domingo, 6 de marzo de 2011

GWG 10.97 Confidencias y secretos.


Amatista, unos días después de lo sucedido en ese planeta y al margen de ello, se dedicaba a preparar sus próximos exámenes. Luego había quedado con Logan. Lo cierto es que era un chico muy divertido que estaba siempre atento a llamarla a la menor oportunidad. Pero esta vez se quiso acercar antes a verle y le dijeron en la base que se hallaba en una misión de vuelo. Decidió esperarle y charlar mientras un poco con Satory. Ella le contó lo sucedido en el contacto con los alien. Tras el episodio en el anterior planeta la nave había seguido viajando por el espacio y hasta ahora, sin sufrir ningún contratiempo, se alejaba del sistema solar de los Zirt.



-Por suerte, no eran mala gente después de todo.- Comentó la francesa.-

-No, pero es una lástima que fueran tan reacios a intercambiar conocimientos con otras culturas.-

-Pues nos dieron muchos datos sobre los planetas y sistemas solares próximos.- Argumentó Amatista.-

-Bueno. - Respondió Satory, matizando.- Nos dieron información, es cierto. Pero únicamente la imprescindible para salir de su sistema solar.

-No podemos culparles. Quizás hayan sido atacados anteriormente por otros que hubieran entrado en sus dominios.- Argumentó Amatista.-

-Sí, es cierto. Es una lástima que debamos pagar por lo que pudieran hacer otros.- Declaró su contertulia.-

-Así es la vida.- Suspiró su amiga.-



            Entre tanto los cazas habían vuelto ya a la base y los pilotos participantes en la operación tuvieron descanso. Fue cuando Tracer le pudo contar a Leval la situación con más tranquilidad. Pese a que el chico ya lo sabía por Mazoui escuchó atentamente la versión de su otro compañero. Claramente ambas coincidían.



-No sé, chico. Tú sabrás, pero no deberías dejar las cosas así.- Se permitió aconsejarle Tracer.-

-Tienes toda la razón.- Convino Leval.-

-Y ten cuidado con ese cretino.- Le insistió su compañero y superior.- Si te molesta no dudes en avisarme.

-Gracias, pero creo que podré ocuparme de esto yo solo.- Respondió el muchacho.-



Así le dijo adiós al teniente Jensen y se dirigió a su habitación. Mazoui no estaba, debía de haber salido tras la vuelta de su última misión.



-Bueno, ahora estoy cansado. La llamaré más tarde.- Se dijo Leval echándose a dormir.-



 Al cabo de un par de horas , se dio una ducha y se vistió. Iba a tomarse algo a la cantina. Por su parte y tras pasar  un buen rato charlando con su compañera de piso y confidente, Amatista volvió a la base militar. Andando por los pasillos se encontró con Leval, éste la llamó al verla. Pero ella no estaba muy por la labor de conversar con él. Entre otras cosas porque todavía no le perdonaba que la dejase plantada por hacer una guardia. De todas maneras el chico se acercó.



- Hola, me alegro de verte por fin,- saludó casi de forma irónica. -

-¿De veras? - Repuso Amatista en el mismo tono. - Quién lo diría con lo ocupado que estás…

- Tengo obligaciones - se defendió él. - No puedo hacer lo que me venga en gana.

- Vaya, pues entonces no quiero entretenerte,- replicó ácidamente la muchacha, molesta por aquella contestación. – Ve a cumplir con tu deber.

- No, hoy tengo la tarde libre - le dijo él con tono conciliador y proponiendo con la voluntad de aclarar todo aquello. -Si quieres podemos tomar algo en algún sitio y hablamos más tranquilos.

- No gracias, lo siento, pero ya he quedado,- contestó lapidariamente ella tocando a la puerta de Logan. -

-¿Con ese tipo? - Sonrió Leval con un marcado desdén. - Sólo es un manipulador y un embustero.

-¿Por qué le insultas así? - Le recriminó Amatista enojada para reprocharle de inmediato. – Mira, por lo menos, él se preocupa de no dejar plantado a nadie. No es un obseso de la vida militar.

¿Eso piensas? ¿Que soy un obseso?,- repitió él entre atónito e indignado. - Yo cumplo con mi deber, no tenía otra alternativa. El otro día me tocaba guardia y no pude salir. Ni tan siquiera me advirtieron de que habías venido. ¿Cómo tengo que explicártelo para que lo entiendas?

- No hace ninguna falta que me lo expliques,- repuso ella secamente cruzándose de brazos. - Ya me doy cuenta. En lugar de cambiarla, preferías estar ahí, haciendo méritos para otra medallita.

- Claro que la podría haber cambiado, pese a que sea irregular, pero no pude hacerlo. ¡Agradéceselo a Logan! - Le chilló él  que realmente estaba bastante enojado por ese comentario y por el recuerdo de lo que le había hecho el tipo aquel. – Fue muy amable al impedirlo.



            La puerta del cuarto del mencionado individuo se abrió en ese instante, debía de haber estado escuchando pues salió con la respuesta preparada y visible regocijo en su semblante.



- No he podido evitar oír lo que has dicho, verás. No sé qué podrás estar pensando de mí pero te equivocas. No tengo tanta importancia. Las suplencias no son cosa mía, es competencia del mayor Enset.- Declaró con falsa afabilidad. -

-¡No seas hipócrita!,- espetó su furioso interlocutor. - Ya me contaron lo que pasó. Fuiste tú el que amenazó con "informar. " Sabías de sobra que al no ser  causa justificada no me concederían el cambio.

-¿Acaso ver a una amiga no es causa justificada? - Inquirió Amatista también molesta por ese comentario. -

- ¡Para el ejército, no! - le replicó Leval. - Eso no se puede hacer, pero a Logan le importa un bledo, él, con tal de ligársete sería capaz de todo.

-¡Oye! - le espetó el aludido que parecía enfadado a su vez, percatándose además de que esa subida de tono había atraído el interés de algunos otros oficiales que pasaban por allí. - No te permito que me hables de esa manera. Lo primero de todo soy superior tuyo. Así que ponte firme cuando me hables.

-¿Qué has dicho?,- replicó su interlocutor notando que su enfado crecía por momentos. -

- Lo que oyes, es una orden. O eso o te enfrentarás a un consejo de guerra por insubordinación.- Le conminó su interlocutor.-



Cedric era consciente de que estaban siendo observados por otros tres compañeros que no conocían el fondo de la discusión, pero que sí podían apreciar las formas, y en esas, él salía claramente beneficiado. Leval, se dio cuenta también y tuvo que cuadrarse pese a su rabia y la humillación que esa injusticia  representaba para él. Logan se sonrió sibilinamente añadiendo.



 - Lo segundo. Si no tienes pruebas de lo que dices, será mejor que te calles. No sé quién te has creído que eres. Puede que para algunos estés muy bien recomendado. O que ciertos estamentos te hayan hecho creerte muy importante. Pero aquí sólo eres un segundo teniente. Y estás acusando de algo muy deshonesto a un oficial superior en grado y experiencia a ti.

- Cedric, ya está bien,- le pidió Amatista que tampoco deseaba que Leval fuera sometido a esa humillante situación delante suya  y de los otros militares dado que algunos miraban de reojo y cuchicheaban entre ellos. - Déjale y vámonos. Por favor.

- Tienes suerte, hoy estoy de buen humor.- Añadió éste con un tono de perdonavidas, tras guardar una estudiada pausa en silencio, mirando a Amatista de reojo. -

- Por mí podéis iros tranquilos - rechinó Leval que afirmó con enfado teñido de ironía. - Descuida Amatista. No volveré a meterme en ninguno de tus asuntos.



Se giró para irse, ella trató de decir algo, pero Logan se le adelantó añadiendo con regocijo.



- No te he dado permiso para irte. - El chico se detuvo en seco en tanto Cedric añadía con patente regocijo. - Te vas a quedar aquí, mientras yo no ordene lo contrario. ¿Me has entendido? - El aludido asintió con la cabeza de mala gana pero su interlocutor le presionó añadiendo con expresión malévola. - Cuando un superior requiere respuesta. Lo apropiado es, sí señor o no señor. Y no te he oído.

- Sí, señor - musitó el chico conteniendo a duras penas su ira. -

- No he oído bien - sonrió Logan divertido. -

-¡Sí, señor!,- gritó Leval fuera por completo de sus casillas.-



Aquello asustó bastante a Amatista que también estaba sufriendo mucho por él y sabía muy bien de lo que podría ser capaz si se le desquiciaba de esa forma.



-¡Basta, Cedric déjale marchar! No puedo ir a ningún sitio si esto se queda así,- le pidió ella angustiada. -

- Si tú lo dices. No hay ningún problema, quizás me he comportado con demasiado celo. Pero creo que la disciplina es fundamental y un oficial ha de saber en todo momento mantener el decoro. - Se sonrió éste con regocijo para añadir con tono conciliador y falsamente simpático. -  No te preocupes. Me olvidaré de este absurdo incidente, Leval. Anda vete.



            Logan se llevó a la chica de un brazo, ella miraba hacia atrás pero el otro muchacho se había marchado tan rápido que ya se había perdido tras doblar una esquina y la chica sintió un punzada en el estómago, como si algo en su interior protestara diciéndole que aquello no había debido suceder, que podría ser algo irreparable entre los dos. Pero no tuvo más opción que dejarlo a un lado y animar su expresión por Cedric. A fin de cuentas él se había sentido ofendido y salió en defensa de ella. Pero Amatista, lejos de sentirse bien por aquello, estaba muy apenada.



-Lo siento. Esto no debió de ser así.- Pensaba con desolación.-



  En ese mismo momento, la oficial Hunter buscaba el parte de órdenes, no lo había visto en el tablón y recorría los pasillos con preocupación. Justo entonces se encontró con Leval al que saludó preguntándole con curiosidad.



- Perdone, señor, ¿ha visto el parte de la orden del día?

-¿Se cree que soy su conserje, alférez? ¡Búsquela usted!  Y si no, preséntese a su oficial al mando.- Le gritó con gesto furibundo sin mediar otra respuesta dejando a Susan atónita y asustada. - ¿Acaso no conoce el procedimiento?

- Lo siento, señor, perdóneme. No quise molestarle.- Se disculpó ella bajando la cabeza. No pensaba que eso fuera una falta tan grave y se atrevió a decir. - Pero la orden no estaba en el tablón. De verdad, perdone. No volverá a pasar, señor. Se lo aseguro.



            Leval respiró hondo, le había soltado a esa pobre chica lo que deseaba haberle dicho a ese bastardo de Logan. Se calmó lo suficiente como para responder suavizando sensiblemente su tono.



- Discúlpeme. Soy yo el que debe pedirle perdón. No debí hablarle así. He sido muy brusco. Alférez, lo lamento. –Y se detuvo un instante al mirarla. Entonces tras pensar un momento añadió.- Ahora que la veo me es familiar. ¿Es usted?…- El chico podía jurar que la había visto antes, pero no recordaba su nombre. -

- Susan Hunter,  señor - respondió rápidamente la chica que matizó. - Estoy en el grupo del teniente O ‘Brian.

- ¡Ah!, de la escuadrilla de Mazoui - recordó el muchacho. - Me ha comentado que es usted una de sus mejores pilotos. De seguro que lo será, él no suele prodigarse mucho en halagos con cualquiera. Lamento no poder ayudarla. Pregúntele a él, puede que lo sepa.

- Muchas gracias, señor - sonrió Susan evidentemente muy contenta con aquellas palabras. - Entonces iré a preguntarle  a mi jefe de escuadrilla.

- Por cierto, pensará que soy un pesado pero es que su cara me resulta muy familiar.- Insistió Leval mirándola inquisitivamente ahora. - Me parece haberla visto antes de ahora, alférez. Mucho antes de embarcar.

- No lo creo, señor. Yo seguro que lo recordaría - respondió Susan pensando que un chico tan apuesto no se le iba a olvidar tan fácilmente. – Ahora, si me perdona, buscaré al teniente O ‘Brian.

- Vaya usted, sí - concedió él.-



Susan se alejó después de saludar y Leval se quedó en el pasillo pensativo y también bastante consternado al rememorar el incidente anterior.



-Me he comportado como un imbécil y he dejado que ese canalla se burlara de mí.- Se dijo con enfado y amargura.-



  Lo cierto es que había dejado que la frustración y la rabia le dominasen. No obstante, pensaba que era debido a esa humillación pública a la que Logan le había sometido. Sobre todo delante de Amatista. ¿Pero cómo podía esa chica estar tan ciega? Cualquiera podría ver como ese maldito presuntuoso estaba tratando de ligársela. Leval suspiró, a fin de cuentas eso no era asunto suyo. Ella lo había elegido así. Pero no podía evitar pensar en ello y le dolía al tiempo que le enojaba.  Sobre todo por la amistad que les unía y por todas las cosas que habían pasado juntos.



-Se comporta como una cría caprichosa. Allá ella.- Se dijo con malestar. -



Tratando de no rememorar aquella situación se alejó por los pasillos. Mientras tanto, Mazoui, de permiso tras su última misión, había cumplido su compromiso con Satory. La llamó y acordaron tomar café en el mismo sitio del día anterior. Charlaron sobre sus respectivos proyectos y trabajos.



- Así que tenéis que encontrar un planeta con las condiciones adecuadas para hacerlo habitable. Eso debe ser una tarea complicadísima.- Dijo el muchacho con respetuosa admiración. -

- La verdad, es que es algo muy complejo, - repuso Satory. - Pero tenemos un gran proyecto y muy buenos científicos. Estoy segura de que lo lograremos. Dentro de poco vamos a conseguir hallar la cadena de enzimas que necesitamos. Al menos eso creo, llevamos las investigaciones muy avanzadas. ¿Y tú? ¿Qué me dices?,- se interesó ella con el mismo reconocido tono. -  Lo vuestro es también dificilísimo, tenéis que salir al espacio e incluso luchar contra enemigos desconocidos. Debe ser muy arriesgado combatir ahí fuera. ¿No tenéis miedo?

-¿Miedo?,- inquirió Mazoui sorprendido. -



            Satory se sintió algo tonta al hacer esa pregunta, esperaría oír que a los pilotos les apasionaban el riesgo o que sabían en lo que se metían y cosas así, pero la respuesta de su contertulio fue bien distinta.



- Pues claro que nos da miedo.- Reconoció con honesta naturalidad él.- Es algo que todos experimentamos. Por muchos combates que libres y muchas misiones de vuelos que hagas eso nunca te abandona. Incluso es bueno tener un poco de miedo. Te hace llevar cuidado.

-¿Y cómo te enfrentas a ello? - Le preguntó la joven visiblemente sorprendida. -

- No pienso en ello - le dijo Mazoui. - Sólo intento cumplir con mi deber lo mejor posible y ya está. Además está la confianza en tus compañeros. Sabes que ellos están allí para ayudarte como tú lo estás para ayudarles a ellos. Al menos en casi todos - matizó casi para sí, al recordar a ese canalla de Logan. -

- Sí, es cierto - sonrió Satory - tenéis mucho compañerismo. Tú y Leval sobre todo, basta con veros para darse cuenta.

- Pero no sólo somos compañeros y primos, además somos muy buenos amigos. Desde que nos conocimos. Es más un hermano para mí que otra cosa.

- ¡Qué curioso! Amatista me dice lo mismo de sobre ese chico,- dijo Satory que enseguida pensó haber hablado más de la cuenta. -

- Sí, es verdad - admitió Mazoui. - Pero lo cierto es que estoy preocupado por él.

-¿Le ocurre algo malo? - Preguntó Satory acercándose preocupada hacia el muchacho. -

- Me preocupa su relación con Amatista. Sé que tú eres muy amiga suya y te pido por favor que no le comentes nada. Al menos por ahora.

- Descuida - le aseguró la muchacha - no diré nada.

- Hay un oficial en nuestro grupo que intenta salir con ella.- Le reveló Mazoui.



Aunque Satory ya lo sabía y lo reconoció.



- Lo sé, me lo dijo y está muy ilusionada.

- Ese tipo no es de fiar. A casi todo el mundo en la escuadrilla le cae mal. Y le hizo una jugada muy sucia a Leval. Impidió que él cambiase su guardia y todo para tener campo libre con Amatista. De hecho, no le dio ni la posibilidad de enterarse de que ella estaba allí. - Le desveló su contertulio.-

- Bueno, pero Leval y Amatista sólo son amigos,- terció Satory que no quiso descubrir lo que sabía sobre los sentimientos de su amiga. -

- Creo que ese tipo se pensó otra cosa - repuso Mazoui que denunció con preocupación. - Trata a Leval como a un competidor y le está poniendo zancadillas. Si sigue así me temo que podría perjudicar seriamente su carrera.

-¿Tan grave es? - Preguntó Satory con gesto también bastante preocupado. -

- Puede llegar a ser muy serio.- Asintió Mazoui.- Mi primo normalmente tiene mucha paciencia y es demasiado ingenuo. Pero si  explota no sé de lo que podría llegar a ser capaz. Ese individuo podría hundir su carrera. O él mismo, en un momento de enfado, hacer algo que la echase a perder. Y como pierda los nervios con él, compadezco al otro tipo.

-¡Eso tengo que decírselo a Amatista! - exclamó Satory a quién se le escapó -, ella cree que Leval la ignora.

- Por favor - le volvió a insistir Mazoui. - Espera sólo un poco más. Puede que las cosas se solucionen sin que tengamos que intervenir. Quizás lo aclaren todo entre ellos. No me gustaría mezclarme en sus vidas.

- Está bien - convino  la chica que tampoco deseaba meterse demasiado en asuntos ajenos. - No diré nada, por ahora...

- Bueno- sonrió el muchacho tratando ahora de cambiar de tema para querer saber.- ¿Qué tal estás tú? Supongo que echarás de menos la Tierra.

- Sí. La echo mucho de menos. - Le confesó la muchacha mirando hacia la mesa con una expresión algo más alicaída. -

- Lo siento. No debí preguntar eso. Ha estado fuera de lugar – se lamentó él maldiciendo su falta de tacto.-

-Añoro a mi padre y a mis amigas, Keiko, Mimí, y el resto del personal.  Eran mi familia. Y también me ayudaban mucho. Ahora, en el proyecto Hadas-Cinco, todas nos ayudamos pero la responsabilidad pesa mucho más. No podemos cometer errores o estropearíamos todo por lo que, no únicamente nosotras, sino nuestras compañeras en la Tierra, hemos estado trabajando durante años.

-Sí, te comprendo. No hay día que no piense en mis padres y en mi hermana Kathy. – Admitió a su vez él.- Es duro no poder tenerles cerca, hablar con ellos o saber que, sencillamente, están ahí.



Mazoui suspiró ahora. Era evidente que esa muchacha y el resto de la dotación de la nave echaban de menos a su mundo natal. Pero había querido cambiar de tema y no se le ocurrió otra cosa. No obstante, Satory levantó la mirada de la mesa y sonrió, replicando con un tono más optimista ahora.



-No sé qué nos sucederá en el futuro, pero mi padre me enseñó desde pequeña a pelear por lograr lo que deseara. Y eso pienso hacer.  Bueno, en sentido metafórico. No soy muy buena en eso de dar golpes, - sonrió algo azorada ahora y Mazoui con ella, en tanto la chica agregaba.- Y mi única forma de luchar es mediante el trabajo en el laboratorio con mis compañeras. Si descubrimos alguna cosa, por pequeña que sea, puede que estemos más cerca de lograr nuestros objetivos. Quizás demos con algo que nos permita regresar. No hay que perder la esperanza.



            Mazoui la escuchó con aprobación y asintió. Él creía lo mismo. De hecho esa chica era más fuerte de lo que a primera vista parecía. Y hablando de fortaleza, por su parte también deseaba aportar todo cuanto estuviese en su mano. ¡Si al menos pudieran percibir alguna energía conocida para utilizar su translación instantánea! Pero estaban demasiado lejos, ni siquiera la fuerza de un súper guerrero como el padre de Leval era perceptible. Pese a que Roy les contase que su mítico maestro era capaz de usar esa técnica en cualquier parte del universo. Aunque claro, eso quedaba únicamente al alcance de un ser tan increíble como ese. No obstante, quería creer en lo que su interlocutora había dicho. Siempre había lugar a la esperanza.



-Sí, tienes toda la razón. Y esa forma tuya de luchar es más importante que ninguna. - Convino él ahora con un tono más suave y reflexivo.- Debemos apoyarnos los unos en los otros. Es fundamental trabajar unidos. Somos como una familia. O al menos deberíamos serlo en estas duras condiciones que enfrentamos. Por eso me preocupa la situación de Leval y Amatista.- Concluyó, sin poder evitar volver al tema anterior.-

- Confía en ellos. Son dos buenas personas, seguro que lo arreglarán. – Afirmó Satory deseando que así fuera.-



     Después de un rato más de conversación ambos se despidieron a la espera de acontecimientos. La nave proseguía su rumbo por el espacio hacia ese agujero de gusano y tras enviar una serie de sondas de ida y vuelta para obtener datos de telemetría y comprobar su seguridad llegaron hasta él.

-Las sondas siguen emitiendo, condiciones de radiactividad y presión normales en el espacio, señor.- Le notificó uno de sus oficiales a Hazzar.-

-¿Mantenemos el rumbo, comodoro? – Quiso saber un capitán que estaba junto a él en el puente.-

-Informaré al contralmirante Spar y, si él lo estima oportuno, proseguiremos la marcha hacia ese agujero.- Convino el interpelado.-

-Tiempo estimado para alcanzar la discontinuidad, doce minutos, señor.- le informó un oficial de navegación. -



            Hazzar no tardó en consultar a su superior, como Comandante en jefe de la nave era su decisión. Tras informarle de los datos obtenidos y preguntarle, vía monitor. Spar asintió, declarando.



-Comodoro, mantenga el rumbo y entremos en ese agujero. Que Dios nos ayude.

-A la orden.- Repuso el interpelado quien repitió ese mandato.- Velocidad dos tercios, escudos al máximo. ¡Vamos allá!



            Y la nave se dirigió hacia allí, sin peligro ninguno y cruzándolo en pocas horas tal y como los Zirt les advirtieron.



-Al menos fueron honestos.- Suspiró un aliviado Hazzar cuando se reunió con su superior en su despacho.-

- Ahora tendremos que ver a dónde nos ha conducido este otro agujero. Quizás nos haya aproximado algo más a la Tierra. O puede que nos haya alejado.- Conjeturó Spar, ordenando a su segundo.- Disponga algunas patrullas para nos localicen y  verifiquen la nueva posición.

-A sus órdenes.- Respondió el comodoro, saludando militarmente y saliendo de allí para dar las instrucciones oportunas.-



Esas patrullas fueron enviadas y además de recalcular la posición de la nave detectaron algo. De lo que no les habían informado los Zirt fue del planeta que apareció en el radar. Tras recibir esos informes los dos oficiales al mando se reunieron una vez más en el puente comentando aquello.  



- No entiendo como un planeta del tamaño de éste ha podido pasarles desapercibido.- Comentó Spar.- Sus otras indicaciones hasta ahora habían sido muy correctas.

-¿No será el planeta ese que nos indicaron? - Aventuró Hazzar sin demasiada convicción. -

- No, informaron que estaría a varios meses de navegación de aquí - repuso Spar sin dudar. -

- Enviaré una patrulla para que efectúe un reconocimiento, ¿le parece bien, señor?

- Sí, es lo más adecuado - convino Spar. - Hay que salir de dudas.- Hazzar procedió a dar las órdenes, unos cuantos cazas salieron en misión de exploración. Pero, al llegar a la órbita del planeta y como ya había sucedido en otras ocasiones,  se perdió toda comunicación con ellos. -

¿Otra vez lo mismo?- Inquirió el capitán del puente.-

-Sí señor.- Replicó un oficial de comunicaciones. Afirmando.- Perdimos todo rastro de radio y radar.-



            El capitán suspiró resignado y pasó la noticia a su superior. Tan pronto se informó a Hazzar éste ordenó una nueva expedición para investigar. Al cabo de una hora tampoco había noticias suyas. Se lo comunicó a Spar que le ordenó aproximar la nave y mandar a sus mejores pilotos. El comodoro a su vez ordenó presentarse a Braem en su despacho. Éste llegó y saludó cuadrándose ante su superior con la gorra bajo su brazo derecho.



- Se presenta el  teniente comandante Braem, a sus órdenes señor, como me fue requerido.- Declaró de inmediato con todo respeto. -

- Braem, usted tiene dos excelentes pilotos en su escuadra que ya han salido airosos de trances similares a éste.- Le expuso Hazzar.- Ambos tienen cualidades fuera de lo común que nos pueden ser muy útiles. Necesito que les ordene salir en misión de búsqueda y rescate. Hemos perdido todo contacto con dos expediciones anteriores.

- Saldrán de inmediato, señor.- Asintió el oficial que, tras recibir permiso, se despidió de su superior y marchó a buscar a Enset para que él localizase a Leval y Mazoui. -



            Leval se hallaba en su cuarto, pensando sobre lo sucedido. Intentó leer, repasar algunos informes de rutina, incluso jugar a algún videojuego pero le era imposible concentrarse. Pese a tratar de olvidarlo todavía daba vueltas a su cabeza con lo sucedido. Le había enfurecido mucho la actitud de Logan, sólo era un maldito presuntuoso.



-Si no fuera mi superior le habría roto la cara. El muy cobarde se protege con su rango.- Mascullaba con enfado.-



Pero ya no estaba seguro si solamente estaba furioso por eso. Podría ser también por Amatista. La verdad es que nunca se había sentido atraído hacia ella.



-Bueno, es una chica muy bonita, sobre todo la recuerdo en su baile de graduación.- Pensó ahora con cierta dosis de nostalgia.-



 Lo pasaron muy bien entonces, pero nunca había sido capaz de mirarla con otros ojos que con los que miraría a su hermana. Para él, solamente era una niña y más por su errático comportamiento que por su edad. Pero quizás, esa niña había ido creciendo. Y durante estos últimos meses las cosas habían ido cambiando entre ellos y no eran igual que antes. Por momentos veía en ella a una mujer realmente hermosa que estaba trabajando con mucho tesón, interesada en sus investigaciones y con deseos de contribuir a la labor común. ¡Pero no!, aquello era solamente a veces. Cuando le parecía que esa muchacha había madurado le sorprendía con alguna que otra chiquillada o muestra de egocentrismo caprichoso. Era una chica demasiado cabezota y sobre todo le dolía el desprecio de ella. ¿Es que no podía comprender que él tenía sus obligaciones? Esto no era un juego como cuando le daba aquellas clases de física en casa. Ni tampoco igual que aquella vez que fueron juntos al baile de fin de curso, cuando ella fue a verle a su casa con la intención de que fuese su pareja. Leval no pudo evitar sonreír al recordar aquello. Él mismo se ofreció para quitarle a la pobre muchacha el rubor de tenerlo que pedir. Fue entonces cuando creyó comenzar a darse cuenta de que esa niña era ya toda una mujer. Luego tuvieron una fase en la que apenas sí se vieron. Aunque él salió con otras chicas ninguna realmente le llegó a llenar del todo. Quizás Jane fue la que más cerca estuvo. Con ella sintió una conexión especial. Pensó incluso en que podría tener un futuro a su lado, y al final, esa joven tan ambiciosa por lograr su sueño de graduarse le decepcionó del peor modo. Desde entonces había permanecido casi estanco a la influencia del amor o de la mera atracción por otra mujer. Y ahora veía como Amatista estaba a punto de cometer un gran error. ¿Cómo podía siquiera pensar en salir seriamente con ese tipo?



-La está utilizando. Ese sinvergüenza la dejará plantada en cuanto tenga lo que quiere de ella.- Se decía con creciente indignación. -



Empero, por mucho que él se afanase en convencerla de que Logan era un canalla, no le escucharía. Es más, debido a esa maldita cabezonería suya, ella seguro que haría exactamente lo contrario de lo que él le dijera.



- Tendría que decirle que es el tipo más maravilloso del mundo. Así seguro que le dejaría enseguida.- Pensó con sarcástico pesar.- Pero, ¿qué le habré hecho yo para que se comporte de esa forma conmigo? - Se preguntaba él  sin llegar a comprenderlo. Hasta que se dijo con incredulidad y meditándolo más seriamente de lo que había creído en un principio.- No creo que sea sólo por ese maldito cambio de guardia. Tiene que haber algo más.



            Sus tribulaciones se vieron interrumpidas por una llamada del mayor Enset que le ordenó presentarse inmediatamente en la sala de pilotos.



-Voy de camino, señor.- Respondió de inmediato.-



Y para allá que fue. Su primo también volvía a su base y al entrar un centinela que le conocía le advirtió de lo mismo.



-Señor, el comandante de la escuadrilla le estaba buscando.

-¿A mí?- Se sorprendió Mazoui.- Tenía permiso hasta ahora, él está al corriente.

-No sé la causa, mi teniente. Pero el comandante Braem y el mayor Enset querían verle. Nos han ordenado que, si le localizásemos , se lo hiciésemos saber.- Repuso el confuso soldado.-

-Muy bien, muchas gracias.- Contestó amablemente él.-



A fin de cuentas, ese pobre tipo no tenía por qué saber nada más. Por tanto, Mazoui acudió rápidamente  a la sala de reuniones de su escuadrilla y allí le aguardaban Enset, Leval y el comandante Braem. El joven entró y saludó a sus superiores. Braem enseguida le ordenó descanso para explicarle directamente el motivo de su llamada. El mayor Enset les acompañaría.



- Elija usted a algún otro piloto de confianza para que nos acompañe en esta misión.- Le pidió Enset. –

-No lo comprendo, mayor.- Inquirió Mazoui.- ¿No deberían ser usted o el comandante quienes asignasen a los pilotos?

-Sí, teniente O ‘Brian.- Intervino Braem alegando.- Pero tenemos interés en ver por quienes se decide.-

- En tal caso, creo que el teniente Rick Jensen y la alférez Susan Hunter serían los más indicados, señor,- repuso rápidamente el interpelado. -

- Muy bien, llámelos y en marcha.- Ordenó Braem.-



            Todos se cuadraron saludando ante su comandante quien se despidió de ellos deseándoles suerte. A los pocos segundos Enset tomó la palara para comentar.



- Muchachos. Vamos a salir fuera del alcance de nuestros receptores. Como la comunicación probablemente se perderá actuaremos por nuestra cuenta. Teniente O’ Brian, usted tomará el mando si algo me ocurriera a mí o si debemos separarnos.

- A la orden, señor - saludó éste. – Con su permiso avisaré a la alférez Hunter y al teniente Jensen.

-Muy bien.- Concedió su superior.-



            Todos se dirigieron a la pista de despegue, Mazoui llamó en efecto a Hunter y Tracer que acudieron de inmediato. La muchacha se mostraba visiblemente contenta de haber sido requerida. Eso confirmaba las palabras del teniente Malden. Ahora deseaba corresponder a esa confianza.



-Le agradezco mucho que haya pensado en mí, señor.- Pudo decir llena de satisfacción tras presentarse y saludar.-



Aunque le dijeron que la misión podría ser arriesgada. De hecho su superior, el teniente O ‘Brian le comentó.



-Es usted una buena piloto, pero con poca experiencia todavía. Aun así confío en usted para que nos brinde apoyo. De todos modos, si no desea arriesgarse lo comprenderé.

- No se preocupe por mí, mi teniente. Estoy dispuesta y le agradezco su confianza, no le decepcionaré, señor.- Afirmó la chica cuadrándose.-



Su superior asintió satisfecho, podía percibir que Hunter decía lo que realmente pensaba. Era una buena oficial, con deseos de aprender y de servir a los suyos.



-Pues yo no te lo agradezco nada, Mazoui. Pero ya que estamos reunidos. - Terció Tracer con su característico tono de humor.- Vamos ya o nos perderemos la fiesta.



 Los demás convinieron en ello. Abordaron sus aparatos y partieron rumbo a ese planeta. Al cabo de una hora, según llegaba a la órbita externa y tal y como se supuso, se perdió contacto con la base.



- Lo mismo que les sucedió a las otras misiones.- Comentó Leval.-

- Señor, ¿qué hacemos ahora?- Preguntó Mazoui. -

- Preparen sus sistemas de ataque. - Ordenó Enset añadiendo con rapidez. - Vuelen en formación de reconocimiento.



            Hacia ellos se dirigía una neblina muy densa, era algo muy anormal para aparecer en el espacio. Los sistemas de los cazas comenzaron a fallar mientras se aproximaban al planeta. Notaron como los aparatos no les respondían, parecían guiados por una especie de control remoto.



-¿Qué es esto?- Preguntó Susan.- Por más que lo intento no puedo hacerme con el avión.

-Debe de ser algo similar a un rayo tractor.- Especuló Leval.- Y es mucho más potente que nuestros motores. No creo que sea buena idea luchar contra su atracción.

-Es cierto. Podríamos freírlos si los forzamos demasiado.- Convino Tracer.-



Seguían envueltos en esa densa niebla. Percibieron como sus aparatos perdían potencia gradualmente y descendían hasta posarse en una especie de plataforma. A través de sus intercomunicadores, una voz metálica les dio orden a los pilotos de abandonar sus aviones.



-Seres invasores. Salgan de sus vehículos.- Insistía aquella voz.-



            Tras unos momentos de silencio, fue Tracer quien quiso saber por una línea de transmisión encriptada y segura.



-¿Qué hacemos, señor? No creo que esos tipos sean de fiar.

- No creo que tengamos muchas opciones, teniente Jensen.- Replicó el mayor Enset.- Verifiquen si la atmósfera es respirable.

-Lo es, señor.- Contestó Susan quien se ocupó de comprobarlo.-



Entonces llegó otro aviso, más imperioso que el anterior, que les conminaba a salir.



-Seres invasores. Es nuestra última advertencia. Salgan de sus vehículos o tomaremos acciones de respuesta hostil…

-No tenemos más remedio que hacer lo que nos dicen. Podrían atacarnos con rayos u otra arma. En fin.- Suspiró Enset queriendo saber.- ¿Algún voluntario?



Empero, antes de que ninguno de sus subordinados contestase, lo pensó mejor y él mismo decidió asumir ese riesgo, dada su responsabilidad al mando. Iba a notificarlo a sus pilotos cuando Mazoui le llamó por el comunicador.



- Déjeme salir a mí, señor.- Se ofreció él. -

- No puedo pedirle que arriesgue su vida, teniente,- le respondió Enset que esgrimió con decisión. -  Soy el oficial superior. Es mi responsabilidad.

- Mi constitución es más fuerte de lo normal, mayor. - Afirmó el chico  añadiendo con la misma seguridad que su jefe había empleado anteriormente  -, aguantaré más que cualquier otro. Con el debido respeto. No se trata de responsabilidad. Es cuestión de ser prácticos. Tengo mejores probabilidades que usted.

- Muy bien - concedió Enset con agradecido tono y simpatía. - Suerte muchacho.

- Saldré contigo. - Se ofreció solícitamente Leval. -

- Con que se arriesgue uno solo es suficiente. -Le rebatió su primo. -

- El teniente O’ Brian tiene razón. Usted, teniente Malden, espere como reserva. En caso de que algo le sucediera a su compañero. Ocúpese entonces de rescatarle. - Convino Enset que le animó nuevamente. - Estamos con usted O ‘Brian. ¡Adelante y suerte!



            Mazoui no respondió, respiró hondo, se concentró y apretó el botón despresurizador de su carlinga. Ésta comenzó a abrirse y él se dispuso a salir para explorar aquel misterioso exterior…



-Pues vamos allá.- Se dijo dándose ánimos. -



            En la Luna la batalla proseguía. De camino hacia el puesto de mando todo eran caos de atropelladas carreras, órdenes de mando y sonidos de explosiones y alarmas. La soberana tuvo que darse prisa junto a sus escoltas, ministros y su aliado el saiyajin, para llegar lo antes posible a reunirse con sus oficiales al cargo. Allí, entre las imágenes de las cámaras de vigilancia que todavía funcionaban y los informes que le dieron, se hizo una idea de la situación.



-Denme un informe de las incursiones enemigas.- Les ordenó la reina.-

-Majestad, nuestras defensas se hayan comprometidas. Los atacantes han tomado varios puntos de acceso.- Informó uno de los oficiales del puesto.-

-Tenemos que evacuar el sector y conducir a la población civil a los búnkeres de emergencia.- Afirmó otro de los militares.-



Al parecer, una flotilla de naves enemigas del tamaño de cazas orbitales, similares a las que se reportó que atacaron al asteroide, había abierto fuego contra las protecciones de la Cara Oculta de la Luna. En un principio éstas habían aguantado pero finalmente, ante ese bombardeo, fueron destruidas en algunos puntos. El enemigo, no contento con eso, habría introducido alguna nave de desembarco y tropas en las brechas. Y estás ganaban terreno rápidamente. Las escasas fuerzas de defensa de la Luna no eran rivales para su poder.



-La situación es muy grave, Majestad.- Comentó uno de los oficiales.- Apenas si nos quedan recursos…

-Por eso no temáis. Ya estoy yo aquí.- Comentó Doran.-

-Proteged a la reina. Debe ponerse a salvo.- Insistió uno de los cortesanos.-

-No. Tengo que intervenir.- Declaró Nehie que, sin dar tiempo a nadie a replicar, invocó su transformación sacando el pequeño cetro que había guardado en uno de los bolsillos de su traje al grito de.- ¡ Cara oculta de la Luna, dame el poder!…



            Y tras asombrar a sus acompañantes con una zarabanda de luces y vueltas sobre sí misma apareció ataviada como sailor. Lucía unas botas hasta la rodilla de color negro con ligero tacón, minifalda a juego, un corpiño blanco y una diadema plateada que sujetaba su frente. Completaba aquello con un gran lazo negro también sobre el pecho y en el cuello una cinta de tono blanco con tres lunas en fase creciente con los cuernos apuntando hacia arriba, inscritas en ella.

-Pero Majestad. Es muy peligroso. ¡Os suplico que no vayáis! - Le rogó el capitán de su guardia.-

-Debo ir, es mi obligación. - Sentenció ella, quien observando los rostros de desaprobación de su séquito añadió con tajante tono de mando.- No os estoy pidiendo vuestra opinión, os estoy dando una orden. Podéis acompañarme o quedaros aquí, ¡pero apartaos de mi camino!

-Os seguiremos, Majestad. - Convino el resignado capitán con el asentimiento unánime de sus soldados.- Hasta el final.

-Yo también iré con vos, Señora.- Terció Doran remachando no sin aparente regocijo.- ¡Esos cobardes van a ver lo que significa retar a un saiyajin!

-Os lo agradezco.- Asintió la aludida, realmente contenta de contar con semejante aliado.- ¡Vayamos pues!…mi gente me necesita.



            Y sin perder más tiempo corrieron hacia la zona más comprometida, en la que penetraban varias unidades enemigas con fuego de artillería y androides. Los defensores estaban a punto de sucumbir cuando la propia Sailor Shadow llegó a su posición y lanzó un ataque que desbarató a un grupo de la vanguardia rival. Doran se unió con un poderoso rayo de energía que destruyó algunos robots y un par de naves de transporte. Ahora, las tropas de la Luna Nueva pudieron avanzar retomando posiciones y tratando de asegurar el perímetro. Aunque por poco tiempo, del exterior llegaban más intrusos que bombardeaban con nuevos rayos de energía.



-¡Van a destruir toda la zona de cúpulas! – Exclamó un oficial.-

-Nos preocuparemos de eso después.- Replicó la soberana, ordenando a sus guardianes.- Mantened al enemigo a raya. ¡Disparad!…



            Pese a que sus soldados cumplieron con la mejor disposición aquel mandato, las tropas adversarias comenzaban a superarles en número. Incluso montaron una especie de cañón de energía que hizo fuego destruyendo aún más las protecciones del palacio. Entonces Doran concentró energía transformándose en súper guerrero para asombro de la guardia lunar. Al momento les arengó.



-¡Poneos tras de mí! Bloquearé sus rayos, cuando lo haga tendréis tiempo de replegaros.

-Sí. - Convino Nehie, asombrada a su vez por la energía que desprendía aquel guerrero. Pero manteniendo la compostura para ordenar. - Retiraos hasta asegurar una zona más fácil de defender. Doran y yo misma contendremos al enemigo. No deben de pasar de aquí. Cerca hay casas, escuelas y zonas de paseo.

-Se están evacuando con la mayor celeridad, majestad.- Le notificó uno de sus oficiales de la guardia.- Aunque todavía llevará algún tiempo.

-Os daré ese tiempo. Pero quiero que pongáis a salvo a todo el mundo.- Declaró la soberana.-

-Sería mejor que os refugiaseis también, Señora.- La aconsejó el saiyajin.-

-¡No en mi reino! Y nunca mientras haya un súbdito mío en peligro. - Repuso ella con tono firme.- Su seguridad es lo más importante.

-Como vos digáis. Es ciertamente vuestro reino. - Asintió respetuosamente su interlocutor que proyectó una especie de burbuja de energía que actuó como escudo en tanto sentenciaba.- Tenéis todo el derecho y la obligación de defenderlo. Majestad.



            Y esa improvisada barrera aguantó la descarga de energía de ese cañón. Al menos lo bastante como para que Sailor Shadow avanzase decidida para contraatacar golpeando y lanzando rayos de energía contra todo enemigo que se atrevía a salirle al paso.



-¡Rayos de energía lunar!- Invocaba según los producía.-



            Usando su cetro lo hizo aumentar de tamaño empleándolo para parar ataques enemigos y golpear a su vez a cuantos rivales trataban de asaltarla. Girando sobre sí misma y esquivando con agilidad las embestidas de los soldados adversarios. Doran la contempló no sin asombro y con un gran respeto. Estaba claro que esa mujer no tenía ni de lejos la fuerza de un saiyajin. Sin embargo, peleaba con denuedo por defender a los suyos. Como todo monarca que se preciase se arriesgaba en persona dirigiendo e inspirando a los suyos en la batalla.



-Sois una auténtica soberana. No desmerecéis de la reina Meioh. - Pensó con aprobación.-



            Estaba deseoso de unirse al ataque pero se percató de que ese cañón iba a hacer fuego nuevamente. Afortunadamente Neherenia estaba fuera de su trayectoria de disparo. No así la mayor parte del palacio.



-¡Maldita sea! – Espetó con frustración.- No puedo moverme de aquí hasta que no destruya ese cañón. Pero podría herir a la reina…

           

            El objeto de sus preocupaciones, junto con algunos de sus hombres, peleaba contra una cada vez más agobiante masa de enemigos. Estos disparaban sus armas y diezmaban rápidamente a las tropas de la Luna Nueva. La misma soberana cayó herida en un brazo. En el suelo se lamentaba de que todo fuera a terminar así para ella en tanto el enemigo se aproximaba listo para darla el golpe final.



-Al menos Granate, mi amor, volveremos a estar juntos.- Pensó a modo de último consuelo mientras se sostenía el brazo herido con un rictus de dolor, sonriendo pese a todo. –Espérame, enseguida me reuniré contigo…



            Aunque en ese instante una ráfaga de varios ataques coordinados descolocó por completo al invasor. Las voces que los pronunciaban y sus nombres le eran muy familiares a la reina. Cuando miró hacia la fuente de los mismos no pudo evitar sonreír emocionada. ¡Allí estaban! Chibiusa, las asteroides e incluso las guerreras de la Luna. Entonces aquel cañón diabólico estalló en pedazos, un hombre que brillaba con un gran resplandor dorado lo había destruido de un puñetazo. Pero no se trataba de Doran. Éste todavía se mantenía en posición tras de ella protegiendo a los cortesanos y a las fuerzas de defensa que estaban cobijados tras los muros. La joven soberana no tuvo que esperar demasiado para descubrir a ese otro saiyajin, aquel guerrero dorado se aproximó, emitiendo ya menos luz, en tanto las sailors se ocupaban de poner en retirada al enemigo. Neherenia entonces pudo exclamar, visiblemente sorprendida y alegre.



-¡Roy!



            Así era, el padre de Kerria, tío de Idina, más conocido por los saiyajin como el príncipe Asthel, el hermano del soberano de Nuevo Vegeta. A su vez, Roy Malden miraba a la soberana y sonreía. Sacó una alubia que le entregó. La muchacha no tardó en comerla notando como se recuperaba instantánea y milagrosamente de su agotamiento y de las heridas. Mientras, el recién llegado le decía con su jovial y socarrón tono habitual.



-No pensarías que me iba a perder esta fiesta. ¿Verdad, Nehie? Sabes montarlas a lo grande en la Luna por lo que veo…

-¿Cómo habéis podido venir?- Quiso saber ella visiblemente desconcertada ahora.- ¿Quién os ha llamado?



            Entre tanto las demás guerreras retornaron hacia su posición. El enemigo se había replegado, quizás confundido ante semejante contraataque que no esperaba. Entonces Roy centró su atención en el otro súper guerrero. Doran por su parte se aproximó y nada más verle hincó la rodilla en tierra para declarar con gran respeto.



-Príncipe Asthel. Es un gran honor, Señor…

-¡Venga ya, chaval!, levántate que parece que te me estuvieras declarando. - Sonrió el aludido, para regocijo y risotada del resto de las guerreras y hasta de la propia Sailor Shadow.- Bueno- Quiso saber Roy ahora con tono más serio. - ¿Cómo te llamas, hijo?...

-Doran Derail, mi Señor, hijo de Calix Derail y de Seira Saiyanto.- Repuso éste de inmediato en tanto se levantaba.-

-Muy bien, Doran… ¡Vaya, de modo que eres hijo de esos dos! Espero que tus padres sigan bien. ¡Eran realmente magníficos! Y grandes guerreros. Fue un honor luchar a su lado igual que lo será ahora combatir al tuyo. - Repuso su interlocutor sonriendo al recordar viejos tiempos.- Aunque ahora no es momento de contarte sobre eso. ¡Vamos! Entre tú y yo destruiremos a esos mamones. Siguen ahí y tenemos que borrarles del mapa.

-Sí, mi Señor. Con gran placer.- Sonrió el interpelado, más que dispuesto a ello.- El honor es mío.

-Las demás. Aprovechad ahora y organizad un perímetro defensivo. Debemos dar tiempo a los servicios médicos para evacuar a los heridos.- Ordenó Chibiusa.- Asteroides, quiero que os centréis en buscar a personas heridas por los corredores. Si halláis alguna, protegedlas y avisad a los enfermeros.

-Así se hará, alteza.- Repuso Sailor Ceres.-



             Y las cuatro guerreras se dispersaron para buscar. El resto de las sailors asintieron a  su vez para asegurar la posición. Mercurio, en su calidad de galena, se ocupó enseguida de atender a cuantos soldados o civiles lo requirieran. Afortunadamente los médicos y enfermeros no tardaron en montar un puesto de urgencia.



-Doctor.- Le dijo Nehie a uno de esos facultativos que parecía estar al mando.- Obedeced las instrucciones de la Guerrera Mercurio como si fueran las mías. Proporcionadle cuanto os pida.

-Sí, Majestad.- Repuso éste haciendo una reverencia.-

-Ayudaré a Mercurio.- Terció Hotaru con el beneplácito del resto.-

-Bueno.- Suspiró Nehie agradeciendo aquella tregua brindada por sus amigos ya aliados.- Ahora espero que me contéis lo que pasa…



            Y tras asegurarle a la soberana de la Luna Nueva que le explicarían todo cuando el tema estuviese resuelto, tanto Roy como Doran salieron volando a la caza del enemigo. La reina y sus amigas quedaron allí, aguardando. Aunque tanto Chibiusa como las otras quisieron poner a su amiga en antecedentes de lo que había sucedido…





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