ser digno de llamarte hijo mío. Soy
yo más bien quién debe hacerse digno de ser tu padre. Eres mucho mejor de lo
que seré yo jamás. - Se dijo a sí mismo con firme propósito de lograrlo y desterrar
de una vez por todas de aquel terrible complejo de culpabilidad. -
Se
dirigió a su habitación y Bertie le siguió una vez dejó descansando al muchacho.
Ya en la cama Roy era incapaz de conciliar
el sueño. Sólo podía pensar en el chico y en lo que se les avecinaba. Ella le
preguntó...
-¿Que te sucede?...
-No puedo Bertie.- Confesó él con voz queda. - Pienso
en su cara cuando despertó. ¡Estaba aterrorizado! ¿Qué habrá podido ver para
quedar así? ¿Cómo serán esos malditos androides? No es ningún cobarde, de eso
estoy seguro. Pero está,...tan traumatizado.
-Lo ha debido de pasar muy mal. - Le dijo su compañera
llena de compasión. - ¡Pobre muchacho!, Ya lo hablamos antes, tan lejos de su
familia.
-Estoy muy asustado, sabiendo el horror que le espera
al mundo si fallamos.- Confesó su pareja. -
-Ni lo pienses. - Le rebatió Beruche sentenciando con
determinación. - No fallaréis, estoy segura de que venceréis y esa pesadilla
nunca tendrá lugar.
-Sí, eso deseo creer yo también.- Comentó el chico que
tenía aquel cd en la mano.-
-¿Es esa la canción a la que se refería?- Inquirió
Bertie.-
-Sí, está aquí.- Admitió su novio.-
-Por favor, tengo curiosidad. Ponla sin subir mucho el
volumen…
El
chico asintió, en una minicadena que tenían en su dormitorio. Al poco de buscar
la pista la música comenzó a sonar, y también la letra, que, como no podía ser
de otra forma, era muy hermosa y conmovedora. Y pese a no tener quizás mucho
que ver en gran parte, sí que era muy reveladora en algunas estrofas que
hicieron llorar a ambos. Sobre todo a Roy, que la conocía bien…
No quiero dormir contigo
Tampoco necesito la pasión
No quiero un romance tormentoso
Tampoco necesito la pasión
No quiero un romance tormentoso
que me haga sentir que mi vida se dirige a alguna parte
Todo lo que deseo es comodidad y descanso
Tan solo saber que mi chica me da dulce amor de madre
Caminé mucho tiempo en esta línea solitaria
He tenido bastante de este viejo juego siempre igual
Soy un hombre del mundo y dicen que soy fuerte
Pero me pesa el corazón y mi esperanza se ha ido
Fuera en la ciudad, en el frío mundo exterior
No deseo compasión, solo un lugar seguro para ocultarme
¡Madre por favor!, déjame volver dentro de ti
No deseo agitarte
Pero puedes darme todo el amor que anhelo
No puedo tomarlo si me ves gritar
Espero estar en paz antes de morir
Todo lo que quiero saber es que estas allí
Y que me vas a dar todo tu dulce amor, amor de madre
Mi cuerpo está enfermo, pero no puedo dormir
Mis sueños son toda la compañía que conservo
Tengo la sensación de que el sol se pone
Vuelvo a casa con el dulce amor de madre.
(Mother love. Queen. Crédito al autor)
-Madre, por favor, ¡déjame volver dentro de ti!-
Repitió el chico ahogando un sollozo y gimiendo apenas musitó para sí.- ¡Dios
mío!…Así se siente él…
-¿Estás bien?- Quiso saber Bertie mirándole
preocupada.- Ven.- Le pidió ofreciéndole sus brazos para darle su apoyo.-
Roy
la abrazó reconfortado, podía intuir la clase de madre que ella habría sido
para el chico y eso le hizo quererla aun con más fuerza. No pudo evitar romper
a llorar lleno de compasión por aquel muchacho y de auténtico desprecio hacia
sí mismo. ¡Su futuro hijo! había atravesado el tiempo para avisarles de todo
aquel horror, renunciando a su vida y a su única familia conocida para vivir
entre extraños ¡Sí, extraños que tardarían años en ser sus padres! .Y él casi
le mata acusándole de algo que solamente había existido en su celosa imaginación.
Sentía que le había fallado, aunque lograsen la victoria, la imagen que ese
muchacho tendría ahora de él habría roto la de sus sueños y anhelos, los que se
habría forjado desde que fuese un niño, ¡los que Bertie habría recordado al
hablarle de estos mismos años en los que estaba ayudando a crear esas ideas en
su mente! La misma mujer que ahora la abrazaba desconcertada y tratando de
animarle. Ahora lo comprendía. ¡Ella era mucho más fuerte de lo que él podría
llegar a ser jamás! Él, en todo caso, luchó y murió contra esos bastardos. Eso
iba a ser lo que ocurriera a menos que pudieran impedirlo. Pero de ser así su
sufrimiento terminaría. Ya no podría volver a resucitar y se iría a la
eternidad. En cambio, Bertie criaría y cuidaría a ese magnífico chico entre
aquellos horrores de pesadilla y no solo lo haría sin derrumbarse, además daría
fortaleza y presencia de ánimo a Leval. La misma que el pobre muchacho había
demostrado frente a la situación en la que su irresponsable y estúpido padre
del mañana le había puesto hoy.
-¿Qué te pasa, cariño?- Le inquirió ella con suavidad y
preocupación sosteniendo la cabeza de él contra su pecho con ambas manos. –
Tranquilízate, por favor…
Roy
apenas pudo responder con un gemido. Se derrumbaba por momentos y el tono dulce
y afectuoso de Beruche era la puntilla final. ¡Ojalá pudiera compartir todos
esos pensamientos con ella!, pero se lo había prometido a Tom y no estaba
dispuesto a hacer más daño a ese chico. Totalmente embargado por la culpa sólo
pudo contestar.
-¡Estoy tan avergonzado! ¡Soy un miserable!
¡Perdóname! ¡Os he fallado a todos!, a ti, al chico, a Tom…
Bertie
le observaba entre atónita y emocionada. Aunque se sobrepuso a ello y acarició
las mejillas de su novio con suavidad y ternura para responder conciliadora y
animosamente.
-No te preocupes. Has tenido que soportar mucho, sé
que es muy duro para ti tener que pelear
de nuevo. Pero estoy convencida de que entre todos lo conseguiremos. Mientras
estemos juntos nada podrá con nosotros.
-Te quiero. – Musitó él visiblemente agradecido cuando
pudo levantar la vista y restañarse las lágrimas añadiendo. – ¡Tú eres mi
autentica fuerza! Todo lo que soy capaz de hacer, lo hago gracias a ti.
Beruche
no dijo nada, no hacía falta, aunque a ella también le dieron ganas de llorar
se dominó, tenía que ser fuerte por los dos, de modo que únicamente sonrió
acunándole con amor, con medio cuerpo de él recogido en su regazo. Le dedicó esa
expresión de ternura y serenidad que sabía adoptar como si captase sus
pensamientos y los compartiera. Sea cual fuere el problema no le dejaría
solo. Y Roy lo sabía, ahora estaba
completamente seguro de que podría enfrentarse a cualquier cosa. Ella siempre
estaría allí, quedaría allí y si el destino volvía a repetirse a pesar de sus
esfuerzos, tendría el consuelo de que su
novia podría llegar a ser la mejor de las madres, como la misma que él tuvo en
la Tierra. Solamente de ese modo se atrevió a pedirle a su pareja.
-Si no lo consiguiera. Recuérdame tal como fui.
Incluso en mi estupidez. –Afirmó con total seriedad pese a un intento de humor
en esas últimas palabras.-
Pero
la chica movió la cabeza quitándole importancia a esa afirmación. Roy estaba
anímicamente hundido, quizás la presión tan inmensa caída sobre él le hubiera
aplastado. Esto era peor que la batalla contra los demonios. En esa ocasión él
murió dejándoles a ellos la lucha hasta que pudo resucitar. Aunque no supiera
que podría hacerlo. Al menos entonces tenía la fe en la victoria final, en impedir esa invocación y darles tiempo a
los demás con su sacrificio. Cuando además regresó, lo hizo con sus amigos del
Cielo y preparado para enfrentarse a su enemigo. ¡Ahora era diferente! Sabía de
las consecuencias de su derrota y la incapacidad de volver a la vida. Debían
vencer o morir, sin segunda oportunidad. ¡Morir solo serviría para que todo se
destruyera! Ella sabía que su novio se torturaba solamente con pensar en un
destino peor que la misma muerte para los supervivientes de esa batalla. Bertie
no podía permitirse el lujo de derrumbarse con él. ¡Tenía que ser fuerte y
tirar! Y sobre todo hacerle fuerte como el chico le estaba pidiendo.
-Ni se te ocurra pensar que podrás irte al Cielo de
vacaciones perpetuas. – Le replicó Beruche haciendo gala de una jovialidad y
entereza tales que asombraron al muchacho, incluso le hicieron sonreír al fin,
cuando ella agregó con fingido tono de amenaza. – Yo misma iría a por ti y te
traería de las orejas, Robert Malden. No te escaquearás tan fácilmente como
cuando nos tocaba estudiar o hacer algún trabajo.
-Cubito, sé que serías capaz. - Consiguió responder él
con renovado ánimo. -
-Así que no lo olvides. Acabarás con esas latas y
volverás a casa pronto. – Le ordenó ella con toda su maravillosa determinación
y su cantarina risa rematando la frase. – Y no hay más que hablar. Ji, ji, ji…
Ahora a dormir, que mañana tienes mucho trabajo con Leval.
Se dieron un largo beso, finalmente
Roy se serenó lo bastante y abrazados pudieron dormir. La noche pasó sin más
incidentes y al día siguiente Tom se encargó de llamar a los demás. Enseguida
se presentaron allí con sus respectivas novias y parejas. Cuando llegaron y
fueron puestos al corriente de la
aparición de los meteoros, Zafiro fue el primero en decir.
-El Millonario Ian Masters nos ha confirmado que los
meteoritos se dirigen preferentemente al norte.-
-¿Están seguros de eso?- Le inquirió Roy. -
-Tienen los mejores sistemas operativos y tecnológicos
del mundo. - Le aseguró su amigo que, una vez visitó las instalaciones, tuvo
que rendirse a la evidencia. -Y esos cálculos los avalan también los mayores
expertos en esos campos, entre los que estamos el profesor Tomoe y yo mismo.
-¿Y no podéis especificar más?- Les pidió Tom deseoso
de detalles. -
-Aun no. - Negó Zafiro aclarándoles. - Tenemos que
aguardar hasta que estén más cerca para confirmar y precisar los cálculos.
-¿Y si freímos a esos bastardos antes de que lleguen?
- Propuso Nephrite. - Roy, tú podrías hacerlo. - Añadió con un tono que lo hizo
convincente para todos.-
-No es tan sencillo. - Rebatió no obstante Ail, más
conocedor de los asuntos de índole cósmica pasando a argumentar su negativa. - La
onda expansiva afectaría la Tierra y de hacerlo muy lejos no tendría quizás la
potencia o puntería necesarias. Además, si son ingenios inteligentes como dijo
el chico, estarán protegidos y su velocidad les hará difíciles de acertar.
Incluso podrían hacer maniobras evasivas al percatarse de que les hemos
descubierto. Sería muy arriesgado, estropearíamos el elemento sorpresa. No
olvidéis que ellos no esperan que estemos al corriente de su ataque.
Leval
asintió con aprobación, eso era complicado. Lo mismo pensaron sus amigos Diamante
y Zafiro y hasta el propio Roy veía en eso un imposible.
- Nos separaremos por parejas. - Propuso ahora Diamante.
- Y recorreremos la Tierra para estar listos cuando llegue el momento de que aterricen.
Quizás podamos reducir el campo de posibilidades y familiarizarnos con el
terreno. Eso sería una ventaja.
- Pero antes debemos entrenar. - Les recordó Roy a él
y a los otros. - Leval y yo iremos al Rincón.
- Eso puedes hacerlo más tarde. - Le enmendó Diamante.-
Acuérdate que, en un día del exterior, pasa un año entero allí dentro. Con que
entréis el día antes...
- No apuraremos tanto - Rebatió Roy. - Será suficiente
pasar un mes allí. Después descansaremos aquí.
- Deberíamos comentárselo a las guerreras para
coordinar la acción. - Recomendó Zafiro. - Masters nos ha dicho que su ayuda
será muy valiosa para calcular la trayectoria del meteorito.
- De eso que se encargue Ami, es un fenómeno para las
matemáticas y para lo que le echen.- Terció Annie. –
- Hay que observarles sin pausa. Para evitar
sorpresas. – Terció Esmeralda. -
- No hay tiempo que perder. - Añadió decididamente
Petz que ya estaba marcando el teléfono de
Guerrero Mercurio. -
- Aún quedan dos meses. - Suspiró Amanda mirando al
Cielo como si no pudiera creer que tal horror llegase de su límpida y celeste
bóveda. – Estaremos preparados.
- No debemos confiarnos. - Advirtió Nephrite sin
perder su aplomo habitual, coronado de su británico sarcasmo. - Hay mucho en
juego y desde luego no me haría gracia volver a morir. Ni tampoco sería ya
original y no me gustan los melodramas. Ya tuve bastante con uno.
- En eso estoy de acuerdo. - Corroboró Zafiro con el
aprobatorio asentimiento de los demás. - Y además. – Añadió haciendo público el
temor que todos tenían en la mente. - Ahora recuerdo que Landar nos dijo que no
podríamos volver a resucitar.
- Bien, cuando llegue el momento de ir al Cielo se lo
preguntaré. - Intervino Roy que trataba de pensar en una posible “trampa” en
aquello, caso de que lo necesitaran. Aunque en el fondo de su pensamiento sabía
que no sería posible. Por ello, cambió de tercio arengando al resto con su
recobrado coraje. - ¡Ahora sólo debemos preocuparnos de trabajar!
Todos
aplaudieron esa frase como un solo hombre. Leval, callado desde hacía un buen
rato, miraba a su alrededor y se sentía lleno de satisfacción y esperanza.
¡Aquel era un grupo de hombres y mujeres formidable! Había merecido la pena
soportar todas las penalidades y sufrimientos desde que hiciera el viaje al
pasado únicamente para sentirse parte de ellos. Aunque en su futuro, conocía
bien a sus tías y a su madre, su valor y su entereza, ahora se
daba cuenta de que ellas se completaban y compenetraban a la perfección con sus
novios y prometidos. Él tan solo pudo ver el pálido reflejo de aquella unidad
que ahora compartía. Un grupo de personas fuertes, decididas y dispuestas a
todo para salvar su mundo. No le extrañaba que fueran capaces de vencer a esos
demonios. Contra los Gbards de Gralas, seguro que perdieron a causa de la
sorpresa del ataque pero ahora, con la ayuda de Dios, sería diferente. Y él
lucharía de su lado y desde el principio. ¡Ojalá Mazoui hubiera podido estar
allí también para ser testigo de ello!
-Te hubiera gustado conocerles.- Pensaba con una sonrisa.-
A ti, a los primos Alan e Idina y a la familia de Robert y la de Ian. Todos
juntos seguro que venceríamos…Y ahora comienzo a creer que es posible
conseguirlo. Gracias por tu sacrificio, primo. A ti y al resto…
Y mientras él pensaba en todo esto, se dio por
concluida la reunión. Todos se pusieron en marcha y tras un mes de
entrenamiento y cálculos Roy y los otros decidieron ir al Cielo. Sin embargo,
al poco de su partida, las guerreras que habían sido avisadas por las chicas y
se dedicaron desde entonces a investigar en todos los terrenos aquella amenaza,
iban a descubrir algo muy preocupante. En el observatorio que la organización
especial con la que colaboraban tenía en el norte de Japón, Setsuna escrutaba
los cielos. Palideció cuando comprobó varias veces sus observaciones.
-¡No puede ser!- Se dijo en voz alta, realmente
lívida.- Esto no puede estar sucediendo…
Corrió
a llamar a las demás, Enseguida comunicó con Usagi. La muchacha se personó lo
antes que pudo acompañada de Mamoru. Junto a ellos vino un tipo de mediana
estatura, treinta y pocos años y que llevaba gafas. Tenía el pelo castaño y sus
ojos azules expresaban preocupación. Fue el primero en preguntar a la Guerrera
Plutón.
-De modo que se ha confirmado. Es peor incluso de lo
que suponíamos.
-Sí- admitió ésta bajando la cabeza.- No es lo mismo
que ese chico les contó a nuestros amigos.
-Entonces debemos pasar a protocolo de alerta uno.-
Afirmó su interlocutor.-
-Señor Masters. – Terció Mamoru dirigiéndose a aquel
individuo.- Está claro a estas alturas que los avistamientos anteriores no
fueron una coincidencia.
-No.- Convino éste declarando.- Han ido preparando el
terreno, los anteriores fueron una mera fuerza de reconocimiento. Ahora nos
llega la primera oleada expedicionaria seria.
-Sí, ésta es la fuerza de invasión.- Añadió Usagi
declarando frustrada.- Solamente espero que podamos con ellos. Lo malo es que
aún no hemos conseguido cerrar todo el dispositivo de defensa en torno a la
Tierra. Y eso me preocupa…no podremos contar con algunos aliados muy poderosos
que teníamos en mente… Si únicamente hubiésemos dispuesto de algo más de
tiempo.
-Con o sin ellos tendremos que hacer lo que siempre
hicimos. Luchar por aquello en lo que creemos y defender a los inocentes.- La
animó su novio.-
La
muchacha asintió despacio y dirigiéndose a Setsuna le indicó.
-Tenemos que convocar a todas las demás. El resto de
mi equipo está a la espera en Tokio. ¿Te ocupas tú de llamar a las demás
exteriores?
-Descuida.- Asintió con rapidez la interpelada que
salió rauda de la habitación.-
-La señorita Meioh es una valiosa adquisición.-
Comentó Masters al verla salir.-
-Es una luchadora valiente y leal, y una mujer
inteligente y muy hermosa.- Convino Mamoru.-
-¡Oye!- Le llamó la atención su novia, frunciendo el
ceño pese a aquella situación.- Vale ya de dedicarle piropos a otra chica que
no sea yo.
-Bueno. No te pongas celosa. No lo haré más Usako. -
Concedió su pareja sonriendo divertido, aquello era bueno pese a todo para
rebajar la tensión. Aunque añadió ahora con tono más serio.- Y será una pieza
clave para la culminación de todos nuestros proyectos…
-Sí. Si salimos con bien de esto. - Afirmó Usagi esta
vez con seriedad. Sentenciando. – Tendremos que exigirle mucho. Será un gran
sacrificio, pero es la más indicada y confío plenamente en ella.
Mamoru
asintió y Masters simplemente se encogió de hombros, luego se marcharon de
aquella sala observatorio para reunirse con el resto… Por su parte, Leval pudo
al fin dormir sin más pesadillas. El efecto que su madre tenía en él, ya fuera
en este presente o en su futuro, era el mismo. Y soñó con aquellos últimos
instantes, justo antes de ser enviado a esta época, cuando le comentó a su tío
Tom.
-Por favor, cuidad mucho de todos. Sé que yo jamás
podré volver. Suceda lo que suceda.
Tenían
la duda de si ese viaje crearía una realidad alternativa en la que se viese
atrapado o bien eliminaría esa en la que había nacido por completo. Al menos
eso le explicó su tío antes de que aceptase hacer ese viaje. No obstante, su
decisión no se vio alterada. Era él o el destino de todo el planeta.
-No os defraudaré.- Se dijo en sueños.- De un modo u
otro no tendréis que pasar por ese terrible destino. Aunque suponga que nunca
más pueda volver a abrazaros, mamá, Jane…
Y así se sumió finalmente en un sueño profundo, listo
para recobrar fuerzas. Debía estar listo al día siguiente porque había llegado
la hora de la verdad.
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