domingo, 6 de marzo de 2011

GWG 11.98. Petición de ayuda.


Amatista estaba en su habitación, repasaba sus apuntes y un par de libros pero no lograba concentrarse. Por más que se afanaba en leer y releer el texto lo único que acudía a su cabeza era la discusión que había mantenido con Leval y como Logan le humilló delante de ella. Después de eso, habían ido a cenar, pero ya  no tenía muchas ganas de hablar. Arguyendo un dolor de cabeza había dejado a Cedric después del postre, sin querer que la acompañase a casa. Él pareció molestarse pero no dijo nada, seguramente comprendiendo la verdadera razón, y sólo le pidió que volvieran a verse pronto. La joven convino en ello sin mucho entusiasmo y volvió a su cuarto.



-Debí dejarle hablar - pensaba culpablemente.- Pero, estaba tan enfadada. ¿Por qué le humillaría Cedric así? Creo que iba a explicármelo, pero Leval no pudo decir más porque él no le dejó. Tengo que hablar con él, no podemos dejar las cosas así. Puede que no estemos destinados a estar juntos aunque al menos quiero que sigamos siendo amigos.



            La muchacha sabía que, cuando se enfurecía era muy propensa a cerrarse en banda con sus propios argumentos, aunque pasado el pronto meditaba más las cosas. Amatista no ignoraba que ese chico siempre había sido amable con ella y que nunca la había dejado de lado cuando le pidió ayuda. Desde luego, muchas veces lo que la chica había deseado era otra cosa. Culpablemente tuvo que admitirse a sí misma que en ocasiones anteriores trató de sacar ventaja para lograr acercarse a él. Ahora las cosas se habían torcido bastante y no le había dejado ni tan siquiera explicarse. Y cuando pudo haberlo hecho, Cedric lo impidió. Pero no podía dejarlo así. Hablaría con el muchacho y aclararían las cosas. Con esa determinación, salió de su habitación encaminándose a la base. Allí, un militar le salió al paso ante la puerta que custodiaba el recinto.



-Hola, buenas tardes.- Saludó ella al oficial de guardia.- venía a ver al teniente Malden.

-No son horas de visita, señorita.- Replicó inflexiblemente el militar.-

-¿Podría al menos enviarle un mensaje desde aquí? Es importante.- Pidió ella.-

-Aguarde un momento.- Le indicó a su vez su interlocutor.-



            Retornó a su posición de vigilancia, entrando en una garita. Una vez dentro pareció ponerse en contacto con alguien. Al poco salió nuevamente para informar a la joven.



-El teniente Malden no se encuentra en la base. Ha salido de misión.

-¿Y no sabrá usted cuando pueda regresar, verdad?- Suspiró la muchacha.-

-No, lo lamento. Eso únicamente lo saben nuestros superiores. - Repuso más amablemente ahora ese oficial.-

-Gracias.- Replicó ella dándose la vuelta para marcharse.-



Tomó un deslizador y se dirigió hacia el puente de mando, posiblemente él estaría en contacto con éste, aunque no pudiera hablar sobre temas personales al menos sabría cuando iba a regresar. Corrió hacia la torre de control pero los centinelas no la dejaron pasar.



-No está usted acreditada.- Le repitieron pese a sus ruegos.-



La joven lo intentó de todas las formas posibles, hasta que, casi a punto de rendirse, recordó.



- Por favor, al menos pregunten por Satory Masters. Ella estará aquí, es asesora al puente de mando en cuestiones astronómicas. Trabajo con ella.



 Los guardias se miraron con escepticismo, pero la cara de la chica finalmente les convenció, uno de ellos preguntó por un interfono. Efectivamente, y por fortuna, su amiga estaba con los demás, tratando  de restablecer la comunicación con los cazas desaparecidos. Un oficial se acercó a ella y le comunicó que una tal Amatista quería verla. Satory pidió permiso a un capitán del puente y éste autorizó la entrada de la que suponía su colega. Cuando llegó, rápidamente preguntó por Leval. Satory cariacontecida le informó con preocupación.



- Leval, Mazoui y los demás pilotos han desaparecido. No logramos restablecer contacto con ellos.



            Amatista se llevó una mano a la boca, estaba asustada, tenía un mal presentimiento. Únicamente podía rezar por equivocarse…



-Espero que no les ocurra nada malo.- Pensó llena de inquietud.-



          Y entre tanto, en aquel extraño lugar, Mazoui dejó que su carlinga se abriera lentamente. Aventurándose a sacar primero un brazo y luego la cabeza. La atmósfera exterior era respirable y con una presión que estaba entorno a la normal. Eso era de lo más raro, pero la evidencia estaba ahí.



-Es muy curioso que las condiciones sean las mismas que las de nuestras carlingas presurizadas.- Reflexionó.- Salvo que quienes quieran que sean los que nos han atrapado, deseen mantenernos con vida. Al menos de momento.



De todos modos aún se mantuvo sentado durante un rato hasta cerciorarse, en caso de sentirse raro cerraría de inmediato la carlinga. Sin embargo, no le sucedía nada anormal y una vez estuvo seguro de esto, descendió al exterior. Sus propios instintos le confirmaban que era seguro.



-¿Va todo bien, teniente O’ Brian?- Inquirió Enset vía transmisor.-

-Por ahora sí, señor.- Respondió el interpelado.- Voy a realizar inspección visual.



Anduvo durante unos metros, alejándose de su avión. Esa niebla se estaba despejando. Pudo ver entonces un gran hangar donde estaban todos los cazas que habían sido dados por desaparecidos. A su alrededor parpadeaban un nutrido grupo de luces de colores  muy vivos. Algunos de ellos le resultaban muy extraños. Incluso con su gran agudeza visual  todavía no podía distinguir bien a partir de los treinta metros. Las extrañas voces metálicas volvieron a oírse retumbar desde un punto indefinido y le invitaron a caminar hacia un corredor cuyas paredes centelleaban con los mismos colores. Tras cerciorarse de que las condiciones eran idóneas el chico llamó por su emisor a Enset y le dijo con tono tranquilizador.



- No hay peligro, señor. Creo que ya pueden salir.



            Todos siguieron su sugerencia y salieron con cautela de los cazas dirigiéndose hacia él. Leval le preguntó sobre esas extrañas voces.



-¿Han dicho algo nuevo?

-Que nos aproximemos a esas paredes.- Le contestó su primo, dirigiéndose a su vez hacia su superior para consultar.-¿Qué hacemos, mayor?

- Supongo que no tenemos elección, - repuso resignado Enset que añadió con más decisión, deduciendo lo mismo que Mazoui. – Si nos quisieran muertos hacía ya rato que nos hubiesen eliminado. Lo tenían muy fácil. Así que vamos allá.



            Y siguiendo su orden todo el grupo se adentró en el túnel.



- Por aquí, por favor.- Les indicaban aquellas voces, reafirmándoles en su conjetura. – No tengan miedo…no se les hará daño…



Siguiendo aquellas instrucciones no sin recelo pese a todo, observaron que enfrente de ellos se abrió una gran puerta. Todos accedieron a un corredor que desembocaba en un gran cuarto donde se encontraban los demás pilotos desaparecidos. Éstos se aliviaron  de ver a su mayor y a sus otros compañeros que habían venido en su ayuda.



-Gracias a Dios, mayor.- Suspiró un alférez.-

-¿Cómo nos han encontrado?- Quiso saber un teniente.-

-¿Les han guiado hasta aquí?- Inquirió otro piloto.-

-¿Podemos irnos ya?- Le preguntó una joven teniente a su vez.-



 Pero Enset les comentó con  visos más realistas.



- Me temo que estamos tan prisioneros como vosotros, muchachos. Debemos esperar a ver si podemos entablar contacto con nuestros captores. Hasta entonces mantendremos la calma. Si quisieran matarnos, lo habrían hecho desde un principio. Es más, tengo la impresión de que se preocupan por nuestra seguridad. - Añadió para tranquilizar a los demás queriendo saber.- ¿Os han tratado bien?

-No hemos tenido contacto con nadie, señor.- Le dijo un teniente.- Pero el entorno es agradable.

-Es verdad. Es como si se hubieran tomado muchas molestias para alojarlos.-Comentó otro oficial.-

- Sí- convino Leval afirmando.- Es cierto. De hecho las condiciones que tenemos son casi perfectas en cuanto a presión, temperatura y aire. Es una réplica hecha especialmente para nosotros. Han debido de tomarse bastante trabajo estudiándonos.



            En eso estaban pensando todos cuando las voces reaparecieron en el cuarto. Preguntando quién estaba al mando.



- Yo lo estoy - respondió Enset  presentándose de seguido. - Mayor Karl Enset, de la nave SSP-1 del planeta Tierra. Soy el oficial de mayor rango de entre los aquí presentes.

-¿La Tierra? ¿Qué es la Tierra? - Inquirieron dejando translucir un tono de curiosidad entre aquellos ecos metálicos. -

- Es un planeta de un lejano sistema solar.- Contestó el mayor. -

-¿Por qué están aquí? - Inquirieron esas voces de nuevo con un tono más neutro. -

- Viajamos en una misión de exploración y para encontrar un planeta que podamos habitar. Nos perdimos por el camino y topamos con una civilización llamada Zirt que nos envió hacia aquí.



            Entonces la puerta del cuarto se abrió, dos seres con apariencia similar a la de un pulpo entraron, tenían varios tentáculos que movían el cuerpo. Un sólo ojo amarillento y sin pupila les observaba. Estaban enfundados en algo similar a un traje lleno de una especie de líquido. Todos se quedaron boquiabiertos observando sin ser capaces de apartar la vista de aquello. Algunos no podían incluso ocultar algún gesto de repugnancia.



-No se topa uno con vida extraterrestre todos los días.- Susurró un asombrado Tracer a una también estupefacta Susan que se limitó a asentir.-



Pero Enset, más entero, les ordenó guardar la compostura y observar el respeto que merecía cualquier forma de vida inteligente. Los aliens entonces les explicaron.



- Los de vuestra especie respiráis esta atmósfera, pero para nosotros es mortal. No podemos estar aquí sin estos trajes protectores y tampoco podríamos comunicarnos con vosotros de no ser por estos traductores de ondas mentales. Vuestro idioma es muy extraño para nosotros. Entendemos que os parezcamos repulsivos para vuestros parámetros. Lo mismo nos sucede.



            Los pilotos se miraron entre sí no sin cierto azoramiento. Estaba claro que esa sensación debía ser mutua.



-De hecho, los extraterrestres raros aquí, somos nosotros.- Admitió Leval.-



            El resto asintió. En efecto, eran ellos los visitantes allí. Y tras unos segundos de silencio durante los que meditaron sobre ello, fue el mayor quien, tomando la palabra, se dirigió a sus anfitriones.



- Nosotros hemos respondido a sus preguntas. - Les dijo Enset que añadió con visible interés inquiriendo por su parte. - Ahora, ¿podrían decirnos quienes son ustedes y por qué nos han capturado?

- Somos el pueblo Bureds y teníamos curiosidad. -  Repusieron para añadir con sinceridad. - No podíamos sospechar que una civilización como la vuestra, con los medios técnicos tan limitados que tenéis, fuera capaz de viajar por el Universo.

- No sé si tomarlo como un halago o como una afrenta. - Replicó Enset  haciendo gala de bastante sentido del humor.

-Tómenlo con un hecho.- Fue la réplica de uno de aquellos seres.-

-No comprendemos porqué su especie analiza un dato objetivo con otro sentido.- Añadió otro.-

 - Los humanos somos así. Tenemos muchas emociones diferentes.- Les explicó el mayor para agregar con voz más serena. - Bueno y ahora que hemos satisfecho su curiosidad pueden soltarnos y permitirnos regresar a nuestras bases. Sería un gesto de buena voluntad que apreciaríamos mucho.

- Nuestra curiosidad, como la llaman, aún no se ha satisfecho por completo. Hay dos de vosotros que no se ajustan al patrón estándar de vuestra raza.- Le comentó uno de aquellos seres. – Desearíamos saber el motivo.

- ¿A qué se refieren?- Quiso saber el mayor mirando sorprendido hacia los alienígenas y después hacia sus propios hombres. –



            Con sus tentáculos emitieron una luz amarillenta que iluminó a Mazoui y Leval. Luego la voz prosiguió.



- Nos gustaría estudiar a esos dos y saber más cosas sobre ellos, después os dejaremos marchar a todos.

- Eso no puede ser - repuso Enset  temiendo por su subordinados. - No podemos prestarnos a tal cosa.



            Esos seres no respondieron pero estaba claro que, de no satisfacer sus pretensiones, el grupo no podría salir de allí. Así lo entendieron todos, y los dos requeridos celebraron un mini conciliábulo entre ambos para ponerse de acuerdo.



- Si me permite intervenir, señor,- le pidió Mazoui a su superior que asintió. - Podemos quedarnos aquí y así podrán analizarnos si dejan marchar a los demás. - Propuso con buen criterio al añadir. - Así los nuestros en la nave se tranquilizarán.

- Pero no podemos pediros eso - rebatió Enset con visible preocupación. - ¡Quién sabe lo que desean haceros!

- No tema por nosotros, señor,- repuso Leval muy tranquilo -…podemos...-no obstante, los aliens no le dejaron continuar. -

- Nuestros deflectores impedirán que captéis ningún tipo de energía del espacio.- Declararon de forma contundente. – Os será imposible usar vuestra translación…

-¿Pero cómo podéis saber eso? - Inquirió Leval atónito. -

- Ya os hemos dicho que leemos vuestras ondas cerebrales - repusieron los alíens. -

-¿Tengo su palabra de que no dañará a mis hombres? - les pidió Enset comprendiendo que no había otra opción. -

- La palabra por sí misma no es un hecho. Sin embargo, nuestras intenciones son las de conocer, no las de destruir. Somos una raza pacífica.- Afirmaron aquellas criaturas. -

- Al menos, ¿seríais tan amables de permitir que nuestro superior y nuestros compañeros nos avisaran cuando estén de regreso en nuestra nave? - Les pidió Mazoui que no se fiaba del todo de eso. – Queremos plenas garantías de su seguridad.

- Vuestros compañeros podrán regresar libremente. – Fue la única respuesta. -



           Los chicos se miraron, no ignoraban que, si esos seres podían leer sus mentes, quedaba claro que el plan de tratar de escapar cuando bajasen esa especie de escudo o lo que fuera para permitirles comunicarse estaba fuera de lugar. Solamente podían confiar en la palabra y la buena voluntad de los alienígenas. Si es que ellos comprendían el significado de esos términos. Enset estaba pensando lo mismo cuando miró a Leval y Mazoui y suspiró resignadamente.



- Me temo que no hay elección. Nos vamos, les deseo buena suerte y espero verlos en la nave pronto.



            Se dirigió a los demás ordenándoles abordar sus aviones, el grupo del resto de pilotos no estaba en absoluto feliz con la idea de dejar a dos de los suyos allí. La alférez Hunter les dedicó una inquieta mirada.



-Buena suerte.- Pudo decir a sus superiores que asintieron.-

-Mayor. Son nuestros compañeros.- Insistió un muy preocupado Tracer.- No sabemos que pueda ser de ellos.

- Ya ha oído las órdenes, teniente.- Replicó inflexiblemente su superior.- No tenemos elección.



Desde luego que ni Rick ni los demás querían dejarles allí solos pero obedecieron las órdenes.  Al final, eran Mazoui y Leval o todos ellos. Enseguida activaron sus cazas y despegaron sin ninguna oposición, pudiendo abandonar el planeta.



            Tan pronto como despegaron los demás, ambos pilotos retenidos fueron encerrados en sendas burbujas de energía que no lograban traspasar.



-¡Eh! - gritó indignadamente Leval - ¿Qué significa esto?, dijisteis que sólo queríais hacernos unas pruebas  ¡Dejadnos salir!

- Eso haremos, pero tenemos que asegurarnos.- Respondieron las voces de esas criaturas sin translucir ninguna emoción. -

-¿De qué? - Inquirió Mazoui a su vez. - ¿Qué pretendéis comprobar?

- La medida de vuestra auténtica fuerza,- contestaron con aparente imparcialidad. -



            Dicho esto les bombardearon con una gran descarga eléctrica que dolió a ambos. Aunque no pudo herirles seriamente.



-¡Ya estoy harto de esto! - gritó Leval que desde luego tras el último incidente con Logan no estaba para bromas. Bastante furioso, advirtió a Mazoui - ¡cúbrete!

-¿Qué vas a hacer? - Le preguntó su compañero que mantenía más la calma. -

- Voy a reventar esta burbuja,- le contestó él. -

- Yo te ayudaré.- Añadió Mazoui - seguro que entre ambos lograremos liberarnos enseguida.



            Ambos concentraron energía. Leval se convirtió en súper guerrero y Mazoui adoptó su apariencia demoniaca. Tras apenas unos instantes las burbujas no resistieron esa tremenda dosis de energía y saltaron en pedazos al igual que parte de la sala donde estaban. A través de un enorme boquete que abrieron podían ver sus aviones. Y por fin los aliens mostraron emociones, o al menos eso dieron a entender, pues  exclamaron asombrados.



-¡Sus fuerzas son impresionantes! Han emitido tanta potencia como uno de nuestros generadores.



Y otro alíen añadió con un tinte esperanzado en su metálico tono.



- Podríamos pedirles ayuda. Han mejorado nuestras previsiones más optimistas y seguro que nos salvarían.

- Sí, tienes razón - convino el otro que se dirigió hacia los chicos. -Humanos súper poderosos, hemos constatado  vuestra gran fuerza y energía. No queremos perjudicaros. Lo que hemos hecho sólo era una prueba. Era necesario que procediéramos así porque necesitamos vuestra ayuda. Sabemos que sois criaturas benévolas, dado que, de haberlo querido, habríais podido destruir nuestro planeta.

-Y vosotros quitarnos el soporte vital.- Admitió Leval.- Contra eso nuestros poderes no servirían de nada.

-Es verdad. Pero no somos asesinos. Ya os lo hemos dicho. No matamos otras formas de vida salvo que medie nuestra propia seguridad.

-Este podría haber sido el caso.- Repuso agudamente Mazoui.-

-Detectamos en vuestras mentes que no sois hostiles pero que estáis dispuestos al sacrificio por los demás de ser preciso. Es lo que vosotros llamaríais generosidad. Por ello no deseamos poneros en peligro. Os necesitamos.- Admitió a  su vez uno de esos aliens.-



            Los muchachos se miraron sorprendidos. Mazoui por su parte asintió. Al parecer esos seres no eran malos. Ahora podía percibirlo con claridad, debían de tener una gravísimo problema para haberse atrevido a hacerles eso sin tener la seguridad de cómo iban a reaccionar. Por mucho que leyesen las mentes el instinto de supervivencia era otra cosa. De modo que le comentó a su primo.



-Dicen la verdad. Nos necesitan…

-Nosotros siempre decimos la verdad.- Fue la réplica de esos seres que les sorprendió.-

-Eso no es siempre así. Al menos entre los de mi raza.- Comentó Leval.-

-Sí, hemos podido detectar eso. Sois una especie extraña e interesante.- Terció uno de esos aliens, para declarar.-  Capaces de cosas buenas y malas. Incluso de expresar algo distinto por esas llamadas cuerdas vocales de lo que vuestros cerebros piensan…por ejemplo, os sentís más cómodos con lo que llamáis tuteo. Da confianza…modificaremos nuestra expresión gramatical en consecuencia.

-Sí, es cierto, y en cuanto a mentir… ¿Acaso no hacéis lo mismo?-Quiso saber Mazoui con creciente asombro.-

-No, somos una raza telepática. Es imposible esconder a otro de los nuestros lo que estamos pensando.

-Sin embargo, dijisteis que no ibais a hacernos daño, solamente a estudiarnos. - Objetó Leval.-

-Y así ha sido. Dinos humano, ¿te hemos producido algún daño?

-Nada que sea grave.- Tuvo que admitir el muchacho.-

-Sabíamos que los dos contabais con un poder mucho mayor que el resto. Tuvimos que atraeros aquí con el convencimiento de que acudiríais a liberar a vuestros congéneres. Leímos las mentes de algunos de ellos y nos revelaron vuestra existencia.- Les explicó otra de las voces sentenciando.- Y todo ello porque necesitamos vuestra ayuda.

-¿Para qué? - Preguntó Leval - cuyo enfado había sido reemplazado por la curiosidad. - ¿Qué puede necesitar de nosotros una raza tan avanzada como la vuestra?

- Veréis - explicaron los alien. - Como ya habréis observado nuestro mundo orbita alrededor de una estrella azul joven. Pero estamos demasiado lejos, su calor no nos llega con suficiente fuerza como para mantener nuestra vida. El poco que llegaba se ha ido debilitando paulatinamente con el paso del tiempo. Hace muchos de vuestros siglos, nuestros antepasados construyeron unos generadores que se auto alimentaran  para dar calor a nuestro planeta y evitar la extinción de nuestra raza. Pero, después de tanto tiempo, han comenzado paulatinamente a fallar. Pierden efectividad y energía, su poder calórico disminuye. Existían micro fugas en sus estructuras. Las reparamos pero no somos capaces de añadir más potencia. Lo cierto es que en poco tiempo no serán capaces de sustentarnos. Moriremos sin remedio. Nuestro mundo se congelará. Por eso necesitamos vuestra ayuda.

-¿Por qué vuestra estrella no os da calor? - Inquirió Mazoui extrañado  sobre todo cuando añadió. -  Teóricamente las estrellas jóvenes y azules son las de mayor temperatura.

- Nuestra estrella es muy potente, sí - admitieron los alíen - pero nuestro mundo describe una órbita elíptica cada vez más alejada por perturbaciones de mundos cercanos de mucha mayor masa. A lo largo del tiempo, nos hemos ido alejando más y más.

-¿Entonces como creéis que podremos ayudaros?,- terció Leval  preguntando con incredulidad ¿Dándoos energía? ¿Acaso remolcando a vuestro planeta?.

- No, esa última posibilidad es imposible hasta para nuestra tecnología,- negaron los aliens- , pero podéis hacerlo de la otra forma. Si os conectáis a nuestros reactores. Hemos diseñado un enganche especial para vosotros en cuanto os detectamos. En realidad, como ya os hemos comentado antes, capturamos vuestras naves con la esperanza de que vosotros vinierais a su rescate. Leyendo las mentes de vuestros congéneres sabíamos que esa probabilidad era muy alta. Hay un vínculo importante entre vosotros. Lo llamáis compañerismo.

-Eso es cierto. Pero. ¿Por qué no nos pedisteis simplemente que os ayudásemos?- Inquirió Leval.-

-Sois una raza desconfiada. Por el mismo motivo de ser capaces de ocultar vuestras verdaderas intenciones a los de vuestra propia especie juzgamos arriesgado contactar directamente. Lo más lógico para vosotros hubiera sido no creernos y alejaros. O puede que incluso atacarnos.

-Sí, admito que, en eso, llevan razón.- Suspiró el joven añadiendo ya con interés hacia el problema.- ¿Qué hemos de hacer con esos cables?

-Es un procedimiento que os resultará sencillo. Únicamente con que los sujetéis bastará. Si emitís energía a través de ellos los recargaríais. Estos se auto alimentarían progresivamente y nuestro planeta podría mantener su temperatura óptima de modo casi indefinido.

- Está bien, llevadnos a vuestro reactor, pero una vez que os ayudemos nos dejaréis regresar. - Les dijo Mazoui en tono de cauta exigencia. -

- Como decís los de vuestra especie. Tenéis nuestra palabra. Sería contraproducente no permitirlo dado que podríais tomar represalias. Ese es otro patrón de conducta de vuestra especie - le concedió uno de los alíen.-

-En eso también tenéis razón.- Declaró Mazoui.- Cuando no tenemos nada que perder podemos llegar a ser capaces de hacer las cosas más desesperadas y terribles.

-Pero como no sois nuestros enemigos y vais a ayudarnos por libre elección, no os iréis de vacío. – Comentó uno de sus anfitriones de modo prometedor.- Como muestra de nuestra gratitud os daremos unas coordenadas estelares que os serán de utilidad en vuestro viaje de regreso. No sabemos dónde está vuestra Tierra, pero quizás con esa carta de navegación que poseemos seáis capaces de encontrar otro mundo habitable para vosotros. O una civilización más sabia que pueda ayudaros a encontrar vuestro camino.



            Mazoui y Leval asintieron y acompañaron a esos seres. A su alrededor varios más se congregaron, parecían expectantes. En extraños sonidos que parecían susurros de su idioma natal, esas criaturas debían de estar comunicándose entre ellas la noticia. Todos se apartaban del camino de los chicos con presteza. Mientras, los cazas de Enset llegaron  a la nave y éste se apresuró a dar parte de lo sucedido a sus superiores. Spar en persona se interesó por el destino de Mazoui y Leval.



-No tuve más remedio que acceder, señor.- Le contó Enset, realmente consternado por ello, más aún al sentenciar.- Eran ellos dos o todos nosotros.

-Un falso dilema en realidad.- Matizó agudamente Hazzar, para alivio del mayor, al explicar.- Mazoui y Leval estaban de todas maneras condenados a permanecer allí. Así, al menos, ha salvado usted al resto de sus oficiales. Y si alguien puede volver esos son ellos. Actuó como debía, mayor.

-Sí, señor, pero eso no impide que me sienta culpable.- Suspiró este bajando la cabeza.-



            Los demás pilotos hicieron lo propio. Fue Spar quien sentenció.



-Es el peso que debe soportar quien está al mando. Ahora vayan a descansar. Se lo han ganado.



Todos obedecieron, salvo Tracer y Susan que desearon permanecer allí por si hubiera novedades. Por su parte, Amatista y Satory, se quedaron muy preocupadas en cuanto lo supieron. Rezaron para que ambos estuvieran a salvo...



-¡Dios mío!- Musitó Amatista dejando caer algunas lágrimas.- ¿Cómo harán para volver?

-Tienen muchos recursos. Estarán bien.- Trató de animarla Satory, aunque la joven también estaba muy preocupada.- Confía en ellos.



            Su interlocutora asintió despacio, aunque con apenas convicción. En ese momento ambos muchachos eran conducidos a un inmenso sótano que debía de estar en las mismas entrañas del planeta. Hubieron de abordar cada uno algo similar a un cilindro hueco y transparente.



-¿Bajaremos con esto?- Quiso saber Mazoui.-

-Es un medio de transporte muy seguro.- Le respondió la voz de uno de esos alien.-

-Ni siquiera nosotros podemos resistir tanto calor.- Intervino Leval.-



            Pensando que debían internarse a una gran profundidad en ese planeta, esos temores no era infundados. Sin embargo, sus anfitriones respondieron.



-No temáis. Nuestro mundo no tiene un núcleo caliente. Es mucho más pequeño que el vuestro y hace millones de años que su corazón se enfrió. Por eso, entre otras cosas, además por la creciente lejanía respecto de nuestra estrella, nuestros ancestros tuvieron que construir este sistema.

-Imagino que una civilización tan avanzada como la vuestra habrá tenido en cuenta todo esto para garantizar nuestra seguridad. – Convino Mazoui, con más confianza.-

-Así es.- Fue la respuesta.-



            De modo que los chico se metieron cada uno en un cilindro. Estos cayeron por una gran abertura que comunicaba con un casi interminable túnel. Debía de ir a muchísima velocidad pero pese a ello apenas percibían el movimiento.



-Debemos de estar aislados de las paredes e impulsados electro magnéticamente en un túnel de vacío.- Dedujo Leval.-



            Le daba la impresión de que esos seres aprovechaban la energía para crear campos de atracción o repulsión magnética y que aquel cilindro debería de contener algún tipo de material metálico que sirviera como conductor o forma de aprovechar ese magnetismo. Por su parte su primo estaba más centrado en lo que tuvieran que hacer que preguntándose por aquel sistema de locomoción. Finalmente, a pesar de esa escasa sensación de movimiento, ambos notaron como sus vehículos se iban frenando hasta detenerse. No tenían muy claro el tiempo que había transcurrido, pudiera ser que unos cuantos minutos todo lo más. Entonces las compuertas que les habían permitido entrar en ellos se abrieron.



-Salid, por favor.- Escucharon pedirles a esas voces.-



Lo hicieron con cuidado. Pisaban terreno rocoso y debían de estar a una apreciable profundidad. Pese a todo una luz lechosa iluminaba la gran estancia en la que se encontraban. Hacia arriba surgían multitud de tubos que centelleaban con esos extraños colores. Los chicos se cansaban de mirar hacia lo alto pero no veían el final. Leval fue el primero en descubrir los enganches y  preguntar.



-¿Estos son los asideros que debemos sujetar?

-Correcto.- Replicaron las voces.-



El muchacho no dudó y  se agarró a ellos. Mazoui le imitó comentando.



-Únicamente tenemos que emitir energía. ¿Y ya está?

-Así es.- Volvieron a contestar sus interlocutores de forma coral.-



            Los dos primos se prepararon comenzando a concentrarse. Ahora fue turno de Leval para prevenir a algunos de esos alien que estaban allí, observándoles.



- Ahora alejaos de aquí. Puede que nuestra energía se descontrole y os desintegraría cuando la emitamos a gran potencia.



             Aquellos seres, que ya habían previsto eso, se apresuraron a obedecer resguardándose tras lo que parecía una especie de pantalla blindada traslúcida. Los dos muchachos se miraron y asintieron.



-¡Ahora!- gritó Mazoui y ambos emitieron energía  al máximo de su poder.



Y esta fluyó en caudal por los tubos que tomaron un intenso tono dorado. La potencia de ambos era inmensa.



-Las lecturas indican una carga de los generadores del quince por ciento y subiendo.- Recitó una de esas voces que seguía el progreso añadiendo.- Veinte…veinticinco.



Los dos emitían más energía, tratando de aguantar. Quizás ni entre los dos tuvieran la necesaria, pero haría cuanto pudieran.



-Treinta por ciento y subiendo, treinta y cinco, cuarenta.- Desgranaba uno de los alien.-

.Voy a darle un poco más de impulso.- Sonrió Leval transformándose en super saiyajin y susurrando.- Espero que esta estructura lo soporte.



Daba la impresión de que sí. La cuenta ahora se disparó. El alien ocupado de indicarla pasó a decir.



-Cincuenta por ciento, sesenta por ciento…

-¡Mi turno!- Exclamó Mazoui, concentrando más si cabía su energía y enrojeciendo sus ojos al tiempo que ambos colmillos salían a relucir.-

-Setenta por ciento, ochenta por ciento, noventa por ciento….Peligro de sobrecarga.- les advirtió el alienígena.-



            Los muchachos entonces aflojaron. También estaban agotados. Y al poco, su interlocutor les informó con satisfacción.



-Recarga completada…



Y tras dejar de emitir energía tomaron un breve respiro y se desengancharon de sus asideros. Los aliens salieron de su zona protectora. Otra vez emitían esos sonidos extraños entre sí y uno de ellos les dijo a Leval y Mazoui con lo que parecía un eufórico tono metálico.



-¡Nuestros generadores han alcanzado la energía que se describía en los tiempos antiguos, e incluso la han sobrepasado! Nos habéis salvado y con gran placer cumpliremos nuestra promesa.-





Y dicho esto, fueron invitados a subir a esos vehículos que les habían traído. Leval quiso preguntar sobre el método de impulsión de los mismos y sus  contertulios, en efecto le respondieron.



-Aprovechamos la propia fuerza de gravedad del planeta para descender. Frenando con una atracción electromagnética. Para subir, no obstante, es la energía de la repulsión entre polos opuestos lo que impulsa en vehículo.

-Muy interesante.- Admitió el chico que subió a renglón seguido.-



Mazoui hizo lo propio y tras unos minutos, que a su juicio fueron más que en el viaje previo, llegaron finalmente a su punto de partida. Los alien  esperaban y les acompañaron hasta el hangar que albergaba sus cazas.



-Tomad esto - uno de ellos alargó un tentáculo ofreciéndoles una especie de esfera plateada entregándosela a Mazoui que la tomó intrigado, observándola con curiosidad. - Aquí hay un mapa de nuestro sistema y de otros cercanos  que contienen planetas vecinos. Si seguís estas instrucciones os conducirán  hacia el mundo que buscáis. También os indicarán  si las civilizaciones que podáis encontrar son hostiles o no. Cada una de ellas tiene poderes y características propias, si os guiais bien, y sois prudentes, llegaréis a vuestro destino. Y si algún día volvéis cerca de nuestro mundo, aquí hallaréis lo que vosotros llamáis amigos. Ahora, adiós y buen viaje,- les deseó el que parecía el líder de los alíen. -

- Muchas gracias - les respondió sinceramente Mazoui. - Estoy seguro de que todo os irá bien. Volveremos a nuestra nave y les contaremos todo lo que nos habéis dicho.

- Sí, os deseamos que vuestro planeta sea por siempre habitable y que vuestra raza permanezca durante muchísimo tiempo en paz.- Añadió Leval con el mismo franco deseo de que así fuera. -



            Ambos subieron a sus aviones, los aliens parecían despedirles desde la distancia al modo humano, o algo parecido, agitando sus tentáculos. Los aviones se elevaron en el aire sin dificultad y Mazoui  junto con su primo, volaron raudos hacia casa.



-Al final no estuvo tan mal. ¿No crees?- Comentó Leval vía radio transmisión.-



            En realidad era una transmisión codificada por láser pues en el vacío del espacio las ondas de radio nos e propagaban. Su primo, ajeno a esa consideración, enseguida repuso, con tono aliviado.



-Por un instante llegué a pensar que nos la estaban jugando y que nos dejarían allí, atados para siempre, a fin de darles más energía cuando se les agotase de nuevo.

- En esta ocasión no eran la típica raza alien que trama algo oscuro.- Respondió su contertulio, para sentenciar con más optimismo.- No todas van a ser hostiles o traicioneras.

-Es cierto. Por desgracia uno se acaba volviendo desconfiado.- Admitió Mazoui.- De todos modos, incluso mis sentidos básicos me tranquilizaban. Esos Bureds no son malos tipos. Al contrario. Incluso tengo la impresión de que esto que nos han dado puede llegar a ser muy valioso.

-Así lo espero. Ahora lo único que deseo es regresar y tomarme un descanso. En cuanto estemos a distancia libre de interferencias, habrá que contactar con el puente. - Suspiró Leval, agotado por el esfuerzo pero con patente alegría en su tono.-



Y es que retornaban satisfechos e incluso exultantes. Aquella información podría ser muy valiosa. Tal y como habían podido constatar y por fortuna esa raza era bondadosa pese a su apariencia. Tenían asimismo un gran nivel técnico. Incluso habían creado una atmósfera de oxígeno para ellos por no hablar de ese sistema tan ingenioso y avanzado de transporte. Comprendían perfectamente que les hubieran atraído de esa forma y se alegraban mucho de haberles ayudado. Ahora, tras conectar el piloto automático para el acercamiento,  Mazoui observaba otra vez la esfera. Una vez analizada por el ordenador, y si era capaz de la mitad de las cosas que los Bureds les habían dicho, tal y como él sospechaba, seguro que les serviría de gran ayuda. Aquellos seres seguramente habían puesto un código fácil para descifrar sus instrucciones,  uno que fuera asequible a los humanos, ya que no habían tenido ninguna dificultad para comunicarse con ellos. Por fin, tanto él como Leval vieron su nave allá en el espacio, desde luego, la mejor visión posible. Así que, llenos de ánimo, se comunicaron de inmediato solicitando permiso para aterrizar.



- Aquí puente de mando. Permiso concedido. – Les replicó la torre de control. -

- Me alegro de teneros de vuelta en casa muchachos. – Terció entonces la voz del mayor Enset con patente alegría para querer saber. - ¿Fue dura la cosa?

- ¡Oh!, no señor, - replicó Mazoui con el mismo tono, incluso permitiéndose bromear. - Nada de particular. Como un reconocimiento médico de rutina.

- En el fondo eran unos individuos bastante agradables. – Añadió Leval de la misma manera.- Nos hicimos amigos.

-¡Creo que hasta hemos ligado y todo! - Terció Mazoui combinando sarcasmo y jocosidad.- Nunca nos habíamos sentido tan admirados…



Y con las incrédulas risas de sus compañeros en la torre de control  los dos aparatos se aproximaron en trayectoria de aterrizaje. Gracias al Cielo por otro día, las cosas volvían a estar tranquilas. Al menos en el espacio. La noticia de su regreso se propagó enseguida y la mayor parte de sus compañeros lo celebraron. Aunque Logan ya estaba reunido con alguno a los que comentaba con sarcasmo.



- ¡Ya vuelven nuestros salvadores! Deberíamos celebrar una fiesta en su honor.

- Sí, una vez más se han bastado ellos solitos. - Replicó otro oficial con idéntico tono. - 

- Pero, ¿qué podemos hacer? - terció otro teniente con patente inquietud. - Hasta ahora lo único que han hecho es prestar grandes servicios y los pilotos que regresaron dijeron que fue gracias a que ellos decidieron quedarse. Les estaban muy agradecidos.

- No sé si mis sospechas serán ciertas. - Les dijo Logan ahora adoptando un tono confidencial para explicar. - Pero todo esto bien pudiera haber estado preparado desde un principio. No sé, quizás me equivoque pero. ¿No veis que todo les resulta demasiado fácil?

- ¿A dónde quieres llegar?- Le inquirió uno de sus compañeros.

- A que este viaje y el rumbo que llevamos podría estar premeditado. Quizás nos dirigimos a un sitio concreto para ir a caer en manos de alguien. ¿Quién no nos dice que esos extraterrestres no estuvieran de acuerdo con ellos?

- Eso es difícil de creer.- Opuso uno de sus compañeros, sin embargo con gesto visiblemente preocupado. -

- Repito - contestó Cedric ahora haciendo énfasis en sus palabras. - Seguramente estaré equivocado. Es más, soy el primero que desea estarlo. Pero también nos han sucedido cosas que, en un principio ninguno hubiéramos imaginado, ¿verdad?

- ¿Has hablado con el alto mando?- Le preguntó uno de sus colegas. -

- ¿Y qué iba a decirles?- Replicó resignadamente Logan que agregó. - Hasta que no consiga pruebas mis sospechas no valdrán de nada. Aunque estoy haciendo progresos. Contacté con una de las mujeres del laboratorio y seguro que ella me pondrá al corriente de cualquier actividad de investigación que pueda ser sospechosa. Además, esos dos se llevan bastante bien con algunas compañeras suyas y eso nos podría dar información.

- Bueno, confiamos en ti. Sabes lo que haces. - Afirmó uno de esos oficiales. – Avísanos si nos necesitas…



           Logan se lo agradeció con un asentimiento de cabeza, después se separaron, no deseaban que otros les vieran hablando juntos durante tanto tiempo. Paralelamente a eso Leval y Mazoui aterrizaron y pudieron salir de sus aparatos. Caminando por el hangar que albergaba sus cazas iban hasta la zona del puente. Tendrían que presentarse ante sus superiores y después se dispondrían a disfrutar de un bien merecido descanso.



-Espero que no nos entretengan mucho. Ya estoy deseando tumbarme en la litera.- Sonrió Leval.-

-Pero primero tenemos que pasar el informe.- Le recordó Mazoui.-

-Creo yo que, como oficial de mayor rango, podrías ocuparte tú de eso.- Se rio su primo.-

-¡Ni lo sueñes! - Repuso jocosamente su interlocutor tomándole de una oreja en tanto llegaban hasta la entrada a la sala de mando.- ¡Vamos, cuanto antes expliquemos todo, mejor!



            Y en la Luna su soberana pensaba en esos eventos acaecidos hacía semanas, cuando, gracias a la ayuda de sus amigas guerreras y de Roy, amén de la que le prestase Doran, pudieron rechazar ese ataque enemigo… Tanto el padre de Kerria como el otro guerrero no tuvieron el menor problema en destruir con ondas vitales el resto de naves enemigas que se batían en retirada.



-Vamos a terminar con ellas.- Propuso Doran.- No podemos dejarlas escapar. Merecen un escarmiento.

-Bien, pero tómalo con calma.- Le pidió Roy.-



Y ambos fueron en su persecución. Regresaron enseguida, entre tanto Nehie estaba conversando con las sailors.



-Decidme chicas.- Les inquirió la reina de la Luna Nueva a sus amigas.- ¿Cómo pudisteis venir tan pronto?

-Mi madre nos advirtió.- Le contó Chibiusa.- Me hizo ir a su presencia y me dijo que reuniese a las asteroides.

-¿Y tú, Roy?..- Se sorprendió Nehie que le acababa de ver volver junto a Doran un vez destruyeron aquello. -  ¿Cómo te enteraste?

-A mí me avisó el servicio secreto de la ONU.- Le reveló él.- Contactaron primero conmigo. Les dije que no molestasen a mis amigos. Que yo me las apañaría. Y cuando me concentré y sentí la energía de otro súper saiyan, estuve seguro de ello.

-Yo podría haber sido un enemigo.- Terció un sorprendido Doran, inquiriendo.- ¿Cómo supiste que podrías confiar en mí?

-Digamos que primero me transporté a ver a Serenity. Y ella me lo contó.- Sonrió el interpelado.-



            Cuando Roy apareció junto a Serenity y Endimión, los dos estaban en una gran sala, reunidos con el resto de las guerreras que iban no obstante ataviadas con vestidos largos y de un color particular para cada una.



-¡Roy! - Se sorprendió Ami al verle allí.-

-¿Qué estás haciendo aquí?- Se extrañó Rei a su vez.-

-Disculpadme, no quisiera molestar vuestra audiencia o lo que sea, pero han venido a informarme que se está produciendo un ataque contra la Luna.- Repuso él.-

-¿Un ataque?- repitió Makoto mirándole con extrañeza.-

-¿Cuándo?- Quiso saber Minako.-



            Aunque fue Endimión quién se adelantó para declarar.



-Por eso os habíamos hecho venir. Íbamos a poneros al corriente de ello. Roy tiene razón, la Luna está siendo atacada…como última línea de defensa antes de llegar a la Tierra tenemos que protegerla.

-Muy bien.- Intervino Haruka para preguntar.- ¿Cuándo nos vamos para allá?

-Nosotras no vamos a ir.- Intervino Serenity añadiendo.- Esa será tarea de las fuerzas de defensa de Neherenia.

-¿Pero, estás segura de que ella y sus escasas tropas podrán enfrentarse a eso? – Inquirió Michiru con escepticismo.-

-Tendrá ayuda. Me informaron que uno de los saiyajin ha llegado hace poco. Es el embajador que tu hermano ha enviado.- Respondió la soberana dirigiéndose a Roy.-

-En ese caso iré a ver si necesita que le eche una mano.- Declaró éste cruzándose de brazos para querer saber.- ¿Tenéis alguna idea de quienes están atacando la Luna?



            Aunque Serenity y Endimión no respondieron a eso, solamente bajaron la cabeza con pesar. Aquello sin embargo fue muy revelador.



-¿Acaso son los mismos que atacaron la nave?- Quiso saber Hotaru.-

-Eso me temo.- Admitió al fin la soberana.-

-¡Malditos! ¿A qué esperamos para ir a por ellos?- Terció Makoto con visible ira.-

-Nosotras no vamos a ir. Ya te lo he dicho.- Replicó la reina.-

           

            No obstante, su compañera esbozó una sardónica sonrisa y, levantándose con rapidez de la silla que había ocupado, sacó su transformador, en tanto replicaba.



-Lo siento mucho, majestades, pero esta vez no voy a obedecer vuestras instrucciones. Y ahorraos cualquier amenaza o consejo. Me da igual lo que me hagáis después. ¡Pero esos canallas van a saber quién soy yo!

-Makoto, por favor. Mantén la calma, no hagas de esto algo personal. - Le pidió Endimión con gesto preocupado.-



            Aunque la princesa de Júpiter le dedicó una profunda mirada, rezumando tristeza y rabia en sus ojos y sentenció.



-Cuando esos miserables asesinaron a mi ahijado se convirtió en algo muy personal para mí, Majestad. ¿Qué calma queréis que mantenga? Decidme. ¿La mantendríais vos tratándose de vuestra hija?

-Makoto.- La interpeló Michiru con inquietud.- Por favor, modérate. No es forma de dirigirse a los reyes.

-Es la única que conozco, siendo sincera.- Sentenció la aludida.- Y nada me detendrá hasta que no acabe con esos canallas.

-Por favor. Mako –chan. - Le pidió la soberana con tono apenado.- No busques venganza.

-Llámalo como quieras, yo prefiero decir que es una justa retribución, o devolver el equilibrio al Universo. O el karma, como diría Rei. - Replicó la guerrera con determinación.- En cualquier caso, esos canallas van a saber quién soy yo…

- No irás sola. Granate era mi sobrino y esos bastardos mis enemigos. Cuenta con mi ayuda. - Afirmó Roy ofreciéndole la mano a esa mujer que satisfecha se la estrechó.-

-Gracias.- Asintió  ella mirándole con reconocimiento.- Será un honor pelear a tu lado.

-Lo mismo digo.- Sonrió animosamente su interlocutor.- Guerrera Júpiter.



            Los soberanos se miraron con pesar pero no pronunciaron palabra y entonces el resto de las princesas allí sentadas se fueron levantando una por una.



-Mako-chan, yo también voy contigo.- Se ofreció Minako.-

-Sí, no abandonaremos a una de las nuestras.- Convino Rei dirigiéndose a los reyes.- Espero que lo comprendáis…

-Lo lamento, majestades, tanto si os gusta cómo sino, yo también voy.- Declaró Ami.- Por mi parte aceptaré cualquier castigo que me impongáis después de volver.

-Lo mismo digo. Si es que volvemos…de todos modos no vamos a dejar que ellos disfruten de la fiesta en privado.- Añadió Haruka.-

-Vamos entonces.- Dijo Michiru.- No podemos quedarnos atrás.

-Todas unidas.- Remachó Hotaru.- Se lo haremos pagar. Perdonadnos reina Serenity, rey Endimión. Pero no podemos quedarnos aquí sentadas.



            La soberana suspiró, ella y su esposo se miraron esta vez con resignación. Entonces la reina agregó con tono más conciliador.



-Sabía que reaccionaríais así cuando lo supierais. En mi caso siento lo mismo, por desgracia estoy atada por mi cargo. Lamento no poder ir con vosotras, sin embargo, hay alguien que lo hará en mi lugar, con su propio equipo…



            Y dicho esto una puerta del fondo de la estancia se abrió. De ella surgieron Chibiusa y las sailors asteroides, con sus uniformes y prestas para la batalla.



-Bien, mamá. Aquí estamos…- Sonrió la princesa del Milenario de Plata y Neo Cristal Tokio aseverando.- Nehie es una amiga y no la vamos a abandonar.

-Ya nos queda muy poco tiempo. – Afirmó la soberana.- Puede que sea la última batalla que libraréis hasta tener que asumir por entero vuestros cargos como princesas.



            Las demás asintieron. Makoto se aproximó a su amiga y le dijo con tono más suave aunque entristecido.



-No solamente es por la memoria de mi ahijado. Nuestro deber es apoyar a nuestros amigos. Y evitar más muertes y sufrimiento.

-Lo sé. Id tranquilas y sobre todo tened mucho cuidado.- Les pidió Serenity haciendo sus palabras extensivas a todos los demás.- Amigas mías, protegeos a vosotras y a los demás…que vuestros deseos de revancha no os pongan en un peligro innecesario. Únicamente os pedimos eso.



            Al unísono asintieron y sin perder ni un segundo desaparecieron. Roy se concentró en la energía de Neherenia, podía sentirla con claridad ahora que la muchacha estaba transformada en Sailor Shadow. También captaba otra muy potente que debía de corresponder al saiyajin. Las sailors por su parte se dieron la mano en dos círculos, Chibiusa y sus Asteroides por un lado y el resto por otro. Al reaparecer estaban rodeadas de gritos, disparos de rayos de energía y sonidos de alarma. No tardaron en ver a la soberana de la Luna peleando y a ese otro saiyajin levantando una barrera protectora para frenar los disparos del enemigo.



-¡Desplegaos! – Exclamó Haruka a sus compañeras.-

-¡Vamos! Ataquémosles por grupos.- Indicó Rei.-



            Las recién llegadas comenzaron a utilizar sus poderes barriendo a sus oponentes. Minako con su fulgor creciente aniquiló a varios robots, Ami congeló a otros y Rei hizo arder una de las posiciones enemigas haciendo que sus adversarios se retirasen. Aunque enseguida, sin darles tiempo a organizar otra andanada, más androides avanzaron disparando. Las chicas se cubrieron. Roy se transformó en súper guerrero y las protegió con una barrera de energía. Hotaru hizo lo propio con el muro del silencio. Fue el turno de Chibiusa y las demás que se acercaron a cubrir a su amiga Sailor Shadow quien estaba en el suelo, doliéndose de una herida en un brazo.



-¿Estás bien?- Pudo preguntarle Para-Para en tanto ayudaba a la soberana de la Luna Nueva a levantarse, junto con Ves-Ves.-

-Sí, gracias chicas. Me alegra veros.- Sonrió la interpelada.-



            Cere- Cere y Jun-Jun  las cubrían descargando sus ataques. Chibiusa hizo lo propio destruyendo a más enemigos conforme se aproximaban.



-Vamos. - Les indicó a sus sailors.- Llevad a Neherenia a un sitio seguro.- El resto, consolidad la posición.- Ordenó a las demás guerreras que asintieron, aplicándose  a ello.-



            No obstante, el cañoneo del enemigo era muy potente y las demás tuvieron que parapetarse tras lo que pudieron.  A través de una brecha del palacio penetraban más tropas de asalto invasoras. Roy entonces fulminó a muchos de ellos con un rayo de energía y se dirigió a Makoto que, jadeando por el esfuerzo y tiznada de restos de hollín y materiales destruidos, estaba a su lado.



-Guerrera Júpiter, ¿no crees que esos tipos andan algo bajos de batería?- Le inquirió con patente ironía.- Necesitan un poco de tu electricidad…

-Sí, tienes toda la razón. Voy a recargarlos.- Repuso ésta exclamando.- ¡Supreme Thunder Attack!



            Y desplegando una antena de su diadema entrecruzó los brazos emitiendo un potentísimo relámpago de energía electrocutando a varios androides que enseguida ardieron estallando. Eso la hizo sonreír con expresión de revancha. Pensó en su ahijado. Esos malditos iban a pagar muy caro lo que hicieron.



-¡Adelante! - Arengó la Guerrera Marte descargando su “burning mandala” sobre otro grupo de oponentes que fue destruido por las llamas.-



            Tomado por sorpresa por la potencia de aquel asalto el enemigo se replegó. Al menos de momento. Durante ese tiempo fue cuando aprovecharon a montar un pequeño hospital de campaña. La guerrera Mercurio fue comisionada para ayudar a los médicos, atender a los heridos y coordinar las evacuaciones en los casos más graves. Hotaru se brindó a echarle una mano. Las Asteroides recorrieron varias calles siguiendo órdenes de la princesa Chiba y pusieron a salvo a varios ciudadanos, entre ellos algunos niños quienes fueron sorprendidos en las calles anexas al palacio cuando el ataque comenzó. El invasor, que hizo brecha por otro sitio, había progresado hasta esa zona, para horror de Nehie que les advirtió.



-¡Oh no! Cerca de aquí hay una escuela. Tenemos evitar que lleguen hasta allí.

-¡Nos ocupamos de ello! - Exclamaron las asteroides con Chibiusa al unísono.-



            Corrieron a frenar el avance del enemigo y con la cobertura del resto se apresuraron a sacar a los aterrados niños de allí.  Aunque una nueva andanada de disparos cayeron sobre ellas pero fueron repelidos por una silueta femenina que portaba un largo cetro. Al mirar hacia ella fue

Urano la que exclamó.



-¡Guerrera Plutón!

-¡No puede ser! – remachó Michiru observándola incrédula.-

-¡Setsuna-mamá! – Exclamó Hotaru.- ¡Has vuelto!



            Pero aquella altísima mujer, de largo pelo castaño y ojos bermellón, sonrió negando con la cabeza. De pronto transformó el color de su cabello en un brillante resplandor dorado y sus ojos pasaron a ser del color de la esmeralda. Y de esta forma exclamó con voz profunda y grave.



-¡Dead scream!



            Su potentísimo ataque literalmente desintegró los restos de la avanzadilla invasora y las naves que trataban de alcanzar esa escuela y otros puntos de la ciudad. Las demás, aprovechando aquello, pudieron salvar a los niños. Fue entonces cuando paralelamente a eso  Roy disparó  a su vez varias ráfagas de rayos desbaratando las filas de lo que quedaba de aquellos invasores. Se dirigió a Doran y le indicó que debían salir a rematar al enemigo. El saiyajin enseguida asintió.



-Pero con cuidado. No debemos confiarnos. No tenemos soporte vital para salir al espacio.

-Comprendido, Alteza.- Convino su interlocutor.-



Y lo hicieron con suma prudencia, sin abandonar las zonas que aun mantenían presurización, temperatura y oxigeno como para ser habitables. Pese a eso, entre ambos fueron capaces de destruir prácticamente toda oposición. El tío de Granate no se privó de gritar en tanto concentraba energía en forma de esfera azulada luminosa entre sus manos para crear una onda vital gigantesca que barrió lo que quedaba de las tropas adversarias que se habían atrevido a alunizar.



-¡Esto de parte de mi sobrino, mamones! Kame ha me haaa…



            Y por fin terminó aquella gran batalla. Tras asegurarse de que estaban todos a salvo, excepto por algunas heridas menores. Neherenia hizo balance de daños. Fue Chibiusa la que se aproximó a ella con tono confortador y le dijo.



-Los civiles están bien…

- Bueno, pero desgraciadamente se han producido muchos daños y también bajas. - Suspiró Ves- Ves, con semblante más cariacontecido.-

-Sí, es terrible. Muchos de tus soldados han caído.- Musitó Para- Para.-

-Chicas, ¡callaos! - Les pidió Cere - Cere, observando las lágrimas en el rostro de la soberana en tanto recorría con la vista aquel terrible panorama.-

-Lo sentimos mucho.- Remachó Jun-Jun.-

-Hemos pagado un alto precio, sí. Pero el reino de la Luna sigue en pie. Y os prometo que nos reconstruiremos más fuertes que antes.- Afirmó la reina con determinación en tanto se las enjugaba.-

-Eres una gran chica. De verdad Nehie, estoy muy orgulloso de ti. Todos los estamos y sé que mi sobrino en el Cielo lo estará también. - Declaró Roy pasándole un brazo por los hombros a la muchacha.-

-Es verdad.- Añadió Makoto con voz queda y tono al tiempo animoso.- Mi ahijado podrá descansar tranquilo viendo el coraje que has demostrado. Ahora entiendo porque te amaba tanto, ahora lo sé.



            Al escuchar esas palabras Neherenia no pudo evitar romper a  llorar, había sido mucha presión contenida, mucho temor por su pueblo y una gran tristeza la que tenía dentro y necesitaba desahogar. Se abrazó a Roy y dio rienda suelta a todo ese llanto acumulado. Las demás guardaron un emocionado silencio. El señor Malden la abrazó un largo rato de modo paternal hasta que la joven pareció calmarse, entonces se separó un poco de ella y con afecto levantó la barbilla de la joven con un dedo para decirle.



-Eres una magnífica reina. Y una chica muy valiente, Nehie. Me alegra comprobar que esa niñita tan tímida y agradable ha crecido para convertirse en una gran mujer.

-Gracias…- le sonrió ella entre sollozos, rehaciéndose al fin para añadir en voz alta.- Muchas gracias a todos.

-No hay de qué. Somos amigos y somos aliados. –Afirmó Chibiusa.-

-Por cierto. Hablando de aliados.- Terció Haruka.-



Y tanto Urano como el resto, dedicaron entonces su atención a esa nueva sailor recién aparecida que ahora lucía su aspecto normal de nuevo y se mantenía en silencio y un poco apartada del resto.



-¿Quién eres tú? - Quiso saber Hotaru dirigiéndose a ella.-

-Espera.- Intervino Roy, afirmando con una sonrisa.- Tú eres mi sobrina Seren, la hija de Lornd y Setsuna. ¿No es así?



            La aludida se aproximó a él e hizo una leve reverencia para admitir.



-Así es, tío Asthel. Soy Seren Deveget. Princesa de Nuevo Vegeta y sucesora de mi madre, la reina Meioh, en el cargo de guardiana del portal espacio-tiempo y  en el de princesa guerrera de Plutón.



            Doran enseguida se acercó doblando la rodilla y besando una mano de la muchacha al tiempo que decía.



-Sed bienvenida, Alteza, no os esperaba hasta dentro de unos días.

-Me adelanté. Mis padres me ordenaron venir lo antes posible.- Repuso ella.- Me alegro de haberlo hecho a tiempo.

-Espero que mi hermano y mi cuñada sigan bien. - Dijo Roy quién, tras darle un beso en la mejilla   a su sobrina y otro a Neherenia, declaró.- Debo irme ya, no quiero preocupar ni a mi esposa ni a mi hija.

-¡Escucha! - Le pidió Chibiusa, aunque el señor Malden no la dejó continuar y añadió.-

-Ya lo sé. Aquí no ha pasado nada…No se lo diré a nadie, ni a mi familia, ni al resto. ¡Veremos que se inventan los de la ONU esta vez para taparlo! Las explosiones fueron tan potentes que pese a que estamos en la cara oculta, se habrán tenido que detectar hasta desde la Tierra.

-Gracias Roy. - Replicó la princesa del Milenario de Plata recibiendo el asentimiento de su interlocutor.-

-No hay de qué, chicas. Para lo que os haga falta, ya sabéis donde estoy.- Afirmó afectuosamente él.- Ahora, buscad un buen plan de cobertura…

-No te preocupes por eso, ya lo tenemos.- Intervino Minako guiñándole un ojo.-

-La excusa oficial será la caída de un meteorito.- Explicó Ami.-

-Muy bien. -Suspiró Roy  diciéndole ahora  a la guerrera Mercurio con tintes de mayor seriedad e incluso tristeza.- Cuando tengas unos días, si te es posible, pasa a ver a Bertie, por favor. Está muy deprimida desde que nuestro hijo y los demás desaparecieron.

-Lo haré, descuida.- Le prometió la aludida.- Leval es mi ahijado y ella es una muy querida amiga para mí.

-Eso haré también yo con Kalie.- Musitó Minako ahora con más tristeza en su voz.-

-Por suerte para mi amiga Cooan sus hijos están todos en la Tierra. Sin embargo, me encantaría visitarla. Sé que lo está  sufriendo por sus hermanas y sus sobrinos. - Afirmó Rei a su vez.-

-Esmeralda y Diamante lo están pasando mal también. - Suspiró Chibiusa.- Creo que mi madre iba a  ir a verles.

-Suceda lo que suceda todos somos una gran familia. Y siempre nos apoyaremos en los malos momentos como hemos compartido la alegría en los buenos.- Sentenció Roy con el asentimiento general.-



            Así todos se fueron despidiendo, Roy no usó la translación, puesto que aparecer ante su esposa con la pinta que llevaba tras la batalla no hubiera sido muy recomendable. Y tampoco hubiera sabido que decir para explicarle porqué la utilizaba. Así pues se puso en el interior del círculo que formaron las sailors.



-¿No os pesaré mucho, verdad chicas?. He ganado algunos kilitos con la edad.- Se rio.-



            Eso hizo sonreír a las guerreras quienes tras decir adiós al resto se transportaron llevando a su amigo primero a palacio para que pudiera adecentarse. Por su parte Chibiusa y sus asteroides se despidieron de su amiga prometiendo retornar pronto a visitarla. Solamente quedaron la princesa Seren y Doran, que junto con Neherenia, pasaron al interior del palacio.



-Os agradezco muchísimo vuestra ayuda. Os ruego que aceptéis mi hospitalidad, princesa.- Le dijo Neherenia a la recién llegada.-

-Nada me complacerá más. Y no hay de qué.- Sonrió afablemente la interpelada.- Nuestros planetas son aliados, Majestad.



            Así lo recordaba la reina de la Luna Nueva. Agradecida de que sus amigos estuvieran allí para ayudarla. Ahora le tocaba reconstruir el reino y lo haría. Pensaba en los sacrificios que habían hecho, no solamente ella sino todos los demás. A parte del trágico fin de su amor otros muchos dieron sus vidas y aquella gran nave incluso desapareció. Suspiraba lamentando haberse encerrado tanto en su propio dolor. Mucha gente más como los padres de Leval, o del resto de los que iban con él, sufrían. Lo mismo que las sailors que eran madrinas de algunos de ellos. Sin ir más lejos Makoto, que lo fue de Granate. Y tampoco podía olvidarse de sus propios súbditos, quienes habían perdido asimismo a bastantes eres queridos durante esa batalla.



-No puedo permitirme el lujo de ser débil. Tengo que ser fuerte por todos ellos.- Se arengó, dispuesta a ser fiel a sí misma en eso.-



            De modo que resuelta a levantarse de nuevo ya pensaba en fortalecer su reino y, en cuanto pudiese, regresar a la Golden State para cursar lo que le quedara de ese año académico. Por su parte y completamente ajenos a estos sucesos, los tripulantes de la gran nave continuaban su periplo por una ignota región del Cosmos.


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