domingo, 6 de marzo de 2011

GWD 6.133. La frustración de Leval


Una vez en la consulta de Giaal, el extraterrestre le dio una alubia a su amigo que le recuperó rápidamente, al menos de forma física. De todos modos el muchacho no pronunció palabra, parecía estar sumido en sus pensamientos.



-Bueno, ya estás como nuevo.- Quiso animarle Giaal.-

-Gracias.- Musitó secamente su interlocutor.-

-Tú también estás listo, Mazoui.- Le dijo el alien.-

-Muchas gracias, amigo.- Repuso reconocidamente este.-



Asimismo Naya, tras haber retornado con Alan, reconoció a Satory y a Amatista pese a que éstas le aseguraron una y otra vez que no habían sufrido ningún daño. Cuando salieron de la consulta Mazoui notó que su primo acumulaba en su interior una gran energía negativa, mucho resentimiento y rabia y que estaba a punto de explotar. Leval se limitó a decir que iba a ir a entrenarse un poco. Su mujer quiso decirle algo. A pesar de todo seguía enfadada.



-No lo entiendo, con todo lo que ha pasado y sale con ir a entrenarse.- ¿Es que no ve que eso no le servirá de nada?- Declaró la molesta muchacha, alegando.- Lo que no quiere es hablar de ese tema…



Los demás no entendían de qué iba aquello. Prefirieron no meterse. Sin embargo, Mazoui  detuvo la perorata de su amiga poniendo una mano en uno de los hombros de ella.   



- Amatista, tengo que hablar un momento contigo, por favor.- Ella le miró extrañada pero aceptó seguir a su amigo a un lugar algo apartado de la calle donde él le contó. - Verás, no es tan sencillo, Leval se siente muy mal por lo ocurrido...

-¿Y cómo te crees que me siento yo, Mazoui? - respondió ella con patente mal humor. -¿A ti te gustaría que te hiciesen algo así? ¿Cómo no pudo darse cuenta?

- No lo comprendes. Al principio no pudo darse cuenta y después no pudo impedirlo, ¿acaso no has visto la paliza que nos han dado?- le contestó el muchacho también molesto. - Para mí ha sido algo humillante, pero para Leval mucho más. La sangre de los guerreros del espacio corre por sus venas. Aunque nunca te lo haya parecido es un guerrero y como a tal no le gusta ser derrotado... y mucho menos aún por una mujer. Por muy diosa que sea.

- Eso lo único que significa es que en realidad es un machista encubierto.- Replicó ella que no parecía entender lo que Mazoui trataba de explicarle,  sobre todo cuando agregó con disgusto. - Le parecía muy bien que yo derrotase a otros hombres, pero si le venciese a él no podría asumirlo, ¿eso es lo que quieres decir?

-¡Sigues sin entender nada, Amatista! - Respondió Mazoui perdiendo la paciencia. - ¡Le han vencido humillado y ridiculizado, delante de ti! Se siente un fracasado, está muy furioso e impotente y ha ido a desahogarse, no a entrenar. Necesita tu apoyo, no que le culpes, le han tratado como a un guiñapo ¿Es qué no lo ves?



            Y como la muchacha parecía desviar la mirada con gesto de disgusto él, ya bastante enfadado por su actitud, la agarró de ambos brazos y sin contemplaciones la sujetó contra la pared.



-¿Pero qué haces? ¡Suéltame!- Le exigió ella tratando de liberarse sin lograrlo. -

-¡Suéltate tú! – Le espetó Mazoui espoleándola con tono irónico. - ¡Vamos, Amatista! Usa toda tu fuerza.



La muchacha le miraba entre sorprendida y asustada. Aunque trató efectivamente de moverse no podía. Mazoui era capaz de apresar sus dos muñecas con una sola mano y mantenerla pegada a la pared con una fuerza tremenda. Y con su otro brazo interceptaba los intentos que la chica, presa ahora del miedo, hizo de darle alguna patada para poder debilitarle. Pero eso era imposible. Ella lo sabía. El primo de marido era un guerrero tan poderoso como el mismo Leval. Desistió enseguida, aunque realmente a Mazoui no le resultaba tan fácil sujetarla, incluso notó algo extraño en ella.



-¡Esa energía que despide!. -Pensó el chico.- No es normal que ella tenga tanta fuerza.



            Aunque dejó esas reflexiones enseguida, a tiempo para escucharla protestar.



-¿Por qué me haces esto?- Quiso saber la muchacha con visible nerviosismo, aunque lo que la dejó helada fue la réplica que su captor le dio con patente indignación. -

-¡Para que comiences a sentir en carne propia lo que tu esposo tuvo que soportar y dejes de comportarte como una cría estúpida!



Ella se quedó petrificada. No pensaba que su amigo hubiera recurrido a eso por que sí. Aunque ahora comenzaba a entenderlo. Y más que nada, el ser llamada cría le molesto pero aun la preocupó más todavía. Mazoui entonces agregó, en tanto la soltaba.



-  Imagínate que un hombre te forzase y no pudieses impedirlo. Como ahora. A pesar de que luchases con todas tus fuerzas. ¿Qué querrías de tu marido cuando él se enterase? ¿Qué te lo censurase y te echara la culpa o que estuviera a tu lado para apoyarte? Piénsalo bien. Porque de lo que respondas depende el futuro de tu relación con tu esposo y quizás el de todos nosotros.



La chica le miró horrorizada. Aquello la impactó aunque parecía no llegar a entenderlo del todo, aunque todavía se asustó más cuando su interlocutor le desveló.



-Leval siempre ha sido un buen chico, calmado y razonable, pero también es un guerrero del espacio. Es como si su educación y su personalidad hubieran sido un dique contra la gran cantidad de fuerza y de pasión por la lucha que poseen los de su raza. ¡Piensa que tu marido es ahora mismo como una presa agrietándose y a punto de reventar! Si no lo impedimos, su contención saltará en pedazos y desatará fuerzas que no podemos ni imaginar. Y eso me da miedo. ¡Me da mucho miedo, Amatista! No podremos detenerle una vez se ponga fuera de control. Ni siquiera yo tengo tanta fuerza.



El chico guardó entonces un embarazoso silencio dejando meditar a su amiga. Ella comenzaba a darse cuenta de cual era realmente la situación. Ahora se sentía muy mal, había dejado que los celos y la rabia la dominasen. Incluso había llegado a olvidar la dramática y terrible situación en la que estaban no solamente ella y sus amigos, sino todas las personas de la nave, cuando escuchó las palabras de esa diosa. ¡Fue capaz de decirle a su marido que le importaba un bledo ese reactor que parecía a punto de estallar! Ahora se sentía avergonzada. Y más cuando veía que no se molestó en ponerse en el lugar de él. Al menos no hasta que Mazoui la obligó a hacerlo de aquella manera, tan brusca y violenta como efectiva. ¡Con todo lo que habían pasado juntos! Era verdad lo que le había dicho el primo de su esposo. Ella volvió a las andadas con una de sus rabietas, como si de una mocosa malcriada se tratase. Y una vez lo vio claro comenzó realmente a temer por su esposo.



- No...- respondió lentamente ella con expresión horrorizada. - ¡Oh no!...¿Que he hecho? debo ir a hablar con él.

- Déjale ahora,- le pidió Mazoui con un tono conciliador. - Sólo unas horas a solas, le hacen falta para sacar toda su frustración. Luego hablaré yo con él y después deberás intervenir tú. Comprende lo que siente y apóyale, te necesita. Y perdóname, pero no tuve otra alternativa para hacerte entender por lo que Leval está pasando.

- Soy yo la que debe pedirte perdón. Siempre has sido un buen amigo y me has dicho la verdad sin rodeos. Tienes toda la razón. Me he comportado como una cría estúpida. Gracias por tu ayuda. – Replicó la chica con visible pesar por su falta de comprensión. – Ya es hora de que madure y acuda en ayuda de mi esposo, me necesita…



            Mazoui posó suavemente una de sus manos sobre el hombro izquierdo de su amiga dejándola sumida en sus reflexiones y se marchó. Sabía que debía dirigirse a la sala de entrenamiento de la nave. Leval estaba allí desde hacía ya un buen rato, saltando, lanzando golpes y convertido en súper guerrero de nivel dos. Enviaba contra sí mismo bolas de energía que chocaban contra su cuerpo explotando bajo una gravedad cien veces la terrestre. Pero ni eso le apaciguaba. Los recuerdos de la humillación que había sufrido bullían por su cabeza, ¿cómo podían haberle hecho algo así? ¡No había sido ni capaz de tocarlos! Seguro que su padre o su tío Lornd habrían estado avergonzados de él si lo hubieran visto. Él mismo se sentía humillado, de habérselo propuesto esos seres le hubieran matado a él, a su mujer y a sus amigos sin pestañear. Por no decir que su esposa le suponía infiel cuando él no pudo hacer nada para evitar aquello. Pero, ¿cómo iba Amatista a creerle? Ahora se maldecía por su poca mentalidad de guerrero. Debía ser por la vida fácil que llevaba sin apenas entrenarse en serio por lo que había sufrido esa vergonzante derrota, pero eso iba a solucionarlo. ¡Ojalá pudiera entrenarse en aquel Rincón del Alma y del Tiempo del que su padre tanto le había hablado!



-¡Maldita sea! - se repetía una y otra vez rechinando los dientes. - Soy un guerrero del espacio, ¿cómo pueden haberme hecho esto? ¡Malditos, les destrozaré! , cuando esté mejor preparado me las van a pagar...



            Entonces llegó Mazoui que entró en la cámara de entrenamiento. Leval le miró de una forma muy hosca. Entre jadeos de cansancio por el duro ejercicio al que se estaba sometiendo.



-¿Puedo ayudarte?,- le inquirió su primo con un suave tono de prevención. -

-¡Vete, déjame sólo! - le espetó el aludido con cara de pocos amigos. -

-¿Qué estás haciendo?,- le recriminó condescendientemente Mazoui más que preguntándole en tanto afirmaba.  -¿No ves que eso no sirve para nada? Tienes que tranquilizarte.

-¿Qué dices? – replicó Leval que detuvo su entrenamiento y se encaró con él. - ¿Cómo que no sirve para nada? Espera a que esté mejor preparado, ¡les voy a machacar, les devolveré golpe por golpe! ¡Van a pagar todas las humillaciones que me han hecho pasar!

- Tú no escuchaste el final,- le contestó Mazoui que a su pesar le desveló. - No son enemigos a los que podamos derrotar, por mucho que entrenemos nunca podremos enfrentarnos a ellos. Hay un abismo que nos separa.

-¡Eso es una estupidez! - sentenció su primo furioso para rebatir. - ¿Cómo qué no? Aún no he llegado a mi límite, les voy a hacer sentir la misma sensación de impotencia que he pasado yo. ¡Me han ridiculizado delante de mi mujer! ¿Qué va a pensar ella de mí? ¿Qué vais a pensar todos?



            Leval estaba cada vez más rabioso. Por su parte Mazoui se hartó de hablar con la pared y zarandeó a su amigo de los hombros mientras le decía enfadado.



-¡Eres un estúpido, son dioses! ¿Qué puedes hacer contra unos dioses? ¡A ver, dímelo! – El interpelado puso un gesto de gran sorpresa aunque seguía sin calmarse, entonces su primo insistió.  - Para ellos no somos más que insectos, microbios. He sentido su aura y me ha paralizado de terror. ¡Jamás había sentido algo así en esta dimensión! Es como si tú o yo jugásemos a aplastar hormigas, ¿te crees que el enfado de una de ellas nos preocuparía? Sólo juegan con nosotros, les servimos de diversión, nada más. Tienen un poder incalculable para nuestras medidas. Y hemos tenido mucha suerte de salir vivos.



Pero Leval, lejos de quedarse impresionado, replico ahora apenas conteniendo su ira.



- No me importa si son dioses o si son hombres, tengo que luchar contra ellos. Esto no puede quedar así. ¿Y si les da por destruirlo todo?, ¿te quedarás cruzado de brazos porque son dioses? ¿Y si le hicieran daño a Satory o a todas las personas que hay a bordo? ¿Te limitarías a mirar? ¡Pues yo no! - aulló pareciendo desprender chispas por los ojos. - ¡Lucharé contra ellos aunque me cueste la vida! Mi padre luchó contra un enemigo más poderoso que él y murió, no sabía si iba a resucitar, pero luchó por todos. Yo no voy a acobardarme, tengo alma de saiyajin y sangre de príncipes guerreros recorre mis venas ¡Soy un guerrero del espacio! Aunque hasta ahora no lo haya demostrado.

- Leval, una cosa es luchar cuando no queda más remedio y otra retar a enemigos mucho más poderosos sólo por reparar tu orgullo. ¡Por favor, cálmate, no pierdas la cabeza!  Recuerda lo que tu padre nos enseñó.- Le pidió conciliatoriamente Mazoui, que ya estaba más que preocupado, asustado, nunca había visto a su primo en tal estado. -

- Por eso mismo. Ahora lo recuerdo bien. Hasta ahora no comprendía a mi padre y a mi tío cuando me hablaban del orgullo de un príncipe de los guerreros del espacio. Pero ya lo entiendo. El mítico rey Vegeta, su hijo Trunks y después la estirpe de Dronaos de la que  formamos parte. - Respondió su interlocutor irritado y apretando los puños. Estaba muy tenso y marcaba todos sus músculos sentenciando con rabia. - ¡Mis ancestros hubieran preferido morir antes de ser humillados de esta forma!



Salió del cuarto a toda prisa dejando a su inquietado primo sin saber que responder. Lo que sí hizo Mazoui fue tratar de localizar por todos los medios al único que podría ayudarles. Éste no era otro que Giaal, que estaba en su consulta, terminando el turno. Su teléfono sonó, enseguida lo atendió.



-Aquí consulta del doctor Ginga. ¿Eres tú Mazoui? ¿Qué Leval va a qué?...¡Eso es una locura! Sí, no te preocupes, enseguida me reúno contigo. No, será mejor que no te interpongas si está como dices. Muy bien, ahora nos vemos…



            Amatista por su parte había quedado muy intranquila, fue tras Mazoui y llegó a tiempo de escuchar parte de la conversación, con ello su preocupación aumentó.  El primo de su esposo tenía razón y lo peor es que no había logrado convencer a Leval y éste, lejos de calmarse, estaba empeñado en desafiar a esos seres. Ella fue a su encuentro para tratar de convencerle. Mientras tanto, en la consulta de Giaal, éste salió comentándole a su hermana que enseguida volvería.  Naya asintió, estaba ocupada examinando los análisis de sus amigas. El de Satory era normal, pero el de Amatista daba algo extraño que al principio no le fue posible identificar. La extraterrestre salió en busca de ésta última para pedirle que se sometiese a una batería de pruebas más completas.



-No sé- se decía la joven doctora.- Pero creo que podría ser lo que me estoy imaginando. Tenemos que confirmarlo.



            Mientras Amatista al fin localizó a Leval, estaba vestido con un uniforme de combate de los que guardaba de su padre, una bolsa con alubias colgaba de su cinturón. Gritaba hacia las alturas de la nave su desafío. Todos los que pasaban por allí se quedaban mirándolo tomándole por loco, pero sólo se atrevían a hacerlo un momento pues les daba miedo pararse a contemplarle detenidamente.



-¿Me oís, bastardos?, ¡venga bajad aquí y luchad limpiamente! ¡Voy a acabar con vosotros!... ¡bajad ahora! - bramó furioso. -

-¡Leval! - le gritó su esposa asustada - ya basta. Vas a conseguir que te maten. Nunca te había visto así, ¿qué te ocurre?



Él pareció sorprenderse de verla allí, luego la miró sin decir nada por unos instantes y al fin replicó de modo cortante.



- Vete Amatista, no debes estar aquí, no podría protegerte y luchar.

- No quiero que me protejas, quiero que te vengas conmigo y olvides esto. Escucha, ¡lo siento! Sé que no pudiste evitar lo que pasó, ¡olvídalo, por favor! Olvidémonos de esto y vayámonos a casa.- Le pidió ella tratando de calmarle. – La culpa ha sido mía por no saber comprenderte…



            Aunque esas palabras lejos de apaciguar al chico espoleaban más su frustración. Creía que hasta su propia esposa le compadecía como si él fuera una especie de muñeco roto.



- No puedo olvidar y agachar la cabeza, no sólo es por ti. Es por mí, por la sangre que llevo. Mi padre y mi tío no me lo perdonarían jamás.  ¡Tú no puedes entenderlo! - Replicó él con visible cólera. -

- Yo sólo entiendo que no quiero que te maten.- Contestó una desconsolada Amatista que se abrazó a él con lágrimas corriendo por sus mejillas. - Yo quiero un marido, no un guerrero. Si me quieres de veras, ven conmigo. Por favor Leval. Déjalo estar.

- Yo soy un guerrero,- declaró el muchacho de forma contundente agregando con sentimiento culpable - aunque hasta ahora me lo haya negado. Mi padre tenía razón cuando me decía que no puedo eludir lo que soy. Fue mi madre la que no quiso que me entrenase desde pequeño, quería evitar que mi herencia me marcase, pero eso es inevitable. Tú sabías como soy y te casaste conmigo sabiéndolo. Yo nunca te he pedido que dejes de ser tú, por favor, no me pidas que deje de ser yo mismo. Sería una vergüenza mayor de la que podría soportar.



Amatista movía la cabeza entre compungida, enfadada y sobre todo muy asustada. Se separó de él llorando en tanto le recriminaba con desesperación.



- ¡Acabarán contigo! y ¿para qué? Sólo por un estúpido sentido del honor y del orgullo.- Y sin poder resistirlo más salió corriendo entre sollozos.-



Leval quiso decirle algo para detenerla pero calló, penso que era mejor así.  Su esposa estaría más segura si quedaba al margen. Tras comprobar que ella se había ido de nuevo elevó su desafío, se transformó en súper guerrero a la vez que lanzó un potente grito.



-¡Dad la cara, cobardes!- Aulló elevando su energía hasta emitir un cegador destello dorado.- ¡Aquí estoy!



Los dioses que observaban aquella discusión con gesto divertido, escucharon el rugido del chico y vieron con interés la escena, Buruk sonriente dijo.



- Me empieza a gustar ese humano, ¿no creéis?...

- Lo que yo creo es que ese estúpido no sabe todavía quiénes somos,- le respondió Dialen con un tono desapasionado. - A mí empieza a cansarme, ¿y si le eliminamos? ¿Te importa, Zoen? Tú eres la que más ha jugado con él.

- Me da igual,- contestó ella con tono indiferente, encogiéndose de hombros. - Haz lo que quieras, hay más humanos.

- Esperad un momento. Ahora es mi turno, ¡voy a divertirme! - Terció Buruk chocando sus puños, parecía entusiasmado con esa posibilidad. -

- Como dicen ellos. No lo mates del todo - le pidió Soa con voz melosa - es mono y gracioso.

- Vale, pero ¿le puedo golpear un ratito? - Preguntó Buruk levantando uno de sus grandes puños  a lo que su compañera asintió con una divertida sonrisita. – ¡Bien!…



            Entre tanto Amatista fue interceptada por Naya. La extraterrestre tuvo que correr  a su vez para detener a la chica en su carrera, cuando la vio en el estado de desolación y miedo en el que se encontraba se apresuró a llamar a su hermano y a Mazoui que ya se habían reunido. Ella y Satory se quedaron con la asustada chica tratando en lo posible de calmarla. Naya la convenció para hacerle más pruebas, con un simple análisis más la alíen se quedó sorprendida y le dijo.



- Quizá no sea el mejor momento para decírtelo, o puede que precisamente éste sea el instante más adecuado. - Rectificó meditando sobre la situación para declarar. – Amatista, estás embarazada.

-¿Qué? ¡Oh, no puedo creerlo! - Respondió ésta con la boca abierta. -



Satory al oírlo abrazó confortadoramente a su amiga que lloraba presa de una mezcla de alegría, esperanza y temor.



- Ahora tienes que ser fuerte por ti y por tu bebé,- le pidió tratando de animarla. - Debes decírselo a Leval, ya verás como esto le hace recapacitar.

-Tienes razón.- Asintió Amatista que tenía fe en eso. - Debemos ir, no me importa el peligro, no puedo permitir que le maten. Hice mal en perder los nervios y dejarle allí solo. ¡Le quiero, es mi vida! Y ahora debemos pensar en nuestro bebé. - Y sin dejarse persuadir de lo contrario salió corriendo a su encuentro junto a Naya y a Satory. -



            Por su parte Leval esperaba impaciente, comenzaba a  creer que estaba perdiendo el tiempo cuando ante él apareció ese gran hombre negro que le miraba con una amplia sonrisa. Buruk se divertía observando a ese hombrecillo tan inconsciente.



- Eres muy divertido, humano. Me gustaría que hubiese más como tú.

-¡Déjate de charlas! ,- le espetó el súper guerrero retándole sin contemplaciones. - ¡Si eres capaz de luchar sin evaporarte, maldito cobarde, te voy a enseñar lo que es bueno!



Aumentó su energía y de su cuerpo saltaron chispas y relámpagos, Mazoui y Giaal sintieron asombrados la enorme energía de Leval y volaron sin pérdida de tiempo hacia allá.



- Muy bien,- concedió Buruk que no parecía en absoluto impresionado, agregando con voz calmosa y llena de regocijo. - Quieres luchar conmigo de igual a igual. ¡Qué valiente!



Le miró fijamente con un rostro inexpresivo y de pronto se echó a reír.



-¡Maldito, no te burles de mí! ¡Te voy a quitar esa estúpida risa! - Aulló Leval muy furioso lanzándose contra su enemigo.-  -  ¡Te machacaré! ....- aseguró a la par que lanzaba varios ataques con puñetazos y patadas a una enorme velocidad que el gigante, sin embargo, esquivaba sin dificultad. – ¡Vais a aprender a no atacar a seres indefensos!…

-¡Ja, ja, ja! - Nunca podrás acertarme.- Se reía Buruk, añadiendo, eso sí, con deleite.- Pero es muy divertido…



            Eso enfurecía a su contrincante aún más. No obstante, Leval decidió cambiar de táctica. En lugar de la rabia tendría que usar la inteligencia.



-El gran rey Vegeta era muy bueno en el combate psicológico. Al menos eso me contó mi padre. Le explicó que debía confundir al enemigo y aprovecharse de sus debilidades o de su exceso de confianza. Y ese monstruo tiene razón. Nunca podré acertarle, no soy lo bastante rápido, a no ser que…



Entonces tuvo una idea. Ahora que ese gigantón engreído era tangible podía detectar su enorme fuerza y eso incluía su aura. Desapareció y con la translación instantánea reapareció junto a su sorprendido adversario propinándole un golpe tal que logró lanzarle contra una pared de un edificio vacío que cayó derrumbado sobre él por ese impacto.



- ¿Y ahora qué, eh? ¡Venga, a ver esos dioses! - desafió a voz en grito  sintiéndose crecido. - Venid, os destrozaré uno por uno. En cuanto se os consigue poner la mano encima no sois nada. ¡Cobardes!. Venís aquí creyendo que podéis hacer lo que os dé la gana. Aterrorizarnos y jugar con nosotros a vuestro capricho, ¿verdad? ¡Pues eso no sucederá! Al menos mientras yo viva. No permitiré que pongáis en peligro las vidas de los hombres, mujeres y niños que hay a bordo de esta nave, ni en Bios.



            El joven guerrero emitía una poderosísima energía, su pelo se elevaba flamígero inundando los alrededores de un gran resplandor dorado y su masa muscular había crecido de modo considerable. A sus pies incluso se abría un socavón de al menos metro y medio de profundidad, cubriendo un área de varios metros a la redonda por mor de la energía que desprendía. De hecho, el asteroide entero temblaba. Dialen, Zoen y Soa no podían creerlo, aparecieron justo al lado de las ruinas del edificio, donde estaba sepultado su compañero. Zoen dijo sorprendida.



-¿Pero cómo es posible esto?- se preguntó en voz alta la diosa que parecía desconcertada. -¡Ha conseguido darle sin que Buruk se dejase!

-¿Lo veis?,- les dijo Soa que parecía tan contenta como una cría que disfrutase de un nuevo juguete batiendo palmas. - Ya os decía yo que era muy divertido. ¡Mirad como brilla ahora! Es muy bonito.

- Muy bien. - Inquirió Leval mirándoles con una expresión de sonriente autosuficiencia en su cara. -¿Quién va a ser el siguiente? Pensadlo bien porque todavía no he comenzado a pelear en serio. Ya no parecéis tan duros. Y os aseguro que no me impresionáis en lo más mínimo. Se acabaron vuestros desmanes. Aquí habéis encontrado a alguien dispuesto a plantaros cara…



            Ninguno respondió, de repente las ruinas saltaron por los aires y de ellas salió Buruk, estaba ileso y se acercó a sus compañeros con andar pausado. Dialen se burló de él.



-¿Te dejas golpear así por un ser tan patético como ese? - Preguntó  con mofa. - ¡Es increíble!

- Sólo quería ver hasta donde era capaz de llegar - contestó serenamente su compañero como si los golpes que había recibido no fueran con él. - Si no, esto no tiene gracia. Ahora vamos a luchar más en serio.

-¿Ah sí?,- respondió Leval escuchando la conversación para lamentarse. – Eres un cobarde, te aprovechas de que estoy en desventaja. Si no tuviera que luchar en esta nave desplegaría todo mi poder y verías de verdad hasta donde puedo llegar.

-¿Eso significa que puedes brillar incluso más?- Quiso saber Zoen, con tono entre meloso y burlón.-

-Ni te lo imaginas. Y os daría una buena lección. - Replicó Leval sin inmutarse.-

-¡Qué buena idea!,- secundó Soa  que propuso visiblemente entusiasmada. - ¿Por qué no vamos a otro sitio donde pueda luchar mejor? ¡Quiero verle más brillante!…

-¡Sí!,- convino Zoen  con idéntica animación - ¡sería estupendo poder ver un buen combate! Quién sabe. Si es verdad que puede pelear mejor, hasta podría ser divertido.



            Mazoui y Giaal llegaron en ese instante posándose junto a Leval. Ambos concentraron sus energías y se pusieron en guardia contra los dioses que, sin embargo, no les dieron ninguna importancia. Mazoui pese a eso les gritó.



-¡Cuatro contra uno no es una lucha justa, esto lo iguala un poco!

-¿Qué dice ese insecto? - Preguntó burlonamente Dialen a sus compañeros, luego se dignó responder al humano. -Nosotros solamente vamos a mirar. Buruk le destrozará a él y luego a vosotros, a mí me aburrís...

- Eso habría que verlo - repuso Giaal con mirada y tono desafiantes. -

-¡Llevémoslos a todos! - propuso Soa que batió palmas de nuevo, cada vez más  ilusionada para exclamar. - ¡Nos lo vamos a pasar muy bien!...

 - Estoy de acuerdo.- Añadió Zoen levantando sus brazos y de pronto, sin ninguna transición, todos aparecieron en medio de un espacio vacío. -



            Cuando Amatista y las demás llegaron ya habían desaparecido, todas rezaron por que estuvieran a salvo. Y contra todo pronóstico, la mujer de Leval, comenzó a ser invadida por una extraña tranquilidad, tanto Satory como Naya se quedaron sorprendidas.



- Sólo podemos esperar a ver cuando vuelven - suspiró la extraterrestre. -

- Dios les proteja - pidió Satory muy preocupada para recordar. - ¡Ojalá Sandy estuviera aquí!, cualquier ayuda nos vendría de maravilla.

- A tenor de lo que habéis contado no creo que pudiera hacer mucho. - Rebatió Naya que no era ajena al secreto de esa muchacha, pues ésta había acudido a ella para hacerse las pruebas que le permitieron bajar definitivamente a Bios y en las que le había confiado su auténtica naturaleza. – Esto nos sobrepasa a todos.

            Recordó entonces como Sandy fue a verla, unas semanas atrás.



-¿Doctora Ginga?- Inquirió esa voluptuosa mujer morena de forma algo tímida al entrar en la consulta.-

-Sí, soy yo. -Respondió ella.-

-Verá, me han indicado que debo hacerme un reconocimiento para descender al planeta. Ya he bajado algunas veces y acorde a la normativa de seguridad…

-Sí claro.- Asintió Naya, haciéndole ver a su interlocutora que conocía aquello.- Tenga la amabilidad de tumbarse aquí. Y desvestirse de la parte superior. - Le pidió señalando una camilla.-



            Sandy obedeció, Naya enseguida se dio cuenta de que esa mujer se sentía algo violenta. Quizás fuera debido al hecho de que estaban solas. No dudó en afirmar con jovialidad.



-No se preocupe, las dos somos mujeres.

-Sí claro.- Sonrió trémulamente su contertulia al tiempo que se quitaba un jersey que llevaba mostrando sus generosos pechos embutidos en un sujetador negro.-



            Naya se sonrió, creyendo al principio que esa pobre chica estaba avergonzada. Sin embargo, pronto percibió algo extraño en ella. Su nivel de energía era muy superior al de una humana corriente. Bueno, pudiera ser una saiyajin quizás, pero no parecía el caso. Casi como si esa joven la hubiese leído el pensamiento, musitó.



-Es usted la hermana del doctor Ginga, ¿verdad?

-Sí, es mi hermano mayor.- Convino la chica.-

-Hasta ahora él era quien me había autorizado a bajar a Bios, pero no pudo hacerme este chequeo. Me dijo que acudiera a verla y que confiase en usted como si fuera él mismo.



            Naya la escuchó con atención, aunque al mismo tiempo estaba comprobando algunos análisis de esa chica.



-Por supuesto, cualquier cosa que le haya dicho usted a mi hermano, considérela confidencial también conmigo. Forma parte de la relación médico- paciente. Es una normal médica a escala cósmica. - Quiso tranquilizarla.-

-Lo sé. – Repuso Sandy, que, sin andarse con rodeos se levantó de la camilla desvelándole a su interlocutora.- Sé que tanto él como usted son extraterrestres.

-Así es.- Admitió Naya queriendo saber.- ¿Acaso usted lo es también?

-No, extraterrestre no, soy un híbrido. Mi madre era una súcubos.- Le desveló entonces.-



            Y para demostrarlo aquella mujer adoptó su forma demoniaca. Eso impresionó a Naya, aunque de un modo científico.



-Vaya, esto es muy interesante.- Afirmó, dejando perpleja a su contertulia cuando le preguntó.- ¿Nota usted algún tipo de molestias?

-¿Molestias?- Repitió la desconcertada Sandy.-

-Cuando se transforma.- Puntualizó Naya.-

-Normalmente ninguna.- Le contó su paciente.-

-A mí me sucede lo mismo. O mejor dicho, no me sucede, tampoco tengo molestias. A decir verdad es mi naturaleza. - Sonrió la doctora tornándose también en su forma alienígena.-



            Fue el turno de su contertulia de quedar perpleja. Durante unos instantes no dijo nada. Al fin, comentó con sincera admiración.



-Lo suyo al menos queda mucho más bonito.

-Creo que, una vez nos hemos mostrado tal como somos podemos tutearnos. ¿No crees?- Se rio Naya.-



            Su interlocutora lo hizo a su vez, mientras ambas recobraban sus apariencias humanas.



-Claro.- Convino Sandy.- Agradezco mucho teneros a tu hermano y a ti a bordo. Jamás estuve tan tranquila cuando iba al médico.

-Mi hermano me comentó que tenías una genética particularmente resistente, aunque no entró en detalles. Dijo que ya me lo contarías tú misma.

-Parece que Giaal es muy buen psicólogo.- Afirmó Sandy.- Sabía que me abriría a ti.

-Podemos comprenderte bien. Yo también sé lo que es tener que vigilar mi apariencia y no exponerme ante nadie que no sea de total confianza.- Declaró Naya, sentenciando.- Te haré unas pruebas de rutina pero tengo la impresión de que estás perfectamente, dada tu biología. Aunque no soy experta en súcubos.

-Mi madre me escribió un libro con notas. En él me dio algunas instrucciones.- Le contó Sandy.-



            Naya asintió y, en efecto, tras hacerle algunas pruebas y más análisis, concluyó que estos estaban igual que los anteriores que le hiciera Giaal, antes de bajar por primera vez al planeta.



-Te agradezco mucho que seas tan amable y que no te asustes de mí.- Le dijo una reconocida Sandy cuando volvía a vestirse.-

-No veo porqué. - Comentó despreocupadamente la doctora, luciendo como humana nuevamente.- Yo soy extraterrestre. Igual que mi hermano y por supuesto, nuestros padres. Hemos visto muchos seres distintos en nuestros viajes. Y no nos sobresaltamos o atemorizamos por su aspecto, sino por sus intenciones o sus auras. Y percibo que tú eres una noble y buena persona. Aunque puedo entender el motivo de tengas reparos en mostrarte de esa forma ante otros humanos. La experiencia me ha enseñado que la mayoría desconocen que ahí otras criaturas como tú o como yo. Y muchos de ellos temen lo que no entienden.

-Así es.- Suspiró la joven, pese a todo sonriendo agradecida.- No puedes imaginare cuanto me alivia y me alegra tenerte aquí, como doctora. No es que Giaal no sea un médico fabuloso, pero hay cosas…

-Que entre mujeres nos es más fácil decirnos o compartir.- Completó Naya asintiendo solidariamente.-



            Su paciente asintió. Sandy recordaba eso también ahora, tras el reconocimiento no dudó en acudir a Naya cada vez que precisase un informe médico. Eso resolvía la cuestión de como preservar su intimidad y sobre todo, de su naturaleza. Ahora, días después, estaba ajena a lo que sucedía, de hecho se había citado con Coraíon con el que comentaba los extraños sucesos que habían acaecido recientemente.



-Lo cierto es que estuvimos muy cerca del fin con el fallo en el reactor. Parecía como si un meteoro nos hubiese impactado. Para taparlo dijeron que fue un mero error en los sensores en un recalibrado de la gravedad artificial de la nave.- Declaró Coraíon que, sin embargo, añadió con tono suspicaz.- Pero nosotros sabemos que no fue así, sentí vibrar el asteroide entero. Algo muy grave tuvo que suceder. Luego hablé con mi primo Leval y me contó esa extraña historia.



Su joven acompañante asintió escuchando aquello. Estaba de acuerdo, afortunadamente todo se solucionó, se canceló la alerta. Horas después, tras haber bajado a Bios y más tranquilos, ambos tomaban algo en un restaurante, el primero que se había abierto en el planeta. La muchacha pareció intuir algo puesto que se quedó pensativa.



- ¡Han aparecido unas fuerzas enormes, los chicos pueden estar en peligro!- Pensó con inquietud.- deben de ser esos dioses que me dijo Mazoui.

-¿Te ocurre algo?- Se interesó Coraíon observándola extrañado. -



            Ella salió enseguida de aquella especie de ensimismamiento que la había dominado por unos instantes, sonrió y dijo de forma más despreocupada para no alarmar a su pareja.



- No pasa nada, tan sólo pensaba en los proyectos que tengo que emprender aquí y echaba de menos a  todos nuestros amigos. Espero que estén bien.

-¡Pues claro que lo estarán!- Afirmó Coraíon esbozando una amplia y convencida sonrisa para preguntar de forma retórica. - ¿Qué les podría suceder a ellos? Son impresionantemente fuertes. ¿No crees? Por poderosos que sean esos seres de los que hablaba mi primo, les compadezco si tratasen de atacarles.



            Sandy tuvo que asentir, su acompañante no sabía nada de ella y sus capacidades. Por eso no se atrevía a comentarle aquella inquietud. Y menos todavía lo que Mazoui le había contado.



-No creo que Coraíon estuviese tan tranquilo de saberlo.-Temió.-



 No obstante, tan fugaz como vino, se marchó. Ahora, algo en la mente de la muchacha la tranquilizaba. No sabía porqué pero era mejor así. De modo que optó por continuar aquella agradable velada con ese apuesto muchacho sin preocuparse más. Seguramente él tenía razón y se había inquietado por nada. Posiblemente los nervios que sentía al estar cerca de ese chico le habían jugado una mala pasada. Decidió dejar aquello de lado y centrarse en temas más agradables.



-Tengo muchas ganas de ver como se coloniza este planeta.- Suspiró ella afirmando.- Un nuevo comienzo, algo hermoso y puro.

-Sí, es verdad. Lejos de los conflictos y los errores que se han cometido en la Tierra.- Convino Coraíon reflexionando a su vez.- Aunque nada es perfecto. Por mucho que lo pretendamos. Bueno.- Remachó ahora dedicando a su acompañante una intensa mirada con sus ojos verdes dirigidos a los suyos.- Tú te acercas bastante a mi idea de la perfección.



            La aludida se ruborizó. Y eso no era nada fácil en ella. Tardó unos instantes en ser capaz de rebatir.



-No, que va… ni mucho menos. Yo no tengo nada de perfecta. Te lo aseguro.

-Eso déjame valorarlo a mí.- Le sonrió él tomando con suavidad una de las manos de la joven, que estaba sobre la mesa.-



            Apenas sintió el contacto Sandy apartó su mano con suavidad sonriendo pese a todo. Tras un silencio algo incómodo, Coraíon comentó.



-Este lugar puede ser un paraíso si sabemos hacer las cosas bien. Y por mi parte me esforzaré en lo posible para que así sea.



            Su interlocutora simplemente le miró sin poder dejar de sonreír. Aquel chico era realmente encantador y eso también le daba miedo. Ahora suspiró recordando que una vez Glenn, su prometido, también fue así. Al menos hasta que ella se reveló tal y como era. Sin embargo, no quiso continuar con esos dolorosos recuerdos en su mente. Asintió y declaró llena de esperanza.



-Sí, también yo lo deseo. Y haré todo cuanto pueda por conseguirlo…





Y de este modo prosiguieron charlando con animación y pensando en un futuro optimista para todos. Entre tanto, en la nave, Amatista parecía compartir ahora los sentimientos de su amiga puesto que les dijo a las otras con una gran serenidad.



- Todo saldrá bien, no sé porqué pero confiad en ello.



            Las dos la miraron asombradas y junto con su compañera decidieron volver a la consulta de Giaal. Mientras tanto,  los chicos se disponían a librar una dura batalla. Los tres observaban a sus rivales tratando de concentrar sus energías. Aunque estos ni se movían. Los dioses solamente les miraban con una mezcla de despreocupación y desprecio.



-Pronto se os quitarán las ganas de reír. – Aseguró Leval que seguía concentrando su energía para brillar de un tono dorado todavía más intenso que salía de él abarcando más y más terreno a su alrededor. –

-¡Vamos amigo! – Le animó Mazoui, aunque otra llevara por dentro para sentenciar en tanto refulgía a su vez con un aura rojiza que se extendía cada vez más lejos de su cuerpo siendo más y más densa. - Pase lo que pase lo afrontaremos juntos.

-Lo haremos lo mejor que podamos. – Se unió Giaal, brillando de una intensidad  verde esmeralda que inundaba todo su alrededor. -



Y por parte de los dioses solamente fue Buruk, el que, sin apenas inmutarse, se acercó con lentos y seguros pasos hacia aquellos ridículos seres, dispuesto a proseguir con su diversión. Entonces fue Zoen la que sonriente apareció de improviso entre él y aquellos humanos, en su opinión tan inferiores, para proponer.



-¿Y por qué no les hacemos luchar primero contra otras patéticas criaturas como ellos? De lo contrario acabarás enseguida.

-Sí. Es una buena idea – Intervino Dialen. – Si son capaces de derrotar a los guerreros que les  pongamos enfrente puedes permitirles que luchen contra ti.



Llevándose una mano a su poderosa barbilla Buruk pareció meditar para finalmente asentir.



-Me parece interesante.- Convino éste en dirección a sus compañeros. – Así podría distraerme más…

-Si. ¿Qué os parece si les enfrento a uno de mis juguetes favoritos?- Sonrió Soa. –

-Muy bien. – Le concedió el negro coloso cruzándose de brazos. –

-Pues adelante. - ¡Peluchitoo! – Gritó la diosa con gesto divertido en tanto una especie de  objeto de algo parecido a la lana o el algodón, aparecía a su lado. - ¡Cómo nos vamos a divertir!



Los tres muchachos se miraron atónitos. Al fijarse con más detenimiento no podían creer lo que veían. Aparentemente aquello era un típico osito de trapo de color marrón claro, con la cabeza redonda, dos orejitas en forma de semicírculo y una mueca de sonrisa dibujada en su apacible semblante. Le hubiera encantado a cualquier crío. Giaal estaba con la boca abierta, Mazoui incluso sonrió moviendo la cabeza, aunque Leval se indignó y aún más furioso de lo que ya estaba, le espetó a la divertida diosa.



-¿Es que quieres burlarte de nosotros? ¡Mira lo que hago con tu oso! – Y sin más lanzó un tremendo rayo de energía contra ese peluche que, para su sorpresa lo esquivó sacándole a su atónito rival una lengua de trapo de entre las costuras de su morrito. - ¡Quéee!- Pudo exclamar él sin poder creer aquello. – ¿Pero… cómo?

-Un poco de ambientación no le vendría nada mal a esto. Y conozco el lugar perfecto.  – Afirmó Zoen que, con un chasquido de sus dedos, les hizo aparecer de pronto en medio de un gran círculo rodeado por gradas. -





Allí, rugían miles de espectadores de apariencia marcadamente alienígena. Los chicos miraban anonadados a su alrededor. Una megafonía ensordecedora les anunciaba.



-¡Campo de refugiados número uno! El mejor de la Galaxia. Combates por el título o la eliminación… ¡eterna!…



            Y para pasmo de los muchachos, una canción que jurarían era de un artista de la Tierra, comenzó a sonar.



Dime que estoy haciendo mal

El mundo está asombrado el sólo

Un lobo lloroso no es como un hombre

Lanzando rocas para esconder sus manos

No has hecho suficiente por mí

No has hecho suficiente por mí



Me estás enfadando, sí, sí…

Estás deseando esto por mí

Me estás enfadando

Quieres cortar conmigo

Pero demasiado malo, demasiado malo



Mira quien pasea en el lugar

Muerto y disecado en la cara

Mira quién está aguantando si a ti te place

Pensando que intentas ponerme de rodillas



-Pero ¡Qué demonios!- Exclamó Leval.-

-A mí no me mires.- Repuso su primo tan atónito como él.-

-Este lugar me resulta familiar.- Comentó Giaal, en tanto seguían escuchando aquella canción.-



Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?



Al infierno todo en Hollywood

Diciendo que lo hiciste bien

Progresando desde un agujero de polvo

Cuentos que alguien contó…



            Aquella muchedumbre de las gradas, que parecía compuesta por diversas especies de alienígenas, estaban coreando algunas estrofas y al parecer, pasando un muy buen rato.



¿Qué quieres de mí?

¿Qué quieres de mí?

Cansado de ti hechizándome, sí, si

Me estás enfadando, sí, sí…

Estás deseando esto por mí

Me estás enfadando



Tienes una lujuria sangrienta por mí

Pero, muy mal, demasiado mal

Mira a quien abofeteaste en la cara

Está muerto y disecado en el lugar

Estoy de vuelta donde quiero estar

Estoy  de pie mientras me pateas



Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?



-Esto es divertido.- Comentó Soa, mirando en derredor.- Estas criaturas tan monas lo están pasando muy bien.-

-Sí, hay ambiente.- Admitió Dialen, escuchando con gesto divertido esa canción.-



Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?



La vida es como un sueño

Soy realmente invencible cuando MJ está en mi equipo.



La realidad produce la realidad

Es la organización del hombre de acero,

No desde el prisma,  toma la carga como manilla

 Nueve y cinco Shaq, representan con el thriller

 Agarra mi entrepierna, tuerce mi rodilla, entonces pensaré

Mike es malo, yo soy malo

¿Quién eres tú?



Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?


Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?

Muy mal, muy mal por eso

¿Por qué no chillas y lo gritas?



(Too bad. Michael Jackson. Crédito al artista)





-¿Qué es esto?- Quiso saber Mazoui mirando en derredor tan atónito como su primo, cuando esa música y la canción terminaron. –

-¡Oh no! – Exclamó Giaal que al fin parecía reconocer aquello cuando les comentó. – Éste es el campo de refugiados Aldrait III. Está casi en la otra punta de la galaxia.

-¿Refugiados?- Le inquirió Leval sin comprender. – ¿En la otra punta de la galaxia?

- ¿Refugiados de qué?- Quiso saber también Mazoui tan atónito como su primo. - ¿De qué conoces este lugar?

-No he estado nunca, pero he oído hablar de él. Veréis, eso de refugiados es un eufemismo, no os fieis del nombre. – Les explicó el extraterrestre. – Aquí buscan protección muchos de los criminales y bandidos más buscados de la Galaxia. ¡Maldita sea! – Remachó con visible preocupación. - No es precisamente el mejor sitio a donde venir. Es célebre por sus combates a muerte y las apuestas. Muchos de los luchadores más mortíferos de los sistemas solares próximos se dan cita aquí, atraídos por las bolsas de los combates.



Aunque fue Dialen el que apareciendo de improviso frente a ellos se rio para comentar con sorna y abierto sarcasmo.



-Sobre todo hoy, que se celebra el desafío para reyes de la pista y ¡qué casualidad!, vosotros estáis en medio de ella. Eso significa que habéis desafiado a los campeones. Mucha suerte, criaturas.



Y antes de que ninguno pudiera ni tan siquiera decir una palabra el dios desapareció para unirse a sus amigos que les observaban subidos en unas de las pocas gradas que estaban vacías. Soa acariciaba ahora su peluche y se reía. Entre tanto una gran puerta se abrió. Aquel círculo, a manera de un antiguo coliseo en el que estaban, les permitió ver salir a un ser realmente abominable. Tendría más de dos metros de altura, un par de brazos enormes acabados en garras y una cabeza bulbosa de color amarillo. Vestía algo así como una extraña armadura gris con hombreras. Esbozó en su gesto algo parecido a una sonrisa mostrando unas temibles fauces rematadas en colmillos afilados. Sin otro gesto ni aviso se lanzó contra Mazoui. El muchacho apenas pudo esquivarle y concentrar energía en tanto se escuchaba por megafonía para delirio del público.



-¡El poderoso Tart ha elegido a su víctima!



Mazoui contratacó golpeando a esa criatura en su cabeza, pero no pareció afectarle mucho. Su enemigo le lanzó un golpe que sí derribó al chico en el suelo haciéndole sangrar por un labio.



-Vaya, conque peleas duro ¡eh!- Se sonrió el muchacho aumentando su energía hasta hacer que sus ojos brillasen rojizos y que sus colmillos aflorasen en tanto sentenciaba. – Pues jugaremos a tu manera.



De nuevo se lanzó contra su oponente y ambos comenzaron a atacarse con una lluvia de puñetazos y patadas que anulaban con bloqueos y esquivas a una tremenda velocidad. Por su parte Giaal tuvo que hacer frente a una especie de monstruo alado con unos enormes cuernos en su cabeza y cuatro brazos cuyo nombre parecía ser Mulletr, dado que gritaba eso continuamente. Entre tanto Leval quiso ayudar a sus amigos pero entonces fue Soa la que le gritó con regocijo.



-¡Eh divertida criatura! ¡No olvides a peluchito!





Cuando el chico miró en esa dirección vio llegar hasta él a esa especie de osito que parecía tener vida propia. Aunque esta vez no se iba a confiar. Aumentó su energía y diríase que como respuesta a eso ese muñeco comenzó a crecer. Su redonda cabecita pasó a  alargarse, de ella surgió una boca que se tornó en fauces y sus cortos brazos y piernas se alargaron hasta convertirse en nudosas extremidades armadas de garras. Las orejas pasaron a ser dos pinchos puntiagudos y sus ojos, hasta entonces sin vida, refulgieron como dos carbones encendidos lanzando contra él una andanada de rayos. Leval apenas sí pudo apartarse de una ráfaga de energía que estalló en el suelo abriendo un enorme cráter. A renglón seguido, ese monstruo le atacó con suma rapidez y el chico tuvo que parar sus acometidas del mejor modo que pudo.



-Mira que te lo he dicho, Soa. – Insistió Dialen que parecía aburrido de repetírselo cuando le aclaraba. – Esa criatura se llama Pert Urchitor. Y es del planeta Norax.

-Sí, ya lo sé. Pero peluchito le queda mucho más mono. ¡Me gustan los peluchitos!, son adorables. Estaba más gracioso convertido en uno. – Se sonrió ella uniendo sus manos a la altura de la barbilla. – Cuando acabe con la graciosa criatura lo volveré a transformar en mi mascotita.



Dialen se limitó a negar resignadamente con la cabeza ante las risas de Zoen y el nulo interés de Buruk, que solamente se dedicaba a ver los combates. Al menos ahora los dioses parecían haber encontrado algo interesante para entretenerse…



-¿Creéis que podríamos apostar por ellos?- Inquirió Soa.-

-No sé si al señor Georcael le gustaría esa idea.- Objetó Dialen.- Eso de apostar no le parece correcto.

-Es cierto. Nos ha dicho que no hagamos esa clase de cosas.- Suspiró Zoen algo desencantada.- Apostar está muy feo. Sobre todo si sabemos quiénes van a ganar. Y además. ¿Qué podría haber que nos pareciera valioso para apostar?

-Nada de lo que estas ridículas criaturas mortales tienen me parece valioso.- Declaró Dialen, cruzándose de brazos.-

-A mí, conque el combate sea interesante me sirve, y estos no están tan mal.- Sonrió Buruk que en efecto parecía complacido con lo que estaba presenciando.- Al fin algo entretenido para variar…



Ajenos a esas aclaraciones los tres muchachos luchaban con todas sus fuerzas. Mazoui logró alcanzar a su enemigo con una descarga poderosa de energía que lo empotró contra el muro del graderío. Su rival salió de allí bramando furioso y a su vez lanzó una bola de energía amarilla incandescente que el muchacho hizo bien en esquivar, pues destruyó parte de las gradas. No obstante estas parecieron regenerarse en pocos segundos. Escuchándose por megafonía.



-Buen ataque de Tart, el servicio de mantenimiento una vez más ha funcionado. Lamentamos la pérdida de algunos espectadores, pero el combate sigue. ¡Hagan sus apuestas!…



      Por su parte Giaal también lo tenía complicado contra su enemigo. Pero esquivó la enésima acometida de su adversario y se replegó. Ahora, junto a Mazoui, ambos encararon a sus contrincantes. Espalda contra espalda. Centrados en sus rivales y observando de reojo como Leval se las veía contra aquel peluche un tanto peculiar.



-Habrá que pensar en algo. – Le dijo el extraterrestre a su amigo –

-¿Pensar el qué?. ¿Qué podríamos hacer?- Quiso saber éste que ya comenzaba a fatigarse. –

-Mi padre me enseñó una técnica que aprendió en el Cielo, es poderosa pero necesitaría tiempo para concentrarme. –

-Creo que puedo dártelo, Giaal. - Comentó Mazoui que mirando a esos dos monstruos que se les acercaban le indicó. – Trataré de atraerles mientras tú empiezas a concentrarte.



Y el muchacho se alejó haciendo gestos con ambas manos a esos dos seres que, fijando sus terribles miradas en él, le acometieron en equipo.



-Vamos monstruitos. ¡Venid a por mí! – Les desafió Mazoui poniéndose rápidamente en guardia para remachar.- Os voy a dar una buen tunda…



Leval entre tanto continuaba luchando contra aquel engendro que le sujetó el tobillo derecho con uno de esos nudosos brazos que para asombro del chico podían alargarse. Haciendo presa en él su rival le arrojó contra el suelo estampándole con tal fuerza que provocó la apertura de grietas. El muchacho se dolió de ese impacto pero aquello hizo que su furia aumentase. Brillando de un tono dorado cegador se trasladó de forma instantánea tras su rival. Juntó ambas manos como su padre le enseñara y exclamó.



-¡Onda vital... kame ha me haaa!



Una poderosa oleada de energía dio de lleno a su enemigo que aulló durante unos instantes para ser vaporizado. Leval entonces dirigió su mirada hacia sus dos compañeros. Mazoui repelía los ataques combinados de dos de esos monstruos en tanto Giaal brillaba cada vez más con un destello esmeralda. Tenía una de sus manos sobre la frente, en concreto un dedo y acumulaba energía sin parar… el saiyajin sonrió al reconocer esa técnica. Sin dudar se dirigió con celeridad para auxiliar a su primo y se enzarzó a golpes con el ser llamado Mulletr. Mazoui por su parte se las veía apuradamente con Tart. Durante unos momentos más intercambiaron una coreografía de golpes de lo más variados hasta que Giaal exclamó.



-¡Estoy listo, apartaos!



Leval y su primo entonces se trasladaron tras su amigo y éste, apuntando a Mulletr, descargó una especie de rayo con forma de espiral que atravesó a su enemigo a la altura del pecho. Tart replicó con otra ráfaga de energía que dio a Giaal en el hombro haciéndole sangrar y derribándole en el suelo. Mazoui desapareció de forma instantánea reapareciendo justo frente a su enemigo fulminándole con un rayo escarlata a bocajarro. Finalmente Leval remató a esos dos seres con un potente chorro energético que les desintegró. Agotados los dos se posaron junto a su compañero al que ayudaron a levantarse con una estruendosa ovación de fondo. En tanto podía escucharse la megafonía aclamar con tono de euforia.



-¡Un gran aplauso a nuestros nuevos campeones! ¡Los reyes de la pista! Se ruega a los afortunados que pasen a recoger las ganancias de sus  apuestas.



Y los mismos dioses aplaudían divertidos. Sobre todo Buruk que, con una amplia sonrisa, comentó.



-¡Por fin me toca a mí!

-Pero han destruido a peluchito – se lamentó Soa con gesto compungido aunque de seguido lo animó con una sonrisita para sentenciar. – ¡Bueno, no importa, ellos son más monos!

-Sí, hay que reconocer que para ser unas criaturas tan inferiores no lo han hecho nada mal. - Admitió Dialen. – Hasta me han entretenido un poco…

-Vayamos a un sitio más tranquilo.- Terció Zoen que, chasqueando los dedos una vez más, les devolvió a todos a esa blancura infinita y desértica en la que habían estado antes de aparecer en esa palestra en tanto agregaba sin parecer impresionada. – Muy bien criaturas…admito que sois más divertidas de lo que pensaba.



De nuevo los chicos miraron extrañados a su alrededor. Otra vez y como por arte de magia habían cambiado de lugar. Pero ahora estaban más preocupados por tratar de recobrar las fuerzas que por su nuevo destino.



-Toma compañero – jadeó Mazoui ofreciéndole una alubia a Giaal que no dudó ni un instante en comerla para recuperarse de sus heridas. –

-Por suerte me traje una bolsa repleta. – Pudo suspirar Leval que, dedicando ahora su atención al enorme y negro dios, les arengó a sus amigos. – ¡Ahora vamos a por ellos!



Y sin que los interpelados pudieran replicar fue el turno de Buruk que, tras sonreír burlonamente una vez más, se dirigió en rumbo de colisión hacia esas para él, divertidas criaturas, gritando…



-¡Esto será divertido!



Y en el reino de la Luna Nueva, la soberana recibió una llamada. Era su Canciller el caballero Gillard De la Lune.



-Muy bella y gentil Majestad. Tenéis visita. Son la princesa Chiba y sus ladies guardianas, os ruegan audiencia inmediata.

-Sí, enseguida voy.- Repuso ella que estaba descansando en su lecho.-



            Sin tardar apenas se vistió y salió en dirección al salón del trono. Tras sentarse en él, la puerta de la sala se abrió. Entraron Chibiusa y su equipo. Pero venían ataviadas como sailors, no con vestidos cortesanos. Aquello no era buena señal.



-¿Qué ocurre?- Quiso saber la reina mirándolas con inquietud.-

-Majestad, tenemos que hablar en privado.- Le pidió su amiga añadiendo.- Y si podéis convocar al embajador Doran sería mucho mejor.

-Muy bien. De la Lune.- Ordenó Neherenia a su canciller.- Avisad inmediatamente al embajador saiyajin. Que se dirija de inmediato a mi gabinete de crisis. Tiene carta blanca para obviar cualquier protocolo de seguridad.

-Sí, Majestad.- Replicó obedientemente aquel tipo, que haciendo una reverencia se encaminó a cumplir con ese mandato.-



            A su vez ella y sus invitadas pasaron a unas estancias con una gran mesa, varias sillas afelpadas y un sofá. Tenía también un completo equipo de transmisiones. Una vez dentro, Nehie les explicó.



-Tras los ataques que sufrimos trasladé aquí mi sala de mando. Está más cerca de mis estancias y es más fácilmente defendible. Decidme amigas,  ¿Qué está sucediendo?...



            Y Chibiusa se ocupó de explicárselo. La soberana de la Luna Nueva abrió la boca entre atónita y muy preocupada. Al poco, tocaron a la puerta.



-Soy el embajador Doran.- Se anunció la voz que sonó desde el otro lado.-



            De inmediato le abrieron. Aquel alto y fornido saiyajin llegaba ataviado con su uniforme de combate e incluso su visor. Al recibir las noticias de ese canciller De la Lune se preocupó. Aquel tipo parecía asustado.



-Sed bienvenido.- Sonrió la princesa Chiba quien resumió.- En pocas palabras, nuestros amigos de Bios están en serios problemas. Unos enemigos muy poderosos han hecho acto de presencia.

-Espero que no se trate de quién me estoy temiendo.- Intervino Doran llevándose una mano a la barbilla, para añadir de inmediato.- Contad conmigo. Podríamos llamar también a la princesa Seren. Ella es prima del príncipe Leval.

-Mi madre estima que no hay necesidad de ello, al menos por ahora.- Respondió Chibiusa.-  

-¿Qué hacemos pues? ¿Partimos hacia allí?- Le preguntó Neherenia.-

           

            La aludida iba a responder afirmativamente cuando Sailor Vesta la interrumpió, tras disculparse.



-Ruego que me perdones, princesa. Hemos recibido una transmisión de vuestra madre.

-¿Una transmisión?- Se sorprendió la aludida, oponiendo.- Si acabamos de verla.

-Sí, Alteza. – Convino esta vez Sailor Palas para añadir refiriendo.- Nos la acaba de enviar. Código luna seis…

-¿Qué? ¿Estáis seguras de eso?- Inquirió Chibiusa sin dar crédito a lo que escuchaba.-

-Lo estamos, princesa.- Afirmó Sailor Juno.- La señal no puede ser más clara…

-Sí, nos ha ordenado abortar la operación.- Agregó Sailor Ceres.- Palabras textuales, todo está en orden, abortad la misión. No debemos interferir…

-Será intervenir.- Corrigió Neherenia, tan atónita como su amiga y el saiyajin.-

-No Majestad. La reina ha dicho claramente la palabra interferir.- Repuso Sailor Vesta.-

-Según nos explica en el mensaje otros se están ocupando con éxito de solucionar el problema. Ya no se requiere nuestra presencia.- Añadió una también desconcertada Sailor Juno.-

-No comprendo nada.- Suspiró Chibiusa encogiéndose de hombros.- Pero casi es mejor así.

-¿Podría alguien falsificar ese mensaje? Algún enemigo interesado en que no auxiliemos a nuestros aliados.- Quiso saber Doran con un tinte de sospecha.-

-Es prácticamente imposible. Todos los protocolos y las claves de seguridad son correctas.- Le informó Sailor Palas.

-Nunca podemos fiarnos al ciento por ciento. Ese maldito Gralas y sus secuaces son muy astutos y manejan tecnología muy avanzada.- Opuso el saiyajin.-



            Lo sabía por todas las historias que desde que era niño les había escuchado a sus padres. Ese despreciable tirano no era nada de fiar. Y era capaz de todo. Por desgracia, lo único que igualaba su maldad era la gran astucia y habilidad que poseía para el engaño y la traición.



-Coincido con el embajador Derail. Llamaré inmediatamente a la reina Serenity. Quiero oírlo de ella en persona.- Les comentó Neherenia.-

- No nos ha ordenado nada más. ¿Qué hacemos, princesa?-Quiso saber Sailor Ceres.-



            Chibiusa suspiró y tras unos instantes de meditarlo repuso.



-Por el momento, y si su Majestad la reina Neherenia no tiene objeción, permaneceremos aquí. Ahora, tal y como ella ha dicho, vayamos a preguntar a mi madre para obtener confirmación…



            Todos convinieron en ello y, sin pérdida de tiempo conectaron con la Tierra tratando de localizar a Serenity. Entre tanto, Doran miraba con preocupación a la soberana de la Luna Nueva.



-Tal vez sea mejor así.- Comentó el saiyajin.- No sería bueno que su Majestad se expusiera.

-Son mis amigos, haré cualquier cosa por ayudarles.- Le contestó Neherenia.-

-¿Qué está pasando en Bios? ¿Lo sabéis, Alteza?- Inquirió el embajador dirigiéndose ahora a Chibiusa.-

-Lo ignoro, es mi madre quien parece estar al corriente. Pero no quiso darme detalles. O quizás es que no puede hacerlo.

-Únicamente espero que nadie de mi pueblo esté involucrado en ese ataque.- Suspiró Doran.-

-No parece que sea el caso.- Quiso tranquilizarle la princesa de la Luna Blanca.- Tranquilizaos embajador. Nadie acusa de nada a miembro alguno de vuestro pueblo. Todo lo contrario.



            Eso pareció bastarle al joven guerrero. Entre tanto, los esfuerzos de Neherenia por entablar contacto con Serenity al fin se vieron coronados por el éxito. ¡Ojalá que la soberana del futuro Neo Cristal- Tokio pudiera corroborarles que todo se había resuelto.

 

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