Amatista llegó rauda a la base militar. Una vez allí
se sentó a aguardar su turno hasta que la avisaran para intervenir. Al cabo de
pocos minutos recibió una llamada de parte del alto mando, muy cortésmente le
pidieron si, por favor, podía acudir a declarar en la vista que se seguía con
los oficiales O ‘Brian y Malden. Ella aceptó inmediatamente, para eso había
ido. Sandy por su parte avisó previsoramente a
las demás chicas que habían sido nombradas y su precaución no estuvo
fuera de lugar, puesto que a ella misma y a las otras también se las invitó a
declarar.
-Satory.- Llamó la morena científica.- Han dicho
también tu nombre.
-Pero si antes no me habían llamado.- Opuso esta.-
-Ya, pero ahora han pedido que vengan todas las
miembros de las Fairy-Five, excepto quien esté de guardia. Si hace falta
llamarán a Jennifer después.- Le contó esta.-
-Vale, voy para allá.- Contestó la muchacha.-
A
su vez llamó a Penélope. La jefa del grupo estaba tomando un café con el teniente
Jensen. Este trataba de entretenerla con algún comentario divertido y lo estaba
consiguiendo cuando el móvil de la directora de las Fairy Five recibió la
llamada.
-¿Diga?...Sí, dime Sandy...¿Que estáis dónde?...
¿Tengo que ir?- Muy bien. Precisamente estoy con Rick. Le pediré que me lleve
allí. Hasta luego. Gracias...
-¿Qué ocurre?- Quiso saber este con gesto curioso.-
-Tengo que ir a declarar. Al parecer están juzgando
al teniente Malden y al mayor O ‘Brian.- Le comentó con preocupación.-
-¿Qué?- Exclamó Tracer, comentando de forma jocosa
en un principio.- Vale, es una broma estupenda. Ni a mí se me hubiera ocurrido.
-No es una broma. -Afirmó Penélope con gesto serio.-
Su
interlocutor la miraba ahora con la boca abierta, fue entonces cuando ella le
contó el incidente que tuvieron en el laboratorio con Logan.
-¡Maldito bastardo!, debí haberlo imaginado.-
Exclamó el chico.-
-¿Podrías llevarme hasta esa parte de tu base? Tengo
que declarar allí.- Le pidió ella.-
-Por supuesto. Iré contigo y te indicaré dónde está
el sitio.- Convino el joven.-
Y
es que el salón donde esa vista tenía lugar estaba en un edificio de reuniones
más allá de los barracones que Penélope conocía. Y teniendo en cuenta la
premura con la que Sandy la avisó se pusieron en camino de inmediato. Al menos
Amatista ya estaba allí, así que, después de unos minutos de mínimo descanso
tras la comparecencia de Giaal, la sesión se reanudó. Spar se sentó nuevamente
rodeado de Hazzar y los demás. Mazoui y Leval también tomaron asiento y las
chicas se acomodaron en unas sillas que se pusieron para ellas. Spar se dispuso
a llamar a Amatista.
- Señorita Lassart, por favor ¿Es usted tan amable
de acercarse?
- Como no,- repuso ella.-
Ataviada con un vestido blanco hasta las rodillas,
zapatos de un tacón mediano y hasta un elegante sombrero a juego, la joven se
levantó despacio y se acercó al estrado de los mandos no sin dirigir una mirada
llena de regocijo a Logan al percatarse de su aparatoso vendaje, cortesía de
ella misma.
- Ante todo sepa que le agradecemos su amabilidad y
que no está obligada a responder.- Le aclaró Spar. - Usted no es militar, luego
no está sujeta a disciplina por parte de esta sala. Por tanto seré yo mismo
quien le formule algunas preguntas, que, como ya he mencionado antes, puede
usted no contestar si así lo desea.
- No se preocupe, quiero colaborar en todo cuanto
esté en mi mano para aclarar las cosas. ¿De qué se me acusa?,- preguntó con
tono muy cándido en tanto tomaba asiento en el
sillón reservado a los interrogados.
-
-¡Oh no, por favor! , aquí no le acusamos de nada,
señorita. - Se apresuró a decir el contraalmirante que inquirió con mucha
amabilidad. – Para que conste de forma oficial, díganos, si es tan amable. ¿Es
usted la hija de Diamante Lassart y de Esmeralda Deveraux?
-Sí, lo soy. - Reconoció Amatista con total
naturalidad.-
-¿Su nombre completo es?
-Amatista Lassart-Deveraux. -Respondió ella
confirmando lo anterior.-
-¿Son sus padres de procedencia ajena a la Tierra?
Ya me comprende, extraterrestres. - Inquirió el Contralmirante con visible
interés y también algo envarado al tener que hacer una pregunta como esa. – Si
se puede decir así…
- Sí, eso creo. Pero, pese a ello, vinieron de otro
mundo aunque sus antepasados eran terrícolas, ellos son totalmente humanos y yo
también. - Ante la sorpresa de todos había respondido de forma afirmativa y
añadió con algo de retintín suavizado con un pretendido desconcierto en su
tono. - Eso no me convierte en algo peligroso para la seguridad nacional, ¿no?
- El teniente Logan la acusa a usted y a sus padres
de tratar de invadir la Tierra.- Le respondió Spar algo más seriamente - ¿Qué
tiene que decir a eso?...
-¡Eso es ridículo!,- repuso Amatista ahora
visiblemente ofendida, cuando añadió. - Mis padres lucharon por salvar este
planeta. Sin ir más lejos, esta nave en la que estamos se basa en gran parte en
el trabajo de mi padre y de mi tío Zafiro durante veinte años. Si fueran unos
invasores no creo que se hubiesen molestado tanto para ayudar a la humanidad.
¿No creen?
La justa indignación con la que habló la muchacha
convenció definitivamente a los miembros del consejo que, al igual que
sucediera con Giaal, intercambiaron murmullos y asintieron entre ellos.
- Lo hemos comprobado,- admitió conciliatoriamente
Spar. - Sí, su padre participó en la fase de diseño de esta nave. Disculpe
todas las molestias, puede usted retirarse cuando guste. Lo mismo que el resto
de sus compañeras.
-¿Puedo decir algo, contraalmirante? - Le pidió ella
antes de levantarse. Spar por supuesto,
asintió y ella tomó la palabra con evidentes deseos de dar otras vez en las
narices a Logan (aunque en esta ocasión fuera solamente de un modo figurado.)-
No tiene sentido que acusen a dos oficiales que han arriesgado sus vidas
repetidamente por todos nosotros, cuyos padres y demás familiares antes que
ellos, también lucharon por salvar la Tierra. Nadie estaría ahora aquí de no
ser por los sacrificios y los esfuerzos que hicieron. ¿Y ahora se lo pagan así?
¡Me parece una auténtica vergüenza! Ya está, es todo lo que tenía que decir.
- Sin más y de manera muy digna,
Amatista se puso en pie dirigiéndose a su asiento. -
Nadie
de la mesa de altos mandos se atrevió a responder. Hubo un tenso y culpable
silencio, acompañado de algún carraspeo mientras pensaban en aquellas palabras
duras pero sinceras, que Spar rompió llamando a Leval y Mazoui al estrado. Ambos en posición de firmes se acercaron
ante el contraalmirante. Éste también llamó a Logan que se aproximó a su vez
del mismo modo.
- A la vista de las pruebas y demás declaraciones,
no veo motivo por el cual alargar…este...- rebuscó las palabras para no tener
que emplear el enojoso termino de proceso -…estas aclaraciones. Pueden
marcharse ambos, en cuanto a usted, teniente Logan, deberá responder a algunas
preguntas.- Añadió Spar visiblemente indignado. -
Cedric
temblaba al pensar en el lío en que se había metido pero ante sus superiores
tampoco podía explicar todo lo que él sabía ni los auténticos motivos de todo
aquello. De hecho ese misterioso contacto no se había presentado. ¿A qué
jugaban entonces? Le habían asegurado que, gracias a él, se destaparía una
conspiración para hacerse con la nave. De todos modos ya no tenía más
argumentos. Aunque entonces se le ocurrió.
-Con la venia. ¿Podría llamar a la señorita Wallance
al estrado?
-¿La señorita Wallance?- Se sorprendió Spar.-
-Ella podría arrojar luz definitivamente sobre todo
esto, a fin de cerrar el caso sin más dudas.- Argumentó Cedric.-
-Si la citada señorita accede.- Convino el
contralmirante.-
Llamaron
a Sandy que aguardaba fuera, sentada junto a Penélope y Satory que habían
llegado hacía tan solo unos minutos. Tracer estaba con ellas.
-No os preocupéis. Seguro que saldrán bien
librados.- Les decía el joven oficial.-
-Si hay justicia, así será.- Repuso Satory,
añadiendo.- Son dos buenas personas, que solamente quieren ayudar a los demás.
En
ese momento un suboficial salió.
-¿La señorita Wallance?.
Sandy
se levantó al oír su nombre.
-Soy yo.- Se identificó.-
-Si es usted tan amable, le han pedido que vaya a
responder a unas preguntas. Si usted lo desea.
-Por supuesto.- Sonrió ella de forma tenue,
sentenciando.- No tengo nada que ocultar.
De modo que acompañó a ese suboficial
y sin pronunciar palabra se llegó ante el estrado. El contralmirante la saludó,
afirmando
-Señorita. Ante todo sepa que no está obligada a
declarar si no lo desea.
-Me lo han dicho. Pero quiero ayudar a que todo esto
se aclare.- Contestó resueltamente ella.-
Y
suponía que, de negarse, iba a ser tomando seguramente como una actitud
sospechosa. Aunque arriesgaba que su propia historia y su secreto saliese a la
luz. De modo que, recurriendo a su sangre fría y autocontrol, asintió para
añadir con tono aparentemente despreocupado.
-No tengo ningún inconveniente en declarar para esta
investigación.
-Muy bien. Se lo agradecemos mucho. – Comentó Spar
quién, observando a Logan, agregó dirigiéndose a la testigo.- ¿Tendría usted
inconveniente en que el teniente representante de la acusación le formulara
alguna pregunta?
-En absoluto.- Repuso ella.-
Cedric
no había olvidado lo que esa mujer le hizo. Ahora, no obstante, se dirigió
confiadamente hacia donde estaba esa joven. Enseguida y sin más, fue directo al grano.
-¿Jura decir toda la verdad ante este tribunal?
-Lo juro.- Convino ella.-
-Muy bien.- Repuso el fiscal, comenzando con sus
preguntas.- Nos consta que el mayor O´ Brian y usted protagonizaron un
incidente en cierta discoteca de la nave. ¿Sería usted tan amable de decirnos
si pudo apreciar en él algo que saliera de la normalidad?
-Bueno.- Pudo
musitar Sandy quién miró al contraalmirante con rubor, para inquirir a su vez
con voz tímida.- ¿Es realmente necesario que responda a eso?... Forma parte de
mi vida íntima…
-Por supuesto que no. Como ya le he dicho, no tiene
ninguna obligación de hacerlo, señorita. Y menos si es algo que atente contra
su intimidad.- Se apresuró a replicar el militar, obsequiando a Logan con una
reprobatoria mirada.-
-No, no me refería a eso.- Dijo éste con rapidez,
para matizar.- Únicamente quiero saber si constató en él algún cambio físico, o
alteración en su apariencia. Dicho de otro modo, señorita Wallance. ¿El mayor
O´ Brian se transformó en alguna especie de criatura ante usted?
La
sala ahora estaba en absoluto silencio. Los oficiales del tribunal se miraban
unos a otros con estupor. ¿Pero qué clase de pregunta era aquella? Al fin,
Sandy pudo responder con cierta extrañeza pintada en el semblante y fingiendo algo
de apuro en la voz.
-Si se refiere a que cuando él y yo… bueno. Ya sabe,
esa parte de su anatomía, debo confesar que no había visto nunca nada
tan…grande.
Eso
levantó hasta risas en el tribunal. E incluso Mazoui bajó la cabeza ruborizado,
su primo se sonrió. Por su parte, un azorado Spar enseguida dio con su mazo
llamando al orden para sentenciar no sin visible malestar.
-Teniente Logan, esto me parece una burla al
proceso. ¡Termine de inmediato!…
-A la orden.- Contestó éste que estaba realmente
molesto e incluso furioso cuando, de peor modo, insistió.- No juegue con este
tribunal, sabe usted perfectamente a lo que me refiero. Y ya que ha aceptado
libremente el contestar a las preguntas, le recuerdo que, estando bajo
juramento y como testigo no le está permitido mentir, señorita Wallance. Le
formularé de nuevo la pregunta para que responda de modo claro. ¿Adoptó el
mayor O´ Brian la apariencia de un ser demoniaco ante usted, sí o no?...Por qué,
de ser así, demostraría que no puede dominarse y pretendiéndolo o no, sería un
grave peligro para la seguridad a bordo de la nave…
Ahora
se levantaron atónitos cuchicheos por la sala y en el tribunal. El mismo Spar
estaba anonadado. Aunque la naturaleza de los informes previos hacía que esa
cuestión no fuera tan descabellada como a primera vista parecía. De hecho,
Mazoui miraba a Sandy con angustia y el propio Leval estaba preocupado. Sin
embargo, la morena científica tardó unos instantes en replicar y lo hizo con
calma y tono serio para sentenciar.
-Mostró la misma apariencia que mostré yo…estábamos
en plena relación pasional. Me atrevo a decir que ambos hubiéramos parecido iguales a
cualquiera. No vi en él nada diferente de lo que veo en mí misma cuando estoy
en ese tipo de trance, esa es toda la verdad.
Su inquisidor suspiró, no tenía sentido proseguir.
Esto le estaba perjudicando más a él que a los acusados. De hecho, Spar declaró
con enfado en su tono.
-Puede usted retirarse señorita Wallance, muchas
gracias por su colaboración y le ruego que disculpe al teniente Logan. Desde
ahora será él quien tenga que justificarse y responder de esto…
Entonces y para su alivio intervino Perman
intercediendo por el aludido.
- Si me permite, señor, seguro que el teniente Logan
pensó que era parte de su deber comunicarnos lo que él creyó peligroso para
nuestra seguridad. Además, hasta que se ha aclarado lo de ese otro
extraterrestre, las medidas llevadas a efecto son las que contempla el
reglamento y su preocupación estaba legitimada.
- Confío en el mayor O´ Brian, en el teniente Malden
y en el Comodoro Hazzar, cuando dicen que el señor Ginga no es ninguna amenaza,
y más aún después de haberle escuchado. - Respondió Spar deseoso de darle
carpetazo a ese enojoso proceso y pensando también en que Logan era hijo de un
general muy respetado, por lo que convenía cerrar este asunto sin más
indagaciones, así que agregó. - Por lo que respecta al teniente Logan,
asumiremos de igual forma que hizo estas acusaciones en base a lo que creyó su
deber. Aunque le llamo la atención por extralimitarse en las formas. Considérese
amonestado.
-Presento mis excusas, señor, no volverá a
repetirse.- Declaró sumisamente Cedric.-
-De acuerdo, puede irse también. Esta reunión queda
concluida.- Sentenció Spar.-
El presidente del tribunal dio un mazazo y todos se
levantaron. Logan, respirando tranquilo, fue directo hacia Perman para, en un
aparte, agradecerle su inesperada ayuda.
- Muchas gracias, señor, por sacarme del apuro,
menos mal que usted lo entiende...
-¿Entenderte, Cedric? - Le contestó indignadamente
su superior tras dedicarle una dura mirada. - Lo único que he entendido en todo
esto es que has tratado de hundir a dos de tus compañeros. Dios sabe por qué,
pero no ha sido por nada que ataña a nuestra seguridad. Desde luego deberías
estar avergonzado, menos mal que tu padre no está aquí para ver esto. Eres
indigno de él y del uniforme que llevas, ¡quítate de mí vista!
- Pero.- Atónito, Logan trató de excusarse sin saber que decir - pero
señor, yo sólo...
- Esta vez te he sacado del apuro pero únicamente lo
he hecho por la amistad que me une con tu padre. Si vuelves a tratar de hacer
algo así te aseguro que no volveré a hacerlo.-
Afirmó el comodoro que le dio la
espalda al cabizbajo oficial y salió de la sala. -
Cedric no tuvo más remedio que callarse sin poder
defenderse, pese a esa imagen de traidor e hipócrita que tenía. Pero esas eran
sus órdenes. Ojalá que pudieran regresar a la Tierra y comprobar si eso había
merecido la pena. Además, ¡le habían dejado tirado! ¿Dónde estaba esa maldita
zorra? ¿Acaso no iba a apoyarle con pruebas irrefutables? Suspiró con
resignación. Ante todo era un militar y había cumplido con su deber, no se
arrepentía de nada. Y debía de admitir que su rivalidad con esos dos muchachos
había llegado a convertirse en algo personal. Quizás no se hubieran merecido
esto pero seguían existiendo muchas cosas extrañas que no se podía explicar.
Podría incluso haber sacado a relucir más información acerca de más miembros de
ese grupo pero le habían indicado que solamente debía centrarse en esos dos.
Pese a que estaba claro que las consecuencias para él serían bastante
desagradables tras esta parodia de juicio, había seguido sus órdenes hasta el
final. Con ese sentimiento de dignidad se marchó de aquella sala.
-Al menos he cumplido con mi deber.- Se decía
tratando de aligerar su propia conciencia.-
En
la otra parte de la audiencia en cambio todo eran señales de júbilo. Amatista
se abrazó a Leval y Sandy hizo lo propio con Mazoui. Satory y Penélope más
comedidas y sobre todo asombradas, esperaban más atrás. No habían podido
asistir al testimonio de su compañera y solamente tras el final de ese proceso
entraron. Leval fue el primero en
hablar.
-¡Vamos a llamar a Giaal, esto hay que celebrarlo!
- Le dejé con Susan para que se ocupase de él.
Supongo que después de su declaración habrán regresado a sus alojamientos. -
Repuso Mazoui indicándoles jovialmente a todos. - ¡Vamos para allá!
Todos
salieron de la sala hacia esa parte de base. Aunque Hazzar que estaba en la
puerta le indicó a Mazoui que se acercase.
-Celebro que todo haya quedado aclarado, mayor.-
Comentó visiblemente satisfecho. -
-Yo también, señor. – Afirmó el chico con patente
alivio y alegría. –
-Ya no creo que haya problema en que su amigo salga
del recinto militar. El contralmirante se lo dijo cuando terminó de declarar y
ahora es algo oficial. Le he preparado una orden firmada por mí. Pueden ir a
sacarle. Desde ahora está en libertad de moverse por toda la zona civil de la
nave.
-Muchas gracias. – Replicó éste saludando de
inmediato, en tanto su superior le daba permiso para irse. -
Los demás le preguntaron la razón por
la que el comodoro le había llamado. Cuando él la explicó cundió aún más la
alegría. Salían ya cuando se toparon con Susan, que justo en ese instante iba a
marcharse. Había estado esperando sentada, fuera, aguardando un requerimiento
para testificar. Aunque hacía solamente unos minutos un oficial salió a decirle
que su presencia ya no sería necesaria.
-Puede irse cuando quiera, alférez.- Le indicó un
teniente.-
-¿Han concluido ya, señor?- Quiso saber la
muchacha.-
-Así es. No tardarán en salir.- Le informó su
interlocutor.-
-Les esperaré, si es posible.- Comentó la muchacha.-
-Haga usted lo que considere oportuno.- Repuso ese
individuo alejándose acto seguido por el pasillo.-
Así que aguardó para saber por boca de sus superiores
lo que había ocurrido. Aunque le hubiese gustado poder testificar en su favor.
-Son excelentes oficiales y muy buenas personas.
Espero que no les castiguen, no se lo merecen.- Deseó.-
No obstante, en cuanto algunos otros oficiales que
salían de allí le comunicaron la resolución se alegró. La joven estaba contenta
de que aquello se hubiera solucionado. Por fin, Leval y los demás salieron. El mayor
O´ Brian se dirigió hacia ella y, entregándole la orden de Hazzar, le pidió que
se adelantase y fuera a sacar de allí al muchacho.
-Me alegra que todo haya ido bien, mayor, teniente.-
Les dijo tras saludar.-
-Muchas gracias, Alférez Hunter.- Sonrió Leval.-
-Tome, lleve esta orden al responsable del barracón
F. Y saque a nuestro amigo de allí.
-Inmediatamente, señor.- Contestó ella con
entusiasmo.-
La chica sonrió visiblemente contenta al ver de qué
se trataba y Mazoui hizo lo propio. Podía sentir que ella se alegraba bastante
más de lo que sería apropiado para una mera guardiana. Ella por supuesto
decidió darse prisa. Le apenaba mucho que Giaal tuviera que estar encerrado,
aunque fuese en las instalaciones militares y no en el calabozo, aunque eso
también se había terminado. Corrió hacia allá. Cuando llegó exhibió ante el
oficial de guardia la orden y éste de inmediato le dio permiso al joven para
salir. Un sorprendido Giaal se levantó de su camastro, la chica entró en la
habitación y le contó lo sucedido. El problema de su cuarentena había terminado.
Ahora empezaba el de su alojamiento y ella, muy amablemente, se ofreció a
buscárselo. Aunque el alíen, tras darle las gracias, le comentó que sería mejor
aguardar allí al resto y así lo hicieron.
-Creo que podríamos reunirnos aquí, charlaremos
todos.
Algo
comenzó a perturbar a Giaal entonces. Era una sensación incómoda e indefinida.
Como si algo malo fuera a pasar. Susan debió notarlo en su cara.
-¿Ocurre algo?- Le preguntó.-
-No,- contestó él enseguida.-
Los dos
continuaron conversando y, cuando los demás llegaron, Giaal le estaba contando
a Susan como tocaba su melodía con la flauta que llevaba para los seres del
planeta donde había estado viviendo hasta entonces, amén de hacer una
demostración. Era una música muy bella y armoniosa, Susan la escuchaba absorta.
Aquella melodía le daba una gran sensación de paz y le alegraba el corazón. Al
igual que a los propios oficiales y soldados de guardia y el resto de los
muchachos que llegaron para oír los últimos compases. Mazoui esperó a que Giaal
terminase y luego dijo esbozando una sonrisa.
- Recuerdo esa música, tu padre la tocaba a veces
cuando descansábamos de entrenar.
- A mí también me suena - confirmó Leval uniéndose a
la conversación. - Sí, es cierto, recuerdo que a mi padre le encantaba
escucharla y también acompañarla él.
- Es la fantasía alada de Ginga número cinco – repuso
el interpelado.- Mi padre la llamaba, el milagro de la Belleza de Andrómeda.
-Es cierto, la música es muy hermosa. Y tú eres tan
bueno tocando como él.- Afirmó Mazoui.-
- Recuerdo que mi padre le alababa siempre.- Terció Leval
riendo ahora cuando añadió.- Siempre decía que Ail era un gran músico y que se
le daban muy bien jugar con la baraja. De hecho, me contó una vez un chiste,
una broma que le gastaba a tu padre.
-¿Ah sí?- Quiso saber Giaal observándole
sorprendido.- ¿Cuál?
- No la entiendo bien, supongo que sería cosa de
ellos. Decía… ¿Cómo le gusta comer a Ail? Y cuando esperábamos la respuesta él
añadía. ¡A la carta!
Para sorpresa de Leval su interlocutor sí que se
rio. Todos se sorprendieron. Era la primera vez que le veían hacerlo. Incluso
tuvo que sujetarse a la camilla de la habitación para no caerse. Tras unos
momentos en los cuales el resto se sonrió también al verle en ese estado,
diríase que tan humano, el todavía risueño joven pudo replicar para explicar a
sus amigos.
-Tiene que ver con la forma en la que mis padres
llegaron a la Tierra por vez primera. Mi madre me contó que ella elegía una
carta del tarot y mi padre tocaba una melodía. De esa carta surgía el ser que
estaba representado en ella y se ocupaba de absorber energía para nuestro
árbol. Cuando Guerrera Luna y las demás les convencieron de que ese no era el
camino adecuado dejaron de hacerlo. Después usaron ese poder y las cartas para
el bien.
- Vaya. ¿Y te sabes esa melodía?- Se interesó
Amatista.-
La chica creía recordar como sus padres le habían
contado algo sobre el resto de sus amigos. Entre ellos le hablaron de esa
curiosa pareja de aliens cuando le desvelaron algunos secretos de sus vidas
pasadas.
- ¡Claro! - sonrió el extraterrestre haciendo una
pequeña demostración con su flauta.-
La música era desde luego melodiosa y animada, tenía
cierto toque amenazador, pero esa impresión pasaba enseguida. De todos modos el
alien añadió.
-Yo no tengo ninguna de esas cartas. Es más, creo
que mi padre las usó casi todas cuando luchó contra los enemigos que le
mataron.
- ¡Cuanto lo siento! - Terció Penélope compadecida
de aquel pobre individuo.-
- No, no te preocupes.- Le sonrió él afirmando sin
ningún tipo de cortapisa.- Mi padre resucitó después.
-Joer. ¿Quién es tu padre? ¿Jesús? -Intervino Tracer
entre incrédulo y divertido.-
Y
mientras tanto Penélope como Sandy y Susan se miraban atónitas. Amatista estaba
algo inquieta, Satory miraba para otro lado y Mazoui carraspeaba nerviosamente.
Leval entonces le susurró a Giaal.
-Mejor no des muchos detalles de esas cosas por
ahora.- Y tras decir esto añadió ésta vez para todos.- Quiere decir que le
dieron por muerto.
-Sí, perdón, a veces vuestro idioma me juega malas
pasadas.- Se justificó el alien para añadir.- Mi padre sí que sabía y todavía
sabe tocar de maravilla. En mi caso simplemente lo hago para distraerme un
rato. Le he estado interpretando algunas tonadas a Susan que ha sido muy amable
al haberme acompañado.
A todo eso la
aludida, sorprendida por la llegada de los demás, se había puesto en pie y
firme ante sus superiores. No obstante, estos no se habían percatado de aquello
hasta que Mazoui se dio cuenta y le hizo una despreocupada seña para que
descansara diciéndole con reconocimiento en su tono.
- Muchas gracias por atender a Giaal, ha cumplido
con su cometido a la perfección, pero aquí no podemos dejarle ya, esto es una
base militar. Habrá que buscarle un apartamento. Por suerte quedan bastantes,
la capacidad de la nave no está al máximo de pobladores ni mucho menos.
- No hay de qué, señor. He hablado con él del tema y
si usted me lo permite yo misma le buscaré algo. - Se ofreció la chica de forma
muy solícita. -
- Tú ya has hecho mucho por mí, gracias - sonrió
Giaal con visible reconocimiento. -
- Eso, no se preocupe alférez. Al quedar
oficialmente autorizado a vivir como un civil más, usted ya no tiene ninguna
obligación de seguir a su custodia. Le buscaremos algo nosotros mismos.- Terció
Leval. –
Susan
iba a contestar, queriendo decir que no era molestia en absoluto. Ciertamente
estaba deseando pasar más tiempo con Giaal. Aunque Amatista se adelantó antes
de que pudiera hacerlo.
- Creo que hay un apartamento libre cerca de mi
casa. No pertenece a los de libre acceso, pero tampoco es nada caro.
-Eso es. Un pisito mono de soltero.- Sonrió Rick.-
- El caso es que yo no tengo de eso que llamáis
dinero. – Objetó Giaal añadiendo con tranquilidad. -No os preocupéis, me puedo
acomodar en el parque.
Todos le miraron atónitos y de inmediato negaron con
la cabeza. Si era necesario compartirían
los gastos, pero entonces Penélope tuvo otra buena idea.
- Oye, ¿no dices que eres médico? - Le inquirió, recibiendo un asentimiento del
extraterrestre, a lo que ella agregó. - Alguien así nos vendría bien en nuestro
departamento. Y, siendo un servicio público, podemos hacer que te engloben en
la categoría de funcionarios con derecho a vivienda gratuita. Y además te
adjudicarían un sueldo.
-Pero no tengo eso que llamáis título.- Recordó el
alien.-
- Es cierto. - Convino Satory con gesto pensativo. –
Pero seguro que si acudimos a las autoridades harían una excepción. Podemos
presentar el trámite ya mismo, con los avales que tiene Giaal, será muy
sencillo conseguirlo.
- Sí, creo que después de lo que ha pasado hasta
Spar le recomendaría. Pues todo arreglado.- Declaró Mazoui añadiendo con la
misma animación que su primo. - ¡Venga, vamos a celebrarlo! Susan, vente con
nosotros.
-¿Señor?,- inquirió ella sorprendida y algo
cohibida. - Yo, no sé si podré, creo que tengo turno de guardia.
-¡No digas tonterías! – rio su interlocutor. - Soy
tu superior, me encargo de poner tus turnos de guardia, y si yo digo que no te
toca, es que no te toca. ¡Si alguien tiene algún problema con ello, que venga a
discutirlo conmigo!
-¡Menudo enchufe tienes, Susan! - Se rio Tracer.-
- Sí, es la ventaja de ser el que manda. Así que
alférez, venga a divertirse con nosotros, ¡es una orden! – Contestó un
divertido Mazoui.-
-Y si tanto le preocupa el protocolo militar siempre
podrá decir que sigue escoltando al señor Ginga. - Comentó Leval de forma
jocosa y todos rieron. -
- Iré encantada, señor.- Aceptó alegremente ésta, que se permitió una leve sonrisa sin poder
evitar ruborizarse. -
-¿Nos podrías hacer un favor, Susan? - Le inquirió
Leval a la chica que enseguida asintió y repuso algo precavidamente. -
- Usted dirá, señor...
- Cuando estemos de permiso no nos llames señor,
¿vale? - Le pidió él con una sonrisa, añadiendo además. - Y no vengas de
uniforme, todos iremos de paisano.
- Muy bien, se...- pero dándose cuenta de lo que iba
a decir se calló a tiempo ante la sonrisa de todos los demás y sólo repuso. -
Vale. Ropa de paisano.
De
ese modo todos quedaron en volver a verse en un cercano pub. Cuando estuvieron
listos fueron de camino por grupos para
encontrarse allí. Las chicas iban juntas, a excepción de Susan.
-¿Habéis avisado a Jen?- Quiso saber Amatista.-
-La verdad, con todo el ajetreo se me ha olvidado.-
Admitió Sandy.-
-La llamaré, quizás quiera venir a tomar algo con
nosotras.- Conjeturó Penélope.-
Marcó
el número de su compañera que ya habría tenido que terminar el turno y cerrar
el laboratorio por esa noche, pero no respondía.
-Bueno, quizás haya quedado con su novio. -Terció
Amatista.- Ese tal…- La muchacha intentaba recordar el nombre pero le era imposible
hacerlo.- No sé…
-¿Su novio?- Comentó una sorprendida Satory.- No
sabía que tuviera.
-Sí, ¿no te acuerdas? creo que una vez vino con él.
Nos encontramos en una cafetería.- Terció Sandy quien, curiosamente, tampoco
podía acordarse de ese hombre.-
Y
eso era raro, normalmente su memoria era excelente, lo mismo que la de Penélope.
Amatista y Satory tampoco eran olvidadizas y lo más curioso es que ninguna
podía acordarse.
-Bueno, quizás esté descansando.- Afirmó Satory
finalmente.-
Todas charlaban distraídamente y en una de esas
conversaciones, Satory miraba a Amatista de una forma algo extraña. Ella se
percató y, apartándose un poco de las otras, le preguntó si ocurría algo. Su
compañera le dijo de un modo algo admonitorio.
- Nosotras somos amigas desde niñas. ¿Por qué nunca
me has hablado de lo que dijiste en la sala?
- Nunca salió el tema, además, yo misma me enteré
hace poco tiempo. La mayor parte de mi vida no lo he sabido. No te enfades
conmigo, por favor. - Le pidió Amatista
con tono algo preocupado. -
- No estoy enfadada,- sonrió Satory apresurándose a
matizar - sólo sorprendida. Prométeme que si tienes problemas con eso o con
cualquier cosa, me lo contarás para que pueda ayudarte.
-¡Pues claro, mujer! – Le sonrió jovialmente su contertulia - no te preocupes.
Lo mismo te digo. Para mí eres como una hermana.
Satory
asintió, aunque el problema que le aquejaba sólo podían resolverlo ella misma y
otra persona. Pero desde aquella cita tan agradable como improvisada que tuvo
con él, era más optimista...
-Sí, ¿por qué no? - Se decía tratando de ser
positiva.- No está interesado por Sandy y esa otra chica parece que está muy
unida a Giaal.- Pensó en alusión a Susan.-
Entre
tanto Gary, Michael y Ginger, habían llegado a la cafetería de ella. El otrora
petulante cinturón azul estaba bastante más conciliador cuando les comentó, diríase
que incluso con gran inquietud.
-Veréis. No es fácil deciros esto. Ni yo mismo me lo
creo del todo. Pero os juro que es verdad.
Y ante
las incrédulas caras de sus interlocutores él les desveló.
-Esta nave está en peligro. Hay un grupo de
traidores ocultos en el interior.
-¡Venga ya! – se rio Michael sin parecer tomar
aquello en serio.- ¿Esto que es, otra broma de las tuyas?
-No, os aseguro que es verdad.- Insistió el chico,
informándoles de seguido.- Han detenido a un invasor que pudo infiltrarse y
precisamente uno de los que les ha ayudado es nuestro distinguido cinturón
negro el teniente Malden. O sea Leval. Y su novia está también involucrada.
-¡Eso es ridículo! - Protestó ahora Ginger añadiendo
con desaprobación.- Mira Gary, sé que te hicieron quedar mal. Y Amatista te dio
una buena lección. Pero eso no es motivo para que vayas propagando esos
infundios.
-¡Tío!, tienes que hacértelo mirar.- Se rio Michael
a su vez.- Esos dos son buena gente, no me creo que sean lo que tú dices.
Aunque
su interlocutor les miró con gesto inquieto y les respondió, dejándoles
atónitos.
-Es que ahí está el asunto. ¡Ellos son inocentes!
Veréis, un tipo muy raro, totalmente cubierto por una especie de túnica, me dio
unos documentos y me dijo que yo podría ser muy importante. El juicio contra
Leval y otro oficial es tan solo una cortina de humo. Yo únicamente tenía que
ayudar a los verdaderos invasores a tomar el control de la nave. Saboteando
algún que otro terminal y sensor. Sé que le ha proporcionado informes parecidos
a otras personas a bordo de la nave y lo más increíble de todo. Ese extraño
tipo me dijo que, si yo cooperaba, podría modelar mi destino a mi antojo. Que
él se ocuparía de darme los medios. Y me lo demostró contigo Ginger.
-¿Conmigo?- Repitió la muchacha sin comprender.-
-¡Venga ya!- Exclamó Michael, cortando la réplica de
Gary.- Nos quieres tomar el pelo, está claro.
-Os aseguro que no. Fue cuando te pusiste enferma.
Ese día que faltaste por aquella gastroenteritis. Él lo provocó.- Afirmó el
muchacho, añadiendo con tinte temeroso en su voz.- Al final le dije que no
estaba interesado. Vale que podré ser muy chulo a veces.- Admitió no sin algo
de rubor.- Pero hay cosas en las que uno no debe meterse. Y aunque no me creáis
en eso, hacedlo en lo de los invasores, es totalmente cierto. Me dijo que
sucedería y que más gente tenía esa facultad que él me había ofrecido, de
cambiar cosas.
Ginger
se quedó estupefacta. ¿Cómo podía saber él aquello? Aunque claro, no fue ningún
secreto. Clarisa se lo contó a las chicas y puede que alguna, quizás Amatista,
lo comentase en clase delante de él. O quizás Gary pasó por el local y su
despistada compañera se lo comentase. En cuanto a esa especie de conspiración,
tampoco le parecía algo plausible. De modo que valoró.
-Esa presunta invasión también suena increíble, pero
si fuera verdad tendrías que notificárselo a las autoridades.- Le cortó Ginger
todavía incrédula cuando casi le retó con su tono. - ¿A qué esperas?
- Voy a hacerlo, pero antes quería vuestra ayuda.-
Contestó el chico. Urgiéndoles con vehemencia ahora.- Tenéis que contactar con
Leval, Amatista y sus amigos…Debéis contarles esto. A vosotros os escucharán. A
mí seguro que no me creerían.
Ginger
le miraba desconcertada. Desde luego que Gary sonaba muy serio. Quizás sería
conveniente advertir a su amiga. Tras disculparse durante unos segundos fue a
consultar su móvil, creía que Amatista le había dado su número, pero cuando se
metió en la trastienda a mirar escuchó un terrible grito de dolor. Salió
corriendo para preguntar.
-¿Qué ha pasado?...
Se
quedó petrificada cuando descubrió a Gary tendido en el suelo entre un charco
de sangre y con un puñal clavado en la espalda. Para mayor horror, Michael le
observaba inexpresivo y al momento enfrentó su mirada a la de ella, sonrió
sardónicamente y sentenció.
-Este tipo siempre fue un idiota. Y para una vez que
le habían dado la oportunidad de ser alguien va y habla demasiado…es una lástima
que te haya complicado a ti…Ahora ya es tarde…para todos.
Su
interlocutora abría la boca sin poder asimilar aun aquella escena. Más cuando
aquel chico al que había creído su amigo avanzaba desapasionadamente hacia
ella, con semblante amenazador…
-¿Qué has hecho?- Chillo horrorizada.-
-Nada que el muy imbécil no mereciera. Lo cierto es
que tenía razón. En las dos cosas. Y una oportunidad como esa es única. Yo a punto estuve de
aprovecharla con Amatista. La tía me pone a cien, ¡está buenísima! Y pude haberla
tenido para mí. Pero alguien lo estropeó. Seguro que fue este idiota. Ahora ya no
volverá a interponerse. En cuanto esos invasores controlen la nave, la tendré
toda para mí.- Sonrió con gesto avieso.-
-Maldita sea.- Suspiró entonces Jennifer.- De modo
que este canalla se ha destapado.-
Quiso
mirar en su libro, pero ahora las páginas estaban en blanco. Era incapaz de
poner nada. Tampoco en su agenda. La chica estaba asustada. El primer síntoma
de que algo iba realmente mal, era que sus compañeras apenas se acordasen de Clyde.
-Haré lo que sea para no perder eso.¡ Ni tampoco lo
demás!- Comentó en voz alta, en la soledad de su habitación.-
Y
al fin hubo algo que pudo poner en esa libreta.
-Lo siento mucho. No tengo otra opción.- Suspiró
resignada y entristecida, una vez acabó, salió enseguida de su apartamento.- Al
menos os diré adiós a la cara como amigas, una última vez…
Unos minutos antes de eso, Penélope y Sandy, habían
estado hablando a su vez. Tras su turno en el laboratorio, Jen se había unido a
ellas. La última les comentó que su novio estaba trabajando y que no podría
acompañarles.
-El doctor Adams no para.- Sonrió Penélope, que
ahora daba la impresión de recordarle perfectamente.-
-Sí, es un hombre muy trabajador. Un encanto. Estoy
muy enamorada de él. Soy muy afortunada de tenerle.- Afirmó Jennifer, quien
pensaba.- Lo lamento, pero es algo a lo que no quiero renunciar, chicas…
A su vez, ajena a esas meditaciones de su compañera,
Penélope reflexionaba sobre los últimos preparativos de su proyecto. Sandy las
escuchaba con aparente atención pero no podía dejar de pensar en Amatista. Esta
y Satory se aproximaron nuevamente a ellas, para saludar a Jen.
-Por fin has venido. ¡No lo puedo creer! - Comentó jocosamente
la francesa.-
-Tenía ganas de estar un rato con vosotras.- Sonrió
débilmente su interlocutora.-
-ya era hora de que te dignases.- Intervino
afablemente Satory.-
Por su parte, y tan pronto como pudo, nada más
llegar al pub, Sandy le dijo a Amatista si podía acompañarla al servicio. Las
demás lo tomaron por alguna confidencia entre ambas y no se metieron en eso,
continuaron hablando sobre lo sucedido en ese extraño pseudojuicio. La francesa
aceptó algo sorprendida y según entraron le preguntó el motivo. Tan pronto Sandy
se aseguró de que el servicio de señoras estaba vacío, le respondió con cierto
tono entre nervioso y culpable.
- No he sido demasiado sincera contigo. En cambio tú
has desvelado tus orígenes por ayudar a Mazoui y Leval mientras yo he tenido
miedo de hacerlo.- Confesó mirando hacia el espejo, de espaldas a Amatista. – Y durante mi declaración llegué a
pensar que me descubrirían…
¿A qué te refieres? ¡Ah!- recordó ella con perspicacia. - Al incidente con Logan...
- Sí, a eso, y quiero que sepas la respuesta a tu
pregunta. Confío en que no sea algo muy difícil de soportar para ti. Por favor,
al menos, prométeme que no huirás.
- Te lo prometo - aseguró su interlocutora que no
podía contener su extrañeza y sobre todo su curiosidad por esa repentina
confesión, se tratara de lo que se tratara. -
- Muy bien allá voy - añadió Sandy con un siseo
mientras se comenzó a dar la vuelta lentamente. -
Al girarse hacia Amatista ésta dio un respingo hacia
atrás por el sobresalto que le produjo ver a Sandy con su forma demoniaca. La
muchacha, sin dar tiempo a que su asombrada compañera hablase, declaró con ese
tono siseante y más grave en la voz.
-¿Lo comprendes ahora? Yo soy como Mazoui. Por eso
él y yo tuvimos esa atracción tan fuerte, nos sentimos profundamente impresionados
el uno por el otro, aún sin saber cómo éramos. Sólo a él tuve valor para
decírselo porque es de mi misma especie. A ti no me atreví hasta que he sabido
que tampoco tú eres humana.
Para
mayor sorpresa de Sandy que incluso se quedó con la boca abierta al ver esa reacción
tan aparentemente tranquila de su interlocutora, al margen del sobresalto,
Amatista suspiró aliviada e incluso rio, comentando con humor.
-¡Qué susto me habías dado! ¡Pensé que querías
insinuarte conmigo o algo así! – Aunque, desde luego, no habrías sido la primera.-
Pensó no sin una rara mezcla de pesar y diversión.-
Fue
Sandy la que ahora pudo sonreír en tanto volvía gradualmente a su apariencia
normal y le preguntaba con estupor.
-¿Te habías pensado que yo era homosexual?
-¡No hubiera sido algo tan extraño!, ¿no? - Le
respondió su compañera con naturalidad. -
- Eso no sería nada malo. Lo preferiría mil veces a
esto. - Declaró la chica, no sin pesar, aunque añadiendo ahora con más ánimo. -
Pero al menos me siento más arropada sabiendo que Mazoui es de mi raza y que tú
tampoco eres humana. Aunque realmente lo pareces. Sin embargo, ahora comprendo
la enorme fuerza que tienes. Recuerdo ese incidente en el laboratorio, cuando
nos enfrentamos antes del accidente y te agarré con ganas. Ninguna mujer normal
hubiese podido soltarse. - Remachó con asombro para preguntar. – Sé que es algo
muy personal, pero tengo curiosidad. ¿Puedes transformarte como lo hago yo?
-No, Sandy. No me transformo ni nada por el estilo.
-Le contestó Amatista con una condescendiente sonrisa, sentenciando. -Yo soy
humana, lo declaré en el juicio y es verdad. Mis ancestros provenían de la
propia Tierra. Quizás con alguna variación genética menor, pero eran humanos
también.
Eso
dejó conmocionada a su interlocutora, ella no lo había escuchado o quizás en
ese momento no prestó la debida atención y lo interpretó mal. Por suerte se
había desvelado ante esa muchacha y ella lo había encajado perfectamente. Únicamente
pudo suspirar aliviada en tanto su amiga le explicaba.
- Lo que ocurrió fue que los antepasados de mis
padres se mudaron a otro planeta. Es una historia muy larga de contar. Algún
día te la referiré entera. Pero no temas, tu secreto está a salvo conmigo.
Mazoui y tú sois muy buenos amigos. No me importa como seáis por fuera. Sois una magníficas personas en vuestro
interior. Y además, no sé si lo sabes, pero Leval mismo por ejemplo, es un
descendiente de los guerreros del
espacio.
-¿Quiénes son los guerreros del espacio? – Inquirió su
atónita amiga con una mirada perpleja.
-
- Una raza muy fuerte, los saiyajin - explicó Amatista
con tono amable. - Más poderosa aún que los demonios. Su madre en cambio es del
mismo planeta que mis padres. Como ves, aquí somos casi todos de fuera o hijos
de gentes que nacieron en otro mundo. No temas, ni te preocupes más. Tenemos
mucho en común.
Su
compañera asintió, parecía haberse librado de un tremendo peso cuando sonrió
con amplitud.
- ¡A este paso va a resultar que la más normal aquí
soy yo!- Declaró con humor haciendo que su compañera riera divertida, aunque
tras unos instantes agregó, ya más en serio. - Siempre he sentido en Leval una
gran fuerza, creo que, tanto tú como él, estáis destinados para algo
importante.- Le reveló Sandy. - Pero si te digo la verdad me preocupa Mazoui,
yo no soy la chica que él necesita, pero creo que Satory, sí.
- Desde luego que a ella le gusta él. Le gusta
mucho. Pero es muy tímida.- Objetó Amatista preocupada. -
-¿Sabe ella cómo es Mazoui realmente? - Preguntó su
contertulia con visible inquietud. -
- No, recuerda que no estábamos en la sala cuando
eso se dijo.
- Ahora comprendo,- repuso la muchacha haciéndose
cargo. - Mazoui tiene miedo a que ella lo sepa, eso debe ser lo que no le deja
dar el paso. Y por desgracia lo entiendo demasiado bien, yo también sé lo que
es amar a alguien y perderlo por esa misma razón.
- Ahora me explico el porqué de tu conducta. ¿No
sabías que hacer, verdad? Con respecto a nosotras y al resto de las personas. Temías
revelarte tal y como eres. - Le dijo Amatista de forma compresiva y amable
haciéndose cargo por entero del terrible dilema que había perseguido a esa
pobre chica. – Lo siento mucho. Ha debido de ser muy duro para ti.
Sandy
la miró a los ojos y asintió lentamente declarando con preocupación.
- Tú, aun sabiendo de que se trata, te has
sobresaltado al verme. Imagina lo que haría cualquier persona normal que no
supiera nada de esto. No ven en mí más que un monstruo. Y si Satory viese a Mazoui, sería terrible, para los dos.
- No infravalores a Satory - le dijo su
interlocutora de forma animosa. - Es una mujer estupenda, muy cariñosa y muy
buena. Y no es de las que se dejan llevar sólo por las apariencias. Ya lo
verás.
- Eso espero - sonrió Sandy más tranquila. -
Amatista
sonrió también pensando en cuán cerca tenía su amiga a Mazoui sin poder ni
imaginarlo siquiera. Ya aclaradas las cosas, se disponían a salir del servicio
cuando Sandy le dio un amistoso golpe de cadera y dijo de forma divertida.
-¿Con que te creías que era lesbiana, eh?, y que
quería enrollarme contigo. ¡Anda que no te das aires, monina! Eso será en tus sueños,
¡ja, ja!
-¡Oye!- Replicó Amatista del mismo modo jovial. – No
es por falta de ocasiones, pero he podido hacérmelo con chicas. De haber
querido, claro.
-¿Y por qué no lo probamos?- Le sugirió risueñamente
su interlocutora, agregando con visible guasa. - Seguro que a tu novio le
pondría mucho.
-¡Anda ya, que sé por dónde vas, guapa! ¡De eso
nada! Leval es para mí sola. - Le bufó Amatista, dándole otro golpe de cadera
en respuesta al sufrido. – Es que ni se te pase por la imaginación…
Sandy pareció querer continuar con la
broma, pero entonces un súbito temblor en el cuarto de baño, que parecía
producto de alguna explosión de gas o derrumbe, sorprendió a ambas.
-Presiento que algo nos amenaza.- Declaró entonces
la morena muchacha mostrando un semblante preocupado. - Es una sensación muy
fuerte.
- Salgamos de aquí, ¡rápido! - instó su compañera. -
Los
temblores aumentaron, Mazoui, Leval y Susan, que habían llegado hace poco desde
la base con Giaal, fueron requeridos de inmediato en sus comunicadores para
presentarse en sus puestos, el enemigo volvía de nuevo. A juzgar por el modelo
de las naves, según les informaron, se trataban de las mismas que les atacaron
en el viaje inaugural. Y estas no sólo habían sorprendido por la fuerza y ferocidad
de sus ataques, sino que incluso habían logrado introducir sus fuerzas de asalto en la propia nave
sembrando el pánico. Mazoui les indicó a las chicas que buscasen refugio
mientras él, Leval, Susan y Giaal, se aprestaron a combatir al invasor. Llegaron
a la base por una zona que aún se hallaba libre de combates. Allí, tanto Zorton
como Freejar les pusieron al corriente de la situación. Los pilotos en su
mayoría habían salido al espacio para luchar contra esas naves pero ahora el
mayor peligro estaba dentro. Mazoui pidió permiso para llevarse a Leval y Giaal
y contraatacar. Zorton se lo concedió de inmediato. Los tres se dirigieron
hacia el centro de la ciudad. A Susan por contra se le ordenó salir con su
escuadrilla. Tuvo que cambiarse su
bonito traje de dos piezas color verde por el uniforme de piloto y salir
a toda prisa.
-No tenemos tiempo que perder. Otra vez será.- Se
dijo la piloto.-
Y
en la cafetería de Ginger, Michael trataba de acercarse a ella pero la joven,
llena de pánico, se parapetó tras unas mesas. El muchacho pese a ello, le dijo
con tono calmado e incluso jovial.
-¡Vamos, Ginger! Me han dicho cosas sobre ti, eres una
buena chica. ¿No te gustaría ser por una vez la protagonista? Tener un novio
atractivo como yo, que además ahora será alguien muy importante…Es una oferta
realmente magnífica. A mí, cuando me la hicieron, no lo dudé ni por un
instante. Y al imbécil de Gary también se la hicieron, pero no….- musitó con
desaprobación.- Tenía que ser escrupuloso y jugar a ser el héroe. ¡Eso no
estaba en el guion!..
-Eres…eres un asesino.- Pudo balbucear la
horrorizada chica, que todavía no podía creer aquello.- ¿Cómo has podido?
Entonces
una cadena de explosiones sorprendieron a ambos…Michael se rio con tono
triunfante cuando exclamó.
-¡Ya llegan! Ahora todo va a cambiar... ¡Ja,
ja!…gracias a sus instrucciones no fue difícil sabotear algunos sistemas para
que burlasen la seguridad.
Pero
Ginger aprovechó ese instante de desconcierto y distracción de su contertulio
para escapar a todo correr.
-¡Espera! Le
gritó él que, finalmente desistió de ir tras ella, dado que varias explosiones
más atronaban la ciudad y comenzaban a llegar las tropas invasoras,
sencillamente se encogió de hombros y suspiró contrario para sentenciar.- Otras
estúpida que se cree que puede ir de heroína. Tendrá lo que se merece. Yo me
quedaré con la otra. Eso me han prometido.
Por
su parte, la aterrada chica corría deseosa de encontrar a Amatista o a
cualquiera de esos muchachos.
-¡Dios mío! Espero que ellos puedan hacer algo.
Avisar al ejército y que defienda la nave. - Se decía en tanto lograba huir a
través del parque en dirección a la zona militar.-
Y
es que esa apacible ciudad estaba convertida de pronto en un campo de batalla,
edificios en ruinas, muerte y desolación. Las fuerzas de defensa interna de la
nave, ya puestas al corriente de lo sucedido, trataban de contener a los
intrusos pero perdían terreno. Logan estaba con las tropas de tierra porque el
ataque le pilló lejos de su base, al ver llegar a Mazoui y los demás se
apresuró a acusarles, esta vez con verdadero temor.
- Lo sabía, después de todo era cierto. Lo habéis
planeado muy bien.
-¡Cállate estúpido!, venimos a luchar contra esos
bastardos.- Le espetó Leval.-
Tentado estuvo de romperle la cara, pero supo
contenerse. Aquellos no eran ni el momento ni el lugar oportunos, pero más le valdría
a ese idiota no tentar más su suerte.
- Ahora no es momento de discutir entre nosotros,
Logan - terció pacientemente Mazoui que remachó sin embargo con un poco
tranquilizador. - Luego te ajustaremos cuentas.
Y sin dedicarle más tiempo a su acusador y
armándose con dos fusiles láser, tanto Mazoui como Leval dispararon hacia un
par de naves enemigas.
- De acuerdo.- Musitó Cedric que hizo lo propio. -
Vamos a ver si es verdad lo que decís.
De
las naves invasoras descendieron multitud de humanoides con una especie de
traje de astronauta, y lo que parecían androides. Ambos disparaban rayos de
energía con sus armas contra los defensores. Atrapados en un callejón, Logan,
una compañía de soldados, Leval y Mazoui repelían el asalto. Pero de pronto, Leval
le dijo a su primo como si súbitamente hubiese caído en la cuenta de algo.
- Oye Mazoui ¿No crees que estamos haciendo el
idiota? - Para subrayar su aseveración, tiró su fusil al suelo. -
- Sí, ya lo creo...- convino el aludido que hizo lo
mismo. -
-¿Pero qué estáis haciendo? - gritó Logan incrédulo
de lo que veía - ¿Os habéis vuelto locos?
-¿Querías saber lo extraterrestre que soy?- le
inquirió Leval de modo irónico y
agregando con regocijo. - Ahora lo verás - y se transformó en súper guerrero
ante el asombro de todos los que le rodeaban excepto su primo. -
- Mira, así es como se pone un demonio furioso -
añadió Mazoui que adoptó su forma demoniaca ante el aterrorizado Cedric. Sin
embargo, su interlocutor le sonrió mostrando sus colmillos para advertirle de
nuevo, con sorna. - Así podrás hablar por experiencia propia, ya sabes con lo
que te metes. Te aconsejo que lo recuerdes antes de volver a hacernos enfadar
¡y ahora, vamos a por ellos! - arengó a su primo. -
Mazoui
y Leval salieron volando y lanzando rayos que devastaban las filas enemigas.
Los asombrados soldados pidieron a Logan órdenes. Cuando éste al fin reaccionó
dijo resignado, gritando a su compañía.
-¡Qué demonios,
después de todo están de nuestro lado, cubridles! , aunque no creo que
lo necesiten.
Por
todos lados de la nave el combate se endureció. Mientras, en el espacio, Susan,
Tracer y otros pilotos que fueron capaces de salir en sus cazas, luchaban
denodadamente por destruir a las naves enemigas. En la sala de navegación,
entre tanto, y aun no advertido por nadie, la esfera que Mazoui y Leval
trajeran indicó a lo lejos en el espacio la existencia de otro planeta…Por su
parte las chicas corrían en medio de ese caos.
-Vamos, por aquí.- Indicó Sandy guiando al resto
usando sus percepciones.- Esta zona es
más segura.
Las chicas se refugiaron en una zona apartada de los
combates llevando a cuantos civiles indefensos pudieron. Amatista y Sandy
encargaron a Satory, Penélope y Jen que les cuidasen, antes de que estas
pudiesen reaccionar salieron. Amatista se transformó en justiciera sorprendiendo
nuevamente a Sandy. Para luchar contra los invasores, su amiga adoptó su forma
demoniaca, ambas intervinieron en el combate eliminando a muchos de esos
soldados de asalto y salvando a cuantos civiles pudieron.
-Cerca de aquí hay una escuela. Tenemos que
asegurarnos de que los niños están bien.- Dijo Amatista con el asentimiento de
su compañera.-
Las
dos se dirigieron para allá, aunque Sandy se detuvo en una cercana tienda de
juguetes que estaba casi destruida.
-¿Qué estás haciendo? No hay tiempo que perder.- La
urgió La dama del Viento.-
-Espera, es solo un momento.- Le pidió la muchacha.-
Y tras unos segundos de rebuscar pudo encontrar una
máscara que su puso. Ante la sorpresa de su compañera por semejante acción, le
explicó.
-No creo que fuera una buena idea el ir a salvar a
unos niños con mi aspecto demoniaco. ¿No crees? Iba a darles más miedo yo que
los invasores.
Amatista asintió y rápidamente las dos reanudaron la
carrera hacia la escuela. Aunque tuvieron que detenerse al ser atacadas por un
grupo de enemigos que disparaban rayos de energía. Ambas contestaron al fuego.
-¡Agáchate!- Le gritó Sandy a su compañera.-
Ésta
lo hizo al punto para eludir una descarga
de energía de uno de aquellos invasores que destrozó un cercano muro.
Sandy por su parte repelió el ataque y con sus rapidísimos reflejos esquivó
otra. Corrió hacia ese extraterrestre y,
sin darle tiempo ni a reaccionar, le golpeó en la cabeza con una piedra
derribándole. Sin embargo, estaba a punto de avanzar cuando algo la detuvo. Por
un momento se quedó desconcertada. Juraría haber oído una voz en su cabeza. Era
femenina y solamente le advirtió…
-¡Espera! ¡Ten cuidado!...
Y al
frenarse en seco evitó por poco una descarga de láser que la habría fulminado
de haber proseguido su marcha. Enseguida se parapetó tras una pared medio
derruida…
-¿Qué fue eso?- Se dijo atónita.-
-¿Qué pasa, Sandy?- Quiso saber Amatista que
mantenía su posición defensiva en tanto trataba de lanzar rayos contra sus
adversarios.- ¿Estás bien?...
-Sí, por fortuna. No sé, sentí como si alguien me lo
hubiese advertido…
-Serán tus percepciones. Eres una chica con suerte
de poseer ese don.- Sonrió su amiga.-
-Sí, eso debió de ser.- Replicó la joven sin pensar
más en ello.- Vamos, parece que se han replegado. - Indicó.-
Y las dos aprovecharon unos momentos de descuido de
sus enemigos para salir corriendo y perderse por otras calles adyacentes, lejos
del fragor de la lucha. Irían a la escuela por una ruta más larga pero más
segura. Entre tanto, sus compañeras comenzaron a pensar en sus trabajos de investigación.
-Tenemos que dejar en sitio seguro a esta gente y
tratar de proteger los experimentos. Hay que ir al laboratorio. - Les indicó
Penélope –
Satory asintió, cuando entre todas dejaron a esas
personas en un refugio cercano retornaron a su lugar de trabajo. Estaban
abriendo las puertas y subiendo la mampara de seguridad para acceder a la zona
de experimentación avanzada cuando Jen se dirigió a ambas, y su tono de voz fue
sorprendentemente cortante al ordenarles.
-¡Apartaos las dos de ahí!
Sus compañeras la miraron sin comprender pero
quedaron anonadadas cuando descubrieron que las estaba apuntando con una
especie de pistola. Entonces, aunque con más serenidad y consideración,
Jennifer les dijo.
-Lo siento muchísimo, chicas. No quería que esto
terminase así. Pero no tengo otra opción.
-Pero. ¿Se puede saber qué estás haciendo?- Le inquirió
Penélope entre indignada y sorprendida por aquella forma de actuar. –
-Aquí hay una serie de datos y de experimentos que
mis aliados apreciarán.- Fue la réplica de ella, que ahora las apuntaba más
agresivamente para ordenarles. – Vamos, atrás. Tumbaros en el suelo.
Y como sus compañeras no la hicieron caso en
principio, Jen disparó a los pies de ambas abriendo un agujero de respetables
proporciones en tanto insistía con mayor agresividad.
-No os lo volveré a repetir. ¡Vamos!
Las dos mujeres finalmente obedecieron, Jen pudo así
sacar su Tablet y comunicar, esta vez con el manos libres, y para horror de sus
hasta entonces compañeras, éstas pudieron escuchar una átona y grave voz que parecía de un hombre,
declarar.
-Buen trabajo, Jennifer. Ahora llegan nuestros
soldados a asegurar la zona.
-Gracias, señor. Espero que todo siga conforme a lo
estipulado.
-¡Oh sí!- replicó éste que afirmó con regocijo. – El amo Gralas
estará muy complacido.
-¡Maldita traidora! – Pudo espetarle Penélope sin
dar crédito a lo que oía. –
-Y pensar que me eras tan simpática. – Añadió Satory
para remachar con triste sarcasmo. - Incluso te llamas igual que mi madre.
-No espero que me comprendáis. – Repuso la aludida
con tono apagado.- Es por el bien de la historia.
-¡La historia te recordará como una rata miserable
que vendió a los suyos al enemigo! – Escupió su hasta entonces jefa tratando de
verle la cara. – ¡Eso es lo que eres...una rata!
-Al menos me recordará. – Suspiró ésta sin querer
sostener aquella mirada de desprecio de su interlocutora. –
En eso, un grupo de soldados invasores entró en el
laboratorio comenzando a registrar el lugar y llevándose todo lo que les
pareció de utilidad ante las impotentes e indignadas miradas de Satory y
Penélope que nada podían hacer para evitarlo.
-¡Malditos seáis! - Espetó la doctora Winters temblando
de rabia.-
Ajenas
a eso Amatista y Sandy llegaron al colegio, aunque para su alivio los críos
habían sido ya evacuados y llevados a un refugio. Las medidas defensivas
estaban activadas y algunos portones se habían cerrado para sellar sectores
completos de la gran nave. A lo lejos podían oír el fragor de la lucha entre las
tropas invasores y las fuerzas de defensa. Hasta aquella canción que cantase
Amatista en el festival sonaba en la lejanía tratando de infundir moral a los
soldados que peleaban contra el enemigo.
-Te has vuelto realmente popular.- Comentó Sandy,
aunque sin el toque de humor que podría haber acompañado a esas palabras. Más
bien era de ánimo al sentenciar.- Cualquier cosa que sirva para elevar nuestra
moral en estos instantes es buena. Estoy feliz de pelear a tu lado. Eres una
chica muy valiente.
-Gracias. Lo mismo digo.- Sonrió débilmente su
contertulia, quién no tenía tiempo de sentirse halagada en medio de toda
aquella brutalidad y añadió convencida. - Hagamos lo posible por salvar a cuanta
más gente, mejor.
Pero, por desgracia, multitud de cadáveres de personas
sorprendidas por ese ataque tachonaban ya las calles. Sin embargo, no todos
estaban muertos. Sandy pudo auxiliar a algunos emitiendo una suave dosis de
energía que les hizo estar mejor. Amatista llamó a los servicios sanitarios que
respondieron al rato. Las dos mujeres aseguraron la zona intentando poner a
cubierto a cuantas personas pudieron. Fue entonces cuando la justiciera vio a
Ginger, que se arrastraba gravemente herida dejando un reguero de sangre oscura
a modo de terrible rastro. La pobre muchacha había perdido las piernas a la
altura de las rodillas, víctima seguramente de una explosión.
-¡Dios mío!- Pudo exclamar Amatista corriendo a su
encuentro y levantándola entre sus brazos.- Gin... Aguanta. No te preocupes,
estamos aquí.- Le dijo quitándose su antifaz para revelarse ante su agonizante
amiga.-
-A…Amatista…- Pudo suspirar ella apenas sin fuerzas,
para musitar.- Michael nos ha traicionado… él mató a Gary… él…
- No hables, por favor… ¡Sandy! – Gritó la
justiciera reclamando a su compañera que acudió rauda, tan horrorizada como
ella al ver el terrible estado en el que se encontraba esa pobre chica.- Haz
algo…
Amatista
entre tanto trató de presionar sobre aquellos muñones para evitar que la sangre
siguiera saliendo. De inmediato la morena científica emitió energía al máximo
de su poder para tratar de cortar las hemorragias que sufría aquella destrozada
chica. Pero, muy apenada, dedicó una mirada a su compañera y movió la cabeza.
Eso estaba mucho más allá de sus posibilidades.
-Te pondrás bien. Tienes que aguantar un poco más,
Ginger - era lo único que Amatista acertaba a decirle a su amiga entre
lágrimas.- ¡Aguanta!..
La
joven justiciera estaba desesperada, lloraba horrorizada por aquella visión tan
dantesca, pero se obligó a permanecer serena. No podía permitir que sus
sentimientos la desbordasen. ¡Era una luchadora de la justicia! Entonces
recordó… ¡las alubias! Se palpó en su uniforme y en un pequeño bolsillo con
cremallera que tenía en una de sus botas descubrió un par de ellas. Suspiró
aliviada y se la introdujo en la boca a aquella convaleciente suplicándole con
vehemencia.
-¡Come esto, Gin, mastícalo bien y trágatelo!…confía
en mí…
La
aludida estaba al borde del colapso, pero afortunadamente en un acto reflejo
masticó y tragó. Al cabo de unos instantes los resultados fueron sorprendentes.
El color volvió a su hasta entonces demacrado rostro y todas sus heridas se cerraron.
Sandy observó aquello con la boca abierta…
-Pero… ¿cómo has hecho eso?…- Fue apenas capaz de
preguntar.-
- Ahora no tenemos tiempo para explicaciones.
Tenemos que llevarla a un hospital.- Pudo decir Amatista.-
Aunque, para alegría de ambas, los servicios médicos
llegaron, reforzados por una compañía de soldados que protegió el lugar,
devolviendo el fuego al enemigo que se aproximaba. Las dos muchachas decidieron
dejar a Ginger a su custodia. Amatista se puso nuevamente su antifaz y tras
apretar una de las manos de su amiga entre las suyas la sonrió animosa
declarando.
-Ellos cuidarán de ti, te pondrás bien pronto, ya lo
verás…
Y
no hubo tiempo para que esa joven replicase, fue rápidamente trasladada en
ambulancia deslizador junto con otras personas en grave estado. Amatista
deseaba acompañarla pero se daba cuenta de que, en ese momento, era necesaria
su presencia en el fragor de la batalla. Sandy pareció intuir lo que su amiga
pensaba, dado que le dijo tratando de animarla.
-Hemos hecho lo que hemos podido por ella. Ahora
debemos tratar de auxiliar a más personas.
La interpelada asintió. De modo que
junto con su compañera luchadora corrió de vuelta hacia su laboratorio.
-Espero que las otras estén bien.- Pudo decir con
gran sentimiento de inquietud entre jadeos por la carrera.-
-Tenemos que dar con ellas como sea.- Comentó Sandy
del mismo modo.- Tengo un mal presagio.
Su amiga asintió y a ello fueron. Ajenos a esa
situación los muchachos combatían fieramente al enemigo. Y no muy lejos de ellas,
entre el caos de los disparos, explosiones e incluso las canciones de Amatista
que sonaban a todo volumen por la megafonía, Leval destrozaba las naves
invasoras con gran celeridad esquivando los rayos de éstas. Las armas ligeras
del enemigo como fusiles láser ni se molestaba en esquivarlos, no le hacían ningún
daño. Sólo sintió un leve pinchazo. En su hombro derecho se había clavado un
minúsculo dardo. No le dio importancia y siguió luchando tras arrancárselo.
Mazoui tampoco tenía serias dificultades, liquidaba sin problemas a todos los
invasores que se le interponían. Cubriendo al mismo tiempo a las columnas de
soldados que le apoyaban. Era el mismo Logan quién se ocupaba ahora de dar las
órdenes de disparar y de cubrirse a sus tropas.
-¡Vamos, avancen! - Indicaba el rubio piloto con su
pistola desenfundada al tiempo que él mismo seguía a Mazoui en tanto éste les
iba limpiando el camino.- Fuego de cobertura…
De este modo al cabo de unas dos horas, y gracias en
su mayor parte al decisivo desequilibrio de fuerzas que produjeron ambos, la
victoria era prácticamente total en el interior. La Dama del Viento y su
enmascarada acompañante lucharon también con mucho valor de regreso a su
laboratorio logrando rescatar a varios civiles más en tanto el enemigo se retiraba.
Entonces fue Amatista quién descubrió a Michael, pese a que el chico estaba
parapetado tras unos árboles caídos. La joven fue a por él de inmediato
derribándole de una rápida patada.
-¡Maldito traidor! – Escupió furiosa en tanto su
oponente trataba de recobrarse de aquel golpe.- ¡Lo sabemos todo, todo!
-Veo que ya viste a la chismosa de Gin, ¿eh?- Se
sonrió él cuando pudo incorporarse.- ¿Todavía está viva?...
Más
soldados enemigos se aproximaban. Las chicas tuvieron que apartarse cuando
estos hicieron fuego. Michael por su parte se reía tras esos troncos y
declaraba.
-¡Qué pena, Amatista!, porque está claro que eres
tú. Una chica tan guapa y que está tan buena… No seas tonta, únete al bando
ganador. Mira, tú y yo podríamos pasarlo muy bien los dos juntos. Él me ha
prometido que podré tenerte…lo que el imbécil de Gary no se atrevió a pedir por
su ridícula ética y eso que le ponías mucho.
-No sé de dónde sacas esa sarta de estupideces, pero
jamás estaría con un cerdo como tú.- Replicó ella tras la protección de varios
árboles derribados.-
-¡Oh, sí que estarías! De hecho pudiste haberlo
estado en el gimnasio si no me lo hubieran impedido.
-¿De qué estás hablando, canalla?- Quiso saber ella
con una mezcla de repugnancia y estupor.- Yo jamás habría hecho nada de eso con
un tipejo como tú.
-Despierta no. Pero estabas bien dormidita aquella
tarde en la que fuiste a nadar vestida de amazona. ¡No veas como me pusiste! - Le
confesó él sonriendo con gesto avieso.- Por desgracia, esa zorra estúpida te
despertó.
-¿Jen?- Inquirió la joven, recordando aquello
ahora.-
- Exacto. Aunque no te preocupes, monada.- Se burló
él para afirmar.- Si no eres tú pues me quedaré con alguna de tus amiguitas.
Esa morenaza por ejemplo.- Añadió señalando a Sandy que, tras su máscara,
sonrió con desprecio.- Está también muy buena.
-Así que me quieres ¿eh?- repuso ella con su tono
gutural de voz, dado que volvía a adoptar su apariencia demoniaca.- Bien, pues
puedes tenerme…creo que no es mal negocio…
Y
con una agilidad felina saltó sobre la barricada que protegía a ese chico, se
plantó ante él y sonrió. Michael le devolvió el gesto encantado.
-Tú eres mucho más lista que tu amiga.- Afirmó él
con aprobación.- Podrías tener un magnífico futuro a mi lado.
-¿Ah sí?- Replicó ella con voz melosa, inquiriendo
con aparente interés.- ¿Cómo de magnífico?
Michael se deleitaba en contemplar a esa bella
enmascarada, con ese cuerpazo que ahora translucía claramente sus encantos
merced a algunos desgarrones y roturas de su vestido, fruto de la batalla.
-Sandy ¿Qué
haces?- La inquirió una desconcertada Amatista. Deseando que su compañera no
fuese otra traidora.- ¿No puedes estar hablando en serio?
- En cuanto venzamos tendremos ocasión de disfrutar
los dos juntos…- Le propuso Michael a esa joven, ignorando a la otra muchacha.-
Ya lo verás.
-Bueno, ¿para qué esperar? ¿Y por qué no empezamos
ya?- Replicó ella sonriendo, aunque para sorpresa de su contertulio, dos largos
colmillos sobresalían ahora de su boca.-
El
atónito chico se percató a su vez de que el negro pelo de esa joven era ahora
de color rojizo. Pero quedó horrorizado cuando ella se quitó la máscara
exhibiendo aquellas fauces y esos ojos rojos color sangre.
-¿Pero qué demonios eres?- Exclamó dominado por el
horror.-
- Justamente eso mismo.- Contestó ella con regocijo
por una vez, en esa clase de situaciones, según sentenciaba.- Ahora tengo mucha
hambre…y tú me servirás…voy a disfrutarte mucho, ya lo verás…
Ciego
de pánico, Michael saltó de la protección del parapeto corriendo hacia campo
abierto. Pero fue un error fatal. Los mismos soldados que él saludaba como
aliados le dispararon sin dudar cuando le vieron correr, tomándole de seguro
por algún aterrado habitante de la ciudad que escapaba de la invasión. El tipo
cayó fulminado tras haber apenas avanzado unas pocas decenas de metros. Sandy
se reunió con su amiga y comentó con sorpresa y pesar.
-No quería que sucediese eso. Solamente iba a tratar
de sonsacarle información.
-Lo sé. No es culpa tuya. No te preocupes más por
él, un miserable traidor como ese no merecía otra cosa.- Repuso inflexiblemente
su amiga sin dedicarle más importancia al asunto.-
Pese a esas palabras que había pronunciado Amatista
estaba realmente impactada por todo aquello, no le agradaba ver morir a nadie. Aunque
fuera un ser despreciable como ese. Pero debía ser fuerte. Por su parte, Giaal
que, aunque no lo pareciera hasta el momento, también era un diestro guerrero,
ayudó a un destacamento de soldados a repeler un feroz ataque y atendió a los
heridos. Gastó la mayor parte de sus alubias y curó a otros con su aura. Todo
aquello le valió el agradecimiento y la admiración de esa tropa.
-Muchas gracias, señor.- Le susurró un cabo que
había sido malherido.-
-No hay de qué. Para eso estoy aquí.- Le sonrió
animosamente el alien.-
Así, tan pronto se hubo normalizado la situación en
casi toda la nave, Leval y Mazoui pensaron que era momento de pasar a la
ofensiva. Sin perder ni un instante corrieron a su base, de allí fueron raudos
a ver al doctor Adams. Este se hallaba a salvo junto con otros científicos,
trabajando en las contramedidas de esa invasión.
-Doctor, necesitamos esos trajes.- Le urgió Mazoui.-
-Están en el almacén especial. Tendremos que llegar
hasta allí, pero la zona ha sido dañada.- Opuso este.-
-No se preocupe por eso. Únicamente díganos dónde
están.- Le pidió Leval.-
-¿Saben si las chicas están bien?- Quiso saber el
científico.-
-¿Las Fairy Five?. Lo estaban cuando las vimos antes
de ir a luchar.- Afirmó Mazoui.-
-He tratado de contactar con ellas, pero no hay
respuesta.- Comentó el científico.-
-No tema. En cuanto hayamos acabado con esos
bastardos iremos a ver cómo están.- Afirmó Leval, confesándole no sin
preocupación.- Mi novia está allí. Y las demás son buenas amigas nuestras. No permitiremos
que les suceda nada malo.
-Usted trate de insistir. Llame a su laboratorio por
la línea de emergencia. Puede que la otra haya sido destruida.- Conjeturó Mazoui.-
-Lo haré.- Convino este.- Salgan por el pasillo
anexo al laboratorio. Por allí hay un sector que está más protegido. Acortarán
camino y podrán llegar al cuarto donde se guardan los trajes.- Les indicó Adams
quien además les dio la clave de apertura del reciento que los custodiaba.-
Los chicos atendieron a las explicaciones y una vez
recibidas partieron raudos. Pudieron llegar sin problemas, dado que ese lugar
había quedado, en efecto, resguardado de los ataques.
-Aquí están.- Señaló Mazoui, al descubrir una gruesa
puerta con un ojo de buey a través del que podía vislumbrarlos.-
No tardó en teclear la clave. La puerta
se abrió sin problemas. Los chicos se pusieron sus trajes espaciales diseñados
para la lucha y se dispusieron a participar en la batalla que todavía se
libraba en el exterior. Listos para apoyar a sus compañeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)