Logan
dejó pasar un par de segundos más hasta decir con un tono átono que no
expresaba más que amabilidad profesional.
- Dígame, mi general
¿Hay novedades?
- Sí coronel. Las hay. - Le respondió Strips,
ordenándole. - Diríjase al punto de encuentro, éste está situado en la zona
periférica, área catorce. Es un gran almacén, lo reconocerá enseguida...y
asegúrese de que nadie le siga, debe estar allí en veinte minutos.
- Entendido.- Convino Logan. – Señor, me pongo en
camino.- Strips cortó la comunicación, Cedric aprovechó para comunicar por una
frecuencia de radio segura con Mazoui y Leval. - Empieza el juego, área catorce,
un almacén....no me sigáis de cerca, pueden tener radar.
- Recibido, suerte,- le deseó Mazoui - corto....
Logan
tuvo que despabilarse, estaba bastante cansado pero sabía lo que había en
juego.
-Ni tiempo para un mísero café.- Suspiró resignado.-
Así pues, se lavó la cara y se dirigió a la zona en
cuestión, al cabo de los veinte minutos llegó allí, como estaba previsto no
llevaba encima ningún tipo de aparato, sólo su arma láser. El general Strips le
esperaba acompañado de otro oficial del sector, el comandante Moler. El oficial
saludó al general que le devolvió el saludo, luego al comandante y dijo irónico
- Es una sorpresa el verte por aquí, Moler.
- A mí me sorprende igualmente, señor.- Respondió éste.
- Creía que estaba yo sólo en esto con el general.
- Sí- se sonrió Strips agregando. - Bueno, ha sido
por pura precaución. No he querido revelar a ninguno de mis otros colaboradores
la identidad de los demás. Pero ahora creo que ya no hay peligro en ese
aspecto. Y les advierto que no son ustedes dos solos, hay un par de oficiales
más.
Tras oír esto Moler puso cara de asombro y exclamó.
-¡Es impresionante! .No creí que fuéramos tantos,
debe de ser un negocio muy importante el que tenemos entre manos...
Logan puso también cara de sorpresa, aunque la suya
era fingida en tanto pensaba.
-¡Menudo idiota! Esos dos colaboradores tan secretos
son ILers y Farenjat .Te crees muy listo, viejo zopenco. - Mientras le sonreía
al general, siguió pensando, esta vez respecto de Moler. - Y este idiota, ¡menudo
negocio!, dice. Si te parece es una rifa de papeletas de viaje fin de curso....-
Por fin habló y le dijo a Moler aparentando el mismo asombro que éste. - ¡Pues
sí!, confieso que me ha sorprendido. El general es un hombre muy astuto, ha
pensado en cada detalle...
- Dejémonos de charlar y ultimemos los planes - les
indicó Strips quién, sin ocultar su
satisfacción por ese comentario de Logan, les indicó a sus subalternos. - Tenemos
que estar muy atentos a las bandas, seguramente pujarán por hacerse con la
exclusividad de Bios y nos harán sus ofertas a nosotros, que somos los que
controlamos el acceso al planeta. ¡Señores, es una oportunidad única! Podemos
ganar miles de millones....
- Ya le comprendo,- terció Logan. - Debemos tener
una unificación de criterios, negociar de común acuerdo dejándole a usted como
portavoz, para dar imagen de fortaleza, ¿verdad, mi general?
- Usted siempre me comprende a la primera.- Sonrió
Strips complacido, remachando. - No podría tener a nadie mejor para este
asunto.
- Muchas gracias, señor.- Replicó Logan fingiéndose
halagado según pensaba no sin regocijo. - Eso, eso...créetelo... ¡serás memo!....
Y
los dos oficiales que faltaban llegaron al cabo de pocos minutos. Strips les
llamó la atención por su falta de puntualidad. Ellos se disculparon alegando
que tuvieron que cerciorarse de que nadie les seguía. Como el general estaba de
buenas, les dijo que lo dejasen estar y ordenó a todos entrar en el almacén,
para eso tocó a una puerta aparentemente corriente, pero una vez terminó de
llamar apareció de ella una consola con unas teclas y un monitor. Una figura
sin rostro, de voz distorsionada, surgida de la pantalla, le dijo.
- Por favor, clave de acceso....
-12346B9204T6589I967J45-erudodb- respondió el
general leyendo una nota que traía para agregar. -Soy Strips y vengo con mis
colaboradores.
Aquella
figura no habló, solo hizo que apareciese una luz verde en el monitor y la
puerta se abrió.
- Pueden pasar.- Declaró entonces esa extraña voz con
solemnidad. -
Todos
entraron despacio, fueron rápidamente rodeados por un nutrido grupo de
individuos bien trajeados que portaban una especie de detectores. Sin más,
procedieron a pasárselos a todos por el cuerpo. Con Cedric y otro oficial los
detectores comenzaron a sonar. Uno de los individuos trajeados les ordenó
quitarse las chaquetas. Logan, al igual que el comandante ILers, obedeció
dejando al descubierto sus armas. Cedric dijo sonriendo, para aliviar la
tensión que habían provocado en los miembros de la seguridad.
- Es como mis tarjetas de crédito, ¡nunca me separo
de ella! - bromeó refiriéndose a su pistola. -
El
individuo a su lado, con el rostro inexpresivo, alargó la mano. Logan le
entregó el arma e ILers hizo lo mismo. Hecho esto les dejó pasar a través de
otro detector. Tal y como Cedric sospechaba
se trataba del más moderno de los que había en el mercado.
- Se lo montan bien,- pensó con cierta preocupación -
de eso no cabe duda. Es un detector que actúa a nivel celular, aquí no se puede
entrar ni con resfriado sin que esos tipos lo sepan. Es bueno que haya traído el
arma, da verosimilitud a mi actuación. Ojalá el plan del chico de Leval
funcione.
Así
era. Lo raro hubiera sido que todos los oficiales hubieran ido desarmados.
Logan sabía que, esos traficantes estarían esperando algo así, ni ellos se
fiaban ni esperaban confianza de esos socios de ocasión.
-De este modo creerán que ya me han quitado todo lo
que llevaba encima. Y si me creen tan tonto como para ir abiertamente con una
pistola, no imaginarán lo de la escucha. Al menos eso espero.
Pero esos tipos eran muy desconfiados. Dado que, una
vez superado este último detector, todos fueron sometidos a un minucioso
registro, Strips comenzaba a ponerse nervioso, los demás no hablaban. Únicamente
Cedric se atrevió a decir.
-¡Oye, no me sobéis tanto, voy a pensar que os
gusta!...
Moler, que era el sustituto del comandante Zorton en
el cuadrante norte, dijo entonces animado por el comentario de Logan.
- Parece que no se fían mucho de nosotros.
- ¡Estos tíos registrarían a su abuela debajo de las
bragas por si llevase algo! - rio su contertulio que recibió las hostiles
miradas de aquellos tipos, lo que aun le divirtió más -... Sin ofender amigo,
ya sé que solo haces tu trabajo.- Dijo con una media sonrisa ante la furibunda
mirada de ese gorila.-
Cedric
fue colocado contra la pared y registrado sin mucha delicadeza como “agradecimiento”
a su comentario. Por fin, pareció que las precauciones se habían terminado. Les
condujeron ante otra puerta reforzada con blindaje y ésta se abrió.
-Tal y como suponía.- Pensó Logan.- Esto es un
bunker. Tiene blindaje de alta densidad. No creo que Mazoui y Leval pueden
detectar mi energía aquí metido.
Siguió observando junto con el resto de sus
acompañantes. Ante ellos se disponía una larga mesa con bastantes sillas y un
grupo de personajes también elegantemente vestidos, aguardaban ya sentados. Uno
de ellos les indicó que tomaran asiento. Los militares se sentaron y esperaron.
Por fin, un individuo de un impecable traje blanco, les habló con afable tono
de hombre maduro cuyo rostro seguía sin ser visible.
- Hola, bienvenidos, celebro que estén aquí, soy
“F”.
-¿No puede darnos su nombre ni mostrarse? - Preguntó
ingenuamente Strips. -
- Por razones que usted sin duda comprenderá,
prefiero que me llamen de este modo. Mis compañeros,- “F” señaló a su derecha mientras
decía sus nombres. - Señores,” R”, ” T”, “D”, “P” y “W”. Al otro lado, están
mis guardaespaldas, no tienen nombres que reseñar.- Remachó con un tinte de voz
que no daba lugar a pensar que estuviese bromeando siquiera con esa afirmación.-
Y es que aquellos hombres que se ocupaban de la
seguridad sí que mostraban sus caras, que les clasificaban por grupos que
variaban entre la treintena y la cincuentena de años.
- Al menos son fáciles de recordar.- Intervino Logan
con sorna. -
- Es usted muy ocurrente, coronel.- Replicó “F” - Espero
que sea tan habilidoso en lo referente a cuidar de nuestro negocio.
-Eso delo por seguro. También es, en parte, mi
negocio.- Le respondió el aludido, que creyó llegado el momento de que el hijo de Leval le enviase
esa escucha. – Y uno tiene que velar por sus inversiones…Es un juego
arriesgado.- Sentenció dando así la frase clave.-
Deseo
que ese chico fuera tan extraordinario que parecía, y pudiese haberle oído. En
tanto tuvo centrar su atención en lo que sucedía en esa gran sala.
- Tienes usted razón. Entonces, dado que coincidimos
en esa apreciación, le rogaríamos que nos aclarase una cosa.- Le pidió un tipo
que se hacía llamar “W”.-
-Lo que deseen.- Replicó el aludido conservando su
calma.-
-Explíquenos, si es tan amable, como esas llamadas
justicieras han destruido gran parte de nuestra mercancía. – Terció un tal “R”.-
- Puedo asegurarles que no estábamos al corriente de
su presencia en Bios. – Afirmó Strips –
- ¡Magnífico! – Pensó Logan que estuvo tentado de
llevarse las manos a la cabeza. – Este idiota está reconociendo su incapacidad
para saber quién entra y sale del planeta.-
- Entonces, ¿qué clase de seguridad tienen ustedes
aquí?- Exclamó un indignado señor “T” – ¿Acaso podemos fiarnos de sus garantías?
Ahora
Strips parecía visiblemente preocupado, se daba cuenta de su desliz al decir
aquello. Y lo que era aún más embarazoso, no sabía que responder.
- Si me permiten, se lo explicaré.- Terció Logan que
ya deseaba que le enviasen aquel micrófono grabador – Verán…
Asthel
pareció intuirlo desde donde estaba. De hecho, eso lo había convenido con aquel
oficial. Recordaba un aparte que hicieron ambos.
-Dime una cosa- Le preguntó Cedric.- ¿Cómo sabrás
cuando mandarme la sonda? No podremos comunicarnos…
-No tema, lo sabré.- Afirmó el chico cargado de
confianza.-
-Es un juego arriesgado.- Declaró el oficial.-
-Pues esa misma frase me servirá de clave.- Sonrió
el chico.-
De modo que, al poco de sentir como
Logan había dicho aquello, materializó un pequeño agujero y envió una mini
escucha. Ésta atravesó una dimensión paralela y fue directamente a parar a uno
de los bolsillos de Logan, Mazoui y Leval estaban expectantes...
- Oye Asthel, ¿lo has hecho ya? - Preguntó Mazoui
sin poder disimular su inquietud. -
- Todo está bien,- le tranquilizó éste. – La sonda
ha alcanzado al coronel Logan. Ahora sólo tienen que decir algo que les
inculpe.
-¡Estupendo, hijo!- alabó Leval queriendo saber. - ¿Nos
avisarás cuando debamos actuar?...
- No os preocupéis, - repuso Asthel. - Eso no es
problema, aguzaré mi percepción...
Logan
sintió una especie de mensaje en su cabeza, le decía que la escucha ya estaba
puesta y se sonrió para sí mismo. Desde luego aquel chaval era increíble. Entonces
respondió.
-Las justicieras no son asunto que deba inquietarnos
seriamente, tardarán poco en marcharse. Creerán que han destruido la operación.
No tienen idea de la magnitud de la misma. ¿Verdad General?- Comentó invitando
a su superior a proseguir. – Sólo les dejamos un señuelo.
-Sí, claro, es tal y como el coronel lo ha expuesto.
Nosotros sabemos que son mujeres muy peligrosas. Amigas personales de los
propios reyes de la Tierra. No nos opusimos dado que eso habría levantado sus
sospechas y puesto el foco de la investigación en este planeta.
-De esa forma. – Añadió Logan para echarle una mano
a su superior. – Habrán quedado satisfechas y no indagarán más. Ya se ha
contactado con ellas por un conducto oficial para “agradecerles” sus desvelos.
Aquello
desde luego era verdad solamente a medias. Tanto él como Mazoui y Leval,
podrían considerarse como autoridades oficiales. Claro estaba que, de cara al
resto de los mandos, nadie sabía quién eran o donde estaban esas mujeres.
Aunque eso lo desconocían sus interlocutores e incluso el propio Strips que no
tenía idea de a qué estaba refiriéndose su subordinado. Sin embargo, lo dejó
pasar pensando que era parte del intento por tranquilizar a sus interlocutores.
Decidió pues echarle una mano a Logan cuando añadió.
-De modo que ellas piensan que han desarticulado a
una banda de traficantes. Y que el tema está resuelto.
-Bien, esperemos que así sea y nos dejen en paz de
una vez. – Intervino un tal señor “D”. -
Los demás tipos parecieron calmarse con estas
explicaciones, fue entonces Strips quien
preguntó a “F”
- Bueno... ¿han decidido ya quien va a querer el
control de la red de venta del Loten en Bios?..
- Empezaremos a pujar ahora mismo....yo,
personalmente le ofrezco, en nombre de mi organización...diez millones de
créditos.- Respondió el susodicho “F” -
- No está nada mal para iniciar la puja...- valoró
Strips quedándose pensativo, dando a entender que esperaba oír algo más
interesante. -
“R”, con apariencia de hombre cuarentón y
estilizado, intervino entonces sumándose a la subasta declarando con serenidad.
- Ofrecemos veinte millones de créditos.
- Nosotros treinta millones - añadió el que se hacía
llamar “D” sin darle tiempo casi a
Strips a considerar la anterior oferta...
Los
militares estaban encantados, si eso seguía así la puja subiría muy alto y
repartirían una fortuna. Los interesados siguieron ofreciendo...
- Cuarenta millones de créditos - terció “F” cuya voz surgía desde la penumbra de una
esquina sin iluminar. -
- Cincuenta millones.- Contra ofertó decididamente
“R” -
Hubo
silencio, esa era una cantidad altísima. Solamente Logan, haciendo alarde de su
proverbial sangre fría, fue el que, tomando la palabra, habló sin vacilación
dirigiéndose a todos los implicados en la puja, intentando animarlos...
-¡Vamos señores, estamos hablando de un planeta
entero!, no de un barrio, ¡anímense! La ocasión merece la pena. La población cada
vez aumenta en mayor número, recuperarán ese gasto y más, con creces, en muy
poco tiempo...
- Cien millones de créditos...- ofreció “F” y todos se quedaron anonadados. -
Pasó
un buen rato y ninguno de los presentes lanzó una oferta mejor, por fin Strips
dijo con voz grandilocuente en lo que él creía una digna imitación del mejor
subastador de Lloyd´s
- ¡Cien millones a la una, a las dos!.... ¿nadie da
más? - Pausa dramática, todos callaron y Strips, ávido de cerrar el trato, pudo
sentenciar. – Concesión adjudicada al señor “F” por cien millones de créditos
terráqueos.
- Muy bien, señores- declaró Cédric con tono
satisfecho. - Ahora tendremos que discutir los términos del pago...
- La cantidad les será entregada en una cuenta de un
gran banco central de la Tierra. Todo lo que deben hacer es dar sus claves y se
transferirá su parte a cada uno. - Le
aclaró “F” -
- Ha sido un placer hacer negocios con ustedes,
señores.- Afirmó Strips muy complacido. -
Logan
también estaba verdaderamente muy satisfecho, pero no precisamente por la puja.
Entre estas últimas declaraciones y las pruebas del video teléfono que tenía en
su poder, bastaría para encerrar a Strips y por supuesto a sus cómplices. Se
rascó ligeramente tocando la escucha, lo que era la señal para que
interviniesen Mazoui y los demás. Por su parte, Asthel lo advirtió gracias a
sus dotes de intuición y se lo dijo a su padre y al primo de éste.
-Es el momento. Hay que ir.-Les anunció.-
Ambos asintieron. Sin perder ni un instante llamaron
a una nave que orbitaba el planeta y le indicaron que podía descender. Después,
Mazoui y Leval atravesaron un agujero
que Asthel había abierto para traer al jefe de la misión y a algunos de sus
subordinados. La autoridad al mando no era otro que el general Braem el antiguo
comandante de ambos quién, después de
felicitarles y agradecer visiblemente impresionado su ayuda a Asthel, indicó a
sus hombres que estuvieran listos para entrar en acción. En cuanto a la
reunión, Logan, alertado de la inminente intervención, le pidió al general
charlar en privado con él. Éste accedió y ambos, disculpándose del resto,
entraron en una sala contigua. En ese momento, Asthel abrió otro agujero
dimensional bastante grande para que pasaran a través suyo, él, su padre,
Mazoui y un grupo armando del ejército de Bios, al mando de Braem. Como una
exhalación entraron por sorpresa en el centro de la sala y los sorprendidos
guardaespaldas de los traficantes fueron neutralizados en un momento. De todas
maneras, Asthel, Leval y Mazoui protegían a los demás de los disparos que
algunos guardaespaldas de los capos fueron capaces de efectuar. Una vez
reducidos los criminales esperaron a que Logan saliera con Strips. El confiado general,
ajeno a todo, charlaba con su subordinado en una habitación insonorizada.
- Bien, coronel...ahora debemos dividir las
ganancias, usted y yo nos llevaremos las mejores partes...
- Estoy de acuerdo...- convino Logan con un tono
divertido y ambos se rieron, aunque Cedric de inmediato objetó. - Pero quizá los otros no...
- Pero los que tenemos el poder somos nosotros. - Arguyó
Strips con evidente satisfacción. - Los comandantes no valen para nada, se les
puede relevar si se ponen pesados y no hablarán, están implicados hasta el
cuello.
- Salgamos fuera pues y ultimemos los detalles.- Le
pidió su subordinado y Strips asintió.-
Abrió la
puerta, pero cuando salió y vio lo que ocurría se quedó pasmado. Cedric, no sin
regocijo, le puso una mano tras uno de sus hombros y le dijo con solemnidad.
-General Strips, en nombre del ejército de la Tierra
unida está usted arrestado...
Su interlocutor asombrado tardó en reaccionar
preguntando con indignación.
-¿Qué significa esto?, ¿es una broma no? Coronel
Logan, ¿cómo se atreve?...
Braem
apareció ante su vista, iba junto a dos soldados y con Leval y Mazoui. El recién
llegado se dirigió a él con voz condenatoria.
- General de Brigada Cornel Strips, es usted una
vergüenza para el ejército, queda arrestado y relevado de su mando, será
conducido a la Tierra donde le juzgará un tribunal militar.
Strips sonrió aparentando serenidad y repuso
calmadamente.
-¿Por qué?, ¿qué pruebas tienen de que haya hecho
algo ilegal?...
Logan
usó su grabadora y reprodujo algunas de las palabras de Strips. Éste no podía
creerlo. Antes de que pudiera oponer nada el propio Leval le agarró del cuello con una
mano y lo levantó al menos medio metro para sisear con desprecio y patente ira.
-De gracias a que mi hija y otros niños no han
sufrido daños graves o no iba a tener la suerte de que simplemente le metieran
en prisión. ¡Maldito canalla!
-Calma, déjale…Ahora va a pagar por todo…- Le pidió
Logan que temía que aquello pudiera darle a ese sinvergüenza algún tipo de
amparo legal.-
-¡Por culpa de este cabrón mi hija casi acaba
enganchada al Loten! - Masculló Leval, preso de la ira en tanto Strips se iba
poniendo azulado por momentos, luchando en balde por respirar.- Y luego trataron
de agredirla a ella y a mi hijo, entre otros.
-Cedric tiene razón. Es el momento de que la
justicia se encargue de él.- Convino el primo del indignado militar.-
Al fin, Mazoui logró que su enfurecido pariente
soltase a ese tipo que ahora tosía tirando en el suelo, llevándose ambas manos
a su dolorido cuello. Sin darle tiempo
casi a recobrarse fue esposado por los dos soldados y arrastrado fuera de allí,
pero una vez pudo hablar, se plantó en el suelo y les dijo como último recurso
con un tono desesperado.
- ¡Hay mucho dinero a repartir, todos seremos ricos!
¿No lo ven?
- Añadan intento de soborno a los demás cargos,-
ordenó Braem con semblante imperturbable y añadió preguntando a Leval. -¿Lo ha
grabado, coronel?
- Sí señor,- respondió éste, ahora sonriente,
mostrando una pequeña cámara. - Todo está aquí registrado en vídeo y audio...
Al verse perdido, Strips se enfureció y comenzó a
despotricar
- ¡Malditos seáis! ¡Sois unos estúpidos!, ¿creéis
que os lo agradecerán? ¡Mentira! , una medalla quizá, una palmadita en la
espalda y nada más. Eso es todo lo que os darán, mientras ellos se quedan con
el dinero y disfrutan del poder. ¡Idiotas!.
Leval no pudo contener su enfado y volvió a ir en
contra de ese hombre. Sujetando por la pechera a su ex superior le espetó una
vez más.
- ¡Cierre el pico miserable, debería romperle la
cabeza por lo que esa droga le hizo a mi hija y a todos los niños que la
probaron! De no ser porque respeto la legalidad…iba a ver lo que es bueno.
Mazoui intervino con presteza una vez más para
separar a su primo de aquel tipo que solamente era capaz de mantener su mirada
con visible temor. No deseaba desde luego, el mismo tratamiento de antes.
- Déjalo, no merece que te manches las manos con él.
–Le disuadió serenamente para agregar con tono despectivo dirigiéndose a Strips.
-¡Y cállese ya! Un traidor miserable como usted no tiene ningún derecho a
hablarle así a nadie.
-¡Pobre tonto!- rio el detenido añadiendo con
amargura y resentimiento -... ¿qué me ha dado a mí el ejército después de más
de treinta años? Un mísero sueldo y cuando me retirase una maldita pensión...
- Pues ahora no le dará ni eso. Solo tres comidas al
día y una celda de tres por tres metros durante lo que le reste de vida. Llévenselo.
- Ordenó tajantemente Braem. -
Los
guardias sacaron de allí a Strips. Sin dignarse mirar hacia él, el jefe de la
operación felicitó a todos por el trabajo. Leval asentía ya más calmado, cuando
reparó en alguien que le resultaba conocido entre la escolta del general. Era
una mujer de largo pelo moreno, lucía los distintivos de mayor de la flota del
UNISON. Ella al verlo pareció reconocerle también y desvió la mirada, pero él
se dirigió hasta ella, cuando ésta iba a marcharse escoltando al prisionero, la
detuvo.
- Por favor, espere un momento, mayor. - Le pidió
más que ordenárselo. -
La
mujer se paró, obedeciendo pese a todo lo que creía una orden, pero no se giró.
Leval no se lo pidió, fue él quien dio la vuelta hasta mirarla, entonces añadió
sorprendido. Inquiriendo casi con un susurro.
-¡Jane! ¿Eres tú?
- Sí.- Contestó ella tímidamente sin levantar la
cabeza para añadir con algo de envaramiento.
- ¿Cuánto tiempo, verdad?
-Por favor, descansa.- Le pidió él.-
La
chica obedeció, relajando su postura. Y él agregó.
- Sí, hace mucho tiempo - sonrió Leval. - Me alegra
ver que, después de todo, lograste lo que querías.
-¿De veras lo piensas? - Inquirió ella a la
defensiva puesto que no sabía cómo tomarse aquellas palabras. -
- De verdad. Claro que sí. - Le aseguró su
interlocutor sin rastro de rencor y con una sonrisa. –Me alegra verte.
Eso hizo que Jane se atreviese a mirarle esbozando también
una débil sonrisa que enseguida desapareció de su rostro al decir.
- Lo sentí mucho, de veras. Nunca quise que
acabásemos de aquella manera.
- Tú tenías tus prioridades,- repuso él ahora con un
no disimulado tono de reproche, que Jane encajó admitiendo con pesar. -
- Lo sé, pensé en ello, muchas veces, mucho tiempo
después. Quizás lo hubiera logrado junto a ti, con tu apoyo, y las cosas
habrían sido distintas.- Se lamentó ella que decidió cambiar de tema. -Tampoco
te ha ido mal, por lo que veo.
- No me puedo quejar. Me embarqué en la SSP-1 y
estuve en la terraformación de Bios.- Le contó él. –
-¡Anda! Es curioso, yo participé en la expedición de
la SSP-2. Era oficial de navegación y piloto de escuadrilla. Bueno, además de
agente del servicio de inteligencia de la flota.- Le desveló.-
-Seguramente que conocerás a algunos amigos míos.-
Comentó él.-
-Si me dices sus nombres, podría ser.- Afirmó ella.-
-Por ejemplo, el mayor Rick Jensen, le apodábamos Tracer.
Siempre se hacía de notar.- Le dijo su interlocutor.-
Ahora
el rostro de Jane se relajó más, esbozando una amplia sonrisa, para asentir…
-Sí, ¡era un bromista! Siempre estaba con sus
comentarios graciosos. Traía loca a la jefa científica de la expedición…la
doctora…
-Winters, seguro...- completó él.-
-Eso, eso es.- Afirmó su interlocutora.- Penélope
Winters…
-¿Y conociste a la alférez Hunter? Iba con un amigo
nuestro, llamado Giaal.
-Sí. Claro que sí.- Asintió Jane cada vez más
animada.- Ese era un tipo extraordinario. El responsable médico. Salvó a muchas
personas. Y Susan no era alférez, era teniente. Recuerdo que, al llegar a
Nature, servimos juntas bajo el mando de Enset. No tuvimos un buen comienzo que
digamos. Acabamos literalmente a puñetazos en un ring.
La
expresión de Leval era de genuino asombro. Apenas pudo decir.
-¿Cómo? ¿Tú y Susan?...Eso tuvo que ser digno de
verse.
-Sí, todo vino por una confusión. Esa chica es una
magnífica oficial, llegará lejos. Luego fundamos una escuadrilla únicamente
para pilotos femeninos, la Fighter ladies.- Rememoró con orgullo para añadir
con nostalgia.- Yo fui su primera líder. Pero me trasladaron. La dejé en manos
de Susan y sé que ella será una estupenda jefa.
-Tenía madera de gran oficial.- Convino Leval.- Me
parece que la ascendieron a comandante. Ya la llamaré a Nature para decirle que
te he visto. Y dime, tú que hiciste después.- Quiso saber él con visible
curiosidad.-
-Me trasladaron de regreso a la Tierra junto con el
capitán Braem. Bueno, le pasaron al ejército de tierra y él ascendió a general.
Lo último que supe de Susan fue que se quedó en ese planeta y creo que ascendió
a teniente primero y a mayor después. Más tarde volví cuando se produjo ese
intento de rebelión en Nature.
-¿Aquello de las Feminax?- Inquirió el perplejo
Leval.-
-Así es, algunas de ellas llegaron a puestos claves
incluso en el ejército del planeta. Hasta la propia capitana al mando formaba
parte de la conjura. Yo pude infiltrarme
haciéndoles creer que era otra exaltada más. Junto con Susan y el comandante
Enset, además de la colaboración de Tracer y otros muchos, pudimos abortar ese
levantamiento. Después, fuimos atacados por los Arcoily.
-Es verdad. Algo recuerdo de aquello.- Comentó
Leval, agregando con pesar.- Lamenté mucho no poder unirme a vosotros en la
lucha. Aunque por fortuna pudisteis derrotar a esos bastardos sin ninguna ayuda.
-Gracias al cielo que, con la ayuda de los saiyajin
allí destacados y una vez retomamos el control de las bases de Nature, pudimos
rechazarles con los varitech. -Le contó la oficial, remachando.- La batalla
duró apenas un día, por ello ni hubo ocasión de pedir ayuda formal. No habríais
llegado a tiempo de todos modos. Y tampoco era ya necesario.
-Supisteis desempeñaros muy bien.- La alabó su
interlocutor, queriendo saber.- ¿Y qué pasó con Susan y el resto? Yo he
mantenido comunicación y apenas me contaron nada de aquello. ¿De veras están
bien?.
-No sé decirte con seguridad, perdimos el contacto
al poco de eso. Pero eran muy buena gente. Pasamos por muchas cosas juntos
durante ese viaje y esas peripecias en Nature... – Replicó ella. -
-Es verdad. Me sucedió lo mismo. A algunos todavía
les echo de menos.- Suspiró su contertulio, con tintes de añoranza.-
-¿Y qué ocurrió en tu vida?,- quiso saber Jane
preguntando con una más que cortés curiosidad. –
¿Seguiste viendo a aquella chiquilla tan susceptible,
no es así? - Ahora sonrió más ampliamente al recordar lo fácil que era provocar
a Amatista. – Esa que estaba loca por ti, aunque ni te enterases…-Y ante la
cara de sorpresa de su interlocutor, Jane sonrió afirmando divertida.- Así era,
yo, nada más verla lo tuve muy claro. La pobre se moría de celos cuando nos vio
en tu casa aquella vez. Parecía buena chica. ¡Espero que lograse tu atención
después!
Leval
sonrió divertido a su vez, para confirmárselo y dejarla atónita.
- Sí, de hecho vino conmigo en la SSP-1. Allí me di
cuenta de lo que sentía por ella. Ahora esa chiquilla tan alocada y susceptible
es mi mujer y tenemos dos hijos, un chico y una chica. El mayor es ese de ahí.
– Señaló mirando orgullosamente a Asthel que, algo alejado, charlaba con Mazoui
y Logan. -
Jane
asintió, dulcificando su expresión, mientras reconocía con voz queda y a la vez
admirada.
- A la pobre se lo hice pasar mal, te quería. Se
veía enseguida. Por eso fui tan dura con ella. Nada más mirarla a los ojos lo
noté. Yo la temía, en el fondo siempre supe que podría haberte alejado de mí de
todas maneras. Y vuestro hijo es tan valiente y tan buen muchacho como tú. Me
alegro mucho por ti, la vida te ha premiado y te lo mereces.
-¿Y tú? ¿Te casaste con alguien? - Quiso saber Leval
también con interés. -
- No- negó Jane. - Mi carrera lo era todo y lo sigue
siendo. Después de romper contigo decidí salir adelante sin volver a recurrir…-
guardó un incómodo instante de silencio y añadió. - Ya sabes.- Su interlocutor
asintió comprensivamente en tanto la
escucha proseguir. -Tuve varios novios, pero no logré encontrar a nadie. A
ninguno que fuera como tú. Luego me embarqué en la SSP-2 buscando nuevos
horizontes.
- Ya - susurró Leval, que añadió tratando de
animarla con un tinte más amistoso e incluso teñido de afecto. - Puede que lo encuentres algún día Jane, no
renuncies a ello.
Ella
pareció que iba a decir algo pero lo pensó mejor cuando los otros oficiales se
acercaron hasta donde estaban.
- ¡Eh Leval!,- intervino Mazoui con tono jovial. - ¡Que
te estamos esperando!
Asthel
se quedó un poco aparte mientras Mazoui, Logan y Braem se acercaron, hacia su
padre y la mayor Gray. Jane se cuadró de
inmediato al verles, saludando a sus
superiores.
- Parece que tienen mucho de qué hablar. ¿Ustedes
dos se conocen? - Intervino Braem. -
- Es la mayor Jane Gray, una antigua compañera de
Academia. – Les contó Leval que agregó con tono reflexivo y alegre al tiempo. -
No esperaba encontrarla por aquí. El mundo es un pañuelo.
- Y que lo digas- acordó Logan. -
- Bueno, ella ha servido con honor y valentía bajo
mi mando. Celebro que se hayan reencontrado. - Concluyó Braem según le indicaba
a Cedric - debo irme. Coronel Logan, acompáñeme, debemos hablar sobre los pormenores
de la misión para fundamentar las acusaciones.
- Bien señor- repuso éste que añadió a sus dos
compañeros. - En cuanto termine con esto nos veremos. Vamos, mayor - le indicó
a Jane. -
- Sí señor- respondió ésta que saludó a su antiguo
novio militarmente y después, cuando éste devolvió el saludo y nadie les
prestaba atención, le dio un ligero beso en los labios según le susurraba con
el mismo afecto que demostró él. - Adiós Leval, me he alegrado mucho de verte,
te deseo de corazón que sigas siendo feliz.
- Adiós Jane. - Repuso nostálgicamente él viéndola
alejarse, para musitar con voz queda casi para sí. -Yo también me he alegrado de volver a verte,
de verdad. Aparte de con mi esposa, con ninguna otra chica he sentido lo mismo
que sentí junto a ti.
Sin
embargo, eso no pareció pasar desapercibido para su primo que esbozó una leve
sonrisa declarando divertido cuando fue testigo de aquella demostración de
afecto.
-¡Vaya! , con que una antigua compañera de academia.
¿Eh? ¡Cuando se entere Amatista!
-¡Ey!- exclamó Leval
abandonando su melancolía por un tinte mucho más jovial para replicar. -
¡Tú te callas, ni se te ocurra! Eso sí que iba a ser peligroso y no esta
misión.
- Tranquilo- respondió éste, agregando con desenfado.
- Eso es cosa tuya. Pero a algo tendrás que invitar. ¡El silencio en estas
cuestiones se paga caro! No tanto como en esta subasta pero algunas copa ya caerán,
¡ja, ja! - y rio para subrayar aquello en tanto su primo fingía estrangularle.
-
Asthel
por su parte había visto a esa mujer. Sonrió débilmente. Allí estaba, lo que
pudo haber sido y no fue. Sabía perfectamente que su propia existencia en este
mundo se debió a una enojosa situación que su padre y esa oficial no habían
querido mentar de modo directo.
-Sigue existiendo química entre ellos dos.- Se dijo
el muchacho que suspiró aliviado al pensar.- Menos mal que todavía la hay más
entre mi madre y mi padre. Al menos, así se dispuso en esta dimensión.
Por
otro lado, y tras la broma que le había gastado a su primo, Mazoui sonrió y
sacó un teléfono portátil. Llamó a Amatista y sólo le dijo que las justicieras
podían acabar con los restos de las tres organizaciones, pasando a darles la
posición del último local en donde se almacenaba la droga. Su interlocutora se puso muy contenta y avisó al resto que no
tardó en reunirse.
-Nos dividiremos en tres grupos y nos repartiremos
el sitio por sectores. – Les indicó la
Dama del Viento a las otras como si su esposo le hubiera contagiado el modo
militar de hacer las cosas.-
-¡A la orden, capitana! – Sonrió Idina haciendo una
parodia de saludo para provocar las risas del resto. –
Una
vez se extinguieron las carcajadas y tras haberlas soportado estoicamente, la
aludida retomó la palabra, dirigiéndose a su colega del trabajo.
-Pues vamos, Sandy y yo. Entraremos por sorpresa para
que esos tipos huyan y el resto puedo aguardar, interceptarles y atraparles.
-Kathy y yo podemos cubrir el acceso principal para
cuando salgan. – Comentó Kerria. –
-Y Nehie y yo estaremos en la parte trasera. –
Completó Idina. –
-¡Pues vamos allá, que sepan quienes son las
justicieras y Sailor Shadow! – Las arengó Sandy deseosa de comenzar. – ¡Vamos a
limpiar el planeta de gentuza!
Todas convinieron en ello con visible entusiasmo.
Entonces se pusieron en acción, todavía eran más rápidas que esos malhechores y
cuando la Dama del Viento y, la Dama del Rayo irrumpieron lanzando chorros de
energía y usando sus armas, el pánico cundió entre esos tipos. Algunos
efectivamente huyeron por detrás, pero tanto Sailor Shadow como la Dama del
Fuego, les cortaron el paso. Los tipos levantaron las manos rindiéndose de
inmediato, no querían problemas. Todo salió conforme al plan. El último almacén
que quedaba de esos delincuentes ya estaba desmantelado.
-Perfecto. Ahora solamente habrá que avisar a las
autoridades.- Afirmó Nehie con el asentimiento de su compañera.-
Sin embargo la Dama del Hielo y la Dama del Trueno
tuvieron alguna complicación más. La zona principal se ramificaba en varios
pasillos, uno de esos tipos corrió desviándose por un lateral. Kerria le dijo a
su compañera.
-¡Vamos! Hay que cortarle la salida.
Pero Kathy no se encontraba demasiado bien… la
muchacha no pudo evitar sentirse mal y pensó, realmente preocupada, e incluso
asustada.
-¡Oh, no! Por favor, ¡ahora no!
Desgraciadamente no podía evitarlo, comenzaba a
sudar, habían pasado ya bastantes horas desde su última dosis. Tenía su pequeña
polvera escondida, allí portaba sus pastillas. Al menos eso creía. Tomaría una
y se sentiría bien de nuevo. Sin embargo, fue palparse en el traje y descubrir
horrorizada que aquella pequeña cajita no aparecía por ninguna parte. Con
horror recordó que la había dejado en el hotel, olvidada dentro de una de sus
chaquetas.
-¿Qué te ocurre?- Quiso saber su compañera mirándola
extrañada, ese tipo se iba a escapar.-¡Vamos!
-Mejor me quedo aquí y le corto la retirada – Pudo
replicar su prima, aparentando toda la normalidad que pudo. – Podría salir por
otro sitio y burlarnos…
Kerria asintió, sí, podría ser buena idea, aquello
era un pequeño laberinto y ese tipo podría quizás despistarla y retornar allí.
Sin perder ni un segundo corrió tras él. Por su parte Katherine comenzó a
tiritar. Los dientes comenzaron a castañetearle. Sentía como aquello le venía y era más fuerte
que ella. Apenas sí podía tenerse en pie. Fue entonces cuando ese tipo, el
líder de la banda salió. Había despistado con facilidad a la Dama del Hielo
entre esos corredores, pero a buen seguro ésta enseguida se daría cuenta y
volvería. Las otras estarían terminando de apresar a sus compinches, no le
quedaba mucho tiempo para huir. Aunque cuando iba directo a la salida principal
maldijo su suerte, otra de esas justicieras le aguardaba.
-Quieto – sonó la voz de la Dama del Trueno que se
encaró frente a él a pocos metros. – Se acabó…
La muchacha trató de hablar con rotundidad, pero fracasó
totalmente dado que su voz había salido algo quebrada. Fue cuando ese tipo
sonrió con malevolencia. Recordó haberla visto llevarse ese paquete con droga y
tal y como esa mujer estaba ahora no habría sido precisamente para confiscarlo
como prueba. Además, él ya tenía mucho mundo y experiencia en eso y reconocía
perfectamente lo que le sucedía a su antagonista. De modo que, cautamente, se aproximó
diciendo con tono amable y conciliador.
-Oye, oye…tranquila. Tú y yo no tenemos porqué ser
enemigos. Mira, creo que sé por lo que
estás pasando. Puedo ayudarte.
-¡Cállate! – Pudo replicar ella tratando de refrenar
el castañeteo de sus dientes y haciendo un supremo esfuerzo por erguirse. – Y
estate quieto…
-¡Ja, ja!... se rio ahora ese tipo que espetó con
tono lleno de regocijo. – ¡Fíjate!, ¿quién lo habría pensado? Resulta que la
Dama del Trueno está colgada. Pues hoy es tu día de suerte, cariño. Soy el
hombre que necesitas.
Y para demostrarlo sacó un pequeño paquete del que a
su vez extrajo una bolsita de plástico relleno de pastillas declarando.
-Mira cuantas bolitas de Plaguen tengo esperando por
alguien que sepa apreciarlas. Vamos, no te hagas de rogar…
-Quedas de…dete… nido.- Pudo balbucear ella que ya
no podía sostenerse, cayó de rodillas llevándose ambas manos al pecho en un
vano intento por parar su creciente taquicardia. –
-¿No me digas?- rio ese tipo para sentenciar. - ¿Y
quién me va a detener, tú? ¡Si solo eres una yonki! Vaya una zorra estás hecha.
Te diré lo que voy a hacer, en el fondo me das pena.
Pero se calló al escuchar voces a cierta distancia,
pertenecían al resto de las justicieras que se estaban reagrupando y se
aproximaban a su posición. Aquel tipo entonces sacó un par de píldoras y las
tiró junto a la Dama del Trueno que trababa de incorporarse. No obstante,
cuando vio esas dos pastillas rodando por el suelo el impulso de hacerse con
ellas fue más fuerte que su castigada voluntad de atrapar a ese tipo. El
malhechor se rio, burlándose cruelmente de ella, al ver como esa atormentada chica
reptaba hasta alcanzar una pastilla y se la metía con avidez en la boca.
-Es una lástima, de haber estado solos tú y yo
seguro que hasta me la habrías chupado, ¿verdad? ¡Habrías sido capaz de cualquier
cosa con tal de haber conseguido una de estas pastillitas! – Rio agitando ahora
la bolsita delante de ella para susurrar con tono lleno de lujuria. - Estaría
bien, pero que muy bien, lo cierto es que yonki o no estás muy buena y me da
mucho morbo el trajecito que llevas.
Ese tipo en su creciente excitación la veía jadear
con ese atuendo tan provocativo, tratando de soportar los estertores del mono, ahí,
tirada en el suelo a su merced. Tentado estuvo de sacarse su miembro y agarrar
la cabeza de esa mujer aun aturdida y estremecida por el síndrome de
abstinencia. La obligaría a hacerle un buen repaso, pero el sonido de los pasos
que se aproximaban se lo hizo pensar mejor. Maldijo esa circunstancia y salió
corriendo. Apenas unos segundos después aparecieron las Justicieras. Kerria fue
la primera, seguida de Idina y Nehie. Amatista y Sandy habían terminado de
atar a los maleantes que pudieron atrapar y se unieron a ellas más tarde.
-Kathy ¿te encuentras bien?- Quiso saber Kerria que
se acercó hasta su prima y la ayudó a levantarse. –
-¿Qué te ha ocurrido, prima?- Inquirió Idina a su
vez con patente preocupación. – ¿Te han atacado?
La muchacha no respondió en un primer momento,
estaba aún superando los últimos temblores en tanto aquella pastilla hacía su
efecto y finalmente pudo hablar con una voz algo más segura.
-Alguien debió de sorprenderme por detrás, me
descuidé…
-¡Déjame ver! - le pidió Kerria tratando de
reconocerla en la parte trasera de la cabeza, al creer que posiblemente ese
tipo la hubiese golpeado ahí. –
-Estoy bien – Replicó Katherine apartándose
bruscamente para sorpresa de sus compañeras. Sin dejar que su prima ni la
observase, espetando con tono bastante más agresivo de lo era normal. – No me
pasa nada… ¡déjame!
Las otras le dedicaron miradas de asombro, no
obstante, achacando aquello a los nervios y la tensión, no dijeron nada. Por su
parte, Sailor Shadow contemplaba la escena con pesar sin querer intervenir.
Después de lo que viera el otro día y a juzgar por cómo se comportaba aquella
chica la cosa estaba muy clara. Con sus percepciones podía refrendarlo. No
obstante, optó por no decir nada. Eso no era asunto suyo y afortunadamente todo
se había resuelto bien. Fue entonces cuando llegaron Sandy y Amatista, ésta
última les informó a las demás.
-Hemos llamado a la policía, vendrán a limpiar esto
y aquí tienen pruebas de sobra para encerrar a toda la banda restante.
-Sí, eso hará más fuerte el caso que puedan
presentar contra ellos. – Convino Kerria. –
-Kathy, ¿seguro que estás bien?- Le preguntó Idina
sorprendiendo ahora a las recién
llegadas. –
-¿Qué te ha pasado?- Quiso saber Amatista
dirigiéndose a la Dama del Trueno para decirle algo inquietada. – No tienes
buen aspecto.
-Estoy bien, de verdad – Se apresuró a repetir ella
todavía con voz trémula. – No pasa nada.
-Se nos ha escapado uno. Pero ya le atraparemos –
suspiró Kerria cambiando de tema. –
-Sí, incluso el muy cerdo ha dejado su rastro. –
Escupió Sandy que había visto una pastilla en el suelo que inmisericordemente
aplastó con una de sus botas. -
-Será mejor que nos vayamos. – Intervino entonces
Sailor Shadow. –
Las chicas convinieron en ello. Se alejaron de aquel
sitio y una vez en zona desierta recobraron sus identidades normales.
-Ahora que todo ha pasado saludaré a mi hermano y a
mis sobrinos y volveré enseguida a la Tierra. Echo mucho de menos a mis padres,
a Sam y a mi hijo. – Dijo Kerria vestida ya con sus vaqueros y su camisa. –
-Sí… y ahora que lo dices, nosotras tenemos que ir a
por los niños. Me estaban sustituyendo en el cole porque alegué que estaba con
resfriado. Pero Mike estará preocupado. No creo que se le ocurran muchas cosas
más para entretenerles. Nehie, tenemos que ir a casa. – Le dijo Idina. –
-Será lo mejor, Kerria, Kathy, Sandy, veniros a mi
casa. Os pilla de paso. – Las invitó cordialmente Amatista. –
-Prefiero ir primero a la mía a ver a mi marido y a
mi hijo. – Declinó Sandy que sonriente
agregó. – Pero gracias, nos vemos mañana.
-Si no te importa, querría pasar antes por el hotel
a recoger unas cosas. – Terció tímidamente Katherine que esbozó una leve
sonrisa para añadir. – También quisiera contactar con mi cadena de televisión. Les
diré que me han dado un soplo sobre esto. Podría sacar un buen reportaje sobre
el tráfico de drogas para concienciar a la población.
- Así me gusta. Siempre a la caza de la noticia.-
Sonrió Kerria rematando con jovialidad.- ¡Esa es mi primita Kat la reportera!
Aunque tendrás que ir con cuidado con esa tal Tania Spencer, he oído que
también es muy buena…Sin embargo, esta primicia no te la podrá quitar.
El
resto sonrió al oír aquello, excepto Neherenia y la propia Katherine, que pese
a todo forzó una sonrisa instantes después, musitando en un fracasado intento
por parecer desenfadada.
-Así soy yo… ya me conocéis. Y, por cierto, Tania es
discípula mía, muy aventajada lo admito, pero sigo siendo su maestra.
-Sí, bueno Kathy, ve a hacer lo que tengas que hacer.
Luego quedamos en casa. Hay que aprovechar para vernos un rato al margen de
nuestras actuaciones como justicieras. – Convino despreocupadamente Amatista
con el asentimiento de sus otras primas que afortunadamente no ser percataron
del estado de su compañera. – Hasta luego, chicas…
Se separaron cada una para acudir a sus respectivos
lugares, aunque antes Neherenia quiso aproximarse a Katherine. Lo hizo y con
tono bajo le susurró, aprovechando que Idina se había puesto a charlar con
Amatista y Kerria a unos metros y que Sandy ya se había ido.
-Tendrás que contarles la verdad algún día…
-No sé de qué me estás hablando. – Replicó su
interlocutora cuidándose también de no elevar el tono ante la cercanía de sus
compañeras. –
-Lo sabes muy bien- replicó serenamente Nehie. – Es
inútil que lo niegues.
-Por favor, no te metas en mis asuntos. – Le pidió
Kathy a la defensiva, ahora con un tinte mayor de temor y enfado. –
-No lo haré. Eso es algo entre tu conciencia y tú.
Pero piensa que si se repite podrías poner en peligro a tus amigas y primas.
¿Es eso lo que quieres? - Le espetó ahora con más indignación, sentenciando. –
Necesitas ayuda.
La interpelada se crespo al oír aquello último
mirando con hostilidad a su interlocutora, pero ante la proximidad de las demás
no se atrevió a decir nada. Por fortuna fue la voz de Idina, ajena como el
resto a esa conversación, la que llamó a su amiga.
- ¡Hala Nehie!, despídete ya de Kathy y del resto.
Pero fue su prima la que asintió, se iba a alejar de
la Soberana de la Luna cuando ésta discretamente la sujetó de un brazo y le
susurró un lapidario, aunque más conciliador.
-Piénsatelo. Por favor.
Su interlocutora ni la miró, se soltó con poca
delicadeza y se alejó de allí con paso rápido. Las demás no se percataron de
ese detalle y supusieron que tenía prisa por ir al hotel. Sin preocuparse más
por el asunto cada una se marchó por fin a sus respectivos destinos. Sandy
llegó a su casa y allí abrazó a su hijo. Su esposo también estaba presente y
tras darle un beso de bienvenida y aprovechando que Coraíon tenía que irse a
dormir, le contó brevemente la aventura. Eso sí. Algo pensativa le dijo.
-No sé. Todo ha salido bien pero juraría que tu
prima Kathy estaba rara. No me dio mucho tiempo a centrarme en ella de todos
modos.
-Es lo normal, - razonó su esposo que, envolviéndola
con sus brazos en tanto ambos se tumbaban en la cama, declaró. – Seguramente
pasaría por mucho estrés como el resto de vosotras, puede que a ella le
afectase más.
-Sí, eso será – sonrió Sandy que ahora no quería
preocuparse sino disfrutar un poco con su esposo de esos pocos ratos que tenían
últimamente para mantener relaciones algo más íntimas. – Anda ven aquí…te he
echado mucho de menos…
-Y yo también a
ti. Mi valerosa justiciera.- Sonrió él en tanto los dos se besaban yendo
hacia el dormitorio.-
Cuando Katherine llegó al hotel apenas entró en la
habitación y cerró la puerta se derrumbó llorando en el suelo. Se odiaba a sí
misma por su debilidad, por su maldita dependencia de esa droga. Había permitido
que ese delincuente se escapase, y lo que aún era peor, que la humillase de
aquella terrible manera. Y por desgracia ese patibulario tipo había tenido toda
la razón. De haber estado a solas con él, ella se hubiera prestado a cualquier
cosa que le hubiera exigido con tal de que le diese una pastilla para mitigar
el mono. ¡Y pensar que era una justiciera! Había deshonrado su legado y el
nombre del grupo. Se despreciaba a sí misma, y sufría pensando que pasaría si
su hermano, que la creía ya curada y su familia, descubriesen aquello. ¿Qué
dirían sus padres o su madrina Minako de verla así? Y lo peor es que la reina
de la Luna Nueva tenía toda la razón. ¡Podría haber puesto en serio peligro a
sus compañeras, que eran también de su familia! ¡Necesita ayuda! Pero tenía
miedo de pedirla. ¡Lo perdería todo! Lloró un buen rato en tanto encontraba ese
pastillero dentro del bolsillo de su chaqueta, en un arranque de ira lo lanzó
contra el suelo. El objeto de su rabia se abrió con el impacto y algunas
pastillas saltaron despedidas. La chica ahora gemía sentada en el suelo y enterrando
la cara entre sus manos. Tuvo que pasar un rato para que se calmase, cuando al
fin se rehízo recogió cuidadosamente todas las pastillas, volvió a guardarlas y
llamó al canal de televisión en el que trabajaba pidiendo a su cámara. Con voz
pretendidamente jovial les aseguró que
tenía un gran reportaje. La respuesta fue que, en apenas dos días, una unidad
móvil llegaría a Bios.
-Muy bien, os estaré esperando.- Fue capaz de decir
con ese tono profesional y dinámico que tan bien sabía fingir.- Adiós…
Tras
colgar sin embargo, únicamente musitó con la voz rota.
-¡Oh, Dios mío! ¿Qué puedo hacer? No quiero… seguir
así…ya no puedo más…
Y allí quedó, sentada en el suelo y con la cabeza
gacha, enjugándose las lágrimas. Por otro lado, esas noticias de la batalla de las
justicieras contra esos delincuentes alcanzaron también a los mandos militares
del planeta. Desde luego la actuación de las chicas y la posterior publicidad que
hizo esa emisora asegurando que, dentro de poco estrenarían en primicia un gran
reportaje, no les fueron ajenas. Los medios comentaron que algo gordo había
sucedido en Bios, aunque sin de momento matizar qué. Esas noticias no le
hicieron mucha gracia a Braem al estar todo fuera de su control. Al menos, el
empuje de esas justicieras sí le permitió resolver por completo el tema y ya
solamente tuvo que ocuparse de llevarse a Strips y a sus colaboradores de allí.
Cedric también se marcharía de Bios una vez cumplida su misión, pero antes se
reunió con Leval, Amatista y Mazoui para despedirse, cenaron y al final Logan
les dijo unas palabras.
- Celebro que en esta ocasión estuviéramos trabajando
juntos. - Declaró satisfecho. -
- No eras tan mal tipo después de todo, Cedric.-
Convino Leval. -
- Y has demostrado ser muy astuto y buen actor.
¡Vaya susto me diste! - Alabó Amatista. -
- Lo cierto es que hace años perdí una buena ocasión
contigo. Pero ahora creo recordar que alguien me dijo que estabas destinada a
casarte con este bobo. ¡Y era verdad! - Sonrió Logan señalando a Leval. -
- Oye, no lo estropees.- Intervino éste con bastante
sentido del humor. -
- ¿Y quién te dijo eso?- le inquirió Amatista con
visible curiosidad. – ¿Algún adivino?...
- La verdad. – Pudo contestar Cedric tornando su
hasta entonces divertido semblante por otro más reflexivo. – Ahora no lo
recuerdo. Fue al poco de irme de la gran Nave o quizás antes de partir, es
curioso. Por más que quiero pensar quién fue, no logro acordarme. Bueno, el
caso es que acertó, ¿no?- apuntilló sonriendo nuevamente sin darle ya más
importancia. -
- Bueno, pues eso significa que has dejado de pensar
en mi mujercita, ¿entendido? – Terció Leval no sin humor. -
- No me tientes. Y saluda de mi parte a tus hijos.
Ambos son encantadores y por lo que he visto, muy prometedores, sobre todo
Asthel. Ese muchacho llegará muy lejos, marcará las diferencias en este mundo y
puede que en otros, créeme. - Y sin dar ocasión a ninguno para preguntarle por
esas palabras, Cedric, siempre enigmático, agregó. - Debo irme ya.
Dicho esto ofreció su mano a ambos que se la
estrecharon e incluso intercambió con Amatista sendos besos en las mejillas.
Tras ello Logan se alejó caminando. Mazoui no lo hizo pues le dijo que él iría
dentro de un momento con él, eso sí, les explicó a su primo y a Amatista.
- Yo también debo irme. Únicamente había vuelto al
servicio para cumplir esta misión, pero ahora me esperan muchas
responsabilidades en la Tierra.
- Dale muchos recuerdos a todos y cuídate, Mazoui, -
le pidió ella dándole también un cariñoso
beso en una mejilla. -
- Gracias Amatista.- Sonrió su contertulio que,
antes de irse, añadió dirigiéndose a su primo. - Leval, Braem me dio algo para
ti. Pero me lo he dejado en casa.
-¿De qué se trata?- Quiso saber Leval con evidente
curiosidad. -
- Toma, te daré las mías, no las llevaba ya de todas
maneras.- Sonrió Mazoui sacando de una cajita que guardaba en el bolsillo unas
insignias en forma de planeta, para añadir jovialmente. -¡Felicidades, desde
ahora eres el nuevo supervisor del Planeta!, ocuparás el cargo de Cedric.
Ascendido a coronel.
- Es fantástico- exclamó Amatista. - ¡Un ascenso!
-¡Gracias Mazoui! - Exclamó también Leval que se
abrazó a su primo y éste, tras separarse de él,
se las impuso. -
- Seguramente te van a dar una medalla como a Logan
y a mí, pero de eso ya te avisaré. Ahora debo irme.- Mazoui abrazó de nuevo a
ambos y se marchó remachando. - Adiós muchachos, espero volver a veros
pronto...
Amatista
y Leval vieron alejarse a su amigo y los dos se abrazaron muy felices. Él
entonces le comentó su reencuentro con Jane. Lo que apagó en parte el júbilo de
su esposa.
- Me acuerdo bien de ella, nunca me gustó. ¡Vaya una
pécora! - Repuso Amatista algo dura en su tono. -
- No la culpes, creía hacer lo mejor para su futuro.
Pero se dio cuenta de que obró mal. La he visto triste, como si hubiera logrado
lo que quería y no tuviese nada más por lo que luchar o para seguir hacia
delante.
-¡Es una pena!- respondió su esposa sarcásticamente.
– Pobrecita…
- Ella me dijo que tuve suerte de casarme contigo.
Al menos, lo dio a entender.- Matizó no queriendo ser tan explícito según
agregaba con desenfado. - Tú no le caías mal después de todo. Solo eras una
dura competencia.
-¡Vaya!- suspiró Amatista afectada por ese elogio
inesperado. - No parecía que opinase eso entonces.
- ¡Me dijo que eras una chiquilla muy susceptible! -
rio Leval mientras aseguraba divertido - y tenía razón. De hecho. ¡Lo sigues
siendo!
-¿Eh? ¿Cómo que una chiquilla muy susceptible?,-
inquirió su esposa mirándole con fingida (o quizás no tanto) expresión molesta. -
-¿Lo ves?,- la señaló Leval sin parar de reír. -
- No, no veo nada. ¿Qué es lo que tengo que ver, eh?
- repuso ella dándole repetidas collejas. -
- Nada, nada.- Contestó Leval sujetándola de las
manos y cargándosela a los hombros mientras su encantada esposa reía y
pataleaba. –
Y ante las atónitas y divertidas miradas del resto
de los comensales salieron de esa guisa del restaurante. Ya recobrando la compostura
fuera, se encaminaron de regreso en casa. Allí se despidieron de Kerria.
-Me alegra mucho que todo saliera tan bien,
hermanito.- Sonrió ésta abrazándole –
-Y a mí también, Ky. – Convino éste que la ofreció –
Puedo llevarte al astropuerto o decirle a Asthel que te lleve por un pasillo
dimensional de los suyos.
-No te molestes, voy a ir a través de un espejo de
Neherenia. Ella dice que me conectará directamente con la Tierra. Aprovecharé
para saludar a la tía Connie. Saldré por su espejo.
-Dale un beso de nuestra parte, la pobre lo estará
pasando mal todavía. – Afirmó Leval quien junto a su esposa, tiñó ahora de
tristeza su semblante al recordar a su desaparecido tío Tom. –
-Lo haré. – Asintió su hermana con una sonrisa llena
de afecto. – Con todo cariño…
Y tras despedirse de Asthel y Maray, Kerria se
marchó a casa de su prima. Neherenia la aguardaba allí. Tenía en efecto un gran
espejo que había traído. Después de que las niñas se despidieran quedando para
verse de vez en cuando. Idina les deseó un buen viaje.
-Amiga mía, espero poder veros pronto. Saluda a mi
madre.
-Cuando nos vayamos recuerda que el espejo que te
dejo tendrá energía aún para que hagas un viaje más. Visita a Cooan cuando
quieras, pero luego deberás regresar con una nave. – Le sonrió Nehie. –
-Lo haré. – Afirmó su amiga cuando vieron que Kerria
llegaba, a lo que Idina preguntó.- ¿No viene Kathy contigo?
-No, creo que tal y como nos dijo, se quedará para
hacer un reportaje sobre todo este asunto del tráfico del Loten. – Le contestó
su prima jovialmente para remachar.- Ya sabes cómo es…su famosa suerte
irlandesa, según dice. ¡Viene aquí y salta la noticia!
Neherenia escuchó aquello sin atreverse a mirar a
sus amigas. Aguardó un poco para que estas se despidieran. Tras algunos abrazos
más primero cruzó Kerria. Antes de irse y tras darse unos besos los niños
se dijeron.
-Tienes que venir a verme a mi reino. – Le pidió
Alice a Loren agitando un dibujo que su amiga le había hecho. – Y tú también,
Tom…
-Sí, cuando acabe el cole seguro que mamá y papá me
llevarán. – Sonrió su amiguita, entusiasmada con esa idea. –
-Adiós Alice – La saludó también Tom con la mano.-
Espero que nos veamos pronto…
Lo cierto es que tras la marcha de Briseida, los
chicos habían pasado unos buenos ratos jugando. Tom fue muy amable con las dos
dedicándoles atención y hasta enseñándolas a jugar con algunos holo juegos. Eso
hizo que la opinión de Alice sobre él mejorase. Ahora la pequeña princesa de la
Luna le devolvió el saludo.
-No comprendo por qué le cae tan mal a Brise. Tom no
es mal chico.- Pensó.-
Y
es que recordaba las duras palabras que su amiga le había dedicado a ese
muchacho. Estando las dos a solas en la legación.
-No le soporto, es un mal educado y un simple.-
Declaró la rubia jovencita.-
-Pero Brise, está siendo muy amable con nosotros.-
Afirmó la atónita Alice.-
-Porque somos guapas y le gustamos.- Se sonrió
malévolamente esta, agregando a su vez.- Y porque tu madre es amiga de la suya.
Pero yo estoy deseando perderle de vista. Espero que no tengas que invitarle
otra vez.
-No sé, eso es cosa de mi madre.- Suspiró ella.-
Ella es la que lo decide.
-Bueno, es verdad.- Convino Briseida, sonriente una
vez más para agregar con despreocupación.- cambiemos de tema. Ese simple no
merece que hablemos tanto de él.
Lo
cierto es que en algunas cosas como contar o conocer palabras de algún juego al
que habían estado jugando, se notaba que Tom no se las apañaba nada bien. Por
supuesto, fieles a su esmerada educación, ninguna hizo mención de eso delante
de él o de su hermana pequeña Loren. Al menos de ella, Brise no parecía tener
queja. Y cuando Alice le preguntó, su amiga repuso con tono indiferente.
-Loren es una niña agradable. No tengo nada en su
contra.
Ahora,
tras recordar eso, Alice suspiró pensando envarada.
-¡Ojalá que mi madre ni la princesa Idina se enteren
de eso!
Por su parte, Neherenia se dirigió a su amiga de la
infancia, con tono algo preocupado y
apenas un susurro le pidió.
-Cuida a tu prima Katherine. A pesar de que no lo
parezca, lo está pasando muy mal. Procura estar a su lado, te necesita. Precisa
a alguien como tú con quién pueda hablar y sacar fuera lo que tanto le tortura.
-¿Kathy? Pero. ¿De qué estás hablando, Nehie?
Empero,
la interpelada se limitó a sonreír débilmente y a remachar para despedirse.
-Hasta la vista, mi querida amiga
Su interlocutora quedó sorprendida, ¿A qué se
refería Nehie? pero ya no tuvo ocasión de replicar. Neherenia había tomado de
una mano a la pequeña Alice que agitaba su otra manita para despedirse, igual que hacían Tom y Loren. Michael se
acercó para decir adiós también. La reina de la Luna Nueva y su hija cruzaron
finalmente por el espejo y desaparecieron.
Los niños y Mike volvieron a sus cosas e Idina se quedó pensativa. ¿Qué
habría querido decir su amiga con eso? ¿Qué podría ocurrirle a Katherine?
-En cuanto la vea intentaré averiguarlo.- Se
prometió.-
Y
dejando ese tema por el momento, fue a reunirse con su familia. Tenía muchas
ganas de pasar una tarde tranquila con ellos.
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