Cuando llegó el ansiado día del recital se desveló
una sorpresa para los fans, sería en Bios. Las chicas tendrían a su disposición
un gran espacio donde cabría mucho público. El planeta ganaba lentamente
oxígeno y cada vez era más fácil respirar en él. Con todo, cantar exigía un
esfuerzo difícilmente sostenible aún. Eso lo arreglarían con una inyección
artificial de oxígeno en el recinto, que era cubierto. Su cúpula especialmente
diseñada protegería además de las radiaciones que la atmósfera aun no filtraba.
Así pues, todos bajaron a Bios. Amatista, que fue sometida a un riguroso examen
médico por parte de Naya, para comprobar si estaba en condiciones de participar
en ese recital, y Leval, aprovecharon para ver cómo iban las obras de su casa.
Les alegró comprobar que estaban muy adelantadas. Paseaban de la mano
recorriendo el lugar y provistos de trajes especiales para resguardarles de la
radiación.
-¿Te has fijado, cariño? ¡Nuestra casa está casi
terminada y va a tener un jardín enorme, como los que teníamos en las casas de
nuestros padres! - Comentó ella pletórica de entusiasmo. – Ellos me contaron de
niña que siempre les habían gustado las flores. Sobre todo las de jazmín. Y
cuando me desvelaron como fueron sus antiguas vidas, me hablaron de los jardines
de palacio en Némesis. Papá me contó que mi abuela Amatista Nairía siempre
paseaba por ellos, y se sentaba para contemplar las flores. Y mamá pasaba mucho
tiempo con ella allí. ¡Ojalá la abuela pudiera ver esto!
- Sí, mi madre me ha dicho alguna vez que eran unos
jardines preciosos. Ella los conocía desde niña. Cuando su padre la llevó por
primera vez a la capital de Némesis junto con mis tías. Allí conoció también a
tu abuela. – Recordó a su vez el chico, opinando complacido a su vez.- Me gusta
mucho como está quedando. Creo que dentro de pocos meses estará acabada y
aunque no sea un palacio, será nuestro hogar.
Amatista
asintió con mucha ilusión, estaba impaciente, aunque debería ir paso a paso,
pensó y así lo expresó en voz alta.
- Ahora lo primero es el concierto. – Le dijo a su
esposo agarrándose a uno de sus brazos con cariñoso ademán según añadía. - Será
algo muy emotivo, nuestro último concierto oficial. Menos mal que Naya me ha
dejado cantar, no hubiera resistido el quedarme al margen.
La joven
se acordó de la tarde del día anterior, cuando fue a la consulta de la extraterrestre.
-Hola Naya.- La saludó cuando esta le abrió.-
-Hola Amatista, pasa por favor. -Le pidió la doctora.-
Una
vez dentro, Naya le pidió que se tumbase. Tras quitarse el jersey y la camisa
que llevaba.
-Voy a hacerte una ecografía y un chequeo de rutina.
– Le comentó la facultativa.-
Amatista
asintió, con el instrumental tan avanzado que había en la consulta, pese a todo
le hizo gracia que ese gel que su amiga le aplicó en la tripa la hiciera dar un
leve respingo.
-Está algo fresquito.- Sonrió la alien.-
-Pues sí, creía que con lo avanzados que estamos
aquí, no harían falta esas cosas.
-Es para que la cabeza con la cámara especial se
deslice bien.- Le explicó su interlocutora.-
Y
enseguida pasó sobre el vientre de su paciente un pequeño aparato que iba
enviando señales a una pantalla de altísima definición. Amatista no pudo evitar
sonreír emocionada cuando vio la forma de su bebé, con la cabecita, las manitas
y esas piernas tan pequeñas, plegado en la característica posición fetal.
-Ahí esta mi niño.- Musitó.-
-Sí, y parece que está muy cómodo.- Afirmó Naya.-
Ahora veamos cómo te encuentras tú.
Su
paciente asintió. Tras un reconocimiento riguroso, la doctora declaró.
-Estás muy bien, salud excelente. No obstante, ten
cuidado y no te fuerces mañana.
-Es que estoy deseando cantar.- Afirmó Amatista
confesando.- me siento muy feliz y quiero que mi esposo, mis padres y todos mis
seres queridos lo sepan. También quiero dedicarle este concierto a mi hijo.
-Tu hijo seguramente lo agradecerá. Pero te estará
mucho más reconocido si no te llevas al límite.
-No lo haré. Siento que, de algún modo, no lo voy a
necesitar.- Contestó Amatista.-
Con
esas palabras Naya pareció darse por satisfecha y asintió. Una vez concluyeron
Amatista volvió a casa. Estaba muy contenta y compartió con su marido la grabación
de la ecografía.
- De todos modos no te esfuerces demasiado. Por
favor. -Dijo ahora Leval, sacándola de sus pensamientos, con un poso de
preocupación y enfatizando de inmediato. - Ten en cuenta que, a pesar de todos
los sistemas y medidas para mejorar la atmósfera, ésta es aún mucho más tenue
que la de nuestra nave y no digamos que la de la Tierra. Por eso, entre otras
cosas, debemos llevar estos trajes tan incómodos.
- No pasará nada. La radiación que nos llega ahora
es mucho más débil. En únicamente cuestión de meses estará en los estándares de
la Tierra. De hecho, esto es por protocolo de seguridad. Por mera precaución. Ya
podríamos estar aquí sin peligro alguno ni para nosotros, ni para el bebé
durante al menos un par de horas. - Le aseguró Amatista agregando con visible ánimo.
– Y en cuanto a cantar ya verás cómo puedo hacerlo.
- Bueno, pese a todo mejor no correr riesgos. Aunque
lo peor vendrá después. Tenemos que cenar con mi superior y su familia. - Suspiró Leval agregando con humor. - ¡Eso
puede ser también una prueba dura!
- No creo.- Sonrió su esposa afirmando convencida
como tantas otras veces. - Ese hombre siempre se muestra aparentemente muy duro
pero estoy segura de que te aprecia mucho y su mujer será también buena
persona. Nos lo pasaremos bien.
Su
marido le dedicó una afectuosa y convencida sonrisa y ambos continuaron
caminando un poco más, paseando de la mano y despacio, disfrutando con aquellos
parajes cada vez más verdes y fecundos. Ella le comentó todos los planes que
estaban haciendo para poblar esa yerma superficie de grandes bosques y praderas
y el chico sonrió. Su esposa estaba entusiasmada con ese proyecto. Más teniendo
en cuenta que mucho del mismo era enteramente de su diseño. Había tenido muy
presente eso que sus padres le contaron del planeta Némesis. Allí, hubo grandes
personas que dedicaron sus vidas a tratar de hacer de ese planetoide un lugar
bello y lleno de vegetación.
-No desmereceré de esas gentes. Y así, mis padres y
mi abuela, donde quiera que esté, podrán estar orgullosos de mí.- Se dijo.-
Aunque
claro, si se paraba a pensarlo, era una paradoja. Faltaban siglos para la madre de su padre naciera. Era algo
realmente complicado. De modo que, ¿a qué devanarse la cabeza ahora con ello?
-Vamos a ver un poco los alrededores, hay lugares que
están más adelantados.- Le comentó a Leval.-
El joven asintió, ambos caminaron llenos de
esperanza y optimismo, disfrutando de las vistas sin prisas, aunque enseguida
se detuvieron. Observaron como un deslizador llegó hasta ellos, en él iban
Coraíon y Sandy. Los dos bajaron provistos de unos trajes iguales a los suyos y
les saludaron. Leval le agradeció a su primo la preocupación que se había
tomado con la casa para él y Amatista. El aludido respondió con una sonrisa.
- No las merecen, encantado de poder ayudaros,
primos.- Afirmó complacido para informarles al momento con entusiasmo. -
¿Sabéis? Sandy y yo también hemos comprado una.
Amatista intervino muy contenta al oír eso.
-¡Qué bien!, espero que la hayas comprado cerca de
aquí, así seremos vecinos.
- La hemos comprado a unas pocas manzanas de
distancia de aquí. ¡Tened por seguro que nos veremos a menudo! - Terció
Sandy también de forma animada. -
Entonces Leval sonrió de una forma extraña, casi
parecía entre pícara y emocionada, cuando les desveló al resto.
-Quizás no debería deciros nada todavía, pero corre
un rumor en el alto mando de la flota.
-¿Qué rumor? – se interesó su mujer mirándole
sorprendida, hasta ese momento no le había dicho nada. – ¿A qué te refieres?
¿No será nada malo?
-No, tranquila.- Contestó afablemente él,
relatándoles.- Pues veréis, es una noticia muy reciente. De hecho Mazoui, me lo
dijo el otro día. Estuvo hablando con el vicealmirante Spar. ¿Veis toda esta
avenida?- Les inquirió recibiendo el unánime asentimiento de sus oyentes para
preguntar a Coraíon. – Dime una cosa, primo. ¿Vuestra casa dónde estará?
Y señalando en la distancia el interpelado alargó su
brazo izquierdo e indicó con su dedo índice. Para responder.
- Cuenta unas tres o cuatro parcelas más allá. En
esta misma calle.
- Pues escuchad. - Continuó Leval que parecía emocionarse
ligeramente al añadir. – Mazoui me contó que, según el vicealmirante, el alto
mando de la flota y las autoridades civiles de Bios, han decidido bautizar
muchas de las calles y avenidas de la nueva ciudad del planeta con los nombres
de los oficiales y tripulantes muertos en acto de servicio durante el viaje. Y
esta avenida precisamente, ¿a qué no sabéis que nombre va a llevar?
Coraíon
palideció, Sandy le observó preocupada, Amatista por el contrario no parecía
darse cuenta y fue la que ingenuamente preguntó a su esposo, como si se diese
por vencida en un acertijo.
-¿Cuál?
Y su marido sonrió tratando de dominar su creciente
emoción para replicar con voz trémula.
-Avenida del Teniente Granate Lassart Malinde. El
vicealmirante, al saber que íbamos a vivir aquí, sugirió expresamente que ese
fuese el nombre de nuestra calle. Incluso pondrán un retrato holográfico suyo
contando como dio su vida por todos.
-Eso es estupendo, ¿verdad, cariño?- Terció Sandy
agarrando el brazo de su prometido.-
Aunque la chica enseguida le miró
conmovida, el muchacho lloraba, las lágrimas le caían por las mejillas y sus
labios temblaban cuando pudo casi balbucir.
-Gracias, eso significa mucho para mí. Será como tenerle
siempre a nuestro lado.
Leval también tenía los ojos llorosos y su mujer sí
que dejaba caer las lágrimas abrazándose a él. Para afirmar orgullosa y
emocionada a su vez.
-Nuestro hijo podrá crecer recorriendo esta calle y
sabiendo quién fue Granate y cómo se sacrificó por todos. Y nosotros siempre le
recordaremos cada vez que volvamos a casa.
-Cuando mis padres se enteren les hará mucha
ilusión. - Afirmó el asimismo emocionado Coraíon abrazado a su vez a Sandy. –
Es un gesto muy hermoso. Mi hermano y los demás se lo merecen. Lo dieron todo
para que nosotros estemos aquí ahora, disfrutando de este instante y haciendo
planes para el porvenir.
Y tras esos momentos de emoción los cuatro anduvieron
un rato por esa futura avenida a la memoria de su familiar. Al fin, Amatista
les comentó tras mirar su reloj de pulsera.
- Bueno, he de irme con las chicas, el concierto
empieza en un par de horas y debemos ultimar los detalles.
- Allí estaremos. - Le aseguró Coraíon. -
- Eso seguro - convino Sandy para añadir con interés
y expectación. - Ya tenía ganas de asistir a un concierto de las Justices al
completo.
- No os decepcionaremos, ya lo veréis. - Aseguró su
amiga esbozando una complacida sonrisa. -
- Luego nos vemos chicos, venga Amatista, te llevo.-
Ofreció su marido.-
La joven asintió. Leval la levantó en brazos y voló
con ella alejándose de su primo y de la novia de éste, en tanto él comentaba.
- Oye, se
nota que la atmósfera ha mejorado mucho. Siento mayor resistencia en el vuelo.
- Sí, pero aun así me noto algo mareada al salir al
exterior, cuando no llevo traje a diferencia de ahora. Debe de ser la escasez
de oxigeno.- Respondió su mujer que rápidamente añadió. - Por suerte, en el
interior del recinto donde actuaremos los valores de temperatura, presión y
nivel de oxígeno serán perfectos.
- Sí y en el resto del planeta, calculan que dentro
de un par de años la cantidad de oxígeno en la atmósfera será prácticamente
como la terrestre.- Le informó Leval. -
- Todavía dos años más. ¡Me parecerá una eternidad!
- Suspiró ella. -
- Bueno dos años pasan rápido, entre tanto ya han comenzado
a repartir enriquecedores de oxígeno e inhaladores portátiles. Además, iremos a
la Tierra a menudo para respirar su aire y que nuestro hijo la conozca desde
pequeño, ¿qué te parece la idea?
- ¡Me parece maravillosa! - Convino ella
visiblemente contenta. -
- De todas formas, esta atmósfera me da la impresión
de ser un paraíso si lo comparas con el ambiente de nuestro cuarto de
entrenamiento.- Declaró jovialmente él. -
La
chica le miró perpleja por este último comentario ¿Cómo sería el sitio donde
entrenase su esposo entonces? Así le preguntó.
-Bueno, es una especie de réplica del Rincón del Alma
y del Tiempo donde nuestros padres, nuestro tío Zafiro y sus amigos, entrenaban.
Tiene un porcentaje de oxígeno que es la tercera parte del terrestre y una
presión al menos diez veces superior.
-¿Y podéis entrenar ahí?- Exclamó su esposa con la
boca abierta.-
-Ya te lo he dicho, es una broma comparado al genuino
Rincón. Al menos eso me comentó mi padre.- Sonrió Leval.- Y aun me contó que
sus maestros allí entrenaron en lugares muchísimo más duros. Pero claro, ellos
son legendarios.
Su esposa asintió, esa raza de
guerreros del espacio era realmente impresionante. Su propio padre le había
llegado a decir que no daba crédito a lo que eran capaces de hacer. En fin,
ella misma pudo ver a su esposo luchando con todo su poder y realmente daba
miedo. A pesar de no haber tenido oportunidad alguna contra los dioses, llegó a
ponerles en algunos aprietos. Y eso era muy meritorio desde luego.
-Menos mal que parece que se han calmado. Ahora se
muestran incluso amigables.- Suspiró ella con patente alivio.-
En fin, dejó eso de lado y ambos continuaron
hablando acerca de varias cosas más en tanto el chico llevaba a Amatista hasta
donde estaban sus amigas y compañeras de grupo. Al llegar, Leval saludó brevemente a su
hermana y a sus primas y tras desearlas suerte se marchó a ocupar su puesto
junto con los demás en el auditorio. Las chicas se reunieron y terminaron los
últimos arreglos. Habían tenido poco tiempo para ensayar pero se conocían tan
bien que eso casi era lo de menos.
-Bueno, ya nos sabemos las canciones de memoria.-
Afirmó Katherine.-
-Sí, pero qué nervios.- Sonrió trémulamente Idina,
que al ver como la observaban las otras se encogió de hombros, declarando.-
Siempre que nos toca actuar me sucede lo mismo.
-No te preocupes, nos pasa a todas.- La animó Kerria
solidariamente.-
-Pues yo ya tengo ganas de empezar. – Comentó
Amatista aun en el camerino. –
-Pues yo no tantas. –Suspiró Idina cuando dijo. –
Pienso que seguramente será nuestro último concierto y me da mucha pena.
-Nunca se sabe – le sonrió Kerria que afirmó con
aire optimista. – Puede que tengamos alguna otra oportunidad. –
-Sí, de momento, como vosotras os quedaréis a vivir
en Bios, la prima y yo hemos pensado en algo – terció Katherine. –
-¿En qué habéis pensado? –Quiso saber Idina.-
-Pues muy sencillo – repuso Kerria. – Cuando Kathy y
yo podamos seguramente actuaremos en la Tierra. Como hicimos alguna vez en el
último año. Ya tenemos hasta un nombre pensado y que hemos usado en ocasiones.
Seremos las Ky-Kat.
-¿Las Ky-kat? – se sonrió Amatista mirando a ambas
divertida, comentando con humor. – Suena a barrita de chocolate.
-Eso parece. - Les explicó Katherine todavía
sonriente por ese comentario, para explicar lo que el resto pese a todo ya
sabía. – Es por nuestros apodos, a Kerria su hermano siempre la llamó Ky desde
que eran pequeños. Y a mí el mío a veces me llama Kat, igual que hacen en la
facultad. Pues ahí lo tenéis.
-¡Oye!, pues suena bien. – Afirmó Idina con tono de
aprobación.-
-Bueno, eso si es que podemos actuar juntas alguna
vez. – Comentó Kerria desvelando. – Yo estoy tan liada con todos mis estudios,
el trabajo en mis propias canciones, el bufete, que, no sé.
-¡No seas aguafiestas! Siempre habrá alguna ocasión.-
La animó Kathy que ahora se dirigió a las otras dos compañeras de grupo con un
tono más nostálgico y sentenció. – Y a vosotras os echaremos mucho de menos.
-También podréis venir a Bios y quedar con nosotras,
quizás hasta para cantar algo juntas.- Les dijo Idina con tono desenfadado. –
-Sí. - Convino Amatista. – Aunque no sea con
público. Sería igual que cuando empezamos hace años, ¿recordáis?
Sus amigas y compañeras asintieron todas con el
mismo gesto de melancólica nostalgia. Parecía mentira, no habían transcurrido
tantos años de aquello y sin embargo se les antojaba una verdadera eternidad.
Más que el lapso temporal era todo lo que habían vivido. Por supuesto, el recuerdo
de su difunto primo Granate flotaba en el ambiente. Amatista estuvo a punto de
contarles lo que Leval le había dicho a ella, a Sandy y a Coraíon pero no tuvo
oportunidad. Ese momento de recuerdo se interrumpió cuando una de las
asistentes llamó y entró en el camerino informándoles de que les quedaban solamente
cinco minutos para salir. Las chicas se pusieron a ultimar sus maquillajes y
demás dejando ya la conversación. Entre tanto el público esperaba con
impaciencia…
-Bueno, el último concierto de las Justices. – Pudo
decir Leval, quien junto a Satory, Mazoui, Sandy y Coraíon entre otros,
aguardaba también con expectación el comienzo. –
-Sé que a la pobre Amatista, y seguro que a las
demás, les apena mucho terminar con el grupo. – Comentó Satory. –
-Pero así es la vida. – Suspiró Mazoui. – las cosas
cambian. Seguro que todas ellas tendrán otras metas y motivaciones que las
ilusionarán para el futuro.
-Sí. Sobre todo eso de ser madre.- Convino Sandy
abrazada a su prometido. –
-Escuchad. – Les pidió Leval cuando sonó un aviso de
la megafonía del estadio indicando que en unos instantes comenzaría el
concierto. -
Y no tuvieron ya que esperar mucho. Al cabo de un
rato salieron las chicas que fueron largamente ovacionadas. Comenzaron con un
saludo a los miles de fans allí congregados y con el entusiasmo propio de esa
gran ocasión, aprovechaban también para inaugurar ese pabellón multiusos recién
construido en la ciudad y de paso daban su último concierto oficial. Así se
arrancaron a cantar desgranando por turnos temas de sus antiguos discos y otros
nuevos, algunos eran arreglos de canciones de artistas del pasado. Otras las
habían compuesto por separado cada una de ellas. Lo cierto es que todos
coreaban y aplaudían las canciones, incluso bailando las más movidas. Por su parte,
Amatista se encontraba muy cómoda con sus amigas. Éstas evitaban que su
compañera tuviera que hacer demasiado esfuerzo de modo que el público apenas lo
notase. Y ella correspondió aportando toda su entrega para cantar entre otras,
una canción dedicada a sus seres queridos y sobre todo a su marido. Rememorando
lo que les había sucedido a ambos desde su salida en la nave. Agradeciéndole
así su apoyo y su amor.
Por todas esas veces que
estuviste para mí
Por todas las verdades que me hiciste ver
Por toda la alegría que trajiste a mi vida
Por todos los errores que me hiciste corregir
Por todas las verdades que me hiciste ver
Por toda la alegría que trajiste a mi vida
Por todos los errores que me hiciste corregir
Por cada sueño que hiciste realidad
Por todo el amor que encontré en ti
Siempre estaré agradecida cariño
Tú eres el único que me brindo una mano
Nunca me dejaste caer
Tú eres el único que me dijo, lo pasaras, pasaras todo
Fuiste mi fuerza cuando estaba débil
Fuiste mi voz cuando no podía hablar
Fuiste mis ojos cuando no podía ver
Tú decías que lo mejor estaba en mí
Y esta vez Leval no tuvo ninguna duda de a quién iba
dirigida esa canción. Escuchando emocionado como el resto, sobre todo cuando
Amatista, se acarició suavemente el vientre como si quisiera que el hijo de
ambos participase también en aquella muestra de amor.
Me ayudaste a avanzar cuando no podía llegar
Me diste fe, pues tú creías
En todo lo que yo era
Porque tú me amaste
Me diste alas y me hiciste volar
Tocaste mi mano y pude tocar el cielo
Perdí mi fe, y tú me la regresaste
Tú dijiste que no había estrella que no pudiera alcanzar
El chico recordaba todas las vivencias pasadas, como
se conocieron, lo que vivieron en aquellos años juveniles cuando la chica
trataba por todos los medios de que se fijase en ella, su viaje a la nave. La
joven le siguió a aquella aventura que parecía poco menos que un sueño
imposible. Después arrostraron muchos peligros juntos…
Estuviste por mí y ya estoy de pie
Tengo tu amor y lo tengo todo
Estoy agradecida por cada día que me diste
Quizás no sepa cuanto
Pero sé que en verdad es mucho
He sido bendecida porque fui amada por ti
Fuiste mi fuerza cuando estaba débil
Fuiste mi voz cuando no podía hablar
Fuiste mis ojos cuando no podía ver
Tú decías que lo mejor estaba en mí
Sufrieron la pérdida de muchos amigos, entre ellos
por supuesto, la del primo Granate. Sus discusiones y malos entendidos por
culpa de Logan y de las circunstancias. El momento en el que Amatista estuvo a
punto de morir en ese terrible accidente. Su recuperación con él sin apartarse
de su lado. Ahí fue cuando se dio cuenta de que la amaba…
Me ayudaste a avanzar cuando no podía llegar
Me diste fe, pues tú creías
En todo lo que yo era
Porque tú me amaste
Siempre estuviste ahí para mí
El tierno viento que me llevaba
Una luz en la oscuridad iluminando tu amor en mi vida
Fuiste mi inspiración
Contra las mentiras tú fuiste la verdad
Mi mundo es un mejor lugar gracias a ti
Después, el propio Leval que enfermó de gravedad y
en esta ocasión fue ella quien no le dejó ni por un instante hasta que se
recobró. De eso se pasó a su declaración de amor y su boda. Y finalmente la
aparición de aquellos dioses. Ahí fue cuando estuvo a punto de estropearlo todo
con su orgullo y su rabia. Pero la que
era ahora su esposa nunca perdió la fe en él.
Fuiste mi fuerza cuando
estaba débil
Fuiste mi voz cuando no podía hablar
Fuiste mis ojos cuando no podía ver
Tú decías que lo mejor estaba en mí
Fuiste mi voz cuando no podía hablar
Fuiste mis ojos cuando no podía ver
Tú decías que lo mejor estaba en mí
Me ayudaste a avanzar cuando no podía llegar
Me diste fe, pues tú creías
En todo lo que yo era
Porque tú me amaste
Fuiste mi fuerza cuando estaba débil
Fuiste mi voz cuando no podía hablar
Fuiste mis ojos cuando no podía ver
Tú decías que lo mejor estaba en mí
El chico incluso derramaba algunas lágrimas viéndola
ahí, expresando su amor ante tanta gente y acariciando el fruto del mismo, su
hijo que pronto vendría al mundo.
Me ayudaste a avanzar cuando no podía llegar
Me diste fe, pues tú creías
En todo lo que yo era
Porque tú amabas
Todo lo que yo soy fue
Porque tú me amaste
(Because you loved
me Celine Dion, crédito al autor)
Y tras la gran ovación que hubo, las otras tres
componentes del grupo se abrazaron a su compañera. Ella sonreía con lágrimas de
emoción, agradeciendo esas muestras de afecto, con el público puesto en pie sin
dejar de aplaudir. Este acontecimiento no pasó desapercibido para los dioses
que escuchaban con gran curiosidad e interés.
-¿Por qué hacen chocar así sus manos?- Inquirió la
sorprendida Zoen.-
-No sé, estarán haciendo lo que llaman música.-
Elucubró Buruk, cruzado de brazos.-
-No, eso se llama aplaudir.- Les informó Soa.- Los
humanos peluchitos lo hacen cuando algo les gusta…
La diosa iba a añadir algo cuando otra canción más
animada sustituyó a la anterior. En el escenario, fue Idina quien, dirigiéndose
al público de forma jovial, declaró.
-Y ahora nuestra última canción…
Unos
Oes generalizados se escucharon por todo el pabellón, aunque las sonrientes
chicas movieron la cabeza tras de Idina, como si quisieran desdecir a su
compañera quien, al percatarse de ello, afirmó divertida aunque fingiendo algo
de cariñosa reprobación.
-Ya estáis tratando de tomarme el pelo otra vez…
Pues vamos a obsequiar a este estupendo público con alguna más…
Y
tras la gran ovación y los gritos de “ Biiieeeen”, fue la propia Idina quien
empezó.
-Uuuuh.. No más tristeza…Uuuhh
Y
por turnos todas fueron desgranando las estrofas de ese tema y ayudándose a
hacer los coros…
Quiero ser la que te haga feliz
Quiero ser la que te de esperanza
Pero en estos días de vida consciente
Tenemos que tomárnoslo con calma
No puedes estar seguro de a quién has conocido
No estás seguro de lo que podrías tener
Por que en estos locos tiempos que vivimos
El amor puede tornarse en arrepentimiento
Pero tú, podrías ser el único en cambiar mi punto de
vista
Todo depende de ti
Te doy amor sin el dolor
Te enseño la luz más allá de la lluvia
Voy a hacerte feliz
Voy a hacerte feliz, ahora
Habrá días cuando las cosas vayan mal
Estaré allí para hacerte fuerte
Voy a hacerte feliz
Voy a hacerte feliz, ahora
Quiero encontrar un lugar donde los sueños puedan
suceder
Quiero encontrar un amor que me llevará allí
Y en tus ojos he visto una visión
Que me hace querer preocuparme
Y si dos personas mutuamente lo acuerdan
Ese único amor puede hacerlas libres
Entonces juntos haremos un mundo
Sobre el que otros solamente sueñan
Y tú podrás ser el que haga todo eso realidad…
Cada una de las chicas pensaba en ciertas personas
cuando cantaba aquella movida y bonita canción. Amatista en su esposo y sus padres,
Kerria en Samantha y su familia, Idina también en los suyos y en sus amigas de
la universidad y Katherine en su hermano y sus padres. Y todas deseaban que
aquello, más que una canción, fuera una promesa hecha ante testigos…
Te doy amor sin el dolor
Te enseño la luz más allá de la lluvia
Voy a hacerte feliz
Voy a hacerte feliz, ahora
Habrá días cuando las cosas vayan mal
Estaré allí para hacerte fuerte
Voy a hacerte feliz
Voy a hacerte feliz
Habrá días cuando las cosas vayan mal
Estaré allí para mantenerte fuerte
Voy a hacerte feliz
Voy a hacerte feliz, ahora
Soa imitaba a los humanos y bailaba también, aunque
no sabía el porqué de todo aquello. Buruk le preguntó que hacía.
- Hago como estas extrañas criaturas. - Repuso su
compañera. -
-¿Para qué se mueven de esa manera? - Quiso
saber después el gran dios. -
- Creo que a eso lo llaman bailar.- Dedujo Dialen. -
- Y esas cuatro ¿por qué hablan de esa forma tan rara
y se mueven continuamente? - Inquirió Zoen con extrañeza. -
-¡Eso es cantar, así expresan sus sentimientos! - Le
explicó Soa con animación. -
-¿Qué son sentimientos? - Quiso saber Buruk. -
- La forma en que a ellos les afectan los acontecimientos.
- Le explicó Redan en tanto seguía escuchando con idéntico interés al de sus
compañeros. -
Algunos días el sol no quiere brillar
Y yo seré tuya y tú serás mío
Voy a hacerte
feliz, feliz oooh
Yo no soy del tipo de las que mienten
Quiero pasar mi vida contigo
Voy a hacerte feliz
- Debo reconocer que es algo hermoso. – Admitió
Zoen, sobre todo tras escuchar la canción que Amatista había dedicado a su
esposo. – No sé por qué, pero me produce una extraña sensación de bienestar.
- Quizá no sean tan poco evolucionados como
creíamos. Redan tenía razón.- Concedió Soa sin parar de moverse al ritmo de la
música. – La verdad es que hacen cosas muy interesantes, comer, dormir, cantar…
- Puede que el Creador les haya dotado de algo de
parte espiritual.- Conjeturó Zoen. -
- No sé, pero lo que hacen ahora me gusta... ¡es
divertido! - Declaró su colega diosa visiblemente entusiasmada en tanto trataba
que un atónito Redan bailase con ella al ritmo de esa tonada. -
Voy a hacerte feliz, sí
Hacerte feliz, voy a hacerte feliz
Voy a hacerte feliz, a hacerte sentir muy bien
Hacerte feliz, feliz y enamorado
Hacerte feliz, amor sin dolor
Hacerte feliz, luz más allá de la lluvia
Voy a hacerte feliz, a hacerte sentir muy bien
Hacerte feliz, sí, sí, sí
Hacerte feliz
Todo depende de ti
Eeeh
Eeh
Todo depende de ti, cariño…
(Celine
Dion. Make You happy. Credit to the
artist)
-Basta ya de perder el tiempo, debemos seguir
buscando al Mensajero.- Les indicó desapasionadamente Dialen y los dioses,
conscientes de ello desaparecieron. -
Y
en el escenario, tras otro largo aplauso, las Justicies hicieron honor a su palabra
y, tras un par de canciones más, al fin se despidieron. Cuando el concierto
acabó, el público estalló en una gran ovación. Las chicas saludaron varias
veces y pese a todo, aclamadas como eran al grito de “otra, otra, otra” tuvieron
que hacer algunos bises más. Por fin terminaron definitivamente y fueron a sus
camerinos a cambiarse. Ya incluso antes de actuar, tras esa pequeña conferencia
que habían celebrado entre ellas, tenían que decirles lo que habían decidido a
sus amigos. Al salir, Leval, Mazoui, Coraíon, Sandy, Satory, Alan y Naya, Giaal
y Susan, les esperaban. Todos las felicitaron por sus grandes interpretaciones.
-¡Me ha encantado, sois magníficas! - Alabó Mazoui
bastante entusiasmado para lo que en él era habitual. -
- Sí, hacía mucho que no me lo pasaba tan bien.-
Convino Satory. -
- Seguiréis actuando en La Tierra. ¿Verdad?,-
intervino Alan. -
- Me temo que juntas ya no.- Repuso Kerria algo
apenada. -
-¿Cómo es eso?, pero si os compenetráis
perfectamente.- Objetó éste con sorpresa y ligero pesar en su voz. -
- Es cierto, el público se vuelve loco por vuestras
canciones.- Terció Naya extrañada también. -
- La verdad es que en grupo somos mejores que por
separado, podemos alcanzar registros y hacer combinaciones imposibles para una
o dos solas, pero no podremos reunirnos ya puesto que Amatista e Idina se
quedan aquí y nosotras volvemos a la Tierra.- Explicó Kathy. -
- Bueno, podréis reuniros de vez en cuando como
ahora.- Propuso Leval. -
- Lo hemos hablado pero cada una quiere encauzar su
vida, cada vez nos sería más difícil sacar tiempo para esto.- Objetó Amatista
que sin embargo quiso dejar una tenue esperanza al añadir. - Quizás en alguna
ocasión que sea especial, si nuestras respectivas obligaciones nos lo permiten...
- Eso desilusionará mucho a vuestros fans.- Terció
Susan apenada, pues ella era una de las que se contaba entre los mismos. -
-¡Qué le vamos a hacer! ¡Espero que lo
entiendan! - Suspiró Kerria dedicando a
ésta una inquisitiva mirada, juraría que esa muchacha tenía algo que le
resultaba muy familiar, en su rostro quizás. – Creo que estaba en el grupo de
oficiales que le hicieron el pasillo a Leval y a Amatista el día de su boda.
Eso debe ser.- Pensó la muchacha.-
Ajenas
a sus reflexiones las demás continuaban charlando sobre aquello.
- De todos modos, por separado tampoco lo hacemos
nada mal.- Declaró Katherine. -
-¿Qué planes tenéis para el futuro? - Quiso saber
Naya. -
- Yo quiero quedarme en Bios, en cuanto acabe la
carrera voy a solicitar una plaza de maestra para los niños que vengan y que
nazcan en este planeta.- Repuso Idina. -
-¿A qué es estupendo, Leval?- Terció Amatista
entusiasmada con esa idea al exclamar. - ¡Tu prima podrá ser la primera
profesora que tenga nuestro hijo!
- Me encanta la idea. Así todo quedará en familia,
primita.- Admitió él sonriéndole complacido a la muchacha que casi enrojeció al
oír a su interlocutor remachar.- Nuestro hijo no podría tener una maestra mejor
para enseñarle a ser una persona maravillosa.
Y
tras la sonrisa y el consecuente rubor de la aludida, agradeciendo aquellas
palabras, fue su hermano Alan quién preguntó.
-¿Y las demás? ¿Qué haréis?
- Yo, volver a mi casa, tengo cosas por resolver, me
iré mañana...- Respondió Kerria ensimismada ya en sus propios problemas e
inquietudes que no deseaba mostrar en esta ocasión tan especial para sus amigas
y para ella misma cuando agregó. – Ha sido maravilloso poder estar aquí y
cantar con todas, pero mis obligaciones me reclaman.
- Yo igual, quiero comenzar a probar suerte como
actriz, he hecho algunas pruebas y me dicen que tengo talento.- Dijo Kathy a su
vez con semblante esperanzado. -
- Estoy segura de eso ¡Qué tengas mucha suerte,
Katherine, tú también Kerria! - Les deseó Sandy y ambas se lo agradecieron con
una sonrisa, más cuando la morena científica remachó. – ha sido un placer
conoceros.
-Igualmente.- Contestaron las aludidas.-
- Pues yo he pedido destino en una nueva nave que
saldrá de la Tierra a seguir la exploración del universo.- Les contó Susan. -
Giaal también ha solicitado plaza como médico y nos lo han concedido, debemos
partir dentro de dos semanas.
Naya miró a su hermano con gesto perplejo y no
demasiado contento, para recriminarle acto seguido de modo suave pero dolido.
- Tenías que habérmelo dicho Giaal, habíamos
acordado que nos daríais tiempo para
decidir si lo hacíamos juntos. ¿Lo saben mamá y papá?
La
alférez Hunter miró hacia otra parte algo envarada. Quizás se había precipitado
pero estaba tan contenta y deseosa de compartir aquello con los que ya
consideraba como unos buenos amigos que ni siquiera se lo consultó a su pareja
antes. De todos modos, Giaal tomó la palabra con un tinte más conciliatorio.
- No lo saben, Naya, pero se lo diré cuando vaya a
la Tierra. Aún faltan un par de semanas para que parta la nave, Susan y yo nos
iremos a pasarlas con ellos.- Declaró su hermano.-
-Sí…es que nos llamaron hace unos pocos días.
Teníamos que aceptar de inmediato si deseábamos ir.- Se excusó Susan, que
añadió sin querer ahondar mucho más en el tema.- Hemos de seguir un
entrenamiento especial, al menos los pilotos.
Hubo entonces un silencio pues nadie retomó la
palabra hasta que Mazoui decidió romperlo con una propuesta que reanimara aquello.
- Vamos a cenar todos juntos para despedirnos, quién
sabe cuándo nos volveremos a ver. ¿Qué os parece?
A todos les pareció una estupenda idea, de camino hacia la cena, Kerria no pudo
evitar fijarse nuevamente en Susan en un
momento en el que ella y Giaal conversaban con su hermana Naya. Seguramente
tratando de hacerse perdonar el no advertirla acerca de su participación en ese
viaje tan inesperado que iban a emprender y en el que ella y Alan también
podrían haber deseado apuntarse con ellos.
-Lo lamento mucho. ¡Ha sido culpa mía! Totalmente mía.
Tu hermano no tenía ni idea hasta que se lo dije anteayer…- Dijo al alférez Hunter.-
-Ya, bueno.- Pudo contestar secamente su contertulia
que no parecía desde luego demasiado contenta a pesar de esa aclaración. –
-Por favor, no te enfades con él. -Le pidió Susan.- De
veras, no era nuestra intención. Fue todo muy repentino, me llamaron del alto
mando y tuve que responder con rapidez, sí o no.
Al
fin Naya sonrió, moviendo la cabeza tras detenerse un poco en su caminar,
haciendo que su contertulia se detuviera a su vez , y contestó.
-Giaal siempre ha amado viajar y conocer nuevos
lugares. Yo preciso más tiempo. Me encariño enseguida con los sitios a los que
llego. Además, son vuestras vidas. No te preocupes. Alan y yo hablaremos con
calma y ya decidiremos. Quizás puede que aguardemos hasta saber si en ese mundo
existe vida orgánica o no.
Aliviada su contertulia asintió esbozando una leve
sonrisa.
-Gracias.- Musitó Susan.-
-No hay de qué. Os deseo todo lo mejor.- Fue la más
cordial réplica de la doctora.-
Entonces Naya pareció percatarse de la presencia de Kerria
y prosiguió su camino. La hermana de Leval entre tanto, sin andarse con rodeos,
se aproximó hasta la oficial que trataba de olvidarse de su anterior desliz y la
abordó.
-Perdona, pero hace un rato que me estaba haciendo
la misma pregunta. ¿No nos hemos visto antes?
- Si así fuera lo recordaría sin duda. – Sonrió
Susan que, sin embargo, añadió pensándolo mejor, para confirmar la primera
sospecha de su contertulia. -Creo que en la boda de tu hermano. Yo estaba allí
haciéndole pasillo.
- Ya, eso lo recuerdo. Pero me refiero a una ocasión
anterior. Es que, verás, me recuerdas mucho a alguien a quién conocí. - Le
explicó Kerria sin dejar de observarla con franco interés al remachar con voz
queda.- Alguien muy importante para mí.
Su interlocutora estaba sorprendida por esa forma
tan inquisitiva que tenía esa muchacha al mirarla y Kerria enseguida lo notó,
apresurándose a añadir.
-¡Oh! No te lo tomes a mal. No lo digo por nada...
Nada de eso…además yo ya…bueno, tengo a mi pareja.
- Tranquila. - Sonrió Susan asegurando a su
intranquila contertulia.- No lo he tomado de ese modo.
Y es que la oficial no ignoraba las inclinaciones de
su interlocutora, pues eso se aireó hacía tiempo en la Tierra e incluso en la
Nave ya habían llegado esa clase de noticias. Además, su propia hermana
compartía esa orientación, entonces tuvo una especie de inspiración al comentar
a modo de conjetura.
- Quizás me has confundido con mi hermana pequeña,
nos parecemos bastante y ella es también una fan de las Justices. Sobre todo
tuya.
-¿Tienes una hermana? - Le preguntó Kerria que
pareció sorprenderse aún más, paradójicamente como si así se explicase esa
extraña sensación. -
- Sí, está en la Tierra, se llama Deborah. - Le
contó con tono afectuoso y lleno de nostalgia. - La echo mucho de menos, a ella
y a mis padres, ojalá pueda ir a visitarles pronto antes de partir.
Pero
ahora fue Susan la que se quedó atónita ante la reacción de Kerria que exclamó.
-¡Eres la hermana de Debbie! Esa que quería estudiar
en la academia militar. Su hermana mayor tan responsable. Ella me hablaba mucho
de ti.
Entonces fue Susan quién hizo memoria y le comentó con
el mismo tono de sorpresa.
-¡Eras tú esa Kerria con la que ella salía en el
colegio! No me lo puedo creer. No pensaba que fueras la misma persona…
Su
interlocutora por su parte pareció violentarse un poco. A pesar de todo, no
tenía ni idea de lo que Debbie podría haberle contado a esa muchacha. Pero la
oficial enseguida la calmó con tono desenfadado y amable, añadiendo.
- No te preocupes, mi hermana y yo apenas nos
guardábamos secretos, ella no solía hablar de sus relaciones delante de
nuestros padres, pero cuando podía charlar conmigo a solas si me las confiaba.
-Yo… espero que no te contase…- Musitó algo apurada
su interlocutora, en tanto bajaba la cabeza.- Bueno, ella y yo…
Desde
luego que no creía que su antigua novia hubiera desvelado algunas cosas que
ambas habían practicado. Por fortuna y para su alivio, Susan comentó con
afabilidad.
-Ella era celosa de su intimidad. No te preocupes,
yo tampoco le daba detalles de mis ligues en ese aspecto. Lo que sí puedo
asegurar es que te quería mucho y le dolió bastante tener que separarse de ti.
- Y antes de que Kerria pudiera intervenir, Susan le inquirió siendo ella ahora
la que mostraba un evidente interés. -¿Mantenéis el contacto? ¿La has visto en
la Tierra? ¿Sabes algo de ella?
- Hace mucho que no la veo. - Admitió la muchacha
algo decepcionada, puesto que esperaba que hubiera sido su interlocutora la que
le diera noticias, pese a ello agregó con mejor tono. - La última vez que la vi
fue hará unos dos años, coincidimos en los Ángeles. Ella trabajaba en una gran
discoteca.
Siguió
contándole a esa encantadora muchacha algunas cosas más de ese encuentro, aunque
hubo bastantes de ellas que, teniendo en cuenta las circunstancias y su
naturaleza, prefirió dejar al margen. Como por ejemplo, las peripecias que les
acontecieron allí, a Debbie, a ella y al resto de las justicieras, con
criaturas sobrenaturales. De este modo e intercambiando interlocutores en
pequeños grupos, llegaron al restaurante elegido, cenaron y charlaron, se
desearon buena suerte y al día siguiente tanto Kerria como Katherine se fueron.
Idina se tendría que ir también a la Golden a los pocos días para comenzar sus
prácticas con niños. Pero estaba segura de querer retornar a Bios tras
graduarse. Giaal y Susan se trasladaron a la Tierra para ver a los padres de
ambos. Así, ya en su casa, Amatista estaba un poco triste por la marcha de sus
amigos, pero presentía que cuando su hijo naciera se volverían a ver.
-Hasta pronto mis queridas amigas. Cuidaos mucho y
sed muy felices. – Les deseaba no sin melancolía.-
Esa
noche no tuvo más tiempo de pensar en eso, ni tampoco al día siguiente pues
junto con Leval fue a cenar, esta vez a la casa del mayor y su esposa.
-Tengo muchas ganas de conocer a la familia de tu
jefe.- Le comentó a su marido.-
-Y yo.- Admitió el chico con genuina curiosidad.-
Ambos llegaron a la hora convenida y fue el propio
oficial el que abrió la puerta con una sonrisa en los labios, cosa que a su
subordinado no dejó de sorprender. Más todavía al oírle hablar con un tono
suave y hasta políticamente correcto.
- Así me gusta, puntuales, pasad y sentaros por
favor, ahora viene mi mujer.
-Muchas gracias, buenas noches.- Saludó Amatista,
secundada por su marido.-
Freejar se alejó a llamar a su esposa. En ese ínterin,
Leval le susurró entre atónito y divertido a su mujer.
-¿Quién es este hombre, dónde está mi superior?
Amatista esbozó una amplia sonrisa pero no tuvo
ocasión de responder a esa ocurrencia. El mayor reapareció a los pocos
instantes con una mujer de raza negra, madura pero atractiva, de pelo rizado,
cortado hasta los hombros. Tenía un aire bastante agradable en general. Su
esposo la presentó como Elise. Ella, de forma muy campechana, saludó a Amatista
y Leval.
-¡Hola chicos, me alegro de conoceros!,- se dirigió
al joven con particular simpatía mientras añadía. - Winston me habla muy bien de ti, Leval. Dice
que tú solo podrías ganar una guerra. Mi marido es siempre un poco exagerado,
pero no suele prodigarse en halagos, debes de ser muy buen oficial para que te
aprecie tanto.
El muchacho, bastante atónito al escuchar esto,
respondió tímidamente.
- Gracias, trato de cumplir con mi deber lo mejor
que puedo.
- Bueno Elise, ¡no te pases! - Se apresuró a
intervenir Freejar que trataba de disimular su apuro con aquel tono suyo de
forzada severidad. - Solamente te dije que el chico no lo hace mal del todo. No
hagas que vaya a creérselo.
Su
esposa sonrió y les guiñó un ojo a esa joven pareja, luego les comentó con un
aire de complicidad.
- Mi marido es así, cuando aprecia a alguien no le
gusta reconocerlo. ¡Anda, Winston!, vete a llamar a Sally y a Jake, que vengan
a saludar a nuestros invitados.
Freejar
se fue a llamarles sin rechistar, a Leval le sorprendió lo obediente que estaba
con su mujer y lo endiabladamente tozudo que era en la base. ¡Parecía otra
persona! Se sonrió, ahora entendía ese comentario que su superior le hizo,
fuera del ejército no mandaban ellos, eso estaba claro. Amatista por su parte
le preguntó a Elise si Sally y Jake eran sus hijos, a lo que ella respondió
afirmativamente. Al cabo de unos momentos Freejar trajo agarrados por la
cintura a un par de niños de color que tendrían alrededor de los doce años de
edad. Los presentó, la mayor, Sally, que efectivamente tenía los doce años,
reconoció enseguida a la ilustre invitada y le dijo con admiración y tono
atropellado.
-¡Oye, tú eres Amatista de las Justices!, ¿verdad?
vi vuestro concierto por Holo televisión, soy una gran fan tuya, ¿me podrías
dar tu autógrafo? ¡Por favor!
-Hija, esas no son maneras. ¿Dónde has dejado tu educación,
en tu cuarto?- la recriminó suavemente la apurada madre ante las sonrisas del
resto.-
-Perdón.- Se azoró la cría bajando la mirada.-
Sin embargo, la requerida sonrió halagada.
Asintiendo con la cabeza se hizo con un lumiboli y una hoja de papel
plastificado que le acercó Elise, en tanto respondía con amabilidad.
- Claro que sí, será un placer, me alegra que te
guste nuestra música.
Sally replicó
entusiasmada mirando aquello como si de un tesoro se tratase para exclamar.
-¡Eres la mejor!, ¡Jo! lo que van a alucinar mis
amigas cuando les diga que te conozco.
Su famosa interlocutora sonrió divertida por aquel
entusiasmo infantil tan refrescante. Elise intervino complacida aunque tratando
de refrenar el brío de su hija con tono condescendiente.
- ¡Vale ya, Sally!, deja que nuestra invitada esté
cómoda, no la atosigues, la pobre bastante tendrá con el resto de sus
admiradores.
- ¡Pero mamá! - respondió la niña con voz
suplicante. - Es súper famosa, es increíble que esté en nuestra casa. – Y sin
dar tregua le preguntó a ésta con vivo deseo de que así fuera. - Oye Amatista.
¿Podré conocer al resto de las Justices?
- Bueno, dos han vuelto ya a la Tierra, pero veré lo
que puedo hacer con la que se ha quedado de momento.- Contestó ésta con
desenfado. -
- Sally - repitió su madre arrastrando el nombre de
su hija y cargando la voz con un tinte más admonitorio. – No seas pesada…
- No se preocupe, déjela - le pidió Amatista que
añadió conciliatoriamente. - A mí me
hace mucha ilusión tener una fan tan simpática y bonita.
La cara de Sally se iluminó con una gran sonrisa y
pasó a dirigirse a su padre que asistía a aquella escena divertido.
-¡Papá, tienes que dar más permisos al marido de
Amatista, así podrán verse más y ella hacer más canciones bonitas! Como una de
las que le dedicó en el concierto.- Propuso la chiquilla con entusiasmo. -
-¡Pero bueno!- exclamó jocosamente el mayor que
sujetó de la cintura a su hija y empezó a hacerle cosquillas. - ¿Tú te crees
que yo puedo hacer eso así como así, pillina?
Sally no podía responder, sólo se reía y todos los demás sonreían también al
presenciar la escena.
-Para papá. ¡Ja, ja, ja!...
Freejar le dio tregua a su pequeña,
dejándola ya sentarse en un sofá cercano. Jake, que contaría con unos nueve
años y estaba menos interesado en el tema musical, le preguntaba mientras a
Leval por sus misiones. Éste le contaba sus peripecias por los diversos
planetas que había visitado para fascinación y asombro del chico. Aun
estuvieron conversando un poco más hasta que por fin se sentaron a cenar. La anfitriona
era una estupenda cocinera y la cena estuvo deliciosa. Amatista, además de
firmarle ese autógrafo a Sally le prometió regalarle un Holo compact con sus
últimas canciones. Al fin llegó el momento más temido por los niños. Elise les
mandó a la cama argumentando que era muy tarde para ellos. Pese a sus repetidos
ruegos su madre les recordó que al día siguiente debían ir al colegio y su
padre se encargó de llevarles a sus camas a paso ligero, eso sí, después de que
ambos se despidieran efusivamente de sus dos invitados. Sally besó a Amatista
en ambas mejillas y dio otros dos besos a Leval, Jake besó a la invitada y
saludó militarmente al teniente Malden.
-Muy bien, magnífico saludo.- Le halagó Leval.-
-Mi padre me dice siempre que tengo que ir
aprendiendo.- Contestó el encantado niño.-
-Ahora reclutas.- Intervino Freejar impostando una voz
de mando entre cómica y falsamente gruñona.- Media vuelta, ar, de frente
marchen..
Y
así fue como le siguieron a sus respectivas habitaciones entre las sonrisas de
los otros adultos.
-MI marido siempre tan teatral.- Suspiró una divertida
Elise.-
-Los niños son maravillosos y su esposo es un hombre
encantador.-Les elogió Amatista.-
-Ya puede serlo, ¡sino sabe que me enfadaré! - Rio
su anfitriona, añadiendo.- Y tenemos mucha fortuna con nuestros hijos, son nuestra
mayor alegría.
Los
dos jóvenes esposos se rieron a su vez. Y ya cuando Freejar volvía de llevar a
dormir a Sally y a Jake, Amatista le decía a Elise.
- Tengo muchas ganas de tener a mi hijo, después de
ver a los suyos me da mucha envidia.
- Tutéame, no soy tan mayor,- le pidió su
interlocutora que añadió para tranquilizarla - y no te preocupes, todo llegará,
y en tanto lo hace sigue mi consejo. Disfruta lo que puedas porque los hijos
son maravillosos pero dan mucho trabajo, ¡casi tanto como los maridos! -
Remachó con humor. -
-¡Eso es verdad!- rio Amatista agregando divertida.-
Y también son muy complicados de entender…
Mientras Leval y Freejar trataron de protestar
jocosamente por ese último comentario pero las dos mujeres no les dejaron
hacerlo demostrando quiénes llevaban la voz cantante allí. A lo que Elise sentenció.
-Y recuerda, querida. Esto que nunca se te olvide ni
a ti, ni a él. Tú siempre tendrás un grado más que tu esposo. ¿No es así,
Winston?- Inquirió jovialmente a su marido.-
-Así es, mi comandante.- Admitió él con humor y
fingida resignación, para hilaridad general.-
Y de este modo, entre risas y un buen ambiente
transcurrió el resto de la cena. Ya tarde, la joven pareja se despidió agradeciendo
esa estupenda velada. Amatista prometiendo a Elise verse a menudo y Freejar
prometiéndole a Leval un duro día de trabajo para el día siguiente. Algo que a
buen seguro su, por esa noche excepcionalmente afable comandante, cumpliría
cuando volviera a estar en su elemento, se temía el pobre muchacho.
-Bueno, esto ha merecido sin duda la pena. No creo
que pueda volver a ser testigo de una cosa igual…- se sonreía Leval al hilo de esos pensamientos
suyos.- Freejar siendo amable…
Aunque,
a la salida, Amatista se rezagó un poco en tanto su esposo iba a por el
deslizador. Aprovechó para despedirse del mayor y le dijo con afecto.
-Muchísimas gracias por todo.
-No fue nada, señora Malden. Casi todo el trabajo lo
hizo mi mujer. Yo apenas la ayudé con la pasta. -Replicó afablemente aquel
tipo.-
-Sabe que no me refiero a eso.- Sonrió ella que
agregó visiblemente reconocida.- Siempre ha tratado de ayudar a Leval y sé que
él le ve casi como a un padre.
-¡Por favor, señora! - Repuso Freejar a su modo socarrón.-
Me va a hacer ruborizar, y mire que eso es difícil para alguien que es negro.
-Llámeme Amatista, por favor. –Contestó ella posando
una de sus manos sobre las de él, para agregar.- Es usted un buen hombre,
Winston. ¿Puedo llamarle así, verdad?- Éste asintió en tanto ella añadía.- Mi esposo le echará muchísimo de menos.
-Cuídamelo bien.- Repuso más informalmente Freejar
que se permitió ahora el lujo de sonreír más abiertamente, sentenciando.- Yo
también le echaré de menos, es un gran muchacho. Pero si le cuentas lo que te
acabo de decir lo negaré hasta bajo tortura, como hacen los agentes de nuestros
servicios secretos cuando les pillan en un marrón…
Su
interlocutora se rio ¡ese tipo era realmente estupendo! Aunque enseguida la voz
de Leval captó la atención de los dos, cuando el chico, extrañado por su retraso,
le preguntaba a su esposa.
-Amatista, ¿va todo bien?
-Sí, claro que le va bien… ¡Estaba ligando conmigo,
mendrugo!- Exclamó el mayor con su típico tono pleno de ácida ironía para
añadir entre socarrón y divertido.- ¡Ya va!…no seas tan prisinas… ¿o es que te
haces pis?
Amatista
se rio más todavía y entre carcajadas apenas fue capaz de dar las buenas
noches. El mayor hizo lo mismo y se metió en casa cerrando la puerta. La joven
enseguida se reunió con su esposo. Una vez a bordo del deslizador y rumbo a su
domicilio, él quiso saber…
-¿De qué hablabas con Freejar que te ha hecho tanta
gracia?
-Bromas de tu superior.- Repuso ella todavía con una
amplia sonrisa.- No se le acaban nunca.
-Eso es verdad – Convino él divertido a su vez para
sentenciar.- Ni las bromas, ni las arengas…
Y
es que Leval pensó que mejor no querer saber que le habría dicho ese pirado a
su esposa. Así los dos se volvieron a casa deseando descansar ya de aquel largo
y ajetreado día…
-Bueno, vamos a dormir. Han sido muchas emociones
por este fin de semana y mañana toca volver al trabajo.- Comentó Leval.-
-A mí me queda poco, enseguida tendré la baja.-
Suspiró Amatista, declarando.- Jamás me había ocurrido, pero me da pena tener
que dejar de trabajar. Desde luego, si alguien me hubiera dicho que me pasaría
hace tan solo unos pocos años, me hubiese reído.
-Las cosas cambian. Pero en este caso a mejor.-
Afirmó Leval.-
Entre
tanto los dos jóvenes llegaban a su casa y se acostaban, los dioses proseguían
con su búsqueda. Habían vuelto a recorrer galaxias en cuestión de instantes y
no encontraron nada. El Mensajero no aparecía. Es más, ni tan siquiera podían detectarlo.
Lo que sí descubrieron fue algo muy extraño, o precisamente la falta de ese
algo fue lo que les sorprendió. Soa se había reunido con Buruk en una remota
galaxia elíptica. Aunque la diosa, con una expresión confusa, le comentó a su
interlocutor.
-Es curioso.
Estaba segura de que aquí había al menos dos galaxias más, orbitando a ésta.
-No sé.- Se
encogió de hombros su rudo compañero para sentenciar.- Una galaxia o dos más o
menos. ¿Qué importan?
-Sí, es
verdad.- Convino su colega dejando de lado el tema.- Pero me parece… no sé cómo
decirlo. Como si me olvidase de algo…
-Volvamos con
el resto. Puede que ellos tengan alguna idea de lo que ocurre aquí. Si es que
algo ocurre.- Afirmó Buruk que tampoco estaba seguro de nada.-
Y ambos se desvanecieron listos para
encontrarse con los demás a la espera de nuevas instrucciones. Pero en el
Cielo, la reina Serenity y el rey Endimión que se reunían allí con sus
guardianas, sí que percibieron algo extraño. Más en el caso de Serenity que se
ausentó un momento y pudo hablar con una vieja amiga utilizando la bola que le
prestó el mago Landar. Pero la conversación no fue nada halagüeña. De hecho, la
soberana le preguntaba a su interlocutora con manifiesta preocupación.
-¿Estás segura
de eso que me estás contando?... es decir, ¿lo has visto personalmente?...
¿Qué? ¿Ni siquiera tú has podido parar aquello? ¡Eres la guerrera más poderosa
de ésta galaxia!... ¿Y dices que desvanecidas? ¡Como si jamás hubieran estado
allí!.. ¡Que a veces incluso tú misma dudas de si hubiesen existido alguna vez!
Gracias Galaxia. Te debo una…bueno, si tú lo dices, estamos en paz. Espero
verte pronto. Saluda a quién tú sabes. Sí, lo haré…, de tu parte. Cuidaos
mucho. Adiós…
Y
tras devolverle la bola al anciano, con un gracias, Landar comentó.
-¿Ya se ha
manifestado?
-Parecer ser
que así es.- Convino Serenity.- Y con celeridad.
-No hay tiempo
que perder, pues.- Respondió el mago, alejándose de allí.-
La reina por su parte retornó a la gran sala
donde se reunía con su esposo y sus guardianas.
-¿Qué sucede?-
Quiso saber Endimión con el mismo gesto de extrañeza e inquietud que el resto.-
- Todo está
comenzando a precipitarse. La Amenaza avanza mucho más rápidamente de lo que
habíamos anticipado. Me temo que ya nos queda muy poco para intervenir…meses
quizás. - Les desveló la reina con tono y expresión grave.-
-La hora que
tanto habíamos temido desde hace años y para la que estamos realmente aquí,
está pronta a llegar. Ahora comprobaremos si todos nuestros planes han servido
de algo. - Sentenció el rey con voz queda.-
-Hemos hecho
cuanto hemos podido.- Terció Rei que
lucía una vez más su uniforme de sailor Marte.-
-Esperemos que
eso baste.- Añadió Sailor Júpiter con tinte inquieto en su voz.-
-Dentro de poco,
esa otra nave viajará hacia ese lugar. Serán los primeros avanzados.- Les
comentó Serenity.-
-Pero, si la
situación es tan manifiestamente peligrosa como nos has dicho, será como enviarles
a un suicidio.- Intervino una horrorizada Sailor Mercurio.-
-No queremos llegar
a eso. No podemos permitirlo.- Señaló Endimión.-
-¿Y si no está
en nuestras manos impedirlo?- Quiso saber la también asustada Minako, en su
uniforme de Sailor Venus.-
-Es que no estaremos
solos.- Le confió Serenity.-
-¿Y quienes
nos ayudarán?- Quiso saber Hotaru, enfundada asimismo en su traje de Sailor
Saturno.-
-¿Acaso esos
extraños individuos que han aparecido en Bios?- Inquirió Sailor Urano.-
-Tiene un
papel que jugar, sin duda. Pero eso se verá a su debido momento.- Contestó
Serenity.-
-Puede que los
saiyajin o ese grupo que se está formando, sean capaces de echarnos una mano.-
Elucubró Michiru en su identidad de Sailor Neptuno.-
Y es que Seren, la sailor Plutón, era
la única que no estaba presente en aquella reunión. Fiel a su palabra
permanecía en la Tierra trabajando en la Masters Corporation. Aunque eso no era
más que una simple tapadera, en realidad estaba en contactos con otros más de
ese grupo de los guardianes.
-Uniendo todas
nuestras fuerzas, quizás tengamos una posibilidad.- Afirmó Endimión.-
-Pronto lo veremos,
desde luego, mucho antes de lo que pensáis. Ya está en marcha y no podemos
detenerlo. Al menos no todavía. - Sentenció Serenity con gravedad.-
Las
guardianas se miraron unas a otras con visible temor, aunque en esta ocasión
ninguna habló. Al igual que sus soberanos únicamente podían esperar el devenir
de los acontecimientos que, inexorablemente, seguían su curso…
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