Tras unas horas de avanzar en esa inmensa y monótona
extensión de terreno sin ver ningún cambio el grupo decidió pararse a descansar
e intercambiar impresiones.
Eran tiempos duros y yo corría
Podía sentir que se acercaba mi oportunidad
Otro momento, otro lugar
Una almohada llena de lágrimas heladas.
Veo las puertas,
Una luz a lo lejos
Me mostraba la salida hacia mi deseo
Me rindo, mi corazón es para ti,
Porque estoy solo y me siento triste
Se que nunca moriré de amor
Pero nunca tendré bastante
Oh, no tengo tiempo que perder.
En mi camino
Hacia el avión
Camino de mis sueños rotos.
Mi camino
Hacia el avión
Como en la escena de una película antigua.
En mi camino
Hacia el avión
Me devuelve a los sueños que amé.
Sólo los buenos chicos ganan en las películas
Pero de momento cariño, tengo bastante.
(El camino está cerrado, está cerrado para siempre)
El amor puede crear malentendidos
Pero mi corazón pronto aterrizará
Otro amor de alas doradas
Oh, te compraré anillos de diamantes
Esperándote en un solitario arco iris
Te haré señas mágicas cuando llegue
He roto con todo, mi corazón para ti.
Porque estoy solo y me siento triste
Se que nunca moriré de amor
Pero nunca tendré bastante
Oh, no tengo tiempo que perder.
En mi camino
Hacia el avión
Camino de mis sueños rotos.
Mi camino
Hacia el avión
Como en la escena de una película antigua.
(Pero lo sabes, si lo sabes, que puedes cambiarlo)
Soy el hijo
Soy el heredero
De una timidez que es criminalmente vulgar
Soy el hijo y heredero
De nada de particular
¡Cállate!
Como puedes decir
Que me lo tomo a la tremenda
Soy Humano y necesito ser amado
Como todo el mundo
-¡Yo te amo, Tom! ¡Haré cualquier cosa por ti! - Chillaban algunas.-
-¡Te daré todos los hijos que quieras!- Aullaban otras.-
Y te vas tu solo
Y te vas a casa
Y lloras
Y quieres morir
Cuando dices que va a pasar ahora
¿A cuándo te refieres exactamente?
Mira, ya he esperado demasiado
Y he perdido toda la esperanza
¡Cállate!
Como puedes decir
Que me lo tomo a la tremenda
Soy Humano y necesito ser amado
Como todo el mundo
(How Soon is now. Charmed versión. The Smiths, crédito al autor)
-Descansemos un poco. – Les sugirió Asthel.-
-Es una buena idea.- Convino Diaval, añadiendo.- Mi
tío Eron siempre decía que, en tanto haya oportunidad el cuerpo tiene que recuperarse,
nunca se sabe a lo que nos podríamos enfrentar. Y menos por estos parajes.
-En eso coincido con tu tío.- Afirmó Alusa.-
-Sí, es una sabia precaución.- Añadió Minara.-
-Y lo de comer tampoco vendría mal.- Alegó el
saiyajin.-
-Por desgracia no tenemos muchos víveres.- Declaró
Fiora quien también tenía algo de hambre.-
-Es verdad. Pensaba que este viaje iba a ser meramente
espiritual. Pero aquí existe esa dualidad del cuerpo y de la mente.- Comentó
Maray.-
-Así es, y aunque pudimos hacernos con algunas
provisiones en el tercer círculo no creo que nos basten.- Aseveró Granate.-
-En fin, algo sí que tenemos.- Terció más animadamente
Fiora.-
Y
de entre sus cosas sacó una bolsa atada con una pequeña correa. De esta, al
desatarla, extrajo una pequeña judía y declaró.
-Algunas alubias mágicas que traje. El tío Giaal me
las dio.-
-¡Vaya!- Sonrió Diaval, sacando otra bolsita
parecida.- Tuvimos la misma idea entonces.
-¡Pues menos mal que alguien pensó en la parte
materialista!- Sonrió Asthel.-
Los otros se rieron de la ocurrencia. Por su parte,
Brian y Mimet estaban algo aparte, conversando sentados en el suelo.
-¡Parece que se lo están pasando bien.- Afirmó él.-
-Sí, debe de tener que ver con un comentario que ha
hecho Asthel. Desconozco que puede moverles a la hilaridad en un sitio como
este. - Comentó su interlocutora.-
- Es bueno tener sentido del humor para hacer este
viaje menos duro. Este sitio es desolador, ya llevamos horas andando y no se ve
nada diferente.- Observaba el chico mirando en todas direcciones. -
- Parece un gran desierto.- Respondió ella
conjeturando. - No se ve el final, quizá todo el cuarto círculo sea así.
- Espero que no. Aunque mejor así que no lleno de
demonios, ¿verdad?.- Sonrió Brian que acarició la cara de Mimet. –
-Desde ese punto de vista, tu afirmación está
totalmente fundamentada.- Convino ella.-
-¡Desde luego, se me ocurren bastantes destinos
mejores que este para unas vacaciones!- Declaró el chico.-
-¿Fue algo bastante fuera de los parámetros
corrientes, verdad?- le dijo ella. - La forma que tuvimos de empezar con este
viaje.
- Sí. - Convino su contertulio. - Lo recuerdo
bien...
Brian
estaba en el gimnasio de su casa en la Tierra. Él y Mimet pasaban una temporada
allí, de visita. A pesar de su aparente frialdad y su poca capacidad para
comunicar sus emociones o incluso a sentirlas, Mimet se había hecho acreedora a
las simpatías de Kerria y Sam, al igual que a las de Roy y Beruche. Ellos veían
que la chica se esforzaba por ser más humana y además, era de las pocas
personas que no encontraban para nada extraña la relación entre la madre de Brian
y su compañera. También estaba junto al chico porque le quería o al menos eso
intentaba evidenciar besándole a veces con algo de torpeza. Eso siempre
inspiraba cierta ternura a los abuelos y a las madres del muchacho. Pero lo
principal era que ella demostraba ser voluntariosa y sobre todo sincera. Quizás
en una variedad demasiado árida y abrupta, pero era incapaz de mentir, y toda
la familia de Brian valoraba eso por encima de cualquier otra cualidad. Nadie
quería para el chico otro desengaño. Por si fuera poco, Mimet sorprendía a sus
más que posibles futuras suegras por su inocencia y las cosas que podía hacer.
Sobre todo a Samantha. Esa tarde sin ir más lejos, Sam le pidió medio en broma
que memorizase una página del listín telefónico, ocurrió así. Mientras
charlaban sobre lo fastidioso que era a veces no tener el número de alguien
memorizado.
- De vez en cuando, no vendría mal llevárselo,
cuando me olvido el móvil en casa no consigo recordar casi ningún teléfono. - Declaró
Sam atusándose su rubia melena, tratando así de retocar su permanente. -
-¿Por qué no los aprendes? - Le sugirió Mimet. -
- ¡Bromeas! ¿Verdad, querida? No tengo tanta
memoria. Para que te hagas una idea, solo mi lista de clientes y otros números
de contactos importantes asciende a casi cien.- Le respondió Samantha divertida
por semejante propuesta. -
- No son muchos. - Opinó indiferentemente la chica
que estimó. – Podrías aprenderlos sin demasiada dificultad.
-¡Anda ya!- rio Sam que añadió con sorna. -¿Y por
qué no te aprendes tú una página del listín de teléfonos si lo ves tan sencillo?
- Bueno, si quieres.- Repuso la aludida.-
-¿No lo dirás en serio?- Sonrió su contertulia,
agregando divertida.- Eso me gustaría verlo.
Como casi siempre, Mimet interpretó las palabras al
pie de la letra. Entonces, tratando de agradar a esa madre de su novio, tomó el
listín y le dio un rápido vistazo para declarar con tono sereno y seguro.
- Ya está.
-¡No me tomes el pelo!- Se sonrió Sam añadiendo con
jovialidad en tanto movía la cabeza con patente incredulidad. - Ya soy muy
mayor para eso.
- No es broma, si es a lo que aludes con esa declaración
relativa al cabello. - Repuso su interlocutora que conocía ya el significado de
esa expresión, así que le pidió a su divertida oyente. – Pregunta si no me
crees.
- Bueno. Como te veo tan segura. – Convino la
interpelada que siguió lo que interpretaba como una chanza. - A ver, el teléfono de...
Samantha
se quedó boquiabierta, apenas le preguntó por un nombre esa chica le respondió
con el número correcto. Probó de nuevo y sucedió lo mismo, una y otra vez.
Mimet sabía cada uno de los teléfonos o de las direcciones que le preguntaba.
¡Al pie de la letra! Es más, la chica comenzó a decir, uno a uno todos ellos y
por el orden alfabético en el que aparecían.
- Pe… pero ¿cómo es posible?- pudo decir Sam atónita.
- ¿Cómo lo haces?
- Solamente los memorizo. - Declaró Mimet agregando
con intención de informarse. - Para mí no es complicado. ¿Es que debería serlo?
Su
contertulia no supo que responder. En eso que apareció Brian, había escuchado las
últimas palabras y sonreía. Estaba sudando y sólo vestía con una camiseta y un
pantalón corto de entrenamiento dejando ver todos sus músculos congestionados
que le hacían alcanzar un considerable volumen.
-¡Brian, esta chica es increíble! - Exclamó
Samantha. -
- Sí que lo es, Mimet es muy especial. - Sonrió él
abrazando a la aludida por detrás y besándola en el cuello para pedirle con voz
melosa. - Anda cariño. Deja eso de recitar números y vamos a dar una vuelta.
- No pensarás salir así, hijo.- Intervino Kerria
entrando en el salón. -
- No, claro que no - sonrió él. - Sólo me entreno
unos minutos más y me voy a la ducha. ¿Alguna se viene conmigo? - Propuso
riéndose. -
- ¿Necesitas ayuda para ducharte? - Quiso saber su
extrañada novia y no parecía que lo preguntara en broma. Sobre todo cuando
aseveró. – Ya eres muy mayor y no sufres ningún tipo de restricción en tus
movimientos. Creo que tus madres debieron de enseñarte a hacerlo de manera
autónoma hace bastantes años ya.
Tanto Kerria como su pareja se rieron, ante el gesto
de desconcierto de la chica y las carcajadas de Brian.
-¡Anda, golfo!- Le respondió jocosamente Sam
arrojándole una toalla. - Vete a terminar de entrenar.
Kerria
y su pareja se miraban divertidas. Para la madre del chico estaba claro que su
hijo se parecía demasiado a veces a su abuelo, el padre de ella. Esa vena de
humor algo gamberro había sido el distintivo de Roy durante sus años de
juventud. En tanto su madre biológica pensaba en eso, Brian, con gesto travieso
y divertido, levitó tomando a Samantha en brazos. Ésta protestaba agitando las
piernas.
-¡Suéltame, no seas tonto! sabes que no me gusta que
me lleves volando.
- ¡No seas miedica, mamá Sam! - Reía el chico solicitando
el apoyo de su novia. - Vamos Mimet, dile que no pasa nada.
- Estadísticamente hablando, a juzgar por la altura
y el agarre de Brian, combinado con su velocidad, las posibilidades de
accidente o lesión para ti son casi nulas, Sam. - Se apresuró a responder ésta.
-
- Déjalo querida. - Le pidió una divertida Kerria.-
Creo que mi esposa ha tomado nota…
La madre del muchacho se daba cuenta de que esa
chica lo interpretaba todo de forma demasiado literal. Dejó pasar unos instantes
moviendo la cabeza divertida para ser ella la que le pidiera a su hijo de modo
entre conciliador y algo indulgente.
- Brian, no seas pesado.
Éste
obedeció, dejando a Samantha nuevamente en el sofá.
-¡Vaya par de rollos que estáis hechas! - Les recriminó
él con pitorreo para proponer. - Anda, mirad como me entreno a ver si os animáis.
Las
tres decidieron ir a ver. Kerria y Sam miraban asombradas como el chico evolucionaba
casi más rápido de lo que podían seguirle con la vista. Tenía mucha fuerza,
estaba claro que llevaba la sangre de los guerreros del espacio. En ese momento
llegaron su abuelo y su abuela y se sumaron al público.
- A ver Brian, concentra tu energía. - Le pidió Roy.
-
El
chico lo hizo, provocando temblores en el suelo del gimnasio e incluso consiguiendo
que se levantasen algunos baldosines. Paró para evitar destrozarlo todo y
preguntó.
-¿Qué te parece, abuelo?, esto no es ni la décima
parte de la fuerza que puedo llegar a desarrollar.
- Ya me superas con mucho, Brian. - Sonrió el
interpelado orgulloso de ello, para declarar. - Te has convertido en un chico
muy fuerte.
- Es cierto,- convino Bertie agregando. -Y muy atractivo,
además tienes una novia preciosa, que seguro se enfadará si no terminas de
entrenar y te duchas enseguida para salir con ella a dar una vuelta. ¡Lo sé por
propia experiencia, yo me enfadaba mucho con el tonto de mi entonces novio! -
Sonrió en tanto su esposo la acurrucaba cariñosamente con uno de sus brazos.-
- Es verdad. - Admitió su nieto. - Ya voy - y
desapareció con tal rapidez que no pudieron ni verle, al cabo de tan sólo
quince minutos reapareció arreglado afirmando con satisfacción. - Ya estoy
listo.
Lucía
una chaqueta oscura, camisa blanca y unos pantalones azules. Mimet, que llevaba
un vestido blanco, también estaba muy bonita y elegante.
- Estáis muy guapos los dos. - Sonrió Kerria que les
instó con jovialidad -¡Idos a divertir por ahí!
La
pareja de muchachos asintió. Brian le preguntó a su novia.
-¿Dónde te apetecería ir?
-No tengo ninguna preferencia significativa.-
Replicó ella.-
-¿Damos un paseo en moto?- Le ofreció él con una
sonrisa.-
-Sí, eso está bien.- Asintió la muchacha mimetizando
aquel gesto.-
En verdad le gustaba ir con Brian en ese vehículo
tan antiguo pero útil. Su novio le decía que le encantaba ir en motocicleta
porque eso le hacía sentir libre. Aunque Mimet no llegaba a comprender el
porqué. A fin de cuentas él era capaz de volar y de desplazarse mucho más
rápidamente por sus propios medios que usando esa máquina. Supuso que sería una
de esas cosas que quedaban fuera de su entendimiento.
-Id con cuidado.- Les recomendó Bertie.-
-Y no os olvidéis los cascos.- Añadió Kerria.-
-Claro que no.- Convino su nieto e hijo respectivamente.-
Pero, en ese
instante, una luz se materializó en medio del gimnasio. Todos se preguntaron
que podría ser hasta que Brian, muy animado durante todo el día, tornó su
expresión de risueña a grave y dijo con tono serio.
- Ha llegado el momento. Asthel nos llama, debemos
partir.
-¿Partir? - Inquirió Sam sorprendida. - ¿Hacia
dónde?
- Tenemos que comenzar un importante viaje. - Le
respondió Mimet, con su tono controlado, serio y analítico que cuadraba
perfectamente en esta ocasión. -No sé hasta donde nos llevará, pero debe ser
así. Y no será en motocicleta.
- Me cambio enseguida. - Añadió Brian no sin pesar. -
Al momento se despojó de su chaqueta, camisa y
pantalón y en su lugar se enfundó su traje de combate, el que guardaba para
alguna ocasión especial, que ya había llegado al fin y asimismo tomó una
mochila en la que llevaba diversas cosas, una bolsita de alubias entre ellas.
Mimet, se metió en una habitación y allí se cambió también, con un atuendo más funcional,
que siempre llevaba previsoramente en su maleta.
-¿Cuándo volveréis? - Les preguntó Kerria
visiblemente preocupada. -
- No lo sé, mamá Ky. - Contestó Brian con voz queda.
- Ni siquiera sé si volveremos.
Tanto Sam, como Beruche y Kerria, escucharon estas
palabras con miedo y gran inquietud.
- ¡Pero Brian! - intervino su abuela con la lógica
preocupación. - Si es tan peligroso no vayáis.
Sin
embargo, antes de que el muchacho pudiese replicar, Roy intervino con voz seria
y al tiempo, nostálgica y emotiva.
- El muchacho debe ir, es algo que le aguarda
incluso antes de que naciera. Todos sabíamos que nuestras vidas, lo que hemos
hecho, lo que vivimos, todos nuestros sufrimientos y alegrías, esperanzas y anhelos,
conducían hasta aquí. Lo vi hace muchísimo tiempo. Yo era muy joven y no lo
entendí. Pero ahora, viéndote así hijo, y a ti, Mimet, recuerdo a esos
muchachos de mi visión. La que tuve en el Rincón del Alma y del Tiempo. Este
momento era inevitable y a la vez preciso. Id chicos y seguro que Dios os
acompañará, al igual que nosotros con nuestros corazones. ¡Mucha suerte!
- Gracias abuelo - Repuso Brian visiblemente
emocionado para asegurar. – Te prometo que no te defraudaremos. Muchas gracias
por cuanto me has enseñado.
- De eso estoy seguro. - Le respondió Roy dándole un
fuerte y cariñoso abrazo. –Cuídate muchacho, cuidaos mucho los dos.
Kerria se abrazó también a su hijo sin poder evitar
llorar, pidiéndole emocionada.
-¡No nos olvides cariño, recuérdanos siempre!
Brian asintió también con algunas lágrimas,
replicando.
-Lo haré, por favor, gracias por ser tan buenas
madres. Despedidme de papá y de Cindy.
Después fue Samantha la que pudo agregar con esa
misma emotividad.
-Nosotros nunca dejaremos de pensar en ti y en los
demás.
-Os llevaré siempre conmigo, vaya a donde vaya. – Le
prometió el chico dándole un afectuoso beso en la frente y un sentido abrazo,
igual que hizo con su otra madre. -
Finalmente fue Bertie la que, tomando con delicadeza
el rostro de su nieto entre sus ya, envejecidas manos, le susurró.
-Ahora vas a acometer tu propia aventura, cariño. Ten
valor y sobre todo, quiere a Mimet y cuídala.
Dale muchos recuerdos a Asthel, a Maray y a los demás. Pues desde hace
mucho sé que sois muy especiales. Y tú, - añadió tomando las manos de la
muchacha entre las suyas. – Cuida bien de él. Ya comprendes a lo que me
refiero.
Y en esta ocasión, por sorprendente que pudiera
parecer en ella, la chica asintió para replicar.
-Sí, lo entiendo. Por favor, díganles a mis padres y
a mis abuelos que en todo lo que yo puedo sentir y valorar, les quiero.
Bertie y
Roy asintieron con una sonrisa. Fue éste último quien a su vez recordó.
-Este destino venía ya trazado incluso en las cartas
de mi abuelo Harry. ¿Recuerdas cubito?
-Sí.- Asintió su esposa.- Todo ha cobrado sentido
ahora…
Kerria y Sam no comprendieron eso último y se
abrazaron de su hijo, pese a sus rostros llorosos sonrieron llenas de orgullo y
amor hacia el chico y también con afecto hacia esa muchacha. De hecho, Mimet
recordaba esas mismas expresiones pocos días antes de aquella partida. Cuando
Brian y ella llegaron a Nueva York. Hacía mal tiempo, pero pese a todo,
aterrizaron sin dificultades en el JFK y tras tomar un taxi se plantaron en la
casa de los Malden. Fue Kerria quien les abrió.
-¡Hijo!- Exclamó con visible alegría.-
Brian
se abrazó a ella e incluso la levantó en
volandas girando con idéntica felicidad.
-¡Para que me vas a marear! - Exclamó su madre entre
risas.-
-Ya tenía muchas ganas de verte. ¡Mamá Ky - Afirmó él con gran entusiasmo. -
Mimet
observaba con expresión que podría asimilarse a la curiosidad. No podía llegar
a comprender esas reacciones. Supuso que su novio estaba muy contento de volver
a ver a su progenitora, aunque las probabilidades de que eso aconteciera, yendo
a la casa donde ésta vivía eran casi del cien por cien. De modo que él ya
habría dado por hecho que se encontrarían.
-Bueno, no era un acontecimiento al azar. O con
escasas posibilidades de ocurrir como cuando eres agraciado con algún premio de
lotería. Quizás la alegría no tenga entonces porque ser inversamente
proporcional a las probabilidades matemáticas.- Dedujo la joven.-
Al poco y tras saludarla también a ella, la
anfitriona les invitó a entrar, el cielo estaba muy encapotado y amenazaba
tormenta. Una vez en el interior, apareció Samantha. El chico dio las mismas
muestras de afecto, levantando una vez más en brazos a su otra madre que hasta
dio un divertido grito. Luego llegaron sus abuelos con los que estuvo
igualmente cariñoso aunque más comedido.
-¿Qué tal el viaje?- Quiso saber Roy tras abrazar a
su nieto.-
-De maravilla. El avión estuvo bien, pero yo hubiera
preferido venir volando. – Le confesó.-
-No comprendo.- Intervino Mimet, alegando.- Hemos
venido volando.
-Me refiero a haberlo hecho por mis propios medios.-
Sonrió él guiñándole un ojo para solaz de todos.-
-¿Tienes alguna irritación ocular?- Quiso saber la
chica.-
Eso
hizo prorrumpir en risas al resto que ya conocía la peculiar manera de ser que
la chica tenía.
-No querida, seguro que Brian está perfectamente.-
Pudo decir Sam, una vez que fue capaz de contener la risa.-
Aunque
una llamada captó entonces la atención de todos. Era una conexión de urgencia, Roy
enseguida contestó.
-¿Sí? Diga. ¿Qué ha pasado?...¿qué?....Sí claro,
haremos lo posible. ¿Podrían darnos más datos?
Y
ante las caras de curiosidad del resto, una vez cortó la comunicación, Roy les
contó.
-Hay un avión averiado, al parecer ha perdido un
motor debido a un rayo. Venía de Francia y apenas sí le queda combustible.
- Son aproximadamente siete horas y quince minutos de
vuelo.- Apuntó Mimet, explicando.- Con la pérdida de un motor y el depósito
casi vacío, las probabilidades de accidente son muy elevadas. No sería capaz de
calcular el porcentaje con exactitud al carecer de datos precisos, pero
estimaría que supera el setenta por ciento.
-Hay que hacer algo.- Dijo Brian, mirando ahora a su
abuelo.-
Roy
sonrió levemente para preguntarle a su nieto, ante el estupor del resto.
-¿Recuerdas la película clásica de Superman, cuando
sucede algo parecido? Pues ya sabes lo que has de hacer.
-¿Crees que podré?- Inquirió a su vez el chico con
expresión dubitativa.-
-Creerlo no, estoy seguro.- Afirmó animosamente su
abuelo.-
-¿De qué estáis hablando?- Quiso saber Kerria.-
-Voy a ayudar a esa gente, mamá Ky.- Repuso su hijo,
afirmando con voz segura.- Debo hacerlo.
-Ten cuidado cariño, eso es muy peligroso.-
Intervino la concernida Samantha.-
-No para él.- Aseveró su suegro quien no obstante,
le pidió al chico.- Llévate esto, lo necesitarás.
Y Roy
fue hacia un cajón que había en uno de los muebles del salón, lo abrió y le
entregó a su nieto una especie de visor con un pequeño micrófono incorporado.
-Así estaremos en contacto, por si tienes dudas,
Brian.- Le dijo su abuelo, comentando al resto.- Una baratija de la Masters
Corporation que el principito me regaló hace años por mi cumpleaños. Imitación
muy buena de un visor de combate saiyajin. Incluso con características
mejoradas.
El
chico se los puso. Tras probar su funcionamiento todo estuvo listo. No tardó en
salir al jardín y elevarse volando a gran velocidad, en medio del aguacero que
se había desatado.
-Tengo la certeza con un noventa y ocho por ciento
de probabilidades de conocer su plan, señor Malden.- Declaró Mimet, añadiendo.-
Basándome en la escena de la película que alude. Superman, The Movie, de mil
novecientos setenta y ocho, donde el héroe de Kriptón ayuda a un aeroplano que
pasa por un trance prácticamente idéntico al que nos ha descrito.
-¿Y qué plan es ese?- Preguntó Bertie, tratando de
recordar, puesto que ella misma vio esa película hacía muchos años y su memoria,
pese a ser buena, no llegaba a acordarse de esa escena.-
-A buen seguro que Brian intentará suplir el motor
averiado sosteniendo e impulsando el avión en su lugar.- Conjeturó la joven.- Aunque
deberá tener cuidado y aplicar la fuerza adecuada en el ala, o podría
destruirla e incluso dañar el fuselaje. Es más, aquella película tenía un grave
error en ese aspecto. Esa zona no sería, desde el punto de vista de la
ingeniería aeronáutica, la parte más adecuada para ejercer dicho empuje. -
Advirtió con tono desapasionado, para aclarar.- Podría partirse fácilmente y
ocasionar una entrada en barrena del aparato que lo haría virtualmente
imposible de controlar.
-¡Eso sería terrible!.- Exclamó Samantha con
evidente temor.-
-Papá, esto no es una película.- Le censuró Kerria
al veterano guerrero.- Puede que Brian haga más mal que bien sin pretenderlo. Y
eso sería mortal para todas las personas que viajan en ese avión y horrible para él. Jamás podría olvidarlo. No
quiero que tenga un trauma así para toda la vida.
Roy escuchó con atención a su hija. Empero, no
pareció mostrarse inquietado por eso y contestó con tono seguro.
-Por eso le di esos transmisores. Llevan también una
cámara y un escáner. A través de ellos, podrás comunicarte con él, Mimet, y
darle instrucciones. Tú eres la única que puede indicarle el modo de salvar a
esas personas con total exactitud y sin titubeos.
-No sé que instrucciones podría darle.- Opuso ella.-
-Por ejemplo, basándote en el peso y la velocidad de
ese avión, la fuerza del viento y la altitud. El Servicio de emergencia del UNISON,
que es quien ha contactado conmigo, los enviará. Estoy convencido de que, una
vez informada, serás capaz de orientar a Brian para que ayude a esos pilotos a
aterrizar sin demasiados daños. Indicándole por ejemplo, dónde debe ponerse
para elevar el avión y qué fuerza ejercer.
-Ya le entiendo, señor Malden.- Asintió la
muchacha.- Eso sí podría funcionar.
Y
así era. Mimet comprendió la estrategia enseguida. Brian pudo comunicar con
ellos y, tras transformarse en super saiyajin, preguntar en tanto se aproximaba
a ese aparato a gran velocidad.
-¿Por dónde tengo que sujetar esto?
Por fortuna le dio tiempo a llegar en el momento
justo dado que el avión comenzaba a perder altura peligrosamente. Y es que, tras
la destrucción de ese motor, otro más de esa misma ala había dejado de
funcionar y las cámaras del visor, pudieron grabar como perdía combustible a
través de una fuga.
-Tras ese nuevo percance, ese avión se estrellará
sin duda.- Valoró Mimet tras recibir aquella cascada de datos prometida y
analizarlos con gran celeridad, explicando a los allí presentes.- Únicamente
tiene dos motores en el ala de babor funcionando. Y con el combustible que está
perdiendo y a juzgar por su trayectoria de destino, debe de estar casi sin
reservas.
El
muchacho aguardaba instrucciones, pero la situación se agravaba por momentos,
aquel enorme aeroplano comenzaba a caer, inclinándose peligrosamente hacia el
morro. Apenas tenía ya combustible para que los otros dos motores
funcionaran. Al fin, Mimet, tras
escrutar los datos y hacer rapidísimos cálculos mentales, le indicó.
-Debes sujetarlo por debajo del fuselaje, justo
entre las ruedas del tren de aterrizaje trasero.
Brian
así lo hizo y tras recibir instrucciones más precisas por parte de su novia sobre
la fuerza y la inclinación que debía mantener, ese avión comenzó a enderezarse.
Al fin, el joven permitió que los pilotos pudieran bajar el tren de aterrizaje
y aprovechando la inercia del avión y la sustentación adicional que él
aportaba, los profesionales lograron hacer un aterrizaje sin más problemas. Al
poco, las noticias se hicieron eco de aquel extraordinario suceso. Tras poner
la holo tele todos en la casa observaron llenos de orgullo y alegría.
-Al parecer, el avión siniestrado estaba a punto de
estrellarse cuando la oportuna aparición del Guerrero Dorado lo impidió.
-Informaba el locutor.-
-¡Ha sido un milagro! - Exclamaba uno de los
pasajeros tan pronto hubieron salido y declararon para los medios.-
-¡Dios bendiga al guerrero Dorado!.- Sollozaba una
emocionada mujer de cierta edad.-
También
pudieron ver a una joven madre descendiendo de la escalinata del aparato y
llevando en brazos a un bebé. Las cámaras enfocaron a aquel fabuloso guerrero
que brillaba de un modo cegador, agitó su mano despidiéndose de la gente que ,
en respuesta, le ovacionó. Después se alejó volando a una enorme velocidad,
siendo perdido de vista hasta por los más potentes teleobjetivos.
-Allí se aleja nuestro héroe, el Guerrero Dorado que
lleva tantos años apareciendo cuando hay alguna amenaza o peligro.- Narró el
comentarista, sentenciando.- Nuestro mundo es un lugar más seguro gracias a él
y a otros luchadores por el bien, como las Justicieras.
Las que también lloraban sonrientes y abrazadas escuchando
aquello eran Kerria y Sam, Roy pudo decir entonces con un tono lleno de emoción
que no podía ocultar su gran orgullo.
-Ese es vuestro hijo. El niño que habéis criado.
-Es un héroe, como lo han sido su abuelo, su madre y
su tía antes que él. – Afirmó Beruche, quien, con evidente aprobación y
alegría, agregó dirigiéndose a Mimet.- Y tú también, querida. Mi nieto no lo
hubiera logrado de no ser gracias a ti.
-Es cierto, le agradezco sus palabras.- Asintió la
chica, eso sí, sin ápice de complacencia.-
-Tú sabias esto. ¿No es cierto, papá?. Estabas
convencido de que Brian y Mimet, combinando sus habilidades, podrían resolver
la situación.- Sonrió Kerria.-
-Hija, tengo mucha experiencia y si algo he
aprendido es a trabajar en equipo. Recuerda que he sido entrenador.- Afirmó
éste con visible satisfacción, y añadiendo aún con mayor dosis de orgullo y
afecto.- Y he luchado codo con codo con grandes amigos y compañeros en muchas
batallas. Lo mismo que tu madre y tú.
Las aludidas asintieron. Al poco Brian retornó, el
chico pese a todo parecía algo apurado cuando dijo , entrando empapado en la
casa y sin brillar ya como un super saiyajin.
-¡Vaya! Ha sido más difícil volver sin que me viesen
que ayudar a aterrizar a ese avión.
Sus
madres y sus abuelos le abrazaron enseguida, repitiendo una y otra vez lo
orgullosos que estaban de él. El azorado muchacho sonrió y después añadió con
modestia.
-De no ser por Mimet jamás lo habría logrado. Ella
me dio todas las indicaciones.
-Sí, es cierto. ¡Eres un genio! - La halagó
Samantha.-
-Y los dos os compenetráis de maravilla.- Aseveró
Kerria a su vez, añadiendo.- Tal y como tu abuelo supo enseguida. Hacéis una
magnífica pareja, en todos los sentidos.
-Escuchad que canción han puesto en la holo tele
para celebrar vuestro rescate.- Sonrió Roy, agregando entre visiblemente
contento y lleno de satisfacción y orgullo, al remachar.- Ni yo la hubiera
escogido mejor.
Y con imágenes de fondo de aquel increíble rescate,
todos pudieron escuchar aquel antiguo tema.
Eran tiempos duros y yo corría
Podía sentir que se acercaba mi oportunidad
Otro momento, otro lugar
Una almohada llena de lágrimas heladas.
Veo las puertas,
Una luz a lo lejos
Me mostraba la salida hacia mi deseo
Me rindo, mi corazón es para ti,
Porque estoy solo y me siento triste
Se que nunca moriré de amor
Pero nunca tendré bastante
Oh, no tengo tiempo que perder.
En mi camino
Hacia el avión
Camino de mis sueños rotos.
Mi camino
Hacia el avión
Como en la escena de una película antigua.
En mi camino
Hacia el avión
Me devuelve a los sueños que amé.
Sólo los buenos chicos ganan en las películas
Pero de momento cariño, tengo bastante.
(El camino está cerrado, está cerrado para siempre)
El amor puede crear malentendidos
Pero mi corazón pronto aterrizará
Otro amor de alas doradas
Oh, te compraré anillos de diamantes
Esperándote en un solitario arco iris
Te haré señas mágicas cuando llegue
He roto con todo, mi corazón para ti.
Porque estoy solo y me siento triste
Se que nunca moriré de amor
Pero nunca tendré bastante
Oh, no tengo tiempo que perder.
En mi camino
Hacia el avión
Camino de mis sueños rotos.
Mi camino
Hacia el avión
Como en la escena de una película antigua.
(Pero lo sabes, si lo sabes, que puedes cambiarlo)
(Jet
Airliner, Modern Talking. Crédito al autor)
Siendo testigo de aquello y tras escuchar esas
alabanzas con esa canción de fondo, la propia Mimet experimentó algo que no era
capaz de explicar, una especie de sensación de aprobación por el deber
cumplido, de pertenencia a un grupo. Ahora, rememoraba las cariñosas
expresiones de la familia Malden y la tristeza y al tiempo el orgullo de las
madres y los abuelos de Brian cuando les dijeron adiós. Así, tras esa
emocionante despedida de todos sus familiares, Brian y Mimet cruzaron la luz
que había tomado forma de una estrella. De pronto se encontraron junto al resto
de sus compañeros...
- Sería algo estupendo si fuéramos capaces de volver–
dijo entonces ella saliendo de esos recuerdos en tanto los analizaba. - Ahora
que sé lo que se siente al añorar a los seres queridos. Es una sensación de
pérdida que no se puede reparar o compensar. Y es algo al tiempo extraño y
fascinante. Les recuerdo, cierro los ojos y puedo oírles, sentirles, verles
incluso. Y sin embargo, no están aquí. Ahora, lo que sería prioritario para mí,
tanto como nuestra propia misión, sería volver a ver a mis padres, de los que
ni siquiera pude despedirme, y a tu familia.
- Lo haremos. - Le aseguró Brian con renovada
moral,- ¡ya lo verás, todo saldrá bien! Ya nos lo dijeron, los dos juntos
hacemos una estupenda pareja. Y ahora además, no estamos solos. Contamos con la
ayuda de buenos amigos. ¡Triunfaremos!
Su
novia asintió con el propósito de que así sería, hasta entonces todo había ido
bien y ya llevaban superada al menos la tercera parte del camino. De todos
modos, incluso ella pensaba que, en este tipo de cosas, las previsiones
estadísticas no valían. Y deseaba con todas sus fuerzas, si es que podía usar
el término desear, en lugar de una más fría y científica expresión, intentar
alcanzar un objetivo, el poder experimentar sentimientos con la misma
intensidad que el resto de sus compañeros.
En eso meditaba cuando Asthel se acercó a ella y a Brian.
-¿Qué pasa con vosotros? ¿No tenéis hambre?
-Un poco bastante, sí.- Sonrió él.-
-Defínete.- Le pidió la muchacha.- O es un poco o
bastante.
Brian
y su primo sonrieron. Asthel les ofreció entonces un par de alubias.
-Con estos estaréis alimentados para unos días.-
Afirmó.- Comeos una cada uno.
Así
lo hicieron y en efecto se notaron saciados. Mimet desde luego no entendía como
era posible tan eficacia vitamínica y nutricional concentrada.
-Teniendo muchas de éstas, podremos pasar muchos días
sin comer otra cosa.- Afirmó la muchacha.-
-Pese a todo, hemos de racionarlas. No sabemos
durante cuanto tiempo estaremos aquí.- Comentó más seriamente Asthel ahora.-
-Así es. Y para nosotros los que tenemos sangre
saiyajin, al ser nuestro metabolismo más elevado. No tienen el mismo efecto.-
Secundó Brian.-
-Ya nos preocuparemos por eso más tarde.- Respondió
su primo que le sugirió.- Deberíais dormir un poco. Descansar es importante.
Luego ya proseguiremos.
-Si es que decidimos hacia donde.- Comentó su
contertulio.-
-Lo mejor es intentar tomar una referencia y
triangular la posición.- Determinó Mimet, quien enseguida tuvo que corregirse
al objetar.- De haber tenido estrellas y constelaciones reconocibles, o el sol,
podría hacerse. Pero aquí admito que no tengo elementos para orientarme.
-No te preocupes por eso ahora y trata de dormir. Tú
también Brian.- Les aconsejó nuevamente Asthel.-
Los dos estuvieron de acuerdo en eso. Mimet tardó un
poco más en dormirse que el resto del grupo, estaba considerando el problema de
los víveres.
-A partir de aquí nuestra ruta es desconocida para
todos. Y será imposible determinar dónde y como avituallarse. Pese a nuestras
capacidades todos necesitamos comer. Seguimos siendo seres vivos. Y ni con
todos mis conocimientos puedo encontrar una solución. - Reflexionaba.-
Aunque no era únicamente eso lo que la mantenía
despierta. Tenía además una sensación extraña. Le pareció como si alguien la
llamase. No quería ir a mirar pues a su alrededor el paisaje no experimentaba
ninguna variación, pero esa voz que estaba metida en su cabeza seguía
llamándola. La joven al fin, no pudo resistir más la curiosidad, cosa extraña
en ella y anduvo hacia donde le pareció que debía de provenir la voz. A poca
distancia de donde se encontraba el grupo podía ver una colina de suave altura.
Era raro pues nadie la había visto con anterioridad y estaba dentro del campo
de visión normal. Subió por ella para tener una panorámica mayor de la
extensión que la rodeaba. Al llegar arriba y mirar hacia el otro lado, lo que
vio debería de haberle parecido asombroso, o al menos, tal y como ella lo
entendía, muy poco usual.
-Esta topografía es realmente rara. No recuerdo
haber visto nada igual antes. De hecho el terreno estaba llano en varios
kilómetros a la redonda…- Pensó tratando de encontrar una explicación.-
Más
allá de la colina se alzaba un edificio de varias plantas, parecía cualquier
edificación terrestre de finales del siglo veinte. Mimet pensó en volver para
decírselo a sus amigos pero algo la empujaba a bajar y acercarse hasta allí. Conforme
andaba descendiendo la colina hacia allá le pareció escuchar unas voces. Algunas
le sonaban familiares, llegó ante una puerta que abrió sin dificultad y penetró
en el interior…
-¿Hay alguien?- Quiso saber casi por educación,
aunque enseguida se percató de su error, pensando.- No debí descubrir mi
presencia. En este sitio la probabilidad de que haya alguien amistoso es muy
exigua.
Aunque
quizás pudiera tratarse de esa tal Mireya, que era su única aliada. Por eso, y
pese a tal altas probabilidades en contra, Mimet decidió que tenía que
intentarlo.
-Mejor una posibilidad entre un millón que cero.- Se
dijo apelando a la lógica.-
Ajeno a todo el deambular de su novia, Brian dormía
y tuvo un sueño, en él una atractiva mujer le sonreía.
-¿Quién eres? - Quiso saber el chico. -
- Me llamo Mireya. - Respondió con un susurro
aquella hermosa individua de pelo rubio trigueño y ojos verdes. -
-¿Eres tú? ¿La diablesa de la que nos hablado que
mora en este círculo? ¿Qué deseas de mí? - Inquirió el muchacho. -
Para
su sorpresa y horror, aquella mujer se transformó efectivamente en un demonio exhibiendo
dos largos colmillos y unos ojos color rojo rubí. Instintivamente él se puso en
guardia, pero ella le tranquilizó diciendo.
- Soy una diablesa del cuarto círculo, pero no debes
temerme. Daila se comunicó conmigo y me lo ha explicado todo. Verás, hace
muchos años yo protegí y velé por tu abuelo Roy, él sólo era un muchacho
entonces. Ahora vengo para ayudarte a ti y a tus amigos.
-¿Cómo sé que puedo fiarme de ti? - Contestó Brian
con tono escéptico. -
- Lo sabes. – Le aseguró ella con una sonrisa. – Solamente
debes confiar en tu instinto…
Y por extraño que le resultase Brian sintió que
efectivamente algo dentro de él le decía que confiara en aquella visión.
Entonces, ella añadió.
- Deberás tener cuidado,- le previno la diablesa
desvelándole con tono más inquieto. - Tu novia Mimet ha sido capturada por las
fuerzas del mal que pueblan esta parte del cuarto círculo. Yo no puedo más que
introducirme en tus sueños, pues me eliminarían de ser descubierta. Para que me
creas te diré que yo fui la maestra de Ruwoard y Daila y que mis ideas fueron
compartidas por la abuela de Granate, ILaya. Al menos cuando ella misma se dio
cuenta de la verdad en el mundo de los humanos y conoció el amor.
-¿Qué debo hacer entonces? ¿Cómo la liberaré? -
Quiso saber el chico muy preocupado. -
- Ella vendrá a ti, no será la misma, pero pese a todo deberás mostrarle tu amor para
ayudarla. Sólo eso te puedo decir y una cosa más, joven Brian. Si salís con
bien de éste, en el próximo círculo serás tú quien deberás enfrentarte a una
dura prueba. Recuerda que la mejor manera de conseguir el perdón está en
perdonarse primero uno mismo. Ahora debo dejarte. Mi tiempo se ha terminado.
Antes
de que su interlocutor pudiera replicar aquella mujer desapareció. Él se despertó
abriendo lentamente los ojos, pensando aun en aquel extraño sueño y
preguntándose si de verdad sería cierto todo aquello.
-¿Mimet?- Preguntó al notar el hueco vacío donde se
suponía que debía estar durmiendo su novia.- ¿Dónde estará?...
Los demás se despertaron para
continuar, pronto advirtieron también la falta de su compañera. Se preocuparon
mucho pues no veían a donde habría podido ir.
-Siendo un lugar desconocido y estando sola no
comprendo como ha podido irse.- Afirmó una concernida Maray.-
-Desde luego que eso no casa para nada con su forma
de ser. Ella es lógica y analiza todo.- Añadió Fiora, asimismo inquieta por su
compañera.-
-En tal caso, quizás no se haya ido por voluntad
propia.- Conjeturó Granate.-
-Iré en su busca.- Afirmó rápidamente Brian, alarmándose
aún más al escuchar eso.-
-Iremos todos.- Añadió su primo, alegando con buen
criterio.- No es prudente separarnos.
Empero, no sabían hacia donde encaminarse. Fue en ese
momento cuando Alusa y Minara notaron cierta aura hacia la parte de la
extensión que se situaba justo delante de ellos. Asthel trató de concentrarse
para sentir la energía de su amiga pero no lo logró. Mientras, Diaval le dijo
con cierta perspicacia, esta vez exenta de sarcasmo y llena de una buena dosis
de reflexión, algo inusual hasta entonces en el saiyajin…
- Si tú eres capaz de cruzar dimensiones abriendo
pasillos, podrías abrir uno que nos llevase hasta nuestra compañera. O incluso directamente
hasta el noveno círculo, así nos ahorraríamos el viaje.
- Lo pensé. – Admitió Asthel. - Cuando íbamos a
entrar en los infiernos, pero no pude hacerlo, algo muy fuerte bloqueaba
cualquier intento que efectuaba...ahora me sucede lo mismo. Mi habilidad no
sirve para tratar de localizar a Mimet.
-¿Qué es lo que te bloquea? - Le preguntó Minara. -
- No lo sé.- Repuso el interpelado encogiéndose de
hombros, para agregar ahora con tono más convencido - pero ese algo no quería
que lo hiciéramos de una forma tan fácil.
-Sí, percibo algo similar.- Comentó su hermana
explicando al resto de sus compañeros.- Sea lo que sea, no debemos buscarla de
esa manera.
- Dejaros ya de suposiciones, lo que debemos hacer
es encontrar a Mimet. Corre peligro si está vagando por esos parajes sola. - Les
recordó Alusa con el semblante inquieto.- A saber con quién o con qué se podría
topar…
Todos
le dieron la razón y se dirigieron hacia el camino que escogieron las gemelas. Brian
no decía nada pero estaba muy preocupado también, sobre todo cuando recordaba
de forma vaga las palabras de aquella diablesa de sus sueños. Sin embargo, no lo
comentó al resto pero deseaba que a su novia no le hubiera ocurrido nada
realmente.
-¡Maldita sea! Tendría que haberme despertado.- Se
culpaba con inquietud.-
Entre
tanto Mimet se encontraba en el interior de lo que parecía un laboratorio
inmenso. A su alrededor veía innumerables probetas y tubos de ensayo que
parecían contener miles de cultivos y enormes ordenadores que debían de estar
efectuando millones de cálculos cada segundo. Mientras contemplaba todo esto
con mucho interés, tratando de hacerse una idea de lo que podría ser, escuchó
de nuevo unas voces. Por un lado una voz de hombre muy grave y que tenía un
tono inquietante, la llamaba a ella.
- Mimette, te necesito....ven ahora.
Ella
se acercó hacia donde provenía ese sonido y entre la penumbra vislumbró el brillo
de los cristales de unas gafas sobre un rostro que permanecía en la oscuridad.
La extraña figura, alta y delgada, sostenía una de esas probetas en una mano y
al parecer la miraba.
- Hola Mimette, me alegro de verte....ya iba siendo
hora de continuar la misión que tu abuela dejó pendiente.- Declaró con voz
gutural. -
-¿Misión?... ¿de mi abuela? No lo comprendo, ¿quién
eres tú? - Quiso saber ella realmente sorprendida. -
- ¡Ja, ja, ja!,- una risa psicopática que inundó la
sala de estruendosas carcajadas fue la única réplica inmediata. Cuando cesó la
figura dijo de forma divertida. - Claro, ¿dónde tendré la cabeza? Se me
olvidaba presentarme. Soy el Daimon Germanoid, al menos lo que de él queda. Cuando
me aniquilaron en tu mundo me enviaron aquí para dejarme trabajar tranquilo.
-¿Al infierno? ¿Cómo es posible?- Le preguntó Mimet.
– Un laboratorio en el Infierno no tiene mucho sentido lógico.
- Te equivocas, querida. Tiene todo el sentido. Estamos
en el círculo del Conocimiento y de la Ciencia.- Le reveló el tal Daimon
haciendo una siniestra y al tiempo cómica aclaración. - Ciencia maligna, pero
ciencia al fin y al cabo... ¡ja, ja, ja, ja! Ya se sabe, nada es perfecto. Pero
la parte buena es que tienes la eternidad para investigar y sin recortes de
presupuesto.
-¿Por qué me has llamado? - Le inquirió Mimet que no
se sentía nada cómoda en presencia de aquel ser. -
- Es natural que tú no lo sepas. Pero tu abuela Mimette
hace años trabajó para mí, en un lugar parecido a este, ¿bonito, verdad? -
Germanoid señaló con una mano la enorme extensión de probetas alineadas sobre
una interminable mesa, añadiendo con tintes de enfermizo orgullo. - ¡Mírales,
estos son mis hijos! Están esperando para volver un día al lugar del que fuimos
arrojados y para eso te necesitamos a ti...
- No, me niego a colaborar con las fuerzas del mal.
No sé quien eres pero seguro que nadie en el que se pueda confiar.- Repuso
tajante Mimet.-
La joven se dio media vuelta y trató de marcharse
abriendo la puerta pero ésta estaba firmemente cerrada. De nuevo escuchó la
carcajada siniestra del daimon que se acercó pausadamente hacia ella.
- Me temo que, quieras o no, tendrás que colaborar conmigo.- Sentenció con
tono macabro.-
Y con una enorme fuerza incluso para las portentosas
características físicas de Mimet, la sujetó de las manos y de uno de sus ojos
pareció desprenderse algo que fue hacia ella.
-¡Déjame!- Chilló con un sentimiento y un terror que
jamás pensó que pudiera expresar.-
La chica trató de evitar aquello pero, pese a su
gran fortaleza, fue incapaz de hacerlo y únicamente pudo ver como esa especie
de organismo se aproximaba, luego ya no sintió nada…
-Sí.. ¡Ja, ja, ja, ja! - Aseveró aquel individuo.-
Ya he corregido ese pequeño problema tuyo, Mimet. Deberías al menos darme las
gracias…
Un
rato después Maray, Alusa y Minara precedían la marcha cuando la mayor de las
gemelas señaló hacia el este y dijo a todo el grupo.
-¡Eh, mirad allí!... ¡es ella!....- podía ver
claramente a Mimet que deambulaba, al parecer perdida, por aquella vasta
extensión -...
Brian corrió a su encuentro y tras él
todo el grupo, por fin llegaron junto a su compañera. Ella les miró algo
desconcertada. Su novio enseguida le preguntó, bastante aliviado al menos, por
haberla encontrado, pero realmente enfadado por el susto que les había dado.
-¿Por qué te fuiste? Sabes que es una imprudencia
salir sola por aquí. Algún demonio pudo atacarte…
- Lo sé. Lo siento,- se disculpó ella de forma muy
sumisa para agregar. - No sé por qué, pero me dieron ganas de recorrer esto.
Las gemelas entre
tanto observaban a su compañera y ambas se miraron como si de ese modo estuviesen confirmando una
suposición entre ellas.
- Oye Mimet. ¿Has estado en alguna parte? - Le inquirió
Minara con aire perspicaz. -
- No, por lo que yo recuerdo he andado durante todo
este intervalo de tiempo y el terreno siempre era el mismo. - Le respondió ésta.
-
-¿Y de veras no recuerdas haber visto a nadie en
todo ese tiempo? - Insistió Alusa con tono incluso desconfiado. - Te hemos buscado
durante casi dos horas...
- No...Esto está desierto.- Repitió el blanco de
esas cuestiones, añadiendo con bastante más inquietud de la que solía demostrar. - La verdad,
empezaba a tener miedo de no volver a veros...
Brian intervino entonces y les replicó a las gemelas
algo molesto por aquella especie de interrogatorio.
- ¡Oh, vamos chicas, dejadla tranquila! Ha pasado
por una experiencia muy desagradable, tiene que descansar un poco, ya le
preguntaréis después.- Suavemente rodeó a su novia pasándole un brazo sobre los
hombros y le musitó. - Vamos cariño.
Ambos se alejaron hacia delante. Minara entonces
miró a su hermana y a Maray y les susurró con prevención.
- No me gusta esto, algo no va bien.
- Yo presiento lo mismo,- confirmó Alusa - a esa chica
le ha ocurrido algo. Y ese algo no nos lo ha contado, estoy segura.
- Dejadla en paz por ahora, pero no le quitéis la
vista de encima.- Les indicó Maray que a su vez agregó. -Yo voy a decírselo a
Asthel, quizá él pueda averiguar lo que ha pasado.- Y después de que ambas
gemelas asintieran, ella se alejó dirigiéndose a su hermano. -
Mientras,
Brian trataba de sonsacarle a su novia alguna cosa, pero ésta permanecía
hermética. Fiora les llamó entonces para acordar hacia donde seguir. El
muchacho fue al punto. Mimet a su espalda exhibía una sonrisa bastante
inquietante. Cuando todo el grupo se reunió, acordaron seguir hacia delante,
sin desviarse de la dirección que hasta ese momento llevaban. Esto último fue
idea de Granate que lo justificó así.
- Según mis cálculos debemos de estar a punto de
llegar al final de este círculo...
-¿Cómo lo sabes? -
Le preguntó Diaval mirando en todas direcciones para sólo ver arena y
afirmar desconcertado. - Esto es enorme
y siempre se ve igual.
- Veréis,- explicó su compañero. - Los círculos
infernales, según me explicó mi abuelo, son concéntricos. Es decir uno está
dentro de otro.
-Entonces será más pequeño.- Afirmó Brian añadiendo
con tono de obviedad.- Estaremos a punto de llegar a su límite.
Pero
Granate negó con la cabeza para replicar con un tinte de voz reflexivo.
-Eso es lo que podría parecer que, cuanto más
exterior sea, mayor debería ser su tamaño. En una cosa tienes razón. Ya hemos
recorrido casi tanta distancia como en el círculo anterior, luego deberíamos de
estar muy cerca de la siguiente puerta... Pero no olvidéis que cada círculo es
una dimensión distinta…
-¿Y eso qué quiere decir?- Quiso saber Diaval que
permanecía cruzado de brazos escuchando todo aquello con suma atención.-
-Que todo dependerá más de nuestra voluntad que del
plano físico.- Fue la respuesta de su interlocutor.-
Fiora sonrió de forma optimista para comentar.
-¡Qué bien! , eso significa que como todos deseamos
salir de aquí lo antes posible y cumplir con nuestra misión, cada vez los recorreremos
antes. Entonces en ese sentido será más fácil según los vayamos atravesando...
- No, eso no tiene que ver. - Rebatió Asthel que
alegó contrariamente a la opinión de su compañera. - Por desgracia me temo que no será así. Cada
círculo al que llegamos será más peligroso que el anterior, sus moradores más
poderosos y sus pruebas más complicadas. Lo que Granate ha querido decir es que
se probará nuestra determinación.
-Así es. Por eso no debemos confiarnos.- Les previno
el aludido. - Hay que cruzar los círculos lo más deprisa posible, encontrar las
puertas y esforzarnos por abrirlas antes de tener que enfrentarnos con los
moradores de cada círculo o subdivisión.
- ¿Subdivisión?- Inquirió Maray sin parecer
comprender. -
- Mi abuelo también me dijo que dentro de los
círculos hay algunas otras divisiones. Pero que estas sólo son accesibles en
determinados lugares de cada uno. Es más, puede que hayamos traspuesto algunas
de ellas sin darnos cuenta, a veces se ven de pronto en lugares donde antes no
se había visto nada, el caso es que no se marcan tan claramente como las
puertas. Pero no te preocupes por eso. Lo que nos interesa es pasar de un
círculo al siguiente.
Los
demás escuchaban con atención mientras seguían andando hasta que por fin, un
gran muro les cortaba el paso de lado a lado hasta donde la vista alcanzaba. Diaval
miró hacia arriba y no podía ver el final....
- Esto debe de ser la frontera de este círculo.- Conjeturó
el saiyajin que añadió. - Bueno, ahora sólo nos resta encontrar la puerta...
- Sí, pero, ¿hacia dónde estará?- Le inquirió Asthel
que comentó algo inquieto. - Podríamos
ir hacia el lado equivocado y tardaríamos mucho en cruzarlo.
- Hasta ahora no habíamos tenido este problema.-
Terció Maray declarando también con preocupación. - Siempre nos habíamos topado
con la puerta.
- Eso es porque hasta ahora Granate nos mostraba el
camino.- Indicó Alusa que les recordó. - Ya sabíamos todos que a partir de este
momento vagaríamos por lo desconocido.
Mimet
escuchaba atentamente, se había mantenido al margen de aquella especie de
debate y al fin, cuando el resto del grupo guardaba silencio tratando de
decidir hacia donde iría, sugirió.
- Debemos ir hacia allí,- señaló confiadamente a su
izquierda. - La puerta no estará lejos...
-¿Cómo sabes que es por ahí, Mimet? - Preguntó su
novio con gesto de extrañeza. -
- Es una intuición,- sonrió la chica de forma poco
natural. -
Brian
se sorprendió de que su novia tuviese intuiciones. Desde que la conocía ella no
había usado nunca esa palabra. Supuso que quizá habría averiguado algo que era
difícil o largo de explicar y que de esta manera ahorraba tiempo. Quizá lo matizaría
después de encontrar la puerta. Dejó de pensar en ello y junto a los demás la
siguió sin hacerse más preguntas.
-Bueno, tampoco tenemos mucho donde escoger.-
Suspiró Granate, a lo que el resto asintió.-
Al
cabo de pocos minutos, efectivamente, la gran puerta apareció incrustada en el
muro. Mimet la señaló ahora con una amplia sonrisa mientras era felicitada por
el resto del grupo.
-¡Estupendo, ahora hay que saber cómo pasar! -
Objetó Asthel. -
- Eso no será problema,- declaró ella aunque su tono
de voz asustó a todos, era una voz grave y burlona. Mimet rio con grandes
carcajadas mientras invocaba a algo o alguien. - ¡Venid a mí Espíritus de
Daimon!
Apenas
había terminado de hacer su invocación cuando desde las alturas una especie de
semillas cayeron. Rápidamente comenzaron a germinar. Rodeando al asombrado
grupo se alzaron un montón de seres humanoides sonrosados con un sólo ojo y
bocas enormes de expresión burlona....
- ¡Claro que pasaréis, pero poseídos por mis
criaturas! - Vociferó la muchacha con una siniestra mueca de regocijo. -
- ¡Tú no eres Mimet! - La acusó Asthel señalándola
con un dedo para preguntarle con tono imperioso. - ¿Quién eres tú?....
- Soy Germanoid.- Reconoció su interlocutor que
añadió con entusiasmo. - Un viejo conocido de la abuela de Mimet. Estaba preso
en una de las subdivisiones de este círculo que habéis mencionado. ¡Ahora y
gracias a esta chica, por fin podré llevar a cabo mis planes!...
- No le hagas daño a ella, por favor, ¡déjala! - Le
pidió Maray sintiéndose preocupada por el estado de su amiga. -
- Yo no le hago daño.- Sonrió el daimon a través de
la chica -, ni tampoco os lo haré a vosotros, al fin y al cabo os he llevado
hasta la puerta, eso era lo que queríais ¿no? Ahora la cruzaremos y después...
¡ja, ja, ja!
-¿Qué pretendes hacer?,- le espetó Brian enfurecido
– habla. ¿Por qué necesitas el cuerpo de Mimet?...- su voz expresaba también
nerviosismo y mucho temor por el
bienestar de su novia. -
- Ella es mi vehículo para salir de esta dimensión
infernal. Cuando vosotros crucéis la puerta y salgáis de aquí hacia la
dimensión terrestre.- Les explicó el Daimon. -
-¿Eres idiota o qué? - Le insultó Diaval que parecía
más enfadado que asustado cuando opuso. -¡Es que no nos has estado escuchando,
cretino? Esto no lleva a la dimensión terrestre, sino al siguiente círculo,
¡zopenco!
La
sonrisa de Germanoid se desvaneció y en la cara de Mimet apareció un gesto de
contrariedad...
-¿Qué? - Exclamó negándose a creerlo. - ¡Mientes! ,
ésta es la salida, debe de serlo. Ya estoy harto de estar preso en los infiernos, deseo
volver y vengarme....
- Pues lo siento por ti, nosotros no vamos a salir
de los infiernos, sino muy al contrario. Cada vez estamos profundizando más en
ellos, estás un poco desorientado. - Le respondió Asthel con sarcasmo -...
- Entonces no me servís.- Escupió aquel enloquecido
ser conminándoles a responder con voz totalmente psicótica. - A no ser que me
digáis por donde se sale de aquí. ¡Vamos, decídmelo!
- No lo sabemos, aunque quisiéramos decírtelo no
podríamos.- Repuso Minara con una mezcla de miedo e indignación. –
Aquel daimon hizo que el rostro de Mimet adoptase
muecas de visible enfado y siseó…
-¡Maldición....entonces no me servís ya para nada! ¡Ahora
acabaré con todos vosotros! Daimones, ¡atacad!
Los grotescos seres se abalanzaron sobre el grupo
que comenzó a luchar por rechazarles. Las chicas, salvo la que estaba poseída
por ese engendro, se transformaron en justicieras. Tanto Brian como Diaval se
convirtieron en súper guerreros. Alusa y Minara a su vez sacaron parte de su
fuerza y golpearon a los asaltantes combinando sus ataques de justicieras con
sus poderes demoniacos. Sin embargo, los cuerpos de estos se doblaron como si
de caucho se tratase sin sentir apenas el golpe. Diaval lanzó un rayo de energía
contra uno de ellos partiéndole por la mitad. Hizo un gesto de victoria, pero
para su sorpresa y horror, las mitades se regeneraron formando dos nuevos
daimones que reían con un aullido pleno de locura...
-¡Oh, maldita sea!...- le gritó el saiyajin a los
demás, advirtiéndoles - No les partáis por la mitad. ¡Se pueden regenerar!...
- Vale y entonces ¿cómo les eliminamos? - Preguntó
Brian mientras golpeaba a otro daimon que se contorsionaba al acusar el golpe,
pero que enseguida volvía a su estado normal. - Asthel, ¿a ti no se te ocurre
nada?..
Su
primo tampoco sabía que hacer contra esos seres, no eran demonios, al menos en
el sentido estricto del término, parecían más bien seres clónicos de
laboratorio. Estaba tan desorientado como los demás. Mientras tanto Germanoid
seguía riendo. En ese momento una imagen se materializó junto a Brian, era Mireya.
La diablesa atrajo su atención y le dijo.
-Recuerda, trata de darle tu amor, es la única
manera…
El chico la escuchó atónito pero enseguida asintió.
Se acercó a duras penas lanzando lejos de sí a cuantos sirvientes del daimon se cruzaban en su camino....
- ¡Mimet...lucha! - La espetó con toda su fuerza de
convicción. - No dejes que ese monstruo te domine, lucha cariño...
- No servirá de nada. Su cuerpo y su alma son mías…
¡ja, ja, ja, ja!,...- repuso Germanoid con tono de suficiencia.-
Aunque de pronto su risa se acalló y comenzó a
temblar. La voz de la muchacha volvió a escucharse.
- Brian, ¡ayúdame por favor!, su control es muy
fuerte.- Le suplicaba ella con tono débil y balbuciente, lleno de angustia. -
-Vamos, Mimet, piensa en nosotros. ¡Quiero estar
contigo! - Replicó el
desconcertado muchacho mientras golpeaba a otro par de sirvientes de ese daimon que lo atacaban. – ¡Te quiero!…
- Eso es, - dale tu fuerza, ¡dale tu amor! – le
indicó Mireya que ahora era visible para el resto que la observaban atónitos,
eso sí, sin dejar de pelear contra sus adversarios. –
- ¡Maldita traidora! – Pudo sisear Germanoid por
boca de alguna de sus criaturas. - ¡Morirás!
-¡Ayúdame Brian!...- suplicaba Mimet, no obstante su
voz desapareció de nuevo ante los quejidos de aquel ser que la poseía. -
-¡Calla, eres una molestia!- chilló éste retomando
el control. -
Por fortuna parte de esos monstruos trataron de
atacar a la diablesa que se sonrió sin inmutarse, cuando estos llegaron prestos
a golpearla sencillamente atravesaron la imagen. Maldiciendo su error se
giraron para acometer a los muchachos, por fortuna al dejarse distraer por Mireya,
habían dado unos instantes preciosos a Brian. Éste se aproximó a Mimet sin saber lo que hacer. Recordó sus
palabras y las de la diablesa del sueño y casi sin pensar la abrazó besándola
en los labios de forma prolongada. Entonces el cuerpo de ella comenzó a
agitarse, el chico se separó. Algo salió de la boca de su novia, era un ente
monstruoso. Ni siquiera el muchacho pudo reprimir un gesto de asco.
-¡Joer!... y pensar que te acabo de besar, cariño.-
Pudo decir haciendo una mueca para suspirar.- ¡Lo que hay que hacer por amor!
Una especie de enorme ser de un sólo ojo rodeado de
tentáculos había escapado del cuerpo de la muchacha, ésta cayó al suelo
inconsciente. Brian fue asaltado por dos daimons que le derribaron al suelo. Los
demás seguían tratando de acabar con esas esperpénticas criaturas pero no
sabían como hacerlo. Lo peor es que sus energías se debilitaban,
progresivamente iban perdiendo terreno y siendo sujetados por los daimones que
parecían absorberles sus poderes. Mimet por su parte seguía en un estado de seminconsciencia,
mustiando…
-Ab…abuela…Ayúdame…
Recordaba esa conversación que mantuviera con ella,
cuando ésta le reveló detalles de su antigua vida.
-Veras, cariño. - Le desveló la anciana.- Yo
trabajaba para una asociación llamada Brujas Cinco. Éramos un grupo de chicas
bastante competentes y muy brillantes en diversos campos de investigación.
Teníamos en común el haber sido huérfanas y encontradas por la escuela Mugen.
Al principio fuimos como hermanas. De hecho nos llamábamos así. Eudial, era la
mayor y la que nos enseñó al resto muchas cosas. Se ocupaba de desarrollar
tecnología y de diseñar aparatos. En mi caso era ayudante de informática y me
ocupaba de programación. Luego estaba Tellu que era una bióloga bastante
competente, Villuy que diseñaba software y Cyprine, junto con su gemela,
Petirol que se ocupaban de los estudios de física aplicada… Todas estábamos bajo
la tutela del doctor Tomoe.
-Sí. Creo recordarle. Es el padre de la tía Keiko…-
Replicó su nieta.-
- Así es.- Asintió su abuela para proseguir.- Pero
él sufrió un accidente durante un experimento y su primera mujer, que también
era su ayudante, murió. Su pequeña hija Hotaru, que estaba con ellos, quedó muy
malherida, al borde de perecer. Aquella explosión que se produjo abrió un
pasillo a otra dimensión. Posiblemente de un espacio distinto. De él salió un
ser maligno que le ofreció salvarle a él y sobre todo a la niña, si el profesor
se dejaba controlar.
-Y él lo permitió.- Supuso la muchacha.- Para
salvarse a sí mismo y a su hija. Es la conclusión más lógica.
-Así fue, cariño. El amor de los padres por sus
hijos no conoce límites. Souichi se entregó a ese ente y nosotras también
fuimos dominadas por la personalidad tan magnética de aquel ser. El profesor
siempre fue un hombre bondadoso y amable, y, aunque controlado por el mal, nos
trataba con mucha consideración. Pero nos volvimos ambiciosas y precisamente
para ascender y ganarnos su aprobación comenzamos a conspirar unas contra
otras. Debo decir que yo fui de las peores en eso…- Musitó la anciana bajando
la cabeza al recordarlo.- Recuerdo que
teníamos la misión de capturar corazones puros. ¡Ay, hija!… tú hubieras sido un
blanco perfecto para mí entonces…-remachó no sin consternación.-
-Pero cambiaste después. Me contaste como quedaste
atrapada en el espacio virtual y como el abuelo Daniel te sacó…
-Es verdad. - Sonrió ahora su contertulia para
afirmar.- Y debido en parte a eso acabé por enamorarme de él, Daniel lo hizo asimismo
de mí y empezamos de nuevo. Gracias al Cielo y a las sailors encabezadas por la
guerrera de la Luna, el doctor fue capaz de librarse de aquella maligna
influencia y pudo recuperar su vida, casándose con Kaori, que fue su asistenta.
Ella también provenía de aquel espacio tan extraño y ajeno a la Tierra, la Nebulosa Tau. De hecho
era una guerrera de allí. Vino supuestamente a servir al Daimon. Pero se enamoró del doctor cuando él salvó su vida…
-Al final todos fuisteis felices.- Declaró la joven Mimet.-
Vuestra historia terminó bien.
-Afortunadamente para nosotros. Gracias a Sailor Moon y las otras guerreras que nos dieron
esa oportunidad. Y si algo aprendí de todo eso es que el amor a los tuyos y la
generosidad para con los demás es lo más importante. Debes luchar por los que amas
y por los que te quieren a ti. No lo olvides nunca, mi niña…Si así lo haces
sacarás fuerzas de donde nunca creíste tener. Confía en mí.
-No lo olvidaré, abuela. Ya lo he memorizado. - Pudo
sonreír débilmente la chica, como creyó que era apropiado hacer en esa
situación para añadir.- Y confío en ti. Si tú lo dices será un hecho más que
probado…
Su abuela sonrió tiernamente acariciándola el pelo.
Sabía que su nieta trataba de ser amable.
-Estoy segura de que algún día lo experimentarás por
ti misma. Solamente entonces lo comprenderás. -Le aseguró la anciana con gran
afecto mientras le acariciaba una mejilla.-
Poco a poco Mimet salía de aquel recuerdo, luchaba
por despertar. Entonces, como si de una señal de luz en medio de las tinieblas
se tratase, recibió un mensaje telepático de Mireya al tiempo que veía
materializarse la figura de ésta.
-¡Vamos, debes recuperarte!, debes salvar a tus
amigos y al muchacho al que amas…
-Pero, ¿cómo lo haré?- replicaba la chica
contemplando ahora a esa diablesa en aquel vacío de la inconsciencia. –
-Sabrás como hacerlo. El que te ha poseído ha dejado
en ti la llave de su propia destrucción. – La instruyó su interlocutora,
animándola. – ¡Ahora por la salvación de tus amigos y tu novio, despierta!
Y esas palabras fueron como un catalizador. La
muchacha recobró el conocimiento y pudo ver la escena. Ajeno a ello el monstruo
reía con estruendosas carcajadas por su horrenda boca mientras presenciaba el
triunfo de sus creaciones. Mimet entonces se levantó trabajosamente y fue hacia
él. Tomándole por sorpresa, de una bolsa que le había hecho portar aquel
inmundo ser sacó una especie de pistola, apuntó a ese daimon y le dijo con fría
cólera.
- ¡Ahora vas a pagar por lo que me has hecho a mí y
a mis amigos!...- espetó ella que apuntó mientras remataba su frase. - Al
poseerme has podido conocer mis pensamientos, pero yo también los tuyos. Esto
es lo único que puede aniquilarte, por eso lo llevabas siempre contigo, ¿verdad
monstruo desconfiado?, para que nadie lo tuviera salvo tú - y programó el arma
con una determinada frecuencia en tanto apuntaba. -
-¡Noooo, no se te ocurra hacerlo! - Aulló Germanoid que lanzó hacia ella sus
tentáculos en un desesperado intento de impedirla disparar -... ¡Detente!
Mimet,
parecía temblar, pero recurriendo a su mucha calma y sangre fría, se dominó. Ni
siquiera se inmutó ante los horrísonos chillidos de su enemigo. Sin vacilar apuntó
y disparó una potente ráfaga de energía justo en el ojo de Germanoid que,
soltando un espeluznante chillido,
explotó. Al momento sus daimons se deshicieron en polvo. Todos los miembros del
grupo se pusieron en pie y mientras recobraban el aliento felicitaron a su
amiga. Ella se dirigió al grupo explicándoles lo ocurrido.
- Era un ser atormentado y malévolo que provenía de
una lejana galaxia. Mi abuela sirvió a sus intereses hace unos cincuenta años.
Él creía que podría regresar a la Tierra para dominar el mundo. He podido conocer
sus retorcidos pensamientos. También sabía cómo abrir esta puerta, pero no
podía atravesarla por sí mismo. Al ser destruido en el plano físico cayó aquí
en forma de ser inmaterial, eludiendo la zona de las almas perdidas...pero
cometió un error, pensaba que era el acceso a la dimensión física, y en
realidad es el camino al círculo siguiente - y sin más, se acercó a la puerta y
tiró de una oculta palanca, al momento ésta se abrió - …
- Gracias Mimet, nos has salvado a todos.- Le
agradeció Maray con una amplia sonrisa.-
- No fui yo sola. – Admitió la chica extendiendo el
brazo e indicando con su dedo índice hacia su derecha. –
Todos se percataron nuevamente de la presencia de la
diablesa. Mireya sonreía con expresión radiante viendo al grupo a salvo. Fue
Brian quién le agradeció en nombre de todos.
-Te debemos nuestras vidas. Muchas gracias.
-Era mi deber. Tenía que seguir ayudándoos. – Afirmó
su interlocutora que se aproximó al chico y también llamó con un gesto a Asthel
y Maray, para decirles. – Os reconozco, siento en vosotros la sangre de aquel a
quién fui a la Tierra a proteger. Sois
descendientes de Roy.
-Somos sus nietos. – Respondió Maray, no sin
orgullo. -
-Sí- añadió su hermano que, consultando un momento
su libro, agregó. – Tú eras Kelly Madison, ¿verdad? Esa mujer de la tienda
esotérica.
-Así me hice llamar cuando adopte una personalidad
humana, sí.- Les confirmó la diablesa. –
-Por lo que he averiguado, mi abuelo llegó a quererte mucho.- Le dijo Asthel. – Incluso
se enamoró de ti.
-Así fue. ¡Ojalá hubiese podido corresponder a su
amor! – Suspiró su interlocutora declarando con voz queda. – Pero mi destino y
el suyo no era ese. Él debía ser liberado de las fuerzas de la oscuridad. Con
mi intervención se evitó que fuera poseído hasta el momento en el que debía
conocer a su verdadero amor, vuestra abuela Beruche, y ser liberado
definitivamente por ella y los demás amigos y compañeros que tuvo. Luego se
enfrentó al mal y venció. El resto ya lo sabéis.
-Y ahora nos toca a nosotros culminar su labor. –
Comentó Brian en un momento de perspicacia. –
-Sí, esa gran tarea que comenzaron nuestros abuelos
y continuaron nuestros padres.- Puntualizó Maray. –
-Sigamos adelante entonces. - Les animó Asthel,
dirigiéndose antes hacia la diablesa con una reconocida sonrisa. – Muchas
gracias por tu ayuda. Jamás lo olvidaremos. Y siempre te recordaremos con agradecimiento a
ti, Mireya…Kelly…
Ella trató de acariciar las mejillas de los chicos,
no obstante fue incapaz al ser solo una proyección. Así se lo manifestó.
-He recurrido a todas mis reservas de energía para
aparecer ante vosotros, ya me queda poco, debo retornar a mi cuerpo. Pero soy
muy feliz al ver la culminación de todos mis desvelos y la lucha que, tanto
muchos de los míos como yo misma hemos librado, personificada en unos chicos y
chicas tan valerosos y de buen corazón como los que forman vuestro grupo.
Continuar con la misma determinación, pero tened mucho cuidado. A partir de
ahora solamente contaréis con vosotros mismos. Más allá de aquí, lo que os
aguarde es un misterio incluso para mí.
-Tendremos cuidado. Te prometo que lucharemos hasta
el final por cumplir con nuestro cometido. – Replicó Asthel. – Ve en paz y
cuídate…
Mireya sonrió de forma luminosa y plena en tanto su
imagen comenzaba a desvanecerse. Finalmente, casi como un eco, el grupo escuchó
sus últimas palabras…
-Soy muy feliz de haberos conocido. Cuando volváis a
verle, dadle a Roy un beso de mi parte y decidle que siempre tendrá todo mi
amor…No en la manera que él hubiera deseado, pero, le quise como si hubiera
sido mi hijo…
-Lo haremos, muchísimas gracias por todo,
amiga…-Repuso Maray con tono de afecto.-
Finalmente la diablesa desapareció, el grupo se
quedó mirando al vacío que hasta hacía unos instantes esa silueta había
ocupado. Fue Granate el que reaccionó primero indicando a sus compañeros.
-Debemos continuar…
Los demás convinieron en ello, y tras recoger sus
cosas y recobrarse un poco de la batalla se dirigieron hacia aquella puerta.
Mimet estaba también ordenando su equipo, cuando Brian se acercó a su lado,
ella le sonrió de una forma bastante natural esta vez y dijo.
- Pude conseguirlo gracias a Mireya. Pero sobre todo
a ti, te debo mucho, cariño. Tu ayuda ha hecho que me sienta más humana cada
día, cada minuto que hemos pasado juntos...
El
chico sólo sonrió y ambos se besaron. Mimet notó con asombro como su corazón
parecía abrirse inundándose de una sensación muy cálida, como si algo en ella
se hubiera descongelado al fin. Le latía muchísimo más rápido de lo que era
normal y adecuado para la escasa actividad física que estaba desarrollando.
Además, un torrente de sentimientos desbocados que creyó hasta entonces no
poseer la inundaba ahora. Su propio novio se extrañó, preocupándose incluso
cuando acarició las mejillas de la muchacha y las sintió húmedas.
- ¿Estas bien?- .Se interesó Brian con inquietud. -
-¡Mejor que nunca! – Pudo decir ella con un tono por
primera vez afectado por la emoción para agregar llena de alegría, en tanto
sonreía. - ¡Por paradójico que parezca podría decir que en este lugar tan frío
y lleno de maldad, he encontrado la humanidad que me faltaba!
-Tú siempre has sido muy humana, Mimet. - Le aseguró
su novio volviendo a besarla con intensidad, a lo que ella respondió de igual
modo abrazándose apasionadamente a él y tras aquella prueba de afecto, Brian,
sentenció. – Únicamente te faltaba el saber cómo expresarlo. Y ya lo has
descubierto.
- ¡Vamos parejita! - les llamó Diaval no sin humor y
algo de impaciencia. - Debemos continuar, ya habrá tiempo para eso después. ¡O
buscaos una duna y perdeos!…
Los otros compañeros se rieron, entre tanto ambos
novios asintieron, Brian ruborizado y Mimet sintiendo un extraño calor en sus
mejillas y una emoción que podría calificarse como de ligera vergüenza. Aunque con todo se permitió
sacarle la lengua a Diaval que la miró atónito. Más cuando la joven exclamó con
tintes de total chanza.
-Mira que eres romántico… ¡así no vas a ligar mucho,
grandullón!
-Mimet. ¿Estás siendo sarcástica?- Le preguntó su
atónito novio.-
-¿Yo? No, ¡qué va!…Estoy siendo delicada, para no
herir sus sentimientos.- Se rio ella, dejando sorprendidos y con semblantes
risueños al resto.- No te enfades ¿eh Diaval?
Era una broma…
Enseguida éste esbozó una leve sonrisa y movió
ligeramente la cabeza, dándose la vuelta y continuando con el resto, la joven
también sonrió. Ahora se dio cuenta, había actuado sin pensar, sin saber
exactamente por qué había hecho o dicho eso. Pero comprendiendo al fin con gran
felicidad que no había sido más que un impulso, fueron sus emociones las que la
habían guiado. De modo que, con los brazos entrelazados por las cinturas, ella
y Brian se unieron al resto del grupo que les miraba divertidos. Por fin, todos
cruzaron la puerta decididos a afrontar cualquier reto que el nuevo círculo les
presentara. Aunque para Mimet, las cosas nunca volverían a ser ya las mismas.
Ahora podría ver, sentir, padecer y sobre todo disfrutar de veras su propia
humanidad. No sabía como habría sido eso posible. Quizás en ese laboratorio
algún compuesto la afectó o puede que al expulsar a Germanoid una parte de su
ser dormida hasta entonces reaccionase. El caso es que, por primera vez en su
vida, no le importaba la causa. Solamente saber que desde ahora podría
demostrarle a Brian todo su amor y al resto del grupo su amistad. Y de esta
manera, tanto ella como el resto de los chicos, se adentraron en el desconocido
Quinto Círculo…
-Pues no les ha ido tan mal. – Musitó Tom en tanto
cerraba el libro dejándolo bien guardado y se decía con satisfacción.- Ni a mí
tampoco desde que empecé a usar esto.- Remachó tomando su negra agenda y su
pluma tan especial.-
Y es que en la Tierra, la Luna y Bios, había
transcurrido más de un año desde la partida de los nueve. En ese tiempo el
nuevo fenómeno de la canción, Tom Andrew Johnson había arrasado en las listas
de éxitos. El chico estaba encantado. Tenía multitud de fans y por supuesto,
llegó hasta a actuar en el Reino de la Luna. Ni siquiera la familia Real se
perdió aquello. Más si cabe cuando el joven artista dedicó varias canciones de
su recital a la hermosa princesa. Se mostró muy amable y cercano también con el
público. Eso hizo que incluso en la Luna los súbditos adorasen más todavía a su
familia Real.
-Si no lo veo, no lo creo. - Afirmaba Idina,
invitada también a la actuación.- Ha sacado la voz de mi padre… Es realmente
maravilloso, y no lo digo por ser hijo mío.
-Tienes toda la razón. - Sonrió Neherenia comentando
al ver la expresión de su hija.- Oye, quizás tú y yo deberíamos empezar a
pensar en los preparativos…
-¿Preparativos?- Se sorprendió su amiga.-
-¡La boda!- Rio Neherenia, que le explicó.- Lo
cierto es que sé que mi hija, durante su estancia en la Tierra, se ha visto a
menudo con tu chico. Ella misma me lo ha reconocido. Al principio como amigos,
pero luego fue sintiendo algo por él. Cada vez más intenso. Ni ella misma se lo
puede explicar. En fin, ¡ya sabes cómo es el amor! - Se sonrió la soberana.-
Quizás se incubase cuando Alice vivió en vuestra casa…
-Pero… ¿tu hija no salía con Granate, el hijo de
Sandy y Coraíon?- Se sorprendió Idina.-
-Sí, y lo pasó muy mal cuando él se fue…la
comprendo. Tú sabes cómo me sentí yo cuando perdimos a tu primo. Pero la vida
tiene que seguir. Ahora ella ha recuperado la alegría. Y eso me hace muy feliz.
En cierto modo le pasó lo mismo que me ocurrió a mí. Mi hija ha vuelto a amar y
a sentirse amada.- Le confesó Neherenia, afirmando.- Tanto su padre como yo la
vemos más vital, entregada a sus deberes con devoción y esperando ver a Tom. Ha
sido todo gracias a él. ¡Es un chico magnífico! y aquí, en la Luna, le adoran…
-No sé si él podría casarse con tu hija. No es de
sangre real.- Objetó su contertulia.-
-¡No seas tan antigua! – Le rebatió desenfadadamente
la reina para su sorpresa, más al agregar.- Eso se puede solucionar muy
fácilmente. Podemos nombrarle Caballero Luz de Luna como a su abuelo, o darle
otro título, y tú, su madre, eres princesa de la Luna. Técnicamente hablando él
podría ser un príncipe.
-Sí, es verdad.- Sonrió Idina, llena de alegría para
admitir.- Soy feliz, Nehie. Si de veras se aman sería maravilloso que se casasen.
Y además mi niña, Loren, está triunfando en esa exposición de arte de Bios.
Hasta la propia Esmeralda la ha ayudado poniéndola en contacto con gente del
mundillo del arte en la Tierra. Y el señor Saint Join también. Aunque está
retirado, llamó a sus hijos, Paul y Samantha, para que la echaran una mano.
-Claro que sí, amiga mía. Te merecías que la vida te
diera esas satisfacciones.- Le sonrió su contertulia.- Ya has pasado por
demasiadas cosas.
-Mi hermano Alan y Naya también me llamaron para
felicitarme por sus dos sobrinos. ¡Pobres! Echan muchísimo de menos a Fiora,
como nos ocurre al resto.
-Ten fe, seguro que triunfarán y regresarán algún
día…- La animó la soberana.-
Así,
tras esas palabras y el recital, la joven pareja se vio a solas. El chico por
supuesto permitió que la princesa, con el boato y la escolta oficial, le
visitara en el camerino, donde simplemente le felicitó de modo protocolario, en
representación de la juventud de la Luna Nueva. Luego, una vez duchado y cambiado,
se vieron en una estancia privada que tenía ella para tales menesteres. Allí,
fueron bastante menos formales.
-Ya tenía ganas de prescindir del protocolo.-
Jadeaba él en tanto la besaba en el cuello y en la boca con pasión.-
-Sí, es muy latoso….- Replicaba la chica devolviendo
esos besos y algunas caricias.-
No
tardaron mucho en quitarse la ropa y tumbarse en la cama. Tras algunos juegos
previos hicieron el amor. El muchacho la poseía en tanto sujetaba a la chica de
las muñecas y repetía entre jadeos…
-¡Eres mía y solo mía!...
-¿Eso crees?- Replicaba la aludida de idéntica
manera.-
La
muchacha se sonrió, adoptando su aspecto de súper saiyajin. Emitía gran
cantidad de energía y quiso darse la vuelta para tumbarse ella sobre Tom. Sin
embargo y para asombro de la joven, fue incapaz de moverle ni un milímetro….
-Pero, ¿cómo es posible que tú?... ¡¿Cómo puedes ser
más fuerte que yo?!
-Es lo normal, nena.- Se sonrió él, sentenciando
divertido.- Yo soy el hombre, ¡ja, ja!…
No
obstante, la joven no salía de su asombro. Si Tom era un humano corriente ¿cómo
era eso posible? Quizás ella había ido con suavidad temiendo dañarle, pero
luego empleó su fuerza con mayor intensidad y no surtió el menor efecto. A todo
eso su amante pareció leer el pensamiento de la chica cuando le susurró al oído
tras besarla suavemente en el cuello.
-Es mi amor por ti el que me da fuerzas. Por ese
amor soy capaz de cualquier cosa. Y ten mucho cuidado, porque también me gustan
las rubias.- Bromeó ahora en alusión al brillo dorado del pelo de Alice.-
Aunque finalmente el chico la dejó ponerse arriba
para que le “cabalgase” un poco. Terminaron extenuados, y tras acariciarse de
nuevo durante un buen rato, la muchacha suspiró apoyando su cabeza en el pecho
de él en tanto recuperaba su aspecto normal…
-Esto es la felicidad completa…lo único que espero es
que ahora, con tantas fans como tienes suspirando por ti, no te canses de mí.
-¡Jamás me cansaría de ti!- Afirmó el con
rotundidad, sentenciando.- Lo eres todo para mí….más allá de ti no existe nada
que merezca la pena.
Alice
sonrió, eso le bastaba. Ahora se preguntaba con estupor. ¿Cómo pudo ser tan
tonta de no ver lo que tenía? Afortunadamente para ella ese chico insistió…Fue
paciente y amable pese a los desplantes que le hizo. Tom por su parte estaba
encantado. Todo se estaba cumpliendo tal y como lo pactó. Y por ahora aquel ser
no le había exigido nada a cambio. Y no solamente él era feliz.
-No he sido en absoluto egoísta. Cualquier otro se
hubiera centrando sencillamente en sí mismo. Pero yo he querido ayudar a las
personas que lo necesitaban. Algunos cuyas historias he podido leer. También
fueron despechados y han tenido la ocasión de resarcirse, gracias a mí. Por no
hablar de mis familiares y otros seres queridos. Ahora están contentos, la vida
les sonríe. Como debe ser. - Se dijo con
total satisfacción.-
Y así era. Tal y como prometió, las vidas de las
personas que le rodeaban eran mucho mejores. Comenzó con ese chico, Martin, a
quién le entregó el amor de aquella Daphne en bandeja, si bien le advirtió que
debería ser él mismo quien lo consolidase.
-Hasta cree una réplica de mi agenda para él. Más
pequeñita y limitada, claro. Ellos podrían no tener el mismo buen juicio que
yo. Lo mismo que alguien hizo con ese reverendo Corbin. Quizás el Demiurgo le
diera otra oportunidad. No lo sé. La verdad, hay tantas historias de tantas
personas que no tengo ni el tiempo ni las ganas de ponerme al corriente con
todas ellas. Pero lo de ese sacerdote o lo que sea, si fue llamativo.
Pensaba
en un hombre que sufriera asimismo una decepción similar. De hecho, cuando leyó
eso se quedó perplejo. Alguien había echado una mano a aquel individuo. Él en
un principio, sí que le echó una mano para ajustar cuentas con una novia que le
había engañado de la forma más ruin y cruel que pudiera imaginarse.
-¡Otra desviada de esas!- Se sonrió el chico.- Por
eso, estuvo bien darles una lección a ella y a su “ amiguita”. Aunque luego
Corbin se hizo con otra agenda. Y esa no fue idea mía. Supongo que sería cosa
del Demiurgo, que habrá aprobado mi modo de actuar. Bueno, solamente me limité
a imitarle haciendo que la historia fuese interesante. Eso seguro que le
complacerá.- Se dijo con despreocupación.- De todos modos, lo que más me
importa ahora es mi familia.
Y es que, sin ir más lejos, su hermana ahora estaba
siendo conocida como una joven promesa en el mundo del arte. Sus padres estaban
orgullosos y encantados, así como su abuela Cooan. ¿Qué más podían pedir?...
¡No podría haber ningún mal en eso! Hasta su tío Alan y su tía Naya prometieron
venir de Nature para verle actuar. Y, es más, Amatista, Kerria y Katherine, las
excompañeras de grupo de su madre, se deshacían en alabanzas hacia su talento.
El propio padre de Kerria, el ex jugador y entrenador Roy Malden, llegó a
decirle lo mismo que Cooan cuando se vieron haría unas semanas en la Tierra.
-Muchacho.- Declaró el emocionado anciano.- Dios te
bendiga. Es como si pudiera ver a tu difunto abuelo. Gracias por recordarme esos
buenos y viejos tiempos. No sabes lo feliz que nos haces.
El
joven acogió esas palabras con gratitud, las sabía del todo sinceras. Además,
Roy era esa clase de tipos que mostraban de forma muy clara lo que sentían. Le
tenía bastante respeto e incluso admiración tras haber leído el libro en sus
primeros capítulos y ver lo amigo que fuera de su abuelo. Es más, decidió hacer
algo por él. Recordó como haría unos días se ocupó de eso. Sabía que fue
adoptado y que no conoció a sus abuelos paternos. Harry, el padre de su padre,
murió al poco de terminar la Segunda Guerra Mundial. Y su abuela Ethel lo hizo
antes de que le adoptasen. Por parte de Marsha, su madre adoptiva, la cosa fue
todavía peor. Los progenitores de la que luego sería madre de Roy fallecieron cuando
ella era muy pequeña. Fue a su vez adoptada y criada por una familia….
-Que sin embargo no la trató demasiado bien.-
Pensaba el chico ahora en tanto se rascaba la cabeza y escribía en alguna
página en blanco de ese gran libro.- Bueno, digamos que tampoco conoció a sus
abuelos paternos. Pero yo haré que, siendo joven, Roy encuentre algo
interesante… unas cartas.
Aprovechó
que había visto un documental sobre la Segunda Guerra Mundial hacía poco. No le
fue complicado escribir unas líneas, tras ello sonrió, pensando.
-El Demiurgo se ocupará de darles contenido a esas
anotaciones y a otras que he hecho por ahí…seguro que apreciará que le dé
ideas. Ahora vamos a lo que realmente me preocupa….
Y en efecto, de todo aquello que le estaba
sucediendo tan solo había una cosa que no le gustaba. Su tío Lance había
desaparecido del mapa, de momento ni siquiera aparecía registrado en el libro…
Bueno, tampoco había intentado hacer nada en contra suya. Además, no era tonto
y seguramente habría entrado en razón al ver todo lo que su sobrino había hecho
por los demás. No obstante, ese libro era tan extenso que Tom tampoco se ocupó
de buscarle seriamente. ¿Para qué?, Estaba claro que Lance no iba a entrometerse sabiendo de
lo que era capaz. O quizás, es que sencillamente había visto todo el bien que
estaba haciendo y tuvo que rendirse a la evidencia.
-Eso será, en el fondo el tío Lance se habrá dado
cuenta de que yo tenía razón.- Se decía en tanto acariciaba de nuevo los ahora
nuevamente sedosos cabellos azabaches de su novia y le preguntaba divertido.-
Seguro que ni con él disfrutaste así…
-¿Con él?- Le inquirió la chica, atónita.-
-Con tu antiguo novio.- Sonrió.-
-No seas tan malo. ¿Por qué quieres tomarme el pelo?
- Rio la princesa afirmando convencida.- Sabes que tú has sido el primero para
mí…
-¿Y no le echas de menos?- Peguntó el muchacho con
cierto retintín.-
-¿A quién?- Quiso saber la princesa con gesto
sorprendido.-
-Ya sabes, a tu antiguo novio…
-¡Ya!- Sonrió ella con expresión azorada.- Me doy
cuenta de que disfrutas burlándote de lo tonta que fui.- Aseveró la jovencita
para añadir ahora con algo de malestar y al tiempo como si quisiera hacerse
perdonar al relatar.- Eso fue un enamoramiento tonto de adolescente. Sucedió
hace ya mucho tiempo, él además me dejó plantada sin siquiera molestarse en
despedirse. Comprendo que esa misión suya era muy importante. Sin embargo, no
creo que le hubiese supuesto mucho venir al menos a decirme adiós.
El
muchacho la observó con ligera extrañeza, Alice parecía emocionarse, casi iba a
llorar. Pese a todo sonrió. Tampoco había que ser tan radical. Era normal que
le extrañase, aunque fuera un poquito. Entonces, fiel al guion que había marcado,
la propia chica añadió una vez más ciñéndose al mismo.
-Pero eso terminó hace mucho. Granate era un buen
chico. Yo llegué a enamorarme, pero luego comprendí que eso fue fruto de mi
adolescencia…
-Espero haber sido una buena compañía.- Declaró
ahora él, afirmando con pretendida incomodidad.- No es fácil suplir a alguien
como él.
Alice
le observó diríase que con cierta inquietud y se apresuró a responder.
-¡Tom, no!…quiero decir, no vayas a pensar que yo… ¡Por
favor…no es eso!… Yo te quiero de veras.
-Me gustaría poder creerlo.- Replicó algo fríamente
él, levantándose de la cama.-
La
chica hizo lo propio y hasta se puso de rodillas sujetando las manos de su
interlocutor entre las suyas, para asegurar.
-Te amo más que a nada en este mundo. No quiero
separarme jamás de ti.- Añadió llorosa e incluso con tono suplicante.- ¡Debes
creerme!
El
aludido se permitió el lujo de sonreír tímidamente. Ya se había resarcido más
que con creces. Y tampoco era cuestión de humillar a la pobre chica. Siendo una
princesa y descendiente de saiyajin, el mero hecho de verla postrada de rodillas
ante él era más que suficiente. Recordaba como escribió algo bastante divertido
para “vengarse” de aquella afrenta.
-Sí, ese concierto que di para las fans en la Luna.-
Se sonreía ahora.- Mi pobrecita Alice. ¡Qué mal rato pasó!
Y había
ocurrido que, en el estadio situado en el parque del sector Utopía de la Luna
Nueva, una multitud de fans se agolparon para ese gran concierto. Incluida la
princesa heredera. Alice había acudido acompañada de su propia madre que
disfrutaba mucho de las canciones de aquel magnífico intérprete. Y por supuesto
que Tom Johnson no defraudó. En una de sus canciones más aplaudidas el chico,
con su varonil planta, se paseaba por el escenario acariciándose ligeramente los
contornos y girando sensualmente sobre sí mismo para provocar los chillidos
enfervorecidos de las fans en tanto declamaba la letra con una gran sensualidad
y fuerza al mismo tiempo…
Soy el hijo
Soy el heredero
De una timidez que es criminalmente vulgar
Soy el hijo y heredero
De nada de particular
¡Cállate!
Como puedes decir
Que me lo tomo a la tremenda
Soy Humano y necesito ser amado
Como todo el mundo
-¡Yo te amo, Tom! ¡Haré cualquier cosa por ti! - Chillaban algunas.-
-¡Te daré todos los hijos que quieras!- Aullaban otras.-
Y él imperturbable y al tiempo coqueteando
con su entregadísimo auditorio, proseguía cantando.
Soy el hijo
Soy el heredero
De una timidez que es criminalmente vulgar
Soy el hijo y heredero
De nada de particular
¡Cállate!
Como puedes decir
Que me lo tomo a la tremenda
Soy Humano y necesito ser amado
Como todo el mundo
Hay un club, si quieres ir
Podrías conocer a alguien que realmente te quiera
Así que vas y estás tú solo
Soy el hijo
Soy el heredero
De una timidez que es criminalmente vulgar
Soy el hijo y heredero
De nada de particular
¡Cállate!
Como puedes decir
Que me lo tomo a la tremenda
Soy Humano y necesito ser amado
Como todo el mundo
Hay un club, si quieres ir
Podrías conocer a alguien que realmente te quiera
Así que vas y estás tú solo
Y te vas tu solo
Y te vas a casa
Y lloras
Y quieres morir
En esa estrofa incluso
recordaba su misma frustración y dolor cuando veía a Alice entregada a ese
estúpido de Granate, espiándoles escondido o tras leer esos pasajes en los que
ambos se besaban o hacían el amor.. Cantar así, era para Tom como una manera de
exorcizar aquellos fantasmas.
Cuando dices que va a pasar ahora
¿A cuándo te refieres exactamente?
Mira, ya he esperado demasiado
Y he perdido toda la esperanza
¡Cállate!
Como puedes decir
Que me lo tomo a la tremenda
Soy Humano y necesito ser amado
Como todo el mundo
(How Soon is now. Charmed versión. The Smiths, crédito al autor)
Las enloquecidas chicas gritaban y hasta le
arrojaban algunas prendas íntimas. Ante eso él solamente sonreía divertido y
guiñaba algunas veces un ojo con miradas de complicidad que enfervorizaban
todavía más a sus seguidoras. Haciendo gala de un gran esfuerzo la misma
guardia de palacio debía contener a esas adolescentes para que no le devorasen
literalmente.
-Esto está yendo demasiado lejos.- Comentó Neherenia
visiblemente asombrada por tal espectáculo.- Al pobre Tom se lo comerán…
- Sí, mamá. Es demasiado. Deberías ordenar a la
guardia que disolviera a ese atajo de zorras o yo misma lo haré.- Espetó la
chica apenas manteniendo la compostura.- ¿Qué se han creído? ¡Es mi novio!-
Exclamó apretando los puños.-
La soberana
miró a su hija con el gesto demudado. La muchacha temblaba literalmente de rabia
y de celos. Por suerte con todo aquel escándalo la reacción de Alice pasó
desapercibida para el público. Aunque Neherenia, temiéndose que su hija
estallase, trató de calmarla con tono conciliador.
-Hija, eres una princesa. No puedes comportarte así.
Debes mantener tu dignidad en todo momento. Además, esas jovencitas son
nuestras súbditas. Y adoran a Tom…no las puedes culpar por eso.
-Por eso no. Pero que se mantengan a distancia.-
Replicó la iracunda joven.- No es un trozo de carne para que lo puedan devorar…lo
que pasa es que él es demasiado bueno…nunca se cansa de ser amable con todo el
mundo. Y esas idiotas lo malinterpretan.
-Cálmate. Él solamente tiene ojos para ti, mi vida.-
Le aseguró su madre.- Nunca se fijaría en otra muchacha.
Por
fortuna aquello pareció verse refrendado cuando, tras la canción y una vez que
las fuerzas de seguridad impusieron un precario orden, el joven artista se
acercó hasta la tribuna donde la reina y la princesa asistían al concierto.
Dedicó esa derretidora mirada suya hacia Alice e hizo una reverencia seguida de una gran sonrisa.
Aquello bastó para que la muchacha transformase radicalmente su gesto. De
mostrarse llena de ira pasó a sonreír cándidamente dando palmas. Eso sí, para
alivio de su madre que dio un largo suspiro e incluso sonrió algo envarada al
escuchar a su hija.
-¡Maravilloso!- Exclamaba la princesa aplaudiendo
como la mayor de las fans.- Eres el mejor… ¡te amo!…
Tom recordaba eso con regocijo. Se había asegurado
de que esa chica le tuviera constantemente en su pensamiento. Y que pasara
verdaderos malos ratos cuando a él se le ocurría coquetear con cualquier otra.
El mero recuerdo de Granate ya estaba más que desvanecido de su memoria. Y le
encantaba comprobar cuan dependiente era ella de un simple gesto, una mirada o
una caricia de él. No obstante, pensó que no era necesario continuar torturando
así a la pobre Alice. Sonrió pues con patente afecto y la hizo levantarse en tanto
declaraba.
-Perdóname, cariño. No quise decir eso. Sé que me
amas, como yo a ti. Anda, olvida esas tonterías que he dicho. Es que estoy
celoso hasta de tu propia sombra, que pasa contigo más tiempo que yo.
La
abrazó y ella se desahogó llorando aliviada. Desde luego la princesa sufría
enormemente ante la mera posibilidad de imaginar perderle. Ese joven lo era
todo para ella. Y en efecto, Tom sabía que su pareja no mentía. Al menos no
creía hacerlo…aquella era una fehaciente prueba del poder que estaba manejando.
Las cosas habían cambiado realmente. Él lo había hecho posible al escribir esas
y otras muchas líneas.
-¿Lo ves mi amor?- Pensaba ahora con regocijo.- ¿Qué
fue de aquellos recuerdos y esas cosas que hiciste con Granate? Nada… ¡eso no
pasó jamás!…Y podría modificar muchas otros eventos, pero no tengo ganas de
tomarme tanto trabajo. El resto está bien así…
Y
tras estrechar a la muchacha un poco más en sus brazos la hizo tumbarse de
nuevo en el lecho. Estaba de nuevo encendido por la pasión y volvió a disfrutar
de ella que jadeaba a su vez llena de deseo. Y lo mejor era que a nadie podía
sorprenderle esa relación que había comenzado haría unos cuantos meses. Aunque,
pese al empeño de Tom, otras personas estaban al corriente de eso. Hacía ya
tiempo que, protegido por sus propias habilidades, el mismo Lance llamó a
Deborah Hunter y a Kyle, sus aliados en la lucha contra seres que iban más allá
de lo corriente. También avisó a Paul y Samantha Saint Join…Quiso contarles lo
sucedido pero parecía que los hermanos no le hicieron mucho caso. Al menos
estaban muy ocupados con sus negocios y sus vidas para meterse en nuevas
aventuras. Debbie en cambio sí que le escuchó. Aunque confesó no saber qué
podrían hacer frente a algo así. Realmente la mujer no daba mucho crédito a
esas historias tan extrañas sobre un libro omnipotente. Pero apreciaba a Lance
de aquellos años de luchas compartidas y, al menos quiso animarle. Ella también
estaba retirada de ese mundo y vivía, eso sí, junto a Kyle, regentando una
tienda de esoterismo y luchando de vez en cuando contra seres de las sombras. Aunque
su relación era de estricta amistad. También habían incrementado el grupo, con
ese tipo medio demonio, el tal Lawrence, que era un cretino machista y creído,
pero muy poderoso. Y sobre todo, con esa ex piloto militar, la israelí Sabra
Leví, quien tuvo que marcharse de Nature tras sufrir aquel terrible desengaño.
-Y por eso, te digo que debemos tener mucho
cuidado.- Le confió Lance una de las veces que Debbie se viera con él, en la
trastienda de su negocio, en tanto bebían unas cervezas.- Esto es mucho peor
que todas las luchas que hemos afrontado hasta ahora, incluso más que la última
batalla que libramos en Nature.
-Eso fue muy duro. Una célula de vampiros estuvieron
a punto de hacerse con ese planeta.- Admitió Deborah, quien, pese a todo,
inquirió perpleja.- ¿Pero de veras estás hablando en serio?
-Sí, y la situación de Sabra es la prueba. Eso no
debió pasar.- Le desveló Lance.-
Deborah
suspiró, mirando atónita s su antiguo líder.
-A todos nos apena eso. La pobre fue traicionada por
esa chica a la que tanto amaba. Esa tal Daphne eligió quedarse con Martin. Pero
esas cosas pasan. Mi propia hermana Susan conoce hace mucho a ese chico, desde
su viaje en la SSP-2, es el maestro de mi sobrino y un buen hombre. Al menos,
mi hermana me ha dicho eso. Y yo la creo.
-No fue culpa de Martin.- Le reveló su
interlocutor.- Hay otro que mueve los hilos. Ese pobre chico tan solo ha sido
una marioneta.
-Mira.. hasta la propia Sabra admite que es mejor
dejar las cosas como están.
-Ya. Puede que tengas razón. - Musitó Lance quien
tratando de animar su gesto sonrió para despedirse.- Debo irme ya. Saluda a
Kyle y al resto de mi parte.
Y se levantó, amablemente Debbie le acompañó
hasta la salida. Este Lance siempre tan misterioso y esquivo. Aunque debía
confesarse a sí misma que le apreciaba mucho. Era uno de los pocos hombres a
los que ella tenía en una muy alta consideración. A veces le echaba de menos e
incluso se había sorprendido a sí misma pensando en el antiguo líder de su
grupo casi como si de un antiguo amor se tratara. No obstante, desechó eso
enseguida de su mente. A ella no le gustaban los hombres en ese sentido. Quedándole
eso sí, un gran afecto hacia su excompañero. Por su parte, éste, una vez se
marchó de la tienda y anduvo un rato bajo la suave lluvia de una encapotada
tarde, se dijo abrumado por la preocupación.
-Es mejor mantener a Debbie y al resto alejados de
esto. No puede hacer nada. Y desde luego no quiero que él la tome con ellos. Quizás
si empiezo a hacer algunos cambios, por mínimos que sean, para que alguien
adecuado empiece a ver lo que está pasando…En fin.- Suspiró tratando de decidir
qué podía hacer exactamente.- Necesito ayuda. No tengo otro remedio que acudir
a instancias superiores. - Aunque por suerte para el propio Lance, esas
instancias acudieron a visitarle.-
Esa
lluviosa tarde, al poco de entrar en el portal de su casa tras ver a su amiga, una
voz de mujer le saludó…
-¿Lance? ¿Eres tú?...
Cuando
miró vio a una mujer morena, de larga cabellera, vestida con una falda hasta la
rodilla, altas botas negras de tacón y una chaqueta. Su interlocutora tenía un
paraguas cerrado en su mano derecha. Le sonrió con afecto.
-¡Madrina Rei! – Suspiró aliviado, para exclamar.- ¡Por
fin! Dime por favor, dime que no soy el único que se ha percatado de lo que
está ocurriendo….
Y
la mujer le miró durante unos momentos sin decir nada, finalmente asintió para
declarar con tono serio.
-No lo eres, Lance. Sus majestades saben
perfectamente lo que pasa. Pero no pueden, ni deben intervenir. Esto queda
fuera de su ámbito de actuación. Otros deberes les reclaman…Yo misma tampoco
debería mezclarme. Sin embargo he venido, y lo he hecho porque te quiero mucho.
Eres mi ahijado, y no deseo que cometas una estupidez.
-No iba a hacerlo, tampoco podría oponerme
abiertamente.- Repuso él con pesar, admitiendo no sin frustración.- No tengo
nada que hacer ante su poder. Bastante que he conseguido que no pueda enterarse
de lo que hago.
-Has hecho bien en ser prudente y esconderte. Porque
mucho me temo que ni tú, ni yo tenemos capacidad por nosotros mismos como para
intervenir.- Suspiró Rei.-
-Entonces, ¿Qué podemos hacer?- Quiso saber el
angustiado individuo.- Tom está manipulando fuerzas que van mucho más allá de
la comprensión de cualquiera…y seguro que habrá consecuencias.
- Lo sabemos. Y tal y como el Demiurgo te dijo, lo
que tenga que ocurrir, ocurrirá.- Replicó la princesa de Marte que ablandó
ahora su gesto severo sonriendo y remachando con cariñoso tono maternal.- Sé lo
mucho que has sufrido y todo lo que has trabajado. No temas. Sólo te diré una
cosa. El equilibrio se restaurará. Las cosas , de un modo u otro, volverán a lo
que tuvieron que haber sido. Tengo confianza en que esto no alterará las grandes
directrices…Lo importante sigue y seguirá siendo la misión de los Nueve.
-Sí, pero. ¿Y si a ese chico se le ocurriera
interferir de algún modo en ella? – Le planteó su ahijado con palpable
inquietud.-
Rei
no respondió enseguida, se tomó unos instantes para pensar. Realmente no estaba
segura de que eso no fuera posible. Ahora miró a Lance con más preocupación, añadiendo.
-Creo que visitaré a los soberanos de la Luna Nueva…quizás
de ese modo, atraiga su atención. Ya sabes la de quien…
-Trata de hablar con Neherenia. Ella es Sailor
Shadow, ¡tiene que saber lo que está sucediendo! - Le pidió el joven con
desesperación.- Podrá ver en el corazón de Tom si él dice o no la verdad.
-Haré lo que pueda. Si es que puedo hacer algo.-
Suspiró su contertulia, sentenciando no sin apuro.- No te prometo nada…
Esas
últimas palabras no animaron precisamente a Lance, aunque ya no quiso añadir
más. No era cuestión de significarse mucho.
-Me ha alegrado verte, madrina. Pero, por favor, ten
mucho cuidado, puede que incluso tú y los soberanos os pongáis en peligro si os
enfrentáis a él.
-No te preocupes por eso. Lo tendré. Y ya te he
dicho que los reyes no pueden intervenir, seré yo misma la que lo haga. Mejor
será que tú te quedes al margen, piensa en tu madre y en el resto de tu familia.-
Le aconsejó la princesa de Marte.-
Y
se alejó de allí, en tanto su ahijado se quedaba pensativo y muy preocupado,
pero sintiéndose impotente para hacer nada más. Al menos de momento. Por su
parte Tom cerró el grueso libro sonriendo. En tanto se decía con regocijo.
-¡Vaya, vaya! ¿Oculto a mí?, ¿eh? Eso es lo que tú crees. Me
costó encontrar el capítulo pero aquí estabas, intrigando. Esto se va a poner
interesante. No te preocupes princesa de Marte, no te sucederá nada. Sé lo
mucho que mi abuela y mi madre te quieren. No haría nada para que hacerlas
sufrir. Sin embargo, me ocuparé de enseñarte quién manda aquí. Es más, puedo
hacer otras muchas cosas. Prácticamente lo que quiera.
Y
tomando con determinación su pluma se dispuso a añadir unas nuevas líneas a su
particular interpretación de la historia. Aunque una llamada a su puerta le
detuvo.
-¿Sí?- Quiso saber con genuina curiosidad.-
-Alteza, soy Briseida.- Escuchó un susurro por
respuesta.-
Intrigado
se levantó a abrir. Aquello no lo había preparado. Allí estaba esa joven rubia
y atractiva, la dama principal y amiga de Alice. A la que recordaba desde que
era un niño.
-Dime. ¿Qué quieres? ¿Te envía la princesa?-
Preguntó el chico.-
-No.- Se sonrió ella con una expresión entre melosa
y lasciva, susurrándole al oído.- Es más, ella no sabe que he venido. Solamente
quería felicitaros por vuestro magnífico concierto. Soy una gran fan vuestra. Y
muy entregada. Únicamente tenéis que pedirme que haga cualquier cosa por vos,
señor…y digo cualquiera y os complaceré.
Aquello
no dejaba de sorprender a Tom pero asimismo de agradarle. Esa chica no parecía
haberle estimado mucho antes. Aunque ahora las cosas eran diferentes. Y mirándola
con detenimiento, esa rubia de ojos azules era muy hermosa y tenía un bonito
cuerpo. Quizás no tanto como el de Alice, pero a buen seguro que muchos chicos
de la corte estarían suspirando por ella. No debía olvidar que, además de su belleza,
era la hija de un conde.
-Lady Briseida.- Sonrió él de forma encantadora,
para agregar.- Estimo en mucho vuestra amabilidad. Y que os hayáis tomado la
molestia de venir a verme. Os lo agradezco en lo que vale. Lamento pediros que
me disculpéis, ahora estoy ocupado…
-Siento haberos interrumpido.- Pudo replicar la
joven algo más apuradamente ahora.-.
Daba
la impresión de que esa chica no se había esperado ese rechazo. Aunque Tom no
quiso cerrarse ninguna posibilidad y, con una insinuadora sonrisa, sentenció.
-Mi puerta siempre estará abierta para una dama tan
hermosa y agradable como vos.
Eso
hizo sonreír a su vez a su interlocutora, quien, inclinando levemente la cabeza
a modo de saludo se despidió.
-Cuando lo deseéis, Alteza, sólo tenéis que
llamarme…
Y
se alejó caminando con andares seductores. Tom la observó perderse por un largo
corredor que daba al camerino que él ocupaba.
-¡Vaya, no sé a qué ha venido esto, pero no seré yo
quien se moleste.- Meditó, incluso tratando de reivindicarse.- Y contrariamente
a lo que el Demiurgo o quien haya sido, pudiera haber creído, no he caído en
las redes de los encantos de Brise. Al menos, no por ahora. De hecho, amo a
Alice. He hecho todo esto por ella. Y tenerla
es suficiente para mí.
De
todos modos, pensándolo con frialdad la princesa de la Luna le había engañado
con Granate. O al menos, tuvo esas experiencias con él. ¿Por qué no podría Tom
devolverle aquello?. Así estarían en paz. Al menos él se sacudiría ese
sentimiento de malestar, como si fuera inferior a ella en algún modo. Y es que,
pudiera ser que hubiese borrado esas vivencias de la mente de Alice, pero no
había sido capaz de hacerlo de la suya propia.
-Sí, Brise. Creo que tú y yo tendremos ocasión para
conocernos mucho mejor. Pero ahora debo ocuparme de otra cosa más urgente.
Y
decidido cerró la puerta de su camerino tras de sí, dispuesto a solventar aquel
otro tema de inmediato.
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