-¿Estáis seguras de eso?- Inquirió la oficial.-
-Eso creo.- Respondió Satory, quien no se acordaba
exactamente.- Fuimos a su consulta a buscarle. Pero no estaba allí.
-Esperadme. No tardaré.- Le pidió Susan.-
Satory
cortó la comunicación, Amatista enseguida le preguntó.
-¿Qué te ha dicho?
-Que ahora viene. Tenemos que aguardar aquí.
-No sé. Me preocupa no percibir el aura de mi
hermano.- Intervino una inquieta Naya.-
-Seguro que todos están bien.- Quiso animarla
Amatista.-
Y mantuvieron un largo silencio, roto ocasionalmente
por algún comentario intrascendente hasta que Susan hizo acto de presencia. Para
asombro de todas llegó a la consulta con un pesado equipo de campaña. Una gran
panoplia de armamento en el que destacaba un fusil lanzagranadas y numerosa
munición. Sin dejarlas reaccionar se dirigió a todas, arengándolas con un
inconfundible aire marcial.
-¡Vamos a buscarles por toda la nave si es preciso! Nos desplegaremos en guerrilla y les
apoyaremos.
-¿Desplegarnos en qué?- Preguntó la desconcertada
Naya.-
- Susan, recuerda que nosotras no entendemos de
estrategia militar - le respondió Satory observándola de arriba a abajo con
visible asombro. -
-¡Oh es, verdad!, vaya. Perdonad, chicas - sonrió ésta
ruborizándose ligeramente en tanto alegaba. -Es la costumbre.
- Bueno, olvídalo - le dijo Amatista. - Lo importante
es encontrarles enseguida.
- No los encontraréis aquí - les contestó una
misteriosa voz. -
Todas se sorprendieron al escucharla, era masculina
y salía aparentemente de ningún sitio. Susan apuntó en varias direcciones con
sus armas pero no lograba ver nada. Estaban tratando de ubicar esa voz y Satory
inquirió.
-¿Quién es?
- Debéis venir conmigo...- fue la respuesta que esa
extraña presencia invisible le dio. -
- Déjate
ver…no te haremos daño. - Le aseguró la oficial bajando su lanzagranadas. –
- No podéis hacerme daño. – Replicó su interlocutor con
tono condescendiente, sonando de nuevo en varias partes a la vez. – Eso no os
es posible…
- Pero tú a nosotras seguramente que sí. – Opuso
Naya que miraba inquieta en varias direcciones, no le gustaba aquella
sensación, ni tan siquiera podía percibir esa presencia. – Y eso nos asusta. No
es muy inteligente si quieres que nos fiemos de lo que dices.
- Y no podremos confiar en ti a no ser que tú nos
des motivos para ello. Por favor, deja que te veamos. – Le pidió Amatista no
sin curiosidad. -
Casi
ni había terminado de hablar cuando delante de ella apareció un hombre de pelo
corto y claro, era de aproximadamente su estatura, sus dos ojos azules la miraron
penetrantemente. Todas se pusieron en guardia y Susan le apuntó con el
lanzagranadas, pero su compañera les hizo unas señas de que se calmasen. Presentía
que no quería hacerles ningún daño. El hombre sonrió y dijo con un tono
tranquilizador confirmando su intuición.
- Me llamó Redan y también soy un dios. Por lo que
parece mis compañeros os han estado creando problemas.
- Por tu forma de hablar me da la impresión de que
tú no eres como ellos.- Le contestó perspicazmente Amatista. -
- Os ruego que les perdonéis, son muy infantiles,
como diríais vosotros. No tienen vuestro concepto del bien y del mal. Están muy
por encima de eso. - Explicó él. -
- Entonces - dijo Satory también muy agudamente. - Por
lo que parece tú sí que conoces nuestros conceptos.
- Yo he viajado más en compañía de dioses superiores
y ellos me ha enseñado a respetar y valorar a todas sus criaturas. - Le
respondió Redan. – Existen unas normas para evitar que interactuemos en exceso
con seres de vuestro plano existencial.
-Pues tus amigos no parece que las sigan
precisamente.- Le reprochó la alférez Hunter.-
-Ellos no creen estar haciendo nada malo, se limitan
a entretenerse.- Repuso Redan, admitiendo, eso sí.- No son conscientes de la
fragilidad de vuestra existencia. Por eso, si vuestros amigos se enfrentan a
ellos, estarán en peligro.
Y
con un gesto ese individuo les mostró unas imágenes flotando en el aire. Todas
pudieron observar anonadadas y con patente inquietud los combates que los
chicos habían mantenido contra unas extrañas criaturas en un lugar por completo
desconocido.
-¿Qué está pasando ahí?- Inquirió Amatista, desde
luego concernida por la seguridad de su esposo y sus amigos.-
Y eso
en tanto era testigo de cómo Leval se defendía bien aunque esforzadamente de aquellos
monstruos en compañía de Mazoui y Giaal. La propia Susan miraba entre atónita y
preocupada, lamentándose en tanto acariciaba su lanza cohetes.
-¡Ojalá pudiera estar allí, ayudándoles!
-Por favor. Seas quién seas. Dime que están bien.- Le
pidió Satory llevándose las manos a la boca cuando observaba aquello.-
-Tenemos que ir en su ayuda.- Insistió a su vez una
asombrada Susan que cargaba su lanzagranadas.- No sabemos cuánto podrán
resistir contra esos monstruos.
De hecho la joven oficial había quedado impresionada
viendo luchar a Giaal y también muy asustada cuando le hirieron. Sin embargo,
recurriendo a su disciplina militar no quiso evidenciarlo demasiado. También
Amatista seguía viendo cómo su esposo peleaba con denuedo demostrando lo gran
guerrero que era. No obstante, en la joven se combinaban ahora el orgullo y el
temor. Por muy bueno que Leval fuera y por poderoso que pudiera llegar a hacerse
no era invulnerable. Y menos aún si se enfrentaba contra unos dioses. La
muchacha prefería volver a tenerle a su lado, a salvo. Y sobre todo
comportándose como ese joven agradable y cariñoso que había llegado a ser con
ella. Su misterioso visitante pareció leer su pensamiento, o al menos intuirlo
cuando declaró.
-Ya no debéis temer nada. Salieron victoriosos de
esas luchas. Venid conmigo, sé a dónde les han llevado. Ahora confiad en mí.
Todas
se miraron entre sí con recelo, pero Amatista volvió a intervenir diciéndoles a
sus amigas que no había nada de que preocuparse. Aunque ni la misma muchacha
sabía el motivo de su seguridad. Las demás, convencidas por ella, se mostraron
de acuerdo y Redan solo chasqueó sus dedos y dijo.
-Aquí están…
Los
tres muchachos seguían en guardia cuando Buruk se lanzó contra el súper
guerrero a una velocidad que éste pudo esquivar. Al instante ambos se
enzarzaron a golpes. Leval luchaba con todas sus fuerzas y con mucho coraje y
parecía aguantar de momento. Mazoui y Giaal atacaron respectivamente a Dialen y
Zoen, estos por toda respuesta les lanzaron energía en forma de un par de
estrellas inscritas en un círculo, la de Dialen era amarilla y la de Zoen azul.
Aquellas extrañas luminarias aumentaron de tamaño y aprisionaron a ambos. Los
dos muchachos intentaron liberarse con toda la energía de la que disponían pero
era inútil. Impotentes no tuvieron más remedio que limitarse a observar la
pelea de su amigo.
-¡Malditos sean estos dioses o lo que quieran ser! -
espetó Mazoui.-
-Es inútil. No podemos casi ni movernos.- Añadió un
frustrado Giaal.-
Leval
mientras, continuaba al parecer peleando en igualdad de condiciones frente a Buruk,
el resto de los dioses no podían creerlo. De hecho el súper guerrero asestó
varios golpes que hicieron a su rival doblarse sobre sí mismo. Animado por ello
remató su ataque con un potente rayo de energía.
Al desvanecerse los efectos del mismo un jadeante súper guerrero observaba al
enorme dios que se quejaba del daño recibido arrodillado en el blanco suelo inmaculado
y tapándose un brazo.
-¿Qué te ha parecido? - Le gritó el saiyajin, eufórico.
- ¡Eso te enseñará a no despreciar a un guerrero del espacio!
-¡Ay, Ay! - se lamentaba Buruk, aunque después sus
quejas se trocaron en una sonrisa y afirmó divertido. – ¡Ay! Que te lo habías
creído. Soa tiene razón. ¡Qué graciosas sois, ridículas criaturas!
El dios comenzó a reír en un tono cada vez más
fuerte hasta que atronó el lugar con sus poderosas carcajadas mientras se
levantaba indemne ante el asombro de Leval y la sonrisa cómplice de los otros dioses.
- Ese estúpido se había creído seriamente que podría
hacer daño a alguno de nosotros. – Se burló Dialen señalando al ahora
desconcertado humano. –
- ¿Veis cómo es de lo más gracioso? – Terció Soa que
sonreía ampliamente. –
-Sí. Lo es, tenías razón. Hasta Buruk lo ha
admitido. Es muy divertido ver cuán ignorantes e ingenuos son estos seres. –
Convino Zoen con una expresión similar. -
El interpelado entre tanto seguía regocijándose ante
la atónita mirada de su rival que trataba de recuperar su respiración.
-¡Ja, ja, ja,
ja!, era broma... ¿te crees que puedes dañarme como harías con un criatura
semejante a ti? - Le preguntó ese dios que ahora se doblaba sobre sí mismo pero
de risa – ¡ja, ja, ja, ja, ja!
-¡Maldito seas! te enseñaré a no burlarte de mí - le
espetó Leval con renovado enfado. - ¡Ahora verás!
Acumulando
energía el saiyajin atacó lanzando a su oponente una interminable sucesión de
bolas y rayos que estallaron contra su adversario. Éste quedó envuelto en medio
de una gran humareda y destellos de múltiples deflagraciones. Leval jadeaba por
el esfuerzo pero no paraba de bombardear a su enemigo creando en sus manos
aquellas bolas de energía. No daba tregua. La acumulación de explosiones
provocó una deflagración mucho mayor cuya propagación incluso lanzó hacia atrás a Mazoui
y Giaal. Una tremenda onda expansiva en forma de un hongo de estilo similar a
una explosión nuclear inundó los alrededores de un resplandor entre amarillo y
anaranjado levantando un enorme vendaval capaz de llevarse por delante
cualquier cosa que pudiese haber habido.
-No os preocupéis. Os protegeré.- Anunció Redan a
las anonadadas chicas que estaban con la boca abierta por semejante
exhibición.-
Cuando al fin se restableció la calma el muchacho
apenas tenía fuerzas para continuar volando pero contaba con haber eliminado a
su rival.
-No creo que vuelvas a reírte después de esto. -
Sonrió el guerrero jadeando en busca de recobrar el aliento, en tanto flotaba
en el aire.- Eso para que aprendas…
Sin
embargo y sin previo aviso, Buruk, que se mantenía indemne a pesar de semejante
ataque, apareció junto a su desconcertado adversario y le propinó una terrible
sucesión de golpes que éste encajó para estrellarse en el suelo quedando
malherido. Por mucho que lo intentaba Leval, que sangraba por un corte abierto
en su mejilla y se sujetaba su dañado brazo derecho con el izquierdo no podía
más que ponerse de rodillas, incapaz de levantarse. Su enemigo le observó con
desapasionamiento y después le dio la
espalda, encogiéndose de hombros les dijo a sus compañeros.
- Bueno y... ¿ahora qué hacemos?
- Vamos a eliminar a estos aburridos,- propuso
Dialen - ya no me hacen gracia.
- Sí, les haremos desaparecer.- Convino Zoen que iba
a hacer un gesto con una de sus manos cuando oyó la voz de Leval que se finalmente
había levantado pese al duro castigo sufrido. -
- Aún no me he rendido.- Declaró éste lanzándose
contra el resto de los dioses - ¡Ahora veréis malditos!...- atacó con rayos de
energía bombardeándolos a todos con las escasas fuerzas que le quedaban. -
Cuando
el resplandor del ataque se desvaneció, todos seguían imperturbables. Dialen y
Zoen se miraron y asintieron. Al momento atacaron a Leval con una auténtica
lluvia de golpes que éste encajaba como podía. El pobre chico parecía una
pelota, los dioses le golpeaban lanzándose a su víctima de uno a otro como si
jugasen un disputado partido de tenis en medio de los gritos de dolor del
muchacho, las carcajadas de Soa y Buruk y las expresiones de horror de sus
amigos y de las muchachas que nada podían hacer para ayudarle.
-¡Basta, por favor!- Chilló una horrorizada Amatista
llevándose las manos a la cara.-
Naya la miró con asombro, percibiendo algo extraño
en ella. Juraría que su amiga había emitido energía, incluso que brillaba, al
menos de forma fugaz. Aunque ahora Amatista solamente era capaz de llorar
siendo abrazada por Satory. Finalmente Leval no pudo soportarlo más, se
derrumbó contra el suelo en muy mal estado. Mazoui y Giaal maldecían el estar
atrapados como estaban en esas malditas estrellas cuando Dialen, con un tono
burlón, les comentó.
-Si queréis el mismo tratamiento solo tenéis que
pedirlo.
-¡Malditos seáis! ¡Tomad esto! - Exclamó entonces
Susan que se había apartado del resto de sus compañeras, apuntando con su
lanzacohetes y disparando contra Buruk.- ¡Desapareced!
No obstante, al explotar el cohete el dios seguía
incólume. La oficial retrocedió impactada por aquello. ¡No podía creerlo!, ese ataque
hubiera destruido un carro blindado a esa distancia y ese tipo no tenía ni un
rasguño. Pero claro, tras la tremenda ofensiva de su superior tampoco se vio
afectado. Es más, hasta se rio mirando a los dos atrapados chicos y burlándose.
-¡De modo que una hembra humana indefensa tiene que
hacer vuestro trabajo! No sé de dónde habrá salido pero ya me encargaré de
ella. Si queréis puedo liberaros a ver si la ayudáis. ¿Quién sabe? Lo mismo me
duráis un poco más que ese de ahí…
Señaló al guerrero caído para horror de todos. El
joven saiyajin, en posición fetal, apenas si era capaz de respirar de forma
entrecortada y dolerse de la paliza recibida, entre charcos de sangre que
manaban de su boca y nariz. Los aludidos por su parte miraron al dios con odio
pero estaban tan asustados que ni osaron replicar. Zoen mientras iba a rematar
a Leval precisamente con una estrella azul llena de energía cuando otra de
color plateado la anuló. Los dioses miraron sorprendidos en aquella dirección, a
pocos metros estaban Redan y las demás chicas. Éste se dirigió a sus compañeros
con un severo tono de mando.
-¡Ya es suficiente!, os habéis divertido bastante
por ahora. Tenemos una tarea que cumplir.
- Redan, no nos molestes.- Respondió Zoen de mala
gana. - Luego tendremos tiempo de escuchar lo que tengas que decir, pero ahora
vamos a terminar con estos humanos. Ya nos hemos cansado de ellos.
-¡He dicho que les dejéis! - Insistió su compañero
en tono inflexible. - Tengo órdenes muy concretas del señor Georcael. Que paréis
de jugar con los humanos inmediatamente y desde ahora os está terminantemente
prohibido dañarles o molestarles en ningún modo. ¿Está claro?
- ¡Vaya un rollo! – Protestó Soa llevándose las
manos a las caderas y torciendo el gesto como si de una cría enfurruñada se
tratara.- ¡Eso no es divertido!
-¡Bah!- ¿Qué le pueden importar a nuestro señor
Georcael estas patéticas criaturas?- Replicó Buruk que elevó una de sus manos
creando otra estrella de color rojizo.-
Parecía que iba a lanzarla contra el indefenso saiyajin
que permanecía en el suelo apenas consciente. Cuando Redan se interpuso entre
su compañero y Leval y le insistió con tono severo.
-¡He dicho que se acabó!- ¿O es que os atreveréis a
desobedecer una orden directa del señor Georcael?
Al oír esto todos los dioses se miraron entre sí y
con un inmediato gesto liberaron a Mazoui y Giaal de sus sendas prisiones. Buruk
extinguió esa estrella de su mano y levantando ambas con un gesto conciliador
repuso con tono bastante más humilde del suyo habitual.
-Por supuesto que no. Jamás se nos ocurriría hacer tal
cosa. Ya lo sabes. Era solamente una broma…
-Claro. No te pongas así. Únicamente estábamos
pasando el rato. – Agregó Dialen, también con tono conciliador.- No es para
tanto.
Por su parte aquel benévolo dios les dedicó a sus
compañeros una mirada reprobatoria y movió la cabeza. Al instante lanzó una
especie de rayo plateado sobre Leval y para asombro de éste y sus amigos, el
chico se levantó totalmente recuperado.
- Pero, ¿qué ha ocurrido?,- preguntó mirándose
atónito, no podía creer que todas sus heridas y fatiga hubiesen desaparecido
sin más. - ¿Quién eres tú? - Inquirió dirigiéndose hacia Redan que le miraba
fijamente. -
- Siento que mis hermanos te hayan causado
problemas,- se disculpó el dios recién llegado para asegurar con humildad. - Eso
no se repetirá, tienes mi palabra.
Acepta mis disculpas en su nombre.
- Sólo estábamos pasando el rato, de verdad. - Intervino
Soa con aire de quitarle toda la importancia, en tanto miraba a su nuevo compañero con expresión inocente para
pedirle con su tono meloso y juguetón habitual.
- No te enfades.
- Han sido estos seres los que se pensaban que
podían enfrentarse a nosotros en igualdad de condiciones - añadió
indiferentemente Zoen. – Teníamos que darles una lección.
- Sí,- admitió Leval ya más tranquilo pero con
patente resentimiento. - Reconozco que sois de otro nivel muy superior al nuestro,
pero eso no es razón para tratarnos como juguetes. Tenemos sentimientos,
tenemos dignidad y estamos vivos.
- Sois criaturas inferiores, no tenéis importancia -
respondió Buruk con tono despectivo. -
- Seguramente hemos sido creados por el mismo que os
creó a vosotros. Deberíais pensar en eso.- Le contestó Mazoui con claro tinte
recriminatorio. -
- También hay muchas criaturas que han sido creadas
por el mismo que os creó a vosotros y a nosotros y eso no os impide matarlas o
divertiros con ellas,- contestó Dialen en el mismo tono para preguntar a
continuación. - ¿Por qué vosotros ibais a ser distintos de otros seres a los
que destruís? ¿Qué os hace mejores que ellos?
Todos
callaron sin saber que responder hasta que Giaal dijo de un modo más
conciliador. Y con un argumento más sólido e inteligente.
- Si vosotros sois realmente dioses de un plano
superior al nuestro, no deberíais cometer los mismos errores que nosotros sino
enseñarnos el verdadero camino.
- Eso es verdad, dices bien...- Convino Redan
mirando con reproche a sus compañeros para insistirles. - Ya es suficiente. Es
injusto que compitáis con estas criaturas, de sobra sabéis que no tienen
ninguna posibilidad de venceros. Dejadlas en paz. Además, tenemos cosas más
importantes que hacer.
- Por favor - intervino Amatista pidiéndole tímidamente
a Redan en tanto abrazaba más aliviada a su esposo. - ¿Podrías devolvernos a
casa? Nosotros no os hemos hecho nada. Únicamente queremos vivir en paz.
El
interpelado asintió y con un sólo gesto todos aparecieron en la nave, los dioses
no estaban con ellos. Giaal y Mazoui abrazaron respectivamente a Susan y
Satory. El alien también hizo lo propio a su hermana.
-Jamás vi algo como esto.- Declaró la muchacha.-
-Esos seres son realmente de un nivel muy superior
al nuestro.- Admitió su hermano.-
Todos convinieron en eso. En cuanto
se serenaron lo bastante Naya dijo entre las sonrisas aliviadas de Satory y la
esposa de Leval.
- Ahora, Amatista debe comunicaros algo...
Con
las caras de todos pendientes de ella y observándola con expectación la
muchacha anunció sonriente y con tono emocionado.
- Chicos, Leval cariño, estoy embarazada.
El resto la
felicitó de inmediato, el buen ambiente reinaba ahora y Leval, visiblemente
sorprendido, apenas pudo parpadear incrédulo y abrazar nuevamente a su mujer
para decir embargado por la alegría.
- ¡Embarazada! ¿Qué estás embarazada?...¡Pero cómo! –
Pudo apenas balbucir sobrepasado por la dicha.-
-¡Tú sabrás como! No creo que podamos culpar a los
dioses de esto. - Se sonrió Mazoui mirando a su amigo con gesto entre pícaro y
divertido.-
El
resto se rio con aquello. El mismo Leval miraba hacia los demás azorado,
abrazando aun a su mujer, para ser capaz de decir con tono entre eufórico y
arrepentido.
- Mi amor, perdóname, me he comportado como un loco
pero ya no lo haré más. Lo siento mucho cariño. Te quiero, te quiero. ¡Es
maravilloso...vamos a ser padres!
Levantó a su esposa por los aires y bailó con ella. La
chica se le abrazó con fuerza mientras reía sintiéndose ahora muy feliz de que
las cosas hubieran acabado de esta manera. Aquel sí era su marido, el chico al
que quería y no esa especie de demente guerrero descontrolado en el que parecía
haberse convertido horas antes. Y así se lo dijo entre lágrimas.
- Estaba muy asustada, tenía muchísimo miedo por ti.
Sobre todo cuando te vi tirado ahí, medio muerto. ¡No vuelvas a hacerme algo
así!- Le pidió llorosa.- ¡No podría soportar que algo te pasara!
Leval
volvió a abrazarla sintiéndose bastante culpable. Ella tenía toda la razón. Su
actitud en los últimos días había sido realmente infantil o peor aún, suicida.
De modo que, tras darle unos cuantos besos y acariciar el rostro y las mejillas
de su mujer pudo replicar una vez más con tono suave y arrepentido.
- Lo siento, cariño. Perdóname. Me he portado como
un idiota, pero te lo compensaré. Sobre todo ahora. Ya lo verás. ¡Te quiero y
no deseo que sufras de nuevo por mi culpa! Ni tú, ni nuestro bebé. Sois lo más
importante de mi vida y siempre voy a estar ahí para vosotros.
Amatista
sonrió ahora, sentía que esas disculpas eran sinceras y lo que más le importaba
es que Leval en efecto estaba ahí, otra vez, siendo tan encantador como
siempre. Y además ahora, tenían la ilusión de que iban a tener un hijo o una
hija …
- Vuestros padres se alegrarán mucho cuando se lo
digáis.- Intervino Mazoui encantado también con la noticia. -
- Les llamaremos ahora mismo.- Dijo Amatista que
entonces recordó. - También se lo diremos a Sandy y a Coraíon que están en Bios.
-¡Yo llamaré a Sandy!,- terció Satory con visible
alegría. - Vosotros llamad a vuestros padres.
- Sí,- afirmó
Leval tomando en brazos con suma delicadeza a su esposa. - ¡Vamos cariño!,
tenemos que decírselo ahora...sujétate con cuidado.
Su mujer obedeció, él y sin aguardar ni un instante
más, salió volando con ella hacia el centro de comunicaciones con la Tierra. Mazoui
y Satory sonrieron muy contentos por sus
amigos y se dirigieron hacia la zona de experimentación. Giaal por su parte acompañó
a su hermana a alojamiento de ésta y
después a Susan hacia su base. Entre tanto, y desde las alturas de la nave, los
dioses miraban la escena con curiosidad.
-¿Qué significa eso de embarazada? - Inquirió Soa. -
El humano ese, que es su pareja, se ha puesto muy contento de pronto.
- Por lo que hemos visto en nuestras investigaciones
significa que van a fabricar a otro humano entre ambos, o algo así. - Respondió
Zoen confusa. -
-¿Y por qué no lo hacen ya? - Inquirió extrañado
Dialen - no veo ningún cambio. ¿Dónde está ese humano nuevo?
-Tendrán que ir a por los componentes o las piezas
para fabricarlo, supongo.- Conjeturó Buruk.-
-Claro, por eso no pudieron hacerlo cuando se lo
pedí.- Terció Soa afirmando con cierto fastidio.- ¡Qué tontos! Si me lo
hubieran dicho les habría hecho aparecer las piezas que necesitaban.
- No sé si se tratará de eso.- Pudo objetar Zoen que
observaba las escenas de alborozo y celebración entre aquellos curiosos seres
sin comprender nada.- En todo caso son unos seres muy raros.
- Los humanos no son como nosotros. Para ellos esas
cosas requieren su tiempo. Ahora, dejad de pensar en eso, debo contaros lo que Georcael
me ha dicho a mí...- les ordenó Redan.-
En ese momento todos guardaron silencio, olvidándose
de esos primitivos seres y escucharon a su compañero que les explicó.
-El Creador mandará un mensajero, el gran acontecimiento
de la Trascendencia Cósmica está próximo a producirse.
-¿Otra vez?,- terció Zoen que parecía aburrida
cuando argumentó. - Pero si no ha pasado tanto tiempo.
- Pero en esta ocasión será una Trascendencia que
cierre un ciclo universal de la Creación.- Le aclaró Redan dejando a su interlocutora
y a los otros atónitos. -
- Eso es algo muy serio - reconoció Dialen que
inquirió con repentino y gran interés -... ¿qué debemos hacer?...
- Sí, que manda el señor Georcael. - Inquirió Buruk
a su vez con patente respeto en su tono.-
-Encontrar al Mensajero del Creador. Seguirle y
ayudarle. Nuestro señor está recibiendo más instrucciones de los Dioses
superiores. También se ha dirigido a alguien muy importante que se halla cerca
de aquí para tranquilizar las cosas. Sabed que no es ajeno al revuelo que
habéis organizado.
-¿Qué se ha dirigido a quién?- Quiso saber Zoen con
la misma mirada de curiosidad que sus compañeros que ahora parecían inquietarse
un poco.- ¿Acaso a otro dios superior que nos haya estado observando?
Eso
sí que eran palabras mayores. Quizás se habían pasado un poco con esas
criaturas, pero, ¡tampoco era para tanto! A fin de cuentas no habían destruido
a ninguna…así lo manifestaron en su defensa.
-Los humanos están enteros y completos.- Se apresuró
a indicar Dialen.- No les hemos causado daños, bueno. Al menos los hemos
reparado.
-Querrás decir que yo los he reparado.- Le rebatió Redan.-
-Bueno, eso. El caso es que no los hemos roto, o
matado como dicen ellos.- Alegó Zoen que parecía bastante más inquieta ahora
que en anteriores ocasiones.-
-Eso no sois ni vosotros, ni yo, los que tenemos que
decidirlo. Ya rendiréis cuentas ante nuestro señor.- Repuso Redan con tintes de
advertencia.-
Y de entre sus interlocutores, tras mirarse
apuradamente entre los cuatro, fue Soa la que quiso saber.
-¿Quién es ese alguien importante, un supervisor?
-No lo sé. Eso no es de nuestra incumbencia.-
Replicó serenamente Redan para añadir.-
Nuestro Señor vendrá en poco tiempo, me ha encargado que os advirtiese
de esto. Por el momento quedaros vigilando sin interferir y sobre todo - recalcó
con énfasis. - No hagáis nada contra esos humanos.
- Es que tengo curiosidad por ver como hacen humanos
nuevos.- Sonrió Soa con un entusiasmo infantil -
- Eso deberá esperar, ahora tenemos una misión
trascendental - le dijo Buruk con más calma. -
- Mientras el señor Georcael llegue podéis seguir
observando a los humanos. Pero bajo ningún concepto les dañéis, preguntadles si
queréis por eso del embarazo. Pero nada más.- Les concedió Redan. – ¡Y no
hagáis nada que pueda poner en peligro su seguridad!
-Así será. - Terció Dialen.- Tienes nuestra palabra.
- Siendo orden del nuestro señor, se hará como tú
digas.- Convino Zoen con una voz extrañamente seria y responsable tratándose de
ella. -
Sus compañeros asintieron confirmando esas palabras.
Al instante siguiente todos desaparecieron de allí, listos para comenzar la
tarea que se les había asignado…
-Espero que nuestro señor Georcael no tarde.- Pensó
Redan justo antes de desaparecer a su vez de aquel lugar. -
En
cuanto a esos mortales, todo era actividad para dar la noticia. Amatista y su esposo
llamaron a sus respectivos padres, primero a los de ella. Esmeralda fue la
encargada de contestar, su cara resplandeció al ver a su hija y a Leval. Y
aunque tuvieron que aguardar los minutos preceptivos hasta que los mensajes iban
y llegaban de un planeta al otro, la conversación se desarrolló así.
-¿Cómo estáis, hijos? Hacía tiempo que no sabíamos
de vosotros.
- Hola mamá. ¿Está papá?,- preguntó la joven que
tuvo especial cuidado de no traslucir emoción ninguna que pudiera delatarla. -
- Claro, hija.- Afirmó su madre que enseguida llamó
a Diamante, éste se acercó hasta la pantalla en tanto Esmeralda comentaba. - Tenéis que contarnos como os va la vida de
casados.
-¡Hola cariño! - Saludó jovialmente el padre de la
joven. - Hola Leval. ¿Qué hay de nuevo?
-Tenemos noticias.- Sonrió el aludido con aire
misterioso sobre todo al añadir. - Pero no sé si os gustará oírlas.
- Depende de lo que sea,- replicó Diamante a su vez,
aunque sin parecer nada preocupado por ese comentario, que intuía estaba hecho
con buen humor. – Tú dirás.
- Os hará sentir más viejos.- Afirmó su hija con una pícara sonrisa.-
Aunque ni Esmeralda, ni su esposo, caían en la
cuenta de a qué podría referirse. Al fin Amatista se rio y se lo desveló
visiblemente emocionada.
- ¡Estoy embarazada de un mes y medio, mamá, papá! ¡Vais
a ser abuelos!...
-¿De verdad? - Exclamó su madre abriendo la boca con
un rictus claro de alegría. Sin tardar ni un instante se abrazó a Diamante a la
par que chillaba de contenta. - ¡Ay, mi niña!... ¿has oído cariño?, ¡vamos a
ser abuelos, abuelos!..
- Es la noticia más maravillosa que hayamos tenido
en mucho tiempo,- convino él con júbilo. - Desde que naciste tú o cuando
supimos que retornasteis ¡No puedo creerlo! ¡Hace nada te tenía en mis brazos y
ahora vas a ser madre!
- Nos gustaría mucho que vinierais a visitarnos para
celebrarlo. - Les comentó Leval observando a sus suegros con una amplia sonrisa.-
-¡Claro que sí!,- repuso Esmeralda que quiso saber
llena de entusiasmo. - ¿Se lo habéis dicho a tus padres, Leval?
- Ahora mismo lo haremos, - le contestó él. - Voy a
comunicar con ellos.
- Date prisa en decírselo - le pidió Diamante. -
Nosotros vamos a preparar las maletas...hasta dentro de un par de días, hijos -
y tanto él como su esposa se despidieron cortando la comunicación. -
En
la casa de los padres de Amatista desde luego se respiraba felicidad. Esmeralda
y Diamante se abrazaban llenos de dicha.
-¡Nuestra hija va a ser madre! -Podía apenas decir
la veterana diseñadora, con evidente emoción.-Nos necesitará a su lado.
-Bueno, aunque tiene a su marido con ella. Pero en
este caso, no diré que no tienes razón, cariño. Pediré un permiso a Ian.
-Claro que sí. Y yo dejaré instrucciones en la
central. – Añadió su esposa, quien una vez más, no pasó por alto su faceta como
empresaria al agregar.- De paso, miraré cómo está progresando la urbanización de
Bios. ¿Quién sabe? Podría ir comprando un terreno para la primera sucursal de
Modas Deveraux allí.
-Tú siempre con tu cabecita llena de planes.- Sonrió
Diamante en tanto la abrazaba una vez más.-
-Nunca se debe dejar escapar una buena oportunidad
de negocio. Y si además, vamos a visitar a nuestra hija, muchísimo mejor.-
Afirmó ella, realmente eufórica.-
-Lo mismo digo. También tengo curiosidad por ver ese
planeta. – Admitió su marido.-
-Se lo tenemos que contar a tu hermano Zafiro, y a
Petz y...- Comentó la diseñadora.-
-Ten calma, cariño. Mejor esperemos a que sea Leval quien
se lo cuente a sus padres. Supongo que, igual que a nuestra hija, a él le hará
mucha ilusión darles la noticia a Roy y a Bertie.
Su
esposa asintió sonriente, aunque eso sí, le respondió.
-Sé de alguien a quien creo que podemos contárselo y
que guardará el secreto…
Y en eso Diamante estuvo de acuerdo. Entre tanto, en
Bios, el muchacho no esperó, nada más terminar con la familia de Amatista,
llamó a los suyos, fue Kerria quien se puso.
-¿Hola?- Saludó desde la casa de sus padres en Nueva
York.-
Al
principio la imagen no salía, por fortuna, al cabo de unos segundos se
estableció la conexión sin problemas.
-¡Leval!- Exclamó llena de alegría.
-Hola Ky.- Sonrió él, en tanto Amatista se acercaba
para salir en el rango de la imagen.-
-Tist,.. Añadió Kerria.- ¿Qué tal todo por Bios?..
-De maravilla.- Respondió su cuñada.- ¿Podrías
avisar a tus padres, por favor?
De nuevo la espera de minutos. La hermana de Leval miró
a su interlocutora y sonrió feliz, ya
intuía el porqué de la llamada. Ella sonrió también para confirmarle su
presentimiento solamente con un asentimiento de cabeza y entre tanto, Roy y
Beruche llegaron ante la cámara del vídeo teléfono.
-¿Qué tal chicos? ¿Qué os contáis?- saludó jovialmente
Roy. -
- Voy al grano o charlamos un rato,- preguntó su
hijo distendidamente. -
-Hijo, si tienes algo que decir, dínoslo enseguida,
por favor.- Le pidió Beruche que parecía preocuparse pese a todo. - ¿Es algo
malo?
- Bueno,- repuso Leval que mantuvo la seriedad por
esta vez. - Depende de cómo lo pienses...
- Mis padres ya lo saben. Espero que podamos contar
con vosotros también.- Añadió Amatista con ese mismo toque de misterio. -
-¡Conmigo seguro! -. Afirmó Kerria llena de ilusión.
-
-¿Para qué?- terció Roy algo serio ahora al no
comprender ese comentario de su hija. -
- Bueno, papá- respondió Leval con una sonrisita
maliciosa para sacarles al fin de aquella intriga. -Pues para cuidar al nieto
cuando nos vayamos de juerga Amatista y yo...
Roy
y Beruche se miraron atónitos mientras Kerria se reía. Al fin él le dijo a su
hijo cuando asimiló el comentario de éste.
-¿Cómo?...pero eso significa...
-¡Estoy embarazada, de algo más de un mes!,- le
confirmó una radiante Amatista ofreciéndoles. -Nos gustaría que vinieseis a vernos,
mis padres van a venir.
-¡Oh, Roy!, ¿has oído? - Exclamó Bertie
alborozada al igual que lo hiciera su
consuegra cuando afirmó. - Nuestro hijo va a ser padre, tú y yo seremos
abuelos.
- ¡Y yo voy a ser tía! - Añadió orgullosamente
Kerria que se dirigió a su hermano con mucho cariño. - Leval tengo muchas ganas
de abrazaros.
- Pues ya sabéis, os esperamos aquí. - Sonrió el
interpelado. -
- Hijo,- le respondió su padre. - Estaremos ahí lo
antes posible. Ahora mismo nos ponemos a hacer las maletas, hasta pronto.
Roy y Beruche eufóricos se abrazaban con su hija. Leval,
visiblemente feliz al presenciar esa escena, les despidió y cortó la
comunicación.
- Bueno - suspiró él que asió de la mano a Amatista
ofreciéndole de forma entusiasta. - Cariño,
esto debemos celebrarlo por todo lo alto, te invito a cenar.
- Sí, me apetece mucho, la verdad es que con tantas
emociones no he comido apenas nada.- Admitió ella. -
- Y ha sido culpa mía. Lo lamento mucho, fui un
estúpido – se disculpó nuevamente él acariciando las mejillas de su esposa con
tono serio para afirmar de forma culpable. – Te juro que jamás volveré a
dejarme cegar de esta manera. Debí pensar primero en ti.
- Olvídalo, por favor – le pidió ella, mucho más
tranquila que antes, devolviéndole la caricia para agregar. – También fue culpa
mía, no supe comprenderte. Pero para mí lo más importante eres tú, no quiero
perderte. Y ahora además está nuestro niño
- O niña – le sonrió él que posó suavemente una de
sus manos sobre el vientre de la muchacha para añadir. – Sea lo que sea quiero
ser el mejor padre del mundo para este bebé.
- Lo serás. – Afirmó su esposa convencida, sonriendo
ahora de forma radiante. – De eso estoy totalmente segura.
El
muchacho no pudo evitar pensar que su mujer lucía más hermosa que nunca. La
besó con delicadeza y ella se dejó llevar. Así ambos cerraron definitivamente
aquella herida producida en su primera discusión matrimonial. ¡Desde luego no
había una mejor manera de hacerlo! Amatista estaba emocionada, ilusionada,
nerviosa y por qué no decirlo, asustada. Aquella era una enorme responsabilidad.
Mucho mayor que cualquier otra a la que se hubiese enfrentado. Por su parte
Leval sentía algo similar y se prometió de nuevo que nunca más pondría en
riesgo las vidas de sus seres más queridos. La lección que había aprendido
luchando contra esos dioses no había podido ser más clara y rotunda. El orgullo
no era buen consejero. Aunque eso ya había quedado atrás. Besó una y otra vez a
su esposa que había recuperado también su semblante alegre. Y con el ánimo
pletórico de ilusiones y esperanzas en aquel futuro bebé, mientras los dioses
les seguían observando muy interesados. Oyendo de fondo una canción que
Amatista puso y que le cantaba a su ahora muy feliz y emocionado esposo que la
abrazaba dejándose acariciar por ella…
Eres la luz, eres la noche
Eres el color de mi sangre
Eres la cura, eres el dolor
Eres la única cosa que quiero tocar
Nunca supe que podía significar tanto, tanto
Eres el miedo, no me importa
Porque nunca he estado tan feliz
Sígueme a la oscuridad
Déjame llevarte más allá de nuestros satélites
Puedes ver el mundo que has traído a la vida, a la vida
Así que ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Tócame como lo haces, tó-tó-tócame como lo haces
¿A qué esperas?
Apareciendo, desapareciendo
En el borde del paraíso
Cada pulgada de tu piel es un santo grial que debo encontrar
Sólo tú puedes prender mi corazón en llamas, en llamas
Eres el color de mi sangre
Eres la cura, eres el dolor
Eres la única cosa que quiero tocar
Nunca supe que podía significar tanto, tanto
Eres el miedo, no me importa
Porque nunca he estado tan feliz
Sígueme a la oscuridad
Déjame llevarte más allá de nuestros satélites
Puedes ver el mundo que has traído a la vida, a la vida
Así que ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Tócame como lo haces, tó-tó-tócame como lo haces
¿A qué esperas?
Apareciendo, desapareciendo
En el borde del paraíso
Cada pulgada de tu piel es un santo grial que debo encontrar
Sólo tú puedes prender mi corazón en llamas, en llamas
Sí, dejaré que marques el ritmo
Porque yo no pienso con claridad
Mi cabeza está dando vueltas y ya no veo claramente
¿A qué esperas?
Así que ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Tócame como lo haces, tó-tó-tócame como lo haces
¿A qué esperas?
Así que ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Tócame como lo haces, tó-tó-tócame como lo haces
¿A qué esperas?
Dejaré que marques el ritmo
Porque yo no pienso con claridad
Mi cabeza está dando vueltas y ya no veo claramente
¿A qué esperas?
Así que ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Tócame como lo haces, tó-tó-tócame como lo haces
¿A qué esperas?
Así que ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Tócame como lo haces, tó-tó-tócame como lo haces
¿A qué esperas?
(Love
me like you do. Ellie Goulding, crédito al autor)
-¡Qué extraña es la naturaleza humana!- Se
sorprendió Dialen mesándose la barbilla. –
-Yo no lo comprendo. – Convino Zoen – Pero sin
embargo siento algo extraño…Esas dos criaturas… ¿Qué están haciendo? Esos
sonidos que ella emite son poderosos y al tiempo muy suaves y hermosos…
-No lo sé.- Se encogió de hombros Buruk, que ahora
agregó.- Ahora me alegro de no haberles destruido. Son más interesantes de lo
que pensaba…
-Supongo que sí han sido elegidos por algo será. –
Aseveró Dialen. –
-¡Pues yo quiero saberlo! – Terció Soa con visible
curiosidad, exponiendo con su entusiasmo habitual. – Eso de los hijos tiene que
ser muy importante. La divertida criatura del pelo amarillo brillante se ha puesto
muy contenta cuando la otra criatura de pelo amarillo que no brilla se lo ha
dicho.
-Ten cuidado. Nos han dado instrucciones muy claras
de no poner en peligro a esos seres.- le recordó Dialen con una mezcla de
admonición e inquietud.-
-No les voy a hacer nada malo. ¿Preguntar no es
molestar, a que no?- Exclamó con voz chillona.-
Y sin más desapareció dispuesta a enterarse, dejando
al resto de sus compañeros intrigados acerca de aquellas peculiares criaturas humanas.
Entre tanto, en la Luna Nueva, contactaron con Serenity al fin vía holo pantalla.
La soberana se ocupó de tranquilizar al resto
declarando a preguntas de su
hija.
-Todo se ha solucionado. Mis fuentes son de total
confianza. Todavía no nos toca intervenir, al menos en ese asunto.
-Lo celebro.- Suspiró Neherenia con visible alivio.-
-Majestad.- Inquirió entonces Doran.- En lo relativo
a mi planeta…
Ahí
el gesto de su contertulia sí que se entristeció. No dejo terminar al saiyajin
para declarar consternada.
-Es una dura prueba la que deben pasar en tu mundo,
pero confía en mí. Saldréis airosos de ella. Tengo fe en tu pueblo y en los
tuyos.
-Agradezco vuestras palabras de apoyo. Pero, la
princesa Seren debe ser informada, Señora.- Dijo entonces el embajador.-
-La princesa está atada por un juramento de lealtad
como una de mis guardianas y no debe intervenir en los asuntos de Nuevo
Vegeta.- Sentenció Serenity.-
Doran
escuchó aquello con incredulidad. Apenas se rehízo de su sorpresa pudo objetar.
-Con el debido respeto, Majestad. Conozco bien los
términos del pacto que suscribisteis con mis soberanos. En él se refería lo que
habéis dicho, pero también que la lealtad de la princesa siempre sería
prioritaria hacia nuestro mundo. En caso de conflicto, su sangre y sus
obligaciones de saiyajin prevalecerían sobre cualquier otro acatamiento o
juramento hecho a extraños.
Aquello
dejó sin habla a quienes rodeaban al embajador. Chibiusa y sus guardianas se
miraban envaradas. Estaban asistiendo en primera fila al posible inicio de una
ruptura diplomática con sus aliados. Neherenia tampoco sabía que decir. De
todos modos no era parte implicada, al menos de manera directa. Finalmente,
Serenity fue capaz de replicar haciendo uso de su amabilidad y paciencia.
-Embajador, podéis confiar en mí si os digo que no
hay conflicto en este caso.
-Lo veo difícil, Señora. Estamos hablando de la
defensa de mi planeta. De una posible guerra civil. Mis soberanos me han
ordenado permanecer aquí hasta ser requerido. Y veo como mi imperiosa obligación
el informar a la princesa de la gravedad de la situación. Debéis hacedlo vos o
tendré que buscarla y hacedlo yo mismo…ella decidirá.
-Escuchad, embajador.- Terció ahora Chibiusa con
tono entre contenido y algo molesto.- Si mi madre os asegura que no hay
conflicto de intereses es que no lo hay.
-Lo lamento, Alteza. Eso no me basta como garantía.
No es que no fie de la palabra de su Majestad, es que ella podría equivocarse,
y no puedo correr ese riesgo. - Replicó él quien no queriendo proseguir aquella
discusión por el bien de la diplomacia, se excusó.- Con vuestro permiso.
Majestades, Alteza, quisiera retirarme.
-Por supuesto.- Convino Neherenia.- Gracias por
acudir, embajador…
Pero
Doran no respondió, se marchó deprisa, sin dignarse ni en mirar a la pantalla.
Aquello desde luego no sentó nada bien a las asteroides ni a Chibiusa, aunque
Serenity, más comedida, declaró…
-Dejadle. Hace lo que debe en interés de su pueblo.
Le comprendo. Además, se ve que es hijo de Seira, tiene su mismo carácter. Pero
es fundamental que no hable con Seren. No todavía. Por ello, Nehie, te pido un
favor. Trata de retenerle en la Luna. Habla con él. A ti sé que te escuchará…
-No estoy tan segura de eso, pero haré lo que sea
por ayudar.- Se ofreció la soberana de la Luna Nueva.-
-Me parece que ha sido bastante grosero, nos ha
hecho un desplante por no decir una ofensa al no creerte.- Comentó Chibiusa con
desaprobación y evidente malestar.-
-Olvida eso.- Le pidió su madre.- Ante todo debemos
permanecer unidos, estas crisis se superará, pero quizás, algún día tengamos
que afrontar a un peligroso enemigo todos juntos. No podemos romper nuestras
alianzas.
Su
hija y las asteroides asintieron, aunque no quisieron preguntar a qué peligroso
enemigo podría estar refiriéndose la soberana. Ésta se despidió cortando la
comunicación. Al poco le llegó otro mensaje, en esta ocasión de la Tierra. Al
menos ahora sí que sonrió al ver el radiante rostro de Esmeralda que, sin darle
tiempo ni a saludar, exclamó
-¡Usagi-chan! Mi hija está esperando un bebé. Como la
tomaste como ahijada pensé que mi obligación era decírtelo. Solamente te pido
que no se lo cuentes a nadie aun. Mi yerno va a hablar con sus padres para darles
la noticia.
-Me alegro mucho por todos vosotros.- Sonrió la interpelada,
afirmando de seguido.- No te preocupes, quedará entre nosotras hasta que lo
hagáis público.
-Vamos a viajar a Bios a verles. Diamante y yo
estamos muy ilusionados.
-Es natural, dadles un fuerte abrazo de parte mía,
de Mamo-chan y del resto.- Le pidió Usagi.-
Su
contertulia asintió, queriendo saber a su vez.
-¿Qué tal te va todo trabajando para Ian?
-¡Oh! Muy bien, es un jefe bastante comprensivo.-
Afirmó ella.- Aunque ya sabes, lo más duro de este trabajo no está precisamente
en escribir informes para él, ni en darle cifras de resultados.
-Lo comprendo.- Asintió Esmeralda que no era ajena a
lo que realmente hacía su interlocutora, por ello quiso saber.- ¿Va todo bien
por ahí? Ya me entiendes.
-Sí, claro, todo va perfectamente por ahora. Nada
que no hayamos podido ir solucionando.
-Si necesitas cualquier cosa, no dudes en llamarnos.-
Se ofreció la diseñadora.-
-Por supuesto.- Sonrió Usagi una vez más, comentando
con ese tono entre pícaro y apurado que a veces todavía era capaz de emplear
como en sus mejores tiempos de estudiante de secundaria.- No digo que un
maravilloso vestido nuevo de la colección Deveraux no me viniese mal para
asistir al bautizo de tu nieto o nieta. Espero poder hacerlo si ninguna tarea
urgente me retiene aquí, claro está.- Remachó ahora con más prudencia.-
-Dalo por hecho cuando llegue la ocasión.- Le
prometió Esmeralda.- Ahora te dejo, tenemos que ponernos con el equipaje. Un
abrazo para todos.
Usagi
asintió, desconectando la pantalla.
-Bueno, espero que, cuando ese feliz momento llegue,
todo esté solucionado. Esta es una gran noticia, la que tanto habíamos estado
aguardando.- Reflexionó la soberana.-
Por
su parte Esmeralda desconectó a su vez y dirigiéndose a la sala contigua se
reunió con su marido.
-¿Ya se lo has dicho?- Se interesó él.-
-Sí.- Repuso su esposa con tono más meditabundo e incluso
algo concernido al añadir.- Pero la he notado preocupada. No ha querido que yo
lo viera en su cara pero aun así. Algo debe de estar pasando.
-Bueno, si no te ha dicho nada en concreto, será lo
normal. Con sus responsabilidades tendrá muchas cosas que hacer.- Opinó Diamante.-
-Eso será.- Convino ella que no obstante no parecía
demasiado convencida de eso.-
Sin embargo, no quería empañar la alegría que tenía
por la noticia que su hija y su yerno les habían dado. De modo que dejó estar
aquello y se dispuso a preparar sus maletas. Entre tanto, en la Luna Nueva, al
cabo de un rato la princesa y sus guardianas se despidieron de Neherenia.
-Contamos contigo, procura hacer entrar en razón a
Doran.- Le pidió Chibiusa.-
-Haré lo posible.-
Le prometió ella.-
Aunque la reina de la Luna Nueva podía
comprender al embajador saiyajin. Él se debía a sus soberanos y a su pueblo. Y
Seren en efecto era una princesa de su mundo. Pretender mantenerla en la
ignorancia de los graves asuntos que allí ocurrían era casi un imposible. De
todos modos, trataría de persuadir a Doran para que le diera la noticia a su
princesa lo más tarde posible, a fin de que Serenity y Endimión tuvieran
tiempo.
-Aunque no sé…-Reflexionaba
Neherenia sin comprender.- ¿Tiempo para qué? Ellos mismos han dicho que no
pueden intervenir en eso…
-Cuídate, Nehie.- Le
pidió Sailor Ceres, sacándola de esos pensamientos.-
-Hasta pronto.- Se
despidió Sailor Palas.-
-Esperamos volver a
verte pronto.- Añadió Sailor Juno.-
-Si nos necesitas,
llámanos.- Remachó Sailor Vesta.-
-No os preocupéis,
lo haré. -Les aseguró la soberana.-
-Adiós…y por
favor. Haz cuanto puedas con Doran.- Le pidió la hija de Serenity y Endimión.-
-Lo intentaré.
Buen viaje.- Las despidió Neherenia.-
Y las cuatro asteroides se dieron las manos junto
con su princesa. Con la palabra de su amiga como garantía, Chibiusa asintió
ordenando la tele portación, así las cinco desaparecieron para volver a su casa
en el futuro. Les quedaban todavía muchas cosas por hacer y otros serios asuntos
allí de los que ocuparse…
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