Cuando
supieron mutuamente lo del bautizo del niño y el anuncio de la boda, ambas
parejas se pusieron de acuerdo. Pensaron en celebrar las ceremonias juntas o,
al menos con unos pocos días de diferencia. Se decidieron por la segunda
opción. De ese modo aunarían dos cosas que ambas parejas deseaban. Por un lado
cada cual gozaría de su protagonismo y así no tendrían que obligar a los que no
vivían en Bios a volver en varias ocasiones debido a la proximidad entre ambos
eventos. Pero, como adelanto, lo primero que se iba a hacer era la fiesta de
fin de año. Todos se reunieron en el gran local que ya estaba dispuesto. Una
larga mesa daba cabida a componentes de dos generaciones distintas. El primer
miembro de la tercera generación estaba cómodamente instalado en su cochecito
junto con sus padres en la parte central, como si presidiera aquella reunión.
Cenaron y recibieron el año de forma jocosa, entrañable y divertida. Roy y Tom
cantaron una de sus canciones favoritas para esas fechas, siendo muy seguidos y
aplaudidos por el resto. A pesar de la edad no habían perdido en sus estupendas
voces nada de su fuerza. Es más, parecían querer transmitir con ellas
toda su felicidad, esperanza en el futuro y al tiempo añoranza del pasado. Y
para sus esposas y amigos de su generación, que aplaudían y cantaban con ellos,
esos temas traían muchos y muy gratos recuerdos. Cuando, siendo jóvenes, habían
festejado más de una Navidad todos juntos, en los tiempos en los que habían
encarado el porvenir con el entusiasmo de la juventud y con toda una vida por
hacer ¡Habían transcurrido tantos años desde entonces y sin embargo parecía que
fue ayer! Los amigos y compañeros de fatigas se abrazaban haciendo unos coros
que mezclaban ternura, y melancolía, al mismo tiempo que optimismo. Digno de
ver fue el grupito que formaron los del Rincón del Alma y del Tiempo junto con
Tom. Tanto Zafiro, como Diamante, e incluso Ail y Nephrite, que habían acudido
con sus familias para unirse a esa celebración. Dirigidos por los chicos de la
Golden, como se autoproclamaron Tom y Roy, corearon los estribillos con la
mejor de las voluntades. Aunque alguno desafinase un poco, para diversión y
sobre todo, añoranza, de sus esposas y sorpresa y jolgorio de sus hijos y
sobrinos.
-Desde
luego que como cantantes no nos hubiésemos ganado la vida.- Admitió Zafiro
entre risas una vez que terminaron.-
-Para
eso tenemos a nuestras niñas.- Le
replicó su hermano con jocosidad también.- Ellas sí que lo hacen maravillosamente.
-Pues
vamos a escucharlas, que de seguro lo harán bastante mejor que nosotros.- Se
rio Ail.-
Y
después efectivamente fueron las Justices las que cantaron otro villancico
popular, versionando un clásico de una de sus artistas favoritas y haciendo las
delicias de todos.
No
estés tan ocupado que pierdas
Dando
solamente un besito
A
los que amas
Nunca
esperes un poco
Para
darles una sonrisa
Uno
pequeño es suficiente
Cuanta
gente está llorando
Gente
está muriendo
Cuanta
gente está pidiendo amor
No
lo guardes todo
para
el día de Navidad
Encuentra
tu camino
Porque
las vacaciones
han
venido e ido
Pero
el amor vive
Si
tu das
amor
Como podrías esperar otro minuto
Un
abrazo es más cálido cuando tú estás en él
Y
cariño, es un hecho
Y diciendo te quiero es
siempre mejor
Estaciones,
razones, no importan
Así
que no te reprimas
Cuanta
gente en este mundo
Muy
necesitada en este mundo
Cuanta
gente está rezando por amor
No
lo guardes todo
para
el día de Navidad
Encuentra
una manera
De
dar un poco de amor cada día
No
lo guardes todo
para
el día de Navidad
Encuentra
una manera
Porque
las vacaciones han venido e ido
Pero
el amor vive
Si
tu das
amor
Haz
que todos los niños sepan
A
donde quiera que ellos vayan
Toda
su vida
Hazles
conocer el amor
No lo guardes todo
para
el día de Navidad
Encuentra
una manera
De
dar un poco de amor cada día
No
lo guardes todo para el día de Navidad
Encuentra
una manera
Porque
las vacaciones han venido e ido
Pero
el amor vive
Si
tu das
Amor
(Don´t save it all, for Christmas day. Celine Dion, crédito al
artista)
Por
supuesto que, al terminar, cosecharon los cariñosos aplausos de sus seres
queridos. Cualquier celebración, desde luego, hubiera pagado bastante por tener
a tales artistas para amenizarla, aunque allí simplemente, lejos de ser un
famoso grupo musical, eran unas más de esa amplia familia. Y con hacer felices
a sus padres, madres, hermanos, primos y demás parientes, se consideraban más
que recompensadas.
-Esto
no puede quedar así.- Exclamó Roy, alegando divertido.- ¡Los Handsome Boys
tenemos que darlo todo!
-Para
el carro que te veo venir.- Dijo Tom entre risas.-
-Principito.-
Le preguntó Roy a su consuegro.- ¿Te has traído el saxofón?
-Pues
claro.- Se sonrió este.-
-Tenemos
los instrumentos.- Intervino Zafiro.-
-En
tal caso. No nos podemos ir de aquí sin rememorar un clásico. Para nuestras
chicas. Las que acaban de cantar, y las que nos llevan aguantando tantos años.-
Afirmó este.-
Sus esposas sonrieron, en tanto sus
hijas se reían. De modo que, visiblemente divertidas, las Justices cedieron el
escenario a sus mayores.
-Sé
que no podemos superaros.- Declaró Tom, aunque intentaremos no quedar mal.-
-Papá,
vosotros sois fabulosos.- Afirmó Idina.-
-¡Di
que sí, sobrina! - Rio Roy.- Es que tu padre todavía no se ha dado cuenta
después de tantos años.
Y tanto Idina, como sus primas y
Amatista, tomaron asientos junto a sus madres, hermanos y demás familia. Para
deleitarse con la actuación de ese grupo de carrozas, en palabras de Zafiro. Y
comenzaron con fuerza. Tras unas notas al piano de Tom, Diamante le tomó el
relevo con un solo de saxofón, hasta que Roy comenzó a cantar.
Nos casamos en la mañana
de un frío de mediados
de invierno
Dijimos nuestras votos
Luego nos dimos un beso
Y se acabó
Esas declaraciones
Luego nos dimos un beso
Y se acabó
Esas declaraciones
tuvieron un peso tan
grande
Supongo que nos hizo dudar
Vacilar
Supongo que nos hizo dudar
Vacilar
Los presentes escuchaban
encantados. Sobre todo las respectivas esposas.
Cuando movía las caderas
Y se balanceaba en mi dirección
Pensé que podíamos hacerlo aún
Y vencer el aislamiento
Pero en esa suave oscuridad
¡Oh! Nos hicimos pedazos
Y cuando Zafiro y Tom se
unieron a Roy en la canción, y Diamante arreció con el saxo, hubo algún que
otro aplauso…
A través del fuego y la lluvia
A través de lo salvaje y el dolor
A través de las pérdidas,
A través del fuego y la lluvia
A través de lo salvaje y el dolor
A través de las pérdidas,
a través de las
ganancias
En el tren de la montaña rusa del amor
En el tren de la montaña rusa del amor
Invoco tu nombre
Después Tom se ocupó de darle al piano, con las sonrisas de los
espectadores que seguían escuchando…
A través del fuego y la
lluvia
A través de lo salvaje y el dolor
A través de las pérdidas,
A través de lo salvaje y el dolor
A través de las pérdidas,
a través de las
ganancias
En el tren de la montaña rusa del amor
En el tren de la montaña rusa del amor
Invoco tu nombre
Oh Dios ... solíamos reírnos
Es el fuego que se apaga, nena
Está de más preguntar
Déjame que te sostenga por un tiempo.
Oh Dios ... solíamos reírnos
Es el fuego que se apaga, nena
Está de más preguntar
Déjame que te sostenga por un tiempo.
Todas las esposas y el resto de las mujeres de esa generación
miraban con complicidad a sus respectivos maridos y sonreían cuando la canción
iba concluyendo.
A través del fuego y la
lluvia
A través de lo salvaje y el dolor
A través de las pérdidas,
A través de lo salvaje y el dolor
A través de las pérdidas,
a través de las
ganancias
En el tren de la montaña rusa del amor
En el tren de la montaña rusa del amor
Invoco tu nombre
Y una vez más, el solo
final de Diamante al saxofón maravilló a todos, con los coros de Tom, Roy y
Zafiro.
Uuuuh
(A-Ha. I call your name. Credit to the artists)
Por
supuesto, se llevaron una tremenda ovación de todos. Incluso el pequeño Asthel
hacía gorgoritos de satisfacción.
-¡Sí,
señor!- les aplaudió Ail afirmando no sin pesar.- Lástima no haber estado en la
Tierra cuando formasteis el grupo…
-¡Genial,
chicos! Y tú, principito, sigues en forma con el saxo.- Le elogió Nephrite.-
Este sonrió, abrazándose ahora a su
esposa para replicar divertido.
-Ya
sabes, amigo. Como dice el tarambana de Roy, el que tuvo, retuvo…
Los
demás se rieron al oír esa respuesta. Finalmente, después de disfrutar de esa
interpretación y de la nostalgia de aquellos años, todos se disgregaron un poco
para charlar en corrillos que se iban intercambiando. Roy por su parte estaba
ahora muy melancólico, como si hubiera sobreactuado antes con tanta exclamación
y Beruche, que le conocía bien, se dirigió cariñosamente a él, adivinando su
pensamiento.
-
Piensas en Lornd, ¿verdad cariño? En él, en Setsuna y nuestros sobrinos.
-
Sí. - asintió el interpelado - ¡Ojalá mi hermano estuviera aquí! Retornó
a Nuevo Vegeta tras la proclamación de Serenity y su mundo está tan lejos que
prácticamente renunció a vernos cuando fue a reinar allí.
-
Y Seren creo que estaba muy ocupada con su cargo de princesa y como
representante ante su propio pueblo de los saiyajin. Ojalá que hubiese podido
venir. Al menos ella. Es verdad que son los únicos que faltan para que nuestra
felicidad sea completa.- Admitió Bertie quien, no obstante, enseguida quiso
animar a su esposo al añadir. - Pero estoy totalmente segura que ellos
estarán celebrando también esta noche y se acordarán de nosotros.
-Lamenté
mucho lo que sucedió con nuestro sobrino mayor. Sé que eso ha destrozado a mi
hermano, por mucho que no quiera evidenciarlo.- Suspiró Roy.-
-Sí,
fue una lástima. Algo terrible.- Comentó Bertie.- Le ha afectado igual que a
nuestra pobre cuñada…no puedo ni llegar a imaginar, cómo pudo sentirse Setsuna,
no como reina, sino como madre…
Aunque como ninguno deseaba hablar
demasiado de ese enojoso tema, la mujer enseguida repuso con mejor tono.
-Bralen
es un gran chico y la hija de Seira y Calix, Aiona, también es una muchacha muy
notable. Por lo que nuestra sobrina Seren nos contó las pocas veces que
coincidimos, me da la impresión de que ambos están destinados el uno para el
otro. Eso seguro que alegrará a tu hermano y a Setsuna.
-
Sí, estoy convencido de que así será.- Sonrió su esposo que cambió de tono
poniéndose más animado - ¡Vale, se acabó el estar pensativo, vamos a ver al
nieto! - y se levantó decidido acercándose a donde estaba el pequeño Asthel. -
Su esposa le observó ir hacia allá con una
sonrisa de melancolía. Roy, pese a querer aparentar esa jovialidad, pensaba
mucho en su hermano y en su otra familia. Ahora estaba feliz como ella al
reunirse con su hijo, su nieto y su nuera. No digamos ya si sumábamos a los
amigos. Sin embargo, a veces, cuando los dos hablaban a solas, le confesaba que
les echaba mucho de menos. Bertie suspiró. Ya no eran aquellos jóvenes repletos
de entusiasmo e ilusiones tras la batalla final contra los demonios, o incluso
al ayudar a su hijo del futuro a cambiar el curso de la historia. Quizás
lo compensasen con mucha más serenidad y experiencia. De cualquier forma, la
vida seguía y el tiempo desde luego pasaba para todos. Quizás no tanto para
Serenity y Endimión, o las propias guerreras, a los que Beruche veía
prácticamente igual de jóvenes que a sus propios hijos…
-Bueno.
– Meditaba ella acordándose con afecto de sus amigas las guerreras, en especial
de Ami.- Vosotros estáis como si realmente os hubiese conocido ayer.
Mientras
tanto Amatista vigilaba a su hijo de vez en cuando. Sonrió al ver acercarse a
su suegro con un gorrito y una especie de matasuegras. Roy lo hizo sonar cerca
de ella, lo que produjo un leve sobresalto a la muchacha, que acompañó de una
sonrisa divertida. Por su parte Diamante y Zafiro se acercaron al oír aquel
sonido.
-
¡Oye! - le amonestó el príncipe de Némesis a su viejo amigo con una sonrisa. -
Tú, no espantes a mi hija y a mi nieto, gamberro...
-¿Ves
cómo eres un viejo?,- rio Roy - ya no tienes ganas de divertirte ¿A que sí
Zafiro? ¿A que tu hermano ya está hecho un carcamal? - Le preguntó a éste con
tono de complicidad. -
-¡Vaya
dos viejos que estáis hechos.... los dos!- rio el interpelado al que se le
unieron entonces Ail y Nephrite.-
-¡Oye!
tú tienes que estar de mi lado, que para eso eres mi hermano.- Le respondió
Diamante tirándole confeti a Zafiro. -
-
Mira quién habló que a la casa honró. ¡El principito! – Terció Nephrite
riéndose a su vez de su compañero para agregar. – Bien que te cambiabas
de bando en nuestras peleas del Rincón…
-
Tú cállate o te daré a ti también. - Replicó el aludido arrojando más de
aquellas serpentinas hacia su amigo. –
-
¡Anda ya! – repuso Nephrite lanzando a su vez contra él algo de confeti. –
-
¡Por el Sagrado Árbol! – Exclamó Ail – Aquí voy yo. – Sentenció arrojando
serpentinas a diestro y siniestro. –
Entonces llegó Tom que casi se le subió a caballito al alíen en tanto Zafiro y
Nephrite hacían causa común contra Diamante, entre las risas de Roy.
- ¡Desde
luego, papá! – sonrió Idina que pasaba por allí recibiendo algo de confeti en
el pelo, para declarar con divertida reprobación. - Os portáis peor que
mis niños de la guardería.
-Hija,
ya sabes lo que se dice. – Replicó su padre tratando de justificarse en tanto
que, con cuidado, le quitaba un poco de esos adornos de los cabellos a la
muchacha. – A más viejos, más niños nos hacemos.
-¡Eh!
¿A quién llamas tú viejo, paleto de Kansas? – Intervino Roy colocándole a su
amigo un gorro de Santa Klaus en la cabeza para provocar más risotadas del
resto, según sentenciaba jocoso. – ¡Mira, mira que guapo estás con esto!…
Idina
se alejó entre risas decidiendo que era mejor que su padre, su tío y sus amigos
continuasen a sus anchas con aquella guerra. Mientras el grupo se lanzaba
serpentinas y hacía el tonto, Esmeralda y Petz, junto a Beruche, Annie, Amanda
y Cooan, les miraban con una complacida sonrisa. Karaberasu y Mathew se unieron
a ellas divertidos a su vez por el espectáculo.
-No
sé de dónde sacarán tantas ganas de juerga.- Comentó el esposo de Kalie que
permanecías entado junto a ella.-
-¡Esto
no es nada! Tendrías que haberles visto en sus años mozos. Y lo que mis
hermanas me han contado de sus famosas celebraciones. - Le contestó su mujer
con una amplia sonrisa. - ¡Las que eran capaces de liar!
-Sí,
no os podéis hacer una idea.- Se rio Cooan.-
-Pasaban
de liarse a tortas contra algún enemigo del espacio exterior a jugar entre
ellos. ¡Y con nosotras!- Añadió una divertida Esmeralda.-
-¡Aunque
algunos de esos juegos no se puedan nombrar aquí! - Rio a su vez Annie.-
El resto de sus compañeras
y amigas se rieron con ella. Karaberasu le preguntó a la extraterrestre.
-¿Y qué tal tus hijos?
-Estupendamente. Giaal está con esa chica tan
agradable, Susan. Se han decidido a establecerse en ese planeta recién
colonizado, Nature. Él estuvo de médico en la SSP-2 y ella es piloto de
combate. Y en cuanto a Alan y Naya, están por aquí, puedes preguntarles. Creo
que están considerando ir a ese planeta también. Dicen que es como Bios. Bueno,
algo más pequeño, pero lleno de oportunidades. En cuanto Ail y yo podamos,
vamos a ir a conocerlo y a visitar a nuestro hijo.
-Ese planeta
parece que es muy hermoso y las obras de construcción van bastante
adelantadas.- Intervino Esmeralda, comentando a su vez.- Yo he enviado a una de
mis chicas para que inspeccione el terreno y se haga con un local, para montar
una filial de Modas Deveraux.
-¡Desde luego,
no te olvidas de ningún rincón de la galaxia para expandir tu emporio! - Bromeó
Cooan.-
-No menciones la palabra emporio.- Le pidió
Esmeralda con una mueca de disgusto, afirmando.- Me recuerda al canalla ese del
Goldpier.
-¡Cómo sois en el mundo de la moda.- Intervino
Amanda.- Peores incluso que en los servicios secretos.
-Bien lo sabes tú, querida.- Se sonrió malévolamente
la diseñadora.-
La británica asintió con una leve sonrisa, recordando
claramente a qué venía esa alusión. Viejos asuntos entre las dos. Aunque
ninguna le concedió importancia y siguieron charlando animadamente de sus
cosas, pues eso hacía mucho tiempo lo resolvieron. Un poco más alejados, aunque
percatándose asimismo de todo ese jolgorio que los hombres estaban montando,
Leval le dijo a su mujer, también bastante divertido.
-¿Te
has fijado en nuestros padres? ¡Parecen unos críos!...
Ella asintió despacio, pero no se
rio como los demás, más bien observaba la escena con aire reflexivo. Al fin,
mirando afectuosamente a su marido, le respondió con voz queda y melancolía,
como si de un vaticinio se tratara.
-
Déjales que se diviertan. Siento que hay tanta nostalgia detrás de esas risas.
En el fondo, ellos saben que ya nos queda poco para estar todos juntos de esta
manera. Después de esto, pocas veces nos reuniremos...
Leval
la escuchó algo sorprendido, pero sabiendo que lo que su esposa decía era
cierto. Los años pasaban vertiginosos. Para él, parecían haber
transcurrido simplemente unos días cuando se embarcó en la nave que les llevaría
al mundo en el que ahora vivían. Para sus padres y los amigos de estos, parecía
que fue ayer cuando derrotaron a los demonios y comenzaron una nueva vida en la
Tierra. Ahora, toda la camaradería, la amistad y el amor de tantos años se
reunían allí, en lo que ya eran tres generaciones, con Asthel como pionero de
esta última, al que, a buen seguro, enseguida seguirían más miembros, cuando
los primos y amigos de Amatista y del propio Leval se casaran. Y a propósito de
eso, Kerria que estaba cerca de la joven pareja, se unió a la conversación.
-
Es verdad, Leval.- Admitió su hermana asintiendo - cuando les dije a nuestros
padres que había decidido ser madre, se pusieron muy contentos, y los dos se
miraron de una forma especial, por unos instantes creí que incluso triste. Pero
no por mí, más bien por ellos mismos, como si se hubieran dado cuenta de que
les había pasado una eternidad de tiempo de repente.
-Es
que para ellos ha debido de ser así.- Afirmó su hermano.- Sus vidas han pasado
entre luchar por adaptarse a la Tierra, criarnos a nosotros y sus batallas
contra el mal…Ahora que he vivido cosas similares les comprendo bien, Ky.
-Sí,
tienes razón, y podemos darnos cuenta de todo el auténtico valor de su
sacrificio. - Convino la aludida, sentenciando. – Y de la gran responsabilidad
y el honor que tenemos, solamente por ser sus hijos.
En ese instante Katherine se unió también a la conversación junto con su
hermano Mazoui. Éste se acercó también a ver al bebé, esquivando la guerra de
confetis que estaba teniendo lugar a poca distancia e ignorando la petición de
ambos bandos para que les reforzase.
-
Os noto muy serios, ¡venga chicos, esto es una fiesta...hay que divertirse!-
les animó Kathy haciendo sonar un matasuegras. -...
-
Estaréis encantados, chicos - declaró Mazoui mirando al niño y haciéndole
carantoñas para afirmar con entusiasmo. - ¡Es un bebé precioso! ¡Qué
contentos tenéis que estar!
-
Sí, no podríamos ser más felices.- Convino un más animado Leval que entonces le
contó a su primo. – Además, le vamos a bautizar de acuerdo con Sandy y Coraíon.
Para que sea en una fecha próxima a la de su boda. Así que ya sabes, primito...
-
Ya sé... ¿él qué?..- le preguntó éste sin entender. -
-¿Para
cuándo os vais a casar Satory y tú?..- le aclaró Leval no sin sorna cuando añadió.
- ¡A este paso yo voy a ser abuelo antes de que tú te decidas!
Su primo encajó esa pequeña pulla con una sonrisa y replicó.
-
Pronto, no te preocupes...mira, pregúntaselo a ella. - Mazoui la señaló, su
novia charlaba animadamente con Sandy y Coraíon mientras tanto. -
-¡Cuánto
me alegro de que os caséis dentro de tan poco tiempo! - Les decía precisamente
Satory en ese instante. -
-
Pues ya sabes.- Sonrió Sandy agregando con tono de complicidad. - Tú
también puedes hacerlo cuando quieras.
-
Mazoui y yo lo hemos hablado y queremos casarnos una vez establecidos en la
Tierra.- Les contó Satory -
-
Así que por fin os vais allí.- Intervino Coraíon con algo de pesar. -
-
Sí, Mazoui tiene ya concedido el traslado. Su nueva base estará muy cerca de
donde vamos a tener nuestra casa. Yo he obtenido un puesto como directora del
centro de investigación que mi padre tiene a unos pocos kilómetros de allí.
Retomaré entre otros el proyecto Fairy - five, con Mimette, su hija Mimí, Kaori
y Keiko y Melissa, si es que vuelven pronto. Así podremos pasar casi todo
el tiempo los dos juntos. - Afirmó
Satory.-
-
¿Se sabe algo de ellos ya? - Inquirió Sandy que seguía teniendo aquel
presentimiento de que todo iría bien –
-Mi padre está más enterado que yo. Todavía no hay
nada oficialmente hablando, aunque en las altas esferas se sabe que ya han
alcanzado su destino. Ese planeta se llama Nature. Y han comenzado las obras de
terraformación. - Les desveló su interlocutora, esbozando una sonrisa para
sentenciar – Ahora consultaré en la base de datos de la Masters, puede que haya
novedades. Hasta ahora todo parece ir muy bien y me alegro mucho, en esa nave
también viajaban otros muy buenos amigos y compañeros de aventuras de la SSP-1.
Por ejemplo Ginger.
-¡Ginger! -Exclamó Amatista realmente contenta al
oír ese nombre.- De modo que se animó a ir al final. Algo había escuchado pero
no estaba segura. Espero que todo le haya ido bien con su hijo Dean.
-Eso creo, y me parece que pidió un permiso para montar
otra cafetería en la SSP-2.- Le contó Satory.-
-Será un éxito, a estas alturas tendrá mucha
clientela.- Sonrió su interlocutora, suspirando con una mezcla de nostalgia y
afecto.- Era una chica estupenda, muy buena persona. Me acuerdo mucho de ella, como
lo haré de vosotros cuando os marchéis.
-Lo mismo digo.- Afirmó Satory, alegando eso sí.-
Aunque todos estamos ilusionados con nuestras nuevas vidas y proyectos, y no es
para menos.- Afirmó con tono animado y algo introspectivo al mismo tiempo.-
Desde luego era cierto que todos tenían esa pugna
entre emociones, se sentían bastante contentos y esperanzados por sus
respectivos futuros aunque no sin dejar
de tener un leve poso de tristeza por despedirse de sus amigos.
- Os echaremos mucho de menos, ¡ojalá que seáis muy
felices allí! - Le deseó Sandy con el mismo tinte en su voz. -
- Lo mismo os deseo yo. - Repuso su amiga, agregando
animosamente. –Pero no tenéis que poneros tristes porque no vayamos, aquí
tenéis a Amatista y a Leval. Ni ellos, ni vosotros, estaréis solos.
- Puede que mi padre pida venir a vivir a Bios,-
conjeturó Sandy, añadiendo llena del deseo de que así fuera. - ¡Ojalá lo haga!,
él no tiene nada ya que le ate allí y a mí me gustaría tanto tenerle cerca...
Coraíon y el resto escuchaban solidarizándose con ese deseo, entonces Idina se
les unió junto con Alan y Naya. Estos habían venido especialmente para celebrar
con ellos el fin de año y felicitar a las parejas, por el compromiso de boda a
unos y por su hijo a otros. Después debían irse pronto. Los dos tenían muchas
cosas que preparar…
- ¡Chicos, felicidades!...- les deseó Idina
apoyándose en los hombros de Coraíon y Sandy. -
- ¡Anda! , aquí está la otra que se va a quedar con
nosotros en el planeta.- Le respondió la morena científica añadiendo con
divertido retintín. - ¿Y tú, monina? ¿Para cuándo te vas a echar novio?...
- Bueno - contestó la aludida con voz trémula y
dubitativa, tomada por sorpresa. – La verdad es que no lo sé, cuando haya algún
chico guapo dispuesto - rio algo forzada. -
-¡Venga ya!...no fastidiéis a mi hermana,-
intervino jocosamente Alan para agregar del mismo modo burlón. - La pobre quizá
tenga intención de meterse monja.
-¡Qué tonto eres! - Repuso la aludida
frunciendo el ceño, pero con una sonrisa, hasta le dio un cachete en el trasero
a su hermano mientras éste se reía. -
- No seas tan malo con tu hermana.- Le pidió Naya
con expresión divertida. –
-Si no soy malo, sólo soy sincero. - Se rio él
ganándose esta vez un capón por parte de la azorada Idina. -¡Au!
Todos soltaron alguna que
otra carcajada, desde luego el ambiente era muy relajado y agradable. Siguieron
comentando algunas cosas más…Al hilo de que, al fin habían llegado a la Tierra
unas magníficas noticias que confirmaban las suposiciones de Sandy y los
informes extraoficiales de Satory quien, tras consultar, recibió en su móvil un
mensaje desde la Master Corporation. Así pues, la hija del magnate que dirigía
esa compañía, les informó oficialmente a su vez a sus amigos, que la SSP-2
había alcanzado el objetivo de su viaje.
-Al fin se ha hecho público en la Tierra la llegada
de la SSP-2 a Nature. Aunque que estas noticias tendrán al menos un par de
semanas.- Les aclaró.-
-¡Por cierto, Naya!... ¿sabéis algo de Giaal y de
Susan?¿están bien? - Se interesó Idina planteando esa cuestión.
–Sí, gracias por preguntar – replicó su
interlocutora afirmando con orgullo. – Nosotros tuvimos acceso a la información
hace unos días ya, como Satory, al ser familiares de los que viajaban en la
SSP-2, tenemos ese privilegio. Mi hermano y Susan lograron llegar a Nature, con
algunos contratiempos, pero a salvo.
Los demás se miraron no sin perplejidad.
¡Con todo lo que había sucedido y Naya hablaba de contratiempos!
-Cariño, lo
tuyo es digno de mi hermano Lance. ¡Contratiempos!- Sonrió Alan.-
Por
lo que él sabía, incluso por boca de su hermano. La travesía de la SSP-2 no fue
nada sencilla. Además de la Nada, anteriormente se enfrentaron a las fuerzas de
un tirano espacial y salieron victoriosos. Eso sí, a muy alto coste en vidas.
Lo que le quitaba cualquier gana de bromear.
-Según creo, unos saiyajin les ayudaron a derrotar
a ese canalla. - Comentó Leval, serio también.- El primo Mazoui me lo dijo.
Ahora han comenzado los
trabajos de terraformación. Todo fue muy bien, pese a que se vieron
sorprendidos en el espacio por aquellos agujeros. Pero según explicaron por el
canal subespacial una gran luz blanca les envolvió, la canción de Amatista les
llegó incluso allí. Entonces, al disiparse tanto la canción como el resplandor,
la amenaza había desaparecido y tenían el planeta ante ellos.
-
Sucedió como en la Tierra, pues. – Terció Paul, que se acercó junto a su hermana.-
-
Muchas felicidades. Sandy, Coraíon. Esperamos que seáis muy dichosos. - Declaró
Samantha mirando al hijo de Petz y Zafiro de forma intensa. –
Aquello no le pasó desapercibido a
la morena científica. Estaba claro que entre ellos dos podía percibirse un
sentimiento muy intenso. Quizás fruto de una pasada relación que no se hubiera
limitado a la mera amistad. Coraíon sostuvo esa mirada en tanto agradecía a
aquella joven sus buenos deseos.
-
Gracias – repuso el muchacho abrazándose a sus amigos. –
-
Créeme si te digo que eres muy afortunada. – Afirmó Samantha dirigiéndose a Sandy
en tanto la estudiaba con una mirada inquisitiva que su interlocutora le
sostuvo sin ápice de vacilación. – Es un magnífico muchacho.
-
Lo sé - replicó ésta de forma suave y serena. – Y doy gracias por ello.
-
Cuida mucho de él. Es algo despistado pero muy buen chico. – Sonrió Paul sin
aquel matiz del que había hecho gala su hermana. –
-
¿Cómo que despistado?- bromeó el aludido pasando un brazo tras los hombros de
su amigo en tanto se apartaban un poco para dedicarse mutuos comentarios al más
fino estilo británico. – Eso lo serás tú, que se te olvida siempre el paraguas.
¡Llueva o no!
-¡Ten
en cuenta que decirle eso a un inglés es una ofensa muy seria! - Se rio su
interlocutor.-
-Por
cierto. ¿Cómo está Hans? ¿Seguís juntos?- Quiso saber Coraíon.-
-¡Oh,
sí! Gracias por interesarte. Seguimos, pero con el inconveniente de poder
vernos muy poco. Ya sabes, cada uno viajamos mucho por nuestros respectivos
negocios.
-¿Y
no has pensado que podríais abrir vuestro propio comercio de antigüedades?- Le
sugirió su amigo.- Así podríais pasar mucho más tiempo los dos en un mismo
sitio.
Paul pareció sopesar esa idea pero
enseguida sonrió respondiendo con una leve sacudida de cabeza para declarar.
-Prefiero
no mezclar el amor con los negocios.
-Bueno,
¡pues tú mismo!- Rio Coraíon que, con un spray le roció con algo de confeti
exclamando divertido.- ¡Yo sí que voy a mezclarte el tono de la corbata con
esto!
Y
tras las risas de ambos, Paul se hizo con otro bote dispuesto a vengarse. Sin
embargo, su amigo no se lo puso fácil al salir corriendo. El otro chico fue en
su persecución, aunque enseguida se pararon para bombardearse mutuamente. Idina
se reía observándoles, eso les dio unos momentos a Sandy y Samantha para hablar
a solas. La hermana de Paul añadió entonces.
-
Ahora sé que Coraíon ha sabido elegir bien. Sólo con verte puedo darme cuenta
de que eres una mujer muy especial.
Su
interlocutora no supo cómo tomarse aquello, seguramente era un cumplido y
sonrió, afirmando a su vez con una pátina de conocimiento fruto de sus
percepciones.
-
No debió ser fácil para ninguno de vosotros dos. Pero menos aún para ti. ¿No es
cierto?
Samantha
se limitó a asentir con una expresión triste en sus ojos, aunque enseguida la
eliminó cuando su hermano y Coraíon se aproximaron tras intercambiar algunos de
esos sarcásticos comentarios y todo el contenido de sus botes sobre sus
respectivas cabezas.
-
Bueno, amigo mío, espero que nos regalaréis alguna de esas antigüedades tan
caras que vendéis.- Le dijo el novio de Sandy a su compañero de celebración.-
-
Alguna cosita de las que nos estorben en el almacén, sí, – Sonrió divertido su
interlocutor comentando ahora a su hermana. - ¿No crees, Sammy?
-
Seguro que para una ocasión tan única habrá algo que sea también muy especial.-
Pudo convenir ella con un tono más amable ahora. –
Entonces
se acercó Idina que había estado mirando en derredor durante ese intercambio de
palabras y les preguntó.
-
¿Habéis visto a mi hermano Lance por ahí?
-
Sí, creo que antes estaba por allá charlando con tus padres. – Le informó
Samantha sin demasiado énfasis. -
-
Ahora que lo dices,- intervino Naya.- Aún no hemos visto al niño de
Amatista y Leval, ¡vamos a verle, Alan!
-
Vale.- Aceptó éste que añadió con guasa recordando el tema de la charla
anterior. - Bueno Idina. Ya sabes...búscate un novio, aunque sea tonto.
¡Más vale eso que nada!
Idina le sacó la lengua, Alan y Naya se rieron alejándose después para ir
a ver al bebé. Allí se pusieron a charlar con Amatista y Leval y los demás.
-Enhorabuena,
tenéis un hijo precioso. – Les dijo la extraterrestre mirándole realmente
embelesada para añadir. – Y percibo mucha paz y mucho amor a su alrededor.
-Muchas
gracias. Es curioso, Sandy nos dijo lo mismo – comentó Amatista. –
-Ella
puede percibir más que nosotros, lo mismo que Naya. Tienen ese don – aseveró
Alan. –
- ¿Y
vosotros, qué planes tenéis?- Quiso saber Leval para variar un poco la
conversación. –
- Pues,
después de recibir noticias de Giaal y de los otros puede que nos animemos a ir
a verles al nuevo planeta – le comentó su primo. –
-Si
vais darles recuerdos y también a Tracer y a Penélope. - Les encargó Leval,
deseando. –Espero que estén bien.
-Es
cierto. Se fueron en la SSP-2, ya casi lo había olvidado. Igual que mi amiga
Ginger con su hijo. Satory me lo ha confirmado. – Comentó Amatista que ahora
había sacado al bebé del cochecito y le estaba haciendo arrumacos. – Saludarla,
por favor…
-Se
los daremos de vuestra parte, descuida. – Le prometió Naya que también le hizo
unas carantoñas al bebé que pareció sonreír esbozando una graciosa mueca en su
boquita. -
Mientras,
tras dejar su particular guerra de confeti, Tom y Ail charlaban con Cooan, Ann
y con Lance.
-
Lance hijo, tú también deberías pensar en alguna chica, ya.- Le aconsejó Cooan.
-
-
Ahora estoy muy ocupado con mi trabajo, mamá.- Repuso éste sonando como una
excusa. -
-
Hazle caso a tu madre,- terció Annie añadiendo con afán moralizante. - Los años
pasan muy deprisa, ahora no te lo parece porqué eres joven, pero, ya verás
dentro de unos pocos.
El muchacho guardó silencio, tampoco era cuestión de discutir con su madre y la
amiga de ésta, aunque a él no le interesaban demasiado esas cosas, sabía , a
veces a su pesar, lo que le depararía gran parte de su porvenir. Por ese lado
era una ventaja, no tenía mucha necesidad de labrárselo. Él recordaba perfectamente
lo que había tenido que hacer junto con su equipo de compañeros para ayudar a
que todo saliera bien. Por desgracia, les borró parte de la memoria al resto.
No debían cargar con ese lastre. Lance quería que todos fueran felices y que se
construyesen una vida. Algo que él no podía permitirse el lujo de hacer. Al
menos por ahora, su momento no había llegado. De hecho, algo que hacía tiempo
consultó en ese libro, le indicaba que la mujer que estaría destinada para él
se haría esperar, y que sería algo trascendental para su vida, la de su familia
y la de otras muchas personas.
-Algunos
piensan hasta que soy gay.- Se sonrió, diciéndose a sí mismo.- No es el caso,
pero aunque lo fuera, primero me debo a mis obligaciones.
Y
eso era cierto, rodeado como estaba en muchas ocasiones de auténticas bellezas
sin parecer estar interesado por ninguna. Por ejemplo y sin ir más lejos, la
que era la reina de la Luna Nueva, Neherenia, quien dio muestras de interesarse
por él. Y claro, algunos de sus conocidos posiblemente tuvieran la impresión de
que no le gustasen las mujeres. ¡No podían estar más equivocados!
-Yo
también lo creería. Desde luego, es muy difícil resistirse a los encantos de
una chica como Nehie.- Pensó no sin pesar.-
Desde
luego esa muchacha le gustaba y seguro que le hubiera correspondido, pero que
sabía no era para él.
-Ella
ya ha conocido a quien será su futuro esposo…- Suspiró.- Y así tiene que ser. En
eso, mi caso es como el de Samantha con el primo Cory.
Por
lo demás, él sabía perfectamente que para el resto era un chico bastante
reservado y autónomo. Que todos pensaban que eso era algo extraño teniendo en cuenta
el carácter general de su familia, sus propios padres no podían explicárselo,
pero si él era así...le aceptaban y sobre todo, le querían igualmente. Eso le
bastaba. Lo único que le inquietaba de veras era que su padre proseguía con
aquellas indagaciones. Pensó que, una vez concluida la amenaza del olvido todo
terminaría, pero estaba claro que se equivocó. Una de las cosas malas, por no
decir la única de haber superado aquello, era que nadie había perdido del todo
sus recuerdos. Al menos los ajenos a su grupo especial. Y aunque él deseaba
mantener a salvo a su familia a cualquier precio, sabía que existían
prioridades aún más importantes.
-¡Eh
Lance!. -Le saludó Idina quien se alegró de encontrarle al fin.- Parece que
estuvieras pensando en las musarañas. ¡Como siempre!
-
Ya sabes, en cuanto a tu hermano le preguntan por sus novias, siempre se queda
callado. Lo mismo que tú con tus pretendientes.- Sonrió Cooan.-
-En
eso le puedo comprender.- Replicó solidariamente Idina, agarrándose cariñosamente
a un brazo de Lance.-
El aludido se limitó a sonreír con
esa expresión misteriosa que tanto gustaba de lucir. Por suerte un amigo de su
padre vino a sacarle del brete.
-¡Venga
ya!, no le deis la noche al chico.- Rebatió desenfadadamente Ail para dirigirse
a su amigo y compañero en busca de apoyo. -¿Verdad Tom? ¡Que dejen
tranquilo a tu hijo! - Éste sólo esbozó una sonrisa que no indicaba gran cosa,
por lo que el alíen agregó. - Dejadle, que seguro que sabrá apañárselas muy
bien para esa cosas él sólo.
-
Yo creo que me voy a acercar a ver al niño y de paso, podríamos volver a
unirnos a esos tres,- propuso desenfadadamente su antiguo compañero de
aventuras.-
Y
señaló a Diamante, Roy, Zafiro y Nephrite, que seguían en su amistosa guerra
particular.
-
Sí, será divertido.- Convino Ail que añadió, no sin humor. - Podremos rememorar
los viejos tiempos en el rincón de entrenamiento, si es que nuestras esposas
nos dejan.
-
A nosotras no nos metas por medio, Ail. - Sonrió su mujer moviendo la cabeza. –
-
Ya sois mayorcitos para arreglároslas solos. – Convino Cooan igualmente
divertida.-
Y
ellos no se hicieron de rogar, al momento se fueron para allá, Masters entre
tanto se unió al grupo para felicitar a Diamante y a Roy por su nieto, pero
pronto se vio envuelto en un montón de confeti.
-Desde
luego esto me recuerda a los viejos tiempos, cuando nos reuníamos a festejar
tras el triunfo en alguna batalla. – Afirmó Esmeralda dirigiéndose
a su consuegra. –
-Tienes
razón- sonrió Beruche declarando divertida. – Y para estos gamberros da igual
los años que pasen, siempre tienen que estar haciendo tonterías.
-Pues
debo confesaros chicas, que lo echaba mucho de menos. – Se las unió Amanda que
venía de departir un poco con sus propios hijos. –
-Sí,
los años no pasan en balde. – Reconoció Bertie que ya se notaba alguna
arruguita y unas pocas canas. – Ya nos vamos haciendo mayores.
-Pero
mujer- le sonrió su hermana Petz acercándose a ella. –Recuerda nuestro lema en
“Beauty Quartete” y en “Otafukuya”. Tú también puedes ser hermosa. Y añado, ¡y
si ya lo eres como nosotras, no debes dejar de serlo! - Remachó entre risas.-
-La
verdad es que, pese a todo, seguimos siendo unas chicas muy atractivas. ¿No
creéis?- afirmó Karaberasu quien junto a su hermana Cooan y Ann, se unió al
corrillo. –
Y
allí estaban las cuatro hermanas Malinde, ex Ayakashi, departiendo con
Esmeralda, Annie y Amanda. Todas comentaron cómo había pasado el tiempo y
también lo sucedido en la Tierra y en otras partes del Universo. Celebraron
asimismo que Endimión y Serenity hubieran sido reconocidos como soberanos. Y
con un tono de reflexión entre todo aquel jaleo fiestero, Ann comentó.
- ¿Os
dais cuenta? Realmente estamos aquí por ellos. Nos unieron.
-
Es cierto. Son lo primero que todos tuvimos en común.- Reflexionó Esmeralda.-
-Todas
fuimos sus enemigas en alguna ocasión. Pero Serenity y las guerreras supieron
tornarnos en amigas y en buenas personas.- Apuntó Cooan. –
-Bueno,
yo no puedo contarme entre vosotras en ese aspecto, pero admito que los soberanos
han hecho cosas increíbles por toda la humanidad.- Terció Amanda.-
-Nosotras
podemos atestiguarlo en primera persona. Y siempre les estaremos muy
agradecidas por permitirnos vivir y ayudarnos a ser felices.– Convino
Bertie que, con gran amor y orgullo, miraba a sus hijos que ahora estaban
reunidos en torno al pequeño Asthel, para remachar con voz queda. – Dejando un
maravilloso legado.
-Tenemos
unos maravillosos recuerdos, es verdad. – Afirmó Karaberasu. – Pero creo que
todavía nos quedan muchas cosas por vivir.
-Sí.
En eso no puedo estar más de acuerdo. Y mucho trabajo que hacer. – Terció Petz
que enseguida les comentó, retornando a un terreno más práctico. – En cuanto
regrese a la Tierra voy a ver si podemos abrir una sucursal en el reino de
Neherenia. Desde luego es una buena chica. Me gustaría volver a verla. –
Sentenció ahora con tono más apagado al admitir.- Sufrió mucho, tanto como yo.
Cuando mi hijo murió.
Rememoraba
como aquella joven se le acercase en el funeral de su hijo hacía ya tiempo. Con
esa expresión de dolor y sufrimiento. Estaba claro que había amado a Granate
mucho. Y por un instante Petz quiso soñar, ¿Qué hubiera pasado de seguir su
hijo pequeño con vida? ¿Quizás se hubiese casado con aquella muchacha?...No
obstante, el destino tomó otro rumbo. Ella no dejaba de añorar a su niño,
porque eso es lo que sería siempre en su memoria…pensando además en todos los
buenos momentos vividos con él y ¿porque no?
Acordándose de aquellas trastadas suyas que tanto la enfadaban. Sin
embargo, ahora únicamente producían en ella una sonrisa de añoranza al
recordarlas. Sus hermanas enseguida notaron su expresión algo ida y su tinte de
tristeza, más al rememorar aquello. Karaberasu le dio la mano apretándosela con
afecto.
-Por
lo que veo el negocio te va muy bien. – Le sonrió Amanda sacándola de aquellos
agridulces recuerdos. –
- Es
cierto. No va nada mal.- Confesó su interlocutora devolviéndole la sonrisa y
afirmando con animación a fin de aparcar cuanto antes ese brote de melancolía.
– Esmeralda fue muy amable al hacerme publicidad por todo el mundo durante
tantos años. Te lo agradezco mucho, cuñada.
-No
hay de qué. Para eso somos familia - repuso ésta con tono cordial. – Y
las cremas son muy buenas, desde luego.
- Mis
hijos adquirieron un local aquí, en Bios. - Les contó Amanda a su vez. – En
cuanto pasen un par de años y venga más gente quizás pudiéramos abrir una
sucursal de nuestra cadena de antigüedades. Saint Join -Thompson traditional
style.
-No
es mala idea - Comentó Petz que, luciendo una expresión pensativa,
añadió. – Hay que hacer como mi cuñada Esmeralda. Estar atenta a las
oportunidades de negocio. Así que yo también podría comprar un local aquí y
poner una tienda al lado de la vuestra.
-Sí,
además de en Nature, por supuesto modas Deveraux tendrá sede en Bios.- Aseveró
la diseñadora.-
-Aprovechad
a hacerlo ahora. Según mi hijo Lance, Bios es un valor sólido para invertir. –
Les contó Cooan. –
-Celebro
ver que estáis tan activas. – Terció Beruche. – A mí en cambio cada día que
pasa deseo estar más con la familia y menos con tantas ocupaciones.
-Sí,
y ahora que lo dices, Bertie. Por mi parte espero volver a ver pronto a mi hijo
y a su novia. – Intervino Annie. -
Todas
la miraron intrigadas y la extraterrestre les contó que las cosas iban bien por
el nuevo planeta Nature. Al menos dado que ella y Ail sí que pudieron
comunicarse con Giaal a través de conductos extraoficiales. Es más, como ya
había adelantado, posiblemente fueran a visitar a su hijo y a la pareja de él
allí. Después continuaron hablando de otras muchas cosas. La fiesta así
discurrió hasta muy tarde y llegó la hora de que cada uno se dirigiese a sus
casas. Y como estaba anunciado, el gran grupo se separó, volvieron a reunirse
para la boda de Sandy y Coraíon y el bautizo de Asthel. Después de esto,
vendría por fin, la de Satory y Mazoui, que ya estaban viviendo en la Tierra.
Para alegría de todos tres invitadas muy especiales se unieron a ellos. En un
principio, las princesas de Mercurio y de Júpiter. Éstas llegaron a Bios para
el bautizo del hijo del ahijado de Ami y la boda del ahijado de Makoto. Por
supuesto que entre muestras de gran protocolo y atención de los medios. No
obstante, tras esas ceremonias, las dos sí que pudieron disfrutar de esas
celebraciones en un plano más privado. La primera fue el bautizo del niño…
-Nos
alegra mucho estar aquí.- Afirmó Ami una vez se reunieron con sus queridos
amigos.-
-Ahora
que sois princesas en ejercicio os cotizáis mucho. - Declaró con simpatía Roy.-
Ya nos cuesta bastante poderos ver en persona.
-Creednos.
Muchas veces preferiríamos unas vidas normales.- Replicó Makoto con toda
sinceridad.-
-
El otro día, antes de venir a Bios, me pasé por tu cafetería. La primera que
abriste. Sigue estando muy bien. Naru se ha ocupado de mantener toda su
esencia.- Terció Petz.-
-Sí,
es una gran chica. Pese a que su matrimonio no fuese del todo bien…-Se lamentó
la princesa.-
-Creo
que se separó de Umino hace un tiempo.- Apuntó Ami.- Lo cierto es que hace
bastante que no sé de ella. Recuerdo que fuimos compañeras de colegio.
-Sí,
pero, no te preocupes, está muy bien. Y no veas como se quedó al saber quién
era Usagi en realidad.- Sonrió Makoto.-
-En
honor a la verdad. La propia Usagi nos dijo una vez que pensaba que Naru sospechaba
que ella era Sailor Moon.- Dijo Ami.-
-Es
cierto.- Convino su compañera.- Desde luego, no pareció sorprenderle mucho que
fuese la reina Serenity. Es me pareció cuando he hablado con Naru. Chan. Y la
propia Usa-chan también lamenta no poder quedar con ella para poder charlar de
los viejos tiempos. Ambas están muy ocupadas, desde luego.
-¿Y
cómo lleváis vosotras todas las nuevas obligaciones de vuestro cargo?- Quiso
saber Leval que se acercó levando en brazos a su hijo.-
-¡Hola
chiquitín! – exclamó Ami, haciéndole carantoñas al bebé. Para pedirle a su
ahijado.- ¿Puedo?
-¡Claro!-
sonrió él dejando que su madrina tomase en brazos al pequeño.- Tú ayudaste a
traerle al mundo…
-Es
una monada. - Afirmó Makoto, acariciando al crío a su vez.-
De pronto las dos princesas
sintieron una energía muy intensa, ¡tremenda! Ambas se miraron sorprendidas… Aquello provenía del
bebé y solamente habían experimentado algo parecido cuando…
-¿Os
ocurre algo?- Quiso saber Amatista que venía tras saludar a otros convidados.-
-No…-
Se rehízo Ami de inmediato para dejar al crio en brazos de su madre.- Estábamos
comentando que es una ricura. ¿Verdad, Mako-chan?
-Sí,
eso es.- Sonrió su compañera, recobrándose asimismo de la impresión.- Es un
bebé monísimo. Estaréis encantados…-Remachó sonriendo a toda prisa para salir
del paso.-
-Somos
muy felices. Y en breve esperamos que nuestros amigos aumenten la saga.-
Replicó la orgullosa mamá.-
Así prosiguieron la conversación sin
más novedades. A los pocos días, efectivamente se celebró la boda entre Sandy y
Coraíon. El bebé también asistió a esa ceremonia. La novia estaba radiante y
muy feliz. Unos pocos días antes recibió unas hermosas sorpresas. La primera le
llegó en forma de holo- mensaje. Al verlo no pudo evitar emocionarse y
exclamar.
-
¡Scott! -
Así era, ese muchacho, sentado en su
silla de ruedas, la saludaba con una gran sonrisa.
-Hola
Sandy. Aquí estoy, en Nature. Vine en el viaje de la SSP-2. Tuvimos algunas dificultades y momentos
duros, pero al final afortunadamente todo fue bien y he conocido a personas
maravillosas. Muchas de ellas antiguas amigas tuyas. De hecho, gracias a Giaal,
supe de ti. Él contactó con sus padres y su hermana y le contaron que estabas
en Bios. Espero que todo te vaya muy bien y que al fin hayas logrado alcanzar
esa felicidad que tanto te mereces. También yo soy muy dichoso ahora. Ojalá
pueda verte en persona pronto para contártelo con detalle. Un beso muy grande.
La joven morena lloraba de felicidad
al oír ese mensaje se apresuró a
responder, informando a su querido amigo que iba a casarse y por supuesto,
invitándole a la boda. No tardó en poner al corriente a Robert. Su padre se
alegró mucho desde luego. Recordaba que aquel chico fue de los pocos que
aceptaron a Sandy aun conociendo su secreto. Por supuesto que estuvo encantado
de que su hija le invitase. De hecho, los dos habían estado charlando sobre los
detalles de la ceremonia. En otro orden de cosas, la novia tenía un deseo, por
desgracia, imposible de cumplir.
-¡Me
habría gustado tanto llevar el vestido de novia de mamá! – Suspiró con cierto
pesar.
-Lo
siento hija. Ese vestido se perdió cuando tu madre murió. Tuvimos que dejar la
casa a toda prisa y no pude llevármelo.- Repuso su padre como si se disculpase
por ello.-
-No
papá. Por favor. No fue culpa tuya.- Se apresuró a decir la joven.- Sólo
que…bueno. Habría sido muy bonito…
Aunque Robert charló de esto con su
consuegra en ciernes, Petz, de siempre decidida y dispuesta para actuar, no se
lo pensó y le preguntó.
-¿Y
no tendrás una fotografía en la que aparezca ese vestido?...
-Sí,
claro.- Le aclaró su interlocutor.- Tengo unas que nos hicimos ILaya y yo, tras
casarnos. Nos las hizo el mismo sacerdote…por fortuna pude conservarlas. Alguna
hasta la tenía en mi cartera.
-No
te importará si te pido que me las escanees y envíes. ¿Verdad? Sino todas, al
menos la que más y mejor muestre ese vestido…-Le pidió afablemente su
interlocutora.-
-¿Tú
crees que?... – Quiso preguntar Robert sin atreverse a completar la cuestión,
aunque su interlocutora enseguida le adivinó el resto para afirmar con una
mezcla de amabilidad y prevención.-
-No
digo yo que sea posible, pero haré lo que esté en mi mano. No le digas nada a
tu hija. Antes tengo que hablar con mi cuñada. A ver si ella es capaz de hacer
algo. Te mantendré informado.
Robert asintió. Él le envió aquellas
fotografías, en cuanto Petz las recibió no tardó en llamar a Esmeralda. La diseñadora estaba en su
trabajo, en la sede de la firma Deveraux.
-¿Si?
¡Ah!, hola Petz.- Saludó visiblemente contenta al ver aparecer el rostro de su
cuñada en el video teléfono.-
-¿Qué
tal estás? Supongo que muy liada.- Se respondió a sí misma su interlocutora.-
-¡Ni
te lo imaginas! - Admitió Esmeralda que le explicó.- Tengo que dar mi visto
bueno a un montón de diseños y preparar los pases de la colección de primavera.
-Lo
suponía. Me pasa igual. Con eso de haber abierto más tiendas de Otafukuya es un
no parar. Ya no puedo estar vendiendo yo. Ahora debo ir por todas ellas
supervisando… pero, la verdad es que no te he llamado para que comentemos lo
ocupadas que estamos. En realidad era para pedirte un favor…uno grande, la
verdad.
-Bueno,
si puedo ayudarte en algo, tú dirás.- Replicó
Esmeralda con expresión curiosa ahora. ¿Qué iría Petz a pedirle?-
-En
realidad no es para mí. Sino para mi futura nuera y mi hijo…Espero que puedas
hacerlo, aunque si estás tan ocupada entenderé que me digas que no.- Comentó esta
con prevención.-
Sin embargo, su contertulia movió la
cabeza y tras sonreír, afirmó con rotundidad.
-Siendo
para tu hijo, que también es mi sobrino, y su prometida, cualquier otra cosa
puede esperar…Anda cuéntame de qué se trata.
-Gracias…-
Sonrió Petz a su vez, con visible contento, para pasar a explicar a su cuñada.-
Verás, te envío unas fotos y otros datos que te harán falta. Se trata de que
tú…
Al ser puesta al corriente de la
idea, Esmeralda asintió.
-¿Crees
que te será posible hacerlo?- Quiso saber Petz con tono algo inquieto al
admitir.- Sé que no queda mucho tiempo.
Su
interlocutora asintió para reafirmarse con tono amable.
-Descuida.
No solamente me será posible, sino que puedes contar conmigo al cien por cien.
Te garantizo que estará a tiempo.
-Muchísimas
gracias, Esmeralda.- Sonrió su cuñada.-
-No
hay de qué. Será un verdadero placer.- Aseveró ésta devolviéndole la sonrisa
antes de despedirse.-
Y así fue. A los pocos días. Apenas
un par de ellos antes de la ceremonia…Petz quiso quedar con la novia. Sandy fue
a verla al hotel en el que su madre política in pectore se alojaba.
-Dijiste
que era muy urgente. ¿Sucede algo malo?- Le preguntó la joven con cierta
prevención.-
-Bueno.-
Replicó algo enigmáticamente Petz.- Espero que no… Por eso te he llamado…
Sandy estaba desconcertada, se
suponía que su futura suegra estaba al corriente de quién era ella y de su
naturaleza. Entonces. ¿De qué podría tratarse? No obstante, aquella mujer
sonrió para tranquilizarla.
-Lo
siento, querida. No tenía intención de asustarte. No es nada malo. Pero me
hacía falta verte. Hemos pensando que, quizás, te gustaría que pusiéramos esta
canción para la boda.
Y sin dejar a su perpleja
interlocutora responder, conectó un aparato de música y pudo oírse...
El temblor en mis manos
Nunca se irá
Estoy cerca de la puerta
Solo tengo que abrirla
¿reconocerás mi cara?
Cuando me veas en la luz
Si te sientes fuera de lugar
Quizás esto pueda hacerlo bien
Podría llevar el vestido
Que solías conocer
Cuando mi inocencia
No era mostrada
Sandy reconoció
esa canción. Era una que su padre le ponía a veces siendo niña, cuando tenía
que enfrentarse a algún reto importante.
-A tu madre le gustaba.- Le contó él.- Y le ayudó quizás para
cambiar, cuando se sentía insegura en su nueva vida…y la quiso escuchar el día
de su boda.
Si pudiera golpear tu corazón
Colocaría de nuevo cada estrella
He perdido el corazón de brillar
Porqué te dejé ir
Los teléfonos
tienen una forma de cambiar las vidas
Cuando escuché tu voz
Me senté ahí paralizada
Entonces imaginé tu sonrisa esa noche
Las lágrimas no podrían borrar
Lo que esa noche encontraron
No lo sé, pero por si acaso
Podría llevar el vestido
Que solías conocer
Cuando mi inocencia
No era para mostrar
Si pudiera golpear tu corazón dirías
Que he vuelto a colocar cada estrella
He
perdido el brillo de mi corazón
Porqué te dejé ir
Porqué te dejé ir
Y ahora estás en el otro lado
Y estoy tan asustada
Que solo quisiera correr y esconderme
No sé qué te diré
Pero cariño, sé que algo te dará una pista
Podría llevar el vestido
Que solías conocer
Cuando mi Inocencia
No era para mostrar
Si pudiera golpear tu corazón dirías
Que he vuelto a colocar cada estrella
He
perdido el brillo de mi corazón
Porqué te dejé ir
Porqué te dejé ir
Podría llevar el vestido
Que solías conocer
Podría llevar el vestido
Que solías conocer
Podría llevar el vestido
Que solías conocer
Podría llevar el vestido
Que solías conocer…
(The dress. Eighth Wonder, crédito al artista)
Al terminar la canción
en efecto, Sandy sonrió débilmente. Aquel era un bonito detalle, aunque no
entendía que Petz la hubiera llamado con tanta prisa únicamente por eso…
-Sí,
me gustaría mucho que se escuchase esa canción.- Admitió la desconcertada
joven.-
Su futura suegra se sonrió entonces,
parecía que divertida con esa situación, y dijo con tinte jovial y misterioso.
-
Estupendo entonces. Verás. Únicamente quería saber si había acertado, con la
canción no tenía duda, pero con esto otro…
-¿Acertado?...
Además de la canción. ¿En qué?- Se sorprendió Sandy observándola sin
comprender.-
-¡En
esto! –Exclamó jovialmente Petz abriendo su armario ropero y sacando una percha
en la que colgaba un bonito traje de novia.- Te lo tienes que probar. Porque le
di tus medidas a Esmeralda casi de memoria.
La joven apenas sí pudo ahogar una
exclamación, abriendo la boca de forma evidente y llevándose las manos a las
mejillas. ¡Era el vestido de novia de su madre! De satén color marfil y en modo
palabra de honor, con una corta cola. Tal y como lo había visto en las
fotografías que su padre le enseñara desde que era una niña.
-Pero…
éste es…-Pudo apenas balbucir la joven, sobrepasada por el asombro y la
emoción.-
-Llamé
a mi cuñada y le pedí que fuera tan amable de coserlo. A partir de las
fotografías de tu padre, ella diseñó los patrones. Luego tuve que arriesgarme
con tus medidas. Al menos las dos sois igual de altas y de pecho, cintura y caderas andáis bastante parecidas.- Le
explicó una sonriente Petz, matizando con cierto temor.- Bueno, tú quizás eres
algo más…exuberante todavía.
Aunque la muchacha solamente se
abrazó a ella, llorando de alegría.
-No
sabes lo que esto significa para mí. Gracias... ¡muchísimas gracias!- Repetía
la emocionada chica una y otra vez.- El vestido de mi madre…
La propia Petz tuvo que esforzarse
porque las lágrimas no le brotasen. De modo que replicó con algo de forzado
desenfadado.
-No
me des las gracias hasta probártelo. ¡Lo mismo tienes que hacer dieta! No hay
tiempo ya para andar arreglándolo mucho.
Y la aludida se secó esas lágrimas y
sonrió. No tardó en embutirse dentro de aquel vestido. Y, para alegría y
satisfacción de su futura suegra, tan solo hubo que hacer unos mínimos retoques
que completaron entre ambas. Efectivamente la talla de Sandy era levemente mayor. Sin embargo, eso no impidió
que, a los dos días, la ceremonia se llevara a cabo y el también emocionado
Robert, pudiese conducir a su hija ante el altar con aquel vestido que tan bien
recordaba y al son entre otras de aquella canción.
-Estás
preciosa, cariño. - Suspiraba él con el tono casi quebrado, al remachar.- Si tu
madre pudiera verte ahora.
Por
su parte, Petz por supuesto llevó del brazo a Coraíon. Los jóvenes pronunciaron
sus votos y se convirtieron en marido y mujer. Amatista y Mazoui ejercieron de
madrina y padrino respectivamente. Al término de los esponsales, charlaron tras
el banquete. Makoto se aproximó a darles la enhorabuena, dado que Ami ya había
vuelto a la Tierra. Alegando obligaciones pendientes.
-Muchas
felicidades a los dos.- Les dijo la princesa de Júpiter con patente alegría.-
-Gracias
madrina.- Replicó Coraíon dándola sendos besos en las mejillas.- Soy muy feliz.
-Espero
que os guste mi regalo. - Sonrió ésta.- Y puedo aseguraros que de prepararlo me
he encargado yo misma…
-¿Tu
regalo es?-… Terció Sandy, tras besar también a su interlocutora.-
-¡Tachan!
El pastel de bodas.- Exclamó Makoto, cuando éste apareció en el salón de
banquetes, sobre un gran carrito con ruedas. – Espero que lo disfrutéis.
Todos los presentes admiraron esa
obra de arte de la repostería galáctica, era una tarta de tres pisos y
dimensiones más que considerables. Hasta el propio Roy, que se sentaba junto a
su consuegro Diamante, resopló comentándole a éste con jocosidad.
-¡Joer
principito! Ésta no me la como entera ni yo…
-Y
cada piso tiene un sabor y un tipo de bizcocho distinto.- Observó el también
atónito príncipe.-
-Realmente
Mako-chan lo ha dado todo en esta tarta.- Convino Zafiro, sentado cerca de los
novios.-
Aunque Sandy, tras posar junto a su
esposo en ademán de cortar ese inmenso pastel,
se aproximó sonriente a Esmeralda y le agradeció sentidamente todo lo
que había hecho.
-Señora
Lassart, nunca le podré agradecer lo bastante…- Pudo decir visiblemente emocionada.-
Lo que ha hecho por mí…yo…
Sin embargo, la interpelada no la
dejó seguir, puso una mano sobre el hombro derecho de la joven y negando con la
cabeza, replicó con afecto.
-Durante
el tiempo que estuve separada de ella, tú has sido para mi hija como una
hermana. Luchaste a su lado, arriesgaste tu vida por ella y por su bebé.
Amatista te quiere muchísimo. Soy yo la que no podrá agradecerte nunca todo lo
que has hecho por mi niña. Esto solamente ha sido un humilde modo de darte las
gracias, querida.
Su interlocutora asintió, abrazando
a aquella mujer con afecto. Después agradeció también a la madrina de su esposo
ese enorme pastel.
-¿Cómo
has podido hacerlo tan grande?- Le inquirió no sin curiosidad vocacional.-
-¡Uff! Mi trabajo me costó…- Le aseguró su risueña
contertulia.- Aunque tener una de las mayores cadenas reposteras del mundo te
da ciertas facilidades…
Eso hizo reír a Coraíon y al resto
de los allí congregados. Por su parte, Sandy estaba realmente radiante, más
cuando observó con sorpresa que su amigo Scott finalmente había acudido a la
ceremonia. El chico lucía un smoking muy elegante. Aunque lo que la dejó
perpleja y muy emocionada fue verle…
-
¡Estas de pie! - Exclamó la novia con un semblante atónito y lleno de alegría -
-Sí.
- Sonrió levemente el joven para explicar - No quise contártelo por holo
mensaje. Quería darte una sorpresa. Al fin diseñé un traje especial.
-
¡Lo conseguiste! - Sonrió una llorosa Sandy abrazándose muy cariñosamente
a él y remachando - Siempre supe que lo
harías.
Y tras unos emotivos instantes en
los que lloraron un poco los dos, el chico le dijo.
-Pero
eso no es todo, quiero darte otra sorpresa. Ven, tengo que presentarte a
alguien…
Su interlocutora, entre atónita y
curiosa, asintió. El muchacho la condujo hasta una mesa cercana. Allí una
jovencita rubia de pelo cortado hasta las orejas y algo rizado les vio llegar.
Se levantó dedicándoles una atenta mirada con sus azules ojos mientras, Scott
la presentaba .
-Ésta
es Clarisa. Nos conocimos en la SSP-2.
-Hola,
me alegro de volverla a ver.- Sonrió tímidamente la muchacha.-
-Creo
que te recuerdo. ¿Trabajabas con Ginger, verdad? – Inquirió la morena
científica. –
-Así
es. – Admitió la interpelada que pasó a alabar a la novia.- Está usted
guapísima.
-No
me llames de usted. - Sonrió Sandy - Si estás con mi amigo Scott puedes
considerarte amiga mía.
-Gracias,
sí, estamos juntos.- Confirmó la sonrojada chica.- Y te agradezco que me hayas
permitido asistir a tu boda.
-
Ha sido un gran placer y una alegría que vinierais. ¡Ojalá hubiera podido venir
Gin también!- Suspiró Sandy.-
-Tenía
que quedarse con Dean y organizar muchas cosas en el planeta. Está preparando
la apertura de un local allí.- Le informó ahora Scott.- Pero te envía muchos
besos, y felicitaciones. Por cierto, la tarta que lleva tu nombre es el postre
estrella del negocio. ¡Quizás tengas que pedirle royalties! - Bromeó el chico.-
-Lo
hice con sumo gusto. - Afirmó la recién casada.- Y mi mayor deseo es que todos
seáis muy felices en Nature. Me gustaría que pudierais contarme qué tal van
allí las cosas.
Y esa simpática pareja así lo hizo,
al menos durante unos pocos minutos que emplearon en ponerse un poco al día de
sus respectivas peripecias. No pudo ser más dado que, evidentemente, Sandy era
la persona más solicitada de la celebración, junto con su marido. Al despedirse
de ellos quedaron en mantener el contacto. Y tras intercambiar más comentarios
y anécdotas entre tantos viejos conocidos la fiesta terminó. Al poco tiempo
todos asistieron, por supuesto, a la siguiente boda. La de Mazoui y Satory.
Ésta fue en la Tierra. Todos viajaron allá. Concretamente a la isla privada de
Masters. Los mayores del grupo recordaban aquello no sin añoranza. Aquel fue su
cuartel general en tantas y tantas batallas contra el malvado Gralas. En esta
ocasión, a modo de representación del Milenario de Plata acudió la tercera de
las invitadas de postín, nada menos que la princesa de Venus. Madrina de
Mazoui. La madrina de la boda fue Katherine y Leval se ocupó de ser el padrino.
Ni que decir tiene que Ian experimentó también un sentimiento de gran alegría y
emoción cuando llevó a su hija al altar. Satory lucía un hermoso traje blanco
con ribetes dorados. Mazoui, su uniforme de gran gala con los distintivos de
mayor y Karaberasu le llevó del brazo henchida de orgullo y alegría. La
ceremonia fue realmente bonita y por supuesto, el padre de la novia no escatimó
en gastos.
-Ha
sido una boda preciosa.- Le decía Minako a su amiga Kalie, dado que estaban
sentadas juntas.- Como Mikado del amor les deseo la mayor felicidad a los dos.
-Gracias,
amiga mía. - Sonrió su interlocutora afirmando con tono entre filosófico y
solemne.- Cuando pienso en estos años. En todo lo que pasé…y veo a mi hijo así…
bueno. Creo que aquello mereció la pena. ¡Ojalá hubiera sabido esto el día en
que ese monstruo!…
Aunque se interrumpió dado que su
amiga la había tomado de una mano y la miraba con una mezcla de preocupación y
pesar confesando sin pudor.
-¡Ojalá
lo hubiera sabido yo también! ¿Sabes una cosa? Llegue a enfadarme tanto con
Usagi por no haber podido estar allí para ayudarte que la crucé la cara de un
bofetón.
Ahora fue Kalie quien dedicó una
asombrada mirada a su contertulia y le preguntó.
-¿Lo
dices en serio?
-¡Y
tanto!- Sonrió la princesa, azorada todavía al recordarlo, para agregar ya con
un tono más serio y trascendente.- Luego entendí…que…eso, por terrible que
fuera, era lo que tenía que suceder. Gracias a tu sacrificio Kalie, tu hijo ha
hecho grandes cosas por este planeta y por el Universo entero. Y estoy
convencida de que aún hará mucho más.
Karaberasu miró asombrada a su
amiga. Ahora, tras tantos años, le contaba una cosa así. Pero ella misma se
daba cuenta de que aquello era cierto. De todos modos nada pudo responder, el
objeto de esa conversación se acercaba acompañado por su flamante nueva esposa.
-Espero
que todo esté bien.- Dijo él, añadiendo con reconocido tono.- Muchas gracias
por venir, madrina.
-A
ti por invitarme. No me lo hubiese perdido por nada.- Contestó ella guiñándole
un ojo.-
-Y
muchas gracias por tu regalo. - Intervino Satory que llevaba anudada a su
muñeca derecha una réplica del famoso ataque de la ilustre invitada, el “Venus Love me chain” hecha de oro y rubíes.-
Es algo precioso…
-Sí.
- Convino su esposo, mostrando unos gemelos de oro, con el signo de Venus
grabado en ellos.- El sello de mi madrina, su ataque más famoso.
-¡Sólo
es un detallito! - Rio la interpelada restando importancia a aquello.-
-Recuerdo
perfectamente haber esquivado eso en más de una ocasión.- Intervino Kalie
haciendo referencia a la pulsera de su nuera.-
-¡Calla!
Tampoco tú te quedabas atrás con tu látigo, mona… ¿Te acuerdas de los saltos
que dábamos para evitar el ataque de la otra?- Se sonrió su amiga agregando
ahora, para referirse a su propia cadena.- Si hasta recuerdo cuando la usé para
sujetar a Setsuna aquella vez que Neherenia nos despeñó… ¡Vaya una zorra estaba
hecha!
Tanto Karaberasu, como su hijo y la
esposa de este abrieron los ojos casi como platos.
-¿Neherenia?-
Se sorprendió Mazoui.- ¿La reina de la Luna Nueva?
-Digamos
la versión mala de ella. Es muy largo de contar.- Le dijo su madrina para dar
carpetazo a ese tema, añadiendo algo azorada.- Mejor será que no beba ya más
vino…O me pasará como a Usagi. Voy a empezar a decir tonterías. Aunque creo que
sin beber nada, ya las digo, ¡igual que ella!
Tras reponerse de aquel comentario
sus atónitos oyentes se rieron junto con la dicharachera princesa de Venus.
Ésta se aproximó también a conocer al hijo de Leval y de Amatista y pudo
percibir lo mismo que sus compañeras, aquella especie de aura de poder realmente
prodigioso, más aún para un bebé…
-Es
un niño muy rico.- Sonrió tratando de ocultar su asombro, en tanto charlaba con
los padres de la criatura.-
-Gracias,
princesa.- Sonrió Amatista.- Estamos muy felices.
-Sí,
es cierto.- Convino Leval que ahora le llevaba en brazos meciéndole un poco
para ver si se dormía.- Es lo mejor que nos ha ocurrido.
-Cuidadle
muy bien.- Repuso Minako cuando se despedía de ellos.-
Y
tras esta conversación se produjeron otras muchas entre los miembros del grupo.
Al fin la fiesta acabó. Ya todos se separaron para emprender sus respectivas
vidas. Y transcurrió el tiempo. Sin embargo, en cuanto se reunieron, las
princesas contaron a sus compañeras y a los soberanos sus respectivas vivencias
acaecidas en aquellas celebraciones. La que más llamó la atención de los
monarcas sin duda fue la de…
-Entonces,
sentisteis un enorme poder, ¿no es así?- Les preguntó Endimión.-
-Así
es, Majestad. - Confirmó la princesa Mercurio.-
-Es
verdad. Su aura era algo increíble.- Confirmó Minako.-
-Ese
bebé. Es en efecto, el Mensajero…y le creo muy capaz de hacer lo que nos
predijiste.- Ratificó Makoto dirigiéndose ésta vez a Serenity.-
-Sí,
lo será.- Afirmó tajantemente ella, que sin embargo, matizó.- Pero no estará
solo. Otros deberán ayudarle. Todavía falta tiempo. Aun no es su momento. Pero
cuando llegue su hora esta tercera generación eclipsará todo lo anteriormente
hecho por sus mayores. Ya lo veréis…
-¿Cómo
sabes eso?- Inquirió la princesa de Marte.-
-Por
ahora no os lo puedo desvelar. Ni aun a vosotras. Pero creedme. Así será.- Se
ratificó la soberana.-
Y el resto, que ya sabían a qué
atenerse en este tipo de situaciones, no
quiso insistir más. Bastante trabajo y responsabilidades tenían en sus nuevos
cometidos. Por el momento la Tierra estaba en paz y armonía, al menos eso
parecía, dado que nunca faltaban los conflictos y problemas. Ni tampoco los
descontentos. Eso era algo que pronto descubrirían. Pero los meses pasaban.
Kerria, pudo salvar todos los obstáculos y quedó embarazada. También de un hijo
varón al que tal y como prometió llamaron Brian. Cada uno de los demás también
orientó su vida por distintos caminos. Así pasaron casi dos años. El pequeño
Asthel crecía con rapidez, ya gateaba muy rápidamente y su madre se ocupaba de
llevarle de las manos para que diese sus primeros pasos. Leval jugaba con él
siempre que no estaba ocupado, lo que sucedía pocas veces. El niño ya decía
“papá y mamá “y también la palabra “angelitos.” Esto desconcertaba bastante a
todos los que le oían, pero no a su madre. Ella sabía que su hijo veía y sentía
cosas que los demás no podían experimentar. Lo único que deseaba era que esas
cosas no le apartasen un día de su lado. Una mañana sin ir más lejos, Amatista
estaba en su casa trabajando en unas fórmulas. Dejó sus cálculos aparcados un
momento y se fue a ver al crío. Éste estaba cerca de su habitación, ella entró
sonriente y diciéndole.
-
Asthel cariño... ¿estás despierto? - Pero la joven se quedó boquiabierta al ver
a su hijo. -
El niño reía y de sus pequeñas manos surgían estrellas de color blanco, iban
inscritas en un círculo. Asombrada, recordó que los dioses hacían lo mismo. Le
preguntó a su hijo, una vez se hubo recuperado de la sorpresa y sin querer
parecer preocupada a sus ojos.
-
Cariño… ¿cómo haces esa estrellas tan bonitas?
Asthel no dijo nada sólo miraba a una esquina de la habitación y reía a la par
que señalaba en esa dirección con un dedo. Su atónita madre no podía ver, ni
notar nada. No obstante, temerosa de que algún ente desconocido pudiera estar
allí, tomó a su hijo en brazos y se lo llevó al salón con ella. Al instante,
las estrellas desaparecieron solas como si de pompas de jabón se tratasen. No
sucedió ninguna otra cosa anormal, aunque Amatista no dejó de permanecer al
lado del niño. Cuando llegó del trabajo, un cansado Leval fue puesto al
corriente de todo por su mujer.
-
Bueno, ya sabemos que nuestro hijo es muy especial,- le dijo su esposo tratando
de tranquilizarla - no creo que debas preocuparte por eso...
-
Estoy preocupada, no me gusta que haga esas cosas.- Le confesó Amatista con
algo de pesar. - No quiero que sea especial, quiero que sólo sea mi niño.
-
Lo sé, cariño,- repuso éste agregando casi con resignación. - Pero sabes tan
bien como yo que tiene su propio destino...no te preocupes. Ocurra lo que
ocurra, él siempre será nuestro hijo.- Abrazó a su mujer y luego elevó en
brazos al niño dirigiéndose a él que le miraba sin comprender. -Te ocurre
como me ocurrió a mí, mis padres sabían cómo y quién iba a ser antes de que yo
naciera. Aunque eso no les impidió ser los mejores padres del mundo y darme una
vida todo lo normal que pudieron. Te prometo hijo, que a mí y a tu madre nada
nos lo impedirá tampoco.
Su
esposa asintió emocionada, totalmente de acuerdo con esas palabras. De todos
modos ese tiempo que había transcurrido desde el nacimiento del crío fue de paz
y alegría. Leval había promocionado finalmente a mayor. La propia Amatista pudo
terminar su carrera y estaba preparando su doctorado sobre el ecosistema recién
creado en Bios. Entre eso, su trabajo y su hijo, repartía su tiempo. Las cosas
aparentemente no podían marchar mejor. Los demás también disfrutaron de una
calma y un bienestar generalizado. Daba la impresión que, desde que los reyes
Endimión y Serenity se hubiesen hecho cargo de la Tierra, al menos de modo
simbólico, las cosas fueran de maravilla. Tanto en ese mundo como en Bios y
Nature que, sin embargo, estaba bajo otro tipo de tutela. Pese a que sus Majestades
no se dejaban ver en demasía las princesas guardianas de los diversos planetas
sí que se prodigaban actuando como embajadoras en diversos campos, o ayudando
en causas benéficas. La mayoría de la población terrestre las aceptaba con
agrado. Aunque siempre existían descontentos que alegaban que ellas podrían
hacer más por aliviar las injusticias o los problemas…incluso comenzaba a
surgir un embrión de radicales que hasta llegaba a culparlas de algunos de
ellos…
-No
puedo creerlo.- Decía Rei con visible irritación en tanto leía unos documentos
en medio de un gran pasillo del palacio.-
-¿Qué
sucede?- Le preguntó Minako que la había visto y se acercó hasta ella.-
-¿Has
leído alguno de estos libelos?- Le inquirió a su vez su compañera.-
Le pasó a su interlocutora unos
papeles que Minako leyó en voz alta con creciente incredulidad…
-Estas
princesitas viven muy bien a costa de los ciudadanos de la Tierra. Solamente se
dedican a ir de gala de un sitio a otro. Quizás salvaran la Tierra, porque eso
habría de ser demostrado. Y aunque hubiese sido así, ya se las ha recompensado
más que generosamente por ello. Sobre todo a sus reyes. Y ese enorme palacio
que tienen es excesivo. ¡La de gente que se podría socorrer sólo con el coste
de esa magna obra! - Suspiró devolviéndole el papel a su compañera para decir
encogiéndose de hombros.- ¿Qué quieres que te diga, Rei? Ignóralo. Esto es
fruto de algún grupo marginal tratando de llamar la atención…
-Supongo
que sí, pero me disgusta mucho. ¡Es mentira y es injusto! - Afirmó su enojada
amiga - Sobre todo para Usagi y Mamoru.
Minako le acarició el pelo con
suavidad y atrajo el rostro de su compañera hacia el suyo, tras darla un suave
beso, sonrió afirmando…
-Menos
guerra, princesa de Marte y más amor…
-Sí-
sonrió al fin su interlocutora.- Esa es tu especialidad.
-Anda,
vayamos a mi habitación y charlemos un poco. Pero de cosas más bonitas. Por
ejemplo de las obras de ayuda a la infancia que tengo pendientes. O de tus
campañas de donación para los necesitados en los santuarios…
Rei asintió más animada, y tomada de
la mano con su amiga se dejó llevar. Ambas se alejaron de allí…
Después de este episodio transcurrieron otros dos años en los que todo se
mantuvo tal y como ellos habían deseado, muy tranquilo y normal. Supieron que
Alan y Naya visitaron a Giaal y los demás en Nature y tanto les gustó que
decidieron instalarse en Sagan City, su capital. En la Tierra, Kerria y su
pareja Samantha criaban al hijo de ambas, no sin ciertos sobresaltos. Pese a
todo, la hermana de Leval pudo estudiar y licenciarse en derecho por la prestigiosa
universidad de Harvard. Había dejado ya su carrera como cantante. Únicamente
actuaba de forma ocasional, casi siempre por obras benéficas. Katherine sí qué
continuó actuando en tanto se sacaba la carrera de periodismo. En cuanto a
Mazoui y Satory vivían felices en la Tierra y la muchacha incluso dio a luz un
par de hermosas gemelas, amén de trabajar junto a Tomoe, la esposa, y la hija
de éste, que había retornado de la expedición a Nature. También Daniel, Mimet y
su hija Mimí, junto con una retornada Melissa y su flamante esposo, el doctor
Adams, se coordinaban con ella en los trabajos de investigación en la Masters
Corporation. El primo de Leval, por su parte, había ascendido también y ahora
era comandante destinado en el Estado Mayor del UNISON. Se ocupaba sobre todo
de las tareas de inteligencia. Y un día, charlando con su suegro en el despacho
de éste, le comentaba.
-¿Sabes
Ian? Estoy algo preocupado. Hay un rumor cada vez mayor de una corriente de
oposición a los soberanos.
-
Algo tengo entendido. - Replicó el millonario que disfrutaba de uno de sus
puros. -
-No
deberías fumar tanto. - Le previno amistosamente Mazoui. -
-Me
aficioné a los habanos y es un lujo que me puedo permitir. - Sonrió el magnate.
-
-¡Como
Satory te viera nos iba a echar una buena bronca a los dos, a ti por fumar y a
mí por no impedírtelo!- Contestó su contertulio moviendo ligeramente la
cabeza.-
-Por
eso no se lo diremos. - Sonrió Ian alegando con humor. - Ninguno querríamos
enfrentarnos a ella si se enfada, ¿verdad?
Mazoui sonrió a su vez para
declarar, ya más seriamente…
-Tengo
también algunos informes de que esos grupos se están ramificando. Adoptan
varias formas, acorde con sus interese en cada lugar. Puede que incluso hayan
llegado al mismo Bios como activistas políticos e incluso a Nature, como
facciones de fanáticos religiosos.
-No
sé de Nature, pero en lo que respecta a Bios puedes preguntarle a Leval. -
Comentó despreocupadamente su interlocutor quién no daba demasiada importancia
a aquello. - Seguro que él sabrá algo…
-No,
no lo creo. Y por ahora no deseo preocuparle. - Desestimó el joven. -
-Por
cierto. ¿Cómo están mis hermosísimas nietecitas? - Quiso saber Ian, ahora con
mucho más interés. -
-Muy
grandotas y comiendo a dos carrillos. - Rio Mazoui ahora, también con
jovialidad. - Pásate por casa a verlas.
Tienen ganas de estar con su abuelo.
-Sí,
espero poder hacerlo pronto. Tanta junta y tanto lío a todas horas. - Suspiró
el magnate apagando su cigarro al fin. - ¿Qué tal la próxima semana? Te prometo
que anularé cualquier cita que tuviera.
-No
prometas cosas que no puedas cumplir.- Le advirtió afablemente su contertulio
que ya se sabía aquello por ocasiones anteriores. -
-Tienes
razón.- Admitió Ian, reformulando aquello con tono desenfadado.- Intentaré
escaparme por unas horas. ¿Te parece mejor así?
Su yerno asintió, en eso quedaron. Obviamente no era porque el magnate no
deseara dejar de lado sus múltiples obligaciones, aunque solamente fuera por
unos breves momentos. Sobre todo para ver a su familia. Y es que Masters
disfrutaba muchísimo con las dos crías. Aunque todavía eran muy pequeñas, pero
ya comenzaban a caminar y le hacía mucha ilusión verlas en aquellos primeros y
algo dubitativos pasos. Entre tanto, en casa de los Malden, en Bios, Asthel ya
correteaba y sus padres se plantearon el mandarle a una guardería. Tras obtener
su doctorado, Amatista se ocupaba de la dirección del instituto de Bios para la
supervisión del ecosistema. Su amiga la doctora Wallance, ahora más conocido
como doctora Lassart, era la jefa de la sección de microbiología planetaria y
Leval era el supervisor de una de las bases más importantes de ese mundo. Desde
luego que los Malden no podía quejarse a efectos profesionales. En cuanto a su
vida familiar, aconsejada por Idina, la pareja pensaba que ya era hora de
comenzar a relacionar a su hijo con otros niños de su edad. En el planeta Bios
ya se había formado una próspera colonia y la población había aumentado de
forma considerable. En este tiempo era como una ciudad pequeña de
cualquier parte de la Tierra. Otros pequeños asentamientos se habían creado y
el planeta se había cartografiado vía satélite. De eso se ocupaban también las
fuerzas armadas destacadas allí. Lo que daba mucho trabajo. Así pues, Leval,
como tantas otras veces llegó de la base cansado, había visto a Coraíon en una
reunión con las autoridades civiles y se lo contó a Amatista que le estaba
dando la cena al pequeño.
-
Me he encontrado con nuestro primo…me ha dado recuerdos para ti y para Asthel.
-¡Qué
bien!,- exclamó su esposa que preguntó interesada. - ¿Cómo están?, ¿siguen
igual? ...ya sabes, últimamente he visto a Sandy muy deprimida, apenas habla.
-
Sí. - Asintió Leval algo apenado para comentar. - ¡Pobre chica!, Coraíon me ha
dicho que las cosas cada día empeoran más...ningún tratamiento ha dado
resultado.
-
Pero, ¿no había intentado la fecundación in vitro? - Preguntó Amatista atónita.
- Eso debería funcionar.
-
Su cuerpo rechaza sus propios óvulos fecundados, - le explicó su marido no sin
asombro cuando declaró. - Es una cosa muy rara. El primo me ha contado que ni
los propios médicos lo entienden. Y hasta la propia Sandy que es una
experta en temas como esos se vuelve loca. ¡Es algo insólito!
-
Yo tampoco lo comprendo, - aseveró Amatista con visible desconcierto y pesar.
- Ella es una chica sana. Nunca tuvo
ningún problema y hace tiempo me dijo que se hizo análisis y que no le salió
nada anormal. Pese a ser medio diablesa.
-
Necesita una amiga con la que hablar, no estaría mal que fueras a verla...- le
aconsejó Leval y su esposa asintió. – Si puedes mañana…
En ese instante el pequeño Asthel habló sorprendiendo a sus padres…les hizo una
pregunta al escuchar la conversación.
-
¿Tita Sandy está triste?
-
Solamente un poquito, cariño. - Le sonrió su madre con un ademán
tranquilizador, incomodada por haber hablado tan claramente delante del pequeño
- no te preocupes...
-
Yo quiero ir a verla...así la pondré contenta. - Pidió el niño. - Quiero ir
contigo, mami…
Leval y Amatista se miraron sin saber que decir. Al fin, ella sonrió a su hijo
y le dijo que sí. Luego llamó por teléfono para avisar a su amiga, no quería
ser inoportuna...
-Bueno,
espero que conteste. - Suspiró en tanto tecleaba el número. - Lo mismo ha
salido.
Sin
embargo, Sandy estaba en su casa, tendida en el sofá, no tenía ganas de ver a
nadie. Coraíon había intentado animarla, pero ella no le había hecho ningún
caso, se encontraba cada vez más hundida. Ni su propio padre sabía qué hacer
para alegrarla. ¿Por qué a ella? Con todo lo que ya había sufrido, ahora que
por fin había encontrado al hombre de su vida. Con lo que deseaba tener un
hijo, darle un bebé a Coraíon, hacer abuelo a su padre, y sobre todo ser madre.
Recordó su boda, antes de la ceremonia le dijo a la madre de su todavía
prometido que, de tener un niño, le llamaría Granate, como el hermano pequeño
de Coraíon, el hijo que Petz perdió. Eso emocionó mucho a la madre de su
entonces futuro marido. Luego le prometió a su padre que, de tener una niña, la
llamaría ILaya como su madre. Pero desgraciadamente no había podido cumplir su
promesa para con ninguno de los dos. Tras la boda y la Luna de miel, al
principio ni ella, ni su esposo tuvieron prisa por tener hijos por sus
trabajos. Al fin, después de un año de casados se decidieron, pero Sandy no
quedaba embarazada. Fueron a médicos que les dijeron que no encontraban nada raro. Su marido
también se sometió a unas pruebas para saber si era fértil y sí que lo era. El
problema tampoco estaba en él. Sandy se sentía frustrada, pensaba que Coraíon
tarde o temprano se cansaría de esta situación. Él tenía mucha ilusión en ser
padre. La única solución que les quedaría era una madre de alquiler, pero Sandy
no quería llegar a eso. Le daba mil vueltas y llegó a pensar que quizás al ser
un híbrido de dos razas tan diferentes no estaría capacitada para dar a luz.
¡Cómo las mulas!, se decía a sí misma con amargura. Después de todo, con la de
veces que, siendo adolescente había hecho el amor sin precauciones, incluso con
seres de su misma condición, nunca se había quedado embarazada. Por aquel
entonces lo agradeció, aunque ahora eso era una terrible y dolorosa realidad.
-No
lo entiendo, no lo puedo comprender. - Pensaba una y otra vez. - ¿Por qué?...
¿Por qué me tiene que estar pasando esto?
El
vídeo teléfono sonó chillón y la sacó de sus pensamientos, la pantalla se encendió
y vio que se trataba de Amatista. Sandy no había ido a trabajar en los últimos
tres días, tenía una fuerte depresión. A pesar de ello era la directora de la
sección de investigación microbiológica y ambiental del planeta. ¡Menos mal que
su amiga la había cubierto por esos días! aunque a ella no le importaba ya
demasiado su carrera. Esa carrera por la que tanto había luchado le parecía
ahora algo anodino en comparación con su deseo de ser madre. No quería trabajar
puesto que no se centraba en sus tareas, tampoco tenía ganas de hablar, pero se
esforzó por no hacérselo notar a su amiga, esbozó una sonrisa forzada y
escuchó.
-
¡Hola Sandy! - saludó Amatista con el tono más jovial que pudo. - ¿Estás mejor
de tu catarro?
Ésta
había alegado un fuerte resfriado para no ir a trabajar, aunque su amiga sabía
de sobra que eso no era cierto. Sandy era consciente de eso. Sobre todo, habida
cuenta de que jamás había tenido un resfriado en toda su vida, debido precisamente
a su condición biológica.
-
Hola...estoy mejor, gracias, aunque todavía estaré unos días más de baja. -
Mintió preguntando después. - ¿Qué tal estáis vosotros?
-
Muy bien y con muchas ganas de verte. Asthel quiere visitarte para que te
pongas buena... ¿verdad cariño? - Subrayando sus palabras, levantó a su hijo
para que saliera por el vídeo teléfono al tiempo que le pedía con un
cariñoso tono. - Dile hola a la tita Sandy.
El pequeño, con sus graciosos mofletillos y su suave y abundante pelo castaño,
la miró con expresión alegre en sus ojos violetas.
-
¡Hola tita Sandy! No estés triste. - Dijo Asthel agitando una de su manitas
para asegurar con entusiasmo típicamente infantil -...yo te curaré...
-
No te preocupes. - Sonrió ésta ahora con un poco más de ganas para responder. -
Gracias cariño, pero ya estoy mejor. No te preocupes...
-
Vamos a ir a verte - le comentó Amatista que añadió con algo de prevención. -
Si no te importa claro.
-
No creo que sea una buena idea…yo...- Sandy no pudo seguir, no podría evitar
ponerse a llorar y no quería hacerlo delante de su amiga y menos aún del
pequeño. - Tengo que colgarte, me llaman a la puerta...- evidentemente era
mentira, la primera disculpa que pudo inventar. -
-
Claro - asintió Amatista haciéndose cargo, aunque sabedora del trance tan
amargo por el que pasaba la pobre chica, agregó con tono animoso. - Mañana
iremos a verte. A las diez, no tengo turno. Asthel también irá, luego le
llevaré a la guardería. ¡Ya verás cómo te sentirás mejor! Hasta mañana. – El
crío saludó muy contento, despidiéndose otra vez con la manita y Sandy le
devolvió el saludo esbozando una falsa sonrisa. -
Cuando
apagó el vídeo teléfono la angustiada chica rompió a llorar. Estaba muy
entristecida, más ahora que veía al hijo de su amiga, ¡el niño que nunca podría
tener! Su corazón estaba dividido, por un lado, no quería ver a nadie, prefería
estar sola, sin amargar a otros con su desesperación. Pero, por otra parte,
necesitaba imperiosamente el cariño de sus amigos y también el poder estar
junto a ese niño tan maravilloso, en el que siempre había percibido un aura muy
especial de bondad y consuelo. De todos modos, estaba segura de que, en esta
ocasión, ni siquiera el pequeño podría animarla. Pero afortunadamente para
ella, Asthel sabía mucho más de lo que por su corta edad podría pretenderse y
él no iba a dejar que Sandy estuviera triste ni sufriese por más tiempo.
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