Amatista
se fue con algo de cargo de conciencia por dejar a su hijo recién nacido, pero
estaba tranquila porque sabía que su cuñada le atendería bien. Además, no iba a
estar fuera más que unas tres horas. Eso sí, antes de irse volvió a darle el
pecho, la siguiente toma tendría que dársela ya cuando hubiese vuelto. De este
modo dejó a Asthel dormido en su cuna y, por fin, ella y los demás salieron
dejando a Kerria a cargo del bebé. No sin que antes la apurada madre
insistiera.
-¿Estás segura, Ky?
-Por supuesto que sí, no te preocupes. Hice de canguro
alguna vez para pagarme algunas cosillas en la universidad.- Se sonrió la
muchacha.-
Lo
cierto es que así fue, aunque no de críos recién nacidos. Aunque Kerria contaba
con que el pequeñín no le iba a dar problemas.
-Bueno, pues… no tardaremos.- Sonrió Amatista.-
-Anda cariño, confía en mi hermana. -Le pidió Leval,
añadiendo jocoso.- La cara de patata nos lo cuidará bien.
Su
hermana le sacó la lengua pero se rio. Aquel mote que tanto le disgustaba de
pequeña le traía ahora muy gratos recuerdos. Al fin, los demás la dejaron con
el bebé.
-
Pues bueno - decía la muchacha con voz dulce y aterciopelada. En tanto que
meciendo la cuna con suavidad miraba a su sobrino dormir plácidamente
para susurrarle -...ahora estamos solitos tú y yo. -¿Sabes una cosa, chiquitín?
Eres un niño muy guapo, un auténtico muñequito y eres igual a como te vi en mi
sueño...
Kerria recordó aquellas visiones que había tenido cuando estuvo tan cerca de la
muerte, la visión del bebé de Amatista fue una de las cosas que le sirvieron
como acicate para volver a la vida. Quiso desde entonces ayudar en lo posible a
que su amiga y su hermano pudieran terminar juntos.
-Aunque
durante un tiempo llegué a pensar que no sucedería. Cuando se distanciaron.-
recordaba ahora.- Pero, al final, esa
premonición o visión o lo que fuese, resultó ser cierta. Y me alegro, me alegro
mucho de que fuera así.
Y
es que ahora sonreía satisfecha contemplando el fruto de esa unión. Ese niño
era alguien muy especial. De algún modo creía que, desde siempre, había estado
destinado a nacer. Eso explicaba muchos de los avatares por los que ella misma
y sus familiares y amigos se habían visto obligados a pasar. Así transcurrieron
un par de horas, estaba sumida en sus propios pensamientos, próximos exámenes,
su relación con Sam, las diferentes responsabilidades que tenía, incluyendo su
actividad como Justiciera…
-Menos
mal que esta visita me sirve como unas vacaciones.- Suspiró.- Son muchas cosas
las que me aguardan cuando regrese, pero estoy deseando hacerlas.
Fue
entonces cuando oyó que el bebé lloraba, no con mucha fuerza, pero se
apresuró a mecerle en la cuna. Eso no hizo que el niño se tranquilizase. Cuando
ella le miró, él levantó hacia arriba sus bracitos de manera rítmica y
espasmódica. Pensó que quizá el niño quería ser acunado por su madre, pero como
Amatista no estaba allí, decidió que tendría que hacerlo ella misma.
-Tendrás
que conformarte con tu tía, pequeñín.- Le susurró y sonrió con ternura.-
Con
mucho cuidado y cariño levantó al bebé y le meció en sus brazos. Sintió
entonces un escalofrío que la recorrió y muchas sensaciones agradables a la
vez. ¡Ahora estaba decidida! En su fuero interno se abría cada vez más el deseo
de ser madre algún día no muy lejano.
-¡Cómo
si no tuviese nada más que hacer! Pero, no sé por qué. Lo deseo mucho. Puede
que no enseguida claro. Primero tendré que terminar la carrera y asentarme con
Samantha. Aunque, a ver como se lo digo a ella.- Meditaba con cierta inquietud,
pero ilusión al mismo tiempo.-
De
hecho, ya lo había llegado a pensar en alguna otra ocasión, pero le faltaba
valor para ni tan siquiera acometer la idea comentándosela a los suyos. Temía
los inconvenientes que a buen seguro tendría que afrontar. Empezando por quién
podría ser el padre. Aunque ella sabía bien a quien desearía pedirle eso. Otra
cosa iba a ser como se lo tomaría su pareja. También era todavía muy joven. Eso
es lo que más la inquietaba, estaba estudiando y luchando mucho por ser
admitida en Harvard para graduarse en derecho allí.
-Un
bebé sería lo menos oportuno para mí y para Sam en este momento.- Suspiró
diciéndose a sí misma.- Tienes que ser más realista, Ky.
Y es que, cuando alguna vez las dos
habían ido de paseo y visto algunos críos por la calle, ella sonreía, en
ocasiones divertida al verles corretear. No obstante, le había parecido ver
tristeza en el rostro de su novia. Samantha enseguida cambiaba esa expresión y
comentaba acto seguido lo gracioso o monos que eran esos pequeños.
-Nunca
le he preguntado por eso, pero ella estuvo casada…con ese canalla.- Pensó ahora
llena de malestar.-
Recordaba una vez más, sin poderlo
evitar a ese demente que casi mató a Samantha. Ella pudo atraparle en su
identidad de justiciera y por fortuna, la intercesión de su madrina Ami, que
estaba a su lado en su calidad de Sailor Mercurio, evitó que Kerria se tomara
la justicia por su mano con aquel miserable.
-Hubiera
merecido que le matase allí mismo.- Pensaba con furor.-
Aunque
en ese instante su sobrino pareció reaccionar, llorando un poco. De forma
rápida y solícita ella le tomó en brazos y le acunó suavemente.
-Ya,
ya, chiquitín.- Musitó con dulzura.-
No
supo el porqué, pero mirando a ese niño, los pensamientos que acababa de tener
la avergonzaron profundamente. En cuanto pudo calmar a Asthel le dejó en la
cuna de nuevo, como si ahora no se sintiera digna de tenerle entre sus brazos.
-Tengo
que superar eso. Quiero ser una buena persona, una que defienda la ley y la
justicia. No puedo pensar de esa manera. Por muy canalla que ese tipo fuera, no
era más que un desequilibrado.
Y
es que bastaba con mirar a aquel pequeñín, ahora apaciblemente dormidito, para
que cualquier tipo de odio o de enfado se desvaneciese. Ahora hasta se sintió
ridícula por haber revivido aquellos terribles momentos. Sam estaba bien, en
casa con sus padres, ese loco en prisión
y ella con su familia y seres queridos, disfrutando de aquellas fiestas y del
recién nacido. ¡Y haciendo de canguro improvisado! Se ofreció sin siquiera
pensar, y eso que no tenía ni idea de cómo actuar con un bebé. La joven se rio
a pesar de sí misma y casi se reprochó con jovialidad.
-Kerria Lorein, tú sí que estás loca, chica. ¡Tener un
hijo ahora! ¡Cómo si no tuvieras cosas de las que ocuparte ya!
Pero
a la vista de un bebé tan precioso, que le hacía experimentar aquellas
emociones, supo también que valdría la pena. Continuó observándole embelesada,
como si no tuviera constancia del tiempo. Asthel despertó al rato, abriendo
aquellos ojos violetas tan bonitos. El niño elevó sus bracitos como si desease
que ella le sacara de su cuna. Kerria así lo hizo. Besó con suavidad en la
frente al crío, éste jugueteaba con el pelo de su cuidadora, ella le tarareó
alguna canción de las que cantaba junto con sus primas y Amatista. Así, tras
media hora, el bebé se durmió de nuevo. Su tía le miraba sonriente y sin poder
apartar la vista de aquel cuerpecito. El tiempo pasó volando y cuando quiso
darse cuenta la puerta de la casa se abrió. Amatista entró despacio y se acercó
a ella.
-¿Te
ha dado mucha guerra? - Quiso saber levantando a su hijo en brazos. -
-¡Qué
va!, es un angelito - sonrió la aludida -...tan lindo, me ha hecho ver lo
hermoso que es cuidar a un ser tan pequeño y tan encantador. ¿Y sabes una cosa,
Amatista? He tomado una decisión....
No
pudo terminar la frase, aunque su amiga esperaba que lo hiciera con expresión
curiosa, Kerria guardó silencio dado que entró Leval que saludó a su hermana,
le seguían los abuelos. Todos se acercaron a ver al niño, tras hacer los
consabidos comentarios sobre lo rico que era y lo gracioso, finalmente
decidieron dejar ya a solas a esa nueva familia. Se despidieron de ellos y cada
uno volvió a su casa. Los padres de la criatura quedaron en llamarles para
celebrar juntos la cena de fin de año y poder reunirse con Zafiro, Petz,
Karaberasu, Mathew y demás familia. Esperaban que para entonces los que estaban
en la Tierra fueran para allí...
-Estaría
muy bien que nos reuniéramos.- Le comentó Amatista a su esposo.-
-Sí,
nuestros padres están deseosos de celebrar una de esas fiestas suyas.- Sonrió
él.-
Y es que durante la comida
estuvieron hablando de eso. Por supuesto, Roy insistió en la idea, alegando que
una buena juerga con karaoke no les iba a venir mal. Arrancó las risas de sus
consuegros rememorando viejos tiempos y hasta las de su esposa que movió la
cabeza.
-¡Tu
padre desde luego tiene muchísimas ganas! - Rio Amatista también al recordar
esos momentos.-
-Y
mi hermana estaba como loca con Asthel. Casi creí que nos lo iba a pedir
prestado cuando se marchaba.- Sonrió él.-
-No
sé.- Comentó una ahora pensativa Amatista.- Creo que Kerria quería decirme algo
justo cuando volvimos. Pero al final no le dio tiempo.
-Ya
te lo dirá si es que era importante. Todavía van a estar unos días.- Repuso su
marido restándole importancia.-
Mientras, Sandy estaba en su casa con Coraíon, pensaba en sus amigos y en el
hijo de estos y se alegraba mucho por Amatista y Leval. También miraba el árbol
de Navidad profusamente engalanado y eso le traía muchos recuerdos, algunos de
cuando era muy niña, de la única Navidad que recordaba junto a su madre. Esos
recuerdos los tenía atesorados en lo más profundo de su corazón. Se veía a ella
misma mirando por la ventana de su casa, con la naricilla junto al cristal,
nevaba, su madre estaba colocando el árbol. Entonces la llamaba para que la
ayudase...
-
Sandy, cariño. Ven a ayudar a mamá a poner los adornos del árbol...
-
Sí, mami,- repuso la cría que dejó de pegar su pequeña nariz al frío cristal y
corrió al lado de su madre para pedir a su vez. -”Yo quero pone la estella”...
-
Muy bien - sonrió ILaya complaciente con su hija. - Claro que sí, pero,
primero hay que colocar los otros adornos. Mira - sacó una gran caja que
contenía toda suerte de bolitas, largas cadenitas de papeles de colores y
muñequitos de renos y hombres de nieve y explicó. - Mira cielo, mientras yo
pongo las luces, tú coloca las cadenitas.
-
¡Siii!,- chilló la pequeña con insistente entusiasmo -...”pon muchas luces, de
esas que billan y se encenden y apagan”.
ILaya asintió divertida y se dispuso a poner el juego de bombillitas. La cría
por su parte, se afanaba a colocar cadenitas de papeles de muchos colores, los
hacinaba en el centro y su madre le recomendó que los separase un poquito más
para que llenasen todo el árbol. Sandy se quejó pretextando que ella no llegaba
arriba del todo e ILaya, con una sonrisa enternecida, la aupó. La niña pudo así
recorrer todo el árbol. Después, colocó las bolas y los muñecos. Entonces,
cuando estaba admirando su trabajo, la puerta de casa se abrió y vio entrar a
su padre.
-
¡”Papi… mía que árbol tan boito”! - exclamó señalándolo con insistencia. -
-
¡Es precioso, cariño! - Repuso Robert que, dándole un beso a ILaya, levantó a
Sandy en brazos una vez dejó en el suelo un paquete que traía. -
-¿Qué
llevas ahí, papi? - Inquirió la chiquilla con curiosidad. -
-
Son dulces de Navidad, nena,- le respondió su padre - para después de la
cena...
-“Yo
quero uno” - pidió la cría con muchas ganas. -
-
Cariño.- Terció su madre con un tono condescendiente para recordarle. - Papá te
ha dicho que son para después de cenar, si eres buena y te lo comes todo, te
dará más de uno.
-¿”Me
lo pometes, papi”?..- le preguntó Sandy poniendo unos ojillos arrobados. -
-¡Claro
que sí, mi niña!,- aseguro su padre a la vez que la hacía reír con unas
cosquillas. -
Robert dejó a su hija en el suelo y ésta se percató de que faltaba la estrella
en la punta del árbol...
-
Mami,” ¡la estella, se nos ha olvidado la estella!,”- apremió Sandy. -
-
Ahora mismo lo arreglamos.- Sonrió ILaya que se hizo con una gran y plateada
estrella y se la dio. - Aquí tienes, ahora te subiré y la pones, pero en el
centro ¿eh?
La pequeña Sandy asintió y una vez su madre la hubo levantado ella colocó la
estrella ante la mirada de aprobación de sus padres. Cuando ILaya la bajó al
suelo dio palmas muy contenta observando su obra.
-“¡Qué
bien ha queado!!” ¿A qué es el mejó ábol de Navidad del mundo y de todas las
casas”?.- Preguntó a sus padres que hablaban entre ellos y no la escuchaban.
Sandy insistió y tiró de la falda de su madre para que esta la mirase. - ¡Mami,
papi, miad el ábol! - les pidió con la urgencia típica de los niños que quieren
que sus padres vean lo que acaban de hacer. – ¡Miad!
-
Es el árbol de Navidad más bonito que he visto nunca... ¿verdad “papá”?,- le
dijo ILaya a Robert sonriendo. -
-
¡Claro que sí!,- convino éste divertido para dirigirse a la niña con cariñosa
jovialidad. - Mi pequeñina sabe poner mejor que nadie la estrella...- levantó a
su hija y la besó en la mejilla mientras la cría reía muy contenta. -...
Sandy escuchó la voz de Coraíon que la sacó de sus recuerdos.
-
Cariño... ¿te preocupa algo? Te noto pensativa - Preguntó él con interés. -
-
No,- musitó ella con una pálida sonrisa - , es sólo que recordaba, al mirar el
árbol. Me acordaba de cuando era pequeña, de una Navidad que pasé con mis
padres. Nunca olvidaré esa Navidad, fue la última que pude pasar junto a mi
madre...Recuerdo que mi padre traía un paquete. Cuando le pregunté me dijo que
eran dulces, pero a la mañana siguiente al despertarme e ir al árbol ese
paquete estaba ahí. Era un regalo. Mi padre me dijo que Santa Klaus había
venido esa noche. Cuando lo abrí ahí estaba mi osito Alitas. - Sonrió ahora con
una marcada expresión de añoranza y felicidad. -
-
Ya veo, ¿le tienes mucho cariño a ese osito, verdad?- Replicó su novio con otra
sonrisa, añadiendo divertido. - Estoy por ponerme celoso, seguro que le habrás
abrazado más que a mí.
Sandy
se rio, abrazando entonces a su novio, aunque enseguida se puso más seria
cuando le confesó con voz queda.
- Ese osito ha sido lo único que me ha recordado los momentos felices que pasé junto a mis padres. Tengo grabada en la memoria a mi madre sosteniéndome a mí mientras yo abrazaba al peluche. Y como ella le ponía uno de mis jerséis y un gorrito. Incluso nos hicimos una foto las dos con él, yo sosteniendo al osito y ella a mí. Desde que ella murió siempre que me sentía hundida y triste me aferraba a él. Era como si las últimas energías de mi madre estuviesen ahí…
Su
novio la miró compadeciendo a la chica por aquella vida tan dura que había
debido de arrostrar. Él podía comprender en cierta medida lo que era la
sensación de vacío y de pérdida debido a la muerte de su propio hermano. No
obstante, a esa pobre muchacha se le sumaba su naturaleza tan especial que le
había causado tantos problemas. El miedo, la duda, la desconfianza que tenía
que haber ido acumulando durante tantos años. Las decepciones y la tristeza por
sentirse incomprendida y rechazada en cuanto su secreto salía a la luz. Desde
luego que él no podía borrar aquello, pero al menos haría cuanto estuviese en
su mano para resarcir a Sandy que era una mujer maravillosa. Ahora, junto con
sus propios padres y el de ella, formaban una gran familia. ¡Ojalá que algún
día ellos dos pudiesen aumentarla!
-
Siento haberte distraído de esos recuerdos…- se disculpó Coraíon que cambió un
poco de tema para animar la conversación. - Oye, debes de estar contenta de
tener aquí a tu padre.
-
Muchísimo, hacía tanto tiempo que no le veía.- Afirmó ella que añadió algo
inquietada. - ¿Sabes? , le noto algo envejecido.
-
Los años pasan, Sandy...es algo normal,- declaró Coraíon quitándole
importancia. -
-
No me refiero a eso.- Rebatió la chica con un cierto tono de preocupación
cuando trató de ser más precisa. -Está más nostálgico y reflexivo, desde hace
un tiempo.
-
Debe ser que te echaba mucho de menos. Y hemos entrado en las fiestas, eso
suele pasar. Pero no te preocupes, podemos alegrarle, invitaré a mis padres a
cenar y tú al tuyo, nos reuniremos todos y les diremos que nos queremos casar
pronto.
-
Pero, ¿cuándo piensas tú que podríamos casarnos? - Le inquirió Sandy con una
mirada de expectación. –
-No
se…. ¿Mañana? En uno de tus descansos. - Soltó él de sopetón haciéndola reír en
tanto la abrazaba por detrás.- Puedes decir sí quiero y volver corriendo al
laboratorio…
-¡Mira
que eres tonto! - le dijo la muchacha moviendo la cabeza aun con una sonrisa.-
Ella sabía que su novio intentaba
animarla haciéndola reír, quizás la
había visto con esa expresión melancólica que ponía cada vez que se refugiaba
en sus recuerdos. ¡Pobre Coraíon! Siempre trataba de hacerla sentir bien. Pero
no tenía de que preocuparse, la propia chica se daba cuenta de ese cambio que
se había obrado en ella. Antes sí que se refugiaba de su tristeza rememorando
aquel pasado dichoso. Ahora, en cambio, acudía a sus buenos recuerdos porque se
sentía feliz y era como si recapitulase. No obstante, era cierto que notaba
algo raro a su padre. Reflexionaba sobre eso cuando su novio le comentó, ya más
en serio.
-
Quizás sería factible dentro de un par de meses... ¿qué te parece? - Preguntó
alentadoramente él. -Creo que ya estamos preparados. Tampoco queremos una
ceremonia de la realeza.
-No
- convino ella.- Nuestros amigos y
familia. Algo sencillo pero bonito. No necesitamos nada más.
-¡Ojalá
pudiera invitar a la madrina Makoto!, aunque ahora no sé si podrá. Con todo eso
de que es una princesa Planetaria tendrá mucho trabajo. Si a eso le sumamos su
ya de por sí complicado negocio de Flowers & Flavours…
-Cariño.
Ella es parte de la familia. Es una mujer estupenda. - Le replicó Sandy
aseverando convencida.- Estoy segura que si la invitas estará encantada de
venir.
-¡Pues
todo sería perfecto entonces! Con un poco de suerte nos casaremos y nuestra
casa estará lista casi al mismo tiempo. Haremos un viaje de Luna de Miel estupendo y luego a nuestro nuevo hogar.
Veremos a mis padres, al tuyo, a mi madrina, se lo diremos y les encantará.
¿Cómo lo ves cariño?- Exclamó el muchacho con patente ilusión.-
-
Me parece una maravillosa idea.- Asintió Sandy sintiéndose mejor. - Mi padre se
alegrará mucho.
-
¡Pues no se hable más!,- sentenció el chico con tono más animado aun. - Llamaré
a mis padres y les diré que quedamos para esta noche. Algo nos podremos
inventar para cenar.
Su
pareja sonrió de forma muy amplia abrazándose contenta a él. Tras darse unos
besos, los dos se sentaron en un sofá cercano para contemplar el árbol de
Navidad.
-La verdad es que me gustan mucho estas fechas -
Declaró la joven - Y ahora más que nunca, desde que os tengo a todos vosotros.
- ¿Sabes
una cosa? - Le confió él a la muchacha. – También yo recuerdo las navidades con
mi hermano Granate. ¡Era un trasto!, no pocas veces tiró el árbol o colgó
algunos de sus juguetes por las ramas. A mi madre le entraba un enfado tremendo
cada vez que la liaba. – Remachó extinguiendo poco a poco su sonrisa al
rememorar aquellos momentos. –
- Sé
que le debes echar mucho de menos, como yo a mi madre. ¡Ojalá pudiéramos estar
todos juntos!- Suspiró la muchacha abrazándose nuevamente a él. – Pero sé que
eso ya no es posible. Aunque tengo un sueño…
-¿Cuál?-
quiso saber el chico mirándola con gesto curioso para preguntar. – Espero poder
ayudarte a hacerlo realidad.
Ahora
Sandy se rio para sorpresa de su novio, hasta que ella le desveló con un tono
pícaro.
- Pues
creo que sí. Es más, sin tu ayuda la cosa iba a ser un tanto difícil.
- Bueno,
pues tú dirás... – Se ofreció espontáneamente él, deseoso de ayudar. –
-
Cuando nos casemos quiero tener un hijo o una hija enseguida. Para que podamos
revivir esos recuerdos. Y crear los nuestros propios con nuestra nueva familia.
De modo que tendrás que esforzarte.
- Bueno-
se sonrió él también divertido ahora en tanto la apretaba contra su pecho. –
Pues desde luego haré lo que pueda para satisfacer tus deseos con mi varita
mágica.
Sandy
se rio de nuevo. ¡Este muchacho tenía muy buenas ocurrencias! Él la imitó
encantado. Y tras unas risas y algunos besos más, hasta se cayeron del sofá.
Los dos se echaron a reír nuevamente con él sobre la muchacha. Así tumbados
Coraíon le acarició aquel moreno y sedoso pelo en tanto ella sonreía una vez
más. Pese a todo el chico creyó notar algo de tristeza en los ojos de su
prometida. Entonces para sorpresa de la
muchacha se levantó como un resorte en tanto le decía.
- Llamaré
a mis padres ahora mismo. ¡Les daremos la noticia! ¿Para qué esperar? Tú avisa al tuyo. Quiero
que compartamos cuantos más momentos con ellos, mejor. ¡No te preocupes,
cariño, todos juntos somos una gran familia!
Sandy iluminó su semblante, aquel chico tan estupendo siempre sabía cómo
alegrarla. Daba muchas gracias al destino por haberle conocido. Por fin la vida
parecía querer compensarla por todos sus sinsabores pasados.
-Iré
preparándolo todo entonces.- Afirmó la muchacha tras darle otro beso que su
novio correspondió. – Si van a venir
esta noche, tengo mucho que cocinar…
Coraíon
se dio prisa en ponerse en marcha. Volvió a pensar en ella, sabía que su
prometida había sufrido mucho desde su infancia, marcada por la muerte de su
madre, y después en su adolescencia cuando tuvo que afrontar aquellos cambios
hormonales de su condición híbrida entre humana y demonio, que tanto dolor y
rechazo le provocaron a la gente que la rodeaba. Cuando él le dijo que la
quería pese a todo, Sandy fue muy feliz, pero ahora que todos los malos
momentos parecían haberle quedado atrás, era Robert el que la preocupaba. Desde
luego que había fingido delante de ella. Pero también notó algo en ese hombre.
Una impresión que no le gustaba. El padre de su novia parecía sentirse cada vez
más cansado y encerrado en sus reflexiones. Tanto Sandy como el propio Coraíon
temían que pudiera estar enfermo. Es por ello que la muchacha deseaba pasar
todo el tiempo posible junto a él y
también quería contraer nupcias pronto, ya que uno de los mayores anhelos de
Robert era que su hija encontrara la felicidad con alguien que la amase tal y
como ella era. Coraíon era consciente de eso y a su vez deseaba casarse
lo antes posible para alegrar a sus propios padres que, como él, todavía extrañaban
a Granate, más en estas fechas. Sin embargo, hasta ahora asuntos de trabajo y
de organizar sus respectivas vidas tras la terraformación de Bios habían
retrasado la boda, pero a partir de ahora todo estaba ya preparado. Era hora de
anunciar oficialmente el momento elegido por lo que el chico llamó a sus
padres.
-¿Papá?..
Sí, soy yo… queremos invitaros a cenar. ¿Cuándo? ¡Pues esta noche! Sí,...suena
precipitado. Es que me gustaría pasar cuantas más veladas con vosotros, mejor.-
Y entonces susurró para que su novia no pudiese escucharle.- También quiero
animar a Sandy, está un poco melancólica esta noche. ¿Vendréis? La pobre ya se
ha metido en la cocina. Y queremos deciros algo muy importante. ¿El qué?
Tendréis que venir. ¿Qué se lo vas a decir a mamá?. Si, vale…os esperaremos.
Hasta luego,… a eso de las ocho, vale. Adiós…
Mientras,
Sandy hacía lo propio con el suyo. Le llamó hasta que él, tras unos tonos,
respondió.
-Hola
hija.- Sonrió Robert,.- ¿A cenar a vuestra casa? No sé…bueno, si te hace
ilusión y van a ir los padres de Coraíon. Claro, claro…no faltaré. ¿Vais a
decirnos algo importante?...¿A eso de las ocho de la tarde? Muy bien. Hasta
luego.
A
su vez, Zafiro se lo contó a su esposa. Petz en un principio le dedicó una mirada
de perplejidad.
-¿Esta
noche?- Exclamó.-
-Coraíon
ha dicho que es muy importante para Sandy. Que estaba algo baja de moral.-
Arguyó su esposo.-
-Está
bien.- Asintió ella, con un tono más afable.- Si es por esa chica, estaré
encantada de ir. Y siempre tengo ganas de ver a nuestro hijo. Debemos
aprovechar todas las oportunidades que tengamos para estar a su lado.-
Sentenció, con poso de tristeza.-
Zafiro asintió, el recuerdo de su
hijo fallecido estaba siempre presente. Tanto él como su mujer hubieran deseado
por abrazar a Granate una vez más. Desgraciadamente ya no era posible. Empero,
podrían hacerlo con su otro hijo. Así pues, no lo dudaron. Con un mensaje
confirmaron su presencia en la cena. Su nuera en ciernes se esmeró en cocinar
algo que realmente les gustara a ellos y a su padre. Se alegró de que Petz y
Zafiro, como Robert, dijeran que no faltarían. Todos fueron puntuales a la cita
en la casa de Coraíon y Sandy. Robert, por su parte, estaba muy contento de
poder volver a reunirse en familia junto a Sandy y a los padres del novio con
los que había hecho bastante buenas migas. Aceptó encantado y sobre todo
deseando saber qué era eso tan importante que les iban a comunicar. Así llegó
la noche y tras los saludos se pusieron a cenar.
-Esto
está muy bueno. - Declaró Zafiro halagando sin reservas a su
anfitriona. – Eres una estupenda cocinera.
- Sí,
es verdad. – Admitió Petz. – Desde luego eres una chica muy difícil de
encontrar. Yo que creí que tendría que enseñarte alguna receta básica. ¡Y eres
tú la que debería enseñarme a mí!
-Oye cariño.- Terció Coraíon dirigiéndose a su novia
con tono divertido.- ¡Que mi madre diga eso a alguien es increíble! Te aseguro
que no se lo confesaría a cualquiera.
-¿Qué quieres decir?- Le interrogó Petz frunciendo el
ceño, con teatralidad.-
-Nada mamá. Que nunca pensé que reconocerías que
alguien cocinaba mejor que tú.
-¿Cómo qué no? Mi amiga Makoto, tu madrina, por
ejemplo. Pero desde luego, no había visto a nadie más que se la pudiera
comparar… hasta ahora.- Añadió con mucha más amabilidad dirigiéndose a su
futura nuera.-
- Gracias-
repuso la muchacha algo ruborizada por tal cantidad de halagos para comentar. –
Lo cierto es que aprendí desde muy pequeña. Siempre me ha gustado cocinar. Me
relajaba bastante tras un día de trabajo.
- Es
cierto. Sandy siempre se metía en la cocina desde muy pequeña. ¡Cuando tenía
trece años ya ni me dejaba entrar a mí! – Sonrió Robert. -
- Soy
un chico con suerte. ¡Siempre podré comer bien! – Afirmó desenfadadamente
Coraíon. –
-Tampoco
yo me puedo quejar – sonrió ella. – Tengo unos críticos muy generosos.
Continuaron charlando de algún que otro tema más
intrascendente. Zafiro sacó a relucir entonces la situación en la Tierra.
- Ahora
que Serenity y Endimión son los reyes seguro que las cosas irán mucho mejor.
- Por
lo que Makoto nos contó, cuando vino a vernos hará unas semanas, ambos se
pensaron mucho dar esa clase de paso. Pero no tuvieron más remedio. Tenían que
enfrentarse a la Nada y no había otra alternativa para hacerlo.- Añadió Petz.-
-Lo
cierto es que fue increíble. - Convino Robert que dijo. – Cuando conocí a la
madre de Sandy jamás llegué a imaginar que pudieran existir tantos mundos y
dimensiones paralelas.
- Si
hubierais visto a Amatista en ese momento. Cuando creímos que esos seres del
Olvido iban a atraparla. Eso sí que fue impresionante, ¡jamás sentí nada
igual!- Les confesó Sandy añadiendo animosa. – Ahora estoy segura de que hay
algo más allá de nuestra mera existencia física. Y que las almas de todos
aquellos a los que quisimos y nos amaron nos esperan.
-Es
cierto. – Convino Petz con un tono ahora de melancólico recuerdo. – Cuando
Granate murió se nos dio el privilegio de poder despedirnos de él. Y nos lo
dijo.
-Cosas
maravillosas van a suceder. Esas fueron sus palabras - recordó Zafiro embargado
por esa misma emoción. – Y tenía razón…
Coraíon bajó la cabeza mirando a su
plato, su novia enseguida lo notó.
-¿Qué
te sucede, cariño? ¿Estás bien?
-Sí,
es sólo que… bueno, ojalá hubiese podido verle y despedirme de él.- Suspiró
tratando de evitar emocionarse.-
-Mi
amor.- Pudo decir Petz tomándole de una mano para afirmar.- Te quería mucho, se
acordó de ti y dijo que tendrías mucho que hacer en el futuro. Él sabía lo que
iba a suceder.
-Sí,
hijo.- Terció Zafiro tratando de animarle a su vez.- Iba a un lugar en el que se es muy feliz y
seguro que no desea que tú sufras más recordándole.
-Tenéis
razón, lo siento. - Se disculpó el muchacho tratando de rehacerse.-
- Claro, seremos muy felices para honrar su memoria,
igual que por mi madre.- Le alentó su novia, dedicándole una tierna mirada
también a su padre.-
-Por supuesto que lo seréis, hija mía.- Le sonrió
Robert afirmando.- ILaya y Granate estarán observándonos en un lugar mucho
mejor y los dos seguramente serán muy felices viéndoos ahora.
La
joven pareja asintió, no obstante la cosa parecía ir tomando camino hacia la
introspección y la melancolía, de modo que terminada la cena, Sandy decidió
animar el ambiente un poco. Se levantó dirigiéndose a todos para declarar.
-
Ha llegado el momento de que os lo digamos.
-
Sí - convino su novio para añadir con mejor talante ya cuando le preguntó a la
chica. - ¿Quieres hacerlo tú o lo hago yo?
-
¡Que lo haga cualquiera pero hacedlo ya, estamos en ascuas! - Intervino Zafiro,
con tono jovial pero expectante como los demás. -
Coraíon asintió a su padre y dedicó una cómplice mirada a Sandy que les
comunicó.
-
Vamos a casarnos dentro de dos meses, aquí, en Bios.
Los rostros de sus padres se alegraron visiblemente y tanto Zafiro como Robert
lanzaron sus bendiciones. Entonces Petz sorprendió a los demás cuando se
levantó de la mesa y se acercó a Sandy declarando en tono solemne.
-
Escuchadme todos, después de esta estupenda noticia, yo tengo también algo
importante que decir.- Sus oyentes prestaron mucha atención cuando la mujer
declaró, no sin emotividad - Sandy. Tú eres una chica noble y de buen corazón.
Te has ganado nuestra estima y el amor de mi hijo. Me gustaría que aceptases un
regalo que también podría darte mucha responsabilidad.- Y según hablaba se
quitó un collar con una piedra colgada al cuello, brillaba con un color verde
botella, y se la puso a la muchacha. -
-
No sé qué decir,- balbuceó ésta emocionada -,...muchas gracias.- Se tocó la
piedra con suavidad, brillaba ligeramente, tenía un tacto liso y era cálida
pese a lo que pudiese parecer y remachó aun atónita. - ¡Pero eso debe ser muy
caro, no puedo aceptarlo!
-
¡Claro que puedes! - Le sonrió Petz para explicar tanto a Sandy como a su
propio hijo y al resto. – Debo confesarte que, económicamente no tiene gran
valor. Pero sentimentalmente su valía es incalculable. Este collar es muy
importante para mí y mi familia. Mis hermanas y Esmeralda tenían uno
igual que pasaron a sus hijas. Fueron regalos personales de Usagi Tsukino,
quien era Sailor Moon y que hoy es la reina Serenity, para todas nosotras.
Yo...bueno, no tenía una hija a quién legárselo, pero ahora que voy a tenerte a
ti y sabiendo que estás preparada, te lo ofrezco. Es una de las piedras de la
justicia.
-¿Las
piedras de la justicia?- preguntó sorprendida Sandy que juraría haber visto
algo parecido, pero no se acordaba de dónde ni cuándo. - ¿Qué son?
-
Lo que te convertirá en una
justiciera...- respondió contundentemente Petz.-
Y
entonces a la memoria de Sandy vino la imagen de Amatista, transformada en una
de ellas, cuando ambas lucharon en la nave contra los aliens.
-¿Tú
eras una de las justicieras? - Exclamó Robert asombrado. - ¡No lo puedo creer!
Mi mujer vino a este mundo sólo para…
Aunque
ahí se detuvo en seco, como si estuviera temeroso y avergonzado de seguir.
-
Papá, ellos conocen mi historia - le recordó despreocupadamente Sandy que
añadió -...mi madre llegó a la Tierra para luchar contra las justicieras y
controlar a los humanos. ¡Quién le hubiera dicho entonces que su propia hija
llegaría a ser una de ellas! Muchas gracias, lo considero un gran honor y
acepto encantada. Espero ser digna de esta gran responsabilidad y llevaré con
orgullo este collar. Aunque no sé si tendrá efecto conmigo. Yo no soy hija
biológica tuya, Petz y mi naturaleza.- Musitó ahora con hondo pesar.- Por mucho
que quiera impedirlo, parte de mi ser es…
Su futura suegra la interrumpió
entonces con un gesto. La miró con afecto y tomando sus manos entre las de ella
la abrazó para contestar.
-No
te preocupes por eso. Lo consulté con Makoto antes de decidir dártelo. Me
comentó que si eres de corazón puro, yo te lo ofrezco voluntariamente, y tú lo aceptas del mismo modo, funcionará.
Todas las condiciones se cumplen. No debes tener inquietud. Eres una buena
chica, tus genes no dictan tus acciones.
-Bueno.- Suspiró la muchacha bajando la mirada.- A
veces sí que lo han hecho.
-Pero nunca de forma en la que tú decidieras hacer
algo voluntariamente, hija mía.- Intervino Robert.- Y cuando has tenido que
elegir, siempre has tomado el camino correcto.
-No lo dudes más.- Sonrió Petz.- Serás una estupenda
sucesora mía.
-Gracias.- Pudo decir la emocionada Sandy.-
-
¡Esto es algo magnífico!,- declaró Zafiro levantando su copa para sentenciar
-...ahora sí que estará completo el equipo de las justicieras.
-
La vida está llena de sorpresas,- convino Robert que añadió con nostalgia, eso
sí, empapada en su mayor parte de alegría. - Si mi mujer estuviese aquí
seguro que estaría muy contenta. De haber vivido sé muy bien que hubiera
peleado para ayudar a salvar este mundo a vuestro lado.
Todos brindaron por la memoria de ILaya convencidos de ello y Petz añadió.
-
Sabemos que tu mujer, la madre de Sandy, supo guiar sus pasos hacia el bien. A
nosotras nos ocurrió lo mismo. Sé lo mucho que eso cuesta y también el tener
que empezar de cero, sobre todo en un mundo que no es el tuyo.
-
Mamá - intervino Coraíon con genuina curiosidad. - Nunca nos has hablado mucho
de lo que ocurrió cuando vinisteis a la Tierra por primera vez.
-
Algún día, con más calma, os lo contaré - prometió Petz que parecía más
dispuesta a dejarlo para otro momento -....
-
Bueno chicos,- dijo Zafiro consultando su reloj - creo que ya es tarde, es hora
de que nos vayamos a dormir.- En ese instante algo pareció venirle a la mente y
agregó. - Por cierto, me ha llamado mi hermano. Dice que les gustaría que nos
reuniéramos en una fiesta de fin de año con nuestros familiares y amigos,
estamos todos invitados. Por supuesto tú también, Robert.
-
Muchas gracias, acepto encantado - sonrió éste añadiendo complacido. - Será un
placer estar entre personas tan valerosas. Por lo que veo, toda vuestra familia
tiene una larga historia que contar en defensa del bien y de la justicia.
-
Somos una gran saga y presiento que cosas aún más importantes restan por
suceder,- respondió Zafiro., puntualizando, eso sí. - Pero nuestro tiempo de
vivir aventuras ha pasado y tendrán que ser nuestros hijos los que las
continúen. Sobre todo con esta boda tan esperada.- Remachó dirigiendo una
alentadora mirada a los chicos. -
-Así
es,- terció Sandy. - Coraíon y yo pensamos que lo mejor sería casarnos
dentro de aproximadamente dos meses. Porque la fecha coincidirá con el día de
los enamorados.
-
Es algo estupendo el tener una hija. ¿Puedo llamarte así ya, verdad? - Inquirió
Petz mirando a Sandy y también a Robert, ella asintió sumamente complacida y
Robert corroboró. -
-
Si ILaya nos está oyendo, y estoy convencido de que así es, seguro que estaría
de acuerdo y será feliz de que Sandy tenga a alguien como tú para aconsejarla y
apoyarla como una madre lo haría. Y a mí también me hace mucha ilusión tener
un hijo.- Afirmó al fin en alusión a Coraíon que sonrió halagado. -
Todos asintieron muy contentos, después de hablar un poco más, cada uno volvió
a sus alojamientos. Sandy y Coraíon se quedaron a solas con un montón de planes
que hacer, con vistas a la ceremonia…lo primero fue contactar con la madrina
del muchacho. Él pudo enviar un mensaje
que Makoto recibió, en la sede provisional de los soberanos.
-Hola
Madrina. - Sonreía el rostro del joven, en tanto la ponía al día.- Ahí va la
noticia. ¡Sandy y yo vamos a casarnos en apenas dos meses! Te pedimos que, si
pudieras hacerlo, aceptases nuestra invitación a la boda. Sería una enorme
alegría y un grandísimo honor que asistieras. ¡Tenemos tantas ganas de que
compartas este momento con nosotros y el resto de la familia! ¡Ojalá tus nuevas
obligaciones no te lo impidan! Bueno, ni tampoco las viejas, ja, ja…
La
princesa de Júpiter estaba emocionada, sonrió feliz y apenas evitó que un par
de lágrimas le resbalasen por las mejillas, en tanto decía musitando como si
esa grabación enviada desde Bios pudiera escucharla.
-No me lo perdería por nada, cariño…hablaré con sus
Majestades y seguro que me lo permitirán.
De
hecho, ahora tenía que delegar la dirección de su negocio en pro de
concentrarse en sus nuevas tareas. Dejó al cargo de Flowers & Flavours y
sus filiales a una empleada suya de confianza. Una tal Naru Osaka, amiga de la infancia de
Usagi. Esa mujer había estudiado turismo y tenía un master en marketing, con lo
que era idónea para llevar esa parcela. Recordó haber hablado con ella, cuando
le ofreció el puesto. Aquella mujer, ya en la cuarentena, sonrió algo nerviosa.
-Os agradezco mucho esta oportunidad. Alteza. Pero yo
no sé si seré la persona indicada.
-¡Pues claro que sí!-. Afirmó jovialmente Makoto.-
¿Quién mejor que tú? Te encantan los postres, tienes formación y eres honrada.
Además de que te conozco de toda la vida. ¡Por eso, deja de llamarme Alteza!,
soy Mako-chan para ti. – Fingió regañarla aunque de forma desenfadada y
cariñosa.-
-Muchas gracias…Mako-chan.- Suspiró su interlocutora,
agregando con un poso de tristeza.- Aunque ahora tengo muchas cosas en las que
pensar en mi vida. Mi matrimonio…
Eso
apenó a Makoto, ciertamente esa chica no lo estaba pasando bien. Ella y su
esposo estaban en trámites de separación. Era una lástima, conocía al marido de
Naru, ese tal Umino, que era un buen tipo.
-Quizás precisamente sea esto lo que necesitas. Así
podrás centrarte en otras cosas. Y despejarte.- Le sugirió animosamente, para
añadir, fingiendo una mayor inquietud de la que realmente sentía.- Y si te digo la verdad, hoy día es muy difícil
encontrar a alguien en quien poder confiar plenamente y que esté tan bien
preparado. Tú eres mi mejor y única opción.
Eso
pareció hacer reflexionar a Naru, al fin una sonrisa más alegre se extendió por
el rostro de esa mujer que asintió despacio para acordar.
-En tal caso, no sería correcto por mi parte rehusar.
Te aprecio mucho Mako-chan, igual que al resto. Y con todo lo que habéis hecho
por el mundo,..
Así pues, para alegría de Makoto, Naru aceptó. En
cuanto a las flores y las tartas, tampoco debía preocuparse, contaba con
excelentes reposteros formados según los criterios de calidad que ella había
inculcado desde siempre.
-¡En fin! Alguna que otra vez me pasaré a ver como lo
llevan.- Se dijo Makoto en tanto no dejaba de sonreír ante la noticia que
acababa de darle su ahijado.-
Pero el evento de la boda de Sandy y Coraíon, aún se haría esperar esos dos
meses. Antes tenían la multitudinaria celebración. Una vez transmitidas las
invitaciones de ésta, todos se dispusieron a llegar a Bios. Entre Diamante, Roy
y Leval organizaron las cosas, alquilaron un gran hangar para todos ellos en el
planeta. Lo decoraron con un gran árbol
de Navidad y Roy incluso puso un nacimiento recreando el portal de Belén. A la
vez que estos preparativos, la base del planeta fue inaugurada. Leval ya tenía
su destino allí y la perspectiva de un más que posible ascenso a mayor. Los
días iban pasando, el bebé cada vez estaba más saludable y juguetón. Amatista
solía sentarse con él en su regazo y le dormía cantando bellas canciones que le
venían inspiradas...
-Mi amor. - Susurraba la madre con patente afecto y
orgullo.- Ahora a dormir para que descanses y te hagas muy fuerte…
En
una ocasión, cuando llegaron de la Tierra, Katherine y Kerria, se reunieron con
Idina. Las tres fueron a visitar a Amatista, aunque primero se pasaron a llamar
a Sandy. Ésta les contó que ahora era una justiciera más y las invitó a su
boda. Las chicas le dieron la enhorabuena y, tras acogerla como nueva compañera
en la lucha contra el mal, todas juntas fueron a ver a Amatista. Llamaron a la
puerta y ésta se abrió de forma automática...
-¿Hola?-
Saludó Idina.-
-Amatista,
¿estás ahí?- Quiso saber Katherine a su vez.-
-¿Hay
alguien?- Inquirió Kerria.-
Extrañadas,
entraron al salón y al hacerlo pudieron escuchar una bonita canción. Era su
amiga que dormía a su hijo. La muchacha le tenía tomado en brazos, gentilmente
puesto junto a su pecho en tanto se balanceaba despacio en una mecedora que su
suegra le regaló. Cantaba con una dulzura y una paz de espiritualidad tal que
las demás no se atrevieron a interrumpirla. Es más, todas escuchaban
maravilladas. Pero en el caso de Sandy aquello iba aún más allá. Con su sexto
sentido podía percibir con claridad un aura de paz y bondad inmensas, como si
los propios ángeles hubiesen bajado del cielo, atraídos por
aquella hermosa melodía y estuvieran rodeando a Amatista y al bebé. Su
amiga cantaba ajena a todo lo demás mientras mecía al niño que iba cerrando
lentamente los ojos, arrullado por la hermosa y aterciopelada voz de su madre.
-¿Quién
puede decirme si tenemos Cielo?
-¿Quién
puede decirme la forma en la que debe ser?
-Sagrada
Luz de Luna, el cometa Sappho
-Lágrimas
de un ángel debajo de un árbol
-Hablas
tras la llegada de la mañana
-En
tanto ves la nueva aurora
-Nubes
en carmesí
-La
llave del Cielo
-Un
amor tallado en Caoba
-Alguien
me habló de las rosas chinas
-Una
y mil noche y una noche
-La
última imagen de la Tierra, el fin de la tarde
-Matices
de índigo y azul
-Una
nueva Luna me lleva
-A
bosques de sueños que sigo
-Un
nuevo mundo me espera
-Mi
sueño, mi camino
-Sé
que si tengo un Cielo
-No
hay nada más que desear
-La
Lluvia y un rio, un mundo de maravillas
-Puede
ser el paraíso para mí
-Aaaa
-Aaaa
-Aaaa
-He
visto el Sol
-He
visto las estrellas
(ENYA
China Roses, crédito al autor)
Por
fin Asthel se quedó dormido y Amatista concluyó su canción, entonces las admiradas
chicas se acercaron a saludarla.
-
¡Nunca había sentido una atmósfera de paz y amor semejante! ¡Ha sido algo
maravilloso! - Afirmó Sandy totalmente fascinada por aquel encanto. -
-
¡Es una canción preciosa! ¡La más bonita que jamás hayas escrito! - terció
Idina que preguntó sorprendida e incluso emocionada teniendo que enjugarse
algunas lágrimas. - ¿Cuándo la has compuesto, Amatista?...
Su
amiga las observó casi con estupor, como si retornase de un lugar muy lejano,
se limitó a sonreír respondiendo con tono sincero y restándole importancia a
aquello.
-
No es mía. Veréis, chicas. A veces tengo
la sensación de que alguien me enviase lo que debo cantar. En realidad no soy
consciente de cómo empiezo, es como si me sumiera en una especie de sueño.
-
No sé cómo explicarlo – intervino Katherine que apenas si pudo decir
visiblemente emocionada también. – Es como si una gran paz hubiera descendido
de pronto sobre mí al escucharte.
-
Es algo tan bello que no puede ser de este mundo.- Suspiró la también conmovida
Kerria que añadió inspirada por aquel momento. - Amatista, chicas, tengo que
deciros algo...
-¿De
qué se trata?...- preguntó Kathy con interés, pues por el tono de su prima, la
declaración iba a ser importante. -
-
Veréis, intenté contárselo a Amatista el otro día, pero no pude, ¿te acuerdas?
vino Leval y no quise decirlo delante de él y mis padres, prefiero que primero
lo sepáis vosotras.
-¿Qué
es, Kerria?...- inquirió también su cuñada, ahora con tono serio -
pareces preocupada.
-
Más bien algo asustada y emocionada,- confesó la interpelada - ¡pero lo deseo
tanto!,...- todas la miraron intrigadas hasta que les desveló. - Quisiera tener
un hijo...como tú. He sentido cosas maravillosas cuando tuve en mis brazos a tu
niño. Cada vez que estoy cerca de él, noto como si todo en el universo
estuviera en armonía. Desearía sentir la misma sensación con mi propio hijo...
-
Pero, un hijo, de repente. Lo has decidido así, tú sola… ¿tu pareja lo sabe? -
objetó Idina desconcertada. –
Se
lo he comunicado a Samantha por holo mensaje hace unas pocas horas. Antes de
venir aquí, me llegó contestación. Ella al principio se sorprendió mucho
también, seguro que pensó que estaba loca, pero al final estuvo de acuerdo
conmigo.
Más exactamente, Samantha se quedó
con la boca abierta. Apenas fue capaz de responder, tras la espera de rigor.
-¿Un
hijo? Pero...¿cómo te ha dado por eso ahora?
-¿Es
que no quisieras que fuesemos madres?- Le preguntó una a su vez algo
decepcionada Kerria.-
-Sí,
bueno...claro que eso sería maravilloso, pero ¿Ahora?
-Somos
jóvenes, estamos en una relación estable. Tendremos el apoyo de mi familia.
-Enumeró su interlocutora.-
-Y
tienes que acabar derecho, y eres una justiciera. Y yo no paro de trabajar.-
Argumentó una escéptica Samantha a su vez, para añadir, tratando de ser más
cuidadosa en su tono.-Mira. Será mejor que lo hablemos detenidamente cuando
vuelvas.
-¿Entonces,
no te gusta la idea?- Inquirió una apenada Kerria.-
-No
he dicho eso, la idea es preciosa.-Quiso animarla Sam, afirmando, eso sí.- Pero
tenemos que hablarlo y planificarlo con mucho detalle.
-Sí,
tienes razón.- Admitió su pareja, declarando con mejor ánimo.- Hablaremos
cuando vuelva. Perdona Sam, sabes que
soy muy impulsiva a veces.
-¿Solamente
a veces?.- Sonrió su novia, remachando con cariño.- Estoy deseando tenerte
entre mis brazos. Y que hablemos de esto con calma...
Kerria convino en eso y se despidió
de su novia. Ahora volviendo de esos recuerdos, escuchó a Kathy preguntarle.
-¿Y
cómo lo haréis?.- Quiso saber Katherine deseando no molestar a su prima con ese
espinoso asunto, aunque no tenía opción y lo planteó abiertamente. - Me refiero
a que vosotras dos sois mujeres. ¿Quién de vosotras lo tendrá?
-
Me gustaría tenerlo yo.- Afirmó su prima. -
-
Pero, necesitaréis un donante - objetó Amatista -...alguien... ¿tienes idea de
a quién se lo pediríais?..
-
De eso no hablé con Samantha. Prefiero dejarlo para cuando esté con ella de
vuelta en la Tierra. Supongo que estará de acuerdo cuando se lo proponga. Tras
pensarlo muy detenidamente quisiera pedírselo a Brian.
-
Ese chico siempre te ha querido mucho. – Afirmó Amatista, aseverando con pleno
convencimiento. – Seguro que le harías muy feliz si se lo pidieras.
-
Ya no estoy tan segura de eso. Ahora él tiene otra vida. – Suspiró Kerria que,
sin embargo, añadió con seguridad. – Pero, como tú misma has dicho, sé que él
me quiere y deseo un hijo que venga concebido de manera natural y con amor por
sus padres. Igual que el tuyo y el de mi hermano.
Todas
se miraron sorprendidas. Desde luego que esa frase podría querer significar
algo más que ser un simple donante. Pero pasaron de puntillas sobre ello…
-
Es un paso muy importante,- terció Sandy con voz reflexiva para preguntarle.
-¿Lo has pensado bien?...
-
Sí, lo deseo mucho,- afirmó Kerria que, haciéndose cargo de las circunstancias,
admitió. - Ya sé que podéis pensar que por mis inclinaciones quizá no
pueda tener los mismos deseos de ser madre, como tendría cualquier mujer
heterosexual.
-
¡No digas tonterías!- exclamó Amatista -¿por qué íbamos a pensar eso? Tú eres
buena y cariñosa, pocas mujeres podrían ser mejores madres que tú. Pero debes
decírselo a tus padres sin vacilar. ¡Seguro que te apoyarán!
-
Estoy de acuerdo con Amatista. – Convino Sandy agregando animosa. - Apenas te
conozco pero detecto en ti mucha bondad y si mi madre, siendo una diablesa,
pudo tenerme y quererme a mí, no veo por qué no podríais tú y tu compañera
criar a un hijo. Además, te entiendo muy bien, yo también deseo tener un bebé
cuando Coraíon y yo nos casemos. Quiero darle todo el amor que yo no pude tener
cuando mi madre murió.
-¡Adelante
con ello! - La instó jovialmente Idina también, permitiéndose bromear. - De ese
modo no me quedaré en paro. ¡Siempre hacen falta niños que educar!
-
A mí no me van tanto los críos, pero comprendo que es algo muy bonito. – Opinó
Katherine que también se sumó al optimismo y al humor general al agregar. -
Todas te apoyamos, y estoy segura de que Sam y tú seréis unas madres perfectas,
pero no me pidaís a mí que cambie los pañales ¿eh?
Las demás se rieron y Kerria asintió, sonriendo agradecida. Todas las chicas le
sonrieron a su vez dándole su apoyo, mientras tanto el pequeño Asthel aun
dormía. Las mujeres pasaron un buen rato más hablando sobre sus respectivos
proyectos y cuando sus compañeras y amigas se marcharon, Amatista se quedó sola
con su hijo dormido y le susurró con cariño.
-¡Fíjate
la que has liado sólo con nacer, mi pequeño mensajero!
Y
volvió a cantarle una de esas maravillosas tonadas hasta que su marido llegó
minutos después. Tras escucharla encantado la saludó con un efusivo beso a ella
y otro más suave al bebé, después Leval le expuso una idea que había estado
madurando. A su esposa le pareció bastante buena. Él propuso bautizar al niño
aprovechando que todos estuviesen presentes a fin de que no tuvieran que volver
al poco tiempo desde diversas partes del espacio. Amatista estuvo de acuerdo
con eso y se apresuró a llamar a sus padres para decírselo. Su marido hizo lo
propio con los suyos y por supuesto, con su madrina Ami.
-Le
mandaré un mensaje enseguida - Declaró con manifiesto entusiasmo -
La
princesa de Mercurio estaba muy atareada con todas sus nuevas obligaciones. Sin
embargo, cuando le pasaron la comunicación vía Holo mensaje de su ahijado, la
atendió enseguida.
-¡Hola
madrina! - Decía el chico con visible animación.- Espero que estés bien y que
tu nuevo cargo Real no te haga trabajar mucho. Sé que debes estar muy liada.
Ojalá que puedas venir a Bios para cuando bauticemos a Asthel. Lo haremos casi
al mismo tiempo que la boda de mi primo Cory y Sandy. Como la princesa de
Júpiter es su madrina supongo que podríais venir las dos. Así no se te hará
pesado el viaje. Por favor, dinos que sí. A Amatista y a mí nos haría muchísima
ilusión que la persona que trajo a nuestro hijo al mundo, igual que me trajiste
a mí y a mi hermana, estuviera presente. Un beso muy grande y muchos saludos de
parte de mi esposa, de Ky y de mis padres.
La emisión terminó y sentada en su
despacho Ami sonrió con visible alegría. No tardó en enviar una respuesta.
-Claro,
cariño. No faltaría por nada. Me siento muy honrada por vuestra invitación.
Contad conmigo, ¡si los soberanos no me dieran permiso sería capaz de fugarme!
. - Rio para despedirse. - …Un beso para todos…
Y desconectó a su vez el aparato. En cuanto pudo buscó
a Makoto para comentárselo, pero su amiga y colega estaba ocupada. De hecho, no
se encontraba en palacio. Ami decidió enviarla un mensaje por su canal privado.
Al cabo de un rato, su compañera la llamó.
-Dime Ami-chan.- Sonrió la princesa de Júpiter.-
-Mi ahijado acaba de invitarme al bautizo de su hijo.
Y me ha dicho que seguramente tú asistas a la boda de Coraíon.
-Así es.- Convino su compañera afirmando con alegría.-
Podremos ir las dos juntas. No creo que los soberanos nos pongan impedimentos.
Todo está muy tranquilo.
-Es cierto, y eso hay que aprovecharlo, por
experiencia sabemos que la paz no suele durar mucho. ¿Verdad?- Comentó Ami con
tinte jovial.-
-Pues vayamos a pedirles permiso.- La animó Makoto.-
Su
compañera asintió y ambas se despidieron quedando en eso, para hacer causa
común. Poco podían imaginar que una tercera se les iba a unir enseguida.
-De hecho, apreciaría si sus majestades me dieran unos
días cuando llegue ese momento.- Oyeron decir a una voz muy conocida nada
entraron en el salón de audiencias.- Es muy importante para mí…
Ami y
Makoto vieron a su compañera Minako que
charlaba con los soberanos, Serenity y Endimión la escuchaban y asentían.
Cuando observaron a las recién llegadas
fue la reina la que se puso en pie, y con tono jovial les preguntó,
prácticamente dando la respuesta en tanto lo hacía.
-Dejad que lo advine. ¿Os han invitado a algún tipo de
ceremonia y venís a pedir permiso para asistir?
Las
aludidas se miraron y atónitas no pudieron evitar asentir. Sus soberanos
sonrieron divertidos.
-Muy bien.- Declaró Endimión.- Tenéis nuestro permiso.
-¡Muchas gracias, Majestades! –Exclamó Minako elevando
los brazos y dando un salto.-
-Sí, os lo agradecemos mucho.- Agregó más
comedidamente Ami.-
- Bueno, supongo que ya me tocará a mí el turno.-
Intervino Rei aproximándose a su vez y queriendo saber.- Mina-chan ha pedido
permiso porque su ahijado Mazoui le envió una invitación para su boda con
Satory Masters, aunque por ahora es un secreto. ¿Y vosotras?
Sus
amigas les contaron la razón, entonces fue Serenity la que declaró.
-Me parece estupendo que vayáis, dadles nuestros
mejores deseos a todos. Pese a que las familias nos han cursado invitaciones,
nosotros no podemos asistir dado que nuestras obligaciones nos lo impedirían.
Sin embargo, vosotras podréis hacer un hueco en las agendas. Y además de acudir
con madrinas y amigas, podréis representarnos oficialmente.
-Será un placer y un honor hacerlo.- Contestó una
sonriente Makoto.-
-Solamente os pedimos una cosa a cambio.- Comentó
Endimión.-
Y con
la atención de las mujeres puesta en él, les explicó…
-Queremos que veáis en persona al Mensajero. Valoradle
y decidnos si podéis percibir algo en ese niño.
-Sí, estamos muy interesados en saber cómo va
creciendo.- Agregó Serenity.- Y por supuesto, enviad nuestros mejores deseos a
todos.
-Así lo haremos majestades.- Afirmó la princesa de
Mercurio.-
Y de
este modo las cuatro princesas del sistema solar interior se retiraron. Tras
serles dada la venia. Quedaron en que, por mor de las fechas, primero irían
Makoto y Ami, después sería Minako la que viajaría. En cuanto a Rei sólo pudo
suspirar resignadamente, deseando que alguno de sus ahijados se decidiera
pronto y así la invitasen a alguna celebración…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)