Habían pasado algunos días ya. A pesar del revuelo
organizado al principio las cosas daban la impresión de irse calmando. En el
fondo Kerria respiraba aliviada. Lo suyo no era ya ningún secreto a nivel
mundial. Una de las componentes de las Justices había admitido sin tapujos su
homosexualidad en los medios. Y lo hizo con el apoyo de sus compañeras, primas
y sobre todo, amigas, Idina y Katherine. Tras el programa de Al Mats, un
prestigioso periodista y comunicador, quien las había invitado allí a fin de
que aclarasen aquello. Lo cierto es que la mayoría de las reacciones fueron
positivas cuando Kerria declaró.
-Sí, soy lesbiana. ¿Eso es todo lo que la gente quería
saber?...
Escuchó
bastantes aplausos, aunque algunas voces de exacerbados individuos se alzaron
insultándola. Por suerte fueron silenciados de inmediato por la mayor parte del
público que asistía a ese programa. Al terminar, cuando la gente se marchó,
ella y sus primas estaban en el camerino.
-Has sido muy valiente.- La alabó Idina.- Muy pocas
personas tendrían tanto coraje. Has dado explicaciones de algo que pertenece a
tu vida particular.
-Es verdad. No le debías a nadie ninguna
explicación.- Convino Kathy.-
-No chicas. Había muchas cosas en juego. – Repuso ella.-
Y no he explicado nada, sencillamente me han preguntado por mis preferencias
sexuales y amorosas y las he expresado libremente. -Y agregó con
reconocimiento.- Y he podido hacerlo porque contaba con el apoyo de unas
maravillosas amigas y compañeras como vosotras que, además, sois parte de mi
familia.
Sus
primas sonrieron, aunque a todas les vino a la mente la ausencia de su otra
amiga, la restante componente de las Justices.
-Estoy segura de que Amatista, donde quiera que
esté, estaría apoyándote.
-Sí, - sonrió Kerria.- Seguro que, de haber estado
aquí, me hubiera quitado el micro para insultar a todos los que se metían
conmigo.
-Habríamos tenido que sujetarla para que no se
lanzase a por ellos.- Bromeó asimismo Kathy.-
-Bueno, entre vuestros dos hermanos, seguramente que
la tendrán muy entretenida.- Afirmó Idina.-
La
muchacha no obstante vio las caras entristecidas de sus primas y quiso
animarlas.
-Están bien. Algo me lo dice en el corazón.
-Eso mismo quiero pensar yo.- Declaró Kerria que, dirigiéndose
con voz queda a sus contertulias, añadió.- ¿Sabéis una cosa?. Puede que esta
declaración mía sea importante, no lo sé con certeza. Pero, para mí no es más
que una anécdota, comparada con mis deseos de volver a ver a mi hermano, al
primo Mazoui y a Amatista una vez más. Por eso, entre otras cosas, quise
hacerlo. Tengo que ser fuerte por ellos. Quiero que regresen encontrando un
mundo mejor y más tolerante.
-Gracias a personas como tú, ellos volverán a ver
una Tierra mucho más justa.- Afirmó Katherine.-
Las
tres chicas se abrazaron. Deseaban forman una piña y apoyarse en todo. Kerria
desde luego estaba muy agradecida. Cuando volvió a casa, eludiendo eso sí, una
nube de periodistas. También sus padres la alabaron. Hasta Brian la felicitó
presentándose en su casa al día siguiente por sorpresa. Ella no pudo evitar
emocionarse cuando, entre sollozos, le
dijo al chico.
-¡Muchísimas gracias! Significa tanto para mí,
tenerte a mi lado, Brian…
Pese a todo, a la joven todavía le quedarían muchas
cosas por hacer. Seguía enfrascada en su disco, sus estudios de derecho e
incluso alguna intervención muy ocasional como justiciera. Y era desde luego
ajena a que todavía le quedaban amargos tragos por pasar. Y hablando de tragos,
a una enorme distancia de la Tierra, en el SSP-1, tras haber bebido algunas copas
y una vez dentro del cuarto, Sandy bebió otra copa de champán. Mazoui estaba
muy aturdido, sentía como su voluntad le abandonaba. Aquella chica le sonrió
con expresión golosa, se despojó con rapidez de su vestido quedando en ropa
interior y comenzó a desabotonarle la chaqueta. Una y otra vez ella repetía de
nuevo entre jadeos excitados.
-Demuéstrame
cómo te pones cuando pierdes el control, quiero que seas salvaje. ¡Muy salvaje!
-No, por favor, debes irte.- Le pidió casi
desesperadamente él. Y su voz sonaba
ya gutural y muy ronca. – Vete ahora…
Sandy encendió la lamparita de una mesilla cercana,
la sala se iluminó con tonos rojizos y la luz normal se apagó, comenzó a besar
a Mazoui en el cuello y fue bajando, él la abrazó con fuerza mientras temblaba.
Cuando la chica se separó y le miró, hubiese jurado que sus ojos refulgían en
un tono rojizo pero creyó que se trataba del efecto producido por la
iluminación del cuarto. Siguió ayudándole a desnudarse, con presteza le quitó
el pantalón, arrodillada junto a él y también le bajó su ropa interior mientras
ella asimismo se desprendía de la suya.
-¡Impresionante! ,- exclamó la chica entre jadeos -
¡dámela!
Él sintió como ella se lo introducía en la boca,
parecía tener mucha experiencia en hacerlo. El chico estaba tenso, al límite de
su resistencia y Sandy se percató. Mazoui también correspondió lamiendo los
senos de la chica, incluso llegó a mordisquearlos, arrancándola jadeos
excitados. Una vez pasados los preliminares el muchacho sin poder contenerse la
agarró tumbándola en el suelo y comenzó a poseerla brutalmente. Ella, para su
asombro, enroscó las piernas sobre su cintura y se dejó hacer arañándole y
gritando de puro dolor y placer. Ambos se enzarzaron en una maraña de la que
era difícil distinguirlos entre sus mutuos besos, gemidos y caricias que se
simultaneaban con ese toma y daca que se profesaban. Además, la extraña luz rojiza
y parpadeante daba a aquello una apariencia aún más alucinante, casi a medio
camino entre la ensoñación y el delirio…entre tanto en el hilo musical sonaba una
antigua pero adecuada canción para esa escabrosa y apasionada situación…
Toma mi vida
El tiempo ha estado torciendo el cuchillo
No reconozco
La gente que me importa
Toma mis sueños
Infantiles y débiles que parecen
Por favor no analices
Por favor solo estate ahí para mí
Las cosas que se
Nadie me las dijo
Las semillas que han sido sembradas
Me siguen controlando
El tiempo ha estado torciendo el cuchillo
No reconozco
La gente que me importa
Toma mis sueños
Infantiles y débiles que parecen
Por favor no analices
Por favor solo estate ahí para mí
Las cosas que se
Nadie me las dijo
Las semillas que han sido sembradas
Me siguen controlando
Hay un mentiroso en mi cabeza
Hay un ladrón en mi cama
Y la cosa más extraña
Es que no puedo hacer que mis ojos se abran
Toma mi mano
Llévame a un lugar pacifico
Que no puedo encontrar
Dentro de mi cabeza
Despiértame con amor
Es todo o que necesito
Pero en todo este momento
Nadie ha dicho
Si no hubiera preguntado
Me lo hubieras dicho
Si le llamas a esto amor
Por que no me conservas
Hay un mentiroso en mi cabeza
Hay un ladrón en mi cama
Y la cosa más extraña
Es que no puedo hacer que mis ojos se abran
Dame algo que pueda soportar
Dame algo en que pueda creer
Estoy aterrado por mi alma, por favor, por favor
Hazme el amor, manda amor a través de mí
Sáname con tu amor
El único que me conoció
Desperdiciamos mucho tiempo
Mucho tiempo
(The
Strangest Thing, George Michael, crédito al autor)
Mientras tanto, en la barra, Tracer había pedido dos refrescos. Su
pareja estaba sentada en una mesa algo alejada del bullicio de la zona central.
El muchacho llevó las bebidas y con gentileza depositó una en el lado de su
interlocutora.
-Gracias.- Sonrió Penélope en tanto se hacía con el
vaso y le daba un sorbo.-
-Bueno…- Dijo entonces él, deseando saber cómo
podría romper el hielo (y nunca mejor dicho a juzgar por la clase de mujer que
tenía delante) Aquí estamos. Se te debe de hacer raro visitar un entorno tan
ruidoso. Lejos del aséptico mundo de la ciencia.
La
doctora Winters esbozó una leve sonrisa y pudo decir con tono que oscilaba
entre el reivindicativo y el admonitorio.
-Por si no lo sabes teniente, yo también tengo vida
privada. Sé lo que es una discoteca.
-Lo siento.- Se disculpó él con patente azoramiento,
sintiendo que había metido la pata nada más empezar.- No quería decir…
-No, soy yo la que debe disculparse.- Le interrumpió
la científica.- A veces soy algo brusca. Es cierto que últimamente no he tenido
tiempo de pasar una noche distendida.
Desde
luego que Rick tuvo que hacer un esfuerzo memorable para no soltar alguno de
sus jocosos comentarios al hilo de aquella aseveración. Fue al menos capaz de contestar
con sinceridad.
-Sí, nos sucede lo mismo a nosotros. Con tantas
alertas y ejercicios nunca sabes cuándo te van a movilizar. Sin embargo,
debemos tener más descanso que vosotras. Hay bastantes pilotos en la dotación
pero no tan buenos científicos.
Eso
le gustó a Penélope. Aquel chico no parecía tan tarambana cuando hablaba con un
mínimo de seriedad. Más cuando su contertulio añadió.
-Así que la doctora Winters… ¿No eres muy joven para
ser alguien tan importante? Por lo que dicen las otras chicas eres el alma del
proyecto de terraformación.
-¿Dicen eso?- se sonrió ahora moviendo la cabeza con
incredulidad para sentenciar.- Soy la jefa de proyecto y la directora de
investigación, pero no podría hacer nada si no fuera por el resto del equipo.
Todas ellas son muy buenas en sus respectivos cometidos.
-Sí, pero tú llevas el peso de todo sobre los
hombros.- Afirmó el chico observándola a los ojos ahora con más intensidad,
según añadía.- No creo que seas una chica tan seria, señorita Winters, al menos
si no tuvieras que estar al cargo de todo esto.
Ahora
la joven le devolvió la mirada y asintió, contraatacando a su vez con un tono
más desenfadado.
-Y tú no me parecías tan serio en la cena. Señor
Tracer.
-Bueno, alguna que otra vez no viene mal cambiar un
poco el chip.- Sonrió él, afirmando no sin regocijo.- Ya les hago bastantes
bromas a mis compañeros.
-Creo que te aprecian bastante, a juzgar por lo que
dicen. Eso cuando no quieren matarte.- Comentó la muchacha a su vez con tono
divertido.-
-¿Así que dicen eso?- Se sonrió él, imitando la
anterior réplica de su interlocutora.-
-Tú también eres joven para ser teniente.- Afirmó la
chica.-
-No creas, tras los cinco años en la academia es lo
normal.- Respondió el muchacho sin darle más importancia, añadiendo ya de modo
más socarrón.- Y soy algunos años mayor que ellos. ¿Y qué me dices de ti?
Apuesto a que tú eras la empollona de la clase.
-En eso no te equivocas.- Admitió Penélope que, sin
embargo, añadió.- Pero aquí, todo el mundo fue seleccionado en base a su nivel.
Y graduarse en la Academia del UNISON tampoco debe de ser sencillo.
-Te puedo asegurar que no.- Rio ahora él
sentenciando ahora.- Y aquí estamos…
La
doctora asintió y los dos prosiguieron esa interesante conversación de tanteo.
-En cuanto al bullicio que antes comentabas. Cuando
era una adolescente me ganaba algo de dinero en tanto estudiaba, ayudando a mis
padres a servir las mesas en su restaurante. Estoy más que acostumbrada a él.
-¿No me digas que tienes un restaurante?- Exclamó su
interlocutor.-
-Yo no, mis padres. – Le recordó ella, con gesto
divertido.-
-Bueno, cuando volvamos a la Tierra, espero que me
harán descuento.- Apuntó él.-
Penélope
no acogió aquella ocurrencia con una sonrisa más bien se puso seria y
suspirando, contestó.
-Eres muy optimista, teniente Jensen.
-Mejor llámame Tracer, como todos.- Le pidió él, añadiendo.-
El optimismo es un arma. Y no veo porqué no puedo serlo. Hasta ahora hemos
superado pruebas realmente duras. Y creo que, con el grupo que formamos, seremos
capaces de seguir haciéndolo.
-Espero que tengas razón.- Declaró sinceramente su
contertulia.-
A Penélope
le gustó aquella forma de ver las cosas. Lo cierto es que no deseaba pensar en ese
tema. Muchas veces había tenido algunos problemas, sobre todo con sus padres,
que le habían echado en cara que se alejaba de su familia en demasía. Lo peor
fue cuando le ofrecieron este puesto en la SSP-1 y lo aceptó. Eso le costó una
discusión y estar sin hablarse con ellos durante algún tiempo. Por fortuna
pudieron arreglaron y hacer las paces, pensando en esa larga separación. Su
hermano al menos sí que estuvo de su parte, asegurándole que él se ocuparía del
restaurante. Aunque ni en sus peores pesadillas pensó ella que la nave en la
que viajaba iba a ser absorbida por un extraño agujero de gusano y enviada a
miles de años luz de distancia. Al principio estaba tan impactada como los
demás. Después, sabedora de su responsabilidad, quiso sepultar aquello
refugiándose en sus investigaciones. Pero al llegar a la soledad de su vivienda
no era capaz de impedir que el recuerdo de su familia y de la Tierra la
asaltase. Lo mismo que el de sus compañeras de las faire Five de allí, el
doctor Tomoe, Kaori o Mimette, que tanto había creído en ella. Por eso, otra de
sus metas era no decepcionarles.
-Aunque quizás, jamás vuelvan a saber de nosotros.- Se
decía consternada en algunas ocasiones.-
Lo
bueno es que, poco a poco, había ido tomando afecto a sus compañeras que
comenzaban a ser casi unas amigas. Pese a enfadarse a veces con Amatista y
Sandy por sus roces, tener que pedirle a Jen que saliera de esa especie de
ensoñación en la que a veces vivía, o tratar de frenar el entusiasmo excesivo de
Satory en algunos experimentos.
-Ser la líder no es nada fácil.- Pensaba.- Sin
embargo, estas muchachas son estupendas.
Y
con visible curiosidad decidió pasar a la ofensiva y preguntarle a su
interlocutor.
-¿Y tú? ¿Tienes una familia que te espere en la
Tierra?
-No estoy casado ni nada de eso, si vas por ahí.-
Sonrió levemente él.- Aunque mentiría si no dijese que ha salido con algunas
chicas antes.
-¿Y tus padres?- Inquirió la muchacha.- ¿Cómo se
tomaron eso de que te embarcases en esta nave?
-Bueno.- Suspiró él, que daba la impresión de
haberse puesto más serio ahora.- No les gustó mucho la idea. Hubieran preferido
que me labrase un porvenir más cómodo. Ellos lo hicieron. Tienen un negocio y
supongo que habrían querido que me quedase al cargo de él.
-¿No tienes hermanos?- Quiso saber Penélope.-
-No, al menos que yo sepa.- Sonrió él una vez más.- Mis
padres estaban tan ocupados levantando el negocio familiar que no debieron
tener tiempo para más hijos. Y encima, yo les salí algo rebelde.
-Cualquiera lo diría.- Comentó ella con evidente
sarcasmo.-
-Vaya con la doctora. Así que eres más mordaz de lo
que aparentas.- Se sonrió Tracer a su vez.-
Los dos estaban pasando una estupenda velada desde
luego. Quizás al fin, eran libres de expresarse al margen de los clichés que
habían ido alimentando de ellos mismos ante otras personas. Pero, por alguna
razón, podía mostrarse más abiertamente el uno al otro, sin ese caparazón en
forma de seriedad profesional y frialdad, de ella o el manido bromista impenitente
y gracioso, de él. Por su parte Amatista y Leval tampoco estaban pasando una
mala noche. Permanecían sentados aún en el reservado besándose. Al separarse un
momento, ella puso su cabeza sobre el pecho del chico.
-Lo estoy pasando muy bien esta noche.- Le comentó a
su pareja.-
- Tampoco yo me puedo quejar.- Le sonreía él
afirmando sin pudor.- Tengo a la chica más guapa de la nave.
-¡Eso se lo dirás a todas! - se rio Amatista.-
-¡Vaya!, me has descubierto.- Afirmó él con humor,
para aseverar de forma jocosa.- Sí, se lo digo a todas. Pero hasta ahora únicamente
me ha funcionado contigo.
- ¡Mira que eres tonto! - le acusó la chica apoyando
su frente en la de él y esbozando una amplia sonrisa, para besarle de seguido y
remachar.- Pero eres mi tonto…y solamente mío.
En ese tipo de conversación intrascendente propia de
recién enamorados estaban cuando escucharon, al igual que el resto de los
presentes, gritos y jadeos provenientes del cuarto contiguo. El muchacho se levantó
alarmado, sentía la energía de Mazoui pero en estado muy alterado, desde luego,
algo iba mal ahí dentro. Nunca desde la vez en la que fuera dominado por
aquella secta había percibido de su primo nada igual. Se separó de Amatista
centrando su atención en la zona de los reservados.
-¿Qué pasa, Leval?,- le preguntó ella atónita. - ¿Por qué te has puesto tan nervioso?
-Pase lo que pase y oigas lo que oigas vete de aquí,
tú y los demás. Esto puede convertirse en un sitio muy peligroso.- Respondió él
de forma extrañamente brusca. -
Antes
de que ella pudiera replicar, su novio fue directo hacia la puerta del cuarto
dispuesto a entrar en él. Pero el individuo que la custodiaba, le detuvo de
forma muy arrogante y grosera.
-¡Eh tú!, aquí no se puede pasar, está ocupado, ¿es
que no lo oyes?
-Usted no lo entiende, debo intervenir antes de que
sea tarde.- Le respondió Leval pasando por alto aquel tono. -
-¿De verdad? - Contestó su interlocutor con sorna
añadiendo con no menos retintín. - Creo que se lo están pasando muy bien sin ti
amigo, no necesitan que tú intervengas.
Antes de que el muchacho pudiera ni tan
siquiera pensar en una réplica se escuchó un grito de horror del interior del
cuarto. Leval no quiso perder más tiempo y apartó a ese tipo de un empujón.
Destrozó la puerta de un puñetazo y miró al interior encontrándose con una
escena que le puso los pelos de punta. Mazoui estaba desnudo y sus ojos
brillaban de un intenso color rojo. Dos colmillos sobresalían de su boca,
estaban empapados en sangre. Sandy arrodillada
a su lado se tapaba un brazo que parecía tener claros visos de padecer
una pequeña hemorragia. La sangre fluía por él y se escurría a través de los
dedos de la chica. Ella estaba aterrorizada y se levantó corriendo hacia Leval.
También estaba desnuda y el atónito muchacho le lanzó su vestido que había colgado en una percha cercana.
Ella se lo puso con rapidez, se cubrió de las miradas tapándose la cara y salió
de allí a la carrera sin emitir sonido ni pronunciar palabra.
-Mazoui. - Le llamó cautamente Leval a su primo que estaba claramente poseído por su
carácter demoniaco. - Ya basta amigo, tranquilízate, ¿Qué te ha sucedido para que te comportes así?
-¡Nada!- respondió éste casi con un sonido siseante
para pedirle de forma brusca. - Déjame en paz ¡vete de aquí!
-De eso nada. Sabes que debes calmarte o podrías provocar una tragedia.- Le avisó su
contertulio muy preocupado. -
-Lo sé - pudo replicar Mazoui que se derrumbaba en
el suelo mientras sollozaba.- Recuerda que te lo advertí. Ya la he provocado,
Leval. Me he convertido en un monstruo, no he podido controlarme. ¡Ayúdame a
salir de aquí!, por favor. - Le imploró con los nervios rotos. -
-Tranquilo. Yo me ocuparé de eso. Vístete y te
sacaré.- Le aseguró su primo que le lanzo sus ropas y su interlocutor se las
puso casi a trompicones puesto que temblaba visiblemente. –
Amatista, estaba atónita por el espectáculo y la
fuga de su compañera que no se había detenido cuando ella la llamó, miraba
hacia allí al igual que el resto de los clientes del pub. ¿Qué habría sucedido?
Pese a lo que su novio le dijo no pudo reprimir su curiosidad. Se acercó y trató
de mirar al interior de ese cuarto. Pero Leval, al ver que se acercaba, se puso
en medio para impedírselo.
-¡Te dije que
te fueras de aquí!,- dijo con enfado. - ¿Se puede saber por qué no me has hecho
caso?
-He visto a Sandy salir corriendo de aquí y estaba
histérica,- le respondió ella con cara de preocupación. - ¿Qué ha ocurrido?
-Ahora no es el momento. Por favor, te ruego que te
vayas.- Le pidió su interlocutor que seguía tapando a su amigo -...
-¿No puedo ayudaros en algo? - se ofreció Amatista.-
La muchacha estaba cada vez más inquieta, pugnando
por ver que podría ocurrirle a Mazoui sin conseguirlo, pues Leval le bloqueaba
con rapidez todos los ángulos anticipándose a sus movimientos.
-Esta vez confía en mí, será mejor que me hagas caso,
por favor. Vete a casa. Te lo explicaré mañana. De verdad. - Le insistió él con
voz más suave y afectada. -
-Está bien. Espero que no sea nada grave.- Cedió la chica que salió y se marchó no sin
cierto malestar y preocupación. -
Ella no quiso discutir ni insistir más. Si su novio
lo decía seguramente tendría una buena razón. Debía confiar en él. Esa era la
base de una relación. Al menos es lo que sus padres le habían dicho siempre. Y
tenía que demostrarle que ya era una adulta responsable y que aceptaba lo que
le dijera. Pese a que no le gustara en absoluto que lo hiciera en ese tono.
-Sucedió lo mismo cuando apareció ese fluido.-
Recordó ahora, aunque enseguida tuvo que admitir.- Pero tenía sus razones. Seguramente
sucede igual ahora.
Así que se dijo que él tenía razón, ya hablarían
mañana con más calma. De modo que decidió irse sin preocuparse ya de buscar a
sus compañeras. En cuanto a Sandy no sabía que podría haberle pasado. Ya
trataría de preguntarle al día siguiente también.
-O quizás no. Sabiendo como es esa chica no creo que
le haga gracia.- Reconsideró Amatista en tanto se marchaba.-
Por su parte,
Leval suspiró. Menos mal que la muchacha aceptó su palabra. Entre tanto, su
amigo ya estaba vestido y había vuelto a la normalidad. Parecía algo más sereno.
Sin embargo, caminaba como si su mente no estuviera allí. Totalmente
desorientado. Aquello no era nada propio de él.
Percatándose de ello su primo le ayudó a salir y le apartó de la
multitud de curiosos que acechaban a que ambos aparecieran, fuera de la
habitación. Pero por más que Leval quiso aislar a su primo un tipo se acercó a
Mazoui y le dijo divertido.
-¡Eh amigo!, tienes que decirme como lo haces ¿vale?
La tía estaba chillando de una forma increíble, se oía hasta detrás de las
paredes...
Antes de que el interpelado pudiera responder de un
modo hostil, Leval se adelantó, apartando a ese idiota de un manotazo que le
hizo aterrizar contra unas mesas.
- ¡Eh, pero oye! ¿Quién te crees que eres?- Protestó
un amigo de aquel individuo con expresión desafiante. –
- ¡Cállate bocazas! - Intervino Tracer, quien junto
a Penélope, también se había percatado de lo sucedido. – Eso por meterte en lo
que no te importa.
El chico y la doctora Winters habían seguido
charlando distendidamente sin por supuesto llegar a los extremos de
familiaridad de las otras dos parejas. Aunque al oír el ruido y ver salir
corriendo a Sandy se sorprendieron y preocuparon. Ahora, al ver las expresiones
en las caras de Leval y Mazoui, supusieron que algo serio había sucedido. En
cuanto se produjo ese último incidente Tracer se interpuso entre aquellos que
increpaban a sus compañeros y estos. Él y Penélope esperaron para asegurarse de
que nadie les siguiera. Aunque tras esa demostración de fuerza, aquel tipo se cuidó
de acercarse. En el resto del local se oían comentarios y susurros que estaban
entre la sorpresa, la indignación y el temor.
-Será mejor que nos marchemos también,- Sugirió la
doctora Winters.-
-Sí, sal tú primero.- Le pidió él en tanto no quitaba
ojo a algunos de esos tipos del local que les miraban a su vez con marcada
hostilidad, a lo que el muchacho suspiró.- ¡Vaya una manera de terminar la
velada…
Después, Rick acompañó a la jefa de investigación a
su apartamento y la despidió allí comentando ahora más en serio.
-No sé qué habrá sucedido. En cuanto pueda les
preguntaré a los chicos. Quizás alguien les haya molestado.
-Siempre hay gente que bebe de más. – Pudo responder
Penélope, más por mantener la conversación que otra cosa. De hecho estaba tan desconcertada
como su interlocutor. –
-Es lo bueno que tengo yo. – Sonrió el chico
tratando de animar un poco ese tenso ambiente. – No necesito beber para decir o
hacer tonterías. Tengo ese don natural.
Penélope se rio sin poderlo evitar, lo cierto es que
aquel chico era bastante agradable y hasta formal, una vez que se profundizaba
un poco en ese barniz tan cómico que mostraba.
-Lo he pasado muy bien. - Admitió ella que se
despidió ofreciéndole la mano. – Hasta mañana. Procurad descansar.
-Se hará lo que se pueda. Gracias por la velada.
Espero verte otra vez, doctora. – Replicó él estrechándole la mano y alejándose
de allí para añadir ya desde la distancia. – Y no únicamente en el puente de
mando.
Ella le observó marcharse durante unos instantes y
subió a su piso. Verdaderamente la opinión que tenía de aquel chico había
variado mucho esa noche. Aunque siempre era un bromista y se pasaba la vida
haciendo chanzas con una actitud aparentemente despreocupada, en el fondo era
un buen tipo y apreciaba mucho a sus amigos y compañeros. Penélope pudo ver que
era un muchacho bastante más maduro de lo que parecía, eso le gustó. Para
Tracer también constituyó una agradable sorpresa el tratar a Penélope con más
cercanía. Aparentemente esa era la mujer de hielo. La inflexible investigadora
siempre con las tablas de control y sus experimentos. Pero claro. Él la había
visto a veces en el puente, o con sus compañeras de trabajo cuando se había
acercado con Leval y Mazoui a los laboratorios. Y evidentemente allí estaban
cumpliendo con sus obligaciones. Era como si a él le juzgasen por su forma de
ser cuando estaba en posición de firmes en una parada militar o hablando con
algún superior. Pero una vez que había conversado en una situación distendida con
esa mujer se daba cuenta de que era sencilla, agradable e incluso simpática. Lo
que sucedía es que estaba sometida a mucha presión. Y pensando en eso recordó a sus amigos. ¿Qué
les habría sucedido? Esa forma de actuar no era nada propia de ninguno de
ellos. Decidió que sería mejor no hacer preguntas por ahora. Ya trataría de
enterarse por sí podía echarles una mano en lo que fuera.
-Lo mejor será irse a dormir. Por esta noche ya lo
he pasado bastante bien. Quién sabe. Lo mismo ésta Penny no es tan mala chica
después de todo.- Se decía con un sentimiento cercano a la euforia.- Y sobre
todo, puede que ella piense igual sobre mí.
Entre tanto, Leval y Mazoui habían ignorado aquellos
comentarios e insultos saliendo de allí. Aunque ya nadie se atrevió a acercarse
a ellos. No obstante, daba la casualidad de que Logan estaba junto a un grupo
de sus amigos tomando unas copas con unas chicas. Optó por mantener las distancias
cuando el revuelo comenzó. Aunque evidentemente todo aquel espectáculo no le
había pasado desapercibido ni mucho menos, sonreía satisfecho y comentaba con
el que parecía su más allegado compañero.
-Ya te dije yo que esos tipos podían ser una
amenaza, creo que va siendo hora de que la gente sepa que clase de personas son
en realidad. Sobre todo Amatista y sus amigas, aunque creo que la amiguita de
Mazoui ya no querrá saber nada de él. ¡Ja, ja, ja!
- Sí - comentó uno de sus compañeros con tono
inquieto. – Es verdad. Ya nos habías advertido acerca de ellos.
- ¿Y has visto cómo ha apartado Malden a ese otro
tipo de un empujón?- Terció otro de sus amigos que había visto de cerca esa
escena sentenciando. – Tampoco era para ponerse así. Ese tío solamente le hizo
un comentario en broma.
- Ya os dije que tarde o temprano se quitarían la
máscara. – Afirmó Logan que casi sonaba premonitorio cuando aseveró. – Y mucho
me temo que esto únicamente es el principio…
-¿Y qué podemos hacer?- Quiso saber uno de sus
amigos con gesto inquieto.-
-Por ahora nada. Ya llegará el momento apropiado.-
Le respondió Cedric con tono tranquilo.-
Mientras
tanto, Leval había conseguido sacar a Mazoui del disco-pub y le llevó a la
base, entraron sin problemas tras identificarse y le acompañó hasta su habitación.
Una vez allí, se interesó nuevamente por su estado.
-¿Seguro que ya estás bien, amigo? ¿Quieres que te
traiga algo de beber, una infusión?
-No, muchas gracias, vete a dormir ya, te agradezco
mucho que me trajeses aquí, pero ya estoy bien ¿sabes una cosa? Yo estaba
equivocado, no era amor lo que sentí por Sandy, era sólo puro instinto. Mis
genes demoniacos han salido a la superficie para saciar su deseo.
Desgraciadamente, mi padre era un demonio de la clase anti virtudes. El sexo
para esa clase de criaturas es algo
irresistible. Pero a mí no me había ocurrido nada así cuando había besado a
otras chicas. Siempre pude controlarlo. No lo comprendo. - Divagó absolutamente
descolocado. – Es como si esa muchacha ejerciese sobre mí algún tipo de
hechizo.
-Quizá la mezcla entre la bebida, el ambiente y el
atractivo de Sandy, te afectase hasta este extremo,- conjeturó Leval tratando
de calmarle. - Ahora tranquilízate, yo hablaré con ella y trataré de que no
saque las cosas de quicio.
-Te lo agradezco pero creo que debo ser yo el que lo
haga. Debo afrontar mis problemas, no puedo esconderme de ellos. No le digas
nada, por favor, yo hablaré con ella mañana.- Afirmó su primo.-
Desde luego estaba haciendo un esfuerzo por
sobreponerse reuniendo toda su dignidad, que era mucha a pesar de todo. Su
pariente y amigo así lo comprendió y se despidió de forma más animosa.
-Claro Mazoui, bueno, espero que duermas bien. Te
veré mañana. Y no te preocupes, verás cómo todo se soluciona. – Sentenció Leval
que salió del cuarto de su primo y se fue a dormir. -
Aquel
atribulado muchacho agradeció tener a un buen y leal amigo además de un
pariente a su lado. Se acostó aunque le costó mucho conciliar el sueño.
Aquellos fantasmas de su pasado volvían a acosarle. Deseó con todas sus fuerzas
que las cosas no se agravasen.
-Podría costarme muy caro si se supiera. Y esa
muchacha no es tonta. Se ha dado cuenta, estoy seguro.- Se decía lleno de
zozobra.-
Al día siguiente lo primero que hizo fue pasarse por
el laboratorio. Por fortuna, el incidente no había trascendido demasiado fuera
del local. Eso le tranquilizó, por lo menos esperaba que eso no diera pie a que
nadie investigara y que su carrera pudiera verse afectada. Aunque, en honor a
la verdad, lo que más le dolía era haber caído en algo que pensaba ya superado.
Y sobre todo. ¿Qué pensaría Sandy de él? ¿Cómo podría estar esa pobre chica? ¿Y
si le acusaba de intentar violarla o algo así? Movió la cabeza con reprobación
hacia sí mismo. Sin embargo, todavía
recordaba los hechos con incredulidad. Al principio todo fue bien, ella no era
como ninguna que él hubiera conocido antes. Hasta parecía estar encantada
cuando la trató de esa forma tan salvaje e incluso demostró tener mucha fuerza.
Pero cuando él, al ceder por entero a sus instintos y morderla la hirió, ella
se apartó. Seguramente debió verle transformado y por eso chilló y quiso
escapar. Por fortuna la luz rojiza y tan en penumbra del cuarto contribuían a
justificar mucho las cosas. La propia Sandy lucía de un aspecto completamente
diferente al suyo gracias a ese tono. Pero había algo más, él se había
comportado como un animal y eso le asustaba. ¡Ojalá pudiera disculparse con la
pobre muchacha!, al menos ofrecerle una explicación, aunque sonara poco
convincente, decirle que se lo había advertido. En fin, cualquier cosa más que
nada para tranquilizar su propia conciencia. Y por ello se armó de valor y fue
a verla. Creyó recordar que tenía turno hasta la tarde y decidió aprovechar esa misma mañana para hablar
con ella, cuanto antes mejor. De modo que llegó al laboratorio de las chicas,
una secretaria le preguntó educadamente en que podía ayudarle. Él a su vez,
quiso saber si podía hablar con la doctora Wallance y la secretaria pasó la llamada.
Con el auricular tapado le preguntó.
-Me pregunta que de parte de quién...
-Dígale que soy el mayor O ´Brian.- Se anunció
tímidamente él. -
-Espere un momento, señor- la secretaria lo repitió
por el auricular, esperó la respuesta y colgó el teléfono para mover la cabeza
y decirle con tono aparentemente neutro. - Ahora no puede verle, está ocupada
con un experimento, si volviese usted más tarde o bien me dejase un recado, se
lo pasaré tan pronto como ella salga.
-No gracias, creo que volveré en otro momento - musitó
él marchándose cabizbajo. -
Pensó
que era lo normal. Esa pobre chica no querría saber nada de él. Así que decidió
que sería mejor mantener las distancias. Entre tanto, tan pronto como Mazoui se
fue, Sandy salió del laboratorio. Penélope fue también con ella la miró y le
preguntó sorprendida pues en realidad, su subordinada podía haber salido
perfectamente.
-¿Qué te pasa, si ayer estabas loca por estar con
él?
-No quiero verle ahora, todavía no. Aún no estoy
preparada. - Respondió esquivamente ella
tocándose su brazo derecho donde llevaba un fuerte vendaje. - Cuando
venga a verme decir que he salido, por favor.
-Sandy, ¿qué pasó ayer? Ni has hablado ni me has
hecho ningún caso en toda la mañana. - Inquirió Penélope que la notaba extraña.-
Tanto ella como Tracer realmente no sabían lo que
había sucedido. Únicamente se dieron cuenta del revuelo que se armó en el local
cuando Mazoui y Leval salieron después de que lo hiciera esa chica.
-Creerías que estoy loca,- repuso con una media
sonrisa para sentenciar. - Mejor será que no te lo cuente, puede que fuera sólo
mi imaginación, quizá bebí mucho, las luces...
-¿Tan mal te trató?...-quiso saber su jefa con
visible curiosidad y hasta temor. -
-Al contrario. No había disfrutado tanto haciendo el
amor hasta ayer, pero me sentí como poseída,- explicaba Sandy para afirmar sin
pudor. - Parecía que era un animal el que estaba conmigo. ¡Fue maravilloso!
Penélope
la escuchaba con la boca abierta al fin pudo decir con algo de malicia y
también de reproche.
-Bueno, eso es lo que tú buscabas ¿no? ¿A qué viene
ahora eso de no querer verle?
-Pero no hasta ese punto, no me lo esperaba.
Necesito tiempo para ver como enfocar esta relación. Simplemente eso, algo de
tiempo - Afirmó ella.-
Entre tanto Satory se acercó a ellas, por suerte no
había oído la conversación se interesó por el estado de Sandy.
-¿Como estás? , no has hablado nada en toda la
mañana. ¿Qué te ha pasado en el brazo?- Le inquirió a su compañera que no
respondió.
- Nada. Me corté esta mañana en el baño. – Replicó
Sandy de forma aparentemente descuidada. -
Penélope intervino entonces para quitar hierro a la
situación.
-Pues yo estuve un rato con Tracer en el bar y no vi,
ni oí nada raro, será que nos fuimos demasiado pronto. La verdad es que él
quizás quería que pasáramos a algo más que una charla, pero si era eso, desde
luego lo intentó muy educadamente. Debo reconocer que me sorprendió para bien.
-Y tú que hiciste, ¿lograste algo con Mazoui? -
Insistió Satory a Sandy tratando de reprimir su malestar por aquella posibilidad.
-
-Llegamos hasta el final, pero fue demasiado para mí,-
reconoció sinceramente ésta, musitando ahora para sí misma. - Bueno, quizá deba hablar con él después de
todo. Me debo de haber dejado llevar por la bebida y la luz, seguramente habré
imaginado cosas que no pasaron. – Y sonrió añadiendo sin pudor en voz algo más
alta, audible para el resto. - Sería una pena perder un amante tan bueno como
él. Por suerte me había tomado la píldora, quizá sea eso, no se puede mezclar
con alcohol. Produce alucinaciones.
Satory
bajó la cabeza muy deprimida, algo le había sacudido en el estómago cuando
Sandy reconoció que había tenido relaciones sexuales con Mazoui y encima lo
decía como si de algo salvaje se tratara. Pese a decirse que ella no tenía nada
con ese muchacho, no pudo dominarse y se marchó hacia el cuarto de baño con los
ojos humedecidos por las lágrimas.
-¿Te ocurre algo, Satory?- Quiso saber Jen que
permanecía dentro, atareada con unas muestras que analizaba. –
-Estoy bien. - Pudo decir la aludida que logró
encerrarse en el baño para desahogar su llanto. –
La chica lloraba desconsolada y trataba de dominarse
lavándose la cara. En un intento de racionalizar las cosas se miró al espejo y
se dijo con voz queda.
-Eres una tonta, Satory. Te has imaginado algo que
nunca ha existido. Tenéis aficiones en común pero eso no significa nada. Él
prefiere a una chica como Sandy que, además de inteligente y bonita es muy
sensual. ¡Cómo no iba a preferirla a ella! Lo mejor será que te olvides. Además,
hay mucho trabajo que hacer. Eso es lo realmente importante.
Y una vez se hubo serenado y se lavó bien la cara salió
con su corazón herido pero su dignidad intacta por lo demás para volver a sus
tareas…tenía bastantes muestras que comprobar.
-¡Pobre muchacha! - Pensó Jen en cuanto la vio
salir, pretendiendo que nada le sucedía.- En fin, por desgracia eso no es
asunto mío. Nada puedo hacer por ella.- Terminó de decirse a sí misma.- Tengo
otras cosas mucho más importantes en las que centrarme.
A
su vez Leval fue a buscar a Amatista que aún no se había incorporado a su
trabajo dado que oficialmente seguía de baja. Ella le esperaba para dar un
paseo por el parque central de la nave. La muchacha se había sentido algo de
lado cuando su novio le pidió que se marchara de esa forma, pero esta vez no quiso
caer en la precipitación. Gracias a su relación y al modo en que ahora enfocaba
las cosas, los enfados de antaño estaban fuera de lugar. Se repetía a sí misma
desde la noche anterior que eran personas adultas y que si Leval actuó así,
seguramente tendría una buena razón y que, en cuanto pudiera hacerlo, se la
explicaría. De modo que olvidó eso y cuando él llegó, lo primero que hizo ella tras darle un largo beso, fue preguntarle,
eso sí, de forma comedida, por el estado de Mazoui. El muchacho suspiró, se
tomó su tiempo como si tratase de decidir qué palabras iba a emplear y le contó
con sincera preocupación.
-No temas. Ya está bien, verás. Ayer sufrió una
crisis relacionada con sus genes, ya me entiendes. Tú sabes que su padre era...
Amatista le tapó la boca con un dedo, ahora lo
comprendía perfectamente y agradecía a Leval el haberla evitado aquello y
también que hubiera protegido así a su primo.
-Lo sé, no tienes que decirme más, ¡pobre Mazoui! Aunque
también lo siento mucho por Sandy, debe estar traumatizada.
-¿No has podido hablar con ella aún? Le preguntó Leval con visible interés. -
-No, hoy era mi día libre. Ellas están trabajando en
el laboratorio, pensaba llamarlas cuando volviesen del trabajo, no quiero que Satory
se entere de esto.
Leval miró a Amatista extrañado y preguntó sin
entender.
-¿Por qué? Satory no fue anoche con nosotros, no
sabrá nada si hablas de esto con las otras chicas.
-Tú no lo entiendes, Leval. Ya te lo dije antes de
la cena. ¿Recuerdas?, ella siente algo por Mazoui. Está enamorada de él.- Le
desveló algo cariacontecida. - Ayer no vino con nosotros porque le dolió que él
fuese con Sandy, si se entera de que han llegado a, ya sabes. Será un disgusto
para ella. Pero, por favor, no le digas que lo sabes ni se lo cuentes a tu
primo. No quisiera que las cosas se enredasen más de lo que ya están.- Le rogó
incómoda con su propia indiscreción que le había resultado inevitable. -
-Comprendo, no sabía que fuera algo tan en serio. El
otro día casi creí que bromeabas. Lo siento. Creo que Mazoui tampoco se lo
imagina, pero hasta que él sepa bien lo que le ocurre y como superarlo por
completo, será mucho mejor para Satory o para cualquier otra chica, mantenerse
alejada de él. Y no temas, no le diré nada. Puedes confiar en mí. - Le aseguró
el muchacho. -
Su
novia asintió. Estaba segura de eso y declaró con visible deseo de que así
fuera.
-¡Ojalá que él resuelva ese problema! , es un chico
estupendo y la chica a la que ame será muy feliz a su lado, estoy segura.
Su
novio convino en eso con un leve asentimiento. Para él no había mejor persona
que Mazoui, pero el pobre muchacho debía de luchar contra esa maldición que le
perseguía desde su nacimiento. No obstante, Leval confiaba en él y en su fuerza
de voluntad para vencerla. Así que, esbozando un semblante más animado, cambió
de tema y le propuso a la muchacha.
-Bueno, ahora vamos a dar una vuelta y alegremos
esas caras, te invito a una hamburguesa.
-Humm,- sonrió Amatista - estoy hambrienta. Vale, te
tomo la palabra, ¡vamos a comer!...
-Bueno, pero como mucho un par de ellas. Mi presupuesto
no es ilimitado. ¿Sabes? - Bromeó él. -
-¿Qué insinúas, tonto? ¿Qué soy una glotona? - Le regañó
fingidamente la aludida. -
El
chico no pudo defenderse de esa acusación pues ella ya le estaba sacudiendo una
colleja, él la encajó divertido. Luego contraatacó dándole un ligero apretón
por la cintura y su pareja correspondió con un empujón. Leval la atrajo hacia
sí y ambos se besaron largamente, sellando la paz. De este modo, los dos se
perdieron entre el paseo arbolado del parque central caminando de la mano y
charlando sobre cosas no demasiado importantes. Lo principal para ambos era
estar juntos y disfrutar de su nueva relación durante el mayor tiempo posible.
Aunque en sus corazones los dos pedían por que Mazoui lograse alcanzar también
su propia felicidad y dejase de lado aquella maldita influencia. Mientras, en
el laboratorio terminó la jornada matinal y Sandy se marchó a su casa, iba
pensativa, no dejaba de pensar en Mazoui. ¿Sería él su chico ideal? No era
fácil encontrar a alguien así y sus otras experiencias con personas similares
resultaron muy destructivas.
-Tengo que asegurarme. No puedo permitirme el lujo
de volverme a equivocar. Él parece distinto a otros con los que he estado. Siento
una gran fuerza en él.
Pero aunque estaba casi convencida, no tenía la
plena certeza. Lo que dijo, casi a modo de disculpa a Penélope sobre la bebida
y la luz, no era para tomarlo a la ligera. Debía estar segura del todo. Se
jugaba mucho. Y también tendría que serle franca. Si las cosas resultaban como
ella creía sus problemas podrían terminar o quizás aumentar, por ello era
necesario conocer bien a ese chico antes de sincerarse. De modo que tomó una
decisión, comería y volvería al laboratorio, pues su instinto le decía que él
insistiría en su intento de verla, y apostaba consigo misma, incluso esbozando
una sonrisa divertida, a que ese pobre muchacho no se esperaría la forma que
tendría ella de responderle.
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