domingo, 6 de marzo de 2011

GWD 3.130. Lucha en el parque







Mazoui caminaba lentamente por el parque de la ciudad, trataba de poner en orden sus ideas. Quizá él no fuera lo bastante bueno para Satory, y lo peor era que un temor constante le asaltaba. ¿Podría controlarse siempre? No sabía si lo que le ocurrió con Sandy podría repetirse. Satory no era como ésta, sino una chica frágil y muy impresionable,  no lo soportaría. No quería aterrorizarla cualquier día que no pudiese dominarse, no. Eso no sería justo para ella. Recordaba también lo angustioso y doloroso que fue para su propia madre contarle la verdad. Hacía algunos años, cuando ese atracador le desveló sus auténticos orígenes. Por fortuna,  la intervención de su tío Roy le hizo tomar una nueva perspectiva. No obstante, eso no eliminaba la amargura que sintió cuando pudo chalar a solas con su madre. Estaban los dos en el hotel, tras haber visitado a la familia de la hermana de Karaberasu. Mazoui, sentado en su cama se abstraía en sus pensamientos. Su madre se sentó junto a él.



-Hijo.- Musitó ella mirándole con una expresión consternada pero llena de un gran amor a la vez.- Lo siento muchísimo, nunca quise que te enterases de esto, y mucho menos así.

-No tienes la culpa, mamá.- Musitó él bajando la cabeza y mirando hacia sus manos entrelazadas.-

-No cariño, en parte sí que la tengo.- Sollozó ella intentando contener sus lágrimas sin lograrlo.- ¿Sabes? Hay algo que siempre me ha atormentado.

-Comprendo que, si ese monstruo te hizo algo tan terrible, tengas esa sensación.- Repuso él.- ¡Ojalá que no lo hubiese hecho! ¡Y que yo no hubiera nacido nunca!



            Al oír eso su madre rompió a llorar, abrazándole con todo el cariño del que fue capaz, balbuciendo llena de pesar.



-No mi niño, ¡no pienses esas cosas!

-Pero sé que debió de ser terrible para ti. Lo veo en tus ojos.- Afirmó él, para sollozar a su vez.- Imagino que querrías haberte podido librar de esa carga. ¿Verdad, mamá?



            Su interlocutora estaba pálida ahora, apenas era capaz de enfrentar su mirada a la de él, se tapaba la cara con las manos y únicamente podía gemir llorando mientras Mazoui, con lágrimas también, adivinaba con una terrible precisión.



-Intentarías abortarme, ¿qué otra cosa podrías haber hecho?



            Y tras unos momentos de no poder dejar de llorar llena de consternación, Kalie fue sin embargo capaz de mirarle al fin y asentir despacio, para musitar casi sin poder articular palabra.



-No te puedo mentir, tú ves a través de mí, cariño…te suplico que intentes comprender. Fue muy traumático para mí, no solamente lo que ese monstruo me hizo, después, cuando supe que estaba embarazada, yo…¡no sabía que iba a suceder! Ni qué clase de hijo podría concebir de un ser semejante. Pero, también debes saber que te digo la verdad. Desde el mismo instante en que te tuve en mis brazos te quise más que a nada en el mundo…



            Ahora fue él quien lloró sin poder evitarlo abrazándose a su madre que le apretó entre sus brazos como si temiera perderle cuando se soltase. Entre lágrimas Mazoui pudo replicar.



-Siempre he querido que estés orgullosa de mí. Y ahora, quiero que lo estés con mayor motivo, no deseo convertirme en un monstruo como ese que me engendró. Haré lo que sea para actuar bien, ser lo opuesto a él…quizás así puedas perdonarme…

-Mi amor, no tengo nada que perdonarte. ¡Jamás pienses eso! Tú no eres culpable de nada.  Y ya estoy muy orgullosa de ti!.- Gimió Kalie.- Junto a tu hermana y a tu padre, tu padre de verdad, Mathew, el que te ha criado, ¡eres lo mejor que tengo en mi vida!



            El chico pudo esbozar una leve sonrisa para tomar las manos de su devastada madre entre las suyas y asegurarle con afectuoso tono en su voz quebrada.



-Te lo prometo, mamá. Vaya donde vaya y haga lo que haga, me dedicaré a proteger y ayudar a los inocentes. Compensaré los pecados de ese monstruo que me engendró…aunque me lleve la vida entera.

-Tú no eres responsable de ellos, cariño.- Se apresuró a replicar ella, con visible pesar.- Nunca lo has sido. Eres una víctima más. Pero tenemos que ser fuertes, no lo olvides.



            Pero él, prosiguió, alegando con una mezcla de resolución y tristeza.



-Y no haré desgraciada a ninguna mujer. No quiero que, por culpa de mi biología, ninguna se vea abocada a tener un hijo como yo…



            Ahora su madre se secó las lágrimas y ganando entereza rebatió.



-Escúchame mi amor, no hay nada malo en tu biología, la maldad está en la forma de pensar y de actuar. Hay humanos mucho peores que cualquier demonio que yo haya visto, eso te lo puedo asegurar. Así que, si algún día te enamoras de una buena chica, ten el valor de hacerle partícipe de cómo eres. Si de veras te ama, te aceptará, estoy segura..



El chico se quedó pensativo deseando que su madre tuviera razón. Pero aquello era más fácil decirlo que lograrlo. Por eso dudaba tanto. No quería que Satory sufriera o le mirase aterrada cuando supiera cómo era en realidad él. Ahora, en su paseo por aquel parque, andaba embebido en sus pensamientos cuando una voz le llamó a su espalda. Era muy tarde, la noche artificial había caído hacía un rato en la nave. Mazoui no veía a nadie y lo que es más, no sentía ninguna presencia. Entonces... ¿quién era? Se preguntaba eso cuando la voz que ahora identificó como perteneciente a una mujer, volvió a llamarle.



-¿Quién es?- Inquirió el muchacho mirando en todas direcciones con visible desconcierto para exigir.- Da la cara.



            Soa había bajado de nuevo a la nave, vio a uno de esos graciosos seres y decidió observarlo más de cerca, tenía ganas de preguntarle algunas cosas.



- Oye tú, criatura... ¿por qué estás aquí sola? - Inquirió dirigiéndose a ese humano que paseaba por ahí. – Siempre estáis juntas…¿te has perdido?

-¿Qué? - Respondió en voz alta Mazoui que se volvió y vio a una mujer de rasgos orientales, su piel era de color café claro y tenía unos brillantes ojos azules. Él le inquirió a su vez con malestar. -¿Quién eres tú? ¿Por qué me estás espiando?

- Yo pregunté antes - dijo Soa con voz juguetona. - Dímelo,- insistió  poniéndose junto al muchacho tan rápido que él no pudo darse cuenta. -

- Perdona,- dijo él asombrado por la velocidad de esa mujer y respondiéndole más calmado para ver si se libraba de ella. - Me gusta pasear sólo de vez en cuando, así me concentro en mis pensamientos. Ahora, contéstame tú.

           

            Soa se rio y danzó alrededor de Mazoui, éste no sabía cómo actuar. Podría ser la mujer que Leval vio en su casa. Desde luego tenía una rapidez inaudita, incluso para alguien como él. Ahora estaba convencido de que su primo no se había imaginado nada. Entonces, lo mejor sería andarse con cuidado, pero en ese instante sintió una energía familiar que se acercaba, casi inmediatamente escuchó una voz femenina conocida que le llamaba.



- ¡Oh no!, es Satory, ¿qué hace aquí? - Se dijo con inquietud. -



            La muchacha había salido de su casa unos minutos después de que su pareja la hubiese dejado allí. Le notaba ausente y quiso ir en su busca para intentar averiguar lo que le ocurría y tratar de aclarar las cosas entre ellos de una vez por todas. Ella sospechaba que una preocupación importante le rondaba por la cabeza. Sabía que le gustaba ir a pasear al bosque y decidió ir hacia allí. Fue entonces cuando escuchó una cantarina voz femenina y observó tras unos matorrales.  Vio a su novio, revoloteando junto a él estaba una mujer. Satory salió de los arbustos y se acercó mientras decía.



-¿Qué ocurre, Mazoui?...

- Vete de aquí, Satory,- le pidió él con preocupación. - No estás segura, no puedo protegerte.

-¿Es por ella?,- preguntó reconociendo a esa chica como la extraña de la tienda, quizás había seducido a Mazoui, no sería de extrañar, era muy atractiva. - ¿Por eso estabas tan distante conmigo? Comprendo, no te volveré a molestar más.- Añadió entre apenada y dolida, dándose la vuelta para alejarse de allí. -

- No, no es lo que tú piensas. - Se apresuró a decir él dirigiéndose hacia ella. -



            Soa asistía a la conversación entre ambos, divertida. No entendía lo que pasaba pero le interesaba mucho escuchar a los humanos. Les encontraba muy graciosos cuando ponían esas expresiones en sus caritas. Entonces apareció Buruk. Éste le preguntó algo molesto en su tono.



-¿Otra vez, Soa? ¿Pero por qué eres tan insistente en contactar con estos seres?

- Quiero ver como se comportan, me divierte.- Le contestó ella señalando a los dos en cuestión que observaba. -



            El muchacho se acercó a Satory y la abrazó para mantenerla alejada de esos dos extraños. Su instinto le decía que podían ser muy peligrosos, incluso para él.



- No te comprendo. ¿Qué estás haciendo?- Pudo preguntar la aturdida muchacha.-

- Créeme. No es lo que tú crees. Puedo explicarlo, pero no ahora, ni aquí. Debemos irnos, esos individuos no son gente normal.- Le comentó a la chica que, atónita, tuvo que darle la razón al recordar el incidente de la tienda con esa extraña mujer. – Y en cuanto a lo piensas, te aseguro que nunca haría eso, para mí solamente estás tú. Por eso tengo miedo…



            Y pese a que se sorprendió de escuchar eso último, la joven se sintió más aliviada respecto de la fidelidad de Mazoui, aunque inquieta ahora por el posible peligro que tuvieran esos dos individuos, le inquirió a su novio.



-¿Qué hacemos?

- Lo mejor será...



Pero él no pudo terminar la frase puesto que Soa se acercó hasta ambos.



- Quitáos vuestras ropas y hacer hijos,- les pidió con interés. - Eso es lo que nos dijo otro humano que hacíais, quiero ver como.

- ¿Qué? - exclamó Satory roja de vergüenza y reconociendo también al gran hombre negro que acababa de aparecer en tanto balbuceaba. - Pero, ¿qué estás diciendo? ¿Estás loca? ¿Cómo vamos a hacer eso?

-¿No sabéis hacerlo?,- preguntó esa chica en un tono de decepción dirigiéndose a su compañero. - Oye Buruk ¿no podríamos animarlos?



            Su compañero asintió y sin que Mazoui pudiera reaccionar siquiera le arrebató a Satory y se elevó con ella a una altura considerable por encima de él. El muchacho le gritó entre furioso y alarmado.



-¡Déjala! , ella no puede verse involucrada en algo como esto, es débil, no lo soportaría.

- Ella es débil y tú también ¿Qué más da? - Afirmó Soa sin darle ninguna importancia. - Para nosotros sois iguales. Venga Buruk, dásela y que hagan hijos.- Le pidió a su compañero con visible impaciencia e interés. – Pero no la estropees, ¿eh? Que si no, no podrán.





            El gran negro descendió del aire posándose con suavidad en el suelo en tanto sujetaba entre uno de sus colosales brazos a Satory  quien estaba paralizada a partes iguales por el asombro y el miedo.



 -¡Ya basta!- gritó Mazoui bastante irritado. - ¿Es que sois idiotas o qué? Eso no puede hacerse por las buenas y se tarda mucho tiempo para conseguir lo que tú pides. Además, debemos querer hacerlo. ¿Te piensas que somos tus conejos de indias? -  Le recriminó  lanzándose contra Soa y tratando de agarrarla, pero ella se apartó tan rápido que el muchacho chocó contra un árbol derribándolo. –

-¡Qué divertido! – Rio esa mujer tan particular evitando todas y cada una de las acometidas e intentos de Mazoui por atraparla, en tanto exclamaba con regocijo.- ¡Jugamos al que te pillo!



            Buruk  observó la escena con más curiosidad de la que había mostrado hasta el momento y perdiendo el interés por su presa la soltó cerca del suelo.  Satory aterrizó sin contratiempos quedándose a gatas en tanto que su captor, sonriendo divertido, se acercó a esa otra criatura.



-¿Eres combativo, eh?....vamos a ver si puedo divertirme un poco.

-Si quieres pelea vayamos a otro sitio.- Le replicó Mazoui, intentando alejarse lo más posible de Satory. –

-¡Ja, ja, ja, ja!- Se rio Buruk, sentenciando.- ¡Tú no eres digno de medirte conmigo! Pero veremos como te comportas contra estos.



Chasqueó los dedos y ante el asombro de Mazoui aparecieron delante de él dos seres de apariencia extraterrestre, con cuatro brazos y una cabeza grande, casi tres veces el normal en un humano y con unos dientes enormes. Buruk con un gesto de regocijo explicó.



- Son luchadores Ornomas del planeta Gund, además de acabar con su adversario les gusta devorarlo después....

-¡Maldita sea!, noto que son muy fuertes, si no lucho con todo mi poder me vencerán seguro, pero Satory está delante. - Pensó Mazoui, aunque el rápido ataque de los monstruos no le dejó otra alternativa. – No puedo hacer otra cosa…



            Ante los ataques sin cuartel de ambos al chico no le quedó otro remedio que prescindir de cualquier tipo de temor por su secreto y tuvo recurrir a su apariencia demoniaca para luchar y liberar así toda su energía. Comenzó una pelea muy igualada ante la atenta mirada de Buruk. Satory se levantó y pudo presenciar la lucha. No salía de su asombro al ver el terrible aspecto que lucía su novio, pero éste, pese a luchar con todas sus fuerzas perdía terreno. Estaba acorralado y los dos alíens se relamían pensando en su victoria cuando un rayo de energía lanzó a uno contra una arboleda cercana, otro rayo hirió al segundo. El agotado Mazoui levantó la vista y pudo ver dos siluetas, una brillaba con un gran destello dorado, eran Giaal y Leval. Ambos habían sentido la energía de su amigo y las de sus dos monstruosos oponentes. Salieron sin dar explicaciones a sus respectivas parejas y se plantaron en el parque en cuestión de segundos, justo a tiempo.



- Descansa amigo -  le ofreció Giaal. - Nosotros nos encargaremos de ellos.

- Gracias chicos - respondió Mazoui  con su ahora gutural voz entrecortada por jadeos de cansancio  para advertirles. - Tened cuidado, son muy fuertes.

- No te preocupes - le contestó Leval observando a sus enemigos concentrado para sentenciar. - Ya lo hemos notado.



            Y sin perder ni un segundo más ambos atacaron a los aliens que se había recobrado de forma bastante rápida. Entablando una lucha muy nivelada lograron hacerles perder terreno. Estaban a punto de vencerles cuando Buruk interrumpió el combate.



- Esto ha sido divertido, ya iba siendo hora de que algo lo fuese, pero yo también quiero participar de la diversión.- Volvió a chasquear los dedos y esos extraños seres desaparecieron como si jamás hubieran estado allí,  mientras el coloso afirmaba con deleite. - Ahora me toca a mí jugar un rato.



            Leval y Giaal se posaron junto a Mazoui. El extraterrestre le dio una alubia y su amigo se la tomó recobrando su fuerza. Puestos en pie los tres y emitiendo sus potentes energías que crearon un surco en el suelo, se encararon con aquel gigantesco tipo.



- Bien. No sé quiénes sois ni lo que pretendéis - comentó Leval con  tono desafiante. - Pero veamos que sois capaces de hacer contra los tres al mismo tiempo.



            Por toda respuesta Buruk sonrió de oreja a oreja, desapareció de la vista de los muchachos y antes de que ninguno lo advirtiese ya había golpeado a Giaal y a Leval lanzándoles contra el suelo. Mazoui contraatacó golpeando a su enemigo con todas sus fuerzas pero para su asombro, le atravesó como si se tratase de un fantasma.



-¡Eso es jugar sucio!,- le gritó al recobrarse de la impresión, para protestar indignado. - Si pudiese darte ya verías lo que es bueno.

-¿Sería más divertido?- preguntó su intrigado adversario. -

- Ya lo creo que sí. - Replicó su oponente sonriendo con sarcasmo. -

           

            Ese enorme tipo se acercó a él andando despacio, incluso Mazoui estaba impresionado por la tremenda altura que tenía. Él mismo, que medía metro noventa y cuatro de estatura, apenas si le llegaba al hombro. Por su parte, ofreciéndole la barbilla, el musculoso ser le retó con despreocupación e incluso parecía que regocijo.



- A ver si me diviertes un poco pequeña criatura.



            En eso  sus compañeros se habían recobrado y atacaron también. Mazoui aprovechó y dio un gancho a la barbilla de Buruk con todas sus fuerzas. Aquel golpe habría destrozado una manzana de casas pero su adversario no se movió ni un milímetro. Leval y Giaal soltaron sobre él una lluvia de golpes que tampoco le hizo inmutarse. Soa, a todo esto,  miraba la lucha con reprobación y Satory estaba con la boca abierta.



- No sé como te gusta algo tan poco evolucionado, es aburrido. - Comentó cruzándose de brazos la mulata sin mostrar demasiado interés. -



            Buruk contestó ignorando la lluvia de golpes que estaba recibiendo, como si no fueran con él, ante el asombro de sus oponentes.



- Cada uno tiene sus gustos, yo no entiendo que veis tú y Zoen en estas criaturas, ni Dialen tampoco lo comprende. Vosotras sí que sois de lo más raro.

- Muchachos - advirtió Leval a sus amigos - ¡Apartaros!,- estos lo hicieron con celeridad, Mazoui tomó a Satory en brazos alejándola de allí, antes de que la chica pudiera ni darse cuenta.

-Ten cuidado, no olvides que estamos en la nave .- Le recordó Giaal.-

-Sabe lo que hace.- Le contestó Mazoui.-



Así era. Su amigo mientras concentró sus fuerzas como súper guerrero haciendo temblar el suelo y lanzó entonces una potente ráfaga de energía que devastó medio parque, aunque concentrando la energía para evitar daños mayores. Durante ese tiempo, los operativos de seguridad y las gentes de la ciudad, alertadas por la lucha, se habían acercado hasta allí. Aunque permanecieron alejados de la zona de conflicto por un cordón militar. Las alarmas sonaron en toda la nave y de inmediato partieron para allá dotaciones militares. Sin embargo, tras observar la magnitud del combate y las fuerzas de los contendientes, optaron por mantenerse replegadas más allá de la zona de seguridad.



-¡Atención, atención! Alerta roja en el cuadrante alfa tres, la población civil debe evacuar inmediatamente, repetimos, inmediatamente.- Sonó el aviso de megafonía, en tanto patrullas militares tomaban posiciones en el perímetro de esa zona con todo tipo de armamento, incluyendo blindados. - Evacúen a todo el personal no esencial en un radio de dos kilómetros, no es un simulacro…



            No obstante, el ataque de Leval resultó tan inútil como todo lo demás. El súper guerrero no salía de su asombro. ¡Aquello habría devastado una región entera de cualquier planeta! De hecho, tal y como sus compañeros habían anticipado, tuvo que ser muy cuidadoso concentrando su poder para evitar hacer saltar por los aires todo el asteroide. Pero su enemigo ni parecía haberlo notado. Fue entonces cuando Buruk reaccionó de improviso agarrándoles a él y a Giaal por el cuello y estampándoles contra una pared de un edificio cercano que se derrumbó sobre ellos dejándoles fuera de combate. Mazoui, preocupado por sus amigos pero furioso al mismo tiempo, dejó a la impactada Satory en un sitio seguro y atacó al gigante con sus colmillos y sus ojos rojos intensos, pero aquel coloso se limitó a parar sus golpes y a agarrarle abrazándole con una potente presa.



-¡Bah!- despreció aquel ser mirando el aspecto demoniaco de su adversario sin inmutarse. - Yo también sé hacer eso, me queda mejor que a ti, fíjate.



Y para demostrarlo abrió su gran boca desplegando unos enormes dientes que parecían estar hechos de acero, sonrió animado haciendo ademán de clavarlos en el cuello de Mazoui que trataba de zafarse horrorizado.



-¡Ja, ja, ja!, esto es divertido.- Exclamó aquel coloso mientras soltaba a su presa dándole una patada que le lanzó al suelo. Este apenas podía sostenerse tras semejante golpe y se derrumbó sin sentido en tanto su vencedor declaraba con despreocupación.- Bueno, creo que ya se acabó.



El gigante se acercó presto a rematarlo cuando Satory se arrodilló ante Soa y le suplicó aterrada.



-¡Por favor, no dejes que lo haga, no dejes que lo mate!

-¿Matar? Buruk sólo juega. ¿Qué importa eso?,- sonrió Soa. - Hay muchos humanos más. ¿Y qué es matar? ¿Es divertido?

- No, no lo es. – Pudo oponer la temblorosa chica que apenas sí podía creer lo que oía - ¿Pero de dónde salían aquellos extraños individuos? ¿Cómo podían preguntar eso? - Te lo suplico - insistió Satory llorando desesperada mientras replicaba. - No… no hay más como él, es único. Por lo menos lo es para mí. Por favor, si tienes sentimientos impide que lo haga.

-¿Eh?- la mira Soa sin comprender para interrogarla. - Sentimientos.... ¿qué son sentimientos?



            Satory enmudeció aterrada. Ante eso ¿qué podría decir? Mas al ver a Mazoui malherido consiguió reaccionar. Y viendo que no servía apelar con su corazón, utilizó su inteligencia.



- Si tu compañero le mata no podrá divertirse tanto con nadie más. Los otros humanos son mucho más débiles. - Comentó ahora pretendiendo tener un tono más analítico. – No podría jugar igual.



            De hecho el gigante se sintió atraído por esos otros seres que, subidos a estrafalarias máquinas, se dirigieron a él. Soa también miró hacia allí con curiosidad.



-Usted, deténgase inmediatamente. Ríndase o abriremos fuego. – Le conminó la voz de un comandante que dirigía el escuadrón que estaba más en vanguardia.-



            Aunque el gigante dejó de prestarles atención y se giró para volver hacia el objeto de su entretenimiento. No obstante, los soldados apuntaron con sus armas y la voz de su oficial volvió a oírse.



-Es la última advertencia. Deponga su actitud o nos veremos obligados a disparar.



            El coloso se volvió nuevamente hacia el grupo y algo intrigado les preguntó.



-¿Eso de disparar es divertido?



            Y sin esperar réplica exhibió sus fauces acompañadas de un grito que lanzó a varios soldados a varios metros para atrás…



-¡Fuego!- tronó la voz del comandante haciendo que tantos los carros de combate como las ametralladoras disparasen concentrando sus ráfagas en aquel tipo… ¡Fuego a discreción!



            No obstante, cuando el humo y los destellos de las detonaciones cesaron Buruk seguía allí, observándoles imperturbable. Asustada, Satory tuvo el tiempo justo de tirarse al suelo tapándose los oídos ante la atónita mirada de Soa que dedujo entusiasmada al terminar todas las descargas.



-¡Ah!, es un juego…hacen ruidos y ponen luces… pero me gustaban más las de esas criaturas tan monas que se ponían de colores…



            Satory tuvo tiempo de recobrarse lo justo como para seguir con su anterior argumentación.



-Eso, ya has visto que no son tan bonitas como las otras. Y si termináis con esta criatura no podrán hacer más.- Sentenció señalando al tendido e inconsciente Mazoui.-

- Vaya, eso no le va a gustar a Buruk.- Afirmó reflexivamente Soa que desapareciendo al instante reapareció interponiéndose entre su compañero y esa criaturilla, preguntándole jovialmente al coloso. - Oye, ¿quieres matar a ese humano?

- Bueno.- Replicó despreocupadamente el gigante en tanto se encogía hombros. - No se me había ocurrido, ¿por qué? ¿Para qué sirve matar? ¿Es interesante?

- Es muy frágil,- le explicó Soa. - Si le golpeas más parece que se morirá o algo así, entonces ya no podrás jugar más con ese humano y la humana esa dice que no podrás divertirte de esa manera con los otros, que son más débiles.

- ¿Más débiles todavía?- Se sorprendió aquel tipo. – Sí, es verdad. Con sus juguetes que hacen ruidos no me lo he pasado igual de bien que con esas tontas criaturas que brillaban. Entonces le dejo, porque me estaba entreteniendo un poco al fin. - Declaró Buruk sin darle más importancia. - Vámonos, por ahora ya me he divertido. Tendremos que esperar a que vuelvan a estar bien.

-¿Podríamos ponerles bien nosotros?- Exclamó una entusiasmada Soa.-

-¡No!- Eso no me parece interesante. Vámonos.- Repuso su compañero.- Espero que haya algo más divertido por ahí.



A su contertulia le pareció una buena idea. Aunque comentó dirigiéndose a la espantada y atónita Satory, guiñándole un ojo.



-Cuando tu humano esté bien, tenéis que hacer algunos hijos de esos. Quiero saber lo que son. ¿Vale?



Y sin dar tiempo a la anonadada chica para replicar, ella y su compañero desaparecieron al instante.



-¿Pero quiénes son?- se preguntaba la muchacha que no salía de su estupefacción y temor. -¿Qué son?...¡es terrible! Estamos totalmente indefensos ante ellos.



Aunque ahora no había tiempo para preocuparse más por eso. Debía auxiliar a los muchachos. Tras la desaparición de esos seres un montón de curiosos rodearon el área del parque. A algunos cientos de metros las tropas avanzaron ahora más seguras al haberse extinguido los ecos de la refriega. El oficial al mando y sus subordinados estaban atónitos. ¡Habían vaciado los cargadores y bombardeado a ese tipo o lo que fuera y toda esa potencia de fuego combinada no le hizo ni un rasguño! Por fortuna para ellos, y a la vista de cómo había dejado a sus otros oponentes,  esa criatura decidió no contratacar.



-¿Qué hacemos, señor?- Le inquirió un asombrado teniente a su superior.-

-Limítense a acordonar esta zona y llame solicitando nuevas instrucciones.- Fue la réplica de su no menos anonadado jefe.- Y luego, rezar dando gracias a que estemos enteros todavía.



Mientras tanto, Satory corrió junto a su novio y trató de ayudarle a incorporarse. Volviendo en sí trabajosamente, él,  con la voz débil y entrecortada, a duras penas le indicó.



- En mi cinturón, busca una alubia.- La joven buscó afanosamente y afortunadamente la encontró, se la dio a Mazoui que la masticó a duras penas logrando recuperarse en su mayor parte. Aun así, se levantó trabajosamente y miró buscando a Leval y Giaal. – Espérame, no te muevas.- Le pidió y salió a buscar a sus amigos hacia las ruinas del edificio.- ¡Vamos muchachos, aguantad!, ya estoy aquí.- Les gritaba con inquietud.-



Comenzó a excavar con sus propias manos hasta que dio con ambos. Buscó en una bolsa que llevaba Giaal y sacó dos alubias. Respirando aliviado porque sus amigos sólo estaban inconscientes les reanimó lo bastante para metérselas en la boca y que masticasen. Por suerte, al cabo de un rato ambos se habían recuperado.



-¿Qué ha ocurrido?,- preguntó Leval aún sorprendido. - Ni siquiera lo he visto venir.



Mazoui les contó lo que había sucedido después de que ambos perdiesen el conocimiento,  sus amigos le escucharon apenas sin poder dar crédito a lo que oían.



- Ese tipo es algo de otra naturaleza,- declaró Giaal sin salir de su asombro - ¡no podemos enfrentarnos a él!

- La mujer que me atacó a mí era igual.- Recordó Leval para añadir con estupor e indignada impotencia.- ¡Tienen una fuerza y una velocidad increíbles! ¿Quién demonios son esos tipos?

- Me temo que hasta los propios demonios estarían indefensos ante ellos,- repuso Mazoui con algo de recobrada ironía. - Si no lo creéis miradme a mí.

- Hablando de eso. Supongo que tú sí que me creerás ahora ¿no?- Le dijo su primo casi con tono acusador.-



A lo que su interlocutor no tuvo más remedio que asentir, admitiendo.



- Nunca en mi vida me habían dado una paliza semejante. Ni tan siquiera cuando entrenábamos con tu padre. Sencillamente no sé de dónde pueden haber salido, pero mucho me temo que son realmente muy peligrosos. No hay nada que podamos hacer frente a ellos.



En tanto declaraba eso el chico observó como Satory le miraba de reojo, estaba claro que le había visto transformarse y ahora, pasado el peligro, una cortina de pesar le invadió. ¿Cómo reaccionaría ella? Aunque por  el momento la muchacha se acercó corriendo hacia Mazoui y sus amigos, lo mismo que algunos representantes de las autoridades de la ciudad y del ejército que, tras la lucha, se habían llegado hasta allí y preguntaron  primero a la autoridad militar de la zona.



-Descargamos varias ráfagas de artillería y disparos de carros y ametralladoras de todos los calibres y ese tipo estaba como si le hubiéramos rozado con una pluma.- Fue lo que les comentó el asombrado comandante.-

-Si ustedes no pueden hacer nada, no sé entonces que podremos hacer nosotros.- Sentenció uno de los responsables de la ciudad, dirigiéndose ahora hacia los chicos, ante las miradas de preocupación de todos.-

-Sí, tienen que venir a explicarnos qué ha pasado.- Insistió otro de esos ediles municipales.-



            De mala gana ellos aceptaron y fueron acompañados a la sede del ayuntamiento.



-Vete a casa, por favor.- Le pidió suavemente Mazoui.- Hablaremos luego.



Ella asintió despacio, de modo que allí dejaron a la todavía impactada Satory y después fueron hasta la base de Mazoui y Leval para informar a sus superiores.  Tras finalizar su informe, que llegó a oídos del propio recién ascendido  vicealmirante Spar, éste decretó el estado de alerta, añadiendo con horror.



-Orden de aplicar la ley marcial. Que nadie salga ni entre en la nave. Patrullas las veinticuatro horas en todos los cuadrantes.

-Eso no nos servirá de nada.- Suspiró Giaal.-

-Al menos servirá para que la gente vea que tomamos algún tipo de medida, doctor.- Le contestó Spar con tono entre sereno y de cierto reproche, más al preguntar de modo retórico.- ¿Qué quiere que les diga a los habitantes de esta nave? ¿Qué no podemos hacer frente a esos individuos lo que sean?

-Sí, vicealmirante, lo siento. Hay que evitar que cunda el pánico entre la población. - Asintió el chico comprendiendo aquello.- Es que no quiero ni imaginar lo que pasaría si decidieran atacarnos.

-Mejor será que no pensemos en ello.- Comentó sagazmente Mazoui, añadiendo.- De haber querido matarnos lo habrían hecho.

-Bien, por ahora mantendré a todas las fuerzas de la nave en estado de alerta naranja.- Les dijo Spar, ordenando a los dos chicos.- Ustedes vayan a descansar.

-Sí, señor. Aunque, si me permite, creo que será mejor evitar el enfrentamiento, caso de que esos seres vuelvan a aparecer. No nos conviene provocarles.- Terció Mazoui.-

-Muy bien. Visto lo sucedido no podría estar más de acuerdo. -Convino el vicealmirante, añadiendo.- Acordonaremos la zona dañada para comenzar las reparaciones y haré salir algunos cazas al exterior, por si estuvieran en una nave cercana. Quizás se hayan teletransportado desde allí. Podrían ser enemigos como los que tuvimos que combatir durante el viaje.



Los aludidos no respondieron a esa conjetura, empero, dudaban mucho de que eso fuera así. Aquellos tipos no daban la impresión de necesitar nave alguna para viajar. Por el camino de vuelta a sus domicilios los tres se hacían muchas preguntas ¿Quiénes eran esos extraños? ¿Qué pretendían? ¿Habría algo que pudiesen hacer contra ellos?



-En ninguno de mis viajes por el Cosmos había visto nada igual.- Tuvo que admitir Giaal.-

-La tenemos buena entonces.- Suspiró Leval.-

-Quizás, llamando a tu padre y a los otros.- propuso el alíen.-

-No creo que tampoco pudieran enfrentarse a ellos.- Intervino Mazoui.-

-Pero mi padre entrenó nada menos que con el mítico Son Goku.- Le recordó Leval.- Quizás haya conocido a seres como estos. En cuanto me sea posible intentaré contactar con él.



 Sus compañeros asintieron,  Mazoui además, sumaba otra terrible duda a esas. ¿Qué iba a suceder entre él y Satory ahora que la muchacha conocía su secreto?



-Ahora sí que no sé ni por dónde empezar.- Suspiró el muchacho con resignada inquietud.-



            Al fin se separaron los tres dirigiéndose a sus residencias. Por su parte, Susan se había quedado muy intrigada. En el restaurante, su pareja, tras haberse puesto en guardia como si hubiera escuchado o sentido algo peligroso, le dijo que debía irse con urgencia.



-Lo lamento. Debo marcharme. Tú quédate si quieres y termina de cenar. - Fueron sus palabras.-



Susan se quedó pasmada. Evidentemente algo estaba sucediendo, Giaal no se hubiera comportado de esa manera de no existir una causa seria. La chica se quedó sentada durante unos minutos bastante desconcertada pero después se impuso su entrenamiento militar, pagó la cuenta y se marchó decidida a averiguar que sucedía.



- Si es una estratagema para que le invite desde luego le ha salido bien. – Se sonrió pensando en eso con humor. –



Aunque por el camino pudo oír ecos de explosiones y ruidos inconfundibles de lucha. Pese a llevar un vestido rojo bastante escotado y zapatos de tacón decidió acercarse por si podía ser útil. Para una vez que se arreglaba como una mujer corriente a lo mejor tenía que ponerse a combatir. Pero no tuvo necesidad de hacerlo, cuando llegó todo había terminado, aunque grandes zonas del parque estaban arrasadas. ¿Qué habría podido suceder? En cuanto pudo quiso acercarse pero unos soldados le impidieron el paso.



-Lo siento, señorita. No puede usted continuar, esta área no es segura.



Enseguida sacó de su bolso su acreditación y los soldados se cuadraron.



-A la orden mi alférez. – Replicó el que estaba al mando, que era un sargento. –

-¿Qué ha sucedido aquí?- Le interrogó ella con mirada inquisitiva. –

-Al parecer unos extraños han penetrado nuestras defensas y las fuerzas de élite de la nave han procedido a expulsarles. – Replicó éste. –



Susan asintió, esa terminología de fuerzas de élite se les aplicaba al mayor O ‘Brian y al teniente Malden cuando estos usaban sus poderes. A estas alturas casi todos los militares sabían que ambos chicos eran algo fuera de lo común. Lo que Hunter no esperaba es que el sargento le comentase, ahora casi con un susurro y tono preocupado.



-Yo llegué al poco de terminar la lucha, y nuestros oficiales estaban en bastante mal estado. Apenas se tenían en pie. Y por lo que dicen, incluso nuestro armamento pesado fue totalmente ineficaz. Fueran quienes fuesen sus enemigos debieron de ser muy duros de pelar, mi alférez.



Eso la impresionó, había visto con sus propios ojos de lo que sus superiores eran capaces. Destruyeron ellos solos escuadrones enteros de naves enemigas y a su nodriza en aquella épica batalla que libraron poco antes de encontrar Bios. En caso de que algún presunto enemigo fuera aún más poderoso ¿Qué podrían hacer ella y los demás? Mejor no comentar eso con sus subordinados, en cambio preguntó.



-¿Sabe dónde están ahora?

-Creo que fueron a informar al alto mando. Señora. – Replicó el sargento. –

-Muy bien, gracias. – Contestó ella alejándose de allí, en tanto los soldados la saludaban. -



La muchacha no perdió tiempo y se encaminó hacia el cuartel general. Esperaba resolver allí sus dudas…



-Esto no me gusta nada.- Pensaba de camino.- Si es otra nueva ofensiva del enemigo y si su fuerza ha aumentado tanto, no sé qué vamos a hacer para repelerla.



Horas antes de aquello Amatista por su parte también se había sorprendido cuando su marido se levantó del sofá en el que estaban. Esa plácida noche de romanticismo tras la cena con velas se vio bruscamente interrumpida cuando su esposo, con gesto preocupado, le comentó.



-Percibo la energía de Mazoui, y es muy elevada. Nunca he notado que despliegue tal cantidad de poder salvo cuando lucha.

-Puede que se esté entrenando. – Aventuró ella sin tomarlo muy en serio. –

-No lo creo.- Rebatió él para afirmar. – Es demasiado poder para un mero entrenamiento. Y detecto otras dos fuerzas tan poderosas como la suya que no reconozco. Podrían ser invasores y él estar en apuros. Debo ir a ayudarle. – Sentenció en tanto se concentraba en la energía de su amigo. –

-Por favor cariño, ten mucho…- Amatista no pudo ni concluir la frase, su esposo ya había desaparecido utilizando su translación instantánea – cuidado…- terminó con voz queda y mirando al vacío que hasta hacía solo un instante había ocupado Leval, con expresión muy preocupada, musitando. – Comprendo cada vez mejor los miedos de mis padres. Y lo que tanto desearon evitarnos. Cada vez que algo así sucede…



Sandy detectó algo también, levantándose de la cama inmediatamente.



-Son unas energías muy fuertes. -Se dijo con estupor e inquietud.- Sentía la de Mazoui y otras más que le eran desconocidas.- Esto no es normal. Algo está sucediendo.



 Había desde luego algo que no estaba bien. Lo llevaba percibiendo desde que retornó de Bios, era una extraña sensación de incomodidad por nada en concreto. Aparte de ese extraño avistamiento en el planeta. Su sexto sentido trataba de advertirla de algo, pero ¿de qué?



-¿Serán esos tipos otra vez?- Se dijo ella con creciente ansiedad.- Pensé que les habíamos derrotado por completo.



Pero no. Al menos su sexto sentido no parecía orientarla hacia eso. De hecho, no tenía ni idea, ni era capaz de sentir ahora más que las debilitadas auras de sus amigos. Al menos parecían estar a salvo. Suspiró, por ahora nada podía hacer. Intentó descansar, ya contactaría con ellos.



-Ojalá que estén bien. En cuanto pueda preguntaré…-Se prometió, tratando de dormir otra vez.-



En la Tierra las cosas no estaban mucho mejor. Usagi había visto el vídeo de su amiga. Setsuna estaba realmente desencajada por la preocupación y el temor. La imagen de la reina de los saiyajin llegó incluso a asustar a la futura reina de Neo Cristal Tokio, sobre todo cuando le rogaba casi entre sollozos.



-Amiga mía, ¡por favor!…te necesitamos. Quizás con el Cristal de Plata tú puedas hacer algo…sino, me temo que tendremos que luchar. Y no podría soportarlo. ¡No contra él! Tú me comprendes bien, pasaste por lo mismo una vez…Te ruego también que no dejes que Seren venga. Ella no es tonta. Sabe perfectamente que algo iba mal la última vez que estuvo aquí. ¡No le permitas volver, te lo imploro como madre! Estará más segura a tu lado…Espero poder contar contigo, como siempre...recuerda nuestro pacto, Serenity…Usagi-chan. Mi amiga…



            El mensaje terminaba así, dejando a la receptora en silencio y sin saber cómo reaccionar durante varios minutos. Casi estaba en shock. ¿Qué podría hacer?...Ella no ignoraba que aquel asunto era de la mayor gravedad. Sin embargo, no podía ir hasta Nuevo Vegeta.



-Cuanto lo siento, Setsuna… pero no soy yo la que tendrá que ayudaros. Ese cometido debe desempeñarlo otro que está por venir.



            El sonido de su teléfono móvil la sacó de aquellos tristes pensamientos. Apenas si pudo escuchar la voz de su marido.



-¿Moshi Moshi?... Hola Mamo-chan… ¿Qué?.. ¿Qué estáis aquí ya?...Bueno, no…luego te cuento. Dame tan solo unos minutos y me reuniré con vosotros. Adiós…



            Colgó y lanzó un largo suspiro. ¡Lo que le faltaba! Sus padres y su hermano habían venido con Mamoru, tal y como habían quedado en hacer. Y ella, como de costumbre, lo olvidó completamente, más con la situación tan complicada que tenía.



-Necesito un poco de tranquilidad.- Se dijo moviendo la cabeza y repasando su rostro ante un espejo.- Paso a paso… cálmate Usagi, ahora no eres Serenity…



            Pero tenía lágrimas tras haber escuchado y visto a su amiga en ese vídeo mensaje. Se esforzó por lavarse la cara y maquillarse de nuevo para ponerse presentable. Tras repasar también su blazer decidió que estaba perfecta.



-Bueno, y ahora a saludar a la familia como si no pasase nada…¡y es que para ellos, realmente es así!  Es lo malo de llevar una doble vida. Ellos no saben cuál es mi verdadera identidad. Pero cada vez me cuesta más tener que dividirme de esta manera. -Reflexionó en tanto se disponía a salir de su despacho para saludar a los suyos, pero justo entonces recibió una llamada directamente desde la Luna por el canal de emergencia.- ¡Oh, no!  ¿Qué puede estar sucediendo ahora?- Se dijo no sin fastidio cuando atendió aquella comunicación.-  



            Algún tiempo antes, en la Luna pese a todo, las cosas parecían calmadas. Al menos Nehie había podido dejar al embajador de los saiyajin algo más tranquilo. Ahora estaba sentada en su cama, junto a su gran espejo y suspirando delante de él.



-Granate, cariño… ¡Ojalá estuvieras aquí! Hay veces que todo esto me sobrepasa. Sin embargo, tú siempre encontrabas la forma de hacerme sonreír.



            Recordaba con nostalgia y cariño esos pocos días en los que ambos se enamoraron y recorrieron aquel enorme asteroide. El muchacho la llevaba a todas partes y tras cantar en el karaoke y pasear por aquel hermoso parque fueron a tomar algo. El joven la guió hasta un puesto de perritos calientes, como él los llamaba.



-Deme dos, por favor.- Le pidió al vendedor en tanto preguntaba a la chica.- ¿Cómo quieres el tuyo?

-¿El mío?.. No sé, ¿de qué forma se pueden pedir? - Inquirió la desconcertada joven.-

-Con kétchup, con cebolla, con mostaza, ¡con todo a la vez! - Se rio Granate, añadiendo.- Esa es mi combinación favorita.

-Bueno, pues que sea igual que el tuyo.- Sonrió ella.-



            Así se lo prepararon. Al poco iban los dos comiendo aquello, aunque a la soberana  no se le daba del todo bien y, al apretar el panecillo, algo de salsa le salió disparada a la cara.



-¡Ja, ja!- Se rio Granate, comentando jocoso.- Esa broma se la hacía a mi hermano Cory. Le ponía mucha salsa para que al apretar se le escurriera…

-¡Oh, vaya!- Se lamentó ella con apuro.- Debo de haberme puesto perdida. No me mires ahora. ¡Qué vergüenza! Debo de estar horrible…



            Aunque Granate enseguida dejó de reír y se aproximó a ella sujetando el rostro de la muchacha con ambas manos para susurrar con afecto.



-¿Horrible?, ¿tú?... Esas dos palabras jamás podrían ir juntas. Eres la chica más hermosa que he conocido jamás, en todos los sentidos.



            Neherenia se ruborizó ahora, y ya no precisamente por la mancha de kétchup. Muy solícitamente el joven sacó un pañuelo y la limpió la mejilla derecha. Sin dar tiempo a su interlocutora a decir palabra, él añadió con un susurro.



-Creo que tienes algo todavía en los labios.



            Ella quiso pasarse la lengua para limpiarlo pero en su lugar recibió un beso de él aprovechando esa circunstancia. Al principio lo encajó atónita, luego se abrazó a él prolongándolo. Al separarse ambos él sonrió una vez más y le susurró.



-Mi hermosa reina de la Luna Nueva…con kétchup todavía sabes mejor…



            Y tras devolverle la mirada entre atónita y desconcertada, ella se rio…Granate la acompañó con sus propias carcajadas. Hasta tuvieron que sentarse en un banco cercano.



-Esto me trae buenos recuerdos de la Golden. Con Idina, Heather y las demás…Tengo muchas ganas de volver a verlas. Pero al mismo tiempo no quiero separarme de ti…

-Nunca nos separaremos.- Afirmó Granate declarando.- Al menos yo tengo un hueco muy grande aquí.- Y señaló su pecho para sentenciar.- Donde te llevo siempre a cualquier sitio. Tú puedes hacer igual. Aunque yo abulte un poco más.



            La muchacha asintió abrazándose a él en tanto Granate añadía divertido.



-Y cuando vuelvas dale muchos besos a mi primita Idina por mí. Aunque tampoco te pases, no vaya a pensar cosas raras. Ya sabes lo modosita que es.



Neherenia se rio una vez más. Así era en el caso de su querida amiga.



-Ella me lo advirtió, eres un bromista. Me contó que a tu prima Amatista la tenías realmente frita.

-Sí, menos mal que no me echó la mano encima.- Se reía Granate, comentándole con complicidad.- Una vez, en la piscina de los padres de Leval y Kerria…



Le contó algo que la hizo reír sin parar. Neherenia tuvo que apoyarse en un árbol. Tratando de imaginarse la escena.



-¿Qué le hiciste, qué?- Intentaba preguntar entre  carcajadas, con las lágrimas saltándose.-

-Bueno, me ofrecí a darle crema pero en realidad era sirope.- Le repitió el chico, poniendo cara de inocente.- Ya le dije que fue una confusión, pero claro, todos los bichos iban a por ella. Tuvo que tirarse de cabeza a la piscina. Y luego quiso tirarme a mí. ¡Pero quitándole el agua a la piscina antes! Y no veas en otra ocasión, como lo pasamos con el novio de la prima Ky. ¡El pobre Brian! Se alegró en exceso durante una batalla naval. ¡realmente, eso de naval se le podía aplicar al muchacho! Se pasó un buen rato dentro del agua, a remojo, ¡para bajar su ánimo! Ya me comprendes.



Oyendo aquello Neherenia no podía parar de reír, incluso sujetándose el abdomen. Al fin pudo controlarse. Miraba llena de amor a su novio y cerraba los ojos sintiéndose afortunada por ser tan feliz. Ahora, al abrirlos, su propio reflejo en su gran espejo era quién le devolvía la mirada cuando salió de aquella ensoñación.



-Te sigo echando de menos, mi amor.- Musitó aun con una leve sonrisa tras rememorar aquello.- Y te sigo llevando dentro de mí…Siempre habrá un lugar en mi corazón para ti.



            Aunque no tuvo más tiempo para dedicarlo a la nostalgia. El teléfono de sus habitaciones sonó. Y era la línea de asuntos de gobierno. Aquello no solía significar nada bueno. Enseguida se rehízo en porte y tono de voz cuando conectó la vídeo pantalla.



-¿Qué sucede?- Quiso saber.-



            Uno de sus ministros aparecía en el monitor, con gesto preocupado le dijo.



-Majestad. Hemos recibido informes desde el asteroide que orbita Bios. Al parecer han sufrido un ataque de enemigos desconocidos.

-¿Qué clase de ataque? ¿Han sufrido bajas?- Se interesó de inmediato la soberana.-

-No disponemos aún de esa clase de información. – Replicó aquel tipo con gesto evidentemente inquieto.-

-Indague lo que pueda e infórmeme tan pronto haya alguna nueva noticia.- Le ordenó Nehie.-

-Sí, Majestad.- Convino el ministro despidiendo la comunicación.-



            La reina suspiró llevándose una mano a la frente. Se tumbó en su cama y trató de pensar. Parecía que todo se les echaba encima al mismo tiempo. Primero, las preocupantes noticias de Nuevo Vegeta, ahora esto. Dudada de que Endimión y Serenity pudieran hacerse cargo de tantas cosas a la vez. Así que ella trataría de ayudarles. Quizás tuviera que posponer su vuelta a la Golden. ¡Con lo que echaba de menos a Idina, a Heather y al resto de sus amigas y compañeras de allí!..



-No me queda más remedio que informar a Serenity. Luego a ver qué hago.- Se dijo con resignación.- Aunque antes de eso, creo que tomaré algo, ya tengo hambre.



            Y en efecto, lo primero fue llamar a su doncella personal. Esta enseguida apareció, tras llamar a la puerta, Nehie la autorizó a entrar.



-¿Deseabais verme, Majestad?- Inquirió una hermosa joven de cabello rubio hasta los hombros y ojos azules.

-Sí Anaris. Pide que me traigan el almuerzo a mis habitaciones privadas. Tengo muchas cosas que hacer.- Le indicó la soberana.-

-Así se hará, Majestad.- Convino esta, retirándose.-



            Y así lo hizo, a los veinte minutos esa chica reapareció con una bandeja de plata en donde llevaba un consomé, pescado hervido y algo de fruta. Al ver aquello, Neherenia frunció el ceño suspirando.



-¿Otra vez pescado?- le preguntó a su camarera con resignación.-

-Sí, Majestad. El Caballero De La Lune dio el menú de la semana al cocinero Real esta misma mañana.- Le contó la apurada jovencita.-

-¿Sabes una cosa?- Se sonrió la soberana comentándole a la chica con tono de complicidad.- Hoy no me apetece pescado. Ya lo comí ayer, y hace tres días.

-¿Y qué os apetece, Señora?- Inquirió la rubia doncella.-



            Eso la hizo sonreír, por unos instantes volvió a recordar esa pícara expresión de Granate cuando el chico tramaba alguna de las suyas y le susurró al oído a la perpleja camarera.



-¿Conoces ese domo cerca de palacio en donde se preparan comidas al estilo terrestre?

-Sí, Majestad.- Se atrevió a responder tímidamente la interpelada.-

-Pues bien. Acércate allí y tráeme un par de perritos calientes con unas patatas.- Le pidió Nehie.-



            La perpleja doncella la observó con los ojos muy abiertos, siendo apenas capaz de balbucir.



-Pero, Señora, el Caballero de la Lune me dijo…

-Anaris.- La interrumpió jovialmente Neherenia, para agregar.- Me importa un pimiento lo que te haya dicho el Caballero de la Lune. Si tiene alguna queja que venga a discutirla conmigo. Es más, te diré que vamos a hacer. Llamas a los del puesto de ese domo y encargas que nos traigan cuatro perritos, ración grande de patatas y dos refrescos, después te vienes a almorzar conmigo.

-¿Yo?- Exclamó la perpleja jovencita, señalándose a sí misma en el pecho.-

-Anda, date prisa.- Se sonrió su soberana, remachando.- Que empiezo a tener mucha hambre.

-¿Y qué hago con esto?- Inquirió la apurada muchacha, mirando a la bandeja que había depositado sobre una cercana mesita de madera.-

-Bueno, nos los compartimos como aperitivo. Sería hacerle un feo muy grande al cocinero Real tener que devolverlo.- Repuso la soberana, con expresión pícara.-



            Su perpleja doncella asintió saliendo a cumplir con el encargo. Neherenia sonrió, al menos por unos instantes se había quitado toda aquella tensión. Desde luego echaba muchísimo de menos a Granate y también a  sus amigas de la Golden. Al menos a ellas podrá volver a verlas.



-Sí, ya lo dice Heather. Antes de un examen difícil, comer algo rico ayuda mucho. Supongo que eso puede aplicarse también a la alta política y otros problemas a escala cósmica.- Meditó.-



            Y tras unos veinte minutos más o menos, Anaris retornó con ese insólito pedido. Llevando un par de paquetes en los que traía todo. Después de depositarlos sobre un escritorio cercano, las dos se repartieron el pescado y el consomé.



-Gracias por invitarme, Señora.- Pudo decir la muchacha.-

-De nada. ¿Sabes?- le comentó en confianza.- Estos son los mejores almuerzos, mucho más divertidos que las comidas de trabajo con el Consejo de Ministros.



Su interlocutora asintió levemente, aunque por refrescante que fuera aquello, los problemas seguían estando ahí. De modo que, en tanto comía, Neherenia intentaba pensar en un curso de acción.



-¡Hay algo que os inquiete, majestad?- Se atrevió a preguntar esa muchacha.-

-Unas cuantas cosas, Anaris.- Admitió su interlocutora, agregando sin embargo con jovialidad.- Por eso, es mejor no tener el estómago vacío.

-La verdad, señora. En ese domo hacen unos perritos deliciosos y unas hamburguesas muy ricas.

-¿Ah sí?- Exclamó la soberana, decidiendo de inmediato.- Pues mañana mismo irás a traer algunas para que cenemos.

-¿No creéis que el caballero de la Lune se enojará?- Inquirió la doncella con prevención.-

-No lo creo.- Afirmó despreocupadamente Neherenia, alegando divertida.- Y si lo hace, peor para él. De todos modos siempre podemos invitarle. Sería interesante verle comer una hamburguesa o un perrito sin mancharse de kétchup.



            Eso hizo reír cantarinamente a Anaris y Neherenia se contagió también. Al menos ese momento la relajó de sus preocupaciones de gobierno. Aunque tras concluir la cena su doncella se despidió llevándose la bandeja y prometiendo tirar los envoltorios con mucho sigilo, para que el inefable Chambelán Mayor no los descubriera.



-Esta chica es un encanto. ¡Ojalá mi mayor problema fuese que De la Lune me pillase comiendo perritos calientes, o golosinas a escondidas como cuando era niña!- Suspiró nostalgicamente la reina una vez estuvo a solas de nuevo.-



Y dejando a un lado ese lúdico momento volvió a centrarse en lo que tenía en mente. Lo primero era contactar con Serenity. Tuvo que aguardar algo para lograrlo pero, finalmente, tras marcar la clave y utilizar el canal de emergencia, contactó con su amiga y mentora para informarle de lo sucedido en el asteroide…

 

                 anterior                                                                 siguiente


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)