Las chicas madrugaron. No les fue difícil, estaban
tan excitadas y deseosas y al tiempo asustadas, por que llegase ese gran
momento que apenas si pudieron dormir. Al menos les vino bien. Tuvieron tiempo
de sobra para ducharse y prepararse. Después acudieron a desayunar con el resto de las participantes.
-La comida está deliciosa.- Comentó Crista, dando
buena cuenta de una tostada con mermelada y algunos bollitos de chocolate, todo
bajo en calorías.
-Se supone que las modelos se tienen que cuidar. Eso
me ha dicho siempre mi abuela.- Comentó despreocupadamente Maray en tanto se
comía un croissant con unas fresas, acompañado de algo de jamón.-
-¿Tu abuela?- Se sonrió su amiga entre atónita y divertida.-
Su
compañera se dio cuenta de que casi había metido la pata. Sonriendo azorada
enseguida añadió.
-Sí, desde pequeña le contaba a ella y a mi madre
que quería ser modelo. Me decían que tenía que dormir mucho y comer bien para
crecer.
-¡Y por lo visto les hiciste caso! - Se rió Crista
preguntando divertida.- ¿Acaso saben de moda?
-Bueno, algo sí.- Pudo replicar la apurada Maray
que, no deseando mentir, agregó.- Aunque mi madre es científica.
-Entonces no creo que le haga mucha gracia que te
presentes, ¿verdad?- Comentó Crista apagando un poco su ánimo.-
Y
antes de que su amiga pudiera responder, la otra muchacha agregó.
-A mis padres no les gustaba la idea. Y menos cuando
les dije que no quería dedicarme a estudiar para ir a la universidad, sino para
ser modelo.
-¿Y al final les convenciste?- Quiso saber Maray.-
-Sí, bueno, cuando vieron que iba en serio.- Asintió
la interpelada.-
-Seguro que cuando hagas un estupendo papel en este
certamen estarán muy orgullosos de ti.- La animó su interlocutora.-
Su
amiga asintió, deseando aquello. Y las dos se prepararon tras terminar el
desayuno. Durante las horas que siguieron hasta la gala final, tanto Maray como
Crista repasaban una y otra vez sus pasos, su maquillaje e incluso sus
sonrisas. Ambas estaban decididas a hacer un buen papel, ¡y por qué no!, ganar
si podían. Ahora que habían logrado llegar hasta aquí, no les parecía ya tan
imposible. Apenas sabían nada del resto de las chicas que competían, pero las
otras tampoco las conocían demasiado a ellas así que estaban en paz. Tras la
hora del almuerzo el tiempo pasó mucho más rápido de lo que se podría esperar y
el tan ansiado momento llegó. Se abrieron las puertas del gran recinto donde se
iba a celebrar el certamen. Las entradas costaban bastante carillas pero a toda
la familia le había merecido la pena ir. Esmeralda aguardaba con rostro sereno
y sonriente, confiaba mucho en su nieta. Por su parte Amatista le preguntaba
con insistencia, de forma más incrédula.
-¿Pero de verdad crees que tiene posibilidades de
ganar, mamá?...
- Deja ya de preocuparte tanto, claro que las
tiene,- aseguró la interpelada que le expuso convencida. – Yo misma la he
enseñado a desfilar. La chica tiene talento y además su estilo es muy similar
al de Mirna, la presidenta del jurado, que es una de mis modelos...
- Pero no debes decirle nada.- Le pidió Amatista
afirmando convencida - a Maray no le
gustaría ganar de esa manera...
-¿Por quién me tomas, hija?,- replicó Esmeralda algo
sorprendida y molesta para asegurar. - Mirna no sabe quien es y no lo sabrá hasta que acabe el certamen. Al
igual que tú, quiero que lo que consiga lo logre ella sola. Además, lo
importante aquí no es ganar, es que vaya aprendiendo y se comience a labrar su
propio camino y eso ya lo está consiguiendo.- Sentenció con orgullo. – Que
compruebe por sí misma lo duro que es este mundillo. Y lo que hay más allá del
glamour y las cámaras. No todo son posados agradables y agasajos, hay cosas muy
feas que tiene que conocer antes de decidirse.
-Sí, supongo que algunas tiene que vivirlas. Por
mucho que se las expliques, no es lo mismo a experimentarlas.- Convino su
hija.-
-Así es. Como cierta muchacha adolescente que yo
conocía hizo. Aprender de la experiencia.- Se sonrió Esmeralda.-
Amatista
asintió bajando la mirada. Estaba claro por quién iba eso. Y también se
tranquilizó con las palabras de su madre. En eso le daba toda la razón. En
cualquier caso se sentía muy orgullosa de su hija, se daba cuenta de que en
todo este tiempo habría trabajado muy duro. Para llegar hasta ahí o su exigente
abuela jamás se lo hubiera permitido. Ahora se arrepentía de su inicial
oposición. Pero le enfadó mucho eso de enterarse a las vísperas, y quizás su
madre estaba asimismo en lo correcto en lo referente a aquello, había cosas del
pasado que la muchacha creyó resueltas. No obstante, las tenía clavadas muy
hondo dentro de su corazón y ahora habían salido a la luz. Se alegraba de
habérselo dicho a sus padres al fin.
-Me he quitado un gran peso de encima. Y sí, he sido
injusta con mis padres.- Admitió.-
Por
otro lado conocía bien la reputación de su madre y también por experiencia
propia en otros órdenes de la vida sabía que Esmeralda era una estricta
profesora. Si ella le decía que Maray tenía posibilidades así sería. Sólo podía
desearle a su niña lo mejor.
-Bueno, espero que no se ponga muy nerviosa. Ella es
demasiado tímida. Sería una pena que no pudiera demostrar todo lo que vale. -
Se decía Amatista con cierta preocupación.-
El público abarrotaba ya el recinto. Antes del
comienzo de la ceremonia el presidente en persona de Bios dirigió unas palabras
al selecto auditorio. Aunque nada más empezar resultó ser lo que Leval se
temía. El tipo, bien trajeado y con una gran sonrisa, comenzó a desgranar su
discurso.
-Damas y caballeros, es para mí un gran honor declarar
abierto este magnífico certamen para elegir a la primera Señorita Bios. Será
sin duda un momento memorable que pasará a la historia de nuestro joven mundo.
De entre chicas venidas de todo el planeta, auténticamente biosanas, elegiremos
a nuestra representante. Y no solamente será bella, tendremos a una muchacha
con talento en todas las artes, canto, baile, desfile en pasarela y un sinfín
de habilidades más que ustedes verán. Pero sobre todo, será la prueba de que
nuestro mundo ha madurado. Sí, compatriotas biosanos, ya somos mayores de edad y no necesitamos ser dirigidos. Los
habitantes de Bios tenemos el derecho y el deber de marcar el rumbo de nuestro
destino. ¡Qué mejor prueba que este certamen! Muchas gracias y que disfruten de
la gala.
Hubo bastantes aplausos a ese discurso para disgusto
de Leval que le comentó a su esposa y a su suegra.
-¿Lo veis? Le ha faltado tiempo a ese tipo para
arrimar el ascua a su sardina. Casi podría haber declarado la independencia.
-Leval, ese tipo es un político. Eso es lo que
suelen hacer siempre. Aprovechar cualquier foco para lanzar sus consignas. –
Replicó Esmeralda.- No le des más importancia.
La veterana diseñadora daba la impresión de que
aquello no parecía preocuparle lo más mínimo, pese a que otra llevase por
dentro al recordar las palabras de su esposo y su conversación con él de hacía
unos días, referente a los acontecimientos terrestres.
-En este caso creo que mi marido tiene razón, mamá.
- Pudo decir Amatista que sí estaba visiblemente inquieta por el giro de los
acontecimientos en su mundo de adopción. – Espero que no hagan bandera de esto
y que dejen a las chicas tranquilas.
-A juzgar por lo que me ha contado Mazoui, las cosas
están empezando a complicarse. – Terció Diamante que, ante el gesto de sorpresa
de Roy y Bertie que estaban cerca, les contó lo sucedido en la Tierra. –
-¡No puede ser! – Exclamó su consuegra mirándole
atónita - ¿Estás seguro de eso?
-Sí. Mazoui no pudo ser más claro. Y me ha dicho que
ellos también tuvieron problemas. Ya sabéis todos lo de su hermana. A ella
también le salpicó la polémica.
Bertie y los demás escucharon visiblemente
preocupados. Hacía ya más de un año que se supo. Kathy, había ingresado en una
clínica para desintoxicarse. Como era bastante famosa se armó un buen revuelo,
y en una entrevista que concedió confesó su adicción y su deseo de curarse.
Como de costumbre eso tuvo reacciones contrapuestas, desde los que la aplaudían
y felicitaban por su coraje y el valor de decirlo públicamente para tratar de
ayudar a otros, hasta los que la descalificaron como hipócrita y la acusaron de
ser una mala influencia, sobre todo para la juventud. Tania Spencer, una famosa
periodista, discípula en su día de la propia Katherine, la entrevistó. Pese a
tener fama de reportera mordaz en este caso fue muy cariñosa con su antigua
mentora y la ayudó ante las cámaras. Sobre todo cuando la entrevistada trataba
de no derrumbarse. Aquello fue transmitido al planeta entero. Todos lo
recordaban. Kathy ocupaba un sofá sentada frente a la entrevistadora que, con
gesto amable y tono suave le preguntó.
-¿Por qué ahora? ¿Cómo te has decidido a dar este
paso?
Y
tras tragar saliva y sonreír trémulamente, la interpelada pudo replicar.
-Por mi propio bien. Me he dado cuenta de que, al
final, nos tenemos a nosotros mismos y a los que nos quieren. Durante los años
que llevo en la profesión he hecho muchas cosas, he trabajado mucho, y a veces
solamente podía seguir ese ritmo agotador con esas ayudas extras…
-Pero sabes que hay gente que podría pensar que eso
es, en cierto modo, hacer trampas.- Inquirió Tania.-
-Lo sé y lo comprendo.- Replicó Kathy con voz queda,
llena de introspección.- Y en cierto modo tienen toda la razón. Pero no es algo
que hagas premeditadamente. Se empieza muy poco a poco. Te crees que puedes
dejarlo cuando quieras, pero…bueno, al final, no es así…
Su
interlocutora la miró no sin lástima, parecía librar una lucha interna, como si
lo próximo que fuera a preguntar le resultase muy enojoso, empero, como buena
profesional que era, tuvo que hacerlo.
-Katherine, sabes lo mucho que te aprecio. Has sido
mi mentora y el espejo en el que me miré cuando empezaba. Fuiste tu quien me
dio mi primera gran oportunidad. Y jamás podré agradecértelo lo bastante.- Pudo
decir casi justificándose para finalmente afirmar.- Pero, también me enseñaste
a ser profesional, Por eso ahora, aunque no me guste debo cumplir con mi papel
de entrevistadora. Sé que tú mejor que nadie lo comprendes. Y me veo en la
necesidad de preguntarte esto. ¿Qué les dirías a todos los que te han acusado
de hipócrita y de mal ejemplo para la juventud?
La
interpelada la miró, pero no pareció molestarse, sin embargo fue capaz de
sonreír, aunque apenas sí pudo contener las lágrimas cuando con tono emocionado
balbuceó.
-Yo…yo…bueno, es cierto que no soy el mejor ejemplo
a seguir, al menos en esto…Tania…por eso quiero curarme. ¿Sabes? Deseo dejar
todo esto atrás. ¡Quiero salir, yo sólo quiero salir!…- Repetía la desdichada
Katherine que movía la cabeza entre sollozos al remachar, casi con tintes de
súplica.- Solamente puedo pedir a todos lo que estén viendo esto… ¡por favor,
tened mucho cuidado! No cometáis el mismo error que yo.
Su
interlocutora no pudo evitar emocionarse a su vez, por buena periodista que
fuera y por muy dinámica e incisiva que fuese su estilo ahora no tenía ante sí
una mera noticia. Aquella era una mujer que estaba sufriendo mucho y que tuvo
el valor de salir al mundo y confesar aquello. Y que sobre todo, era su amiga,
la según ella misma acabada de reconocer, le había ayudado en sus comienzos
dándole una oportunidad y le enseñó a no rendirse nunca. Desde luego ese
sacrificio, incluso esa humillación pública a la que se veía sometida, tenía
también el propósito de disuadir a muchos de los televidentes de caer en algo
similar. Tania le dio las manos a su amiga y dijo, dominando a su vez con gran
dificultad sus propias emociones.
-Ante mí veo a una mujer muy valiente. Siempre lo
fuiste, en tus reportajes, en tus actuaciones para concienciar al mundo sobre
los problemas, las injusticias y los males que lo aquejan. Ahora estás haciendo
el máximo sacrificio que se podría hacer. Tu denuncia versa sobre ti misma. Si
te sirve de algo yo nunca podría considerarte una hipócrita como algunos dicen.
Al contrario, aplicas lo que crees hasta las últimas consecuencias. Quieres
denunciar algo tan terrible como el drama de las drogas incluso sacrificándote
ante todos, siendo tú misma el objeto de tu propio reportaje. Admiro tu
entereza y tu dignidad.- Pudo rematar con la voz quebrada ya por la emoción.-
Dios te bendiga, Katherine.
El
público del plató estalló en una gran ovación en tanto las dos comunicadoras se
abrazaron. Tania ya no pudo evitar alguna lágrima cuando le deseó a su
entrevistada y amiga.
-Seguro que lo conseguirás. ¡Ánimo Kathy! Te emplazo
a que vuelvas cuando estés recuperada del todo y nos lo cuentes.
-Lo haré…te lo prometo.- Fue la emotiva réplica de
su llorosa colega.- Gracias…
Y ese programa acabó y Katherine efectivamente luchó
mucho por recobrarse. Con la ayuda de familiares y amigos lo logró. Pero hubo
otra cosa más, algo al margen de lo que pensase la gente sobre los problemas
con las drogas de Kathy. De hecho, Mazoui le contó a Diamante que, en el
transcurso de la recuperación, al margen del de su familia, su pobre hermana
tuvo siempre el apoyo de Minako, la princesa de Venus.
-Kathy me lo contó todo, incluso pudimos verlo dado
que un operador de cámara que iba con ellas dos lo grabó.- Les explicó Mazoui…
Se refería a que, entre otras cosas, las dos juntas
visitaron un centro donde otras personas se recobraban de sus adicciones.
-Vamos, debes ser valiente.- Le pedía Minako a su
ahijada.- Tú eres una mujer fuerte…
-Lo sé, pero es duro… enfrentarme a esto así.-Repuso
su contertulia, quien además, añadió con inquietud, pero esta vez no tratándose
de ella misma.- Y ya sabes lo que dicen. Hay grupos de gente a los que no les
gustáis nada las princesas, ni los soberanos. Te arriesgas mucho viniendo aquí.
-Bueno.- Se encogió de hombros su compañera para
sentenciar.- No puedes gustar a todo el mundo. Aunque en nuestro caso eso suene
casi a herejía. ¡Ja, ja!
Pese a las circunstancias Kathy tuvo que sonreír,
desde luego su madrina seguía pareciendo una preciosa joven de largos cabellos
rubios y unos grandes ojos azules. Siempre simpática y jovial, incluso dando la
impresión a veces de ser una niña con ese clase de comentarios. No obstante,
sabía que posiblemente encontrarían muestras de rechazo de aquellos que se
oponían a los soberanos. Sin embargo, lo que nadie se podía esperar es que
ambas fueran increpadas por un grupo de radicales que no solo le echaban en
cara a Katherine sus problemas con sustancias adictivas. También la acusaban
junto con Minako de ser “inmortal”, en alusión a la gran esperanza de vida y a la
aparente eterna juventud que lucían las nativas del Milenario de Plata. Un
grupo de policías que las escoltaba tuvo hasta que intervenir, cuando, a las
puertas del alberge juvenil al que iban, bastantes agitadores las insultaban.
-¡Fuera de aquí, zorras! Volveos a vuestros lujosos
palacios, a seguir viviendo del cuento.- Gritaron algunos.-
-No queremos que vengáis aquí a lanzarnos ninguno de
vuestros sortilegios. ¡Malditas lunáticas! - Las increpaban otros.-
-Mucha larga vida pero no dais nada a la gente con
que vivirla. ¡Elitistas hipócritas!- Abucheaban también.-
Katherine
observaba aquello visiblemente nerviosa e indignada. Tenía que morderse la
lengua, tampoco podía responder, no ganaría nada. Minako en cambio no perdía su
sonrisa ni la serenidad en su semblante. Era como si todo eso no fuera en
absoluto con ella. Y además le decía a su inquieta ahijada.
-No hagas ningún caso. El objetivo de nuestra visita
es animar y confortar a quienes lo necesitan. En ningún caso responder al odio
con odio. Sencillamente ellos no saben lo que dicen.
Y de este modo prosiguieron adelante. Incluso
sufrieron un intento de agresión, pero salieron indemnes gracias a la seguridad
y su propia destreza. El acto continuó como si nada hubiera pasado y la ciudad
de San Diego donde se estaba celebrando redactó una nota pidiendo disculpas a
las ilustres invitadas. Se detuvo a los culpables, pero como ninguna de ellas
quiso denunciarles, se les soltó a los pocos días sin cargos.
-No me gusta, no me gusta nada. – Suspiró Idina que
también estaba sentada cerca, tras oír aquello. – Las cosas en la Tierra parece
que cada vez van a peor.
-Bueno, no pensemos ahora en ello.- La animó su
esposo. –
-Sí, tenemos que animar a Maray. – Convino Cooan
dirigiéndose a la familia de su hermana. – Seguro que la niña lo va a hacer muy
bien.
-Estoy convencido de ello. Yo estoy orgulloso
igualmente, no importa en qué puesto quede. Ya el mero hecho de superar sus
miedos, salir ahí ante tantas personas y mostrar su talento es digno de
encomio. -Afirmó Leval con el asentimiento de Roy que miraba con expectación al
escenario. –
-Así se habla, hijo.- Convino el veterano ex jugador
de baloncesto y entrenador, sentenciando.- Verás como la niña no nos
defraudará. Es una Malden.
Bertie, sentada junto a su esposo, asintió. Así como
el resto. Todos estaban convencidos de eso. Y es que ya únicamente faltaba
media hora para empezar, dentro de poco tendrían la solución. Maray por su
parte estaba terminando de ponerse las medias que acompañaban a su traje de
noche, la presentación sería con él. Estaba apartada en un rincón ultimando sus
preparativos. Notó que alguien se acercaba, era ese señor del pelo canoso, el
viejo verde. La muchacha se sintió un poco incómoda pero tuvo que sonreír al
ser saludada por él, después de todo era un miembro del jurado.
-¿Qué tal?...Aguardando la hora...- le preguntó
Horace que se acercó a ella a muy pocos centímetros. -
- Sí, estoy terminado de arreglarme...- repuso Maray
con su sonrisa forzada. –
Ese
hombre estaba invadiendo de forma descarada su espacio, sin embargo la joven
optó por no hacer nada que pudiera ser calificado como brusco o descortés. Pero
desgraciadamente aquello no quedó ahí…
- Eres muy guapa y desfilas muy bien, nos has
impresionado a todos, seguro que podrías ganar.- Le susurró él que, con total descaro, puso una de sus manos sobre una rodilla de la
joven que se sintió muy envarada y el viejo, no satisfecho con eso, añadió. -
Si tú eres simpática...- se pegó a ella y trató de subir sus manos por el muslo
de la chica mientras le jadeaba al oído. - Me gustan mucho tus piernas y tienes
unos pies preciosos…cariño…seguro que viendo como bailas sabes usarlos muy
bien.
Maray
no pudo más, se levantó como un resorte de allí alejándose lo más deprisa que
pudo de ese tipo que pareció sorprenderse.
-¿Pero, qué hace?...- chilló ella sorprendida, asustada y bastante indignada a
la par que incrédula. - ¿Me está pidiendo qué?...
- Si quieres ganar sólo tienes que ser
complaciente,- le sonrió Horace con una mirada de complicidad añadiendo con
tono más que lujurioso. - Ya lo sabes, no pido mucho, un apaño rápido...si no
eres tú, otra lo hará...
-¡Es usted un cerdo!- contestó Maray incluso furiosa
ahora - , no vuelva a tocarme.
- Piénsatelo- le insistió el viejo afirmando con tono
de velada amenaza. - Este concurso es importante, puede que no se te vuelva a
presentar otra ocasión como ésta.
-¡No me importa, prefiero dejarla pasar a hacer algo
tan asqueroso!,- replicó la pobre muchacha que apenas podía dejar de temblar de
enfado, estupor y repugnancia alejándose de él. -
-¡Peor para ti, necia!- Escupió Horace bastante
enfadado, para sentenciar. - Será otra chica la que tenga la oportunidad de
ganar…
- ¡Pues váyase a por esa otra y déjeme a mí en paz!
- Espetó ella a punto de llorar. -
Horace
se alejó de allí enfadado por el despecho de esa muchacha. Ella, pasado ese
momento de mantener su dignidad y entereza delante de ese tipo, se puso a
llorar pese a querer evitarlo. ¡Quedaban sólo quince minutos para salir, no
podía pasarle eso ahora! Se puso los zapatos como pudo, pues temblaba realmente
muy trastornada por aquello. Por fortuna Crista se acercó a ella, la estaba
buscando cuando escuchó sus voces. Al verla, enseguida corrió a consolarla con
evidente inquietud.
-¿Qué te pasa Maray? ¿Por qué lloras?
Entre
los balbuceos del llanto su amiga le contó lo que había ocurrido. Crista la
abrazó y le dijo que se tranquilizase.
- ¡Estoy horrible! - sollozaba Maray añadiendo con
desconsuelo. - Se me tiene que haber ido el maquillaje. Además, ahora ese
hombre estará en mi contra, no tengo ninguna posibilidad. Y nadie me creería si
lo contase.
- No, no te preocupes por eso.- La animó Crista con
gesto demudado pero tratando de impostar optimismo en su voz. - Ya verás como
consigues quedar muy bien. ¡Vamos, anímate mujer! Ese tío es asqueroso, ya te
dije que tuvieras cuidado.- Agregó con pesar y con rabia por lo sucedido a su
amiga. -...
- Yo no hice nada,- repetía la todavía temblorosa
chica como si encima tuviera que
justificarse. - Sólo me estaba arreglando cuando apareció y empezó a tocarme...
-¿Por qué te apartaste de las demás, tonta?,- le
preguntó su amiga con voz suave, sin ningún ánimo de reprenderla y sí llena de
pesar. -
- No me di cuenta de eso,- respondió su
interlocutora - solamente buscaba un lugar para acabar de prepararme.
- Venga, pues vamos a arreglarte el rímel, y deja ya
de llorar, mujer. Esos ojos se te van a poner rojos. ¡No seas tonta! Ha sido un
mal trago pero no es para tanto. Si supieras tú la cantidad de moscones como
esos que me he tenido que quitar de encima.- Remachó su compañera restándole
importancia. Agregando para mayor pasmo de su interlocutora.- Además, era bien
sencillo. Si quería que usaras los pies con él, haberlo hecho.
-¿Qué?- Pudo exclamar su compañera observándola con
incredulidad.-
Pero
su amiga sonrió matizando sus palabras en tanto lanzaba una patada al aire.
-¡Haberlos usado así! Te aseguro que le habrías
quitado las ganas…
Su
interlocutora asintió, Crista tenía razón. Incluso había logrado arrancarla una
leve sonrisa tras ese comentario.
-Ahora no permitas que ese asqueroso se interponga
entre tu sueño y tú. Has trabajado mucho para llegar hasta aquí.- La arengó.-
Maray
asintió. Finalmente hizo caso a su amiga y dejó de llorar. Ahora no podía
derrumbarse, no iba a rendirse estando tan cerca de cumplir su sueño. Asintió
nuevamente con más determinación. Su contertulia sonrió dándole un pañuelo para
que se secara las lágrimas. En pocos minutos tuvo restablecido el maquillaje.
Por fin llamaron a las chicas, era el gran momento. Maray respiró hondo para
calmarse y rezó porque sus lágrimas no le hubiesen estropeado la expresión.
Ahora tendría que esforzarse en sonreír. Pero debía sobreponerse. No quería
hacerlo mal delante de todos, en especial no podía defraudar a sus padres y
menos a su abuela Esmeralda…
-La pasarela, eso es lo único que existe.- Trataba
de mentalizarse.- Solamente debo prestar atención a eso. Soy una profesional…
Las
chicas salieron a escena, las dieciséis alineadas y sonrientes. Leval señaló a
su hija con patente orgullo y dijo a los otros con un tono más que entusiasta.
-¡Ahí está! Esa es Maray, ¡está preciosa! , seguro
que gana ella.
Madeleine, que estaba sentada junto a Asthel,
convino en ello con visible asombro al verla tan arreglada y luciendo ese
hermoso traje de noche.
- Es cierto, ese vestido le queda muy bien. Parece
mentira cuanto ha cambiado en tan poco tiempo.
¡Está hecha toda una mujer!
-¡Ojalá que mi hermana tenga suerte! - Deseó en voz
alta Asthel que no obstante miró a Maray y sintió que algo no iba del todo
bien. – La necesitará. - Musitó.-
Las
chicas comenzaron con el concurso. Desfilaron en traje de baño y sport. Estaban
a mitad de aquello, con Maray aproximadamente en el centro, cuando oyeron voces
de mujeres.
-¡Basta, ya
es suficiente! Terminad con este repugnante acto machista.
Y
sin que nadie diera crédito a lo que estaba sucediendo tres individuas con los
pechos al aire y pintarrajeadas invadieron la pasarela. Las concursantes se
apartaron tan estupefactas y horrorizadas como el público.
-¡Seguridad!- Llamó Mirna.-
-¡Maldita ramera del hetero patriarcado!- Grito una
entrada en carnes y de pelo rapado dirigiéndose a la modelo.-
-¡Sí!- Exclamó otra, más delgada, que iba casi
cubierta por pintura roja.- Las que son como tú nos avergüenzan. ¡Te has
vendido! Eres una esclava del machismo.
-No a la exhibición de mujeres como si fueran
objetos.- Aulló otra, de pelo largo, que estaba pintada de azul y que movía
obscenamente sus pechos, en tanto gritaba.- ¡Feminax, Feminax!
El
público estaba con la boca abierta. Esmeralda realmente horrorizada. Y su hija
incluso más. Amatista ahora se arrepentía profundamente de los comentarios que
le hiciera a su madre. Esas individuas eran una dementes. Eso no era feminismo,
sino un lamentable y penoso espectáculo que amenazaba con arruinar ese día tan
especial, tanto para Maray, como para las otras chicas que competían con ella.
Movió la cabeza diciendo con incredulidad y pesar.
-No puedo creer que mi niña tenga que ver
esto…¡Malditas idiotas!- Espetó tentada de levantarse y subir ahí a darles una
paliza.- Les iba a enseñar lo que es bueno.
-Calma querida.- Le pidió Esmeralda con un aire
bastante más tranquilo, susurrándole.- Esto no es nuevo para mí. Algunas de estas
han atacado ya sedes de Modas Deveraux en la Tierra y en Nature. Con estas
mismas acusaciones. Ya lo ves.
-Será que están enfadadas por no haber sido
admitidas en el concurso.- Bromeó Roy pese a todo, diciéndolo en voz alta y
arrancando algunas carcajadas incluso de sus amigos y personas cercanas.- ¡Hala
chicas! Más suerte la próxima vez…
Crista
y Maray que estaban juntas se miraron tan perplejas como el resto. Las dos
sentían mucho envaramiento en medio de esa situación tan enojosa. Aunque
también tuvo su lado bueno. La afectada hija de Amatista pudo templar sus
nervios anteriores y tener tiempo para superar ese mal trago del backstage.
Ahora todo el mundo estaba atónito y podría comprenderse que las aspirantes se
hubiesen puesto nerviosas. Por fortuna, los miembros de la seguridad redujeron
a esas alborotadoras sacándolas de allí de inmediato. Al poco, fue la propia
Mirna quién, sonriendo a las participantes con gesto tranquilizador , se
dirigió al público.
-Damas y caballeros, en nombre de la organización
les ruego disculpen este bochornoso incidente. Pero nada ni nadie va a arruinar
este evento. En breves instantes las aspirantes proseguirán su pase. Tras el
mismo, se hará una pausa de quince minutos para que puedan cambiarse. Muchas
gracias.
Así
fue, las chicas, alentadas por la profesionalidad y el autocontrol de Mirna,
hicieron lo que esa mujer había indicado. Esmeralda enseguida sonrió asintiendo
con aprobación, para decirles a sus amigos y familia.
-Por eso, Mirna Lidle es una de mis mejores modelos
y ayudantes. Sabe bien como encauzar situaciones difíciles.
Y así fue. La experimentada profesional, se tomó
unos instantes para dirigirse a las chicas. Y con la atención de todas puesta
en ella, les comentó.
-Ya lo veis, en esta profesión tenemos que estar
preparadas para afrontar lo inesperado. Y, por si alguna pudiera estar
pensándolo, esto no ha sido ningún truco de la organización, os lo aseguro.
Cosas así suceden. Pero nuestra obligación es mantener la calma, la sonrisa y
la profesionalidad. En el fondo me alegro de que haya pasado algo así. Ha sido
una inmejorable clase práctica para todas, y una excelente oportunidad para que
brilléis ahora más que nunca, rebatiendo lo que han dicho esas energúmenas.
Todas las jóvenes convinieron en eso, sintiéndose
reforzadas y animadas por aquel improvisado discurso de Mirna. Así, al cabo de
unos minutos, reanudaron el concurso como si nada hubiera sucedido, redoblando
sus esfuerzos. Tras esa pausa de un cuarto de hora para cambiarse y volver, ya
de traje de noche, hicieron otro pase con él mientras iban siendo presentadas
una por una. Al llegar el turno de su nieta, Esmeralda sonrió, tan interesada
como el resto. La niña lucía un precioso vestido blanco con bordes de satén
dorados. Siendo presentada por la propia Mirna, quien leyó unas breves reseñas,
al igual que había hecho hasta entonces con las otras participantes en tanto el
público aplaudía.
-Con el número treinta y dos, Maray Malden, de la
ciudad de Vitae. Edad quince años, un metro ochenta y cuatro de estatura,
noventa y dos, sesenta y dos, ochenta y ocho…- Desgranó con voz segura y animada, aquellas medidas de
la muchacha.-
-Bueno.- Se sonrió Esmeralda, comentándole a su
apurada hija.- Ya te supera en todo menos en el pecho. ¡La verdad, en eso no
hay quien te gane, chérie!
-Mamá. Por favor.- Susurró ésta poniéndose
colorada.-
Aunque
nadie les prestó atención. De hecho era Maray el foco de todas las miradas. Su
amiga Claire estaba impresionada.
-Es realmente buena, tengo que tomar nota de cómo lo
hacen ella y las otras.
Pensaba
en sus propias aspiraciones. Sus padres le habían asegurado que cuando acabase
el instituto era libre de presentarse a uno de esos concursos y ella quería
comenzar a prepararse. Para eso, nada mejor que no perder detalle de esa gala.
-¡Ánimo Maray!- Le deseó Claire a su amiga desde su
asiento.-
Aparentemente ajena a la atención que suscitaba, la
aludida caminó con soltura, desfilando como su abuela le había enseñado, dio un
par de vueltas sobre sí misma y volvió a la posición de espera, junto al resto
de las compañeras que le habían precedido. Tras ser todas presentadas
ejecutaron pasos de baile. Crista y Maray se miraban de vez en cuando dándose
mutuos ánimos. No lo hicieron nada mal. En cuanto a moverse por la pasarela y
ejecutar sus coreografías la chica también supo concentrarse en ello a la
perfección. Le resultaba algo natural. Al acabar, les tocaba demostrar sus
dotes para la canción, casi todas cantaron el mismo tema que para la prueba.
Cuando le tocó a Maray, ya estaba más animada y aunque nerviosa sabía que debía
darlo todo. Comenzó sin embargo un poco dubitativa, trataba de apartar la vista
del jurado. Muy en especial de ese viejo tan asqueroso que la observaba con
inquina y cuando pudo inhibirse de eso, cantó con mucho sentimiento, buscando
con la mirada a su familia. A las personas a las que más quería. Una antigua
canción de Robert Miles que ella misma había arreglado, inspirada y dedicada
por y para todos aquellos que significaban algo importante en su vida y que
parecía incluso que se adaptaba perfectamente a aquella situación. Pese a todo,
tragando saliva y estando algo nerviosa, sus inicios fueron dubitativos. Más
cuando miró de reojo al jurado observando a ese asqueroso. Pero a medida que
comenzó a dedicar su atención al público las cosas comenzaron a mejorar…y su
corazón tomó el control para cantar…
“El cielo no es siempre azul.
El sol no siempre brilla
Está bien desmoronarse a veces.
Yo no soy siempre tú
Tú no eres siempre yo
Está bien desmoronarse a veces.
Después de todo lo que se ha dicho y hecho
Uno en uno aún es uno
Cuando lloramos cuando reímos
Yo soy mitad, tú eres mitad
Yo soy mitad, tú eres mitad
El corazón no es siempre verdad
Y yo no estoy siempre bien
Todos tenemos un corazón enfadado a veces
Después de todo lo que se ha dicho y hecho
Después de todo lo que se ha dicho y hecho
Claire abría la
boca entre atónita y emocionada. Maray cantaba maravillosamente bien, pero
escucharla le producía un sentimiento que incluso iba más allá de una simple
canción. La conmovía profundamente.
-¡Es asombrosa! -Musitó con admiración.-
Después de todo lo que se ha dicho y hecho
Uno y uno aún es uno
Cuando lloramos cuando reímos
Yo soy mitad, tú eres mitad
Mira cuán lejos hemos llegado
Uno en uno todavía es..
Una luna, una, una estrella.
Amo el uno que somos
Un hilo, una línea
Quedémonos
parados en el tiempo…
Y aquí elevó entonces
el tono con una potencia realmente prodigiosa que asombró a todos, miembros del
jurado, participantes y público…hasta diríase que su cabello refulgía en tonos
inmaculados. Posiblemente producto del reflejo de los focos.
Una luna, una, una estrella.
Amo el uno que somos
Un hilo, una línea
Quedémonos parados en el tiempo.
Que corre por nuestras vidas…
Y cantaba con
tanta candidez y suavidad, girando sobre sí misma al compás de la melodía, con
gráciles pasos de baile, repleta al tiempo de fuerza y amor por los suyos, que
emocionaba incluso a algunas de las otras participantes. La misma Crista no
podía evitar que le asomara alguna lágrima. Y por supuesto que la propia
Amatista fue incapaz de no llorar de pura emoción y orgullo. Su hija estaba ahí
delante de tanta gente ofreciendo lo mejor que tenía. A pesar de su timidez.
Luchando por cumplir sus sueños. Tal y como ella misma hiciese hacía ya tanto
que le parecía una eternidad.
-¡Mi niña, mi pequeño ángel! - Suspiró la
ex cantante de las Justices, notando como las lágrimas le rodaban por ambas
mejillas.-
Lo mismo le
sucedía a Leval. La canción que interpretaba Maray les traía muy buenos
recuerdos, de cuando ellos eran así de jóvenes y estaban llenos de proyectos e
ilusiones. Igual ocurría al resto de los asistentes. Sobre todo a la familia. A
Esmeralda, a Diamante, a Roy y Beruche. Ninguno pudo impedir que las lágrimas
les resbalasen por las mejillas recordando sus propias vidas. Todo lo que
habían luchado y sufrido. Las pruebas que habían debido de superar. Incluso a
los amigos y seres queridos que habían quedado en el camino. Todo para llegar
aquí, a este mismo momento…
Una luna, una, una estrella
Amo el uno que somos. Un hilo, una línea
Quedémonos parados en el tiempo.
Que corre por nuestras vidas…
Y Asthel, aunque algo más sereno mientras escuchaba
a su hermana sentía algo también. Era una sensación muy potente y clara.
Aquella canción rendía homenaje a todos y cada uno de ellos. Subrayando sobre
todo la unión y el amor que entre todos se profesaban. El joven podía percibir
que aquello se trataba de una señal. Parecía ser el único que veía como Maray
brillaba con un inmaculado resplandor, elevando sus cabellos en la brisa como
si estos estuvieran ralentizados en el tiempo, en tanto abría los brazos como
si deseara abrazarles a todos cuando estaba terminando su actuación. Entonces
supo lo que eso significaba. Toda una época se cerraba y las cosas desde ahora
iban a ser distintas, se acercaba la conclusión.
-Sí, mi querida hermana…Ahora sé que todo está
dispuesto para el acto final.- Meditaba Asthel en tanto sonreía.- Ya estás
preparada, al igual que yo, para comenzar con tu misión. Únicamente restan
nuestros compañeros.
Después de todo lo que se ha dicho y hecho
Uno en uno aún es uno
Cuando lloramos cuando reímos
Yo soy mitad, tú eres mitad
Mira lo lejos que hemos llegado
Yo soy mitad, tú eres mitad
Mira lo lejos que hemos llegado
Uno en
uno es aún uno…
Oooohh”
(Robert
Miles, One in One crédito al autor)
Por su parte los jueces habían estado escuchando muy
atentamente. Mirna estaba encantada con Maray, solamente su profesionalidad
impedía que se emocionase escuchando a esa jovencita. Dudaba entre ella y otra
chica rubia que también era bastante buena en todo.
-Esta chica número treinta y dos tiene algo, algo
muy especial.- Musitó sin ser oída por sus compañeros.-
Así, cuando la actuación de esa candidata
terminó, el público estalló en aplausos.
-¡Ha sido maravilloso! – Pudo decir Madeleine quien,
con la voz quebrada, también se enjugaba alguna que otra lágrima.- No sabía que
fuese capaz de cantar tan bien. ¡Me ha hecho llorar!
-Sí. Ha sido algo magnífico. Puedo asegurarte que mi
hermana ha puesto su alma en esa canción. - Afirmó Asthel no sin razón. –
-Aunque no la
proclamaran vencedora del certamen es como si ya lo hubiera ganado, al menos
para mí. ¡Mi nieta ha estado maravillosa! – Dijo una emocionada Esmeralda. –
Muchísimo mejor de lo que incluso yo creía posible.
-Ha sido precioso, es como si hubiera resumido
nuestras vivencias en esa letra. - Convino Sandy que no estaba lejos de ellas,
con el asentimiento de su esposo e hijo – Escuchándola he sentido algo tan
hermoso que no lo puedo describir…solamente una vez tuve ésta misma sensación.
Entonces
miró a Amatista y ella le devolvió la mirada sin comprender. Pero Sandy estaba
segura. Únicamente cuando su amiga rechazara hacía ya tantos años a los seres
del olvido, entrando en aquel increíble estado de trance, fue testigo de algo
similar.
-Esa muchacha tiene un gran talento. – Afirmaba
entre tanto Kenneth ante el asentimiento de su esposa -¿Verdad Mimet?- inquirió
fijándose en su hija -
Aunque la interpelada apenas sí le escuchó, parecía
la única inmune al encanto de aquella canción, incluso daba la impresión de
haber estado distraída pensando en otra cosa.
-¿Mimet?- insistió su padre sacándola de sus
pensamientos. – ¿No crees?
-Sí, papá. - Convino ella más por inercia que otra
cosa para informar como era su costumbre. – Tiene muchos registros de voz,
modula muy bien y sabe articular cuando canta.
-Es cierto cariño, pero sobre todo transmite mucho
con su forma de cantar, pone el corazón en ello. - Le dijo su emocionada madre, aseverando. –
Eso no puede medirse…
Y Mimet asintió sin mucho convencimiento, ese era su
problema. Aunque la canción le sonó muy agradable y hermosa ella no se
emocionaba como la mayor parte del público. De hecho no podía comprender por
qué su madre había derramado lágrimas, y no digamos los padres de Maray y sus
abuelos. ¿Acaso la intérprete les había dañado los tímpanos con la fuerza de su
voz? No lo creyó posible. Tampoco lo había hecho mal para que se avergonzasen
de ella. Que ponía el corazón estaba claro, le habría latido a más pulsaciones
para enviar más sangre debido al esfuerzo. Simplemente se encogió de hombros y
continuó analizando sus particulares circunstancias. Sobre todo, a su mente
acudía una y otra vez, esa reveladora conversación que mantuviera con sus
padres…
-Nunca lo podré comprender, al menos como ellos lo
hacen. - Meditaba la joven.- Si mi madre dice que no puede medirse, entonces.
¿Cómo poder valorarlo?
La gente a su vez estaba conmovida e
incluso algunos quisieron ver en esas estrofas la réplica al discurso del
Presidente Lest. Una llamada a la unidad de todos, terrestres y biosanos, en un
esfuerzo por alcanzar sus metas comunes de paz y felicidad. Desde luego el político
no parecía por su parte muy complacido por ello, aunque aplaudía evidentemente
como el resto. Aparentemente ajenos a los murmullos del público los miembros
del jurado consultaron entre ellos. Tras la participación del resto de las
finalistas comenzó el momento de la deliberación. La cosa parecía haberse
quedado entre un grupo de tres o cuatro chicas. Entonces Horace, inconmovible,
se apresuró a buscarle defectos a Maray.
- Esa chica es muy desgarbada, no me gusta su forma
de andar, yo votaré por la otra.
- ¿Desgarbada? ¡Pero si es muy buena!- Objetó Mirna
que no podía creer aquello - y tiene un estilo muy parecido al mío. Es más, me
recuerda a mí misma cuando empezaba. – Confesó no sin sorpresa para exclamar. -
¡Ni que hubiésemos tenido a la misma maestra!, ¿qué opinas tú, Tim?
El interpelado, que era el señor entrado en kilos
que completaba el jurado principal, respondió con tono dubitativo.
- A mí me cuesta decidirme, hay otra chica que
tampoco está nada mal,... ¿qué pensáis vosotros?...
- Entre la treinta y dos y la diecisiete.- Repuso Mirna - eso seguro....
¿tú Horace?
- La diecisiete, - dijo sin pensarlo dos veces y
mirando a Maray con una expresión vengativa
en tanto pensaba con regocijo. - Ya te lo advertí pequeña zorra. ¿De qué
te sirve ahora ser tan buena? Debiste haberlo sido en el backstage…- Y agregó
ahora en voz alta, tratando de rematar aun más la faena. - También me gusta
mucho la cuarenta y cinco. Esa transmite mucha categoría y es simpática. - Pensó de nuevo recordando que
esa sí que le había hecho un rápido apaño. -
- Yo estoy entre la diecisiete, la treinta y dos y
la nueve.- Terció Tim. - Pero como todos coincidimos en que nos gusta la
diecisiete, creo que deberíamos darle el título a ella.
- Me parece justo, las otras pueden ser las dos
primeras Damas de Honor,- propuso Mirna. -
- De acuerdo,- convino Horace que entonces declaró.
- Yo apoyo la elección de la nueve como primera Dama de Honor. Y la cuarenta y
cinco como segunda dama.
- Muy bien. - Acordó Tim que se inclinó rápidamente
para no tener que pensárselo más, dándole la palabra a su compañera. - ¿Tú
Mirna?
- Yo votaría por la treinta y dos para ser dama.
Pero ya que estáis de acuerdo, por mí está bien. Eso sí, la treinta y dos es la
que mejor canta y debe ser Miss Canción. Y hago constar que para mí sería mucho
mejor segunda dama que la cuarenta y cinco.- Remachó con insistencia la
modelo.-
Y es que Mirna mantenía un gesto de visible
desconcierto. Cualquier podía ver que la cuarenta y cinco no estaba al nivel de
la treinta y dos. Desde luego no acertaba a comprender como sus colegas no
podían compartir esa opinión, pero ella estaba allí como invitada y no quería
imponer su criterio.
- Creo que lo más justo sería repartir galardones,-
repuso Horace con una falsísima expresión de generosidad, sin dejar de añadir.
-Además, a mí me ha gustado mucho la cuarenta y cinco. Ha desfilado muy bien,
tiene una sonrisa encantadora.......y unas piernas…y unos piececitos que sabe
bien cómo mover bajo la mesa. - Pensó esto último esbozando una depravada
sonrisa…-
-Está bien - suspiró Mirna afirmando. - Entonces
todos de acuerdo, y la treinta y dos, será Miss Canción...Vamos a decidir los
otros galardones…
Horace
estuvo de acuerdo, ésta vez para no despertar cualquier tipo de sospecha. Otro
boicot contra esa chica iba a ser demasiado. Tim, en su línea habitual de no
complicarse, votó de la misma manera que los otros dos. Luego decidieron los
títulos de Miss Simpatía y Miss Holo visión. En esos dejaron que fuese la
modelo la que llevase la voz cantante. Así estuvieron adjudicados todos los
honores. Una vez concluida la deliberación y ante la tensa mirada de todos los
presentes, Mirna se levantó y ejerció de portavoz del jurado. Esmeralda le
comentaba mientras a Diamante que, por lo que había visto, Maray merecía ganar,
o por lo menos que estaría muy reñida con la diecisiete. Así, comenzaron a
escucharse los nombres de las elegidas. La modelo anunció.
-Miss Holovisión...la concursante número cinco.-
Ésta una muchacha de pelo castaño corto, dio un respingo de sorpresa y alegría.
- Miss Simpatía, la número veintisiete.-
Crista saltó de contenta y fue abrazada por Maray.
-¡Me lo han dado a mí, me lo han dado!- Repetía
eufórica.-
-¡Enhorabuena!, - la felicitó cordialmente su amiga
-¡sabía que lo lograrías!
Crista sollozaba de contenta, ¡al fin había logrado
una mención!, eso le daría la oportunidad de aspirar al menos a un curso en la
académia Deveraux. Pero las nominaciones ni mucho menos había terminado y Mirna
siguió leyendo.
- Miss Canción, la señorita número treinta y dos.-
Maray se quedó perpleja al escuchar su número,
señalándose en el pecho con una de sus manos sin poderlo creer, con la boca
abierta fue abrazada a su vez ahora por Crista.
-¿Yo?- Era lo único capaz de decir entre asombrada y
exultante.- ¡Soy yo!…
Y entre el público toda la familia aplaudía con
entusiasmo.
-¡Le han dado un premio, no lo puedo creer! ¡Bueno
sí! me refiero a que es algo estupendo. – Se corrigió inmediatamente Amatista
ante la atención de su madre que visiblemente complacida le reprobaba
afectuosamente con la mirada su poca fe. – ¡Mi hija ha ganado una mención!
- Y estoy convencida de que le darán aun algo más.-
Afirmó Esmeralda henchida de orgullo. – Se lo merece…
Y a
partir de aquí, llegaba el momento cumbre, los tres premios principales del
certamen. Mirna, como buena portavoz, sabía darle intriga al asunto. Con voz
pausada y serena leyó.
- La Segunda Dama de Honor, la señorita número
cuarenta y cinco.
La interpelada
saltó de alegría, miró a Horace y éste le guiñó disimuladamente un ojo, esto
pasó desapercibido para el resto de la gente. Pero, apenas celebrado este
premio, llegó el siguiente nombramiento.
- Como la Primera Dama de Honor, la señorita número
nueve.- Desveló de nuevo Mirna.-
Otra chica que, al escucharlo, saltó de felicidad
abrazándose a sus compañeras. Era esa tal Rita. Desde luego había que reconocer
que no sería de trato demasiado fácil, sin embargo era una buena candidata
bastante completa y experimentada. La decisión había sido a todas luces justa.
Y llegó el momento más esperado de la velada. Con gran profesionalidad la
portavoz dejó que transcurrieran algunos segundos para esta nueva celebración y
después retomó la palabra con una sonrisa.
- Y por fin, lo que todos estábamos esperando...
Esmeralda
tuvo entonces un pálpito y exclamó emocionada.
-¡Ay, a ella se lo van a dar a ella!
-¿Tú crees que le darán el título a nuestra nieta?,-
preguntó Bertie también esperanzada. -
Su consuegra le hizo una seña para que se callase y
susurró llena de expectación.
- Escucha....a ver, a ver...
Nadie
decía nada, no respiraba ni un alma entre el público, todos los presentes
guardaban un silencio sepulcral ansiando conocer la respuesta. Mirna,
consciente de ello, carraspeó ligeramente y abrió lentamente el sobre con el
nombre de la ganadora. Conteniendo la emoción, la modelo sonrió ampliamente y
finalmente declaró.
-Damas y caballeros. El título de Señorita Bios de
ésta primera edición es para la señorita número....- pausa estilo Oscar de
Hollywood y se escuchó. - ¡Diecisiete! -
Grandes aplausos y la número diecisiete, una chica alta y rubia llorando de
emoción como mandaban los cánones, fue abrazada por todas y rápidamente
coronada. - ¡Enhorabuena!
La familia de Maray se deshinchó un poco. Sobre todo
Esmeralda que se quedó mirando hacia su pupila, la presidenta del jurado, con
un claro gesto de desencanto.
- Esto no puede ser...Mirna debe de haber perdido
vista. Ya vera cuando hable con ella. Le diré que vaya al oculista, necesita
unas gafas graduadas. - Dijo realmente enojada. -
- Déjalo estar, Esmeralda,- le pidió
conciliatoriamente Diamante, recordándole. - Tú dijiste que cualquier cosa que
decidieran los jueces estaría bien.
- Sí, mamá,- convino Amatista algo desilusionada pero
con serenidad, alegando. - Ellos habrán tomado una decisión según sus
valoraciones, es una pena pero que se le va a hacer. Maray ha ganado el título
de Miss Canción, eso era más de lo que nos esperábamos. Y tú misma dijiste que
con estar aquí ya había logrado su propósito.
No obstante Esmeralda, cabezota ella, siguió en sus
trece...
- Y no me desdigo. Pero no es por eso, es que no
puedo creerlo. He visto a las otras dos damas de honor y no se pueden comparar
con ella, y no lo digo porque sea mi nieta. Vale que haya ganado la diecisiete,
esa si que es muy buena. Te dije que estaría reñido con ella y no me equivoqué.
- Es una pena, pero es la decisión del jurado y hay
que aceptarla.- Intervino resignadamente Leval apenado también, pero muy
orgulloso de su hija. -
Y
Roy terció jocoso, animando a todos como siempre.
-¿Pero de qué demonios estáis hablando?, para mí, mi
nieta es la más guapa y la mejor de todas. ¿Qué importa lo que digan los
jueces? ¡Vamos a felicitarla!
- Jamás pensé que diría esto. Pero Roy tiene toda la
razón,- convino animadamente Diamante aliándose con su amigo y consuegro por
una vez. - No es momento para darle vueltas Esmeralda, ¡hay que celebrarlo!
- Sí, en eso tenéis razón,- admitió la aludida
esbozando al fin una sonrisa que despejaba su cara de enfado para confesar una
vez más. - Estoy muy orgullosa, la niña me ha sorprendido. Lo ha hecho muy
bien. Mejor incluso de lo que yo podía esperar para ser su primer concurso. Ha
sido más que digna de una modelo de la casa Deveraux.
Amatista
sonrió con amplitud. Oir decir eso a su madre era el mejor cumplido que Maray
podría esperar. Más importante todavía que haber ganado. Ahora no tenía dudas.
Esa era la vocación de su niña y la apoyaría a cumplir con sus sueños.
-Sí, mi amor. Te comprendo muy bien. He sentido como
has puesto tu alma en esto. No seré yo quien se interponga.- Se dijo llena de
orgullo por su hija.-
Así
todos quedaron en ir a felicitarla. Aunque Mirna, ya junto a todas las
galardonadas rodeándola, y tras la foto de familia, declaró para el auditorio.
-Como saben, mi mentora y directora de la casa
Deveraux, que nos honra con su presencia como parte del público.- Comentó
dirigiéndose a Esmeralda, que sonrió al ser enfocada brevemente por las
cámaras. – Anunció su intención de patrocinar este concurso.
Hubo
aplausos para la veterana diseñadora que solamente entonces se dio a ver y
subió al escenario para fotografiarse con las galardonadas. Eso sí, aunque
discretamente, no dejó de guiñarle un ojo a su nieta, actuando por lo demás
como si no la conociera. No obstante, se dejó escuchar también algún grito
llamándola elitista o amiga de los lunáticos, que, muy pronto fue acallado por
el resto de los asistentes con aplausos. Finalmente, ignorando aquello, Mirna
prosiguió.
-Para la ganadora del certamen, la Señorita Bios,
hay un contrato de un año para desfilar con la Casa Deveraux y un curso de
formación durante todo ese tiempo.
La
modelo abrazó a la agraciada que no podía estar más feliz, entregándole un diploma
acreditativo de aquello, Esmeralda se hizo una holofoto con la muchacha en
cuestión.
-La primera Dama de Honor, tendrá un contrato de
seis meses con la casa Deveraux y el equivalente en un curso de formación.-
Anunció Mirna.-
Una
vez entregó el consiguiente documento acreditativo a la afortunada, ésta sonrió
ampliamente mostrándose desde luego mucho más simpática. Sobre todo cuando la
señora Deveraux posó con ella.
-Al fin lo he logrado.- Se decía Rita mirando de
reojo a Crista que, evidentemente sonrió en esas circunstancias. Lo mismo que
el resto.- ¡Sí!, voy a la academia.
Ajena
a eso, la presentadora y juez de la gala prosiguió.
-Para la Segunda Dama de Honor, la estancia en la
casa Deveraux y su contrato de formación serán de tres meses.
La
número cuarenta y cinco saltaba de contenta tras fotografiarse con la mítica
diseñadora Esmeralda. Ahora pensó que aquel servicio que le hizo a ese
vejestorio había merecido la pena. Total por frotarle un poco la entrepierna…
se había aliviado enseguida, aunque se le puso el pie y la media perdida.
¡Tanto que se le había quedado el zapato pegado! Sin embargo, fue una gran
inversión para su futuro…Pero Mirna proseguía…
-Bueno, y las ganadoras de las menciones, Miss
Canción, Miss Simpatía y Miss Holovisión, disfrutaréis de un mes en la casa
Deveraux y un curso de formación equivalente.
La
modelo fue felicitando a cada una de las muchachas. Las dos amigas sonrieron
abrazándose muy contentas. Al menos el mal trago que habían pasado dio su
recompensa. Y más cuando, de forma fugaz, la abuela de Maray posó junto a
ellas. Al terminar, ésta se alejó sin mediar palabra. Fue una emocionada y
exultante Crista la que susurró a su divertida compañera.
-¿Has visto? ¡Esa era Esmeralda Deveraux en persona!
Todavía no me puedo creer haber estado junto a ella. ¡Y vamos a ir a su
academia!
Maray
asintió sin dejar de sonreír, pero no dijo nada. ¡Si su amiga
supiera!...Entonces se centraron en Mirna que estaba ya concluyendo tras
pronunciar unas palabras de agradecimiento a todos los presentes, incluyendo
participantes, staff técnico y público.
-Pues damas y caballeros, esto ha sido todo.
Agradeciéndoles su presencia y esperando que hayan disfrutado de la gala, les
citamos para el certamen del próximo año.- Despidió la presentadora, mientras
la gente comenzaba ya a marcharse.- Muchísimas gracias por su presencia y
atención. ¡Hasta la próxima gala!
Cuando finalmente se terminó el evento las chicas fueron con sus respectivas
familias. Las dos amigas quedaron en llamarse luego. Crista se alejó, no tenía
allí cerca a los suyos y se dirigió hacia alguna zona más despejada para
buscarles. Maray por el contrario vio como llegaban sus padres y abuelos,
Asthel, Madeleine y los demás. Todos la abrazaron, besaron y felicitaron con
efusividad. Esmeralda, tras retornar con el resto después de atender algún
compromiso con la prensa, le dijo.
-Cariño mío, estoy muy orgullosa de ti. Hoy has
demostrado a todos lo mucho que vales.
-¡Gracias abuela! - Sollozó la emocionada jovencita
abrazándose a ella.-
No faltó la foto de Maray con su madre, quien no
podía estar más henchida de orgullo, allí, subidas en la ahora casi desierta
pasarela del concurso. Luego otra con sus dos progenitores y, por supuesto, con
su hermano y cuantos le solicitaron una. Ahora la joven debutante en esas lides
empezaba a darse cuenta de lo que podría significar el ser famosa. Pero eso era
algo que con gusto estaría dispuesta a afrontar.
-Bueno, primero tendré que prepararme en la
Academia.- Pensó con entusiasmo.-
También su
amiga Claire la saludó fotografiándose por supuesto con ella.
-¡Has estado genial!- La alabó admitiendo eso sí,
con simpatía y buen talante.- ¡Qué envidia me das!
-Dentro de poco serás tú quien esté subida a esta
pasarela. Ya lo verás.- La animó Maray.-
Claire
se despidió, sus padres estaban algo apartados, saludando a los de su amiga.
-Felicidades, su hija ha estado magnífica.- Le dijo
Zorton a Leval.-
-Muchas gracias, Señor.- Sonrió él.-
-No me llame señor.- Contestó su interlocutor
devolviendo la sonrisa.- Ya estoy en la reserva y tenemos el mismo rango.
-Usted siempre será mi superior.- Afirmó Leval con
respeto.-
Nathaniel
asintió con agradecimiento, apreciaba en lo que valía ese comentario. Ofreció
la mano a su antiguo subordinado que la estrechó enseguida. Luego saludó a
Amatista y tanto él como su esposa e hija se marcharon.
-Nuestra niña ya empieza a ser famosa.- Le comentó
Leval a su esposa, mirando ambos como la esforzada jovencita atendía a algunos
fans.-
Al
poco rato, mientras los demás seguían agasajando a la muchacha, su abuela se
dirigió hacia Mirna que al verla seguir allí se sorprendió. No obstante,
enseguida la saludó con respeto y afecto.
- Hola Esmeralda, creí que estarías en el palco con
las autoridades, al no verte pensé que te habrías ido...
- No podía perderme el certamen. Sobre todo porque,
además de patrocinarlo, mi nieta concursaba en él.- Contestó ésta con un ligero
tono de ironía. -
- ¿Tu nieta?, no lo sabía.- Repuso su contertulia
sorprendida, agregando enseguida. - Ahora comprendo el porqué de tu renuncia
¿Cuál de ellas era? - Quiso saber muy intrigada. -
- Antes de decírtelo, aclárame una cosa. Me ha
sorprendido que sacases esas damas de honor. En la elección de Miss Bios pase,
estoy conforme, pero. ¿No crees que la treinta y dos habría merecido ser
Primera Dama por lo menos? - Le inquirió Esmeralda con un estudiado tono de
imparcialidad. -
- La verdad, lo pensé y la propuse al menos como
Segunda Dama. - Reconoció Mirna que le contó. - Pero uno de los miembros del
jurado insistió mucho en que no le gustaba. Como esto debe de ser por
unanimidad y el otro miembro restante estaba indeciso, siendo de aquí se
decantó por apoyarle a él. No tuve más remedio que aceptar sus pareceres. ¡Y ya
sabes que lío se ha montado con el politiqueo!, ellos dos son de Bios, yo no.
No quise insistir. Para evitar que algún idiota dijera que les imponíamos el
resultado desde la Tierra. Y menos tras los bochornosos incidentes que han
ocurrido durante el certamen.
-Sí, en eso llevas razón. Es una lata.- Admitió su
contertulia con tono desapasionado.- La política no debería mezclarse en estas
cosas.- Y con mejor tono, incluso de alabanza, añadió.- Y tú te has comportado
admirablemente, como corresponde a alguien de la casa Deveraux. Me has hecho sentir muy orgullosa de ti.
-Gracias.- Sonrió la modelo, muy complacida al
escuchar aquello, afirmando ahora con un tinte más inquieto.- Sabía que
representarte era una enorme responsabilidad. Y no quise dejar a la firma en
mal lugar.
-Nunca lo has hecho, y no creo que vayas a comenzar
ahora. Anda, dime más sobre esa otra, la Mis Canción era ¿no?- Inquirió su jefa
con fingido tono de duda.-
Mirna
asintió para continuar explicándose ante la mirada estudiadamente despreocupada
de su contertulia.
-La treinta y dos, Maray creo que se llama. Por mí
podría hasta haber sido Primera Dama, eso sin duda. Te diré más, ¡o incluso
Miss Bios! Su estilo era el mejor sobre la pasarela, bailaba muy bien y cantaba
de maravilla. A mí incluso me emocionó. Es una chica muy especial. Además,
cuando hablamos con ella se podía percibir que era muy sincera y que tenía
muchísima ilusión. Me pareció muy buena chica. No sé, no la conocía de nada. No
creo que haya asistido a ningún curso nuestro. Porque fundamentos tiene. Hasta
me daba la impresión de estar viendo a alguna de nuestras alumnas.
- Se nota que eres de mi escuela, Mirna,- sonrió
aprobatoriamente Esmeralda ahora satisfecha de ver que no se equivocaba. -
- Para eso he sido alumna tuya y soy una de tus
modelos.- Afirmó ésta con orgullo para querer saber con evidente curiosidad. -
Bueno, ahora dime ¿Quién de ellas era tu
nieta?
Y su mentora respondió sin borrar la sonrisa de su
rostro.
- La treinta y dos...
-¡Debí haberlo imaginado al verla moverse, no me
sorprende! Tenía el estilo Deveraux. - Aseveró Mirna con sinceridad para
repetir. – Ahora lo comprendo, de verdad que lo siento, pero no decidía yo
sola.
- Me gustaría saber quien es ese tipo al que no le
ha gustado mi nieta.- Murmuró Esmeralda para sí, pero cuidándose de hacerlo en
voz demasiado alta, más al sentenciar. – Debe de ser un estúpido sin duda.
Sabrá de moda lo que yo de física cuántica…
A
todo eso Crista que, buscando a sus padres, había visto a Mirna y se iba a
acercar a pedirle un autógrafo, escuchó y reconoció rápidamente a Esmeralda.
¡Esa mujer que posara junto a ellas y
que era nada menos que la dueña de la firma Deveraux! Apenas sí se atrevía a
dirigirla la palabra, sintiéndose intimidada. Sin embargo, también ardía de
indignación por la injusticia cometida contra su pobre amiga y no pudo aguantar las ganas de contar la
verdad, de modo que, en un arranque de audacia, se aproximó a ambas.
-Les ruego que me perdonen. No quiero molestarlas…
¿Es usted la señora Deveraux, verdad?- Se atrevió a preguntar la joven.
De
hecho lo sabía perfectamente pero estaba
aun sorprendida de que pudiese ser cierto, de que estuviese hablando con ella.
Ese era un sueño hecho realidad, lo malo eran las circunstancias.
- Sí...soy yo. ¿Y tú eres una de las muchachas que
han ganado una mención, verdad?- Inquirió amablemente Esmeralda para decir.-
¡Felicidades! No es nada fácil.
De hecho la valoraba con expresión de interés, había
observado a esa chica cerca de su nieta y parecía que ambas habían hecho buenas
migas. Además, en honor a la verdad, esta muchacha, pese a no ser de las
mejores, no lo hacía del todo mal. Con un cursillo y algo de adiestramiento,
podría tener posibilidades en su agencia.
-Dime. ¿Puedo ayudarte en algo? ¿Tienes alguna duda
de cómo presentarte en mi academia? - Le inquirió la diseñadora.-
Aunque lo que Crista dijo entonces dejó sorprendidas
tanto a Esmeralda como a Mirna. La muchacha bajó la cabeza y declaró con pesar.
- Verán ustedes. Disculpen mi atrevimiento, pero
creo que esta elección no ha sido justa.
Fue
la modelo la que le opuso con tinte comprensivo y al tiempo conciliador,
creyendo sin duda que lo decía por ella misma.
- Mira, has conseguido una mención, cosa que no está
al alcance de la mayoría, y tus otras compañeras también han hecho sus
méritos...
No obstante Crista, en un otro movimiento audaz la
interrumpió para apresurarse a agregar con tono humilde.
- ¡Por favor!, no me malinterpreten. Les aseguro que
no lo digo por mí. Yo estoy muy contenta, esta mención es más de lo que me
esperaba. Es por otra chica a la que han boicoteado en la final.
- ¡Pero muchacha!, ¿te das cuenta de lo que estás
diciendo?- Intervino Esmeralda que no sabía si sorprenderse o enfadarse por lo
que oía. – Eso es una afirmación muy seria.
- Lo sé - aseveró Crista con rotundidad añadiendo
para mayor perplejidad de sus interlocutoras. - Sé que esto me puede costar ser
descalificada, pero no me importa, tendré otros concursos. Y sigo diciendo que
estoy convencida de que esa chica mereció llevarse algo más y no ha sido justo.
Encima era su primera vez. Verán, uno de los jueces la chantajeó. La estuvo
acosando. Ella misma me lo dijo antes de salir al escenario.
Ahora
fue Mirna la que sí tomó la palabra con enfado e incredulidad para replicar.
- ¿Te das cuenta de que esa acusación es muy grave,
jovencita? ¿Acaso tienes pruebas de eso?
- Se de sobra lo grave que es aunque
desgraciadamente no tengo pruebas. Es más, no lo diría si no pensara que es
algo realmente muy grave. ¡Pero se tiene que terminar! – Contestó la chica con
tono y semblante decididos. – No es la primera vez que ese tipo hace cosas como
esas. Ustedes lo ignoran porque son de fuera. Pero aquí ya le conocemos de
otros castings. Y es alguien bien relacionado, por eso, ninguna de las
participantes se ha atrevido hasta ahora a denunciar nada.
Mirna no parecía muy dispuesta a escuchar
más, pero Esmeralda por el contrario, sí. Ya había notado algo muy raro en la
concesión de premios del concurso y quiso ahondar más en el tema cuando
preguntó con simulada indiferencia.
- Dinos a qué chica le han hecho eso y hablaremos
con ella para que nos lo pueda confirmar.
- No sé si estará bien, ella no sabe que se lo estoy
contando a ustedes, supongo que no le gustaría - Repuso la muchacha con cierta
prevención, refiriendo con pesar. – La pobre lo pasó muy mal, llorando y todo
justo antes de salir…no sé ni cómo fue capaz de concursar después de eso…tuvo
mucho valor y entereza. Yo no habría sido capaz.
Esmeralda y Mirna se miraron atónitas. La veterana
diseñadora recordaba incluso hacía muchos años, aquella famosa campaña del
movimiento “Me Too” que denunció ese tipo de abusos a las mujeres, sobre todo
en el mundillo del cine. Ella misma padeció algún intento, aunque con su
carácter desde luego no se privó de arrear bofetones a cualquier imbécil que
pensara poder propasarse con ella. Ni tan siquiera tuvo que informar a su
esposo de aquello. Por un lado ni falta que nunca le hizo, siempre supo
defenderse sola. De otra, Diamante hubiese desintegrado literalmente a esos
individuos. Por desgracia, todavía
quedaban tipejos repugnantes como esos acosadores de antaño. Y si tratar de
abusar de una mujer adulta y experimentada ya era bastante nauseabundo, hacerlo
con unas chiquillas que apenas comenzaban constituía un acto muchísimo más
grave y repugnante. Esmeralda haría cuanto estuviera en su mano para terminar
con aquello. De modo que le dedicó a esa joven una amable sonrisa maternal para
alegar.
- Como tú misma has dicho. Si eso ha sido realmente
así tiene que terminarse y la mejor forma para conseguirlo es que seas clara,
para que podamos investigar el asunto. No tengas miedo y dinos de qué
participante se trata. Así podrá tener ocasión de presentar una queja. Sé que
es duro, te comprendo, quizás esa pobre
chica tenga vergüenza de hacerlo ella sola. Pero créeme, debe denunciarlo. Si
es que tú estás dispuesta a testificar lo que nos acabas de contar.
-Por supuesto. - Asintió Crista.- Haré lo que haga
falta por ayudarla.
-Anda dinos ¿a quién te refieres?- Quiso saber Mirna
también, que empezaba asimismo a no juzgar aquello como una falsa acusación. –
Venga, te prometo que a ti te dejaremos fuera de esto, solamente testificarás
cuando tengas que corroborarlo, porque si se confirma lo que nos estás contando
puede que hasta haya un juicio contra ese acosador.
Y Crista
asintió y apenas musitó con voz queda.
- Me refiero a la chica número treinta y dos. Se
llama Maray.
La cara de sus dos oyentes fue un poema, Esmeralda
abrió la boca de par en par, primero por efecto del asombro, luego apretó los dientes
llena de ira. Mirna tampoco sabía dónde meterse, pero ahora comenzaban a
encajarle las cosas. Aunque la veterana diseñadora supo mantenerse calmada para
preguntar a la muchacha.
- Me fijé en que ella y tú os llevabais bien. ¿Os
habéis conocido en el certamen tal vez?
- Sí, nos hicimos amigas durante las pruebas. Es una
chica muy agradable, era su primer concurso, tenía mucha ilusión por hacerlo
bien. Me contó que deseaba que su familia estuviera muy orgullosa de ella.-
Replicó Crista.- ¡Pobrecilla!
Esmeralda asintió y a su vez le confesó a esa joven.
- Yo también conozco a esa chica.
- Es alumna de su academia, ¿verdad?- Creyó adivinar
la joven pensando que eso explicaba lo bien que Maray había desfilado. – Tenía
mucha de su técnica…
Pero
la señora Deveraux la dejó helada cuando, tras una afectuosa sonrisa, le
desveló.
- No, no es alumna de mi academia,… todavía. Pero es
mi nieta. Yo en persona la he enseñado a desfilar.
Crista se
quedó helada. Recordó cuando su compañera mencionó a su abuela, y el posterior
azoramiento de la chica. Luego ella no le preguntó más. Aunque si amiga se
refirió entonces a su madre. Estaba claro que, además de ser muy buena, Maray
era realmente modesta. Ni tan siquiera le habría hecho falta participar en este
certamen, siendo nieta de la Jefa.
-¿Su nieta? ¡Ella no me dijo nada de eso! – Pudo
musitar la atónita chica con un hilo de voz. –
- Y así debe ser. Lo que consiga debe ganárselo ella
misma, pero tampoco voy a consentir que se lo quiten de forma injusta. - Sentenció
Esmeralda visiblemente indignada. -
- Por favor, cuéntanoslo todo. – Agregó Mirna ahora
con un talante mucho más suave y cordial, sin dar tiempo a esa chica para
recobrarse aun de la sorpresa. -
Y Crista por fin les contó a Mirna y a Esmeralda lo
sucedido, ambas se indignaron muchísimo. La modelo y jurado bajó la cabeza
apesadumbrada y musitó con tinte inapelable.
-¡Pobre chiquilla! , demasiado bien lo ha hecho.
Pero yo ya no puedo cambiar las decisiones, las otras chicas no tienen culpa de
eso o por lo menos no podría demostrarse nada y se armaría un escándalo
terrible. Todo el certamen quedaría desprestigiado para siempre…
Pero Esmeralda se negaba a dejar las cosas así y
espetó muy furiosa.
-¡Lo que hay que hacer es darle una lección a ese tipejo!
¡Sabe Dios a todas las pobres chicas que coaccionará de esa manera tan
sucia!...
- Pero, ¿qué podemos hacer? - Preguntó Mirna que de
inmediato agregó. - No tenemos ninguna
prueba, de no ser que Maray le denuncie y sería su palabra contra la de él. Y
el testimonio de esta muchacha.
- Por eso no te preocupes. Déjamelo a mí.- Le dijo
su maestra que sonrió de forma maliciosa como en sus mejores tiempos de la Luna
Negra al sentenciar. - ¡Ese canalla va a saber quién es Esmeralda Lassart
Deveraux!...
Después, para asombro y alegría de la jovencita que
las escuchaba sin perder detalle, la veterana diseñadora añadió con voz más
amable e incluso llena de interés y aprobación.
- Y a ti, niña, espero verte de nuevo muy pronto. Me
he fijado en ti y eres buena. Me gustas, Crista. Y no lo digo sólo por el gesto
tan noble y valiente que has tenido con una chica de quién desconocías su
identidad. Eso me demuestra que eres una buena persona. Y eso es muchísimo más
importante que ser una buena modelo. Créeme, yo no regalo los elogios. Aunque
tienes todavía muchas cosas que pulir. También veo que reúnes cualidades para
llegar a ser modelo de la firma Deveraux. Has demostrado vocación, compañerismo
y amor por este mundo. Haremos una cosa. Habla con Mirna y ella te dirá lo que
tienes que hacer para unirte a mi academia, y no solamente para un cursillo de
un mes. Entrarás como alumna fija. Quiero a chicas como tú allí, para que den
ejemplo a las demás.
La anonadada chica se quedó embobada sin saber que
decir ni poder hablar. Fue Mirna la que, también con amabilidad, le dijo.
- Anda, vete a buscar a tus padres tranquila,
nosotras nos ocuparemos de esto, ya te llamaré.
- Yo…yo no sé qué decir… ¡gracias…, muchas gracias
señora Deveraux! – Apenas si pudo sollozar la aludida. -
Esmeralda
le dedicó una amable sonrisa y asintió. La chica se alejó emocionada, aun sin
poder creer lo que le había sucedido.
-Es mi sueño hecho realidad. ¡Entrar en la Academia
Deveraux como fija!- Musitaba entre lágrimas de felicidad.
Esperaba
también que pudieran castigar a ese maníaco. Desde luego no sabía realmente
quién era la persona que se iba a ocupar de eso. No obstante, ahora todo lo que
deseaba era contarles aquello a sus padres.
-Ahora sí que estarán orgullosos de mí.- Pensó muy
contenta.-
Por
su parte la propia Esmeralda, que no iba a olvidar ni a perdonar de ningún modo
aquel ultraje, dejó a la también consternada Mirna, pensando ya en lo que iba a
tramar contra ese viejo pervertido. Desde luego no se lo iba a decir ni a
Diamante, ni a su propia hija y menos a Roy y a Leval. A parte del disgusto que
se llevarían ellos le romperían la cara a ese individuo y ella prefería algo
mucho más elaborado, discreto y sutil, aunque necesitaría algo de ayuda...
-Será algo realmente bien planeado.- Pensaba.- Y que
le dé a ese despreciable bastardo una buena lección.
Así
las cosas, la diseñadora retornó junto a su familia, ocultando tras su sonrisa
aquellas cábalas para ese ansiado ajuste de cuentas…
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