martes, 8 de marzo de 2011

GWT 4.156. ¿La última gran ocasión para estar todos juntos?




Cuando supieron mutuamente lo del bautizo del niño y el anuncio de la boda, ambas parejas se pusieron de acuerdo. Pensaron en celebrar las ceremonias juntas o, al menos con unos pocos días de diferencia. Se decidieron por la segunda opción. De ese modo aunarían dos cosas que ambas parejas deseaban. Por un lado cada cual gozaría de su protagonismo y así no tendrían que obligar a los que no vivían en Bios a volver en varias ocasiones debido a la proximidad entre ambos eventos. Pero, como adelanto, lo primero que se iba a hacer era la fiesta de fin de año. Todos se reunieron en el gran local que ya estaba dispuesto. Una larga mesa daba cabida a componentes de dos generaciones distintas. El primer miembro de la tercera generación estaba cómodamente instalado en su cochecito junto con sus padres en la parte central, como si presidiera aquella reunión. Cenaron y recibieron el año de forma jocosa, entrañable y divertida. Roy y Tom cantaron una de sus canciones favoritas para esas fechas, siendo muy seguidos y aplaudidos por el resto. A pesar de la edad no habían perdido en sus estupendas voces nada de su fuerza. Es más,  parecían querer transmitir con ellas toda su felicidad, esperanza en el futuro y al tiempo añoranza del pasado. Y para sus esposas y amigos de su generación, que aplaudían y cantaban con ellos, esos temas traían muchos y muy gratos recuerdos. Cuando, siendo jóvenes, habían festejado más de una Navidad todos juntos, en los tiempos en los que habían encarado el porvenir con el entusiasmo de la juventud y con toda una vida por hacer ¡Habían transcurrido tantos años desde entonces y sin embargo parecía que fue ayer! Los amigos y compañeros de fatigas se abrazaban haciendo unos coros que mezclaban ternura, y melancolía, al mismo tiempo que optimismo. Digno de ver fue el grupito que formaron los del Rincón del Alma y del Tiempo junto con Tom. Tanto Zafiro, como Diamante, e incluso Ail y Nephrite, que habían acudido con sus familias para unirse a esa celebración. Dirigidos por los chicos de la Golden, como se autoproclamaron Tom y Roy, corearon los estribillos con la mejor de las voluntades. Aunque alguno desafinase un poco, para diversión y sobre todo, añoranza, de sus esposas y sorpresa y jolgorio de sus hijos y sobrinos.



-Desde luego que como cantantes no nos hubiésemos ganado la vida.- Admitió Zafiro entre risas una vez que terminaron.-

-Para eso tenemos a  nuestras niñas.- Le replicó su hermano con jocosidad también.- Ellas sí que lo hacen maravillosamente.

-Pues vamos a escucharlas, que de seguro lo harán bastante mejor que nosotros.- Se rio Ail.-



Y después efectivamente fueron las Justices las que cantaron otro villancico popular, versionando un clásico de una de sus artistas favoritas y haciendo las delicias de todos.



No estés tan ocupado que pierdas

Dando solamente un besito

A los que amas

Nunca esperes un poco

Para darles una sonrisa



Uno pequeño es suficiente

Cuanta gente está llorando

Gente está muriendo

Cuanta gente está pidiendo amor



No lo guardes todo

para el día de Navidad

Encuentra tu camino



Porque las vacaciones

han venido e ido

Pero el amor vive

Si tu das

amor


Como podrías esperar otro minuto

Un abrazo es más cálido cuando tú estás en él

Y cariño, es un hecho

Y diciendo te quiero es siempre mejor


Estaciones, razones, no importan

Así que no te reprimas

Cuanta gente en este mundo

Muy necesitada en este mundo

Cuanta gente está rezando por amor



No lo guardes todo

para el día de Navidad

Encuentra una manera



De dar un poco de amor cada día

No lo guardes todo

para el día de Navidad

Encuentra una manera



Porque las vacaciones han venido e ido

Pero el amor vive

Si tu das

amor



Haz que todos los niños sepan

A donde quiera que ellos vayan

Toda su vida

Hazles conocer el amor


No lo guardes todo

para el día de Navidad

Encuentra una manera



De dar un poco de amor cada día

No lo guardes todo para el día de Navidad

Encuentra una manera



Porque las vacaciones han venido e ido

Pero el amor vive

Si tu das

Amor



(Don´t save it all, for Christmas day. Celine Dion, crédito al artista)



Por supuesto que, al terminar, cosecharon los cariñosos aplausos de sus seres queridos. Cualquier celebración, desde luego, hubiera pagado bastante por tener a tales artistas para amenizarla, aunque allí simplemente, lejos de ser un famoso grupo musical, eran unas más de esa amplia familia. Y con hacer felices a sus padres, madres, hermanos, primos y demás parientes, se consideraban más que recompensadas.



-Esto no puede quedar así.- Exclamó Roy, alegando divertido.- ¡Los Handsome Boys tenemos que darlo todo!

-Para el carro que te veo venir.- Dijo Tom entre risas.-

-Principito.- Le preguntó Roy a su consuegro.- ¿Te has traído el saxofón?

-Pues claro.- Se sonrió este.-

-Tenemos los instrumentos.- Intervino Zafiro.-

-En tal caso. No nos podemos ir de aquí sin rememorar un clásico. Para nuestras chicas. Las que acaban de cantar, y las que nos llevan aguantando tantos años.- Afirmó este.-



            Sus esposas sonrieron, en tanto sus hijas se reían. De modo que, visiblemente divertidas, las Justices cedieron el escenario a sus mayores.



-Sé que no podemos superaros.- Declaró Tom, aunque intentaremos no quedar mal.-

-Papá, vosotros sois fabulosos.- Afirmó Idina.-

-¡Di que sí, sobrina! - Rio Roy.- Es que tu padre todavía no se ha dado cuenta después de tantos años.



            Y tanto Idina, como sus primas y Amatista, tomaron asientos junto a sus madres, hermanos y demás familia. Para deleitarse con la actuación de ese grupo de carrozas, en palabras de Zafiro. Y comenzaron con fuerza. Tras unas notas al piano de Tom, Diamante le tomó el relevo con un solo de saxofón, hasta que Roy comenzó a cantar.



Nos casamos en la mañana

de un frío de mediados de invierno

Dijimos nuestras votos
Luego nos dimos un beso
Y se acabó

Esas declaraciones

tuvieron un peso tan grande
Supongo que nos hizo dudar
Vacilar


Los presentes escuchaban encantados. Sobre todo las respectivas esposas.


Cuando movía las caderas
Y se balanceaba en mi dirección
Pensé que podíamos hacerlo aún
Y vencer el aislamiento

Pero en esa suave oscuridad
¡Oh! Nos hicimos pedazos



Y cuando Zafiro y Tom se unieron a Roy en la canción, y Diamante arreció con el saxo, hubo algún que otro aplauso…

A través del fuego y la lluvia
A través de lo salvaje y el dolor
A través de las pérdidas,

a través de las ganancias
En el tren de la montaña rusa del amor

Invoco tu nombre



Después Tom se ocupó de darle al piano, con las sonrisas de los espectadores que seguían escuchando…



A través del fuego y la lluvia
A través de lo salvaje y el dolor
A través de las pérdidas,

a través de las ganancias
En el tren de la montaña rusa del amor

Invoco tu nombre

Oh Dios ... solíamos reírnos
Es el fuego que se apaga, nena
Está de más preguntar

Déjame que te sostenga por un tiempo.



Todas las esposas y el resto de las mujeres de esa generación miraban con complicidad a sus respectivos maridos y sonreían cuando la canción iba concluyendo.



A través del fuego y la lluvia
A través de lo salvaje y el dolor
A través de las pérdidas,

a través de las ganancias
En el tren de la montaña rusa del amor

Invoco tu nombre



Y una vez más, el solo final de Diamante al saxofón maravilló a todos, con los coros de Tom, Roy y Zafiro.



Uuuuh



(A-Ha. I call your name. Credit to the artists)



Por supuesto, se llevaron una tremenda ovación de todos. Incluso el pequeño Asthel hacía gorgoritos de satisfacción.



-¡Sí, señor!- les aplaudió Ail afirmando no sin pesar.- Lástima no haber estado en la Tierra cuando formasteis el grupo…

-¡Genial, chicos! Y tú, principito, sigues en forma con el saxo.- Le elogió Nephrite.-



            Este sonrió, abrazándose ahora a su esposa para replicar divertido.



-Ya sabes, amigo. Como dice el tarambana de Roy, el que tuvo, retuvo…



Los demás se rieron al oír esa respuesta. Finalmente, después de disfrutar de esa interpretación y de la nostalgia de aquellos años, todos se disgregaron un poco para charlar en corrillos que se iban intercambiando. Roy por su parte estaba ahora muy melancólico, como si hubiera sobreactuado antes con tanta exclamación y Beruche, que le conocía bien, se dirigió cariñosamente a él, adivinando su pensamiento.



- Piensas en Lornd, ¿verdad cariño? En él, en Setsuna y nuestros sobrinos.

- Sí. - asintió el interpelado - ¡Ojalá mi hermano estuviera aquí!  Retornó a Nuevo Vegeta tras la proclamación de Serenity y su mundo está tan lejos que prácticamente renunció a vernos cuando fue a reinar allí.

- Y Seren creo que estaba muy ocupada con su cargo de princesa y como representante ante su propio pueblo de los saiyajin. Ojalá que hubiese podido venir. Al menos ella. Es verdad que son los únicos que faltan para que nuestra felicidad sea completa.- Admitió Bertie quien, no obstante, enseguida quiso animar a su esposo al añadir.  - Pero estoy totalmente segura que ellos estarán celebrando también esta noche y se acordarán de nosotros.

-Lamenté mucho lo que sucedió con nuestro sobrino mayor. Sé que eso ha destrozado a mi hermano, por mucho que no quiera evidenciarlo.- Suspiró Roy.-

-Sí, fue una lástima. Algo terrible.- Comentó Bertie.- Le ha afectado igual que a nuestra pobre cuñada…no puedo ni llegar a imaginar, cómo pudo sentirse Setsuna, no como reina, sino como madre…



            Aunque como ninguno deseaba hablar demasiado de ese enojoso tema, la mujer enseguida repuso con mejor tono.



-Bralen es un gran chico y la hija de Seira y Calix, Aiona, también es una muchacha muy notable. Por lo que nuestra sobrina Seren nos contó las pocas veces que coincidimos, me da la impresión de que ambos están destinados el uno para el otro. Eso seguro que alegrará a tu hermano y a Setsuna.

- Sí, estoy convencido de que así será.- Sonrió su esposo que cambió de tono poniéndose más animado - ¡Vale, se acabó el estar pensativo, vamos a ver al nieto! - y se levantó decidido acercándose a donde estaba el pequeño Asthel. -



            Su esposa le observó ir hacia allá con una sonrisa de melancolía. Roy, pese a querer aparentar esa jovialidad, pensaba mucho en su hermano y en su otra familia. Ahora estaba feliz como ella al reunirse con su hijo, su nieto y su nuera. No digamos ya si sumábamos a los amigos. Sin embargo, a veces, cuando los dos hablaban a solas, le confesaba que les echaba mucho de menos. Bertie suspiró. Ya no eran aquellos jóvenes repletos de entusiasmo e ilusiones tras la batalla final contra los demonios, o incluso al ayudar a su hijo del futuro a cambiar el curso de la historia. Quizás lo compensasen con mucha más serenidad y experiencia. De cualquier forma, la vida seguía y el tiempo desde luego pasaba para todos. Quizás no tanto para Serenity y Endimión, o las propias guerreras, a los que Beruche veía prácticamente igual de jóvenes que a sus propios hijos…



-Bueno. – Meditaba ella acordándose con afecto de sus amigas las guerreras, en especial de Ami.- Vosotros estáis como si realmente os hubiese conocido ayer.



Mientras tanto Amatista vigilaba a su hijo de vez en cuando. Sonrió al ver acercarse a su suegro con un gorrito y una especie de matasuegras. Roy lo hizo sonar cerca de ella, lo que produjo un leve sobresalto a la muchacha, que acompañó de una sonrisa divertida. Por su parte Diamante y Zafiro se acercaron al oír aquel sonido.



- ¡Oye! - le amonestó el príncipe de Némesis a su viejo amigo con una sonrisa. - Tú, no espantes a mi hija y a mi nieto, gamberro...

-¿Ves cómo eres un viejo?,- rio Roy - ya no tienes ganas de divertirte ¿A que sí Zafiro? ¿A que tu hermano ya está hecho un carcamal? - Le preguntó a éste con tono de complicidad. -

-¡Vaya dos viejos que estáis hechos.... los dos!- rio el interpelado al que se le unieron entonces Ail y Nephrite.-

-¡Oye! tú tienes que estar de mi lado, que para eso eres mi hermano.- Le respondió Diamante tirándole confeti a Zafiro. -

- Mira quién habló que a la casa honró. ¡El principito! – Terció Nephrite riéndose a su vez de su compañero  para agregar. – Bien que te cambiabas de bando en nuestras peleas del Rincón…

- Tú cállate o te daré a ti también. - Replicó el aludido arrojando más de aquellas serpentinas hacia su amigo. –

- ¡Anda ya! – repuso Nephrite lanzando a su vez contra él algo de confeti. –

- ¡Por el Sagrado Árbol! – Exclamó Ail – Aquí voy yo. – Sentenció arrojando serpentinas a diestro y siniestro. –



            Entonces llegó Tom que casi se le subió a caballito al alíen en tanto Zafiro y Nephrite hacían causa común contra Diamante, entre las risas de Roy.



- ¡Desde luego, papá! – sonrió Idina que pasaba por allí recibiendo algo de confeti en el pelo, para declarar con divertida reprobación. -  Os portáis peor que mis niños de la guardería.

-Hija, ya sabes lo que se dice. – Replicó su padre tratando de justificarse en tanto que, con cuidado, le quitaba un poco de esos adornos de los cabellos a la muchacha. – A más viejos, más niños nos hacemos.

-¡Eh! ¿A quién llamas tú viejo, paleto de Kansas? – Intervino Roy colocándole a su amigo un gorro de Santa Klaus en la cabeza para provocar más risotadas del resto, según sentenciaba jocoso. – ¡Mira, mira que guapo estás con esto!…



Idina se alejó entre risas decidiendo que era mejor que su padre, su tío y sus amigos continuasen a sus anchas con aquella guerra. Mientras el grupo se lanzaba serpentinas y hacía el tonto, Esmeralda y Petz, junto a Beruche, Annie, Amanda y Cooan, les miraban con una complacida sonrisa. Karaberasu y Mathew se unieron a ellas divertidos a su vez por el espectáculo.



-No sé de dónde sacarán tantas ganas de juerga.- Comentó el esposo de Kalie que permanecías entado junto a ella.-

-¡Esto no es nada! Tendrías que haberles visto en sus años mozos. Y lo que mis hermanas me han contado de sus famosas celebraciones. - Le contestó su mujer con una amplia sonrisa. - ¡Las que eran capaces de liar!

-Sí, no os podéis hacer una idea.- Se rio Cooan.-

-Pasaban de liarse a tortas contra algún enemigo del espacio exterior a jugar entre ellos. ¡Y con nosotras!- Añadió una divertida Esmeralda.-

-¡Aunque algunos de esos juegos no se puedan nombrar aquí! - Rio a su vez Annie.-



El resto de sus compañeras y amigas se rieron con ella. Karaberasu le preguntó a la extraterrestre.



-¿Y qué tal tus hijos?

-Estupendamente. Giaal está con esa chica tan agradable, Susan. Se han decidido a establecerse en ese planeta recién colonizado, Nature. Él estuvo de médico en la SSP-2 y ella es piloto de combate. Y en cuanto a Alan y Naya, están por aquí, puedes preguntarles. Creo que están considerando ir a ese planeta también. Dicen que es como Bios. Bueno, algo más pequeño, pero lleno de oportunidades. En cuanto Ail y yo podamos, vamos a ir a conocerlo y a visitar a nuestro hijo.

-Ese planeta parece que es muy hermoso y las obras de construcción van bastante adelantadas.- Intervino Esmeralda, comentando a su vez.- Yo he enviado a una de mis chicas para que inspeccione el terreno y se haga con un local, para montar una filial de Modas Deveraux.

-¡Desde luego, no te olvidas de ningún rincón de la galaxia para expandir tu emporio! - Bromeó Cooan.-

-No menciones la palabra emporio.- Le pidió Esmeralda con una mueca de disgusto, afirmando.- Me recuerda al canalla ese del Goldpier.

-¡Cómo sois en el mundo de la moda.- Intervino Amanda.- Peores incluso que en los servicios secretos.

-Bien lo sabes tú, querida.- Se sonrió malévolamente la diseñadora.-



            La británica asintió con una leve sonrisa, recordando claramente a qué venía esa alusión. Viejos asuntos entre las dos. Aunque ninguna le concedió importancia y siguieron charlando animadamente de sus cosas, pues eso hacía mucho tiempo lo resolvieron. Un poco más alejados, aunque percatándose asimismo de todo ese jolgorio que los hombres estaban montando, Leval le dijo a su mujer, también bastante divertido.



-¿Te has fijado en nuestros padres? ¡Parecen unos críos!...



            Ella asintió despacio, pero no se rio como los demás, más bien observaba la escena con aire reflexivo. Al fin, mirando afectuosamente a su marido, le respondió con voz queda y melancolía, como si de un vaticinio se tratara.



- Déjales que se diviertan. Siento que hay tanta nostalgia detrás de esas risas. En el fondo, ellos saben que ya nos queda poco para estar todos juntos de esta manera. Después de esto, pocas veces nos reuniremos...



          Leval la escuchó algo sorprendido, pero sabiendo que lo que su esposa decía era cierto.  Los años pasaban vertiginosos. Para él, parecían haber transcurrido simplemente unos días cuando se embarcó en la nave que les llevaría al mundo en el que ahora vivían. Para sus padres y los amigos de estos, parecía que fue ayer cuando derrotaron a los demonios y comenzaron una nueva vida en la Tierra. Ahora, toda la camaradería, la amistad y el amor de tantos años se reunían allí, en lo que ya eran tres generaciones, con Asthel como pionero de esta última, al que, a buen seguro, enseguida seguirían más miembros, cuando los primos y amigos de Amatista y del propio Leval se casaran. Y a propósito de eso, Kerria que estaba cerca de la joven pareja, se unió a la conversación.



- Es verdad, Leval.- Admitió su hermana asintiendo - cuando les dije a nuestros padres que había decidido ser madre, se pusieron muy contentos, y los dos se miraron de una forma especial, por unos instantes creí que incluso triste. Pero no por mí, más bien por ellos mismos, como si se hubieran dado cuenta de que les había pasado una eternidad de tiempo de repente.

-Es que para ellos ha debido de ser así.- Afirmó su hermano.- Sus vidas han pasado entre luchar por adaptarse a la Tierra, criarnos a nosotros y sus batallas contra el mal…Ahora que he vivido cosas similares les comprendo bien, Ky.

-Sí, tienes razón, y podemos darnos cuenta de todo el auténtico valor de su sacrificio. - Convino la aludida, sentenciando. – Y de la gran responsabilidad y el honor que tenemos, solamente por ser sus hijos.



            En ese instante Katherine se unió también a la conversación junto con su hermano Mazoui. Éste se acercó también a ver al bebé, esquivando la guerra de confetis que estaba teniendo lugar a poca distancia e ignorando la petición de ambos bandos para que les reforzase.



- Os noto muy serios, ¡venga chicos, esto es una fiesta...hay que divertirse!- les animó Kathy haciendo sonar un matasuegras. -...

- Estaréis encantados, chicos - declaró Mazoui mirando al niño y haciéndole carantoñas para afirmar con entusiasmo. - ¡Es un bebé precioso! ¡Qué contentos tenéis que estar!

- Sí, no podríamos ser más felices.- Convino un más animado Leval que entonces le contó a su primo. – Además, le vamos a bautizar de acuerdo con Sandy y Coraíon. Para que sea en una fecha próxima a la de su boda. Así que ya sabes, primito...

- Ya sé... ¿él qué?..- le preguntó éste sin entender. -

-¿Para cuándo os vais a casar Satory y tú?..- le aclaró Leval no sin sorna cuando añadió. - ¡A este paso yo voy a ser abuelo antes de que tú te decidas!



            Su primo encajó esa pequeña pulla con una sonrisa y replicó.



- Pronto, no te preocupes...mira, pregúntaselo a ella. - Mazoui la señaló, su novia charlaba animadamente con Sandy y Coraíon mientras tanto. -

-¡Cuánto me alegro de que os caséis dentro de tan poco tiempo! - Les decía precisamente Satory en ese instante. -

- Pues ya sabes.- Sonrió Sandy agregando con tono de complicidad.  - Tú también puedes hacerlo cuando quieras.

- Mazoui y yo lo hemos hablado y queremos casarnos una vez establecidos en la Tierra.- Les contó Satory -

- Así que por fin os vais allí.- Intervino Coraíon con algo de pesar. -

- Sí, Mazoui tiene ya concedido el traslado. Su nueva base estará muy cerca de donde vamos a tener nuestra casa. Yo he obtenido un puesto como directora del centro de investigación que mi padre tiene a unos pocos kilómetros de allí. Retomaré entre otros el proyecto Fairy - five, con Mimette, su hija Mimí, Kaori y Keiko y Melissa, si es que vuelven pronto.  Así podremos pasar casi todo el tiempo los dos juntos. -  Afirmó Satory.-

- ¿Se sabe algo de ellos ya? - Inquirió Sandy que seguía teniendo aquel presentimiento de que todo iría bien –

-Mi padre está más enterado que yo. Todavía no hay nada oficialmente hablando, aunque en las altas esferas se sabe que ya han alcanzado su destino. Ese planeta se llama Nature. Y han comenzado las obras de terraformación. - Les desveló su interlocutora, esbozando una sonrisa para sentenciar – Ahora consultaré en la base de datos de la Masters, puede que haya novedades. Hasta ahora todo parece ir muy bien y me alegro mucho, en esa nave también viajaban otros muy buenos amigos y compañeros de aventuras de la SSP-1. Por ejemplo Ginger.

-¡Ginger! -Exclamó Amatista realmente contenta al oír ese nombre.- De modo que se animó a ir al final. Algo había escuchado pero no estaba segura. Espero que todo le haya ido bien con su hijo Dean.

-Eso creo, y me parece que pidió un permiso para montar otra cafetería en la SSP-2.- Le contó Satory.-

-Será un éxito, a estas alturas tendrá mucha clientela.- Sonrió su interlocutora, suspirando con una mezcla de nostalgia y afecto.- Era una chica estupenda, muy buena persona. Me acuerdo mucho de ella, como lo haré de vosotros cuando os marchéis.

-Lo mismo digo.- Afirmó Satory, alegando eso sí.- Aunque todos estamos ilusionados con nuestras nuevas vidas y proyectos, y no es para menos.- Afirmó con tono animado y algo introspectivo al mismo tiempo.-



Desde luego era cierto que todos tenían esa pugna entre emociones, se sentían bastante contentos y esperanzados por sus respectivos futuros aunque no sin dejar  de tener un leve poso de tristeza por despedirse de sus amigos.



- Os echaremos mucho de menos, ¡ojalá que seáis muy felices allí! - Le deseó Sandy con el mismo tinte en su voz. -

- Lo mismo os deseo yo. - Repuso su amiga, agregando animosamente. –Pero no tenéis que poneros tristes porque no vayamos, aquí tenéis a Amatista y a Leval. Ni ellos, ni vosotros, estaréis solos.

- Puede que mi padre pida venir a vivir a Bios,- conjeturó Sandy, añadiendo llena del deseo de que así fuera. - ¡Ojalá lo haga!, él no tiene nada ya que le ate allí y a mí me gustaría tanto tenerle cerca...



            Coraíon y el resto escuchaban solidarizándose con ese deseo, entonces Idina se les unió junto con Alan y Naya. Estos habían venido especialmente para celebrar con ellos el fin de año y felicitar a las parejas, por el compromiso de boda a unos y por su hijo a otros. Después debían irse pronto. Los dos tenían muchas cosas que preparar…



- ¡Chicos, felicidades!...- les deseó Idina apoyándose en los hombros de Coraíon y Sandy. -

- ¡Anda! , aquí está la otra que se va a quedar con nosotros en el planeta.- Le respondió la morena científica añadiendo con divertido retintín. - ¿Y tú, monina? ¿Para cuándo te vas a echar novio?...

- Bueno - contestó la aludida con voz trémula y dubitativa, tomada por sorpresa. – La verdad es que no lo sé, cuando haya algún chico guapo dispuesto - rio algo forzada. -

-¡Venga ya!...no fastidiéis a mi hermana,- intervino jocosamente Alan para agregar del mismo modo burlón. - La pobre quizá tenga intención de meterse monja.

-¡Qué tonto eres! -  Repuso la aludida frunciendo el ceño, pero con una sonrisa, hasta le dio un cachete en el trasero a su hermano mientras éste se reía. -

- No seas tan malo con tu hermana.- Le pidió Naya con expresión divertida. –

-Si no soy malo, sólo soy sincero. - Se rio él ganándose esta vez un capón por parte de la azorada Idina. -¡Au!



Todos soltaron alguna que otra carcajada, desde luego el ambiente era muy relajado y agradable. Siguieron comentando algunas cosas más…Al hilo de que, al fin habían llegado a la Tierra unas magníficas noticias que confirmaban las suposiciones de Sandy y los informes extraoficiales de Satory quien, tras consultar, recibió en su móvil un mensaje desde la Master Corporation. Así pues, la hija del magnate que dirigía esa compañía, les informó oficialmente a su vez a sus amigos, que la SSP-2 había alcanzado el objetivo de su viaje.



-Al fin se ha hecho público en la Tierra la llegada de la SSP-2 a Nature. Aunque que estas noticias tendrán al menos un par de semanas.- Les aclaró.-

-¡Por cierto, Naya!... ¿sabéis algo de Giaal y de Susan?¿están bien? - Se interesó Idina planteando esa cuestión.

–Sí, gracias por preguntar – replicó su interlocutora afirmando con orgullo. – Nosotros tuvimos acceso a la información hace unos días ya, como Satory, al ser familiares de los que viajaban en la SSP-2, tenemos ese privilegio. Mi hermano y Susan lograron llegar a Nature, con algunos contratiempos, pero a salvo.



            Los demás se miraron no sin perplejidad. ¡Con todo lo que había sucedido y Naya hablaba de contratiempos!



-Cariño, lo tuyo es digno de mi hermano Lance. ¡Contratiempos!- Sonrió Alan.-



            Por lo que él sabía, incluso por boca de su hermano. La travesía de la SSP-2 no fue nada sencilla. Además de la Nada, anteriormente se enfrentaron a las fuerzas de un tirano espacial y salieron victoriosos. Eso sí, a muy alto coste en vidas. Lo que le quitaba cualquier gana de bromear.



-Según creo, unos saiyajin les ayudaron a derrotar a ese canalla. - Comentó Leval, serio también.- El primo Mazoui me lo dijo.



Ahora han comenzado los trabajos de terraformación. Todo fue muy bien, pese a que se vieron sorprendidos en el espacio por aquellos agujeros. Pero según explicaron por el canal subespacial una gran luz blanca les envolvió, la canción de Amatista les llegó incluso allí. Entonces, al disiparse tanto la canción como el resplandor, la amenaza había desaparecido y tenían el planeta ante ellos.



- Sucedió como en la Tierra, pues. – Terció Paul, que se acercó junto a su hermana.-

- Muchas felicidades. Sandy, Coraíon. Esperamos que seáis muy dichosos. - Declaró Samantha mirando al hijo de Petz y Zafiro de forma intensa. –



            Aquello no le pasó desapercibido a la morena científica. Estaba claro que entre ellos dos podía percibirse un sentimiento muy intenso. Quizás fruto de una pasada relación que no se hubiera limitado a la mera amistad. Coraíon sostuvo esa mirada en tanto agradecía a aquella joven sus buenos deseos.



- Gracias – repuso el muchacho abrazándose a sus amigos. –

- Créeme si te digo que eres muy afortunada. – Afirmó Samantha dirigiéndose a Sandy en tanto la estudiaba con una mirada inquisitiva que su interlocutora le sostuvo sin ápice de vacilación. – Es un magnífico muchacho.

- Lo sé - replicó ésta de forma suave y serena. – Y doy gracias por ello.

- Cuida mucho de él. Es algo despistado pero muy buen chico. – Sonrió Paul sin aquel matiz del que había hecho gala su hermana. –

- ¿Cómo que despistado?- bromeó el aludido pasando un brazo tras los hombros de su amigo en tanto se apartaban un poco para dedicarse mutuos comentarios al más fino estilo británico. – Eso lo serás tú, que se te olvida siempre el paraguas. ¡Llueva o no!

-¡Ten en cuenta que decirle eso a un inglés es una ofensa muy seria! - Se rio su interlocutor.-

-Por cierto. ¿Cómo está Hans? ¿Seguís juntos?- Quiso saber Coraíon.-

-¡Oh, sí! Gracias por interesarte. Seguimos, pero con el inconveniente de poder vernos muy poco. Ya sabes, cada uno viajamos mucho por nuestros respectivos negocios.

-¿Y no has pensado que podríais abrir vuestro propio comercio de antigüedades?- Le sugirió su amigo.- Así podríais pasar mucho más tiempo los dos en un mismo sitio.



            Paul pareció sopesar esa idea pero enseguida sonrió respondiendo con una leve sacudida de cabeza para declarar.



-Prefiero no mezclar el amor con los negocios.

-Bueno, ¡pues tú mismo!- Rio Coraíon que, con un spray le roció con algo de confeti exclamando divertido.- ¡Yo sí que voy a mezclarte el tono de la corbata con esto!



Y tras las risas de ambos, Paul se hizo con otro bote dispuesto a vengarse. Sin embargo, su amigo no se lo puso fácil al salir corriendo. El otro chico fue en su persecución, aunque enseguida se pararon para bombardearse mutuamente. Idina se reía observándoles, eso les dio unos momentos a Sandy y Samantha para hablar a solas. La hermana de Paul añadió entonces.



- Ahora sé que Coraíon ha sabido elegir bien. Sólo con verte puedo darme cuenta de que eres una mujer muy especial.



Su interlocutora no supo cómo tomarse aquello, seguramente era un cumplido y sonrió, afirmando a su vez con una pátina de conocimiento fruto de sus percepciones.



- No debió ser fácil para ninguno de vosotros dos. Pero menos aún para ti. ¿No es cierto?



Samantha se limitó a asentir con una expresión triste en sus ojos, aunque enseguida la eliminó cuando su hermano y Coraíon se aproximaron tras intercambiar algunos de esos sarcásticos comentarios y todo el contenido de sus botes sobre sus respectivas cabezas.



- Bueno, amigo mío, espero que nos regalaréis alguna de esas antigüedades tan caras que vendéis.- Le dijo el novio de Sandy a su compañero de celebración.-

- Alguna cosita de las que nos estorben en el almacén, sí, – Sonrió divertido su interlocutor comentando ahora a su hermana. - ¿No crees, Sammy?

- Seguro que para una ocasión tan única habrá algo que sea también muy especial.- Pudo convenir ella con un tono más amable ahora. –



Entonces se acercó Idina que había estado mirando en derredor durante ese intercambio de palabras y les preguntó.



- ¿Habéis visto a mi hermano Lance por ahí?

- Sí, creo que antes estaba por allá charlando con tus padres. – Le informó Samantha sin demasiado énfasis. -

- Ahora que lo dices,- intervino Naya.-  Aún no hemos visto al niño de Amatista y Leval, ¡vamos a verle, Alan!

- Vale.- Aceptó éste que añadió con guasa recordando el tema de la charla anterior.  - Bueno Idina. Ya sabes...búscate un novio, aunque sea tonto. ¡Más vale eso que nada!



            Idina le sacó la lengua, Alan y Naya se rieron alejándose después para ir  a ver al bebé. Allí se pusieron a charlar con Amatista y Leval y los demás.



-Enhorabuena, tenéis un hijo precioso. – Les dijo la extraterrestre mirándole realmente embelesada para añadir. – Y percibo mucha paz y mucho amor a su alrededor.

-Muchas gracias. Es curioso, Sandy nos dijo lo mismo – comentó Amatista. –

-Ella puede percibir más que nosotros, lo mismo que Naya. Tienen ese don – aseveró Alan. –

- ¿Y vosotros, qué planes tenéis?- Quiso saber Leval para variar un poco la conversación. –

- Pues, después de recibir noticias de Giaal y de los otros puede que nos animemos a ir a verles al nuevo planeta – le comentó su primo. –

-Si vais darles recuerdos y también a Tracer y a Penélope. - Les encargó Leval, deseando.  –Espero que estén bien.

-Es cierto. Se fueron en la SSP-2, ya casi lo había olvidado. Igual que mi amiga Ginger con su hijo. Satory me lo ha confirmado. – Comentó Amatista que ahora había sacado al bebé del cochecito y le estaba haciendo arrumacos. – Saludarla, por favor…

-Se los daremos de vuestra parte, descuida. – Le prometió Naya que también le hizo unas carantoñas al bebé que pareció sonreír esbozando una graciosa mueca en su boquita. -



Mientras, tras dejar su particular guerra de confeti, Tom y Ail charlaban con Cooan, Ann y con Lance.



- Lance hijo, tú también deberías pensar en alguna chica, ya.- Le aconsejó Cooan. -

- Ahora estoy muy ocupado con mi trabajo, mamá.- Repuso éste sonando como una excusa. -

- Hazle caso a tu madre,- terció Annie añadiendo con afán moralizante. - Los años pasan muy deprisa, ahora no te lo parece porqué eres joven, pero, ya verás dentro de unos pocos.



            El muchacho guardó silencio, tampoco era cuestión de discutir con su madre y la amiga de ésta, aunque a él no le interesaban demasiado esas cosas, sabía , a veces a su pesar, lo que le depararía gran parte de su porvenir. Por ese lado era una ventaja, no tenía mucha necesidad de labrárselo. Él recordaba perfectamente lo que había tenido que hacer junto con su equipo de compañeros para ayudar a que todo saliera bien. Por desgracia, les borró parte de la memoria al resto. No debían cargar con ese lastre. Lance quería que todos fueran felices y que se construyesen una vida. Algo que él no podía permitirse el lujo de hacer. Al menos por ahora, su momento no había llegado. De hecho, algo que hacía tiempo consultó en ese libro, le indicaba que la mujer que estaría destinada para él se haría esperar, y que sería algo trascendental para su vida, la de su familia y la de otras muchas personas.



-Algunos piensan hasta que soy gay.- Se sonrió, diciéndose a sí mismo.- No es el caso, pero aunque lo fuera, primero me debo a mis obligaciones.



Y eso era cierto, rodeado como estaba en muchas ocasiones de auténticas bellezas sin parecer estar interesado por ninguna. Por ejemplo y sin ir más lejos, la que era la reina de la Luna Nueva, Neherenia, quien dio muestras de interesarse por él. Y claro, algunos de sus conocidos posiblemente tuvieran la impresión de que no le gustasen las mujeres. ¡No podían estar más equivocados!



-Yo también lo creería. Desde luego, es muy difícil resistirse a los encantos de una chica como Nehie.- Pensó no sin pesar.-



Desde luego esa muchacha le gustaba y seguro que le hubiera correspondido, pero que sabía no era para él.



-Ella ya ha conocido a quien será su futuro esposo…- Suspiró.- Y así tiene que ser. En eso, mi caso es como el de Samantha con el primo Cory.



Por lo demás, él sabía perfectamente que para el resto era un chico bastante reservado y autónomo. Que todos pensaban que eso era algo extraño teniendo en cuenta el carácter general de su familia, sus propios padres no podían explicárselo, pero si él era así...le aceptaban y sobre todo, le querían igualmente. Eso le bastaba. Lo único que le inquietaba de veras era que su padre proseguía con aquellas indagaciones. Pensó que, una vez concluida la amenaza del olvido todo terminaría, pero estaba claro que se equivocó. Una de las cosas malas, por no decir la única de haber superado aquello, era que nadie había perdido del todo sus recuerdos. Al menos los ajenos a su grupo especial. Y aunque él deseaba mantener a salvo a su familia a cualquier precio, sabía que existían prioridades aún más importantes.



-¡Eh Lance!. -Le saludó Idina quien se alegró de encontrarle al fin.- Parece que estuvieras pensando en las musarañas. ¡Como siempre!

- Ya sabes, en cuanto a tu hermano le preguntan por sus novias, siempre se queda callado. Lo mismo que tú con tus pretendientes.- Sonrió Cooan.-

-En eso le puedo comprender.- Replicó solidariamente Idina, agarrándose cariñosamente a un brazo de Lance.-



            El aludido se limitó a sonreír con esa expresión misteriosa que tanto gustaba de lucir. Por suerte un amigo de su padre vino a sacarle del brete.



-¡Venga ya!, no le deis la noche al chico.- Rebatió desenfadadamente Ail para dirigirse a su amigo y compañero en busca de apoyo.  -¿Verdad Tom? ¡Que dejen tranquilo a tu hijo! - Éste sólo esbozó una sonrisa que no indicaba gran cosa, por lo que el alíen agregó. - Dejadle, que seguro que sabrá apañárselas muy bien para esa cosas él sólo.

- Yo creo que me voy a acercar a ver al niño y de paso, podríamos volver a unirnos a esos tres,- propuso desenfadadamente su antiguo compañero de aventuras.-



Y señaló a Diamante, Roy, Zafiro y Nephrite, que seguían en su amistosa guerra particular.



- Sí, será divertido.- Convino Ail que añadió, no sin humor. - Podremos rememorar los viejos tiempos en el rincón de entrenamiento, si es que nuestras esposas nos dejan.

- A nosotras no nos metas por medio, Ail. - Sonrió su mujer moviendo la cabeza. –

- Ya sois mayorcitos para arreglároslas solos. – Convino Cooan igualmente divertida.-



Y ellos no se hicieron de rogar, al momento se fueron para allá, Masters entre tanto se unió al grupo para felicitar a Diamante y a Roy por su nieto, pero pronto se vio envuelto en un montón de confeti.



-Desde luego esto me recuerda a los viejos tiempos, cuando nos reuníamos a festejar tras el triunfo en alguna batalla. – Afirmó Esmeralda dirigiéndose  a  su consuegra. –

-Tienes razón- sonrió Beruche declarando divertida. – Y para estos gamberros da igual los años que pasen, siempre tienen que estar haciendo tonterías.

-Pues debo confesaros chicas, que lo echaba mucho de menos. – Se las unió Amanda que venía de departir un poco con sus propios hijos. –

-Sí, los años no pasan en balde. – Reconoció Bertie que ya se notaba alguna arruguita y unas pocas canas. – Ya nos vamos haciendo mayores.

-Pero mujer- le sonrió su hermana Petz acercándose a ella. –Recuerda nuestro lema en “Beauty Quartete” y en “Otafukuya”. Tú también puedes ser hermosa. Y añado, ¡y si ya lo eres como nosotras, no debes dejar de serlo!  - Remachó entre risas.-

-La verdad es que, pese a todo, seguimos siendo unas chicas muy atractivas. ¿No creéis?- afirmó Karaberasu quien junto a su hermana Cooan y Ann, se unió al corrillo. –



Y allí estaban las cuatro hermanas Malinde, ex Ayakashi, departiendo con Esmeralda, Annie y Amanda. Todas comentaron cómo había pasado el tiempo y también lo sucedido en la Tierra y en otras partes del Universo. Celebraron asimismo que Endimión y Serenity hubieran sido reconocidos como soberanos. Y con un tono de reflexión entre todo aquel jaleo fiestero, Ann comentó.



- ¿Os dais cuenta? Realmente estamos aquí por ellos. Nos unieron.

- Es cierto. Son lo primero que todos tuvimos en común.- Reflexionó Esmeralda.-

-Todas fuimos sus enemigas en alguna ocasión. Pero Serenity y las guerreras supieron tornarnos en amigas y en buenas personas.- Apuntó Cooan. –

-Bueno, yo no puedo contarme entre vosotras en ese aspecto, pero admito que los soberanos han hecho cosas increíbles por toda la humanidad.- Terció Amanda.-

-Nosotras podemos atestiguarlo en primera persona. Y siempre les estaremos muy agradecidas por permitirnos vivir y ayudarnos a ser felices.– Convino Bertie que, con gran amor y orgullo, miraba a sus hijos que ahora estaban reunidos en torno al pequeño Asthel, para remachar con voz queda. – Dejando un maravilloso legado.

-Tenemos unos maravillosos recuerdos, es verdad. – Afirmó Karaberasu. – Pero creo que todavía nos quedan muchas cosas por vivir.

-Sí. En eso no puedo estar más de acuerdo. Y mucho trabajo que hacer. – Terció Petz que enseguida les comentó, retornando a un terreno más práctico. – En cuanto regrese a la Tierra voy a ver si podemos abrir una sucursal en el reino de Neherenia. Desde luego es una buena chica. Me gustaría volver a verla. – Sentenció ahora con tono más apagado al admitir.- Sufrió mucho, tanto como yo. Cuando mi hijo murió.



Rememoraba como aquella joven se le acercase en el funeral de su hijo hacía ya tiempo. Con esa expresión de dolor y sufrimiento. Estaba claro que había amado a Granate mucho. Y por un instante Petz quiso soñar, ¿Qué hubiera pasado de seguir su hijo pequeño con vida? ¿Quizás se hubiese casado con aquella muchacha?...No obstante, el destino tomó otro rumbo. Ella no dejaba de añorar a su niño, porque eso es lo que sería siempre en su memoria…pensando además en todos los buenos momentos vividos con él y ¿porque no?  Acordándose de aquellas trastadas suyas que tanto la enfadaban. Sin embargo, ahora únicamente producían en ella una sonrisa de añoranza al recordarlas. Sus hermanas enseguida notaron su expresión algo ida y su tinte de tristeza, más al rememorar aquello. Karaberasu le dio la mano apretándosela con afecto.



-Por lo que veo el negocio te va muy bien. – Le sonrió Amanda sacándola de aquellos agridulces recuerdos. –

- Es cierto. No va nada mal.- Confesó su interlocutora devolviéndole la sonrisa y afirmando con animación a fin de aparcar cuanto antes ese brote de melancolía. – Esmeralda fue muy amable al hacerme publicidad por todo el mundo durante tantos años. Te lo agradezco mucho, cuñada.

-No hay de qué. Para eso somos familia -  repuso ésta con tono cordial. – Y las cremas son muy buenas, desde luego.

- Mis hijos adquirieron un local aquí, en Bios. - Les contó Amanda a su vez. – En cuanto pasen un par de años y venga más gente quizás pudiéramos abrir una sucursal de nuestra cadena de antigüedades. Saint Join -Thompson traditional style.

-No es mala idea -  Comentó Petz que, luciendo una expresión pensativa, añadió. – Hay que hacer como mi cuñada Esmeralda. Estar atenta a las oportunidades de negocio. Así que yo también podría comprar un local aquí y poner una tienda al lado de la vuestra.

-Sí, además de en Nature, por supuesto modas Deveraux tendrá sede en Bios.- Aseveró la diseñadora.-

-Aprovechad a hacerlo ahora. Según mi hijo Lance, Bios es un valor sólido para invertir. – Les contó Cooan. –

-Celebro ver que estáis tan activas. – Terció Beruche. – A mí en cambio cada día que pasa deseo estar más con la familia y menos con tantas ocupaciones.

-Sí, y ahora que lo dices, Bertie. Por mi parte espero volver a ver pronto a mi hijo y a su novia. – Intervino Annie. -



Todas la miraron intrigadas y la extraterrestre les contó que las cosas iban bien por el nuevo planeta Nature. Al menos dado que ella y Ail sí que pudieron comunicarse con Giaal a través de conductos extraoficiales. Es más, como ya había adelantado, posiblemente fueran a visitar a su hijo y a la pareja de él allí. Después continuaron hablando de otras muchas cosas. La fiesta así discurrió hasta muy tarde y llegó la hora de que cada uno se dirigiese a sus casas. Y como estaba anunciado, el gran grupo se separó, volvieron a reunirse para la boda de Sandy y Coraíon y el bautizo de Asthel. Después de esto, vendría por fin, la de Satory y Mazoui, que ya estaban viviendo en la Tierra. Para alegría de todos tres invitadas muy especiales se unieron a ellos. En un principio, las princesas de Mercurio y de Júpiter. Éstas llegaron a Bios para el bautizo del hijo del ahijado de Ami y la boda del ahijado de Makoto. Por supuesto que entre muestras de gran protocolo y atención de los medios. No obstante, tras esas ceremonias, las dos sí que pudieron disfrutar de esas celebraciones en un plano más privado. La primera fue el bautizo del niño…



-Nos alegra mucho estar aquí.- Afirmó Ami una vez se reunieron con sus queridos amigos.-

-Ahora que sois princesas en ejercicio os cotizáis mucho. - Declaró con simpatía Roy.- Ya nos cuesta bastante poderos ver en persona.

-Creednos. Muchas veces preferiríamos unas vidas normales.- Replicó Makoto con toda sinceridad.-

- El otro día, antes de venir a Bios, me pasé por tu cafetería. La primera que abriste. Sigue estando muy bien. Naru se ha ocupado de mantener toda su esencia.- Terció Petz.-

-Sí, es una gran chica. Pese a que su matrimonio no fuese del todo bien…-Se lamentó la princesa.-

-Creo que se separó de Umino hace un tiempo.- Apuntó Ami.- Lo cierto es que hace bastante que no sé de ella. Recuerdo que fuimos compañeras de colegio.

-Sí, pero, no te preocupes, está muy bien. Y no veas como se quedó al saber quién era Usagi en realidad.- Sonrió Makoto.-

-En honor a la verdad. La propia Usagi nos dijo una vez que pensaba que Naru sospechaba que ella era Sailor Moon.- Dijo Ami.-

-Es cierto.- Convino su compañera.- Desde luego, no pareció sorprenderle mucho que fuese la reina Serenity. Es me pareció cuando he hablado con Naru. Chan. Y la propia Usa-chan también lamenta no poder quedar con ella para poder charlar de los viejos tiempos. Ambas están muy ocupadas, desde luego.

-¿Y cómo lleváis vosotras todas las nuevas obligaciones de vuestro cargo?- Quiso saber Leval que se acercó levando en brazos a su hijo.-

-¡Hola chiquitín! – exclamó Ami, haciéndole carantoñas al bebé. Para pedirle a su ahijado.- ¿Puedo?

-¡Claro!- sonrió él dejando que su madrina tomase en brazos al pequeño.- Tú ayudaste a traerle al mundo…

-Es una monada. - Afirmó Makoto, acariciando al crío a su vez.-



            De pronto las dos princesas sintieron una energía muy intensa, ¡tremenda! Ambas se  miraron sorprendidas… Aquello provenía del bebé y solamente habían experimentado algo parecido cuando…



-¿Os ocurre algo?- Quiso saber Amatista que venía tras saludar a otros convidados.-

-No…- Se rehízo Ami de inmediato para dejar al crio en brazos de su madre.- Estábamos comentando que es una ricura. ¿Verdad, Mako-chan?

-Sí, eso es.- Sonrió su compañera, recobrándose asimismo de la impresión.- Es un bebé monísimo. Estaréis encantados…-Remachó sonriendo a toda prisa para salir del paso.-

-Somos muy felices. Y en breve esperamos que nuestros amigos aumenten la saga.- Replicó la orgullosa mamá.-



            Así prosiguieron la conversación sin más novedades. A los pocos días, efectivamente se celebró la boda entre Sandy y Coraíon. El bebé también asistió a esa ceremonia. La novia estaba radiante y muy feliz. Unos pocos días antes recibió unas hermosas sorpresas. La primera le llegó en forma de holo- mensaje. Al verlo no pudo evitar emocionarse y exclamar.



- ¡Scott! -



            Así era, ese muchacho, sentado en su silla de ruedas, la saludaba con una gran sonrisa.



-Hola Sandy. Aquí estoy, en Nature. Vine en el viaje de la SSP-2.  Tuvimos algunas dificultades y momentos duros, pero al final afortunadamente todo fue bien y he conocido a personas maravillosas. Muchas de ellas antiguas amigas tuyas. De hecho, gracias a Giaal, supe de ti. Él contactó con sus padres y su hermana y le contaron que estabas en Bios. Espero que todo te vaya muy bien y que al fin hayas logrado alcanzar esa felicidad que tanto te mereces. También yo soy muy dichoso ahora. Ojalá pueda verte en persona pronto para contártelo con detalle. Un beso muy grande.



            La joven morena lloraba de felicidad al oír ese mensaje  se apresuró a responder, informando a su querido amigo que iba a casarse y por supuesto, invitándole a la boda. No tardó en poner al corriente a Robert. Su padre se alegró mucho desde luego. Recordaba que aquel chico fue de los pocos que aceptaron a Sandy aun conociendo su secreto. Por supuesto que estuvo encantado de que su hija le invitase. De hecho, los dos habían estado charlando sobre los detalles de la ceremonia. En otro orden de cosas, la novia tenía un deseo, por desgracia, imposible de cumplir.



-¡Me habría gustado tanto llevar el vestido de novia de mamá! – Suspiró con cierto pesar.

-Lo siento hija. Ese vestido se perdió cuando tu madre murió. Tuvimos que dejar la casa a toda prisa y no pude llevármelo.- Repuso su padre como si se disculpase por ello.-

-No papá. Por favor. No fue culpa tuya.- Se apresuró a decir la joven.- Sólo que…bueno. Habría sido muy bonito…



            Aunque Robert charló de esto con su consuegra en ciernes, Petz, de siempre decidida y dispuesta para actuar, no se lo pensó y le preguntó.



-¿Y no tendrás una fotografía en la que aparezca ese vestido?...

-Sí, claro.- Le aclaró su interlocutor.- Tengo unas que nos hicimos ILaya y yo, tras casarnos. Nos las hizo el mismo sacerdote…por fortuna pude conservarlas. Alguna hasta la tenía en mi cartera.

-No te importará si te pido que me las escanees y envíes. ¿Verdad? Sino todas, al menos la que más y mejor muestre ese vestido…-Le pidió afablemente su interlocutora.-

-¿Tú crees que?... – Quiso preguntar Robert sin atreverse a completar la cuestión, aunque su interlocutora enseguida le adivinó el resto para afirmar con una mezcla de amabilidad y prevención.-

-No digo yo que sea posible, pero haré lo que esté en mi mano. No le digas nada a tu hija. Antes tengo que hablar con mi cuñada. A ver si ella es capaz de hacer algo. Te mantendré informado.



            Robert asintió. Él le envió aquellas fotografías, en cuanto Petz las recibió no tardó en llamar a  Esmeralda. La diseñadora estaba en su trabajo, en la sede de la firma Deveraux.



-¿Si? ¡Ah!, hola Petz.- Saludó visiblemente contenta al ver aparecer el rostro de su cuñada en el video teléfono.-

-¿Qué tal estás? Supongo que muy liada.- Se respondió a sí misma su interlocutora.-

-¡Ni te lo imaginas! - Admitió Esmeralda que le explicó.- Tengo que dar mi visto bueno a un montón de diseños y preparar los pases de la colección de primavera.

-Lo suponía. Me pasa igual. Con eso de haber abierto más tiendas de Otafukuya es un no parar. Ya no puedo estar vendiendo yo. Ahora debo ir por todas ellas supervisando… pero, la verdad es que no te he llamado para que comentemos lo ocupadas que estamos. En realidad era para pedirte un favor…uno grande, la verdad.

-Bueno,  si puedo ayudarte en algo, tú dirás.- Replicó Esmeralda con expresión curiosa ahora. ¿Qué iría Petz a pedirle?-

-En realidad no es para mí. Sino para mi futura nuera y mi hijo…Espero que puedas hacerlo, aunque si estás tan ocupada entenderé que me digas que no.- Comentó esta con prevención.-



            Sin embargo, su contertulia movió la cabeza y tras sonreír, afirmó con rotundidad.



-Siendo para tu hijo, que también es mi sobrino, y su prometida, cualquier otra cosa puede esperar…Anda cuéntame de qué se trata.

-Gracias…- Sonrió Petz a su vez, con visible contento, para pasar a explicar a su cuñada.- Verás, te envío unas fotos y otros datos que te harán falta. Se trata de que tú…



            Al ser puesta al corriente de la idea, Esmeralda asintió.



-¿Crees que te será posible hacerlo?- Quiso saber Petz con tono algo inquieto al admitir.- Sé que no queda mucho tiempo.



Su interlocutora asintió para reafirmarse con tono amable.



-Descuida. No solamente me será posible, sino que puedes contar conmigo al cien por cien. Te garantizo que estará a tiempo.

-Muchísimas gracias, Esmeralda.- Sonrió su cuñada.-

-No hay de qué. Será un verdadero placer.- Aseveró ésta devolviéndole la sonrisa antes de despedirse.-



            Y así fue. A los pocos días. Apenas un par de ellos antes de la ceremonia…Petz quiso quedar con la novia. Sandy fue a verla al hotel en el que su madre política in pectore se alojaba.



-Dijiste que era muy urgente. ¿Sucede algo malo?- Le preguntó la joven con cierta prevención.-

-Bueno.- Replicó algo enigmáticamente Petz.- Espero que no… Por eso te he llamado…



            Sandy estaba desconcertada, se suponía que su futura suegra estaba al corriente de quién era ella y de su naturaleza. Entonces. ¿De qué podría tratarse? No obstante, aquella mujer sonrió para tranquilizarla.



-Lo siento, querida. No tenía intención de asustarte. No es nada malo. Pero me hacía falta verte. Hemos pensando que, quizás, te gustaría que pusiéramos esta canción para la boda.



            Y sin dejar a su perpleja interlocutora responder, conectó un aparato de música y pudo oírse...



El temblor en mis manos

Nunca se irá

Estoy cerca de la puerta

Solo tengo que abrirla



¿reconocerás mi cara?

Cuando me veas en la luz

Si te sientes fuera de lugar

Quizás esto pueda hacerlo bien



Podría llevar el vestido

Que solías conocer

Cuando mi inocencia

No era mostrada



            Sandy reconoció esa canción. Era una que su padre le ponía a veces siendo niña, cuando tenía que enfrentarse a algún reto importante.



-A tu madre le gustaba.- Le contó él.- Y le ayudó quizás para cambiar, cuando se sentía insegura en su nueva vida…y la quiso escuchar el día de su boda.



Si pudiera golpear tu corazón

Colocaría de nuevo cada estrella

He perdido el corazón de brillar

Porqué te dejé ir



Los teléfonos

tienen una forma de cambiar las vidas

Cuando escuché tu voz

Me senté ahí paralizada



Entonces imaginé tu sonrisa esa noche

Las lágrimas no podrían borrar

Lo que esa noche encontraron

No lo sé, pero por si acaso



Podría llevar el vestido

Que solías conocer

Cuando mi inocencia

No era para mostrar



Si pudiera golpear tu corazón dirías

Que he vuelto a colocar cada estrella

He perdido el brillo de mi corazón
Porqué te dejé ir



Y ahora estás en el otro lado

Y estoy tan asustada

Que solo quisiera correr y esconderme

No sé qué te diré

Pero cariño, sé que algo te dará una pista


Podría llevar el vestido

Que solías conocer

Cuando mi Inocencia

No era para mostrar



Si pudiera golpear tu corazón dirías

Que he vuelto a colocar cada estrella

He perdido el brillo de mi corazón
Porqué te dejé ir



Podría llevar el vestido

Que solías conocer

Podría llevar el vestido

Que solías conocer



Podría llevar el vestido

Que solías conocer

Podría llevar el vestido

Que solías conocer…



(The dress. Eighth Wonder, crédito al artista)



            Al terminar la canción en efecto, Sandy sonrió débilmente. Aquel era un bonito detalle, aunque no entendía que Petz la hubiera llamado con tanta prisa únicamente por eso…



-Sí, me gustaría mucho que se escuchase esa canción.- Admitió la desconcertada joven.-



            Su futura suegra se sonrió entonces, parecía que divertida con esa situación, y dijo con tinte jovial y misterioso.



- Estupendo entonces. Verás. Únicamente quería saber si había acertado, con la canción no tenía duda, pero con esto otro…

-¿Acertado?... Además de la canción. ¿En qué?- Se sorprendió Sandy observándola sin comprender.-

-¡En esto! –Exclamó jovialmente Petz abriendo su armario ropero y sacando una percha en la que colgaba un bonito traje de novia.- Te lo tienes que probar. Porque le di tus medidas a Esmeralda casi de memoria.



            La joven apenas sí pudo ahogar una exclamación, abriendo la boca de forma evidente y llevándose las manos a las mejillas. ¡Era el vestido de novia de su madre! De satén color marfil y en modo palabra de honor, con una corta cola. Tal y como lo había visto en las fotografías que su padre le enseñara desde que era una niña.



-Pero… éste es…-Pudo apenas balbucir la joven, sobrepasada por el asombro y la emoción.-

-Llamé a mi cuñada y le pedí que fuera tan amable de coserlo. A partir de las fotografías de tu padre, ella diseñó los patrones. Luego tuve que arriesgarme con tus medidas. Al menos las dos sois igual de altas y de pecho, cintura  y caderas andáis bastante parecidas.- Le explicó una sonriente Petz, matizando con cierto temor.- Bueno, tú quizás eres algo más…exuberante todavía.



            Aunque la muchacha solamente se abrazó a ella, llorando de alegría.



-No sabes lo que esto significa para mí. Gracias... ¡muchísimas gracias!- Repetía la emocionada chica una y otra vez.- El vestido de mi madre…



            La propia Petz tuvo que esforzarse porque las lágrimas no le brotasen. De modo que replicó con algo de forzado desenfadado.



-No me des las gracias hasta probártelo. ¡Lo mismo tienes que hacer dieta! No hay tiempo ya para andar arreglándolo mucho.



            Y la aludida se secó esas lágrimas y sonrió. No tardó en embutirse dentro de aquel vestido. Y, para alegría y satisfacción de su futura suegra, tan solo hubo que hacer unos mínimos retoques que completaron entre ambas. Efectivamente la talla de Sandy era  levemente mayor. Sin embargo, eso no impidió que, a los dos días, la ceremonia se llevara a cabo y el también emocionado Robert, pudiese conducir a su hija ante el altar con aquel vestido que tan bien recordaba y al son entre otras de aquella canción.



-Estás preciosa, cariño. - Suspiraba él con el tono casi quebrado, al remachar.- Si tu madre pudiera verte ahora.



Por su parte, Petz por supuesto llevó del brazo a Coraíon. Los jóvenes pronunciaron sus votos y se convirtieron en marido y mujer. Amatista y Mazoui ejercieron de madrina y padrino respectivamente. Al término de los esponsales, charlaron tras el banquete. Makoto se aproximó a darles la enhorabuena, dado que Ami ya había vuelto a la Tierra. Alegando obligaciones pendientes.



-Muchas felicidades a los dos.- Les dijo la princesa de Júpiter con patente alegría.-

-Gracias madrina.- Replicó Coraíon dándola sendos besos en las mejillas.-  Soy muy feliz.

-Espero que os guste mi regalo. - Sonrió ésta.- Y puedo aseguraros que de prepararlo me he encargado yo misma…

-¿Tu regalo es?-… Terció Sandy, tras besar también a su interlocutora.-

-¡Tachan! El pastel de bodas.- Exclamó Makoto, cuando éste apareció en el salón de banquetes, sobre un gran carrito con ruedas. – Espero que lo disfrutéis.



            Todos los presentes admiraron esa obra de arte de la repostería galáctica, era una tarta de tres pisos y dimensiones más que considerables. Hasta el propio Roy, que se sentaba junto a su consuegro Diamante, resopló comentándole a éste con jocosidad.



-¡Joer principito! Ésta no me la como entera ni yo…

-Y cada piso tiene un sabor y un tipo de bizcocho distinto.- Observó el también atónito príncipe.-

-Realmente Mako-chan lo ha dado todo en esta tarta.- Convino Zafiro, sentado cerca de los novios.-



            Aunque Sandy, tras posar junto a su esposo en ademán de cortar ese inmenso pastel,  se aproximó sonriente a Esmeralda y le agradeció sentidamente todo lo que había hecho.



-Señora Lassart, nunca le podré agradecer lo bastante…- Pudo decir visiblemente emocionada.- Lo que ha hecho por mí…yo…



            Sin embargo, la interpelada no la dejó seguir, puso una mano sobre el hombro derecho de la joven y negando con la cabeza, replicó con afecto.



-Durante el tiempo que estuve separada de ella, tú has sido para mi hija como una hermana. Luchaste a su lado, arriesgaste tu vida por ella y por su bebé. Amatista te quiere muchísimo. Soy yo la que no podrá agradecerte nunca todo lo que has hecho por mi niña. Esto solamente ha sido un humilde modo de darte las gracias, querida.



            Su interlocutora asintió, abrazando a aquella mujer con afecto. Después agradeció también a la madrina de su esposo ese enorme pastel.



-¿Cómo has podido hacerlo tan grande?- Le inquirió no sin curiosidad vocacional.-

-¡Uff!  Mi trabajo me costó…- Le aseguró su risueña contertulia.- Aunque tener una de las mayores cadenas reposteras del mundo te da ciertas facilidades…



            Eso hizo reír a Coraíon y al resto de los allí congregados. Por su parte, Sandy estaba realmente radiante, más cuando observó con sorpresa que su amigo Scott finalmente había acudido a la ceremonia. El chico lucía un smoking muy elegante. Aunque lo que la dejó perpleja y muy emocionada fue verle…



- ¡Estas de pie! - Exclamó la novia con un semblante atónito y lleno de alegría -

-Sí. - Sonrió levemente el joven para explicar - No quise contártelo por holo mensaje. Quería darte una sorpresa. Al fin diseñé un traje especial.

- ¡Lo conseguiste! - Sonrió una llorosa Sandy abrazándose muy cariñosamente a  él y remachando - Siempre supe que lo harías.



            Y tras unos emotivos instantes en los que lloraron un poco los dos, el chico le dijo.



-Pero eso no es todo, quiero darte otra sorpresa. Ven, tengo que presentarte a alguien…



            Su interlocutora, entre atónita y curiosa, asintió. El muchacho la condujo hasta una mesa cercana. Allí una jovencita rubia de pelo cortado hasta las orejas y algo rizado les vio llegar. Se levantó dedicándoles una atenta mirada con sus azules ojos mientras, Scott la presentaba .



-Ésta es Clarisa. Nos conocimos en la SSP-2.

-Hola, me alegro de volverla a ver.- Sonrió tímidamente la muchacha.-

-Creo que te recuerdo. ¿Trabajabas con Ginger, verdad? – Inquirió la morena científica. –

-Así es. – Admitió la interpelada que pasó a alabar a la novia.- Está usted guapísima.

-No me llames de usted. - Sonrió Sandy - Si estás con mi amigo Scott puedes considerarte amiga mía.

-Gracias, sí, estamos juntos.- Confirmó la sonrojada chica.- Y te agradezco que me hayas permitido asistir a tu boda.

- Ha sido un gran placer y una alegría que vinierais. ¡Ojalá hubiera podido venir Gin también!- Suspiró Sandy.-

-Tenía que quedarse con Dean y organizar muchas cosas en el planeta. Está preparando la apertura de un local allí.- Le informó ahora Scott.- Pero te envía muchos besos, y felicitaciones. Por cierto, la tarta que lleva tu nombre es el postre estrella del negocio. ¡Quizás tengas que pedirle royalties! - Bromeó el chico.-

-Lo hice con sumo gusto. - Afirmó la recién casada.- Y mi mayor deseo es que todos seáis muy felices en Nature. Me gustaría que pudierais contarme qué tal van allí las cosas.



            Y esa simpática pareja así lo hizo, al menos durante unos pocos minutos que emplearon en ponerse un poco al día de sus respectivas peripecias. No pudo ser más dado que, evidentemente, Sandy era la persona más solicitada de la celebración, junto con su marido. Al despedirse de ellos quedaron en mantener el contacto. Y tras intercambiar más comentarios y anécdotas entre tantos viejos conocidos la fiesta terminó. Al poco tiempo todos asistieron, por supuesto, a la siguiente boda. La de Mazoui y Satory. Ésta fue en la Tierra. Todos viajaron allá. Concretamente a la isla privada de Masters. Los mayores del grupo recordaban aquello no sin añoranza. Aquel fue su cuartel general en tantas y tantas batallas contra el malvado Gralas. En esta ocasión, a modo de representación del Milenario de Plata acudió la tercera de las invitadas de postín, nada menos que la princesa de Venus. Madrina de Mazoui. La madrina de la boda fue Katherine y Leval se ocupó de ser el padrino. Ni que decir tiene que Ian experimentó también un sentimiento de gran alegría y emoción cuando llevó a su hija al altar. Satory lucía un hermoso traje blanco con ribetes dorados. Mazoui, su uniforme de gran gala con los distintivos de mayor y Karaberasu le llevó del brazo henchida de orgullo y alegría. La ceremonia fue realmente bonita y por supuesto, el padre de la novia no escatimó en gastos.



-Ha sido una boda preciosa.- Le decía Minako a su amiga Kalie, dado que estaban sentadas juntas.- Como Mikado del amor les deseo la mayor felicidad a los dos.

-Gracias, amiga mía. - Sonrió su interlocutora afirmando con tono entre filosófico y solemne.- Cuando pienso en estos años. En todo lo que pasé…y veo a mi hijo así… bueno. Creo que aquello mereció la pena. ¡Ojalá hubiera sabido esto el día en que ese monstruo!…       



            Aunque se interrumpió dado que su amiga la había tomado de una mano y la miraba con una mezcla de preocupación y pesar confesando sin pudor.



-¡Ojalá lo hubiera sabido yo también! ¿Sabes una cosa? Llegue a enfadarme tanto con Usagi por no haber podido estar allí para ayudarte que la crucé la cara de un bofetón.



            Ahora fue Kalie quien dedicó una asombrada mirada a su contertulia y le preguntó.



-¿Lo dices en serio?

-¡Y tanto!- Sonrió la princesa, azorada todavía al recordarlo, para agregar ya con un tono más serio y trascendente.- Luego entendí…que…eso, por terrible que fuera, era lo que tenía que suceder. Gracias a tu sacrificio Kalie, tu hijo ha hecho grandes cosas por este planeta y por el Universo entero. Y estoy convencida de que aún hará mucho más.



            Karaberasu miró asombrada a su amiga. Ahora, tras tantos años, le contaba una cosa así. Pero ella misma se daba cuenta de que aquello era cierto. De todos modos nada pudo responder, el objeto de esa conversación se acercaba acompañado por su flamante nueva esposa.



-Espero que todo esté bien.- Dijo él, añadiendo con reconocido tono.- Muchas gracias por venir, madrina.

-A ti por invitarme. No me lo hubiese perdido por nada.- Contestó ella guiñándole un ojo.-

-Y muchas gracias por tu regalo. - Intervino Satory que llevaba anudada a su muñeca derecha una réplica del famoso ataque de la ilustre invitada, el  “Venus Love me chain” hecha de oro y rubíes.- Es algo precioso…

-Sí. - Convino su esposo, mostrando unos gemelos de oro, con el signo de Venus grabado en ellos.- El sello de mi madrina, su ataque más famoso.

-¡Sólo es un detallito! - Rio la interpelada restando importancia a aquello.-

-Recuerdo perfectamente haber esquivado eso en más de una ocasión.- Intervino Kalie haciendo referencia a la pulsera de su nuera.-

-¡Calla! Tampoco tú te quedabas atrás con tu látigo, mona… ¿Te acuerdas de los saltos que dábamos para evitar el ataque de la otra?- Se sonrió su amiga agregando ahora, para referirse a su propia cadena.- Si hasta recuerdo cuando la usé para sujetar a Setsuna aquella vez que Neherenia nos despeñó… ¡Vaya una zorra estaba hecha!



            Tanto Karaberasu, como su hijo y la esposa de este abrieron los ojos casi como platos.



-¿Neherenia?- Se sorprendió Mazoui.- ¿La reina de la Luna Nueva?

-Digamos la versión mala de ella. Es muy largo de contar.- Le dijo su madrina para dar carpetazo a ese tema, añadiendo algo azorada.- Mejor será que no beba ya más vino…O me pasará como a Usagi. Voy a empezar a decir tonterías. Aunque creo que sin beber nada, ya las digo, ¡igual que ella!



            Tras reponerse de aquel comentario sus atónitos oyentes se rieron junto con la dicharachera princesa de Venus. Ésta se aproximó también a conocer al hijo de Leval y de Amatista y pudo percibir lo mismo que sus compañeras, aquella especie de aura de poder realmente prodigioso, más aún para un bebé…



-Es un niño muy rico.- Sonrió tratando de ocultar su asombro, en tanto charlaba con los padres de la criatura.-

-Gracias, princesa.- Sonrió Amatista.- Estamos muy felices.

-Sí, es cierto.- Convino Leval que ahora le llevaba en brazos meciéndole un poco para ver si se dormía.- Es lo mejor que nos ha ocurrido.

-Cuidadle muy bien.- Repuso Minako cuando se despedía de ellos.-





Y tras esta conversación se produjeron otras muchas entre los miembros del grupo. Al fin la fiesta acabó. Ya todos se separaron para emprender sus respectivas vidas. Y transcurrió el tiempo. Sin embargo, en cuanto se reunieron, las princesas contaron a sus compañeras y a los soberanos sus respectivas vivencias acaecidas en aquellas celebraciones. La que más llamó la atención de los monarcas sin duda fue la de…



-Entonces, sentisteis un enorme poder, ¿no es así?- Les preguntó Endimión.-

-Así es, Majestad. - Confirmó la princesa Mercurio.- 

-Es verdad. Su aura era algo increíble.- Confirmó Minako.-

-Ese bebé. Es en efecto, el Mensajero…y le creo muy capaz de hacer lo que nos predijiste.- Ratificó Makoto dirigiéndose ésta vez a Serenity.-

-Sí, lo será.- Afirmó tajantemente ella, que sin embargo, matizó.- Pero no estará solo. Otros deberán ayudarle. Todavía falta tiempo. Aun no es su momento. Pero cuando llegue su hora esta tercera generación eclipsará todo lo anteriormente hecho por sus mayores. Ya lo veréis…

-¿Cómo sabes eso?- Inquirió la princesa de Marte.-

-Por ahora no os lo puedo desvelar. Ni aun a vosotras. Pero creedme. Así será.- Se ratificó la soberana.-



            Y el resto, que ya sabían a qué atenerse en este tipo de situaciones,  no quiso insistir más. Bastante trabajo y responsabilidades tenían en sus nuevos cometidos. Por el momento la Tierra estaba en paz y armonía, al menos eso parecía, dado que nunca faltaban los conflictos y problemas. Ni tampoco los descontentos. Eso era algo que pronto descubrirían. Pero los meses pasaban. Kerria, pudo salvar todos los obstáculos y quedó embarazada. También de un hijo varón al que tal y como prometió llamaron Brian. Cada uno de los demás también orientó su vida por distintos caminos. Así pasaron casi dos años. El pequeño Asthel crecía con rapidez, ya gateaba muy rápidamente y su madre se ocupaba de llevarle de las manos para que diese sus primeros pasos. Leval jugaba con él siempre que no estaba ocupado, lo que sucedía pocas veces. El niño ya decía “papá y mamá “y también la palabra “angelitos.” Esto desconcertaba bastante a todos los que le oían, pero no a su madre. Ella sabía que su hijo veía y sentía cosas que los demás no podían experimentar. Lo único que deseaba era que esas cosas no le apartasen un día de su lado. Una mañana sin ir más lejos, Amatista estaba en su casa trabajando en unas fórmulas. Dejó sus cálculos aparcados un momento y se fue a ver al crío. Éste estaba cerca de su habitación, ella entró sonriente y diciéndole.



- Asthel cariño... ¿estás despierto? - Pero la joven se quedó boquiabierta al ver a su hijo. -



            El niño reía y de sus pequeñas manos surgían estrellas de color blanco, iban inscritas en un círculo. Asombrada, recordó que los dioses hacían lo mismo. Le preguntó a su hijo, una vez se hubo recuperado de la sorpresa y sin querer parecer preocupada a sus ojos.



- Cariño… ¿cómo haces esa estrellas tan bonitas?



            Asthel no dijo nada sólo miraba a una esquina de la habitación y reía a la par que señalaba en esa dirección con un dedo. Su atónita madre no podía ver, ni notar nada. No obstante, temerosa de que algún ente desconocido pudiera estar allí, tomó a su hijo en brazos y se lo llevó al salón con ella. Al instante, las estrellas desaparecieron solas como si de pompas de jabón se tratasen. No sucedió ninguna otra cosa anormal, aunque Amatista no dejó de permanecer al lado del niño. Cuando llegó del trabajo, un cansado Leval fue puesto al corriente de todo por su mujer.



- Bueno, ya sabemos que nuestro hijo es muy especial,- le dijo su esposo tratando de tranquilizarla - no creo que debas preocuparte por eso...

- Estoy preocupada, no me gusta que haga esas cosas.- Le confesó Amatista con algo de pesar. - No quiero que sea especial, quiero que sólo sea mi niño.

- Lo sé, cariño,- repuso éste agregando casi con resignación. - Pero sabes tan bien como yo que tiene su propio destino...no te preocupes. Ocurra lo que ocurra, él siempre será nuestro hijo.- Abrazó a su mujer y luego elevó en brazos al niño dirigiéndose a él que le miraba sin comprender.  -Te ocurre como me ocurrió a mí, mis padres sabían cómo y quién iba a ser antes de que yo naciera. Aunque eso no les impidió ser los mejores padres del mundo y darme una vida todo lo normal que pudieron. Te prometo hijo, que a mí y a tu madre nada nos lo impedirá tampoco.



Su esposa asintió emocionada, totalmente de acuerdo con esas palabras. De todos modos ese tiempo que había transcurrido desde el nacimiento del crío fue de paz y alegría. Leval había promocionado finalmente a mayor. La propia Amatista pudo terminar su carrera y estaba preparando su doctorado sobre el ecosistema recién creado en Bios. Entre eso, su trabajo y su hijo, repartía su tiempo. Las cosas aparentemente no podían marchar mejor. Los demás también disfrutaron de una calma y un bienestar generalizado. Daba la impresión que, desde que los reyes Endimión y Serenity se hubiesen hecho cargo de la Tierra, al menos de modo simbólico, las cosas fueran de maravilla. Tanto en ese mundo como en Bios y Nature que, sin embargo, estaba bajo otro tipo de tutela. Pese a que sus Majestades no se dejaban ver en demasía las princesas guardianas de los diversos planetas sí que se prodigaban actuando como embajadoras en diversos campos, o ayudando en causas benéficas. La mayoría de la población terrestre las aceptaba con agrado. Aunque siempre existían descontentos que alegaban que ellas podrían hacer más por aliviar las injusticias o los problemas…incluso comenzaba a surgir un embrión de radicales que hasta llegaba a culparlas de algunos de ellos…



-No puedo creerlo.- Decía Rei con visible irritación en tanto leía unos documentos en medio de un gran pasillo del palacio.-

-¿Qué sucede?- Le preguntó Minako que la había visto y se acercó hasta ella.-

-¿Has leído alguno de estos libelos?- Le inquirió a su vez su compañera.-



            Le pasó a su interlocutora unos papeles que Minako leyó en voz alta con creciente incredulidad…



-Estas princesitas viven muy bien a costa de los ciudadanos de la Tierra. Solamente se dedican a ir de gala de un sitio a otro. Quizás salvaran la Tierra, porque eso habría de ser demostrado. Y aunque hubiese sido así, ya se las ha recompensado más que generosamente por ello. Sobre todo a sus reyes. Y ese enorme palacio que tienen es excesivo. ¡La de gente que se podría socorrer sólo con el coste de esa magna obra! - Suspiró devolviéndole el papel a su compañera para decir encogiéndose de hombros.- ¿Qué quieres que te diga, Rei? Ignóralo. Esto es fruto de algún grupo marginal tratando de llamar la atención…

-Supongo que sí, pero me disgusta mucho. ¡Es mentira y es injusto! - Afirmó su enojada amiga - Sobre todo para Usagi y Mamoru.



            Minako le acarició el pelo con suavidad y atrajo el rostro de su compañera hacia el suyo, tras darla un suave beso, sonrió afirmando…



-Menos guerra, princesa de Marte y más amor…

-Sí- sonrió al fin su interlocutora.- Esa es tu especialidad.

-Anda, vayamos a mi habitación y charlemos un poco. Pero de cosas más bonitas. Por ejemplo de las obras de ayuda a la infancia que tengo pendientes. O de tus campañas de donación para los necesitados en los santuarios…



            Rei asintió más animada, y tomada de la mano con su amiga se dejó llevar. Ambas se alejaron de allí…



            Después de este episodio transcurrieron otros dos años en los que todo se mantuvo tal y como ellos habían deseado, muy tranquilo y normal. Supieron que Alan y Naya visitaron a Giaal y los demás en Nature y tanto les gustó que decidieron instalarse en Sagan City, su capital. En la Tierra, Kerria y su pareja Samantha criaban al hijo de ambas, no sin ciertos sobresaltos. Pese a todo, la hermana de Leval pudo estudiar y licenciarse en derecho por la prestigiosa universidad de Harvard. Había dejado ya su carrera como cantante. Únicamente actuaba de forma ocasional, casi siempre por obras benéficas. Katherine sí qué continuó actuando en tanto se sacaba la carrera de periodismo. En cuanto a Mazoui y Satory vivían felices en la Tierra y la muchacha incluso dio a luz un par de hermosas gemelas, amén de trabajar junto a Tomoe, la esposa, y la hija de éste, que había retornado de la expedición a Nature. También Daniel, Mimet y su hija Mimí, junto con una retornada Melissa y su flamante esposo, el doctor Adams, se coordinaban con ella en los trabajos de investigación en la Masters Corporation. El primo de Leval, por su parte, había ascendido también y ahora era comandante destinado en el Estado Mayor del UNISON. Se ocupaba sobre todo de las tareas de inteligencia. Y un día, charlando con su suegro en el despacho de éste, le comentaba.



-¿Sabes Ian? Estoy algo preocupado. Hay un rumor cada vez mayor de una corriente de oposición a los soberanos.

- Algo tengo entendido. - Replicó el millonario que disfrutaba de uno de sus puros. -

-No deberías fumar tanto. - Le previno amistosamente Mazoui. -

-Me aficioné a los habanos y es un lujo que me puedo permitir. - Sonrió el magnate. -

-¡Como Satory te viera nos iba a echar una buena bronca a los dos, a ti por fumar y a mí por no impedírtelo!- Contestó su contertulio moviendo ligeramente la cabeza.-

-Por eso no se lo diremos. - Sonrió Ian alegando con humor. - Ninguno querríamos enfrentarnos a ella si se enfada, ¿verdad?



            Mazoui sonrió a su vez para declarar, ya más seriamente…



-Tengo también algunos informes de que esos grupos se están ramificando. Adoptan varias formas, acorde con sus interese en cada lugar. Puede que incluso hayan llegado al mismo Bios como activistas políticos e incluso a Nature, como facciones de fanáticos religiosos.

-No sé de Nature, pero en lo que respecta a Bios puedes preguntarle a Leval. - Comentó despreocupadamente su interlocutor quién no daba demasiada importancia a aquello. - Seguro que él sabrá algo…

-No, no lo creo. Y por ahora no deseo preocuparle. - Desestimó el joven. -

-Por cierto. ¿Cómo están mis hermosísimas nietecitas? - Quiso saber Ian, ahora con mucho más interés. -

-Muy grandotas y comiendo a dos carrillos. - Rio Mazoui ahora, también con jovialidad. -  Pásate por casa a verlas. Tienen ganas de estar con su abuelo.

-Sí, espero poder hacerlo pronto. Tanta junta y tanto lío a todas horas. - Suspiró el magnate apagando su cigarro al fin. - ¿Qué tal la próxima semana? Te prometo que anularé cualquier cita que tuviera.

-No prometas cosas que no puedas cumplir.- Le advirtió afablemente su contertulio que ya se sabía aquello por ocasiones anteriores. -

-Tienes razón.- Admitió Ian, reformulando aquello con tono desenfadado.- Intentaré escaparme por unas horas. ¿Te parece mejor así?



            Su yerno asintió, en eso quedaron. Obviamente no era porque el magnate no deseara dejar de lado sus múltiples obligaciones, aunque solamente fuera por unos breves momentos. Sobre todo para ver a su familia. Y es que Masters disfrutaba muchísimo con las dos crías. Aunque todavía eran muy pequeñas, pero ya comenzaban a caminar y le hacía mucha ilusión verlas en aquellos primeros y algo dubitativos pasos. Entre tanto, en casa de los Malden, en Bios, Asthel ya correteaba y sus padres se plantearon el mandarle a una guardería. Tras obtener su doctorado, Amatista se ocupaba de la dirección del instituto de Bios para la supervisión del ecosistema. Su amiga la doctora Wallance, ahora más conocido como doctora Lassart, era la jefa de la sección de microbiología planetaria y Leval era el supervisor de una de las bases más importantes de ese mundo. Desde luego que los Malden no podía quejarse a efectos profesionales. En cuanto a su vida familiar, aconsejada por Idina, la pareja pensaba que ya era hora de comenzar a relacionar a su hijo con otros niños de su edad. En el planeta Bios ya se había formado una próspera colonia y la población había aumentado de forma considerable. En este tiempo era como una ciudad pequeña de cualquier parte de la Tierra. Otros pequeños asentamientos se habían creado y el planeta se había cartografiado vía satélite. De eso se ocupaban también las fuerzas armadas destacadas allí. Lo que daba mucho trabajo. Así pues, Leval, como tantas otras veces llegó de la base cansado, había visto a Coraíon en una reunión con las autoridades civiles y se lo contó a Amatista que le estaba dando la cena al pequeño.



- Me he encontrado con nuestro primo…me ha dado recuerdos para ti y para Asthel.

-¡Qué bien!,- exclamó su esposa que preguntó interesada. - ¿Cómo están?, ¿siguen igual? ...ya sabes, últimamente he visto a Sandy muy deprimida, apenas habla.

- Sí. - Asintió Leval algo apenado para comentar. - ¡Pobre chica!, Coraíon me ha dicho que las cosas cada día empeoran más...ningún tratamiento ha dado resultado.

- Pero, ¿no había intentado la fecundación in vitro? - Preguntó Amatista atónita. - Eso debería funcionar.

- Su cuerpo rechaza sus propios óvulos fecundados, - le explicó su marido no sin asombro cuando declaró. - Es una cosa muy rara. El primo me ha contado que ni los propios médicos lo entienden.  Y hasta la propia Sandy que es una experta en temas como esos se vuelve loca. ¡Es algo insólito!

- Yo tampoco lo comprendo, - aseveró Amatista con visible desconcierto y pesar. -  Ella es una chica sana. Nunca tuvo ningún problema y hace tiempo me dijo que se hizo análisis y que no le salió nada anormal. Pese a ser medio diablesa.

- Necesita una amiga con la que hablar, no estaría mal que fueras a verla...- le aconsejó Leval y su esposa asintió. – Si puedes mañana…



            En ese instante el pequeño Asthel habló sorprendiendo a sus padres…les hizo una pregunta al escuchar la conversación.



- ¿Tita Sandy está triste?

- Solamente un poquito, cariño. - Le sonrió su madre con un ademán tranquilizador, incomodada por haber hablado tan claramente delante del pequeño - no te preocupes...

- Yo quiero ir a verla...así la pondré contenta. - Pidió el niño. - Quiero ir contigo, mami…



            Leval y Amatista se miraron sin saber que decir. Al fin, ella sonrió a su hijo y le dijo que sí. Luego llamó por teléfono para avisar a su amiga, no quería ser inoportuna...



-Bueno, espero que conteste. - Suspiró en tanto tecleaba el número. - Lo mismo ha salido.



          Sin embargo, Sandy estaba en su casa, tendida en el sofá, no tenía ganas de ver a nadie. Coraíon había intentado animarla, pero ella no le había hecho ningún caso, se encontraba cada vez más hundida. Ni su propio padre sabía qué hacer para alegrarla. ¿Por qué a ella? Con todo lo que ya había sufrido, ahora que por fin había encontrado al hombre de su vida. Con lo que deseaba tener un hijo, darle un bebé a Coraíon, hacer abuelo a su padre, y sobre todo ser madre. Recordó su boda, antes de la ceremonia le dijo a la madre de su todavía prometido que, de tener un niño, le llamaría Granate, como el hermano pequeño de Coraíon, el hijo que Petz perdió. Eso emocionó mucho a la madre de su entonces futuro marido. Luego le prometió a su padre que, de tener una niña, la llamaría ILaya como su madre. Pero desgraciadamente no había podido cumplir su promesa para con ninguno de los dos. Tras la boda y la Luna de miel, al principio ni ella, ni su esposo tuvieron prisa por tener hijos por sus trabajos. Al fin, después de un año de casados se decidieron, pero Sandy no quedaba embarazada. Fueron a médicos que les dijeron  que no encontraban nada raro. Su marido también se sometió a unas pruebas para saber si era fértil y sí que lo era. El problema tampoco estaba en él. Sandy se sentía frustrada, pensaba que Coraíon tarde o temprano se cansaría de esta situación. Él tenía mucha ilusión en ser padre. La única solución que les quedaría era una madre de alquiler, pero Sandy no quería llegar a eso. Le daba mil vueltas y llegó a pensar que quizás al ser un híbrido de dos razas tan diferentes no estaría capacitada para dar a luz. ¡Cómo las mulas!, se decía a sí misma con amargura. Después de todo, con la de veces que, siendo adolescente había hecho el amor sin precauciones, incluso con seres de su misma condición, nunca se había quedado embarazada. Por aquel entonces lo agradeció, aunque ahora eso era una terrible y dolorosa realidad.



-No lo entiendo, no lo puedo comprender. - Pensaba una y otra vez. - ¿Por qué?... ¿Por qué me tiene que estar pasando esto?



El vídeo teléfono sonó chillón y la sacó de sus pensamientos, la pantalla se encendió y vio que se trataba de Amatista. Sandy no había ido a trabajar en los últimos tres días, tenía una fuerte depresión. A pesar de ello era la directora de la sección de investigación microbiológica y ambiental del planeta. ¡Menos mal que su amiga la había cubierto por esos días! aunque a ella no le importaba ya demasiado su carrera. Esa carrera por la que tanto había luchado le parecía ahora algo anodino en comparación con su deseo de ser madre. No quería trabajar puesto que no se centraba en sus tareas, tampoco tenía ganas de hablar, pero se esforzó por no hacérselo notar a su amiga, esbozó una sonrisa forzada y escuchó.



- ¡Hola Sandy! - saludó Amatista con el tono más jovial que pudo. - ¿Estás mejor de tu catarro?



Ésta había alegado un fuerte resfriado para no ir a trabajar, aunque su amiga sabía de sobra que eso no era cierto. Sandy era consciente de eso. Sobre todo, habida cuenta de que jamás había tenido un resfriado en toda su vida, debido precisamente a su condición biológica.



- Hola...estoy mejor, gracias, aunque todavía estaré unos días más de baja. - Mintió preguntando después. - ¿Qué tal estáis vosotros?

- Muy bien y con muchas ganas de verte. Asthel quiere visitarte para que te pongas buena... ¿verdad cariño? - Subrayando sus palabras, levantó a su hijo para que saliera por el vídeo teléfono al tiempo que le pedía con un cariñoso tono. - Dile hola a la tita Sandy.



            El pequeño, con sus graciosos mofletillos y su suave y abundante pelo castaño, la miró con expresión alegre en sus ojos violetas.



- ¡Hola tita Sandy! No estés triste. - Dijo Asthel agitando una de su manitas para asegurar con entusiasmo típicamente infantil -...yo te curaré...

- No te preocupes. - Sonrió ésta ahora con un poco más de ganas para responder. - Gracias cariño, pero ya estoy mejor. No te preocupes...

- Vamos a ir a verte - le comentó Amatista que añadió con algo de prevención. - Si no te importa claro.

- No creo que sea una buena idea…yo...- Sandy no pudo seguir, no podría evitar ponerse a llorar y no quería hacerlo delante de su amiga y menos aún del pequeño. - Tengo que colgarte, me llaman a la puerta...- evidentemente era mentira, la primera disculpa que pudo inventar.  -

- Claro - asintió Amatista haciéndose cargo, aunque sabedora del trance tan amargo por el que pasaba la pobre chica, agregó con tono animoso. - Mañana iremos a verte. A las diez, no tengo turno. Asthel también irá, luego le llevaré a la guardería. ¡Ya verás cómo te sentirás mejor! Hasta mañana. – El crío saludó muy contento, despidiéndose otra vez con la manita y Sandy le devolvió el saludo esbozando una falsa sonrisa. -



         Cuando apagó el vídeo teléfono la angustiada chica rompió a llorar. Estaba muy entristecida, más ahora que veía al hijo de su amiga, ¡el niño que nunca podría tener! Su corazón estaba dividido, por un lado, no quería ver a nadie, prefería estar sola, sin amargar a otros con su desesperación. Pero, por otra parte, necesitaba imperiosamente el cariño de sus amigos y también el poder estar junto a ese niño tan maravilloso, en el que siempre había percibido un aura muy especial de bondad y consuelo. De todos modos, estaba segura de que, en esta ocasión, ni siquiera el pequeño podría animarla. Pero afortunadamente para ella, Asthel sabía mucho más de lo que por su corta edad podría pretenderse y él no iba a dejar que Sandy estuviera triste ni sufriese por más tiempo.



 

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