martes, 8 de marzo de 2011

GWT 34.186. Injusta decisión


Las chicas madrugaron. No les fue difícil, estaban tan excitadas y deseosas y al tiempo asustadas, por que llegase ese gran momento que apenas si pudieron dormir. Al menos les vino bien. Tuvieron tiempo de sobra para ducharse y prepararse. Después acudieron a  desayunar con el resto de las participantes.



-La comida está deliciosa.- Comentó Crista, dando buena cuenta de una tostada con mermelada y algunos bollitos de chocolate, todo bajo en calorías.

-Se supone que las modelos se tienen que cuidar. Eso me ha dicho siempre mi abuela.- Comentó despreocupadamente Maray en tanto se comía un croissant con unas fresas, acompañado de algo de jamón.-

-¿Tu abuela?- Se sonrió su amiga entre atónita  y divertida.-



            Su compañera se dio cuenta de que casi había metido la pata. Sonriendo azorada enseguida añadió.



-Sí, desde pequeña le contaba a ella y a mi madre que quería ser modelo. Me decían que tenía que dormir mucho y comer bien para crecer.

-¡Y por lo visto les hiciste caso! - Se rió Crista preguntando divertida.- ¿Acaso saben de moda?

-Bueno, algo sí.- Pudo replicar la apurada Maray que, no deseando mentir, agregó.- Aunque mi madre es científica.

-Entonces no creo que le haga mucha gracia que te presentes, ¿verdad?- Comentó Crista apagando un poco su ánimo.-



            Y antes de que su amiga pudiera responder, la otra muchacha agregó.



-A mis padres no les gustaba la idea. Y menos cuando les dije que no quería dedicarme a estudiar para ir a la universidad, sino para ser modelo.

-¿Y al final les convenciste?- Quiso saber Maray.-

-Sí, bueno, cuando vieron que iba en serio.- Asintió la interpelada.-

-Seguro que cuando hagas un estupendo papel en este certamen estarán muy orgullosos de ti.- La animó su interlocutora.-



            Su amiga asintió, deseando aquello. Y las dos se prepararon tras terminar el desayuno. Durante las horas que siguieron hasta la gala final, tanto Maray como Crista repasaban una y otra vez sus pasos, su maquillaje e incluso sus sonrisas. Ambas estaban decididas a hacer un buen papel, ¡y por qué no!, ganar si podían. Ahora que habían logrado llegar hasta aquí, no les parecía ya tan imposible. Apenas sabían nada del resto de las chicas que competían, pero las otras tampoco las conocían demasiado a ellas así que estaban en paz. Tras la hora del almuerzo el tiempo pasó mucho más rápido de lo que se podría esperar y el tan ansiado momento llegó. Se abrieron las puertas del gran recinto donde se iba a celebrar el certamen. Las entradas costaban bastante carillas pero a toda la familia le había merecido la pena ir. Esmeralda aguardaba con rostro sereno y sonriente, confiaba mucho en su nieta. Por su parte Amatista le preguntaba con insistencia, de forma más incrédula.



-¿Pero de verdad crees que tiene posibilidades de ganar, mamá?...

- Deja ya de preocuparte tanto, claro que las tiene,- aseguró la interpelada que le expuso convencida. – Yo misma la he enseñado a desfilar. La chica tiene talento y además su estilo es muy similar al de Mirna, la presidenta del jurado, que es una de mis modelos...

- Pero no debes decirle nada.- Le pidió Amatista afirmando convencida  - a Maray no le gustaría ganar de esa manera...

-¿Por quién me tomas, hija?,- replicó Esmeralda algo sorprendida y molesta para asegurar. - Mirna no sabe quien es  y no lo sabrá hasta que acabe el certamen. Al igual que tú, quiero que lo que consiga lo logre ella sola. Además, lo importante aquí no es ganar, es que vaya aprendiendo y se comience a labrar su propio camino y eso ya lo está consiguiendo.- Sentenció con orgullo. – Que compruebe por sí misma lo duro que es este mundillo. Y lo que hay más allá del glamour y las cámaras. No todo son posados agradables y agasajos, hay cosas muy feas que tiene que conocer antes de decidirse.

-Sí, supongo que algunas tiene que vivirlas. Por mucho que se las expliques, no es lo mismo a experimentarlas.- Convino su hija.-

-Así es. Como cierta muchacha adolescente que yo conocía hizo. Aprender de la experiencia.- Se sonrió Esmeralda.-



            Amatista asintió bajando la mirada. Estaba claro por quién iba eso. Y también se tranquilizó con las palabras de su madre. En eso le daba toda la razón. En cualquier caso se sentía muy orgullosa de su hija, se daba cuenta de que en todo este tiempo habría trabajado muy duro. Para llegar hasta ahí o su exigente abuela jamás se lo hubiera permitido. Ahora se arrepentía de su inicial oposición. Pero le enfadó mucho eso de enterarse a las vísperas, y quizás su madre estaba asimismo en lo correcto en lo referente a aquello, había cosas del pasado que la muchacha creyó resueltas. No obstante, las tenía clavadas muy hondo dentro de su corazón y ahora habían salido a la luz. Se alegraba de habérselo dicho a sus padres al fin.



-Me he quitado un gran peso de encima. Y sí, he sido injusta con mis padres.- Admitió.-



            Por otro lado conocía bien la reputación de su madre y también por experiencia propia en otros órdenes de la vida sabía que Esmeralda era una estricta profesora. Si ella le decía que Maray tenía posibilidades así sería. Sólo podía desearle a su niña lo mejor.



-Bueno, espero que no se ponga muy nerviosa. Ella es demasiado tímida. Sería una pena que no pudiera demostrar todo lo que vale. - Se decía Amatista con cierta preocupación.-



El público abarrotaba ya el recinto. Antes del comienzo de la ceremonia el presidente en persona de Bios dirigió unas palabras al selecto auditorio. Aunque nada más empezar resultó ser lo que Leval se temía. El tipo, bien trajeado y con una gran sonrisa, comenzó a desgranar su discurso.



-Damas y caballeros, es para mí un gran honor declarar abierto este magnífico certamen para elegir a la primera Señorita Bios. Será sin duda un momento memorable que pasará a la historia de nuestro joven mundo. De entre chicas venidas de todo el planeta, auténticamente biosanas, elegiremos a nuestra representante. Y no solamente será bella, tendremos a una muchacha con talento en todas las artes, canto, baile, desfile en pasarela y un sinfín de habilidades más que ustedes verán. Pero sobre todo, será la prueba de que nuestro mundo ha madurado. Sí, compatriotas biosanos, ya somos mayores de  edad y no necesitamos ser dirigidos. Los habitantes de Bios tenemos el derecho y el deber de marcar el rumbo de nuestro destino. ¡Qué mejor prueba que este certamen! Muchas gracias y que disfruten de la gala.



Hubo bastantes aplausos a ese discurso para disgusto de Leval que le comentó a su esposa y a su suegra.



-¿Lo veis? Le ha faltado tiempo a ese tipo para arrimar el ascua a su sardina. Casi podría haber declarado la independencia.

-Leval, ese tipo es un político. Eso es lo que suelen hacer siempre. Aprovechar cualquier foco para lanzar sus consignas. – Replicó Esmeralda.- No le des más importancia.



La veterana diseñadora daba la impresión de que aquello no parecía preocuparle lo más mínimo, pese a que otra llevase por dentro al recordar las palabras de su esposo y su conversación con él de hacía unos días, referente a los acontecimientos terrestres.



-En este caso creo que mi marido tiene razón, mamá. - Pudo decir Amatista que sí estaba visiblemente inquieta por el giro de los acontecimientos en su mundo de adopción. – Espero que no hagan bandera de esto y que dejen a las chicas tranquilas.

-A juzgar por lo que me ha contado Mazoui, las cosas están empezando a complicarse. – Terció Diamante que, ante el gesto de sorpresa de Roy y Bertie que estaban cerca, les contó lo sucedido en la Tierra. –

-¡No puede ser! – Exclamó su consuegra mirándole atónita - ¿Estás seguro de eso?

-Sí. Mazoui no pudo ser más claro. Y me ha dicho que ellos también tuvieron problemas. Ya sabéis todos lo de su hermana. A ella también le salpicó la polémica.



Bertie y los demás escucharon visiblemente preocupados. Hacía ya más de un año que se supo. Kathy, había ingresado en una clínica para desintoxicarse. Como era bastante famosa se armó un buen revuelo, y en una entrevista que concedió confesó su adicción y su deseo de curarse. Como de costumbre eso tuvo reacciones contrapuestas, desde los que la aplaudían y felicitaban por su coraje y el valor de decirlo públicamente para tratar de ayudar a otros, hasta los que la descalificaron como hipócrita y la acusaron de ser una mala influencia, sobre todo para la juventud. Tania Spencer, una famosa periodista, discípula en su día de la propia Katherine, la entrevistó. Pese a tener fama de reportera mordaz en este caso fue muy cariñosa con su antigua mentora y la ayudó ante las cámaras. Sobre todo cuando la entrevistada trataba de no derrumbarse. Aquello fue transmitido al planeta entero. Todos lo recordaban. Kathy ocupaba un sofá sentada frente a la entrevistadora que, con gesto amable y tono suave le preguntó.



-¿Por qué ahora? ¿Cómo te has decidido a dar este paso?



            Y tras tragar saliva y sonreír trémulamente, la interpelada pudo replicar.



-Por mi propio bien. Me he dado cuenta de que, al final, nos tenemos a nosotros mismos y a los que nos quieren. Durante los años que llevo en la profesión he hecho muchas cosas, he trabajado mucho, y a veces solamente podía seguir ese ritmo agotador con esas ayudas extras…

-Pero sabes que hay gente que podría pensar que eso es, en cierto modo, hacer trampas.- Inquirió Tania.-

-Lo sé y lo comprendo.- Replicó Kathy con voz queda, llena de introspección.- Y en cierto modo tienen toda la razón. Pero no es algo que hagas premeditadamente. Se empieza muy poco a poco. Te crees que puedes dejarlo cuando quieras, pero…bueno, al final, no es así…



            Su interlocutora la miró no sin lástima, parecía librar una lucha interna, como si lo próximo que fuera a preguntar le resultase muy enojoso, empero, como buena profesional que era, tuvo que hacerlo.



-Katherine, sabes lo mucho que te aprecio. Has sido mi mentora y el espejo en el que me miré cuando empezaba. Fuiste tu quien me dio mi primera gran oportunidad. Y jamás podré agradecértelo lo bastante.- Pudo decir casi justificándose para finalmente afirmar.- Pero, también me enseñaste a ser profesional, Por eso ahora, aunque no me guste debo cumplir con mi papel de entrevistadora. Sé que tú mejor que nadie lo comprendes. Y me veo en la necesidad de preguntarte esto. ¿Qué les dirías a todos los que te han acusado de hipócrita y de mal ejemplo para la juventud?



            La interpelada la miró, pero no pareció molestarse, sin embargo fue capaz de sonreír, aunque apenas sí pudo contener las lágrimas cuando con tono emocionado balbuceó.



-Yo…yo…bueno, es cierto que no soy el mejor ejemplo a seguir, al menos en esto…Tania…por eso quiero curarme. ¿Sabes? Deseo dejar todo esto atrás. ¡Quiero salir, yo sólo quiero salir!…- Repetía la desdichada Katherine que movía la cabeza entre sollozos al remachar, casi con tintes de súplica.- Solamente puedo pedir a todos lo que estén viendo esto… ¡por favor, tened mucho cuidado! No cometáis el mismo error que yo.



            Su interlocutora no pudo evitar emocionarse a su vez, por buena periodista que fuera y por muy dinámica e incisiva que fuese su estilo ahora no tenía ante sí una mera noticia. Aquella era una mujer que estaba sufriendo mucho y que tuvo el valor de salir al mundo y confesar aquello. Y que sobre todo, era su amiga, la según ella misma acabada de reconocer, le había ayudado en sus comienzos dándole una oportunidad y le enseñó a no rendirse nunca. Desde luego ese sacrificio, incluso esa humillación pública a la que se veía sometida, tenía también el propósito de disuadir a muchos de los televidentes de caer en algo similar. Tania le dio las manos a su amiga y dijo, dominando a su vez con gran dificultad sus propias emociones.



-Ante mí veo a una mujer muy valiente. Siempre lo fuiste, en tus reportajes, en tus actuaciones para concienciar al mundo sobre los problemas, las injusticias y los males que lo aquejan. Ahora estás haciendo el máximo sacrificio que se podría hacer. Tu denuncia versa sobre ti misma. Si te sirve de algo yo nunca podría considerarte una hipócrita como algunos dicen. Al contrario, aplicas lo que crees hasta las últimas consecuencias. Quieres denunciar algo tan terrible como el drama de las drogas incluso sacrificándote ante todos, siendo tú misma el objeto de tu propio reportaje. Admiro tu entereza y tu dignidad.- Pudo rematar con la voz quebrada ya por la emoción.- Dios te bendiga, Katherine.



            El público del plató estalló en una gran ovación en tanto las dos comunicadoras se abrazaron. Tania ya no pudo evitar alguna lágrima cuando le deseó a su entrevistada y amiga.



-Seguro que lo conseguirás. ¡Ánimo Kathy! Te emplazo a que vuelvas cuando estés recuperada del todo y nos lo cuentes.

-Lo haré…te lo prometo.- Fue la emotiva réplica de su llorosa colega.- Gracias…



Y ese programa acabó y Katherine efectivamente luchó mucho por recobrarse. Con la ayuda de familiares y amigos lo logró. Pero hubo otra cosa más, algo al margen de lo que pensase la gente sobre los problemas con las drogas de Kathy. De hecho, Mazoui le contó a Diamante que, en el transcurso de la recuperación, al margen del de su familia, su pobre hermana tuvo siempre el apoyo de Minako, la princesa de Venus.



-Kathy me lo contó todo, incluso pudimos verlo dado que un operador de cámara que iba con ellas dos lo grabó.- Les explicó Mazoui…



Se refería a que, entre otras cosas, las dos juntas visitaron un centro donde otras personas se recobraban de sus adicciones.



-Vamos, debes ser valiente.- Le pedía Minako a su ahijada.- Tú eres una mujer fuerte…

-Lo sé, pero es duro… enfrentarme a esto así.-Repuso su contertulia, quien además, añadió con inquietud, pero esta vez no tratándose de ella misma.- Y ya sabes lo que dicen. Hay grupos de gente a los que no les gustáis nada las princesas, ni los soberanos. Te arriesgas mucho viniendo aquí.

-Bueno.- Se encogió de hombros su compañera para sentenciar.- No puedes gustar a todo el mundo. Aunque en nuestro caso eso suene casi a herejía. ¡Ja, ja!



Pese a las circunstancias Kathy tuvo que sonreír, desde luego su madrina seguía pareciendo una preciosa joven de largos cabellos rubios y unos grandes ojos azules. Siempre simpática y jovial, incluso dando la impresión a veces de ser una niña con ese clase de comentarios. No obstante, sabía que posiblemente encontrarían muestras de rechazo de aquellos que se oponían a los soberanos. Sin embargo, lo que nadie se podía esperar es que ambas fueran increpadas por un grupo de radicales que no solo le echaban en cara a Katherine sus problemas con sustancias adictivas. También la acusaban junto con Minako de ser “inmortal”, en alusión a la gran esperanza de vida y a la aparente eterna juventud que lucían las nativas del Milenario de Plata. Un grupo de policías que las escoltaba tuvo hasta que intervenir, cuando, a las puertas del alberge juvenil al que iban, bastantes agitadores las insultaban.



-¡Fuera de aquí, zorras! Volveos a vuestros lujosos palacios, a seguir viviendo del cuento.- Gritaron algunos.-

-No queremos que vengáis aquí a lanzarnos ninguno de vuestros sortilegios. ¡Malditas lunáticas! - Las increpaban otros.-

-Mucha larga vida pero no dais nada a la gente con que vivirla. ¡Elitistas hipócritas!- Abucheaban también.-



            Katherine observaba aquello visiblemente nerviosa e indignada. Tenía que morderse la lengua, tampoco podía responder, no ganaría nada. Minako en cambio no perdía su sonrisa ni la serenidad en su semblante. Era como si todo eso no fuera en absoluto con ella. Y además le decía a su inquieta ahijada.



-No hagas ningún caso. El objetivo de nuestra visita es animar y confortar a quienes lo necesitan. En ningún caso responder al odio con odio. Sencillamente ellos no saben lo que dicen.



Y de este modo prosiguieron adelante. Incluso sufrieron un intento de agresión, pero salieron indemnes gracias a la seguridad y su propia destreza. El acto continuó como si nada hubiera pasado y la ciudad de San Diego donde se estaba celebrando redactó una nota pidiendo disculpas a las ilustres invitadas. Se detuvo a los culpables, pero como ninguna de ellas quiso denunciarles, se les soltó a los pocos días sin cargos.



-No me gusta, no me gusta nada. – Suspiró Idina que también estaba sentada cerca, tras oír aquello. – Las cosas en la Tierra parece que cada vez van a peor.

-Bueno, no pensemos ahora en ello.- La animó su esposo. –

-Sí, tenemos que animar a Maray. – Convino Cooan dirigiéndose a la familia de su hermana. – Seguro que la niña lo va a hacer muy bien.

-Estoy convencido de ello. Yo estoy orgulloso igualmente, no importa en qué puesto quede. Ya el mero hecho de superar sus miedos, salir ahí ante tantas personas y mostrar su talento es digno de encomio. -Afirmó Leval con el asentimiento de Roy que miraba con expectación al escenario. –

-Así se habla, hijo.- Convino el veterano ex jugador de baloncesto y entrenador, sentenciando.- Verás como la niña no nos defraudará. Es una Malden.



Bertie, sentada junto a su esposo, asintió. Así como el resto. Todos estaban convencidos de eso. Y es que ya únicamente faltaba media hora para empezar, dentro de poco tendrían la solución. Maray por su parte estaba terminando de ponerse las medias que acompañaban a su traje de noche, la presentación sería con él. Estaba apartada en un rincón ultimando sus preparativos. Notó que alguien se acercaba, era ese señor del pelo canoso, el viejo verde. La muchacha se sintió un poco incómoda pero tuvo que sonreír al ser saludada por él, después de todo era un miembro del jurado.



-¿Qué tal?...Aguardando la hora...- le preguntó Horace que se acercó a ella a muy pocos centímetros. -

- Sí, estoy terminado de arreglarme...- repuso Maray con su sonrisa forzada. –



            Ese hombre estaba invadiendo de forma descarada su espacio, sin embargo la joven optó por no hacer nada que pudiera ser calificado como brusco o descortés. Pero desgraciadamente aquello no quedó ahí…



- Eres muy guapa y desfilas muy bien, nos has impresionado a todos, seguro que podrías ganar.- Le susurró él que,  con total descaro,  puso una de sus manos sobre una rodilla de la joven que se sintió muy envarada y el viejo, no satisfecho con eso, añadió. - Si tú eres simpática...- se pegó a ella y trató de subir sus manos por el muslo de la chica mientras le jadeaba al oído. - Me gustan mucho tus piernas y tienes unos pies preciosos…cariño…seguro que viendo como bailas sabes usarlos muy bien.          



            Maray no pudo más, se levantó como un resorte de allí alejándose lo más deprisa que pudo de ese tipo que pareció sorprenderse.



-¿Pero, qué hace?...- chilló ella  sorprendida, asustada y bastante indignada a la par que incrédula. - ¿Me está pidiendo qué?...

- Si quieres ganar sólo tienes que ser complaciente,- le sonrió Horace con una mirada de complicidad añadiendo con tono más que lujurioso. - Ya lo sabes, no pido mucho, un apaño rápido...si no eres tú, otra lo hará...

-¡Es usted un cerdo!- contestó Maray incluso furiosa ahora - , no vuelva a tocarme.

- Piénsatelo- le insistió el viejo afirmando con tono de velada amenaza. - Este concurso es importante, puede que no se te vuelva a presentar otra ocasión como ésta.

-¡No me importa, prefiero dejarla pasar a hacer algo tan asqueroso!,- replicó la pobre muchacha que apenas podía dejar de temblar de enfado, estupor y repugnancia alejándose de él. -

-¡Peor para ti, necia!- Escupió Horace bastante enfadado, para sentenciar. - Será otra chica la que tenga la oportunidad de ganar…

- ¡Pues váyase a por esa otra y déjeme a mí en paz! - Espetó ella a punto de llorar. -

           

            Horace se alejó de allí enfadado por el despecho de esa muchacha. Ella, pasado ese momento de mantener su dignidad y entereza delante de ese tipo, se puso a llorar pese a querer evitarlo. ¡Quedaban sólo quince minutos para salir, no podía pasarle eso ahora! Se puso los zapatos como pudo, pues temblaba realmente muy trastornada por aquello. Por fortuna Crista se acercó a ella, la estaba buscando cuando escuchó sus voces. Al verla, enseguida corrió a consolarla con evidente inquietud.



-¿Qué te pasa Maray? ¿Por qué lloras?



            Entre los balbuceos del llanto su amiga le contó lo que había ocurrido. Crista la abrazó y le dijo que se tranquilizase.



- ¡Estoy horrible! - sollozaba Maray añadiendo con desconsuelo. - Se me tiene que haber ido el maquillaje. Además, ahora ese hombre estará en mi contra, no tengo ninguna posibilidad. Y nadie me creería si lo contase.

- No, no te preocupes por eso.- La animó Crista con gesto demudado pero tratando de impostar optimismo en su voz. - Ya verás como consigues quedar muy bien. ¡Vamos, anímate mujer! Ese tío es asqueroso, ya te dije que tuvieras cuidado.- Agregó con pesar y con rabia por lo sucedido a su amiga. -...

- Yo no hice nada,- repetía la todavía temblorosa chica  como si encima tuviera que justificarse. - Sólo me estaba arreglando cuando apareció y empezó a tocarme...

-¿Por qué te apartaste de las demás, tonta?,- le preguntó su amiga con voz suave, sin ningún ánimo de reprenderla y sí llena de pesar. -

- No me di cuenta de eso,- respondió su interlocutora - solamente buscaba un lugar para acabar de prepararme.

- Venga, pues vamos a arreglarte el rímel, y deja ya de llorar, mujer. Esos ojos se te van a poner rojos. ¡No seas tonta! Ha sido un mal trago pero no es para tanto. Si supieras tú la cantidad de moscones como esos que me he tenido que quitar de encima.- Remachó su compañera restándole importancia. Agregando para mayor pasmo de su interlocutora.- Además, era bien sencillo. Si quería que usaras los pies con él, haberlo hecho.

-¿Qué?- Pudo exclamar su compañera observándola con incredulidad.-



            Pero su amiga sonrió matizando sus palabras en tanto lanzaba una patada al aire.



-¡Haberlos usado así! Te aseguro que le habrías quitado las ganas…



            Su interlocutora asintió, Crista tenía razón. Incluso había logrado arrancarla una leve sonrisa tras ese comentario.



-Ahora no permitas que ese asqueroso se interponga entre tu sueño y tú. Has trabajado mucho para llegar hasta aquí.- La arengó.-



            Maray asintió. Finalmente hizo caso a su amiga y dejó de llorar. Ahora no podía derrumbarse, no iba a rendirse estando tan cerca de cumplir su sueño. Asintió nuevamente con más determinación. Su contertulia sonrió dándole un pañuelo para que se secara las lágrimas. En pocos minutos tuvo restablecido el maquillaje. Por fin llamaron a las chicas, era el gran momento. Maray respiró hondo para calmarse y rezó porque sus lágrimas no le hubiesen estropeado la expresión. Ahora tendría que esforzarse en sonreír. Pero debía sobreponerse. No quería hacerlo mal delante de todos, en especial no podía defraudar a sus padres y menos a su abuela Esmeralda…



-La pasarela, eso es lo único que existe.- Trataba de mentalizarse.- Solamente debo prestar atención a eso. Soy una profesional…



            Las chicas salieron a escena, las dieciséis alineadas y sonrientes. Leval señaló a su hija con patente orgullo y dijo a los otros con un tono más que entusiasta.



-¡Ahí está! Esa es Maray, ¡está preciosa! , seguro que gana ella.



Madeleine, que estaba sentada junto a Asthel, convino en ello con visible asombro al verla tan arreglada y luciendo ese hermoso traje de noche.



- Es cierto, ese vestido le queda muy bien. Parece mentira cuanto ha cambiado en tan poco tiempo.  ¡Está hecha toda una mujer!

-¡Ojalá que mi hermana tenga suerte! - Deseó en voz alta Asthel que no obstante miró a Maray y sintió que algo no iba del todo bien. – La necesitará. - Musitó.-



            Las chicas comenzaron con el concurso. Desfilaron en traje de baño y sport. Estaban a mitad de aquello, con Maray aproximadamente en el centro, cuando oyeron voces de mujeres.



-¡Basta,  ya es suficiente! Terminad con este repugnante acto machista.



            Y sin que nadie diera crédito a lo que estaba sucediendo tres individuas con los pechos al aire y pintarrajeadas invadieron la pasarela. Las concursantes se apartaron tan estupefactas y horrorizadas como el público.



-¡Seguridad!- Llamó Mirna.-

-¡Maldita ramera del hetero patriarcado!- Grito una entrada en carnes y de pelo rapado dirigiéndose a la modelo.-

-¡Sí!- Exclamó otra, más delgada, que iba casi cubierta por pintura roja.- Las que son como tú nos avergüenzan. ¡Te has vendido! Eres una esclava del machismo.

-No a la exhibición de mujeres como si fueran objetos.- Aulló otra, de pelo largo, que estaba pintada de azul y que movía obscenamente sus pechos, en tanto gritaba.- ¡Feminax, Feminax!



            El público estaba con la boca abierta. Esmeralda realmente horrorizada. Y su hija incluso más. Amatista ahora se arrepentía profundamente de los comentarios que le hiciera a su madre. Esas individuas eran una dementes. Eso no era feminismo, sino un lamentable y penoso espectáculo que amenazaba con arruinar ese día tan especial, tanto para Maray, como para las otras chicas que competían con ella. Movió la cabeza diciendo con incredulidad y pesar.



-No puedo creer que mi niña tenga que ver esto…¡Malditas idiotas!- Espetó tentada de levantarse y subir ahí a darles una paliza.- Les iba a enseñar lo que es bueno.

-Calma querida.- Le pidió Esmeralda con un aire bastante más tranquilo, susurrándole.- Esto no es nuevo para mí. Algunas de estas han atacado ya sedes de Modas Deveraux en la Tierra y en Nature. Con estas mismas acusaciones. Ya lo ves.

-Será que están enfadadas por no haber sido admitidas en el concurso.- Bromeó Roy pese a todo, diciéndolo en voz alta y arrancando algunas carcajadas incluso de sus amigos y personas cercanas.- ¡Hala chicas! Más suerte la próxima vez…



            Crista y Maray que estaban juntas se miraron tan perplejas como el resto. Las dos sentían mucho envaramiento en medio de esa situación tan enojosa. Aunque también tuvo su lado bueno. La afectada hija de Amatista pudo templar sus nervios anteriores y tener tiempo para superar ese mal trago del backstage. Ahora todo el mundo estaba atónito y podría comprenderse que las aspirantes se hubiesen puesto nerviosas. Por fortuna, los miembros de la seguridad redujeron a esas alborotadoras sacándolas de allí de inmediato. Al poco, fue la propia Mirna quién, sonriendo a las participantes con gesto tranquilizador , se dirigió al público.



-Damas y caballeros, en nombre de la organización les ruego disculpen este bochornoso incidente. Pero nada ni nadie va a arruinar este evento. En breves instantes las aspirantes proseguirán su pase. Tras el mismo, se hará una pausa de quince minutos para que puedan cambiarse. Muchas gracias.



            Así fue, las chicas, alentadas por la profesionalidad y el autocontrol de Mirna, hicieron lo que esa mujer había indicado. Esmeralda enseguida sonrió asintiendo con aprobación, para decirles a sus amigos y familia.



-Por eso, Mirna Lidle es una de mis mejores modelos y ayudantes. Sabe bien como encauzar situaciones difíciles.



Y así fue. La experimentada profesional, se tomó unos instantes para dirigirse a las chicas. Y con la atención de todas puesta en ella, les comentó.



-Ya lo veis, en esta profesión tenemos que estar preparadas para afrontar lo inesperado. Y, por si alguna pudiera estar pensándolo, esto no ha sido ningún truco de la organización, os lo aseguro. Cosas así suceden. Pero nuestra obligación es mantener la calma, la sonrisa y la profesionalidad. En el fondo me alegro de que haya pasado algo así. Ha sido una inmejorable clase práctica para todas, y una excelente oportunidad para que brilléis ahora más que nunca, rebatiendo lo que han dicho esas energúmenas.



Todas las jóvenes convinieron en eso, sintiéndose reforzadas y animadas por aquel improvisado discurso de Mirna. Así, al cabo de unos minutos, reanudaron el concurso como si nada hubiera sucedido, redoblando sus esfuerzos. Tras esa pausa de un cuarto de hora para cambiarse y volver, ya de traje de noche, hicieron otro pase con él mientras iban siendo presentadas una por una. Al llegar el turno de su nieta, Esmeralda sonrió, tan interesada como el resto. La niña lucía un precioso vestido blanco con bordes de satén dorados. Siendo presentada por la propia Mirna, quien leyó unas breves reseñas, al igual que había hecho hasta entonces con las otras participantes en tanto el público aplaudía.



-Con el número treinta y dos, Maray Malden, de la ciudad de Vitae. Edad quince años, un metro ochenta y cuatro de estatura, noventa y dos, sesenta y dos, ochenta y ocho…- Desgranó  con voz segura y animada, aquellas medidas de la muchacha.-

-Bueno.- Se sonrió Esmeralda, comentándole a su apurada hija.- Ya te supera en todo menos en el pecho. ¡La verdad, en eso no hay quien te gane, chérie!

-Mamá. Por favor.- Susurró ésta poniéndose colorada.-



            Aunque nadie les prestó atención. De hecho era Maray el foco de todas las miradas. Su amiga Claire estaba impresionada.



-Es realmente buena, tengo que tomar nota de cómo lo hacen ella y las otras.



            Pensaba en sus propias aspiraciones. Sus padres le habían asegurado que cuando acabase el instituto era libre de presentarse a uno de esos concursos y ella quería comenzar a prepararse. Para eso, nada mejor que no perder detalle de esa gala.



-¡Ánimo Maray!- Le deseó Claire a su amiga desde su asiento.-



            Aparentemente ajena a la atención que suscitaba, la aludida caminó con soltura, desfilando como su abuela le había enseñado, dio un par de vueltas sobre sí misma y volvió a la posición de espera, junto al resto de las compañeras que le habían precedido. Tras ser todas presentadas ejecutaron pasos de baile. Crista y Maray se miraban de vez en cuando dándose mutuos ánimos. No lo hicieron nada mal. En cuanto a moverse por la pasarela y ejecutar sus coreografías la chica también supo concentrarse en ello a la perfección. Le resultaba algo natural. Al acabar, les tocaba demostrar sus dotes para la canción, casi todas cantaron el mismo tema que para la prueba. Cuando le tocó a Maray, ya estaba más animada y aunque nerviosa sabía que debía darlo todo. Comenzó sin embargo un poco dubitativa, trataba de apartar la vista del jurado. Muy en especial de ese viejo tan asqueroso que la observaba con inquina y cuando pudo inhibirse de eso, cantó con mucho sentimiento, buscando con la mirada a su familia. A las personas a las que más quería. Una antigua canción de Robert Miles que ella misma había arreglado, inspirada y dedicada por y para todos aquellos que significaban algo importante en su vida y que parecía incluso que se adaptaba perfectamente a aquella situación. Pese a todo, tragando saliva y estando algo nerviosa, sus inicios fueron dubitativos. Más cuando miró de reojo al jurado observando a ese asqueroso. Pero a medida que comenzó a dedicar su atención al público las cosas comenzaron a mejorar…y su corazón tomó el control para cantar…



“El cielo no es siempre azul.

El sol no siempre brilla

Está bien desmoronarse a veces.



Yo no soy siempre tú

Tú no eres siempre yo

Está bien desmoronarse a veces.



Después de todo lo que se ha dicho y hecho

Uno en uno aún es uno

Cuando lloramos cuando reímos
Yo soy mitad, tú eres mitad



El corazón no es siempre verdad

Y yo no estoy siempre bien

Todos tenemos un corazón enfadado a veces
Después de todo lo que se ha dicho y hecho



            Claire abría la boca entre atónita y emocionada. Maray cantaba maravillosamente bien, pero escucharla le producía un sentimiento que incluso iba más allá de una simple canción. La conmovía profundamente.



-¡Es asombrosa! -Musitó con admiración.-



Después de todo lo que se ha dicho y hecho

Uno y uno aún es uno

Cuando lloramos cuando reímos

Yo soy mitad, tú eres mitad

Mira cuán lejos hemos llegado



Uno en uno todavía es..



Una luna, una, una estrella.

Amo el uno que somos

Un hilo, una línea

Quedémonos parados en el tiempo…

Y aquí elevó entonces el tono con una potencia realmente prodigiosa que asombró a todos, miembros del jurado, participantes y público…hasta diríase que su cabello refulgía en tonos inmaculados. Posiblemente producto del reflejo de los focos.



Una luna, una, una estrella.

Amo el uno que somos

Un hilo, una línea

Quedémonos parados en el tiempo.

Que corre por nuestras vidas…



Y cantaba con tanta candidez y suavidad, girando sobre sí misma al compás de la melodía, con gráciles pasos de baile, repleta al tiempo de fuerza y amor por los suyos, que emocionaba incluso a algunas de las otras participantes. La misma Crista no podía evitar que le asomara alguna lágrima. Y por supuesto que la propia Amatista fue incapaz de no llorar de pura emoción y orgullo. Su hija estaba ahí delante de tanta gente ofreciendo lo mejor que tenía. A pesar de su timidez. Luchando por cumplir sus sueños. Tal y como ella misma hiciese hacía ya tanto que le parecía una eternidad.

-¡Mi niña, mi pequeño ángel! - Suspiró la ex cantante de las Justices, notando como las lágrimas le rodaban por ambas mejillas.-

Lo mismo le sucedía a Leval. La canción que interpretaba Maray les traía muy buenos recuerdos, de cuando ellos eran así de jóvenes y estaban llenos de proyectos e ilusiones. Igual ocurría al resto de los asistentes. Sobre todo a la familia. A Esmeralda, a Diamante, a Roy y Beruche. Ninguno pudo impedir que las lágrimas les resbalasen por las mejillas recordando sus propias vidas. Todo lo que habían luchado y sufrido. Las pruebas que habían debido de superar. Incluso a los amigos y seres queridos que habían quedado en el camino. Todo para llegar aquí, a este mismo momento…

Una luna, una, una estrella

Amo el uno que somos. Un hilo, una línea

Quedémonos parados en el tiempo.

Que corre por nuestras vidas…



Y Asthel, aunque algo más sereno mientras escuchaba a su hermana sentía algo también. Era una sensación muy potente y clara. Aquella canción rendía homenaje a todos y cada uno de ellos. Subrayando sobre todo la unión y el amor que entre todos se profesaban. El joven podía percibir que aquello se trataba de una señal. Parecía ser el único que veía como Maray brillaba con un inmaculado resplandor, elevando sus cabellos en la brisa como si estos estuvieran ralentizados en el tiempo, en tanto abría los brazos como si deseara abrazarles a todos cuando estaba terminando su actuación. Entonces supo lo que eso significaba. Toda una época se cerraba y las cosas desde ahora iban a ser distintas, se acercaba la conclusión.



-Sí, mi querida hermana…Ahora sé que todo está dispuesto para el acto final.- Meditaba Asthel en tanto sonreía.- Ya estás preparada, al igual que yo, para comenzar con tu misión. Únicamente restan nuestros compañeros.



Después de todo lo que se ha dicho y hecho

Uno en uno aún es uno

Cuando lloramos cuando reímos
Yo soy mitad, tú eres mitad

Mira lo lejos que hemos llegado

Uno en uno  es aún uno…

Oooohh”

                                                          

(Robert Miles, One in One crédito al autor)



            Por su parte los jueces habían estado escuchando muy atentamente. Mirna estaba encantada con Maray, solamente su profesionalidad impedía que se emocionase escuchando a esa jovencita. Dudaba entre ella y otra chica rubia que también era bastante buena en todo.



-Esta chica número treinta y dos tiene algo, algo muy especial.- Musitó sin ser oída por sus compañeros.-



Así, cuando la actuación de  esa candidata  terminó, el público estalló en aplausos.



-¡Ha sido maravilloso! – Pudo decir Madeleine quien, con la voz quebrada, también se enjugaba alguna que otra lágrima.- No sabía que fuese capaz de cantar tan bien. ¡Me ha hecho llorar!

-Sí. Ha sido algo magnífico. Puedo asegurarte que mi hermana ha puesto su alma en esa canción. - Afirmó Asthel no sin razón. –

-Aunque no  la proclamaran vencedora del certamen es como si ya lo hubiera ganado, al menos para mí. ¡Mi nieta ha estado maravillosa! – Dijo una emocionada Esmeralda. – Muchísimo mejor de lo que incluso yo creía posible.

-Ha sido precioso, es como si hubiera resumido nuestras vivencias en esa letra. - Convino Sandy que no estaba lejos de ellas, con el asentimiento de su esposo e hijo – Escuchándola he sentido algo tan hermoso que no lo puedo describir…solamente una vez tuve ésta misma sensación.



            Entonces miró a Amatista y ella le devolvió la mirada sin comprender. Pero Sandy estaba segura. Únicamente cuando su amiga rechazara hacía ya tantos años a los seres del olvido, entrando en aquel increíble estado de trance, fue testigo de algo similar.



-Esa muchacha tiene un gran talento. – Afirmaba entre tanto Kenneth ante el asentimiento de su esposa -¿Verdad Mimet?- inquirió fijándose en su hija -



Aunque la interpelada apenas sí le escuchó, parecía la única inmune al encanto de aquella canción, incluso daba la impresión de haber estado distraída pensando en otra cosa.



-¿Mimet?- insistió su padre sacándola de sus pensamientos. – ¿No crees?

-Sí, papá. - Convino ella más por inercia que otra cosa para informar como era su costumbre. – Tiene muchos registros de voz, modula muy bien y sabe articular cuando canta.

-Es cierto cariño, pero sobre todo transmite mucho con su forma de cantar, pone el corazón en ello.  - Le dijo su emocionada madre, aseverando. – Eso no puede medirse…



Y Mimet asintió sin mucho convencimiento, ese era su problema. Aunque la canción le sonó muy agradable y hermosa ella no se emocionaba como la mayor parte del público. De hecho no podía comprender por qué su madre había derramado lágrimas, y no digamos los padres de Maray y sus abuelos. ¿Acaso la intérprete les había dañado los tímpanos con la fuerza de su voz? No lo creyó posible. Tampoco lo había hecho mal para que se avergonzasen de ella. Que ponía el corazón estaba claro, le habría latido a más pulsaciones para enviar más sangre debido al esfuerzo. Simplemente se encogió de hombros y continuó analizando sus particulares circunstancias. Sobre todo, a su mente acudía una y otra vez, esa reveladora conversación que mantuviera con sus padres…



-Nunca lo podré comprender, al menos como ellos lo hacen. - Meditaba la joven.- Si mi madre dice que no puede medirse, entonces. ¿Cómo poder valorarlo?



            La gente a su vez estaba conmovida e incluso algunos quisieron ver en esas estrofas la réplica al discurso del Presidente Lest. Una llamada a la unidad de todos, terrestres y biosanos, en un esfuerzo por alcanzar sus metas comunes de paz y felicidad. Desde luego el político no parecía por su parte muy complacido por ello, aunque aplaudía evidentemente como el resto. Aparentemente ajenos a los murmullos del público los miembros del jurado consultaron entre ellos. Tras la participación del resto de las finalistas comenzó el momento de la deliberación. La cosa parecía haberse quedado entre un grupo de tres o cuatro chicas. Entonces Horace, inconmovible, se apresuró a buscarle defectos a Maray.



- Esa chica es muy desgarbada, no me gusta su forma de andar, yo votaré por la otra.

- ¿Desgarbada? ¡Pero si es muy buena!- Objetó Mirna que no podía creer aquello - y tiene un estilo muy parecido al mío. Es más, me recuerda a mí misma cuando empezaba. – Confesó no sin sorpresa para exclamar. - ¡Ni que hubiésemos tenido a la misma maestra!, ¿qué opinas tú, Tim?



El interpelado, que era el señor entrado en kilos que completaba el jurado principal, respondió con tono dubitativo.



- A mí me cuesta decidirme, hay otra chica que tampoco está nada mal,... ¿qué pensáis vosotros?...

- Entre la treinta y dos y  la diecisiete.- Repuso Mirna - eso seguro.... ¿tú Horace?

- La diecisiete, - dijo sin pensarlo dos veces y mirando a Maray con una expresión vengativa  en tanto pensaba con regocijo. - Ya te lo advertí pequeña zorra. ¿De qué te sirve ahora ser tan buena? Debiste haberlo sido en el backstage…- Y agregó ahora en voz alta, tratando de rematar aun más la faena. - También me gusta mucho la cuarenta y cinco. Esa transmite mucha categoría y  es simpática. - Pensó de nuevo recordando que esa sí que le había hecho un rápido apaño. -

- Yo estoy entre la diecisiete, la treinta y dos y la nueve.- Terció Tim. - Pero como todos coincidimos en que nos gusta la diecisiete, creo que deberíamos darle el título a ella.

- Me parece justo, las otras pueden ser las dos primeras Damas de Honor,- propuso Mirna. -

- De acuerdo,- convino Horace que entonces declaró. - Yo apoyo la elección de la nueve como primera Dama de Honor. Y la cuarenta y cinco como segunda dama.

- Muy bien. - Acordó Tim que se inclinó rápidamente para no tener que pensárselo más, dándole la palabra a su compañera. - ¿Tú Mirna?

- Yo votaría por la treinta y dos para ser dama. Pero ya que estáis de acuerdo, por mí está bien. Eso sí, la treinta y dos es la que mejor canta y debe ser Miss Canción. Y hago constar que para mí sería mucho mejor segunda dama que la cuarenta y cinco.- Remachó con insistencia la modelo.-



Y es que Mirna mantenía un gesto de visible desconcierto. Cualquier podía ver que la cuarenta y cinco no estaba al nivel de la treinta y dos. Desde luego no acertaba a comprender como sus colegas no podían compartir esa opinión, pero ella estaba allí como invitada y no quería imponer su criterio.



- Creo que lo más justo sería repartir galardones,- repuso Horace con una falsísima expresión de generosidad, sin dejar de añadir. -Además, a mí me ha gustado mucho la cuarenta y cinco. Ha desfilado muy bien, tiene una sonrisa encantadora.......y unas piernas…y unos piececitos que sabe bien cómo mover bajo la mesa. - Pensó esto último esbozando una depravada sonrisa…-

-Está bien - suspiró Mirna afirmando. - Entonces todos de acuerdo, y la treinta y dos, será Miss Canción...Vamos a decidir los otros galardones…

           

            Horace estuvo de acuerdo, ésta vez para no despertar cualquier tipo de sospecha. Otro boicot contra esa chica iba a ser demasiado. Tim, en su línea habitual de no complicarse, votó de la misma manera que los otros dos. Luego decidieron los títulos de Miss Simpatía y Miss Holo visión. En esos dejaron que fuese la modelo la que llevase la voz cantante. Así estuvieron adjudicados todos los honores. Una vez concluida la deliberación y ante la tensa mirada de todos los presentes, Mirna se levantó y ejerció de portavoz del jurado. Esmeralda le comentaba mientras a Diamante que, por lo que había visto, Maray merecía ganar, o por lo menos que estaría muy reñida con la diecisiete. Así, comenzaron a escucharse los nombres de las elegidas. La modelo anunció.



-Miss Holovisión...la concursante número cinco.- Ésta una muchacha de pelo castaño corto, dio un respingo de sorpresa y alegría. - Miss Simpatía, la número veintisiete.-



Crista saltó de contenta y fue abrazada por Maray.



-¡Me lo han dado a mí, me lo han dado!- Repetía eufórica.-

-¡Enhorabuena!, - la felicitó cordialmente su amiga -¡sabía que lo lograrías!



Crista sollozaba de contenta, ¡al fin había logrado una mención!, eso le daría la oportunidad de aspirar al menos a un curso en la académia Deveraux. Pero las nominaciones ni mucho menos había terminado y Mirna siguió leyendo.



- Miss Canción, la señorita número treinta y dos.-



Maray se quedó perpleja al escuchar su número, señalándose en el pecho con una de sus manos sin poderlo creer, con la boca abierta fue abrazada a su vez ahora por Crista.



-¿Yo?- Era lo único capaz de decir entre asombrada y exultante.- ¡Soy yo!…



Y entre el público toda la familia aplaudía con entusiasmo.



-¡Le han dado un premio, no lo puedo creer! ¡Bueno sí! me refiero a que es algo estupendo. – Se corrigió inmediatamente Amatista ante la atención de su madre que visiblemente complacida le reprobaba afectuosamente con la mirada su poca fe. – ¡Mi hija ha ganado una mención!

- Y estoy convencida de que le darán aun algo más.- Afirmó Esmeralda henchida de orgullo. – Se lo merece…



            Y a partir de aquí, llegaba el momento cumbre, los tres premios principales del certamen. Mirna, como buena portavoz, sabía darle intriga al asunto. Con voz pausada y serena leyó.



- La Segunda Dama de Honor, la señorita número cuarenta y cinco.



            La interpelada saltó de alegría, miró a Horace y éste le guiñó disimuladamente un ojo, esto pasó desapercibido para el resto de la gente. Pero, apenas celebrado este premio, llegó el siguiente nombramiento.



- Como la Primera Dama de Honor, la señorita número nueve.- Desveló de nuevo Mirna.-



Otra chica que, al escucharlo, saltó de felicidad abrazándose a sus compañeras. Era esa tal Rita. Desde luego había que reconocer que no sería de trato demasiado fácil, sin embargo era una buena candidata bastante completa y experimentada. La decisión había sido a todas luces justa. Y llegó el momento más esperado de la velada. Con gran profesionalidad la portavoz dejó que transcurrieran algunos segundos para esta nueva celebración y después retomó la palabra con una sonrisa. 



- Y por fin, lo que todos estábamos esperando...



            Esmeralda tuvo entonces un pálpito y exclamó emocionada.



-¡Ay, a ella se lo van a dar a ella!

-¿Tú crees que le darán el título a nuestra nieta?,- preguntó Bertie también esperanzada. -



Su consuegra le hizo una seña para que se callase y susurró llena de expectación.



- Escucha....a ver, a ver...



            Nadie decía nada, no respiraba ni un alma entre el público, todos los presentes guardaban un silencio sepulcral ansiando conocer la respuesta. Mirna, consciente de ello, carraspeó ligeramente y abrió lentamente el sobre con el nombre de la ganadora. Conteniendo la emoción, la modelo sonrió ampliamente y finalmente declaró.



-Damas y caballeros. El título de Señorita Bios de ésta primera edición es para la señorita número....- pausa estilo Oscar de Hollywood  y se escuchó. - ¡Diecisiete! - Grandes aplausos y la número diecisiete, una chica alta y rubia llorando de emoción como mandaban los cánones, fue abrazada por todas y rápidamente coronada. - ¡Enhorabuena!



La familia de Maray se deshinchó un poco. Sobre todo Esmeralda que se quedó mirando hacia su pupila, la presidenta del jurado, con un claro gesto de desencanto.



- Esto no puede ser...Mirna debe de haber perdido vista. Ya vera cuando hable con ella. Le diré que vaya al oculista, necesita unas gafas graduadas. - Dijo realmente enojada. -

- Déjalo estar, Esmeralda,- le pidió conciliatoriamente Diamante, recordándole. - Tú dijiste que cualquier cosa que decidieran los jueces estaría bien.

- Sí, mamá,- convino Amatista algo desilusionada pero con serenidad, alegando. - Ellos habrán tomado una decisión según sus valoraciones, es una pena pero que se le va a hacer. Maray ha ganado el título de Miss Canción, eso era más de lo que nos esperábamos. Y tú misma dijiste que con estar aquí ya había logrado su propósito.



No obstante Esmeralda, cabezota ella, siguió en sus trece...



- Y no me desdigo. Pero no es por eso, es que no puedo creerlo. He visto a las otras dos damas de honor y no se pueden comparar con ella, y no lo digo porque sea mi nieta. Vale que haya ganado la diecisiete, esa si que es muy buena. Te dije que estaría reñido con ella y no me equivoqué.

- Es una pena, pero es la decisión del jurado y hay que aceptarla.- Intervino resignadamente Leval apenado también, pero muy orgulloso de su hija. -



            Y Roy terció jocoso, animando a todos como siempre.



-¿Pero de qué demonios estáis hablando?, para mí, mi nieta es la más guapa y la mejor de todas. ¿Qué importa lo que digan los jueces? ¡Vamos a felicitarla!

- Jamás pensé que diría esto. Pero Roy tiene toda la razón,- convino animadamente Diamante aliándose con su amigo y consuegro por una vez. - No es momento para darle vueltas Esmeralda, ¡hay que celebrarlo!

- Sí, en eso tenéis razón,- admitió la aludida esbozando al fin una sonrisa que despejaba su cara de enfado para confesar una vez más. - Estoy muy orgullosa, la niña me ha sorprendido. Lo ha hecho muy bien. Mejor incluso de lo que yo podía esperar para ser su primer concurso. Ha sido más que digna de una modelo de la casa Deveraux.



            Amatista sonrió con amplitud. Oir decir eso a su madre era el mejor cumplido que Maray podría esperar. Más importante todavía que haber ganado. Ahora no tenía dudas. Esa era la vocación de su niña y la apoyaría a cumplir con sus sueños.



-Sí, mi amor. Te comprendo muy bien. He sentido como has puesto tu alma en esto. No seré yo quien se interponga.- Se dijo llena de orgullo por su hija.-



            Así todos quedaron en ir a felicitarla. Aunque Mirna, ya junto a todas las galardonadas rodeándola, y tras la foto de familia, declaró para el auditorio.



-Como saben, mi mentora y directora de la casa Deveraux, que nos honra con su presencia como parte del público.- Comentó dirigiéndose a Esmeralda, que sonrió al ser enfocada brevemente por las cámaras. – Anunció su intención de patrocinar este concurso.



            Hubo aplausos para la veterana diseñadora que solamente entonces se dio a ver y subió al escenario para fotografiarse con las galardonadas. Eso sí, aunque discretamente, no dejó de guiñarle un ojo a su nieta, actuando por lo demás como si no la conociera. No obstante, se dejó escuchar también algún grito llamándola elitista o amiga de los lunáticos, que, muy pronto fue acallado por el resto de los asistentes con aplausos. Finalmente, ignorando aquello, Mirna prosiguió.



-Para la ganadora del certamen, la Señorita Bios, hay un contrato de un año para desfilar con la Casa Deveraux y un curso de formación durante todo ese tiempo.



            La modelo abrazó a la agraciada que no podía estar más feliz, entregándole un diploma acreditativo de aquello, Esmeralda se hizo una holofoto con la muchacha en cuestión.



-La primera Dama de Honor, tendrá un contrato de seis meses con la casa Deveraux y el equivalente en un curso de formación.- Anunció Mirna.-



            Una vez entregó el consiguiente documento acreditativo a la afortunada, ésta sonrió ampliamente mostrándose desde luego mucho más simpática. Sobre todo cuando la señora Deveraux posó con ella.



-Al fin lo he logrado.- Se decía Rita mirando de reojo a Crista que, evidentemente sonrió en esas circunstancias. Lo mismo que el resto.- ¡Sí!, voy a la academia.



            Ajena a eso, la presentadora y juez de la gala prosiguió.



-Para la Segunda Dama de Honor, la estancia en la casa Deveraux y su contrato de formación serán de tres meses.



            La número cuarenta y cinco saltaba de contenta tras fotografiarse con la mítica diseñadora Esmeralda. Ahora pensó que aquel servicio que le hizo a ese vejestorio había merecido la pena. Total por frotarle un poco la entrepierna… se había aliviado enseguida, aunque se le puso el pie y la media perdida. ¡Tanto que se le había quedado el zapato pegado! Sin embargo, fue una gran inversión para su futuro…Pero Mirna proseguía…



-Bueno, y las ganadoras de las menciones, Miss Canción, Miss Simpatía y Miss Holovisión, disfrutaréis de un mes en la casa Deveraux y un curso de formación equivalente.



            La modelo fue felicitando a cada una de las muchachas. Las dos amigas sonrieron abrazándose muy contentas. Al menos el mal trago que habían pasado dio su recompensa. Y más cuando, de forma fugaz, la abuela de Maray posó junto a ellas. Al terminar, ésta se alejó sin mediar palabra. Fue una emocionada y exultante Crista la que susurró a su divertida compañera.



-¿Has visto? ¡Esa era Esmeralda Deveraux en persona! Todavía no me puedo creer haber estado junto a ella. ¡Y vamos a ir a su academia!



            Maray asintió sin dejar de sonreír, pero no dijo nada. ¡Si su amiga supiera!...Entonces se centraron en Mirna que estaba ya concluyendo tras pronunciar unas palabras de agradecimiento a todos los presentes, incluyendo participantes, staff técnico y público.



-Pues damas y caballeros, esto ha sido todo. Agradeciéndoles su presencia y esperando que hayan disfrutado de la gala, les citamos para el certamen del próximo año.- Despidió la presentadora, mientras la gente comenzaba ya a marcharse.- Muchísimas gracias por su presencia y atención. ¡Hasta la próxima gala!



Cuando finalmente se terminó el evento  las chicas fueron con sus respectivas familias. Las dos amigas quedaron en llamarse luego. Crista se alejó, no tenía allí cerca a los suyos y se dirigió hacia alguna zona más despejada para buscarles. Maray por el contrario vio como llegaban sus padres y abuelos, Asthel, Madeleine y los demás. Todos la abrazaron, besaron y felicitaron con efusividad. Esmeralda, tras retornar con el resto después de atender algún compromiso con la prensa, le dijo.



-Cariño mío, estoy muy orgullosa de ti. Hoy has demostrado a todos lo mucho que vales.

-¡Gracias abuela! - Sollozó la emocionada jovencita abrazándose a ella.-



No faltó la foto de Maray con su madre, quien no podía estar más henchida de orgullo, allí, subidas en la ahora casi desierta pasarela del concurso. Luego otra con sus dos progenitores y, por supuesto, con su hermano y cuantos le solicitaron una. Ahora la joven debutante en esas lides empezaba a darse cuenta de lo que podría significar el ser famosa. Pero eso era algo que con gusto estaría dispuesta a afrontar.



-Bueno, primero tendré que prepararme en la Academia.- Pensó con entusiasmo.-



 También su amiga Claire la saludó fotografiándose por supuesto con ella.



-¡Has estado genial!- La alabó admitiendo eso sí, con simpatía y buen talante.- ¡Qué envidia me das!

-Dentro de poco serás tú quien esté subida a esta pasarela. Ya lo verás.- La animó Maray.-



            Claire se despidió, sus padres estaban algo apartados, saludando a los de su amiga.



-Felicidades, su hija ha estado magnífica.- Le dijo Zorton a Leval.-

-Muchas gracias, Señor.- Sonrió él.-

-No me llame señor.- Contestó su interlocutor devolviendo la sonrisa.- Ya estoy en la reserva y tenemos el mismo rango.

-Usted siempre será mi superior.- Afirmó Leval con respeto.-



            Nathaniel asintió con agradecimiento, apreciaba en lo que valía ese comentario. Ofreció la mano a su antiguo subordinado que la estrechó enseguida. Luego saludó a Amatista y tanto él como su esposa e hija se marcharon.



-Nuestra niña ya empieza a ser famosa.- Le comentó Leval a su esposa, mirando ambos como la esforzada jovencita atendía a algunos fans.-



            Al poco rato, mientras los demás seguían agasajando a la muchacha, su abuela se dirigió hacia Mirna que al verla seguir allí se sorprendió. No obstante, enseguida la saludó con respeto y afecto.



- Hola Esmeralda, creí que estarías en el palco con las autoridades, al no verte pensé que te habrías ido...

- No podía perderme el certamen. Sobre todo porque, además de patrocinarlo, mi nieta concursaba en él.- Contestó ésta con un ligero tono de ironía. -

- ¿Tu nieta?, no lo sabía.- Repuso su contertulia sorprendida, agregando enseguida. - Ahora comprendo el porqué de tu renuncia ¿Cuál de ellas era? - Quiso saber muy intrigada. -

- Antes de decírtelo, aclárame una cosa. Me ha sorprendido que sacases esas damas de honor. En la elección de Miss Bios pase, estoy conforme, pero. ¿No crees que la treinta y dos habría merecido ser Primera Dama por lo menos? - Le inquirió Esmeralda con un estudiado tono de imparcialidad. -

- La verdad, lo pensé y la propuse al menos como Segunda Dama. - Reconoció Mirna que le contó. - Pero uno de los miembros del jurado insistió mucho en que no le gustaba. Como esto debe de ser por unanimidad y el otro miembro restante estaba indeciso, siendo de aquí se decantó por apoyarle a él. No tuve más remedio que aceptar sus pareceres. ¡Y ya sabes que lío se ha montado con el politiqueo!, ellos dos son de Bios, yo no. No quise insistir. Para evitar que algún idiota dijera que les imponíamos el resultado desde la Tierra. Y menos tras los bochornosos incidentes que han ocurrido durante el certamen.

-Sí, en eso llevas razón. Es una lata.- Admitió su contertulia con tono desapasionado.- La política no debería mezclarse en estas cosas.- Y con mejor tono, incluso de alabanza, añadió.- Y tú te has comportado admirablemente, como corresponde a alguien de la casa Deveraux.  Me has hecho sentir muy orgullosa de ti.

-Gracias.- Sonrió la modelo, muy complacida al escuchar aquello, afirmando ahora con un tinte más inquieto.- Sabía que representarte era una enorme responsabilidad. Y no quise dejar a la firma en mal lugar.

-Nunca lo has hecho, y no creo que vayas a comenzar ahora. Anda, dime más sobre esa otra, la Mis Canción era ¿no?- Inquirió su jefa con fingido tono de duda.-



            Mirna asintió para continuar explicándose ante la mirada estudiadamente despreocupada de su contertulia.



-La treinta y dos, Maray creo que se llama. Por mí podría hasta haber sido Primera Dama, eso sin duda. Te diré más, ¡o incluso Miss Bios! Su estilo era el mejor sobre la pasarela, bailaba muy bien y cantaba de maravilla. A mí incluso me emocionó. Es una chica muy especial. Además, cuando hablamos con ella se podía percibir que era muy sincera y que tenía muchísima ilusión. Me pareció muy buena chica. No sé, no la conocía de nada. No creo que haya asistido a ningún curso nuestro. Porque fundamentos tiene. Hasta me daba la impresión de estar viendo a alguna de nuestras alumnas.

- Se nota que eres de mi escuela, Mirna,- sonrió aprobatoriamente Esmeralda ahora satisfecha de ver que no se equivocaba. -

- Para eso he sido alumna tuya y soy una de tus modelos.- Afirmó ésta con orgullo para querer saber con evidente curiosidad. - Bueno, ahora dime  ¿Quién de ellas era tu nieta?



Y su mentora respondió sin borrar la sonrisa de su rostro.



- La treinta y dos...

-¡Debí haberlo imaginado al verla moverse, no me sorprende! Tenía el estilo Deveraux. - Aseveró Mirna con sinceridad para repetir. – Ahora lo comprendo, de verdad que lo siento, pero no decidía yo sola.

- Me gustaría saber quien es ese tipo al que no le ha gustado mi nieta.- Murmuró Esmeralda para sí, pero cuidándose de hacerlo en voz demasiado alta, más al sentenciar. – Debe de ser un estúpido sin duda. Sabrá de moda lo que yo de física cuántica…



            A todo eso Crista que, buscando a sus padres, había visto a Mirna y se iba a acercar a pedirle un autógrafo, escuchó y reconoció rápidamente a Esmeralda. ¡Esa mujer que posara junto a  ellas y que era nada menos que la dueña de la firma Deveraux! Apenas sí se atrevía a dirigirla la palabra, sintiéndose intimidada. Sin embargo, también ardía de indignación por la injusticia cometida contra su pobre amiga  y no pudo aguantar las ganas de contar la verdad, de modo que, en un arranque de audacia, se aproximó a ambas.



-Les ruego que me perdonen. No quiero molestarlas… ¿Es usted la señora Deveraux, verdad?- Se atrevió a preguntar la joven.



            De hecho lo sabía  perfectamente pero estaba aun sorprendida de que pudiese ser cierto, de que estuviese hablando con ella. Ese era un sueño hecho realidad, lo malo eran las circunstancias.



- Sí...soy yo. ¿Y tú eres una de las muchachas que han ganado una mención, verdad?- Inquirió amablemente Esmeralda para decir.- ¡Felicidades! No es nada fácil.



De hecho la valoraba con expresión de interés, había observado a esa chica cerca de su nieta y parecía que ambas habían hecho buenas migas. Además, en honor a la verdad, esta muchacha, pese a no ser de las mejores, no lo hacía del todo mal. Con un cursillo y algo de adiestramiento, podría tener posibilidades en su agencia.



-Dime. ¿Puedo ayudarte en algo? ¿Tienes alguna duda de cómo presentarte en mi academia? - Le inquirió la diseñadora.-



Aunque lo que Crista dijo entonces dejó sorprendidas tanto a Esmeralda como a Mirna. La muchacha bajó la cabeza y declaró con pesar.



- Verán ustedes. Disculpen mi atrevimiento, pero creo que esta elección no ha sido justa.



            Fue la modelo la que le opuso con tinte comprensivo y al tiempo conciliador, creyendo sin duda que lo decía por ella misma.



- Mira, has conseguido una mención, cosa que no está al alcance de la mayoría, y tus otras compañeras también han hecho sus méritos...



No obstante Crista, en un otro movimiento audaz la interrumpió para apresurarse a agregar con tono humilde.



- ¡Por favor!, no me malinterpreten. Les aseguro que no lo digo por mí. Yo estoy muy contenta, esta mención es más de lo que me esperaba. Es por otra chica a la que han boicoteado en la final.

- ¡Pero muchacha!, ¿te das cuenta de lo que estás diciendo?- Intervino Esmeralda que no sabía si sorprenderse o enfadarse por lo que oía. – Eso es una afirmación muy seria.

- Lo sé - aseveró Crista con rotundidad añadiendo para mayor perplejidad de sus interlocutoras. - Sé que esto me puede costar ser descalificada, pero no me importa, tendré otros concursos. Y sigo diciendo que estoy convencida de que esa chica mereció llevarse algo más y no ha sido justo. Encima era su primera vez. Verán, uno de los jueces la chantajeó. La estuvo acosando. Ella misma me lo dijo antes de salir al escenario.



            Ahora fue Mirna la que sí tomó la palabra con enfado e incredulidad para replicar.



- ¿Te das cuenta de que esa acusación es muy grave, jovencita? ¿Acaso tienes pruebas de eso?

- Se de sobra lo grave que es aunque desgraciadamente no tengo pruebas. Es más, no lo diría si no pensara que es algo realmente muy grave. ¡Pero se tiene que terminar! – Contestó la chica con tono y semblante decididos. – No es la primera vez que ese tipo hace cosas como esas. Ustedes lo ignoran porque son de fuera. Pero aquí ya le conocemos de otros castings. Y es alguien bien relacionado, por eso, ninguna de las participantes se ha atrevido hasta ahora a denunciar nada.



      Mirna no parecía muy dispuesta a escuchar más, pero Esmeralda por el contrario, sí. Ya había notado algo muy raro en la concesión de premios del concurso y quiso ahondar más en el tema cuando preguntó con simulada indiferencia.



- Dinos a qué chica le han hecho eso y hablaremos con ella para que nos lo pueda confirmar.

- No sé si estará bien, ella no sabe que se lo estoy contando a ustedes, supongo que no le gustaría - Repuso la muchacha con cierta prevención, refiriendo con pesar. – La pobre lo pasó muy mal, llorando y todo justo antes de salir…no sé ni cómo fue capaz de concursar después de eso…tuvo mucho valor y entereza. Yo no habría sido capaz.



Esmeralda y Mirna se miraron atónitas. La veterana diseñadora recordaba incluso hacía muchos años, aquella famosa campaña del movimiento “Me Too” que denunció ese tipo de abusos a las mujeres, sobre todo en el mundillo del cine. Ella misma padeció algún intento, aunque con su carácter desde luego no se privó de arrear bofetones a cualquier imbécil que pensara poder propasarse con ella. Ni tan siquiera tuvo que informar a su esposo de aquello. Por un lado ni falta que nunca le hizo, siempre supo defenderse sola. De otra, Diamante hubiese desintegrado literalmente a esos individuos.  Por desgracia, todavía quedaban tipejos repugnantes como esos acosadores de antaño. Y si tratar de abusar de una mujer adulta y experimentada ya era bastante nauseabundo, hacerlo con unas chiquillas que apenas comenzaban constituía un acto muchísimo más grave y repugnante. Esmeralda haría cuanto estuviera en su mano para terminar con aquello. De modo que le dedicó a esa joven una amable sonrisa maternal para alegar.



- Como tú misma has dicho. Si eso ha sido realmente así tiene que terminarse y la mejor forma para conseguirlo es que seas clara, para que podamos investigar el asunto. No tengas miedo y dinos de qué participante se trata. Así podrá tener ocasión de presentar una queja. Sé que es duro,  te comprendo, quizás esa pobre chica tenga vergüenza de hacerlo ella sola. Pero créeme, debe denunciarlo. Si es que tú estás dispuesta a testificar lo que nos acabas de contar.

-Por supuesto. - Asintió Crista.- Haré lo que haga falta por ayudarla.

-Anda dinos ¿a quién te refieres?- Quiso saber Mirna también, que empezaba asimismo a no juzgar aquello como una falsa acusación. – Venga, te prometo que a ti te dejaremos fuera de esto, solamente testificarás cuando tengas que corroborarlo, porque si se confirma lo que nos estás contando puede que hasta haya un juicio contra ese acosador.



      Y Crista asintió y apenas musitó con voz queda.



- Me refiero a la chica número treinta y dos. Se llama Maray.



La cara de sus dos oyentes fue un poema, Esmeralda abrió la boca de par en par, primero por efecto del asombro, luego apretó los dientes llena de ira. Mirna tampoco sabía dónde meterse, pero ahora comenzaban a encajarle las cosas. Aunque la veterana diseñadora supo mantenerse calmada para preguntar a la muchacha.



- Me fijé en que ella y tú os llevabais bien. ¿Os habéis conocido en el certamen tal vez?

- Sí, nos hicimos amigas durante las pruebas. Es una chica muy agradable, era su primer concurso, tenía mucha ilusión por hacerlo bien. Me contó que deseaba que su familia estuviera muy orgullosa de ella.- Replicó Crista.- ¡Pobrecilla!



Esmeralda asintió y a su vez le confesó a esa joven.



- Yo también conozco a esa chica.

- Es alumna de su academia, ¿verdad?- Creyó adivinar la joven pensando que eso explicaba lo bien que Maray había desfilado. – Tenía mucha de su técnica…



            Pero la señora Deveraux la dejó helada cuando, tras una afectuosa sonrisa, le desveló.



- No, no es alumna de mi academia,… todavía. Pero es mi nieta. Yo en persona la he enseñado a desfilar.



    Crista se quedó helada. Recordó cuando su compañera mencionó a su abuela, y el posterior azoramiento de la chica. Luego ella no le preguntó más. Aunque si amiga se refirió entonces a su madre. Estaba claro que, además de ser muy buena, Maray era realmente modesta. Ni tan siquiera le habría hecho falta participar en este certamen, siendo nieta de la Jefa.



-¿Su nieta? ¡Ella no me dijo nada de eso! – Pudo musitar la atónita chica con un hilo de voz. –

           

- Y así debe ser. Lo que consiga debe ganárselo ella misma, pero tampoco voy a consentir que se lo quiten de forma injusta. - Sentenció Esmeralda visiblemente indignada. -

- Por favor, cuéntanoslo todo. – Agregó Mirna ahora con un talante mucho más suave y cordial, sin dar tiempo a esa chica para recobrarse aun de la sorpresa. -



Y Crista por fin les contó a Mirna y a Esmeralda lo sucedido, ambas se indignaron muchísimo. La modelo y jurado bajó la cabeza apesadumbrada y musitó con tinte inapelable.



-¡Pobre chiquilla! , demasiado bien lo ha hecho. Pero yo ya no puedo cambiar las decisiones, las otras chicas no tienen culpa de eso o por lo menos no podría demostrarse nada y se armaría un escándalo terrible. Todo el certamen quedaría desprestigiado para siempre…



Pero Esmeralda se negaba a dejar las cosas así y espetó muy furiosa.



-¡Lo que hay que hacer es darle una lección a ese tipejo! ¡Sabe Dios a todas las pobres chicas que coaccionará de esa manera tan sucia!...

- Pero, ¿qué podemos hacer? - Preguntó Mirna que de inmediato agregó.  - No tenemos ninguna prueba, de no ser que Maray le denuncie y sería su palabra contra la de él. Y el testimonio de esta muchacha.

- Por eso no te preocupes. Déjamelo a mí.- Le dijo su maestra que sonrió de forma maliciosa como en sus mejores tiempos de la Luna Negra al sentenciar. - ¡Ese canalla va a saber quién es Esmeralda Lassart Deveraux!...



Después, para asombro y alegría de la jovencita que las escuchaba sin perder detalle, la veterana diseñadora añadió con voz más amable e incluso llena de interés y aprobación.



- Y a ti, niña, espero verte de nuevo muy pronto. Me he fijado en ti y eres buena. Me gustas, Crista. Y no lo digo sólo por el gesto tan noble y valiente que has tenido con una chica de quién desconocías su identidad. Eso me demuestra que eres una buena persona. Y eso es muchísimo más importante que ser una buena modelo. Créeme, yo no regalo los elogios. Aunque tienes todavía muchas cosas que pulir. También veo que reúnes cualidades para llegar a ser modelo de la firma Deveraux. Has demostrado vocación, compañerismo y amor por este mundo. Haremos una cosa. Habla con Mirna y ella te dirá lo que tienes que hacer para unirte a mi academia, y no solamente para un cursillo de un mes. Entrarás como alumna fija. Quiero a chicas como tú allí, para que den ejemplo a las demás.



La anonadada chica se quedó embobada sin saber que decir ni poder hablar. Fue Mirna la que, también con amabilidad, le dijo.



- Anda, vete a buscar a tus padres tranquila, nosotras nos ocuparemos de esto, ya te llamaré.

- Yo…yo no sé qué decir… ¡gracias…, muchas gracias señora Deveraux! – Apenas si pudo sollozar la aludida. -



            Esmeralda le dedicó una amable sonrisa y asintió. La chica se alejó emocionada, aun sin poder creer lo que le había sucedido.



-Es mi sueño hecho realidad. ¡Entrar en la Academia Deveraux como fija!- Musitaba entre lágrimas de felicidad.



            Esperaba también que pudieran castigar a ese maníaco. Desde luego no sabía realmente quién era la persona que se iba a ocupar de eso. No obstante, ahora todo lo que deseaba era contarles aquello a sus padres.



-Ahora sí que estarán orgullosos de mí.- Pensó muy contenta.-



            Por su parte la propia Esmeralda, que no iba a olvidar ni a perdonar de ningún modo aquel ultraje, dejó a la también consternada Mirna, pensando ya en lo que iba a tramar contra ese viejo pervertido. Desde luego no se lo iba a decir ni a Diamante, ni a su propia hija y menos a Roy y a Leval. A parte del disgusto que se llevarían ellos le romperían la cara a ese individuo y ella prefería algo mucho más elaborado, discreto y sutil, aunque necesitaría algo de ayuda...



-Será algo realmente bien planeado.- Pensaba.- Y que le dé a ese despreciable bastardo una buena lección.



            Así las cosas, la diseñadora retornó junto a su familia, ocultando tras su sonrisa aquellas cábalas para ese ansiado ajuste de cuentas…



           

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