A pesar de intentar soltarse con todas sus fuerzas
Logan no era capaz de mover los brazos de su asaltante ni un milímetro. Y
además, la cara de enfado que éste tenía daba realmente miedo. Sobre todo
cuando le espetó sin andarse con rodeos.
-¡Ahora, vas a explicarme qué es lo que pretendes
con tu miserable actitud!
- No sé de qué me hablas o lo que te crees imaginar,
pero estoy ocupado y no tengo tiempo que perder contigo.- Le replicó Cedric sin
parecer en absoluto preocupado, puesto que cuando quería era un maestro para
disimular sus emociones. - Ahora si me disculpas.- Remachó tratando de
zafarse.-
Pero Mazoui lejos de ceder, se enfadó bastante más, sujetando a Logan de la
pechera lo subió en alto varios centímetros colocándole contra la pared.
-¡Escúchame bien, maldito estúpido! ,- le escupió
tratando de templar su tono con un falso toque de condescendencia. -
Normalmente tengo mucha paciencia pero tú estás acabando con ella. Te advierto
que cuando me enfado no resulto nada agradable. Así que no quieras averiguarlo
¡Vas a explicarte ahora! Ya sabes de lo que te hablo, o si no, te estrujaré
como un acordeón y me importa un bledo lo que vayas a decirle al comandante. No
podrán hacerme nada peor de lo que te haga yo a ti.
- Bueno, está bien - pudo decir Cedric que ahora sí
se sentía intimidado. - ¿Qué es lo que quieres?
-Que me digas porqué te empeñas en meterte en medio
de nuestras vidas.- Le escupió su inquisidor.-
Cedric debía de reconocer que Mazoui era muy fuerte
y no convenía un enfrentamiento con él, sobre todo desde que se corriera el
rumor de junto con Leval podían alimentar ellos dos solos los cañones de la
nave. O cuando él mismo les vio durante aquel combate frente a esos enemigos.
Destruyéndoles con la única ayuda de esos trajes. De modo que le dijo con
aparente tinte conciliatorio.
- No te pongas así, no tengo nada contra ti. ¿Acaso
me he metido yo alguna vez en tus asuntos? Tú no tienes nada que ver.
- En eso te equivocas de medio a medio - le
contradijo Mazoui con sarcasmo e indignación posterior cuando sentenció. - Si
le haces una faena a mi amigo, me la haces a mí. Y mucho más si es a traición y
por la espalda. Aunque claro, puede que tú no conozcas el significado de las
palabras compañerismo y amistad. Búscalas en el diccionario.
- No te entiendo, O ‘Brian - balbuceó Logan. - Ella
no es su novia, él es su amigo. Amatista me lo ha dicho. Además, la chica puede
elegir con quién sale. ¿Verdad?
-¡Tienes mucha cara, amigo!,- espetó Mazoui moviendo
la cabeza. - Sabes de sobra a lo que me refiero. ¿Por qué impediste a Tracer
que relevase a Leval? A ti, te hicieron ese mismo favor, si no recuerdo mal.
- En la guerra y el amor todo vale ¿No?,- sonrió su
interlocutor trémulamente. - ¿Tú que habrías hecho?...
Mazoui estaba tentado de romperle esa estúpida sonrisa de un puñetazo pero la
alarma de llamada le contuvo. Soltó a Logan.
- Aún no hemos zanjado este asunto. - Le advirtió a
su compañero, por denominarle de algún modo y remachó con un amenazante. - Ya
continuaremos esto más tarde.
Después corrieron a la sala de juntas. El comandante Braem había llamado a
todos los miembros de la escuadra en reunión de urgencia. Pasó directamente al
grano como era su costumbre.
- Les he convocado porque se ha detectado un nuevo
planeta. Nuestros expertos creen que podría reunir las condiciones
apropiadas para su terraformación. De todos modos y en previsión de riesgos
desconocidos quiero voluntarios para un vuelo de reconocimiento.
- Señor, yo me ofrezco para ir - anunció Leval, que
lejos de saber todavía nada de lo concerniente a Logan, Amatista, Tracer y
Mazoui, acogió ésta petición con entusiasmo. -
-¿Está usted seguro, teniente? - Le preguntó Braem
sorprendido y a la vez con bastante respeto - ya se arriesgó bastante en la
última ocasión.
- Creo que gracias a algunas técnicas que domino
tengo más posibilidades de volver que otros, señor. No será necesario arriesgar
vidas sin necesidad. - Repuso modestamente él. –
Pese a todo a algunos pilotos no les cayó bien ese
comentario. Leval era bastante ingenuo a veces, él no lo dijo con mala
intención, pero tampoco se detuvo a considerar el alcance de sus palabras. Ya
había algunos que le observaban con gesto disgustado e incluso intercambiaron
miradas de desaprobación. Por suerte, la mayoría estaban más o menos al
corriente de aquella hazaña del mundo captor y de las baterías láser, aunque no
supiesen a ciencia cierta cómo lo había hecho y lejos de tomarlo a mal,
agradecieron ese detalle. A todo esto el comandante, ajeno a esa situación,
asintió y quiso saber de nuevo.
- De acuerdo, ¿quién más quiere ir?
Mazoui también se ofreció, lo mismo que Tracer y para sorpresa de casi todos,
Logan se unió al grupo.
- Muy bien,- convino Braem que declaró con
absoluta sinceridad, avalada por las salidas hechas hasta entonces. - Ustedes
son de los mejores pilotos que tenemos. Irán a las órdenes del mayor Enset.
Vayan con cuidado y a la menor señal de problemas regresen a la base.
Cuadrándose todos, respondieron de forma afirmativa. Se encaminaron a sus
aviones. El mayor Enset que dirigiría la misión esperaba ya en el hangar. Los
cinco abordaron sus cazas y despegaron. En la torre de mando, en previsión de
que sucediera algo similar al mundo anterior, se avisó de nuevo a Satory. Ella
suspiró y se resignó diciéndose a media voz, en tanto iba de camino.
- ¡Mi día libre a la porra! En fin, espero que sea
por algo importante.
Se
lamentaba de ello con motivos. ¡Estaba tan ilusionada por poder quedar a comer
con Mazoui!
-Una vez más, la ley de Murphy se ensaña conmigo.-
Pensó moviendo la cabeza.-
Empero, lo dejó estar. No valía la
pena amargarse. Al llegar al puente se encontró también allí con Penélope y
cuando ella le puso al corriente de lo sucedido su entusiasmo le hizo olvidar
lo demás.
-¡Podría ser el planeta que hemos estado buscando! –
exclamó la muchacha dominada por la emoción. –
-Esperemos que así sea.- Convino su jefa que también
parecía expectante, aunque templaba más la forma de expresarlo.-
No
pasó mucho tiempo hasta que comenzaron a llegar informes sobre ese mundo. Era
un planetoide helado, a primera vista demasiado frío y lejano de su estrella.
Una enana azul. No sería viable su terraformación por carecer de calor
suficiente.
-¡Vaya! – Suspiró Satory con resignación combinada
con algo de fastidio.- Y yo que pensaba que esta vez tendríamos más suerte.
-No te preocupes. Planetoides hay muchos.- Le dijo
Penélope que lo había encajado impertérrita.- Ya habrá otra ocasión.
Desde luego que tocaba resignarse. A todo eso en el
puente recibieron un mensaje de la escuadrilla de reconocimiento confirmando
ese diagnóstico inicial.
- Aquí Enset, equipo rojo uno. Hemos completado un
reconocimiento en la órbita exterior del planeta. La atmósfera es casi
inexistente. La superficie debe estar helada, nuestros medidores indican
temperaturas del orden de los doscientos sesenta grados bajo cero. Carbono y
metano se detectan en grandes cantidades.
En la sala de mando, recibieron ésta comunicación y un capitán le preguntó a
Satory si podría existir vida.
- A pesar de esas temperaturas tan bajas existiendo
carbono no lo descartaría, pero hará falta un barrido de escáner a menor
distancia. Si se descubriese agua podría existir un mar interior protegido por
una gruesa capa de hielo, como en Europa. En todo caso esa agua podría servirnos
como reserva.- Propuso ella. –
Los
allí presentes asintieron. Pese a disponer del líquido elemento en el asteroide
y optimizar su reciclaje simulando un ciclo natural de precipitaciones,
evaporación, condensación y circulación por toda la nave, siempre se perdía
algo. De modo que cualquier cantidad que pudiesen agregar era desde luego muy
bienvenida.
- Al menos algo bueno podríamos sacar de esto.
Además de agua en estado sólido quizás
podría existir algún yacimiento
de metales y minerales - Terció Penélope enfrascada en los datos que les iban
llegando. – Creo que valdría la pena indagar…
- Entiendo - afirmó el capitán. - Ordenaré que hagan
un reconocimiento sobre la superficie.-
Y de inmediato contactó con Enset y le dio la orden.
- Bueno muchachos - dijo éste a sus pilotos. - Ordenan
reconocimiento de superficie. Mazoui y Logan conmigo abajo. Tracer, tú y Leval,
orbitar a la espera de nuevas instrucciones.
Todos cumplieron las órdenes con rapidez, a medida que bajaban hacia su superficie
Enset les advirtió que tuvieran cuidado con la aproximación. Las naves
sobrevolaban lo que parecían unas extensiones glaciares sin fin. Analizándolas
se pudo comprobar efectivamente su alto contenido en agua.
-Parece que vamos a tener suerte.- Comentó un
satisfecho mayor.-
Entonces Mazoui presintió algo anormal.
- Señor - advirtió a su superior. - Debemos salir de
aquí rápidamente. Hay algo que no me gusta.
-¿Qué ocurre teniente?,- le inquirió Enset. - El
radar y el escáner no detectan nada fuera de lo normal.
-¿No se tratará de alguno de esos presentimientos
extraños tuyos, verdad? - Le inquirió Cedric con sorna. -
- Llámalo como quieras,- respondió Mazoui sin
demasiada simpatía y agregando con preocupación - pero creo que debemos salir
de aquí cuanto antes.
- En eso hay que reconocer que O ‘Brian no suele
estar desencaminado, señor. – Admitió Logan comunicando con su superior. –
Recomendaría prestar atención a su sugerencia.
Desde luego que Cedric lo sabía mejor que casi
ninguno de sus compañeros oficiales o superiores, merced a esos informes a los
que había tenido acceso. Y en ese caso su propia seguridad estaba en juego.
Quizás no le tuviera muchas simpatías a Mazoui, en especial tras su último
encontronazo, pero ahora tocaba ser práctico. En esta ocasión estaban en el
mismo bando. Su superior también sopesó esa consideración, más cuando el mismo
Leval comentó al escucharles.
- Coincido
con el teniente Logan, señor. Nosotros les cubrimos.
- Muy bien, haremos una pasada más y saldremos – ordenó
Enset, dirigiéndose al propio Leval y a Tracer. – Grupo de apoyo, aguarden ahí
arriba.
En la órbita del planeta, estos
aguardaron, a falta de otra cosa que hacer pasaron el rato charlando, tras
enviar este mensaje a su superior el muchacho recibió una comunicación de su
compañero por otra frecuencia. Se sorprendió dado que no era una que se
utilizase en demasía. Quizás quería decirle algo confidencial. La ajustó y en
efecto, el otro piloto le contó lo que había ocurrido, aunque se guardó de detallarle
los peores detalles del sucio juego de Logan. Como era lógico, al chico no le
hizo mucha gracia, pero tampoco se enfadó hasta el punto que su compañero
pensaba, aunque claro está que no le había dado toda la versión de lo sucedido.
- Pues admito que te lo tomas bastante bien.- Le dijo
a Leval sorprendido para añadir con sinceridad. - Si a mí me intentan hacer eso
con mi chica me habría puesto muy furioso.
- Amatista no es mi chica - respondió
contundentemente él. - Es sólo una amiga y puede hacer lo que quiera. Pero lo
que me molesta más de todo esto es que Logan actuase de esa forma. Yo ni
siquiera sabía que la pobre vino a verme. Y ahora pensará que ni me preocupé de
ella. - Remachó con palpable malestar. – Claro – pensó en un destello de
perspicacia - ahora lo entiendo.- Recordó la llamada que hiciera y como
Amatista le contestó, mucho más fría y cortantemente de lo que ella era.-
¡Maldito tipejo! –Se dijo ahora con mayor enojo.- Ha hecho que ella piense que
la he ignorado por completo.
Sin embargo, tuvo que dejar esas reflexiones a un lado. En ese momento algo se
iluminó en la superficie del planeta. Una especie de código luminoso. Luces que
bailoteaban
- Mira Tracer - indicó Leval preguntando con tono de
sorpresa. - ¿Qué podrá ser eso?
- Que me den un permiso de seis meses si lo sé. Pero
no creo que se trate de un fenómeno natural,- opinó su compañero conjeturando a
continuación - parece una secuencia lógica. Debemos comunicarlo a los otros.
Y el piloto informó a su comandante de vuelo. Pero el mayor ya se había
dado cuenta.
- Parece que sus presentimientos no iban mal
encaminados,- le dijo Enset a Mazoui ordenando de inmediato. – Aquí hay
alguien. Elevémonos y salgamos de aquí.
Al punto, los tres cazas salieron de la atmósfera del planeta. Se elevaron
reuniéndose con los otros. Las luces continuaban variando, tanto de posición
como de colores e intensidad. Por su parte el radar del puente de mando detectó
tres objetos que se dirigían al planeta a gran velocidad.
- Mayor, vuelvan a la base - ordenó el capitán del
puente informando rápidamente al grupo. – Tres targets no identificados van
hacia sus posiciones y no sabemos si son hostiles.
- Recibido, a la orden.- Contestó Enset
comunicándoselo a sus pilotos - chicos volvemos. Código cuatro.
Pero los tres objetos llegaron muy rápido. Sin darles casi ni tiempo para
alejarse, ni entablar ningún tipo de contacto, atacaron a los cazas con rayos
de energía.
-¡Son ellos otra vez!- Exclamó Logan.-
No obstante, no eran como los
aparatos ovoides que les habían atacado anteriormente, más bien tenían forma
similar a un croissant. Lanzaban sus rayos desde las puntas. Los cazas lograron
eludir el ataque y Enset solicitó permiso para defenderse que le fue concedido
de inmediato.
- Hagan fuego - ordenó sin dilación. -
Mazoui replicó con dos misiles. Uno de ellos logró impactar en uno de esos
aparatos destrozándole un “brazo”. De inmediato los otros dos y el tercero,
averiado pero aun en vuelo, se retiraron.
- Parece que no esperaban una resistencia seria. -
Intervino Leval con euforia - ¡Les hemos dado un buen escarmiento!
- Seguro que han ido por refuerzos - conjeturó
Mazoui con mucho menos entusiasmo para añadir con urgencia. - Debemos largarnos
de aquí.
- Y cuanto antes - convino Enset comentando no sin
inquietud. - Probablemente hemos entrado en un planeta propiedad de alguna
civilización alienígena. Y no creo que se crucen de brazos después de dañarles
una nave.
- Bueno - terció Logan excusando aquello con
su característico toque irónico. - Al fin y al cabo, comenzaron ellos. Nos han
atacado sin provocación.
- Quizás no.- Rebatió preocupadamente Tracer que
explicó con agudeza. - Nosotros hemos invadido su espacio aéreo, somos los intrusos.
Y puede que esas luces fueran alguna clase de advertencia.
Los demás no respondieron, analizando cada uno la implicación de esas palabras
y su más que probable veracidad. En todo caso sería mejor salir de allí. Volvieron
con rapidez a la base y tras informar de lo ocurrido con más detalle se detectó
lo que parecía una gran nave nodriza rodeada de varios escuadrones de esos
objetos. El contraalmirante ordenó zafarrancho de combate. En la zona de
control y el puente comenzaron a llegar lo que parecían muchos tipos diversos
de frecuencias. Según su experiencia en radio astronomía, Satory interpretó que
debían de tratarse de intentos por establecer contacto. Los técnicos recibían
algo parecido a unos tonos básicos. Los ordenadores de la nave trabajaban a
gran velocidad, tratando de descifrarlos. Lograron establecer algunos patrones
que denotaban presencia de un idioma inteligente. Asimismo, se emitieron los
códigos de comunicación convencionales. Satory sugirió que fuesen fórmulas
matemáticas para ampliarlas luego con idioma humano. Empezando por una serie de
igualdades en código binario y pasando a cuestiones lógicas, para ir
construyendo las bases del lenguaje.
-Ahora veremos si nos comprenden.- Dijo uno de los
oficiales del puente.-
-Eso espero que, antes de disparar, podamos hablar.-
Suspiró Satory.-
Y para alivio de todos funcionó. O al menos la
tecnología alienígena parecía bastante más avanzada en estos temas pues, al
cabo de unos pocos minutos, envió el siguiente mensaje.
- Un, dos, probando ¿Nos reciben, nave alienígena? ¿Comprenden este idioma? Somos la poderosa
cultura Zirt. Expliquen el motivo de su presencia en nuestro espacio y su
actitud hostil.
El capitán del puente avisó de inmediato al contralmirante y también a Enset y
Braem. Estos últimos se personaron enseguida.
- Señores - les dijo el capitán con el semblante
tomado por la preocupación. -Tal y como ustedes pensaron, son una civilización
extraterrestre que nos acusa de haber violado su espacio aéreo. Debemos
responder para evitar una posible confrontación. El contralmirante ya está
informado y va a intentar dialogar con ellos. Usted que ha estado allí -
inquirió a Enset - , cree que son realmente peligrosos.
- En mi opinión, creo que primero quieren entablar
contacto, señor - repuso el aludido. - De haberlo querido nos habrían destruido
desde un primer momento. O al menos, dada su superioridad numérica, ya habrían
atacado.
No dio tiempo a charlar más, el comandante en jefe de la nave conectó desde su
despacho, con la sala de mandos y con las naves alienígenas y les dirigió una
respuesta.
- Aquí el contralmirante Eugene Spar. Soy el capitán
de esta nave. Somos del tercer planeta de un lejano sistema solar a muchas
decenas de miles de años luz de aquí. No pretendemos invadir nada ni
apropiarnos de pertenencias ajenas. Es más, desconocíamos que este mundo fuese
propiedad de nadie...repito, no deseamos entablar ningún tipo de hostilidad.
Se hizo el silencio, ellos estarían tratando de traducir las palabras del
contraalmirante a su propio idioma y mandar respuesta. Ésta se hizo esperar
unos agónicos instantes más pero al fin llegó.
- Ustedes han atacado a nuestras naves patrulla y
eso es a todas luces un acto hostil. - Sentenció aquella voz. -
- Fueron ustedes los que atacaron primero - rebatió
Spar. - Nosotros sólo nos defendimos. Podrían haberse tratado de comunicar.
Como ahora.
-¿Acaso no vieron nuestras señales de advertencia
sobre el planeta? - Inquirió la voz que se hizo esperar menos que en el
intervalo anterior corroborando así la suposición de Tracer. -
- En cuanto mis cazas vieron sus luces salieron de
la atmósfera del planeta - respondió Spar. -No había ninguna necesidad de
atacarnos. Además, no hemos destruido ninguna de sus naves, sólo dañamos una
como advertencia.
- Nosotros tampoco habíamos lanzado una andanada
letal. Solamente fue un rayo de baja potencia. Somos pacíficos, no queremos
entablar ninguna batalla - fue la respuesta. - Únicamente deseamos que salgan
de nuestro sistema planetario.
- Por eso no habrá ningún problema. Les presentamos
nuestras excusas por este incidente. Se ha tratado de un malentendido por ambas
partes - contestó Spar aliviado de que así fuera, y aprovechando astutamente
para preguntar. - ¿Les importaría decirnos hacia donde hemos de ir para no ser
acusados nuevamente de invadir su territorio?
- Pasamos a su nave las coordenadas para abandonar
nuestro espacio - le comunicaron aquellos seres al Contraalmirante. - Asimismo
les hacemos una advertencia, que más bien es un consejo. La cercana
civilización Quad, no es tan pacífica como la nuestra. Aunque, no teman, no les
mandaremos hacia su territorio. Pero, no obstante, tengan cuidado. Ellos suelen
hacer incursiones por casi cualquier parte de la zona de espacio neutral.
- ¿Hay por esa zona que dice algún mundo susceptible
de ser habitado y que no sea propiedad de nadie?- Inquirió Spar muy interesado.
-
- Depende de en qué basen ustedes la vida,- fue la
enigmática respuesta de los Zirt. -
- Nos basamos en el carbono y respiramos oxígeno. - Comunicó
el contraalmirante. -
Todos aguardaron. Si esos extraños pudieran darles alguna indicación esa sería
una información de lo más valiosa. Por fin, después de unos segundos, llegó
contestación.
- Hay un sistema planetario a un par de sus años
luz. Pero para su velocidad sublumínica, aconsejamos atravesar agujero de gusano.
Les enviamos coordenadas. Pero tengan cuidado, es una zona de tránsito de
muchas culturas. Algunas manifiestamente peligrosas.
-Nosotros atravesamos un agujero de gusano
recientemente. ¿Podría ser el mismo?- Inquirió el contralmirante.- Por esa
causa nos hemos perdido en esta región de la galaxia, estamos muy lejos de
nuestro sistema solar de origen y desearíamos también hallar una ruta que nos
permitiese volver a él.
Se
enviaron las coordenadas de ese lugar en el que habían reaparecido, aunque ya
no había ni rastro de ese anomalía. Los Zirt así lo manifestaron.
-Nunca hemos sabido de ningún agujero de gusano en
ese cuadrante. Pero podrán encontrar uno al que les hemos indicado que vayan. Lo
que no podemos asegurar es que les sirva para regresar a su sistema solar.
- Muchas gracias por su ayuda y su comprensión. - Repuso
Spar muy satisfecho por aquella valiosa información y añadiendo con
amable y sincero tono. - Lamento mucho que nuestras dos civilizaciones hayan
tenido que conocerse en esta situación. Esperamos quedar en paz y amistad con
ustedes pese a todo lo ocurrido y cuenten con nuestra ayuda si algún día la
necesitan. - Ofreció en testimonio de amistad -
- Lo mismo les decimos. Suerte - le desearon los
Zirt para remachar - y que logren alcanzar alguno de esos planetas que buscan...
La comunicación se cortó, al parecer definitivamente. Spar ordenó a sus mandos
que emprendieran rumbo hacia esa zona después de barrerla con lo sensores, pues,
pese a lo diplomático de la conversación, tenía muchas tablas y no confiaba
plenamente en aquellos tipos, podría ser una trampa. Sin embargo, los
instrumentos y alguna sonda enviada no detectaron nada anormal y la gran nave
se dirigió hacia allí. Los Zirt la escoltaron durante una pequeña parte de
trayecto para retirarse una vez que el ordenador de a bordo indicaba la salida
de su sistema. De hecho no mentían, era un pueblo pacífico aunque no deseaban
que nadie se les acercase. A buen seguro otras culturas más belicosas lo
habrían intentado y ya estaban escarmentados. Lo cierto es que tanto Spar como
los demás oficiales podían comprenderlo bien. Ellos mismos habían sido atacados
sin provocación.
- Es una lástima – suspiró Satory cuando supo los pormenores de aquellas
conversaciones. - Para una civilización que encontramos que no trata de
destruirnos son aislacionistas.
- ¡Qué le vamos a hacer! – Replicó resignadamente
Penélope que convino. - Una pena, hubiera sido una gran oportunidad para
compartir conocimientos con ellos. Por lo menos no eran hostiles.
Las dos
suspiraron. De nuevo, aguardaba el espacio desconocido. Y a juzgar por la
distancia tardarían unos meses en llegar a su destino y eso con suerte de no
toparse con aquellos Quad. Todos esperaban sin embargo, en caso de encontrarse
con ellos, que no fueran tan hostiles como los Zirt les habían advertido. La
noticia positiva era que los trabajos del laboratorio marchaban muy bien. Las
investigaciones iban dando frutos y ya tenían algunas interesantes aplicaciones
para varios de los resultados que habían sido obtenidos. Entre ellos, el
compuesto que preparó Penélope. En cuanto todo retornó a la normalidad. Tanto
ella, como Satory y el resto del grupo científico se acercó hasta el parque.
-Sandy. Ocúpate de calibrar los medidores.- Le pidió
su jefa.-
La
morena asintió cumpliendo aquello sin tardanza. Hoy parecía estar de mejor
humor, al menos no se metía con Amatista ni con Satory. Aunque claro, Penélope
estaba ahí delante. Fue Jen la que comentó, cuando le pusieron al corriente de
lo que había sucedido con los Zirt.
-¡Qué pena! Quizás esos tipos podrían habernos
ayudado mucho más.
-No podemos culparles.- Repuso Satory, alegando.-
Nos metimos en su territorio e incluso les atacamos.
-Las apariencias engañan. Hay que saber observar. -
Terció lacónicamente Sandy que ya había terminado de efectuar los ajustes.-
-¿Qué
quieres decir con eso?- Inquirió Jen.-
-Quiero
decir que casi provocamos una guerra por no saber leer unas señales que parecían
evidentes. Nuestros pilotos deberían haber prestado más atención.
-Claro.-
Repuso Amatista que estaba lo bastante cerca como para escuchar aquello,
añadiendo no sin sorna.- Debieron enviarte a ti. Seguro que esos tipos habrían
escapado enseguida.
Aquello no le cayó demasiado bien a
la aludida, pero se cuidó de replicar ante la proximidad de Penélope. Fue
Satory la que, en un aparte, le dijo a su amiga.
-Mejor que
no la provoques.
-¿Provocarla?-
se sonrió ésta de forma algo ladina, para sentenciar.- ¿No es lo que hace ella
con nosotras continuamente?
De hecho esa mujer le obsequió con
una mirada algo torva, pero Amatista se la mantuvo sin pestañear. Después de
todas las cosas que había vivido y las amenazas contra las que había luchado no
sería una presuntuosa como esa la que le diese miedo. Aunque con lo ocupada que
estaba no tenía ninguna gana de meterse en polémicas y siguió la sugerencia de
Satory manteniendo silencio. Por fortuna, la tarde concluyó sin incidentes.
Tras completar su jornada las chicas retornaron a su apartamento para
descansar…
-Hoy ha
sido un día muy largo. Únicamente tengo ganas de cenar algo ligerito e irme a
la cama.- Comentó Satory.-
-Opino lo
mismo. Chica no hemos parado desde hace días. Entre experimentos, contactos con
alienígenas y estudios, no sé ni a qué fecha estamos.
Quizás eso no tenía mucho sentido
estando en el espacio. Aun así, en el asteroide se mantenía un calendario
estándar asimilado al terrestre. Era otra forma de sentirse como en casa.
-Pues es
día siete, martes.- Sonrió Satory.-
-Sí, de
noviembre. En casa deben de estar en otoño ahora.- Suspiró su amiga.-
Por su parte, al poco de volver de la misión,
Logan fue a su habitación. Ahora, con más calma, seguía consultando los
dosieres que tenía sobre sus compañeros. A primera vista eran dos tipos
realmente fuera de lo común.
-Sus
capacidades son realmente asombrosas. ¡Es increíble! De no haberlos visto en
persona diría que todo esto es una burda falsificación.- Meditaba.-
Sin embargo,
el joven oficial no comprendía el porqué de todo aquello. Pese a que
personalmente no se llevaba nada bien con ninguno lo cierto es que no habían
dado muestras de ser peligrosos para la seguridad de la nave, antes al
contrario. No obstante, las órdenes eran claras. Y él se ocuparía de
cumplirlas de una forma o de otra. Y ahora se le sumaba el interés por aquella
chica que estaba realmente bien. Si tenía la más mínima posibilidad de mantener
una relación con ella, mejor que mejor. Podría usarla asimismo para su
cometido.
-Habrá que
tener cautela para dar el siguiente paso. En todos los sentidos.- Se dijo con
gesto reflexivo.-
Los muchachos entre tanto ya descansaban en sus habitaciones y Leval aprovechó
para preguntarle a Mazoui por lo que Tracer le había contado. Cuando su primo
le dio más detalles el chico se enfadó de veras. Una cosa era que Amatista
saliera con quién quisiera y otra que ese bastardo hubiera mal metido a la
muchacha contra él. No era de extrañar desde luego, tal y como pensase durante
la misión, que ella hubiese estado tan fría cuando la llamó.
-Tendré que hablar seriamente con ese tipo. –
Masculló el chico con gesto poco amable.-
-Ten mucho cuidado con él. - Le advirtió Mazoui.- Es
un maestro en retorcer las cosas y si lo
miras todo conforme al reglamento no ha hecho nada que podamos
reprocharle.
-Salvo engañar y aprovecharse de la buena fe de una
chica. – Replicó su interlocutor.-
-Por desgracia, de eso tampoco podemos acusarle. Que
yo sepa Amatista no ha dicho nada al respecto.
-Ahora comprendo por qué estaba molesta conmigo cuando
la llamé.- Afirmó Leval exteriorizando lo que había pensado.- Y no era para
menos.
Mazoui le dedicó una mirada algo sorprendida. Sin
andarse con rodeos, quiso preguntarle con un tono algo más serio.
-Dime una cosa, Leval. ¿De veras que no sientes nada
por ella?
- Claro que siento algo por ella - repuso su amigo
dejándole atónito, aunque enseguida matizó.- Es una buena amiga. Nos conocemos
desde hace ya bastantes años. Aparte de ti es la única familia que ahora me
queda. Es como una hermana y cuando embarcó con nosotros les prometí a sus
padres y a mi hermana Kerria que cuidaría de ella.
Su amigo no dijo nada, se limitó a asentir despacio.
Leval tampoco habló durante unos instantes hasta que su primo si se decidió
finalmente a intervenir dejando a un lado el tema.
-Ha sido un día muy largo. Será mejor que vayámonos
a dormir.
Y su interlocutor convino en ello. Fuera lo que
fuese lo sucedido con Amatista ya lo aclararía pero ya era tarde y debía
descansar, ¿quién sabe qué nuevos peligros esperaban ocultos en ese nuevo
sector del universo en el que habían entrado?
-Ahora más que nunca no me puedo permitir el lujo de
distraerme con otras cosas que no sean mi entrenamiento.- Se dijo Leval antes
de dormirse.-
Días atrás,
en el reino de la Luna Nueva las cosas habían estado también muy agitadas. Por
su parte, la soberana dormía también tras esa agotadora recepción con cena
incluida. Su invitado el saiyajin le causó muy buena impresión. Era bastante
educado y galante para lo que tenía oído sobre los hombres de su pueblo. Y
también guapo. Pero ahora soñaba con el difunto Granate, aquel chico que había
sido su primer amor. Estaba en esa gran nave, con él. Corrían de la mano hacia
el lago. Allí se detuvieron, jadeando tras la carrera, aunque él tardó poco en
rodearla con sus brazos y besarla apasionadamente. Tras separarse le dijo
todavía con la respiración entrecortada.
-Tengo que
llevarte todavía a muchos sitios…ven y toma mi mano.- Le decía cuando los dos
se apoyaban en el tronco de árbol cercano.-
-Ya es
tarde.- Pudo oponer ella con pesar.- Debería regresar…
Pero el muchacho le sonrió, animando
su expresión y tras sujetar la barbilla de ella con suavidad le cantó de esa
manera que él tenía tan dulce, afectuosa y pícara a la vez…
-Ven y toma mi mano
Quiero contactar a los vivos
No estoy seguro de comprender
El papel que tengo que interpretar
Me siento y le hablo a Dios
Y él se ríe de mis planes
Mi cabeza habla un lenguaje
Que no comprendo
Sólo quiero sentir amor verdadero
Sentir el hogar en el que vivo
Porque tengo mucha vida
Corriendo por de mis venas
Y se va a desperdiciar
No quiero morir
Pero tampoco me entusiasma la vida
Antes de enamorarme
Estoy preparándome para dejarla
Quiero contactar a los vivos
No estoy seguro de comprender
El papel que tengo que interpretar
Me siento y le hablo a Dios
Y él se ríe de mis planes
Mi cabeza habla un lenguaje
Que no comprendo
Sólo quiero sentir amor verdadero
Sentir el hogar en el que vivo
Porque tengo mucha vida
Corriendo por de mis venas
Y se va a desperdiciar
No quiero morir
Pero tampoco me entusiasma la vida
Antes de enamorarme
Estoy preparándome para dejarla
Neherenia
se sentía realmente feliz, estaba embelesa escuchándole. Sin desear que
transcurriera el tiempo para no tener que retornar a sus obligaciones.
Me asusto hasta morir,
Por eso sigo corriendo
Antes de llegar,
Puedo verme venir
Sólo quiero sentir amor verdadero
Sentir el hogar en el que vivo
Porque tengo mucha vida
Corriendo por de mis venas
Y se va a desperdiciar
Y necesito sentir amor verdadero
Y una vida para siempre jamás
No puedo darme por vencido
Y aquel
piano, espléndidamente tocado por Idina, quien les sonreía, bajo la sombra de
un frondoso árbol, en tanto Granate cantaba con gran sentimiento, entonaba
con aquella hermosa voz, tan llena de alegría y afecto que la soberana no podía
evitar emocionarse al tiempo que se sonrojaba y sonreía.
Sólo quiero sentir amor verdadero
Sentir el hogar en el que vivo
Porque tengo mucha vida
Corriendo por de mis venas
Y se va a desperdiciar
Sólo quiero sentir amor verdadero
Y una vida eterna
Hay un hueco en mi alma
Puedes verlo en mi rostro
Es un lugar verdaderamente enorme
Ven y toma mi mano
Quiero contactar a los vivos
No estoy seguro de comprender
El papel que tengo que interpretar
No estoy seguro de comprender
No estoy seguro de comprender
No estoy seguro de comprender
No estoy seguro de comprender
(Feel, Robbie Williams. Crédito al autor)
Aunque tras
finalizar esa canción, la joven insistió declarando no sin fastidio.
-Mi escolta y mi Chambelán estarán preocupados
por mí. -Debería volver.-
-¡Ese tipo
realmente es muy raro! - Se rio Granate haciendo algunos ademanes que imitaban
a ese hombre y fingiendo esa engolada voz que tenía para parodiarle.- ¡Oh!...
Mi hermosa y gentil reina de La Luna…tenemos muchas cosas que hacer. Por lo
menos hay que utilizar todos los cubiertos y las copas de la mesa…
El muchacho se refería a una cena de
gala a las que inevitablemente asistió la noche anterior. Con un despliegue
enorme de vajilla y cubertería que ese tipo dijo haber traído expresamente de
la Luna. Para regocijo de la soberana, durante la cena, el chico, con tono muy
serio, le pidió al atónito chambelán una guía de empleo de los cubiertos
alegando que eso era más difícil que pilotar un caza orbital. El pobre de la
Lune, no supo que replicar. No obstante, era una broma, él había sido
adiestrado en protocolo en la academia, sin mencionar la estricta educación que
su madre también le diera en esa materia. A todo eso Neherenia tuvo que taparse
la boca y esconder la cabeza dado que se partía de risa. Fracasando pese a todo
en mantener su real compostura para horror de su séquito lo que todavía la hizo
más gracia si cabía. Ahora recordaban aquello divertidos, entre carcajadas,
sentados en el césped junto al lago artificial. Cuando al fin pararon de reír,
Granate acarició el sedoso pelo de la joven reina y le dijo con jovialidad.
-Con una
hamburguesa y una bebida en cualquier bar yo habría cenado igual. Aunque eso
sí, de postre una tarta de mi madre o de mi Makoina.
-¿Makoina?-
se sorprendió Nehie.-
-Es como
llamo a mi madrina Makoto. Desde que era pequeño, como no sabía decir bien las
palabras las mezclaba.- Le explicó él para provocar nuevamente una sonrisa en
su interlocutora.-
-Soy muy
feliz aquí, contigo.- Le confesó ella suspirando para sentenciar.- Quisiera que
el tiempo se parase y que pudiéramos estar aquí, sin obligaciones, ni consejos
de Estado. Solamente tú y yo. Por siempre juntos…
-Sí, habría
estado bien.- Sonrió débilmente él, que sin embargo, adoptó entonces una
expresión seria.- Hubiera sido maravilloso, pero…
-¿Ocurre
algo?- Quiso saber la desconcertada chica.-
Granate se levantó y pareció concentrarse,
como si escuchase algún sonido, entonces sonrió nuevamente a la muchacha y le
dijo con ternura.
-Me temo
que te necesitan. Debes irte, mi amor…
-¿Irme?- Se
sorprendió ella que miraba a todas direcciones sin oír ni ver nada anormal.- ¿A
dónde? ¿Has visto a alguien de mi séquito quizás?...
Neherenia
se levantó a su vez y escrutó el panorama con atención. A su alrededor la gente
paseaba, el agua estaba clara y cristalina y los árboles se mecían con una leve
brisa, provocada por las corrientes de aire de la refrigeración del asteroide.
-¿Dónde
está Idina? Estaba tocando el piano ahí.-
-Idina no
está aquí.- Le dijo suavemente Granate.- Y tú debes marchar también, es
urgente.
Pero nada
presagiaba ningún tipo de emergencia. Ni tampoco pudo descubrir a ninguno de
sus dignatarios. Pese a todo su acompañante le aclaró, posando sus manos sobre
los hombros de la chica con patente afecto.
-Tu reino
está en peligro. Mi hermosa y gentil reina. Ahora debes regresar a protegerlo.
Y fue en ese preciso instante cuando
Nehie comenzó a escuchar los ecos de una especie de sirena. No sabía dónde
podría provenir aquello. Ella quiso taparse los oídos, sin embargo, Granate le
desveló.
-Es la
alarma de tu palacio…
-¡No puede
ser!, si estamos aquí… en el lago de esta nave. Mi palacio está en la Luna. No
podría escucharse nada que proviniera desde allí…-Objetó ella, plena de
desconcierto.-
-Me temo
que desde la nave no, cariño. - Pudo sonreír el chico añadiendo con voz queda.-
Sin embargo, tú estás en tu palacio, acostada en la cama de tu habitación y
ahora debes despertar.
-Yo quiero
estar contigo.- Le pidió la joven que comenzaba a percatarse de lo que ocurría,
en tanto ese sonido ganaba cada vez más fuerza y estridencia.- ¡Por favor!, no
hagas que me vaya de tu lado. - Sollozó.-Aquí es donde puedo ser feliz. ¡Donde
puedo ser realmente yo misma!
-Siempre
podrás regresar aquí en tus más hermosos sueños. Tu amigo Helios te dejará
pasar mientras lo necesites. - Le aseguró su interlocutor que ahora comenzaba a
hacerse translúcido, desvaneciéndose mientras remachaba.- Tu recuerdo de mí
aquí permanecerá. Te estará aguardando en nuestros lugares mágicos… ¿Recuerdas?
Tú me lo cantabas…tú y yo somos mágicos, mi amor…Y nada nos podrá separar…
Neherenia apenas pudo oponer nada,
lloraba llena de tristeza sin saber el porqué. En medio de esa ensoñación que
se iba desvaneciendo. Entonces escuchó voces, Granate ya no estaba allí, pero
otras personas gritaban. Todo era oscuridad ahora y sentía que alguien la
zarandeaba…
-¡Nos
atacan, Majestad, debéis despertaros! Os lo ruego.- Oía entre una confusión
cada vez mayor.-
Al fin la aturdida reina abrió los
ojos. A su lado una de sus camareras reales con expresión de gran temor, le
repetía.
-Majestad,
estamos bajo ataque, debéis correr a poneros a salvo…
-¿Qué
sucede?- Quiso saber Nehie en cuanto pudo despabilarse.-
Ese sonido era profundo y
estridente. Ahora lo reconoció sin lugar a dudas. ¡Era la alerta roja! Sin
perder ya ni un instante se vistió con ropa cómoda.
-Driona.
-Le preguntó a esa joven de cabello castaño corto que la había despertado.-
¿Dónde están Anaris y las demás?
-No lo sé,
Majestad. Como era mi turno deben de estar durmiendo.- Repuso esa asustada
chica.-
-Corre a
despertarlas y poneos a salvo. ¡Rápido! – Le urgió la soberana.-
-Pero ¿Y
vos?- Inquirió su interlocutora.-
-Sé
cuidarme sola. ¡Ahora obedece! No hay tiempo que perder. - La instó Neherenia.-
Su camarera
así lo hizo saliendo tras de ella. Nehie se separó en una bifurcación del
pasillo dirigiéndose hacia la fuente de la algarabía. Enseguida localizó al
capitán de su guardia y a varios ministros. Todos le aconsejaron que fuera a
buscar refugio. Pero ella se impuso de inmediato. Tomando el mando, les ordenó
de forma enérgica.
-Quiero un
informe completo de la situación. Que se protejan todos los puntos clave.
Especialmente los accesos a las viviendas de los ciudadanos. Desde ahora me
hago cargo en persona de esto.
-Pero,
Majestad.- Objetó su concernido ministro de interior.- Vuestra seguridad es
primordial para el reino.
-No más que
la de cualquiera de mis súbditos. Voy al centro de mando. Espero recibir
respuestas inmediatamente sobre el cariz de esta crisis. - Replicó ella con
autoridad en su voz, sentenciando de manera tajante.- Os he dado una orden,
¡cumplidla!
Pese a que aquel grupo de políticos,
dirigentes y militares se miraron con desconcierto finalmente hicieron una
reverencia y se aprestaron a obedecer. En ese instante Doran, con su armadura
de combate, apareció en el pasillo.
-¿Es ésta
la forma que tenéis aquí de despertaros o es que sucede algo interesante?- Pudo
preguntar con cierto sarcasmo.-
-Estamos
bajo ataque, todavía no sé de quién.- Le contestó la soberana con sobriedad.-
-Entiendo.-
Dijo el saiyajin, ya de forma más seria.- Contad conmigo, Majestad…
-Gracias,
embajador.- Asintió la muchacha.-
-No me las
deis, voy a honrar el tratado que acabamos de firmar.- Repuso Doran.-
-No hay
tiempo que perder. Vamos al centro de mando, mi Señora. Os lo suplico. - Le
insistió uno de sus ministros, realmente preocupado por ella.-
De hecho se oían explosiones además
del sonido de la alerta. Las tropas del reino de la Luna comenzaban a desplegarse
y protegían los accesos al palacio. La situación parecía agravarse por minutos.
-¿Quién nos
ataca?- Inquirió la soberana.-
-No lo
sabemos, Majestad.- Pudo decirle uno de sus consejeros.- Todo comenzó hará cosa
de una hora. Se detectaron naves en aproximación hacia aquí. Desde nuestro
puesto en el Engel Gardt se les pidió que se identificasen, pero abrieron fuego
por toda réplica.
-¿Qué ha
ocurrido con ese puesto?- Quiso saber la impactada Neherenia.-
-perdimos
toda comunicación. Seguramente haya sido destruido, pero nos permitió ponernos
en aviso.
-¿Y porqué
no me avisasteis?- Exclamó ella con visible contrariedad.-
- Os
suplico mil perdones, Señora. No creímos que fuera una amenaza tan seria. A
decir verdad, nos han desbordado. Nuestras defensas exteriores han sido
sobrepasadas con mucha facilidad. Y el enemigo ha logrado abrir brecha y penetrar.
El caballero de la Lune dio orden a una de vuestras doncellas para que os
avisara y os pusiera a salvo.
La joven resopló tratando de
calmarse, no haría ningún bien perdiendo los nervios.
-Soy la
jefa de Estado. Tengo que liderar la contraofensiva. Ya hablaré con De la
Lune.- Espetó ella.-
-Con el
debido respeto, majestad.- Intervino un oficial de la guardia de palacio.- El
Chambelán mayor solamente actuó en pro de vuestra seguridad. Deberíais buscar
refugio.
-¡Os repito
que soy la reina! - Exclamó Neherenia con creciente excitación.- Me pondré a salvo cuando todos mis súbditos lo
estén.
Hubo un incómodo silencio. Ya ninguno
de sus consejeros u oficiales de la guardia se atrevieron a replicar.
-Será mejor
que vayáis donde os han sugerido, en cuanto nos hagamos una idea de lo que está
sucediendo podremos recuperar la iniciativa.- Le aconsejó a su vez Doran.- Y en
vuestro centro de mando tendrán datos precisos para informaros mejor, Majestad.
Es lo que yo haría. No os sirve de nada estar aquí, ignorante de la fuerza real
del enemigo.
Su interlocutora se tomó unos instantes
para relajarse y finalmente asintió .
-Sí, tenéis
razón. Lo siento. Debo usar la cabeza más que el corazón en estos momentos.-
Admitió, indicando de seguido.- ¡Vamos!
Y junto a su escolta guió al guerrero hacia el
puesto de control. Allí esperaba tener esas respuestas que tanto necesitaría para organizar un plan
de contrataque.
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