Tan pronto
como penetraron en el sexto círculo, Alusa y Minara sintieron que algo les
llegaba a lo más profundo de su alma. Era una indescriptible sensación. Sólo
podían explicarlo como la impresión difusa de haber regresado a casa, en una
tierra que les era familiar aunque jamás habían estado allí antes.
El fantasma de niebla estuvo en el campo
El gris y el verde, juntos
El ruido de una máquina agrícola distante
Fuera cuando llegó la primera luz
Un collar de jirones de vallas y árboles
En el lado sur de la colina
Traiciona donde la frontera discurre entre
Donde el hijo de María Dunoon cayó
Semana Santa aquí de nuevo
Un tiempo para que los ciegos vean
Semana Santa
Seguramente ahora podrán todos nuestros corazones ser libres
Salida del puerto de Liverpool
Con destino a Irlanda del Norte
El salpicar de las olas en cola de caballo
El movimiento del mar por debajo
Y la Semana Santa aquí de nuevo
Un tiempo para que los ciegos vean
Semana Santa
Seguramente ahora podrán todos nuestros corazones ser libres
¿Qué vas a hacer?
¿Hacer una piedra de tu corazón?
¿Va a arreglar las cosas?
¿Al separarlos?
¿Vas a dormir por la noche?
¿Con el arado y las estrellas encendidas?
Dododo
Dodododo
Doooaaa
Amor
¿Qué vas a hacer?
¿Con el cable y la pistola?
¿Qué va a poner las cosas en orden?
¿Cuándo se ha dicho y hecho?
¿Va a dormir por la noche?
¿Hay tanto amor que ocultar?
Doooo
Doooo
¿Qué vas a hacer?
¿Hacer una piedra de tu corazón?
¿Va a arreglar las cosas?
¿Al separarlos?
¿Vas a dormir por la noche?
¿Con el arado y las estrellas encendidas?
Perdonar
Olvidar
Cantar "Nunca más" …
Se impone, se impone, se impone,
No puedes recordar el momento en que me lo has pedido
Pero tu invitación fue clara
Finge que nunca me has conocido
Pero es demasiado tarde
Ahora estoy aquí
Porque yo soy el que sabe lo que te asusta
Yo soy el que te ama mejor
Soy el decimotercero en la tabla
Soy el invitado no deseado
Soy el de convidado en tu banquete
Yo soy el cuco en tu nido
Soy tu decimoquinta piedra, el primer pie de página
Soy el invitado no deseado
Yo estaba allí cuando dijiste un insincero te quiero
Para una mujer que no era su esposa
Y te puso el dinero
Cuando escapaste y sopló
En el mayor arrepentimiento de tu vida
Y Tom la abrazó haciéndola danzar con él, en un baile lleno de obsceno disfrute. Neherenia ahora reía dejándose llevar encantada. Sin importarle que su piel desnuda estuviera en contacto con aquel extraño.
Porque yo soy el que sabe lo que te asusta
Soy el que te ama mejor
Soy el decimotercero en la tabla
Soy el invitado no deseado
Soy el de huésped en tu banquete
Yo soy el cuco en tu nido
Soy tu resolución de año nuevo
Soy el invitado no deseado
Soy la cara que esperabas que no volverías a ver
Pero siempre supiste que así sería
Soy la única cosa que sabía que no debías hacer
Pero que hiciste, puesto que podías
Yo soy el mal en tu sangre
Soy el sarpullido en la piel
Y que cometiste un gran error
El día que me dejaste entrar
Y se puede volar al otro lado del mundo
Sabiendo lo que solamente encontrarás
He reservado un asiento detrás tuyo
Podemos hablar de los viejos tiempos
Porque yo soy el que sabe lo que te asusta
Soy el que te ama mejor
Soy el decimotercero en la tabla
Soy el invitado no deseado
Soy el de huésped en su banquete
Yo soy el cuco en tu nido
Soy tu decimoquinta piedra, el primer pie de página
Soy el invitado no deseado
Soy tu resolución de año nuevo
Soy el invitado no deseado
(Marillion The Uninvited Guest crédito al autor)
Es todo acerca del juego, y como jugarlo
Es todo acerca del control, y como tomarlo
Es todo acerca de vuestra deuda, y como pagarla
Es todo acerca del dolor, y quien va a provocarlo
Yo soy el juego y no queréis jugarme
Yo soy el control y no hay manera de que me podáis alterar
Yo soy una gran deuda y no hay modo de que me podáis pagar
Yo soy el dolor que no podéis provocar
Aquí vamos
Mirad sobre vuestros hombros listos para escapar
Como unos perros de un arma humeante
yo soy el juego
Y yo hago las reglas
entonces apartaos
o podríais morir como unos tontos
Intentad adivinar los movimientos que haré
Vamos bobos ¿porque no me preguntáis?
Nunca olvidéis que hay un precio por pagar
Por que yo soy el juego y quiero jugar
Es tiempo de jugar el juego
Es todo acerca del juego, y como jugarlo
Es todo acerca del control, y como tomarlo
Es todo acerca de tu deuda, y como pagarla
Es todo acerca del dolor, y quien va a provocarlo
Es tiempo de jugar el juego
Yo soy el juego y tú no quieres jugarme
Yo soy el control y no hay manera de que me puedas alterar
Yo soy una gran deuda y no hay modo de que me puedas pagar
Yo soy el dolor que no puedes provocar
Para jugar el juego debéis ser vosotros mismos
Tú vas a cambiar tu nombre y vas a morir en llamas
Ja, ja, ja, ja, ja
Es tiempo de jugar el juego
Es tiempo de jugar el juego
Es tiempo de jugar el juego
Es tiempo de jugar el juego
Es tiempo de jugar el juego
-Es algo muy
peculiar, ¿No crees? Me da la impresión de que conozco este sitio.- Le preguntó
Minara a su hermana en un aparte de ambas, algo alejadas de los demás.-
-Así es.-
Convino Alusa.- Parece que en nuestros sueños hubiésemos estado aquí.
No imaginaron nunca el sentir algo
como eso. Ni siquiera cuando volvieron de la universidad en la Tierra,
licenciadas. Alusa cursó estudios en ingeniería Industrial, y Minara en
empresariales, tras un largo tiempo sin ver a su familia no habían tenido esta
impresión tan honda. Ambas solían ser tranquilas, aunque mostraban ligeras
disparidades en su forma de ser, para quién las conocía más a fondo. Alusa por
ejemplo, siempre tuvo un pronto más fuerte y era más dinámica que su hermana
Minara. Ésta, con costumbres más tranquilas y reflexivas, solía pararse más a
considerar las cosas. El abuelo Ian siempre dijo que Minara le recordaba en
carácter más a su difunta esposa, quizás por ello pareció mostrar una ligera
predilección por esta muchacha. Karaberasu en cambio, simpatizó un poco más con
Alusa, digna sucesora de su acidez y sarcasmo en determinadas situaciones. A
veces incluso comentaban con humor que les habían traspapelado los nombres en
el registro civil y se los habían intercambiado al nacer. Dado que las
características de una chica eran más afines a la abuela que daba su nombre a
la otra. Con todo, esas pequeñas diferencias siempre fueron eso, mínimas.
Ninguna de ellas se sintió discriminada frente a la otra, Satory y Mazoui se
ocuparon de que así fuera. Pero ahora, incluso esos minúsculos matices de
personalidad parecían haberse esfumado. Las dos se sentían más fuertes y sus
ojos habitualmente del color del oro viejo y miel, aunque en tonos más azulados
o verdosos de sus pupilas, dependiendo de cada una, se iluminaban sin embargo
con un resplandor rojizo. Su pelo también tendía más ahora, del rubio dorado,
al cobrizo.
-¿Sientes lo
mismo que yo, Lush?- Le susurró Minara a su hermana cuando seguían caminando
algo aparte del resto.-
-Sí,
completamente.- Convino ésta sentenciando.- Ahora es nuestro momento, Mina.
Además,
ambas parecieron recordar a la vez, su memoria volvía atrás, a la víspera de su
partida…ya estaban licenciadas en sus respectivas carreras. Su futuro no podía
ser más brillante. Ocuparían plazas en las empresas de su difunto abuelo, que
ahora llevaba su padre. Y no porque estuvieran enchufadas siendo las hijas de
la dueña. Al contrario, las dos habían demostrado con creces el gran nivel de
su intelecto sacando unas magníficas notas. Exigiéndoles sus padres incluso más
que al resto de sus competidores para demostrar su valía. Minara tenía unos
resultados ligeramente mejores que Alusa, ya que ésta era siempre algo más
impaciente. De todos modos, las dos mostraron predilecciones por las ciencias.
Minara se decantó por empresariales, quería aplicar sus conocimientos de
economía con modelos y previsiones matemáticas para mejorar la calidad de vida
de las personas. Alusa por su parte estaba encantada con la idea de diseñar
infraestructuras o mecanismos que hicieran avanzar a la empresa y por ende a la
humanidad. Como por ejemplo mejorar las conexiones gravitatorias que existían
en Bios y Nature para que los habitantes de otros futuros mundos a colonizar
con menor masa tuvieran también una fuerza de gravedad equivalente a la
terrestre. O domos más grandes y resistentes para proteger ciudades en planetas
con ambiente hostil. Y también se interesó por hallar compuestos químicos más
eficaces para las terraformaciones. De
hecho, las dos realmente disfrutaban con la investigación. Esa parecía una
cualidad común a la sangre que llevaban. Mazoui de siempre fue bueno en esas
disciplinas y Satory por supuesto, también. Incluso en mayor medida, siendo
brillante en esas disciplinas. Era evidente que sus hijas habían heredado la
inteligencia y la intuición de sus progenitores. Sus padres y abuelos no podían
estar más orgullosos de ellas. Ahora, todos reunidos, celebraban el ingreso de
ambas en la vida profesional. Aunque, tanto Alusa como Minara no parecían
mostrar mucho contento. Su padre, tratando de animarlas, les propuso mientras
brindaba por ellas.
- ¿Qué tal si
os tomáis vacaciones en la playa o donde queráis para empezar esto con más
ganas?
- Es una buena
idea. - Convino Satory asintió con aprobación. - Hijas, os merecéis un
descanso. Habéis estudiado mucho.
Pero entonces fue Alusa la que rebatió con
tono apenado.
- Me temo que
es ahora cuando nuestra verdadera labor comienza, mamá.
- Así es –
acordó Minara levantándose se la mesa. - Nos llaman. Debemos irnos.
- ¿Habéis
quedado con alguien?- Se interesó su abuelo Mathew que estaba hacía tiempo en
silla de ruedas por mor de su ya precaria salud y avanzada edad. - ¿A estas
horas, hijas?
Las chicas asintieron sonriendo a la
par, su tía Katherine que estaba allí también, afirmó con más jovialidad:
-¡Es normal,
sois unas muchachas jóvenes y muy bonitas! ¡Seguro que tenéis un buen par de
novios muy apuestos esperando por vosotras!
Kathy
las observaba orgullosa, además de agradecida y llena de afecto. Cuando pasó
por su infierno particular en su lucha contra la adicción a la droga ambas
chicas habían estado siempre a su lado. Nunca le reprocharon nada, nunca la
miraron mal. Las dos fueron fuente de consuelo y de alegría. De niñas con sus
juegos y sus besos. Ya de adultas con su comprensión y su cercanía. Era como si
detectasen la tristeza y la soledad que su tía sentía. Cuando crecieron la
animaron continuamente afirmando que acabaría por superar aquello. Ahora esas
profecías se habían cumplido, estaba limpia. Llevaba dos años sin probar ningún
tipo de droga. Ni siquiera bebía alcohol por si acaso, aunque de eso jamás tuvo
ningún problema por adicción. Ese mismo día se cumplían precisamente esos dos
años. Ambas muchachas recordaban una tarde que charlaban precisamente con su
tía. Celebrando el día del año anterior, en el que había logrado estar un año
sin tomar drogas.
-¡Felicidades
tía Kathy! – Le deseó Minara con una amplia sonrisa. –
-Muchas
gracias, cielo. – Replicó la interpelada sonriendo a su vez. –
-Hace falta
ser una persona muy fuerte y muy valiente para vencerse a sí misma, como has
conseguido hacer tú. Eres digna de admiración. – Le comentó Alusa dándole una
mano –
-Sí. Es
cierto. Eres un modelo para todos. – Convino Minara dándole la otra –
Katherine
suspiró. Entonces pudo decir, con lágrimas de alegría y emoción.
-Sois muy
buenas conmigo, chicas. Siempre lo habéis sido. Pero no soy digna de admiración
ni un modelo para nadie. Si acaso, lo soy de lo que nunca se debe de hacer. Por
perseguir mis sueños sin reparar en las consecuencias acabé envuelta en
pesadillas.
-Has pasado
por mucho dolor, lo sabemos. - Le susurro Alusa con amabilidad.- Pero eso se ha
terminado.
-Porque
también estamos seguras de que desde ahora serás feliz. Te lo has ganado, tía.
– Sentenció cariñosamente Minara. –
-Ya soy feliz,
solamente con teneros aquí, a mi lado y disfrutar de vuestro cariño.- Afirmó la
emocionada interpelada.-
Y
su contertulia besó en las mejillas a ambas chicas que la miraban con esa
amabilidad que solamente prodigaban para con muy pocas personas. Únicamente
hacia aquellas que de veras les importaban. Su tía Katherine también estuvo
allí para ellas, siempre que pudo ayudó a cuidarlas y les cantaba canciones o
les traía cosas cuando iba de viaje. Las muchachas sabían que, en su fuero
interno, su pobre tía sufría también por no haber tenido una familia propia.
Aunque ellas siempre se habían esforzado por hacerle sentir ese calor de hogar.
Y comprendieron con los años todas las batallas a las que tuvo que enfrentarse,
destapando escándalos, combatiendo el crimen…cayó en las drogas, sí. Pero hizo
cosas muy buenas por los demás. Y finalmente luchó por escapar de aquella
enfermedad y lo logró. Ahora tenía una fundación a la que habían contribuido
Satory y Mazoui por medio de los recursos de las empresas Masters. Katherine,
apartada ya del mundillo mediático, consagraba sus esfuerzos en ayudar a
jóvenes y demás afectados por aquella lacra a salir de ese pozo. Contaba
asimismo con la colaboración de su madrina la princesa Venus, una vieja amiga
de Karaberasu. E incluso Makoto Kino, princesa de Júpiter, se había pasado
algunas veces a verla y a ayudar, pues era muy amiga de Venus, y de la hermana
mayor de la abuela de las gemelas. En eso pensaban cuando Minara le susurró a
su tía con un aire de misterio…
-Y también
sabemos una cosa más…
-¿El qué?-
Pudo decir ella con gesto desconcertado. –
-Tendrás una
bonita sorpresa el próximo año. – Le desveló Alusa que, sin embargo, no quiso
decir nada concreto.-
-Pero, ¿qué
clase de sorpresa, chicas?- Quiso saber Kathy no sin cierta impaciencia.- Desde
luego, os parecéis a vuestro padre en eso. Cuando os ponéis misteriosas, no hay
quien os haga decir nada.
Las
dos cruzaron miradas de complicidad y sonrieron, pero no dijeron más. Pese a
que le fastidiase no saberlo, teniendo en cuenta su profesión de periodista, su
tía tuvo que esperar. Ahora,
transcurrido ese año, antes de marchar al menos podrían llevarse un bonito
recuerdo de ella. La expresión de esa mujer que sin duda sería de alegría. En
ese momento volvieron de sus pensamientos, apareció un pasillo dimensional y en
él pudieron ver una figura alta, muy alta, que se acercaba. Mazoui se puso en
pie como un resorte, captaba un poder tremendo en esa silueta. Al salir de esa
especie de túnel vieron a un hombre muy alto. Bastante más que el propio padre
de las gemelas.
-¿Quién eres?-
Quiso saber Mazoui, dándose cuenta de que, con el aura que percibía en él, si
ese individuo tuviera intenciones hostiles nada podría hacer. – Di que deseas
de nosotros…
Sin
embargo, su hermana le interrumpió con una exclamación. Abrió la boca y se
llevó las manos a la misma, ahogando una exclamación, no obstante ésta era de
alegría. Apenas pudo dominarse lo suficiente para decir.
-¡Eron! ¿Eres
tú?...
El
aludido sonrió, llevaba la armadura de los guerreros del espacio y la miró con
esos ojos oscuros y profundos. Para replicar con tono amable.
-Sí. Un viejo
amigo nuestro me dijo que tenía que venir. Ya he cumplido con mi misión. Y me
encomendó otra mucho más agradable…
Y
para sorpresa de todos Kathy corrió a abrazarse a él. Casi ni le llegaba al
pecho, pero eso no importaba. La muchacha apenas pudo hablar, con lágrimas en
los ojos.
-Esta vez, te
aseguro que comerás mucho mejor. No soy yo la que cocina.
-Esta vez,
sólo con verte me he saciado de un hambre de años. – Le sonrió el gigante. –
En
cuanto se serenaron un poco los dos se acercaron al resto del grupo. Allí,
Katherine les explicó que hacía años el hermano mayor del rey de los saiyajin
llegó a la Tierra, se conocieron y algo surgió entre ambos, pero él tuvo que
marcharse a cumplir una misión. Su pasado era muy oscuro, muchísimo más incluso
que el de ella y tuvo muchas culpas por expiar. Eso les desveló el guerrero. Y
cuando todo estuvo aclarado, Eron se dirigió entonces a las chicas declarando
no sin cierto pesar.
-Lo único que
lamento ahora es que, igual que yo he venido, es la hora de que vosotras
partáis…
-Sí, es la
hora.- Convino Minara.-
-Debemos
irnos.- Añadió su hermana.-
Y
para nueva sorpresa de los allí presentes, el pasillo dimensional por el que
había surgido el saiyajin, de un tono dorado, se cerró. No obstante, otro de
color blanco inmaculado apareció en su lugar. Era por el que ellas debían de
entrar.
-Quizás al
otro lado tengáis un par de apuestos chicos aguardando. – Declaró Kathy ahora
con incluso mejor humor. –
-Desde luego,
ese sistema para viajar es realmente bueno. ¡Lástima que nuestras empresas no
tengan la patente.- Añadió Satory pidiéndoles a las chicas.- No volváis muy
tarde, y a ver si nos presentáis pronto a esos novios de los que habla vuestra
tía.
Las
interpeladas se miraron no sin tristeza. Eso hubiera sido cierto en cualquier
otra ocasión. La verdad es que, pese a su aparente frialdad y mutismo, las dos
habían tenido varios novios e incluso jugaban entre ellas a intercambiárselos.
Tampoco eran ajenas a haberse acostado con chicos. Algo más Alusa que era más
lanzada que su hermana. Aunque nunca tomaron a ninguno muy en serio. Y menos
aún pensaron en contárselo a sus padres o traer a ninguno a casa. En el fondo
sabían que un día no muy lejano deberían irse y ese momento había llegado.
Entonces, su abuela Karaberasu, la única que pareció comprender lo que en
realidad ocurría, se aproximó a ambas y las acarició en el rostro según les
decía a todos.
- Nuestras
niñas tiene un importante cometido por realizar. Yo he tenido algunos sueños
últimamente y sólo pido a Dios que os guíe sanas y salvas.
- ¿De qué
estás hablando, mamá?- Inquirió Mazoui a quién entonces se le congelaron las
palabras. De pronto se percató de ello. -¡No puede ser que!...
- ¿Qué
sucede?- Inquirió Satory ahora con inquietud, no le gustaban nada las caras que
veía en su marido ni en su suegra y añadió - ¿Hijas, a dónde vais?
Como
si alguien más allá de su entendimiento quisiera brindarle la respuesta de ese
pasillo surgió un resplandor, tenía forma de estrella y Satory pudo reconocerlo
bien. No obstante, no le dio tiempo a añadir nada ya que Minara indicó con
pesar.
- Ya nos
llaman. Tenemos que partir.
- Sí. Nuestro
momento ha llegado, no podemos demorarlo más. – Sentenció Alusa. -
La familia, superada la perplejidad,
se abrazó a las muchachas llenándolas de besos.
-No mis
niñas.- Gemía Satory, abrazada a su esposo.- ¡Nos os vayais!
-Es nuestro
destino, mamá.- Sollozó Alusa a su vez.-
-Es algo que
nos aguardaba desde que nacimos.- Añadió Minara igualmente afectada.-
Con
emotivas lágrimas se despidieron abrazándose a todos sus seres queridos y,
finalmente fue su abuela la que las pidió a ambas en tono confidencial.
- Hijas mías,
he tenido algunas intuiciones, y creo imaginar a donde tendréis que ir. Si
podéis dejad esto en mi nombre como prueba de mi perdón. - Y les entregó una
rosa a cada una.-
Las
gemelas tomaron respectivamente una flor y Alusa le aseguró a su interlocutora.
- Si podemos
hacerlo, no dudes que así será, abuela, ya puedes estar tranquila.
- Esto sellará
definitivamente tu herida. – Convino Minara para sorpresa del resto. -
- No estarán
solas. – Les comentó Eron afirmando no sin orgullo. – Mi sobrino Diaval irá con
ellas. Le he enseñado todo lo que sé y el muchacho me ha superado en poder e
ingenio. Y junto a ellos otros valientes y escogidos chicos y chicas participarán.
- Sí, ahora
creo que lo entiendo todo. - Musitó Mazoui enumerando. – Todas nuestras
batallas, las de nuestros padres y antepasados, lo que hemos aprendido y
vivido. Todo eso se verá culminado al fin con vosotros.
Aunque
en un último intento por retenerlas Satory se abrazó a sus hijas sin poder
dejar de llorar y les dijo a ambas, casi entre balbuceos.
-¿Y no podéis
quedaros aquí? Habéis estudiado mucho, ¡tenéis un gran futuro!
- No mamá- le
sonrió Alusa acariciando una mejilla de la angustiada mujer. – Ésta es nuestra
meta. Nuestra verdadera misión en la vida.
- Así es
- añadió Minara con su mano en la otra
mejilla de su madre. – Al igual que el día en el que tú le dijiste al abuelo
Ian que debías partir en la SSP-1 y él lo aceptó. Hoy es tu turno de dejarnos
marchar.
-¡Es algo muy
cruel! Ahora me doy cuenta de lo que mi padre tuvo que sufrir al darme su
permiso.– Sollozó la aludida que pudo añadir con voz más apagada. – Pero lo
comprendo. Tened mucho cuidado por favor. Y recordadnos, como nosotros
pensaremos en vosotras.
- Lo haremos.
Os queremos más que a nada en este mundo o en cualquier otro y eso nunca
cambiará. – Declaró Minara con un par de lágrimas rodando por las mejillas. –
- Te lo
prometemos, mamá, todos estaréis en nuestros corazones. – Afirmó Alusa, emocionada de idéntica manera
-
- Ha sido el
destino, el que nos ha ido llevando unos hasta otros. También yo lo veo ahora.
Cuando conocí a vuestra abuela, criamos a vuestro padre. Su marcha al espacio,
el que allí conociera a vuestra madre y que nacieseis las dos. Sí, mi hermana
Alannha tenía razón. Todo ha llevado hasta aquí. – Intervino reflexivamente
Mathew, acercando su silla de ruedas hacia las chicas que le besaron en las
mejillas con mucho afecto. – Y ahora es vuestro turno, el momento de la
culminación.
Karaberasu
sonrió entre sus lágrimas y también se
abrazó a ambas para repetir.
- ¡Cuidaos
mucho, mis queridas niñas!
Su
tía Kathy también las besó y las abrazó con fuerza, sin poder evitar llorar. ¡No
quería soltarlas, no podía perderlas! Aunque en su corazón sabía que aquello
tenía que ser así. Fue Eron quien, a su vez, la tomó por los hombros y la
abrazó con dulzura apartándola de las chicas. El saiyajin entonces asintió en
dirección a ambas deseándoles suerte para que pudieran llevar a cabo con éxito
su misión.
-Sed
prudentes, sed valientes y sobre todo, tened fe en vosotras y en vuestros
compañeros. Y si es posible hacedme un favor.
-¿Qué favor?-
Quiso saber Alusa.-
El saiyajin sonrió una vez más y les
pidió.
-Exigidle
mucho a mi sobrino. Es un buen chico pero también es un príncipe saiyajin y
tiene demasiado orgullo. Necesitará a alguien que se lo rebaje un poco y le
ponga las cosas claras. - Les dijo afablemente ese guerrero a modo de último
consejo, para remachar.- Que el Creador os guie y os proteja.
Las dos asintieron a su vez, con la
implícita promesa de que así sería. Tras dar otros abrazos más a sus padres y
parientes. Y uno muy especial también al abuelo Mathew, entraron en aquel agujero
y lo traspasaron decididas. Ahora se miraban mutuamente como si recordasen
aquello en un vínculo telepático, sus rostros estaban ausentes e incluso algo
tensos. Asthel se dio cuenta de ello y les preguntó si estaban bien al ver como
sus ojos refulgían y unos finos colmillos sobresalían de las comisuras de sus
labios.
- No temas,-
le tranquilizó Alusa intuyendo el motivo de la inquietud de su compañero. - No
nos hemos vuelto malvadas, ni nos hemos descontrolado ni nada parecido. Al
contrario, es una sensación agradable...
- Es como si
volviésemos a casa después de mucho tiempo. Como sentir un viejo hogar. -
Explicó Minara con un tinte pensativo. -
-¿A casa?...
¿a esto le llamáis casa? - Exclamó Maray con cara de sorpresa mirando a su
alrededor. -
Desde luego el asombro de la
muchacha estaba justificado. El paisaje que les envolvía no podía ser más
descorazonador. Una densa niebla cubría todo y la visibilidad era muy reducida.
El terreno parecía un gran pantano con los sonidos de innumerables criaturas ocultas
en su interior. Parecido al que acababan de dejar atrás en el anterior círculo.
La oscuridad de la noche les envolvía igualmente y sólo las ocasionales luces
de lo que parecían fuegos fatuos iluminaban fugazmente el lugar.
- Este sitio
será bonito para visitar pero no creo que sea demasiado acogedor para vivir en
él. - Declaró Diaval con tono sarcástico. -
- No todo es
como tú lo ves.- Le rebatió Alusa añadiendo. - Este lugar es tenebroso sí, pero
no todo en él es malo...
- Son las
tierras de nuestro abuelo paterno.- Les informó Minara. -
-¿Qué tiene
vuestro abuelo Mathew que ver con esto? - Inquirió Mimet sin comprender. -
- No, él no,
me refiero a nuestro verdadero abuelo.- Contestó Alusa.-
-¡Lush!- La
reconvino su hermana.- ¿Cómo se te ocurre decir eso?
-Al menos
desde el punto de vista biológico. Eso
quise decir. - Le respondió la interpelada matizándolo de inmediato.-
Aunque
la chica se había arrepentido enseguida de haberlo expresado de ese modo.
Consideraba injusto su anterior comentario pese a haber tratado de arreglarlo.
Realmente pensaba en su abuelo Mathew como el auténtico, junto a su difunto
abuelo Ian. Aun así aclaró intercambiando una mirada con su hermana.
-Me refiero a
un demonio del sexto círculo muy poderoso que era el señor de estas tierras...
-Nuestro padre
no hablaba mucho de eso, nunca le gustó la idea de ser su hijo.- Añadió Minara
que comprendía perfectamente el porqué de aquello. En cierta ocasión su abuela
Karaberasu, les desveló la verdad, de modo que sentenció. – Y podemos imaginar
el porqué.
Recordaron
que, una vez, hacía algunos años, justo al comenzar la facultad, estaban con su
abuela paterna. Hablaron de sus dones y sus capacidades. Por fortuna, al menos
eso pensaban ellas, ninguna hasta entonces había heredado los rasgos de su
padre. Pero sí que conocían a Sandy e incluso al hijo de ésta, Granate. Ese
muchacho, una especie de primo segundo suyo, tampoco había manifestado ningún
síntoma. Sin embargo, ellas siempre tuvieron grandes percepciones y sueños que
les dieron pistas sobre su procedencia. Y esa vez, al hilo de un debate en
televisión sobre si los habitantes del Milenio de Plata eran inmortales y sobre
si eso era malo o no para las personas de la Tierra, las chicas le comentaron a
su abuela.
-Pues no
entiendo por qué ser inmortal iba a ser malo.- Comentó Alusa.-
-Eso no es ni
malo, ni bueno, cariño. - Replicó Karaberasu.- Simplemente cada uno es como es.
-Será en todo
caso muy triste, porque puedes ver envejecer y morir a aquellos que quieres,
sin poder hacer nada.- Le contestó Minara-
- Pero desde
que los soberanos se manifestaron se dice que el poder de su Cristal de Plata
ha hecho que las personas vivan cada vez más.- Comentó su hermana.-
-Eso tiene
cosas buenas pero también malas.- Observó Minara.-
-Lo sé. Los
recursos son limitados y si las personas viven más la población aumentará
mucho. Como tú dirías apelando a tu formación de economista, hermanita.-
Admitió Alusa.-
-Así es. Y eso
provocará guerras por el agua, la comida e incluso el espacio.- Comentó su contertulia,
afirmando, Es como la teoría Maltusiana.- Recursos creciendo en progresión
aritmética y población de forma geométrica. Cada vez habrá un mayor desfase
pese al avance en tecnología.
-Bueno, con
las colonizaciones de Bios y Nature eso podría paliarse.- Declaró su hermana.-
-Quizás sí,
pero únicamente por poco tiempo. Al final hasta esos mundos se verían
desbordados, quizás en cuestión de pocos siglos. Incluso de menos tiempo.-
Opinó su interlocutora.-
-En fin, en
nuestro caso creo que a juzgar por nuestra genética, también viviremos más que
la media. Y el poder de ese cristal podría hasta potenciarnos eso todavía en
mayor medida que a los demás. - Afirmó la mayor de las gemelas.-
-Vosotras
tendréis un brillante futuro.- Terció su abuela. – Como la mayoría de las
personas de este planeta, gracias a nuestros reyes. Sois tan merecedoras de eso
como cualquiera.
-En nuestro
caso es distinto. Nosotras sabemos que no somos como los otros.- Declaró
Minara. –
-Sí, es algo
que desde muy pequeñas hemos comprendido. – Añadió Alusa. – Tenemos esa
herencia tan extraña…
-Mis niñas,
vosotras sois maravillosas -. Pudo declarar su abuela que no sabía que otra
cosa más podría decir. –
-Pero sentimos
que tú sufriste mucho con nuestro padre. – Afirmó Minara con suavidad. –
-No por su
culpa. Vuestro padre siempre fue bueno y cariñoso. – Le respondió la pobre
mujer bajando la cabeza. –
-Lo sabemos. –
Terció Alusa que entonces dijo a bocajarro, aunque con toda la consideración
que pudo en su tono lleno de clarividencia. – Pero tú sufriste por la forma en
que él fue concebido. ¿Verdad?
Karaberasu
se sentía violenta sin ser capaz de enfrentar su mirada a las curiosas
expresiones que sus nieta lucían. Aquello, tras más de cuarenta años, todavía
la atormentaba en ocasiones. Pero cuando finalmente las miró a los ojos, esas
chicas también la obsequiaban con una mirada profunda y cariñosa que parecía
hacer el efecto de un suero de la verdad. Sentía que no podía ocultarles nada,
y quizás fuese mejor así. Ya estaba harta de mentiras y malos entendidos en la
vida. De modo que suspiró y armándose de valor, les confesó.
-Veréis,
hijitas. Eso no fue nada fácil para mí. Yo tendría casi vuestra edad. Quizás un
poco mayor. Era una Justiciera, la Dama del Trueno. Aquello pasó hace mucho tiempo,
en la época en la que batallamos contra los demonios…
Y
poco a poco les fue contando su lucha, la del resto de sus hermanas, Roy y los
otros. La forma en la que la capturaron y cómo un poderoso demonio abusó
terriblemente de ella. Después quedó embarazada y se marchó. Recordó con tono
entre melancólico y lleno de añoranza cómo crió al padre de esas chicas, que
atendían a esa narración sin despegar los labios, pero mirando a su abuela con
asombro, pesar y solidaridad. Cuando acabó, con los ojos húmedos de aquellos
recuerdos tan agridulces, Alusa la miró directamente a los ojos y asimismo
llorosa, le dijo con tono lleno de afecto y emotividad.
-Muchas
gracias, querida abuela. Es debido a ti y a tu enorme sacrificio y entereza por
el que mi hermana y yo estamos aquí.
-Es cierto.
Nunca podremos agradecértelo en la forma que te mereces, pero cuando llegue la
ocasión, te rendiremos tributo y cerraremos tu herida. – Le prometió Minara. –
-Hijas. El
simple hecho de que vuestro padre y vosotras hayáis existido me ha compensado
con creces de aquello. – Les aseguró su emocionada contertulia. No obstante,
hay una cosa que a vuestro padre nunca le conté. No quise hacerle sufrir más
aun…
Y con la plena atención de sus
nietas en ella, la mujer, armándose de valor, les confesó en tanto aferraba una
mano de cada chica con las suyas que hasta temblaban…
-Cuando mis
hermanas y Roy lucharon contra ese demonio éste estuvo a punto de terminar con
ellos. Yo estaba escondida presa de un terror insoportable. No me atrevía ni a
mirarle, recordaba todas aquellas cosas tan horribles que me hizo… Pero al
final sí que pude reunir fuerzas. Con todo el coraje que me quedaba ayudé a Roy
lo suficiente como para que él pudiera vencerle. Le dejó malherido en el suelo.
Mis hermanas le vigilaban y quisieron interrogarle. Entonces una enorme rabia
se apoderó de mí. Por todo lo que me había hecho, por su crueldad y el trauma
que me provocó. Le quité la jabalina a mi hermana Petz y lo atravesé hasta que
explotó…-Concluyó casi con un susurro, las lágrimas le caían pese a todo y las
dos muchachas la observaron con pesar y compasión.- Lo maté sin pensar…a sangre
fría, pese a lo que era…nunca he podido olvidarlo.
-Abuela. Es
Normal. Cualquiera de nosotras habría hecho lo mismo.- La animó Minara.-
-Claro, tú
estabas en una situación horrorosa y desesperada. Era tu vida y la de tus seres
queridos frente a ese monstruo.- Completó Alusa.-
Karaberasu asintió débilmente para
no obstante replicar con tono consternado.
-Eso me he
estado diciendo a mí misma durante los últimos cuarenta años. Y cuando vuestro
padre tuvo edad suficiente para saber acerca de sus orígenes le dije que fue
Roy quién mató a ese demonio en el combate. El marido de mi hermana siempre ha sido un hombre maravilloso, lo cierto
es que nada más verle me gustó. - Sonrió débilmente ahora, ese día parecía el
momento de hacer todas las confesiones que tenía arraigadas en lo más profundo
de su ser, de modo que prosiguió.- Si Bertie no hubiera estado enamorada de él,
y Roy de ella. ¿Quién sabe? El caso es que Roy, haciendo gala de su nobleza,
jamás le contó a Mazoui la verdad. Prefirió que vuestro padre pensase que había
sido él y no yo, quién acabó con ese cruel demonio…quien pese a todo, era el
padre de vuestro padre.
Las muchachas se miraron ahora con
sorpresa. Aunque sonrieron. Fue Alusa la que declaró.
-Quizás es que
todo debía de ser de esta manera, abuela…
-Sí. El
destino estaba trazado así.- Completó Minara.-
-Así lo creo
también yo. Y no me arrepiento.- Afirmó ahora Karaberasu con tono más
decidido.- Ya os lo he dicho. Para mí,
vuestro padre, vuestra tía y vosotras, sois lo más maravilloso que me ha
ocurrido en la vida. ¡Quién lo iba a pensar! Cuando llegué por vez primera a la
Tierra del siglo veinte pensando en cumplir una estúpida misión, en maquillarme
y en ligar lo que pudiera…De todos modos mis niñas, tengo todavía ese pesar.
Quiero terminar con los malos recuerdos y perdonar. Y aunque os parezca
mentira, pedir perdón por la forma que tuve de acabar con él. Aunque fuera un
ser malvado, en el fondo fue el padre biológico de mi hijo, y eso le convierte,
aunque no nos guste, en abuelo vuestro. No os mentiré, durante mucho tiempo le
odié. Después me di cuenta de que su naturaleza era esa y que sin pretenderlo
me había hecho el mejor regalo de mi vida…mi familia. ¡Todos vosotros!
-Lo
comprendemos. Y nos gustaría hacer algo por ti. – Asintió Minara visiblemente
emocionada. -
-Ten por
seguro, que si está en nuestro poder, te ayudaremos.- Sentenció Alusa que
también debía luchar por evitar las lágrimas.-
Su abuela sonrió de forma más plena
y entonces les comentó con voz queda posando cada una de sus manos en una
rodilla de sus nietas.
– Si algún día
eso fuera posible, entonces os diré lo que me gustaría que hicierais…
Y
ahora ambas muchachas recordaban esa promesa con aquellas rosas que al partir
les entregó su abuela. Las llevaban bien cerca de sus corazones. Entonces
Granate rompió el silencio del resto comentándole al grupo.
- A mí, el tío
Mazoui sí que me contó algo una vez. Su padre se llamaba Karnoalk y era Barón
de estas tierras, un título de la nobleza infernal muy importante, aunque
menor, si lo comparamos con los de los grandes señores del averno.
- Eso es muy
interesante pero debemos ponernos en marcha cuanto antes.- Intervino
Asthel deseoso de salir de aquel entorno
que agobiaba por momentos, dirigiéndose a ambas gemelas. –Alusa, Minara,
vosotras parecéis encontraros aquí como pez en el agua, ¿creéis que podríais
guiarnos?..
- Sí, de algún
modo tenemos claro por donde ir. Debemos seguir hacia la derecha.- Afirmó
Alusa con plena seguridad. -
Minara confirmó a su hermana con la
mirada e hizo un gesto de marcha. Todos se pusieron en camino. Las muchachas
habían revertido hacía tiempo sus transformaciones de justicieras para caminar
con sus atuendos normales que les eran más cómodos. Los muchachos no tenían ese
problema. Fue Brian el que lo comentó con tono divertido.
-Eso de ser
justicieras no es tan genial como parece, ¿verdad? Tenéis que estar a todas horas
cambiando de traje.
-Bueno primo.
- Sonrió Maray para afirmar con humor.- Yo soy modelo, no es algo que me
preocupe, estoy acostumbrada.
- Algo sexista
sí que es.- Afirmó Mimet, que sin embargo al poco sonrió levemente para
añadir.- Pero no me quejo.
- A mí sí se
me hace algo raro. - Intervino Fiora.- No estoy habituada a este tipo de
vestuario. Pero no está tan mal después de todo.
-Te sienta muy
bien.- Declaró Diaval con tono sincero haciendo que la aludida se sonrojase.-
Estás realmente atrayente…
Entre
esas y otras conversaciones iban pasando el tiempo. Aquel era un largo
recorrido. Curiosamente las gemelas estaban muy calladas. El resto del grupo no
le dio a eso demasiada importancia. Todos de vez en cuando se sumían en sus
propios pensamientos y recuerdos. Más bien se preguntaban cuando llegarían a
algún sitio más acogedor. Aunque pararon de vez en cuando a descansar. No
obstante, anduvieron durante largo rato. Poco a poco fueron saliendo de la zona
de los pantanos. El paisaje iba cambiando, parecía que las tierras de secano
tomaban el relevo y hacían aquello algo más soportable. Un camino polvoriento
de tierra comenzaba a dibujarse e incluso una especie de corredor de árboles
retorcidos y de apariencia bastante lúgubre lo flanqueaba. Al poco de atravesar
este pasillo arbolado y siempre entre la densa niebla, Alusa les dijo que
parasen.
- Mirad
eso...- señaló hacia un claro del terreno que estaba sembrado de cuerpos y
armas. - Parece que hubiera habido una batalla hace poco.
- Sí, podría
ser lo que nos dijeron esos demonios del tercer círculo. Hay una lucha por
estas tierras.- Comentó Asthel. –
-Y parece que
bastante sangrienta.- Dijo Brian observando no sin aprensión, como el resto,
aquel montón de cadáveres mutilados y ensangrentados.-
Fiora apartó la mirada con evidente
repulsión, fue Diaval el que se interpuso delante de la muchacha para taparle
esa más que desagradable visión. Aunque a él era al que menos parecía
afectarle. La chica le agradeció el detalle con una sonrisa, que el saiyajin
correspondió. Entonces fue Minara la que habló.
- Desde que
nuestro abuelo biológico murió han debido de estar sin dueño.- Dijo
añadiendo a modo de obvia suposición.
-Supongo que los señores de por aquí habrán tratado de apropiárselas...
- La pregunta
es.- Terció Alusa con tinte reflexivo. - ¿Seguirán las guerras o ya habrá un
vencedor?...
- Puede que
nos enteremos pronto, mirad hacia allí.-
Les comentó Diaval que señaló al fondo del camino.
Entre
otra arboleda dirigiéndose hacia ellos, avanzaba un nutrido contingente flameando
banderas y estandartes de extraños dibujos y escudos de armas. Cuando salieron
a terreno claro, el grupo pudo verlos mejor. Era una columna de a cuatro y
bastante larga de soldados demoniacos, muchos de ellos seres grotescos
similares a trasgos u orcos. También se veían otros monstruos del averno de
formas inasociables pero realmente terribles y bastantes también con apariencia
humana pero con rostros claramente infernales. Al frente cabalgaba uno ataviado
con una armadura negra ricamente decorada, con una estrella de cinco puntas a
cada lado de los hombros y una larga capa roja, ceñía una larga espada. Un
yelmo igualmente oscuro tapaba su rostro. Vio al grupo y con rapidez ordenó
rodearles. Ni Asthel ni los demás pudieron reaccionar a tiempo y se vieron
amenazados por una gran mesnada infernal deseosa de caer sobre ellos y
despedazarlos. Cuando todo parecía presagiar ese fin para ellos, el jinete
ordenó a sus soldados que se apartasen, se acercó y desmontó.
-¡Qué raro!
¿Por qué no nos han atacado?- Musitó Fiora.-
-Lo más seguro
es que se pregunte que hace un grupo tan reducido de gente aquí en medio de un
campo de batalla.- Le contestó Maray con un susurro.-
-Seguramente
ese tipo es precavido.- Observó Diaval, abundando en lo dicho antes por la
hermana de Asthel, cuando sentenció.- Nadie vendría por aquí a no ser que,
estuviera completamente loco, o fuera muy poderoso como para no temer a ninguna
amenaza.
-Sí.- Convino
Granate, añadiendo con poco entusiasmo.- Y esa es la duda que debe de estar
deteniendo a ese tipo de ordenar que nos masacren.- Al menos de momento.
Aquel
individuo en cuestión era de una enorme estatura, más o menos la de Asthel. Se
plantó delante de ellos y miró con interés a Alusa y Minara. Luego, habló con
una voz cavernosa.
- Vosotras
sois diablesas, y de una noble estirpe infernal, lo presiento...decidme
¿quienes sois y qué hacéis en estas tierras?..
- Somos las
nietas de Karnoalk,- respondió sinceramente Alusa agregando con serenidad. -
Supongo que habrás oído hablar de él...
- Hemos venido
a cumplir una misión.- Añadió Minara del mismo modo tranquilo para preguntarle
a su vez.- ¿Y tú quién eres?...
Y
para sorpresa y asombro de todos, humanos y demonios, el jinete se arrodilló
ante las gemelas despojándose de su
casco. Era atractivo, de ojos rojos y pelo color castaño, besó a un tiempo las
manos de las dos, presentándose.
- Soy
Garonarg, fui fiel servidor de vuestro abuelo y capitán de sus ejércitos. Soy
segundo coronel del sexto círculo e hidalgo principal de las tinieblas de Hazel.
Vosotras sois las baronesas y mis señoras...-
e hizo un ademán a sus tropas ordenándoles con energía. - ¡Formad y
presentad vuestros respetos a nuestras amas y señoras! - Los soldados, tras
recobrarse con presteza de esa sorpresa inicial, obedecieron de inmediato.
Formaron con rapidez una hilera bastante larga que presentó sus lanzas y
espadas en señal de homenaje, en tanto su caudillo preguntaba a las chicas con tono de incredulidad.
-Decidme señoras, ¿por qué os acompañan estos humanos miserables?..
-¡Son nuestros
aliados para el cumplimiento de nuestra misión y no toleraremos que los
insultes! - Le informó Alusa con visible
contrariedad. -
-¡Deberéis
respetadles como a nosotras mismas! - Le ordenó Minara de igual talante. -
- Os pido
humildes disculpas. Si lo ordenáis así será. - Acató Garonarg. - Aunque noto
que uno de ellos - señaló a Granate agregando - también tiene sangre demoniaca,
de categoría bastante inferior a la nuestra...y otros dos son muy poderosos
espiritualmente. Los demás también parecen temibles en su fuerza.
- Bueno, por
esta vez estás perdonado. - Sonrió sarcásticamente Brian. -
- Sí, te has
librado de que te haga picadillo, maldito diablejo, ya puedes dar gracias. -
Agregó Diaval con expresión amenazante mientras cruzaba los brazos sobre su
pecho. – A un príncipe saiyajin no le insulta nadie sin recibir su merecido.
El demonio pareció ignorar ambos
comentarios y añadió, dirigiéndose a sus amas con patente respeto.
- Decidme si
os es posible y lo deseáis ¿Cuál es vuestra misión? ¿Acaso venís a reclamar
vuestros derechos? Quizá pueda ayudaros.
- Lo único que
debes saber por ahora es que precisamos cruzar este círculo y llegar al
siguiente. ¿Puedes guiarnos hasta la puerta y abridla? - Le preguntó Minara. -
- Me temo que
eso está ahora fuera de mi alcance por desgracia.- Repuso el demonio con un
tono resignado para contarles. - Debéis saber que se sucedieron muchas guerras
por la posesión de vuestras tierras y que el demonio Lugashel se ha alzado con
el poder, nosotros nos retirábamos perseguidos por sus tropas...
-¿Quiere eso
decir que estáis en una situación muy delicada? - Inquirió Alusa.-
El
demonio asintió con aire de preocupación.
- Así es pero,
ahora que estáis aquí, renovaremos nuestros bríos y aunque el enemigo sea muy superior
en número lucharemos con vuestra ayuda.- Afirmó Garonarg elevando un brazo al
aire y haciendo que sus tropas lanzasen exclamaciones de júbilo. – ¡Las tornas
podrán cambiar!
- ¡Un momento!
- Intervino Asthel - nosotros no queremos participar en una lucha interna, eso
no es parte de nuestra misión.
-Tú tienes
mucho poder, y tus compañeros también. Necesitáis que os indiquen el camino a
la puerta y que os la abran. Nosotros necesitamos aliados que cambien el curso
de la guerra, ambos nos somos necesarios...- declaró el caudillo demoniaco de
forma muy convincente. -
-Si dices ser
nuestro servidor, tendrás que acatar las órdenes que yte demos.- Argumentó
Minara.-
-Y te
ordenamos que nos lleves a esa puerta.- Afirmó Alusa.-
Garonarg las estudió con la mirada
durante unos instantes en los que mantuvo silencio. Todos se estaban
preguntándo qué iría a contestar, y ese demonio en efecto replicó.
-Obedecería
encantado vuestra órdenes pero la fortaleza de Dite guarda el paso hacia la
puerta. No podríamos llegar si Lugashel se opone. Y lo hará. Desea acabar con
nosotros para rematar su victoria. Estratégicamente además sería un suicidio
para mis tropas. Somos inferiores en número y nos podrían cortar el avance y la
retirada a placer. Nada se puede hacer por cumplir vuestros deseos, mis
señoras, sin antes tomar a ciudad y derrocar al usurpador.
- Será un
demonio pero creo tiene razón, al menos en eso,- concedió objetivamente Diaval
que propuso no exento de ganas. - Podríamos ayudarles, ¿qué tenemos que perder?
Sin su ayuda no creo que encontremos la puerta. Nos pasaríamos siglos buscando
entre esta maldita niebla y además ¡podremos partir las cabezas de algunos
inmundos diablejos!
Aquellas
palabras no cayeron muy bien entre las tropas infernales, pero dado que debían
obediencia a las gemelas y recordando la anterior andanada de Garonarg contra
los humanos, les pareció que les devolvían los “cumplidos” y nadie se inmutó.
Solamente Granate comentó, no sin cierta sorna, al hilo de esas palabras de su
compañero sobre la niebla
- Ahora ya
sabes por qué este sitio se llama el de
las “Tinieblas”…amigo.
- Sí, y lo más
irónico es que es verdad que necesitamos la ayuda de este demonio para salir de
aquí. – Le susurró Brian. –
- Y está claro
por lo que ha dicho que él precisa de la nuestra. – Comentó a su vez Asthel. -
- A mí no me
parece una buena idea, ¿qué pasaría si le ayudamos y luego traiciona su parte
del trato? - Objetó Maray con evidente desconfianza. –
Alusa
miró inquisitiva al demonio e inquirió perspicaz.
- Es verdad,
podrías hacer eso, ¿quién nos asegura que cumplirás tu parte?
Garonarg
desenvainó su espada y todos se pusieron en guardia apartándose unos metros,
pero el demonio se hizo un corte por el que manó de forma profusa una sangre
verdosa y declaró en tono solemne.
- De esta
forma os convenceréis. En nombre del Príncipe de las Tinieblas, de Belcebú y
Astaroth y de mi gran y difunto señor, yo, Garonarg, juro que cumpliré mi parte
de este solemne acuerdo que con mi sangre suscribo. No puedo romper este juramento
o el propio Lucifer me destruiría a mí...
- Yo no sé si
creérmelo - intervino Asthel que aun
así, dudaba de las palabras del demonio, pero Granate le convenció. -
- Ha hecho un
juramento solemne que ningún demonio puede quebrantar, lo cumplirá...podemos
fiarnos.- Afirmó el chico.-
Y
lo hizo con plena seguridad, ganándose un respetuoso asentimiento del demonio
en el que expresaba su reconocimiento por esa declaración. Así lo manifestó al
alabar al muchacho.
-Veo que
conoces bien nuestras leyes y costumbres, quizás me equivoqué al juzgaros.
-¡Qué bien! -
Terció Diaval con un poco disimulado entusiasmo. -Vamos a luchar codo con codo
con un demonio contra otros demonios, suena divertido. Bueno, dinos hacia donde
hay que ir para comenzar la fiesta.
- No tendréis
que esperar mucho, serán ellos los que vengan sobre nosotros.- Les respondió
Garonarg dándoles instrucciones. - Nos
ocultaremos y sólo dejaremos una pequeña fuerza de señuelos. Vosotros, junto
con el resto de mis efectivos y yo les atacaremos por sorpresa...- ordenó a una
gran parte de sus soldados que se ocultasen y añadió. - Vamos, venid - el grupo
se unió a él y a sus tropas y todos se camuflaron entre los árboles. – No
hagáis ruido y esperad a mi señal.
Así lo hicieron y durante cerca de
una hora no pareció ocurrir nada de particular. Todos seguían ocultos
esperando, finalmente algo comenzó a hacerse patente.
- Siento la
presencia de un gran ejército. - Percibió Alusa. -
- Se dirigen
hacia aquí a una buena marcha.- Añadió Minara aseverando con preocupación - y
son muchos más que nosotros.
- Mejor así,
me gustan los retos. - Sonrió Diaval haciendo crujir sus nudillos ante la
perspectiva de una buena lucha. -
- Lucharemos
como hicieron nuestros abuelos.- Afirmó Brian con decisión. -
- No olvidéis
que esto es el Infierno, aquí ellos tienen toda la ventaja. - Les recordó
Granate. –
- Eso no es
del todo exacto. - Rebatió Alusa con optimismo.- Nosotras hemos aumentado mucho
nuestras fuerzas.
- Y además,
ahora tenemos aliados.- Añadió Minara más confiada. – No estaremos solos en
este combate.
Esperaron pues pacientemente
mientras departían acerca de la mejor forma de atacar. Al fin las huestes
enemigas cayeron sobre el grupo de señuelo y comenzaron a luchar contra él.
Cuando la situación era ya insostenible para la guarnición Garonarg dio la
señal. Brian y Diaval convertidos en súper guerreros, bombardearon desde el
aire al enemigo con rayos de energía produciendo gran devastación y sorpresa.
Las chicas se transformaron. Todas excepto Alusa y Minara cuyos poderes de
justicieras no parecían funcionar allí. Pese a todo, sus formas demoniacas se
hacían ahora más evidentes y ellas, provistas de sendas armauras y espadas
proporcionadas por Garonarg, atacaron de la misma manera por tierra. Asthel y
Mimet completaron la ofensiva cayendo
por la retaguardia junto con parte de las tropas aliadas. Maray y Fiora por el
contrario atendieron a los heridos al ser de menor gusto para la batalla. De
hecho, la joven de Nature no soportaba la violencia. Aquello la enfermaba.
-¿Por qué?- Se
preguntaba consternada.- Tanta muerte y tanto dolor.
Por fortuna era mucho más diestra
como enfermera. Y desde luego que hasta los mismos demonios agradecieron sus
cuidados, quedando eso sí, atónitos de que hubiese seres que ayudasen
altruistamente a los demás en lugar de tratar de destruirles. Por su parte,
Garonarg completó el asalto con el resto de sus fuerzas. Totalmente tomado por
sorpresa, el enemigo, desconcertado y muy castigado, trató de replegarse pero
fue en su mayoría destruido. Estaban encerrados en un pequeño espacio y apenas
sí podían maniobrar con sus pesadas armaduras y largas espadas y lanzas para
repeler los ataques. Incluso se herían unos a otros en su ansiedad por
contraatacar. Los arqueros del ejército de Garonarg hicieron el resto con unas
devastadoras lluvias de flechas. Así, los dispersos supervivientes de las
tropas adversarias huyeron hacia el pantano. La victoria fue completa, los
demonios del bando de las gemelas soltaron aullidos y gritos de triunfo y su
envalentonado comandante arengó con júbilo...
- ¡Ahora hacia
el castillo...podremos arrojar de allí a ese usurpador!... ¡Larga vida a las
legítimas herederas de Karnoalk!
¡Baronesas de Hazel y señoras de Dite!
Aunque, pese a esos gritos triunfales y el
desbordante entusiasmo, antes dedicaron un tiempo a reorganizarse y descansar.
A decir verdad, tanto los demonios como el grupo de muchachos se observaron
sino con mutua admiración sí con respeto. Todos habían luchado muy bien y
estaba claro que, siendo aliados, era difícil resistir aquella combinación.
Pero ninguno olvidaba que aquello era un pacto de conveniencia. ¿Qué sucedería
cuando todo terminase? Por el momento, mejor no pensar en ello. Todavía les quedaba
la parte más complicada. Eso les explicó Garonarg mientras el ejército se ponía
en marcha.
- Ese demonio
es muy fuerte y astuto, nos derrotó y logró tomar la fortaleza de Dite. El
castillo es casi inexpugnable y hasta la fecha carecíamos de soldados y
recursos para intentar un contraataque en condiciones. Es más, con la ausencia
de Megara, Alecto y Tisífone, luchando de nuestra parte, nos habían derrotado
en una escaramuza un poco antes de que nos encontráramos.
-Espera.-
Terció Mimet, llamando la atención de todos al afirmar visiblemente sorprendida.-
¿Esas no son las tres furias mitológicas griegas? Dante las cita como
guardianas de éste círculo, de la ciudad de Dite.
-Así es. Estás
bien informada.- Admitió el demonio, manifestando.- Ellas son leales al
legítimo señor. Pero como ninguno podemos ocupar ese puesto, las furias, como
tú las llamas, no tomaron partido.
-¡Pues menos
mal para vosotros que pasábamos por aquí! - Sonrió Diaval que tras la batalla
parecía de un estupendo humor. – Ya nos ocuparemos de convencerlas…
El demonio ésta vez sí le observó
con un gesto respetuoso añadiendo también con admiración. Sobre todo tras
haberle visto en acción.
-Si eres capaz
de convencer a las furias, contarás con mi eterna devoción.
-Puedo llegar
a ser muy persuasivo ya lo has visto.- Declaró Diaval entre chocando sus
puños.-
-A ti te gusta la lucha incluso más que a
nosotros.- Se sonrió el demonio.-
-¡Soy un
príncipe saiyajin, no es para menos! - Afirmó el aludido recordando su linaje
una vez más con patente orgullo. -
- He oído
hablar de tu raza. Buenos combatientes en verdad. Celebro que estés con
nosotros y no en nuestra contra. - Alabó
sinceramente Garonarg. -
- Pues estás
de suerte entonces. Porque no soy el único, tanto Asthel y Maray como Brian. -
Anunció señalando a ambos. - Tienen también sangre de grandes guerreros del
espacio. De hecho, son parientes míos.
Su contertulio le escuchaba con
gesto muy interesado. Maray entonces comentó con su hermano y con Mimet y
Granate.
-Parece que Dante
estaba bastante mejor informado de lo que pensábamos…
-Sí, es
cierto, no es exactamente como lo describe él
pero parece que hubiera tenido acceso a una parte del conocimiento sobre
los círculos.- Convino Granate.-
-Desde ahora
haremos bien en fijarnos con más detalle en lo que relata. Nos podría ser útil
también en las próximas etapas del viaje. - Declaró Asthel, añadiendo con
alivio.- Menos mal que tú lo recuerdas todo, Mimet.
La aludida sonrió, se alegraba mucho
de resultar útil en ese aspecto. Y es que pese a su despertar en el terreno
sentimental mantenía intacta su envidiable capacidad memorística. Tanto era así
que casi recordaba al pie de la letra toda esa obra.
-Trataré de
analizar y de encontrar alguna utilidad a esta información.- Dijo la joven con
el asentimiento agradecido de sus interlocutores.-
En
eso que Fiora y las gemelas se acercaron. Alusa y Minara querían hablar con el
demonio. Por su parte, la joven de Nature se dirigió hacia Diaval y le dijo con
cierta preocupación.
- Debes tranquilizarte.
Recuerda que luchamos porque no nos queda otra opción, pero nunca es bueno
matar a nadie, ni siquiera a demonios.
El saiyajin la obsequió con un gesto
de extrañeza y rebatió.
- ¿Cómo qué
no? Dime una cosa. ¿Qué tienen de bueno esos tipejos?
La chica le devolvió una mirada no
de enfado, sino más bien de pesar y suspiró agregando.
- Incluso
ellos tiene derecho a la vida, Diaval. También sufren y mueren y no todos son
malos. Creía que, después de haber conocido a Ruwoard y a Daila, así como a
otros descendientes de demonios, como las propias Alusa o Minara y Granate, lo
habrías comprendido. Ahora están luchando por su hogar. No es que apruebe el
frenesí con el que se entregan a la matanza, pero al menos pelean por lo que
creen que les pertenece.
- Yo haría lo
mismo, es lógico, la guerra es necesaria. Además, esto es el infierno. – Se
justificó el saiyajin.- ¿Qué otra cosa iban a hacer?
Una
vez más se sentía desconcertado, siempre le sucedía cuando conversaba con
aquella chica, tan diametralmente opuesta a su forma de ser y de pensar. Le
sorprendía que ella pusiera en cuestión hechos que a un descendiente de los
guerreros del espacio le parecían innegables. Pero el caso es que siempre se lo
argumentaba de tal forma que él mismo veía entonces las cosas con otro enfoque.
En esta ocasión, le hizo reflexionar cuando la joven declaró.
- Estoy
convencida de que, incluso aquí, muchos de los combatientes desean la paz.- Y
dirigiendo una leve mirada hacia la columna de demonios que tenían más cercana,
le indicó a Diaval casi con un susurro, como si no deseara hacerse notar. -
Fíjate en las caras de algunos.
El saiyajin no supo que decir, en
efecto, había demonios cuyas facciones expresaban cansancio, otros incluso
arrastraban el paso visiblemente agotados. Muchos también, charlaban
animadamente con la expectativa de obtener un buen botín, eso animó al chico
que se lo dijo a su interlocutora.
-¿Lo ves?- Hay
muchos a los que si les gusta la lucha. Nosotros los guerreros del espacio respetamos
eso.
Fiora suspiró nuevamente, parecía
rendirse ante un imposible y aceleró la marcha apartándose de ese terco
muchacho que la vio alejarse con perplejidad. No llegaba a comprender por qué
esa chica se comportaba de esa manera. ¿Qué le habría hecho él ahora?
-¡Oye, espera!
- Le pidió el joven con poco éxito, para encogerse de hombros y suspirar.- No
hay quién entienda a esa chica…
Alusa
y Minara a su vez entablaron conversación con el demonio. Querían saber más
detalles sobre la fortaleza y su enemigo. Garonarg, con cierta prevención, les
puso al corriente.
- Si pensáis
que los demonios somos malvados es que no conocéis a éste. Incluso vuestro
abuelo Karnoalk le consideraba peligroso y traicionero. No tiene ningún tipo de
piedad, ni de lealtad, con nada ni con nadie. Y en cuanto sepa que vosotras
sois las legítimas herederas tratará de mataros. Claro que, al ser las señoras
del castillo, podríais retarle a combate singular y con eso evitaríamos el
asalto.- Meditó con una mano sobre la barbilla. -
- ¿Eso sería
posible?- .Quiso saber Alusa sopesando la posibilidad. -
- Según las
leyes infernales estaría obligado a combatir. Aunque no sé si por separado o
conjuntamente. Es muy orgulloso y prepotente y siendo como sois hembras,
posiblemente acepte una lucha contra ambas al mismo tiempo. – Valoró el demonio
que no obstante les aconsejó de modo leal. - Será mejor que no lo hagáis. Ahora
que estáis aquí, mi principal obligación es la de velar por vuestra seguridad.
Es un deber incluso más importante que el de retomar la plaza.
- ¿Qué
posibilidades tenemos de rendirla por asalto?- Quiso saber Minara. -
- A decir
verdad, pocas. - Admitió su interlocutor afirmando en lo que parecía un tono
consternado. - Hemos perdido muchos soldados y puede que ni con vuestro apoyo
tengamos el suficiente poder como para destruir las murallas. Están hechas en
roca infernal de la más resistente y protegidas por conjuros contra los ataques
de energía. Por si fuera poco, el número de defensores debe de triplicar a
nuestras fuerzas.
Tras ese descorazonador panorama,
las chicas se miraron entre ellas, pero no dijeron nada. El ejército continuó
la marcha y pronto cubrieron la distancia que les separaba de la fortaleza que
dominaba las tierras de Hazel. Entre la niebla, los defensores creyeron que
eran sus tropas las que volvían. Al principio
un par de regimientos del usurpador que estaban fuera de las murallas
fueron sorprendidos y aniquilados, pero multitud de refuerzos ocupaban el lugar
de los caídos. Poco a poco comenzaban a rechazar el asalto, incluso preparaban
un contraataque que sería mortal. Los chicos estaban ya muy cansados y apenas
eran capaces de mantener su intensidad. Y para mayores males, el propio demonio
Lugashel, un monstruo imponente de casi tres metros de altura y negras alas de
murciélago, salió furioso contra el grupo. Liquidó sin contemplaciones a
cualquier demonio inferior que se le cruzase y aulló henchido de odio y ganas
de aniquilarlo al reconocer al comandante enemigo.
-¡Vais a morir
todos, y tú el primero Garonarg!...No eres rival para mí, necio. - Exclamó
atacando a su oponente con un gran tridente, éste paró el golpe y contraatacó.-
La lucha era muy violenta e igualada, pero
Garonarg iba perdiendo terreno. Lugashel le hirió y tiró contra el suelo, entonces
llegaron Alusa y Minara que no parecían
estar tan fatigadas como el resto y se interpusieron en la batalla.
- ¿Quiénes
sois que os atrevéis a cruzaros en mi camino? - Les inquirió el usurpador. -...
- Somos las
legítimas dueñas de este castillo y herederas del título de Baronesas de Hazel.
- Le respondió Alusa -.
- Y acorde a
la ley infernal te desafiamos a una lucha. – Agregó Minara. – Si es que te
atreves…
Los demonios más próximos que
escucharon aquello dejaron entonces de combatir, los de uno y otro bando
centraron ahora toda su atención en las chicas y Lugashel. Éste aulló
nuevamente pero en esta ocasión parecía reírse. Al fin pudo declarar con sorna
y desprecio.
- Dos
miserables hembras mestizas pretenden desafiarme. ¡Qué gracia! Os liquidaré a
ambas juntas, ya que sois gemelas.
- ¡Esperad un
momento! – Les pidió Asthel temiendo seriamente por ellas. -
- Es cierto,
no tengáis prisa. Cualquiera de nosotros le puede sacudir bien a ese engendro.
- Afirmó Diaval que ya estaba listo para la lucha. -
Pero
tanto Alusa como Minara con sus ojos brillando de color sangre y dos colmillos
sobresaliendo en la boca de cada una, exclamaron al unísono con voz gutural.
- ¡No os
metáis en esto, esta batalla es nuestra!
- Así es, -
informó Garonarg a los sorprendidos compañeros de las gemelas. - Lugashel está protegido por encantamientos
que sólo pueden ser rotos por los legítimos herederos de estas tierras. Aquí
vuestra fuerza no serviría para nada.
- ¿Me vas a
decir que esas dos enclenques son más poderosas que yo en este sitio?- Exclamó
el incrédulo Diaval. -
-Pues mucho me
temo que, en cierto modo, sí, - le
respondió Granate sopesando la cuestión con imparcialidad añadiendo. - Y
únicamente ellas pueden invocar un combate singular. El resto de nosotros
seríamos atacados por todo el ejército de los demonios.
-Una batalla a
tal escala sería una terrible masacre.- Advirtió Fiora con temor.-
-Y además,
ellas desean combatir, necesitan esa victoria.- Intervino el propio Garonarg
que daba la impresión de ganar en optimismo al observar a sus señoras.-
Y todos se quedaron perplejos, pero
parecía ser cierto. Alusa y Minara jamás habían experimentado aquella
sensación, el ansia de luchar y de aniquilar a su enemigo las embriagaba por
momentos. Como si aquel ambiente, lejos de mermar sus facultades, renovase de
forma prodigiosa sus fuerzas. Alusa, la más decidida y fuerte de carácter,
sonreía entre sus colmillos deseando lanzarse al combate, sin importarle apenas
el terrible aspecto de su rival. Minara, normalmente más tranquila y reflexiva,
experimentaba idéntica sensación. Realmente ambas muchachas daban miedo.
Parecían haber perdido su humanidad por completo. Incluso Diaval tuvo que
admitir con sorpresa y respeto.
-¡Irradian una
potencia tremenda! ¡Nunca creí que fueran capaces de desplegar tanta fuerza! Si
quieren este combate por su honor, no intervendré. Las comprendo muy bien y en
su lugar querría lo mismo.
- Y eso no es todo, su poder espiritual ha
crecido aun más.- Remarcó Asthel añadiendo. - Además, Garonarg tiene razón,
pero no por o que él cree. Alusa y Minara deben vencer no solo para que podamos
continuar con nuestra misión, también para cumplir una promesa. ¡Necesitan este
triunfo por muchas razones!
Aunque Lugashel no parecía
impresionarse por eso en lo más mínimo y aulló de nuevo sentenciando.
-¡Vais a
morir! O puede que antes os goce a las dos al mismo tiempo...¡ja, ja, ja!…
Y
sin más las atacó, pero ellas se defendieron al unísono. Con un poder que no
creyeron tener rechazaron a la par el ataque del demonio y contraatacaron
materializando dos sables. La lucha fue muy disputada. A esas alturas todos los
demonios de uno y otro bando habían cesado en sus luchas y presenciaban atónitos aquel combate fiero y
sin concesiones. Para sorpresa y asombro de los presentes y del mismísimo
Lugashel las chicas no cedían terreno. El demonio entonces reunió sus fuerzas a
modo de conjuro místico que lanzó contra ambas. Pero las gemelas, uniendo sus
manos, lo rechazaron volviéndolo contra él aumentando su potencia con sus
propios poderes. El asombrado usurpador no pudo evitarlo y fue alcanzado de
lleno, soltó un espeluznante alarido y estalló.
-¡Victoria! -
Exclamó Garonarg declarando con júbilo. - ¡Hazel nos pertenece otra vez y
vosotras habéis demostrado ser dignas sucesoras de vuestro abuelo! -
En efecto, todos los demonios sin
excepción se arrodillaron antes las sus ahora, indiscutidas señoras. Fue
entonces cuando Garonarg añadió.
-Sois las
legitimas dueñas de Dite y baronesas de Hazel.
- Aunque entonces rio maliciosamente para afirmar. - Pero
desgraciadamente para vosotras no podréis suceder a Karnoalk...
Brian
lo advirtió y dijo muy enfadado.
- ¡Ya me lo imaginaba!,
seguro que no tiene intención de cumplir con su parte del trato. - Todos se
alarmaron y se pusieron en guardia pero Garonarg dijo entre risas salvajes de
triunfo. -
-Te equivocas.
¡Claro que lo cumpliré! - Y enseguida aclaró con regocijo. - Me refería a que,
como tienen que irse de aquí, no podrán gobernar las tierras, yo seré el nuevo
señor. ¡Ja, ja, ja, ja!
Las dos jóvenes muchachas se
miraron. Ambas habían tenido idéntica sensación. Una parte de su ser las
empujaba a reclamar esa herencia que tan justamente habían defendido. Por otro
lado, eso sería un problema. Siendo dos únicamente una de ellas tendría el
título. Quizás Alusa siendo la mayor, pero Minara tendría a su vez el derecho a
disputárselo, y allí únicamente regía el lenguaje de la guerra y el desafío.
Por supuesto que ninguna de las hermanas estaba dispuesta a eso. Una lucha
fratricida no entraba en sus planes. Así
pues, tras recobrarse un poco y dejar que su adrenalina fuera bajando, se
hicieron dueñas de sus emociones y volvieron a centrarse en su misión.
- A nosotras
no nos importa, tenemos cosas más urgentes que hacer.- Declaró Alusa que
jadeaba aun por el esfuerzo de la batalla en tanto iba recuperando la
normalidad de sus rasgos. -
- Sí...puedes
quedarte a cargo de estas tierras como regente en cuanto nos marchemos. Serás
el que las gobierne en nuestro nombre. Pero guíanos ya.- Le apremió Minara
recobrando asimismo sus facciones normales al tiempo que respiraba con
agitación, tratando también de recuperarse. -
Garonarg convino en ello, aunque les
pidió un poco de tiempo.
-Con vuestra
venia, debo organizar antes las cosas en el castillo. Y vosotras tomar
juramento de fidelidad a vuestros vasallos. - Les dijo.-
-Me parece lo
adecuado.- Convino Alusa.- Nos vendrá bien para descansar.
-Que buena
falta nos hace.- Suspiró su hermana.-
También el resto del grupo agradeció
esa pausa. Pasaron unas horas o al menos eso creyeron, hasta que todos los
demonios anteriormente en las huestes de Lugashel juraron por el averno
fidelidad a sus nuevas señoras. Por fin, con todo dispuesto y los daños más
importantes reparados, el comandante demonio junto a una escolta armada, se
dispuso a llevarlas hacia la siguiente puerta,
aunque antes de partir les dijo.
- Cuando
lleguemos ordenaré que se abra la puerta...como
delegaréis vuestro título en mi provecho mis órdenes serán
escuchadas...- Y tras un breve silencio les advirtió. Esta vez sin ningún tipo
de regocijo. - Desde allí, una vez la traspaséis, comenzará realmente la parte
más difícil para vosotros.
-¿Te refieres
a partir del séptimo círculo? - Preguntó Asthel. -
- Es el
primero de los círculos superiores,- explicó Garonarg agregando con patente
seriedad. - Los demonios más poderosos moran en ellos. No sé a qué habéis
venido pero por vuestro propio bien espero que sepáis lo que hacéis.
- El séptimo
círculo es algo diferente a estos, entonces.- Conjeturó Granate. -
Garonarg
se dirigió a Alusa y Minara y les advirtió con tono claro y cortante.
- Aquí sois
poderosas pues éste es vuestro hogar. Pero una vez en el círculo siguiente no
seréis nada. Vuestro propio abuelo sólo era un mero sirviente de un demonio de
la más baja jerarquía del séptimo círculo...
Todos
escucharon aquellas palabras con prevención, e incluso Maray se dirigió a ambas
muchachas comentando comprensiva.
- Sé que debe
ser duro abandonar vuestras raíces, pero debemos continuar.
-¡No! –
Rebatió Alusa con firmeza. - Si hemos luchado de este modo quizás se deba a
nuestra herencia genética. A la sangre demoníaca que fluye por nuestras venas,
pero realmente nada nos ata a este lugar.
Y su hermana convino en ello agregando con idéntica convicción.
- Estas
tierras provienen de una herencia que no queremos. Su antiguo dueño fue un
malvado, hizo mucho daño a nuestra abuela y también le causó sufrimiento,
aunque fuese indirecto, a nuestro padre. No nos sentimos en absoluto orgullosas
de ser nietas de Karnoalk, para nosotras nuestro abuelo paterno siempre será
Mathew O ‘Brian.
Y
al tiempo ambas miraron hacia la puerta de la fortaleza y sacando un par de
resecas rosas las arrojaron hacia el foso. Agregando.
- Abuela, va
por ti, como muestra de tu perdón al agravio que recibiste.- Declaró Alusa. –
Que tus malos sueños terminen para siempre.
- Hemos
cumplido tu deseo. Ahora nos hemos reconciliado con nuestro linaje, antes de
despedirnos de él. - Sentenció Minara. –
Y las dos recordaron una hermosa
canción que su abuela les hiciera escuchar días antes de su partida, cuando le
recordó aquella promesa.
-Es una bonita
melodía y la letra es preciosa, habla del perdón ante una gran ofensa. Recuerdo
que Roy y mi hermana Bertie me la recomendaron. Me dijeron que, para ellos, fue
importante en sus otras vidas y me gustaría que sonase allí, a dónde tendréis
que ir.
Y ambas escucharon sin perderse ni
una sola estrofa de la letra. En verdad era muy emotiva. Tanto que les
arrancaba lágrimas a todos.
El fantasma de niebla estuvo en el campo
El gris y el verde, juntos
El ruido de una máquina agrícola distante
Fuera cuando llegó la primera luz
Un collar de jirones de vallas y árboles
En el lado sur de la colina
Traiciona donde la frontera discurre entre
Donde el hijo de María Dunoon cayó
Semana Santa aquí de nuevo
Un tiempo para que los ciegos vean
Semana Santa
Seguramente ahora podrán todos nuestros corazones ser libres
Salida del puerto de Liverpool
Con destino a Irlanda del Norte
El salpicar de las olas en cola de caballo
El movimiento del mar por debajo
Y la Semana Santa aquí de nuevo
Un tiempo para que los ciegos vean
Semana Santa
Seguramente ahora podrán todos nuestros corazones ser libres
¿Qué vas a hacer?
¿Hacer una piedra de tu corazón?
¿Va a arreglar las cosas?
¿Al separarlos?
¿Vas a dormir por la noche?
¿Con el arado y las estrellas encendidas?
Dododo
Dodododo
Doooaaa
Amor
¿Qué vas a hacer?
¿Con el cable y la pistola?
¿Qué va a poner las cosas en orden?
¿Cuándo se ha dicho y hecho?
¿Va a dormir por la noche?
¿Hay tanto amor que ocultar?
Doooo
Doooo
¿Qué vas a hacer?
¿Hacer una piedra de tu corazón?
¿Va a arreglar las cosas?
¿Al separarlos?
¿Vas a dormir por la noche?
¿Con el arado y las estrellas encendidas?
Perdonar
Olvidar
Cantar "Nunca más" …
(Easter Marillion.
Crédito al autor)
Y ahora la hicieron sonar allí, en
aquel desolado y maldito lugar, emitiéndola por sus propios teléfonos móviles
para perplejidad de los allí presentes. Una canción sobre el amor, el olvido y
el perdón, mentando la Semana Santa en pleno infierno y lo que era muchísimo
más importante todavía para las gemelas, haciéndoles comprender finalmente todo
el significado que tenía para su abuela. Así, al culminar el último eco de la
canción, todavía se mantuvo un respetuoso y hondo silencio por algunos instantes.
Finalmente fue Garonarg quien tomó la palabra para replicar, parecía que con
sincera extrañeza.
- Es una
lástima que reneguéis de la gloriosa estirpe de Karnoalk. Primer vasallo del
duque Nagashel, un gran guerrero en
verdad.
Y
lo hizo desde luego con un pesar no tan fingido como podría haberse creído al
escuchar su tono de aparente indiferencia, en contraste a su admiración al
hablar del superior de su antiguo señor.
- Ya sé de
quién hablas.- Intervino Asthel contándole al demonio.- Vi a mi abuelo luchar
contra él y derrotarlo, fue el que invadió la Tierra…
-¿Tu abuelo
derrotó a Nagashel? - Exclamó el sorprendido Garonarg afirmando con visible
asombro. - Debía de ser muy poderoso pero aquí no creo que lo hubiese logrado.
De todas formas, Nagashel mismo era un simple acólito de otros demonios muy
superiores a él. ¿Seguís queriendo entrar en el círculo de más allá de la
puerta a la que vamos? - Les consultó pareciendo ahora mucho más cortés y
respetuoso. – Deberíais pensarlo mejor.
-¡Claro que sí
y después en el siguiente y en el siguiente! - Contestó animadamente Mimet. -
- Vamos a ver
al mismísimo Satanás cara a cara.- Le desveló Maray como si tal cosa. –Tenemos
que hablar con él.
Al escuchar esto, hasta el mismo
Garonarg palideció de horror y el miedo dominó su voz...temblaba incluso y los
demonios de su escolta se miraban aterrados...
-¡Estáis
locos! -Exclamó entre estupefacto y espantado.- No sabéis lo que hacéis, no
creo que paséis ni del séptimo círculo. Menos aún llegaréis al octavo y al
noveno no lo puedo ni imaginar.
-¿Qué es lo
que hay allí?...más allá del Séptimo.- Quiso saber Granate con evidente
curiosidad. -
- No lo sé,-
reconoció el todavía impresionado Garonarg, afirmando convencido. - Nadie de
aquí lo sabe, sólo conozco lo que mi amo Karnoalk me contó del séptimo...y ni
él mismo se atrevió nunca a penetrar mucho en ese círculo por juzgarlo
peligroso y terrible, nada sabía pues de los siguientes. Allí están nuestros
Condes, Marqueses, Duques, Generales y Reyes. Ningún demonio puede acceder allí
si no tiene ese rango. Mucho menos os dejarán pasar a vosotros.
- Eso ya lo
veremos...- rebatió desafiantemente Diaval haciendo crujir de nuevo sus
nudillos. - Decían lo mismo en círculos anteriores y no ha sido para tanto.
Todavía no he visto a ningún demonio capaz de asustarme. Es más, hasta ahora
esto me está pareciendo un paseo por el campo. Ya tengo ganas de entablar un
buen combate de verdad....
- Los verás,
eso es seguro, tendrás esos combates que tanto deseas y entonces lamentarás haber hablado con esa ligereza,
saiyajin ignorante.- Le advirtió anonadado el demonio.-
Sin
embargo, no lo hizo con enfado ni con sorna, sino con lo que era aún mucho más
inquietante, con un verdadero temor tiñendo sus palabras. Pese a ello, Diaval
se limitó a sonreír despreocupadamente. Granate en cambio, así como el resto,
estaban pensativos y preocupados. Sabían que tratándose de aquello ese demonio
decía la verdad. Salieron entonces de la retomada ciudadela, cabalgaron durante
un rato sin hablar hasta llegar frente a una gran puerta que parecía de bronce.
Allí el grupo desmontó. Entonces, se quedaron quietos al escuchar unos
horribles chillidos, tres criaturas descendieron del cielo.
-¡Son ellas!
-Las señaló Garonarg que parecía inquietado al ver esas apariciones.-
Parecían tres mujeres
pero con serpientes enroscadas en
sus cabellos, portando látigos y antorchas, y con sangre manando de sus ojos en
lugar de lágrimas. Batiendo grandes alas
de murciélago o de pájaro y con unos cuerpos que casi parecían de perros.
-¡Las
Furias! –Exclamó Mimet con patente expresión de horror.-
-¡Lo
que nos faltaba! – Suspiró Brian…
-¡Venga ya! – Se
sonrió Diaval comentando confiado.- A esas tres adefesios las liquidaría en un
segundo…
-Mejor espera
a ver con que actitud vienen, ¿quieres?- Le pidió Asthel viendo que hasta su
guía parecía tenerles bastante respeto a esas recién llegadas.- No conviene
precipitarse.
-Sí, por
favor.- Le pidió Fiora. Agregando con tono suplicante.- Ya tendrás tiempo de
luchar.
El saiyajin asintió resignado.
Aunque entonces, por increíble que pareciera, esos tres seres doblaron una
rodilla de sus extraños cuerpos ante las gemelas.
-¡Salve a las
legítimas señoras de Dite!- Proclamó una que dijo llamarse Alecto, afirmando.-
Vuestra forma de actuar fue honorable y acorde a la moral…
-Os
reconocemos como nuestras soberanas. Dado que mantuvisteis la lealtad que debíais.-
Añadió otra, de nombre Megara.-
- Fuisteis
defensoras de vuestra sangre. Baronesas de Hazel. - Remató otra que dijo
llamarse Tisífone.- Contáis con nuestra obediencia…
-Tampoco sois
culpables ni vosotras, ni ninguno de vuestro grupo, de cargos de herejía.-
Constató Megara.-
-Por ello, se
os permite proseguir con vuestro viaje.- Afirmó Tisífone.- En lugar de ser
condenados a caer en sepulcros de fuego por la eternidad.
Y tras declarar eso de una cercana
extensión de terreno brotaron unas terribles llamas que salían de varios
agujeros para horror e incredulidad del grupo. Incluso se oían gritos de lo que
parecían almas torturadas…
-¡Los
epicúreos! - Pudo musitar Mimet con pavor.-
-Esta gente no
bromea.- Tuvo que admitir el príncipe de los saiyajin, hasta él estaba
impresionado cuando confesó no sin alivio. -Por una vez me alegro de no tener
que vérmelas con ellas.
-Y más vale
que no lo olvidemos.- Subrayó Granate realmente intimidado a su vez.-
Sin embargo, aquello desapareció del
mismo modo en el que había aparecido. Fue Alecto la que añadió.
-Ante
vosotras, nuestras señoras, está la puerta.
Podéis cruzad en paz…Nada habéis de temer de nosotras.
- En tal caso,
retiraos.- Les ordenó Minara.- Desde ahora, cuando nos marchemos, Garonarg
gobernará en nuestro nombre.
-Sí, volved a
vuestro cometido, defended la ciudadela.- Remató Alusa.- Y esperadle allí.
Y para asombro del resto, esos seres
de pesadilla abrieron sus alas y remontaron el vuelo perdiéndose en el
horizonte, en dirección a Dite. Alusa entonces urgió a su guía.
- Adelante.
Después de esto, no podemos volvernos atrás, por terrible que sea. ¡Vamos,
ordena abrir esta puerta ya!
- Podría
hacerlo, pero en vista de vuestros objetivos yo no quiero tener parte en ello.
Puede que al Príncipe de las Tinieblas o a cualquiera de su séquito le
disguste.- Rehusó el demonio con visible espanto. -
-¿No irás a
incumplir tu promesa?- Le dijo Minara con un tono de reproche amenazador. -
- No lo haré,-
se apresuró a negar Garonarg, agregando.- Ya que vosotras mismas podéis abrir
la puerta. No quiero vuestro título...como vosotras mismas habéis dispuesto, me
basta con gobernar en vuestro nombre cuando crucéis al siguiente círculo.
- Entonces,
todo lo que tenéis que hacer es ordenar a la puerta que se abra...y podremos
llegar al siguiente círculo.- Dedujo Fiora. -
-¡Vamos
chicas, adelante! ...no os preocupéis, sea lo que sea lo que haya tras ese
círculo ya pensaremos en eso cuando llegue el momento. Hagamos como hasta
ahora, no nos ha ido tan mal. Además, hemos recorrido un camino muy largo como
para volvernos atrás.- Las animó Asthel. -
- Siempre
unidos y con valor, afrontaremos cualquier cosa.- Declaró Maray confiada. -
-¡Adelante,
contamos con vosotras! - Afirmó Brian con idéntico entusiasmo. -
Alusa y Minara se miraron, sonrieron
agradeciendo el apoyo de su compañeros y ambas dijeron a la vez, leyendo un
texto que Garonarg les había escrito a modo de invocación. Nada más terminar,
la puerta comenzó a abrirse lentamente, la traducción de lo que habían dicho
era más o menos así.
- "Por
las Tinieblas del sombrío valle de Hazel, y la potestad de nuestro poder sobre
este señorío. Por razones de rancio y noble infernal abolengo. Por la lealtad,
la fidelidad y la moralidad inquebrantables hacia los nuestros. Nosotras te
ordenamos, puerta custodia que te abras y reveles ante nosotras el camino.
¡Ábrete pues, oh puerta!.."
Tal y como ya habían hecho en
anteriores ocasiones cruzaron al otro lado dispuestos a afrontar su destino, no
sin antes hacerle prometer a Garonarg que estaría a su lado si volvían y le
necesitaban, a lo que el demonio aceptó ceremoniosamente juzgando esto
imposible. La puerta se cerró a sus espaldas desapareciendo. Ahora, ante ellos,
se extendían las incipientes y desconocidas tierras del Séptimo Círculo,
primera etapa de los círculos superiores…
-¡Ahora veamos
qué sorpresas guardan por aquí! - Exclamó un animado Diaval en medio del
reflexivo silencio del resto.-
Paralelamente a estos
acontecimientos en la Tierra habían transcurrido ya tres años desde la marcha
del grupo…Tom contemplaba a su futura esposa. La boda se iba a celebrar en tres
semanas. Alice le sonreía visiblemente feliz. Colgado de la pared de su
estancia lucía aquel gran retrato que Loren había pintado de ambos…
-Dentro de nada
estaremos casados…- Suspiraba ella.-
-Sí…y ya nada
nos separará. Nunca.- Afirmó categóricamente él.-
-No debes
preocuparte.- Le decía afectuosamente su
novia.- Ya verás cómo mis padres vuelven a estar como antes. Bueno, sobre todo
mi madre. No sé qué le sucede últimamente. La verdad, noto que está algo rara. Muy seria y algo
distante hasta para lo que suele ser en asuntos oficiales.
-Es natural,
cariño.- Afirmó él saliendo en defensa de su futura suegra.- Tiene muchas
responsabilidades y se preocupa por ti y la boda.
Y es que el chico había aprovechado
bien para prepararse. Durante ese tiempo había leído cosas muy interesantes. La
última fue aquella aventura de su abuelo y su amigo Roy, cuando viajaron atrás
en el tiempo y conocieron a las que estarían destinadas a ser sus esposas,
antes de que ellas se hubieran reformado. El chico se interesó por ese villano,
ese tal Cel. No tuvo mejor ocurrencia que rescatarle de aquel agujero
dimensional e introducirlo en su dimensión. Sería divertido. Y tampoco pasó
nada malo. A fin de cuentas, Brian pudo con él. Eso le debió de servir como
adiestramiento. Y ya de paso también se estuvo informando sobre la madre de su
prometida. La bella y gentil reina Neherenia. Ésta, tal y como Alice decía,
últimamente parecía estar algo despegada cuando le veía y él no ignoraba el
motivo.
-Mi tío no
supo tener la boca callada. Mira que se lo advertí. Y luego está esa princesa
de Marte. Otra que se mete en lo que no le importa. - Reflexionaba con
irritación, tornando ésta en una especie de malsano regocijo al musitar.- Los
muy ingenuos pensaron que no iba a releer los capítulos anteriores, ja, ja.
Sin embargo, no podía hacer nada
sobre eso. Ni conocer los detalles. Por alguna extraña razón, el libro no se
los mostraba. Pero ató cabos con facilidad. Sabía que, tanto la princesa de
Marte como su tío, fueron a ver a la madre de su prometida a palacio y que,
desde entonces, la soberana le observaba con un creciente recelo. Además,
cualquier cosa que no había podido averiguar usando el Libro había sido puesta
en su conocimiento por Briseida. Recordó una de tantas conversaciones que
mantuvo con la que era su amante desde hacía ya unos meses, que seguía siendo
asimismo la principal dama de compañía de su prometida.
-Dime.- Le preguntó
él con visible interés, en tanto ambos estaban desnudos y acostados en la cama
de ella, tras haber consumado el acto sexual.- ¿Qué ha estado haciendo nuestra
Bella y gentil soberana?
-¡Esa zorra!-
Escupió Brise con desdén.- Pues preocuparse de ir de aquí para allá,
sonriéndole al pueblo. Ha inaugurado algunas obras públicas y parques, que por
supuesto no se han construido gracias a ella, sino al esfuerzo de muchos
selenitas como mi padre.
Tom movió la cabeza de modo
displicente en tanto se levantaba para vestirse, aquello no le importaba.
Brise, percatándose de eso, le susurró, poniéndose asimismo en pie y abrazándole por detrás.
-Lo siento, siempre
olvido que eso a ti no te preocupa. Pero es que ver como mi pueblo es gobernado
por una usurpadora es algo que no puedo soportar.
-Y sin embargo
aquí estás, soportándolo con estoicismo.- Replicó sarcásticamente él.-
-No puedo
hacer otra cosa. Todavía no estamos preparados.- Contestó ella con tono molesto
ahora, soltándose de él.-
Tom se giró para tomarla entre sus
brazos y, pese a que Briseida se resistió al principio, al final no tardó en
caer rendida a sus besos y caricias una vez más. Tras hacerla suspirar de
placer, él le susurró al oído.
-¿Acaso no
sabes que te admiro por ello?. Tienes toda mi simpatía y apoyo. Eres tenaz y
sabes aguardar. No temas, te aseguro que pronto llegará tu hora. Los habitantes
de la Luna serán libres…
-¿De veras?-
Quiso saber ella entre incrédula y esperanzada para preguntar.- ¿Serás tú quien
nos liberaras?. ¿ Acaso tu plan no es casarte con esa princesa extranjera, hija
de la usurpadora y convertirte en nuestro rey?
-¿Y si lo
fuera qué?- Se rio Tom mirándola divertido para añadir ya con tintes más
conciliadores.- Ser rey de la Luna nunca me ha interesado. Yo amo a Alice y ella
será mi mujer. Eso no quiere decir que, andando el tiempo, no pueda haber una
revuelta en la Luna y que vosotros, los auténticos selenitas, toméis el poder.
Tú misma podrías ser la nueva reina…o convertir esto en una República como
desean algunos de tus amigos.
Tom había estado ilustrándose sobre
eso también. Hasta conoció a alguno de esos tipos. Sobre todo uno, de raza
negra, alto y bastante formido, llamó su atención.
-Basalto.-
Pensó.- Ese tipo es de cuidado.
Pero por supuesto, Tom se aseguró de
que aquel individuo nada tuviera en su contra, al revés. Logró convertirle en
su aliado y persuadirle de adoptar una estrategia más sibilina y paciente.
-Las gentes de
la Luna no confiarían en vosotros si les traéis muerte y violencia. - Argumentó
él, una vez, ante ese individuo .-
-¿Qué propones
tú entonces?- Inquirió ese tipo con gesto y tono desconfiado.-
-Propongo que,
poco a poco, captéis las simpatías de las gentes y que sea su propio pueblo el
que presione a los soberanos. De ese modo, ni la Tierra, ni ningún otro aliado.
Ni siquiera los saiyajin, podrían intervenir. Pero si comenzáis a usar la
violencia...
-Hasta ahora
hemos hecho como tú dices. Pero se tarda demasiado por esa vía.- Objetó
Basalto.-
-Todos
queremos ser libres. Pero Tom tiene razón.- Le secundó Briseida.- Confía en él,
conoce bien a la familia real, como yo. Y a otros muchos que apoyan a los
soberanos. Y además, es tan popular aquí que la mayor parte de los jóvenes de
la Luna le tienen en más aprecio y le
respetan más que a la misma Neherenia o al mismo Doran.
Basalto pareció escuchar con
atención y asintió aprobatoriamente para sentenciar.
-Lo haremos a
tu modo pues.
Y así había sido desde hacía unos
cuantos meses. Por eso Tom ahora declaró con desenfado e incluso satisfacción.
-Dentro de unos
días me habré desposado con Alice, luego llevar a cabo vuestra revolución. Yo
la sacaré de planeta. Como esposa mía me seguirá. Y tú podrás optar por ser
reina o presidenta, lo que más te guste.
Aunque Brise no parecía estar tan
complacida con esas palabras, más cuando opuso con tristeza en su tono.
-No quisiera
ser la reina, ninguna otra cosa, si no te tengo a ti a mi lado.
Ahora fue Tom quien se apartó y tomó
asiento sobre la cama, se visitó rápidamente y suspiró, contestando con tono
suave.
-Cuando
empezamos con esto acordamos que sería una relación estrictamente de negocios y
provechosa para ambos. Yo te ayudo en tus aspiraciones y tú me informas.
-Lo sé.-
Admitió la rubia doncella, alegando con resignada tristeza.- Pero no he podido
evitar enamorarme de ti…
-Tú misma
dijiste que tu causa era mucho más importante que tú misma. Que por ello te
habías plegado a representar el papel de amiga de Alice y el de sirvienta.- Le
recordó su interlocutor.-
Briseida asintió una vez más aunque
volvió a confesar con voz consternada.
-Sí, lo dije.
Pero no represento el papel de amiga de Alice, en el fondo le tengo aprecio. Es
una lástima. Por eso, si de algún modo te la llevases de aquí, sería un
consuelo. No quiero que salga mal parada.
-Te recuerdo
que es una saiyajin. Pese a que tu grupo ha cometido algunos sabotajes en la
Luna con algunas bombas, eso no podría hacerle el menor daño. Y aunque así
fuera, de tocarle un solo pelo, os la veríais conmigo. Y yo puedo acabar con
todos vosotros en un instante. -Remachó él tiñendo sus palabras ahora con un
eco de inconfundible advertencia.- Nunca lo olvides.
-Lo sé y jamás
lo he olvidado. Por eso no debes preocuparte. Al igual que tú se lo he dejado
bien claro a nuestros líderes.- Se apresuró a contestar la joven, agregando con
un leve toque de temor.- Pero la reina está haciendo indagaciones, tiene muchos
espías y cada vez es más difícil moverse. Quizás, el hecho de estar tan cerca
de ella y de que mi madre haya sido una
de sus nobles de más confianza me ha protegido hasta ahora. Como suele decirse,
muchas veces miramos con atención a lo que tenemos lejos descuidando lo más
próximo. Sin embargo, no puedo permitirme cometer ni un solo error.
El muchacho entonces la miró con más
simpatía y declaró.
-Pues no cometas ninguno. Sigue representando a la
perfección tu papel de fiel cortesana. Y tranquila, déjame a la familia real a
mí. Me ocuparé en especial de esa reina tan curiosa. Parece que últimamente se
debe de estar haciendo demasiadas preguntas…y eso no es bueno, ni para ella, ni
para nosotros. Yo me encargaré de persuadirla para que se muestre razonable.
Así
lo prometió. De modo que el chico juzgó oportuno darle un sutil toque a Nehie
más adelante, para que ésta se diera cuenta de quién mandaba allí en realidad.
Ahora, volviendo a ese momento presente, le sonrió a su prometida para decir.
-¿Sabes?...-Comentó
con jovialidad dirigiéndose a Alice.- La próxima semana quisiera cantar en
palacio. Y dedicarles el concierto a tus padres. Sobre todo a tu madre. ¿Qué te
parece la idea? Para que se anime un poco. A ella le encantaba la música…Creo
que hasta llegó a actuar como cantante junto a mi madre y su grupo.
-¡Me parece
genial!- Exclamó una entusiasmada joven que enseguida le besó en los labios,
para proclamar.- Invitaremos a tu madre, a los amigos…Será una fiesta de
adelanto a nuestra boda… ¡A mi madre le
encantará! Gracias por pensar en ella.
-Pues claro.
Te aseguro que tu madre es una persona muy importante para mí. Valoro mucho su
bienestar. Y me voy a asegurar de que se dé cuenta de ello. –Sentenció él con
una media sonrisa.-
-Gracias, mi
amor. Iré a contárselo enseguida.- Sonrió a su vez su futura esposa.-
Su interlocutor convino en eso con
visible satisfacción. Desde luego que iba a ser una fiesta realmente
interesante y la reina de la Luna Nueva no iba a olvidarla…Alice entre tanto
salió de sus estancias encaminándose a ver a su madre.
-¡Vaya! Tenía
una audiencia.- Recordó.-
Caminaba por los pasillos de palacio
cuando Brise se aproximó, tras la reverencia de rigor, la rubia doncella le
dijo con tono obsequioso.
-Os veo
radiante, Alteza.
-Sí, soy muy
feliz.- Le confesó la princesa.- ¿Sabes? Mi prometido ha tenido una idea
magnífica.
Y le refirió aquella propuesta de
Tom con patente entusiasmo. Como no podía ser de otro modo, su contertulia
sonrió afablemente para convenir.
-Una magnífica
idea. Con el talento que tiene vuestro prometido será un evento realmente inolvidable..
Que quizás pudiera ser hábilmente
aprovecho para sus fines, meditó la rubia doncella, aunque eso, claro está, no
lo iba a revelar. De modo que acompañó a la princesa disponiéndose a aguardar
en el salón de espera a que su Majestad concluyera con sus obligaciones. Por su
parte, la soberana estaba efectivamente escuchando a sus ministros en una de
esas largas y tediosas reuniones, sobre presupuestos, política y tratados. No
obstante, y no exclusivamente por lo árido de todo aquello, su mente se hallaba
en otra parte. Recordaba la visita que la hiciera Lance. Por algún motivo su
antiguo compañero de batallas estaba muy preocupado. Cuando le contó el motivo
Nehie no lo pudo creer, pero recordó aquella amarga discusión con la princesa
de Marte, casi un par de años antes. Desde entonces no se habían dirigido la
palabra. Su propio esposo quedó muy sorprendido cuando las vio en las estancias
privadas. No era tonto y se percató de que había sucedido algo. Cuando Rei se
fue, él preguntó.
-¿Se puede
saber que ha pasado?...
-Mejor será
que no te lo cuente.- Repuso Neherenia que no estaba precisamente de humor.-
-Mira cariño.-
Declaró él tomándola por los brazos a la altura de los hombros.- Soy tu marido.
Al menos dime si tiene que ver con el reino…
-En parte sí.-
Replicó esquivamente ella.-
Nehie no quería seguir hablando pero
ante la mirada inquisitiva de su esposo finalmente se avino a explicarle lo
sucedido, ahora sí que el gesto de Doran pasó de la perplejidad a la
indignación.
-Supongo que
alguien la habrá informado mal. Las princesas planetarias nunca dirían una cosa
así para mentirnos. Salvo que haya sido ella la engañada.
-No lo sé.
Pero desde luego no voy a permitir que se esparzan semejantes infundios en mi
reino.-Declaró Neherenia.- Y menos contra nuestro futuro yerno.
Su marido convino en eso, y durante
un tiempo las relaciones con los soberanos de la Luna Blanca y la Tierra se
tensaron. Nehie pidió cuentas a estos de aquellas palabras pronunciadas por la
princesa de Marte, y si bien los reyes Endimión y Serenity afirmaron no tener que ver con eso, tampoco
la desautorizaron. Al contrario, dijeron confiar en lo que Rei dijera. Las
demás princesas también cerraron filas en torno a su compañera. Eso desembocó
en una ruptura de relaciones entre los reinos que había durado un año. La misma
princesa Alice estaba perpleja, aunque sus padres no quisieron contarle el
motivo. Lo mismo le sucedió a Idina, que trató de mediar. No en vano, por un
lado Neherenia era su querida amiga y su futura consuegra y por otro Rei era su madrina. De modo que, gracias al
buen hacer de la maestra, los soberanos se acercaron de nuevo a los reyes de la
Tierra y las princesas planetarias. Entonces fue cuando Lance trató de
aprovechar el momento. Le pidió a su hermana que mediase para ser recibido en
el palacio de los reyes de la Luna Nueva. No sin esfuerzo, Idina cumplió y pudo
persuadirles. Neherenia y Doran aceptaron. No obstante, el saiyajin prefirió no
estar presente. Como muchos de los miembros de su pueblo la paciencia no estaba
entre sus virtudes. No quería hacer nada que pudiera lamentar si escuchaba
según qué cosas. Fue la soberana quién recibió a su antiguo compañero de grupo
en audiencia. Y pese a que en un principio le hizo seguir el protocolo a
rajatabla, rodeado de cortesanos, ella se percató enseguida de que él no
hablaría claro a no ser que estuvieran a solas. Al fin consintió en recibirle
en sus estancias privadas. Cuando Lance entró ella le observaba con una mezcla
de severidad y enojo. Casi sin preámbulos le ordenó con sequedad.
-Estás aquí
porque tu hermana Idina es como si fuera también hermana mía. Di lo que tengas
que decir y vete.
El aludido suspiró. No ignoraba que
la mano de Tom estaba tras de aquello. Ese chico había ido envenenando la mente
de los soberanos en contra suya y de Rei.
-Ha de ser
así.- Meditó con resignación.-
Repitió
entonces lo que la reina ya sabía por la princesa de Marte. Sin embargo, él le
dio evidencias de ello, recordándole a su interlocutora cierto libro que él usó
contra los seres del olvido y pidiéndole que hablase con Serenity para arreglar
sus diferencias. La soberana así lo hizo y la reina de la Tierra, con expresión
muy grave, se limitó a aconsejarla que confiase en lo que Lance tuviera que
contarla. Así pues, una semana más tarde, Neherenia y el hermano de Idina se
reunieron nuevamente en palacio. Esta vez en secreto. Su interlocutor le puso al corriente entonces
de algunas cosas más. Incluso le relató algunos de esos pasajes para asombro de
la reina de la Luna Nueva, sentenciando.
-Me preocupa,
estoy muy asustado. Está jugando con poderes que escapan por completo al
control de cualquiera.
-¿Y dices que
es por ello que mi hija se enamoró de él?- Pudo replicar su interlocutora
todavía con total incredulidad.- Es que pese a todo, suena tan ridículo…
-Tú sabes bien
de lo que se es capaz si se conoce la magia…- Aseveró el chico.- Y combinado con ese libro el poder
de Tom es realmente imparable. Y una cosa más… Para que me creas sin reservas
te daré otra prueba irrefutable. No ignoras que sé lo que fuiste en tu vida
anterior y sé de dónde provienes. De hecho yo te lo revelé hace años. Eso está
también escrito. Y puedo garantizarte que la amenaza que se cierne sobre todos
nosotros es muchísimo peor…
Eso hizo que Neherenia se
estremeciera, recordaba a su yo oscuro…todo el daño que hizo. Incluso a la
guerreras entonces les costó muchísimo poder vencerla y purificarla. Y eso que tenía un poder bastante menor que el
de Tom a juzgar por lo que su amigo le estaba desvelando. También le vinieron a
la mente las averiguaciones que Leval hizo por ella. La reina siempre supo que
no era oriunda del reino de la Luna. Ahora comprendía de donde veía su
origen…pero eso de momento era secundario. ¡Y era verdad!, allí, en otra
historia muy anterior aparecía su origen.
-Apenas puedo
creerlo, y eso que lo estoy viendo.- Musitó sobrecogida.-
Y eso no era todo, en otra parte
aparecía escrita su conversación con Leval, ¡palabra por palabra! Esa
información sólo podían conocerla el padre de Asthel y ella misma. Y de Leval
no tenía dudas acerca de su discreción. Pero lo más asombroso fue que incluso
aparecían sus propios pensamientos y reflexiones sobre aquello. Algo que jamás
le contó a nadie…Con un gesto de impotencia y de miedo le preguntó a su
interlocutor.
-Lo lamento,
siento muchísimo no haberos creído. Pero debéis comprenderme, por favor. ¡Se
trata de mi propia hija!…
-No te
preocupes. Lo entiendo perfectamente.- Afirmó Lance que agregó con el mismo
pesar.- Tom es mi sobrino, no quiero que sufra tampoco. Y sé que ese libro, mal
empleado, le está corrompiendo.
-Entonces.
¿Qué puedo hacer?... ¿Qué podemos hacer cualquiera de nosotros?- Quiso saber su
contertulia.-
-Ante todo, no
te opongas frontalmente.- Le advirtió Lance.- Al menos por ahora…
-Pero, ¡va a
casarse con mi hija en apenas un mes!- Pudo decir la asustada reina.-
-Ten
confianza. Hay ciertos límites que no deben cruzarse y él lo ha hecho…Habrá
consecuencias. Todo volverá a su cauce.- Le aseguró su contertulio.- Además, sé
que altos poderes nos protegen para salvaguardar el orden de las cosas. Y para
eso me han dado este arma.- Sonrió débilmente mostrando un gran libro de color
burdeos de donde había extraído esos pasajes que le reveló a su contertulia,
así como una extraña pluma y una agenda de tapas negras.-
Neherenia le miraba ahora atónita y
totalmente desconcertada. Apenas sí pudo comentar.
-Sin embargo,
no comprendo… si dices que él tiene el libro…entonces, éste que tienes tú…
-Bueno, amiga
mía. - Replicó su interlocutor añadiendo con una enigmática sonrisa.- Nunca se
dijo que no hubiera copias…por ahora dejémoslo ahí…
Al menos eso le contó el mago Landar
a Lance cuando le visitara hacía apenas unos días garantizándole que Neherenia
le recibiría. Por su parte la soberana quedó más tranquila, pero lo que llegó a
impactarla todavía más fue la última cosa que su amigo le desveló.
-Tengo una
última confidencia que hacerte. Lamento tener que ser yo quién te lo desvele,
no te va a gustar y será muy duro y difícil para ti y para muchos que te
rodean, pero debes saberlo.
Y fiel a su palabra le contó algo
que dejó totalmente atónita y consternada a Neherenia. Ahora la soberana,
volviendo de esos recuerdos suspiró, pensando.
-Por mucho que
me duela, a mí y a todos, es mi deber. Aunque primero trataré de obtener
pruebas. No quiero tener que hacer algo tan terrible sin poder mostrar
evidencias irrefutables…
Y
decidido aquello, Nehie se centró en aquella aburrida reunión que finalmente
terminó. Así pasaron los días. Su hija le informó de aquella fiesta y ella
solamente pudo sonreír. No deseaba por ninguno de los motivos que tenía que
Alice sospechase nada extraño y se pusiera en contra suya. O peor, que ese
chico la enfrentase a ella.
-Por supuesto.
Es una gran idea.- Fingió acordar con la entusiasmada princesa.- Y nos servirá
de ensayo general para vuestros esponsales.
-¡Sabía que te
iba a encantar, mamá! Le diré a Tom que deje de preocuparse.- Afirmó con una
radiante sonrisa para revelar.- Últimamente te notaba algo rara.
-¿Yo?- Se señaló
la aludida con voz trémula apresurándose en negar.- Q¡ue va!, serán los asuntos
de Estado. Sabes lo mucho que me absorben. Siento haberle causado esa
impresión.
Su hija asintió con expresión
aliviada. Eso había creído ella. Saludó marchándose en tanto su madre quedaba allí, sentada en un
sillón y muy preocupada. Pasados unos días la fiesta se celebró y para sorpresa
de todos, la propia princesa cantó una hermosa y animada canción sobre el amor,
con una potente, bella y clara voz, dedicada a su prometido que escuchaba tan
sonriente y encantado como el resto. Escuchando sus evoluciones e incluso
viéndola danzar al ritmo de la música. Llegando incluso a brillar como una
súper guerrera…para estupor y deleite de la corte. En especial de su padre,
visiblemente orgulloso de esto último.
“Es difícil, siempre lo es
siempre es así,
sientes lo largo que es el camino, para llegar a esto,
me preguntó si se nota
siempre es así,
sientes lo largo que es el camino, para llegar a esto,
me preguntó si se nota
Y ahora bajo el agua
puedo respirar,
nunca me sentí tan bien
porque puedo sentir como viene hacia mí,
si pudiera, me gustaría que no terminara.
puedo respirar,
nunca me sentí tan bien
porque puedo sentir como viene hacia mí,
si pudiera, me gustaría que no terminara.
Cuando el amor se impone, sí,
sabes que no puedes negarlo,
cuando el amor se impone, sí,
porque está noche hay algo aquí
sabes que no puedes negarlo,
cuando el amor se impone, sí,
porque está noche hay algo aquí
Dame un motivo, tengo que saberlo
¿lo sientes tú también?
¿No ves que estoy completamente sola?
y esta vez tú tienes la culpa
¿lo sientes tú también?
¿No ves que estoy completamente sola?
y esta vez tú tienes la culpa
De que te busque para que tomes mi mano,
siento que podría caer
ahora sé encantador conmigo,
como sé que puedes serlo,
siento que podría caer
ahora sé encantador conmigo,
como sé que puedes serlo,
o podríamos echarlo todo a perder
Cuando el amor se impone, sí,
sabes que no puedes negarlo,
cuando el amor se impone, sí,
porque está noche hay algo aquí
Cuando el amor se impone, sí,
sabes que no puedes negarlo,
cuando el amor se impone, sí,
porque está noche hay algo aquí
Esta noche, esta noche, esta noche, esta noche, esta
noche,
esta noche, esta noche, esta noche, esta noche, esta noche,
esta noche, esta noche, esta noche, esta noche, esta noche,
No dejaré de amarte, es verdad,
Porque quiero que me salga bien conmigo...
Porque quiero que me salga bien conmigo...
Cuando el amor se impone...
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Se impone, se impone, se impone,
se impone, se impone,
se impone, se impone,
se impone, se impone,
se impone, se impone, se impone,
Cuando el amor se impone, sí,
sabes que no puedes negarlo,
cuando el amor se impone, sí,
porque está noche hay algo aquí.”
sabes que no puedes negarlo,
cuando el amor se impone, sí,
porque está noche hay algo aquí.”
(When love takes over David Guetta…Kelly
Rowland. Credit to the Author and singer)
-No sabía que
nuestra hija cantase tan bien. Nunca la escuché. Es más, creía que no le
gustaba cantar.- Se sorprendió Doran aseverando.- Incluso el amor hacia Tom
parece haber incrementado su poder.
-Sí, es algo
increíble. - Convino su esposa sin querer decirle nada a su marido. Pero con
mucho menos entusiasmo al sentenciar. - Tampoco yo lo hubiera imaginado…
A fin de cuentas Nehie sabía que el
mejor modo de proteger a su hija y a su esposo era mantenerles en la ignorancia
de aquello. Fue entonces cuando Tom subió al escenario, en tanto la princesa
bajaba de él. Tras darse un cálido beso con su novio la muchacha retornó a
sentarse junto a sus padres. Los cortesanos aplaudieron unánimemente la
actuación de su princesa y después la del gentil Caballero Luz de Luna, título
del que el chico disfrutaba desde hacía
ya casi un año. Pero una de las últimas canciones no gustó nada a la soberana.
El intérprete pareció dedicársela directamente a ella. Incluso actuando con el
vacío marco de un espejo y mirándola fijamente a través de él. Neherenia se
removía entre enfadada, asustada y atónita en su trono, pero mantuvo la
compostura como pudo. Por su parte a Doran aquella tonada pareció producirle
una extraña sensación. Apenas sí pudo musitar.
-Siento en Tom
una tremenda energía…no puede ser, debo de estar equivocado.- Se dijo con gesto
perplejo.-
Y es que aquel joven mostraba una a su juicio
intrépida fuerza. Demasiada para un humano. Es más, incluso para un saiyajin de
alto linaje. Alice por su parte estaba encantada por el ritmo y lo sexy que su
novio le parecía. Y Tom se esmeró en hacer una buena representación, el primer
golpe de efecto fue destruir un espejo y salir a través del marco que lo
envolvía. Quitándose una especie de capuchón. Junto con algunas coristas,
interpretó…
Whoa-oh
Whoa-oh
Whoa-oh
Whoa-oh
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos para mí…
Aquí gota de
sangre de tu cámara
Es como un
cuchillo ido a tu mano
Lo que te
enfurece no lo sé y no me importa
Rompo las
reglas porque puedo
Deja que todos
pueden ver
Que su futuro
está aquí en mí
Ven las ruedas
avanzar
Animaré
mientras te hundes
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos para mí…
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos para mí…
Sé que menos
es más pero contigo
Los estúpidos
nunca comprenderán
Tantas
palabras vacías que dices sin un plan
Deja que todos
pueden ver
Que su futuro
está aquí en mí
Ven las ruedas
avanzar
Animaré
mientras te hundes
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos para mí… (…)
No puedo
aguantarlo más
Lo he oído ya
antes
He comprobado
lo que todo el mundo sabe
Es hora para
ti de irte
Pero no puedes
leer las señales
Creo que no
puedes decir el tiempo
Prometo que no
podrás quedarte
Te haré irte
Deja que todos
pueden ver
Que su futuro
está aquí en mí
Ven las ruedas
avanzar
Animaré
mientras te hundes
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos
Tú solo eres
humo y espejos para mí… (…)
Smoke and mirrors: Jim Johnson (Cody Rhodes WWE) Crédito al
autor…
Pese a la gran
ovación que atronó en el salón del trono a Neherenia aquello no le hizo ninguna
gracia. Un sudor frío la recorría. Sabía perfectamente que ese muchacho se
estaba dirigiendo a ella misma. Sobre todo cuando la miró fijamente en algunas
estrofas. Sin embargo nadie más pareció percatarse de eso. ¡De modo que era
cierto, él estaba al corriente de toda su historia! Aquellos guiños al espejo
roto y esa energía que le brotaba durante la actuación. Incluso elevando sus
cabellos y produciendo esa especie de aura rojiza que Doran observó ensimismado e incluso con el
semblante dominado por el asombro. La soberana por contra estaba paralizada por
la incredulidad y el miedo. De hecho, fue incapaz de reaccionar durante unos
instantes. Apenas pudo levantarse al terminar y le dijo a su atónita hija con
el tono demudado…
-No me encuentro muy bien, por favor ocúpate tú…
-¿Qué te ocurre, mamá?- Se sorprendió la princesa.-
Pero la
interpelada no respondió, corrió a encerrarse en su cámara privada. Aunque
Alice la observó con inquietud tuvo que hacerse cargo, tal y como su madre le
había pedido, del acto. Quien se aproximó entonces dominando con dificultad el
regocijo que aquello le produjo fue Brise.
-Espero que su Majestad no se encuentre indispuesta.- Le
comentó con tinte de fingida preocupación a Alice.-
-Quizás un poco. Pero de seguro que no es grave.- Replicó
la princesa.-
-Seguramente que no. ¡Ojalá que su Bella y Gentil
Majestad vuelva a reunirse pronto con todos.- Deseó Brise.-
-Claro, por favor, ve a disfrutar de la fiesta.- Le pidió
Alice, añadiendo con tono cordial.- Por cierto. ¿Tus padres no han podido
venir?
-Bueno. Sus múltiples ocupaciones se lo han impedido.
Aunque espero que, al menos mi madre, vendrá en un par de días.- Respondió su
interlocutora que tras guardar un momento de silencio, pidió con un impostado
tono servicial que su contertulia no captó.- ¿Puedo hacer algo más por vos,
Alteza?
-No, ahora me reuniré con mi prometido.- Sonrió Alice.-
Blise se
inclinó sumisamente y se marchó de allí, musitando eso sí, una vez estuvo a
distancia.
-Disfrútalo mientras puedas. No te durará mucho ya…
Entre tanto la soberana
encontró refugio en sus habitaciones privadas. Al fin Nehie entró y tras cerrar
las puertas respiró agitadamente sentada sobre su cama tratando de calmarse…
¡Era verdad! Aquella canción había sido elegida por ese canalla con toda
intención. Aunque apenas sí pudo recobrarse de eso cuando una voz femenina, con
tono de regocijo y entre risas, le dijo…
-¡Ja, ja, ja! ¿Qué tal reina de la Luna? ¿Ya no disfrutas
de la fiesta?
Neherenia
se giró solo para descubrir su reflejo en el espejo que tenía a su espalda.
Pero no era su propia imagen sino la de…
-¡Tú!... creía que desapareciste aquella vez. –Pudo decir
con una mezcla de sorpresa y temor.-
-Y así fue querida…pero verás… tu yerno tuvo el detalle
que le faltó a esa estúpida de Serenity cuando nació su pequeña furcia
manipuladora. Esa que es ahora la reina de la Tierra. Sí, ella me ignoró por
completo. En cambio Tommy fue muy amable al invitarme. Y yo no me perdería por
nada su boda con tu hija... ¿O puedo también llamarla hija mía?- Se preguntó con
sorna en tanto clavaba sus reptilianas pupilas amarillentas en los azules ojos
de la horrorizada soberana.-
-¡No te atrevas a acercarte a mi hija o te juro por lo
más sagrado que haré añicos cualquier espejo en el que te escondas para
agarrarte y destrozarte con mis propias manos!- Espetó Neherenia devolviendo a
su contertulia una mirada plena de ira y determinación.-
-Tranquila. - Se sonrió su némesis oscura cuando le
comentó con un tono más conciliador.- Yo estoy aquí otra vez únicamente debido
a sus deseos…
-¿Deseos de quién? ¿De ese maniaco que quiere desposar a
mi hija? ¿Qué es lo que pretendes?- Quiso saber la soberana con creciente
inquietud.-
-Verás… ya te lo he dicho, yo no pretendo nada.
¿Recuerdas cuando vine a advertirte de la llegada de esos seres? Luego, traté
de escapar hacia otra dimensión y entonces…
La reina
oscura flotaba en un mar de negrura sin oír, ni ver nada. De pronto reapareció
en aquella desvencijada habitación de palacio, llena de polvo y telarañas, en
la que solía vivir.
-¿Qué estoy haciendo aquí otra vez?- Se preguntó con
visible sorpresa y zozobra.-
-No temas nada, Hermosa y Gentil reina de la Luna
Muerta.- Le dijo una voz de hombre tras de ella.-
-¿Quién eres?- Quiso saber ésta dándose la vuelta y
observando a su interlocutor.-
Allí
estaba Tom con ese gran libro y una agenda de color negro en la que parecía
estar escribiendo algo con una extraña pluma. Se detuvo unos instantes, miró a
su atónita interlocutora y le contó.
-Sé lo que con tanta ansia deseas y todo lo que sufres por
no poder obtenerlo. Me parece realmente terrible. Una manifiesta injusticia. Tú
solamente querías ser hermosa y feliz por siempre y disfrutar de la compañía de
alguien que te quisiera. ¿A que sí?...
-¡Cállate! -Replicó ella con tono desabrido.- ¡Qué sabrás
tú de mi existencia! Estoy condenada a permanecer aquí sí quiero mantener mi
belleza y mi juventud. Es la única manera de hacer mi sueño realidad…
Sin
embargo, el muchacho se sonrió de forma ladina y movió la cabeza, tras
suspirar tardó unos instantes en
responder.
-Lo creas o no te admiro. Eres preciosa, inteligente y lo
que es más importante. Posees el coraje y el deseo de tomar lo que quieres, sin
cortapisas, ni estúpidas normas morales. Serías una magnífica soberana.
Únicamente la intromisión de Serenity y la mala fortuna te han privado de lo
que es en justicia tuyo. Pero… ¿Y si yo te dijera que puedo hacer que todos tus
deseos se cumplan? Te daré una vida con un hombre al que amar y que te quiera y
por supuesto la adoración de tus súbditos que tanto añoras…Y lo mejor es que
serás joven y hermosa por siempre.¿Te gustaría?
Neherenia
le observó con gesto incrédulo y se echó a reír. Aunque era una risa amarga y
burlona. Al fin, replicó.
-¿A quién no le gustaría? El único inconveniente está en
que no te creo, tú no puedes hacer eso.- Rechazó la soberana con tono incrédulo
pero mirada perpleja.- ¿Quién sería ese chico para saber todo aquello? Es
imposible.- Sentenció afirmando con desolación y pesimismo.- Lo intenté en un
par de ocasiones y no fui rival para su poder. La soberana de la Tierra es
invencible. No podré salir jamás de aquí. Fuera de este lugar únicamente soy
una vieja milenaria y agostada.
Y es que
ella había podido ver su propia apariencia cuando salió de alí.. Esa anciana de
cabellos blancos y piel arrugada con tono violeta.
-¿De veras?- Se sonrió el chico que, chasqueando los
dedos declaró divertido.- Pues para empezar mírate, no estás tan mal…para la
edad que tienes…
La
asombrada reina tardó apenas un segundo en comprobar que estaba desnuda.
Solamente el largo y sedoso pelo azabache de su cabeza le cubría los senos y
sus partes íntimas. Aunque su cuerpo era hermoso, de piel suave y clara, no
como ese tono violeta que mantenía aun en su estado de juventud. Estaba firme y
llena de lustre, sus pechos redondos y duros, como sus nalgas. Además de que
todas sus formas estaban redondeadas pero estilizadas. Casi pudo balbucear,
ruborizada por entero…
-¿Qué has hecho? Devuélveme mi ropa…
-Claro.- Se sonrió él, mirándola con lascivia para dictarle
como condición.- Si me haces un pequeño favor…
-¿Qué clase de favor?- Quiso saber la interpelada con
patente gesto de desconfianza.-
-Primero escucha esta hermosa canción…Seguro que te va a
encantar… y comprenderás que es lo que quiero que hagas.
Y para
asombro de la oscura soberana el chico comenzó a entonar una canción, con
música salida de aparentemente ningún sitio. Tom aparecía y desaparecía frente
a ella. Incluso acariciándola el cuello y posando sus manos sobre los hombros
de Neherenia que trataba de seguirle con la vista sin lograrlo. Al principio
ella estaba todavía asustada ante semejante individuo dotado de esa clase de
poder. Sin embargo, luego comenzó a entender, y una maligna sonrisa de
clarividencia se esbozó en su semblante cuando escuchaba aquella letra.
No puedes recordar el momento en que me lo has pedido
Pero tu invitación fue clara
Finge que nunca me has conocido
Pero es demasiado tarde
Ahora estoy aquí
Porque yo soy el que sabe lo que te asusta
Yo soy el que te ama mejor
Soy el decimotercero en la tabla
Soy el invitado no deseado
Soy el de convidado en tu banquete
Yo soy el cuco en tu nido
Soy tu decimoquinta piedra, el primer pie de página
Soy el invitado no deseado
Yo estaba allí cuando dijiste un insincero te quiero
Para una mujer que no era su esposa
Y te puso el dinero
Cuando escapaste y sopló
En el mayor arrepentimiento de tu vida
Y Tom la abrazó haciéndola danzar con él, en un baile lleno de obsceno disfrute. Neherenia ahora reía dejándose llevar encantada. Sin importarle que su piel desnuda estuviera en contacto con aquel extraño.
Porque yo soy el que sabe lo que te asusta
Soy el que te ama mejor
Soy el decimotercero en la tabla
Soy el invitado no deseado
Soy el de huésped en tu banquete
Yo soy el cuco en tu nido
Soy tu resolución de año nuevo
Soy el invitado no deseado
Soy la cara que esperabas que no volverías a ver
Pero siempre supiste que así sería
Soy la única cosa que sabía que no debías hacer
Pero que hiciste, puesto que podías
Yo soy el mal en tu sangre
Soy el sarpullido en la piel
Y que cometiste un gran error
El día que me dejaste entrar
Y se puede volar al otro lado del mundo
Sabiendo lo que solamente encontrarás
He reservado un asiento detrás tuyo
Podemos hablar de los viejos tiempos
Porque yo soy el que sabe lo que te asusta
Soy el que te ama mejor
Soy el decimotercero en la tabla
Soy el invitado no deseado
Soy el de huésped en su banquete
Yo soy el cuco en tu nido
Soy tu decimoquinta piedra, el primer pie de página
Soy el invitado no deseado
Soy tu resolución de año nuevo
Soy el invitado no deseado
(Marillion The Uninvited Guest crédito al autor)
Ante el gesto entre
atónito y sorprendido de Neherenia al escuchar ese relato, aquella versión
oscura suya se rio afirmando divertida.
-¡No, no es eso que te estás imaginando, mal pensada!…No
sucedió como tú crees. Aunque el chico no está mal. Me hizo sentir… ¡uff!
Comenzó a danzar conmigo y me dejé llevar. Fue una sensación maravillosa. No
podía dejar de reír en tanto él cantaba. Luego me tomó en brazos y giró
conmigo…
Volvía a
recordar las palabras que el muchacho dijera después de aquella canción.
-Eres inteligente y hermosa, y has comprendido de lo que
podríamos ser capaces tú y yo, unidos…
- Suena muy tentador.- Afirmó esa mujer esbozando una
leve sonrisa llena de perfidia.-
-Y más tentador que será. Por ejemplo. ¿Qué dirías si
pudiera enviarte al pasado?.. Digamos para que le dieses un recado a tu otro yo,
cuando era una simple jovencita en su primer curso de la universidad…
Y sin
que su perpleja interlocutora pudiese ni replicar, Tom chaqueó los dedos. Al
instante una especie de agujero se abrió y la reina oscura pudo ver a través de
un espejo, a su alter ego.
-Esto… esto es…- Pudo musitar atónita.-
-Me he tomado la libertad de preparar una pequeña
aventura para tu versión más puritana.- Se sonrió aviesamente el joven.- Pasa a
través de ese agujero y podrás divertirte un rato. Aunque no debes forzar mucho
las cosas o no estaremos hablando aquí ahora mismo.
-¿Qué quieres decir?- Inquirió su interlocutora sin al
parecer comprender eso.-
-Me refiero a que deberás dejarlas ganar. O al menos que
lo crean...porque únicamente será un juego.- Le aclaró el muchacho.- A la larga
para ti será mucho más placentero, te lo aseguro.
-Si tú lo dices.- Concedió la soberana.-
-Ve pues y diviértete.- La invitó Tom con un gesto de su
mano derecha, no sin antes indicarle con marcado interés.- Y a su amiga, esa
que actuará como la Dama del Fuego, ni tocarla. O no tendrás nada de lo que te
he ofrecido. ¿Entendido?
Y la
oscura Neherenia asintió sumisamente a ese mandato, su ropa reapareció
vistiéndola de nuevo y cruzó aquella especie de boquete dimensional. El chico
aguardó y tras lo que parecieron tan sólo unos instantes para él su siniestra
pareja reapareció. Apenas pudo mirarle y sonreír admitiendo.
-Sí que fue divertido. Esa idiota no tiene ni idea de lo
que le aguarda en su futuro, ¡ja, ja!…Creerá que se ha librado de mí para
siempre.
-¿Lo ves?- Repuso él con aire triunfal.- ¿A que eso hará
que el momento de tu revancha sea mucho más grato? Espera a darle la noticia…
La
soberana asintió, ahora con una pérfida y esperanzada sonrisa, para halagar a
su interlocutor.
-Veo que tienes un alma tenebrosa, como la mía… y que eres
poderoso, mucho en verdad. Creo que incluso más que el propio Caos. Sí, a
cambio de lo que me ofreces seré tuya sin dudarlo, me someteré a ti.- Aseguró
entre jadeos plenos de excitación, siendo ahora ella quien hizo desaparecer su
vestido y corriendo la cortina de esos negros cabellos para que su joven
contertulio pudiese disfrutar de lo que había bajo ellos…-
Ahora
terminaba de narrar aquello a su estupefacta oyente, sentenciando.
-De habérmelo pedido en ese momento no me habría negado.
Habría sido suya. Y me parece que le pongo, bueno, que le ponemos bastante…tú
ya me comprendes. - Y tras observar con regocijo como esas palabras impactaban
a su interlocutora.-
-Entonces, aquella vez en la Golden. Cuando Idina y yo
peleamos contra ti.- Pudo decir Neherenia con expresión de horror.- Nos dejaste
derrotarte…
-¡Claro, tonta! - Se rio su némesis.- De haberos
destruido entonces ese chico no hubiese nacido, porque Idina es su madre, o más
bien estaba destinada a serlo y entonces yo no podría haber retornado allí
enviada por él, ni tendría ahora la posibilidad de compartir estos bonitos
momentos contigo. Tendrás que admitir que fui buena
actriz. Os deje creer que me habíais destruido, ¡ja, ja, ja! Hasta me dabais
pena de lo ilusas que erais entonces y todavía me la dais, de lo ridículamente ingenuas que, pese a
tantos años transcurridos, seguís siendo ahora. - Y ante la
demudada expresión de su interlocutora la siniestra soberana prosiguió el relato
preguntándola con divertida sorna mientras chasqueaba los dedos.
-¿Recuerdas esta canción?
Y una
música salida de ningún sitio comenzó a sonar, al tiempo que una pequeña
ventana se abría. Neherenia se quedó con la boca abierta al verse a sí misma
siendo muy joven y vestida como Sailor Shadow. Estaba en aquella sala de danza
de la Golden State College. En una situación que recordaba muy bien. Pero aun
así, pudo escuchar todo lo que se dijo entonces.
¡Ella es mía!
-Esa es la voz de Tom.- Le aclaró
su perversa versión de sí misma con regocijo para cantar de seguido con una voz
realmente hermosa.-
Sólo digo la verdad. Sólo
digo la verdad.
Tintineo, tintineo
Las campanillas de mis
tobillos tintinean
Acudiré a tu lado. Me
hundiré en tu respiración
Te robaré mientras duermes
Con un tintineo
Tintineo, tintineo
Las campanillas de mis
tobillos tintinean
Acudiré a tu lado. Me
hundiré en tu respiración
Te robaré mientras duermes
Con un tintineo
Mis voluminosas faldas son
caras
No las toques
Te daré una casa
Te daré un coche
Ven conmigo tú, chica loca.
Solo el florecimiento de tu
juventud, me temo
No me hagas travesuras
-¿Qué significa esto?-
Escuchó Neherenia decir a su yo más joven, vestida como Sailor Shadow en tanto
esquivaba algunos ataques de esos esperpénticos tipos.- ¿Qué quiere decir esta
canción?...
-No tengo ni idea.-
Respondía Idina que estaba uniformada como la Dama del Fuego, defendiéndose de
igual modo.-
A modo de réplica una enfermiza carcajada les llegó desde
los espejos y la voz de aquella tenebrosa reina se escuchó entonces…
-Algún día lo entenderás,
Sailor Shadow. Ja, ja, ja…
Y fue entonces cuando un sudor frío recorrió la frente y las mejillas de
Neherenia, en tanto su malévola versión sonreía divertida para declarar.
-¿Lo ves? Yo siempre cumplo mi palabra. Al final lo has
entendido, ¿No es así, Nehie?...
Y para horror de su interlocutora siguió cantando con
tintes llenos de regocijo y euforia.
Las campanillas en tus
tobillos tintinean
Tintinean
Temblaré
Me asustaré
Debería establecer mi
material
Te daré Mumbay, Patna y
Calcuta
Mi esbelto talle, mi mirada
oblicua
Mi infecciosa juventud
Tintinea, tintinea
Acudiré a tu lado. Me
hundiré en tu respiración
Te robaré mientras duermes
Con un tintineo
Las campanillas de mis
tobillos tintinean
Con la mirada de él, mi
corazón encontró su lugar de descanso
Tintinea
Tintinea
Oh, oh, oh,
oh, oh, oh, oh…
Besa la mano. Los diamantes
son el mejor amigo
Los diamantes son el mejor
amigo, Hombres fríos, chicas viejas
Y todos nosotros perderemos nuestros encantos
al final
Oh, oh, oh, oh…
Los diamantes son…
Los diamantes son…
Los diamantes son…
El mejor amigo de una chica.
Y de nuevo las guerreras oyeron aquella voz retumbante y extraña a la que
incluso esa oscura reina parecía escuchar con veneración…
Ella es mía…
Ella es mía…
(Hindi Sad
diamonds. Moullene Rouge Sountrack. Crédito al autor)
- Pues ya lo ves. Cosas de Tom que me dijo tener mucha afición a la música.
Él eligió esa canción. Eso es lo que sucedió… antes de partir a nuestra pequeña
batalla, lejos de tomarme allí mismo, y a lo que yo hubiese estado más que
dispuesta, volvió a chasquear los dedos y otra vez estuve vestida. La verdad es
que juzgas muy injustamente al pobre muchacho. Él se preocupa muchísimo por ti.
De hecho, solamente me pidió que, cuando volviese, te relevase un momentito de
tus agobiantes obligaciones para que pudieras reposar. Simplemente haciendo
así…
Y esa
maligna mujer chasqueó de nuevo sus dedos esbozando una pérfida sonrisa. Para
sorpresa de Neherenia el espejo se giró y ella misma se encontró entonces en
esa sala llena de polvo y telarañas. Llena de pánico enseguida se dio cuenta de
lo que había sucedido. Su interlocutora la observaba ahora con sorna desde el
otro lado, en las estancias de la soberana de la Luna Nueva y le espetó con
patente regocijo teñido de desprecio.
-¡Disfruta de tu nuevo hogar, como yo lo hice durante
tantos y tantos años!… Ahora me voy a ocupar bien de tu familia.
-¡No!- Chilló su horrorizada interlocutora.- ¡No les
hagas daño, te lo suplico!…
Aunque la
aludida sonrió encogiéndose de hombros para replicar con gesto hasta divertido.
-¿Hacerles daño? ¿Por qué iba a querer hacer algo tan
estúpido? ¿Qué necesidad tendría de una cosa así? ¡Ahora son mi marido y mi
hija!…Todo lo que siempre había querido lo voy a tener… Sería idiota si lo
destruyera. ¿No crees? Por esa parte puedes estar tranquila…al contrario, les
colmaré de atenciones y de amor. Sobre todo a Doran. Bueno, ha sido un placer
volver a verte. Ahora debo marcharme, mis deberes familiares y más concretamente conyugales, me reclaman,
¡ja, ja, ja, ja!
Y se
alejó saliendo del cuarto, Neherenia gritó y golpeó aquella superficie del
espejo con sus puños pero no consiguió nada.
-¡No! Vuelve. Ese no es tu sitio… ¡Por favor…no me dejes
aquí!… -Sollozaba con impotencia y desesperación.-
Aunque
tras unos minutos, agotada e impotente, la reina se derrumbó cayendo de
rodillas ante ese espejo. Sólo podía llorar amargamente, para su desgracia veía
perfectamente el otro lado, pero debía lamentarse ante su impotencia de ser
capaz de retornar a él. Entre tanto, su versión oscura volvió al salón del
trono acercándose a Doran, a la princesa Alice y al prometido de esta, que ya
habían despedido al resto de los cortesanos que habían pasado al gran comedor
anexo. Listos para la cena de gala que se iba a celebrar.
-¿Te encuentras mejor, mamá?- Se interesó la muchacha con
semblante preocupado.-
No
obstante, Neherenia sonrió de nuevo a Tom, el joven le devolvió una amplia
sonrisa de triunfo y asintió levemente. La impostora besó entonces a su esposo
largamente en los labios.
-¡Vaya! Sí que te has recuperado, - afirmó su marido,
que, no obstante notó una extraña sensación, aunque eso pasó pronto y pudo
decir.- Me alegro.
-Sí, celebro que su Hermosa y Gentil Majestad se
encuentre totalmente reestablecida.- Terció Tom con un guiño de complicidad a
la aludida.-
-Me encuentro mejor que nunca, hijo. Porque ya podré
llamarte así, ¿verdad?- Inquirió amablemente ella.-
-Para mí es un honor…madre. -Afirmó él inclinando la
cabeza de forma deferente.-
-Quizás he estado algo despegada últimamente pero tenía
mucho en que pensar, pero a partir de ahora, pídeme lo que quieras…- Le
respondió ella, con un tono teñido de intensidad y excitación que el resto no
captó, cuando sentenció.- Y será para mí un placer dártelo…
-No te preocupes, con la mano de tu hija soy sobradamente
dichoso.- Comentó su contertulio casi echándose a reír, aunque agregando con la
misma lasciva complicidad.- Pero considerándolo mejor lo haré, ya te pediré que
me hagas algunos favores, sobre todo ahora que vamos a intimar tanto…como
familia.
-Por supuesto.- Sonrió la soberana, tomando precisamente
de una mano a su “heredera” para afirmar con tinte más jovial.- Eso no será
ningún problema, ¿verdad, querida?
Alice
negó ingenuamente con la cabeza en tanto sonreía, se alegraba de ese cambio que
había dado su madre. Por su parte Neherenia, dejando a la princesa, tomó de una
mano a su esposo y propuso a la pareja de prometidos.
-Escuchad. ¿Por qué no os ocupáis vosotros de todo aquí?
Ya sé que hay que disponer la cena. Pero es que me gustaría pasar un rato a
solas con el rey…Estamos tan poco tiempo los dos juntos.- Remachó con tono
zalamero.-
Al
escuchar aquello la princesa incluso se ruborizó, pero sonrió divertida. Tom
asintió de forma bastante marcada y hasta Doran comentó, sorprendido aunque
encantado con esa posibilidad.
-Desde luego, sí que te has recobrado. Para mí será un
placer atender a tus requerimientos…esposa mía.
-Gracias, mi amor.- Replicó ella con voz melosa, para
sentenciar dirigiéndose a su hija y su futuro yerno.- Y vosotros, por favor,
seguid disfrutando de la fiesta…
Y no
hubo necesidad de decir más. La soberana llevó de la mano a su esposo hacia sus
habitaciones privadas. Allí estaba, deseosa de poner en práctica ciertas
técnicas amatorias que Tom le había aconsejado, y sobre todo (Y eso no se lo
contó a su otro yo) ayudado a practicar con él en alguna otra visita al espejo,
para hacer feliz al saiyajin o a cualquier hombre. Y lo que más la complacía,
llevándola casi al extremo de un orgásmico placer, era que esa tonta de su
contraparte bondadosa estaba condenada a presenciar aquello desde el otro lado
del espejo sin poder hacer nada…
-Ahora mi amor, vamos a pasar una velada muy agradable y
especial.- Le susurró al oído a su “marido” en tanto se desvestía.- Y luego
seguro que tendrás más apetito si cabe en la cena…
-Nada me complacerá más.- Aseguró él haciendo lo propio
con tono excitado para remachar.- Pero ahora son otros apetitos los que me
preocupan…
Y tras
el espejo, Neherenia chilló, golpeó y llamó a su marido en vano. Al fin
únicamente pudo ser muda testigo de la consumación de aquel encuentro amoroso
con sus ojos inundados de lágrimas… Por su parte, Tom sonreía aviesamente por
su triunfo, más cuando una de las princesas planetarias se presentó allí
acompañada de Briseida. La joven dama apenas pudo ocultar su sorpresa y su tono
de desdén, al presentarla.
-Disculpadme Sir Tom.- Le llamó apelando al título que le
fuera concedido por la soberana de la Luna Nueva.- Su alteza la princesa de
Marte deseaba veros.
El aludido asintió. Él mismo se había
ocupado de que le llegase una invitación. Eso sí, haciéndola creer que provenía
de Neherenia.
-Gracias, Lady Briseida. Puede retirarse.- Repuso el
chico con amabilidad y un cómplice guiño de ojo que su prometido no captó.-
-Sí, espéranos en la gran sala, Brise.- Le pidió Alice.-
La joven
rubia se inclinó reverentemente y se alejó. Tom centró su atención en la recién
llegada y no tardó en ir de la mano con Alice a saludarla. Con tono obsequioso
y pleno de sarcasmo la abordó.
-¡Vaya, princesa de Marte! ¡Cuánto honor! Espero que
hayáis disfrutado del concierto y también de la cena…
-Sí, ha sido muy interesante. Y bastante revelador.- Pudo
decir Rei sintiéndose muy incómoda.-
-¿No han venido el resto de tus compañeras?- Se interesó
Alice con amabilidad.-
-No, lo lamento, princesa. Les fue imposible asistir.
Tenían otros compromisos.- Fue capaz de responder la interpelada, esbozando una
leve sonrisa. Para añadir visiblemente envarada.- Yo tengo que irme ya. Quise
pasar a daros mis saludos y felicitaciones.
-¡Oh! Cuanto lo lamentamos.- Terció Tom con tono entre
meloso y sarcástico. No obstante, eso le pasó desapercibido a su novia, no así
al objeto del mismo, más cuando él añadió.- Me ocuparé de acompañaros hasta la
salida. Cariño, por favor, ¿podrías atender mientras tanto al resto de los
invitados?....
-Claro.- Convino la joven, que ya era reclamada por
algunos cortesanos deseosos de felicitarla por su actuación musical.- Enseguida
te veo…
Tom
asintió y tras seguir a la princesa de Marte, que aceleró el paso, se plantó
delante de ella en una zona vacía del palacio. Entonces fue cuando su
interlocutora le miró con su auténtico estado de ánimo y le espetó.
-No sé quién te has creído que eres, pero deja ya de
jugar con el destino o…
-¿O qué?- La cortó él sin miramientos aproximándose hasta
su contertulia.- ¿Qué es lo que vas a hacer, eh?.. Princesita de Marte… ¿Sabes
una cosa? Estoy tan honrado de que hayas asistido a mi concierto que voy a
dedicarte una canción, solamente para ti…Seguro que, como antigua compositora y
cantante amateur, la vas a apreciar…
-¿Qué?.. ¿Qué dices?- Pudo replicar Rei sin comprender.-
Y pese a
que esa galería estaba desierta una música potente comenzó a sonar… era algo
estridente pero muy embriagadora de guitarras y baterías. Entonces y para
asombro y horror de su contertulia
estaban en medio de un páramo desolado y el chico comenzó a brillar con
tonos rojizos, en tanto declaraba…
-¿Ves cómo puedo hacer lo que quiera? Incluso sobrepasar el estado de súper saiyajin…
¡Ahora soy un Súper Saiyajin de nivel Dios!… Y es hora de comenzar a jugar el juego…
Rei no
respondió, estaba con la boca abierta por el horror. ¡Jamás había visto nada
igual! Sólo podía mirar hacia arriba a ese joven que de por sí era bastante más
alto que ella e incluso crecía además transformándose en un enorme simio de
pelo rojizo que brillaba cantando con un tono entre cascado y gutural. Emitía
una tremenda energía que barría todo lo que existía a su alrededor pulverizando
montañas enteras, sin que, por extraño que eso resultase, afectase a la
princesa…Solamente el largo cabello de ella y su vestido ondulaban agitados por
un enorme vendaval, haciendo que Marte se cubriera la cara con las manos…pero
lo más aterrador era como retumbaba la letra de aquella canción…
Es todo acerca del juego, y como jugarlo
Es todo acerca del control, y como tomarlo
Es todo acerca de vuestra deuda, y como pagarla
Es todo acerca del dolor, y quien va a provocarlo
Yo soy el juego y no queréis jugarme
Yo soy el control y no hay manera de que me podáis alterar
Yo soy una gran deuda y no hay modo de que me podáis pagar
Yo soy el dolor que no podéis provocar
Aquí vamos
Mirad sobre vuestros hombros listos para escapar
Como unos perros de un arma humeante
yo soy el juego
Y yo hago las reglas
entonces apartaos
o podríais morir como unos tontos
Intentad adivinar los movimientos que haré
Vamos bobos ¿porque no me preguntáis?
Nunca olvidéis que hay un precio por pagar
Por que yo soy el juego y quiero jugar
Es tiempo de jugar el juego
Es todo acerca del juego, y como jugarlo
Es todo acerca del control, y como tomarlo
Es todo acerca de tu deuda, y como pagarla
Es todo acerca del dolor, y quien va a provocarlo
Es tiempo de jugar el juego
Yo soy el juego y tú no quieres jugarme
Yo soy el control y no hay manera de que me puedas alterar
Yo soy una gran deuda y no hay modo de que me puedas pagar
Yo soy el dolor que no puedes provocar
Para jugar el juego debéis ser vosotros mismos
Tú vas a cambiar tu nombre y vas a morir en llamas
Ja, ja, ja, ja, ja
La espectadora de
aquella increíble y terrible exhibición estaba desencajada por el terror,
incluso pudo ver, en lontananza, la silueta del magnífico palacio de neo
Cristal Tokio. Entonces aquel enorme simio disparó una gran bola de energía
roja de sus fauces. Aquel proyectil alcanzó en cuestión de nanosegundos la
residencia real, provocando una explosión en forma de hongo atómico, seguida
por una bola de fuego incandescente tal que Rei creyó que iba a desintegrar el
mundo entero. La propia princesa, paralizada por el horror más absoluto,
únicamente pudo cubrirse de modo instintivo la cara con los brazos. Sólo
recordaba haber experimentado una sensación así antes. Cuando aquella vez,
hacía tantos años, tuvo esas premoniciones acerca de la llegada del Mesías del
Silencio. Pero aquel poder, tan terrible entonces, palidecía ahora al lado de
esto. No sabía qué hacer, pensó que iba a ser desintegrada…
Es tiempo de jugar el juego
Es tiempo de jugar el juego
Es tiempo de jugar el juego
Es tiempo de jugar el juego
Es tiempo de jugar el juego
Motorhead, The game, (credit to the
Author)
Sin embargo, tan súbitamente como aquello había empezado
se desvaneció sin dejar rastro ninguno. Ahora ese chico estaba en pie, ante
ella, en ese pasillo del palacio, como si nada de eso hubiera ocurrido jamás. Y
así se lo dijo él con tintes de burla y regocijo.
-Sé lo que estás pensando, cariño. ¿Me habrá hipnotizado
con una alucinación o habrá sido capaz de hacer eso que he visto? ¡Ja, ja, ja!
Tendrás que decidirlo tú misma. Sea como fuere,… es hora de empezar el juego,
Rei… ¿Estás lista para jugar?... ¡ja, ja, ja!
La aludida era
incapaz de replicar. Incluso palideció cuando el chico sonrió acariciándola sin
tapujos su larga melena azabache en tanto cambiaba caprichosamente de tema.
-Es lo bueno de vosotras. Seguís tan jóvenes como hace
cincuenta años. Y seguiréis así por muchos años más…Por cierto. ¿Sabes que
estás muy buena? No sé… podríamos, tú y yo...hay muchas habitaciones vacías.
Nadie se iba a enterar…Y después de este esfuerzo me he puesto realmente a
tono… ¡Vamos Rei!…Sé que eres una mujer muy fogosa y llena de pasión. Seguro
que tienes tus necesidades, como todo el mundo.
-¿Cómo te atreves? Soy la madrina de tu propia madre.- Le
dijo la interpelada en un intento por mantener su dignidad y su templanza, más
al agregar.- Podría ser tu abuela.
¿Y tú me das clases de moralidad?- Se burló el chico,
añadiendo con regocijo.- Vamos princesita. No ignoro que te consuelas a menudo
con tu amiga Venus. Igual que hacen Mercurio y Júpiter o Hotaru con Chibiusa,
entre ellas. Es lo que tiene el no poder relacionarse con hombres. Eso de ser
las guardianas de los soberanos desde los tiempos del Milenario de Plata debe
de ser una tortura.
-¿Qué sabrás tú de eso?- Replicó la aludida con voz
quebrada.-
-Más de lo que te crees. He leído mucho últimamente.
Cosas que no salen en las partes más accesibles del libro. - Replicó él, para
añadir.- Y sé que te gustan los hombres, Rei. A ti y a las otras. Bueno, a
Haruka y a Michiru, no. Esas dos desviadas tienen suerte, ya están emparejadas.
Pero las demás en lugar de probar con
anticonceptivos o preservativos…Claro, pese a todo podríais tener riesgo,
aunque fuese mínimo, de quedaros embarazadas… ¿verdad? Y eso no es posible para
vosotras. Tenéis un deber que cumplir. Desde luego, ¡menuda una reina la
vuestra! Exigiendo eso de sus princesas mientras ella no se priva con su
esposo. Ese es el motivo de que nunca hayáis intimado demasiado con nadie del
sexo opuesto. ¿A que no me equivoco?
Bueno, salvo Setsuna, ella por necesidades imperiosas fue la excepción.
Y le vino muy bien a vuestra soberana. Una admiradora tan grande del rey
Endimión alejada de la corte de manera tan oportuna…Por supuesto que Serenity
se lo vendió como un sacrificio para mantener la paz. Pero, ¿la paz de quién?,
¿de la Tierra o de la alcoba de los soberanos? Y luego dirán que yo soy cruel.
Pero mira, me das pena, voy a concederte un poco de eso que te está prohibido,
cariño.- Sonrió de forma ladina.-
Y sin
que Marte pudiera ni reaccionar la tomó de la cabeza tras la nuca y la sujetó
con rudeza en tanto la besaba en la boca con pasión. La mujer quiso resistirse
durante unos interminables segundos sin lograrlo, hasta que él la soltó tras
deslizar su lengua contra la de ella. La princesa se echó para atrás jadeando,
con palpable agitación, y mirándole con una mezcla de temor, indignación,
repugnancia y rabia. Sin embargo, ese chico se limitaba reírse y a decir.
-¡Vamos, no te lo tomes así! Así ya sabes lo
que se siente cuando un hombre de verdad te besa como es debido. Y sé que
siempre deseaste hacer eso con Yuuichirou…, y también con el difunto Jadeite,
pero claro... tu deber. Era lo más importante para ti, ¿no es así?...Pero no
debes amargarte por ello. Es más, aquí y ahora podría hacerte una mujer…si tú
quisieras... y sé que una parte de ti lo desea, ¿no es cierto, Rei?
Su oyente estaba aterrada y visiblemente envarada, a la par que
desgarrada por las emociones. No sabía que decir, ni siquiera se atrevía a
replicar. Hasta temblaba de modo visible.
-Tom, ¡por lo que más quieras!… eres el hijo
de mi ahijada, te conozco desde que eras un niño…-Pudo finalmente balbucir la
impactada princesa.- ¿Es que no te acuerdas?....
Aunque
para su alivio, o quizás no tanto, el joven remachó de forma ladina.
-¡Oh sí!, la ocupadísima princesa de Marte
que alguna vez se dignó acudir a ver a mi madre y a mi abuela. Pero no temas.
No me hace ninguna falta hacer eso contigo… ya tengo más de lo que necesito con
Briseida, con mi futura esposa e incluso con mi suegra, si así lo
deseara…Únicamente te advierto de esto. Ni siquiera las princesas, ni los
mismos soberanos son inmunes a mi poder…Lo acabas de ver tú misma. Así que date
por avisada. Si alguno de vosotros trata de meterse en mis asuntos otra vez, ya
verás lo que quedará de la rutilante Cristal Tokio. O si lo prefieres enfocar
al ámbito sexual, lo que ese demonio Karnoalk le hizo a vuestra amiga Kalie te
va a parecer una broma comparado a lo que te pasará a ti. Sí, ¿te sorprendes?
Estoy al tanto de las aventuras del grupo de los Nueve. Y por curiosidad, tras
lo que leí hoy sobre las nietas de la primera Dama del Trueno, me informé
después de ese particular. ¿Y sabes cuál es mi teoría? Creo que su abuelita
Karaberasu en el fondo lo pasó muy bien…Aunque no sé si te iba a gustar tanto
lo que podría ocurrírseme para ti. No sería la primera vez que aconsejo a
alguien sobre ese particular.- Se sonrió recordando al reverendo Corbin y la
vendetta que este se cobró con la amante de su novia y agregó.- Ya has visto
hasta donde pueden llegar combinados mi imaginación y mi poder. De modo que
cuídate de hacer ninguna tontería o comprobarás por ti misma lo que se siente
en esa situación. ¿Lo has entendido, Alteza?
Una
visiblemente intimidada Rei asintió deprisa. Estaba demudada y lívida. Sus ojos
rezumaban temor y no era capaz ni de despegar los labios. Por fortuna a Tom
aquello pareció bastarle y tras sonreír le dio dos palmaditas en la mejilla
izquierda a la conmocionada princesa declarando.
-Bien, muy bien… Ahora vete…y tranquila. Es
muy simple. Tú no metes las narices en mis cosas, yo no lo haré en las tuyas…
¿Quién sabe? Hasta podría ser generoso y concederte alguna prebenda…No sé, sin
ir más lejos… ¿rejuvenezco a tu antiguo amor Yuuichirou y le traigo de vuelta a
tu vida? ¿O te conformas como hasta ahora, con ir a verle de vez en cuando a
escondidas a ese asilo tan patético en el que le dejaron sus hijos?... ¡Qué
poca consideración! Un anciano impedido, ciego… ¿Quieres que añada más cosas a
la lista de sus desgracias?... ¡mira que conmovedor!, si hasta recuerdo lo que
leí, la última vez que fuiste a verle…
Para horror y consternación de su interlocutora el chico sonrió
maliciosamente en tanto refería…haciendo él mismo a modo de narrador con falsa
voz melosa y compasiva.
-Esa tarde, Rei tuvo tiempo, lo cierto es que
siempre sacaba un huequecito de entre sus muchas obligaciones para acercarse al
asilo de Yuuban. Allí llegó, arreglada como siempre, pese a que él ya no podía
verla. Y es que, su antiguo ayudante y quizás fallido amor, Yuuichirou, estaba
allí. Tras tantos años, el que fuera un vigoroso y algo alocado joven era ya
únicamente un pobre y desvalido anciano…
-¡Por favor!…- Le imploró Rei, cortando ese
relato, moviendo la cabeza y entrelazando las manos sin dejar de llorar - ¡Te
lo suplico!...si queda algo de humanidad en ti…
-No es de buena educación interrumpir,
princesa.- Afirmó el muchacho con pretendido tono paternalista, añadiendo
divertido.- ¡Pero si ahora viene lo mejor! Verás… ¿Por dónde me iba? ¡Ah,
sí!... Ella estaba bendecida por aquel don de la inmortalidad. O al menos de
una extremadamente larga juventud. Por desgracia las personas a las que había
querido no gozaban de esa misma suerte. Por ello nunca aceptó ninguna
proposición de amor, nunca se casó. Ahora, cuando contemplaba lo que quedaba de
su antiguo amigo, suspiraba entristecida pero, pese a ello, se las arregló como
siempre para sonreír y decirle con tono cariñoso.
Y
estupefacta la princesa vio a través de una especie de agujero aquella escena,
pudo contemplarse a sí misma decir…
-Hola Yuuichirou… ¿Cómo estás hoy?...
El
anciano apenas sí podía escucharla bien, pero reaccionó esbozando una sonrisa
en sus envejecidas facciones para replicar con voz baja y cascada pero alegre
pese a todo…
-¡Rei!...
Y
ella, claro, se arrodilló junto a la silla de ruedas que le acomodaba y le tomó
una de aquellas callosas manos entre las suyas, tan suaves y jóvenes, al tiempo
que agregaba llena de afecto.
-Te veo muy bien…
-He recogido unas flores, para ti.- Pudo
decir el vejestorio. - Se burló Tom, rectificando con pretendido pesar.- ¡Uy!,
perdón, quise decir el anciano…
Entonces esas imágenes desaparecieron. El chico se rió en tanto su desolada
oyente sólo podía llorar, la barbilla le temblaba y las lágrimas se deslizaban
por su cara, goteando a ambos lados de sus labios…Apenas sí pudo musitar entre
sollozos en tanto movía lentamente la cabeza.
-¿Co…Cómo puedes ser tan cruel?... ¿Qué te hemos
hecho? ¿Cuál es mi culpa para que me trates así?...
-¿Yo?.. - Se señaló hipócritamente él con
tono fingido de alarma para justificarse.-. ¿Acaso es culpa mía que no
envejezcáis como todo el mundo? No…eso no lo escribí yo. Y además tienes el
valor de preguntar. ¿Qué, qué has hecho? Enseguida te lo diré ¡Vosotras sí que
sois crueles! Sobre todo tú. Te muestras ante ese infeliz, tan joven y hermosa
como te recuerda desde hace más de cincuenta años. Y mira…si hasta llevas una
flor de las que te dio entre el pelo.- Indicó ahora para sorpresa de la chica.-
En
efecto Rei se tocó cerca de la oreja izquierda. Ahí llevaba prendida una rosa.
Casi lo había olvidado. Aunque para su consternación su inmisericorde
interlocutor prosiguió con sus acusaciones.
-Vosotras os creéis por encima de todo, ¿no
es así? Os da igual que la gente a vuestro alrededor viva o muera. ¿Qué más da?
Todos nacerán, crecerán, se harán viejos y fallecerán. Pero aquí permaneceréis,
las princesas y sus soberanos. Recibiendo su adoración…por siempre…
-¡No tenemos la culpa de ser como somos! -
Pudo espetar su contertulia reuniendo fuerzas para protestar, llena de
amargura.- ¡Tampoco lo elegimos!…
-Lo sé, cálmate.- Repuso suavemente él, que
agregó ahora con un tono que parecía realmente condescendiente e incluso
amable.- No soy tan malo como piensas. Es más, podría acabar con la miseria de
ese tipo. ¿Qué tal si pongo fin a sus días? Que se vaya de una forma plácida en
tanto duerme. Así no sufrirá más cada vez que vayas a verle y le recuerdes la
realidad de su estado de postración…Matar en esas circunstancias es un acto de
piedad, querida Rei. Así es cómo actúa el Fantasma de la Muerte. ¿Te gusta el
nombre? Lo leí en alguna de vuestras aventuras. Y lo he anotado en algún que
otro sitio. Sí, ese podría ser yo. ¿Qué en qué página lo he puesto?- simuló oír
esa cuestión para auto responderse con jocosa sorna.- No recuerdo exactamente,
ja, ja…
-¡Ten compasión de él!… ¡No te ha hecho nada!
- Gimió la horrorizada y hundida mujer tratando de añadir con visible
esfuerzo.- Por favor. ¡No diré nada…te prometo que no…haré lo que tú
quieras…no me quites a Yuuichirou!…¡te lo suplico!…- Fue capaz de agregar en
tanto se derrumbaba llorando de rodillas, tapándose la cara con ambas manos.-
El chico se la quedó mirando durante unos momentos sin replicar.
Finalmente movió la cabeza y la ayudó a ponerse en pie. Entonces le dedicó un
tono mucho más afable, secándola incluso alguna lágrima con un pañuelo, para
declarar.
-Eso está mucho mejor. ¿Lo ves? Tragarte tu
soberbia y tu arisco carácter no es tan difícil si lo intentas. No tengas
miedo, no soy ningún desalmado. Le dejaré ahí, en su sillita, incluso
recibiendo algunas visitas más de sus hijos. Esos que están tan ocupados con
sus negocios. ¡Hasta llevarán a sus nietos! El pobre se alegrará mucho…le dirán
cuanto le quieren y el anciano será feliz. Y todo para que veas que, si tú eres
razonable, yo también puedo serlo. - Se sonrió aviesamente él haciendo gala de
una falsa condescendencia para remachar con regocijo.- Anda, tus plegarias y tu
arrepentimiento me han conmovido, puedes retirarte, esclava. ¡Ja, ja, ja!…
La
princesa de Marte seguía derramando lágrimas a su pesar mientras escuchaba
aquello. No quiso oír más. Sin esperar a otro hiriente comentario o responder,
la mujer escapó con paso presuroso de allí, soportando de fondo las risas de aquel
chico.
-Bueno.- Se reía él, retornando a la fiesta
en tanto pensaba. - Ya leeré mañana el resultado. Esa pobre tonta seguro que
tendrá para rato llorando. Aunque cuando vaya a visitar a su antiguo ayudante
del santuario cumpliré mi palabra, haré que éste se mejore un poco. Así verá
que no soy tan malo. No, de hecho no quería hacer esto, pero me ha obligado a
ponerlas a ella y a sus amiguitas en su justo lugar...pensándolo mejor, no
vendría mal que esas zorras con aires tan regios supieran lo que le ha sucedido
a su compañera.
Por su
parte Rei no dejó de correr hasta llegar a la salida. Lo más rápido que pudo
salió de palacio y desapareció. Landar la había traído de vuelta al palacio de
Cristal Tokio con una de sus invocaciones. Entonces, Serenity, que junto al
resto había aguardado expectante el retorno de su compañera y amiga, le
preguntó con una mal disimulada curiosidad.
-¿Pudiste hablar con él?...
Aunque
Marte no era capaz de replicar. Ni de escoger palabra alguna. Sólo podía llorar
sin consuelo. Enseguida sus atónitas y preocupadas compañeras, Júpiter,
Mercurio y Venus la abrazaron. Fue Ami la que pudo preguntar con gesto de
sorpresa y de inquietud.
-¿Qué te ha hecho?...
Sin
embargo, Landar intervino entonces para dirigirse a todos sin dejar que la
aludida respondiera.
-Ha sido muy duro para la princesa, pero
ahora más que nunca debemos de ser precavidos. Enseguida nos pondremos a
solucionar esto. Es imprescindible que él siga pensando que ha ganado…Bajo
ningún concepto puede darse cuenta del engaño.
-No lo hará.- Afirmó Endimión, remachando
convencido.- No podrá…
-Pero se enterará. Podría leer esto en su
libro.- Objetó Mercurio con sagaz inquietud para preguntar.- ¿Qué haríamos
entonces?
-No debes temer por esa circunstancia.- La
calmó el mago, para añadir a modo de promesa.- Tanto tú como el resto debéis
confiar…todo se solucionará.
-No veo cómo.- Intervino una preocupada
Júpiter.-
-Tiene un poder demasiado grande. Cualquier
enemigo que hayamos tenido antes jamás hubiera podido soñar con una capacidad
así.- Afirmó Venus, con tono sombrío.-
Landar
escuchó en silencio, lo mismo que el resto, dejando que aquellas palabras de
Minako flotasen en el ambiente durante unos instantes. Nadie más parecía
atreverse a decir nada hasta que finalmente fue el mago quien, con tono
concernido pero firme, declaró.
-Así es. Pero no es tanto lo que sea capaz de
hacer sino lo que él cree que puede. Hasta ahora no intervine, ni tampoco las
esferas superiores puesto que no había lugar a ello. No obstante, ese joven ha
excedido todos los límites permitidos. Se ha servido del poder del Libro de los
Días en demasía. Por ello ha llegado a un punto de soberbia y de poder tal que
se cree una especie de dios infalible. Y de este modo ha cometido su mayor
error. No se da cuenta de sus propias limitaciones. Está tan sujeto al Libro
como los demás. Y hay ciertas cosas que no se pueden ni tan siquiera se deben
intentar variar. O la propia historia se protegerá. Por ello, creedme cuando os
digo. Esto no durará.
Las
princesas se miraban unas a otras con una mezcla de duda y de preocupación.
Querían confiar en la palabra del mago, pero habiendo sido testigos del poder
que ese muchacho desplegase hasta la fecha, no era tan sencillo. No obstante,
fue la propia reina Serenity quien tomó la palabra y aseveró con ese mismo tono
reflexivo e incluso algo apenado que usara Landar.
-Sí, confiamos en ti, amigo. Creo que todo
está preparado…Aunque mucho me temo que la alternativa conllevará más
sacrificios. Pero es algo ineludible…
-Lo es, pero todo irá bien.- Sentenció el
mago.- Hay cosas que él, aunque quisiera, nunca podría llegar a alterar.
Entonces
el grito teñido de rabia y dolor de Rei interrumpió aquella declaración.
-¡No! No irá bien… esto no está bien, nunca
lo ha estado… ¡Es un horror!
-Pero Rei.- Le dijo Minako con asombro y
preocupación mientras la abrazaba.- Tranquilízate.
-¿Qué te pasa?- Quiso saber Makoto tomándola
de la mano con suavidad.-
-Debes calmarte.- Le pidió Ami que corrió a
reconocerla de inmediato.- ¡Estás muy agitada, tus pulsaciones están altísimas!
- Comentó no sin inquietud Mercurio.-
Todos
la miraron atónitos, el mago incluso con gran tristeza, enseguida dijo con tono
suave.
-Observad. Esto es por lo que vuestra amiga
ha tenido que pasar…
Y
para estupor del resto el mago les mostró aquella canción horrísona y la
transformación de Tom en aquel gigantesco simio frente a la aterrada Marte.
Incluso esa simulada destrucción del palacio de Cristal Tokio. Se dieron cuenta
de que la letra no solamente iba dirigida a su amiga. Estaba claro que era una
clarísima advertencia para todas ellas. Ahora, se habían quedado lívidas,
incapaces de pronunciar palabra durante aquella tétrica representación. Si
antes juzgaban tarea muy difícil el ser capaces de frenar a ese individuo, a la
vista de esto lo imaginaron imposible. Se miraban con rostros desencajados las
unas a las otras. Y había miedo en ellas. Ami abrazaba entonces a su llorosa
amiga que no quería volver a ver aquello otra vez…
-Es increíble. Nunca vi nada semejante a
esto.- Pudo decir Haruka realmente espantada.-
-Es terrible.- Convino Michiru, aferrando la
mano de su compañera.- Es lo que Minako ha dicho antes. Ni siquiera Galaxia era
capaz de manifestar un poder así…
-Y eso por terrible que sea no es ni mucho
menos lo peor. ¡Está completamente loco!- Exclamó Makoto tan espantada como sus
otras compañeras.- No sé si ni tan siquiera un saiyajin podría derrotarle…
-No, no podría.- Contestó una a su vez
anonadada y aterrorizada Seren.- Emite un poder que jamás había sentido. Ni mi
hermano Eron estando poseído por el mal fue capaz de desplegar nada igual.
Nadie de mi pueblo sería rival para él…la única en la que he podido percibir un
aura similar fue en la nieta de Elua. Y no sé si podría igualar eso…es…es
terrible, yo…
Y
la normalmente intrépida y estoica hija de Lornd y Setsuna temblaba ahora
agarrándose a su cetro. No quería ni imaginar el tener que confrontar a
semejante monstruo. Al igual que la propia Hotaru quien fue apenas capaz de
musitar en tanto admitía con voz trémula.
-Soy la Guerrera de la Destrucción y del
Renacimiento. Y estoy temblando de miedo…Jamás en ninguna de mis batallas
anteriores, estuve tan asustada como ahora.
-Es terrible.- Convino Endimión con el mismo
semblante desencajado por el temor.-
Realmente lo es…
-¿Qué podemos hace frente a él?- Quiso saber
la desasosegada Minako.- Tiene un poder prácticamente omnímodo. Majestad.-
Añadió dirigiéndose hacia la soberana.- ¿Qué debemos hacer?... ¡Serenity!…
-Sí. ¿Cómo nos enfrentamos a eso?...- Sollozó
una desarbolada Rei.- Sólo tú puedes hacer algo… ¡Por favor
Usagi…Serenity!…Dinos que hay alguna clase de esperanza.
Pero
la interpelada no respondía, solamente fijaba sus azules ojos, muy abiertos, en
aquella dantesca y terrible exhibición. Observaba luego a sus espantadas
princesas que le devolvían unas miradas
casi vidriosas por el temor y a la destrozada Rei que apenas si se sostenía
confortada por Ami. Fue Landar quién cortó aquello para despedirse…
-Sí me excusáis, majestades, altezas, debo
irme. Aquí tenéis algo por resolver. Hacedlo y rogad por el éxito de los nueve.
Son los únicos capaces de mantener la llama de la esperanza.
Y
todos los allí reunidos guardaron silencio, deseando desde luego que sí
fuera…entre tanto observaban a su deshecha compañera y trataban de asimilar
aquello… Por su parte, y por fortuna siendo casi todos ajenos a aquello, el
grupo de los elegidos proseguía con su misión en los infiernos
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)