Se me ha concedido un momento del Cielo
Según camino rodeada por la noche
Las estrellas sobre mí
Me hacen pedir un deseo bajo la luz de la Luna
En mi camino a casa
Solo recuerdo
Días buenos
La muchacha a su vez cantaba dejándose llevar cada
vez más, como si se hiciera una con aquel paraje. Su pelo refulgía mecido por
un vendaval de energía pura y adoptaba aquella tonalidad albina relampagueante
al reflejar a su vez los destellos multicolor que la rodeaban. Se sentía rozar
suavemente por infinidad de pétalos y semillas que revoloteaban sin cesar a su
alrededor y el de los muchachos.
En mi camino a casa
Solo recuerdo
Todos los mejores días
En mi camino a casa
Recuerdo cada nuevo día
Por unos instantes era como si ella misma no existiera
y se hubiera fundido con aquella esplendorosa exhibición de vida. Entonces
volvía a su consciencia para recordar a todos sus seres queridos, sus padres,
sus amigos, el resto de su familia y percibía una cálida y hermosa sensación
dentro de sí…
Me muevo en silencio
Con cada paso que doy
Copos de nieve que caen a mí alrededor
Como ángeles en vuelo
Lejos en la distancia
Es mi deseo bajo la luz de la Luna…
En mi camino a casa
Solo recuerdo
Días buenos
Iba terminando de cantar con los ecos de su propia
voz y la música multiplicados casi hasta lo infinito y solamente podía esbozar
una gran sonrisa de felicidad…
En mi camino a casa
Solo recuerdo
Los mejores días…
En mi camino a casa
Puedo recordar cada nuevo día.
En mi camino a casa
Solo recuerdo
Días buenos
En mi camino a casa
Solo recuerdo
Días
buenos
(On
my way Home. ENYA credit to the author)
Finalmente concluyó deleitándose en ser testigo de
ese formidable renacimiento mientras su cabellos tornaba a su color natural. El
alien observándola, tan embelesado como el resto, a su vez sonrió muy
satisfecho.
-¡Has logrado el milagro, Amatista! ¡Has revivido su
mundo! Para ellos eres la Salvadora. - La alabó
agradecidamente Giaal, añadiendo con visible reconocimiento. - Estos seres
quieren daros las gracias por vuestra generosidad…
Y de uno de los árboles frondosos que crecían a su
alrededor cayeron una gran cantidad de semillas. Mazoui se agachó y examinó una
tratando de verla bien entre esa penumbra resplandeciente que les rodeaba en
tanto Leval exclamaba dominado por la admiración.
- ¡Es maravilloso!, jamás imaginé nada igual. La
belleza de este mundo es increíble, nunca he visto nada que se le pueda
comparar.
- Sí, y gracias a Amatista ahora aún será más hermoso.
– Declaró el alien.-
Entre tanto Mazoui había recogido un puñado de
aquellos frutos que rápidamente habían brotado de las plantas que a su vez germinaron
de algunas de esas semillas.
-¡Esto se parece a una alubia mágica! – Elucubró sin salir de su asombro. -
- Eso es,- confirmó Giaal - las alubias mágicas
provienen de este mundo, de aquí se propagaron por todo el universo.- Les explicó
invitándoles cordialmente. - Tomad las que podáis, es su forma de agradeceros
vuestra ayuda.
- Habíamos agotado las que teníamos y todos nuestros
intentos por cultivarlas habían sido un fracaso.- Se lamentó Leval.-
Aunque ahora recobraba la alegría de volver a disponer
de aquella inestimable ayuda. ¡Cuántos
padecimientos podrían evitarse en el futro contando con esas inestimables
semillas!
- Yo os enseñaré como hacerlo.- Les dijo Giaal. - Tengo
conocimientos de agricultura cósmica y soy médico, tanto para estos seres, como
para otros de la galaxia.
-¿Por qué no te vienes con nosotros? - Le propuso
animadamente Amatista. - Nos vendría muy bien una persona como tú.
- Acepto y te lo agradezco, ahora que este mundo se
ha recuperado ya no hago falta aquí. – Aunque tras pararse a pensar por unos
instantes matizó. - Pero únicamente si Mazoui y Leval están de acuerdo.- Sonrió
Giaal confiado no obstante en que así sería.
-
- Por mí encantado, ¿y tú Leval, qué opinas?-
inquirió Mazoui a su amigo a lo que éste asintió con entusiasmo. -
- Entonces no se hable más, ¡te vienes! - Sentenció
la muchacha muy contenta. –
Mazoui
y Leval asintieron con alegría a esas palabras y cuando Giaal iba a confirmarlo
a su vez, Amatista súbitamente recordó algo importante. Estaban en un mundo
lleno de flores, donde podían verse innumerables especies de estas creciendo a
su alrededor, entonces el recuerdo de sus padres, y más concretamente la
afición de su padre por las flores de jazmín, le hizo solicitar con voz algo
tímida.
- Me gustaría pedirles un favor a estos seres. Poder
plantar aquí unas flores de jazmín, si eso es posible. Es una promesa que le hice
a mi padre antes de partir. Cuando llegase a un nuevo mundo. ¡Por favor! -
Añadió con visible nostalgia. -
- Claro, no te preocupes, ellos saben eso también.
Han podido leerlo en tu mente. - Convino amablemente Giaal que, arrodillándose
a ras de tierra, hizo un pequeño agujero, añadiendo. - Plántalas aquí, en este
mundo las flores crecen prácticamente solas. Y no temas, nuestros amigos los vegetalianos
cuidarán de ellas. Más sabiendo la gran cantidad de amor y de recuerdos que
simbolizan para ti.- Aseguró en referencia a esos extraños bulbos con patas que
se aproximaron a ella emitiendo gorjeos y mudando sus colores de amarillo a
verde y a azul cielo. – Mira, estarán encantados de cultivarlas…
Amatista
les obsequió con una agradecida sonrisa, después echando mano al interior de su
blusa sacó un cordelito que llevaba colgado al cuello. Nunca se separaba de él,
en su extremo pendía un pequeño saquito que ella abrió, aflojando las cuerdas
que lo cerraban, con suave reverencia.
- Siempre llevo alguna de estas semillas conmigo. - Explicó
a sus acompañantes en tanto sacaba algunas de éstas y las enterraba en ese
agujero. Añadiendo después de completar la operación. - Ya está. Esto es por
vosotros papá, mamá, abuela Amatista Nairía, abuelo y primos Coraíon, Granate y todos mis seres queridos. - Musitó
con emoción para agregar ya más serena. - Ojalá volvamos a vernos muy pronto.
Ahora sí que podemos volver a nuestra casa que, de momento, es esa gran nave. Y
ojalá, un día, seamos capaces de retornar a la Tierra que es nuestro hogar.
- Sí, - convino Giaal que sin embargo le pidió con
afectuoso tono. - Pero antes aguarda un poco. Y verás que estos seres quieren
hacer algo más por ti para darte las gracias.
La chica hizo lo que su interlocutor le dijo. Esperó,
pero no parecía suceder nada. De hecho tanto ella como Mazoui y Leval
observaban en todas direcciones y por inercia al suelo. Entonces el extraterrestre
le indicó a la joven que mirase hacia los agujeros donde había plantado esas
semillas. Ella apenas sí pudo creerlo. De pronto del suelo brotó un pequeño
tallo que fue creciendo rápida pero
armoniosamente hasta desplegar unas hermosas flores de jazmín de un color
blanco inmaculado.
- Ya te dije que se encargarían de que floreciesen
rápidamente, Amatista. – Sonrió Giaal para añadir.- Os aseguro que son los
mejores jardineros del Cosmos.
- ¡No puedo creerlo! ¡Es maravilloso! – Se emocionó
ella sin poder evitar llorar. - Gracias, de verdad. ¡Significa mucho para mí!
El extraterrestre se agachó entonces y sacando una
especie de pequeña paleta jardinera, que guardaba en un pliegue de su extraño
traje ajustado de color azul oscuro, excavó cuidadosamente bajo una de esas
plantas. Recortó una porción de tierra en donde iban metidas las raíces y le indicó
a Amatista que hiciera una forma de cuenco con sus dos manos para depositar en
ellas aquel bulbo.
-Ésta puedes llevarla contigo. Un recuerdo de tus
nuevos amigos. – Le sonrió. –
-¡No sé cómo agradecérselo! – Sollozó la muchacha contemplado
aquella hermosa flor que refulgía con destellos de un blanco casi cegador en aquella
extraña atmósfera. – Es tan hermosa…
-Son ellos los que estarán siempre en deuda contigo.
– Le aseguró Giaal afirmando. – Y estas flores de jazmín que quedan aquí se
reproducirán y siempre les recordarán que tú fuiste su salvadora, Amatista. La
humana que revivió un planeta, su mundo. Ahora podemos irnos ya. Ellos nos
transportarán en un momento a donde estábamos.
Efectivamente no tuvieron que esperar mucho. A los
pocos segundos se cumplió lo que Giaal había dicho y los cuatro aparecieron de
nuevo en el parque de la nave. Amatista tenía muchas ganas de contárselo a sus
amigas pero Leval le pidió que por el momento no lo hiciera.
-Sé que estás deseosa de compartir esta increíble experiencia
con ellas. Pero tenemos que informar primero.- Lamentó él.-
-No te preocupes, puedo esperar.- Le aseguró la
muchacha.-
Y así era. Por mor del reglamento antes, y a su
pesar, debían cumplir con su obligación y tenían que dar parte a sus superiores
para que permitiesen quedarse a Giaal. Mazoui dijo que él se encargaría de
llamar al comandante Zorton, aunque recelaba de la actitud de éste.
-Debo advertirte
que no es un hombre muy abierto, que digamos.- Comentó, dirigiéndose sobre
todo al alien.-
-Seguro que podréis hacerle ver que no soy una
amenaza.- Respondió confiadamente Giaal.-
Quedaron para
ir a informarle junto con su nuevo amigo.
-¿Quieres que te lleve a tu casa?- Le ofreció Leval a
su novia.- Podemos ir volando.
-No gracias. Prefiero ir caminando y ya tomaré un
deslizador.- Rehusó la joven.- Será mejor que vayáis con Giaal.
Y se despidió de ellos sin tardanza. Quería llevar
cuanto antes esa bella planta a su apartamento para ponerla en una maceta. Por
su parte los chicos se marcharon también.
-Bueno, vamos para allá.-Indicó Mazoui quien sugirió
a su invitado.- Será mejor que adoptes forma humana.
-Sí, tienes razón, mi apariencia resultaría muy
llamativa para los vuestros.- Convino el alien que lo hizo de inmediato.-
-Ya podemos irnos.- Comentó Leval.-
Así lo hicieron. Por el camino, Giaal les contó que
tenía una hermana más pequeña llamada Naya a la que hacía bastante tiempo que
no veía. Sus caminos se habían separado puesto que pese a que a él siempre le
había gustado viajar por el Cosmos, igual que a sus padres y su hermana, había
preferido instalarse durante más tiempo en su mundo de origen y ellos habían
continuado con sus periplos. Y les comentó para terminar de contarles sus
vivencias..
-Como ya os dije, me quedé junto a nuestro árbol sagrado
para que me enseñase más cosas. Aprendí mucho de su gran sabiduría. Sobre todo
a respetar a todas las formas de vida. Mis padres y mi hermana comparten esos
ideales, ella de hecho viajó a la Tierra. Supongo que mis padres la llevaron a
conocer a nuestros amigos comunes. Ellos en tiempos se enfrentaron a unas
poderosas muchachas. Las guerreras de la Justicia. Luego se hicieron amigos y
las ayudaron a combatir a las fuerzas de
la oscuridad. Lo mismo que vuestros padres. Nos contaron muchísimas cosas de
ellos de mí y a mi hermana.
-Bueno, todos fueron luchadores por el bien, excepción
hecha del mío, que era un demonio.- Le confesó Mazoui con pesar.-
-Pero eso no parece haberte afectado a ti. Por lo
menos, en cuanto a tu deseo de hacer el bien.- Opuso su interlocutor.-
-Gracias a que mi madre y sus amigos creyeron que
había esperanza para mí.- Replicó el joven.-
-Y creyeron muy bien.- Intervino Leval animando a su
primo.-
-Tienes un alma bondadosa, tus orígenes biológicos
no son lo que importa. Ni tienes culpa de las malas acciones de tu padre, como
ninguno de nosotros las tenemos de las de los nuestros.- Agregó Giaal.-
-Gracias.- Contestó este con sincero
reconocimiento.-
Mazoui y Leval le contaron a su vez que ellos
también tenían hermanas menores a las que igualmente echaban mucho de menos.
-Son muy amigas entre ellas, y hasta formaron un
grupo musical, junto con nuestra prima Idina, la hija de nuestros tíos, Tom y
Cooan, y Amatista.- Le informó Leval.- Ella las echa tanto de menos como nosotros.
-Sí, así es. Los vegetalianos pudieron percibirlo
con mucha claridad. – Convino el extraterrestre que agregó.- Cuando llegué a su
mundo, sintieron lo mismo en mi interior. Yo también añoro a mis padres y a mi
hermana. Parece que tenemos muchas cosas en común.
- Todos estamos lejos de nuestras familias, y
deseamos hacer todo cuanto esté en nuestras manos por volver a reunirnos con ellas
algún día. - Añadió Leval agregando ahora con más optimismo - eso nos une
todavía más.
- No perdáis la esperanza de volver a verles. - Les
animó su nuevo amigo. -
- No lo hemos hecho, y descuida, nunca lo
haremos. - Afirmó Mazoui. -
El
alien asintió con aprobación, ambos chicos tenían un espíritu fuerte y
decidido. Eso estaba muy bien, les haría falta en ese viaje por la inmensidad
del Cosmos. Ahora que, más allá del pacífico y hermoso Vegetalia, se adentraban
en regiones de éste que el propio Giaal desconocía y así lo admitió.
-A partir de aquí el camino me es tan ignoto como a
vosotros. Es más. El mundo de las plantas era quizás el último de esas características,
al menos por lo que yo sé. No tuve oportunidad de aventurarme más allá.
-¿Quiere eso decir que no crees posible que haya
planetas adecuados para la vida por aquí cerca?- Inquirió Mazoui.-
-No, no he dicho eso.- Suspiró el alien con una
expresión que parecía de preocupación, sobre todo al añadir.- Pero, por lo poco
que los Vegetalianos me transmitieron acerca de este particular, no estará de
más que extreméis las precauciones.
-Lo haremos, no te quepa duda. Ya estamos acostumbrados
a vérnoslas con seres hostiles.- Afirmó Leval.-
Eso
pareció tranquilizar algo a su interlocutor quién con un tono más animoso les
dijo, recordando su propósito actual.
-Bueno. Ahora vamos a ver a ese superior vuestro. Espero
que sea un hombre comprensivo.
Fueron
ahora sus amigos quienes se miraron ahora con expresión de circunstancias, aunque
no dijeron nada.
-No puede ser tan malo. ¿Oh sí?- Quiso saber Giaal
al ver esas caras.-
-Digamos que no es tan amable como los habitantes de
Vegetalia.- Repuso Leval al fin.-
Y
hacía allí se encaminaron. Al fin llegaron ante el despacho de Zorton. Mazoui
le aconsejó entonces.
-Mejor déjanos hablar a nosotros, no digas nada de
no ser que te pregunte.
- Mi primo tiene razón.- Añadió Leval aduciendo no
sin cierta intranquilidad.- No es aconsejable sobresaltar a ese individuo. Ya
es bastante antipático de por sí. Y no le gusta que le lleven la contraria.
El alien escuchó con atención y asintió. Ahora debía
ser él quien confiase en los consejos de sus nuevos amigos puesto que estaba en
su terreno. De modo que, una vez listos, Mazoui tocó la puerta del despacho y
su superior les autorizó a pasar. Los dos muchachos en posición de firmes y
Giaal en una postura normal, más bien relajada, aguardaron a que Zorton les
diera permiso para hablar. El comandante observó a ese extraño con un gesto
serio que apenas denunciaba sorpresa y al
fin dio el permiso requerido.
-Bien, ustedes dirán. ¿Qué es lo que deseaban
consultarme? ¿Y qué es lo que está haciendo éste civil aquí?
Mazoui procedió a explicarle lo ocurrido, reduciendo
la versión a que, a pesar de provenir de fuera de la nave, Giaal en efecto era
un civil más, que podría prestar buenos servicios médicos. Tras escucharle,
Zorton se encogió de hombros y se limitó a decir.
- Cursaré inmediatamente su informe a la
superioridad, mientras tanto, acorde al protocolo, habrá que tomar las medidas pertinentes para un extraño.
Se deberá poner en cuarentena hasta que se constate su inocuidad para el resto
de los ocupantes de la nave.
- Pero señor,- objetó Leval con serenidad - creo que
él no es ninguna amenaza para la seguridad de la nave.
- Teniente, ya conoce usted las normas, se debe proceder
en los términos que mandan las ordenanzas, ¡sin excepciones! Es más, el solo
hecho de traerle ante mí sin ningún protocolo de seguridad ya es en sí mismo
inaceptable. - Respondió Zorton irritad.-
Efectivamente, tal y como el mismo Leval le aconsejó
al alien, a su superior no le gustaba que nadie le llevase la contraria. Desafortunadamente
fue el muchacho quien no siguió su propio consejo.
- No te preocupes, Leval,- dijo Giaal para
tranquilizarle - si esas son las leyes tendrán su finalidad, por mí no hay
problema.
- Sí señor.- Asintió Mazoui que, aunque molesto por
ese trato tan poco cortés que su superior dispensaba a Giaal, no tuvo más
remedio que añadir. - Le acompañaremos a una celda especial.
- Eso es todo - contestó Zorton ya apaciguado, para
sentenciar de modo lapidario. - En cuanto lo hayan hecho ustedes pasen también
a revisión. Pueden retirarse. – Les reprochó para remache final.- A mi vez pasaré por la enfermería para
iniciar el protocolo de cuarentena dado que no se molestaron en advertirme.
Saludando
a su superior los dos obedecieron, iban
a salir del despacho cuando éste les detuvo.
-¿Han tenido contacto con algún otro miembro de la
tripulación ya sea personal civil o militar?
Los dos chicos se miraron con cara de
circunstancias. Fue el propio Mazoui quien tuvo que admitir.
-Sí, señor.
- En ese caso deben informar a esa persona de que
está obligada a someterse a revisión. Al igual que ustedes y yo mismo.-
Sentenció su comandante. - Ahora retírense.
Los dos saludaron de nuevo, escoltando a su “invitado.”
Leval no estaba demasiado contento, y le pidió explicaciones a su primo.
- Mazoui, ¿por qué no me has echado una mano? No
creo que sea justo que Giaal tenga que estar encerrado. Y además, ahora has metido
a Amatista en esto.
- No se trata de eso, Leval, no va a estar
encerrado. Sólo van a reconocerle, eso es todo. Además, si contradices a Zorton
se enfurece, ya lo sabes. Tú mismo lo dijiste. A ese tipo no le gusta que
discutan sus órdenes y en este caso encima es que tiene razón. Todavía debemos
dar gracias a que no nos haya sancionado por violar ni se sabe cuántos
protocolos de seguridad. En cuanto a Amatista, ella estuvo allí con nosotros…-
Contestó pacientemente su primo. – Y pese a que yo tampoco crea que hay peligro
no podemos arriesgarnos. Ya no es únicamente por Giaal, sino por la visita a
ese planeta.
- Ya, lo sé, sé que Zorton y tú tenéis razón. Es
sólo que no me gusta esta situación,- se defendió su primo - eso es todo.
- Ni a mí, creo que es una estupidez tratándose de
Giaal, pero no tenemos otra opción.- Suspiró su interlocutor que se dirigió
hacia el aludido disculpándose con visible malestar. - Lo siento mucho, amigo.
- No os preocupéis,- intervino el extraterrestre de
modo conciliador - de verdad. Mazoui, tienes razón. Seguro que será cosa de
poco tiempo y a mí no me importa. Comprendo que soy un ente extraño a bordo y
se deben observar precauciones. Aunque os aseguro que no soy ningún tipo de amenaza
sanitaria, ni portador de virus o elementos hostiles a vuestra salud. Como
tampoco lo eran los vegetalianos.
Sus
amigos convinieron en ello aunque tuvieron que cumplir con su penosa
obligación. Llevaron a Giaal hasta una celda con un compartimento aislado. Éste
entró dócilmente allí, disponía de una litera y aseo tras unas paredes en tono
blanco plastificado. Los muchachos se despidieron de él diciéndole que tratarían
de sacarle cuanto antes. Mazoui esperó a que jefe informase a sus superiores.
Ojalá que no sacase a relucir eso de la falta de protocolos. Suspiró,
conociendo al comandante y su apego por el reglamento eso iba a ser difícil. Lo
cierto es que Zorton predicó con su propio ejemplo. El oficial informó con
rapidez y también se pasó para hacerse
un reconocimiento, prestándose a quedar en cuarentena.
-Esos dos muchachos no lo entienden. Sé que han
prestado grandes servicios pero eso no les exime de acatar las regulaciones
como todos los demás. Han viajado a un planeta desconocido sin autorización y aún
con su mejor intención, eso es , cuando menos reprobable. Podrían portar
cualquier tipo de virus desconocido y eso sería catastrófico para todos. Ha de
observarse el reglamento.- Le contó al Comodoro Hazzar cuando este le visitó en
la zona de contención de riesgos biológicos.-
El
veterano segundo al mando cruzó sus manos tras la espalda y asintió despacio,
conviniendo con él.
-Tiene usted razón, comandante. Hablaré en persona
con ellos.
Leval llamó a su novia y le explicó la situación,
ella no dudó en acudir y someterse asimismo junto con ellos a las pruebas
oportunas. La muchacha tampoco creyó que existiera ninguna amenaza. Pero había
que ser precavidos.
-Nunca se sabe. Yo confío en Giaal y en esos seres. Pero
quizás podrían tener en su mundo cosas que ni ellos imaginan. Y no me perdonaría
si soy la causa de que alguna enfermedad desconocida se propagase por la nave.-
Reflexionó la muchacha.-
Desde
luego quería hacer lo correcto y velar por la seguridad de todos los que allí
viajaban. Por eso no contactó con sus compañeras. Hasta que no estuvieran
seguros por completo de que no representaban ningún riesgo para la salud de
nadie, se quedaría allí. Tanto Leval como Mazoui se unieron a ella y tras
someterse a unas pruebas dio la impresión de que, efectivamente, nada había que
temer.
-A pesar de todo, no creo que esto vaya quedarse
así, - suspiró Mazoui.-
Cuando los informes llegaron arriba en la cadena de
mando, y tras su conversación con Zorton, el propio Comodoro Hazzar quiso saber
más del asunto por boca de los muchachos y fue a la celda. Una vez declarado
limpio de cualquier tipo de contaminación externa, Mazoui y sus amigos le esperaban
para explicarle lo ocurrido.
-Lo siento. Deberán someterse a un examen médico
completo. Un mero biofiltro no es garantía suficiente, mayor.
-Sí señor.- Admitió este.-
-Y usted también teniente.- Añadió dirigiéndose a
Leval.-
-A sus órdenes.- Saludó este.-
Aunque
la expresión del hasta entonces, serio comodoro, se suavizó un poco cuando vio
a Amatista y asimismo le pidió.
-Usted señorita, debe hacer lo mismo. Comprenda que
es un asunto de seguridad que compromete a todos en esta nave.
-Por supuesto, Almirante.- Respondió ella ante las
caras entre perplejas y divertidas de Leval y Mazoui.-
Los
jóvenes oficiales tuvieron que controlarse para no reír. El mismo Hazzar se
sonrió moviendo la cabeza para corregirla ya más distendido.
-Le agradezco que quiera ascenderme, señorita
Lassart. Pero únicamente soy comodoro.
-¿Pero eso es mucho, no?- Inquirió ingenuamente la
joven.-
-A veces demasiado, créame.- Rio ahora el veterano
oficial.-
-Disculpe usted, no entiendo de rangos militares.- Declaró
la azorada chica.-
-No tiene importancia. Y le agradezco su
comprensión.- Contestó afablemente su interlocutor.-
Así pues, tanto ella como los muchachos pasaron al gabinete
médico. Les tomaron muestras de sangre y les reconocieron con profundidad.
-Al menos así me ahorro el chequeo médico.- Se
permitió bromear ella.-
Mientras éste se llevaba a cabo, Hazzar tuvo ocasión
de conversar un poco con ese recién llegado. Le pareció un joven muy notable.
El comodoro, adoptando medidas de seguridad, le escrutaba con la mirada para
preguntarle, no sin asombro.
- Dice usted que ha venido de fuera de la nave.
¿Cómo lo hizo? Comprenda que es mi deber preocuparme por la seguridad de los
que viajan bajo mi mando.
- Sí, vine a buscar a dos buenos amigos para
pedirles que ayudasen al planeta que acaban de pasar.- Replicó Giaal.- En
cuanto a cómo lo hice, no fue difícil aprovechar una discontinuidad en sus
defensas. Tenía a mi disposición una cápsula vegetaliana que es capaz de
atravesar entornos pétreos con su capacidad porosa.
-No comprendo.- Repuso el perplejo comodoro.-
-Es algo complicado de explicar. Pero, por ahora, le
diré que ese objeto puede reorganizar a nivel molecular cualquier entorno
sólido hecho de roca. En esa zona no había metal sino piedra. Por ello, además de
por el fallo momentáneo en esos escudos suyos. La elegí.
-Y ese fallo. ¿Fue también cosa suya?- Inquirió Hazzar.-
Giaal
tuvo que negar con la cabeza y responder.
-Aproveché esa nube de electrones y otras partículas
que interfirieron para viajar dentro de ella y no ser detectado. Pensaba en
colarme cuando desactivasen sus defensas para permitir retornar a cualquier nave
de reconocimiento que enviasen. Lo que no sabía era que, aquella nube fuese
capaz de anular su protección.
-Eso es muy interesante. Tomaré nota para futuros incidentes.-
Sentenció su interlocutor.-
-Hará usted muy bien. Es una sabia precaución.-
Convino Giaal.-
Y es que el alien no tuvo reparos en contarle toda
la verdad a Hazzar. Sabía que podía ser sincero con ese hombre. Sentía que era
una buena persona y que su curiosidad era genuina, y que, en efecto, se preocupaba por el
bienestar de todos en la nave.
-Vaya, eso es muy interesante.- Declaró el comodoro
que, en una tablet que tenía a su lado, parecía consultar un informe y retomó
su interrogatorio.- ¿Dice entonces usted que sus intenciones son pacíficas y que
desea ayudarnos?
-Sí, señor, esa es mi intención.
-Pues si es así, dígame ¿Por qué se presentó en
nuestra nave de esa forma?...Pudo haberse dado a conocer. - Inquirió agudamente
el oficial.-
-No sabía si ustedes me recibirían de forma hostil.
Su especie no es famosa precisamente por su pacifismo. - Contestó sinceramente
el interpelado, agregando.- Incluso tuve que adoptar precauciones para presentarme
ante mis amigos…
Hazzar asintió levantándose ahora y paseándose con
las manos a la espalda. Giaal le observaba sin inmutarse, y tampoco se
preocupaba por los dos centinelas que se habían apostado a la entrada de su
celda. Entonces el veterano oficial le dijo.
- Se refiere usted al mayor O´Brian y al teniente
Malden, supongo.
- Sí, a Mazoui, y Leval, - asintió el muchacho
comentando. - Mis padres eran amigos de los suyos.
- Confío plenamente en esos dos chicos. - Afirmó
Hazzar.- Y si ellos hablan bien de usted, eso me hace admitir su palabra.
El veterano oficial relajó su hasta entonces serio
semblante con una media sonrisa. Aunque añadió, retornando nuevamente a una
mayor gravedad tras consultar de nuevo su tablet.
- Pero
comprenda que, hasta que nuestros servicios médicos estén seguros de que no representa
ningún tipo de amenaza para la salud de todos los que aquí vivimos, tendremos
que someterle a observación. Y no solamente a usted, sino a todos con los que
haya mantenido contacto. Esa sí fue una negligencia por su parte. Pese a que lo
hicieran con la mejor de las intenciones. Y tendré que amonestarles.
Giaal
asintió despacio y sin dar muestras de sentirse molesto, por el contrario declaró.
- Lo entiendo, también soy médico. Yo no represento
ningún problema para ustedes, pero comprendo que deseen estar seguros de eso. –
Entonces suspiró para añadir con un tono más suave y de ruego.- Y, por favor,
no sea muy duro con ellos. Son buenas personas y solamente desean ayudar.
- Me consta. Sin embargo, debo aplicarles el código
militar y las ordenanzas como a cualquier otro militar bajo mi mando.- Opuso su
interlocutor.- Pero no se inquiete. Y en cuanto a su estancia aquí será por
poco tiempo. - Le aseguró el comodoro agregando con más amabilidad. – Si necesita cualquier cosa, pídasela a los
centinelas o al oficial que le asignemos para custodiarle.
- Gracias, entiendo que es por mero protocolo, pero
le aseguro que no intentaré escapar. No tendría sentido.
Su
contertulio asintió. No tardando en afirmar.
-No somos monstruos, usted tiene derechos. Le
prometo que serán respetados. Y los oficiales que estén a cargo de, digamos, supervisarle,
mirarán principalmente por su bienestar. Ahora, si me disculpa, debo dejarle.
-Por el momento estoy bien así. -Repuso Giaal que
ahora se sentó con las piernas cruzadas en actitud de meditación, sobre su
litera. – Ha sido un placer, comodoro.
Hazzar
se despidió a su vez y abandonó la celda con una grata impresión, ese muchacho
era realmente una persona muy serena y parecía translucir bondad. No le gustaba
la idea de mantenerlo allí, pero realmente confiaba en que eso durase poco.
Llamó a su presencia a esos dos muchachos amigos de aquel alienígena y ambos
acudieron cuadrándose de inmediato para escuchar una serena reprimenda,
desprovista de enfado.
-Señores. No esperaba este descuido viniendo de ustedes.
Zorton me ha informado de ello. Al menos debieron proveerse de trajes HBQ.
-Señor, lo sentimos. Pero le puedo asegurar que Giaal
ya había entrado en la nave y fue él quien nos vino al encuentro. – Le explicó
un apurado Leval. -
-Sí, comodoro. - Completó Mazoui.- De haber sido
portador de alguna enfermedad o cualquier tipo de forma de vida hostil, supongo
que ya estaríamos sufriendo sus efectos.
Nuevamente Hazzar se paseó alrededor de los
muchachos con las manos atrás. Estaba tratando de decidir. ¿Qué iba a hacer con
ellos? Finalmente se plantó ante ambos que seguían en posición de firmes y les
dijo con sinceridad.
-Descansen muchachos. - Suspiró para añadir. - De tratarse
de otros oficiales esto podría haberles costado caro. Incluso reflejarse en su
expediente. Pero, atendiendo a los servicios que nos han prestado y dada la
confianza que tengo en ustedes, aceptaré su versión. Si ya conocían a este
individuo y me dicen que no representa amenaza alguna para esta nave, confiaré
en su palabra. Pero, por rigor de la disciplina él tendrá que permanecer ahí
dentro hasta que las autoridades médicas den su visto bueno y ustedes quedarán
relevados de servicio hasta que eso suceda.
Ninguno de los dos pudo replicar. Sabían que aquello
tenía que ser así o se sentaría un precedente de trato desigual. Y no podían
estar por encima de la disciplina, es más, no querían estarlo, pues eso iba
contra sus convicciones y el juramento que habían hecho al ingresar en la
Academia.
-A sus órdenes, señor. – Aceptó Mazoui, saludando al
igual que su primo para respetuosamente preguntar. - ¿Nos ordena permanecer en
nuestras estancias durante ese tiempo en arresto domiciliario?
-¡No, por Dios!- Sonrió Ahora Hazzar, cambiando su
tono, hasta entonces serio, por otro algo más distendido. – Las pruebas médicas
que os han hecho por ahora han dado negativas según me han informado. Aprovechad
para venir a ver a vuestro amigo alguna vez, pero no demasiadas y descansad un
poco. Nos sois muy necesarios. Dedicad unos días a vuestros amigos. Lo podéis
tomar como un permiso. - Les confesó ahora con más simpatía. – No os vendrán
mal unas pequeñas vacaciones. Os las habéis ganado.
-Muchas gracias por su comprensión, señor. – Replicó
Leval visiblemente agradecido, su superior desde luego era muy considerado. –
-A vosotros – asintió éste dándoles permiso para
retirarse, cosa que los chicos hicieron de inmediato tras volver a saludar. -
Hazzar desde luego no creía aquel
extraño informe que le había sido enviado por una fuente anónima. ¿Qué esos dos
trataban de provocar una brecha en la seguridad de la nave? ¿Qué ese
extraterrestre era la avanzadilla de una invasión? Como oficial curtido por
muchos años de experiencia y veteranía confiaba en su instinto y ese le decía
que ninguno de esos muchachos, ni ese alien, eran en absoluto una amenaza. Al
contrario. Pero por mor de las normas no podía hacer según qué tipo de excepciones,
ni tampoco ignorar los hechos, ni el informe del puntilloso comandante de
aquellos chicos. Bueno, se mantendría al tanto de lo que sucediera. Con ese
pensamiento se marchó a su despacho. Por su parte, Mazoui aprovechó un momento
para ir al suyo y llamar a Amatista, le contó lo que había ocurrido y le dijo
que podía estar tranquila.
-Acaban de comunicarme que todas mis pruebas han
dado negativas.- Comentó la muchacha con alivio.- Dentro de unas pocas horas,
si no experimento ningún cambio, podré irme.
-A buen seguro que así será, Tist.- Convino su amigo,
agregando con afabilidad.- Entre tanto, dile al cabeza hueca de mi primo que te
haga compañía.
-¡El pobre tiene mucho papeleo que hacer! - Se rio
Amatista.-
-Sí, eso mismo me pasa a mí.- Suspiró él.- Zorton
nos ha crucificado con una pila de formularios, informes e impresos digitales
que rellenar.
-Bueno, pues no quiero entretenerte por más tiempo.
Suerte.- le deseó una jovial Amatista.-
Su
contertulio despidió la comunicación. Al margen de eso quería velar por su
amigo alien. Pese a las garantías del comodoro se vio en la necesidad de buscar
a alguien de confianza para que estuviera cerca de Giaal.
-Confío en Hazzar, pero no tanto en algunos de sus
subordinados.- Pensaba con inquietud.-
Desde luego, no todos eran tan abiertos como el
segundo al mando. Por ello, urgía encontrar a alguien que fuese considerado y
se ocupase realmente del bienestar de Giaal. Se acordó del alférez Hunter, era
de las pocas a quién podría encargar un trabajo así. De modo que llamó a Susan
y le pidió que fuese a la celda para ocuparse de informarle de lo que ocurriera
en el examen y de cómo trataban a ese peculiar prisionero. Ella obedeció de
inmediato al requerimiento de su superior, más cuando Mazoui le insistió en que
aquella persona era alguien muy apreciado, tanto por él, como por el teniente
Malden. Y también le explicó que ellos deberían acatar una sanción.
-Haré todo cuanto pueda, señor.- Le aseguró ella.-
-Gracias alférez. Más que una orden, se lo pedimos
como un favor personal.- Destacó Mazoui.-
-No les decepcionaré.- Prometió la muchacha.-
De modo que, tras serle permitido retirarse, ella bajó
lo antes que pudo y al ver al individuo se quedó atónita. De golpe, recuperó
los recuerdos de la noche anterior. Se acercó hasta la puerta que les separaba
despacio y con desconfianza. Empero Giaal, adivinando lo que ocurría, le dijo a
través del micrófono de la celda.
- Siento mucho lo que te hice,- se excusó añadiendo
con suavidad. - Pero era necesario, no debía mezclar a nadie ajeno a mi misión
ni hacerle el menor daño.
Estaba claro que, de haber querido matarla, ese tipo
lo hubiera hecho sin la menor dificultad. Y por su tono entre sereno y afable,
no parecía ser realmente peligroso. Además, ella tenía curiosidad. De modo que
le preguntó, más por romper el hielo que otra cosa.
-¿No puedes decirme que misión era esa?
- Ayudar a salvar un mundo.- Respondió Giaal
declarando lo mismo que le contase a Hazzar aunque ahora con tono más
jovial. - Ese que habéis pasado hace
poco. Cuando retornamos de él, nos hicieron quedarnos aquí, a mí y a quienes me
acompañaron, para pasar una cuarentena.
-En tal caso. Debería pasar por el protocolo de
aislamiento yo también. Tuve contacto contigo.- Declaró la concernida oficial.-
-No te será necesario.- Sonrió el joven mirándola
con afabilidad.- Créeme, estás perfectamente.
Lo
dijo con tal seguridad que ella asintió. La chica casi se ruborizó al mirarle a
los ojos, ¡qué profundos y qué azules!, daba la impresión de poderse perder en
ellos, y además, no parecían mentir. Apenas pudo responder azorada.
- No te preocupes, sé que no me hiciste nada, a
propósito, lo que no sé por qué estás aquí en una celda, en lugar de en la
enfermería. – Quiso mentir, pero él sonrió negando con la cabeza y rebatió con
afabilidad. -
- Sí que lo sabes, y te agradezco que hayas venido. Como
tú misma han puesto de manifiesto antes, tienen que reconocerme para ver si no
soy una amenaza para la seguridad de la salud de esta nave o un enemigo. Pero
tranquila, no lo soy.
Susan
sólo pudo asentir tímidamente, ahora se sentía algo avergonzada de haber
tratado de engañarle. Se daba cuenta de que era incapaz de hacerlo. De todas
formas, ella no estaba habituada a mentir, pero con este chico le era todavía
más difícil ni tan siquiera intentarlo. Daba la impresión de que él podía
adentrarse en su mente con toda facilidad. Es más, le parecía ser como una niña
pequeña a la que su padre hubiera pillado en una mentirijilla tonta.
-Lo siento… no quise…
-Tranquila. Lo comprendo.- Afirmó él.- Solamente
deseas tranquilizarme. No temas, estoy tranquilo.
-Bueno, yo estaré aquí para cualquier cosa que
necesite.- Se ofreció ella.-
-Muchas gracias. - Repuso el alien.-
Giaal
por su parte percibió en ella bastante bondad. Se preocupaba genuinamente por
él y por todos los habitantes de la nave. Es más, tenía el deseo de protegerles.
También sentía que esa chica, pese a su apariencia dinámica se sentía sola. Debía de extrañar mucho a su
familia. Cosa evidentemente común al resto de los humanos que vivían en ese
gran asteroide. Pero se percató de que podía confiar en ella. En ese momento
llegó un equipo médico, sin cruzar palabra con la chica entraron en la celda
con trajes protectores. Los centinelas
les flaquearon el paso y entonces sí, uno de los asistentes le pidió a Susan
que se acercase y custodiase al paciente por motivos de seguridad. Ella asintió
obedeciendo las órdenes del asistente que se lo pidió, ya que era militar y de
mayor graduación que la suya. Tuvo que ponerse otro traje protector aunque pensaba
que ese hombre no podía ser ningún tipo de amenaza. Pero le gustaba la idea de
entrar para estar más cerca de él.
-Es muy misterioso y además apuesto.- Tuvo que
admitirse la azorada joven que se reprendía a sí misma pensando.- Pero debo
mantener mi profesionalidad.
Entre
tanto Leval, tal y como el comodoro le había sugerido, decidió aprovechar
alguna ventaja de estar suspendido temporalmente del servicio y cuando dio
curso a todo ese ingente papeleo llamó a Amatista para invitarla a comer.
-¿Quieres quedar en ese restaurante del cruce de la
calle seis con la novena?- Le preguntó.-
-Tendré que esperar al menos un par de horas más
antes de poder salir- Le informó ella.- Pero acepto encantada.
La muchacha desde luego que tenía ganas de estar a
solas con él y además quería saber que había pasado con Giaal. De modo que,
tras despedir la comunicación, Leval suspiró, listo para irse, cuando su
superior inmediato hizo acto de presencia. Freejar parecía estar de mal humor.
Y le espetó.
-¡A ver, pazguato! ¿Se puede saber que habéis hecho
ahora tu amigo el mayor O´ Brian y tú?
El
muchacho le miró con perplejidad y contestó.
-Fuimos a otro planeta a salvarlo. Más concretamente,
mi novia lo salvó con sus canciones, señor.
Ahora
fue el turno de Freejar de mirarle con los ojos muy abiertos y, tras sacar uno
de sus puros y colocárselo entre los labios, gruñó un poco, se quitó una vez
más el cigarro y exclamó.
-¡Menos mal que te he entrenado para que me cuentes
la verdad sin rodeos, o pensaría que esa chorrada que me acabas de decir es
porque deseas dormir en el calabozo la borrachera que sea que lleves encima!
-Pues como usted suele decir, señor. Fue jodidamente
real.- Replicó Leval sin arredrarse.-
Ahora
su superior relajó el gesto y hasta se permitió sonreír. Asintió enseguida
aunque no tardó en volver a decir, con tinte preocupado.
-Te creo, eso está claro. Entonces, es que hay
alguien por ahí propagando infundios en contra vuestra. Más vale que os andéis
con muchísimo cuidado.
-¿Quién?- Quiso saber el atónito Leval.-
-No lo sé con certeza. O de lo contrario habría ido
a pedirle explicaciones.- Contestó Freejar.-
-Averiguaré quien es y entonces se las pediré yo
mismo, señor.- Aseveró Leval con visible disgusto.-
-Bueno, deja eso de momento. Si ya has acabado con
tu papeleo, ve a ver a esa encantadora dama que tienes por novia, antes de que
ella cambie de idea y busque a otro más apuesto que tú.- Comentó el mayor, rezongando
a su forma habitual.-
Aunque
esa forma de decir las cosas siempre lograba arrancar una sonrisa en Leval. Sabía
que su superior se preocupaba por él. Asintió, para declarar ahora con humor.
-Más apuesto que yo, es difícil, y usted ya está
comprometido. Además, voy a invitarla a comer, de modo que no hay problema.
Freejar
sonrió a su vez, dejando al muchacho. Este no tardó en concluir con sus
obligaciones por aquel día y fue a la cita que tenía con Amatista. Se reunieron
en un restaurante al que solían ir a menudo. Su novio le contó a ella lo que
había ocurrido con Giaal. La muchacha creyó que a su nuevo amigo le habrían
hecho un mero reconocimiento pero al saber
lo que sucedía no pudo disimular su desagrado. Él, consciente de ello, se
apresuró a justificar lo sucedido.
- Las normas son las normas, yo también protesté
pero, por un lado eran órdenes y por otro mi comandante tenía razón. ¡Por una
vez! - exclamó con cierta sorna, recuperando al momento un tono conciliador. -
No es más que una medida meramente cautelar, en cuanto se cercioren de que no
hay nada fuera de lo normal podrá integrarse con nosotros, ya lo verás.
- Me parece muy injusto. Y además de eso para colmo
encima van y os sancionan también a vosotros. Pase que le hagan pruebas y que
le descontaminen como a nosotros. ¡ Pero dejarle encerrado en una celda! - Le
dijo su novia sin parecer demasiado conforme con esa explicación. - Al menos podríamos
ir a visitarle
- El comodoro Hazzar no tuvo otra opción. Aun fue
demasiado generoso en nuestro caso. – Reconoció Leval. - Y mucho me temo que el
acceso a los civiles en el recinto de calabozos está prohibido.- Le explicó él
que nuevamente trató de animarla. - Pero Mazoui se encargará de cuidar de su
comodidad. No te preocupes, o no le conozco o ya habrá mandado a alguien de su
confianza a preocuparse por Giaal.
- Bueno,- suspiró Amatista con resignación - creo
que debo confiar en vosotros, sólo espero que Giaal pueda estar aquí, con nosotros, muy pronto.
- Eso deseo yo también. No se merece esto. - Opinó
su novio tomando una mano de la chica que respondió aferrándose a ella y
esbozando una ya más relajada sonrisa. – Bueno, ahora vamos a centrarnos en nosotros.
¿No te parece?
Él
no quiso comentarle nada de lo que Freejar le contó. ¿Para qué preocuparla o enojarla
más con eso? Leval decidió que ya haría indagaciones en su momento. Por su
parte la chica asintió algo colorada, así al menos disfrutaron de aquella
velada. Mientras tanto, poco podía sospechar la pareja que las noticias de su
regreso con Giaal de aquel planeta volaron y de modo muy rápido, por la nave.
Logan, que tenía amigos en esa parte, se enteró y comenzó a mover hilos para
tratar de hablar con el comodoro. Al fin, tras esperar unos días, logró que le atendiese. Hazzar le hizo ir a su
despacho. Tras los preceptivos saludos, su superior le dio autorización para
hablar. Cedric veía llegado su momento, llevaba bajo un brazo una carpeta con
pruebas. La abrió con presteza mientras comenzó su argumentación.
- Verá usted, señor,- le comentó con aparente tinte
de complicidad. - Tengo razones para pensar que un serio peligro nos amenaza.
Me he enterado de lo ocurrido, un extraterrestre a bordo de nuestra nave,
además del que ya teníamos.
-¿Cómo que además del que ya teníamos? - Le inquirió
Hazzar sin comprender. - ¿A quién o a qué se refiere, teniente?
- A Leval Malden, señor.- Contestó éste sin dudar
añadiendo con prevención. - Sus padres no eran de este mundo y llegaron a él
con la intención de conquistarlo. No pudieron hacerlo y ahora es su hijo el que
se ha infiltrado y lo que es peor aún. Su amigo Mazoui O´Brian, es un
demonio...
-¿Se ha vuelto usted loco, teniente?- exclamó Hazzar
levantándose de su asiento como un resorte para preguntar con indignación. - ¿Acaso
creé que no tengo otra cosa que hacer que perder el tiempo escuchando
desvaríos?
- Le ruego que me
permita explicarme, señor.- Respondió
Logan sin perder la calma, a la par que añadiendo con seguridad. - No me
atrevería a decir estas cosas, aparentemente tan absurdas, si no fueran ciertas.
Y tengo pruebas para apoyar lo que afirmo. -
Aseveró mostrando al comodoro unos papeles que había sacado de su
carpeta. -
Hazzar
ojeó los documentos incrédulo, pero tenían sello oficial del almirantazgo que
estaba al corriente de esto. Los papeles detallaban el origen y las especiales
características de ambos. Aquello iba incluso más allá de las notificaciones de
alto secreto que él mismo y su superior, Spar, poseían. ¿Cómo habría conseguido
el teniente Logan tal información? Desde luego, el comodoro conocía de sobra las
habilidades de los dos muchachos, pero ignoraba el porqué de las mismas.
- Puede que sean lo que usted asegura, teniente.- Repuso
Hazzar ya algo más convencido aunque sin pensar que eso supusiera ningún
problema, así que respondió. -Pero aún
así han demostrado lealtad y valor a toda prueba, no han dado nunca el menor
indicio de representar las amenazas que denuncia aquí. Si el almirantazgo les
recomendó para venir en este viaje será que confiaba plenamente en ellos, y yo lo
hago también.
- Discúlpeme, señor. Pero creo que todo es una
tapadera,- le rebatió Logan agregando con taimada desconfianza.- Ahora se les
une otro alien y ellos no estaban conformes con internarlo en una celda de
aislamiento. Además, también estuvieron en ese planeta, deberían estar en otras
celdas, ponen en peligro la seguridad de toda la nave o quizá eso pretenden.
Puede que con ese otro extraterrestre ya tengan bastante fuerza para controlarnos.
- Esas acusaciones son muy serias, teniente. - Le
advirtió Hazzar con gesto severo. Para matizar. - Se trata de alta traición y
motín. No puede ni tan siquiera pensar en insinuarlas sin argumentos más
sólidos.
- No me complace nada tener que contarle esto,
señor. - Mintió Logan aseverando de seguido. - Pero tengo pruebas que indican
una peligrosa inestabilidad en el caso del mayor O ´Brian. Cierto escándalo sin
aclarar en una discoteca de la ciudad. Y también me consta que el teniente
Malden estuvo involucrado en ello. Luego está ese extraño fluido que, casualmente
fue descubierto por el mayor O´Brian.
- De no ser por él, eso habría engullido toda la
nave. - Rebatió Hazzar, que pensaba en eso como un argumento más en favor de la
lealtad de ese muchacho. -
- Salvo que el plan se les fuera de las manos. Bien
pudiera haberse tratado de una añagaza para convencernos precisamente de su
lealtad y ganarse la confianza de todos. - Opuso Logan, que parecía tener
recursos para todo cuando sacó nuevas “pruebas” que ofreció al comodoro
añadiendo con falso temor. - Me costó mucho descubrir esto, pero he estado
investigando y mi padre lo hizo también. Es el general Maxwell Logan. Está al
cargo del servicio de inteligencia del UNISON. Antes de irme me proporcionó
algunos dosieres que me ordenó mantener en secreto salvo que existiera peligro
para la nave.
- Su obligación
era la de haber entregado esos papeles mucho antes. Nada más partir. –
Le rebatió el comodoro ahora con indignación. - Su padre, por muy general que
sea, no era su superior directo. Nosotros sí.
- Perdón señor. Mi padre habló con el contralmirante
Spar.- Replicó el chico, sin parecer alterarse. – Le informó previamente de
algunas cosas. Yo debía cumplir una misión auspiciada por el alto mando de la
Tierra. Mi padre en persona la coordinaba. Por eso me eligieron para venir aquí.
Creí que él sabía todo lo relativo a esto, pero ahora no estoy seguro. De todos
modos, yo mismo ignoraba esta información hasta que, siguiendo las órdenes de
mi padre, abrí los documentos por considerar que ese peligro al que él se
refería ya se había presentado. Únicamente me autorizó a consultar esta
información en caso de emergencia.
Hazzar
lanzó un largo suspiro para tratar de calmarse. Si el propio Spar lo sabía y si
ese teniente se acababa de enterar de eso acudiendo a él, y respetando por tanto
la cadena de mando, en lugar de ir a ver directamente al contralmirante, nada
le podía reprochar. Luego estaban aquellas acusaciones anónimas. Quizás fueran
obra del propio Logan. Aun así, se negaba a creer en ninguna de esas
aseveraciones. Cedric, que pareció verlo claramente, añadió con un tinte más conciliador.
- Señor, no le solicito que haga nada, sólo que
preste atención a los movimientos de ambos. O posiblemente que les pida una
aclaración. Sé que la presunción de inocencia existe y ellos no dejan de ser
dos compañeros de armas. Les asiste el derecho a defenderse y no quiero hacer
nada que les pueda perjudicar. Pero mi principal deber es hacia nuestra misión
y nuestra nave. Ojalá esté equivocado y todo esto no sea más que un cúmulo de
casualidades o incidentes sin importancia. Pero, ¿y si no lo estoy?...
- No sé que pensar,- confesó Hazzar que empezaba a
prestar atención a los argumentos de Logan
añadiendo ahora con tono más reflexivo. - Como ya le he dicho, son
acusaciones muy graves y tienen derecho a ser refutadas por los acusados, eso
desde luego...
- Yo no les llamaría acusados, señor. - Matizó Logan
retorciendo el argumento para remachar. -Pero sí comparecientes… en una
comisión aclaratoria, claro está. Tienen todo el derecho de explicarse y si
como usted piensa, son inocentes, incluso agradecerán la posibilidad de poder
despejar cualquier duda. Se lo digo a usted en confianza. He venido a verle exponiéndole
cuanto sé. Pero no soy el único que tiene sus sospechas. En la propia Tierra hubo
algunos altos mandos que no estuvieron de acuerdo con su inclusión en este
viaje. Y aquí mismo hay otros oficiales que desconfían de ellos. Eso podría
mermar la moral y la disciplina a bordo. Salvo, claro está, que les demos la
ocasión a ellos para que aclaren las cosas más allá de toda duda razonable.
Hazzar
guardó un incómodo silencio, quisiera o no se veía obligado a sopesar esas
palabras que sí tenían bastante sentido. Y los hechos que el teniente Logan
describía coincidían con algunos rumores que circulaban contra el teniente
Malden y el mayor O´Brian. Parecía entonces que el informador anónimo pudo ser
otro. Mejor no poner al corriente a ese individuo de aquello. Pese a todo,
Hazzar no se fiaba de él. Aunque no pensaba que fuera Logan quien estuviera
esparciendo esos rumores. No tenía sentido que le mandase información
anónimamente y que al día siguiente se diera a conocer. Con todo eso en mente asintió
a desgana, añadiendo para dar por concluida esa enojosa reunión.
- Teniente retírese, yo mismo informaré al contraalmirante
de esto. Hablaré con él para ver hasta dónde tiene conocimiento de esta
historia. Y no comente absolutamente nada con otros oficiales sobre esta
entrevista hasta que no tomemos una decisión al respecto.
- A la orden, señor. Y descuide.- Le aseguró su
subordinado agregando de forma tan
solícita como hipócrita. - Sólo me mueve el interés general de la nave y seré
el primero en alegrarme si mis sospechas son infundadas.
Logan
saludó y se fue con una maliciosa sonrisa de triunfo en tanto que Hazzar
avisaba al contraalmirante Spar de lo que sucedía. Éste sí afirmó conocer al
padre de Logan y haber hablado con él. Pero no podía desvelar hasta donde
estaba informado por mor del código de altísimo secreto que rodeaba a aquel
asunto. Era tan elevado que solamente el comandante en jefe de la nave estaba
autorizado a saberlo. De todos modos, tampoco tomó demasiado en serio esas
acusaciones hasta que le llegaron algunas otras cosas. Alguien le informó que,
un boquete en el casco de la nave, descubierto precisamente por el teniente
Malden, había sido origen de la entrada de cierto ser desconocido, de intenciones poco claras y
posible foco de contaminación biológica. Por aquel entonces ese mismo ser
estaba ahora tranquilamente tumbado en una celda bajo la atenta vigilancia de
una interesada alférez...
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