martes, 8 de marzo de 2011

GWT 44.196. El sexto círculo. Las TInieblas de Hazel.

Tan pronto como penetraron en el sexto círculo, Alusa y Minara sintieron que algo les llegaba a lo más profundo de su alma. Era una indescriptible sensación. Sólo podían explicarlo como la impresión difusa de haber regresado a casa, en una tierra que les era familiar aunque jamás habían estado allí antes.



-Es algo muy peculiar, ¿No crees? Me da la impresión de que conozco este sitio.- Le preguntó Minara a su hermana en un aparte de ambas, algo alejadas de los demás.-

-Así es.- Convino Alusa.- Parece que en nuestros sueños hubiésemos estado aquí.



            No imaginaron nunca el sentir algo como eso. Ni siquiera cuando volvieron de la universidad en la Tierra, licenciadas. Alusa cursó estudios en ingeniería Industrial, y Minara en empresariales, tras un largo tiempo sin ver a su familia no habían tenido esta impresión tan honda. Ambas solían ser tranquilas, aunque mostraban ligeras disparidades en su forma de ser, para quién las conocía más a fondo. Alusa por ejemplo, siempre tuvo un pronto más fuerte y era más dinámica que su hermana Minara. Ésta, con costumbres más tranquilas y reflexivas, solía pararse más a considerar las cosas. El abuelo Ian siempre dijo que Minara le recordaba en carácter más a su difunta esposa, quizás por ello pareció mostrar una ligera predilección por esta muchacha. Karaberasu en cambio, simpatizó un poco más con Alusa, digna sucesora de su acidez y sarcasmo en determinadas situaciones. A veces incluso comentaban con humor que les habían traspapelado los nombres en el registro civil y se los habían intercambiado al nacer. Dado que las características de una chica eran más afines a la abuela que daba su nombre a la otra. Con todo, esas pequeñas diferencias siempre fueron eso, mínimas. Ninguna de ellas se sintió discriminada frente a la otra, Satory y Mazoui se ocuparon de que así fuera. Pero ahora, incluso esos minúsculos matices de personalidad parecían haberse esfumado. Las dos se sentían más fuertes y sus ojos habitualmente del color del oro viejo y miel, aunque en tonos más azulados o verdosos de sus pupilas, dependiendo de cada una, se iluminaban sin embargo con un resplandor rojizo. Su pelo también tendía más ahora, del rubio dorado, al cobrizo.



-¿Sientes lo mismo que yo, Lush?- Le susurró Minara a su hermana cuando seguían caminando algo aparte del resto.-

-Sí, completamente.- Convino ésta sentenciando.- Ahora es nuestro momento, Mina.



Además, ambas parecieron recordar a la vez, su memoria volvía atrás, a la víspera de su partida…ya estaban licenciadas en sus respectivas carreras. Su futuro no podía ser más brillante. Ocuparían plazas en las empresas de su difunto abuelo, que ahora llevaba su padre. Y no porque estuvieran enchufadas siendo las hijas de la dueña. Al contrario, las dos habían demostrado con creces el gran nivel de su intelecto sacando unas magníficas notas. Exigiéndoles sus padres incluso más que al resto de sus competidores para demostrar su valía. Minara tenía unos resultados ligeramente mejores que Alusa, ya que ésta era siempre algo más impaciente. De todos modos, las dos mostraron predilecciones por las ciencias. Minara se decantó por empresariales, quería aplicar sus conocimientos de economía con modelos y previsiones matemáticas para mejorar la calidad de vida de las personas. Alusa por su parte estaba encantada con la idea de diseñar infraestructuras o mecanismos que hicieran avanzar a la empresa y por ende a la humanidad. Como por ejemplo mejorar las conexiones gravitatorias que existían en Bios y Nature para que los habitantes de otros futuros mundos a colonizar con menor masa tuvieran también una fuerza de gravedad equivalente a la terrestre. O domos más grandes y resistentes para proteger ciudades en planetas con ambiente hostil. Y también se interesó por hallar compuestos químicos más eficaces para las terraformaciones.  De hecho, las dos realmente disfrutaban con la investigación. Esa parecía una cualidad común a la sangre que llevaban. Mazoui de siempre fue bueno en esas disciplinas y Satory por supuesto, también. Incluso en mayor medida, siendo brillante en esas disciplinas. Era evidente que sus hijas habían heredado la inteligencia y la intuición de sus progenitores. Sus padres y abuelos no podían estar más orgullosos de ellas. Ahora, todos reunidos, celebraban el ingreso de ambas en la vida profesional. Aunque, tanto Alusa como Minara no parecían mostrar mucho contento. Su padre, tratando de animarlas, les propuso mientras brindaba por ellas.



- ¿Qué tal si os tomáis vacaciones en la playa o donde queráis para empezar esto con más ganas?

- Es una buena idea. - Convino Satory asintió con aprobación. - Hijas, os merecéis un descanso. Habéis estudiado mucho.



 Pero entonces fue Alusa la que rebatió con tono apenado.



- Me temo que es ahora cuando nuestra verdadera labor comienza, mamá.

- Así es – acordó Minara levantándose se la mesa. - Nos llaman. Debemos irnos.

- ¿Habéis quedado con alguien?- Se interesó su abuelo Mathew que estaba hacía tiempo en silla de ruedas por mor de su ya precaria salud y avanzada edad. - ¿A estas horas, hijas?



            Las chicas asintieron sonriendo a la par, su tía Katherine que estaba allí también, afirmó con más jovialidad:



-¡Es normal, sois unas muchachas jóvenes y muy bonitas! ¡Seguro que tenéis un buen par de novios muy apuestos esperando por vosotras!



Kathy las observaba orgullosa, además de agradecida y llena de afecto. Cuando pasó por su infierno particular en su lucha contra la adicción a la droga ambas chicas habían estado siempre a su lado. Nunca le reprocharon nada, nunca la miraron mal. Las dos fueron fuente de consuelo y de alegría. De niñas con sus juegos y sus besos. Ya de adultas con su comprensión y su cercanía. Era como si detectasen la tristeza y la soledad que su tía sentía. Cuando crecieron la animaron continuamente afirmando que acabaría por superar aquello. Ahora esas profecías se habían cumplido, estaba limpia. Llevaba dos años sin probar ningún tipo de droga. Ni siquiera bebía alcohol por si acaso, aunque de eso jamás tuvo ningún problema por adicción. Ese mismo día se cumplían precisamente esos dos años. Ambas muchachas recordaban una tarde que charlaban precisamente con su tía. Celebrando el día del año anterior, en el que había logrado estar un año sin tomar drogas.



-¡Felicidades tía Kathy! – Le deseó Minara con una amplia sonrisa. –

-Muchas gracias, cielo. – Replicó la interpelada sonriendo a su vez. –

-Hace falta ser una persona muy fuerte y muy valiente para vencerse a sí misma, como has conseguido hacer tú. Eres digna de admiración. – Le comentó Alusa dándole una mano –

-Sí. Es cierto. Eres un modelo para todos. – Convino Minara dándole la otra –



Katherine suspiró. Entonces pudo decir, con lágrimas de alegría y emoción.



-Sois muy buenas conmigo, chicas. Siempre lo habéis sido. Pero no soy digna de admiración ni un modelo para nadie. Si acaso, lo soy de lo que nunca se debe de hacer. Por perseguir mis sueños sin reparar en las consecuencias acabé envuelta en pesadillas.

-Has pasado por mucho dolor, lo sabemos. - Le susurro Alusa con amabilidad.- Pero eso se ha terminado.

-Porque también estamos seguras de que desde ahora serás feliz. Te lo has ganado, tía. – Sentenció  cariñosamente Minara. –

-Ya soy feliz, solamente con teneros aquí, a mi lado y disfrutar de vuestro cariño.- Afirmó la emocionada interpelada.-



Y su contertulia besó en las mejillas a ambas chicas que la miraban con esa amabilidad que solamente prodigaban para con muy pocas personas. Únicamente hacia aquellas que de veras les importaban. Su tía Katherine también estuvo allí para ellas, siempre que pudo ayudó a cuidarlas y les cantaba canciones o les traía cosas cuando iba de viaje. Las muchachas sabían que, en su fuero interno, su pobre tía sufría también por no haber tenido una familia propia. Aunque ellas siempre se habían esforzado por hacerle sentir ese calor de hogar. Y comprendieron con los años todas las batallas a las que tuvo que enfrentarse, destapando escándalos, combatiendo el crimen…cayó en las drogas, sí. Pero hizo cosas muy buenas por los demás. Y finalmente luchó por escapar de aquella enfermedad y lo logró. Ahora tenía una fundación a la que habían contribuido Satory y Mazoui por medio de los recursos de las empresas Masters. Katherine, apartada ya del mundillo mediático, consagraba sus esfuerzos en ayudar a jóvenes y demás afectados por aquella lacra a salir de ese pozo. Contaba asimismo con la colaboración de su madrina la princesa Venus, una vieja amiga de Karaberasu. E incluso Makoto Kino, princesa de Júpiter, se había pasado algunas veces a verla y a ayudar, pues era muy amiga de Venus, y de la hermana mayor de la abuela de las gemelas. En eso pensaban cuando Minara le susurró a su tía con un aire de misterio…



-Y también sabemos una cosa más…

-¿El qué?- Pudo decir ella con gesto desconcertado. –

-Tendrás una bonita sorpresa el próximo año. – Le desveló Alusa que, sin embargo, no quiso decir nada concreto.-

-Pero, ¿qué clase de sorpresa, chicas?- Quiso saber Kathy no sin cierta impaciencia.- Desde luego, os parecéis a vuestro padre en eso. Cuando os ponéis misteriosas, no hay quien os haga decir nada.



Las dos cruzaron miradas de complicidad y sonrieron, pero no dijeron más. Pese a que le fastidiase no saberlo, teniendo en cuenta su profesión de periodista, su tía tuvo que esperar.  Ahora, transcurrido ese año, antes de marchar al menos podrían llevarse un bonito recuerdo de ella. La expresión de esa mujer que sin duda sería de alegría. En ese momento volvieron de sus pensamientos, apareció un pasillo dimensional y en él pudieron ver una figura alta, muy alta, que se acercaba. Mazoui se puso en pie como un resorte, captaba un poder tremendo en esa silueta. Al salir de esa especie de túnel vieron a un hombre muy alto. Bastante más que el propio padre de las gemelas.



-¿Quién eres?- Quiso saber Mazoui, dándose cuenta de que, con el aura que percibía en él, si ese individuo tuviera intenciones hostiles nada podría hacer. – Di que deseas de nosotros…



Sin embargo, su hermana le interrumpió con una exclamación. Abrió la boca y se llevó las manos a la misma, ahogando una exclamación, no obstante ésta era de alegría. Apenas pudo dominarse lo suficiente para decir.



-¡Eron! ¿Eres tú?...



El aludido sonrió, llevaba la armadura de los guerreros del espacio y la miró con esos ojos oscuros y profundos. Para replicar con tono amable.



-Sí. Un viejo amigo nuestro me dijo que tenía que venir. Ya he cumplido con mi misión. Y me encomendó otra mucho más agradable…



Y para sorpresa de todos Kathy corrió a abrazarse a él. Casi ni le llegaba al pecho, pero eso no importaba. La muchacha apenas pudo hablar, con lágrimas en los ojos.



-Esta vez, te aseguro que comerás mucho mejor. No soy yo la que cocina.

-Esta vez, sólo con verte me he saciado de un hambre de años. – Le sonrió el gigante. –



En cuanto se serenaron un poco los dos se acercaron al resto del grupo. Allí, Katherine les explicó que hacía años el hermano mayor del rey de los saiyajin llegó a la Tierra, se conocieron y algo surgió entre ambos, pero él tuvo que marcharse a cumplir una misión. Su pasado era muy oscuro, muchísimo más incluso que el de ella y tuvo muchas culpas por expiar. Eso les desveló el guerrero. Y cuando todo estuvo aclarado, Eron se dirigió entonces a las chicas declarando no sin cierto pesar.



-Lo único que lamento ahora es que, igual que yo he venido, es la hora de que vosotras partáis…

-Sí, es la hora.- Convino Minara.-

-Debemos irnos.- Añadió su hermana.-



Y para nueva sorpresa de los allí presentes, el pasillo dimensional por el que había surgido el saiyajin, de un tono dorado, se cerró. No obstante, otro de color blanco inmaculado apareció en su lugar. Era por el que ellas debían de entrar.



-Quizás al otro lado tengáis un par de apuestos chicos aguardando. – Declaró Kathy ahora con incluso mejor humor. –

-Desde luego, ese sistema para viajar es realmente bueno. ¡Lástima que nuestras empresas no tengan la patente.- Añadió Satory pidiéndoles a las chicas.- No volváis muy tarde, y a ver si nos presentáis pronto a esos novios de los que habla vuestra tía.



Las interpeladas se miraron no sin tristeza. Eso hubiera sido cierto en cualquier otra ocasión. La verdad es que, pese a su aparente frialdad y mutismo, las dos habían tenido varios novios e incluso jugaban entre ellas a intercambiárselos. Tampoco eran ajenas a haberse acostado con chicos. Algo más Alusa que era más lanzada que su hermana. Aunque nunca tomaron a ninguno muy en serio. Y menos aún pensaron en contárselo a sus padres o traer a ninguno a casa. En el fondo sabían que un día no muy lejano deberían irse y ese momento había llegado. Entonces, su abuela Karaberasu, la única que pareció comprender lo que en realidad ocurría, se aproximó a ambas y las acarició en el rostro según les decía a todos.



- Nuestras niñas tiene un importante cometido por realizar. Yo he tenido algunos sueños últimamente y sólo pido a Dios que os guíe sanas y salvas.

- ¿De qué estás hablando, mamá?- Inquirió Mazoui a quién entonces se le congelaron las palabras. De pronto se percató de ello. -¡No puede ser que!...

- ¿Qué sucede?- Inquirió Satory ahora con inquietud, no le gustaban nada las caras que veía en su marido ni en su suegra y añadió - ¿Hijas, a dónde vais?



Como si alguien más allá de su entendimiento quisiera brindarle la respuesta de ese pasillo surgió un resplandor, tenía forma de estrella y Satory pudo reconocerlo bien. No obstante, no le dio tiempo a añadir nada ya que Minara indicó con pesar.



- Ya nos llaman. Tenemos que partir.

- Sí. Nuestro momento ha llegado, no podemos demorarlo más. – Sentenció Alusa. -



            La familia, superada la perplejidad, se abrazó a las muchachas llenándolas de besos.



-No mis niñas.- Gemía Satory, abrazada a su esposo.- ¡Nos os vayais!

-Es nuestro destino, mamá.- Sollozó Alusa a su vez.-

-Es algo que nos aguardaba desde que nacimos.- Añadió Minara igualmente afectada.-



            Con emotivas lágrimas se despidieron abrazándose a todos sus seres queridos y, finalmente fue su abuela la que las pidió a ambas en tono confidencial.



- Hijas mías, he tenido algunas intuiciones, y creo imaginar a donde tendréis que ir. Si podéis dejad esto en mi nombre como prueba de mi perdón. - Y les entregó una rosa a cada una.-



            Las gemelas tomaron respectivamente una flor y Alusa le aseguró a su interlocutora.



- Si podemos hacerlo, no dudes que así será, abuela, ya puedes estar tranquila.

- Esto sellará definitivamente tu herida. – Convino Minara para sorpresa del resto. -

- No estarán solas. – Les comentó Eron afirmando no sin orgullo. – Mi sobrino Diaval irá con ellas. Le he enseñado todo lo que sé y el muchacho me ha superado en poder e ingenio. Y junto a ellos otros valientes y escogidos chicos y chicas participarán.

- Sí, ahora creo que lo entiendo todo. - Musitó Mazoui enumerando. – Todas nuestras batallas, las de nuestros padres y antepasados, lo que hemos aprendido y vivido. Todo eso se verá culminado al fin con vosotros.



Aunque en un último intento por retenerlas Satory se abrazó a sus hijas sin poder dejar de llorar y les dijo a ambas, casi entre balbuceos.



-¿Y no podéis quedaros aquí? Habéis estudiado mucho, ¡tenéis un gran futuro!

- No mamá- le sonrió Alusa acariciando una mejilla de la angustiada mujer. – Ésta es nuestra meta. Nuestra verdadera misión en la vida.

- Así es -  añadió Minara con su mano en la otra mejilla de su madre. – Al igual que el día en el que tú le dijiste al abuelo Ian que debías partir en la SSP-1 y él lo aceptó. Hoy es tu turno de dejarnos marchar.

-¡Es algo muy cruel! Ahora me doy cuenta de lo que mi padre tuvo que sufrir al darme su permiso.– Sollozó la aludida que pudo añadir con voz más apagada. – Pero lo comprendo. Tened mucho cuidado por favor. Y recordadnos, como nosotros pensaremos en vosotras.

- Lo haremos. Os queremos más que a nada en este mundo o en cualquier otro y eso nunca cambiará. – Declaró Minara con un par de lágrimas rodando por las mejillas. –

- Te lo prometemos, mamá, todos estaréis en nuestros corazones.  – Afirmó Alusa, emocionada de idéntica manera -

- Ha sido el destino, el que nos ha ido llevando unos hasta otros. También yo lo veo ahora. Cuando conocí a vuestra abuela, criamos a vuestro padre. Su marcha al espacio, el que allí conociera a vuestra madre y que nacieseis las dos. Sí, mi hermana Alannha tenía razón. Todo ha llevado hasta aquí. – Intervino reflexivamente Mathew, acercando su silla de ruedas hacia las chicas que le besaron en las mejillas con mucho afecto. – Y ahora es vuestro turno, el momento de la culminación.



Karaberasu sonrió entre sus lágrimas y  también se abrazó a ambas para repetir.



- ¡Cuidaos mucho, mis queridas niñas!



Su tía Kathy también las besó y las abrazó con fuerza, sin poder evitar llorar. ¡No quería soltarlas, no podía perderlas! Aunque en su corazón sabía que aquello tenía que ser así. Fue Eron quien, a su vez, la tomó por los hombros y la abrazó con dulzura apartándola de las chicas. El saiyajin entonces asintió en dirección a ambas deseándoles suerte para que pudieran llevar a cabo con éxito su misión.



-Sed prudentes, sed valientes y sobre todo, tened fe en vosotras y en vuestros compañeros. Y si es posible hacedme un favor.

-¿Qué favor?- Quiso saber Alusa.-



            El saiyajin sonrió una vez más y les pidió.



-Exigidle mucho a mi sobrino. Es un buen chico pero también es un príncipe saiyajin y tiene demasiado orgullo. Necesitará a alguien que se lo rebaje un poco y le ponga las cosas claras. - Les dijo afablemente ese guerrero a modo de último consejo, para remachar.- Que el Creador os guie y os proteja.



            Las dos asintieron a su vez, con la implícita promesa de que así sería. Tras dar otros abrazos más a sus padres y parientes. Y uno muy especial también al abuelo Mathew, entraron en aquel agujero y lo traspasaron decididas. Ahora se miraban mutuamente como si recordasen aquello en un vínculo telepático, sus rostros estaban ausentes e incluso algo tensos. Asthel se dio cuenta de ello y les preguntó si estaban bien al ver como sus ojos refulgían y unos finos colmillos sobresalían de las comisuras de sus labios.



- No temas,- le tranquilizó Alusa intuyendo el motivo de la inquietud de su compañero. - No nos hemos vuelto malvadas, ni nos hemos descontrolado ni nada parecido. Al contrario, es una sensación agradable...

- Es como si volviésemos a casa después de mucho tiempo. Como sentir un viejo hogar. - Explicó Minara con un tinte pensativo. -

-¿A casa?... ¿a esto le llamáis casa? - Exclamó Maray con cara de sorpresa mirando a su alrededor. -



            Desde luego el asombro de la muchacha estaba justificado. El paisaje que les envolvía no podía ser más descorazonador. Una densa niebla cubría todo y la visibilidad era muy reducida. El terreno parecía un gran pantano con los sonidos de innumerables criaturas ocultas en su interior. Parecido al que acababan de dejar atrás en el anterior círculo. La oscuridad de la noche les envolvía igualmente y sólo las ocasionales luces de lo que parecían fuegos fatuos iluminaban fugazmente el lugar.



- Este sitio será bonito para visitar pero no creo que sea demasiado acogedor para vivir en él. - Declaró Diaval con tono sarcástico. -

- No todo es como tú lo ves.- Le rebatió Alusa añadiendo. - Este lugar es tenebroso sí, pero no todo en él es malo...

- Son las tierras de nuestro abuelo paterno.- Les informó Minara. -

-¿Qué tiene vuestro abuelo Mathew que ver con esto? - Inquirió Mimet sin comprender. -

- No, él no, me refiero a nuestro verdadero abuelo.- Contestó Alusa.-

-¡Lush!- La reconvino su hermana.- ¿Cómo se te ocurre decir eso?

-Al menos desde el punto de vista  biológico. Eso quise decir. - Le respondió la interpelada matizándolo de inmediato.-



Aunque la chica se había arrepentido enseguida de haberlo expresado de ese modo. Consideraba injusto su anterior comentario pese a haber tratado de arreglarlo. Realmente pensaba en su abuelo Mathew como el auténtico, junto a su difunto abuelo Ian. Aun así aclaró intercambiando una mirada con su hermana.



-Me refiero a un demonio del sexto círculo muy poderoso que era el señor de estas tierras...

-Nuestro padre no hablaba mucho de eso, nunca le gustó la idea de ser su hijo.- Añadió Minara que comprendía perfectamente el porqué de aquello. En cierta ocasión su abuela Karaberasu, les desveló la verdad, de modo que sentenció. – Y podemos imaginar el porqué.



Recordaron que, una vez, hacía algunos años, justo al comenzar la facultad, estaban con su abuela paterna. Hablaron de sus dones y sus capacidades. Por fortuna, al menos eso pensaban ellas, ninguna hasta entonces había heredado los rasgos de su padre. Pero sí que conocían a Sandy e incluso al hijo de ésta, Granate. Ese muchacho, una especie de primo segundo suyo, tampoco había manifestado ningún síntoma. Sin embargo, ellas siempre tuvieron grandes percepciones y sueños que les dieron pistas sobre su procedencia. Y esa vez, al hilo de un debate en televisión sobre si los habitantes del Milenio de Plata eran inmortales y sobre si eso era malo o no para las personas de la Tierra, las chicas le comentaron a su abuela.



-Pues no entiendo por qué ser inmortal iba a ser malo.- Comentó Alusa.-

-Eso no es ni malo, ni bueno, cariño. - Replicó Karaberasu.- Simplemente cada uno es como es.

-Será en todo caso muy triste, porque puedes ver envejecer y morir a aquellos que quieres, sin poder hacer nada.- Le contestó Minara-

- Pero desde que los soberanos se manifestaron se dice que el poder de su Cristal de Plata ha hecho que las personas vivan cada vez más.- Comentó su hermana.-

-Eso tiene cosas buenas pero también malas.- Observó Minara.-

-Lo sé. Los recursos son limitados y si las personas viven más la población aumentará mucho. Como tú dirías apelando a tu formación de economista, hermanita.- Admitió Alusa.-

-Así es. Y eso provocará guerras por el agua, la comida e incluso el espacio.- Comentó su contertulia, afirmando, Es como la teoría Maltusiana.- Recursos creciendo en progresión aritmética y población de forma geométrica. Cada vez habrá un mayor desfase pese al avance en tecnología.

-Bueno, con las colonizaciones de Bios y Nature eso podría paliarse.- Declaró su hermana.-

-Quizás sí, pero únicamente por poco tiempo. Al final hasta esos mundos se verían desbordados, quizás en cuestión de pocos siglos. Incluso de menos tiempo.- Opinó su interlocutora.-

-En fin, en nuestro caso creo que a juzgar por nuestra genética, también viviremos más que la media. Y el poder de ese cristal podría hasta potenciarnos eso todavía en mayor medida que a los demás. - Afirmó la mayor de las gemelas.-

-Vosotras tendréis un brillante futuro.- Terció su abuela. – Como la mayoría de las personas de este planeta, gracias a nuestros reyes. Sois tan merecedoras de eso como cualquiera.

-En nuestro caso es distinto. Nosotras sabemos que no somos como los otros.- Declaró Minara. –

-Sí, es algo que desde muy pequeñas hemos comprendido. – Añadió Alusa. – Tenemos esa herencia tan extraña…

-Mis niñas, vosotras sois maravillosas -. Pudo declarar su abuela que no sabía que otra cosa más podría decir. –

-Pero sentimos que tú sufriste mucho con nuestro padre. – Afirmó Minara con suavidad. –

-No por su culpa. Vuestro padre siempre fue bueno y cariñoso. – Le respondió la pobre mujer bajando la cabeza. –

-Lo sabemos. – Terció Alusa que entonces dijo a bocajarro, aunque con toda la consideración que pudo en su tono lleno de clarividencia. – Pero tú sufriste por la forma en que él fue concebido. ¿Verdad?



Karaberasu se sentía violenta sin ser capaz de enfrentar su mirada a las curiosas expresiones que sus nieta lucían. Aquello, tras más de cuarenta años, todavía la atormentaba en ocasiones. Pero cuando finalmente las miró a los ojos, esas chicas también la obsequiaban con una mirada profunda y cariñosa que parecía hacer el efecto de un suero de la verdad. Sentía que no podía ocultarles nada, y quizás fuese mejor así. Ya estaba harta de mentiras y malos entendidos en la vida. De modo que suspiró y armándose de valor, les confesó.



-Veréis, hijitas. Eso no fue nada fácil para mí. Yo tendría casi vuestra edad. Quizás un poco mayor. Era una Justiciera, la Dama del Trueno. Aquello pasó hace mucho tiempo, en la época en la que batallamos contra los demonios…



Y poco a poco les fue contando su lucha, la del resto de sus hermanas, Roy y los otros. La forma en la que la capturaron y cómo un poderoso demonio abusó terriblemente de ella. Después quedó embarazada y se marchó. Recordó con tono entre melancólico y lleno de añoranza cómo crió al padre de esas chicas, que atendían a esa narración sin despegar los labios, pero mirando a su abuela con asombro, pesar y solidaridad. Cuando acabó, con los ojos húmedos de aquellos recuerdos tan agridulces, Alusa la miró directamente a los ojos y asimismo llorosa, le dijo con tono lleno de afecto y emotividad.



-Muchas gracias, querida abuela. Es debido a ti y a tu enorme sacrificio y entereza por el que mi hermana y yo estamos aquí.

-Es cierto. Nunca podremos agradecértelo en la forma que te mereces, pero cuando llegue la ocasión, te rendiremos tributo y cerraremos tu herida. – Le prometió Minara. –

-Hijas. El simple hecho de que vuestro padre y vosotras hayáis existido me ha compensado con creces de aquello. – Les aseguró su emocionada contertulia. No obstante, hay una cosa que a vuestro padre nunca le conté. No quise hacerle sufrir más aun…



            Y con la plena atención de sus nietas en ella, la mujer, armándose de valor, les confesó en tanto aferraba una mano de cada chica con las suyas que hasta temblaban…



-Cuando mis hermanas y Roy lucharon contra ese demonio éste estuvo a punto de terminar con ellos. Yo estaba escondida presa de un terror insoportable. No me atrevía ni a mirarle, recordaba todas aquellas cosas tan horribles que me hizo… Pero al final sí que pude reunir fuerzas. Con todo el coraje que me quedaba ayudé a Roy lo suficiente como para que él pudiera vencerle. Le dejó malherido en el suelo. Mis hermanas le vigilaban y quisieron interrogarle. Entonces una enorme rabia se apoderó de mí. Por todo lo que me había hecho, por su crueldad y el trauma que me provocó. Le quité la jabalina a mi hermana Petz y lo atravesé hasta que explotó…-Concluyó casi con un susurro, las lágrimas le caían pese a todo y las dos muchachas la observaron con pesar y compasión.- Lo maté sin pensar…a sangre fría, pese a lo que era…nunca he podido olvidarlo.

-Abuela. Es Normal. Cualquiera de nosotras habría hecho lo mismo.- La animó Minara.-

-Claro, tú estabas en una situación horrorosa y desesperada. Era tu vida y la de tus seres queridos frente a ese monstruo.- Completó Alusa.-



            Karaberasu asintió débilmente para no obstante replicar con tono consternado.



-Eso me he estado diciendo a mí misma durante los últimos cuarenta años. Y cuando vuestro padre tuvo edad suficiente para saber acerca de sus orígenes le dije que fue Roy quién mató a ese demonio en el combate. El marido de mi hermana  siempre ha sido un hombre maravilloso, lo cierto es que nada más verle me gustó. - Sonrió débilmente ahora, ese día parecía el momento de hacer todas las confesiones que tenía arraigadas en lo más profundo de su ser, de modo que prosiguió.- Si Bertie no hubiera estado enamorada de él, y Roy de ella. ¿Quién sabe? El caso es que Roy, haciendo gala de su nobleza, jamás le contó a Mazoui la verdad. Prefirió que vuestro padre pensase que había sido él y no yo, quién acabó con ese cruel demonio…quien pese a todo, era el padre de vuestro padre.



            Las muchachas se miraron ahora con sorpresa. Aunque sonrieron. Fue Alusa la que declaró.



-Quizás es que todo debía de ser de esta manera, abuela…

-Sí. El destino estaba trazado así.- Completó Minara.-

-Así lo creo también yo. Y no me arrepiento.- Afirmó ahora Karaberasu con tono más decidido.-  Ya os lo he dicho. Para mí, vuestro padre, vuestra tía y vosotras, sois lo más maravilloso que me ha ocurrido en la vida. ¡Quién lo iba a pensar! Cuando llegué por vez primera a la Tierra del siglo veinte pensando en cumplir una estúpida misión, en maquillarme y en ligar lo que pudiera…De todos modos mis niñas, tengo todavía ese pesar. Quiero terminar con los malos recuerdos y perdonar. Y aunque os parezca mentira, pedir perdón por la forma que tuve de acabar con él. Aunque fuera un ser malvado, en el fondo fue el padre biológico de mi hijo, y eso le convierte, aunque no nos guste, en abuelo vuestro. No os mentiré, durante mucho tiempo le odié. Después me di cuenta de que su naturaleza era esa y que sin pretenderlo me había hecho el mejor regalo de mi vida…mi familia. ¡Todos vosotros!

-Lo comprendemos. Y nos gustaría hacer algo por ti. – Asintió Minara visiblemente emocionada. -

-Ten por seguro, que si está en nuestro poder, te ayudaremos.- Sentenció Alusa que también debía luchar por evitar las lágrimas.-



            Su abuela sonrió de forma más plena y entonces les comentó con voz queda posando cada una de sus manos en una rodilla de sus nietas.



– Si algún día eso fuera posible, entonces os diré lo que me gustaría que hicierais…



Y ahora ambas muchachas recordaban esa promesa con aquellas rosas que al partir les entregó su abuela. Las llevaban bien cerca de sus corazones. Entonces Granate rompió el silencio del resto comentándole al grupo.



- A mí, el tío Mazoui sí que me contó algo una vez. Su padre se llamaba Karnoalk y era Barón de estas tierras, un título de la nobleza infernal muy importante, aunque menor, si lo comparamos con los de los grandes señores del averno.

- Eso es muy interesante pero debemos ponernos en marcha cuanto antes.- Intervino Asthel  deseoso de salir de aquel entorno que agobiaba por momentos, dirigiéndose a ambas gemelas. –Alusa, Minara, vosotras parecéis encontraros aquí como pez en el agua, ¿creéis que podríais guiarnos?..

- Sí, de algún modo tenemos claro por donde ir. Debemos seguir hacia la derecha.- Afirmó Alusa  con plena seguridad. -

           

            Minara confirmó a su hermana con la mirada e hizo un gesto de marcha. Todos se pusieron en camino. Las muchachas habían revertido hacía tiempo sus transformaciones de justicieras para caminar con sus atuendos normales que les eran más cómodos. Los muchachos no tenían ese problema. Fue Brian el que lo comentó con tono divertido.



-Eso de ser justicieras no es tan genial como parece, ¿verdad? Tenéis que estar a todas horas cambiando de traje.

-Bueno primo. - Sonrió Maray para afirmar con humor.- Yo soy modelo, no es algo que me preocupe, estoy acostumbrada.

- Algo sexista sí que es.- Afirmó Mimet, que sin embargo al poco sonrió levemente para añadir.- Pero no me quejo.

- A mí sí se me hace algo raro. - Intervino Fiora.- No estoy habituada a este tipo de vestuario. Pero no está tan mal después de todo.

-Te sienta muy bien.- Declaró Diaval con tono sincero haciendo que la aludida se sonrojase.- Estás realmente atrayente…



Entre esas y otras conversaciones iban pasando el tiempo. Aquel era un largo recorrido. Curiosamente las gemelas estaban muy calladas. El resto del grupo no le dio a eso demasiada importancia. Todos de vez en cuando se sumían en sus propios pensamientos y recuerdos. Más bien se preguntaban cuando llegarían a algún sitio más acogedor. Aunque pararon de vez en cuando a descansar. No obstante, anduvieron durante largo rato. Poco a poco fueron saliendo de la zona de los pantanos. El paisaje iba cambiando, parecía que las tierras de secano tomaban el relevo y hacían aquello algo más soportable. Un camino polvoriento de tierra comenzaba a dibujarse e incluso una especie de corredor de árboles retorcidos y de apariencia bastante lúgubre lo flanqueaba. Al poco de atravesar este pasillo arbolado y siempre entre la densa niebla, Alusa les dijo que parasen.



- Mirad eso...- señaló hacia un claro del terreno que estaba sembrado de cuerpos y armas. - Parece que hubiera habido una batalla hace poco.

- Sí, podría ser lo que nos dijeron esos demonios del tercer círculo. Hay una lucha por estas tierras.- Comentó Asthel. –

-Y parece que bastante sangrienta.- Dijo Brian observando no sin aprensión, como el resto, aquel montón de cadáveres mutilados y ensangrentados.-



            Fiora apartó la mirada con evidente repulsión, fue Diaval el que se interpuso delante de la muchacha para taparle esa más que desagradable visión. Aunque a él era al que menos parecía afectarle. La chica le agradeció el detalle con una sonrisa, que el saiyajin correspondió. Entonces fue Minara la que habló.



- Desde que nuestro abuelo biológico murió han debido de estar sin dueño.- Dijo añadiendo  a modo de obvia suposición. -Supongo que los señores de por aquí habrán tratado de apropiárselas...

- La pregunta es.- Terció Alusa con tinte reflexivo. - ¿Seguirán las guerras o ya habrá un vencedor?...

- Puede que nos enteremos pronto, mirad hacia allí.-  Les comentó Diaval que señaló al fondo del camino.



Entre otra arboleda dirigiéndose hacia ellos, avanzaba un nutrido contingente flameando banderas y estandartes de extraños dibujos y escudos de armas. Cuando salieron a terreno claro, el grupo pudo verlos mejor. Era una columna de a cuatro y bastante larga de soldados demoniacos, muchos de ellos seres grotescos similares a trasgos u orcos. También se veían otros monstruos del averno de formas inasociables pero realmente terribles y bastantes también con apariencia humana pero con rostros claramente infernales. Al frente cabalgaba uno ataviado con una armadura negra ricamente decorada, con una estrella de cinco puntas a cada lado de los hombros y una larga capa roja, ceñía una larga espada. Un yelmo igualmente oscuro tapaba su rostro. Vio al grupo y con rapidez ordenó rodearles. Ni Asthel ni los demás pudieron reaccionar a tiempo y se vieron amenazados por una gran mesnada infernal deseosa de caer sobre ellos y despedazarlos. Cuando todo parecía presagiar ese fin para ellos, el jinete ordenó a sus soldados que se apartasen, se acercó  y desmontó.



-¡Qué raro! ¿Por qué no nos han atacado?- Musitó Fiora.-

-Lo más seguro es que se pregunte que hace un grupo tan reducido de gente aquí en medio de un campo de batalla.- Le contestó Maray con un susurro.-

-Seguramente ese tipo es precavido.- Observó Diaval, abundando en lo dicho antes por la hermana de Asthel, cuando sentenció.- Nadie vendría por aquí a no ser que, estuviera completamente loco, o fuera muy poderoso como para no temer a ninguna amenaza.

-Sí.- Convino Granate, añadiendo con poco entusiasmo.- Y esa es la duda que debe de estar deteniendo a ese tipo de ordenar que nos masacren.- Al menos de momento.



Aquel individuo en cuestión era de una enorme estatura, más o menos la de Asthel. Se plantó delante de ellos y miró con interés a Alusa y Minara. Luego, habló con una voz cavernosa.



- Vosotras sois diablesas, y de una noble estirpe infernal, lo presiento...decidme ¿quienes sois y qué hacéis en estas tierras?..

- Somos las nietas de Karnoalk,- respondió sinceramente Alusa agregando con serenidad. - Supongo que habrás oído hablar de él...

- Hemos venido a cumplir una misión.- Añadió Minara del mismo modo tranquilo para preguntarle a su vez.- ¿Y tú quién eres?...



Y para sorpresa y asombro de todos, humanos y demonios, el jinete se arrodilló ante las gemelas  despojándose de su casco. Era atractivo, de ojos rojos y pelo color castaño, besó a un tiempo las manos de las dos, presentándose.



- Soy Garonarg, fui fiel servidor de vuestro abuelo y capitán de sus ejércitos. Soy segundo coronel del sexto círculo e hidalgo principal de las tinieblas de Hazel. Vosotras sois las baronesas y mis señoras...-  e hizo un ademán a sus tropas ordenándoles con energía. - ¡Formad y presentad vuestros respetos a nuestras amas y señoras! - Los soldados, tras recobrarse con presteza de esa sorpresa inicial, obedecieron de inmediato. Formaron con rapidez una hilera bastante larga que presentó sus lanzas y espadas en señal de homenaje, en tanto su caudillo preguntaba  a las chicas con tono de incredulidad. -Decidme señoras, ¿por qué os acompañan estos humanos miserables?..

-¡Son nuestros aliados para el cumplimiento de nuestra misión y no toleraremos que los insultes!  - Le informó Alusa con visible contrariedad. -

-¡Deberéis respetadles como a nosotras mismas! - Le ordenó Minara de igual talante. -

- Os pido humildes disculpas. Si lo ordenáis así será. - Acató Garonarg. - Aunque noto que uno de ellos - señaló a Granate agregando - también tiene sangre demoniaca, de categoría bastante inferior a la nuestra...y otros dos son muy poderosos espiritualmente. Los demás también parecen temibles en su fuerza.

- Bueno, por esta vez estás perdonado. - Sonrió sarcásticamente Brian. -

- Sí, te has librado de que te haga picadillo, maldito diablejo, ya puedes dar gracias. - Agregó Diaval con expresión amenazante mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. – A un príncipe saiyajin no le insulta nadie sin recibir su merecido.



            El demonio pareció ignorar ambos comentarios y añadió, dirigiéndose a sus amas con patente respeto.



- Decidme si os es posible y lo deseáis ¿Cuál es vuestra misión? ¿Acaso venís a reclamar vuestros derechos? Quizá pueda ayudaros.

- Lo único que debes saber por ahora es que precisamos cruzar este círculo y llegar al siguiente. ¿Puedes guiarnos hasta la puerta y abridla? - Le preguntó Minara. -

- Me temo que eso está ahora fuera de mi alcance por desgracia.- Repuso el demonio con un tono resignado para contarles. - Debéis saber que se sucedieron muchas guerras por la posesión de vuestras tierras y que el demonio Lugashel se ha alzado con el poder, nosotros nos retirábamos perseguidos por sus tropas...

-¿Quiere eso decir que estáis en una situación muy delicada? - Inquirió Alusa.-



El demonio asintió con aire de preocupación.



- Así es pero, ahora que estáis aquí, renovaremos nuestros bríos y aunque el enemigo sea muy superior en número lucharemos con vuestra ayuda.- Afirmó Garonarg elevando un brazo al aire y haciendo que sus tropas lanzasen exclamaciones de júbilo. – ¡Las tornas podrán cambiar!

- ¡Un momento! - Intervino Asthel - nosotros no queremos participar en una lucha interna, eso no es parte de nuestra misión.

-Tú tienes mucho poder, y tus compañeros también. Necesitáis que os indiquen el camino a la puerta y que os la abran. Nosotros necesitamos aliados que cambien el curso de la guerra, ambos nos somos necesarios...- declaró el caudillo demoniaco de forma muy convincente. -

-Si dices ser nuestro servidor, tendrás que acatar las órdenes que yte demos.- Argumentó Minara.-

-Y te ordenamos que nos lleves a esa puerta.- Afirmó Alusa.-



            Garonarg las estudió con la mirada durante unos instantes en los que mantuvo silencio. Todos se estaban preguntándo qué iría a contestar, y ese demonio en efecto replicó.



-Obedecería encantado vuestra órdenes pero la fortaleza de Dite guarda el paso hacia la puerta. No podríamos llegar si Lugashel se opone. Y lo hará. Desea acabar con nosotros para rematar su victoria. Estratégicamente además sería un suicidio para mis tropas. Somos inferiores en número y nos podrían cortar el avance y la retirada a placer. Nada se puede hacer por cumplir vuestros deseos, mis señoras, sin antes tomar a ciudad y derrocar al usurpador.

- Será un demonio pero creo tiene razón, al menos en eso,- concedió objetivamente Diaval que propuso no exento de ganas. - Podríamos ayudarles, ¿qué tenemos que perder? Sin su ayuda no creo que encontremos la puerta. Nos pasaríamos siglos buscando entre esta maldita niebla y además ¡podremos partir las cabezas de algunos inmundos diablejos!



Aquellas palabras no cayeron muy bien entre las tropas infernales, pero dado que debían obediencia a las gemelas y recordando la anterior andanada de Garonarg contra los humanos, les pareció que les devolvían los “cumplidos” y nadie se inmutó. Solamente Granate comentó, no sin cierta sorna, al hilo de esas palabras de su compañero sobre la niebla



- Ahora ya sabes por qué este sitio se llama  el de las “Tinieblas”…amigo.

- Sí, y lo más irónico es que es verdad que necesitamos la ayuda de este demonio para salir de aquí. – Le susurró Brian. –

- Y está claro por lo que ha dicho que él precisa de la nuestra. – Comentó a su vez Asthel. -

- A mí no me parece una buena idea, ¿qué pasaría si le ayudamos y luego traiciona su parte del trato? - Objetó Maray con evidente desconfianza. –



Alusa miró inquisitiva al demonio e inquirió perspicaz.



- Es verdad, podrías hacer eso, ¿quién nos asegura que cumplirás tu parte?



Garonarg desenvainó su espada y todos se pusieron en guardia apartándose unos metros, pero el demonio se hizo un corte por el que manó de forma profusa una sangre verdosa y declaró en tono solemne.



- De esta forma os convenceréis. En nombre del Príncipe de las Tinieblas, de Belcebú y Astaroth y de mi gran y difunto señor, yo, Garonarg, juro que cumpliré mi parte de este solemne acuerdo que con mi sangre suscribo. No puedo romper este juramento o el propio Lucifer me destruiría a mí...

- Yo no sé si creérmelo -  intervino Asthel que aun así, dudaba de las palabras del demonio, pero Granate le convenció. -

- Ha hecho un juramento solemne que ningún demonio puede quebrantar, lo cumplirá...podemos fiarnos.- Afirmó el chico.-



Y lo hizo con plena seguridad, ganándose un respetuoso asentimiento del demonio en el que expresaba su reconocimiento por esa declaración. Así lo manifestó al alabar al muchacho.



-Veo que conoces bien nuestras leyes y costumbres, quizás me equivoqué al juzgaros.

-¡Qué bien! - Terció Diaval con un poco disimulado entusiasmo. -Vamos a luchar codo con codo con un demonio contra otros demonios, suena divertido. Bueno, dinos hacia donde hay que ir para comenzar la fiesta.

- No tendréis que esperar mucho, serán ellos los que vengan sobre nosotros.- Les respondió Garonarg  dándoles instrucciones. - Nos ocultaremos y sólo dejaremos una pequeña fuerza de señuelos. Vosotros, junto con el resto de mis efectivos y yo les atacaremos por sorpresa...- ordenó a una gran parte de sus soldados que se ocultasen y añadió. - Vamos, venid - el grupo se unió a él y a sus tropas y todos se camuflaron entre los árboles. – No hagáis ruido y esperad a mi señal.



            Así lo hicieron y durante cerca de una hora no pareció ocurrir nada de particular. Todos seguían ocultos esperando, finalmente algo comenzó a hacerse patente.



- Siento la presencia de un gran ejército. - Percibió Alusa. -

- Se dirigen hacia aquí a una buena marcha.- Añadió Minara aseverando con preocupación - y son muchos más que nosotros.

- Mejor así, me gustan los retos. - Sonrió Diaval haciendo crujir sus nudillos ante la perspectiva de una buena lucha. -

- Lucharemos como hicieron nuestros abuelos.- Afirmó Brian con decisión. -

- No olvidéis que esto es el Infierno, aquí ellos tienen toda la ventaja. - Les recordó Granate. –

- Eso no es del todo exacto. - Rebatió Alusa con optimismo.- Nosotras hemos aumentado mucho nuestras fuerzas.

- Y además, ahora tenemos aliados.- Añadió Minara más confiada. – No estaremos solos en este combate.

           

            Esperaron pues pacientemente mientras departían acerca de la mejor forma de atacar. Al fin las huestes enemigas cayeron sobre el grupo de señuelo y comenzaron a luchar contra él. Cuando la situación era ya insostenible para la guarnición Garonarg dio la señal. Brian y Diaval convertidos en súper guerreros, bombardearon desde el aire al enemigo con rayos de energía produciendo gran devastación y sorpresa. Las chicas se transformaron. Todas excepto Alusa y Minara cuyos poderes de justicieras no parecían funcionar allí. Pese a todo, sus formas demoniacas se hacían ahora más evidentes y ellas, provistas de sendas armauras y espadas proporcionadas por Garonarg, atacaron de la misma manera por tierra. Asthel y Mimet completaron  la ofensiva cayendo por la retaguardia junto con parte de las tropas aliadas. Maray y Fiora por el contrario atendieron a los heridos al ser de menor gusto para la batalla. De hecho, la joven de Nature no soportaba la violencia. Aquello la enfermaba.



-¿Por qué?- Se preguntaba consternada.- Tanta muerte y tanto dolor.



            Por fortuna era mucho más diestra como enfermera. Y desde luego que hasta los mismos demonios agradecieron sus cuidados, quedando eso sí, atónitos de que hubiese seres que ayudasen altruistamente a los demás en lugar de tratar de destruirles. Por su parte, Garonarg completó el asalto con el resto de sus fuerzas. Totalmente tomado por sorpresa, el enemigo, desconcertado y muy castigado, trató de replegarse pero fue en su mayoría destruido. Estaban encerrados en un pequeño espacio y apenas sí podían maniobrar con sus pesadas armaduras y largas espadas y lanzas para repeler los ataques. Incluso se herían unos a otros en su ansiedad por contraatacar. Los arqueros del ejército de Garonarg hicieron el resto con unas devastadoras lluvias de flechas. Así, los dispersos supervivientes de las tropas adversarias huyeron hacia el pantano. La victoria fue completa, los demonios del bando de las gemelas soltaron aullidos y gritos de triunfo y su envalentonado comandante arengó con júbilo...



- ¡Ahora hacia el castillo...podremos arrojar de allí a ese usurpador!... ¡Larga vida a las legítimas  herederas de Karnoalk! ¡Baronesas de Hazel y señoras de Dite!



             Aunque, pese a esos gritos triunfales y el desbordante entusiasmo, antes dedicaron un tiempo a reorganizarse y descansar. A decir verdad, tanto los demonios como el grupo de muchachos se observaron sino con mutua admiración sí con respeto. Todos habían luchado muy bien y estaba claro que, siendo aliados, era difícil resistir aquella combinación. Pero ninguno olvidaba que aquello era un pacto de conveniencia. ¿Qué sucedería cuando todo terminase? Por el momento, mejor no pensar en ello. Todavía les quedaba la parte más complicada. Eso les explicó Garonarg mientras el ejército se ponía en marcha.



- Ese demonio es muy fuerte y astuto, nos derrotó y logró tomar la fortaleza de Dite. El castillo es casi inexpugnable y hasta la fecha carecíamos de soldados y recursos para intentar un contraataque en condiciones. Es más, con la ausencia de Megara, Alecto y Tisífone, luchando de nuestra parte, nos habían derrotado en una escaramuza un poco antes de que nos encontráramos.

-Espera.- Terció Mimet, llamando la atención de todos al afirmar visiblemente sorprendida.- ¿Esas no son las tres furias mitológicas griegas? Dante las cita como guardianas de éste círculo, de la ciudad de Dite.

-Así es. Estás bien informada.- Admitió el demonio, manifestando.- Ellas son leales al legítimo señor. Pero como ninguno podemos ocupar ese puesto, las furias, como tú las llamas, no tomaron partido.

-¡Pues menos mal para vosotros que pasábamos por aquí! - Sonrió Diaval que tras la batalla parecía de un estupendo humor. – Ya nos ocuparemos de convencerlas…



            El demonio ésta vez sí le observó con un gesto respetuoso añadiendo también con admiración. Sobre todo tras haberle visto en acción.



-Si eres capaz de convencer a las furias, contarás con mi eterna devoción.

-Puedo llegar a ser muy persuasivo ya lo has visto.- Declaró Diaval entre chocando sus puños.-

 -A ti te gusta la lucha incluso más que a nosotros.- Se sonrió el demonio.-

-¡Soy un príncipe saiyajin, no es para menos! - Afirmó el aludido recordando su linaje una vez más con patente orgullo. -

- He oído hablar de tu raza. Buenos combatientes en verdad. Celebro que estés con nosotros y no en nuestra contra. - Alabó  sinceramente Garonarg. -

- Pues estás de suerte entonces. Porque no soy el único, tanto Asthel y Maray como Brian. - Anunció señalando a ambos. - Tienen también sangre de grandes guerreros del espacio. De hecho, son parientes míos.



            Su contertulio le escuchaba con gesto muy interesado. Maray entonces comentó con su hermano y con Mimet y Granate.



-Parece que Dante estaba bastante mejor informado de lo que pensábamos…

-Sí, es cierto, no es exactamente como lo describe él  pero parece que hubiera tenido acceso a una parte del conocimiento sobre los círculos.- Convino Granate.-

-Desde ahora haremos bien en fijarnos con más detalle en lo que relata. Nos podría ser útil también en las próximas etapas del viaje. - Declaró Asthel, añadiendo con alivio.- Menos mal que tú lo recuerdas todo, Mimet.



            La aludida sonrió, se alegraba mucho de resultar útil en ese aspecto. Y es que pese a su despertar en el terreno sentimental mantenía intacta su envidiable capacidad memorística. Tanto era así que casi recordaba al pie de la letra toda esa obra.



-Trataré de analizar y de encontrar alguna utilidad a esta información.- Dijo la joven con el asentimiento agradecido de sus interlocutores.-



En eso que Fiora y las gemelas se acercaron. Alusa y Minara querían hablar con el demonio. Por su parte, la joven de Nature se dirigió hacia Diaval y le dijo con cierta preocupación.



- Debes tranquilizarte. Recuerda que luchamos porque no nos queda otra opción, pero nunca es bueno matar a nadie, ni siquiera a demonios.



            El saiyajin la obsequió con un gesto de extrañeza y rebatió.



- ¿Cómo qué no? Dime una cosa. ¿Qué tienen de bueno esos tipejos?



            La chica le devolvió una mirada no de enfado, sino más bien de pesar y suspiró agregando.



- Incluso ellos tiene derecho a la vida, Diaval. También sufren y mueren y no todos son malos. Creía que, después de haber conocido a Ruwoard y a Daila, así como a otros descendientes de demonios, como las propias Alusa o Minara y Granate, lo habrías comprendido. Ahora están luchando por su hogar. No es que apruebe el frenesí con el que se entregan a la matanza, pero al menos pelean por lo que creen que les pertenece.

- Yo haría lo mismo, es lógico, la guerra es necesaria. Además, esto es el infierno. – Se justificó el saiyajin.- ¿Qué otra cosa iban a hacer?



Una vez más se sentía desconcertado, siempre le sucedía cuando conversaba con aquella chica, tan diametralmente opuesta a su forma de ser y de pensar. Le sorprendía que ella pusiera en cuestión hechos que a un descendiente de los guerreros del espacio le parecían innegables. Pero el caso es que siempre se lo argumentaba de tal forma que él mismo veía entonces las cosas con otro enfoque. En esta ocasión, le hizo reflexionar cuando la joven declaró.



- Estoy convencida de que, incluso aquí, muchos de los combatientes desean la paz.- Y dirigiendo una leve mirada hacia la columna de demonios que tenían más cercana, le indicó a Diaval casi con un susurro, como si no deseara hacerse notar. - Fíjate en las caras de algunos.



            El saiyajin no supo que decir, en efecto, había demonios cuyas facciones expresaban cansancio, otros incluso arrastraban el paso visiblemente agotados. Muchos también, charlaban animadamente con la expectativa de obtener un buen botín, eso animó al chico que se lo dijo a su interlocutora.



-¿Lo ves?- Hay muchos a los que si les gusta la lucha. Nosotros los guerreros del espacio respetamos eso.



            Fiora suspiró nuevamente, parecía rendirse ante un imposible y aceleró la marcha apartándose de ese terco muchacho que la vio alejarse con perplejidad. No llegaba a comprender por qué esa chica se comportaba de esa manera. ¿Qué le habría hecho él ahora?



-¡Oye, espera! - Le pidió el joven con poco éxito, para encogerse de hombros y suspirar.- No hay quién entienda a esa chica…



Alusa y Minara a su vez entablaron conversación con el demonio. Querían saber más detalles sobre la fortaleza y su enemigo. Garonarg, con cierta prevención, les puso al corriente.



- Si pensáis que los demonios somos malvados es que no conocéis a éste. Incluso vuestro abuelo Karnoalk le consideraba peligroso y traicionero. No tiene ningún tipo de piedad, ni de lealtad, con nada ni con nadie. Y en cuanto sepa que vosotras sois las legítimas herederas tratará de mataros. Claro que, al ser las señoras del castillo, podríais retarle a combate singular y con eso evitaríamos el asalto.- Meditó con una mano sobre la barbilla. -

- ¿Eso sería posible?- .Quiso saber Alusa sopesando la posibilidad. -

- Según las leyes infernales estaría obligado a combatir. Aunque no sé si por separado o conjuntamente. Es muy orgulloso y prepotente y siendo como sois hembras, posiblemente acepte una lucha contra ambas al mismo tiempo. – Valoró el demonio que no obstante les aconsejó de modo leal. - Será mejor que no lo hagáis. Ahora que estáis aquí, mi principal obligación es la de velar por vuestra seguridad. Es un deber incluso más importante que el de retomar la plaza.

- ¿Qué posibilidades tenemos de rendirla por asalto?- Quiso saber Minara. -

- A decir verdad, pocas. - Admitió su interlocutor afirmando en lo que parecía un tono consternado. - Hemos perdido muchos soldados y puede que ni con vuestro apoyo tengamos el suficiente poder como para destruir las murallas. Están hechas en roca infernal de la más resistente y protegidas por conjuros contra los ataques de energía. Por si fuera poco, el número de defensores debe de triplicar a nuestras fuerzas.



            Tras ese descorazonador panorama, las chicas se miraron entre ellas, pero no dijeron nada. El ejército continuó la marcha y pronto cubrieron la distancia que les separaba de la fortaleza que dominaba las tierras de Hazel. Entre la niebla, los defensores creyeron que eran sus tropas las que volvían. Al principio  un par de regimientos del usurpador que estaban fuera de las murallas fueron sorprendidos y aniquilados, pero multitud de refuerzos ocupaban el lugar de los caídos. Poco a poco comenzaban a rechazar el asalto, incluso preparaban un contraataque que sería mortal. Los chicos estaban ya muy cansados y apenas eran capaces de mantener su intensidad. Y para mayores males, el propio demonio Lugashel, un monstruo imponente de casi tres metros de altura y negras alas de murciélago, salió furioso contra el grupo. Liquidó sin contemplaciones a cualquier demonio inferior que se le cruzase y aulló henchido de odio y ganas de aniquilarlo al reconocer al comandante enemigo.



-¡Vais a morir todos, y tú el primero Garonarg!...No eres rival para mí, necio. - Exclamó atacando a su oponente con un gran tridente, éste paró el golpe y contraatacó.-



 La lucha era muy violenta e igualada, pero Garonarg iba perdiendo terreno. Lugashel le hirió y tiró contra el suelo, entonces llegaron Alusa y Minara  que no parecían estar tan fatigadas como el resto y se interpusieron en la batalla.



- ¿Quiénes sois que os atrevéis a cruzaros en mi camino? - Les inquirió el usurpador. -...

- Somos las legítimas dueñas de este castillo y herederas del título de Baronesas de Hazel. - Le respondió Alusa -.

- Y acorde a la ley infernal te desafiamos a una lucha. – Agregó Minara. – Si es que te atreves…



            Los demonios más próximos que escucharon aquello dejaron entonces de combatir, los de uno y otro bando centraron ahora toda su atención en las chicas y Lugashel. Éste aulló nuevamente pero en esta ocasión parecía reírse. Al fin pudo declarar con sorna y desprecio.



- Dos miserables hembras mestizas pretenden desafiarme. ¡Qué gracia! Os liquidaré a ambas juntas, ya que sois gemelas.

- ¡Esperad un momento! – Les pidió Asthel temiendo seriamente por ellas. -

- Es cierto, no tengáis prisa. Cualquiera de nosotros le puede sacudir bien a ese engendro. - Afirmó Diaval que ya estaba listo para la lucha. -



Pero tanto Alusa como Minara con sus ojos brillando de color sangre y dos colmillos sobresaliendo en la boca de cada una, exclamaron al unísono con voz gutural.



- ¡No os metáis en esto, esta batalla es nuestra!

- Así es, - informó Garonarg a los sorprendidos compañeros de las gemelas. -  Lugashel está protegido por encantamientos que sólo pueden ser rotos por los legítimos herederos de estas tierras. Aquí vuestra fuerza no serviría para nada.

- ¿Me vas a decir que esas dos enclenques son más poderosas que yo en este sitio?- Exclamó el incrédulo Diaval. -

-Pues mucho me temo que, en cierto modo,  sí, - le respondió Granate sopesando la cuestión con imparcialidad añadiendo. - Y únicamente ellas pueden invocar un combate singular. El resto de nosotros seríamos atacados por todo el ejército de los demonios.

-Una batalla a tal escala sería una terrible masacre.- Advirtió Fiora con temor.-

-Y además, ellas desean combatir, necesitan esa victoria.- Intervino el propio Garonarg que daba la impresión de ganar en optimismo al observar a sus señoras.-



            Y todos se quedaron perplejos, pero parecía ser cierto. Alusa y Minara jamás habían experimentado aquella sensación, el ansia de luchar y de aniquilar a su enemigo las embriagaba por momentos. Como si aquel ambiente, lejos de mermar sus facultades, renovase de forma prodigiosa sus fuerzas. Alusa, la más decidida y fuerte de carácter, sonreía entre sus colmillos deseando lanzarse al combate, sin importarle apenas el terrible aspecto de su rival. Minara, normalmente más tranquila y reflexiva, experimentaba idéntica sensación. Realmente ambas muchachas daban miedo. Parecían haber perdido su humanidad por completo. Incluso Diaval tuvo que admitir con sorpresa y respeto.



-¡Irradian una potencia tremenda! ¡Nunca creí que fueran capaces de desplegar tanta fuerza! Si quieren este combate por su honor, no intervendré. Las comprendo muy bien y en su lugar querría lo mismo.

- Y  eso no es todo, su poder espiritual ha crecido aun más.- Remarcó Asthel añadiendo. - Además, Garonarg tiene razón, pero no por o que él cree. Alusa y Minara deben vencer no solo para que podamos continuar con nuestra misión, también para cumplir una promesa. ¡Necesitan este triunfo por muchas razones!



            Aunque Lugashel no parecía impresionarse por eso en lo más mínimo y aulló de nuevo sentenciando.



-¡Vais a morir! O puede que antes os goce a las dos al mismo tiempo...¡ja, ja, ja!…



Y sin más las atacó, pero ellas se defendieron al unísono. Con un poder que no creyeron tener rechazaron a la par el ataque del demonio y contraatacaron materializando dos sables. La lucha fue muy disputada. A esas alturas todos los demonios de uno y otro bando habían cesado en sus luchas y  presenciaban atónitos aquel combate fiero y sin concesiones. Para sorpresa y asombro de los presentes y del mismísimo Lugashel las chicas no cedían terreno. El demonio entonces reunió sus fuerzas a modo de conjuro místico que lanzó contra ambas. Pero las gemelas, uniendo sus manos, lo rechazaron volviéndolo contra él aumentando su potencia con sus propios poderes. El asombrado usurpador no pudo evitarlo y fue alcanzado de lleno, soltó un espeluznante alarido y estalló.



-¡Victoria! - Exclamó Garonarg declarando con júbilo. - ¡Hazel nos pertenece otra vez y vosotras habéis demostrado ser dignas sucesoras de vuestro abuelo! -



            En efecto, todos los demonios sin excepción se arrodillaron antes las sus ahora, indiscutidas señoras. Fue entonces cuando Garonarg añadió.



-Sois las legitimas dueñas de Dite y baronesas de Hazel.  - Aunque entonces rio maliciosamente para afirmar. - Pero desgraciadamente para vosotras no podréis suceder a Karnoalk...



Brian lo advirtió y dijo muy enfadado.



- ¡Ya me lo imaginaba!, seguro que no tiene intención de cumplir con su parte del trato. - Todos se alarmaron y se pusieron en guardia pero Garonarg dijo entre risas salvajes de triunfo. -

-Te equivocas. ¡Claro que lo cumpliré! - Y enseguida aclaró con regocijo. - Me refería a que, como tienen que irse de aquí, no podrán gobernar las tierras, yo seré el nuevo señor. ¡Ja, ja, ja, ja!



            Las dos jóvenes muchachas se miraron. Ambas habían tenido idéntica sensación. Una parte de su ser las empujaba a reclamar esa herencia que tan justamente habían defendido. Por otro lado, eso sería un problema. Siendo dos únicamente una de ellas tendría el título. Quizás Alusa siendo la mayor, pero Minara tendría a su vez el derecho a disputárselo, y allí únicamente regía el lenguaje de la guerra y el desafío. Por supuesto que ninguna de las hermanas estaba dispuesta a eso. Una lucha fratricida no entraba en sus planes.  Así pues, tras recobrarse un poco y dejar que su adrenalina fuera bajando, se hicieron dueñas de sus emociones y volvieron a centrarse en su misión.



- A nosotras no nos importa, tenemos cosas más urgentes que hacer.- Declaró Alusa que jadeaba aun por el esfuerzo de la batalla en tanto iba recuperando la normalidad de sus rasgos. -

- Sí...puedes quedarte a cargo de estas tierras como regente en cuanto nos marchemos. Serás el que las gobierne en nuestro nombre. Pero guíanos ya.- Le apremió Minara recobrando asimismo sus facciones normales al tiempo que respiraba con agitación, tratando también de recuperarse. -



            Garonarg convino en ello, aunque les pidió un poco de tiempo.



-Con vuestra venia, debo organizar antes las cosas en el castillo. Y vosotras tomar juramento de fidelidad a vuestros vasallos. - Les dijo.-

-Me parece lo adecuado.- Convino Alusa.- Nos vendrá bien para descansar.

-Que buena falta nos hace.- Suspiró su hermana.-



            También el resto del grupo agradeció esa pausa. Pasaron unas horas o al menos eso creyeron, hasta que todos los demonios anteriormente en las huestes de Lugashel juraron por el averno fidelidad a sus nuevas señoras. Por fin, con todo dispuesto y los daños más importantes reparados, el comandante demonio junto a una escolta armada, se dispuso a llevarlas hacia la siguiente puerta,  aunque antes de partir  les dijo.



- Cuando lleguemos ordenaré que se abra la puerta...como  delegaréis vuestro título en mi provecho mis órdenes serán escuchadas...- Y tras un breve silencio les advirtió. Esta vez sin ningún tipo de regocijo. - Desde allí, una vez la traspaséis, comenzará realmente la parte más difícil para vosotros.

-¿Te refieres a partir del séptimo círculo? - Preguntó Asthel. -

- Es el primero de los círculos superiores,- explicó Garonarg agregando con patente seriedad. - Los demonios más poderosos moran en ellos. No sé a qué habéis venido pero por vuestro propio bien espero que sepáis lo que hacéis.

- El séptimo círculo es algo diferente a estos, entonces.- Conjeturó Granate. -



Garonarg se dirigió a Alusa y Minara y les advirtió con tono claro y cortante.



- Aquí sois poderosas pues éste es vuestro hogar. Pero una vez en el círculo siguiente no seréis nada. Vuestro propio abuelo sólo era un mero sirviente de un demonio de la más baja jerarquía del séptimo círculo...



Todos escucharon aquellas palabras con prevención, e incluso Maray se dirigió a ambas muchachas comentando comprensiva.



- Sé que debe ser duro abandonar vuestras raíces, pero debemos continuar.

-¡No! – Rebatió Alusa con firmeza. - Si hemos luchado de este modo quizás se deba a nuestra herencia genética. A la sangre demoníaca que fluye por nuestras venas, pero realmente nada nos ata a este lugar.



 Y su hermana convino en ello agregando  con idéntica convicción.



- Estas tierras provienen de una herencia que no queremos. Su antiguo dueño fue un malvado, hizo mucho daño a nuestra abuela y también le causó sufrimiento, aunque fuese indirecto, a nuestro padre. No nos sentimos en absoluto orgullosas de ser nietas de Karnoalk, para nosotras nuestro abuelo paterno siempre será Mathew O ‘Brian.



Y al tiempo ambas miraron hacia la puerta de la fortaleza y sacando un par de resecas rosas las arrojaron hacia el foso. Agregando.



- Abuela, va por ti, como muestra de tu perdón al agravio que recibiste.- Declaró Alusa. – Que tus malos sueños terminen para siempre.

- Hemos cumplido tu deseo. Ahora nos hemos reconciliado con nuestro linaje, antes de despedirnos de él. - Sentenció Minara. –



            Y las dos recordaron una hermosa canción que su abuela les hiciera escuchar días antes de su partida, cuando le recordó aquella promesa.



-Es una bonita melodía y la letra es preciosa, habla del perdón ante una gran ofensa. Recuerdo que Roy y mi hermana Bertie me la recomendaron. Me dijeron que, para ellos, fue importante en sus otras vidas y me gustaría que sonase allí, a dónde tendréis que ir.



            Y ambas escucharon sin perderse ni una sola estrofa de la letra. En verdad era muy emotiva. Tanto que les arrancaba lágrimas a todos.



El fantasma de niebla estuvo en el campo 
El gris y el verde, juntos 
El ruido de una máquina agrícola distante 
Fuera cuando llegó la primera luz

Un collar de jirones de vallas y árboles
En el lado sur de la colina 
Traiciona donde la frontera discurre entre 
Donde el hijo de María Dunoon cayó 

Semana Santa aquí de nuevo 
Un tiempo para que los ciegos vean
Semana Santa 
Seguramente ahora podrán todos nuestros corazones ser libres

Salida del puerto de Liverpool 
Con destino a Irlanda del Norte 
El salpicar de las olas en cola de caballo 
El movimiento del mar por debajo

Y la Semana Santa aquí de nuevo 
Un tiempo para  que los ciegos vean
Semana Santa 
Seguramente ahora podrán todos nuestros corazones ser libres

¿Qué vas a hacer? 
¿Hacer una piedra de tu corazón? 
¿Va a arreglar las cosas? 
¿Al separarlos? 
¿Vas a dormir por la noche? 
¿Con el arado y las estrellas encendidas? 



Dododo

Dodododo

Doooaaa

Amor


¿Qué vas a hacer? 
¿Con el cable y la pistola? 
¿Qué va a poner las cosas en orden?



¿Cuándo se ha dicho y hecho? 
¿Va a dormir por la noche? 
¿Hay tanto amor que ocultar? 




Doooo

Doooo



¿Qué vas a hacer? 
¿Hacer una piedra de tu corazón? 
¿Va a arreglar las cosas? 
¿Al separarlos? 
¿Vas a dormir por la noche? 
¿Con el arado y las estrellas encendidas? 



Perdonar 
Olvidar 
Cantar "Nunca más" …




(Easter Marillion. Crédito al autor)



            Y ahora la hicieron sonar allí, en aquel desolado y maldito lugar, emitiéndola por sus propios teléfonos móviles para perplejidad de los allí presentes. Una canción sobre el amor, el olvido y el perdón, mentando la Semana Santa en pleno infierno y lo que era muchísimo más importante todavía para las gemelas, haciéndoles comprender finalmente todo el significado que tenía para su abuela. Así, al culminar el último eco de la canción, todavía se mantuvo un respetuoso y hondo silencio por algunos instantes. Finalmente fue Garonarg quien tomó la palabra para replicar, parecía que con sincera extrañeza.



- Es una lástima que reneguéis de la gloriosa estirpe de Karnoalk. Primer vasallo del duque  Nagashel, un gran guerrero en verdad.



Y lo hizo desde luego con un pesar no tan fingido como podría haberse creído al escuchar su tono de aparente indiferencia, en contraste a su admiración al hablar del superior de su antiguo señor.



- Ya sé de quién hablas.-  Intervino Asthel  contándole al demonio.- Vi a mi abuelo luchar contra él y derrotarlo, fue el que invadió la Tierra…

-¿Tu abuelo derrotó a Nagashel? - Exclamó el sorprendido Garonarg afirmando con visible asombro. - Debía de ser muy poderoso pero aquí no creo que lo hubiese logrado. De todas formas, Nagashel mismo era un simple acólito de otros demonios muy superiores a él. ¿Seguís queriendo entrar en el círculo de más allá de la puerta a la que vamos? - Les consultó pareciendo ahora mucho más cortés y respetuoso. – Deberíais pensarlo mejor.

-¡Claro que sí y después en el siguiente y en el siguiente! - Contestó animadamente Mimet. -

- Vamos a ver al mismísimo Satanás cara a cara.- Le desveló Maray como si tal cosa. –Tenemos que hablar con él.



            Al escuchar esto, hasta el mismo Garonarg palideció de horror y el miedo dominó su voz...temblaba incluso y los demonios de su escolta se miraban aterrados...



-¡Estáis locos! -Exclamó entre estupefacto y espantado.- No sabéis lo que hacéis, no creo que paséis ni del séptimo círculo. Menos aún llegaréis al octavo y al noveno no lo puedo ni imaginar.

-¿Qué es lo que hay allí?...más allá del Séptimo.- Quiso saber Granate con evidente curiosidad. -

- No lo sé,- reconoció el todavía impresionado Garonarg, afirmando convencido. - Nadie de aquí lo sabe, sólo conozco lo que mi amo Karnoalk me contó del séptimo...y ni él mismo se atrevió nunca a penetrar mucho en ese círculo por juzgarlo peligroso y terrible, nada sabía pues de los siguientes. Allí están nuestros Condes, Marqueses, Duques, Generales y Reyes. Ningún demonio puede acceder allí si no tiene ese rango. Mucho menos os dejarán pasar a vosotros.

- Eso ya lo veremos...- rebatió desafiantemente Diaval haciendo crujir de nuevo sus nudillos. - Decían lo mismo en círculos anteriores y no ha sido para tanto. Todavía no he visto a ningún demonio capaz de asustarme. Es más, hasta ahora esto me está pareciendo un paseo por el campo. Ya tengo ganas de entablar un buen combate de verdad....

- Los verás, eso es seguro, tendrás esos combates que tanto deseas y entonces  lamentarás haber hablado con esa ligereza, saiyajin ignorante.- Le advirtió anonadado el demonio.-



            Sin embargo, no lo hizo con enfado ni con sorna, sino con lo que era aún mucho más inquietante, con un verdadero temor tiñendo sus palabras. Pese a ello, Diaval se limitó a sonreír despreocupadamente. Granate en cambio, así como el resto, estaban pensativos y preocupados. Sabían que tratándose de aquello ese demonio decía la verdad. Salieron entonces de la retomada ciudadela, cabalgaron durante un rato sin hablar hasta llegar frente a una gran puerta que parecía de bronce. Allí el grupo desmontó. Entonces, se quedaron quietos al escuchar unos horribles chillidos, tres criaturas descendieron del cielo.



-¡Son ellas! -Las señaló Garonarg que parecía inquietado al ver esas apariciones.-



Parecían tres mujeres pero con serpientes enroscadas en sus cabellos, portando látigos y antorchas, y con sangre manando de sus ojos en lugar de lágrimas. Batiendo grandes  alas de murciélago o de pájaro y con unos cuerpos que casi parecían de perros.



-¡Las Furias! –Exclamó Mimet con patente expresión de horror.-

-¡Lo que nos faltaba! – Suspiró Brian…

-¡Venga ya! – Se sonrió Diaval comentando confiado.- A esas tres adefesios las liquidaría en un segundo…

-Mejor espera a ver con que actitud vienen, ¿quieres?- Le pidió Asthel viendo que hasta su guía parecía tenerles bastante respeto a esas recién llegadas.- No conviene precipitarse.

-Sí, por favor.- Le pidió Fiora. Agregando con tono suplicante.- Ya tendrás tiempo de luchar.



            El saiyajin asintió resignado. Aunque entonces, por increíble que pareciera, esos tres seres doblaron una rodilla de sus extraños cuerpos ante las gemelas.



-¡Salve a las legítimas señoras de Dite!- Proclamó una que dijo llamarse Alecto, afirmando.- Vuestra forma de actuar fue honorable y acorde a la moral…

-Os reconocemos como nuestras soberanas. Dado que mantuvisteis la lealtad que debíais.- Añadió otra, de nombre Megara.-

- Fuisteis defensoras de vuestra sangre. Baronesas de Hazel. - Remató otra que dijo llamarse Tisífone.- Contáis con nuestra obediencia…

-Tampoco sois culpables ni vosotras, ni ninguno de vuestro grupo, de cargos de herejía.- Constató Megara.-

-Por ello, se os permite proseguir con vuestro viaje.- Afirmó Tisífone.- En lugar de ser condenados a caer en sepulcros de fuego por la eternidad.



            Y tras declarar eso de una cercana extensión de terreno brotaron unas terribles llamas que salían de varios agujeros para horror e incredulidad del grupo. Incluso se oían gritos de lo que parecían almas torturadas…



-¡Los epicúreos! - Pudo musitar Mimet con pavor.-

-Esta gente no bromea.- Tuvo que admitir el príncipe de los saiyajin, hasta él estaba impresionado cuando confesó no sin alivio. -Por una vez me alegro de no tener que vérmelas con ellas.

-Y más vale que no lo olvidemos.- Subrayó Granate realmente intimidado a su vez.-



            Sin embargo, aquello desapareció del mismo modo en el que había aparecido. Fue Alecto la que añadió.



-Ante vosotras, nuestras señoras, está la puerta.  Podéis cruzad en paz…Nada habéis de temer de nosotras.

- En tal caso, retiraos.- Les ordenó Minara.- Desde ahora, cuando nos marchemos, Garonarg gobernará en nuestro nombre.

-Sí, volved a vuestro cometido, defended la ciudadela.- Remató Alusa.- Y esperadle allí.





            Y para asombro del resto, esos seres de pesadilla abrieron sus alas y remontaron el vuelo perdiéndose en el horizonte, en dirección a Dite. Alusa entonces urgió a su guía.



- Adelante. Después de esto, no podemos volvernos atrás, por terrible que sea. ¡Vamos, ordena abrir esta puerta ya!

- Podría hacerlo, pero en vista de vuestros objetivos yo no quiero tener parte en ello. Puede que al Príncipe de las Tinieblas o a cualquiera de su séquito le disguste.- Rehusó el demonio con visible espanto. -

-¿No irás a incumplir tu promesa?- Le dijo Minara con un tono de reproche amenazador. -

- No lo haré,- se apresuró a negar Garonarg, agregando.- Ya que vosotras mismas podéis abrir la puerta. No quiero vuestro título...como vosotras mismas habéis dispuesto, me basta con gobernar en vuestro nombre cuando crucéis al siguiente círculo.

- Entonces, todo lo que tenéis que hacer es ordenar a la puerta que se abra...y podremos llegar al siguiente círculo.- Dedujo Fiora. -

-¡Vamos chicas, adelante! ...no os preocupéis, sea lo que sea lo que haya tras ese círculo ya pensaremos en eso cuando llegue el momento. Hagamos como hasta ahora, no nos ha ido tan mal. Además, hemos recorrido un camino muy largo como para volvernos atrás.- Las animó Asthel. -

- Siempre unidos y con valor, afrontaremos cualquier cosa.- Declaró Maray confiada. -

-¡Adelante, contamos con vosotras! - Afirmó Brian con idéntico entusiasmo. -



            Alusa y Minara se miraron, sonrieron agradeciendo el apoyo de su compañeros y ambas dijeron a la vez, leyendo un texto que Garonarg les había escrito a modo de invocación. Nada más terminar, la puerta comenzó a abrirse lentamente, la traducción de lo que habían dicho era más o menos así.



- "Por las Tinieblas del sombrío valle de Hazel, y la potestad de nuestro poder sobre este señorío. Por razones de rancio y noble infernal abolengo. Por la lealtad, la fidelidad y la moralidad inquebrantables hacia los nuestros. Nosotras te ordenamos, puerta custodia que te abras y reveles ante nosotras el camino. ¡Ábrete pues, oh puerta!.."



            Tal y como ya habían hecho en anteriores ocasiones cruzaron al otro lado dispuestos a afrontar su destino, no sin antes hacerle prometer a Garonarg que estaría a su lado si volvían y le necesitaban, a lo que el demonio aceptó ceremoniosamente juzgando esto imposible. La puerta se cerró a sus espaldas desapareciendo. Ahora, ante ellos, se extendían las incipientes y desconocidas tierras del Séptimo Círculo, primera etapa de los círculos superiores…



-¡Ahora veamos qué sorpresas guardan por aquí! - Exclamó un animado Diaval en medio del reflexivo silencio del resto.-



            Paralelamente a estos acontecimientos en la Tierra habían transcurrido ya tres años desde la marcha del grupo…Tom contemplaba a su futura esposa. La boda se iba a celebrar en tres semanas. Alice le sonreía visiblemente feliz. Colgado de la pared de su estancia lucía aquel gran retrato que Loren había pintado de ambos…



-Dentro de nada estaremos casados…- Suspiraba ella.-

-Sí…y ya nada nos separará. Nunca.- Afirmó categóricamente él.-

-No debes preocuparte.- Le decía afectuosamente  su novia.- Ya verás cómo mis padres vuelven a estar como antes. Bueno, sobre todo mi madre. No sé qué le sucede últimamente. La verdad,  noto que está algo rara. Muy seria y algo distante hasta para lo que suele ser en asuntos oficiales.

-Es natural, cariño.- Afirmó él saliendo en defensa de su futura suegra.- Tiene muchas responsabilidades y se preocupa por ti y la boda.



            Y es que el chico había aprovechado bien para prepararse. Durante ese tiempo había leído cosas muy interesantes. La última fue aquella aventura de su abuelo y su amigo Roy, cuando viajaron atrás en el tiempo y conocieron a las que estarían destinadas a ser sus esposas, antes de que ellas se hubieran reformado. El chico se interesó por ese villano, ese tal Cel. No tuvo mejor ocurrencia que rescatarle de aquel agujero dimensional e introducirlo en su dimensión. Sería divertido. Y tampoco pasó nada malo. A fin de cuentas, Brian pudo con él. Eso le debió de servir como adiestramiento. Y ya de paso también se estuvo informando sobre la madre de su prometida. La bella y gentil reina Neherenia. Ésta, tal y como Alice decía, últimamente parecía estar algo despegada cuando le veía y él no ignoraba el motivo.



-Mi tío no supo tener la boca callada. Mira que se lo advertí. Y luego está esa princesa de Marte. Otra que se mete en lo que no le importa. - Reflexionaba con irritación, tornando ésta en una especie de malsano regocijo al musitar.- Los muy ingenuos pensaron que no iba a releer los capítulos anteriores, ja, ja.



            Sin embargo, no podía hacer nada sobre eso. Ni conocer los detalles. Por alguna extraña razón, el libro no se los mostraba. Pero ató cabos con facilidad. Sabía que, tanto la princesa de Marte como su tío, fueron a ver a la madre de su prometida a palacio y que, desde entonces, la soberana le observaba con un creciente recelo. Además, cualquier cosa que no había podido averiguar usando el Libro había sido puesta en su conocimiento por Briseida. Recordó una de tantas conversaciones que mantuvo con la que era su amante desde hacía ya unos meses, que seguía siendo asimismo la principal dama de compañía de su prometida.



-Dime.- Le preguntó él con visible interés, en tanto ambos estaban desnudos y acostados en la cama de ella, tras haber consumado el acto sexual.- ¿Qué ha estado haciendo nuestra Bella y gentil soberana?

-¡Esa zorra!- Escupió Brise con desdén.- Pues preocuparse de ir de aquí para allá, sonriéndole al pueblo. Ha inaugurado algunas obras públicas y parques, que por supuesto no se han construido gracias a ella, sino al esfuerzo de muchos selenitas como mi padre.



            Tom movió la cabeza de modo displicente en tanto se levantaba para vestirse, aquello no le importaba. Brise, percatándose de eso, le susurró, poniéndose  asimismo en pie y abrazándole por detrás.



-Lo siento, siempre olvido que eso a ti no te preocupa. Pero es que ver como mi pueblo es gobernado por una usurpadora es algo que no puedo soportar.

-Y sin embargo aquí estás, soportándolo con estoicismo.- Replicó sarcásticamente él.-

-No puedo hacer otra cosa. Todavía no estamos preparados.- Contestó ella con tono molesto ahora, soltándose de él.-



            Tom se giró para tomarla entre sus brazos y, pese a que Briseida se resistió al principio, al final no tardó en caer rendida a sus besos y caricias una vez más. Tras hacerla suspirar de placer, él le susurró al oído.



-¿Acaso no sabes que te admiro por ello?. Tienes toda mi simpatía y apoyo. Eres tenaz y sabes aguardar. No temas, te aseguro que pronto llegará tu hora. Los habitantes de la Luna serán libres…

-¿De veras?- Quiso saber ella entre incrédula y esperanzada para preguntar.- ¿Serás tú quien nos liberaras?. ¿ Acaso tu plan no es casarte con esa princesa extranjera, hija de la usurpadora y convertirte en nuestro rey?

-¿Y si lo fuera qué?- Se rio Tom mirándola divertido para añadir ya con tintes más conciliadores.- Ser rey de la Luna nunca me ha interesado. Yo amo a Alice y ella será mi mujer. Eso no quiere decir que, andando el tiempo, no pueda haber una revuelta en la Luna y que vosotros, los auténticos selenitas, toméis el poder. Tú misma podrías ser la nueva reina…o convertir esto en una República como desean algunos de tus amigos.



            Tom había estado ilustrándose sobre eso también. Hasta conoció a alguno de esos tipos. Sobre todo uno, de raza negra, alto y bastante formido, llamó su atención.



-Basalto.- Pensó.- Ese tipo es de cuidado.



            Pero por supuesto, Tom se aseguró de que aquel individuo nada tuviera en su contra, al revés. Logró convertirle en su aliado y persuadirle de adoptar una estrategia más sibilina y paciente.



-Las gentes de la Luna no confiarían en vosotros si les traéis muerte y violencia. - Argumentó él, una vez, ante ese individuo .-

-¿Qué propones tú entonces?- Inquirió ese tipo con gesto y tono desconfiado.-

-Propongo que, poco a poco, captéis las simpatías de las gentes y que sea su propio pueblo el que presione a los soberanos. De ese modo, ni la Tierra, ni ningún otro aliado. Ni siquiera los saiyajin, podrían intervenir. Pero si comenzáis a usar la violencia...

-Hasta ahora hemos hecho como tú dices. Pero se tarda demasiado por esa vía.- Objetó Basalto.-

-Todos queremos ser libres. Pero Tom tiene razón.- Le secundó Briseida.- Confía en él, conoce bien a la familia real, como yo. Y a otros muchos que apoyan a los soberanos. Y además, es tan popular aquí que la mayor parte de los jóvenes de la Luna le tienen  en más aprecio y le respetan más que a la misma Neherenia o al mismo Doran.



            Basalto pareció escuchar con atención y asintió aprobatoriamente para sentenciar.



-Lo haremos a tu modo pues.



            Y así había sido desde hacía unos cuantos meses. Por eso Tom ahora declaró con desenfado e incluso satisfacción.



-Dentro de unos días me habré desposado con Alice, luego llevar a cabo vuestra revolución. Yo la sacaré de planeta. Como esposa mía me seguirá. Y tú podrás optar por ser reina o presidenta, lo que más te guste.



            Aunque Brise no parecía estar tan complacida con esas palabras, más cuando opuso con tristeza en su tono.



-No quisiera ser la reina, ninguna otra cosa, si no te tengo a ti a mi lado.



            Ahora fue Tom quien se apartó y tomó asiento sobre la cama, se visitó rápidamente y suspiró, contestando con tono suave.



-Cuando empezamos con esto acordamos que sería una relación estrictamente de negocios y provechosa para ambos. Yo te ayudo en tus aspiraciones y tú me informas.

-Lo sé.- Admitió la rubia doncella, alegando con resignada tristeza.- Pero no he podido evitar enamorarme de ti…

-Tú misma dijiste que tu causa era mucho más importante que tú misma. Que por ello te habías plegado a representar el papel de amiga de Alice y el de sirvienta.- Le recordó su interlocutor.-



            Briseida asintió una vez más aunque volvió a confesar con voz consternada.



-Sí, lo dije. Pero no represento el papel de amiga de Alice, en el fondo le tengo aprecio. Es una lástima. Por eso, si de algún modo te la llevases de aquí, sería un consuelo. No quiero que salga mal parada.

-Te recuerdo que es una saiyajin. Pese a que tu grupo ha cometido algunos sabotajes en la Luna con algunas bombas, eso no podría hacerle el menor daño. Y aunque así fuera, de tocarle un solo pelo, os la veríais conmigo. Y yo puedo acabar con todos vosotros en un instante. -Remachó él tiñendo sus palabras ahora con un eco de inconfundible advertencia.- Nunca lo olvides.

-Lo sé y jamás lo he olvidado. Por eso no debes preocuparte. Al igual que tú se lo he dejado bien claro a nuestros líderes.- Se apresuró a contestar la joven, agregando con un leve toque de temor.- Pero la reina está haciendo indagaciones, tiene muchos espías y cada vez es más difícil moverse. Quizás, el hecho de estar tan cerca de ella y  de que mi madre haya sido una de sus nobles de más confianza me ha protegido hasta ahora. Como suele decirse, muchas veces miramos con atención a lo que tenemos lejos descuidando lo más próximo. Sin embargo, no puedo permitirme cometer ni un solo error.



            El muchacho entonces la miró con más simpatía y declaró.



-Pues no cometas ninguno. Sigue representando a la perfección tu papel de fiel cortesana. Y tranquila, déjame a la familia real a mí. Me ocuparé en especial de esa reina tan curiosa. Parece que últimamente se debe de estar haciendo demasiadas preguntas…y eso no es bueno, ni para ella, ni para nosotros. Yo me encargaré de persuadirla para que se muestre razonable.



Así lo prometió. De modo que el chico juzgó oportuno darle un sutil toque a Nehie más adelante, para que ésta se diera cuenta de quién mandaba allí en realidad. Ahora, volviendo a ese momento presente, le sonrió a su prometida para decir.



-¿Sabes?...-Comentó con jovialidad dirigiéndose a Alice.- La próxima semana quisiera cantar en palacio. Y dedicarles el concierto a tus padres. Sobre todo a tu madre. ¿Qué te parece la idea? Para que se anime un poco. A ella le encantaba la música…Creo que hasta llegó a actuar como cantante junto a mi madre y su grupo.

-¡Me parece genial!- Exclamó una entusiasmada joven que enseguida le besó en los labios, para proclamar.- Invitaremos a tu madre, a los amigos…Será una fiesta de adelanto a  nuestra boda… ¡A mi madre le encantará! Gracias por pensar en ella.

-Pues claro. Te aseguro que tu madre es una persona muy importante para mí. Valoro mucho su bienestar. Y me voy a asegurar de que se dé cuenta de ello. –Sentenció él con una media sonrisa.-

-Gracias, mi amor. Iré a contárselo enseguida.- Sonrió a su vez su futura esposa.-



            Su interlocutor convino en eso con visible satisfacción. Desde luego que iba a ser una fiesta realmente interesante y la reina de la Luna Nueva no iba a olvidarla…Alice entre tanto salió de sus estancias encaminándose a ver a su madre.



-¡Vaya! Tenía una audiencia.- Recordó.-



            Caminaba por los pasillos de palacio cuando Brise se aproximó, tras la reverencia de rigor, la rubia doncella le dijo con tono obsequioso.



-Os veo radiante, Alteza.

-Sí, soy muy feliz.- Le confesó la princesa.- ¿Sabes? Mi prometido ha tenido una idea magnífica.



            Y le refirió aquella propuesta de Tom con patente entusiasmo. Como no podía ser de otro modo, su contertulia sonrió afablemente para convenir.



-Una magnífica idea. Con el talento que tiene vuestro prometido será un evento realmente inolvidable..



            Que quizás pudiera ser hábilmente aprovecho para sus fines, meditó la rubia doncella, aunque eso, claro está, no lo iba a revelar. De modo que acompañó a la princesa disponiéndose a aguardar en el salón de espera a que su Majestad concluyera con sus obligaciones. Por su parte, la soberana estaba efectivamente escuchando a sus ministros en una de esas largas y tediosas reuniones, sobre presupuestos, política y tratados. No obstante, y no exclusivamente por lo árido de todo aquello, su mente se hallaba en otra parte. Recordaba la visita que la hiciera Lance. Por algún motivo su antiguo compañero de batallas estaba muy preocupado. Cuando le contó el motivo Nehie no lo pudo creer, pero recordó aquella amarga discusión con la princesa de Marte, casi un par de años antes. Desde entonces no se habían dirigido la palabra. Su propio esposo quedó muy sorprendido cuando las vio en las estancias privadas. No era tonto y se percató de que había sucedido algo. Cuando Rei se fue, él preguntó.



-¿Se puede saber que ha pasado?...

-Mejor será que no te lo cuente.- Repuso Neherenia que no estaba precisamente de humor.-

-Mira cariño.- Declaró él tomándola por los brazos a la altura de los hombros.- Soy tu marido. Al menos dime si tiene que ver con el reino…

-En parte sí.- Replicó esquivamente ella.-



            Nehie no quería seguir hablando pero ante la mirada inquisitiva de su esposo finalmente se avino a explicarle lo sucedido, ahora sí que el gesto de Doran pasó de la perplejidad a la indignación.



-Supongo que alguien la habrá informado mal. Las princesas planetarias nunca dirían una cosa así para mentirnos. Salvo que haya sido ella la engañada.

-No lo sé. Pero desde luego no voy a permitir que se esparzan semejantes infundios en mi reino.-Declaró Neherenia.- Y menos contra nuestro futuro yerno.



            Su marido convino en eso, y durante un tiempo las relaciones con los soberanos de la Luna Blanca y la Tierra se tensaron. Nehie pidió cuentas a estos de aquellas palabras pronunciadas por la princesa de Marte, y si bien los reyes Endimión y Serenity  afirmaron no tener que ver con eso, tampoco la desautorizaron. Al contrario, dijeron confiar en lo que Rei dijera. Las demás princesas también cerraron filas en torno a su compañera. Eso desembocó en una ruptura de relaciones entre los reinos que había durado un año. La misma princesa Alice estaba perpleja, aunque sus padres no quisieron contarle el motivo. Lo mismo le sucedió a Idina, que trató de mediar. No en vano, por un lado Neherenia era su querida amiga y su futura consuegra y por otro  Rei era su madrina. De modo que, gracias al buen hacer de la maestra, los soberanos se acercaron de nuevo a los reyes de la Tierra y las princesas planetarias. Entonces fue cuando Lance trató de aprovechar el momento. Le pidió a su hermana que mediase para ser recibido en el palacio de los reyes de la Luna Nueva. No sin esfuerzo, Idina cumplió y pudo persuadirles. Neherenia y Doran aceptaron. No obstante, el saiyajin prefirió no estar presente. Como muchos de los miembros de su pueblo la paciencia no estaba entre sus virtudes. No quería hacer nada que pudiera lamentar si escuchaba según qué cosas. Fue la soberana quién recibió a su antiguo compañero de grupo en audiencia. Y pese a que en un principio le hizo seguir el protocolo a rajatabla, rodeado de cortesanos, ella se percató enseguida de que él no hablaría claro a no ser que estuvieran a solas. Al fin consintió en recibirle en sus estancias privadas. Cuando Lance entró ella le observaba con una mezcla de severidad y enojo. Casi sin preámbulos le ordenó con sequedad.



-Estás aquí porque tu hermana Idina es como si fuera también hermana mía. Di lo que tengas que decir y vete.



            El aludido suspiró. No ignoraba que la mano de Tom estaba tras de aquello. Ese chico había ido envenenando la mente de los soberanos en contra suya y de Rei.



-Ha de ser así.- Meditó con resignación.-



            Repitió entonces lo que la reina ya sabía por la princesa de Marte. Sin embargo, él le dio evidencias de ello, recordándole a su interlocutora cierto libro que él usó contra los seres del olvido y pidiéndole que hablase con Serenity para arreglar sus diferencias. La soberana así lo hizo y la reina de la Tierra, con expresión muy grave, se limitó a aconsejarla que confiase en lo que Lance tuviera que contarla. Así pues, una semana más tarde, Neherenia y el hermano de Idina se reunieron nuevamente en palacio. Esta vez en secreto.  Su interlocutor le puso al corriente entonces de algunas cosas más. Incluso le relató algunos de esos pasajes para asombro de la reina de la Luna Nueva, sentenciando.



-Me preocupa, estoy muy asustado. Está jugando con poderes que escapan por completo al control de cualquiera.

-¿Y dices que es por ello que mi hija se enamoró de él?- Pudo replicar su interlocutora todavía con total incredulidad.- Es que pese a todo, suena tan ridículo…

-Tú sabes bien de lo que se es capaz si se conoce la magia…- Aseveró  el chico.- Y combinado con ese libro el poder de Tom es realmente imparable. Y una cosa más… Para que me creas sin reservas te daré otra prueba irrefutable. No ignoras que sé lo que fuiste en tu vida anterior y sé de dónde provienes. De hecho yo te lo revelé hace años. Eso está también escrito. Y puedo garantizarte que la amenaza que se cierne sobre todos nosotros es muchísimo peor…



            Eso hizo que Neherenia se estremeciera, recordaba a su yo oscuro…todo el daño que hizo. Incluso a la guerreras entonces les costó muchísimo poder vencerla y purificarla. Y  eso que tenía un poder bastante menor que el de Tom a juzgar por lo que su amigo le estaba desvelando. También le vinieron a la mente las averiguaciones que Leval hizo por ella. La reina siempre supo que no era oriunda del reino de la Luna. Ahora comprendía de donde veía su origen…pero eso de momento era secundario. ¡Y era verdad!, allí, en otra historia muy anterior aparecía su origen.



-Apenas puedo creerlo, y eso que lo estoy viendo.- Musitó sobrecogida.-



            Y eso no era todo, en otra parte aparecía escrita su conversación con Leval, ¡palabra por palabra! Esa información sólo podían conocerla el padre de Asthel y ella misma. Y de Leval no tenía dudas acerca de su discreción. Pero lo más asombroso fue que incluso aparecían sus propios pensamientos y reflexiones sobre aquello. Algo que jamás le contó a nadie…Con un gesto de impotencia y de miedo le preguntó a su interlocutor.



-Lo lamento, siento muchísimo no haberos creído. Pero debéis comprenderme, por favor. ¡Se trata de mi propia hija!…

-No te preocupes. Lo entiendo perfectamente.- Afirmó Lance que agregó con el mismo pesar.- Tom es mi sobrino, no quiero que sufra tampoco. Y sé que ese libro, mal empleado, le está corrompiendo.

-Entonces. ¿Qué puedo hacer?... ¿Qué podemos hacer cualquiera de nosotros?- Quiso saber su contertulia.-

-Ante todo, no te opongas frontalmente.- Le advirtió Lance.- Al menos por ahora…

-Pero, ¡va a casarse con mi hija en apenas un mes!- Pudo decir la asustada reina.-

-Ten confianza. Hay ciertos límites que no deben cruzarse y él lo ha hecho…Habrá consecuencias. Todo volverá a su cauce.- Le aseguró su contertulio.- Además, sé que altos poderes nos protegen para salvaguardar el orden de las cosas. Y para eso me han dado este arma.- Sonrió débilmente mostrando un gran libro de color burdeos de donde había extraído esos pasajes que le reveló a su contertulia, así como una extraña pluma y una agenda de tapas negras.-



            Neherenia le miraba ahora atónita y totalmente desconcertada. Apenas sí pudo comentar.



-Sin embargo, no comprendo… si dices que él tiene el libro…entonces, éste que tienes tú…

-Bueno, amiga mía. - Replicó su interlocutor añadiendo con una enigmática sonrisa.- Nunca se dijo que no hubiera copias…por ahora dejémoslo ahí…



            Al menos eso le contó el mago Landar a Lance cuando le visitara hacía apenas unos días garantizándole que Neherenia le recibiría. Por su parte la soberana quedó más tranquila, pero lo que llegó a impactarla todavía más fue la última cosa que su amigo le desveló.



-Tengo una última confidencia que hacerte. Lamento tener que ser yo quién te lo desvele, no te va a gustar y será muy duro y difícil para ti y para muchos que te rodean, pero debes saberlo.



            Y fiel a su palabra le contó algo que dejó totalmente atónita y consternada a Neherenia. Ahora la soberana, volviendo de esos recuerdos suspiró, pensando.



-Por mucho que me duela, a mí y a todos, es mi deber. Aunque primero trataré de obtener pruebas. No quiero tener que hacer algo tan terrible sin poder mostrar evidencias irrefutables…



Y decidido aquello, Nehie se centró en aquella aburrida reunión que finalmente terminó. Así pasaron los días. Su hija le informó de aquella fiesta y ella solamente pudo sonreír. No deseaba por ninguno de los motivos que tenía que Alice sospechase nada extraño y se pusiera en contra suya. O peor, que ese chico la enfrentase a ella.



-Por supuesto. Es una gran idea.- Fingió acordar con la entusiasmada princesa.- Y nos servirá de ensayo general para vuestros esponsales.

-¡Sabía que te iba a encantar, mamá! Le diré a Tom que deje de preocuparse.- Afirmó con una radiante sonrisa para revelar.- Últimamente te notaba algo rara.

-¿Yo?- Se señaló la aludida con voz trémula apresurándose en negar.- Q¡ue va!, serán los asuntos de Estado. Sabes lo mucho que me absorben. Siento haberle causado esa impresión.



            Su hija asintió con expresión aliviada. Eso había creído ella. Saludó marchándose  en tanto su madre quedaba allí, sentada en un sillón y muy preocupada. Pasados unos días la fiesta se celebró y para sorpresa de todos, la propia princesa cantó una hermosa y animada canción sobre el amor, con una potente, bella y clara voz, dedicada a su prometido que escuchaba tan sonriente y encantado como el resto. Escuchando sus evoluciones e incluso viéndola danzar al ritmo de la música. Llegando incluso a brillar como una súper guerrera…para estupor y deleite de la corte. En especial de su padre, visiblemente orgulloso de esto último.

“Es difícil, siempre lo es
siempre es así,
sientes lo largo que es el camino, para llegar a esto,
me preguntó si se nota 

Y ahora bajo el agua
puedo respirar,
nunca me sentí tan bien
porque puedo sentir como viene hacia mí,
si pudiera, me gustaría que no terminara. 

Cuando el amor se impone, sí,
sabes que no puedes negarlo,
cuando el amor se impone, sí,
porque está noche hay algo aquí 

Dame un motivo, tengo que saberlo
¿lo sientes tú también?
¿No ves que estoy completamente sola?
y esta vez tú tienes la culpa 

De que te busque para que tomes mi mano,
siento que podría caer
ahora sé encantador conmigo,
como sé que puedes serlo, 

o podríamos echarlo todo a perder

Cuando el amor se impone, sí,
sabes que no puedes negarlo,
cuando el amor se impone, sí,
porque está noche hay algo aquí 

Esta noche, esta noche, esta noche, esta noche, esta noche,
esta noche, esta noche, esta noche, esta noche, esta noche, 

No dejaré de amarte, es verdad,
Porque quiero que me salga bien conmigo... 

Cuando el amor se impone...
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone
Cuando el amor se impone 


Se impone, se impone, se impone,

se impone, se impone,
se impone, se impone,

se impone, se impone, se impone, 

Cuando el amor se impone, sí,
sabes que no puedes negarlo,
cuando el amor se impone, sí,
porque está noche hay algo aquí.”

(When love takes over David Guetta…Kelly Rowland. Credit to the Author and singer)



-No sabía que nuestra hija cantase tan bien. Nunca la escuché. Es más, creía que no le gustaba cantar.- Se sorprendió Doran aseverando.- Incluso el amor hacia Tom parece haber incrementado su poder.

-Sí, es algo increíble. - Convino su esposa sin querer decirle nada a su marido. Pero con mucho menos entusiasmo al sentenciar. - Tampoco yo lo hubiera imaginado…



            A fin de cuentas Nehie sabía que el mejor modo de proteger a su hija y a su esposo era mantenerles en la ignorancia de aquello. Fue entonces cuando Tom subió al escenario, en tanto la princesa bajaba de él. Tras darse un cálido beso con su novio la muchacha retornó a sentarse junto a sus padres. Los cortesanos aplaudieron unánimemente la actuación de su princesa y después la del gentil Caballero Luz de Luna, título del que  el chico disfrutaba desde hacía ya casi un año. Pero una de las últimas canciones no gustó nada a la soberana. El intérprete pareció dedicársela directamente a ella. Incluso actuando con el vacío marco de un espejo y mirándola fijamente a través de él. Neherenia se removía entre enfadada, asustada y atónita en su trono, pero mantuvo la compostura como pudo. Por su parte a Doran aquella tonada pareció producirle una extraña sensación. Apenas sí pudo musitar.



-Siento en Tom una tremenda energía…no puede ser, debo de estar equivocado.- Se dijo con gesto perplejo.-



 Y es que aquel joven mostraba una a su juicio intrépida fuerza. Demasiada para un humano. Es más, incluso para un saiyajin de alto linaje. Alice por su parte estaba encantada por el ritmo y lo sexy que su novio le parecía. Y Tom se esmeró en hacer una buena representación, el primer golpe de efecto fue destruir un espejo y salir a través del marco que lo envolvía. Quitándose una especie de capuchón. Junto con algunas coristas, interpretó…



Whoa-oh

Whoa-oh

Whoa-oh

Whoa-oh



Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos para mí…



Aquí gota de sangre de tu cámara

Es como un cuchillo ido a tu mano

Lo que te enfurece no lo sé y no me importa

Rompo las reglas porque puedo



Deja que todos pueden ver

Que su futuro está aquí en mí

Ven las ruedas avanzar

Animaré mientras te hundes



Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos para mí…

Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos para mí…



Sé que menos es más pero contigo

Los estúpidos nunca comprenderán

Tantas palabras vacías que dices sin un plan



Deja que todos pueden ver

Que su futuro está aquí en mí

Ven las ruedas avanzar

Animaré mientras te hundes



Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos para mí… (…)



No puedo aguantarlo más

Lo he oído ya antes

He comprobado lo que todo el mundo sabe



Es hora para ti de irte

Pero no puedes leer las señales

Creo que no puedes decir el tiempo

Prometo que no podrás quedarte

Te haré irte



Deja que todos pueden ver

Que su futuro está aquí en mí

Ven las ruedas avanzar

Animaré mientras te hundes



Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos

Tú solo eres humo y espejos para mí… (…)



Smoke and mirrors:  Jim Johnson (Cody Rhodes WWE) Crédito al autor…



Pese a la gran ovación que atronó en el salón del trono a Neherenia aquello no le hizo ninguna gracia. Un sudor frío la recorría. Sabía perfectamente que ese muchacho se estaba dirigiendo a ella misma. Sobre todo cuando la miró fijamente en algunas estrofas. Sin embargo nadie más pareció percatarse de eso. ¡De modo que era cierto, él estaba al corriente de toda su historia! Aquellos guiños al espejo roto y esa energía que le brotaba durante la actuación. Incluso elevando sus cabellos y produciendo esa especie de aura rojiza que Doran  observó ensimismado e incluso con el semblante dominado por el asombro. La soberana por contra estaba paralizada por la incredulidad y el miedo. De hecho, fue incapaz de reaccionar durante unos instantes. Apenas pudo levantarse al terminar y le dijo a su atónita hija con el tono demudado…



-No me encuentro muy bien, por favor ocúpate tú…

-¿Qué te ocurre, mamá?- Se sorprendió la princesa.-



            Pero la interpelada no respondió, corrió a encerrarse en su cámara privada. Aunque Alice la observó con inquietud tuvo que hacerse cargo, tal y como su madre le había pedido, del acto. Quien se aproximó entonces dominando con dificultad el regocijo que aquello le produjo fue Brise.



-Espero que su Majestad no se encuentre indispuesta.- Le comentó con tinte de fingida preocupación a Alice.-

-Quizás un poco. Pero de seguro que no es grave.- Replicó la princesa.-

-Seguramente que no. ¡Ojalá que su Bella y Gentil Majestad vuelva a reunirse pronto con todos.- Deseó Brise.-

-Claro, por favor, ve a disfrutar de la fiesta.- Le pidió Alice, añadiendo con tono cordial.- Por cierto. ¿Tus padres no han podido venir?

-Bueno. Sus múltiples ocupaciones se lo han impedido. Aunque espero que, al menos mi madre, vendrá en un par de días.- Respondió su interlocutora que tras guardar un momento de silencio, pidió con un impostado tono servicial que su contertulia no captó.- ¿Puedo hacer algo más por vos, Alteza?

-No, ahora me reuniré con mi prometido.- Sonrió Alice.-



            Blise se inclinó sumisamente y se marchó de allí, musitando eso sí, una vez estuvo a distancia.



-Disfrútalo mientras puedas. No te durará mucho ya…



Entre tanto la soberana encontró refugio en sus habitaciones privadas. Al fin Nehie entró y tras cerrar las puertas respiró agitadamente sentada sobre su cama tratando de calmarse… ¡Era verdad! Aquella canción había sido elegida por ese canalla con toda intención. Aunque apenas sí pudo recobrarse de eso cuando una voz femenina, con tono de regocijo y entre risas, le dijo…



-¡Ja, ja, ja! ¿Qué tal reina de la Luna? ¿Ya no disfrutas de la fiesta?



            Neherenia se giró solo para descubrir su reflejo en el espejo que tenía a su espalda. Pero no era su propia imagen sino la de…



-¡Tú!... creía que desapareciste aquella vez. –Pudo decir con una mezcla de sorpresa y temor.-

-Y así fue querida…pero verás… tu yerno tuvo el detalle que le faltó a esa estúpida de Serenity cuando nació su pequeña furcia manipuladora. Esa que es ahora la reina de la Tierra. Sí, ella me ignoró por completo. En cambio Tommy fue muy amable al invitarme. Y yo no me perdería por nada su boda con tu hija... ¿O puedo también llamarla hija mía?- Se preguntó con sorna en tanto clavaba sus reptilianas pupilas amarillentas en los azules ojos de la horrorizada soberana.-

-¡No te atrevas a acercarte a mi hija o te juro por lo más sagrado que haré añicos cualquier espejo en el que te escondas para agarrarte y destrozarte con mis propias manos!- Espetó Neherenia devolviendo a su contertulia una mirada plena de ira y determinación.-

-Tranquila. - Se sonrió su némesis oscura cuando le comentó con un tono más conciliador.- Yo estoy aquí otra vez únicamente debido a sus deseos…

-¿Deseos de quién? ¿De ese maniaco que quiere desposar a mi hija? ¿Qué es lo que pretendes?- Quiso saber la soberana con creciente inquietud.-

-Verás… ya te lo he dicho, yo no pretendo nada. ¿Recuerdas cuando vine a advertirte de la llegada de esos seres? Luego, traté de escapar hacia otra dimensión y entonces…



            La reina oscura flotaba en un mar de negrura sin oír, ni ver nada. De pronto reapareció en aquella desvencijada habitación de palacio, llena de polvo y telarañas, en la que solía vivir.



-¿Qué estoy haciendo aquí otra vez?- Se preguntó con visible sorpresa y  zozobra.-

-No temas nada, Hermosa y Gentil reina de la Luna Muerta.- Le dijo una voz de hombre tras de ella.-

-¿Quién eres?- Quiso saber ésta dándose la vuelta y observando a su interlocutor.-



            Allí estaba Tom con ese gran libro y una agenda de color negro en la que parecía estar escribiendo algo con una extraña pluma. Se detuvo unos instantes, miró a su atónita interlocutora y le contó.



-Sé lo que con tanta ansia deseas y todo lo que sufres por no poder obtenerlo. Me parece realmente terrible. Una manifiesta injusticia. Tú solamente querías ser hermosa y feliz por siempre y disfrutar de la compañía de alguien que te quisiera. ¿A que sí?...

-¡Cállate! -Replicó ella con tono desabrido.- ¡Qué sabrás tú de mi existencia! Estoy condenada a permanecer aquí sí quiero mantener mi belleza y mi juventud. Es la única manera de hacer mi sueño realidad…



            Sin embargo, el muchacho se sonrió de forma ladina y movió la cabeza, tras suspirar  tardó unos instantes en responder.



-Lo creas o no te admiro. Eres preciosa, inteligente y lo que es más importante. Posees el coraje y el deseo de tomar lo que quieres, sin cortapisas, ni estúpidas normas morales. Serías una magnífica soberana. Únicamente la intromisión de Serenity y la mala fortuna te han privado de lo que es en justicia tuyo. Pero… ¿Y si yo te dijera que puedo hacer que todos tus deseos se cumplan? Te daré una vida con un hombre al que amar y que te quiera y por supuesto la adoración de tus súbditos que tanto añoras…Y lo mejor es que serás joven y hermosa por siempre.¿Te gustaría?



            Neherenia le observó con gesto incrédulo y se echó a reír. Aunque era una risa amarga y burlona. Al fin, replicó.



-¿A quién no le gustaría? El único inconveniente está en que no te creo, tú no puedes hacer eso.- Rechazó la soberana con tono incrédulo pero mirada perpleja.- ¿Quién sería ese chico para saber todo aquello? Es imposible.- Sentenció afirmando con desolación y pesimismo.- Lo intenté en un par de ocasiones y no fui rival para su poder. La soberana de la Tierra es invencible. No podré salir jamás de aquí. Fuera de este lugar únicamente soy una vieja milenaria y agostada.



            Y es que ella había podido ver su propia apariencia cuando salió de alí.. Esa anciana de cabellos blancos y piel arrugada con tono violeta.



-¿De veras?- Se sonrió el chico que, chasqueando los dedos declaró divertido.- Pues para empezar mírate, no estás tan mal…para la edad que tienes…



            La asombrada reina tardó apenas un segundo en comprobar que estaba desnuda. Solamente el largo y sedoso pelo azabache de su cabeza le cubría los senos y sus partes íntimas. Aunque su cuerpo era hermoso, de piel suave y clara, no como ese tono violeta que mantenía aun en su estado de juventud. Estaba firme y llena de lustre, sus pechos redondos y duros, como sus nalgas. Además de que todas sus formas estaban redondeadas pero estilizadas. Casi pudo balbucear, ruborizada por entero…



-¿Qué has hecho? Devuélveme mi ropa…

-Claro.- Se sonrió él, mirándola con lascivia para dictarle como condición.- Si me haces un pequeño favor…

-¿Qué clase de favor?- Quiso saber la interpelada con patente gesto de desconfianza.-

-Primero escucha esta hermosa canción…Seguro que te va a encantar… y comprenderás que es lo que quiero que hagas.



            Y para asombro de la oscura soberana el chico comenzó a entonar una canción, con música salida de aparentemente ningún sitio. Tom aparecía y desaparecía frente a ella. Incluso acariciándola el cuello y posando sus manos sobre los hombros de Neherenia que trataba de seguirle con la vista sin lograrlo. Al principio ella estaba todavía asustada ante semejante individuo dotado de esa clase de poder. Sin embargo, luego comenzó a entender, y una maligna sonrisa de clarividencia se esbozó en su semblante cuando escuchaba aquella letra.



No puedes recordar el momento en que me lo has pedido
Pero tu invitación fue clara 
Finge que nunca me has conocido 
Pero es demasiado tarde
Ahora estoy aquí 

Porque yo soy el que sabe lo que te asusta 
Yo soy el que te ama mejor 
Soy el decimotercero en la tabla 
Soy el invitado no deseado 

Soy el de convidado en tu banquete 
Yo soy el cuco en tu nido 
Soy tu decimoquinta piedra, el primer pie de página 
Soy el invitado no deseado 

Yo estaba allí cuando dijiste un  insincero te quiero 
Para una mujer que no era su esposa 
Y te puso el dinero 
Cuando escapaste y sopló 
En el mayor arrepentimiento de tu vida




            Y Tom la abrazó haciéndola danzar con él, en un baile lleno de obsceno disfrute. Neherenia ahora reía dejándose llevar encantada. Sin importarle que su piel desnuda estuviera en contacto con aquel extraño.

Porque yo soy el que sabe lo que te asusta 
Soy el que te ama mejor 
Soy el decimotercero en la tabla 
Soy el invitado no deseado 

Soy el de huésped en tu banquete 
Yo soy el cuco en tu nido 
Soy tu resolución de año nuevo 
Soy el invitado no deseado 

Soy la cara que esperabas que no volverías a ver 
Pero siempre supiste que así sería 
Soy la única cosa que sabía que no debías hacer 
Pero que hiciste, puesto que podías 

Yo soy el mal en tu sangre 
Soy el sarpullido en la piel 
Y que cometiste un gran error  
El día que me dejaste entrar 



Y se puede volar al otro lado del mundo 
Sabiendo lo que solamente encontrarás 
He reservado un asiento detrás tuyo 
Podemos hablar de los viejos tiempos 

Porque yo soy el que sabe lo que te asusta 
Soy el que te ama mejor 
Soy el decimotercero en la tabla 



Soy el invitado no deseado 
Soy el de huésped en su banquete 
Yo soy el cuco en tu nido 



Soy tu decimoquinta piedra, el primer pie de página 
Soy el invitado no deseado 
Soy tu resolución de año nuevo
Soy el invitado no deseado




(Marillion The Uninvited Guest crédito al autor)



            Ante el gesto entre atónito y sorprendido de Neherenia al escuchar ese relato, aquella versión oscura suya se rio afirmando divertida.



-¡No, no es eso que te estás imaginando, mal pensada!…No sucedió como tú crees. Aunque el chico no está mal. Me hizo sentir… ¡uff! Comenzó a danzar conmigo y me dejé llevar. Fue una sensación maravillosa. No podía dejar de reír en tanto él cantaba. Luego me tomó en brazos y giró conmigo…



            Volvía a recordar las palabras que el muchacho dijera después de aquella canción.



-Eres inteligente y hermosa, y has comprendido de lo que podríamos ser capaces tú y yo, unidos…

- Suena muy tentador.- Afirmó esa mujer esbozando una leve sonrisa llena de perfidia.-

-Y más tentador que será. Por ejemplo. ¿Qué dirías si pudiera enviarte al pasado?.. Digamos para que le dieses un recado a tu otro yo, cuando era una simple jovencita en su primer curso de la universidad…



            Y sin que su perpleja interlocutora pudiese ni replicar, Tom chaqueó los dedos. Al instante una especie de agujero se abrió y la reina oscura pudo ver a través de un espejo, a su alter ego.



-Esto… esto es…- Pudo musitar atónita.-

-Me he tomado la libertad de preparar una pequeña aventura para tu versión más puritana.- Se sonrió aviesamente el joven.- Pasa a través de ese agujero y podrás divertirte un rato. Aunque no debes forzar mucho las cosas o no estaremos hablando aquí ahora mismo.

-¿Qué quieres decir?- Inquirió su interlocutora sin al parecer comprender eso.-

-Me refiero a que deberás dejarlas ganar. O al menos que lo crean...porque únicamente será un juego.- Le aclaró el muchacho.- A la larga para ti será mucho más placentero, te lo aseguro.

-Si tú lo dices.- Concedió la soberana.-

-Ve pues y diviértete.- La invitó Tom con un gesto de su mano derecha, no sin antes indicarle con marcado interés.- Y a su amiga, esa que actuará como la Dama del Fuego, ni tocarla. O no tendrás nada de lo que te he ofrecido. ¿Entendido?



            Y la oscura Neherenia asintió sumisamente a ese mandato, su ropa reapareció vistiéndola de nuevo y cruzó aquella especie de boquete dimensional. El chico aguardó y tras lo que parecieron tan sólo unos instantes para él su siniestra pareja reapareció. Apenas pudo mirarle y sonreír admitiendo.



-Sí que fue divertido. Esa idiota no tiene ni idea de lo que le aguarda en su futuro, ¡ja, ja!…Creerá que se ha librado de mí para siempre.

-¿Lo ves?- Repuso él con aire triunfal.- ¿A que eso hará que el momento de tu revancha sea mucho más grato? Espera a darle la noticia…



            La soberana asintió, ahora con una pérfida y esperanzada sonrisa, para halagar a su interlocutor.



-Veo que tienes un alma tenebrosa, como la mía… y que eres poderoso, mucho en verdad. Creo que incluso más que el propio Caos. Sí, a cambio de lo que me ofreces seré tuya sin dudarlo, me someteré a ti.- Aseguró entre jadeos plenos de excitación, siendo ahora ella quien hizo desaparecer su vestido y corriendo la cortina de esos negros cabellos para que su joven contertulio pudiese disfrutar de lo que había bajo ellos…-



            Ahora terminaba de narrar aquello a su estupefacta oyente, sentenciando.



-De habérmelo pedido en ese momento no me habría negado. Habría sido suya. Y me parece que le pongo, bueno, que le ponemos bastante…tú ya me comprendes. - Y tras observar con regocijo como esas palabras impactaban a su interlocutora.-

-Entonces, aquella vez en la Golden. Cuando Idina y yo peleamos contra ti.- Pudo decir Neherenia con expresión de horror.- Nos dejaste derrotarte…

-¡Claro, tonta! - Se rio su némesis.- De haberos destruido entonces ese chico no hubiese nacido, porque Idina es su madre, o más bien estaba destinada a serlo y entonces yo no podría haber retornado allí enviada por él, ni tendría ahora la posibilidad de compartir estos bonitos momentos contigo. Tendrás que admitir que fui buena actriz. Os deje creer que me habíais destruido, ¡ja, ja, ja! Hasta me dabais pena de lo ilusas que erais entonces y todavía me la dais,  de lo ridículamente ingenuas que, pese a tantos años transcurridos, seguís siendo ahora. - Y ante la demudada expresión de su interlocutora la siniestra soberana prosiguió el relato preguntándola con divertida sorna mientras chasqueaba los dedos.



-¿Recuerdas esta canción?



            Y una música salida de ningún sitio comenzó a sonar, al tiempo que una pequeña ventana se abría. Neherenia se quedó con la boca abierta al verse a sí misma siendo muy joven y vestida como Sailor Shadow. Estaba en aquella sala de danza de la Golden State College. En una situación que recordaba muy bien. Pero aun así, pudo escuchar todo lo que se dijo entonces.



¡Ella es mía!



-Esa es la voz de Tom.- Le aclaró su perversa versión de sí misma con regocijo para cantar de seguido con una voz realmente hermosa.-



Sólo digo la verdad. Sólo digo la verdad.

Tintineo, tintineo

Las campanillas de mis tobillos tintinean



Acudiré a tu lado. Me hundiré en tu respiración

Te robaré mientras duermes

Con un tintineo



Tintineo, tintineo

Las campanillas de mis tobillos tintinean



Acudiré a tu lado. Me hundiré en tu respiración

Te robaré mientras duermes

Con un tintineo



Mis voluminosas faldas son caras

No las toques



Te daré una casa

Te daré un coche

Ven conmigo tú, chica loca.



Solo el florecimiento de tu juventud, me temo

No me hagas travesuras



-¿Qué significa esto?- Escuchó Neherenia decir a su yo más joven, vestida como Sailor Shadow en tanto esquivaba algunos ataques de esos esperpénticos tipos.- ¿Qué quiere decir esta canción?...

-No tengo ni idea.- Respondía Idina que estaba uniformada como la Dama del Fuego, defendiéndose de igual modo.-



            A modo de réplica una enfermiza carcajada les llegó desde los espejos y la voz de aquella tenebrosa reina se escuchó entonces…



-Algún día lo entenderás, Sailor Shadow. Ja, ja, ja…



Y fue entonces cuando un sudor frío recorrió la frente y las mejillas de Neherenia, en tanto su malévola versión sonreía divertida para declarar.



-¿Lo ves?  Yo siempre cumplo mi palabra. Al final lo has entendido, ¿No es así, Nehie?...



            Y para horror de su interlocutora siguió cantando con tintes llenos de regocijo y euforia.



Las campanillas en tus tobillos tintinean

Tintinean

Temblaré



Me asustaré

Debería establecer mi material

Te daré Mumbay, Patna y Calcuta



Mi esbelto talle, mi mirada oblicua

Mi infecciosa juventud



Tintinea, tintinea



Acudiré a tu lado. Me hundiré en tu respiración

Te robaré mientras duermes

Con un tintineo



Las campanillas de mis tobillos tintinean

Con la mirada de él, mi corazón encontró su lugar de descanso

Tintinea

Tintinea



Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh…

Besa la mano. Los diamantes son el mejor amigo

Los diamantes son el mejor amigo, Hombres fríos, chicas viejas



 Y todos nosotros perderemos nuestros encantos al final

Oh, oh, oh, oh…

Los diamantes son…

Los diamantes son…

Los diamantes son…

El mejor amigo de una chica.



Y de nuevo las guerreras oyeron aquella voz retumbante y extraña a la que incluso esa oscura reina parecía escuchar con veneración…



Ella es mía…

Ella es mía…



(Hindi Sad diamonds. Moullene Rouge Sountrack. Crédito al autor)



- Pues ya lo ves. Cosas de Tom  que me dijo tener mucha afición a la música. Él eligió esa canción. Eso es lo que sucedió… antes de partir a nuestra pequeña batalla, lejos de tomarme allí mismo, y a lo que yo hubiese estado más que dispuesta, volvió a chasquear los dedos y otra vez estuve vestida. La verdad es que juzgas muy injustamente al pobre muchacho. Él se preocupa muchísimo por ti. De hecho, solamente me pidió que, cuando volviese, te relevase un momentito de tus agobiantes obligaciones para que pudieras reposar. Simplemente haciendo así…



            Y esa maligna mujer chasqueó de nuevo sus dedos esbozando una pérfida sonrisa. Para sorpresa de Neherenia el espejo se giró y ella misma se encontró entonces en esa sala llena de polvo y telarañas. Llena de pánico enseguida se dio cuenta de lo que había sucedido. Su interlocutora la observaba ahora con sorna desde el otro lado, en las estancias de la soberana de la Luna Nueva y le espetó con patente regocijo teñido de desprecio.



-¡Disfruta de tu nuevo hogar, como yo lo hice durante tantos y tantos años!… Ahora me voy a ocupar bien de tu familia.

-¡No!- Chilló su horrorizada interlocutora.- ¡No les hagas daño, te lo suplico!…



            Aunque la aludida sonrió encogiéndose de hombros para replicar con gesto hasta divertido.



-¿Hacerles daño? ¿Por qué iba a querer hacer algo tan estúpido? ¿Qué necesidad tendría de una cosa así? ¡Ahora son mi marido y mi hija!…Todo lo que siempre había querido lo voy a tener… Sería idiota si lo destruyera. ¿No crees? Por esa parte puedes estar tranquila…al contrario, les colmaré de atenciones y de amor. Sobre todo a Doran. Bueno, ha sido un placer volver a verte. Ahora debo marcharme, mis deberes familiares y  más concretamente conyugales, me reclaman, ¡ja, ja, ja, ja!



            Y se alejó saliendo del cuarto, Neherenia gritó y golpeó aquella superficie del espejo con sus puños pero no consiguió nada.



-¡No! Vuelve. Ese no es tu sitio… ¡Por favor…no me dejes aquí!… -Sollozaba con impotencia y desesperación.-



            Aunque tras unos minutos, agotada e impotente, la reina se derrumbó cayendo de rodillas ante ese espejo. Sólo podía llorar amargamente, para su desgracia veía perfectamente el otro lado, pero debía lamentarse ante su impotencia de ser capaz de retornar a él. Entre tanto, su versión oscura volvió al salón del trono acercándose a Doran, a la princesa Alice y al prometido de esta, que ya habían despedido al resto de los cortesanos que habían pasado al gran comedor anexo. Listos para la cena de gala que se iba a celebrar.



-¿Te encuentras mejor, mamá?- Se interesó la muchacha con semblante preocupado.-



            No obstante, Neherenia sonrió de nuevo a Tom, el joven le devolvió una amplia sonrisa de triunfo y asintió levemente. La impostora besó entonces a su esposo largamente en los labios.



-¡Vaya! Sí que te has recuperado, - afirmó su marido, que, no obstante notó una extraña sensación, aunque eso pasó pronto y pudo decir.- Me alegro.

-Sí, celebro que su Hermosa y Gentil Majestad se encuentre totalmente reestablecida.- Terció Tom con un guiño de complicidad a la aludida.-

-Me encuentro mejor que nunca, hijo. Porque ya podré llamarte así, ¿verdad?- Inquirió amablemente ella.-

-Para mí es un honor…madre. -Afirmó él inclinando la cabeza de forma deferente.-

-Quizás he estado algo despegada últimamente pero tenía mucho en que pensar, pero a partir de ahora, pídeme lo que quieras…- Le respondió ella, con un tono teñido de intensidad y excitación que el resto no captó, cuando sentenció.- Y será para mí un placer dártelo…

-No te preocupes, con la mano de tu hija soy sobradamente dichoso.- Comentó su contertulio casi echándose a reír, aunque agregando con la misma lasciva complicidad.- Pero considerándolo mejor lo haré, ya te pediré que me hagas algunos favores, sobre todo ahora que vamos a intimar tanto…como familia.

-Por supuesto.- Sonrió la soberana, tomando precisamente de una mano a su “heredera” para afirmar con tinte más jovial.- Eso no será ningún problema, ¿verdad, querida?



            Alice negó ingenuamente con la cabeza en tanto sonreía, se alegraba de ese cambio que había dado su madre. Por su parte Neherenia, dejando a la princesa, tomó de una mano a su esposo y propuso a la pareja de prometidos.



-Escuchad. ¿Por qué no os ocupáis vosotros de todo aquí? Ya sé que hay que disponer la cena. Pero es que me gustaría pasar un rato a solas con el rey…Estamos tan poco tiempo los dos juntos.- Remachó con tono zalamero.-



            Al escuchar aquello la princesa incluso se ruborizó, pero sonrió divertida. Tom asintió de forma bastante marcada y hasta Doran comentó, sorprendido aunque encantado con esa posibilidad.



-Desde luego, sí que te has recobrado. Para mí será un placer atender a tus requerimientos…esposa mía.

-Gracias, mi amor.- Replicó ella con voz melosa, para sentenciar dirigiéndose a su hija y su futuro yerno.- Y vosotros, por favor, seguid disfrutando de la fiesta…



            Y no hubo necesidad de decir más. La soberana llevó de la mano a su esposo hacia sus habitaciones privadas. Allí estaba, deseosa de poner en práctica ciertas técnicas amatorias que Tom le había aconsejado, y sobre todo (Y eso no se lo contó a su otro yo) ayudado a practicar con él en alguna otra visita al espejo, para hacer feliz al saiyajin o a cualquier hombre. Y lo que más la complacía, llevándola casi al extremo de un orgásmico placer, era que esa tonta de su contraparte bondadosa estaba condenada a presenciar aquello desde el otro lado del espejo sin poder hacer nada…



-Ahora mi amor, vamos a pasar una velada muy agradable y especial.- Le susurró al oído a su “marido” en tanto se desvestía.- Y luego seguro que tendrás más apetito si cabe en la cena…

-Nada me complacerá más.- Aseguró él haciendo lo propio con tono excitado para remachar.- Pero ahora son otros apetitos los que me preocupan…



            Y tras el espejo, Neherenia chilló, golpeó y llamó a su marido en vano. Al fin únicamente pudo ser muda testigo de la consumación de aquel encuentro amoroso con sus ojos inundados de lágrimas… Por su parte, Tom sonreía aviesamente por su triunfo, más cuando una de las princesas planetarias se presentó allí acompañada de Briseida. La joven dama apenas pudo ocultar su sorpresa y su tono de desdén, al presentarla.



-Disculpadme Sir Tom.- Le llamó apelando al título que le fuera concedido por la soberana de la Luna Nueva.- Su alteza la princesa de Marte deseaba veros.



            El aludido asintió. Él mismo se había ocupado de que le llegase una invitación. Eso sí, haciéndola creer que provenía de Neherenia.



-Gracias, Lady Briseida. Puede retirarse.- Repuso el chico con amabilidad y un cómplice guiño de ojo que su prometido no captó.-

-Sí, espéranos en la gran sala, Brise.- Le pidió Alice.-



            La joven rubia se inclinó reverentemente y se alejó. Tom centró su atención en la recién llegada y no tardó en ir de la mano con Alice a saludarla. Con tono obsequioso y pleno de sarcasmo la abordó.



-¡Vaya, princesa de Marte! ¡Cuánto honor! Espero que hayáis disfrutado del concierto y también de la cena…

-Sí, ha sido muy interesante. Y bastante revelador.- Pudo decir Rei sintiéndose muy incómoda.-

-¿No han venido el resto de tus compañeras?- Se interesó Alice con amabilidad.-

-No, lo lamento, princesa. Les fue imposible asistir. Tenían otros compromisos.- Fue capaz de responder la interpelada, esbozando una leve sonrisa. Para añadir visiblemente envarada.- Yo tengo que irme ya. Quise pasar a daros mis saludos y felicitaciones.

-¡Oh! Cuanto lo lamentamos.- Terció Tom con tono entre meloso y sarcástico. No obstante, eso le pasó desapercibido a su novia, no así al objeto del mismo, más cuando él añadió.- Me ocuparé de acompañaros hasta la salida. Cariño, por favor, ¿podrías atender mientras tanto al resto de los invitados?....

-Claro.- Convino la joven, que ya era reclamada por algunos cortesanos deseosos de felicitarla por su actuación musical.- Enseguida te veo…



            Tom asintió y tras seguir a la princesa de Marte, que aceleró el paso, se plantó delante de ella en una zona vacía del palacio. Entonces fue cuando su interlocutora le miró con su auténtico estado de ánimo y le espetó.



-No sé quién te has creído que eres, pero deja ya de jugar con el destino o…

-¿O qué?- La cortó él sin miramientos aproximándose hasta su contertulia.- ¿Qué es lo que vas a hacer, eh?.. Princesita de Marte… ¿Sabes una cosa? Estoy tan honrado de que hayas asistido a mi concierto que voy a dedicarte una canción, solamente para ti…Seguro que, como antigua compositora y cantante amateur, la vas a apreciar…

-¿Qué?.. ¿Qué dices?- Pudo replicar Rei sin comprender.-



            Y pese a que esa galería estaba desierta una música potente comenzó a sonar… era algo estridente pero muy embriagadora de guitarras y baterías. Entonces y para asombro y horror de su contertulia  estaban en medio de un páramo desolado y el chico comenzó a brillar con tonos rojizos, en tanto declaraba…



-¿Ves cómo puedo hacer lo que quiera?  Incluso sobrepasar el estado de súper saiyajin… ¡Ahora soy un Súper Saiyajin de nivel Dios!… Y es hora de comenzar a  jugar el juego…



            Rei no respondió, estaba con la boca abierta por el horror. ¡Jamás había visto nada igual! Sólo podía mirar hacia arriba a ese joven que de por sí era bastante más alto que ella e incluso crecía además transformándose en un enorme simio de pelo rojizo que brillaba cantando con un tono entre cascado y gutural. Emitía una tremenda energía que barría todo lo que existía a su alrededor pulverizando montañas enteras, sin que, por extraño que eso resultase, afectase a la princesa…Solamente el largo cabello de ella y su vestido ondulaban agitados por un enorme vendaval, haciendo que Marte se cubriera la cara con las manos…pero lo más aterrador era como retumbaba la letra de aquella canción…



Es todo acerca del juego, y como jugarlo 
Es todo acerca del control, y como tomarlo 
Es todo acerca de vuestra deuda, y como pagarla 
Es todo acerca del dolor, y quien va a provocarlo 

Yo soy el juego y  no queréis jugarme 
Yo soy el control y no hay manera de que me podáis alterar 
Yo soy una gran deuda y no hay modo de que me podáis pagar 
Yo soy el dolor que no podéis provocar 

Aquí vamos 
Mirad sobre vuestros hombros listos para escapar


Como unos perros de un arma humeante 
yo soy el juego 
Y yo hago las reglas 
entonces apartaos
o podríais morir como unos tontos

Intentad adivinar los movimientos que haré 
Vamos bobos ¿porque no me preguntáis? 
Nunca olvidéis que hay un precio por pagar 
Por que yo soy el juego y quiero jugar 



Es tiempo de jugar el juego
Es todo acerca del juego, y como jugarlo 
Es todo acerca del control, y como tomarlo 



Es todo acerca de tu deuda, y como pagarla 
Es todo acerca del dolor, y quien va a provocarlo 
Es tiempo de jugar el juego



Yo soy el juego y tú no quieres jugarme 
Yo soy el control y no hay manera de que me puedas alterar 
Yo soy una gran deuda y no hay modo de que me puedas pagar 
Yo soy el dolor que no puedes provocar 

Para jugar el juego debéis ser vosotros mismos 
Tú vas a cambiar tu nombre y vas a morir en llamas 



Ja, ja, ja, ja, ja



La espectadora de aquella increíble y terrible exhibición estaba desencajada por el terror, incluso pudo ver, en lontananza, la silueta del magnífico palacio de neo Cristal Tokio. Entonces aquel enorme simio disparó una gran bola de energía roja de sus fauces. Aquel proyectil alcanzó en cuestión de nanosegundos la residencia real, provocando una explosión en forma de hongo atómico, seguida por una bola de fuego incandescente tal que Rei creyó que iba a desintegrar el mundo entero. La propia princesa, paralizada por el horror más absoluto, únicamente pudo cubrirse de modo instintivo la cara con los brazos. Sólo recordaba haber experimentado una sensación así antes. Cuando aquella vez, hacía tantos años, tuvo esas premoniciones acerca de la llegada del Mesías del Silencio. Pero aquel poder, tan terrible entonces, palidecía ahora al lado de esto. No sabía qué hacer, pensó que iba a ser desintegrada…


Es tiempo de jugar el juego


Es tiempo de jugar el juego

Es tiempo de jugar el juego

Es tiempo de jugar el juego

Es tiempo de jugar el juego



Motorhead, The game, (credit to the Author)



            Sin embargo, tan súbitamente como aquello había empezado se desvaneció sin dejar rastro ninguno. Ahora ese chico estaba en pie, ante ella, en ese pasillo del palacio, como si nada de eso hubiera ocurrido jamás. Y así se lo dijo él con tintes de burla y regocijo.



-Sé lo que estás pensando, cariño. ¿Me habrá hipnotizado con una alucinación o habrá sido capaz de hacer eso que he visto? ¡Ja, ja, ja! Tendrás que decidirlo tú misma. Sea como fuere,… es hora de empezar el juego, Rei… ¿Estás lista para jugar?... ¡ja, ja, ja!



La aludida era incapaz de replicar. Incluso palideció cuando el chico sonrió acariciándola sin tapujos su larga melena azabache en tanto cambiaba caprichosamente de tema.



-Es lo bueno de vosotras. Seguís tan jóvenes como hace cincuenta años. Y seguiréis así por muchos años más…Por cierto. ¿Sabes que estás muy buena? No sé… podríamos, tú y yo...hay muchas habitaciones vacías. Nadie se iba a enterar…Y después de este esfuerzo me he puesto realmente a tono… ¡Vamos Rei!…Sé que eres una mujer muy fogosa y llena de pasión. Seguro que tienes tus necesidades, como todo el mundo.

-¿Cómo te atreves? Soy la madrina de tu propia madre.- Le dijo la interpelada en un intento por mantener su dignidad y su templanza, más al agregar.- Podría ser tu abuela.

¿Y tú me das clases de moralidad?- Se burló el chico, añadiendo con regocijo.- Vamos princesita. No ignoro que te consuelas a menudo con tu amiga Venus. Igual que hacen Mercurio y Júpiter o Hotaru con Chibiusa, entre ellas. Es lo que tiene el no poder relacionarse con hombres. Eso de ser las guardianas de los soberanos desde los tiempos del Milenario de Plata debe de ser una tortura.

-¿Qué sabrás tú de eso?- Replicó la aludida con voz quebrada.-

-Más de lo que te crees. He leído mucho últimamente. Cosas que no salen en las partes más accesibles del libro. - Replicó él, para añadir.- Y sé que te gustan los hombres, Rei. A ti y a las otras. Bueno, a Haruka y a Michiru, no. Esas dos desviadas tienen suerte, ya están emparejadas. Pero  las demás en lugar de probar con anticonceptivos o preservativos…Claro, pese a todo podríais tener riesgo, aunque fuese mínimo, de quedaros embarazadas… ¿verdad? Y eso no es posible para vosotras. Tenéis un deber que cumplir. Desde luego, ¡menuda una reina la vuestra! Exigiendo eso de sus princesas mientras ella no se priva con su esposo. Ese es el motivo de que nunca hayáis intimado demasiado con nadie del sexo opuesto. ¿A que no me equivoco?  Bueno, salvo Setsuna, ella por necesidades imperiosas fue la excepción. Y le vino muy bien a vuestra soberana. Una admiradora tan grande del rey Endimión alejada de la corte de manera tan oportuna…Por supuesto que Serenity se lo vendió como un sacrificio para mantener la paz. Pero, ¿la paz de quién?, ¿de la Tierra o de la alcoba de los soberanos? Y luego dirán que yo soy cruel. Pero mira, me das pena, voy a concederte un poco de eso que te está prohibido, cariño.- Sonrió de forma ladina.-



            Y sin que Marte pudiera ni reaccionar la tomó de la cabeza tras la nuca y la sujetó con rudeza en tanto la besaba en la boca con pasión. La mujer quiso resistirse durante unos interminables segundos sin lograrlo, hasta que él la soltó tras deslizar su lengua contra la de ella. La princesa se echó para atrás jadeando, con palpable agitación, y mirándole con una mezcla de temor, indignación, repugnancia y rabia. Sin embargo, ese chico se limitaba reírse y a decir.



-¡Vamos, no te lo tomes así! Así ya sabes lo que se siente cuando un hombre de verdad te besa como es debido. Y sé que siempre deseaste hacer eso con Yuuichirou…, y también con el difunto Jadeite, pero claro... tu deber. Era lo más importante para ti, ¿no es así?...Pero no debes amargarte por ello. Es más, aquí y ahora podría hacerte una mujer…si tú quisieras... y  sé que una parte de ti lo desea, ¿no es cierto, Rei?



       Su oyente estaba aterrada y visiblemente envarada, a la par que desgarrada por las emociones. No sabía que decir, ni siquiera se atrevía a replicar. Hasta temblaba de modo visible.



-Tom, ¡por lo que más quieras!… eres el hijo de mi ahijada, te conozco desde que eras un niño…-Pudo finalmente balbucir la impactada princesa.- ¿Es que no te acuerdas?....



Aunque para su alivio, o quizás no tanto, el joven remachó de forma ladina.



-¡Oh sí!, la ocupadísima princesa de Marte que alguna vez se dignó acudir a ver a mi madre y a mi abuela. Pero no temas. No me hace ninguna falta hacer eso contigo… ya tengo más de lo que necesito con Briseida, con mi futura esposa e incluso con mi suegra, si así lo deseara…Únicamente te advierto de esto. Ni siquiera las princesas, ni los mismos soberanos son inmunes a mi poder…Lo acabas de ver tú misma. Así que date por avisada. Si alguno de vosotros trata de meterse en mis asuntos otra vez, ya verás lo que quedará de la rutilante Cristal Tokio. O si lo prefieres enfocar al ámbito sexual, lo que ese demonio Karnoalk le hizo a vuestra amiga Kalie te va a parecer una broma comparado a lo que te pasará a ti. Sí, ¿te sorprendes? Estoy al tanto de las aventuras del grupo de los Nueve. Y por curiosidad, tras lo que leí hoy sobre las nietas de la primera Dama del Trueno, me informé después de ese particular. ¿Y sabes cuál es mi teoría? Creo que su abuelita Karaberasu en el fondo lo pasó muy bien…Aunque no sé si te iba a gustar tanto lo que podría ocurrírseme para ti. No sería la primera vez que aconsejo a alguien sobre ese particular.- Se sonrió recordando al reverendo Corbin y la vendetta que este se cobró con la amante de su novia y agregó.- Ya has visto hasta donde pueden llegar combinados mi imaginación y mi poder. De modo que cuídate de hacer ninguna tontería o comprobarás por ti misma lo que se siente en esa situación. ¿Lo has entendido, Alteza?



            Una visiblemente intimidada Rei asintió deprisa. Estaba demudada y lívida. Sus ojos rezumaban temor y no era capaz ni de despegar los labios. Por fortuna a Tom aquello pareció bastarle y tras sonreír le dio dos palmaditas en la mejilla izquierda a la conmocionada princesa declarando.



-Bien, muy bien… Ahora vete…y tranquila. Es muy simple. Tú no metes las narices en mis cosas, yo no lo haré en las tuyas… ¿Quién sabe? Hasta podría ser generoso y concederte alguna prebenda…No sé, sin ir más lejos… ¿rejuvenezco a tu antiguo amor Yuuichirou y le traigo de vuelta a tu vida? ¿O te conformas como hasta ahora, con ir a verle de vez en cuando a escondidas a ese asilo tan patético en el que le dejaron sus hijos?... ¡Qué poca consideración! Un anciano impedido, ciego… ¿Quieres que añada más cosas a la lista de sus desgracias?... ¡mira que conmovedor!, si hasta recuerdo lo que leí, la última vez que fuiste a verle…



       Para horror y consternación de su interlocutora el chico sonrió maliciosamente en tanto refería…haciendo él mismo a modo de narrador con falsa voz melosa y compasiva.



-Esa tarde, Rei tuvo tiempo, lo cierto es que siempre sacaba un huequecito de entre sus muchas obligaciones para acercarse al asilo de Yuuban. Allí llegó, arreglada como siempre, pese a que él ya no podía verla. Y es que, su antiguo ayudante y quizás fallido amor, Yuuichirou, estaba allí. Tras tantos años, el que fuera un vigoroso y algo alocado joven era ya únicamente un pobre y desvalido anciano…

-¡Por favor!…- Le imploró Rei, cortando ese relato, moviendo la cabeza y entrelazando las manos sin dejar de llorar - ¡Te lo suplico!...si queda algo de humanidad en ti…

-No es de buena educación interrumpir, princesa.- Afirmó el muchacho con pretendido tono paternalista, añadiendo divertido.- ¡Pero si ahora viene lo mejor! Verás… ¿Por dónde me iba? ¡Ah, sí!... Ella estaba bendecida por aquel don de la inmortalidad. O al menos de una extremadamente larga juventud. Por desgracia las personas a las que había querido no gozaban de esa misma suerte. Por ello nunca aceptó ninguna proposición de amor, nunca se casó. Ahora, cuando contemplaba lo que quedaba de su antiguo amigo, suspiraba entristecida pero, pese a ello, se las arregló como siempre para sonreír y decirle con tono cariñoso.



            Y estupefacta la princesa vio a través de una especie de agujero aquella escena, pudo contemplarse a sí misma decir…



-Hola Yuuichirou… ¿Cómo estás hoy?...



    El anciano apenas sí podía escucharla bien, pero reaccionó esbozando una sonrisa en sus envejecidas facciones para replicar con voz baja y cascada pero alegre pese a todo…



-¡Rei!...



      Y ella, claro, se arrodilló junto a la silla de ruedas que le acomodaba y le tomó una de aquellas callosas manos entre las suyas, tan suaves y jóvenes, al tiempo que agregaba llena de afecto.



-Te veo muy bien…

-He recogido unas flores, para ti.- Pudo decir el vejestorio. - Se burló Tom, rectificando con pretendido pesar.- ¡Uy!, perdón, quise decir el anciano…



          Entonces esas imágenes desaparecieron. El chico se rió en tanto su desolada oyente sólo podía llorar, la barbilla le temblaba y las lágrimas se deslizaban por su cara, goteando a ambos lados de sus labios…Apenas sí pudo musitar entre sollozos en tanto movía lentamente la cabeza.



-¿Co…Cómo puedes ser tan cruel?... ¿Qué te hemos hecho? ¿Cuál es mi culpa para que me trates así?...

-¿Yo?.. - Se señaló hipócritamente él con tono fingido de alarma para justificarse.-. ¿Acaso es culpa mía que no envejezcáis como todo el mundo? No…eso no lo escribí yo. Y además tienes el valor de preguntar. ¿Qué, qué has hecho? Enseguida te lo diré ¡Vosotras sí que sois crueles! Sobre todo tú. Te muestras ante ese infeliz, tan joven y hermosa como te recuerda desde hace más de cincuenta años. Y mira…si hasta llevas una flor de las que te dio entre el pelo.- Indicó ahora para sorpresa de la chica.-



            En efecto Rei se tocó cerca de la oreja izquierda. Ahí llevaba prendida una rosa. Casi lo había olvidado. Aunque para su consternación su inmisericorde interlocutor prosiguió con sus acusaciones.



-Vosotras os creéis por encima de todo, ¿no es así? Os da igual que la gente a vuestro alrededor viva o muera. ¿Qué más da? Todos nacerán, crecerán, se harán viejos y fallecerán. Pero aquí permaneceréis, las princesas y sus soberanos. Recibiendo su adoración…por siempre…

-¡No tenemos la culpa de ser como somos! - Pudo espetar su contertulia reuniendo fuerzas para protestar, llena de amargura.- ¡Tampoco lo elegimos!…

-Lo sé, cálmate.- Repuso suavemente él, que agregó ahora con un tono que parecía realmente condescendiente e incluso amable.- No soy tan malo como piensas. Es más, podría acabar con la miseria de ese tipo. ¿Qué tal si pongo fin a sus días? Que se vaya de una forma plácida en tanto duerme. Así no sufrirá más cada vez que vayas a verle y le recuerdes la realidad de su estado de postración…Matar en esas circunstancias es un acto de piedad, querida Rei. Así es cómo actúa el Fantasma de la Muerte. ¿Te gusta el nombre? Lo leí en alguna de vuestras aventuras. Y lo he anotado en algún que otro sitio. Sí, ese podría ser yo. ¿Qué en qué página lo he puesto?- simuló oír esa cuestión para auto responderse con jocosa sorna.- No recuerdo exactamente, ja, ja…

-¡Ten compasión de él!… ¡No te ha hecho nada! - Gimió la horrorizada y hundida mujer tratando de añadir con visible esfuerzo.- Por favor.  ¡No diré nada…te prometo que no…haré lo que tú quieras…no me quites a Yuuichirou!…¡te lo suplico!…- Fue capaz de agregar en tanto se derrumbaba llorando de rodillas, tapándose la cara con ambas manos.-



      El chico se la quedó mirando durante unos momentos sin replicar. Finalmente movió la cabeza y la ayudó a ponerse en pie. Entonces le dedicó un tono mucho más afable, secándola incluso alguna lágrima con un pañuelo, para declarar.



-Eso está mucho mejor. ¿Lo ves? Tragarte tu soberbia y tu arisco carácter no es tan difícil si lo intentas. No tengas miedo, no soy ningún desalmado. Le dejaré ahí, en su sillita, incluso recibiendo algunas visitas más de sus hijos. Esos que están tan ocupados con sus negocios. ¡Hasta llevarán a sus nietos! El pobre se alegrará mucho…le dirán cuanto le quieren y el anciano será feliz. Y todo para que veas que, si tú eres razonable, yo también puedo serlo. - Se sonrió aviesamente él haciendo gala de una falsa condescendencia para remachar con regocijo.- Anda, tus plegarias y tu arrepentimiento me han conmovido, puedes retirarte, esclava. ¡Ja, ja, ja!…



La princesa de Marte seguía derramando lágrimas a su pesar mientras escuchaba aquello. No quiso oír más. Sin esperar a otro hiriente comentario o responder, la mujer escapó con paso presuroso de allí, soportando de fondo las risas de aquel chico.



-Bueno.- Se reía él, retornando a la fiesta en tanto pensaba. - Ya leeré mañana el resultado. Esa pobre tonta seguro que tendrá para rato llorando. Aunque cuando vaya a visitar a su antiguo ayudante del santuario cumpliré mi palabra, haré que éste se mejore un poco. Así verá que no soy tan malo. No, de hecho no quería hacer esto, pero me ha obligado a ponerlas a ella y a sus amiguitas en su justo lugar...pensándolo mejor, no vendría mal que esas zorras con aires tan regios supieran lo que le ha sucedido a su compañera.



Por su parte Rei no dejó de correr hasta llegar a la salida. Lo más rápido que pudo salió de palacio y desapareció. Landar la había traído de vuelta al palacio de Cristal Tokio con una de sus invocaciones. Entonces, Serenity, que junto al resto había aguardado expectante el retorno de su compañera y amiga, le preguntó con una mal disimulada curiosidad.



-¿Pudiste hablar con él?...



            Aunque Marte no era capaz de replicar. Ni de escoger palabra alguna. Sólo podía llorar sin consuelo. Enseguida sus atónitas y preocupadas compañeras, Júpiter, Mercurio y Venus la abrazaron. Fue Ami la que pudo preguntar con gesto de sorpresa y de inquietud.



-¿Qué te ha hecho?...



            Sin embargo, Landar intervino entonces para dirigirse a todos sin dejar que la aludida respondiera.



-Ha sido muy duro para la princesa, pero ahora más que nunca debemos de ser precavidos. Enseguida nos pondremos a solucionar esto. Es imprescindible que él siga pensando que ha ganado…Bajo ningún concepto puede darse cuenta del engaño.

-No lo hará.- Afirmó Endimión, remachando convencido.- No podrá…

-Pero se enterará. Podría leer esto en su libro.- Objetó Mercurio con sagaz inquietud para preguntar.- ¿Qué haríamos entonces?

-No debes temer por esa circunstancia.- La calmó el mago, para añadir a modo de promesa.- Tanto tú como el resto debéis confiar…todo se solucionará.

-No veo cómo.- Intervino una preocupada Júpiter.-

-Tiene un poder demasiado grande. Cualquier enemigo que hayamos tenido antes jamás hubiera podido soñar con una capacidad así.- Afirmó Venus, con tono sombrío.-



            Landar escuchó en silencio, lo mismo que el resto, dejando que aquellas palabras de Minako flotasen en el ambiente durante unos instantes. Nadie más parecía atreverse a decir nada hasta que finalmente fue el mago quien, con tono concernido pero firme, declaró.



-Así es. Pero no es tanto lo que sea capaz de hacer sino lo que él cree que puede. Hasta ahora no intervine, ni tampoco las esferas superiores puesto que no había lugar a ello. No obstante, ese joven ha excedido todos los límites permitidos. Se ha servido del poder del Libro de los Días en demasía. Por ello ha llegado a un punto de soberbia y de poder tal que se cree una especie de dios infalible. Y de este modo ha cometido su mayor error. No se da cuenta de sus propias limitaciones. Está tan sujeto al Libro como los demás. Y hay ciertas cosas que no se pueden ni tan siquiera se deben intentar variar. O la propia historia se protegerá. Por ello, creedme cuando os digo. Esto no durará.



            Las princesas se miraban unas a otras con una mezcla de duda y de preocupación. Querían confiar en la palabra del mago, pero habiendo sido testigos del poder que ese muchacho desplegase hasta la fecha, no era tan sencillo. No obstante, fue la propia reina Serenity quien tomó la palabra y aseveró con ese mismo tono reflexivo e incluso algo apenado que usara Landar.



-Sí, confiamos en ti, amigo. Creo que todo está preparado…Aunque mucho me temo que la alternativa conllevará más sacrificios. Pero es algo ineludible…

-Lo es, pero todo irá bien.- Sentenció el mago.- Hay cosas que él, aunque quisiera, nunca podría llegar a alterar.



            Entonces el grito teñido de rabia y dolor de Rei interrumpió aquella declaración.



-¡No! No irá bien… esto no está bien, nunca lo ha estado… ¡Es un horror!

-Pero Rei.- Le dijo Minako con asombro y preocupación mientras la abrazaba.- Tranquilízate.

-¿Qué te pasa?- Quiso saber Makoto tomándola de la mano con suavidad.-

-Debes calmarte.- Le pidió Ami que corrió a reconocerla de inmediato.- ¡Estás muy agitada, tus pulsaciones están altísimas! - Comentó no sin inquietud Mercurio.-



            Todos la miraron atónitos, el mago incluso con gran tristeza, enseguida dijo con tono suave.



-Observad. Esto es por lo que vuestra amiga ha tenido que pasar…



            Y para estupor del resto el mago les mostró aquella canción horrísona y la transformación de Tom en aquel gigantesco simio frente a la aterrada Marte. Incluso esa simulada destrucción del palacio de Cristal Tokio. Se dieron cuenta de que la letra no solamente iba dirigida a su amiga. Estaba claro que era una clarísima advertencia para todas ellas. Ahora, se habían quedado lívidas, incapaces de pronunciar palabra durante aquella tétrica representación. Si antes juzgaban tarea muy difícil el ser capaces de frenar a ese individuo, a la vista de esto lo imaginaron imposible. Se miraban con rostros desencajados las unas a las otras. Y había miedo en ellas. Ami abrazaba entonces a su llorosa amiga que no quería volver a ver aquello otra vez…



-Es increíble. Nunca vi nada semejante a esto.- Pudo decir Haruka realmente espantada.-

-Es terrible.- Convino Michiru, aferrando la mano de su compañera.- Es lo que Minako ha dicho antes. Ni siquiera Galaxia era capaz de manifestar un poder así…

-Y eso por terrible que sea no es ni mucho menos lo peor. ¡Está completamente loco!- Exclamó Makoto tan espantada como sus otras compañeras.- No sé si ni tan siquiera un saiyajin podría derrotarle…

-No, no podría.- Contestó una a su vez anonadada y aterrorizada Seren.- Emite un poder que jamás había sentido. Ni mi hermano Eron estando poseído por el mal fue capaz de desplegar nada igual. Nadie de mi pueblo sería rival para él…la única en la que he podido percibir un aura similar fue en la nieta de Elua. Y no sé si podría igualar eso…es…es terrible, yo…



            Y la normalmente intrépida y estoica hija de Lornd y Setsuna temblaba ahora agarrándose a su cetro. No quería ni imaginar el tener que confrontar a semejante monstruo. Al igual que la propia Hotaru quien fue apenas capaz de musitar en tanto admitía con voz trémula.



-Soy la Guerrera de la Destrucción y del Renacimiento. Y estoy temblando de miedo…Jamás en ninguna de mis batallas anteriores, estuve tan asustada como ahora.

-Es terrible.- Convino Endimión con el mismo semblante desencajado por el temor.-  Realmente lo es…

-¿Qué podemos hace frente a él?- Quiso saber la desasosegada Minako.- Tiene un poder prácticamente omnímodo. Majestad.- Añadió dirigiéndose hacia la soberana.- ¿Qué debemos hacer?... ¡Serenity!…

-Sí. ¿Cómo nos enfrentamos a eso?...- Sollozó una desarbolada Rei.- Sólo tú puedes hacer algo… ¡Por favor Usagi…Serenity!…Dinos que hay alguna clase de esperanza.



            Pero la interpelada no respondía, solamente fijaba sus azules ojos, muy abiertos, en aquella dantesca y terrible exhibición. Observaba luego a sus espantadas princesas  que le devolvían unas miradas casi vidriosas por el temor y a la destrozada Rei que apenas si se sostenía confortada por Ami. Fue Landar quién cortó aquello para despedirse…



-Sí me excusáis, majestades, altezas, debo irme. Aquí tenéis algo por resolver. Hacedlo y rogad por el éxito de los nueve. Son los únicos capaces de mantener la llama de la esperanza.


            Y todos los allí reunidos guardaron silencio, deseando desde luego que sí fuera…entre tanto observaban a su deshecha compañera y trataban de asimilar aquello… Por su parte, y por fortuna siendo casi todos ajenos a aquello, el grupo de los elegidos proseguía con su misión en los infiernos                                                                                 

                                   anterior                                                siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)