A las pocas horas del día siguiente en la estación
de control del reactor nuclear sonó la alerta amarilla. El operador al cargo informó
inmediatamente al alto mando que ordenó una rápida comprobación.
-Vayan provistos de trajes especiales para situación
de máxima alerta.- Fue la orden.-
Así lo hicieron los técnicos enviados quienes se
alarmaron ante el súbito e inexplicable aumento de la temperatura en la cámara
de fusión. Al recibir esas noticias el comodoro Hazzar informó brevemente a
Leval y Mazoui de la situación ordenando que acudieran a verle para que les
diera más detalles. Ambos se presentaron ante él de inmediato.
- Siéntense por favor,- les invitó éste a ambos. - Los chicos
obedecieron tomaron asiento en unas sillas dispuestas junto a la mesa del
comodoro que pasó por alto los formalismos para explicarles sin perder ni un instante.
- Les he llamado porque sé que ustedes son los únicos que pueden hacer algo
para solucionar este gravísimo problema. Los técnicos no comprenden lo que
pasa. A todas luces la actividad es normal, pero por alguna causa desconocida
parece que el campo electromagnético de contención no logra evitar el ascenso
de la temperatura. Nuestros refrigeradores tampoco logran bajarla. Si esto
continúa así los especialistas calculan que la masa crítica del reactor fundirá
la zona de protección dentro de dos horas, tres a lo sumo...
Los
chicos se miraron con expresión perpleja. La cosa era incluso más grave de lo
que habían anticipado cuando fueron requeridos.
- Señor, haremos lo que esté en nuestras manos, pero
no veo como podremos parar eso.- Objetó Mazoui. –
-Bueno, ustedes lograron reactivar las calderas de
un planeta moribundo con sus energías.- Les recordó el comodoro.- No creo que
esto sea más complicado.
- Es cierto, señor, pero creo que esta situación es
diferente. -Explicó Leval.- Por lo poco que sé de fusión nuclear necesitaríamos
interrumpirla o bien crear una barrera lo suficientemente fuerte de energía.-
Añadió con talante dubitativo para decir. - No sé si tendremos tanto poder como
para lograr ni lo uno ni lo otro y ser a la vez capaces de dominarlo. En el
caso anterior todo estaba preparado y la tecnología de aquellos seres era muy
avanzada. Nos solucionaban todos esos inconvenientes. Ahora eso no estaría
garantizado. Podríamos destruir la nave entera en el intento.
-Deberíamos tratar de apagarlo primero. Así bajaría
la temperatura. Y después volverlo a conectar una vez se haya identificado el fallo.
Hasta entonces creo que podríamos aguantar con la energía auxiliar. - Intervino
Mazoui.-
- Los técnicos lo han intentado pero no
responde. Hagan lo que puedan, o de lo contrario tendremos que expulsar el reactor,-
les pidió Hazzar agregando preocupado. - Ya saben lo que eso supondría. Con los
sistemas auxiliares no tendríamos la posibilidad de mantener el soporte vital
por mucho tiempo y no todas las personas podrían sobrevivir aun en Bios. Sería
una catástrofe. Podrían morir miles de inocentes. Muchachos, sé que es una medida
desesperada, pero confío en ustedes, son nuestro último recurso. Por si acaso
las cosas se complicasen más, daré orden de evacuar la nave...
-Con el debido respeto, comodoro.- Tercio
Mazoui.- Debería ordenarlo ya. Hay más de cincuenta mil personas a bordo. Y
tendríamos que solicitar lanzaderas suplementarias a la Tierra.
-Es cierto. Aun así, no sé si nos daría
tiempo suficiente para que llegaran.- Admitió Hazzar con visible inquietud.-
- En ese caso,
señor. No tenemos ni un instante más que perder,- instó Mazoui - con su permiso
iremos para allá inmediatamente.
- Hagan lo que consideren oportuno. Tienen carta
blanca y buena suerte. - Les deseó el comodoro suspirando como si se disculpase.
- Todos dependemos una vez más de ustedes.
Los dos jóvenes oficiales saludaron y salieron a
toda prisa. Fueron en busca de sus respectivas parejas que estaban en su turno
de trabajo y les contaron lo que ocurría.
-¡Pero eso es terrible! - Exclamó Amatista
llevándose las manos a la cabeza.-
-¡Dios mío!- Pudo decir Sandy, igualmente afectada
por la noticia. – Avisaré a vuestro primo Coraíon. Él es ingeniero. Quizás
tenga alguna idea.
-Sí, por favor. Cualquier cosa podría sernos útil en
estos momentos.- Asintió Leval.-
La
morena científica salió entonces a buscar su teléfono móvil, aunque también
quería ver a Coraíon. Lo malo es que no sabía si el chico habría bajado al
planeta. Por su parte, una horrorizada Satory añadió, en cuanto su compañera se
hubo marchado.
-Nosotras no somos especialistas en eso. Aunque tengo
algunos conocidos en el departamento de ingeniería nuclear, les llamaré
inmediatamente.
Así lo hizo, llamó a toda prisa a esos colegas suyos
con la miradas expectantes y muy preocupadas del resto puestas en ella.
- Veréis – les explicó la chica mientras se ponía en
contacto con aquellos científicos. - La física de fusión no es mi campo
principal de estudio, sólo sé algunas cosas básicas. Acorde a los principios
básicos de seguridad inherente el coeficiente de potencia total del reactor es
negativo. Por tanto, al aumentar su potencia debería producirse una retroalimentación
en sentido opuesto que la anulase o favoreciera su disminución.
-Acorde a los informes que tenía Hazzar, eso no está
sucediendo.- Comentó Mazoui.- Aunque este reactor es mixto, tiene energía
nuclear por fisión y otra parte de fusión. Y ambas están afectadas.
-Eso es muy extraño.- Repuso la novia del joven oficial,
añadiendo.- En cualquier caso, creo que Leval tiene razón. Únicamente se puede
frenar el proceso con una barrera energética que separe la reacción en cadena
del reactor de las paredes del recipiente y contenga las temperaturas. Esto
último, al menos en cuanto a la fusión respecta.
- Pero eso es prácticamente imposible,- intervino
Amatista muy alarmada cuando la pusieron al corriente de aquello. – ¡Son más de
cien millones de grados en el corazón del núcleo! Si falla la contención nos
vaporizaremos al instante.
-Es más, no solamente el asteroide, hasta el mismo
planeta estaría en peligro si se produjera una reacción en cadena. ¿Acaso no
saben el porqué de esta situación?- Añadió Sandy. -
- Según el comodoro Hazzar los técnicos no le
encuentran ninguna explicación.- Repuso Mazoui. -No debería de estar fallando.
Se han observado todos los protocolos, se han repasado todos los posibles
errores del sistema. Nada. Si no fuera algo absurdo parecería que alguien
hubiera aumentado la temperatura o estuviera interfiriendo de alguna forma…casi
por arte de magia…
Aun no había concluido de expresar esa conjetura
cuando Leval y el propio Mazoui se miraron y éste último le preguntó como si
ese gesto confirmase sus mutuas sospechas
- ¿Crees lo mismo que yo?
- No sé si serán capaces de eso pero no me
sorprendería,- convino su primo cruzándose de brazos en actitud pensativa -...
-¿De quién habláis? - Les preguntó Amatista
mirándoles sorprendida. -
- Luego te lo cuento, es una historia muy larga. Simplemente
creo que esos extraños seres que nos atacaron podrían tener algo que ver.-
Repuso Leval para zanjar momentáneamente el tema. –
Su esposa le observó con incredulidad. ¿Pero qué
clase de individuos debían de ser aquellos para ser capaces de provocar algo
así? No solamente por los poderes que
deberían de poseer, sino también, y lo que era muchísimo más inquietante, por
la falta de escrúpulos que debían de tener. No quería ni pensarlo siquiera. Además,
llevaban muchos días sin que nada raro sucediera, ni que esos extraños
visitantes se manifestasen. Lo más seguro es que todo fuera consecuencia de
algún error.
- Bueno, vamos para allá. ¡Cada segundo es vital! - Le
instó Mazoui a su compañero, sacando a Amatista de esos pensamientos.-
-Sí, tenemos que ponernos los trajes que el doctor
Adams diseñó.
-Lástima que se haya ido a la Tierra, nos vendría
muy bien su consejo.- Declaró Mazoui, arengando una vez más.- No hay tiempo que
perder.-¡Vamos!
Leval convino en eso y ambos se dirigieron al lugar
donde guardaban esos trajes especiales. Tras equiparse con ellos salieron hacia
la zona del reactor. Con unos deslizadores que hacían esa ruta se plantaron
enseguida allí en tanto hablaban del plan a seguir. La situación era caótica. Las
autoridades impedían el paso a cualquiera que se acercase y exigían identificación.
Los dos enseñaron sus pases militares y el jefe del grupo técnico, advertido
por Hazzar de su llegada, les dio un rápido informe de la situación hasta ese
momento.
- El reactor sigue subiendo su temperatura sin control,
hemos probado con todo. Hasta con hidrógeno congelado, pero ni por esas. Espero
que ustedes tengan algún plan, si no lo tienen, más vale que todos salgamos de
aquí cuanto antes.
-Déjenos esto de nuestra cuenta.- Respondió Mazoui.-
- Ante todo evacuen la zona, incluidos usted y su
grupo.- Le ordenó Leval. –
El jefe asintió y mandó el desalojo, les deseó
suerte y se fue sin perder ni un segundo. Los dos muchachos quedaron a solas
con el problema. Leval suspiró hondamente, se dirigió a su compañero y declaró
con decisión.
-Bueno, Mazoui. Ahora nos toca a nosotros.
-Espera un poco - le pidió éste. - Satory vendrá
enseguida con los expertos y con lo que necesitamos para crear la barrera. En
caso de que nuestro plan falle, habría que activar el protocolo de emergencia.
-Y lanzar el núcleo del reactor al espacio.- Asintió
Leval.- Espero que eso no sea preciso. Cuando las chicas vengan trataremos de
contenerlo con nuestras energías. ¡Ojalá que funcione!
Efectivamente
en pocos minutos, Satory junto con Amatista y un operativo de emergencia,
instalado en un gran vehículo blindado, llegaron también con una gran bobina
que conectaron al reactor. Satory les explicó que debían generar energía sobre
ella para que pudieran enviarla dentro y ésta separase la fusión del contenedor
de hormigón armado por medio de un pasillo magnético. El dispositivo estaba
elevado a unos diez metros de altura para incidir directamente en la zona del
campo de contención. Eso no era problema para ellos que se elevaron en el aire
y concentraron sus fuerzas. Leval se transformó en súper guerrero y los dos
comenzaron a emitir energía. Dialen y Zoen por su parte observaban la febril actividad
humana con semblante curioso.
-¿Has visto todo lo que están haciendo?- Comentó
Dialen cruzado negligentemente de brazos.-
-Parece que es algo entretenido.- Sonrió Zoen.- Al
menos se sale de su insoportable monotonía.
-Tuvimos razón al hacer esto. Estas criaturas actúan
ahora con mucha rapidez para lo que acostumbran.- Rio su compañero.-
-Vamos a verlas más de cerca.- Le propuso
despreocupadamente ella.-
Dialen convino en ello. Así que se decidieron a
bajar puesto que les parecía bastante divertido. Entre tanto los dos jóvenes
estaban elevando su poder para emitir energía que sellase esa inexplicable
fuga.
-¡Vamos!- les indicó Amatista bastante nerviosa
mirando un control de temperatura del reactor. -Chicos, esto no va, emitir más
potencia...
- Ya estamos casi al cien por cien…- le respondió
Leval que no obstante redobló su energía y brilló con más intensidad. -
- Esto es lo máximo que puedo emitir - declaró
Mazoui que hizo lo propio, una aura roja apareció entonces a su alrededor y él
quiso saber con voz gutural producto de su transformación. - ¿Qué tal va ahora?
- Nada,- repuso Satory tratando de mantener la voz
serena. - No sirve, la temperatura sube cada vez más. Seis mil grados en el contenedor y
subiendo,...siete mil… ocho mil…
- ¡Maldita sea! – Escupió Amatista consultando
también las mediciones con patente temor. En tanto expresaba ahora sus miedos
abiertamente. – Si no lo consiguen estaremos perdidos. Si la cámara entra en
fusión destruirá la nave entera y puede que hasta el mismo Bios. Todos los
hombres, mujeres y niños de ambos lugares no tendrán ninguna posibilidad…
- Sí, pero. ¿Qué otra cosa podríamos hacer?- le
preguntó Satory con visible desasosiego en su semblante. –
- Quizás lanzar la planta de fusión al espacio. –
Conjeturó su interlocutora. – Es el plan B.
- Eso no nos serviría de nada. Si no se alejase lo
suficiente estaríamos igualmente condenados y aunque lo hiciera, sin energía
principal los sistemas vitales durarían muy poco. No podríamos evacuar a todas
las personas que viven en el asteroide antes de que la temperatura cayese a más
de cien grados bajo cero. – Le explicó Satory dejando a su amiga aún más
angustiada. -
-Por cruel que resulte.- Opuso la muchacha con voz
consternada.- Es mejor eso a que todos seamos desintegrados…
Así
era, si algo habían aprendido en su viaje a bordo de la SSP-1 era que, a veces,
algunas personas tenían que sacrificarse por el bien del resto. Y tanto
Amatista como sus amigos estaban dispuestos a hacerlo. Los dos chicos también escuchaban
esas palabras tan poco tranquilizadoras. Sabían lo que se jugaban, pero estaban
agotados. No obstante, se comieron una alubia cada uno y siguieron
intentándolo. Entonces, para su sorpresa escucharon cerca de ellos unas
risitas. Cuando miraron en la dirección de la que provenían vieron a dos de esos
seres. Dialen se acercó a Mazoui y le preguntó con sarcasmo.
-¿Qué haces, humano? ¿Estás ejercitándote como
vosotros lo llamáis?.....
-¿Quién eres?,-
le inquirió el interpelado con cara de pocos amigos. - ¿Eres el causante
de esto?
- Ella,- indicó Dialen señalando a su risueña
compañera mientras decía con indiferencia. - Fue Zoen la que lo puso a
calentar...
-¿Es que os habéis vuelto locos?,- les gritó
iracundamente su interlocutor. - Si esto no se detiene vamos a morir todos y
vosotros también.
-¿Morir? ¿Nosotros? - Dialen prorrumpió en
carcajadas dirigiéndose a su compañera con sorna. -¿Has oído, Zoen? Estos seres
son más primitivos de lo que yo creía. Ni siquiera saben con quienes están hablando.
- Ya te lo decía yo....- repuso ella con tono de
aburrimiento y se acercó a Leval que la miraba furioso, exclamando con
desenfado. - ¡Vaya, el humano con el que hice sexo!
-¿Qué ha dicho?,- intervino Amatista, que lo había
escuchado cuando se acercaba a informarles de la situación del reactor. Ante el
espanto de su marido repitió gritándole con irritación. - ¿Qué? ¿Se puede saber
que está diciendo esa?
- Bueno,- repuso Leval con gesto apurado intentando
desviar el tema. - Luego te lo explicaré. Tranquila Amatista, te aseguro que no es lo que te imaginas.
- Escucha humana,- sonrió Zoen que bajó hasta donde
estaba la atónita chica. -Yo te lo diré. Me… ¿cómo se dice en vuestra
rudimentaria lengua? ¡Ah sí!- rio
divertida al recordar añadiendo. - Me apareé con tu macho, ¿está bien
así?
La
muchacha la miró incrédula dirigiendo acto seguido sus iras hacia su esposo.
-¡Leval, explícame esto ahora mismo!,- chilló Amatista
bastante más furiosa aun. -
- Ahora no puedo, estoy tratando de enfriar el
reactor - se excusó éste como pudo. -
- Me importa un bledo el reactor, ¡baja!- . Aulló
ella señalando al suelo con uno de sus dedos mientras le dirigía una mirada
furibunda a su atónito marido. -
-¡Maldíta sea!,- exclamó Mazoui tratando de emitir
más energía de forma desesperada ante la sonrisa de burla de Dialen. - No
sabéis lo que habéis hecho ¡sois unos dementes!
-Ahora no es momento para esto.- Pudo decir Satory
realmente perpleja por aquello.-
Y
ajena a esas controversias la temperatura del reactor seguía subiendo a gran
velocidad. El armazón de titanio reforzado con cerámica comenzaba a tomar una
coloración rojiza anaranjada y dentro de poco llegaría al blanco. Mazoui ya no
sabía que hacer, era evidente que las energías de Leval y las suyas no
bastaban. Una de las protecciones de la nave incluso saltó despedida hacia el
cosmos y el ruido de la alerta roja atronaba por todo el lugar. Afortunadamente
los efectos más devastadores se concentraban por el momento hacia la zona
externa, pero eso podría variar en cualquier instante. Satory se puso en
contacto con los técnicos, les expuso la situación y recibió una comunicación
como respuesta que comentó a sus amigos con tono cariacontecido y lleno de
temor.
- Sólo hay otra posibilidad, lanzar el reactor al
espacio.
- Pero eso nos dejaría sin energía para los soportes
vitales de la nave. No sé si se podrá evacuar a tiempo a todo el mundo. - Objetó
Leval. -
- El comodoro nos dijo que sería imposible – Añadió
Mazoui rechinando los dientes para sentenciar. – Muchas personas inocentes
morirán.
- Pues no podemos hacer otra cosa. Tendremos que
elegir entre eso o que la nave entera salte en pedazos o se volatilice. - Le
respondió Satory visiblemente preocupada. –
-¡Maldita sea! No quiero elegir entre que mueran
muchos o que muramos todos.- Espetó Mazoui.-
- No tenemos otra opción. – Replicó Leval que seguía
bastante inquieto por la forma que tenía de mirarle su esposa. -
- Quizás si nosotros usamos nuestras energías para
alimentar el sistema de soporte vital ganemos tiempo. Amatista, debes
indicarles a los técnicos que comiencen la cuenta atrás para la expulsión del
reactor. – Le pidió Mazoui a la muchacha que, no obstante, permanecía con toda
su furiosa atención dirigida hacia su esposo y a esa extraña mujer. - ¡Maldita sea,
no tenemos tiempo para eso!- La reprendió el chico, añadiendo con severidad y
apremio. - Ya discutiréis sobre ese tema cuando hayamos salvado la nave y a los
miles de personas que hay dentro.
La interpelada no tuvo más remedio que aceptarlo,
sabía que se estaban jugando la vida de miles de inocentes y corrió a mandar
ese mensaje dejando a un lado su situación personal. Leval estaba visiblemente
enfadado también con esos malditos seres y su primo a su vez les dirigió una
hosca mirada, llena de indignación. No obstante, Dialen se reía delante de él y
eso enfurecía aún más a Mazoui, que al
menos, aprovechaba para emitir aún más energía, espoleado por ese enfado, pero
sin lograr nada positivo. Por el contrario, Zoen observó como aquella humana se
alejaba y le dijo a su compañero con visible curiosidad.
- Basta Dialen, arregla eso, quiero oír como conversan
estos humanos sobre eso del sexo. Me parece más divertido que esta tontería.
Pero, si no lo paras, el humano no podrá bajar de ahí para hablar con su hembra.
-¿Y qué? A mí eso me da igual. - Respondió su
interlocutor a desgana cruzándose de brazos. - ¡Bah! , detenlo tú, eres la que
lo ha puesto en marcha.
- Pero porque ha sido idea tuya,- le recriminó su
compañera sin demasiada seriedad, no obstante se encogió de hombros y agregó. -
Bueno, si no hay otra forma lo pararé yo.
Chasqueó descuidadamente sus dedos y de pronto la temperatura
del reactor bajó. Con sorprendente rapidez las contenciones volvían a estar
activas y funcionando y todo retornó a la normalidad como si nunca hubiera
sucedido. Satory miraba el panel de control de la temperatura y no podía
creerlo.
-¡Es increíble! , ha vuelto a su masa normal y la
temperatura, disminuye, quince mil, doce mil, diez mil, ocho mil… ¡es algo
imposible! Medidas normales, campo de contención estable. Todos los sistemas
funcionan. - Exclamó atónita. -
Zoen se sonrió con malicia. Se transportó entonces
junto a Amatista cortándole el paso. Aterrizó a su lado y dijo entre expectante
y divertida.
- Vale, hembra humana, ahora quiero que hables con
tu macho.
Su
esposo bajó al suelo y Amatista, tras enviar otro mensaje a los técnicos del puente
de mando que revocaba el anterior, le volvió a repetir su pregunta con un tono
de gran indignación, ante la sonrisa de Zoen que miraba fijamente a un
avergonzado Leval.
-¿Es verdad lo que ha dicho? ¿Te has acostado con
ella?
- No es así de simple,- se defendió él en tanto se
quitaba el casco y la capucha de su traje. - Creía que eras tú, tomó tu
apariencia...
- Sí, es verdad,- corroboró la propia Zoen. - Pero
cuando recobré mi forma no quería hacerlo conmigo, no comprendo como puede
preferir a un ser inferior como tú, dime ¿Cuál es tu secreto?,- preguntó
burlonamente aunque sin poder ocultar del todo su fastidio.-
-¡Cállate zorra!,- le gritó Amatista blandiendo un
puño amenazante. -Te voy a ajustar las cuentas por querer robarme a mi hombre.-
Se acercó a esa extraña con la intención de darle un puñetazo pero cuando lo
hizo sólo encontró aire. -
-¿Eso que haces se llama estar enfadada por celos? –
Inquirió esa esquiva mujer con una amplia sonrisa. - Es divertido ¡ja, ja, ja, ja!
- ¡Ahora veras! No sabes con quién te metes. – Exclamó
ella gritando. - ¡Corazón puro del aire, dame el poder! –
Y tras una zarabanda de luces y dar varias vueltas
sobre sí misma la muchacha apareció convertida en justiciera. Hacía bastante
que no se transformaba pero estaba dispuesta a darle a esa maldita arpía una
lección.
-¡Eso me ha gustado! Por fin sois capaces de hacer
algo un poquito interesante. – Sonrió Zoen observando a esa extraña criatura y
su divertido cambio de vestuario. – ¡Qué cantidad de lucecitas!
-A ver si también te gusta esto. ¡Disfrútalo! – Replicó
la Dama del Viento arrojando su arma contra
su adversaria al grito de. - ¡Que vuele el boomerang!
Pero no tuvo el menor efecto, aquella extraña únicamente
tuvo que levantar una mano y la justiciera tuvo que apartarse para no ser
alcanzada por su propia arma que volvió rechazada contra ella. Cuando
finalmente pudo recuperarla Amatista trató de golpearla sin cesar pero era perder
el tiempo. O bien esa mujer la esquivaba con una celeridad pasmosa o no era
tangible. La chica incluso atacó lanzando ráfagas de energía pero era igualmente
inútil. Cansada y furiosa la justiciera jadeaba impotente con las risas de
fondo de su adversaria.
-¡Ja, ja, ja!- ¡Qué divertido!…Si hasta necesita
pararse… ¡Eh criatura! ¿Por qué no continuas? Me lo estaba pasando muy bien.
-¡Maldita seas!- Rechinó la aludida que la fulminó
con la mirada en tanto luchaba por recobrar el aliento.- Te juro que me las vas
a pagar…
Leval, muy apurado e inquieto se aproximó a su
esposa en tanto trataba de calmarla. Entonces la alterada chica la tomó con él
y le sacudió una rabiosa bofetada que sí encontró su cara en tanto le espetaba
indignada.
-¿Cómo has podido confundir a esa?... - señaló a
Zoen que presenciaba la escena muy divertida. - ¿A esa pécora asquerosa
conmigo?
- Pero cariño, yo no pude hacer nada, cuando lo descubrí
no me soltó. Me obligó a hacerlo, traté de resistirme, ¡te lo juro! - Se defendía
él visiblemente nervioso. -
-¡Claro!,- espetó
su esposa sin creer una palabra agregando con sarcasmo - un súper guerrero
no pudo evitar el acoso sexual de una tía a la que no se la puede ni tocar...
- Por supuesto que se me puede tocar,- intervino
Zoen que más rápido de lo que ninguno de sus oponentes pudo reaccionar agarró
una mano de Amatista y se elevó con ella en el aire. - ¿Lo ves?...¡ja, ja, ja!...
-¿Qué haces?- le gritó la chica sorprendida y
asustada. Trataba de replicar con patadas y tratando de soltarse a la vez que
exigía. - ¡Suéltame! ¡Déjame en el suelo!...
- No lo entiendo, si te suelto, ¿Cómo era? ¿Mueres? -
Le contestó Zoen añadiendo con visible regocijo. - No sería divertido, no
hablarías más. No, no te suelto.
Amatista
vio su oportunidad, si la estaba sujetando es que se podían tocar y sin pensarlo
le dio a esa mujer un puñetazo en la cara con todas sus fuerzas que esta vez sí
la alcanzó al estar tangible. Zoen ni se inmutó pero eso la enfadó.
-¿Cómo te atreves insolente criatura?, le has tocado
el rostro a una diosa, no me importa si no es divertido, ¡cáete! - Soltó a su
presa pero Leval, atento, la sujetó al vuelo dejándola en tierra. -
- Vaya, ¿ya no te diviertes, Zoen? - Se burló
Dialen. – ¡Ja, ja, ja!...parece que ese ser tan primitivo ha podido alcanzarte
después de todo.
-Voy a darles su merecido a esas criaturitas
insolentes.- Espetó la aludida mirando ahora hacia los humanos con visible
irritación.-
Amatista
se puso en guardia sin apartar la mirada de esa extraña. Aunque Zoen se limitó
a mover sus dedos y la justiciera salió despedida como si una enorme fuerza
invisible hubiera impactado sobre ella. Por suerte su marido, una vez más,
logró interceptarla y evitar que chocase contra unos árboles cercanos.
-¡Ya basta! - gritó Leval rabioso mirando a aquellos
dos individuos. - ¡Ya me tenéis harto, dejad a mi mujer en paz, voy a
machacaros!
Sin
embargo, Amatista, visiblemente preocupada ahora, y pensándoselo dos veces, le
pidió con un tono más temeroso.
-¡Será mejor que lo dejemos estar! Son muy poderosos
para nosotros.
No obstante, su marido no le prestó atención y ante
la indiferencia de sus rivales, aumentó su energía hasta el nivel segundo de súper
guerrero y atacó a Zoen plantándose casi instantáneamente delante de ella y
lanzándole un puñetazo hacia la cara con todas sus fuerzas, pero la diosa le
paró el puño con una sola mano sin aparente esfuerzo.
-¿Cómo es posible? - Aulló Leval atónito. –
Por
desgracia su oponente ya no estaba de humor para jugar. La reacción de esa
hembra humana la había contrariado y las burlas de su compañero todavía más.
-¡Idiota! - escupió ella con voz prepotente. - ¿Los
seres inferiores como vosotros nunca aprenderéis, verdad? – Y de seguido asestó
un golpe tal al chico que bastó para mandarle al suelo estrellándole con
violencia. -
Amatista
y Satory estaban con la boca abierta y realmente asustadas tras presenciar
aquello. Mazoui se lanzó contra la diosa para ayudar a su amigo, pero Dialen se
interpuso y también de un sólo golpe le derribó dejándole fuera de combate.
Satory muy atemorizada y preocupada por su estado corrió hacia él. Por su lado,
Amatista fue junto a Leval que sangraba por el labio. Desatendiendo los ruegos
de su ahora aterrada esposa de que no siguiera luchando se lanzó enrrabietado
contra ambos y trató de golpearles con todas sus fuerzas. Pero sus adversarios
se reían de él y esquivaban todos sus ataques de forma indolente.
- Esto ya me empieza a aburrir,- declaró Dialen que
le preguntó a su compañera con tono despreocupado. - ¿Te encargas tú o lo hago
yo?
- Para ti,- repuso ella con desdén, remachando –
esta criatura tan mediocre ya no me interesa...
Dialen
se sonrió con cierta malicia. Apareció de improviso ante Leval y de un simple
manotazo le derribó en el suelo. Cuando el chico trató de replicar lanzándose a
por él para golpearle fue esquivado y su enemigo le propinó tal puñetazo en el
estómago que le hizo doblarse. Le remató de un golpe con el canto de una de sus manos volviéndole
a estrellar contra el parque. Leval hizo un aparatoso cráter al chocar contra
el suelo y esta vez quedó inconsciente. El muchacho había vuelto a su estado
normal dejando de ser un súper guerrero. Amatista corrió lo más deprisa que
pudo para meterse en ese hoyo y tratar de reanimarle sin lograrlo. Se abrazaba
a él llorosa y alarmada. Estaba muy asustada, jamás le había visto ser
derrotado de aquella manera. Con la fuerza que su marido tenía y daba la impresión
de no ser nada más que un pelele en comparación con aquellos extraños. Muy
impactada y confusa levantó la cabeza y les gritó a ambos seres con una mezcla
de temor, rabia e impotencia.
-¿Pero quiénes demonios sois? ¿Por qué os mostráis
tan crueles con nosotros? No os hemos hecho nada.
-Aquí viven muchos miles de personas, hombres,
mujeres, niños…-Terció Satory igualmente aterrada para añadir.- ¿Por qué hacéis
esto?...
-¿Por qué? - Dialen dedicó a las humanas una mirada
de desprecio e indiferencia para dignarse contestar del mismo modo. -Sólo
porque nos apetece. ¡Somos dioses!, estamos aquí desde antes del origen de tú
universo. Somos eternos y viajamos por todo el Cosmos. Conocemos muchos
secretos de las altas esferas y sólo rendimos pleitesía al Creador y a nuestros
dioses superiores. Vosotros sois un soplo, nada más que un instante para
nosotros que nos desplazamos por el tiempo y las dimensiones. No tenéis ningún
valor. Desapareceréis como briznas de hierba llevadas por el viento. ¿Qué más
da que lo hagáis ahora o tan solo dentro de unos pocos de vuestros ridículos
años?
A lo que Zoen
añadió con idéntico desdén desde la altura en la que se mantenía.
- Controlamos lo que en vuestra ignorancia llamáis
elementos. Las estrellas del universo e incluso sus galaxias no son nada para
nosotros. ¿Qué crees que podéis significar vosotros? Nada - sentenció con
desdén. -Únicamente nos servís para
tratar de divertirnos un poco. Y ahora ya no sois capaces ni de lograr
tan siquiera eso.
Amatista,
Satory y Mazoui, que estaba de nuevo consciente, escuchaban con una mezcla de
asombro y horror. El muchacho sentía que todo lo que decían era cierto. Comenzaba
a percibir entorno a ellos un poder como jamás, excepto en sus viajes al más
allá, había sentido y eso le aterraba. Tanto él como Leval era impotentes
contra semejantes seres. ¡Ojalá que estos no desearan destruirles a todos! Aunque,
por fortuna para ellos, Zoen y Dialen sonrieron y ella dijo.
- Ya volveremos, de momento nos hemos divertido
bastante por hoy. Quien sabe, a lo mejor la próxima vez es más interesante.
Y
sin más ambos desaparecieron, dejando a los humanos sumidos en la zozobra y el
temor.
-¡Oh, Dios mío! ¿Qué podemos hacer contra unos seres
así? – exclamó Amatista realmente sobrepasada por todo aquello.-
-Solamente rezar para que no se aburran de
nosotros.- Replicó Mazoui con voz queda, llena de intenso temor.- Y no provocar
su ira, nada más.
-¡Es terrible!, estamos totalmente a su merced.-
Musitó Satory que trataba de no llorar de puro miedo ante esa idea.-
Mazoui
le pasó un confortador brazo tras los hombros y le sonrió. El muchacho no lucía
desde luego un buen aspecto pero se encontraba algo mejor. Tomando de nuevo el
control de sus emociones le preguntó a su novia.
-¿Estás más tranquila?
Satory
asintió, que él estuviese a su lado, aunque fuese en estas circunstancias, le daba
valor y nuevas fuerzas.
-Por favor, tienes que ayudar a Leval.- Le pidió
Amatista que seguía sujetando entre sus brazos la cabeza y el torso de a su
inconsciente esposo.-
El
aludido asintió. Una vez recuperados de la sorpresa se ocupó de llevarse a
Leval, no le quedaban alubias así que se lo cargó al hombro y lo trasladó a la
consulta de Giaal seguido por Satory y de una llorosa Amatista que revirtió su
transformación.
-Vamos, no te preocupes. No ha sido tan grave. Enseguida
volverá en si.- Decía Mazoui a la asustada esposa de su primo.-
Sandy
había estado trabajando en el laboratorio. Esperaba que todo fuera bien. Las
noticias que llegaron desde las fuentes oficiales de la nave era que, debido a
una sobrecarga, la energía se iba a cortar durante un breve periodo de tiempo.
Pero después la alerta roja sonó por todas las instalaciones. Interrumpió sus
tareas y salió de allí, guiando a otros hacia los refugios destinados para ese
tipo de alarma. Aunque de camino no pudo evitar tener un terrible presentimiento.
-Mazoui y Leval están en gravísimo peligro. Todos
los estamos.- Se dijo con patente temor.-
Pero
nada pudo hacer salvo buscar refugio con el resto y ayudar a tranquilizar a cuantas
personas pudo.
-No lo comprendo. Es como si unos podres terribles
se hubieran manifestado.- Pensaba la morena científica.- Y sin embargo no capto ningún tipo de aura
demoniaca.
Recordó
algunas anotaciones que su madre le hiciera en aquel cuaderno de notas que le
legó. En un párrafo venía escrito algo sobre los demonios y su capacidad para
acceder a la dimensión mortal.
“Nosotros podemos entrar en el mundo físico de los
humanos a través de varios portales dimensionales. No obstante, la Tierra nos
ha sido prohibida, tras la derrota que sufrieron las fuerzas del Príncipe de
las Tinieblas frente al Rey de la Gloria, y más tarde, cuando esos guerreros y
las justicieras sellaron la entrada de las piedras Yalmutud. Sin embargo,
podemos acceder a través de otros mundos donde ese veto no tenga valor”
Ahora
la joven se estremeció pensando.
-Quizás se refería a un planeta como este. Aquí nada
impediría a esos demonios poder entrar.
Aunque
esa falta de maldad en el ambiente la tranquilizaba, al menos en ese aspecto. Pudiera
ser que Bios tampoco fuese el lugar propicio para que el Príncipe de las Tinieblas
retornase.
-De todos modos, no es tan sencillo convocarlos,
según me contó mi padre.- Suspiró más calmada ante esa posibilidad.- En cuanto
pueda hablaré de esto con Mazoui. – Se prometió.-
Por su parte, Susan y otros oficiales se movilizaron
para aislar y custodiar el perímetro de seguridad del reactor, pero tampoco
pudieron acercarse lo bastante como para ver que sucedía. Tuvieron, eso sí, que
contener el pánico que se adueñaba de gran parte de los habitantes del asteroide.
-No teman, - repetía la alférez una y otra vez a
cuantos aterrados civiles veía corriendo o tratando de huir sin orden ni
concierto.- El ejército se ocupa de todo. La situación está bajo control.
Vuelvan a sus casas o vayan a los refugios hasta que oficialmente se cancele la
alerta.
Pero
era inútil, ella suspiraba agotada. Por fortuna la alarma cesó tras unos
minutos y todo parecía volver a la normalidad.
-Menos mal.- Se dijo aliviada.- Esto se estaba
volviendo imposible de controlar…
Entre
tanto Giaal percibió unas malas vibraciones y supo que algo grave sucedía.
Tampoco pudo acudir, la zona estaba acordonada y le llegaban muchos pacientes,
víctimas de caídas y otros accidentes cuando trataban de escapar sin orden ni
concierto al sonido de la alerta roja. El alien solamente pudo desear que sus
amigos pudiesen salvar nuevamente aquella situación, pensando lleno de
tribulación.
-Presiento que se enfrentan contra algo desconocido.
Deben de ser esos temibles seres. ¡Que el Sagrado Árbol nos ayude! No podemos
hacer nada frente sus poderes.
Incluso Alan y Naya, que habían estado paseando por otro
lugar, escucharon la alerta y junto al resto de las personas corrieron a un
refugio. El muchacho estaba inquieto pero confiaba en que sus primos
resolvieran cualquier situación. Naya por su parte estaba desconcertada, no
comprendía aquello. No obstante, el joven le dijo, tras darle la mano de modo
animoso.
-Tranquila. Seguro que todo se arreglará.
-¿Qué está sucediendo? ¿Qué es ese extraño sonido?-
Quiso saber la chica.-
-Una alarma. Pero no tardaremos mucho en volver a la
normalidad.- Aseguró él, a su novia y al resto de los allí congregados.- Hay
que estar tranquilos y aguardar a que todo se solucione…
Y
lo expresó tan convencido que la gente se calmó. Naya le dedicó una agradecida
sonrisa, la joven incluso consoló a un niño que lloraba asustado. Se arrodilló
para estar a su altura y acariciándole la barbilla le susurró con voz dulce.
-No tengas miedo. Ya verás como todo se soluciona
muy prontito.
El
crio asintió despacio, todavía no muy convencido, aunque Naya añadió.
-Aquí, en esta nave, hay personas estupendas que no
dejarán que te suceda nada malo, ya lo verás. - Y besó al pequeño en la mejilla
arrancándole al fin una sonrisa. Ella hizo lo propio, remachando con aprobación.-
Así está mejor.
-Claro- terció Alán dirigiéndose al crio.- Eres un tipo
valiente, ¿verdad?...Seguro que tú nos salvarás si estamos en apuros.
El niño esbozó ahora una sonrisa más amplia y
asintió convencido. Naya también se rio mirando a su novio que ahora entretenía
a ese y a otros pequeños con algunas bromas. Lo cierto es que la chica se
sentía tranquila y segura estando con él.
-Alan es valiente y sobre todo es buena persona. Se
preocupa por el bienestar de los demás. Puedo sentirlo.- Meditaba ella.-
No muy lejos de allí, enfrascado en sus cálculos
tras la llamada de Satory, Coraíon, se sorprendió por ese sonido de alarma, e
incluso cuando el asteroide tembló ligeramente. El muchacho se preguntó no sin
asombro.
- Para que una masa como ésta de tantos billones de
toneladas se mueva de este modo, algo realmente grave tiene que estar
sucediendo. ¡Ojalá que mis primos, amigos y que Sandy estén bien! - Fue lo
único que pudo pensar.- No parece que haya sido el reactor. Quizás lo hayan eyectado
al espacio.
Empero, las luces y los sistemas que dependían de la
energía continuaban funcionando.
-Tengo que llamarles, ¡ojalá que hayan podido
detenerlo antes de que alcance el punto crítico.-Quiera Dios que las
estructuras de contención resistan.
Y entre tanto Mazoui, llevando en brazos a su
inconsciente primo y acompañado de Satory y Amatista, pensaba por el camino a
la consulta médica que es lo que iban a poder hacer contra unos dioses. Por
ahora habían salido relativamente bien librados. Pese a la conmoción y al
pánico que se habría desatado en toda ella, la nave se repararía en poco
tiempo, afectada únicamente por mínimos desperfectos y nadie había resultado
muerto. ¿Pero y si para esos dioses llegase el momento de que fuera divertido
aniquilarles a todos? A Mazoui le helaba la sangre pensar que, en un instante,
podrían ser exterminados todos los tripulantes de la nave y el planeta entero
que tanto había costado terraformar, sólo para satisfacer una caprichosa
diversión de unos seres que escapaban por completo a su entendimiento. En su
opinión eran todavía mucho más despiadados, crueles y lo que era peor,
inmensamente más poderosos, que los propios demonios o las tropas del tirano
Gralas. Y a diferencia de aquellos, contra estos poderosos enemigos les sería
imposible defenderse.
-Solamente podemos rezar, y ya es irónico que sea
precisamente yo quien piense eso.- Reflexionaba.-
Al
poco su teléfono móvil sonó. Vio que se trataba de Sandy. La joven le puso al
corriente de lo que estaba pensando.
-No son demonios, eso te lo puedo asegurar. Aunque
preferiría que lo fueran. No creo que ninguno de ellos tenga el poder que estos
seres tiene.- Le contó.-
-¿Seres?- Se sorprendió la muchacha, bajando la voz
al ver todavía gente cerca de ella, en tanto salían del refugio.- ¿Qué tipo de
seres?
-Ellos afirman ser dioses, y bien pudieran serlo.-
Sentenció su amigo con tono preocupado.-
Las
palabras de su amiga en cuanto a que los demonios pudieran aparecer en Bios
tampoco le dejaron tranquilo precisamente. No obstante, Mazoui se dijo tras
despedirse de Sandy.
-Los problemas de uno en uno. Con estos dioses aquí,
no creo que a ningún demonio se le ocurriera asomarse…
Justo
entonces le llamó Coraíon. El chico apenas sí pudo comentarle.
-¿Qué está pasando ahí, primo? He tratado de contactar
con Sandy y su línea estaba ocupada.-
-Es que hablaba conmigo. No te preocupes, estamos
bien y el reactor se halla bajo control. Aunque tenemos otro problema más
grave.
-¿Más grave que eso? ¿Y qué podría ser peor?-
Inquirió el perplejo muchacho.
-Ahora estoy algo liado, ya te lo contaré…- le
contestó Mazoui.-
En la Tierra, cuando Usagi recibió todos aquellos
datos sobre esa crisis nuclear y algunos informes confidenciales sobre cómo había
sido provocada, se preocupó muchísimo. Lamentablemente no era cuestión suya el
hacer nada. Tampoco, pese a haberlo podido, hubiera sido capaz de llegar a tiempo. Quizás con el sailor teleport, pero
para eso hubiera tenido que estar junto a sus compañeras. Ahora, por suerte o desgracia,
cada una estaba en una parte diferente del mundo, o al menos, muy alejadas
entre sí. Atendían a sus respectivos compromisos. Lo que sí pudo hacer fue
llamar a Chibiusa y a las asteroides. Ellas estaban de patrulla. Cuando se
aseguró de que su despacho estaba cerrado y las persianas bajadas, al tiempo
que hacía algo de sitio, la joven se ocupó de contactar con su hija y le
ordenó.
-Preséntate con las asteroides de inmediato.
La
interpelada no tardó en cumplir al requerimiento. Junto a otras cuatro
guerreras apareció formando un círculo unidas por sus manos. Nada más llegar se
soltaron y fue la propia Chibiusa quién quiso saber.
-¿Qué ocurre? Nunca nos habías llamado con tanta
premura, y menos aquí. A tu mismo
trabajo.
Y
la aludida, tras hacerles un somero resumen de la situación, se dirigió a su
interlocutora quién, al igual que el resto de las muchachas la observaba con
estupor y temor combinados.
-Id primero a la Luna. Pedid ayuda a Neherenia y a
Doran.
-Perdón, mi Señora.- Se atrevió a terciar Sailor
Ceres, para objetar.- Pero si Leval y
Mazoui no son rivales para esos seres,
nosotras, incluso con el refuerzo de Nehie y Doran, ¿Qué podríamos hacer?...
-No seas tan miedica, Ceres.- La acusó Vesta.-
-No soy miedica, me limito a ser práctica y
objetiva.- Se defendió ésta.-
-No podréis hacer nada. No se trata tampoco de
luchar contra esos seres ni de hacerles frente. Solo intentar evacuar a la
mayor cantidad de gente posible por si esos invasores regresan.- Las cortó Usagi
que no estaba de humor para permitir ese tipo de debates, sentenciando de modo
tajante e imperativo.- ¡Id, ya!…
Tanto
Chibiusa como las asteroides se miraron aún con mayor preocupación si cabía. No
obstante, ante el tono que mostraba la que era claramente Serenity, solamente
pudieron asentir.
-Como ordene vuestra Majestad.- Declaró humildemente
Sailor Juno.-
-Preparémonos para ir a la Luna.- Arengó Sailor
Palas.-
Se
dieron las manos de nuevo y Chibiusa, sin mediar más palabras, ordenó el
teleport. Al punto todas desaparecieron. Usagi se quedó observando el hueco
vacío en el que hacía unos breves instantes habían estado su hija del futuro y
sus guardianas. Sin embargo a los pocos instantes alguien retornó. Ante la cara
de sorpresa de la futura reina de Cristal Tokio, un hombre que le era
desconocido, de rostro agradable, cabello moreno y perilla, le sonrió con
amabilidad diciendo.
-No temas, nada malo sucederá…
-¿Quién eres?- Quiso saber ella todavía atónita.-
-Mis subordinados no son malos, ni quieren hacer
daño a los humanos. Solamente estaban pensando en divertirse un poco. Pero eso
terminará pronto. Tienen una delicada misión.
-¿Qué clase de misión es esa? ¿Quiénes sois?.- Quiso
saber ahora la muchacha tomando su papel como Serenity.-
-Tú lo sabes bien, Majestad. Incluso más que yo. Ya
queda menos para que debas mostrarte. Nosotros únicamente somos unos modestos
colaboradores que te ayudaremos llegada la hora. Ten fe y valor hasta entonces.
Lo necesitaremos para vencer. - Sonrió aquel tipo que sin más desapareció.-
Ahora
sí que la muchacha se quedó completamente sola, meditando sobre aquello. Si
aquel extraño se refería a lo que ella imaginaba la situación era todavía más
peligrosa de lo que parecía…
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