Mazoui ya no podía controlarse más, su deseo era
mucho más fuerte que el débil freno de su razón. Abrazó con fuerza a Sandy
mientras ella le besaba el cuello con gran pasión. Él notaba como iba cambiando, sin poderlo evitar.
Sus ojos volvían a estar enrojecidos y sus colmillos a salir, ya casi no podía
contener su impulso, pero aun así, hizo un último llamamiento desesperado a esa
pobre muchacha en tanto la abrazaba con fuerza para que no pudiera separarse y
descubrirle.
- No - Le pidió, con una voz cada vez más ronca y gutural. - ¡Por favor! , no tienes idea de
lo que soy. Para antes de que no responda de mí.
- Eso es lo que yo quiero, debo estar segura de que
me dices la verdad. Deseo sentir esa pasión desbocada. - Respondió
decididamente ella.-
Sandy quiso separarse de su abrazo pero Mazoui lo
impidió, el chico no quería que lo viera ahora. No podría soportar que el
pánico se adueñase de esa muchacha, aunque ésta le insistiera con apremio.
- Suéltame y hagamos el amor.
- ¡No!, no debes verme ahora...te asustarías y
huirías de mí,- le advirtió él con el temor reflejado en su siseante voz. -
-¿Tú crees? No creo que estés tan horrible,
Mazoui...- Rebatió ella.-
Y la chica insistía, tanto que siguió forcejeando
por soltarse de un modo que sorprendió a su pareja. La verdad es que éste no
creía que Sandy pudiese tener tanta fuerza, pero incluso con sus rasgos
demoniacos, él debía de esforzarse para mantenerla sujeta.
- Te aseguro que nunca en tu vida habrás visto nada
igual.- Insistió él con el temor reflejado en la voz ya grave y casi cavernosa.
-
- Estoy segura de que te equivocas,- le respondió
ella muy segura de su aseveración. Afirmando. - De todas formas y estés como estés,
prometo no salir corriendo, pero deja que te mire a la cara por favor, confía
en mí...
Mazoui
cedió, algo en su interior le decía que Sandy mantendría su palabra. De todas
formas no podría estar así para siempre. De modo que, sin solución de
continuidad y preparándose para lo peor, aflojó su presión poco a poco. Con
gran rapidez, la chica se soltó, y él empezó a decir a modo de desesperada
justificación, cuando ella se volvía para mirarle.
- Sandy te lo advertí yo soy un....- No obstante, cuando la chica
le miró cara a cara, a Mazoui se le paralizó el habla, sencillamente no podía
creerlo. - ¿Eh?...Pero…
- Dime ¿Qué eres? - Preguntó ella que sonreía
ampliamente, diciéndole de seguido con mucha tranquilidad entre jadeos
sibilantes. - ¿Lo ves, Mazoui?, no me resultas nada extraño.
Su interlocutor la contemplaba asombrado, los
ojos de Sandy brillaban con su mismo intenso color rubí y de su boca
sobresalían dos colmillos algo más cortos y finos que los de él, incluso su
pelo se había vuelto de un color castaño rojizo. Ella continuó hablando mientras
acariciaba la barbilla y el pelo del muchacho.
- Tú no eres el único, Mazoui, los demonios no sólo
violaron a tu madre. Hubo muchas mujeres que compartieron un destino similar.
-¿Cómo es
posible? ¡Tú eres de mi misma raza! - tartamudeó él absolutamente perplejo. -
La
chica asintió despacio clavando sus ojos de color sangre en los de él. Para
declarar a modo de explicación.
- Así es, nada más conocerte sentí algo en lo más
profundo de mi interior que desató mis instintos. Tuve que fingir la otra vez
pues no estaba del todo segura y no quería descubrirme. ¡Por favor! , te
suplico que no se lo cuentes a nadie.- Remachó ahora, tiñendo su voz de
preocupación por primera vez. – Sabes tan bien como yo que no podrían
asimilarlo.
- Descuida, no lo haré.- La calmó de inmediato él
que aún jadeaba cuando agregó. - Ahora comprendo por qué me sentí tan atraído
hacia ti. Y perdóname por decir esto, pero no era amor lo que sentía, sino mis
genes, ellos sí te habían reconocido.
- No tienes por qué disculparte, te entiendo muy
bien. - Admitió Sandy añadiendo con simpatía. - Sé que lo has pasado muy mal
durante estos últimos días por mi causa y te pido perdón.
- Estoy acostumbrado.- Replicó él sin darle
importancia ya, para deducir al momento. - Y seguramente que tú habrás tenido
una experiencia parecida a la mía, habrás sufrido desde tu infancia, ¿verdad?
Su
interlocutora quiso asentir pero no lo hizo pues se vio en la obligación de
matizar dominada por un tono tremendamente excitado.
- Lo cierto es que para las diablesas el cambio es
menos acusado que para los varones, se produce más hacia la pubertad. Pero
vamos a dejar las explicaciones para otro momento, poséeme como lo hiciste ayer
y después hablaremos.- Sandy vio que Mazoui dudaba y le dijo en tono tranquilizador a pesar de estar embargada por aquel intenso
deseo. - No te preocupes, he tomado precauciones, no quiero crearte ninguna
complicación, ya me entiendes. Tomo píldoras anticonceptivas adaptadas a mi
sistema metabólico...
-¡No puedo más! ¡Me es imposible resistir ante el
deseo! - Exclamó el joven que apenas si había escuchado ya esto último, la
abrazó con fuerza y se tumbó sobre ella. – Te deseo…Sandy…
Por todo el apartamento pudieron oírse los jadeos y
rugidos que emitían ambos. Aquello parecía un combate de fieras enjauladas. Al
principio estuvo muy igualado, pero la mayor fuerza física de él acabó por
imponerse cuando la poseyó. Lo hizo de forma mucho más brutal que la vez
anterior puesto que ya no tenía nada que temer, y por supuesto, recibió la misma
respuesta de ella, en forma de terribles arañazos y mordiscos que sólo
aumentaban la excitación de ambos. La silla sobre la que estaban saltó en
pedazos. Por suerte, el suelo era lo suficientemente resistente como para no
partirse y soportar aquella tremenda descarga de potencia sexual desatada.
Sandy disfrutaba feliz, jamás en su vida había podido liberar todo ese
potencial con ningún hombre, había tenido miedo de herirles o incluso matarles.
Quizás con algunos de sus congéneres, pero esas experiencias no fueron tan
placenteras. Muchas de ellas incluso las tuvo contra su voluntad o siento
todavía inexperta. Con los pocos chicos normales a los que de verdad deseó tuvo
que tener cuidado. Y siempre hizo de ellos lo que quiso merced a su control
hipnótico. Pero ahora las tornas se habían cambiado y de ser la dominadora pasó
a sentirse controlada y a tener que revolverse con toda su energía. Aquello le
proporcionó un placer aún mayor. A Mazoui le sucedió algo similar. Por una vez
no necesitó reprimirse. Ambos brillaban incluso con una intensa aura rojiza en
tanto consumaron su encuentro. Paralelamente a eso Leval y Amatista hacía un
rato que habían acompañado a Satory a su casa. La muchacha agradeció mucho su
amabilidad y se despidió deseándoles una buena jornada. Ellos dos daban un
tranquilo paseo hacia el apartamento de ella (La joven, en efecto, ya se había
trasladado a un piso en un ático para poder ensayar).
-Tengo muchas ganas de poder cantar de nuevo.-
Suspiró la muchacha.- Como en los viejos tiempos, aunque ojalá tuviera a las
otras aquí, a tu hermana Kerria, a Idina y a Kathy, junto a mí, en el
escenario.
-Eres una magnífica cantante, lo harás muy bien.- Le
sonrió él, que sin embargo, agregó.- Pero comprendo lo que quieres decir. No
pasa un día en que no piense en mis padres, en Ky, en las primas y el resto de
la familia.
-Sí. Me sucede lo mismo.- Admitió Amatista apoyando
la cabeza en el pecho de él.-
Tras un momento de estar parados continuaron
caminando. Leval, sin embargo, se detuvo en un momento dado. Notó una extraña
energía, pudo identificarla como la de su primo. Y no era la única. Otra muy
similar estaba casi pegada a ésta. Eso le era muy familiar. Creyó haber sentido
lo mismo en el pub aquella vez, el día anterior cuando…
-¿Ocurre algo?- Quiso saber su pareja observándole
con algo de inquietud.-
El
chico la miró a su vez aunque enseguida movió al cabeza y sonrió para declarar
de modo tranquilizador.
-No, no te preocupes, no es nada, únicamente
pensaba…en eso que hemos comentado…
Desde luego no quiso tratar de indagar, a buen
seguro su primo sabría apañárselas solo. Y si se trataba de lo que él estaba
pensando, ¡razón de más para no meterse!
De modo que tomó la mano de su chica y continuaron paseando. Al llegar,
charlaron un poco aun sobre sus vidas y sus amigos. Al hilo del asunto de Satory
ambos sintieron que Mazoui prefiriese a Sandy. Aunque Leval confesó su desconcierto
cuando le dijo a su novia, sobre todo teniendo en mente aquellas energías que
había captado momentos antes.
- Nunca le había visto comportarse de este modo,
jamás se había mostrado tan nervioso o inquieto en presencia de una mujer, o
simplemente pensando en ella.
- El amor es algo que ataca a cada uno de maneras
diferentes. - Afirmó filosóficamente Amatista añadiendo con un tono más mundano
de preocupación. - Sólo espero que él y Sandy congenien bien y que Mazoui no
tenga más problemas.
- Lo cierto es que no me extraña. ¡Viendo cómo está
la tía! – Se sonrió Leval. –
- ¿Qué?- exclamó su contertulia mirándole con
incredulidad y tintes amenazadores. – ¿Qué has dicho?
- ¡Era una broma, tonta! – se rio él agregando en
tanto la señalaba con jocosidad. – Tendrías que verte la cara ahora mismo. –
¡Ja, ja!...
- ¡Voy a ponerte los ojos morados y así te podrás tú
ver la tuya! O mejor dicho, ¡no podrás! – Exclamó ella que ya se lanzaba hacia
él fingidamente dispuesta a cumplir su amenaza. – ¡Te vas a enterar cuando te
agarre!…
Pero
su risueño novio la esquivó sin ningún problema y corrió alrededor de un árbol
del parque en tanto la chica le perseguía. Aquello degeneró enseguida en un
juego del gato y del ratón y finalmente el muchacho se dejó atrapar cayendo
ambos al suelo con Amatista encima de él.
- Me rindo. – Declaró Leval entre risas mientras
sujetaba los brazos de la muchacha a la altura de las muñecas con sus manos. –
- Pues entonces eres mi prisionero y tendrás que
hacer lo que yo te diga. – Le susurró ella melosamente al oído. -
- ¿Y qué manda mi ama que haga?- Quiso saber él con
un tinte bastante pícaro en el ahora pretendidamente sumiso tono de su voz. –
- Para empezar no alabar la belleza de otra chica
que no sea yo. – Le ordenó la muchacha con fingida solemnidad.- Ese será el
primero de mis mandamientos y el más importante.
Aunque ella, en tanto hablaba con ese pretendido
tinte de humor, sentía un escalofrío recorrerla el cuerpo. Desde luego tener
así a Leval, tan aparentemente dominado no dejaba de excitarla. Esperó que no fuera
a ser una especie de sádica o algo así. ¡Lo que le faltaba!, tener a su novio
apresado en un poste y ella vestida con esos trajes de cuero. ¡Anda que si a
Leval eso le gustase! A pesar suyo se rio. El muchacho por su parte la observó
divertido y le preguntó entre sorprendido y jocoso.
-¿De qué te ríes ahora?...
-Mejor no te lo digo - pudo responder ella tratando
de dominar sus carcajadas. Para añadir con regocijo.- ¿Se puede saber qué es lo
que os gusta tanto de Sandy?
- ¡Vaya una pregunta! – Rio ahora su novio afirmando
sin pudor.- Pues sus… ya sabes… sus dos razones. Entre otras cosas.
- Sus razones no son tan grandes como las mías.-
Replicó la chica con tono divertido aseverando confiada en tanto se erguía y
agitaba su pecho, haciendo oscilar levemente sus argumentos...para proclamar no
sin satisfacción. - Cuando quieras comparamos.
- ¡Joer! – Exclamó el chico con ojos como platos.-
¡Por mí ahora mismo!
Su
novia se rio de nuevo y moviendo la cabeza contestó entre carcajadas.
-Los hombres sois todos unos tontos. Cuando se os
habla de esos temas perdéis la cabeza y os creéis cualquier cosa. ¡Vamos!, eso
no lo verás ni en sueños. Ya quisieras tenernos a las dos juntitas. Pero
lamento comunicarte que los tríos con chicas no me van. Ni siquiera con chicos.
Tratándose de ti quiero tenerte para mí solita.
- Una pena. Desde luego que no sería mala idea. -
Convino pícaramente él para puntualizar.- La de juntaros a esa morenaza y a ti,
claro…
-¡Calla esclavo! - Se burló la muchacha
sentenciando.- Como eres mi prisionero harás lo que yo te diga.
-¿Con que sí? ¡Eh! – Se sonrió su interlocutor.-
Vamos a verlo…
Amatista asintió entornando los ojos y con una
sonrisita maliciosa, eso de estar en control de la situación le iba gustando
cada vez más. Aunque aquello duró poco. El muchacho, con gran agilidad y
rapidez, se giró colocándola ahora a ella abajo y aprisionándola ambos brazos a
la altura de las muñecas con una sola
mano.
- Vaya, las tornas han cambiado.- Se sonrió el chico
con voz insinuante. – Ahora me toca a mí imponer mis condiciones.
- No me rendiré tan fácilmente. – Pudo replicar su
contertulia, eso sí, sin dejar de sonreír para poder remachar de forma muy
insinuante a su vez en tanto trataba de zafarse. – Aunque, pensándolo mejor, si
las condiciones son aceptables, ¿quién sabe?
Pero
ahí sí que era imposible para ella ni moverse. Leval era tremendamente fuerte,
y eso que estaba tratándola con gran delicadeza. Amatista compadecía a los
enemigos contra los que se había enfrentado el chico. Pero su excitación y
disfrute incluso se reavivaron. Tener el cuerpo de él encima y sentirle tan
compacto y sobre todo en cierta parte, la hicieron comenzar a respirar de forma
agitada. No obstante, el joven se levantó liberándola de ese dulce cautiverio y
elevándola en brazos con pasmosa facilidad, susurrándole con un leve jadeo al
oído.
-Voy a pensarme bien los términos del tratado y
cuando los decida te aseguro que tendremos otra negociación en la cumbre.
-Espero que será muy pronto. - Deseó ella abrazando
el cuello de su novio en tanto él la transportaba en brazos fuera del parque.-
Aguardo impaciente tu ultimátum.
- Eso espero yo también. - Suspiró el muchacho.-
Y tras salir de la arboleda dejó a la chica de pie, ya cerca de su
apartamento. Una vez se recolocaron bien la ropa y se quitaron algunas hierbas
de encima, anduvieron un poco hasta llegar allí de la mano. Leval miró entonces su reloj para decir con pesar.
- Debo irme ya. Dentro de poco darán el toque de
queda.
- Entonces te veré mañana. Mon chéri. – Sonrió
ella. -
El chico la abrazó dándole un largo beso de despedida
y se marchó a la base. Debía estar allí dentro de cinco minutos, de modo que
corrió no sin desearle antes a su novia buenas noches y suerte para sus
ensayos. Amatista le devolvió la gentileza agitando su mano y subió a su piso.
Al día siguiente tenía muchas cosas por hacer. Pero estaba tan feliz que no le
importaba lo mucho que tuviera que trabajar.
-Desde luego, ¡me rendiría a él sin dudarlo! - Se
rio ella mientras entraba en su casa.- Con guardianes como Leval a qué chica no
le gustaría estar prisionera. En realidad , llevo rendida a su merced desde que
le conocí.
Por otro lado, en la casa de la morena científica,
aquella exhibición de sexualidad y hormonas se prolongó todavía durante un
tiempo. Al fin, cuando terminaron de hacer el amor Mazoui, ya vuelto a su
estado normal, completamente sereno y lleno de curiosidad, le preguntó a Sandy,
quién ya había recuperado también su apariencia habitual.
-¿Cómo sabes tanto de mí y de lo que nos ocurre? Incluso lo de mi
madre. Yo no se lo conté a nadie. Es más. Hay muchas cosas que se me escapan
sobre mi misma condición pero tú pareces conocerlas perfectamente. ¿Acaso puedes
leer mi mente?
Sandy
negó lentamente con la cabeza.
-No, no puedo hacer eso, ni tú tampoco. Ya lo sabes.
Mazoui
convino en ello. Era capaz, eso sí, de sentir emociones de otros y sus estados
de ánimo. Quizás incluso hasta percibir ciertos miedos, filias y fobias. O
saber cuando mentían o decían la verdad en función de sus reacciones
fisiológicas. No obstante, no podía conocer secretos en detalle. Recordando el
caso de su prima Kerria, sin ir más lejos. Él pudo intuir que esa muchacha
estaba interesada romántica y sexualmente por otras chicas al detectar sus
reacciones corporales o por su tono de voz. Pero nunca porque lo leyese de un
modo claro en su mente. Aunque, por supuesto, muchas veces se divertida dejando
que Leval creyese eso. Por ello, le preguntó a su interlocutora.
-Entonces. ¿Cómo puedes saberlo tú?
La
muchacha sonrió leve e incluso maternalmente, para replicar con otra cuestión
que parecía más una afirmación.
- No conocías a ninguno más que fuese como tú hasta
hoy, ¿verdad?
Él
negó con la cabeza y Sandy entonces le contó.
- Verás Mazoui, yo sí los he conocido. En realidad,
hay muchos más como nosotros. Algunos son buenos como tú y como yo, desean usar
sus habilidades y poderes especiales para servir a la humanidad y tratan de
enmendar el daño que sus padres pudieran causar. Quieren llevar una vida normal
y huyen de esta maldita herencia. Pero otros son malvados, tanto o más que sus
madres y sus padres del averno, o simplemente se sienten perdidos o confusos,
no pueden encajar en una vida normal, se frustran y se revuelven contra el
mundo. Contra ambos tipos tuve que enfrentarme en algunas ocasiones.
-¿Cómo sabías entonces lo de mi madre?- le inquirió
él aun perplejo, insistiendo en aquello. -
- Lo supuse porque ignoras muchas cosas que las
diablesas enseñan a sus hijos e hijas. Aunque siendo de madre humana es lógico
que ella no las conozca. Los padres de la raza demoniaca no se dedican
precisamente a cuidar y enseñar a sus vástagos. Desgraciadamente, estos suelen
ser casi siempre fruto de las violaciones que cometen. En el caso de las
diablesas es distinto. No es que sean madres ejemplares, pero sí se toman más
tiempo en criar a sus hijos e hijas. Al menos las que desean tenerlos - Aseveró
con seriedad para agregar también con tono algo más jovial. - Y además, podría decirse
que podía percibir claramente a través de ti. Perdóname, para mí fue sencillo porque
estabas muy dominado por tus instintos. Las hembras tenemos la ventaja de
controlarnos un poco mejor. Por eso no pudiste hacerlo tú conmigo.
Por
esa misma razón, Mazoui había llegado a notar algo extraño en esa mujer, aunque
no fue capaz de definir qué. Esa turbación que experimentaba ante ella cada vez
que coincidían era la señal de que estaba frente a alguien de su misma especie.
Aunque él la tomó por una mera excitación sexual.
- Tú sí que sabes todo eso. Debo entender que a tu madre no la forzó un
demonio. - Aventuró él sorprendido. -
Sandy
no respondió enseguida, colocó un par de maltrechas sillas en orden y luego
trató de arreglar un poco el comedor. El chico, con mirada culpable por aquel
destrozo, la ayudó a despejarlo todo y reparar en la medida de lo posible los
daños. Colocó la mesa y acercó una desvencijada silla que pudo reparar.
Aproximando otra que estaba más intacta. Después, ambos se sentaron en un sofá
y ella al fin le contó.
- No, como te he dicho antes, mi caso fue a la
inversa que el tuyo. Mi madre era una diablesa, llegó a la Tierra bajo
apariencia humana para infiltrarse en la sociedad y preparar el camino de la
invasión junto con los miembros de una secta. Como tapadera trabajaba de
científica en una universidad, pero allí conoció a mi padre, que era, bueno y
es un hombre de muy buen corazón. – Sonrió con ternura cuando decía esto último
pero enseguida recobró un semblante serio para agregar. - Aunque parezca
increíble ella se enamoró. Nunca lo había creído posible. Pero le sucedió. Él
también la quería. No recuerdo muy bien, hace mucho que mi padre me lo contó. Salieron
juntos al principio como amigos, luego él, un día, se declaró. Mi madre quedó
confundida y perpleja. Entonces creyó que eso no podía ser. Y, sobre todo, tenía
una misión por cumplir. Para disuadirle sin tener que matarle, se reveló
finalmente como era en su apariencia real. Pensó que mi padre huiría
aterrorizado. Pero no fue así. Incluso le amenazó. Pero él insistió y le pidió matrimonio,
mi madre no supo que hacer. Pero sin darse cuenta ella también se había
enamorado. Cosa que la asombró. Cuando, según me contó mi padre, ella le
amenazó con sus colmillos y los ojos brillando. Ya sabes…
-Lo sé.- Convino el perplejo chico.- Somos realmente
pavorosos para cualquiera.
Sandy
asintió, retomando su relato.
-Mi madre estaba preparada para que él huyese, que
la rechazase, quizá así tendría el valor de dejarle y regresar con los de su
raza. Aunque con lo que no contaba es con que mi padre la quería tanto que aun
así volvió a pedirle en matrimonio. – Sandy sonrió entonces afirmando ante el
asentimiento solidario y comprensivo del chico.- Hubiera dado cualquier cosa
por verla en ese instante. Seguramente quedó desconcertada cuando el amor
sincero de un mortal le llegó al corazón.
-Tu padre debe de ser un hombre muy valiente.- Alabó
Mazoui.- Ser capaz de hacer eso no está al alcance de muchos.
Su
interlocutora sonrió, asintió ahora, añadiendo con voz queda.
-Lo es. Ha tenido que pasar por mucho para cuidar de
mí. Cuando aquello sucedió, él me contó que mi madre lloró por primera vez en
su vida y que eso le acercó aún más a los sentimientos de los seres humanos. Ella
aceptó la proposición. Pero tuvieron que enfrentarse con un complicado dilema.
Por un lado, mi madre había decidido dejar de lado a los suyos y comenzar una
nueva vida. Pero por otro, era una súcubo y no podía estar en lugares sagrados.
Y para colmo mi padre quería casarse en una iglesia. Como entenderás muy bien,
ella conocía el riesgo. Por mi padre, aceptó someterse a un ritual para poder
tolerar la ceremonia. Lo logró, su amor verdadero la protegió. Se casaron y a
los diez meses nací yo.
Entonces Sandy bajó la cabeza y de sus ojos brotaron
lágrimas, Mazoui la miró inquisitivamente y se atrevió a preguntar con
prevención aunque también con curiosidad.
-¿Y, qué pasó después?, por tu rostro no creo que la
cosa siguiese de una forma tan feliz ¿acaso tu madre cedió ante sus instintos
demoniacos?
- No.- Musitó la chica negando con la cabeza,
enjugándose las lágrimas, casi sollozando para narrar. -No, ella era una
magnífica esposa y fue una maravillosa madre, al menos eso recuerdo yo. Pasaron
unos cinco años y un día mi padre y yo estábamos en casa, él me cuidaba. Los
dos formaban una pareja llena de amor y muy compenetrada. Mi madre ya vivía
como una mujer corriente, había salido a trabajar. No quería usar ninguno de
sus poderes. Aquello fue una petición que le hizo mi padre, querían criarme
como una niña normal. Por eso, y por los rituales de purificación a los que se
vio sometida para tolerar las ceremonias religiosas y quedarse en este mundo,
ella no lo notó al principio, pero fue dándose cuenta de que había perdido gran
parte de sus capacidades e instintos. Fue entonces cuando todo sucedió. Mi padre me llevaba a dormir.
Nos sorprendieron unos individuos que entraron en casa. ¡Todavía recuerdo esas
horribles túnicas!, nos capturaron y maltrataron a mi padre preguntándole donde
estaba mi madre. La estaban buscando para vengarse, la acusaban de traición. Y
para eso, en el mundo de esos malvados, solamente hay un castigo. Ella llegó al
poco tiempo, cuando vio lo que nos estaba pasando se puso como loca retornando
a su aspecto demoniaco y acabó con muchos de ellos, ya sabes como nos ponemos
cuando estamos tan furiosos.
- Sí lo sé, es algo tan fuerte que en muchas
ocasiones no podemos controlarlo o no sabemos lo que hacemos, pero aun así protegemos
a los seres que queremos. – Convino su oyente.-
Mazoui desde luego podía comprender eso
perfectamente. Para su pesar él mismo había experimentado varias veces aquella
situación. Escuchaba con atención y consternada solidaridad a esa muchacha.
- Eso es lo que hizo mi madre.- Le contó Sandy con
voz trémula por la emoción y el dolor. - Un par de sectarios me atraparon a mí
como rehén y amenazaron con matarme si ella no se rendía. Tuvo que hacerlo. A pesar
de sus instintos de lucha le pudo más su amor hacia mí, y eso la sentenció. Uno
de ellos, aprovechándose de ese momento de duda, le atravesó un costado con una
larga lanza y otro la remató por la espalda con una espada. ¡Le atravesó el
corazón! Aun así pudo rescatarme y dejarme en brazos de mi padre. Yo recuerdo
verla tendida en el suelo en medio de un charco de sangre. Pese al terrible
dolor que debía sentir me sonrió de la forma más dulce que recuerdo haber visto
hacerlo a nadie. Y me pidió que fuese buena y que cuidase de mi padre. Que ella
me cuidaría desde el Cielo. ¿Te puedes llegar a imaginar… lo que significaba para
una súcubos… decir… una cosa así? – Le preguntó Sandy que ahora lloraba tanto
que a duras penas pudo acabar con balbuceos entrecortados. -Ella, con sus
últimas fuerzas, nos apartó sacándonos de la habitación y cerró la puerta. Luego
se oyó una explosión, así mató a esos sectarios y sacrificó su vida por
nosotros.
- Cálmate. Te lo ruego… - Le pidió él.-
El joven estaba bastante impresionado y conmovido
por esa terrible y al tiempo hermosa historia de entrega y amor, abrazando a
aquella pobre chica que ahora temblaba sin poder parar de llorar aunque aún
pudo añadir.
-No te imaginas lo que es despertase cada noche
siendo niña, llorando y viendo esa escena una y otra vez…Llamándola en la
oscuridad, deseando que todo hubiera sido un mal sueño y que viniera a
abrazarme y a consolarme… ¡pero nunca vino!…¡mamá! -gemía la pobre muchacha.-
Mazoui
no pudo evitar las lágrimas. La pobre Sandy arrastraba un trauma terrible.
Muchísimo peor que el suyo y así lo admitió.
-Lo siento. Lo lamento de veras…Has debido de sufrir
mucho más de lo que haya podido hacerlo yo.
Durante
un buen rato estuvieron así, hasta que la joven pudo dominarse lo bastante para
confesar.
- Ja…, jamás le conté esto a nadie. Ahora me siento
mejor. Gracias por escucharme.
Para
el muchacho aquello fue doblemente impactante, él mismo había llorado. Cualquiera
se sentiría embargado por el pesar y la compasión hacia esa pobre chica, pero
él además tenía otra emoción. Sabía bien lo que era experimentar todo aquello y
ese relato le estaba rebatiendo la opinión que tenía de esa parte de su
herencia. Y es que, desde que supo que era en parte demonio, Mazoui solamente
había sentido repulsa, pesar, vergüenza y miedo de esa parte de su ser. Tenía a
todos los miembros de esa estirpe por unos monstruos asesinos sin ningún tipo
de sentimientos positivos. No obstante, ahora, el escuchar esa historia le
había hecho replantearse sus ideas. Si la madre de Sandy, aun siendo una
diablesa, fue capaz de aquel acto de amor y de sacrificio por salvar a otros.
¿Acaso no podrían existir más demonios de ambos sexos capaces de algo similar?
Le vino ahora a la mente una parte de la historia que el padre de Leval le
contó hace años, cuando se conocieron, sobre su lucha contra los diablos.
Hablándole de un tal Valnak que, siendo cruel y despiadado, realmente quiso
salvar a su camarada Armagedon, encerrado en el cuerpo de Roy. Deseaba cumplir
una promesa que le hizo y además, dio muestras de quererlo. ¡Entonces los
demonios podían sentir amor! ¡Tenían sentido del honor y del deber! Ahora ya no sabía que pensar, aunque estaba
claro que su madre no tuvo tanta suerte con el que le tocó. Lo único que pudo
hacer en ese instante fue abrazar nuevamente a Sandy que seguía llorando de
forma desconsolada aunque más calmada y confesarle a su vez, con su mejor tono
de dulzura y amistad.
- Yo he pasado una infancia dura a veces. Sobre todo
en cuanto me di cuenta de que era especial. Diferente a los otros. Mi madre fue
violada sí, y por desgracia quedó embarazada contra su voluntad. Mi padre biológico
no fue tan bueno como tu madre lo fue para ti. Pese a lo terrible que debió ser
para ella, la mía me tuvo sola. Lejos de su familia. Pasó por mucho para
cuidarme y sacarme adelante. Siempre me quiso y jamás sentí ningún tipo de
reproche por su parte. En cambio, yo mismo me siento culpable desde que lo
supe.
-Tú no tienes la culpa de nada.- Le animó a su vez
su interlocutora.-
El
muchacho quiso asentir, peor no pudo. En lugar de eso, replicó.
-Sé que no. Aunque no puedo evitarlo. No quiero ni
imaginar lo terrible que tuvo que serle todo eso. Ser vejada, herida de esa
forma, física y moral, y tener que cargar con el fruto de aquella violación,
sola. -Suspiró, añadiendo al fin con mejor talante.- Gracias al Cielo encontró
una mujer que a su vez, fue como una madre para ella. En realidad, yo siempre
la consideré como a una abuela. Después, conoció al que es mi padre adoptivo. Se
casaron y me dieron la estabilidad de una familia y una hermana pequeña a la
que adoro más que a mi propia vida y a la que, como a ellos, echo muchísimo de
menos.
-¿Pero qué pasó con tu auténtico padre? - Quiso
saber Sandy intrigada por esa cuestión. -
- Murió antes de nacer yo, le mató el padre de Leval
durante un combate.- Repuso Mazoui evidentemente incomodado al hablar del tema.
-
- Pero,- repuso su contertulia cuando se calmó mirando
asombrada al muchacho. - Y aun así sois tan buenos amigos, ¡es increíble!
- Realmente somos primos. Mi madre y la de Leval son
hermanas. Y no solamente eso. Después de conocerme, Roy nos entrenó a los dos.
A su hijo y a mí, como si yo hubiera sido siempre de la familia. También tuve
la suerte de que uno de sus mejores amigos, casado con otra tía mía, me
enseñara cosas relativas al ocultismo. Y como te dije antes. Mi padre era un
demonio muy malvado que forzó a mi madre y, de no intervenir el padre de Leval
la hubiese matado sin compasión una vez satisfechas sus bajas pasiones,
¡merecía morir! - Sentenció con dureza él, para añadir después con un tono bien
distinto de sentido pesar. - Pero tu madre no. – Entonces él tomó aire y pasó a
agregar con tono resignado y algo abatido.- Tú sabes también como yo lo duro
que resulta cuando descubres que no eres como los demás. Cuando esas
transformaciones te asaltan sin previo aviso y te ves obligado a esconderte
como un animal herido, frente a una jauría.
-Lo sé.- Musitó ella, con la mirada perdida ahora en
la pared.- No sabes a dónde ir, ni qué hacer cuando te miran con terror, ¡con
odio!…No tienes en quién confiar. De hecho, no tienes a nadie fuera de tu
propia familia…
-Por fortuna para mí, Mathew, mi padre adoptivo, es
un médico fantástico y un buen investigador. Me preparó un suero que me ayudó
mucho a superar aquello en la adolescencia.- Dijo el chico.-
- Mi padre también es un gran científico e hizo algo
parecido por mí. - Le desveló la muchacha aseverando con admiración.- Es el
mejor hombre que conozco y siempre quise parecerme a él. Por eso me decanté por
la investigación. En el fondo deseaba descubrir algo que nos ayudase. Quizás
con el tiempo pudiera crear una vacuna o algo que nos hiciera ser normales…
Al
oír aquello último Mazoui suspiró para replicar con voz queda e incluso
reflexiva.
- Sí, pero no se trata de eso, Sandy. Nosotros somos
como somos, ¿verdad? Y nos guste o no ésta es nuestra naturaleza. No hay vacuna,
ni medicina que pueda cambiar eso. Pero tu madre demostró que nuestra voluntad
sí puede marcar una diferencia. Elegir entre el amor y el odio, entre la paz y
la guerra. Así me lo enseñaron a mí. Controlar nuestra constitución y emplear
los poderes que poseemos para el bien. Aunque fuera por pocos años piensa que
tuviste suerte de tenerla a tu lado, debió de ser una mujer realmente
excepcional.
La chica le miró comprensiva y asintió, ella también
sabía de sobra de lo que podía llegar a ser capaz uno de sus congéneres
dominado por los sentimientos de odio y venganza y dijo con la voz
entrecortada, llena de emoción y cariño al mismo tiempo.
- Me dejó un diario lleno de notas por las que me he
guiado durante todos estos años. Cuando tuve uso de razón y empecé a sentir los
primeros síntomas de cambios en mi cuerpo mi padre me lo entregó. Creo que mi
madre lo sabía. De algún modo, ella debió de presentir lo que iba a sucederle. Por
eso lo escribió, para no dejarme del todo sola y perdida. Y yo, aunque sólo era
una niña pequeña, recuerdo bien su mirada. El amor que me demostró siempre que
estuvo a mi lado. Quizás fuera mala antes de conocer a mi padre, pero después
cambió. ¡Ojalá que su alma esté en el paraíso! A veces sufro pensando si no la
obligarían a descender a los infiernos
otra vez. ¡Sería tan injusto! Y muchas veces rezo por ella deseando que haya
logrado alcanzar la paz.
- Estoy convencido de que todos sus pecados
anteriores le fueron perdonados pues murió con su alma purificada.- Declaró
resueltamente Mazoui que quiso saber. - ¿Cómo se llamaba tu madre?
- Se llamaba ILaya. Y dio su vida por salvarnos de
esos malvados de la secta. ¿Qué ironía tan cruel, verdad? Una diablesa salvando
a su familia de unos humanos.
- Yo también tuve que luchar contra los individuos de
esa secta.- Le contó Mazoui. - Entre Leval, su padre, unos amigos y yo mismo,
acabamos con ellos.
- Ahora que te he encontrado he satisfecho mi
instinto - confesó Sandy con voz queda. - Pero no siento amor por ti. Bueno,
podría decir que afecto sí, pero ya me comprendes. No esa clase de amor.
El
joven asintió, para replicar a su vez en tanto acariciaba con suavidad el largo
cabello azabache de la muchacha.
-Sí, me sucede lo mismo.
-Mi padre
siempre me dijo que era eso lo que nos hacía en verdad humanos. Y quiero creer
que mi madre se redimió por eso. Yo no quiero deshonrar su memoria, pero esa es
la otra parte de mi drama personal.- Sonrió débilmente la chica con una mirada
llena de tristeza y agregó. - Mi instinto me la ha jugado muchas veces. Se
anteponía a mis sentimientos y unido a
mi apariencia cuando me dominaba, arruinó no pocas relaciones. Sobre todo una
muy especial para mí. Por eso he buscado a uno como yo, a ti. Tú me gustabas y
tenía que comprobar de una vez por todas si era la fuerza de nuestra sangre o
mi propia debilidad tratando de encontrar a alguien, la que me arrastraba a
esto.
- Ahora ya lo sabes, yo tampoco he podido resistir,
quizá no sepamos nunca lo que es el verdadero amor.- Declaró Mazoui que miró a
Sandy a los ojos y le dijo con una voz dulce. - Tenemos que dejarlo, debemos
emprender cada uno nuestro propio camino para intentar encontrar a alguien que
nos quiera por quienes realmente somos, como personas.
- Tú eres el único que me puede comprender - le dijo
la joven visiblemente afectada. - Sabes lo que es sentirse diferente. Conocer a
una persona, enamorarte de ella y que un día, al descubrir tu secreto, huya de
ti. Como de la peste.
- Sí, desgraciadamente lo sé - reconoció Mazoui con tono apesadumbrado. - Y duele,
duele mucho. A mí me ocurrió lo mismo con un par de chicas que significaron
bastante para mí. Desde entonces no me
he atrevido a entablar ninguna relación seria con extraños, ni a confiarme
demasiado fuera de mi familia. Por eso ahora te comprendo. Por esa razón eras
tan arisca con las demás chicas, con todo el mundo. ¿No es así?
- Así es - admitió Sandy enjugándose las lágrimas en
tanto agregaba a modo de disculpa. - Ellas son buenas personas y seguro que
podrían ser unas buenas amigas. Pero yo, tenía miedo de entablar amistad, de
confiar en ellas y de que un día me descubrieran tal como soy y escaparan
aterradas. Tuve un novio que me hizo eso y me hundí tanto que me juré no volver
a sufrir la misma situación.- Apenas pudo balbucear al traer esos dolorosos
recuerdos de nuevo a su mente y referirle
a su atónito oyente. - ¡Íbamos a casarnos!, habíamos sido muy felices durante
nuestro noviazgo, era un chico encantador y me quería. Pero se cruzaron algunos
de nuestros congéneres dominados por el odio y el deseo de venganza, esos a los
que me he referido. Querían llevarme a su lado, pero yo me negué. Entonces quisieron
mostrarme cual era la realidad de nuestra situación, al menos la que ellos
habían sufrido. Nos atacaron a mi novio y a mí, ¡amenazaron con matarle! Me
pusieron contra la espada y la pared, ¡lo habrían hecho!, al menos eso creí y
tuve que elegir.- Mazoui comprendió de inmediato a lo que ella se refería y la
compadeció por aquel dilema tan cruel. Las siguientes palabras de Sandy
confirmaron sus peores sospechas cuando ella sollozó. - Tuve que mostrarme con
mi apariencia demoniaca para salvarle. Solamente así pude reunir la fuerza
suficiente. Pero me vio y escapó horrorizado de mí. Para él, pasé de ser su
novia, a la que quería, con quien deseaba compartir su vida, a ser un engendro
repulsivo del que huir a todo correr y sin mirar atrás.
La
muchacha rompió a llorar una vez más, pero ahora apenas le quedaban fuerzas
para hacerlo. Mazoui sólo pudo abrazar la cabeza de Sandy y dejarla
desahogarse, aunque ella se recobró enseguida y prosiguió con desolación.
- Lo que más daño me hizo fue el miedo que vi en sus
ojos. ¡Me miraba como quién se enfrenta a un monstruo que estuviera deseoso de
devorarle! No pude ni tratar de explicarme. Me dejó allí, sola y con la ropa
destrozada. Yo llevaba un vestido nuevo que quise estrenar con él para ese día,
el día de nuestro compromiso. Y a pesar de que ya antes había tenido que sufrir
por mi condición, aquello me marcó, quedé con el corazón roto y hasta hoy no he
tenido valor para empezar a recoger los pedazos. Incluso antes que eso y por
otras experiencias similares, en mí anidó el odio y la desconfianza hacia los
humanos. Sólo con miembros de nuestra especie he podido relacionarme sin trabas,
pero lo único que he sacado en claro ha sido satisfacer mis deseos o ser objeto
para que ellos realizasen los suyos. ¡Como si únicamente fuera una máquina para
el sexo! No he tenido amor, ni cariño, ni comprensión. Incluso nuestros
congéneres que se acercaban más al lado oscuro me trataban como una extraña,
despreciándome por querer seguir siendo humana. Por aferrarme a una vida
normal. Finalmente, y aunque por causa de tanta rabia y dolor estuve a punto de
unirme a ellos, incluso pensé en el suicidio. Gracias al Cielo mi padre logró
disuadirme de que lo hiciera. De conservar la parte de humanidad que hay en mí.
Aunque casi pude haberle matado en uno de mis arrebatos. Y cuando pensé que
todo estaba superado tuve ese último desengaño con mi prometido. Luego supe de
este proyecto y quise escapar. Logré que me admitieran y vine aquí…con la
esperanza de comenzar de nuevo una vez más… pero ya lo ves…estoy obligada a
interpretar un papel que me aleje del resto. Por mi propio bien y por el suyo. -
Musitó ahora bajando la cabeza con vergüenza y pesar. -
- No debes torturarte más.- Le pidió Mazoui elevando
suavemente la barbilla de la abatida muchacha con la palma de una mano.- Te
comprendo muy bien. También he pasado por eso. En muchas ocasiones dan ganas de
explotar y desahogarse de tanta injusticia. Pero tú demostraste ser fuerte y
noble para no caer en esa espiral de resentimiento y venganza. Eso no está al
alcance de cualquiera.
- Sé de sobra que no me he comportado bien desde que
llegué. - Admitió Sandy con visible pesar y arrepentimiento para intentar
justificar con desesperada sinceridad que le servía de necesario desahogo. - ¡Pero,
estaba tan amargada! ¡Tan escarmentada de todo! Durante toda mi vida he sido
muy vulnerable. Parece mentira pero pese a las apariencias soy muy sensible y
sentimental y cada decepción que recibía me hacía mucho más daño aun del que
pudiera hacerle a otra persona más cerebral.
- Comprendo que eso te descorazone tanto - convino
Mazoui. – También he pasado por eso.
- Por esa razón me he mostrado distante desde que llegué,
incluso pensé en hacerme odiosa para que me dejaran en paz. No quería entablar
ninguna relación de amistad para que el día menos pensado se hiciera pedazos
por causa de alguna de mis metamorfosis cuando estoy bajo tensión.
- Pero ese tampoco es el camino, Sandy - le rebatió
su confidente con tono afable y paternal. - Así sólo te amargarás para toda la
vida. No se puede estar sólo. Tú no estás hecha para vivir de esa manera.
Confía en ellos, también son mis amigos y sé que lo entenderían. Debes abrir tu
corazón a su amistad.
- Solamente hay una persona que conoce mi secreto y
que me aprecia, es mi mejor amigo y está en la Tierra, le conocí en uno de los institutos en los que
estudié. Siempre era la misma historia.- Declaró dolida. – Cada vez que mi
instinto y mis genes comenzaban a escapar a mi control mi padre y yo debíamos
irnos para que no se descubriera mi identidad. - Nunca dejé amigos en ninguna
parte, o si lo hacía, jamás volvía a contactar con ellos. Únicamente lo hice
con él. Nos escribíamos y cuando me mandaba sus cartas, también enviaba sus
ánimos y su cariño. ¡Él está en una silla de ruedas y yo jamás tuve que levantarle
la moral como hizo conmigo!- Sonrió ella con un sarcasmo teñido de tristeza. -
Mazoui
guardaba un respetuoso y amable silencio dejándola hablar para que se vaciase y
la muchacha prosiguió, ahora con un tono incluso más lleno de arrepentimiento
que de temor.
- Cuando Satory me descubrió en el baño, tomando
unas pastillas para controlar mi transformación, la amenacé, ¡tenía miedo! -
Confesó angustiadamente, otra vez a punto de llorar. - Luego me arrepentí, pero
no tuve más opción que continuar representando el papel de chica odiosa. Igual
que cuando sorprendí a Amatista con el oso que mi madre me regaló por Navidad.
Fue la última Navidad que pasó conmigo y mi padre. Es el más preciado recuerdo
que tengo de ella, de los pocos años que disfruté de una vida feliz, como una
niña normal, ¡me enfadé! ¡Me enfadé mucho! Me sentó muy mal que alguien lo
tocara, era como quitarme mis buenos recuerdos. No sé qué es lo que ellas
podrán pensar de mí. ¡Deben creer que soy una psicópata!- Suspiró moviendo la
cabeza a la par que se enjugaba las lágrimas.- Una loca…
- No te tortures más y hazme caso, confía en ellas,
muéstrate cómo realmente eres y no hablo de nuestra apariencia exterior. Me
refiero a nuestra autentica esencia de bondad. - Le aconsejó afectuosamente su
interlocutor acariciándola el pelo. -
- Tú eres un chico muy dulce y bueno - repuso
Sandy llena de gratitud. - Y la única
persona a la que me he atrevido a abrir mi corazón en muchísimo tiempo. A parte
de mi padre y de mi amigo Scott. Pero tengo miedo de hacerlo con nadie más.
Contigo es fácil. Me comprendes porque estás en mi mismo caso. Pero si Amatista
o Satory lo supieran...
- No subestimes a las chicas.- Le rebatió Mazoui
agregando confiado. - Ellas tienen sus defectos como los tenemos todos, pero
son buenas personas. Si logras granjearte su amistad la mantendrás para toda la
vida. Te lo puedo asegurar.
Aquellas
palabras animaron a la muchacha que pudo sonreír de forma débil pero algo más
ilusionada.
- Ojalá fuera así, Entonces debería empezar
enseguida por enmendar mi comportamiento con ellas ¿Sabes? En realidad las aprecio mucho. Incluso
últimamente he llegado a llevarme bien con Amatista. Por eso huí de ti la otra
noche, así no sospecharían nada de mí. Te pido perdón. No me paré a pensar en
que podría perjudicarte. – Declaró con visible gesto de pesar. -
- No pasa nada. - La animó nuevamente él que le comentó
más despreocupadamente. - Ellos saben cómo soy.
Eso
sí que la dejó atónita. Quizás hubiera una posibilidad para ella entonces.
- Y te aceptan, ya lo veo. - Pudo sonreír Sandy más
esperanzada. - Esa es una gran suerte Mazoui. Y era otra cosa que yo ansiaba
saber. Si ellos conocen y aceptan a uno de los nuestros, podrían quizás hacerlo
con otro más.
-¡Claro que lo harán! ¡No temas! - Le respondió él
con plena seguridad, permitiéndose añadir incluso con humor. – A este paso al
final hasta se aburrirán. ¡Les vamos a parecer demasiado corrientes!
Sandy pudo
sonreír fugazmente otra vez, se sintió mucho mejor, pero eran demasiados los
años de reveses como para no ser precavida y decidió ser prudente, pidiéndole
encarecidamente al chico.
- Por favor, de momento me gustaría que
transcurriera algo de tiempo antes de desvelarles como soy. Te ruego que no
digas nada.
- Cuenta con ello, te doy mi palabra, tu secreto
está a salvo conmigo. - Le prometió solemnemente Mazoui. -
Su interlocutora le dedicó una radiante sonrisa de
reconocimiento.
-Sé que lo estará.- Replicó a la par que pensaba.- Eres
un chico maravilloso y yo he hecho muy infeliz a una persona por el sólo hecho
de salir contigo. No debí hacerlo, pero me encargaré de arreglarlo para que esa
persona no vuelva a ser desgraciada. Los dos os merecéis una oportunidad.
Mazoui
notó el gesto reflexivo de su contertulia y le inquirió con extrañeza.
-¿En qué piensas ahora?
- Creo que deberíamos dar a entender que lo nuestro
ha sido una mera atracción pasajera. No sería bueno que las chicas pensasen que
estamos comprometidos.- Repuso ella ahora con un palpable toque de misterio.-
Y ante el gesto atónito de él, Sandy
se atrevió a desvelarle.
- Estoy convencida de que dentro de poco encontrarás
a tu verdadera media naranja. Ese es un don que mi madre me transmitió. Al
igual que ella, también algunas de las súcubos podían ver el futuro o tener
presentimientos.
-¿Y no sabrás de quién se trata? - Inquirió Mazoui
muy sorprendido y sobre todo intrigado cuando matizó con perspicacia. - ¿O acaso ya lo sabes y no puedes decírmelo?
- No, si tú lo supieras esa persona se enteraría y
sufriría mucho, seguramente se sentiría muy humillada de esa manera y yo no
quiero eso. ¡Ya lo sabrás, seguro! Confía en mí. Presiento que estás destinado
a saberlo. – Remachó ella con mucha mayor animación y convencimiento. – Pero
cuando llegue el momento.
- Claro. - Convino el chico para agregar lleno de
optimismo. - Igual que yo sé que tú también encontraras la felicidad que te
mereces. Ahora, despidámonos como buenos amigos.
Y ella aceptó con suma alegría aquel ofrecimiento.
Mazoui se vistió y le dio su traje de noche a Sandy cubriéndola con él, después
la besó en la frente y la abrazó con cariño, la chica dijo sonriendo.
- Si hubiera tenido algún hermano mayor, seguro que
habría sido como tú. Al menos, eso hubiera deseado. Descuida, una vez saciados
el uno del otro, el instinto y el deseo ya no podrán abrirse camino entre
nosotros. - Declaró llenando de afecto
sus palabras. –
Su
interlocutor sonrió, acariciándole una mejilla para responder.
- Te agradezco mucho el cumplido. Yo ya tengo una
hermana como ya te dije. Ella es del todo humana porque mi madre se casó después
de tenerme a mí. Tú me la recuerdas en tu forma de ser, también es dulce y
maravillosa, siempre me ha apoyado y la echo muchísimo de menos...
- Eso significa mucho para mí. - Le agradeció
Sandy que volvió a besarle, pero esta
vez en una mejilla para afirmar con renovado cariño. - Desde ahora yo seré como
una hermana para ti, Mazoui. Y tú serás como un hermano mayor, con el que podré
sentirme igual que cuando estaba con mi padre.
-Claro, no tenemos por qué estar solos.- Convino
él.-
-Cuenta conmigo para cualquier cosa que necesites.-
Le ofreció ella.-
El
muchacho sonrió, muy reconocido también por esas palabras. Iba a decirle adiós
pero la joven se anticipó comentándole.
-Espera. Lo olvidaba. Aun me queda el postre.
Mazoui pudo sonreír para declarar con tono algo
sorprendido, aludiendo a su anterior encuentro sexual.
-No creo que pueda volver a repetir por hoy…
-¡No tonto! - se rio ella al fin, explicándole.- El
postre de verdad. Hice una tarta de chocolate.
-¡Pues ese sí que no lo perdono! – rio a su vez el
chico admitiendo casi con complejo de culpabilidad.- Si hay algo que no puedo
resistir, ni con todo mi poder, es una buena tarta.
Ella
lució una radiante sonrisa y fue a la cocina, reapareció con una bandeja en la
que portaba una tarta y platos con sus correspondientes cubiertos. La dejó en
la mesa y volvió a por dos vasos de leche.
-Si prefieres un café, puedo prepararlo.- Le ofreció
la joven.-
-La leche está bien.- Contestó afablemente su
contertulio.-
Así pues ambos se sentaron y dieron buena cuenta de
sendas raciones de aquella tarta. Tras su actividad física y esa intensa
conversación habían recuperado el apetito. Mazoui la saboreó encantado.
Realmente esa muchacha tenía un gran talento para la cocina, y en especial para
la repostería, y así se lo comunicó con jovialidad, sentenciando.
-Siempre digo que alguien capaz de hacer algo tan
dulce tiene que ser muy buena persona. Una vez más se demuestra que estoy en lo
cierto. Es más, esto me ha recordado a los buenos tiempos cuando era niño y mi
abuela Dotty hacía alguna de sus recetas de repostería. Más de una vez acabé
empachado, ¡ja, ja!…
-Eso tiene mucho mérito, teniendo en cuenta nuestro
metabolismo tan rápido.- Sonrió Sandy.-
-En serio.- Repuso él mirándola con afecto.- Estoy
convencido. Algún día habrá alguien que sepa apreciarte en todo lo que vales.
La joven agradeció esas palabras de corazón. Por
primera vez en muchísimo tiempo sus ojos brillaron llenos de felicidad. Aunque
entonces Mazoui recordó algo y le preguntó.
-A propósito. No sé si tú tendrás algunos poderes de
sugestión. Como a veces tengo yo.
-Sí, no es muy edificante admitirlo, pero en
ocasiones me he valido de ellos.- Confesó la chica algo avergonzada por ello.-
No
obstante, su interlocutor movió la cabeza y repuso.
-No se trata de eso. Es que, verás…Me ha sucedido
una cosa, y no tiene que ver con la atracción sexual que experimentamos entre
nosotros. Le pasó a mi primo también. Cuando te conocimos, no sé. Es como si te
hubiéramos visto antes… ¿Acaso fue algo que quisiste transmitirnos?
Ahora
fue Sandy quién le miró perpleja. Enseguida negó con la cabeza.
-No, no tengo ni la menor idea de a qué puedes
referirte. Sin embargo, ahora que lo dices me pasó algo similar. Y estoy de
acuerdo contigo. Era una sensación que nada tenía que ver con nuestra atracción
física. Como si en algún otro momento y lugar os hubiera conocido a ti y a él.
El
chico estaba igual de atónito que su interlocutora. No obstante, pensó que lo
mejor sería dejar estar aquello.
-Seguro que habrá alguna explicación. Quizás fuera
algo inconsciente. O un efecto colateral de nuestras hormonas. No creo que
tenga demasiada importancia.- Declaró él.-
La joven asintió. Tampoco deseaba preocuparse por
eso. Bastantes cosas tenía en mente ya. De modo que charlaron un poco más y cuando
por fin terminaron de comer, tras un suave beso en las mejillas de adiós, él se
concentró en la energía de Leval pues era ya muy tarde para entrar en la base.
Cuando la hubo captado desapareció. Sandy se quedó allí, pensativa, en la
soledad de su apartamento que todavía tendría que ordenar tras aquella
exhibición de hormonas que protagonizara con ese chico. Pero por una vez en
muchísimo tiempo estaba poseída por un sentimiento de alegría y optimismo. Ya
no estaba sola. Para bien o para mal, tendría a su lado a alguien que sabía
perfectamente cómo se sentía. Y con el tiempo seguro que dispondría de la ocasión de
aumentar el grupo de sus amigos. Creía a Mazoui cuando él le dijo que el resto
de las chicas eran buenas personas. Podía percibirlo desde lo más profundo de
su ser. Y desde ese momento, ella trataría de esforzarse también para ser mejor
de lo que había sido.
-Sí, mamá, papá. Al fin podré tener unos verdaderos
amigos. - Suspiró mirando hacia el techo.- Y trataré de ser merecedora de
ellos.
Mazoui por su parte reapareció ante la cama de su
primo. Éste estaba profundamente dormido, por eso le había costado tanto
localizarle, sonrió y con sumo cuidado salió de la habitación de Leval
dirigiéndose hacia la suya y deseoso de empezar
la siguiente jornada con su nueva forma de ver la vida. Al igual que
Sandy, mucho más optimista y esperanzada ahora. ¡Ojalá esa muchacha tuviera
razón, ojalá él mismo la tuviese y ambos lograran un día conocer la felicidad y
a una persona a la que amar y que les aceptase tal cual eran! Y en otro lugar
de la nave, Jennifer sonrió, enjugándose también unas lágrimas, cerró el libro que
había estado leyendo y suspiró meditando.
-Lo siento de veras. Me gustaría poder cambiar eso
aunque es algo que no puedo hacer. Cuando acepté esto, me comprometí a cumplir
con un propósito. Pase lo que pase, así será. Lamento todo lo que os ha
ocurrido y lo que seguramente sucederá. Pero es por un bien superior.
Y
deseosa de dejar a un lado aquellas tribulaciones se preparó para irse a dormir,
una vez estuvo lista apagó la luz. Al día siguiente le esperaba otro duro día
de trabajo en el laboratorio, con esas magníficas compañeras que le habían sido
otorgadas y con las que, por mucho que le pesase, no podía permitirse el lujo
de confraternizar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)