Mazoui caminaba lentamente por el parque de la
ciudad, trataba de poner en orden sus ideas. Quizá él no fuera lo bastante
bueno para Satory, y lo peor era que un temor constante le asaltaba. ¿Podría
controlarse siempre? No sabía si lo que le ocurrió con Sandy podría repetirse.
Satory no era como ésta, sino una chica frágil y muy impresionable, no lo soportaría. No quería aterrorizarla
cualquier día que no pudiese dominarse, no. Eso no sería justo para ella. Recordaba
también lo angustioso y doloroso que fue para su propia madre contarle la
verdad. Hacía algunos años, cuando ese atracador le desveló sus auténticos
orígenes. Por fortuna, la intervención
de su tío Roy le hizo tomar una nueva perspectiva. No obstante, eso no
eliminaba la amargura que sintió cuando pudo chalar a solas con su madre.
Estaban los dos en el hotel, tras haber visitado a la familia de la hermana de
Karaberasu. Mazoui, sentado en su cama se abstraía en sus pensamientos. Su
madre se sentó junto a él.
-Hijo.- Musitó ella mirándole con una expresión
consternada pero llena de un gran amor a la vez.- Lo siento muchísimo, nunca
quise que te enterases de esto, y mucho menos así.
-No tienes la culpa, mamá.- Musitó él bajando la
cabeza y mirando hacia sus manos entrelazadas.-
-No cariño, en parte sí que la tengo.- Sollozó ella
intentando contener sus lágrimas sin lograrlo.- ¿Sabes? Hay algo que siempre me
ha atormentado.
-Comprendo que, si ese monstruo te hizo algo tan
terrible, tengas esa sensación.- Repuso él.- ¡Ojalá que no lo hubiese hecho! ¡Y
que yo no hubiera nacido nunca!
Al
oír eso su madre rompió a llorar, abrazándole con todo el cariño del que fue
capaz, balbuciendo llena de pesar.
-No mi niño, ¡no pienses esas cosas!
-Pero sé que debió de ser terrible para ti. Lo veo
en tus ojos.- Afirmó él, para sollozar a su vez.- Imagino que querrías haberte
podido librar de esa carga. ¿Verdad, mamá?
Su
interlocutora estaba pálida ahora, apenas era capaz de enfrentar su mirada a la
de él, se tapaba la cara con las manos y únicamente podía gemir llorando
mientras Mazoui, con lágrimas también, adivinaba con una terrible precisión.
-Intentarías abortarme, ¿qué otra cosa podrías haber
hecho?
Y
tras unos momentos de no poder dejar de llorar llena de consternación, Kalie
fue sin embargo capaz de mirarle al fin y asentir despacio, para musitar casi
sin poder articular palabra.
-No te puedo mentir, tú ves a través de mí,
cariño…te suplico que intentes comprender. Fue muy traumático para mí, no
solamente lo que ese monstruo me hizo, después, cuando supe que estaba
embarazada, yo…¡no sabía que iba a suceder! Ni qué clase de hijo podría
concebir de un ser semejante. Pero, también debes saber que te digo la verdad.
Desde el mismo instante en que te tuve en mis brazos te quise más que a nada en
el mundo…
Ahora
fue él quien lloró sin poder evitarlo abrazándose a su madre que le apretó
entre sus brazos como si temiera perderle cuando se soltase. Entre lágrimas
Mazoui pudo replicar.
-Siempre he querido que estés orgullosa de mí. Y
ahora, quiero que lo estés con mayor motivo, no deseo convertirme en un
monstruo como ese que me engendró. Haré lo que sea para actuar bien, ser lo
opuesto a él…quizás así puedas perdonarme…
-Mi amor, no tengo nada que perdonarte. ¡Jamás
pienses eso! Tú no eres culpable de nada. Y ya estoy muy orgullosa de ti!.- Gimió
Kalie.- Junto a tu hermana y a tu padre, tu padre de verdad, Mathew, el que te
ha criado, ¡eres lo mejor que tengo en mi vida!
El
chico pudo esbozar una leve sonrisa para tomar las manos de su devastada madre
entre las suyas y asegurarle con afectuoso tono en su voz quebrada.
-Te lo prometo, mamá. Vaya donde vaya y haga lo que
haga, me dedicaré a proteger y ayudar a los inocentes. Compensaré los pecados
de ese monstruo que me engendró…aunque me lleve la vida entera.
-Tú no eres responsable de ellos, cariño.- Se
apresuró a replicar ella, con visible pesar.- Nunca lo has sido. Eres una víctima
más. Pero tenemos que ser fuertes, no lo olvides.
Pero
él, prosiguió, alegando con una mezcla de resolución y tristeza.
-Y no haré desgraciada a ninguna mujer. No quiero
que, por culpa de mi biología, ninguna se vea abocada a tener un hijo como yo…
Ahora
su madre se secó las lágrimas y ganando entereza rebatió.
-Escúchame mi amor, no hay nada malo en tu biología,
la maldad está en la forma de pensar y de actuar. Hay humanos mucho peores que
cualquier demonio que yo haya visto, eso te lo puedo asegurar. Así que, si
algún día te enamoras de una buena chica, ten el valor de hacerle partícipe de
cómo eres. Si de veras te ama, te aceptará, estoy segura..
El chico se quedó pensativo deseando que su madre
tuviera razón. Pero aquello era más fácil decirlo que lograrlo. Por eso dudaba
tanto. No quería que Satory sufriera o le mirase aterrada cuando supiera cómo
era en realidad él. Ahora, en su paseo por aquel parque, andaba embebido en sus
pensamientos cuando una voz le llamó a su espalda. Era muy tarde, la noche
artificial había caído hacía un rato en la nave. Mazoui no veía a nadie y lo
que es más, no sentía ninguna presencia. Entonces... ¿quién era? Se preguntaba
eso cuando la voz que ahora identificó como perteneciente a una mujer, volvió a
llamarle.
-¿Quién es?- Inquirió el muchacho mirando en todas
direcciones con visible desconcierto para exigir.- Da la cara.
Soa
había bajado de nuevo a la nave, vio a uno de esos graciosos seres y decidió
observarlo más de cerca, tenía ganas de preguntarle algunas cosas.
- Oye tú, criatura... ¿por qué estás aquí sola? -
Inquirió dirigiéndose a ese humano que paseaba por ahí. – Siempre estáis
juntas…¿te has perdido?
-¿Qué? - Respondió en voz alta Mazoui que se volvió
y vio a una mujer de rasgos orientales, su piel era de color café claro y tenía
unos brillantes ojos azules. Él le inquirió a su vez con malestar. -¿Quién eres
tú? ¿Por qué me estás espiando?
- Yo pregunté antes - dijo Soa con voz juguetona. -
Dímelo,- insistió poniéndose junto al
muchacho tan rápido que él no pudo darse cuenta. -
- Perdona,- dijo él asombrado por la velocidad de
esa mujer y respondiéndole más calmado para ver si se libraba de ella. - Me
gusta pasear sólo de vez en cuando, así me concentro en mis pensamientos. Ahora,
contéstame tú.
Soa
se rio y danzó alrededor de Mazoui, éste no sabía cómo actuar. Podría ser la
mujer que Leval vio en su casa. Desde luego tenía una rapidez inaudita, incluso
para alguien como él. Ahora estaba convencido de que su primo no se había
imaginado nada. Entonces, lo mejor sería andarse con cuidado, pero en ese
instante sintió una energía familiar que se acercaba, casi inmediatamente escuchó
una voz femenina conocida que le llamaba.
- ¡Oh no!, es Satory, ¿qué hace aquí? - Se dijo con
inquietud. -
La
muchacha había salido de su casa unos minutos después de que su pareja la
hubiese dejado allí. Le notaba ausente y quiso ir en su busca para intentar
averiguar lo que le ocurría y tratar de aclarar las cosas entre ellos de una
vez por todas. Ella sospechaba que una preocupación importante le rondaba por
la cabeza. Sabía que le gustaba ir a pasear al bosque y decidió ir hacia allí. Fue
entonces cuando escuchó una cantarina voz femenina y observó tras unos
matorrales. Vio a su novio, revoloteando
junto a él estaba una mujer. Satory salió de los arbustos y se acercó mientras
decía.
-¿Qué ocurre, Mazoui?...
- Vete de aquí, Satory,- le pidió él con
preocupación. - No estás segura, no puedo protegerte.
-¿Es por ella?,- preguntó reconociendo a esa chica
como la extraña de la tienda, quizás había seducido a Mazoui, no sería de
extrañar, era muy atractiva. - ¿Por eso estabas tan distante conmigo? Comprendo,
no te volveré a molestar más.- Añadió entre apenada y dolida, dándose la vuelta
para alejarse de allí. -
- No, no es lo que tú piensas. - Se apresuró a decir
él dirigiéndose hacia ella. -
Soa
asistía a la conversación entre ambos, divertida. No entendía lo que pasaba
pero le interesaba mucho escuchar a los humanos. Les encontraba muy graciosos
cuando ponían esas expresiones en sus caritas. Entonces apareció Buruk. Éste le
preguntó algo molesto en su tono.
-¿Otra vez, Soa? ¿Pero por qué eres tan insistente
en contactar con estos seres?
- Quiero ver como se comportan, me divierte.- Le
contestó ella señalando a los dos en cuestión que observaba. -
El
muchacho se acercó a Satory y la abrazó para mantenerla alejada de esos dos
extraños. Su instinto le decía que podían ser muy peligrosos, incluso para él.
- No te comprendo. ¿Qué estás haciendo?- Pudo
preguntar la aturdida muchacha.-
- Créeme. No es lo que tú crees. Puedo explicarlo,
pero no ahora, ni aquí. Debemos irnos, esos individuos no son gente normal.- Le
comentó a la chica que, atónita, tuvo que darle la razón al recordar el
incidente de la tienda con esa extraña mujer. – Y en cuanto a lo piensas, te aseguro
que nunca haría eso, para mí solamente estás tú. Por eso tengo miedo…
Y
pese a que se sorprendió de escuchar eso último, la joven se sintió más
aliviada respecto de la fidelidad de Mazoui, aunque inquieta ahora por el
posible peligro que tuvieran esos dos individuos, le inquirió a su novio.
-¿Qué hacemos?
- Lo mejor será...
Pero él no pudo terminar la frase puesto que Soa se
acercó hasta ambos.
- Quitáos vuestras ropas y hacer hijos,- les pidió
con interés. - Eso es lo que nos dijo otro humano que hacíais, quiero ver como.
- ¿Qué? - exclamó Satory roja de vergüenza y
reconociendo también al gran hombre negro que acababa de aparecer en tanto
balbuceaba. - Pero, ¿qué estás diciendo? ¿Estás loca? ¿Cómo vamos a hacer eso?
-¿No sabéis hacerlo?,- preguntó esa chica en un tono
de decepción dirigiéndose a su compañero. - Oye Buruk ¿no podríamos animarlos?
Su
compañero asintió y sin que Mazoui pudiera reaccionar siquiera le arrebató a
Satory y se elevó con ella a una altura considerable por encima de él. El
muchacho le gritó entre furioso y alarmado.
-¡Déjala! , ella no puede verse involucrada en algo
como esto, es débil, no lo soportaría.
- Ella es débil y tú también ¿Qué más da? - Afirmó
Soa sin darle ninguna importancia. - Para nosotros sois iguales. Venga Buruk,
dásela y que hagan hijos.- Le pidió a su compañero con visible impaciencia e
interés. – Pero no la estropees, ¿eh? Que si no, no podrán.
El
gran negro descendió del aire posándose con suavidad en el suelo en tanto
sujetaba entre uno de sus colosales brazos a Satory quien estaba paralizada a partes iguales por
el asombro y el miedo.
-¡Ya basta!-
gritó Mazoui bastante irritado. - ¿Es que sois idiotas o qué? Eso no puede
hacerse por las buenas y se tarda mucho tiempo para conseguir lo que tú pides.
Además, debemos querer hacerlo. ¿Te piensas que somos tus conejos de indias? - Le recriminó
lanzándose contra Soa y tratando de agarrarla, pero ella se apartó tan
rápido que el muchacho chocó contra un árbol derribándolo. –
-¡Qué divertido! – Rio esa mujer tan particular
evitando todas y cada una de las acometidas e intentos de Mazoui por atraparla,
en tanto exclamaba con regocijo.- ¡Jugamos al que te pillo!
Buruk observó la escena con más curiosidad de la
que había mostrado hasta el momento y perdiendo el interés por su presa la
soltó cerca del suelo. Satory aterrizó
sin contratiempos quedándose a gatas en tanto que su captor, sonriendo
divertido, se acercó a esa otra criatura.
-¿Eres combativo, eh?....vamos a ver si puedo
divertirme un poco.
-Si quieres pelea vayamos a otro sitio.- Le replicó Mazoui,
intentando alejarse lo más posible de Satory. –
-¡Ja, ja, ja, ja!- Se rio Buruk, sentenciando.- ¡Tú
no eres digno de medirte conmigo! Pero veremos como te comportas contra estos.
Chasqueó los dedos y ante el asombro de Mazoui
aparecieron delante de él dos seres de apariencia extraterrestre, con cuatro
brazos y una cabeza grande, casi tres veces el normal en un humano y con unos
dientes enormes. Buruk con un gesto de regocijo explicó.
- Son luchadores Ornomas del planeta Gund, además de
acabar con su adversario les gusta devorarlo después....
-¡Maldita sea!, noto que son muy fuertes, si no
lucho con todo mi poder me vencerán seguro, pero Satory está delante. - Pensó
Mazoui, aunque el rápido ataque de los monstruos no le dejó otra alternativa. –
No puedo hacer otra cosa…
Ante
los ataques sin cuartel de ambos al chico no le quedó otro remedio que prescindir
de cualquier tipo de temor por su secreto y tuvo recurrir a su apariencia
demoniaca para luchar y liberar así toda su energía. Comenzó una pelea muy
igualada ante la atenta mirada de Buruk. Satory se levantó y pudo presenciar la
lucha. No salía de su asombro al ver el terrible aspecto que lucía su novio,
pero éste, pese a luchar con todas sus fuerzas perdía terreno. Estaba
acorralado y los dos alíens se relamían pensando en su victoria cuando un rayo
de energía lanzó a uno contra una arboleda cercana, otro rayo hirió al segundo.
El agotado Mazoui levantó la vista y pudo ver dos siluetas, una brillaba con un
gran destello dorado, eran Giaal y Leval. Ambos habían sentido la energía de su
amigo y las de sus dos monstruosos oponentes. Salieron sin dar explicaciones a
sus respectivas parejas y se plantaron en el parque en cuestión de segundos,
justo a tiempo.
- Descansa amigo -
le ofreció Giaal. - Nosotros nos encargaremos de ellos.
- Gracias chicos - respondió Mazoui con su ahora gutural voz entrecortada por
jadeos de cansancio para advertirles. -
Tened cuidado, son muy fuertes.
- No te preocupes - le contestó Leval observando a
sus enemigos concentrado para sentenciar. - Ya lo hemos notado.
Y
sin perder ni un segundo más ambos atacaron a los aliens que se había recobrado
de forma bastante rápida. Entablando una lucha muy nivelada lograron hacerles
perder terreno. Estaban a punto de vencerles cuando Buruk interrumpió el
combate.
- Esto ha sido divertido, ya iba siendo hora de que
algo lo fuese, pero yo también quiero participar de la diversión.- Volvió a chasquear
los dedos y esos extraños seres desaparecieron como si jamás hubieran estado
allí, mientras el coloso afirmaba con
deleite. - Ahora me toca a mí jugar un rato.
Leval
y Giaal se posaron junto a Mazoui. El extraterrestre le dio una alubia y su
amigo se la tomó recobrando su fuerza. Puestos en pie los tres y emitiendo sus
potentes energías que crearon un surco en el suelo, se encararon con aquel
gigantesco tipo.
- Bien. No sé quiénes sois ni lo que pretendéis -
comentó Leval con tono desafiante. -
Pero veamos que sois capaces de hacer contra los tres al mismo tiempo.
Por
toda respuesta Buruk sonrió de oreja a oreja, desapareció de la vista de los
muchachos y antes de que ninguno lo advirtiese ya había golpeado a Giaal y a
Leval lanzándoles contra el suelo. Mazoui contraatacó golpeando a su enemigo
con todas sus fuerzas pero para su asombro, le atravesó como si se tratase de
un fantasma.
-¡Eso es jugar sucio!,- le gritó al recobrarse de la
impresión, para protestar indignado. - Si pudiese darte ya verías lo que es
bueno.
-¿Sería más divertido?- preguntó su intrigado adversario.
-
- Ya lo creo que sí. - Replicó su oponente sonriendo
con sarcasmo. -
Ese
enorme tipo se acercó a él andando despacio, incluso Mazoui estaba impresionado
por la tremenda altura que tenía. Él mismo, que medía metro noventa y cuatro de
estatura, apenas si le llegaba al hombro. Por su parte, ofreciéndole la
barbilla, el musculoso ser le retó con despreocupación e incluso parecía que
regocijo.
- A ver si me diviertes un poco pequeña criatura.
En
eso sus compañeros se habían recobrado y
atacaron también. Mazoui aprovechó y dio un gancho a la barbilla de Buruk con
todas sus fuerzas. Aquel golpe habría destrozado una manzana de casas pero su
adversario no se movió ni un milímetro. Leval y Giaal soltaron sobre él una
lluvia de golpes que tampoco le hizo inmutarse. Soa, a todo esto, miraba la lucha con reprobación y Satory
estaba con la boca abierta.
- No sé como te gusta algo tan poco evolucionado, es
aburrido. - Comentó cruzándose de brazos la mulata sin mostrar demasiado
interés. -
Buruk
contestó ignorando la lluvia de golpes que estaba recibiendo, como si no fueran
con él, ante el asombro de sus oponentes.
- Cada uno tiene sus gustos, yo no entiendo que veis
tú y Zoen en estas criaturas, ni Dialen tampoco lo comprende. Vosotras sí que sois
de lo más raro.
- Muchachos - advirtió Leval a sus amigos - ¡Apartaros!,-
estos lo hicieron con celeridad, Mazoui tomó a Satory en brazos alejándola de
allí, antes de que la chica pudiera ni darse cuenta.
-Ten cuidado, no olvides que estamos en la nave .-
Le recordó Giaal.-
-Sabe lo que hace.- Le contestó Mazoui.-
Así era. Su amigo mientras concentró sus fuerzas
como súper guerrero haciendo temblar el suelo y lanzó entonces una potente
ráfaga de energía que devastó medio parque, aunque concentrando la energía para
evitar daños mayores. Durante ese tiempo, los operativos de seguridad y las
gentes de la ciudad, alertadas por la lucha, se habían acercado hasta allí.
Aunque permanecieron alejados de la zona de conflicto por un cordón militar.
Las alarmas sonaron en toda la nave y de inmediato partieron para allá
dotaciones militares. Sin embargo, tras observar la magnitud del combate y las
fuerzas de los contendientes, optaron por mantenerse replegadas más allá de la
zona de seguridad.
-¡Atención, atención! Alerta roja en el cuadrante
alfa tres, la población civil debe evacuar inmediatamente, repetimos, inmediatamente.-
Sonó el aviso de megafonía, en tanto patrullas militares tomaban posiciones en
el perímetro de esa zona con todo tipo de armamento, incluyendo blindados. -
Evacúen a todo el personal no esencial en un radio de dos kilómetros, no es un
simulacro…
No
obstante, el ataque de Leval resultó tan inútil como todo lo demás. El súper
guerrero no salía de su asombro. ¡Aquello habría devastado una región entera de
cualquier planeta! De hecho, tal y como sus compañeros habían anticipado, tuvo
que ser muy cuidadoso concentrando su poder para evitar hacer saltar por los aires
todo el asteroide. Pero su enemigo ni parecía haberlo notado. Fue entonces
cuando Buruk reaccionó de improviso agarrándoles a él y a Giaal por el cuello y
estampándoles contra una pared de un edificio cercano que se derrumbó sobre
ellos dejándoles fuera de combate. Mazoui, preocupado por sus amigos pero
furioso al mismo tiempo, dejó a la impactada Satory en un sitio seguro y atacó
al gigante con sus colmillos y sus ojos rojos intensos, pero aquel coloso se
limitó a parar sus golpes y a agarrarle abrazándole con una potente presa.
-¡Bah!- despreció aquel ser mirando el aspecto
demoniaco de su adversario sin inmutarse. - Yo también sé hacer eso, me queda mejor
que a ti, fíjate.
Y para demostrarlo abrió su gran boca desplegando
unos enormes dientes que parecían estar hechos de acero, sonrió animado haciendo
ademán de clavarlos en el cuello de Mazoui que trataba de zafarse horrorizado.
-¡Ja, ja, ja!, esto es divertido.- Exclamó aquel coloso
mientras soltaba a su presa dándole una patada que le lanzó al suelo. Este
apenas podía sostenerse tras semejante golpe y se derrumbó sin sentido en tanto
su vencedor declaraba con despreocupación.- Bueno, creo que ya se acabó.
El gigante se acercó presto a rematarlo cuando
Satory se arrodilló ante Soa y le suplicó aterrada.
-¡Por favor, no dejes que lo haga, no dejes que lo
mate!
-¿Matar? Buruk sólo juega. ¿Qué importa eso?,-
sonrió Soa. - Hay muchos humanos más. ¿Y qué es matar? ¿Es divertido?
- No, no lo es. – Pudo oponer la temblorosa chica
que apenas sí podía creer lo que oía - ¿Pero de dónde salían aquellos extraños
individuos? ¿Cómo podían preguntar eso? - Te lo suplico - insistió Satory
llorando desesperada mientras replicaba. - No… no hay más como él, es único.
Por lo menos lo es para mí. Por favor, si tienes sentimientos impide que lo
haga.
-¿Eh?- la mira Soa sin comprender para interrogarla.
- Sentimientos.... ¿qué son sentimientos?
Satory
enmudeció aterrada. Ante eso ¿qué podría decir? Mas al ver a Mazoui malherido
consiguió reaccionar. Y viendo que no servía apelar con su corazón, utilizó su
inteligencia.
- Si tu compañero le mata no podrá divertirse tanto
con nadie más. Los otros humanos son mucho más débiles. - Comentó ahora
pretendiendo tener un tono más analítico. – No podría jugar igual.
De
hecho el gigante se sintió atraído por esos otros seres que, subidos a
estrafalarias máquinas, se dirigieron a él. Soa también miró hacia allí con
curiosidad.
-Usted, deténgase inmediatamente. Ríndase o
abriremos fuego. – Le conminó la voz de un comandante que dirigía el escuadrón
que estaba más en vanguardia.-
Aunque
el gigante dejó de prestarles atención y se giró para volver hacia el objeto de
su entretenimiento. No obstante, los soldados apuntaron con sus armas y la voz
de su oficial volvió a oírse.
-Es la última advertencia. Deponga su actitud o nos
veremos obligados a disparar.
El
coloso se volvió nuevamente hacia el grupo y algo intrigado les preguntó.
-¿Eso de disparar es divertido?
Y
sin esperar réplica exhibió sus fauces acompañadas de un grito que lanzó a
varios soldados a varios metros para atrás…
-¡Fuego!- tronó la voz del comandante haciendo que
tantos los carros de combate como las ametralladoras disparasen concentrando
sus ráfagas en aquel tipo… ¡Fuego a discreción!
No
obstante, cuando el humo y los destellos de las detonaciones cesaron Buruk
seguía allí, observándoles imperturbable. Asustada, Satory tuvo el tiempo justo
de tirarse al suelo tapándose los oídos ante la atónita mirada de Soa que
dedujo entusiasmada al terminar todas las descargas.
-¡Ah!, es un juego…hacen ruidos y ponen luces… pero
me gustaban más las de esas criaturas tan monas que se ponían de colores…
Satory
tuvo tiempo de recobrarse lo justo como para seguir con su anterior
argumentación.
-Eso, ya has visto que no son tan bonitas como las
otras. Y si termináis con esta criatura no podrán hacer más.- Sentenció
señalando al tendido e inconsciente Mazoui.-
- Vaya, eso no le va a gustar a Buruk.- Afirmó
reflexivamente Soa que desapareciendo al instante reapareció interponiéndose entre
su compañero y esa criaturilla, preguntándole jovialmente al coloso. - Oye,
¿quieres matar a ese humano?
- Bueno.- Replicó despreocupadamente el gigante en
tanto se encogía hombros. - No se me había ocurrido, ¿por qué? ¿Para qué sirve
matar? ¿Es interesante?
- Es muy frágil,- le explicó Soa. - Si le golpeas
más parece que se morirá o algo así, entonces ya no podrás jugar más con ese
humano y la humana esa dice que no podrás divertirte de esa manera con los
otros, que son más débiles.
- ¿Más débiles todavía?- Se sorprendió aquel tipo. –
Sí, es verdad. Con sus juguetes que hacen ruidos no me lo he pasado igual de bien
que con esas tontas criaturas que brillaban. Entonces le dejo, porque me estaba
entreteniendo un poco al fin. - Declaró Buruk sin darle más importancia. - Vámonos,
por ahora ya me he divertido. Tendremos que esperar a que vuelvan a estar bien.
-¿Podríamos ponerles bien nosotros?- Exclamó una
entusiasmada Soa.-
-¡No!- Eso no me parece interesante. Vámonos.- Repuso
su compañero.- Espero que haya algo más divertido por ahí.
A su contertulia le pareció una buena idea. Aunque
comentó dirigiéndose a la espantada y atónita Satory, guiñándole un ojo.
-Cuando tu humano esté bien, tenéis que hacer
algunos hijos de esos. Quiero saber lo que son. ¿Vale?
Y sin dar tiempo a la anonadada chica para replicar,
ella y su compañero desaparecieron al instante.
-¿Pero quiénes son?- se preguntaba la muchacha que
no salía de su estupefacción y temor. -¿Qué son?...¡es terrible! Estamos
totalmente indefensos ante ellos.
Aunque ahora no había tiempo para preocuparse más
por eso. Debía auxiliar a los muchachos. Tras la desaparición de esos seres un
montón de curiosos rodearon el área del parque. A algunos cientos de metros las
tropas avanzaron ahora más seguras al haberse extinguido los ecos de la
refriega. El oficial al mando y sus subordinados estaban atónitos. ¡Habían
vaciado los cargadores y bombardeado a ese tipo o lo que fuera y toda esa
potencia de fuego combinada no le hizo ni un rasguño! Por fortuna para ellos, y
a la vista de cómo había dejado a sus otros oponentes, esa criatura decidió no contratacar.
-¿Qué hacemos, señor?- Le inquirió un asombrado
teniente a su superior.-
-Limítense a acordonar esta zona y llame solicitando
nuevas instrucciones.- Fue la réplica de su no menos anonadado jefe.- Y luego,
rezar dando gracias a que estemos enteros todavía.
Mientras tanto, Satory corrió junto a su novio y
trató de ayudarle a incorporarse. Volviendo en sí trabajosamente, él, con la voz débil y entrecortada, a duras
penas le indicó.
- En mi cinturón, busca una alubia.- La joven buscó
afanosamente y afortunadamente la encontró, se la dio a Mazoui que la masticó a
duras penas logrando recuperarse en su mayor parte. Aun así, se levantó
trabajosamente y miró buscando a Leval y Giaal. – Espérame, no te muevas.- Le
pidió y salió a buscar a sus amigos hacia las ruinas del edificio.- ¡Vamos
muchachos, aguantad!, ya estoy aquí.- Les gritaba con inquietud.-
Comenzó a excavar con sus propias manos hasta que
dio con ambos. Buscó en una bolsa que llevaba Giaal y sacó dos alubias. Respirando
aliviado porque sus amigos sólo estaban inconscientes les reanimó lo bastante
para metérselas en la boca y que masticasen. Por suerte, al cabo de un rato
ambos se habían recuperado.
-¿Qué ha ocurrido?,- preguntó Leval aún sorprendido.
- Ni siquiera lo he visto venir.
Mazoui les contó lo que había sucedido después de
que ambos perdiesen el conocimiento, sus
amigos le escucharon apenas sin poder dar crédito a lo que oían.
- Ese tipo es algo de otra naturaleza,- declaró
Giaal sin salir de su asombro - ¡no podemos enfrentarnos a él!
- La mujer que me atacó a mí era igual.- Recordó
Leval para añadir con estupor e indignada impotencia.- ¡Tienen una fuerza y una
velocidad increíbles! ¿Quién demonios son esos tipos?
- Me temo que hasta los propios demonios estarían
indefensos ante ellos,- repuso Mazoui con algo de recobrada ironía. - Si no lo
creéis miradme a mí.
- Hablando de eso. Supongo que tú sí que me creerás
ahora ¿no?- Le dijo su primo casi con tono acusador.-
A lo que su interlocutor no tuvo más remedio que
asentir, admitiendo.
- Nunca en mi vida me habían dado una paliza
semejante. Ni tan siquiera cuando entrenábamos con tu padre. Sencillamente no
sé de dónde pueden haber salido, pero mucho me temo que son realmente muy
peligrosos. No hay nada que podamos hacer frente a ellos.
En tanto declaraba eso el chico observó como Satory
le miraba de reojo, estaba claro que le había visto transformarse y ahora,
pasado el peligro, una cortina de pesar le invadió. ¿Cómo reaccionaría ella?
Aunque por el momento la muchacha se
acercó corriendo hacia Mazoui y sus amigos, lo mismo que algunos representantes
de las autoridades de la ciudad y del ejército que, tras la lucha, se habían llegado
hasta allí y preguntaron primero a la
autoridad militar de la zona.
-Descargamos varias ráfagas de artillería y disparos
de carros y ametralladoras de todos los calibres y ese tipo estaba como si le
hubiéramos rozado con una pluma.- Fue lo que les comentó el asombrado
comandante.-
-Si ustedes no pueden hacer nada, no sé entonces que
podremos hacer nosotros.- Sentenció uno de los responsables de la ciudad,
dirigiéndose ahora hacia los chicos, ante las miradas de preocupación de
todos.-
-Sí, tienen que venir a explicarnos qué ha pasado.-
Insistió otro de esos ediles municipales.-
De
mala gana ellos aceptaron y fueron acompañados a la sede del ayuntamiento.
-Vete a casa, por favor.- Le pidió suavemente Mazoui.-
Hablaremos luego.
Ella asintió despacio, de modo que allí dejaron a la
todavía impactada Satory y después fueron hasta la base de Mazoui y Leval para
informar a sus superiores. Tras
finalizar su informe, que llegó a oídos del propio recién ascendido vicealmirante Spar, éste decretó el estado de
alerta, añadiendo con horror.
-Orden de aplicar la ley marcial. Que nadie salga ni
entre en la nave. Patrullas las veinticuatro horas en todos los cuadrantes.
-Eso no nos servirá de nada.- Suspiró Giaal.-
-Al menos servirá para que la gente vea que tomamos
algún tipo de medida, doctor.- Le contestó Spar con tono entre sereno y de
cierto reproche, más al preguntar de modo retórico.- ¿Qué quiere que les diga a
los habitantes de esta nave? ¿Qué no podemos hacer frente a esos individuos lo
que sean?
-Sí, vicealmirante, lo siento. Hay que evitar que
cunda el pánico entre la población. - Asintió el chico comprendiendo aquello.-
Es que no quiero ni imaginar lo que pasaría si decidieran atacarnos.
-Mejor será que no pensemos en ello.- Comentó sagazmente
Mazoui, añadiendo.- De haber querido matarnos lo habrían hecho.
-Bien, por ahora mantendré a todas las fuerzas de la
nave en estado de alerta naranja.- Les dijo Spar, ordenando a los dos chicos.- Ustedes
vayan a descansar.
-Sí, señor. Aunque, si me permite, creo que será
mejor evitar el enfrentamiento, caso de que esos seres vuelvan a aparecer. No
nos conviene provocarles.- Terció Mazoui.-
-Muy bien. Visto lo sucedido no podría estar más de acuerdo.
-Convino el vicealmirante, añadiendo.- Acordonaremos la zona dañada para
comenzar las reparaciones y haré salir algunos cazas al exterior, por si
estuvieran en una nave cercana. Quizás se hayan teletransportado desde allí.
Podrían ser enemigos como los que tuvimos que combatir durante el viaje.
Los aludidos no respondieron a esa conjetura,
empero, dudaban mucho de que eso fuera así. Aquellos tipos no daban la
impresión de necesitar nave alguna para viajar. Por el camino de vuelta a sus
domicilios los tres se hacían muchas preguntas ¿Quiénes eran esos extraños? ¿Qué
pretendían? ¿Habría algo que pudiesen hacer contra ellos?
-En ninguno de mis viajes por el Cosmos había visto
nada igual.- Tuvo que admitir Giaal.-
-La tenemos buena entonces.- Suspiró Leval.-
-Quizás, llamando a tu padre y a los otros.- propuso
el alíen.-
-No creo que tampoco pudieran enfrentarse a ellos.-
Intervino Mazoui.-
-Pero mi padre entrenó nada menos que con el mítico
Son Goku.- Le recordó Leval.- Quizás haya conocido a seres como estos. En
cuanto me sea posible intentaré contactar con él.
Sus
compañeros asintieron, Mazoui además,
sumaba otra terrible duda a esas. ¿Qué iba a suceder entre él y Satory ahora
que la muchacha conocía su secreto?
-Ahora sí que no sé ni por dónde empezar.- Suspiró
el muchacho con resignada inquietud.-
Al
fin se separaron los tres dirigiéndose a sus residencias. Por su parte, Susan
se había quedado muy intrigada. En el restaurante, su pareja, tras haberse
puesto en guardia como si hubiera escuchado o sentido algo peligroso, le dijo
que debía irse con urgencia.
-Lo lamento. Debo marcharme. Tú quédate si quieres y
termina de cenar. - Fueron sus palabras.-
Susan se quedó pasmada. Evidentemente algo estaba
sucediendo, Giaal no se hubiera comportado de esa manera de no existir una
causa seria. La chica se quedó sentada durante unos minutos bastante desconcertada
pero después se impuso su entrenamiento militar, pagó la cuenta y se marchó
decidida a averiguar que sucedía.
- Si es una estratagema para que le invite desde
luego le ha salido bien. – Se sonrió pensando en eso con humor. –
Aunque por el camino pudo oír ecos de explosiones y
ruidos inconfundibles de lucha. Pese a llevar un vestido rojo bastante escotado
y zapatos de tacón decidió acercarse por si podía ser útil. Para una vez que se
arreglaba como una mujer corriente a lo mejor tenía que ponerse a combatir.
Pero no tuvo necesidad de hacerlo, cuando llegó todo había terminado, aunque
grandes zonas del parque estaban arrasadas. ¿Qué habría podido suceder? En
cuanto pudo quiso acercarse pero unos soldados le impidieron el paso.
-Lo siento, señorita. No puede usted continuar, esta
área no es segura.
Enseguida sacó de su bolso su acreditación y los
soldados se cuadraron.
-A la orden mi alférez. – Replicó el que estaba al
mando, que era un sargento. –
-¿Qué ha sucedido aquí?- Le interrogó ella con mirada
inquisitiva. –
-Al parecer unos extraños han penetrado nuestras
defensas y las fuerzas de élite de la nave han procedido a expulsarles. –
Replicó éste. –
Susan asintió, esa terminología de fuerzas de élite
se les aplicaba al mayor O ‘Brian y al teniente Malden cuando estos usaban sus
poderes. A estas alturas casi todos los militares sabían que ambos chicos eran
algo fuera de lo común. Lo que Hunter no esperaba es que el sargento le
comentase, ahora casi con un susurro y tono preocupado.
-Yo llegué al poco de terminar la lucha, y nuestros
oficiales estaban en bastante mal estado. Apenas se tenían en pie. Y por lo que
dicen, incluso nuestro armamento pesado fue totalmente ineficaz. Fueran quienes
fuesen sus enemigos debieron de ser muy duros de pelar, mi alférez.
Eso la impresionó, había visto con sus propios ojos
de lo que sus superiores eran capaces. Destruyeron ellos solos escuadrones
enteros de naves enemigas y a su nodriza en aquella épica batalla que libraron
poco antes de encontrar Bios. En caso de que algún presunto enemigo fuera aún más
poderoso ¿Qué podrían hacer ella y los demás? Mejor no comentar eso con sus
subordinados, en cambio preguntó.
-¿Sabe dónde están ahora?
-Creo que fueron a informar al alto mando. Señora. –
Replicó el sargento. –
-Muy bien, gracias. – Contestó ella alejándose de
allí, en tanto los soldados la saludaban. -
La muchacha no perdió tiempo y se encaminó hacia el
cuartel general. Esperaba resolver allí sus dudas…
-Esto no me gusta nada.- Pensaba de camino.- Si es
otra nueva ofensiva del enemigo y si su fuerza ha aumentado tanto, no sé qué vamos
a hacer para repelerla.
Horas antes de aquello Amatista por su parte también
se había sorprendido cuando su marido se levantó del sofá en el que estaban.
Esa plácida noche de romanticismo tras la cena con velas se vio bruscamente
interrumpida cuando su esposo, con gesto preocupado, le comentó.
-Percibo la energía de Mazoui, y es muy elevada.
Nunca he notado que despliegue tal cantidad de poder salvo cuando lucha.
-Puede que se esté entrenando. – Aventuró ella sin
tomarlo muy en serio. –
-No lo creo.- Rebatió él para afirmar. – Es
demasiado poder para un mero entrenamiento. Y detecto otras dos fuerzas tan
poderosas como la suya que no reconozco. Podrían ser invasores y él estar en
apuros. Debo ir a ayudarle. – Sentenció en tanto se concentraba en la energía
de su amigo. –
-Por favor cariño, ten mucho…- Amatista no pudo ni
concluir la frase, su esposo ya había desaparecido utilizando su translación
instantánea – cuidado…- terminó con voz queda y mirando al vacío que hasta
hacía solo un instante había ocupado Leval, con expresión muy preocupada,
musitando. – Comprendo cada vez mejor los miedos de mis padres. Y lo que tanto
desearon evitarnos. Cada vez que algo así sucede…
Sandy detectó algo también, levantándose de la cama
inmediatamente.
-Son unas energías muy fuertes. -Se dijo con estupor
e inquietud.- Sentía la de Mazoui y otras más que le eran desconocidas.- Esto
no es normal. Algo está sucediendo.
Había desde
luego algo que no estaba bien. Lo llevaba percibiendo desde que retornó de
Bios, era una extraña sensación de incomodidad por nada en concreto. Aparte de
ese extraño avistamiento en el planeta. Su sexto sentido trataba de advertirla
de algo, pero ¿de qué?
-¿Serán esos tipos otra vez?- Se dijo ella con
creciente ansiedad.- Pensé que les habíamos derrotado por completo.
Pero no. Al menos su sexto sentido no parecía
orientarla hacia eso. De hecho, no tenía ni idea, ni era capaz de sentir ahora
más que las debilitadas auras de sus amigos. Al menos parecían estar a salvo. Suspiró,
por ahora nada podía hacer. Intentó descansar, ya contactaría con ellos.
-Ojalá que estén bien. En cuanto pueda preguntaré…-Se
prometió, tratando de dormir otra vez.-
En la Tierra las cosas no estaban mucho mejor. Usagi
había visto el vídeo de su amiga. Setsuna estaba realmente desencajada por la
preocupación y el temor. La imagen de la reina de los saiyajin llegó incluso a
asustar a la futura reina de Neo Cristal Tokio, sobre todo cuando le rogaba
casi entre sollozos.
-Amiga mía, ¡por favor!…te necesitamos. Quizás con
el Cristal de Plata tú puedas hacer algo…sino, me temo que tendremos que
luchar. Y no podría soportarlo. ¡No contra él! Tú me comprendes bien, pasaste
por lo mismo una vez…Te ruego también que no dejes que Seren venga. Ella no es
tonta. Sabe perfectamente que algo iba mal la última vez que estuvo aquí. ¡No
le permitas volver, te lo imploro como madre! Estará más segura a tu lado…Espero
poder contar contigo, como siempre...recuerda nuestro pacto,
Serenity…Usagi-chan. Mi amiga…
El
mensaje terminaba así, dejando a la receptora en silencio y sin saber cómo
reaccionar durante varios minutos. Casi estaba en shock. ¿Qué podría
hacer?...Ella no ignoraba que aquel asunto era de la mayor gravedad. Sin
embargo, no podía ir hasta Nuevo Vegeta.
-Cuanto lo siento, Setsuna… pero no soy yo la que
tendrá que ayudaros. Ese cometido debe desempeñarlo otro que está por venir.
El
sonido de su teléfono móvil la sacó de aquellos tristes pensamientos. Apenas si
pudo escuchar la voz de su marido.
-¿Moshi Moshi?... Hola Mamo-chan… ¿Qué?.. ¿Qué
estáis aquí ya?...Bueno, no…luego te cuento. Dame tan solo unos minutos y me
reuniré con vosotros. Adiós…
Colgó
y lanzó un largo suspiro. ¡Lo que le faltaba! Sus padres y su hermano habían
venido con Mamoru, tal y como habían quedado en hacer. Y ella, como de
costumbre, lo olvidó completamente, más con la situación tan complicada que
tenía.
-Necesito un poco de tranquilidad.- Se dijo moviendo
la cabeza y repasando su rostro ante un espejo.- Paso a paso… cálmate Usagi,
ahora no eres Serenity…
Pero
tenía lágrimas tras haber escuchado y visto a su amiga en ese vídeo mensaje. Se
esforzó por lavarse la cara y maquillarse de nuevo para ponerse presentable.
Tras repasar también su blazer decidió que estaba perfecta.
-Bueno, y ahora a saludar a la familia como si no
pasase nada…¡y es que para ellos, realmente es así! Es lo malo de llevar una doble vida. Ellos no
saben cuál es mi verdadera identidad. Pero cada vez me cuesta más tener que
dividirme de esta manera. -Reflexionó en tanto se disponía a salir de su
despacho para saludar a los suyos, pero justo entonces recibió una llamada directamente
desde la Luna por el canal de emergencia.- ¡Oh, no! ¿Qué puede estar sucediendo ahora?- Se dijo
no sin fastidio cuando atendió aquella comunicación.-
Algún
tiempo antes, en la Luna pese a todo, las cosas parecían calmadas. Al menos
Nehie había podido dejar al embajador de los saiyajin algo más tranquilo. Ahora
estaba sentada en su cama, junto a su gran espejo y suspirando delante de él.
-Granate, cariño… ¡Ojalá estuvieras aquí! Hay veces
que todo esto me sobrepasa. Sin embargo, tú siempre encontrabas la forma de
hacerme sonreír.
Recordaba
con nostalgia y cariño esos pocos días en los que ambos se enamoraron y
recorrieron aquel enorme asteroide. El muchacho la llevaba a todas partes y
tras cantar en el karaoke y pasear por aquel hermoso parque fueron a tomar
algo. El joven la guió hasta un puesto de perritos calientes, como él los llamaba.
-Deme dos, por favor.- Le pidió al vendedor en tanto
preguntaba a la chica.- ¿Cómo quieres el tuyo?
-¿El mío?.. No sé, ¿de qué forma se pueden pedir? -
Inquirió la desconcertada joven.-
-Con kétchup, con cebolla, con mostaza, ¡con todo a
la vez! - Se rio Granate, añadiendo.- Esa es mi combinación favorita.
-Bueno, pues que sea igual que el tuyo.- Sonrió
ella.-
Así
se lo prepararon. Al poco iban los dos comiendo aquello, aunque a la
soberana no se le daba del todo bien y,
al apretar el panecillo, algo de salsa le salió disparada a la cara.
-¡Ja, ja!- Se rio Granate, comentando jocoso.- Esa
broma se la hacía a mi hermano Cory. Le ponía mucha salsa para que al apretar
se le escurriera…
-¡Oh, vaya!- Se lamentó ella con apuro.- Debo de
haberme puesto perdida. No me mires ahora. ¡Qué vergüenza! Debo de estar
horrible…
Aunque
Granate enseguida dejó de reír y se aproximó a ella sujetando el rostro de la
muchacha con ambas manos para susurrar con afecto.
-¿Horrible?, ¿tú?... Esas dos palabras jamás podrían
ir juntas. Eres la chica más hermosa que he conocido jamás, en todos los
sentidos.
Neherenia
se ruborizó ahora, y ya no precisamente por la mancha de kétchup. Muy
solícitamente el joven sacó un pañuelo y la limpió la mejilla derecha. Sin dar
tiempo a su interlocutora a decir palabra, él añadió con un susurro.
-Creo que tienes algo todavía en los labios.
Ella
quiso pasarse la lengua para limpiarlo pero en su lugar recibió un beso de él
aprovechando esa circunstancia. Al principio lo encajó atónita, luego se abrazó
a él prolongándolo. Al separarse ambos él sonrió una vez más y le susurró.
-Mi hermosa reina de la Luna Nueva…con kétchup
todavía sabes mejor…
Y
tras devolverle la mirada entre atónita y desconcertada, ella se rio…Granate la
acompañó con sus propias carcajadas. Hasta tuvieron que sentarse en un banco
cercano.
-Esto me trae buenos recuerdos de la Golden. Con
Idina, Heather y las demás…Tengo muchas ganas de volver a verlas. Pero al mismo
tiempo no quiero separarme de ti…
-Nunca nos separaremos.- Afirmó Granate declarando.-
Al menos yo tengo un hueco muy grande aquí.- Y señaló su pecho para
sentenciar.- Donde te llevo siempre a cualquier sitio. Tú puedes hacer igual.
Aunque yo abulte un poco más.
La
muchacha asintió abrazándose a él en tanto Granate añadía divertido.
-Y cuando vuelvas dale muchos besos a mi primita
Idina por mí. Aunque tampoco te pases, no vaya a pensar cosas raras. Ya sabes
lo modosita que es.
Neherenia se rio una vez más. Así era en el caso de
su querida amiga.
-Ella me lo advirtió, eres un bromista. Me contó que
a tu prima Amatista la tenías realmente frita.
-Sí, menos mal que no me echó la mano encima.- Se
reía Granate, comentándole con complicidad.- Una vez, en la piscina de los
padres de Leval y Kerria…
Le contó algo que la hizo reír sin parar. Neherenia
tuvo que apoyarse en un árbol. Tratando de imaginarse la escena.
-¿Qué le hiciste, qué?- Intentaba preguntar entre carcajadas, con las lágrimas saltándose.-
-Bueno, me ofrecí a darle crema pero en realidad era
sirope.- Le repitió el chico, poniendo cara de inocente.- Ya le dije que fue
una confusión, pero claro, todos los bichos iban a por ella. Tuvo que tirarse
de cabeza a la piscina. Y luego quiso tirarme a mí. ¡Pero quitándole el agua a
la piscina antes! Y no veas en otra ocasión, como lo pasamos con el novio de la
prima Ky. ¡El pobre Brian! Se alegró en exceso durante una batalla naval. ¡realmente,
eso de naval se le podía aplicar al muchacho! Se pasó un buen rato dentro del
agua, a remojo, ¡para bajar su ánimo! Ya me comprendes.
Oyendo aquello Neherenia no podía parar de reír,
incluso sujetándose el abdomen. Al fin pudo controlarse. Miraba llena de amor a
su novio y cerraba los ojos sintiéndose afortunada por ser tan feliz. Ahora, al
abrirlos, su propio reflejo en su gran espejo era quién le devolvía la mirada
cuando salió de aquella ensoñación.
-Te sigo echando de menos, mi amor.- Musitó aun con
una leve sonrisa tras rememorar aquello.- Y te sigo llevando dentro de mí…Siempre
habrá un lugar en mi corazón para ti.
Aunque
no tuvo más tiempo para dedicarlo a la nostalgia. El teléfono de sus
habitaciones sonó. Y era la línea de asuntos de gobierno. Aquello no solía
significar nada bueno. Enseguida se rehízo en porte y tono de voz cuando
conectó la vídeo pantalla.
-¿Qué sucede?- Quiso saber.-
Uno
de sus ministros aparecía en el monitor, con gesto preocupado le dijo.
-Majestad. Hemos recibido informes desde el
asteroide que orbita Bios. Al parecer han sufrido un ataque de enemigos
desconocidos.
-¿Qué clase de ataque? ¿Han sufrido bajas?- Se
interesó de inmediato la soberana.-
-No disponemos aún de esa clase de información. –
Replicó aquel tipo con gesto evidentemente inquieto.-
-Indague lo que pueda e infórmeme tan pronto haya
alguna nueva noticia.- Le ordenó Nehie.-
-Sí, Majestad.- Convino el ministro despidiendo la comunicación.-
La
reina suspiró llevándose una mano a la frente. Se tumbó en su cama y trató de
pensar. Parecía que todo se les echaba encima al mismo tiempo. Primero, las
preocupantes noticias de Nuevo Vegeta, ahora esto. Dudada de que Endimión y
Serenity pudieran hacerse cargo de tantas cosas a la vez. Así que ella trataría
de ayudarles. Quizás tuviera que posponer su vuelta a la Golden. ¡Con lo que
echaba de menos a Idina, a Heather y al resto de sus amigas y compañeras de
allí!..
-No me queda más remedio que informar a Serenity.
Luego a ver qué hago.- Se dijo con resignación.- Aunque antes de eso, creo que
tomaré algo, ya tengo hambre.
Y
en efecto, lo primero fue llamar a su doncella personal. Esta enseguida
apareció, tras llamar a la puerta, Nehie la autorizó a entrar.
-¿Deseabais verme, Majestad?- Inquirió una hermosa
joven de cabello rubio hasta los hombros y ojos azules.
-Sí Anaris. Pide que me traigan el almuerzo a mis
habitaciones privadas. Tengo muchas cosas que hacer.- Le indicó la soberana.-
-Así se hará, Majestad.- Convino esta, retirándose.-
Y
así lo hizo, a los veinte minutos esa chica reapareció con una bandeja de plata
en donde llevaba un consomé, pescado hervido y algo de fruta. Al ver aquello, Neherenia
frunció el ceño suspirando.
-¿Otra vez pescado?- le preguntó a su camarera con
resignación.-
-Sí, Majestad. El Caballero De La Lune dio el menú
de la semana al cocinero Real esta misma mañana.- Le contó la apurada
jovencita.-
-¿Sabes una cosa?- Se sonrió la soberana
comentándole a la chica con tono de complicidad.- Hoy no me apetece pescado. Ya
lo comí ayer, y hace tres días.
-¿Y qué os apetece, Señora?- Inquirió la rubia
doncella.-
Eso
la hizo sonreír, por unos instantes volvió a recordar esa pícara expresión de
Granate cuando el chico tramaba alguna de las suyas y le susurró al oído a la
perpleja camarera.
-¿Conoces ese domo cerca de palacio en donde se
preparan comidas al estilo terrestre?
-Sí, Majestad.- Se atrevió a responder tímidamente
la interpelada.-
-Pues bien. Acércate allí y tráeme un par de
perritos calientes con unas patatas.- Le pidió Nehie.-
La perpleja
doncella la observó con los ojos muy abiertos, siendo apenas capaz de balbucir.
-Pero, Señora, el Caballero de la Lune me dijo…
-Anaris.- La interrumpió jovialmente Neherenia, para
agregar.- Me importa un pimiento lo que te haya dicho el Caballero de la Lune.
Si tiene alguna queja que venga a discutirla conmigo. Es más, te diré que vamos
a hacer. Llamas a los del puesto de ese domo y encargas que nos traigan cuatro
perritos, ración grande de patatas y dos refrescos, después te vienes a
almorzar conmigo.
-¿Yo?- Exclamó la perpleja jovencita, señalándose a
sí misma en el pecho.-
-Anda, date prisa.- Se sonrió su soberana,
remachando.- Que empiezo a tener mucha hambre.
-¿Y qué hago con esto?- Inquirió la apurada muchacha,
mirando a la bandeja que había depositado sobre una cercana mesita de madera.-
-Bueno, nos los compartimos como aperitivo. Sería hacerle
un feo muy grande al cocinero Real tener que devolverlo.- Repuso la soberana,
con expresión pícara.-
Su perpleja
doncella asintió saliendo a cumplir con el encargo. Neherenia sonrió, al menos
por unos instantes se había quitado toda aquella tensión. Desde luego echaba
muchísimo de menos a Granate y también a
sus amigas de la Golden. Al menos a ellas podrá volver a verlas.
-Sí, ya lo dice Heather. Antes de un examen difícil,
comer algo rico ayuda mucho. Supongo que eso puede aplicarse también a la alta
política y otros problemas a escala cósmica.- Meditó.-
Y tras unos veinte minutos más o
menos, Anaris retornó con ese insólito pedido. Llevando un par de paquetes en
los que traía todo. Después de depositarlos sobre un escritorio cercano, las
dos se repartieron el pescado y el consomé.
-Gracias por invitarme, Señora.- Pudo decir la
muchacha.-
-De nada. ¿Sabes?- le comentó en confianza.- Estos
son los mejores almuerzos, mucho más divertidos que las comidas de trabajo con
el Consejo de Ministros.
Su interlocutora asintió levemente, aunque por
refrescante que fuera aquello, los problemas seguían estando ahí. De modo que, en
tanto comía, Neherenia intentaba pensar en un curso de acción.
-¡Hay algo que os inquiete, majestad?- Se atrevió a
preguntar esa muchacha.-
-Unas cuantas cosas, Anaris.- Admitió su interlocutora,
agregando sin embargo con jovialidad.- Por eso, es mejor no tener el estómago
vacío.
-La verdad, señora. En ese domo hacen unos perritos
deliciosos y unas hamburguesas muy ricas.
-¿Ah sí?- Exclamó la soberana, decidiendo de
inmediato.- Pues mañana mismo irás a traer algunas para que cenemos.
-¿No creéis que el caballero de la Lune se enojará?-
Inquirió la doncella con prevención.-
-No lo creo.- Afirmó despreocupadamente Neherenia,
alegando divertida.- Y si lo hace, peor para él. De todos modos siempre podemos
invitarle. Sería interesante verle comer una hamburguesa o un perrito sin
mancharse de kétchup.
Eso
hizo reír cantarinamente a Anaris y Neherenia se contagió también. Al menos ese
momento la relajó de sus preocupaciones de gobierno. Aunque tras concluir la
cena su doncella se despidió llevándose la bandeja y prometiendo tirar los
envoltorios con mucho sigilo, para que el inefable Chambelán Mayor no los
descubriera.
-Esta chica es un encanto. ¡Ojalá mi mayor problema fuese
que De la Lune me pillase comiendo perritos calientes, o golosinas a escondidas
como cuando era niña!- Suspiró nostalgicamente la reina una vez estuvo a solas
de nuevo.-
Y dejando a un lado ese lúdico momento volvió a
centrarse en lo que tenía en mente. Lo primero era contactar con Serenity. Tuvo
que aguardar algo para lograrlo pero, finalmente, tras marcar la clave y
utilizar el canal de emergencia, contactó con su amiga y mentora para informarle
de lo sucedido en el asteroide…
anterior siguiente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)