domingo, 6 de marzo de 2011

GWG 20.107. Mazoui descontrolado


Habían pasado algunos días ya. A pesar del revuelo organizado al principio las cosas daban la impresión de irse calmando. En el fondo Kerria respiraba aliviada. Lo suyo no era ya ningún secreto a nivel mundial. Una de las componentes de las Justices había admitido sin tapujos su homosexualidad en los medios. Y lo hizo con el apoyo de sus compañeras, primas y sobre todo, amigas, Idina y Katherine. Tras el programa de Al Mats, un prestigioso periodista y comunicador, quien las había invitado allí a fin de que aclarasen aquello. Lo cierto es que la mayoría de las reacciones fueron positivas cuando Kerria declaró.



-Sí, soy lesbiana. ¿Eso es todo lo que la gente quería saber?...



            Escuchó bastantes aplausos, aunque algunas voces de exacerbados individuos se alzaron insultándola. Por suerte fueron silenciados de inmediato por la mayor parte del público que asistía a ese programa. Al terminar, cuando la gente se marchó, ella y sus primas estaban en el camerino.



-Has sido muy valiente.- La alabó Idina.- Muy pocas personas tendrían tanto coraje. Has dado explicaciones de algo que pertenece a tu vida particular.

-Es verdad. No le debías a nadie ninguna explicación.- Convino Kathy.-

-No chicas. Había muchas cosas en juego. – Repuso ella.- Y no he explicado nada, sencillamente me han preguntado por mis preferencias sexuales y amorosas y las he expresado libremente. -Y agregó con reconocimiento.- Y he podido hacerlo porque contaba con el apoyo de unas maravillosas amigas y compañeras como vosotras que, además, sois parte de mi familia.



            Sus primas sonrieron, aunque a todas les vino a la mente la ausencia de su otra amiga, la restante componente de las Justices.



-Estoy segura de que Amatista, donde quiera que esté, estaría apoyándote.

-Sí, - sonrió Kerria.- Seguro que, de haber estado aquí, me hubiera quitado el micro para insultar a todos los que se metían conmigo.

-Habríamos tenido que sujetarla para que no se lanzase a por ellos.- Bromeó asimismo Kathy.-

-Bueno, entre vuestros dos hermanos, seguramente que la tendrán muy entretenida.- Afirmó Idina.-



            La muchacha no obstante vio las caras entristecidas de sus primas y quiso animarlas.



-Están bien. Algo me lo dice en el corazón.

-Eso mismo quiero pensar yo.- Declaró Kerria que, dirigiéndose con voz queda a sus contertulias, añadió.- ¿Sabéis una cosa?. Puede que esta declaración mía sea importante, no lo sé con certeza. Pero, para mí no es más que una anécdota, comparada con mis deseos de volver a ver a mi hermano, al primo Mazoui y a Amatista una vez más. Por eso, entre otras cosas, quise hacerlo. Tengo que ser fuerte por ellos. Quiero que regresen encontrando un mundo mejor y más tolerante.

-Gracias a personas como tú, ellos volverán a ver una Tierra mucho más justa.- Afirmó Katherine.-



            Las tres chicas se abrazaron. Deseaban forman una piña y apoyarse en todo. Kerria desde luego estaba muy agradecida. Cuando volvió a casa, eludiendo eso sí, una nube de periodistas. También sus padres la alabaron. Hasta Brian la felicitó presentándose en su casa al día siguiente por sorpresa. Ella no pudo evitar emocionarse cuando, entre sollozos,  le dijo al chico.



-¡Muchísimas gracias! Significa tanto para mí, tenerte a mi lado, Brian…



Pese a todo, a la joven todavía le quedarían muchas cosas por hacer. Seguía enfrascada en su disco, sus estudios de derecho e incluso alguna intervención muy ocasional como justiciera. Y era desde luego ajena a que todavía le quedaban amargos tragos por pasar. Y hablando de tragos, a una enorme distancia de la Tierra, en el SSP-1, tras haber bebido algunas copas y una vez dentro del cuarto, Sandy bebió otra copa de champán. Mazoui estaba muy aturdido, sentía como su voluntad le abandonaba. Aquella chica le sonrió con expresión golosa,  se despojó  con rapidez de su vestido quedando en ropa interior y comenzó a desabotonarle la chaqueta. Una y otra vez ella repetía de nuevo entre jadeos excitados. 



 -Demuéstrame cómo te pones cuando pierdes el control, quiero que seas salvaje. ¡Muy salvaje!

-No, por favor, debes irte.- Le pidió casi desesperadamente él. Y su  voz sonaba ya  gutural y muy ronca. – Vete ahora…



            Sandy  encendió la lamparita de una mesilla cercana, la sala se iluminó con tonos rojizos y la luz normal se apagó, comenzó a besar a Mazoui en el cuello y fue bajando, él la abrazó con fuerza mientras temblaba. Cuando la chica se separó y le miró, hubiese jurado que sus ojos refulgían en un tono rojizo pero creyó que se trataba del efecto producido por la iluminación del cuarto. Siguió ayudándole a desnudarse, con presteza le quitó el pantalón, arrodillada junto a él y también le bajó su ropa interior mientras ella asimismo se desprendía de la suya.



-¡Impresionante! ,- exclamó la chica entre jadeos - ¡dámela!



Él sintió como ella se lo introducía en la boca, parecía tener mucha experiencia en hacerlo. El chico estaba tenso, al límite de su resistencia y Sandy se percató. Mazoui también correspondió lamiendo los senos de la chica, incluso llegó a mordisquearlos, arrancándola jadeos excitados. Una vez pasados los preliminares el muchacho sin poder contenerse la agarró tumbándola en el suelo y comenzó a poseerla brutalmente. Ella, para su asombro, enroscó las piernas sobre su cintura y se dejó hacer arañándole y gritando de puro dolor y placer. Ambos se enzarzaron en una maraña de la que era difícil distinguirlos entre sus mutuos besos, gemidos y caricias que se simultaneaban con ese toma y daca que se profesaban. Además, la extraña luz rojiza y parpadeante daba a aquello una apariencia aún más alucinante, casi a medio camino entre la ensoñación y el delirio…entre tanto en el hilo musical sonaba una antigua pero adecuada canción para esa escabrosa y apasionada situación…



Toma mi vida
El tiempo ha estado torciendo el cuchillo
No reconozco
La gente que me importa

Toma mis sueños
Infantiles y débiles que parecen
Por favor no analices
Por favor solo estate ahí para mí

Las cosas que se
Nadie me las dijo
Las semillas que han sido sembradas
Me siguen controlando


Hay un mentiroso en mi cabeza
Hay un ladrón en mi cama
Y la cosa más extraña
Es que no puedo hacer que mis ojos se abran

Toma mi mano
Llévame a un lugar pacifico
Que no puedo encontrar
Dentro de mi cabeza

Despiértame con amor
Es todo o que necesito
Pero en todo este momento
Nadie ha dicho

Si no hubiera preguntado
Me lo hubieras dicho
Si le llamas a esto amor
Por que no me conservas

Hay un mentiroso en mi cabeza
Hay un ladrón en mi cama
Y la cosa más extraña
Es que no puedo hacer que mis ojos se abran

Dame algo que pueda soportar
Dame algo en que pueda creer
Estoy aterrado por mi alma, por favor, por favor
Hazme el amor, manda amor a través de mí


Sáname con tu amor
El único que me conoció
Desperdiciamos mucho tiempo
Mucho tiempo


(The Strangest Thing, George Michael, crédito al autor)

  

Mientras tanto, en la barra, Tracer había pedido dos refrescos. Su pareja estaba sentada en una mesa algo alejada del bullicio de la zona central. El muchacho llevó las bebidas y con gentileza depositó una en el lado de su interlocutora.



-Gracias.- Sonrió Penélope en tanto se hacía con el vaso y le daba un sorbo.-

-Bueno…- Dijo entonces él, deseando saber cómo podría romper el hielo (y nunca mejor dicho a juzgar por la clase de mujer que tenía delante) Aquí estamos. Se te debe de hacer raro visitar un entorno tan ruidoso. Lejos del aséptico mundo de la ciencia.



            La doctora Winters esbozó una leve sonrisa y pudo decir con tono que oscilaba entre el reivindicativo y el admonitorio.



-Por si no lo sabes teniente, yo también tengo vida privada. Sé lo que es una discoteca.

-Lo siento.- Se disculpó él con patente azoramiento, sintiendo que había metido la pata nada más empezar.- No quería decir…

-No, soy yo la que debe disculparse.- Le interrumpió la científica.- A veces soy algo brusca. Es cierto que últimamente no he tenido tiempo de pasar una noche distendida.



            Desde luego que Rick tuvo que hacer un esfuerzo memorable para no soltar alguno de sus jocosos comentarios al hilo de aquella aseveración. Fue al menos capaz de contestar con sinceridad.



-Sí, nos sucede lo mismo a nosotros. Con tantas alertas y ejercicios nunca sabes cuándo te van a movilizar. Sin embargo, debemos tener más descanso que vosotras. Hay bastantes pilotos en la dotación pero no tan buenos científicos.



            Eso le gustó a Penélope. Aquel chico no parecía tan tarambana cuando hablaba con un mínimo de seriedad. Más cuando su contertulio añadió.



-Así que la doctora Winters… ¿No eres muy joven para ser alguien tan importante? Por lo que dicen las otras chicas eres el alma del proyecto de terraformación.

-¿Dicen eso?- se sonrió ahora moviendo la cabeza con incredulidad para sentenciar.- Soy la jefa de proyecto y la directora de investigación, pero no podría hacer nada si no fuera por el resto del equipo. Todas ellas son muy buenas en sus respectivos cometidos.

-Sí, pero tú llevas el peso de todo sobre los hombros.- Afirmó el chico observándola a los ojos ahora con más intensidad, según añadía.- No creo que seas una chica tan seria, señorita Winters, al menos si no tuvieras que estar al cargo de todo esto.



            Ahora la joven le devolvió la mirada y asintió, contraatacando a su vez con un tono más desenfadado.



-Y tú no me parecías tan serio en la cena. Señor Tracer.

-Bueno, alguna que otra vez no viene mal cambiar un poco el chip.- Sonrió él, afirmando no sin regocijo.- Ya les hago bastantes bromas a mis compañeros.

-Creo que te aprecian bastante, a juzgar por lo que dicen. Eso cuando no quieren matarte.- Comentó la muchacha a su vez con tono divertido.-

-¿Así que dicen eso?- Se sonrió él, imitando la anterior réplica de su interlocutora.-

-Tú también eres joven para ser teniente.- Afirmó la chica.-

-No creas, tras los cinco años en la academia es lo normal.- Respondió el muchacho sin darle más importancia, añadiendo ya de modo más socarrón.- Y soy algunos años mayor que ellos. ¿Y qué me dices de ti? Apuesto a que tú eras la empollona de la clase.

-En eso no te equivocas.- Admitió Penélope que, sin embargo, añadió.- Pero aquí, todo el mundo fue seleccionado en base a su nivel. Y graduarse en la Academia del UNISON tampoco debe de ser sencillo.

-Te puedo asegurar que no.- Rio ahora él sentenciando ahora.- Y aquí estamos…



            La doctora asintió y los dos prosiguieron esa interesante conversación de tanteo.



-En cuanto al bullicio que antes comentabas. Cuando era una adolescente me ganaba algo de dinero en tanto estudiaba, ayudando a mis padres a servir las mesas en su restaurante. Estoy más que acostumbrada a él.

-¿No me digas que tienes un restaurante?- Exclamó su interlocutor.-

-Yo no, mis padres. – Le recordó ella, con gesto divertido.-

-Bueno, cuando volvamos a la Tierra, espero que me harán descuento.- Apuntó él.-



            Penélope no acogió aquella ocurrencia con una sonrisa más bien se puso seria y suspirando, contestó.



-Eres muy optimista, teniente Jensen.

-Mejor llámame Tracer, como todos.- Le pidió él, añadiendo.- El optimismo es un arma. Y no veo porqué no puedo serlo. Hasta ahora hemos superado pruebas realmente duras. Y creo que, con el grupo que formamos, seremos capaces de seguir haciéndolo.

-Espero que tengas razón.- Declaró sinceramente su contertulia.-



            A Penélope le gustó aquella forma de ver las cosas. Lo cierto es que no deseaba pensar en ese tema. Muchas veces había tenido algunos problemas, sobre todo con sus padres, que le habían echado en cara que se alejaba de su familia en demasía. Lo peor fue cuando le ofrecieron este puesto en la SSP-1 y lo aceptó. Eso le costó una discusión y estar sin hablarse con ellos durante algún tiempo. Por fortuna pudieron arreglaron y hacer las paces, pensando en esa larga separación. Su hermano al menos sí que estuvo de su parte, asegurándole que él se ocuparía del restaurante. Aunque ni en sus peores pesadillas pensó ella que la nave en la que viajaba iba a ser absorbida por un extraño agujero de gusano y enviada a miles de años luz de distancia. Al principio estaba tan impactada como los demás. Después, sabedora de su responsabilidad, quiso sepultar aquello refugiándose en sus investigaciones. Pero al llegar a la soledad de su vivienda no era capaz de impedir que el recuerdo de su familia y de la Tierra la asaltase. Lo mismo que el de sus compañeras de las faire Five de allí, el doctor Tomoe, Kaori o Mimette, que tanto había creído en ella. Por eso, otra de sus metas era no decepcionarles.



-Aunque quizás, jamás vuelvan a saber de nosotros.- Se decía consternada en algunas ocasiones.-



            Lo bueno es que, poco a poco, había ido tomando afecto a sus compañeras que comenzaban a ser casi unas amigas. Pese a enfadarse a veces con Amatista y Sandy por sus roces, tener que pedirle a Jen que saliera de esa especie de ensoñación en la que a veces vivía, o tratar de frenar el entusiasmo excesivo de Satory en algunos experimentos.



-Ser la líder no es nada fácil.- Pensaba.- Sin embargo, estas muchachas son estupendas.



            Y con visible curiosidad decidió pasar a la ofensiva y preguntarle a su interlocutor.



-¿Y tú? ¿Tienes una familia que te espere en la Tierra?

-No estoy casado ni nada de eso, si vas por ahí.- Sonrió levemente él.- Aunque mentiría si no dijese que ha salido con algunas chicas antes.

-¿Y tus padres?- Inquirió la muchacha.- ¿Cómo se tomaron eso de que te embarcases en esta nave?

-Bueno.- Suspiró él, que daba la impresión de haberse puesto más serio ahora.- No les gustó mucho la idea. Hubieran preferido que me labrase un porvenir más cómodo. Ellos lo hicieron. Tienen un negocio y supongo que habrían querido que me quedase al cargo de él.

-¿No tienes hermanos?- Quiso saber Penélope.-

-No, al menos que yo sepa.- Sonrió él una vez más.- Mis padres estaban tan ocupados levantando el negocio familiar que no debieron tener tiempo para más hijos. Y encima, yo les salí algo rebelde.

-Cualquiera lo diría.- Comentó ella con evidente sarcasmo.-

-Vaya con la doctora. Así que eres más mordaz de lo que aparentas.- Se sonrió Tracer a su vez.-



Los dos estaban pasando una estupenda velada desde luego. Quizás al fin, eran libres de expresarse al margen de los clichés que habían ido alimentando de ellos mismos ante otras personas. Pero, por alguna razón, podía mostrarse más abiertamente el uno al otro, sin ese caparazón en forma de seriedad profesional y frialdad, de ella o el manido bromista impenitente y gracioso, de él. Por su parte Amatista y Leval tampoco estaban pasando una mala noche. Permanecían sentados aún en el reservado besándose. Al separarse un momento, ella puso su cabeza sobre el pecho del chico.



-Lo estoy pasando muy bien esta noche.- Le comentó a su pareja.-

- Tampoco yo me puedo quejar.- Le sonreía él afirmando sin pudor.- Tengo a la chica más guapa de la nave.

-¡Eso se lo dirás a todas! - se rio Amatista.-

-¡Vaya!, me has descubierto.- Afirmó él con humor, para aseverar de forma jocosa.- Sí, se lo digo a todas. Pero hasta ahora únicamente me ha funcionado contigo.

- ¡Mira que eres tonto! - le acusó la chica apoyando su frente en la de él y esbozando una amplia sonrisa, para besarle de seguido y remachar.- Pero eres mi tonto…y solamente mío.



En ese tipo de conversación intrascendente propia de recién enamorados estaban cuando escucharon, al igual que el resto de los presentes, gritos y jadeos provenientes del cuarto contiguo. El muchacho se levantó alarmado, sentía la energía de Mazoui pero en estado muy alterado, desde luego, algo iba mal ahí dentro. Nunca desde la vez en la que fuera dominado por aquella secta había percibido de su primo nada igual. Se separó de Amatista centrando su atención en la zona de los reservados.



-¿Qué pasa, Leval?,- le preguntó ella atónita. -  ¿Por qué te has puesto tan nervioso?

-Pase lo que pase y oigas lo que oigas vete de aquí, tú y los demás. Esto puede convertirse en un sitio muy peligroso.- Respondió él de forma extrañamente brusca. -



            Antes de que ella pudiera replicar, su novio fue directo hacia la puerta del cuarto dispuesto a entrar en él. Pero el individuo que la custodiaba, le detuvo de forma muy arrogante y grosera.



-¡Eh tú!, aquí no se puede pasar, está ocupado, ¿es que no lo oyes?

-Usted no lo entiende, debo intervenir antes de que sea tarde.- Le respondió Leval pasando por alto aquel tono. -

-¿De verdad? - Contestó su interlocutor con sorna añadiendo con no menos retintín. - Creo que se lo están pasando muy bien sin ti amigo, no necesitan que tú intervengas.



            Antes de que el muchacho pudiera ni tan siquiera pensar en una réplica se escuchó un grito de horror del interior del cuarto. Leval no quiso perder más tiempo y apartó a ese tipo de un empujón. Destrozó la puerta de un puñetazo y miró al interior encontrándose con una escena que le puso los pelos de punta. Mazoui estaba desnudo y sus ojos brillaban de un intenso color rojo. Dos colmillos sobresalían de su boca, estaban empapados en sangre. Sandy arrodillada  a su lado se tapaba un brazo que parecía tener claros visos de padecer una pequeña hemorragia. La sangre fluía por él y se escurría a través de los dedos de la chica. Ella estaba aterrorizada y se levantó corriendo hacia Leval. También estaba desnuda y el atónito muchacho le lanzó  su vestido que había colgado en una percha cercana. Ella se lo puso con rapidez, se cubrió de las miradas tapándose la cara y salió de allí a la carrera sin emitir sonido ni pronunciar palabra.

           

-Mazoui. - Le llamó cautamente Leval a  su primo que estaba claramente poseído por su carácter demoniaco. - Ya basta amigo, tranquilízate, ¿Qué te ha  sucedido para que te comportes así?

-¡Nada!- respondió éste casi con un sonido siseante para pedirle de forma brusca. - Déjame en paz ¡vete de aquí!

-De eso nada. Sabes que debes calmarte o  podrías provocar una tragedia.- Le avisó su contertulio muy preocupado. -

-Lo sé - pudo replicar Mazoui que se derrumbaba en el suelo mientras sollozaba.- Recuerda que te lo advertí. Ya la he provocado, Leval. Me he convertido en un monstruo, no he podido controlarme. ¡Ayúdame a salir de aquí!, por favor. - Le imploró con los nervios rotos. -

-Tranquilo. Yo me ocuparé de eso. Vístete y te sacaré.- Le aseguró su primo que le lanzo sus ropas y su interlocutor se las puso casi a trompicones puesto que temblaba visiblemente. –



Amatista, estaba atónita por el espectáculo y la fuga de su compañera que no se había detenido cuando ella la llamó, miraba hacia allí al igual que el resto de los clientes del pub. ¿Qué habría sucedido? Pese a lo que su novio le dijo no pudo reprimir su curiosidad. Se acercó y trató de mirar al interior de ese cuarto. Pero Leval, al ver que se acercaba, se puso en medio para impedírselo.



 -¡Te dije que te fueras de aquí!,- dijo con enfado. - ¿Se puede saber por qué no me has hecho caso?

-He visto a Sandy salir corriendo de aquí y estaba histérica,- le respondió ella con cara de preocupación. - ¿Qué ha ocurrido?

-Ahora no es el momento. Por favor, te ruego que te vayas.- Le pidió su interlocutor que seguía tapando a su amigo -...

-¿No puedo ayudaros en algo? - se ofreció  Amatista.-



La muchacha estaba cada vez más inquieta, pugnando por ver que podría ocurrirle a Mazoui sin conseguirlo, pues Leval le bloqueaba con rapidez todos los ángulos anticipándose a sus movimientos. 



-Esta vez confía en mí, será mejor que me hagas caso, por favor. Vete a casa. Te lo explicaré mañana. De verdad. - Le insistió él con voz más suave y afectada. -

-Está bien. Espero que no sea nada grave.-  Cedió la chica que salió y se marchó no sin cierto malestar y preocupación. -



Ella no quiso discutir ni insistir más. Si su novio lo decía seguramente tendría una buena razón. Debía confiar en él. Esa era la base de una relación. Al menos es lo que sus padres le habían dicho siempre. Y tenía que demostrarle que ya era una adulta responsable y que aceptaba lo que le dijera. Pese a que no le gustara en absoluto que lo hiciera en ese tono.



-Sucedió lo mismo cuando apareció ese fluido.- Recordó ahora, aunque enseguida tuvo que admitir.- Pero tenía sus razones. Seguramente sucede igual ahora.



Así que se dijo que él tenía razón, ya hablarían mañana con más calma. De modo que decidió irse sin preocuparse ya de buscar a sus compañeras. En cuanto a Sandy no sabía que podría haberle pasado. Ya trataría de preguntarle al día siguiente también.



-O quizás no. Sabiendo como es esa chica no creo que le haga gracia.- Reconsideró Amatista en tanto se marchaba.-



 Por su parte, Leval suspiró. Menos mal que la muchacha aceptó su palabra. Entre tanto, su amigo ya estaba vestido y había vuelto a la normalidad. Parecía algo más sereno. Sin embargo, caminaba como si su mente no estuviera allí. Totalmente desorientado. Aquello no era nada propio de él.  Percatándose de ello su primo le ayudó a salir y le apartó de la multitud de curiosos que acechaban a que ambos aparecieran, fuera de la habitación. Pero por más que Leval quiso aislar a su primo un tipo se acercó a Mazoui y le dijo divertido.



-¡Eh amigo!, tienes que decirme como lo haces ¿vale? La tía estaba chillando de una forma increíble, se oía hasta detrás de las paredes...



Antes de que el interpelado pudiera responder de un modo hostil, Leval se adelantó, apartando a ese idiota de un manotazo que le hizo aterrizar contra unas mesas.



- ¡Eh, pero oye! ¿Quién te crees que eres?- Protestó un amigo de aquel individuo con expresión desafiante. –

- ¡Cállate bocazas! - Intervino Tracer, quien junto a Penélope, también se había percatado de lo sucedido. – Eso por meterte en lo que no te importa.



             El chico y la doctora Winters habían seguido charlando distendidamente sin por supuesto llegar a los extremos de familiaridad de las otras dos parejas. Aunque al oír el ruido y ver salir corriendo a Sandy se sorprendieron y preocuparon. Ahora, al ver las expresiones en las caras de Leval y Mazoui, supusieron que algo serio había sucedido. En cuanto se produjo ese último incidente Tracer se interpuso entre aquellos que increpaban a sus compañeros y estos. Él y Penélope esperaron para asegurarse de que nadie les siguiera. Aunque tras esa demostración de fuerza, aquel tipo se cuidó de acercarse. En el resto del local se oían comentarios y susurros que estaban entre la sorpresa, la indignación y el temor.



-Será mejor que nos marchemos también,- Sugirió la doctora Winters.-

-Sí, sal tú primero.- Le pidió él en tanto no quitaba ojo a algunos de esos tipos del local que les miraban a su vez con marcada hostilidad, a lo que el muchacho suspiró.- ¡Vaya una manera de terminar la velada…



Después, Rick acompañó a la jefa de investigación a su apartamento y la despidió allí comentando ahora más en serio.



-No sé qué habrá sucedido. En cuanto pueda les preguntaré a los chicos. Quizás alguien les haya molestado.

-Siempre hay gente que bebe de más. – Pudo responder Penélope, más por mantener la conversación que otra cosa. De hecho estaba tan desconcertada como su interlocutor. –

-Es lo bueno que tengo yo. – Sonrió el chico tratando de animar un poco ese tenso ambiente. – No necesito beber para decir o hacer tonterías. Tengo ese don natural.



Penélope se rio sin poderlo evitar, lo cierto es que aquel chico era bastante agradable y hasta formal, una vez que se profundizaba un poco en ese barniz tan cómico que mostraba.



-Lo he pasado muy bien. - Admitió ella que se despidió ofreciéndole la mano. – Hasta mañana. Procurad descansar.

-Se hará lo que se pueda. Gracias por la velada. Espero verte otra vez, doctora. – Replicó él estrechándole la mano y alejándose de allí para añadir ya desde la distancia. – Y no únicamente en el puente de mando.



Ella le observó marcharse durante unos instantes y subió a su piso. Verdaderamente la opinión que tenía de aquel chico había variado mucho esa noche. Aunque siempre era un bromista y se pasaba la vida haciendo chanzas con una actitud aparentemente despreocupada, en el fondo era un buen tipo y apreciaba mucho a sus amigos y compañeros. Penélope pudo ver que era un muchacho bastante más maduro de lo que parecía, eso le gustó. Para Tracer también constituyó una agradable sorpresa el tratar a Penélope con más cercanía. Aparentemente esa era la mujer de hielo. La inflexible investigadora siempre con las tablas de control y sus experimentos. Pero claro. Él la había visto a veces en el puente, o con sus compañeras de trabajo cuando se había acercado con Leval y Mazoui a los laboratorios. Y evidentemente allí estaban cumpliendo con sus obligaciones. Era como si a él le juzgasen por su forma de ser cuando estaba en posición de firmes en una parada militar o hablando con algún superior. Pero una vez que había conversado en una situación distendida con esa mujer se daba cuenta de que era sencilla, agradable e incluso simpática. Lo que sucedía es que estaba sometida a mucha presión.  Y pensando en eso recordó a sus amigos. ¿Qué les habría sucedido? Esa forma de actuar no era nada propia de ninguno de ellos. Decidió que sería mejor no hacer preguntas por ahora. Ya trataría de enterarse por sí podía echarles una mano en lo que fuera.



-Lo mejor será irse a dormir. Por esta noche ya lo he pasado bastante bien. Quién sabe. Lo mismo ésta Penny no es tan mala chica después de todo.- Se decía con un sentimiento cercano a la euforia.- Y sobre todo, puede que ella piense igual sobre mí.



Entre tanto, Leval y Mazoui habían ignorado aquellos comentarios e insultos saliendo de allí. Aunque ya nadie se atrevió a acercarse a ellos. No obstante, daba la casualidad de que Logan estaba junto a un grupo de sus amigos tomando unas copas con unas chicas. Optó por mantener las distancias cuando el revuelo comenzó. Aunque evidentemente todo aquel espectáculo no le había pasado desapercibido ni mucho menos, sonreía satisfecho y comentaba con el que parecía su más allegado compañero.



-Ya te dije yo que esos tipos podían ser una amenaza, creo que va siendo hora de que la gente sepa que clase de personas son en realidad. Sobre todo Amatista y sus amigas, aunque creo que la amiguita de Mazoui ya no querrá saber nada de él. ¡Ja, ja, ja!

- Sí - comentó uno de sus compañeros con tono inquieto. – Es verdad. Ya nos habías advertido acerca de ellos.

- ¿Y has visto cómo ha apartado Malden a ese otro tipo de un empujón?- Terció otro de sus amigos que había visto de cerca esa escena sentenciando. – Tampoco era para ponerse así. Ese tío solamente le hizo un comentario en broma.

- Ya os dije que tarde o temprano se quitarían la máscara. – Afirmó Logan que casi sonaba premonitorio cuando aseveró. – Y mucho me temo que esto únicamente es el principio…

-¿Y qué podemos hacer?- Quiso saber uno de sus amigos con gesto inquieto.-

-Por ahora nada. Ya llegará el momento apropiado.- Le respondió Cedric con tono tranquilo.-

           

            Mientras tanto, Leval había conseguido sacar a Mazoui del disco-pub y le llevó a la base, entraron sin problemas tras identificarse y le acompañó hasta su habitación. Una vez allí, se interesó nuevamente por su estado.



-¿Seguro que ya estás bien, amigo? ¿Quieres que te traiga algo de beber, una infusión?

-No, muchas gracias, vete a dormir ya, te agradezco mucho que me trajeses aquí, pero ya estoy bien ¿sabes una cosa? Yo estaba equivocado, no era amor lo que sentí por Sandy, era sólo puro instinto. Mis genes demoniacos han salido a la superficie para saciar su deseo. Desgraciadamente, mi padre era un demonio de la clase anti virtudes. El sexo para esa clase de criaturas  es algo irresistible. Pero a mí no me había ocurrido nada así cuando había besado a otras chicas. Siempre pude controlarlo. No lo comprendo. - Divagó absolutamente descolocado. – Es como si esa muchacha ejerciese sobre mí algún tipo de hechizo.

-Quizá la mezcla entre la bebida, el ambiente y el atractivo de Sandy, te afectase hasta este extremo,- conjeturó Leval tratando de calmarle. - Ahora tranquilízate, yo hablaré con ella y trataré de que no saque las cosas de quicio.

-Te lo agradezco pero creo que debo ser yo el que lo haga. Debo afrontar mis problemas, no puedo esconderme de ellos. No le digas nada, por favor, yo hablaré con ella mañana.- Afirmó su primo.-



Desde luego estaba haciendo un esfuerzo por sobreponerse reuniendo toda su dignidad, que era mucha a pesar de todo. Su pariente y amigo así lo comprendió y se despidió de forma más animosa.



-Claro Mazoui, bueno, espero que duermas bien. Te veré mañana. Y no te preocupes, verás cómo todo se soluciona. – Sentenció Leval que salió del cuarto de su primo y se fue a dormir. -



            Aquel atribulado muchacho agradeció tener a un buen y leal amigo además de un pariente a su lado. Se acostó aunque le costó mucho conciliar el sueño. Aquellos fantasmas de su pasado volvían a acosarle. Deseó con todas sus fuerzas que las cosas no se agravasen.



-Podría costarme muy caro si se supiera. Y esa muchacha no es tonta. Se ha dado cuenta, estoy seguro.- Se decía lleno de zozobra.-



Al día siguiente lo primero que hizo fue pasarse por el laboratorio. Por fortuna, el incidente no había trascendido demasiado fuera del local. Eso le tranquilizó, por lo menos esperaba que eso no diera pie a que nadie investigara y que su carrera pudiera verse afectada. Aunque, en honor a la verdad, lo que más le dolía era haber caído en algo que pensaba ya superado. Y sobre todo. ¿Qué pensaría Sandy de él? ¿Cómo podría estar esa pobre chica? ¿Y si le acusaba de intentar violarla o algo así? Movió la cabeza con reprobación hacia sí mismo.  Sin embargo, todavía recordaba los hechos con incredulidad. Al principio todo fue bien, ella no era como ninguna que él hubiera conocido antes. Hasta parecía estar encantada cuando la trató de esa forma tan salvaje e incluso demostró tener mucha fuerza. Pero cuando él, al ceder por entero a sus instintos y morderla la hirió, ella se apartó. Seguramente debió verle transformado y por eso chilló y quiso escapar. Por fortuna la luz rojiza y tan en penumbra del cuarto contribuían a justificar mucho las cosas. La propia Sandy lucía de un aspecto completamente diferente al suyo gracias a ese tono. Pero había algo más, él se había comportado como un animal y eso le asustaba. ¡Ojalá pudiera disculparse con la pobre muchacha!, al menos ofrecerle una explicación, aunque sonara poco convincente, decirle que se lo había advertido. En fin, cualquier cosa más que nada para tranquilizar su propia conciencia. Y por ello se armó de valor y fue a verla. Creyó recordar que tenía turno hasta la tarde y  decidió aprovechar esa misma mañana para hablar con ella, cuanto antes mejor. De modo que llegó al laboratorio de las chicas, una secretaria le preguntó educadamente en que podía ayudarle. Él a su vez, quiso saber si podía hablar con la doctora Wallance y la secretaria pasó la llamada. Con el auricular tapado le preguntó.



-Me pregunta que de parte de quién...

-Dígale que soy el mayor O ´Brian.- Se anunció tímidamente él. -

-Espere un momento, señor- la secretaria lo repitió por el auricular, esperó la respuesta y colgó el teléfono para mover la cabeza y decirle con tono aparentemente neutro. - Ahora no puede verle, está ocupada con un experimento, si volviese usted más tarde o bien me dejase un recado, se lo pasaré tan pronto como ella salga.

-No gracias, creo que volveré en otro momento - musitó él marchándose cabizbajo. -



            Pensó que era lo normal. Esa pobre chica no querría saber nada de él. Así que decidió que sería mejor mantener las distancias. Entre tanto, tan pronto como Mazoui se fue, Sandy salió del laboratorio. Penélope fue también con ella la miró y le preguntó sorprendida pues en realidad, su subordinada podía haber salido perfectamente.



-¿Qué te pasa, si ayer estabas loca por estar con él?

-No quiero verle ahora, todavía no. Aún no estoy preparada. - Respondió esquivamente ella  tocándose su brazo derecho donde llevaba un fuerte vendaje. - Cuando venga a verme decir que he salido, por favor.

-Sandy, ¿qué pasó ayer? Ni has hablado ni me has hecho ningún caso en toda la mañana. - Inquirió Penélope que la notaba extraña.-



Tanto ella como Tracer realmente no sabían lo que había sucedido. Únicamente se dieron cuenta del revuelo que se armó en el local cuando Mazoui y Leval salieron después de que lo hiciera esa chica.



-Creerías que estoy loca,- repuso con una media sonrisa para sentenciar. - Mejor será que no te lo cuente, puede que fuera sólo mi imaginación, quizá bebí mucho, las luces...

-¿Tan mal te trató?...-quiso saber su jefa con visible curiosidad y hasta temor. -

-Al contrario. No había disfrutado tanto haciendo el amor hasta ayer, pero me sentí como poseída,- explicaba Sandy para afirmar sin pudor. - Parecía que era un animal el que estaba conmigo. ¡Fue maravilloso!



            Penélope la escuchaba con la boca abierta al fin pudo decir con algo de malicia y también de reproche.



-Bueno, eso es lo que tú buscabas ¿no? ¿A qué viene ahora eso de no querer verle?

-Pero no hasta ese punto, no me lo esperaba. Necesito tiempo para ver como enfocar esta relación. Simplemente eso, algo de tiempo - Afirmó ella.-



Entre tanto Satory se acercó a ellas, por suerte no había oído la conversación se interesó por  el estado de Sandy.



-¿Como estás? , no has hablado nada en toda la mañana. ¿Qué te ha pasado en el brazo?- Le inquirió a su compañera que no respondió.

- Nada. Me corté esta mañana en el baño. – Replicó Sandy de forma aparentemente descuidada. -



Penélope intervino entonces para quitar hierro a la situación.



-Pues yo estuve un rato con Tracer en el bar y no vi, ni oí nada raro, será que nos fuimos demasiado pronto. La verdad es que él quizás quería que pasáramos a algo más que una charla, pero si era eso, desde luego lo intentó muy educadamente. Debo reconocer que me sorprendió para bien.

-Y tú que hiciste, ¿lograste algo con Mazoui? - Insistió Satory a Sandy tratando de reprimir su malestar por aquella posibilidad. -

-Llegamos hasta el final, pero fue demasiado para mí,- reconoció sinceramente ésta, musitando ahora para sí misma.  - Bueno, quizá deba hablar con él después de todo. Me debo de haber dejado llevar por la bebida y la luz, seguramente habré imaginado cosas que no pasaron. – Y sonrió añadiendo sin pudor en voz algo más alta, audible para el resto. - Sería una pena perder un amante tan bueno como él. Por suerte me había tomado la píldora, quizá sea eso, no se puede mezclar con alcohol. Produce alucinaciones.



            Satory bajó la cabeza muy deprimida, algo le había sacudido en el estómago cuando Sandy reconoció que había tenido relaciones sexuales con Mazoui y encima lo decía como si de algo salvaje se tratara. Pese a decirse que ella no tenía nada con ese muchacho, no pudo dominarse y se marchó hacia el cuarto de baño con los ojos humedecidos por las lágrimas.



-¿Te ocurre algo, Satory?- Quiso saber Jen que permanecía dentro, atareada con unas muestras que analizaba. –

-Estoy bien. - Pudo decir la aludida que logró encerrarse en el baño para desahogar su llanto. –



La chica lloraba desconsolada y trataba de dominarse lavándose la cara. En un intento de racionalizar las cosas se miró al espejo y se dijo con voz queda.



-Eres una tonta, Satory. Te has imaginado algo que nunca ha existido. Tenéis aficiones en común pero eso no significa nada. Él prefiere a una chica como Sandy que, además de inteligente y bonita es muy sensual. ¡Cómo no iba a preferirla a ella! Lo mejor será que te olvides. Además, hay mucho trabajo que hacer. Eso es lo realmente importante.



Y una vez se hubo serenado y se lavó bien la cara salió con su corazón herido pero su dignidad intacta por lo demás para volver a sus tareas…tenía bastantes muestras que comprobar.



-¡Pobre muchacha! - Pensó Jen en cuanto la vio salir, pretendiendo que nada le sucedía.- En fin, por desgracia eso no es asunto mío. Nada puedo hacer por ella.- Terminó de decirse a sí misma.- Tengo otras cosas mucho más importantes en las que centrarme.



            A su vez Leval fue a buscar a Amatista que aún no se había incorporado a su trabajo dado que oficialmente seguía de baja. Ella le esperaba para dar un paseo por el parque central de la nave. La muchacha se había sentido algo de lado cuando su novio le pidió que se marchara de esa forma, pero esta vez no quiso caer en la precipitación. Gracias a su relación y al modo en que ahora enfocaba las cosas, los enfados de antaño estaban fuera de lugar. Se repetía a sí misma desde la noche anterior que eran personas adultas y que si Leval actuó así, seguramente tendría una buena razón y que, en cuanto pudiera hacerlo, se la explicaría. De modo que olvidó eso y cuando él llegó, lo primero que hizo  ella tras darle un largo beso, fue preguntarle, eso sí, de forma comedida, por el estado de Mazoui. El muchacho suspiró, se tomó su tiempo como si tratase de decidir qué palabras iba a emplear y le contó con sincera preocupación.



-No temas. Ya está bien, verás. Ayer sufrió una crisis relacionada con sus genes, ya me entiendes. Tú sabes que su padre era...



Amatista le tapó la boca con un dedo, ahora lo comprendía perfectamente y agradecía a Leval el haberla evitado aquello y también que hubiera protegido así a su primo. 



-Lo sé, no tienes que decirme más, ¡pobre Mazoui! Aunque también lo siento mucho por Sandy, debe estar traumatizada.

-¿No has podido hablar con ella aún?  Le preguntó Leval con visible interés. -

-No, hoy era mi día libre. Ellas están trabajando en el laboratorio, pensaba llamarlas cuando volviesen del trabajo, no quiero que Satory se entere de esto.



Leval miró a Amatista extrañado y preguntó sin entender.



-¿Por qué? Satory no fue anoche con nosotros, no sabrá nada si hablas de esto con las otras chicas.

-Tú no lo entiendes, Leval. Ya te lo dije antes de la cena. ¿Recuerdas?, ella siente algo por Mazoui. Está enamorada de él.- Le desveló algo cariacontecida. - Ayer no vino con nosotros porque le dolió que él fuese con Sandy, si se entera de que han llegado a, ya sabes. Será un disgusto para ella. Pero, por favor, no le digas que lo sabes ni se lo cuentes a tu primo. No quisiera que las cosas se enredasen más de lo que ya están.- Le rogó incómoda con su propia indiscreción que le había resultado inevitable. -

-Comprendo, no sabía que fuera algo tan en serio. El otro día casi creí que bromeabas. Lo siento. Creo que Mazoui tampoco se lo imagina, pero hasta que él sepa bien lo que le ocurre y como superarlo por completo, será mucho mejor para Satory o para cualquier otra chica, mantenerse alejada de él. Y no temas, no le diré nada. Puedes confiar en mí. - Le aseguró el muchacho. -



            Su novia asintió. Estaba segura de eso y declaró con visible deseo de que así fuera.



-¡Ojalá que él resuelva ese problema! , es un chico estupendo y la chica a la que ame será muy feliz a su lado, estoy segura.



            Su novio convino en eso con un leve asentimiento. Para él no había mejor persona que Mazoui, pero el pobre muchacho debía de luchar contra esa maldición que le perseguía desde su nacimiento. No obstante, Leval confiaba en él y en su fuerza de voluntad para vencerla. Así que, esbozando un semblante más animado, cambió de tema y le propuso a la muchacha.



-Bueno, ahora vamos a dar una vuelta y alegremos esas caras, te invito a una hamburguesa.

-Humm,- sonrió Amatista - estoy hambrienta. Vale, te tomo la palabra, ¡vamos a comer!...

-Bueno, pero como mucho un par de ellas. Mi presupuesto no es ilimitado. ¿Sabes? - Bromeó él. -

-¿Qué insinúas, tonto?  ¿Qué soy una glotona? - Le regañó fingidamente la aludida.  -



            El chico no pudo defenderse de esa acusación pues ella ya le estaba sacudiendo una colleja, él la encajó divertido. Luego contraatacó dándole un ligero apretón por la cintura y su pareja correspondió con un empujón. Leval la atrajo hacia sí y ambos se besaron largamente, sellando la paz. De este modo, los dos se perdieron entre el paseo arbolado del parque central caminando de la mano y charlando sobre cosas no demasiado importantes. Lo principal para ambos era estar juntos y disfrutar de su nueva relación durante el mayor tiempo posible. Aunque en sus corazones los dos pedían por que Mazoui lograse alcanzar también su propia felicidad y dejase de lado aquella maldita influencia. Mientras, en el laboratorio terminó la jornada matinal y Sandy se marchó a su casa, iba pensativa, no dejaba de pensar en Mazoui. ¿Sería él su chico ideal? No era fácil encontrar a alguien así y sus otras experiencias con personas similares resultaron muy destructivas.



-Tengo que asegurarme. No puedo permitirme el lujo de volverme a equivocar. Él parece distinto a otros con los que he estado. Siento una gran fuerza en él.



Pero aunque estaba casi convencida, no tenía la plena certeza. Lo que dijo, casi a modo de disculpa a Penélope sobre la bebida y la luz, no era para tomarlo a la ligera. Debía estar segura del todo. Se jugaba mucho. Y también tendría que serle franca. Si las cosas resultaban como ella creía sus problemas podrían terminar o quizás aumentar, por ello era necesario conocer bien a ese chico antes de sincerarse. De modo que tomó una decisión, comería y volvería al laboratorio, pues su instinto le decía que él insistiría en su intento de verla, y apostaba consigo misma, incluso esbozando una sonrisa divertida, a que ese pobre muchacho no se esperaría la forma que tendría ella de responderle.




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