Paralelamente
a lo sucedido en la Tierra en casa de los Rodney, en Bios entre tanto Leval había aparecido justo delante de su mujer con
su traslación instantánea. Ésta pensó que dos veces en un día eran más que suficientes
y se molestó algo con él.
-¡Leval, no me gusta que aparezcas así, me
asustas!...
- Lo siento, cariño. - Se disculpó el chico tratando
de justificarse presa de la inquietud. - Pero Sandy me dijo que necesitabas que
estuviese a tu lado.
- Ya lo sé - sonrió ella ya más calmada. - Perdona,
es sólo que me sobresaltaste, gracias por venir – y para rematar sus excusas
besó al chico en los labios suavemente. -
-¿Cómo vais?,- preguntó cariñosamente su marido,
olvidando lo anterior y mirando afectuosamente a la barriga de Amatista. -
- Estamos bien, no te preocupes. Vuelve a la base.-
Le pidió ella añadiendo con una sonrisa más jovial. - ¡Te van a echar la bronca!
-Freejar ya me las echa igual cuando llego
temprano.- Bromeó, (o no tanto) el muchacho.-De modo que lo mismo me da. Además,
Mazoui quedó en cubrirme.
Su
mujer le miraba con gesto amoroso, pensando también qué ajeno estaba su marido
a la presencia de su primo en ese mismo sitio apenas unos minutos antes. Pero
no podía decírselo. Deseaba mantenerle a salvo lo más que pudiera.
-Anda ve, - afirmó ella asegurándole con afecto.- No
te preocupes, estamos perfectamente.
- Pero si necesitas cualquier cosa me llamas, ¿eh?- Le
insistió solícitamente él. – Entonces vendré como ahora, con la traslación
instantánea, y no quiero que te asustes.
La joven
asintió y Leval tras devolver el beso a su mujer, se concentró en la energía de
Mazoui, apareciendo junto a él en su despacho.
-¿Qué tal está Amatista?- Le preguntó éste
suponiendo acertadamente que venía de verla. -
- Bien, gracias...todo fue una falsa alarma. -
Contestó su interlocutor, que en efecto parecía estar tranquilo.- Voy a seguir
organizando las cosas.
Su primo asintió y Leval salió de su despacho, justo
entonces Mazoui recibió una llamada de Satory.
- He hablado con mi padre otra vez. - Le comentó
ella. -
-¿Qué se cuenta? - Preguntó él con mucho interés. -
¿Está bien?
- Muy bien, gracias...bueno, me ha dicho que
estableció contacto con la esposa de Tom y que ya nos avisaría en cuanto
pudiera.
- Espero que no tarde, necesito sus consejos...
- Mazoui ¿qué está ocurriendo? - Preguntó la chica,
preocupada por la urgencia que su novio le imprimía a todo aquello. -
- Algo que será trascendente para el futuro. - Replicó
el muchacho de forma enigmática. Más cuando añadió.- Lamento no poder contarte
más por ahora, pero ni yo mismo estoy seguro de lo que pasa…
Satory desistió, cuando su novio se ponía en ese plan tan místico era mejor no
preguntar más, sólo podía confiar en él y suponer que todo era por una buena
razón. De todos modos, ella tenía otras muchísimas cosas de las que ocuparse.
Quizás más mundanas pero igualmente importantes, al menos bajo su punto de
vista.
-Tengo que dejarte.- Le comentó a su prometido.- Hay
mucho trabajo en el laboratorio.
-Hasta luego entonces, cariño.- Le respondió él.-
Tras
cortar la comunicación, Satory volvió a la zona de experimentación. Gwen y
Claudia estaban allí trabajando en un experimento. Fue la primera quien comentó.
-Espero que la doctora Wallance venga pronto. Ahora
estamos muy cortas de personal.
-Es cierto.- Admitió Satory.- Entre la baja por
maternidad de Amatista que empezó hace una semana, y mi próximo traslado. Estamos algo escasas de ayuda. Pero a buen
seguro que nos llegarán recambios. No te preocupes, Gwen.- Afirmó tratando de
sonar animosa.-
-No es eso. Es que tenemos mucho por hacer y me
gustaría que siguiéramos obteniendo buenos resultados, aprovechar esta racha
mientras dure.- Afirmó ésta.-
Satory
suspiró moviendo la cabeza de forma casi imperceptible. ¿Por qué era tan
pesimista esa chica? Parecía que siempre estaba temiendo que algo malo fuese a
pasar. Bueno. Hay gente para todo. ¡Si supiera al tipo de seres que ella y sus
amigos se habían enfrentado!
-Sí, este mundo está cada vez mejor.- Valoró una más
optimista Claudia, sentenciando.- Las tentativas de comenzar con superficies
cultivables están yendo de maravilla. Dos mil hectáreas en apenas un mes.
-Somos pocos habitantes, con suerte Bios podrá ser
autosuficiente en alimentos en unos cuantos años. Eso si la población no crece
en exceso. - Comentó Gwen, animada a su vez por esos datos.-
-Y los ecosistemas ya están surgiendo y
consolidándose en varias partes del planeta. Es un círculo virtuoso. - Añadió
Claudia.-
Bueno, al fin una cosa que parecía poner de buen
talante a Gwen, aunque enseguida tuviese que haber matizado lo de la población.
De cualquier forma, Satory se alegraba de todo aquello. Aparentemente las cosas
no podría ir mejor en cuanto al avance de la Terraformación. Sin embargo, algo
le preocupaba. La actitud de su novio en los últimos días era de tener algo que
se guardaba. Algún serio problema, aunque no de índole personal. Por fortuna,
los dos habían superado eso, ella sabía cómo era él y le amaba sin ningún tipo
de reparo. Esto quizás, daba la impresión de ser mucho más serio y que atañía
no únicamente a ellos, sino al resto de la gente de Bios.
-En fin, debo tener confianza en él. Hará todo lo
posible junto con Leval y sus compañeros por protegernos. - Se dijo la
científica, volviendo a sus cálculos y trabajos.-
Al cabo de unas horas efectivamente Tom llamó a
Mazoui. El chico le contó lo sucedido y su mentor le aseguró que iría a Bios en
cuanto le fuera materialmente posible.
-Por lo
menos vendrá.- Suspiró Mazoui más aliviado, diciéndose.- ¡Menos mal! Yo no
sabía ni por donde enfocar este asunto. Sus consejos y su experiencia seguro
que serán esenciales para salir con bien de lo que sea que está ocurriendo.
Por su
parte los dioses habían localizado a Amatista. Tras haberla estado vigilando durante
un tiempo, todos coincidieron en que era la humana que más posibilidades tenía
de ser el Mensajero o tener que ver con él. Zoen y Buruk la observaban sin
perder a la humana de vista. Pero esta vez ya no era por mero entretenimiento.
Ambos tenían la orden de vigilar para que los "otros" no llegasen
hasta ella. Pero ¿cómo reconocerían a "esos otros"?. El gigante le
comentó a su compañera con expresión preocupada, algo sorprendente en él.
- Si el señor Georcael está preocupado por esos
seres, significa que deben de ser una amenaza incluso para nosotros.
- Debemos vigilar de cerca a esta humana,- le indicó
Zoen afirmando con una determinación y seriedad que contrastaban con su
frivolidad de antaño. - Ahora estoy
segura de que ella es la portadora del Mensajero del Creador o la llave que ha
de traerlo. Nuestro señor nos ha
indicado con claridad que tenemos la labor de asegurarnos de que lo haga.
-¿Y cómo hará eso?- Inquirió su compañero.-
-Eso no es de nuestra incumbencia. Supongo que ella
sabrá cómo. Nuestra misión es evitar que esos extraños “ ellos” puedan
impedírselo.- Sentenció la diosa.-
Buruk
asintió, aunque parecía darle vueltas a algo.
- Nosotros somos inmortales, ¿tú crees que esos
seres podrían hacernos daño como lo entienden los humanos? - Inquirió su
colosal compañero retomando el hilo de su anterior comentario. -
- No lo sé. Pero espero no tener que descubrirlo.-
Replicó Zoen que observó interesada el amoroso gesto de Amatista cuando se
acariciaba el vientre y le hablaba con dulzura, para añadir perpleja. - Debe de
ser muy importante para ellos, ¿no crees? Esa humana está muy feliz.
- Quizá sabe que es la portadora del Mensajero -
conjeturó Buruk. -
- No lo creo.- Le contradijo su interlocutora
añadiendo con un tono comprensivo, lejos de la desdeñosa altivez que solía
emplear al tratar el tema de los humanos. - Es feliz porque dentro de ella está
creándose un nuevo ser. Es curioso, son seres inferiores a nosotros pero ellos
pueden dar vida. Nosotros, pese a nuestros grandes poderes, no.
Al
menos no de una manera auténtica. Podían hacer casi cualquier cosa, incluso
animar objetos inanimados, pero estos no demostraban tener independencia fuera
de la voluntad de los dioses. Sin embargo, esas criaturas humanas podían crear
otros seres como ellas, totalmente autónomos. Bueno, después de que hubieran
madurado un poco.
-Como dice Soa. Esos. ¿Peluchitos?- Repitió Zoen
todavía sin estar del todo segura de que aquel fuera el término adecuado.- No
son fáciles de fabricar. No seríamos capaces de hacerlos a no ser que
adoptásemos sus métodos.
- Quizá por eso el Creador les mantiene en el
Universo y nos ha dado la orden de protegerles,- repuso reflexivamente Buruk
añadiendo con bastante más respeto de lo que había hecho hasta entonces al
hablar de los humanos. - Puede que no sean tan insignificantes después de todo.
Su compañera no pudo evitar asentir con una expresión reflexiva, era como si ya
admitiera aquella posibilidad como una certeza. En ese instante, Soa apareció y
se unió a sus compañeros, les preguntó por si hubiese novedades pero Zoen y
Buruk negaron con la cabeza.
- Nosotros hemos rastreado toda la galaxia y no hay
señales de nada extraño.- Les informó a su vez su compañera. -
- El señor Georcael nos ha dicho que son algo que
nosotros no hemos conocido jamás.- Le advirtió Buruk añadiendo no sin inquietud,
- quizá no podamos localizarlos.
-Incluso podrían estar aquí mismo y mantenerse
ocultos a nosotros.- Especuló Zoen.-
- Dialen y Redan vigilan por la galaxia, nosotros
debemos quedarnos continuamente al lado de la posible portadora, si percibimos
cualquier cosa extraña en torno suyo, tendremos que actuar. Esas son las órdenes.
- Les explicó Soa. -
Buruk y Zoen asintieron y en unión de su compañera siguieron observando a
Amatista intentando al mismo tiempo detectar cualquier tipo de anomalía que
pudiera surgir.
-Por ahora
no noto nada fuera de lo normal.- Declaró Buruk.-
-Pues
permaneceremos cerca y sin perder a la humana ni un instante.- Les indicó Soa a
sus compañeros que asintieron, prestos a mantener su vigilancia.-
Mazoui entre tanto recordaba su conversación con su
tío. Al cabo de unas horas recibió la llamada que estaba aguardando con
impaciencia. El muchacho pudo descolgar y replicar.
- Me alegro mucho de oírte. ¿Podrás venir? Sí,
tenemos un grave problema. Totalmente seguro, te necesito aquí. Esto sobrepasa
mis conocimientos. Te lo agradezco, tío. ¿La tía Connie podrá venir? ¿No? ¡Qué
lástima! Ya, claro, comprendo…Así podrás ver a Idina, lo está haciendo muy bien
según tengo entendido. Bueno… cambiando de tema. En tanto llegas quizás intente
un viaje astral a ver si descubro algo nuevo. Lo sé, sé que no es fácil, pero
ya lo hice durante el viaje en la nave. Cuando Leval estaba enfermo. Si… muchas
gracias, eso es muy importante para mí. Hasta pronto, tío Tom.
Colgó y durante la hora siguiente ayudado por su
primo concluyó su informe preliminar y ambos se lo pasaron a Zorton, que
a su vez lo transmitió a los altos mandos para su aprobación. Después, los dos
fueron a tomarse algo a la cantina de la base.
- Me ha llamado el tío Tom.- Le contó a su
primo. – Dice que vendrá de visita.
-¿El tío Tom? ¡Vaya!- Se alegró Leval, ajeno desde
luego a la verdadera razón de ese viaje cuando aseveró. – Tendrá muchas ganas
de ver a su hija. Seguro que la prima Idina se pondrá muy contenta.
- No le digas nada. – Le advirtió cómplicemente
Mazoui- es una sorpresa que quiere darle.
- No te preocupes por eso. – Sonrió el muchacho
para afirmar aliviado. - Al menos Amatista estaba bien cuando me
transporté con ella esta mañana. Espero que esos dioses dejen ya de jugar con
nosotros de una vez.
-Seguro que todo se arregla. – Le animó su primo
aunque sin mucho énfasis. Más cuando se despidió. – Debo irme, quedé con
Satory.
-Bueno, hasta mañana pues. – Le dijo Leval en tanto
Mazoui se alejaba. -
Aunque eso no era del todo cierto, Mazoui no había
quedado exactamente con Satory, bueno, luego tenía intención de llamarla, pero
en realidad fue a buscar más información. En la soledad de su habitación de la
base quiso meditar y trascender al plano astral para intentar sacar algo en
claro...
-Bueno…
vamos a ello. Espero hacerlo bien. - Pensaba en tanto comenzaba a meditar en la
postura del loto.-
No sin gran esfuerzo y concentración, logró ascender al plano espiritual, entró
en un nivel de consciencia superior donde figuras etéreas pasaban junto a él
sin hacerle ningún caso aunque no por ello pudo evitar quedar maravillado del
poder y la paz que estas irradiaban. Pero, de pronto, a su lado apareció la
figura negra y enorme del Ángel de la Muerte. El muchacho no le miró a la cara,
sabía que no podría sostener esa mirada, el Ángel, de nombre Azraél, se dirigió
a él en un tono muy amable.
-¿Qué has venido a averiguar a este plano astral,
Mazoui?...
-¿Sabes mi nombre?- Preguntó él visiblemente sorprendido.
-
- Tú ya estuviste aquí, buscando ayuda para tu
amigo. Y yo conozco los nombres de todas las criaturas,- repuso suavemente el
ángel - de las que han existido y existirán y tú también sabes quién soy yo, de
lo contrario no eludirías mi mirada.
- Sé que eres el Ángel de la Muerte y que te has
aparecido en sueños a una amiga mía.- Reconoció Mazoui quién quiso saber con su
tono teñido de respeto y temor - ¿Pero qué más eres? ¿Qué quieres de ella? Por
qué no creo que sea el llevártela ya.
- Mazoui, los designios que me guían viene del mismo
Creador,- fue la condescendiente respuesta que oyó. - Tú no debes conocerlos
aun, lo sabrás en su momento. Pero no temas por mi causa. Yo no soy el que
amenaza a tu amiga...
- Los dioses entonces, ellos son los enemigos...
¿verdad?,- aventuró el muchacho que creyó haberlo confirmado -…
- No.- Negó Azraél – los dioses no son vuestros
enemigos. Al contrario, serán valiosos aliados que os protegerán del verdadero
peligro.
- Pues hasta ahora no lo han demostrado.- Repuso
Mazoui que añadió sin podérselo creer -¿Además, que otra cosa peor que ellos
puede haber?....
- Todo a su momento.- Declaró el ángel de modo
tajante pero suave a la vez - Ahora debes volver a tu mundo, tu presencia aquí
no puede ser permitida por más tiempo.
- Una cosa más. - Le pidió el muchacho.- Por favor.
¿Qué es ese libro? El libro de los Días. ¿Eres tú su portador?
- Eso es algo que tampoco está a vuestro alcance.
Solamente el Demiurgo puede custodiarlo o cederlo a quién él elija.
-¿El Demiurgo? ¿Quién es ese?- Quiso saber el chico
con patente cara de sorpresa.-
Pensó
en la concepción platónica del término. Quizás fuera una especie de dios
superior, creador del Universo. Y así lo comentó. Aunque su poderoso
interlocutor diríase que suavizó sus facciones en lo que los mortales podrían
calificar de una leve sonrisa y replicó a su modo enigmático.
- Sí y no. Dado que Creador y Demiurgo aquí son y no
son lo mismo. – Sentenció, agregando su consabida muletilla.- Lo sabréis a su
debido tiempo.
-¿Cuándo?- Se atrevió a preguntar Mazoui.-
- Todavía quedan bastantes de vuestros años
mortales. Si sabéis superar la prueba que os aguarda. Hasta entonces, no os
aventuréis en terrenos que van más allá de vuestra comprensión.- Manifestó el
ángel con un tono condescendiente de advertencia.-
- Pero, ¿Qué prueba es esa? ¿Qué debo hacer
entonces? - Quiso saber su confuso interlocutor.-
-Tu maestro te explicará más cosas, escúchale bien y
guarda sus palabras....ahora ve.
Mazoui
levantó la cabeza pero el Ángel de la Muerte ya no estaba junto a él. Notó como
era arrastrado hacia las afueras del plano astral y entraba en su propio
cuerpo. Cuando por fin reaccionó estaba en su despacho. El comunicador
parpadeaba, en el contestador tenía un mensaje de Satory. Tom había llegado y
le esperaba. Sorprendido, miró su reloj, ¡lo que a él le habían parecido sólo
unos instantes en realidad habían sido seis horas! De modo que, sin
perder más tiempo, corrió al encuentro de su novia y de su maestro en las artes
esotéricas…
-Ahora sí
que estoy todavía más confuso que antes.- Se dijo con inquietud, dándose prisa
por acudir a su cita pendiente.- Y lo que es peor, más asustado.
Leval por su parte había vuelto a casa con Amatista, ambos habían cenado y
después se sentaron juntos en el sofá. Ella se encontraba muy a gusto junto a
él. Sin embargo, de pronto sintió frío, era un frío raro, intenso.
-Estoy helada.- Pudo musitar, casi con los dientes
castañeteándole.-
-Cariño. ¿estás bien?- Le preguntó su perplejo
esposo posando una mano sobre la frente de ella.-
Y
es que Amatista estaba realmente fría. Y había ocurrido de pronto. Leval miraba
en todas direcciones y se levantó a consultar la temperatura. No obstante, esta
era agradable. Entonces lo sintió también.
-Es como si una corriente helada hubiera pasado cerca
de mí.- Declaró aproximándose a su mujer y abrazándola.-
Los dioses
por su parte sintieron una especie de presencia y de inmediato rodearon con sus
estrellas mágicas a la pareja de humanos.
-¿Habéis percibido eso?- Inquirió Buruk.-
-Sí. Deben de ser Ellos.- Le contestó Soa.-
-¡Rápido, actuemos! - Les indicó Zoen.-
Sus
compañeros así lo hicieron creando una especie de cinturón de estrellas en
torno a los mortales.
- Pero, ¿qué es esto? – Se preguntó en voz alta
Leval.-
El joven se alarmó poniéndose en guardia mientras se
levantaba al ver las estrellas inscritas en círculos que habían aparecido a su
alrededor. Cayó en la cuenta de que eran cosa de los dioses. Decidió quedarse
quieto y no separarse de Amatista que también las observaba con preocupación.
-¿Son ellos, verdad? Espero que no quieran hacernos
nada malo…últimamente han sido bastante considerados. – Le susurró su esposa quien
pese a querer tratar de mostrarse animosa estaba asustada y todavía tiritando.
-...
Entonces Soa, Buruk y Zoen se hicieron visibles ante ellos, les rodearon pero
dándoles la espalda y antes de que los humanos pudieran hablar, Buruk dijo a
sus compañeras...
- Noto algo que jamás había percibido, una sensación
de vacío mayor que las interminables extensiones ínter galácticas.
- Tienen que ser Ellos, formemos una barrera...-
propuso Soa. -
Los tres emitieron energías que se unieron entre sí
rodeando a Leval y Amatista junto con las estrellas. No obstante, tanto la
energía como las estrellas titilaban con mucha menor fuerza de lo que era
habitual.
-¡Debe de tratarse de “Ellos”, están intentando
romper nuestra barrera! - indicó Zoen visiblemente alarmada. -
- Espero que no sean lo bastante fuertes para
lograrlo todavía.- Musitó Soa concentrando aún más su poder. -
- ¡Un momento! - Intervino Leval sin comprender
nada, levantándose para ir hacia los dioses. - ¿De qué estáis hablando? ¿Qué
demonios significa esto? ¿Es otro estúpido juego vuestro?
- Déjanos hacer,- le respondió Zoen de forma
bastante más considerada de lo que solía cuando le desveló. - Os estamos
protegiendo. Vuelve con tu compañera y no te separes de su lado.
Aquello
dejó atónitos a los humanos. Leval obedeció, no tenía sentido desafiar a esos
seres, esa lección la había aprendido hacía tiempo. Y por una vez tenían razón. Ese era un buen
consejo viniendo de ellos. De hecho estaría mejor junto a su mujer. No obstante,
la energía de los dioses cedía lentamente, no eran capaces de mantener la
barrera. Amatista entonces sintió algo que la rozaba, era como un carámbano
helado y tuvo miedo.
- He sentido algo muy frío.- Balbuceó tiritando con
más violencia, llena de temor casi reverencial. - Creí que me robaba el alma.-
Leval la miró entre preocupado y anonadado, abrazándola nuevamente y los dioses
le dedicaron una expresión inquieta. – Jamás había sentido nada así…
Entonces apareció Georcael que lanzó una gran
estrella de color dorado que envolvió a Amatista, ésta notó como el calor
volvía a ella de nuevo, la barrera de los dioses ganó intensidad y la sensación
de presencia helada poco a poco desapareció.
- Hemos ganado esta vez, pero volverán y con más
poder. La han localizado pese a nuestros esfuerzos por impedirlo y ahora que
saben dónde está es únicamente cuestión de tiempo que regresen. –Sentenció
Georcael entre inquieta y resignadamente. -
-¿Qué ocurre? ¿Qué era eso que hemos sentido? -
Preguntó Leval mirando sorprendido al recién llegado -…
- Es algo que no estás preparado para comprender,
además no podrías hacer nada. Será mejor para ti no saberlo.- Le replicó
Georcael que acto seguido se dirigió a los dioses. - Esperad a que Redan y
Dialen se os unan, creo que "Ellos" se han ido por el momento pero me
aseguraré.- Desapareció al instante dejando aun el eco de sus palabras. -
Leval
se levantó y les preguntó a los dioses bastante sorprendido y preocupado.
-¿Qué ocurre?, ¿acaso vosotros que no teméis a nada
tenéis ahora miedo?
- Mientras estemos aquí, nada malo os ocurrirá - le
tranquilizó Zoen insistiendo en lo anteriormente dicho. - Tú sólo protege a tu
compañera, une tu energía a la de ella para confundirlos.
Generalmente cuando Zoen hablaba así se refería a algo de clara connotación
sexual, pero esta vez a Leval le pareció que tenía una intención diferente, más
espiritual. Amatista, con el semblante lívido por la preocupación, les preguntó
a los dioses.
-¿Vosotros sabéis lo que ocurre, verdad? ¿Estamos en
peligro?...
Y para mayor asombro de los humanos fue esta vez
Buruk quién les confesó con inquietud en su normalmente ruda y desapasionada
voz.
- Todo vuestro universo está en peligro, quizá
nosotros mismos lo estemos también.
Amatista y Leval se miraron preocupados. ¿Qué podría ser tan grave que
inspiraba temor hasta a los propios dioses? Mientras tanto, Mazoui llegó por
fin al encuentro de Tom. Éste le aguardaba con Satory en una cafetería de la
nave. Tras abrazarse calurosamente, el recién llegado se disculpó.
-Lamento
llegar tarde. Tenía mucho papeleo.- Pudo pretextar. –
Su visita asintió con gesto de no
dar a eso la menor importancia, pero fue la muchacha la que tomó la palabra.
-Tom me estaba contando como iban las cosas por
casa. Nuestros padres y demás amigos están bien, gracias a Dios. Me ha dado
recuerdos del profesor Tomoe, de Kaori y de su hermano Daniel, Mimet y la hija
de ambos, Mimí. Parece que han hecho grandes avances en sus investigaciones y
continúan con las Fairy Five.- Remachó Satory con una sonrisa.-
- Así es. -Convino el aludido agregando con
desenfado a su vez. – Souichi y Kaori echan de menos a su hija Keiko que se fue
en la SSP-2. Y mi hermano y mi cuñada andan muy metidos en sus cosas, aunque ya
tiene a su hija Mimí y al novio de ésta, Kenneth, para ayudarles.
- Me alegro por ellos. Son buena gente.
Envíales mis mejores deseos cuando hables con todos. - Afirmó su interlocutor
variando de tema.- Bueno Tom. ¿Cómo pudiste ponerte en contacto tan rápidamente
conmigo? – Le inquirió Mazoui.-
Aquello le había sorprendido mucho dado que su
mentor no tardó apenas en devolver la llamada y a tiempo real.
- Mi hijo tiene un móvil de esos especiales, de
su empresa, para comunicarse vía hiperespacial – Le contestó su tío –
- ¿Tu hijo Alan?- Se sorprendió su
interlocutor.-
- No, tu primo Lance, mi otro hijo. Es
consultor financiero y experto en bolsa e inversiones. Viaja mucho y me dijo
que Bios es un buen lugar para invertir ahora. ¡Si incluso nos propuso invertir
dinero para Connie y para mí!, pero le dijimos que no. A nuestra edad no queremos
ese tipo de sobresaltos y aunque no seamos ricos, lo que tenemos nos da para
vivir con tranquilidad. - Se rio él tan francamente que contagió a Satory y a
Mazoui. –
-Bueno- terció ella, todavía risueña, levantándose
de la silla. – Me gustaría quedarme pero debo volver al trabajo. Ya nos vemos
luego, cariño. Adiós Tom, me he alegrado mucho de verte. Da un beso a tu esposa
de mi parte.
El aludido asintió agradeciendo aquellas palabras.
Luego los dos hombres se levantaron para despedirla. Y en cuanto la muchacha se
alejó se pusieron más serios. Mazoui pudo por fin abordar el tema que más les
interesaba a ambos. Con todos los detalles que recordaba explicó a su maestro
lo que había visto y oído. Éste quedó reflexivo y finalmente declaró.
- Es algo bastante grave si el mismo Azraél está
implicado. De lo otro tampoco sé qué podrá significar. Creador, Demiurgo,
suelen ser sinónimos en ocasiones. En fin. Mazoui, debo consultar algunos
libros que he traído, no tardaré mucho. A propósito, ¿sabes dónde se aloja mi
hija? Quisiera verla antes que nada.
- Claro - asintió éste que le dio a su
interlocutor la dirección de Idina en tanto le pedía con una apreciable dosis
de inquietud. - Por favor, lee esos libros pronto, siento que las cosas cada vez
se ponen más serias.- En ese momento sintió una llamada de la esposa de su primo
y así se lo comentó a su mentor. - Amatista me necesita, debo ir para allá –
dicho esto, se alejó y en cuanto estuvo al abrigo de cualquier mirada, se
transportó inmediatamente. -
Tom se quedó allí, durante unos instantes sentado ante la mesa. Pensaba en todo
aquello y cada vez le gustaba menos. No sabía exactamente porqué pero presentía
que algo muy grave estaba próximo a suceder.
-El Demiurgo.-
Se dijo con tono entre atónito y revelador.- Entonces, todo va cobrando
sentido. Ese libro podría ser… ¡claro!
Por su parte Sandy sintió lo mismo, una especie de pálpito que presagiaba
dificultades, también fue a la casa de Leval y Amatista a toda prisa. Mazoui
apareció junto a su primo y la esposa de éste que estaban abrazados. Los
dioses le vieron llegar sin inmutarse, sumidos en sus propios pensamientos. El
recién llegado observaba inquisitivamente a aquellos seres esperando alguna
aclaración de lo que sucedía. Sin embargo, ni se molestaban en devolverle la
mirada. En cambio enseguida fue informado por Amatista y Leval de lo que había
ocurrido y les tranquilizó.
- No temáis, los dioses están aquí para protegeros.-
Confirmó para alivio de su primo y de su amiga. -
-¿Pero de quién? - Preguntó Leval sin comprender
nada. -
- ¿O de qué? No lo sé, he hablado con el Ángel de la
Muerte y él tampoco me lo ha desvelado. – No obstante, al oír esto los dioses miraron
sorprendidos a Mazoui. -
- Si Azraél, que es un ser muy superior a
nuestro señor Georcael, se digna hablar contigo es que la situación es mucho
más grave de lo que podíamos imaginar.- Comentó Zoen aún más preocupada. -
- Debemos decirles lo que ocurre – les indicó Soa a
sus compañeros. -
- Mazoui - le corroboró Amatista a su amigo. -
Te dijo lo mismo que a mí. ¿Verdad?
El marido de joven la miró atónito igual que a
su primo, cuando éste confirmó.
- Más o menos y también que podíamos confiar en los
dioses.
-¿Alguien, por favor, va a explicarme lo que está pasando
aquí? – Les pidió el desconcertado Leval, atrayendo las miradas del
grupo. – Odio no enterarme de nada cuando parece que todos estáis al tanto de
lo que ocurre.
Efectivamente se sentía cada vez más inquieto
y molesto por estar al margen de lo que, al parecer, todos conocían a excepción
de él mismo. Mazoui y Amatista le miraron y ésta última iba a hablar cuando
llamaron a la puerta. Soa hizo un gesto y la abrió, una sorprendida Sandy entró
corriendo en la casa.
-¿Estáis
todos bien?- Quiso saber la recién llegada.-
Se tranquilizó cuando, en efecto,
comprobó que sus amigos se encontraban ilesos. Aunque en ese instante Zoen tomó
la palabra dirigiéndose a ellos.
- Humanos, la situación es muy grave para todos, así
que os vamos a contar secretos sólo al alcance de los dioses, escuchad con
atención...
Todos en silencio se dispusieron a oír las palabras de la diosa que comenzó….
-Veréis…hay cosas que ni tan siquiera nosotros, con
todos nuestros eones de existencia, conocemos del universo…
En la Tierra, tras despertar al día siguiente y despedir a su padre, Lance
permaneció un poco más en la casa en la que vivió desde niño. Al poco su madre
también debía ir al trabajo. El muchacho se despidió afectuosamente de ella con
un beso en la frente en tanto Cooan le decía.
- Hijo mío, espero que no pase tanto tiempo
otra vez para que vengas a visitarnos.
- Eso espero yo también, mamá. – Replicó él con
una sonrisa. –
Madre e hijo salieron juntos, él se brindó a
llevarla hasta su escuela, en cuanto aparcó se despidieron con un fuerte abrazo
y Cooan, mirando fijamente a los ojos de su hijo, remató con tono de voz queda,
casi sonando a confesión, antes de bajar del coche.
- Sabes que te quiero mucho, mi vida. Pero a
veces, no sé, siento como si no estuvieras cómodo con nosotros, como si nuestra
familia fuera algo ajeno a ti.
-No digas eso. No es verdad. Yo os quiero mucho
también, y me gustaría pasar más tiempo con vosotros, de veras.- Le dijo él que
parecía realmente muy sincero cuando agregó con un tono de voz más reflexivo y
algo apenado. – Pero tengo un trabajo muy importante por hacer.
- Hijo, si algo he aprendido en esta vida es
que el trabajo, por importante y bonito que sea, no es tan esencial como la
propia familia y al amor de los tuyos. Tu padre y yo te queremos, cariño,
recuérdalo siempre. – Le susurró su madre que, tras darle un amoroso beso en la
frente, se bajó dirigiéndose para comenzar su jornada. No sin antes volverse
una vez más, sonreírle y añadir, casi con tono de súplica. – Cuídate mucho mi
amor, por favor…
Y al fin se volvió, dirigiéndose hacia su trabajo.
Lance la observó entrar en la escuela y ser rodeada por un montón de críos de
primaria que enseguida se abrazaron a ella. Cooan sonreía, acariciaba el pelo
de algunos o bien se agachaba un poco para hacerles carantoñas a otros,
charlando animadamente con ellos. Al poco rato, dándole la mano a un par de
críos de los más pequeños, tanto ella como el grupito de niños entraron en el
interior. Y el chico, en tanto veía aquello, pensaba en voz alta.
-Sí, mamá. Siempre has sido una mujer admirable,
incluso en la anterior historia de tu vida. He sido muy afortunado al serme
concedida una madre así. Ahora ya no debes preocuparte más, ni tendrás que
intervenir en más luchas, yo me encargaré de eso. Tú disfruta con tus niños, te
lo mereces. Y sobre todo, cuida bien de mis hermanos y de papá…que no haga nada
ni quiera averiguar cosas que estén más allá de sus límites…por favor…
Y tras suspirar durante unos instantes para
controlar su creciente emotividad sacó su móvil del bolsillo y vio que tenía un
mensaje. Enseguida efectuó una llamada. En cuanto su interlocutor le contestó
el muchacho sentenció.
- Se acerca la hora, debemos ir. Sí, ya suponía
que lo sabríais. Pues si podéis, entonces id reuniendo al equipo. Nuestra tarea
está próxima a finalizar…
Colgó y arrancó su veloz deportivo perdiéndose por
la carretera, rumbo a su punto de encuentro…
-Es crucial que lleguemos a tiempo.- Se decía con
creciente inquietud.-
Mientras tanto Tom, antes de visitar a su hija,
estuvo consultando sus libros y al leer algunos de ellos palideció al ir
confirmando sus temores. Entonces muchos de los hechos acaecidos, incluso
bastantes años atrás, comenzaban a cobrar sentido. De hecho, descubrió cosas
sorprendentes...y allí se hacía referencia a ese libro. En un lugar casi
olvidado de los arcanos. Aquello era difícil de creer pero enseguida comenzó a
atar cabos. Ahora recordaba ese sueño que su amigo Roy y él tuvieran hacía
tantos años, cuando vio a Connie en su anterior vida, mucho antes de que
tuvieran que conocerse. ¡Entonces, no fue un sueño! ¿Qué más podría averiguar
de seguir investigando?...Fuera lo que fuese no podía decirle nada a nadie, al
menos por ahora, aquello era demasiado extraño y, en cierto modo, aterrador…
-Tengo que
obrar con mucha cautela, esto no puede ser revelado, no todavía.- Se dijo con
un sudor frío recorriéndole la frente.- Y si acaso alguien debe sufrir las consecuencias…ese
alguien debo ser yo.
Horas antes en Tokio era Usagi la que había despertado de
modo brusco, al igual que Tom, con sudores fríos y también respirando
agitadamente. Su esposo se levantó a su vez de la cama.
-¿Te
encuentras bien?- Quiso saber tomándola suavemente de los hombros.- Podemos
cancelar la reunión.
-¡Ya
están aquí! Los he sentido. - Pudo jadear ella, presa de un temor casi insoportable.- Ha llegado la hora…
-¿Qué
has visto?- Le preguntó Mamoru.-
-Ian
Masters me lo advirtió. Algo ha comenzado a suceder en Bios. Han llegado hasta
allí. El vacío, la oscuridad… y vienen a por ella. Tenemos que avisar al equipo
de intervención.- Repuso la muchacha haciéndose ya más cargo de sus emociones.-
¡Es muy urgente!
Mamoru tomó su móvil y enseguida
mandó varios mensajes de texto, con una sola palabra, tan clara como
inconfundible. Proceded. Y a medida que todos los implicados iban recibiendo
esa noticia dejaban lo que estuvieran haciendo y obedecían de inmediato…
-Hay
que dar la alerta general. Tenemos que reunirnos con todas las princesa
planetarias.- Le comentó Usagi, recordando aquello.-
-Sí.
Ya las he enviado mensajes.- Asintió su esposo.- Todas han confirmado su asistencia.
Vendrán lo antes posible pero algunas están a mucha distancia.
-¿Cuándo
podrán llegar?- Quiso saber su esposa.-
-
Sobre las siete de esta tarde.- Estimó su contertulio.-
-Bien,
eso nos da algunas horas para ir pensando en algo que podamos hacer.- Declaró
Usagi.-
Pese a ello, su marido la contempló
con gesto serio para mover la cabeza y admitir.
-No
hay nada que podamos hacer. Al menos, no todavía.
-Lo
sé.- Suspiró ella, añadiendo.- No me refería a Bios. Eso está fuera de nuestro
alcance. Tendrán que ser nuestros amigos y sus aliados los que se ocupen de
ello. Yo hablaba de nosotros aquí, en la Tierra.
Su marido asintió. Por otro lado, en
el reino de la Luna Nueva, Neherenia consultó el teléfono que tenía para
asuntos terrestres. Había recibido un mensaje. En un principio pensó que
pudiera ser Idina. Aunque enseguida comprobó que no y palideció al ver el texto.
-Ha
llegado la hora. ¡Anaris!- Reclamó a su doncella personal a través de un
interfono.-
Al cabo de pocos minutos, la rubia
joven tocó a la puerta y entró, preguntando.
-¿Me
habéis mandado llamar, Majestad?
-Así
es. Dispón el atuendo que tengo reservado para viaje. -Le ordenó Neherenia.- Y
avisa inmediatamente… aunque se detuvo a mitad de la frase y rectificó, para
proseguir.- No, olvídalo. De eso me ocuparé yo misma.
-¿Mandáis
alguna cosa más, Señora?- Quiso saber la chica.-
-No,
ponte con eso. -Le indicó su soberana.-
La doncella así lo hizo en tanto que
Neherenia envió un mensaje a los ministros y a su Chambelán Mayor. Les ordenaba
presentarse en la sala de juntas de palacio. Ella misma se dirigió hacia allí.
Al cabo de unos minutos, una vez reunidos los notables del gobierno, les expuso
sin rodeos.
-Tengo
una importantísima labor que llevar a cabo. Tendré que marcharme por un tiempo
de la Luna. Caballero De la Lune, como Chambelán Mayor del reino y Canciller, delego
en usted. Ocúpese de las tareas de gobierno durante mi ausencia.
-Bien,
Majestad.- Pudo decir el canciller haciendo una leve reverencia.- ¿Cómo debemos
informar de esto a la población y a las legaciones diplomáticas?
-Una
simple visita de Estado. Iré a afianzar lazos con nuestros amigos de la Tierra
y de Bios.- Replicó la soberana, añadiendo con tono de urgencia.- Apresuraos en
preparadlo todo. Parto de inmediato.
-Siguiendo
vuestras instrucciones para esta contingencia, teníamos ya listos los pasos a
seguir.- La informó el ministro de exteriores.-
-Excelente.
Convocad también a pleno de urgencia al embajador saiyajin.- Les ordenó la
reina.-
-Así
se hará.- Repuso obedientemente el canciller.-
Por su parte, Doran estaba en su
residencia de la Luna, el comunicador que tenía le avisó de un mensaje. Al poco
de leerlo se puso en marcha. Poco después le llamaron de la cancillería del
reino de la Luna Nueva. Su majestad, la hermosa y gentil reina Neherenia,
quería verle con urgencia. No tardó en acudir. En esta ocasión se reunieron en
unas estancias privadas donde solían hablar sin testigos. Ella le comentó.
-Debemos
ir ya…
-Sí
- Convino él.- El resto está dispuesto también. La princesa Seren se nos unirá
de inmediato.
-¿Y
los demás?- Inquirió Nehie.-
-No
tardarán.- Aseguró su interlocutor.-
Al momento, ante ellos se
materializaron las sailor asteroides y Chibiusa. La joven princesa no lucía la
sonrisa habitual que mostraba siempre que iba de visita. Más bien reflejaba
algo de ansiedad cuando comentó por todo saludo.
-Mis
padres os esperan. ¡Venid, rápido!
Sin titubear los requeridos entraron
en el interior del círculo de las guerreras. Éstas volvieron a desaparecer llevándoles consigo…
En una remota zona del interior de
Norteamérica, Deborah Hunter avanzaba con su equipo. Aunque la joven iba algo
atrasada del grupo, subiendo por una ladera montañosa. Kyle iba a su lado. La
muchacha entonces recibió un mensaje en su teléfono especial de contacto. Al
mirarlo suspiró diciendo con tono preocupado.
-Es
el momento. Debo irme…
-No
te preocupes. Nosotros nos ocuparemos.- La animó su compañero.-
-No
me gusta nada tener que dejaros solos en plena investigación contra este tipo
de criaturas.- Repuso ella con malestar.-
-Se
lo explicaré al resto. Tu misión es mucho más importante. Si no tienes éxito
cualquier monstruo al que hayamos combatido no será nada en comparación a lo
que nos aguarda. Al menos, eso nos contó tu amigo. ¿No es así?
La interpelada sonrió, dándole un
beso en la mejilla al chico para agregar.
-Gracias
Kyle. Te debo una...
-A
ver si para la próxima logro que me des un beso más apasionado en otro sitio.-
Se sonrió a su vez él.-
Deborah movió la cabeza. Aquel
muchacho era guapo desde luego, pero no su tipo. Él mismo lo admitió declarando
no sin cierto pesar encubierto en aquel aparentemente jovial tono de voz.
-Ya
lo sé. Los hombres no te van… pero bueno, uno puede seguir soñando… ¿no te
parece?
-Los
sueños son hermosos, pero no son la realidad.- Repuso ella quien se despidió, dándose
la vuelta.- Adiós Kyle. De veras espero que volvamos a vernos….
La joven bajó por aquella pendiente
con cuidado de no caerse y rodar. No sería buena idea comenzar así con su
misión. Al bajar ya a un lugar más seguro enseguida marcó su móvil…
-Estoy
lista, os envío mis coordenadas para que me recojáis.- Indicó.-
A los pocos instantes un grupo de
guerreras formando un círculo se materializo. Eran Chibiusa y las Asteroides.
La princesa urgió a Debbie a entrar en aquel corrillo.
-Mis
padres aguardan junto con parte del grupo…Y tenemos que ir a buscar también a
Sam y Paul.
-Muy
bien.- Asintió Deborah que enseguida se metió en el interior de aquel círculo.-
Desaparecieron de inmediato,
reaparecieron en una tienda que estaba cerrada al público. Allí, los hermanos
Saint- Join aguardaban.
-El
taxi que pedimos.- Sonrió débilmente Paul al verlas aparecer.-
-¡Vamos,
deja el humor inglés para luego que hay prisa! - Le conminó Deborah.-
-¿Y
los otros?- Quiso saber Samantha.-
-Ya
están en la sala de reuniones con mis padres.- Les informó Chibiusa.- Vamos,
entrad en el círculo. El tiempo apremia…
-No
sé si podremos con tantos.- Objetó Sailor Juno.-
-Tendremos
que poder.- Replicó Sailor Vesta.-
-Vamos
a probar.- Las animó Sailor Pallas.-
-Concentraos,
chicas.- Les pidió Sailor Ceres.-
-Adelante.
No os preocupéis. Podremos hacerlo.- Les aseguró Chibiusa, insistiendo a sus
interlocutores.- ¡Entrad!
Los dos chicos asintieron
obedeciendo deprisa. Al instante el nutrido grupo se tele transportó. Con las
sailor Asteroides y su líder jadeando agotadas por ese esfuerzo reaparecieron en una gran sala de juntas perteneciente a la
Masters Corporation. Vieron una enorme mesa de caoba con sillones de cuero, el
típico sitio donde se celebraban reuniones de negocios. Ocupando ya varias de
esas plazas estaban Serenity, Endimión, Seren, Lance, Neherenia y Doran.
Enseguida Deborah, Paul y Samantha se unieron a ellos tomando asiento.
-Gracias,
asteroides, gracias hija. Somos conscientes de vuestros esfuerzos.- Sonrió
Endimión.-
-Majestades.
- Replicaron a coro las sailor haciendo una inclinación.-
-Podéis
retiraros.- Las autorizó Serenity.-
Tanto su hija como el resto asintieron,
tras recobrarse durante unos momentos se tomaron de las manos y desaparecieron.
Fue entonces cuando la futura soberana se dirigió a los allí presentes…
-Ahora
vamos a informaros de lo que deberéis hacer…
-Es
algo de la mayor importancia.- Intervino la Sailor Plutón.-
-Así
es. Por ello, hemos formado este equipo. Sois un grupo de élite. -Declaró
Endimión indicándoles.- Vuestra misión es ir a Bios y hacer todo cuanto esté en
vuestras manos para proteger a la Portadora y al Mensajero.
-¡Perdón,
Majestad! – Inquirió Doran tan sorprendido como la mayor parte de sus
compañeros.- ¿Quiénes son esas dos personas?
-A
su debido momento se os revelará. No es necesario que estéis al tanto de eso
hasta llegar a Bios. Es más, podría ser peligroso para la misión que lo
supieseis antes de tiempo.- Replicó contundentemente Serenity.-
-Entiendo
que debemos ponernos en marcha cuanto antes.- Comentó Debbie.-
-Así
es. La Masters Corporation ya tiene reservada una nave de las más rápidas que
posee.- Les informó Endimión.- Tenéis que abordarla en apenas una hora. En el
astropuerto de Tokio. Os deseamos buena suerte a todos.
Y de este modo el grupo comprendió
que esa reunión había concluido. Guiados por Seren que ya estaba al tanto de
cual era esa nave, se dirigieron al punto de embarque. La guerrera Plutón iba
pensando a su vez en sus propias vivencias.
-Estaré
deseando volver habiendo triunfado. ¡Ojalá sea así!.
Y es que, de un tiempo a esta parte
no se olvidaba de Sean. Al principio ese humano quizás fue algo insistente, pero
le divertía. Le aportaba frescura y algo de entretenimiento para descargar el
ajetreo cotidiano y el peso de sus responsabilidades. Luego le fue mostrando
otras facetas más hermosas. Era un activista convencido en favor de ayudar a
los más necesitados. Además de llevarla a conocer sitios preciosos le estuvo exponiendo
algunas de sus ideas.
-¿Ves?
¡Podríamos hacer mucho por la gente! - Le contaba el chico, con entusiasmo.-
Y es que ese dubitativo y algo torpe
muchacho había ido ganando confianza con
ella a medida que pasaban las semanas. Quedaban varias veces para charlar, él
le contaba todas esas ideas y ella a su vez desahogaba algunas de sus
inquietudes. Por supuesto, sin desvelarle quien era realmente.
-¿Sabes?-
le confesaba ella, estando sentados en un banco, cerca de un parque.- Me gusta
mucho esto, la tranquilidad, y el estar rodeada de naturaleza.
-Sí.
Me sucede lo mismo.- Convino él.-
-Aunque
a veces echo de menos mi casa y a mis padres.- Suspiró sin poderlo evitar.-
Eso la sorprendió, ella era muy
celosa de su intimidad. Y más de cualquier cosa que atañese a la familia. De
hecho, tenía su coartada preparada a un nivel muy básico. Por ello evitaba
siempre hablar de sí misma. Aunque ahora
le salió sin darse cuenta.
-Me
pasa lo mismo. Dime. ¿No vas a ir a verles?- Se interesó él alegando.-
Enseguida será Navidad.
-Sí
claro.- Sonrió levemente Seren.- Supongo que dentro de unos días, cuando
tengamos vacaciones. ¿Y tú?
-Igual.
Quiero viajar a casa y ver a mis padres y a mis hermanas. Tengo dos. ¿Te lo he
dicho alguna vez?
Su interlocutora asintió. Ese chico
le había ido contando bastantes cosas sobre su propia vida. Tenía dos hermanas
pequeñas, una de ellas con discapacidad. Por eso, entre otras cosas, él siempre
quiso ayudar a las personas no solamente en los aspectos económicos sino en los
de la salud y el bienestar. Y claro, pensando en eso, Seren recibió la
inevitable pregunta.
-¿Tú
tienes algún hermano o hermana?
-Bueno,
tengo dos.- Suspiró la chica, uno mayor y otro más joven.-
-Querrás
verles, supongo.- Dio por hecho el chico.-
-Claro.-
Asintió levemente ella.-
Aunque eso sí que era cierto para
uno de ellos, la joven no quería saber nada del otro.
-Bueno,
ellos también podrían venir a visitarte.- Comentó Sean.- ¿Trabajan los dos en
los Estados Unidos?
-Los
dos estaban en casa.- Quiso responder ella de este modo para no tener que
mentir.-
-¿Y
a qué se dedican?- Se interesó el muchacho.-
Aquellas cuestiones comenzaban a
incomodarla. Sin embargo, usó la coartada que tenía preparada para responder.
-Se
ocupan del negocio familiar de nuestros padres. Una tienda. Yo siempre quise
estudiar y salir a ver otros mundos.
-¿Otros
mundos?- Se sonrió Sean, asintiendo al creer entender.- Claro. El mundo del
bullicio de la gran ciudad. O el mundo de la universidad. Te comprendo. Me
pasaba lo mismo. Y ahora lo que echo en falta es a mi familia.
-También
yo quisiera ver a los míos. Aunque ahora…-Se detuvo dándose cuenta de que
estaba dejándose llevar en exceso.-
-¿Hay
algún problema?- Inquirió su contertulio con genuina preocupación.-
-En
fin, supongo que en todas las familias de la Tierra pasará. – Declaró ella
desvelándole.- Mi hermano mayor ha discutido con mis padres, por su papel en
nuestro negocio. Y la cosa ha sido seria.
-Espero
que pueden solucionarlo.- Le deseó el joven.-
-Sí,
creo que ya lo habían hecho.- Musitó Seren bajando la mirada hacia sus propias
manos entrelazadas.-
-Entonces
todo volverá a estar bien. Seguro que se alegrarán cuando vayas a verles por Navidad.-
Quiso animarla Sean.-
La muchacha esbozó una sonrisa
amarga. ¡Si él supiera cual era la realidad! Por fortuna la conversación giró
hacia otros derroteros, cuando su interlocutor le propuso.
-¿Te
apetecería cenar esta noche?
-Claro,
yo siempre ceno.- Contestó ingenuamente ella.-
La carcajada de Sean la dejó algo
sorprendida, aunque luego también sonrió. Se dio cuenta de lo que ese chico
quería decir, aunque él mismo no perdió ocasión de aclararlo.
-Me
refiero conmigo. He descubierto un restaurante italiano muy agradable cerca de
aquí
Y tras sopesar eso durante unos
momentos, ella asintió.
-Estaré
encantada, gracias.
Ahora recordaba aquella cena, fue
ciertamente agradable, ella incluso comenzó a comer más de la cuenta para los
estándares humanos. Lo embarazoso fue cuando el chico insistió en invitarla. La
factura no fue barata y la saiyajin, viendo su honor comprometido, le propuso.
-La
próxima vez, yo invito.
A lo que su contertulio asintió
luciendo una expresión evidentemente feliz.
-Bueno.-
Se dijo Seren en tanto guiaba al resto del grupo hacia la nave que les
esperaba.- Esa invitación tendrá que esperar hasta que volvamos.
A su vez, Debbie estaba realmente
preocupada por la suerte de su hermana Susan. Ella se había marchado de Bios
pero ahora viajaba en esa otra nave, la SSP-2, rumbo hacia lo desconocido.
-Ellos
creen que van a hacia un planeta, pero si esta amenaza continua expandiéndose.
No creo que encuentren nada.- Pensaba no sin temor.-Solamente espero que
podamos ayudar a detenerla, protegiendo a la Portadora.
Y ella conocía bien a esa mujer, la
que presuntamente llevaba al Mensajero dentro de sí. Coincidieron en el
instituto y aunque no comenzaron llevándose demasiado bien, luego las cosas
cambiaron.
-Viniste
a verme para animarme a ir a visitar a Kerria cuando ella estaba tan grave. Y
esa es una deuda que tengo pendiente de pagarte, Amatista.- Pensó entre
agradecida y preocupada, al reflexionar.- Sin embargo, ahora ya no se trata
únicamente de mis sentimientos o de esa deuda. Es todo el Universo lo que está
en juego…
Paul y su hermana también pudieron
intercambiar algunas palabras. Fue ella quien le comentó.
-Tenemos
que asegurarnos de que Cory esté a salvo.
-Sí,
no hay nada que yo desease más que velar por nuestro amigo. Aunque nuestra
misión tiene prioridad. Ya lo sabes.- Le recordó él a su pesar.-
-Lo
sé. Es duro, pero me centraré en nuestra labor. Únicamente rezo para que no le
pase nada. Bueno, ni a él, ni a nadie.- Se apresuró a añadir Samantha.-
Paul asintió, pero él sabía lo mucho
que su hermana había querido a Coraíon, y no como un simple amigo. Tampoco fue
ajeno al dolor que embargó a Sam cuando le vio en brazos de esa otra chica,
feliz y comprometido.
-Lo
lamento muchísimo, querida hermana, pero así tenía que ser.- Pensó mirándola no
sin tristeza.-
A su lado, Neherenia y Doran iban
charlando también. El saiyajin le comentaba.
-Dejaste
todos los asuntos de la Luna en orden, ¿verdad?
-Por
supuesto. No hay nada que temer en ese aspecto, De la Lune se ocupará, como ha
hecho tantas veces antes.- Repuso su interlocutora.-
-Debes
tener cuidado, por competente que ese hombre sea, la Luna necesita a su reina.
Procura no arriesgarte demasiado.- Le pidió él.-
Neherenia le miró no sin
perplejidad, para decir, casi más reivindicativa que agradecida por ese temor.
-¡Soy
Sailor Shadow, una guerrera guardiana de la Luna! Mi deber es protegerla y
luchar contra lo que sea que la amenace. Y esto es una gravísima amenaza, no
únicamente para mi reino, sino para todo el universo. Hare lo que tenga que
hacer. Al precio que sea necesario para cumplir con mi obligación.
-Lo
sé, no deseaba ofenderte.- Se disculpó Doran, para argumentar.- De todos modos,
no sé porqué Serenity y Endimión te envían a
ti también. La Luna está a salvo por ahora, Se encuentra tan lejos de
Bios como la Tierra.
Su contertulia le escuchó
atentamente para contestar con tono más suave y conciliador.
-No
se trata de que mi reino esté en primera línea de fuego o no. En el pasado,
cuando lo necesité, mis amigos estuvieron ahí para ayudarme. Se lo debo. Y
además, ya sabes que esta amenaza es algo tan terrible que no se detendrá en
Bios. Seguirá avanzando y si no hacemos nada por detenerla lo antes posible
crecerá en fuerza. No me sentaré a esperar a que aparezca ante las puertas de
mi palacio.
-Sí,
lo comprendo. Yo actuaría igual. Tienes honor. Eres una gran reina y una
guerrera valiente.- La elogió Doran.- Pocos serían tan decididos como tú.
Incluso entre los de mi pueblo.
-Cremé.-
Sonrió levemente ella ahora para confesar con voz queda.- El valor no tiene
nada que ver con esto. Tengo tanto miedo como cualquiera.
Y lo tenía sí, pero no únicamente de
la posible batalla que tendrían que librar, por su bienestar y el de sus súbditos, sino de sus
propios recuerdos. Cuando llegara a la SSP-1 y paseara por esos lugares que
compartiera con su gran y perdido amor. Aunque, por otro lado, su amiga Idina y
los otros estaban en Bios y no iba a permitir que nada malo les sucediera. No
si podía evitarlo. Por su parte, Doran no podía dejar de admirar a esa mujer.
Enseguida declaró.
-Eres
muy valiente sí. El autentico valor viene de reconocer el miedo y afrontarlo
pese a todo. Así nos lo enseñan en mi mundo.
Desde luego, esa era una de las
lecciones que su propia madre le diese. La noble Seira, la más poderosa de las
mujeres saiyajin tras la princesa Seren y guardiana y consejera personal de su
Majestad la Reina Meioh. Por ello, él sentenció.
-Es
un honor poder luchar a tu lado. Cuenta conmigo siempre.
Así era. No habría peligro que él no
estuviera dispuesto a afrontar al lado de esa joven soberana. Y no era debido
únicamente a su estatus de aliado, ni su condición de embajador. Doran deseaba
protegerla a toda costa y dar su vida para ello si fuera necesario. Y tras recibir el agradecimiento de Neherenia
en forma de sonrisa, los dos siguieron adelante. Por su parte, Lance, cerraba
el grupo centrado en sus propias reflexiones.
-Espero
que todo salga bien. Todavía es pronto, lo sé. La Nada no puede triunfar.- Se
decía, pese a ello con un cierto matiz de inseguridad.-
Y tocó su mochila, palpando aquello
que llevaba en su interior. El arma que él esperaba que fuese decisiva para
rechazar aquella terrible amenaza que se cernía sobre todo y sobre todos. De
este modo, junto con el resto embarcó al fin en la nave que les esperaba y esta
despegó rumbo a su destino.
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