99. Capítulo 12.Merecidos Ascensos.
Cuando Roy
llegó a casa no tuvo que preocuparse mucho por su hija. Kerria estaba fuera,
atendiendo a sus propios problemas. Y en cuanto a su esposa, allí seguía, sentada en el sofá
del salón, con la mirada perdida hacia la ventana. Atardecía y dentro de poco
quizás pudiera ver las primeras estrellas.
-Hola
cariño.- La saludó cariñosamente él, dándole un beso en la mejilla.- Ya estoy
aquí.
Su esposa no dijo nada, únicamente
asintió despacio. Roy suspiró, pensando en subir a su cuarto y descansar un
poco. Tras aquella batalla en la Luna se sentía realmente cansado. Y no
únicamente en el plano físico. Eso en realidad era lo de menos. Todavía era
joven y se mantenía en forma, una simple alubia o un rato de siesta le
recobrarían rápidamente de eso. Era ver a su mujer de ese modo lo que le
hundía. Quizás ella lo percibió puesto que con un susurro fue capaz de decir.
-Lo siento.
-No cubito.
No tienes que sentir nada. Me refiero a que todo está bien…bueno, ya me
comprendes.- Se aturulló él. –
Roy luchaba por tratar de explicarse
pero, pese a todo, su mujer le comprendía. Eran ya muchos años juntos. Posó una
de sus manos en la mejilla izquierda de él y le acarició esbozando una leve y
amarga sonrisa.
-Ten fe.-
Quiso animarla él.- Hemos pasado por cosas terribles, y siempre las hemos
superado. Y estoy convencido de que nuestro hijo volverá.
-Kerria me
dice lo mismo. Pero no es fácil para mí, esperar día tras día sin tener
noticias.- Admitió la compungida Bertie.-
-No lo es
para ninguno de nosotros. Y aunque es muy doloroso no pierdo la esperanza
puesto que algo me dice que están ahí fuera y están bien.
Su esposa asintió, elevando un poco
la vista para dejar caer unas lágrimas y sollozar.
-¿Sabes que
es lo que más me duele aún?...que tenemos una hija a la que apenas presto
atención. Sé que me necesita. Y a pesar de eso no puedo…
-Kerria lo
entiende, lo comprende, cubito.- Se apresuró a replicar él, abrazándola.- Nuestra
hija es ya una mujer, y es fuerte y luchadora como tú. Ahora sabe que necesitas
todo nuestro cariño.
Bertie se derrumbó llorando en los
brazos de su esposo. Roy estaba muy apenado y conmovido. No pronunció palabra
dejando que su mujer se desahogase.
-Únicamente
espero que Kerria no venga ahora.- Pensaba con temor.- Ver a su madre así la
destrozaría.
En contraste a esa escena en la Tierra, la moral en
la nave ahora estaba alta. Las noticias circularon deprisa. Gracias a aquel
afortunado encuentro y a las nuevas posibilidades que se abrían la mayor parte
del pasaje había recuperado una tímida esperanza. Mazoui y Leval iban al
encuentro de sus superiores. Listos para informar. Al llegar encontraron al
mayor Karl Enset, pero también al comandante Braem, al comodoro Hazzar y al
propio contralmirante Spar. Estos recordaron como los que se encontraban
presentes en el puente de mando desde hacía unas horas atrás, tenían el corazón
en vilo. Cuando se escuchó por los altavoces la transmisión de Mazoui pidiendo
permiso para aterrizar la tripulación estalló en gritos de júbilo. Tan pronto
como los dos aterrizaron fueron recibidos por sus compañeros e incluso por el
propio contralmirante Spar. Tras unos minutos de euforia y felicitaciones
desatadas por parte de toda la escuadrilla los ánimos se calmaron cuando
apareció su superior y ambos en posición de firmes relataron al contralmirante
lo sucedido. Entonces informaron
- Les felicito, muchachos - sonrió el comandante en
jefe satisfecho y orgulloso de los dos. - ¡Enhorabuena!, sus servicios a la
nave y a ésta y otras culturas y razas sobrepasan con mucho el cumplimiento del
deber. Han estado más que sobresalientes. Nos han granjeado la amistad de
civilizaciones más avanzadas que la nuestra y han salvado a sus compañeros aun
a riesgo de sus vidas. Mayor, acérquese,- llamó a Enset que se aproximó
rápidamente en posición de firme y le emplazó para confirmar esas últimas
palabras que repitió ahora con mayor solemnidad. - Usted fue testigo de
la noble acción emprendida por estos dos oficiales. Yendo más allá del deber y
quedándose voluntariamente en aquel mundo desconociendo el destino que les
aguardaría, sólo por cubrir la retirada de sus compañeros.
- Sí, señor - asintió Enset visiblemente complacido
cuando lo corroboró -, su acción ha demostrado tener un valor fuera de lo
común, digno de los más altos honores. Su valía está más que demostrada. Yo les
propondría para una condecoración y aún más, para un ascenso. Al menos, en el
caso del segundo teniente Leval Malden. No puedo respaldar oficialmente al
primer teniente Mazoui O´ Brian, pues según la normativa, ascendería a mí mismo
grado.
- Pero yo, sí.- Terció el comandante Braem que
agregó -, señor, confío plenamente en la opinión del mayor Enset y me ofrezco a
recomendar al teniente O´ Brian para un ascenso.
- Muy bien,- sonrió Spar que trataba de parecer
serio y desapasionado por mor del protocolo. -
- Yo también apoyo ese ascenso, señor - intervino
Hazzar. -Es un oficial muy valioso y merece ser recompensado. Bueno, los dos lo
merecen sin discusión.
- Entonces todos de acuerdo. - Asintió Spar que se dirigió
hacia Leval y Mazoui. - Tienen ustedes más recomendaciones de las necesarias,
incluyendo la mía propia. Redactaré de inmediato la orden de sus ascensos. A partir
de las 0.00 horas de mañana ambos ascenderán un grado. Aparte de ello, serán
condecorados por los grandes servicios que han prestado.- Y tras esas palabras
sujetas a protocolo añadió de modo más desenfadado e incluso paternal. -
Nada más, pueden retirarse, vayan a descansar, se lo han ganado, muchachos.
- Sí señor, gracias, señor,- respondieron ellos
saludando al contraalmirante que se marchaba en compañía del comodoro.
Mazoui entonces se volvió hacia el comandante Braem y le agradeció
su gesto con visiblemente ilusionado. -
- Muchas gracias, señor. Ha sido usted muy amable al
darme su confianza.
- No me hacía falta verlo para recomendarle O´
Brian. Lo que ha dicho el mayor Enset solamente confirma mi opinión. Ya ha
hecho usted méritos más que sobrados. Somos nosotros los que debemos
agradecerles a ustedes su valor y su espíritu de sacrificio.- Repuso Braem que
añadió con una amabilidad poco común en él. - Usted, no sólo se ofreció a
explorar esa atmósfera desconocida y a quedarse junto con el teniente
Malden como rehén valorando más las vidas de sus compañeros que la suya propia.
Una sola de esas acciones ya merece una condecoración. Además, ambos llevan
prestados muchos buenos servicios y no hubiera sido justo que, por una norma
estúpida, no le hubieran recompensado a usted también con un ascenso.
Los dos se lo han ganado. Lo único que me apena es que tendrán que trasladarse
de escuadrón. Aquí ya tenemos cubierta la plaza de mayor.
- Yo también lo siento señor, ha sido un honor
servir bajo su mando,- declaró Mazoui.-
El muchacho se sentía francamente halagado y estaba
lleno de respeto hacia aquel hombre que siempre demostró ser un buen comandante
y, sobre todo, una buena persona. Braem agradeció a su vez esas palabras con
una sonrisa de satisfacción para replicar de inmediato.
- Lo mismo digo, ustedes dos son los pilotos y
oficiales que todo jefe de escuadra desearía tener, envidio a su próximo
superior.
Ambos se sentían estupendamente al recibir esos elogios de un hombre del grado
y la experiencia de Braem. Aunque Mazoui iba a decir algo no le dio tiempo a contestar
a eso, pues Leval intervino haciendo una solicitud.
- Perdón señor. Si no fuera demasiado pedir. ¿Podría
trasladarme a mí junto con mi primo?
- Eso no depende de mí, muchacho - repuso Braem que
añadió. - Sólo necesitan un mayor. Pero haré lo posible, comprendo que ambos
forman un magnífico equipo. Aunque me apena bastante perderle también. No se
preocupe, hablaré con el comodoro Hazzar para que lo ponga en marcha, seguro
que se lo concederá.
- Muchas gracias, mi comandante. - Respondió Leval
realmente reconocido. -
- Bueno, ahora tómense libres el resto de horas que
les quedan como oficiales de mi escuadrón. Dentro de poco ya no estarán bajo mi
mando y aún no sabemos a donde les destinarán.
- Gracias, señor - le dijo Mazoui que tras
saludar remachó. - Ahora, con su permiso nos retiramos.
Braem asintió y tanto Mazoui como Leval se marcharon. Enset fue con ellos. Les
dijo, una vez fuera de la pista de aterrizaje.
- Muchachos, os voy a echar de menos. Mazoui, estoy
seguro de que serás un excelente jefe de escuadrilla. Eres un gran oficial y
tienes capacidad de liderazgo.
- Gracias, señor. – Replicó el chico visiblemente reconocido
por aquellos elogios. -
-¡Qué demonios, hombre! , desde este preciso momento
puedes llamarme Karl. Ahora tendremos el mismo grado. No sabes cuánto me alegro
de que el comandante pudiera recomendarte. Estoy de acuerdo con Braem, esa
norma es estúpida, pero menos mal que se pudo solucionar.
- Sí, ha sido una suerte, Karl.- Añadió Mazoui con
una leve sonrisa.- Gracias.
Aunque no se sentía muy a gusto con aquella
exclamación. Eso de aludir tanto a los demonios no le hacía precisamente mucha
gracia. Pero no le dio más importancia sabiendo que era solamente una forma de
hablar y añadió con afabilidad.
- Te deseo mucha fortuna, amigo.
- Buen destino y buen servicio, compañero. Y para ti
también, Malden – agregó su interlocutor. -Vas a ser un magnifico primer
teniente.
- Muchas gracias, señor - repuso éste deseándole
también - que tenga suerte.
Enset les sonrió y se marchó por uno de los corredores adyacentes. Mazoui le
propuso a su primo.
-¿Por qué no vamos a la cafetería del parque para
celebrarlo?...
- Me parece muy bien,- asintió éste de un estupendo
humor. - Pero antes vamos a darnos una buena ducha y a cambiarnos. Ya estoy
cansado de llevar tanto tiempo estas ropas.
Su primo convino en ello. Llegaron a su cuarto y el primero en ducharse fue
Leval. Mazoui le ofreció entrar antes puesto que aprovechó la situación y llamó
a las chicas. Se las arregló para poder comentarle a Amatista unos esbozos
sobre lo sucedido con Logan y la muchacha comprendió realmente lo ocurrido.
-Vamos a tomar algo a la cafetería de la cantina. En
la base. Si venís, quizás podamos solucionar las cosas. Mejor dicho, habla con
tu amiga Satory, ella sabe de un buen sitio en el que podemos quedar…
-Sí, claro que iremos.- Se apresuró a convenir
Amatista.- Se lo diré enseguida.
La joven ahora se sentía aún más culpable y
temía el momento de encontrarse con Leval. El muchacho debía estar
bastante enfadado y con razón. Pero tal y como había decidido anteriormente se
dijo a sí misma que debía tratar de arreglar las cosas. Ahora tenía que
contárselo a Satory. Por fortuna, ésta no tardó en llegar al apartamento, dado
que había concluido su turno.
-¿De verdad?- Sonrió la recién llegada.- ¡Cuánto me
alegro que todo haya ido bien!
-Entonces, ¿vendrás conmigo?- Le pidió su
interlocutora con tono algo teñido de temor.- Creo que será bueno que estemos
los cuatro.
-Por supuesto.- Concedió Satory.- Yo sé dónde ir. Ya
lo verás. Es un sitio estupendo…
Lo cierto es que la muchacha estaba deseosa a su vez
de ver a ese apuesto oficial. Ambas, que tenían la tarde libre, acordaron
reunirse con ellos en esa cafetería en una hora. A Satory incluso le dio
tiempo para examinar por encima la esfera que Mazoui le dio al contralmirante,
éste se la había dejado llevar de la sala de mando. La muchacha en
efecto, descubrió que era un código sencillo. De hecho aparecía en inglés. Lo
que no era tan sorprendente habida cuenta de la capacidad de aquellas criaturas
para leer las mentes. Esos seres habrían aprendido de inmediato el idioma que
se hablaba oficialmente en el asteroide.
-¡Es algo magnífico! Una especie de piedra de Roseta
cósmica para descifrar nuestro camino.- Suspiró llena de optimismo.-
Y ahí estaba lo importante. Esos Bureds les habían
proporcionado una completísima carta galáctica, con muchos sistemas solares. El
más cercano, a menos de diez millones de kilómetros. No les llevaría mucho
tiempo llegar. Después de eso, junto con su compañera y amiga, se arregló
presentándose enseguida en la cafetería. Por su parte ambos chicos fueron para
allá. Al llegar, Leval se ofreció a ir por dos cafés.
-Te espero aquí.- Le dijo su primo en tanto ocupaba
una mesa flaqueada por un sofá y dos sillas.- No tardes mucho, ¿eh?
-No creo que ir a por dos cafés sea más difícil que
salir de ese planeta, ¡ja, ja! - Rio jovialmente Leval, que ahora estaba de
buen humor.- Bueno, dependiendo de la gente que haya, claro.
Las
chicas llegaron al poco. Saludaron a
Mazoui y se sentaron en el sofá. Comenzaron a charlar y el joven les narró con
más detenimiento sus aventuras en el planeta. Aunque delante de Satory no fue
demasiado específico sobre la forma en la que usaron sus poderes. No obstante
la científica asintió con interés mientras le escuchaba. Explicó a su vez como
había descifrado parte de esa Carta Galáctica en tanto decía con renovada
ilusión.
- Espero que en alguno de ellos esté el planeta que
buscamos.
- Con todos los que debe de haber, seguramente sí -
repuso él con talante muy optimista. -
- Por los informes que nos ha dado la esfera, muchos
tienen condiciones de habitabilidad. ¡Es más, indica presencia de vida en
muchos de ellos!,- añadió Satory entusiasmada. -
- Podríamos cenar para celebrarlo.- Propuso
jovialmente Amatista cuando vio aproximarse a Leval. -
En eso convinieron sus amigos cuando él la vio a su vez, su expresión risueña
se volvió seria, dejó los cafés en la mesa y le dijo a los demás de modo
cortante.
- Si me disculpáis, no recordaba que dejé asuntos
pendientes en la base, antes de trasladarme debo terminarlos.
Se alejó de allí sin más, dejándoles sorprendidos a todos. La joven en cuestión
sabiendo perfectamente lo que sucedía reaccionó como un resorte. Estaba
claro que la vuelta de esa misión no había hecho que el chico olvidase lo
ocurrido entre ambos y se levantó siguiéndole.
- Leval, ¡por favor! , espera.- Le pidió con la voz
agitada, alcanzándole con una corta carrera, el chico se giró mirándola con
gesto severo, deteniéndose de mala gana. -
- Tengo prisa. ¿Qué quieres, Amatista?,- inquirió
con un tono nada amable. -
- Yo, siento mucho lo de ayer - dijo ella con un
hilo de voz. - Debí dejarte hablar.
El muchacho le dedicó una mirada entre incrédula e indignada. ¿Qué se había
creído ella? ¿Que las cosas eran así de sencillas? No, esta vez no estaba
dispuesto a pasar por eso y le espetó con enfado.
- Sí, claro, ¿y con eso ya está todo arreglado,
verdad?
- No lo sé - respondió ella con visible desconcierto
cuando agregó con voz queda - pero es lo único que puedo decirte.
-¡Pues no me basta! - contestó tajantemente él. - Me
conoces desde hace años y preferiste creer a ese estúpido de Logan. Con todo lo
que hemos pasado juntos al parecer mi palabra no era tan buena como la suya.
-Traté de verte muchas veces.-Se defendió la chica
con pesar y algo de malestar.- Pero nunca tenías tiempo. Cedric nunca me puso
eso como excusa.
-¿Cedric? ¡Ah, claro!, olvidaba lo estrechamente
unidos que estáis…- Espetó él dejándola sorprendida.-
Si
no fuera porque estaba en medio de aquella tensa y desagradable discusión,
Amatista juraría haber percibido un matiz de celos en el tono de su
interlocutor. Aunque dejó pasar aquello ante la siguiente andanada del
muchacho.
-Logan es un miserable tramposo. No permitió que
Tracer me relevara. Es más, ni tan siquiera me enteré de que hubieras venido a
verme.
-Yo,…lo sé. Lo supe después, y quise ir a hablar contigo…-
Se justificó la joven. -
-Pues no te vi venir a hacerlo. La señorita Lassart-Deveraux
estaba demasiado enfadada, ¿verdad?, mientras mis compañeros y yo salíamos en
misión de rescate. De rescate en un ambiente alienígena que podría haber sido
hostil, ¿me oyes? Existían muchas probabilidades de que hubiéramos muerto allí.
-¡Eso no es justo!,- protestó ella entre sollozos. -
Iba a decírtelo, fui a buscarte, pero ya te habías ido.
-¿Y tú me dices que algo no es justo? ¡Ya está bien,
Amatista! ¡Madura de una vez! lo que no es justo es que siempre haya que
escuchar lo que tú digas y que tú nunca escuches las razones de los demás.- Se
percató de que ella lloraba pero eso no le ablandó, más bien al contrario
añadió con severa indignación. - ¿Te has creído que con unas lágrimas lo puedes
arreglar todo? Deja de comportarte como una chiquilla, eso te valdría con tus
padres, pero no conmigo. Ahora si me disculpas, ¡este obseso del ejército tiene
mucho que hacer! Pero no te preocupes, tal y como te prometí no me mezclaré más
en tu vida. Ahora tienes a Logan que es un tipo tan amable y tan atento para
acompañarte a todas partes. ¡Disfrútalo mientras dure!
Y se alejó con paso rápido sin que su interlocutora pudiera replicar ni evitar
llorar. Algunos de los presentes en la cafetería habían presenciado la embarazosa
escena pero enseguida volvieron a lo suyo. Aunque ella ni se enteró, sólo
pensaba en lo sucedido. Se sentía muy culpable, no le extrañaba que Leval
estuviera enfadado y con bastante razón. Además, él era orgulloso, quizás no al
modo de ella, pero esa humillación que Logan le infligió delante suya y de
otros no iba a olvidarla tan fácilmente. La verdad, puestos a hablar de
soberbia, la propia chica también lo era. Se había tenido que tragar su orgullo
para disculparse y aun así no le había servido de nada. Pero sabía que se lo
merecía. A veces le costaba mucho reprimir su carácter y su propia vanidad. Su
madre se lo había dicho en muchas ocasiones. Aunque la propia Esmeralda llegó a
reconocer que ese defecto lo había heredado de ella. Pero eso no le servía de mucho consuelo
ahora. Lo verdaderamente triste del asunto es que Leval tenía razón en sus
reproches y además parecía estar herido. A todo eso Satory y Mazoui, que
obviamente prefirieron permanecer al margen de esa disputa, pero que habían
podido escuchar aquella discusión, se acercaron a la muchacha con gesto
preocupado y su amiga la animó.
- Vamos, no te preocupes, está molesto pero seguro
que se le pasará. Ya verás, te llamará enseguida y todo volverá a ser como
antes. Venga, esta noche cenamos los cuatro y lo aclaramos todo.- Le dijo
tratando de animarla. -
- No lo creo, Satory.- Repuso la compungida
Amatista. - Sé que le hice daño, no confié en él. Con todo lo que hemos vivido
juntos. Tiene toda la razón. Me comporté como una estúpida, sólo soy una cría.
Ahora sé por qué él nunca…ahora comprendo cómo me ve…
No
dijo más al percatarse de que Mazoui estaba delante. Solamente pudo sollozar…
- Creo que se ha pasado. Intentaré hablar con él. - Terció
el muchacho con tono más confortador. – No ha debido hablarte así.
-Tiene todo el derecho.- Admitió la desolada chica,
declarando.- Siempre fue amable conmigo y me ayudó. Incluso pasó por alto mi
comportamiento con su hermana cuando no estuve a la altura. Y lo único que he
hecho ha sido dudar de él.
Sus
interlocutores se miraban con cara de circunstancias. No había más que decir,
si la propia Amatista reconocía aquello. Y Satory sobre todo era muy consciente
de lo que le costaba a su amiga ser capaz de admitir algo así. Ese chico le
importaba mucho, incluso más que su propio orgullo y terquedad. Tanto que la
pobre había emprendido ese viaje por él. Mazoui se daba cuenta a su vez de lo
afectada que estaba e insistió con tono amable y conciliador.
- Leval puede llegar a ser muy cabezota. No prometo
nada, pero trataré de hacerle ver cómo te sientes.
- Muchas gracias,- le susurró la desconsolada
muchacha abrazada a Satory. -
Se sentaron y durante unos momentos nadie habló. Sus acompañantes solo podían
observar con una mezcla de pesar y envaramiento como la joven se desahogaba
llorando.
-Mujer, no lo tomes así.- Le pidió dulcemente
Satory.- Tenemos muchas cosas que hacer, no pienses más en esto ahora, seguro
que todo se arreglará. Dale un poco de tiempo.
-Leval no es de los que guardan rencor. Lo sabes.-
Añadió Mazoui.- Te aprecia mucho y no tardará en olvidar todo esto.
-Eso me gustaría creer.- Suspiró su contertulia
enjugándose las lágrimas para agregar avergonzada.- Lamento el espectáculo.
-No te preocupes. Lo importante es que estés más
tranquila.- Sonrió su amiga tomándole de las manos sobre la mesa.- Seguro que
no será para tanto.
-Pediremos algo y ya verás cómo te encuentras
mejor.- Comentó Mazoui.-
Y tras tomar un café los tres y tratar de elevar la
moral de Amatista, el chico volvió a la
base, se encontró a Leval recogiendo sus cosas en las taquillas. La noticia de
sus ascensos había circulado deprisa. La mayoría de sus compañeros corrieron a
felicitarles. Tracer fue el primero que apareció en la habitación de ambos con
una botella de champán y pegando brincos.
-¡Eh tíos! , enhorabuena. Leval, colega, ¡bienvenido
al club! – Éste, al verle de esa guisa no pudo evitar sonreír ligeramente. Su
compañero tenía la virtud de aliviar el enfado de cualquiera. -Y tú Mazoui, ya
eres mayor, ¡qué tío! ¡Menuda suerte tienes, jodío! Pero no eres mayor que yo.-
Bromeó.-
Y
es que ese risueño tipo, pese a su a veces infantilismo bromista, era en efecto
algunos años mayor que ellos. Aunque desde luego que no lo parecía.
- Ten cuidado, Tracer - le advirtió el aludido con
su misma guasa. - Ahora voy a ser tu superior. Lo mismo te meto un paquete.
- Sí, señor - saludó éste con sorna. - Usted
perdone,- luego, tomando a Mazoui por sorpresa, descorchó la botella de champán
empapándole al grito de. - ¡Rebelión a bordo!
El otro muchacho intentó agarrarlo pero su jocoso
compañero se parapetaba tras la mesa. Entre risas y con patente expresión de
regocijo, Tracer le recordaba.
- Todavía no eres mayor. Aún te quedan unas horitas.
- Pues mi primera orden va a ser mandarte a limpiar
las letrinas por gamberro, ¡Ricky! - rio su compañero y amigo. -
-¡Ey, no me
llames así! – Protestó el otro con jocosidad.-
-¿Y por qué
no?- Se extrañó su contertulio en tanto le agarraba.-
-¡Es un
nombre de crio! - Declaró Tracer con tono bromista aunque parecía decirlo de
veras.-
-¡Pues es
el que tienes!- Se rio Mazoui tomándose ahora la revancha con su
compañero-¡Ricky!
Cuando dejaron de correr y el nuevo mayor le estranguló fingidamente, los tres
charlaron más calmados. Mazoui añadió.
- Te llames como te llames, te vamos a echar de
menos. Sin tus estúpidas bromas nos vamos a aburrir.
- Buena suerte, amigo.- Repuso Tracer dándole la
mano. Luego le preguntó a Leval al que notaba bastante serio. - ¿Qué te pasa,
hombre? No te veo muy feliz. Mejor dicho, he visto soldados de guardia en
Nochebuena con mejor humor que tú .Y eso que te han ascendido antes de lo que
te correspondía. Bueno, un par de meses, pero, entre eso y las medallitas. Eso
no lo hacen con cualquiera, ¡anímate chico!
- Sí, ya lo sé, son cosas mías.- Respondió éste
esbozando una fugaz sonrisa. - Eres un gran tipo Tracer, gracias.- También le dio
la mano sintiéndose mejor. -
Timothy Mullins, otro compañero, les felicitó, aunque con pocas palabras, pues
no era demasiado hablador. El único que no apareció fue Logan. Estaba furioso y
mal metía charlando con un grupo de sus escasos amigos.
- Esos tipos tienen mucha recomendación - decía con
resentida envidia. - Ya lo veis. Ahora van y les ascienden así, por la cara. No
me gusta nada. No confío en ninguno de los dos.
- Se sacrificaron por unos compañeros. Allí abajo
les pudo haber ocurrido cualquier cosa. - Opuso uno de sus contertulios. -
- O quizás no. Pudiera ser que ellos se supieran
seguros, al parecer no dudaron ni un instante en ofrecerse. Y cualquiera, por
valiente o altruista que fuera, al menos tendría un momento de duda. -
Argumentó Logan dejando pensativos a sus amigos. -
- Pero ellos han salvado esta nave - le rebatió uno
de sus interlocutores. - Por lo que he oído tienen poderes por encima de lo
normal.
- A eso me refiero precisamente. Juegan con ventaja
- comentó Cedric que les explicó con inquina. - Con esa fuerza se pueden
presentar voluntarios a todas las misiones. Como la última. Además, quién no
nos dice que no se vuelvan ambiciosos, viendo cómo les sonríe la fortuna. Si os
paráis a pensarlo y son tan poderosos como parece, podrían llegar a dominar
esta nave fácilmente.
- No creo que lo hagan - objetó otro de sus amigos
con incredulidad. - Han hecho un juramento de lealtad, como nosotros.
-¿Sí, eh? Así que lealtad. - Repuso Logan con
sarcasmo para preguntar con escepticismo. - ¿Y quién podría hacérselo cumplir?
Dime.- El otro no supo que responder, visto así, era verdad. Y Cedric no
contento con eso, añadió. – Mira, mi padre es general, es un hombre muy
influyente y le llamé hace unos meses, antes de meternos en ese agujero. Me
dijo cosas muy interesantes sobre esos dos.
-¿El qué? - Preguntó el primero de sus interlocutores
con patente curiosidad. -
- Aún es pronto,- repuso Logan sonriendo con malicia
y dándole un toque de misterio a sus siguientes palabras. - Todavía no os lo
diré, pero lo sabréis. Todos lo sabrán cuando llegue el momento, os lo prometo.
Por
fortuna, ajenos a todas esas habladurías, los muchachos pasaron sus últimas
horas en aquel lugar. Por fin llegó el momento, ambos estrenaron galones
nuevos, su nuevo destino, el escuadrón cincuenta y tres. Casi al otro lado de
la nave. Leval fue a la escuadrilla de Mazoui, gracias a la recomendación de Braem.
-Bueno- suspiró Mazoui que se estaba cambiando con
ropas de paisano.- Ahora a cenar.
-¿Vas a salir?- se sorprendió Leval. –
-¿No te lo dije? Tenemos una cena con las chicas. –
Le contestó su primo con tono que quiso resultar jovial.-
-¿Con las chicas? ¿Qué chicas?- Quiso saber su sorprendido
contertulio.-
-Pues con Satory y Amatista.- Respondió su primo con
naturalidad.-
-Lo siento, no pienso ir. – Se negó éste.-
-¡Vamos, Leval! - Replicó su interlocutor con los
brazos en jarras.- No seas así.
-No tengo ni idea de a qué te refieres.- Contestó el
aludido con talante poco cordial.-
- No seas tan duro con la pobre chica.- Le pidió su
primo.-
- No te ofendas pero eso es algo que no te concierne.
– Declaró el muchacho visiblemente molesto.-
Su primo movió la cabeza con reprobación. Comentando
pese a todo con tono más desdramatizador.
-¿Me vas a obligar a ordenarte venir a cenar?
- ¡No seas ridículo!- Espetó Leval cruzándose de
brazos para sentenciar.- No puedes ordenarme una cosa como esa.
- Pero no seas tonto. ¡Era una broma! - Pudo decir
Mazoui incrédulo ante la actitud de su primo. Nunca le había visto comportarse
de esa forma, a su juicio tan infantil e irascible.-
Quizás
éste se percatase de lo mismo dado que tras suspirar intentó argüir de una
manera más calmada.
- Mira. Sé que lo haces con buena intención. Pero ya
estoy harto. Lo siento, no tengo ganas de sentarme a cenar con ella. ¿Para qué?
¿Para que el próximo día se enrabiete por otra tontería y se niegue a escuchar
razones? Eso sí. Presenta mis disculpas a Satory. Es una buena chica y muy
sensata. No tiene ninguna culpa de esta enojosa situación.
Ante aquello a su contertulio solamente le quedó el
encogerse de hombros y suspirar resignadamente.
-Como quieras. Buenas noches.
-Buenas noches.- Replicó Leval que ya se estaba
quitando el uniforme para ponerse el pijama.-
Sin decir más su primo salió de la habitación rumbo
a su cita. A la hora de la cena Satory y su, pese a todo esperanzada amiga
quien se quiso arreglar a conciencia por si acaso, aguardaban en un céntrico
restaurante, pero sólo acudió Mazoui. Amatista al verle llegar le miró
implorante pero el muchacho negó con la cabeza en actitud apenada. Ella
comprendió y sólo se excusó levantándose y volviendo a su cuarto, pese a los
ruegos de sus amigos para que se quedase.
-Por favor. No te vayas.- Le pidió Satory.-
-No me siento demasiado bien.- Pretextó la joven,
agregando consternada.- Iba a ser muy mala compañía.
-Iré contigo,- se ofreció su interlocutora.-
-No, de ningún modo.- Se apresuró a replicar
Amatista.- No dejéis la cena por mi causa. Eso me haría sentir peor.
-¿Estás segura?- insistió Satory.-
-Sí, muchas gracias. Prefiero estar sola ahora.-
Pudo sonreír débilmente su interlocutora, tomando las manos de su amiga entre
las suyas.- Discúlpame, Mazoui.- Añadió tratando de guardar la compostura.-
Éste solamente asintió, apenado a su vez por
ella. Amatista se marchó con pasos rápidos con un gran esfuerzo para no romper
a llorar delante de sus amigos. Al menos quería mantener la poca dignidad que
le quedase. Después de salir a paso
ligero pero contenido de ese local, y una vez estuvo fuera de la vista de ambos,
corrió deseosa de volver a su habitación y encerrarse a llorar allí. Leval
entre tanto decidió irse a dormir temprano. Ahora tenía otras cosas más
importantes en las que pensar. En su nuevo destino sería el líder de un grupo
de combate y eso le aumentaba su responsabilidad. Al menos eso es lo que debía
preocuparle por ahora. En cuanto a Amatista, no pensaba en verla ni hablar con
ella durante una buena temporada. Dadas esas embarazosas circunstancias Mazoui
y Satory cenaron solos.
- Es una lástima lo de Leval y Amatista. ¿No
crees? – Señaló ella rompiendo el hielo de la conversación. –
Lo cierto
es que para la chica aquello había sido un regalo inesperado. Allí estaba,
cenando de forma casi íntima con el chico que le gustaba. ¡Y no tuvo que arriesgarse
a pedírselo! Desde luego nadie podría acusarla a ella de haber planeado una
cita. Pero por otro lado, esa ilusión se veía muy opacada por la causa de
aquello. Lo sentía profundamente por su amiga. Aquello no era justo. ¡Lástima
que la fortuna de ella fuese la desgracia de su compañera! Pero ya que estaban
allí, al menos intentará disfrutar al máximo de la velada. Por eso ahora
estaba apoyando su cabeza en sus manos entrelazadas, atendiendo muy interesada
a la réplica del chico. Más cuando él convino en actitud pensativa.
- Así es. Cualquiera puede ver que
Amatista está enamorada de él. Lo que no entiendo es por qué nunca se lo ha
dicho.
- Eso no es tan fácil. - Replicó la muchacha
con un creciente rubor. - Para una chica ese es un paso muy complicado.
- No creo que lo sea más que para un chico. -
Comentó él encogiéndose de hombros. -
- Es diferente, vosotros los hombres soléis ser
más lanzados. Normalmente sois los que se fijan en una chica y le pedís salir.
Eso aún hoy sigue siendo bien visto, pero la gente no es tan considerada cuando
ocurre al revés.
- No lo creo- rebatió él alegando con
seguridad. - Ya no estamos en el siglo veinte, y menos aún en el diecinueve.
-Para algunas cosas creo que todavía seguimos en el
siglo diez- sonrió ella afirmando a su vez de forma contundente. – Por más que
la sociedad haya avanzado todavía hay gente que cree que una mujer que va decididamente
a por el hombre que quiere es simplemente una chica fácil.
- Puede ser. - Admitió él, que replicó. - Yo mismo
soy bastante tradicional en algunas cosas, pero evidentemente no en todas.
Satory recordaba como el muchacho le había
apartado la silla con galantería cuando se sentaron, aunque claro, esa era una
de las cosas que podían seguir igual para su gusto. Lo que no sabía era en qué
cosas más sería él tradicional aparte de en eso. Merecería la pena tratar de
averiguarlo. Aunque quedó descolocaba cuando él, observándola con atención, le
preguntó.
- Tú por ejemplo, eres una chica inteligente y
muy preparada. Si conocieras a algún chico que te gustase ¿acaso no se lo
dirías?
La muchacha no supo que responder, únicamente
enrojeció con una sonrisita de circunstancias. Mazoui notó que estaba incómoda
y se apresuró a disculparse.
- Lo siento, no he querido ser inconveniente.
Ni meterme en tu vida privada. Te pido perdón. No es asunto mío.
La
joven le miró algo envarada. ¡Si él supiera hasta qué punto sí que era asunto
suyo! Aunque enseguida recobró la compostura para responder de modo más
reflexivo.
- No te preocupes. No es nada, como ya te dije,
a las mujeres nos cuesta más hacer ese tipo de cosas. Y Amatista, aunque en apariencia
es más lanzada y con una personalidad más arrolladora en el fondo es muy tímida
para eso. Créeme, la conozco desde que éramos niñas. Mucha de su manera de
expresarse no es más que un mecanismo de defensa. Ella pretende ser muy segura
y decidida. Bueno, y lo es en muchas cosas, pero no en esto. En cuanto sale el
tema de las relaciones con alguien a quién de veras quiere tiene miedo. Y por
si fuera poco sufrió alguna mala experiencia. A veces me lo ha comentado. ¿Qué
pasaría si se atreviera a dar el paso y a Leval no le gustara?
- Bueno, pues tendría que aceptarlo y continuar
adelante.- Valoró su contertulio que sentenció.- A veces hay que correr riesgos
en la vida.
-Es fácil decirlo cuando el corazón de uno no está
en peligro de romperse. - Musitó Satory sin atreverse a fijar su mirada en la
de él.-
Mazoui
pese a todo sonrió y agregó algo más jovialmente.
- En mi
opinión, no creo que a Leval le resulte tan indiferente. O no estaría tan
enfadado con ella. Es más, pienso que ni él mismo sabe todavía lo que siente de
verdad.
- Bueno, creo que podría deberse también a que
le molestó mucho que ella no confiase en él. –Argumentó cautamente su
contertulia.-
Pensaba que seguramente Mazoui
estaría al corriente de algo que ellas no supieran. Era normal que él hablase
con Leval y se contaran esas cosas entre hombres. Igual que ellas lo hacían
entre mujeres. Por supuesto, sería estupendo si su interlocutor estuviera en lo
cierto.
-Podría ser.- Concedió el muchacho, que no parecía
querer aventurarse a decir más.- Desde luego que eso es como para enfadarse.
Satory no sabía qué hacer, decidió arriesgarse. Entonces
le contó con tono de complicidad.
– Amatista me confía muchas cosas, como hago yo con
ella. Ya te digo que somos como hermanas. ¡Por favor! – Le pidió entonces con
una expresión preocupada.- No le digas nada a tu primo. Ella no podría
soportarlo si él se enterara.
-No temas
por eso. Esta conversación, como diríamos en el ejército, es clasificada. O más
bien no ha tenido lugar. - Sonrió él añadiendo incluso con tinte jovial.- Si me
preguntan negaré todo conocimiento.
La chica le devolvió la sonrisa
sintiéndose mejor. Ese muchacho era realmente amable y juicioso, seguramente
también discreto. Algo le decía que podía confiar en él. Al menos para hablar
de los problemas amorosos de terceras personas. Así pues le desveló, o eso
creyó.
-La razón
por la que ella está aquí, en esta nave, es por Leval.
-¡Vaya! –
Se sorprendió su interlocutor, o al menos pareció hacerlo cuando repuso.-
¿Quieres decir que se enroló en este viaje solamente para estar con él?
La joven le contó la historia, de
como ella llamó a Amatista y le propuso venir a este viaje. De los miedos y las
dudas de su amiga, pero también de la esperanza que anidaba en su corazón.
Quizás si demostraba su valía y le seguía, aquel muchacho finalmente la viera
de otra forma. Al terminar de exponerle los hechos, Mazoui se quedó pensativo y
se reafirmó.
-Tengo la
impresión de que los dos están mucho más cerca el uno del otro de lo que se
imaginan.
-¡Ojalá
tengas razón! – Suspiró Satory afirmando con pesar.- Me da mucha tristeza verla
así. Está sufriendo mucho más incluso de lo que quiere hacer ver.
- Sí. Por lo que yo sé, lleva años enamorada de
él. Y mi primo, que es tan avispado para otras cosas, no ha sido capaz de
verlo. Al menos eso creo. – Replicó él ahora más cautamente. –
-¿Crees que Leval lo imagina o que ya lo sabe?- Le
preguntó su interlocutora con preocupación.-
De
ser así sería terrible, significaría que a él no le interesaba nada esa posible
relación, aunque fue Mazoui el que, a su vez, le confesó a su contertulia.
-No me ha dado esa impresión. Siempre habla de ella
como si de una hermana o de una prima se tratase. O quizás es que también se
siente atraído pero nunca quiso acercarse puesto que considerase que no fuese
apropiado. Verás…si te soy sincero, Leval tuvo algunas relaciones que no
terminaron bien y en cierto modo está escarmentado. Y le comprendo.
Aunque Satory quedó muy intrigada
por esas palabras tan enigmáticas. ¿Acaso Mazoui estaba hablando también de sí
mismo? No obstante la chica no podía preguntarle de forma directa. Se contentó
con suspirar una vez más y afirmar.
- Me gustaría hacer algo para ayudarles. ¿A ti
no?
- Claro que sí. Pero creo que, en esas cosas
tan privadas, solamente ellos pueden hacer algo. – Contestó el muchacho con
tono reflexivo. – Nosotros apenas debemos meternos…
La muchacha tuvo que asentir. Así durante la cena
conversaron durante una hora más lamentando esta situación y después cambiaron
de tema retornando al más esperanzador de aquella carta de navegación
galáctica.
-Estoy muy emocionada, con esos mapas que habéis
traído hemos podido calcular nuestra posición con muchísima más precisión. Y
además, ahora seremos capaces de fijar un itinerario hacia mundos susceptibles
de cumplir los requisitos para la terraformación.
-Me alegra mucho de que os sea tan útil.- Sonrió él,
realmente satisfecho.-
- Por lo que hemos podido averiguar al estudiarla
hay algunos exoplanetas muy cercanos al radio de acción de nuestra nave.
Enviaremos sondas en cuanto estemos a distancia de aproximación.- Le comentó la
muchacha. Agregando.- Al menos Penélope piensa que merecerá la pena
investigarlos más de cerca.
-Vuestra jefa realmente es un genio.- Repuso
Mazoui.-
-Sí que lo es. - Admitió la muchacha, dejando
entrever su admiración.-
-Bueno, y tú no la desmereces nada. - Afirmó él.- Es
una suerte que podamos contar con mujeres así.
La
chica se sonrojó. Desde luego se sabía inteligente pero nadie solía halagarla
de esa manera. Más bien se referían a
ella como la rarita investigadora, o la friqui. Mazoui le había dedicado
un elogio sincero y además él era un oficial muy inteligente y con gran
preparación. Así se lo dijo ella.
-Tú y Leval, como otros muchos pilotos, tenéis una
sólida formación en muchos campos. Tampoco podéis quejaros.
-La academia fue muy dura, sí.- Admitió el muchacho,
desvelando.- Realmente la mayoría temían las pruebas físicas, pero tanto para
mí como para mi primo lo que de verdad nos preocupaba era la exigencia de los
estudios.
- Por eso soy optimista.- Pudo decir ella, animando
su semblante para sentenciar.- Con oficiales como vosotros protegiéndonos
seguro que llegaremos sanos y salvos a casa.
El chico agradeció aquellas palabras con una amplia
sonrisa. Era alentador saber que alguien como esa muchacha confiaba en ellos.
Así prosiguieron intercambiando observaciones. Tras un buen rato y una
agradable velada se despidieron. Él tuvo el detalle de acompañarla hasta la
parada del deslizador y aguardar hasta que vino. Al irse montada en el mismo ella
recordaba los cumplidos que él le dedicó. Aunque no le dijo que fuera bonita,
eso sí, reconoció su inteligencia. Satory no sabía que pensar. Cuando un hombre
decía que una mujer era inteligente o simpática, muchas veces sonaba a la forma
educada de indicar que no estaba interesado en una relación romántica, ni
siquiera en un ligue. O quizás él no quería caer en ese tópico de alabar su
belleza de por sí, y que ella pensara que tenía una mentalidad machista. Más
aún tras los temas que trataron al principio. Ensimismada en esos pensamientos
la chica volvió a su apartamento. La noche, pese al tema de conversación y sus
análisis a posteriori había sido para ella, estupenda. Estaba feliz de haber
cenado con ese chico al que consideraba cada día más encantador, con un aire
misterioso que le hacía irresistible. Ojalá fuera tan fácil y pudiera decirle
que estaba muy interesada por él. Ese era el mismo problema que tenía su amiga
y de hecho, cuando llegó al apartamento, encontró a Amatista llorando en su
habitación. Apenas si se había puesto el pijama y comía una gran tarrina de
helado sentada sobre la cama con las piernas cruzadas. El típico cuadro de la
depresión…
- Cálmate mujer,- se apresuró a decirla Satory. - No
es para tanto.
-¿Por qué? - Preguntaba ésta con pesar. - ¿Por qué
tengo tan mala suerte con los hombres? ¿Acaso soy yo la que los espanto o les
hago enfadarse conmigo?...
- Yo no sé mucho de eso,- le dijo compasivamente su
contertulia apoyando las manos en los hombros de la desconsolada joven. Aunque
recordando el mismo argumento de Mazoui en la cena le comentó esperanzada. - Pero
estoy segura de que si él se ha enfadado así contigo es porque le importas
mucho. Le has hecho daño donde más le duele. Creo que él también siente algo
por ti.
- No lo sé, Satory,- sollozaba Amatista tratando de
limpiarse las lágrimas con un pañuelo. Su amiga la abrazó diciendo con suave
tono confortador. – Me debe de considerar como a una cría. Quizás sea eso, no
soy lo bastante madura e inteligente para él.
-Pues entonces demuéstrale que está en un error.- La
animó su amiga, aseverando.- Trabaja duro, cumple tus sueños de licenciarte y
ser científica. Y sobre todo, templa un poco ese carácter…Asúmelo como uno de
esos retos que tanto te gusta superar. Pero no lo hagas únicamente por él,
hazlo sobre todo por ti.
Amatista
no pudo evitar sonreír. Satory tenía toda la razón. Siempre le había dado
buenos consejos y demostró preocuparse por ella y quererla como una hermana
mayor. Y era una gran idea. Trabajaría en eso, demostraría que ya no era una
niña. Iba a ser la más aplicada y trabajadora de todas. Sí, le acababan de dar
un sabio consejo, debía lograrlo por su propia felicidad y autorrealización. Lo
demás ya vendría.
-Es verdad.
Muchas gracias.- Repuso con reconocido tono.-
Y presta se levantó a poner una
antigua canción que ella misma había versionado y cantado con su antiguo grupo.
Y acompañándola con su propia voz, se sintió mucho mejor…
Te he olvidado desde hace algún tiempo ya, cariño.
No echo de menos tus besos
como antes.
Ya no más
Si me
preguntas como estoy, estoy bien
Todo lo que
necesitaba era un poco de tiempo
Pues si piensas que todavía te necesito,
cariño
Realmente
no sé para qué.
¡Oh cariño!, desde que tú me dejaste
Puedes
pensar que mi mundo
Se
ha hecho pedazos
Pero
si me ves
Cariño,
verás que
Nada está
roto, nada está roto
Salvo mi corazón
No
encontrarás lágrimas en mis ojos
Ahora
cariño
Si
piensas que estoy triste porque te hayas ido
Ahora
cariño
Entonces estás equivocado ahora
Si me preguntas si soy feliz
Soy libre
Dite que
esa es la forma en la que quiero ser
Y todas esas noches que compartimos
Juntos cariño
Bien, ellas no significaron nada
¡Oh cariño!, desde que tú me dejaste
Puedes pensar que mi mundo
Se ha hecho pedazos
Pero si me ves
Cariño, verás que
Nada está
roto, nada está roto
Salvo mi corazón
Pues si piensas que todavía te necesito, cariño
No pienso en ti
Soy feliz ahora sin ti
¡Oh cariño!, desde que tú me dejaste
Puedes pensar que mi mundo
Se ha hecho pedazos
Pero si me ves
Cariño, verás que
Nada está
roto, nada está roto
Salvo mi corazón
Nada está roto, nada está roto
Salvo mi corazón
Cariñoooo
Debes pensar que mi mundo se ha roto en pedazos
Nada está roto, nada está roto salvo mi corazón
Debes pensar que mi mundo se ha roto en pedazos
Nada está roto, nada está roto salvo mi corazón
Debes pensar que mi mundo se ha roto en pedazos
Nada está roto, nada está roto salvo mi corazón
Y terminó la canción,
musitando…
Nada está roto, nada está roto salvo mi corazón, uuuuh oh yeah
Cariño, nada está roto salvo mi corazón…
(Nothing´s
broken but my heart, Celine Dion crédito al autor)
Satory la escuchaba
como siempre, ensimismada con la hermosa voz de su amiga, que ponía realmente
sentimiento en la canción. Incluso derramaba alguna lagrimita. Cuando terminó, Amatista sonrió
tras recibir unos aplausos.
-Cantas de maravilla.
¡Qué lástima que tuvieras que dejar la música!
-Sí, es otro de los
precios que he tenido que pagar. –Suspiró la muchacha quién observando ahora la
expresión de pesar de su contertulia se apresuró a añadir.- Pero no me
arrepiento. Hay muchas cosas en este viaje que no tienen nada que ver con él. De
veras que no. Aquí he conocido personas estupendas y me siento útil. Desde
ahora te prometo que me esforzaré todavía más por aprender. Gracias
Satory…muchas gracias por hacérmelo ver.
- De nada, tonta. Anda, haz algo para agradecérmelo
de veras.- Le pidió su amiga con tono que parecía interesado.-
-¿Qué quieres que haga?- Inquirió su contertulia.-
-Dame un poco de helado. Si te comes todo eso te va
a caer mal.- Sonrió Satory añadiendo divertida.- Y es uno de mis sabores
favoritos.
Eso
hizo reír al fin a su amiga que no tardó en ofrecerle una cuchara. De modo que
ambas compañeras se unieron en la ardua tarea de terminar esa tarrina de fresa
y arándanos.
-¿Quieres más?- Le ofreció una más animada
Amatista.- Tenemos otra de vainilla y chocolate.
-¡Uy no!- Suspiró Satory para declarar.- Estoy
llenísima, después de la cena y ahora de esto. ¡Lo que hay que hacer por una
amiga!
-¡Oye! Ni que me hubieses hecho un favor, ¡rica! -
Exclamó su interlocutora entre divertida y atónita.- Que ya podría habérmela
comido yo sola. Es muy antidepresivo favorito.
-Y el de casi cualquier chica.- Se burló Satory.-
-Pues si te animas.- Insistió su amiga afirmando no
sin una divertida añoranza.- Como cuando éramos niñas. ¿Recuerdas como
escondíamos los helados y las galletas a
mi madre?
-¡Es cierto!- Rio Satory ahora para rememorar a su
vez.- Esmeralda se enfadaba mucho.- ¡Os vais a poner enfermas! , nos advertía.
Y en cambio, tu padre o el mío nos dejaban comer todos los dulces que
queríamos. Los pobres eran muy fáciles de convencer.
-Es verdad. Era darles un beso cada una y poner
caritas de pena y no se podían negar.- Suspiró la muchacha atacada por una
oleada de nostalgia al confesar.- Pienso mucho en todos ellos. ¡Ojalá que estén
bien!
-Claro que sí.- Afirmó su amiga.- Y estoy convencida
de que un día les volveremos a ver.
-¡Ojalá que tengas razón!- Suspiró su contertulia,
agregando también con tristeza.- Aunque muchas veces, cuando pienso en ello, no
es únicamente por mi propia pena de no tenerles al lado. Ellos deben de estar
sufriendo también. No sé que creerán que nos haya sucedido.
Satory
asintió dándole un confortador abrazo. Tampoco ella era capaz de apartar ese
pensamiento de su mente. Estaban en esa gran nave y a salvo. Pero claro, eso
sus padres no podían saberlo.
-Hallaremos la manera de volver. O al menos de
contactar para decirles que estamos bien.- Sentenció.-
Su
amiga convino en eso, agregando ahora con algo más de mejor talante al
recordar.
-Y pensar que cuando salía con mis amigos y mi madre
me ponía hora o insistía en que llamase para que vieran que estaba bien, me
enfadaba tanto. Nunca lo comprendí hasta ahora.- Admitió.- Su temor, a que algo
me hubiera sucedido.
Así
charlaron un poco más y Amatista sonrió reconfortada en tanto empuñaba su cuchara
rebañando lo que quedaba del helado. Generosamente le ofreció ese último
fragmento a su amiga que movió la cabeza.
-Mejor que no. Vamos a dormir, que mañana tenemos
mucho trabajo que hacer. Recuerda que nos toca una prueba muy importante en el laboratorio.-
Sonrió su contertulia a su vez sentenciando.- Si comemos más helado en vez de
dormir daremos más vueltas que una croqueta.
Su compañera de piso asintió y se acostó, tratando de no pensar más en ello.
Satory hizo lo propio. Por su parte, Mazoui llegó a su nuevo cuarto. Ahora y
hasta su traslado definitivo, estaba en otro distinto al de Leval. Se preparó
para acostarse y ya estaba metido en la cama cuando sintió algo extraño,
una especie de presencia. Estaba cerca de él, como si le observase. No podía
verla pero notaba que su fuerza era inmensa, pero no la sentía como hostil, más
bien al contrario. Era como una especie de calor benévolo. El chico quedó impresionado, ¿qué o quién podría
ser? Al fin, tras dejar de percibir aquello logró dormirse. También habría
jurado que esa extraña figura oscura con ese libro que viera cuando estuvo en
aquel mundo de altísima gravedad le observaba a los pies de la cama. Llegó a
levantarse como un resorte con gesto de temor pero allí no había nada ni podía
sentir más esa extraña sensación.
-Estoy paranoico. Después de tantas misiones
necesito descansar.- Suspiró tratando de conciliar el sueño.- Sí, será mejor
dormir…
Pensó en que, quizás, precisase de alguna pastilla
de las que su padre adoptivo sintetizase. Pero no tenía síntomas de que su
naturaleza demoniaca le estuviera jugando alguna mala pasada. Entonces, ¿Qué
eran aquellas visiones? ¿Acaso tenía una sensibilidad mayor que el resto por su
condición de híbrido? Recordó una vez en la que Tom Rodney le estaba enseñando
algunas cosas sobre ese particular. Estaban en casa de Roy, tras un
entrenamiento de rutina y charlaban sobre varios temas, entre ellos, el del
origen de Mazoui. Su mentor en artes esotéricas le decía.
-Verás, tú, por tu naturaleza, posees una capacidad
innata para comunicarte con otras dimensiones y ver cosas que al resto de los
mortales nos resultan imposibles. Salvo que estemos muy preparados para ello.
-¿Y qué puedo hacer con esa capacidad?- Quiso saber
el chico.-
-Siempre utilizarla para el bien. Pero eso ya lo
sabes. – Repuso su interlocutor, añadiendo con tintes de advertencia.- Mira,
Mazoui. Ese tipo de puertas están mejor cerradas. No deben utilizarse salvo
para casos extremos. Alguno de nosotros hemos establecido contactos o incluso
viajado a otras dimensiones, pero siempre fue porque no tuvimos otra opción.
-¿Y si algún día esa puerta se abre sin yo
quererlo?- Pudo preguntar el chico con inquietud.-
-En tal caso deberás cerrarla o bien prestar
atención. Pudiera ser que alguien deseara darte un mensaje.
-¿Y cómo sabré si es alguien benévolo o diabólico?-
Quiso saber él.-
Tom
suspiró, al parecer no le era fácil contestar, tras unos segundos dijo con
tintes reflexivos.
-Supongo que, cuando llegue el momento, lo sabrás. Y
no temas, tu instinto te guiará. Lo siento, poco más puedo decirte.
Mazoui guardó bien esas palabras. Si esas visiones
que había tenido eran debidas al cansancio o a otro tipo de fenómeno, desde
luego ahora no era el momento de ahondar en ellas. Trataría de seguir el
consejo de su mentor y cerraría la puerta. Finalmente, con ese pensamiento,
logró conciliar el sueño sin más novedad. Curiosamente a Amatista le ocurrió lo
mismo, creyó ver en sueños una figura muy alta, parecía de hombre. Resplandecía
de un intenso tono blanco luminoso. A la mañana siguiente apenas lo recordaba,
dejó de darle importancia, probablemente fue solamente eso, un sueño. Leval,
por su parte se levantó temprano, dispuesto a comenzar bien su nuevo destino.
Se trasladaron a la nueva base y su primo se reunió con él en el comedor de
oficiales de la misma. Allí aguardaron expectantes al que sería su nuevo
oficial superior…
-¿Qué tal ayer?- se interesó Leval tratando de
hacerse perdonar su brusquedad del día anterior.-
-Bueno. No estuvo mal. - Repuso su interlocutor de
modo despreocupado.- Cené con Satory…
-¿Solamente con ella?- Se sorprendió su
interlocutor.-
El
interpelado guardó ahora un incómodo silencio. Sin embargo, decidió que su
primo tenía que saberlo.
-Amatista se marchó tan pronto vio que no me
acompañabas.- Suspiró.-
No
obstante, sus palabras hicieron en Leval el efecto contrario al que había
pretendido cuando su contertulio declaró con desaprobación.
-La misma chiquilla caprichosa y egoísta de siempre.
Cuando las cosas no fueron con ella quería poco le importó dejaros plantados a
Satory y a ti.
-No es eso.- Rebatió pacientemente su primo.- Se
marchó realmente triste. No quiso estropearnos la velada. No la juzgues tan
severamente, Leval. Es más sensible de lo que parece. Ya deberías saberlo.
Su
primo meditó esas palabras, recordaba aquella vez en la que él, tras descubrir
la infidelidad de Jane, se desahogó con Amatista. Aquello fue totalmente
injusto. Le pesó mucho ver el daño que le hizo entonces. Ocurrió días antes del
baile de fin de curso al que fue como su acompañante.
-Me alegré cuando mi madre me lo comentó.- Suspiró
entonces él, pude enmendar mi estúpido comportamiento.-
Y es que recordaba lo bonita que la joven lucía con
aquel vestido, lo ilusionada que estaba y lo bien que ambos lo pasaron juntos…
esa era desde luego otra muchacha…pero la cuestión es que muchas veces se
sentía desconcertado. En su opinión había dos Amatistas, una era, tenaz, agradable,
tímida incluso y llena de sueños. No obstante, la otra era competitiva,
irreflexiva y caprichosa, con un carácter bastante difícil en ocasiones. Y
nunca sabía con cual de las dos se iba a encontrar. Aunque lo que ambas tenían
en común era su hermosura y ese aire de ingenuidad y, sobre todo ese orgullo y
ganas de seguir adelante, para lo bueno y lo malo.
-Eso es cierto.- Admitió entonces con un susurro.-
Quizás me excedí un poco…
Mazoui le escuchó atónito e iba a comentar algo más
cuando justo en ese momento les requirieron para pasar al despacho de su nuevo
oficial al mando. Por su parte, las chicas tuvieron que correr. Al
despuntar el día las alarmas fueron de escasa eficacia. Les costó levantarse y
cuando lo hicieron descubrieron horrorizadas que era muy tarde. Tras asearse
mínimamente y sin desayunar fueron a toda prisa llegando al laboratorio con la
hora pegada o más bien con retraso.
-¡Lo siento mucho, Satory! ¡Ha sido por mi culpa! – Decía una azorada Amatista en tanto tomaban
el deslizador.-
-No mujer. Nos hemos dormido las dos. - La animó
jovialmente su amiga.- Demasiada dosis de helado…
La verdad, la
noche anterior Satory había tenido que alentar a su compañera de habitación,
después de comerse esa monumental tarrina de más de medio litro recordaron los
viejos tiempos de la niñez y fue por el mucho charlar de esto y de lo otro que se
les hizo muy tarde y durmieron bastante poco.
-Penélope nos matará.- Suspiraba Amatista con
justificado temor en tanto tomaban el deslizador hacia su trabajo.-
-Espero que no, todavía nos necesita para hacer el
experimento.- Quiso bromear Satory.-
Por lo menos, logró que su amiga sonriera divertida.
Finalmente llegaron. Desde hacía rato las aguardaban Penélope, Sandy y Jen con
el equipo de investigación preparado. Listas todas para comenzar las prácticas
experimentales y preguntándose dónde estarían sus compañeras.
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