Una vez en la consulta de Giaal, el extraterrestre
le dio una alubia a su amigo que le recuperó rápidamente, al menos de forma
física. De todos modos el muchacho no pronunció palabra, parecía estar sumido
en sus pensamientos.
-Bueno, ya estás como nuevo.- Quiso animarle Giaal.-
-Gracias.- Musitó secamente su interlocutor.-
-Tú también estás listo, Mazoui.- Le dijo el alien.-
-Muchas gracias, amigo.- Repuso reconocidamente
este.-
Asimismo Naya, tras haber retornado con Alan,
reconoció a Satory y a Amatista pese a que éstas le aseguraron una y otra vez
que no habían sufrido ningún daño. Cuando salieron de la consulta Mazoui notó
que su primo acumulaba en su interior una gran energía negativa, mucho
resentimiento y rabia y que estaba a punto de explotar. Leval se limitó a decir
que iba a ir a entrenarse un poco. Su mujer quiso decirle algo. A pesar de todo
seguía enfadada.
-No lo entiendo, con todo lo que ha pasado y sale
con ir a entrenarse.- ¿Es que no ve que eso no le servirá de nada?- Declaró la
molesta muchacha, alegando.- Lo que no quiere es hablar de ese tema…
Los demás no entendían de qué iba aquello.
Prefirieron no meterse. Sin embargo, Mazoui
detuvo la perorata de su amiga poniendo una mano en uno de los hombros
de ella.
- Amatista, tengo que hablar un momento contigo, por
favor.- Ella le miró extrañada pero aceptó seguir a su amigo a un lugar algo
apartado de la calle donde él le contó. - Verás, no es tan sencillo, Leval se
siente muy mal por lo ocurrido...
-¿Y cómo te crees que me siento yo, Mazoui? -
respondió ella con patente mal humor. -¿A ti te gustaría que te hiciesen algo
así? ¿Cómo no pudo darse cuenta?
- No lo comprendes. Al principio no pudo darse cuenta
y después no pudo impedirlo, ¿acaso no has visto la paliza que nos han dado?-
le contestó el muchacho también molesto. - Para mí ha sido algo humillante,
pero para Leval mucho más. La sangre de los guerreros del espacio corre por sus
venas. Aunque nunca te lo haya parecido es un guerrero y como a tal no le gusta
ser derrotado... y mucho menos aún por una mujer. Por muy diosa que sea.
- Eso lo único que significa es que en realidad es
un machista encubierto.- Replicó ella que no parecía entender lo que Mazoui
trataba de explicarle, sobre todo cuando
agregó con disgusto. - Le parecía muy bien que yo derrotase a otros hombres,
pero si le venciese a él no podría asumirlo, ¿eso es lo que quieres decir?
-¡Sigues sin entender nada, Amatista! - Respondió Mazoui
perdiendo la paciencia. - ¡Le han vencido humillado y ridiculizado, delante de
ti! Se siente un fracasado, está muy furioso e impotente y ha ido a
desahogarse, no a entrenar. Necesita tu apoyo, no que le culpes, le han tratado
como a un guiñapo ¿Es qué no lo ves?
Y
como la muchacha parecía desviar la mirada con gesto de disgusto él, ya
bastante enfadado por su actitud, la agarró de ambos brazos y sin
contemplaciones la sujetó contra la pared.
-¿Pero qué haces? ¡Suéltame!- Le exigió ella tratando
de liberarse sin lograrlo. -
-¡Suéltate tú! – Le espetó Mazoui espoleándola con
tono irónico. - ¡Vamos, Amatista! Usa toda tu fuerza.
La muchacha le miraba entre sorprendida y asustada.
Aunque trató efectivamente de moverse no podía. Mazoui era capaz de apresar sus
dos muñecas con una sola mano y mantenerla pegada a la pared con una fuerza
tremenda. Y con su otro brazo interceptaba los intentos que la chica, presa
ahora del miedo, hizo de darle alguna patada para poder debilitarle. Pero eso
era imposible. Ella lo sabía. El primo de marido era un guerrero tan poderoso
como el mismo Leval. Desistió enseguida, aunque realmente a Mazoui no le resultaba
tan fácil sujetarla, incluso notó algo extraño en ella.
-¡Esa energía que despide!. -Pensó el chico.- No es
normal que ella tenga tanta fuerza.
Aunque
dejó esas reflexiones enseguida, a tiempo para escucharla protestar.
-¿Por qué me haces esto?- Quiso saber la muchacha
con visible nerviosismo, aunque lo que la dejó helada fue la réplica que su
captor le dio con patente indignación. -
-¡Para que comiences a sentir en carne propia lo que
tu esposo tuvo que soportar y dejes de comportarte como una cría estúpida!
Ella se quedó petrificada. No pensaba que su amigo
hubiera recurrido a eso por que sí. Aunque ahora comenzaba a entenderlo. Y más
que nada, el ser llamada cría le molesto pero aun la preocupó más todavía. Mazoui
entonces agregó, en tanto la soltaba.
- Imagínate
que un hombre te forzase y no pudieses impedirlo. Como ahora. A pesar de que
luchases con todas tus fuerzas. ¿Qué querrías de tu marido cuando él se
enterase? ¿Qué te lo censurase y te echara la culpa o que estuviera a tu lado
para apoyarte? Piénsalo bien. Porque de lo que respondas depende el futuro de
tu relación con tu esposo y quizás el de todos nosotros.
La chica le miró horrorizada. Aquello la impactó
aunque parecía no llegar a entenderlo del todo, aunque todavía se asustó más
cuando su interlocutor le desveló.
-Leval siempre ha sido un buen chico, calmado y
razonable, pero también es un guerrero del espacio. Es como si su educación y
su personalidad hubieran sido un dique contra la gran cantidad de fuerza y de
pasión por la lucha que poseen los de su raza. ¡Piensa que tu marido es ahora
mismo como una presa agrietándose y a punto de reventar! Si no lo impedimos, su
contención saltará en pedazos y desatará fuerzas que no podemos ni imaginar. Y
eso me da miedo. ¡Me da mucho miedo, Amatista! No podremos detenerle una vez se
ponga fuera de control. Ni siquiera yo tengo tanta fuerza.
El chico guardó entonces un embarazoso silencio
dejando meditar a su amiga. Ella comenzaba a darse cuenta de cual era realmente
la situación. Ahora se sentía muy mal, había dejado que los celos y la rabia la
dominasen. Incluso había llegado a olvidar la dramática y terrible situación en
la que estaban no solamente ella y sus amigos, sino todas las personas de la
nave, cuando escuchó las palabras de esa diosa. ¡Fue capaz de decirle a su marido
que le importaba un bledo ese reactor que parecía a punto de estallar! Ahora se
sentía avergonzada. Y más cuando veía que no se molestó en ponerse en el lugar
de él. Al menos no hasta que Mazoui la obligó a hacerlo de aquella manera, tan
brusca y violenta como efectiva. ¡Con todo lo que habían pasado juntos! Era
verdad lo que le había dicho el primo de su esposo. Ella volvió a las andadas
con una de sus rabietas, como si de una mocosa malcriada se tratase. Y una vez lo
vio claro comenzó realmente a temer por su esposo.
- No...- respondió lentamente ella con expresión
horrorizada. - ¡Oh no!...¿Que he hecho? debo ir a hablar con él.
- Déjale ahora,- le pidió Mazoui con un tono
conciliador. - Sólo unas horas a solas, le hacen falta para sacar toda su
frustración. Luego hablaré yo con él y después deberás intervenir tú. Comprende
lo que siente y apóyale, te necesita. Y perdóname, pero no tuve otra
alternativa para hacerte entender por lo que Leval está pasando.
- Soy yo la que debe pedirte perdón. Siempre has
sido un buen amigo y me has dicho la verdad sin rodeos. Tienes toda la razón. Me
he comportado como una cría estúpida. Gracias por tu ayuda. – Replicó la chica
con visible pesar por su falta de comprensión. – Ya es hora de que madure y
acuda en ayuda de mi esposo, me necesita…
Mazoui
posó suavemente una de sus manos sobre el hombro izquierdo de su amiga
dejándola sumida en sus reflexiones y se marchó. Sabía que debía dirigirse a la
sala de entrenamiento de la nave. Leval estaba allí desde hacía ya un buen
rato, saltando, lanzando golpes y convertido en súper guerrero de nivel dos. Enviaba
contra sí mismo bolas de energía que chocaban contra su cuerpo explotando bajo
una gravedad cien veces la terrestre. Pero ni eso le apaciguaba. Los recuerdos
de la humillación que había sufrido bullían por su cabeza, ¿cómo podían haberle
hecho algo así? ¡No había sido ni capaz de tocarlos! Seguro que su padre o su
tío Lornd habrían estado avergonzados de él si lo hubieran visto. Él mismo se
sentía humillado, de habérselo propuesto esos seres le hubieran matado a él, a
su mujer y a sus amigos sin pestañear. Por no decir que su esposa le suponía
infiel cuando él no pudo hacer nada para evitar aquello. Pero, ¿cómo iba
Amatista a creerle? Ahora se maldecía por su poca mentalidad de guerrero. Debía
ser por la vida fácil que llevaba sin apenas entrenarse en serio por lo que
había sufrido esa vergonzante derrota, pero eso iba a solucionarlo. ¡Ojalá
pudiera entrenarse en aquel Rincón del Alma y del Tiempo del que su padre tanto
le había hablado!
-¡Maldita sea! - se repetía una y otra vez
rechinando los dientes. - Soy un guerrero del espacio, ¿cómo pueden haberme
hecho esto? ¡Malditos, les destrozaré! , cuando esté mejor preparado me las van
a pagar...
Entonces
llegó Mazoui que entró en la cámara de entrenamiento. Leval le miró de una
forma muy hosca. Entre jadeos de cansancio por el duro ejercicio al que se
estaba sometiendo.
-¿Puedo ayudarte?,- le inquirió su primo con un
suave tono de prevención. -
-¡Vete, déjame sólo! - le espetó el aludido con cara
de pocos amigos. -
-¿Qué estás haciendo?,- le recriminó
condescendientemente Mazoui más que preguntándole en tanto afirmaba. -¿No ves que eso no sirve para nada? Tienes
que tranquilizarte.
-¿Qué dices? – replicó Leval que detuvo su entrenamiento
y se encaró con él. - ¿Cómo que no sirve para nada? Espera a que esté mejor
preparado, ¡les voy a machacar, les devolveré golpe por golpe! ¡Van a pagar
todas las humillaciones que me han hecho pasar!
- Tú no escuchaste el final,- le contestó Mazoui que
a su pesar le desveló. - No son enemigos a los que podamos derrotar, por mucho
que entrenemos nunca podremos enfrentarnos a ellos. Hay un abismo que nos
separa.
-¡Eso es una estupidez! - sentenció su primo furioso
para rebatir. - ¿Cómo qué no? Aún no he llegado a mi límite, les voy a hacer
sentir la misma sensación de impotencia que he pasado yo. ¡Me han ridiculizado
delante de mi mujer! ¿Qué va a pensar ella de mí? ¿Qué vais a pensar todos?
Leval
estaba cada vez más rabioso. Por su parte Mazoui se hartó de hablar con la
pared y zarandeó a su amigo de los hombros mientras le decía enfadado.
-¡Eres un estúpido, son dioses! ¿Qué puedes hacer
contra unos dioses? ¡A ver, dímelo! – El interpelado puso un gesto de gran
sorpresa aunque seguía sin calmarse, entonces su primo insistió. - Para ellos no somos más que insectos,
microbios. He sentido su aura y me ha paralizado de terror. ¡Jamás había
sentido algo así en esta dimensión! Es como si tú o yo jugásemos a aplastar
hormigas, ¿te crees que el enfado de una de ellas nos preocuparía? Sólo juegan
con nosotros, les servimos de diversión, nada más. Tienen un poder incalculable
para nuestras medidas. Y hemos tenido mucha suerte de salir vivos.
Pero Leval, lejos de quedarse impresionado, replico
ahora apenas conteniendo su ira.
- No me importa si son dioses o si son hombres,
tengo que luchar contra ellos. Esto no puede quedar así. ¿Y si les da por
destruirlo todo?, ¿te quedarás cruzado de brazos porque son dioses? ¿Y si le
hicieran daño a Satory o a todas las personas que hay a bordo? ¿Te limitarías a
mirar? ¡Pues yo no! - aulló pareciendo desprender chispas por los ojos. - ¡Lucharé
contra ellos aunque me cueste la vida! Mi padre luchó contra un enemigo más
poderoso que él y murió, no sabía si iba a resucitar, pero luchó por todos. Yo
no voy a acobardarme, tengo alma de saiyajin y sangre de príncipes guerreros
recorre mis venas ¡Soy un guerrero del espacio! Aunque hasta ahora no lo haya
demostrado.
- Leval, una cosa es luchar cuando no queda más
remedio y otra retar a enemigos mucho más poderosos sólo por reparar tu
orgullo. ¡Por favor, cálmate, no pierdas la cabeza! Recuerda lo que tu padre nos enseñó.- Le pidió
conciliatoriamente Mazoui, que ya estaba más que preocupado, asustado, nunca
había visto a su primo en tal estado. -
- Por eso mismo. Ahora lo recuerdo bien. Hasta ahora
no comprendía a mi padre y a mi tío cuando me hablaban del orgullo de un
príncipe de los guerreros del espacio. Pero ya lo entiendo. El mítico rey
Vegeta, su hijo Trunks y después la estirpe de Dronaos de la que formamos parte. - Respondió su interlocutor irritado
y apretando los puños. Estaba muy tenso y marcaba todos sus músculos
sentenciando con rabia. - ¡Mis ancestros hubieran preferido morir antes de ser
humillados de esta forma!
Salió del cuarto a toda prisa dejando a su
inquietado primo sin saber que responder. Lo que sí hizo Mazoui fue tratar de
localizar por todos los medios al único que podría ayudarles. Éste no era otro
que Giaal, que estaba en su consulta, terminando el turno. Su teléfono sonó,
enseguida lo atendió.
-Aquí consulta del doctor Ginga. ¿Eres tú Mazoui?
¿Qué Leval va a qué?...¡Eso es una locura! Sí, no te preocupes, enseguida me
reúno contigo. No, será mejor que no te interpongas si está como dices. Muy
bien, ahora nos vemos…
Amatista
por su parte había quedado muy intranquila, fue tras Mazoui y llegó a tiempo de
escuchar parte de la conversación, con ello su preocupación aumentó. El primo de su esposo tenía razón y lo peor
es que no había logrado convencer a Leval y éste, lejos de calmarse, estaba
empeñado en desafiar a esos seres. Ella fue a su encuentro para tratar de
convencerle. Mientras tanto, en la consulta de Giaal, éste salió comentándole a
su hermana que enseguida volvería. Naya asintió,
estaba ocupada examinando los análisis de sus amigas. El de Satory era normal,
pero el de Amatista daba algo extraño que al principio no le fue posible
identificar. La extraterrestre salió en busca de ésta última para pedirle que
se sometiese a una batería de pruebas más completas.
-No sé- se decía la joven doctora.- Pero creo que
podría ser lo que me estoy imaginando. Tenemos que confirmarlo.
Mientras
Amatista al fin localizó a Leval, estaba vestido con un uniforme de combate de
los que guardaba de su padre, una bolsa con alubias colgaba de su cinturón.
Gritaba hacia las alturas de la nave su desafío. Todos los que pasaban por allí
se quedaban mirándolo tomándole por loco, pero sólo se atrevían a hacerlo un momento
pues les daba miedo pararse a contemplarle detenidamente.
-¿Me oís, bastardos?, ¡venga bajad aquí y luchad
limpiamente! ¡Voy a acabar con vosotros!... ¡bajad ahora! - bramó furioso. -
-¡Leval! - le gritó su esposa asustada - ya basta.
Vas a conseguir que te maten. Nunca te había visto así, ¿qué te ocurre?
Él pareció sorprenderse de verla allí, luego la miró
sin decir nada por unos instantes y al fin replicó de modo cortante.
- Vete Amatista, no debes estar aquí, no podría
protegerte y luchar.
- No quiero que me protejas, quiero que te vengas
conmigo y olvides esto. Escucha, ¡lo siento! Sé que no pudiste evitar lo que
pasó, ¡olvídalo, por favor! Olvidémonos de esto y vayámonos a casa.- Le pidió
ella tratando de calmarle. – La culpa ha sido mía por no saber comprenderte…
Aunque
esas palabras lejos de apaciguar al chico espoleaban más su frustración. Creía
que hasta su propia esposa le compadecía como si él fuera una especie de muñeco
roto.
- No puedo olvidar y agachar la cabeza, no sólo es
por ti. Es por mí, por la sangre que llevo. Mi padre y mi tío no me lo perdonarían
jamás. ¡Tú no puedes entenderlo! -
Replicó él con visible cólera. -
- Yo sólo entiendo que no quiero que te maten.-
Contestó una desconsolada Amatista que se abrazó a él con lágrimas corriendo por
sus mejillas. - Yo quiero un marido, no un guerrero. Si me quieres de veras, ven
conmigo. Por favor Leval. Déjalo estar.
- Yo soy un guerrero,- declaró el muchacho de forma
contundente agregando con sentimiento culpable - aunque hasta ahora me lo haya
negado. Mi padre tenía razón cuando me decía que no puedo eludir lo que soy.
Fue mi madre la que no quiso que me entrenase desde pequeño, quería evitar que
mi herencia me marcase, pero eso es inevitable. Tú sabías como soy y te casaste
conmigo sabiéndolo. Yo nunca te he pedido que dejes de ser tú, por favor, no me
pidas que deje de ser yo mismo. Sería una vergüenza mayor de la que podría
soportar.
Amatista movía la cabeza entre compungida, enfadada
y sobre todo muy asustada. Se separó de él llorando en tanto le recriminaba con
desesperación.
- ¡Acabarán contigo! y ¿para qué? Sólo por un
estúpido sentido del honor y del orgullo.- Y sin poder resistirlo más salió
corriendo entre sollozos.-
Leval quiso decirle algo para detenerla pero calló,
penso que era mejor así. Su esposa
estaría más segura si quedaba al margen. Tras comprobar que ella se había ido de
nuevo elevó su desafío, se transformó en súper guerrero a la vez que lanzó un
potente grito.
-¡Dad la cara, cobardes!- Aulló elevando su energía
hasta emitir un cegador destello dorado.- ¡Aquí estoy!
Los dioses que observaban aquella discusión con
gesto divertido, escucharon el rugido del chico y vieron con interés la escena,
Buruk sonriente dijo.
- Me empieza a gustar ese humano, ¿no creéis?...
- Lo que yo creo es que ese estúpido no sabe todavía
quiénes somos,- le respondió Dialen con un tono desapasionado. - A mí empieza a
cansarme, ¿y si le eliminamos? ¿Te importa, Zoen? Tú eres la que más ha jugado
con él.
- Me da igual,- contestó ella con tono indiferente, encogiéndose
de hombros. - Haz lo que quieras, hay más humanos.
- Esperad un momento. Ahora es mi turno, ¡voy a
divertirme! - Terció Buruk chocando sus puños, parecía entusiasmado con esa
posibilidad. -
- Como dicen ellos. No lo mates del todo - le pidió
Soa con voz melosa - es mono y gracioso.
- Vale, pero ¿le puedo golpear un ratito? - Preguntó
Buruk levantando uno de sus grandes puños
a lo que su compañera asintió con una divertida sonrisita. – ¡Bien!…
Entre
tanto Amatista fue interceptada por Naya. La extraterrestre tuvo que correr a su vez para detener a la chica en su carrera,
cuando la vio en el estado de desolación y miedo en el que se encontraba se apresuró
a llamar a su hermano y a Mazoui que ya se habían reunido. Ella y Satory se quedaron
con la asustada chica tratando en lo posible de calmarla. Naya la convenció
para hacerle más pruebas, con un simple análisis más la alíen se quedó
sorprendida y le dijo.
- Quizá no sea el mejor momento para decírtelo, o
puede que precisamente éste sea el instante más adecuado. - Rectificó meditando
sobre la situación para declarar. – Amatista, estás embarazada.
-¿Qué? ¡Oh, no puedo creerlo! - Respondió ésta con
la boca abierta. -
Satory al oírlo abrazó confortadoramente a su amiga
que lloraba presa de una mezcla de alegría, esperanza y temor.
- Ahora tienes que ser fuerte por ti y por tu bebé,-
le pidió tratando de animarla. - Debes decírselo a Leval, ya verás como esto le
hace recapacitar.
-Tienes razón.- Asintió Amatista que tenía fe en eso.
- Debemos ir, no me importa el peligro, no puedo permitir que le maten. Hice
mal en perder los nervios y dejarle allí solo. ¡Le quiero, es mi vida! Y ahora
debemos pensar en nuestro bebé. - Y sin dejarse persuadir de lo contrario salió
corriendo a su encuentro junto a Naya y a Satory. -
Por
su parte Leval esperaba impaciente, comenzaba a creer que estaba perdiendo el tiempo cuando
ante él apareció ese gran hombre negro que le miraba con una amplia sonrisa.
Buruk se divertía observando a ese hombrecillo tan inconsciente.
- Eres muy divertido, humano. Me gustaría que hubiese
más como tú.
-¡Déjate de charlas! ,- le espetó el súper guerrero retándole
sin contemplaciones. - ¡Si eres capaz de luchar sin evaporarte, maldito
cobarde, te voy a enseñar lo que es bueno!
Aumentó su energía y de su cuerpo saltaron chispas y
relámpagos, Mazoui y Giaal sintieron asombrados la enorme energía de Leval y
volaron sin pérdida de tiempo hacia allá.
- Muy bien,- concedió Buruk que no parecía en
absoluto impresionado, agregando con voz calmosa y llena de regocijo. - Quieres
luchar conmigo de igual a igual. ¡Qué valiente!
Le miró fijamente con un rostro inexpresivo y de
pronto se echó a reír.
-¡Maldito, no te burles de mí! ¡Te voy a quitar esa
estúpida risa! - Aulló Leval muy furioso lanzándose contra su enemigo.- - ¡Te
machacaré! ....- aseguró a la par que lanzaba varios ataques con puñetazos y
patadas a una enorme velocidad que el gigante, sin embargo, esquivaba sin
dificultad. – ¡Vais a aprender a no atacar a seres indefensos!…
-¡Ja, ja, ja! - Nunca podrás acertarme.- Se reía
Buruk, añadiendo, eso sí, con deleite.- Pero es muy divertido…
Eso enfurecía a su contrincante aún
más. No obstante, Leval decidió cambiar de táctica. En lugar de la rabia
tendría que usar la inteligencia.
-El gran rey Vegeta era muy bueno en el combate
psicológico. Al menos eso me contó mi padre. Le explicó que debía confundir al
enemigo y aprovecharse de sus debilidades o de su exceso de confianza. Y ese monstruo
tiene razón. Nunca podré acertarle, no soy lo bastante rápido, a no ser que…
Entonces tuvo una idea. Ahora que ese gigantón
engreído era tangible podía detectar su enorme fuerza y eso incluía su aura. Desapareció
y con la translación instantánea reapareció junto a su sorprendido adversario
propinándole un golpe tal que logró lanzarle contra una pared de un edificio
vacío que cayó derrumbado sobre él por ese impacto.
- ¿Y ahora qué, eh? ¡Venga, a ver esos dioses! -
desafió a voz en grito sintiéndose
crecido. - Venid, os destrozaré uno por uno. En cuanto se os consigue poner la
mano encima no sois nada. ¡Cobardes!. Venís aquí creyendo que podéis hacer lo
que os dé la gana. Aterrorizarnos y jugar con nosotros a vuestro capricho,
¿verdad? ¡Pues eso no sucederá! Al menos mientras yo viva. No permitiré que
pongáis en peligro las vidas de los hombres, mujeres y niños que hay a bordo de
esta nave, ni en Bios.
El
joven guerrero emitía una poderosísima energía, su pelo se elevaba flamígero
inundando los alrededores de un gran resplandor dorado y su masa muscular había
crecido de modo considerable. A sus pies incluso se abría un socavón de al
menos metro y medio de profundidad, cubriendo un área de varios metros a la redonda
por mor de la energía que desprendía. De hecho, el asteroide entero temblaba. Dialen,
Zoen y Soa no podían creerlo, aparecieron justo al lado de las ruinas del
edificio, donde estaba sepultado su compañero. Zoen dijo sorprendida.
-¿Pero cómo es posible esto?- se preguntó en voz
alta la diosa que parecía desconcertada. -¡Ha conseguido darle sin que Buruk se
dejase!
-¿Lo veis?,- les dijo Soa que parecía tan contenta
como una cría que disfrutase de un nuevo juguete batiendo palmas. - Ya os decía
yo que era muy divertido. ¡Mirad como brilla ahora! Es muy bonito.
- Muy bien. - Inquirió Leval mirándoles con una
expresión de sonriente autosuficiencia en su cara. -¿Quién va a ser el
siguiente? Pensadlo bien porque todavía no he comenzado a pelear en serio. Ya
no parecéis tan duros. Y os aseguro que no me impresionáis en lo más mínimo. Se
acabaron vuestros desmanes. Aquí habéis encontrado a alguien dispuesto a
plantaros cara…
Ninguno
respondió, de repente las ruinas saltaron por los aires y de ellas salió Buruk,
estaba ileso y se acercó a sus compañeros con andar pausado. Dialen se burló de
él.
-¿Te dejas golpear así por un ser tan patético como
ese? - Preguntó con mofa. - ¡Es
increíble!
- Sólo quería ver hasta donde era capaz de llegar -
contestó serenamente su compañero como si los golpes que había recibido no
fueran con él. - Si no, esto no tiene gracia. Ahora vamos a luchar más en
serio.
-¿Ah sí?,- respondió Leval escuchando la
conversación para lamentarse. – Eres un cobarde, te aprovechas de que estoy en
desventaja. Si no tuviera que luchar en esta nave desplegaría todo mi poder y
verías de verdad hasta donde puedo llegar.
-¿Eso significa que puedes brillar incluso más?-
Quiso saber Zoen, con tono entre meloso y burlón.-
-Ni te lo imaginas. Y os daría una buena lección. -
Replicó Leval sin inmutarse.-
-¡Qué buena idea!,- secundó Soa que propuso visiblemente entusiasmada. - ¿Por
qué no vamos a otro sitio donde pueda luchar mejor? ¡Quiero verle más
brillante!…
-¡Sí!,- convino Zoen
con idéntica animación - ¡sería estupendo poder ver un buen combate!
Quién sabe. Si es verdad que puede pelear mejor, hasta podría ser divertido.
Mazoui
y Giaal llegaron en ese instante posándose junto a Leval. Ambos concentraron
sus energías y se pusieron en guardia contra los dioses que, sin embargo, no
les dieron ninguna importancia. Mazoui pese a eso les gritó.
-¡Cuatro contra uno no es una lucha justa, esto lo
iguala un poco!
-¿Qué dice ese insecto? - Preguntó burlonamente
Dialen a sus compañeros, luego se dignó responder al humano. -Nosotros solamente
vamos a mirar. Buruk le destrozará a él y luego a vosotros, a mí me aburrís...
- Eso habría que verlo - repuso Giaal con mirada y
tono desafiantes. -
-¡Llevémoslos a todos! - propuso Soa que batió palmas
de nuevo, cada vez más ilusionada para
exclamar. - ¡Nos lo vamos a pasar muy bien!...
- Estoy de
acuerdo.- Añadió Zoen levantando sus brazos y de pronto, sin ninguna
transición, todos aparecieron en medio de un espacio vacío. -
Cuando
Amatista y las demás llegaron ya habían desaparecido, todas rezaron por que
estuvieran a salvo. Y contra todo pronóstico, la mujer de Leval, comenzó a ser
invadida por una extraña tranquilidad, tanto Satory como Naya se quedaron
sorprendidas.
- Sólo podemos esperar a ver cuando vuelven - suspiró
la extraterrestre. -
- Dios les proteja - pidió Satory muy preocupada
para recordar. - ¡Ojalá Sandy estuviera aquí!, cualquier ayuda nos vendría de
maravilla.
- A tenor de lo que habéis contado no creo que pudiera
hacer mucho. - Rebatió Naya que no era ajena al secreto de esa muchacha, pues ésta
había acudido a ella para hacerse las pruebas que le permitieron bajar
definitivamente a Bios y en las que le había confiado su auténtica naturaleza. –
Esto nos sobrepasa a todos.
Recordó
entonces como Sandy fue a verla, unas semanas atrás.
-¿Doctora Ginga?- Inquirió esa voluptuosa mujer
morena de forma algo tímida al entrar en la consulta.-
-Sí, soy yo. -Respondió ella.-
-Verá, me han indicado que debo hacerme un
reconocimiento para descender al planeta. Ya he bajado algunas veces y acorde a
la normativa de seguridad…
-Sí claro.- Asintió Naya, haciéndole ver a su
interlocutora que conocía aquello.- Tenga la amabilidad de tumbarse aquí. Y
desvestirse de la parte superior. - Le pidió señalando una camilla.-
Sandy
obedeció, Naya enseguida se dio cuenta de que esa mujer se sentía algo
violenta. Quizás fuera debido al hecho de que estaban solas. No dudó en afirmar
con jovialidad.
-No se preocupe, las dos somos mujeres.
-Sí claro.- Sonrió trémulamente su contertulia al
tiempo que se quitaba un jersey que llevaba mostrando sus generosos pechos
embutidos en un sujetador negro.-
Naya
se sonrió, creyendo al principio que esa pobre chica estaba avergonzada. Sin
embargo, pronto percibió algo extraño en ella. Su nivel de energía era muy
superior al de una humana corriente. Bueno, pudiera ser una saiyajin quizás,
pero no parecía el caso. Casi como si esa joven la hubiese leído el
pensamiento, musitó.
-Es usted la hermana del doctor Ginga, ¿verdad?
-Sí, es mi hermano mayor.- Convino la chica.-
-Hasta ahora él era quien me había autorizado a
bajar a Bios, pero no pudo hacerme este chequeo. Me dijo que acudiera a verla y
que confiase en usted como si fuera él mismo.
Naya
la escuchó con atención, aunque al mismo tiempo estaba comprobando algunos
análisis de esa chica.
-Por supuesto, cualquier cosa que le haya dicho
usted a mi hermano, considérela confidencial también conmigo. Forma parte de la
relación médico- paciente. Es una normal médica a escala cósmica. - Quiso
tranquilizarla.-
-Lo sé. – Repuso Sandy, que, sin andarse con rodeos
se levantó de la camilla desvelándole a su interlocutora.- Sé que tanto él como
usted son extraterrestres.
-Así es.- Admitió Naya queriendo saber.- ¿Acaso
usted lo es también?
-No, extraterrestre no, soy un híbrido. Mi madre era
una súcubos.- Le desveló entonces.-
Y para
demostrarlo aquella mujer adoptó su forma demoniaca. Eso impresionó a Naya,
aunque de un modo científico.
-Vaya, esto es muy interesante.- Afirmó, dejando
perpleja a su contertulia cuando le preguntó.- ¿Nota usted algún tipo de
molestias?
-¿Molestias?- Repitió la desconcertada Sandy.-
-Cuando se transforma.- Puntualizó Naya.-
-Normalmente ninguna.- Le contó su paciente.-
-A mí me sucede lo mismo. O mejor dicho, no me
sucede, tampoco tengo molestias. A decir verdad es mi naturaleza. - Sonrió la
doctora tornándose también en su forma alienígena.-
Fue
el turno de su contertulia de quedar perpleja. Durante unos instantes no dijo
nada. Al fin, comentó con sincera admiración.
-Lo suyo al menos queda mucho más bonito.
-Creo que, una vez nos hemos mostrado tal como somos
podemos tutearnos. ¿No crees?- Se rio Naya.-
Su
interlocutora lo hizo a su vez, mientras ambas recobraban sus apariencias
humanas.
-Claro.- Convino Sandy.- Agradezco mucho teneros a
tu hermano y a ti a bordo. Jamás estuve tan tranquila cuando iba al médico.
-Mi hermano me comentó que tenías una genética
particularmente resistente, aunque no entró en detalles. Dijo que ya me lo
contarías tú misma.
-Parece que Giaal es muy buen psicólogo.- Afirmó
Sandy.- Sabía que me abriría a ti.
-Podemos comprenderte bien. Yo también sé lo que es
tener que vigilar mi apariencia y no exponerme ante nadie que no sea de total
confianza.- Declaró Naya, sentenciando.- Te haré unas pruebas de rutina pero
tengo la impresión de que estás perfectamente, dada tu biología. Aunque no soy
experta en súcubos.
-Mi madre me escribió un libro con notas. En él me
dio algunas instrucciones.- Le contó Sandy.-
Naya
asintió y, en efecto, tras hacerle algunas pruebas y más análisis, concluyó que
estos estaban igual que los anteriores que le hiciera Giaal, antes de bajar por
primera vez al planeta.
-Te agradezco mucho que seas tan amable y que no te
asustes de mí.- Le dijo una reconocida Sandy cuando volvía a vestirse.-
-No veo porqué. - Comentó despreocupadamente la
doctora, luciendo como humana nuevamente.- Yo soy extraterrestre. Igual que mi
hermano y por supuesto, nuestros padres. Hemos visto muchos seres distintos en
nuestros viajes. Y no nos sobresaltamos o atemorizamos por su aspecto, sino por
sus intenciones o sus auras. Y percibo que tú eres una noble y buena persona.
Aunque puedo entender el motivo de tengas reparos en mostrarte de esa forma ante
otros humanos. La experiencia me ha enseñado que la mayoría desconocen que ahí otras
criaturas como tú o como yo. Y muchos de ellos temen lo que no entienden.
-Así es.- Suspiró la joven, pese a todo sonriendo
agradecida.- No puedes imaginare cuanto me alivia y me alegra tenerte aquí,
como doctora. No es que Giaal no sea un médico fabuloso, pero hay cosas…
-Que entre mujeres nos es más fácil decirnos o
compartir.- Completó Naya asintiendo solidariamente.-
Su
paciente asintió. Sandy recordaba eso también ahora, tras el reconocimiento no
dudó en acudir a Naya cada vez que precisase un informe médico. Eso resolvía la
cuestión de como preservar su intimidad y sobre todo, de su naturaleza. Ahora,
días después, estaba ajena a lo que sucedía, de hecho se había citado con
Coraíon con el que comentaba los extraños sucesos que habían acaecido recientemente.
-Lo cierto es que estuvimos muy cerca del fin con el
fallo en el reactor. Parecía como si un meteoro nos hubiese impactado. Para
taparlo dijeron que fue un mero error en los sensores en un recalibrado de la
gravedad artificial de la nave.- Declaró Coraíon que, sin embargo, añadió con
tono suspicaz.- Pero nosotros sabemos que no fue así, sentí vibrar el asteroide
entero. Algo muy grave tuvo que suceder. Luego hablé con mi primo Leval y me
contó esa extraña historia.
Su joven acompañante asintió escuchando aquello.
Estaba de acuerdo, afortunadamente todo se solucionó, se canceló la alerta. Horas
después, tras haber bajado a Bios y más tranquilos, ambos tomaban algo en un restaurante,
el primero que se había abierto en el planeta. La muchacha pareció intuir algo
puesto que se quedó pensativa.
- ¡Han aparecido unas fuerzas enormes, los chicos
pueden estar en peligro!- Pensó con inquietud.- deben de ser esos dioses que me
dijo Mazoui.
-¿Te ocurre algo?- Se interesó Coraíon observándola
extrañado. -
Ella
salió enseguida de aquella especie de ensimismamiento que la había dominado por
unos instantes, sonrió y dijo de forma más despreocupada para no alarmar a su
pareja.
- No pasa nada, tan sólo pensaba en los proyectos
que tengo que emprender aquí y echaba de menos a todos nuestros amigos. Espero que estén bien.
-¡Pues claro que lo estarán!- Afirmó Coraíon esbozando
una amplia y convencida sonrisa para preguntar de forma retórica. - ¿Qué les
podría suceder a ellos? Son impresionantemente fuertes. ¿No crees? Por
poderosos que sean esos seres de los que hablaba mi primo, les compadezco si tratasen
de atacarles.
Sandy
tuvo que asentir, su acompañante no sabía nada de ella y sus capacidades. Por
eso no se atrevía a comentarle aquella inquietud. Y menos todavía lo que Mazoui
le había contado.
-No creo que Coraíon estuviese tan tranquilo de
saberlo.-Temió.-
No obstante,
tan fugaz como vino, se marchó. Ahora, algo en la mente de la muchacha la
tranquilizaba. No sabía porqué pero era mejor así. De modo que optó por
continuar aquella agradable velada con ese apuesto muchacho sin preocuparse
más. Seguramente él tenía razón y se había inquietado por nada. Posiblemente
los nervios que sentía al estar cerca de ese chico le habían jugado una mala
pasada. Decidió dejar aquello de lado y centrarse en temas más agradables.
-Tengo muchas ganas de ver como se coloniza este
planeta.- Suspiró ella afirmando.- Un nuevo comienzo, algo hermoso y puro.
-Sí, es verdad. Lejos de los conflictos y los
errores que se han cometido en la Tierra.- Convino Coraíon reflexionando a su
vez.- Aunque nada es perfecto. Por mucho que lo pretendamos. Bueno.- Remachó
ahora dedicando a su acompañante una intensa mirada con sus ojos verdes
dirigidos a los suyos.- Tú te acercas bastante a mi idea de la perfección.
La
aludida se ruborizó. Y eso no era nada fácil en ella. Tardó unos instantes en
ser capaz de rebatir.
-No, que va… ni mucho menos. Yo no tengo nada de
perfecta. Te lo aseguro.
-Eso déjame valorarlo a mí.- Le sonrió él tomando
con suavidad una de las manos de la joven, que estaba sobre la mesa.-
Apenas
sintió el contacto Sandy apartó su mano con suavidad sonriendo pese a todo.
Tras un silencio algo incómodo, Coraíon comentó.
-Este lugar puede ser un paraíso si sabemos hacer
las cosas bien. Y por mi parte me esforzaré en lo posible para que así sea.
Su
interlocutora simplemente le miró sin poder dejar de sonreír. Aquel chico era
realmente encantador y eso también le daba miedo. Ahora suspiró recordando que
una vez Glenn, su prometido, también fue así. Al menos hasta que ella se reveló
tal y como era. Sin embargo, no quiso continuar con esos dolorosos recuerdos en
su mente. Asintió y declaró llena de esperanza.
-Sí, también yo lo deseo. Y haré todo cuanto pueda
por conseguirlo…
Y de este modo prosiguieron charlando con animación
y pensando en un futuro optimista para todos. Entre tanto, en la nave, Amatista
parecía compartir ahora los sentimientos de su amiga puesto que les dijo a las
otras con una gran serenidad.
- Todo saldrá bien, no sé porqué pero confiad en
ello.
Las
dos la miraron asombradas y junto con su compañera decidieron volver a la
consulta de Giaal. Mientras tanto, los
chicos se disponían a librar una dura batalla. Los tres observaban a sus
rivales tratando de concentrar sus energías. Aunque estos ni se movían. Los
dioses solamente les miraban con una mezcla de despreocupación y desprecio.
-Pronto se os quitarán las ganas de reír. – Aseguró
Leval que seguía concentrando su energía para brillar de un tono dorado todavía
más intenso que salía de él abarcando más y más terreno a su alrededor. –
-¡Vamos amigo! – Le animó Mazoui, aunque otra
llevara por dentro para sentenciar en tanto refulgía a su vez con un aura
rojiza que se extendía cada vez más lejos de su cuerpo siendo más y más densa.
- Pase lo que pase lo afrontaremos juntos.
-Lo haremos lo mejor que podamos. – Se unió Giaal,
brillando de una intensidad verde
esmeralda que inundaba todo su alrededor. -
Y por parte de los dioses solamente fue Buruk, el
que, sin apenas inmutarse, se acercó con lentos y seguros pasos hacia aquellos
ridículos seres, dispuesto a proseguir con su diversión. Entonces fue Zoen la
que sonriente apareció de improviso entre él y aquellos humanos, en su opinión
tan inferiores, para proponer.
-¿Y por qué no les hacemos luchar primero contra
otras patéticas criaturas como ellos? De lo contrario acabarás enseguida.
-Sí. Es una buena idea – Intervino Dialen. – Si son
capaces de derrotar a los guerreros que les pongamos enfrente puedes permitirles que
luchen contra ti.
Llevándose una mano a su poderosa barbilla Buruk
pareció meditar para finalmente asentir.
-Me parece interesante.- Convino éste en dirección a
sus compañeros. – Así podría distraerme más…
-Si. ¿Qué os parece si les enfrento a uno de mis
juguetes favoritos?- Sonrió Soa. –
-Muy bien. – Le concedió el negro coloso cruzándose
de brazos. –
-Pues adelante. - ¡Peluchitoo! – Gritó la diosa con
gesto divertido en tanto una especie de objeto de algo parecido a la lana o el
algodón, aparecía a su lado. - ¡Cómo nos vamos a divertir!
Los tres muchachos se miraron atónitos. Al fijarse
con más detenimiento no podían creer lo que veían. Aparentemente aquello era un
típico osito de trapo de color marrón claro, con la cabeza redonda, dos
orejitas en forma de semicírculo y una mueca de sonrisa dibujada en su apacible
semblante. Le hubiera encantado a cualquier crío. Giaal estaba con la boca
abierta, Mazoui incluso sonrió moviendo la cabeza, aunque Leval se indignó y
aún más furioso de lo que ya estaba, le espetó a la divertida diosa.
-¿Es que quieres burlarte de nosotros? ¡Mira lo que
hago con tu oso! – Y sin más lanzó un tremendo rayo de energía contra ese
peluche que, para su sorpresa lo esquivó sacándole a su atónito rival una
lengua de trapo de entre las costuras de su morrito. - ¡Quéee!- Pudo exclamar
él sin poder creer aquello. – ¿Pero… cómo?
-Un poco de ambientación no le vendría nada mal a
esto. Y conozco el lugar perfecto. –
Afirmó Zoen que, con un chasquido de sus dedos, les hizo aparecer de pronto en
medio de un gran círculo rodeado por gradas. -
Allí, rugían miles de espectadores de apariencia
marcadamente alienígena. Los chicos miraban anonadados a su alrededor. Una
megafonía ensordecedora les anunciaba.
-¡Campo de refugiados número uno! El mejor de la
Galaxia. Combates por el título o la eliminación… ¡eterna!…
Y
para pasmo de los muchachos, una canción que jurarían era de un artista de la
Tierra, comenzó a sonar.
Dime que estoy haciendo mal
El mundo está asombrado el sólo
Un lobo lloroso no es como un hombre
Lanzando rocas para esconder sus manos
No has hecho suficiente por mí
No has hecho suficiente por mí
Me estás enfadando, sí, sí…
Estás deseando esto por mí
Me estás enfadando
Quieres cortar conmigo
Pero demasiado malo, demasiado malo
Mira quien pasea en el lugar
Muerto y disecado en la cara
Mira quién está aguantando si a ti te
place
Pensando que intentas ponerme de rodillas
-Pero ¡Qué demonios!- Exclamó Leval.-
-A mí no me mires.- Repuso su primo tan
atónito como él.-
-Este lugar me resulta familiar.-
Comentó Giaal, en tanto seguían escuchando aquella canción.-
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Al infierno todo en Hollywood
Diciendo que lo hiciste bien
Progresando desde un agujero de polvo
Cuentos que alguien contó…
Aquella
muchedumbre de las gradas, que parecía compuesta por diversas especies de
alienígenas, estaban coreando algunas estrofas y al parecer, pasando un muy
buen rato.
¿Qué quieres de mí?
¿Qué quieres de mí?
Cansado de ti hechizándome, sí, si
Me estás enfadando, sí, sí…
Estás deseando esto por mí
Me estás enfadando
Tienes una lujuria sangrienta por mí
Pero, muy mal, demasiado mal
Mira a quien abofeteaste en la cara
Está muerto y disecado en el lugar
Estoy de vuelta donde quiero estar
Estoy de pie mientras me pateas
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
-Esto es divertido.- Comentó
Soa, mirando en derredor.- Estas criaturas tan monas lo están pasando muy
bien.-
-Sí, hay ambiente.- Admitió Dialen, escuchando
con gesto divertido esa canción.-
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
La vida es como un sueño
Soy realmente invencible cuando MJ está
en mi equipo.
La realidad produce la realidad
Es la organización del hombre de acero,
No desde el prisma, toma la carga como manilla
Nueve
y cinco Shaq, representan con el thriller
Agarra
mi entrepierna, tuerce mi rodilla, entonces pensaré
Mike es malo, yo soy malo
¿Quién eres tú?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
Muy mal, muy mal por eso
¿Por qué no chillas y lo gritas?
(Too bad. Michael Jackson. Crédito al
artista)
-¿Qué es esto?- Quiso saber Mazoui mirando en
derredor tan atónito como su primo, cuando esa música y la canción terminaron.
–
-¡Oh no! – Exclamó Giaal que al fin parecía reconocer
aquello cuando les comentó. – Éste es el campo de refugiados Aldrait III. Está
casi en la otra punta de la galaxia.
-¿Refugiados?- Le inquirió Leval sin comprender. –
¿En la otra punta de la galaxia?
- ¿Refugiados de qué?- Quiso saber también Mazoui
tan atónito como su primo. - ¿De qué conoces este lugar?
-No he estado nunca, pero he oído hablar de él.
Veréis, eso de refugiados es un eufemismo, no os fieis del nombre. – Les
explicó el extraterrestre. – Aquí buscan protección muchos de los criminales y
bandidos más buscados de la Galaxia. ¡Maldita sea! – Remachó con visible
preocupación. - No es precisamente el mejor sitio a donde venir. Es célebre por
sus combates a muerte y las apuestas. Muchos de los luchadores más mortíferos
de los sistemas solares próximos se dan cita aquí, atraídos por las bolsas de
los combates.
Aunque fue Dialen el que apareciendo de improviso
frente a ellos se rio para comentar con sorna y abierto sarcasmo.
-Sobre todo hoy, que se celebra el desafío para
reyes de la pista y ¡qué casualidad!, vosotros estáis en medio de ella. Eso
significa que habéis desafiado a los campeones. Mucha suerte, criaturas.
Y antes de que ninguno pudiera ni tan siquiera decir
una palabra el dios desapareció para unirse a sus amigos que les observaban
subidos en unas de las pocas gradas que estaban vacías. Soa acariciaba ahora su
peluche y se reía. Entre tanto una gran puerta se abrió. Aquel círculo, a
manera de un antiguo coliseo en el que estaban, les permitió ver salir a un ser
realmente abominable. Tendría más de dos metros de altura, un par de brazos
enormes acabados en garras y una cabeza bulbosa de color amarillo. Vestía algo
así como una extraña armadura gris con hombreras. Esbozó en su gesto algo
parecido a una sonrisa mostrando unas temibles fauces rematadas en colmillos
afilados. Sin otro gesto ni aviso se lanzó contra Mazoui. El muchacho apenas
pudo esquivarle y concentrar energía en tanto se escuchaba por megafonía para
delirio del público.
-¡El poderoso Tart ha elegido a su víctima!
Mazoui contratacó golpeando a esa criatura en su
cabeza, pero no pareció afectarle mucho. Su enemigo le lanzó un golpe que sí
derribó al chico en el suelo haciéndole sangrar por un labio.
-Vaya, conque peleas duro ¡eh!- Se sonrió el
muchacho aumentando su energía hasta hacer que sus ojos brillasen rojizos y que
sus colmillos aflorasen en tanto sentenciaba. – Pues jugaremos a tu manera.
De nuevo se lanzó contra su oponente y ambos
comenzaron a atacarse con una lluvia de puñetazos y patadas que anulaban con
bloqueos y esquivas a una tremenda velocidad. Por su parte Giaal tuvo que hacer
frente a una especie de monstruo alado con unos enormes cuernos en su cabeza y
cuatro brazos cuyo nombre parecía ser Mulletr, dado que gritaba eso
continuamente. Entre tanto Leval quiso ayudar a sus amigos pero entonces fue
Soa la que le gritó con regocijo.
-¡Eh divertida criatura! ¡No olvides a peluchito!
Cuando el chico miró en esa dirección vio llegar
hasta él a esa especie de osito que parecía tener vida propia. Aunque esta vez
no se iba a confiar. Aumentó su energía y diríase que como respuesta a eso ese
muñeco comenzó a crecer. Su redonda cabecita pasó a alargarse, de ella surgió una boca que se
tornó en fauces y sus cortos brazos y piernas se alargaron hasta convertirse en
nudosas extremidades armadas de garras. Las orejas pasaron a ser dos pinchos
puntiagudos y sus ojos, hasta entonces sin vida, refulgieron como dos carbones
encendidos lanzando contra él una andanada de rayos. Leval apenas sí pudo
apartarse de una ráfaga de energía que estalló en el suelo abriendo un enorme
cráter. A renglón seguido, ese monstruo le atacó con suma rapidez y el chico
tuvo que parar sus acometidas del mejor modo que pudo.
-Mira que te lo he dicho, Soa. – Insistió Dialen que
parecía aburrido de repetírselo cuando le aclaraba. – Esa criatura se llama Pert
Urchitor. Y es del planeta Norax.
-Sí, ya lo sé. Pero peluchito le queda mucho más
mono. ¡Me gustan los peluchitos!, son adorables. Estaba más gracioso convertido
en uno. – Se sonrió ella uniendo sus manos a la altura de la barbilla. – Cuando
acabe con la graciosa criatura lo volveré a transformar en mi mascotita.
Dialen se limitó a negar resignadamente con la
cabeza ante las risas de Zoen y el nulo interés de Buruk, que solamente se
dedicaba a ver los combates. Al menos ahora los dioses parecían haber
encontrado algo interesante para entretenerse…
-¿Creéis que podríamos apostar por ellos?- Inquirió
Soa.-
-No sé si al señor Georcael le gustaría esa idea.- Objetó
Dialen.- Eso de apostar no le parece correcto.
-Es cierto. Nos ha dicho que no hagamos esa clase de
cosas.- Suspiró Zoen algo desencantada.- Apostar está muy feo. Sobre todo si
sabemos quiénes van a ganar. Y además. ¿Qué podría haber que nos pareciera valioso
para apostar?
-Nada de lo que estas ridículas criaturas mortales
tienen me parece valioso.- Declaró Dialen, cruzándose de brazos.-
-A mí, conque el combate sea interesante me sirve, y
estos no están tan mal.- Sonrió Buruk que en efecto parecía complacido con lo
que estaba presenciando.- Al fin algo entretenido para variar…
Ajenos a esas aclaraciones los tres muchachos
luchaban con todas sus fuerzas. Mazoui logró alcanzar a su enemigo con una
descarga poderosa de energía que lo empotró contra el muro del graderío. Su
rival salió de allí bramando furioso y a su vez lanzó una bola de energía
amarilla incandescente que el muchacho hizo bien en esquivar, pues destruyó
parte de las gradas. No obstante estas parecieron regenerarse en pocos
segundos. Escuchándose por megafonía.
-Buen ataque de Tart, el servicio de mantenimiento
una vez más ha funcionado. Lamentamos la pérdida de algunos espectadores, pero
el combate sigue. ¡Hagan sus apuestas!…
Por su parte Giaal también lo tenía
complicado contra su enemigo. Pero esquivó la enésima acometida de su adversario
y se replegó. Ahora, junto a Mazoui, ambos encararon a sus contrincantes.
Espalda contra espalda. Centrados en sus rivales y observando de reojo como
Leval se las veía contra aquel peluche un tanto peculiar.
-Habrá que pensar en algo. – Le dijo el
extraterrestre a su amigo –
-¿Pensar el qué?. ¿Qué podríamos hacer?- Quiso saber
éste que ya comenzaba a fatigarse. –
-Mi padre me enseñó una técnica que aprendió en el Cielo,
es poderosa pero necesitaría tiempo para concentrarme. –
-Creo que puedo dártelo, Giaal. - Comentó Mazoui que
mirando a esos dos monstruos que se les acercaban le indicó. – Trataré de
atraerles mientras tú empiezas a concentrarte.
Y el muchacho se alejó haciendo gestos con ambas manos
a esos dos seres que, fijando sus terribles miradas en él, le acometieron en
equipo.
-Vamos monstruitos. ¡Venid a por mí! – Les desafió
Mazoui poniéndose rápidamente en guardia para remachar.- Os voy a dar una buen
tunda…
Leval entre tanto continuaba luchando contra aquel
engendro que le sujetó el tobillo derecho con uno de esos nudosos brazos que
para asombro del chico podían alargarse. Haciendo presa en él su rival le
arrojó contra el suelo estampándole con tal fuerza que provocó la apertura de
grietas. El muchacho se dolió de ese impacto pero aquello hizo que su furia aumentase.
Brillando de un tono dorado cegador se trasladó de forma instantánea tras su
rival. Juntó ambas manos como su padre le enseñara y exclamó.
-¡Onda vital... kame ha me haaa!
Una poderosa oleada de energía dio de lleno a su
enemigo que aulló durante unos instantes para ser vaporizado. Leval entonces
dirigió su mirada hacia sus dos compañeros. Mazoui repelía los ataques
combinados de dos de esos monstruos en tanto Giaal brillaba cada vez más con un
destello esmeralda. Tenía una de sus manos sobre la frente, en concreto un dedo
y acumulaba energía sin parar… el saiyajin sonrió al reconocer esa técnica. Sin
dudar se dirigió con celeridad para auxiliar a su primo y se enzarzó a golpes
con el ser llamado Mulletr. Mazoui por su parte se las veía apuradamente con
Tart. Durante unos momentos más intercambiaron una coreografía de golpes de lo
más variados hasta que Giaal exclamó.
-¡Estoy listo, apartaos!
Leval y su primo entonces se trasladaron tras su
amigo y éste, apuntando a Mulletr, descargó una especie de rayo con forma de
espiral que atravesó a su enemigo a la altura del pecho. Tart replicó con otra
ráfaga de energía que dio a Giaal en el hombro haciéndole sangrar y
derribándole en el suelo. Mazoui desapareció de forma instantánea reapareciendo
justo frente a su enemigo fulminándole con un rayo escarlata a bocajarro.
Finalmente Leval remató a esos dos seres con un potente chorro energético que
les desintegró. Agotados los dos se posaron junto a su compañero al que
ayudaron a levantarse con una estruendosa ovación de fondo. En tanto podía
escucharse la megafonía aclamar con tono de euforia.
-¡Un gran aplauso a nuestros nuevos campeones! ¡Los
reyes de la pista! Se ruega a los afortunados que pasen a recoger las ganancias
de sus apuestas.
Y los mismos dioses aplaudían divertidos. Sobre todo
Buruk que, con una amplia sonrisa, comentó.
-¡Por fin me toca a mí!
-Pero han destruido a peluchito – se lamentó Soa con
gesto compungido aunque de seguido lo animó con una sonrisita para sentenciar.
– ¡Bueno, no importa, ellos son más monos!
-Sí, hay que reconocer que para ser unas criaturas
tan inferiores no lo han hecho nada mal. - Admitió Dialen. – Hasta me han
entretenido un poco…
-Vayamos a un sitio más tranquilo.- Terció Zoen que,
chasqueando los dedos una vez más, les devolvió a todos a esa blancura infinita
y desértica en la que habían estado antes de aparecer en esa palestra en tanto
agregaba sin parecer impresionada. – Muy bien criaturas…admito que sois más
divertidas de lo que pensaba.
De nuevo los chicos miraron extrañados a su
alrededor. Otra vez y como por arte de magia habían cambiado de lugar. Pero
ahora estaban más preocupados por tratar de recobrar las fuerzas que por su
nuevo destino.
-Toma compañero – jadeó Mazoui ofreciéndole una
alubia a Giaal que no dudó ni un instante en comerla para recuperarse de sus
heridas. –
-Por suerte me traje una bolsa repleta. – Pudo
suspirar Leval que, dedicando ahora su atención al enorme y negro dios, les
arengó a sus amigos. – ¡Ahora vamos a por ellos!
Y sin que los interpelados pudieran replicar fue el
turno de Buruk que, tras sonreír burlonamente una vez más, se dirigió en rumbo
de colisión hacia esas para él, divertidas criaturas, gritando…
-¡Esto será divertido!
Y en el reino de la Luna Nueva, la soberana recibió
una llamada. Era su Canciller el caballero Gillard De la Lune.
-Muy bella y gentil Majestad. Tenéis visita. Son la
princesa Chiba y sus ladies guardianas, os ruegan audiencia inmediata.
-Sí, enseguida voy.- Repuso ella que estaba
descansando en su lecho.-
Sin
tardar apenas se vistió y salió en dirección al salón del trono. Tras sentarse
en él, la puerta de la sala se abrió. Entraron Chibiusa y su equipo. Pero
venían ataviadas como sailors, no con vestidos cortesanos. Aquello no era buena
señal.
-¿Qué ocurre?- Quiso saber la reina mirándolas con
inquietud.-
-Majestad, tenemos que hablar en privado.- Le pidió
su amiga añadiendo.- Y si podéis convocar al embajador Doran sería mucho mejor.
-Muy bien. De la Lune.- Ordenó Neherenia a su
canciller.- Avisad inmediatamente al embajador saiyajin. Que se dirija de
inmediato a mi gabinete de crisis. Tiene carta blanca para obviar cualquier
protocolo de seguridad.
-Sí, Majestad.- Replicó obedientemente aquel tipo,
que haciendo una reverencia se encaminó a cumplir con ese mandato.-
A
su vez ella y sus invitadas pasaron a unas estancias con una gran mesa, varias
sillas afelpadas y un sofá. Tenía también un completo equipo de transmisiones.
Una vez dentro, Nehie les explicó.
-Tras los ataques que sufrimos trasladé aquí mi sala
de mando. Está más cerca de mis estancias y es más fácilmente defendible.
Decidme amigas, ¿Qué está sucediendo?...
Y
Chibiusa se ocupó de explicárselo. La soberana de la Luna Nueva abrió la boca
entre atónita y muy preocupada. Al poco, tocaron a la puerta.
-Soy el embajador Doran.- Se anunció la voz que sonó
desde el otro lado.-
De
inmediato le abrieron. Aquel alto y fornido saiyajin llegaba ataviado con su
uniforme de combate e incluso su visor. Al recibir las noticias de ese
canciller De la Lune se preocupó. Aquel tipo parecía asustado.
-Sed bienvenido.- Sonrió la princesa Chiba quien
resumió.- En pocas palabras, nuestros amigos de Bios están en serios problemas.
Unos enemigos muy poderosos han hecho acto de presencia.
-Espero que no se trate de quién me estoy temiendo.-
Intervino Doran llevándose una mano a la barbilla, para añadir de inmediato.-
Contad conmigo. Podríamos llamar también a la princesa Seren. Ella es prima del
príncipe Leval.
-Mi madre estima que no hay necesidad de ello, al
menos por ahora.- Respondió Chibiusa.-
-¿Qué hacemos pues? ¿Partimos hacia allí?- Le
preguntó Neherenia.-
La aludida
iba a responder afirmativamente cuando Sailor Vesta la interrumpió, tras
disculparse.
-Ruego que me perdones, princesa. Hemos recibido una
transmisión de vuestra madre.
-¿Una transmisión?- Se sorprendió la aludida,
oponiendo.- Si acabamos de verla.
-Sí, Alteza. – Convino esta vez Sailor Palas para
añadir refiriendo.- Nos la acaba de enviar. Código luna seis…
-¿Qué? ¿Estáis seguras de eso?- Inquirió Chibiusa
sin dar crédito a lo que escuchaba.-
-Lo estamos, princesa.- Afirmó Sailor Juno.- La
señal no puede ser más clara…
-Sí, nos ha ordenado abortar la operación.- Agregó
Sailor Ceres.- Palabras textuales, todo está en orden, abortad la misión. No
debemos interferir…
-Será intervenir.- Corrigió Neherenia, tan atónita
como su amiga y el saiyajin.-
-No Majestad. La reina ha dicho claramente la
palabra interferir.- Repuso Sailor Vesta.-
-Según nos explica en el mensaje otros se están
ocupando con éxito de solucionar el problema. Ya no se requiere nuestra
presencia.- Añadió una también desconcertada Sailor Juno.-
-No comprendo nada.- Suspiró Chibiusa encogiéndose
de hombros.- Pero casi es mejor así.
-¿Podría alguien falsificar ese mensaje? Algún enemigo
interesado en que no auxiliemos a nuestros aliados.- Quiso saber Doran con un
tinte de sospecha.-
-Es prácticamente imposible. Todos los protocolos y
las claves de seguridad son correctas.- Le informó Sailor Palas.
-Nunca podemos fiarnos al ciento por ciento. Ese
maldito Gralas y sus secuaces son muy astutos y manejan tecnología muy
avanzada.- Opuso el saiyajin.-
Lo
sabía por todas las historias que desde que era niño les había escuchado a sus
padres. Ese despreciable tirano no era nada de fiar. Y era capaz de todo. Por
desgracia, lo único que igualaba su maldad era la gran astucia y habilidad que
poseía para el engaño y la traición.
-Coincido con el embajador Derail. Llamaré inmediatamente
a la reina Serenity. Quiero oírlo de ella en persona.- Les comentó Neherenia.-
- No nos ha ordenado nada más. ¿Qué hacemos,
princesa?-Quiso saber Sailor Ceres.-
Chibiusa
suspiró y tras unos instantes de meditarlo repuso.
-Por el momento, y si su Majestad la reina Neherenia
no tiene objeción, permaneceremos aquí. Ahora, tal y como ella ha dicho,
vayamos a preguntar a mi madre para obtener confirmación…
Todos
convinieron en ello y, sin pérdida de tiempo conectaron con la Tierra tratando
de localizar a Serenity. Entre tanto, Doran miraba con preocupación a la
soberana de la Luna Nueva.
-Tal vez sea mejor así.- Comentó el saiyajin.- No
sería bueno que su Majestad se expusiera.
-Son mis amigos, haré cualquier cosa por ayudarles.-
Le contestó Neherenia.-
-¿Qué está pasando en Bios? ¿Lo sabéis, Alteza?-
Inquirió el embajador dirigiéndose ahora a Chibiusa.-
-Lo ignoro, es mi madre quien parece estar al
corriente. Pero no quiso darme detalles. O quizás es que no puede hacerlo.
-Únicamente espero que nadie de mi pueblo esté
involucrado en ese ataque.- Suspiró Doran.-
-No parece que sea el caso.- Quiso tranquilizarle la
princesa de la Luna Blanca.- Tranquilizaos embajador. Nadie acusa de nada a miembro
alguno de vuestro pueblo. Todo lo contrario.
Eso
pareció bastarle al joven guerrero. Entre tanto, los esfuerzos de Neherenia por
entablar contacto con Serenity al fin se vieron coronados por el éxito. ¡Ojalá
que la soberana del futuro Neo Cristal- Tokio pudiera corroborarles que todo se
había resuelto.
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Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)