domingo, 6 de marzo de 2011

GWD 20.147. Revelaciones

Idina regresó cansada, otro día más de colegio, los críos eran encantadores pero unos auténticos trastos. Siempre llenos de energía y sin parar. Eran incansables. Y aunque disfrutaba con ellos la agotaban más que una actuación con su antiguo grupo de música o incluso que una de sus salidas como justiciera.



-Será que me estoy haciendo mayor.- Bromeó consigo misma.-



Para colmo tenía cosas pendientes en casa. Limpiar un poco y hasta hacer la cama que se dejó deshecha y con la ventana abierta para ventilar. Una vez terminó con esas faenas estaba recogiendo el salón tras haber limpiado un poco el polvo cuando sonó el timbre. Esperaba que no fuera ningún vendedor. No, no creía que hubiese de esos por la nave. Aunque recordaba que su propia madre le contó que, de jovencita, trabajó como vendedora de cosméticos de puerta en puerta. Justo al poco de convertirse en una humana corriente. ¡Si al menos fuera una colega podría comprarse alguna cremita relajante! Que falta le haría. En fin, fue hacia la puerta. Al abrir le sorprendió mucho ver a su padre. Tom la miró con una amplia sonrisa.



- Hola hija,- la saludó él - ¿Cómo estás?...

- ¡Pero!,- Idina atónita y muy contenta se abrazó de inmediato a él preguntándole con alborozo. - ¡Papá! ¿Qué haces tú aquí?

- ¡Vaya! - Repuso jovialmente Tom tachonando sus palabras con un tono de fingida reprobación. - Esperaba oír algo así como, papá que alegría me da verte....

- Perdona, ¡es que me ha sorprendido tanto!,- se excusó ella alegando todavía bajo los efectos de la alegría y la perplejidad. - No me avisaste de tu llegada, ni siquiera de que tenías pensamiento de venir.

- Mazoui me llamó, necesitaba que le explicase algunas cosas.- Le contó su padre contemplándola orgulloso en tanto añadía. - Él y tu hermano Lance nos dijeron que vas a ser maestra en Bios, ¡felicidades hija! , tu madre y yo estamos muy orgullosos de ti. Pero te echamos mucho de menos. Las últimas noticias que teníamos tuyas nos las dio tu madrina Rei.- Remachó con un ligero tinte de reproche.-

-Sí, lo lamento. - Se excusó la muchacha, alegando con más entusiasmo.- Pero es que estuve muy liada. He tenido que trabajar mucho. Para mí es algo maravilloso, me hacía tanta ilusión ser maestra aquí, papá. Por eso me concentré en estudiar y dar bien mis clases, para presentarme a las oposiciones de las plazas que se van a adjudicar en Bios. Y gracias a Dios me escogieron. – Su interlocutor asintió con gesto afable e Idina le contó a su padre los pormenores de cómo la habían elegido para declarar. - Sólo será cuestión de pocos meses, cuando acabe este curso ya empezaré allí, debo buscarme casa.

-¡Es estupendo, hija! - exclamó Tom. - Si podemos ayudarte en lo que sea, dínoslo, ¿necesitas dinero? Una casa es siempre cara.- Se ofreció solícitamente él. -

- No gracias, papá,- rehusó ella que sabía que, pese a todo, sus padres no eran precisamente millonarios. De modo que afirmó. - De momento me las arreglo bien. Además, para el personal docente como para el resto de funcionarios, las casas son más asequibles. El primer año es sin entrada. Quieren ayudar a todos los que vayamos a colonizar el planeta. Y entre tanto, este apartamento es gratis. No es un palacio pero para mí es más que suficiente. Así he podido ir ahorrando algunos créditos.



            Tom asentía a su hija mientras la miraba bien. Podía constatar lleno de orgullo y amor por ella que ya era toda una mujer. Aunque por otro lado se resistía a eso y trataba de verla como la niña que siempre había sido para él. Le parecía mentira que hacía tan sólo unos pocos años acunase a Idina en sus rodillas o jugase con ella a hacer yudo en el gimnasio. ¡Qué graciosa estaba con tres años y ese pequeño kimono que él le mandó hacer a medida! Pero ahora, contemplándose junto a su hija en un espejo cercano, veía las inequívocas señales del paso del tiempo. Observaba su propio pelo que casi era ya de color blanco por las canas y reparaba en que la muchacha tenía el porte de una autentica señorita. Aquellos detalles le impedían ver las cosas tal y como habían sido. Ahora empezaba a tomar conciencia de los años que habían pasado, le pareció mentira. Hizo memoria sobre la conversación que tuviera con su esposa poco antes de venir a Bios. Hacía tan poco tiempo que Cooan y él se graduaron y comenzaron a vivir juntos. Recordaba al Leval del futuro en el camping, ¡había pasado ya tanto tiempo! También pensó entre otros en su hermano Daniel y en la esposa de este, Mimette, en sus amigos, Zafiro y Petz, o los propios Ail y Ann, Nephrite y Amanda, compañeros de tantas luchas y fatigas, de sus sueños de juventud. Pero sobre todo, recordó con afecto a Roy y a Beruche, así como a Diamante y  a Esmeralda que dentro de muy poco iban a ser abuelos... ¡si! todo eso tenía que haber sucedido. No quería pensar otra cosa, no después de lo que había visto…



-Seguro que es real. No puede ser de otro modo. Tan real como el transcurrir de los años. Sí, el tiempo pasa para todos y no espera a nadie.  Aunque a veces desearía que pudiera pararse un poco para echar la vista atrás. - Reflexionaba con nostalgia meditando con más pesar.- Y todo estaba escrito, así debía ser.

- Papá, ¿en qué piensas?...- Le preguntó la chica que, al mirar a su padre, se quedó algo sorprendida de su expresión ausente y soñadora e incluso algo preocupada que lucía. - ¿Algo va mal?



            Volviendo a la realidad, el interpelado pudo responder con gesto sonriente.



- No. No pasa nada cariño, solamente recordaba algunas de las cosas que he vivido y me he dado cuenta, al verte tan mayor, de que me estoy haciendo viejo.

-¡Qué va!,- repuso Idina. - Para mí sigues siendo el hombre más guapo del mundo. - Aseguró risueñamente la chica dándole un cariñoso beso en la mejilla para proponerle con desenfado. -¿Quieres que salgamos a pasear por la nave? Venga, te invito a un café.



            Tom aceptó encantado, hacía mucho que no tenía la ocasión de pasar una tarde con su hija. De modo que ambos salieron por la ciudad de ese enorme asteroide y fueron a la cafetería que solían frecuentar Idina y los demás. Ellas le fue haciendo de guía y contándole cosas sobre esa gran nave. Charlaron, recordaron, a veces cosas bonitas, otras más tristes y duras. La muchacha sin ir más lejos, hablaba con su padre sobre los últimos meses y le confesaba.



-¿Sabes papá? En cierto modo quise venir a Bios para escapar de la Tierra y de algunos recuerdos que tengo allí.



Y como su padre la miró algo sorprendido, ella le explicó.



-Fue un poco antes de licenciarme, recordarás el concierto que dimos a beneficio de los niños, el tío Roy y tú también cantasteis.

-Sí hija - sonrió él. Aquello le hizo mucha ilusión y le constaba que también a su amigo Roy y así lo admitió. – Recordamos por unas horas aquellos viejos tiempos nuestros en la facultad. Fue maravilloso, como rejuvenecer por una tarde.

-No sé si mamá te contó algo cuando estuvo hablando conmigo antes de comenzar. – Musitó la chica que parecía ahora algo más abatida. –

-No, pero dime, hija ¿Qué pasó allí? – Quiso saber él que ahora se inquietó al verla de esa forma. – Te noté algo rara, pero no supe el porqué.



            La joven se tomó unos instantes para contestar. Aprovechando que estaban cerca de la cafetería, tomaron asiento en unas sillas de allí, ocupando una mesa. A los pocos segundos una camarera se acercó a tomarles nota.



-¿Qué van a tomar?- Quiso saber una menuda muchacha de cabellos castaños.-

-Tráigame un café con leche, por favor.- Le pidió Tom.-

-A mí otro, si es tan amable.- Añadió Idina.- Con unas pastas.



Esa joven asintió y se alejó, Tom se centró nuevamente en su hija quien se atrevió a confesar.



-Tuvimos que luchar contra unos tratantes de niños. Había un desalmado que pegaba a la pequeña Patty. La niña que iba a la escuela donde yo hacía prácticas. Además, obligaba a prostituirse a su madre y a una amiga de ésta.

-Sí hija, algo de eso sé. Me lo contaste – Admitió él con tono consternado. Agregando con mejor talante. – Pero, por fortuna todo se arregló. Tú las ayudaste a comenzar una nueva vida y me siento muy orgulloso de ti por eso.



            Aunque la muchacha no sonrió como él hubiese esperado que hiciera. Más bien bajó la cabeza y apenas pudo musitar.



-Pero lo que no te dije entonces es que, para encontrar a Patty, casi llegue a matar a ese tipo. – Le confesó su hija ahora con los ojos llorosos. – ¡Vi como las maltrataba! Tenía tanta rabia y tanto odio contra él dentro de mí, que de no ser por Nehie, le habría abrasado sin dudarlo con una de mis flechas.



Tom acarició la mejilla de su hija y le enjugó una lágrima para responder, tras esbozar una sonrisa de afectuoso apoyo.



-Sé lo que es luchar contra seres despreciables y te diré que a todos nos ha sucedido alguna vez. Durante la batalla que libramos el día de la vuelta de los demonios al mundo tuvimos que matar a muchos de ellos.- Admitió a su vez para sentenciar. - E incluso a humanos que pertenecían a esa secta. Yo mismo tuve un duelo a muerte contra su líder. Y como ves sigo aquí. Eran ellos o nosotros, hija. No hubo opción… Ahora sé que eso debía de pasar.

-Pero en mi caso ese tipo no era rival para mí. –Opuso la compungida Idina. – Yo no tenía que luchar por mi vida…

-No - la detuvo amablemente Tom posando un dedo sobre los labios de la chica para aseverar. – Pero luchabas por la vida de esa niña. Por su futuro y por su bienestar. Te conozco, sé cuán puros son tus sentimientos y el amor que tienes por los más pequeños. Y puedo comprender como debió de enfurecerte aquella situación.

-¡Estuve a punto de matarle a sangre fría! Y luego a ese otro tipo del garito aquel. El que estaba con los niños. – Estalló la chica balbuceando entre lágrimas. – Si lo hubieses visto…era tan repugnante que yo…



Su padre se levantó de la silla y la abrazó con ternura, tratando de no llamar mucho la atención de otras personas sentadas en las demás mesas. Y susurró afectuosamente al oído de la pobre muchacha.



-Sea como fuera, no lo hiciste. De haber querido matarle realmente Nehie no hubiese podido impedírtelo. Deja de torturarte ya por eso. Te aseguro que todos tenemos cosas que lamentamos y de las que nos arrepentimos, pero debes mirar hacia el futuro. Ahora eres feliz aquí, tienes unos maravillosos amigos y vas a hacer grandes cosas por los peques de este mundo. Únicamente piensa en eso.

-Gracias papá. Que me digas eso significa muchísimo para mí. - Musitó ella con reconocimiento en la voz. –

-En esa terrible situación todos habríamos actuado igual que tú. O puede que peor. – Aseveró él. -



Ella se enjugó por fin las lágrimas y sonrió visiblemente aliviada, para pasar a decir.



-Estaba esperando el momento de poder contártelo. Por una parte sufría por ocultártelo, pero por otra, tenía miedo de que creyeras que me había vuelto una especie de monstruo.

-¿Cómo iba a pensar eso de ti, cariño? No olvides que tu madre y yo te conocemos desde que naciste.- Sonrió su padre sosteniendo el rostro de la chica entre sus manos con afecto. – Tú jamás podrías ser un monstruo.

-¿Sabes que es lo que más miedo me dio, lo que verdad me hizo recapacitar?- Le preguntó ella y como su padre movió negativamente la cabeza, la chica le desveló. – Como te he dicho, estábamos rescatando a unos niños de un sótano donde estaban encerrados con un pervertido. Neherenia le dejó sin sentido pero cuando íbamos a sacar a esos niños de allí, despertó. Cuando vi a una de las niñas, la forma en la que la había vestido y como ella estaba dispuesta a dejarse hacer por él… ¡qué sé yo...cualquier cosa!… no pude controlarme. También golpeé a ese tipo, pero no simplemente para castigarle,  estaba decidida a matarlo. - Aquellas palabras le salían con dificultad, casi le fallaban las fuerzas pero Idina se forzó a proseguir ante la atenta y comprensiva mirada de su padre. - Pero Nehie se interpuso una vez más y me pidió que mirase a los niños. Yo creía que era solamente por el hecho de que no debía ejecutar a ese desalmado en su presencia. Pero cuando dirigí mi mirada hacia ellos y me encontré con sus ojos me horroricé. Ellos no le tenían miedo a ese pervertido, ¡estaban asustados de verme a mí! De observar a aquella mujer armada con un arco de fuego que estaba a punto de asesinar a un hombre. No sé qué debieron pensar. Cuando quise darme cuenta…de… que estaba… ¡dando ese ejemplo tan horrible a los niños!…Que todo el odio que sentía contra ese repugnante pervertido estallase delante de ellos. Eso era ir en contra de todo lo que siempre me ha importado, papá. De todo cuanto me habéis enseñado mamá y tú. Sentí que iba a perder mi alma.

-Sin embargo, eso sirvió para que volvieses en ti. – Afirmó su padre tomándola suavemente por los hombros ahora para añadir animosamente. – ¡Tú siempre serás mi niña! Te quiero con toda mi corazón, hija. Y confío ciegamente en ti. Estoy totalmente seguro de que siempre elegirás el camino correcto. Tanto tu madre y yo siempre hemos estado, estamos y estaremos muy orgullosos de ti, de la niña que fuiste y de la mujer tan magnífica que has llegado a ser. Unos padres no podrían pedir más. Recuérdalo siempre, pase lo que pase, te querré…como quiero también a Alan y a Lance. Y si algún día tienes hijos quiérelos igualmente, compréndelos y apóyalos. Sean como sean. Nunca dejes de amar a los tuyos…Y jamás pierdas la fe en ellos, ni tus ganas de vivir y de ayudar a otros, cariño.



Los ojos de la muchacha brillaron de alegría y emoción, se abrazó de nuevo a su padre. Él nunca le había fallado, lo mismo que su madre, los dos habían estado ahí para animarla siempre. Y desde muy pequeña le dijeron que, fuera cual fuera el problema que la inquietase, no dudara en acudir a ellos, que siempre la escucharían. Y así había sido. Aquellas palabras le recobraban del todo el ánimo. Ahora se sentía capaz de emprender cualquier cosa. Aunque todavía tenía algo que decir, y no sabía qué podría suceder.



-¡Vamos cariño! – La animó Tom con patente afecto. – Todo eso ya pasó. Debes dejarlo atrás y concéntrate en tu vida y tu futuro.

-Lo cierto es que no quisiera tener que volver a pasar por eso jamás. Por eso, en parte, quise venir a este mundo. Era como dejar aquello atrás. – Afirmó la muchacha agregando no sin pesar. – Lo siento, papá. He pensado en dejar de ser una justiciera. No quiero tener que tomar ese tipo de decisiones otra vez. No deseo convertirme en el juez de nadie nunca más.

-Lo entiendo, hija. - Pudo decir su padre compadecido del sufrimiento y del pesar que la pobre chica tuvo que haber soportado entonces. – Lo comprendo muy bien.

-Pero ¿Qué pensará mamá?- Le inquirió ella con desazón. – Creerá que la he traicionado. Que abandono su legado y el de las tías.



Su padre la miró con afecto y negó con la cabeza para sentenciar.



-Tu madre lo comprenderá perfectamente. Tus tías igual. Es más, en nuestro caso nosotros nunca quisimos que esta carga pasase a ti, cariño. Sabes bien que fueron las circunstancias. Tú ya has hecho mucho por la gente y has probado lo magnífica justiciera que eres. No nos debes nada, ni a mí, ni a tu madre, ni a tus tías, ni a ninguna de las guerreras.  



            Y al hilo de ese recordatorio, la muchacha musitó.



-No me atreví a decírselo a la madrina Rei. No quería llegar a disgustarla o a decepcionarla con una cosa así.- Afirmó la joven con pesar.- ¿Qué dirá cuando se entere?



            Tom sonrió ligeramente moviendo la cabeza despacio, posó sus manos en los hombros de su hija y le aseguró con firmeza y afecto.



-No sucedería nada de eso, cielo. Hasta tu madrina Rei te diría lo mismo que yo. Si deseas dejar de actuar como justiciera tienes todo el derecho del mundo a hacerlo, a vivir una vida normal y ser feliz. Ya has cumplido con creces lo que cualquiera de nosotros podría esperar de ti en ese aspecto. Díselo y Rei será la primera en apoyarte. Además, tú no eres una sailor, no tienes ningún juramento que mantener, ni que te ate con la reina Serenity, ni con nadie, más que con tu propia conciencia. Y como ya te he dicho, puedes tenerla muy tranquila, mi amor.



Idina asintió, recordó también el agua de la Luna que la reina Serenity les enviase a Nehie y a ella a través de aquella cría, así se lo desveló también a su padre. El mismo Tom complacido entonces, añadió.



-¿Lo ves? Si hasta la misma Serenity comprendió por lo que pasaste. Y lejos de reprocharte nada confió en ti. Cree tú también en ella. La reina es muy sabia.

-Sí, ella me ayudó a sanar mi espíritu. Pero si algún día llego a tener una hija, yo jamás le daría esto. – Aseveró empuñando la piedra que llevaba colgada al cuello. – Al menos si puedo evitarlo. Y no quiero que penséis mal… Es solo que no desearía que ella llegase a tener que actuar como yo me vi obligada a hacer.

-Cariño. Te repito que nadie pensaría mal de ti. Y cualquiera diría lo mismo. Tu propia madre sufrió mucho cuando se vio obligada a que darte el relevo, pero no tuvo otra opción entonces. Eso tenía que ser así. Y cumpliste mucho mejor de lo que nadie podría haber sido capaz de imaginar. - Terció su interlocutor con tono conciliador. – Por eso insisto. No seas tan dura contigo misma, olvida esa mala experiencia. Verás que cuando pasen los años todo tendrá otra perspectiva. Ahora dedícate a tus peques y a ser todo lo feliz que puedas. ¡Ah! - remachó Tom con jovialidad tratando de enterrar aquello de una vez por todas. – Y a ver si en la próxima ocasión que vengamos a verte nos presentas a algún novio.



Eso logró al fin arrancar la sonrisa de su hija. Idina movió la cabeza para replicar incluso divertida ahora.



-¡Papa! ¡No tengas tanta prisa! Deja que al menos me asiente en el planeta.

-Bueno, tu hermano Alan parece ser muy feliz con Naya en la Tierra. Quizás dentro de poco tengamos alguna celebración.

-Sí, ¡ojalá! – suspiró la muchacha que aún recordaba lo maravillosa que fue la boda de Amatista y Leval, de modo que inquirió. – ¿Y qué pasa con Lance?



Aquí se apagó algo la sonrisa de su padre. Aunque de buen talante replicó.



-Estuvo cenando con tu madre y conmigo el otro día. Justo antes de venirme para Bios. Me pidió que te diera muchos recuerdos. No sé, hija. Tu hermano siempre ha sido muy reservado. Trabaja mucho y no se para en un sitio fijo. El hecho es que no sabemos nada de su vida. Ni de lo que hace por ahí.

-Lance siempre ha sido muy independiente y bastante impenetrable. – Afirmó Idina, que, pese a todo, sonrió afirmando convencida. – Pero sé que nos quiere tanto como nosotros a él. – Y tras mirar a su padre divertida añadió. - ¡Anda papá! No tengas tanta prisa por convertirte en abuelo. Si ya tienes unas bonitas canas, ja, ja…



            Él sonrió abrazando a su hija. Curiosamente comentó, divertido.



-No sé por qué, pero me ha venido a la mente una canción.

-Tú siempre tienes canciones en la cabeza.- Sonrió la muchacha.-



            Tom no dudó en sacar su teléfono y buscar un antiguo video clip en internet.

Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora



Sí cariño



Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora



-¡Es algo pintoresca, pero me gusta!-Comentó Idina en tanto escuchaba.-



Buscando algo de inspiración
Hice mi camino hacia la noche
Toda esa mie*** de conversación
Pues bien cariño, ¿no puedes leer los signos ?



-¡No la creo muy propia de ti, papá!- Se rio Idina.-

-De hecho, era más del gusto de tu tío Roy. A él le encantaba.- Admitió su divertido interlocutor escuchando a su vez.-



No te aburriré con los detalles, cariño
Incluso yo no quiero perder el tiempo



Déjanos simplemente decir que tal vez
Tú podrías ayudar a aliviar mi mente
Cariño, no soy el señor Correcto



            En ese instante Tom pudo ver unas imágenes en su mente. Aparecían unos extraños individuos, tres hombres y dos mujeres, que tenían enormes poderes.



Pero si tu andas buscando amor rápido
Si eso es amor en tus ojos
Es más que suficiente


Si tuviese algo de mala suerte
Así que amor rápido es lo único que tengo en mi mente

¿Qué es lo que hay que pensar ?



-Esos son…los dioses…- Pensó perplejo en tanto su hija continuaba prestando atención a esa canción.-



Buscando algo de afirmación
Hice mi camino hacia la noche

Mis amigos trajeron a sus mujeres
Todos están teniendo bebes
Pero yo simplemente quiero tener algo de diversión



No te aburriré con los detalles, cariño
Incluso yo no quiero perder el tiempo


Déjanos simplemente decir que tal vez
Tú podrías ayudar a aliviar mi mente
Nena, no soy el sr. Correcto



            La imagen de un tipo con perilla montado en un extraño sillón volador le sorprendió. Se parecía mucho al protagonista del vídeo…



Pero si tu andas buscando amor rápido
Si eso es amor en tus ojos
Es más que suficiente



¿Qué es lo que hay que pensar ?
Consíguete unas lecciones en el amor



A falta de seguridad
Hice mi camino hacia la noche


El estúpido Cupido me sigue llamando
Pero no veo nada en sus ojos
Extraño a mi chica
Extraño a mi chica, ¡oh sí!


-Ese individuo es…-Musitó.-

-Papá.- Sonrió Idina.- ¿En qué estás pensando?

-¡En que no me gustaría verte salir con un tipo como el de esta canción! - Pudo replicar él con humor pese a todo en tanto concluía la música.-

-No te preocupes, no lo haré.- Le aseguró jocosamente la muchacha.-



¿Así que por qué no hacemos un espacio en mi BMW, cariño ?
Buscando alguna tranquilidad mental


¡Hey!, yo te ayudare a encontrarla
Creo que estamos practicando la misma religión
Realmente debes levantarte ahora…

Eso es…



Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora

Buscando algo de información…

Realmente debes levantarte ahora



Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora

Tengo que levantarme ahora…



(Fast Love. George Michael. Crédito al artista)



-Debo admitir que el tío Roy y tú siempre habéis tenido buen gusto para la música.- Afirmó Idina.-

- Y tus primas y tú, nos habéis mejorado.- Afirmó su padre con evidente orgullo.-



La muchacha sonrió halagada y tras oír aquel antiguo tema caminaron de regreso al apartamento de ella. Tom la acompañó hasta su casa despidiéndose de su hija. Volvía hacia su habitación del hotel pensando en esas extrañas visiones.



-Ellos deben ser los que han venido a ayudarnos.- Se dijo.- Tengo que leer más…quizás luego.



Por el momento lo dejó estar, esbozando una amplia sonrisa, feliz de que su pequeña estuviera mejor e ilusionada por su proyecto de vida cuando de pronto recordó alarmado.



-¡Maldita sea! , me había olvidado completamente de Mazoui....



            Pero mientras Tom se ponía al día con su hija, su sobrino, junto con el resto, aguardaba con mucho interés las palabras de Zoen. La diosa no se hizo esperar.



- Veréis - explicó ésta. - Nosotros somos dioses. Tenemos un nivel muy superior al vuestro porque en nuestra mayor parte somos energía. Pero existen seres aun más evolucionados y perfectos que nosotros. Georcael, por ejemplo, es nuestro dios superior. Él a su vez tiene otros dioses por encima, que a su vez responden ante otros.

- Y ¿eso no tiene fin? - Inquirió Leval con gesto atónito. -

- No podemos responder a eso. - Terció Dialen uniéndose a la explicación, tras aparecer de improviso. -No sabemos cuantos dioses habrá, sólo que el Creador está por encima de todos nosotros.

- El problema es que hay una amenaza que no sabemos si puede llegar a ser peligrosa para el mismísimo Creador.- Agregó Redan, también apareciendo ante ellos súbitamente. -

-¿Pero cómo puede ser eso?,- preguntó Mazoui sin poder creer una declaración semejante. - ¿Cómo podría algo amenazar al mismísimo Creador?..

- No estamos seguros, es algo que sobrepasa nuestro entendimiento.- Confesó Georcael. -

- Si es algo tan trascendente. ¿Por qué van tras nosotros que somos tan insignificantes? – Quiso saber Sandy de forma algo capciosa. -

- Uno de vosotros tiene algo que les inquieta. - Repuso Buruk sin parecer reparar en ese tono ni en su intención. -

-¿Qué podemos tener que haga preocuparse a unos seres tan terribles? - Inquirió Leval sin comprender. -

- El Mensajero del Creador.- Repuso Dialen señalando a Amatista que se miraba sorprendida. - El que llevas dentro de ti...

-¿Qué? ¿Qué significa eso? – Balbuceó la atónita muchacha para preguntar. - ¿Tiene que ver con mis sueños?...

- El mismo Azraél se ha puesto en contacto contigo,- le dijo Georcael - no lo hace con cualquiera, eso te lo puedo asegurar...ni yo mismo puedo verle si él no lo desea...

-¿Tan poderoso es? - Le preguntó Leval asombrado. -

- Es uno de los Siete Ángeles Superiores,- les contó Georcael. - Los primeros que hizo el Creador...

- Yo hablé con él - intervino Mazoui corroborando estas palabras con un tono de admiración.- ¡Es impresionante y tan magnificente! ¡Su sola presencia hacía estremecer mi alma! Comparados con él te aseguro que no somos nada.



            Sandy, Leval y Amatista se miraron perplejos, estaba claro que allí se movían fuerzas que estaban mucho más allá de su comprensión y de su alcance. Si las aventuras que habían vivido en el pasado les parecieron difíciles, ahora veían que realmente no habían sido nada más que un entrenamiento comparado con lo que les aguardaba.



- Nuestra misión es proteger a la portadora del Mensajero. - Les desveló Zoen agregando con un toque de inquietud en su voz que los humanos hasta entonces desconocían.  - Hasta ahora creíamos que nuestra mera presencia bastaría para ello, pero ahora no estamos tan seguros...

- Espera un momento,- le pidió Leval sin poder creer lo que oía -, ¿qué quieres decir con eso?...



            En ese instante los dioses se miraron entre ellos, parecían sorprendidos.



-Esa canción.- Musitó Buruk.-

-Sí, es una señal.- Terció Dialen.-

-¿Tú que crees, Zoen?. – Quiso saber Soa.-

-Aguardad. ¿Qué ocurre?- Quiso saber Leval.-

- Creo que debemos irnos ya.- Le contestó Zoen a su compañera, volviendo de pronto a su costumbre de ignorar a los humanos. -

-¡No, no os iréis hasta que nos los expliquéis del todo!- sentenció su interlocutor que ya estaba irritado ante ese continuo juego del despiste. -



Y como la diosa no parecía prestarle atención, el muchacho se abalanzó sobre ella para atraparla. No obstante su objetivo se desintegró en multitud de gotas de agua ante la sorpresa de Leval que aterrizó bruscamente contra el suelo.



- Zoen. También lo he escuchado. Tenemos tiempo. Ahora no es momento para juegos, responde. - Le ordenó serenamente Georcael y la diosa adoptó de nuevo su forma humana. -

- Perdóname señor, está bien - se disculpó ésta que añadió a desgana dirigiéndose a Leval. -Humano te diré lo quieras saber...pregunta...



            Pero el asombrado chico ahora la miraba perplejo sin saber que preguntar. La diosa le observó con indiferencia declarando con visible impaciencia también...



-¿Ahora no quieres preguntarme nada? Decídete. Si no me marcharé...

- Yo lo haré - intervino Mazoui que tomó la iniciativa ante la dubitativa expresión de Leval. - ¿Cómo sabremos si esos seres están cerca?

- Tus amigos los han sentido.- Repuso Zoen. - Tú mismo lo has hecho, de lo contrario no habrías venido. El problema no es que sepáis si están cerca, sino que ellos os descubran a vosotros.

- Para eso nosotros trataremos de confundirles. - Añadió Buruk. -

- Humana -  terció Soa que se dirigió serenamente a Sandy. -Si te atacamos fue para distraer su atención...y porque no sabíamos seguro si tú tendrías al Mensajero.

-Sí, notamos en ti un aura diferente al del resto de las hembras de tu especie.- Constató Dialen.-

- No os preocupéis. Lo entiendo - repuso la aludida en tono conciliador. -

-¡No nos preocupamos! -  rio Soa, al parecer sin importarle en absoluto. -

- Ya - dijo lentamente Sandy con expresión algo desconcertada. - Bueno, sólo era una forma de hablar...

- Debéis disculpar a Soa y a todos sus compañeros en general,- les pidió Georcael. - Sé que el Creador ama a todas sus criaturas. Eso me han dicho los dioses superiores, de modo que debemos respetaros, aunque para ellos eso es difícil de asimilar.

- Eso mismo dije yo - convino Redan -...pero mis colegas no están habituados a tratar con formas de existencia como la vuestra. El recuerdo de como sois hace ya mucho que desapareció de ellos.

- Bueno,- suspiró Leval tratando de conciliar las cosas. - Supongo que nos consideramos muy extraños e incomprensibles mutuamente.

- Sí, eso debe ser – afirmó el jefe de los dioses que añadió en modo más reflexivo -...creo que debemos dejaros. Trataremos de borrar vuestra presencia para esos seres y de confundirles en el espacio- tiempo.

- Una pregunta más...- terció Mazoui - ¿Quiénes son esos seres? ¿De verdad que no podéis decírnoslo?...

- Nosotros mismos no sabemos exactamente lo que son o lo que no son – admitió enigmáticamente Georcael para agregar.- Hasta que podamos rechazarles intentaremos ganar tiempo…



Y sin más, desapareció en su sillón, los dioses hicieron lo propio. Mazoui y los demás guardaron silencio durante unos instantes, estaban pensativos cuando sonó el vídeo teléfono. Leval lo contestó.



-¡Ah!, hola tío Tom, me alegro de oírte. No todo lo bien que nos gustaría, gracias. Ya te contaré… ¿Mazoui? Sí, está aquí. Enseguida te lo paso.



Leval le cedió el teléfono a su primo que pudo escuchar la voz de su maestro.



- Lo siento, Mazoui. He estado con mi hija y se me ha ido el santo al cielo.- Se disculpó Tom para pasar de inmediato al tema que les interesaba a ambos. - Verás, he estado leyendo mis libros y consultando varias fuentes esotéricas. Todo hace presagiar que algo muy importante va a pasar, muchas profecías antiguas se cruzan en esta era, ¡en este año! ¡Algo trascendental ocurrirá!

- Pero ¿qué...?.- Preguntó Mazoui casi perdiendo la paciencia por la curiosidad, lo mismo que el resto. - ¿Qué será?

- Creo que es una gran revelación - repuso su mentor en artes esotéricas con mucha seriedad. – Alguien se mostrará al mundo, casi al universo entero, y un enviado vendrá…

-¿De quién, del Creador? - Exclamó Mazoui perplejo haciendo que todos le mirasen sorprendidos. -

- O de alguien muy poderoso a su servicio que tendrá grandes facultades para unir los diferentes planos de existencia. Para dar luz a todas las dimensiones y textualmente para sacarnos del olvido. Sobre esto último hay muchas cuestiones que formularse y que no comprendo. Intentaré averiguar algo más si me es posible.- Aseguró Tom que se despidió de su discípulo dándole recuerdos para todos y colgó. -



            Cuando el atónito chico les desveló la conversación a sus amigos todos miraron al vientre de Amatista, ella se lo acarició en un acto reflejo, sobrecogida por una sensación de gran preocupación y temor.



- Pero, ¿por qué yo? - Musitó ella con voz temblorosa. - Yo no soy nadie, nadie para merecer una responsabilidad así,…

- Amatista,- le dijo Sandy con suavidad en tanto pasaba un confortador brazo por los hombros de la muchacha. - Es el Creador el que decide esas cosas. Solamente sé que eres de importancia vital, no sólo para nosotros y la humanidad entera, ¡sino para todo el Cosmos!

-¡Dios mío, Leval, tengo mucho miedo!- balbuceó ella temblando visiblemente. -Por nuestro bebé, por lo que esté destinado a hacer, y sobre todo por esos seres que le buscan y que quieren hacerle daño.

- Cariño. - Pudo susurrarle su esposo que abrazó a la muchacha y la tranquilizó con el tono más amable y seguro que pudo, a pesar de que él mismo se veía rebasado por todo aquello. - No debes tener miedo, al contrario, tienes que estar muy feliz. Cuando nuestro bebé nazca estoy seguro de que le criaremos como a cualquier otro niño. No sé lo que estará destinado a hacer, pero será nuestro hijo, eso es lo más importante. Y le protegeremos de cualquier cosa.

- No te preocupes, Amatista.- La tranquilizó Mazoui - todos estaremos a tu lado...

- Es algo maravilloso lo que te va a ocurrir.- Añadió Sandy. - Tú tienes un corazón puro, no temas...el Creador no hace las cosas de forma rimbombante, ni como tú te imaginas. Estoy convencida de que  todo será muy normal, tu hijo será tu hijo...

- Nada ni nadie le hará daño.- Eso te lo puedo asegurar. – Insistió su esposo apretando un puño y elevándolo para sentenciar. – No mientras yo pueda impedirlo.



Sin embargo, tras aquellas decididas palabras hubo un denso silencio, realmente aquello sonaba bien pero habida cuenta de las circunstancias. ¿Podrían realmente hacer algo si llegaba el momento?



- Creo que será mejor que os dejemos solos. - Propuso Mazoui para romper esa atmósfera de tensión. - Los mismísimos dioses vigilan, estaréis seguros...

- Gracias por todo.- Les dijo Leval verdaderamente reconocido por tener tan buenos compañeros y camaradas -...

- No, no nos des las gracias, para eso están los amigos.-  Corroboró Sandy que tras darle a Amatista un cariñoso abrazo a modo de apoyo, se marchó junto a Mazoui. -



            La joven pareja de esposos permaneció un largo rato abrazándose, ella le miró con mucha ternura y Leval la acarició el pelo mientras aseguraba de nuevo si cabía con mayor énfasis y tono protector.



- No temas por nada, siempre estaré a tu lado, nada ni nadie te hará ningún daño. Ni a ti, ni a nuestro hijo. Todo irá bien, te lo prometo.

- Mi madre lo sabía, estoy segura. Esos recuerdos que tenía, que le fueron aflorando. - Comentó Amatista con voz reflexiva. - Ella lo vio cuando estuvo en el limbo, ahora sé quién se lo dijo, fue el Ángel de la Muerte.

- Quizá todo estuviera dispuesto para que haya sucedido así desde hace mucho tiempo antes de que nosotros naciéramos.- Conjeturó Leval. - Nuestros padres mismos, por lo que nos han contado tuvieron otra vida. Mis padres se conocieron de nuevo pese a que les separaban lugares y épocas diferentes. Los tuyos se reunieron en los mismísimos infiernos y lograron volver juntos. Y esos seres tan poderosos debieron de intervenir para hacerlo posible de algún modo. Para mí está claro que ambos teníamos que nacer y conocernos, enamorarnos y tener este niño...

- Sí - sonrió ella ahora más relajada e incluso jovial al agregar. - Nos enamoramos... ¡menos mal que insistí tanto!, porque de ser por ti el destino lo habría tenido muy difícil...

-¡Ay, Amatista! - sonrió Leval divertido por aquella cariñosa puya y acurrucándola con suavidad - ¡Qué mala eres a veces! Pero tienes razón, cariño. Nunca te rindes.  ¡Por eso me gustas tanto!... ¡Por eso te quiero!...



            Ella se sintió mejor con aquellas palabras y se dejó estrechar en los brazos de su esposo. Ambos se besaron y permanecieron juntos durante un buen rato, pensando en el futuro que les aguardaría a ellos y a su bebé. Un futuro que cada uno anhelaba bello y feliz para él. ¡Ojalá que fuera así! Al menos lucharían con todas sus fuerzas y contra quién o lo que fuera que lo amenazase, para conseguirlo. Mientras tanto, Mazoui regresaba con Sandy.



-Captaré la energía del primo Coraíon y te llevaré con él. ¿Te parece?- le consultó a su amiga.-

-Sí, muchas gracias.- Repuso ella quien, con tono muy preocupado ahora, le preguntó con visible desasosiego.- Oye Mazoui, realmente ¿qué es lo que nosotros podemos hacer?. Si esos dioses lo ven tan difícil y peligroso. ¿Cómo vamos a poder proteger a Amatista y a su bebé?.



            Y tras dar un largo suspiro, su contertulio tuvo que admitir a su pesar.



-Sinceramente, no lo sé. Lo único de lo que estoy seguro es de que estaré ahí cuando me necesiten. Ya veremos lo que hacer cuando la ocasión se presente.



            Sandy asintió, su amigo entonces la tomó de una mano y se llevó el dedo índice de la otra a su frente, captó la energía de Coraíon y se transportó. Tras aparecer junto al chico, éste le saludó.



-Hola primo. ¿Va todo bien?- Quiso saber.-

-Las cosas se han complicado. Sandy te contará. Yo tengo que irme con Satory.- Fue su lacónica respuesta, para con mejor talante, desearles.- Descansad bien, cuidaos, hasta mañana.



            Dicho esto desapareció. Coraíon se quedó mirando a su prometida quien sencillamente bajó la mirada con evidente inquietud. Por su parte, Mazoui se concentró en la energía de su novia y se transportó a casa de Satory. Una vez la saludó con un beso le contó lo ocurrido. La chica escuchaba asombrada.



-¡Dios mío! ¡Es algo tan difícil de creer!... ¿Qué podremos nosotros contra esos seres si ni los mismos dioses pueden hacer nada?- Preguntó  Satory muy inquietada. -

- Pues lo que acabas de decir. Nada, sólo esperar a que Amatista tenga su hijo y estar a su lado todo lo posible para ofrecerle nuestra ayuda y apoyo moral si lo precisa, a ella y a Leval. Y rezar. - Contestó resignadamente Mazoui. -

- Lo estaremos. Te lo prometo, cariño.- Aseguró su novia decidida a auxiliar de cualquier manera posible a sus amigos. – Al menos tendrán nuestro apoyo moral.



            A su vez Sandy le contó lo sucedido a Coraíon, él también reaccionó igual que el resto, atónito y preguntándose como podría ayudar ante un reto que sobrepasaba en tanto sus poderes y su comprensión.



-Y mis padres vendrán en pocos días invitados a la inauguración oficial de la calle. – Suspiró todavía sin poder creer aquello. – Todo se junta… Espero que esas cosas o lo que sean, no aparezcan entonces.

-No temas. Todo irá bien, no sé por qué pero estoy convencida. – Le animó su novia abrazándole por detrás con afecto. –



Coraíon asintió y librándose suavemente de ese abrazo se giró para susurrar.



-Si tú lo dices yo lo creo. Me basta con tenerte a mi lado para ser optimista.



Tras esa declaración no dudó en besarla. Ambos se tumbaron sobre la cama y se entregaron a dedicaciones más agradables para terminar ese ajetreado día…



Y, fieles a su palabra, los dioses mientras vigilaban a conciencia todas las zonas del espacio circundantes. Querían asegurarse de que "Ellos" no siguieran por allí. Pero "Ellos" habían localizado a Amatista y nada ni nadie podrían apartarles ya de su rastro. A pesar de las dificultades que los dioses les habían supuesto en un primer momento, abriendo pasillos y canales a otras dimensiones y épocas. Eso era un riesgo para el continuo espacio- temporal. Algunos eventos podrían verse trastocados por “invasiones” de seres o sucesos que no deberían haber sucedido. Georcael lo advirtió a sus subordinados pero también les dijo que no había otra manera.



-Esa canción que habéis escuchado. No tendría que haber ocurrido. Es una especie de recordatorio. Las cosas están cambiando.

-¿Cómo puede ser eso, Señor Georcael?- Le preguntó Redan.-

-Habéis de saber.- Les comentó a sus subordinados tiempo atrás. - Que todos los pasillos que abrimos han alterado los acontecimientos de la historia. El continuo temporal ha sido modificado y solamente con medias de urgencia se pudieron reparar esos daños.

-Fueron daños muy graves, ¿verdad mi señor?- Inquirió respetuosamente Soa.-

-Sí- repuso el aludido.- Vosotros mismos reparasteis uno de los mayores.



            Los dioses se miraron entre sí con desconcierto. Fue finalmente Dialen el que pudo comentar.



-Entonces, fue eso, mi señor Georcael. El mismo pasillo que nos ordenaste que abriéramos para que los humanos llegaran a este mundo...

-Fue para compensar el que se abrió absorbiendo la roca en la que viajaban.- Completó Zoen, al darse cuenta de aquello.-

-Así es. Sin embargo, ese es solamente un caso.- Les respondió su señor, desvelándoles.- Han existido muchos momentos más en los cuales las cosas variaron. Algunas se han arreglado ya. Otras deberán arreglarse desde el futuro, y no seremos nosotros, sino el mismo Mensajero quién se ocupará de hacerlo.

-Hemos abierto muchos más de esos corredores dimensionales y espacio- temporales.- Declaró Buruk cruzado de brazos y queriendo saber.- ¿Bastarán, mi señor?...

- Ni yo mismo lo sé. Pero creo que, desafortunadamente, ni esas medidas extremas serán suficientes para contenerlos, lo único que harán será concedernos un poco más de tiempo…



Los dioses miraron ahora a su señor con gesto inquieto. Deseaban que no fuera realmente así. Todo el entramado que habían creado de corredores y pasillos sería complejo y casi imposible de rastrear hasta para uno de ellos. Pero desgraciadamente para ellos Georcael no andaba errado. Para sus misteriosos enemigos eso era tan sólo una interferencia pasajera. Los mismos dioses eran simplemente una molestia. Era cuestión de tiempo, pronto aumentarían su número y su poder, los eliminarían y se apropiarían de la portadora del Mensajero antes de que éste se manifestase.



-Tengo que hablar con alguien.- Les dijo el dios superior a los suyos y se desvaneció.-



-¿Qué podremos hacer entonces?- Quiso saber Soa con un gesto de inquietud inédito en ella hasta entonces.-

-Lo que ha dicho nuestro señor Georcael.- Tratar de retrasar a “ellos”- Replicó Dialen.-

-Si se atreven a acercarse probarán el poder de un dios.- Exclamó Buruk elevando uno de sus enormes puños y agitándolo desafiantemente.-

-Ojalá que eso bastase. Pero no lo creo. - Suspiró Zoen con el asentimiento del resto.-



            Usagi estaba sentada en aquella sala de juntas que últimamente tanto frecuentaba. Vestida con ese traje de ejecutiva. Sonrió. Llevaba asimismo unas gafas que le daban toda la apariencia de ser una intelectual o una mujer de negocios. Lo cierto es que también se ocupaba de ayudar a la gente pobre y a financiar fundaciones para los niños y conceder becas para algunos estudios científicos. Aunque para lo segundo se dejaba asesorar por su esposo y por Ami, entre otros. Algunas veces  hubiera deseado que su vida transcurriera así. Como una persona normal, con un marido y la promesa de unos hijos. Empero, para bien o para mal era quien era, la futura reina de la Tierra. Y sabía que el momento de mostrarse al mundo entero y de ser proclamada como tal se aproximaba. Había sufrido otra pesadilla recientemente, recordaba a aquella figura encapuchada que portaba ese libro de color granate. Abría aquel grueso tomo ante ella y le mostraba sus páginas. En ellas Usagi pudo reconocer letras escritas, sin embargo, súbitamente las siguientes hojas aparecían de un color negro, sin nada…La muchacha se horrorizó. Entonces escuchó una voz dentro de su mente que le decía…



-De vosotros depende que el Libro de los Días tenga más capítulos…



Usagi se despertó una vez más envuelta en sudor frío y jadeando. En esta ocasión Mamoru dormía y no se enteró. Ella fue al baño, se dio una ducha, apenas si desayunó y se encaminó al trabajo. Llegó muy temprano, tanto que casi nada estaba abierto. Por fortuna con su clave de acceso pudo entrar. Se metió en aquella sala y se tomó un café. Había estado pensando durante un par de horas, totalmente sola. Recordaba la reunión que su esposo y ella mantuvieron ayer con las princesas planetarias. Todas sentadas en una sala de juntas de la Masters Corporation, vestidas con atuendos civiles para no llamar la atención. Para cualquier empleado serían una comisión más de las que solicitaban reunirse con la responsable de fondos y subvenciones de la empresa, que no era otra sino ella. Aunque ahora no ejercía como la directora Tsukino, sino como la soberana de Neo Cristal Tokio.



-Os hemos convocado aquí para anunciaros que la lucha ha comenzado.- Declaró Serenity dejándolas perplejas y heladas.-

-¿Ya?¿Dónde está pues el enemigo?- Quiso saber Haruka.-

-No se combatirá aquí. Al menos no todavía.- Le aclaró Endimión.-

-El comienzo de la lucha tendrá lugar en el espacio exterior. Tenemos unos valiosos aliados que están enfrentándose al mal que nos acecha ahora mismo.- Les comentó Serenity.- Esperamos sus informes para saber  de que manera tendremos que actuar.

-¿Los saiyajin?- Inquirió Hotaru algo perdida.-

-No, son muchísimo más poderosos.- Le aclaró Endimión.- De hecho, son dioses.

-¿Dioses?- Exclamó Ami, añadiendo con el asentimiento de sus compañeras del sistema solar interior.- ¿Los mismos dioses que han estado molestando a nuestros ahijados?

-Eso se ha terminado. Ahora velarán por ellos, y sobre todo, por la portadora del Mensajero. La esposa de tu ahijado, Ami, mi propia ahijada Amatista.- Les desveló la reina.-



            Tras unos instantes de silencio total, algunas princesas intercambiaron comentarios entre asombradas, alarmadas y  deseosas de saber más. Endimión fue el encargado de tomar la palabra.



-El destino del universo está en un equilibro muy precario. Esperemos que entre los dioses y nuestros amigos sean capaces de vencer.

-¿Y a qué estamos esperando para ir a ayudarles?- Preguntó Makoto con el asentimiento general.-

-La princesa de Plutón ha ido con un grupo de jóvenes llenos de talento y poder para apoyarles.- Le contó Serenity.- Eso deberá de bastar. El resto de vosotras tendréis que permanecer aquí. Os necesitaremos cuando esa Amenaza llegue.

-Entonces no crees que puedan detenerla, ¿verdad?.- Comentó Rei, con visible inquietud.-

-No es cuestión de que puedan detenerla en Bios o no. O en otras partes del universo. Es que, pase lo que pase allí, terminará por llegar hasta aquí.- Le explicó su soberano.-

-Lo que nos estás diciendo, Majestad, es que nos quedemos sentadas a esperar. ¿Es eso?- Inquirió la atónita e incluso molesta Venus.-

-No hay más remedio, - Contestó el soberano.- Esto es como una partida de ajedrez, no podemos arriesgarnos a cometer errores en falsos movimientos.

-Quizás nos estemos arriesgando a equivocarnos al no hacer esos movimientos.- Opinó Michiru.-

-En nada podríamos servir a nuestros amigos si vamos allí. Pero quedándonos aquí sí podremos hacer algo por proteger este planeta y la Luna.- Sentenció Serenity.- Confiad en lo que os decimos.

-Siempre, Majestad.- Sentenció Hotaru.-



Y tras debatir un poco más sobre esa cuestión al fin la reunión se dio por concluida.



-Ha sido muy duro para ellas, tanto como para nosotros.- Suspiró la reina una vez se hubieron marchado sus compañeras y vasallas.-

-Desde luego, espero haber podido convencerlas de que no se puede hacer otra cosa.- Convino Endimión.- Bueno, debo irme, tengo turno en el hospital.

-No sé como somos capaces de arreglarnos con tantas obligaciones.- Sonrió débilmente ella, tratando de desdramatizar el momento.-



Su esposo le dio un beso en los labios y se marchó también. Ahora volvía de esos pensamientos. Fue entonces cuando aquel sillón flotante apareció en medio de la sala. Vio a ese hombre una vez más. Ya se habían conocido previamente cuando vino a asegurarla que sus subordinados no dañarían a los hijos de sus amigos.



-Reina Serenity.- Saludó él descendiendo de aquel artilugio.-

-No sé si puedo decir que me alegre de verte.- Replicó ella con tono suave y grave.- Dime, ¿cómo está la situación?

-Ellos están acercándose. En muy pocos de vuestros días estarán en Bios y más tarde, aquí.- Le contó el dios añadiendo con cierta inquietud.- No sé si seremos capaces de pararles.

-Lo sé. – Replicó ella.- Ya he movilizado a los míos. Están dispuestos a lo que sea necesario…

-Comencemos la partida pues…- Sentenció Georcael a lo que ella asintió con decisión.-



            El dios desapareció y Usagi se quedó allí, reflexionando. No olvidaba que, además de ser su deber luchar por el futuro, no únicamente de la Tierra, sino del universo entero, le debía a esos seres y a otros que estaban incluso por encima de ellos, mucho.



-Ellos se ocuparon de ayudarnos durante la batalla contra Galaxia. Borraron los recuerdos de las personas y recobraron a las víctimas. Ni yo misma lo recordaba hasta que la sabiduría de mi madre, la reina Serenity I, entró en mí. Ahora debemos volver a entablar una dura pugna, contra un enemigo aun peor que el propio Caos.



            Y con esos pensamientos quedó, en silencio, sentada en el cómodo sillón de su despacho, preparándose para afrontar los inminentes acontecimientos.



                  anterior                                                        siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)