domingo, 6 de marzo de 2011

GWG 23.110. ¿Quién es Sandy?


Mazoui ya no podía controlarse más, su deseo era mucho más fuerte que el débil freno de su razón. Abrazó con fuerza a Sandy mientras ella le besaba el cuello con gran pasión. Él  notaba como iba cambiando, sin poderlo evitar. Sus ojos volvían a estar enrojecidos y sus colmillos a salir, ya casi no podía contener su impulso, pero aun así, hizo un último llamamiento desesperado a esa pobre muchacha en tanto la abrazaba con fuerza para que no pudiera separarse y descubrirle.



- No - Le pidió, con una voz cada vez más ronca  y gutural. - ¡Por favor! , no tienes idea de lo que soy. Para antes de que no responda de mí.

- Eso es lo que yo quiero, debo estar segura de que me dices la verdad. Deseo sentir esa pasión desbocada. - Respondió decididamente ella.-



Sandy quiso separarse de su abrazo pero Mazoui lo impidió, el chico no quería que lo viera ahora. No podría soportar que el pánico se adueñase de esa muchacha, aunque ésta le insistiera con apremio.



- Suéltame y hagamos el amor.

- ¡No!, no debes verme ahora...te asustarías y huirías de mí,- le advirtió él con el temor reflejado en su siseante voz. -

-¿Tú crees? No creo que estés tan horrible, Mazoui...- Rebatió ella.-



Y la chica insistía, tanto que siguió forcejeando por soltarse de un modo que sorprendió a su pareja. La verdad es que éste no creía que Sandy pudiese tener tanta fuerza, pero incluso con sus rasgos demoniacos, él debía de esforzarse para mantenerla sujeta.



- Te aseguro que nunca en tu vida habrás visto nada igual.- Insistió él con el temor reflejado en la voz ya grave y casi cavernosa. -

- Estoy segura de que te equivocas,- le respondió ella muy segura de su aseveración. Afirmando. - De todas formas y estés como estés, prometo no salir corriendo, pero deja que te mire a la cara por favor, confía en mí...



            Mazoui cedió, algo en su interior le decía que Sandy mantendría su palabra. De todas formas no podría estar así para siempre. De modo que, sin solución de continuidad y preparándose para lo peor, aflojó su presión poco a poco. Con gran rapidez, la chica se soltó, y él empezó a decir a modo de desesperada justificación, cuando ella se volvía para mirarle.



- Sandy te lo advertí  yo soy un....- No obstante, cuando la chica le miró cara a cara, a Mazoui se le paralizó el habla, sencillamente no podía creerlo. - ¿Eh?...Pero…

- Dime ¿Qué eres? - Preguntó ella que sonreía ampliamente, diciéndole de seguido con mucha tranquilidad entre jadeos sibilantes. - ¿Lo ves, Mazoui?, no me resultas nada extraño.



             Su interlocutor la contemplaba asombrado, los ojos de Sandy brillaban con su mismo intenso color rubí y de su boca sobresalían dos colmillos algo más cortos y finos que los de él, incluso su pelo se había vuelto de un color castaño rojizo. Ella continuó hablando mientras acariciaba la barbilla y el pelo del muchacho.



- Tú no eres el único, Mazoui, los demonios no sólo violaron a tu madre. Hubo muchas mujeres que compartieron un destino similar.

-¿Cómo  es posible? ¡Tú eres de mi misma raza! - tartamudeó él absolutamente perplejo. -



            La chica asintió despacio clavando sus ojos de color sangre en los de él. Para declarar a modo de explicación.



- Así es, nada más conocerte sentí algo en lo más profundo de mi interior que desató mis instintos. Tuve que fingir la otra vez pues no estaba del todo segura y no quería descubrirme. ¡Por favor! , te suplico que no se lo cuentes a nadie.- Remachó ahora, tiñendo su voz de preocupación por primera vez. – Sabes tan bien como yo que no podrían asimilarlo.

- Descuida, no lo haré.- La calmó de inmediato él que aún jadeaba cuando agregó. - Ahora comprendo por qué me sentí tan atraído hacia ti. Y perdóname por decir esto, pero no era amor lo que sentía, sino mis genes, ellos sí te habían reconocido.

- No tienes por qué disculparte, te entiendo muy bien. - Admitió Sandy añadiendo con simpatía. - Sé que lo has pasado muy mal durante estos últimos días por mi causa y te pido perdón.

- Estoy acostumbrado.- Replicó él sin darle importancia ya, para deducir al momento. - Y seguramente que tú habrás tenido una experiencia parecida a la mía, habrás sufrido desde tu infancia, ¿verdad?



            Su interlocutora quiso asentir pero no lo hizo pues se vio en la obligación de matizar dominada por un tono tremendamente excitado.



- Lo cierto es que para las diablesas el cambio es menos acusado que para los varones, se produce más hacia la pubertad. Pero vamos a dejar las explicaciones para otro momento, poséeme como lo hiciste ayer y después hablaremos.- Sandy vio que Mazoui dudaba y le dijo en tono tranquilizador  a pesar de estar embargada por aquel intenso deseo. - No te preocupes, he tomado precauciones, no quiero crearte ninguna complicación, ya me entiendes. Tomo píldoras anticonceptivas adaptadas a mi sistema metabólico...

-¡No puedo más! ¡Me es imposible resistir ante el deseo! - Exclamó el joven que apenas si había escuchado ya esto último, la abrazó con fuerza y se tumbó sobre ella. – Te deseo…Sandy…



Por todo el apartamento pudieron oírse los jadeos y rugidos que emitían ambos. Aquello parecía un combate de fieras enjauladas. Al principio estuvo muy igualado, pero la mayor fuerza física de él acabó por imponerse cuando la poseyó. Lo hizo de forma mucho más brutal que la vez anterior puesto que ya no tenía nada que temer, y por supuesto, recibió la misma respuesta de ella, en forma de terribles arañazos y mordiscos que sólo aumentaban la excitación de ambos. La silla sobre la que estaban saltó en pedazos. Por suerte, el suelo era lo suficientemente resistente como para no partirse y soportar aquella tremenda descarga de potencia sexual desatada. Sandy disfrutaba feliz, jamás en su vida había podido liberar todo ese potencial con ningún hombre, había tenido miedo de herirles o incluso matarles. Quizás con algunos de sus congéneres, pero esas experiencias no fueron tan placenteras. Muchas de ellas incluso las tuvo contra su voluntad o siento todavía inexperta. Con los pocos chicos normales a los que de verdad deseó tuvo que tener cuidado. Y siempre hizo de ellos lo que quiso merced a su control hipnótico. Pero ahora las tornas se habían cambiado y de ser la dominadora pasó a sentirse controlada y a tener que revolverse con toda su energía. Aquello le proporcionó un placer aún mayor. A Mazoui le sucedió algo similar. Por una vez no necesitó reprimirse. Ambos brillaban incluso con una intensa aura rojiza en tanto consumaron su encuentro. Paralelamente a eso Leval y Amatista hacía un rato que habían acompañado a Satory a su casa. La muchacha agradeció mucho su amabilidad y se despidió deseándoles una buena jornada. Ellos dos daban un tranquilo paseo hacia el apartamento de ella (La joven, en efecto, ya se había trasladado a un piso en un ático para poder ensayar).



-Tengo muchas ganas de poder cantar de nuevo.- Suspiró la muchacha.- Como en los viejos tiempos, aunque ojalá tuviera a las otras aquí, a tu hermana Kerria, a Idina y a Kathy, junto a mí, en el escenario.

-Eres una magnífica cantante, lo harás muy bien.- Le sonrió él, que sin embargo, agregó.- Pero comprendo lo que quieres decir. No pasa un día en que no piense en mis padres, en Ky, en las primas y el resto de la familia.

-Sí. Me sucede lo mismo.- Admitió Amatista apoyando la cabeza en el pecho de él.-



Tras un momento de estar parados continuaron caminando. Leval, sin embargo, se detuvo en un momento dado. Notó una extraña energía, pudo identificarla como la de su primo. Y no era la única. Otra muy similar estaba casi pegada a ésta. Eso le era muy familiar. Creyó haber sentido lo mismo en el pub aquella vez, el día anterior cuando…



-¿Ocurre algo?- Quiso saber su pareja observándole con algo de inquietud.-



            El chico la miró a su vez aunque enseguida movió al cabeza y sonrió para declarar de modo tranquilizador.



-No, no te preocupes, no es nada, únicamente pensaba…en eso que hemos comentado…



Desde luego no quiso tratar de indagar, a buen seguro su primo sabría apañárselas solo. Y si se trataba de lo que él estaba pensando, ¡razón de más para no meterse!  De modo que tomó la mano de su chica y continuaron paseando. Al llegar, charlaron un poco aun sobre sus vidas y sus amigos. Al hilo del asunto de Satory ambos sintieron que Mazoui prefiriese a Sandy. Aunque Leval confesó su desconcierto cuando le dijo a su novia, sobre todo teniendo en mente aquellas energías que había captado momentos antes.



- Nunca le había visto comportarse de este modo, jamás se había mostrado tan nervioso o inquieto en presencia de una mujer, o simplemente pensando en ella.

- El amor es algo que ataca a cada uno de maneras diferentes. - Afirmó filosóficamente Amatista añadiendo con un tono más mundano de preocupación. - Sólo espero que él y Sandy congenien bien y que Mazoui no tenga más problemas.

- Lo cierto es que no me extraña. ¡Viendo cómo está la tía! – Se sonrió Leval. –

- ¿Qué?- exclamó su contertulia mirándole con incredulidad y tintes amenazadores. – ¿Qué has dicho?

- ¡Era una broma, tonta! – se rio él agregando en tanto la señalaba con jocosidad. – Tendrías que verte la cara ahora mismo. – ¡Ja, ja!...

- ¡Voy a ponerte los ojos morados y así te podrás tú ver la tuya! O mejor dicho, ¡no podrás! – Exclamó ella que ya se lanzaba hacia él fingidamente dispuesta a cumplir su amenaza. – ¡Te vas a enterar cuando te agarre!…



            Pero su risueño novio la esquivó sin ningún problema y corrió alrededor de un árbol del parque en tanto la chica le perseguía. Aquello degeneró enseguida en un juego del gato y del ratón y finalmente el muchacho se dejó atrapar cayendo ambos al suelo con Amatista encima de él.



- Me rindo. – Declaró Leval entre risas mientras sujetaba los brazos de la muchacha a la altura de las muñecas con sus manos. –

- Pues entonces eres mi prisionero y tendrás que hacer lo que yo te diga. – Le susurró ella melosamente al oído. -

- ¿Y qué manda mi ama que haga?- Quiso saber él con un tinte bastante pícaro en el ahora pretendidamente sumiso tono de su voz. –

- Para empezar no alabar la belleza de otra chica que no sea yo. – Le ordenó la muchacha con fingida solemnidad.- Ese será el primero de mis mandamientos y el más importante.



Aunque ella, en tanto hablaba con ese pretendido tinte de humor, sentía un escalofrío recorrerla el cuerpo. Desde luego tener así a Leval, tan aparentemente dominado no dejaba de excitarla. Esperó que no fuera a ser una especie de sádica o algo así. ¡Lo que le faltaba!, tener a su novio apresado en un poste y ella vestida con esos trajes de cuero. ¡Anda que si a Leval eso le gustase! A pesar suyo se rio. El muchacho por su parte la observó divertido y le preguntó entre sorprendido y jocoso.



-¿De qué te ríes ahora?...

-Mejor no te lo digo - pudo responder ella tratando de dominar sus carcajadas. Para añadir con regocijo.- ¿Se puede saber qué es lo que os gusta tanto de Sandy?

- ¡Vaya una pregunta! – Rio ahora su novio afirmando sin pudor.- Pues sus… ya sabes… sus dos razones. Entre otras cosas.

- Sus razones no son tan grandes como las mías.- Replicó la chica con tono divertido aseverando confiada en tanto se erguía y agitaba su pecho, haciendo oscilar levemente sus argumentos...para proclamar no sin satisfacción. - Cuando quieras comparamos.

- ¡Joer! – Exclamó el chico con ojos como platos.- ¡Por mí ahora mismo!



            Su novia se rio de nuevo y moviendo la cabeza contestó entre carcajadas.



-Los hombres sois todos unos tontos. Cuando se os habla de esos temas perdéis la cabeza y os creéis cualquier cosa. ¡Vamos!, eso no lo verás ni en sueños. Ya quisieras tenernos a las dos juntitas. Pero lamento comunicarte que los tríos con chicas no me van. Ni siquiera con chicos. Tratándose de ti quiero tenerte para mí solita.

- Una pena. Desde luego que no sería mala idea. - Convino pícaramente él para puntualizar.- La de juntaros a esa morenaza y a ti, claro…

-¡Calla esclavo! - Se burló la muchacha sentenciando.- Como eres mi prisionero harás lo que yo te diga.

-¿Con que sí? ¡Eh! – Se sonrió su interlocutor.- Vamos a verlo…



Amatista asintió entornando los ojos y con una sonrisita maliciosa, eso de estar en control de la situación le iba gustando cada vez más. Aunque aquello duró poco. El muchacho, con gran agilidad y rapidez, se giró colocándola ahora a ella abajo y aprisionándola ambos brazos a la altura de las muñecas  con una sola mano.



- Vaya, las tornas han cambiado.- Se sonrió el chico con voz insinuante. – Ahora me toca a mí imponer mis condiciones.

- No me rendiré tan fácilmente. – Pudo replicar su contertulia, eso sí, sin dejar de sonreír para poder remachar de forma muy insinuante a su vez en tanto trataba de zafarse. – Aunque, pensándolo mejor, si las condiciones son aceptables, ¿quién sabe?



            Pero ahí sí que era imposible para ella ni moverse. Leval era tremendamente fuerte, y eso que estaba tratándola con gran delicadeza. Amatista compadecía a los enemigos contra los que se había enfrentado el chico. Pero su excitación y disfrute incluso se reavivaron. Tener el cuerpo de él encima y sentirle tan compacto y sobre todo en cierta parte, la hicieron comenzar a respirar de forma agitada. No obstante, el joven se levantó liberándola de ese dulce cautiverio y elevándola en brazos con pasmosa facilidad, susurrándole con un leve jadeo al oído.



-Voy a pensarme bien los términos del tratado y cuando los decida te aseguro que tendremos otra negociación en la cumbre.

-Espero que será muy pronto. - Deseó ella abrazando el cuello de su novio en tanto él la transportaba en brazos fuera del parque.- Aguardo impaciente tu ultimátum.

- Eso espero yo también. - Suspiró el muchacho.-



Y tras salir de la arboleda  dejó a la chica de pie, ya cerca de su apartamento. Una vez se recolocaron bien la ropa y se quitaron algunas hierbas de encima, anduvieron un poco hasta llegar allí de la mano. Leval miró  entonces su reloj  para decir con pesar.



- Debo irme ya. Dentro de poco darán el toque de queda.

- Entonces te veré mañana. Mon chéri. – Sonrió ella. -



El chico la abrazó dándole un largo beso de despedida y se marchó a la base. Debía estar allí dentro de cinco minutos, de modo que corrió no sin desearle antes a su novia buenas noches y suerte para sus ensayos. Amatista le devolvió la gentileza agitando su mano y subió a su piso. Al día siguiente tenía muchas cosas por hacer. Pero estaba tan feliz que no le importaba lo mucho que tuviera que trabajar.



-Desde luego, ¡me rendiría a él sin dudarlo! - Se rio ella mientras entraba en su casa.- Con guardianes como Leval a qué chica no le gustaría estar prisionera. En realidad , llevo rendida a su merced desde que le conocí.



Por otro lado, en la casa de la morena científica, aquella exhibición de sexualidad y hormonas se prolongó todavía durante un tiempo. Al fin, cuando terminaron de hacer el amor Mazoui, ya vuelto a su estado normal, completamente sereno y lleno de curiosidad, le preguntó a Sandy, quién ya había recuperado también su apariencia habitual.



-¿Cómo sabes tanto de mí  y de lo que nos ocurre? Incluso lo de mi madre. Yo no se lo conté a nadie. Es más. Hay muchas cosas que se me escapan sobre mi misma condición pero tú pareces conocerlas perfectamente. ¿Acaso puedes leer mi mente?



            Sandy negó lentamente con la cabeza.



-No, no puedo hacer eso, ni tú tampoco. Ya lo sabes.



            Mazoui convino en ello. Era capaz, eso sí, de sentir emociones de otros y sus estados de ánimo. Quizás incluso hasta percibir ciertos miedos, filias y fobias. O saber cuando mentían o decían la verdad en función de sus reacciones fisiológicas. No obstante, no podía conocer secretos en detalle. Recordando el caso de su prima Kerria, sin ir más lejos. Él pudo intuir que esa muchacha estaba interesada romántica y sexualmente por otras chicas al detectar sus reacciones corporales o por su tono de voz. Pero nunca porque lo leyese de un modo claro en su mente. Aunque, por supuesto, muchas veces se divertida dejando que Leval creyese eso. Por ello, le preguntó a su interlocutora.



-Entonces. ¿Cómo puedes saberlo tú?



            La muchacha sonrió leve e incluso maternalmente, para replicar con otra cuestión que parecía más una afirmación.



- No conocías a ninguno más que fuese como tú hasta hoy, ¿verdad?

           

            Él negó con la cabeza y Sandy entonces le contó.



- Verás Mazoui, yo sí los he conocido. En realidad, hay muchos más como nosotros. Algunos son buenos como tú y como yo, desean usar sus habilidades y poderes especiales para servir a la humanidad y tratan de enmendar el daño que sus padres pudieran causar. Quieren llevar una vida normal y huyen de esta maldita herencia. Pero otros son malvados, tanto o más que sus madres y sus padres del averno, o simplemente se sienten perdidos o confusos, no pueden encajar en una vida normal, se frustran y se revuelven contra el mundo. Contra ambos tipos tuve que enfrentarme en algunas ocasiones.

-¿Cómo sabías entonces lo de mi madre?- le inquirió él aun perplejo, insistiendo en aquello. -

- Lo supuse porque ignoras muchas cosas que las diablesas enseñan a sus hijos e hijas. Aunque siendo de madre humana es lógico que ella no las conozca. Los padres de la raza demoniaca no se dedican precisamente a cuidar y enseñar a sus vástagos. Desgraciadamente, estos suelen ser casi siempre fruto de las violaciones que cometen. En el caso de las diablesas es distinto. No es que sean madres ejemplares, pero sí se toman más tiempo en criar a sus hijos e hijas. Al menos las que desean tenerlos - Aseveró con seriedad para agregar también con tono algo más jovial. - Y además, podría decirse que podía percibir claramente a través de ti. Perdóname, para mí fue sencillo porque estabas muy dominado por tus instintos. Las hembras tenemos la ventaja de controlarnos un poco mejor. Por eso no pudiste hacerlo tú conmigo.



            Por esa misma razón, Mazoui había llegado a notar algo extraño en esa mujer, aunque no fue capaz de definir qué. Esa turbación que experimentaba ante ella cada vez que coincidían era la señal de que estaba frente a alguien de su misma especie. Aunque él la tomó por una mera excitación sexual.



- Tú sí que sabes todo eso.  Debo entender que a tu madre no la forzó un demonio. - Aventuró él sorprendido.  -



            Sandy no respondió enseguida, colocó un par de maltrechas sillas en orden y luego trató de arreglar un poco el comedor. El chico, con mirada culpable por aquel destrozo, la ayudó a despejarlo todo y reparar en la medida de lo posible los daños. Colocó la mesa y acercó una desvencijada silla que pudo reparar. Aproximando otra que estaba más intacta. Después, ambos se sentaron en un sofá y ella al fin le contó.



- No, como te he dicho antes, mi caso fue a la inversa que el tuyo. Mi madre era una diablesa, llegó a la Tierra bajo apariencia humana para infiltrarse en la sociedad y preparar el camino de la invasión junto con los miembros de una secta. Como tapadera trabajaba de científica en una universidad, pero allí conoció a mi padre, que era, bueno y es un hombre de muy buen corazón. – Sonrió con ternura cuando decía esto último pero enseguida recobró un semblante serio para agregar. - Aunque parezca increíble ella se enamoró. Nunca lo había creído posible. Pero le sucedió. Él también la quería. No recuerdo muy bien, hace mucho que mi padre me lo contó. Salieron juntos al principio como amigos, luego él, un día, se declaró. Mi madre quedó confundida y perpleja. Entonces creyó que eso no podía ser. Y, sobre todo, tenía una misión por cumplir. Para disuadirle sin tener que matarle, se reveló finalmente como era en su apariencia real. Pensó que mi padre huiría aterrorizado. Pero no fue así. Incluso le amenazó. Pero él insistió y le pidió matrimonio, mi madre no supo que hacer. Pero sin darse cuenta ella también se había enamorado. Cosa que la asombró. Cuando, según me contó mi padre, ella le amenazó con sus colmillos y los ojos brillando. Ya sabes…

-Lo sé.- Convino el perplejo chico.- Somos realmente pavorosos para cualquiera.



            Sandy asintió, retomando su relato.



-Mi madre estaba preparada para que él huyese, que la rechazase, quizá así tendría el valor de dejarle y regresar con los de su raza. Aunque con lo que no contaba es con que mi padre la quería tanto que aun así volvió a pedirle en matrimonio. – Sandy sonrió entonces afirmando ante el asentimiento solidario y comprensivo del chico.- Hubiera dado cualquier cosa por verla en ese instante. Seguramente quedó desconcertada cuando el amor sincero de un mortal le llegó al corazón.

-Tu padre debe de ser un hombre muy valiente.- Alabó Mazoui.- Ser capaz de hacer eso no está al alcance de muchos.



            Su interlocutora sonrió, asintió ahora, añadiendo con voz queda.



-Lo es. Ha tenido que pasar por mucho para cuidar de mí. Cuando aquello sucedió, él me contó que mi madre lloró por primera vez en su vida y que eso le acercó aún más a los sentimientos de los seres humanos. Ella aceptó la proposición. Pero tuvieron que enfrentarse con un complicado dilema. Por un lado, mi madre había decidido dejar de lado a los suyos y comenzar una nueva vida. Pero por otro, era una súcubo y no podía estar en lugares sagrados. Y para colmo mi padre quería casarse en una iglesia. Como entenderás muy bien, ella conocía el riesgo. Por mi padre, aceptó someterse a un ritual para poder tolerar la ceremonia. Lo logró, su amor verdadero la protegió. Se casaron y a los diez  meses nací yo.



Entonces Sandy bajó la cabeza y de sus ojos brotaron lágrimas, Mazoui la miró inquisitivamente y se atrevió a preguntar con prevención aunque también con curiosidad.



-¿Y, qué pasó después?, por tu rostro no creo que la cosa siguiese de una forma tan feliz ¿acaso tu madre cedió ante sus instintos demoniacos?

- No.- Musitó la chica negando con la cabeza, enjugándose las lágrimas, casi sollozando para narrar. -No, ella era una magnífica esposa y fue una maravillosa madre, al menos eso recuerdo yo. Pasaron unos cinco años y un día mi padre y yo estábamos en casa, él me cuidaba. Los dos formaban una pareja llena de amor y muy compenetrada. Mi madre ya vivía como una mujer corriente, había salido a trabajar. No quería usar ninguno de sus poderes. Aquello fue una petición que le hizo mi padre, querían criarme como una niña normal. Por eso, y por los rituales de purificación a los que se vio sometida para tolerar las ceremonias religiosas y quedarse en este mundo, ella no lo notó al principio, pero fue dándose cuenta de que había perdido gran parte de sus capacidades e instintos. Fue entonces cuando  todo sucedió. Mi padre me llevaba a dormir. Nos sorprendieron unos individuos que entraron en casa. ¡Todavía recuerdo esas horribles túnicas!, nos capturaron y maltrataron a mi padre preguntándole donde estaba mi madre. La estaban buscando para vengarse, la acusaban de traición. Y para eso, en el mundo de esos malvados, solamente hay un castigo. Ella llegó al poco tiempo, cuando vio lo que nos estaba pasando se puso como loca retornando a su aspecto demoniaco y acabó con muchos de ellos, ya sabes como nos ponemos cuando estamos tan furiosos.

- Sí lo sé, es algo tan fuerte que en muchas ocasiones no podemos controlarlo o no sabemos lo que hacemos, pero aun así protegemos a los seres que queremos. – Convino su oyente.-



Mazoui desde luego podía comprender eso perfectamente. Para su pesar él mismo había experimentado varias veces aquella situación. Escuchaba con atención y consternada solidaridad a esa muchacha.



- Eso es lo que hizo mi madre.- Le contó Sandy con voz trémula por la emoción y el dolor. - Un par de sectarios me atraparon a mí como rehén y amenazaron con matarme si ella no se rendía. Tuvo que hacerlo. A pesar de sus instintos de lucha le pudo más su amor hacia mí, y eso la sentenció. Uno de ellos, aprovechándose de ese momento de duda, le atravesó un costado con una larga lanza y otro la remató por la espalda con una espada. ¡Le atravesó el corazón! Aun así pudo rescatarme y dejarme en brazos de mi padre. Yo recuerdo verla tendida en el suelo en medio de un charco de sangre. Pese al terrible dolor que debía sentir me sonrió de la forma más dulce que recuerdo haber visto hacerlo a nadie. Y me pidió que fuese buena y que cuidase de mi padre. Que ella me cuidaría desde el Cielo. ¿Te puedes llegar a imaginar… lo que significaba para una súcubos… decir… una cosa así? – Le preguntó Sandy que ahora lloraba tanto que a duras penas pudo acabar con balbuceos entrecortados. -Ella, con sus últimas fuerzas, nos apartó sacándonos de la habitación y cerró la puerta. Luego se oyó una explosión, así mató a esos sectarios y sacrificó su vida por nosotros.

- Cálmate. Te lo ruego… - Le pidió él.-



El joven estaba bastante impresionado y conmovido por esa terrible y al tiempo hermosa historia de entrega y amor, abrazando a aquella pobre chica que ahora temblaba sin poder parar de llorar aunque aún pudo añadir.



-No te imaginas lo que es despertase cada noche siendo niña, llorando y viendo esa escena una y otra vez…Llamándola en la oscuridad, deseando que todo hubiera sido un mal sueño y que viniera a abrazarme y a consolarme… ¡pero nunca vino!…¡mamá!  -gemía la pobre muchacha.-



            Mazoui no pudo evitar las lágrimas. La pobre Sandy arrastraba un trauma terrible. Muchísimo peor que el suyo y así lo admitió.



-Lo siento. Lo lamento de veras…Has debido de sufrir mucho más de lo que haya podido hacerlo yo.



            Durante un buen rato estuvieron así, hasta que la joven pudo dominarse lo bastante para confesar.



- Ja…, jamás le conté esto a nadie. Ahora me siento mejor. Gracias por escucharme.





            Para el muchacho aquello fue doblemente impactante, él mismo había llorado. Cualquiera se sentiría embargado por el pesar y la compasión hacia esa pobre chica, pero él además tenía otra emoción. Sabía bien lo que era experimentar todo aquello y ese relato le estaba rebatiendo la opinión que tenía de esa parte de su herencia. Y es que, desde que supo que era en parte demonio, Mazoui solamente había sentido repulsa, pesar, vergüenza y miedo de esa parte de su ser. Tenía a todos los miembros de esa estirpe por unos monstruos asesinos sin ningún tipo de sentimientos positivos. No obstante, ahora, el escuchar esa historia le había hecho replantearse sus ideas. Si la madre de Sandy, aun siendo una diablesa, fue capaz de aquel acto de amor y de sacrificio por salvar a otros. ¿Acaso no podrían existir más demonios de ambos sexos capaces de algo similar? Le vino ahora a la mente una parte de la historia que el padre de Leval le contó hace años, cuando se conocieron, sobre su lucha contra los diablos. Hablándole de un tal Valnak que, siendo cruel y despiadado, realmente quiso salvar a su camarada Armagedon, encerrado en el cuerpo de Roy. Deseaba cumplir una promesa que le hizo y además, dio muestras de quererlo. ¡Entonces los demonios podían sentir amor! ¡Tenían sentido del honor y del deber!  Ahora ya no sabía que pensar, aunque estaba claro que su madre no tuvo tanta suerte con el que le tocó. Lo único que pudo hacer en ese instante fue abrazar nuevamente a Sandy que seguía llorando de forma desconsolada aunque más calmada y confesarle a su vez, con su mejor tono de dulzura y amistad.



- Yo he pasado una infancia dura a veces. Sobre todo en cuanto me di cuenta de que era especial. Diferente a los otros. Mi madre fue violada sí, y por desgracia quedó embarazada contra su voluntad. Mi padre biológico no fue tan bueno como tu madre lo fue para ti. Pese a lo terrible que debió ser para ella, la mía me tuvo sola. Lejos de su familia. Pasó por mucho para cuidarme y sacarme adelante. Siempre me quiso y jamás sentí ningún tipo de reproche por su parte. En cambio, yo mismo me siento culpable desde que lo supe.

-Tú no tienes la culpa de nada.- Le animó a su vez su interlocutora.-



            El muchacho quiso asentir, peor no pudo. En lugar de eso, replicó.



-Sé que no. Aunque no puedo evitarlo. No quiero ni imaginar lo terrible que tuvo que serle todo eso. Ser vejada, herida de esa forma, física y moral, y tener que cargar con el fruto de aquella violación, sola. -Suspiró, añadiendo al fin con mejor talante.- Gracias al Cielo encontró una mujer que a su vez, fue como una madre para ella. En realidad, yo siempre la consideré como a una abuela. Después, conoció al que es mi padre adoptivo. Se casaron y me dieron la estabilidad de una familia y una hermana pequeña a la que adoro más que a mi propia vida y a la que, como a ellos, echo muchísimo de menos.

-¿Pero qué pasó con tu auténtico padre? - Quiso saber Sandy intrigada por esa cuestión. -

- Murió antes de nacer yo, le mató el padre de Leval durante un combate.- Repuso Mazoui evidentemente incomodado al hablar del tema. -

- Pero,- repuso su contertulia cuando se calmó mirando asombrada al muchacho. - Y aun así sois tan buenos amigos, ¡es increíble!

- Realmente somos primos. Mi madre y la de Leval son hermanas. Y no solamente eso. Después de conocerme, Roy nos entrenó a los dos. A su hijo y a mí, como si yo hubiera sido siempre de la familia. También tuve la suerte de que uno de sus mejores amigos, casado con otra tía mía, me enseñara cosas relativas al ocultismo. Y como te dije antes. Mi padre era un demonio muy malvado que forzó a mi madre y, de no intervenir el padre de Leval la hubiese matado sin compasión una vez satisfechas sus bajas pasiones, ¡merecía morir! - Sentenció con dureza él, para añadir después con un tono bien distinto de sentido pesar. - Pero tu madre no. – Entonces él tomó aire y pasó a agregar con tono resignado y algo abatido.- Tú sabes también como yo lo duro que resulta cuando descubres que no eres como los demás. Cuando esas transformaciones te asaltan sin previo aviso y te ves obligado a esconderte como un animal herido, frente a una jauría.

-Lo sé.- Musitó ella, con la mirada perdida ahora en la pared.- No sabes a dónde ir, ni qué hacer cuando te miran con terror, ¡con odio!…No tienes en quién confiar. De hecho, no tienes a nadie fuera de tu propia familia…



-Por fortuna para mí, Mathew, mi padre adoptivo, es un médico fantástico y un buen investigador. Me preparó un suero que me ayudó mucho a superar aquello en la adolescencia.- Dijo el chico.-

- Mi padre también es un gran científico e hizo algo parecido por mí. - Le desveló la muchacha aseverando con admiración.- Es el mejor hombre que conozco y siempre quise parecerme a él. Por eso me decanté por la investigación. En el fondo deseaba descubrir algo que nos ayudase. Quizás con el tiempo pudiera crear una vacuna o algo que nos hiciera ser normales…



            Al oír aquello último Mazoui suspiró para replicar con voz queda e incluso reflexiva.



- Sí, pero no se trata de eso, Sandy. Nosotros somos como somos, ¿verdad? Y nos guste o no ésta es nuestra naturaleza. No hay vacuna, ni medicina que pueda cambiar eso. Pero tu madre demostró que nuestra voluntad sí puede marcar una diferencia. Elegir entre el amor y el odio, entre la paz y la guerra. Así me lo enseñaron a mí. Controlar nuestra constitución y emplear los poderes que poseemos para el bien. Aunque fuera por pocos años piensa que tuviste suerte de tenerla a tu lado, debió de ser una mujer realmente excepcional.



La chica le miró comprensiva y asintió, ella también sabía de sobra de lo que podía llegar a ser capaz uno de sus congéneres dominado por los sentimientos de odio y venganza y dijo con la voz entrecortada, llena de emoción y cariño al mismo tiempo.



- Me dejó un diario lleno de notas por las que me he guiado durante todos estos años. Cuando tuve uso de razón y empecé a sentir los primeros síntomas de cambios en mi cuerpo mi padre me lo entregó. Creo que mi madre lo sabía. De algún modo, ella debió de presentir lo que iba a sucederle. Por eso lo escribió, para no dejarme del todo sola y perdida. Y yo, aunque sólo era una niña pequeña, recuerdo bien su mirada. El amor que me demostró siempre que estuvo a mi lado. Quizás fuera mala antes de conocer a mi padre, pero después cambió. ¡Ojalá que su alma esté en el paraíso! A veces sufro pensando si no la obligarían a descender a  los infiernos otra vez. ¡Sería tan injusto! Y muchas veces rezo por ella deseando que haya logrado alcanzar la paz.

- Estoy convencido de que todos sus pecados anteriores le fueron perdonados pues murió con su alma purificada.- Declaró resueltamente Mazoui que quiso saber. - ¿Cómo se llamaba tu madre?

- Se llamaba ILaya. Y dio su vida por salvarnos de esos malvados de la secta. ¿Qué ironía tan cruel, verdad? Una diablesa salvando a su familia de unos humanos.

- Yo también tuve que luchar contra los individuos de esa secta.- Le contó Mazoui. - Entre Leval, su padre, unos amigos y yo mismo, acabamos con ellos.

- Ahora que te he encontrado he satisfecho mi instinto - confesó Sandy con voz queda. - Pero no siento amor por ti. Bueno, podría decir que afecto sí, pero ya me comprendes. No esa clase de amor.



            El joven asintió, para replicar a su vez en tanto acariciaba con suavidad el largo cabello azabache de la muchacha.



-Sí, me sucede lo mismo.

 -Mi padre siempre me dijo que era eso lo que nos hacía en verdad humanos. Y quiero creer que mi madre se redimió por eso. Yo no quiero deshonrar su memoria, pero esa es la otra parte de mi drama personal.- Sonrió débilmente la chica con una mirada llena de tristeza y agregó. - Mi instinto me la ha jugado muchas veces. Se anteponía a mis sentimientos y  unido a mi apariencia cuando me dominaba, arruinó no pocas relaciones. Sobre todo una muy especial para mí. Por eso he buscado a uno como yo, a ti. Tú me gustabas y tenía que comprobar de una vez por todas si era la fuerza de nuestra sangre o mi propia debilidad tratando de encontrar a alguien, la que me arrastraba a esto.

- Ahora ya lo sabes, yo tampoco he podido resistir, quizá no sepamos nunca lo que es el verdadero amor.- Declaró Mazoui que miró a Sandy a los ojos y le dijo con una voz dulce. - Tenemos que dejarlo, debemos emprender cada uno nuestro propio camino para intentar encontrar a alguien que nos quiera por quienes realmente somos, como personas.

- Tú eres el único que me puede comprender - le dijo la joven visiblemente afectada. - Sabes lo que es sentirse diferente. Conocer a una persona, enamorarte de ella y que un día, al descubrir tu secreto, huya de ti. Como de la peste.

- Sí, desgraciadamente lo sé - reconoció  Mazoui con tono apesadumbrado. - Y duele, duele mucho. A mí me ocurrió lo mismo con un par de chicas que significaron bastante para mí. Desde  entonces no me he atrevido a entablar ninguna relación seria con extraños, ni a confiarme demasiado fuera de mi familia. Por eso ahora te comprendo. Por esa razón eras tan arisca con las demás chicas, con todo el mundo. ¿No es así?

- Así es - admitió Sandy enjugándose las lágrimas en tanto agregaba a modo de disculpa. - Ellas son buenas personas y seguro que podrían ser unas buenas amigas. Pero yo, tenía miedo de entablar amistad, de confiar en ellas y de que un día me descubrieran tal como soy y escaparan aterradas. Tuve un novio que me hizo eso y me hundí tanto que me juré no volver a sufrir la misma situación.- Apenas pudo balbucear al traer esos dolorosos recuerdos de nuevo a su mente  y referirle a su atónito oyente. - ¡Íbamos a casarnos!, habíamos sido muy felices durante nuestro noviazgo, era un chico encantador y me quería. Pero se cruzaron algunos de nuestros congéneres dominados por el odio y el deseo de venganza, esos a los que me he referido. Querían llevarme a su lado, pero yo me negué. Entonces quisieron mostrarme cual era la realidad de nuestra situación, al menos la que ellos habían sufrido. Nos atacaron a mi novio y a mí, ¡amenazaron con matarle! Me pusieron contra la espada y la pared, ¡lo habrían hecho!, al menos eso creí y tuve que elegir.- Mazoui comprendió de inmediato a lo que ella se refería y la compadeció por aquel dilema tan cruel. Las siguientes palabras de Sandy confirmaron sus peores sospechas cuando ella sollozó. - Tuve que mostrarme con mi apariencia demoniaca para salvarle. Solamente así pude reunir la fuerza suficiente. Pero me vio y escapó horrorizado de mí. Para él, pasé de ser su novia, a la que quería, con quien deseaba compartir su vida, a ser un engendro repulsivo del que huir a todo correr y sin mirar atrás.



            La muchacha rompió a llorar una vez más, pero ahora apenas le quedaban fuerzas para hacerlo. Mazoui sólo pudo abrazar la cabeza de Sandy y dejarla desahogarse, aunque ella se recobró enseguida y prosiguió con desolación.



- Lo que más daño me hizo fue el miedo que vi en sus ojos. ¡Me miraba como quién se enfrenta a un monstruo que estuviera deseoso de devorarle! No pude ni tratar de explicarme. Me dejó allí, sola y con la ropa destrozada. Yo llevaba un vestido nuevo que quise estrenar con él para ese día, el día de nuestro compromiso. Y a pesar de que ya antes había tenido que sufrir por mi condición, aquello me marcó, quedé con el corazón roto y hasta hoy no he tenido valor para empezar a recoger los pedazos. Incluso antes que eso y por otras experiencias similares, en mí anidó el odio y la desconfianza hacia los humanos. Sólo con miembros de nuestra especie he podido relacionarme sin trabas, pero lo único que he sacado en claro ha sido satisfacer mis deseos o ser objeto para que ellos realizasen los suyos. ¡Como si únicamente fuera una máquina para el sexo! No he tenido amor, ni cariño, ni comprensión. Incluso nuestros congéneres que se acercaban más al lado oscuro me trataban como una extraña, despreciándome por querer seguir siendo humana. Por aferrarme a una vida normal. Finalmente, y aunque por causa de tanta rabia y dolor estuve a punto de unirme a ellos, incluso pensé en el suicidio. Gracias al Cielo mi padre logró disuadirme de que lo hiciera. De conservar la parte de humanidad que hay en mí. Aunque casi pude haberle matado en uno de mis arrebatos. Y cuando pensé que todo estaba superado tuve ese último desengaño con mi prometido. Luego supe de este proyecto y quise escapar. Logré que me admitieran y vine aquí…con la esperanza de comenzar de nuevo una vez más… pero ya lo ves…estoy obligada a interpretar un papel que me aleje del resto. Por mi propio bien y por el suyo. - Musitó ahora bajando la cabeza con vergüenza y pesar. -

- No debes torturarte más.- Le pidió Mazoui elevando suavemente la barbilla de la abatida muchacha con la palma de una mano.- Te comprendo muy bien. También he pasado por eso. En muchas ocasiones dan ganas de explotar y desahogarse de tanta injusticia. Pero tú demostraste ser fuerte y noble para no caer en esa espiral de resentimiento y venganza. Eso no está al alcance de cualquiera.

- Sé de sobra que no me he comportado bien desde que llegué. - Admitió Sandy con visible pesar y arrepentimiento para intentar justificar con desesperada sinceridad que le servía de necesario desahogo. - ¡Pero, estaba tan amargada! ¡Tan escarmentada de todo! Durante toda mi vida he sido muy vulnerable. Parece mentira pero pese a las apariencias soy muy sensible y sentimental y cada decepción que recibía me hacía mucho más daño aun del que pudiera hacerle a otra persona más cerebral.

- Comprendo que eso te descorazone tanto - convino Mazoui. – También he pasado por eso.

- Por esa razón me he mostrado distante desde que llegué, incluso pensé en hacerme odiosa para que me dejaran en paz. No quería entablar ninguna relación de amistad para que el día menos pensado se hiciera pedazos por causa de alguna de mis metamorfosis cuando estoy bajo tensión.

- Pero ese tampoco es el camino, Sandy - le rebatió su confidente con tono afable y paternal. - Así sólo te amargarás para toda la vida. No se puede estar sólo. Tú no estás hecha para vivir de esa manera. Confía en ellos, también son mis amigos y sé que lo entenderían. Debes abrir tu corazón a su amistad.

- Solamente hay una persona que conoce mi secreto y que me aprecia, es mi mejor amigo y está en la Tierra,  le conocí en uno de los institutos en los que estudié. Siempre era la misma historia.- Declaró dolida. – Cada vez que mi instinto y mis genes comenzaban a escapar a mi control mi padre y yo debíamos irnos para que no se descubriera mi identidad. - Nunca dejé amigos en ninguna parte, o si lo hacía, jamás volvía a contactar con ellos. Únicamente lo hice con él. Nos escribíamos y cuando me mandaba sus cartas, también enviaba sus ánimos y su cariño. ¡Él está en una silla de ruedas y yo jamás tuve que levantarle la moral como hizo conmigo!- Sonrió ella con un sarcasmo teñido de tristeza. -



            Mazoui guardaba un respetuoso y amable silencio dejándola hablar para que se vaciase y la muchacha prosiguió, ahora con un tono incluso más lleno de arrepentimiento que de temor.



- Cuando Satory me descubrió en el baño, tomando unas pastillas para controlar mi transformación, la amenacé, ¡tenía miedo! - Confesó angustiadamente, otra vez a punto de llorar. - Luego me arrepentí, pero no tuve más opción que continuar representando el papel de chica odiosa. Igual que cuando sorprendí a Amatista con el oso que mi madre me regaló por Navidad. Fue la última Navidad que pasó conmigo y mi padre. Es el más preciado recuerdo que tengo de ella, de los pocos años que disfruté de una vida feliz, como una niña normal, ¡me enfadé! ¡Me enfadé mucho! Me sentó muy mal que alguien lo tocara, era como quitarme mis buenos recuerdos. No sé qué es lo que ellas podrán pensar de mí. ¡Deben creer que soy una psicópata!- Suspiró moviendo la cabeza a la par que se enjugaba las lágrimas.- Una loca…

- No te tortures más y hazme caso, confía en ellas, muéstrate cómo realmente eres y no hablo de nuestra apariencia exterior. Me refiero a nuestra autentica esencia de bondad. - Le aconsejó afectuosamente su interlocutor acariciándola el pelo. -

- Tú eres un chico muy dulce y bueno - repuso Sandy  llena de gratitud. - Y la única persona a la que me he atrevido a abrir mi corazón en muchísimo tiempo. A parte de mi padre y de mi amigo Scott. Pero tengo miedo de hacerlo con nadie más. Contigo es fácil. Me comprendes porque estás en mi mismo caso. Pero si Amatista o Satory lo supieran...

- No subestimes a las chicas.- Le rebatió Mazoui agregando confiado. - Ellas tienen sus defectos como los tenemos todos, pero son buenas personas. Si logras granjearte su amistad la mantendrás para toda la vida. Te lo puedo asegurar.



            Aquellas palabras animaron a la muchacha que pudo sonreír de forma débil pero algo más ilusionada.



- Ojalá fuera así, Entonces debería empezar enseguida por enmendar mi comportamiento con ellas ¿Sabes?  En realidad las aprecio mucho. Incluso últimamente he llegado a llevarme bien con Amatista. Por eso huí de ti la otra noche, así no sospecharían nada de mí. Te pido perdón. No me paré a pensar en que podría perjudicarte. – Declaró con visible gesto de pesar. -

- No pasa nada. - La animó nuevamente él que le comentó más despreocupadamente. - Ellos saben cómo soy.



            Eso sí que la dejó atónita. Quizás hubiera una posibilidad para ella entonces.

- Y te aceptan, ya lo veo. - Pudo sonreír Sandy más esperanzada. - Esa es una gran suerte Mazoui. Y era otra cosa que yo ansiaba saber. Si ellos conocen y aceptan a uno de los nuestros, podrían quizás hacerlo con otro más.

-¡Claro que lo harán! ¡No temas! - Le respondió él con plena seguridad, permitiéndose añadir incluso con humor. – A este paso al final hasta se aburrirán. ¡Les vamos a parecer demasiado corrientes!



Sandy  pudo sonreír fugazmente otra vez, se sintió mucho mejor, pero eran demasiados los años de reveses como para no ser precavida y decidió ser prudente, pidiéndole encarecidamente al chico.



- Por favor, de momento me gustaría que transcurriera algo de tiempo antes de desvelarles como soy. Te ruego que no digas nada.

- Cuenta con ello, te doy mi palabra, tu secreto está a salvo conmigo. - Le prometió solemnemente Mazoui. -



Su interlocutora le dedicó una radiante sonrisa de reconocimiento.



-Sé que lo estará.- Replicó a la par que pensaba.- Eres un chico maravilloso y yo he hecho muy infeliz a una persona por el sólo hecho de salir contigo. No debí hacerlo, pero me encargaré de arreglarlo para que esa persona no vuelva a ser desgraciada. Los dos os merecéis una oportunidad.



            Mazoui notó el gesto reflexivo de su contertulia y le inquirió con extrañeza.



-¿En qué piensas ahora?

- Creo que deberíamos dar a entender que lo nuestro ha sido una mera atracción pasajera. No sería bueno que las chicas pensasen que estamos comprometidos.- Repuso ella ahora con un palpable  toque de misterio.-



            Y ante el gesto atónito de él, Sandy se atrevió a desvelarle.



- Estoy convencida de que dentro de poco encontrarás a tu verdadera media naranja. Ese es un don que mi madre me transmitió. Al igual que ella, también algunas de las súcubos podían ver el futuro o tener presentimientos.

-¿Y no sabrás de quién se trata? - Inquirió Mazoui muy sorprendido y sobre todo intrigado cuando matizó con perspicacia.  - ¿O acaso ya lo sabes y no puedes decírmelo?

- No, si tú lo supieras esa persona se enteraría y sufriría mucho, seguramente se sentiría muy humillada de esa manera y yo no quiero eso. ¡Ya lo sabrás, seguro! Confía en mí. Presiento que estás destinado a saberlo. – Remachó ella con mucha mayor animación y convencimiento. – Pero cuando llegue el momento.

- Claro. - Convino el chico para agregar lleno de optimismo. - Igual que yo sé que tú también encontraras la felicidad que te mereces. Ahora, despidámonos como buenos amigos.



Y ella aceptó con suma alegría aquel ofrecimiento. Mazoui se vistió y le dio su traje de noche a Sandy cubriéndola con él, después la besó en la frente y la abrazó con cariño, la chica dijo sonriendo.



- Si hubiera tenido algún hermano mayor, seguro que habría sido como tú. Al menos, eso hubiera deseado. Descuida, una vez saciados el uno del otro, el instinto y el deseo ya no podrán abrirse camino entre nosotros. - Declaró  llenando de afecto sus palabras. –



            Su interlocutor sonrió, acariciándole una mejilla para responder.



- Te agradezco mucho el cumplido. Yo ya tengo una hermana como ya te dije. Ella es del todo humana porque mi madre se casó después de tenerme a mí. Tú me la recuerdas en tu forma de ser, también es dulce y maravillosa, siempre me ha apoyado y la echo muchísimo de menos...

- Eso significa mucho para mí. - Le agradeció Sandy  que volvió a besarle, pero esta vez en una mejilla para afirmar con renovado cariño. - Desde ahora yo seré como una hermana para ti, Mazoui. Y tú serás como un hermano mayor, con el que podré sentirme igual que cuando estaba con mi padre.

-Claro, no tenemos por qué estar solos.- Convino él.-

-Cuenta conmigo para cualquier cosa que necesites.- Le ofreció ella.-



            El muchacho sonrió, muy reconocido también por esas palabras. Iba a decirle adiós pero la joven se anticipó comentándole.



-Espera. Lo olvidaba. Aun me queda el postre.



Mazoui pudo sonreír para declarar con tono algo sorprendido, aludiendo a su anterior encuentro sexual.



-No creo que pueda volver a repetir por hoy…

-¡No tonto! - se rio ella al fin, explicándole.- El postre de verdad. Hice una tarta de chocolate.

-¡Pues ese sí que no lo perdono! – rio a su vez el chico admitiendo casi con complejo de culpabilidad.- Si hay algo que no puedo resistir, ni con todo mi poder, es una buena tarta.



            Ella lució una radiante sonrisa y fue a la cocina, reapareció con una bandeja en la que portaba una tarta y platos con sus correspondientes cubiertos. La dejó en la mesa y volvió a por dos vasos de leche.



-Si prefieres un café, puedo prepararlo.- Le ofreció la joven.-

-La leche está bien.- Contestó afablemente su contertulio.-



Así pues ambos se sentaron y dieron buena cuenta de sendas raciones de aquella tarta. Tras su actividad física y esa intensa conversación habían recuperado el apetito. Mazoui la saboreó encantado. Realmente esa muchacha tenía un gran talento para la cocina, y en especial para la repostería, y así se lo comunicó con jovialidad, sentenciando.



-Siempre digo que alguien capaz de hacer algo tan dulce tiene que ser muy buena persona. Una vez más se demuestra que estoy en lo cierto. Es más, esto me ha recordado a los buenos tiempos cuando era niño y mi abuela Dotty hacía alguna de sus recetas de repostería. Más de una vez acabé empachado, ¡ja, ja!…

-Eso tiene mucho mérito, teniendo en cuenta nuestro metabolismo tan rápido.- Sonrió Sandy.-

-En serio.- Repuso él mirándola con afecto.- Estoy convencido. Algún día habrá alguien que sepa apreciarte en todo lo que vales.



La joven agradeció esas palabras de corazón. Por primera vez en muchísimo tiempo sus ojos brillaron llenos de felicidad. Aunque entonces Mazoui recordó algo y le preguntó.



-A propósito. No sé si tú tendrás algunos poderes de sugestión. Como a veces tengo yo.

-Sí, no es muy edificante admitirlo, pero en ocasiones me he valido de ellos.- Confesó la chica algo avergonzada por ello.-



            No obstante, su interlocutor movió la cabeza y repuso.



-No se trata de eso. Es que, verás…Me ha sucedido una cosa, y no tiene que ver con la atracción sexual que experimentamos entre nosotros. Le pasó a mi primo también. Cuando te conocimos, no sé. Es como si te hubiéramos visto antes… ¿Acaso fue algo que quisiste transmitirnos?





            Ahora fue Sandy quién le miró perpleja. Enseguida negó con la cabeza.



-No, no tengo ni la menor idea de a qué puedes referirte. Sin embargo, ahora que lo dices me pasó algo similar. Y estoy de acuerdo contigo. Era una sensación que nada tenía que ver con nuestra atracción física. Como si en algún otro momento y lugar os hubiera conocido a ti y a él.



            El chico estaba igual de atónito que su interlocutora. No obstante, pensó que lo mejor sería dejar estar aquello.



-Seguro que habrá alguna explicación. Quizás fuera algo inconsciente. O un efecto colateral de nuestras hormonas. No creo que tenga demasiada importancia.- Declaró él.-



La joven asintió. Tampoco deseaba preocuparse por eso. Bastantes cosas tenía en mente ya. De modo que charlaron un poco más y cuando por fin terminaron de comer,  tras un  suave beso en las mejillas de adiós, él se concentró en la energía de Leval pues era ya muy tarde para entrar en la base. Cuando la hubo captado desapareció. Sandy se quedó allí, pensativa, en la soledad de su apartamento que todavía tendría que ordenar tras aquella exhibición de hormonas que protagonizara con ese chico. Pero por una vez en muchísimo tiempo estaba poseída por un sentimiento de alegría y optimismo. Ya no estaba sola. Para bien o para mal, tendría a su lado a alguien que sabía perfectamente cómo se sentía. Y con el tiempo  seguro que dispondría de la ocasión de aumentar el grupo de sus amigos. Creía a Mazoui cuando él le dijo que el resto de las chicas eran buenas personas. Podía percibirlo desde lo más profundo de su ser. Y desde ese momento, ella trataría de esforzarse también para ser mejor de lo que había sido.



-Sí, mamá, papá. Al fin podré tener unos verdaderos amigos. - Suspiró mirando hacia el techo.- Y trataré de ser merecedora de ellos.



Mazoui por su parte reapareció ante la cama de su primo. Éste estaba profundamente dormido, por eso le había costado tanto localizarle, sonrió y con sumo cuidado salió de la habitación de Leval dirigiéndose hacia la suya y deseoso de empezar  la siguiente jornada con su nueva forma de ver la vida. Al igual que Sandy, mucho más optimista y esperanzada ahora. ¡Ojalá esa muchacha tuviera razón, ojalá él mismo la tuviese y ambos lograran un día conocer la felicidad y a una persona a la que amar y que les aceptase tal cual eran! Y en otro lugar de la nave, Jennifer sonrió, enjugándose también unas lágrimas, cerró el libro que había estado leyendo y suspiró meditando.



-Lo siento de veras. Me gustaría poder cambiar eso aunque es algo que no puedo hacer. Cuando acepté esto, me comprometí a cumplir con un propósito. Pase lo que pase, así será. Lamento todo lo que os ha ocurrido y lo que seguramente sucederá. Pero es por un bien superior.



            Y deseosa de dejar a un lado aquellas tribulaciones se preparó para irse a dormir, una vez estuvo lista apagó la luz. Al día siguiente le esperaba otro duro día de trabajo en el laboratorio, con esas magníficas compañeras que le habían sido otorgadas y con las que, por mucho que le pesase, no podía permitirse el lujo de confraternizar.

                     anterior                                                               siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)