domingo, 6 de marzo de 2011

GWG 29.116. La fuerza de una canción



Amatista cantó varias canciones con gran sentimiento, era maravillosa la forma en que aquellos seres reaccionaban ante su música. Sus tonos fosforescentes brillaban con mucha mayor intensidad, era un espectáculo increíble, tal variedad de luz y color sobre el negro fondo del cielo de aquel planeta. Ella misma se dejaba llevar por aquel ambiente lleno de paz y de armonía. Su melena  rubia parecía tornarse inmaculada, en tanto era agitada por aquel viento cálido y confortador. A los destellos plateados que refulgían a su alrededor se sumaron otros de color oro, violetas, rojos, y así de infinidad de colores distintos, a cual más hermoso. Todos ellos subían al cielo para luego caer y brotar en la forma de las más variadas y bellas especies de plantas y flores que ninguno hubiera visto. Pronto, todo el planeta centelleó con todo tipo de fulgores y se oían desde todas partes aquellos murmullos. Los extraños seres levantaban una especie de tallos y desplegaron algo similar a flores que relucían con tonos luminiscentes llenos de belleza y variedad. Tanto Leval, Mazoui como el propio Giaal, únicamente podían mirar a su alrededor con la boca abierta. Maravillados ante tanta belleza y armonía. Era algo tan hermoso que hasta se les empañaban los ojos por la emoción, quedándose sin palabras. Sobre todo, cuando Amatista cantó esa tonada que aquellos seres habían percibido en el fondo de su alma.



Se me ha concedido un momento del Cielo

Según camino rodeada por la noche

Las estrellas sobre mí

Me hacen pedir un deseo bajo la luz de la Luna



En mi camino a casa

Solo recuerdo

Días buenos



La muchacha a su vez cantaba dejándose llevar cada vez más, como si se hiciera una con aquel paraje. Su pelo refulgía mecido por un vendaval de energía pura y adoptaba aquella tonalidad albina relampagueante al reflejar a su vez los destellos multicolor que la rodeaban. Se sentía rozar suavemente por infinidad de pétalos y semillas que revoloteaban sin cesar a su alrededor y el de los muchachos.



En mi camino a casa

Solo recuerdo

Todos los mejores días



En mi camino a casa

Recuerdo cada nuevo día



Por unos instantes era como si ella misma no existiera y se hubiera fundido con aquella esplendorosa exhibición de vida. Entonces volvía a su consciencia para recordar a todos sus seres queridos, sus padres, sus amigos, el resto de su familia y percibía una cálida y hermosa sensación dentro de sí…



Me muevo en silencio

Con cada paso que doy

Copos de nieve que caen a mí alrededor

Como ángeles en vuelo



Lejos en la distancia

Es mi deseo bajo la luz de la Luna…



En mi camino a casa

Solo recuerdo

Días buenos



Iba terminando de cantar con los ecos de su propia voz y la música multiplicados casi hasta lo infinito y solamente podía esbozar una gran sonrisa de felicidad…



En mi camino a casa

Solo recuerdo

Los mejores días…



En mi camino a casa

Puedo recordar cada nuevo día.



En mi camino a casa

Solo recuerdo

Días buenos



En mi camino a casa

Solo recuerdo

Días buenos



(On my way Home. ENYA credit to the author)



            Finalmente concluyó deleitándose en ser testigo de ese formidable renacimiento mientras su cabellos tornaba a su color natural. El alien observándola, tan embelesado como el resto, a su vez sonrió muy satisfecho.



-¡Has logrado el milagro, Amatista! ¡Has revivido su mundo! Para ellos eres la Salvadora. - La alabó  agradecidamente Giaal, añadiendo con visible reconocimiento. - Estos seres quieren daros las gracias por vuestra generosidad…



Y de uno de los árboles frondosos que crecían a su alrededor cayeron una gran cantidad de semillas. Mazoui se agachó y examinó una tratando de verla bien entre esa penumbra resplandeciente que les rodeaba en tanto Leval exclamaba dominado por la admiración.



- ¡Es maravilloso!, jamás imaginé nada igual. La belleza de este mundo es increíble, nunca he visto nada que se le pueda comparar.

- Sí, y gracias a Amatista ahora aún será más hermoso. – Declaró el alien.-



Entre tanto Mazoui había recogido un puñado de aquellos frutos que rápidamente habían brotado de las plantas que a su vez germinaron de algunas de esas semillas.



-¡Esto se parece a una alubia mágica! – Elucubró  sin salir de su asombro. -

- Eso es,- confirmó Giaal - las alubias mágicas provienen de este mundo, de aquí se propagaron por todo el universo.- Les explicó invitándoles cordialmente. - Tomad las que podáis, es su forma de agradeceros vuestra ayuda.

- Habíamos agotado las que teníamos y todos nuestros intentos por cultivarlas habían sido un fracaso.- Se lamentó Leval.-



Aunque ahora recobraba la alegría de volver a disponer de aquella inestimable ayuda.  ¡Cuántos padecimientos podrían evitarse en el futro contando con esas inestimables semillas!



- Yo os enseñaré como hacerlo.- Les dijo Giaal. - Tengo conocimientos de agricultura cósmica y soy médico, tanto para estos seres, como para otros de la galaxia.

-¿Por qué no te vienes con nosotros? - Le propuso animadamente Amatista. - Nos vendría muy bien una persona como tú.

- Acepto y te lo agradezco, ahora que este mundo se ha recuperado ya no hago falta aquí. – Aunque tras pararse a pensar por unos instantes matizó. - Pero únicamente si Mazoui y Leval están de acuerdo.- Sonrió Giaal confiado no obstante en que así sería.  -

- Por mí encantado, ¿y tú Leval, qué opinas?- inquirió Mazoui a su amigo a lo que éste asintió con entusiasmo. -

- Entonces no se hable más, ¡te vienes! - Sentenció la muchacha  muy contenta. –



            Mazoui y Leval asintieron con alegría a esas palabras y cuando Giaal iba a confirmarlo a su vez, Amatista súbitamente recordó algo importante. Estaban en un mundo lleno de flores, donde podían verse innumerables especies de estas creciendo a su alrededor, entonces el recuerdo de sus padres, y más concretamente la afición de su padre por las flores de jazmín, le hizo solicitar con voz algo tímida.



- Me gustaría pedirles un favor a estos seres. Poder plantar aquí unas flores de jazmín, si eso es posible. Es una promesa que le hice a mi padre antes de partir. Cuando llegase a un nuevo mundo. ¡Por favor! - Añadió con visible nostalgia. -

- Claro, no te preocupes, ellos saben eso también. Han podido leerlo en tu mente. - Convino amablemente Giaal que, arrodillándose a ras de tierra, hizo un pequeño agujero, añadiendo. - Plántalas aquí, en este mundo las flores crecen prácticamente solas. Y no temas, nuestros amigos los vegetalianos cuidarán de ellas. Más sabiendo la gran cantidad de amor y de recuerdos que simbolizan para ti.- Aseguró en referencia a esos extraños bulbos con patas que se aproximaron a ella emitiendo gorjeos y mudando sus colores de amarillo a verde y a azul cielo. – Mira, estarán encantados de cultivarlas…



            Amatista les obsequió con una agradecida sonrisa, después echando mano al interior de su blusa sacó un cordelito que llevaba colgado al cuello. Nunca se separaba de él, en su extremo pendía un pequeño saquito que ella abrió, aflojando las cuerdas que lo cerraban, con suave reverencia.



- Siempre llevo alguna de estas semillas conmigo. - Explicó a sus acompañantes en tanto sacaba algunas de éstas y las enterraba en ese agujero. Añadiendo después de completar la operación. - Ya está. Esto es por vosotros papá, mamá, abuela Amatista Nairía, abuelo y primos Coraíon,  Granate y todos mis seres queridos. - Musitó con emoción para agregar ya más serena. - Ojalá volvamos a vernos muy pronto. Ahora sí que podemos volver a nuestra casa que, de momento, es esa gran nave. Y ojalá, un día, seamos capaces de retornar a la Tierra que es nuestro hogar.

- Sí, - convino Giaal que sin embargo le pidió con afectuoso tono. - Pero antes aguarda un poco. Y verás que estos seres quieren hacer algo más por ti para darte las gracias.



La chica hizo lo que su interlocutor le dijo. Esperó, pero no parecía suceder nada. De hecho tanto ella como Mazoui y Leval observaban en todas direcciones y por inercia al suelo. Entonces el extraterrestre le indicó a la joven que mirase hacia los agujeros donde había plantado esas semillas. Ella apenas sí pudo creerlo. De pronto del suelo brotó un pequeño tallo que fue  creciendo rápida pero armoniosamente hasta desplegar unas hermosas flores de jazmín de un color blanco inmaculado.



- Ya te dije que se encargarían de que floreciesen rápidamente, Amatista. – Sonrió Giaal para añadir.- Os aseguro que son los mejores jardineros del Cosmos.

- ¡No puedo creerlo! ¡Es maravilloso! – Se emocionó ella sin poder evitar llorar. - Gracias, de verdad. ¡Significa mucho para mí!



El extraterrestre se agachó entonces y sacando una especie de pequeña paleta jardinera, que guardaba en un pliegue de su extraño traje ajustado de color azul oscuro, excavó cuidadosamente bajo una de esas plantas. Recortó una porción de tierra en donde iban metidas las raíces y le indicó a Amatista que hiciera una forma de cuenco con sus dos manos para depositar en ellas aquel bulbo.



-Ésta puedes llevarla contigo. Un recuerdo de tus nuevos amigos. – Le sonrió. –

-¡No sé cómo agradecérselo! – Sollozó la muchacha contemplado aquella hermosa flor que refulgía con destellos de un blanco casi cegador en aquella extraña atmósfera. – Es tan hermosa…

-Son ellos los que estarán siempre en deuda contigo. – Le aseguró Giaal afirmando. – Y estas flores de jazmín que quedan aquí se reproducirán y siempre les recordarán que tú fuiste su salvadora, Amatista. La humana que revivió un planeta, su mundo. Ahora podemos irnos ya. Ellos nos transportarán en un momento a donde estábamos.



Efectivamente no tuvieron que esperar mucho. A los pocos segundos se cumplió lo que Giaal había dicho y los cuatro aparecieron de nuevo en el parque de la nave. Amatista tenía muchas ganas de contárselo a sus amigas pero Leval le pidió que por el momento no lo hiciera.



-Sé que estás deseosa de compartir esta increíble experiencia con ellas. Pero tenemos que informar primero.- Lamentó él.-

-No te preocupes, puedo esperar.- Le aseguró la muchacha.-



Y así era. Por mor del reglamento antes, y a su pesar, debían cumplir con su obligación y tenían que dar parte a sus superiores para que permitiesen quedarse a Giaal. Mazoui dijo que él se encargaría de llamar al comandante Zorton, aunque recelaba de la actitud de éste.



-Debo advertirte  que no es un hombre muy abierto, que digamos.- Comentó, dirigiéndose sobre todo al alien.-

-Seguro que podréis hacerle ver que no soy una amenaza.- Respondió confiadamente Giaal.-



 Quedaron para ir a informarle junto con su nuevo amigo.



-¿Quieres que te lleve a tu casa?- Le ofreció Leval a su novia.- Podemos ir volando.

-No gracias. Prefiero ir caminando y ya tomaré un deslizador.- Rehusó la joven.- Será mejor que vayáis con Giaal.



Y se despidió de ellos sin tardanza. Quería llevar cuanto antes esa bella planta a su apartamento para ponerla en una maceta. Por su parte los chicos se marcharon también.



-Bueno, vamos para allá.-Indicó Mazoui quien sugirió a su invitado.- Será mejor que adoptes forma humana.

-Sí, tienes razón, mi apariencia resultaría muy llamativa para los vuestros.- Convino el alien que lo hizo de inmediato.-

-Ya podemos irnos.- Comentó Leval.-



Así lo hicieron. Por el camino, Giaal les contó que tenía una hermana más pequeña llamada Naya a la que hacía bastante tiempo que no veía. Sus caminos se habían separado puesto que pese a que a él siempre le había gustado viajar por el Cosmos, igual que a sus padres y su hermana, había preferido instalarse durante más tiempo en su mundo de origen y ellos habían continuado con sus periplos. Y les comentó para terminar de contarles sus vivencias..



-Como ya os dije, me quedé junto a nuestro árbol sagrado para que me enseñase más cosas. Aprendí mucho de su gran sabiduría. Sobre todo a respetar a todas las formas de vida. Mis padres y mi hermana comparten esos ideales, ella de hecho viajó a la Tierra. Supongo que mis padres la llevaron a conocer a nuestros amigos comunes. Ellos en tiempos se enfrentaron a unas poderosas muchachas. Las guerreras de la Justicia. Luego se hicieron amigos y las ayudaron a  combatir a las fuerzas de la oscuridad. Lo mismo que vuestros padres. Nos contaron muchísimas cosas de ellos de mí y a mi hermana.

-Bueno, todos fueron luchadores por el bien, excepción hecha del mío, que era un demonio.- Le confesó Mazoui con pesar.-

-Pero eso no parece haberte afectado a ti. Por lo menos, en cuanto a tu deseo de hacer el bien.- Opuso su interlocutor.-

-Gracias a que mi madre y sus amigos creyeron que había esperanza para mí.- Replicó el joven.-

-Y creyeron muy bien.- Intervino Leval animando a su primo.-

-Tienes un alma bondadosa, tus orígenes biológicos no son lo que importa. Ni tienes culpa de las malas acciones de tu padre, como ninguno de nosotros las tenemos de las de los nuestros.- Agregó Giaal.-

-Gracias.- Contestó este con sincero reconocimiento.-



Mazoui y Leval le contaron a su vez que ellos también tenían hermanas menores a las que igualmente echaban mucho de menos.



-Son muy amigas entre ellas, y hasta formaron un grupo musical, junto con nuestra prima Idina, la hija de nuestros tíos, Tom y Cooan, y Amatista.- Le informó Leval.- Ella las echa tanto de menos como nosotros.

-Sí, así es. Los vegetalianos pudieron percibirlo con mucha claridad. – Convino el extraterrestre que agregó.- Cuando llegué a su mundo, sintieron lo mismo en mi interior. Yo también añoro a mis padres y a mi hermana. Parece que tenemos muchas cosas en común.

- Todos estamos lejos de nuestras familias, y deseamos hacer todo cuanto esté en nuestras manos por volver a reunirnos con ellas algún día. - Añadió Leval agregando ahora con más optimismo - eso nos une todavía más.

- No perdáis la esperanza de volver a verles. - Les animó su nuevo amigo. -

- No lo hemos hecho, y descuida, nunca lo haremos.  - Afirmó Mazoui. -



            El alien asintió con aprobación, ambos chicos tenían un espíritu fuerte y decidido. Eso estaba muy bien, les haría falta en ese viaje por la inmensidad del Cosmos. Ahora que, más allá del pacífico y hermoso Vegetalia, se adentraban en regiones de éste que el propio Giaal desconocía y así lo admitió.



-A partir de aquí el camino me es tan ignoto como a vosotros. Es más. El mundo de las plantas era quizás el último de esas características, al menos por lo que yo sé. No tuve oportunidad de aventurarme más allá.

-¿Quiere eso decir que no crees posible que haya planetas adecuados para la vida por aquí cerca?- Inquirió Mazoui.-

-No, no he dicho eso.- Suspiró el alien con una expresión que parecía de preocupación, sobre todo al añadir.- Pero, por lo poco que los Vegetalianos me transmitieron acerca de este particular, no estará de más que extreméis las precauciones.

-Lo haremos, no te quepa duda. Ya estamos acostumbrados a vérnoslas con seres hostiles.- Afirmó Leval.-



            Eso pareció tranquilizar algo a su interlocutor quién con un tono más animoso les dijo, recordando su propósito actual.



-Bueno. Ahora vamos a ver a ese superior vuestro. Espero que sea un hombre comprensivo.



            Fueron ahora sus amigos quienes se miraron ahora con expresión de circunstancias, aunque no dijeron nada.



-No puede ser tan malo. ¿Oh sí?- Quiso saber Giaal al ver esas caras.-

-Digamos que no es tan amable como los habitantes de Vegetalia.- Repuso Leval al fin.-



            Y hacía allí se encaminaron. Al fin llegaron ante el despacho de Zorton. Mazoui le aconsejó entonces.



-Mejor déjanos hablar a nosotros, no digas nada de no ser que te pregunte.

- Mi primo tiene razón.- Añadió Leval aduciendo no sin cierta intranquilidad.- No es aconsejable sobresaltar a ese individuo. Ya es bastante antipático de por sí. Y no le gusta que le lleven la contraria.



El alien escuchó con atención y asintió. Ahora debía ser él quien confiase en los consejos de sus nuevos amigos puesto que estaba en su terreno. De modo que, una vez listos, Mazoui tocó la puerta del despacho y su superior les autorizó a pasar. Los dos muchachos en posición de firmes y Giaal en una postura normal, más bien relajada, aguardaron a que Zorton les diera permiso para hablar. El comandante observó a ese extraño con un gesto serio que  apenas denunciaba sorpresa y al fin dio el permiso requerido.



-Bien, ustedes dirán. ¿Qué es lo que deseaban consultarme? ¿Y qué es lo que está haciendo éste civil aquí?



Mazoui procedió a explicarle lo ocurrido, reduciendo la versión a que, a pesar de provenir de fuera de la nave, Giaal en efecto era un civil más, que podría prestar buenos servicios médicos. Tras escucharle, Zorton se encogió de hombros y se limitó a decir.



- Cursaré inmediatamente su informe a la superioridad, mientras tanto, acorde al protocolo, habrá que  tomar las medidas pertinentes para un extraño. Se deberá poner en cuarentena hasta que se constate su inocuidad para el resto de los ocupantes de la nave.

- Pero señor,- objetó Leval con serenidad - creo que él no es ninguna amenaza para la seguridad de la nave.

- Teniente, ya conoce usted las normas, se debe proceder en los términos que mandan las ordenanzas, ¡sin excepciones! Es más, el solo hecho de traerle ante mí sin ningún protocolo de seguridad ya es en sí mismo inaceptable. - Respondió Zorton  irritad.-



Efectivamente, tal y como el mismo Leval le aconsejó al alien, a su superior no le gustaba que nadie le llevase la contraria. Desafortunadamente fue el muchacho quien no siguió su propio consejo.



- No te preocupes, Leval,- dijo Giaal para tranquilizarle - si esas son las leyes tendrán su finalidad, por mí no hay problema.

- Sí señor.- Asintió Mazoui que, aunque molesto por ese trato tan poco cortés que su superior dispensaba a Giaal, no tuvo más remedio que añadir. - Le acompañaremos a una celda especial.

- Eso es todo - contestó Zorton ya apaciguado, para sentenciar de modo lapidario. - En cuanto lo hayan hecho ustedes pasen también a revisión. Pueden retirarse. – Les reprochó para remache final.-  A mi vez pasaré por la enfermería para iniciar el protocolo de cuarentena dado que no se molestaron en advertirme.

           

            Saludando a su superior  los dos obedecieron, iban a salir del despacho cuando éste les detuvo.



-¿Han tenido contacto con algún otro miembro de la tripulación ya sea personal civil o militar?



Los dos chicos se miraron con cara de circunstancias. Fue el propio Mazoui quien tuvo que admitir.



-Sí, señor.

- En ese caso deben informar a esa persona de que está obligada a someterse a revisión. Al igual que ustedes y yo mismo.- Sentenció su comandante. - Ahora retírense.



Los dos saludaron de nuevo, escoltando a su “invitado.” Leval no estaba demasiado contento, y le pidió explicaciones a su primo.



- Mazoui, ¿por qué no me has echado una mano? No creo que sea justo que Giaal tenga que estar encerrado. Y además, ahora has metido a Amatista en esto.

- No se trata de eso, Leval, no va a estar encerrado. Sólo van a reconocerle, eso es todo. Además, si contradices a Zorton se enfurece, ya lo sabes. Tú mismo lo dijiste. A ese tipo no le gusta que discutan sus órdenes y en este caso encima es que tiene razón. Todavía debemos dar gracias a que no nos haya sancionado por violar ni se sabe cuántos protocolos de seguridad. En cuanto a Amatista, ella estuvo allí con nosotros…- Contestó pacientemente su primo. – Y pese a que yo tampoco crea que hay peligro no podemos arriesgarnos. Ya no es únicamente por Giaal, sino por la visita a ese planeta.

- Ya, lo sé, sé que Zorton y tú tenéis razón. Es sólo que no me gusta esta situación,- se defendió su primo - eso es todo.

- Ni a mí, creo que es una estupidez tratándose de Giaal, pero no tenemos otra opción.- Suspiró su interlocutor que se dirigió hacia el aludido disculpándose con visible malestar. - Lo siento mucho, amigo.

- No os preocupéis,- intervino el extraterrestre de modo conciliador - de verdad. Mazoui, tienes razón. Seguro que será cosa de poco tiempo y a mí no me importa. Comprendo que soy un ente extraño a bordo y se deben observar precauciones. Aunque os aseguro que no soy ningún tipo de amenaza sanitaria, ni portador de virus o elementos hostiles a vuestra salud. Como tampoco lo eran los vegetalianos.



            Sus amigos convinieron en ello aunque tuvieron que cumplir con su penosa obligación. Llevaron a Giaal hasta una celda con un compartimento aislado. Éste entró dócilmente allí, disponía de una litera y aseo tras unas paredes en tono blanco plastificado. Los muchachos se despidieron de él diciéndole que tratarían de sacarle cuanto antes. Mazoui esperó a que jefe informase a sus superiores. Ojalá que no sacase a relucir eso de la falta de protocolos. Suspiró, conociendo al comandante y su apego por el reglamento eso iba a ser difícil. Lo cierto es que Zorton predicó con su propio ejemplo. El oficial informó con rapidez y también se  pasó para hacerse un reconocimiento, prestándose a quedar en cuarentena.



-Esos dos muchachos no lo entienden. Sé que han prestado grandes servicios pero eso no les exime de acatar las regulaciones como todos los demás. Han viajado a un planeta desconocido sin autorización y aún con su mejor intención, eso es , cuando menos reprobable. Podrían portar cualquier tipo de virus desconocido y eso sería catastrófico para todos. Ha de observarse el reglamento.- Le contó al Comodoro Hazzar cuando este le visitó en la zona de contención de riesgos biológicos.-



            El veterano segundo al mando cruzó sus manos tras la espalda y asintió despacio, conviniendo con él.



-Tiene usted razón, comandante. Hablaré en persona con ellos.



Leval llamó a su novia y le explicó la situación, ella no dudó en acudir y someterse asimismo junto con ellos a las pruebas oportunas. La muchacha tampoco creyó que existiera ninguna amenaza. Pero había que ser precavidos.



-Nunca se sabe. Yo confío en Giaal y en esos seres. Pero quizás podrían tener en su mundo cosas que ni ellos imaginan. Y no me perdonaría si soy la causa de que alguna enfermedad desconocida se propagase por la nave.- Reflexionó la muchacha.-



            Desde luego quería hacer lo correcto y velar por la seguridad de todos los que allí viajaban. Por eso no contactó con sus compañeras. Hasta que no estuvieran seguros por completo de que no representaban ningún riesgo para la salud de nadie, se quedaría allí. Tanto Leval como Mazoui se unieron a ella y tras someterse a unas pruebas dio la impresión de que, efectivamente, nada había que temer.



-A pesar de todo, no creo que esto vaya quedarse así, - suspiró Mazoui.-



Cuando los informes llegaron arriba en la cadena de mando, y tras su conversación con Zorton, el propio Comodoro Hazzar quiso saber más del asunto por boca de los muchachos y fue a la celda. Una vez declarado limpio de cualquier tipo de contaminación externa, Mazoui y sus amigos le esperaban para explicarle lo ocurrido.



-Lo siento. Deberán someterse a un examen médico completo. Un mero biofiltro no es garantía suficiente, mayor.

-Sí señor.- Admitió este.-

-Y usted también teniente.- Añadió dirigiéndose a Leval.-

-A sus órdenes.- Saludó este.-



            Aunque la expresión del hasta entonces, serio comodoro, se suavizó un poco cuando vio a Amatista y asimismo le pidió.



-Usted señorita, debe hacer lo mismo. Comprenda que es un asunto de seguridad que compromete a todos en esta nave.

-Por supuesto, Almirante.- Respondió ella ante las caras entre perplejas y divertidas de Leval y Mazoui.-



            Los jóvenes oficiales tuvieron que controlarse para no reír. El mismo Hazzar se sonrió moviendo la cabeza para corregirla ya más distendido.



-Le agradezco que quiera ascenderme, señorita Lassart. Pero únicamente soy comodoro.

-¿Pero eso es mucho, no?- Inquirió ingenuamente la joven.-

-A veces demasiado, créame.- Rio ahora el veterano oficial.-

-Disculpe usted, no entiendo de rangos militares.- Declaró la azorada chica.-

-No tiene importancia. Y le agradezco su comprensión.- Contestó afablemente su interlocutor.-



Así pues, tanto ella como los muchachos pasaron al gabinete médico. Les tomaron muestras de sangre y les reconocieron con profundidad.



-Al menos así me ahorro el chequeo médico.- Se permitió bromear ella.-



Mientras éste se llevaba a cabo, Hazzar tuvo ocasión de conversar un poco con ese recién llegado. Le pareció un joven muy notable. El comodoro, adoptando medidas de seguridad, le escrutaba con la mirada para preguntarle, no sin asombro.



- Dice usted que ha venido de fuera de la nave. ¿Cómo lo hizo? Comprenda que es mi deber preocuparme por la seguridad de los que viajan bajo mi mando.

- Sí, vine a buscar a dos buenos amigos para pedirles que ayudasen al planeta que acaban de pasar.- Replicó Giaal.- En cuanto a cómo lo hice, no fue difícil aprovechar una discontinuidad en sus defensas. Tenía a mi disposición una cápsula vegetaliana que es capaz de atravesar entornos pétreos con su capacidad porosa.

-No comprendo.- Repuso el perplejo comodoro.-

-Es algo complicado de explicar. Pero, por ahora, le diré que ese objeto puede reorganizar a nivel molecular cualquier entorno sólido hecho de roca. En esa zona no había metal sino piedra. Por ello, además de por el fallo momentáneo en esos escudos suyos. La elegí.

-Y ese fallo. ¿Fue también cosa suya?- Inquirió Hazzar.-



            Giaal tuvo que negar con la cabeza y responder.



-Aproveché esa nube de electrones y otras partículas que interfirieron para viajar dentro de ella y no ser detectado. Pensaba en colarme cuando desactivasen sus defensas para permitir retornar a cualquier nave de reconocimiento que enviasen. Lo que no sabía era que, aquella nube fuese capaz de anular su protección.

-Eso es muy interesante. Tomaré nota para futuros incidentes.- Sentenció su interlocutor.-

-Hará usted muy bien. Es una sabia precaución.- Convino Giaal.-



Y es que el alien no tuvo reparos en contarle toda la verdad a Hazzar. Sabía que podía ser sincero con ese hombre. Sentía que era una buena persona y que su curiosidad era genuina,  y que, en efecto, se preocupaba por el bienestar de todos en la nave.



-Vaya, eso es muy interesante.- Declaró el comodoro que, en una tablet que tenía a su lado, parecía consultar un informe y retomó su interrogatorio.- ¿Dice entonces usted que sus intenciones son pacíficas y que desea ayudarnos?

-Sí, señor, esa es mi intención.

-Pues si es así, dígame ¿Por qué se presentó en nuestra nave de esa forma?...Pudo haberse dado a conocer. - Inquirió agudamente el oficial.-

-No sabía si ustedes me recibirían de forma hostil. Su especie no es famosa precisamente por su pacifismo. - Contestó sinceramente el interpelado, agregando.- Incluso tuve que adoptar precauciones para presentarme ante mis amigos…



Hazzar asintió levantándose ahora y paseándose con las manos a la espalda. Giaal le observaba sin inmutarse, y tampoco se preocupaba por los dos centinelas que se habían apostado a la entrada de su celda. Entonces el veterano oficial le dijo.



- Se refiere usted al mayor O´Brian y al teniente Malden, supongo.

- Sí, a Mazoui, y Leval, - asintió el muchacho comentando. - Mis padres eran amigos de los suyos.

- Confío plenamente en esos dos chicos. - Afirmó Hazzar.- Y si ellos hablan bien de usted, eso me hace admitir su palabra.



El veterano oficial relajó su hasta entonces serio semblante con una media sonrisa. Aunque añadió, retornando nuevamente a una mayor gravedad tras consultar de nuevo su tablet.



 - Pero comprenda que, hasta que nuestros servicios médicos estén seguros de que no representa ningún tipo de amenaza para la salud de todos los que aquí vivimos, tendremos que someterle a observación. Y no solamente a usted, sino a todos con los que haya mantenido contacto. Esa sí fue una negligencia por su parte. Pese a que lo hicieran con la mejor de las intenciones. Y tendré que amonestarles.



            Giaal asintió despacio y sin dar muestras de sentirse molesto, por el contrario declaró.



- Lo entiendo, también soy médico. Yo no represento ningún problema para ustedes, pero comprendo que deseen estar seguros de eso. – Entonces suspiró para añadir con un tono más suave y de ruego.- Y, por favor, no sea muy duro con ellos. Son buenas personas y solamente desean ayudar.

- Me consta. Sin embargo, debo aplicarles el código militar y las ordenanzas como a cualquier otro militar bajo mi mando.- Opuso su interlocutor.- Pero no se inquiete. Y en cuanto a su estancia aquí será por poco tiempo. - Le aseguró el comodoro agregando con más amabilidad. –  Si necesita cualquier cosa, pídasela a los centinelas o al oficial que le asignemos para custodiarle.

- Gracias, entiendo que es por mero protocolo, pero le aseguro que no intentaré escapar. No tendría sentido.



            Su contertulio asintió. No tardando en afirmar.



-No somos monstruos, usted tiene derechos. Le prometo que serán respetados. Y los oficiales que estén a cargo de, digamos, supervisarle, mirarán principalmente por su bienestar. Ahora, si me disculpa, debo dejarle.

-Por el momento estoy bien así. -Repuso Giaal que ahora se sentó con las piernas cruzadas en actitud de meditación, sobre su litera. – Ha sido un placer, comodoro.

           

            Hazzar se despidió a su vez y abandonó la celda con una grata impresión, ese muchacho era realmente una persona muy serena y parecía translucir bondad. No le gustaba la idea de mantenerlo allí, pero realmente confiaba en que eso durase poco. Llamó a su presencia a esos dos muchachos amigos de aquel alienígena y ambos acudieron cuadrándose de inmediato para escuchar una serena reprimenda, desprovista de enfado.



-Señores. No esperaba este descuido viniendo de ustedes. Zorton me ha informado de ello. Al menos debieron proveerse de trajes HBQ.

-Señor, lo sentimos. Pero le puedo asegurar que Giaal ya había entrado en la nave y fue él quien nos vino al encuentro. – Le explicó un apurado Leval. -

-Sí, comodoro. - Completó Mazoui.- De haber sido portador de alguna enfermedad o cualquier tipo de forma de vida hostil, supongo que ya estaríamos sufriendo sus efectos.



Nuevamente Hazzar se paseó alrededor de los muchachos con las manos atrás. Estaba tratando de decidir. ¿Qué iba a hacer con ellos? Finalmente se plantó ante ambos que seguían en posición de firmes y les dijo con sinceridad.



-Descansen muchachos. - Suspiró para añadir. - De tratarse de otros oficiales esto podría haberles costado caro. Incluso reflejarse en su expediente. Pero, atendiendo a los servicios que nos han prestado y dada la confianza que tengo en ustedes, aceptaré su versión. Si ya conocían a este individuo y me dicen que no representa amenaza alguna para esta nave, confiaré en su palabra. Pero, por rigor de la disciplina él tendrá que permanecer ahí dentro hasta que las autoridades médicas den su visto bueno y ustedes quedarán relevados de servicio hasta que eso suceda.



Ninguno de los dos pudo replicar. Sabían que aquello tenía que ser así o se sentaría un precedente de trato desigual. Y no podían estar por encima de la disciplina, es más, no querían estarlo, pues eso iba contra sus convicciones y el juramento que habían hecho al ingresar en la Academia.



-A sus órdenes, señor. – Aceptó Mazoui, saludando al igual que su primo para respetuosamente preguntar. - ¿Nos ordena permanecer en nuestras estancias durante ese tiempo en arresto domiciliario?

-¡No, por Dios!- Sonrió Ahora Hazzar, cambiando su tono, hasta entonces serio, por otro algo más distendido. – Las pruebas médicas que os han hecho por ahora han dado negativas según me han informado. Aprovechad para venir a ver a vuestro amigo alguna vez, pero no demasiadas y descansad un poco. Nos sois muy necesarios. Dedicad unos días a vuestros amigos. Lo podéis tomar como un permiso. - Les confesó ahora con más simpatía. – No os vendrán mal unas pequeñas vacaciones. Os las habéis ganado.

-Muchas gracias por su comprensión, señor. – Replicó Leval visiblemente agradecido, su superior desde luego era muy considerado. –

-A vosotros – asintió éste dándoles permiso para retirarse, cosa que los chicos hicieron de inmediato tras volver a saludar. -



            Hazzar desde luego no creía aquel extraño informe que le había sido enviado por una fuente anónima. ¿Qué esos dos trataban de provocar una brecha en la seguridad de la nave? ¿Qué ese extraterrestre era la avanzadilla de una invasión? Como oficial curtido por muchos años de experiencia y veteranía confiaba en su instinto y ese le decía que ninguno de esos muchachos, ni ese alien, eran en absoluto una amenaza. Al contrario. Pero por mor de las normas no podía hacer según qué tipo de excepciones, ni tampoco ignorar los hechos, ni el informe del puntilloso comandante de aquellos chicos. Bueno, se mantendría al tanto de lo que sucediera. Con ese pensamiento se marchó a su despacho. Por su parte, Mazoui aprovechó un momento para ir al suyo y llamar a Amatista, le contó lo que había ocurrido y le dijo que podía estar tranquila.



-Acaban de comunicarme que todas mis pruebas han dado negativas.- Comentó la muchacha con alivio.- Dentro de unas pocas horas, si no experimento ningún cambio, podré irme.

-A buen seguro que así será, Tist.- Convino su amigo, agregando con afabilidad.- Entre tanto, dile al cabeza hueca de mi primo que te haga compañía.

-¡El pobre tiene mucho papeleo que hacer! - Se rio Amatista.-

-Sí, eso mismo me pasa a mí.- Suspiró él.- Zorton nos ha crucificado con una pila de formularios, informes e impresos digitales que rellenar.

-Bueno, pues no quiero entretenerte por más tiempo. Suerte.- le deseó una jovial Amatista.-



            Su contertulio despidió la comunicación. Al margen de eso quería velar por su amigo alien. Pese a las garantías del comodoro se vio en la necesidad de buscar a alguien de confianza para que estuviera cerca de Giaal.



-Confío en Hazzar, pero no tanto en algunos de sus subordinados.- Pensaba con inquietud.-



Desde luego, no todos eran tan abiertos como el segundo al mando. Por ello, urgía encontrar a alguien que fuese considerado y se ocupase realmente del bienestar de Giaal. Se acordó del alférez Hunter, era de las pocas a quién podría encargar un trabajo así. De modo que llamó a Susan y le pidió que fuese a la celda para ocuparse de informarle de lo que ocurriera en el examen y de cómo trataban a ese peculiar prisionero. Ella obedeció de inmediato al requerimiento de su superior, más cuando Mazoui le insistió en que aquella persona era alguien muy apreciado, tanto por él, como por el teniente Malden. Y también le explicó que ellos deberían acatar una sanción.



-Haré todo cuanto pueda, señor.- Le aseguró ella.-

-Gracias alférez. Más que una orden, se lo pedimos como un favor personal.- Destacó Mazoui.-

-No les decepcionaré.- Prometió la muchacha.-



De modo que, tras serle permitido retirarse, ella bajó lo antes que pudo y al ver al individuo se quedó atónita. De golpe, recuperó los recuerdos de la noche anterior. Se acercó hasta la puerta que les separaba despacio y con desconfianza. Empero Giaal, adivinando lo que ocurría, le dijo a través del micrófono de la celda.



- Siento mucho lo que te hice,- se excusó añadiendo con suavidad. - Pero era necesario, no debía mezclar a nadie ajeno a mi misión ni hacerle el menor daño.



Estaba claro que, de haber querido matarla, ese tipo lo hubiera hecho sin la menor dificultad. Y por su tono entre sereno y afable, no parecía ser realmente peligroso. Además, ella tenía curiosidad. De modo que le preguntó, más por romper el hielo que otra cosa.



-¿No puedes decirme que misión era esa?

- Ayudar a salvar un mundo.- Respondió Giaal declarando lo mismo que le contase a Hazzar aunque ahora con tono más jovial.  - Ese que habéis pasado hace poco. Cuando retornamos de él, nos hicieron quedarnos aquí, a mí y a quienes me acompañaron, para pasar una cuarentena.

-En tal caso. Debería pasar por el protocolo de aislamiento yo también. Tuve contacto contigo.- Declaró la concernida oficial.-

-No te será necesario.- Sonrió el joven mirándola con afabilidad.- Créeme, estás perfectamente.



            Lo dijo con tal seguridad que ella asintió. La chica casi se ruborizó al mirarle a los ojos, ¡qué profundos y qué azules!, daba la impresión de poderse perder en ellos, y además, no parecían mentir. Apenas pudo responder azorada.



- No te preocupes, sé que no me hiciste nada, a propósito, lo que no sé por qué estás aquí en una celda, en lugar de en la enfermería. – Quiso mentir, pero él sonrió negando con la cabeza y rebatió con afabilidad. -

- Sí que lo sabes, y te agradezco que hayas venido. Como tú misma han puesto de manifiesto antes, tienen que reconocerme para ver si no soy una amenaza para la seguridad de la salud de esta nave o un enemigo. Pero tranquila, no lo soy.



            Susan sólo pudo asentir tímidamente, ahora se sentía algo avergonzada de haber tratado de engañarle. Se daba cuenta de que era incapaz de hacerlo. De todas formas, ella no estaba habituada a mentir, pero con este chico le era todavía más difícil ni tan siquiera intentarlo. Daba la impresión de que él podía adentrarse en su mente con toda facilidad. Es más, le parecía ser como una niña pequeña a la que su padre hubiera pillado en una mentirijilla tonta.



-Lo siento… no quise…

-Tranquila. Lo comprendo.- Afirmó él.- Solamente deseas tranquilizarme. No temas, estoy tranquilo.

-Bueno, yo estaré aquí para cualquier cosa que necesite.- Se ofreció ella.-

-Muchas gracias. - Repuso el alien.-



            Giaal por su parte percibió en ella bastante bondad. Se preocupaba genuinamente por él y por todos los habitantes de la nave. Es más, tenía el deseo de protegerles. También sentía que esa chica, pese a su apariencia dinámica  se sentía sola. Debía de extrañar mucho a su familia. Cosa evidentemente común al resto de los humanos que vivían en ese gran asteroide. Pero se percató de que podía confiar en ella. En ese momento llegó un equipo médico, sin cruzar palabra con la chica entraron en la celda con trajes protectores.  Los centinelas les flaquearon el paso y entonces sí, uno de los asistentes le pidió a Susan que se acercase y custodiase al paciente por motivos de seguridad. Ella asintió obedeciendo las órdenes del asistente que se lo pidió, ya que era militar y de mayor graduación que la suya. Tuvo que ponerse otro traje protector aunque pensaba que ese hombre no podía ser ningún tipo de amenaza. Pero le gustaba la idea de entrar para estar más cerca de él.



-Es muy misterioso y además apuesto.- Tuvo que admitirse la azorada joven que se reprendía a sí misma pensando.- Pero debo mantener mi profesionalidad.



            Entre tanto Leval, tal y como el comodoro le había sugerido, decidió aprovechar alguna ventaja de estar suspendido temporalmente del servicio y cuando dio curso a todo ese ingente papeleo llamó a Amatista para  invitarla a comer.



-¿Quieres quedar en ese restaurante del cruce de la calle seis con la novena?- Le preguntó.-

-Tendré que esperar al menos un par de horas más antes de poder salir- Le informó ella.- Pero acepto encantada.



La muchacha desde luego que tenía ganas de estar a solas con él y además quería saber que había pasado con Giaal. De modo que, tras despedir la comunicación, Leval suspiró, listo para irse, cuando su superior inmediato hizo acto de presencia. Freejar parecía estar de mal humor. Y le espetó.



-¡A ver, pazguato! ¿Se puede saber que habéis hecho ahora tu amigo el mayor O´ Brian y tú?



            El muchacho le miró con perplejidad y contestó.



-Fuimos a otro planeta a salvarlo. Más concretamente, mi novia lo salvó con sus canciones, señor.



            Ahora fue el turno de Freejar de mirarle con los ojos muy abiertos y, tras sacar uno de sus puros y colocárselo entre los labios, gruñó un poco, se quitó una vez más el cigarro y exclamó.



-¡Menos mal que te he entrenado para que me cuentes la verdad sin rodeos, o pensaría que esa chorrada que me acabas de decir es porque deseas dormir en el calabozo la borrachera que sea que lleves encima!

-Pues como usted suele decir, señor. Fue jodidamente real.- Replicó Leval sin arredrarse.-



            Ahora su superior relajó el gesto y hasta se permitió sonreír. Asintió enseguida aunque no tardó en volver a decir, con tinte preocupado.



-Te creo, eso está claro. Entonces, es que hay alguien por ahí propagando infundios en contra vuestra. Más vale que os andéis con muchísimo cuidado.

-¿Quién?- Quiso saber el atónito Leval.-

-No lo sé con certeza. O de lo contrario habría ido a pedirle explicaciones.- Contestó Freejar.-

-Averiguaré quien es y entonces se las pediré yo mismo, señor.- Aseveró Leval con visible disgusto.-

-Bueno, deja eso de momento. Si ya has acabado con tu papeleo, ve a ver a esa encantadora dama que tienes por novia, antes de que ella cambie de idea y busque a otro más apuesto que tú.- Comentó el mayor, rezongando a su forma habitual.-



            Aunque esa forma de decir las cosas siempre lograba arrancar una sonrisa en Leval. Sabía que su superior se preocupaba por él. Asintió, para declarar ahora con humor.



-Más apuesto que yo, es difícil, y usted ya está comprometido. Además, voy a invitarla a comer, de modo que no hay problema.



            Freejar sonrió a su vez, dejando al muchacho. Este no tardó en concluir con sus obligaciones por aquel día y fue a la cita que tenía con Amatista. Se reunieron en un restaurante al que solían ir a menudo. Su novio le contó a ella lo que había ocurrido con Giaal. La muchacha creyó que a su nuevo amigo le habrían hecho un mero reconocimiento  pero al saber lo que sucedía no pudo disimular su desagrado. Él, consciente de ello, se apresuró a justificar lo sucedido.



- Las normas son las normas, yo también protesté pero, por un lado eran órdenes y por otro mi comandante tenía razón. ¡Por una vez! - exclamó con cierta sorna, recuperando al momento un tono conciliador. - No es más que una medida meramente cautelar, en cuanto se cercioren de que no hay nada fuera de lo normal podrá integrarse con nosotros, ya lo verás.

- Me parece muy injusto. Y además de eso para colmo encima van y os sancionan también a vosotros. Pase que le hagan pruebas y que le descontaminen como a nosotros. ¡ Pero dejarle encerrado en una celda! - Le dijo su novia sin parecer demasiado conforme con esa explicación. - Al menos podríamos ir a visitarle

- El comodoro Hazzar no tuvo otra opción. Aun fue demasiado generoso en nuestro caso. – Reconoció Leval. - Y mucho me temo que el acceso a los civiles en el recinto de calabozos está prohibido.- Le explicó él que nuevamente trató de animarla. - Pero Mazoui se encargará de cuidar de su comodidad. No te preocupes, o no le conozco o ya habrá mandado a alguien de su confianza a preocuparse por Giaal.

- Bueno,- suspiró Amatista con resignación - creo que debo confiar en vosotros, sólo espero que Giaal pueda estar  aquí, con nosotros, muy pronto.

- Eso deseo yo también. No se merece esto. - Opinó su novio tomando una mano de la chica que respondió aferrándose a ella y esbozando una ya más relajada sonrisa. – Bueno, ahora vamos a centrarnos en nosotros. ¿No te parece?



            Él no quiso comentarle nada de lo que Freejar le contó. ¿Para qué preocuparla o enojarla más con eso? Leval decidió que ya haría indagaciones en su momento. Por su parte la chica asintió algo colorada, así al menos disfrutaron de aquella velada. Mientras tanto, poco podía sospechar la pareja que las noticias de su regreso con Giaal de aquel planeta volaron y de modo muy rápido, por la nave. Logan, que tenía amigos en esa parte, se enteró y comenzó a mover hilos para tratar de hablar con el comodoro. Al fin, tras esperar unos días,  logró que le atendiese. Hazzar le hizo ir a su despacho. Tras los preceptivos saludos, su superior le dio autorización para hablar. Cedric veía llegado su momento, llevaba bajo un brazo una carpeta con pruebas. La abrió con presteza mientras comenzó su argumentación.



- Verá usted, señor,- le comentó con aparente tinte de complicidad. - Tengo razones para pensar que un serio peligro nos amenaza. Me he enterado de lo ocurrido, un extraterrestre a bordo de nuestra nave, además del que ya teníamos.

-¿Cómo que además del que ya teníamos? - Le inquirió Hazzar sin comprender. - ¿A quién o a qué se refiere, teniente?

- A Leval Malden, señor.- Contestó éste sin dudar añadiendo con prevención. - Sus padres no eran de este mundo y llegaron a él con la intención de conquistarlo. No pudieron hacerlo y ahora es su hijo el que se ha infiltrado y lo que es peor aún. Su amigo Mazoui O´Brian, es un demonio...

-¿Se ha vuelto usted loco, teniente?- exclamó Hazzar levantándose de su asiento como un resorte para preguntar con indignación. - ¿Acaso creé que no tengo otra cosa que hacer que perder el tiempo escuchando desvaríos?

- Le ruego que me permita explicarme, señor.- Respondió Logan sin perder la calma, a la par que añadiendo con seguridad. - No me atrevería a decir estas cosas, aparentemente tan absurdas, si no fueran ciertas. Y tengo pruebas para apoyar lo que afirmo. -  Aseveró mostrando al comodoro unos papeles que había sacado de su carpeta. -



            Hazzar ojeó los documentos incrédulo, pero tenían sello oficial del almirantazgo que estaba al corriente de esto. Los papeles detallaban el origen y las especiales características de ambos. Aquello iba incluso más allá de las notificaciones de alto secreto que él mismo y su superior, Spar, poseían. ¿Cómo habría conseguido el teniente Logan tal información? Desde luego, el comodoro conocía de sobra las habilidades de los dos muchachos, pero ignoraba el porqué de las mismas.



- Puede que sean lo que usted asegura, teniente.- Repuso Hazzar ya algo más convencido aunque sin pensar que eso supusiera ningún problema,  así que respondió. -Pero aún así han demostrado lealtad y valor a toda prueba, no han dado nunca el menor indicio de representar las amenazas que denuncia aquí. Si el almirantazgo les recomendó para venir en este viaje será que confiaba plenamente en ellos, y yo lo hago también.

- Discúlpeme, señor. Pero creo que todo es una tapadera,- le rebatió Logan agregando con taimada desconfianza.- Ahora se les une otro alien y ellos no estaban conformes con internarlo en una celda de aislamiento. Además, también estuvieron en ese planeta, deberían estar en otras celdas, ponen en peligro la seguridad de toda la nave o quizá eso pretenden. Puede que con ese otro extraterrestre ya tengan  bastante fuerza para controlarnos.

- Esas acusaciones son muy serias, teniente. - Le advirtió Hazzar con gesto severo. Para matizar. - Se trata de alta traición y motín. No puede ni tan siquiera pensar en insinuarlas sin argumentos más sólidos.

- No me complace nada tener que contarle esto, señor. - Mintió Logan aseverando de seguido. - Pero tengo pruebas que indican una peligrosa inestabilidad en el caso del mayor O ´Brian. Cierto escándalo sin aclarar en una discoteca de la ciudad. Y también me consta que el teniente Malden estuvo involucrado en ello. Luego está ese extraño fluido que, casualmente fue descubierto por el mayor O´Brian.

- De no ser por él, eso habría engullido toda la nave. - Rebatió Hazzar, que pensaba en eso como un argumento más en favor de la lealtad de ese muchacho. -

- Salvo que el plan se les fuera de las manos. Bien pudiera haberse tratado de una añagaza para convencernos precisamente de su lealtad y ganarse la confianza de todos. - Opuso Logan, que parecía tener recursos para todo cuando sacó nuevas “pruebas” que ofreció al comodoro añadiendo con falso temor. - Me costó mucho descubrir esto, pero he estado investigando y mi padre lo hizo también. Es el general Maxwell Logan. Está al cargo del servicio de inteligencia del UNISON. Antes de irme me proporcionó algunos dosieres que me ordenó mantener en secreto salvo que existiera peligro para la nave.

- Su obligación  era la de haber entregado esos papeles mucho antes. Nada más partir. – Le rebatió el comodoro ahora con indignación. - Su padre, por muy general que sea, no era su superior directo. Nosotros sí.

- Perdón señor. Mi padre habló con el contralmirante Spar.- Replicó el chico, sin parecer alterarse. – Le informó previamente de algunas cosas. Yo debía cumplir una misión auspiciada por el alto mando de la Tierra. Mi padre en persona la coordinaba. Por eso me eligieron para venir aquí. Creí que él sabía todo lo relativo a esto, pero ahora no estoy seguro. De todos modos, yo mismo ignoraba esta información hasta que, siguiendo las órdenes de mi padre, abrí los documentos por considerar que ese peligro al que él se refería ya se había presentado. Únicamente me autorizó a consultar esta información en caso de emergencia.



            Hazzar lanzó un largo suspiro para tratar de calmarse. Si el propio Spar lo sabía y si ese teniente se acababa de enterar de eso acudiendo a él, y respetando por tanto la cadena de mando, en lugar de ir a ver directamente al contralmirante, nada le podía reprochar. Luego estaban aquellas acusaciones anónimas. Quizás fueran obra del propio Logan. Aun así, se negaba a creer en ninguna de esas aseveraciones. Cedric, que pareció verlo claramente, añadió con un tinte más conciliador.



- Señor, no le solicito que haga nada, sólo que preste atención a los movimientos de ambos. O posiblemente que les pida una aclaración. Sé que la presunción de inocencia existe y ellos no dejan de ser dos compañeros de armas. Les asiste el derecho a defenderse y no quiero hacer nada que les pueda perjudicar. Pero mi principal deber es hacia nuestra misión y nuestra nave. Ojalá esté equivocado y todo esto no sea más que un cúmulo de casualidades o incidentes sin importancia. Pero, ¿y si no lo estoy?...

- No sé que pensar,- confesó Hazzar que empezaba a prestar atención a los argumentos de Logan  añadiendo ahora con tono más reflexivo. - Como ya le he dicho, son acusaciones muy graves y tienen derecho a ser refutadas por los acusados, eso desde luego...

- Yo no les llamaría acusados, señor. - Matizó Logan retorciendo el argumento para remachar. -Pero sí comparecientes… en una comisión aclaratoria, claro está. Tienen todo el derecho de explicarse y si como usted piensa, son inocentes, incluso agradecerán la posibilidad de poder despejar cualquier duda. Se lo digo a usted en confianza. He venido a verle exponiéndole cuanto sé. Pero no soy el único que tiene sus sospechas. En la propia Tierra hubo algunos altos mandos que no estuvieron de acuerdo con su inclusión en este viaje. Y aquí mismo hay otros oficiales que desconfían de ellos. Eso podría mermar la moral y la disciplina a bordo. Salvo, claro está, que les demos la ocasión a ellos para que aclaren las cosas más allá de toda duda razonable.



            Hazzar guardó un incómodo silencio, quisiera o no se veía obligado a sopesar esas palabras que sí tenían bastante sentido. Y los hechos que el teniente Logan describía coincidían con algunos rumores que circulaban contra el teniente Malden y el mayor O´Brian. Parecía entonces que el informador anónimo pudo ser otro. Mejor no poner al corriente a ese individuo de aquello. Pese a todo, Hazzar no se fiaba de él. Aunque no pensaba que fuera Logan quien estuviera esparciendo esos rumores. No tenía sentido que le mandase información anónimamente y que al día siguiente se diera a conocer. Con todo eso en mente asintió a desgana, añadiendo para dar por concluida esa enojosa reunión.



- Teniente retírese, yo mismo informaré al contraalmirante de esto. Hablaré con él para ver hasta dónde tiene conocimiento de esta historia. Y no comente absolutamente nada con otros oficiales sobre esta entrevista hasta que no tomemos una decisión al respecto.

- A la orden, señor. Y descuide.- Le aseguró su subordinado  agregando de forma tan solícita como hipócrita. - Sólo me mueve el interés general de la nave y seré el primero en alegrarme si mis sospechas son infundadas.



            Logan saludó y se fue con una maliciosa sonrisa de triunfo en tanto que Hazzar avisaba al contraalmirante Spar de lo que sucedía. Éste sí afirmó conocer al padre de Logan y haber hablado con él. Pero no podía desvelar hasta donde estaba informado por mor del código de altísimo secreto que rodeaba a aquel asunto. Era tan elevado que solamente el comandante en jefe de la nave estaba autorizado a saberlo. De todos modos, tampoco tomó demasiado en serio esas acusaciones hasta que le llegaron algunas otras cosas. Alguien le informó que, un boquete en el casco de la nave, descubierto precisamente por el teniente Malden, había sido origen de la entrada de cierto  ser desconocido, de intenciones poco claras y posible foco de contaminación biológica. Por aquel entonces ese mismo ser estaba ahora tranquilamente tumbado en una celda bajo la atenta vigilancia de una interesada alférez...

 

 
                                   anterior                                                       siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)