domingo, 6 de marzo de 2011

GWG 12.99. Merecidos ascensos


99. Capítulo 12.Merecidos Ascensos.

 

 

Cuando Roy llegó a casa no tuvo que preocuparse mucho por su hija. Kerria estaba fuera, atendiendo a sus propios problemas. Y en cuanto a  su esposa, allí seguía, sentada en el sofá del salón, con la mirada perdida hacia la ventana. Atardecía y dentro de poco quizás pudiera ver las primeras estrellas.

 

-Hola cariño.- La saludó cariñosamente él, dándole un beso en la mejilla.- Ya estoy aquí.

 

            Su esposa no dijo nada, únicamente asintió despacio. Roy suspiró, pensando en subir a su cuarto y descansar un poco. Tras aquella batalla en la Luna se sentía realmente cansado. Y no únicamente en el plano físico. Eso en realidad era lo de menos. Todavía era joven y se mantenía en forma, una simple alubia o un rato de siesta le recobrarían rápidamente de eso. Era ver a su mujer de ese modo lo que le hundía. Quizás ella lo percibió puesto que con un susurro fue capaz de decir.

 

-Lo siento.

-No cubito. No tienes que sentir nada. Me refiero a que todo está bien…bueno, ya me comprendes.- Se aturulló él. –

 

            Roy luchaba por tratar de explicarse pero, pese a todo, su mujer le comprendía. Eran ya muchos años juntos. Posó una de sus manos en la mejilla izquierda de él y le acarició esbozando una leve y amarga sonrisa.

 

-Ten fe.- Quiso animarla él.- Hemos pasado por cosas terribles, y siempre las hemos superado. Y estoy convencido de que nuestro hijo volverá.

-Kerria me dice lo mismo. Pero no es fácil para mí, esperar día tras día sin tener noticias.- Admitió la compungida Bertie.-

-No lo es para ninguno de nosotros. Y aunque es muy doloroso no pierdo la esperanza puesto que algo me dice que están ahí fuera y están bien.

 

            Su esposa asintió, elevando un poco la vista para dejar caer unas lágrimas y sollozar.

 

-¿Sabes que es lo que más me duele aún?...que tenemos una hija a la que apenas presto atención. Sé que me necesita. Y a pesar de eso no puedo…

-Kerria lo entiende, lo comprende, cubito.- Se apresuró a replicar él, abrazándola.- Nuestra hija es ya una mujer, y es fuerte y luchadora como tú. Ahora sabe que necesitas todo nuestro cariño.

 

            Bertie se derrumbó llorando en los brazos de su esposo. Roy estaba muy apenado y conmovido. No pronunció palabra dejando que su mujer se desahogase.

 

-Únicamente espero que Kerria no venga ahora.- Pensaba con temor.- Ver a su madre así la destrozaría.

 

En contraste a esa escena en la Tierra, la moral en la nave ahora estaba alta. Las noticias circularon deprisa. Gracias a aquel afortunado encuentro y a las nuevas posibilidades que se abrían la mayor parte del pasaje había recuperado una tímida esperanza. Mazoui y Leval iban al encuentro de sus superiores. Listos para informar. Al llegar encontraron al mayor Karl Enset, pero también al comandante Braem, al comodoro Hazzar y al propio contralmirante Spar. Estos recordaron como los que se encontraban presentes en el puente de mando desde hacía unas horas atrás, tenían el corazón en vilo. Cuando se escuchó por los altavoces la transmisión de Mazoui pidiendo permiso para aterrizar la tripulación estalló en gritos de júbilo. Tan pronto como los dos aterrizaron fueron recibidos por sus compañeros e incluso por el propio contralmirante Spar. Tras unos minutos de euforia y felicitaciones desatadas por parte de toda la escuadrilla los ánimos se calmaron cuando apareció su superior y ambos en posición de firmes relataron al contralmirante lo sucedido. Entonces informaron

 

- Les felicito, muchachos - sonrió el comandante en jefe satisfecho y orgulloso de los dos. - ¡Enhorabuena!, sus servicios a la nave y a ésta y otras culturas y razas sobrepasan con mucho el cumplimiento del deber. Han estado más que sobresalientes. Nos han granjeado la amistad de civilizaciones más avanzadas que la nuestra y han salvado a sus compañeros aun a riesgo de sus vidas. Mayor, acérquese,- llamó a Enset que se aproximó rápidamente en posición de firme y le emplazó para confirmar esas últimas palabras que repitió ahora con mayor solemnidad.  - Usted fue testigo de la noble acción emprendida por estos dos oficiales. Yendo más allá del deber y quedándose voluntariamente en aquel mundo desconociendo el destino que les aguardaría, sólo por cubrir la retirada de sus compañeros.

- Sí, señor - asintió Enset visiblemente complacido cuando lo corroboró -, su acción ha demostrado tener un valor fuera de lo común, digno de los más altos honores. Su valía está más que demostrada. Yo les propondría para una condecoración y aún más, para un ascenso. Al menos, en el caso del segundo teniente Leval Malden. No puedo respaldar oficialmente al primer teniente Mazoui O´ Brian, pues según la normativa, ascendería a mí mismo grado.

- Pero yo, sí.- Terció el comandante Braem que agregó -, señor, confío plenamente en la opinión del mayor Enset y me ofrezco a recomendar al teniente O´ Brian para un ascenso.

- Muy bien,- sonrió Spar que trataba de parecer serio y desapasionado por mor del protocolo. -

- Yo también apoyo ese ascenso, señor - intervino Hazzar. -Es un oficial muy valioso y merece ser recompensado. Bueno, los dos lo merecen sin discusión.

- Entonces todos de acuerdo. - Asintió Spar que se dirigió hacia Leval y Mazoui. - Tienen ustedes más recomendaciones de las necesarias, incluyendo la mía propia. Redactaré de inmediato la orden de sus ascensos. A partir de las 0.00 horas de mañana ambos ascenderán un grado. Aparte de ello, serán condecorados por los grandes servicios que han prestado.- Y tras esas palabras sujetas a protocolo añadió de modo más  desenfadado e incluso paternal. - Nada más, pueden retirarse, vayan a descansar, se lo han ganado, muchachos.

- Sí señor, gracias, señor,- respondieron ellos saludando al contraalmirante que se marchaba en compañía del comodoro. Mazoui entonces se volvió hacia el comandante Braem y le agradeció  su gesto con visiblemente ilusionado.  -

- Muchas gracias, señor. Ha sido usted muy amable al darme su confianza.

- No me hacía falta verlo para recomendarle O´ Brian. Lo que ha dicho el mayor Enset solamente confirma mi opinión. Ya ha hecho usted méritos más que sobrados. Somos nosotros los que debemos agradecerles a ustedes su valor y su espíritu de sacrificio.- Repuso Braem que añadió con una amabilidad poco común en él. - Usted, no sólo se ofreció a explorar esa atmósfera desconocida y  a quedarse junto con el teniente Malden como rehén valorando más las vidas de sus compañeros que la suya propia. Una sola de esas acciones ya merece una condecoración. Además, ambos llevan prestados muchos buenos servicios y no hubiera sido justo que, por una norma estúpida,  no le hubieran recompensado a usted también con un ascenso.  Los dos se lo han ganado. Lo único que me apena es que tendrán que trasladarse de escuadrón. Aquí ya tenemos cubierta la plaza de mayor.

- Yo también lo siento señor, ha sido un honor servir bajo su mando,- declaró Mazoui.-

 

El muchacho se sentía francamente halagado y estaba lleno de respeto hacia aquel hombre que siempre demostró ser un buen comandante y, sobre todo, una buena persona. Braem agradeció a su vez esas palabras con una sonrisa de satisfacción para replicar de inmediato.

 

- Lo mismo digo, ustedes dos son los pilotos y oficiales que todo jefe de escuadra desearía tener, envidio a su próximo superior.

 

            Ambos se sentían estupendamente al recibir esos elogios de un hombre del grado y la experiencia de Braem. Aunque Mazoui iba a decir algo no le dio tiempo a contestar a eso, pues Leval intervino haciendo una solicitud.

 

- Perdón señor. Si no fuera demasiado pedir. ¿Podría trasladarme a mí junto con mi primo?

- Eso no depende de mí, muchacho - repuso Braem que añadió. - Sólo necesitan un mayor. Pero haré lo posible, comprendo que ambos forman un magnífico equipo. Aunque me apena bastante perderle también. No se preocupe, hablaré con el comodoro Hazzar para que lo ponga en marcha, seguro que se lo concederá.

- Muchas gracias, mi comandante. - Respondió Leval realmente reconocido. -

- Bueno, ahora tómense libres el resto de horas que les quedan como oficiales de mi escuadrón. Dentro de poco ya no estarán bajo mi mando y aún no sabemos a donde les destinarán.

- Gracias, señor -  le dijo Mazoui que tras saludar remachó. - Ahora, con su permiso nos retiramos.

 

            Braem asintió y tanto Mazoui como Leval se marcharon. Enset fue con ellos. Les dijo, una vez fuera de la pista de aterrizaje.

 

- Muchachos, os voy a echar de menos. Mazoui, estoy seguro de que serás un excelente jefe de escuadrilla. Eres un gran oficial y tienes capacidad de liderazgo.

- Gracias, señor. – Replicó el chico visiblemente reconocido por aquellos elogios. -

-¡Qué demonios, hombre! , desde este preciso momento puedes llamarme Karl. Ahora tendremos el mismo grado. No sabes cuánto me alegro de que el comandante pudiera recomendarte. Estoy de acuerdo con Braem, esa norma es estúpida, pero menos mal que se pudo solucionar.

- Sí, ha sido una suerte, Karl.- Añadió Mazoui con una leve sonrisa.- Gracias.

 

Aunque no se sentía muy a gusto con aquella exclamación. Eso de aludir tanto a los demonios no le hacía precisamente mucha gracia. Pero no le dio más importancia sabiendo que era solamente una forma de hablar y añadió con afabilidad.

 

- Te deseo mucha fortuna, amigo.

- Buen destino y buen servicio, compañero. Y para ti también, Malden – agregó su interlocutor. -Vas a ser un magnifico primer teniente.

- Muchas gracias, señor - repuso éste deseándole también - que tenga suerte.

 

            Enset les sonrió y se marchó por uno de los corredores adyacentes. Mazoui le propuso a su primo.

 

-¿Por qué no vamos a la cafetería del parque para celebrarlo?...

- Me parece muy bien,- asintió éste de un estupendo humor. - Pero antes vamos a darnos una buena ducha y a cambiarnos. Ya estoy cansado de llevar tanto tiempo estas ropas.

 

            Su primo convino en ello. Llegaron a su cuarto y el primero en ducharse fue Leval. Mazoui le ofreció entrar antes puesto que aprovechó la situación y llamó a las chicas. Se las arregló para poder comentarle a Amatista unos esbozos sobre lo sucedido con Logan y la muchacha comprendió realmente lo ocurrido.

 

-Vamos a tomar algo a la cafetería de la cantina. En la base. Si venís, quizás podamos solucionar las cosas. Mejor dicho, habla con tu amiga Satory, ella sabe de un buen sitio en el que podemos quedar…

-Sí, claro que iremos.- Se apresuró a convenir Amatista.- Se lo diré enseguida.

 

La joven ahora se sentía aún más culpable y temía  el momento de encontrarse con Leval. El muchacho debía estar bastante enfadado y con razón. Pero tal y como había decidido anteriormente se dijo a sí misma que debía tratar de arreglar las cosas. Ahora tenía que contárselo a Satory. Por fortuna, ésta no tardó en llegar al apartamento, dado que había concluido su turno.

 

-¿De verdad?- Sonrió la recién llegada.- ¡Cuánto me alegro que todo haya ido bien!

-Entonces, ¿vendrás conmigo?- Le pidió su interlocutora con tono algo teñido de temor.- Creo que será bueno que estemos los cuatro.

-Por supuesto.- Concedió Satory.- Yo sé dónde ir. Ya lo verás. Es un sitio estupendo…

 

Lo cierto es que la muchacha estaba deseosa a su vez de ver a ese apuesto oficial. Ambas, que tenían la tarde libre, acordaron reunirse con ellos en esa cafetería en una hora. A Satory incluso le  dio tiempo para examinar por encima la esfera que Mazoui le dio al contralmirante, éste se la  había dejado llevar de la sala de mando. La muchacha en efecto, descubrió que era un código sencillo. De hecho aparecía en inglés. Lo que no era tan sorprendente habida cuenta de la capacidad de aquellas criaturas para leer las mentes. Esos seres habrían aprendido de inmediato el idioma que se hablaba oficialmente en el asteroide.

 

-¡Es algo magnífico! Una especie de piedra de Roseta cósmica para descifrar nuestro camino.- Suspiró llena de optimismo.-

 

Y ahí estaba lo importante. Esos Bureds les habían proporcionado una completísima carta galáctica, con muchos sistemas solares. El más cercano, a menos de diez millones de kilómetros. No les llevaría mucho tiempo llegar. Después de eso, junto con su compañera y amiga, se arregló presentándose enseguida en la cafetería. Por su parte ambos chicos fueron para allá. Al llegar, Leval se ofreció a ir por dos cafés.

 

-Te espero aquí.- Le dijo su primo en tanto ocupaba una mesa flaqueada por un sofá y dos sillas.- No tardes mucho, ¿eh?

-No creo que ir a por dos cafés sea más difícil que salir de ese planeta, ¡ja, ja! - Rio jovialmente Leval, que ahora estaba de buen humor.- Bueno, dependiendo de la gente que haya, claro.

 

            Las chicas llegaron al poco.  Saludaron a Mazoui y se sentaron en el sofá. Comenzaron a charlar y el joven les narró con más detenimiento sus aventuras en el planeta. Aunque delante de Satory no fue demasiado específico sobre la forma en la que usaron sus poderes. No obstante la científica asintió con interés mientras le escuchaba. Explicó a su vez como había descifrado parte de esa Carta Galáctica en tanto decía con renovada ilusión.

 

- Espero que en alguno de ellos esté el planeta que buscamos.

- Con todos los que debe de haber, seguramente sí - repuso él  con talante muy optimista.  -

- Por los informes que nos ha dado la esfera, muchos tienen condiciones de habitabilidad. ¡Es más, indica presencia de vida en muchos de ellos!,- añadió Satory entusiasmada. -

- Podríamos cenar para celebrarlo.- Propuso jovialmente Amatista cuando vio aproximarse a Leval. -

 

            En eso convinieron sus amigos cuando él la vio a su vez, su expresión risueña se volvió seria, dejó los cafés en la mesa y le dijo a los demás de modo cortante.

 

- Si me disculpáis, no recordaba que dejé asuntos pendientes en la base, antes de trasladarme debo terminarlos.

 

            Se alejó de allí sin más, dejándoles sorprendidos a todos. La joven en cuestión sabiendo perfectamente lo que sucedía reaccionó como un resorte. Estaba claro que la vuelta de esa misión no había hecho que el chico olvidase lo ocurrido entre ambos y se levantó siguiéndole.

 

- Leval, ¡por favor! , espera.- Le pidió con la voz agitada, alcanzándole con una corta carrera, el chico se giró mirándola con gesto severo, deteniéndose de mala gana. -

- Tengo prisa. ¿Qué quieres, Amatista?,- inquirió con un tono nada amable. -

- Yo, siento mucho lo de ayer - dijo ella con un hilo de voz. - Debí dejarte hablar.

 

            El muchacho le dedicó una mirada entre incrédula e indignada. ¿Qué se había creído ella? ¿Que las cosas eran así de sencillas? No, esta vez no estaba dispuesto a pasar por eso y le espetó con enfado.

 

- Sí, claro, ¿y con eso ya está todo arreglado, verdad?

- No lo sé - respondió ella con visible desconcierto cuando agregó con voz queda - pero es lo único que puedo decirte.

-¡Pues no me basta! - contestó tajantemente él. - Me conoces desde hace años y preferiste creer a ese estúpido de Logan. Con todo lo que hemos pasado juntos al parecer mi palabra no era tan buena como la suya.

-Traté de verte muchas veces.-Se defendió la chica con pesar y algo de malestar.- Pero nunca tenías tiempo. Cedric nunca me puso eso como excusa.

-¿Cedric? ¡Ah, claro!, olvidaba lo estrechamente unidos que estáis…- Espetó él dejándola sorprendida.-

 

            Si no fuera porque estaba en medio de aquella tensa y desagradable discusión, Amatista juraría haber percibido un matiz de celos en el tono de su interlocutor. Aunque dejó pasar aquello ante la siguiente andanada del muchacho.

 

-Logan es un miserable tramposo. No permitió que Tracer me relevara. Es más, ni tan siquiera me enteré de que hubieras venido a verme.

-Yo,…lo sé. Lo supe después, y quise ir a hablar contigo…- Se justificó la joven. -

-Pues no te vi venir a hacerlo. La señorita Lassart-Deveraux estaba demasiado enfadada, ¿verdad?, mientras mis compañeros y yo salíamos en misión de rescate. De rescate en un ambiente alienígena que podría haber sido hostil, ¿me oyes? Existían muchas probabilidades de que hubiéramos muerto allí.

-¡Eso no es justo!,- protestó ella entre sollozos. - Iba a decírtelo, fui a buscarte, pero ya te habías ido.

-¿Y tú me dices que algo no es justo? ¡Ya está bien, Amatista! ¡Madura de una vez! lo que no es justo es que siempre haya que escuchar lo que tú digas y que tú nunca escuches las razones de los demás.- Se percató de que ella lloraba pero eso no le ablandó, más bien al contrario añadió con severa indignación. - ¿Te has creído que con unas lágrimas lo puedes arreglar todo? Deja de comportarte como una chiquilla, eso te valdría con tus padres, pero no conmigo. Ahora si me disculpas, ¡este obseso del ejército tiene mucho que hacer! Pero no te preocupes, tal y como te prometí no me mezclaré más en tu vida. Ahora tienes a Logan que es un tipo tan amable y tan atento para acompañarte a todas partes. ¡Disfrútalo mientras dure!

 

            Y se alejó con paso rápido sin que su interlocutora pudiera replicar ni evitar llorar. Algunos de los presentes en la cafetería habían presenciado la embarazosa escena pero enseguida volvieron a lo suyo. Aunque ella ni se enteró, sólo pensaba en lo sucedido. Se sentía  muy culpable, no le extrañaba que Leval estuviera enfadado y con bastante razón. Además, él era orgulloso, quizás no al modo de ella, pero esa humillación que Logan le infligió delante suya y de otros no iba a olvidarla tan fácilmente. La verdad, puestos a hablar de soberbia, la propia chica también lo era. Se había tenido que tragar su orgullo para disculparse y aun así no le había servido de nada. Pero sabía que se lo merecía. A veces le costaba mucho reprimir su carácter y su propia vanidad. Su madre se lo había dicho en muchas ocasiones. Aunque la propia Esmeralda llegó a reconocer que ese defecto lo había heredado de ella.  Pero eso no le servía de mucho consuelo ahora. Lo verdaderamente triste del asunto es que Leval tenía razón en sus reproches y además parecía estar herido. A todo eso Satory y Mazoui, que obviamente prefirieron permanecer al margen de esa disputa, pero que habían podido escuchar aquella discusión, se acercaron a  la muchacha con gesto preocupado y su amiga la animó.

 

- Vamos, no te preocupes, está molesto pero seguro que se le pasará. Ya verás, te llamará enseguida y todo volverá a ser como antes. Venga, esta noche cenamos los cuatro y lo aclaramos todo.- Le dijo tratando de animarla. -

- No lo creo, Satory.- Repuso la compungida Amatista. - Sé que le hice daño, no confié en él. Con todo lo que hemos vivido juntos. Tiene toda la razón. Me comporté como una estúpida, sólo soy una cría. Ahora sé por qué él nunca…ahora comprendo cómo me ve…

 

            No dijo más al percatarse de que Mazoui estaba delante. Solamente pudo sollozar…

 

- Creo que se ha pasado. Intentaré hablar con él. - Terció el muchacho con tono más confortador. – No ha debido hablarte así.

-Tiene todo el derecho.- Admitió la desolada chica, declarando.- Siempre fue amable conmigo y me ayudó. Incluso pasó por alto mi comportamiento con su hermana cuando no estuve a la altura. Y lo único que he hecho ha sido dudar de él.

 

            Sus interlocutores se miraban con cara de circunstancias. No había más que decir, si la propia Amatista reconocía aquello. Y Satory sobre todo era muy consciente de lo que le costaba a su amiga ser capaz de admitir algo así. Ese chico le importaba mucho, incluso más que su propio orgullo y terquedad. Tanto que la pobre había emprendido ese viaje por él. Mazoui se daba cuenta a su vez de lo afectada que estaba e insistió con tono amable y conciliador.

 

- Leval puede llegar a ser muy cabezota. No prometo nada, pero trataré de hacerle ver cómo te sientes.

- Muchas gracias,- le susurró la desconsolada muchacha abrazada a Satory. -

 

            Se sentaron y durante unos momentos nadie habló. Sus acompañantes solo podían observar con una mezcla de pesar y envaramiento como la joven se desahogaba llorando.

 

-Mujer, no lo tomes así.- Le pidió dulcemente Satory.- Tenemos muchas cosas que hacer, no pienses más en esto ahora, seguro que todo se arreglará. Dale un poco de tiempo.

-Leval no es de los que guardan rencor. Lo sabes.- Añadió Mazoui.- Te aprecia mucho y no tardará en olvidar todo esto.

-Eso me gustaría creer.- Suspiró su contertulia enjugándose las lágrimas para agregar avergonzada.- Lamento el espectáculo.

-No te preocupes. Lo importante es que estés más tranquila.- Sonrió su amiga tomándole de las manos sobre la mesa.- Seguro que no será para tanto.

-Pediremos algo y ya verás cómo te encuentras mejor.- Comentó Mazoui.-

 

Y tras tomar un café los tres y tratar de elevar la moral de Amatista,  el chico volvió a la base, se encontró a Leval recogiendo sus cosas en las taquillas. La noticia de sus ascensos había circulado deprisa. La mayoría de sus compañeros corrieron a felicitarles. Tracer fue el primero que apareció en la habitación de ambos con una botella de champán y pegando brincos.

 

-¡Eh tíos! , enhorabuena. Leval, colega, ¡bienvenido al club! – Éste, al verle de esa guisa no pudo evitar sonreír ligeramente. Su compañero tenía la virtud de aliviar el enfado de cualquiera. -Y tú Mazoui, ya eres mayor, ¡qué tío! ¡Menuda suerte tienes, jodío! Pero no eres mayor que yo.- Bromeó.-

 

            Y es que ese risueño tipo, pese a su a veces infantilismo bromista, era en efecto algunos años mayor que ellos. Aunque desde luego que no lo parecía.

 

- Ten cuidado, Tracer - le advirtió el aludido con su misma guasa. - Ahora voy a ser tu superior. Lo mismo te meto un paquete.

- Sí, señor - saludó éste con sorna. - Usted perdone,- luego, tomando a Mazoui por sorpresa, descorchó la botella de champán empapándole al grito de. - ¡Rebelión a bordo!

 

El otro muchacho intentó agarrarlo pero su jocoso compañero se parapetaba tras la mesa. Entre risas y con patente expresión de regocijo, Tracer le recordaba.

 

- Todavía no eres mayor. Aún te quedan unas horitas.

- Pues mi primera orden va a ser mandarte a limpiar las letrinas por gamberro, ¡Ricky! - rio su compañero y amigo. -

-¡Ey, no me llames así! – Protestó el otro con jocosidad.-

-¿Y por qué no?- Se extrañó su contertulio en tanto le agarraba.-

-¡Es un nombre de crio! - Declaró Tracer con tono bromista aunque parecía decirlo de veras.-

-¡Pues es el que tienes!- Se rio Mazoui tomándose ahora la revancha con su compañero-¡Ricky!

 

            Cuando dejaron de correr y el nuevo mayor le estranguló fingidamente, los tres charlaron más calmados. Mazoui añadió.

 

- Te llames como te llames, te vamos a echar de menos. Sin tus estúpidas bromas nos vamos a aburrir.

- Buena suerte, amigo.- Repuso Tracer dándole la mano. Luego le preguntó a Leval al que notaba bastante serio. - ¿Qué te pasa, hombre? No te veo muy feliz. Mejor dicho, he visto soldados de guardia en Nochebuena con mejor humor que tú .Y eso que te han ascendido antes de lo que te correspondía. Bueno, un par de meses, pero, entre eso y las medallitas. Eso no lo hacen con cualquiera, ¡anímate chico!

- Sí, ya lo sé, son cosas mías.- Respondió éste esbozando una fugaz sonrisa. - Eres un gran tipo Tracer, gracias.- También le dio la mano sintiéndose mejor. -

 

            Timothy Mullins, otro compañero, les felicitó, aunque con pocas palabras, pues no era demasiado hablador. El único que no apareció fue Logan. Estaba furioso y mal metía charlando con un grupo de sus escasos amigos.

 

- Esos tipos tienen mucha recomendación - decía con resentida envidia. - Ya lo veis. Ahora van y les ascienden así, por la cara. No me gusta nada. No confío en ninguno de los dos.

- Se sacrificaron por unos compañeros. Allí abajo les pudo haber ocurrido cualquier cosa. - Opuso uno de sus contertulios. -

- O quizás no. Pudiera ser que ellos se supieran seguros, al parecer no dudaron ni un instante en ofrecerse. Y cualquiera, por valiente o altruista que fuera, al menos tendría un momento de duda. - Argumentó Logan dejando pensativos a sus amigos. -

- Pero ellos han salvado esta nave - le rebatió uno de sus interlocutores. - Por lo que he oído tienen poderes por encima de lo normal.

- A eso me refiero precisamente. Juegan con ventaja - comentó Cedric  que les explicó con inquina. - Con esa fuerza se pueden presentar voluntarios a todas las misiones. Como la última. Además, quién no nos dice que no se vuelvan ambiciosos, viendo cómo les sonríe la fortuna. Si os paráis a pensarlo y son tan poderosos como parece, podrían llegar a dominar esta nave fácilmente.

- No creo que lo hagan - objetó otro de sus amigos con incredulidad. - Han hecho un juramento de lealtad, como nosotros.

-¿Sí, eh? Así que lealtad. - Repuso Logan con sarcasmo para preguntar con escepticismo. - ¿Y quién podría hacérselo cumplir? Dime.- El otro no supo que responder, visto así, era verdad. Y Cedric no contento con eso, añadió. – Mira, mi padre es general, es un hombre muy influyente y le llamé hace unos meses, antes de meternos en ese agujero. Me dijo cosas muy interesantes sobre esos dos.

-¿El qué? - Preguntó el primero de sus interlocutores con patente curiosidad.  -

- Aún es pronto,- repuso Logan sonriendo con malicia y dándole un toque de misterio a sus siguientes palabras. - Todavía no os lo diré, pero lo sabréis. Todos lo sabrán cuando llegue el momento, os lo prometo.

 

         Por fortuna, ajenos a todas esas habladurías, los muchachos pasaron sus últimas horas en aquel lugar. Por fin llegó el momento, ambos estrenaron galones nuevos, su nuevo destino, el escuadrón cincuenta y tres. Casi al otro lado de la nave. Leval fue a la escuadrilla de Mazoui, gracias a la recomendación de Braem.

 

-Bueno- suspiró Mazoui que se estaba cambiando con ropas de paisano.- Ahora a cenar.

-¿Vas a salir?- se sorprendió Leval. –

-¿No te lo dije? Tenemos una cena con las chicas. – Le contestó su primo con tono que quiso resultar jovial.-

-¿Con las chicas? ¿Qué chicas?- Quiso saber su sorprendido contertulio.-

-Pues con Satory y Amatista.- Respondió su primo con naturalidad.-

-Lo siento, no pienso ir. – Se negó éste.-

-¡Vamos, Leval! - Replicó su interlocutor con los brazos en jarras.- No seas así.

-No tengo ni idea de a qué te refieres.- Contestó el aludido con talante poco cordial.-

- No seas tan duro con la pobre chica.- Le pidió su primo.-

- No te ofendas pero eso es algo que no te concierne. – Declaró el muchacho visiblemente molesto.-

 

Su primo movió la cabeza con reprobación. Comentando pese a todo con tono más desdramatizador.

 

-¿Me vas a obligar a ordenarte venir a cenar?

- ¡No seas ridículo!- Espetó Leval cruzándose de brazos para sentenciar.- No puedes ordenarme una cosa como esa.

- Pero no seas tonto. ¡Era una broma! - Pudo decir Mazoui incrédulo ante la actitud de su primo. Nunca le había visto comportarse de esa forma, a su juicio tan infantil e irascible.-

 

            Quizás éste se percatase de lo mismo dado que tras suspirar intentó argüir de una manera más calmada.

 

- Mira. Sé que lo haces con buena intención. Pero ya estoy harto. Lo siento, no tengo ganas de sentarme a cenar con ella. ¿Para qué? ¿Para que el próximo día se enrabiete por otra tontería y se niegue a escuchar razones? Eso sí. Presenta mis disculpas a Satory. Es una buena chica y muy sensata. No tiene ninguna culpa de esta enojosa situación.

 

Ante aquello a su contertulio solamente le quedó el encogerse de hombros y suspirar resignadamente.

 

-Como quieras. Buenas noches.

-Buenas noches.- Replicó Leval que ya se estaba quitando el uniforme para ponerse el pijama.-

 

Sin decir más su primo salió de la habitación rumbo a su cita. A la hora de la cena Satory y su, pese a todo esperanzada amiga quien se quiso arreglar a conciencia por si acaso, aguardaban en un céntrico restaurante, pero sólo acudió Mazoui. Amatista al verle llegar le miró implorante pero el muchacho negó con la cabeza en actitud apenada. Ella comprendió y sólo se excusó levantándose y volviendo a su cuarto, pese a los ruegos de sus amigos para que se quedase.

 

-Por favor. No te vayas.- Le pidió Satory.-

-No me siento demasiado bien.- Pretextó la joven, agregando consternada.- Iba a ser muy mala compañía.

-Iré contigo,- se ofreció su interlocutora.-

-No, de ningún modo.- Se apresuró a replicar Amatista.- No dejéis la cena por mi causa. Eso me haría sentir peor.

-¿Estás segura?- insistió Satory.-

-Sí, muchas gracias. Prefiero estar sola ahora.- Pudo sonreír débilmente su interlocutora, tomando las manos de su amiga entre las suyas.- Discúlpame, Mazoui.- Añadió tratando de guardar la compostura.-

 

  Éste solamente asintió, apenado a su vez por ella. Amatista se marchó con pasos rápidos con un gran esfuerzo para no romper a llorar delante de sus amigos. Al menos quería mantener la poca dignidad que le quedase. Después  de salir a paso ligero pero contenido de ese local, y una vez estuvo fuera de la vista de ambos, corrió deseosa de volver a su habitación y encerrarse a llorar allí. Leval entre tanto decidió irse a dormir temprano. Ahora tenía otras cosas más importantes en las que pensar. En su nuevo destino sería el líder de un grupo de combate y eso le aumentaba su responsabilidad. Al menos eso es lo que debía preocuparle por ahora. En cuanto a Amatista, no pensaba en verla ni hablar con ella durante una buena temporada. Dadas esas embarazosas circunstancias Mazoui y Satory cenaron solos.

 

- Es una lástima lo de Leval y Amatista. ¿No crees? – Señaló ella rompiendo el hielo de la conversación. –

 

           Lo cierto es que para la chica aquello había sido un regalo inesperado. Allí estaba, cenando de forma casi íntima con el chico que le gustaba. ¡Y no tuvo que arriesgarse a pedírselo! Desde luego nadie podría acusarla a ella de haber planeado una cita. Pero por otro lado, esa ilusión se veía muy opacada por la causa de aquello. Lo sentía profundamente por su amiga. Aquello no era justo. ¡Lástima que la fortuna de ella fuese la desgracia de su compañera! Pero ya que estaban allí, al menos  intentará disfrutar al máximo de la velada. Por eso ahora estaba apoyando su cabeza en sus manos entrelazadas, atendiendo muy interesada a la réplica del chico. Más cuando él convino en actitud pensativa.

 

-  Así es. Cualquiera puede ver que Amatista está enamorada de él. Lo que no entiendo es por qué nunca se lo ha dicho.

- Eso no es tan fácil. - Replicó la muchacha con un creciente rubor. - Para una chica ese es un paso muy complicado.

- No creo que lo sea más que para un chico. - Comentó él encogiéndose de hombros. -

- Es diferente, vosotros los hombres soléis ser más lanzados. Normalmente sois los que se fijan en una chica y le pedís salir. Eso aún hoy sigue siendo bien visto, pero la gente no es tan considerada cuando ocurre al revés.

- No lo creo- rebatió él alegando con seguridad. - Ya no estamos en el siglo veinte, y menos aún en el diecinueve.

-Para algunas cosas creo que todavía seguimos en el siglo diez- sonrió ella afirmando a su vez de forma contundente. – Por más que la sociedad haya avanzado todavía hay gente que cree que una mujer que va decididamente a por el hombre que quiere es simplemente una chica fácil.

- Puede ser. - Admitió él, que replicó. - Yo mismo soy bastante tradicional en algunas cosas, pero evidentemente no en todas.

 

Satory  recordaba como el muchacho le había apartado la silla con galantería cuando se sentaron, aunque claro, esa era una de las cosas que podían seguir igual para su gusto. Lo que no sabía era en qué cosas más sería él tradicional aparte de en eso. Merecería la pena tratar de averiguarlo. Aunque quedó descolocaba cuando él, observándola con atención, le preguntó.

 

- Tú por ejemplo, eres una chica inteligente y muy preparada. Si conocieras a algún chico que te gustase ¿acaso no se lo dirías?

 

La muchacha no supo que responder, únicamente enrojeció con una sonrisita de circunstancias. Mazoui notó que estaba incómoda y se apresuró a disculparse.

 

- Lo siento, no he querido ser inconveniente. Ni meterme en tu vida privada. Te pido perdón. No es asunto mío.

 

            La joven le miró algo envarada. ¡Si él supiera hasta qué punto sí que era asunto suyo! Aunque enseguida recobró la compostura para responder de modo más reflexivo.

 

- No te preocupes. No es nada, como ya te dije, a las mujeres nos cuesta más hacer ese tipo de cosas. Y Amatista, aunque en apariencia es más lanzada y con una personalidad más arrolladora en el fondo es muy tímida para eso. Créeme, la conozco desde que éramos niñas. Mucha de su manera de expresarse no es más que un mecanismo de defensa. Ella pretende ser muy segura y decidida. Bueno, y lo es en muchas cosas, pero no en esto. En cuanto sale el tema de las relaciones con alguien a quién de veras quiere tiene miedo. Y por si fuera poco sufrió alguna mala experiencia. A veces me lo ha comentado. ¿Qué pasaría si se atreviera a dar el paso y a Leval no le gustara?

- Bueno, pues tendría que aceptarlo y continuar adelante.- Valoró su contertulio que sentenció.- A veces hay que correr riesgos en la vida.

-Es fácil decirlo cuando el corazón de uno no está en peligro de romperse. - Musitó Satory sin atreverse a fijar su mirada en la de él.-

 

            Mazoui pese a todo sonrió y agregó algo más jovialmente.

 

 - En mi opinión, no creo que a Leval le resulte tan indiferente. O no estaría tan enfadado con ella. Es más, pienso que ni él mismo sabe todavía lo que siente de verdad.

- Bueno, creo que podría deberse también a que le molestó mucho que ella no confiase en él. –Argumentó cautamente su contertulia.-

 

            Pensaba que seguramente Mazoui estaría al corriente de algo que ellas no supieran. Era normal que él hablase con Leval y se contaran esas cosas entre hombres. Igual que ellas lo hacían entre mujeres. Por supuesto, sería estupendo si su interlocutor estuviera en lo cierto.

 

-Podría ser.- Concedió el muchacho, que no parecía querer aventurarse a decir más.- Desde luego que eso es como para enfadarse.

 

Satory no sabía qué hacer, decidió arriesgarse. Entonces le contó con tono de complicidad.

 

– Amatista me confía muchas cosas, como hago yo con ella. Ya te digo que somos como hermanas. ¡Por favor! – Le pidió entonces con una expresión preocupada.- No le digas nada a tu primo. Ella no podría soportarlo si él se enterara.

-No temas por eso. Esta conversación, como diríamos en el ejército, es clasificada. O más bien no ha tenido lugar. - Sonrió él añadiendo incluso con tinte jovial.- Si me preguntan negaré todo conocimiento.

 

            La chica le devolvió la sonrisa sintiéndose mejor. Ese muchacho era realmente amable y juicioso, seguramente también discreto. Algo le decía que podía confiar en él. Al menos para hablar de los problemas amorosos de terceras personas. Así pues le desveló, o eso creyó.

 

-La razón por la que ella está aquí, en esta nave, es por Leval.

-¡Vaya! – Se sorprendió su interlocutor, o al menos pareció hacerlo cuando repuso.- ¿Quieres decir que se enroló en este viaje solamente para estar con él?

 

            La joven le contó la historia, de como ella llamó a Amatista y le propuso venir a este viaje. De los miedos y las dudas de su amiga, pero también de la esperanza que anidaba en su corazón. Quizás si demostraba su valía y le seguía, aquel muchacho finalmente la viera de otra forma. Al terminar de exponerle los hechos, Mazoui se quedó pensativo y se reafirmó.

 

-Tengo la impresión de que los dos están mucho más cerca el uno del otro de lo que se imaginan.

-¡Ojalá tengas razón! – Suspiró Satory afirmando con pesar.- Me da mucha tristeza verla así. Está sufriendo mucho más incluso de lo que quiere hacer ver.

- Sí. Por lo que yo sé, lleva años enamorada de él. Y mi primo, que es tan avispado para otras cosas, no ha sido capaz de verlo. Al menos eso creo. – Replicó él ahora más cautamente. –

-¿Crees que Leval lo imagina o que ya lo sabe?- Le preguntó su interlocutora con preocupación.-

 

            De ser así sería terrible, significaría que a él no le interesaba nada esa posible relación, aunque fue Mazoui el que, a su vez, le confesó a su contertulia.

 

-No me ha dado esa impresión. Siempre habla de ella como si de una hermana o de una prima se tratase. O quizás es que también se siente atraído pero nunca quiso acercarse puesto que considerase que no fuese apropiado. Verás…si te soy sincero, Leval tuvo algunas relaciones que no terminaron bien y en cierto modo está escarmentado. Y le comprendo.

 

            Aunque Satory quedó muy intrigada por esas palabras tan enigmáticas. ¿Acaso Mazoui estaba hablando también de sí mismo? No obstante la chica no podía preguntarle de forma directa. Se contentó con suspirar una vez más y afirmar.

 

- Me gustaría hacer algo para ayudarles. ¿A ti no?

- Claro que sí. Pero creo que, en esas cosas tan privadas, solamente ellos pueden hacer algo. – Contestó el muchacho con tono reflexivo. – Nosotros apenas debemos meternos…

 

La muchacha tuvo que asentir. Así durante la cena conversaron durante una hora más lamentando esta situación y después cambiaron de tema retornando al más esperanzador de aquella carta de navegación galáctica.

 

-Estoy muy emocionada, con esos mapas que habéis traído hemos podido calcular nuestra posición con muchísima más precisión. Y además, ahora seremos capaces de fijar un itinerario hacia mundos susceptibles de cumplir los requisitos para la terraformación.

-Me alegra mucho de que os sea tan útil.- Sonrió él, realmente satisfecho.-

- Por lo que hemos podido averiguar al estudiarla hay algunos exoplanetas muy cercanos al radio de acción de nuestra nave. Enviaremos sondas en cuanto estemos a distancia de aproximación.- Le comentó la muchacha. Agregando.- Al menos Penélope piensa que merecerá la pena investigarlos más de cerca.

-Vuestra jefa realmente es un genio.- Repuso Mazoui.-

-Sí que lo es. - Admitió la muchacha, dejando entrever su admiración.-

-Bueno, y tú no la desmereces nada. - Afirmó él.- Es una suerte que podamos contar con mujeres así.

 

            La chica se sonrojó. Desde luego se sabía inteligente pero nadie solía halagarla de esa manera. Más bien se referían a  ella como la rarita investigadora, o la friqui. Mazoui le había dedicado un elogio sincero y además él era un oficial muy inteligente y con gran preparación. Así se lo dijo ella.

 

-Tú y Leval, como otros muchos pilotos, tenéis una sólida formación en muchos campos. Tampoco podéis quejaros.

-La academia fue muy dura, sí.- Admitió el muchacho, desvelando.- Realmente la mayoría temían las pruebas físicas, pero tanto para mí como para mi primo lo que de verdad nos preocupaba era la exigencia de los estudios.

- Por eso soy optimista.- Pudo decir ella, animando su semblante para sentenciar.- Con oficiales como vosotros protegiéndonos seguro que llegaremos sanos y salvos a casa.

 

El chico agradeció aquellas palabras con una amplia sonrisa. Era alentador saber que alguien como esa muchacha confiaba en ellos. Así prosiguieron intercambiando observaciones. Tras un buen rato y una agradable velada se despidieron. Él tuvo el detalle de acompañarla hasta la parada del deslizador y aguardar hasta que vino. Al irse montada en el mismo ella recordaba los cumplidos que él le dedicó. Aunque no le dijo que fuera bonita, eso sí, reconoció su inteligencia. Satory no sabía que pensar. Cuando un hombre decía que una mujer era inteligente o simpática, muchas veces sonaba a la forma educada de indicar que no estaba interesado en una relación romántica, ni siquiera en un ligue. O quizás él no quería caer en ese tópico de alabar su belleza de por sí, y que ella pensara que tenía una mentalidad machista. Más aún tras los temas que trataron al principio. Ensimismada en esos pensamientos la chica volvió a su apartamento. La noche, pese al tema de conversación y sus análisis a posteriori había sido para ella, estupenda. Estaba feliz de haber cenado con ese chico al que consideraba cada día más encantador, con un aire misterioso que le hacía irresistible. Ojalá fuera tan fácil y pudiera decirle que estaba muy interesada por él. Ese era el mismo problema que tenía su amiga y de hecho, cuando llegó al apartamento, encontró a Amatista llorando en su habitación. Apenas si se había puesto el pijama y comía una gran tarrina de helado sentada sobre la cama con las piernas cruzadas. El típico cuadro de la depresión…

 

- Cálmate mujer,- se apresuró a decirla Satory. - No es para tanto.

-¿Por qué? - Preguntaba ésta con pesar. - ¿Por qué tengo tan mala suerte con los hombres? ¿Acaso soy yo la que los espanto o les hago enfadarse conmigo?...

- Yo no sé mucho de eso,- le dijo compasivamente su contertulia apoyando las manos en los hombros de la desconsolada joven. Aunque recordando el mismo argumento de Mazoui en la cena le comentó esperanzada. - Pero estoy segura de que si él se ha enfadado así contigo es porque le importas mucho. Le has hecho daño donde más le duele. Creo que él también siente algo por ti.

- No lo sé, Satory,- sollozaba Amatista tratando de limpiarse las lágrimas con un pañuelo. Su amiga la abrazó diciendo con suave tono confortador. – Me debe de considerar como a una cría. Quizás sea eso, no soy lo bastante madura e inteligente para él.

-Pues entonces demuéstrale que está en un error.- La animó su amiga, aseverando.- Trabaja duro, cumple tus sueños de licenciarte y ser científica. Y sobre todo, templa un poco ese carácter…Asúmelo como uno de esos retos que tanto te gusta superar. Pero no lo hagas únicamente por él, hazlo sobre todo por ti.

 

            Amatista no pudo evitar sonreír. Satory tenía toda la razón. Siempre le había dado buenos consejos y demostró preocuparse por ella y quererla como una hermana mayor. Y era una gran idea. Trabajaría en eso, demostraría que ya no era una niña. Iba a ser la más aplicada y trabajadora de todas. Sí, le acababan de dar un sabio consejo, debía lograrlo por su propia felicidad y autorrealización. Lo demás ya vendría.

 

-Es verdad. Muchas gracias.- Repuso con reconocido tono.-

 

            Y presta se levantó a poner una antigua canción que ella misma había versionado y cantado con su antiguo grupo. Y acompañándola con su propia voz, se sintió mucho mejor…

 

Te he olvidado desde hace algún tiempo ya, cariño.

No echo de menos tus besos como antes.
Ya no más


Si me preguntas como estoy, estoy bien
Todo lo que necesitaba era un poco de tiempo

Pues si piensas  que todavía te necesito, cariño
Realmente no sé para qué.

¡Oh cariño!, desde que tú me dejaste

Puedes pensar que mi mundo

Se ha hecho pedazos

Pero si me ves

Cariño, verás que
Nada está roto, nada está roto

Salvo mi corazón

 

No encontrarás lágrimas en mis ojos

Ahora cariño

Si piensas que estoy triste porque te hayas ido

Ahora cariño

 

Entonces estás equivocado ahora

Si me preguntas si soy feliz

Soy libre


Dite que esa es la forma en la que quiero ser

Y todas esas noches que compartimos

Juntos cariño

Bien, ellas no significaron nada


¡Oh cariño!, desde que tú me dejaste

Puedes pensar que mi mundo

Se ha hecho pedazos

 

Pero si me ves

Cariño, verás que
Nada está roto, nada está roto

Salvo mi corazón

 

Pues si piensas que todavía te necesito, cariño

No pienso en ti

Soy feliz ahora sin ti

 

¡Oh cariño!, desde que tú me dejaste

Puedes pensar que mi mundo

Se ha hecho pedazos

 

Pero si me ves

Cariño, verás que
Nada está roto, nada está roto

Salvo mi corazón

Nada está roto, nada está roto

Salvo mi corazón

 

Cariñoooo

 

Debes pensar que mi mundo se ha roto en pedazos

Nada está roto, nada está roto salvo mi corazón

 

Debes pensar que mi mundo se ha roto en pedazos

Nada está roto, nada está roto salvo mi corazón

 

Debes pensar que mi mundo se ha roto en pedazos

Nada está roto, nada está roto salvo mi corazón

 

            Y terminó la canción, musitando…

 

Nada está roto, nada está roto salvo mi corazón, uuuuh oh yeah

Cariño, nada está roto salvo mi corazón…

 

(Nothing´s broken but my heart, Celine Dion crédito al autor)

 

            Satory la escuchaba como siempre, ensimismada con la hermosa voz de su amiga, que ponía realmente sentimiento en la canción. Incluso derramaba alguna  lagrimita. Cuando terminó, Amatista sonrió tras recibir unos aplausos.

 

-Cantas de maravilla. ¡Qué lástima que tuvieras que dejar la música!

-Sí, es otro de los precios que he tenido que pagar. –Suspiró la muchacha quién observando ahora la expresión de pesar de su contertulia se apresuró a añadir.- Pero no me arrepiento. Hay muchas cosas en este viaje que no tienen nada que ver con él. De veras que no. Aquí he conocido personas estupendas y me siento útil. Desde ahora te prometo que me esforzaré todavía más por aprender. Gracias Satory…muchas gracias por hacérmelo ver.

- De nada, tonta. Anda, haz algo para agradecérmelo de veras.- Le pidió su amiga con tono que parecía interesado.-

-¿Qué quieres que haga?- Inquirió su contertulia.-

-Dame un poco de helado. Si te comes todo eso te va a caer mal.- Sonrió Satory añadiendo divertida.- Y es uno de mis sabores favoritos.

 

            Eso hizo reír al fin a su amiga que no tardó en ofrecerle una cuchara. De modo que ambas compañeras se unieron en la ardua tarea de terminar esa tarrina de fresa y arándanos.

 

-¿Quieres más?- Le ofreció una más animada Amatista.- Tenemos otra de vainilla y chocolate.

-¡Uy no!- Suspiró Satory para declarar.- Estoy llenísima, después de la cena y ahora de esto. ¡Lo que hay que hacer por una amiga!

-¡Oye! Ni que me hubieses hecho un favor, ¡rica! - Exclamó su interlocutora entre divertida y atónita.- Que ya podría habérmela comido yo sola. Es muy antidepresivo favorito.

-Y el de casi cualquier chica.- Se burló Satory.-

-Pues si te animas.- Insistió su amiga afirmando no sin una divertida añoranza.- Como cuando éramos niñas. ¿Recuerdas como escondíamos los helados y las galletas  a mi madre?

-¡Es cierto!- Rio Satory ahora para rememorar a su vez.- Esmeralda se enfadaba mucho.- ¡Os vais a poner enfermas! , nos advertía. Y en cambio, tu padre o el mío nos dejaban comer todos los dulces que queríamos. Los pobres eran muy fáciles de convencer.

-Es verdad. Era darles un beso cada una y poner caritas de pena y no se podían negar.- Suspiró la muchacha atacada por una oleada de nostalgia al confesar.- Pienso mucho en todos ellos. ¡Ojalá que estén bien!

-Claro que sí.- Afirmó su amiga.- Y estoy convencida de que un día les volveremos a ver.

-¡Ojalá que tengas razón!- Suspiró su contertulia, agregando también con tristeza.- Aunque muchas veces, cuando pienso en ello, no es únicamente por mi propia pena de no tenerles al lado. Ellos deben de estar sufriendo también. No sé que creerán que nos haya sucedido.

 

            Satory asintió dándole un confortador abrazo. Tampoco ella era capaz de apartar ese pensamiento de su mente. Estaban en esa gran nave y a salvo. Pero claro, eso sus padres no podían saberlo.

 

-Hallaremos la manera de volver. O al menos de contactar para decirles que estamos bien.- Sentenció.-

 

            Su amiga convino en eso, agregando ahora con algo más de mejor talante al recordar.

 

-Y pensar que cuando salía con mis amigos y mi madre me ponía hora o insistía en que llamase para que vieran que estaba bien, me enfadaba tanto. Nunca lo comprendí hasta ahora.- Admitió.- Su temor, a que algo me hubiera sucedido.

 

            Así charlaron un poco más y Amatista sonrió reconfortada en tanto empuñaba su cuchara rebañando lo que quedaba del helado. Generosamente le ofreció ese último fragmento a su amiga que movió la cabeza.

 

-Mejor que no. Vamos a dormir, que mañana tenemos mucho trabajo que hacer. Recuerda que nos toca una prueba muy importante en el laboratorio.- Sonrió su contertulia a su vez sentenciando.- Si comemos más helado en vez de dormir daremos más vueltas que una croqueta.

 

            Su compañera de piso asintió y se acostó, tratando de no pensar más en ello. Satory hizo lo propio. Por su parte, Mazoui llegó a su nuevo cuarto. Ahora y hasta su traslado definitivo, estaba en otro distinto al de Leval. Se preparó para acostarse y  ya estaba metido en la cama cuando sintió algo extraño, una especie de presencia. Estaba cerca de él, como si le observase. No podía verla pero notaba que su fuerza era inmensa, pero no la sentía como hostil, más bien al contrario. Era como una especie de calor benévolo.  El chico quedó impresionado, ¿qué o quién podría ser? Al fin, tras dejar de percibir aquello logró dormirse. También habría jurado que esa extraña figura oscura con ese libro que viera cuando estuvo en aquel mundo de altísima gravedad le observaba a los pies de la cama. Llegó a levantarse como un resorte con gesto de temor pero allí no había nada ni podía sentir más esa extraña sensación.

 

-Estoy paranoico. Después de tantas misiones necesito descansar.- Suspiró tratando de conciliar el sueño.- Sí, será mejor dormir…

 

Pensó en que, quizás, precisase de alguna pastilla de las que su padre adoptivo sintetizase. Pero no tenía síntomas de que su naturaleza demoniaca le estuviera jugando alguna mala pasada. Entonces, ¿Qué eran aquellas visiones? ¿Acaso tenía una sensibilidad mayor que el resto por su condición de híbrido? Recordó una vez en la que Tom Rodney le estaba enseñando algunas cosas sobre ese particular. Estaban en casa de Roy, tras un entrenamiento de rutina y charlaban sobre varios temas, entre ellos, el del origen de Mazoui. Su mentor en artes esotéricas le decía.

 

-Verás, tú, por tu naturaleza, posees una capacidad innata para comunicarte con otras dimensiones y ver cosas que al resto de los mortales nos resultan imposibles. Salvo que estemos muy preparados para ello.

-¿Y qué puedo hacer con esa capacidad?- Quiso saber el chico.-

-Siempre utilizarla para el bien. Pero eso ya lo sabes. – Repuso su interlocutor, añadiendo con tintes de advertencia.- Mira, Mazoui. Ese tipo de puertas están mejor cerradas. No deben utilizarse salvo para casos extremos. Alguno de nosotros hemos establecido contactos o incluso viajado a otras dimensiones, pero siempre fue porque no tuvimos otra opción.

-¿Y si algún día esa puerta se abre sin yo quererlo?- Pudo preguntar el chico con inquietud.-

-En tal caso deberás cerrarla o bien prestar atención. Pudiera ser que alguien deseara darte un mensaje.

-¿Y cómo sabré si es alguien benévolo o diabólico?- Quiso saber él.-

 

            Tom suspiró, al parecer no le era fácil contestar, tras unos segundos dijo con tintes reflexivos.

 

-Supongo que, cuando llegue el momento, lo sabrás. Y no temas, tu instinto te guiará. Lo siento, poco más puedo decirte.

 

Mazoui guardó bien esas palabras. Si esas visiones que había tenido eran debidas al cansancio o a otro tipo de fenómeno, desde luego ahora no era el momento de ahondar en ellas. Trataría de seguir el consejo de su mentor y cerraría la puerta. Finalmente, con ese pensamiento, logró conciliar el sueño sin más novedad. Curiosamente a Amatista le ocurrió lo mismo, creyó ver en sueños una figura muy alta, parecía de hombre. Resplandecía de un intenso tono blanco luminoso. A la mañana siguiente apenas lo recordaba, dejó de darle importancia, probablemente fue solamente eso, un sueño. Leval, por su parte se levantó temprano, dispuesto a comenzar bien su nuevo destino. Se trasladaron a la nueva base y su primo se reunió con él en el comedor de oficiales de la misma.  Allí aguardaron expectantes al que sería su nuevo oficial superior…

 

-¿Qué tal ayer?- se interesó Leval tratando de hacerse perdonar su brusquedad del día anterior.-

-Bueno. No estuvo mal. - Repuso su interlocutor de modo despreocupado.- Cené con Satory…

-¿Solamente con ella?- Se sorprendió su interlocutor.-

 

            El interpelado guardó ahora un incómodo silencio. Sin embargo, decidió que su primo tenía que saberlo.

 

-Amatista se marchó tan pronto vio que no me acompañabas.- Suspiró.-

 

            No obstante, sus palabras hicieron en Leval el efecto contrario al que había pretendido cuando su contertulio declaró con desaprobación.

 

-La misma chiquilla caprichosa y egoísta de siempre. Cuando las cosas no fueron con ella quería poco le importó dejaros plantados a Satory y a ti.

-No es eso.- Rebatió pacientemente su primo.- Se marchó realmente triste. No quiso estropearnos la velada. No la juzgues tan severamente, Leval. Es más sensible de lo que parece. Ya deberías saberlo.

 

            Su primo meditó esas palabras, recordaba aquella vez en la que él, tras descubrir la infidelidad de Jane, se desahogó con Amatista. Aquello fue totalmente injusto. Le pesó mucho ver el daño que le hizo entonces. Ocurrió días antes del baile de fin de curso al que fue como su acompañante.

 

-Me alegré cuando mi madre me lo comentó.- Suspiró entonces él, pude enmendar mi estúpido comportamiento.-

 

Y es que recordaba lo bonita que la joven lucía con aquel vestido, lo ilusionada que estaba y lo bien que ambos lo pasaron juntos… esa era desde luego otra muchacha…pero la cuestión es que muchas veces se sentía desconcertado. En su opinión había dos Amatistas, una era, tenaz, agradable, tímida incluso y llena de sueños. No obstante, la otra era competitiva, irreflexiva y caprichosa, con un carácter bastante difícil en ocasiones. Y nunca sabía con cual de las dos se iba a encontrar. Aunque lo que ambas tenían en común era su hermosura y ese aire de ingenuidad y, sobre todo ese orgullo y ganas de seguir adelante, para lo bueno y lo malo.

 

-Eso es cierto.- Admitió entonces con un susurro.- Quizás me excedí un poco…

 

Mazoui le escuchó atónito e iba a comentar algo más cuando justo en ese momento les requirieron para pasar al despacho de su nuevo oficial al mando. Por su parte,  las chicas tuvieron que correr. Al despuntar el día las alarmas fueron de escasa eficacia. Les costó levantarse y cuando lo hicieron descubrieron horrorizadas que era muy tarde. Tras asearse mínimamente y sin desayunar fueron a toda prisa llegando al laboratorio con la hora pegada o más bien con retraso.

 

-¡Lo siento mucho, Satory! ¡Ha sido por mi culpa!  – Decía una azorada Amatista en tanto tomaban el deslizador.-

-No mujer. Nos hemos dormido las dos. - La animó jovialmente su amiga.- Demasiada dosis de helado…

 

La verdad,  la noche anterior Satory había tenido que alentar a su compañera de habitación, después de comerse esa monumental tarrina de más de medio litro recordaron los viejos tiempos de la niñez y fue por el mucho charlar de esto y de lo otro que se les hizo muy tarde y durmieron bastante poco.

 

-Penélope nos matará.- Suspiraba Amatista con justificado temor en tanto tomaban el deslizador hacia su trabajo.-

-Espero que no, todavía nos necesita para hacer el experimento.- Quiso bromear Satory.-

 

Por lo menos, logró que su amiga sonriera divertida. Finalmente llegaron. Desde hacía rato las aguardaban Penélope, Sandy y Jen con el equipo de investigación preparado. Listas todas para comenzar las prácticas experimentales y preguntándose dónde estarían sus compañeras.

 



                                  anterior                                                    siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)