martes, 8 de marzo de 2011

GWT 11.163. Leval se enfrenta a nuevos retos


Al día siguiente Leval, puntual como era su costumbre, se dirigió al cuartel general instalado en Bios. Allí fue ascendido y trasladado de ejército. Ya como teniente coronel fue requerido a la presencia del General Strips, el jefe del destacamento militar del planeta. Leval entró y saludó marcialmente, el general le indicó descanso. Miró a su alrededor. El despacho más bien parecía una sala de juntas, allí había varias personas, algunos eran civiles que se presentaron como importantes cargos políticos de la administración del planeta. Sin muchos preámbulos el general puso a su nuevo oficial al corriente.



- Bienvenido, coronel Malden. Le he hecho venir  porque conozco su excelente hoja de servicios. Es usted el nuevo jefe de vuelo de la base uno. Pero, además de esa función, le hemos elegido para el cargo de jefe de seguridad para las fronteras de la ciudad.

- No comprendo, señor... ¿fronteras?,- dijo Leval atónito para preguntar- ¿Fronteras respecto de quién?..

- No son unas fronteras convencionales, verá usted.- Strips carraspeó e hizo una pausa para tomar aire, lo soltó lentamente, como si lo siguiente que fuese a comentar fuera fácil de comprender pero difícil de explicar y prosiguió. - Bios fue creado como un planeta nuevo y perfecto, todo iba a ser natural y desde luego no se pensaban cometer los mismos errores que se han cometido en la Tierra, contaminación, pobreza, injusticias, guerras. Ya me entiende...

- Pero señor,- objetó Leval totalmente convencido del éxito. - Bios es perfecto en todas esas materias, eso está conseguido...

- No es tan sencillo como parece, coronel.- Le rebatió el general. - Usted y la mayoría de la población no lo saben, pero en Bios se controlan férreamente las llegadas al planeta. Como sí que sabrá, para venir aquí se debe contar con un permiso de la Tierra y el billete además es muy caro.

- Sí, señor. Demasiado para la actual tecnología. Ahora los viajes podrían ser mucho más asequibles, además de haber ganado en rapidez. – reconoció su interlocutor. –



            Él recordaba como en la época de su llegada a ese mundo tardaron  más de  un año. Aunque claro, tuvieron que combatir durante el trayecto y muchas veces iban sin rumbo claro. Ahora, curiosamente, desde la Tierra hasta el agujero de gusano sito cerca de Júpiter, apenas se tardaban unos seis días. Y después, hasta Bios otros seis o siete más o menos. Si a eso le añadían el recorrido hasta Nature, solamente se agregaban diez días más.



-Podemos ir incluso desde la Tierra a Nature y regresar en menos de mes y medio, Señor. El precio del pasaje podría ser reducido de un modo considerable. - Expuso él.-



            Los allí presentes intercambiaron algunas miradas pero no dijeron nada. Fue Strips quien tomando la palabra de nuevo, le inquirió a su subordinado.



- Y ¿no comprende usted por qué se hace eso?



            Leval negó con la cabeza para replicar.



- No es un problema de plazas, podrían fletarse muchas más naves y saldría rentable. Más si cabe con los avances tecnológicos que han posibilitado esa reducción de tiempo del viaje. - Adujo agudamente éste. -



            El general asintió conviniendo en eso. Entonces intervino un individuo llamado Tert, era uno de los dirigentes del planeta, incluso había formado un partido político que tenía una creciente influéncia. Fue él quien le contestó a Leval.



-  Eso se ha hecho para evitar que gente indeseable venga a Bios. No queremos que nuestro bello mundo se vea empañado por la mismas problemáticas que dejamos atrás en la Tierra. Para eso hemos de cerrar la emigración desde el planeta madre  y la mejor manera de hacerlo es esa. Discriminando por precios.

- Pero, que yo sepa, la población de Bios aun es ínfima.- Opuso Leval que, calculando de modo aproximado añadió. - No seremos más de unos cuatro millones de personas en todo el Planeta.

- Está usted un poco atrasado en ese aspecto,- sonrió Tert agregando con tono de suficiencia. - La población de Bios, según los resultados del último censo de hace tan sólo seis meses, se eleva ya a seis millones de personas. Y sube con rapidez. Se calcula que, para dentro de dos años, se superarán con toda seguridad los diez millones.

- No creí que fuesemos ya tantos, pero aun así, para un planeta como éste es un porcentaje ridículo. - Siguió afirmando el nuevo coronel que comentó. - Este mundo tiene un clima en su mayor parte templado, unos terrenos muy aptos para el cultivo. La masa vegetal se ha extendido bastante, nuestros lagos, mares y océanos cubren casi el sesenta por ciento del planeta. Aunque no sea como en la Tierra, es más que suficiente.

- Vaya, celebro verle tan documentado sobre Bios, coronel. – Aprobó Tert. –

- Mi esposa, la doctora Amatista Malden Lassart, es una de las responsables del ecosistema y la sostenibilidad medioambiental de este planeta, señor.- Le comentó con orgullo su interlocutor.-

- Pues mejor todavía nos lo pone. - Sentenció Strips ahora para declarar – Todo lo que usted ha citado es un patrimonio que nos ha costado mucho obtener a costa de gran trabajo y dificultad. Como, sin ir más lejos, la labor de su esposa. Por ello debe preservarse a toda costa. Por ello, no será fácil arribar a este mundo.

-Bueno, hasta ahora no ha sido así que yo sepa.- Dijo Leval quizás algo perdido pese a todo.- Cada vez que alguien de mi familia ha querido venir aquí no ha tenido problemas. No entiendo por que otras personas habrían de tenerlos.

           

El resto de los presentes se miró con evidente desconcierto, aunque no dijeron nada. Fue Strips quién le respondió de modo ligeramente condescendiente.



-Verá coronel, para eso hay al menos dos razones. De momento, aquellos que viajan como turistas obtienen un visado y permisos de estancia no mayores de treinta días. En el caso de personas de su vínculo familiar que hayan venido a verle a usted u otros parientes, les sucede como al resto. Se tramita todo sin mayor problema. Otra cosa bien distinta es cuando alguien desea emigrar desde la Tierra de modo permanente. Entonces sí que las condiciones son mucho más severas…

-Eso puedo comprenderlo en parte, señor. - Repuso el joven que sin embargo, quiso saber.- Pero usted ha citado dos razones. ¿Cuál sería la segunda?...



            Aquí tanto el general como las autoridades civiles se sonrieron y fue Tert quién le replicó de forma entre cordial y displicente.



-Es una razón obvia…coronel… ustedes son parte fundacional de este planeta y no ignoramos los grandes servicios que han prestado a Bios y a la Tierra. En el caso de sus familiares y amigos jamás existirá ningún impedimento para que vengan a establecerse este mundo. Es más, lo consideraremos un honor y unas magníficas adquisiciones. Eso reza para cualquiera que pueda aportar algo de valor, ya sea sus capacidades, trabajo o patrimonio. Bios será disfrutado por aquellos y aquellas que merezcan vivir en Bios. Ese es el lema que queremos popularizar.



            Aquello no le gustó demasiado a Leval, por supuesto que agradecía esas deferencias, pero no le parecía justo. Su superior, el general Strips, casi pareció adivinar aquello cuando afirmó.



-Ustedes han hecho méritos más que sobrados. Se han ganado cualquier tipo de privilegio. Tenemos informes de sus familias que lo avalan desde hace ya bastantes años.

-Sin embargo, no creo que haga falta establecer un filtro tan severo. Este planeta es muy grande, se tardarían siglos en tener exceso de población. Es más, necesitamos que ésta siga aumentando para avanzar en su desarrollo. Cuantas más personas dispuestas a labrarse un futuro mejor, más crecerá y prosperará este mundo. - Argumentó él. -



            Entonces otro individuo llamado O´ Halis intervino explicándole a Leval, mientras miraba unos papeles en un portafolios.



- No es todo tan bucólico como usted cree coronel, tenemos desde hace un par de años un problema en la Tierra. Hay un movimiento activista que denuncia la falta de oportunidades para vivir en nuestro planeta. "Un Mundo Prohibido" o" Bios paraíso para ricos" dicen en sus proclamas. En suma, pretenden lograr una emigración masiva que descargue a la Tierra y pueble por completo este planeta y también el mundo de Nature, trayendo a cualquiera. ¿Se imagina usted? ¡Destrozarían nuestro mundo, lo convertirían en una segunda Tierra! No, ¡ni hablar!, debemos negarnos categóricamente a eso...

- Bueno, señor.- Respondió Leval con tono comprensivo, recordando lo que ya le contaran su prima Idina e incluso Mazoui, años atrás. - Quizá esa gente sólo pretende mejorar su calidad de vida, y las de las personas que viven en nuestro mundo madre. ¿Por qué no? Nadie puede culparles por ello.



Los políticos se miraron con cierta extrañeza, no parecían estar pensando en una respuesta como esa y Strips se apresuró a intervenir para tratar de aclarar aquello.



- Verán señores. Como ya les he dicho antes. El coronel Malden fue uno de los pioneros, ayudó a terraformar este mundo y es de naturaleza muy generosa y bien pensante. Cree que todo el mundo viene a aportar su talento y ayuda, como hicieron su familia y él mismo. - Les comentó afablemente a sus acompañantes civiles para dirigirse después a Leval con un tono también amable pero teñido de inquietud. – Lamentablemente no sería así. Usted no imagina los problemas que se crearían. Los recursos de este mundo poco a poco van creciendo y, por ahora, hay de sobra para la población. Nosotros tan sólo pretendemos que siga siendo de esa forma. Queremos un lugar limpio y puro para nuestros hijos. ¿Tiene usted hijos, coronel?- Preguntó el general con mucha cortesía. -

- Sí señor, dos…- respondió Leval con un evidente tinte de satisfacción. -Un niño y una niña, de trece y ocho años.

- Entonces, como cualquier padre, querrá legarles a sus vástagos un mundo maravilloso para el día de mañana. En el que puedan alcanzar la felicidad que merecen. - Le contestó Tert con un tinte algo pedante. –



Por supuesto el interpelado asintió. ¡Claro que lo deseaba! Por ese motivo entre otros habían luchado tanto él, su mujer y tantos amigos y compañeros.



- Esa es la razón por la que estamos todos aquí. Supongo que usted también. – Terció Strips que cuando vio el asentimiento de su subordinado, sonrió exclamando con tono más efectista. - ¡Cómo toda nuestra comunidad! ¡Ese es el propósito que nos guía!, no piense en absoluto que estos caballeros y yo obramos por motivos egoístas, todo lo contrario. Tal y como le he dicho antes, le aseguro que, cualquiera con merecimientos y que venga a aportar su trabajo y su saber en beneficio del planeta, será siempre muy bien recibido.

- Totalmente de acuerdo - remachó Tert - Lo que sucede es que no queremos que venga aquí cualquiera, sin recursos, ni educación y se dedique a mendigar, a robar, a traer drogas y cosas así que destruyan la ilusión que, con tanto esfuerzo, hemos creado de vivir aquí.

- Tenemos la intención.- Añadió O´ Halis con un tono confidencial - de conseguir la autonomía para Bios. No inmediatamente, sino dentro de unos años. Actualmente somos prácticamente autosuficientes de la Tierra y dentro de nada con nuestro potencial agrícola y técnico podremos incluso exportar más de lo que importamos. Todo eso unido a las plantas de recursos técnicos y a los grandes profesionales que viven en este mundo, incluidos por ejemplo usted y su esposa, nos da una oportunidad única que podría materializarse para dentro de unos pocos años. Ahora estamos trabajando para captar inversiones de prominentes ciudadanos y personas que, como nosotros, entienden la importancia de este proyecto. ¿Comprende usted? ¡Un planeta independiente! Libre para regir sus destinos. Ni tan siquiera tendríamos soberanos como aceptan en la Tierra.



            Leval se vio totalmente tomado por sorpresa. ¿Qué demonios le estaba planteando ese tipo? Una especie de independencia. ¿Para qué? Y renegar de los reyes de la Tierra, que, a parte de su ayuda para salvar el mundo, eran grandes amigos de sus padres y del resto de sus tíos y tías. No acababa de verlo claro y pudo contestar eso sí, con mucho tacto.



- Pero, no creo que eso sea necesario. Bueno, pienso que desde la misma Tierra se ha evitado hasta ahora una emigración masiva que ponga en peligro la seguridad de este planeta.

- Como ya le he dicho - repuso nuevamente Strips - en la Tierra, esa alternativa de emigración masiva gana cada vez más adeptos. Usted estará informado acerca de las proyecciones estadísticas en nuestro mundo madre.



            El chico asintió, hacía años que pudo charlar con su suegro y con su padre de ese tema y ambos le pusieron al corriente.



-Sí, señor. La esperanza de vida en el planeta ha aumentado en más de tres años desde el día de la Salvación.- Admitió él.-



            Así era recordado ese histórico momento en el que las fuerzas combinadas de Serenity, su hija la princesa Usagi Chiba, la reina Neherenia y el padre y el tío del propio Leval, unidas a las energías de los demás. Y, por supuesto, aquella increíble trasformación de Amatista, lograron rechazar a los seres del olvido. Lo de su esposa esos tipos, al igual que el resto del mundo, afortunadamente lo desconocían. Sin embargo, estaba claro que el poder del sagrado cristal de Plata estaba provocando esa mejoría en las expectativas de vida de la población mundial. Desgraciadamente, tal y como los expertos de la Masters Corporation y de la ONU predijeron, aquello no se aplicaba a los recursos alimenticios, ni combustibles ni sobre todo, a las ambiciones de muchos.



-Tenga usted en cuanta coronel, que la Tierra ya contaba con una super población alarmante incluso antes de la aparición de esos, llamémosles soberanos.- Replicó O´Hallis quien ayudándose de una Tablet, proyectó una serie de datos estadísticos en la pantalla del despacho, enumerando de forma inexorable.-  Poco antes del dos mil quince se alcanzaron los siete mil millones de habitantes. Para el dos mil veinticuatro ya había más de ocho mil millones. En esas proyecciones se indicaba que estaríamos cerca de los nueve mil millones para dos mil treinta y siete.

-Sí, son estadísticas de domino público.- Comentó el joven coronel sin sorprenderse demasiado, percatándose de la página web a la que pertenecían. http://poblacion.population.city/world/.-

-Lo que usted desconoce es que en la Tierra, ya se han superado esos nueve mil millones de habitantes.- Le informó Tert con tono inquieto.- Precisamente por el efecto que la venida de Serenity y Endimión ha tenido en cuanto a la longevidad de la población.

-Sí, claro, comprendo que eso supondrá un impacto sobre los recursos de la Tierra mayor incluso del esperado.- Tuvo que admitir Leval.-

-Entonces no tengo que explicarle mucho más.- Afirmó su superior, relatando de seguido.- Esos adeptos votan y cuando sean mayoría ,que si siguen así en breve lo serán, pedirán a la Tierra que abra nuestras fronteras para descargarse de parte de ese excedente. Debemos evitar eso y la mejor manera de hacerlo es convertirnos en un planeta autónomo, dictar nuestras propias leyes y admitir sólo a quien pueda ser provechoso para nuestro mundo.

-¿Pretenden llevar a cabo un proyecto como el de EE.UU en los primeros años del siglo veinte?... ¿una Isla de Ellis planetaria? ¿Una especie de control de paso para descartar a los que no reúnan las condiciones adecuadas?  - Pudo decir Leval anonadado para sentenciar casi para sí. – Claro, ahora veo el sentido…una patrulla especial para evitar llegadas no autorizadas y filtrar el acceso a Bios.

- Es un hombre inteligente, coronel- sonrió O´ Halis añadiendo con satisfacción. -No nos hemos equivocado con usted...

- Pero, las cosas no están tan mal en la Tierra.- Rebatió Leval quitándole gravedad al asunto, y apoyando sus palabras al recordar.  -Yo estuve hace algunos años visitando a mis padres y todo estaba muy bien. Nadie protestaba. Bueno, me comentaron que ese movimiento existía, pero tampoco se logró significar en demasía después de todo.

- Me temo que usted solamente ha visto el lado más amable.- Contestó Tert ahora con expresión consternada, para añadir de modo más cordial.  –Como ya se podrá imaginar y le hemos comentado anteriormente, hemos hecho nuestros deberes. Tenemos informes sobre usted y su familia. Su padre un famoso ex jugador de baloncesto, su madre directora de un prestigioso instituto. Su hermana, una antigua artista de la canción muy conocida, además es abogado y de una gran reputación a la hora de defender a personas de llamémoslas, minorías activistas. En suma, pertenece usted a la clase alta. Sus suegros, una ex modelo y diseñadora famosa a nivel mundial y un importante ejecutivo y científico de la Masters Corp...Y responsable en gran parte del éxito de este proyecto. Usted y su familia son muy ricos y con muy buenas relaciones, incluso con los soberanos de la Tierra y de la Luna. Aquí conocemos además sus extraordinarias facultades y sus encomiables servicios al planeta...

- Tiene usted un futuro muy brillante, coronel.- Añadió animosamente Strips. - Llegará a ser alguien muy importante en este mundo, no lo dude. Quién sabe si un día incluso podría presentarse a un hipotético cargo de presidente de este planeta. Y seguramente le votarían. Por eso, entre otras cosas, le queremos a usted para ese puesto.

- Se lo agradezco mucho. Pero, sólo soy teniente coronel - objetó modestamente Leval. – De seguro que hay oficiales de más alto rango que yo para esta tarea...



Sus interlocutores se miraron esbozando tenues sonrisas, parecían mostrarse su mutua aprobación al escuchar estas palabras. No obstante guardaron silencio dejando que fuera Strips el que contestase.



- Tiene razón, y no está usted sólo. Hay más y ahora le presentaré a uno de ellos.



Y al momento el general tocó un botón y la puerta de su despacho se abrió, un oficial entró en la sala, era un viejo conocido. Leval no podía creer que fuese él y antes de que pudiera reaccionar, Strips añadió.



- Tengo entendido que ustedes fueron compañeros. Teniente Coronel Malden, aquí está el Coronel Cedric Logan.

- Sólo Teniente Coronel por ahora, señor....- declaró Logan ofreciendo su mano al sorprendido Leval para añadir con tono cordial. - Me alegro de verte, de verdad, confío en que ahora podremos llevarnos bien.-



El aludido vaciló en estrechar su mano pero al fin lo hizo dejándose llevar por la sorpresa.



- Perfecto,- sonrió Strips con aprobación para aseverar. - Los antiguos problemas que creo tuvieron ustedes dos ya han quedado superados. Ahora son hombres maduros y oficiales experimentados. Deben trabajar juntos, en armonía para lograr nuestros comunes objetivos.

- Así es, Leval,- añadió Logan esbozando una de sus típicas sonrisas superficiales según declaraba, eso sí, con entusiasmo. - ¡Este planeta va a ser algo grande! ¿Sabes? Aquí tenemos muchos proyectos y tú entras de lleno en ellos. Al igual que Mazoui...

- No entiendo tu súbito cambio de actitud, si no recuerdo mal, pretendiste acabar con nosotros ante un tribunal...-  le recordó su interlocutor sin molestarse en ocultar que aún estaba molesto desde entonces. -

- Y lo siento mucho,- se apresuró a disculparse el interpelado con su media sonrisa. -Yo era un jovenzuelo estúpido y celoso entonces. Amatista era una chica tan bonita...compréndeme… ¿por cierto?, ¿qué tal está? ¿Sigues con ella?...

- Estamos casados y tenemos dos hijos - respondió Leval casi arrojándoselo a la cara. -

-¡Qué maravilla! - Exclamó Logan sin sentirse afectado, al menos en apariencia. -Me alegro por vosotros. Ya sé que nunca te he caído bien. Y lo comprendo. Pero he cambiado. Admito que actué mal. Mi propio padre censuró mi actitud, eso duele, para mí era un ídolo, siempre quise ser como él. Y yo fui educado en la creencia de que debía conseguir siempre lo que quisiera y siempre lo había logrado hasta que apareciste tú.

-¿Y qué has planeado?, ¿mandarme a explorar alguna galaxia remota? - Dijo Leval con un sarcástico tono evidentemente a la defensiva. -



            Logan guardó silencio como si quiera dar a entender que comprendía perfectamente esos reproches pero fue Strips el que medió con tono paciente y conciliador.



- Por favor. No sea usted injusto. El Teniente Coronel Logan fue el primero en recomendarle a usted para este puesto. Nos habló de forma admirable de sus cualidades. Yo creo que después de tantos años deberían enterrar sus diferencias.

- Si Logan ha cambiado,- respondió Leval aún con tinte desconfiado. - No veo por qué no...

- Créeme, me alegra mucho escuchar eso...- repuso éste con gesto sonriente, de nuevo, ofreciéndole una mano. Ahora en símbolo de conciliación y asegurando. – Ya lo verás, trabajando juntos haremos de este planeta un lugar mucho mejor.



Leval se la estrechó de forma algo remisa, aunque dadas las circunstancias no podía dejar que las rencillas del pasado le influenciasen. Y desde luego, la disposición de su antiguo rival era encomiable. Aunque dadas sus pasadas experiencias con él no se fiaba en absoluto de ese hipócrita. Por el momento le miraría con lupa…



- Entonces todo resuelto, caballeros - convino Tert que pidió a Strips. - General, por favor. Explíquele al coronel su misión...

- Es muy sencillo,- le comentó despreocupadamente éste. - Usted hará que sus escuadrillas patrullen el sector, tanto atmosférico como sideral del entorno del planeta. Debe impedir la llegada de naves ilegales. Por cualquier medio...

- ¿Incluso abordarlas si es necesario, señor?- intervino Leval  algo preocupado. -

- Normalmente preferiremos una solución más diplomática,- añadió O´ Halis que sin embargo no dudó en afirmar.  - Pero sí, si la situación lo requiere, por supuesto...

-No sé si eso es del todo legal, señor.- Opuso él, tratando de pensar en las leyes terrestres y la normativa del UNISON.-

-Descuide, existe el control de aduanas y zonas limítrofes aplicados a Bios.- Repuso el General, afirmando sin sombra de duda.- Para cualquier aeronave sin identificar, en previsión de posibles propósitos hostiles, estaría usted más que capacitado para proceder a su abordaje.

- De todas formas no se inquiete, eso es algo que muy raramente puede suceder. Como usted mismo mencionó, desde la Tierra los controles son muy férreos. - Trató de tranquilizarle Tert. –

-Y además.- Intervino el propio Logan.- En el caso de inmigración ilegal esas naves no suelen cumplir los estándares de seguridad, ni calidad en un vuelo reglamentario. Nuestra misión también es la de rescatar y poner a salvo a las personas que pudieran viajar en ellas.

-¿Lo ve coronel? No somos los malos de la película.- Sonrió afablemente Tert, sentenciando.- Es más, lo más importante es velar porque los derechos de cualquier ciudadano de la Tierra o de Bios, se respeten.

-Hasta ahora se ha logrado mantener un control racional de la situación, salvando incluso a bastantes de esos “pasajeros”- Remachó Strips quien sentenció de un modo que no acababa de convencer a Leval, dado que parecía estar teñido de ironía.- Ante todo la salvaguardia de los derechos humanos.



El joven oficial estaba cada vez más sorprendido, si hablaban así era porque ya debían de llevar bastante tiempo efectuando esas prácticas. Aunque prefirió callarse ya que fue ahora Logan el que tomó la palabra para explicarle con jovialidad, tal vez demasiada.



- Yo seré el oficial de enlace y mi misión será la de coordinar a tu base con las del resto del planeta, actualmente tenemos seis. Tú cubrirás el cuadrante dos del planeta, sector A. Como sabes, la zona que coincide con Vitae y sus alrededores. Es la más importante. Ya te iremos informando de lo que debas hacer, cuando llegue el momento.

- Bueno coronel, eso es todo por ahora. Puede retirarse, - le indicó afablemente Strips. - Vuelva a su casa y de la buena noticia a su esposa. Seguro que se sentirá orgullosa de usted. Por cierto, están invitados a cenar. Mañana a las nueve en el cuartel general. Cena de gala, altos oficiales y autoridades del planeta. Espero que su mujer tenga la bondad de honrarnos con su presencia.

- Gracias señor.- Contestó lacónicamente Leval que saludó y se despidió saliendo de la sala. – Se lo diré…



Una vez se marchó aquel grupo de autoridades guardó un significativo silencio. Siendo roto por el responsable civil.



-¿Podremos confiar en él?, Espero que no empiece a hacer demasiadas preguntas.- Inquirió Tert al general y a Logan, éste último respondió con una sonrisita sibilina para sentenciar. -

- De eso no se preocupen, yo me encargaré. Malden es una pieza muy importante en este engranaje…Pero únicamente sabrá lo que nosotros queramos que sepa…



            Sus interlocutores esbozaron sendas sonrisas de complacencia. Al parecer eso les bastaba. Cuando Leval volvió a casa esperó a que Amatista y los niños llegasen. Luego, tras saludar a sus hijos, habló con su mujer y le contó lo ocurrido. Al oírle ella quedó sorprendida y algo preocupada. Tal y como él pensaba, le dijo muy convencida.



- No me gusta, no me gusta nada. Y si Logan está aquí, mucho menos...

- A mí tampoco me ha hecho ninguna gracia, ¡tendrías que haberles oído!, sólo les faltó apelar a la supremacía de la raza. - Repuso su esposo con inquietud para suspirar agregando, incluso con tono molesto. – Y hablaron de mi hermana como si de una mera activista se tratara.

-¿De tu hermana?- Se sorprendió su esposa.-

-Sí, ya sabes que Ky es abogado y representa a colectivos que tradicionalmente se han visto afectados por discriminación. No solamente a gais y lesbianas o cualquier otro miembro del LGTBI, también a  inmigrantes o mujeres maltratadas…Ella, como yo, defiende que Bios podría ser un muy buen sitio para muchas personas que desean empezar una nueva vida, lejos de prejuicios o de malas experiencias de su pasado…



            Su esposa le escuchaba con atención. Siempre que ella misma había hablado con Kerria ésta le comentaba algo similar. Desde luego que ambas se admiraban mutuamente. Amatista aplaudía la labor de su cuñada en pro de tantas personas que habían sufrido injustamente el desprecio o incluso las agresiones de muchos intolerantes. Y a su vez, la hermana de su marido no se cansaba de repetir lo increíble que era Bios y como todo era debido al trabajo de personas como la propia Amatista, Satory, Sandy o el resto de los científicos y expertos que habían contribuido a ello desde los días de la terraformación. Y sobre todo estaba el cariño que mutuamente se tenían y su gran amistad. Meditó sobre eso y pudo responder a su esposo.



-Ten mucho cuidado, no te fíes en absoluto de esa gente. Y menos si Logan está entre ellos.

-Descuida, no lo haré. - Le aseguró su interlocutor para remachar.- En fin, espero que desde la Tierra no se precipiten las cosas y no se permita esto. Llamaré a Mazoui y se lo diré. Seguro que algo más que yo podrá saber acerca de este asunto. Además, hace bastante que no hablamos...

- Sí, hazlo. Quizás te cuente algo interesante de como van las cosas por allí, yo mientras se lo contaré a Sandy e Idina.- Le dijo Amatista. –

-Y en cuanto a la cena de mañana. ¿Qué les digo?- Quiso saber Leval.-

-Iré, ¡qué remedio!  Suspiró su esposa. - No quiero perjudicarte.

- ¡Oye!, Ni que fuera a ser una tortura. - Se sonrió su marido con tintes de incredulidad. -

-Si tengo que saludar a Logan puedes contar con que lo será.- Repuso Amatista.- Es de la clase de personas a la que esperas no tener que ver nunca más.



            Su esposo se encogió de hombros. Estaba totalmente de acuerdo, pero ¿Qué podía hacer él? Aunque sí que, tras pensarlo un poco, declaró apurado.



-Si es para ti algo que resulte muy incómodo te excusaré. Diré que tenías un compromiso previo.



            Amatista sonrió levemente agradeciendo aquel gesto, sin embargo, enseguida movió la cabeza para afirmar.



-Ni hablar de eso. Han pasado años, todos hemos madurado. Espero que Logan también. Sigo sin fiarme de él, pero no seré yo quien le rehúya. No tengo nada de qué avergonzarme. Ese tipo no va a dictar a donde puedo o no puedo ir con mi marido.



Leval se lo agradeció con un beso en los labios. La pequeña Maray entró en el salón entonces haciendo que la conversación entre sus progenitores finalizase. Enseguida abrazó a su padre y se fijó en los distintivos de su pechera, cuatro barras rectangulares en aquel nuevo uniforme, en lugar de las tres que antes llevaba.



- ¡Qué bien, te han ascendido, papi! - Exclamó la niña visiblemente contenta.-

-Así es cariño.- Replicó él ante la sonrisa de Amatista que presenciaba la escena un poco aparte.- ¡Qué observadora!

-¿Nos llevarás al parque para celebrarlo? - Se interesó la pequeña, como de costumbre, haciendo pivotar aquello en algo más interesante para ella.- Por fa… papi…

-Bueno, ya veremos - se sonrió su padre acariciando con afecto la barbilla de la niña.-

-Anda Maray, ve a avisar a Asthel. Tendremos que cenar pronto. - Le indicó su madre.-



            La pequeña obedeció enseguida, yendo a buscar a su hermano mayor…Por su parte, ajeno a esos problemas de sus padres, el chico ocupaba su mente muy lejos de esas cosas. Unos minutos antes había tenido su primera lección con Buruk. El dios le había enseñado a concentrar su fuerza a un nivel muy superior al que podría hacerlo de modo normal. Su nuevo mentor le explicó.



- Con la fuerza física no basta para nada. Tampoco la mental es suficiente, debes encontrar tu aura espiritual y sacarla al máximo.... ¡inténtalo!



            Asthel lo intentaba pero no lograba aparentemente nada, estaba algo nervioso y Buruk, que lo notó, le dijo.



- No te fuerces, Mensajero.- Le tranquilizó su mentor -...no debes hacerlo así. Observa – y el dios entonces se iluminó con un resplandor cegador para preguntar de forma retórica. - ¿Lo ves? Tú, al encarnarte como humano, eres en parte materia. Te será más difícil, pero tienes gran cantidad de energía también, sólo debes aprender a controlarte. No te desesperes, seguiremos otro día...- Y dando por concluida la clase, desapareció. -



            El chico se quedó pensativo, entonces Maray llamó a la puerta. Entró y le dijo a su hermano muy contenta.



- Asthel. ¡Ha venido papá, le han ascendido! ¿A qué es estupendo?...



            Éste no dijo nada, estaba reflexionando sobre los consejos del dios. La niña se acercó y le tironeó de una manga de su pijama.



- ¡Vamos Asthel, hay que felicitar a papá!... ¿Sabes?, le he preguntado si nos va a llevar al parque para celebrarlo.

-¿Y qué te ha dicho? - Quiso saber su hermano ahora sí que con gesto interesado.-

-Que ya verá. Y mamá ha dicho que tenemos que cenar enseguida, que te llamase.- Le informó su interlocutora.-

- Es verdad. Casi es la hora. A ver si hay suerte y logramos que nos lleven al parque. Habrá que portarse bien. - Repuso él saliendo de sus pensamientos para añadir con más animación. - ¡Sí, ahora voy, vete yendo tú Maray! - Su hermana asintió entusiasta y salió corriendo del cuarto. -



            Cuando Asthel salió, su padre y su madre parecían serios, pero sonrieron al ver llegar a Maray, que había ido a por unas flores que había recolectado en el jardín y con las que había hecho un collar para su padre. Se acercó a él y se lo puso al cuello.



- ¡Toma papi, esto es por tu ascenso, eres el mejor papá del mundo! - Afirmó ella visiblemente contenta. -



            Leval  se sentó en el sofá. Colocó a su hija en sus rodillas y le dio un beso, se miró el collar y sonriente contestó.



- Muchas gracias, tesoro. Eres una niña muy buena y te quiero mucho.

- ¡Eres el mejor oficial del planeta! - añadió Asthel que se aproximó despacio y dijo con visible contento.  - ¡Felicidades papá!, ¡me alegro mucho!...



            Su padre le miró con una sonrisa que le relajaba bastante en tanto que Amatista les indicaba que era hora de cenar. Tras sentarse a la mesa charlaron un poco del día que habían tenido los críos. Maray estaba contenta, sacó buenas notas en música y en expresión artística. Asthel tampoco podía quejarse, le habían calificado muy bien una redacción sobre las maravillas naturales del planeta. A preguntas de Leval, el muchacho les explicó.



-Pues he escrito sobre el cráter mayor, sobre el gran océano del sur y también de los grandes bosques.



Y tras el gesto de aprobación de ambos progenitores fue Maray la que no quiso ser menos y les contó.



-Yo he dibujado nuestra casa y toda la calle. La seño Idina dice que pinto muy bien y que toco estupendamente. Ella me ha enseñado muchas melodías. Y la seño Inés dice que soy una gran artista.- Afirmó visiblemente contenta.-

-Pues claro que sí, cariño. - Le sonrió su madre en tanto agregaba con tono más concernido.- Anda hija, termínate la sopa.



La pequeña asintió acabándosela. Según la consigna impartida por su hermano tenían que portarse muy bien y obedecer en todo para ver si sus padres les llevaban al parque…una vez terminaron la cena, se sentaron en el sofá. Maray sobre las rodillas de su padre, la cría no perdió entonces el tiempo y añadió con entusiasmo para alabar a su progenitor.



- Y a papá le han ascendido, lo que quiere decir que debe ser el más listo de su clase, seguro que hace bien hasta los problemas más difíciles…



            Eso arrancó unas risas divertidas a sus padres e incluso Asthel sonrió. El muchacho por supuesto no se quedó atrás, agregando…



-Pues claro. Papá es el mejor de todos los oficiales. Dentro de poco seguro que será el jefe de Bios.



            Leval se sonrió de nuevo, para replicar visiblemente divertido dándose perfecta cuenta de por dónde iba toda aquella representación.



- Gracias hijos, os lo agradezco. ¿Sabéis lo que podemos hacer para celebrarlo?



            Los dos niños le miraron negando con la cabeza y su padre entonces les propuso con jovialidad. Haciendo que Maray batiese palmas, pues era lo que ella le había propuesto…



- ¡Ir al nuevo parque de atracciones!



            Al oír su anhelado deseo hecho realidad la niña también dio saltos de contenta bajando de las rodillas de su padre. Amatista sonreía al verla. Asthel, aunque más calmado, también estaba encantado con la idea. Al menos, en esta ocasión su hermana no se había equivocado.



- Bueno hijos, ahora tenéis que iros a dormir. Mañana esperan las clases - les recordó su madre. -

- ¡Jo!... ¡Qué rollo!..- protestó Maray que pidió con voz remolona. - Hoy podríamos quedarnos más.

- No, hija - replicó Amatista con paciencia pero también con firmeza. - Mañana es viernes, ya lo celebraremos. Si es que quieres estar fresca para ir al parque el fin de semana. Venga, ahora a dormir...-



Y tras estas palabras Maray tuvo que asentir. De modo que su madre se la llevó para acostarla y Asthel aprovechó para decirle a su padre, ya con tono más grave.



- Papá, ¿estás preocupado por algo?, te noto serio.

- No - se sorprendió Leval y sonrió para disimularlo según le aseguraba. - No hijo, ¡qué va! , es sólo que ha sido un día muy agotador. Ahora tengo más responsabilidades, ascender es como pasar de curso, es más difícil cada vez. En eso tu hermana no se equivoca. Pero no te preocupes. Vete a la cama y mañana hablaremos de ir al parque.

           

            Asthel besó a su progenitor en la mejilla y le dio las buenas noches. Se fue a dormir, pero seguía algo inquieto. Estaba seguro de que su padre le ocultaba algo. Amatista y Leval por su parte, siguieron charlando bastante rato del tema. Él le confiaba  a su esposa.



-Hay algo que no me encaja en todo esto. Pero no sé lo que es. Sencillamente parece que no me lo hubieran dicho todo. Me daba la impresión de estar en un cuarto con un grupo de personas que parecían estar al corriente de algo que yo no sabía. Como si ellos fuesen cómplices de alguna situación que no alcanzo a ver. Y que, desde luego, no desean que vea.

-Por ahora deberás tener cuidado, Leval. – Le pidió su esposa mostrándose algo preocupada para afirmar no sin razón. – Tú eres propenso a decir las cosas como las piensas y eso podría perjudicarte, sobre todo con esa clase de gente.

-Es verdad cariño, tienes razón. ¿Sabes? Por un lado prefería cuando teníamos que luchar a golpe limpio. Al menos ahí sabías a lo que atenerte. Pero ahora es una especie de madeja diplomática de apariencias. Tienes que elegir las palabras precisas que vas a decir para no dar a entender una cosa totalmente distinta. ¡O para hacerlo! Según te convenga. En fin, no sé si estoy hecho para algo como esto.

-Quizás tu hermana podría ayudarte. - Le comentó Amatista recordándole. – Tras graduarse por Harvard ha llevado muchos casos de discriminación en la Tierra e incluso en Nature. Alguna vez que hablé con ella estos últimos años y me contó que ha tenido que familiarizarse bastante con el derecho internacional y la nueva Carta de Derechos Planetaria.

-Es una buena idea, aunque bastante tiene ya con criar a su hijo junto a Sam. – Contestó su marido añadiendo. – De todos modos cuando nos veamos puede que le pregunte su opinión, esto coincide en  muchos aspectos con los casos que ella lleva.



            Su mujer asintió dándole un beso en la mejilla. Continuaron charlando un poco sobre otros temas y al fin también se acostaron. Al día siguiente Amatista habló con Sandy en el trabajo y se lo contó. El rostro de su amiga también se veía más que nada desconcertado y comentó.



- No sé, no me suena del todo mal si realmente pretenden ordenar las cosas. Pero creo que tu marido lleva razón, presiento que hay algo más detrás de eso. No entiendo el porqué de las trabas a la inmigración en este mundo. De acuerdo que no se debe hacer de golpe, pero tampoco cerrar las puertas. Hay gente que sería muy feliz aquí, no sólo los ricos.

- Me preocupa el cariz que puedan tomar las cosas. Hace años ya que Idina y Mazoui nos lo advirtieron. Y ahora, por lo que me ha dicho Leval, al parecer en la Tierra empiezan a mirar mal a las personas con recursos que van y vienen aquí. Incluso se dice que hay descontentos con los propios soberanos y las princesas. Como si ellos tuvieran la culpa de los problemas y las injusticias. - Le confesó su contertulia sin disimular su inquietud. -

- Piensas en tus padres ¿Verdad?  - Adivinó su amiga a lo que Amatista asintió. - No te preocupes,- dijo Sandy con tono tranquilizador. - Lo mejor es que Leval esté metido allí, en esos controles. Él podrá evitar que ocurra nada malo y en la Tierra las cosas no estarán tan mal. ¡Seguro que no!

- Sí, tienes razón - acordó su compañera que más desenfadadamente propuso. - Bueno, vamos a comer. Oye cuéntame, ¿qué tal Coraíon y Granate?..

- Muy bien - respondió orgullosamente Sandy que le contó. - Coraíon sigue trabajando en los proyectos de ingeniería para nuevas infraestructuras en el planeta y Granate está cada día más grande. Tu hija y él son inseparables. Siempre van y vienen juntos del colegio. Y juegan bastante los dos. - Se sonrió la morena científica. – Eso ya lo sabes.



            Amatista asintió, era cierto. Esos dos críos parecían hermanos desde luego. No era raro que fueran a las respectivas casas del otro para hacer deberes o ver alguna holo peli, de modo que, dejando eso a un lado, le preguntó a su interlocutora.



- ¿Y tu padre?

- Bueno, cada vez más mayor, aunque deseando jubilarse para tener tiempo que pasar con su nieto. – Suspiró su amiga que quiso participarle algunas de las cosas que su padre le había comentado. – Verás, lo cierto es que a veces me preocupa un poco.

                       

En esencia Robert se encontraba cada vez más cansado. Muchos años de trabajo, de investigación y ahora, aquel hombre tan encantador, tenía cada vez más deseos de pasar tiempo junto a su familia. Era comprensible, los años no perdonaban. Aunque su contertulia dudaba aquello cuando miraba a su amiga. Esa mujer parecía no tener más de treinta años, incluso veinticinco cuando se arreglaba de modo más informal. Sin embargo, era mayor que la propia Amatista, que no es que se conservase precisamente mal. Seguía manteniendo una gran forma física y una envidiable figura y belleza pese a sus dos embarazos. Mientras reflexionaba sobre eso, Sandy le contó, con animación.



-Mi padre siempre ha sido algo obstinado, pero ya estamos a punto de convencerle. En muy poco tiempo podrá pedir el retiro. Masters ha dicho que no tendrá ningún problema y que la pensión será más que generosa. Bueno, ese hombre también está mayor y no sé si se dedicará ya mucho a sus negocios. En cambio sé perfectamente que tanto Satory como Mazoui, han tenido que ver en eso. Tengo muchas ganas de volver a verles. ¡Ojalá que podamos reunirnos un día como en los viejos tiempos!, ¿no crees?...



            Amatista asintió, su compañera le siguió contando algunas otras cosas y ella la escuchó muy interesada. De este modo las dos siguieron charlando mientras iban a comer a la cafetería del centro de investigación…Conversaron un poco más y le comentó.



-Tengo que ir con Leval a cenar esta noche. Para conocer a su superior y al resto del equipo. Lo malo es que no imaginas quién está también aquí, destinado con mi marido.

-¿Quién?- Se interesó la morena científica.-

-Ese idiota, Logan. ¿Le recuerdas?

-¿El tipo del juicio? - Se sorprendió su amiga. -



            Amatista asintió no sin pesar. Su interlocutora enseguida sugirió.



-Di que no puedes ir.

-Eso mismo me propuso mi marido, pero no. No sería una buena imagen. Eso sucedió hace mucho tiempo y acorde con lo que Leval me comentó, parecía estar muy cambiado y querer pasar página. Ya sabes. Se comportó de la manera más correcta y amable que te pudieras imaginar. - Suspiró su contertulia añadiendo algo preocupada. - Puede que únicamente sea fachada porque era un hipócrita. Sin embargo, si le hago ese desplante, el superior de mi esposo y el resto de sus compañeros se pondrían de parte de ese cínico.

-Comprendo.- Asintió Sandy que se ofreció enseguida de modo cordial.- Oye, puedes dejar a Asthel y Maray en mi casa si quieres. Granate estaría encantado de que durmieran con él.

-Eres muy amable.- Sonrió su amiga que sin embargo objetó.- No quisiera ser una molestia.

-Para nada.- Se apresuró a negar su interlocutora, afirmando.- Ya sabes que siempre le estaré agradecida a tu hijo. Para mí es un placer poder cuidar un poquito de él y de Maray. Son dos niños maravillosos.

-Se lo comentaré a Leval. Muchas gracias

-Gracias a ti. – Sonrió su compañera.-



            Terminado el almuerzo las dos amigas se despidieron para proseguir con sus respectivos trabajos en lugares distintos del complejo. Al finalizar la jornada Amatista retornó a casa y habló con su esposo. Leval había vuelto un poco antes y recogido a los niños del colegio.



-Pues no me parece mal.- Comentó él.-  Aunque tenemos un problema.- Dijo con aire algo apurado.-

-¿Cuál?- Quiso saber  su esposa.-

-Es que le conté a Idina que teníamos esta cena y ella también se ofreció a cuidar a los niños.- Explicó el muchacho casi como si se disculpara por ello.-

-¡Vaya! - Suspiró su mujer.- Sí que es un dilema. No sé cómo podríamos hacer. No quiero molestar a ninguna de ellas.

-Hola mamá.- Intervino Asthel acercándose hasta sus padres.-

-Hola cariño. - Sonrió Amatista dándole un beso en la mejilla. -

-¡Mami!- Saludó también Maray abrazándose a ella.-

-Dame un besote grandote, cielo.- Le dijo la aludida, refiriéndose ahora a ambos cuando preguntó -¿Qué tal os fue el día?

-Hicimos muchas cosas.- Contestó la entusiasmada cría.- Dibujar, baile en clase de gimnasia con la seño Idina y luego matemáticas.- Remachó frunciendo un poco el ceño.-

-Mi día no fue nada especial.- Terció Asthel sin darle a aquello mucha importancia.-

-Bueno niños.- Intervino Leval ahora dirigiéndose a los dos con tono algo más serio.- Vuestra madre y yo vamos a salir a cenar fuera. Tendréis que pasar la noche en casa de…



            Aunque ahí guardó silencio. La verdad es que no sabía decir en cual de ambas casas tendría que ser… fue Amatista la que tomó el relevo y les comentó…



-En fin…Resulta que tanto la tía Sandy, como la tía Idina se han ofrecido a que paséis la noche con ellas. Y no queremos decir que no a ninguna. Es un problema…

-En fin, chicos, vosotros ¿qué preferís hacer?- Quiso saber el padre de ambos con expresión expectante. -

           

            Los interpelados se miraron con gesto divertido. Fue Asthel quien respondió con total naturalidad.



-Para no disgustar a ninguna podríamos ir cada uno a una casa distinta.

-Sí. - Convino Maray. - Quiero que la seño, bueno, la tía Idina me enseñe más cosas de danza…Aunque lo paso muy bien con Granate… pero…tengo que ensayar para el festival.



            Ahora fueron los atónitos padres quienes se miraron. En un principio aquello se les antojaba raro, pero tras pensarlo durante unos instantes decidieron que. ¿Por qué no? De ese modo le daban una solución salomónica al problema. Así pues, llamaron a ambas amigas y cada una estuvo conforme cuando les explicaron la situación, hasta les hizo gracia. De manera que Asthel fue a pasar la noche con la familia de Sandy y Maray con la de Idina. Por su parte,  Amatista y Leval fueron a la cena.  Para alivio de ambos Logan no acudió. Según Strips estaba ocupado en tareas de supervisión. El general alabó a la señora Malden y la velada transcurrió entre conversaciones sobre los avances en Bios y el próspero futuro que se le auguraba al planeta si se sabían hacer bien las cosas. Amatista escuchó atentamente aunque algunas de las ideas allí expuestas no le gustaron demasiado. Sin ir más lejos, en un momento dado, uno de los compañeros de Leval, un tal Hills, comentó.



-Tenemos que hacer cuanto esté en nuestra mano para frenar la llegada de tanto inmigrante terrestre…

-Dice usted la palabra terrestre como si nosotros mismos no lo fuésemos.- Objetó ella, atónita al escuchar aquello.-

-Claro, nacimos allí, eso no puede negarse. Pero me refiero a que ahora somos biosanos.- Repuso aquel tipo.- Y nuestro mundo debe de guardar un equilibrio. Demasiada gente lo perturbaría…

-Este mundo puede albergar a muchos millones de personas más. Créame, trabajo en el proyecto de terraformación desde que se inició. Lo sé muy bien. - Arguyó ella. -

-Quizás el mayor Hills quiso decir que debemos establecer el mejor de los controles para ir progresando gradualmente.- Terció Strips, que le preguntó al aludido.- ¿Verdad, mayor?

-Por supuesto, mi general. - Concedió éste de inmediato. - Eso quise decir. Le ruego me disculpe si debido a mi torpeza me hubiera expresado erróneamente.



            Amatista no replicó a eso, sencillamente forzó una sonrisa de circunstancias y después se cambió de tema. Aunque Leval pudo escuchar aquello y tampoco le agradó demasiado. Su esposa le dedicó una mirada entre incrédula y resignada en tanto pensaba moviendo la cabeza…



-Seguro que nuestros hijos lo estarán pasando mucho mejor. ¡Cómo les envido!



            Y desde luego así era. Maray se divirtió con su tía Idina y la hija de ésta, Loren, dado que, tras cenar en familia, jugaron con ella y practicaron un poco de baile. Incluso cantaron en un programa de karaoke.



-Escuchad, niñas. Cuando yo tenía vuestra edad a veces cantaba con mi madre y con mi madrina Rei. – Les contó Idina, con una voz llena de añoranza.-

-¡Buela Connie! - Exclamó la pequeña Loren, señalando una holo foto de Cooan, que aparecía mucho más joven junto con su hija.-

-Sí, cariño.- Admitió la interpelada.- Esa es la abuela. Espero que muy pronto, podamos ir a la Tierra a visitarla a ella y al abuelo Tom. Y luego a ver a mi amiga Nehie y a su hija Alice. ¿A qué te gustaría?

-¡Sí!- replicó la cría dando un alegre gritito.-



            Maray se rio divertida ante aquella escena. Loren era muy pequeña y muy graciosa. Ella le ayudó a pintar un poco cuando llegó a casa de su tía Idina. Al que saludó de pasada fue al hermano de esa niña. Tom, el hijo mayor de su maestra, no estaba demasiado interesado en las cosas de las chicas y se entretuvo por su cuenta jugando en su habitación. Mientras, en el cuarto de su hermana, Maray le preguntaba a su anfitriona.



-Oye, tía Idina ¿Crees que de mayor podría ser bailarina?...

-Claro cielo. Si trabajas y te esfuerzas, no veo porqué no.- Le sonrió su interlocutora.-

-¿Y modelo como la abuela Esmeralda?...

-¡Pues también!- Se rio su contertulia, añadiendo divertida.- ¡Hay que ver, cuántas cosas quieres ser de mayor!

-¡Ti baiaina! - Exclamó la pequeña Loren haciendo reír a ambas.-

-Y tú también, mi tesoro.- Le susurró afectuosamente su madre a esa cría tan divertida.-  Aunque no sé si querrás ser como tu primita. Ella tiene muchas aficiones distintas.



            Maray sonrió, era verdad. Muchas cosas le llamaban la atención. Cantar, bailar, ser una guapa modelo… tantas que casi no se decidía. Bueno, si pudiera ser todo eso a la vez, mucho mejor.



-Mira, te voy a hacer un dibujo.- Le dijo a la encantadora pequeña que la miraba absorta.-



Y con unos lápices de colores Maray las dibujó a ellas dos, a modo de monigotes y un sol junto a una casita y un corazón. La pequeña Loren la abrazó muy entusiasmada antes de irse a dormir guardado ese divertido retrato como un tesoro. Idina besó a su hija en la frente y luego hizo lo propio con su huésped tras acostarla en una cama que ella y esposo instalaron en la habitación. Al salir del cuarto le dijo a su marido.



-Esto me trae muchísimos recuerdos… pienso en mis padres preparando las camas para mi prima Kerria y mi amiga Nehie, cuando se quedaban a dormir conmigo… ¡parece que fuese ayer mismo! ¡Cómo disfrutábamos todas! Y luego recuerdo con mucho cariño los estudios en la Golden con Nehie.

-Sí. - Afirmó el esposo de la muchacha.- Tu amiga Neherenia desde luego ha correspondido a esa hospitalidad con creces…



            Su mujer asintió. Se acordaba todavía de la ceremonia de bodas de ésta. Acudió como invitada lo mismo que sus padres y sus tíos Bertie y Roy. La reina de la Luna Nueva lucía preciosa con aquel vestido blanco diseñado por Esmeralda Deveraux. Su esposo, el hasta entonces embajador de los saiyajin, vestía su armadura de gala. Asimismo, entre otros familiares, los padres del guerrero estaban allí, Calix Derail y Seiya Saiyanto. Pese a sus obligaciones y el cariz de la situación en su mundo natal los soberanos Lornd y Setsuna, no solamente les dieron permiso para acudir, sino que además les instaron a que lo hicieran. Prácticamente a modo de orden. De hecho, Seira tuvo el honor de llevar a su hijo ante el altar. Ceremonia terrestre que los saiyajin habían adoptado tras la boda de sus reyes, años atrás. La indómita guerrera lucía una mirada plena de orgullo por su vástago. Idina, como princesa de la Luna y dama de honor que era, pudo escucharla decir antes de comenzar esa especie de desfile hacia el lugar de la ceremonia.



-No hay mayor satisfacción para una madre que su hijo sea digno de su estirpe. Y que yo, una vez te cases y seas proclamado rey de la Luna Nueva, tenga que inclinarme ante ti, lo mismo que ante tu hermana como la próxima reina de nuestro mundo, me produce una alegría y una satisfacción inmensa, hijo mío…

-Todos somos afortunados, madre. Y dices bien puesto que tuvimos que inclinarnos ante Aiona como princesa heredera y futura soberana de nuestro pueblo. En mi caso, celebro haberlo podido hacer dado que, desde ahora, siendo rey de este mundo no me estará permitido repetirlo.



            Idina se alejó dejándoles algo de intimidad y dirigiéndose a la cámara donde Neherenia estaba presta para salir. Allí, los soberanos de la Tierra estaban a su lado y la animaban.



-¡Estás preciosa! - La alababa Endimión, que iba a ser su padrino. –

-Muchas gracias, Majestad. - Repuso la joven reina que se encontraba visiblemente nerviosa. -

-Eres la novia más radiante que he visto.- Intervino Idina tras saludar a los soberanos.-

-Éste es un gran momento.- Declaró Serenity.- No solamente porque al fin has encontrado la felicidad que merecías, sino porque esta unión simboliza el reforzamiento de los lazos de la Tierra, la Luna y el planeta Nuevo Vegeta.

-Sólo me faltaría que Chibiusa y las asteroides estuviesen aquí, para ser totalmente feliz.- Suspiró Nehie.-

-Desgraciadamente ellas deben permanecer ya en el futuro.- Dijo Endimión con tono serio aunque añadiendo enseguida con más jovialidad.- Pero llegará el día en el que la volverás a ver. No lo dudes…



            Neherenia asintió, ahora estaba muy nerviosa y llena de expectación. Idina la tomó de ambas manos y le susurró con cariño…



-Todo va a ir estupendamente, la ceremonia será preciosa y tú vas a ser muy feliz.

-Gracias, amiga mía.- Repuso ésta con emoción, añadiendo.- Espero que Bea y Heather lleguen a tiempo.

-Tranquila, estaban terminando de vestirse. – Sonrió su contertulia.- Son tus damas de honor igual que yo, no te iban a dejar plantada.

-Sí, que estemos todas juntas en este día me hace muchísima ilusión. Y me gustaría que cuando tenga un hijo o una hija, tú fueras su madrina.

-¡Anda que no corres! – Rio su emocionada amiga asintiendo para agregar.- Será un honor para mí.



            Al fin dejaron de hablar dado que la marcha nupcial sonó. Todas adoptaron sus posiciones, justo entonces las otras damas de honor llegaron. Idina recordaba todo eso cuando su marido la sacó de sus pensamientos susurrándola al oído…



-Bueno, ahora que los niños están dormiditos tú y yo podríamos irnos a la cama, pero no a dormir…



            Su esposa asintió esbozando una sonrisa. Al parecer esa noche tocaría representación, no lo dudó, se fue de la mano con su marido y cerraron la puerta de su dormitorio tras ellos…Por su parte, en casa de los Lassart-Wallance, Asthel estuvo jugando con Granate a algún video juego antes de irse a dormir…Los dos muchachos charlaron también del colegio, de algunos amigos y de los resultados de partidos de baloncesto y football americano, que eran deportes que les gustaban mucho. Sandy no tardó en aparecer llevando una bandeja que depositó en la mesa del cuarto de su hijo, en tanto les decía a ambos niños.

 

-Es hora de que cenéis un poco. Dejad la partida un rato.

-¡Jo mamá! Ahora que iba ganando.- Protestó su hijo.-

-Eso puede esperar.- Añadió Sandy de un modo más inflexible ahora.- A cenar, Granate.

-Sí, es verdad.- Comentó Asthel quien casi a modo de sentencia filosófica declaró.- Si estás destinado a ganar la partida lo harás. No te preocupes…



            Aquella frase dejó a Sandy pensativa. Ese chico seguía teniendo algo, una especie de poso de sabiduría. La verdad es que en los últimos años no podía detectar en él aquella enorme energía que desprendía siendo más pequeño. Quizás se hubiese ido normalizando o Asthel hubiera aprendido a controlarla. Aunque eso no le importaba a la morena científica. De hecho, cada vez que su hijo y el de su amiga se reunían ella era feliz. Verles juntos era un permanente recordatorio de su propia dicha. Finalmente, algo a regañadientes, Granate pausó la partida y ambos se sentaron a la mesa. Y la mujer sonrió cuando su joven invitado dijo con entusiasmo.



-¡Has hecho crepes, igual que mi madre! Son de mis platos favoritos…

-Sí, ¡lo sé! - Rio Sandy. -Conozco tus gustos.



            Ambos niños los probaron quedando encantados, el propio Granate declaró con patente satisfacción.



-¡Están muy buenos, mamá!…

-Pues luego tengo de postre unos buñuelos.- Sonrió ella pasándole una cariñosa mano por el pelo a su hijo.- Anda, comed tranquilos y no os empachéis, que sois muy tragones…

-Es que cocinas muy bien, tía Sandy.- La halagó Asthel antes de ponerse a masticar a dos carrillos.- Así es muy difícil no comer con ganas.



            La aludida sonrió ampliamente, sin embargo no replicó y les dejó solos para que siguieran pasando un buen rato juntos. Lo que sí hizo fue ir al comedor. Allí, su esposo y ella que ya habían cenado, compartieron sofá.



-Es estupendo tenerle aquí, con nuestro hijo. Disfrutando de sus infancias los dos juntos.- Declaró recostando su cabeza sobre el pecho de Coraíon.-

-Ya lo creo.- Convino él que pese a todo quiso hacer como si la regañase, con tintes joviales.- Pero les mimas demasiado…

-¿Cómo podría no hacerlo? –Repuso su esposa.- Granate y tú sois mi vida…

-¿Ah sí?- Sonrió su marido acariciándola aquel sedoso cabello negro para añadir fingiendo algo de celos con tono meloso de voz.- Pues a mí no me mimas tanto…

-Bueno.- Sonrió ella con picardía ahora, en tanto le contestaba con un tinte de voz asimismo sugerente.- Espera a que ellos se vayan a dormir, y verás como también te tengo alguna que otra cosita reservada…

-¡Ya estoy deseando mandarles a la cama!- Se rio Coraíon sentenciando.- Para que nos vayamos nosotros también.



            Su esposa le imitó, a  buen seguro que así sería… Tuvieron que aguardar un par de horas aun para que llegara el momento, pero al final ambos niños se fueron a dormir en el cuarto de Granate. Los esposos entonces vieron llegada la ocasión de pasar un rato agradable en su mutua compañía…



-Bueno, señora Lassart.- Se sonrió Coraíon pasándola un brazo tras la cintura.- Es hora de que cumpla usted su promesa…

-Descuide, señor Lassart.- Se rio ella.- No tendrá queja.

-Nunca la he tenido.- Afirmó él.-



            Así entraron en su cuarto cerrando la puerta, aunque teniendo muy en cuenta de que aquello no era como en sus tiempos de novios, ni de recién casados, es decir, rugidos y gritos demasiado elevados eran cosas que ya no podían permitirse…tenían niños en la casa.



-Bueno. ¿Qué le vamos a hacer? Mi pequeña diablesa.- Le sonrió él a su esposa, que había adoptado esa forma como parte de sus preliminares.-



Por otro lado, Amatista y Leval retornaron a su hogar ya tarde…



-Bueno. - Suspiró ella. - Nuestros hijos llevarán ya durmiendo un buen rato. Creo que es hora de que les imitemos…

-Sí, me temo que esta noche dormir va a ser lo único que seamos capaces de hacer. - Asintió Leval. -



            Su agotada esposa convino en eso. Por esa ocasión debían reponer fuerzas. Al día siguiente la jornada se preveía intensa también. Así pues, se dieron las buenas noches y no tardaron en dormir, ansiosos por tener un buen descanso.


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